#algunas hoy se reían conmigo
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Sounds like a looooot of drama
people that call others friends and said friends having their whole back turned on them.
and they were sat next to each other 😂 that doesn’t look like a friendship
#but hey that body language speaks volumes#whole back turned when you’re sat next to a friend? weird tbh#NWBFADNJDBDNS#a veces no puedo evitar reírme#drama 24x7 y no interesa - a estas alturas cansa#tanto criticar y tanta necesidad de que a uno le echen piropos#yo y una colega tenemos una inside joke#hay cosas que hace la gente que me hacen cogerle asco#una de ellas es las faltas de respeto#tanto robar como mentir como ser hipócrita#ya estábamos bien siendo 4 aunque algunas me caigan bien#a ver cómo dices eso sin herir sentimientos#algunas propusieron cena en junio - nope yo al final no iré#iré con otra gente o si van otras personas#algunas hoy se reían conmigo#claro - no puedes criticar 24x7 y luego querer piropos justo de esa gente que ni te para bola#todo por llamar la atención#la gente así da sida 🫣#madre mía que dios nos dé un respiro#AlqbdlqjsKABDMASN#que pesadilla tío#si que hay una que me cae muy muy bien y cuando tiene problemas pues todas la escuchamos con mucho cariño#pero vamos#de verdad#que dios nos dé un respiro#hasta las narices de escuchar dramas y tonterías por asociación#y es por asociación#por eso les digo a los tíos que se vengan#😂😂😂 a mi me caían todos bien hasta hace unos meses#estar cerca de alguien narcisista es agotador 😂
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A Distant Promise
El viento soplaba suavemente, acariciando su rostro, oculto parcialmente de los áureos rayos del sol por la espesa copa del árbol sobre el que se recargaba en esos momentos. Probablemente debería estar practicando en alguna de las desoladas ruinas que los demás no frecuentaban, pero su apatía el día de hoy era considerable y prefería simplemente permanecer ahí, tan impasible como las rocas a su alrededor. Sus oídos percibieron un sonido y su cuerpo entero se tensó, no obstante permaneció quieto, esperando a que la persona que le acechaba se acercara un poco más. Repentinamente una mano tomó la suya, y lo único que impidió que en su exaltación se zafara y respondiera con violencia, fue la percepción de que aquella mano era demasiado pequeña. Al abrir sus ojos se encontró con una imagen que hubiese preferido evitar. Frente a él se encontraba el hermano menor de Sagitario, un niño rubio de brillantes ojos verdes que le miraba con tanta inocencia y expectación que de inmediato se sintió profundamente incómodo. El pequeño era sumamente parecido a su hermano mayor, por lo que Kanon tuvo que hacer un esfuerzo por permanecer impasible y evitar ser hostil con alguien que no tenía culpa alguna del desastre que era su relación con Saga. Sólo Sagitario era responsable de la creciente e ignominiosa brecha que se había abierto entre ambos gemelos y que cada día parecía sólo acrecentarse para dejar a Kanon completamente solo y sin un lugar al cual pertenecer. Su propia mirada se perdió unos instantes en los irises de profundo verde, meditando. El niño frente a él era un recuerdo viviente del fracaso que era su propia relación con el único hermano que tenía. Mientras Aiolos le sonreía a su hermano, Saga le miraba con reproche y aun aire de tristeza que irritaban profundamente a Kanon. Sagitario y el pequeño Aiolia conversaban y reían, mientras que un silencio sepulcral cargado de acritud se asentaba entre él y su gemelo. La alegría del infante era agobiantemente contrastante con su situación. Un par de brazos se enredaron alrededor de su cuello, tomándole por sorpresa y sacándole de sus oscuras cavilaciones. En ese momento no supo qué hacer ante la oleada de emociones que le invadió. Por un lado sentía molestia ante la intromisión, pero el recuerdo de aquella inocencia ya perdida de la infancia con su gemelo le hizo sentir melancolía y un dolor casi insoportable; al mismo tiempo la candidez de aquel simple gesto y el recuerdo de unos ojos verdes libres de acusación y suspicacia, le llenaron también de una ternura que no se sabía capaz de experimentar. No supo bien cómo sucedió, pero había terminado por corresponder el abrazo del pequeño Aiolia, envolviéndolo en sus brazos y aceptando el silente consuelo que parecía ofrecerle con sinceridad. —¿Por qué estás así? ¿Sabes? Alguien tan hermoso como tú no debería estar triste. La noción de que alguien más le pudiera considerar hermoso, incluso si se trataba de un niño, o quizás precisamente debido a ello, le hizo sentir nuevamente incómodo. Hermoso no era una palabra que uno empleara para describir a un hombre como Kanon, quien nuevamente se veía sorprendido al sentir cómo el pequeño Aiolia besaba su mejilla para después dirigirle una sonrisa radiante que sólo pudo corresponder con una débil imitación. —Te estaba buscando, quiero pedirte algo. —Su rostro adquirió una solemnidad casi adorable—. Cuando sea grande, ¿te casarías conmigo? Sus cejas se enarcaron y se preguntó si el hermano de Aiolos realmente sabía lo que estaba diciendo. Finalmente una risa brotó de sus labios al mismo tiempo que su mano comenzó a acariciar con suavidad, despeinando la rubia cabellera. Seguramente el pequeño estaba bromeando con él, tratando de animarle de una manera un tanto peculiar. Por su parte, Aiolia le observaba con una sonrisa en sus labios. La risa de Kanon había terminado por ahogar la protesta que abandonaba los labios del menor ante la actitud incrédula del susodicho. —Muy bien Aiolia, hagamos un trato. Si en un futuro logras obtener la armadura de Leo, entonces consideraré tu propuesta. ¿De acuerdo? La sonrisa con la que había respondido el menor había sido probablemente la más sincera que le había visto Kanon. Al menos había logrado corresponder en cierta medida al gestodel niño que había intentado alegrarle un poco.
Su cosmos se encendió bruscamente antes de que lanzara un ataque hacia un montón de piedras que no tardaron en convertirse en una pila de polvo. Entrenar solo no era la manera más efectiva de mejorar, pero aún no estaba listo para pedirle a Saga que le acompañara. La relación entre ambos aún era frágil y el interés por retomar su vida sólo complicaba más las cosas, pero aparentemente iban por buen camino, al menos ya podían tener conversaciones civilizadas. Un movimiento en la periferia llamó su atención, y al ver que se trataba de Aiolia su ceño se frunció. El recuerdo de una tarde con el menor mientras descansaba cerca de un árbol le vino a la mente, pero prefirió ignorarlo para retomar su entrenamiento, apenas dirigiendo un leve asentimiento en dirección del recién llegado a modo de saludo. Algo que evidentemente molestó a Leo, quien no tardó en ponerse de pie frente a él con los brazos cruzados. Su mirada parecía cargada de indignación y su ser completo exudaba una hostilidad que Kanon no terminaba de comprender. ¿Acaso esa persona era la misma que había tratado de animarle años antes? Desde luego que sí, pero el niño había crecido y su inocencia había quedado atrás. Sin duda lo que le había sucedido a Aiolos le había marcado. Este ya no era el niño de aquella tarde, sino el guardián de Leo. Así que Kanon decidió tratarle como tal, dirigiéndole una mirada fría e indiferente antes de comenzar a alejarse. Pero apenas había dados dos pasos cuando la diestra de Leo se cerró con fuerza alrededor de su antebrazo. Su mirada estudió los dedos blanquecinos debido a la presión que ejercían, mientras su rostro permanecía impasible pese a la molestia que aquella agresión le ocasionaba. —Si quieres conservar esa mano, te aconsejaría que me soltaras en este instante. Aiolia le miró con cierta sorpresa, antes de permitirse sonreír con sorna. En lugar de soltarle, simplemente suavizó su agarre. — ¿Ahora resulta que eres demasiado digno como para permitir que alguien como yo te toque? —No entiendo de qué estás hablando. —El mayor frunció el ceño, antes de jalar su brazo de nuevo—. La pregunta sería, ¿quién demonios te crees que eres para tomarte estas libertades y querer hablarme así? —Después de todo lo que ha pasado, ¿¡te atreves a indignarte!? ¡Siempre has sido así, creyéndote mejor que el resto de nosotros, igual que Saga! —¡No te atrevas a hablar de algo que no entiendes! ¡¿Quieres juzgarnos?! ¡Adelante! ¡No me importa en absoluto! La mención de Saga había sido algo innecesario, un golpe bajo por parte de Aiolia, y ambos lo sabía. Además, ya una vez había aceptado someterse al juicio de otro dorado, y Milo al menos había sido sincero, la redención que le había otorgado había traído cierta paz a su alma que sólo entonces se había percatado que necesitaba. Pero estos reclamos, esta agresividad por parte de Leo, Kanon no necesitaba nada de eso. Ya sin paciencia, el mayor aventó al guardián de Leo con brusquedad, antes de arremeter contra él. Por un momento Aiolia no supo lo que sucedía, hasta que vio el puño de Kanon peligrosamente cerca de su rostro, apenas logrando esquivar el golpe antes de responder con un gesto similar. Apenas pasaron unos minutos antes de que ambos comenzaran a encender sus cosmos, lanzando ataque tras ataque en un encuentro mucho más agresivo de lo que sería un entrenamiento. Al ver al rubio combatir, Kanon recordó por qué Aiolia era uno de los más poderosos santos dorados y por qué había sido precisamente él quien había logrado derrotar a Cronos. Sin embargo, al final el mayor había terminado por vencer al quinto guardián al inmovilizarlo contra el piso. —Ya fue suficiente Aiolia, esto es ridículo. No pienso seguir atacándote. —Sin decir más le soltó con cierta brusquedad antes de girarse y comenzar a alejarse. Pero la voz del otro le hizo detenerse. —¡¿Hasta cuándo Kanon?! ¡¿Hasta cuándo voy a ser digno para ti?! ¡¿Qué no soy ya el León de Oro?! ¡Cumple tu maldita promesa, carajo! El aludido se quedó inmóvil debido a la sorpresa que esas palabras le ocasionaban. Todos esos años Aiolia había tenido presente aquella promesa hecha con tanta ligereza por él. Toda su irritación fue reemplazada por algo que se asemejaba bastante a la culpa. Sus puños se crisparon al mismo tiempo que se giró para ver la figura del menor. Ahí frente a él, no se encontraba un niño ingenuo, sino un hombre con una firme convicción, pero ¿cuál? ¿Casarse con él? ¿Ser su amante? Ni siquiera se conocían, al menos no como para que Leo pudiera proclamar amarle. ¿O acaso lo que sentía era deseo? Toda esa situación era risible… o no. Ese hombre en el suelo era Aiolia de Leo, un guerrero valiente y un oponente formidable y sólo por respeto a ello se dignaría a responderle. Se acercó hasta él, meditando al respecto. Alguna vez Aiolia le había llamado hermoso y se había sentido incómodo, ahora sucedía algo similar. En el muy remoto caso de que Leo llegase a estar realmente interesado en él, Kanon estaría dispuesto a tratarlo más, pese a estar casi seguro de que no podría corresponderle. Cuando extendió su mano para ofrecerle su ayuda, el otro le dirigió una sonrisa de lado cargada de seguridad y cierta petulancia que le hizo sonreír también. Una vez que se incorporó, Aiolia trató de sujetarle, pero el mayor simplemente se apartó antes de dirigirse hacia los doce templos ante la mirada atónita e indignada del rubio. —¿Leo, piensas quedarte todo el día ahí o piensas acompañarme a Géminis? Kanon le había llamado Leo y con eso le daba todo el reconocimiento que le había exigido, pero no había respondido nada a su declaración implícita en ello. ¿Lo estaba aceptando acaso? —Eres un niño aún, ¿lo sabes? Puede que seas un guerrero admirable Aiolia, pero hay más de una década de diferencia, y realmente no me conoces. ¿Qué sabes de mí Leo? Su ceño se frunció al notar la mirada inquisitiva del mayor, pero éste no parecía estar mofándose de él, sólo había genuina curiosidad. ¿Cómo explicarle que su mirada siempre le había seguido? Mientras la mayoría admiraba y halagaba a Saga, Aiolia siempre se había sentido poderosa e inexplicablemente atraído hacia su hermano. Su aspecto era menos solemne y triste; de cierta manera siempre le había parecido más intenso y genuino que su hermano mayor. La mañana que le había visto sentado a la sombra de ese árbol, con una expresión tan melancólica y al mismo tiempo fría, algo se había removido en él. Pero cuando había escuchado la suave risa del mayor y al ver la sonrisa en sus labios, la felicidad que experimentó fue algo nuevo, algo que ni siquiera Aiolos, la persona más importante en su vida hasta ese momento, lograba que sintiera. En ese momento había decidido que deseaba ser la causa de las sonrisas de ese hombre y de su alegría. No era mucho pedir, en absoluto. Aunque en realidad resultaba algo complicado y difícil de explicar. —¿Al menos me dejarás intentarlo? El joven Leo se acercó quizás más de lo pertinente a él, dirigiéndole una de esas miradas tan sinceras y determinadas que supo inmediatamente que incluso si se negaba, Aiolia no desistiría hasta obtener lo que deseara. De cierto modo, aquello resultaba un tanto halagador. El hermano de Aiolos podía ser impulsivo y temperamental, y lo más probable es que todo lo que había pasado minutos antes se debiera precisamente a ello. En ese momento no habría imaginado que Aiolia llevaba días tratando de llamar su atención y de discutir con él, hasta que finalmente había perdido los estribos y había decidido actuar lo antes posible. El mayor le había hecho una promesa que Leo estaba decidido a hacerle cumplir. Kanon entrecerró sus ojos antes de asentir suavemente, deseoso de que una escena como la anterior no se repitiera en un futuro cercano. —Hagamos un trato Aiolia, si logras vencerme en un entrenamiento, saldré contigo… —Los orbes del aludido le miraron con cierta ironía al mismo tiempo que una sonrisa se dibujaba en los labios de éste—.Quizás. —¡¿Cómo que quizás?! ¡Ya faltaste a una promesa! ¡Exijo que te comprometas a cumplir esta! El mayor se dio la vuelta y continuó su camino hacia Géminis, pero aquella risa que tanto adoraba desde aquella primera vez que él había sido el causante, fue lo único que necesitó para seguirle gustoso, con la seguridad de que tarde o temprano Kanon terminaría por aceptarle.
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Pequeña sombra negra.
Hoy escribo para que este sueño no quede en el olvido, debería estar haciendo muchos pendientes o simplemente ignorar uno de tantos sueños que he tenido con ella desde siempre.
En fin, solo quiero escribir brevemente este por su misma naturaleza distinta del resto. Me encontraba caminando en la ciudad, como usualmente lo hago, de madrugada solo y con frío. Me intrigo un poco que lo único que figuraba conmigo eran sombras borrosas en lugar de gente, danzaban alrededor y reían, me resultaba nostálgico y agradable de un modo tétrico o sombrío, no sabría explicar el porqué. Decidí moverme de aquel sitio, perdido en mis pensamientos y preguntándome que había preparado de comer el día anterior, choque de forma descuidada con una persona, fue leve el golpe, pero lo suficiente como para tirar a la sombra que tenía frente mío. Le expresé mi sentir y le tendí la mano por mi torpeza queriendo ayudar a que se repusiera. Me sorprendió recibir un manotazo como respuesta que arrojo mi mano lejos de su presencia. Se aclaró la sombra y vi que era ella; o más bien, algo que se parecía a ella. Igual no sabría definir que sentí al tenerla frente a mí, pero lo único que cabe resaltar es su cabello y sus palabras.
Su cabello ya no irradiaba luz y destellos, ya no despedía ese aroma perfecto y bello, ya no sentía su dulzura y el anhelo por estar tan cerca para tan siquiera olerlo. Ahora era negro; no rojo, no marrón, ni dorado, solamente era negro y sentí miedo, mire la oscuridad penetrante en él, me perturbo solo ver vacío en un lugar que antes fue el más bello. Me sentí aún peor porque en el fondo sentía que era mi culpa, era todo culpa mía. Quise llorar por un instante, pero fue el llanto de ella el que broto antes, lágrimas igual de negras salían de ella, nuevamente mirándome como aquella tarde, con ojos llena de odio y desprecio, me sentí trastabillar en mis sonidos y en mi postura. Mentiría si dijera que recuerdo lo que dijo en mi sueño, solo recuerdo moviendo sus labios suavemente, eso no había cambiado, sus labios. Los sentí como antiguamente se veían, cálidos, tersos y dulces, no los bese, pero así me parecieron, simplemente igual de bellos, sus palabras tuvieron que haber sido igual que ellos, ya que me brotaron lágrimas de consuelo y pude ver como se erguía por sí sola sin ayuda alguna, tan galana y espléndida.
Ojalá y ella se encuentre del mismo modo que en mi sueño. Lo siento tanto.
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Estoy bien
La alarma suena a la misma hora, tengo 60 minutos para alistar y empezar el día en el trabajo.
Pongo a calentar el café, entro a la ducha, me alisto y alimento a mi gata. Por fin ya estoy en la oficina, todos caminan de un lado a otro, están preocupados, ansiosos, empiezo a revisar los correos, las llamadas, es lo mismo de siempre, trabajo y mas trabajo, no se ni porque reviso, si se lo que voy a encontrar. Por fin la hora de almuerzo, todos en el comedor, todos tienen su propia vida, no recuerdo si alguien me pregunto como estaba, pero no importa. Veo moverse a las chicas de un lado a otro, como si escondieran algo, de pronto la gente empieza a murmurar y revisas su teléfonos, el mío nunca sonó, será que tienen su propio grupo de chat, no importa, sigo haciendo lo mío. De pronto se acerca la asistente, que vaya al comedor, alguien me mando a llamar, extrañado me puse de pie y camine al comedor, era raro, las escritorios estaban todos vacíos, solo la encargada de limpieza camina de un lado a otro, empujo la puerta del comedor, están todos ahí, empezaron a gritar, Feliz cumpleaños, Feliz cumpleaños; me bordearon y empezaron a cantar Happy birthday, acaso es mi cumpleaños hoy?, que día estamos, ya es febrero? será por eso que sonaba mi teléfono personal? Llegaron los abrazos, las felicitaciones, tanto personal trabaja en esta empresa? hay gente que ni siquiera conozco y me abrazaron deseando feliz cumpleaños. Llego a casa, con una caja de torta para compartir conmigo mismo, agarro un puñado de galletas para mi gata, sube a la mesa, le sirvo su vaso de leche, y cenamos los dos, en silencio, sin interrumpir nuestra cena. Recordé que mi teléfono sonaba todo el día, alguien se acordó de mi? no creo, nadie sabe mi fecha de cumpleaños, lo tengo todo en privado y siempre desvió la fecha cuando me preguntan. Y bien, no estaba equivocado, mi teléfono sonó tantas veces, era el banco recordándome que tengo una deuda de por vida con ellos, y alguna que otro mensaje en automático recordándome las promociones de comida rápida. Estoy apunto de meterme a la cama, suena el teléfono, es ella, insistió tantas veces que respondí, ¿Estas bien? me pregunto, me quede callado, respire lento y respondí, Si estoy bien y corte la llamada. Amaneció nuevamente, la historia volvería a repetirse una vez mas, calentar el café, ducharme y alimentar a mi gata, ir al trabajo y volver a casa a descansar. Parecía que este día iba ser distinto, sonaba alguna música en la oficina, la gente estaba relajada, en el comedor todo fue mas divertido, todos se reían, bromeaban, no entendía nada, pero era divertido verlos bromear. De pronto sonó el teléfono, era ella, que raro que llamara tantas veces en menos de una semana, al ver que no respondía, escribió un mensaje, ¿Estas bien?. Antes de salir del trabajo, le escribí, estoy bien, ahora no puedo hablar, estoy camino a casa, hablamos luego. Esta vez, camine a casa por la ruta larga, bordeando el boulevard, demore en llegar a casa, abrí la puerta de la casa, estaba todo igual, la ropa en el suelo, los platos sucios, la gata sentada en la mesa esperando su comida. Fui al cuarto, y del closet saque aquella caja que escondía como si fuera un tesoro, lo lleve a la cocina, me aliste un vaso de agua, y saque lo que había, pastillas y mas pastillas y aquella hoja cuadriculada, con aquel mensaje que dejaría a quien me encontrase, empecé a leer, mientras me daba valor para tomar las pastillas que acabarían conmigo; una, dos, tres pastillas empecé tragando, volvió a sonar el teléfono, puse "mute", y seguía leyendo aquella hoja, el teléfono sonaba cada vez mas insistentemente, ya casi no tenia lagrimas, ni fuerzas, estaba empezando el efecto somnoliento de las pastillas, la respiración cada vez era mas lenta, el teléfono seguía sonando, solo recuerdo el ultimo mensaje casi repetitivo, ¿Estas bien?, estoy intentando responde, las letras están borrosas, de pronto alguien toca la puerta, la gata se asusta y se esconde, hoy no esperaba visitas, ya no tengo fuerzas, el teléfono y la puerta, empezó a ser abrumador, el teléfono cayo de mis manos, me desplome y casi no puedo hablar, estoy demasiado cansado, por fin acabara esto aquí. abro los ojos con mucho esfuerzo, no puedo casi reconocer quien es, pero esas manos, esa voz; estoy bien, estoy bien, repetía las veces que podía; ella lloraba y me reclamaba, que hiciste, que hiciste, que te pasa, porque lo hiciste. No se si hice bien en darle un duplicado de llaves de la casa, seguro tenia la idea que alguna vez vendría y se por fin se quedaría conmigo. Estoy bien, estoy bien. Ahora, solo miro por la ventana de esta habitación si alguna vez vendrá por mi, no puedo ni siquiera gritar porque nadie me escuchara, no entiendo porque tengo la camisa de fuerza, no entiendo porque estoy aquí, en esta habitación tan fría, tengo hambre, quiero salir a caminar, quiero ver a mi gata, quiero saber mas de ese día. Quiero preguntarle porque lo hizo, porque no solo me dejo ir; porque si yo estaba bien, porque aquí, que día es hoy, cuanto tiempo paso, tantas preguntas y sin nadie que me las responda. No es justo. Yo solo quería terminar conmigo mismo. Yo estaba bien, yo estaba bien...
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DabiHawks week 2021
Día 3 Avatar AU
Hey! Aquí dándole con todo a la @dabihawksweek20 😼😼
Soy fan desde siempre de TLAB así que me emocioné con el tema de hoy.
Disfruten!
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Día 3 Avatar AU
—¡No puede ser! ¡¿Están seguros?!
—No cabe la menor duda, su majestad.
Yo tenía seis años, pero recuerdo perfectamente como el viejo casi se va de espaldas cuando escuchó a los ancianos del Loto Blanco. Espiaba desde la otra habitación a esas personas que hacía unos instantes habían estado conmigo.
—El príncipe ha puesto en orden exacto los objetos pertenecientes a los últimos avatar ¡No es ninguna coincidencia!
—¡El mocoso no puede dejar de quemarse con su propio fuego en los entrenamientos! ¡¿Y me dicen que tiene que aprender a dominar otros tres elementos porque el balance del mundo depende de él?!
Mi corazón infantil se estrujó. No terminaba de comprender todo lo que decían, pero entendía perfectamente que una vez más, mi padre estaba decepcionado de mí y que me consideraba un inútil. Siempre había sido así.
—Le aconsejamos que el avatar concentre todos sus esfuerzos en dominar el fuego control antes de que parta en su viaje rumbo al Templo del Sur de los nómadas del aire. Después de todo, aún es un niño y estamos en tiempos de paz.
Pese a que los ancianos del Loto Blanco insistieron que no había ninguna prisa, el viejo me sometió a un entrenamiento exhaustivo de fuego control con generales retirados de la Nación del Fuego. En esos años no hice sino exasperar a mi padre, quien no terminaba de reprochar mis avances insuficientes y recibir quejas de los imbéciles de mis maestros, que presumían de ser los mejores maestros fuego de la Nación, pero carecían por completo de habilidad para enseñar a otros.
Lo único que me motivó en esos años es que al pasar el examen de fuego control me enviarían lejos del palacio y con ello, mandaría al diablo las exigencias y presiones del viejo.
Pasé apenas, los ancianos del Loto Blanco remarcaron que el control de mis emociones estaba íntimamente ligado con el de mis llamas. Por lo que debía dominarlas también a ellas.
“¡Qué fácil es decirlo!” Pensaba. Ellos no eran quienes habían soportado los abusos y violencia de ese viejo bastardo durante los últimos quince años.
—Te hará bien cambiar de aires —dijo uno de los ancianos en mi viaje al Templo del Sur—. De hecho, no creo que sea coincidencia que justamente ese sea tu segundo elemento a dominar.
Realmente lo único que me importaba era ponerme fuera de las garras del viejo, el lugar era lo de menos.
Mi afán de libertad chocó al llegar al Templo del Sur, donde descubrí que mientras estuviera ahí, viviría como uno más de ellos, como un monje. Estando acostumbrado a los lujos y comodidades reales, por supuesto no fue de mi agrado. No obstante, llegaba a encontrar más coherencia en la extraña disciplina de los nómadas aire que en las exigencias sin fin de mi propio hogar.
“Al menos aquí nadie me grita lo que tengo que hacer.” Pensaba mirando en el espejo los azotes de castigo que se habían quedado marcados en mi piel. De alguna forma, me sentía aliviado.
Lo único que me daba rabia era que mi aprendizaje seguía tan lento como el de fuego control. Los monjes de alto rango lo notaron y decidieron cambiar de estrategia.
—Tōya-kun —nadie de ellos se refería a mí como “alteza” o “príncipe”—. Queremos que conozcas a Keigo, él será tu mentor a partir de ahora.
—Mucho gusto —saludó ese monje rubio con ojos de halcón haciendo una reverencia con la cabeza—. Espero no te moleste unirte a grupo infantil.
Los monjes seguían hablando de tus credenciales, algo sobre que tú, Takami Keigo, eras el monje más joven en la historia del Templo del Sur en obtener los distintivos tatuajes de los maestros aire; pero yo solo podía mirarte con curiosidad. No te parecías en lo absoluto a ningún otro de los monjes. Te rodeaba un aire misterioso que contrastaba con tu sonrisa abierta.
Sin más que discutir, me uní a la clase de los niños, que se reían ante mis intentos de formar una esfera de aire y montarla, siempre terminaba de cara contra el piso.
—¡Basta, chicos! —pedías a la clase y todos obedecían bajando la cabeza—. A diferencia de ustedes, Tōya ya domina un elemento que funciona muy distinto al nuestro ¡Discúlpense con él!
—Lo sentimos, Tōya-nii —respondieron a coro.
—¿Por qué no nos tomamos un descanso? —dijiste dejando de lado el tono severo del regaño—. ¡Tienen quince minutos!
Mientras los niños se alejaban a toda prisa rumbo a los bebederos, me extendiste la mano para ayudarme a ponerme en pie.
—¿Soy patético, no es así? —resoplé rechazando tu gesto amable.
—No, no lo creo.
—¡¿Qué mierda sabrás tú?! ¡Ni siquiera me conoces! —En verdad odiaba que me trataran con lástima, como mis maestros de fuego control cuando no paraban de compararme con el viejo y mi hermano menor.
Intenté alejarme, caminé hasta el mirador de la terraza y miré el precipicio ante mí antes de lanzar un escupitajo. Estaba harto.
—En efecto, no sé mucho sobre ti —continuaste como si nada una vez que llegaste a mi lado—. Pero he leído que el fuego control se basa mucho en la respiración y en algunos maestros está directamente vinculado a sus emociones.
Me quedé pasmado, tus ojos de halcón se me clavaron fijo, esa mirada era tan certera como sus palabras.
“Este idiota no siente lástima en absoluto”.
Exhalaste hondo y tu vista se volvió hacia las montañas puntiagudas que se alzaban sobre el precipicio.
—Por otro lado, el aire control tiene más que ver con vaciar la mente, por eso iniciamos el día meditando. Para no sentir nada más que el presente.
—¿Qué carajos tiene eso qué ver con el aire control?
—Intenta no pensar en que debes contener tus emociones, déjalas que soplen como el aire a través de ti y manifiéstalas.
Pusiste una mano sobre la otra y formaste una pequeña esfera de aire.
—Ahora tú —pediste.
Traté de hacer eso que dijiste, vaciar la mente, simplemente sentir el aire a mi alrededor y darle forma de esfera como tú lo hiciste. Para mi sorpresa, creé una esfera bastante más grande de lo esperado que me sacudió por completo.
—¡Déjala ser, Tōya! —exclamaste—. ¡Si la dejas manifestarse podrás amoldarla al tamaño que deseas!
Así lo hice, dejé pasar unos segundos antes de darle un tamaño similar al tuyo. No lo podía creer ¡Lo había conseguido!
—¡Bien hecho! —me felicitaste deshaciendo tu esfera—. Puedes liberarla si quieres.
No obedecí, la agrandé de nuevo y liberé la esfera frente a mí. Sentí tanta confianza como para saltar sobre ella. De ese modo, quedé flotando como lo hacían los niños en clase. Di una vuelta por la terraza y finalmente se deshizo. Era la primera vez que lo hacía sin lastimarme.
—¡Tōya-nii lo logró! ¡Tōya-nii lo logró! —escuché de pronto a los niños que volvían de su descanso.
Se acercaron a mí y celebraron mi avance. Reían y saltaban a mi alrededor cuando una sensación cálida se asentó mi pecho al ver la ternura con la que contemplabas la escena. Lucías orgulloso y por primera vez en mucho tiempo, pude también sentirme orgulloso de mí mismo.
***
A partir de ese día entraste a mi vida como un vendaval que lo barrió todo. Tus enseñanzas me hacían aprender aire control tan rápido que parecía mentira lo mucho que tardé en dominar el que se suponía, era mi elemento natural.
Los meses pasaron al ritmo de tus clases. A tu lado aprendí a vaciar mi mente, a limitarme a vivir el momento y que esa brisa refrescante que era Takami Keigo soplara a través de mí.
Nos volvimos cercanos, al grado que me hacías dejar mi vergüenza de lado para dejarte curar las heridas que me hacía en los entrenamientos. Odiaba mi cuerpo con sus quemaduras, odiaba mi piel sensible llena de cicatrices por los azotes del viejo. La odiaba tanto que hasta ese momento, no permitía que nadie me viera sin mi camisa interior.
—Cerraré los ojos si así lo prefieres, Tōya, pero tú solo no podrás curarte ese corte en la espalda —sugeriste abriendo los frascos con ugüentos curativos.
A mi nariz llegaba el fuerte olor de las hierbas medicinales y el tacto de tus dedos vacilantes distaba varios centímetros de la herida que pretendías curar.
—Abre los ojos, Keigo —dije realizando que todo aquello era ridículo.
Sin decir una palabra, pronto reanudaste tu labor, preciso, como debió ser desde el inicio. Ardía el ugüento contra mi espalda sangrante, mordía mi labio inferior en un intento de amortiguar la incomodidad, pero más que nada, para aguantar la enorme vergüenza que sentía de que me vieras así, tan frágil, tan patético.
—Siempre he creído que las cicatrices nos recuerdan lo fuertes que nos hemos vuelto —tu dedo se detuvo cerca de mi nuca—. Eres fuerte Tōya, jamás dudes de ello.
Me quedé inmóvil, conteniendo el llanto y las ganas de abrazarte. Desde entonces, poco a poco dejé de sentir vergüenza contigo.
Aunque me ayudaste a tener un poco más de confianza, las dudas sobre mi papel como el avatar, de vez en cuando lograban llenarme de ansiedad por el futuro.
“¡Si el equilibrio del mundo depende de ti, estamos jodidos!” Tenía las palabras del viejo clavadas en mi mente.
—¡¿Por qué carajos los dioses, o el destino o no sé que mierda me eligieron como el avatar?!
Me pregunté un día que me llevaste de paseo a la playa en tu bisonte volador. El sonido de las olas chocando contra nuestros pies desnudos caminando por la orilla era el único elemento extraño en aquél sitio vacío.
—No lo sé, Tōya. Debes de tener algo que solamente tú puedas hacer como avatar.
Ladeé un poco la cabeza haciendo una mueca de confusión.
—A veces te tomas muy en serio tu papel de monje, Keigo ¿Qué quieres decir?
—Pese a que el avatar tiene la función de mantener el equilibrio del mundo, cada uno en la historia, lo ha llevado a cabo de una forma diferente. Es decir, cada uno de ellos ha tenido su propia misión. Con el tiempo descubrirás cuál es la tuya.
Una ola chocó con demasiada fuerza contra mis pantorrillas salpicandome la ropa. Yo no tenía idea cuál sería mi puta misión en este mundo, solamente sabía que quería descubrirla a tu lado. Pero hasta entonces no encontraba el valor para decírtelo.
"Soy patético", pensé una vez más.
Por eso detesté que me hubieras traído a la playa, tomé el mar como un doloroso recordatorio de que me quedaba tan solo un mes a en el Templo del Sur antes de partir rumbo al polo norte para dominar el siguiente elemento.
Apreté los puños y me limité a sentir el momento, mis emociones fluyeron como me enseñste a hacer aquél primer día de entrenamiento. Entonces, sin pensarlo, te tomé por los brazos y te besé.
Definitivamente te tomó por sorpresa, y sin embargo, no me rechazaste. Tus cejas alborotadas se alzaron sobre tu rostro sonrojado.
Tú, que parecías tener siempre la frase exacta, la respuesta perfecta, justo ahora te que quedabas sin palabras.
—¿Por qué? —musitaste ocultando tu cara con ambas manos—. ¡¿Por qué tenías que hacerlo justo ahora que te vas?!
Apoyaste ambos puños contra mi pecho mientras las olas seguían empapándonos.
—Yo… ¿Estás llorando?
No sabía qué hacer, no sabía como consolar a alguien, nadie me había enseñado, así que por instinto, torpemente, te rodeé con mis brazos.
—Soy yo el que es patético, Tōya-kun —confesaste sin mirarme—. Pretendía enterrar mis sentimientos porque sabía que te irías…
Ahora el sorprendido, era yo:
—¿¡Qué mierda!?¿¡Y no fuiste tú el que me enseñó a no contenerme!? ¿¡Qué clase de maestro eres!?
Por fin hice que me miraras, tus hermosos ojos de halcón se deshacían en lágrimas. Besé esas mejillas húmedas y acaricié tu cabello dorado.
—Tienes razón, no soy el mejor maestro… y para serte honesto, no estoy seguro de querer seguir siéndolo.
—¿¡Y qué es lo que quieres tú, Keigo!? —pregunté furioso—. ¡No te contengas!
Apretaste fuerte los párpados y dijiste:
—Quiero acompañar al avatar a descubrir su propia misión. Quiero estar a tu lado, Tōya.
—Ven conmigo entonces, Keigo.
Tus ojos se abrieron sin dejar de llorar y te lanzaste sobre mí haciéndome caer. Rodamos juntos por la arena terminando de mojarnos con el agua del mar. Entre besos salados y suspiros hicimos nuestras primeras confesiones:
—Te quiero tanto, Keigo. Te quiero desde el día que curaste de mis heridas… —recordé esa cicatriz que surcaba el centro de mi espalda. Había sanado gracias a ti.
—Yo te quiero desde el día que entraste en estado avatar para defenderme de esos bandidos…
No había duda que esos bastardos pertenecían a un circo. Se habían infiltrado en el templo por la noche para robarse a los bisontes bebés. Los viste desde tu habitación y corriste a confrontarlos, pero uno de ellos bloqueó tus puntos de presión inhabilitando tu aire control.
—Aunque estuviste a punto de matarlos… —no me arrepiento de nada, ni de haberte seguido cuando me pediste que me mantuviera a salvo, que fuera a buscar a los monjes mayores; ni de haberme dejado llevar pensando que no podía dejarte ir solo. Por eso no pude contener mi rabia al verlos dándote una paliza.
—Eso es lo que le espera a cualquiera que se meta con mi hombre.
Te sonrojaste más que nunca y yo te besé de nuevo.
—Eres malditamente adorable.
—Cállate, Tōya …
Desde entonces estamos juntos. No ha pasado mucho desde que partimos rumbo al polo norte en tu bisonte volador. El viaje es largo y apenas está comenzando. Pero a diferencia de antes, aunque tengo una misión por descubrir, ya no tengo miedo del futuro. Tener el amor y el apoyo de este elocuente maestro aire a mi lado, es todo lo que necesito para enfrentar cualquier reto.
FIN DEL DÍA 3
Gracias por leer! 💕💕💕
-MiyuKatz
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Ansiedad y celos.
La verdad no se bien de que escribir, es la primera vez que lo hago. Tengo tanto para decir y no se como...
Tengo un sentimiento muy fuerte hacia una persona la cual cambio mi vida por completo, giro de cabeza todo mi mundo para bien y me ayuda mucho a ser mejor persona. Él muchacho del cual les escribo es de estatura promedio, yo mido 1,52 y cada vez que lo abrazo su cabeza encaja perfecto sobre la mía; sus ojos son color café hermosos; una sonrisa hermosa, con la característica especial del colmillo derecho sobresaliendo un poco del resto de su dentadura, el cual se le ve muy lindo; su cabello castaño oscuro lleno de rulitos cuando está un poco más largo de lo normal; sus labios, sus labios son un camino de ida... un beso suyo basta para querer quedarte ahí; y así podría seguir enumerando cosas hermosas sobre él, lo observe tanto, le preste tanta atención a cada cosa que hacía, mientras me hablaba, mientas reía, mientras dormía abrazado a mi, para poder guardar cada detalle de su persona en mi memoria. Es una persona bellísima, que irradia Luz.
Lo conocí en Octubre del 2020, en plena pandemia. Él me busco a través de Facebook, hablamos de concretar una banda de música en la cual yo sea la cantante. Quedamos en vernos una semana después para hablar del tema, esta no se pudo concretar lastimosamente, pero al conocernos vimos que no somos muy diferentes, al contrario somos personas muy similares, con gustos tan parecidos que asusta. Después de esa reunión, nos volvimos a ver más seguido, nos convertimos en muy buenos amigos, hablábamos por horas sin cansancio. Un tiempo después dormimos juntos por primera vez, fue la sensación más gratificante de la historia, nadie me había besado y tocado tan apasionadamente, nunca nadie me había hecho sentir tanta conexión, nunca nadie me había hecho el amor de esa manera. Recuerdo la música de fondo, lo reconfortante del ambiente, la magia. Me enamoré...
Todo fue perfecto por 6 meses, somos más que amigos hasta hoy día, cabe destacar que ambos cuando empezamos a salir, habíamos terminado recientemente relaciones muy largas, el una de 3 años y yo una de 4 años. Habíamos acordado ser amigos con derechos, con algunas condiciones. Obvio esto no salió bien del todo, nos volvimos más que eso, nuestra conexión es tanta que podemos convivir días juntos, a pesar de conocernos en tan poco tiempo, todo esto se debe a una virtud que tenemos ambos, PACIENCIA.
Hoy día estoy como estoy, porque él es una persona muy liberal, sin miedo a experimentar nuevas cosas, estas mismas características fueron la causa de la rotura de su relación anterior y lo que a mi me llamó más la atención de su persona; y yo soy una persona que le gusta experimentar cosas nuevas, pero tengo problemas de celos y ansiedad derivadas de mi relación anterior, los cuales intento controlar y deben ser tratados con un profesional ya que no siempre puedo hacerlo, últimamente, cada vez puedo controlarlos menos. A causa de esto discutimos mucho, cada vez más, y es horrible sentirse así con una persona con la cuál tenés tantas cosas en común, tantos planes, la persona que se volvió tu mejor amigo en estos meses, la que te ayudo a superarte y siempre está para tu familia y vos cuando más la necesitas.
Tengo mucho miedo, y me siento muy culpable de la situación en la que nos encontramos hoy día. Ayer hice una escena de celos zarpada cuando me enteré que estaba con una “amiga” sobre la cual ya habíamos tenidos una conversación previa; cuando sufro este tipo de crisis, puedo describirlas como estar “cegado”, la emociones que experimento son una mezcla de cosas, miedo, celos, amor, tristeza, envidia, felicidad en partes. Esta mezcla de emociones hacen que no pueda meditar con calma lo que hago. Me pongo muy nerviosa, me tiembla el cuerpo, se me quiebra la voz, las lagrimas brotan de mis ojos sin cesar, mis pensamientos se mezclan, se perturban. Solo quiero que todo pare y volver a estar en calma, para no colapsar y hacer cosas que no quiero.
Ayer colapsé.
Lo llame reiteradamente, le escribí más de 20 mensajes, le escribí a la “amiga”, le escribí a su familia, le escribí a sus amigas en busca de consejos. No sabía que hacer. Pasaron 2 horas cuando decidió tomar mi llamada, me explico la situación y el porque no me contestaba. En ese momento me sentí tan ESTÚPIDA. Eliminé todo lo que hice anteriormente, pero ya era tarde algunos lo habían visto. Su “amiga” lo bloqueó. Las amigas a las que le había escrito por consejos también le escribieron. No se como, pero arme tal confusión en 2hs que obviamente lo hice enojar. No sabía como pedirle disculpas por lo sucedido, entiendo como se siente, no es para menos por lo cual le pedí disculpas, y a pesar de todo lo que pasó y lo que hice, entendió lo sucedido y me disculpó, también me pidió disculpas por no haberme informado. Pero como es obvio, ahora todo es diferente, ya no confía en mi como antes, ya no habla conmigo como antes, ya no somos como antes.
Lo extraño tanto... y el hecho de pensar que todo esto es culpa mía y de la inseguridad que tengo, me molesta más... espero poder mejorar mi situación asistiendo con profesionales. Esto ya lo traía yo mucho antes de conocerlo y ni él ni yo merecemos estar así. Por eso solo espero poder volver a lo que éramos no hace mucho, a esos amigos que todo se contaban y solo reían entre besos, abrazos, cantos y bailes.
Escribí esto para calmar mi ansiedad a través del texto y poder hacer conocer a otros que la ansiedad y los celos no son cosas que deben tomarse a la ligera, esto puede deteriorar relaciones o amistades.
Gracias por llegar hasta acá, acepto criticas constructivas para mejorar con el tiempo. <3
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Ni bien habían puesto un pie en tierra firme, el Sparrow se ha ido de sus manos una vez más, pero por ahora no se preocupa mucho, aún es de madrugada y los guardias que buscan a el pirata están dormidos o haciendo guardia en lugares más importantes que este.
Se acomoda su traje y le dice a su tripulación que él solo buscará al prisionero.
-Ah Sparrow...
Suspira un poco y de inmediato comienza su búsqueda, no puede ser tan difícil, debe a encontrar a un hombre un poco borracho, de pie, los del pueblo ya están en el suelo así que se enfoca en quienes caminan...
Su vista es buena y su cautela le ayuda mucho, pero no puede creer lo que ve...
-No puede ser... no... ah caíste un poco bajo, Sparrow
Aguanta una risa al ver a una “mujer” con barba, vestida un poco escandalosa, una bufanda de plumas, pero para sus gustos... aprovechará esta graciosa farsa.
Por atrás lo toma de las muñecas y sonríe de lado, triunfante... pero solo por un segundo.
-No puede ser Sparrow, qué crees que soy tan tonto para caer en tu trampa... tratas de huir de mí de esta forma y ya sabes que es inútil, yo siempre te encontraré
Le habla duro y frunce mas su ceño, está un poco molesto pero ahora que lo tiene atrapado se relaja un poco.-
Por que hacia esto? Es decir, el mismísimo Capitan Jack Sparrow vestido de prostituta, caminando por la isla en busca de información sobre el proximo tesoro a descubrir, pero con los estupidos españoles pisándole los talones no podrían llegar muy lejos, así que su brillante tripulación(la cual solo se reducía a Jibbs) le había lanzado una bufanda de plumas rosas y un estupido “no se que” de mujer.
-Con esto no engañare ni a un ciego-
Le recrimino a su tripulación bastante, hasta que uno se animo a decir que había gente ahi abajo a la que le gustaban los hombres, vestidos de mujeres, “perdón? El único hombre que me ha gustado jamas se ha vestido de mujer”
-Y si los españoles están ya en la isla? Por poco Salazar nos atrapa, y con esto sera mas que obvio Jibbs, ponen en bandeja de plata!!-
Enfurecido bajo de la nave sin detenerse a escuchas a su maestre, el cual solo susurro algo como “tension sexual”, “ppfff eso no era posible, entre el español y yo? Ni pensarlo”
Al bajar y caminar hacia en centro veía como los hombres lo miraban con atención, de acuerdo su cuerpo no era el mejor, era un poco delgado pero no estaba anímico y si algo debía admirar eran sus piernas, por eso en un acto de egocentrismo volteo un poco la falda larga para que una de sus piernas y parte de su trasero quedara al aire libre, camino hasta un grupo de sujetos que reían y apostaban, “tal vez ellos sepan algo acerca de lo que buscamos”
-caballeros, puedo unirme a ustedes?- no siquiera se molesto en fingir la voz, los mencionados lo miraron sorprendidos mientras lo recorrían de pies a cabeza, no se negaron y comenzaron una platica amena, soltando de vez en cuando algunas cosas que hacían reír al pirata, sin embargo al cabo de un rato sintió como era jalado de la muñeca hacia atrás topando con un par de ojos oscuros que reconocería en cualquier parte. Hace una mueca de desagrado al escucharlo, maldicion sabia que lo encontrarían, cuando volviera al barco se encargaría de darle unos golpes a su maestre.
-Escucha Armie, estoy teniendo un rato agradable con estos caballeros, así que por que no vas y platicas con tu loro o algo.- le dice susurrando.-
Ademas! Para estar conmigo debes pagar.- dijo un poco mas alto para así continuar con su papel enfrente de los hombres, guiñándole un ojo a un rubio que estaba enfrente.
-Pagar...
Ríe alto igual que el ha hecho con su tomo, pero esa risa se va cuando ve que le coquetea al hombre rubio en frente de él, Jack es suyo... su... su prisionero y no va a aceptar este tipo de comportamientos en frente de él.
Le aprieta un poco más su muñeca y lo pone tras de su persona, está com su uniforme, su pelo amarrado y su espada en una mano... los hombres de ahí de inmediato se encogen como si fueran caracoles que se vuelven a su coraza.
-Te voy a pagar cuando cumplas con mi persona, “señorita”... y a todos ustedes más vale que se vayan en los próximos 10 segundos... ah y... sepan que esta “mujer” es mía... abren su boca sobre esta noche y les juro que les corto la lengua...
Habla molesto con su acento característico, los hombres se han dado cuenta de que se trataba de nada más ni nada menos que el matador del mar, la “prostituta” era de él y punto.
Cuando los hombres se van mira alrededor y encuentra al maestre de Jack... sus ojos se vuelven como fuego, como si se tratara del mismo demonio... con solo esa mirada el hombre huye... de seguro sabe que Jack va a poder pasar esta noche...
-Ahora tenemos que irnos, muchacha...
No lo suelta ni por un segundo y comienza a caminar hasta un lugar que conoce de esta isla, es una casa abandonada, pequeña en la que antes también se hacían negocios sucios y esa clase de cosas pero ya no... aunque cuando entra todo sigue igual.
-Entonces... ¿quieres jugar a esto? O en serio se trata de que te disfrazaste para huir ahahahha aah... Sparrow... debo agradecerte, me haces reír...
Alza una ceja y cierra la puerta con llave, se fija en las ventanas y procura que que nadie esté espiando el lugar.
El pirata solo se queda estático, “ha dicho que soy suyo?” Su mano se comienza a dormir debido a la presión en ella y comienza a forcejear, “que carajos? Este tipo es de acero?” Siente como es empujado hacia atrás y escucha como huyen despavoridos los hombres, dejando incluso el dinero de las apuestas. Por alguna extraña razón un escalofrío lo recorrió completo al escuchar ese acento tan característico del español.
-oye! Ya que se fueron puedo tomar eso?-
Levanta la mirada y ve como es su maestre ahuyentado de donde estaba vigilando, “maldito cobarde, llama a alguien para ayudarme” le manda una mirada de auxilio inútilmente, ya que este también se fue corriendo. En contra de su voluntad fue obligado a moverse, sonrojándose de las miradas que todos daban hacia su persona, no todos los días eres “la puta del Matador del Mar” sin embargo, había un pequeño inconveniente, el no quería serlo!!
-Oye!! Todos nos están mirando, ya suéltame me duele cabron!! .-
No obtuvo respuesta hasta que llegaron a una vieja casona abandonada, la cual estaba en perfectas condiciones, cosa que sorprendió al pirata, “quizás pueda encontrar algo de valor”
Se soba la muñeca entumecida y mira con odio al español.
-De no ser por tu asombrosa aparición, tendría a esos tipos comiendo de mi mano y dándome toda la información que necesito!! Y quien sabe! Si todo hubiera salido bien quizás hasta dormiría en un lugar cómodo hoy!! Pero tenias que venir y joderlo, como usualmente lo sabes hacer Armando!! Y para tu valiosa información no, no es como si fuera mi trabajo usual, aunque me la pase tan bien como para considerarlo.-
Estaba enfurecido que sin pensarlo tiro la indirecta de querer dormir con alguno de los hombres de hace un momento, se dio cuenta tarde pero igual al español eso no debería molestarle, solo lo quería en presión. Comenzó a hurgar entre los cajones buscando cosas que le sirvieran mientras trataba de ignorar la presencia del español, ya mas noche trataría de huir de el, como siempre lo hacia, como el buen gorrión que era, los apodos no nacen de la nada.
-¿Como para considerarlo, dices? eso significa que te meterías con esos tipos por un par de chelines? Ahahahha que tonto... deberías meterte con quien tiene cantidad de oro y monedas de oro más valiosas que las que acabas de ver tiradas en ese bar de mala muerte...
Se soba la frente en un claro signo de frustración, no entiende por qué pero siente una presión en la boca de su estómago y como un leve pinchazo en su pecho, es... sabe lo que es pero se niega a aceptarlo pero sabe bien que son celos... maldita sea Salazar, celoso por que un pirara coquetee con un borracho...
-Debo estar alucinando... y no pierdas tu tiempo buscando cosas que no hay, quizá encuentres algunos centavos que te vayan a servir para nada...
Lo mira de reojo mientras se mueve y no puede evitar no posar sus ojos en su parte trasera cuando se agacha a recoger escombros y cosas buscando tesoros que sabe que no va a encontrar.
Cierra sus ojos y toma aire, tiene que estar firme y atento, no puede caer por el gorrión... su... gorrión.
-Y quítate esa ropa ridícula... no pudieron conseguirte algo mejor, un corset te hubiera sentado esas caderas que tienes...
De inmediato, cuando su cerebro capta lo que acaba de decir, se pasa la mano por la cara y mira hacia una pared para que no vea sus mejillas ponerse rojas, no puede ser que se le acaba de salir esas palabras de su boca, no puede creer que si quiera lo haya pensado.
Haciendo como si nada hubiera pasado se comienza a quitar su pesado uniforme y va quedando en camisa y un pantalón mas suelto, la camisa está un poco sudada y hace que su cuerpo se marque, sus músculos y la figura de estos.
-Ah... suerte que traje un poco de provisiones, en este lugar solo venden alcohol para desayunar, almorzar y cenar...
Sin que se dé cuenta, mira de reojo al pirata, su muñeca, lamenta haber sido tan rudo con él, pero estaba molesto y no sabía controlarse.-
A si? En primera señor General de la armada española, dime alguien que tenga oro y te aseguro que voy y le hago una de las mejores mamadas de la historia!! Y en segundo, deja de tratarme como si todo en mi vida fuera dinero y riquezas, por que no tienes idea de lo que estoy buscando en este momento.
-El pirata dijo cosas guiado por el enojo que sentía, odiaba que todos pensaran que quería dormir en oro, en parte si, pero en la contraparte de eso, tenia varios personajes a los que tenia que evitar, y así salvar su cuello, Davy Jones era uno de ellos, y si le decían que conseguir un puto cáliz salvaría su vida, joder que lo buscaría, continuo esculcando entre los estantes, olvidándose por completo la ropa que traía encima, agachándose mas de lo necesario y poniéndose en cuclillas buscando cosas, hubiera seguido así de no ser por el comentario del español. Se quedo petrificado y sonrojado por el comentario, agito la cabeza y sonrió ladinamente.
-Así que, mis caderas eh? Vaya vaya, parece que pensaste en voz alta, no estarás pensando que así me visto usualmente, aunque déjame decirte que el detalle de medio glúteo al aire fue mío, te gusta?.-
Eleva un poco la cadera mirándose por encima del hombro, si el español quería ser duro, el podia ayudarle con eso. Vio como inútilmente trataba de cambiar de tema mientras se quitaba el pesado uniforme. “Wow, ese hombre si es de acero, mira esa espalda” sacudió ligeramente la cabeza para poder seguir con su papel.
-Señor Armando!! Es un honor tenerlo por esta isla, no sabe cuanto hemos esperado su visita!! Tenemos todo lo que usted pueda querer ...-
El pirata comenzó a hablar con el acento haitiano de la isla, moviendo su bufanda dramáticamente acercándose a el, mirándolo fijamente haciendo que se sentara en un sillón viejo cerca de la mesa.
-Lo que sea que busque, yo se lo puedo proveer, comida, una habitacion, monedas, alcohol y también ...-
Se sienta a horcajadas en el y le da un beso en la mejilla.
-El mejor sexo de toda la isla.-
No sabe ni como pudo susurrar eso en su oído, se dejo guiar por el ambiente, rápidamente de la mesa tomo una brújula del español y se levanto con ella en la mano, si algo pasaba, la usaría como excusa de ese acercamiento tan subido de tono, “maldicion sparrow, acaba de quitarte esta ropa,esta maldita”
-Las veces que me he encontrado contigo ha habido un tesoro o algo de valor en medio...
Susurra y luego su rostro cambia a un tono mas confundido al ver cómo se comienza a comportar, pero por dios, esto es una enorme tentación, se siente como si fuera alguien en suma religioso y el propio pecado se ha acercado a darle todo lo que quiere.
Pasa saliva y siente que hace más calor de lo normal.
-Salazar para ti...
Trata de que piense en otra cosa y deje de hacer esas cosas que hace, no puede hacer nada más que tratar de aguantarse aunque el cuerpo cuando se trata de estas cosas habla y trabaja solo, es como si una parte del cerebro no hiciera caso a lo que quieres y... si ese es el caso, en cualquier momento va a tener una enorme erección.
Sus ojos se abren sorprendidos al ver que lo sienta en el sofá, es como si fuera un show solo para él...
-Sparrow...
Estaba a punto de alejarse y no dejar que nada pasara pero la última frase lo ha vuelto loco y ahora no se va a contener, bueno, si el otro en verdad no quisiera tendría que detenerse, puede estar excitado pero tampoco va a ser un violador de piratas.
-A la mierda...
Se levanta de inmediato y se cerca a abrazarlo por la espalda, sonriendo de lado a ver que ha tomado la brújula, como si eso lo distrajera de lo que acaba de ofrecerle, sus manos suben por su cuero y comienza a terminar de desvestirlo dejándolo en esa ropa interior femenina.
-Con que me ofreces el mejor sexo... me parece algo muy tentador... y quiero probarlo...
Susurra en su cuello, en su nuca y luego saca la lengua y lo lame desde su hombro hasta donde está su oreja, en su lóbulo y ahí muerde de forma suave, pero no es solo su boca la que trabaja, sus manos le están acaricia do su panza y la otra no ha aguantado para ir a una de sus nalgas, esta la aprieta con fuerza y sensualidad.
-Mmhh... gorrión... mi gorrión... mío... como te atreves... a coquetear con esos hombres... si eres mío...
Susurra con voz profunda y se apega bien a su cuerpo para poder restregarse un poco y que sienta cuan duro se encuentra ahora, este pirata lo tiene loco... y... quizá... algo más.
El pirata ahoga un quejido al sentir al español a sus espaldas, “okay, esto no era lo que quería, o si?” Deja de pensar claramente en cuanto siente como queda en esas sencillas bragas de chica que tenia puestas, definitivamente estaba en problemas.
-Yo .. yo n-no, mhhh.-
No puede evitar soltar un gemido al sentir ese mordisco en su oreja, era su punto débil y tenia total seguridad que el matador lo sabia.
Si volvía al tema de los apodos, el matador seria un maldito halcón gigante, acorralándolo, siempre atento a lo que hacia y apareciendo tanto para frustrar sus planes como para salvarle el pellejo, por que? Si se ponía a pensar siempre escapaba de una forma muy predecible y el español solo lo miraba marchar y lo seguía, lo dejaba escapar a propósito? Sonríe en silencio al escucharlo decir que era de su propiedad, esa voz ronca y profunda que revelaba el deseo del otro, como le encantaba y hasta ahora se daba cuenta, sinceramente no tenia motivación alguna de coquetear con los hombres de antes, con ninguno en realidad, solo era el, el le movía el piso como nadie mas, pero jamas le daría la satisfacción de saberlo, claro que no.
-Como si pudiera ser tuyo, somos muy diferentes Armando, nunca podríamos estar juntos si es lo que esperas, ademas no es como si me sirviera para evitar la horca, o me equivoco?.-
Se da la vuelta y sin dejarlo replicar a sus palabras junta sus labios con los del contrario, tomándolo de la nuca y pegándose lo mas que se podia al español, lo que sentía en ese momento solo le gritaba una cosa, la cual, claramente ignoraría, movió sus labios mientras se dejaba hacer por el otro, se sentía bien, demasiado para su propia seguridad.
Antes de poder responder a lo que le dice, sus labios tienen sabor a ron, ese alcohol que ese pirata siempre lleva consigo, recuerda en su barco siempre hay botellas en vez de provisiones, le encanta esa mezcla de sabor de su saliva y el alcohol, le encanta y lo vuelve aún mas loco.
Lo toma de su cintura y lo besa con profundidad para luego sin pensar en nada más, alzarlo de su trasero y llevarlo a la cama para ahí dejarlo caer y comenzar a quitarse lo que queda de su ropa.
Se relame sintiendo los restos de alcohol y se pone encima de su cuerpo.
-Mi gorrión somos mas parecidos de lo que crees... pero hablaremos de las ventajas de estar... “juntos” ahora quiero que veas que eres mío gorrión... y que también veas... que puedo ser tuyo... reclamándote...
Le habla sensual y nuevamente comienzan a acariciar su cuerpo y volverlo a calentar, a estas horas la la brisa marina hace que el ambiente se ponga un poco mas frío.
Sus labios no se hacen esperar y lo besa con pasión en sus labios, parece que se ha vuelto adicto.
Una mano baja a sus piernas y las abre para luego acariciar entre estas, ya puede sentir que se ha puesto duro.
Deja de besarlo y su boca baja mas a su cuello, es ahí donde decide dejar un poco de su marca, comienza a hacerle chupetones y mordidas para que se queden marcados por un tiempo largo, lo mas que se pueda.
Lo toma del cabello soltando el agarre de este, haciendo que cayera a su lado, marcando las facciones duras del matador, pegándose a sus mejillas debido a la humedad del ambiente, sin duda era algo erotico, sintió como su estomago se retorcía cuando escucho lo que le dijo, el español podría ser suyo, aunque fuera solo en ese momento. Igual el pirata ya estaba casi desnudo, deleitándose con la vista de el otro quitándose esa ropa estorbosa de forma elegante. Sus labios vuelven a ser capturados apasionadamente, sin darle oportunidad de respirar, igual podría morir en ese momento. Gime al sentir la mano de el otro entre sus piernas, su ereccion estaba al tope y para este punto no se podia echar para atrás.
-Oye! No dejes marcas, los chicos de la tripulación las van a ver, ahhh...-
El pirata aprieta un poco sus brazos en la espalda del matador, acercándolo mas hacia el, sin dejar de soltar jadeos al sentirlo estimulando su zona sensible. En un momento de lucidez decidió que era momento de intercambiar los papeles, no se dejaría someter por nadie, como pudo alejo al hombre y se coloca encima, mirándolo con una ceja levantada, dandole a entender que el tendría el control por ahora, con sus manos recorre el pecho del mayor tomándose su tiempo de admirarlo y de paso seducirlo mas, mueve sus caderas de arriba hacia abajo suavemente, sintiendo la dureza del otro justo en su trasero.
-Siempre que nos veamos terminaremos así no? Contéstame algo Armando, me dejas escapar a propósito? .-
Una de sus manos baja hasta la ereccion del español, acariciando suavemente. No sabe si realmente quiere conocer esa respuesta, si el otro decide contestarla, seria la confirmación de algo que el ha tratado de evitar durante algún tiempo, algo por lo que siempre termina huyendo, pero siendo el, realmente se quedaría esta vez.
Antes de poder volver a besar su cuello y dejar una nueva marca, en un abrir y cerrar de ojos se encuentra debajo del gorrión, lo ve hacer ese gesto y deja que haga lo que le plazca, dejarle el mando a alguien más por un momento no es de su gusto, pero si se trata se de su gorrión... le confiaría la vida aunque nunca vaya a admitirlo.
Lleva las manos a sus caderas y luego las pasa a su trasero que se mueve de forma tan sensual y tentadora, lo pone cada vez mas duro.
-Mgh... gorrión... bueno... si, te puedo confirmas que así sera cada vez que nos veamos... y respecto a lo otro...
Sube una mano al pecho de este y roza uno de sus pezones con su pulgar, quiere estimular todas sus zonas sensibles, por lo mismo la mano que antes estaba en su trasero va a la entrepierna del otro y le toma su pene erecto para poder acariciarlo de arriba hacia abajo en un movimiento lento pero constante.
-Si... si lo hago y ya sabes por qué... y es mas serio de lo que crees... pero... no es el momento de hablar de eso... hiciste algo, gorrión... debes hacerte cargo...
Habla todo sensual con su voz masculina y alza sus caderas para que pueda sentir que su propio pene sigue duro y espera más estimulación que unas simples caricias.
Se ha permitido decirle la verdad ya que aunque suene muy raro de un Capitán que se dedica a cazar piratas... le preocupa, se preocupa por él y no quiere verlo en peligro alguno, además de que es algo posesivo y el otro lo sabe, es de él y punto.
-Creo que es hora de acelerar un poco las cosas, soy un Capitán impaciente muchacho...
Se alza un poco, lo suficiente para alcanzar sus labios y en una leve mordida tirar del inferior.
Sus manos inquietas viajan por su cuerpo, recorriendo cada centímetro y llegan a donde acaba la línea de su espalda, sus dedos se entrometen ahí y acarician suave... la entrada del otro, anticipando lo que se viene.
Cierra los ojos cuando siente esa caricia en sus pezones, echa au cabeza al sentir la masturbacion que le ofrece el mas alto, pero también no puede evitar sentir algo en su pecho cuando escucha la confirmación del matador, sabia de lo que hablaba, por que el pirata también lo sentía. Un gemido salió de sus labios cuando lo sintió acariciar su entrada, “si que esta ansioso” se pone un poco tenso, hace tiempo que nadie lo tocaba así, ademas de que se sentía abochornado por la situación, sentimiento que se notaba en las rojas mejillas del pirata.
-Ya me di cuenta, hablaremos ma...ahh...mas ...tarde.-
Recargo su cabeza en el hombro del otro mientras inconscientemente movía sus caderas, bajo la mano hacia la ereccion del español y también comenzó a estimularla, sintiendo como estaba vibrando bajo sus manos, lo miro de nuevo y le robo un beso necesitado.
-Vamos, ya haz lo que debes hacer capitán.-
Si el español se decía impaciente, Jack podia serlo tres veces mas.
No sabe por qué cuando el pirata se apoya en su hombro siente un extraño... punzón en su corazón, como algo que fuera ternura el verlo esconderse en el huevo entre su cuello y su hombro.
Su mano que está en su trasero y sus dedos en su entrada se comienzan a desesperar y lo preparan poco a poco para tenerlo listo.
-Gorrión...
Susurra en su oído mientras una sonrisa ladina se forma en sus labios, sabe que a Jack le encanta escuchar su voz con ese acento español, ha visto sus reacciones al hacerlo y por eso deduce que le encanta.
Cuando siente que ya lo tiene un poco suelto y escucha su petición le da un agarrón de nalgas y luego lo acomoda en sus piernas para que la curva de su trasero se acomode cerca y pueda comenzar a penetrarlo fácilmente.
Hace que se afirme de sus hombros y él mismo pueda sentarse en su falo, sabe que hace un tiempo no hacen esto y no quiere lastimarlo.
-Ahhh... tómate tu tiempo...
Le da besos en su cuello y luego en su pecho donde sabe que lo hace temblar, trata de relajarse un poco ya que sentirlo tan apretado lo hace querer. volverse loco en poco tiempo.
Su mano libre se encuentra acariciando sus nalgas y sus piernas para que el también se relaje y no se concentre en el posible dolor que pueda sentir.
Jack tiembla. Había pasado mucho desde que tuvieron su último encuentro.
El castaño enreda sus manos en el cabello azabache y comienza a moverse, lento, sintiendo ese pedazo de carne abrir paso dentro de el, llenándolo.
No pudo evitar pensar en la situación. Un pirata y un matador de piratas, dos hombres con nada en común, compartiendo la cama, su cuerpo, sus vidas.
Jack le dió un beso feroz al español, comenzando a moverse más fuerte, gimiendo sobre los labios del otro. Quería que sintiera lo que le provocaba, que sintiera aquel sentimiento que ambos compartían pero del cual no hablarían.
Armando lo tomó con fuerza, con pasión, quien sabe, igual esa noche quizás fuera la última que compartirían, por mucho que le doliera.
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La extravagante vida de un poltergeist
El baile
Los alumnos de Hogwarts no paraban de hablar del baile de invierno que se celebraba cada tres años, y este era uno de esos. Nuestro grupo se encontraba en su árbol, charlando de el baile que se celebraría al siguiente día. "Que vas a llevar tu Lilo?" "No seas cotilla Leo, ya lo verás mañana" todos rieron. Livvy y Connor se estaban haciendo carantoñas y dándose besitos. "Vosotros dos, buscaros una habitación!" Les chilló Luke, haciendo a Liv ponerse roja y reír a Connor. Estaban todos muy abrigados, ya que había empezado a nevar y hacía temperaturas bajo cero. Livvy había cogido el adorable hábito de robarle los jerséis y las sudaderas a Connor, así que se encontraba con una sudadera azul claro gigante. Lilo miró alrededor suyo, la nieve cubría los árboles y el césped con una capa blanca, dándole un toque mágico y romántico a Hogwarts. El castillo se alzaba impotente encima de ellos, mientras el sol se ponía, tiñendo el sol de colores cálidos, contrastando con la frialdad de la nieve. Lilo se ajustó la chaqueta y se bajó el gorro. "Deberíamos volver ya, si no no vamos a llegar a la cena" todos asintieron. Liv y Lilo iban camino a su habitación, cuando Jason paró a Lilo. "Has decidido ya ir conmigo?" Livvy frunció el ceño pero se alejó para darles privacidad. "Ehhh Jason, no creo que..." "puedas ir al baile sin mi? Tranquila, lo entiendo, soy el más guapo y el mejor candidato, si, por eso te pido, quieres ir conmigo al baile?" Lilo apretó la mandíbula. Jason llevaba insistiendo toda la semana en ir con ella al baile y a pesar de sus intenciones de decirle que no, de alguna manera el siempre se las arreglaba para volver a pedírselo. "Jason, lo siento pero ya te he dicho que no"
"...que no podrías aceptar una negativa? No pasa nada cariño, yo nunca te rechazaría"
"si te digo que me lo pensaré me dejarás en paz?" Jason se quedó un rato en silencio, valorando sus opciones. "Vale. Pero tienes hasta mediodía de mañana, si no lo tomaré como una afirmativa e irás conmigo." Lilo asintió, quería escaparse lo más rápido posible pero no quería ser maleducada. Jason se dio la vuelta y se fue, Liv se acercó a ella. "Que diablos ha sido eso? De verdad vas a ir con el?"
"No pero... nadie más me lo ha pedido, así que como último recurso..."
"Lilo ten paciencia, seguro que alguien mejor que esa única neurona con patas se te declara. Y además, no le necesitas." Lilo asintió y empezaron a andar a su habitación. Cuando llegaron se dieron cuenta de que sus dos amigas no habían llegado todavía. "Quieres ver mi vestido?" Le preguntó Livvy, haciendo a Lilo asentir repetidamente. Livvy sacó de su armario un precioso vestido azul pastel, con flores y enredaderas bordadas en tonos más claros por el corsé y la mitad superior de la falda. Tenía un escote en pico, pero no demasiado pronunciado, donde los bordados florales se intensificaban, y unas mariposas en el pico más alto de sus tirantes gordos. La tela era semi transparente pero con varias capas para que no se viese nada y la falda era largas hasta cubrir los pies. "Es precioso Liv! Me encanta!" Livvy sonrió ampliamente. "Ahora el mío" Lilo sacó primero la parte de arriba, un top plateado con lentejuelas brillantes de escote halter. Livvy alargó la mano para tocarlo "Mola mucho!" Lilo lo guardó y sacó la parte de abajo, una larga falda de cuero azul de paneles, ligeramente plisada pero con el borde superior liso. Liv aproximó que la llegaría hasta los pies. "Me flipa... seguro que a Luke también." La chinchó ella, haciendo a Lilo ponerse roja.
"Cuando se lo vas a pedir Luke? Pronto tendrá otros candidatos y lo sabes. Hoy la vi hablando con Jason" Luke gruñó. Ya se habían puesto su ropa de noche y estaban acostados. Pensar en Lilo con Jason era doloroso. "Se lo pediré mañana" Connor le repitió con tono burlón "si claro, eso dijiste ayer, antes de ayer, el miércoles, el martes, el lunes..."
"Connor cállate!"
"Shhhhhhhhh" uno de sus compañeros de habitaciones se quejó molesto. "Perdón" se disculpó Luke, y luego se giró hacia hacia Connor. "Mañana si o si. No habrá más oportunidades. Tu vas a ir con Livvy verdad?" Dijo intentando cambiar de tema de conversación. Cuando quería hacer eso, sacaba a Liv, y el resto era pan comido. "Obviamente." Dijo Connor "No me ha querido decir como es su vestido, pero seguro que esta preciosa de todas maneras. Espero que le guste mi smoking, tu también tienes unos verdad...? Espera. Has sacado a Livvy para cambiar de tema?!" Connor miró a Luke, pero este estaba aparentemente dormido. Connor gruñó y cerró los ojos, intentado descansar.
Hoy era el día del baile, y también la profesora McGonagall les enseñaría a bailar a los que no supiesen como. El único que sabía bailar del grupo era Leo, que gritaba espantado al recibir la noticia. "Como que no sabéis bailar?! Estáis locos?! Que hacéis en vuestro tiempo libre?!" Los demás le seguían con la cabeza gacha, dirigiéndose a la sala donde practicarían el baile con McGonagall. Cuando llegaron observaron a todos los de primer curso, estaban apiñados alrededor de la profesora. "A ver, poneros en parejas chicos, no importan las casas ni nada, solo quiero grupos de dos" la gente se puso rápidamente en parejas. Lilo vio como Jason intentaba avanzar hasta ella, pero sintió un tirón en su manos, lo que la mandó precipitada al pecho de alguien. Ese alguien era Luke. "Que uno de la pareja coloque las manos en la cintura de la otra." Luke lo hizo. "Y el otro ponga las manos en los hombros de su pareja." Lilo unió las manos detrás del cuello de Luke. "Ahora nos movemos así" empezó a dar círculos ella sola, fingiendo que sujetaba a alguien. Movía el pie derecho, luego el izquierdo, dando una vuelta entera. "Probad". Los malignos lo intentaron se oyeron muchos 'au' y 'no me pises!' Pero la mayoría lo consiguió. McGonagall les puso música de vals y les dejó que practicaran. Lilo y Luke se movían sonriendo, se reían cuando uno se equivocaba de paso y sin querer se pisaban, pero pronto le cogieron el tranquillo. "No lo hacemos mal eh?" Preguntó el sonriendo. "No lo haces mal Copper." Luke rió. Después de un largo silencio Lilo volvió a hablar. "Luke, me estaba preguntando si..." ella tragó saliva e inspiró hondo "si te gustaría ir al baile conmigo?" Ella contuvo el aliento, esperando nerviosa su respuesta. "Lilo, lo siento, pero ya tengo pareja." Lilo miró al suelo avergonzada, con los ojos picándole. "Se llama Lilo. La conoces?" Luke sonreía y sus ojos brillaban. Lilo miró hacia sus ojos y le dio una colleja por asustarla, a la que el se quejó con un 'auch!', pero no paró de sonreír. Ella le miró "pero digo en plan cita. O sea como pareja." Luke asintió. "Como novios" dijo en voz baja. "Que has dicho Polti?" Preguntó el picándola, la había oído perfectamente. "Vete al infierno Copper" y le pegó otra colleja. "Señorita Poltergeist, no creo que pegar a su pareja collejas sea un pase del vals. Me equivoco?" La regaño McGonagall. "Claro que no profesora" risitas se oyeron por toda la sala y ella, avergonzada pero riéndose enterró la cabeza en el pecho de Luke.
Salieron de la sala, pero la profesora McGonagall le pidió a Liv que se quedase. Todos miraron a su amiga preocupada, que se había quedado blanca como la cera. Después de unos cinco minutos, Livvy salió. Parecía normal pero estaba pensativa. Le preguntaron que qué había hecho, de que habían hablado, si podía ir al baile y más preguntas similares. "McGonagall quiere que cante en el baile..." todos se quedaron callados, pensando que habían oído mal. "Que?"preguntó Lilo después de un largo silencio. "La profesora McGonagall me ha pedido que cante en el baile. Debió oírme cantar algún día y no sé." "Livvy eso es genial!" Connor la abrazó levantándola del suelo. "Vas a hacerlo verdad?" Luke le preguntó después de abrazarla y felicitarla. "No lo sé. No me gusta mucho cantar en público, solo con la gente con la que tengo confianza. Y además, nunca he cantado con público, no sé si lo haré bien." "Liv, lo vas a hacer como que me apellido Poltergeist" Livvy sacó un poco el labio inferior como hacía cuando se disgustaba. "No sé Lilo. Ya lo decidiré luego.". Leo insistió en ayudarles un poco más con el baile y les enseño unos pocos pasos más, hasta que se tuvieron que ir a prepararse.
Lorelai e Ivonne ya estaban peinadas, vestidas y maquilladas, mientras que Liv y Lilo no tenían nada. Livvy se hacía dos trenzas de raíz invertida, pero cuando llegó a la parte baja del cráneo en vez de seguir las trenzas, se las ató en dos esponjosas coletas. Una vez conseguido el peinado, se puso su vestido, que la quedaba como un guante y resaltaba su figura. Lilo se estaba abrochando la falda y poniéndose la base, un poco todo a la vez, mientras Lorelai la ayudaba. "Ese tono no te va bien con tu piel cariño, usa... este". Cuando terminó de maquillarse, una sombra de ojos azul clara, un pinta labios rosita claro y un poco de rímel y colorete, se recogió el pelo en una semirecogido con dos coletas altas. Se peinó el fleco y se miró en el espejo. Su conjunto la quedaba perfectamente, pero a las coletas les faltaba algo... cogió el rizador de Ivonne y se hizo unas suaves hondas, enmarcando su cara. Miró a Livvy, que se estaba poniendo los tacones azul claro. Se había hecho una sombra de azul cielo,con un pintalabios rosa oscuro y colorete. No se había puesto mucho rímel, ya
tenía las pestañas muy largas y mucho rímel las hacía excesivas. "Estás Lilo? Quedan diez minutos" se había dejado un par de ricitos rubios fuera de la coleta, que se balanceaban cuando hablaba. Lilo asintió y salieron juntas por la puerta.
Se encontraron a Luke y a Connor en la puerta del gran comedor, esperándolas. Todos se dijeron que estaban muy guapos y entraron con su respectiva pareja. Lilo miró a todas las parejas bailando divertidas, y las mesas llenas de ricos aperitivos y deliciosas bebidas. Livvy y Connor se fueron directos a bailar, mientras que ellos recorrieron el comedor con curiosidad. "Quieres bailar?" Preguntó Lilo, el se encogió de hombros y respondió con un 'vale'. Cuando las canciones cambiaron, los cuatro se reunieron delante de la mesa del ponche. Liv se sirvió un vaso de agua y se excusó para ir al baño, dejándolos solo a los tres. Vieron a Leo y a Gloria bailar aunque no parecía muy contento. De repente la música se paró, y todos miraron hacia donde ahora estaba Livvy. "H-hola, soy Livia Spellbody y voy a cantar algunas canciones. Estoy un poco nerviosa así que no me hago responsable de lo que pueda salir" todos rieron. "Le quiero dedicar esta canción a mi novio, la canción que me cantó en nuestra primera cita. Connor... te quiero." El público soltó un 'aaawww' mientras Liv se secaba las lagrimas emocionada. Empezó a sonar 'fly me to the moon' de Frank Sinatra. Al principio se perdía un poco, pero le cogió el ritmo rápidamente. Tenía la voz aguda, así que las partes más graves las cambiaba a tonos más agudos. Cuando terminó la canción, todo el mundo aplaudió entusiasmados, y Lilo juró que había visto a Connor limpiarse una lágrima. Cuando Livvy se volvió a reunir con ellos, Connor la envolvió en un abrazo y la susurró "yo también te quiero princesa" Livvy le besó dulcemente y le propuso que 'salieran a tomar el aire' pero Lilo ya tenía bastante claro que iban a hacer (no, ESO no, querido lector, son muy jóvenes todavía, no creéis?). Lilo y Luke se sentaron en unas sillas, los tacones la estaban matando. Luke la ofreció un vaso de ponche, y ella aceptó agradecida. En cuanto Luke se fue,otra persona ocupó su sitio. "Así que me has dejado tirado por el pringado de Cooper, no?" Lilo jadeó asustada, se había olvidado completamente de Jasón y no había cancelado ir con el. "Jason! Que susto! Eh, siento mucho no haber cancelado, es que estaba ocupada y se me olvidó..."
"Corta las tonterías Lilo" Jason parecía... herido? "Ya da igual." Jason se levantó y se fue, dejando a Lilo sintiéndose culpable. "Que pasa Polti?" "Nada Luke, solo me he mareado un poco" el la tendió el vaso de ponche y la dio un beso en la cabeza "bebe". Livvy y Connor regresaron un rato después, con todo el pintalabios de Livvy manchando los labios de Con. Ella le sonreía y le intentaba quitar el pintalabios con un papel, pero el insistía en darle un pico cada dos segundos, lo que dificultaba la tarea. "Vamos a subir a cantar una canción, os apuntáis?" Luke y Lilo declinaron y vieron como Liv y Connor cantaban una preciosa interpretación de 'if the world was ending' de JP Saxe y Julia Michaels, seguidas de muchas más canciones.
Luke y Lilo habían salido a tomar el aire, y se sentaron en un banco mirando la luna. "Seguro que estás bien tesoro?"
"Es que... Jason últimamente me da mal rollo. Es como muy insistente y un poco agresivo, no sé..."
Luke gruñó. "Lo voy a matar"
"No, no, creo que es mejor evitarle todo lo que podamos" fue acercando la cara a la de Luke. "Eso crees Polti?" El apodo la hizo sonreír, dificultando el beso. Lilo envolvió los brazos detrás del cuello de Luke, y el llevó las manos a su cintura. De repente unos gritos cabreados de alguien les llamaron la atención. "SEÑORITA POLTERGEIST, SEÑORITO COOPER, QUE CREEN QUE ESTÁN HACIENDO?! CINCO PUNTOS MENOS PARA GRYFFINDOR!" Era Snape. Como no.
Sigui se ajustó su largo vestido rojo, del mismo color que sus mechas. Le sonrió a Draco, que le dio un beso tierno en la mejilla. "Estás bien Sig?" Oían a los amigos de su hermana cantar, no lo hacían mal, pero nunca lo admitiría. "Si, estoy bien. Podemos ir a tomar el aire?" Draco la cogió de la mano y la guió hasta el jardín. Empezaron a pasear hasta llegar a un banco de piedra, donde dos personas se besaban. Reconoció el top brillante de su hermana "Mira Draco, es Lilo... tengo una idea..." Sigui sonreía diabólicamente. Buscaron al profesor Snape. "Profesor Snape, hay dos Gryffindors besándose en el banco. No se si podría hacer algo, no se, me da que los Gryffindor casi tienen más puntos que nosotros..." Snape la sonrió. "Tienes razón. No puedo permitir que dos alumnos se besen en mi turno de guardia..."
Colaboración con @gabbyfluffy
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JUAN BAUTISTA 3
En el calor del mediodía, estaba acostado cerca de su pozo y rezando. Entonces pensó en el ángel que se había aparecido a su padre y, al levantar la vista, vio una forma de pie junto a él; Ella no era un ser humano. Era alta y luminosa y sus hermosos rasgos brillaban con luz. Juan se levantó de un salto y juntó las manos frente al mensajero de Dios.
Por fin ¡Por fin llegó el momento en que Dios lo llamó! Y el ángel dice:
"Juan, el SEÑOR cuyo siervo eres, me envía. Prepárate para irte, camina por la tierra que llamas Tierra Prometida y anuncia a Aquel que vendrá después de ti. Prepare los corazones de los seres humanos para recibirlo a Él, quien es nacido de Dios, quien es Él mismo en Dios, el Hijo engendrado en Dios Padre desde la eternidad. Purifica las almas para que Él pueda hacer su entrada. Mira, una gran Luz viene de Arriba, brilla en la oscuridad. Haz tu trabajo para que la oscuridad entienda la Luz. ¡Que tu voz suene sobre el país! Dios mismo estará contigo ".
El ángel desapareció, y Juan agradeció a Dios; Lo glorificó y juró servirle con todas sus fuerzas y al que vendría. Luego se lavó, se vistió, tomó citas y se dirigió al país del que había venido hace mucho tiempo.
Sus extremidades se habían vuelto morenas bajo el sol, su cuerpo era delgado y nudoso, su cabello y barba largos y descuidados. Para toda la ropa, llevaba la piel del animal, sujeto por una cuerda. En ningún momento pensó en todo esto; su alma estaba completamente llena por la eminente misión que finalmente fue autorizado a emprender. ¡Dios lo necesitaba! ¡No había esperado en vano! Cuando se acercó a la habitación humana, ciertas palabras de los salmos llegaron a sus labios.
¿Cuánto tiempo no había visto a seres humanos u oído voces humanas distintas a las suyas? Después de caminar durante casi un día, se encontró con una larga caravana de mercaderes. Hombres de piel oscura caminaban junto a burros muy cargados. Algunos jinetes montados en caballos magros siguieron. Lo detuvieron y se rieron al verlo. Comprendió su reacción y, sin embargo, se sintió un poco triste de que lo primero que encontró fue una burla y otra burla, mientras venía a decirle a los humanos qué era lo más precioso. ¿Seguiría siendo así?
El pensaba que lo que la gente pensaba de él no le molestaba. ¡Pero él era un siervo y un mensajero de Dios! Por amor a su eminente Señor, tuvo que darle más importancia a su apariencia externa. Tan pronto como sea posible, le cortarían la barba y el pelo.
Habiendo tomado esta resolución, continuó su camino y se reunió nuevamente con seres humanos. Esta vez, en lugar de ir en su dirección, lo pasaron en sus caballos rápidos. Ya debían haber oído hablar de él, porque le gritaban:
"¿ Encontraste la caravana de los mercaderes?"
Estaba a punto de responder, pero su garganta y su lengua habían perdido el hábito de hablar. Solo se escucharon ruidos estridentes. Y estas personas también se rieron.
"¿Quién eres, quién pasa por aquí como si fueras un animal, te conviertas en un hombre?"
No esperaron la respuesta y, riéndose y burlándose, continuaron su viaje rápido.
"Tengo que practicar hablar", pensó Juan. "Lo que acaba de suceder no debe volver a suceder; Debo poder responder. "
Comenzó a recitar pasajes de las Sagradas Escrituras en voz alta. Estaba tan absorto en esta ocupación que no se dio cuenta de que la gente estaba cruzando su camino nuevamente.
"¡Mira a este hombre piadoso!", Gritaban. "Su bendición no nos hará daño en nuestro camino".
Se detuvieron y le rogaron que los bendijera. Los miró, asombrado. Había cinco personas allí; Eran judíos honorables, así lo atestiguaba su vestimenta. Indudablemente, se dirigían a los negocios, porque llevaban con dificultad grandes paquetes.
"¿Quién eres?", Preguntaron.
¿Qué debe responder? Quien era el ¿El hijo de Zacarías? No, no miró a estas personas. Tenía que decir lo que era en ese momento. Y sin darse cuenta, estas palabras salieron de su boca:
"Soy una voz del desierto. Vengo a ustedes, humanos, para preparar el camino para Aquel que viene detrás de mí. "
El hombre más distinguido del grupo negó con la cabeza:
"¿El que sirve como precursor no debe ser un príncipe muy rico, o tal vez ha sido atacado en el desierto para robar su ropa?" Estos hombres lo miraron con compasión. "¿Quién es tu maestro?", Preguntaron.
"Mi Maestro es el Dios de Israel, el Señor y el Todopoderoso", declaró solemnemente Juan.
Su voz le estaba obedeciendo otra vez. Vibraba y resonaba en voz alta, profunda y llena como el sonido de una campana.
"Si lo que dices es la verdad", gritó uno de los más jóvenes del grupo, "¡entonces debes decirle al mundo que Dios está viniendo! ¿Cómo será eso? "
" ¿No has oído que alguien vendría a liberar al mundo de sus pecados, de las cadenas de la muerte y el mal? "
Seguramente lo habían oído decir; los sacerdotes leyeron estas palabras en los templos y algunas veces hablaron sobre ellas, pero eso solo sucedería en tiempos lejanos. Entonces, ¿por qué anunciarlo ahora? Además, ya no tenían tiempo para tratar cuestiones de este tipo. Se despidieron amistosamente del hombre piadoso que los había impresionado a pesar de su aspecto peculiar.
Juan siguió su camino; De repente, escuchó que lo estaban llamando.
"¡Escucha, hombre del desierto, permíteme acompañarte!"
"Mi camino va en otra dirección", respondió Juan con dureza.
"Si realmente eres el precursor del Uno por venir", respondió el hombre sin sentirse intimidado, "mi camino ahora irá en la misma dirección que la tuya".
"¿Crees en el Mesías?", Preguntó Juan apresuradamente.
"¡Creo en Él y lo espero!", Respondió el hombre. "Soy el comerciante Asser, de la tribu de Dan, pero me gustaría ser tu sirviente, si me aceptas y me instruyes". "
No necesito un sirviente", replicó Juan. "Pero si quieres escuchar lo que tu alma necesita, puedes recorrer un largo camino conmigo".
"¿Cómo debería llamarte, hombre piadoso?", Preguntó Asser.
"Juan es el nombre que tengo de Dios".
Entonces Juan comenzó a hacerle preguntas a Asser sobre dónde estaba su alma. Este hombre le agradó: era sencillo y creía en Dios, no había estudiado y no sabía las objeciones de los sacerdotes y eruditos. Juan le habló sin restricción de Dios, de Aquél que había de venir y de Su Misión.
Llevaban dos días caminando juntos. Se reunieron con más y más personas, y Juan estaba feliz de tener a Asser a su lado. Gracias a su presencia, la burla y la curiosidad de los hombres disminuyeron, y él, Juan, podía hablar más libremente de lo que llenaba su alma.
"No me envíes de vuelta, Juan", afirmó Asser cuando se acercaron al primer pueblo. "Todavía tengo muchas cosas que aprender de ti, déjame ser tu discípulo. Ya sabes, no estoy desprovisto de recursos. Tengo dinero y objetos de valor, y puedo mantenernos a nosotros mismos. "
" Si quieres seguir aprendiendo, Asser, sé mi discípulo a partir de hoy ", dice Juan. "No necesito dinero ni objetos de valor. Cuanto más restringidas sean mis necesidades, mejor. Pero es solo que no te pierdes nada ".
Y Asser se quedó con Juan hasta que dejó esta Tierra.
En la pequeña ciudad donde llegaron ese día, encontraron una cama para pasar la noche y un hombre que arregló el cabello y la barba de Juan para que no se viera como un salvaje.
Solo entonces Asser percibió la nobleza de los rasgos del hombre que había elegido para su maestro, y se regocijó en ello.
Cuando se levantaron a la mañana siguiente, una multitud empujó frente a la casa donde habían estado alojados. Todos estaban ansiosos por ver al profeta y escuchar lo que tenía que anunciar.
Juan salió, y por primera vez habló frente a la multitud. Su profunda voz llegó lejos, para que todos pudieran escuchar sus palabras con claridad.
"¿Por qué viniste?", Preguntó. "¿Querías ver a un hombre rico o un príncipe? ¿Quería escuchar a un doctor de la ley? No soy nada de eso. Soy una llamada del desierto, una llamada que debe resonar con fuerza en todo el país. Quiero preparar el camino para el Señor, como lo ordenó Dios, cuyo siervo soy. Si escuchas mi voz y actúas de acuerdo con mis palabras, ¡podrás ver al Ungido de Dios! "¿
El Mesías? ¿El que está prometido, el que espera con tanta nostalgia? El asombro se apoderó de los oyentes. ¡Y si fuera la verdad! Si la liberación de la esclavitud del cuerpo y el alma estaba cerca! Presionaron aún más alrededor de Jean.
"¡Habla! ¡Queremos saber más! ¿Cuándo vendrá Él, a quién esperaban nuestros padres? "
" Solo Dios sabe cuándo vendrá ", respondió Juan con gravedad. "Preparadle el camino. Abra su corazón para que Él pueda hacer su entrada a su hogar, sin importar cuándo venga. "
Le pidieron a Juan que se quedara con ellos, pero se sintió presionado a ir más lejos. Le había dicho a estas personas todo lo que necesitaban. Si tomaban en cuenta sus palabras, la salvación vendría a ellos.
Cuando tomó el camino con Asser, dos hombres se unieron a ellos. Habiendo aprendido que Asser se había convertido en su discípulo, querían hacer lo mismo. Juan los escrutó antes de concederles su petición.
Mientras tanto, la fama de sus palabras se había extendido y le precedió. Dondequiera que iba, era esperado por una gran cantidad de personas: personas curiosas que querían ver a este hombre extraño, burlas que se reían fácilmente, personas que habían oído hablar del Mesías y querían saber más. Pero pocas personas querían hacerle preguntas sobre la salvación de sus almas.
Dio instrucciones a sus discípulos para que expulsaran rápidamente a los curiosos y a los burladores, y solo dejaron que otros se acercaran a él.
Durante meses se fue de pueblo en pueblo, de un extremo del país al otro, y un número cada vez mayor de hombres se unieron a él.
Llegó a los alrededores de Jerusalén y se encontró ante una multitud de personas que superaban en número todo lo que había visto hasta entonces. Cuando sus ojos vagaron sobre los cientos de personas apretadas lado a lado, sintió que veía cuerpos sin sobres delante de él.
Y vive cosas horribles. ¿Era posible que tales abismos de pecado pudieran ser revelados? ¿Y fue entre esos seres que el Hijo de Dios iba a venir? ¿Fue allí donde tuvo que vivir y fue a estas personas a quienes tuvo que llevar la salvación? ¡Imposible!
Juan fue agarrado con horror. Comprendió que no era suficiente anunciar a Aquel que vendría. Esto era solo una pequeña parte de su misión. Tuvo que sacar a los humanos de su sueño, para mostrarles sus pecados, a cada uno individualmente, hasta que gritaron con vergüenza.
Luego les anunciaría la salvación y les mostraría cómo ahora podían vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. ¡Tenía que exhortar la penitencia! Esa fue su verdadera misión. Todo en Juan se puso rígido.
"Señor", imploró, "libérame de toda suavidad y lléname de santa ira. ¡Ayúdame a encontrar las palabras que pueden convertir a los pecadores y guiar a los condenados a la penitencia!
Sintió a cambio una ola de fuerza para atravesarla. Los ojos de su mente se abrieron aún más. Cuestionó a un hombre ricamente vestido que estaba separado un poco:
"Escúchame, hombre, te crees rico y, sin embargo, ¡eres tan pobre como un mendigo! ¿Cuánto tiempo quieres seguir viviendo en tus pecados? Se toma pan de viudas y huérfanos para tener abundancia. Los acusarán a todos el día del juicio final. ¡Llorar y rechinar los dientes será tu recompensa! "
El hombre estaba asustado hasta lo más profundo de su alma. Juan vio esto y continuó: "¡Si no haces penitencia, tu alma será condenada a la condenación!",
Su voz sonó amenazante, sus ojos brillaron. El hombre se arrojó a sus pies llorando: "Rabí, ¿qué debo hacer?"
"¿Qué debes hacer? Devolver el bien mal adquirido. Cuida a todos los que robaste. Implora la ayuda de Dios para que tu penitencia tenga éxito. Entonces la paz de Dios, que es mayor que toda razón, penetrará en ti y transformará tu corazón, y el que viene también podrá penetrar en ti ".
Fue para muchos como para este hombre. Primero llegaron con vacilación, luego en una multitud, y Juan sintió que era necesario hacer más. Quería darles un signo tangible, algo que nunca olvidarían de por vida. Recordó el pasaje del profeta concerniente a la purificación de los pecados. Eso es lo que estaba bien! Eso es lo que tenía que hacer.
Por la noche, presentó sus pensamientos a Dios y encontró la confianza que necesitaba para seguir este nuevo camino.
Externamente, él debía lavar a aquellos que venían a él para recordarles que debían limpiar sus almas de sus pecados y pecados.
Fue al Jordán, y la gente vino corriendo en multitudes. Su predicación fue impresionante.
"¡Ya el hacha está en la raíz de los árboles!", Gritó sobre la multitud. "¿Ves el hacha chispeante que es blandida a la orden de Dios? Si no cambias la forma en que lo haces, el filo de la hoja te golpeará, ¡y te dispararán y te quemarán! "
Delicado y grave, y continuó sin rodeos los puso delante de sus pecados.
Muchos de ellos vinieron, arrojándose a sus pies y rogándole que los ayudara, mostrándoles cómo podrían recuperarse y comenzar una nueva vida. Fue entonces cuando descendió a la cintura en las aguas del Jordán. Llamó uno tras otro a los que pedían ayuda. Susurró las palabras que necesitaban y las hundió en el agua.
"Te bautizo con agua, ¡pero el que viene después de mí te bautizará con el Espíritu Santo!"
Estas palabras resonantes resonaron por encima de la multitud de personas que escuchaban con emoción.
Pero de todos los que querían ser bautizados, eran muy pocos los que lo tomaban en serio. Un gran número obedeció a la vaga sensación de que uno siempre podía intentarlo: no podía doler. Cuando Juan vio tales almas delante de él, se enojó.
"¡Tú, raza de víboras!", Gritó. "¿Cuánto tiempo vas a persistir en tus ideas erróneas?"
Algunos hombres se acercaron a él y le preguntaron: "¿Has vuelto Elías?"
"No lo soy", respondió Juan en voz baja. "Pero si Elías estaba aquí en mi lugar, no podría decir nada más que: Haz penitencia, el reino de los cielos está cerca. Sin embargo, no tendrá acceso si no cambia la forma en que hace las cosas. Los doctores de la ley habían oído hablar de jean. No se les ocurrió hacer una conexión entre este predicador singular, que así exhortaba al arrepentimiento, y el hijo erudito de Zacharias, que se había ido y no había oído hablar de eso. Pero este hombre del desierto, a quien la gente llamó el Bautista, podría volverse peligroso. Le enviaron mensajeros a quienes le encargaron que le hicieran las siguientes preguntas: "¿Quién eres? ¿Eres un profeta o un predicador
Los discípulos de Juan primero tuvieron que hacer que los mensajeros fueran un pasaje a través de la multitud, lo cual no era feliz porque temía disturbios. Pero Juan amablemente se reunió con ellos y dijo: "¿A quién buscas?"
"El predicador y el profeta llamado Juan, a quienes la gente llama el Bautista".
"No soy un profeta. Solo soy la voz de un predicador en el desierto. Tengo que llorar incansablemente:. Preguntas por el orden de quien hablo de esta manera. Soy un mensajero de Dios, el Todopoderoso. ¡Me juzgó digno de anunciar Su Reino! "
Asombrado, se miraban unos mensajeros que acababa de hablar. No era ni un hipócrita ni un agitador, era un hombre justo y piadoso.
"Si tan solo tuviéramos algo así", pensaron mientras regresaban a casa.
Juan nunca se había detenido en ninguna parte mientras esta vez en las orillas del Jordán. Aquellos que querían ser bautizados acudían en un número cada vez mayor, pero muchos también acudían a pedir consejo y ayuda en la angustia de sus almas. Donde Juan vio que su petición venía de un corazón sincero, dio. Tantos fueron los que se fueron consolados, consolados y transformados.
Seguirá....
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"La traducción del idioma francés al español puede restar fuerza y luz a las palabras en idioma alemán original ...pido disculpas por ello"
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04 - 02 - 22 (Parte 4)
Cuando era niña no pensaba en ser niño, ni tenía problema con ser niña. Solo a veces era un poco rebelde en cuanto que no me parecían cosas o actividades que se nos atribuían en cuestión de género impuestas por la sociedad (ejemplo: no se a que edad decidí que mi color favorito sería el azul "porque el azul es de los niños", esto aún para cuando era niña, hoy en día obviamente esto ya no importa; y además me gustaba jugar fútbol, de nuevo, porque era un deporte más de niños que de niñas).
Y como sea, irónicamente como ya les he contado antes, en mi familia nuclear, en mi casita, los roles están cambiados y mi madre es la que trabaja y mi padre es el que más o menos nos cuidaba y hacía cosas del hogar; mi madre llega a usar ropa etiquetada como "for men", y entre que necesitaba abrigarme para no enfermarme, algunas veces me vestía como niño, una rara combinación del uniforme para niñas con el pantalón del uniforme para niños debajo de mi falda (y no olvidar la chamarra extra grande que si era para alguien de 11 años de edad me la ponían así yo tuviera 6 años). Así que en realidad nunca fui obligada por completo a cumplir con el estereotipo de niña, ni tenía figuras paternas que cumplieran con el estereotipo de ser "mujer" y "hombre".
Si bien, más adelante cuando empiezo la etapa de la pubertad, es cuando me empieza a desagradar el hecho de ser una niña o de "convertirme en mujer", detesté que mi pecho comenzara a crecer, que sentía que los demás me empezaban a ver en esa zona, que a veces dolía y ya no me dejaba correr libremente como cuando era una niña y otras ocasiones tampoco ni si quiera podía acomodarme para dormir, la ropa ya no me quedaba bien, esas protuberancias comenzaron a deformar a mi hermoso gatito con sombrero en mi playera... Y el broche de oro, la menstruación, estúpida sangre que manchó y mancha mi ropa, afortunadamente no dura tantos días en mi ese proceso y tampoco tengo cólicos como he escuchado otras mujeres los tienen, tan horribles y presentes, pero sin embargo, si los he tenido algunas veces, y hubieron ocasiones en la secundaria que el dolor fue tan insoportable, incluso recuerdo que en un receso me recosté en el pavimento y no me levanté hasta que acabó este, porque en serio que no me podía mover del dolor, cuando conocí el síndrome premenstrual me enojé incluso más, ¿Cómo rayos que me va a doler el cuerpo incluso antes de que este menstruando?, o sea, ya empezaba a aceptar el dolor mientras sangraba porque era una señal de que estaba sana y aun no tendría un hijo a temprana a edad, ¿pero cómo es que entonces ahora duele sin si quiera estar sangrando?, no podía a veces ni si quiera moverme de mi banca, y siempre estuvo el miedo de llegar a manchar mi falda del uniforme (aun este miedo persistirá conmigo hasta con los pantalones de un traje que esté usando en algunos años a futuro cuando sea la gerente de una empresa), me sentía tan incomoda e irritable, sentía que mi olor haría que todos los demás se burlaran de mi, mientras tanto podía ver como mis compañeros varones incluso algunos jugaban con la pelota dentro del salón y reían a carcajadas; los más grotescos hablaban de sus videos o comentarios relacionados con tal acción con fines de placer, mientras yo solo deseaba ir en contra de la naturaleza, ¿para que traeré una nueva vida al mundo en el futuro si la vida no es tan cool? y más si antes de lograrlo tengo que pasar varios años con esta sensación, estos olores, estos miedos, estas manchas.
Y aquí es cuando inicia mi deseo de ser niño, o bueno, adolescente varón, por envidia, por liberación, como sea, me atrevería a intercambiar las cosas por las que estoy pasando a cambio de las que ellos pasan en este tiempo en el que nuestro cuerpo cambia y se está desarrollando. Además, de nuevo, por cuestiones de rol, pero ahora si por experiencias vividas, al parecer mis compañeros y algunos amigos hombres no son tan emocionales como yo, consideran y eligen a sus amigos con más facilidad y rapidez a comparación de cómo yo formo mis amistades, y cuando un amigo se marcha lejos de ellos ya sea porque los cambian de salón o de escuela, al parecer no les importa tanto como a mi, que me la pasaría llorando en secreto por las noches y recordando tanto a mi amiga y extrañándola, y es que se supone que esas emociones son para débiles y yo no quiero demostrar ser débil, las mujeres de mi hogar me han demostrado que no podemos y no debemos serlo, yo quiero ser fuerte y no sufrir, como mis compañeros varones, no quiero extrañar con profundidad, no quiero preocuparme de más, no quiero llorar en secreto, solo no quiero llorar.
No hubiera dejado el fútbol en la infancia, porque si fuera uno de mis compañeros podría jugar todos los días de la semana con el uniforme que usan, y no tendría que esperar solo hasta el día que tocara educación física y eso si nos dejaban jugar, porque de lo contrario solamente debíamos seguir ejercicios repetitivos.
Incluso, si fuera uno de mis compañeros quizá a esa edad de secundaria ya hubiera experimentado lo que es el noviazgo.
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Jueves 1 de julio de 2021 - 02:43hs
Bullying - parte 1
Desde hace muchos años debería tener esto escrito, y aunque ya tenía pensado hacerlo siempre lo pospuse porque me daba paja o porque quizás no quería tener que recordar todo lo que pasé. Aunque irónicamente ya pasaron 10 años y es hasta el día de hoy que de alguna manera me sigue afectado, porque a pesar de que cada vez que vuelvo al psicoanalista voy aprendiendo a convivir con mi pasado, el daño psicológico fue enorme.
Fue alrededor de los 12 años que comenzó mi pubertad y mi vida cambiaría para siempre. Aquel niño tan inocente y feliz que fui no estaba listo para enfrentar los cambios y consecuencias que trae el crecer.
Al llegar al primer año de secundaria (2010) las cosas ya no eran como lo solían ser, ya no se jugaba en los recreos, estaba mal ver dibujitos, todos estaban interesados en conseguir la atención del sexo opuesto y ver quién podía sacar ventaja del otro.
Y ahí estaba yo, quien en el año anterior había logrado algo de popularidad entre el grupo, quien solía ser el gracioso, el alocado, quizás a veces me atrevía a romper alguna regla, pero en el fondo siempre era el chico bueno, alguien que todos querían tener de amigo y cada tanto se llevaba un elogio de alguna chica del salón.
Pero ahora estaba pasando por esa incómoda etapa de mierda llamada pubertad y había algo en mi cara que nadie podía dejar de mirar y señalar, bigotes. También tenía algún que otro grano, dientes separados, pelo largo, era muy flaco, bajito, pero no, de lo único que se reían era de esa pelusa asquerosa que tenía arriba del labio, al menos en ese entonces.
En el primer tiempo en que se burlaban de mí, me enojaba un poco y los insultaba, pero como eso parecía ser lo que los otros querían lograr, opté por ignorarlos y me importó muy poco, realmente no me hacía mucho problema. No recuerdo cuál fue la primera vez ni quién fue el que se burló de mí, ni tampoco recuerdo a nadie en específico, era mas bien algo general, pero siempre eran mis compañeros varones, dejándome expuesto ante las mujeres quienes se reían sin decir nada.
Los meses pasaron y llegué al segundo año de la secundaria. Recuerdo como si fuera ayer esa sensación de extrañeza cuando llegué el primer día, todos estaban algo cambiados, parecían haber crecido mucho ese verano y algunos ya hablaban de salidas, jodas, boliche. De a poco fueron transcurriendo las semanas, las burlas volvieron y fui dándome cuenta de que yo no terminaba de encajar con el resto, sentía que me quedaba afuera de muchas conversaciones, que mis amigos solían reunirse después de la escuela, pero nunca me incluían, solamente solía juntarme con uno solo, pero cuando estábamos en la escuela no era de la misma manera conmigo, no le importaba en lo más mínimo dejarme mal frente al resto.
Las burlas ahora ya no eran solamente por mi bigote, si no por cualquier cosa, porque no me defendía ante los ataques. Yo me sentaba con mi único “amigo” en el último banco de la fila del medio y como los demás varones se sentaban alrededor nuestro, ese solía ser el lugar de reunión de los chicos durante las clases. Obviamente en alguna de esas oportunidades alguien me molestaba con alguna burla y el resto se sumaba, lo único que podía hacer ante esa situación era reírme haciendo de cuenta que no pasaba nada y ellos seguían, entonces me enojaba y trataba de hacer que paren, pero era inútil así que terminaba resignándome y quedándome callado hasta que se cansen o me salve el timbre del recreo. Muchas veces quise responden con violencia física pero simplemente no me animaba, tenía miedo de atacar a uno y que todos se me tiren encima (algo muy poco probable) o tener que pelear fuera de la escuela y que sean todos contra mí.
Las profesoras eran un cero a izquierda, si les pedía ayuda, en ese momento paraban de acosarme, pero 5 minutos después volvían y nadie les decía nada, nunca ninguna profesora me ayudó, todas ignoraban la situación. Era imposible no darse cuenta de lo que pasaba porque todos los días era lo mismo y llegó un punto en que cualquier cosa que decía podía ser motivo de burla y terminé optando por no hablar, había mañanas enteras en que no decía una palabra por miedo a cagarla, mi rendimiento y estado de ánimo decayó. Lo peor era que no solo eran los varones si no las mujeres también, y eso me jodió muchísimo porque la chica que me gustaba en aquel entonces, se me reía en la cara, cosa que luego derivó en mi inseguridad hacia el sexo opuesto.
Mis bigotes ahora eran mas notorios que antes y la mayoría de las burlas recaían sobre eso, me decían “Luigi” o “el Luigi” (por el personaje de los videojuegos). Cuando llegaba a mi casa buscaba el momento de estar solo para usar la máquina de afeitar de mi padre a escondidas, pero él en vez de hablar sobre la situación me retaba, al igual que mi madre, que le derivaba la responsabilidad a él. Además, en las reuniones familiares, mi abuela o mis tíos/as, hacían comentarios sobre mis bigotes y mi papá les hacía seña de que se callen como si yo no estuviera ahí. Por mucho tiempo estuve enojado con él por estar tan ausente en esa etapa de mi vida. Nunca pude entender porque no me dejaba afeitarme, nunca me enseño como hacerlo, ni nunca tuvimos charlas de sexualidad. Solo una vez lo intentó, pero ya era tarde, había aprendido a arreglármelas por mi cuenta.
Ese año fue terrible, realmente a veces tenía ganas de morirme para no tener que soportar lo mismo otro día más. Lo único que me mantenía a flote era expresarme a través de la música que escuchaba y liberar toda la tristeza y la furia que acumulaba día tras día tocando la guitarra.
En ese año igual empecé a juntarme mucho con otro compañero con el que nos conocíamos desde los 4 o 5 años y para el verano llegó a ser un gran amigo, hasta el punto de considerarlo como un hermano. Él estaba en mí mismo año, pero en el otro curso, parecía no importarle demasiado lo que los otros decían de mí.
El tercer año de la secundaria fue más de lo mismo, pero el acoso se hacía mas constante y empezó a expandirse al otro curso o incluso los chicos del año que iba delante de nosotros. Ya tenía oficialmente el estigma del tonto al que todos le hacían bullying. A donde quiera que vaya, en el salón, en los pasillos, en las escaleras, en los recreos, en las clases de ed. Física, siempre alguien me decía “Luigi”, me hacía un comentario de mierda, o me empujaban en el peor de los casos, incluso me hacían bromas por teléfono. Mi mejor amigo nunca participó de nada de eso, pero a veces solía reírse de la situación, quedando en complicidad con los otros, y eso dolía mucho. Así fue como fui dejando de confiar en cualquier signo de amistad por parte de alguien.
Ir a la escuela era un infierno, no hablaba nunca con nadie y empecé a dejar de hablar en mi casa también, me daba vergüenza afrontar lo que estaba pasando y pedir ayuda y sentía que mis viejos tampoco me ayudaban. Creí que no podría soportarlo y más de una vez pensé en el suicidio. Recuerdo sentarme en la cama con los auriculares puestos y mirar un punto fijo en el techo conteniendo las lágrimas, mientras pensaba como hacerlo.
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Ser diferente provoca una revolución social
Recién me despierto y debo realizar la redacción del día. Esto lo hago para practicar la escritura. Digamos que de tanto escribir, vas adquiriendo cierta habilidad que otros no poseen. Por ejemplo, utilizo diferentes conectores y varias oraciones yuxtapuestas. De alguna forma, voy entendiendo mis errores y, aunque no pueda corregirlos, por lo menos sé qué debo preguntarle a una profesora en Lengua. Siempre existe la posibilidad de contratar a una profesora para disipar las dudas.
La escritura no es fácil, igual que el dibujo. Cualquiera escribe y cualquiera dibuja, pero conocer las herramientas necesarias que se utilizan para dominar una habilidad lleva mucho sacrificio.
Por empezar, quería contarte de mi vida en solo una redacción de textos. ¡Imposible! Resumir cincuenta y siete años en unos cuantos párrafos es una locura. Después, pensé en contarte sobre mi primer amor, que fue a los dieciséis años, pero el final resultó tan traumático que preferí no escribirlo; por lo menos, no ahora.
Como ya dije en otras redacciones, yo no soy igual a los demás. ¡No! La gente persigue el dinero, la fama, el éxito, el prestigio. Y todo eso me importa un rábano. Claro, el dinero es necesario para quitarte de encima a todos esos que buscan controlar tu vida; pero destinar toda tu existencia en conseguirlo, y que tu vida gire en torno a acumular dinero, no es mi propósito en la vida.
Para mí, hay otras cosas prioritarias. Todavía sigo con el orden en la casa. Estoy buscando un papel que todavía no lo encontré. Tampoco sé dónde puse el cargador de la computadora. Me di cuenta de que si guardas los objetos en el mismo lugar, inconscientemente los vas a buscar allí, sin pensarlo. En cambio, si los cambias de sitio, tu mente va a tener que trabajar el doble.
Por otro lado, realizo tantas actividades que no logro terminar ninguna. Quiero hacer tantas cosas, pero el tiempo no me lo permite. Por el contrario, escribir es una tarea que la hago todos los días. ¿Te das cuenta? ¿Qué gano de dinero con escribir en mi red social? La gente común vive pensando en hacer dinero para irse de vacaciones; de ese pensamiento no salen. Parece que las personas tuvieran un raviol en el cerebro.
El mundo está loco, vivimos en una sociedad psiquiátrica. Y el cuerdo, el diferente es el observado y perseguido, como así los locos siguen al médico por todo el loquero.
«Ser diferente está bien» es la frase de un cantante que me gusta. Me gusta él como persona. Este año decidí confiar en mí y hacer las cosas a mi manera, pero esta sociedad me limita. Ser diferente, como dice ese cantante, apodado artísticamente «V», es ser uno mismo sin la influencia de los demás. No te das cuenta, pero la carga negativa de otras personas te va demoliendo y perjudicando. Tus metas en la vida distan mucho de lo que la mayoría busca hacerte creer que es importante: hacer dinero para irse de vacaciones.
Cuando trabajaba en una fábrica veía lo mismo, que los operarios, que ganaban una miseria, juntaban todo el año para después gastar el dinero que lograron con sacrificio en sus vacaciones. Yo disfruté más yendo al cine y visitando un famoso centro comercial en Recoleta. Iba y leía, estudiaba, en fin... Y no me gastaba mis pocos ahorros en viajes inútiles. Claro, muchos afirman que la experirncia es única y que vale el sacrificio por lo que te hace sentir. Pero ahí está el punto de ser diferente. Yo les preguntaría: ¿vale la pena juntar todo el año, con mucho sacrificio, dinero para después despilfarrarlo en viajes para apreciar un paisaje? Y eso es ser diferente. Cuando eres distinto piensas. Aunque te dejen entre la gente común, hasta limpiando pisos vas a ser distinto, vas a sobresalir del resto. Y esa va a ser la envidia de los otros. Ayer me puse a pensar en eso, cuando escribí sobre una materia del secundario llamada «mecanografía». Yo tipeaba lento, pero lo hacía como la profesora lo enseñaba. En cambio, los demás tipeaban rápido con un dedo, desobedeciendo a la profesora. Y yo aprendí, gracias a ella, a escribir al tacto. Eso hizo que consiguiera trabajo de «Data Entry» (ingreso de datos) en varias empresas. Tal vez, los mismos que se reían de la profesora y escribían con un dedo, serían los que estaban en la fila conmigo buscando trabajo. Y yo les gané a todos. Y eso es ser diferente. Así como dice el dicho de mi «frutilla» que es el cantante que me gusta. Hasta es apasionante cómo consiguió su lugar en ese grupo de música llamado BTS. Cuentan que él fue acompañando a un amigo y que lo eligieron a él y su amigo quedó fuera.
Ser diferente de los demás es conseguir el odio en otros. Y yo siempre fui diferente y odiada por todos. De hecho, cuando llego al colegio y veo a las mujeres auxiliares que limpian los pisos y me acuerdo que ese trabajo lo hice yo, y sin embargo, hoy enseño Artes Visuales, me doy cuenta de que estudiar no lo hace cualquiera.
Por lo general, los que nos diferenciamos del resto somos personas odiadas, difamadas, pero amadas por otros al mismo tiempo. Sufrimos los dos polos, el amor extremo, como el que padecen los ídolos de la música, tal cual mi «frutilla», como así también el odio extremo, la persecusión y la indiferencia, que también es como un odio oculto.
No sabía de qué redactar, pero comencé escribiendo como si estuviera hablando con alguien. Y eso marca ya una diferencia.
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Aclaración del autor:
El orden de romances no será cronológico por entrada, sino por cómo decida contarlo.
En mi ocio de madrugada (que es cuando llega la añoranza y melancolía), recordé a Fernando; quien a menudo veo su perfil de Facebook, pero fue hasta que vi una foto de él con su actual y desde entonces pareja, que recordé lo que llegué a sentir por él.
Estas anotaciones son con fines personales, por si en algún momento mi memoria falla aún más o que quede como simple vestigio que quizá nadie más lea. Considero que en su momento, lo que hice no fue lo correcto o mejor que pude hacer, pero no me arrepiento de nada que he hecho hasta ahora y las personas con las que he salido, al contrario, considero fueron buenas experiencias y al no haberlas hecho cuando tuve la oportunidad, tendría más arrepentimientos (de los que ya tengo).
Como hoy, ciertos días me llegan flashbacks de situaciones de la nada, así que aquí recopilaré un poco.
I: Fernando
Sin esforzarme mucho, lo primero que recuerdo de él, es que nos pidió poner las bancas en círculo dentro el aula, con motivo de presentarnos. Sí, él fue mi profesor de la universidad. Nos llevábamos unos 4 o 5 años. En ese entonces, yo tenía una relación (en ese momento no tan “mala”) con O. Por lo que aún recuerdo que en mi presentación mencioné entre mis actividades favoritas estaba el pasar tiempo con O. A lo que todos en el salón hicieron mofas, incluso Fernando. (Después siempre mencionaba esta situación y se burlaba de mí).
Cuando lo conocí no sentí particular enamoramiento. Quizá una simple atracción (que suele ocurrirme a menudo), pero por mi cabeza no pasó más.
En esa época había sido elegida como jefa de grupo, situación absurda considerando mi personalidad introvertida. Pero esa razón fue la detonante por la que Fernando me dio su correo para mandarme información de la clase, archivos, etc. Siempre, incluso durante nuestro <romance> me dirigí a él como “usted”, cosa que ahora me da <cringe>. Continuando, recuerdo perfectamente como en los correos me daba instrucciones y yo las escribía en un grupo de Facebook que teníamos del salón de clases.
En algún punto, terminé agregándolo a Facebook gracias al susodicho grupo. No logro recordar el momento exacto, pero comenzaba a gustarme (sí, yo aún en mi relación), y mágicamente, comenzamos a hablar más por Facebook... a mí me emocionaba, siendo que a las demás mujeres de mi salón también les “atraía” Fernando. Me comencé a sentir especial sobre cómo me trataba e hicimos una relación de amistad, más que de maestro-alumno.
Un día, cuando la plática se alargó, me dijo que le gustaba.
¿Yo?, me parecía increíble y aún me asombraba, había pasado la adolescencia siendo prácticamente un ogro para la atención masculina, y ahora, en la universidad, realmente me sentía “atractiva”, parecía un sueño.
Ese momento lo recuerdo tan bien porque me mando un gif* /puesto al final porque no sé ponerlo entre el texto.
¿Y yo?
Le dije que también me gustaba.
Digo, me dejé ir como gorda en tobogán.
En ese momento me empecé a alejar de O. Digo, nuestra relación era forzada para mí, tormentosa y ahora con infidelidad, supongo que al fin puedo verlo así. Porque en ese momento me sentí libre de pecado. Quizá por cómo era la relación misma.
En fin, la primera cita que tuve con Fernando fue a un café que estaba en los portales de la ciudad, era pequeño, yo había ido ahí antes con mis amigos (Melissa y su hermana, o creo que Ángel), entonces lo lleve ahí. Cabe destacar que él no era oriundo de mi ciudad, por lo que siempre me pedía recomendaciones y que yo eligiera dónde ir. Ese día no recuerdo para nada la conversación. Pero puedo recordar que le ponía una servilleta a la botella de cerveza. Me gustaba verlo sonreír y que me llamara “Silvia” para molestarme.
No creo que tuviera mucho tema de conversación, pero aún así creo que simplemente disfrutábamos nuestra compañía.
Me emocionaba verlo, y más en clase. Esperaba con ansias poder encontrarme con él.
Realmente no recuerdo cómo sucedieron las cosas, pero la segunda cita yo me salí de la Universidad una hora antes para esperarlo en un parque que quedaba casi enfrente de la misma, a él le tocaba clase con un salón a lado del mío, por lo que yo solita le dije que me iría a esperarlo desde antes para que pudiéramos vernos. Me dijo que estaba bien, porque sería “raro” si yo me iba con él en su coche desde la Universidad y que no sería correcto si nos veían.
Bajo esa lógica me salí lo más pronto posible y en este enamoramiento me la pasaba de pleito con O, hasta recuerdo que ese día me siguió hasta la puerta de la universidad y yo le dije que tenía que irme, hablaríamos/pelearíamos después. Y recuerdo su cara de frustración.
Lo peor de todo es que NO sentía culpa. Realmente me emocionaba más salir y tener algo que Fernando que lo demás.
Mientras esperaba a Fernando el tiempo transcurría y no lo veía por ningún lado, (y no le llegaban los mensajes), fue después de un largo rato que lo vi a lo lejos en su auto y corrí al encuentro. Me dijo que había dado varias vueltas, pero no me había visto. Yo solo lo miré divertida y realmente sentí ternura cuando vi que traía un tupper entre sus piernas con su “lunch”. Supongo que esos tiempos e incluso ahora no valoro y contemplo el esfuerzo que hacen las personas con responsabilidades y aún velan por mí. Y así como Fernando, siempre espero que estén dispuestos y con tiempo para estar conmigo.
Al final, nuestra “cita” era que él quería elegir una camisa. Y me llevó con él a ello. Al final lo ayudé a elegir una. ~No sé qué tiene Fernando, pero es un toque realmente encantador.~
Al día siguiente recuerdo que le decía piropos de esa camisa, y las demás mujeres confirmaban que se veía increíble. O que estaba muy linda la camisa.
Ese mismo día Fernando me preguntó si los demás sabían algo de lo nuestro o que yo les había dicho. Yo le aseguré que no, que realmente la camisa era bonita. Solo eso. (Y era verdad).
Recuerdo que yo le reclamaba a Fernando por hablar con mis demás compañeras, pero él me decía que era su deber ayudar si tenían dudas (era maestro de After Effects). Todo esto porque una compañera un día alegó que platicaba con él, muy presumida. Y yo sentí celos de la forma que expresó su “amistosa” relación.
Tiempo después, terminé con O. Y yo seguía mis coqueteos con Fernando, incluso un día O estaba enfermo y llegaron sus papás, a mí ni me había importado, porque estaba esperando a Fernando para darle una lechita con empaque de hora de aventura. Recuerdo cómo sonreía, realmente esa sonrisa me recorría el corazón, me encantaba solo con mirarlo.
Un día, de los muchos, me fui a tomar con mis amigos. Recuerdo que Fernando me preguntó por vernos y yo le dije que no. Desde ese día sentí que se enojó un poco.
Pero incluso en las clases continuábamos mirándonos, atrayéndonos. Yo sentía ¿burla? cuando incluso Fernando ayudaba a O y era amable con él, porque pensaba: “lo engañábamos en su cara” “muy buen maestro, pero la pasamos bien, ¿no?”
Un día más llegó alguien.
Él me dijo que una amiga se quedaría en su casa (vivía con su hermana), yo dije que ok. Esa semana se distanció totalmente, no me escribía, no me buscaba. Hasta que cuando tocó clase, llegó con ella. Todos decían que era muy bonita, sí, era delgada.
Ese día teníamos que grabarnos para luego editar esos videos, por lo que formamos equipos y el mío no tenía cámara, por lo que Fernando me dijo que me prestaría su cámara. Para ese momento yo estaba celosa e indignada, así que le respondía cortante y grosera. Pero aún así recuerdo que me dijo que confiaba en mí para que cuidara sus cosas.
Cuando fuimos a grabar traté de actuar con desinterés e hice todas las actividades. Fernando me miraba de reojo, pero siguió con la mujer que había llevado, reían y sonreían juntos. Realmente me sentía enojada. Incluso más porque yo había terminado la relación que tenía ¿para qué? ¿Para esto?
Regresando al salón, recuerdo que le respondí grosero en algo, pero aún así él actuó normal. Saliendo, con mis amigos íbamos a ir a comer gorditas, una actividad que hacíamos a menudo en grupito. Caminando a nuestro destino vimos a Fernando y esa mujer de nuevo juntos. Uno de mis compañeros dijo que era muy bonita y que tenía suerte. Realmente en ese momento me sentí aún peor.
Al pasar los días me volvió escribir y se disculpó. Pero para ese momento yo había regresado a mi relación y comencé a responderle menos. Ya sabía a lo que iba y esa mujer obviamente era su ex, probablemente ya habían regresado y él no me lo había dicho.
No voy a mentir, me puse triste y desquité seguramente el cómo me sentía.
Es cuando pienso ¿quién fue el verdadero monstruo en la relación con O?, si de poner a competir se trata.
Después de un tiempo, volvimos a hablar y acordamos otra salida.
La cita era en el cine, veríamos una película de James Bond. En ese momento yo tenía clases por la tarde, y yo en serio era muy ñoña y me preocupaban las faltas; ya que una sola falta podría significar que me quedaría en un 9 o peor, un 8. Y ¿no exentar la materia? No es algo que ningún hombre valía. Por lo que, si duraba más la película, me saldría corriendo.
Lo esperé con mi hermana y su novio, así que los saludó cuando llegó. Yo me sentí contenta, porque mi hermana más tarde me diría que era guapo.
Al inicio, recuerdo que dijo que me podría besar sin abrir la boca o alguna analogía que no entendí para nada y lo único que hice fue besarlo. Nos besamos y me sentí volada. Había olvidado todo el contexto, lo que había pasado y podría pasar. Me sentí feliz como nunca y vi la película con él. O bueno, casi toda, porque mi profecía se cumplió y tuve que salirme corriendo. Él me miró con burla, supongo que era algo decepcionante para él que yo fuera una estudiante.
Después de eso, las cosas no mejoraron, al contrario. Dejó de dar clases en mi universidad y solo iba de vez en cuando, ya no platicábamos tanto. Las cosas se disolvieron y yo le dediqué varios escritos de desamor. Siempre he sido así de cínica, víctima de situaciones, pero que niega su realidad. O bueno, que está siendo infiel.
Finalmente él abiertamente regresó a su relación y yo hice lo mismo. La última vez que nos vimos es cuando me pidió que le llevara una usb. Yo realmente, REALMENTE creí que era para vernos y tener otra cita, me arreglé e hice todo para verme bien. Pero cuando llegué estaba con su prima y literalmente solo le di la usb y se fue. Me quedé en blanco. Decepcionada y con ganas de llorar. Lo único brillante que mi mente dijo, fue que tomara un camión y fuera a la casa de O. Necesitaba amor y saber que no era una tonta, que alguien me quería.
Después de ese día fueron mínimas las veces que volvimos a hablar, solo me preguntaba por lugares y una vez fue por uno de repostería (que su novia hacía pasteles).
La última vez que me habló fue hace un año (2020), literal había peleado con su novia y según él estaban separados. Yo igual estaba soltera, por lo que le pasé mi número y le dije que si volvía a mi ciudad me hablara. Me respondió que seguro estaba ocupada con trabajo y ya no le dije nada. Desde entonces todo se acabó.
Recuerdo también que nos seguimos en Instagram en algún punto, pero después de un tiempo me dejó de seguir y yo lo hice también.
Fernando siempre será alguien mágico, que si vuelve, seguramente querré ver su sonrisa otra vez.
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Capítulo 5: Cuidado
¿Qué debía hacer? ¿Gritar? ¿Alertar a todos los de su casa? Por alguna razón tenía ganas de llorar. No sonaba al mejor inicio de año. Las figuras frente a él comenzaron a reírse primero en voz baja, después de forma escandalosa, ambas personas revelaron su identidad.
— ¡Tae! ¡Jimin! ¡Chicos, casi me matan del susto!
Ambos leones reían con todas sus fuerzas. Tae fue el primero en hablar.
— ¡Debiste ver tu rostro! ¡Estabas a punto de llorar!
Kook se unió a las risas de ambos, se sentía aliviado, al menos no le iban a patear el trasero el primer día de clases. Las carcajadas poco a poco empezaron a cesar, Jimin puso el brazo derecho sobre el hombro derecho de Kook.
— Así que ahora tenemos un amigo serpiente ¿Eh?
El rostro de Kook se tornó serio.
— Así parece... Hablé con el sombrero pero no le importó mi opinión ¡Le dije que quería ser un Gryffindor como ustedes! Pero empezó a decir cosas sobre la familia y asentí, es decir, amo a mi familia... Yo... ¿No están molestos conmigo?
Tae y Jimin se miraron sorprendidos, sonriendo inmediatamente después. Agradecía tanto haber conocido a Jimin, parecía que siempre sabía que decir.
— Kook... No podríamos estar molestos por la casa en la que estés, sabemos que lo harás bien en donde sea. Somos tus amigos, no nos molestaríamos por algo así, el sombrero toma sus decisiones por algo y estoy seguro que vio algo en ti para brindarle a esa casa.
Tae alborotó un poco su cabello.
— Sí, es bueno que hayas quedado en esa casa ¡Al fin alguien de esos aburridos me cae bien! Y no dejaremos que te vuelvas aburrido como los demás. Jimin y yo conocemos un montón se pasadizos en el castillo, lugares geniales para visitar ¡Podríamos dar una vuelta al bosque prohibido de vez en cuanto! No le creas a McGonagall sobre lo peligroso que es, son puras calumnias.
— Yo no creo que sea así.
Una voz desconocida se había unido a la conversación, la sonrisa de los tres desapareció de pronto. Entre la oscuridad se podía observar una silueta que poco a poco salía a la luz. Era el mismo chico del tren, el de uniforme verde. Tae sonrió y fue hacía él.
— Yoongi, querido amigo, ven aquí, únete a la conversación.
El mayor mantenía un semblante serio y apartó el brazo de Taehyung de su cuerpo.
— Te he dicho muchas veces que no soy tu amigo. Vengo por el estudiante que han secuestrado.
— Vamos, Yoongi, secuestro suena muy serio, solamente queríamos platicar un poco con él antes de que ustedes lo llenen de sus ideas extrañas.
Yoongi rió sarcásticamente, Kook no podía estar más asustado, ese chico daba miedo, no parecía una mala persona pero... Parecía que lo mejor era no meterse con él.
— Nuestras ideas extrañas mantienen a los de nuestra casa a salvo. Kook, vámonos.
Kook tragó saliva, parecía que el mayor sabía su nombre. Jimin observaba la escena sin hacer mucho, soltó a Kook y le sonrió asintiendo, una señal de que podía irse. Taehyung no parecía pensar lo mismo.
— Vamos, Yoongi, no arruines la diversión, solamente intentamos que el chico se sienta en casa, no estábamos haciendo nada malo.
Yoongi parecía comenzar a molestarse, su respiración comenzaba a oírse más pesada. Kook se acercó a Taehyung dando una palmadita en su hombro, señal de que se iría para no causar más problemas. El mayor no pudo guardar silencio.
— No me interesa lo que creas que estás haciendo por él, Taehyung, te prometo que en Slytherin nos aseguraremos de que se sienta en casa y conozca el lugar de forma inteligente. Si de verdad quieren ser sus amigos, manténgalo alejado de problemas, no lo lleven a ellos, no le puedo prohibir que se acerque a ustedes pero demuestren que saben ser buenos amigos.
— Sabemos lo que es ser buenos amigos, no te preocupes Yoongi. — Jimin intervino en la conversación, su semblante era oscuro, se notaba molestia en sus palabras. — Kook, ve con cuidado ¿De acuerdo?
Kook asintió con la cabeza baja. Yoongi lo tomó de los hombros suavemente.
— Slytherin lo cuidará bien, no se preocupen por él. Ahora vayan a su sala común a ocuparse de sus propios "cachorros".
El ambiente era tenso, se podía cortar la tensión con un cuchillo. Jimin tomó a Tae por los hombres jalándolo a su sala común, los ojos de Tae y Yoongi no se despegaban, parecía que querían jurarse la guerra con la mirada. Jimin lo jalaba con fuerza hasta que ambos leones desaparecieron de la escena. Yoongi carraspeó.
— Ahora tú y yo vayamos a donde, se supone, deberíamos estar.
El camino a las habitaciones de Slytherin fue muy callado, no sabía si debía pedir perdón, Yoongi tampoco decía mucho, de vez en cuando saludaba a chicos que se encontraban por los pasillos y... ¿Sonreía? Hacía una mueca parecida a una sonrisa. Llegaron a la entrada de la sala común en poco tiempo, los chicos de primero recién entraban, Kook quería seguirlos pero Yoongi lo detuvo.
— Lamento lo que paso hace algunos momentos, soy una persona que sigue las reglas y es necesario que los chicos de primero permanezcan juntos. Por ejemplo ahora te has perdido de la información de la entrada a la sala común, debes decir una contraseña.
El mayor carraspeó y esperó a que la puerta se cerrara para acercarse con Kook a ella.
— Ironbelly.
Al decir esto, la puerta de piedra se abrió poco a poco. Yoongi le indicó que entrara, entregándole un papel que tenía escrita la palabra que acababa de decir. Estaba escrita en coreano y debajo la pronunciación correcta en inglés. Estaba tan confundido, no sabía cómo sentirse respecto a Yoongi, tal vez solo era necesario no meterse con él.
La sala común era muy diferente a como se la había imaginado, en realidad solamente tenía la referencia de la sala común de Gryffindor, pero vaya que era muy distinta a como lo había pensado. El lugar estaba iluminado por lámparas de techo de color verde y un espacio para sentarse con sillones de cuero negro, además un espacio con sillas y mesas de madera tallada cubiertas de elaborados manteles, no pudo evitar abrir un poco los labios de la impresión. El lugar se sentía frío por alguna razón, parecía que la sensación térmica había bajado.
Los chicos de los últimos grados les indicaban que tomaran asiento, parecían ser personas agradables contrario a los rumores que todos habían esparcido por todo el castillo. Kook tomó asiento aun mirando todo lo que le rodeaba. Algunos chicos pasaron al frente y todo quedó en silencio.
— Buenas noches, chicos y chicas, soy la prefecta Olivia Farley de séptimo año y me complace darles la bienvenida a la casa Slytherin.
Nuestro emblema es la serpiente, la más inteligente de todas las criaturas. Los colores de nuestra casa son el verde esmeralda y el plateado. Nuestra sala común es la más preciosa del castillo, a mi parecer, tal vez la noche o la miopía no les permitió ver pero las ventanas de nuestra sala común dan a las profundidades del Lago Negro. A menudo vemos al calamar gigante nadando rápidamente y, a veces, criaturas aún más interesantes. Nos gusta pensar que nuestro lugar de reunión tiene el aura de un misterioso barco hundido. —
Kook levantó su cabeza un poco al igual que un par de chicos intentando buscar a alguna de las criaturas que la chica había dicho, algunas siluetas podían ser percibidas pero no eran lo suficientemente claras por la oscuridad.
— Esta reunión es importante para nosotros, los mayores, porque sabemos que corren rumores en el castillo sobre lo que somos y lo que no somos. Puede que hayan oído rumores sobre la casa de Slytherin, que todos estamos interesados en las Artes Oscuras y que solo hablaremos contigo si tu tatarabuelo era un mago famoso, y tonterías como esa. Bueno, no tienen que creer todo lo que oyen de las otras casas. No niego que hemos producido una buena cantidad de magos oscuros, pero también lo han hecho las otras tres casas, solo que no les gusta admitirlo.
Siguiendo con la deconstrucción de los mitos, sí, tradicionalmente hemos tendido a recibir estudiantes que venían de largas líneas de brujas y magos, pero hoy en día hay mucha gente en la casa Slytherin que tiene al menos un padre muggle, así que no teman.
¿Qué sí es Slytherin? ¡La casa más genial y fantástica de este colegio! Jugamos para ganar, porque nos preocupamos por el honor y las tradiciones de Slytherin. También contamos con el respeto de nuestros compañeros. Aunque claro, parte de ese respeto puede estar un poco mezclado con miedo, por nuestra reputación de lado oscuro, pero ¿saben qué? También puede ser divertido tener la reputación de ir un poco por el lado un tanto salvaje. ¿Me equivoco Yoongi? —
Los mayores estallaron en risas, Yoongi también rió un poco encogiendo sus hombros
— Vamos, Oli, solamente cumplo con mi trabajo de mantener a todos a salvo. No me teman, chicos, no deberían si cumplen las reglas. Como consejo para que los chicos no se metan con ustedes tiren un par de indirectas sobre su acceso a una amplia colección de maldiciones y a ver si alguien se atreve a meterse con ustedes. —
Las risas cesaron lentamente, los menores comenzaron a reír un poco. Kook empezaba a relajarse. No todo podía ser tan malo, los prefectos se veían agradables... Yoongi también. Olivia retomó la palabra.
— Pero no somos mala gente. Somos como nuestro emblema, la serpiente: elegantes, poderosos y frecuentemente incomprendidos. Algunos de ustedes pueden preguntarse ¿Por qué Slytherin? ¿Por qué el sombrero me enviaría aquí? Y les tengo la respuesta ¿Saben lo que Salazar Slytherin buscaba en su estudiantes elegidos? Grandeza. Han sido elegidos para esta casa porque tienen el potencial de ser grande en el verdadero sentido de la palabra. Si el Sombrero Seleccionador los puso aquí, hay algo grande en ustedes, así que no lo olviden.
Ah, sí, tal vez se percataron de una presencia en nuestra mesa durante la cena. El fantasma de nuestra casa es el Barón Sanguinario. Si le caes bien, a veces te hará el favor de asustar a la gente por ti. Pero no le preguntes como se manchó de sangre, no le gusta.
La contraseña para la sala común cambia cada dos semanas. Échenle un ojo al tablón de anuncios de vez en cuando. Nunca traigan a nadie de otra casa a nuestra sala común, ni les digan nuestra contraseña. Ningún extraño ha entrado en la casa durante más de setecientos años. Estoy segura de que les gustarán nuestros dormitorios. Dormimos en antiguas camas con dosel y cortinas de seda verde, y las colchas están bordadas con hilo de plata. Tapices medievales mostrando las aventuras de famosos Slytherin cubren las paredes y lámparas de plata cuelgan de los techos. Dormirán bien, escuchar las aguas del lago golpeando las ventanas por la noche es muy relajante.
Por último, antes de que puedan retirarse a sus dormitorios, nosotros los Slytherin cuidamos de los nuestros, somos como hermanos. Además de ser el mayor grupo de nerds que hayas conocido jamás, nos preocupan nuestras calificaciones y a menudo tenemos las mejores de todo el castillo. Los corredores de Hogwarts pueden esconder muchas sorpresas para los que no estén preparados, y les alegrará tener a las Serpientes a su lado mientras recorren los pasillos del colegio. En lo que nos concierne, una vez que te hayas convertido en serpiente, eres uno de nosotros, uno de la élite. Es por eso que tendrán a un "tutor" esta primera semana, han ingresado 18 nuevas serpientes y somos 6 prefectos, en el tablón de anuncios encontrarán quien será el tutor que les ayudará a no perderse, las reglas de la escuela y les ayudará a sentirse en casa ¡Bienvenidos! —
La sala común estalló en aplausos y todos comenzaron a levantarse. Kook se sentía un poco abrumado por toda la información que acababa de recibir, suspiró ¿Estarían molestos Tae y Jimin? ¿Quién sería su tutor? Todos parecían ser amables y... Ahora todos esos chicos eran sus "hermanos" ¿No?
Se acercó al tablero de anuncios y revisó cada una de las listas. No lograba leer su nombre.
Lista de Min Yoongi... Jacob Andrews, Roy Bluebell y Jeon Jung-Kook. Suspiró de nuevo. Debajo de la lista había una nota:
"Nos vemos a las 07:30 a.m. en el Gran Comedor para desayunar y conocernos mejor. No lleguen tarde.
Min Yoongi."
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«Hijos del mar», Edwidge Danticat.
Dicen que más allá de las montañas hay más montañas. Ahora sé que es verdad. Sé también que hay aguas eternas, mares infinitos, y mucha gente cuyo nombre a nadie importa. Miro hacia el cielo y te veo allí. Te veo llorar como un caracol aplastado, como lloraste cuando te ayudé a arrancar tu primer diente. Sí, te quería entonces. No sé por qué, cuando te miraba pensaba en hormigas rojas, ardientes. Quería que me clavaras las uñas y me dejaras sin sangre. No sé cuánto tiempo estaremos en el mar. En este pequeño barco hay conmigo otras treinta y seis almas desertoras. Llevamos como velas unas sábanas que ondean llenas de manchas de un rojo brillante.
Cuando subí a bordo, me pareció poder oler todavía el semen y la inocencia perdida de aquellas sábanas. Levanto los ojos y pienso en ti y en cuantas veces te resististe. A veces parecía que lo desearas, pero siempre supe que querías que te respetase. Pensabas que te estaba poniendo a prueba, cuando lo único que yo deseaba era estar cerca de ti. Pero tal vez tengas tú razón. Fantaseo demasiado. Me temo que voy a tener pesadillas cuando nos adentremos en el mar. Odio de veras tener todo el día el sol en la cara. Si volvemos a encontrarnos, verás lo moreno que estoy.
Ahora que me he ido, seguro que tu padre te casa con alguien. Hagas lo que hagas, no te cases con un soldado, por favor. Casi no son humanos. Haiti est comme tu l’as laissé. sí, exactamente igual a como lo dejaste. balas día y noche. el mismo agujero. todo igual. estoy cansada de todo esto, me irrita y me pone de mal humor. paso las horas persiguiendo cucarachas por la casa. las aplasto con el talón. me vuelven loca, todo me vuelve loca, estoy encerrada el día entero. cerraron las escuelas cuando el ejército tomó el control. nadie menciona el nombre del antiguo presidente. papá quemó los carteles y las viejas insignias de la campaña. mamá enterró sus insignias en un agujero, detrás de la casa. ella cree que quizás vuelva, dice que entonces las desenterrará. nadie sale de su casa. nadie. papá quiere que tire las cintas de tu programa de radio. rompí algunas cintas de música, pero todavía tengo tu voz, doy gracias a dios de que te marcharas a tiempo. los otros jóvenes de la federación han desaparecido. nadie ha oído nada de ellos, creo que deben de estar en la cárcel. tal vez estén todos muertos. papá se preocupa un poco por ti. no te odia tanto como tú crees. el otro día le oí preguntarle a mamá, ¿crees que el chico está muerto? mamá dijo que no lo sabía. creo que él siente haberse portado tan mal contigo. ya no dibujo mis mariposas porque ni siquiera me apetece ver el sol. en cambio, mamá dice que las mariposas pueden traer noticias, las de colores claros traen buenas noticias y las negras nos avisan de la muerte. nosotros tenemos toda la vida por delante. solías decirlo, ¿recuerdas?, pero entonces las cosas eran muy distintas. Hay una chica embarazada a bordo. Debe de tener nuestra misma edad. Diecinueve o veinte años. Tiene el rostro cubierto por unas cicatrices que parecen heridas de navaja. Es bajita y habla con un sonsonete que me recuerda a los aldeanos del norte. La mayor parte de la gente del barco es mucho mayor que yo. He oído decir que muchos de estos barcos llevan a bordo niños pequeños. Me alegro de que éste no. Creo que me rompería el corazón ver todos los días a un niño o a una niña en mitad de este mar, recordándome con su cara inexpresiva el desesperado futuro de nuestro país. Bastante duro es ya para los adultos. Bastante duro es para mí.
Antes de tener que estudiar tanto para los exámenes de la universidad, solía leer mucho sobre América. Estoy intentando recordar si leí algo sobre Miami. Hace sol. Allí no nieva como en otras partes de América. No puedo decir con exactitud a qué distancia estamos. No creo que estemos muy lejos de nuestra costa. En el mar no hay fronteras. Todo parece una misma cosa. Ni siquiera puedo decir si vamos a caer por el borde de la tierra. Tal vez el mundo sea plano y nosotros vayamos a descubrirlo. Como los navegantes de antaño. No soy muy religioso, ya lo sabes. A pesar de ello rezo todas las noches para que no nos encontremos con una tormenta. Cuando consigo dormir, sueño que un huracán nos atrapa, y luego otro, y otro. Sueño que viene un viento del cielo y nos reclama el mar. Y nos hundimos en él y nadie vuelve a saber nunca de nosotros.
Ahora acepto mejor la idea de morir. No es que la haya aceptado por completo, pero soy consciente de que puede suceder. No me interpretes mal. No quiero ser un mártir. Un muerto no sirve para nada. Pero si la muerte viene, sé que no puedo gritarle y decirle que se vaya.
Espero que otro grupo de jóvenes pueda hacer el programa de radio. Durante mucho tiempo ese programa fue toda mi vida. Estuvo muy bien tener una radio como aquélla, donde podíamos hablar de lo que queríamos del gobierno, de lo que queríamos para el futuro de nuestro país.
Hay muchos protestantes en este barco. Muchos de ellos creen ser Job o los Hijos de Israel. Parece como si esperaran que alguien bajara del cielo y abriera el mar para nosotros. Dicen que el Señor es quien da y que el Señor es quien quita. Nunca me ha sido dado mucho. ¿Qué podrían quitarme? Si pudiera matar. Si supiera magia wanga, los borraría de la faz de la tierra, hoy han disparado a un grupo de estudiantes delante de la cárcel de fort dimanche. se estaban manifestando por los cuerpos de los seis de la radio. así es como os llaman, los seis de la radio, tenéis un nombre. tenéis una reputación. mucha gente cree que estáis muertos como los otros. quieren que les devuelvan los cuerpos a las familias, esta tarde, el ejército dio por fin algunos cuerpos. les dijeron a las familias que fueran a buscarlos a las salas de indigentes del depósito. nuestra vecina la señora roger volvió a casa con poco más que la cabeza de su hijo. en realidad, sólo con su cabeza. en el depósito le dijeron que un coche le había atropellado y había arrancado la cabeza del cuerpo. cuando la señora roger fue al depósito, le dieron la cabeza. antes de que la viéramos nosotros, había estado paseando la cabeza por todo port-au-prince. sólo para mostrar lo que le habían hecho a su hijo. los macoutes se reían de ella desde las casas. le preguntaron si aquello era su cena. hicieron falta diez personas para evitar que saltara sobre ellos, la hubieran matado, los muy perros. nunca más saldré de casa. ni siquiera al patio para respirar. siempre te están vigilando, como buitres. por las noches no puedo dormir. cuento las balas en la oscuridad, me pregunto si es verdad. ¿pudiste realmente marcharte? me gustaría que hubiera algún modo de estar segura de ello. sí, lo haré. seguiré escribiéndote tal como te prometí. lo odio, pero seguiré escribiendo. sigue haciéndolo tú también, ¿vale?, y cuando nos volvamos a ver, parecerá que no hayamos perdido el tiempo. Hoy ha sido, en verdad, nuestro primer día en el mar. Todo el mundo vomitaba con cada balanceo del barco. Las caras que me rodean tienen ya ese color tostado por el sol. «Ahora no nos confundirán con los cubanos», dijo un hombre. Pero algunos cubanos también son negros. El hombre dijo que él estuvo una vez en un barco con un grupo de cubanos. Su barco se había detenido para recoger a los cubanos en una isla cerca de las Bahamas. Cuando los guardacostas se toparon con ellos, llevaron a los cubanos a Miami y a él lo mandaron de vuelta a Haití. Esta vez se había embarcado con papeles y documentos que mostraban que era perseguido por la policía de Haití. Además, por si quedaba alguna duda, tenía una pierna rota.
Una señora mayor tuvo una insolación y se desmayó. La reanimé mojándole los labios con agua salada. Durante el día llega a hacer mucho calor. Por la noche, hace mucho frío. Como no hay espejos, nos miramos las caras los unos a los otros para ver lo débiles y enfermos que empezamos a estar.
Algunas de las mujeres cantan y cuentan historias a los demás para evitar los vómitos. Entre tanto, yo miro el mar. Por la noche, el cielo y el mar se unen. Las estrellas parecen inmensas y cercanas. Se reflejan y brillan en el mar. A veces creo que puedo alargar la mano y coger una del cielo, como si fuera un fruto del árbol del pan o una calabaza o cualquier cosa que nos pudiera servir en este viaje.
Cuando cantamos Querido Haití, no hay otro lugar como tú. Tuve que dejarte antes de poder entenderte, algunas de las mujeres lloran. A veces, quisiera detener la canción y ponerme a llorar yo también. Para esconder las lágrimas simulo tener náuseas, por el olor del mar. Ahora ya no canto nunca con ellos. Probablemente tú no sepas mucho de esto, porque tu padre siempre te ha vigilado de cerca, en tu casa tan protegida con tu gentilísima madre. No, no me río de ti por ello. Si algo siento, es envidia. De haber sido chica, tal vez me hubiera quedado en casa en lugar de salir a politiquear y a meterme en problemas. Cuando llevas un par de días en el mar, huele como todo el pescado que te has comido, todos los cangrejos que has cazado, todas las medusas que te han picado las piernas. Estoy harto de este olor. También estoy harto de cómo empieza a oler la gente del barco. No sé cómo lo soporta Célianne, la chica embarazada. Está todo el tiempo con la mirada perdida en la distancia, frotándose la barriga.
Nunca la he visto comer. A veces las otras mujeres le ofrecen un pedazo de pan y lo coge, porque ella no tiene comida. No puedo evitar pensar que el niño nacerá en cuanto ella no pueda resistir el hambre.
La otra noche nos despertó con sus gritos. Creí que le dolía el estómago. Empezó a entrar agua en el barco por un agujero que estaba donde ella dormía. Hay una grieta a popa que parece que vaya a romper el barco en dos si crece. El capitán nos apartó y tapó el agujero con brea. Todos empezaron a preguntarle si todo iba bien, si todo acabaría bien. Él dijo que esperaba que los guardacostas nos encontraran pronto.
Uno no puede irse a dormir después de esto. Así que todos nos pusimos a mirar la brea a la luz de la luna. Estuvimos así hasta que amaneció. No puedo evitar preguntarme cuánto tiempo va a resistir la brea. Papá encontró tus cintas, empezó a gritarme y a preguntarme si estaba loca, sólo espera que levanten la prohibición de la gasolina para marcharnos de la ciudad, estos días no deja de molestarme porque no puede salir y conducir su furgoneta. todas las fábricas norteamericanas están cerradas. siguió gritándome por lo de las cintas. me llamó egoísta y me preguntó si había visto u oído lo que les había pasado a las putas busconas como yo. le respondí que yo no era una puta. no tenía ningún derecho a decirme eso. me empujó contra la pared por haberle faltado al respeto, me escupió en la cara. me gustaría que los macoutes le mataran. me gustaría que le alcanzara una bala, para que viéramos lo asustado que en realidad está. yo no eché a tu estúpido alborotador. me eché a gritar, sí, fuiste tú. fuiste tú, cerdo inmundo, no sé por qué dije esto. me dio una bofetada y siguió golpeándome hasta que llegó mamá y me apartó de él. me gustaría que una de esas balas me diera a mí. La brea aguanta bien por el momento. Han pasado dos días y no hay escapes. Sí, definitivamente soy africano. Ya soy más oscuro que tu padre. Quise comprarle un sombrero de paja a una de las señoras, pero no me lo quiso vender por las dos últimas gourdes que tenía sueltas. ¿Crees que tu dinero sirve para algo aquí?, me preguntó. A veces olvido dónde estoy. Si sigo tan abstraído, acabaré saliendo del barco como quien va a dar un paseo. La otra noche soñé que moría e iba al cielo. Aquel cielo no era como yo lo imaginaba. Estaba en el fondo del mar. Había estrellas marinas y sirenas a mi alrededor. Las sirenas bailaban y cantaban en latín, como los curas en la catedral durante la misa. Tú estabas allí conmigo, en el fondo del mar. Estabas con tu familia, a un lado. Tu padre se comportaba como si estuviera mejor que nadie y se ponía en la entrada de una cueva, delante de ti, para que yo no pudiera verte. Yo intentaba hablarte, pero cada vez que abría la boca no salían de ella más que burbujas. Ningún sonido. Ahora se dedican a esto. si entran en una casa y encuentran a una madre y a su hijo, les apuntan con una pistola a la cabeza y hacen que el hijo se acueste con su madre. si se trata de una hija y su padre, hacen lo mismo. algunas noches papá duerme en casa de su hermano, el tío pressoir. el tío pressoir duerme en nuestra casa, por si acaso llegan, así papá no tendría que acostarse conmigo. sino que sería el tío pressoir quien lo hiciera, y eso no sería tan malo, conocemos a una chica que tuvo un hijo de su propio padre, y esto es lo que papá no quiere que ocurra, aunque le cueste la vida. todavía no se puede comprar gasolina. si no, ya estaríamos en ville rose. papá tiene un amigo que va a conseguirle gasolina de un soldado, tan pronto como tengamos gasolina, cogeremos la furgoneta y nos dirigiremos rápidamente hacia la civilización, así es como papá lo dice, civilización. dice que las cosas no van tan mal en las provincias. yo todavía no le dirijo la palabra. no creo que vuelva a hacerlo nunca. mamá dice que no es culpa suya. que está tratando de protegernos. él no puede protegernos, sólo dios puede protegernos. los soldados pueden venir y hacer con nosotros lo que quieran. esto hace que papá se sienta débil, dice mamá. se enfada cuando se siente débil. ¿por qué iba a estar enfadado conmigo? yo no soy uno de esos cerdos de las pistolas. mamá me preguntó qué te había pasado. dijo que vio a tus padres antes de que se fueran a las provincias, no le quisieron decir nada. yo le dije que te habías ido en barco después de que asaltaran la emisora de radio. habías escapado y te habías embarcado hacia dios sabe dónde. ese chico será un buen hombre, dijo, listo como el hambre. pasó los exámenes de la universidad un año antes que cualquiera de los de aquí. mamá respeta a la gente ambiciosa. dijo que papá no te quería para mí porque no parecía que pudieras ofrecerme algo que ellos no me pudieran dar. quiere que encuentre un hombre que me sea de provecho, alguien que vaya a darme más de lo que ahora tengo. a una chica ya no le basta ser bonita. no tenemos buenos contactos con la alta sociedad. el tipo de hombre que papá quiere para mí no tiene nada que ver conmigo. todo lo que uno puede esperar es un poco de amor, dice mamá, tan poco como una gota en un vaso si te conformas con ello, o una catarata, un río, si es eso lo que necesitas. no tenemos contactos con la alta sociedad, dice, pero tú eres una chica con estudios. lo que ella llama tener estudios no es mucho, de todos modos. van a anunciar los resultados de los exámenes de la universidad por la radio la semana que viene. entonces sabré si has aprobado. escucharé tu nombre. Pasamos el día de ayer contando cuentos. Uno dice ¿Krik?, y tú respondes ¡Krak! Podría contarte muchas historias, te dicen, y luego te las cuentan, pero más que nada las cuentan para sí mismos. A veces parece que hayamos pasado más años en el mar que en tierra. El sol sale y se pone. Así es como sabemos que ha pasado un día. Siento como si estuviéramos navegando hacia África. Quizás iremos a Guinin, a vivir con los espíritus, con aquellos que vivieron y murieron antes que nosotros. Seguramente nos expulsarían de allí también. Alguien tiene un transistor y a veces escuchamos la radio de las Bahamas. En las Bahamas tratan a los haitianos como a los perros, dice una mujer. Para ellos, no somos humanos. A pesar de que su música suena como la nuestra. De que se parecen a nosotros. A pesar de que nuestros padres son los mismos africanos que cruzaron juntos este mismo mar.
¿Quieres saber cómo va la gente al baño en este barco? Seguramente, del mismo modo en que lo hacían en aquellos barcos de esclavos hace muchos años. Hay un rincón reservado para ello. Cuando tengo que orinar, me la saco, me apoyo en la baranda y lo hago rápidamente. Cuando tengo que hacer lo otro, cojo un trozo cualquiera de papel, me agacho y tiro los restos al mar. Siempre me siento incómodo por el olor. Es muy humillante tener que agacharse delante de tanta gente. La gente se gira, pero no siempre. De vez en cuando me pregunto si realmente hay tierra al otro lado del mar. Quizás este mar es infinito. Como mi amor por ti. la noche pasada fueron a casa de la señora roger. papá se metió dentro en cuanto la señora roger empezó a gritar, los soldados estaban buscando a su hijo. la señora roger gritaba: le habéis matado. hemos enterrado su cabeza. no podéis matarle dos veces, los soldados daban voces, ¿perteneces a la federación juvenil de esos maleantes que estaban en la radio? ella gritaba: acaso os parezco joven? ¿puedes identificar a los amigos de tu hijo? le preguntaron. papá nos había sacado de la casa de puntillas y fuimos a la letrina de atrás. desde allí podíamos oírlo todo. creí que me iba a ahogar con el olor de heces podridas. ellos seguían gritándole a la señora roger, ¿pertenecía tu hijo a la federación juvenil? ¿no estaba en la radio hablando de la policía? ¿no dijo abajo con los tonton macoutes? ¿no dijo abajo con el ejército? dijo que los militares tenían que irse; ¿no escribió eslóganes? fue a reuniones ¿verdad? se manifestó en la calle. deberías haberle aconsejado mejor. ella maldijo las tumbas de sus madres. simplemente dijo gritando, ¡espero que vuestras madres nunca descansen en sus malditas tumbas! ella seguía chillando, ¡ya le habéis matado una vez! ¿queréis matarme a mí también? adelante. ya no me importa, ya estoy muerta. ya me habéis hecho lo peor que podíais hacerme. habéis matado mi alma. ellos insistían y seguían levantando la voz y preguntándole: ¿era tu hijo un traidor? dime los nombres de todos sus amigos que eran traidores como él. la señora roger al final grita, sí, ¡era un traidor! pertenecía a ese grupo. estaba en la radio. estaba en las calles manifestándose. os odiaba como os odio yo, criminales, le matasteis. empiezan a golpearla. se oye. se pueden oír los culatazos de las pistolas en su cabeza. suena como si le estuvieran rompiendo todos los huesos del cuerpo. no puedes dejar que la maten, le susurra mamá a papá. ve y dales dinero como hiciste con tu hija. el único dinero que me queda es para irnos de aquí mañana, dice papá. no podemos quedarnos aquí mientras la matan, susurra mamá. mamá empieza a moverse como si fuera a salir por la puerta. papá la coge por el cuello y la aprieta contra la pared de la letrina, mañana nos vamos a ville rose, dice. no lo echarás a perder, no pondrás a tu familia en esa situación, no harás que nos maten. salir allí sería como pedir la muerte. todavía no está muerta, dice mamá, quizás podamos ayudarla. te quedarás aquí, le dice papá. mi madre esconde la cara en la pared de la letrina. empieza a llorar, se puede oír gritar a la señora roger. la están golpeando, machacándola hasta que no se oye nada. no puedes dejar que maten a alguien sólo porque tienes miedo, le dice mamá a papá. sí, sí puedes dejar que maten a alguien porque tienes miedo. ellos son la ley. están en su derecho. simplemente nos estamos comportando como buenos ciudadanos, respetando la ley de este país. esto ha estado ocurriendo por todas partes, y esta noche ocurrirá de nuevo y no hay nada que nosotros podamos hacer. Célianne se ha pasado la noche gimiendo. Durante un rato ha parecido que estaba a punto, pero quizás el niño sea muy testarudo. Ella gritó que estaba sangrando. Hay una mujer vieja que parece haber tenido muchos hijos. Dice que Célianne no pierde sangre. Ha roto aguas.
Los únicos recién nacidos que he visto en mi vida eran pequeños ratones. Su piel parece apenas un delgado velo. Pueden verse todas sus venas y todos sus órganos. Siempre he deseado hurgar en ellos para ver si mi dedo atravesaba su piel.
Me he ido a la otra punta del barco para no tener que mirar dentro de Célianne. La gente está observando. El capitán le ha pedido a la comadrona que mantenga tranquila a Célianne, para que el barco no se balancee y se abran más brechas. Ahora hay ya tres agujeros cubiertos con brea. Siento miedo al pensar qué ocurriría si tuviéramos que elegir entre nosotros quién se quedaría en el barco y quién moriría. Si llegara ese punto, todos nos comportaríamos como buitres, yo incluido.
El sol se pondrá pronto. Alguien dice que este niño no será más que otra boca hambrienta. Por lo menos tendrá los pechos de su madre, dice un viejo. Hoy vamos a comer los últimos restos de comida que nos quedan. corre el rumor de que el antiguo presidente va a volver. hay mucha gente que va a ir al aeropuerto a recibirle. papá dice que no nos vamos a quedar en port-au-prince para ver si es verdad o si es mentira. ya vuelven a vender gasolina en el mercado. las comparsas de carnaval han tomado la calle. nosotros vamos en dirección contraria, a ville rose. quizás allí sea capaz de dormir por las noches. las cosas no se resolverán con el regreso del antiguo presidente, dice mamá ahora. la gente está demasiado esperanzada, y a veces la esperanza es el arma más peligrosa que se puede usar contra nosotros. la gente cree cualquier cosa. la gente diría haber visto de nuevo a cristo marchando con la cruz si tuviera suficiente fe para ello. mamá le dijo a papá que tú embarcaste. papá me dijo esta mañana, antes de que nos fuéramos, que era un mal padre por todo lo que había pasado. dice que un padre tendría que ser capaz de hablar a sus hijos como un hombre civilizado. toda esta locura le ha hecho sentir que no puede hacer nada. lo único que quiere es vivir. papá y mamá no se han dirigido la palabra desde que salimos de la letrina. sé que papá no nos odia, o que no lo hace de la manera en que yo odio a esos soldados, esos macoutes, y toda esa gente que dispara sus pistolas. en el camino hacia ville rose, vimos a unos perros lamiendo las caras de dos muertos. uno de ellos era un niño pequeño que estaba tirado al lado de la carretera con el sol dándole en los ojos abiertos y sin vida. vimos a un soldado sacando por la fuerza de una cabaña a una mujer, llamándola puta. el soldado le estaba afeitando la cabeza, pero evidentemente no nos paramos. papá no quiso ir a casa de la señora roger para ver cómo había acabado aquello, pensaba que los soldados podían estar allí todavía. papá conducía muy aprisa. creí que iba a matarnos. paramos en un mercado del camino. mamá compró un poco de ropa negra para ella y para mí. la cortó en dos pedazos y nos tapamos con ellos la cabeza para guardar luto por la señora roger. cuando me acostumbre a ville rose, tal vez dibuje para ti algunas mariposas, depende de las noticias que me traigan. Célianne ha tenido una niña. La mujer que ha ejercido de comadrona coge al bebé como si lo mostrara a la luna y susurra oraciones... Dios, a esta niña que Tú has creado, guíala, por favor, según tu voluntad durante todos sus días en esta tierra. La niña no ha llorado.
Tuvimos que arrojar algunas cosas al mar, porque el agua está empezando a entrar lentamente.
El barco debe perder peso. He tenido que echar por la borda mis dos gourdes como ofrenda a Agwé, el espíritu de las aguas. Ayer oí murmurar al capitán que habría que hacer algo con algunas de las personas que no se recuperan de los mareos y las náuseas. Temo que pronto me van a pedir que tire este cuaderno. Quizás tendremos que desnudarnos todos hasta quedar como cuando nacimos, para no ahogarnos.
La niña de Célianne es una niña preciosa. La llaman Swiss, porque esta palabra estaba escrita en la navaja con la que cortaron el cordón umbilical. Si fuera mi hija, la llamaría soleil, sol, luna o estrella, los nombres de los elementos. Todavía no ha llorado. Circulan rumores sobre cómo quedó Célianne embarazada. Algunos dicen que tuvo una aventura con un hombre casado y que sus padres la echaron de casa. Los rumores proliferan aquí, como en cualquier otra parte.
¿Te acuerdas de nuestros absurdos sueños? Pasar los exámenes de la universidad y trabajar duro para llegar hasta el final, tan lejos como pudiéramos en los estudios. Sé que tu padre nunca me hubiera aceptado. Yo hubiera intentado ganármelo. Tendría que haberme arrancado el corazón si quería que dejara de quererte. Espero que estés escribiendo tal y como prometiste. ¡Jesús, María y José! Todo el mundo huele fatal. Discuten entre sí. «Es culpa de la mala suerte que yo esté metido aquí con un indigente como tú», se dicen. Piensa en ello. Pelean porque se creen superiores unos a otros, cuando podemos hundirnos todos como el plomo.
Hay un viejo desdentado, que intenta ver lo que estoy escribiendo. Chupa la punta de una vieja pipa de madera que no ha visto el fuego en mucho tiempo. Parece un cuadro. Bien mirado, se podría llenar un museo con las imágenes que hay aquí. Sigo sintiéndome un cobarde por haber huido. ¿Has oído algo de mis padres? La última vez que los vi, en la playa, mi madre tuvo un kriz. Se desmayó en la arena. La vi volver en sí cuando zarpamos. Pero evidentemente no sé cómo debe de estar ahora.
El agua se está empezando a acumular en el barco. Nos turnamos para intentar sacarla con una palangana. No sé qué es lo que impide que el barco se parta en dos. Swiss no llora. Siguen dándole palmadas, pero no llora. evidentemente el antiguo presidente no vino. arrestaron a mucha gente en el aeropuerto, y mataron a muchos de ellos. lo oí por la radio. esta noche, mientras cenábamos, le dije a papá que te quiero. no sé si esto cambia las cosas. sólo quiero que sepa que he amado a alguien en la vida, en caso de que nos ocurriera algo a uno de los dos, creo que él debe saber esto de mí, debe saber que en mi vida he amado a alguien aparte de él y de mi madre. sé que lo entiendes. tú eres el de los gestos nobles. sólo quería que supiera que soy capaz de querer a alguien. me miró directamente a los ojos y no dijo nada. te quiero tanto que se me ponen los pelos de punta con sólo pensar que podría pasarte algo. papá giró la cara como si me despreciara desde el día en que nací. te estoy escribiendo bajo el baniano del patio de nuestra nueva casa. sólo hay dos habitaciones y el techo es de lata y hace música cuando llueve, sobre todo cuando graniza. entonces parece que caigan encolerizadas lágrimas del cielo, hay un arroyo al pie de la colina en la que está la casa, un arroyo tan poco profundo que ni siquiera podría ahogarme en él. mamá y yo pasamos mucho tiempo hablando bajo el baniano. hoy me ha dicho que a veces hay que elegir entre el hombre al que amas y tu padre. toda su familia se oponía a que se casara con papá porque él era un jardinero de ville rose y ellos eran de la ciudad, algunos incluso universitarios. me lo ha dicho todo en el patio, bajo el baniano, en voz muy baja para no herir los sentimientos de papá. yo le veía mirarnos fijamente desde la casa. le oí carraspear como si nos hubiera oído, como si por el mero hecho de estar juntas le hubiéramos herido profundamente. Célianne está tumbada con la cabeza apoyada en la barandilla del barco. La niña todavía no llora. Ambas parecen muy tranquilas en medio de este caos. Célianne abraza a su hija contra su pecho. No parece que vaya a poder lanzarla al mar. Le he preguntado por el padre del bebé. Ella sigue repitiendo la historia, ahora con los ojos cerrados y sin apenas mover los labios.
Una noche ella estaba en casa con su madre y su hermano Lionel, cuando irrumpieron violentamente diez o doce soldados. Los soldados le pusieron una pistola en la cabeza a Lionel y le obligaron a acostarse con su madre. Lionel se negó. Su madre le dijo que les obedeciera, porque tenía miedo de que le mataran allí mismo si seguía resistiéndose. Lionel hizo lo que su madre le dijo. Lloraba mientras los soldados se reían de él y le apretaban cada vez más fuerte el cañón de la pistola en el cuello.
Después, los soldados ataron a Lionel y a su madre, y violaron, uno tras otro, a Célianne. Cuando terminaron, arrestaron a Lionel por crímenes morales. Célianne nunca supo nada más de él.
Aquella misma noche, Célianne se cortó la cara con una cuchilla para que nadie pudiera reconocerla. Mientras las cicatrices sanaban, empezó a tener vómitos y le salieron erupciones en la piel. Después se dio cuenta de que estaba engordando. Se enteró de la existencia de este barco y se embarcó. Tiene quince años. hoy, mamá me ha contado toda la historia bajo el baniano. los muy bastardos iban a por mí. iban a arrestarme. me vinculaban con la federación juvenil y querían llevárseme. papá se enteró de ello, fue al cuartel y les dio dinero, todo el dinero que tenía. nuestra casa en port-au-prince y todas las tierras que su padre le había dejado. se lo dio todo para salvar mi vida, por eso estaba tan furioso, mamá me lo ha contado esta noche bajo el baniano. no tengo palabras para agradecérselo a papá. no sé cómo hacerlo. debes amarle por esto, dice mamá, debes hacerlo. nunca podrás olvidar el sacrificio que ha hecho. no sé cómo hacer para darle las gracias. ahora es más que mi padre. es un hombre que dio todo lo que tenía para salvar mi vida. esta noche han leído en la radio los nombres de los que han aprobado los exámenes de la universidad. has aprobado. Estamos más tranquilos respecto a las vías de agua. El capitán ha puesto en las brechas toda la brea que le quedaba y parece que el agua no va a entrar durante un tiempo. Mucha gente se ha ofrecido voluntaria para tirar a la hija de Célianne por la borda. Ella no les deja. Están esperando a que se duerma para hacerlo, pero ella no duerme. No sabía que los niños muertos fueran de color morado. Los labios sobre todo, porque la niña es muy negra. Morada como el mar cuando se ha puesto el sol.
Célianne se va durmiendo poco a poco. Debe de estar cansada después del parto. No quiero tocar a la niña. Si alguien va a tirarla al mar, creo que debería ser ella. Han tirado todo lo que salió del cuerpo de la madre después de la niña. Ahora van a lanzar al bebé muerto. Pienso si todo esto no atraerá a los tiburones.
Célianne tiene las uñas hundidas en la espalda desnuda de su hija. El viejo de la pipa me ha preguntado: «Kompé, ¿qué escribes?». «Mi testamento», le he contestado. me estoy acostumbrando a ville rose. aquí hay muchas mariposas, muchísimas. hasta ahora ninguna se ha posado en mi mano, lo que significa que no tienen noticias para mí. a veces no puedo bañarme en el arroyo contiguo a la casa, porque el agua está helada. sólo al mediodía está bien, pero entonces podría verme mucha gente. lo que hago es coger un cubo de agua por la mañana y dejarlo al sol para bañarme por la noche bajo el baniano. ahora el baniano es mi amigo más fiel. dicen que los banianos pueden vivir cientos de años. y que las ramas que caen al suelo pueden convertirse a su vez en árboles. si le dieran la oportunidad, dice mamá, un baniano podría convertirse en un bosque. desde este lugar, bajo el árbol, veo montañas, y, detrás de ellas, más montañas. infinidad de montañas peladas. es como si todas estas montañas me estuvieran alejando cada vez más de ti. La ha tirado por la borda. Me fijé en su cara contraída antes de que soltara al bebé. Éste cayó ruidosamente al agua, flotó un rato y después se hundió. Y poco después ella saltó también. En el mismo momento en que se hundía la cabeza de la niña, se hundió la de ella. Desaparecieron juntas como dos botellas en una catarata. Todo sucedió muy aprisa. No hubo ocasión de intentar salvarla. Era imposible. El mar en este lugar es como los tiburones que lo habitan. No tiene piedad.
Dicen que tengo que tirar mi cuaderno. El viejo tiene que tirar la pipa y el sombrero. El agua entra otra vez y están intentando achicarla. He pedido un momento para escribir esta última página y he prometido lanzarlo después. Sé que nunca lo leerás, pero ha estado bien imaginar que te tenía aquí hablando conmigo.
Espero que mis padres estén vivos. Le he pedido al viejo que, si algún día llega a tierra, les cuente lo que ha sido de mí. Me ha pedido que escriba su nombre en «mi libro». Le he preguntado cuál es su nombre completo. Se llama Justin Moise André Nozius Joseph Frank Osnac Maximilien. Lo dice de una manera que uno podría pensar que es un rey. «Sé que se acerca un barco de los guardacostas. Lo he soñado», dice el viejo. Señala una mancha lejana en el horizonte. Miro hacia donde señala y no veo nada. Aquí, ver un barco debe de ser como ver un espejismo en el desierto.
Ahora debo tirar mi libro. Se va a hundir con ellas, con Célianne y su hija y con todos esos hijos del mar que tal vez pronto me reclamen.
Voy hacia ellos ahora como si ese fuera mi destino, como si el mismo día de mi nacimiento mi madre hubiera elegido para mí una vida eterna entre los hijos del azul y profundo mar, aquellos que han escapado de las cadenas de la esclavitud para crear un mundo debajo de los cielos y de esa tierra sanguinolenta en la que vives.
Tal vez fui elegido desde el principio de los tiempos para vivir en el fondo del mar con Agwé. Quizás por eso soñé en la estrella marina y en las sirenas y en la misa católica submarina. Tal vez era una invitación para que yo acudiera. En cualquier caso, sé que te seguiré recordando aunque me convierta en un hijo del mar. hoy he dicho gracias. he dicho gracias, papá, por salvarme la vida. él sólo rezongó un poco y me puso una mano en el hombro. la quitó enseguida, como una mariposa. y después allí estaba, la mariposa negra volando a nuestro alrededor. empecé a correr y a correr para que no se posara en mí, pero de hecho ya había traído las noticias. sé lo que debe de haber ocurrido. esta noche he escuchado bajo el baniano el transistor de mamá. en la radio sólo hablan de más asesinatos en port-au-prince. esos cerdos se niegan a parar. no sé qué va a ocurrir, pero no me imagino viviendo aquí para siempre. te escribo debajo del baniano. mamá dice que los banianos son sagrados y que a veces, si llamamos a los dioses bajo sus ramas, oyen nuestras voces con más claridad. ahora siempre hay mariposas a mi alrededor, mariposas negras a las que hurto mi mano para que no se posen en ella. les tiro piedras, pero vuelan demasiado aprisa. anoche en la radio oí que otro barco se había hundido en la costa de las bahamas. no puedo imaginarte allí, entre las olas. se me ponen los pelos de punta. desde aquí no puedo ni siquiera ver el mar. más allá de estas montañas hay más montañas y más mariposas negras y un mar infinito como mi amor por ti.
Autor: Edwidge Danticat
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Family demands sacrifices: Tortured soul.
Febrero 19, 2016. Volterra, Italia.
Abandonando la mansión de Volterra sintiéndose más apresada allí de lo usual la mujer decidió dar una vuelta en el Jaguar por la nocturna ciudad italiana. En lo que la noche caía envolviendo con su manto oscuro los rojizos tejados de cada morada, un flamante vehículo, cuya conductora era la hija prodiga del gran señor Lutzwin, recorría veloz las estrechas calles llenas de vida. La ciudad se halla en el corazón de Toscana con más de treinta siglos de historia, presenta una mezcla arquitectónica entre románica, medieval y renacentista qué a día de hoy sigue conservándose. Estrechas calles impregnadas de diversas historias, palacios, torres, ruinas, variedad de monumentos. El aspecto medieval sigue sin ser alterado, los mismos ciudadanos tratan de ser fieles a su raíces. Se conocía más por sus fiestas tradicionales, extensas bodegas artesanas, arquitectura y por supuesto vistas panorámicas indescriptibles.
Sin tener un punto determinado al que ir, el motor del coche abandonó su usual rugido, sumiendo todo en una apaciguada calma. En el cielo se apreciaba una hilera de estrellas brillantes, un mágico fenómeno cuál terminó llamando la atención de la conductora. En menos de dos minutos contemplaba desde fuera de su vehículo el cielo estrellado. No existían palabras para transmitir la sensación de paz reinante en el ambiente. En ningún momento desde que sus pies pisaron tierras italianas hubo sentido tan profundo estado de calma interior. En el palacete familiar habitaba otro ambiente, una gran fiesta en su honor estaba siendo celebrada, multitud de caras desconocidas, falsas amistades, perros falderos de su padrastro, todos ellos bailaban, reían, bebían, gozaban del festejo. Todos menos la anfitriona. Dada la oportunidad se escabulló en el silencio de la noche, huyendo en busca de privacidad.
De repente algo atravesó de un golpe su hombro izquierdo, se podría suponer que fuese una bala pero no resonó el eco del disparo, tampoco sangraba. En segundos una gran debilidad corporal la dominaba, el somnífero del dardo daba el efecto esperado, el balance de su cuerpo iba perdiéndose, las piernas flaqueaban negándose a mantenerla en pie por más tiempo, y su mente a punto de sumirse en sueños. — ¿Qué demonios?
— Buonanotte e sogni d'oro, signorina Lutzwin. — Un hombre daba a saber de si saliendo de entre las sombras. Ese acento, juraría haberlo oído antes por algún lugar pero no conseguía recordar con exactitud. Cuestión de segundos y ya se encontraba al borde de sumirse en una completa oscuridad, antes de perder del todo la conciencia visualizó otro cuerpo masculino, junto al hombre que había osado hablar en su perfecto italiano, ese segundo hombre sostenía un arma entre sus manos. El disparó debía de haberlo realizado él. Por si fuese poco, le reconocía. Cómo no reconocer a su propio padrastro, a Conrad. Nada tenía sentido aunque tampoco estaba en condición de pensar con claridad. Su cabeza se sentía pesada, sus parpados se cerraban poco a poco, introduciéndole en el mundo de los sueños. ¿Cómo era posible terminar siempre en la misma situación? Regresó a Italia hace unas siete horas y ya había comenzado su infierno.
Todavía la cabeza daba vueltas, su conciencia seguía pareciendo dormida pero tenía que abrir los ojos, necesitaba despertar de un sueño involuntario. Al hacerlo la confusión invadió cada rincón de su adormecida mente, se sentía desubicada sin comprender absolutamente nada de lo ocurrido. Si esos pensamientos le traían un terrible dolor de cabeza lo peor estaba por llegar. ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente?¿Con qué finalidad la habían sedado? ¿Por qué estaba allí? ¿Dónde estaba situada tal guarida? ¿Y porque se encontraban esos barrotes de acero ante sus ojos? Tardo unos minutos en incorporarse repasando el lugar con la mirada en busca de esa misma cara grabada en su mente antes de sumirse contra su voluntad en profundos sueños. Por más que buscase no daba con el rostro de su padrastro, tenía multitud de preguntas pasando por su mente que esperaban respuesta. Prisionera de cuatro paredes metálicas. Enjaulada. Retenida. Secuestrada. Cualquier intento de liberación resultaba en vano. Los efectos narcóticos deberían de haberse esfumado del sistema hace tiempo, por alguna extra razón se sentía más debilitada de lo usual, seguramente la inyección recibida contenía más que un medicamento hipnótico.
En un intento de recobrar del todo la perfección de su excelente vista, dejando de percibir las imágenes con borrosidad, cerró lo ojos con fuerza contando al mismo tiempo hasta diez. Abriéndolos se encontró de frente a su madre, una figura parecida a ella, sabía distinguir la realidad de la manipulación mental. Y alguien estaba mostrando una falsa realidad a su mente.
— Genial. Estoy alucinando. Y hablando conmigo misma.
— No habrá dolor, ni arrepentimiento, todo volverá a su normal ciclo de vida. Despierta a ese lobo oculto bajo la piel del cordero, eres una depredadora.
— Gracias por el consejo lo tendré en cuenta.
— Te estás tomando muy enserio la máscara de humana. Permitiste a tu mente creer en la idea de una vida normal, te permitiste enamorarte aun sabiendo lo que eso significaba, expusiste nuestro secreto a tantas personas. ¿En serio eres tan estúpida creyendo en la existencia de un final feliz?
— En tal caso prefiero la muerte a vivir la restante eternidad incapaz de sentir nada más que amor propio.
— Tu vida resultaría más sencilla sin esa “humanidad”, tan sólo, apaga el interruptor. O…ya lo comprendo, eres adicta a ese dolor. Lo necesitas. Necesitas de esa agonía, se ha hecho una parte esencial de ti sin la cuál te sientes perdida.
Adicción. Dulce adicción, si de algo pecaba la italiana era de su adicción al cóctel mortal de tequila, sedantes, antidepresivos, sangre. Su sed de sangre era insaciable y cuánto más se reprimía más daño sufría. Era adicta a muchas cosas pero el dolor, daría toda su fortuna por olvidarse de tal palabra. No era una enferma mental que disfrutaba de su propio dolor. Quizás le tomaba más tiempo procesar la información, a cada segundo que los efectos sedativos se evaporaban de su sangre veía todo con mayor claridad. Intentaba recomponer mentalmente las piezas de un puzzle. Esa voz italiana, esa cicatriz tan característica en su rostro, ese olor a vampiro, lo reconocía. Sí, sin duda Léonard. La mano derecha de su padrastro, buen amigo de la familia. Tenía que ser él, no había hombre sobre la faz de la tierra más fiel a Conrad Edward Lutzwin.
— Se suponía que el adicto al dolor ajeno eres tú, tío Léonard, ¿cómo te atreves a hurgar en mi mente?
— Sé de tu resistencia al dolor físico pero tu mente, oh pequeña, tu mente es otra cosa. Me siento tan tentado de indagar más a fondo tus recuerdos.
— ¡DEJA EN PAZ MI MENTE LÉONARD!
— Oblígame. Es verdad no puedes, estás bastante debilitada. ¿Cuánto hace de tu ultima victima? ¿Un año o más? Necesitas esa adrenalina recorriendo por tus venas, necesitas permitirte matar en vez de recurrir a bolsas de sangre. — El hombre se regocijaba de alegría en su escondite. Seguro de si mismo tanto de sus dotes de torturador amaestrado, siglos ha estado perfeccionando sus técnicas y ningún alma pudo sobrevivir a su aflicción para contarlo. Ivy estando en un estado de rotunda negación a su naturaleza, con gran parte de instintos primitivos reprimidos tenía todas las cartas de perder contra él. La astucia de esa mujer le fascinaba. Toda su vida la ha estado estudiando de lejos, tratando de descifrar los códigos secretos de su mente. Había algo especial en esos ojos contemplándole con rabia cuando abandono su escondite de las sombras. La mente de le fémina resultaba un completo enigma para sus familiares y entre ellos amigos. Bajo ningún concepto sus secretos se revelaban, no permitía a nadie averiguar los secretos albergados en los rincones más oscuros de su mente. En tales circunstancias Ivy recordaba a un animal apresado entre la espada y la pared la única diferencia, no parecía tener miedo alguno. Su posición demostraba seguridad en si misma, el contacto visual era ardiente consumido por la rabia, y ese rostro, ese rostro angelical manifestaba gran frialdad.
De haber creído que la tortura mental llegaba a su fin estaría equivocada. Todo indicaba a una larga noche entre dolorosos recuerdos, gritos internos y desquicio mental. Cuales fuesen las torturas aun siendo mentales. Aguantaría. Sobreviviría a la repetición de cada historia, cada acontecimiento de su vida, podía torturarla hasta agredirla físicamente, encadenarla, someterla a los imaginables terrores de su mente pero renunciar a su humanidad, no era una opción aceptable.
— Prosigamos con el juego, pequeña. Dime qué ocurrió con el amor de tu vida y tu primogénita¿Dónde están ahora?
— Muertos.
— Envenenas vidas, juegas con sus ilusiones a tu antojo. Eso pequeña se llama ser un monstruo.
— El único monstruo presente eres tú.
— Haber qué hay más por esa mente…. haber… oh… Alexander terminó alejando de ti a tu propio hijo, tu hermano atentó contra tu vida… mataste a sangre fría a un familiar. ¿Te gustó?
— ¡BASTA! —Un grito desgarrador se abría firme paso a través de sus cuerdas vocales. Instintivamente sus manos agarraban su sien presionando con los dedos los laterales de su cabeza en un intento inútil de hacer desaparecer la reproducción de imágenes en su mente. Resistir. Todo se reducía a resistir una oleada abrumadora de culpa despertándose en su interior.
Que curioso resultaba ser el pasado. Historias vividas en un tiempo ya transcurrido capaces de herir en el presente.
— Tú los mataste Ivy. Allí donde pisas no queda más que cenizas, arruinaste sus vidas.
— ¡Juro arrancarte la lengua al salir de aquí!
— Sentencias a una muerte segura a toda persona que forma parte de tu vida. Lo sabes y sigue sin importarte cuantas vidas te lleves por delante en tu ansía de normalidad.
Las palabras herían igual que navajazos limpios en sus costillas, un temblor recorría todo su cuerpo, su sangre le hervía bajo las venas, el aire estaba cargado de electricidad. Le dolía hasta respirar. Impotencia. Todo lo que sentía en ese frágil cuerpo se resumía a la palabra impotencia. Estaba allí de pie sin poder detener sus acusaciones, quería protestar decir cualquier cosa pero las palabras adecuadas no se precipitaban de sus labios. A quién pretendía engañar, intentando negar lo evidente, ese idiota vampiro estaba en lo cierto ella les llevó a todos a su perdición. Multitud de vidas desperdiciadas. Gran pila de cadáveres a sus pies. Toda persona que se atrevía a conocer a la verdadera Ivy Volturíe Lutzwin terminaba llevando su secreto bajo tierra. La testarudez la privaba de renunciar a la idea de una vida mejor, en tantos años de búsqueda, tantos intentos, tantas historias y el final siempre el mismo. Perseguía sueños inalcanzables. Se aventuraba en terrenos peligrosos con la esperanza de cambiar el final sin pensar en las consecuencias. Cuántas vidas se llevó por delante en su persecución de normalidad, sabiendo que si dejaba entrar a alguien padecería su misma suerte. Ella les mató. Ella asesinó sus esperanzas. Ella les privó de la vida. Ella era la definición de la misma maldición.
Sin fuerzas de ocultar su duelo detrás de su bien cuidada máscara de apatía, terminó cayendo contra el rugoso suelo de rodillas.
— No tienes ni idea de lo que es amar a alguien, contemplando en primera fila como su vida se va apagando, estás allí pero no puedes hacer nada no puedes salvarlo ni a él ni a tu hija. Sólo contemplas.
— No quiero lastimarte, Ivy, no quiero causarte ese daño moral pero tu padre… a él no le gusto nada tu jugada.
— Ajá. Y obligarme a renunciar a la humanidad es el mejor castigo posible. Muy típico en él.
— Te creía más optimista. Será tu liberación no un castigo.
— Adelante cumple sus ordenes como fiel perro faldero.
— Tan bella y testaruda al mismo tiempo. Algún día el infierno se la llevará.
Aquel no era el final de sus tormentos, sino el principio.
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