#cansada de las clases :_
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chronic-crassicaudiosis · 1 year ago
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No había caído que patinaje de velocidad=mallas de lycra 🙈🙈🙈🙈🙈
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elxctrs · 2 years ago
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"es lo contrario a un oscar. lo dan por las peores actuaciones del año. mi padre estuvo nominado a uno de esos, no quiso salir de la habitación en días" era pequeña y todavía no entendía completamente el mundo de la farándula, solo que ya vio que sus progenitores no estaban tampoco sanos al cien por cien. estira tela del vestido que por desgracia no para de arrugarse a cada paso que pega "es molesta" afirma. ella que sustituyó vestidos hace tiempo, no creía que podría volver a enfundarse en uno "ajá" silaba pronunciada con decadencia aunque no pierde vista del contrario "citron... el que ganó y se puso con la fiesta hasta las tantas. me hubiera gustado irme a dormir a la biblioteca"
elxctrs​:
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ha estado mirando más allá de la ventana, con gesto aburrido, mientras ha ido intercalando calada por calada. si su madre la viera, le daría un patatús. siempre ha odiado profesión de sus progenitores y ahora, míradla ¡haciendo un papelito! bóveda nocturna cede alguna que otra estrella. no cree que vaya a atisbar ninguna fugaz. cuando atiende a palabras ajenas cree que no son para sí pero al ser la única compartiendo el espacio en ese retazo de tranquilidad, apuesta una risa amarga “creo que seré candidata a un razzie” decreta, dejando copa a un lado y exponiendo mueca de terror propia del antagonista de viernes 13 “¿ves? me hubiera gustado más algo rollo la novia de frankestein… soy aburrida con o sin galas”
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Dani alza una ceja.  —No sé qué es eso.  —Calcula que un premio, por la estructura de la oración, pero lo cierto es que no entiende cuál ni de qué. Por supuesto, para él las cosas se definen en tanto a campeonatos de fútbol, dakar, etcétera, etcétera. Lo demás le parece totalmente irrelevante. Dani la ve dejar la copa a un costado y se lleva el gin tonic a los labios, bebiendo lentamente en lo que ella habla.  —Yo no soportola ropa formal.  —Arruga la nariz. Tampoco le encuentra la gracia a los props ni a la supuesta actuación que hay que desenvolver. No tiene ganas de participar en lo absoluto.  —Eres nueva.  —Mera observación.  — ¿En qué equipo estás?
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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O DONDE ENZO JAMAS TIENE FAMA Y TIENE DEUDAS HASTA EL CUELLO Y UN ESALOJO ENCIMA ENTONCES HACE UNA PELI PORNO Y DESPUES SE POSTULA COMO ESCORT
+18!
La primera vez que escuchaste un audio erótico recogiste todas tus cosas en cuestión de segundos y abandonaste la biblioteca en la que te encontrabas, tus extremidades temblando y tus mejillas ardiendo de vergüenza. No estabas segura de cómo se te ocurrió reemplazar los audiolibros y podcasts que escuchabas mientras estudiabas por... bueno, esa clase de audios.
Mentirte era inútil porque sabías que la voz que escuchaste te encantó y fue así como te aventuraste en las redes sociales del autor del infame audio, encontrando allí el link de OnlyFans en el cual, además de audios, subía también sus videos y fotografías. Cerraste la página, horrorizada con tan sólo pensar en pagar por algo así, pero...
Luego de unas semanas y un par de audios personalizados ya no había retorno. Desarrollaste adoración por el uruguayo cuya voz oías siempre antes de dormir y por las mañanas cuando despertabas, sus transmisiones en vivo de los días domingo se convirtieron para vos en una especie de misa y pronto comenzaste a sentirte entre obsesionada y enamorada de él.
En una de tantas transmisiones fue cuando Enzo -que no solía utilizar tanto su nombre, acostumbrado a su apodo artístico- reveló que el motivo por el cual escogió crear contenido para adultos fue sólo económico. También mencionó lo difícil que era dedicarse exclusivamente al teatro, el cual era su pasión pero había abandonado, y recordó entre risas el video que lo arrojó al estrellato.
Dicho video fue filmado con un celular y una cámara con una resolución no muy buena, había dicho él, pero la calidad de la imagen fue lo último en lo que te fijaste cuando encontraste el material y presionaste el botón de reproducir. Alguna ex novia con el rostro difuminado lo acompañaba, seguro, pero el foco estaba puesto en él y en su cuerpo, ligeramente diferente a la actualidad.
Tus sentimientos por Enzo, independientemente de cuáles fueran y qué nombre tuvieran, te llevaron a pagar la suscripción más cara de su página sin importarte el precio: esta incluía acceso temprano a audios, videos, fotos, contenido personalizado y, lo que más te emocionaba, la posibilidad de chatear y más, mucho más, con él.
La notificación hace sonar tu computadora por aproximadamente medio segundo antes de que contestes la videollamada. Enzo te sonríe del otro lado de la pantalla y acomoda su cabello de manera descuidada, más por costumbre que para peinarse, dejando correr los segundos mientras intenta descifrar tu mood de esta noche.
-Te noto un poco cansada, ¿puede ser?
-Tuve examen.
-¿Y cómo te fue?- tira de las mangas de su suéter-. ¿Como para una recompensa o un castigo?
Sus palabras hacen arder tus mejillas y te dejan sin palabras por unos pocos segundos. Son segundos en los que él, que disfruta verte tan afectada y aún tan tímida como el primer día, comienza a acariciarse por sobre su ropa interior, lo único que lleva además del suéter oversize.
-Creo que las dos, no sé, estaba muy nerviosa.
-Recompensa entonces- decide-. Y cuando te den la nota vemos qué más...
Te mordés los labios cuando se inclina en la silla y te permite ver su ropa interior manchada, además de su evidente bulto y una franja de su abdomen. No se molesta en ocultar el profundo suspiro que escapa de sus labios cuando presiona su miembro a través de la tela y tampoco su sonrisa cuando escucha tu respiración agitándose.
-Enzo...
Su mandíbula se tensa y cierra los ojos para contenerse, regalándote una imagen prácticamente celestial sin ser consciente de ello. Enzo no puede admitir que tiene preferencia por algunas de sus clientes y mucho menos decirte que sos su favorita desde hace tiempo, pero la forma en que decís su nombre amenaza con hacerlo revelar sus secretos.
Cuando ve tu mano dirigiéndose a tu centro te llama la atención.
-No te toques todavía- ordena-. Primero mostrame esas tetitas tan lindas que tenés.
Tu gemido es involuntario y patético. Obedecés rápidamente y levantás tu suéter, enseñándole brevemente el sostén que llevás y luego arrancándolo de tu cuerpo para cumplir con lo que te pidió: tus pezones están erectos, por el frío o por la excitación, así que sólo basta el roce de tus dedos para hacerte temblar.
-¿Sabés cuántas veces me toqué pensando en tus tetas?- negás dejando ver tu desesperación y él aprovecha para deslizar una mano bajo su ropa interior, tirando hasta liberar su erección y permitiéndote ver su punta brillante que gotea-. Si te tuviera acá conmigo te las dejaría llenas de marcas.
-Me gustaría...
-¿Estar acá o que te marque toda?- comienza a masajear su miembro y cuando arroja la cabeza hacia atrás su cabello cae libremente. Cruzás tus piernas en un intento de obtener alguna mínima fricción para aliviar la necesidad que provoca que tu centro esté cada vez más húmedo y más caliente.
-Las dos.
Te regala una sonrisa adornada con lujuria.
-Tocate y mostrame, dale.
Buscás una posición que le permita verte mejor y guiás tu mano hacia el interior de tu pantalón. Cuando acariciás tus pliegues sentís tu excitación empapando tus dedos y los retirás para enseñarlos a la cámara, logrando con ese simple acto que Enzo se muerda los labios y que sus párpados caigan por el peso del placer en su cuerpo.
-Las ganas que tengo de probarte- dice en un susurro apenas audible-. Algún día te voy a ir a buscar, ¿sabés? Y te voy a coger hasta que me pidas por favor que pare...
Voy a confesar que investigué mucho sobre escorts masculinos y los testimonios eran tan variados e inverosímiles que dije "Mmm, rari", así que le di una vuelta de tuerca a la trama. Espero que igualmente lo disfruten :)
taglist: @madame-fear @chiquititamia @recaltiente @llorented @delusionalgirlplace @lastflowrr @creative-heart ♡
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verso-abstracto · 7 months ago
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Silencio, mi corazón está abrumado.
Ellos dijeron que sí sabían, pero en realidad no sabían nada.
No tenían idea de lo que sentía, de lo que pasaba por mi mente.
Sí, tal vez sabían que no estaba bien, pero no sabían qué tan mal estaba, lo que pasaba por mi mente, que tan agitada me sentía y la clase de pensamientos que tenía.
No era que pretendía irme, pero definitivamente no estaba presente, solo era un robot actuando en automático y cuando me di cuenta rompí en llanto.
No era fácil, no es fácil.
Tal vez lloraba frente a ellos porque empezaba a tener esa clase de confianza, pero no puedo quitar el hecho de que igual y lo hacía porque ya no podía más, ya era muy doloroso tratar de retener las lágrimas, tratar de hacer como si nada pasaba.
Estaba tan cansada, agotada.
Era simplemente agotador tratar de manejar todo a la vez.
No podía, por más que lo intentara, ya todo parecía que se venía encima, como una lluvia de bloques sobre mis hombros y no podía soportarlo.
No, no podía con todo, y me costó darme cuenta de este hecho.
Me costó semanas de cansancio mental, me costaron días de trasnocho y desvelo, me costaron sonrisas, me costaron pensamientos y cariño conmigo misma, me costó mucho.
La situación me quitó mucho y yo no supe verlo hasta cuando ya me temblaban las manos por el miedo al futuro sin yo poder controlarlas, no supe verlo hasta que ya no pude hacer nada más que tratar de escapar de la realidad a toda costa viendo y haciendo cualquier cosa que me alejara del producto de mi terrible estrés.
Ya no sonreía genuinamente, ya no podía leer en paz.
Mis hobbies más amados, los que en algún momento de mi vida se convirtieron en un abrazo en la oscuridad, ya ni siquiera eran una vía de escape fiable, ya no hacían nada en mí.
Y cuanto dolía… tanto dolía.
Ahí me di cuenta de lo profundamente hundida que estaba… y yo no sabía cómo nadar hacia la superficie.
Todos te dicen que lo bueno de estar abajo es que lo único que queda es subir, pero ¿qué pasa si no sabes cómo hacerlo?
Nadie te explicó, nadie te dijo cómo podías realizarlo y a esta altura te has encerrado tanto en ti misma que este tipo de cosas personales y vulnerables no las cuentas a diestra y siniestra.
No hay tanta confianza, pero no sabes qué hacer.
Así es que lo único que queda es llorar, arrastrarte por el suelo y gritar de dolor por todo lo que te está pasando, por sentirte tan hundida, sin saber qué hacer, por sentir que no hay salida, por sentirte tan encerrada, abrumada, sin poder notar una simple vía de escape.
Buscarás ayuda, sí, pero eso llevará tiempo. No te repondrás de todo a la primera y eso te llena de dolor.
Escuece en el fondo del alma.
Ahora solo queda una cosa, depositar toda tu fe en alguien que puede ayudarte a descifrar cómo manejar todo aquello que te está pasando, y tratarte bonito en el proceso.
Porque te lo mereces.
No eres una mala persona, no estás defectuosa, no estás hueca.
Son cosas que, lamentablemente, pasan, pero podemos solucionarlo.
Así es que quiérete bonito, trátate bonito, consiéntete y descúbrete en la inmensidad de pensamientos que llenan tu mente y aprende a poner un poco de silencio y solo decir:
Está bien, estoy a salvo.
Little Moon
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silvertice · 2 months ago
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Comfort.
Logan howlett x female reader.
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Summary: Tras una misión agotadora, regresas a casa herida y encuentras a consuelo en los brazos de Logan, quien te recuerda con su ternura y pasión por qué siempre ha sido tu refugio.
Category: Romance, Hurt/Comfort, Fluff, Domestic Moments, Post-Mission Recovery, Established Relationship, Emotional Bonding, Soft Logan, Tender Care, Healing {TW}: Minor Injuries, Blood Mention, Emotional Vulnerability, Intense Emotions, Physical Intimacy, Suggestive Themes, Power Imbalance (Emotional Context), Trauma, Healing Touch.
El cansancio era pesado, una sensación familiar que te envolvía desde los dedos hasta los huesos. Habías vuelto de una misión difícil, más heridas de las que te gustaría admitir, pero no era eso lo que te preocupaba ahora. Había algo más importante esperándote en la mansión: Logan. No habían tenido casi tiempo para estar juntos últimamente, entre las misiones y el constante caos. Aunque la rutina se volvía cada vez más exigente, había algo en él que te mantenía siempre volviendo. Nadie más conocía esa faceta suave y cariñosa de Logan, y esa era la parte que más te había conquistado. Sabías que no podías dejar que esa conexión se desvaneciera. No importaba lo cansada que estuvieras, no podías ignorarlo, ni ahora, ni nunca.
El cielo teñido de tonos anaranjados y violetas anunciaba el atardecer cuando abriste la puerta de tu habitación. El sol ya comenzaba a esconderse tras las colinas que rodeaban la casa, proyectando sombras largas y cálidas por el lugar. Suspiraste al no encontrarlo allí, suponiendo que aún debía estar terminando de dar una clase. Sabías que no le gustaba dejar sus responsabilidades a medias, incluso si eso significaba sacrificar el poco tiempo que podían compartir. Sin hacer ruido, te quitaste el traje con movimientos lentos, sintiendo la tela pegajosa por el sudor y el polvo acumulado durante la misión. Fue entonces cuando el ardor en tu costado captó toda tu atención. La herida no era grave, solo un rasguño profundo en la costilla, pero el dolor punzante cada vez que respirabas hacía que pareciera peor.
Te levantaste con cuidado, sujetando un paño limpio contra tu costado para presionar la herida mientras te dirigías al baño en busca de algo con qué limpiarla. Sin embargo, el sonido de la puerta abriéndose repentinamente te hizo detenerte en seco. Tu respiración se cortó, y por un instante, tu mente te jugó una mala pasada, pensando en cualquier peligro que pudiera haberse colado en la mansión. Pero entonces lo viste. Logan. Su figura inconfundible llenó la entrada, y con ella, el peso de toda la preocupación que habías cargado durante los últimos días pareció evaporarse. Una sonrisa cálida se dibujó en tus labios casi de forma automática, como si tu cuerpo supiera que él era la única constante que podía calmarte. Sus ojos, oscuros pero llenos de una nostalgia que pocas veces dejaba ver, se encontraron con los tuyos. Sin pensarlo, corriste hacia él, lanzándote a sus brazos con tanta fuerza que prácticamente te colgaste de su cuello.
El abrazo fue cálido y firme, pero apenas sus brazos te rodearon, un gemido de dolor escapó de tus labios. Habías olvidado por completo tu herida en la emoción del momento. Logan se tensó al instante, separándose lo suficiente para mirarte con el ceño fruncido, aunque su agarre no disminuyó. “Lo siento,” susurraste rápidamente, pero antes de que pudieras explicar, él te atrajo de nuevo hacia su pecho, esta vez con más cuidado. Su voz, profunda y baja, resonó cerca de tu oído, y las palabras que dijo parecieron derretir cualquier barrera que hubieras levantado. “Te necesito,” susurró, su tono apenas un murmullo cargado de sinceridad. “Te he extrañado.”
Una sonrisa suave se formó en tus labios al escuchar sus palabras, sintiendo cómo tu corazón se apretaba con calidez. Pero su mirada pronto descendió hasta tu costado, donde la tela de tu ropa descansaba manchada de un tenue rojo. “Estás herida,” dijo Logan con ese tono grave que usaba cuando algo realmente le preocupaba. Sus ojos se oscurecieron aún más mientras examinaba la herida rápidamente, intentando contener la molestia en su expresión. “¿Cómo pasó esto?” preguntó, aunque su tono sonaba más como un regaño preocupado que como una verdadera pregunta. Antes de que pudieras responder, ya estaba moviéndose hacia el baño. “Voy a buscar algo para curarte. Quédate aquí.” No había espacio para discusión en su voz, pero de todos modos obedeciste, dejándote caer en la cama con un suspiro cansado.
No pasó mucho tiempo antes de que Logan regresara con un botiquín en mano. Sin decir nada, se arrodilló frente a ti, sus movimientos meticulosos pero llenos de cuidado. Te observó por un momento, como evaluando cómo proceder, y sin pensarlo demasiado, abriste ligeramente tus piernas para darle más espacio. Fue un gesto instintivo, casi automático, pero tan pronto lo hiciste, te diste cuenta de lo que implicaba. El calor subió a tus mejillas, y apartaste la mirada, esperando que él no lo notara. Logan, como si nada hubiera pasado, abrió el botiquín y sacó lo necesario para limpiar la herida. Con un suspiro, agarraste el dobladillo de la camiseta que llevabas debajo del traje, tirando de ella con cuidado para quitártela. Un leve jadeo escapó de tus labios al sentir cómo el movimiento tiraba de la piel herida, pero te obligaste a ignorar el dolor.
Con una suavidad que solo alguien con su experiencia podía tener, Logan comenzó a limpiar la herida. Sabías que, por su pasado, estaba más que acostumbrado a tratar este tipo de cosas. Cada movimiento de sus manos era preciso, pero su expresión seguía siendo de profunda concentración, como si estuviera manejando algo frágil. El roce de su toque sobre tu piel te hizo sentir una extraña mezcla de alivio y ternura, algo que solo él lograba provocarte. Sin pensarlo, tu mano se levantó, y con un gesto suave, acariciaste su mejilla, buscando su mirada. Cuando tus ojos se encontraron con los suyos, un nudo se formó en tu garganta, pero no pudiste evitar sonreír con ternura. Ese lado suyo, tan fuerte pero al mismo tiempo tan suave contigo, era lo que más te había cautivado.
“¿Me extrañaste tanto, mi lobito?” le preguntaste, casi en un susurro, mientras tus dedos seguían recorriendo su mejilla. Logan negó con la cabeza, una sonrisa cómplice jugando en sus labios. Sabías que no le gustaba admitir sus sentimientos de esa forma, pero su mirada decía todo lo que necesitabas saber. Sin pensarlo más, te acercaste lentamente, el roce de tu respiración entrelazándose con la suya. Cuando tus labios finalmente encontraron los suyos, el mundo pareció desvanecerse por un momento. Era un beso suave, pero cargado de todo lo que no se habían dicho en esas largas semanas. “Yo te he extrañado mucho más,” dijiste con un murmullo entre el beso, como si fuera un secreto solo para los dos.
Logan no tardó en responder al beso, pero esta vez con más intensidad, como si hubiera estado conteniéndose por mucho tiempo. Sus labios se apretaron contra los tuyos, más exigentes, como si todo lo que había sentido durante las últimas misiones, la distancia y la espera, estuvieran estallando de golpe. Te pregunté lo necesitado que se sentía de ti, el control que aún mantenía sobre su instinto animal, la lucha interna que parecía librar en silencio. Pero no te importó. Te entregaste al beso sin reservas, dejándote llevar por esa oleada de emociones compartidas. Sin previo aviso, Logan se incorporó con rapidez, quedándose encima de ti, sus manos firmes sobre tu cuerpo mientras sus labios nunca se separaban de los tuyos. La sensación de su peso sobre ti solo se intensificó todo lo que estabas sintiendo, como si finalmente el mundo hubiera quedado en pausa y solo existieran los dos.
De repente, Logan mordió tu labio con más fuerza de la que esperabas, provocando un pequeño sangrado que te hizo jadear. La sensación de su boca sobre ti era a la vez feroz y cautelosa, como si no pudiera contenerse más. Inmediatamente se separó, mirando tus labios con una mezcla de sorpresa y culpabilidad. Su expresión fue una disculpa silenciosa, como si no hubiera querido ir tan lejos, pero sin poder evitarlo. Sin embargo, antes de que pudieras decir algo, sonreíste suavemente, rodeando su cuello con tus brazos, atrayéndolo de nuevo hacia ti. Tu mirada, llena de cariño y ternura, se encontró con la suya, y sin pensar, murmuraste: “Te amo”, repitiéndolo una vez más, como si esas palabras pudieran resumir todo lo que sentías por él. "Te amo, Logan".
Logan te abrazó con fuerza, apagándose hacia ti, como si quisiera fusionarse contigo, sintiendo la calidez de tu cuerpo cerca del suyo. Su rostro se hundió en la curvatura de tu cuello, inhalando profundamente, absorbiendo tu olor, algo que siempre lo hacía sentirse seguro, como si fuera su ancla en el caos. Tú, por supuesto, correspondiste al abrazo, acariciando su cabello con ternura mientras sentías la firmeza de su ancha espalda bajo tus manos. Habías extrañado tanto a tu hombre, a su presencia, a su fuerza, que no querías que ese momento se terminara. Querías quedarte así, envuelta en su abrazo, sintiendo cómo cada parte de él se relajaba en tu cercanía, como si todo lo demás desapareciera por fin.
Después de unos minutos en ese abrazo silencioso, sintiendo la calma en su cercanía, una risa suave se escapó de tus labios. Te apartaste un poco, levantando la vista hacia él con una sonrisa traviesa. “Amor, ¿no dimensionas  tu tamaño? Yo sé que me extrañaste, pero me estás aplastando”, dijiste en tono juguetón, dejando que el aire entre ustedes se relajara un poco. Logan levantó la cabeza, viéndote con esa mirada intensa, pero ahora suavizada por el toque de humor que había traído. Un leve rubor subió a sus mejillas al darse cuenta de lo aferrado que estaba a ti.
Logan, con una sonrisa tímida, se incorporó un poco, levantándose de ti con una ligera risa. Luego, se sentó en el borde de la cama a tu lado, mirando al frente por un momento antes de hablar, su tono suave pero cargado de esa cercanía que siempre lograba transmitir. “¿Sabes? Tal vez deberíamos tomarnos unas vacaciones... los dos, solos”, sugirió, su mirada fija en el horizonte mientras las palabras salían con un toque de sinceridad que te hizo sonreír. El ambiente entre los dos, tan cargado de emociones, ahora se había vuelto más relajado, casi como si esa sugerencia fuera una forma de finalmente encontrar un respiro después de tanto tiempo sin estar juntos.
La idea te pareció tan hermosa que no pudiste evitar sonreír, imaginando esos días solo para los dos, lejos de las misiones y de todo lo demás. Después de tanto tiempo sin poder estar juntos, era justo lo que necesitabas. Volviendo a sus brazos, te subiste a su regazo con suavidad buscando, acomodándote como un oso, buscando la comodidad de su cercanía. Apoyaste tu cabeza en su pecho, escuchando su respiración tranquila, y cerraste los ojos por un instante, sintiéndote finalmente en casa. “Me encanta la idea”, susurraste, dejando que tus palabras se perderían entre su abrazo. Te aferraste a él, sabiendo que, aunque fuera solo por unos días, el mundo podía esperar.
Logan te rodeó con sus brazos con cuidado, como si temiera romper la paz que acababan de encontrar. Se acomodó contra ti, con su rostro cerca de tu cabello, inhalando tu aroma con tranquilidad. Luego, con un suave susurro, te dio un beso en la cabeza y, casi como un secreto, dijo: “Te amo, princesa”. Esas palabras, tan simples pero tan cargadas de cariño, hicieron que tu corazón latiera con fuerza. Te aferraste aún más a él, sin querer soltar ese momento. Finalmente, sentí que no importaba nada más en ese instante. El mundo podía esperar, porque ahora, con Logan, lo tenías todo.
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elxctrs · 2 years ago
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"lástima que esté sin calderilla. aguardaré a que un postulante te pague el mejor baile" ¿es una femme fatale? ¿una sincorazón? no sabe. hay miles de posibilidades y no puede decantarse "hm, mejor quédate con el cockney" sugiere, cediendo una copa de forma amistosa "¿cuánto rato llevas soltando tus prácticas? porque he de confesar que esto al principio me parecía un rollazo de los gordos"
elxctrs​  *
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“tú tampoco estás nada mal… ¿eres corista?” no sabe si halago va dentro del papel pero decide imitarlo, porque en verdad ondas doradas caen de forma espectacular en sensación de champán “bueno, sencillo-sencillo, tampoco es” acredita, elevando una ceja por el cambio de entonación “¿sabes hacer el francés? solo tienes que comegte las egges”
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“por un buen monto, puedo ser lo que quieras” ofrece de repente con una media sonrisa. está desesperada por ganarse la vida con su don. parte del papel que interpreta, claro. risa aflora de manera natural al escuchar imitación ajena, y sin querer abandonar su faceta, suelta: “oui, oui, madame,” son los únicos términos que ahora recuerda en el idioma, “aunque lo tengo un poco oxidado…” argumenta más tarde.
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jartita-me-teneis · 24 days ago
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"Sapos encantados, auténticos y garantizados"
Así decía el letrero sobre el acuario de cristal, lleno de pequeños sapos, en una tienda.
Me chocó la frase a cuento de hadas y la curiosidad me llevó a
preguntarle a la mujer que atendía que me explicara. Y me contestó
rápidamente: Se convierten en príncipes, sólo tienes que seguir las
instrucciones - y diciendo esto me entregó un pequeño cuadernito
con las instrucciones -.
Por supuesto que yo ni le creí, pero la vendedora tomó uno al
azar y me lo dio asegurándome “TODOS SON IGUALES” me dijo:
-¡Sigue las instrucciones al pie de la letra y mañana a estas
horas tendrás a tu príncipe!-
Al llegar a la casa pensé “vieja loca, ahora qué voy a
hacer con este sapo”. Llamé a una amiga que al igual que yo tiene mala suerte con los hombres y le comenté
lo que me dijo la vieja del sapo que se convertiría en príncipe (¡sí claro!).
Cuando colgamos me puse a leer las instrucciones. Bastaba con
alimentar al bicho asqueroso cada media hora exactamente, durante
24 horas exactas, día y noche, sin retrasarse ni un minuto, ni
saltarse una comida porque de lo contrario, el hechizo no se
rompería y el sapo seguiría siendo un asqueroso sapo pero…
espérense, que voy leyendo el manual y decía así: Aclaración: “Los sapos encantados se alimentan de amor, cada media hora exacta, debes decirle a tu sapito palabras cariñosas,
ternezas, piropos, hacerle sentir que no es un sapo, sino un
príncipe, para que efectivamente, se convierta en uno, aliméntalo
con amor” Yo dije: ¡¡¡NO JODAS!!! ¿Qué clase de chorrada es ésta?
Pues bueno a falta de no tener mejor cosa que hacer, lo hice,
total el asqueroso sapo a lo mejor sí necesitaba amor, miré el reloj
que marcaba exactamente las 8:15 de la noche, así que tomé al sapo
entre mis manos, y nada más de verle esos ojos saltones tan feos no
supe de dónde saqué inspiración y empecé: “Eres hermoso, te
amo” Me sentí taaan gilipollas... pero de repente una luz dorada se
desprendió del animalito, tan intensa que me deslumbró y hasta
creí escuchar el sonido lejano de campanas. ¡¡¡A la
porraaa!!!...fue mi única expresión pero al momento de verle el
bicho seguía entre mis manos, un sapo común y corriente, frío y
resbaladizo.
Pensé que quizá me estaba volviendo loca así que a las
8:45 volví a tomarlo entre mis manos y le dije:
”Eres un príncipe, el más hermoso de todos, te amo”
La luz dorada fue ahora más intensa que antes, el sonido de campanas pareció
envolverme, No se qué leches hacía haciendo eso, pero todo
el jodio día, cada media hora estuve diciéndole al sapo las cosas más hermosas que salían de mi cabeza....le hice poesías, le canté canciones, le dije que lo amaba y lo hermoso que era, y cada vez
la luz dorada era más y más resplandeciente, el sonido de campanas era más intenso. Prefería no comer, no ir al baño con tal de seguir con el proceso
del joio sapo feo, todo ese día estuve dedicada a mi sapo.
Al día siguiente, estaba tan cansada que yo creo que me drogó
tanto sueño y besé al pinche sapo en el hocico (sí, ya sé, ¡¡qué
aaasco!!) Nooo!!! nunca hubiera hecho eso!!!! Me quedé dormida y
cuando me desperté había un hombre acostado al lado mío en mi
cama!. Me quede impactada o sea el vomitivo sapo estaba ¡¡¡
Divinooooooo!!! Buenisisisísimo!!! .....así desnudito listo para comérselo. Él se volvió a verme y me dijo: ”Gracias por romper el hechizo, soy tu príncipe, ¿Me amas?” No lo pensé ni dos veces y le contesté: “'CLARO QUE SÍ!!! (es que
si lo hubieran viiisto) Era perfecto, y me dice:
”mientras más me ames más hermoso seré”.
…JOEEEEEEE, me decía: “Dime qué me amas” –me pedía, y yo le decía: “Te amo, te amo, te amo”--,-- ¿Cuánto me amas? me preguntaba, entonces yo le respondía: --“¡Mucho, mucho, mucho!”--,-- ¿Qué serías ”capaz de hacer por mí?”--yo como idiota le decía:”¡Todo, todo, todo, tooodooo! ”Claro que le decía todo esto porque no quería perder esas noches
de pasión que veia venir, ya me uuurgían!
Le compré a mi príncipe ropa, porque no tenía y no podía andar desnudo por todos lados, aunque yo era feliz contemplándolo así, pero no les iba a dar el gusto a las demás en la calle. Claro que el principito resulto ser muy fino y quería que le comprara ropa carisísima, AAAh! Y lo tenía que llevar a comer y a cenar a los mejores sitios.....
Un día, mientras yo limpiaba la casa y lavaba su ropa, tomó mi coche sin avisarme y fue y lo chocó, regresó diciendo que me había hecho un favor que el coche estaba feo, que no se veía bien en él. ¡¡¡Y yo aun no terminé de pagarlooo!!! Pero bueno no sé , me tenia tan embobada que no le
di importancia, (esas noches....) Claro que el chaval era creidísimo y
no paraba de decirme: “Eres afortunada de tenerme a tu lado”....
No cualquieraaaa!!! TIENE UN PRINCIPEEEE!!!!!”
Las exigencias fueron en aumento, además del coche nuevo, tuve
que darle a mi príncipe gran parte de mi sueldo, vacaciones etc.
para ello, tuve que trabajar horas extras y entonces mi príncipe
empezó a quejarse de que no lo atendía (el hijo de su
madre), de que pasaba muchas horas fuera de la casa, que se sentía
solo y que yo ya no lo amaba como antes.
Las cuentas seguían llegando, me daba rabia llegar a la casa a
las diez de la noche, después de haber trabajado todo el día, y encontrar al tipo viendo la televisión.
Me ví en el espejo: mi mirada estaba apagada, mi cabello
necesitaba con urgencia un buen corte, mis manos ásperas, mi
ropa.... ¡hacía tanto que no me compraba ropa nueva! para que
el cabrón se diera sus lujos y encima dijera: “los príncipes NO DAN EXPLICACIONES”-
Total que el capullo un día llega y me dice: “Fui a buscar lo que
no tengo en casa, porque tú ya no me amas, ya no me atiendes, no
te arreglas para mí, ya no haces nada por mí y si no haces nada
por mí, me iré, te dejaré, y si me voy, te morirás de tristeza sin
mí, porque tú no quieres perderme, soy un príncipe.
¡Soy lo mejor que tienes en tu vida!”... pensé en la cantidad de
cuentas por pagar, en las horas de trabajo extra, en el cansancio,
en la frustración y la rabia.
Yo estaba encabronadísima, y encabronadísima es poco!!
esa palabra se queda corta!!!! Agarré el JOIO manual de instrucciones y en la última página, con letras tan pequeñas como pulgas, pude leer:
”Para deshacer el hechizo, basta con recordarle al príncipe que
es un sapo, basta recordar que tú eres real, basta con recuperar
la fé en ti misma y en tu propia fuerza, basta entender que no
necesitas príncipes para ser feliz”.
Bajé corriendo las escaleras y me planté delante de mi
príncipe, el que de repente ya no me parecía tan hermoso ni tan
perfecto y le grité: “¡Eres un asqueroso y jodido sapo verde!”
”¡Nooo!”-- el tio me gritó furioso. “¡Soy un príncipe, soy lo
mejor de tu vida tú me amas, me necesitas!”.
”¡Eres un joio sapo verde que da asco!!”--. Le grité de
nuevo. ”¡Nooo!”-- dijo ahora, pero en su voz se notaba la inseguridad “Tú me amas! ¡No puedes perderme!” Me empecé a romper de la risa y sorprendido preguntó del porqué me reía y le contesté: “eres un estúpido sapo hueco, quién va a necesitar semejante animal tan asqueroso como tú, bla, bla, bla...”
y entre más le gritaba cosas que bajaran su autoestima más
chiquito se hacía el tipo hasta llegar a hacerse un sapo.
Corriendo fui a devolverselo a la vendedora, quien sonrió y me
repitió de nuevo: --“TODOS SON IGUALES”-- nada más es cuestión de que te endioses con ellos para que se crean la octava maravilla y hagan de ti lo
que quieran.
Así que cuidado porque hay muchos, no traten al hombre como un
príncipe!! Porque no es mas que un simple y asquersos sapo!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡A HUEVOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!
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vienitas · 7 months ago
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𓂃 𝗚𝗔𝗟𝗟𝗘𝗥𝗜𝗔 𝗩𝗜𝗧𝗧𝗢𝗥𝗜𝗢 𝗘𝗠𝗔𝗡𝗨𝗘𝗟𝗘 𝗜𝗜 #
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cansada. agobiada. sobre todo frustrada. intenta mantener sus orbes secos, pero no es hasta que entra en galería y camina hacia un perímetro más solitario que no lo soporta, y cristalina línea cae por su mejilla. la limpia con rapidez, la ataca desde el cansancio por el exceso de clases hasta no tener control sobre lo que ocurre. pasados unos minutos, desvía su mirada hacia un lado, dispuesta a continuar su camino, cuando observa figura con evidentemente vestuario de la academia. ‘ ¿hace cuánto llegaste? ’ eleva una de sus cejas, en su rostro sólo queda el rastro de débil rojez en sus orbes. su voz suena demasiado fuerte para lo que realmente está siendo. ‘ ¿ya encontraste algo del perro? — vi al menos tres iguales frente a la scala ’ cambia el tema de golpe. 
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moongirl-26 · 4 months ago
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El enojo a tocado mi puerta y le abrí ¿La razón? El cansancio de mi necesidad por sostenerlo todo, el agotamiento de llevar tanto encima, la tristeza de situaciones inmerecidas. Estoy enojada conmigo, con algunos y en parte con la vida que a quienes tienen un buen corazón, todo, les resulta más difícil, por ende, quienes más sufren. Explotó como una bomba, ya sea en ira o con lágrimas, últimamente estoy deshecha, me he convertido en un saco de emociones descontroladas, sentimientos encontrados y traumas sin tratar. El enojo se hizo presente, de momento sentí que sería una clase de defensa, ahora todo se sale de control cada que me siento herida el saco se rompe y las emociones alocadas se disparan en todas direcciones, como balas, que de algún modo regresan a mi y me hacen sangrar. No estoy sabiendo lidiar con todo, porque estoy cansada y triste.
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elxctrs · 2 years ago
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"no lo tomes. si fuera racista ya tendría mi culo europeo en prisión" emula, con pequeña mueca de ufanía "a decir verdad, no lo sé. apenas llegué hace unas semanas y solo sé que he de tener cuidado si voy por el pasillo a altas horas de la noche ¿tú también eres recién llegada?"
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--- no voy a tomarlo racista como que asumas que te quiera matar --- comenta sin intenciones de iniciar ningún debate, sólo por la mera diversión de correr el contexto de lo que decía la opuesta. --- dime que no habrá una secuela de esto ¿tienes idea? --- consulta, porque si tenía que sostener ese papel las cosas no irían bien. 
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nuisancevian · 25 days ago
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Una experiencia laboral
Me encantaría difundir el acoso que sufrí en mi último trabajo. Funar a las personas implicadas, pero no soy esa clase de persona. Así que vengo y me desahogo en mi tumblr, dónde nadie me conoce en la vida real. Es decir, aquí soy quien realmente creo que soy.
Mi rol podía no ser tan alto en el organigrama de la empresa, sin embargo, eso no les daba el derecho de quererme hacer sentir menos. Sobre mi persona: soy dislexica y demasiado neurodivergente, cosa que la gente que me rodea suele no saberlo a menos ser que sean muy importantes para mí. El gran y GILIPOLLES de problema, es que mi neurodivergencia me ha llevado toda la vida por caminos de confianza en la humanidad, en las personas que se me acercan y me sonríen.
Toda mi vida he escuchado: "eso te pasa por confiar en la gente", "deja de ser tan buena, que de buena nada más la cara te ven", "deja de creer que todos son tus amigos o que son igual de buenos que tú".
La razón por la que no camino con la etiqueta de "neurodivergente o dislexica" es porque quiero pensar que no soy mi diagnóstico, que merezco ser tratada como a los demás. Sin embargo, me da tanta rabia tener que recurrir a sobre explicarme una y otra vez e incluso dar a conocer mi diagnóstico por sentir la necesidad de que los demás respalden que no ha sido del todo mi culpa esa confianza que me cargo, pues siempre caigo en el hoyo de auto culparme por todo lo que me sucede en la vida, por saber que no soy alguien normal, CARAJO. Es difícil para quienes vivimos en esta situación, nuestras mentes funcionan de otra manera.
De repente te toca toparte con gente como mis ex compañeros de trabajo, ACOSADORES. A los que no les gusta cómo trabajas, cómo eres, si sonríes o no sonríes. Mi parte TDAH me vuelve una persona que no puede estar tanto tiempo sentada, y una actividad de mi rol era supervisar la oficina, así que a mí favor el dar rondines, para lo que se pensaba que "me gustaba hacerme pendeja" y que "nunca tenía trabajo", así que se encargaron de revisar mis redes sociales cada que dejaba mi laptop sola, vieron mis conversaciones, desconozco con qué fin, pero yo supe lo que estaban haciendo, tiempo después. "Esta vieja está todo el día hablando con el novio, ni trabaja..." lo divulgaban por la oficina.
Juro y perjuro que nunca les hice nada a estas personas, y repito, me culpaba por lo que me estaba sucediendo.
Pasado el tiempo, escuché a una compañera del grupito de los susodichos, diciéndoles a los nuevos ingresos que no me hablaran, que yo no era de fiar.
El aislamiento ha sido parte de mi vida, pero JODER, ¿por qué es que se siente esa necesidad de contarles tu vida para que te entiendan y se pongan un poco en tus zapatos y te dejen en paz?
Hubieron muchas más acciones, como gritos hacia mi persona frente a los demás compañeros. Cosa que mi jefe jamás supo, porque me cuesta trabajo expresarme, la parte social es una de las cosas que más se me conflictuan, porque no entiendo estas cosas, me dan ansiedad los dramas o llegara a dar lastima, incluso. Todo lo intenté soportar hasta que enfermé, mis hormonas por estrés se fueron al carajo, me dió anemia, perdí mucha sangre, mi regla me estaba llegando cada 15 días.
Tuve que ponerle un fin (pero me sentía muy cansada), así que puse al tanto a mi jefe, con evidencias que había recolectado. Sabemos que los procesos legales en México son demasiado tardados y pesados así que como segunda opción, mi jefe me comentó sobre una indemnización, a lo que accedí, pues ya no quería saber nada, solo quería salir corriendo antes de que más ataques de ansiedad me sucedieran. Tenía la paranoia de que nadie me quería ahí, y una terrible emoción , que ya no sabía si era odio, por no saber ¿POR QUÉ?
Antes de todo esto, ese trabajo me gustaba mucho, y ahora me encuentro desempleada, y recién afectada porque en una vacante que tanto me interesaba, fui descalificada por estar nerviosa en la prueba del polígrafo (pseudociencias de mierda)
Es un texto largo, sin embargo, si alguien con neurodivergencia, autismo, TDAH, dislexia, etc, se siente o pasa por algo similar a mi situación, me encantaría leerlos. Saber que no estamos solos es bueno cuando te estás desmoronando, saber que alguien más te entiende o lo intente.
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guada-lupita-blog · 5 months ago
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Estoy tan cansada.
Cuánto trabajo, y aún hay tanto por hacer.
Sentada sola, llorando. Así celebro los logros, el progreso.
La semana próxima me convierto en apoderada legal de la cooperativa.
Una travesti como la máxima autoridad legal de una cooperativa cannabica. Que hermosa locura ¿Que clase de sueño estoy viviendo?
Campeones de copas, cultivadores con años y años de experiencia, de trayectoria, gente famosa en el rubro, me tienen la confianza y la fe de que voy a llevar el barco a buen destino. Altos drogadictos, como les quiero.
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Estoy como apagada, ida. A veces miro a un punto fijo y siento que podría quedarme de esa forma por horas.
Solo quiero dormir y dormir, constantemente tengo sueño, no tengo ganas de nada. Ya no se si es depresión o anemia jaja o que carajos me pasa.
No quiero salir a ningún sitio, no quiero que nadie me visite, no quiero visitar a nadie, realmente no tengo muchas ganas de absolutamente nada ni de nadie.
Siento de repente alguna clase de necesidad de estar sola, sola, sola. No estar con nadie, no estar en ningún tipo de vínculo.
No sé si diciembre ya se me nota, no es una época que me agrade realmente, no sé si es eso. O simplemente todo junto tal vez.
Estoy agotada últimamente, es lo único que sé, agotada de la vida en general. Quisiera estar acostada nada más, no hacer nada más que eso. Esto de tener vida adulta no me permite tal cosa.
Duermo mucho, bastante, igualmente tengo sueño luego, como si me hubiera dopado, de repente me agarra un sueño que ni yo misma se porqué o cómo.
En fin, estoy cansada... De la vida en general, lo replico.
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elxctrs · 2 years ago
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"eso dices ahora pero luego hay que soportar estar en chirona. y a las nenas guapas no las dejan en paz, te aviso" todo ello basado en experiencias que ha visualizado en realities de tv. alarga comisuras de sus rosados con tal de resaltar que ella anda en el mismo barco "¿qué es lo tuyo? ¿periodista encubierta?" trata de adivinar, colándose realidad y ficción "sí, creo que por fin llegó mi momento" alude, haciendo una vuelta para que no solo atributos se observen sino también ojos con melancolía "pero todo es efímero. hoy soy bella, mañana un cardo: igual que brigitte bardot"
*             elxctrs​.
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ante oratoria de voz aguda, la muchacha continúa tragando mezcla de vodka y limón. una vez finaliza y se lleva, con falsa conmoción, una mano en el pecho; se atreve a parlotear en un papel lejos de su sombra “¿y nadie te dijo que comparar bellezas es un delito? a no ser, que pretendas decirle eso a cada aspirante de la gran pantalla” expone, dejando espalda abierta en el respaldo de la baranda “no me robes un papel y seremos buenas amigas… o más”
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“ que me caiga todo el peso de la ley. ” articula, dejando ver atisbo de una sonrisa apenas momentos más tarde. a lo siguiente, sacude la cabeza. “ no tienes de qué preocuparte. las cámaras no son lo mío. ” papel que toma entonces está totalmente apartado de su realidad, hija de la telerrealidad. pero es fácil retener la risa que promete con salir, carraspeando antes de volcar su mirada en ella. “ ¿estás en busca de una oportunidad esta noche? ” se refiere a los cineastas en el interior de la sala. 
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rebeldia · 4 months ago
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había preferido morir hace unos meses, hace varios años también
pero se ha ido disipando ese deseo adolescente enfurecido y deprimido
este año ha sido un tanto especial
volver a tocar, a sentir, a escuchar
el casi internarme removió muchas cosas
aún no le he contado de ese hecho a tantas personas, más bien unas pocas saben
no sé muy bien de este tipo de cosas
sé que soy muy frágil y sensible
he estado cansada estos días
puro dormir y estar acostada, yendo a clases desconcentrada
no lo entendía antes, pero mientras más intento compadecerme, más entiendo que esto es parte del tept
que está bien esos días en los que no estoy bien
que hay seres que iluminan mi camino, aunque no crea mucho en la iluminación y esas cosas hippies
que debo comunicar, que debo soltar algunas palabras aunque cueste
la compañía correcta me abraza y me hace cariñito
sentirme un poco más segura es extraño, pero es bueno
me cuesta hablar a veces, me cuesta el tacto
a veces soy esquiva arisca como un gato
pero he estado más contenta últimamente a pesar de mi bajita energía
agradecida de las personas que me cuidan, de las palabras sinceras y el cariño correspondido
y el tener en mi vida alguien a quien cuidar, a mi gatita, mi pololo, mi hermana, mis amistades, mi familia
es lindo cuidar y que te cuiden
<3
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loshijosdebal · 2 months ago
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Capítulo XXXIV: La decisión
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—Mata a la chica. Demuestra hasta dónde estás dispuesto a llegar para ser mi adalid —ordenó Molag Bal. 
El frío eco de su voz retumbó en la sala, pero también en el pecho de Alicent. La orden la dejó helada, inmóvil. Posó la mirada sobre su plato lleno de comida, también fría para esas alturas. No podía moverse, tampoco seguir llorando. Había alcanzado un límite. Ya estaba, todo se terminaba allí. Idgrod estaba loca, Joric, prisionero. Su madre nunca sabría lo que pasó. Su hijo no llegaría a nacer. La daga que su linaje juró guardar había sido reconstruida. El chico que le juró amor era el culpable. 
—Pero… Padre… —Seth balbuceó, con la voz cargada de dudas. 
—¡No! —exclamó Joric. Aunque su voz sonó apagada, Alicent notó la ansiedad de su tono—. No podéis…
Sus protestas se volvieron un amasijo de sonidos irreconocibles y amortiguados, como si alguien le estuviera tapando la boca. 
—¿Y ya está? —preguntó Don Dogma—. Qué aburrido. Que jueguen al khajiita y al skeever, al menos. Siempre me gustó verla jugar por el pueblo. Dale media hora de ventaja, ¡ya verás qué buena es!
Alicent levantó la barbilla despacio, para mirarlo. Don Dogma no la estaba mirando, sino que estaba entretenido haciendo una pequeña bola de pan entre los dedos. Parecía tan inofensivo como siempre, pero era tan mentiroso como casi todos los allí presentes. El daedra le lanzó la bolita a Harkon, que estaba amordazando a Joric con una mano. 
—Eso lo hará más divertido —coincidió Molag Bal, sin apartar los ojos de los de su hijo. 
—¿Y luego? ¿Qué va a pasar con ella? —preguntó Seth, todavía vacilante.
¿Cómo que qué pasará conmigo? Alicent frunció el ceño y sus ojos buscaron los de Seth, pero él no la miraba a ella, así que no pudo ver su cara.  ¿Qué más hay que la muerte?
—La hospedaré en Puerto Gélido —contestó Molag Bal en un tono siniestro, respondiendo, sin saberlo, a sus dudas. 
Un escalofrío la recorrió de los pies a la cabeza al escuchar aquello. Puerto Gélido, el plano de Oblivion del daedra. Hay cosas peores que la muerte. Falion lo había dicho durante una de sus clases, cuando su vida todavía era suya, y Seth lo había confirmado durante el Festival de la Bruma, la misma noche que la juró proteger. Su alma quedaría a las puertas de la muerte, condenada a la existencia eterna en un reino donde no tendría un minuto de paz, y todo por no haber sido más lista. Por haberse aferrado a las falsas ilusiones de un actor que, visto en retrospectiva, en realidad no era tan bueno. La existencia eterna, se repitió mentalmente, embarazada para siempre de un bebé que nunca podrá nacer. 
Sus ojos volvieron a ampliarse. El pensamiento la removió internamente y se llevó una mano a la tripa, la cual acarició de forma inconsciente. Aunque breve, ella al menos había tenido una vida, pero su bebé no tendría ni eso. Sería solo un proyecto que nunca se llevó a cabo, pero que tampoco se desechó. Esperando para siempre, sin saberlo, por algo que jamás ocurriría. 
Escuchó su nombre como un eco lejano hasta que una mano zarandeó su hombro. Alicent levantó la cabeza y se encontró el ceño fruncido de Seth. Lo miró, sin saber qué decir. Seth la miraba, contrariado y confundido. Parecía estar esperando algo. 
—¿Es que estás sorda? Se acaban de apostar tu vida, Alicent. ¿A qué esperas? —su voz sonaba estrangulada, angustiada—. Corre —ordenó—. Si te encuentro, se acabó. 
Pero Alicent no se movió, negándose a obedecer. Iba a morir de todas formas. Estaba cansada. Si iba a morir, al menos quería conservar la poca dignidad que le quedaba. No quería seguir siendo un juguete, así que se encogió de hombros. 
—Moriré igualmente. Prefiero que sea rápido, así que hazlo de una vez —pidió, con tono impersonal. 
Seth abrió la boca, oscilante, y buscó a su padre con la mirada. Alicent se sorprendió al notar que le temblaban las manos. Tras todo lo que les había hecho en los últimos días, se le hizo difícil entender por qué aquello le estaba resultando tan difícil como parecía. Como fuera, no sintió pena por él. No podía, después de todo lo que había hecho. No podía, sabiendo lo que iba a hacer. 
—¡BAAAAH! —gritó Don Dogma de pronto, atrayendo la atención de todos los presentes—. La esperanza es como un jinete borracho; sin ella solo hay paseos en carretas —añadió, negando con la cabeza, mirando a Molag—. Vamos a darle más gracia. Propongo que la dejemos vivir si consigue llegar con vida al alba.
A Alicent se le aceleró el corazón y Seth suspiró aliviado, pero su padre no tardó en romper sus ilusiones.
—Pero si eso pasa, no te convertirás en mi adalid. 
Don Dogma levantó un dedo.
—Por este año —puntualizó. Bal se volvió hacia él, disconforme, pero este se encogió de hombros, despatarrado en su butaca—. Tener o no tener queso. Ah, ahí la decisión está clara. Pero, perder parte de tu queso a cambio de un poco de pan… Eso es más complicado y más interesante, ¿no crees?
Molag Bal balanceó la cabeza, como si lo estuviera pensando. Como si fuera una charla filosófica informal y no estuvieran discutiendo la forma más divertida de poner fin a su vida. 
—Bien, así se hará —aceptó, para sorpresa de Alicent. 
De pronto, la posibilidad de que su bebé llegara a nacer, que pudiera tener una vida, le provocó un arranque de adrenalina que le dio valentía para alzar la voz.  
—Si lo intento… Si juego… y gano —habló con nerviosismo—. Quiero que el bebé tenga una vida lejos de todo esto. Quiero que Hugo lo ponga a salvo. 
Seth y Molag Bal la miraron, contrariados y con desconcierto. Don Dogma rompió el silencio con una risa. 
—Pajarito —Molag Bal la miró con los ojos entrecerrados, hablando despacio, en tono condescendiente—. ¿Crees que estás en posición de pedir algo?
Aunque su presencia la intimidaba y su mirada era aterradora, Alicent no se dejó amedrentar. No en esta ocasión. Lo que estaba en juego era más importante que su propia vida. 
—Sí, porque si no me lo prometéis, no jugaré a vuestro juego —replicó, decidida. 
Seth soltó un jadeo sorprendido. 
—¿Cómo te atreves a…?
—Ah —interrumpió Don Dogma—. Una nueva oportunidad para una nueva vida. Seguro que a nuestra Meri le hace ilusión ser abuela. 
Seth miró a Don Dogma con confusión. Estaba a punto de preguntar algo cuando Molag Bal resopló.
—No vuelvas a mencionar a esa perra dorada en mi presencia. Bastante estás molestando ya esta noche. 
Alicent no sabía de qué hablaban, pero no le importó. Golpeó la mesa con una mano, impaciente por conocer su propio destino. 
—¿Sí o no?
Los tres volvieron a mirarla, igual de sorprendidos. Lo hacía toda la sala, en realidad. Pero en ese momento solo ellos eran importantes. 
—Bien. Que así sea —contestó Molag Bal, volviendo a sentarse—. Ya me he aburrido de negociar. Que empiece la caza. Y tú —miró a Don Dogma, que en ese momento le tiraba bolitas de pan a él—, estate quieto. 
—Pero… ¡es mi voluntad! —exclamó con travesura, antes de arrojarle otra bolita de pan a la cara que el daedra atrapó en el aire con un gruñido. 
Alicent se levantó y miró a su alrededor, sopesando sus posibilidades. Había muchas puertas y no sabía a dónde daba ninguna. Al hacerlo se encontró la mirada de Joric. Quizá fuera la última vez que se vieran. Se le hizo un nudo en la garganta, los ojos se le llenaron de lágrimas por el peso de la culpa. Desde que los vampiros habían tomado el barco se había sentido culpable ante la posibilidad de que su carta los hubiera condenado; la presencia de Don Dogma en la mesa se lo había confirmado. Le pidió perdón por todo, moviendo los labios sin pronunciar palabra. Joric la miró en silencio, pero sus ojos le gritaron que se diera prisa, que se pusiera a salvo. Es ahora o nunca. Alicent echó a correr en dirección a la puerta más cercana, a la izquierda de la mesa.
Cruzó salas y salas, cada una más lúgubre que la anterior. Estaba convencida de que Seth conocía de memoria aquel laberinto de pasillos de piedra, tal y como ella conocía de memoria las calles de Morthal. Y aunque no tenía verdaderas esperanzas de conseguirlo, debía intentarlo. No por ella, sino por su bebé. Pero si seguía corriendo como un pollo sin cabeza, terminaría chocando con Seth tarde o temprano.
Abrió una puerta que daba a una herrería. Se asomó, jadeando por la carrera, comprobando que allí no había nadie. Al fondo había una mesa de encantamientos junto a varias estanterías llenas de libros y, pegado a la pared, un ataúd. La idea voló a su mente tan rápido como la arcada a su garganta, pero fueron su repulsión y su miedo lo que la convencieron de que aquel podría ser un buen escondite. Con suerte, creerá que nunca me atrevería a entrar en un sitio así. 
Se metió en el ataúd y cerró la tapa. Una vez dentro, se forzó a controlar la respiración, envuelta por la oscuridad. De nada servía ocultarse si la podían escuchar desde fuera. Empezó a respirar despacio y esto la calmó un poco. Solo debo quedarme aquí hasta el amanecer, sin hacer nada que me pueda delatar. 
No supo cuánto pasó así. Sin nada que hacer, el tiempo transcurría de una forma que no podía interpretar con claridad. ¿Habían pasado horas? ¿O habían sido minutos? Pegó la espalda bien al fondo del ataúd, mucho más cómodo de lo que había imaginado. No puedo dormirme, se recriminó cuando los ojos se le empezaron a cerrar por culpa de la suavidad de las telas que la envolvían, pero también del dolor y del cansancio emocional y físico que arrastraba debido a la situación. No, no podía quedarse dormida allí, donde cualquier movimiento mal dado podría causar su muerte. ¿Cómo he terminado así? Sus ojos se aguaron y agradeció mentalmente estar acostumbrada a llorar en silencio. 
Allí metida, encerrada en lo que sintió un presagio, recordó las advertencias de su madre y sus amigos sobre Seth, cuestionando todas y cada una de las decisiones que había tomado desde que él llegó a su vida. Todo lo que había perdonado. Ahora su falsedad parecía tan obvia que no fue capaz de entender cómo lo pudo pasar por alto, cuando todos a su alrededor se lo habían señalado. Era guapo, sí, ¿pero tanto como para que ella hubiera sido tan estúpida? Un sollozo agudo se abrió paso entre sus labios y Alicent se llevó las manos a la boca, sintiendo un sudor frío, pudiendo escuchar la fuerza con la que su corazón empezó a latir. Apretó la mano todavía más contra sus labios, tanto que se hizo un poco de daño con los dientes, y repitió el proceso de controlar su propia respiración. 
No le dio tiempo a relajarse de nuevo cuando escuchó unas pisadas. Se puso tan a alerta que se prohibió respirar hasta que escuchó que los pasos se alejaban. Para su horror, volvieron al poco. En esa ocasión, la puerta del ataúd se abrió de golpe, arrancándole un grito del pecho.
Seth estaba allí, con la consternación reflejada en el rostro. La calló tapando su boca con una mano y después la empujó contra el fondo del ataúd y se metió dentro con ella. Cerró la puerta y quedaron a oscuras. 
—¿De verdad creíste que era un buen escondite? —susurró Seth, con voz monocorde—. Es como si ni siquiera lo hubieras intentado —reprochó. 
—Por… Por favor Seth —tartamudeó Alicent en cuanto él apartó la mano de su boca. A pesar de que no podía ver nada en la oscuridad, cerró los ojos—. Haz que sea rápido… —suplicó angustiada.
—Cállate —susurró. Alicent abrió los ojos, confundida, a tiempo de verlo lanzar un hechizo que hizo aparecer una lucecita blanca sobre sus cabezas—. Si queremos tener alguna oportunidad, tenemos que ser más astutos que ellos. 
Alicent lo miró sin comprender nada. Su voz también se le hizo extraña. Volvía a sonar como el Seth de Morthal, incluso como el que estaba a veces en la torre. Acariciaba suavemente una de sus mejillas, tratando de calmarla. 
—¿Realmente crees que quiero matarte? —preguntó, con un deje de decepción—. ¿Que te pondría en peligro?, ¿que pondría en riesgo a nuestro hijo por algo así? Puedo esperar un año más, no me importa. Sé que… —su voz se volvió vacilante, titubeante, como si le costara decir las palabras—. Sé que crees que soy un monstruo, pero tienes que entenderme. Es mi padre. Lo conozco. Si no hubiera aceptado esto, si no te hubiera hecho todo lo que te hice… él te habría hecho algo peor. Todo lo que hice, desde el principio, ha sido por tu bien. Lo hice para proteger a nuestra familia —añadió, bajando la mano de su mejilla a su vientre. Aquella era la primera vez que se lo tocaba sin mediar amenaza desde que se enteró de que estaba embarazada. La acarició con cautela, como si temiera hacerle daño, y clavó sus ojos en los de ella—. Piénsalo, Ali. Ya has oído lo que dicen de mi padre, y todo es verdad. Todo se queda corto, de hecho. Y tú tenías la empuñadura. ¿Sabes lo que te habría hecho si yo no te la hubiera quitado? ¿Lo que te habría hecho si yo no te hubiera llevado a la torre? Sé que te traté mal, pero era la única forma de impedir que él te hiciera algo peor. 
Alicent parpadeó, confusa. No había forma de que aquello fuera cierto, pero al mismo tiempo sonaba real. No lo quería creer, porque para entonces ya sabía lo convincente que podía sonar. 
—¿Cómo sé que no es otra mentira? —se atrevió a preguntar en un susurro.
—Estás viva, ¿no? —Alicent separó los labios, lista para replicar, pero de su boca no salió nada. Seth suspiró—. Escúchame atentamente, porque ahora no tenemos tiempo que perder. Ya discutiremos esto cuando os haya puesto a salvo. Ali, voy a irme y no volveré a esta sala. Tú vas a quedarte aquí y a contar hasta seiscientos septim. Cuando salgas, tienes que volver al comedor y cruzarlo, hasta tomar el pasillo que está al fondo a la derecha. No importa si alguien del clan te ve; no pueden intervenir. Cuando veas una escalera, súbela y entra en la sala que hay al final. Yo estaré ahí, esperando. Escaparemos juntos por una salida secreta que descubrí hace unos años. 
Alicent siguió sin hablar. Por una parte se negaba a creerlo, pero por otra, la esperanza le decía que lo hiciera. Que él decía la verdad. Que aunque Seth era un monstruo, solo lo era por obligación. Que, aunque había hecho esas cosas horribles, las había hecho por ella, para evitarle un mal mayor. Pero yo no he estado bien en ningún momento… El pensamiento, doloroso pero cierto, mantuvo su indecisión. No sabía cómo sentirse y mucho menos qué decir. 
Seth chasqueó la lengua con molestia, probablemente por su silencio. 
—Confía en mí, por favor —suplicó—. Mi padre es un mentiroso, no creo que haya aceptado de verdad el trato. Te matará aunque aguantes hasta el alba. —Apoyó las manos en sus hombros y la miró a los ojos—. Haz lo que te he dicho. Te prometo que no te llevaré a la torre; iremos a Soledad. Allí, la magia de mi familia te protegerá de él. Nuestro hijo nacerá en un lugar seguro. Es lo que querías, ¿no? 
Aunque estaba tan aturdida que no podía pensar con claridad, asintió brevemente. Si tenía alguna certeza en ese momento, era que quería que su hijo tuviera una vida lejos de aquella barbarie. De pronto Seth la besó con desesperación, dejando sobre sus labios la angustiante sensación de la duda. No quería besarlo así como no quería creerlo, seguía sin confiar en su palabra, pero la necesidad, el instinto de supervivencia y la costumbre movieron sus labios por ella.
Cuando Seth se separó, Alicent le devolvió una mirada aprensiva.
—Tienes que hacerlo bien, Ali —susurró Seth—. Esta es nuestra última oportunidad de poder ser una familia. Si vuelvo a atraparte y hay testigos no habrá marcha atrás. Tendré que llevarte ante mi padre, y no voy a ser capaz de matarte. —Aquello, pese a ser algo bueno, no sonó como tal—. Y si yo no te mato, lo hará el.
La recorrió un escalofrío. Si iba a morir, prefería hacerlo a manos de Seth. Él había sido aterrador con ella, pero Alicent no dudaba de que su padre sería mucho peor. Es un daedra, al fin y al cabo. Y no un daedra cualquiera, sino Molag Bal, el más cruel de todos ellos.
Tenía tantas dudas que sentía que la cabeza le iba a explotar. Seth era un mentiroso, no lo quería creer, pero si tenía la más mínima posibilidad de salir de allí con vida, pasaba por él. Así que se aferró al hecho de que, si realmente quisiera matarla, ya lo habría hecho. Terminó por asentir, movida por el terror y la esperanza, y Seth suspiró aliviado. La besó una vez más y luego salió del ataúd, sin volver a mirarla. 
Estaba tan nerviosa que ni siquiera pudo seguir las instrucciones de Seth. No al menos la primera, ya que se perdió varias veces contando, pero cuando llegó tres veces a doscientos, supo que era hora de salir de su escondite. También se perdió varias veces al intentar desandar sus pasos y volver al comedor, y cuando lo consiguió, rehuyó las miradas curiosas de los vampiros que seguían allí reunidos. Aunque Seth había asegurado que no podían intervenir, confiar en ellos sería una estupidez. Igual que confiar en Seth, se replicó. 
Tras cruzar el salón todo lo rápido que pudo subió las escaleras con pasos ligeros, atenta a cualquier ruido. Empujó la puerta, con nerviosismo y la esperanza ardiendo en el pecho por haber conseguido llegar al lugar indicado. La puerta se cerró a sus espaldas con un golpe sordo que la asustó. 
La sala estaba en penumbra. La única iluminación provenía de los ventanales, por los que se colaba la luz de Masser, y también de un par de velas rojas colocadas sobre un altar, frente al que Seth estaba esperando. Tras él había lo que Alicent supuso que era un ídolo de piedra dedicado a Molag Bal y sus cuernos, como un presagio, parecían formar parte de su figura.
Alicent avanzó despacio por el santuario, con una mala sensación en el cuerpo. Aquel lugar ponía los pelos de punta. Había montones de huesos esparcidos sobre el frío granito oscuro del suelo, limpios e incluso roídos en los extremos, como un recordatorio macabro de que ni siquiera los restos de los sacrificios que allí se llevaban a cabo tenían derecho a la paz.
Todo va a salir bien, se repitió como un mantra, mientras caminaba despacio hacia Seth, quien la esperaba en silencio. Un rayo cayó sobre el castillo y su luz reveló que no estaban solos. Había dos figuras más observando, ocultas a los ojos mortales. Aunque fue fugaz, a Alicent le bastó para reconocer las siluetas de Don Dogma y Molag Bal. Alicent dejó caer los hombros, sintiéndose repentinamente agotada, como si el dolor y el cansancio que habían desaparecido durante aquel juego inhumano hubieran vuelto, multiplicados. El trueno retumbó en la sala como la revelación lo hizo en su mente. Te lo dije, acusó la voz de la razón a la que no quiso hacer caso. 
Quedó paralizada, mirándolo con reproche. Desde allí la luz de las velas le permitió apreciar mejor a Seth, que tenía la mano sobre la vaina de la daga en su cinturón y una mirada culpable. Tras un breve silencio, Seth se acercó a ella y Alicent retrocedió un paso. 
—¿Cómo puedes ser tan cruel? —preguntó con un hilo de voz y se llevó las manos a la tripa de forma inconsciente.
—¿Cómo puedes ser tan ingenua? —replicó él, y luego apartó la mirada—. ¿Sabes? Tenía la esperanza de que no me creerías, de que seguirías tu propio camino. Supongo que me pasé de convincente —añadió en un tono más bajo, tanto que pareció que lo decía solo para él—. Pero está claro que no puedo eludir mi destino, y tú el tuyo tampoco.
Seth la miró con tristeza, pero esta vez no le creyó. Ya no podía, aunque era demasiado tarde. La manzana no cae muy lejos del árbol, repitió las palabras que Alva le dijo antaño. Todo esto es por él, no por mí. Yo nunca le he importado.  
Seth desenvainó la daga y Alicent miró en silencio la empuñadura que había estado en su mesita de noche tanto tiempo. La que Seth le cambió por un lazo de Mara con el que nunca cumplió. La que Seth juró haber perdido a cambio de la vida de Joric. 
—Fue todo por esto, ¿no? —masculló, desolada—. Por la daga de mi padre. 
—No —replicó Seth con un tono frío, volviendo a mirarla—. Fue por la del mío. 
Alicent asintió en silencio y apartó la mirada de él, apretando los labios. Hasta Alva la había advertido. Si tan solo hubiera escuchado. 
—¿Y ya está? ¿No vas a decir nada? ¿No vas a llorar ni a suplicar? —cuestionó él. 
Alicent se encogió de hombros con desgana. 
—Estoy cansada de esto. Estoy cansada de ti. Para qué decir más, si todo es un engaño. Tú eres una mentira —aseguró al fin, encontrando fuerza para sostenerle la mirada—. No hay nada de verdad en ti. Eres capaz de decir cualquier cosa con tal de salirte con la tuya. 
Seth contuvo una sonrisa y miró de reojo hacia un lado, donde antes había intuido la figura de Molag Bal. Alicent negó despacio, con disgusto. 
—No era un cumplido. 
Seth se encogió de hombros y luego suspiró. Estiró una mano para coger la de ella. Aunque Alicent se intentó apartar, la agarró por la muñeca y la atrajo contra sí. Intercambiaron dos miradas muy distintas: la de ella, exhausta y harta; la de él parecía triste. 
—No todo ha sido mentira—aseguró—, ni todo ha sido por la daga. Aunque no me creas, te quiero, Ali. Si no lo hiciera, mi padre no tendría interés en ti. No sabes lo difícil que está siendo esto. —Seth alzó ambas manos y la tomó de la cara, sin soltar la daga. Podía sentir sus dedos y el frío metal contra la piel—. Eres lo más puro que he tenido jamás, y te recordaré hasta mi último aliento —prometió.
Alicent parpadeó y un par de lágrimas rebeldes escaparon de sus ojos. Parecía tan sincero que, esta vez, sí le creyó. Pero eran palabras vacías, tanto como su forma de querer. La veracidad de sus sentimientos de poco servía si estaba dispuesto a matarla. Y todo por no esperar otro año. Alicent se intentó apartar, pero Seth no la dejó. Su expresión cambió y, por un momento, volvió a parecer un crío frustrado. 
—¿Por qué no pudiste conformarte conmigo? —recriminó con tono ansioso—. Te dije que no te pasaría nada malo mientras estuvieras conmigo. ¿Por qué tuviste que escapar?
Alicent suspiró. Quiso negar, pero sus manos lo impedían. Ni siquiera se molestó en responder. Había algo más importante que necesitaba saber antes de que todo acabara. 
—Nuestro hijo. ¿Qué va a pasar con él? ¿Va a morir?
Seth frunció el ceño y apretó la mandíbula, a la vez que soltó su rostro. 
—Lo que no nace no puede morir, Alicent —dijo entre dientes. 
Un segundo más tarde, Alicent sintió un dolor agudo en el vientre, seguido de la hoja del puñal saliendo de su interior lentamente. Seth la sujetó de la cintura, impidiendo que ella cayera al suelo. Alicent rompió a temblar mientras un grito agudo de desesperanza escapaba de sus labios. Mi bebé. Había empezado a respirar por la boca, hiperventilando. Llevó la mano a su tripa y sintió la calidez de la sangre empapando sus dedos y su ropa. Qué más da, contestó su propia voz, tan fría y lejana que parecía la de alguien más. Pronto estará muerto. Y tú también.
—¿Qué has hecho…? —su voz sonó débil y sus piernas cedieron. 
Seth la aferró con más fuerza y la cargó hasta el altar, donde la sentó. Aunque intentaba mantenerse firme, sus ojos también se habían llenado de lágrimas. 
—Eres increíble Alicent, ¿cómo puedes seguir preocupándote por esa cosa cuando estás a punto de morir? ¿Cómo lo puedes querer cuando todo esto es culpa suya?—reprochó Seth, con la voz temblando. Todo él lo hacía. 
Alicent siguió respirando de manera entrecortada. La forma en que se refirió al bebé, el asco con el que lo dijo, la removió por dentro. Tanto que el enfado se superpuso a la debilidad y al dolor. 
—¿¡Culpa!? —chilló con la voz rota— Todo esto es culpa tuya y solo tuya, Seth. Felicidades, al fin tienes una vida de la que tu padre pueda estar orgulloso. Eres igual que él —espetó con rabia.
La mirada de Seth se oscureció y, todavía con lágrimas en los ojos, la miró con reproche. Alicent hizo acopio de las pocas fuerzas que sentía y levantó la mano, dispuesta a estamparla en su mejilla, pero antes de poder hacerlo volvió a sentir el filo de la daga atravesando su carne. 
Alicent dejó caer el brazo con un gemido ahogado. Seth desenterró la daga de su pecho, la dejó caer al suelo y susurró su nombre. Luego intentó besarla. Alicent se resistió mientras el mundo se volvía borroso. Le mordió con toda la fuerza que pudo y sintió el sabor de su sangre antes de que un borbotón de la suya propia saliera de su garganta. 
Seth se apartó de ella y se limpió la sangre de los labios con la manga de su camisa. Alicent se desplomó sobre el altar cuando él dejó de sujetarla. Su mirada, vacía e ida, se mantuvo clavada en ella hasta que la sombra de su padre se materializó a sus espaldas, tomándolo del hombro. 
—Buen trabajo. Vamos, es la hora de tu nombramiento —apremió Molag Bal.
El daedra tiró de él, obligándolo a reaccionar, y lo guió hasta la puerta. Ya habían salido cuando una nueva sombra se materializó ante ella. Era Don Dogma, que la miraba de la misma forma curiosa que siempre, como si estuviera esperando a que ella le sirviera alguna poción. 
Alicent intentó hablar, preguntarle por qué había hecho eso, por qué había jugado así con ella, pero de su boca solo salió otro borbotón de sangre. Era solo una niña. Una simple mortal. ¿Por qué aquellos dioses crueles la habían elegido para jugar con su vida a sus juegos macabros?
El mundo ya se había vuelto borroso y sentía la vida escapar de entre sus dedos cuando sintió una mano sobre su vientre, seguido de un dolor agudo, como si la abrieran en canal. 
—Ah, la basura de unos, el tesoro de otros. Tranquila, mi niña —añadió Don Dogma, antes de acariciar su mejilla. Por la humedad de su tacto, Alicent supo que tenía las manos manchadas de su propia sangre—. Te prometo que me encargaré personalmente de que tenga un padre que la quiera. 
Está viva, asimiló. Y aunque quiso preguntarlo, de sus labios solo salió un estertor; su último aliento.
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