#TREINTA BAILARINES EN ESCENA
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LOLA: El musical
Teresa Fernandez Herrera Periodista – Prensa Especializada Se estrenó en Madrid Lola, el musical, conmemorando el centenario del nacimiento de Lola Flores, el 21 de enero de 1923, en la calle del Sol 45, en el flamenquísimo barrio de San Miguel de Jerez de la Frontera. De entre las muchas conmemoraciones del nacimiento de La Faraona, quizá la más cercana a la emoción, a la intimidad de Lola,…
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Teatro: La boda de la hija del Presidente de Juan Mayorga y Juan Cavestany
La boda de la hija del Presidente de Juan Mayorga y Juan Cavestany, con dirección de Adrián Cardoso, se presenta en Hasta Trilce (Maza 177 - CABA) todos los lunes a las 20 horas.
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Por Dana Babic
Se casa la hija del Presidente y la fiesta congrega a personalidades de distintos ámbitos. Desde políticos, empresarios, artistas, diplomáticos extranjeros, hombres y mujeres de la alta sociedad y miembros de la iglesia hasta empleados de seguridad, del catering y choferes.
Se especula si habrá o no reelección del Presidente, hay tres posibles candidatos que, durante toda la fiesta, van a intentar lo imposible para destacarse y ser elegidos.
Como en toda parodia no faltan la ironía y el humor para reproducir actos cotidianos dentro de nuestra clase política y social actual. En este caso, humor político, absurdo. “Lo llamaría más bien ácido. Un humor con cosas reales que pasan y que no podemos negar”, comentó el director Adrián Cardoso en una entrevista.
Cada uno de los actores representa a distintas figuras, es admirable la rapidez con la que cambian su vestuario. Pasan por el escenario: mozos bailarines, choferes que saben todos los secretos, mujeres bellas que chusmean en el baño, un cura, ministros, la madre de la novia, y un poeta que le escribe discursos al mandatario. Por citar algunas de las personalidades a los que este elenco maravilloso les pone el cuerpo.
Con treinta personajes sobre el escenario, en un lapso de 75 minutos, la agilidad y destreza que manejan los protagonistas es fantástica. Pero, además de sus parlamentos y los diálogos, hacen uso del lenguaje gestual que combina movimientos y gestos muy necesarios de destacar. Es un gran trabajo el que realizan Cristian Sabaz, Ariel Gangemi, Miguel Haddad, Diego Blanco y Juan Cereghini.
El escenario cuenta con poco mobiliario. Además de actuar, Miguel Haddad es asistente en escena. Lo único que queda fijo es el hermoso piano de cola que suena durante toda la obra gracias a las manos del pianista, compositor y conductor de radio: Alejandro Weber, quien también oficia de maestro de ceremonias.
Desde que el público entra a Hasta Trilce está participando de la puesta en escena. El espacio desborda de arte e invita a quedarse tomando algo en su bar.
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La boda de la hija del Presidente es una obra impecable desde la dirección hasta la actuación, pasando por la música en vivo.
Los que vayan a verla se encontrarán con calidad, profesionalidad y risas aseguradas.
Muy recomendada.
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SOBRE EL DIRECTOR
Adrián Cardoso es actor, director y productor teatral - Estudió en (E.T.B.A.) de Raúl Serrano. Se perfeccionó en Puesta en Escena con Rubén Szuchmacher, Lorenzo Quinteros, Salvador Amore y Julio Ordano. Como director presentó: “BRGS y AMARILLO” de Juan Mayorga; “Cápsula de tiempo” de Pablo Albarello; "La Vajilla" de Patricia Suarez; "El Petiso Orejudo" de Julio Ordano con 6 años en cartel y ganadora de premios (2011 - 2017); "Cinco Pétalos" de Lorena Basar y Adrián Cardoso; "El Centroforward murió al amanecer” de Agustín Cuzzani; entre otras.
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FICHA TÉCNICA
Dramaturgia: Juan Mayorga y Juan Cavestany
Intérpretes: Cristian Sabaz, Ariel Gangemi, Diego Blanco, Juan Cereghini, Miguel Haddad, Alejandro Weber.
Vestuario: Sabrina López Hovhannessian
Asistencia de vestuario: Lucía De La Cuesta
Escenografía: Magdalena de la Torre
Coreografía: Marina Svartzman
Fotografía: Nacho Lunadei
Diseño gráfico: Diego Blanco
Diseño de Iluminación: Ricardo Sica
Asistencia de Producción: Flor Montanucci y Sofía Ganzero
Asistencia de dirección: Arks Callocunto
Producción general: Domènica Teatral
Dirección: Adrián Cardoso
Prensa: Más Prensa: Analía Cobas y Cecilia Dellatorre
Duración: 75 minutos
Entradas: Alternativa Teatral
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#teatro#obra de teatro#reseña teatral#reseña de teatro#actores#argentina#hasta trilce#teatro independiente
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El Cuerpo Mutable/Teatro de movimiento
Con la coreografía NINA, LIDYA ROMERO explora la memoria del imaginario de lo femenino
** Estará en temporada a partir del 17 de mayo y hasta el 9 de junio, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario
Lidya Romero es un referente de la danza contemporánea mexicana, durante más de 40 años de carrera --37 dirigiendo su compañía El Cuerpo Mutable/Teatro de Movimiento--, la coreógrafa y bailarina no ha dejado de proponer un lenguaje dancístico que abarca diversas cualidades, explora la corporalidad como materia transgresora, pues reta al gesto tanto como al virtuosismo, y habita teatros e interviene espacios, hace obras que se integran orgánicamente a la arquitectura y que permiten que “el arte irrumpa en lo cotidiano”.
Así, El Cuerpo Mutable/teatro de movimiento traerá a escena NINA, “coreografía que busca hablar de la mujer y cómo se fue configurando desde la primera mitad del siglo XX hasta nuestros días y cómo ha ido cambiando nuestra noción de lo femenino”, explica Lidya Romero.
NINA --que es una producción de la Universidad Nacional Autónoma de México y El Cuerpo Mutable-- estará en temporada del 17 de mayo al 9 e junio, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario. Las funciones de mayo serán los viernes 17 y 31 a las 20:00 horas, sábado 18 a las 19:00 y domingo 19 a las 18:00. Y en junio, el viernes 7, a las 20:00; los sábados 1 y 8 a las 19:00, y los domingos 2 y 9, a las 18:00.
La coreografía NINA es un ejercicio de memoria sobre el imaginario de lo femenino y la conformación de la identidad de la mujer en el siglo XX. Desde la perspectiva de género sirve de detonador para abordar el tema de la construcción identitaria de la mujer que nos antecede.
Lidya Romero habla así de la Nina real, su tía, que ha sido la inspiración de este trabajo coreográfico: “Vivió un México diferente, donde el rol de la mujer no admitía tomar decisiones ni la libre elección, trabajar era una verdadera osadía. Nina era un personaje al cual la lectura y los viajes dotaron de un horizonte muy amplio, incluso para relacionarse con el mundo masculino”.
Nacida en el seno de una familia tradicional que migra a la capital, este personaje logra abrir un espacio para desarrollarse en el ámbito laboral y social a la par de los acontecimientos que marcaron el derrotero del México postrevolucionario. Lectora ávida, con una habilidad sorprendente para el tejido de frivolité, Nina es el prototipo de la mujer que al escapar de su destino, inaugura una forma de relación con el mundo, que supone tomar decisiones y asumir responsabilidades, cultivar la individualidad, así como defender el criterio propio.
Las características de esta personalidad singular, sustentan los trazos coreográficos que a manera de paisaje abstracto se enuncian para tejer una narrativa que parte del gesto mínimo, como el ponerse un guante, hasta el despliegue de acciones vertiginosas que involucran la dinámica del espacio. Un tránsito de lo íntimo a lo público, de lo individual a lo social, del recuerdo a la metáfora corporal.
En esta apuesta, por unir arquitectura y danza, NINA hará --después de las presentaciones en la Sala Miguel Covarrubias-- una temporada de ocho funciones en el MUNAL, ya antes se había presentado en la Biblioteca Vasconcelos y en el Museo de San Carlos. Sobre esta condición del trabajo coreográfico, Lidya Romero señala: “Es una gran riqueza, cuando la danza dialoga con los espacios, y va más allá de la caja negra. NINA tiene esta cualidad: puede vivir el foro y en los espacios públicos. Este ejercicio le da profundidad a la obra, así como a la interpretación”.
Lidya Romero explora desde hace tiempo el trabajo coreográfico en espacios públicos, pues siendo directora de la Academia de la Danza Mexicana propuso realizar coreografías donde los cuerpos de los bailarines habitaran arquitecturas, dialogando armónicamente con ellas. En realidad, esta perspectiva tenía ya un antecedente en ella, pues se hizo presente cuando perteneció al Forion Ensamble, grupo fundacional de la danza contemporánea mexicana en la década de los 70 del cual formó parte.
“Retomé esta reflexión sobre la importancia de los espacios –explica la coreógrafa--, del componente del movimiento que es el espacio mismo, por ser un elemento de versatilidad infinita. La coreografía puede apropiarse, disponer, dialogar, en un espacio especifico. El habitar los espacios es un gran estímulo en el proceso creativo, que también afecta la sensación del espectador dependiendo de la perspectiva que adopte en él. Convirtiendo el ejercicio escénico en un hecho antropológico a la vez que sociológico.
Lidya Romero agrega: “El espectador se convierte en testigo a la vez que partícipe de la obra. Se rompe el encapsulamiento de la obra en el foro, para inundar la vida cotidiana. Entonces el espectador forma parte de la escena y de la dramaturgia, cuando decide donde posicionarse físicamente, acción que transforma la manera como vive la danza. Es importante convocar al público a los teatros, pero también lo es que la obra se desborde más allá del foro y contacte al ciudadano de a pie”.
EL CUERPO MUTABLE
La compañía El Cuerpo Mutable/Teatro de Movimiento tiene una cualidad que ha permitido la permanencia de la agrupación, así como la vigencia de su propuesta estética, que es la capacidad de transformación y adaptabilidad reflejada en la producción de más de sesenta obras e intervenciones al espacio público, diseñando dispositivos coreográficos que provocan el diálogo entre el diseño arquitectónico, la vocación del espacio y el espectador como agente activo en la construcción de la narrativa.
La experiencia del trabajo desde el cuerpo en movimiento y su capacidad poética de transformación del entorno, nos permite una mirada amplia sobre el fenómeno de la danza en la actualidad, así como las posibilidades de incidencia en la restauración del tejido social, a través de diversos proyectos coreográficos, educativos, de intervención al espacio público, de producción de conocimiento, de salud y comunidad así como creación de públicos.
LIDYA ROMERO
Nace en la Cd. De México el 8 de septiembre de 1955. Intérprete, creadora y promotora de danza, inició su carrera profesional en 1975, con Ballet Nacional de México, de Guillermina Bravo, donde estudió y se desarrolló como bailarina en presentaciones y giras en México y en el extranjero. En 1976 fue becada a Nueva York donde estudió distintas técnicas de movimiento, improvisación y composición en las escuelas Nikolais, Cunningham, Falco y Graham.
En 1977 fundó con otros artistas Forion Ensamble A.C., agrupación de bailarines coreógrafos que propició el desarrollo de la primera generación de artistas independientes, que significó un cambio sustancial en el desenvolvimiento estético de la danza mexicana, acercándola a las corrientes imperantes en ese momento en Estados Unidos y Europa, como el Postmodernismo y la Tanz Theater, pero con un marcado acento neomexicanista. Las producciones de esta compañía fueron presentadas en México, Europa, Asia, Latinoamérica y África.
En 1982 conformó la compañía El Cuerpo Mutable/Teatro de movimiento, agrupación que se ha caracterizado a lo largo de treinta y siete años por tomar riesgos en todas sus propuestas estéticas, lo que ha posibilitado convertirse en un Laboratorio de movimiento, donde cada proyecto es un detonador para que coreógrafo e intérpretes se reencuentren con la parte más esencial del oficio.
Ha creado más de sesenta obras coreográficas de diferentes formatos, entre ellas Arqueología Postmoderna y Papeles de Guerra fueron para la Compañía Nacional de Danza. Moneda al aire, para Ballet Nacional de México, La otra orilla/dead end, para Ballet Independiente.
Ha desempeñado los cargos de Jefa de Danza de la UNAM, Coordinadora Nacional de Danza del INBA y Coordinadora del Centro Nacional de Producción Coreográfica del CENART, con sede en Cuernavaca Morelos, desde donde contribuyó a desarrollar programas de trabajo que han dado un gran impulso a las nuevas generaciones de creadores dancísticos en México. Forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte y es miembro fundador y ex presidenta Colegio de Coreógrafos de México.
En el 2007 recibió la Medalla de Bellas Artes por su trayectoria; el XXI Premio Nacional de Danza José Limón por ser protagonista destacada en la transformación de los lenguajes de la Danza mexicana y la generación del movimiento independiente de la Danza Contemporánea en México; el premio Guillermina Bravo en reconocimiento a su trayectoria artística; el reconocimiento del XXXV Festival Internacional Cervantino por 25 años de carrera artística. Licenciada en Educación Artística. Fue directora de la Academia de la Danza Mexicana de 2007 a 2016. Obtuvo la Certificación como Analista de Movimiento del Laban Institute for Movement Studies y la Certificación en Educación de Movimiento Somático del Center for Body Mind Movement.
En 2015 celebró sus primeros 40 años de trayectoria con Escaparates, estrenada en el Palacio de Bellas Artes el 6 de agosto de 2015. En 2017 estrenó Héroes para el CEPRODAC en la Biblioteca Vasconcelos. Nina es su más reciente coreografía.
#Nina#LaCovas#UNAM#DifusiónCultural#LidyaRomero#Danza#DanzaContemporánea#HistoriaFamiliar#Género#Espacios Públicos#Danza y Arquitectura#Corporalidad#Bailarines#DanzaUNAM#DifusiónCulturalUNAM ComunidadUNAM
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Chorus Line
Luego de tanta espera finalmente hoy estrena Chorus Line en el Teatro Maipo bajo la dirección de Ricky Pashkus. El musical cuenta con 17 artistas en escena (entre ellos Laura Conforte, Sofía Pachano) y coreografía de Gustavo Wons.
Chorus Line tendrá funciones de miércoles a domingo y los sábados, doble función
Chorus Line es un musical sobre un selecto y talentoso grupo de artistas que participan de la audición para ser parte de un importante musical; se eligirá la línea de coro, el ensamble, para lo cual deberán dar lo major y más aún. Deberán bailar, cantar y actuar, pero además abrir sus corazones, pues así se los pedirá el exigente director. La trama muestra las personalidades de los bailarines y del director y coreógrafo del show, a medida que ellos nos cuentan los eventos que moldearon sus vidas y las decisiones que los hicieron bailarines. Una valiosa muestra de talento que movilizará el corazón y expresará sobre todo que… seguir nuestros deseos es la opción esencial sobre todo en estas épocas de crisis. Creado, dirigido y coreografiado por Michael Bennett, el libreto de la pieza fue escrito por James Kirkwood Jr. y Nicholas Dante, la letra por Edward Kleban y la música por Marvin Hamlilsch. Llevado a los escenarios en abril de 1975, se hizo uno de los grandes fenómenos de público y de crítica en Estados Unidos y en el resto del mundo, permaneciendo cerca de quince años ininterrumpidamente en cartel en Broadway. El éxito sin precedentes que conquistó desde su estreno hizo con que fuera nominado para doce premios Tony, de los cuales ganó nueve, además del Premio Pulitzer para Drama de 1976. Fenómeno también de taquilla, recaudando cerca de US$ 277 millones a través de la venta de más de 6,5 millones de entradas, y siendo el espectáculo de más larga duración en la historia de la Broadway hasta salir de cartel en 1990. Hasta hoy es el musical de mayor duración producido originalmente en Estados Unidos. “Chorus Line” produjo centenares de montajes alrededor del mundo por más de treinta años y tuvo un relanzamiento en Broadway en 2006, dieciséis años después del cierre y treinta y un años después del original. Presentado entre octubre de 2006 y agosto de 2008, el musical volvió a conquistar popularidad entre la nueva generación, recuperando su inversión inicial de US$ 8 millones en sólo diecinueve semanas, además de ser nominado a varios premios Tony.
Elenco
Laura Conforte Martín Ruiz Sofía Pachano Gustavo Wons Jessica Abouchain Mariana Barcia Evelyn Basile Menelik Cambiaso Juan Martín Delgado Nicolás Di Pace Clara Lanzani Martina Loyato Juan José Marco Emi Obern Matías Prieto Peccia Nicolás Repetto Mariu Fernández Ricky Pashkus - Dirección General
Funciones: Miércoles a Viernes 21hs, Sábado 20 y 22:15hs, Domingo 20:30hs Teatro Maipo - Esmeralda 443, Buenos Aires, Argentina Entradas $900. Venta por boletería del teatro o por Plateanet
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Valiente, provocadora y moderna
El montaje es dirigido por el coreógrafo Jean-Christophe Maillot Más de treinta bailarines, de una de las compañías más respetadas del ámbito neoclásico internacional, el Ballet de Montecarlo, pondrán en escena la historia intemporal de Sigfrido y Odette a la que Maillot inyecta un ritmo trepidante y que hace reflexionar sobre la naturaleza humana. En 1985, la compañía del Ballet de Monte Carlo nació gracias a la voluntad de Su Alteza Real la Princesa de Hannover, que deseaba inscribirse en la tradición de la danza en Mónaco.
La nueva compañía es dirigida por Ghislaine Thesmar y Pierre Lacotte, luego por Jean-Yves Esquerre. En 1993, la princesa nombró a Jean-Christophe Maillot como jefe de los Ballets de Monte Carlo. Con la experiencia de la bailarina Rosella Hightower y John Neumeier, director y coreógrafo del Centro Coreográfico Nacional de Tours, Maillot le dio un giro a la empresa. Él crea para ella más de 30 ballets, muchos de los cuales entrarán en el repertorio de las principales compañías internacionales. El Ballets de Monte-Carlo ahora es buscado en todo el mundo a través de las obras emblemáticas de Jean-Christophe Maillot, tales como Romeo y Julieta (1996), Cenicienta (1999) Belleza (2001), Altro Canto (2006), Fausto (2007) entre otros. En 2011, bajo la presidencia de la Princesa de Hanovre una nueva estructura dirigida por Maillot trae más cambios. Como resultado los Ballets de Monte Carlo ahora centran la excelencia de una empresa internacional, los activos de un festival multiforme y el potencial de una escuela. Creación, formación y difusión ahora están reunidos en Mónaco para estar al servicio del arte de la coreografía de una manera nueva en el mundo de la danza. Luis Addams Torres Les Ballets de Monte-Carlo presenta: El Lago de los Cisnes Viernes 5, 21:00 h; sábado 6, 20:00 h; domingo 7, 18:00 h CONJUNTO DE ARTES ESCENICAS. Av. Periférico Norte 1695, Rinconada de La Azalea. Boletos: $500 a $1,100, de venta en taquillas.
Luis Addams Torres. No. 1099. 5/10/18
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La Fiesta Nacional e Internacional del Poncho abre sus puertas al país
La 48ª edición de la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho tendrá su acto de apertura hoy, desde las 16.30, en las instalaciones del Predio Ferial Catamarca, con un gran acto de apertura que comenzará con la tradicional marcha “Al Poncho con Poncho”, que contará con la presencia de la gobernadora Lucía Corpacci, la vicepresidente de la Nación Gabriela Michetti y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, además de autoridades provinciales.
Luego, ya instalados en la explanada principal del Predio, se llevará adelante, entre otras cosas, una puesta en escena de la obra “Soy Catamarca”, con la dirección general de Carlos Desanti. Por primera vez en la larga historia de la “Fiesta de invierno más grande de la Argentina” se realizará esta presentación que contará con ciento veinte personas entre bailarines, actores, acróbatas y músicos, y con treinta personas más en el equipo de trabajo que incluye técnicos en sonido, técnicos en iluminación, utilería mayor, realizadores literarios, coreógrafos, asistentes de dirección, asistentes de coreografía, de escenario y de multimedia para dar forma a esta obra de “arte combinado” que durará una hora, durante la cual se conjugan la literatura, la coreografía, el teatro, la danza y la acrobacia. El espectáculo contará la historia de ayer y de hoy de Catamarca, desde sus inicios en la cultura aborigen con primeros pobladores, transitando cronológicamente en el tiempo, la influencia de la conquista, el choque cultural, la resistencia, las creaciones culturales, la lana, sus tejidos y los ponchos ancestrales.
La fiesta de todos Este año, la 48ª edición de la Fiesta del Poncho, y 51 años de historia, contará con una multiplicidad de propuestas y espacios, convocando a más de 700 artesanos nacionales e internacionales. Durante el día se puede disfrutar de diversas actividades culturales, exposiciones, degustaciones de platos típicos, juegos para los más chicos y muchas otras actividades que entretienen a toda la familia. En las noches, los espectáculos artísticos convocan al público para deleitarse con la danza, el canto y la música.
Poncho Diseño El 4º Salón Poncho Diseño recibirá a sus visitantes de 14.00 a 23.00, ofreciendo la posibilidad de conocer una diversidad de propuestas vinculadas al diseño, los emprendimientos e innovadoras creaciones. El Salón Poncho Diseño reúne a un total de 60 diseñadores, duplicando la cantidad del año pasado. El 55 por ciento es de Catamarca, un 25 por ciento del NOA, y el resto desde otras provincias argentinas. Además, contará con la participación de un colectivo de 43 artistas plásticos de Catamarca que expondrán pinturas, esculturas y objetos 3D. También habrá grupos de diseñadores de Belén y la provincia de Jujuy, quienes a las técnicas tradicionales de telares les sumaron el diseño de las piezas.
Ponchito El Ponchito es otro de los espacios de expresión artística destinada a los niños de la provincia y la región, donde más de 3.100 chicos serán protagonistas de este festival que se desarrollará durante los días 16, 17 y 18 de julio, a partir de las 10.00 y hasta las 22.00. En él tendrán cabida delegaciones de cantores, bandas y cuerpos de danzas de distintos puntos de Catamarca y de provincias vecinas.
Museo del Poncho El Museo de la Fiesta del Poncho permanecerá abierto para dar a conocer la historia de esta Fiesta, a través de una diversidad de objetos que referencian a los personajes de la fiesta en sus inicios -hace más de 50 años-, piezas artesanales, vestimenta utilizada en las primeras ediciones, objetos musicales y mucho más.
Cartelera para esta noche Delegación Valle Viejo Sorteo Capresca Los Hermanos Vega Nadia Larcher Pre-Poncho Danza: Yawar Waina (Santa María) Ganador Pre-Poncho Música: Santiago Acosta (Belén) Delegación Capayán Pre-Poncho: Germán Cano (Santa María) Ballet “Piriqui Pérez” Vitale / Morelo /Zenko /Lizarazu: “Mil distintos tonos de verde” Dúo Esencia Ernesto Vega Chato Bazán Cacho Buenaventura (humor) Federico Miranda Nicolás Reyna Martín Paz Dúo Coplanacu.
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Súper elenco en el musical GHOST, la sombra del amor Agustín Argüello, Daiana Liparoti, Alex Brizuela y Lorena d’ la Garza encabezarán el reparto de esta puesta en escena
¡Por fin!, luego de un largo y exhaustivo proceso de más de seis intensos meses, quedó conformado el elenco de GHOST, la sombra del amor, el próximo musical producido por MejorTeatro y Morris Gilbert.
Se trata de un elenco de 17 talentosísimos y versátiles actores, cantantes, bailarines y acróbatas, seleccionados de entre cerca de mil aspirantes que en un singular proceso híbrido (en línea y presencial) buscaron un lugar en este montaje, que estará lleno de magia, esperanza, música, pero sobre todo, y antes que nada, de amor.
Como todo mundo lo sabe, GHOST, la sombra del amor, narra la historia de una pareja a la que ni la muerte prematura e inesperada del protagonista puede separar; y precisamente para dar vida a los personajes de Sam y Molly, este montaje cuenta con el talento de dos de las nuevas figuras más sólidas del teatro musical en nuestro país: Agustín Argüello y Daiana Liparoti.
Agustín tiene una carrera en constante ascenso, como lo muestran sus aplaudidas actuaciones protagónicas en El Rey León, Los Miserables y Mentiras, mientras que Daiana triunfó también en Los Miserables como la rebelde Eponine, y en otros montajes como Rent y Hoy no me puedo levantar.
El villano de esta historia, Carl, quedó en manos de Alex Brizuela, quien ha construido una sólida carrera con trabajos como Mentiras y Myst.
La gracia, el talento, la experiencia y la gran voz de Lorena d’ la Garza estarán al servicio del papel de Oda Mae, la simpática médium.
Como el maloso Willy López brillará el talentoso Santiago Ulloa; como el fantasma del metro estará Pepe Navarrete, a quien recientemente el público ovacionó como Amos Hart en Chicago; y el fantasma del hospital lo hará el muy experimentado Arturo Echeverría.
Como la señora Santiago estará una consentida de esta casa; María Filippini, quien triunfará una vez al lado de nuestras otras intérpretes femeninas: Alejandra Desimone, Sofía Montaño, Anaís Loz, Melina D’Angello y Flor Acevedo.
Este brillante elenco lo completan Moisés Araiza, Ángel García, Carlos Pérez Banega y Jorge Mejía.
Cerca de mil aspirantes, 17 seleccionados… no hay mejor elenco posible para GHOST, la sombra del amor, que se estrenará en el Teatro San Rafael el miércoles 16 de diciembre.
SOBRE LA OBRA
Estrenada en 1990, GHOST, la sombra del amor fue sin duda la película que marcó toda esa década, y que aún hoy, treinta años después, es recordada como una de las cintas románticas favoritas del público.
Ahora, convertida en musical teatral, llega a los escenarios mexicanos de manos del productor Morris Gilbert, GHOST, la sombra del amor, cuyo estreno está previsto para el miércoles 16 de diciembre; confiando en que las medidas sanitarias que se viven en el país así lo permitan.
Como mucha gente recuerda, el enorme éxito cinematográfico de GHOST, la sombra del amor, se debió en buena medida a su maravillosa banda sonora, con Unchained melody a la cabeza, tema que en las voces de los Righteous brothers se colocó en las listas de popularidad por meses enteros.
Es por ello que esta entrañable historia tenía una cita pendiente con el teatro, y más específicamente con el teatro musical. Ese compromiso se cumplió cuando en GHOST, la sombra del amor, llegó a los escenarios teatrales en 2011.
Luego de triunfar en Londres y Nueva York, y otras 16 ciudades del mundo, GHOST, la sombra del amor llegó a la Gran Vía de Madrid, donde triunfó en grande con la producción del grupo SMedia, encabezado por Iñaki Fernández, y la dirección de Federico Bellone.
Juntos realizaron una propuesta original para esta historia, con tanto talento y creatividad que cautivó al público español, que la convirtió sin duda alguna en el éxito de la temporada.
Ahora, GHOST, la sombra del amor, volverá a conquistar el corazón de millones y millones de románticos…
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An American in Paris- Un Americano en París(1951).
Un americano en París sigue la historia de Jerry Mulligan, un joven estadounidense pintor, que se establece en París luego de ser un soldado de la segunda guerra mundial. Él, se enamora de una joven, Lise Bouvier, pero ella se va a casar con otro hombre.
A decir verdad, a medida que veía la película, me preguntaba, ¿qué es lo que la hacía tan buena? no lo entendía, era un cuadrado amoroso, un tanto extraño. Si analizamos la trama, es muy sencilla y plana. Los personajes no tienen dimensiones y se resuelve el conflicto amoroso en los últimos treinta segundos: Ella regresa corriendo a sus brazos, no se va a casar con un hombre que no ama. Por cierto, su prometido, la entega prácticamente hacia Jerry, sin reprocharle nada, sin pedir explicaciones, sin recores. Un poco extraño, dado que estaba completamente enamorado de ella. No sabemos qué es lo que sucede con la mujer que era mesenas de Jerry (que también lo quería). La película termina con un “y vivieron felices por siempre”.
Sin embargo, hay una escena, que vuelve esta película, lo que es. Cuando Jerry (el gran Gene Kelly), derrotado, porque su chica se va a casar con otro hombre, se imagina lo que sería estar con ella, y explorar París juntos, en un número musical de veinte minutos, el cual homenajea el arte Francés (impresionismo), los cambios de escenarios tan fugazmente, los bailarines y sus vestimentas coloridas, es impresionante. Simplemente arte y un placer visual inigualable. Hay que considerar que es 1951 y la digitalización de las películas no existe aún, y cuando descubrí que ganaron un Oscar por Mejor fotografía y vestuario en color, no me soprendí.
Así mismo, al ser 1951, aún no se encuentran personajes femeninos independientes. Los únicos personajes femeninos, Lise y Milo (la mesenas enamorada de Jerry), son completamente dependientes de otros hombres. Lise, al verse desprotegida, dado que estamos en contexto post guerra, se refugia con un hombre mucho mayor que ella. Para luego dejarlo, e irse con otro hombre igual de mayor que ella (Jerry), trabaja en una tienda de perfumería, pero evidentemente, eso no es suficiente. Su prometido se muestra bondadoso y noble, sin embargo, ella manifiesta que no lo puede dejar. Milo, a diferencia de Lise es una mujer pudiente. Pero cuando Jerry le pregunta la procedencia de su solvencia con: ¿A quién le pertenece estas riquezas, a tu esposo o a tu padre?, ella le responde: A mi padre. Es una mujer financieramente dependiente. No indago mucho al respecto porque su padre no sale en la película, hubiera sido interesante para analizar la relación de poder de estos dos. Es un panorama que muchas mujeres alrededor del mundo se encontraban, dada la situación. Me hizo recordar en cierta parte a Marvelous Mrs Maisel (excelente serie).
Sin más, An American in Paris es una excelente película para los amantes de los musicales y del arte. Si buscas saltearte las canciones e ir directo a la trama, encontrarás una sencilla y entretenida película antigua.
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Referencia: "Veronique Doisneau" de Jerome Bel (2004, Opera de París, Francia).
Link:
https://youtu.be/OIuWY5PInFs
https://youtu.be/FjPcRRH_4CM
https://youtu.be/L10LlVPE-kg
https://youtu.be/TfsOj4a2ggA
Su trabajo cuenta hasta el momento con el estreno de quince piezas. En todas ellas nos encontramos con uno o varios actores, bailarines o performers, sus cuerpos y una marcada intención de revelar, a partir de manifestaciones “puras”, un concepto que por su personal tratamiento, parecería llegar a la audiencia como una respuesta honesta a cierta búsqueda de una verdad.
Invitado a realizar una obra para el ballet de la Ópera de París por su director Brigitte Lefevre, Jérôme Bel estrena en el año 2004 “Veronique Doisneau”. Su intención es montar una especie de documental teatral de la obra de uno de los bailarines del ballet. Veronique Doisneau, la bailarina, a pocos días de retirarse, sola en el escenario, con carácter retrospectivo y subjetivo, considera su propia carrera como bailarina en el interior de esta institución.
Veronique Doisneau
Ubicados en la platea del teatro de ópera y ballet más importante de París, vemos entrar a una mujer. Camina hacia el centro del escenario y una vez situada en un punto exacto, nos observa.
El atisbo de una expresión de sorpresa y admiración en su rostro, nos coloca durante unos pocos segundos en el lugar de los observados, de los actores.
Saluda y se presenta.
Estamos en el teatro de Ópera Nacional de París y en el escenario, una mujer nos cuenta su edad, su profesión, cuántos hijos tiene y de qué edades. Nada más ocurre.
Algo más tendrá para decir si está ahí. Algo importante. Algo que muestre la diferencia entre nosotros -personas comunes asistiendo a una sala de teatro- y ella…
Sin embargo, no aparecen aún las señales que nos permitan trazar esa línea que nos diferencia.
Aunque de repente y sin que exista ningún gesto en el discurso que enfatice esta proposición, ella dice que esta noche, es su última actuación en la Ópera de París. Lo que sigue es un silencio cargado de dramatismo y densidad.
Encontramos por fin, un conflicto. Reconocer un hecho argumental que pueda conducir esa historia nos alivia aunque la tensión sigue siendo bastante y extrañamente crece la complicidad y una cierta compasión con esta mujer que parecería no ser portadora de ninguno de los talentos que se requieren para estar en ese escenario.
Y efectivamente, luego de retroceder cuatro pasos, comienza un relato en el que se presenta la frustración y la idea de “no tener el talento suficiente”.
Y es justo en este punto, en el que pareciera que la ceremonia ha comenzado, que todos sabemos porque estamos ahí, que todo adquiere un perfecto sentido, justo en este punto, Veronique canta y baila la segunda variación de “The shades Pas de Trois” del tercer acto de la “Bayadére”.
No han pasado ni siquiera cinco minutos desde el momento en que vimos por primera vez a esta mujer, a esta bailarina y sin embargo ya estamos en contacto con algunos de sus puntos más íntimos. Sentimos que la conocemos. Estamos atravesados por su historia. Estamos algo conmovidos. Quizá sea por eso que a pesar de que Veronique “nunca pudo convertirse en una estrella” del ballet de la Ópera de París, cuando la vemos bailar, nos parece que nunca hemos visto algo mejor.
Quizás quepa la pregunta: ¿“Qué es lo que estamos viendo”? ¿“En qué tipo de manifestación artística se encuadra esta pieza”? ¿“Es una pieza teatral”? ¿“Es una pieza coreográfica”? Pareciera ser eso pero mucho más también.
-“…olvidar, como si, en ese olvido algo más pudiera ser posible…”-
Y quizás una posible respuesta sea “pieza performática”. Básicamente una “performance”. O un “performer” desarrollando, más que interpretando, una situación con estructura dramática o incluso bio-dramática, pudiendo ser este “performer”, un actor, un músico, un bailarín o simplemente un individuo, que se convierte en el ejecutante. Y es exactamente esa indeterminación de lo categórico del rol del protagonista, lo que permite que las acciones impacten en el espectador de una forma nueva.
Puede ser útil para pensar en esta nueva forma performática y en las múltiples dimensiones que aparecen en este hecho que sólo tiene tiempo y lugar en su propio acontecer, la idea de Eco en su libro “Obra Abierta”. Puede ser útil, incluso entendiendo la diferencia del contexto conceptual y estilístico en el que Eco plantea:
“La poética de la obra en movimiento (como, en parte, la poética de la obra “abierta”) establece un nuevo tipo de relaciones entre artista y público, una nueva mecánica de la percepción estética, una diferente posición del producto artístico en la sociedad. (…)
Plantea nuevos problemas prácticos creando situaciones comunicativas, establece una nueva relación entre contemplación y uso de la obra de arte. (…)
Aparece cierta vigencia en esta idea, cuando pensando en la obra de Jérôme Bel, nos encontramos con la deliberada intención de desarticular la dinámica que propone una asimetría entre artista y público, aunque no sea desde un criterio de jerarquías, sí desde la necesidad de trazar los códigos que establecen las convenciones del ritual y que permiten comunicar desde esa tradición. En este caso, en cambio, el hecho de que esa comunicación entre artista y público ocurra de la manera más simétricamente posible, es eje absolutamente constitutivo de la obra.
Nuevamente en el centro del escenario, Veronique va a hablarnos de algunas de sus preferencias. Sus coreógrafos favoritos y los que no son de su agrado. Los roles que le han gustado interpretar y los que no; todo lo que ha aprendido con Merce Cunningham: “bailar en silencio” y “escuchar el ritmo de los otros bailarines”.
A continuación va a bailar una escena de la pieza “Points in space” de Cunningham.
Y unos pocos minutos después nos confesará que su sueño fue bailar “Giselle”.
La tensión vuelve a crecer y quizás este sea uno de los momentos con mayor dramatismo.
De repente, estamos invadidos por el complejo de emociones que se hacen presentes al tomar contacto con la experiencia de recordar un sueño no cumplido. La transparencia de Veronique en la danza del fragmento de “Giselle”, nos transporta sin mediación alguna. Somos los observadores de un acto íntimo. Un acto que recorre la nostalgia, el juego, la frustración, la frescura, la limitación. Evidentemente, la cantidad de “gestos” que se despliegan en este acto completamente espontáneo y despojado de cualquier especulación, nos conmueve y nos moviliza. La contemplación del hecho artístico, se intensifica pero a la vez se nos vuelve difuso. El mensaje se complejiza por la diversidad de sentidos que nos dispara. En cierto modo, perdemos la brújula para conducir el estado de entrega que experimentamos. Quizá porque transitamos zonas desconocidas en términos estéticos. Finalmente, todo lo que esta mujer está diciendo y está haciendo es verdad, es su verdad. Y es también la verdad de su vida. Y no la representación de ésta.
Y quizás sea justamente esa construcción de una escena sin bordes, lo que nos desestabiliza y nos acongoja placenteramente.
Acercándonos al final de la obra, comienzan a mostrarse ciertos elementos que revelan de manera potente y cristalina, la forma, la estructura perfectamente articulada de la pieza. Si bien sería atinado pensar que ninguna pieza puede garantizar su eficacia sin un buen plan, sin una forma, sin una estructuración que permita conducir el contenido de la manera más “unívoca” posible, quizás no se haya percibido en la pieza sino hasta este momento, dicha estructuración; o al menos, no como rasgo de organización y contenedor del mensaje.
Sin embargo, es a partir de este momento en que la forma se “deja ver” y se vivencia por ejemplo, con la aparición de otros personajes.
Veronique nos cuenta que adora ver bailar a Céline Talon, quién a continuación va a entrar en la escena para complacer a Veronique bailando la “Giselle” de Mats Ek.
También vamos a encontrarnos con otro personaje, Bruno, el operador. Quien funcionará como una especie de cómplice en la performance casi denunciante del Lago de los Cisnes, en la que treinta y dos bailarinas deben permanecer completamente inmóviles durante varios segundos, funcionando como un decorado humano que alude a las estrellas.
Y es a lo largo de todo este desarrollo final, donde por un lado, la aparición de estos personajes, nos muestra la evolución del personaje protagónico; Veronique ha llevado su relato a un punto en el que finalmente logra, sin dejar de ser el eje, poder contar, pero sirviéndose de la interacción con otros.
Por otro lado, se contextualiza más radicalmente, la historia de esta bailarina, en relación con la institución en la que se ha desempeñado, haciéndose visible cierto meta-mensaje.
Y por último, el uso del humor –esta vez legitimado- como herramienta estructural de dis-tensión, nos permite experimentar la obra de una manera acabada.
por Silvina Zicolillo; Bs. As. Argentina 2013.
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Municipalidad de Catriel -
La Municipalidad te informa http://www.catriel.gob.ar/se-realizo-la-audicion-para-la-compania-de-danzas/
Se realizó la audición para la Compañía de Danzas
Se realizó la audición para la Compañía de Danzas
La Municipalidad de Catriel, a través de la Dirección de Cultura, informa que ayer domingo, se llevaron a cabo las audiciones para integrar la Compañía de Danzas, espectáculo ciento por ciento catrielense que, por segunda edición consecutiva, pondrá en escena un show inédito en el escenario mayor de la 6º Fiesta Provincial del Petróleo.
Alrededor de 85 artistas audicionaron en el Multiespacio Cultural Cine Cotecal, de los cuales fueron seleccionados 41 por los directores Paola Ramidán y Fabián Cofré.
Recordamos que para la edición 2018 de la Fiesta, la Compañía de Danzas será rentada, los profesores van a cobrar cinco mil pesos por mes y los bailarines dos mil, en apoyo al esfuerzo y las horas que dedican para desplegar un espectáculo de gran jerarquía y con identidad bien catrielense.
Debido al alto nivel interpretativo demostrado por los inscriptos, la Gestión Johnston otorgó seis becas más, de las treinta y cinco iniciales, por lo que habrá 41 artistas en escena.
Nombre y Apellido de los seleccionados para integrar la Compañía de Danzas:
Cofre David
Eugenia Parada
Martínez Tomas
Troncoso Sabrina
Machado Maira
Martinelli Silvina
Lobos Iara
Rodriguez Ayelen
Morales Esteban
Malagueño Victoria
Cofre Kiara
Cofre Yerimen
Pizarro Cecilia
Michel Paula
Fuentes Milagros
Garabito Carla
Viñolo Xiomara
Colado Mario
Larrosa Pablo
Cruz Bravo Keyla
Rodríguez Laura
Rojas Denia Abigail
Arabales Claudia
Arabales Priscila
Arabales Fernando
Rodríguez Angel
Rebolledo Melina
Albornoz Patricia
Busto Delfina
Carrera Ricardo
Alfaro Alejo
Quiroz Sia M. Pilar
Haberkorn Sofía
Luna María José
Vera Ariana
Bonomo Alma
Romero Ricardo
Obando Belén
Rodríguez Homero
López Leo
Romero Gabriela
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Cruïlla 2018, un festival diferente
Guiomar Fernández
En plena burbuja de festivales (¿estallará algún día?) este año tuvimos la oportunidad de asistir a uno que es más cercano y manejable que los grandes eventos tipo Primavera Sound. Nos referimos al Cruïlla. En 10 años de existencia, se ha convertido en el más ecléctico de los festivales de Barcelona. Se trata de una cita veraniega que suele combinar viejas glorias con cantautores catalanes y artistas emergentes. Este 2018 no ha sido una excepción.
El jueves comenzó completo, eso sí, sólo con el escenario Estrella Damm funcionando. Escenario que por cierto tenía una decoración muy llamativa, con unos caballitos de mar gigantes escoltándolo y unas paredes exteriores cubiertas con centenares de paraguas blancos. Las pantallas laterales quedaban encuadradas en unas enormes esferas que le daban un toque todavía más marinero.
El primero en pisarlo fue el peculiar Seasick Steve, un músico que, aunque no se estrenó en solitario hasta 2004, siempre estuvo vinculado a la música como artista callejero, trabajando como ingeniero de sonido o productor. Sobre el escenario es auténtico como el que más. Viejo rebelde del blues que, con su aspecto desaliñado y larga barba blanca, en seguida atrae la atención del público. En septiembre publicará su nuevo LP, ‘Can U Cook?’, del que nos ofreció algunos cortes. En uno de ellos, ‘Walkin’ man’, invitó a una chica a subir al escenario para que escuchara la canción sentada junto a él. Entre lingotazos a una botella de vino y temas del más puro country transcurrió su actuación.
Sorprende cuando toca con tanta soltura esas guitarras de tres cuerdas, o fabricadas por el a partir de objetos como una matrícula oxidada. Se sabe que Jack White, otro artista al que le gusta fabricar guitarras a mano, le regaló una hecha con un tapacubos. Precísamente Steve elogió al de Detroit, diciendo que era un honor compartir escenario con él.
Y es que justo después Jack tomaba el relevo. Una proyección con una cuenta atrás nos recordaba los minutos que quedaban para su actuación. Recurso interesante pero fallido si cada vez que llega el último minuto vuelve a marcar cuatro de nuevo. Sólo sirvió para inquietar a un público que no quería esperar. Pero esos minutos de retraso quedaron olvidados con una actuación soberbia de White. De azul plateado salió Jack al escenario, abanderado como es de ese color en su proyecto en solitario. Sin embargo los “rojo y blanco” de The White Stripes estuvieron presentes desde la primera canción. Abrió con ‘When I hear My Name’, de su etapa en la citada banda. Dos temas de su último trabajo ‘Boarding House Reach’ (2018, Third Man) le siguieron. Aunque este no ha sido su más alabado trabajo, el bueno de Jack sigue cosechando críticas positivas. Temas como ‘Over and Over and Over’ o ‘Connected By Love’ dan buena fe de su inagotable creatividad. White continuó encadenando temazos de los Stripes como ‘Hotel Yorba’, con otros ya casi míticos como ‘Love Interruption’. Por supuesto, dedicó un tema a Seasick Steve, quien se paseó entre la multitud. ‘Steady, as She Goes’ de The Racounteurs también sonó. No podía faltar ‘Sixteen Saltines’ y si, cerró con ‘Seven Nation Army’, por si alguien lo dudaba.
El jueves terminaba con Bunbury, que como él mismo anunció, venía a tocar una muestra de sus trabajos de ayer y de hoy.
El viernes se presentaba a priori como uno de los días grandes. De lo programado a primeras horas nos quedaríamos con el delicado folk de Joana Serrat.
N.E.R.D, abrían el escenario Estrella Damm. La banda capitaneada por Pharrel Williams y Chad Hugo llegó acompañada por una legión de bailarines casi tan espectacular como el despliegue de temas que ofrecieron. Empezaron con canciones potentes como ‘Anti Matter’ o ‘Spaz’. La actuación fue bastante movida y Pharrel se empeñó en hacer participar a la audiencia constantemente. Y además les dio lo que venían a buscar, las covers de ‘Hot in Herre’ (Nelly), ‘Blurred Lines’ (Robin Thicke) o ‘Get Luky’ (Daft Punk), todas ellas co-escritas por él. Incluso ‘Seven Nation Army’ volvió a sonar en el mismo escenario un día después. Y si algo nos quedó claro es que N.E.R.D, acrónimo de No-one Ever Really Dies, vinieron a pasárselo bien.
Cambiando totalmente de registro, algo habitual en Cruïlla, LP encandiló en el escenario Cruïlla Enamora. Con tres álbumes en su haber, la cantante, Laura Pergolizzi, autora del inolvidable ‘Lost on You’ hizo una exhibición de vozarrón. La norteamericana de origen italiano ha escrito canciones para Cher, Rihanna, Christina Aguilera o Leona Lewis. Talento a raudales que plasmó en Cruïlla, a ratos acompañado de silbidos mágicos, a ratos de su ukelele.
Para los que tenemos treinta y tantos, lo mejor del sábado podríamos decir que fueron Prophets of Rage. Fue esta la actuación de lo que llaman un “supergrupo”, o unión de viejas glorias para tocar sus respectivos temazos y alguno nuevo. Esto es lo que presentaban Prophets of Rage, formados con lo mejor de cada casa de Race Against The Machine, Public Enemy y Cypress Hill. Tres icónicas bandas de los 90 juntas, o casi. De los primeros están el bajista y vocalista Tim Commerford, el guitarrista Tom Morello, y el batería Brad Wilk, de los segundos Chuck D y DJ Lord, y de los terceros, B-Real. Salieron, por cierto, vestidos con unas camisetas del Barça que llevaban sus nombres estampados. Después, dada la intensidad y el sudor, fueron sustituidas por otras prendas. Comenzaron con la canción de Public Enemy que da nombre a la banda, y lo que vino después fue un festival de música en sí mismo que nos dejó boquiabiertos. Basta con observar a Tom Morello armado con su guitarra, que por cierto llevaba un FUCK TRUMP en letras mayúsculas pegado por la parte de atrás. ‘Fight the Power’, ‘Yo Quiero Fumar’, ‘Jump Around’ y para cerrar la eterna ‘Killing in the Name’. Todo un viaje a nuestra adolescencia.
A la noche aún le quedaban nombres como Damian Marley, Kygo y los siempre divertidos Bomba Estereo.
La última jornada venía también repleta de citas imprescindibles. Por un lado, la fusión jazz soul de la maliense Fatoumata Diawara en el escenario Time Out, y por otro, el reggae de SOJA (Soldiers Of Jah Army) en el Estrella Damm, animaron la tarde.
Pero sin duda, lo mejor del sábado fue el fascinante directo de David Byrne. Unas cortinas plateadas cubrían un escenario vacío que tenía una mesa con un cerebro en el centro. Así salió el elegante Byrne a escena, misterioso, muy “lynchiano”. Y de repente dio comienzo el recital con ‘Here’, de su último trabajo, ‘American Utopia’ (Nonesuch Records, 2018). La sorpresa vino con los músicos, que llevaban los instrumentos incorporados a modo mochila. Excepcional puesta en escena que daba lugar a bailes coreografiados con un Byrne en estado de gracia. En un momento dado, David sostuvo el cerebro en una pose shakespeariana. 66 años más que bien llevados son los que atesora el líder de Talking Heads, que por supuesto interpretó un buen puñado de temas de la mítica banda, tales como ‘Slippery People’, ‘This Must Be the Place (Naive Melody)’, ‘Once In a Lifetime’ o ‘Burning Down the House’. Pero Byrne es mucho más. Recordemos ese maravilloso ‘Love This Giant’ (4AD, 2012) en colaboración con Annie Clark (St. Vincent). De este trabajo nos regaló ‘I Should Watch TV’. Volviendo a American Uptopia, el LP tiene temas tan grandes como ‘Everybody's Coming to My House’, que siendo reciente parece legendario. Y por si quedaba alguna duda de que Byrne puede con todo, también cayó una cover de Janelle Monáe, ‘Hell You Talmbout’, canción reivindicativa del movimiento Black Lives Matter, en protesta por la violencia racial. Ideal broche de oro para un grande.
Más tarde llegarían otras leyendas como The Roots. Los raperos de Filadelfia ofrecieron un concierto que repasó algunos temas de su nutrida trayectoria. El MC Black Thought y los suyos deleitaron con temas propios y alguna cover, como ‘Sweet Child O' Mine’, de Guns N’ Roses o ‘Jungle Boogie’ de Kool & The Gang.
IZAL volvía locos a sus enfervorecidos fans, pero nosotros preferimos decantarnos por un Ben Howard que se retrasó unos 15 minutos, y cuyo concierto, algo pausado para la hora en que estaba programado (retumbaba el escenario más cercano) no empañó el gran buen hacer del británico.
Justice, previsibles con su repertorio más que conocido pero siempre potente, y Orbital, trasladándonos a las catacumbas del techno y el acid house, cerraron una edición muy variada de un festival en el que además se pudo ver a Gilberto Gil, Albert Hammond Jr, Nuria Graham, Belako, y muchos otros.
El Cruïlla siempre acierta, porque tiene de todo y para todos. Ahora nos queda esperar al Cruïlla de Tardor.
Todas las fotos por Xavi Torrent (Cruïlla).
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IRCA realiza con éxito Tercer Festival de Danza
IRCA realiza con éxito Tercer Festival de Danza
Reynosa, Tam.- Con la finalidad de celebrar el Día Internacional de la Danza, el Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes, (IRCA), de Reynosa llevó a cabo con éxito el Tercer Festival de Danza el pasado sábado 28 de abril.
El Gimnasio de la UAT fue sede de este gran Festival que congregó a treinta y cinco agrupaciones y más de setecientos bailarines en escena, mostrando la diversidad de…
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A treinta años del Don Quijote cubano
Muerte fingida de Basilio, ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
Luis Valle en el grand pas de deux, tercer acto del ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
Los bailarines Luis Valle y Annette Delgado en el Grand Pas de Deux (Foto: Ana León)
Los bailarines Ely Regina en el papel de Mercedes y Patricio Revé como Espada, el torero (Foto: Ana León)
La bailarina Annette Delgado interpretando a Kitry con las Dríadas (Foto: Ana León)
Kitry, el Quijote y Dulcinea durante la escena del sueño (Foto: Ana León)
LA HABANA, Cuba.- El ballet Don Quijote figura entre las obras que más agradece el público cubano. Con ella ha iniciado su primera temporada de 2018 el Ballet Nacional de Cuba, registrando una masiva asistencia —mayormente extranjera, hay que decirlo— a la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana.
Sobre la original de Marius Petipa y la versión de Alexander Gorski, la coreografía creada por Marta García y María Elena Llorente y dirigida por Alicia Alonso celebra ya el aniversario treinta de su estreno, acontecido el 6 de julio de 1988 en el mismo escenario capitalino.
La joya del repertorio clásico ruso se ajustó al concepto estético de la Escuela Cubana de Ballet gracias a una minuciosa revisión del original, que deriva hacia la estilización de lo español sin disminuir el valor de los elementos folklóricos que distinguen la obra. En los roles protagónicos de Kitry y Basilio se concentra tal propósito, matizado inicialmente en las escenas aldeanas, y redondeado en el grand pas de deux del tercer acto.
El hermoso ballet en tres actos constituyó el primer intento latinoamericano por incluir al hidalgo cervantino dentro del catálogo clásico. En aquella ocasión los personajes principales estuvieron a cargo de duplas inolvidables como Amparo Brito y Jorge Vega, María Elena Llorente y Rolando Candia, o Dagmar Moradillo con Fernando Jhones, quienes convirtieron aquel estreno en un legado para la posteridad.
En la versión cubana se introdujeron algunos cambios en virtud de ganar síntesis y dinamismo, pero de forma general se acoge al original Petipa-Gorski. En comparación con otras obras de factura rusa, Don Quijote no delata un alto contenido dramático ni alardes técnicos, pero posee un notable preciosismo artístico que permea cada detalle de la historia. El vestuario, la escenografía, los ambientes, la música ejecutada en vivo y la brillante interpretación de los mejores bailarines que hoy tiene el Ballet Nacional Cuba hicieron de la función del pasado domingo una tarde memorable.
Annette Delgado y Luis Valle en los roles de Kitry y Basilio estuvieron arrolladores. Ambos tenían tantas ganas de bailar y fue su interpretación tan perfecta y llena de clase, que el público estallaba en intermitentes ovaciones. El ballet transcurrió como un viaje a la España del siglo XIX invadida por los franceses, donde el Quijote y su fiel ayudante cobran vida para defender dos invaluables tesoros de la humanidad: la libertad y el amor.
Con las principales figuras elevando el listón a cotas de excelencia, el cuerpo de baile superó muchas de sus imperfecciones para ofrecer una ejecución decorosa, aunque el camino del aprendizaje parece no tener fin. Continúa apreciándose la falta de sincronización y conocimiento mutuo entre las parejas, como si los bailarines asumieran que el público no los observa por tratarse de figuras secundarias.
La danza clásica no admite lo que algunos llaman “relleno”. Cada ejecutante forma parte de un cuadro donde todo elemento es importante, y nada escapa al ojo atento de los balletómanos. En la escena de los aldeanos hubo miradas y gestos que no se encontraron, o no fueron correspondidos; pequeñas imprecisiones disimuladas en el jubileo general, pero que deslucen la armonía del conjunto.
Kitry y Basilio en el cuadro escénico de la aldea (Foto: Ana León)
Escena Final de Don Quijote, por el Ballet Nacional de Cuba (Foto: Ana León)
El bailarín Luis Valle haciendo de Basilio en el ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
Danza de las Dríadas, ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
Cuadro escénico de los gitanos, ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
Un momento feliz fue el cuadro escénico de los toreros, distinguido por Patricio Revé en el personaje de Espada, con el grato añadido de la bailarina y coreógrafa Ely Regina en el rol de Mercedes, su amante.
Durante el segundo acto, el cuadro de los gitanos, con especial mención al talento y las cualidades físicas de Daniel Rittoles, superó en mucho a la escena de las Dríadas, que no lograron bailar al unísono ni sacudirse el hieratismo propio de las Willis (ballet Giselle). Aún hay mucho por pulir, desde la construcción de los personajes hasta comprender la diferencia dramática entre Willis, Dríadas y Sílfides. El hecho de que todas sean criaturas oníricas no significa que se interpreten de la misma manera.
Los altibajos del segundo acto fueron rápidamente borrados por el grand pas de deux de Annette Delgado y Luis Valle en un magnífico cierre. Ambos fueron todo lo que se espera de primerísimas figuras del ballet cubano.
Annete, la más princesa de las princesas, coqueta e histriónica, dueña de cuanto hay que saber en los predios de la danza clásica. Luis Valle, “con el que todas quieren bailar”, es una rara mezcla de gallardía, elegancia y virtuosismo. Excelente en todo lo que hace, será un compañero perfecto para las joyas que aún quedan en el Ballet Nacional de Cuba.
Tanto Valle como Ely Regina dejaron la compañía Acosta Danza para regresar al imperio de Alicia Alonso. Aún no han sido esclarecidos los motivos, pero al parecer se impuso la nostalgia por los clásicos. Lamentable pérdida para la nómina de Carlos Acosta, y ganancia absoluta para el Ballet Nacional que, en lo sucesivo, será mucho mejor.
A treinta años del Don Quijote cubano
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La Fiesta Nacional e Internacional del Poncho prepara un gran acto de apertura
El próximo viernes 13 de julio desde las 16:30 horas en el Predio Ferial, se dará inicio al Poncho 2018. El próximo viernes 13 de julio desde las 16:30 horas en las instalaciones del Predio Ferial Catamarca se dará inicio a Fiesta Nacional e Internacional del Poncho 2018 con un gran acto de apertura que comenzará con la marcha “Al Poncho con Poncho”.
Luego, ya instalados en la explanada principal del Predio se llevara adelante, entre otras cosas, una puesta en escena de la obra “Soy Catamarca” con la Dirección General del Prof. Carlos Desantis donde por primera vez en la larga historia de la “Fiesta de invierno más grande de la Argentina” se realizará esta presentación que contará con ciento veinte personas entre, bailarines, actores, acróbatas y músicos y con treinta personas más en el equipo de trabajo que incluye técnicos en sonido, técnicos en iluminación, utilería mayor, realizadores literarios, coreógrafos, asistentes de dirección, asistentes de coreografía, de escenario y de multimedia para dar forma a esta obra de “arte combinado” que durará una hora en donde se conjuga la literatura, la coreografía, el teatro, la danza y la acrobacia. Es por ello, que el día de ayer domingo, la Secretaria de Turismo de la Provincia, Mlga. Natalia Ponferrada, visitó a los integrantes de la presentación en la explanada del Predio en una de los ensayos que ya llevan más de 30 días preparándose para el próximo viernes. En la oportunidad, Ponferrada, dialogó con los presentes haciéndoles saber sobre lo importante de esta presentación e instándolos a que defiendan siempre en el futuro este acto que marcara sin lugar a dudas un antes y un después de la Fiesta del Poncho. El espectáculo contará la historia de ayer y de hoy de Catamarca desde sus inicios de la cultura aborigen con primeros pobladores, transitando cronológicamente en el tiempo, la influencia de la conquista, el choque cultural, la resistencia, las creaciones culturales, la lana, sus tejidos y los ponchos ancestrales.
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Un homenaje y un legado que agoniza
Escultura homenaje a Alicia Alonso (Foto: Ana León)
LA HABANA, Cuba.- Cada 1ro de enero el Ballet Nacional de Cuba ofrece una gala en homenaje al aniversario del Triunfo de la Revolución. En la presentación correspondiente al año que comienza se demostró, una vez más, la pugna perenne de la Prima Ballerina Assoluta con el fallecido Fidel Castro, a ver cuál de los dos consigue más homenajes, sea en vida o postmórtem.
No bastó consagrarle el teatro que los cubanos han conocido como García Lorca desde hace décadas. Para apurar el entierro de la tenue memoria del poeta de Granada, emplazaron una escultura de la celebérrima bailarina, con la firma de José Villa Soberón, creador también de la polémica estatua de John Lennon que descansa cómodamente en un parque de la capital.
Según palabras del artista, el trabajo de modelado se realizó a partir de fotografías proporcionadas por los archivos del Museo Nacional de la Danza. Entre tantas, fueron seleccionadas aquellas que mejor expresaran las cualidades técnicas e histriónicas de Alicia, con miras a un resultado final que se integrara de manera coherente al espacio para el cual fue concebido.
Así, en el lobby principal del impresionante coloso de Prado, se erige la pieza de bronce fundido que inmortaliza a Alicia Alonso en su inolvidable interpretación de Giselle. Ante la crema y nata de ministros, artistas reconocidos y personajillos de la cultura nacional, se materializó uno más de los ya incontables tributos a la fundadora del Ballet Nacional de Cuba.
Alicia Alonso rodeada por Miguel Díaz Canel, Eusebio Leal y Abel Prieto (Foto: Ana León)
Miguel Iglesias recibe el premio del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso (Foto: Ana León)
Otros highlights de la velada fueron el inicio de la temporada de invierno del Ballet Nacional con la obra Don Quijote, en el treinta aniversario del estreno de la versión cubana; y la entrega del Premio Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso” a Miguel Iglesias —director de Danza Contemporánea—, cuya compañía se alzó con el mejor espectáculo de 2016: una versión de Carmina Burana con coro y orquesta sinfónica en vivo, que aún estremece a quienes pudieron apreciarla in situ.
En la primera presentación del año, el ballet Don Quijote fue realzado por una espléndida Annette Delgado en el rol de Kitri, acompañada por el gallardo Yoel Carreño, quien regresó en calidad de bailarín invitado para encarnar a Basilio y recordarnos algo de lo bueno que ha surgido de la Escuela Cubana de Ballet.
Soberbia interpretación por parte de ambos bailarines, remanentes de la que algunos consideran como última generación gloriosa del ballet cubano. Pinceladas de excelencia se han sucedido después; pero de forma esporádica.
El cuerpo de baile continúa sufriendo variaciones de calidad, desde el punto de vista técnico, coreográfico y dramatúrgico, en cada una de sus salidas a escena. En esta lacerante mediocridad radica la poca justificación para continuar rindiendo homenaje a la “máxima líder” del ballet cubano; quien es, lógicamente, la única responsable por la sostenida decadencia de la compañía.
Con crueldad y sorna, un amigo acota: “menos mal que la Prima Ballerina no puede ver, de lo contrario se sentiría desmerecedora de cada homenaje recibido en los últimos veinte años”. Y es que con Alicia Alonso también se impone esa voluntad de ignorar el paso del tiempo y prolongar una permanencia que arruina lo que alguna vez brilló.
Annette Delgado en el rol de Kitri, ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
Ballet Don Quijote, escena del sueño (Foto: Ana León)
Annette Delgado y Yoel Carreño en el ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
Yoel Carreño en el rol de Basilio, ballet Don Quijote (Foto: Ana León)
No cabe duda de que Alicia fue, en su tiempo, una magnífica intérprete, cuyo significado para la cultura cubana es innegable. Pero su impronta se ha exagerado tanto que ha terminado por eclipsar los nombres de otras intérpretes cubanas que fueron igualmente excelentes. Algunas, incluso, mejores que ella en ciertos roles protagónicos.
De cualquier modo, al Gran Teatro de La Habana le hacía falta una escultura que conectara con su público, y la de Villa Soberón le hace justicia a la Alicia de otros tiempos. Esa bailarina, inmortalizada en delicado gesto, es también un homenaje a tantas primeras figuras que han hecho delirar de admiración a los balletómanos cubanos.
Un homenaje y un legado que agoniza
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Ballet Nacional de Cuba, la muerte de un cisne
Viengsay Valdés en el rol de Carmen (Foto: Ana León)
Claudia García como Destino (Foto: Ana León)
Ariel Martínez en el rol de Escamillo (Foto: Ana León)
Escena del ballet Carmen, coreografía de Alberto Alonso (Foto: Ana León)
Escena de Carmen y Escamillo (Foto: Ana León)
Muerte de Carmen (Foto: Ana León)
LA HABANA, Cuba.- La más reciente temporada del Ballet Nacional de Cuba (BNC) en el Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso” demostró, por enésima vez, que la otrora prestigiosa compañía ha quedado reducida al oficio. Nada hay que recuerde la excelencia de una escuela que llegó a figurar entre las más admiradas del mundo: ni sincronización en el cuerpo de baile, ni figuras sobresalientes, ni coreografías memorables.
Desde hace años el público amante de la danza clásica asiste a la decadencia de una institución que solía ser paradigmática. Este último ciclo provocó tal disgusto entre los balletómanos, que las funciones solo estuvieron acompañadas por el aplauso de cortesía. El programa incluyó dos coreografías de Alicia Alonso: Umbral y A la luz de tus canciones —tributo a Esther Borja—, y cerró con el ballet Carmen en el cincuentenario de la versión realizada por Alberto Alonso, en 1967.
La pésima impresión causada por el BNC es síntoma de la mismidad que corroe todos los aspectos de la vida en Cuba. Es cierto que factores de orden económico han pesado sobre la compañía, y la emigración ha drenado su nómina de bailarines excepcionales. Pero ello no justifica que una coreografía como Umbral, atiborrada de poses y arabesques; y un olvidable homenaje a Esther Borja —apropiado para el Ballet de la Televisión Cubana— aparezcan en el programa, habiendo tantas piezas excelentes en el repertorio del ballet cubano.
Las actuaciones estuvieron muy por debajo de las expectativas incluso en Carmen, cuyo protagónico alternaron las primeras bailarinas Viengsay Valdés, Anette Delgado y Grettel Morejón. La primera, por sus cualidades físicas, se ajusta al personaje, aunque su interpretación fue fría y desprovista de dramatismo. Anette Delgado es técnicamente superior, pero tan princesa que no logra meterse en la piel de la gitana voluptuosa y temperamental. En cuanto a Grettel Morejón, basta decir que su ejecución no estuvo a la altura de su jerarquía dentro de la compañía.
La contraparte masculina resultó de lágrimas por la falta de virtuosismo, experiencia y elegancia varonil en algunos bailarines, que vaciaron de pasión una obra signada por emociones violentas. Hasta los clásicos comienzan a quedarle inmensos al Ballet Nacional de Cuba, otra razón para preguntarse por qué no se eligen otras obras del repertorio cubano, que mucha gente no ha visto y que podrían redundar en el crecimiento de los bailarines.
El ballet Muñecos, de Alberto Méndez, es una obra conmovedora; tan noble desde el punto de vista técnico que casi cualquier bailarín puede interpretarla. Lo mismo sucede con El reto, de la coreógrafa chilena Hilda Rivero; o Flora, de Gustavo Herrera. Son piezas que, como tantísimas, el público no ha podido apreciar, muy aplaudidas en su momento y condenadas al olvido por los autómatas apegados a la rutina de Cascanueces, Don Quijote, El Lago de los Cisnes, Giselle y Coppelia.
Alicia Alonso se niega a pasar el banderín, y el BNC se ha congelado en la ejecución de los clásicos, con una empobrecida nómina que no es siquiera la sombra de la cantera de bailarines que existió entre las décadas de 1970 y 1990. El legado de aquellos intérpretes hoy fallecidos o emigrados se ha perdido, fracturando la posibilidad de enseñar a los nuevos estudiantes todo lo que define, en esencia, a la escuela cubana de ballet.
Escena de Carmen y Destino (Foto: Ana León)
Don José y el Capitán Zúñiga (Foto: Ana León)
Carmen, sus amantes y Destino (Foto: Ana León)
Ballet A la luz de tus canciones, coreografía de Alicia Alonso (Foto: Ana León)
Ballet Umbral, coreografía de Alicia Alonso (Foto: Ana León)
Hubo un momento precioso en que generaciones de bailarines extraordinarios —masculinos y femeninos— coincidían o se sucedían, manteniendo vivo el savoir faire del ballet cubano. Figuras de la talla de Josefina Méndez, Mirtha Plá, Aurora Bosch, Loipa Araújo, Rosario Suárez, María Cristina Álvarez, Dagmar Moradillo, Ofelia González, Martha García, Lázaro Carreño, José Zamorano, Orlando Salgado, Jorge Esquivel y tantos otros consolidaron en Cuba la cultura del ballet, con una calidad reverenciada en los cuatro puntos cardinales del planeta. No quedaba una luneta vacía en el Gran Teatro de La Habana, abarrotado por un público nacional exigente y conocedor, que ovacionaba hasta el delirio a quien de veras lo merecía.
Aquellos bailarines formaron a las glorias de los años noventa: José Manuel y Alihaydée Carreño, Lieng Chang, Vladimir Álvarez, Lorna y Lorena Feijóo, Galina Álvarez… Es una lista tan extensa y de tan altos quilates que nadie puede creer que hoy la compañía cuente con solo cinco primeros bailarines, que superan los treinta años de edad y cuyo relevo no se perfila en el futuro inmediato.
La accidentada pedagogía y el agravamiento de las condiciones materiales han minado toda sensibilidad, precipitando el descenso de la compañía en la prosaica realidad del trabajo asalariado. Lo peor ha sucedido. Hoy los jóvenes formados en la escuela cubana de ballet van a escena como el zapatero a sus zapatos: con una lastrante conciencia de oficio distanciada del arte y de la grandiosidad inherente a la danza clásica.
Ballet Nacional de Cuba, la muerte de un cisne
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