#Noticias de anime
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animaceoficial · 8 months ago
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Noticias de Anime
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aixkiy · 2 months ago
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The Peruvian Amazon is in danger. The fires not only consume the forest but also destroy the homes of thousands of animals. With each day the fire spreads, more species are left without shelter, without hope. It's our duty to protect this treasure before it's too late.
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telerealrd · 3 months ago
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El Misterio de Hvaldimir: La Trágica Muerte del 'Espía Ruso' que Conquistó a Noruega
Hvaldimir, una ballena beluga que en un principio fue sospechada de ser un espía ruso, se ganó el corazón de los noruegos gracias a su comportamiento juguetón y su notable afinidad por la interacción humana. El pasado fin de semana, su cuerpo sin vida fue encontrado flotando en la Bahía de Risavika, en Noruega, lo que ha causado una profunda tristeza en quienes lo conocieron y siguieron su…
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full-thro4 · 1 year ago
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YA PERO GAKUEN HANDSOME TIENE JUEGOS!?!?!?
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jornale · 1 year ago
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#usa #estadosunidos #meat #carne #carnelaboratorio #carnecultivada #saude #alimentos #ciencia #news #noticias #proteinaanimal #jornale
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blackcatquest · 2 years ago
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clips y noticias de Abril 2023: https://www.blackcatquest.com/p/clips-de-abril-del-2023-04-de-abril.html
GRACIAS POR VER Y APOYAR NUESTRO CONTENIDO!
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silvertice · 9 days ago
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Faraway Down.
Drover (Jack Clancy) x female reader.
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Summary: Dos hermanas llegan a un lugar remoto buscando respuestas tras la muerte del esposo de una de ellas, pero se ven envueltas en un desafío inesperado: conducir un enorme ganado a través del desierto australiano. Mientras que la otra se ve envuelta en una conexión inesperada con el jefe del viaje.
Category: Slow Burn Romance, Strangers to Lovers, Period Piece Meets Modern World, Wholesome Romantic Tension, Sweet and Lighthearted Encounters, Playful Banter. {TW}: Mild Social Misunderstandings, Brief Assumptions of Relationship Status, Emotional Tension, Nostalgic Yearning, Period-Modern Clashes, Mild Fluff, Playful Banter.
El viaje no podía ser más extraño, pensé mientras el calor abrasador del sol australiano quemaba mi piel y el polvo se acumulaba en las esquinas de mi vestimenta. Llegar hasta este continente había sido una idea que rozaba la locura, pero a estas alturas ya nada me parecía imposible. La noticia de la muerte del esposo de mi hermana, aunque impactante, no logró provocar en mí un pesar desgarrador. Era un buen hombre, eso nadie lo negaba, pero no habíamos cruzado océanos para quedarnos de brazos cruzados lamentándonos. Ashley tenía su propia forma de lidiar con las cosas; la mía era observar y esperar.
Y en medio de todo este caos, mi atención encontró un punto fijo: él. Aquel hombre que nos había llevado hasta este rincón remoto del mundo, conocido como Faraway Downs. Era tan diferente a cualquiera que hubiera conocido, con su aire rudo, su andar confiado y esa mirada que parecía no tener tiempo para tonterías. Su aspecto desaliñado contrastaba brutalmente con mi mundo ordenado y pulcro. Era incómodo admitirlo, pero algo en esa rudeza, en esa indiferencia tan natural, me intrigaba más de lo que estaba dispuesta a aceptar. 
Después de días de discusiones y la impactante revelación sobre quién era realmente Fletcher, mi hermana, en un arrebato de determinación, decidió emprender un viaje imposible para recuperar la tierra que le correspondia a su amado: dirigir un enorme rebaño de ganado hasta la otra punta del país. Aunque sabía que la idea rozaba la insensatez, no tuve mucho que objetar. Por un lado, la testarudez de  Ashley no tenía rival, y por otro, algo en mí veía el desafío como una forma de escapar del caos que había sido nuestra llegada. Y, por supuesto, estaba él. Drover. Encargado de liderar aquel plan asignado. No podía evitar la electricidad en el aire cada vez que nuestras miradas se cruzaban, y aunque no era una mujer especialmente dada a las coqueterías, un par de comentarios más atrevidos de mi parte parecían arrancarle una sonrisa que hacía que el viaje prometiera ser mucho.
El primer día del viaje fue un caos absoluto. El calor era abrumador, los animales parecían desafiarnos en cada paso, y el polvo se adhería a mi piel como una segunda capa. Intenté mantenerme útil, aunque estaba claro que no era mi terreno. Fue entonces cuando Drover se acercó por primera vez.
—No así —dijo con su voz grave, su acento cargado de ese tono directo que siempre parecía llevar. Me tomó la mano con firmeza, pero sin brusquedad, y me mostró cómo sujetar las riendas del caballo correctamente. Era un gesto simple, pero el contacto fue suficiente para que mi corazón se acelerara.
Intenté responder con indiferencia, como si el gesto no hubiera tenido ningún efecto en mí.
—¿Así está mejor? —pregunté, alzando la barbilla con algo de orgullo.
Drover asintió, sus labios curvándose apenas en una sonrisa.
—Mejor. Aunque no sé si serás capaz de aguantar todo el trayecto. Esto no es para cualquiera, señorita.
—Me estás retando? —réplica, sin pensarlo.
Sus ojos se encontraron con los míos, una mezcla de diversión y desafío que me dejó sin palabras.
—Talvez. Veremos si llegas al final.
Al caer la noche, después de un día agotador arreando el ganado, finalmente encontramos un lugar para detenernos y descansar. Mientras Drover y los demás hombres acomodaban a los animales, mi hermana insistió en supervisar la instalación de las tiendas. Tan pronto como vio una sola de ellas, puso el grito en el cielo.
—¿Cómo esperan que seis personas duerman aquí? Esto es inaceptable —protestó, cruzando los brazos como si estuviera frente a un mayordomo descuidado en vez de un grupo de hombres acostumbrados a vivir al aire libre.
Drover, que estaba bebiendo agua cerca, soltó una carcajada.
—Así es como se duerme aquí, Lady Ashley. Juntos y apretados. Algunos incluso dirían que es parte del encanto.
Yo no pude evitar reírme ante su tono burlón, pero mi hermana no se lo tomó con el mismo humor.
—Ridículo —bufó, girando sobre sus talones para regresar a la tienda con un aire ofendido.
Cuando nuestras miradas se cruzaron, todavía había una chispa de diversión en los ojos de Drover. Su sonrisa persistía, y la mía también. Sentí un calor extraño subir a mis mejillas, algo que intenté disimular mirando hacia otro lado, pero no antes de notar que él seguía mirándome, como si el momento hubiera sido nuestro pequeño secreto.
Mientras todos se ocupaban de organizar el campamento, mis ojos no podían evitar seguir a Drover. Estaba cerca de la fogata, en un rincón donde la luz del fuego iluminaba su figura de manera casi hipnótica. Vi cómo se quitaba la camiseta sin el menor pudor, con una naturalidad que me dejó sin aliento. Sus músculos, marcados y definidos por años de trabajo bajo el sol y el sudor, parecían cobrar vida bajo el brillo cálido del fuego. Cada movimiento que hacía, desde el simple gesto de dejar caer la tela sobre el suelo hasta la forma en que se pasó una mano por el cabello, hacía que mi pulso se acelerara.
Me obligué a apartar la mirada, pero no pude evitar que mis ojos volvieran a él. Drover estaba completamente ajeno a mi presencia, o al menos eso quería creer. No hacía nada especial, solo se acercó a un balde de agua, lo levantó con un gesto fluido y lo volcó sobre su torso. El agua cayó en cascada, mojando su piel, resaltando aún más sus músculos, y los reflejos danzaban con el brillo del fuego, como si el mismo calor del campamento fuera insuficiente para la intensidad de lo que sentía en ese momento.
Mi mente se descontrolaba, dando vueltas, tratando de racionalizar lo que estaba pasando. No quería mirar. No debía mirar. Pero, simplemente, no podía dejar de hacerlo. Mis ojos se clavaron en él, en la forma en que el agua recorría su torso, trazando un mapa en su piel, cada gota como una caricia que yo no podía tocar. No me sentía culpable, pero sí atrapada en algo que no entendía.
Estaba tan absorbida por la escena que ni siquiera me di cuenta de que mi mirada era demasiado obvia. Fue Magarri quien rompió el hechizo.
—Vaya, señorita, parece que alguien aquí está disfrutando de las vistas —dijo con una risa burlona que hizo que todos los hombres se volvieran hacia mí. Su voz resonó en el campamento, y el silencio que se creó fue suficiente para que mi estómago se apretara. Mi rostro se encendió al instante, y aunque intenté disimular la incomodidad, sabía que no podía esconder lo evidente.
Drover, que seguía con su rutina, no pareció notar el cambio en el ambiente. Sin embargo, la sonrisa en su rostro, esa sonrisa que hasta ahora había sido reservada para momentos en los que me desarmaba con su actitud desenfadada, ahora parecía un poco más cargada de algo más. ¿Era mi imaginación, o estaba disfrutando de la atención que no quería darle?
Rápidamente, me levanté, la incomodidad apoderándose de cada rincón de mi cuerpo.
—Voy a hacer la primera guardia de la noche —dije, forzando una voz que intentaba sonar firme, pero que seguramente traicionaba mis nervios. Sin esperar una respuesta, me di la vuelta, apresurándome a alejarme del campamento.
El sonido de las risas quedó atrás, y al fin pude respirar sin esa constante presión en el pecho. Caminé en la dirección contraria, sin mirar atrás, pero sentí que la mirada de Drover seguía persiguiéndome, como una sombra que se negaba a desaparecer.
Me senté sobre una roca fría, observando el vasto paisaje árido frente a mí, donde el horizonte se perdía en la oscuridad. El aire nocturno era fresco y seco, y el silencio se sentía pesado, roto solo por el crujir lejano de la fogata y algún que otro ruido de los animales en la distancia. Las estrellas, tan brillantes, parecían estar mucho más cerca de lo que yo podía alcanzar, colgando sobre nosotros en un lienzo interminable.
Intentaba calmar mi mente, buscando en las estrellas un poco de paz, cuando de repente sentí el peso de alguien en la roca a mi lado. Al principio pensé que era uno de los hombres, pero al girarme y ver sus ojos, supe inmediatamente que era Drover. Estaba tan cerca que casi pude sentir el calor de su cuerpo. Sin pensarlo, me corrí un poco hacia el costado, dándole más espacio.
Pasaron unos segundos de silencio, y aunque intenté ignorar su presencia, era imposible no sentir su cercanía. Finalmente, él habló, sin la intención de molestar, pero sí con su típica manera directa.
—¿No puedes soportar estar cerca de mí, o es porque te deje sin palabras? —dijo, una sonrisa apenas perceptible en sus labios.
Miré hacia otro lado, incómoda, tratando de mantener la calma.
—No, claro que no —respondí rápidamente, pero mi tono fue algo cortante, como si quisiera evitar más conversación.
Él se acomodó, como si no estuviera perturbado por el silencio —Bueno, no hay mucho que hacer, ¿verdad? —dijo finalmente, mirando también el cielo estrellado. La conversación, aunque breve, era una de esas cosas simples que no necesitaban más explicación.
Nos quedamos en silencio un momento, ambos mirando las estrellas, pero sin la tensión de antes. No era un momento coqueto, solo... tranquilo.
Pasaron unos segundos de silencio, y aunque intenté ignorar su presencia, era imposible no sentir su cercanía. Finalmente, él habló, sin la intención de molestar, pero sí con su típica manera directa.
—¿No tienes sueño? —preguntó, mirando el horizonte con calma.
Lo miré de reojo, un poco sorprendida por la pregunta tan directa, pero no podía evitar responder con la misma franqueza.
—No, no suelo tener sueño a esta hora. —Hice una pausa, un poco pensativa, mientras mi mente viajaba a otros tiempos. — De pequeña, mi hermana y yo solíamos quedarnos despiertas hasta tarde, con la excusa de que no queríamos ir a dormir mientras nuestra madre aún estaba ocupada. No sé... supongo que me acostumbré a estar despierta durante las horas en que todo está en silencio.
Mi voz sonó más suave al final, como si esas palabras me hubieran dejado una sensación de nostalgia.
Drover asintió, como si no necesitara más explicación, y se acomodó de nuevo en su sitio, mirando las estrellas sin decir una palabra más. Yo también volví a observar el cielo, pero con la sensación extraña de que había algo más en el aire, algo que no podía identificar, pero que me hacía sentir más viva que nunca.
Nos quedamos un rato en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos y mirando las estrellas. Yo, aunque intentaba concentrarme en el cielo, me encontraba robando miradas a Drover, como si su presencia tuviera un magnetismo al que no podía resistirme. No era solo el silencio entre nosotros, sino la tranquilidad que se había instalado, algo que me hacía sentir una extraña calma.
Finalmente, mi mirada comenzó a fijarse en él, más allá de la silueta que se recortaba contra la oscuridad. Observar sus facciones me resultaba casi hipnótico. Sus ojos, que antes me parecían duros y desinteresados, ahora parecían más suaves bajo la luz tenue de las estrellas. Su mandíbula cuadrada y marcada, los rasgos tan definidos que cualquier movimiento sutil de su rostro los destacaba, de alguna manera me mantenía cautiva.
Me sorprendí a mí misma analizando cada detalle: el modo en que su cabello caía ligeramente sobre su frente, la manera en que sus labios estaban partidos de tanta tierra y sol, parecían moldearse a la forma de su rostro como si de alguna forma estuviera en completa armonía con la noche. No era solo su físico, aunque sus músculos marcados y su cabello oscuro también formaban parte del conjunto que me mantenía hipnotizada. Había algo más, algo en su carácter tranquilo pero también desafiante, en esa confianza sutil que desprendía incluso en los momentos más simples. 
Pero justo cuando mi mirada se detuvo un poco más de lo que debía, Drover levantó la vista hacia mí, sus ojos encontrándose con los míos en un parpadeo, como si hubiera notado mi observación. Fue un instante breve, pero suficiente para que un rubor rápido subiera a mis mejillas.
Su expresión fue un tanto desconcertada, como si estuviera a punto de formular una pregunta que no sabía cómo formular.
—¿Qué estás mirando? —preguntó, con una nota de curiosidad que me hizo sentir aún más expuesta.
—Tus facciones —respondí, sin pensar del todo, mi voz saliendo más baja y más sincera de lo que había querido. Volví a mirar hacia otro lado, incómoda con la manera en que esas palabras me habían dejado al descubierto.
Drover se quedó callado un instante, y luego soltó una risa suave, como si no creyera del todo lo que acababa de escuchar.
—¿Facciones? Eso es nuevo —dijo, pero no había burla en su tono, solo una especie de aceptación como si también hubiera sentido la intensidad del momento.
El silencio volvió a caer entre nosotros, pero no sentí la necesidad de llenarlo. Las estrellas seguían brillando, y por un momento, el peso de las miradas y las palabras no dichas me envolvía como una manta invisible, creando un vínculo que me era difícil entender del todo.
Después de unas horas, el silencio de la mañana fue interrumpido por un susurro lejano que me hizo sobresaltarme. Mi hermana, que había estado en la tienda más alejada, apareció de repente, su rostro visiblemente alterado, y se acercó rápidamente hacia nosotros. Cuando vio que estaba acostada en el suelo, junto a Drover, sus ojos se abrieron de par en par, claramente sorprendida y molesta.
—¡¿Qué estás haciendo?! —exclamó susurrando, levantando las manos en señal de desesperación—.
La forma en que me miraba, como si fuera lo peor que pudiera haber hecho, me hizo sentir una mezcla de incomodidad y algo de vergüenza. Ella avanzó hacia mí, claramente molesta por la situación. Drover, por su parte, ni siquiera pareció inmutarse. Estaba acostado con los brazos detrás de su cabeza, y con sus ojos cerrados, como si nada de eso fuera tan importante.
—No es tan grave —dije, levantándome lentamente, mientras trataba de encontrar las palabras para calmarla—. Simplemente estaba descansando un poco. El suelo es cómodo, y la noche estaba fresca... no quería volver a la tienda. Y Drover no me ha hecho nada.
Mi hermana no parecía convencida. Su expresión era de total incredulidad.
—¿Qué?! ¿No te das cuenta de cómo te ves? —su voz, casi histérica, me sorprendió—. ¡Durmiendo aquí, con él, a solas! 
Suspiré, mirando a Drover para ver si él decía algo, pero él no reaccionó.
—No pasa nada —respondí, algo cansada de la reprimenda. Mi hermana parecía no entender que no siempre buscaba seguir reglas o expectativas.
Ella no me dejó terminar.
—Espero que no pienses en hacer nada, ¿si? —y su mirada se clavó en Drover como si él fuera la causa de todo lo que estaba mal en ese momento.
Por un segundo, sentí una leve molestia. Nadie, ni mi hermana, tenía derecho a juzgar algo que no entendían.
Mi hermana me fulminó con la mirada, y aunque intenté calmar la situación, no pude evitar que una parte de mí se sintiera molesta por su actitud. No entendía que necesitaba estar tranquila, que este viaje había sido algo más para mí que solo un simple escape.
Finalmente, mi hermana dio un paso atrás, respirando hondo, y con una mezcla de desaprobación y frustración, se alejó de nosotros, murmurando algo sobre "lo que era correcto" y "mantener la compostura". Yo me quedé allí, mirando cómo se alejaba, con la sensación de que algo había cambiado, que esa tensión en el aire ahora era aún más pesada.
Me quedé mirando a Drover por un momento, mientras mi hermana se alejaba, todavía murmurando palabras de desaprobación entre dientes. No pude evitar sentir una ligera molestia por su reacción, pero también algo de gratitud por la tranquilidad que Drover me había ofrecido en silencio.
Al darme vuelta para mirar a Drover, me sorprendí al encontrarlo observándome con una ligera sonrisa en su rostro. Parecía que no se sorprendía en lo más mínimo por la escena, como si ya estuviera acostumbrado a que mi hermana actuara de esa manera.
—Tu hermana no parece muy contenta con lo que está pasando —comentó Drover, con una mueca divertida, mientras su tono mostraba que no era un comentario ofensivo, sino más bien uno que veía con algo de diversión.
No pude evitar sonreír ante su observación. La situación había sido incómoda, pero su forma de decirlo me hizo sentir un poco más ligera.
—Oh, no, no te preocupes. Ella siempre es así —le respondí con una risa suave, intentando restarle importancia al asunto—. Si no está discutiendo sobre algo, no se siente bien. Pero, ya sabes, está preocupada por mí.
Drover soltó una pequeña risa, y aunque su mirada estaba relajada, había algo en su expresión que me hizo pensar que entendía perfectamente cómo era la dinámica entre mi hermana y yo.
—¿Así que esto es solo otra de sus... preocupaciones? —preguntó, arqueando una ceja, claramente intrigado, pero también con un tono amistoso.
—Exactamente —contesté, relajándome más al saber que Drover no estaba tomando la situación tan en serio. Sonreí, sintiendo cómo mi tensión se desvanecía poco a poco—. Si la tuviera que describir, diría que es como un volcán que no sabe cuándo dejar de erupcionar.
Drover rió, y esa risa me resultó más relajante de lo que pensaba. Había algo en su actitud que me tranquilizaba, algo que me hacía sentir que no importaba lo que sucediera, las cosas seguirían adelante de la manera más sencilla posible.
—Bueno —dijo Drover, mirando hacia la tienda donde mi hermana se había refugiado—, parece que te tiene bien vigilada.
Sonreí una vez más, y aunque todavía había algo en el aire entre nosotros, esta vez no lo sentí tan pesado. Drover y yo compartimos un momento de complicidad en el que las palabras sobraban. En ese instante, la tensión de la noche anterior parecía disolverse, reemplazada por una calma más agradable.
La mañana llegó sin previo aviso, con el sol ya alto en el cielo, marcando el inicio de otro día caluroso en el que el paisaje árido se extendía interminable ante nosotros. Todos ya estábamos a punto de continuar el viaje, el ganado listo para ponerse en marcha, y el ruido de los caballos comenzaba a llenarlo todo.
Estaba montada en mi caballo, cuando, de repente, sentí una presencia cercana. Miré hacia un lado y vi a Drover cabalgando junto a mí. No dijo nada al principio, solo se acercó con esa mirada tranquila que siempre parecía acompañarlo.
Luego, con un gesto tan natural como si fuera lo más común del mundo, extendió su brazo y, sin decir una palabra, colocó su sombrero sobre mi cabeza.
—Hay mucho sol —comentó simplemente, como si eso fuera toda la explicación. Pero yo sabía que había algo más en ese gesto, algo que lo hacía diferente a cualquier otra acción rutinaria.
Sentí una ligera calidez en el rostro, no solo por el sol, sino por la cercanía inesperada. Mi corazón dio un pequeño brinco, pero me esforcé por no mostrar lo que estaba sintiendo. Aunque no era un gesto grandioso, su cercanía, su presencia, me había tomado por sorpresa.
—Gracias —respondí, casi en un susurro, mientras tomaba el sombrero con las manos y lo ajustaba un poco mejor. Sentía cómo las yemas de mis dedos rozaban el borde, sin querer soltarlo de inmediato. Algo tan sencillo, pero me hacía sentir... emocionada.
Drover asintió, su mirada no se apartó de mí, pero no dijo nada más. En su rostro había una mezcla de serenidad y algo más, algo que no podía leer completamente.
—No es nada —dijo finalmente, con una leve sonrisa, mientras se alejaba un poco para seguir el camino. Su voz era baja, pero su tono tenía algo en él que me hizo pensar que sabía perfectamente lo que había hecho.
Yo me quedé allí, mirando su figura alejarse, y por un momento, el mundo a mi alrededor pareció desvanecerse.
Después de días agotadores atravesando el desierto, finalmente llegamos a Darwin. El aire parecía distinto allí, más húmedo y lleno de movimiento. La ciudad estaba en plena actividad, con el bullicio de trabajadores y el sonido constante de barcos en el puerto. Era un cambio abrumador después del silencio casi ensordecedor del desierto.
Las reses, a pesar del arduo trayecto, estaban en buena forma, y fue un alivio ver cómo se dirigían hacia el puerto bajo las indicaciones de Drover y los demás hombres. Todo el trabajo, todo el esfuerzo, había valido la pena.
Entonces apareció Carney, con su porte altivo y una expresión que oscilaba entre la sorpresa y el enfado. No podía creer lo que estaba viendo.
—¿Cómo es posible? —exclamó, mirando a las reses siendo embarcadas una por una. Su voz era una mezcla de incredulidad y frustración—. ¡Nadie atraviesa el desierto con este ganado y lo logra!
No pude evitar sentir una chispa de orgullo ante su reacción. Mi hermana, que había sido la más decidida a emprender este viaje, se mantenía firme a mi lado, con una expresión que mezclaba satisfacción y determinación.
—Bueno, parece que nadie les informó a nuestras reses que era imposible —respondió ella con frialdad, sus palabras como un golpe directo.
Carney se quedó sin palabras, viendo cómo nuestro ganado llenaba el barco que se marcharía pronto. El trato con el ejército ya estaba cerrado, y no había nada que él pudiera hacer para cambiarlo.
Drover pasó junto a mí, su mirada cargada de una mezcla de satisfacción y alivio. Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa al cruzar su mirada con la mía, y en ese instante, sentí el peso de todo lo que habíamos logrado.
No solo habíamos atravesado un terreno implacable y desafiado las expectativas, sino que lo habíamos hecho juntos, enfrentándonos a cada obstáculo y saliendo victoriosos. Era un logro que sabía que recordaría por siempre.
La tarde dio paso a una pequeña celebración organizada por los hombres del equipo. No era nada ostentoso, pero después de tantos días de esfuerzo, el ambiente se sentía ligero, casi alegre. La música improvisada llenaba el aire, acompañada por risas y el chisporroteo de una hoguera en el centro.
Me alejé un poco, disfrutando del calor del fuego y observando a los demás relajarse. Entonces, lo vi.
Drover apareció, pero no con su habitual aspecto desaliñado y lleno de polvo del desierto. Esta vez, llevaba una camisa blanca ligeramente abierta y un pantalón limpio que parecía incluso planchado. Era una imagen completamente diferente a la que estaba acostumbrada. Su cabello, todavía un poco húmedo, caía desordenado, pero de una forma que le quedaba sorprendentemente bien.
Por un momento, me quedé mirándolo más tiempo del que habría querido admitir. Algo en mí se revolvió al verlo así, tan distinto pero tan él.
Él notó mi mirada y, como si fuera un reflejo, sus ojos buscaron los míos. Cuando nuestras miradas se encontraron, el bullicio a nuestro alrededor pareció desvanecerse. Una ligera sonrisa apareció en sus labios mientras caminaba hacia mí.
—¿Y esa mirada? —preguntó con un tono divertido, inclinándose un poco hacia mí cuando llegó a mi lado.
Sonreí, intentando parecer más tranquila de lo que realmente me sentía.
—No sé, solo me sorprende verte tan... limpio. Casi no te reconozco. ¿Es tu intento de parecer civilizado? —dije con un toque de broma, levantando una ceja.
Él soltó una risa baja, esa que siempre parecía hacer que algo en mi interior se agitara.
—No te acostumbres. El polvo me sienta mejor, ¿no crees? —respondió, con esa mezcla de confianza y despreocupación que era tan propia de él.
Negué con la cabeza, reprimiendo una sonrisa mientras me apartaba un mechón de cabello del rostro.
—Tal vez, pero no te queda nada mal este cambio. Aunque no lo admitiré en voz alta de nuevo.
Él me miró fijamente por un momento, y sentí cómo mi pulso se aceleraba ligeramente. Luego, simplemente asintió, su sonrisa nunca desapareciendo del todo. Había algo en él, algo que me atraía cada vez más, incluso cuando intentaba resistirme.
Mientras intentaba retomar el ritmo de mi respiración tras ese intercambio, sentí que Drover no se alejaba del todo. En lugar de regresar por completo al grupo, su mano, algo áspera por el trabajo, rozó la mía de manera sutil. Al principio, pensé que había sido accidental, pero luego la deslizó con más decisión, entrelazando sus dedos con los míos.
Lo miré, confundida y sorprendida al mismo tiempo, pero él ya me estaba observando con esa expresión tranquila, como si todo estuviera perfectamente en su lugar.
—Esto es por la victoria —dijo, su voz grave pero suavizada por una nota de calidez—. Estuviste genial ahí afuera, de verdad. Te lo mereces.
La firmeza y sinceridad en sus palabras me desarmaron. Era extraño recibir reconocimiento, más aún de alguien como él, que solía guardar sus emociones bajo una capa de humor y comentarios sarcásticos.
—¿Celebrar agarrando mi mano? —pregunté en un murmullo, intentando mantener el control, aunque sentía cómo mi corazón comenzaba a latir más rápido, casi como un tambor desbocado.
Drover dejó escapar una pequeña sonrisa y, con ese mismo gesto seguro, dio un paso hacia mí. Ahora estábamos tan cerca que podía percibir el tenue olor a jabón en su piel, mezclado con algo más natural que me resultaba imposible de ignorar.
—Celebro a mi manera —respondió, y su voz sonó tan baja que hizo que todo mi cuerpo reaccionara—. Pero si tienes una mejor idea, podemos intentarla.
Por un momento, nuestras respiraciones se mezclaron, y la cercanía era tan palpable que no sabía si el calor que sentía provenía de la hoguera o de él. Mis ojos se encontraron con los suyos, y sentí que el tiempo se detenía, como si en ese instante solo existiéramos nosotros dos.
No dije nada, incapaz de formular una respuesta coherente, pero mis dedos, aún entrelazados con los suyos, se apretaron ligeramente, como si mi cuerpo hablara por mí.
Drover sostuvo mi mirada por un instante que pareció eterno. El mundo alrededor desapareció; no había música, risas ni conversaciones, solo nosotros dos bajo el manto de estrellas y la tenue luz del fuego.
Sin decir nada más, su mano libre subió lentamente, rozando mi mejilla. El contacto fue tan suave como inesperado, y no pude evitar cerrar los ojos por un segundo, como si mi cuerpo aceptara rendirse a lo inevitable. Cuando volví a abrirlos, él estaba más cerca, lo suficiente como para que su respiración cálida rozara mi piel.
Y entonces sucedió.
Sus labios encontraron los míos en un beso que no tenía dudas ni reservas. Fue un beso lleno de emoción contenida, de algo que había estado creciendo entre nosotros desde aquel primer cruce de miradas en el desierto. Mis manos, casi por instinto, subieron hasta su pecho, sintiendo los latidos firmes de su corazón, mientras los suyos se apoyaban en mi rostro y mi cintura, acercándome aún más a él.
Era como si todo lo que habíamos vivido hasta ahora culminara en ese momento. No era un beso apurado ni torpe, sino uno que hablaba de una conexión profunda, como si ambos supiéramos que este instante cambiaría algo dentro de nosotros.
Cuando finalmente nos separamos, solo lo suficiente para recuperar el aliento, nuestros ojos se encontraron de nuevo. Sus labios todavía rozaban los míos, y en su mirada había una mezcla de emoción y sorpresa, como si tampoco él pudiera creer lo que acababa de pasar.
—Asi que asi querias celebrarlo.—dijo con una media sonrisa, su voz baja y llena de una calidez que hizo que mi pecho se agitara aún más.
Solté una risa suave, incapaz de ocultar mi propia sonrisa.
— No sea una mala idea después de todo, ¿no? —respondí en un murmullo, mis dedos aún aferrados a su camisa.
Por un momento más, ninguno de los dos quiso romper la burbuja que nos envolvía. Solo estábamos él y yo, como si el resto del mundo pudiera esperar un poco más.
Drover se separó apenas un poco, dejando que nuestras respiraciones se mezclaran por última vez. Por un momento, sus dedos aún acariciaron mi mejilla, pero luego dio un paso atrás, rompiendo esa burbuja que habíamos creado.
—Vamos, será mejor que volvamos con los demás antes de que empiecen a buscarnos —dijo, con una sonrisa apenas perceptible, como si quisiera que aquello quedara entre nosotros.
Asentí, aún algo aturdida, mientras comenzaba a girar hacia el campamento. Pero, antes de que pudiera dar otro paso, sentí un impulso. Su mano aún estaba cerca, y no lo pensé dos veces antes de tomarla y tirar suavemente de ella, deteniéndolo.
—Espera —susurré, sin soltar su mano.
Él se volvió hacia mí, con una ligera curiosidad en la mirada.
—¿Qué pasa?
Lo miré, estudiando cada detalle de su rostro bajo la tenue luz. Había tantas cosas que no sabía de él, tantas preguntas que me rondaban desde el momento en que lo conocí, pero solo una salió de mis labios:
—¿Cuál es tu nombre?
La pregunta pareció tomarlo por sorpresa. Durante todo este tiempo, había sido simplemente "Drover" para todos, un título que definía lo que hacía, pero no quién era.
Por un instante, vi algo diferente en sus ojos, algo más personal, más vulnerable.
—Jack... Jack Clancy —respondió finalmente, con un tono tranquilo pero firme, como si esas palabras llevaran un peso especial.
Repetí su nombre en mi mente, como si quisiera grabarlo para siempre y solamente asentí y me deje guiar hacia el.
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tecontos · 7 months ago
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A vontade voltou (04-05-2024)
By; Alanis
Ola, e chamo Alanis, tenho 25 anos, sou de Fortaleza-CE, sou GP, e tenho namorada.
Fazia dias que não transava e não tinha vontade mesmo, tinha pego dengue e isso ferro tudo por dias. No inicio me preocupei, mas depois com a vontade não chegando, nem para me masturbar, resolvi deixar quieto que logo a vontade voltaria.
Quando fico assim nem saiu para fazer programa e já estava assim fazia um mês.
E sábado a minha vontade voltou, logo acordei com tanta vontade que me masturbei logo três vezes seguidas. Como minha namorada tinha saído de final semana para a casa de sua família, eu liguei para um meu amigo e cliente e lhe disse.
- querido, vc ganhou uma tarde grátis para fazer o que desejar.
Logo ele chegou para me levar para o motel, me sentia louca de tanto tesão, mal chegamos eu mesma tirei minhas roupas ficando somente de calcinha e salto. Me deitei e pedi…
- vem me mete tudo estou cheia de vontade…
Ele não demorou a se colocar atrás de mim, me abri toda para ele que depois de passar o pau na minha molhada buceta meteu no meu cuzinho, direto sem nem falar.
Senti aquela piroca gostosa me alargar toda e a me penetrar até sentir os ovos dele baterem na minha buceta. Me abri mais ainda e ele começou me metendo forte e rapido, se houvia o barulho dos tapas na minha bunda e a nossa respiração pesada.
Eu gemia a cada metida, metia os dedos na buceta e senti o orgasmos vindo.
Então enquanto ele metia sem parar minha buceta se contraiu, meu cuzinho piscou em volta do pau e eu gozei muito me tremendo.
Ele porém continuou metendo forte e sem noticia de que ia gozar. Como um animal selvagem ele me meteu até quase eu desfalecer e meu cuzinho ficar bem arrombado.
Então com toda a violência ele meteu forte duas ou três vezes e com um grito começou a gozar dentro do meu cu. Era tanta a porra que parecia estar com uma mangueira ligada no cuzinho.
Quando tirou eu fiquei deitada sentindo a gala escorrer. Então ele disse…
- fique de quatro puta quero meter na sua buceta.
Eu ia recuperar o tempo perdido por falta de tesão, fiquei de 4, e ele socou forte, segurou na minha cintura e me fodeu forte, se eu tava com muita vontade, ele tava na seca, pois fodia com tanta força que doía em mim.
Vez ou outra segurava nos meus peitos, ora metia o dedo no meu cú, e sem parar de meter, eu gozei deliciosamente de tremer as pernas e ele quando foi gozar, pediu para ser nos meus peitos, me abaixei e lei gozada nos peitos e no rosto, pois o fdp segurou na minha cabeça e encostou o pau no meu rosto.
Depois de um banho rápido voltamos pra cama, montei em seu colo, sentei engolindo a sua rola com a minha buceta, fiquei quicando por muito tempo, gozamos naquela tarde, fiquei satisfeita.
Minha fome por sexo voltou, quando minha namorada voltou de viagem provou da minha vontade também.
Enviado ao Te Contos por Alanis
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dualiteawritter · 6 months ago
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Baja de los lomos de Dorthe con el cuidado que suele tener para no hacerse daño ella ni hacerle daño al animal. Le da un par de caricias mientras busca a su esposa con la mirada.
Ha pasado una estupenda mañana en el pueblo con sus vecinas y se le nota en la cara. Como iba a montar, pero, lleva puesto sus tejanos. Y como hace calor ya, una camisa de cuadros roja de manga corta, lleva el pelo recogido en una coleta alta y obviamente va protegida con un adorable sombrero de paja, pues el sol ya pica y ella tiene la piel sensible.
Se la nota especialmente emocionada, pues tiene dos noticias que darle a su @goldensheriff.
#rp
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rubywolffxxx · 1 month ago
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Mini shots HOTD (Cregan, Addam, Gwayne)
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Masterlist de mi autoría
Parte 2 Parte 4
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Cregan: *cuando Cregan fue informado de que finalmente podían cruzar los Twins, no le especificaron a cambio de qué. Y un chiste bastante tonto de tu parte terminó en un gran malentendido*
Como hija mayor de Rhaenyra y encargada de patrullar el área de Riverlands, ____ recibió a los miles de barbas blancas de Winterfell a medio camino en el puente.
Su dragón Cloudjumper sobrevolaba el cielo, capturando la total atención de los hombres. Pero había uno solo cuya mirada no estaba en el animal que aparecía y desaparecía entre las nubes.
—Sin duda los dioses antiguos y nuevos me han bendecido por poder ver al gran Cregan Stark después de tanto tiempo.—El joven no pudo evitar sonreír al escuchar tal tontería de la mujer apoyada en los laterales del puente.
—También me alegro de verla, milady.—
—Bah, deja las formalidades de lado.—____ se acercó a él, tomando sus manos con cariño—. Espero que no hayan tenido mayores inconvenientes en el camino.—señaló al final del puente—. Hice que les traigan algo de carne y vino para el campamento. Imagino que descansarán en la arboleda más adelante ¿no?—
—¿Carne y vino? ¿Por qué el regalo?—
—Es lo mínimo que puedo hacer por ustedes. Tuve que usar mis encantos con los Frey para conseguir la mejor carne de sus tierras.—siguieron camino.
—Hablando de eso, tu hermano no me dijo cuáles fueron las condiciones para poder usar el puente.—
—Bueno, son momentos desesperados, asi que no pudimos regatear mucho. Necesitábamos que ustedes pudieran cruzar.—Cregan la miró confundido—. Jace les prometió Harrenhal... Y mi mano en casamiento para el hijo de los Frey.—
El lobo se congeló con aquello, mirando a la mujer que caminaba con expresión dura.
—... ¿Cómo que tu mano? ¿Te consultó al menos?—
—Como dije, momentos desesperados. Me enteré recién esta tarde... Y me triplica la edad el tipejo, que horror.—____ reprimió las ganas de reír—. ¿Qué tal? Me ves a cargo de cobrar pasaje a los que vienen por el puente?—silbó apenas, y su dragón no tardó en bajar al puente—. Debo terminar mi patrullaje, me temo que solo me tomé un momento para darles la bienvenida... Los visitaré en la noche ¿Si? Buena marcha, caballeros.—____ alzó vuelo enseguida, dejando a Cregan más que aturdido por la reciente noticia.
Ella se casaría...
La joven solo estaba bromeando, tal y como solía hacerlo con Cregan. No creyó que él de verdad se tragaría tremenda tontería.
El lobo y el dragón se conocían de años antes, cuando coincidieron en el cumpleaños número uno de Joffrey. Y Cregan cayó redondito por la niña descarada que no dudaba en hacerle frente a los lores que cuestionaban su sangre paterna. Ese cariño no hizo más que crecer con los años, incluso más que la amistad que cultivaron entre ambos.
Estaba enamorado, y ahora con el corazón roto por el falso compromiso.
Los soldados recibieron con gran ánimo a la princesa esa noche, ya cocinando y bebiendo los regalos brindados. ____ los saludos con ánimos también, pero se apresuró a buscar la tienda de Cregan.
—Permiso~... Buenas noches, milord.—____ sonrió al ver a Cregan revisando unos mapas, quien apenas y se molestó en mirarla
—Pensé que no vendrías, ya es algo tarde.—
—Ah, es que no calculé el tiempo... ¿Te molesta si me quedo en tu campamento? Me iré a primera hora.—
—¿Los Frey permiten que la futura esposa de su hijo duerma en un campamento de hombres?—finalmente la miró, y ____ notó por su rostro que no estaba de buen ánimo.
—... No me digas que lo creíste.—lo vio fruncir el ceño, y la mujer no tardó en reir—. ¡Por los dioses, si te lo creíste!—
—¿Me estabas viendo la cara de tonto?—
—Tonto tú si de verdad creíste que yo me casaría con un tipo que no conozco. No...—se sentó junto a él, revisando los mapas. Marcó algunas cosas con una pluma—. Jace perdería la lengua si siquiera lo intentara...—Cregan suspiró apenas, aliviado de que la razón de su amargada tarde no fue más que un chiste sin gracia.
—¿Vamos a Harrenhal o en un punto medio nos encontramos con otro grupo?—soltó como si nada, y ____ no tardó en mirarlo.
—... ¿Vamos a fingir que no noté tu molestia por el falso casamiento?—enarcó una ceja.
—Si, ____. Sigamos fingiendo todo lo que tenga relación con el asunto.—
—... ¿y si ya me cansé de hacerlo?—Cregan le prestó atención—. ¿Y si me cansé de fingir que no me molestó el hecho de que tú no lo hayas pedido?—
—No sé de qué hablas.—____ se tornó seria. Estaba molesta.
—... Tú nunca sabes nada.—La joven se puso de pie, y Cregan supo que debía evitar que se fuera.
—No me pareció correcto.—____ volteó a mirarlo—. Si yo le pedía tu mano a Jace a cambio del apoyo de mi casa... Sentí que te estaría condicionando. No quiero eso para ti.—
—¿"Condicionarme"?—frunció el ceño con incredulidad—. Cregan, haría lo que fuera por estar contigo. Sabes bien cómo me siento. Y fue divertido lo de las insinuaciones y juegos tontos pero necesito que me digas si tú sientes lo mismo o-
—Estaba pensando seriamente en pelearme con los Frey con cualquier excusa para acabar con tu prometido... Porque la idea de verte casada con alguien que no fuera yo era inaceptable.—____ se sorprendió, pero no tardó en sonreír.
—¿Qué harás entonces?—
—Ganemos esta próxima batalla, y entonces le pediré tu mano a tu madre.—
—Más te vale, o yo tendré que pedir tu mano y quedarás frente a todos como un cobarde.—Cregan se levantó, acercándose y parándose frente a la mujer.
—¿Vendrías a Winterfell entonces? Dijiste que no te gustaba el frío.—
—Tú estarás ahí para mantenerme caliente ¿Verdad?—___ tomó las mejillas de Cregan, quien no tardó en llevar sus manos a la cintura ajena—. Jace me dijo que preguntabas mucho sobre mi...—lo miró emocionada—. Y que te veías todo tonto cuando él te contaba algo.—
—¿Él te lo dijo por su cuenta o tú también preguntas mucho sobre mi?—la escuchó reír bajito.
—Jace esta harto de ser el mensajero, asi que hagámoslo a un lado y hablemos directo.—
Cregan tiró suavemente de la cintura ajena, acercándola un poco más.
—... ¿Qué te parece si ya damos por hecho que tu madre me permitió tu mano? Asi puedo besarte sin sentir que estamos pecando.—
—¿Solo besar?—Cregan sintió un escalofrío en cuanto las manos de ____ se deslizaron por su cuello—. Si vamos a pecar y ofender a los dioses... Que sea por algo más emocionante ¿No te parece?—
La mañana siguiente, los guerreros se extrañaron al ver que la princesa no estaba en su tienda de acampar, pero no les costó mucho encontrarla. Y como hombres de palabra, nadie fuera de ese campamento sabría nada de lo que se vio o escuchó en la tienda de su lord.
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Addam: *cuando viste a Bruma sobrevolar Harrenhal, un horrible malestar se instaló en tu pecho. Era el dragón de tu mejor amigo, y ver que tenía un nuevo jinete no te agradó mucho*
—Preséntate.—____ miró con cierto desprecio al joven frente a ella, sin terminar de creerse que Bruma había reemplazado a Lae.
—Soy Addam.—la mujer alzó una ceja expectante—. Solo Addam.—
—¿Quieres hacerme creer que un plebeyo común y corriente tomó el dragón del antiguo heredero de Driftmark?—____ se acercó a él enseguida, y el hombre hizo un gran esfuerzo por no retroceder. Se le complicó al ver el enorme dragón platinado aterrizar detrás de ella. Bruma lo respaldó de todas formas—... ¿Quiénes son tus padres?—
—Mi madre es de orígenes humildes, la perdí hace algunos años.—
—¿Y tu padre?—no respondió—. Eres un bastardo Targaryen ¿No es así?—
—No soy Targaryen.—
—No dije Targaryen, dije BASTARDO Targaryen.—Addam se removió incómodo.
—No soy un bastardo Targaryen ¿Bien? Y en teoría, mi padre... no es nada de eso.—____ se paró justo frente a él, mirando bien su apariencia.
—... Te pareces a él.—
—¿A quién?—
—A Lae... ¿Eres bastardo de Corlys?—La joven Targaryen entendió dos cosas esa tarde. La primera que Corlys era un desgraciado por haber engañado a Rhaenys. Y la segunda que Addam no sabía mentir ni ocultar nada—... Ven, Addam. Rhaenyra de seguro le dará un tirón de orejas a Daemon, no te quedes afuera mucho tiempo.—lo invitó a seguirla—. A Bruma le gustan los cerdos ¿Quieres alimentarlo?—
Cuando ____ se presentó en Dragonstone y conoció al resto de jinetes, entendió que Addam era su favorito. Por lejos. Muy lejos.
—Estamos cortados con la misma tijera, querida.—Ulf miró divertido a la mujer que se acercaba junto a Jace.
—Vuelve a decirme querida... y tu lengua será un aperitivo para Razor...—se acercó molesta—. Yo no estoy ni mínimamente cerca de ser como tú... no por tu bastardia... Sino por tu falta total de respeto ajeno.—apoyó un dedo en el pecho del hombre—. No te quiero cerca, imbécil.—La mujer dejó el lugar, y Addam sintió la necesidad de seguirla.
—Lamento la falta de respeto de Ulf, milady.—se puso a su par.
—¿Por qué te disculpas por la estupidez ajena?—
—No quiero que piense que los nuevos somos todos maleducados... Hugh es un buen hombre.—
���¿Y tú?—
—Intento serlo.—____ se detuvo y lo miró, notando la sonrisa nerviosa en su rostro. No pudo evitar reír.
—¿Por qué tanto miedo?—
—Usted intimida.—
—¿Yo?—la mujer enarcó una ceja divertida.
—Quiero conservar la lengua, de ser posible.—La mujer se relajó incluso más, y Addam se sintió bendecido por ver ese lado más risueño de la princesa.
—Conservarás tu lengua, solo Addam... ¿Quieres volar conmigo?—
Corlys había llegado a Dragonstone cierta mañana, viendo como Bruma y Razor sobrevolaban la fortaleza montados por sus jinetes. Le dio cierta nostalgia, pues su hijo y la princesa solían pasear juntos en su niñez. Y ahora su otro hijo lo hacía también. Pero en esta ocasión, una fuerte amistad no era la motivación de tales paseos.
—¡Hiciste trampa!—
—¿Yo? Jamás.—____ empujó apenas al hombre que sonreía de forma radiante. Adoraba su sonrisa.
—Estas mejorando, Addam. Un poco más de práctica y serás un gran jinete.—____ le sonrió—. Rhaenyra te nombrará caballero, y tendrás el reconocimiento que mereces.—El chico se emocionó.
—¿Qué me brindaría ese nombramiento? Me refiero a beneficios y demás.—comenzaron a caminar.
—Bueno, cuando la reina recupere el control, de seguro te brindará un buen hogar... Servidumbre.—lo pensó un segundo—. No pasarás necesidades nunca más, eso es fijo.—
—¿Puedo pedir lo que sea?—
—Eso es un sentido muy amplio, especifica qué es "lo que sea".—
—Tu mano.—se sinceró sin más. ____ se detuvo al escuchar aquello, mirándolo sorprendida. Y Addam sintió que fue muy impulsivo.—. L-lo siento, lo dije sin pensar.—se avergonzó enseguida—. No quise- solo... Fui irrespetuoso, lo lamento mucho.—
—... Ser caballero no te habilita a pedir la mano de una princesa, son rangos sin comparación.—respondió tranquila, y Addam agachó la cabeza enseguida—... Pero como princesa, yo puedo elegir a quien quiera. Asi que no habría problemas, yo te elegiría.—Addam la miró apurado, notando como le sonreía.
—... Me hace sufrir, milady.—
—No lloriquee, sir Addam. Le ofrezco la mano de la princesa más bella de todos los reinos.—siguió caminando—. Así que sonría... A la princesa le gusta que lo haga.—
—¿Ah si? A mi me gusta cuando ella lo hace.—
Ambos se regalaron sonrisas cargadas de felicidad, y deshicieron el camino hasta la fortaleza con una cercanía mucho más cariñosa.
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Gwayne: *el joven Hightower estaba absurdamente cansado de ir y venir a todos lados siguiendo a Cole, pero en uno de sus tantos viajes, conoció a la que sería el primer gran amor de su vida*
El amor a primera vista era algo que Gwayne creía infantil, una tontería que las niñas pequeñas comentaban a escondidas y reían en confidencia, imaginando a su príncipe azul.
Puras tonterías.
Pero cierta tarde, tras luchar y tomar un castillo en las afueras de King's Landing, una herida en el abdomen lo hizo recurrir a los maestres del lugar. Y la mujer lo recibió.
—Sangra bastante, sir ¿Le molesta si lo reviso?... ¿Sir?—
Gwayne estaba en las nubes.
No sabía si era debido a la pérdida de sangre o qué, pero al ver a la mujer de humildes vestimentas, creyó ver un rayo de luz iluminarla. Era hermosa. La mujer más hermosa que había visto en su vida.
Olvidó cómo hablar, incluso respirar le costaba. Pero entonces una delicada mano acunó su mejilla, bajándolo a tierra.
—Sir... Por favor... Déjeme revisarlo.—Gwayne se sentó en aquel catre, dejándose guiar hasta que la mujer logró que se acostara. Lo despojó enseguida de su pechera y ropa siguiente, dejando su abdomen a la vista—. Puñalada, por lo visto... Pero por suerte la pechera amortiguó bien... Podemos suturar la arteria y cocer su piel.—presionó un paño contra la herida—. Lamento si duele pero no-
—¿Cómo se llama, milady?—El hombre habló por primera vez, y su voz era la de un completo enamorado.
—¿Yo? ¿Es relevante?—calentó una varilla al fuego de la chimenea—. Y no soy lady, no soy de cuna noble.—
—Eres mi salvadora, claro que es relevante.—la joven sonrió con aquello, y Gwayne sintió que moría un poco más.
—Me llamo ____, sir. Soy la curandera principal de esta fortaleza. Así que estoy a su servicio.—removió la varilla, gesto que a Gwayne no le parecía relevante.
—Me disculpo si la toma del castillo fue muy violenta, su cuidador no quiso rendirse.—
—No debe disculparse por nada, sir. Ese tonto usurpó el lugar de nuestro verdadero lord. Merecido lo tenia.—sacó la varilla del fuego—. Por eso estoy a su disposición, lo que necesiten... ¿Qué es eso?—En cuanto Gwayne miró hacia donde la mujer señalaba, el hierro al rojo vivo se apoyó en su herida, cauterizando enseguida la pequeña pero continua pérdida de sangre—. Lamentó eso.—____ le dio tres puntadas y lo cubrió enseguida con una compresa embebida en medicina—. Pero ya está, nada de sangrado... ¿Dolió mucho?—
—Tienes mucha habilidad con esto, y buenos métodos de distracción. Asi que dolió poco y nada.—la chica sonrió, y el poco dolor de Gwayne terminó de desaparecer.
—Me alegra ser de utilidad... ¿Gusta un poco de jugo de frutas?—
Si con solo unos minutos de conocerla ya le había gustado, con el pasar de una semana Gwayne ya le pertenecía por completo a la mujer.
Era maravillosa. Por donde se la mirara, ____ era la mujer más perfecta en todo Westeros. La gran debilidad del Hightower. Fue por eso que casi muere cuando Criston le pidió volver a King's Landing.
—No. No me iré.—
—... No es una pregunta.—Gwayne se removió en el lugar, algo impaciente.
—Yo cuidaré esta fortaleza... Seré el nuevo guardián. No puedo irme.—Para Cole no era difícil entender qué diablos pasaba con el caballero. No era tonto, y mucho menos ciego.
—... Para ser alguien que cuestiona mis acciones, también estás rompiendo tu juramento.—soltó con firmeza, notando la expresión de sorpresa en el rostro de Gwayne.
—No sé de qué hablas.—
—La curandera, Sir Gwayne... Tus ojos al mirarla se iluminan.—
—Eso no es de su incumbencia.—
—Lo es. Porque estás bajo mi mando, y te estoy ordenando que abandones el puesto y no quieres hacerlo.—
Gwayne miró a Criston con ganas de golpearlo, pero algo a unos metros llamó su atención. Ignorando por completo al hombre, Gwayne caminó directo a la mujer que volvía del jardín con un canasto repleto de hierbas.
—Buenas tardes, sir Gwayne.—____ lo recibió con una sonrisa, y el hombre sonrió de igual manera.
—Buena es ahora que la veo, milady.—
—No soy lady. Ya le dije.—siguió caminando, y él la siguió enseguida.
—Lo sería si se casara con alguien de cuna noble.—
—¿Quién querría casarse con una curandera que-
—Yo me ofrezco con gusto.—Gwayne murió un poco al ver como el rostro de la mujer se sonrojaba enseguida.
—No bromee con esas cosas... Si me disculpa.—entró al salón de curanderos, dejando el canasto sobre la gran mesa—. Tengo que preparar algunas cosas.—
—No bromeo, milady.—la siguió enseguida—. ¿Me dejaría cortejarla como se merece?—
—¿Por qué la repentina tontería?—
—Porque acabo de renunciar a mi juramento de castidad y quiero tu mano.—aquello sorprendió a la mujer.
—¿Cuándo renunció?—
—Cuando te vi entrar a la fortaleza, de hecho.—
—Por los dioses...—____ sufrió un escalofrío al sentir como Gwayne tomaba sus manos con cariño, deslizando los dedos por la totalidad de su palma. Las acercó a sus labios, dejando un beso en ambas.
—Mi hermana es la reina viuda... Si le pido que me convierta en el guardián de este castillo lo hará sin problemas. Nos estableceremos aquí, nos casaremos y viviremos en paz el resto de nuestras vidas.—La mujer lo miró en silencio, intentando asimilar todo ese repentino planteamiento.
—... ¿Por qué yo, Gwayne? Es que... No lo entiendo.—
—Te amo, ____. Te amo tanto que estoy dispuesto a tirar todo por la borda solo por ti. De solo tomar tus manos...—las estrechó con cariño.
____ se liberó de su agarre con suavidad, acunando el rostro ajeno con cierta duda aún. Gwayne se derritió bajo su toque.
—... Criston Cole lo mira desde el pasillo justo ahora.—soltó la mujer bajito, mirando con disimulo al hombre fuera del salón.
—Entonces es el momento perfecto para darle un beso, milady. Asi le hervirá la sangre.—Gwayne sonrió apenas, acercándose al rostro de la mujer lentamente, midiendo las oportunidades que tenía de concretar el gesto.
Desde el pasillo, Criston vio como la mujer besaba a Gwayne con cierta pena. Gwayne no tardó en rodearla entre sus brazos, dejando un casto beso en su coronilla.
Ah... Que cosa mágica el amor a primera vista
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autum1garden · 2 months ago
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Capítulo Dois
   O eco dos passos de Ethel ecoaram pelo corredor parcialmente escuro do laboratório, em suas mãos estava um pequeno pote de comida dado pelo seu tutor, Nathan havia ficado responsável pelas meninas desde que o último tutor acabou se ferindo gravemente em uma das rondas.
   Os boatos eram que os gigantes azuis estavam cada vez mais perto, que eles atacavam os transportes de armas e as roubavam, algo que prejudicava todos no local, se os 'monstros' entrassem no território, eles estariam perdidos.
   Ethel entrou na sala dos computadores, algo que o trio apelidou de 'Sala da Fofoca', basicamente eles passavam a noite toda ali conversando, trocando ideias e rindo de coisas banais enquanto a câmera rodava tudo, era só eles, livres pela primeira vez, fazendo coisas de normais adolescentes deviam fazer.
  Pondo o pote de comida na mesa da frente ela se sentou na cadeira que antes era de Alden, hoje ela estava sozinha ali, ela se inclinou para a câmera e sorriu para a tela.
-- Esse é o dia 35 _ murmurou de forma pensativa, ela coçou o braço. - Estou sozinha hoje porque Alden foi até o treino e Sayen foi pra bacia _ pegou o pote de alimento o mexendo com o talher. - A bacia é um meio de castigo, uma punição._ explicou para a câmera. - Você não fez o que eles pedem, eles te colocam lá, você erra... vai pra bacia. _ riu sem humor. - É um ciclo vicioso. _ pôs o alimento na boca. - Eu não sei sobre o que falar, Alden faz esses papéis idiotas pra falar, funciona, mas fica uma bagunça enorme. _ jogou os papéis na mesa. - Então, vamos falar sobre biologia! _ se arrumou no acento. - Vocês sabiam que tinha um pássaro que imitava os movimentos humanos? Ele aprendia observando. _ sorriu, um sorriu que fazia os seus olhos brilharem. - Ele foi nomeado de Casuar. _ murmurou. - Era perigoso, tipo... muito! Porém não chegava a ser o animal mais perigoso do nosso mundo, esse ficou para um chamado vespa-do-mar_ suspirou, Ethel mexeu a comida mais uma vez. - Vocês querem saber o que eu acho? Eu acho que nós, seres humanos, somos a espécie mais burra do universo. _ rolou os olhos. - Nós tínhamos uma Pandora, e nós a destruímos assim _ estalou os dedos. - Como NADA! _ pôs a comida na boca. - É tão ridículo! Nós somos tão ridículos.
    Biologia e a história do seu antigo mundo, era o que Ethel mais prestava atenção nas aulas que tinha com o seu tutor, Nathan era um dos homens que acreditavam que tudo o que estavam fazendo ali era de extrema burrice, mas ele não podia falar nada, ele não tinha tal poder, então ele tentava - por meio de Ethel - fazer tudo melhorar, ele acreditava que a próxima geração seria menos incompetente. 
[ ... ]
   No dia 40 do diário não ouve uma gravação, as coisas dentro do local ficaram piores, em um extremo que eles não sabiam mais como controlar, ninguém mais sabia como controlar. Foi no dia quarenta que a noticia que Alden tinha entrado em um choque rodou o local, na manhã seguinte foi ouvido que ele morreu, Penelope - a tutora do garoto - ficou encarregada de dar um fim ao corpo, Nathan estava com o mesmo quando ele morreu, foi onde Ethel ganhou o colar que ele sempre carregava, um colar da lua, um presente dado por seus pais na Terra.
-- Eu não quero morrer. _ Sayen sussurrou sentada na cama da sala, Ethel a encarou por de trás da tela do local onde fazia suas tarefas diárias.
-- Você não vai morrer. _ rebateu, Sayen deu uma leve risada.
-- Você não entende, certo? _ as meninas se encararam. - Como pode entender? Você não é um erro! É a queridinha deles, o projeto perfeito.
-- Eu não pedi por isso.
-- Você sequer ligava pra ele? _ se levantou irritada.
-- É claro que eu ligava pra ele! _ exclamou de forma indignada. - Por que está dizendo isso agora?
-- Você nem chorou quando eles disseram que Alden estava morto. _ apontou em julgamento. - Você nem deve saber o que são sentimentos... talvez eles tenham tirado o seu coração.
-- Você é tão estúpida as vezes. _ Ethel fez uma careta.
-- Eles nos chamam de erros _ Sayen cuspiu. - Quer saber o que eu acho, Ethel? Você é o único erro que eles cometeram aqui.
-- Acabou? _ Ethel a encarou em tédio. - Eu preciso terminar o relatório.
-- Eu não vou morrer aqui. _ Sayen murmurou. - Eu não quero morrer aqui, se você quiser... o problema é todo seu.
   Ethel a viu sair do quarto e se encostou na cadeira, um suspiro tremulo saiu de seus lábios enquanto ela massageava as têmporas com os nós dos dedos, foi onde a voz de seu primeiro tutor soou por seus ouvidos.
'Chorar é fraqueza, se você chorar vão te achar fraca. Quer que eles te achem fraca?'
-- Eu não sou fraca. _ voltou para o relatório. - Choro é para os fracos.
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cavaleirosdebronze · 4 months ago
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Imagineland e Toei Animation celebram 30 anos de ‘Os Cavaleiros do Zodíaco’ no Brasil com exposição oficial em João Pessoa
https://pbnews.com.br/noticia/46040/imagineland-e-toei-animation-celebram-30-anos-de-los-cavaleiros-do-zodiacor-no-brasil-com-exposicao-oficial-em-joao-pessoa
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sameatzz · 3 months ago
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Quería compartir esta triste noticia, ha pasado mucho tiempo desde el ir y venir, viendo sus trabajos y desde el fondo de mi corazón, dije :¡NO PUEDE SER CIERTO! No soy tan fan de las películas de Mamoru Oshii, pero estoy profundamente impresionada por el hecho de que interpretó el papel de un comandante digno en una obra muy grande llamada Ghost in the Shell. También ella era la razón por la cual me anime a ver naruto su personaje de Konan era la mejor... Muchas gracias por su arduo trabajo. Durante tantos años...
¿Nos volvemos a encontrar en el mar de Internet? Mayor...
Hoy perdió el mundo, Descansa en paz Atsuko Tanaka. Eras mi seiyu favorita!🥹 Tengo un vacío enorme en el alma...
"No lo olvides, mientras estés conectado, estaré ahí para ti"
2024.8.20,R.I.P.
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written-in-flowers · 7 months ago
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I would like to thank you from the bottom of my heart if you could wish me positive energy...
It's hard to find words that describe exactly what I'm feeling right now. The state I live in, Rio Grande do Sul - Brazil, is suffering from floods, thousands of people losing everything, their families, homes, EVERYTHING, some people only have the clothes left with them. Many animals, houses, cars and people being swept away by the current, people are stranded, this is the biggest natural disaster that has ever happened in the state of Rio Grande do Sul. The state capital: Porto Alegre, is practically under water, the Guaíba river has overflowed at a record level (about five meters) and there are cities where the water reaches the roofs of houses, in Canoas apparently there are reports of bodies floating, the Feliz city had 75% of its territory devastated by the rains, roads are blocked or collapsed. The rains remained in my city throughout the week, except for yesterday on Sunday and according to the weather forecast today on Monday, however, the rest of the week has rain forecast, and if the rains return, everything starts again. I just hope that during Sunday the authorities were able to rescue as many people and animals as possible and that these people are now in a safe shelter. In my city where my house is located, it is out of risk and I am so grateful for that, but places where friends, colleagues and relatives live are at great risk. There are colleagues and friends of my brothers with whom contact has been lost because they live in affected areas and no one knows what could have happened. Brazil (my country) mobilized completely to help with the rescues and also to donate money and supplies such as food, clothes and blankets to the flood victims. Therefore, I ask those who cannot help directly, to please send positive energies to us, for the recovery of these cities and these people and our planet. Please hope for the well-being of these people. May this tragedy end soon and may it not cause any more victims along the way. May we all be safe soon.
I'm leaving a link to a report that is in Portuguese (so I would have to translate), with more details of what happened, my English is far from being decent so there are probably a lot of grammar errors. =)
The newspaper report: https://g1.globo.com/fantastico/noticia/2024/05/05/o-rio-grande-do-sul-vive-o-maior-desastre-natural-de-sua-historia.ghtml
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waltfrasescazadordepalabras · 6 months ago
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 El pensamiento de Jürgen Habermas Cuando nos planteamos dilemas morales no estamos solos, podemos comunicarnos con los demás y resolver con ellos estos dilemas. Aristóteles ya decía que el ser humano es un animal social. El diálogo es el verdadero motor de la ilustración. Uno de los factores que permitió superar el Antiguo Régimen fueron los intercambios comerciales, la gente empezó a viajar, a difundir información, noticias, opiniones, lazos de diálogo. Gracias a la comunicación hoy en día el debate social es posible, y esto nos permite defender una ética basada en el diálogo. Jurgen Habermas la llama ética discursiva. Una norma solo será ética cuando todos los afectados por esta norma participen en el debate y la acepten libremente. Habermas cree que las utopías son un como un modelo al que hay que intentar acercarnos. Propone una razón dialógica, es decir basada en el diálogo. En contraposición a la razón monológica de Kant, donde el individuo es un ser autónomo que piensa en los demás, pero sin los demás. Todas las acciones comunicativas entre personas deben tener cuatro requisitos: Inteligibilidad, que se entienda lo que dices. Veracidad, esperar que quien habla diga lo que piensa. Verdad, que no se mienta. Corrección, que nos movamos siempre dentro del marco legislativo. De estas cuatro condiciones Habermas cree que la que se debe cumplir prioritariamente es la veracidad, que digas lo que piensas. Si otra falla siempre se puede arreglar encontrando puntos de encuentro. El diálogo necesita de interlocutores válidos para resolver dilemas morales y llegar a puntos de encuentro. Los interlocutores válidos cumplen tres condiciones: Son capaces de usar el lenguaje para poder participar en el discurso. Son capaces de problematizar cualquier afirmación, no se tragan cualquier cosa. Y son capaces de expresar sus opiniones, deseos, necesidades etc. Si se llega a un acuerdo cumpliendo estas condiciones, deben cumplirse otros dos principios. El principio de universalización, una norma será válida cuando todos sus afectados puedan aceptar libremente sus consecuencias sin intereses partidistas. Los principios de la ética discursiva solo son válidos las normas que encuentran aceptación entre todos los afectados que participan en el discurso. Hay que estar dispuestos a aceptar sin presiones lo que se acabe decidiendo, no valen los razonamientos individuales, la ética de Habermas siempre incluye la necesidad del debate social para llegar a un acuerdo.
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l8news · 11 months ago
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Al fin y al Cabo: A falta de noticias animables para hoy, disfruta estos GIFs de la playa en Cabo Cod, Estados Unidos. [x]
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