#SE ME SALIÓ DE LAS MANOS COMO SIEMPRE(?)
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Sus oídos no son tan buenos como cuando estaba en su forma de lobo, pero puede prácticamente percibir el palpitar del corazón contrario, observarlo en la yugular que corría por su cuello prístino y sin marca alguna. Sabe que lo desea, todo el mundo con ojos podría verlo y Minjae se lo dijo claramente, no obstante, es muy diferente lo que se desea y lo que es posible. - —No nos van a dejar estar juntos… — -nunca pertenecería, al menos no a esa manada donde el alfa parecía observarlo como si trajese la peste, donde sabía que le hablaba mal a Yeonho por haberlo traído. Su reacción es involuntaria cuando el otro lleva la mano a su pecho, muy cerca del colmillo de su ex amante alrededor de su cuello, Noah alzando la mano para enredarla en la muñeca y evitar que lo toque. Su esencia se amarga y aunque un gruñido agresivo se queda en su garganta al sentir en peligro lo último que le quedaba del otro, no puede evitar dejar salir una exhalación abrumada, teñida en tristeza. - —Debí imaginarlo… — -se ríe sin gracia, su mano deja de apretar la muñeca del otro para subir y tomar en el índice la lagrima que corría de su mejilla. - —¿No valgo lo suficiente para ti como para abandonar todo esto y huir a la incertidumbre conmigo? — -nunca nadie lo había elegido, sus padres lo vendieron a una mujer que tenía tres veces su edad, abandonándolo. Quien debería haber sido su mate, eligió a otro alfa antes que él y murió en brazos de otro lobo quedándose solo con las sobras de un colmillo. - —Solo quiero que alguien me elija por una sola vez… no digas que es mi decisión si decido marcharme. Dime que te irás conmigo, que irás a recorrer cielo, mar y tierra si es a mi lado…
No necesitaba confirmar el temor que le invade a diario se volvería real cuando menos lo esperase, Yeonho ha sido un lobo tímido y algo inseguro, amable con todos pero nunca había experimentado un interés tan fuerte por alguien, mucho menos ajeno a su grupo, siempre quedándose a distancia cuando tenían visitas. Se traga las ganas de llorar, ahogando un grito cuando es sujetado de sorpresa, pues estaba tan perdido en lo que sentía su corazón que no logró escuchar las pisadas en su dirección. La perfecta mezcla de ambos y la forma que se expresa lo confunden, haciendo que el más bajo se arme de valor para mirarlo, quería esconderse en su tienda y no salir más. “Pero no quiero que mueras, mucho menos solo…” entrecierra los redondos ojos cuando comienzan a picar y puede escuchar sus propios latidos acelerándose. Se rehúsa a pensar en Noah como lo encontró, respirando con dificultad y con múltiples heridas que de tardar un poco más acabarían con su vida. “Yo no deseo a otro alfa, te deseo a ti… a pesar que me alejes y me duele, sigo haciéndolo. No puedo olvidarte.” Sintió algo cuando se encontraron por primera vez, además que no podía dejarlo a su suerte y dicho sentimiento solo creció al conocer también la forma humana, lo atractivo que era y podía jurar que gentil a veces. Una lágrima se desliza por su mejilla y una extremidad se posa en el pecho ajeno, muy cerca de la decoración que parece importante pero él desconozca el significado. “Si quieres partir está bien, es tú decisión… sin embargo, permíteme estar a tu lado hasta ese momento. Solo eso te pido.”
#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dialogue ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ kim noah ⠀ ❫#* ⠀ 🍒 ⠀ ╱ ⠀ dynamic ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ noah & yeonho ⠀ ❫#smileflowcr#* ⠀ 🧁 ⠀ ╱ ⠀ plot ⠀ 、 ⠀ ❪ ⠀ rays of light over city ruins ⠀ ❫#DIOS EL ANGST DFJKDSLKDSDS#SE ME SALIÓ DE LAS MANOS COMO SIEMPRE(?)#a ver si ya le tira el backstory triste y que entienda de donde viene su trauma#del abandono(?)#y que nadie nunca lo elije para nada :(#tienes que elegirlo tu yeonho#por primera vez en su viDA#t*
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Poseedor - Mi mejor amigo
Anteriores partes: El chico del gimnasio, El corredor
Mire a mi mejor amigo quitarse la camisa dejando al aire su increíble y peludo pecho, me lanza una mirada de extrañeza.
─¿Todo bien? ─me cuestiona con una voz firme.
Me limito a mover mi cabeza y desviar la mirada de su torso. Verlo de esa forma siempre ocasiona que me ponga caliente, no importa cuantos años pasemos siendo amigos siempre me derrito cuando me muestra su increíble cuerpo.
─¿Qué quieres hacer primero? ─pregunta mientras desempaca ropa de su maleta.
Nos cost�� mucho encontrar espacio para tener libre este fin de semana, no quiero arruinarlo por mi calentura, simplemente quiero pasar tiempo con él, extraño mucho la convivencia que teníamos en la escuela.
─¡Hey me escuchas! ─mi amigo mueve su mano frente a mi sacándome del trance.
Se acerca tanto a mí que es inevitable no ver su pecho, sudor frio comienza a resbalar sobre mi espalda, mi temperatura sube y una erección esta más que lista para salir. Lo miro a los ojos y mi impulsividad gana, trato de besarlo.
Inmediatamente el coloca su mano entre los dos y de un movimiento suave me aleja.
─Ni lo pienses ─me regaña con una voz suave y profunda─, quiero pasar tiempo con mi mejor amigo, con su cuerpo, no que compartamos el mismo.
Desde que besé a alguien por primera vez supe de mi habilidad, tomar el cuerpo de otras personas. Mi mejor amigo fue la primera persona a la que le conté, también fue el primero en tirarme de loco, así que tuve que demostrárselo. Aún recuerdo su cara de shock cuando me vio usando su cuerpo.
─Si quieres tomar el cuerpo de alguien que sea el de una señorita linda ─dijo con una sonrisa tonta.
─No me gusta el cuerpo de las mujeres, me siento raro.
Se encogió de hombros y siguió desempacando. Mire hacia abajo para confirmar que la erección seguía allí apretando mi pantalón. Decidido a tomar su cuerpo me acerco a él desde su espalda, situó mis manos en sus hombros para bajarlas despacio hacia su pecho y finalmente tocar sus pezones.
─Recuerdas la escuela ─susurro en su oído─ como nos divertíamos con todos esos chicos, recuerdo que siempre decías que con ellos nunca lo harías, o bueno, eso fue hasta que tome tu cuerpo y lo experimentaste ─La punta de mis dedos jugaban con los pezones, pero mi vista estaba fija, en la cada vez más grande, entrepierna─ si quieres que ambos disfrutemos este viaje me dejaras manejar esto.
Hubo un momento de silencio, esperaba otra negativa de su parte, ya lo ha hecho antes. Para mi sorpresa dio media vuelta y me planto el mejor beso que le he dado. Rápidamente mi alma salió de mi cuerpo para entrar en el suyo, sentí de nuevo la calidez y calentura de ese cuerpo. Primero las piernas anchas, la entrepierna a punto de reventar por la erección completa, su torso formado por años de entrenamiento y finalmente su rostro con el cual ya no me sentía extraño.
En el momento en que mi vista se recupero mi anterior cuerpo se desplomo, con mis nuevo reflejos alcance a tomarlo hasta de que azotara.
─Quiero chicos con un buen culo ─escuche a mis espaldas.
Mi amigo estaba allí de brazos cruzados, esperando que dejara mi cuerpo sobre el sillón, una presencia que solo yo podía ver.
─¡Perfecto! ─exclame entusiasmado─ probemos un poco el producto ─rodee la zona de la entrepierna con mi mano y di pequeños golpes en la punta del pene ─sigue estando allí ─gemí mientras una enorme ola de placer se expandía.
Mire a mi amigo sintiendo la misma satisfacción. No puedo esperar a encontrar un chico que nos guste follar a ambos.
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Entre Canibales | Franco Colapinto
summary: mientras Franco se prepara para la carrera, aprovecha para lucirse frente a Agus, disfrutando de su atención. Ambos terminan envueltos en su complicidad y juego de provocaciones antes de despedirse con su ritual de siempre.
pairing: franco colapinto x (fem)! singer agus luciani
wattpad: jinetacromadette
Franco estaba en el vestidor ajustándose el mono, pero lo hacía tan lento que no podía ser casualidad. Yo, sentada en un banco, lo miraba sin apuro, notando cómo, cada tanto, espiaba mi reacción de reojo.
—¿Querés que te aplauda o qué? —le dije, arqueando una ceja.
Él sonrió, acomodándose la manga del mono de manera exagerada.
—¿Te está gustando el espectáculo? Porque me estoy esmerando por vos.
—Dejá de hacerte el lindo. Mirá que yo no perdono, ¿eh? —le advertí, mordiéndome el labio para no reírme.
Franco se giró, con esa sonrisa pícara que me desarmaba, y apoyó un pie sobre el banco frente a mí, haciendo todo un show mientras ajustaba el cierre del mono. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo, y lo peor era que yo no podía apartar la vista.
—Te gusta, ¿no? —dijo, haciéndose el inocente mientras se pasaba una mano por el pelo despeinado.
—No hagas eso si no queres que te lo arranque con los dientes —Me crucé de brazos, aunque sabía que mi tono no sonaba ni un poco convincente.
Él largó una carcajada, esa que hacía que todo en el mundo pareciera más fácil.
—Sos tremenda. —Me lanzó una mirada rápida y siguió ajustándose el cuello del mono, como si nada.
Yo intenté distraerme hablándole de cualquier cosa, algo sobre una canción que había soñado la noche anterior. Pero me perdí en lo que estaba diciendo cuando Franco se dio vuelta, con el mono ajustado marcándole todo.
—Qué colita… —murmuré para molestarlo, mordiéndome el labio casi sin darme cuenta.
Franco se detuvo y giró la cabeza, claramente escuchando mi comentario.
—Amor, me hacés dar vergüenza. —Se cubrió la cara con una mano, aunque su risa lo traicionaba.
Me paré del banco y me acerqué, sonriendo como si tuviera algún tipo de control en la situación.
—Me parece que voy a tener que dejar de invitarte a entrenar conmigo. Pero por lo menos ya sé que mi rutina de sentadillas da resultado. —Le dediqué una mirada rápida de arriba abajo, mordiéndome el labio.
—Basta. —Tiró la cabeza para atrás, riéndose, lo que me dio una vista privilegiada de su cuello. Ese cuello… ese todo. Qué injusticia.
—Y qué cuello… —murmuré, ladeando la cabeza y sin contener una sonrisa mientras llevaba una mano para acariciarlo inocentemente.
Me preguntaba cómo era posible que todavía sintiera mariposas en la panza al verlo, cómo mi corazón seguía saltándose un latido cuando se acercaba.
Franco se paró entre mis piernas y me sostuvo la cara con ambas manos, acercándose para besarme, un beso tan dulce como breve, aunque dejó mis labios temblando. Se rió contra mi boca cuando sintió mis manos apretándole la cintura.
—¿Me dejás morderlo? —le dije en un susurro, haciendo un puchero que me salió casi natural.
Me miró sonriendo cómplice , mientras bajaba las manos a mi cintura.
—¿Eso es un sí? —pregunté, haciéndole un puchero que lo hizo rodar los ojos
Un golpe en la puerta interrumpió el momento.
—Franco, ya tenés que salir —se escuchó del otro lado.
—Es un tal vez. —Me miró de reojo, todavía sonriendo, y me dio un beso rápido antes de ir hacia la puerta.
Cuando salimos hacia el garage, no pude resistirme y le di un chirlo. Él, sin mirarme, levantó el dedo del medio en respuesta.
—Es mío ahora. —Se lo agarré y lo guardé en el bolsillo trasero de mi jean, riendo.
Él negó con la cabeza, pero su sonrisa lo traicionaba. Me hizo una seña para acercarme antes de entrar al garage, siguiendo nuestra pequeña tradición.
—Rompela, mi rey —le dije, dándole un último beso.
Él se quedó mirándome con una ceja levantada y una media sonrisa, esperando más, porque obviamente me conocía. Y, claro, trate de aclararlo pero solo lo oscurecí más.
—O sea, no la rompas mal. Rompela bien. No rompas el auto. Bueno, tampoco te rompas vos… ¿Se entiende?
Franco se echó a reír, esa risa que resonaba más fuerte en mis nervios que cualquier motor de Fórmula 1. Me tomó de la cara, dándome un beso rápido, antes de mirarme a los ojos.
—Sos insoportable.
—Me amás.
—Lamentablemente. —Guiñó un ojo antes de irse, dejando mi corazón latiendo rápido y una sonrisa imposible de borrar.
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Finales alternos
(Cregan / Oscar)
Masterlist de mi autoría
Finales alternos del shot corazón ajeno.
Cregan
Tal y como había prometido, Cregan se presentó a la ceremonia de pretendientes. Y Rhaenyra no tardó en increparlo.
—Vienes aquí a reclamar algo que tú mismo despreciaste la primera vez que se te dio... ¿No te da vergüenza tal descaro?—Cregan agachó la mirada—. ¿Te crees que mi hija merece tal humillación?—
—Su hija merece todo menos las desgracias que yo mismo le he hecho pasar, majestad... Ruego por el perdón de la princesa, por todas las molestias y dolores que mi ignorancia le ha ocasionado... Pido su perdón y una segunda oportunidad... Mis hijos la aman, y yo también. Lamento no haber sido capaz de verlo en su momento.—
____ mantuvo la mirada en el hombre agachado frente al trono.
¿La amaba realmente? No podía creerlo tan a la ligera.
Pero tampoco iba a negar que verlo en el suelo, rogando por su perdón frente a docenas de lores que buscaban su mano también... fue algo determinante.
—Hemos escuchado su petición, al final del dia será la princesa quien decida... Levántate y vuelve a tu lugar, deja que el resto de lores se presenten también.—Cregan asintió, retrocediendo a su lugar en la fila.
Uno por uno, los lores fueron pasando al frente para decir lo que esperaban del casamiento y lo que ofrecerían. Todos fueron contestados por Rhaenyra, pero hubo uno al que ____ se dirigió directamente. Uno al que Cregan reconoció. Benjicot Blackwood.
Su sobrino en ley se paró frente al par de mujeres con total confianza, bien recibido por la princesa que reía con sus tonterías. Cregan tuvo miedo.
El destino sería muy cruel si otra vez un Blackwood intervenía en su relación con ____.
—Pueden marcharse... En los próximos días, la princesa irá al hogar del elegido.—
Cregan salió del salón devastado.
La idea de que había arruinado toda mínima oportunidad de arreglar las cosas pesaba en sus hombros. Tenía la esperanza de que esa tarde ella volvería a Winterfell con él. Tenía planeado un festín, uno que iguale al de su pasada boda. Se esforzaría en brindarle la fiesta que le debía. Siempre a su lado. Pero ahora creía que eso ya no ocurriría.
—¿Y ____?—Rickon preguntó casi y asustado por la respuesta.
—Ella... No lo sé, hijo.—Cregan se sinceró—. ____ vendrá si así lo desea... Esperemos que quiera volver a nuestro lado.—
El pequeño no se veía muy contento con la respuesta, pero no dijo nada más.
La noche comenzaba a caer en Winterfell, y Cregan hablaba con algunos soldados en la entrada de la fortaleza. Su semblante serio se suavizó enseguida al ver a ____ cruzar la entrada.
—Diablos, sí que hace frío... No pensé que hiciera tanto.—
Cregan no tardó en sacarse su pesada capa, cubriendo a la pequeña mujer enseguida. Sintió un gran alivio al ver que en esta oportunidad ella no lo apartó.
—Me elegiste...—El hombre mantuvo sus manos en la capa, cubriéndola aún más.
—No me hagas arrepentirme.—Las manos de Cregan subieron a las mejillas de ____, acunándolas con cariño.
—Empezaremos de cero... Hoy será la noche de nuestra boda.—acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja—. Borremos todo recuerdo del pasado, déjame crear nuevas memorias...—
—Ver que me miras con tal sentimiento ya es un muy buen primer recuerdo.—____ sonrió apenas. Aún algo inseguro, Cregan la rodeó entre sus brazos. Y sintió que se moría al sentir los delgados brazos de la mujer rodear su cintura—. Nuestro primer abrazo... Lo recordaré también.—Cregan sonrió.
Esa noche, y debido al imprevisto arrivo, se armó una cena apresurada. No había tantos invitados como la primera vez, pero no importó mucho. Y tal y como prometió, Cregan no se despegó de su lado. Cuidó cada pedido y deseo de la mujer, cumpliendo con cada uno.
Cuando Mariah comenzó a bostezar, ____ decidió que era momento de dormir. En cuanto cargó a la pequeña, Cregan tomó a Rickon. Los subieron a su cuarto. Y tal y como ellos deseaban hace tiempo, ella los arropó con cariño, mientras les cantaba una tonta historia para entretenerlos. El hombre los miraba desde la puerta, sintiendo que su corazoncito se ablandaba al escuchar la suavidad con la que ____ le cantaba a sus hijos. Solo cuando ellos se durmieron, dejaron el cuarto.
—"¿El lobo y el dragón"?—Cregan miró a la mujer a su lado, quien sonrió enseguida.
—La inventé sobre la marcha, pero creo que podría hacer una bonita canción para ellos... Para nosotros ¿No crees?—____ se detuvo frente a la puerta de su cuarto, y Cregan la imitó—. Bueno, gracias por esta noche, Cregan... Sin duda fue mejor que la primera noche de bodas.—
—No hay nada que agradecer... Si hubiese tenido más tiempo, la celebración habría sido más digna.—
—Fue hermosa, de verdad.—Abrió la puerta, y se deslizó al interior—. Que descanses.—____ quiso cerrar la puerta, pero la gran mano de Cregan la detuvo. Aquello extrañó a la mujer.
—La primera vez, no solo la cena fue insuficiente... Me temo que fallé como esposo también.—____ frunció el ceño confundida—. No consumamos nuestra unión.—____ sintió que el calor subía a sus mejillas, y terminó de morir en cuanto Cregan avanzó al interior del cuarto—. No haremos nada que no quieras.—
—Sí, quiero.—el hombre sonrió enseguida al ver la rapidez con la que respondió.
Su cuerpo cubrió enseguida el ajeno, y las vestimentas no tardaron en cubrir el suelo.
Esa noche, Cregan se encargó de demostrarle a la mujer el inmenso amor que le tenía, cuidando de hacerla sentir lo mejor posible. Y en la mañana, cuando los cuatro desayunaron en un ambiente de lo más cálido y agradable, Cregan entendió que debía cuidar esa alegría con su vi
Oscar
El joven lord apenas llevaba unos días como gobernante, y la tarea de conseguir una esposa era algo que le daba cierto miedo. Por ese motivo, sus consejeros le recomendaron ir a la fiesta en Harrenhal y ver si alguna doncella le agradaba, era muy probable que algunas le ofrezcan la mano. Pero Oscar no quería eso, no quería "recibir una mano". En realidad, no quería nada. No quería forzar algo tan sagrado como el amor. Al menos, él pensaba de esa manera.
Los matrimonios acordados no le hacían mucha gracia, y había crecido con una idea que su abuelo le inculcó desde pequeño respecto a ello.
"Cuando uno lo sabe, lo sabe. Y tú lo sabrás en su debido momento. La verás, y tu corazón te dirá que es la indicada"
¿Cómo podría fallarle a la memoria de su abuelo casándose con cualquiera?
Asi que su idea era hacerse el tonto y afirmarle a sus consejeros que ninguna mujer le agradó. Así ganaría tiempo. Pero sus planes se vieron opacados cuando ____ Targaryen apareció en el jardín del arciano.
—Perdón ¿Interrumpo?—la mujer se acercó con duda al verlo solo.
—Solo mi intento de desaparecer de la fiesta.—____ sonrió con aquello, y Oscar se sintió extraño.
—Intentaba lo mismo... ¿Le parece buena idea desaparecer juntos?—el joven asintió enseguida, sin asimilar siquiera el planteo. La siguió al ver que ella le indicaba que la acompañara.
Cruzaron el patio a paso apresurado, deslizándose por una puerta algo destruída. Era emocionante cruzar por los pasillos vacios, deteniéndose en silencio cuando alguien aparecía en el radar. Oscar sentía que su corazón explotaba en cuanto ____ presionaba su mano, haciendo que se detuviera o avanzara en cada esquina.
Entre risas y susurros llegaron a la torre de los cuervos, desde donde se veían las inmediaciones de la fortaleza.
—Que hermosas vistas... ¿No te parece?—____ sonrió al ver que la atención de Oscar estaba sobre ella y no en la ventana.
—... Acabo de notar que nos escapamos, y sin un guardián... Eso nos dará problemas.—
—¿Por qué? Solo estamos paseando.—
—Pero tú eres... Y yo soy... Podría malpensarse.—la chica rió bajito.
—¿Qué se malpensaría?—Oscar no sabía qué responder, y ____ disfrutaba el nerviosismo en su persona. La tensa situación explotó cuando un cuervo se posó en el hombro del lord, dándole un buen susto—. Ya, señor. Respire o morirá de angustia.—____ tomó el ave, dándole pequeños mimitos antes de acomodarlo en las jaulas.
—Deberíamos volver... Tal vez no han notado nuestra ausencia.—
—¿Quiere volver?—Oscar la miró—. ¿Tan mala compañía soy?—
—... Su madre cortaría mi cabeza.—
—No es tan extremista. Si desea seguir con nuestro paseo, le prometo mantener su cabeza intacta.—le sonrió—. ¿Quiere ver las flores que he plantado en el jardín trasero?—
En ese momento, Oscar lo supo...
—Si promete mantener mi cabeza a salvo... Iré hasta Winterfell a caballo si lo desea.—____ se sorprendió por el repentino cambio de actitud, pero no tardó en reír.
El par de jóvenes pasó la tarde a gusto, escapando de las multitudes y conociéndose mutuamente. Fue encantador, al menos hasta que el antiguo prometido de la princesa apareció en escena.
—No sabía que estabas comprometida.—
—Estaba... Ya no. Eso no funcionó.—Oscar miró a la mujer, quien no estaba tan animada como antes. Después de descartar a Cregan, siguieron A esas alturas, ya habían vuelto al gran salón. El paseo había terminado—Lamento que se haya arruinado el paseo, Oscar.—el chico negó enseguida.
—No se arruinó... Bueno, un poco.—____ resopló con gracia—. Pero al menos saco algo bueno.—
—¿Qué cosa?—
—Me enteré de que la princesa buscará un nuevo esposo pronto... Y yo puedo presentarme.—le sonrió, y esta vez se veía más confiado—. ¿Crees que la princesa quiera darle una oportunidad a alguien que se asusta con los cuervos?—
____ se sorprendió un poco por el planteamiento, pero se sintió conmovida.
—... Yo creo que a ella le daría mucho gusto ver a un lord tan amable y divertido pedir su mano.—
—¿Tanto como para elegirlo?—
—Eso depende...—
—¿De qué? Si se puede saber...—La chica comenzaba a adorar ese lado más atrevido y divertido del lord, planteándose realmente la posibilidad de elegirlo.
—De si realmente lo desea... O si solo es por mero beneficio.—Ese comentario hizo que Oscar se pusiera serio.
—... "Cuando la veas, sabrás que es la indicada". Eso decía mi abuelo.—Oscar lo pensó un momento, pero terminó por tomar su mano, dejando un casto beso en sus nudillos—. Tú eres la indicada para mi, princesa... beneficio es lo último en lo que me fijaría... ¿Yo sería el indicado para usted? Desearía que sí.—
____ presionó la mano que tomaba la suya, pero antes de responder, Cregan volvió a aparecer. Y esta vez, Oscar no se mantendría callado.
—Para ser alguien que la despreció en el pasado, ha estado muy insistente hoy, milord...—
—Agradeceria que no intervenga en asuntos que no le conciernen, lord Tully.—Cregan no se veía muy contento con su presencia.
—Oh, me conciernen. Un hombre esta molestando a mi princesa y futura esposa. Por supuesto que me corresponde hacer algo... Así que le pediré que se retire, no siga dando pena ajena.—
____ miró a Oscar más que sorprendida por sus palabras, y luego a Cregan, quien estaba incluso más sorprendido que ella.
—... Creía que aún no habías elegido esposo.—
—¿Pensaba presentarse?—Oscar lo miró con sorpresa—. Vaya... Que curioso. Generalmente alguien que renuncia a algo no vuelve después.—
—Oscar, ya déjalo.—____ intervino al ver que Cregan se puso a la defensiva—. Ya no vale la pena... Cregan sabe muy bien que ya se terminó.—
El Stark miró como la mujer tomaba la mano del lord y salían del lugar, dejándolo con la disculpa en la boca.
—Vaya... Creí que iba a golpearme.—
—Cregan no es de esos... Pero algo me dice que si te golpeaba, te morías.—
—¡Que poca fe!—____ rió bajito, caminando con Oscar por los pasillos del castillo.
—Gracias por enfrentarlo... Yo no sé si podría haberlo apartado.—
—... ¿Aún lo amas?—
—Amaba una idea de él... Una que él mismo se encargó de destruir. Ya no me queda nada que ofrecerle.—
—... ¿Y para mi?—____ lo miró—. ¿Hay algo que ofrecerme? Tomaré lo que sea que mi princesa me ofrezca.—
—No lo sé... ¿Mi mano?—Oscar frunció sus labios apenas.
—Esta bien, si. Lo tomaré.—soltó con fingido desinterés.
—Resultaste ser un tonto molesto ¿Sabes?—
—Que gracioso, Daemon dijo lo mismo.—
____ dejó un fugaz beso en la mejilla del lord, quien se sorprendió por el repentino gesto.
—Tonto y todo... Creo que eres el indicado... ¿Tu abuelo tendrá razón?—
Oscar sonrió apenas, tomando la mano de la mujer.
—Totalmente, princesa mia...—
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Devoción | John Price x Fem! Reader
Estoy pensando en una colección de John Price como esposo y sus diferentes facetas. Si se preguntan de donde salió, les diremos que de mis ganas de tener un hombre fuerte que cuide de mí y la idea de John Luterano.
Reader es femenino pero no se mencionan los genitales. Es neutral en cuanto a raza.
¡Espero lo disfruten! 🩷
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El olor almizclado con el pino y las notas del picante whisky hacían cosquillas a tu nariz cuando escondiste tu rostro en la curva de su cuello. Por su parte, el hombre de brazos firmes te mantenían prisionera entre su robusta figura y el cómodo colchón que todavía permanecía caliente tras una noche de sueños dulces, reconfortantes…
La barba castaña dejaba una ligera picazón en tus parches de piel revelados por la vaporosa túnica rosa que te cubría escasamente. Cuando respiraste, embriagándote con el remolino de sentimientos y sensaciones que se apretaba como un nudo en tu bajo vientre, John levantó su rostro para que miraras sus apasionados ojos azules que ardían como las brasas congeladas de un gigante de hielo, poderoso, mágico y aterrador.
Tu mano se deslizó por la regordeta carne de su pectoral salpicado por pecas y cubierto con una capa de vellos rojizos que se enredaban en la piel tostada por el sol del desierto, como un cuerpo endurecido por la crueldad de la guerra pero que tú suavizabas con cazuelas de amor cada vez que regresaba a su hogar. Sentiste los latidos apresurados de su corazón desbocado, mientras te miraba con intensidad y acariciaba los contornos de tu figura, apretando la carne dulce y esponjosa.
“Te amo y cada día que pasa, crece mi devoción por ti, porque ahora me haces sentir más humano, digno de ser amado a pesar de lo que estás manos han destrozado”
Tu otra mano subió a su rostro, acariciando la barba espesa y desordenada, delineando la comisura de su boca y quedándote extasiada con la vulnerabilidad que te había mostrado. Nunca habías conocido un hombre que te amara con ese ímpetu, y mientras tu otra mano ascendí hasta el centro de su pecho donde reposaba la sencilla cadena de oro con una cruz que simbolizaba tu fe, correspondiste a su confesión:
“Siempre soñé con el amor, aun cuando pensaba que no era para mí y te encontré, y me abriste las puertas de tu corazón… John, eres más que digno de ser amado y cuidado. Prometí ser tu apoyo cuando necesites descansar”
Lo abrazaste nuevamente, besando su hombro, escuchando las promesas murmuradas en tu sien mientras sus ojos se llenaban de lágrimas que solo derramaría en la intimidad de su habitación.
“Eres mi único amor”
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Jazmín.
No tengo orgullo. Te amo. Abraza mis miedos como yo abracé los tuyos. Vuelve por mí, danos un momento. ¿Qué no había calidez cuando te quedabas dormida en mi pecho? No tengo orgullo, también tengo temores, pero sabes bien que no me quedé encerrados en ellos, porque lo que siento por ti es mucho más grande. Regresa, qué sabré bien como hacerte sonreír de nuevo y disipar las dudas. Yo no tengo orgullo, sabes bien que no es lo que me rige, que sigo con los brazos de mi corazón abiertos para continuar abrazándote, que, aunque no estés, sigue siendo así, que así seguirá siendo. Solo ven y vuelve a mí, no te vayas, no lo hagas sin mí. Aún nos queda algo, si es tan hermoso como siempre dije, si te hacía tan feliz como lo decías, déjame intentarlo otra vez, no nos dejemos a medias, podemos hacer historia, la más bella, la más increíble. Yo no tengo orgullo en decirte que sí, fui yo quien se equivocó, que lo reconozco, no habré de justificar lo evidente, no tengo orgullo tampoco en decirte que no soporto estar sin ti, no me la puedo, y sí, soy yo el maduro, el viejo en esta historia, el de la experiencia, pero no me importa que tan patético resulto, que tan absurdo, si suena a ruego o suplica, que no me importa, solo me importas tú, no hay temor en lo que digo, aquí lo dejo expreso, sin ambigüedades, sin tapujos, Jazmín; solo a ti te quiero y amo, vuelve, ya no sé qué hacer sin saberte. No, no tengo orgullo, puse mi corazón en tus manos, cuando te decía que no lo hicieras nunca tú con nadie, pude haberme quedado con la ineficacia de mi filosofía, haberme aferrado a la sombra de las heridas de un pasado añejo, haber preferido dejar pasar por un lado el sentir, pero ya ves, no se me salió de las manos, quizá renegué, pero te quise querer, el orgullo no entendió, ni el ego pudo evitarlo. Dame en el piso si es que hace falta, ríete de mí si es preciso, pero si me quieres aún, vuelve. Si ya no es así, pues, que no tengo orgullo, te amo.
De Alejandro para ti. ¿Como puede un lunático vivir sin su luna?
#Lady#te extraño#te necesito#me haces falta#te amo#perdóname#PERDÓNAME#PERDÓNAME!!#si la culpa fue mía perdona#si la culpa fue tuya perdóname#parezco desesperado? pues sí
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(Version en español)
''No estɑ́s solo, Dɑe-Ho''
|| Después de mucho hype, me decidí a escribir esta pequeña narativa sobre lo último que vimos de Dae-Ho y el resto del equipo. ¡MI NIÑO NO MERECE TANTO ODIO POR PARTE DEL FANDOM! Y realmente necesito una interacción de él con Hyun-ju , así que espero disfruten leyendo tanto como yo escribiendo. ||
•Squid games 𝗞𝗮𝗻𝗴 𝗗𝗮𝗲-𝗛𝗼 ↳ 𝗢𝘂𝘁𝗰𝗮𝗻𝗼𝗻 •Squid games
El eco de los constantes disparos aún resonaba en los pasillos del complejo mientras Dae-ho corría hacia el Dormitorio, con la respiración agitada y el corazón desbocado. Sus zapatos resonaban con un ritmo irregular, reflejo de su creciente ansiedad. La adrenalina que lo había impulsado a ofrecerse voluntariamente para buscar municiones ahora se convertía en un nudo opresivo en su pecho. Cada sombra parecía alargarse y deformarse, como si el lugar mismo conspirara para atraparlo. Las escaleras parecían moverse de lugar, los tonos pastel brillaban con intensidad y las manchas de sangre en su ropa se sentían horriblemente pesadas.
Al llegar al Dormitorio, el aire estaba cargado de un silencio denso, quebrado solo por el sonido de su jadeo. Dae-ho no prestó atención a ninguno de los jugadores que esperaban ahí, amontonados en las esquinas, entre cadáveres y literas medio deshechas. Comenzó a buscar entre los cadáveres de los guardias caídos, sus manos temblando mientras revisaba los cinturones y bolsillos en busca de las preciadas balas, tanteando los cargadores antes de comenzar a juntarlos en la sudadera, como una especie de bolso. Intentó bloquear su mente, concentrarse en la tarea, pero la visión de los cuerpos inertes, de los ojos abiertos y vacíos de sus compañeros caídos antes del motín, lo arrastró de vuelta a un recuerdo que había intentado enterrar por años.
Era joven, apenas un recluta en los marines, cuando ocurrió el incidente. Una operación de rutina que salió terriblemente mal. Recordó el caos, los gritos, y el sonido seco de disparos cercanos. En aquel entonces, ni siquiera había aprendido lo básico sobre armas, era un novato y blanco fácil para las bromas de sus compañeros. La imagen de aquel marine, un recluta de su misma edad y con quien apenas había intercambiado palabras, cayendo bajo una lluvia de balas, regresó con una claridad espantosa. Se había congelado entonces, incapaz de moverse mientras el horror lo envolvía, y ahora, años después, ese mismo terror volvía a atraparlo.
''Por favor, por favor no'' balbuceó, mientras uno de los cargadores escapaba de sus manos. Se arrodilló junto a un guardia, intentando sacar un cargador de su cinturón, pero sus dedos se negaban a cooperar. Estaban entumecidos, como si el peso del pasado los hubiera paralizado. No era capaz siquiera de oír lo que Yong-sik decía. Otros se habían acercado para ayudarle a reunir los cargadores, pero él parecía moverse, aunque de forma errática, más por piloto automático.
''Tú eres débil, siempre lo has sido''. La voz de su padre resonó en su mente, acompañada de recuerdos de sus reprimendas constantes. De pequeño, había sido el blanco de su desdén, ridiculizado por su interés en los juegos y habilidades que compartía con sus hermanas. ''Necesitas endurecerte. Los hombres no lloran, no tiemblan. Eres un varón, no otra hija''. Pero aquí estaba, temblando como una hoja, atrapado entre el peso de su historia y el terror del presente. Dae-Ho se movió rumbo a las puertas, abrazando con demasiada fuerza la tela que envolvía las municiones, y su radio en el pants emitiendo las voces desesperadas de sus compañeros, a la espera de su ayuda.
''Tengo que ir, tengo que llegar'' se repetía una y otra vez en su mente. Sin embargo, no había dado muchos pasos cuando los disparos sonaron más fuerte y constantes. Sus ojos recorrieron las paredes rosas y se detuvieron en las abundantes manchas carmesí, los cuerpos en el suelo, el olor a pólvora… ''¡DAE-HO!'' tronó su radio ''¡¿DÓNDE ESTÁS?! TE NECESITAMOS, DAE-HO. ¡NECESITAMOS MÁS MUNICIONES!'' El muchacho cogió la radio y la observó fijamente. Quería correr y ayudar, probar que era tan útil como los otros compañeros, pero su cuerpo no respondía. El terror lo había paralizado y, en vez de avanzar, sus pies retrocedieron lentamente, dejando caer la radio.
(…)
Las luces del Dormitorio parecieron intensificarse cuando Hyun-ju llegó, su figura manchada de sangre y la frente sudosa, el pelo oscuro alborotado y sus ojos buscando alguna señal de su compañero. El tiempo apremiaba, y ella necesitaba los cargadores para resistir un poco más allá afuera. ¿Había caído? ¿Lo habían atrapado, quizá? Era una de sus preocupaciones, y por eso ella misma había ido a buscarlo. No podían permitirse más bajas en su lado, ni quedarse sin balas. Fue Yong-sik quien la guió hacia una de las literas, donde encontró al más joven. Geum-ja y Jun-hee también estaban cerca de la cama, ambas intentando comprender qué estaba sucediendo, y en qué estado estaban los compañeros que habían empezado la revuelta. Los demás, aquellos que en su mayor parte habían votado en su momento por el círculo para continuar los juegos, se encontraban en el extremo del lugar, susurrando y completamente perdidos.
“¡Dae-ho!”, repitió Hyun-ju con firmeza, su voz como un ancla en medio del caos. Pero él no reaccionó, hundido en una espiral de miedo y culpa. Ella se acercó rápidamente y preguntó qué había ocurrido. ''¿Los cargadores? ¿Los has encontrado?'' urgió ella, mirando a su alrededor. ''Dae-Ho, necesitamos darnos prisa!''
''Lo siento, lo siento…no pude…perdóname, Hyun-ju'' repetía Dae-Ho, una y otra vez. Ella se movió para recoger las municiones y, cuando el chico se encogió sobre sí mismo y jadeó con miedo al verla extender la mano, Hyun-ju lo comprendió. Como ex-sargento en las fuerzas especiales, había visto a hombres derrumbarse bajo la presión, pero también había aprendido a ayudarlos en la contención.
Consciente de que cualquier movimiento brusco podría agravar su estado, Hyun-ju se agachó frente a él, sus ojos analizando rápidamente la situación. “Dae-ho, mírame”, ordenó con suavidad, pero con la autoridad propia de todos sus años al servicio de su país. Cuando él no respondió, extendió una mano con cuidado, asegurándose de que él pudiera ver el gesto antes de tocarlo. Al sentir el contacto en su brazo, Dae-ho se encogió violentamente, como si esperara un golpe otra vez.
“No te haré daño”, dijo Hyun-ju, su tono bajo y calmado. “No quiero lastimarte. Respira conmigo”. Ella inhaló profundamente y exhaló lentamente, modelando un ritmo estable para que él lo siguiera. “Inhala, dos, tres, cuatro. Exhala, dos, tres, cuatro”. Repitió el ciclo una y otra vez, hasta que los jadeos de él comenzaron a sincronizarse con su respiración.
Dae-ho alzó finalmente la mirada, sus ojos empañados de lágrimas. “No sirvo para esto… Nunca he servido. Están todos muertos ¿verdad? Por mi culpa han muerto…seguro todos murieron. Jung-bae contaba conmigo'' las palabras salían a borbotones de su boca, mezcladas con pequeños jadeos que amenazaban con desencadenar el ataque de nuevo
Hyun-ju lo miró fijamente. “El miedo no te hace débil. Estás aquí, enfrentándote a todo esto. Pero necesitas centrarte ahora. Si no puedes hacerlo por tí, hazlo por los demás. Ellos te necesitan, siguen ahí afuera, luchando'' la mujer le apretó suavemente el hombro, un gesto rápido ''Yo te necesito. Tenemos que ir, Dae-Ho. Nos necesitan ahora”
Poco a poco, las palabras de Hyun-ju lo alcanzaron. Dae-ho asintió, con movimientos pequeños pero decididos. Su labio inferior temblaba, al igual que sus manos, pero consiguió levantarse. Juntos, comenzaron a recoger las municiones, esta vez con Hyun-ju guiando cada movimiento, ofreciéndole apoyo y dirección en cada paso. Lamentablemente, en aquel momento entraron soldados con las máscaras y atuendos rosa, disparando al techo y ordenando que se tirasen al piso. La poca estabilidad que el muchacho había ganado se quebró, y Hyun-ju comenzó a recargar su arma, decidida a enfrentarlos sola entonces. Un tirón en el brazo le hizo volverse de golpe. Era Geum-ja.
''No, no lo hagas'' le susurró con urgencia ''Por favor, no mueras así. Nosotros también te necesitamos''. A Hyun-ju le parecía doloroso e inhumano el rendirse junto a los otros, abandonando a su suerte al pequeño equipo que seguía resistiendo allá afuera. No era correcto, no estaba bien. ¡Ellos habían confiado en ella para regresar! Su mente iba a toda velocidad, calculando probabilidades, estrategias para contraatacar…y entonces, Geum-ja agregó ''ese niño te necesita'' señalando con la cabeza a Dae-Ho, boca abajo en el suelo y tratando de ahogar un sollozo con la mano, balbuceando más disculpas y nombres. ''Ella también'' dijo la anciana, mirando a Jun-hee . ''quédate con nosotros, Hyun-ju'' pidió una vez más, mientras se dejaba caer al suelo, junto a su hijo. Los soldados continuaban gritando órdenes y, con el corazón roto y la culpa devorándola, Hyun-ju finalmente puso bajo la litera la tela con cargadores y el rifle, antes de imitarles y tenderse en el piso, cerca de Dae-Ho. Una vez ahí, movió la diestra para alcanzar una de sus manos y entrelazarlas, sintiendo los violentos temblores del más joven. Ella puso algo más de fuerza y le sostuvo firme, como un silencioso recordatorio para hacerle saber, con un rápido apretón, que todos estaban juntos en aquel infierno.
#squid game#kang daeho#dae ho squid game#player 388#cho hyunju#hyun ju squid game#oneshot#narrativa#el juego del calamar
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"Pequeño Silco"
El taller de Jinx y Ekko estaba en pleno apogeo. Cables chispeantes, destornilladores voladores y un leve olor a quemado llenaban la habitación mientras ambos trabajaban en su último proyecto un "rejuvenecedor molecular", según Jinx.
—¿Estás segura de que esto es una buena idea?—preguntó Ekko ajustando un tornillo.
—Por supuesto que lo es ekko,¿Qué podría salir mal?—Jinx respondió con una sonrisa traviesa.
Como si el universo quisiera demostrar lo contrario, una chispa inesperada surgió del aparato y un rayo brillante salió disparado, impactando a Silco, que justo había entrado al taller para quejarse del ruido.
—¿¡Qué demonios!?—alcanzó a decir antes de desaparecer en una nube de humo.
Cuando el polvo se asentó, en lugar del imponente líder de Zaun, había un pequeño niño de cuatro años con cabello desordenado, ojos grandes pero aun la marca en su rostro.
—¿Qué... qué pasó?—dijo el pequeño Silco con voz aguda, mirando sus diminutas manos.
Jinx se quedó paralizada por un momento antes de estallar en carcajadas—¡Oh no! ¡Hemos hecho retroceder el tiempo! ¡Es tan adorable!—
—Esto no es adorable, Jinx es un desastre— dijo Ekko, llevándose la mano a la frente —haora como se lo diremos a Vander—
—unos momentos después—
—¿Hiciste QUÉ?—exclamó Vander cuando Jinx y Ekko le llevaron al pequeño Silco.
—Solo fue un pequeño accidente—respondió Jinx, sosteniendo al niño como si fuera un trofeo.
—¡No soy un juguete!—protestó Silco, intentando soltarse de los brazos de Jinx, pero su tamaño reducido no le ayudaba.
Vander suspiró profundamente, frotándose la frente —Bien, ¿Pueden arreglarlo?—
—Claro que sí... eventualmente—dijo Ekko, aunque su tono no era muy convincente.
—Eso no suena prometedor—gruñó Vander.
—¡Mientras tanto, tú puedes cuidarlo, papá oso!—dijo Jinx con una gran sonrisa, dejando al pequeño Silco en los brazos de Vander antes de salir corriendo del taller con Ekko.
Silco cruzó los brazos, frunciendo el ceño infantilmente—Esto es ridículo ¡No necesito que me cuiden!—
Vander lo miró, intentando contener una sonrisa —Por supuesto que no... ¿Quieres galletas?—
Silco levantó una ceja, pero sus ojos brillaron un poco —¿Qué tipo de galletas?—
El pequeño Silco resultó ser una combinación extraña de seriedad y energía infantil. Vander lo llevó a la cocina, donde preparó un plato de galletas.
—Solo una—dijo Vander, pero Silco ya había agarrado tres y las estaba mordiendo con entusiasmo.
—Esto es... aceptable—murmuró Silco con la boca llena, aunque sus ojos decían otra cosa.
Más tarde, Vander intentó sentarlo en la sala para que descansara, pero Silco tenía otros planes —¡No soy un bebé!—dijo, saltando del sofá y corriendo por la casa.
—¡Silco, cuidado con...— Vander no alcanzó a terminar la frase antes de que el niño tropezara con una pila de libros.
En lugar de llorar, Silco se levantó rápidamente, con una expresión de orgullo herido —Estoy bien...no necesito ayuda—
Vander suspiró —Definitivamente eres el mismo Silco, solo que más pequeño—
A medida que pasaban las horas, Vander comenzó a notar que, aunque Silco intentaba mantenerse serio y distante, había momentos en los que su fachada se desmoronaba. Una vez callo la noche, mientras Vander limpiaba la cocina, notó que Silco se había quedado dormido en el sofá, abrazando un cojín. Vander se acercó y con cuidado, lo recogió.
—Vaya, incluso en esta forma sigues siendo complicado—murmuró Vander, llevándolo a la cama.
Mientras lo acomodaba, Silco abrió su ojo brevemente, mirándolo con un toque de vulnerabilidad—No me dejes solo— murmuró, antes de volver a cerrar los ojos.
Vander sonrió suavemente, sentándose a su lado y acariciando su cabello—No voy a dejarte solo, Silco siempre te cuidaré—
Al día siguiente, Jinx y Ekko regresaron con la máquina reparada —¡Estamos listos para deshacer el lío!— anunció Jinx con entusiasmo.
—Más les vale—dijo Vander, sosteniendo a un Silco somnoliento que parecía haberse acostumbrado a su nuevo tamaño.
El proceso fue rápido, y pronto una luz brillante envolvió a Silco. Cuando el humo se despejó, el verdadero Silco estaba de pie, mirando sus manos con alivio.
—Gracias a Janna— murmuró, ajustándose el abrigo.
—¡Bienvenido de vuelta, papa!— dijo Jinx, sonriendo ampliamente.
Silco los miró a todos, especialmente a Vander, con una expresión que intentaba ser seria, pero no podía ocultar del todo cierta gratitud— Que esto no vuelve a pasar— dijo pero su tono era más suave de lo habitual.
Vander sonrió, colocando una mano en su cintura —Por supuesto que no pero admito que eras un niño bastante encantador cariño—
Silco resopló, aunque una leve sonrisa se asomó en sus labios —No te acostumbres—
#zaundads#vander and silco#silco arcane#silco#vander arcane#jinx arcane#ekko arcane#shipp#arcane fanfic#love#vander#jinx#ekko#arcane netflix#arcane
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¿Cómo hemos llegado a esto?
¿Cómo hemos llegado a esto?
Título: ¿Cómo hemos llegado a esto?
Fandom: Marvel, Capitán América.
Pareja: Steve Rogers X Lectora.
Palabras: 485 palabras.
Clasificación: B.
Sinopsis: Steve te engañó y trata de arreglarlo.
Advertencias: Finalizar una relación, mención de engaño.
N/A: Esta es mi entrada para BrokenHearts4Caplan Challenge con la frase:
“Yo no fui nada para ti. Sólo era un juguete para que lo manipularas y caí en la trampa.”
Links: Wattpad, Ao3, versión en inglés.
Si te gusto por favor vota, comenta y rebloguea.
No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
Anótate en mi taglist aquí.
Otros lugares donde publico: Ao3, Wattpad, ffnet, TikTok, Instagram, Twitter.
Tags: @sinceimetyou @black23 @unnuevosoltransformalarealidad @azulatodoryuga
La lluvia golpeaba suavemente contra las ventanas del departamento; Steve estaba en la sala, de pie junto al sofá, con la mirada fija en el suelo. Había confesado lo que jamás pensó que saldría de sus labios ni que pasaría. Sharon Carter. Había estado con Sharon.
—¿Cómo pudiste? —preguntaste—. ¿Cómo pudiste hacerme esto, Steve?
Él alzó la vista lentamente, pero incapaces de encontrar las palabras adecuadas. ¿Qué podía decir en este momento que no sonara vacío o hipócrita?
—No fue algo planeado… —comenzó a decir, pero se detuvo, sabiendo lo ridículo que sonaba.
—¿Planeado? —dejaste escapar una risa amarga, llena de desdén—. Eso no importa, Steve. El hecho es que lo hiciste. ¡Me engañaste! Y con Sharon, nada menos.
Steve intentó acercarse, pero retrocediste.
—No lo entiendes, Steve —continuaste—. Yo te amaba. Te di todo de mí, lo mejor de mí, y… ¿esto es lo que recibo a cambio? ¿Una traición?
—Lo siento —murmuró él.
—Lo siento no es suficiente. No después de esto.
Steve trató de acercarse de nuevo, pero diste otro paso atrás, levantando una mano como barrera.
—¿Sabes? —dijiste con la voz entrecortada—. Yo no fui nada para ti. Sólo era un juguete para que lo manipularas y caí en la trampa. Pensé que éramos más que eso, pero me doy cuenta de que solo fui una tonta que cayó en tus juegos.
— No eres un juguete! Eres mucho más para mí, siempre lo has sido. Cometí un error, lo sé, pero eso no cambia lo que siento por ti.
—¿Y qué se supone que haga ahora, Steve? —preguntaste—. ¿Pretender que esto nunca sucedió? ¿Volver a confiar en ti como si nada?
Steve bajó la cabeza, incapaz de responder. Sabía que había arruinado todo.
—No espero que me perdones —admitió—. Pero te amo, y haría cualquier cosa para enmendar mi error.
—Lo que sentía por ti… —confesaste tratando de contener las lágrimas—. Ya no sé si puedo sentirlo de nuevo. No después de esto.
Steve se acercó un paso más, con la esperanza de alcanzar tu mano de la lectora, pero volviste a retroceder.
— No puedo seguir con esto, Steve. No puedo seguir contigo.
Steve dio un paso atrás, con la mirada fija en ti por un momento más antes de girarse lentamente y caminar hacia la puerta. Justo antes de salir, Steve se detuvo, con la mano en el pomo de la puerta.
—Si alguna vez… si algún día quieres hablar —dijo, sin mirarla—, estaré aquí. Siempre estaré aquí para ti.
Sin esperar una respuesta, Steve salió del departamento, cerrando la puerta suavemente tras de sí.
Te dejaste caer en el sofá, abrazando tus rodillas contra su pecho, dejando que las lágrimas finalmente salieran.
—¿Cómo llegamos a esto? —murmuraste para ti misma.
Te levantaste del sofá y caminaste lentamente hacia tu habitación.
Cerraste los ojos, dejándote llevar por el cansancio y la tristeza.
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OK BYLERLOVERS ME GUSTARÍA ANTES QUE NADA ACLARARLES QUE ESTO QUE LEERAN A CONTINUACION FUE UNA IDEA QUE SALIÓ DE MI MENTE, DEBIDO A MI INSOMNIO (no tiene nada de relación con el fic byler que estoy haciendo) DE TODAS MANERAS ESPERO DE CORAZÓN QUE LES GUSTE 🙈
............
Advertencia: ⚠️
Abstenerse a las emociones que puede traer ésta lectura 🤫🤐😳😲🙈🙊🕳️👀
.......
QUE CONSTE QUE YO LES ADVERTÍ 😌🤫
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El gallito ciego:
La sala de estar de Mike estaba llena de risas y energía, con las luces tenues creando una atmósfera perfecta para una noche de juegos.
Un olor a palomitas recién hechas flotaba en el aire mientras el grupo de amigos se acomodaba, ansiosos por comenzar. Max, siempre la más audaz, sugirió un juego que había escuchado en la escuela:
Max: “¿Qué tal un gallito ciego?”, planteó con una sonrisa traviesa.
Will: ¿Gallito ciego?”, preguntó Will, su voz llena de curiosidad.
No era un juego que hubiera escuchado antes. La idea de jugar algo nuevo lo emocionaba, pero al mismo tiempo, una pequeña inquietud se acomodaba en su pecho.
Dustin, con su energía característica, explicó:
Dustin: Es simple. Uno de nosotros se venda los ojos y tiene que encontrar a los demás. Si te toca a alguien, le debes un beso. ¡Es una locura!
Will sintió el rubor ascender por sus mejillas. La idea de ser besado en un juego de este tipo le parecía aterradora y emocionante a la vez.
Will: Y cómo funciona eso exactamente?”, preguntó, intentando ocultar su nerviosismo.
Lucas intervino
Lucas: Es fácil, solo necesitas confianza. Además, es divertido. Mike, tú puedes comenzar
Mike se vendó los ojos con una sonrisa desafiante. Mike: Está bien, voy a contar hasta treinta. ¡Escondanse!
Los demás se dispersaron rápidamente, riendo y susurrando, buscando refugio en los rincones más oscuros de la sala.
Will se quedó atrás, sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Decidió esconderse detrás del sofá, en una esquina donde la luz no llegaba. Cerró los ojos un momento, tratando de calmar su corazón, que latía con fuerza.
Mike: ¡Listos o no, aquí voy!”, anunció Mike, y el sonido de sus pasos resonó por la sala.
Will se acomodó, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a fluir. La oscuridad era abrumadora, y cada ruido parecía amplificarse en la quietud de la noche.
Con el tiempo, Mike se movió por la sala, buscando con cautela. Al final, escuchó una risa suave y, guiado por ella, se acercó rápidamente. Se movía con confianza, como un cazador en busca de su presa.
Mike: ¡Oigan tengo a alguien!”, exclamó al tocar una figura en la penumbra.
Will, sintiendo el toque en su brazo, se tensó de inmediato. No era solo un roce casual; había algo electrizante en la forma en que Mike lo había encontrado.
Mike: ¿Quién eres?, preguntó Mike, su voz un susurro intrigante.
Sin embargo, Will no respondió.
No podía. No quería revelar su identidad en ese momento.
Mike, aún con los ojos vendados, dejó que sus manos exploraran el brazo de Will, acariciando suavemente su piel. La ternura de ese gesto hizo que el corazón de Will latiera con más fuerza.
Mike: ¿Estás ahí?
Will: Sí”, murmuró Will, pero no se atrevió a dejar que su voz fuera demasiado clara.
Mike, aún ciego en su búsqueda, lo examinó más de cerca, sus dedos recorriendo el brazo de Will con una curiosidad y un deseo que hicieron que Will se sonrojara aún más.
La cercanía de Mike lo hacía sentir vulnerable, pero también emocionado. ¿Quién hubiera pensado que un simple juego podría llevar a algo así?
Con un impulso de valentía, Will se acercó un poco más, dejando que su rostro se acercara al de Mike, sintiendo el calor que emanaba de él.
Fue entonces cuando se atrevió a darle un beso suave, un roce de labios que encendió chispas en el aire.
Era un contacto ligero, pero la electricidad fue instantánea. Mike, sorprendido, se quedó quieto por un momento.
Mike: Wow… - susurró Mike, sintiendo el cosquilleo del beso recorrerlo.
La suavidad de aquel primer contacto era embriagadora, pero también había una promesa de algo más.
Will, sintiendo la energía del momento, se atrevió a profundizar el beso, dejando que su boca se moviera con más intensidad.Ambos se sumergieron en la experiencia, olvidándose de que estaban rodeados de amigos.
Will se sentía liberado, dejando que sus deseos se desbordaran mientras los labios de Mike se movían con pasión contra los suyos. La oscuridad a su alrededor se desvanecía, y el mundo exterior se convertía en ruido blanco. Todo lo que importaba era ese beso, esa conexión inesperada que había surgido entre ellos.
Mike sintió cómo la adrenalina lo invadía mientras las manos de Will se deslizaban por su espalda, atrayéndolo hacia él. La cercanía les permitió sentir el calor del cuerpo del otro, y Mike, atrapado en ese momento, se dejó llevar.
Los besos se hicieron más intensos, cada roce era un destello de fuego, cada susurro era una promesa de más.
Mike: Déjame verte - pidió Mike entre besos, su voz cargada de deseo.
Pero Will, aunque estaba perdido en el momento, sabía que debía mantener el misterio. No quería que Mike descubriera quién era.
Will: No puedo, es parte del juego. -contestó, aunque su corazón anhelaba revelarse. En ese instante, se acercó aún más, fusionando sus labios con los de Mike en un beso más fogoso.
El deseo era palpable, y la necesidad de más crecía entre ellos. Mike, sintiéndose más atrevido, comenzó a explorar el rostro del otro, sus dedos acariciando suavemente la mandíbula de Will. La intimidad crecía, y la pasión se disparaba.
Pero justo cuando el beso alcanzaba su clímax, Will se apartó de golpe, dejando a Mike boquiabierto y con una mezcla de sorpresa y deseo en su rostro.
Mike: ¿Quién fue? - murmuró Mike, con la voz entrecortada. Su corazón latía con fuerza, y la confusión se apoderaba de él.
Will, aún riendo en secreto, se deslizó hacia atrás, ocultándose entre las sombras.
Will: Es un secreto. -dijo, antes de alejarse, dejando a Mike en un estado de asombro absoluto.
La magia del momento había terminado, pero la chispa de lo que había sucedido quedó grabada en su memoria para siempre.
Mike se quedó allí, tocándose los labios, intentando comprender lo que había pasado. La calidez del beso, la conexión, el misterio de la identidad de su “capturado” lo llenaban de preguntas.
Mientras el resto de sus amigos regresaban, ajenos a la revelación que había tenido lugar, Mike sintió que el juego había cambiado para siempre.
“¿Quién fue que me besó?”, se preguntó, mientras las risas de sus amigos llenaban el aire, sin saber que esa noche, su vida había tomado un giro inesperado.
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AHORA SI YA ME FUI ✈️💁🙋🧑🦽🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃🏃💃🕺
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Valdrá la pena
Debe estar aquí llevo una semana rastreando a ese idiota, si hubiera sabido que desaparecería con el cuerpo de mi hermano nunca le hubiera mostrado la forma de intercambiar cuerpos.
Hace algunas semanas mi mejor amigo no dejaba de expresar lo bien que se sentía tomar el cuerpo de otras personas. En ese entonces creí que solo sería una alegría pasajera, lo mismo me paso a mi cuando lo intente por primera vez.
Aquella noche regresaba de mi trabajo de medio tiempo, mi amigo estaba sentado en el sillón de mi sala con una cara de completo shock. Lo primero que paso por mi cabeza fue como logro entrar, de inmediato, note algo diferente en él, algo familiar. La persona que estaba allí no era mi amigo, sino, mi hermano atrapado en su cuerpo ¡Se lo había robado!
Le prometí que encontraría su cuerpo y lo obligaría a cambiar, y cuando estuviera de vuelta le daría la golpiza de su vida. Esa llama me dio motivación para buscarlo de manera exhaustiva, me costó recorrer cinco ciudades y casi todos mis ahorros, pero valdrá la pena, lo sé.
─Por fin te encuentro ─susurro.
Camine rápidamente hacia el tipo sentado en la terraza del bar, al sentir mi presencia trato de marcharse pero violentamente le impedí el paso empujando su pecho contra mi mano.
─He… Hey ─balbucea mi amigo nervioso.
─¡Eres un hijo de puta!
─¡Tranquilo! Pensaba regresarlo, solo quería divertirme un poco.
─No te creo, desapareces de la nada, usas el cuerpo de mi hermano para estar con otros chicos y lo viste de esa forma tan absurda.
─Tu hermano no sabía cómo vestirse ─responde con furia─, siempre se escondía en ropa holgada, era un desperdicio que no mostrara más este cuerpo.
Eso fue el colmo, ya no toleraría más excusas, viajé hasta aquí por semanas, estoy exhausto, lo único que pasa por mi cabeza es hacerle pagar todo lo que nos hizo sufrir. Lo tomé de los hombros para mirarlo directamente a los ojos, un pequeño destello apareció, ese era el momento.
Saque con fuerza el alma de ese cuerpo y la deje entrar en el mío, luche por varios segundos contra su espíritu, de ninguna forma dejaría que entrara de nuevo en el cuerpo de mi hermano. Mi alma salió disparada hacia el cuerpo vacío, sentía como poco a poco me adaptaba al tamaño y volumen de mi nueva forma.
Ambos retrocedimos después de culminar el intercambio, nos miramos durante unos segundos acostumbrándonos a nuestra nueva vista, fue extraño ver mi cuerpo sucio y descuidado.
─¿Este es tu plan? ─cuestiona mi amigo con gracia─ Recuerdas que yo también puedo tomar el cuerpo de otras personas.
Se abalanzo contra mí de la misma forma que yo hice hace algunos minutos, pero para su mala suerte no iba a funcionar.
─Nos selle ─dije en seco─ Ni yo sé si esto es reversible.
Pude ver su cara cambiar, de una de éxtasis a una de pánico. Después de llegar hasta aquí no iba a permitir que se quedara con este cuerpo, no me importaba quedarme así lo único que buscaba era que él no lo conservara.
─¡Estas loco! No te puedes quedar con el cuerpo de tu hermano.
─Es mejor a que lo tengas tú ─dije engrosando la voz.
Tomé a mi anterior cuerpo de la cintura y lo jalé hasta que nuestros labios quedaron muy cerca.
─Y como cereza del pastel ─susurre─ vas a ayudarme a estar más cómodo en este cuerpo.
Acerque mi entrepierna a una de sus manos, mi bulto se hizo más grande, su cara de sorpresa era lo que había buscado todo este tiempo.
─O..o..oye ─mi amigo por fin hablo─ Ahora somos hermanos, sería extraño y asqueroso hacerlo.
Con una sonrisa maliciosa confirme mi poder sobre él.
─No es como que tengas otro cuerpo al que saltar.
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Recuerda que pueden dejar sus peticiones si quieren(❀╹◡╹)
Ahora sí!
Título: Tickle Muichiro MuiTan KNY
Sipnosis: Muichiro sale algo herido de una misión así que Tanjiro quiere ayudarlo con ello, pero entonces descubre algo muy interesante de su amigo....
—Señorita Shinobu— Tanjiro entra corriendo a la finca mariposa preocupado, buscando a su amigo Muichiro que llevaba 2 días de salir de una misión
—Tanjiro, si no es mucha molestia recuerde que no puede correr ni gritar mucho por los pasillos, molesta a los pacientes oki?—Pidió amablemente Kiyo, una de las niñas de la finca
—Uy perdón, es que estoy buscando al... Pilar de la Niebla ¿Sabes dónde está?—Preguntó Tanjiro con curiosidad mezclada con preocupación
—Se fue a la finca, dijo que se sentía mejor y que iba a mejorar lo que le faltaba de tiempo el mismo—Respondió Kiyo.
—Muchas gracias por su respuesta, iré con él—Tanjiro se fue corriendo a la entrada
—No corra por los pasillos porfis—Pidió la niña nuevamente con amabilidad
—Uy, lo siento—Tanjiro empezó a caminar lento pero salió volando una vez que pisó fuera de la finca, dirigiéndose a la de Muichiro
Cuando llegó y tocó la puerta para avisar que iba a entrar, vió que la zona de entrenamiento estaba vacía
—Tokito!!! Soy yo, Tanjiro, dónde estás??!!!—
—¡¡Aquí, Tanjiro!!—Respondió Muichiro vagamente desde lejos, al parecer estaba en otra habitación de la finca
—Aquí estás, Tokito, quería venir a verte— Saludó Tanjiro asomándose por la puerta para despues entrar al con seguridad
Se encontró a Muichiro acostado en uno de los tatamis con su brazo izquierdo en su frente
—Hola Tanjiro ¿Para qué querías verme?—
—Me enteré que fuiste a una misión que te encargó el Patrón y saliste algo herido, quería ver cómo estabas—Respondió mientras se sentaba en frente del costado del tatami en el que estaba acostado Muichiro
—Bueno, se siento algo tieso, pero eso es todo—
—Con quién fuiste a la misión??—Preguntó Tanjiro ladeando la cabeza a la derecha
—Si más no me acuerdo fuí solo—Respondió Muichiro mientras miraba al techo evitando contacto visual
—Fuiste solo?? Ni siquiera con un cazador??—Preguntó Tanjiro sorprendido
—Fuí solo solito, creeme—
—Ni yo pudiera ir solo a cazar demonios, siempre estube peleando con Nezuko y si ella no estaba pues estaba con un pilar. Que inconsciente que el Patrón no te envió con alguien—
—Bueno, son ordenes del patrón, no puedo contradecirle. Sería una falta de respeto—Mencionó Muichirovolteando a ver a Tanjiro que le miraba con preocupación
—Entiendo— Respondió Tanjiro mientras lo veía de arriba a abajo. Tal como el dijo, su cuerpo estaba muy tenso, lo más seguro recibió daños interiores, como fracturarse un hueso o irritación en los músculos —¿¿Y los daños fueron internos no??—
—Si, creo. Pero no se donde me duele exactamente—
—Eso es muy malo!!! Puede que intentes aliviarlos y no sepas como porque no sabes donde te duele. Ven, yo te ayudo— Agregó e insistió Tanjiro mientras puso sus manos en sus pies suavemente. Lo que le dió un sobresalto a Muichiro
—.....Esta bien Tanjiro, confío en tí— Respondió Muichiro con un brillo en los ojos y una sonrisa dibujada en su rostro mientras se incorporaba, sentándose, todavía encima del tatami.
—Me avisas cuando algo te duela, y si algo te incomoda o molesta me agarras las muñecas y yo me separaré ok?—dijo todavía tocando suavemente los pies en medias negras de Muichiro. Lo que hizo que Muichiro temblara un poco
—S-sii esta bién— Respondió Muichiro con voz temblorosa y nerviosa
—Ok, empezemos de abajo hacia arriba, primero los tobillos—Dijo Tanjiro mientras veía a Muichiro con una sonrisa, haciendo que Muichiro temblara tanto por lo que dijo como por su forma de hablarle
Tanjiro tal como dijo, empezó sosteniendo los tobillos de Muichiro con ligereza —¿Aquí te duele?—Preguntó Tanjiro con amabilidad mientras miraba a Muichiro con Curiosidad
—Auh! Si.. un poco—Respondió bajando su cabeza para que su flequillo le tapara su rostro
Tanjiro siguió subiendo lentamente por las piernas de Muichiro hasta sus pantorrillas, poniendo sus manos debajo del ancho pantalon de Muichiro, tocando con suavidad su piel desnuda, de vez en cuando dejaba sus manos quietas para hundir sus dedos con cariño en su piel, buscando si había una fractura interna. Esto no estaba resultando bien, a Muichiro no le dolía sino que le daba cosquillas su forma de tocarlo, era muy suave y delicado, sus manos tambien eran pequeñas a tamaño de persona joven por lo que le hacía más cosquillas, sin mencionar que a medida que subía le tocaba cada extremo de sus piernas y pantorrillas
Su maxima reaccion a esto, para no volverse loco, era bajar más la cabeza y taparse la boca para no hacer ni el más mínimo ruido. Pero ya estaba a Nada de estallar en carcajadas y exhibirse a si mismo, ya Tanjiro estaba a punto de llegar a inspeccionar sus muslos inferiores, ahí iba a exhibirse completamente, una vez que si llegara a tocar sus muslos de la forma en la que lo jace con el camino de cosquillas que ya hizo no iba a aguantar más
Tanjiro empezó a masajear suavemente sus rodillas con suavidad y a veces lo acariciaba como si fuera para relajarlo, pero eso solo causaba más cosquillas para Muichiro, sin mencionar que también revisaba BAJO su rodilla
—Recuerda avisarme si te duele algo ok?—Recordó Tanjiro deteniendo sus manos de forma temporal
—Aah!!! Amm si, yo te aviso—Respondió Muichiro cambiando su cara completamente para que no lo descubriera
Tanjiro siguió inspeccionando sus rodillas hasta que se dirigió a la piel desnuda sus muslos inferiores, ahí Muichiro empezó a temblar más de lo que estaba temblando, era un poco más notorio que antes, ya no pudo seguir aguantando
—Tahahanjirohoho!!Detehente porfavohor—Dijo entre risas nerviosas todavía cubriéndose la boca con la mano
—Qué sucede?? Te hice daño??— Preguntó asustado deteniendo sus manos temporalmente
—Ehes que ammhm.... Soy sensible en mis muslos si es que me entiendes lo que digo—Muichiro pensó que ya fue delatado y que Tanjiro le descubrió que su toque le hacía cosquillas, solo podía esperar a su reaccion y que se burle de él
—Ah ok, entonces ya tomamos en cuenta que te duelen los muslos, para asegurarme—Respondió mientras tocaba más a fondo los muslos desnudos de Muichiro a ver si de verdad le dolían.
Muichiro reaccionó a su accion con un suspiro de alivio pero cuando se aseguró de que le doliera, la reacción de muichiro fue respirar rápidamente para que no se le salga accidentalmente una carcajada, mientras movía sus piernas evitando inconscientemente el contacto de Tanjiro, mientras miraba a este con una cara de miedo y nervios con toda su cara enrojecida. Sin embargo, Tanjiro no hacía contacto visual, solo podía escucharlo
—Ya entendí, ahora si, vayamos arriba ¿Me das permiso?— Preguntó Tanjiro con una sonrisa. Se notaba que Tanjiro no era nada pervertido o algo así, y respeta todas sus decisiones. Él solo quiere ayudarle con su dolor, así que podía confiar en que lo va a ayudar
Muichiro asintió con la cabeza, nervioso de que ahora si le vaya a descubrir, pero confiaba que Tanjiro iba a ser bueno con él, porque el siempre lo es
Tanjiro gateo para acercarse y sentarse en las piernas de Muichiro el cuál le pidió que se acostara para empezar a inspeccionar en su cuerpo superior. Empezó a tocar suavemente su cadera, lo que más bien relajó a Muichiro, soltando un suspiro de satisfacción y unas carcajadas muy bajas en volumen
Esto hizo que Tanjiro lo notara y le sonriera
—Aquí te gusta verdad??—Preguntó Tanjiro con una sonrisa en su rostro, lo que hizo que Muichiro se ruborizada de la vergüenza
Muichiro no respondió a eso, estaba muy apenado como para decirlo y que descubriera lo que el no quería que descubriera. Pero Tanjiro no insistió
—Ya entiendo. Seguiré— Respondió Tanjiro mientras subía sus manos para tocar suavemente su cintura
Aquí es donde le dió más cosquillas, no podía ignorar el sentimiento del toque de sus manos en su cintura, y de pasó también tocó su barriga con suavidad y le empezó a apretar su barriga cariñosamente Sin Malas intenciones (Ya que estaba buscando si tenía una fractura o dolor muscular)
Muichiro, aunque secretamente lo estaba disfrutando bastante, no pudo evitar sacar unas risitas ante el toque tan divertido de los dedos de Tanjiro, tenía que disimular su reacción para que no descubra que le gusta el toque.
—Aaahajejejeje!! Tanjiro, no hagas eso!!— Rió Muichiro nerviosamente, luchando contra el sentimiento de agarrarlo de las muñecas. Así que levantó sus brazos y los puso encima de su cabeza todavía acostado en el tatami
—¿Qué sucede? ¿Acaso... Te da Cosquillas?—Preguntó Tanjiro con las cejas ligeramente levantadas de sorpresa por su reacción
Muichiro al escuchar decir la palabra "Cosquillas" se ruborizó y miró hacia otro lado apenado de la situación
—Emmmm... Puees Jejejejeje!!— Las palabras de Muichiro fueron interrumpidas por más cosquillas y apretones en su barriga y cintura. Sin embargo no evitó el toque y mantuvo sus brazos arriba de su cabeza mientras intentaba balancear su cuerpo de lado a lado, pero era casi imposible porque Tanjiro estaba sentado encima de sus piernas, de forma que tiene a Muichiro a su regazo al 100% por lo que solo podía reir alegremente y chillar ante las cosquillas de Tanjiro, mientras este Tanjiro le decía cosas como "chiki chiki" una y otra vez.
—A alguien le gusta las cosquiiillaas~Jajajajaja—Dijo Tanjiro en tono de broma amablemente mientras se reía con él, sin parar de hacerle cosquillas, subiendo y bajando por su cintura y estómago. Sin mencionar que a veces subía por sus axilas ya que Muichiro mantenía sus brazos levantados
—Quéhé? Cómo... lo supiste?—Preguntó Muichiro entre risas con sus mejillas ruborizadas completamente
—Mira tus brazos— Respondió amablemente mientras disminuía la velocidad de su toque, aún así dandole cosquillas al cuerpo de Muichiro inconscientemente.
Muichiro se dió cuenta que tenía los brazos levantados inconscientemente, lo que le apenó mucho. Pero los bajó de una vez a detener a Tanjiro
—Cierto jejejejej!!Tanjiro esperajajajajaja!!!— Pidió mientras le agarraba los brazos a Tanjiro que todavía se movían por todo su estómago
Justo cuando le agarró los brazos sonó un crujir de un hueso, lo que hizo que ambos dejaran las risas y las cosquillas, fijándose en el sonido.
—AUH!!auh!! Auhgh!!—Se quejó Muichiro mientras soltaba los brazos de Tanjiro y se concentraba en el dolor de sus brazos
—Ahh ya veo, lo que te duele son los brazos!!— Mencionó Tanjiro mientras ponía su mano en frente de su cara, pidiendo permiso a Muichiro para sostener los brazos y verlos con claridad
A pesar que por fin encontraron de donde venía su cansancio y dolor, Muichiro por dentro se sentía decepcionado porque Tanjiro haya parado las cosquillas. Lo que pudo hacer fue darle los brazos a Tanjiro mientras miraba a una pared un poco triste
—Si, definitivamente tienes huesos fracturados ligeramente en tus brazos. Tiene sentido ya que con esto sostienes la Katana y toda la habilidad debe estar en esta— Mencionó mientras veía los brazos de Muichiro —Recomiendo que descanses los brazos ok? Ya te traigo unos vendajes de yeso que tengo aquí
Tanjiro se levantó de encima de Muichiro y fue a una cesta que tení al lado donde se supone que tuviera yeso
Muichiro se quedó mirándolo, con sus manos en su pecho todavía acostado. Despues de un rato, Tanjiro volvió, sentándose al lado del tatami en el que estaba acostado Muichiro, agarró sus brazos con cuidado y le puso un vendaje grueso en estos
—Esto te ayudará a mover los brazos sin miedo a lastimarte o empeorarse, cuando necesites mover los brazos o apoyarlos no se lastimarán por nada
—Ow, bueno. Gracias Tanjiro!!—Agradeció Muichiro sin saber a cuál de las 2 cosas le agradecía. Si por el yeso o por las cosquillas, aunque suponía que no iba a volver a hacérselas.
—Ay tranquilo, no es nada Tokito— Respondió con una sonrisa de oreja a oreja — Ahora sigamos!!!—Respondió repentinamente mientras se montaba encima de las piernas de Muichiro , lo que sorprendió a Muichiro.
Pero su cara fue cambiada rápidamente por unas carcajadas cuando Tanjiro empezó a hacerle cosquillas en su punto débil el cuál era la barriga y la cintura. Sobre todo si le apretaba con su dedo pulgar le daba más cosquillas.
Y así se quedaron, divirtiéndose un rato tanto Muichiro como Tanjiro, por lo menos había descubierto algo de él que le avergüenza un poco, pero saben cómo es Tanjiro, va a hacer lo posible para que no se avergüence por ello, y siempre estará dispuesto a darles las cosquillas que quiera cuando quiera o necesite si llega a pasar.....
@alejandro-tickling
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Una cita junto al mar.
Me preguntaba si iba a venir. ¡Qué ilusa era! De seguro ni se acuerda de mí y mucho menos de esta cita en el mar que habíamos concertado hacía ya cinco años. Y, sin embargo, había una parte de mí que quería creer que todavía me recordaba, que no había olvidado todo lo que habíamos vivido y sido el uno para el otro.
Era aquí, precisamente, donde nos habíamos conocido hace siete años. Yo era una arquitecta recién divorciada, después de un largo pero muy infeliz matrimonio, y él era un joven estudiante de pos-grado. Ambos fuimos llevados al mar por diferentes cuestiones. Yo al buscar paz y consuelo, y el que sólo encontraba al mirar las olas mientras sentía la brisa acariciarme el rostro y peinar mis cabellos, y él al encontrar un espacio para reflexionar y pensar sobre su futuro. Recuerdo la primera vez que lo vi. Estaba descalzo sobre la arena, las olas llenando sus pies de espuma para luego retroceder y dejar un espacio entre la arena mojada y ellos. Yo miraba hacia el horizonte, a ese ocaso precioso que se dibujaba. Los ocasos en el mar me eran de un sabor diferente, le daban a mi alma un sentido más precioso por ser tan apacible y maravillosos a la mirada. Llevaba puesto un vestido amarillo de algodón con tirantes que dejaban al descubierto a mis brazos, un sombrero de playa ancho y blanco. Tenía los brazos cruzados y me abrazaba a mí misma, mientras lloraba en cuclillas viendo el horizonte. Hoy se había finalizado mi divorcio después de dos años de litigio arreglando la división de bienes y la custodia de nuestras hijas. Había luchado tanto por ese matrimonio que se había despedazado. A los treinta y cinco años me sentía hueca, como si hubieran arrancado de tajo todas mis ilusiones. Cinco años es todo lo que había tomado, sólo eso. Los últimos tres ya habían sido necedad de mi parte por tratar de salvar lo insalvable. Luis ya no disimulaba su flagrante infidelidad y su excesivo derroche de dinero que yo misma ganaba. No sabía cómo había podido escoger tan mal, sólo podía achacarlo a la locura del primer amor y a todas esas fantasías románticas que, leer tantos libros de romance, me habían metido en la cabeza. Diez años después yo era una mujer cambiada, más realista y menos idealista, con heridas en el alma que todavía sangraban. Me sentía aliviada, pero a la vez destrozada. Había venido aquí porque no quería llorar frente a mis hijas, pero necesitaba desahogarme. El mar siempre me traía consuelo y sosiego. Podía pasarme horas perdida, contemplándolo, aunque sólo alcanzaba a verlo borroso, siendo difuminado por mis lágrimas. La brisa soplaba fuerte. No podía evitar pensar que, ojalá así como se llevaba mis lágrimas, se llevará también todo lo que guardaba en el corazón: mis sueños hechos pedazos, el dolor del desamor de Luis y la desilusión por mi hogar roto.
En una ráfaga de viento, mi sombrero de paja salió volando. No me moví, no me importaba en lo más mínimo. Seguí sollozando cuando, de repente, sentí que una sombra me tapaba el sol. Volteé y lo primero que divisé fueron unos pies descalzos. Eran pies delgados, largos, algo huesudos, unos pies masculinos, pero bien cuidados, los cuales yacían parcialmente enterrados en la arena. Entonces, una profunda e igualmente masculina voz, llena de una gentileza inconfundible, me preguntó...
“Disculpe, ¿esto es suyo?”
Fue entonces que mis ojos recorrieron el camino desde los pies hasta la fuente de esa voz tan llena de ternura que había penetrado mi desdicha. Tenía los ojos más azules que jamás había visto. Eso fue lo primero que pensé. Era un hombre joven, bronceado, de cabello castaño y ondulado que no podría tener más de veinticinco años. Me despejé la garganta y, apresuradamente, me limpié las lágrimas del rostro para incorporarme. Era un hombre muy alto, yo no le llegaba ni al hombro.
“Si, es mío. Gracias”.
Acepté el sombrero de la mano del hombre y agaché el rostro. Había algo en este hombre me hacía sentir vulnerable.
“Disculpe mi atrevimiento, pero la he observado desde hace rato, mas no quise inmiscuirme. Creo que su sombrero fue la señal que necesitaba para acercarme. No la conozco ni sé por qué llora tan desconsoladamente, pero si algo he aprendido en esta vida es que, a veces, tener con quien hablar, hace un poco más llevaderas las penas. Quiero ofrecerle eso. Un par de oídos que la escuchen atentamente y que no la juzgarán. Permítame invitarle un café. Me llamó Rodrigo”.
Había algo en su semblante, una gran gentileza, una suavidad en su mirada, un sincero deseo de ayudar que terminó por convencerme. Esa tarde me llevó a un café a la orilla de la playa. Allí conversamos por horas. Yo le conté mi historia. De cómo había conocido a Luis mientras estudiaba en la universidad y todo lo que había sucedido desde entonces. Él me escuchó con cuidado sin interrumpir. Cuando ya había purgado todo lo que me volvía pesado el corazón, él empezó a contarme de su vida.
Creo que quería tranquilizarme y ponerme más cómoda al ponernos en igual condición de vulnerabilidad. Me contó que él recién había llegado a la ciudad a estudiar una maestría en Finanzas, también que extrañaba a su madre y a su hermana, pero que, por el deseo de superarse para poder sacarlas adelante, había decidido seguir con su educación, aunque lejos de casa. Me confesó que por eso había venido al mar. Estaba reconsiderando su decisión de seguir estudiando tan lejos de casa. Su madre era viuda y él, su único hijo varón, se sentía sumamente responsable por ella y por su hermana menor, pero entendía también que el programa de maestría le abriría puertas y podría proveer para ellas un mejor futuro. Había trabajado mucho para ganarse la beca que le permitiría seguir con sus estudios, pero a veces desfallecía en su determinación. Estaba solo y no tenía amigos, además de extrañar mucho su hogar. Así pasamos toda esa tarde, la cual se volvió noche, platicando. Ambos nos sentíamos muy bien. Al despedirnos, intercambiamos números de teléfono y prometimos seguir en contacto.
Al día siguiente recibí un mensaje de texto de Rodrigo.
"¿Cómo sigues? ¿Te sientes mejor?"
Así empezamos a platicar, regularmente, vía texto. Nos fuimos conociendo cada día más. A veces hablábamos por teléfono, cuando necesitábamos escuchar una voz amiga. Pasaron varias semanas así, hasta que Rodrigo me invitó a tomarme un café. Ese día caminamos por la playa, platicamos y nos tomamos un café en la cafetería a la orilla de la playa, aquella en donde nos habíamos conocido. Había pasado por Rodrigo a su universidad y, ya entrada la noche, lo fui a dejar a su modesto apartamento cerca del campus. Al estacionarme enfrente de su edificio, procedí a despedirme de él con un beso en la mejilla, así como se despiden los buenos amigos; lo consideraba precisamente eso. Pero, al momento de acercarme a su mejilla, él volteó su rostro y capturó mis labios con los suyos. La sorpresa me hizo abrir la boca, a lo cual aprovechó para poner su mano sobre mi cuello y profundizar el beso. Dios, había pasado tanto tiempo desde que un hombre me había besado así. El deseo floreció en mi vientre, recordándome que, a pesar de todo lo que me decía, constantemente, era una mujer de carne y hueso. Me besaba con un hambre que me hizo gemir en su boca. Me hacía sentirme deseada, sexy y tan mujer. Sí, no la madre ni la galardonada profesional, sino simplemente mujer, tan mujer. Me bebió el aliento e hizo de mi boca una extensión de la suya. Cuando tuvimos que respirar, soltó mis labios y, sosteniéndome el rostro con ambas manos, me miró directamente a los ojos.
“Laura, quédate, por favor”.
Ese fin de semana, mis hijas estaban en la casa de su padre, así que nadie me esperaba en casa y Rodrigo lo sabía. Lo vi a los ojos. Podía ver la sinceridad en ellos, la misma que relucía en los míos. Esa noche me dejé llevar y la pasamos juntos. Por un instante se nos olvidó todo: el mundo, nuestras familias, nuestras responsabilidades y planes, las diferencias de edad y posición. Éramos sólo Rodrigo y Laura, un hombre y una mujer.
Así comenzó nuestro idilio. Aún ahora, después de tantos años, me hacía suspirar. Fueron tantas memorias y vivencias las que pasamos juntos. Él me devolvió la fe, el gozo de vivir, la confianza en mí misma y la seguridad de que aún había hombres buenos. Nos ayudábamos mutuamente, nos escuchábamos y ofrecíamos apoyo en lo que podíamos. Éramos amigos, confidentes y amantes. Yo me volví su hogar lejos de casa y él mi refugio anhelado. Nos amábamos mucho y a pesar de todo. Aunque Rodrigo era menor que yo, él era muy maduro y respetuoso, además de ser el más apasionado de los amantes, también era el más tierno y cariñoso de los hombres. Vivimos dos años maravillosos, llenos de felicidad, pero llegó el día que habíamos previsto desde el comienzo de nuestra relación. Rodrigo terminó su maestría y era hora de regresar a casa. Quizás por eso nunca quisimos hacernos promesas. Vivíamos día a día. Ese último día lo pasamos juntos y amanecimos en la playa, viendo el amanecer y prometimos volvernos a encontrar, pasara lo que pasara.
Era así que aquí estaba, parada en esa playa, esperando por él, cumpliendo mi promesa, aunque ya había esperado más de una hora. Seguramente, Rodrigo ya me había olvidado; eso pensaba. Miré el mar, una última vez, y me presté a regresar a mi auto. Fue entonces que lo vi. No había cambiado nada y, al mismo tiempo, había cambiado mucho. Mi corazón se volvió loco en mi pecho. Las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas, pero no podía despegarle la vista. Se aproximó hasta estar frente a mí. Veía las lágrimas también en sus ojos. Tomó mis manos en las suyas y, por un momento, fuimos otra vez sólo Laura y Rodrigo, nada más. Me abrazó y estuvimos así por largos minutos, después me llevó a ese café en la playa que era tan nuestro.
Me contó que había regresado a su ciudad y que su hermana y madre habían estado tan contentas de volverlo a ver. Había conseguido un buen trabajo en una compañía transnacional, lo cual le permitió comprarse una casa. Su madre vivía con él, aunque su hermana no, ya que se había casado con un muy buen hombre que la hacía feliz. El también se había casado con una compañera del trabajo y estaban esperando su primer hijo en unos meses. Lo oí platicar sobre su vida. Se le notaba la felicidad y eso me llenó de alegría. Yo le conté de cómo mis hijas habían crecido y estaban en la secundaria ya. Le conté de mi éxito en el trabajo y del proyecto que actualmente ocupaba mi tiempo. Le conté de Armando, un doctor divorciado con quien estaba saliendo desde hace un tiempo, cómo era tan especial conmigo al cuidarme y al hacerme reír. Le conté, también, cómo Armando me había propuesto matrimonio, pero yo insistía en esperar hasta que mis hijas se graduaran de la secundaria. Así estuvimos varias horas platicando. Alegrándonos de las alegrías y simpatizando con las penas y dificultades que el otro había experimentado durante estos cinco años.
Llegó la noche y la hora de despedirnos.
“Te ves más hermosa que nunca. Cuídate mucho, Laura. Recuerda tu valor y sigue persiguiendo tus sueños. Eres una mujer asombrosa. Siempre daré gracias por el tiempo que te tuve en mi vida. Fuiste la forma que el Universo utilizó para hacerme crecer, para cobrar aliento. Aprendí tantas cosas valiosas a tu lado, todo ese amor que me brindaste, tan desinteresadamente, me dio la fuerza que necesitaba para seguir y el valor para afrontar lo que vendría después. Te llevo siempre en el corazón con gratitud y mucho cariño. Te deseo lo mejor”.
“ Yo también te agradezco, Rodrigo, por todo lo que me brindaste; un hombro donde llorar, unos brazos siempre listos para abrazarme, un compañero y un amigo que me dio su compañía y escucha en el que fue el tramo más difícil de mi vida. Me alegra sobremanera que hayas logrado lo que te propusiste y que, tú y tu familia, sean tan felices. Siempre te recuerdo, doy gracias por ti y pido por tu bienestar. Mi cariño y respeto los tienes siempre. Yo también te deseo lo mejor”.
Así nos despedimos y volvimos a renovar nuestra cita en el mar. Nos volveríamos a encontrar, después de cinco años más, y veríamos dónde la vida nos tendría, pero mi corazón agradecía que, lo que ya habíamos vivido, nada ni nadie podría arrancárnoslo del alma.
E.V.E
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La primera vez que Juan Carlos fumó, él tenía 15 años y Tulio apenas 13. Esa tarde, ambos se alistaban para asistir a la fiesta de un compañero de colegio, uno que era un par de años mayor que ellos.
—Un amigo mío nos invitó —le había dicho Juan Carlos la noche anterior—. Es de cuarto medio, así que tenemos que estar listos. No querrás parecer un idiota, ¿verdad?
Fue en la mañana siguiente cuando Juan Carlos decidió robarle una cajetilla de cigarrillos a la maestra más despistada de la escuela. Tenía la suerte de que ella, tan adicta como era, siempre llevaba al menos diez paquetes en su bolso y se fumaba, por lo menos, tres al día. Así que, pensó, no notaría la ausencia. O eso le había asegurado su mejor amigo.
Bodoque sacó de su chaqueta el paquete saborizado y lo abrió con cierta torpeza, rompiendo un poco el cartón en el proceso.
—¿Cómo me veo? —preguntó, sonriendo de lado mientras se colocaba un cigarro en la boca—. Muy distinguido, ¿no?
Su voz chillona y puberta resonaba en el estrecho espacio entre la infancia y la madurez. Sin esperar respuesta, Juan Carlos se apresuró a encender la colilla, sintiéndose incómodo y temeroso de tener el fuego tan cerca de su cara. En su primer intento, encendió el cigarro al revés, pero al final logró que funcionara y le lanzó una mirada triunfal a Tulio.
Estaban en el gimnasio techado, donde habían hecho la cimarra durante el recreo, sentados sobre el frío suelo de cerámica. Ocultos bajo las gradas, se encontraban en un espacio reducido entre los viejos fierros oxidados y la madera mal pulida, acomodados de manera poco práctica, con las piernas entrelazadas y los cuellos torcidos.
El polvo del ambiente irritaba la nariz de Tulio; los envoltorios de comida tirados y las telarañas en las esquinas hacían que su mente estuviera hiperconsciente de la suciedad del lugar. Sin embargo, se abstuvo de hacer cualquier comentario, no quería arruinar la experiencia de Juan Carlos, y mucho menos que su amigo le llamara “maniático de la limpieza” otra vez.
Tulio no podía apartar la mirada de su amigo, atento a cada movimiento de su cuerpo, a las muecas que hacía y al intenso enfoque que ponía al encender el cigarrillo. Observaba cómo los ojos de Bodoque se cerraban al inhalar, cómo la luz del fuego iluminaba su rostro y cómo el cigarrillo se posaba entre sus labios.
—Estás muy callado —dijo Bodoque, con la voz algo ronca por el humo.
Tulio salió de su trance, sintiéndose avergonzado y sin saber qué responder. —Yo... bueno... estaba pensando en lo sucio que quedará mi uniforme cuando salgamos de aquí.
Su amigo puso los ojos en blanco, ya sea por la arrogancia de Tulio o por la evidente mentira que acababa de pronunciar. —No seas ridículo. Te conozco, estás asustado.
—No estoy asustado. Simplemente no creo que sea una buena idea.
—No te va a pasar nada si lo intentas una vez.
Juan Carlos le ofreció el cigarro que había estado fumando unos segundos antes. —Vamos, inténtalo. Yo ya lo hice. Creo que podré manejarlo cuando me ofrezcan uno en el carrete.
Tulio se cruzó de brazos, decidido. —No lo haré. —¿Qué podía decir para no sonar asustado? —Mi mamá podría enterarse, o peor aún, mi papá.
Su amigo se encogió de hombros. —De todas formas, ya debes oler a tabaco. En un lugar tan pequeño, es imposible que tu ropa no huela a caladas. Si tus padres te van a regañar, al menos que sea por algo.
Tulio negó con la cabeza, rechazando la propuesta. Bodoque le frunció el ceño, impaciente. —Solo pruébalo, ¿o acaso eres un cobarde?
—¡No soy un cobarde! —gritó, demasiado apresurado para sonar convincente.
—Claro que lo eres. Si no quieres intentarlo por miedo, entonces eres un cobarde. Es matemática básica.
—Pero tú no eres bueno en matemáticas —respondió Tulio, frustrado. A veces olvidaba lo insistente que podía ser su amigo.
—Solo fuma la lesera, idiota. —Sin previo aviso, Bodoque tomó la mano de Tulio y le obligó a sostener el cigarro. —¿Qué esperas?
Tulio sabía que, sin importar cuánto lo intentara, nunca podría negarse a su mejor amigo. Con un suspiro dramático, llevó el cigarro a su boca y dio una profunda calada. Por un momento, su mente se detuvo al pensar que eso había estado antes en los labios de Bodoque. Comenzó a toser; el humo llenó sus pulmones y ardió en su garganta.
Su amigo empezó a reírse, pero le dio palmadas en la espalda para ayudarlo.
Entre risas y miradas burlonas, Juan Carlos logró articular: —Levanta los brazos.
Tulio obedeció, sintiéndose estúpido mientras intentaba alzar los brazos al lado de su cabeza, con el cigarro entre los dedos.
—No aguantaste nada —se rió su amigo. Las mejillas de Tulio se sonrojaron de vergüenza.
Pequeño fragmento del fanfic que estoy planeando y probablemente nunca termine.
Headcanon, Bodoque era el típico cabro agrandado que se juntaba con los de cursos mayores y se creía más maduros que los niños de su edad.
#juan carlos bodoque#tulio triviño#31 minutos#tudoque#tulio x bodoque#redtie#Así le dicen los lolitos al ship ahora no????#Estoy demasiado desactualizado xd
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Sometida por su hijo
I
Hace tiempo intente darle una lección a mi hijo Rodrigo para que dejara de jugar con las chicas, Mi hijo estaba terminando la secundaria y normalmente no causaba problemas en la escuela, pero es muy guapo, y siempre se comportaba algo delicado, eso hacía que siempre estuviera rodeado de chicas, tenía muchas amigas, lo que en un principio me preocupaba un poco porque temía que pudiera ser gay. Poco después descubrí que no era gay si no por el contrario era una forma de seducirlas, usarlas, follarlas y después las dejaba. Eso me indigno aún más pues no podía creer que había criado un machista seductor, así que decidí enseñarle lo que se sentía que jugaran con tus sentimientos, decidí seducirlo y dejarlo con las ganas para que lo entendiera pero todo se me salió de las manos.
Me empecé a comportar de forma seductora, a vestirme sexy, para que mis curvas se marcaran y tuve éxito en mi objetivo. Cuando me di cuento mi hijo estaba perdidamente enamorado de mí, sin darme cuenta lo seduje mejor de lo que esperaba; pero cuando quise acabar con eso él se enfureció.
Llegamos una noche de cenar, íbamos muy cariñosos el me besaba el cuello y yo acariciaba su rostro, incluso lo dejé meterme un poco más la mano fingiendo que estaba un poco borracha; en la casa me tomo de la cintura y me beso en los labios a lo que yo correspondí pero después lo alejé le dije que habíamos llegado demasiado lejos y que era hora de que entendiera que se sentía que jugaran con lo que uno sentía, que no podía nada más seducir y abandonar a las mujeres, que el juego iba a terminar allí para que lo entendiera.
Él se enojó demasiado y dijo que nadie jugaba con él y que la lección me la iba a dar él a mí, que si quería portarme como puta iba a ser su puta, Allí fue donde entendí que no solo jugaba con las chicas, las dominaba y las trataba como putas, aun así no entendía por qué ellas siempre regresaban a buscarle.
Mi hijo me tomo en sus brazos, me besó y mordía mi cuello, el descubrió hace tiempo que era mi punto débil, me arrancó la ropa, y se puso a chupar mis tetas mientras trataba de empujarlo, pero lo hacía tan bien que antes de darme cuenta solo acariciaba su cabello, entonces se sacó la enorme verga que tiene y me arrancó la tanga que me había puesto, me penetró sin contemplaciones y con su celular grabó mientras me violaba, luego sacó su pene mientras seguía grabando y me lo metió a la boca para que se lo chupara y explotó en mi boca y cara llenándome de su leche. Desde la muerte de su padre no había estado con nadie más, y cuando estaba con mi difunto marido nunca hicimos algo como lo que mi hijo me hizo, la sensación fue humillante, aunque en el fondo excitante, estaba aterrada de lo que había provocado.
II
Mi hijo tomó el control de mi vida, me amenazó con hacer público el video, y por miedo cedí a sus demandas, hizo varios cambios en mi vida, me hacía vestirme más sexy fuera de la casa porque dentro me hacía ir desnuda, y cuando me permitía salir me hacía hacerlo sin ropa interior. Además debía darle una mamada cada mañana y tragarme su semen; por las noches tenía que darle una rusa con mis tetas. Además debía dejarme follar por él o por quien él ordenara y eso fue lo que me dejó helada. La primera vez que me sodomizó me horroricé, el dolor fue agudo pero la humillación que sentía fue peor y más aún cuando al oído me dijo “acostúmbrate perrita, algunos quieren disfrutar de este agujero”
Sin saberlo mi comportamiento también había atraído la atención de a algunos amigos de mi hijo, vecinos y alumnos míos, ya que soy maestra en una secundaria. Mi hijo aprovechó eso para hacer negocio conmigo, les cobraba una cantidad a los chicos y el permitía que me follaran y cumplieran su fantasía. Lo peor era cuando mis alumnos me sodomizaban y me decían cosas como “Que rico se siente romperle el culo maestra” mientras me daban nalgadas. Y lo menos salvaje era cuando algún vecino iba a que le chupara su verga y estaba tan acostumbrada que incluso me tragaba su leche juvenil sin que me lo pidieran, incluso con los hijos de amigas mías. Eso hacía que mis resistencias cayeran cada vez más, con cada “servicio” que daba mi resistencia se debilitaba e iba aceptando lo que me estaba pasando.
Incluso en una ocasión mi hijo preparó una orgia con sus mejores clientes, que fantaseaban con hacerme un Gang Bang. Me puso un collar de cuero, ató mis manos a mi espalda, me puso una bola en la boca y un tapón anal. Bajé las escaleras con mi hijo por delante jalando mi cadena y en la sala de la casa me encontré con siete chicos semidesnudos, tres de mis alumnos más problemáticos, dos vecinos que se sentían raperos y dos amigos de mi hijo: su mejor amigo y otro que era hijo de mi mejor amiga, incluso me decía “tía”. Todos incluido mi hijo me fallaron por mis tres agujeros. Acepto que en algunos momento llegué a disfrutar; en especial cuando me hicieron una doble penetración uno de mis alumnos y un vecino y me decían lo puta que era, mientras se la chupaba al hijo de mi amiga, y masturbaba a mis otros alumnos con las manos y con un pie sobaba la verga al otro vecino y con el otro se la sobaba la mejor amigo de mi hijo y todo mientras mi hijo me grababa en mi más clara entrega a la degeneración y degradación… No sé cómo pude coordinar mis movimientos pero fue el acabose, terminé en un gran orgasmo, que casi me dejó inconsciente. Después de eso fui comprendiendo porque las chicas regresaban con mi hijo: para que las tratara como putas, porque ser tratada así y usada es lo más morboso y delicioso que he podido experimentar.
III
Cuando creía que las cosas no podían ser peores mi hijo invitó a sus primos a quedarse un mes de vacaciones con nosotros, mis hermanas me llamaron para agradecerme y yo no podía decirles que no, incluso les dije a mis hermanas que también vinieran ellas, no quería que se enteraran de la forma como mi hijo me trataba; por eso pensé que si mis hermanas estaban aquí él se limitaría, grave equivocación. Primero llegarían Víctor y Luis, mis sobrinos que son de la misma edad de mi hijo ya que las tres nos embarazamos casi al mismo tiempo, y un mes después llegarían mis hermanas.
Cuando mis sobrinos llegaron mi hijo me hizo recibirlos en un vestido ceñido a mi cuerpo, que llegaba casi a mis glúteos y un pronunciado escote con la espalda casi descubierta hasta el límite ente mi espalda baja y mi trasero. Las caras de mis sobrinos no tenían nombre, sus rostros reflejaban una mezcla de sorpresa, excitación, alegría y deseo. A la mañana siguiente de su llegada desperté atada a la cabecera de mi cama y mi hijo y mis sobrinos a mi alrededor, “ya te despertaste mami, bien primitos lo que les prometí, es toda suya”, cuando mi hijo dijo eso mis sobrinos se abalanzaron sobre mí. Víctor se dirigió directo a mis tetas, chupándolas como si su vida dependiera de ello, por su lado Luis hacía lo mismo con mi coño.
“Venga chicos a cogerse a esta puta" al decir esto Luis me separó las piernas, tomó su pene con una mano, lo dirigió a la entrada de mi vagina y dejó caer su peso sobre mí. “Ahhhhhh, que rico” dijo Luis y comenzó a moverse primero despacio y después fue subiendo la velocidad. “Ohhhhhhhh tía Lore que rico, aquí adentro está muy caliente, es la primera vez que lo hago, me voy a correr me corro dentro” le grité, le supliqué que no lo hiciera, pero no le importó y me dejo su leche dentro. Mientras tanto Víctor se puso sobre mi cara y me restregó su polla en la cara “Estas muy escandalosa puta, es mejor que te calle, ándale chúpamela”, al decir esto Víctor me clavó toda su polla en mi cara me tomó de los pelos y me comenzó a follar la cara, hasta que se corrió y me tragué sus líquidos. Pasaron como 20 minutos abusándome cambiando de lugares.
Víctor y Luis me voltearon quedando boca abajo sobre la cama, aún con las manos atadas a la cabecera de la cama Luis puso un cojín por debajo de mi vientre levantando mi culo, Víctor por su parte se colocó atrás de mí, me tomó de las caderas y comenzó a meter su enorme polla en mi culo “esto es genial nunca lo había hecho por aquí, siempre quise violarte, tía Lorena”, lo tuve que haber hecho antes, me corro, tía me corro” rugió mi sobrino Víctor que se corrió dentro de mi culo. Durante todo ese día y esa semana fui esclava no solo de mi hijo, terminé siendo la esclava sexual también de mis sobrinos.
La siguiente semana me enteré de que todo era en realidad práctica para que mis sobrinos pudieran hacer lo mismo con mis hermanas. Mis sobrinos aprendieron a hacer nudos, y a ponerse duros conmigo, Víctor no tuvo problemas, pero a Luis le costó un poco más de trabajo hacerse el rudo. Yo cocinaba para ellos, y los escuchaba hacer planes para cuando las tres estuviéramos en casa, una parte de mí se horrorizaba y pensaba en advertir a mis hermanas; pero a otra parte de mí, le excitaba de pensar en mis hermanas en la misma situación que yo: sometidas y emputecidas por sus hijos. Al parecer había ido aceptando mi condición sin darme cuenta y quería compartirla con mis hermanas.
IV
Dos semanas después tocaron el timbre de la casa, Rodrigo se asomó, eran mis hermanas: la dura Laura mi hermana mayor, madre del rudo Víctor y la pequeña y sensible Leticia madre del tierno Luis… Intenté jugar un juego con mi hijo el cual creí dominar, pero al final la dominada fui yo. Supongo que quien juega con fuego, termina quemándose y en ocasiones provocando un incendio.
“Miren primos al parecer han llegado nuestras nuevas esclavas sexuales.” Dijo mi hijo sonriendo maliciosamente a mis sobrinos que le devolvieron sonrisas igual de macabras mientras mis hermanas esperaban inocentemente a que abriéramos la puerta… Y mi hijo tenía razón. Gracias a las manipulaciones y enseñanzas de mi hijo y mis sobrinos, mis hermanas también terminaron siendo las esclavas sexuales de sus propios hijos… Y, claro, yo les ayudé a someterlas.
A la mañana siguiente cada uno ató a su madre justo como habían hecho conmigo durante todos estos días, y me hicieron lamer los sexos de mis propias hermanas, era deliciosos y yo lo hacía tan bien que ellas se retorcían de placer y gemían de gusto, me encantaba escucharlas gemir. Después sus hijos les pusieron sus penes cerca de la cara, mis hermanas estaban tan calientes por mi lengua que ni siquiera dudaron en comerse el pene de sus propios hijos hasta hacerlos eyacular en sus bocas. A continuación las penetraron haciéndolas gritar aún más de gusto, su pongo que ellas tampoco tenían mucha acción sexual desde que se separaron de sus esposos.
Todo lo que sucedía era grabado por mi hijo, La grabación iba ser usada para chantajear a mis hermanas, y tuvo mucha efectividad, ambas aceptaron las condiciones de nuestros hijos, que básicamente eran las mismas reglas que mi hijo me aplicó a mí. Pero yo creo que en parte fue la grabación y en parte el placer de sentirse usadas y aprovechadas, pues claramente sentí como mis hermanas se corrieron varias veces en mi boca ese día.
Durante las siguientes semanas mis hermanas se fueron sometiendo y a mí me encantaba verlas sometidas y pidiéndole a sus hijos que las follaran más duro, no podía creer lo rápido que ellas lo aceptaron, y eso me hizo terminar de aceptar totalmente mi propia condición. En ocasiones cuando se cansaban de follarnos nos hacían hacer un triángulo lésbico, las tres tiradas en el piso comiéndonos los coños una a la otra, Leti me molo comía a mí, yo se lo comía a Lau y ella a Leti así se cerraba el triángulo. Eso nos encantó pues podíamos probar nuestros sabores y en ocasiones también podíamos saborear las leches que nuestros hijos dejaban en nuestros coños húmedos lo que les daba un gusto especial.
Nuestros hijos nos hacían cocinar para ellos desnudas y de igual forma hacer otras tareas domésticas solo por el gusto de vernos hacerlo, y a nosotras nos encantaba complacerlos. Las tres estábamos sometidas a nuestros vástagos, nos encantaba ese nuevo juego que nos habían mostrado, habíamos encontrado una razón diferente para vivir llena de morbo y rompiendo tabúes, pero también repleta de gozo y satisfacciones.
V
Para cuando las “vacaciones” terminaron cada uno de mis sobrinos se llevó a casa una esclava bien entrenada y dispuesta a complacerlo en todo. Ninguna le diría que no a algo que nuestros hijos nos pidieran, no, pedir no, mejor dicho nos ordenaran. Pasaron varios meses desde que las tres fuimos sometidas y hoy nos hemos vuelto a reunir. Descubrimos con gran alegría que las tres estamos embarazadas, seremos con muy poca diferencia madres de nuestros nietos. Para celebrarlo nuestros hijos planearon algo especial con sus mascotas. Las tres ya nos esperamos la “Sorpresa” nuestros perversos amos nos harán aparearnos con Shadow, As y Tigre, sus perros. Pero En lugar de asustarnos las tres estamos excitadas y ansiosas por servir y complacer a nuestros amos.
Por mi parte desde que ayudamos a someter a mis hermanas a los deseos de mis sobrinos encontre un raro placer en ayudar a hijos a dominar a sus madres y por su parte mi amo/hijo vio un negocio lucrativo y sin competencias por lo que ellas fueron las primeras mujeres que convertimos en esclavas sexuales de sus hijos pero no las ultimas ¿Les gustaría conocer otros casos? ;p.
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem! Reader)
Capítulo 1: https://www.tumblr.com/analisword/742694471701037056/high-infidelity-enzo-vogrinc-x-fem-reader?source=share
Capítulo 2: https://www.tumblr.com/analisword/742809931904925697/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 3:
Alana se encontraba leyendo un libro en el sillón del departamento cuando Sebastián entró al lugar hecho una tormenta.
—¿Qué es esto?—preguntó él sacándola de su zona de paz, ella levantó la mirada rápido por el tono de voz tan brusco que el chico había empleado, eran alrededor de las seis de la tarde y también la primera vez que Sebastián se dignaba hablarle en el día.
—Una revista—respondió ella con tono de obviedad observando lo que su novio tanto agitaba en su mano.
—No estoy para tus payasadas, Alana—replicó—. ¿Me puedes explicar qué mierda es esto?
El chico ojeó rápidamente la revista hasta llegar a la página que estaba buscando, Alana tomó la revista y sonrió al ver el contenido de ella.
—Es sobre la entrevista que di por zoom el otro día, no sabía que le habían hecho reportaje—una sonrisa genuina rompió en su rostro, ella acarició la página, en ella aparecían algunas capturas de pantalla de la videollamada, también se habían encargado de traspasar la entrevista en escrito, una imagen de ella con Enzo el día de la premier decoraba la esquina superior derecha—. La última vez que salí en una revista fue cuando arco de sangre se volvió el libro más vendido—apuntó emocionada, pero Sebastián rodó los ojos, como si estuviera escuchando lo más estúpido del mundo.
—¿No has salido? Los kioscos están repletos de revistas contigo y Enzo en las portadas.
—Bueno, claramente estoy ahí por él—dijo ella levantando los hombros y restándole importancia al asunto, todavía sin entender el comportamiento de Sebastián.
—No. Estás ahí por las estupideces que dijiste sobre él el otro día que te entrevistaron.
Alana inclinó la cabeza al escucharlo, Sebastián nunca le había hablado de esa manera.
—Bájale—dijo—. ¿Por qué te pones así?—preguntó ella cerrando el libro y enfrentándolo.
Habían pasado dos semanas desde que había conocido a Enzo y al menos cinco días desde que había dado la maldita entrevista, ¿Y Sebastián apenas se enteraba? ¡Hasta Enzo había escuchado la entrevista horas después de que había ocurrido!
—Dijiste que ibas a convencer al director de casting para que lo pusiera como Luther.
Alana soltó una carcajada al escucharlo.
—Por Dios, ¡fue una respuesta hipotética! ¡no están filmando tal cosa y probablemente nunca lo harán! Soy una escritora latina, esas cosas no le suceden a personas como yo.
—Enzo es uruguayo y ganó un oscar—murmuró.
—A ver, suponiendo que este cuento suceda—dijo ella agitando las manos—. Suponiendo que mágicamente deciden filmar arco de sangre y Enzo queda como Luther, ¿cuál sería el jodido problema? ¡Deberías estar feliz por mi, joder! Es mi actor favorito, siempre lo has sabido.
—Toda mi vida he sido conocido sólo por ser tu editor—dijo él acercándose a ella, sus fosas nasales se encontraban expulsando más aire de lo normal, Alana entrecerró los ojos al verlo tan alterado, absorbiendo cada uno de sus gestos y expresiones, pues era la primera vez que las notaba de esa manera.
—Hace 4 años salió el libro, no exageres—cruzó los brazos—. Y debería darte orgullo haber sido el editor del libro más vendido de habla hispana en los últimos 20 años.
—No tienes puta idea, ¿cierto? Desde que soy tu novio no he hecho más que estar bajo tu sombra, al fin estoy apunto de obtener algo y decides envolverte con Enzo, estás en boca de todos.
Alana no podía creer lo que estaba escuchando, Sebastián parecía poseído, nunca en su vida había percibido celos por parte del chico, pero ahora lo estaba haciendo y no le agradaba para nada la situación.
—¿De qué algo estás hablando? Porque hasta donde sé llevas casi un año escribiendo sin parar y no llevas ni un tercio del supuesto mejor libro del mundo—escupió sabiendo que eso lastimaría al chico, para este punto, Alana estaba dispuesta a pelear sólo para poder tener al menos una conversación con Sebastián.
Sólo para poder sentir algo.
—Eso es bajo, incluso para ti—dijo Sebastián con dolor en su voz al escucharla—. A Enzo no le interesas, ¿estás consciente? Probablemente se sintió avergonzado cuando escuchó todas las estupideces que dijiste.
—Le gusta mi trabajo, se leyó la saga entera—dijo levantando la barbilla.
—¿Ah, sí? ¿Y quién te la editó?
—Tú sólo editaste el jodido primer libro, ese nisiquiera es su favorito.
—¿Y cómo sabes tú eso?—preguntó Sebastián, la manera en la que la estaba viendo no se parecía nada a como la veía años atrás, como si Alana no fuera más que una niña ingenua.
—Porque él me lo dijo—respondió—. Escribió una jodida reseña, ¿sabes? Pero esto no es sobre Enzo.
—Lo es.
—No—negó—. No pienso quedarme aquí parada mientras soy insultada por mis logros, no es mi culpa que mi éxito sea una inseguridad para ti.
—Estás estancada, no has escrito nada en meses, nunca podrás recrear arco se sangre—sus palabras se sintieron como una bofetada.
—¡Estoy estancada por ti! ¡Porque me tienes leyendo tu puto libro día y noche cuando tú nunca continuaste la saga de arco de sangre después de que editaste el primer libro! ¡Estoy estancada porque me obligaste a mudarme de jodido continente para seguirte!
—Bueno, no te quejaste cuando pudiste conocer a Enzo gracias a ello.
Alana sintió sintió ese último comentario como otro golpe más.
—¿A dónde vas?—gritó él una vez que Alana tomó los zapatos del suelo y se los colocó.
—Voy a salir, no quiero ni verte—respondió ella tomando su gabardina del perchero y saliendo del departamento con un portazo.
Para cuando salió del edificio y la ciudad entera la saludó, Alana no supo ni siquiera a dónde ir, Sebastián nunca la había tratado de esa forma, para ella, la pareja siempre habían sido equivalentes, Alana nunca había mirado por debajo del hombro a su novio, incluso cuando trabajaba para ella, no pudo evitar soltar lágrimas, ¿qué si Sebastián tenía razón? ¿y se había pasado tanto tiempo estancada que nunca podría volver a sentarse a escribir algo?
Era consciente que podía llamar a su agente y decirle que anulara sus vacaciones en ese instante, pero la idea de volver a lo que se supone que era su hogar y escribir durante horas con Sebastián a la puerta de alado le atormentaba, por primera vez en su vida, la idea de escribir no le emocionaba en lo absoluto.
Se dio cuenta que duró bastante tiempo parada afuera del edificio cuando sus pies comenzaron a rogarle que cambiara de posición, Alana se mordió el labio, ni siquiera tenía amigos en España, no tenía a donde ir o con quién hablar.
Así que tomó su celular y llamó a la última persona que alguna vez se hubiera imaginado.
—Hola—su voz sonó sorprendida después de dejar el timbre sonar un par de segundos, Alana apretó los ojos al escucharlo y sintió que su corazón se estrujaba, no recordaba lo melodiosa que era su voz—. ¿Alana?—preguntó él.
—Eh…sí, hola—carraspeó.
—Pero qué sorpresa—dijo él un poco más entusiasmado—. ¿Va todo bien? Digo, no que tiene que ir algo mal para que me llames, pero la verdad no me lo esperaba.
—Sí, todo bien—mintió—. Eh…me preguntaba si estabas libre—cuestionó llevándose la mano a la frente y comenzando a caminar sin rumbo alguno, quería estar en donde fuera menos en casa.
—¿Ahora mismo?
—Sí.
—Justo ando filmando—respondió con un tono que Alana juró que sonó como decepción.
—Ah, descuida, entonces—dijo ella con un hilo en su voz—. Perdón, no debí de llamar sin avisar, yo…—quería decirle que no sabía lo que estaba haciendo, pero no le salieron las palabras.
—No, no te disculpés—respondió—. Eh mira, ahora ando filmando pero si me aguantas un par de horas nos podemos ver, ¿te agrada la idea?
—Sí, sí—dijo—. Gracias.
Alana pensó que se sentiría culpable de llamar a Enzo precisamente cuando él había sido una de las causas de su pelea con Sebastián, sin embargo, no lo hizo.
No sabía qué hacer en lo que Enzo terminaba de filmar, tampoco supo cuánto tiempo le tomaría, así que decidió seguir caminando sin rumbo alguno.
Estaba comenzando a anochecer, hacía algo de frío y cuando metió las manos a los bolsillos de su gabardina se encontró unos audífonos, le agradeció al cielo y se los colocó sin mirar atrás.
˖⁺‧₊˚♡˚₊‧���˖
Alana se encontraba soñando con letras y rayones cuando el timbre de su celular la despertó, lo primero que sintió al abrir los ojos era un dolor en todo su cuerpo, con justa razón, la chica estaba completamente hecha bolita en una fría banca de metal.
Dios, ¿se había quedado dormida? ¿cuánto tiempo había pasado?
Se sentó tan pronto como sus entumecidos músculos se lo permitieron y casi se le sale el corazón del pecho al ver que eran las 10 de la noche, la pantalla tenía notificaciones de Sebastián pero ella decidió ignorarlas y contestar la llamada de Enzo, si el chico no le hubiese llamado, probablemente ella se hubiera quedado dormida ahí toda la noche.
—¿Hola?—respondió con un bostezo.
—Alana, hola, disculpa la hora, voy saliendo de filmar—dijo Enzo rápidamente—. ¿Te desperté?
—No te preocupes y sí—rió, no encontraba punto en mentirle, claramente su voz la delataba.
—Ehh…en verdad quiero verte, no sonabas muy bien hace poco—mencionó él, Alana se mordió el labio, o ella era muy obvia o Enzo era muy bueno leyendo a las personas—. ¿Sigue el plan en marcha?
—Sí—respondió.
—¿A dónde querés ir? ¿estás en casa? A ver qué te queda cerca—preguntó Enzo, Alana miró a su alrededor dándose cuenta que no sabía dónde mierdas estaba, había estado caminando durante horas sin rumbo alguno y el parque se encontraba poco iluminado—. ¿Alana?
—Yo…yo no sé realmente dónde estoy—respondió avergonzada.
—¿Qué?
—No sé realmente donde estoy—repitió más fuerte.
—Te escuché a la primera—dijo—. ¿Cómo que no sabés dónde estás? ¿Va todo bien? ¿Dónde te dormiste?
—Me quedé dormida en un parque—murmuró—. Pero yo voy a donde me digas, ahora tomo un taxi y…
—No—Enzo la interrumpió rápidamente—. No te muevas de lugar, yo voy a donde estés, sólo mandame tu locación.
—No es necesario.
—Vos estás loca si crees que te voy a dejar sola en un parque, mandame la locación—dijo.
Alana no entendía cómo la voz de Enzo podía seguir sonando tan tranquila, suave y relajante, así que no se lo pensó dos veces, mandó su locación en tiempo exacto y a los 20 minutos, Enzo estaba parado en el parque.
—Alana—dijo con tono aliviado llevándose la mano al pecho en cuanto la vio.
—Perdón por preocuparte, ya sé que qué estupidez quedarme dormida acá y….—comenzó a explicar rápidamente, Enzo se acercó a ella y negó con la cabeza, haciendo que ella se callara.
—No tenés que darme explicaciones de nada—le dijo con una leve sonrisa—. Te estás congelando—dijo al notar la manera en la que ella temblaba a pesar de llevar su gabardina, Enzo se quitó la chaqueta y se la colocó por encima de los hombros.
—Al parecer no estaba muy lejos de tu trabajo—dijo ella con gracia intentando aliviar un poco la tensión.
—Sí, lo bueno—respondió—. ¿Querés que vayamos por un café? Digo, son pasadas las 10 de la noche, pero ya tengo insomnio de todas maneras o al menos que quieras pasar a mi casa por algo de tomar—sugirió casualmente.
Alana se lo pensó por unos segundos, si salía con Enzo a un café, probablemente los rumores aumenarían, en cambio si iba a su casa, podrían conversar tranquilamente.
—A tu casa está bien—respondió sonriendo, sabiendo claramente que no volvería a ser la misma una vez pisara ese lugar.
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