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#besa coral
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Bella Sara Masterlist
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Coral — The Lighthouse
Fiona x Thunder — Forbidden
Mistral — Then and Now
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perezhivanie · 10 months
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La pérdida como arte
Gustav Mahler murió en 1911 sin la posibilidad de escuchar el estreno de su Novena Sinfonía (1912). Si bien el compositor bohemio alcanzó a completar antes de su muerte el primer movimiento y algunos bocetos ulteriores de su Décima, la investigación musicológica suele posicionar a la Novena como el testamento artístico de Mahler. Sin embargo, la nota necrológica asociada a la contemporaneidad de Mahler y su sinfonía reviste una función más que anecdótica y se transforma en este caso en un síntoma preferencial de su mensaje estético.
Como bien ha notado Paolo Bortolameolli tanto en Rubato (2020) como en su brillante lecture previa a la más reciente rendición de la Novena en el Municipal de Santiago, Mahler exhibe una particular consistencia creativa al dialogar en la escritura de esta sinfonía con obras como la sonata de Los Adioses de Beethoven y el poema Tod und Verklärung de Strauss, pero al mismo tiempo también con su obra. En la Novena, Mahler recupera motivos —obsesivos a ratos—, escenas y estructuras que ha desarrollado a lo largo tanto de sus ciclos de canciones como de sus sinfonías y las enclava en este sonoro friso mortuorio desdibujándolas o reelaborándolas. En ese sentido, Mahler es un compositor cuya organicidad, pero también su moderno sentido de reflexividad, solo es comprensible en la medida de que se logra distinguir el gesto creativo en la permanente glosa sobre la glosa o en el palimpsesto hecho sonido a fuerza de magulladuras.
La cuestión que la Novena desarrolla es a fin de cuentas la pregunta acerca de la despedida. Pienso, sin embargo, que lo hace no desde un punto de vista orientado al contenido del adiós, sino que a su potencial trascendente en términos de rito. Si Pascal Quignard sugiere que la música antecede al oído, junto a Mahler podríamos postular que la música sucede o incluso sobrevive al adiós. La despedida torna verbo a la pérdida y la imprime en el pensamiento como una fuerza negativa que se arroja a escudriñar huellas donde hubo manos o calor donde hubo aliento. Despedirse es hacerse a la eternidad de lo ausente en el otro. De ahí que Mahler mire en el primer movimiento de la sinfonía al Ländler, danza de tres por cuatro de raigambre campesina, y lo desarrolle obcecadamente con la desesperación de quien recita para sí una serie de nombres o recuerda rasgos de un rostro ante la inminencia del olvido. Mahler despide su mundo para convertirlo en bullente agua de memoria.
Con todo, es en la composición del rito que se juega la conmovedora maestría de la Novena. En la escucha del Adagio de la obra, Mahler se remonta al coral Bleib bei mir de J. S. Bach y presenta un motivo tan solemne como simple que desarrollará por casi treinta minutos transformando a la sinfonía en un manifiesto acerca de la pérdida como arte. Las cuerdas perforan el árbol de la melancolía en un grito desgarrador al inicio del movimiento y permiten que brote de este la memoria como un flujo dócil que puede ser permanentemente encauzado. Mahler reelaborará el motivo y modulará en incontables ocasiones durante este movimiento mostrando así que la melancolía siempre persigue un objeto cuyo tacto ansía y cuya imposibilidad transforma. Hay no obstante placer en este rito de celebración de la pérdida. Cada vez que la melodía emerge a cargo de un nuevo instrumento, un coro instrumental la replica en una versión de miniatura o en un eco que recuerda perentoriamente que el sonido es un fenómeno que siempre ha sido para nunca más ser. No hay posibilidad de tocar el lago sin que este no reaccione y haga que las aguas cambien su forma. La melancolía besa el recuerdo y lo multiplica, lo trastoca, lo dulcifica o lo vuelve sombrío. La imposibilidad del tacto, la inminencia del olvido y la obcecación por aferrarse a la presencia hacen de esta sinfonía una pieza maestra.
Mahler falla, pero todos nosotros también lo hacemos al fracasar en el desasimiento. Sin embargo, en el acto de decir adiós se inaugura también la posibilidad de franquear el olvido. La música sobrevive al oído como un tiempo que acontece en su imposibilidad futura y que nos deja un austero lenguaje para conjurar a la memoria: el silencio y sus flores.
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josepomez · 5 months
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Lirio de la paz poema.
Lirio de la paz poema del mar azul no profundo donde el coral no se esconde llega una ola enamorada que suspira y le habla al fondo lirio de la paz poema. Tú coral bello y radiante de colores sin igual escucha aquí mi lamento por ella me hace penar la constante incertidumbre. Qué escribirte que no sepas hoy soy la ola que te besa que te acaricia al pasar la que te lleva…
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elmartillosinmetre · 2 years
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“Estamos en el mejor momento de nuestra trayectoria como grupo”
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[Miembros del conjunto proyectoeLe durante la grabación de uno de los vídeos. / PROYECTOELE]
En el vigésimo aniversario de su fundación, el conjunto proyectoeLe publica una serie de cinco videoclips a partir de una obra del compositor sueco Arne Mellnäs
El próximo jueves 1 de diciembre el conjunto proyectoeLe presenta en un acto privado una serie de cinco vídeos sobre otras tantas piezas del compositor sueco Arne Mellnäs (1933-2002) que han venido filmando a lo largo de este año 2022, que es el del vigésimo aniversario de su fundación. Su director desde 2009, el también percusionista Carlos Cansino Pérez, piensa que después de tres cedés (Origen, 2005; Paisajes sonoros, 2009; y Chansons, 2013) “no tenía mucho sentido volver a sacar un disco, pues la música cada vez se consume menos en ese formato. Por eso decidimos hacer algo visual, para difundir nuestro trabajo de otra forma. En realidad este es un proyecto del año 2020, que hubo que cancelar por la pandemia, pero al final no ha venido mal, porque ha coincidido con el veinte aniversario del grupo”.
–¿Por qué estos Proverbios de Arne Mellnäs?
–Son piezas que hemos hecho muchas veces, son casi fetiches de nuestro grupo. Son piezas sencillas, pero tienen mucho encanto y funcionan muy bien con el público.
–Veo en los datos del dossier que me han pasado que el trabajo incluye a un bailarín y a un actor. ¿De qué tipo de filmación hablamos?
–No queríamos hacer una simple grabación convencional de nuestro coro cantando. Buscamos localizaciones diferentes, el Monasterio de San Jerónimo, el Conservatorio Francisco Guerrero y un olivar en Utrera. El trabajo técnico de filmación es de Anandor Producciones, un dúo que forman Ana Cinta Alonso, que canta con nosotros, es parte del grupo, y Sándor Salas. Habíamos hecho ya cosas con ellos y quedamos muy contentos. Y luego, en efecto, en dos de las cinco piezas participa el bailarín Guillermo Weickert y en una de esas dos también el actor madrileño Antón Morales.
–¿Cuentan entonces historias los vídeos?
–Los vídeos parten de guiones que hicimos entre Sándor y yo. Un beso pone música a un proverbio que dice: “Besa los labios el que da una respuesta correcta”, y eso nos daba en efecto una historia que contar, nos pareció que requería recrear un conflicto en torno al acto de besar, necesitábamos dos personas, pero no queríamos un beso heteronormativo ni gente insultantemente joven. Yo conocía a Guillermo desde hace tiempo, quería trabajar con él, se lo propuse y aceptó. Y fue él quien me planteó que sería mejor que le diera réplica un actor en lugar de otro bailarín, un actor que reaccionara a sus movimientos. Pensamos que Antón Morales nos daba el perfil. Y luego para El perezoso estimamos que era importante incluir otra figura, y Guillermo aceptó también hacerlo.
–¿Cómo piensan difundir el trabajo?
–La idea es que estén en Youtube el viernes 2 de diciembre. Los pondremos en dos formatos: los cinco vídeos juntos, que duran unos doce minutos, y también por separado.
–Otra vez música nórdica, es una constante del conjunto casi desde su formación.
–Pues sí. Pero hay varias razones para ello. Es uno de los sitios donde mejor se edita este tipo de música. Tienen editoriales que funcionan muy bien, son asequibles y saben venderse. Además tienen grandes compositores que llevan mucho tiempo escribiendo de forma extraordinaria para coro.
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[Otro momento de la grabación en San Jerónimo. / PROYECTOELE]
–La obra original de Mellnäs se titula Diez proverbios, y está datada en 1981. ¿En qué ámbito estilístico se mueve la música?
–Hemos escogido cinco de esos diez proverbios, y son muy diferentes. En klok man (Un hombre prudente) es un cuarteto rítmico hablado. Nordanvind (Viento del norte) es una pieza textural, en la que se usan chasquidos de lengua e imitaciones de viento y de lluvia. Las otras tres son más convencionalmente corales. Tienen un lenguaje particular, sencillo, poético. En kyss (Un beso) es una pieza tonal pero muy modulante, cromática. Den late (El perezoso) es en cambio muy estática, las mujeres sólo tienen dos notas; sinceramente no me atrevo a decir si es modal o tonal, es un lenguaje muy personal. Finalmente, Såsom spegelbilden (Como se refleja) es un canon a cuatro voces en el que hay multitud de referencias a los espejos, se mueven de forma retrógrada con varios ejes de simetría.
–¿En qué momento se encuentra proyectoeLe justo cuando cumple veinte años?
–Estamos en el mejor momento de nuestra trayectoria como grupo. La pandemia no ha sido mala para nosotros; de hecho creo que nos benefició. Sufrimos por supuesto el confinamiento, pero ya en el verano de 2020 empezaron a surgirnos cosas como la colaboración con Miguel Marín (Árbol), o con el coréografo sudafricano Gregory Maqoma con quien trabajamos en el Festival de Itálica en el verano de 2021, o con Rocío Molina con la que hemos hecho Carnación en la Bienal de Sevilla y en la Biennale de Venecia, también una colaboración con el Teatro del Temple de Zaragoza, con quienes presentamos Edipo Rey en Itálica y Almuñécar. Y luego hemos podido presentar muchos proyectos propios, no sólo en Encuentros Sonoros, sino también con la Diputación de Sevilla. Como había otros coros a los que les costó arrancar más después del confinamiento, tuvimos más opciones y eso nos permitió incluso ampliar la plantilla, de trabajar habitualmente con 24 cantantes llegamos a ser 34 en junio pasado, cuando hicimos el concierto de celebración por el veinte aniversario en la Sala Turina.
–El próximo día 9 vuelven al Espacio Turina para su concierto dentro del ciclo Encuentros Sonoros...
–Alternamos tres obras para percusión corporal con tres obras de estreno para coro. El Gestualismo es una corriente que lleva como 40 años investigándose en música y danza. En música suelen hacerla percusionistas. No conocía obras de este estilo para coro. De ahí los encargos. Por motivos logísticos hemos tenido que cambiar la obra prevista de Claudia Marín por otra de Isaac Diego García, In Nocte. Es muy potente, porque incluye canto difónico, que es algo que nos ha interesado siempre. Isaac es de Alcalá de Henares y uno de los pocos especialistas que hay en España sobre esta técnica. Es alguien muy vinculado con el arte sonoro. Ha trabajado mucho con Llorenç Barber. Él estudió con profesores ingleses que aprendieron la técnica en Mongolia, que es donde más se practica. Está viniendo a preparar la obra con nosotros y luego la cantará también. Estamos aprendiendo mucho.
[Diario de Sevilla. 27-11-2022]
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esuemmanuel · 2 years
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Sentirte se me sale de las manos. Eres demasiado para mí. No me puedo contener. No puedo.
Damos vueltas, tantas vueltas, dentro de ese mar atestado de esperanza, que formamos un remolino que nos atrapa, nos abraza… Y toca, Él toca, sigue tocando, no se cansa. Sus manos danzan sobre el marfil, se encierra en sí mismo; nos invita a seguir. Me tomas de la mano, ahora tú haces el camino. Cruzamos las profundidades con una rapidez que nos embriaga de desasosiego… Y río, tanto río, que los labios se me llenan de corales, mientras tú sigues atrapando en tu mano las estrellas que se topan contigo. Haces del paseo un evento mágico. Me arrastras, me jalas, me aferras a tus dedos, a tu bendita mano… "Te amo". Te detienes y, con ello, las estrellas de tus ojos voltean a mirarme. Me acercas a tu rostro, me besas la frente y me siento perderme. Te abrazo, atrapándote en mis brazos, tan fuerte. De repente, millones de fragmentos de cristales azules y tú desapareciendo ante mí. Eso eres, mi ternura prístina. Mi luz escondida. Mi lucero sonriente. Mi caricia inocente. Zafiros esparcidos en el mar.
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Feeling you is out of my hands. You're too much for me. I can't hold back. I can't.
We go round and round, so many times, in this sea full of hope, that we form a whirlpool that traps us, embraces us… And He plays, He keeps on playing, He can't get enough. His hands dance on the ivory, He encloses Himself; He invites us to follow. You take me by the hand, now you lead the way. We cross the depths with a speed that intoxicates us with uneasiness… And I laugh, so much I laugh, that my lips fill with corals, while you keep catching in your hand the stars that run into you. You make the walk a magical event. You drag me, you pull me, you hold me in your fingers, in your blessed hand… "I love you". You stop and, with that, the stars in your eyes turn to look at me. You pull me close to your face, kiss my forehead and I feel lost. I hold you, trapping you in my arms, so tight. Suddenly, millions of shards of blue crystals and you disappearing before me. That's what you are, my pristine tenderness. My hidden light. My smiling star. My innocent caress. Sapphires scattered on the sea…
— Esu Emmanuel©
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uncomicmas · 3 years
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Reseña de THE TRIAL OF MAGNETO #2 ya a la venta por Marvel ¿De qué viene? Un asesinato espantoso. Una revelación impactante. Un juicio que dividirá a la nueva nación mutante. Leah Williams y Valerio Schiti te traen una nueva epopeya que amenaza el Reinado de X y revolucionará el mundo de los mutantes. La verdad está oculta, el peligro está lejos de terminar y el juicio ha comenzado. Trama Hope y charles Xavier investigan la mente de Magneto para ver si consiguen pruebas de estar involucrado con la muerte de Scarlet Witch, sin embargo no consiguen nada y Hope no está de acuerdo con esta intromisión. The Avengers llegan con una misión diplomática a ver lo que ocurrió a wanda, porque ella fue una vengadora, Capitán América, Iron Man, Vision y Wasp son recibidos, sin embargo Cyclops le pide a Jean que oculte el proceso de resurrección que posee Krakoa. La escena de Tony Stark adulando a Emma Frost, es hilarante. Magneto es liberado por Hope y quiere que no se lleven el cadáver de Wanda, en ese momento surge una batalla interesante, Krakoa y los Avengers vs Magneto, pero esta batalla es interrumpida por...Wanda, que aparece volando con total normalidad y besa a Vision, no es Mystique porque ella está detrás de los arbustos viendo todo. Este capitulo cierra con una sorpresa inentendible. Arte Crea escenas de batallas corales impresionantes. Resumen Magneto no quiere que se lleven el cuerpo de Wanda, al parecer es inocente. Calificación 4 de 5 Créditos Escrito por LEAH WILLIAMS Arte de LUCAS WERNECK Portada de VALERIO SCHITI A la venta el 15 de septiembre Fuente @marvel #xmen #wolverine #xmenapocalypse #deadpool #magneto #marvelcomics #quicksilver #marvel #jeangrey #scarletwitch #blackwidow #civilwar #wandamaximoff #clintbarton #natasharomanoff #elizabetholsen #pietromaximoff #brucebanner #samwilson #steverogers #buckybarnes #tonystark #hawkeye #aou #scottlang #ageofultron #sebastianstan #chrisevans #scarlettwitch https://www.instagram.com/p/CT6J6lfMiuh/?utm_medium=tumblr
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saobvi · 6 years
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Tus lindes: grietas que me develan
"Me has preñado, has urdido entre mi piel; ¿y quién se desplaza aquí? ¿quién desliza por sus dedos? Bajo esa noche: ¿quién musita entre las tumbas, las zanjas? Su flama, siempre multiplicada, siempre henchida y secreta, tus lindes; has ahondado, has vertido, me has abierto hasta exhumar; ¿y quién, quién lo amortaja aquí? ¿Quién lo estrecha, quién lo besa? ¿Quién lo habita?".
-Coral Bracho.
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nvranko · 6 years
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coral / actividad flashback.
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- ̀ otoño, 2005 ˎ-  
el diminuto ser peca de curiosidad; sus orbes azulinos en pareja foránea se centran, y una incomodidad latente en su garganta se hace presente. el juego a su alrededor no parece detenerse ante la escena melosa del dúo adolescente, que comparten ADN con cada inicio de beso que sus labios encuentran. “¿Sabes? Mi mamá dice que si uno besa a un niño puede contagiarse de sílfiles.” sus palabras son teñidas de seguridad y astucia, aun cuando la pronunciación incorrecta de la última es bastante clara, al menos para alguien mayor que la pequeña. Aun así, su aniñada voz comienza interacción con interceptora de melena rubia, una niña contemporánea a ella que también juega en la arena cálida de aquel parque. ( @savannabl ) 
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maremarismaria · 3 years
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Epístola cadáver
Soberana y alta señora:
Es amor fuerza tan fuerte que fuerza toda razón; una fuerza de tal suerte, que todo seso convierte en su fuerza y afición; una porfía forzosa que no se puede vencer, cuya fuerza porfiosa hacemos más poderosa queriéndonos defender… ¿Qué es la vida? un frenesí, ¿qué es la vida? una ilusión, ¿qué es el amor? un hielo abrasador, es fuego helado, es herida que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado, es un descuido que nos da cuidado, un cobarde con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso… ¡así me veo, dulce enemiga, por vos soy un fue, y un será y un es cansado!
Señora mía, debo deciros que yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito del alma misma os quiero; cuanto tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir, y por vos muero. Creo fielmente que su calidad, por lo menos, ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos y su blancura nieve. Créame, es cierto. En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto; duda el Amor cuál más su color sea, o púrpura nevada, o nieve roja; y de su frente la perla es, eritrea, émula vana. Círculo dividido en dos arcos, pérsica forman lid belicosa: áspides que por flechas disparas, víboras de halagüeña ponzoña. Lámparas, tus dos ojos, febeas, súbitos resplandores arrojan; pólvora que a las almas que llega tórridas abrasadas transforma. Límite de una y otra luz pura, último, tu nariz judiciosa, árbitro es, entre dos, confinantes, máquina que divide una y otra. Cátedras del abril tus mejillas, clásicas dan a mayo estudiosas métodos a jazmines nevados, fórmula rubicunda a las rosas. Lágrimas del aurora congela, búcaro de fragancia tu boca, rúbrica con jazmines escrita, cláusula de coral y de aljófar…
¡Amor, sonoros versos me inspiraste; obedecí la ley que me dictaste y sus fuerzas me dio la poesía! Mi bien, señora, dispón, ordena, manda: te obedezco; sé que me adoras; no lo dudo; humilde me resigno a tu arbitrio… ¡Qué ardor hierve en mis venas! ¡qué embriaguez! ¡qué delicia! ¡y en qué fragante aroma se inunda el alma mía! ¡Ah, los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman, el cielo se deshace en rayos de oro, la tierra se estremece alborozada! Oigo flotando en las olas de armonías rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran… ¿qué sucede? ¡Es el amor que pasa! Querida, a un amigo mío le diría que hoy la tierra y los cielos me sonríen, que hoy llega al fondo de mi alma el sol, porque hoy te he visto… te he visto y me has mirado… ¡hoy creo en Dios! Ah… ¿qué más le contaría? Sí… que es ella dulce y rosa y muerde y besa; y es una boca rosa, fresa; y Amor no ha visto boca como esa. Que sangre, rubí, coral, carmín, claveles, hay en sus labios finos y crueles, pimientas fuertes, aromadas mieles. Que los dientes blancos riman como versos, y saben esos finos dientes tersos, mordiscos caprichosos y perversos…
Pero, mujer, puedo escribir los versos más tristes esta noche, porque esta noche he soñado con algo que no pudo ser más verdadero… Sí, apagaste las luces y encendiste la noche. Cerraste las ventanas y abriste tu vestido. Olía a flor mojada. Desde un país sin límites me miraban tus ojos en la sombra infinita. ¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados? ¿Qué invisible temblor de cristales de fuego agitaba la seda lunar de tus pupilas? Sí, mi amor, mi poesía, tu silueta se fue desnudando y yo le sonreía. Se quedó con la túnica de su inocencia antigua. Creí de nuevo en ella. Y se quitó la túnica y apareció desnuda toda. ¡Oh pasión de mi vida, poesía desnuda, mía para siempre! ¡Oh gloria de los ojos, golosina eterna del mirar, dulce y fecunda carne de la mujer, suave y jocunda, madre del Arte y del vivir divina! Sí, se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos… ¿Fue un choque de materia y materia, combate de pecho contra pecho, que a fuerza de contactos se convirtió en victoria gozosa de los dos, en prodigioso pacto de tu ser con mi ser enteros? No lo sé… Sólo sé que nos miramos, nos presentimos, nos deseamos, nos acariciamos, nos besamos, nos desnudamos, nos respiramos, nos acostamos, nos olfateamos, nos penetramos, nos chupamos, nos demudamos, nos adormecimos, nos despertamos, nos iluminamos, nos codiciamos, nos palpamos, nos fascinamos, nos masticamos, nos gustamos, nos babeamos, nos crucigramamos al son del
Ritmo del “vaivén”
Empapado y “mojado”
Con respiración  y “jadeo”
Y se oía el adverbio: “¡así!”
Contracciones o “espasmos”
No pares: “¡Sigue!”
Adverbio: “¡Así!”.
Exclamación: “¡Ouh!”
Grito: “¡Ah!”
Exclamación: “¡Oh!”
Grito: “¡Ah!”
Clímax: “¡Ya!”
Grito: “¡Ahhh!”
Gemido: “¡Aaaah!”
Exclamación: “¡Ah!”
Interjección de sofoco: “¡Uf!”
Exclamación de cansancio: “¡Uuufff!”
Adjetivo de “maravilla”: “…Maravilloso…”
Emanación epidérmica: “Sudor”
Sumo bienestar anímico: “Éxtasis”
Descenso de movimiento: “Pausa”
Distensión física y mental: “Relax”
Ausencia de palabras y ruidos, quietud: “Silencio”
Y todo quedó en silencio, en un silencio enamorado… ¿sabes? me gustas cuando callas porque estás como ausente. Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas, cuando, llena de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme: «Tengo un hambre feroz esta mañana. Voy a empezar contigo el desayuno». Esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Tuyo hasta la muerte,
El Caballero de la Triste Figura
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Composición hecha con versos y textos de: Cervantes, Jorge Manrique, Calderón, Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Garcilaso, Góngora, sor Juana Inés de la Cruz, José Cadalso, Meléndez Valdés, Bécquer, Rubén Darío, Pablo Neruda, Luis Alberto de Cuenca, Juan Ramón Jiménez, Manuel Machado, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Oliverio Girondo y Roberto Lumbreras.
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The Lighthouse
BESA in 17 Days
word count: 2177
summary: after a breakup, reader meets Coral, a magical ocean horse, who helps them to set things right.
a/n: my entry for day one of #BESAin17Days is Coral! she’s one of my favorite BESA horses and I was inspired to write a story about her gender neutral!reader. enjoy! this was originally posted on the BESA Amino :)
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I dig my toes into the sand, feeling the bite of the cold water as it laps at my calves. I don’t bother to wipe my tears, even when I can taste the bitter saltiness at the corners of my mouth.
Dusk is pretty at the beach. You can’t see all the garbage everywhere, and the white noise of a million voices and boats in the distance fades quickly the darker it gets.
‘I have something to confess,’ they’d said. ‘It might not be happy for you, but I know it’s what’s best for me, and I felt you deserve to know.’ They might as well have just ran off. It would’ve gotten the message across quicker. ‘You see, on my last trip to Seattle, I met someone. They made me question this - us - and I realize we’re not right for each other.’
I’d asked them, ‘So this is it? You’re just gonna leave me after three years of building a life together to go be with a stranger?’ Silly me. I knew better than to ask, I’d noticed their clothes slowly leaving that closet, I hadn’t said anything when they moved their desk out, claiming they had to get rid of it, nor when they suggested we go back to separate bank accounts for ‘tax reasons’.
‘I’m sorry,’ they’d said, even though they weren’t. ‘You can keep the bed, as a parting gift.’ Because their new lover already had one, they’d intentionally left out.
Now I’m standing on one of the regularly frequented beaches of Anacortes, chucking rocks as far as I can throw them, trying to think about what I’m going to do to pay the mortgage of the house we bought together. Thinking about the fact that my partner’s most likely been cheating on me for months. My ex partner, that is.
At least, I’m throwing rocks until I spot a giant wave in the distance, glinting red with the last light of the sun. Then, I start to back up, almost tripping over my shoes. Within mere seconds, it seems like the wave’s halved the distance between us. I scramble for my things, picking up my keys, pressing the button to start my car, hastily flinging everything into my backpack.
I’m halfway across the sand when I realize I don’t have my wallet. I look back and see it sitting on the wet sand. It must’ve fallen out of my pocket when I was wading! I open the passenger door, toss my backpack in and slam it closed unceremoniously, then sprint back across the beach as I see the wave’s even closer, with no chance of stopping.
Seconds before I’m by my wallet, I trip, falling face first with a shriek. Thankfully, I land on my hands and knees, and reach out to grab my wallet, but out of the corner of my eye I see the red wave towering over me. I scream, curling into the fetal position while covering my head and holding my breath, waiting for impact.
It never comes. Instead, I feel a spritz of a few droplets, and hear the ocean calm. I look up and see a magnificent horse, or what looks like a horse at first glance. The creature is a brilliant pinkish-red, with flowing, mane-like tendrils traveling down the back of their neck. Beautiful blue pearlescent beads adorn their forehead, and when I look, I see that instead of hindquarters, they have a shimmering, curling tail, with a large tail fin to help them navigate the waters.
My first thought is that I should probably scream. Since I am known for making idiotic decisions, I idiotically decide not to do that, instead opting to say, “Hello.”
The horse nickers back at me, and suddenly my head gets a tingling sensation, with an image of them jumping through the water, then an image of a coral reef.
I crab walk backwards in shock, “What the fuck did you just do to me!?”
They whinny, stamping their hoof and snorting, sending another image of many horses, doing the same with other people. “Oh.” Then, they repeat their imagery from before, sending another image of themself one more time to cement it in. “Your name… is Coral?” They nod their head, nickering. They send another image, of a mare nuzzling her foal, then flash back to themself again. “And you’re… a mare?” Another nicker.
Slowly, I stand up, unsure of what to do. I put my sand-covered wallet in my pocket, trying not to think about how much sand I’m going to have to scrub out of every nook and cranny of my body when I get home.
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Over the next hour, the sun goes down and the beads dressing Coral’s forehead glow as she explains via visual telepathy how she came to be here, with me. She comes from a magical world, called North of North, a parallel realm to Earth. She seems to exhibit extreme patience, as I’m figuring out the story by guessing what she means, often guessing wrong.
“So, you tasted my tears hitting the ocean, and came here… to help me?” She neighs, throwing her head up and down and prances a bit in the sea foam of the dark, only her beads and the moon lighting the way. She sends me a vision of a book closing, which I take as her meaning the story is over.
I say, “Well, I’m not sure what you mean to help me with. It’s not like I can just find a new partner.” She snorts, sending me a flattering image of myself looking youthful and attractive. I wave her off. “Yea, yea, but it’s not like that. I spent years strengthening a relationship only for it to crumble in one day. Well, more than one day, but one day. Besides, that’s not my main focus. I’m supposed to figure out how I’m gonna pay the other half of my mortgage now… and I don’t even want to live in the house I have now. It just reminds me of them.”
She seems to ponder what I’ve said, then walks toward me a little, sending me an image of me mounting her. “Are you sure?” I ask, not wanting to take advantage of her or insult her. A stamp of her hoof says yes, she is. I do as she says, and as we retreat from the sandy shore into the deep of the ocean, glowing eels swim up to the surface, seemingly greeting Coral. “What are these? They’re… glimmering!” I observe, and the by-now familiar, though still uncomfortable tingle alerts me to the incoming image. She sends an image of me saying ‘glimmer’, then a picture of the eels. Glimmer Eels. “Are Glimmer Eels from North of North too?” She looks back at me as she swims through the water, careful not to get me wet, and nods again. “Sorry if I’m asking too many questions, I know I can be annoying. She sends me another image, this time of her rubbing her head against me as I ask her more questions. ‘No, I like your questions,’ the image is saying. I rub her neck affectionately, surprised at how soft her scales feel.
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We arrive at an old lighthouse, one I’ve never seen before. I see a ‘FOR SALE’ sign, with the price of ‘$50,000 USD’ and a note saying, “Extreme fixer upper - call to discuss.” My house right now is worth $200,000 USD, and so are most places in the area, but I can’t bring myself to leave my hometown. The community is so special and calm, the people are so nice! My partner had suggested we move to the nearest city at least, but I told them I just couldn’t bear it if we left. $50,000 is much more manageable - I’d already have half of it paid for if I were to purchase it.
I step inside, taking a look around. It’s dingy and the lights don’t work. The walls could use new paint, all the fixtures and appliances are outdated and broken, but I’d be able to renovate it with my loan. Tears fill my eyes. I don’t know how tonight became possible, but I thank all my lucky stars for it. I step back out, running back to Coral and hugging her right around the neck, crying. “I don’t know why you came to me tonight, but thank you so much, Coral. Thank you.” I pull back, wiping my eyes and smile, sniffing a little. “Will I see you again the next day?” She nods, then sends me an image of us riding together back to my car. I nod back, laughing. “Okay, I’m ready. Let’s go.”
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The next day, I’m up at the crack of dawn, calling the lighthouse owner, my real estate agent, and my bank, and within three weeks my fancy house is sold and I’m moved into my new lighthouse home. I immediately get to work gutting the place, installing all new everything, and decorating my home with beautiful, glowing pearls that the Glimmer Eels bring me. I also work day and night to dig out a waterway to a sliding glass door I installed so Coral and the Glimmer Eels can see what the place looks like for themselves. They seem to like it, and it makes me happy to know it.
I sit, dangling my feet over the edge and in the water, feeding Coral different fruits and berries as we bask in the sun one night. At one point, I notice her staring into the sunset, chocolate brown eyes looking a little vacant. I reach up, scratching her forehead and petting her cheek. “What’s wrong, Coral?”
She turns to look at me, then gingerly puts her head in my lap, sighing. She sends me an image of her swimming away. ‘I have to go.’
Her announcement hits me in the gut. “But- no, no, I- What am I supposed to do without you?” I plead, already sniffling. I hold her head, like if I can just keep her here long enough, she’ll change her mind and stay.
She shows me images of horses that look similar to her, then an image of her wearing a tiara, swimming with them (who are now also adorned with jewels) in an underwater castle.
“So, you’re a Princess?” She lifts her head and shakes it no, “But you’re still royalty?” Nods. “And you left them… to help me. I didn’t deserve that kind of help, Coral. Your duties are more important.” She snorts in defiance, then looks deep into my eyes with hers. She gently rubs her face against mine, whickering affectionately. I know what she means.
“I love you too, Coral. I’ll miss you. Will I ever see you again?” She nods, then sends an image of the sun and moon repeatedly rising and setting in a whir. ‘Yes, but not for a long time.’ I wipe my nose with my shirt sleeve, my voice cracking as I say, “I’ll never forget you, Coral.”
One of the Glimmer Eels rises out of the water, presenting me with a bracelet made of the same magical pearls from before. Coral shows me that the bracelet will glow when she gets near. Then, she retreats toward the horizon, the eels following her.
Before she vanishes from my line of sight, I yell her name. “Coral!” She stops, looking back at me, and I wave, smiling through my tears. She neighs, jumping up to let her radiant scales flash in the setting sun once again, and does a flip before disappearing. I know she’ll be back eventually, but that doesn’t prevent one last tear from slipping out from the corner of my eye.
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Months later, I’ve moved on with my life, pretending I’ve forgotten I ever met Coral, but I haven’t. I keep her bracelet on my wrist at all times, never taking it off, even to shower. I’ve paid off my mortgage in under a year thanks to discovering some semi-precious gems left for me in a seaweed woven pouch, and my paintings are selling out like never before, which may or may not have to do with the images of magical sea horses still dancing around in my memory. My buyers seem to like them, and I enjoy making them. It keeps the memories alive. At night, the pearls covering my house glow so I’m comforted by their speckles, even on moonless nights.
One morning, I wake up and notice my bracelet glowing. I groggily grab my phone, scrolling through my notifications until I snap to, finally processing that my bracelet is glowing. I don’t care what I look like (which is described in one word as a mess, to be perfectly clear). I rush down the winding stairs of the lighthouse and fling the door open, yelling, “Coral!” I hear neighing and whip my head around, seeing a familiar red wave in the distance. A toothy smile spreads across my face as my eyes light up.
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josemimontalban · 3 years
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Sobre el diván dejé la mandolina y fui a besar la boca purpurina, la boca de mi hermosa Florentina. Y es ella dulce y rosa y muerde y besa; y es una boca rosa, fresa; y Amor no ha visto boca como esa. Sangre, rubí, coral, carmín, claveles, hay en sus labios finos y crueles, pimientas fuertes, aromadas mieles. Los dientes blancos riman como versos, y saben esos finos dientes tersos, mordiscos caprichosos y perversos. (Rubén Darío. Nicaragua,1867/1916) https://www.instagram.com/p/CWmMicToTgC/?utm_medium=tumblr
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citasconcafe · 5 years
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Viaje Infinito la mano que te busca en la penumbra se detiene en la tibia encrucijada, donde musgo y coral velan la entrada y un río de luciérnagas alumbra, para el que con tu incendio se ilumina, cósmico caracol de azul sonoro, blanco que vibra un címbalo de oro, último trecho de la jabalina, sí, portulano, fuego de esmeralda, sirte y fanal en una misma empresa cuando la boca navegante besa la poza más profunda de tu espalda, suave canibalismo que devora su presa que lo danza hacia el abismo, oh laberinto exacto de sí mismo donde el pavor de la delicia mora, agua para la sed del que te viaja mientras la luz que junto al lecho vela baja a tus muslos su húmeda gacela y al fin la estremecida flor desgaja . . . #JulioCortázar #SalvoElCrepúsculo #Books #Bookstagram #BookPhotography #FotosDeLibros #Libros #Citas #CitasEnEspañol #Quotes #Frases (en CDMX) https://www.instagram.com/p/B8KQqrPH7Gk/?igshid=g5m61caebax
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el4venezolano · 7 years
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Acordes de: Tu boca: http://micuatro.com/acordes/tu-boca/ Tu boca es como una flor linda, fresca, roja y pura es un manantial de amor que las penas de amor cura. Un milagro de marfil un prodigio de coral un arca fina y sutil donde se quiebra un cristal. (Bis) El alma de quien la besa nunca ya podrá ...
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esuemmanuel · 5 years
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Voy a escribir, pero no de ti ni de mí, sino de ese nadie al que ninguno escribe; al olvidado, al transparente, al invisible. Ese nadie al que ninguno mira, siente, escucha o huele. Ese nadie que pasa como el silencio inocente que no se sabe hacer escuchar. Ese nadie afligido por el olvido, tocado por lo perdido, azotado por la inclemente permanencia de no ser, de no estar. Ese nadie que no se escucha, que ni siquiera es consciente de que existe, que no se siente, que no se toca... que no encuentra lugar. Ese nadie que, como un fantasma, se camufla entre las sombras de la noche bajo la luna adormecida y entre el viento entristecido; ahí... ese nadie que no murmura, que no solloza, que no sabe siquiera hablar, el mismo que se sumerge en el mutismo de su soledad. Ese nadie que tiene ojos, pero no los sabe utilizar. Ese nadie que se baña a la luz de la luna, que come ante las estrellas burlonas, que ha hecho su hogar en el tejado de una triste casa, en la ventana de un hospital, en el banco de madera de un parque; ahí. Ese nadie que suspira al viento, que toca a las olas, que se empapa de la vida que no ha de gozar. Ese nadie que no goza, que no sabe de alegría, que no sabe de otra cosa mas que la de ataviarse de oscuridad. A ese nadie que le resbala el agua por las mejillas que no sabe que tiene, que bebe de su llanto que no sabe que es suyo, y llora sin parar. A ese nadie que nadie ama, que nadie abraza, que nadie besa. A ese nadie que tanto amo yo... porque lo veo, porque lo siento, porque está. Y en su transparencia, me baño. En el silencio de su boca, me hablo. En el gemido de su garganta... Si, ése que nace de su fragilidad. Ese nadie que es más mío que Yo mismo, ése que ni Yo sé entender, ése que me carcome las manos, que se lleva mi olvido... Ése... Ése, mi espejo... Ése, mi reflejo... Ése... Ese nadie, al que sólo yo puedo ver, se siente bañado en su propia sal, humedecido por el mar calmo de sus ojos desvanecidos en los arrecifes de coral. Se siente... Se siente y se intuye... Se intuye y respira... Respira y se aviva; aunque no deja de nadar en su propio mar de cristal. Hace de ese mar su cuna, su espacio sagrado, su cama mientras la luna le adorna el alma de plata y de espuma. Y, de pronto, ese nadie se vuelve alguien, un algo... un trozo de un todo... un tímido esbozo de ser. Aparece un latido vibrando en alguna parte de sí... Y se busca, se palpa, se desespera... ¡No se encuentra! Y tiembla... Algo yace en Él. Se percibe, sale de su escondite... Y la luz de esa luna que lo acaricia, sonríe. Entre sus rayos de plata, Él se viste. 
“Me he tocado las manos, me he probado los labios, me he escuchado la voz... Y he latido con el corazón... Pero, la mente... sigue vacía. Sigo siendo nadie... Ese nadie que nada lamenta.”
— Esu Emmanuel© , El Olvidado.
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-Dijo que bailaría conmigo si le llevaba una rosa roja -se lamentaba el joven estudiante-, pero no hay una solo rosa roja en todo mi jardín. Desde su nido de la encina, oyóle el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado. -¡No hay ni una rosa roja en todo mi jardín! -gritaba el estudiante. Y sus bellos ojos se llenaron de llanto. -¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja. -He aquí, por fin, el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noches, aún sin conocerlo; todas las noches les cuento su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión lo ha puesto pálido como el marfil y el dolor ha sellado su frente. -El príncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el joven estudiante-, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos, reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Por lo tanto, tendré que estar solo y no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y se destrozará mi corazón. -He aquí el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí es pena para él. Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro. -Los músicos estarán en su estrado -decía el joven estudiante-. Tocarán sus instrumentos de cuerda y mi adorada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que su pie no tocará el suelo, y los cortesanos con sus alegres atavíos la rodearán solícitos; pero conmigo no bailará, porque no tengo rosas rojas que darle. Y dejándose caer en el césped, se cubría la cara con las manos y lloraba. -¿Por qué llora? -preguntó la lagartija verde, correteando cerca de él, con la cola levantada. -Si, ¿por qué? -decía una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol. -Eso digo yo, ¿por qué? -murmuró una margarita a su vecina, con una vocecilla tenue. -Llora por una rosa roja. -¿Por una rosa roja? ¡Qué tontería! Y la lagartija, que era algo cínica, se echo a reír con todas sus ganas. Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor. De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra atravesó el jardín. En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verle, voló hacia él y se posó sobre una ramita. -Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el rosal meneó la cabeza. -Mis rosas son blancas -contestó-, blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña. Ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol y quizá el te dé lo que quieres. Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía entorno del viejo reloj de sol. -Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el rosal meneó la cabeza. -Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz. Ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante, y quizá el te dé lo que quieres. Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante. -Dame una rosa roja -le gritó-, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el arbusto meneó la cabeza. -Mis rosas son rojas -respondió-, tan rojas como las patas de las palomas, más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré más rosas este año. -No necesito más que una rosa roja -gritó el ruiseñor-, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga? -Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo. -Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso. -Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía. -La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque verdeante y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre? Entonces desplegó sus alas obscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el jardín como una sombra y como una sombra cruzó el bosque. El joven estudiante permanecía tendido sobre el césped allí donde el ruiseñor lo dejó y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos. -Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso. El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros. Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas. -Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas! Entonces el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que ríe en una fuente argentina. Al terminar la canción, el estudiante se levantó, sacando al mismo tiempo su cuaderno de notas y su lápiz. “El ruiseñor -se decía paseándose por la alameda-, el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!” Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada. Al poco rato se quedo dormido. Y cuando la luna brillaba en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas. Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando toda la noche. Cantó durante toda la noche, y las espinas penetraron cada vez más en su pecho, y la sangre de su vida fluía de su pecho. Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y de una muchacha, y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, canción tras canción. Primero era pálida como la bruma que flota sobre el río, pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora. La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía la sombra de una rosa en un espejo de plata, la sombra de la rosa en un lago. Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas. -Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada. Entonces el ruiseñor se apretó más contra las espinas y su canto fluyó más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una virgen. Y un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, lo mismo que enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida. Pero las espinas no habían llegado aún al corazón del ruiseñor; por eso el corazón de la rosa seguía blanco: porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa. Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas. -Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada. Entonces el ruiseñor se apretó aún más contra las espinas, y las espinas tocaron su corazón y él sintió en su interior un cruel tormento de dolor. Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no termina en la tumba. Y la rosa maravillosa enrojeció como las rosas de Bengala. Purpúreo era el color de los pétalos y purpúreo como un rubí era su corazón. Pero la voz del ruiseñor desfalleció. Sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos. Su canto se fue debilitando cada vez más. Sintió que algo se le ahogaba en la garganta. Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo. La rosa roja le oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío del alba. El eco le condujo hacia su caverna purpúrea de las colinas, despertando de sus sueños a los rebaños dormidos. El canto flotó entre los cañaverales del río, que llevaron su mensaje al mar. -Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa. Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas. A medio día el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera. -¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja! No he visto rosa semejante en toda vida. Es tan bella que estoy seguro de que debe tener en latín un nombre muy enrevesado. E inclinándose, la cogió. Inmediatamente se puso el sombrero y corrió a casa del profesor, llevando en su mano la rosa. La hija del profesor estaba sentada a la puerta. Devanaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies. -Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja -le dijo el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos, ella te dirá cuanto te quiero. Pero la joven frunció las cejas. -Temo que esta rosa no armonice bien con mi vestido -respondió-. Además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y ya se sabe que las joyas cuestan más que las flores. -¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera. Y tiró la rosa al arroyo. Un pesado carro la aplastó. -¡Ingrato! -dijo la joven-. Te diré que te portas como un grosero; y después de todo, ¿qué eres? Un simple estudiante. ¡Bah! No creo que puedas tener nunca hebillas de plata en los zapatos como las del sobrino del chambelán. Y levantándose de su silla, se metió en su casa. “¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica.” Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.
El ruiseñor y la rosa - Oscar Wilde
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zkdna · 7 years
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El ruiseñor y la rosa
-Dijo que bailaría conmigo si le llevaba una rosa roja -se lamentaba el joven estudiante-, pero no hay una solo rosa roja en todo mi jardín.
Desde su nido de la encina, oyóle el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado.
-¡No hay ni una rosa roja en todo mi jardín! -gritaba el estudiante.
Y sus bellos ojos se llenaron de llanto.
-¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja.
-He aquí, por fin, el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noches, aún sin conocerlo; todas las noches les cuento su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión lo ha puesto pálido como el marfil y el dolor ha sellado su frente.
-El príncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el joven estudiante-, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos, reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Por lo tanto, tendré que estar solo y no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y se destrozará mi corazón.
-He aquí el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí es pena para él. Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro.
-Los músicos estarán en su estrado -decía el joven estudiante-. Tocarán sus instrumentos de cuerda y mi adorada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que su pie no tocará el suelo, y los cortesanos con sus alegres atavíos la rodearán solícitos; pero conmigo no bailará, porque no tengo rosas rojas que darle.
Y dejándose caer en el césped, se cubría la cara con las manos y lloraba.
-¿Por qué llora? -preguntó la lagartija verde, correteando cerca de él, con la cola levantada.
-Si, ¿por qué? -decía una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol.
-Eso digo yo, ¿por qué? -murmuró una margarita a su vecina, con una vocecilla tenue.
-Llora por una rosa roja.
-¿Por una rosa roja? ¡Qué tontería!
Y la lagartija, que era algo cínica, se echo a reír con todas sus ganas.
Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor.
De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo.
Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra atravesó el jardín.
En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verle, voló hacia él y se posó sobre una ramita.
-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el rosal meneó la cabeza.
-Mis rosas son blancas -contestó-, blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña. Ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol y quizá el te dé lo que quieres.
Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía entorno del viejo reloj de sol.
-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el rosal meneó la cabeza.
-Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz. Ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante, y quizá el te dé lo que quieres.
Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante.
-Dame una rosa roja -le gritó-, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el arbusto meneó la cabeza.
-Mis rosas son rojas -respondió-, tan rojas como las patas de las palomas, más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré más rosas este año.
-No necesito más que una rosa roja -gritó el ruiseñor-, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga?
-Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.
-Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso.
-Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía.
-La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque verdeante y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?
Entonces desplegó sus alas obscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el jardín como una sombra y como una sombra cruzó el bosque.
El joven estudiante permanecía tendido sobre el césped allí donde el ruiseñor lo dejó y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos.
-Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso.
El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros.
Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas.
-Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas!
Entonces el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que ríe en una fuente argentina.
Al terminar la canción, el estudiante se levantó, sacando al mismo tiempo su cuaderno de notas y su lápiz.
“El ruiseñor -se decía paseándose por la alameda-, el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!”
Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada.
Al poco rato se quedo dormido.
Y cuando la luna brillaba en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas.
Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando toda la noche.
Cantó durante toda la noche, y las espinas penetraron cada vez más en su pecho, y la sangre de su vida fluía de su pecho.
Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y de una muchacha, y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, canción tras canción.
Primero era pálida como la bruma que flota sobre el río, pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora.
La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía la sombra de una rosa en un espejo de plata, la sombra de la rosa en un lago.
Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.
-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.
Entonces el ruiseñor se apretó más contra las espinas y su canto fluyó más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una virgen.
Y un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, lo mismo que enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida.
Pero las espinas no habían llegado aún al corazón del ruiseñor; por eso el corazón de la rosa seguía blanco: porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa.
Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.
-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.
Entonces el ruiseñor se apretó aún más contra las espinas, y las espinas tocaron su corazón y él sintió en su interior un cruel tormento de dolor.
Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no termina en la tumba.
Y la rosa maravillosa enrojeció como las rosas de Bengala. Purpúreo era el color de los pétalos y purpúreo como un rubí era su corazón.
Pero la voz del ruiseñor desfalleció. Sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos.
Su canto se fue debilitando cada vez más. Sintió que algo se le ahogaba en la garganta.
Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo.
La rosa roja le oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío del alba.
El eco le condujo hacia su caverna purpúrea de las colinas, despertando de sus sueños a los rebaños dormidos.
El canto flotó entre los cañaverales del río, que llevaron su mensaje al mar.
-Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa.
Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas.
A medio día el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera.
-¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja! No he visto rosa semejante en toda vida. Es tan bella que estoy seguro de que debe tener en latín un nombre muy enrevesado.
E inclinándose, la cogió.
Inmediatamente se puso el sombrero y corrió a casa del profesor, llevando en su mano la rosa.
La hija del profesor estaba sentada a la puerta. Devanaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies.
-Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja -le dijo el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos, ella te dirá cuanto te quiero.
Pero la joven frunció las cejas.
-Temo que esta rosa no armonice bien con mi vestido -respondió-. Además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y ya se sabe que las joyas cuestan más que las flores.
-¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera.
Y tiró la rosa al arroyo.
Un pesado carro la aplastó.
-¡Ingrato! -dijo la joven-. Te diré que te portas como un grosero; y después de todo, ¿qué eres? Un simple estudiante. ¡Bah! No creo que puedas tener nunca hebillas de plata en los zapatos como las del sobrino del chambelán.
Y levantándose de su silla, se metió en su casa.
“¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica.”
Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.
Fin.
@enbicicletalmar
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