#así del precipicio

[fragmentos-literarixs]

Burning red.

A finales del 2015 recibí un mensaje misterioso cargado de humor, de un sujeto que decía haber visto a una chica linda viajando en Orlando. Cuando lo leí creí que era uno de mis amigos y sus bromas, así que seguí la corriente. Pregunté ''¿Quién eres tú''? y recibí de respuesta un ''Soy Elmo''. Claramente no era alguno de mis amigos, así que nuevamente pregunté y supe que se trataba de un chico con el que sólo había intercambiado unas pocas palabras tiempo atrás.

Los días pasaron, seguimos hablando y los sentimientos empezaron a surgir, pero en el 2016 el amor se hizo presente cuando tuvimos esa primera llamada. Como si de una novela adolescente se tratase, yo había caído en los brazos del típico chico fuckboy de ojos verdes, terriblemente guapo, a quien le gustaba las carreras, el alcohol y la vida en descontrol. Y luego estaba yo: la chica tímida de ojos cafés que no salía casi de su casa, y que cargaba consigo miles de inseguridades.

Me sentía orgullosa porque eras mío, y te veía como un trofeo al cual presumir ante todos. Y tú sólo querías acabar con tu soledad, y claro, darle celos a tu ex. Sin embargo, el tiempo fue pasando y sin pensarlo, ambos caímos profundamente el uno por el otro en el precipicio, y sin paracaídas, lo que me llevó por primera vez a experimentar el amor en forma de adrenalina.

Y así como nos convertimos en dos adolescentes locos y dependientes el uno por el otro. Yo rompía mis reglas por ti, y tú cedías tu vida sin reglas por mí. Peleábamos y chocábamos constantemente, pero después arreglábamos nuestras peleas con pasión desbordante. Imaginábamos una vida juntos, donde tú decías que querías tener una hija que tuviera mis ojos y mis mejillas, y luego yo te decía que soñaba envejecer a tu lado. Bailábamos como dos tontos ''Perfect'' de Ed Sheeran, en medio del caos y la destrucción.

Ese era nuestro amor: pasional, desenfrenado, como un brillante rojo ardiente, hasta que un día, a inicios del 2019, yo decidí llevarlo a su devastador fin.

Querido A, recuerdo que cuando estaba contigo no me podía imaginar una vida sin ti, pues sentía que podía morir si tú no estabas conmigo. Sin embargo, han pasado cinco años desde que terminamos y como ves, sobreviví a ello. Creía que la felicidad estaba a tu lado, pero la verdad era que sólo me estaba destruyendo a tal punto en donde ya no me reconocía. Eras como una droga, que me llevaba a lo más alto y me hacía ver las estrellas, mientras que por dentro me estaba consumiendo lentamente.

Siempre me pregunté: ¿Me amaste de verdad, o sólo fui otra de las chicas a las cuales sometiste en tu juego de manipulación? Y cuando dijiste que era el amor de tu vida, y que nunca habías (ni podrías) amar a alguien como a mí, dime, ¿era cierto, o sólo fue el mismo discurso que diste a todos tus amores?

Podría culparte de todo las heridas y los traumas que por mucho tiempo me han costado sanar, incluso podría odiarte infinitamente, pero querido, sé que yo también te hice ver el infierno. Después de todo ambos lo sabemos bien: fue culpa mía, fue culpa tuya y fue culpa nuestra.

— Lo que nunca pude decir VIII; Rose Noire.

[seamospoesia]

Querida nadie,

a estas alturas de mi vida

imagino que nunca llegarás.

Alguien me dijo una vez,

que conformarse es dormir con el fracaso.

A día de hoy tendría de respuesta,

que agarrarse a una esperanza

es abrazar a la mentira

y solo si eres capaz de soltarla

puedes contemplar la realidad.

Confieso que a veces ha sido culpa mía,

que en mis ganas de que aparecieras,

te he confundido en otros rostros,

incluso he amado a otras como si fueras tú,

agarrado a un para siempre

que ha parpadeado

cada vez con más fuerza

hasta la oscuridad infinita

de un nunca eterno.

Pero aún así,

deberías saber que lo he intentado,

con la excusa de un flechazo,

he perseguido a mujeres por la calle,

como un voyeur recién salido de prisión,

he pagado copas a rubias de bote,

escrito poemas a morenas de playa,

besado a casadas por si dijiste que si

en un ataque confuso

de un sueño de infancia,

donde el blanco de un vestido

podía devorar los grises de la vida.

Y he regalado flores y bombones,

anotado en un círculo fechas importantes,

enumerado estrellas agarrado de una mano,

visto figuras absurdas donde solo había nubes,

esperado trenes que pasaban de largo,

aviones con pánico a la puntualidad,

seguidos caminos con el único deseo

de que no acabaran en profundos precipicios.

Querida nadie,

no imaginas cuantas noches

he ideado un encuentro fortuito,

cuantas mañanas te he buscado

a la derecha del colchón,

cuantas resacas tengo incrustadas en el hígado,

cuantos insomnios de no hallar bien la postura,

cuantos espermatozoides confundidos

por ir en dirección contraria a tu verdadera existencia.

He hecho montones de promesas

que solo podría haber cumplido contigo.

Y he cometido demasiados errores,

te he llamado en otros nombres,

ha girado todo mi mundo alrededor de otra cintura,

he llorado otras ausencias,

ganado la paz en en otras bocas,

perdido la guerra en otros muslos.

Incluso a veces querida nadie,

he dejado de echarte de menos

y he sido feliz sin ti.

Diciéndole a otras mujeres

el tiempo que llevaba esperándolas

como si por fin tú querida nadie

hubieras llegado a mi brazos.

Ahora estoy seguro que nunca fue así,

que no hemos sido capaces de encontrarnos,

que yo estoy solo y tú tal vez

con el hombre equivocado.

Y si vienes,

si alguna vez apareces en mis días

con esa seguridad entre los labios

del por fin y el para siempre,

tristemente querida nadie

a estas alturas de mi vida,

ya ni siquiera me queda amor

para creerte.

Ernesto Pérez Vallejo

[amar-y--ya]

IDEAS Y PENSAMIENTOS

La idea de dejar de vivir en ocasiones me parece muy tentadora; en estos ultimos días le he estado dando un par de vueltas a ese asunto, pero no de mala manera, jamás haría algo para acabar con mi vida pero aún así a mi mente le gusta fantasear con esa idea y muchas de las veces acabo preguntándome cuál sería la forma más rápida de darle fin a todo ¿Sería tirando del gatillo? ¿Cayendo de un precipicio? ¿Cortándome las venas? ¿Tomando pastillas? [...] Como dije antes, nunca me atrevería a atentar contra mi vida, pero a veces pienso en formas de hacerlo. ¿Y eso es algo raro no? Tener en mente la idea, el pensamiento pero sin el propósito de llevarlo acabo.

-(Fragmento encontrado en mi diario 22/09/23)

[black-beauty-poetry]

Fueron lindas las llamadas que se extendían por horas, y los mensajes que nos mandábamos hasta las tres de la mañana hacían que nunca me cansara de ti, hacían que quisiera conocerte a fondo ya que aquella era la hora donde desnudabas tu alma y tus miedos más sensibles salían a flote.

Fue bonita la manera en que nos consolábamos cuando teníamos problemas con nuestros padres y amigos, cuando no cumplíamos con nuestros objetivos rutinarios o una situación nos derrumbaba en el refugio de nuestras habitaciones.

Extraño más eso que cualquier otra cosa: cómo nos protegíamos de los monstruos, cómo apagábamos las quemaduras cuando nuestras inseguridades empezaban a arder.

Necesito escucharnos una vez más darnos aliento cuando algún obstáculo dificultoso se nos presente o darnos consejos incluso si nuestras vidas se están desmoronando a nuestras espaldas.

Pero se acabaron los momentos como esos o las noches en que nos abrigábamos del frío de la soledad con la voz del otro, porque nos distanciamos demasiado que encontramos el precipicio en el horizonte.

Sucedieron novedades en nuestras vidas que nos arrebataron el tiempo, y así, poco a poco, la conexión que nos unía se fue cortando.

Ya no encajábamos como antes, dejamos de descansar nuestras cabezas en el hombro del otro, dejamos de buscar apoyo en la comprensión del otro, dejamos de considerarnos horas de consuelo, dejamos de contarnos nuestro día a día, dejamos de sentir calidez, seguridad y confianza en la sonrisa del otro.

Hasta que nos volvimos completos extraños.

Fue hermoso haber encontrado una amistad verdadera en ti - de esas que creemos será eterna -, y es una pena que aquel hilo tan especial que nos ataba se haya roto por la negligencia y desaparecido en la lejanía.

-Dark prince

[date-prisa-estamos-leyendo]

Después de todo esto debo admitir que soy un suicida frustrado. Es una confesión triste, pues en realidad, se diría, no hay nada más fácil que quitarse la vida. Séneca, autoridad final en la materia, señaló desdeñosamente que hay salidas por todas partes: cada precipicio y cada río, cada rama de cada árbol, cada vena del propio cuerpo pueden liberarlo a uno. Pero en los hechos no es así. Nadie es promiscuo en la muerte. El que ha decidido ahorcarse no se lanzará al paso de un tren. Y cuanto más sofisticado e indoloro el método, mayor la posibilidad de fracaso.

El dios salvaje, Al Álvarez.

[ignacionovo]

En un reino próspero, un anciano rey, agobiado por las responsabilidades y las decisiones difíciles, buscaba un consejo. Reunió a sus sabios y les pidió que le grabaran un mensaje en su anillo, un mensaje que le brindara sabiduría y fortaleza en los momentos más desafiantes.

Los sabios, tras reflexionar, le ofrecieron frases elaboradas sobre el poder, la justicia y la compasión. Sin embargo, el rey no encontraba en ellas el consuelo que anhelaba.

Desesperado, consultó a su más antiguo y leal sirviente, un hombre humilde que había vivido junto al rey desde su infancia. El sirviente, sin titubear, le dijo: "Grabe en su anillo estas simples palabras: 'Esto también pasará'".

El rey, inicialmente confundido por la sencillez del mensaje, lo aceptó con recelo. Poco después, su reino fue invadido por un ejército despiadado, obligándolo a huir y refugiarse en las montañas. Acorralado al borde de un precipicio, con la muerte a un paso, el rey recordó las palabras del sirviente y leyó el mensaje grabado en su anillo: "Esto también pasará".

En ese instante, un cambio inesperado se produjo. Los enemigos inexplicablemente se retiraron, y el rey pudo regresar a su reino victorioso. Agradecido por la sabiduría del sirviente, el rey lo recompensó con honores y riquezas.

Sin embargo, el rey no olvidó la verdadera lección. Años más tarde, en la cima de su gloria y rodeado de lujos, el rey se sintió abrumado por la opulencia y la complacencia. El sirviente, al verlo así, se acercó a él y le dijo: "Recuerde, mi señor, las palabras que lleva grabadas en su anillo. 'Esto también pasará'".

El rey, iluminado por las palabras del sirviente, comprendió que la vida es un ciclo constante de altibajos, que ni la felicidad ni la tristeza son permanentes. A partir de ese momento, gobernó con sabiduría y humildad, aceptando con serenidad los vaivenes del destino.

Moraleja:

La verdadera sabiduría reside en aceptar la impermanencia de la vida. Tanto los momentos de felicidad como los de tristeza son pasajeros, y forma parte de la naturaleza dual del mundo. Al comprender esto, podemos encontrar paz interior y navegar con equilibrio las olas de la vida.

[las-cartas-de-paloma]

P.D Hay cartas que no tienen destinatario, o tal vez el destinatario sea uno mismo. Hay amores que no llevan amores, o quizás sean amores que están hechos para refugiarse en el amor mismo, dentro del alma, muy hondo en el corazón. Siempre le he escrito al amor, mi más grande ilusión desde que nací fue amar… Amar la vida, amar al mundo, amar la alegría, amar sonreír… Y entre tanto amar y amar todo lo fuera de mí, hay veces que se me olvida amarme a mí misma. Entonces es ahí cuando escucho la respiración de un alguien que late en mí… Tal vez un ideal, tal vez el nombre de un ser que conocí por algún sueño; tal vez la mirada, los labios, la piel de mi alma gemela, un alma que no tuvo la oportunidad de nacer en el mismo tiempo que yo… Y es en ese instante de vacío existencial cuando más me llama… Cuando más me evoca en su mente, o cuando sabiendo que existe —pero no es así—, crece la esperanza de que me lea. Mi amado amor, mi Niño ideal, mi sueño perpetuo, mi latido rosa que es Perfecto… En ti, me quedo. Eres el dueño exacto de mis emociones, de mis pensamientos y mis sentimientos… El dueño de mi brújula, eres quien dirige el ritmo de mis sosiegos, de mi algarabía e incluso de mis tristezas… Estas ahí, sí… En algún rincón de mi ser, tú estás, lo sé, porque no me dejas caer cuando me encuentro en la orilla del precipicio, porque de alguna manera mis mejillas se secan cuando las lágrimas ruedan, porque de manera inexplicable —al dolerme— mis labios dejan de temblar, como si tus labios me besaran la hiel de la nostalgia. Me haces el amor con el alma, pues en cada palabra te metes más en mí, y te quedas ahí, latiendo en un brillo que ninguna estrella tiene, ni siquiera el sol.

Sí… Hay cartas que no tienen destinatario, pues se quedan con uno, aquí, abrazadas al corazón, esperando por el milagro de una manifestación.

—Siempre Tuya.

[jvrpvz]

En un texto escrito a propósito de la traducción de Arthur Waley de The book of songs, escribe Borges:

Hacia 1916 resolví entregarme al estudio de las literaturas orientales. Al recorrer con entusiasmo y credulidad la versión inglesa de cierto filósofo chino, di con este memorable pasaje: “A un condenado a muerte no le importa bordear un precipicio, porque ha renunciado a la vida”. En ese punto el traductor colocó un asterisco y me advirtió que su interpretación era preferible a la de otro sinólogo rival que traducía de esta manera: “Los sirvientes destruyen las obras de arte, para no tener que juzgar sus bellezas y sus defectos”. Entonces, como Paolo y Francesca, dejé de leer. Un misterioso escepticismo se había deslizado en mi alma. []

Este pasaje es un cruce. Los caminos y los fragmentos se bifurcan como las galerías hexagonales de la biblioteca de Babel, de modo que lo que no parece más que un juego, una invención, una suerte de ficción, es también un cita. Una citación de los géneros, incluso. Citaremos en breve los memorables pasajes, pues la mencionada versión inglesa de cierto filósofo chino corresponde a la traducción que Herbert Allen Giles de un texto de Chuang Tzu  (nombre también transcrito como Zhuang zi) en 1889. El “otro sinólogo rival” al que se refiere Borges, es Frederic Henry Balfour. Citamos, pues, el pasaje que menciona Borges. En efecto, Giles, al finalizar el texto introductorio a su traducción, escribe:

“Only one previous attempt has been made to place Chuang Tzu in the hands of English readers [The Divine Classic of Nan-hua. By Frederic Henry Balfour, RR.G.S., Shanghai and London, 1881]. In that case, the knowledge of the Chinese language possessed by the translator was altogether too elementary to justify such an attempt”.

Y a continuación, añade la siguiente nota al pie.

 “One example will suffice […] there occurs a short sentence which means, ‘A one-legged man discards ornament, his exterior not being open to commendation.’ Mr. Balfour translated this as follows : —‘Servants will tear up a portrait, not liking to be confronted with its beauties and its defects.’ [entre paréntesis: Aquí el pasaje traducido por Giles:

“A one-legged man discards ornament, his exterior not being open to commendation. Condemned criminals will go up to great heights without fear, for they no longer regard life and death from their former point of view. And those who pay no attention to their moral clothing and condition become oblivious of their own personality; and by thus becoming oblivious of their personality, they proceed to be the people of God. Wherefore, if men revere them, they rejoice not. If men insult them, they are not angered. But only those who have passed into the eternal harmony of God are capable of this. If your anger is external, not internal, it will be anger proceeding from not-anger. If your actions are external, not internal, they will be actions proceeding from inaction. If you would attain peace, level down your emotional nature. If you desire spirituality, cultivate adaptation of the intelligence. If you would have your actions in accordance with what is right, allow yourself to fall in with the dictates of necessity. For necessity is the Tao of the Sage.” (pp. 309-310). Iñaki Preciado Idoeta traduce: “Aquel a quien han cortado un pie no se siente atado por las normas; está más allá de la reprobación o del elogio. Un condenado, cuando en su forzado trabajo ha de subir a lo alto, no tiene temor, pues que está más allá de la vida y la muerte. El que no responde a las amenazas es que ya no distingue entre los demás y el propio yo; y no distinguiéndolo, ha alcanzado el estado de unión con el Cielo. Y así, venerado, no se alegra, ni se enoja si humillado. Sólo el que se hace uno con la armonía del Cielo puede alcanzar ese estado. Enójase sin enojarse, y así su enojo nace del no-enojo; actúa sin actuar, y así su actuar nace del no-actuar. Si buscas el sosiego, calma tu hálito; si buscas la entereza de tu espíritu, sigue a tu mente; si buscas obrar rectamente, confíate a la necesidad. Obrar sólo cuando no se puede menos, he ahí el Tao del sabio”. (Zhuang Zi, Maestro Zhuang. Barcelona: Kairos, 1996, p. 243).

[iamalexxsoto]

Al borde del abismo, ahí estoy, pero con una vista excepcional. Desde aquí veo el mundo que soñé, cada pedazo de la vida que construí con tanto esfuerzo, cada esperanza que un día sostuve como si fuera la única razón para seguir adelante. Es irónico, ¿no? Estar tan cerca del fin, pero tener al frente la belleza que siempre quise alcanzar y nunca logré tocar. Es como si el destino se burlara, poniéndome frente a un cuadro perfecto, justo cuando ya no tengo fuerzas para extender la mano y alcanzarlo.

Veo mis sueños, cada uno tan claro como si todavía estuvieran vivos, flotando al otro lado de este vacío inmenso. Los veo reírse, como recordándome que alguna vez creí en ellos con tanta inocencia, con una fe que ahora me parece absurda. Quise tanto ser feliz, quise tanto amar y sentir que alguien me amaba de verdad, que no veía lo que estaba sacrificando, lo que estaba perdiendo de mí mismo por seguir persiguiendo algo que nunca fue mío.

Y ahora aquí estoy, parado al borde de todo, sintiendo que no queda nada por lo que luchar. El amor, la felicidad, la paz que buscaba… todo se fue quedando atrás, a medida que me acercaba más y más a este precipicio. Porque cada vez que extendía mi corazón, solo encontraba silencio; cada vez que confiaba, solo hallaba abandono. Me desgasté intentando ser suficiente, intentando ser algo que alguien quisiera conservar, pero al final descubrí que era solo yo sosteniendo el peso de algo que nunca existió.

Así que aquí estoy, con una vista excepcional de todo lo que alguna vez deseé, de cada promesa rota, de cada sueño que se convirtió en cenizas. Y la vista es hermosa, tan cruelmente hermosa que duele más que cualquier herida, porque me recuerda todo lo que no será, todo lo que se quedó en el borde conmigo. Siento el viento frío, y sé que si doy un paso más, el vacío me recibirá con más compasión que las promesas que un día creí.

Quizás el abismo sea el único lugar donde pertenezco realmente, el único que no me exige nada, que no me pide ser algo que no soy. Aquí, frente a la última verdad, la más amarga, me doy cuenta de que tal vez el amor, la felicidad, nunca estuvieron destinados para mí. Tal vez, al final, fui solo un pasajero en un tren de ilusiones, alguien destinado a mirar, pero nunca a tener.

El borde me llama, el silencio me envuelve, y desde aquí veo lo que alguna vez fue mi vida. Y ya no hay nada que me ate, nada que me sostenga, nada que me prometa que algún día algo cambiará. Solo el abismo, paciente, eterno, esperando con los brazos abiertos para acoger todo lo que soy, todo lo que fui… y todo lo que nunca seré.

[vicfdreamer-blog]

Ícaro.

"Un ángel, sabe cuándo llega el momento de caer desde el sol al ocaso."

A Anakin, le parecía que esta semana, fue una mierda total. En primer lugar, el lunes... Ese día se había levantado temprano, preparó el desayuno para su dulce Maestro, quien aún dormía después de haber hecho el amor, tenían reunión con el consejo para discutir la ubicación de Grievous, lejos de Coruscant, además que, sabía que su amado Maestro iría a buscar al General, sin embargo, su corazón estaba con un mal presentimiento desde el principio, sus manos temblando por el sentimiento de perderlo todo a manos de la guerra cruel e infame.

¿Cómo no sentirse así? Su sol iba lejos, lejos de él, lejos de su propia órbita haciéndole doler el alma y sintiendo el frío, la oscuridad, que cruelmente se estaba instalando en sus huesos últimamente, a través de las visiones que no lo han dejado en paz. A su vez, mientras se sumergía en estos oscuros pensamientos, Obi-Wan despertaba de su sueño, acercándose a él.

—Un crédito por tus pensamientos—le dijo con una sonrisa que se llevó todo lo malo.

Siendo honestos, jamás podría mentirle a su Maestro, a pesar de todo, ya que el corazón de él latía y se moría por el otro, por cada suspiro, por cada respiración que den los pulmones de Kenobi, por cada latido en el cual el corazón del hombre pelirrojo, bombeara sangre hacia su cuerpo. Su sol, tan cerca de él, tan lejos de otros mortales que no pueden sentir sus brazos que protegen la débil flama que era la luz de Anakin, quien sentía en sus huesos más y más la Fuerza, en cada paso, en cada atardecer...

Lo miró a los ojos sonriendo—Solo, tengo un mal presentimiento, asentándose en mi corazón.

—¿La guerra? —pregunta suspirando de nuevo por el tema—Temo, que siento lo mismo.

Entonces, ambos desayunan, sus corazones al borde del precipicio, pensando que hay algo más aquí que trata de apagar las llamas de sus corazones con la peor de las ráfagas, más como las aves necias, ellos vuelan en contra de esta oscura corriente. El martes, para Anakin la esperanza se iba de a poco junto a Obi-Wan, ambos sintiendo lo mal que estaba el Canciller al obligar a los Jedi a participar en la guerra, en dejarle un asiento en el consejo a Skywalker que, lo único que quería era volar lejos con su sol de esta guerra que los rodea, como un Ícaro, trata de volar lo más cerca del sol, aunque el de ojos claros, hijo de Tatooine, sabe que puede suceder con esto.

Con ello, se queda solo, con la misión de espiar al Canciller, lo acepta esperando en una parte de su corazón equivocarse, sin embargo, al pretender vivir en una vida como la que quiere, no ve las mentiras sangrientas que se clavan como puñales en las alas de su libertad.

El miércoles, se reúne con Sheev en la ópera, pensando en ella, a Obi-Wan quien estaba volando lejos y luchando por el futuro de ambos, lejos de todos, en la conexión misma de la Fuerza. Escucha la ópera, una canción de dos corazones que huyen de un mismo mal, entre tanto, usaba sus habilidades de espionaje para saber más acerca de está mancha oscura que con su fuerza en la Fuerza, podía ver en el alma de Sheev Palpatine, el hombre siempre lo ha tratado bien, no de manera condescendiente, como usualmente, el consejo, en ocasiones lo trataba, o bueno, eso fue antes de que Obi-Wan lo salvará de las garras de arder en su propia ira, llevándolo con los sanadores mentales para que estos, le enseñen como es realmente volar, amando cada parte de Kenobi al salvarlo de esta oscuridad.

Aunque, al parecer, esto no puede ser suficiente para ambos.

Le cuenta acerca de la tragedia de Darth Plagueis, cosa que él, gracias a noches de insomnio con su amado, conocía, de manera resumida, el hombre les había confirmado lo que sabían, sintió lastima por el pobre hombre, sabiendo que mañana, estaría en una prisión. Se retira sin más, pero esa noche...

Esa noche tiene una pesadilla, que le hace ver su destino, sabe que puede hacer algo para cambiar ese futuro en el que Obi-Wan muere, cayendo por culpa de un disparo, que sabe muy bien que es fuego amigo... Más la Fuerza canta, exigiendo que proteja las flamas de su sol, que no las deje apagarse.

El jueves, los Jedi van a arrestar al Canciller, no funciona, el hombre asesina a Kit, Fisto y a Mace... Anakin en cambio, tiene un objetivo en mente, antes de que el hombre pueda siquiera manipular la situación para él, Skywalker decide caer.

¿Cómo es caer lector?

¿Cómo es sentir que tú alma se divide en dos?

¿Un Ícaro pierde sus alas o gana unas nuevas?

Pues este, se sacrifica para poder ver otro amanecer, corta la cabeza de la serpiente y se convierte en el nuevo rey del veneno, sus manos alcanzan a proteger a su sol. Dando como Orden, al ser el nuevo emperador que la orden 66 sea anulada, sus manos dejando de temblar por alzar vuelo, aunque sus alas duelen al estar lejos de este sol que requiere, para que el frío que trae el lado oscuro deje de entrar en sus huesos.

Y el viernes, luego de proclamarse el Emperador, ve a su sol llegar como un ángel enviado del más dulce paraíso. Los Jedi, le temen por su nueva mirada, llena de un sentimiento al caer, pero es diferente cuando llega Obi-Wan, sus ojos, no son amarillos, ni algún tipo de color condenatorio, son, azules, como el cielo que quiere recorrer con su sol, en un eclipse, pues ahora era su luna. Kenobi lo mira, aún impresionado al verlo así, las capas dignas de un mandatario, vistiendolo de manera que nadie más lo ha de recordar. Obi-Wan estaba golpeado, herido en ciertas partes, pero vivo...

¿Y Ícaro?

Feliz de que su sol, no se haya apagado. Aunque, este ahora le tenía miedo, miedo por no saber cuánto dolió la caída, miedo por no saber si era el mismo, aunque luego de un día, sabe que nada ha cambiado.

—¿Te dolió? ¿La caída?

—No, fue como volver a volar.

Y con eso, ambos aprenden, el sábado Anakin es coronado y Obi-Wan junto a él, comienza a planear como arreglar este desastre, el viento soplando a su favor para volar cerca del sol, sin miedo de que todo se arruine. Ícaro ahora, es una nueva estrella que se acerca sin miedo hacia las flamas de su sol, para sentir el viento en sus alas. El domingo comienza la nueva era, la oscuridad que torturaba el corazón del Elegido fue cambiada, un descanso de días extenuantes expuesto al sol doloroso que no era como su Maestro...

¿Pero caer que puede hacer por él?

Hacerle despertar, quitarse la venda y ser realmente libre.

[daianaguidone]

Estoy cansada. Me siento desvaída e insostenible como si fuera a caerme al borde de un precipicio. Soy el sonido de la noche cuando todos van a dormir, un incierto abismo listo para el acecho. Naufrago sobre mis palabras vacías, y la incertidumbre del mañana me convierten en una persona frágil y volátil. Me transformo en una mujer que solo sabe huir. Huyo porque no entiendo a las personas y realmente nadie sabe de mi. Nadie escudriñó mi ser y mis sentimientos ¿Cómo habré de escapar lejos de esta angustia que hunde mis pies? El ego me atrapa cada noche y madrugada intentando olvidar y aferrarme a mi orgullo. Pero termino siendo insensata. Así que huiré nuevamente lo que hace de mí un ser corrompido y vulnerable.

[madamerecamiermusica]

Cruzando la sierra gorda de Querétaro, observando naturalezas cambiantes de un cerro a otro. Mi mente poco a poco se desprendía de la ciudad. Mi nuevo caos eran las curvas y precipicios entre los cerros movedizos.

Iniciando en Bernal, continuando por una hora hacia una cabaña en Pinal de Amoles, se aprecia más el cambio drástico de escenarios. Comimos en el centro en las quesadillas de la señora Lupe que tenía 12 hijos y nos platicó su historia de vida en Pinal.

La mañana siguiente fuimos a la cascada del Chuveje (agua nueva). Caminata por la cascada, agua muy limpia y bien cuidada pero se ve como ya es escasa. El agua se va más rápido que el dinero. Ojalá no llegue el día en que se diga: “alguna vez pasó agua por aquí.” Me pude meter al agua, considerando que no tenía cremas ni perfumes que dañan el agua.

Continuamos a Jalpan de Serra donde paramos a comer y llegamos Xilitla al rededor de las 6 pm a la posada James.

Mi sorpresa fue arribar a un concierto que dan las aves al atardecer. Como niña chiquita, exploraba todo, caminaba con binoculares en mano. Un nuevo caos sonoro.

La cena en el hotel fue deliciosa. Y en el amanecer del día siguiente me despertó el concierto de aves nuevamente. Salí a recibir mi “sound bath” y volví a dormir un poco.

Llegando al jardín escultórico de James un poco después, la sorpresa fue que no te dan opción de ir sin guía. No tienes tiempo de sentarte un momento y disfrutar del jardín. Te muestran una pequeña parte del enorme espacio y te obligan a avanzar porque “viene más gente”. Es evidente que lo que les interesa es meter a la mayor cantidad de gente en menor tiempo. Y si no avanzabas te llamaban la atención. Así que si tienes planes de visitar el jardín, solo toma en cuenta eso. Hasta los locales se quejan de que “ya no es como antes”.

Saliendo de ahí estuvimos un rato en la zona turística y luego fuimos a la cascada de la cebolla. Una cascada que parece que termina rápido pero si escalas un poco y subes al siguiente nivel, hay un paraíso tras bambalinas.

Y es que eso fue Xilitla para mi: la exploración y valoración de la naturaleza conectada con la búsqueda interior. Pues sin darte cuenta ya llegaste, ya estás ahí y descubres cosas de ti. Cosas que quizás te hubiera tomado más tiempo comprender. Viajar ayuda a ese tipo de exploraciones. Y viajar con gente que quieres o familiares que no ves mucho, te lleva a conexiones bellas con tu pasado y a entender un poquito más de esta vida y el "porqué?" de algunas cosas. Eso nunca termina. No importa la edad, no importa lo que hagas.

[absenceisaformofwinter]

Esa tristeza rozándote sin preguntarte

el gris inexplicable

que cae como tormenta sobre tu esperanza.

La vida es el puñal y la herida la generosidad de millones de plaquetas conteniendo ríos de sangre.

La piel sana y nueva bajo una costra.

Un sueño deshecho contra el pavimento... Navaja esperando a la vuelta de la esquina.

La vida es ese beso desangrado en las paredes

y a veces su respuesta purulenta.

Una boca oscura donde debes deslizarte a tientas que nadie te vea hecha una luz por su frontera...

Pero la vida es también la luz y la frontera

el precipicio más allá

el cielo lo visto y lo que nunca será visto ni oído ni tocado La música del cosmos en nuestras vísceras.

Los peces y los cantos de las aguas.

El sol para tu casa.

La frondosidad del árbol de jocote resquebrajando suelos y paredes.

El sí que sólo irrumpe y es y crece.

La vida es la alegría de respirar profundo el olor del segundo que se escapa.

El amor en las calles

que canta sobre sangre y podredumbre.

El dolor la vida

el dolor que te punza

para volver a unirte los pedazos.

Es el dolor llamándote a tu centro

a tu sol de vos misma

a que seas así vida de la vida

el sí que sólo irrumpe y es y crece.

Silvia Elena Regalado. La vida.

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That sadness touching you without asking,

the inexplicable gray

that falls like a storm upon your hope.

Life is the dagger and the wound the generosity of millions of platelets containing rivers of blood.

The healthy and new skin beneath a scab.

A dream shattered against the pavement... Razor waiting around the corner.

Life is that bleeding kiss on the walls

and sometimes its purulent response.

A dark mouth where you must fumble blindly so no one sees you made a light by its border...

But life is also the light and the border,

the abyss beyond,

the sky seen and what will never be seen or heard or touched. The music of the cosmos in our viscera.

The fish and the songs of the waters.

The sun for your home.

The lushness of the jocote tree cracking soils and walls.

The yes that only bursts forth and is and grows.

Life is the joy of breathing deeply the scent of the fleeting second.

Love in the streets

that sings over blood and decay.

The pain is life,

the pain that pricks you

to put you back together again.

It's the pain calling you to your center,

to your own sun,

to be thus life of life,

the yes that only bursts forth and is and grows.

Silvia Elena Regalado. Life.

[herederosdelkaos]

Primera advertencia

Qué nos importa al fin y al cabo

que todo se convierta en ceniza,

en cuántos precipicios canté

y en cuántos espejos viví.

Que no sea yo sueño ni consuelo

y mucho menos paraíso.

Pero puede ser que con frecuencia

tengas que recordar

el rumor de las líneas sosegadas

y el ojo que oculta en el fondo

aquella corona de flores, punzante y oxidada,

en su tranquilo silencio.

..........................

Tú me has inventado. No existe en el mundo

alguien así. No podría existir.

Ni los médicos curan ni los poetas alivian,

la sombra de un fantasma te perturba día y noche.

Nos encontramos en un año monstruoso,

cuando las fuerzas del mundo se habían agotado,

todo estaba marchito y enlutado por la desgracia,

y solo las tumbas eran frescas.

El talud del Neva, sin faroles, era negro azabache.

La noche sorda se erguía alrededor, como un muro.

¡Entonces mi voz te llamó!

¡Qué hice! Yo misma aún no lo entiendo.

Y tú llegaste a mí como una estrella conocida,

huyendo del trágico otoño,

hacia aquella casa desolada para siempre,

de donde salió una bandada de poemas incinerados.

1956. Ciclo El escaramujo florece

Anna Ajmátova

[black-beauty-poetry]

Constantemente he estado viviendo con voces chillonas a mi derredor, clamando que soy un perdedor.

«Imitas a los demás». «Copias poesía». «No tienes nada en el cerebro». «Careces de originalidad». «Eres inútil. Bueno para nada. Incapaz de crear tu propio estilo».

Que un desastre como yo jamás se transformaría en arte. Que un snob como yo nunca fundaría su propia nación. Que qué hago con mi vida, dedicándome a la escritura, escribiendo tonterías adolescentes que nadie leerá.

Aquellas voces salen de bocas que no han hallado su éxito personal.

Se divierten en el absurdo arte de destruir moralmente, de aniquilar sentimientos, de enfermar la salud mental, de intoxicar motivaciones.

Aquellas palabras salen de bocas que han decidido descarrilarse de su carrera hacia el triunfo, han optado rendirse por flojera y escogieron servir a la inferioridad con el objetivo de hacer tropezar a aquellos destinados a la superioridad.

Pero déjame ser un poco sabio contigo: Que seas un fracaso, no significa que todos a tu alrededor también deban serlo.

Que no aguantes el peso de tus alas y optes por caer, en vez de volar, no significa que todos a tu alrededor se lanzarán del mismo precipicio junto a ti.

Que elijas ser inservible, no significa que los demás también dejen de luchar por sus sueños.

Lo siento, me he apartado a ser pisoteado por los escombros de la vida.

En lugar de desmoronarme como tú, seguiré construyendo mi rascacielos, sólo así tendrás que alzar la mirada para verme brillar en la cima mientras te revuelcas en el barro donde has escogido habitar.

-Dark prince

[neptunebox]

Imantado a la reacción femenina, Ian se endulzó sólo de observarla. La conocía y podía leer en sus facciones que se sentía honrada por aquel gesto, incluso sintiéndose completa cuando no esperaba, ni por casualidad, lo que estaba por acontecer. Quizás sólo adjudicándolo al festejo de San Valentín y celebrando su primera salida sin Cam desde su llegada. Su sencillez sólo lograba cautivarlo pero de ninguna manera se relajaría ante ella; no quería pecar, nunca en la vida, de tomarla por sentado. Creía que cometer ese error sería irreparable, imperdonable para sí mismo, y que incluso acabaría con la dulce ilusión que rodeaba y sostenía el vínculo: la responsabilidad mutua por cuidarse y venerar el amor que lxs unía. 

Disfrutar del artificial silencio creado por la burbuja que era un sitio de esa magnitud y características en medio la ciudad, junto a perderse en su mirada, le contagió del coraje que necesitaba. De sólo corresponder esa mirada lenta, que fue como una caricia, sabía que se debatía entre pensamientos y sentires profundos. La mirada de Kenzie siempre había sido transparente y expresiva, desde un comienzo le asombró lo auténtica que era, con lo cual escucharla mencionar la naturaleza sólo le hizo reír a Ian. Compartir ese nervio, incluso si no fuera por las mismas razones, fue el empujón perfecto. El relajo que generó en su cuerpo, desterraría todo ápice de ansiedad a un lado, esa que se imaginó cayendo por aquel precipicio hasta encontrarse con el suelo y quebrantarse en mil pedazos. Era el momento de confiar y entregarse a la vulnerabilidad. 

—Mackenzie, eres el mejor espejo en el que podría reflejarme —el corazón se coló por sus palabras y más tarde se daría una palmada al hombro por sostener su speech sin que la voz le temblara desde un comienzo. Lo que decía, trascendía la ternura, coquetería, seducción y complicidad que ella le dedicaba día a día a través de sus faros verdes —. Con los años… tanto siendo amigxs como pareja, me ayudaste a identificar lo que me hace valioso —salvaguardar lo que parecía una nimiedad era relevante para su proceso de autoexploración y aceptación. Kenz cada día reconocía su fortaleza, su gran corazón, su empatía; le había hecho entender que podía ser responsable afectivamente cuando por años, debido a su diagnóstico, le habían perjurado que era imposible —. Y también abrazas mis debilidades, mis ansiedades, mis temores, no creo que de manera condescendiente pero sí amorosa para que las enfrente. Me siento seguro contigo a mi lado. Creo que… no hay nada que no pueda hacer porque te ocupas de hacerme sentir especial —si bien tenía una suerte de discurso prearmado, en ese momento agachó la mirada con algo de timidez y negó dos veces con la cabeza; hablar de él era parte de su decisión pero quería evitarse ciertos mensajes subliminales que podían dejarlo como un egoísta —. Te amo por todo lo que eres, amo tu generosidad, amo que hagas grandioso incluso lo más pequeño —su mirada dio con ella, tajante y con una hendija donde ella vería su nerviosismo. Entonces, su mano se metió dentro del saco, a la par que se puso de rodillas frente a ella, sin despegarle la mirada. La antesala de la ilusión de un sí le curvó los labios en una sonrisa que entremezclaba la amargura de un posible no —. Quiero una vida de atestiguar esa magia y responder a ella, quizá no con la misma facilidad pero sin duda me esforzaré para siempre estar a la altura del hombre que mereces tener al lado —en ese instante sí, su voz estuvo a la merced de la emoción que enseguida sus ojos demostraron al juntar pequeñas lágrimas. Al momento de abrir la cajita con la promesa azulada, Kenz vería cómo su pulso estaba comprometido por la ansiedad del momento —. No quiero que nuestros “lo quiero todo contigo” queden en palabras, quiero… asegurarte de que es así, quiero darte mi palabra, mis acciones, mis años hasta que seamos viejitxs —una risa escaló por la garganta de él por lo surreal que todo comenzaba a sentirse a su alrededor pero sólo consiguió, al pestañear, que una lágrima rodase por su mejilla —. ¿Quieres casarte conmigo, mi amor?