#Sagas familiares de ficción
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Nimué (Black Rock 3)
Fantasía urbana y romántica ¿Qué puede frustrar más a una mujer poco paciente, que no ser ni loba ni bruja?Su padre, el alfa de Glencoe. Su madre, una de las más poderosas brujas. Y ella… solo tiene demasiado carácter.Para colmo, los hechiceros Cluny han invitado solo a su hermano James a Irlanda. Le da lo mismo. Ella irá.Allí conocerá a Finbar, alguien que le sacará de sus casillas y que hará…
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Septiembre 2024
30 de agosto - 23 de septiembre
Por insistencia y recomendación de mi pareja me leí "Dune", de Frank Herbert. Sinceramente no soy muy fan de la ciencia ficción, e incluso podría decir que es el primer libro que leo de este género (?), no lo sé, quizás me esté colando. Lo que es evidente es que hacía muchísimo que no leía un libro de estas características. En Goodreads le he dado una puntuación de cinco estrellas, no diría que se ha convertido en uno de mis libros favoritos, principalmente por el género, pero sí que es un libro que me alegro de leer y que me ha fascinado. A primeras se hace bastante complejo, muy denso y bastante político, filosófico, mental… Para mí todo mejoró cuando entran en escena los fremen y el desierto. Esa sí que es la mierda que me gusta. A partir de ahí estuve bastante viciada, aunque mantuve un ritmo de lectura lento precisamente por la complejidad del libro.
He de confesar que es un libro que me hubiera costado menos leer sí no hubiera visto las películas, básicamente porque el ritmo y los acontecimientos no siguen el mismo curso en uno respecto al otro. Entonces, si vas con la idea de leer el libro esperando encontrarte con lo mismo que en las películas… Pff, mantén la mente abierta, merecerá la pena, de verdad.
En conclusión, absolutamente fascinada con el mundo que ha creado Frank, con la complejidad y la crítica existente, y enamorada de los fremen.
Se me quedó cortísimo en cuanto a las explicaciones del pueblo fremen, ojalá el siguiente libro se centre muchísimo más en ellos.
6 de septiembre - 15 de septiembre
Últimamente no hago más que leer libros por recomendación o por influencia de otras personas cercanas, en este caso me leí el primero de la saga Blackwater, "La Riada", de Michael McDowell, por querer leerlo conjuntamente con mi señora madre. Incluso al final se unió mi pareja a la lectura conjunta, nada mal.
¿Podemos decir que estaba preparada para lo que leí? No, en absoluto. Os prometo que no me esperaba para nada lo que pasó, ni cómo se iba desarrollando la historia. Sabía la premisa de “drama familiar” “pueblo de Alabama”, “matriarcado”, blablabla… Pero de ahí a esperar un libro de horror (?), no sé si se podría denominar así, la cosa es que tiene cosas chungas. A mí el drama familiar la verdad que me daba bastante igual, no estaba mal pero yo para lo que estaba allí era para lo chungo, porque una vez que lo descubrí no podía parar de esperar que volviera a pasar algo turbio.
Se llevó cuatro estrellas en Goodreads, y aunque tiene sus cositas no ha podido dejar de sorprenderme para bien.
Ahora mismo estoy haciendo un descanso lector, os prometo que Dune me ha dejado el cerebro frito. No creo que continúe ni con el segundo de Dune, “El Mesías”, ni con el segundo de Blackwater, “El Dique”, ahora mismo mi cerebro necesita algo de mamarracheo rápido o algo de la siempre bien recibida fantasía romántica. El tiempo dirá.
#reseña#digital diary#dune#blackwater#goodreads#book blog#booklr#bookblr#books and reading#book review#minervamallo
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**Panaroid 1: El Renacimiento**
El director decide reiniciar la saga con *Panaroid 1*, un reboot total que ignora todos los eventos previos y ofrece una nueva perspectiva sobre la historia y los personajes. Este nuevo comienzo introduce a los protagonistas en un contexto diferente, comenzando con una situación mucho más cotidiana pero que esconde la promesa de grandes aventuras.
### Premisa
En este reboot, Rex, Omega, y Lei son presentados como amigos de la infancia que han crecido juntos en un mundo donde los videojuegos son más que un simple entretenimiento: son una ventana a otros universos. En lugar de enfrentarse a amenazas cósmicas desde el principio, los tres se encuentran en un entorno familiar y confortable, jugando a su videojuego favorito en la sala de estar de Rex.
### La Batalla Virtual
La historia comienza con Rex, Omega, y Lei inmersos en un intenso torneo de videojuegos en un juego que mezcla elementos de fantasía y ciencia ficción. Mientras compiten entre ellos, los espectadores descubren la dinámica de su amistad: Rex es el estratega del grupo, Omega es el luchador impulsivo, y Lei es el pensador lógico que siempre encuentra soluciones creativas.
A medida que juegan, una misteriosa actualización del juego aparece en sus pantallas. Sin dudarlo, deciden instalarla, solo para descubrir que esta actualización no es lo que parece. El juego empieza a cambiar, y los personajes que controlan en la pantalla comienzan a mostrar comportamientos inusuales, como si tuvieran mente propia.
### El Juego Se Vuelve Real
De repente, los tres amigos se encuentran atrapados dentro del videojuego, ahora convertidos en versiones virtuales de sí mismos. Los paisajes familiares del juego se transforman en mundos vastos y desconocidos, llenos de peligros y misterios. Rex, Omega, y Lei deben aprender a usar sus habilidades en este nuevo entorno, donde lo que antes era un simple juego ahora es una lucha por la supervivencia.
A medida que avanzan, se dan cuenta de que no están solos. Otros jugadores también han sido atrapados en el juego, y algunos han comenzado a formar facciones para controlar los recursos y dominar los diferentes reinos del mundo virtual.
### Descubriendo el Propósito
Mientras exploran este nuevo mundo, Rex, Omega, y Lei descubren que el juego en el que están atrapados es en realidad una prueba diseñada por una inteligencia artificial avanzada llamada "El Nexus". El Nexus fue creado para encontrar a los individuos más aptos para enfrentar una amenaza que podría destruir no solo el mundo virtual, sino también el mundo real.
Para escapar y salvar sus vidas, los tres amigos deben superar una serie de desafíos diseñados para probar su ingenio, coraje y cooperación. A medida que avanzan en el juego, empiezan a desentrañar los secretos del Nexus y su verdadero propósito, descubriendo que sus vidas han estado conectadas con este misterioso juego desde mucho antes de que lo instalaran.
### El Renacimiento del Conflicto
El reboot culmina en una batalla épica donde los protagonistas deben enfrentarse a versiones corrompidas de sí mismos, manifestaciones de sus peores miedos y debilidades, creadas por el Nexus para probar si son dignos de escapar del juego. Este enfrentamiento no solo pondrá a prueba sus habilidades, sino también la fortaleza de su amistad.
El episodio finaliza con una elección crítica: destruir el Nexus y liberar a todos los jugadores atrapados o intentar controlarlo para evitar que caiga en manos equivocadas. La decisión que tomen afectará no solo el destino de su mundo, sino también el del multiverso que el Nexus intenta proteger.
### Conclusión
*Panaroid 1* ofrece un reinicio fresco y emocionante de la saga, centrado en una narrativa más íntima y en la construcción de los personajes desde el principio. Este reboot establece un nuevo punto de partida para futuras aventuras, con la promesa de explorar más a fondo los mundos virtuales y las conexiones entre ellos y la realidad. Es un nuevo comienzo que invita tanto a los nuevos fans como a los seguidores de la saga original a unirse en un viaje completamente nuevo.
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Libro “Cien años de soledad- Gabriel García Márquez”
Excelente libro del maestro Gabo, gran autor del país hermano de Colombia 🇨🇴 FICHA TÉCNICA: Título: Cien años de soledad Autor: Gabriel García Márquez Género: Novela, realismo mágico, ficción, alta fantasía, saga familiar Ambientación: Macondo, Colombia Fecha de publicación original: Mayo de 1967 Editorial: Editorial Sudamericana Número de páginas: 424 Sinopsis: Cien años de soledad es…
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Las Crónicas de Marte: Un Viaje Épico a Través del Tiempo y el Espacio
Descubre el legado de Marte Skilltaun en una emocionante epopeya que abarca siglos.
¡Disponible en Amazon!
Una Historia que Trasciende las Eras
En un rincón lejano del cosmos, más allá de las fronteras de nuestro planeta, se encuentra un relato que te transportará a través de la historia y el espacio. "Las Crónicas de Marte," una secuela del relato corto de ciencia ficción "Marte," que puedes recordar del blog del autor Francisco Araya Pizarro (www.tumblr.com/franciscoarayapizarro), nos lleva a un viaje emocionante y repleto de acción que abarca siglos y galaxias.
El Legado de Marte Skilltaun
En el corazón de esta narrativa se encuentra Marte Skilltaun, un guerrero del Imperio Romano de las Estrellas, cuyas hazañas son el punto de partida para una épica exploración de su legado familiar. Después de una encarnizada batalla, Marte decide compartir las historias de sus antepasados, uniendo la caída del Imperio Romano de Occidente, el Renacimiento, la colonización de América, la Revolución Francesa, la Gran Guerra Mundial y más.
Un Encuentro con la Historia
A medida que Marte se aventura en las corrientes del tiempo y el espacio, se cruza con figuras históricas legendarias como Leonardo Da Vinci, Napoleón Bonaparte, Hitler y otros. Estos encuentros dan forma a su destino y la trama de esta emocionante obra de ciencia ficción.
Ciencia Ficción, Acción y Suspenso
"Las Crónicas de Marte" es mucho más que una obra de ciencia ficción. Es un viaje que mezcla ingeniosamente elementos de acción y suspenso, manteniendo a los lectores al borde de sus asientos en cada página. Las batallas galácticas, las intrigas históricas y los misterios del cosmos se entrelazan en una narrativa apasionante que te dejará deseando más.
Una Saga Familiar Valerosa
En el centro de todo, esta obra narra la valerosa saga familiar de Marte Skilltaun, cuyos lazos con el pasado y el futuro se entretejen en una trama emocionante. A medida que avanzas por las páginas, te sumergirás en el mundo de Marte y su lucha por encontrar su destino en medio de un universo vasto y misterioso.
Conclusión
"Las Crónicas de Marte" es un libro que no puedes dejar de leer. Una obra maestra de ciencia ficción que abarca épocas y lugares, te llevará a un viaje que trasciende la imaginación. ¿Estás listo para explorar el pasado, el presente y el futuro a través de los ojos de Marte Skilltaun? ¡Haz clic en el enlace de Amazon y comienza tu viaje hoy mismo!
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Sobre Reverie 𓃠
«Reverie, el nuevo texto de la poeta y narradora Beatriz Vignoli, editado por Ivan Rosado, indaga en el presente de la escritura por la llegada de Didí, un gato de seis años que a través de sus intervenciones en el teclado de la computadora se interpondrá en la narración. Pero las intromisiones que va dejando el animal son utilizados por la autora como una posibilidad más para seguir adelante. Como si fuera un collage, el texto se mueve en un registro híbrido, entre la autobiografía, el ensayo y la memoria.
“29 de octubre. Cosa rara, su voz, que conocía tan bien, de la que se dice que es el grano mismo del recuerdo, (“la querida inflexión”) no la oigo. Como una sordera localizada…”, escribe Roland Barthes en Diario de duelo, son las notas que registran la ausencia de su madre fallecida en 1977.
Didí y Beatriz comparten un duelo en la llegada del invierno, la noche más larga del año se cobijan el uno al otro. Beatriz duela a su antiguo gato, el Colo, y Didí, a su antigua dueña fallecida de la que solo queda el resto de una voz que se escucha en el teléfono de su nueva compañera escritora.
Quien llega es un gato con nombre, con un pasado.
“La novela es siempre en casa”, dice Vignoli en su obra anterior, Lemuria (Mansalva, 2022), que transcurre con el maullido de un gato perdido que parece oírse durante la noche desde una terraza imposible de acceder en barrio La Sexta. En Reverie (Ivan Rosado, 2023) la presencia de Didí es total, tanto que la operación de escribir en casa, lavar los platos, leer, se hace en compañía. Beatriz y Didí comparten un espacio doméstico y familiar, un espacio de intimidad.
“Aprovecho que él duerme”, dice Vignoli. En la madrugada la escritora utiliza su teléfono y hace anotaciones en un grupo de wasap propio. El texto da lugar a la experimentación y a la escritura por fragmentos. La casa se convierte en refugio y el gato deja intervenciones: “iuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu” anota Didí mientras pasa por el teclado de una laptop.
¿Qué pasa entre los artistas y los gatos? ¿Qué energía extraña hace que se registren y representen? Si en el “Apocalipsis Cute” de Lemuria la ternura de los gatos puede destruir al mundo, saturar la web y ser parte del calentamiento global, a Didí en cambio no le gustan las fotos. (Lo comprobé yo misma estando de visita en la casa ¿dónde está Didí? Está en la cama, duerme, me decían. Dos amigos, más gatunos que yo, alegaban con entusiasmo el encuentro con el animal devenido interventor del texto. Y otra amiga, más a tono con mi poca intensidad hacia el gato, me dijo: “menos mal que no apareció porque soy alérgica”).
“Esta es una serie consecutiva de obras sobre gatos, el primero fue Mi gato interior (Libros Silvestres, 2021) que es una compilación de cuentos de ciencia ficción con animales. Uno de los cuentos fue inspirado en una pesadilla que tuve sobre mi gato el Colo. Un segundo libro de esta especie de saga que se armó es Lemuria, que también es una novela de no ficción, que tiene este formato diario en presente y también tiene un gato en su interior y en su tapa. Prácticamente se armaron a la par los dos libros. El libro Lemuria termina con un sueño, que narra una transformación. Y al comienzo de Reverie está la interpretación de ese sueño de metamorfosis de mi otro gato en otro ser. Esto engancha con otro de los trabajos que vengo haciendo hace ya varios años con el registro de los sueños, desde el 2016 registro mis sueños, es un diario que llevo hasta el día de hoy” cuenta Vignoli.
“A veces hay que esperar para interpretar los sueños, entre el comienzo y el final de un libro y otro está ese compás de espera. Ese tiempo en la interpretación del sueño. El sueño del final de Lemuria lo consigo interpretar al comienzo de Reverie. Podríamos decir que ambos libros están enlazados por un sueño.”
En Lemuria el Colo ha desaparecido de la novela/vida. En Reverie el retrato que ilustra la tapa de la fotógrafa Julieta Lopez inaugura un álbum de familia: “No tendré marido pero tengo gato”, nos dice la narradora/madre/escritora. Sobre el sueño se escribe que es anticipatorio del encuentro. La venida de un cetáceo, un gato grande. Vignoli remarca las referencias clásicas: el mito de Perséfone, la diosa de las cosechas del invierno. En el inframundo está la memoria de los que ya no están.
“Los estratos inferiores se transmiten, de alguna manera, a los superiores”. La cita no es de Beatriz, sino del pintor rosarino Daniel García que inaugura la novela y arma un link con la muestra Trance y otras pinturas expuesta en el Museo Castagnino durante el 2022 y que la escritora visitó. Mientras Perséfone está en el Hades, sobreviene el invierno. Y es en ese tiempo donde Vignoli registra. “A modo de Levrero”, dice. Todo ingresa en la escritura y la escritora testimonia, como si ella misma fuera su periodista, su vida con Didí, pero también la propia: “Nací con Neptuno en casa 1. Neptuno es Poseidón, el dios de las profundidades, de la ilusión y del soñar. En términos modernos; del Inconsciente y el cine. Planeta de la locura y del engaño, de la traición. En medio de la noche me mandaba océanos, la remitente de océanos, como diciendo: mirá este sentimiento.”»
Flor Giusti en La canción del país
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23 LIBROS QUE FUERON PROHIBIDOS POR LA CENSURA por Raquel Piñeiro
A lo largo del tiempo numerosas obras maestras del canon universal, tratados científicos o ensayos filosóficos han sido condenados o quemados y… a menudo, acompañados del arresto de sus autores. Pero si lo que buscas es conocer algunos de los libros más polémicos, interesantes o curiosos prohibidos alguna vez por la humanidad… te pueden interesar los siguientes.
1. La Regenta, Leopoldo Alas Clarín La probablemente mejor novela española del siglo XIX fue prohibida por el franquismo por su anticlericalismo, su “lascivia sacrílega” y su denuncia de la hipocresía en la sociedad de provincias que poco había cambiado desde que se escribió.
2. Sex, Madonna En la época en la que todo lo que hacía Madonna era tan relevante que venía acompañado de la condena de todas las personas de orden, estaba claro que la publicación de un libro artístico sobre sexo iba a ser tan censurada como publicitada. La obra provocó un interesante debate sobre los límites entre erotismo y pornografía, un escándalo mayúsculo en la ya de por sí escandalosa carrera de la cantante y fue prohibido en países como Irlanda y Japón, además de boicoteado en numerosas librerías de Estados Unidos. ¿El resultado? Unas ventas estratosféricas, un icono cultural del año 92 y la vaga sensación general de que tampoco era para tanto.
3. Tintín en el Congo, Hergé El primer cómic de Tintín es un dechado de expresiones racistas y destila una visión eurocéntrica del mundo que convierte a los congoleños (habitantes de lo que entonces era una colonia de Bélgica) en un tópico andante. En 2007 fue prohibido en el Reino Unido pese a que Tintín, en sus posteriores aventuras, constituyese más bien un ejemplo de amistad y entendimiento entre culturas y nacionalidades.
4. Los versos satánicos, Salman Rushdie En el año 88 una fatwa del ayatolá Jomeini puso precio a la cabeza de Rushdie, que desde entonces vive con protección policial. Fanáticos musulmanes llegaron a atacar a algunos de los traductores y al editor noruego de la novela, una sátira sobre Mahoma y el Islam. El humor nunca ha sido bien visto por el integrismo, el libro sigue sin poder publicarse en muchos países musulmanes y la recompensa actual por asesinar a su autor alcanza los 3 millones de dólares.
5. Tres con tango, Justin Richardson y Peter Parnell El cuento infantil sobre una pareja de pingüinos homosexuales que adoptan un hijo (basado, ojo, en una historia real) se utiliza con frecuencia para familiarizar a los niños en la diversidad familiar, pero también fue el libro que más a menudo se intentó prohibir en bibliotecas de Estados Unidos entre 2006 y 2010, acusado de promover la homosexualidad entre menores.
6. ¿Dónde está Wally?, Martin Handford Sí, la colección de libro-juegos de dibujos también llegó a ser censurada porque en una de sus páginas aparecía un bañista con los pechos al aire. Encuéntrela si puede.
7. El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde Condenado por sodomía (homosexualidad) a dos años de trabajos forzados que cumplió en la cárcel de Reading, el brillante escritor que arrasaba entre la sociedad victoriana acabó muriendo enfermo y arruinado en París. Sus obras fueron repudiadas junto a su figura en uno de los episodios más vergonzosos de la historia infame de la homofobia.
8. Los juegos del hambre, Suzanne Collins Fue una de las sagas contra los que más protestaron padres e integristas religiosos desde su publicación, que intentaron expulsarla de escuelas y bibliotecas americanas por promover el satanismo, ser “anti étnica” y “anti familia”. En una curiosa voltereta del destino, la película también se convirtió en subversiva cuando en Tailandia los manifestantes comenzaron a imitar el saludo de los tres dedos de Katniss como forma de protesta contra el gobierno.
9. El diario de Anna Frank, Anna Frank Las primeras ediciones del diario de la malograda niña judía fueron censuradas por su propio padre para eliminar los pasajes de mayor contenido sexual y algunas descripciones de la figura materna. La idea de que una adolescente describiese sus genitales o narrase su despertar sexual no se consideraba adecuada para la que iba a convertirse en el triste símbolo del Holocausto. Hoy, pueden encontrarse versiones sin censura en las que Anna aparece como lo que era: una joven mucho más real y más viva que el horror que la rodeaba.
10. Mein Kampf, Adolf Hitler La declaración de intenciones plagada de violencia, colonialismo y antisemitismo de Hitler fue unos de los mayores best-sellers de Alemania desde la llegada de su autor al poder. Tras la derrota nazi, en 1945, el estado de Baviera, depositario de los derechos, se negó a editarlo de nuevo en el país, lo que le confería un halo de misterio y deseo. El año pasado, con la extinción de los derechos, salió a la venta una edición crítica llena de notas y explicaciones que se convirtió de nuevo en éxito de ventas durante semanas.
11. 1984, George Orwell La paradoja de que este libro estuviese prohibido en tantos países no podría resultar más orwelliana. La visionaria obra anti totalitarismos estuvo vetada durante años tanto por comunistas como por anticomunistas. Con Rebelión en la granja ya había sucedido algo parecido: a nadie la pasó inadvertido que tras esos caballos y cerdos se encontraban Stalin o Troskty y una historia de la revolución soviética que difería considerablemente de la oficial.
12. Las brujas, Roald Dahl Un clásico en las listas de libros polémicos de los 90, cuando esta historia infantil fue repetidamente acusada de misoginia e intentó expulsarse de centros escolares. El motivo, obvio: todas las brujas eran mujeres.
13. Memoria de mis putas tristes, Gabriel García Márquez La historia de un anciano que para su 80 cumpleaños decide regalarse una noche de sexo con una niña virgen de la que acaba enamorado fue muy criticada por sectores feministas, pero fue Irán, un país no demasiado susceptible de promover los derechos de la mujer, el que acabaría prohibiéndolo.
14. El código Da Vinci, Dan Brown Best seller de aeropuerto y fenómeno social, la novela de Dan Brown fue condenada por el Vaticano por su visión negativa del Opus Dei y por defender que, básicamente, toda la historia que nos ha contado la Iglesia Católica está basada en mentiras. Sigue prohibido en el Líbano.
15. El amante de Lady Chatterlay, D.H. Lawrence El libro que todas las mujeres de los años 60 guardaban bajo el colchón era una poderosa novela erótica que veneraba el deseo femenino, por adúltero que fuera. Escrito en los años 30, fue la decisión de la editorial Penguin de publicarlo en su colección de bolsillo pese a la censura la que provocaría un juicio sin precedentes y una expectación sin precedentes. La sentencia favorable a los editores conseguiría el fin de la prohibición y una publicidad de las que no se pagan con dinero: la primera edición se agotó en un día.
16. La Biblia No el texto en sí, sino su traducción a algún idioma que no fuera el latín o el griego, estuvo prohibida en España hasta el siglo XIX. Eso de leer la palabra de Dios en un idioma que pudiese entender la gente quedaba para los herejes protestantes.
17. Justine, Marqués de Sade A Justine la violan y maltratan repetidas veces, pero lo que indignó de verdad a la censura de la época es el código moral que había tras la narración: ninguno. La idea de que la moralidad y la bondad son inútiles resultaba más revolucionaria e irritante que todas las perrerías que sufriese la protagonista. La obra íntegra de Sade estuvo prohibida durante más de un siglo y aún hoy países como Corea del Sur se niegan a publicarla.
18. La Colmena, Camilo José Cela Uno de los casos más sardónicos de la censura: Cela, censor él mismo durante el franquismo, vio cómo su magna novela tuvo que publicarse en Buenos Aires en el 51 y sólo tras diez años de prohibición se permitió que lo fuese en España, debido al descarno sexual de algunos pasajes. Aún en 2014 se descubrieron partes que no habían visto la luz jamás.
19. Harry Potter y la piedra filosofal, J.K Rowling Prohibido por “promover la brujería” en varios estados de Estados Unidos, en escuelas británicas y en los Emiratos Árabes. No se puede decir que no tuvieran parte de razón.
20. Lolita, Vladimir Nabokov ¿Cómo no iba a prohibirse la tristísima historia de un hombre enamorado de su hijastra de doce años? Inglaterra y Francia intentaron cortar las ventas de una joya literaria que más de medio siglo después de su publicación sigue levantando polémica.
21. Persépolis, Marjane Satrapi La novela gráfica autobiográfica ambientada en el marco de la revolución islámica y el exilio está prohibida en Irán. Su visión crítica hacia el régimen lo convierte en objeto perseguido al mismo nivel que cantar Happy.
22. Las aventuras de Huckleberry Finn, Mark Twain La chifladura por lo políticamente correcto llevó a publicar una versión expurgada de esta novela en la que se eliminaban términos conflictivos y propios del lenguaje de la época, como nigger, “negrata”. Se da la circunstancia de que precisamente la epopeya por el gran Mississippi de Huck y el negro Jim es uno de los libros que más hicieron por la lucha contra el racismo de su momento (Jim era un esclavo prófugo que huía hacia la libertad). Algo similar sucedió con la serie de Los Cinco, de Enid Blyton, sólo que ahí las referencias racistas hacia negros y gitanos no iban acompañadas de ninguna denuncia.
23. Crepúsculo Fue expulsada de una biblioteca escolar australiana porque la dirección del centro temía que los alumnos la confundieran –recordemos, es una novela sobre vampiros vegetarianos que se perlan con la luz del sol- con una obra de no ficción.
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guía inutil para tener sexo en cines en 2019.
Sentados en la mitad de la sala. Solo nosotros en todo el teatro cerca de la media noche y sorpresivamente listos para una muy segura primera vez en cine. La película era El Ché y tenía dos partes, era muuuuy larga. Tenía a Benicio del Toro en pantalla gigante frente a mí, mientras estaba sentada encima de mi novio con la falda arriba y completamente segura de que nadie nos veía. Tuvimos tiempo de un tímido preámbulo en la primera parte, sexo cada vez menos discreto antes de cambiar de rollo y, finalmente, un largo momento de amor dulce antes de ver morir al héroe. Resultaba difícil creer que solo a nosotros nos habían vendido boletas para una película de 3 horas a media noche. Piscis...
Decirme “vamos a cine” es como mostrarle a un perrito la correa de paseo. Involucraba una pequeña rutina excitante -en el mundo de antes cuando podía ir a cine a quitarme la ropa sin que nadie se diera cuenta-. La ropa, la función, la sala, el teatro, el celular, el trayecto, aun hoy sigo agregando cosas que hacen de cada cosa un todo emocionante. Nació una noche muy normal en una decisión de última hora: sólo quedaba una película muy larga, muy tarde, en un cine nuevo y lejos. Ese día se abrió una ventana a una infinidad de multiversos exhibicionistas.
No volví a tener tanta suerte aunque he repetido incluso ese cine, ese horario, ese tipo de película; pero justo en el momento en que digo “¡lo logramos!” entra una familia o un grupo de adolescentes. En cierto modo eso lo hace más interesante. La última vez fue una pareja sorpresa que se movió justo debajo de nosotros. Eso sólo fue más excitante porque sentía, pero sobre todo deseaba que él pudiera verme con las piernas abiertas y la cabeza de mi novio en medio. Me gustaba pensar que se daban cuenta de que yo tenía el culo levantado y la cabeza clavada. Con la mano de mi novio en la boca intentaba soltar suaves gemidos que les hiciera preguntarse si estábamos haciendo algo.
Se convirtió en un favorito por todo lo que me genera. Poco a poco he mejorado mi pequeña guía: nada popular, si estoy rodeada no voy a poder hacer nada; evito ciencia ficción, súper héroes o sagas; mejor las europeas, dramas, producciones pequeñas o independientes. Más cerca el fin de semana: más familiar. Los lunes, en cambio, no todos quieren ver un drama silencioso vientamí a las 10 pm. Vestirme simple, no cinturones, ni medias de lana, ni jean; mejor algo práctico para disimular: faldas y vestidos, los mejores amigos de esa fantasía. Los teatros o centros comerciales de moda son siempre mala idea. Pero lo más importante es la actitud: poderosa y cero intimidación. Da miedito y eso es lo excitante, pero aprendí que la gente anda tan en su mundo que no nota lo que pasa a su alrededor, puedes morir de orgasmos o ahogado y a nadie le importa. Sin embargo es un riesgo y debo cuidarme. No quiero tener que explicar por qué estoy vetada en tal cine. Si puedo estar atenta, jugar y fantasear sin alterar mi entorno resulta algo muy divertido, de las salidas más placenteras.
Es extraño escribir esto bajo esta nueva realidad pandémica. No creo que sea posible repetir esa experiencia, de pronto nunca más, no de ese modo. Probaré el auto cinema.
pd: me enteré de que abrieron los cines, pero ya no es igual; ahora solo existe la privacidad vigilada.
Fin.
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La abuela francesa, por Cristina Suárez
No conocía a Luján Fraix, pero después de leer "La abuela francesa" me llené con las vivencias de su familia, con el origen de ella y con la historia del país que les acogió. Porque la novela es más que una narración sobre unos inmigrantes, los tatarabuelos de la autora, Francisca y Juan José, que llegaron desde Suiza a Rosario (Argentina) en 1860 y allí establecieron su nuevo hogar con sus hijos. Y digo que es más que eso porque intercala pasajes de los acontecimientos históricos, políticos y culturales, no sólo de Argentina, sino mundiales. Así, a la vez que conoces la vida de sus antepasados los sitúas en el contexto que les tocó vivir. Melanie, llamada posteriormente la Gra-Mamá por sus nietos, fue una de las hijas de Francisca y Juan José. Se convirtió en una luchadora que supo sacar adelante y con personalidad a su gran familia. Ella fue el bastón sobre el que se asentaron las generaciones venideras. Una mujer fuerte pero sensible, una mujer que le gustaba plasmar en el papel sus pensamientos. El libro es un retrato de esta gran mujer y de sus descendientes, con sus pesares, sus alegrías, sus momentos, sus debilidades y sus triunfos. Es una novela escrita con mucho amor por una bisnieta de Melanie que siente en su alma el legado que ella les dejó.
❤ nº18 en Historia de América del Sur
nº302 en Historia (Tienda Kindle)
nº415 en Sagas familiares de ficción
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El diablo puede llorar
El diablo puede llorar
Sherrilyn Kenyon Un dios de la antigüedad, seductor, implacable y vengativo. El Cazador Oscuro más turbador e irresistible de toda la saga. Lleva un largo abrigo de cuero negro donde oculta sus antiquísimas dagas, y recorre Nueva York para dar caza a unos terribles enemigos, los gallu, que son demonios, sumerios como él. Se trata de Sin, un dios al que Artemisa desposeyó de sus poderes, y que…
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El domingo de la semana pasada, SensaCine publicaba un extenso reportaje sobre su visita al cerro Fraser en Escocia y todos los secretos de la quinta temporada de Outlander, basada en las novelas de Diana Gabaldon y recién estrenada en Movistar Series. Como espectadores tendemos a ver el resultado final de una serie, en este caso las aventuras y desventuras de Jamie (Sam Heughan), Claire (Caitriona Balfe), Brianna (Sophie Skelton), Roger (Richard Rankin) y compañía en la Carolina del Norte de los años previos a la guerra de Independencia de EE.UU. Pero detrás del fenómeno de Starz, producido por Sony Pictures Television, hay todo un equipo de personas que trabaja meses y meses sin descanso para escribir los guiones, diseñar los suntuosos vestuarios que hacen frufrú en la pantalla y, entre otras muchas cosas, construir y dar forma a bellísimos decorados de época con un millón de detalles. Hemos hablado con algunos de ellos para desvelarte cómo se hace una superproducción como Outlander desde dentro. Son como esa misteriosa fuerza que sintió Claire al tocar las piedras de Craigh Na Dun. No puedes tocarla con tus manos ni verla con tus ojos, pero presientes que está ahí.
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En esta entrega, como seguramente sepas si has leído La cruz ardiente, el tema principal es hasta dónde llegarías para proteger a tu familia y tu hogar. "Cuando vimos el libro", continúa Roberts, "ese era el tema principal. Y el quinto libro tiene momentos muy ricos. Siempre hay una historia central muy fuerte y luego otros momentos. Tienes que elegir cuáles eliges del libro y con esta temporada elegimos las historias que nos hablaban sobre proteger a la familia y mantenerla a salvo del mundo que hay fuera del cerro". Pero después está lo que el también productor ejecutivo describe como el 'sabor' del capítulo. "Cuando hacemos un capítulo, buscamos en el libro qué sabor tiene. En esta temporada, tenemos un episodio que es extremadamente espeluznante. Parece de Stephen King. Como si fuera una película de terror. Estaba así en el libro y lo sacamos de las páginas y nos adentramos en ese género. Lo que hace que Outlander sea especial es que casi no sabes qué vas a encontrarte cuando te adentras en ella. Outlander es diferente en el sentido de que como espectador tienes que ganártelo porque no sabes qué va a ser. Su línea base es que es una historia de amor. Da igual si es terror o de gánsteres, pero es una historia de amor".
NADA DE PELEAS ENTRE JAMIE Y CLAIRE
Graphia, que también ha escrito para Battlestar Galactica, Terminator: Las crónicas de Sarah Connor y Alcatraz, nos habla un poco más sobre el proceso de moldear esta quinta parte de la ficción y ahonda en las temáticas narrativas. "Creo que [La cruz ardiente] es uno de los libros más extensos [...] Está en mitad de la saga y había que cerrar muchos temas de la anterior temporada y mucho que allanar para esta [...] Trata sobre mantenerse unidos y protegerse el uno al otro. Claire se siente responsable de que su hija, su yerno y su nieto estén ahí. Porque Brianna ha ido para advertirle de que [Jamie y ella] morirán en un fuego. No iban a quedarse en esa época. Iban a volver. Pero con todo lo que ha ocurrido en la anterior temporada... Todas las tragedias han hecho que se tengan que quedar en esa época porque todos pueden viajar menos Jamie [...] Trata sobre Jamie y Claire buscando formas de proteger a su familia y a su comunidad porque son los responsables. Todo el peso está sobre sus hombros".
El equipo de guionistas ha debatido este año sobre las posibles implicaciones de que el espectador no vea a Jamie y Claire peleándose, algo habitual en anteriores temporadas. "Nos preguntamos: '¿Dónde está el conflicto en la pareja principal?", recuerda Graphia. "No lo hay. No significa que no puedan tener debates, pero son un equipo y los enemigos están fuera de ellos. Esta temporada, están juntos y peleando contra el mundo exterior. Hay problemas con el clima, el cerro, sus tierras, problemas médicos, políticos, corrupción... Hay una batalla en un momento dado". La guionista opina que el éxito de Outlander se apoya en gran medida en su propuesta de escapismo hacia un mundo real y fantástico al mismo tiempo. "No puedo hablar por todo el mundo, pero la gente necesita escapismo por cómo están las cosas en el mundo". Y... otro detalle es que Graphia a veces se sorprende a sí misma preguntándose si los Fraser son reales. "Llevo haciendo esto mucho tiempo y sé que puedes decir que una serie muy querida es buena cuando, aunque haya terminado, ya sea la temporada o la serie, la gente sigue pensando en los personajes [...] Me tengo que recordar que no son reales. Suena un poco loco. Pero es porque los personajes están tan vivos que sientes que hay un mundo que existe. Me siento así con esta serie. Estás tan dentro que la gente se pregunta cuando termina: '¿Qué estarán haciendo Claire y Jamie?'. Y es porque sientes que existen ahí afuera. Porque han dejado una gran impresión en tu psique".
MÁS DE UN MILLÓN DE PUNTADAS PARA BORDADOS
En nuestra visita a Escocia también pudimos conversar con la escocesa Trisha Biggar, relevo de la ganadora de un Emmy Terry Dresbach. Por ejemplo, ha participado en la trilogía precuela de Star Wars (La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los Sith) y también en series como Da Vinci's Demons y Emerald City. ¿Te has preguntado alguna vez cómo se viste a un personaje en Outlander? "Todos los actores conocen sus personajes. La mayoría de ellos, los personajes principales, han estado involucrados las últimas cuatro temporadas", nos explica Biggar. "Así que es muy interesante trabajar con ellos ahora que, estando en el cerro Fraser, viven una etapa más fija dentro de la historia de sus vidas [...] Han construido un hogar magnífico y han reunido un grupo de vecinos, amigos, arrendatarios y familiares para crear una especie de comunidad. Ha estado muy bien desarrollar qué aspecto tienen y ahora tienen un poco más de tiempo [...] Para mí ha sido bonito crear no un 'look' completamente nuevo, pero sí un nuevo fondo de armario para ellos". El proceso del departamento que dirige es enormemente colaborativo y consiste primero en analizar el vestuario con los actores y con el director y de ahí hablar sobre los cambios, los diseños, las telas, etc. "Es muy importante, en especial cuando los actores tienen una larga trayectoria con el personaje, para que sientan que lo que llevan puesto es adecuado".
La joya de la corona de Biggar durante esta temporada ha sido, cómo no, el vestido de boda de Brianna que has visto en su enlace al aire libre con Roger en 'The Fiery Cross' (5x01). Aunque... puede que no sea la única boda que veamos. ¿Cuánto tiempo lleva crear un vestido así? "Bastante tiempo. Bastante tiempo", nos confiesa. "Porque cuando haces las cosas desde cero... lleva más tiempo del que imaginas. Antes he estado hablando con el jefe de sastres, que hace todo el vestuario masculino, y él trabaja con un sistema en el que cuenta las cosas a medida que las va haciendo. Y había hecho 87 piezas de vestuario para Jamie esta temporada y eso le había llevado 2.200 horas -¡Más de 90 días!-; sólo hacer el vestuario para Sam. Y había hecho unas pocas cosas para Claire, creo que algo así como unas 12 piezas, y eso le llevó 600 horas -25 días. Eso te da una idea de la complejidad del ropaje femenino.
De raíces teatrales, Biggar nos detalla que su departamento emplea entre unas 50 y unas 60 personas de 17 nacionalidades -en toda la producción, el número se eleva hasta las 23. En los momentos de mayor presión y carga laboral, 25 profesionales cosen, cortan y tejen al mismo tiempo sin parar. Sólo en esta temporada, la plantilla ha dado un millón de puntadas para confeccionar los bordados y ha elaborado 40.000 piezas distintas. Sus miembros viven rodeados por almacenes que cobijan más de 20.000 metros de tela y tesoros y tesoros guardados en cajas con palabras escritas a rotulador o colgados en perchas como integrantes de un ejército textil de lo más chic. ¿Y los botones? Por si te lo habías preguntado, también se dedican a componer modelos que se habrían llevado en el siglo XVIII. Cuando les hacemos una visita, varios de ellos se dedican a envejecer calzado. "Tenemos un gran departamento de envejecimiento", precisa la diseñadora de vestuario. "Todo lo que sale en pantalla pasa antes por el departamento de envejecimiento, incluso si se trata de un buen vestido. Porque no queremos que la ropa parezca nueva. Queremos que parezca que está ahí; que forma parte de su día a día. Y, dependiendo de cuál sea la acción, hay ocasiones en las que se sombrea, se mancha o se desgasta. Y otras veces, por aquello que requiera la historia, las cosas tienen casi que destrozarse". Estás en lo cierto. Muchas veces sus obras de arte se convierten en obras efímeras.
CAPAS DE COLORES Y... ¿'ELFOS' EN 'OUTLANDER'?
Nuestra parte favorita de la visita fue el 'tour' por el estudio con Stuart Bryce y Jon Gary Steele, encargados de la decoración y del diseño de los sets. El segundo, que justo ha abandonado Outlander al terminar la grabación de su quinta temporada, recalca que "todo el mundo en el departamento hace un montón de investigación para intentar que los detalles queden bien". Hablamos de una serie de época, ahora sobre la América del Norte del siglo XVIII bajo control inglés, y todo tiene que estar perfecto: espacios, muebles, candelabros... Uno de sus sellos es emplear colores muy saturados y añadir capas, capas y capas -las paredes de River Run, la increíble mansión de Jocasta (Maria Doyle Kennedy), tiene hasta 12. "El concepto era usar colores tabaco y queríamos diferentes tonos de ese color", sigue Jon Gary Steele. "Jocasta es obscenamente rica, así que empezamos con el rojo, una capa de dorado para que el rojo se notara a través del dorado y después capas, muchas y muy diferentes, de color tabaco. Y posteriormente lo enceran todo. Siempre lo enceran con un poco de color para que parezca más cálido. Y eso es lo que hacemos".
Se describen como "bichos raros" porque, para ellos, todo tiene que funcionar como conjunto para que luego quede bien en pantalla: las puertas, las chimeneas, las mesas, las antigüedades que compran, las telas, el tono de estas... "Siempre jugamos con su color para que todo y todos los cuartos estén en armonía", indica Bryce. En definitiva, todo lo que ves está basado en una investigación histórica exhaustiva que se lleva a la práctica en los cuatro meses antes del rodaje de los que dispone esta tropa de 'manitas'. ¿Algún ejemplo? Si sabes del tema, verás que la casa de Jamie y Claire dispone de lo que se conoce en inglés como 'breezeway' -pasillos cubiertos para dividir estancias que se usaban en la época para que, en caso de incendio, el fuego no se extendiera por el edificio. De hecho, muchas de las mansiones del siglo XVIII se quemaron por llamas originadas en la cocina que se fueron esparciendo por toda la vivienda. Y fíjate en el nuevo y espectacular consultorio de Claire. Nada está hecho al azar y la cocina y el espacio para las cirugías -con guiños a los años 60 y con ecos a la botica del castillo Leoch de la primera temporada- están conectados con puertas abiertas. Es un set dividido en dos. "Sabíamos que Claire iba a tener muchos pacientes este año e íbamos a necesitar construir una consulta para ella", afirma Jon Gary Steele. Estuvimos tanto ahí como en la cocina y nos sentimos como transportados a otro mundo. A otra era. Suelos de ladrillo, la caja de madera con los instrumentos quirúrgicos de Claire, vidrio soplado, flores aplastadas, hierbas medicinales colgadas boca abajo del techo, dos camas para los pacientes a modo de hospital de campaña, una pequeña placa con letras de varios tamaños como examen de agudeza visual, una mesa plegable... Entre el 80% y el 90% de lo que había lo habían hecho ellos con la ayuda de unas 120 personas. "Es una serie enorme", nos advertía Jon Gary Steele.
Los sets son muy grandes, más de lo normal, para que pueda haber más tiros de cámara. Y, como nos prometen, las habitaciones cambian mucho cuando se encienden todas las velas y el fuego de las chimeneas -que, en realidad, cobra vida gracias a los efectos visuales. Además, de temporada a temporada, todo se intenta readaptar y reutilizar. "No puedes permitirte gastarte el dinero que nosotros gastamos en los detalles una y otra vez", destaca Jon Gary Steele. Por haber, incluso hay una parte del personal, el 'greens department', dedicado a plantar, replantar y cultivar césped, verduras, etc. Imagina el impacto causado por 30 personas que bailan y zapatean sobre hierba durante cuatro días. "Todas las localizaciones tienen desafíos que ellos resuelven", nos aclara Stuart Bryce. Los 'elfos' de Outlander aparecen y desaparecen como por arte de magia y lo dejan todo más bonito y natural. Aunque la localización estrella de aquí al 3 de mayo, cuando acabe la temporada con la emisión de 'What Dreams May Come' (5x12), es y será el mismísimo cerro Fraser, un gigantesco ambiente exterior, de un verde reluciente e inmaculado -tanto, que parece sacado de Hora de aventuras-, que permite grabar en 360 grados. Y en el hogar de Jamie y Claire, de nuevo, todo es real -salvo el musgo español de los árboles, que es importado, y la altura de las montañas de Glasgow, alteradas digitalmente para que se parezcan así a las de Carolina del Norte. "Fuera todavía estaba oscuro, pero la bruma que se elevaba de la tierra húmeda era de un color gris perlado; faltaba muy poco para que llegara el alba. Nada se movía, dentro ni fuera, aunque percibí claramente una diversión irónica posada sobre mi piel como el más leve de los roces". Ahora sabes cómo algo así pasa de las páginas de Diana Gabaldon al salón de tu casa.
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El Fin de Knausgaard
Artículo publicado en la revista Buensalvaje N°19. El proyecto literario Mi lucha fue escrito entre 2009 y 2011. La editorial Anagrama quien ha venido publicando desde setiembre de 2012 cada uno de los volúmenes, este año publicó el tan esperando y deseado de todos: el 6.
Luego de este largo trayecto podemos decir que hay dos tipos de lectores: los knausgårdianos y los antiknausgårdianos, ambos con igual o similar pasión por el escritor noruego.
El tiempo ha podido variar el entusiasmo o favoritismo por uno u otro título: La muerte del padre, Un hombre enamorado, La isla de la infancia, Bailando en la oscuridad, Tiene que llover; sin embargo, luego de entregado el último, intitulado por antonomasia Fin, ya no podemos realizar un shorlist de los mismos. Porque ahora es distinto. Es la novela total, y la inmensidad de su producción nos lleva a cuestionar la saga como un cosmos que abarca más de 3500 páginas, una desmesura y la principal, tal vez, insignia de los antiknausgårdianos.
El proyecto de Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968) nació tras la muerte de su padre en manos del alcoholismo. En varios momentos de las novelas -permítaseme identificarlas por separado por ahora- justifica ese proceso aderezado, además, por el bloqueo creativo. Se la pasaba escribiendo poemas, valgan verdades, bastante mediocres, noticias necrológicas, y comienzos de novelas en un horario forzado, más bien, apretado, porque la vida en solitario, la vida propiamente del escritor había sido embutido por un matrimonio con hijos.
El trayecto hacia la escritura, la plenitud de la escritura se concentra en los dos primeros volúmenes. Podemos advertir los cimientos, la estructura, el corpus lingüístico y narrativo de la Gran Novela del siglo XXI. Serge Doubrovsky, considerado el padre de la autoficción, define el término de la siguiente manera: “La autoficción es la ficción que, como escritor, he decidido darme a mí mismo, incorporando a ella, en el sentido pleno del término, la experiencia del análisis, no sólo en la temática, sino también en la producción del texto”.[1]
“Lo que yo intentaba, y tal vez intentan todos los escritores, qué sé yo, era combatir la ficción con ficción”, dice Knausgård. Era volver diáfano cualquier tipo de límite, todo lo que está fuera del texto, y todo lo que está dentro del mismo, sin remordimiento, sin mayor recurso que la memoria y el análisis. A menudo se ha comparado a Knausgård con Marcel Proust. Lo han tildado el nuevo Proust, el Proust noruego o Proust escandinavo. No solo por la extensión de la obra, sino, esencialmente, por la naturaleza del relato autobiográfico. Una comparación que puede ser ofensiva para muchos si se tiene en cuenta la densidad y pureza del lenguaje proustiano, con párrafos interminables, asmáticos, aromáticos. Sin embargo, en Knausgård, la densidad es otra, tal vez, más accesible y llevadera, orientada más bien a un continuum verbal y no a la evocación de las palabras, del lenguaje, como él mismo ha afirmado: “Escribir trata más de destruir que de crear”. Podemos observar, del mismo modo, que gran parte de En busca del tiempo perdido procede de lo que su autor denominó el “recuerdo involuntario”, a lo que el escritor noruego ha respondido: “Crear es recordar y recordar es crear”.
Los primeros tomos
La muerte del padre y Un hombre enamorado son los parámetros de Mi lucha. Lleva a situaciones inimaginables la escritura, a deconstruir no solo los hechos pasados sino la realidad, el presente, el día a día, el segundo a segundo. Knausgård aplica un naturalismo vertiginoso, excepcional. No solo es el escritor, también es el padre, el hijo, el hermano, el esposo, pero sobre todo el ser humano que se muestra insatisfecho, que daría todo por escribir antes de llevar a los niños al jardín, ir a una reunión familiar, salir con amigos, etc. Toda esta cotidianidad parece insulsa, poca provocativa, aun tediosa, pero nadie puede ser ajeno a la representación de ese pequeño vacío, del gigantesco espacio por el que se desliza la literatura, el arte, la cultura, la modernidad, la política, la ciencia, y la escritura desencadenada.
El tema en La muerte del padre es el padre no explorado. Knausgård elabora un paneo del tópico de la muerte -desde el instante en que el corazón deja de martillar-, el significado, su alegoría social, el trato que reciben los muertos por parte de los vivos, a causa de su padre abotagado y reventado por el alcohol. Entonces, cuando el Knausgård -narrador menciona el hundimiento de un barco pesquero en la costa norte de Noruega, realiza un flashback -hacia una lejanísima tarde de 1976- para describirnos la vida en familia, junto al padre, la madre y el hermano mayor, abriendo sus sensiblerías más tristes y sueños más deseados como el ser escritor.
Un hombre enamorado ahonda la permanencia de la vida familiar y la vida del escritor, y ciertamente del amor. La historia con la poeta y escritora sueca Linda Boström, con la que se casa y tiene cuatro hijos (en la saga solo aparecen tres: Vanja, Heidi y John) es fundamental para comprender el espíritu de la novela. La virtud de Knausgård no está en obrar y pintar casi matemáticamente en las personas, sino en sí mismo como consecuencia de una perseverante y ferviente capacidad de observación: novelar en el mayor de los sentidos y en el mínimo de los detalles. En todo acontecimiento intenta ser veraz consigo mismo, fiel con su pasión e intensidad, para luego representar y anatomizar todo en el papel.
Knausgård parece contener toda la vida de un hombre que lucha precisamente por ser escritor, pero a la vez por ser esposo, enamorado, padre, aficionado al fútbol, a la música, etc. Tuvo que aislarse, cerrar absolutamente todo lo que estaba fuera. Todo lo que acontecía a su alrededor, salvo la familia, tuvo que dejarlo. “Me escondí totalmente y escribí. Y funcionó”, ha dicho.
Es menester advertir el lugar de enunciación, la relación entre lugar y escritura, lugar y pensamiento, puesto que Knausgård trasciende su contexto procedente y aporta al mundo literario en general. La literatura del yo, como también se ha querido denominar a la autoficción, que, a estas alturas, valgan verdades, poco importa si nos sometemos a las leyes de la creación: “convertir lo que rige para uno en algo que rige para todos”, es un holón. Las fronteras han desaparecido y los viajes pueden convertirse en un videojuego a través de Google Earth.
Knausgård no intenta comprender el mundo con una visión occidental-nórdica, bañado de las formas políticas, económicas y sociales, puesto que no hubiera tenido sentido tamaña empresa intelectual. La utilidad de su pensamiento radica más bien en cuestiones básicas, la lucha diaria de todo ser humano por alcanzar no la felicidad, sino la satisfacción hasta llegar a una osificación o “fosilización de los sentimientos”, pero sobre todo la búsqueda de la identidad, explorar los límites entre vida y literatura, escribir y vivir. En esencia, transmitir toda y cada una de sus contingencias, fracasos, frustraciones, banalidades y humillaciones diarias.
Mi lucha no es un selfie gigante, como se ha calificado la obra a menudo; sin embargo, no se trata de la futilidad, del momento capturado en una foto, porque “lo que fotografiamos es la época, no los seres humanos dentro de ella: ellos no se dejan captar”, se trata más bien de la profundidad, del obturador que controla la luz, la sensibilidad de una película, como una pintura, especialmente como los retratos de Rembrandt.
Los siguientes tomos
La isla de la infancia, Bailando en la oscuridad y Tiene que llover reconstruyen un pasado en la memoria a pesar de que el autor menciona que no recuerda nada o que todo es nubloso. El novelista estadounidense Jeffrey Eugenides lo dice claramente: “Knausgård rompió la barrera del sonido de la novela autobiográfica”.
En La isla de la infancia, conforme va haciendo uso de su memoria, nos va introduciendo a esos espacios de la vida que tampoco han sido explorados: la niñez, la pubertad. Knausgård reconstruye aquellos mundos, el propio tiempo, sin más ayuda que un par de fotografías y algunos recuerdos que parecían perdidos del todo.
Bailando en la oscuridad celebra la adolescencia, la música y el alcohol, también la rebeldía de un muchacho que decide irse de la casa, fumar hachís, buscar embriagarse hasta la perdición porque dicha sensación le permite conocer el mundo crudamente, sin dubitaciones. Es la etapa de la separación familiar, el consumo de alcohol excesivo de su padre y la vida de profesor en un pequeño pueblo al norte de Noruega llamado Håfjord. En su primera novela Fuera del mundo (1998) justamente Knausgård cuenta la relación entre un profesor de 26 años con su alumna de 13 años. Esta historia también se le viene a la mente en Un hombre enamorado como huella mnémica, como un acontecimiento del que tiene serias dudas si pasó o no.
Tiene que llover sigue la ruta temporal, sucesiva: los viajes, la vida en Bergen, la Academia de Escritura, los primeros estudios literarios, el camino de la madurez hasta su matrimonio con Tonje Aursland. Sin embargo, la plenitud de la vida que parecía haber encontrado poco a poco se va tornado en indolencia, egoísmo, hasta llegar a la infidelidad, un acto tan patético que termina en una acusación de violación. El descontrol provocado por la beodez hunde de vergüenza el espíritu. El timbre del teléfono o de la puerta lo pondrá en alerta. Entonces la única y última salvación es escribir literatura de ficción, porque es lo único que siempre ha querido dedicarse en vida, lo único suficientemente lleno de sentido. Y, por supuesto, huir, renacer.
El Fin
“En todo lo que escribo hay un anhelo de estar ahí afuera, de aquello que es real, que está fuera del ámbito social, mientras que al mismo tiempo soy consciente de que lo que hay ahí afuera, más allá de la luz de las caras, y de aquello de lo que en ocasiones captamos un destello a través del arte, lo convierte todo en nada”, escribió en un pequeño ensayo titulado El otro lado de la cara a propósito del libro Cuellos del fotógrafo Thomas Wågstrom.
En Fin todas las luces se abren por completo, todo parece estar capturado, revelado y recobrado. Es una vuelta a la realidad de la propia escritura, un rehacer de la historia que inició hace algunos años, con esos matices introspectivos que cristalizaron a sus lectores.
Knausgård, ciertamente, se muestra extenuado y el lector percibe y a la vez absorbe dicho agotamiento tan físico como mental. Sin embargo, la literatura está aún en carne viva: son los entretelones de la publicación del primer volumen, las preguntas y repuestas en torno a la repercusión de esta que le provocaron demandas, comunicados, y el título sin más de Judas por parte de la familia de su padre.
Nada parece agotarse aún. Si un escritor se siente agotado pues no es escritor, debería dejar de escribir simplemente. Ensaya con la novela, Cervantes, Flaubert, Dostoievski, Proust, los límites de la verdad y de la literatura, del yo, del nosotros, de la sociedad y sus complejidades. Nos muestra la máxima: que un escritor antes que todo es un lector.
La parte El nombre y el número que muchos críticos han visto forzado por tratarse de un texto plenamente ensayístico, funciona como un solenoide no solo en este último volumen sino en toda la estructura novelística. Es un ensayo sobre Hitler, sus ideas, locuras y fundamentalismo político, de un modo diacrónico desde luego, pero es también un estudio del poder y la propaganda: reflexiones de la condición humana, de la maldad. Knausgård ya no es un Proust, es un Montaigne.
¿Por qué hacer un retrato o revivir la historia del hombre más despreciable, quizá, de todos los tiempos? ¿Por qué semejante incorporación? Desde compartir el mismo título de su obra, que dicho sea de paso Knausgård no eligió, porque fue sugerencia de su amigo Geir, hasta “el antagonismo inherente entre el yo único y el nosotros social, es decir, la moral que contiene la literatura”, la comedia, la tragedia del yo, de la humanidad, historia y literatura, este ensayo aproxima cuidadosamente ambos libros -Mi lucha, de Hitler y Mi lucha, de Knausgård- en un plano teórico-textual. Knausgård lee a Hitler para leerse a sí mismo y viceversa.
“La fascinación por la muerte, la fascinación por la perdición, la fascinación por la destrucción total” es también, de alguna manera, la fascinación del escritor como creador sin lugar a duda. Es la lucha visceral con el vacío, la opresión, el detenimiento, especialmente con la Historia.
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Con todo, Mi lucha no ha resuelto nada. Tampoco era su finalidad. Pero ha sido un cuaderno de navegación imprescindible, por un momento infinito, por otro finito, y por otro solo ito. Knausgård dice: “El proceso de escritura resulta sanador. Cuando acabas de escribir, vuelves a ser el de siempre”. Por eso tiene que seguir escribiendo.
Dictar un sitio en la historia literaria dependerá única y exclusivamente del tiempo. Las cualidades de una novela son imperecederas. No cabe duda de que Mi lucha ha sido el fenómeno literario mundial en lo que va del siglo XXI. Quizá, con al fin de la saga, se logre suspender las pugnas retóricas entre los knausgårdianos y los antiknausgårdianos. Será un placer.
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Después de Mi lucha Karl Ove Knausgård escribió un cuarteto íntimo sobre las estaciones evocando formas, sentidos, nociones de las cosas, a modo de diario y enciclopedia para su cuarto hijo, aún inéditos en español. Al poco tiempo se separó de Linda, se volvió a casar, esta vez con la editora Michal Shavit y tuvo otro hijo. Ahora vive en Londres escribiendo una nueva novela de ficción. Este año ha sido elegido para el proyecto de la Biblioteca Futura, en Noruega, de la artista sueca Katie Paterson, en donde escritores entregan un manuscrito que serán leídos después de cien años. Ciertamente una lotería innecesaria para un hombre que soñó toda su vida ser escritor y que al fin y al cabo triunfó.
[1]Sanz, T. (11 de febrero de 2011). ¿Qué es la autoficción? [Mensaje en un blog]. Recuperado de http://teosanz.blogspot.com/2011/02/que-es-la-autoficcion.html
Por René Llatas Trejo
#karl ove knausgaard#Mi lucha#Fin#Anagrama#Artículos#Literatura#rené llatas trejo#Foto: Andre Løyning#Foto: @uncle_javier#Foto: @repost.literario#Karl Ove Knausgaard and Michal Shavit attend the Getty Medal Dinner 2017 at The Morgan Library & Museum on November 13 2017 in New York City
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Saga Crónicas Lunares
Escribí esto hace tiempo para una página que inicie en wordpress.
Crónicas lunares es la saga de libros escritos por Marissa Meyer que se compone hasta la fecha por 4 libros de saga principal, 2 libros complementarios y 2 novelas gráficas. Uno de los puntos que más destaca de esta saga es que se trata de un retelling de los cuentos de hadas de La Cenicienta, Capericuta Roja, Rapuzel y Blanca Nieves en dicho orden, donde ubica a los personajes en un mundo futurista con una historia épica que realmente recuerda a las historias de los cuentos con princesas, reinas malvadas, caballeros, aventuras, en un mundo de ciencia ficción que recuerda un poco a lo visto en películas como Blade Runner donde se describe una tecnología avanzada pero a la vez sucia, en una sociedad que a pesar de estar en el futuro sigue recordando a la nuestra.
Crónicas Lunares nos habla sobre el viaje que tiene que emprender Cinder una ciborg que trabaja como mecánica en Nueva Beijinj para conocer los secretos de su pasado, su identidad, al mismo tiempo que intentara impedir la alianza de la reina Levana de Luna con el príncipe Kai de Nueva Beijinj, en una aventura que la llevara a conocer a personajes que a ayudaran en viaje, el convicto Thorne, la granjera Scarlet, la hacker Cinder y la princesa Winter de Luna.
Hay muchos puntos los cuales hacen atractiva la saga, el primero es traer a personajes clásicos de los cuentos de hadas y ponerlos en ambientes diferentes pero respetando los elementos más icónicos de sus historias de esa forma se siente que se está leyendo algo nuevo pero a la vez familiar, en segundo punto es que cada libro se enfoca en un personaje nuevo pero su trama es parte de una historia más grande, por lo que a lo largo de los 4 libros vamos leyendo desde varios puntos de vista diferentes que amplía la visión de la historia, explica de forma detallada el mundo y su contexto, lo cual lleva al siguiente punto positivo la autora sabe definir y desarrollar a cada uno de sus personajes de tal forma que no es difícil saber desde que perspectiva se está leyendo y encariñarse con cada uno.
La villana principal es interesante y atrapante pero se queda al final un poco floja, debido a que a lo largo de los libros esperas poder leer más sobre ella y sus motivaciones, para sacarla del rol de ser mala por el simple hecho de serlo, aunque sus actos llegan a ser justificables no logran un impacto profundo en el lector para entenderla del todo. Levana cumple su rol de no solo ser solo el villano a vencer sino de ser la reina malvada por excelencia a derrotar como en los cuentos.
Como punto negativo la forma de escritura de la autora hace que los libros sean más extensos de lo necesario, si bien la lectura no es tediosa en ningún momento al final de cada libro se siente que se leyó más de lo necesario, con una escritura más dinámica se podría a haber ahorrado varias hojas y capítulos. Igualmente después del segundo libro se vuelve predecible como la autora está contando la historia, básicamente 3/4 partes del libro será desarrollo para al final desatar toda la acción.
A continuación daré un breve punto de vista de cada libro:
Título: Cinder Editorial: V & R Editoras Páginas: 416 Año: 2012
El primer libro de la saga y retelling del cuento de La Cenicienta el más fuerte de la saga debido a que plantea de forma discreta a personajes claves para toda historia nos presenta a la protagonista principal de toda la saga y a la villana que deberá derrotar, al mismo tiempo que sitúa los elementos clásicos del cuento de Cenicienta en un mundo futurista y de manera acorde para que avance la historia de tal forma que nos muestra que la historia de la sirvienta humillada que descubre su propio valor nunca pasa de moda.
Título: Scarlet Editorial: V & R Editoras Páginas: 426 Año: 2013
Basado en La Caperucita Roja. En esta ocasión se presenta a Scarlet que está buscando a su abuela y se verá envuelta con un hombre llamado Wolf, al mismo tiempo que continúa la historia de Cinder. Aunque el desarrollo de la historia es más dinámico que el anterior e involucra un misterio a resolver, el libro se siente más como una pausa para salirse un poco de la historia principal y ser un punto de partida para continuar con la historia. Es el más flojo de la saga.
Título: Cress Editorial: V & R Editoras Páginas: 584 Año: 2014
Basado en Rapunzel. En este punto en un sentido narrativo es predecible como avanzará la historia, pero la protagonista de esta ocasión Cress, se logra robar el protagonista con su forma de ser, adicional que el desarrollo de la historia principal sigue de forma atrapante y entretenida abriendo el camino para lo que será la conclusión de la historia con el siguiente libro.
Título: Winter Editorial: VRYA Páginas: 856 Año: 2015
Basado en Blanca Nieves. El último libro de la saga logra ser un digno cierre de la historia que se construyó en los 3 anteriores libros y como el más grande de todos los libros no tiene prisa en contarte a detalle todo lo que está sucediendo para lograr un final cerrado para todos los personajes. Sin embargo a diferencia a de los anteriores este se esfuerza por meter los elementos que caracterizan al cuento que está basado, a diferencia de los anteriores en que los elementos se meten de forma que avance la historia de manera natural en esta ocasión se insertan más porque no tenía remedio la autora a que fueran realmente necesarios para la historia principal. Finalmente con un libro tan grande pudo aprovecharse para darle más capítulos a Levana.
Finalmente la saga de Crónicas Lunares de Marissa Mayer es entretenida y atrapante, con pequeños momentos donde se siente que la lectura se alarga un poco más de lo necesario y la villana principal pudo tener un cierre más explosivo, pero no se vuelve aburrida y quieres seguir leyendo sobre los personajes, sus historias y si terminaran con sus felices para siempre.
Los libros adicionales de la saga son:
Título: Fairest Editorial: V & R Editoras Páginas: 184 Año: 2015
Precuela de Crónicas Lunares la cual cuenta la historia de Levana que hasta ahora no se había contado.
Título: Crónicas Lunares Stars Above Editorial: VRYA Páginas: 344 Año: 2016
Nueve historias cortas, entre las que destaca como llego Cinder a la tierra, las cicatrices de Winter y como Wolf se convirtió en soldado mutante de la reina.
Título: Wires and Nerve Editorial: VRYA Páginas: 244 Año: 2017
Primera novela gráfica de crónicas lunares con Iko la androide de corazón mecánico de oro como protagonista. Cuando unas manadas de soldados lobo amenazan la frágil alianza de paz entre la Tierra y Luna, Iko se propone cazar a su líder.
Título: Wires and Nerve 2 Editorial: VRYA Páginas: 336 Año: 2018
Segunda parte de la novela gráfica de crónicas lunares. Iko y Liam Kinney deberán atrapar a Lysander Steele y su manada rebelde antes de que destruyan el frágil acuerdo de paz entre la Tierra y la Luna.
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El Rincón de la Reseña (Septiembre 2019)
Por Sergio Osvaldo Valdés Arriaga, 11/10/19.
Septiembre acaparó una serie de estrenos tan interesantes como ambiciosos, desde la secuela del payaso Pennywise, la controvertida Midsommar, que por razones de distribución nos llegó hasta este mes, una nueva aventura de ciencia ficción encabezada por Brad Pitt, hasta la cinta mexicana de animación en rotoscopia, Olimpia, ¿pero cuántos de ellos lograron estar a la altura?
It Chapter Two
¡Pennywise contraataca!
Dos horas y cuarenta y nueve minutos, esta es la duración final de It Chapter Two, secuela a la adaptación cinematográfica del libro de Stephen King, dirigida por el argentino Andy Muschietti. Días antes de que se confirmara este dato, yo ya estaba pensando en que esta continuación aún tenía mucho material por explorar, sobre todo, si quería hacerle justicia al famoso libro y superar lo que hizo la miniserie de los noventas.
Debo admitir también que nada del material promocional llamó lo suficiente mi atención como para estar emocionado por su estreno, contrario a su predecesora, y que por lo mismo mantuve mis expectativas bajas con la esperanza de sorprenderme en la sala de cine después de su éxito comercial hace 2 años. Sin embargo, Pennywise (Bill Skarsgård) ha regresado, y esta vez en forma de una secuela que, si bien es bastante grande y ruidosa, nunca llega a sentirse tan ambiciosa como pretende, ni mucho menos alcanzar el nivel de la anterior.
La película peca en exceso de las mismas fallas que tuvo su primera parte, pero la diferencia aquí es que, con una duración de casi 3 horas, el ritmo no le favorece, sintiéndose sin gracia y repetitiva en más de una ocasión. Peor aún, el guion no se da tiempo de desarrollar al diverso elenco de personajes, destacándose únicamente las dinámicas en grupo y la excelente actuación de Bill Hader como la contraparte adulta de Richie Tozier.
De la misma manera, la narrativa pierde la esencia de la novela, cuyo mayor conflicto radicaba en el trauma olvidado de la niñez y las repercusiones que este tuvo en el resto de las vidas de los “perdedores”, pues si bien la mayoría son exitosos en lo que hacen, ninguno de ellos está en paz consigo mismo y aún tienen asuntos pendientes por resolver después de haberse ido de su pueblo natal.
En ningún momento, la trama se detiene para contemplar estos detalles, que son indispensables para profundizar en la psicología de cada uno, y ni siquiera hace el esfuerzo porque los personajes empiecen a dialogar sobre estos problemas, lo cual hace sentirlos desperdiciados en su mayoría y seguir una linea repleta de escenas de sustos (que tampoco dan mucho miedo) sin complejidad dramática. Por otra parte, me sentí entusiasmado con la idea del niño de Derry que se encuentra Bill (James McAvoy) en determinado punto e intenta salvarlo de las garras de Pennywise sin resultado, aunque Bill es quizás de los personajes menos interesantes en pantalla y, que por lo tanto, no hay conexión emocional con ninguno de ellos en el momento de mayor tensión.
La confrontación final con Pennywise termina por no ser tan diferente a la vez que lo vencieron 27 años antes, lo cual hace preguntarse a uno para qué tanto embrollo con el ritual de Chüd en primer lugar y el discurso final de Stanley (Andy Bean), si bien puede llegar a ser conmovedor, también da una imagen errónea de lo que debería ser la tragedia por su suicidio. Aun así, adoré la aparición de Stephen King y el gag sobre cómo Bill no sabe escribir buenos finales, que es en sí una referencia directa al aclamado autor de Maine, y que seguramente más de un lector ha llegado a sentir alguna vez (yo mismo me reconozco culpable).
Si bien el guion no da mucho hilo que contar, también agradezco el que exista una adaptación de Stephen King llevada con semejante ambición, talento y recursos ante una gran audiencia, aún y si es que no llega a cumplir del todo con la fibra emocional y el estándar de calidad que uno esperaría. No me queda de otra más que esperar que el director pueda redimirse con su versión final en la que combinaría ambas partes en una sola, declarando que aún requiere filmar un par de escenas extras para terminarla como tiene planeado.
De momento, el resultado no es exitoso y sufre al igual que en la miniserie pero gracias al nivel de producción, el elenco y algunas secuencias destacables, consigue ser una experiencia que entretiene hasta cierta medida.
Calificación: **1/2.
Midsommar
Un hermoso caos
El director neoyorquino Ari Aster consagró su corta trayectoria con Hereditary (2018), cinta que tomó a muchos por sorpresa no sólo por sus inesperados giros dramáticos e inquietante atmósfera, sino también, por la destreza, creatividad y talento del hombre cuya visión se veía reflejada una escena tras otra y que, al mismo tiempo, manifestaba un tremendo agobio para su protagonista (Toni Collette) en un rol icónico.
Quizás bajo este contexto, más de uno decidió prestarle atención cuando se anunció que, a tan sólo un año de su lanzamiento, Aster estrenaría una nueva cinta que rondaba en la misma temática del género del terror. Aunque si somos honestos, más que terror, Midsommar apuesta por imágenes y momentos viscerales que giran en lo perturbador, acompañado de una atmósfera casi hipnótica.
Lo que sucede, lo veamos o no en pantalla, le añade a esta textura de “mal viaje” —incluyendo un par de escenas con espléndidos efectos especiales— en el que un grupo de amigos antropólogos es invitado a una comunidad sueca para presenciar un festival de solsticio celebrado cada 90 años; como en cualquier otro argumento similar, pronto irán perdiendo el control de sus acciones al irse sometiendo en los cada vez más elaborados rituales de la localidad, desintegrándose lentamente, sin conocer por completo los efectos macabros del culto que alberga aquella misma comunidad.
La trama sigue a Dani (Florence Pugh), una joven cuya tragedia familiar y fuertes emociones han complicado su relación con el distante Christian (Jack Reynor), un estudiante que al principio parece perdido y sin determinación pero que, eventualmente, encuentra un nuevo propósito al conocer la cultura pagana que lo rodea. Visualmente, la película está cargada de símbolos e iconografía muy detallada que bien puede revelar o sugerir algunos de los acontecimientos inevitables a los que se verán sujetos sus personajes.
Me parece destacable mencionar la actuación de Florence Pugh, ya que consigue transmitirnos una vulnerabilidad muy profunda repleta de matices naturales, cuyo dolor resuena en más de una ocasión, ya sea que nos agriete, incomode o haga simpatizar aún más con ella, pues no olvidemos que, en esencia, Midsommar es una película que relata el final de una relación inestable, cuya inspiración se basa en una experiencia personal del director y guionista.
Además de esto, la cinta tiene parecidos con Hereditary, no sólo a un nivel técnico sino también narrativo, pues en ambos casos, se siguen los arcos de dos mujeres que experimentan el duelo desde distintos ángulos, además de ofrecer finales similares, en donde ya sea en el caso de Dani o Peter (Alex Wolf), ambos son parte de una ceremonia liberadora que los impugna y posiciona al centro de una nueva y aterradora familia, dejando abierta las posibles consecuencias de haber seguido este sendero y cuestionándonos hasta qué punto es que todo fue un complot elaborado, o si acaso en realidad está sucediendo lo que vemos y no es producto del delirio o alguna droga, como bien sucede con esta película en particular.
Ari Aster sorprende por ser un polarizador de audiencias, pero también, un destacado autor de un indiscutible talento cuya futura obra es imperdible. Agradezco que una visión como la suya pueda verse en las pantallas del mundo y cause una pluralidad de reacciones.
Calificación: ***1/2.
Ad Astra
Soledad y supervivencia
El cosmos es un escenario que ha sido revisitado por el cine en un sin fin de ocasiones, ya sea visto desde la épica majestuosidad de Stanley Kubrick en su propia odisea, la fantástica puerta a otros mundos en la saga de George Lucas, el sentimentalismo de Christopher Nolan (y el peso del tiempo, desde luego), el carácter purificador de Alfonso Cuarón y, también, desde su faceta más desoladora y opresiva en la más reciente obra de Clare Denis, pero en el caso de Ad Astra, nunca antes se había sentido tan solitario.
En la cinta, el director y guionista James Gray imagina un viaje espacial situado en un futuro próximo —en el que hemos llegado a colonizar lugares como la Luna y Marte— encabezado por el comandante Roy McBride (Brad Pitt), quien debe surcar la galaxia en busca de su padre, H. Clifford McBride (Tommy Lee Jones), un famoso astronauta que salió en busca de vida inteligente y a quien ya todos daban por muerto.
Esta misión no sólo amenaza con el destino de la humanidad, sino que además, le servirá a Roy para realizar por su propia cuenta un viaje introspectivo sobre su identidad, diversos asuntos pendientes sobre la relación con su padre, su propia masculinidad y rol en el universo. El argumento arranca con una serie de pulsos de energía cuyo punto de origen parece rastrearse hasta Neptuno, destino final del Proyecto Lima, expedición liderada por el padre del protagonista y que sugiere su supervivencia después de tanto tiempo.
Con semejante inicio, que es un excelente ejercicio de guion al plantearnos un ambiente lleno de intriga y preguntas por responder, el interés del público va creciendo hasta que se nos define el curso de Roy durante el resto de la cinta, además de cimentar las bases filosóficas y existencialistas detrás de su argumento.
El camino de Roy por respuestas es el mismo al de su padre por explorar el universo y al de todos nosotros cuando anhelamos que haya algo más allá de las estrellas, en lugar de resolver nuestros problemas internos y ser mejores como sociedad, pues es desde aquí donde surgen las raíces para todos los males que hay en el mundo o para que individuos como el protagonista sea un hombre conflictivo, con un fuerte desapego emocional, o que el ego y la ambición de su padre priorizará la misión antes que su propia familia, compañeros y humanidad.
Porque al final del día, la decisión del director por abandonar la idea de que hay vida inteligente en el universo, nos genera una fuerte sensación de soledad que habla volúmenes sobre la carga que debemos llevar individualmente, más que como el de una civilización. Pero eso no debería ser una señal de fracaso, sino una oportunidad de reconocerla y trabajar en ella para así encontrar la paz que necesitamos y que, a su vez, nos ayudará a mejorar nuestras relaciones con los demás.
Ad Astra es otro ejemplo de una cinta autoral que tiene algo muy valioso que decir, acompañada de un increíble trabajo de fotografía, un guion interesante y una digna actuación de Brad Pitt que, en conjunto, desafían los demás estrenos comerciales de la cartelera y que además, aportan su propia visión del género de la ciencia ficción.
Calificación: ***1/2.
Olimpia
El ‘68 no se olvida
Distribuida por la siempre excelente Piano, nos llega Olimpia de José Manuel Cravioto, una cinta de animación en rotoscopia —técnica que consiste en pintar por encima de los fotogramas para trazar su movimiento— que recopila los acontecimientos previos a la matanza del dos de octubre de 1968, cuando el movimiento estudiantil cobraba mayor fuerza semanas antes de que se dieran los Juegos Olímpicos y el ejército entró a la UNAM un día de septiembre en un severo acto de tiranía, represión y censura.
Narrada desde el punto de vista de 3 personajes, y complementada con material de archivo de la época, incluyendo el famoso documental de Leobardo López Arretche, El Grito (1968), la historia se centra en la juventud que se cuestionaba su lugar en el movimiento —el qué era lo que hacían, lo que pensaban de la situación, su necesidad por hablar ante la multitud, si valía o no la pena el riesgo de salir a manifestarse— y las dificultades con las que tenían que lidiar los estudiantes de aquella época.
Su mayor atributo reside en el trabajo de campo e investigación invertida pues tanto visualmente como narrativamente generan un ambiente muy vivo, humanitario, lleno de idealismos y de una comunidad solidaria frente a la adversidad. El guion por momentos juega con la temporalidad de algunos de sus eventos, realizando innecesarios saltos en el tiempo, ya sea omitiendo sucesos que serán revelados más adelante, o regresar a uno mismo para contarlo desde otra perspectiva, un recurso que puede sentirse medio desatinado a la larga. Es dinámica también en cuanto a su edición, agilizando la trama y el curso de sus personajes que se alternan ya sea entre los estudiantes o sus familias.
Considerando el presupuesto y tamaño de la película, Cravioto decidió optar por la rotoscopia con tal de implementar y combinar el material de archivo con las escenas que requería su guion, misma razón por la que fue a pedirle apoyo a la UNAM para no solamente obtener el permiso de los materiales y grabar dentro de sus instalaciones, sino además, para que el alumnado de la Facultad de Artes y Diseño participara en la película interviniendo en los fotogramas, lo cual en conjunto termina por darle una escala mucho mayor al proyecto y una cualidad única desde su concepción.
Con un acercamiento mucho más directo a la realidad de esos días tan turbulentos, Olimpia consigue retratar una chispa que funge como el testimonio de toda una generación. Hecha por y para estudiantes, la película conserva un espíritu rebelde, juvenil, revolucionario y pionero, al menos en cuanto a producciones de ficción y animación mexicanas se refiere, cuya manufactura misma es un ejemplo de la organización y colectividad que puede lograrse para llevar a cabo un mismo objetivo: contar una historia que nos mueva e importe.
Calificación: ***.
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¿Quién se comió al gato de Schrödinger?
Hagan el favor, rememoren esto:
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En la apertura del capítulo ¿Hacemos las paces?, título que estrenó la segunda temporada de la serie ALF, el extraterrestre lanza con tanta fuerza una lata de anchoas que atraviesa un valioso cuadro colgado en el comedor de los Tanner, su estoica familia de adopción. El accidente tiene lugar mientras ALF enseña al pequeño Brian Tanner a jugar al «bouillabaisse-ball», el deporte nacional de Melmac, su planeta de origen. El juego es idéntico al baseball pero en lugar de la pelota se utiliza el ingrediente principal de la bullabesa –la tradicional sopa francesa similar a la caldeirada gallega o al suquet catalán–, es decir: se reemplaza la bola por pescado. A consecuencia del incidente, la familia castiga al alienígena obligándole a dormir en el garaje, por lo que éste se propone reconquistar su cariño por el procedimiento de erigirse en maître y obsequiarles con refinadas delicias, tales como unos «huevos florentinos barnizados con zumo de mandarina glasé», quiche lorraine o pato à l'orange. Será durante la preparación de éste último plato en que ALF, tras dejarse abierto el gas durante horas, volará por los aires la cocina de la infortunada familia Tanner en la hilarante escena. Pero, entre aromas de cocina francesa chamuscada, casi pasa desapercibida la explícita alusión al desarme nuclear que tiene lugar durante la escena que sucede a la explosión, cuando el vecino mira el noticiario en la televisión. Aquí el capítulo completo. La referencia no es fortuita. Fueron numerosos los episodios en los que se hacía mención a la amenaza nuclear, hasta el punto en que, en el capítulo Pennsylvania 6A5000, el cuarto de la primera temporada, ALF contactaba por radio con el avión de Ronald Reagan, a la sazón presidente de los Estados Unidos, para asesorarle:
–Tengo una solución para el problema de las bombas atómicas: desháganse de ellas. Son peligrosas. [...] Verá, solo tenemos un planeta, así que ¿porqué usted y los rusos no acaban con sus problemas?
Al ponerse el alienígena a lo Miguel Gila a hablar de bombas a través del teléfono, los servicios de inteligencia interpretan que A.L.F deben ser las siglas de un «grupo terrorista subversivo del Tercer mundo» y el FBI procede a la detención de Willy Tanner, el bondadoso padre de familia.
El contexto histórico no podía ser más oportuno. El capítulo se emitió el 13 de octubre de 1986, justo al día siguiente de celebrarse la Cumbre de Reikiavik entre el susodicho presidente americano y el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov. El deseado pacto por el desarme nuclear entre las dos superpotencias había fracasado en el último minuto porqué Reagan pretendía continuar con el programa SDI, la Iniciativa de Defensa Estratégica, conocido popularmente como Star Wars, un ambicioso plan criticado por poco realista, incluso acientífico, para cuyo diseño el presidente se había inspirado en las películas de serie B de su pasado como actor y en ideas futuristas poco desarrolladas. La irrealidad del programa y su apariencia de ciencia ficción, con escudos y rayos láser colocados en el espacio, le valió la alusión a la popular saga galáctica de George Lucas.
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No fue la de ALF la primera llamada a Ronald Reagan del espacio exterior, pues es un hecho documentado que recurría a astrólogos para planificar los eventos importantes de su agenda. Lo que no sabemos es si consultaba el horóscopo antes o después de comer jelly beans o grageas de jalea, golosina que le gustaba hasta el extremo de escribir una carta a la compañía en 1973, siendo gobernador de California, en la que confesaba «no podemos empezar ninguna reunión ni tomar ninguna decisión sin pasarnos el tarro de grajeas». La empresa, lejos de horrorizarse ante la imagen de Reagan comiendo sus chucherías mientras decide la invasión militar de la universidad de Berkeley, la restitución de la pena capital o el desmantelamiento del sistema público de hospitales psiquiátricos, decidió festejar tan azucarado idilio con el neoconservador creando el sabor Arándano para su investidura presidencial en 1981, fastos en los que se consumieron más de tres toneladas de grageas Jelly Belly. Por su parte, el presidente decidió poco después aunar sus dos pasiones, a saber, Star Wars y las jelly beans: en 1983 hizo mandar este dulce como obsequio a los astronautas del transbordador espacial Challenger, convirtiendo estos caramelos en los primeros en viajar al espacio exterior. Durante la presidencia de Ronald Reagan, este consumía la friolera de 720 paquetes al mes. Se servían grageas en el Despacho Oval y el Air Force One, en el que incluso mandó diseñar un porta-vasos especial para que sus Jelly Belly no se derramaran en caso de turbulencias. De este modo, cuando ALF llamó al avión oficial para solicitar el desarme nuclear, podemos imaginar qué chupeteaba el presidente al otro lado del teléfono.
Amorfismo Lejano Fantástico
A quien no haya nacido en las mismas coordenadas espacio-temporales y culturales que un servidor: ALF fue una serie de televisión tremendamente popular, especialmente entre el público infantil, cuyo protagonista permanece pirograbado en la espongiforme memoria sentimental de los que fuimos a EGB. Se trataba de una suerte de parodia de E.T.: El extraterrestre (Steven Spielberg, 1982), creada por Paul Fusco, quien además movía la marioneta y prestaba la voz al personaje en la versión original. Se emitió entre 1986 y 1990, coincidiendo con el segundo mandato de Ronald Reagan, y constó de 102 episodios a los cuales, años más tarde, se sumó la película Proyecto: ALF (Dick Lowry, 1996). La trama era más o menos la que sigue: una nave espacial se estrella sobre el garaje de una funcional familia de clase media de un suburbio de Los Ángeles, los Tanner, formada por Willy, un trabajador social aficionado a la ufología y las radiocomunicaciones, su esposa Kate, la hija adolescente Lynn, el retoño Brian y Lucky, el gato. El clan rescata al ovninauta, inconsciente por el golpe, y le llevan al salón. Le apodan “A.L.F” como acrónimo de Alien Life Form (forma de vida extraterrestre) o «Amorfismo Lejano Fantástico» en el psicotrónico doblaje al español. Cuando el hirsuto visitante despierte, y tras solicitar comerse al gato, sabremos que procede de un planeta con forma de huevo llamado Melmac, situado seis pársecs más allá del supercúmulo Hidra-Centaurus, del que escapó cuando éste estaba a punto de estallar, no por una guerra nuclear, sino a causa de que «todos los habitantes enchufaran el secador de pelo al mismo tiempo.» A pesar de las reticencias de Kate, la familia lo oculta de las autoridades anti-extraterrestres y acabará por cederle la cabeza de la mesa familiar; decisión de la que no llegarán a arrepentirse pese a su comportamiento irritante, constantes destrozos en el mobiliario, problemas con los vecinos, «pelos en el bote de mostaza» y las incesantes tentativas de comerse al gato Lucky.
ALF, como todo melmaquiano, cuenta con solo cuatro dientes para saciar el pantagruélico apetito que le exigen sus ocho estómagos. Y la referencia al conjunto de novelas protagonizadas por los gigantes bondadosos y comilones Gargantúa y Pantagruel, escritas por François Rabelais en el siglo XVI, no es baladí. ALF era una marioneta, al estilo Jim Henson, pero cada vez que se requería un plano general era el enano circense Michu Meszaros quien se enfundaba la piel del extraterrestre. Gigantes legendarios o alienígenas enanos, son lo mismo: cuerpos grotescos.
Explica el autor italiano satírico contemporáneo Daniele Luttazzi que «la sátira exhibe el cuerpo grotesco, dominado de las necesidades primarias (comer, beber, defecar, orinar, follar), para celebrar la victoria de la vida: lo social y lo corpóreo son unidos gozosamente en algo indivisible, universal y benéfico». Y el grotesco contraste entre el diminuto tamaño de ALF y su gula colosal –solo comparable a la de Reagan con las Jelly Belly– fueron el leitmotiv cómico de la serie.
Gargantúa profunda
Gatofagia goliarda
En tanto que pícaro marginal, carnavalesco, hedonista, de gula desmesurada y que ejerce la sátira a través de la cultura popular, ALF recoge a su modo la gran tradición medieval de la literatura goliardesca. Los goliardos fueron clérigos vagabundos y estudiantes pícaros, acusados de pecar de gula, que llevaban una vida ociosa y errante junto a juglares, enanos y saltimbanquis (en el Reino de Castilla, los goliardos eran llamados “sopistas”: estudiantes universitarios sin recursos económicos que rondaban bares y tabernas entregando su música y simpatía a cambio de un humilde plato llamado sopa boba. De ahí la expresión vivir a la sopa boba, que se le dice a aquel que vive sin trabajar o a expensas de otro. La figura del sopista degeneraría en la del tuno). Además, ALF comparte con los poetas goliardos el aura de malditismo, su censura y persecución. ¿Que no? Lean, lean. Su plato favorito es el gato, aunque no le hace ascos a ningún tipo de comida, excepto a la saludable, pues «en Melmac la comida sana está muy mal vista. Existe el “tabú de la espinaca” por lo que Popeye sería considerado un degenerado». El gato es un animal común en las narraciones del fantástico y la ciencia-ficción, en las que suele actuar como catalizador o portal de acceso a otros mundos y dimensiones, ya sean estos relatos de comedia o de terror. En cuanto a la primera categoría, un maravilloso ejemplo literario es Dirk Gently, agencia de investigaciones holísticas (Douglas Adams, 1987). En este libro del autor de la Guía del autoestopista galáctico (1979-1992), el desencadenante de toda la trama es la misteriosa desaparición del Gato de Schrödinger, (la famosa “paradoja de Schrödinger” es un hipotético experimento planteado por el físico austríaco Erwin Schrödinger para explicar las contradicciones en la mecánica cuántica a niveles subatómicos), ya que «el gato se había cansado de que lo encerraran sin cesar en una caja y lo gasearan de vez en cuando y había aprovechado la primera oportunidad para largarse por la ventana.» Dirk Gently, el protagonista, es un detective que jamás elimina nada y, menos que nada, lo imposible. Y para resolver sus casos prefiere recurrir a la física cuántica antes que a las huellas dactilares. Así pues, cuando le encargan la búsqueda del minino perdido, acabará encontrando a dos fantasmas y a un Monje Eléctrico venido de otra dimensión. En relación a los relatos de terror, da buena muestra Los gatos de Ulthar (1920), un cuento escrito por H. P. Lovecraft, escritor que construyó una mitología del horror basada en la existencia de universos paralelos y seres provenientes de ellos, cuyos contactos con los humanos acarrean terribles consecuencias. La historia narra el origen de una ley que prohíbe la matanza de gatos en el pueblo de Ulthar, impuesta después de que un niño elevara una plegaria que provocó que todos los felinos de la zona devorasen a la pareja de maléficos ancianos que habían matado a la mascota del niño por diversión. Es sabido que Lovecraft era, aunque por razones muy distintas a ALF, un gran amante de los gatos.
El hecho de que sean las mascotas las que se coman a los humanos invierte el “tabú alimenticio”, presente en la inmensa mayoría de culturas, del consumo de carne de gato. ALF, cual deidad lovecraftiana, llegó a las pantallas de la Tierra para transgredir dicho tabú. Y pagó por ello: un niño norteamericano (cómo no) colocó a su gato en el microondas después de ver el primer capítulo, lo que provocó que ya desde su estreno la serie se situara en el ojo del huracán de la censura. En la segunda temporada, las referencias a la gatofagia quedaron en lo anecdótico. Lo mismo ocurrió con el consumo de alcohol, ya que ALF apareció en una escena bebiendo cerveza con el pequeño Brian. En otro episodio, ALF intenta simular un jacuzzi metiendo la batidora eléctrica de Kate en la bañera; y de nuevo aparece un niño empirista, no sabemos si el mismo, que casi se mata. Por otra parte, en 2010 salió a la luz metraje censurado en el que ALF profería chistes racistas y sexuales en una parodia del síndrome de Tourette, y Paul Fusco declaró que «las mejores cosas fueron las bromas que no pudimos poner en el programa» a causa de la censura de la NBC. El melmaquiano empezó a ser señalado, pues, como un enfant terrible hasta la abrupta cancelación de la serie en 1990, justo al final del mandato Reagan.
Los políticos conservadores en los Estados Unidos han acusado desde siempre a sus oponentes de ingeniería social a través de su promoción de la corrección política. Y lo siguen haciendo, no hay más que oír a Donald Trump (o a Vox, su todavía más esperpéntico homólogo cañí). ALF no fue otra cosa que un sosias paticorto y peludo de Reagan, así como Melmac era una simpática caricatura de los Estados Unidos, con sus mismos valores, aversión a la comida sana, objetos de consumo y liga de baseball/bullabaseball incluida. Sí, ALF era un neocon, y así lo demuestran sus continuos cameos con Ronald y Nancy Reagan, tanto dentro como fuera de la pantalla. Si les estoy hiriendo la memoria sentimental, sáltense el final del párrafo: en el año 2000 se filtraron unas imágenes de Max Wright, el actor que daba vida a Willy Tanner, el bondadoso padre de familia, en las que aparecía fumando crack en una sórdida habitación mientras gravaba a dos vagabundos que mantenían sexo anal, a los que supuestamente había obligado a realizar un vídeo porno. Vaya, vaya.
La merluza más famosa
Imaginemos ahora a ALF, plano medio y camisa hawaiana, paseando entre las populosas calles del distrito de Ciutat Vella de Barcelona, maravillándose con la ciudad como lo haría el tío Matt, el personaje explorador del “Mundo Exterior” en los Fraggle Rock. En caso que no se hubiera partido ya los dientes al intentar hincarlos en el bronce del Gato de Botero, probablemente el cartel de un restaurante cercano a la catedral reclamaría su atención: Els Quatre Gats. ALF retuerce en una mueca el verrugoso hocico, mueve las orejas y nos olvidamos de que es una marioneta amparada en el plano medio cuando trota cual veloz cría de paquidermo hacia el interior del local. Una vez sentado y devuelto a su condición de muñeco, se decepcionaría al leer la carta, traidora en sus promesas incumplidas. Pero quizá a Paul Fusco, bajo los manteles, le reconfortaría reconocer a un camarada, el marionetista Pere Romeu, en la reproducción del cuadro/cartel de Ramon Casas que decora el local: Ramon Casas i Pere Romeu en un tàndem. Corría el año 1897 cuando este espigado y barbado titiritero se asoció con Miquel Utrillo, Ramon Casas y Santiago Rusiñol para inaugurar este célebre local, instalado en los bajos de la Casa Martí, edificio neogótico de Josep Puig i Cadafalch. Puede resultar llamativo que el nombre de un establecimiento de hostelería contenga un “tabú alimenticio”, pero Els Quatre Gats comparte con el restaurante Au Chat Noir de Bruselas, el café Le Chat Noir de Corfú o el café El Gato Negro de Buenos Aires, por poner solo algunos ejemplos, una inspiración común: el archiconocido cabaré Le Chat Noir de París.
Rodolphe Salis, hijo de un tabernero y admirador de Rabelais (Gargantúa y Pantagruel), abrió Le Chat Noir en 1881 con la sana intención de conjugar sus dos grandes pasiones, a saber, la cultura y la bebida. Lo proverbial del “Dios los cría y ellos se juntan” quiso que al poco tiempo conociera al periodista, poeta y gran borrachuzo Émile Goudeau, fundador y presidente del club etílico-literario Les Hydropathes, el cual trasladó su sed y su sede a Le Chat Noir. El grupo llegó a contar, entre jóvenes artistas, poetas y estudiantes, con más de trescientos cincuenta hydropathes —etimológicamente ‘a los que el agua pone enfermos’ o ‘a los que el agua les da asco’ (en beneficio del vino y la absenta, se entiende)—. A tan nutrida y beoda clientela se les sumaron los artistas de Les Arts Incoherents, un movimiento cuya irreverencia satírica anticipó actitudes de vanguardia como el dadaísmo y el antiarte, así como extravagantes personajes del pelaje de Alphonse Allais, humorista gráfico, cronista y teórico de lo absurdo que murió de una flebitis alcohólica. El éxito obligó a Salis a cambiar la ubicación del local por otro mucho más grande y suntuoso, decorado con lámparas neo-góticas y un mobiliario que evocaba la época de su admirado Rebelais, la de Luís XII. No era el único: en otro lugar de París abrió puertas su principal competidor L'Abbaye de Thélème (la abadía de Thelema), otro cabaré con reminiscencias a Gargantúa y Pantagruel (que a su vez fueron, pocos años después, desarrolladas y popularizadas por Aleister Crowley, quien fundó una religión llamada thelema, basada en el ideal hedonista «haz tu voluntad»). Fue en esta segunda etapa de Le Chat Noir en que se desarrollaron los espectáculos de teatro de sombras que hicieron célebre al local, creados inicialmente por el propio Salis junto al artista y diseñador Henri Rivière, y animados por el marionetista Pere Romeu, quien, recordemos, exportó después la idea a Els Quatre Gats. La popularidad del local siguió en aumento y El Chat Noir volvió a necesitar un local mayor, esta vez ya su emplazamiento definitivo, dando paso a la tercera etapa del cabaré y ampliando su parroquia a una nueva generación de medallistas en aquello del “levantamiento de vidrio en barra fija”. Es aquí donde entra en juego, elaborando las nuevas piezas de teatro de las sombras, otro hilarante personaje cuyo nombre empieza por ALF: Alfred Jarry.
Teatro del absurdo.
Alfred Jarry (1873-1907) era un joven poeta y dramaturgo de vida disoluta que paseaba en bicicleta por el París de la época, siempre bajo los efectos de la absenta, disparando de vez en cuando su revólver (arma que después le compró Picasso). Seguidor de la escuela de Alphonse Allais, la del brillante teórico del humor absurdo con trágica muerte como consecuencia del exceso, a Jarry le debemos, entre otras, obras como Ubú Rey (estrenada en diciembre de 1896), piedra angular del teatro del absurdo, y la invención de la Patafísica, descrita en su obra póstuma Gestas y opiniones del doctor Faustroll, patafísico (1911) como «la ciencia de lo que se añade a la metafísica, así sea en ella misma como fuera de ella, extendiéndose más allá de ésta tanto como ella misma se extiende más allá de la física. La Patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias [...] las leyes que regulan las excepciones». Algo así como el método detectivesco que utilizará Dirk Gently para encontrar al gato de Schrödinger. A raíz de su lectura, algunos admiradores crearon el Colegio de Patafísica en 1948, burla de las academias del arte y las ciencias, por el que han desfilado desde Raymond Queneau (cofundador del grupo de experimentación literaria OuLiPo), el polímata Boris Vian o el cofundador del Grupo Pánico, mileniarista y asalta-mueblebares de TVE Fernando Arrabal, cuya borrachera en el plató de El mundo por montera (1989), fue calificada por Sánchez-Dragó como «la merluza más famosa de la historia de España».
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Realismo fantástico
Según declaraciones de Rodolphe Salis, el nombre de Le Chat Noir le vino cuando un gato negro se coló en las obras de acondicionamiento del primer local. Pero sorprende la coincidencia, así en lo onomástico como en lo etílico, con el cuento de terror The Black Cat, publicado por Edgard Allan Poe en 1843. El relato narra las espeluznantes desventuras de un joven alcohólico con un infortunado gato por mascota. ¿Podría ser Le Chat Noir un guiño jamás confesado de Salis a Poe? Pues bien podría, más si tenemos en cuenta que el traductor de gran parte de la obra de Poe al francés, a día de hoy aun canónica, no fue otro que Charles Baudelaire (1821-1867), poeta maldito y viciosillo por antonomasia, precursor del simbolismo, padre espiritual del decadentismo y referente para todo aquél que, como Salis –o Alfred Jarry o Alphonse Allais o Pere Romeu o ALF– aspire a épater la bourgeoisie (escandalizar a la burguesía). Pero existe una tercera teoría sobre la inspiración de Le Chat Noir, pues no en vano el gato es, como sostenía al principio, un símbolo esotérico del que, se dice, puede ser un puente a otros mundos.
El misterioso alquimista que firmó sus libros bajo el seudónimo de Fulcanelli dejó escrito en Las moradas filosofales (1930): «A propósito del gato, muchos de nosotros recordamos el famoso Le Chat Noir que estuvo tan en boga bajo la tutela de Rodolphe Salis, pero ¿cuántos saben qué centro esotérico y político se camuflaba en su interior y qué masonería internacional se ocultaba bajo el símbolo del cabaret artístico?». Existen diversas hipótesis sobre la identidad de Fulcanelli, incluso podría tratarse de una firma múltiple utilizada por un colectivo de alquimistas. El nombre parece estar relacionado mediante la cábala fonética con Vulcano-Hélios, siendo Vulcano el patrono de los oficios relacionados con los hornos, como cocineros, panaderos, pasteleros y alquimistas. Dicen de Fulcanelli que transitó hasta los años veinte del siglo pasado por Francia y la península ibérica: Euskadi, Sevilla y Barcelona. Mantuvo relaciones con círculos selectos e influyentes, como Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc, arquitecto y restaurador de catedrales góticas francesas, inspirador de Josep Puig i Cadafalch (el arquitecto que diseñó la Casa Martí, donde se emplaza Els Quatre Gats) y de Antoni Gaudí, sobre quien habría influido el simbolismo que la alquimia juega en las esculturas que adornan sus construcciones (por ejemplo, en el atanor u horno alquímico situado sobre la salamandra que da la bienvenida al Parc Güell y que simboliza el fuego).
Jacques Bergier relató en su exitoso libro, coescrito con Louis Pauwels, El retorno de los brujos. Una introducción al realismo fantástico (1960) que Fulcanelli y otro alquimista se dedicaron a visitar a los más célebres físicos nucleares entre las dos Guerras Mundiales. Ambos describieron en qué consistía un reactor nuclear y –como ALF en su llamada al presidente Reagan– advirtieron de los peligros de las bombas atómicas. Esto pasó sin mayores atenciones respecto de los científicos hasta que el físico Enrico Fermi logró la primera reacción nuclear en cadena. Algunos de los visitados recordaron, entonces, la conversación mantenida con los peregrinos alquimistas y comunicaron la historia a sus respectivos servicios de inteligencia. Inmediatamente, alemanes y aliados comenzaron la búsqueda de ambos personajes. Fulcanelli fue imposible de encontrar, mientras que al otro lo fusilaron en el norte de África por colaborar con los nazis. Es muy difícil hallar pruebas de tales cosas, más allá del texto del libro antecitado, pero la fuente es más que aceptable: Jacques Bergier fue ayudante del físico nuclear Louis de Broglie y formó parte de los servicios de inteligencia de la Resistencia francesa contra la ocupación alemana. Podríamos entonces afirmar que el pistoletazo de salida en la carrera nuclear tiene lugar a partir de la búsqueda de dos alquimistas, llega a su cénit con el programa Star Wars y culmina con una serie de reuniones de los líderes de las dos superpotencias mientras chupetean grageas Jelly Belly.
Perestroika Hut
La muletilla de ALF era «No hay problema». Diez minutos después de ser elegido presidente, Ronald Reagan declaró: «El gobierno no es la solución a nuestro problema, el gobierno es el problema», rechazando retóricamente la premisa de la Gran Sociedad y el New Deal americano y promoviendo el individualismo a ultranza, el mercado libre y su promoción asertiva, así como los intereses internacionales del pa��s por la vía militar. Dicho de otro modo, el lema de ALF y Ronald Reagan es una tergiversación del expresado por Rebelais (y después por Crowley) en la Abadía de Thelema: «haz tu voluntad: será toda la ley». Si los gigantes de Rebalais simbolizaban el ideal humano del Renacimiento –la transposición física del inmenso apetito intelectual del hombre renacentista–, ALF, el alienígena enano, representó la bajeza moral y la bulimia capitalista del neoliberalismo. ALF, mal que nos pese, fue una operación de ingeniería social, una manera de implementar o aproximar programas de modificaciones sociales a gran escala por parte de gobiernos o grupos privados. En el caso que nos ocupa, sirvió para persuadir al electorado conservador reticente al desarme nuclear, así como para dibujar un retrato afable de Ronald Reagan, promover el ideario neoliberal de la libertad individual por encima de la colectiva y el consumo desaforado de productos alimenticios industriales y procesados, en detrimento de una gastronomía europea, la francesa, asociada en ALF con el riesgo de explosión por extranjera y demasiado “sofisticada” (cabe remarcar que la cocina francesa clásica se asocia a la demócrata era Kennedy, quien, junto a su esposa, ayudó a popularizarla en Estados Unidos durante los años 60).
Las negociaciones volatilizadas en la cumbre de Reikiavik se materializaron con el tratado firmado en Washington D.C. el 8 de diciembre de 1987, en el que se pactó la eliminación de los misiles balísticos y de crucero nucleares o convencionales. El acuerdo fue bastante más beneficioso para los Estados Unidos que para la Unión soviética, que eliminó más del doble de armamento que su competidor. Respecto a Mijaíl Gorvachov, eterno antagonista de Reagan, selló la Perestroika protagonizando un anuncio de Pizza Hut a mediados de los años 90. Ya sabemos quién se llevó el gato al agua.
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ÁGUILA Y JAGUAR: LOS GUERREROS LEGENDARIOS Dirigida por MIKE R. ORTIZ
Cinta en 3D dirigida por Mike R. Ortiz y animada por el estudio mexicano KoolToon
Franco Escamilla, José Eduardo Dérbez, Romina Marroquín, Edgar Vivar, Lalo España, Roberto Palazuelos y una participación especial de Omar Chaparro son algunas de las voces que forman parte del gran cast de esta divertida historia
En un futuro apocalíptico el agua escasea, dos jóvenes viajan en el tiempo para buscar un mítico poder del dios prehispánico del agua
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El pasado mes de septiembre las salas de cine a nivel nacional se llenarán de magia con el estreno de Águila y Jaguar: Los guerreros legendarios, película dirigida por Mike R. Ortiz. Una cinta animada que busca promover el cuidado del agua y retomar algunos de los mitos más importantes de la mitología maya y azteca. En un futuro post-apocalíptico en el que el agua casi ha desaparecido, dos jóvenes sobrevivientes viajan en el tiempo para encontrar el mítico poder del dios prehispánico del agua, y así poder crear el vital recurso. En el presente, un malvado empresario busca monopolizar el agua a toda costa, pero la hermandad Aztaya, un grupo de héroes sucesores de los legendarios guerreros Aztecas y Mayas, comenzará la aventura para evitar que el agua sea controlada y ayudar a los viajeros del tiempo a cambiar su triste futuro. Creada con un innovador estilo de animación utilizado por primera vez en Latinoamérica, KoolToon y Mike R. Ortiz ofrecen un espectáculo visual para deleitarse en el cine. La cinta contó con el apoyo de un grupo de reconocidos empresarios y deportistas que se unieron como productores, como es el caso de: Raúl Alonso Jimenez, Héctor Moreno, Duilio Davino, Marc Crosas, Marco Fabian, Jorge "ruso" Zamogilny, Hanna Jaff, y Alejandra Ríos (Shark Tank). El estudio mexicano de animación KoolToon nació con la intención de ser parte de la revolución de la animación en México, con esta película el estudio busca entretener al público familiar, también al fandom de anime, superhéroes y a todos los seguidores de grandes franquicias de acción y ciencia ficción.
Águila y Jaguar: Los guerreros legendarios muestra escenarios espectaculares que mezclan una serie de elementos tecnológicos y fantásticos, así como personajes que destacan por su epicidad, todo acompañado de pizcas de humor. El gran trabajo de animación, guión y desarrollo hacen de esta historia un goce para toda la familia, producción en la que las escenas de acción están llenas de poderes y batallas que darán una dosis una gran de emoción a todos aquellos fans de las sagas de peleas y multiuniversos. Las voces que participan en Águila y Jaguar: Los guerreros legendarios, son: Romina Marroquín es Xanat, José Eduardo Dérbez es Ik, Franco Escamilla es Yalo, Daniela Basso es Yuli, Edgar Vivar es Abuelito Quizán, Yurem Rojas es Cobin, Juan Carlos Tinoco es Maestro Aztaya, Roberto Palazuelos es Axio, Lalo España es Dr. Exper, Raúl Aldana es Acui y Fuegui, Javier Lacroix es Don Controlio, y una participación especial del actor Omar Chaparro. Conoce más sobre esta aventura legendaria y sobre la importancia de cuidar uno de los recursos naturales más invaluables de todos, el agua. Esta ópera prima de Mike R. Ortiz llegó a salas el pasado jueves 29 de septiembre. ¡Únete a esta búsqueda mágica y sé un guerrero legendario!
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