#armamentismo
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Guerra Rusia-Ucrania: se profundiza la trifulca por el poder subregional
Se creyó en un inicio -de manera similar a la I Guerra Mundial- que el enfrentamiento sería rápido. Sin embargo, la realidad es por demás obstinada. Estamos a más de dos años de aquel 24 de febrero de 2022, cuando Rusia decidió la invasión de Ucrania. Ahora tenemos casi un empantanamiento, con su cauda trágica de muertos, con combates intensos concentrados en el este y sur del país. En resumen,…
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Discursos pró-armas dominam debate sobre questão no Congresso Nacional
Agência Brasil Discursos pró-armas dominam debate sobre questão no Congresso Nacional Os discursos em defesa da ampliação do acesso a armas de fogo pela população civil dominaram os debates sobre a questão na última década. Desde 2015, o pró-armamentismo teve 2,4 vezes mais pronunciamentos nas tribunas do Congresso Nacional do que as falas contrárias ao uso de armas pelas pessoas comuns. A…
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Wolfgang Streeck : Por qué la lucha contra el cambio climático amenaza con fracasar... ¿Una vida diferente, una vida cotidiana diferente como forma de acabar con la crisis climática? ¿Una vida sin turismo de verano? Hay que querer dejar de comer carne desde el fondo del corazón ¿Cómo se produce un cambio cultural tan profundo? No hay indicios de que dicho cambio, con ayuda del Estado o sin ella, pueda progresar rápidamente... no cabe esperar que ni los ciudadanos ni sus Estados se acerquen lo más mínimo a ser capaces de reunir los inmensos recursos financieros necesarios para combatir la crisis climática, no sólo sus causas, sino también sus consecuencias... Otra pregunta que se desprende de esto sería si los enormes fondos que se gastan actualmente en un armamentismo mundial de proporciones sin precedentes -con el 3% del PIB como límite inferior abierto- no estarían mejor invertidos en combatir las consecuencias del cambio climático y quizá también el propio cambio climático... Y si preparar y hacer la guerra debe tener prioridad sobre salvar al planeta del sobrecalentamiento, ¿acaso hay otros objetivos que deban priorizarse, posiblemente incluso más humanos? ¿Por qué, por ejemplo, no debería permitirse a una pequeña familia de personitas hacer turismo una vez al año para divertirse, cuando a los F-16 y a los Leopard se les permite volar lo que sea?
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Armamentismo y militarismo en crecimiento: actualización 2023, ¿hay alternativas?
Publicado originalmente en El Universal: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/mauricio-meschoulam/armamentismo-y-militarismo-en-crecimiento-actualizacion-2023-hay-alternativas/
Ya hace más de un año observamos que el armamentismo y el militarismo de otros tiempos, están de vuelta. La realidad es que nunca se marcharon a ninguna parte y podemos apreciar, a lo largo de las décadas de la posguerra fría, varios picos y caídas en estos rubros. Sin embargo, a partir de una serie de arreglos internacionales como los tratados para limitar o regular las armas, y a partir de nuevas prioridades y nuevos acomodos en el sistema internacional, fueron otros los problemas de seguridad los que marcaron la agenda durante años. No era lo mismo combatir a Al Qaeda que lo que fue combatir a la URSS. Considere solamente que un país como Estados Unidos disminuyó sus despliegues de tropas en Europa en casi diez veces desde los puntos más álgidos de la Guerra Fría. La mayor parte de los países de la OTAN se rehusaban a cumplir con su compromiso del 2% del PIB en gasto militar, justamente uno de los reclamos de Trump. Hoy en cambio, todo eso viene de vuelta. La guerra actual en Medio Oriente no hace sino contribuir en esa dirección. No se trata solamente de la expansión de los gastos en ejércitos y en armamento, o los mucho mayores despliegues de tropas que ya estamos viendo, sino del crecimiento de una profunda convicción acerca de que “nos equivocamos”; acerca de que las potencias solo entienden el lenguaje de la fuerza y el poder, y que, por tanto, solo “nuestras mayores capacidades” militares y una verdadera determinación a usarlas, podrán producir —a partir de la disuasión— alguna clase de estabilidad. ¿Hay alguna alternativa a ese pensamiento? En el texto de hoy lo revisamos.
“Fuimos demasiado inocentes”, sostiene esta línea argumentativa —muy presente en ensayos, artículos, reportes o en foros internacionales desde el año pasado hasta este. El planteamiento de la era de la posguerra fría consistía en que, gracias a la globalización con sus flujos comerciales y financieros, la interdependencia económica que se ha generado (incluso entre potencias en competencia como China y Estados Unidos, o bien, entre antiguos rivales como Rusia y los países de la Unión Europea), además de un complejo sistema de derecho internacional, arreglos e instituciones multilaterales, las probabilidades de guerras mayores habían disminuido considerablemente. Por consiguiente, sigue el argumento que se sostiene en esos foros, nos fiamos de países como Rusia y China, “les abrimos las puertas” de este sistema internacional, establecimos proyectos económicos, energéticos, comerciales y financieros con ellos, y creímos que, debido a ello, nunca se atreverían a hacer algo como lo que Rusia está haciendo hoy con Ucrania. “Los costos serían altísimos, según creíamos”.
“Debemos, por tanto, repensarlo todo”, según indican estos ensayos y personalidades. Las grandes potencias, al más puro estilo del realismo político, considerarán siempre sus decisiones y prioridades a partir de sus intereses y agendas, dentro de las cuales, lo económico siempre será secundario. Otros factores como la ocupación de espacios geográficos cruciales y el cada vez mayor incremento de las capacidades armamentistas son la única opción para contener las amenazas ante lo que percibimos como nuestra seguridad nacional. Esas amenazas siempre han existido, pero durante muchas décadas la lectura era que éstas ya no procedían principalmente de otros estados nacionales. Por ejemplo, EU determinó durante muchos años que las mayores amenazas a su seguridad nacional procedían de actores no-estatales como Al Qaeda o ISIS. Otros estados priorizaron amenazas como organizaciones criminales, insurgentes o paramilitares, o bien, otro tipo de factores como la demografía o el riesgo ecológico entre muchos más.
El retorno de la rivalidad entre las superpotencias no inicia con Ucrania, sino desde varios años atrás. Pero la interpretación que se está haciendo, por ejemplo, desde Europa Central y del Este, es que se desaprovechó la ventana de oportunidad que existía para realmente disuadir a Putin. Se debió actuar con mucha más fuerza contra él desde el mismo instante en que Rusia invadió y anexó Crimea. La decisión de apoyar a Ucrania con armamento, con la expansión de los despliegues de la OTAN o con medidas como incorporarla a la Unión Europea —en este 2023 tomada muy en serio— llega demasiado tarde y con muy escasa determinación, decían el año pasado los ministros exteriores de Eslovaquia, Bulgaria y Letonia en el foro de Bratislava. El ministro de Letonia incluso indicó que no se trata de que la OTAN despliegue a un par de miles de soldados en algún lugar para que entonces, “cuando Putin decida invadir”, esas 2,000 tropas salgan corriendo a “avisarnos” que Rusia está invadiendo. Al revés. De lo que se trata es de ejercer despliegues militares y armamentistas de tal magnitud en todos los países de la OTAN en la zona, que a Putin ni siquiera se le ocurra la posibilidad de invadir como lo hizo con Ucrania; además de sumar a esa alianza, decían los ministros, a otros países que aún no forman parte de ella como Moldavia o Georgia.
En un artículo del 2022, The Economist afirmaba que Putin no debe de ninguna manera sentir que sus amenazas nucleares tuvieron éxito. Es decir, indica el texto, Moscú ha sido altamente eficaz en persuadir al mundo entero de que, si algún país de la OTAN hubiese entrado a Ucrania con tropas o aviones para defenderle, ello haría al conflicto escalar velozmente hacia una guerra nuclear. Occidente debe, en cambio, invertir recursos, armas y el mayor esfuerzo—y sin miedo—para que Putin sea derrotado y comprenda que sus capacidades nucleares no le permiten andar invadiendo países de su región. Analizando la situación en 2023, esas afirmaciones se ven muy distintas. Precisamente el hecho de que Occidente decidiera apoyar a Ucrania, pero solo de manera limitada y dosificada, ha funcionado a favor de los intereses de Rusia. El 2023 termina muy distinto que el 22, con un balance mucho más favorable para Moscú.
Y justamente, la lectura renovada que se hace de esa situación —en foros y textos de este año que termina— es que la falta de determinación en proporcionar mayor y mejor armamento a Ucrania (como aviones de combate occidentales), y de mostrar ese músculo, es lo que tiene a Rusia en esa más favorable posición.
La cuestión es que este pensamiento no se limita a Europa. Un ejercicio de simulación conducido por el Centro para una Nueva Seguridad Americana en 2022, reveló que, si Washington buscase defender a Taiwán en caso de una invasión china, el conflicto podría rápidamente tornarse nuclear. Por tanto, recomienda el equipo de expertas/os, esa invasión debe evitarse a toda costa mucho antes de que ocurra. La única alternativa para lograrlo, indica su ensayo en Foreign Affairs, es un mucho mayor despliegue de fuerza por parte de Estados Unidos en Asia, y comunicar eficazmente a China que Washington está absolutamente determinada a usar esa fuerza en caso necesario, de manera tal que Beijing piense mucho mejor las cosas antes de atreverse a invadir.
Esa serie de argumentos, como se puede ver, están siendo muy sólidamente estructurados y esgrimidos. Su penetración crece a medida que pasan los días, y sus aplausos y vítores se están volviendo ya parte de la normalidad, sin que parezca estarse construyendo algún argumento alternativo que tenga un mismo nivel de eficacia y convencimiento. Y si acaso ese pensamiento paralelo sí existe, no está logrando la penetración necesaria como para incidir en la conducta de quienes están tomando las decisiones.
No es necesario volver a explicar, décadas después, los riesgos que conlleva un equilibrio de terror como el que se está reconstruyendo.
Quizás el problema mayor consiste en asumir que estamos ante “el retorno” de la Guerra Fría, o en una “Guerra Fría 2.0” siendo que 2023 es 2023, no 1950. Las condiciones económicas del planeta por citar solo un ejemplo, son completamente diferentes, lo cual genera niveles de interdependencia que no se conocían en otras eras. Ante semejante interdependencia, el precio que hay que pagar por o una guerra o incluso por “castigar” al enemigo es demasiado alto. El mundo está apenas comenzando a visualizarlo. Además, la conflictiva actual no es bipolar sino multipolar. La proliferación nuclear está siendo un factor no en uno o dos conflictos, sino en varios (incluido el hoy muy vivo conflicto en Medio Oriente), en cada uno de los cuales se está leyendo la “ventaja” de tener armas atómicas y capacidades militares de alta tecnología. Más allá de ello, hoy existe una infinidad de “otros” conflictos activos, los cuales podrían llegar a insertarse en esta lógica de rivalidad entre superpotencias, generando otros frentes y otros huecos altamente vulnerables. Por último, actualmente contamos con más investigación. La economía del comportamiento, por ejemplo, nos ha explicado a lo largo de los últimos años, el rol de la irracionalidad en la toma de decisiones, lo cual, trasladado al escenario que planteamos, nos podría dejar en manos de algunos cuantos líderes que nadie puede asegurar que actuarán de manera racional en todo momento.
En fin, no es que acá tengamos las respuestas. Simplemente tenemos que empezar por asumir primero, que las lógicas de pensamiento que hoy están teniendo altísima penetración, nos colocan ante escenarios de equilibrios de terror que son insostenibles en el largo plazo; segundo, que el sistema de instituciones y arreglos multilaterales ha sido insuficiente para ofrecer alternativas eficaces ante lo que hoy está ocurriendo, y tercero, que se requiere hacer enormes esfuerzos para repensar y reconstruir a partir de esos aprendizajes. La paz armada es apenas un estado de “paz negativa” con un alto potencial de terminar por explotar de alguna u otra forma. La paz no se limita a la ausencia de guerra o violencia. Estudiar a fondo los factores que sí construyen y sostienen—de manera positiva—un estado de paz (tanto al interior de las sociedades como entre los países) es una tarea seria, a la que se han dedicado importantísimos centros de estudio y pensamiento desde hace décadas. Este es el momento de releer esas toneladas de investigación, adaptar ese conocimiento a las situaciones actuales y construir una línea de pensamiento alternativo que pueda ser a la vez convincente y viable.
26 de diciembre, 2023
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Despega exitosamente la misión PACE de la NASA – DW – 08/02/2024
LA HISTORIA CORROBORA LOS ACONTECIMIENTOS CONTEMPORÁNEOS Y ACTUALES
En investigación científica por años, con monitoreos las pruebas clasificadas e identificadas continuas son públicas.
Las estructuras del Planeta Tierra están en movimiento; Astrofísico, Geofísico, Geomagnético Geotérmico. Por extracción de recursos naturales energéticos, sumado a la acumulación en diversidad de basura por el espacio, tierra, ríos, lagos, océanos, contaminación concomitante ambiental, desertificación por deforestación por causa de incendios y tala de bosques, montes y selvas, explotación minera, petrolera terrestre y lechos marinos, guerras con explosión subterránea y en superficie de armamentismo.
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Las policías de la UE prevén un aumento del tráfico de armas por la guerra de Ucrania
De once millones de pistolas y fusiles que en este momento circulan en Ucrania en manos del Estado o de particulares, 3,5 millone no están registradas. Son cifras del ultimo informe hecho público por la plataforma de observación global del armamentismo Gun Policy, apoyada por UNSCAR, el programa de Naciones Unidas para la regulación de las armas.
Un visitante se prepara para disparar un rifle de asalto AK-12 en la presentación de los nuevos productos 'Concern Kalashnikov' en Moscú, en agosto de 2018. Sergei Ilnitsky © Sergei Ilnitsky EFE
Con semejante stock concentrado en un territorio -un país europeo en guerra- tarde o temprano alguno de los temores de las fuerzas de seguridad europeas podría verse confirmado. Para las cúpulas policiales y de Interior en Europa, el riesgo de un mercado renovado de armas ilegales en Europa es equiparable a la otra amenaza derivada de la guerra de Ucrania: el paulatino retorno del frente de combatientes extranjeros que fueron al Donbás como voluntarios y volverán a sus países de origen con experiencia militar operativa.
De estos riesgos se ha hablado en la reunión informal de ministros del Interior celebrada en Logroño en el marco del turno español de presidencia europea; de esto y de requerir la colaboración de Estados Unidos en la prevención de una proliferación fuera de las fronteras ucranianas. Pero, a la salida de la reunión, tanto el ministro español Fernando Grande-Marlaska como la comisaria Ylva Johansson limitaron sus declaraciones en torno al asunto a una expresión del apoyo a Ucrania sin fisuras y mientras sea necesario.
Más beneficios, más mafiosos
La última operación coordinada por Europol contra los renacidos cárteles del tráfico de armas, el pasado 3 de abril, precisó de la colaboración de 31 países -liderados esta vez por Bulgaria y Rumanía- y se saldó con la detención de 22 traficantes que vendían su mercancía en Europa. Se les incautaron más de 1.600 armas y de 24.000 rondas de munición diversa. Entre las policías participantes, la de Ucrania, por el origen de parte del arsenal.
Una de las constataciones policiales de esta operación acredita que, al extremarse el control precisamente por el peligro que representa la guerra de Ucrania, el precio de las armas ilegales ha subido en Europa, y la posibilidad de más beneficios atrae al crimen organizado.
Desde que, en octubre de 2022, la Unión Europea y Ucrania establecieron un marco de Diálogo Estructurado de Seguridad, los tres principales temas de conversación a nivel de Interior entre Bruselas y Kiev han venido siendo la seguridad en las fronteras del país y el ya mencionado posible retorno a Europa de fanáticos excombatientes no ucranianos, pero sobre todo la prevención del tráfico de armas.
Hasta ahora el control funciona. La comisaria Johansson reportó en mayo pasado que la UE no tiene contados apenas casos de tráfico de armas, ningún contrabando significativo, dijo a su llegada, el pasado 11 de mayo, a una reunión del G7.
Pero se refería al mercadeo más industrial, del que Europol tiene certificados siete casos desde que comenzó la actual fase de la invasión rusa de Ucrania; el goteo individual es mucho más difícil de controlar, y un solo lanzagranadas Javelin que salga de la zona de guerra es por sí un peligro enorme, explica un experto policial implicado en España en la lucha antiyihadista.
Peligro a la vista
Pero contra el optimismo tranquilizador de los políticos está la inquietud, menos políticamente correcta, de los agentes de policía. La proliferación de armas individuales, y también otras más pesadas, en Ucrania preocupa en las Fuerzas de Seguridad del Estado. Es un peligro potencial que no se puede dejar de atender, explica el oficial operativo en la lucha antiterrorista.
Y lo dice no porque en este momento consten entradas en España para surtir, por ejemplo, a los narcos del Campo de Gibraltar o a los vigilantes de las plantaciones de marihuana del llamado creciente verde, sino porque el tráfico de esas armas desde Ucrania puede establecer canales nuevos de distribución, que no son los que habitualmente tenemos controlados en Europa, explica en referencia a las viejas rutas de los Balcanes.
Puede que armamento procedente de Ucrania aparezca de repente, por sorpresa para las autoridades europeas, en manos de actores del crimen organizado, principalmente el narcotráfico. Pero el peligro más temido no es tanto el de que narcos se hagan con armas más fácilmente como que un porcentaje de fusiles, pistolas y, sobre todo, lanzacohetes individuales anticarro o antiaéreos, acaben en manos de yihadistas.
Armas incontroladas hay, y en gran número, en el interior de Ucrania. De hecho la requisa de armamento no reglado en manos de civiles es una de las ocupaciones principales de la policía ucraniana. A menudo son fusiles de la era soviética, viejos pero operativos. En la primavera pasada, hubo una semana en que las fuerzas de seguridad ucranianas se incautaron de más de un millar de fusiles no registrados y de once viejos tanques T soviéticos que se guardaban en prados y graneros.
Ruta moldava
Entre las nuevas rutas que pueden construir los mercaderes ilegales de armas, no pocas pasan por Moldavia hacia Europa, y otras podrían buscar el viejo continente dando una vuelta primero por África.
Sobre Moldavia ya existe un operativo europeo en marcha para atajar el riesgo. Ya en abril de 2017, cuando la primera fase de la invasión rusa de Ucrania llevaba tres años, agentes policiales de España tomaron parte junto a otros de Grecia, Rumanía, Moldavia y Ucrania en la primera gran investigación que, al margen del valor de lo aprehendido, constataba una ruta moldava de exportación ilegal de armas.
Fueron entonces incautadas en la frontera entre Ucrania y Moldavia 578 armas de fuego, 776 piezas de munición, cinco paquetes de explosivos y otro de material radiactivo. La operación se había montado precisamente para la prevención del tráfico no solo de pistolas o fusiles: también de material susceptible de ser usado en ataques químicos, biológicos, radiológicos o nucleares.
Hoy el precio de un fusil Kalashnikov usado ronda los 3.000 dólares en la dark web, según fuentes policiales. Considerable aumento: los terroristas que atacaron la sala parisina Bataclan en noviembre de 2015 se hicieron con una de estas armas de guerra procedente de Serbia por algo más de 1.000 euros, según publicó Forbes en el verano de 2017.
El interés de redes criminales que ofrecen armas como producto complementario en sus otros trapicheos se ha hecho especialmente preocupante en Holanda, confirman esas fuentes, y paralelo al auge narco en ese país. Hay oferta, hay demanda Y la UE trata de que no haya en su territorio producto que comprar y vender.
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- El principal demócrata de la Subcomisión de Armamento de la Cámara de Representantes arremete contra el grupo creado por el Partido Republicano: Arma del Congreso - El principal demócrata en el Subcomité de Armamento de la Cámara de Representantes dijo que hay una "diferencia" entre "supervisión legítima y armamentismo del Congreso", criticando al comité creado por el GOP como uno que será utilizado para "mostrar teorías conspirativas y avanzar en una agenda extrema".La primera audiencia del subcomi...
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Estos son los países que poseen armas nucleares en todo el mundo
Estos son los países que poseen armas nucleares en todo el mundo
De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, la reducción del armamento nuclear es lenta e insuficiente. Estados Unidos (EE.UU.) fue el primer país en desarrollar las armas nucleares y el único que ha puesto en práctica su uso, en la Segunda Guerra Mundial al bombardear los territorios japoneses de Hiroshima y Nagasaki. La nación norteamericana gasta más en su…
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La dinámica del armamentismo mundial
Las regiones pueden ser tan variadas como representativas de varios continentes: las calles de villas marginales en Latinoamérica, las atrocidades en Nagorno Karabaj, Azerbaijan; o bien las tragedias incesantes, en directo, de Gaza; o qué decir del sangriento enfrentamiento en Ucrania. Muchos lugares, pero varios factores comunes que van conformando un modelo basado en el mercadeo de la muerte:…
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Armamentismo imperialista y militarismo belicoso de Estados Unidos. Por Leyde E. Rodríguez Hernández
Armamentismo imperialista y militarismo belicoso de Estados Unidos. Por Leyde E. Rodríguez Hernández
9 de agosto, Día Internacional de los Crímenes Estadounidenses contra la Humanidad
Se analizan las proyecciones y objetivos militaristas del imperialismo contemporáneo liderado por Estados Unidos. El surgimiento del arma nuclear y la conquista del espacio cósmico en el siglo xx, con el ascendente desarrollo tecnológico del sistema capitalista, impulsaron un creciente programa de militarización…
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#Arma Nuclear#armamentismo#carrera armamentista#Estados Unidos#imperialismo#Leyde E. Rodríguez Hernández#militarismo#sistema antimisil
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Las políticas del neoliberal Consenso de Washington son literalmente inútiles para seguir haciendo frente a los problemas que ellas mismas habían generado: vulnerabilidad financiera, hiperglobalización con inseguridad y bloqueos permanentes, cambio climático descontrolado, deuda gigantesca e insostenible y una enorme desigualdad que produce tensiones sociales muy peligrosas... el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, señala que Estados Unidos no puede seguir defendiendo sus intereses estratégicos asumiendo principios que la realidad ha demostrado que no funcionan... su aplicación ha dejado como herencia a Estados Unidos una industria vaciada que le impide innovar en tecnologías punta y prosperar, una peligrosa dependencia económica de China, crisis climática y una democracia dañada por la desigualdad... como soluciones habla de eliminar "los paraísos fiscales corporativos"; "mejorar las protecciones para el trabajo y el medio ambiente"; "abordar la corrupción"; "fortalecer los derechos laborales y ambientales"; "abordar la angustia de la deuda"... cousas veredes... Dice Sullivan que el éxito de una estrategia de este tipo se basa en asumir que "el mundo necesita un sistema económico internacional que trabaje para nuestros asalariados, que trabaje para nuestras industrias, que trabaje para nuestro clima, que trabaje para nuestra seguridad nacional y que trabaje para los países más pobres y vulnerables del mundo"... A mi juicio, hay razones que impiden pensar que eso vaya a ser posible... las grandes corporaciones, la banca internacional y los todopoderosos fondos de inversión están ganando más dinero que nunca, tienen el poder que nunca habían soñado alcanzar, no hay fuerza alguna en el planeta que pueda alterar sus decisiones, lo dominan todo... ¿qué necesidad tienen de hacer experimentos?... Desgraciadamente, el horizonte que cabe esperar no es el de la cooperación e integración internacionales, sino el de más armamentismo y guerras (Juan Torres)
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El aumento y el efecto del pesimismo en las relaciones internacionales
Texto publicado originalmente en El Universal: El aumento y el efecto del pesimismo en las relaciones internacionales | El Universal
Retomo una discusión que iniciamos hace ya un año, toda vez que pasados estos meses, no podemos sino acentuar lo que ya desde entonces mencionábamos. El pesimismo es peligroso, escribe Daniel Drezner en Foreign Affairs; las naciones ansiosas son naciones peligrosas. El argumento es que cuando la percepción que prevalece es que la situación va a empeorar, normalmente los estados tienden a tomar pasos para garantizar sus intereses de seguridad, lo que les hace chocar y aumenta las probabilidades de activar espirales violentas entre ellos. En cambio, cuando hay optimismo, los estados tienden a confiar más en medidas de largo plazo y en instituciones internacionales. Esto, en realidad, nos remonta al tema del miedo. La investigación ha demostrado que el miedo nos vuelve intolerantes, a veces personas desconfiadas y agresivas. Ese miedo, elevado al comportamiento de los estados, se puede tornar en el pesimismo que describe Drezner y vuelve al planeta un sitio más peligroso. Dados los tiempos que estamos viviendo, parece haber un retorno a ese tipo de sentimientos. Más aún, se puede explicar la lógica que hay detrás, y cómo es que esa lógica cuadra perfectamente con las decisiones que se están tomando a nivel internacional (tales como el armamentismo, los crecientes despliegues militares y la disuasión). A un año de semejantes planteamientos vale la pena revisitar la argumentación:
¿Optimismo o inocencia?
Hasta hace poco tiempo, las discusiones globales giraban en otros sentidos. Consideremos que la Guerra Fría había terminado. Las confrontaciones entre los estados se habían reducido considerablemente. Había por supuesto muchos otros riesgos a la seguridad de los países, pero éstos procedían de otro tipo de amenazas, no de Estados-Nación, o no en su mayor parte.
El mundo, en esencia, se había transformado: había tratados para el control de armas y, sobre todo, la convicción de que había que mantenerlos e incrementarlos. Las instituciones internacionales se habían fortalecido, también el derecho internacional. Los tratados comerciales o incluso las integraciones económicas regionales eran tan solo un ejemplo del potencial de la colaboración entre los estados y las posibilidades de encontrar esquemas en los que todas las partes ganaban. El conflicto violento entre países no era, cuando menos necesariamente, la norma.
Las gráficas y los datos estadísticos, como los publicados en 2015 por Max Roser, un economista de Oxford, o por Steven Pinker de Harvard, demostraban que, tras 600 años de conflictos armados de distinta naturaleza, después de los años 80 y muy notablemente después del 2000, las caídas en las cifras de estos conflictos y en las muertes a causa de ellos, eran brutales. Pinker incluso argumentaba que la disminución en la conflictividad se debía al ascenso de la democracia, el capitalismo, la civilización industrial e instituciones internacionales como la ONU.
El mundo del 9/11 y la guerra contra el terrorismo no cambiaron en esencia los elementos centrales de esas estadísticas. Las guerras motivadas por el combate a actores no-estatales simplemente reafirmaban que habíamos cambiado de época. Por supuesto que cualquier número de muertes o conflictos armados es lamentable, pero se trataba de fenómenos sustancialmente diferentes. El potencial de destrucción que estuvo en juego durante las dos guerras mundiales o durante la Guerra Fría parecía haber sido desactivado, y había dado pie a otro tipo de confrontaciones más focalizadas, mucho más limitadas; incluso las peores de ellas como las guerras en Siria, en Irak o en Afganistán eran de una naturaleza esencialmente distinta.
Los cambios tras la intervención rusa en Ucrania
Es verdad que Rusia ya había invadido Georgia, ya había tomado Crimea y ya había impulsado el conflicto en el este ucraniano. Pero con la actual intervención de Moscú en Ucrania todo cambia porque, independientemente de que ya está generando muchas más muertes que cualquier otro conflicto en décadas si las medimos por día, por semana y por mes, esta invasión ha activado un pesimismo generalizado entre quienes observan el comportamiento de los estados, las relaciones que hay entre ellos, y quienes toman decisiones a partir de esas observaciones.
La lógica detrás del pesimismo es más o menos esta:
El mundo siempre fue ese sitio peligroso que ya nos habían descrito las grandes teorías, lo que pasa es que nos cegamos, dice esta forma de pensar. No lo vimos venir. Una potencia como Rusia (o cualquier otra) va a privilegiar siempre su interés nacional medido en términos de su seguridad, por encima de cualquier otra motivación de carácter económico o financiero. Para asegurar eso que estima como sus intereses, esa potencia considerará su situación geográfica, su fuerza de combate, su armamento, su capacidad de planeación, despliegue, y sus necesidades de expandir sus posiciones cada vez que lo estime prudente. Las armas nucleares servirán eficazmente como un poderoso disuasor: la prueba actual es que la OTAN ha decidido mantenerse fuera de este conflicto (más allá de armar y entrenar a los ucranianos) por el temor que provoca el potencial escalatorio planteado por Moscú como amenaza desde el día 1 de su intervención.
Desde esta perspectiva, se trata entonces de un mundo en el que el riesgo es constante, en el que solo los estados que están poderosamente armados podrán asegurar el no ser atacados por otros. Siempre lo fue así, y para esta visión, el asumir que Rusia se iba a doblegar por la amenaza de las sanciones o porque habría valorado otros temas como su interdependencia económica y financiera con Occidente era absolutamente inocente. Incluso peor, decía por ejemplo el ministro exterior de Letonia en un foro: el no haber actuado a tiempo contra Moscú, cuando Rusia ya había enviado todas las señales al capturar Crimea en 2014, fue un claro signo de debilidad.
Más aún, en ese entorno de riesgo constante, confiar la defensa o la seguridad propias al derecho internacional o a las instituciones internacionales, puede resultar incluso más peligroso, dice esta forma de pensar, pues se puede caer en el descuido y dejar de invertir recursos, tiempo y esfuerzos para lo verdaderamente importante: incrementar el poder nacional, definido esencialmente por las capacidades materiales para proyectar fuerza y disuadir a otros de siquiera pensar en atacar. La globalización y otras cuestiones como el prestigio internacional, pueden haber impactado un poco en ese escenario, pero nunca lo suficiente como para cambiar su esencia.
Apenas, en 2022, con una guerra en las fronteras de la OTAN, con el permanente potencial de cruzar esas fronteras y escalar, “estamos despertando”.
Ahora bien, el conocer esa lógica de pensamiento, entender las bases para el pesimismo, en lugar de juzgar lo que provoca miedo o juzgar a las víctimas por ese estado de ansiedad colectiva, debería, en mi humilde opinión, detonar un pensamiento paralelo, justamente considerando el pesimismo prevaleciente.
¿Hay alternativas?
Pensemos en el diagnóstico: el sistema de arreglos e instituciones internacionales ya ha fallado muchas veces. Pero ahora mismo, como nunca, exhibe su insuficiencia para prevenir y detener un conflicto armado de las dimensiones del actual. Los actores internacionales simplemente trasladan su conflictiva hacia la ONU y la usan como plataforma para emitir sus discursos, sus justificaciones, sus ataques y condenas y luego la inmovilizan. Repito, nada nuevo, pero ahora más que nunca. Tanto los países miembros como la estructura misma de la organización, parecen ineficaces para tornar esa institución en un espacio para procesar el conflicto, detener las hostilidades y negociar escenarios alternativos. Por tanto, se puede comprender que el pesimismo y el miedo inunden al planeta, y que todo el mundo extraiga las “lecciones” que aprende del conflicto en Ucrania y de la ineficacia de esas instituciones internacionales.
El problema mayor es que pensar que todo ello es inevitable es justamente lo que lo hace inevitable. Tomando prestadas algunas ideas del constructivismo social, se necesita comprender que ni los “intereses nacionales”, ni las identidades o las normas, ni la guerra o la paz, son condiciones “pre-sociales”, sino que son socialmente construidas, producto de las interacciones humanas y las interacciones entre los estados a través de la historia. Desde esa óptica, la necesidad de la guerra para conseguir “intereses nacionales”, no es una realidad inevitable, sino socialmente construida y, por tanto, modificable si es que se producen interacciones y condiciones diferentes.
Aterrizando: el sistema de arreglos e instituciones internacionales puede ser tan débil o tan fuerte, tan eficaz o ineficaz, como sus estados miembros lo decidan. Las lecciones de Ucrania pueden ser aprendidas y revaloradas en esta etapa de la historia como un fuerte recordatorio de lo que puede ser el planeta sin estas instituciones. Lo sabemos porque conocemos el pasado. Solo que, a diferencia de ese pasado, hoy contamos con una tecnología mucho más efectiva, poderosa y veloz para destruir al planeta completo. Así que esto no es un juego. Quizás, partiendo justamente de ese miedo y pesimismo, pero usando su fuerza a favor para construir un sistema multilateral mucho más eficaz, se necesita rediseñar las reglas, las normas que regulan la conducta entre los estados, los incentivos para obedecerlas y fortalecerlas, las instituciones para hacerlas cumplir, las consecuencias para cuando eso no se haga y los mecanismos para procesar el conflicto cuando éste ocurra.
Adicionalmente, la paz no se limita a la ausencia de violencia, sino que incluye su parte activa o positiva: los componentes que la producen y la sostienen. Es decir, no se trata solo de resolver los conflictos, sino de generar condiciones para una interacción más positiva entre los estados que si no neutralice, por lo menos reduzca las probabilidades de conflictos armados.
Nada fácil, pero no por ello, se puede evadir. El mundo cambió, se dice, después del 24 de febrero del 2022. Tal vez en realidad venía cambiando desde mucho antes. Pero si esto es así, de ese tamaño es el esfuerzo requerido, no solo por parte de los gobiernos, sino por parte de toda esa serie de empresas, organizaciones sociales y actores que se benefician de condiciones más estables y que están interesados en que el mundo detenga su imparable ruta hacia la carrera armamentista, los despliegues militares, y las “paces armadas” del pasado.
Instagram: @mauriciomesch
TW: @maurimm
15 de agosto 2023
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Territorio argentino
Cancillería volvió a reclamar por la soberanía de Malvinas y por el cese de su militarización. El inglés Joe Lewis hizo un enclave británico en Lago Escondido con complicidad de Macri. Hoy Lago Escondido es un enclave británico Basta de colonialismo y armamentismo en Malvinas Imagen: Página/12.
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