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DÍAS DE GUARDAR Domingo 3 de septiembre de 2023
Arte: Emilio Jiménez a través de MidJourney La maquinación que provocó una huelga universitaria Márquez bajo fuego: venganza sin rendición de cuentas Llega nuevo delegado de la FGR a Guanajuato Continue reading Untitled
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“La ideología representa la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia”
Louis Althusser
Louis Althusser fue un filósofo marxista francés, conocido por su influencia en la teoría social, política y filosófica del siglo XX.
Nació en Argelia, en 1918 que en ese momento era una colonia francesa, y estudió en la École Normale Supérieure de París, donde más tarde se convirtió en profesor y mentor de muchos estudiantes destacados, incluidos algunos que serían figuras influyentes en la filosofía y la política.
Durante su juventud se siente fuertemente identificado con el cristianismo y sufrió episodios de depresión y otros trastornos mentales, lo que afectó profundamente su vida
Estudió en la prestigiosa École Normale Supérieure (ENS) de París, donde más tarde se convertiría en profesor. Su formación académica coincidió con un período turbulento en la historia europea, marcado por la Segunda Guerra Mundial, en la cual Althusser fue capturado en Vannes y pasó varios años en un campo de prisioneros de guerra en Alemania.
Tras la guerra, se unió al Partido Comunista Francés (PCF) en 1948 y comenzó su carrera como profesor en la ENS, donde enseñó filosofía a una generación de estudiantes que incluía a figuras como Michel Foucault y Jacques Derrida. Durante los años 60, su trabajo ganó prominencia, especialmente por su interpretación estructuralista del marxismo.
Es considerado habitualmente como estructuralista, aunque su relación con otras variantes del estructuralismo francés es bastante compleja sin embargo, es más conocido por sus trabajos en la teoría marxista, especialmente por su intento de reformular el marxismo, alejándose del humanismo marxista y acercándose a un estructuralismo más riguroso.
Su obra más influyente es **"Pour Marx" (1965)** y **"Lire le Capital" (1965)**, donde introduce conceptos como la "estructura sobredeterminada" y la "ideología como estructura" que influencian el comportamiento social.
Althusser pensaba que las ideas de Marx habían sido malentendidas, especialmente por los marxistas y consideraba que las diferentes formas de interpretar a Marx, no hacían justicia al carácter científico de los trabajos de Marx a partir de 1845.
Althusser consideraba que la obra de Marx había sufrido una “ruptura epistemológica”, (concepto introducido por el filósofo y poeta Gastón Bachelard, Pierre Bordieau y Jean Claude Passeron entre otros), a partir del momento en que Marx se concentró en sus trabajos económicos.
En su teoría de la ideología, Althusser propuso la idea de que las ideologías funcionan a través de "aparatos ideológicos de Estado" como la familia, la educación y los medios de comunicación, que perpetúan las relaciones de poder en la sociedad. Su enfoque fue crítico para el desarrollo de la teoría crítica, y sus ideas influenciaron a muchos académicos en los campos de la sociología, los estudios culturales y la filosofía.
A nivel personal, la vida de Althusser estuvo marcada por episodios de enfermedad mental. En 1980, en un estado de crisis, mató a su esposa, Hélène Rytmann, lo que llevó a su internamiento en un hospital psiquiátrico. Tras este trágico incidente, se retiró de la vida pública.
Aunque publicó algunas obras después, su salud mental se deterioró progresivamente hasta su muerte el 22 de octubre de 1990.
A pesar de la controversia en torno a su vida personal, la obra de Althusser sigue siendo un referente crucial en el pensamiento marxista y continúa siendo estudiada y debatida ampliamente en la filosofía contemporánea.
Fuentes: Wikipedia
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Después de una ruptura
Y ahora, dónde me deja esto, debo buscar a un seguidor de creencias religiosas, amante de la política, conservador, Provida, antifeminismo, de familia funcional, de vida perfecta, egocéntrico, amante de los prados verdes, acreedor de la salvación, conocedor de la verdad absoluta, amante de la buena ortografía y gramática, lector y escritor, bueno para todo (teoría y práctica), seguro de su cuerpo y conocimiento, vanidoso, que me haga odiar todo lo que soy, que me haga creer que mi forma de vivir es incorrecta, creador de dependencia emocional o económica.
Uno como tú que piense que sin él no puedo, que sin él soy nada, uno que se burle de mi sentir, que me haga callar cuando lloro, que me haga sentir insuficiente, que deje que sus amigos digan cosas malas de mí, uno que solo me demuestre amor cuando siente que me va a perder, uno que me deje sola de noche en medio de la calle porque peleamos, uno que se ponga celoso de mis amigos y exija que no les hable, uno que me eche la culpa de todo, uno que prefiera tenerme aunque no me quiera, uno que conmigo no, pero con otras sí, uno que solo me use para satisfaces alguna necesidad que tenga, uno que utilice en mi contra todo lo que le he contado, uno al que no conozca porque nunca fue capaz de abrirse conmigo, uno que me haga odiarme y abandonarme con tal de ser merecedora de él, que me haga sentir poca persona, una persona fallida.
No, no lo busques.
Niña bicho
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La revolución fallida de Karl Polanyi. El orden mundial liberal se derrumba una vez más
Por Thomas Fazi
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Pocos pensadores del siglo XX han tenido una influencia tan duradera y profunda como Karl Polanyi. «Algunos libros se niegan a desaparecer: son arrojados a las porfundidades del mar, pero emergen de nuevo y se mantienen a flote», señaló alguna vez el historiador de la economía Charles Kindleberger cuando se refería a la obra maestra de Polanyi: La gran transformación. Esto sigue siendo hoy más cierto que nunca, 60 años después de la muerte de Polanyi y 80 años después de la publicación del libro. Mientras las sociedades siguen luchando contra los límites del capitalismo, este libro sigue siendo posiblemente la crítica más fuerte en contra del liberalismo de mercado jamás escrita hasta la fecha.
Polanyi nació en Austria en 1886 y creció en Budapest en el seno de una próspera familia burguesa de habla alemana. Aunque su familia era nominalmente judía, Polanyi se convirtió pronto al cristianismo o, más exactamente, al socialismo cristiano. Tras el final de la Primera Guerra Mundial, se trasladó a la Viena «roja», donde se convirtió en editor de la prestigiosa revista económica Der Österreichische Volkswirt (El economista austriaco), siendo uno de los primeros críticos de la escuela neoliberal, o «austriaca», de economía, representada por Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, entre otros. Tras la conquista nazi de Alemania en 1933, las opiniones de Polanyi fueron condenadas al ostracismo social, por lo que tuvo que irse a Inglaterra y luego a Estados Unidos en 1940. Escribió La gran transformación mientras impartía clases en el Bennington College de Vermont.
Polanyi se propuso explicar las enormes transformaciones económicas y sociales de las que había sido testigo a lo largo de su vida: el final del siglo de «paz relativa» en Europa, de 1815 a 1914, y el posterior descenso a la agitación económica, el fascismo y la guerra, que aún estaba en curso en el momento de la publicación del libro.
El autor atribuye el origen de estos trastornos a una causa general: el auge del liberalismo de mercado a principios del siglo XIX, la creencia de que la sociedad podía y debía organizarse a través de mercados autorregulados. Para él, esto representaba nada menos que una ruptura ontológica con gran parte de la historia de la humanidad. Antes del siglo XIX, insistía, la economía humana siempre había estado «integrada» en la sociedad: estaba subordinada a la política, las costumbres, la religión y las relaciones sociales locales. La tierra y el trabajo, en particular, no se trataban como mercancías, sino como partes de un todo articulado: de la vida misma.
El liberalismo económico, que postulaba la supuesta naturaleza «autorreguladora» de los mercados, anuló esta lógica. No sólo separó artificialmente «la sociedad» y «la economía» en dos esferas distintas, sino que también exigió la subordinación de la sociedad y de la vida misma a la lógica del mercado autorregulado. Para Polanyi esto «significa nada menos que el sometimiento de la sociedad al mercado. En lugar de incorporar la economía a las relaciones sociales, las relaciones sociales se integran en el sistema económico».
La primera objeción de Polanyi era moral y estaba inextricablemente ligada a sus convicciones cristianas: es sencillamente erróneo tratar los elementos orgánicos de la vida – los seres humanos, la tierra, la naturaleza – como mercancías o bienes producidos para la venta. Tal concepto viola el orden «sagrado» que ha regido las sociedades durante la mayor parte de la historia de la humanidad. «Incluir [el trabajo y la tierra] entre los mecanismos del mercado es subordinar la sustancia misma de la sociedad a las leyes del mercado», argumentaba Polanyi. Y en este sentido Polanyi era lo que podríamos llamar un «socialista conservador»: se oponía al liberalismo de mercado no sólo por motivos distributivos, sino también porque «atacaba el tejido de la sociedad», rompiendo los lazos sociales y comunitarios y generando formas atomizadas y alienadas de individuos.
Esto se relaciona con el segundo nivel del argumento de Polanyi, que era más práctico: el liberalismo de mercado quería separar la economía de la sociedad y crear un mercado completamente autorregulado, e hizo todo lo que pudo para lograrlo, pero su proyecto siempre estuvo condenado al fracaso. Sencillamente, no podía existir. Como escribe en el comienzo del libro: «Nuestra tesis es que la idea de un mercado autorregulado implica una burda utopía. Una institución así no podría existir durante mucho tiempo sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; destruiría físicamente al hombre y convertiría su entorno en un desierto».
Según Polanyi, los seres humanos siempre reaccionarán contra las devastadoras consecuencias sociales de los mercados desenfrenados y lucharán por volver a subordinar la economía, hasta cierto punto, a sus necesidades materiales, sociales e incluso «espirituales». Este es el origen de su argumento del «doble movimiento»: puesto que los intentos de separar la economía de la sociedad inevitablemente provocan resistencia, por lo que las sociedades de mercado están constantemente conformadas por dos movimientos opuestos. Por un lado, el movimiento de expansión constante del mercado y, por otro, el movimiento opuesto que se resiste a esta expansión, sobre todo en lo que respecta a las mercancías «ficticias», principalmente el trabajo y la tierra: «Los intentos de separar la economía de la sociedad invitan inevitablemente a la resistencia».
Esto nos lleva al tercer nivel de la crítica de Polanyi, que desmonta la visión liberal ortodoxa del surgimiento del capitalismo. Precisamente porque no hay nada natural en la economía de mercado, que es en realidad un intento de alterar el orden natural de las sociedades y el mercado nunca puede surgir espontáneamente ni autorregularse. Al contrario, el Estado es necesario para imponer cambios en la estructura social y en el pensamiento humano que permitan una economía capitalista competitiva. La proclamada separación entre Estado y mercado es una ilusión, afirmaba Polanyi. Los mercados y el comercio de mercancías forman parte de todas las sociedades humanas, pero para crear una «sociedad de mercado» estas mercancías deben estar sujetas a un sistema más amplio y coherente de relaciones de mercado. Esto es algo que sólo puede lograrse mediante la coerción y la regulación estatales.
«No había nada natural en el laissez-faire; los mercados libres nunca podrían haber surgido simplemente dejando que las cosas siguieran su curso», escribió. «El laissez-faire fue planificado... [fue] impuesto por el Estado». Polanyi se refería no sólo al «enorme aumento del intervencionismo continuo, organizado y controlado centralmente» necesario para imponer la lógica del mercado, sino también a la necesidad de la represión estatal para contrarrestar la inevitable reacción – el contra-movimiento – de quienes soportan los costes sociales y económicos de la perturbación: familias, trabajadores, agricultores y pequeñas empresas expuestos a las fuerzas perturbadoras y destructivas del mercado.
En otras palabras, el apoyo de las estructuras estatales – para proteger la propiedad privada, controlar las relaciones mutuas de los distintos miembros de la clase dominante y proporcionar servicios esenciales para la reproducción del sistema – era el requisito político previo para el desarrollo del capitalismo. Sin embargo, paradójicamente, la dependencia del liberalismo de mercado del Estado es también la principal razón de su perdurable atractivo intelectual. Precisamente porque no puede haber mercados puramente autorregulados, sus defensores, como los libertarios contemporáneos, siempre pueden argumentar que los fracasos del capitalismo se deben a la falta de mercados verdaderamente «libres».
Sin embargo, incluso los enemigos ideológicos de Polanyi, los neoliberales como Hayek y Mises, eran muy conscientes de que el mercado autorregulado es un mito. Como escribió Quinn Slobodian su objetivo no era «liberar los mercados sino protegerlos, vacunar al capitalismo contra la amenaza de la democracia» utilizando al Estado para separar artificialmente lo «económico» de lo «político». En este sentido, el liberalismo de mercado puede considerarse un proyecto tanto político como económico: una respuesta a la entrada de las masas en la arena política a finales del siglo XIX, como resultado de la extensión del sufragio universal, un desarrollo al que la mayoría de los liberales militantes de la época se opusieron con vehemencia.
Este proyecto se persiguió no sólo a escala nacional, sino también internacional, mediante la creación del patrón oro, que fue un intento de extender la lógica del mercado supuestamente autorregulado (pero en realidad impuesto) a las relaciones económicas entre países. Fue un temprano intento globalista de marginar el papel de los Estados-nación – y de sus ciudadanos – en la gestión de los asuntos económicos. El patrón oro subordinaba de hecho las políticas económicas nacionales a las reglas inflexibles de la economía mundial. Pero también protegía el ámbito económico de las presiones democráticas que se iban acumulando a medida que el sufragio se extendía por Occidente, al tiempo que ofrecía una herramienta muy eficaz para regular el trabajo.
Sin embargo, el patrón oro impuso unos costes tan elevados a las sociedades, en forma de políticas deflacionistas destructivas, que las tensiones creadas por el sistema acabaron por implosionar. Primero asistimos al colapso del orden internacional en 1914 y esto se repitió con el inicio de la Gran Depresión. Esta última desencadenó el mayor contra-movimiento antiliberal que el mundo había visto jamás, ya que las naciones buscaron diferentes formas de protegerse de los efectos destructivos de la economía global «autorregulada», abrazando incluso el fascismo. En este sentido, según Polanyi, la Segunda Guerra Mundial fue una consecuencia directa del intento de organizar la economía mundial sobre la base del liberalismo de mercado.
La guerra todavía estaba en curso cuando se publicó su libro. Sin embargo, Polanyi seguía siendo optimista. Creía que las violentas transformaciones que habían sacudido el mundo en el siglo anterior habían sentado las bases para la «gran transformación» definitiva: la subordinación de las economías nacionales y la economía mundial a las políticas democráticas. Polanyi denominó a este sistema «socialismo», pero su interpretación del término difería significativamente del marxismo tradicional. El socialismo de Polanyi no era sólo la construcción de una sociedad más justa, sino «la continuación de ese esfuerzo por hacer de la sociedad una relación típicamente humana entre las personas que en Europa Occidental siempre se ha asociado a las tradiciones cristianas». En este sentido, también hizo hincapié en el «carácter territorial de la soberanía» y el Estado-nación como condición previa para el ejercicio de la política democrática.
Según Polanyi, un mayor papel del gobierno no tiene por qué adoptar una forma opresiva. Por el contrario, sostenía que liberar a los seres humanos de la lógica tiránica del mercado era una condición previa para «lograr la libertad no sólo para unos pocos, sino para todos», libertad para que la gente empiece a vivir en lugar de limitarse a sobrevivir. Los regímenes socialdemócratas y capitalistas de bienestar implantados tras la Segunda Guerra Mundial, aunque distaban mucho de ser perfectos, representaron un primer paso en esa dirección. Ellos desmercantilizaron parcialmente el trabajo y la vida social y crearon un sistema internacional que facilitaba altos niveles de comercio internacional al tiempo que protegía a las sociedades de las presiones de la economía global. En términos polanyianos, la economía fue, hasta cierto punto, «reintegrada» en la sociedad.
Pero esto acabó generando otro contra-movimiento, esta vez de la clase capitalista. Desde la década de 1980, la doctrina del liberalismo de mercado ha resucitado en forma de neoliberalismo, hiperglobalización y un renovado ataque a las instituciones de la democracia nacional, todo ello con el apoyo activo del Estado. Mientras tanto, en Europa, se creó una versión aún más extrema del patrón oro: el euro. Una vez más, las economías nacionales se vieron forzadas a entrar en una camisa de fuerza. Al igual que en anteriores iteraciones del liberalismo de mercado, este viejo-nuevo orden empobreció a los trabajadores y devastó nuestra capacidad industrial, los servicios públicos, las infraestructuras vitales y las comunidades locales. Polanyi habría argumentado que era inevitable una reacción violenta, y de hecho se ha producido desde finales de la década de 2010, aunque ni siquiera los levantamientos populistas de la última década han logrado sustituir el sistema por un nuevo orden.
El resultado es que, al igual que hace un siglo, las contradicciones inherentes al «orden liberal internacional» están conduciendo de nuevo al colapso del sistema y a una dramática escalada de las tensiones internacionales. Si Polanyi viviera hoy, probablemente no sería tan optimista como cuando publicó su libro. No cabe duda de que nos encontramos en medio de otra «gran transformación», pero el futuro que anuncia no podría estar más lejos del orden internacional democrático y cooperativo que imaginó.
Fuente: https://www.sinistrainrete.info/neoliberismo/28032-thomas-fazi-la-rivoluzione-fallita-di-karl-polanyi.html
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Cuando UP perdió las paso escuche mucho militante haciendo autocrítica, llamando a no enojarse con el votante de Milei y entender la razón del enojo. Ahora que Milei salió segundo en las generales, todo su espectro de votante diciendo que somos todos unos n#gros de mierda y que merecemos que nos explote el país en la cara y que ojalá así sea. Esto me lleva al carácter racista y clasista del núcleo duro de LLA.
No es solo un problema de amateurismo político y de falta de comprensión del contexto, o de las identidades políticas en este país y los poco acuerdos o líneas que consensuamos no cruzar. Es, sobre todo, un problema de expresión de un odio que tiene características clasistas y racistas. Y en esa expresión radica el peligro que una buena parte del electorado sintió y que lo llevó a votar incluso a un candidato que no los termina de representar, pero que funciona como herramienta política de oposición, resistencia y preservación. Solo así se entiende como un ministro de economía con más del 100% de inflación interanual puede salir primero, a muy poco de ganar en primera vuelta.
Milei no es solo la promesa de dolarización, es la expresión de un ideario político cuya concepción aberrante de la libertad del individuo llega a plantear extremos como la venta de bebes y de órganos. Algo que está tan anclado en su filosofía que no pudo desandar con una rotunda negación cuando se lo cuestionó porque "es mas fuerte que él" y no es capaz de negar lo que él cree. Muy en sintonía de esta mirada de la infancia como objetos de posesión y no como sujetos de derechos, vino la propuesta de Lemoine de renunciar a la paternidad. Lo irracional de su reacción anti-marxista lo lleva a tachar todo de comunista y terminó rivalizando con el mismísimo Papa, que además de ser una país de mayoría católica, este Papa es argentino. Para rematar o "romper todo", reivindicó la dictadura con las mismas palabras de Massera y Videla (genocidas). Subestimando el peso que tiene en este país la agenda de memoria, verdad y justicia. Milei y su espacio retroalimentado por el discurso del "curro de los derechos humanos" se olvidó que esta democracia se construyó y sostuvo en los hombros de las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo y que no es casualidad que seamos el único país del mundo que juzgó en la justicia ordinaria a los genocidas que terminaron en cárcel común. El discurso de Milei fue por la ruptura de los pactos democráticos, fue por los consensos más básicos de nuestra sociedad como la protección de las infancias. Subestimó el anclaje que tiene la agenda de derechos en nuestros sectores trabajadores que se han sabido construir históricamente como actores políticos detrás de esa bandera. Pero más allá de todo lo que expresaron de forma abierta, un subtexto alertó nuestras fibras más sensibles, el discurso de odio. El despreció clasista, racista y también misógino no paso no alertado. Y sobre eso también se reaccionó. El peligro de que sectores reaccionarios ganen espacio y se envalentonen, el peligro que así como se animan ahora de pintar "zurdos de mierda" y pegar afiches de Videla algún día se animen a activar la violencia en las calles contras las minorías: mujeres, migrantes, disidencias sexuales, personas en situación de calle, etc.
Todo aquel que en algún momento se puso a la tarea de discutir el plan de dolarización con un libertario creyendo que el voto a Milei es puramente económico encontró que mas de uno no cree que vaya a dolarizar, ni llevar adelante sus medidas mas radicales. Entonces nos desconcertamos al no entender el por qué de ese voto, hasta que sueltan frases como "me gustaría poner una bomba en la villa". Este tipo de identidades políticas se sustentan en la expresión del odio con el que está abajo tuyo, con el más pobre. Estos tipos (porque en su mayoría son tipos blancos y heterosexuales) buscan alinearse con el de arriba (que los desprecia) odiando al que esta debajo y ese odio les impide ver lo mucho que tienen en común con estos, haciendo ese odio funcional al sostenimiento de un sistema injusto y opresivo.
Milei no es solo un riesgo enorme por su plan económico que además de tener efectos devastadores (sobradamente probados en la historia) es difícil de revertir. Milei rompe todo los acuerdos mínimos de convivencia democrática y habilita una violencia que nos pone en riesgo a todos, pero sobre todo a las minorías.
Creo que este domingo hubo un voto miedo bien fundado en contra de este candidato. Pero que debemos resignificar como un voto de oposición y resistencia. Creo que la estrategia política adecuada era votar a Massa y creo que es fundamental votarlo en el balotaje y que gane. Incluso si no te representa, si no acordás del todo, Massa sostiene los acuerdos mínimos de nuestra democracia y no arriesga nuestra estabilidad y futuro. Podremos más adelante negociar con el gobierno, marcar un agenda desde las calles o pelearnos. Pero no rompamos todo, que después tendremos que vivir en las ruinas.
#milei#argentina#quien estuvo en este blog cuando se anunció massa candidato lo muy en desacuerdo que estaba#pero el juego democratico es el juego tambien de la contingencia#este momento nos demanda ser practicos
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hablando del tema de la negación de les afroargentines y los pueblos originarios yo creo que si a un yanqui le explicás lo que fue Rosas le estalla la cabeza, especialmente por la reivindicación de su figura que se da desde los grupos populares que obviamente incluyen afroargentines y originaries aún con la contradicción de haber liderado una campaña del desierto
Rosas es un tema complicadísimo de explicar. Una de sus principales bases populares eran los afroargentinos libertos, él también prohibió el comercio de esclavos; esto está bien registrado en todo tipo de fuentes de la época:
La oposición "liberal" y "moderna" a Rosas en cambio, los odiaba, no hace falta más que leer la forma en que son demonizados en El Matadero con un lenguaje racista que da horror, para los "liberales" argentinos, los "negros" eran algo que tenía que ser removido para el "progreso". Desde esa perspectiva, no es mucho misterio su apoyo a Rosas. Al mismo tiempo, Rosas también era un hipócrita, porque tenía esclavos (que luego liberó, pero sus memorias apuntan a razones económicas más que amor a la libertad), y nunca abolió la esclavitud formalmente (aunque sí el comercio, junto con la libertad de vientres, que funcionalmente fue lo mismo), sus razones para apoyarlos eran claramente políticas. Pero aún así significaron un momento histórico para los afroargentinos que otros han estudiado mejor que yo.
El mismo Rosas que hizo también las primeras campañas del desierto también luego hizo la paz con Calfucurá, el gran cacique mapuche "Emperador de las Pampas", otorgandolé el rango del coronel en el ejército argentino y afianzando una larga alianza (De vuelta, esto está mejor explicado por otras fuentes). Tal fue así que batallones mapuches pelearon por Rosas en la batalla de Caseros, lo cual no volvió a pasar con los gobiernos sucesivos. La caída de Rosas implicó la ruptura de los pactos de Calfucurá con el gobierno argentino y eventualmente llevó a una relación más hostil que concluyó en la Conquista del Desierto ideada por Sarmiento y Mitre y llevada a su conclusión por Roca.
La misma Conquista del Desierto en donde también participaron criollos, afroargentinos, e "indios amigos" junto a sus mujeres (y no solamente como apoyo, sino como guerreras: esto lo vimos en una charla histórica hace poco), con la promesa de que las tierras capturadas iban a ser para ellos también. Porque no, no fueron todos soldados blancos recién llegados de Europa, en realidad casi ninguno con excepción de los comandantes (que también eran descendientes de la aristocracia colonial). En esas campañas, como siempre, fueron a la guerra los mismos gauchos que lucharon por la independencia y en las guerras civiles.
Todos sabemos lo que pasó después; el desplazamiento y exterminio de los pueblos originarios, "amigos" o no, la repartición de la conquista entre terratenientes y comandantes, y la marginalización de los afrodesciendentes y los criollos en la sociedad.
La historia es complicada.
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@nenedenadie 🚨Que no se nos olvide👇🏻
🛑 Los ecos del pasado: los que silenciaron a Lorca aún aspiran a tener el poder en España
▪️ Federico García Lorca, un genio universal, fue silenciado por las mismas ideas oscuras que hoy, disfrazadas de democráticas, gobiernan en 140 ayuntamientos de España. Esos herederos de la intolerancia que lo asesinaron en 1936, a las puertas de Granada, han vuelto a las instituciones, aunque ahora vistan trajes modernos y se llenen la boca de promesas vacías. El mismo Lorca que escribió con pasión sobre la injusticia y la opresión, que rechazó la política partidista pero no la denuncia de lo infame, fue brutalmente ejecutado por quienes no soportaban su talento, su libertad y su forma de amar.
Cuando el 17 de julio de 1936 Marruecos se levantó en armas contra la República, Federico García Lorca estaba en la Huerta de San Vicente, trabajando en nuevas obras que jamás verían la luz. Sus verdugos lo señalaron como "socialista, masón y homosexual", tres etiquetas que el fascismo de entonces, y los que hoy simulan rupturas de conveniencia en ciertas Comunidades Autónomas, siguen odiando en su esencia más profunda.
En aquellos días de julio, mientras las calles se llenaban de violencia y el golpe militar se consolidaba, Lorca decidió regresar a Granada. Sabía del riesgo, intuía el peligro, pero aún así volvió a su tierra. Apenas un mes después, el 16 de agosto, fue detenido por fuerzas franquistas y, en la madrugada del 18 al 19 de agosto, fue ejecutado en la oscuridad junto a otro desafortunado cuyo nombre se ha perdido en la historia. Su crimen: ser socialista, masón, homosexual, y sobre todo, ser un hombre libre en un país que empezaba a ser dominado por el miedo.
El asesinato de Lorca fue el asesinato de la libertad. Y es que esa derecha de fusil y sotana que lo persiguió sigue, ochenta años después, esperando su oportunidad para devolver a España a 1939. Aún no lo logran, pero ya asoman los colmillos. Mientras tanto, disfrazan su ansia de poder con pactos y rupturas teatrales, esperando que las próximas elecciones les den los números para culminar lo que empezaron en la trinchera.
Que no nos engañen: los que silenciaron a Lorca hoy siguen susurrando al oído de la democracia, preparando el siguiente golpe, y confiando en que, una vez más, la sangre de los inocentes no manche sus manos limpias de memoria.
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Salud mental y atención primaria
Comunidad Terapéutica del Maresme
El abordaje de los trastornos de salud mental en el contexto de la atención primaria es fundamental, pues la atención primaria es la puerta de entrada de la gran mayoría de pacientes al sistema de salud. Se ha calculado que los centros de atención primaria atienden anualmente entre el 70-90% de su población y diferentes estudios indican que los trastornos mentales ocupan aproximadamente un 30% de los problemas de salud atendidos en atención primaria.
En la antigüedad las enfermedades mentales eran tratadas como un problema social, separado de cualquier problema de salud física, pero en años recientes se viene reconociendo el vínculo sumamente importante entre la buena salud mental y la buena salud general. De hecho, en 1948, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definía “salud” como “un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no meramente la ausencia de afecciones o enfermedades”. El médico de cabecera acompañará al paciente durante toda su vida y frecuentemente será el testigo principal de esa estrecha relación entre salud mental y salud general.
En su informe del año 2002, la OMS subraya que el envejecimiento de la población y el incremento de los factores de riesgo como el paro, la pobreza, las migraciones, la carencia de apoyo familiar y social, el aumento del abuso de sustancias, la soledad y la ruptura de redes sociales, son aspectos que iban a contribuir al incremento de los trastornos mentales en los próximas décadas. Por estos motivos, la OMS propone articular y desarrollar intervenciones y programas desde la atención primaria para aportar estructuras asistenciales que desde una vertiente multidisciplinaria den respuesta de manera integral a las necesidades de fomento, prevención y tratamiento de los problemas de salud mental.
La asistencia integral y multidisciplinar, la accesibilidad y el seguimiento longitudinal que se establece con el paciente, atribuye a la atención primaria el escenario perfecto, para atender a una población, a la cual no tiene acceso la atención especializada.
Las políticas gubernamentales abogan por una atención primaria que asuma cada vez más el tratamiento de pacientes con patologías psiquiátricas, fundamentalmente trastornos depresivos y ansiosos, y que puedan, a su vez, llevar a cabo una detección precoz de los trastornos mentales severos, como esquizofrenia y trastornos bipolares, pues se ha demostrado que la intervención temprana contribuye a una rápida recuperación del paciente, evita una evolución hacia una mayor gravedad y cronificación, favoreciendo una disminución del consumo de psicofármacos y de la automedicación, consiguiendo una mayor integración social del paciente.
En 1992, la Federación Mundial de la Salud Mental , en cooperación con la OMS , instituyeron el Día Mundial de la Salud Mental , a celebrar todos los 10 de Octubre, con la finalidad de promover la salud mental en la conciencia pública y aumentar la comprensión hacia los problemas de salud mental eliminando estigmas.
Este año, el Día Mundial de la Salud Mental 2009, con el lema “Salud mental en la atención primaria: mejorando los tratamientos y promoviendo la salud mental”, apuesta por consolidar la tendencia creciente referida con anterioridad, de integración de la salud mental en la atención primaria de salud. Es evidente, que para que todo ello funcione es necesaria esta conciencia pública, que va a precisar de la implicación de pacientes, familias, profesionales e instituciones públicas.
Dotar a los equipos de atención primaria de infraestructuras y recursos humanos suficientes, asegurando formación continuada y soporte por parte de los servicios especializados, y así mismo trabajar en estrecha colaboración con éstos, son las claves para rentabilizar mejor los recursos sanitarios y proporcionar una atención asistencial de más calidad al usuario.
Dra. M. Justo Simón Centro de Salud Mental de Calella
Fuente: https://www.salutmental.cat/la-enfermedad-mental/temas-asociados/salud-mental-y-atencion-primaria.html
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"República sin Ciudadanos"
Nos ofrece una reflexión crítica sobre las consecuencias de la independencia en América Latina, centrándose en cómo las nuevas repúblicas formadas tras la ruptura con el colonialismo español continuaron excluyendo a grandes sectores de la población, especialmente a indígenas, afrodescendientes y campesinos.
El mapa conceptual que acompaña este análisis se organiza en torno a describir cómo, pese a la proclamación de las repúblicas, las desigualdades sociales heredadas del periodo colonial continuaron vigentes.
Las élites criollas monopolizaron el poder, mientras que la mayoría de la población seguía relegada en términos de derechos y participación política. Así mismo, las nuevas naciones tomaron decisiones políticas y económicas que consolidaron el poder de unas pocas familias, muchas veces perpetuando las estructuras coloniales en lugar de transformarlas.
Estas decisiones radicales excluyeron a la mayoría del acceso a la ciudadanía plena. Finalmente, se aborda el legado histórico que dejó la independencia en la configuración social de los nuevos estados. A pesar de las promesas de libertad e igualdad, muchos sectores de la sociedad no fueron integrados como ciudadanos activos, lo que creó una república formal, pero sin ciudadanos reales.
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[Libro] La sociedad contra el estado Pierre Clastres
La antropología, a partir de una concepción unívoca y lineal de la historia, ha presentado a las sociedades primitivas como sociedades incompletas, menos evolucionadas, por carecer de Estado; se trataría, en definitiva, de sociedades que aún no han alcanzado la edad adulta, aún estancadas en la infancia de la humanidad.
Los prejuicios etnocéntricos también han llevado a afirmar que estas sociedades tienen una economía de subsistencia —es decir, que son sociedades sin mercado o sin excedentes, sociedades de la escasez— o una tecnología inferior, ignorando que se trata de sociedades que han desarrollado una tecnología suficiente para sobrevivir en condiciones óptimas en su medio, teniendo que dedicar sólo una pequeña parte de su tiempo a tareas de reproducción y alimentación.
En la obra de Clastres subyace una preocupación de fondo: la cuestión del poder. Para él, la aparición del Estado es el mayor accidente histórico. En el Estado reside el origen de la dominación y la desigualdad. A fin de conocer la ruptura que lleva a la aparición del Estado y a la división en clases, analiza la cuestión del poder entre las sociedades primitivas, sociedades para las que el poder no significa coerción. Su investigación etnográfica sobre diferentes pueblos indios sudamericanos y sus estancias entre los yanomami, los guayaquís y los guaraníes, le permitieron un conocimiento profundo sobre los múltiples mecanismos de que se han valido las sociedades aestatales para impedir la acumulación de poder y riqueza, poniendo así los cimientos para el desarrollo de una antropología política rigurosa.
Pierre Clastres, antropólogo y anarquista, nació en París en 1934. Fue director de investigaciones del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) de París, y miembro del Laboratoire d’Anthropologie Sociale del Collège de France. Durante más de diez años, entre 1963 y 1974, realizó trabajo de campo etnográfico entre varios pueblos indios de Sudamérica. Entre 1963 y 1964 convivió con los indios guayaquís, cazadores nómadas del este de Paraguay. A partir de esta experiencia elaboraría su tesis en 1965, La vie sociale d’une tribu nomade: les Indiens Guayaki du Paraguay, y la monografía posterior Crónica de los indios guayaquís (1972). En 1965 pasa una temporada con los indios guaraníes de Paraguay. Entre 1966 y 1968 hace trabajo de campo entre los chulupi de ese mismo país y prosigue su producción científica e intelectual. Entre 1970 y 1971 vuelve a pasar una temporada con los yanomami de Venezuela, que en la revista Temps modernes describe como «la última sociedad primitiva libre, seguro en América del Sur, y sin duda también de todo el mundo». Su última expedición tuvo lugar en 1974, para visitar a los yanomami en el estado de Sao Paolo de Brasil. En la década de los setenta es cuando publica la mayor parte de sus trabajos. En 1974 salían a la luz dos libros muy influyentes: La sociedad contra el Estado, y La palabra luminosa: mitos y cantos sagrados de los guaraníes. En 1977 un accidente de coche puso fin a su vida.
Fuente: https://anarkobiblioteka3.wordpress.com/
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#1 Conociendo a los grandes sociólogos de la educación
Objetivo: El objetivo de elaborar esta entrevista fue recopilar y sintetizar la información esencial de los diferentes sociólogos de la educación. Identificar sus similitudes y diferencias.
Buen día, mi nombre es Diana Laura Navarro Ramirez, soy estudiante de tercer módulo de la Licenciatura en Educación en Innovación Educativa, de la Universidad Pedagógica Nacional, y este día seré la encargada de dirigir esta entrevista.
1. ¿Pueden decirnos brevemente quiénes son?
Durkheim: Fui el sociólogo clave en la constitución de la sociología de la educación como un campo autónomo de análisis social. No solo fui el primer sociólogo en ocupar una cátedra de sociología de la educación, sino que fui el único de los "padres fundadores" de la sociología que reflexionó de un modo explícito y extenso sobre la educación. De hecho, mi pensamiento educativo se conforma como una ruptura epistemológica con la pedagogía de mi época, la cual constituía la visión hegemónica sobre la educación.
Parsons: Soy uno de los pensadores determinantes de la moderna sociología norteamericana y uno de los fundadores del estructural-funcionalismo.
Bernstein: Fui un sociólogo y doctor en lingüística. Investigué durante cuarenta años las relaciones entre educación, familia y trabajo en distintos niveles: macro estructural, micro interaccional e institucional.
Marx: Fui un filósofo, economista, sociólogo, periodista, intelectual y político comunista alemán de origen judío. En mi vasta e influyente obra abarqué diferentes campos del pensamiento en la filosofía, la historia, la ciencia política, la sociología y la economía; aunque no limité mi trabajo solamente a la investigación, pues además incursioné en la práctica del periodismo y la política, proponiendo siempre en su pensamiento una unión entre teoría y práctica. Aunque apenas llegué a mencionar la educación.
Baudelot: Soy un profesor emérito de Sociología en el Departamento de Ciencias Sociales de la École Normale Supérieure de París e investigador en el Centro Maurice Halbwachs (CNRS/EHESS/ENS).
Establet: Soy un sociólogo francés especialista en temas de sociología de la educación y sociología del trabajo. Realicé mis estudios en la escuela secundaria en Massena de Niza, uniéndome a las clases preparatorias en el Liceo Louis-le-Grand.
Bowles: Fui un profesor de Economía en la Universidad de Harvard, y profesor invitado del Centro de Relaciones Laborales de la Universidad de Massachusetts. También formé parte del consejo editorial de la Review of Radical Political Economy.
Gintis: Fui un científico del comportamiento, educador y escritor norteamericano.
Randall Collins: Soy un profesor de sociología en la Universidad de Pennsylvania. Autor de ensayos y libros especializados sobre sociología en sus diversas áreas, con incursiones en otros campos como la geopolítica y la educación.
Lester Thurow: Fui un economista político estadounidense, exdecano de la MIT Sloan School of Management y autor de libros sobre temas económicos.
Pierre Bourdieu: Fui uno de los sociólogos más relevantes del siglo XX. Mi trabajo se centró en los ámbitos de la sociología de la cultura, la educación, los medios de comunicación y los estilos de vida. Ejercí como profesor en Francia y Argelia.
2. Para Baudelot y Establet, ¿cuál es la idea por la que son principalmente conocidos, y en qué consiste?
Baudelot y Establet: Somos particularmente conocidos por nuestra idea de que la división escolar a continuación de la primaria entre una red profesional y una red académica responde a la división de la sociedad en dos clases sociales: burguesía y proletariado. Para la burguesía la escuela ya es democrática, pero esta democracia no tiene otro contenido, en una sociedad capitalista, que la relación de división entre dos clases antagónicas y la dominación de una de esas clases sobre la otra. La escuela solo tiene sentido solamente para quienes han alcanzado la cultura que da la universidad.
3. Para Marx, ¿por qué considerabas necesario que, a partir de los nueve años, los niños intercalaran la escuela con el trabajo?
Marx: Porque de esta forma, los niños están en contacto con el mundo real, y serán capaces de vincular los conocimientos adquiridos en la escuela con el mundo de la producción. En otras palabras, los alumnos que pasan en la escuela solo medio día mantienen constantemente fresco su espíritu y en disposición casi siempre de recibir con gusto la enseñanza. El sistema de mitad trabajo y mitad escuela convierte a cada una de estas tareas en descanso y distracción respecto de la otra, siendo por tanto mucho más convincente que la duración ininterrumpida de una de ambas.
4. Para Durkheim, ¿cuáles fueron las claves para el desarrollo de la sociología funcionalista de la educación? Durkheim: Fueron tres aspectos de mi sociología para el desarrollo de la sociología funcionalista de la educación. Primero desarrollé la tesis histórica de que las transformaciones en los sistemas educativos eran la consecuencia causal de cambios económicos y sociales externos en la sociedad considerada globalmente. En segundo lugar, afirmé que las características específicas de las estructuras educativas y sus contenidos culturales guardaban una fuerte relación con las necesidades de la sociedad. En tercer lugar, como consecuencia de la transición de una sociedad mecánica a otra orgánica, se hace precisa una mayor individualización y esto se refleja en los cambios en la pedagogía y en la organización escolar.
5. Para Parsons, ¿cuál cree que es la principal función del sistema educativo, y por qué?
Parsons: Considero que la principal función del sistema educativo es legitimar las desigualdades existentes, lo que se consigue a través del proceso de socialización. Porque uno de los hechos claves de la modernización es la revolución educativa. Y una de las características de esto es la extensión de la igualdad de oportunidades. Sin embargo, esta igualdad de oportunidades acarrea diferencias de logro, que provienen del hecho que los individuos son distintos en lo que se refiere a su habilidad, sus orientaciones familiares y sus motivaciones individuales. Las diferencias en el logro educativo introducen nuevas formas de desigualdad, dado que las credenciales educativas determinan el empleo que se termina por ocupar.
6. Para Bowles y Gintis, ¿cuál es la idea fundamental de su libro La instrucción escolar en la América capitalista y en qué consiste?
Bowles y Gintis: La idea fundamental es que la educación no puede ser comprendida independientemente de la sociedad de la que forma parte. Esto quiere decir que la educación está vinculada de modo indisoluble a las instituciones económicas y sociales básicas, y sirve para reproducir y perpetuar el sistema capitalista. La educación es una de las instituciones que mantiene y refuerza el orden económico y social existente. Por eso no puede actuar como una fuerza de cambio social en favor de una mayor igualdad. La educación, y la política estatal en general, es ineficaz para resolver los problemas sociales en el marco de una economía capitalista.
7. Para Bernstein ¿qué le hizo llegar a la conclusión de cuanto más bajo sea el estrato social mayor es la resistencia a la educación y a las enseñanzas formales?
Bernstein: En nuestra cultura enseñar es hablar. Todas las clases, independientemente de la asignatura, consisten en actividades lingüísticas.
Muchas veces se dice que un profesor ante todo es un profesor de lengua. En muchas ocasiones los profesores no reconocen una idea como válida sino se expresa en el estilo y terminología a la que está habituado. Algo parecido sucede con los acentos regionales. El profesor tiende a considerar menos inteligentes a los alumnos con acentos marcadamente regionales, mientras que los hablantes de la lengua estándar de un país son considerados más inteligentes.
Basándome en eso, parto del análisis de la idea de que se suele considerar el lenguaje de la clase obrera inadecuado para el tipo de tareas intelectuales o cognitivas que constituyen la base de la educación. Arranqué del experimento de Hawking, que consistía en presentar a unos niños de educación primaria una serie de viñetas para que las describieran. Se trataba de unos niños jugando con una pelota, y al patearlo, rompen una ventana, siendo reprendidos por una señora. Los niños de clase baja describieron estas viñetas solo comentando algunos retazos, mientras que los de clase media, mayormente, proporcionaron una descripción detallada.
En pocas palabras, cuanto más bajo sea el estrato social mayor es la resistencia a la educación y a las enseñanzas formales. Y esta resistencia se expresa de distintos modos, como problemas de disciplina, no aceptación de los valores del profesor, fracaso a la hora de desarrollar y hacer sentir la necesidad de un vocabulario extenso, y una preferencia por lo descriptivo más que por un proceso cognitivo analítico.
8. Para Weber ¿qué busca dar a entender al señalar a la escuela, la familia y la iglesia como asociaciones de dominación?
Weber: Por dominación entiendo un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta del dominador o de los dominadores, influye sobre los actos de otros, de tal suerte que en un grado socialmente relevante estos actos tienen lugar como si los dominados hubieran adoptado por sí mismos, y como máxima de su obrar, el contenido del mandato.
9. Para Collins, ¿por qué piensa que las credenciales educativas se convirtieron en una coartada para justificar el acceso a las posiciones sociales privilegiadas, a pesar, de que detrás de ellas no hay conocimiento.?
Randall Collins: Mi postura parte de la comprobación del incremento de las exigencias educativas para los empleos a lo largo del tiempo. Un empleo que antes no exigía educación formal ahora requiere para su desempeño que los trabajadores cuenten con un título de enseñanza media. Pero no está demostrado que los trabajadores más educados sean más productivos. Entre los trabajadores de banca, los técnicos de fábrica, los vendedores de seguros, etcétera, las comparaciones centradas en los trabajadores con educación secundaria y los que tienen titulación superior prueban que los primeros son más productivos que los segundos y a su vez estos lo son más que los que no tienen educación secundaria.
10. Para Thurow, ¿por qué consideras que la educación no es el mejor instrumento para reducir las desigualdades económicas?
Lester Thurow: Mi crítica y principales discrepancias con respecto a la teoría del capital humano surgen a partir de las siguientes tres razones:
1. La distribución de la educación es más uniforme que la de la renta.
2. Mientras que la distribución de la educación se movió durante el periodo de postguerra en dirección a una mayor igualdad, la distribución de la renta no lo hizo.
3. Un índice de crecimiento más rápido de la educación no se ha traducido en un incremento más rápido de la economía.
11. Por último, pero no menos importante. Para finalizar, Bourdieu, ¿podría explicarnos qué es la violencia simbólica y en qué consiste?
Pierre Bourdieu: La violencia simbólica es la imposición de sistemas de simbolismos y de significados sobre grupos o clases de modo que tal imposición se concibe como legítima. Es la acción pedagógica, la imposición de la arbitrariedad cultural. Y se puede imponer por tres vías: La educación difusa, que tiene lugar en el curso de la interacción con miembros competentes de la formación social en cuestión; La educación familiar; Y la educación institucionalizada.
Toda enseñanza, en la escuela o en el hogar, recae en la autoridad. La gente debe aceptar el derecho de aquella persona que tiene autoridad a hacer o decir cosas, o de otro modo esta autoridad se desvanece. De este modo, en la escuela los alumnos tienen que aceptar el derecho del profesor a decirles lo que deben estudiar. A la vez, esto tiene una serie de implicaciones para el docente, ya que cuenta con una serie de límites sobre lo que legítimamente puede enseñar.
Antes de terminar, me gustaría agradecerles a todos por haber respondido las preguntas. Así mismo, quisiera expresar lo interesante y enriquecedora que fue esta experiencia. Es sorprendente como a pesar de compartir el mismo punto, al considerar que la sociedad tiene impacto en la formación del individuo, difieren tanto en la forma en que lo hace, con qué fin, y en las propuestas de soluciones.
La influencia surge desde el núcleo familiar, hasta el entorno cultural, e incluso instituciones eclesiásticas. Y las propuestas van desde intercalar la escuela con el trabajo, hasta desprenderse de las generaciones anteriores, e incluso buscar un balance entre ambas.
CONCLUSION
De manera personal, creo que, aunque pueda sonar duro, Bernstein tiene un buen punto bastante válido para sus señalaciones. Es innegable el peso que tiene la familia y el entorno en el que nacemos durante nuestros primeros años de vida, y es verdad que un niño nacido en un estrato social bajo, en una familia poco o nada letrada, no tendrá acceso a las mismas oportunidades y herramientas que uno nacido en un estrato más alto, en una familia con mayor preparación académica.
Thurow y Collins también tienen buenas bases para sus aseveraciones. Concuerdo con Collins en que muchas veces, un titulo no es una garantía de mayor habilidad o rendimiento, y carecer de uno no es sinónimo de ignorancia o incapacidad de llevar a cabo determinada actividad. De este modo, también puedo entender la crítica de Thurow respecto a la educación como medio para reducir la desigualdad económica. Retomando a Bernstein, “cuanto más bajo sea el estrato social mayor es la resistencia a la educación y a las enseñanzas formales. Y esta resistencia se expresa de distintos modos, como problemas de disciplina, no aceptación de los valores del profesor, fracaso a la hora de desarrollar y hacer sentir la necesidad de un vocabulario extenso, y una preferencia por lo descriptivo más que por un proceso cognitivo analítico.” Derivando a su vez, en una desigualdad en el aula, como señala Parsons, recayendo en la escuela el deber de legitimar las desigualdades existentes.
No obstante, estas medidas podrían derivar en violencia simbólica, como expone Bourdieu, ante la arbitrariedad cultural, tanto dentro como fuera de la escuela, ya que toda enseñanza, en la escuela o en el hogar, recae en la autoridad. La gente debe aceptar el derecho de aquella persona que tiene autoridad a hacer o decir cosas, o de otro modo esta autoridad se desvanece. De este modo, en la escuela los alumnos tienen que aceptar el derecho del profesor a decirles lo que deben estudiar.
Sin dejar fuera a Marx, y su idea de intercalar la escuela con el trabajo, con el fin de darle un significado y sentido a ambas, la realidad actual sería un poco complicado implementarla en varios casos. Sin embargo, todo esto me lleva a concordar con Bowles y Gintis: “La idea fundamental es que la educación no puede ser comprendida independientemente de la sociedad de la que forma parte.”
La realidad es que la educación está irremediablemente atada a las instituciones económicas y sociales en turno. Lo que la termina por convertir en una institución que mantiene y refuerza el orden económico y social presente en la sociedad, por lo que difícilmente puede actuar por si sola como una fuerza de cambio social en el marco económico.
Referencias:
Feito, R. (1999). Teorías Sociológicas de la Educación (fragmentos). Recuperado el 29 de agosto de 2011, de Universidad Complutense Madrid
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Situación actual
El mundo tiene conocimiento desde hace tiempo de las fuerzas sobrenaturales que asolan la tierra y ha acomodado su estilo de vida a ello. La tecnología, la medicina y la política avanzan sin grandes novedades al frente, aunque hay países que están invirtiendo parte de su capital en el estudio de la Energía Maldita con, seguramente, fines militares y energéticos. Pese a ello, las dos fuerzas sobre las que recaen la responsabilidad de actuación siguen siendo el Clan Kodama y la Agencia Intergubernamental para el Control de Entidades. A continuación, os dejamos un esquema cronológico de los eventos más relevantes que nos han llevado a este presente
Cronología
1467-1568 - Denominado el «periodo de los Estados en guerra» y también conocido como el Periodo Sengoku. Es una época caracterizada por la guerra civil del país nipón que dio lugar al estallido de la Energía Maldita y los primeros chamanes de la historia. Fue una etapa muy convulsa y sangrienta, llena de muerte e incertidumbre que llevó a que varios de los grandes clanes del país fueran borrados del mapa, incluidas esas familias en las que dicha Energía Maldita se había manifestado por primera vez y reduciendo el número de chamanes.
1582-1592 – Toda una década de acontecimientos, luchas, maldiciones, clanes y técnicas malditas fueron borradas de la historia por motivos desconocidos. Se le conoce como el «Decenio Maldito» y es una época llena de leyendas y suposiciones inciertas.
1603-1868 – Época del shogunado Tokugawa o «Bakufo Edo». El clan Kodama une fuerzas con el clan Tokugawa convirtiéndose en una etapa de bonanza para los chamanes.
1868 – Fin del shogunado Tokugawa e inicio de la «Restauración Meiji» con la restitución del Emperador. Después de un largo y próspero periodo para el clan Kodama, este cae en decadencia y sus fuerzas se ven mermadas.
1945-1952 – Se da la ocupación de Japón por parte del ejército estadounidense tras el final de la Segunda Guerra Mundial. Culmina con el Tratado de San Francisco. Durante este periodo el Clan Kodama pasa a ser el único superviviente tras una purga masiva por parte del ejército ocupante, presentándose como la resistencia hasta que el país quedó liberado.
3 de agosto de 1974 – El equilibrio del mundo se rompió durante el conocido «Incidente del Cairo», que coincidió con el periodo festivo del Antiguo Egipto denominado «Bella Fiesta del Valle», reencuentro entre los vivos y los muertos. Una enorme concentración de Energía Maldita en la zona atrajo un gran número de Maldiciones que acabaron con la destrucción de la ciudad, a día de hoy protegida y cuyo acceso sigue siendo restringido. Fotografías y grabaciones de lo sucedido se filtraron por todo el mundo, desvelando un secreto guardado durante siglos: la Energía Maldita, las Maldiciones y los Pactos con entidades de otros pliegues existen.
8 de agosto de 1974 – Richard Nixon, el que por aquel entonces era el Presidente de los Estados Unidos, dimite tras el «Escándalo de Watergate», en el que diversos documentos y grabaciones lo relacionan con el «Incidente del Cairo» y su conocimiento previo de la existencia de la Energía Maldita.
13 de febrero de 1975 – Se funda la Agencia Intergubernamental para El Control de Entidades con Arlo Whitman como fundador de la misma hasta que años después fue destituido por su actual director: Benjamin Thompson.
24 de marzo de 1975 – Incapaces de seguir ocultando su actividad y tras la ruptura del equilibrio y la manifestación de nuevos chamanes a lo largo del todo el mundo, el Clan Kodama decide abrir su escuela e instructores a personas de cualquier parte del mundo. Descubren que el equilibrio entre pliegues se ha visto alterado y que la Energía Maldita del Cairo pudo haber acabado con uno de los sellos que protegen dichos pliegues, aunque ante la incapacidad de poder acceder al lugar es algo que queda solo en la teoría.
1986-1991 – La competencia entre la Agencia y el Clan Kodama empieza a destacar entre los titulares. Los medios recriminan su falta de cooperación y exponen el evidente problema: se pisan el trabajo entre ellos y su falta de eficacia causa víctimas humanas.
1995-2012 – Internet y los medios de comunicación toman fuerza y presencia en la vida de las personas, aumentando el miedo, la inseguridad y, por lo tanto, la Energía Negativa crece a lo largo de todo el globo.
10 de septiembre de 1993 – Se firma el Acuerdo de Conciliación entre la Agencia Intergubernamental para el Control de Entidades y el Clan Kodama. Con ello cesan las hostilidades y buscan aplacar la opinión pública.
1 de enero de 1994 – Entre en vigor los deberes y restricciones a cumplir por agentes y chamanes según el Código de Colaboración pactado entre la Agencia y el Clan.
1995 – 2018 – Se dan repuntes grandes de Energía Maldita y de Maldiciones sobre todo asociados a guerras, catástrofes naturales y otros eventos similares. Tanto la Agencia como el Clan trabajan mano a mano y consiguen consolidar mejor su alianza, pese a que todavía tengan sus diferencias.
16 de febrero de 2022 – La Agencia registra el primer Vínculo Etéreo y empieza a investigar sobre ellos, reclutando entre sus filas a todo el que consiguen captar y tratando de comprender esas uniones. Se descubre que los primeros vínculos son de al menos media década antes, pero al ser casos más aislados han pasado inadvertido.
Marzo de 2023 – Se descubre que otro sello se rompió en el Amazonas hace un año, lo que explica la aparición más regular de Vínculos Etéreos. La ruptura no tuvo nada que ver con la sucedida en El Cairo, lo que apunta a que pudo deberse a algo intencionado y no a un incremento de la Energía Maldita. Se sigue investigando al respecto.
Abril de 2023 – Sigue la lucha contra las Maldiciones y se sigue investigando tanto los Vínculos que aparecieron recientemente como la existencia de los pliegues y la Energía Maldita.
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A chegada de Jair Bolsonaro ao poder, com 57,7 milhões de votos, é processo, não ruptura. Ainda que, para muitos, entre os quais me incluo, tenha sido difícil acreditar que o personagem mais bruto — e brutal — da política brasileira se tornasse presidente do Brasil, os sinais já estavam dados. O bolsonarismo é um fenômeno da política brasileira, de como ela foi fundada e de como se desenrolou, e é um fenômeno que ganha força pelo modo como o PT se tornou governo, e no que fez de bom e no que fez de ruim. Sem lulismo, palavra e conceito construídos pelo cientista político André Singer, é provável que não houvesse bolsonarismo.
Minha hipótese, que pode ou não se comprovar nos próximos anos, é que não é possível lulismo sem Lula. Mas é possível bolsonarismo sem Bolsonaro.
Eliane Brum (Brasil — Construtor de Ruínas. Um olhar sobre o país, de Lula a Bolsonaro)
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Rusia y su doble
Por Gérard Conio
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Escribí este libro para dar de Rusia una imagen diferente de la que propaga una rusofobia delirante basada en la ignorancia y la denigración sistemática.
En primer lugar, he querido mostrar el estado paralizante de Rusia que observé en 1996, para poder compararlo con el auge que experimenta hoy gracias al giro logrado por Vladimir Putin desde su acceso a la presidencia.
Lo que he observado subjetivamente lo confirman las estadísticas objetivas de economistas y politólogos independientes que se han negado a plegarse a la doxa oficial.
El conflicto entre Rusia y Occidente es ante todo un choque de civilizaciones, un choque de visiones del mundo, y es comprensible que los adoradores de la democracia lamenten una evolución que aleja a Rusia de la sacrosanta libertad individual en nombre de la cual fue atraída a un paraíso que resultó ser un infierno para ella.
Los debates basados en axiomas y peticiones de principio conducen a negar las realidades vividas por el pueblo ruso en su adhesión a una autoridad que le devolvió su soberanía e independencia, proporcionándole una seguridad y estabilidad renovadas y mejorando sus condiciones de vida, que se habían deteriorado como consecuencia del dominio de unos pocos depredadores sobre la sociedad rusa.
La narrativa occidental sobre la «operación especial» se equivoca al centrarse en un momento aislado de su contexto, sin tener en cuenta todos los factores que pesaron en una ruptura cuyas consecuencias no se previeron seriamente ni en una decisión que el Presidente ruso consideró inevitable ni en las «sanciones» que provocó y que se volvieron contra sus autores.
Una «agresión» con objetivos limitados provocó el «vuelco del mundo», porque tenía orígenes muy antiguos. Este momento no se produjo «por casualidad»; formaba parte de un proceso histórico. Por eso me pareció oportuno relatar mi experiencia de las sucesivas etapas de una evolución de la que fui testigo. Pero para iluminar a una opinión que se ha dejado engañar por palabras falsas, ante todo es importante volver a situar a Rusia en su lugar en el mapa mundial.
La historia de Rusia está determinada por el «hecho geográfico» que la abre a Occidente y a Oriente, a Europa y a Asia. Sin fronteras naturales, ha tenido que defenderse de las invasiones que durante siglos se han estrellado contra el Heartland, el corazón del mundo, así bautizado por Mackinder, el fundador de la geopolítica en el siglo XIX, que dedujo el resultado de sus observaciones en una fórmula que ha permanecido célebre: «Quien controla Europa Oriental, controla el Heartland; quien gobierna el Heartland, gobierna el mundo». Mackinder se refería así al Imperio Ruso que abarcaba «la llanura que se extiende desde Europa Central hasta Siberia Occidental y se irradia hacia el Mar Mediterráneo, Oriente Medio, Asia Meridional y China».
Un geopolítico estadounidense, Nicolas Spykman, aplicó esta teoría a la Segunda Guerra Mundial. Añadió al Heartland la franja costera que denominó Rimland y criticó a Mackinder, parodiando su fórmula: «Quien controla el Rimland controla Eurasia, quien gobierna Eurasia controla el destino del mundo». Quería que los estadounidenses controlasen la costa europea para contener la expansión del Heartland.
La visión de Spykman sustentaba la «política de contención» formulada por el diplomático George Kennan en su artículo Las fuentes de la conducta soviética (julio de 1947) y aplicada por Estados Unidos durante la Guerra Fría.
La idea era «contener» el Heartland controlando la zona tampón del Rimland, a la que pertenecían los satélites de la Rusia soviética, de los que Ucrania era el eslabón fundamental.
Este diagrama contiene todos los parámetros del desarrollo que llevó a Rusia desde la caída de la URSS bajo Gorbachov hasta su colapso bajo Boris Yeltsin, y luego a su recuperación bajo Vladimir Putin. La cronología de esta evolución se sitúa entre dos catástrofes: el final de la URSS y la guerra de Ucrania. Pero subyace a esta evolución una continuidad en el pensamiento geopolítico occidental manifestada por Mackinder, Spykman, Kennan y más tarde Brzezinski.
Mackinder estaba convencido de la supremacía de los anglosajones, que les daba derecho a dominar el mundo y, por lo tanto, a apoderarse del Heartland. Enfrentaba a las potencias de la tierra con las del mar y temía la aparición de una Alemania fuerte que pudiera aliarse con el Imperio ruso.
Pero esta obsesión era compartida por los dirigentes estadounidenses, que hicieron todo lo posible por impedir una alianza tan favorable al desarrollo de la economía europea como perjudicial para sus intereses. La minaron definitivamente destruyendo Nordstream 2 y privando a Alemania de una fuente de energía esencial para su industria. Hoy, las empresas alemanas se ven obligadas a trasladarse a Estados Unidos para sobrevivir.
Spykman, al dar primacía al Rimland sobre el Hearland, ya estaba planteando la cuestión del equilibrio de poder entre Rusia y la Unión Europea. Al centrarse en las opciones de Ucrania, este antagonismo está en el origen de un conflicto localizado que, al agravarse, pone ahora al mundo al borde de una escalada nuclear.
Los estrategas norteamericanos se equivocaron al apostar por la superioridad del Rimland y restar importancia al poder del Heartland ruso. En lugar de debilitar a Rusia utilizando a Ucrania como instrumento, Occidente ha demostrado su propia debilidad, de la que claramente no era consciente, infligiéndose fracasos atribuibles a sus errores de cálculo.
Mi relato de una Rusia que se hundía en la anarquía y el caos en la década de 1990 se ve paradójicamente iluminado por El gran tablero del mundo de Brzezinski, publicado en 1997, en vísperas del colapso financiero del Estado ruso bajo el gobierno de Boris Yeltsin.
Ese mismo año, 1998, cuando Rusia estaba a punto de desaparecer, Solzhenitsyn escribió Rusia bajo la avalancha, donde relata la desesperación de una población diezmada por las privatizaciones y por las garras de los oligarcas que habían tomado el poder, estos oligarcas no eran más que los nominados de los «bandidos dentro de la ley» que ya campaban a sus anchas en la época soviética.
A pesar de esta situación desesperada, que parecía eliminar cualquier atisbo de intención imperialista, Brzezinski retomó las ideas de Mackinder y Spykman y las actualizó. Consideró que, a pesar de la desaparición de su poder, Rusia, con su posición dominante en el Heartland, seguía siendo una amenaza para el orden mundial establecido por Estados Unidos. Llegó a la conclusión de que había que separar a Ucrania de Rusia para privar a esta última de cualquier posibilidad de volver a convertirse en una gran potencia.
Si aceptamos que los análisis de Mackinder y Spykman se basaban en un imperio que poseía el Heartland, que abarcaba media Europa, resulta más difícil comprender los motivos de Brzezinski cuando quería destruir una Rusia que ya se había destruido a sí misma. Y conviene recordar que Kennan, pese a ser partidario de la política de «contención» contra la URSS, se mostró muy circunspecto ante las «guerras humanitarias» emprendidas por políticos incompetentes y aventureros que confundían sus deseos con realidades. Incluso hoy se le pone como ejemplo en Rusia, en contraste con la miopía de los dirigentes que le sucedieron. Kennan esaprobó enérgicamente la ampliación de la OTAN, que fue el punto de partida de una escalada que preveía peligrosa para la paz mundial. Es imposible entender el proceso que llevó del final de la URSS a la guerra de Ucrania sin mencionar el «síndrome occidental» que siempre ha pesado en la mentalidad y la política rusas.
El apasionado deseo de Rusia de ser reconocida por Occidente como un socio de pleno derecho la ha enfrentado constantemente a su doble. Y el propio Vladimir Putin no se dio cuenta hasta que fue muy tarde de que estaba poniendo en peligro la seguridad de Rusia al depositar su confianza en interlocutores que, tras la reunificación de Alemania, se negaron a aceptar la mano tendida por los rusos con la esperanza de una cooperación económica que, a sus ojos, debía sustituir al conflicto entre las dos ideologías enfrentadas en la Guerra Fría.
Al sacrificar su imperio, sin contrapartida alguna, Rusia había dado una muestra de su deseo de convertirse en una democracia que fuera miembro de pleno derecho de la comunidad europea. Y esta cooperación se basaba en intereses mutuos que habrían garantizado la consolidación de la paz y una mayor prosperidad en el continente europeo.
Pero las pasiones ideológicas primaron sobre los intereses económicos y esta esperanza se vio truncada en tres ocasiones, cuando la OTAN incumplió su promesa de no expandirse hacia el Este, cuando los acuerdos de Maidan, avalados por la firma de tres ministros europeos, fueron violados sin más, y, por último, cuando los acuerdos de Minsk, destinados a reintegrar las repúblicas separatistas en Ucrania, se firmaron sin voluntad de aplicarlos para rearmar al gobierno de Kiev, fruto de un putsch, y continuar la guerra inaugurada por la «operación antiterrorista» lanzada en 2014 por el gobierno de Kiev contra las poblaciones civiles.
Aunque las profecías de Fukuyama sobre el fin de la historia y las afirmaciones de Brzezinski en 1997 sobre la necesidad de acabar con el peligro potencial que representaba Rusia se consideren ahora obsoletas, lo cierto es que esas convicciones triunfalistas estaban en consonancia con la doctrina Wolfowitz que, ya en 1992, anunciaba la invasión de Irak para perpetuar la dominación estadounidense del mundo. Si bien el belicismo de los neoconservadores puede explicarse desde el punto de vista de Estados Unidos, en su momento pareció contrario a los intereses de Europa, razón por la cual Francia y Alemania, de acuerdo con Rusia y China, denunciaron una violación del derecho internacional que sólo podía conducir a una catástrofe humanitaria.
Pero tenemos derecho a preguntarnos por qué los europeos arruinan su economía participando en la guerra de Ucrania con su propio dinero, sometiéndose, en contra de sus propios intereses, al dictado de Estados Unidos y adoptando los argumentos de los antiguos satélites de la URSS que blanden el espectro de una amenaza rusa. A sus ojos, la agresión en Ucrania confirma esta amenaza, que parece tanto más irreal cuanto que, a pesar de la superioridad militar adquirida por Vladimir Putin, Rusia no dispondría de los medios para llevarla a cabo, habida cuenta de su demografía y de la relación de fuerzas con la coalición de la OTAN.
Y para comprender mejor los entresijos de la ruptura que tuvo lugar el 24 de febrero de 2022, conviene recordar las razones que llevaron a Wolfowitz, en 1992, y a Brzezinski, en 1997, a embarcarse en un enfrentamiento que ahora está llevando al mundo al borde del colapso. Asistimos a una huida hacia delante de los neoconservadores que, a pesar de sus sucesivos fracasos, se niegan a afrontar las consecuencias mundiales de su aventurerismo. Como resultado de sus intentos poco meditados y mal concebidos, tres cuartas partes del mundo desconfían cada vez más de Estados Unidos, que ya no es capaz de imponer su hegemonía en el mundo mediante la supremacía del dólar.
El despertar de Rusia ha sido el principal factor de este derrocamiento del mundo unipolar al que Occidente sigue atado como un ahorcado a su soga. El Occidente democrático sufre ahora la misma psicosis que condujo a la desaparición de la Unión Soviética.
Asistimos a una inversión de papeles y debemos considerar que, para volver a ser una potencia «normal», preocupada únicamente por su independencia y su soberanía, sin ceder a la megalomanía mesiánica, Rusia tuvo que someterse a la cura de una democratización fallida que sigue alimentando los sueños de su minoría liberal. Tras evocar este doloroso pasado con fines pedagógicos en esta primera parte, he recurrido a algunos de mis propios trabajos para mostrar la contribución de Rusia al patrimonio cultural, artístico y científico de la humanidad.
En «La visión rusa del cosmos», señalé las fuentes espirituales del cosmismo ruso fundado por el filósofo Nicolas Fiodorov, mentor de Tsiolkovsky, cuyos trabajos sobre cohetes condujeron al vuelo de Gagarin.
En un momento en que se habla del renacimiento de la religión para compensar el vacío ideológico, en «El Imperio ruso y la Tercera Roma moscovita» tracé la ambivalente relación entre ortodoxia y autocracia.
En «La dialéctica del doble de Dostoievski» analicé el tema del doble como parodia novelística de la dialéctica de Hegel en una estética de la creación verbal que encontraría su plenitud en los futuristas.
En «El último diálogo de Bajtín» extraje la quintaesencia de las memorias habladas del gran filósofo ruso en sus entrevistas con Duvakin, el maestro de Siniavsky y Daniel, cuya defensa asumió en su juicio.
A continuación, analicé detenidamente el tema de la MLB («zambullida en el vientre materno») en Iván el Terrible de Eisenstein y en su producción de la Valquiria en el Bolshói en 1940.
Debido al controvertido papel de Polonia en el conflicto ucraniano, he querido rendir homenaje a Wat y Mlosz, dos autores polacos a los que traduje y comenté para destacar su rusofilia, que a sus ojos no era incompatible con su crítica al comunismo totalitario. La amplitud de miras de estos «disidentes» antisoviéticos contrasta con la amalgama racista e imbecilidad cultural y política en relación con la Rusia actual.
Por último, cité mis contribuciones a un simposio sobre «La URSS, un paraíso perdido». Y concluí con una reflexión sobre las dos Rusias enfrentadas ahora por la guerra de Ucrania. Cada libro es una botella en el mar y espero que éste encuentre los lectores adecuados que sepan extraerle la sustancia.
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La aparición de este “libertario” que niega la libertad de todos los no-propietarios augura una segunda opción estratégica: la guerra civil. Su programa sólo puede conducir a un enfrentamiento más radical porque va a acelerar el empobrecimiento de los pobres y reducirá a la miseria incluso a la clase media. La tendencia hacia la guerra civil es mundial porque la crisis que comenzó en 2008 nunca ha terminado y, después de todo, la guerra entre imperialismos que se desarrolla en el planeta es por definición una guerra civil.
No creo que se pueda oponer un discurso racional al programa “irracional” de Milei. Lo único que se le puede oponer es una propuesta de ruptura revolucionaria. Y ahí está el problema: las fuerzas políticas que se oponen a Milei no parecen compartir este diagnóstico. El pensamiento crítico no vio venir la guerra porque eliminó el concepto mismo de lo bélico, y tampoco percibe el continuo despliegue de los procesos que conducen a una cada vez más probable guerra civil mundial porque ni siquiera consideran su posibilidad.
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«Hay en el Renacimiento una afirmación de la libertad del individuo y una negación de la misma con la consolidación de las monarquías absolutas y con el surgimiento del Estado centralizado; una afirmación de la libertad con la ruptura de la pirámide feudal y una negación de la misma con la desaparición de las comunas medievales; una afirmación de la libertad con el desarrollo del espíritu crítico y una negación de la misma con el surgimiento del capitalismo mercantil, de la usura, de las lealtades nacionales. La libertad es representada y vivida como libertad frente al destino (Calderón), frente al poder político y militar (Lope) y frente a la presciencia divina (Tirso de Molina) o como creación de valor y pugna por el ideal (Cervantes). Es pensada como libertad individual (Rabelais), como libertad volitiva o libre albedrío (Erasmo), como libertad política o crítica de los fundamentos del Estado (Etienne de la Boetie), como libertad religiosa (Servet) y como libertad filosófica (Bruno).»
Ángel J. Cappelletti: La idea de libertad en el Renacimiento. Editorial Laia, pág. 7. Barcelona, 1986.
TGO
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