#bella mente
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omprakasht · 1 year ago
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Starting a preschool franchise in India involves careful consideration of various key factors to ensure a successful venture. One of the foremost considerations is thorough research on the regulatory landscape. Understanding and complying with the legal requirements and regulations in the education sector is crucial. This includes licensing, accreditation, and other compliance standards that vary across regions.
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sylvieenrose · 2 days ago
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foreverblondie23 · 5 months ago
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supernova-rsrcs · 1 year ago
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En mi mente Tina dejó todo para ir a hacer pancartas con glitter "Justicia para Aleria" "Yo estoy con Aleria" y Auspicia hizo llamado de emergencia al club de fans pa hacer gira y maratón de apoyo a la carrera del siglo.
@entropiasgift @luiwritings @kaelkoth
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spettriedemoni · 1 year ago
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Arisa
Fa discutere il post di Arisa su Instagram in cui lei nuda dichiara di cercare marito. Certo forse Instagram non è il posto migliore dove cercare una relazione seria, ma quello che mi colpisce è altro.
Da una parte le critiche da parte spesso di donne, dall’altra le critiche di chi la definisce bifobica perché tra le preferenze di possibili candidati mette una postilla in cui dice che cerca uomini cui piaccia l’organo genitale femminile e soprattutto il suo.
Devo dire che quest’ultima critica mi ha lasciato alquanto perplesso.
Detto ciò, le auguro di trovare ciò che cerca.
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elleinelle · 2 years ago
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Ti hanno insegnato che tutto accade fuori da te, il tuo successo lavorativo, la tua casa, la tua macchina... è tutto fuori da te.
Per questo quando sei sola e ferma hai la stranissima sensazione che tu non stia facendo niente, non stai costruendo niente di visibile, nulla che altri possano con i loro occhi vedere...quindi....stai sprecando tempo.
Un giorno poi, grazie a qualcosa di visibile anche agli altri...le tue scelte, le tue rinunce...scopri quante cazzate hai dovuto ascoltare.
Quel giorno sei sola, a non fare niente, come ti direbbero tutti...ma non è cosi
Hai cambiato rotta....un calice di vino in una veranda, in un paese lontano con i tuoi libri, le tue passioni, le tue sfide....fermi tutti, stai bene.
Già, perché per quanto nessuno te lo abbia mai spiegato, parte tutto da te...dal tuo cuore, dalla tua anima, che se non conoscono pace sta sicura non la conoscerai mai neanche tu.
Per quanto tu possa lavorare, avere amici avere una casa, una famiglia... finché il tuo cuore non si sentirà perfettamente al suo posto in questo mondo, tu la serenità non la conoscerai mai.
Ti hanno insegnato che tutto accade fuori da te, senza preoccuparsi di dirti però che sarà tutto effimero finché dentro di te regnerà il caos.
Elle
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dirtbra1n · 2 years ago
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following the accomplishment of funeral arrangements I’ve suddenly opened a flood gate of artistic drive. Crazy
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xangelaherrera · 12 days ago
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Asiente y ante la interrogante dejó salir una pequeña carcajada "Eso debería ser secreto cliente diseñador" Bromea, haciendo referencia a la profesión ajena "Bien, tuve un cliente que tenía un emprendimiento de tazas" Le cuenta "Al principio todo bien, eran diseños normales, tiernos, variados pero luego..." Hace una mueca de desagrado "Se fueron poniendo turbios" Hace una pequeña pausa "Mejor dicho sugerentes..." Deja salir una carcajada "Hubo uno que quería una mujer horneando como logo pero que tuviese un fueguito en la barriga, ¿sabes? horneando" Señala su vientre "Pero quedó horrible" Hace una pequeña mueca de desagrado "Lo peor es que sí lo usó como imagen por un buen tiempo porque le gustaba" Niega un par de veces con la cabeza "Ah, te dieron un trabajo importante" Asiente suavemente "Yo tampoco creo que lo haya, al menos que tengamos algún ancianito que le guste hacer fechorías" Bromea un poco "Claro, así yo aprovecho de echarle un ojo a Sunita, hace un rato mi compañera y yo la perdimos" Admite "Y bueno, fue un pequeño susto".
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" cierto que eres diseñadora gráfica " espera a que termine de hablar a pesar de que idea apareció a penas habló de los clientes. recuerda charla que tuvieron la última vez que se cruzaron, en la que hablaron un poco de respectivas profesiones. " ¿puedo preguntarte qué cosas raras te han pedido diseñar? " hay una picardía un tanto infantil en su gesto, que se acentúa cuando ladea un poco la cabeza. risita acompaña broma de la contraria. " no te culpo. me pasaría lo mismo " especialmente si le tocara el área de bebidas. " seguridad " se encoge de hombros cuando lo dice, lo cuál demuestra su falta de entusiasmo. " no es muy terrible porque dudo que haya algún incidente. pero la verdad es que no sé que haría si lo hubiera " siempre fue más de las que salen corriendo. " ¿quieres ir a dar una vuelta? debería chequear dónde está andré " el señor que le habían designado para cuidar aquella noche junto a kiaan.
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lunimy · 7 months ago
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no hay nada peor que una palabra se me pegue y siga en mi vocabulario después de decirla una sola vez
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namu-en · 6 months ago
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Holis amigus de este perfil. Les comparto algunos dibujos que he hecho.
Me gusta mucho dibujar del natural y hacer copias de cuadros, aunque no siempre me queden woaos. Esto me ayuda mucho a estar en el presente, a relajar mi mente, y a evitar pensamientos osciosos. Pero como soy una contradicción con patas alusín, trato de decifrar el cómo pensaron algunas y algunos autores sus piezas, como si pudiera descubrir la fórmula secreta de la kangreburger comiéndome cada ingrediente por separado. En fin.
Tengan bella noche, el calor está weno. Tomen agua.
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harleiquina · 2 years ago
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La Dama del Pozo
Hace algún tiempo, me enojé tanto con Disney rehaciendo sus películas (con mucho menos corazón que las animadas) que comencé a pensar en mis propias versiones. 
Por ahora sólo terminé mi reversión de Cenicienta, pero tengo otras pensadas.
-Espero que no estés planeando robar nada- advirtió una voz autoritaria pero cálida y juguetona que resonó por toda la galería.
-No. ¡No! Por supuesto que no- se apresuró a responder la jovencita nerviosa ya que no había notado que el hombre uniformado bromeaba -Yo... nunca... ni siquiera toqué nada- ella intentaba encontrar sus ojos para hacer más fuerte su defensa, pero la máscara espejada le impedía encontrar su mirada. El sentirse observada sin saber desde dónde sólo hizo que la intimidación fuera más grande.
-No te asustes. No hablaba en serio- ella dejó salir un sonoro suspiro de alivio -Aún así, es extraño que estés aquí y no en el Gran Salón. ¿No quieres disfrutar del baile?-
-Es que... -ella se contuvo -No pertenezco allí-
-Sin embargo, aquí estás. Eso implica que has sido invitada-
-Podría decirse. Pero si he de ser honesta: me escabullí con una familia numerosa que no detectó mi presencia-
El hombre rió. -Si tanto querías estar en el baile ¿por qué desperdicias la noche en la galería de arte?-
-Solo quería ver el palacio y era mi única oportunidad-
-Podría darte una invitación, en caso de que alguien te la pida-
-Una invitación llegó a mi casa. Sólo que no vine con ellas-
-¿Ellas?- él había notado cierta ausencia en la voz de la joven.
-Mi madrastra y sus hijas-
Otra vez un pequeño dejo de amargura en su forma de hablar le dió a entender que algo no andaba bien, así que preguntó para corroborar que sus sospechas eran ciertas -¿Tu familia?-
-Supongo- la joven ya se había percatado de que estaba dejando entrever sus verdaderos sentimientos, así que intentó desentenderse de la situación. Se acercó al siguiente cuadro de la galería, el que más le llamaba la atención -Esas flores son hermosas. ¿Sabe usted cómo se llaman?-
-No, lo siento-
-No importa. Quizás algunas bellezas no deban ser nombradas-
Él sonrió.
-Señor- llamó uno de los guardias, vestido igual a él -¿Nos necesita?-
-No, General. Gracias-
-¿Está seguro?- quizo cerciorarse luego de examinar a la muchacha frente a él.
-Seguro. Todos pueden irse- una vez pronunciada la frase, otros veinte hombres salieron de sus posiciones a lo largo de la estancia.
-¿Tantos guardias?- se sorprendió la invitada al verlos marchar de salida al pasillo.
-Es un palacio. Hay un guardia cada dos metros, más o menos- respondió divertido. Muchos eventos pasados desfilaron por su memoria y en todos, el exceso de hombres estaba más que justificado.
-¿Usted es su capitán?-
-Supongo- sonrió -¿Cómo se llama?-
-¿Mi nombre?-
-No hay nadie más aquí ¿verdad?-
-No- ella estaba genuinamente sorprendida y avergonzada por toda la situación -No estoy acostumbrada a que me llamen por mi nombre-
-Entonces ¿cómo la llaman?-
-Depende de quién hable. Los niños me llaman "la dama del pozo", porque siempre les ayudo cuando deben sacar agua en baldes más grandes que ellos. Además, alzo en mis brazos a los más pequeños cuando quieren tirar una moneda para pedir un deseo-
-Suena agradabe. Pero no hay un pozo aquí, por lo tanto no puedo llamarla así- ambos riéron.
-Las que fueron nuestras sirvientas aún me llaman "pequeña" "señorita" o "niña" cuando las encuentro en el mercado. Por más que lo intente, no puedo convencerlas de que ya no tengo 4 años- su voz ahora estaba impregnada de calidez y alegría.
-No la conozco lo suficiente para llamarla así. Pero sí ha despertado mi curiosidad al saber que sus sirvientas ya no trabajan para usted ¿son muy mayores?-
-No tanto- ella comenzó a pasearse nerviosa entre las estatuas que adornaban el centro de la habitación. Se había dado cuenta del lío en el que se había metido al decir eso, pero ya era demasiado tarde. Respiró profundamente y batalló con las lágrimas al llegar a su último apodo -Cenicienta, es el nombre con el que me llaman mi madrastra y sus hijas; porque siempre estoy cubierta con las cenizas del fuego que debo mantener vivo en la cocina. Así puedo cocinar, prepararles el agua para sus baños y llevar brasas para calefaccionar toda la casa- una lágrima escapó de sus ojos y corrió por su mejilla, pero logró interceptarla antes de que cayera al piso -Incluso debo hacerlo en Verano, porque así lo ordena la señora de la casa-
-¿Y los sirvientes?-
-No hay ninguno, sólo yo...- volvió a sacarse las lágrimas, ésta vez con un pañuelo que le ofreció el hombre -...Marielle-
-¿Marielle?- se sorprendió él -Entonces creo que algunas bellezas sí deben ser nombradas- el intento de hacerla sentir mejor pareció surtir efecto.
-¿No tiene otra cosa que hacer además de ocuparse de los sentimientos de una extraña?-
-La verdad, no. No me agradan las fiestas y menos las de este estilo-
-¿Qué estilo?-
-Las de buscarle novia al príncipe- se sentó en un sillón cercano y la invitó a acompañarlo -Por eso estamos todos vestidos igual: las mujeres del salón sólo quieren exponerse, o a sus hijas, a él. No alcanzaría la noche si tuviera que bailar con todas-
-Entonces ustedes no dicen quién es el príncipe, las escuchan, las conocen y luego entregan un reporte de cuál consideran más apta ¿verdad?-
-Exactamente-
-No puedo ni imaginarme lo tedioso que debe ser lidiar con eso-
-Intercambiamos turnos, motivo por el cual siempre es conveniente tener tantos soldados a mano- ella rió -Por supuesto, aquél que intente sacar provecho propio es removido. Generalmente termina cuidando los establos o el parque-
-Aún así, debe ser duro para ellos ¿quién dice que los soldados no pueden enamorarse de una de las jóvenes?-
-En ese caso deberán decirles la verdad-
-¿Ha pasado?-
-La noche aún es joven-
-Si no es mucha molestia ¿podría hacerle una pregunta?- él asintió -¿Por qué organizaron éste baile? Creí que el príncipe debería casarse con una princesa de otro reino, para entablar relaciones comerciales, acrecentar el territorio y demás-
-Es usted muy inteligente, Marielle- ella no pudo evitar ruborizarse al escuchar su nombre -Sí, sería lo más sensato y tradicional, por decirlo de alguna manera. Pero, créalo o no, el príncipe Jean ha sido rechazado tanto por reinos vecinos como lejanos-
-¿Rechazado?-
-Sí, verá usted: el príncipe es ciego- dijo mientras se quitaba la máscara para revelar su vista nublada -Por lo tanto, los demás reyes no quieren arriesgarse a tener nietos con la misma debilidad- no hubo reacción alguna de la muchacha -Por favor, no se compadezca. He tenido suficiente de eso hasta ahora. Hábleme, sigo siendo yo-
-Es que... no lo entiendo. ¿Usted es el príncipe?- ella se incorporó y comenzó a ir y venir nerviosamente.
-Sí-
-No me mienta-
-Sé que dije que algunos soldados podrían intentar sacar provecho, pero lo hice pensando que ya me había ganado su confianza, lo cual me permitía hablar libremente-
-Pero ¿qué hace aquí? El baile es en la otra ala del castillo-
-¿Ha notado que tiene un pequeño desbalance a la hora de caminar? Como si una pierna fuera unos milímetros más corta que la otra-
-Me quebré una pierna a los trece años. No sanó bien-
-¿Se subía a los árboles?-
-No-
-¿Un accidente de caballo tal vez?-
-No-
-¿Quizás sólo corriendo por los pasillos de su hogar?-
-Le contestaré sólo si me dá un buen justificativo para perder el tiempo conmigo, en lugar de disfrutar de su fiesta-
-No estoy perdiendo el tiempo, pero adelante-
-No limpié bien el ventanal del comedor y mi madrastra me castigó por ello- al darse cuenta de la indignación en el silencio del príncipe se decidió a agregar -No volvió a hacerlo. Se dió cuenta que era muy difícil que hiciera los mandados con huesos rotos-
-Usted era una niña-
-Lo que significa que ya pasó mucho tiempo y no vale la pena recordarlo-
-¿Siguió pegándole? ¿lo hace ahora?-
-Eso no es importante. Ya respondí su pregunta. Responda la mía-
Su frustración se hizo evidente, sin embargo él nunca faltaba a su palabra -En primer lugar, estoy agotado de escuchar los "soy perfecta para ser reina porque..." y, en segundo lugar, porque el General Batiste, el hombre que me habló hace un rato, me dijo que había una jovencita con un vestido muy peculiar deambulando por los pasillos. Aún no sabía si simplemente estaba perdida o si tenía otras intenciones. En otras palabras, usted despertó mi curiosidad- Marielle volvió a sentarse -¿Por qué su vestido llamó la atención del buen General?-
-Probablemente porque es viejo... era de mi madre, así que debe tener más de veinte años-
-¿Herencia?-
-Lo único que me queda de ella. Mi madrastra se deshizo de lo demás- se interrumpió para que él no notara el quiebre en su voz -Estaba en un arcón olvidado en el ático, por eso las polillas lo atacaron. Tomé retazos de un viejo vestido mío, uno de seda y tul rosa que usaba de niña, con ese hice flores que cubrieran los agujeros- dejó en las manos del hombre una que sobresalía de su manga para que pudiera sentirla -Para el centro usé cuentas de uno de los tantos collares rotos de mis hermanastras-
-Admiro su habilidad y estoy seguro de que luce hermosa. Al mismo tiempo no puedo dejar de compadecerme de su situación, no debería vivir así-
-Si yo no me compadezco de su ceguera, no lo haga conmigo-
-Es lo justo. Sin embargo me gustaría ayudarla-
-Nadie puede-
-Puedo hacer que las arresten-
-O puede casarse con una de mis hermanastras y llevársela lejos con toda su familia-
-Creí que eramos amigos ¿ahora quiere que yo sufra?- rió.
-A usted no le harían nada-
-¿Y por qué a usted sí?-
-No lo sé, dejé de preguntármelo hace tiempo. Asumo que soy un blanco fácil-
-Sólo tiene que pedírmelo y puedo hacer que mis guardias las arrastren a un calabozo-
-No, no por favor. Me odiarán aún más si lo hago-
-Nunca saldrían. Usted estaría a salvo-
-Mi padre no lo aprobaría-
-Oh ¿él vive con ustedes? ¿y deja que la traten así?-
-No, falleció hace ya 17 años. Pero si él eligió casarse con mi madrastra, fue por algo-
-Bueno, si de algo vale. De no ser por su situación, nunca nos hubiéramos conocido-
-Es verdad-
-¿Quién era su padre? Porque si aún viven en su casa, es posible que haya sido un amigo o conocido del mío-
-Sí, mi padre trabajó como administrador para el rey. George  Reinauld-
-No puedo decir que me sea familiar el nombre, pero de pequeño no tenía demasiado que hacer en los asuntos de mi padre. Sin embargo, puedo asegurarle que conozco el interior de éste palacio centímetro a centímetro gracias a los golpes que me he dado en mi niñez. De ahí a que siempre tuviera muchos guardias a mi alrededor, mi madre nunca sabía dónde necesitaría asistencia inmediata-
El reloj comenzó a anunciar las doce, al igual que las campanas de la catedral cercana.
-Oh, no- se apresuró Marielle -Se me hizo tarde-
-¿De qué hablas?-
-El baile terminaba a medianoche, no esperaba quedarme tanto tiempo. No podré llegar antes que ellas- explicó ya a medio camino de la salida.
-Espera, por favor-
-No puedo-
-Sí, detente- él estaba ya a su lado y la sostenía del brazo -¡Batiste!- el hombre y un compañero aparecieron casi por arte de magia, listos para recibir órdenes -Que uno de nuestros cocheros la lleve a su hogar y extiendan la fiesta ¿una hora estará bien?-
-Sí, sí será suficiente ¡Gracias!- la joven besó su mejilla  y comenzó a correr a la dirección en que el otro soldado la guiaba.
-No me veas así y cumple con tus órdenes- volvió a ordenar mientras ocultaba su sonrisa, de la mirada cómplice del General.
Todos en el Gran Salón se regocijaron al enterarse que el mismísimo príncipe había pedido alargar la fiesta. Las damas creyeron que aún tenían oportunidad de conquistarlo, ya que de haber elegido a alguien la velada habría terminado; los hombres que las acompañaban sólo se concentraron en la comida y los litros de vino que aún quedaban por tomar. Poco sabían los invitados que el príncipe no volvió a unírseles en toda la noche.
-Buenos días, hijo- lo saludó el rey al verlo en el jardín -Veo que lo has pasado bien. Todavía vistes como ayer ¿es por eso que pediste extender el festejo?-
-Honestamente, padre, casi no estuve en el baile-
-¿Es broma, verdad? Ya sabes por qué lo hicimos y por qué era tan necesario que estuvieras ahí-
-Lo sé, lo sé. Pero si hubieras estado en mis zapatos, tampoco habrías durado mucho-
-No pudo haber sido tan malo bailar con tantas hermosas señoritas-
-La gran mayoría no paraba de hablar de sus virtudes y otras, al pensar que era sólo un soldado más, intentaron sobornarme para que les señalara al verdadero príncipe. Eso sin contar con un par de pisotones que dí y las convirtieron en marinos ebrios. Creo que hasta aprendí nuevas groserías gracias a ellas- el rey no pudo contener su risa -Sin embargo, tampoco estuve solo. Todo el tiempo que estuve ausente fue porque una de las invitadas estaba curioseando en la galería. Hablamos. Es muy agradable. Le dije quién era, el por qué del baile y, salvo por un breve momento de incredulidad, ni siquiera se inmutó-
-Vaya, quizás el baile no resultó ser tan mala idea. ¿Y quién es la misteriosa joven?-
-Marielle- sintió cómo se iluminaba su corazón al decir su nombre -Marielle Reinauld, hija de George Reinauld- agregó con seriedad, para intentar disimular su alegría.
-George Reinauld, me suena ¡ah, sí! Ya lo recuerdo. Buen hombre, honesto e inteligente. Una lástima que haya fallecido-
-¿Qué sabes de su esposa?-
-No llegué a conocerla, ya había fallecido cuando él trabajaba para mí-
-Me refiero a su segunda esposa-
-Sólo sé que a tu madre no le agradaba. No puedo hablar de ella ya que nunca la conocí-
-Marielle me contó sobre los destratos que tiene con ella. Básicamente la tiene de sirvienta desde sus doce años-
-¿Por qué? Esa familia tiene dinero suficiente para vivir cómodamente por al menos tres generaciones más-
-No lo sé. Pero estoy preocupado. Necesito saber que está bien-
-Enviaremos a alguien a su casa-
-Sí, pero no. Que primero se cercioren de que ella está bien. Me contó que vino al baile a escondidas de su madrastra, si de repente alguien del palacio va a buscarla: ella lo sabrá-
-¿Qué importa si la joven se casará contigo? Estará segura en el palacio-
-Si es que me acepta-
-¿Por qué no lo haría?-
-Que hayamos tenido una conversación no significa que aceptaría-
-Pero es un buen inicio-
-Padre, por favor. Sólo quiero asegurarme de que se encuentre bien-
-Está bien. Enviaré a alguien a observar la casa-
Ya estaba entrando la noche, cuando el mensajero regresó para dar su reporte. No había visto a ninguna joven que pareciera ser sirvienta, sólo a la madre y sus dos hijas yendo y viniendo por las habitaciones que podían verse desde las ventanas.
Sin pensarlo dos veces, el príncipe le encargó a su General que prepare a un puñado de sus hombres para ir a la casa Reinauld.
Al llegar, la dueña de la casa creyó que serían buenas noticias pero en cuanto los soldados ingresaron a su hogar a revisar las habitaciones, su semblante cambió completamente. Sus gritos indignados se detuvieron una vez que el mismísimo rey y su hijo ingresaron por la puerta principal.
-¡Sus Majestades!- exclamó con falsa alegría una mujer bien vestida y entrada en años -¿A qué debemos el honor de su visita?-
-Se nos ha informado que hay una muchacha desaparecida en su casa- respondió el General Batiste quien ocultaba con su cuerpo al príncipe.
-¿Una muchacha... desaparecida? ¡Tonterías! Aquí sólo vivimos mis hijas y yo. Ellas no están porque fueron a visitar a una amiga, la condesa Montreaux. Las niñas, benditas sean, quieren seguir hablando del hermoso baile-
-¿Cuántas hijas tiene?- preguntó friamente Jean con su rostro fijo en la ventana que daba a la calle.
-Dos: Fleur y Claire-
-¿Y Marielle?-
-¿Disculpe?- a pesar de parecer sorprendida por el nombre, era claro que sabía a quién se refería.
-Su hijastra Marielle-
-Mar... ah, sí... ella se fue con su padre, cuando nos abandonó-
-George Reinauld trabajaba para mí. Por su fallecimiento envié mis condolencias, un ramo de flores y una medalla conmemorativa en forma de agradecimiento por los años de servicio a su país- el rey parecía ofendido ante el burdo intento de la mujer para zafarse de la situación.
-Bueno, estaba mientiendo... debí llevarla a un monasterio, pobrecilla, le fallaba un poco la cabeza. Es la gran vergüenza de la familia-
-Ella parecía estar bien ayer a la noche- volvió a asuzar el príncipe.
-¿Anoche?- un leve dejo de amargura resonó en la voz de la mujer.
-Ella fue al baile- silencio -Hablamos. No se preocupe, no se atrevió a decir mucho de usted... sin embargo, su historia no requirió de muchas palabras para ser entendida-
-Como le dije, ella tenía problemas-
-¿Tenía?- por primera vez él se volteó hacia la mujer, pero antes de avanzar hacia ella, uno de los soldados llamó al General desde la cocina. Batiste ayudó disimuladamente al príncipe a bajar por las escaleras que llevaban hacia allí.
Al cruzar el umbral de la puerta, se dió cuenta que Marielle pasaba varias horas del día allí. Todo el lugar olía como ella, o viceversa, un dejo de orégano y demás especias, mezclado con el aroma de harina y sal.
-¿Qué encontró soldado?-
-El fuego lleva varias horas apagado, pero parece que quemaron algo antes- Batiste extendió la mano para que el soldado dejara un fragmento de tela chamuscada.
-Parece ser una flor de seda- dijo el General para que todos lo escucharan.
-¿Quemó su vestido?- a pesar de saber la clase de persona que era, no pudo evitar sentir una puñalada en el corazón al ser testigo de ese acto tan ruin.
-Se lo merecía, por desobedecer-
-Continúa hablando en pasado- una sombra apareció en sus pensamientos -¿Dónde está?- intentó sonar duro y amenazante, pero su voz se quebró antes de poder terminar su pregunta.
-Donde pertenece-
El príncipe ya no podía respirar, se tambaleó lo suficiente para que su amigo y General lo tomara por los hombros y lo sacara al patio trasero que daba al gallinero y la huerta.
-Batiste, por favor, que sus hombres registren cada centímetro de la propiedad. Tanto dentro de la casa como fuera. Debemos encontrarla-
-Sí señor- él se retiró para darle las órdenes a sus hombres.
-Hijo ¿estás bien?- la voz del rey sonó a su espalda y sintió como apoyaba su mano en su hombro.
-¿Qué puedes ver desde aquí? ¿Cómo es la casa y sus alrededores?-
-Bueno es una hermosa casa, lástima que no haya tenido el mantenimiento necesario. Tiene tres pisos, además del sótano con la cocina y el desván. Fachada de piedra, ventanas grandes, balcones... es casi tan grande como nuestra casa de verano en la playa ¿la recuerdas?- no hubo respuesta, así que se apresuró a seguir su descripción -Puedo ver que algunas tejas se han caído y un agujero está formándose en el ático. ¡Hasta hay palomas que salen de él!- pudo observar cómo su hijo seguía perdido en sus pensamientos -La huerta es bonita, las calabazas están casi a punto de ser cosechadas. Hay unas plantas de tomates, acelga, creo... que esas son cebollas. Sí, lo son. Es un muy buen trabajo, madmoiselle Marielle parece tener buena mano para las plantas-
-¿Qué más?- preguntó Jean.
-Hay un gallinero, puedo contar tres gallinas y un gallo. Están picoteando el suelo, buscando alimento-
-Probablemente ella debía dárselos por la mañana- agregó el príncipe con amargura -Escucho voces lejanas ¿hay alguien más además de los soldados?-
-En una colina hay unos niños jugando cerca de un pozo de agua. Espero que no intenten treparlo, podrían caerse-
-El pozo- recordó Jean -Ella ayuda a los niños a cargar agua y a lanzar monedas pidiendo deseos-
Batiste emergió de la casa.
-Ya hemos revisado por todos lados, no hay rastros. Lo lamento-
-General, vamos hacia esa colina, al pozo de agua- su corazón se agitó, estaba seguro de que ahí la encontrarían. Batiste corroboró sus órdenes con el rey, quién asintió con su cabeza.
Los hombres llevaban antorchas encendidas, ya que la noche había llegado y sin importar cuánto intentaban acercar la llama al interior del pozo de piedra, no podían ver nada.
Un joven soldado le pidió a sus amigos que lo sostengan, ya que intentaría meterse lo más posible por la cavidad para intentar vislumbrar algo. No contaba con que sufría de cosquillas y el toque de sus compañeros hizo que lanzara su antorcha al agua. Lanzó un grito cuando, antes de que el fuego se consumiera, logró visualizar un rostro en el agua y lo que él creía que era un vestido blanco flotando.
Sin confirmar sus órdenes, los soldados comenzaron a cavar con lo que tuvieran a su disposición. Los vecinos de la zona se acercaron y ofrecieron su ayuda y herramientas. Con la fuerza de 50 personas, abrieron la tierra hasta el fondo del pozo. El agua que comenzaba a surgir hacía casi imposible poder seguir cavando, pero la idea de que la señorita Reinauld estuviera cautiva en él los ayudaba a batallar contra el cansancio y los elementos.
Todos conocían a Marielle, la niña que siempre tenía una sonrisa en los labios a pesar de tener una vida dura junto a su madrastra. Aquella que ayudaba a quienes lo necesitaban y se preocupaba por cada uno como si fuera de la familia.
Un par de mujeres repartían refrescos a los trabajadores y de vez en cuando sollozaban preocupadas por el destino de la niña a quien tanto querían.
-¿Ustedes la conocen?- preguntó el príncipe cuando las sintió cerca suyo.
-Desde que nació, Su Majestad. Era una niña tan buena- contestó una limpiando sus lágrimas con su manga.
-Era como una hija para nosotras. Fíjese que nos llevaba provisiones en su trineo cuando caimos enfermas en el Invierno. Ella era una niña ¡10 años! y nos cuidaba sin obligación alguna... a nosotras, unas campesinas que estaban muy debajo de su nivel- agregó la otra.
-Y cuando su madrastra comenzó a tratarla tan mal, quisimos ayudarla... pero la Señora amenazó con enviarnos a la cárcel. Teníamos mucho miedo, Su Majestad... debimos hacer algo... ¡mire a la situación que hemos llegado!- se reprochó la primera.
Cada historia que el príncipe escuchaba le perforaba el alma, pero un grito de victoria de un hombre restauró algo de esperanza dentro de él.
Todos se aproximaron a su locación y se apresuraron a ayudarle a rescatar a la joven del agua. Con cuidado, entre tres, la sacaron hasta donde estaba el rey y su hijo observando. Las primeras luces de la mañana les permitieron a todos ver a la joven inconsciente, pálida, completamente empapada y con algunos magullones en su rostro y brazos.
Varios soldados dejaron sus capas en el pasto, para improvisar una cama donde pudiera reposar. El médico del pueblo también estaba ahí y se abalanzó sobre ella intentando buscar signos vitales.
-Son demasiado débiles, pero están ahí- todos respiraron con alivio mientras un carruaje se aproximaba a ellos.
-Señoras- llamó Jean a las mujeres con quienes había estado hablando -La llevaremos al Palacio ¿ustedes podrían cuidarla?-
-¡Por supuesto, Su Majestad! Lo haremos con placer, la pobre niña necesita amor y cariño. Nosotras se lo daremos- respondió la primera mientras subían a Marielle al carruaje. El galeno también ingresó y le siguieron las dos mujeres.
-Batiste- llamó a su General -Vamos de nuevo a la casa. Padre, vuelve al Palacio y asegúrate de que el doctor tenga todo lo necesario-
-Llamaré también a los médicos reales, te aseguro hijo que todo saldrá bien-
-Eso espero- se despidió antes de que su amigo le ayudara a regresar a la casona de la familia Reinauld.
-¡Su Majestad!- las estridentes voces de las hijas de la Señora perforaron sus oídos -¡Qué placer verlo por aquí!- ambas hablaban al unísono, lo cual le parecía aún más molesto.
-¿Su madre les ha dicho el motivo de mi visita?-
-Sí- la cortesía ya había desaparecido y el tono de las dos se llenó de veneno.
-Debo comunicarles que hemos encontrado a su hermanastra, la señorita Marielle Reinauld- silencio -Estaba en el fondo del pozo sobre la colina-
-Como le dije, Su Majestad, ella no estaba muy bien de la cabeza. Probablemente se cayó o se arrojó persiguiendo algún sapo... ella siempre cazaba a esas horribles criaturas para atormentar a mis niñas ¿no es así?- saltó la dueña de la casa buscando la aprobación de sus hijas.
-Ella aún vive-
-¿Qué? Digo... es una buena noticia, aunque no me entusiasma volver a verla después de todo lo ocurrido-
-No se preocupe, no lo hará. Batiste, arreste a la señora por intento de homicidio-
-Como usted diga, Su Alteza-
-¡No se atreva a tocarme! Yo no hice nada... fueron ellas, ellas la tiraron al pozo al igual que un plato roto-
-¡Mamá!- se ofendió Claire.
-¡Sólo la tiramos porque tú nos lo dijiste!- agregó Fleur.
-Está bien, llévense a las tres- Jean ordenó sin pensarlo dos veces.
Los soldados intentaron ser educados con ellas, indicándoles el camino a seguir, pero las mujeres se rehusaban por lo cual debieron tomarlas de los brazos y arrastrarlas contra su voluntad. Los gritos indignados se vieron acallados por los abucheos de sus vecinos, quienes aún cubiertos en lodo se acercaron a la casa para ver la patética escena.
Varias semanas pasaron hasta que Marielle pudo levantarse de la cómoda cama de sábanas de seda donde había sido atendida. Sus buenas vecinas Carlotta y Vivianne le habían ayudado a alimentarse, vestirse y asearse durante todo ese tiempo. No le agradaba la idea de que le sirvieran con tanta devoción, pero al mismo tiempo sabía que no podría cumplir con esas tareas sola.
Ahora era una hermosa mañana de primavera y deseaba pasear por el jardín antes de regresar a su casa.
Se encontró con los reyes tomando el desayuno en el gazebo, luego de que se lo suplicaran, se decidió a unírseles.
-Me alegra tanto que ya estés tan bien- comenzó la reina -¿Tienes todas las comodidades necesarias? ¿los vestidos? ¿debemos ajustarlos de alguna manera?- observó al ver que había tomado un poco las mangas, dejando en evidencia que le quedaban un poco largas.
-No, Su Majestad, no vale la pena hacerle arreglos a los vestidos. Tengo los míos en casa. No planeo quedarme con ellos, fueron un préstamo nada más-
-¡Niña! No es necesario que  regreses nada, son obsequios- reprochó el rey.
-No quiero que piensen que estoy aprovechándome de mi situación. Bastante hicieron por mí-
-Y lo haríamos de nuevo- aseguró la reina -Después de escuchar los testimonios de tus vecinos y las charlatanerías de tu madrastra y sus hijas, no puedo dejar de pensar en que debería haber seguido mi instinto aquella vez y sacarte de esa casa en cuanto tu padre falleció. Siempre supe que esa mujer no era trigo limpio, pero él estaba enamorado, supongo-
-No hablemos más del pasado, sobre todo cuando sabemos que nos aguardan días hermosos por delante. ¿Cuáles son tus planes, Marielle, ahora que eres libre?- interrumpió el rey.
-Nunca hice planes-
-¿Y qué te gustaría hacer? Ahora no sólo eres la dueña y señora de la casa Reinauld, sino que posees la fortuna de tu padre-
-Debo hacer algo por aquellos que me rescataron, tanto soldados como civiles... pero todavía no sé qué podría ser-
-Es un buen comienzo y nosotros te apoyaremos en lo que necesites- sonrió la reina mientras palmeaba con cariño su brazo.
-No es necesario, como les dije, no quiero abusar de su ayuda-
-Serías la primera- rió el rey -Ya veo por qué causaste tan buena impresión en Jean-
Marielle se sonrojó, lo cual no pasó desapercibido para ninguno de los dos.
-¿Has hablado con él? Creo que está en la fuente, disfruta del sonido del agua corriendo y del canto de las aves que habitan allí-
-El príncipe me ha visitado varias veces y me ha mostrado las demás obras de arte que adornan el Palacio. Dice que disfruta cómo las describo- sonrió para si misma -Espero haber sido una buena amiga para él-
-¿Por qué hablas como si fueras a marcharte?- preguntó la reina.
-Bueno, los médicos me dijeron que ya estoy recuperada. Debo volver a casa. De seguro hay mucho que limpiar- agregó riendo.
-Es una lástima, bueno, tú entiendes. Todos disfrutamos mucho de tu companía y nos apena que ya pienses en abandonarnos-
-Comprendo perfectamente, no se preocupe. Nunca pensaría que usted me desearía ningún mal- aseguró Marielle con una sonrisa.
-¿Ya se lo has dicho a Jean?- inquirió el rey.
-Bueno, el príncipe sabe cómo pienso, pero no, aún no se lo he dicho-
-Deberías, como te dijimos de seguro que está en la fuente-
-¿Ahora?-
-Al mal paso, darle prisa- su comentario fue apagado por un fuerte pisotón de su esposa.
-Con su permiso, Sus Majestades- Marielle se levantó de la mesa, escondiendo las ganas de reír ante la reacción de la reina.
Tal y como le habían dicho, el príncipe se encontraba sentado en el pasto, a la sombra un árbol, con los ojos cerrados concentrado completamente los sonidos a su alrededor. Su semblante, al igual que todo lo que lo rodeaba, transmitía paz y calidez.
-Marielle- la llamó en voz baja mientras abría los ojos.
-Nunca podré sorprenderlo- rió al tiempo en que lo ayudaba a incorporarse.
-Usted es una sorpresa en sí misma- extendió su brazo para invitarla a caminar con él. Ella acept��.
-¿Por qué no fue a desayunar con sus padres?-
-Llevo varias horas despierto. Desayuné mucho antes-
-Oh, ¿pasó una mala noche?-
-Podría decirse. Cada día que pasa es un día más cercano a que usted se marche- Marielle sintió una puntada en su estómago -Sé que va a hacerlo, no hay nada que la detenga-
-Lo visitaré a menudo, si me lo pide-
-No debe basarse en lo que quiero, sino en lo que usted desee. He disfrutado las horas que pasamos juntos, pero si éstas fueron, de alguna manera, un deber u obligación que usted se impuso como forma de pago por haber ayudado a su rescate, no pretendo que continúe cumpliéndolas-
-Nunca pensaría de esa manera. En todo caso, soy yo la que se siente apenada. Compartí los momentos más oscuros de mi vida con un completo extraño y a causa de ello lo arrastré conmigo. Mil disculpas, Su Alteza, si es que se sintió obligado a asistirme de alguna manera-
El sonrió -Llámeme Jean, ya se lo he dicho-
-No puedo, es una falta de respeto-
-Yo la llamo Marielle-
-Yo no soy nadie-
-No diga eso- el principe notó que su voz se había vuelto demasiado solemne y decidió cambiar el rumbo de la conversación -Me he dado cuenta de algo en éstos días: no he bailado con usted-
-Quizás en el próximo baile-
-O quizás ahora- él pudo sentir la mirada de extrañeza que Marielle le dirigió mientras se separaba de ella y con su mano aún tomada de la de él, la guió en un delicado giro que la posicionó en la perfecta pose para iniciar un vals. Con cuidado, Jean, llevó su mano izquierda al centro de la espalda de la joven mientras que sostenía aún su mano en su derecha. Por un segundo se sintió tonto, pero su preocupación se disipó al sentir el delicado toque de Marielle en su hombro izquierdo. Ella soltó una risilla y ambos comenzaron a bailar sobre el césped. Allí, en los brazos del otro, no extrañaban la música -No es necesario que lo diga; sé que va a marcharse, probablemente mañana- él susurró a su oído.
-Lo siento, no puedo seguir quedándome aquí. Ya estoy recuperada, no tengo excusa-
-Entiendo-
-¿No me pedirá que me quede?- un dejo de desilusión se hizo presente en su voz.
-Nunca sería lo suficientemente egoísta para anteponer mis deseos a los suyos- con las yemas de sus dedos podía sentir el fuerte golpeteo del corazón de la muchacha, y en sus oídos escuchaba sus propios latidos. Parecían estar en sincronía y ambos acrecentaron su ritmo cuando, inconscientemente, ambos se acercaron más el uno al otro -Usted es libre- se detuvieron, aunque no se soltaron.
-Ya no sé lo que eso significa. Ha pasado mucho tiempo-
-Más motivos para disfrutar su libertad. Puede hacer lo que usted desee- un delicado beso en los labios lo tomó por sorpresa. Si bien no podía negar que había imaginado ese momento cientos de veces, no esperaba esa reacción de ella. La timidez dió paso a la certeza y con ésta llegó la pasión. Jean no se opuso a dejarse envolver en el aroma y calor que se desprendían del cuerpo de Marielle, por primera vez en su vida olvidó su ceguera y todos los años de angustia que ésta le había ocasionado. Nada más importaba, sólo ese momento -Marielle- susurró una vez que todo terminó -No me lastime así-
-No es mi intensión-
-Usted tiene un buen corazón, pero la lástima y compasión pueden derivar en crueldades mayores si no se miden-
-Lo amo- ella lo abrazó fuerte y reposó su frente en la de él -Jean, te amo-
-Aún así duele que escapes de una jaula de hierro para ingresar a otra de oro-
-Al menos tendré compañía-
-Vaya compañero- suspiró -Mereces a alguien que pueda disfrutar de tu sonrisa, del rubor de tus mejillas  y de tus ojos repletos de amor-
-No- ella acarició su rostro -Me has pedido que no sienta lástima por tí ¿por qué, entonces, tu sí puedes hablar así?-
-Porque quiero que tengas una buena vida, así no sea conmigo. Sal al mundo, explora las ciudades, conoce gente. No pierdas un minuto más encerrada en una casa... o palacio-
-No iré a ningún lado, a menos que me acompañes-
-Marielle...- suplicó.
-Jean ¿me amas?- su voz era cálida, pero pudo detectar un dejo de incertidumbre.
-Nadie en éste mundo, de manera individual o colectiva, ha amado a otra persona como yo a tí-
-Entonces, respeta mis decisiones. Me quedaré contigo. No por compasión, ni en agradecimiento por haberme salvado... sino porque eres un buen hombre: confiaste en mí cuando no debías hacerlo, cualquier otra persona me hubiera expulsado del baile al verme merodeando donde no debía. Me cuidaste y acompañaste, sin esperar nada a cambio. Te convertiste en el motivo por el cual comencé a reír de nuevo, me diste esperanza: antes no pensaba a futuro y ahora todo lo que quiero es estar a tu lado, cada día, cada noche, con hijos o sin ellos, en el trono o una granja alejada de todo, no me importa siempre y cuando estemos juntos. Por favor, no me pidas que vuelva a estar sola-
-Nunca haría eso-
-Entonces ¿me aceptas?-
La única respuesta que obtuvo fue una breve sonrisa antes de un beso que despertó en su pecho el calor de mil soles. Jean la sujetó firmemente en sus brazos y comenzó a girar con ella sobre sí mismo. Ambos reían al mismo tiempo que algunas lágrimas aún escapaban de sus mejillas. Su abrazo era tan firme que era imposible determinar dónde iniciaba uno y dónde finalizaba el otro. Eran uno. Eran felices. Eran todo lo que habían soñado.
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omprakasht · 1 year ago
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weareintothematrix · 2 years ago
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Guarda "I 20 Principi che ti cambieranno la vita!"
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Consiglio!
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zorkaya-moved · 2 years ago
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natehwang · 1 year ago
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"¿si? qué extraño, acabo de llegar no me había fijado." lo habían abandonado frente a la tienda de música y no perdió tiempo para ingresar al local, instrumentos y discos tienen el mismo efecto en su cerebro que el dulce para los niños. no sabe si sería plan con maña tras la visita de su madre, pero luego de sentarse frente al piano, todo lo demás perdió relevancia. "tenemos un trato, ahora debemos hacer la mejor versión de part of your world que exista." elección de canción no le toma más de un minuto, piensa que sonará increíble con el acompañamiento. le gusta la idea. distraerse con música es lo único que desea en este momento, quizá luego se tome el tiempo de recorrer el pueblo, pero por ahora, tocar un rato es el remedio ideal para cualquier tipo de preocupación. "cuando estés listo, empezamos. si nos sale bien, ya estás cordialmente invitado a tocar algo de chopin."
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el sonido del instrumento lo hace frenarse e ingresar. hace bastante no escuchaba uno, desde su última visita a casa de su madre en plena práctica de sus hermanos menores. ' nadie atiende en ningún lado. ' responde, acercándose despacio al piano y apoyando sus codos sobre el mismo. no se le ocurrió que podían tocar los instrumentos de lugar, fue un poco lento en ese sentido. ' son opciones muy parecidas por suerte. ' ríe al responder, sus ojos emocionados buscando las cuerdas de su preferencia. le gusta el violín que tiene, es de los mejores que hay en el mercado, pero cada tanto le gusta probar y experimentar otros. ' te dejo elegir la canción que quieras si me dejas sumarme a tocar. '
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angelap3 · 2 months ago
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👵 Scritto da una 90enne!! ❤️ 🤙
41 lezioni che la vita mi ha insegnato 💖
Dovremmo leggerle almeno una volta a settimana! Assicurati di leggere fino alla fine! Scritto da Regina Brett, 90 anni, del Plain Dealer di Cleveland, Ohio.
Per celebrare l'invecchiamento, una volta ho scritto le 41 lezioni che la vita mi ha insegnato. È la colonna più richiesta che abbia mai scritto. Il mio contachilometri è arrivato a 90 ad agosto, quindi ecco di nuovo la colonna:
1. La vita non è giusta, ma è comunque bella.
2. Quando sei in dubbio, fai semplicemente il prossimo piccolo passo.
3. La vita è troppo breve – goditela.
4. Il tuo lavoro non si prenderà cura di te quando sarai malato. I tuoi amici e la tua famiglia lo faranno.
5. Paga le tue carte di credito ogni mese.
6. Non devi vincere ogni discussione. Rimani fedele a te stesso.
7. Piangi con qualcuno. È più curativo che piangere da soli.
8. Risparmia per la pensione a partire dal tuo primo stipendio.
9. Quando si tratta di cioccolato, resistere è inutile.
10. Fai pace con il tuo passato, così non rovinerà il presente.
11. È OK lasciare che i tuoi figli ti vedano piangere.
12. Non confrontare la tua vita con quella degli altri. Non hai idea di quale sia il loro viaggio.
13. Se una relazione deve essere segreta, non dovresti esserci dentro.
14. Fai un respiro profondo. Calma la mente.
15. Liberati di tutto ciò che non è utile. Il disordine ti appesantisce in molti modi.
16. Ciò che non ti uccide davvero ti rende più forte.
17. Non è mai troppo tardi per essere felici. Ma dipende tutto da te e da nessun altro.
18. Quando si tratta di inseguire ciò che ami nella vita, non accettare un no come risposta.
19. Accendi le candele, usa le lenzuola belle, indossa la lingerie elegante. Non riservarlo per un'occasione speciale. Oggi è speciale.
20. Preparati in modo eccessivo, poi lascia scorrere le cose.
21. Sii eccentrico adesso. Non aspettare la vecchiaia per indossare il viola. 💖
22. L'organo se*suale più importante è il cervello.
23. Nessuno è responsabile della tua felicità tranne te.
24. Inquadra ogni cosiddetto disastro con queste parole: "Tra cinque anni, avrà importanza?"
25. Scegli sempre la vita.
26. Perdona, ma non dimenticare.
27. Quello che gli altri pensano di te non sono affari tuoi.
28. Il tempo guarisce quasi tutto. Dai tempo al tempo.
29. Per quanto buona o cattiva sia una situazione, cambierà.
30. Non prenderti troppo sul serio. Nessun altro lo fa.
31. Credi nei miracoli.
32. Non fare il revisore della vita. Presentati e sfruttala al massimo ora.
33. Invecchiare è meglio dell'alternativa: morire giovani.
34. I tuoi figli hanno solo un'infanzia.
35. Tutto ciò che conta davvero alla fine è che tu abbia amato.
36. Esci ogni giorno. I miracoli ti aspettano ovunque. (Adoro questa)
37. Se tutti buttassimo i nostri problemi in una pila e vedessimo quelli degli altri, riprenderemmo i nostri.
38. L'invidia è una perdita di tempo. Accetta ciò che hai già, non ciò di cui hai bisogno.
39. Il meglio deve ancora venire...
40. Non importa come ti senti, alzati, vestiti e presentati.
41. La vita non è legata con un fiocco, ma è comunque un dono.
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