#el rosario de los niños
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A fines de mayo, tuve la oportunidad de visitar la fascinante arquitectura moderna de Santa Rosa, la capital de La Pampa, y también de conocer en vivo la obra de Santiago Swinnen. Nacido en Bélgica en 1933 y criado desde niño en Jáuregui, en 1958 desembarcó en una ciudad que contaba con unos 23000 habitantes. En ese momento, la Casa de Gobierno estaba en construcción bajo la dirección de Clorindo Testa y dentro de su equipo, se encontraba un profesor de Jaak en la UBA, quien lo recomendó para la Dirección de Arquitectura provincial. La Pampa había dejado de ser Territorio Nacional en 1951, necesitaba obras públicas y así fue cómo SS encontró su lugar en el mundo. Durante la década de 1960, Swinnen recibió encargos privados en Santa Rosa y otras localidades de La Pampa. Su primera obra en la ciudad capital fue la casa del Dr. Srur (6) en 1960 y el diseño del Barrio Calfucurá con 80 viviendas en 1967 (7). Pero la obra que marcó su carrera y el horizonte de Santa Rosa fue la remodelación de la Catedral, que ya había comenzado a construirse. Swinnen tuvo la audacia de introducir una fachada completamente moderna en un contexto religioso. Utilizó hormigón armado para crear una estructura con aires brutalistas, que destaca por su expresividad y sobriedad al mismo tiempo. Cada hexágono en el frente simboliza a uno de los apóstoles, mientras que el de la corona representa a la Virgen y el de la cruz a Jesucristo. Swinnen no sólo transformó la Catedral, sino también la arquitectura religiosa en La Pampa. Sus refacciones y ampliaciones de iglesias existentes mostraron su creatividad y sensibilidad únicas. Un claro ejemplo es la Iglesia Nuestra Señora de Fátima en SR (8,9) o la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Macachín. (10) A partir de 1970, Swinnen se mudó con su familia a una casa que él mismo diseñó camino a Toay, cercana a los médanos, donde siguió trabajando y desarrollando su otra pasión: la pintura. A principios de 2023, esa vivienda fue comprada por el futbolista Alexis Mac Allister y sus hermanos. Santiago Swinnen falleció en Santa Rosa en 2010, dejando un legado que perdura en toda la provincia.
Fuentes:
Tras las huellas de “Jaak”, Revista 88x96, mayo 2022. La Catedral de Santa Rosa: construir en el cielo - @lapampanoticias . Ana Pessio @anaabra abril 2022. Los hermanos Mac Allister compraron Vuriloche, la emblemática Quinta de Swinnen - @datapatagonia , febrero 2023.
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“Recuerda que nada es pequeño a los ojos de Dios. Haz todo lo que haces con amor”
Santa Teresa de Lisieux
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Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz o simplemente Santa Teresita, fue una religiosa carmelita descalza francesa, nacida en Alenzón, Normandia en enero de 1873. Declarada santa en 1925 y proclamada doctora De la Iglesia por el papa Juan Pablo II en 1997.
Fue hija de Luis Martin y de Marian Celia Guérin, (ambos canonizados en 2015). Los cuales concibieron 9 hijos cuatro de los cuales murieron a corta edad. Sus sobrevivientes, todas niñas, llevaron una vida rodeada de virtudes y santidad, visitaban enfermos, hacia obras de caridad, rezaban diariamente el rosario y acudían a misa cada dia a las 5:30 de la mañana. Los padres fueron considerados un modelo de santidad.
Cuando Teresa tenía 4 años, su madre Celia muere de cáncer de mama en agosto de 1877 y su padre y hermanas se trasladan a la ciudad de Lisieux, en donde residía la familia de su esposa, quienes habían prometido a Celia cuidar de sus hijas.
Su vida en el colegio es difícil a pesar de ser una niña tranquila y pacífica, llora por que no se atreve a quejarse del maltrato de sus compañeras mayores, y durante esta época encuentra refugio en la lectura, y comienza a sentir una gran admiración por Juana de Arco.
En octubre de 1882, su hermana Paulina ingresa en el Carmelo de Lisieux bajo el nombre de Sor Ines de Jesús, lo que representó para Teresa una segunda perdida de una madre, su salud empieza a cambiar de manera extraña, y se le diagnostica una reacción a una frustración emocional con un ataque neurótico.
Varias veces al dia Teresa sufre de temblores nerviosos y ataques de terror, y durante meses sufrió de dolores de cabeza y alucinaciones.
En 1886, su hermana mayor Maria ingresa también a la orden en el Carmelo de Lisieux lo que la hace recaer en depresión. Teresa pide a sus hermanos que murieron aun muy pequeños que intercedan por su alma operando en ella un cambio significativo.
En la navidad de 1886, Teresa experimenta una gran conversión, argumentando haberse hecho fuerte, valiente y olvidada de si misma, y como ella misma escribiría; “Sentí, en una palabra, que la caridad entraba en mi corazón, la necesidad de que me olvide de buscar agradar, y desde entonces yo fui feliz."
En abril de 1888, Teresa ingresa a la edad de 15 años en el monasterio de las carmelitas descalzas de Lisieux, comenzando así su postulado.
En 1890 lee las obras de San Juan De la Cruz al que convirtió en su maestro espiritual llevando una vida meditativa y de contemplación.
En 1894, y después de 6 años reconoce que la dificultad para alcanzar su propia santidad, y descubre lo que posteriormente llamaría “el caminito”, en donde sus limitaciones se convierten en su alegría mas que en desaliento, y en sus manuscritos empezará a firmar sus cartas añadiendo regularmente la palabra “pequeña” antes de su nombre.
En 1896 Teresa sufre un primer ataque de hemoptisis, una enfermedad del aparato respiratorio la cual aprovechó para demostrar su confianza inquebrantable en Dios.
En 1897 a la edad de 24 años, la enfermedad se recrudece y sin embargo se le pide continue escribiendo sus memorias, muriendo de tuberculosis en julio de 1897.
Después de su muerte esos manuscritos fueron publicados bajo el titulo de “Historia del Alma”.
Poco después de la publicación de sus manuscritos, surge lo que es llamado “Un Huracán de Gloria”, y cientos de peregrinos de toda Francia y de otros países llegan a Lisieux sobre la tumba de la pequeña Carmelita. Es especialmente durante la Primera Guerra Mundial cuando cientos de soldados franceses cargan en sus bolsillos imágenes de Teresa y una versión corta de su autobiografía llamada “una rosa deshojada”.
Al finalizar la guerra, recibe como ofrendas, las condecoraciones de los soldados, por los favores recibidos durante el conflicto bélico.
En 1927, es proclamada patrona de las misiones a pesar de no haber abandonado nunca el convento, ya que siempre rezaba por los misioneros.
Luego de su beatificación aparecen cientos de testimonios sobre prodigios y milagros de los cuales dos de ellos sirven para alcanzar la canonización.
En octubre de 1997, durante las celebraciones del primer centenario de su muerte, el papa Juan Pablo II la proclamó Doctora De la Iglesia Universal, siendo la tercera mujer, junto con Santa Teresa de Jesús y Santa Catarina de Siena en recibir esta distinción.
Actualmente, la Basilica de Santa Teresa de Lisieux, es uno de los edificios más grandes de Francia, y el segundo lugar de peregrinación más importante del país después del Santuario de Lourdes.
Fuente: Wikipedia
#francia#frases de reflexion#citas de reflexion#citas de la vida#notas de vida#lideres espirituales#religiones#frases celebres
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HEADCANON'S KIKI DE ARIES.♈️🥰
Nació el 1 de Abril de 1978.
Nació en el Tibet, cerca de la frontera de India y China.
Su nombre real era : Tenzin Kumar "Kiki"
Su madre era una noble (Princesa) de clan : Akyong y su padre, un principe menor de clan : Ber.
Sus padres murieron durante un revuelta del ejército de China en el tibet.
Fue adoptado por Mü de Aries, cuando solo tenia 2 meses de nacido.
Ver a Mü de Aries como su Padre y a Shaka de Virgo como su padre Adoptivo.
Ver a Shion de Aries y Dohko de Libra como sus abuelos adoptivos.
Su color favorito es el rojo.
Durante su niñez no fue vegano, fue vegetariano.
Heredero la armadura de Aries, tras la muerte de su maestro/Padre: Mú en la guerra Santa contra Hades en 1990.
También heredero la armadura de barril (Armadura que se utiliza para reparar otras armaduras)
Es Homosexual (Nunca sintió atracción por las mujeres).
Sabe hablar cinco idiomas: Español, Latín, Griego, Francés y HINDÚ.
también sabe escribir en estos cinco idiomas.
Su comida favorita es la sopa de Zanahoria y Betabel.
Su Vegano por respeto a los animales.
Sus mejores amigos son : Gembu de Libra y Hambiger de Tauro.
su única pareja siempre fue : Fudo de Virgo.
Él nunca estuvo de acuerdo con la traición de dios Marte contra su Diosa Athenea.
No tenía una buena relación con Amor de Piscis, por que este tenia ideas que aventaba contra Athenea.
Siempre supo que Tokisada de Reloj y Sonia de Avispón no se merecía, las armaduras de Acuario y Escorpio, por sus malas acciones.
Conservaba uno de los trajes tibetanos de su Padre: Mü y el Rosario de 108 cuentas de su padre adoptivo: Shaka de Virgo.
Su relación con Fudo es similar a la que llevaba su Padre Mü, con su padre Shaka: amorosa pero respetuosa y leal.
Apoyo que su amigo Hambiger fuera el nuevo patriarca de Santuario, por que tenia más madurez y poder para ocupar el cargo.
Su relación con Shiller de Cáncer siempre fue tensa, por que este tenia las mismas ideas sobre la muerte, que el antiguo Cáncer: Dm.
Le desagradaban demasiado pasar por Geminis por que : Paradox, luego no acosaba con palabras de doble sentido.
Su bebida favorita es : la agua fría de Fresa.
Su relación con Fudo empezó desde que ambos era adolescentes de 15 y 17 años.
Es el unico que puede controlar a Fudo, cuando tiene arranque de ira.
Consideraba que Iona de Capricornio y Micenas de Leo fueron impulsivos y no pensado en sus peleas con los guardianes de Marte.
Siempre le fue leal a Athenea desde que era niño.
Su tipo de Sangre es O+
Su postre favorito son las avellanas con chocolate.
Le gusta las canciones de Madonna y de Britney Spears.
Si fuera Kpoper, sería Blink.
Le gusta ver películas de terror y Romance.
Le gusta leer libros de Stephen King.
Ver a su amada Raki, como su hija.
#los caballeros del zodiaco#saint seiya#yaoi boys#yaoihard#SAINTSEIYAOMEGA#Aries Kiki#ARIES X VIRGO#Virgo Fudo#Hambiger Taurus#SEIYA SAGITARIO.
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UN MENSAJE DE DIOS 1/2
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Pairing: Sigtryggr x fem!reader
Sinopsis: cuando los daneses asedian la capital de Wessex con Dynah dentro, no queda otro remedio que rendirse. Así hacen, separan a la familia real de la clase baja. Aún con esas, el líder de los daneses parece atraído por la idea de aprender.
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Valhalla.
Una palabra con tanta fuerza, pero a la vez vacía. Poderosa, para aquellos que desafiaban las órdenes de la hermandad y la palabra de Dios. Con tanta profundidad como lo podía ser un pozo sin fondo, que se convertía en nada... O en todo, para ellos. Morir en batalla. Buscar una muerte honrosa que los lleve a esa fiesta o reunión al otro lado. O como le habían explicado, muy por encima, hacía ya mucho. Y vacía para aquellos como ella, que se refugiaban en las cálidas palabras del Señor, pero también comprometedoras. Porque a veces el Señor era cruel hasta con sus más fieles seguidores. A Lady Aelswith le habían arrebatado al rey, pero bendecido a su hija con la corona de Mercia para continuar el sueño de su padre.
La cristiandad se mantenía fuerte, pese al avance y los continuos esfuerzos de los bárbaros daneses para extinguirla. Eso era lo que decían los padres de la ciudad, o los monjes que llegaban de una larga peregrinación. El cambio de trono de Mercia y los rumores dentro de Wessex sobre una posible traición habían dejado el camino llano a las especulaciones. Una pequeña novicia en prácticas tampoco tenía mucho que aportar. Recomendada desde hacía un año por el fallecido Beocca y educada por la antigua sacerdotisa y guerrera Hild. Un honor, cuanto menos. Sobre todo ahora que Wessex estaba vacío y necesitaban el consuelo de Dios.
Había pasado una semana desde que la noticia de Mercia había llegado con los peregrinos a la ciudad, a Wintanceaester. Lord Aetelhem decía que las funciones de la ciudad debían continuar como siempre, y que el rey volvería cuando acabase su gestión al otro lado del reino. Más bien le ordenaba. Debido a la falta del Padre Pyrlig para aconsejarla, pasaba sus días al servicio de la reina y jugando con el joven príncipe, vigilándolo a veces también. Limpiando el desorden de la vieja sala de escritura, recitando sus oraciones en la capilla, ... En ese momento estaba en ella, orando por la delicada salud de la reina y la del rey que no podía dejar el reino en las manos de un niño. El frío bajo sus rodillas era tétrico, como aquel espacio apenas iluminado por unas velas y el viento nocturno que se colaba por la piedra helada de la residencia real. En Cockham las noches eran iguales, pero allí al menos estaba en presencia de sus hermanas aprendices, y era reconfortante.
Una vez acabó sus oraciones, se levantó del suelo. Observó a su alrededor. Vacío, como las palabras de los infieles, pero protegida por la fe y mano del Señor. El sarcófago de piedra tallada con el cuerpo del viejo rey como su compañía terrestre. Huesos y polvo era lo que quedaba, pero había leído las crónicas de sus hazañas por encima con ayuda del Padre Pyrlig, y aprendiendo la sabiduría de sus acciones por el Padre Beocca. Apretó el rosario entre sus dedos. El dolor de las cuentas era gratificante para aquellos que pecaban como su castigo... Y para ella un recordatorio más para sus labores hacia la fe. Casi salió corriendo de la capilla, a un pasillo oscuro apenas iluminado también y por aguas ventanas amenazaban los primeros rayos de luz.
Sus aposentos estaban en un ala alejada, cercanos al dormitorio de Lady Aelswith. Conocía la situación de la reina viuda, así que suponía que era un consuelo tener a alguien en enseñanza de lo que ella conocía de cerca. Una de las doncellas de la reina apareció de entre las sombras, saliendo de un cuarto ahora abierto.
-¿Qué ocurre? -preguntó con cortesía, en voz baja, a sabiendas de que dentro de los aposentos reales iba a estar la reina descansando. Así lo supo solo con ver la oscuridad que lo envolvía, sin apenas un rayo amable de luz.
-La reina no puede dormir. Dice que escucha ruidos fuera.
-Tal vez madrugar para rezar consolaría su agitado espíritu y conciencia -razonó. El semblante de la doncella no se inmutó-. Debe echar de menos al rey.
-Un rezo matutino no va a ayudarla. Iré a buscar algo para relajarla.
-Lo dudo.
Dynah levantó la cabeza ante la gruesa voz masculina. Una parte de su cabeza pensó que era un guardia, hasta que se dio cuenta de que la voz provenía de dentro. Del interior de los aposentos de la reina. Solo para encontrarse con el rostro blanco y melena rubia de esta. Dynah casi se tambaleó al ver quien iba tras ella, con un cuchillo a un lado de su delgado cuello. Las cuentas de su rosario resbalaron de entre sus dedos, hasta caer al suelo. La doncella apenas tuvo tiempo para reaccionar.
Dos hombres más, con el mismo tipo de atuendo para la vida nómada y forrado con pieles, pero también visiblemente protegido con zonas de cuero, aparecieron sujetando al joven príncipe. Al verlo, la reina Aelflaed lanzó un jadeo e intentó ir a por él. Al intentarlo, hubiera tropezado con su ropa de cama de no ser por el agarre del hombre. Este rio al verla fracasar, y dijo algunas palabras que ninguna comprendió. El corazón de Dynah se aceleró cuando los tres las arrastraron con ellos por los pasillos de piedra del palacio. Todo estaba tan callado... ¿Y lo guardias que protegían el interior? ¿Y los demás hombres leales que quedaban? El miedo de su interior se acumuló pensando en lo que podría estar ocurriendo para que todo estuviera tan calmado, pero ese silencio... Era peor que la soledad de la capilla cuando Dios no respondía a sus plegarias.
Los tres hombres las sacaron con ellos al exterior, a través de la entrada que daba al jardín delantero y posteriormente a la salida del palacio. Dynah tragó saliva cuando vio lo que acontecía ahí mismo. Más hombres como esos desconocidos invasores en el jardín, acompañados de los propios guardias. Con una diferencia. Estos destacaban por estar de rodillas y con las cabezas gachas, delante de un grupo de captores armados que al pareces esperaban órdenes. Una mujer con el pelo recogido, mismas vestimentas, y notablemente embarazada, sujetaba una larga espada por la empuñadura en dirección a un hombre también en ropa de dormir. El rostro anciano y cansado del hombre miraba hacia el filo del arma, que apuntaba hacia su cuello sin vergüenza, como la imagen del arcángel Miguel cuando se enfrentó a los ejércitos de Satanás. Solo que los papeles estaban invertidos. Lord Aetelhem.
-Padre -sollozó la reina aún temblando y con la piel de gallina.
-Por favor -los labios del hombre temblaron al verla. Al verlos, a su nieto y a su hija, expuestos de esa manera como trofeos de guerra.
Dynah tembló también, pero no podía hacer nada contra su captor. Más fuerte y más alto que ella, la cogería al instante de zafarse. Estaban tomando el castillo. Hild le había enseñado lo que hacían en ese tipo de situaciones, en especial con las mujeres. A la reina no la tocarían, el príncipe solo era un niño que no comprendía lo que pasaba y Lord Aetelhem era el protector de la ciudad ante la ausencia del rey. Pero a ella, a las doncellas y a las súbditas les vendría un destino peor que una muerte. Solo hacía falta verles. Y la mujer que apuntaba a Lord Aetelhem...había una frialdad en sus ojos, en la forma en la que se movía, comparables con las ciudades de Northumbria de acuerdo a los caballeros.
-Usted elige, Lord -dijo otra voz. La del varón al lado de la mujer guerrera. Se dirigía al padre de la reina, casi burlándose, pero sin mostrarlo. No comprendía nada. Tan contrarios y por una misma causa. Melena larga, piel blanca y ropajes de cuero. Casi vio a Sihtric reflejado en esa persona de no ser por la expresión. En las pocas ocasiones que se habían visto, le había parecido un personaje diferente por sus ambiciones. Esa persona...a simple vista se divertía con lo que hacía. Entonces lo recordó. Juzgar era un pecado, por el cual ella se estremeció-. Rendirse o luchar. Es sencillo.
Lord Aetelhem vaciló.
Y las piernas de Dynah temblaron cuando el frío la golpeó. El hábito al menso era de lana. La ropa de cama de la reina no era más que algodón y lino finos. Supo ver lo que pasaba por la cabeza de Lord Aetelhem. Sobre todo cuando era consciente de la posición en la que estaban.
-Nos rendimos.
Dynah tomó aire cuando una sonrisa apareció en la cara del varón que le plantaba cara. Escalofriante, pero... La mujer se mordió la lengua, pero bajó la espada. Continuó mirando al Lord antes de darse lavuelta y atender directamente al que parecía el líder de esa pequeña armada. No era una guerrera como Hild, pero sabía contar y distinguir. Cuando vio que las espadas atravesaban los cuellos y los pechos de los guardias sajones, Dynah supo que no iban en broma. Que ahora toda la ciudad estaba al mando de los daneses y ellos eran rehenes.
-Encerradlas en la capilla. Que estén junto a su dios y rey.
Los guerreros a sus órdenes obedecieron. Tiraron de sus codos para obligarlas a caminar, de nuevo, al interior. La sangre manchaba el suelo y se extendía a medida que los cuerpos se vaciaban. Su cuerpo se sacudió y su nariz picó, amenazando en derramar alguna lágrima y suplicar el perdón por su vida y la de esos guerreros.
-Madre -el príncipe balbuceó frotándose los ojos, adormilado. Dynah rezó una oración silenciosa por la que podían hacer ahora con ellos.
El príncipe heredero y la reina en manos danesas. La capital del reino más poderoso tomada. El rey debía darse prisa y resolver esa situación. Dios apretaba. Eso se suponía.
-Espera -ladraron a sus espaldas. Los hombres danesas se detuvieron-. Separadlos. Poned a la familia del rey en la capilla separad a los otros.
La mujer se acercó a él. La espada colgaba ahora de su cintura.
-¿Qué estás haciendo?
-Ser inteligente. Ellas dos no son de la familia real -les lanzó un gesto despreocupado con la cabeza. Su melena sucia de sangre y polvo y oscura se balanceó con el gesto-. Se ve a simple vista.
-Qué más da eso -sonaba muy molesta. Tanto que hizo que ella se encogiera.
El hombre le devolvió la mirada, los ojos claros mirándola como si intentase leerla. Los ojos oscuros de la mujer no vacilaron ni un instante. Temía perderse en esa oscuridad. El silencio mortal entre los dos se rompió cuando la cabeza de ella dirigió hacia ellos. La cara de la reina, blanca como la nieve, palideció si cabía más. Sus delgados brazos fueron a sujetar los estrechos hombros del príncipe.
-A ti te conozco -dijo entonces la mujer. Había posado los ojos sobre ella, como si fuera la presa de su larga y emocionante caza y la familia del rey quedase en otro plano. Asimilando sus rasgos, la mujer no era una belleza, pero su violencia le daba una belleza fiera. Tal vez los dioses la hubieran forjado de esa forma-. Sí, te reconozco -se acercó un poco más a ella, hasta que pudo oler el aroma a muerte que la envolvía-. Ese pelo rojo... Thyra bromeaba con que podrías ser su hija. Estabas con Uthred y sus amigos cuando esa bruja de Pelo Sangriento lo maldijo para atormentarlo. Pensaba que eras danesa.
A Dynah se le secó la garganta.
También la recordaba, muy por encima, casi como un recuerdo dormido sobre su pasado. La Hermana Hild recomendaba abandonar el pasado y perdonarse a sí misma por los errores de los demás, pero teniendo en cuenta que no todo lo ocurrido era por ella. La vida en Coockham había sido un lavado de cara y sin lugar a dudas una muestra de la misericordia de Dios para aquellos que siempre habían sido unos fieles seguidores de sus enseñanzas. Esos ojos juntos y pecas desperdigadas alrededor de la nariz. Ya la había mirado a lo lejos cuando viajaron a Northumbria, ahora era como tener un espejismo del pasado sobre la imagen de la mujer alegre y vivaz que una vez vio.
-Debes de saber dónde están Uthred y sus amigos, ¿verdad?
-Sé lo mismo que usted, señora -apretó los puños en uno, los dedos arañando la piel de sus nudillos.
La respuesta de la mujer fue cruel. Una sonrisa despiadada que solo consiguió erizarle los pelos de todo el cuerpo.
-Un recordatorio de lo que somos capaces le vendrá bien a ese rey vuestro. Demostrarle de lo que somos capaces -la miró de pies a cabeza, desde el final de su hábito azul oscuro hasta el más erizado de su melena pelirroja. Como si tuviera la solución justo en frente. El sudor y el miedo se juntaron-. Obligarlo a que nos entregue más territorios y la ciudad. Su ciudad y la de su querido padre.
Se estremeció con solo pensar que iba a ser madre.
-¿Qué propones, Brida? -respondió él, casi con pesadez.
Birda, la mujer, le devolvió la mirada una vez más. Nunca había visto a nadie mirarla como si valiera menos, con esos pequeños ojos marrones observándola con absoluto desprecio.
-Mándale su cabeza -hizo un gesto brusco con la barbilla en su dirección-. Es más chocante para los cristianos cuando ven que estás dispuesto a matar mujeres y niños.
Dynah jadeó audiblemente, aterrorizada ante la idea. La reina y el príncipe se revolvieron, pero antes de que pudieran objetar -que lo dudaba- los guerreros se los llevaron junto con la doncella, seguidos de Lord Aetelhem al final, tras un sutil pero no desapercibido gesto de cabeza de su líder.
-No haremos eso -le respondió él, fríamente-. Matarás a los hombres que quieras, pero ella se quedará conmigo.
-¿Y qué harás con ella, ir a rezar? Es sajona y cristiana. No tiene más gracia que eso.
-Eso lo decidiré yo.
Dynah se revolvió del agarre del hombre que todavía la mantenía a su lado. Los dedos apretaban la carne tierna del brazo, aunque la gruesa lana la protegiera. El hombre hizo un gesto cortante hacia los daneses que flanqueaban a la mujer. Solo pudo ver cómo algunos de ellos comenzaban a arrastrar los cuerpos de los sajones muertos hacia la salida, dejando senderos de sangre a su camino. Si quedaba algo de esperanza, esta se perdió cuando el líder avanzaba con desdén y tomaba su brazo en un rápido movimiento. A pesar de la conmoción y disgusto, el saber que tanto la reina como su hijo estaban a salvo y su cabeza se mantenía en su sitio era reconfortante.
Por el momento.
La habitación a la que la llevó era el estudio del rey. El sitio donde se planeaban las guerras y que anteriormente había sido el lugar de redacción del rey Alfredo. Aún habían libros, pero predominaban los mapas. Una larga mesa de madera y varias sillas decoraban el medio del espacio. Mientras sus ojos vagaban por la habitación, ese nuevo espacio que solía estar cerrado para gente como ella, salió de su ensoñación al recordar la razón por la que estaba ahí. Ni el iluminado y bello espacio podían hacer frente a la maldad de los actos de los hombres. Dynah se dio la vuelta rápidamente, envuelta en la tela de su atuendo y el rostro enmarcado en la pesadez de su melena ahora revuelta.
-Quédate atrás -tartamudeó una advertencia, retrocediendo. Ya no la agarraba, pero su brazo recordaba la fuerza de los dedos del anterior y la todavía presencia del otro. Y no le gustaba. Miró a su alrededor. Lo único que podría usar como arma era uno de esos libros o alguna pluma.
Si Brida había conseguido asustarla con solo sonreír, la presencia de aquel hombre hacía que todos sus sentidos se pusieran alerta. No tenía el semblante austero de los otros guerreros, pero sí un aspecto que pese al desinterés podía ser considerado de atractivo y juvenil. De su misma edad, o cercanas, con suerte. Dynah apretó los dedos de nuevo, con el miedo apretando en su pecho. En su respiración nerviosa. Y esa sonrisa, que no era cruel. Divertida y peligrosa, sí. Pero si un danés quería matarla, la habría dejado en manos de Brida y su espada tras la amenaza.
Él solo la miraba, como si le pareciera divertida la situación. Caminaba por la habitación, ordenada, y analizando el espacio detenidamente sin pararse mucho en cada detalle.
-¿Sabes quién soy, pequeña guerrera?
-No.
Así solían llamar a Hild. Sihtric para burlarse. Que la llamasen así era estrechamente familiar. Y una forma de recordarle que era una inútil, una sierva más. Ahora un rehén. Pero la vanidad era un pecado y casi un castigo. Él se detuvo, después de rondarla como una presa, y cambió su comportamiento. Su postura se enderezó, inclinando la cabeza y juntando los brazos tras su espalda.
-Soy Sigtryggr Ivarrson. Soy un danés que ha tomado Winceaester -lo decía con orgullo, cosa que no le sorprendía. Lo que sí conseguía generar en ella era la sorpresa de que se pareciera tanto a Sihtric como a Uthred, a su propia manera. La cercanía de su cuerpo se tuvo en cuenta cuando los dos ojos rodeados de negro, seguramente ceniza, se convertían en dos faros de luz azul-. Si desease follar con una mujer, no necesito hacerlo por la fuerza.
Dynah no le respondió. Solo lo observó, en silencio, con el cuerpo arqueado buscando una separación entre ambos a la fuerza. Se preguntó, una parte de ella, si era consciente de lo que generaba solo con abrir la boca. ¿Era eso lo que sentían los guerreros del rey cuando daba una orden, cuando les imbuía coraje antes de una guerra...? Con esa suavidad, pero también fuerza y sentimiento, su confianza.
Buscó algo que decir, pero no encontró palabras. Nada más que un nudo en la garganta y la lenta cadencia de su propia respiración, subiendo y bajando en su pecho. La una reacción que tuvo fue el sentir la sangre subir a sus mejillas. Dynah se quitó el sudor de las manos, pensando en la tontería que era conocer su nombre si iban a matarla en alg��n momento. Cuando se dieran cuenta de que los sajones no iban a dejar que los daneses tomasen su ciudad más importante. Y con solo imaginar la contraofensiva el efecto de las palabras se anularon, como un hechizo.
-Bien -fue lo único que le salió decir-. ¿Por qué habéis venido? El rey no está en la ciudad.
Tragó saliva cuando los finos ojos azules, del color del hielo, continuaron sobre ella como si fuera el único objeto de la sala. Que el pelo le cayese por cara no ayudaba a quitarle esos aires violentos, ni...la enorme cicatriz que pasaba por el lado izquierdo de su cara. ¿A cuántos habría matado? Si no abusaba de ella, es que había otro motivo para mantenerla separada de las demás doncellas.
-A tomar lo que me deben -dijo, simple-. Tu gente me expulsó de la mía. Así que tu rey me la devolverá a cambio de su hijo.
-¿Y si no lo hace? -se atrevió a preguntar, casi en un susurro.
-Entonces la cabeza del crío sería una bruna oferta para recapacitar. Puede tener más, ¿no?
-Su humor al ver la ciudad no será un buen paso para recuperar las tierras.
La sonrisa su respuesta. No cruel, pero sí burlona.
-Una buena oportunidad para probar su paciencia, entonces.
-El príncipe no tiene culpa de nada, es un niño -Dynah vaciló, pero entonces recordó las palabras de Hild. El Señor la protegería en su espacio más sagrado, por mucha reticencia que tuvieran los paganos a entregar un lugar que ellos ya habían ocupado con anterioridad-. ¿Somos vuestros prisioneros?
El líder, Sigtryggr o como se pronunciara su nombre, se volvió hacia ella. Había comenzado a inspeccionar los mapas sobre la mesa con aire curioso, como si de verdad conociera su uso.
-Eres libres de irte cuando quieras -ofreció, aún con las manos en la espalda. Y una sonrisa un tanto socarrona-. Pero tendrán que enfrentarte a Brida. Para estar embarazada es más vigorosa que la mitad de mis hombres.
No quiso saber de cuántos meses estaba. O de lo que pasaría si salía por la puerta siguiendo el consejo y se enfrentaba cara a cara con ella. Dynah tragó con fuerza, mirando hacia la puerta. Era imposible que estuvieran ellos dos solos, habría más hombres detrás de esos dos trozos de madera tallados. Su libertad era una ilusión, una broma con la que él jugaba. Estaba atada de manos y pies. Mantenerse callada y obedecer era su una salvación.
-¿Voy a...estar aquí encerrada?
-Es un buen lugar. Para un hombre aburrido.
La sala de los hombres y la ley. Tan diferente a lo que a ella le correspondía... Hubiese preferido tener la capilla. Aunque fuera helada, estuviera sola y húmeda cuando hacía mal tiempo. Estaría con su dios. Como si supiera lo que pasaba por su cabeza, la atención de Sigtryggr pasó hacia donde ella miraba: las estanterías. Su cuerpo se alejó de la prudente separación entre ambos, y caminó hacia la más cercana. De entre todos los pergaminos y contenido, toda la información de los sajones durante generaciones, sacó uno de los gruesos tomos. Lo hojeó por encima, frunció el ceño y cuando acabó con él preguntó:
-¿Puedes leer?
Ella asintió. No era necesario saberlo, pero Hild había tenido la cortesía.
Sigtryggr le tendió el tomo.
-Leeme.
-¿No sabes leer?
-Puedo -dijo con una sonrisa traviesa. Dynah tomó el reino, que pesaba, y casi le dio la sensación de haber acariciado las puntas sus dedos-. ¿Pero dónde está la diversión si lo hago?
Supuso que tenía razón. Suspiró pero no le quedó otra que hacer lo que le pedía. Se sentó en una de las duras sillas frente al escritorio, mientras que él hacía igual en un asiento al lado de la ventana al final de la sala. La luz que entraba por los múltiples huecos cubiertos hacía que su melena hasta por debajo de los hombros brillase clara, entre un castaño claro tirando a pelirrojo.
Cuando comenzó a leer tuvo la sensación de estar invadiendo el espacio de Alfredo y la Casa de Wessex. Pero a medida que avanzaba se daba cuenta de que los sajones eran sólo nombres de los grandes reyes y solo de ellos y sus mayores victorias, sus avances en las islas. Y que en ninguna se mencionaba o hacía referencia a la presencia de Uthred tanto en negociaciones como en el campo de batalla. Pero que a Sigtryggr parecía interesarle, curiosamente, sólo porque escuchaba y en ningún momento, sólo en las batallas de los daneses, interrumpía para lanzar algún comentario jocoso.
Y eso ya tenía bastante que decir sobre él.
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Durante la próxima semana, los días transcurrieron parecidos a ese. Ella le leía en voz alta la historia de los sajones o algún texto religioso cuando se aburría de escuchar las hazañas de sus enemigos. No estaba segura de las motivaciones reales sobre su interés en escuchar esas historias, o lo que pretendía encontrar al hacerlo. Lo único que podía pensar era en una forma de distraerse de la espera. Dynah estaba ansiosa por tener noticias del rey, más allá del asedio que Sigtryggr le había informado uno de esos días atrás. Porque estaba segura de que al conocer las noticias Uthred no se quedaría de brazos cruzados. Actuaría por su cuenta, como siempre.
Rezaba todas las noches, cuando quedaba sola ahí encerrada, y con las manos entrelazadas, por la seguridad de todos ellos. Por el rey y su familia. Por Uthred y sus amigos. Por el Padre Pyrlig. Y por último se dejaba a ella misma. No es que estuviera siendo torturada, como si viviera como una reina, pero todo buen gesto tenía que ser agradecido, en parte. Y dado que aún tenía la cabeza sobre los hombros... Estaba siendo afortunada.
Una vez, la entrada de Brida al estudio los había pillado desprevenidos. A ambos, sí. Ella le estaba leyendo sobre los milagros de algún santo y él escuchando, pero con la mirada perdida en otra parte del estudio. Nunca hablaba, y no recordaba haberle dicho su nombre. O que le preguntase por él.
-Tenemos que empezar a matar rehenes -había anunciado.
Dynah se había quedado sin palabras.
-Tenemos a la familia del rey. No van a hacer nada.
-Planeando un ataque. Ahí parados y conociendo la ciudad mejor estarán buscando una oportunidad. Un hueco -la ira incontenida de sus palabras se traslado a sus acciones. El vientre protegido por una tela más gruesa y escamada cada vez abultaba más-. Déjame matar a la cría. Si no me dejas la cabeza de la pelirroja, déjame a la hija de Uhtred.
Se había quedado callado, pensando. Stiorra. La última vez que la había visto fue en el convento de Coockham con Hild, cuando Uthred había ido a reclamar sus tierras... Y luego la noticia de la muerte del Padre Beocca y que el plan había salido mal. El joven Uthred y su hermana se habían quedado en el convento con ellas a su cuidado, y lo último que supo de ella fue una mañana en la que le comunicaron que por órdenes de su madre había marchado camino a Mercia para refugiarse en alguno de los señoríos mercianos de la reina.
El peso de su corazón la hundió en la tristeza desde eso, y en rezar cada vez con más frecuencia. No supo más de la hija de Uthred. ¿La habían matado de verdad? Sin su rosario era difícil mantener sus pensamientos a raya, pero lo hacía como podía Incluso en la improvisada cama que había hecho con unas cuentas mantas de otras camas para mantenerla en la misma sala, ese hombre seguía siendo un misterio y su captor.
La respuesta de Sigtryggr había sido continuar con lo que estaban haciendo. Cosa que a Brida no le gusto un pelo.
-¿De qué conoces a Brida?
La había interrumpido después de eso, cuando volvían a estar solos y ella iba a comenzar a leer de nuevo, con la boca seca, para preguntarle.
-Cuando Lord Uthred fue maldito por una bruja pidió que lo llevasen al norte, donde ella residía con Ragnar y otros daneses. Ellos me encontraron por el camino y decidí seguirlos. Luego llegaron el Padre Beocca y Thyra, su esposa y hermana de Ragnar. Me fui con ellos a su convento cuando me ofrecieron una vida de paz -no supo qué mal contarle, puesto que lo demás iba a ser un lío de explicar para alguien que desconocía la vida cristiana y el pasado aún era una marañas de imágenes-. Ellos me salvaron.
-No me imagino a una cristiana viajando con unos daneses a cambio de nada. ¿Qué te ofrecieron, o qué les ofreciste?
Solo se encogió de hombros, conociendo el significado de sus intenciones.
-No todo es deseo de algo. Me ayudaron y ahora rezo por ellos aunque no crean en mi dios -lo último lo dijo en un susurro-. Es lo mínimo que puedo hacer.
-¿Confiar en un matadaneses consuela el alma de tu dios?
Dynah lo miró a la cara después de mucho rato concentrada en los adornos de la crónica y las intricadas letras.
-Dios no tiene alma. Y si la tuviera, yo no soy nadie para juzgar sus decisiones -agachó la cabeza, cuando el frío de sus ojos azules pasaron la barrera y la hizo estremecer-. Confío en la persona que me salvó la vida sin saber cómo era.
No hubo respuesta.
Continuó leyendo como él quería y sin hacer nada que se saliera de la regla. De lo establecido entre captor y rehén. Siguieron pasando los díos, en los que el único contacto humano era con él, Brida cuando entraba para informar de los cambios o algunos guerreros que llegaban por órdenes suyas para...dar más órdenes. Pero ninguno hablaba con ella o si quiera la miraba. Le dejaban claras sus intenciones cuando le llevaban la comida, que a cada día disminuía, y la veían ahí desaliñada con su hábito de lana azul y la cruz de madre colgando de su cuello. Algunos daban miedo solo con verlos, y otros la ignoraban.
-¿No puede haber una resolución pacífica? -preguntó uno de esos días, cuando el hambre la mantenía incapaz de concentrarse y leer era cada vez más difícil, y más comprender lo que decía los libros.
-Es más difícil vivir en paz con los enemigos que enfrentarlos.
-Estamos en paz -se defendió-. Si pudisteis sitiar la ciudad es porque el rey Eduardo no os ve como una amenaza.
Escuchó su asiento crujir y seguido una serie de pasos hacia ella. Por un momento pensó en que iba a matarla por criticar su plan. O lo que fuera que tuviera en mente.
-Tampoco somos aliados -Dynah se mordió en labio inferior, manteniendo las manos sobre la mesa y cerradas en puños. La presencia de él no tardó en aparecer a su lado, acompañado de su olor salvaje y a fuego. Al lado de su mano diestra dejó un trozo de pan que no recordaba haber dejado de lado y para después-. Cuando uno de los bandos quiere exterminar al otro, tienes que elegir. Yo elijo defender a los míos y tu defiendes a los tuyos.
Miró hacia los mapas. Colocados estratégicamente cada uno y con unas figurillas que supuso que representaban a los ejércitos; luego, al trozo de pan que le había dado. ¿Qué era, entonces? Ansiaba recuperar lo que era suyo pero no cedía ante nada. Winceaester era suyo.
Alzó la cabeza y se atrevió a mirar en su dirección, hacia su espalda. El pelo caía por debajo de sus hombros, enredado pero de alguna manera medianamente decente frente al suyo que sí era un desastre de mechones pelirrojos. Se fijó en la forma de sus hombros, anchos frente a una cintura estrecha pese a toda la armadura de cuero que no se quitaba desde...hace mucho. Sus brazos eran igual de delgados, pero se notaba el uso de la espada, el movimiento continuo de ambos para sus guerras. Dynah se pellizcó consciente de lo que acababa de hacer. Casi se avergonzó de mantener esos pensamientos. La mentalidad de los daneses era curiosa.
Antes de que se marchara una de las noches, cuando la garganta de Dynah ardía de cansancio y ansiaba un trago de agua, él se quedó parado delante de la puerta.
-Nunca pregunté tu nombre, ¿verdad?
-¿Para qué querría saberlo? -guardó el libro en la estantería. Estaba lista para irse a la cama, pero retenerla por eso significaba algo diferente a los días de atrás.
Se abrazó a sí misma, disimulándolo con que cruzaba los brazos sobre el pecho. Los ojos de Sigtryggr la recorrieron, para acabar con la sombra de una sonrisa en un rostro manchado de ceniza. El aleteo de su corazón despertó en sus adentros
-Saber con quién paso el tiempo -fue lo único que dijo.
Casi sonaba indecente, pero Dynah estaba demasiado cansada y dolorida para discutir. O cuales fueran sus motivaciones queriendo continuar su charla.
-Dynah.
Silencio. Sigtryggr asintió, el pelo que caía por su cara meciéndose.
-No suena sajón -dijo, antes de irse.
Ella se quedó en el sitio. Tardó unos minutos en darse cuenta de que no iba a volver, que ya era tarde y le daba permiso para dormir. Se miró una última vez las manos, las cutículas levantadas y sangrientas por sus dientes. Luego, se fue a la cama improvisada con mantas y se abrazó como pudo, con el rostro enterrado en una de ellas. Cuando se levantó, a la mañana siguiente, el rosario estaba envuelto en su mano.
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Con su rosario ahora podía rezar apropiadamente. Sigtryggr desaparecía todos los días dejándola sola en el estudio. Era en esos momentos que aprovechaba para hacerlo, de rodillas en el suelo y mirando hacia la ventana más grande del estudio. De alguna manera, aunque supiera que no iba a tocarla y probablemente ignorar lo que hiciera con su dios, rezar en su presencia nunca sucedería. Se descubrió un día dándose cuenta de que lo hacía para no molestarle. Y estando sola... Dios era su única compañía.
Murmurando la última estrofa de su oración, antes de que iniciara la siguiente, fue interrumpida cuando la puerta se abrió de un golpe contra la pared. Dynah se levantó rápidamente cuando escuchó los pasos que se adentraban. Pensó en Sigtryggr, en que venía a recibir su clase diaria de historia sajona, pero le sorprendió ver que no era él quien entraba en el estudio del viejo rey. Ni Brida.
Parecía sajón, por la ropa, pero descuidado y con una incipiente barba desaliñada naciendo en su cara afilada y marcada por unas ojeras. No lo recordaba, pero no debía pertenecer a la corte del rey. Le habrían permitido caminar por la finca con libertad o se habría conseguido escapar de sus captores... De alguna forma. Hasta ella llegó el olor a cerveza que a medida que se acercaba se volvía repulsivo. Dynah retrocedió ansiando mantener la distancia entre ellos.
-Lo que planee que intente hacer, le suplico que no lo piense.
Él solo soltó una carcajada.
-Me he aliado con ellos, los daneses, ¿pero a qué precio? Soy como un perro al que dan órdenes -miró a su alrededor con bastante asombro, pero sin querer demostrarlo-. Y mientras eso pasa, Sigtryggr te mima. Dime, ¿tan bueno es tu coño que lo tiene distraído? Debería descubrirlo por mí mismo.
Dynah gritó todo lo que pudo.
Las manos del sajón agarraron sus brazos y la retuvieron contra la pared más cercana, su cabeza hundiéndose en el hueco de su cuello. Dynah se revolvía como podía, aunque la fuerza de aquel hombre doblaba con creces la suya. En una de esas sacudidas, harto de que se rebelara a sus deseos, la golpeó en la mejilla con tanta fuerza que de haber estado libre la habría lanzado al suelo. El ardor y dolor no tardaron en aparecer.
-¿Sabes lo que es vivir sin honor? Que te humillen cuando intentar recuperarlo.
-No haberte aliado con los daneses.
Un brillo que no era lujuria iluminó sus ojos. Rabia. Si cabía, la fuerza fe a más cuando posó una mano en su cuello, sujetándola de esa forma, y un viejo cuchillo apuntando directo a su cara descubierta. Dynah apretó los dientes cuando la punta fría acarició su mejilla. Eso le heló la sangre.
-Una puta como tu nunca sabrá lo que se siente porque ya debe vivir en ello.
-Si me mata se va a arrepentir, señor. Dios le castigará.
-¿Juegas con los daneses así en la cama?
Las intenciones del hombre cambiaron cuando el cuchillo cayó al suelo y la mano que lo ocupaba su puso encima encima de la que rodeaba la delgadez de su cuello. Dynah apretó las suyas sobre sus muñeca, jadeando por aire. No podía respirar. Por mucho que patalease no se quitaba de encima. Las lágrimas humedecieron sus ojos la idea de morir. Por su propia osadía. Dios no la recibiría con las puertas abiertas si había instigado su muerte. Podría considerarse suicidio. Y su muerte...¿se tendría en cuenta? ¿O su cuerpo sería lanzado fuera de los muros como un muerto más?
Apenas tuvo tiempo para ajustar lo que quedaba de concentración antes de sentir el vacío del peso de aquel hombre que intentaba matarla. Su cuerpo resbaló desde la pared hasta el suelo, donde se quedó de rodillas, sus manos entre su pecho y cuello respirando por la boca como un perro, tosiendo.
-¿Qué es este juego? ¿Va de hacer daño a los más débiles?
Dynah contempló lo que pasaba delante de ella mientras todavía se concentraba en respirar. A la velocidad del rayo, el golpe en la cara al hombre lo hizo caer al suelo y rodearse de la vergüenza con la que había entrado borracho. El sollozo audible no lo hizo más honorable de lo que había dicho que ansiaba ser. Dynah escuchó la risita divertida del otro, pero de poco ayudó a la situación. Ni la sonrisa confiada que le dirigió.
-Vamos -lo animó, mientras que el sajón se tambaleaba por recuperar la compostura-, me gusta este juego.
-¡Me provoca! -vociferó-. Y no me teme.
-Eso es mentira -soltó ella, con dificultad. Luego, tosió del esfuerzo. Eran la dos cosas. Solo hacía falta verla.
Sigtryggr vaciló unos segundos, pero no volvió la cabeza hacia ella cuando habló. Creyera lo que creyese, iba a dar igual. Seguiría siendo su aliado y todavía lo necesitaban, ¿no? Tal vez tuviera algo que ver con el asedio.
-¿Así se controlan los sajones?
Los ojos del sajón brillaron por su ausencia. Cuando pudo levantarse, aún tambaleándose, apenas había rastro de un hombre. Solo un niño triste y deprimido por sus fallos. No sintió pena alguna, si bien era un dogma perdonar a todos.
-En tierras sajonas, ¿se somete a la gente con el miedo?
-¿No se somete a todos así?
Una burla sin gracia.
-¿Así prosperó Alfredo?
-Sí -afirmó, pese a su estado.
Otra mentira que ella se contuvo a contradecir. Y el otro debería de saberlo. Después de todos aquellos días leyendo las crónicas y los textos de los sajones, quedaba claro cuál iba a ser el legado de Alfredo en la historia de Wessex y su sueño. Dynah miró en dirección a Sigtryggr, que miraba sin diversión hacia el otro que hacía poco la había maltratado.
-¿Y el rey al que traicionaste para venir conmigo?
-Aethelred -apuntó con el dedo adornado por un anillo de plata a la barbilla del danés. Este no se movió- era amado y temido.
Más una cosa que la otra, pero las crónicas nunca reconocerían su actitud frente a lo sucedido con la hija de Alfredo, la historia que todos conocían. Ella solo se apretó más contra la pared, recogiendo las piernas contra su pecho.
-El Señor te castigará por todo lo que hiciste. En Wessex es sabido que lo mataste en el lecho estando moribundo para hacerte con el trono.
-¡Mientes, niña! Deja a los hombres hablar -vociferó, y Dynah tuvo la suerte de que la presencia de alguien con más fuerza a la suya estuviera también en la sala. Podría matarla estando solos, como ya había intentado, y lo conseguiría.
-¿Eso es cierto?
Asintió, solemne.
-El Padre Pyrlig envió una carta desde Mercia para Lord Aetelhem y yo se lo escuché decir a la reina.
-Mientes peor que un niño -increpó el danés al sajón, sin necesidad de apartarse para verlo. Era más alto, y su postura no vacilaba frente a las contradicciones que recibía por ambos lados-. Sabía que había algo turbio en ti. Mataste a tu rey.
No necesitaba verle la cara saber qué pasaba por su cabeza. Desconfianza. Desconfianza en una persona que los había ayudado y comenzaban a destaparse sus mentiras una a una.
-Te he traído aquí... -se apresuró a negar-. Puedes confiar en mí, lo he demostrado. No le he dicho a nadie lo que planeabas hacer desde el principio, ¿sabes? Soy de fiar.
¿Lo que iba a hacer? ¿No iba a quedarse así el asedio? Los hombros de Sigtryggr se tensaron, pero volvieron a relajarse en cuanto lo sintió respirar.
-Dime -comenzó, en un tono tan amenazante que cortaba el aire-, ¿cómo debería gobernar, por miedo o por amor?
Sus dedos se entrelazaron. Esa pregunta... No era un juego. No sonaba como una. Acabó tomando la cruz de su pecho, pero sin abrir la boca. No dijo nada, ni rezó ni tampoco suplicó clemencia para la persona culpable del asedio. Solo silencio, y pesadez en su cuerpo por todo lo soportado. Casi podía saborear su propia sangre por los golpes.
-Yo lo haría sin duda fundamentado en el terror.
Terror, no miedo. No era lo mismo. Ese hombre... La oscuridad de su alma iba a pesar en el juicio. Ni siquiera la herida creada a partir del golpe en el antebrazo de Sigtryggr, adornado con accesorio no solo de cuero también de metal, le hizo sentir remordimiento cuando el danés dio la orden de que lo llevasen al mercado y reunieran a la gente. Dynah se apretujó cuando uno hizo el amago de querer llevársela.
-Solo a él.
Se llevaron al sajón de la sala mientras este pataleaba y gritaba que le soltasen, también suplicando ayuda al Señor que por experiencia podía decir que eran peticiones en vano. Dios no ayudaba a pecadores, y menos a traidores que atentaban contra su fe. Dynah lo observó todo desde su pared, encogida en el sitio y preguntándose en silencio qué es lo que iba a pasar con el hombre borracho. Sigtryggr tenía una expresión helada cuando salieron del estudio. Entonces se enfocó en ella.
Estaba a menos de un brazo de distancia...demasiado cerca. Y todavía con esas, demasiado lejos como para entender sus aspiraciones. El olor de su cuero, mezclado con algo más llenaba sus fosas nasales mientras le escuchaba preguntar:
-¿Cuántas veces te ha levantado la mano?
Ni siquiera había pensado en eso, no con todo lo que pasaba en el estudio y lo que pasaría para preocuparse. El ardor de su mejilla continuaba, pero no con tanta intensidad como cuando lo había recibido. Era posible que estuviera roja, pero nadie estaba ahí para verla y no habría cuchicheos indeseados, además de pensar en el maltrato de un danés a su rehén, que era solo un daño más a la lista de infracciones en territorio santo.
Dynah le devolvió la mirada sin saber por dónde empezar a intentar darle sentido a todo: sus palabras o sus acciones. No era la primera vez que hacía eso, desde que había visto las heridas en sus manos y la regañaba por hacerlo hasta llamarla beata por su confiar su destino a su dios. Y aún con esas, era contradictorio.
-¿Qué vas a hacerle?
-¿Por qué te preocupas por él después de lo que ha hecho?
-Sigue siendo un cristiano, ¿verdad? Tengo que rezar por su alma o irá directo al infierno.
Él no dijo nada, en cambio, aunque de alguna manera mantuvo la suficiente integridad como para sostener su mirada. Rápidamente se encontró con esa frialdad suya, reflejada en la claridad transparente de su ojos, sus palabras fueron crudas y destinadas a herir.
-Tal vez la persona que merezca ir a ese infierno sea otra si han conseguido meterte esas tonterías en la cabeza.
Sigtryggr podía ser cruel cuando quería. Ahora lo veía como era. Y no se atrevió a apartar la mirada hasta que él lo hizo y se marchó, dejándola sola y en el suelo. Los ruidos de fuera no tardaron en llegar al estudio, a través de los enormes ventanales a los que Dynah se acercó uno a uno inspeccionando qué pasaba.
La multitud se agrupaba entre sajones nativos y daneses en un círculo en medio del mercado. Varios guerreros miraban a ambas direcciones, dentro y fuera de la muralla, dividiendo su trabajo entre el entretenimiento y el deber. Entonces Dynah vio lo que pasaba. El hombre de antes estaba de rodillas en el centro, sujetado por los brazos por dos guerreros, uno rubio y otro moreno con tinta en la mitad izquierda de la derecha.
Cuando la espada atravesó su hombro cubierto por la ropa de cuero y seda por debajo, hacia su corazón, y se giró para destrozar el interior de su pecho, Dynah no pudo mirar. Su cuerpo no se lo permitió. Lo último que escuchó de ese hombre fue un gemido, acompañado del chapoteo del líquido en su garganta y saliendo de su cuerpo, hasta que este cayó de un golpe seco sobre la paja agrupada para que los caballos pastasen... Estos estaban guardados a un lado, detrás de las personas obligadas a ver todas aquellas atrocidades.
Dynah se apartó de la ventana, entonces. El aire estaba frío cuando entraba a su cuerpo, y se sentía como un recordatorio de que era una rehén y su destino podría ser el mismo si averiguaba algo y comenzaba a jugar con ello. Solo se dio cuenta de que estaba llorando al notar las mejillas húmedas y el cosquilleo de la nariz. A eso se refería con fundamentar un gobierno con miedo, con terror como el otro había querido, y abandonar una parte fundamental. Alfredo había hecho lo mismo a su manera, pero jamás habría ejecutado a unas personas en público, habría buscado un castigo acorde a los sacramentos y en busca del perdón. O directamente el exilio. Pero él... Sigtryggr había buscado la solución fácil y la burla a su gobierno siguiendo la recomendación del gobierno del difunto rey de Mercia.
Vio el cuchillo que la había apuntado debajo de la mesa. Desde su posición se habría dado cuenta, pero una vez de pie se le habría complicado un montón entre el juego de luces y las sillas y la mesa... por eso Sigtryggr no habría caído en la cuenta de que había un arma todavía en el estudio. Dynah la recogió de debajo de la mesa, y una vez de rodillas con él entre las manos se quedó muy quieta. Lo analizó. Empuñadura de madera y filo de metal oxidado y algo pasado de uso, por las fracturas en algunas regiones.
La puerta la sorprendió abriéndose. Antes de darse la vuelta dejó el arma a sus espaldas, pero bien apretado entre sus manos por si se trataba de otro asalto. Ni era Sigtryggr, quien estaría enfadado y resolviendo lo que había generado, ni otro sajón. Pero sí un danés, con una bandeja entre las manos y una expresión indescifrable. Dynah vio bien lo que llevaba al mismo tiempo que este entraba, dejando la puerta abierta e indefensa, para dejarlo en la mesa.
-Gracias -se le ocurrió decir.
El danés no dijo nada, pero algo en su postura se detonó amabilidad a su propia manera de expresarlo. Dentro de lo que cabía. Una vez el hombre salió, Dynah se acercó corriendo a la mesa donde había dejado las cosas. Revisó el contenido, que no era más de lo que había recibido aquellos días. Dio una última mirada al cuchillo, que aunque destrozado podía influir daño. Casi no podía verse reflejada en él, pero lo que dejaba ver era un desastre y de haberlo sabido habría intentado cambiar su apariencia.
Pobreza y humildad eran sus votos, pero aún era una novicia en prácticas, que necesitaba acostumbrarse a perder esa arrogancia digna del hombre y saber que su propósito no era estar hermosa para los demás... Pero eso estaba a mucho tiempo de suceder, y en ese momento no estaba para predicar su religión al pelo. Primero se lavó el rostro, pasándose las manos por la piel de la cara y bajando hasta el cuello. Puede que ahí hubiera tardado un poco más para quitarse el rastro que el ahora ejecutado había dejado por la zona, y que al frotar con sus manos desnudas hubiera usado demasiada fuerza. Lo siguiente fueron los brazos, remangándose las mangas y frotando la piel sudada.
El resto del agua que quedaba era en una jarra, apartada de la otra.
Dynah se sirvió y bebió.
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Inolvidable Silvano
Silvano –nombre absolutamente real del pobre mal parido-, llegó a mi vida en una hermosa noche del recién pasado verano, en unas circunstancias bastantes extrañas. Nos íbamos a juntar un grupo de amigos en mi mansión, con la finalidad de ver a una amiga en especial, amiga de mierda que NUNCA llegó. Éramos en total 6 personas invitadas cordialmente, -más la invitada de honor-, pero llegaron 7. Los 6 invitados, más el clásico hueón que nadie conoce, pero que es “el mejor amigo, del mejor amigo” y uno tiene que aceptar con la carita llena de risa, su pobre y triste presencia. Ese pájaro, era Silvano.
Silvano, además de tener la pésima fortuna de ser un imbécil gordo, tetón, y con un corte de pelo de la era pleistocénica, sufría por llevar el peor nombre de la existencia, llegando al carrete completamente desubicado en su pará, ya que se vino después de la pega, vestidito muy formal, y hablando porquerías de trabajo, asunto imperdonable en un mambo donde erís el invitado de piedra y obviamente un culiao que nadie esperaba. Por lo tanto, nadie le tomó mucho asunto al hueón. El guatón culiao gordito de Silvano, se sintió totalmente fuera de lugar, y para enganchar con el resto, empezó a jugar al “chistosito”.
Después de un par de horas, el grupo feliz, bastante ebrio, ya lo había unido a su círculo, por lo tanto, era uno más de todos los hueones. Buena cosa hasta ese momento.
El carrete transcurrió muy bien, al rato se fueron unos hueones y quedamos sólo 4 personas en él: mi gran amiga Rosario, Roberto -más conocido como “Yoerto”-, Silvano y yo. En volá de copete, nos fuimos a carretear al techo del edificio, literalmente. Corrían los vodkas y piscolas, la música y la amena conversa, cuando comenzó el inagotable joteo de Silvano –Y el peor error de su pobre vida-.
“Iso, erís tan linda.” –Intentando abrazarme a como de lugar-
“Loco, qué onda voh? Suéltame, oh!” –Mandándolo a la chucha de una.-
“Pero ya poh. Me podís dar la mano?” –Intentado darme la mano de igual manera.-
“No hueón, NO!” –Escapando del hueón.-
Como la insistencia de Silvano ya era aberrante, y como yo tengo re poca paciencia pa’ culiaos pasaos a caca, no encontré nada mejor que empezar a agarrarlo pa’l hueveo, total, si no le gustaba, se podía ir de regreso un ratito largo a la conchadesumadre.
“Mira guatón culiao, déjate de huevear, o si no, te voy a echar cagando. Hueón patético!”
“Ay, no seai así poh, si igual estai sola, yo estoy solo, y blá.”
“Y qué chucha me importa a mí que estís solo, ahueonao!”
“Pero pucha, ven, vamos a ver qué hay allá?” –Queriendo llevarme a lo “oscurito”.-
Al ver tal espectáculo, Yoerto y la Rosario, me decían que fuera, que no fuera mala con él, que no lo dejara solo, que andaba “malito”. Claro, todo esto cagaos de la risa, y azuzando mi maltrato al pobre engendro.
“Buehhhh, -pensé- qué me hará poh, si al final el hueón no es feo, y huevear un poco no me hará daño.”
Así que partí donde Silvano, “a mirar Santiago” desde las alturas.
“Podís salir de acá, hueón, o te querís sacar la chucha?” –Le digo a Silvano, ya que está parado en el borde de la cornisa del edificio.-
“Pucha, me podís dar la manito?”
“NO.”
“Pero por qué no?!?!?!”
“Porque no quiero.”
“SUÉLTAME, GUATÓN CULEAOOOOOOOO, AAAAAARRRRGGGGGGGHHHHHHH!!!!” –Le grito, cuando en contra de mi voluntad me agarra mi manito linda cual pololi-
Cuando ocurre eso, me percato que Silvano tiene la mano del tamaño de la mano de un niño de unos 10 años, chiquitiiiiiiiiiiiita, deditos cortitos y un tanto femeninas.
“Oye! –Les grito a mis amiguis- Este hueón tiene la mano más chica que la chucha!��
Todos cagaos de la risa, cuando el hueón a punto del lagrimón, me dice:
“Ay, si no es tan chiquitita, la que tengo chiquitita es otra hueá.” –Mandando su frase de oro y la dignidad, a la chucha.-
Después de agarrarlo por aproximadamente media hora pa’l hueveo, con hueás tan barbáricas como: “Ten��s la pichula chica, las manos chicas, pero más teta que yo y la Rosario juntas. Por orgullo, debes morir, hueón. En serio.”, salta Yoerto, amigo incondicional del seboso, y me grita:
“Ay, no seai mala, si el hueón no está tirao, de hecho vive con su mina y está a punto de tener un hijo con ella! Si está acá, es sencillamente porque tuvieron un problema, ya que como está a punto de parir, no le quiere dar la pasá al loco!” -Buen amigo.-
“QUÉÉÉÉÉÉÉ?!?!?!?!?!?!?! Me estai hueveando? WUAAAAAAAAAAAAHAHAHHAHAHAHA, guatón culiao y la conchetumare!!!!!!! Retira tu humanidad indecente de mi vista, AHORA!”
“Pero no seai así poh, si tú me encantaste, y en la buena onda poh.” –Me dice el aberrante Silvano.-
“NOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!! Púdrete! Qué chucha tenís en la cabeza? Mierda, debe ser lo único que tenís, pa’ dejar preñá a una mina, vivir con ella, y andar de caliente por la vida joteando a otras.”
“Ah, ya.” –Se victimizaba el cerdito, y ponía carita triste, alejándose de mí.-
“MIRA MONO CULEAO, MÁTATE!”
Finalmente, cada vez que él se intentaba acercar a mí, recibía una sarta de chuchás lagis, que don Silvano poco y nada toleraba, al verse menoscabado en su condición de macho alfa en absoluta decadencia, terminando de alcoholizarse al extremo de vomitar todo el techo de mi edificio, mereciendo más puteadas de mi parte y del resto, apestando y aburriendo.
Al minuto de reaccionar un poco, Silvano entró a mi mansión, supuestamente al “baño”. Como estaba como piojo su estado era deplorable, imaginé que sería así, ya que en un rato casi no se sostenía en pie, así que sin problemas le dejamos el pase libre. Al transcurrir aproximadamente media hora en que esta bestia no salía al techo, no sé por qué se me iluminó el seso, que lo más probable era que este conchatumare estuviera metido en mi computador. Dicho y hecho, el hueón, estaba muy instalado en mi pc, viendo videos en Youtube. –Hueá totalmente imperdonable. NADIE se mete a mi computador, y menos sin permiso.-
Esa fue la gota que rebasó el vaso, y sin limitarme, se me nubló la vista y como por reflejo, le lancé la caballería encima:
“Qué conchetumare estai haciendo en mi computador, gil culiao?”
“Ay, nada, sólo veo unos videos en Youtube”
“Y qué mierda me importa a mí tu hueá? Sal de mi computador, AHORA!”
“Aaaaaaah, pero para qué tanto color? Qué tiene?”
“Sal de ahí chuchetumare! Cómo que ‘qué tiene’? No sabís que el computador es personal, o a voh te gustaría que yo te agarrara el celular y me pusiera a revisar las hueás que tenís adentro, ahueonao?”
“Ah, pero el celular no es lo mismo poh!”
“PARA MÍ SÍ, CONCHESUMADRE!!!!!! SAL DE MI COMPUTADOR AHORA!!!!!!!!!!”
“Ay, ya, me hai tratado como la callampa toda la noche, y ahora le dai color por el computador, estai loca hueona, loca!”
“Ah, sí? Loca, tenís la pichula, SALE DE LA HUEÁ AHORA, A-HO-RA!!!” –Chasqueando los dedos, con los ojos entintados en sangre y enajená.-
“ Por la chucha, puedo terminar de ver el video por útimo?”
“MIRA GUATÓN CULEAO, ME TENÍS REALMENTE ABURRIDA, ASÍ QUE TENÍS 20 MINUTOS PA’ VER TUS CAGÁS DE VIDEOS Y VIRAR DE MI CASA, TAMOH?!?!” –Me di media vuelta y me retiré-
A los dos segundos, llega la bola de manteca tetona, y asomándose por la ventana dice:
“He pensado harto en lo que sucedió acá esta noche, y creo que lo mejor es que me vaya. Así que me voy. Te vas conmigo, Yoerto?”
Todos lo miramos con cara de lástima, nadie le dio pelota a su lloriqueo, al unísono le dijimos que era la mejor decisión que podía tomar en su vida, Yoerto le dijo que no, que se fuera solo a la conchetumare, Silvano se despidió con un lastimero movimiento de manos, y se fue.
En resumen, Silvano dejó su pestilente aroma a Flaño por toda la casa, y cuando volvimos a entrar a mi mansión, su imagen sebosa y graciosa dejó abierta la puerta de salida hasta atrás, -seguramente a modo de protesta indecente- marcando para siempre mi nuestras vidas.
Silvano hoy, debe ser padre de algún bofe, agradecido de dios de haberle permitido reproducirse, aunque todos sepamos que es una maldición y que debiera haber muerto en algún accidente automovilístico, cuando manejaba camino a su cuchitril.
GUSANO CULIAO.
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esta canción me da tanto sentimiento que es un derrame de lagrimas inmediato más que nada por toda la nostalgia que me trae y de ese niño vulnerable que hacia lo posible por que no lo abandonaran pero de igual forma estuvo tanto tiempo solo que su única forma de estar bien o era viendo tele mientras comía como cerdo, jugando en la calle con su amigo autista o viendo videos hasta el anochecer, todo eso tan solo para distraerse, pero mentalidad de niño todo en ese momento para el estaba bien y solo felicidad, que bueno que nunca lo vio como lo estoy viendo ahora
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En mi “molesta” opinión.- Perdonen que insista.
“Soy marica, puedo hacer lo que quiera” (escuchado en una conversación el mes pasado en un restaurante de Santa Cruz de Tenerife)
La lección de hoy queridos niños se construye en modo de homenaje ponderado a estos/as/es héroes de la lucha “por la igualdad, la libertad, el anticapitalismo, el ecologismo y contra la islamofobia, el sionismo y la entidad sionista genocida (Israel)” que “ha utilizado al colectivo LGTBIQA+ y de las mujeres frente al mundo árabe e islámico, todo ello desde “una perspectiva” Transfeminista “construyendo movimientos de solidaridad con Palestina para frenar a la extrema derecha enfrentándonos a esos discursos y prácticas racistas y misóginas que niegan nuestros deseos, nuestras identidades y nuestros cuerpos”.
Ya lo ven pequeñas criaturas, héroes, sí héroes que se enfrenta valerosamente no desde Gaza, o Beirut en donde mandan los piadosos ayatolás de la República Islámica de Irán (Hamas y Hezbolá mediante) y porque si tomamos por ejemplo el Artículo 104 del Código Penal de Irán: “Lapidación por homosexualidad - <Las piedras deben ser como las palma de la mano, no demasiado grandes para causar la muerte muy rápido y así prolongar el sufrimiento, ni tan pequeñas que no sean consideradas piedras>” sería muy sencillo y nada heroico y efectivo. No, ellos eligen para esa lucha hacerlo - con grave riesgo para sus vidas y libertad - desde las profundas entrañas de la monstruosa bestia de nombre democracia liberal, el demoníaco capitalismo desarrollado y esa aterradora hidra con centenares de cabezas llamado Estado de las libertades. Horrible dictadura ésta en donde pueden manifestarse libremente (incluso en contra de la misma democracia), tomar la calle con cientos de miles de personas para celebrar el Día del Orgullo LGTBIQA+ y que por cierto, el que se celebra en Tel-Aviv - Israel es el más numeroso, libre, diverso y popular del mundo. Regímenes represores que han implantado leyes en contra de discursos de odio y discriminación que les afecten a estos mártires, en donde pueden gestionar su identidad de género apoyados por una ley que les permite percibirse (y obligar a los demás a percibirlos) como hombres, mujeres, no binarios, media y media, cuarto y mitad o buitre leonado por la mañana y lirón careto por la noche. Represoras democracias liberales que colocan la bandera del arco iris junto a la nacional, autónoma, regional o de la ciudad que toque, contraviniendo en muchos casos la Ley en la que el Tribunal Supremo ha establecido en una sentencia firme que sólo las banderas oficiales deben ondear en los edificios de las administraciones públicas españolas.
Mientras tanto “Feliz Ramadán” con luces y mensajes oficiales en todo occidente. ¿Han visto algo similar sobre la Navidad, al año nuevo hindú o chino en alguna nación en donde impere el islam?. Las fiestas judías ni pensarlas porque son anatema. Se han podido ver en estos pasados días grandes grupos de musulmanes que han tomado el centro de Londres o Time Square en Nueva York para sus rezos. Intenten queridos, queridas y querides a rezar un rosario en las calles de Riad (en donde está prohibida la construcción de iglesias cristianas), Kabul o Islamabad. ¡Claro que no!, eso no es luchar por la libertad, la diversidad y la igualdad de las personas ante la ley. Eso para ustedes es… provocación.
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El simbolismo de la Naturaleza: Las rosas
En todas las culturas las flores han tenido un papel muy relevante en cuanto a símbolos se refiere. Asociadas a valores, virtudes y a la comunicación de significados profundos, la rosa es una flor con especial presencia en el imaginario colectivo.
Los significados de la rosa van desde la juventud, la pureza, la perfección, el amor terrenal y el renacimiento, hasta la pasión, el cortejo, el matrimonio y la muerte. El significado que se le asigne está determinado por su color.
Las rosas rojas y rosadas han sido utilizadas en pócimas de amor, en perfumes, cosméticos, tés y remedios medicinales. Aparecen en los retratos femeninos acompañando a las protagonistas en jarrones o a manera de adornos corporales. Significan mensajes de amor y belleza. En Occidente se suspendía una rosa en el techo para que oscilara en el centro de una mesa. Esto significaba que todos los secretos que se confesaran en la habitación debían ser guardados. En el arte de la época victoriana su representación es frecuente y está asociada a la discreción. En el imaginario católico, las rosas se relacionan con el rosario —su nombre deviene de ellas—, pues son símbolo del amor maternal de la Virgen María. También, el color rojo simboliza la sangre de Cristo.
Las rosas blancas son las flores de la luna; simbolizan pureza, virginidad, encanto y discreción. Numerosas santas como Santa Rosa de Lima, aparecen con flores blancas en alusión a su pureza y castidad. La rosa blanca fue el emblema de la casa inglesa de York, que se enfrentó a los Lancaster en la Guerra de las Dos Rosas. Por su parte, las rosas amarillas se asocian con los celos y la infidelidad. En 1759, por orden papal, se creó la Orden de la Rosa Dorada, a la que ingresan soberanas católicas.
www.tarotdeana.tumblr.com
Imágenes:
"Still life, Roses", por Joseph Rodefer.
"Roses", por Rudolfs Perle.
"Helen of Troy", por Evelyn de Morgan.
"Queen Eleanor and the Fair Rosamund", por Evelyn de Morgan.
"Roses and peonies", por Vincent van Gogh.
"The King and his Court", por Edward Burne-Jones.
"Madonna and Child", por un seguidor de Fra Filippo Lippi.
"Amo Te Ama Me", por Sir Lawrence Alma-Tadema.
"Unfinished portrait of Her Majesty Queen Elizabeth The Queen Mother", por Augustus Edwin John.
"Catherine Howard, Lady d'Aubigny", por Anton van Dyck.
"María Antonieta, Reina de Francia", por Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun.
"Santa Rosa de Lima con Niño Jesús", por Escuela Anónima del Cusco.
Lee mitos japoneses aquí.
Lee mitos coreanos aquí.
Lee mitos griegos aquí.
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Dios, el mundo es tan pequeño... y sabes que no creo en ti, solo me encuentro aquí, hablándole a un espejo, a un encuentro, a un adiós, a un hasta luego; me encuentro aquí hablándole a la nada, como si fuera un amante que por vez primera, da un beso acelerado a mi pequeña alma; me encuentro aquí, como un niño ya crecido, hablándole dulcemente a las manos de su abuelo que jamás lo volverán a sostener.
Y es que dios, el mundo es tan incierto... que ya no sé qué hacer conmigo, tiemblo como una hoja , caigo como una piedra, me derramo sobre el sofá como una lágrima de sangre, y no paro de dar al mundo; dar a la amiga en apuros, dar al amante perdido, dar al amor que no fue, dar al hermano de alma, dar al hermano de carne, amar a la madre, llorar lo perdido, invocar al sol, alucinar frente a la luna, ladrar demonios, exorcizar alegría, dar mi vista a los pájaros... y para mí tan solo la ilusión del llanto de ser humano, y poder sufrir.
Y me importa una mierda la mentalidad del ateo, la responsabilidad del religioso, pero me da tanta envidia... porque yo estoy justo en el medio y el mundo se quiebra justo ahi, para recitarme al oído por las noches que de tanto creer, ya no hay nada para dar, y la poesía es tan caníbal, la filosofía es tan vivaz, que soy yo, solo una llama en la punta de un fósforo, que tu propia inexistencia puede borrar.
Y es que Dios, creí en ti, y llegué a la conclusión de que no estás ahí, te negué, pero tampoco morías ahí, entonces,¿ qué hago?, ¿ invocar una planta?, ¿ colgarme una piedra en el cuello?, acercarme una orilla, gritarle al cielo, caer de loco, caer de muerto, gritar que no existes, gritar lo contrario, discutir a la ciencia, discutir al cura más cercano, responderle a mi abuela, cuando entra en llanto y te invoca sin querer queriendo, preguntarle a mi madre, reír con mis hermanos, mirar a las palomas, prever el caos; ¿ qué hago si tú existes?, morir en vano, ¿ qué hago si eres tan nada como pienso?, caer agotado.
Y veces quisiera no tener la cordura de la razón, y a veces pensar tener la razon es en vano, así que dios le llamaré al viento de la cornisa a mi lado, llévame, acompáñame, es igual, cuando la última rosa caiga, yo comenzaré a armar mis rosarios de cristal.
-danielac1world ~ Margaritas contra la pared ~
#mi vida#pensamientos#pensamientos de noche#pensamientos aleatorios#fragilidad#frases#escape#escritura#escribir#escribiendo#escritos#realidad#realidadalterada#poesía en prosa#una poeta#literatura#cosas sobre mi#cosas que pienso#cosas que escribo#cosas de la vida#cosas que siento#cosas que pasan#cosas del alma#mi alma#almas#desolación#desolada#un vacío dentro de mi#un viaje a la vida#creencias
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DIABOLIK LOVERS: HAUNTED DARK BRIDAL ~ Romantic & Ayato ☆ DARK 10❕
( 💗 )
El joven Romantic encontró su uniforme y se lo puso, asegurándose de enderezar su corbata previamente saliendo de su habitación, buscando por todas partes dónde podría estar su rosario rosa antes de ir a desayunar.
Romantic: Ayato-kun, ¿puedo entrar?
Preguntó él antes de pasar por la puerta.
Ayato: Claro, entra ahora...
( 🍓 )
—Cuarto de Ayato—
Ayato espero jugando con sus encias y miró hacía la entrada de su habitación, encogiéndose de hombros al mirar entrar al niño tan vestido.
Ayato: ¿Qué pasa, Chibimushi?
Dijo, con una sonrisa juguetona aludiendo al apodo que le había dado hace tiempo ya, provocando risas en él, más en el recién llegado no tanto, quién seguía angustiado de no encontrar su amuleto.
Romantic: ¡N-no es gracioso!
Romantic: Por cierto, ¿sabes dónde deje mi rosario?
Ayato: ¿Tu rosario?
Preguntó con una de las cejas arriba de la otra, sentado en la parte superior del sofá y con las piernas cruzadas mientras miraba al contrario.
Ayato: ¿Para qué? ¡¿Eres religioso o algo así?!
Romantic: No realmente, es un regalo de mi madre...
( 💗 )
Susurró las últimas palabras que menciono, acomodándose los lentes mientras hablaba con el chico recostado en el sofá y quedándose parado en el mismo lugar sin querer moverse demasiado a los lados.
Romantic: Pensé que lo sabías, Ayato-kun, lo tenía conmigo desde la primera vez que llegué a la mansión.
Ayato: Hm, no sabía que eras tan niño de mamá.
Ayato: Entonces… ¿Cuál es el propósito? ¡Dime!
Romantic: Lo uso como protección...
Ayato: Proteccion de...
( 🍓 )
Ayato se preguntó nuevamente, ahora recostado en la cama con ambas manos detrás de su cabeza, mirando hacía el suelo con cierta confusión pero sobretodo credulidad.
Ayato: ¿Lo usas para protegerte de qué? ¿Te asustan los demonios o algo así?
Ayato: Como si un rosario me diera miedo.
Romantic: Para nada, el rosario se utiliza para poder rezar ayudándote de las cuentas que tienes, normalmente para las causas difíciles.
Ayato: Bueno, ¿y si Dios no te escucha?
( 💗 )
Ayato dibujo una sonrisa pícara en el rostro con completo descaro, al mismo tiempo que continuaba mirándolo con una expresión seria y con un ligero aire de suficiencia, como si estuviese a la defensiva por las “creencias cortas” del muchacho.
Ayato: Me sorprendería mucho si realmente se preocupa o escucha las súplicas de la gente.
Romantic: B-bueno, no lo sé. Yo–
Ayato: ¿Qué? ¿De qué te sorprendes tanto?
Romantic: …
( 🍓 )
Una vez que estuvo fuera del sofá, el pelirrojo se burló entre carcajadas. Después se volvió hacía el niño, lo levantó y le acostó debajo de él y sobre el sillón, mientras lo miraba con esos ojos codiciosos suyos.
Aquellos orificios tan enormes, simulaban esmeraldas tenues que dejaban libres a cientos de mariposas por su cuerpo saturado, tratando de forcejear con la poca fuerza que tenía, sin éxito.
Ayato: Te lo digo, Chibimushi, ¡a Dios no le importan tus oraciones y cosas así!
Ayato: Ya sé. Se me acaba de ocurrir algo bueno.
Romantic: ¡N-no!
Ayato no pudo hacer mucho más que mostrarse con seriedad, una sonrisa suya fácilmente transformándose en un cierto jaleo contagioso que hacía al otro sentirse impotente bajo él.
( 💗 )
Mientras que este desviaba la mirada del extraño rostro del pálido chupasangre, muy enrojecido en ambas mejillas, este parecía actuar como si estuviera demasiado molesto para mirarlo, no parando de retorcerse como un insecto a los ojos del vampiro.
Ayato: ¡Oye, deja de ser tan ruidoso!
Ayato: ¿No te diste cuenta la última vez? No aprendes la lección.
Romantic: Um...
Ayato: Anda, acércate...
( 🍓 )
Respondió él, pasando su brazo alrededor de la cintura del rosado entretanto miraba a su chico, ahora acercándose un poco más e inclinándose… hasta rozar sus labios tiernos con los suyos.
( 💗 )
El chico de cabello negro jadeó de la impresión y gradualmente contuvo la respiración durante varios segundos. El corazón le latía con fuerza, la cabeza le daba vueltas, tenía los labios entreabiertos y el corazón hecho un poema, como si deseara desesperadamente ese beso.
Y así, por pura coincidencia... que sus ojos volaron al torso de su compañero al no saber dónde mirar, chocando uno al otro sus narices.
( 🍓 )
De repente, Ayato sacó lo que parecía ser el rosario del niño de su bolsillo. Él sonrió con picardía y lo agarró con sus dientes afilados en medio de la provocación, tratando de burlarse de él.
Romantic: ¡...!
Romantic: Mi rosario...
Ayato: Recuerda esto.
Ayato: No te acerques a las iglesias. Ore-sama odia ese lugar, ¿entendido?
Romantic: Está bien... Yo– no soy religioso y tampoco pienso ir más a ese lugar, más si no te hace sentir cómodo.
Ayato: Me alegro de que lo entiendas a la primera.
Dijo, lo suficientemente firme como para que lo mirara a los ojos, deslizando sus dedos sobre su rostro para sostener su barbilla.
Ayato: No es a Dios al único que debes ver, si no también a este Ayato-sama.
Romantic: (Ayato-kun...)
Romantic: ¡S-si!
—Monólogo–
[ Con esas palabras que dijo Ayato-kun... realmente pareciera como si estuviera celoso de Dios. ]
[ Sé que puede parecer tonto, pero, no puedo evitar sentir curiosidad... respeto su forma de pensar y la entiendo. ]
[ Puede que– Ayato-kun, simplemente… ]
[ quiera acaparar su juguete favorito. ]
~ END Dark 10~
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GWEN JOHN & ROSARIO CASTELLANOS
De la vigilia estéril
I
No voy a repetir las antiguas palabras de la desolación y la amargura ni a derretir mi pecho en el pomo del llanto. El pudor es la cima más alta de la angustia y el silencio la estrella más fúlgida en la noche. Diré una vez, sin lágrimas, como si fuera ajeno el tema exasperado de mi sangre. Todos los muertos viajan en sus ondas. Ágiles y gozosos giran, bailan, suben hasta mis ojos para violar el mundo, se embriagan de mi boca, respiran por mis poros, juegan en mi cerebro. Todos los muertos me alzan, alzándose, hacia el cielo. Hormiguean en mis plantas vagabundas. Solicitan la dádiva frutal del mediodía. Todos los muertos yacen en mi vientre. Montones de cadáveres ahogan el indefenso embrión que mis entrañas niegan y desamparan. No quiero dar la vida. No quiero que los labios nutridos en mi seno inventen maldiciones y blasfemias. No quiero a Dios quebrado entre las manos inocentes y cárdenas de un niño. No quiero sus espaldas doblegadas bajo el látigo múltiple y fuerte de los días ni sus sienes sudando la sangre del martirio. No quiero su gemido como un remordimiento. Seguid muertos girando dichosos y tranquilos. La espiga está segada, el círculo cerrado. Sólo vuestros espectros recorrerán mis venas. Sólo vuestros espectros y este lamento sordo de mi cuerpo, que pide eternidad.
II
A ratos, fugitiva del sollozo que paulatinamente me estrangula, vuelvo hacia las praderas fértiles y lo invoco con las voces más tiernas y el nombre más secreto. ¡Hijo mío, tangible en el delirio, encarnado en el sueño! Y es como si de pronto la tierra se entregara haciéndose pequeña, pueril como un juguete para caber, ceñida, entre los brazos. Es como renacer en otros ámbitos limpios, transfigurados y perfectos.
III
Pero mirad mis brazos crispados y vacíos como redes tiradas inútilmente al mar. Nada debo implorar para mí en los caminos porque mi lengua acaba exactamente allí, en las fronteras simples de sí misma y su grito se apaga entre los límites de mi propio silencio. Mirad mi rostro blanco de exangües rebeldías, mis labios que no saben de los himnos del parto, mis rodillas hincadas sobre el polvo. Mirad y despreciadme. Descargad vuestras manos de las piedras que colman su hueco justiciero. Herid, No alcanzaréis la frente inerme (vellón inmaterial y delicado) a quien mi soledad sirve de escudo.
IV
Antes, para exaltarme, bastaba decir madre. Antes dije esperanza. Ahora digo pecado. Antes había un golfo donde el río se liberta. Ahora sólo hay un muro que detiene las aguas.
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Rosario Castellanos
Hut with Sky, Trees and Rooftops: View from the Artist's Studio Gwen John
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La Virgen de Fátima, formalmente Nuestra Señora del Rosario de Fátima, es una advocación con que se venera en el catolicismo a la Virgen María. En la misma línea que otras apariciones marianas, tuvo su origen en los testimonios de tres niños pastores.
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“Sólo cuando puedas soportar serenamente el desafío de despreciarte a ti mismo serás para Jesús el más grato de los refugios”
Teresa de Lisieux
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Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz o simplemente Santa Teresita, fue una religiosa carmelita descalza francesa, nacida en Alenzón, Normandia en enero de 1873. Declarada santa en 1925 y proclamada doctora De la Iglesia por el papa Juan Pablo II en 1997.
Fue hija de Luis Martin y de Marian Celia Guérin, (ambos canonizados en 2015). Los cuales concibieron 9 hijos cuatro de los cuales murieron a corta edad. Sus sobrevivientes, todas niñas, llevaron una vida rodeada de virtudes y santidad, visitaban enfermos, hacia obras de caridad, rezaban diariamente el rosario y acudían a misa cada dia a las 5:30 de la mañana. Los padres fueron considerados un modelo de santidad.
Cuando Teresa tenía 4 años, su madre Celia muere de cáncer de mama en agosto de 1877 y su padre y hermanas se trasladan a la ciudad de Lisieux, en donde residía la familia de su esposa, quienes habían prometido a Celia cuidar de sus hijas.
Su vida en el colegio es difícil a pesar de ser una niña tranquila y pacífica, llora por que no se atreve a quejarse del maltrato de sus compañeras mayores, y durante esta época encuentra refugio en la lectura, y comienza a sentir una gran admiración por Juana de Arco.
En octubre de 1882, su hermana Paulina ingresa en el Carmelo de Lisieux bajo el nombre de Sor Ines de Jesús, lo que representó para Teresa una segunda perdida de una madre, su salud empieza a cambiar de manera extraña, y se le diagnostica una reacción a una frustración emocional con un ataque neurótico.
Varias veces al dia Teresa sufre de temblores nerviosos y ataques de terror, y durante meses sufrió de dolores de cabeza y alucinaciones.
En 1886, su hermana mayor Maria ingresa también a la orden en el Carmelo de Lisieux lo que la hace recaer en depresión. Teresa pide a sus hermanos que murieron aun muy pequeños que intercedan por su alma operando en ella un cambio significativo.
En la navidad de 1886, Teresa experimenta una gran conversión, argumentando haberse hecho fuerte, valiente y olvidada de si misma, y como ella misma escribiría; “Sentí, en una palabra, que la caridad entraba en mi corazón, la necesidad de que me olvide de buscar agradar, y desde entonces yo fui feliz."
En abril de 1888, Teresa ingresa a la edad de 15 años en el monasterio de las carmelitas descalzas de Lisieux, comenzando así su postulado.
En 1890 lee las obras de San Juan De la Cruz al que convirtió en su maestro espiritual llevando una vida meditativa y de contemplación.
En 1894, y después de 6 años reconoce que la dificultad para alcanzar su propia santidad, y descubre lo que posteriormente llamaría “el caminito”, en donde sus limitaciones se convierten en su alegría mas que en desaliento, y en sus manuscritos empezará a firmar sus cartas añadiendo regularmente la palabra “pequeña” antes de su nombre.
En 1896 Teresa sufre un primer ataque de hemoptisis, una enfermedad del aparato respiratorio la cual aprovechó para demostrar su confianza inquebrantable en Dios.
En 1897 a la edad de 24 años, la enfermedad se recrudece y sin embargo se le pide continue escribiendo sus memorias, muriendo de tuberculosis en julio de 1897.
Después de su muerte esos manuscritos fueron publicados bajo el titulo de “Historia del Alma”.
Poco después de la publicación de sus manuscritos, surge lo que es llamado “Un Huracán de Gloria”, y cientos de peregrinos de toda Francia y de otros países llegan a Lisieux sobre la tumba de la pequeña Carmelita. Es especialmente durante la Primera Guerra Mundial cuando cientos de soldados franceses cargan en sus bolsillos imágenes de Teresa y una versión corta de su autobiografía llamada “una rosa deshojada”.
Al finalizar la guerra, recibe como ofrendas, las condecoraciones de los soldados, por los favores recibidos durante el conflicto bélico.
En 1927, es proclamada patrona de las misiones a pesar de no haber abandonado nunca el convento, ya que siempre rezaba por los misioneros.
Luego de su beatificación aparecen cientos de testimonios sobre prodigios y milagros de los cuales dos de ellos sirven para alcanzar la canonización.
En octubre de 1997, durante las celebraciones del primer centenario de su muerte, el papa Juan Pablo II la proclamó Doctora De la Iglesia Universal, siendo la tercera mujer, junto con Santa Teresa de Jesús y Santa Catarina de Siena en recibir esta distinción.
Actualmente, la Basilica de Santa Teresa de Lisieux, es uno de los edificios más grandes de Francia, y el segundo lugar de peregrinación más importante del país después del Santuario de Lourdes.
Fuente: Wikipedia
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LAS CRONICAS DE MARTE (Capitulo 2: El Renacimiento)
Capitulo 2: El Renacimiento
En aquellos días, Europa disfrutaba de un renacimiento del arte y las ciencias del mundo antiguo, en ese momento un joven español que vivía en la ciudad de Florencia, Italia, llamado Miguel Martínez con su madre que se había vuelto a casar con un señor florentino, que entrego a Miguel una excelente educación para evitar los pleitos que siempre se buscaba en la ciudad con otros jóvenes porque el muchacho era español, su madre tendían hacerse la desentendida; le contaba al muchacho desde muy pequeño niño que era descendiente de un mítico guerrero que defendía la antigua Roma desde sus comienzos llamado “Marte”, ella no decía nada a la hora que el muchacho quedaba mal herido por algún pleito, por otro lado, su padrastro le preocupaba que sucedieran estas cosas y lo mando a estudiar con el sabio maestro Leonardo DaVinci, con la creencia de que podría aprender a pensar bien antes de actuar, el maestro Leonardo no estaba muy de acuerdo con tener a un joven que fácilmente encontraba pleitos y terminaba dejando bien aporreado a quien se le enfrentaba, varias veces aconsejo a su padrastro que un talento así, era mejor aprovechado en el ejército, solo rogaba a Dios que el muchacho encontrara su camino, reconocía que el chico no era un artista talentoso, pero tenía disciplina, sabia seguir bien instrucciones y para el maestro Leonardo era una buena ayuda. Un día, el maestro Leonardo tuvo que ir a presentar unos bocetos al Señor Federico de Sforza, su patrón y mecenas, Miguel junto los bocetos de dibujos de caballos, eran para una escultura que el Señor Federico le encargo al maestro Leonardo, y lo acompaño a presentárselas, el Señor Federico se acerca al maestro Leonardo y le dice: “Leonardo, dime, ¿¿ que me tienes para mi escultura del caballo ??, mientras Miguel ayudaba a extender los dibujos de la escultura que iba a preparar al Señor Federico estaba su lado su sobrino, Giacomo, este joven era uno de los tanto que se metía con Miguel en la ciudad y se agarraba a golpes, Giacomo reconoció a Miguel y se encolerizo a tal punto que paso de la riña a los golpes, el Señor Federico y Leonardo separaron a los jóvenes, Leonardo avergonzado pidió disculpas y le dijo a Miguel: “¡¡ al llegar al taller, quedaras despedido, no importa si tu padrastro se pone de rodillas a rezarme el rosario completo !!, el Señor Federico calma a Leonardo un momento y le pregunta a su sobrino: “Giacomo, ¿¿ fue este joven con quien te dejo un ojo morado y un brazo torcido hace un par de semanas ??”, el joven duda antes de dar una respuesta a su tío, el Señor Federico se irrita con su sobrino y le dice: “¡¡ ya vete de aquí !!”, el muchacho se retira, Leonardo vuelve a disculparse, hasta que el Señor Federico le dice: “Leonardo, mire, la situación no me irrita, el muchacho se nota que tiene más habilidad para la guerra que para el arte, le propongo algo, usted puede despedir al chico….” Leonardo y Miguel se quedaron con la boca abierta y anodadados por las palabras del patrón, pero luego continua hablando el Señor Federico: “…pero, tengo un primo que es maestro de armas de la casa de Fiorentino, tienen una lucha contra la ciudad donde vive su enemigo, Marco de Luca, y esta buscando gente con talento para la guerra, yo puedo recomendar a Miguel a mi primo y tendrá asegurado con una excelente carrera militar”…Leonardo miro al muchacho, y le dijo con rabia: “¡¡ acepta, Miguel, no te queda otra…!!”, mirando a su patrón, le Leonardo dice: “me parece justo, Señore”.
A la noche, Miguel le cuenta lo sucedido a su mama y ella esboza una sonrisa tan hermosa como la misma Monalisa, mientras el padrastro de Miguel esta un tanto irritado, diciendo: “¡¡ como te pusiste a pelear con el sobrino del patrón, mocoso de porquería....y si a la guerra vas a la guerra iras, si no te matan harás una buenas carrera !!”, el padrastro se retira todo irritado, mientras que su madre ante esta eventualidad, se siente dichosa, ya que le dice a su hijo: “al fin cumplirás con el destino familiar, hijo mío, serás un buen Marte”. Al dia después se presenta al maestro de armas de la casa de Fiorentino, y se convierte en su ayudante, meses después se prepara para la batalla, aprende rápidamente el uso de la espada como si hubiera nacido con ella, el día anterior al combate, Miguel se pone su armadura y van a la catedral a recibir la bendición del obispo, junto con un grupo de jóvenes que componen la milicia de la casa de Fiorentino. Temprano en la mañana, en una colina se juntan las fuerzas de la casa de Fiorentino y las De Luca, como todo descendiente de Marte, Miguel no sentía miedo, es más, la sensación era tan familiar que se sentía en su salsa, al grito del Señor Fiorentino: ¡¡ al ataque…!!, comenzó la carga de los guerreros enlatados en sus armaduras, ambas armadas chocaron una y otra vez para hacer resistencia uno contra el otro, Miguel corría, sacaba su espada y ningún hombre lo pudo derribar, era toda una fuerza imparable, chocando las armaduras, las espada, la carne y los huesos, mientras sus compañeros de armas caían destrozados en el combate, mientras Miguel destrozaba a todo a quien se le atravesaba en medio, cráneos y huesos rotos, carne cortada en pedacitos quedaban en aquella colina, el chico no desconocía los horrores de una batalla, pero en cambio los chicos eran testigo de cosas que quedarían grabados en sus retinas el resto de su vida, en un momento, Miguel tenia a la vista al Sr. De Luca, tomo una hacha y la lanzo en dirección al noble, dejando clavada el hacha en su cabeza y destrozando su rostro en el momento, los guerreros enemigos al ver que su señor fue ultimado, comienzan a rendirse, la victoria fue para el Señor de la casa de Fiorentino, pero todos sabían a quien se lo debían, al valor de Miguel que descubrió su verdadero camino, ser un verdadero Marte.
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La Pampa y la obra de Santiago Swinnen
Nacido en Bélgica en 1933 y criado desde niño en Jáuregui, en 1958 desembarcó en una ciudad que contaba con unos 23000 habitantes. En ese momento, la Casa de Gobierno estaba en construcción bajo la dirección de Clorindo Testa y dentro de su equipo, se encontraba un profesor de Jaak en la UBA, quien lo recomendó para la Dirección de Arquitectura provincial. La Pampa había dejado de ser Territorio Nacional en 1951, necesitaba obras públicas y así fue cómo SS encontró su lugar en el mundo. Durante la década de 1960, Swinnen recibió encargos privados en Santa Rosa y otras localidades de La Pampa. Su primera obra en la ciudad capital fue la casa del Dr. Srur (6) en 1960 y el diseño del Barrio Calfucurá con 80 viviendas en 1967 (7). Pero la obra que marcó su carrera y el horizonte de Santa Rosa fue la remodelación de la Catedral, que ya había comenzado a construirse. Swinnen tuvo la audacia de introducir una fachada completamente moderna en un contexto religioso. Utilizó hormigón armado para crear una estructura con aires brutalistas, que destaca por su expresividad y sobriedad al mismo tiempo. Cada hexágono en el frente simboliza a uno de los apóstoles, mientras que el de la corona representa a la Virgen y el de la cruz a Jesucristo. Swinnen no sólo transformó la Catedral, sino también la arquitectura religiosa en La Pampa. Sus refacciones y ampliaciones de iglesias existentes mostraron su creatividad y sensibilidad únicas. Un claro ejemplo es la Iglesia Nuestra Señora de Fátima en SR (8,9) o la Iglesia Nuestra Señora del Rosario en Macachín. (1) A partir de 1970, Swinnen se mudó con su familia a una casa que él mismo diseñó camino a Toay, cercana a los médanos, donde siguió trabajando y desarrollando su otra pasión: la pintura. A principios de 2023, esa vivienda fue comprada por el futbolista Alexis Mac Allister y sus hermanos. Santiago Swinnen falleció en Santa Rosa en 2010, dejando un legado que perdura en toda la provincia.
Fuentes:
Tras las huellas de “Jaak”, Revista 88x96, mayo 2022. La Catedral de Santa Rosa: construir en el cielo - @lapampanoticias . Ana Pessio @anaabra abril 2022. Los hermanos Mac Allister compraron Vuriloche, la emblemática Quinta de Swinnen - @datapatagonia , febrero 2023.
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IMAGENES Y DATOS INTERESANTES DEL 13 DE FEBRERO DE 2025
Día Mundial de la Radio, Día Mundial del Soltero, Día Mundial del Infiel o Día Mundial del Amante, Día de los Amigos de Internet, Semana Mundial de la Armonía Interconfesional, Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas.
Santa Viridiana y Santa Fusca.
Tal día como hoy en el año 1991
En Irak, dos bombas inteligentes estadounidenses destruyen un refugio subterráneo, matando a cientos de civiles, entre ellos mujeres y niños.
1967
Se descubre en la Biblioteca Nacional de España (Madrid) un manuscrito de Leonardo da Vinci de casi 700 páginas, conteniendo anotaciones y dibujos a mano. Conocido como los 'Códices Madrid I y II'.
1960
Francia, tras su desastre militar en la Indochina francesa (actual Vietnam), y la humillación de la expropiación del canal de Suez, ocurrida en octubre de 1956 al dejar EE.UU. a sus aliados sin apoyo, acelera su programa nuclear de defensa y, en el día de hoy, detona su primera bomba atómica de pruebas en el Sahara argelino. (Hace 65 años)
1945
Se produce un bombardeo aéreo masivo de los aliados contra la ciudad alemana de Dresde. Durante 3 días, 1.300 aviones ingleses y estadounidenses lanzarán 3.900 toneladas de bombas y material incendiario, reduciendo la ciudad a escombros y matando entre 35.000 (fuentes oficiales) y 135.000 personas (fuentes civiles). Algunos mandos intermedios aliados muestran su más enérgico desacuerdo con esta acción contra civiles indefensos, ya que Dresde no es una ciudad industrial de producción de material de guerra. Los inductores del ataque manifiestan que éste servirá para romper las líneas de comunicación que han entorpecido la ofensiva soviética en el Este. A pesar de ello, muchos seguirán pensando que el ataque se ha planeado para aterrorizar a la población civil alemana y forzar de este modo la rendición nazi. (Hace 80 años)
1904
La Asamblea Constituyente panameña, presidida por Pablo Arosemena Alba, aprueba la primera Constitución. El día 16 de este mismo mes, en sesión secreta, se escogerá unánimemente a Manuel Amador Guerrero como primer presidente constitucional de la República de Panamá. Ya como presidente, Manuel Amador conformará su primer gabinete de gobierno por partes iguales, entre destacados y sólidos liberales y conservadores. (Hace 121 años)
1812
En Chile se edita la "Aurora de Chile", primer periódico del país, publicado hasta el 1 de abril de 1813. (Hace 213 años)
1812
En la ciudad de Rosario (Argentina), el general Manuel Belgrano propone al Gobierno la creación de un estandarte nacional con el fin de motivar a la tropa en la lucha por la independencia, en vista de que los cuerpos del Ejército usan diferentes enseñas. El 18 de febrero, el Triunvirato aprobará el uso de la bandera blanca y celeste. (Hace 213 años)
1801
En Aranjuez (España), Godoy por España y Luciano Bonaparte en representación de Francia, firman un convenio que establece el auxilio de la armada española a Napoleón Bonaparte para enfrentarse a los británicos. (Hace 224 años)
1678
Más de 76 años después de su muerte, se publica el "Sistema Tychonico", de Tycho Brahe, sobre el sistema solar, según el cual el Sol y la Luna giran alrededor de la Tierra inmóvil, mientras que Marte, Mercurio, Venus, Júpiter y Saturno giran alrededor del Sol, una solución de compromiso entre el sistema geocéntrico tolemaico y el heliocéntrico elaborado por Copérnico. (Hace 347 años)
1668
Con el tratado de Lisboa firmado hoy con intermediación inglesa, España y Portugal acuerdan la paz y Portugal logra su independencia poniendo fin así a casi un siglo de dominación española. (Hace 357 años)
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