#Ni el arte se salva
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aperint · 1 year ago
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Ni el arte se salva
Ni el arte se salva #aperturaintelectual #vmrfaintelectual @victormanrf @Victor M. Reyes Ferriz @vicmanrf @victormrferriz Víctor Manuel Reyes Ferriz
06 DE FEBRERO DE 2024 Ni el arte se salva POR: VÍCTOR MANUEL REYES FERRIZ Hace un par de semanas, de hecho el pasado domingo 28 de enero, nuevamente se presentó un acto de reclamo, que en realidad debemos nombrarlo como es, vandalismo, ante una de las pinturas más icónicas de nuestra historia, “La Gioconda” de Leonardo Da Vinci que se exhibe en el museo de Louvre en París y en esta ocasión…
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wideeawakee · 2 years ago
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Las palabras para expresar lo mucho que te amo aún no fueron inventadas ni lo serán jamás. Podría buscar por cielo, mar y tierra, incluso pasar el resto de mis próximas vidas intentando encontrarlas pero se que siempre me quedaría corta para intentar explicarte lo mucho que significas para mí.
Pero parece ser que de una forma u otra tu superpoder es siempre encontrar la conjugación de palabras adecuadas para hacer sucumbir mi alma ante la tuya; siempre sabes leer lo que pasa por mi mente y tengo la garantía de que no he encontrado a otra persona en el mundo que me comprenda de la forma en la que lo haces vos.
No voy a mentirte, un poco la verdad me asusta, porque nuestra relación no es más que la de un idol y su fan, pero no me arrepiento ni por un segundo en haberte entregado todo mi corazón desde el momento en que te conocí. Estoy segura de que mi destino era encontrarte, y saber que una persona en el mundo, sin siquiera conocerme, sabía exactamente por lo que estaba pasando, que no estaba sola lidiando con mi sentir.
Te amo tanto, y a pesar de que estas palabras no sean suficientes (a mi parecer) para manifestarlo, te dedico todas tus canciones para que puedas ver a través de tu propio corazón lo que significas para mí.
Nunca olvides que tu arte salva vidas, y tu amor salvó un poco la mía.💖
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karaokulta · 3 months ago
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¡Atención, valientes Guerreros del Pixel y Maestros del Código! 🎮 Hoy nos embarcamos en una aventura épica que, en lugar de dragones, está repleta de desafíos igual de feroces: el Desarrollo y Gestión de Videojuegos. No es solo cuestión de tener una idea brillante, sino de domar esa creatividad y convertirla en una experiencia interactiva que capture corazones y mentes. Ya saben, es como pasar del nivel 1 al 100 sin cheats. ¿Imposible? Para nada. Afilen sus espadas y ajusten sus armaduras, porque vamos a desglosar esta dungeon con estilo. 🛠️ El Martillo y el Yunque: Planificación y Diseño - Antes de enfrentarte al primer enemigo, tu mapa del tesoro debe estar claro. ¿Cuál es tu mecánica principal? ¿Y tu público objetivo? - Diseñar un videojuego es escribir una partitura donde cada nota son sonidos, colores, y acción. Sin armonía, la experiencia se desafina. 💡 La Lámpara Mágica: Creatividad e Innovación - La originalidad es tu hechizo más poderoso. Puede que no inventes el hilo negro, pero puedes tejer una capa que haga invisibles a los demás. ¿Te suena? - Las mecánicas jugables no tienen por qué ser un copy-paste. Juega, experimenta, y crea tu sello. ¡Sé el Miyamoto de tu generación! 🎲 El Juego de la Oca: Mecánicas y Jugabilidad - La piedra angular de un videojuego es su jugabilidad. Sin ella, ni el mejor gráfico salva tu skin. - ¿Easy mode o nightmare? El balance es clave. Ni tan fácil que aburra al caballero, ni tan difícil que el dragón siempre gane. 🎭 Las Máscaras del Drama: Narrativa y Personajes - La historia es lo que nos atrapa. Puede que tus gráficos sean más pixel que arte, pero una buena trama puede convertirse en leyenda. - ¿Quién no recuerda a Link o a Lara Croft? Tus personajes deben vibrar con vida propia, que inspiren memes y camisetas por generaciones. 🎨 El Pincel y el Lienzo: Arte y Diseño Visual - Deben ser un festín para los ojos. La paleta de colores, el concept art, el diseño de niveles: todo cuenta una historia. - El arte no solo es estético; crea atmósferas, emociones, y esa primera impresión que puede ser amor a primera vista o un swipe to the left. 📈 El Mercader: Marketing y Monetización - Si no vendes, no comes. Conoce tu mercado como el mapa de un RPG clásico. - Las loot boxes son el debate de hoy. ¿Cómo monetizar sin caer en la trampa de pay-to-win? 👾 El Boss Final: Publicación y Post-Lanzamiento - Llegar al release es como llegar al boss final con poco HP. Aquí es donde se gana el juego. - Pero atención, el juego no termina con el The End. Los parches, DLCs, y el soporte mantienen tu juego vivo. ¡A nadie le gustan los juegos abandonados! Y como todo buen videojuego, necesitamos una comunidad que apoye, critique, y sobre todo, que juegue. Por eso quiero escuchar tus trucos de desarrollo, tus hechizos de gestión, o simplemente cómo derrotaste al temido bug del olvido. ¡Invoco a los sabios y los valientes! Dejen sus comentarios o pregunten sus dudas. ¿Conocen a alguien que le brillen los ojos al hablar de hitboxes o storyboards? ¡Etiqueten al compañero de batalla que disfrutaría de esta raid en el mundo del desarrollo de juegos! #DesarrolloDeVideojuegos #GestiónCreativa #GameDev #IndieGames #Videojuegos #CreatividadDigital #GamingCommunity 🕹️🎲👾
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joseandrestabarnia · 4 months ago
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El marqués Fadini salva al general De Sonnaz en Montebello. Escena de batalla. 
Pintado, 1859 - 1862 
Bechi Luigi (1830/ 1919)   
MATERIAL Y TÉCNICA: lienzo/pintura al óleo  ATRIBUCIONES: Bechi Luigi (1830/1919)  LUGAR DE EXPOSICIÓN: Galería de Arte Moderno 
UBICACIÓN: Palazzo Pitti 
NOTICIAS CRÍTICAS HISTÓRICAS: Bechi participó con este cuadro en el concurso de obras de arte convocado por el Gobierno Provisional de Toscana con decreto del 23 de septiembre de 1859 para el sector "Episodios militares de la última guerra", que implicó la ejecución de cuatro cuadros sin fijar las medidas (AG, 1859, f. 1, pág. Bechi, que había participado en el concurso presentando un boceto marcado con el lema "Es mejor morir", quedó elegido en segundo lugar (decreto del 25 de marzo de 1860) y el precio fijado para el cuadro terminado se fijó en 500 franciscanos. Habiendo firmado el contrato el 3 de julio de 1860 con el compromiso de terminar la pintura en un plazo de dieciocho meses, Bechi recibió el pago en cuatro cuotas de L. 700 cada una entre julio de 1860 y junio de 1862 (AG, cit., pos. 4,6,7). En esta fecha el cuadro debía exponerse en la Promotrice florentina, pero no aparece mencionado en el catálogo. La pintura procede de la Galería de la Academia donde está documentada desde 1867. Después de 1920 fue colocada en la Biblioteca del Risorgimento hasta 1976, cuando fue llevada a la Galería de Arte Moderno. No es segura la presencia del cuadro en la Exposición Italiana de Florencia de 1861, citado en aquella ocasión únicamente por Dandolo (1863, p. 160) mientras que no se hace mención de él ni en los catálogos ni en las guías de aquel evento. El jurado del concurso valoró positivamente el cuadro, aconsejando al pintor realizar algunos cambios en la parte luminosa (AG, cit., pos. 6). Sabemos también que Bechi solicitó material militar a la infantería y a la caballería en octubre de 1860 y que el general De Sonnaz posó personalmente para el cuadro (A. De Gubernatis, 1889, p. 44). Fuentes contemporáneas documentan el episodio descrito por Bechi. Durante la carga de la caballería piamontesa contra las tropas austríacas enviadas por el mariscal Gyulai en tareas de reconocimiento más allá del Po y que tuvo lugar cerca de Montebello el 20 de mayo de 1859, el marqués Fadini, de Cremona, voluntario de la caballería de Saboya, salvó la vida del coronel De Sonnaz, que tuvo funciones de general durante la batalla y ordenó la carga contra los austriacos. 
CONDICIÓN LEGAL: propiedad estatal  CÓDIGO DEL CATÁLOGO NACIONAL: 0900158814 
NÚMERO DE INVENTARIO: Acc. no. 364 
ORGANISMO COMPETENTE PARA LA PROTECCIÓN: Las Galerías de los Uffizi 
ORGANISMO DE PRESENTACIÓN: Superintendencia Especial del Patrimonio Histórico, Artístico y Etnoantropológico y del Centro de Museos de la ciudad de Florencia 
Información de la web de “catalogo general del Patrimonio Cultural” italiano, fotografía de mi autoría. 
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pipaton-blog1 · 9 months ago
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Bobos, lambones y esnobistas
Reinaldo Spitaletta
Todo parece indicar que asistimos a un proceso de amaestramiento masivo, o, por qué no, de domesticación universal, en el sentido no solo de estar obedeciendo, sino, peor aún, consintiendo al verdugo, al domador, al que nos quiere enseñar a amar las cadenas, ni siquiera el punto-cadeneta-punto, solo los grilletes y los eslabones. Y para llegar a estos estados deplorables de consentimiento de la opresión y de la desaparición de la crítica, o asuntos similares, nos han intervenido el cerebro y hasta los intestinos.
Uno de los múltiples mecanismos usados para estos efectos es el del “seguidismo”. El creer a ciegas, o a tontas y locas, al elegido, al “mesías”, a una autoridad que utiliza tramposos disfraces. Lo que diga el maestro, o el presidente, o el dictador, es “palabra de dios”. Y ahora, la divulgación de órdenes, y otros llamados a la genuflexión y a la adoración, se transmiten con facilidad y alta velocidad, por redes sociales, porque, como se puede notar aquí y allá y acullá, más se gobierna a través de la virtualidad que desde la consulta popular.
Hay un catecismo, unas palabras divinizadas, una falsa sensación referida al “patriarca”, a quien hay que seguir, sin vacilaciones y sin cuestionamientos. Bueno, esa es una de las numerosas maneras contemporáneas en las que esa nebulosa denominada el poder nos ha hundido en la aquiescencia. Nos amputaron la facultad de preguntar por esto y por aquello, por todo, como lo sugirió hace años un poeta y dramaturgo alemán. Es mejor el dejar pasar, sin inquietarse por lo que puede haber detrás de un discurso, de un decreto, de una propuesta que puede ir contra nuestros intereses, que ya ni sabemos cuáles son.
Nos sumergieron en los espectáculos que hacen gritar a la galería, diseñada precisamente para dar sentido de aprobación, o de aceptación a lo que se mueve en la platea y en el proscenio. Para estas abyecciones se reduce el lenguaje, se crea una “neolengua” (por qué no un empobrecido parlache, una jerga) y hay que ir haciendo desaparecer a los clásicos (en unos casos, del marxismo; en otros, de la literatura, las artes, la historia…), como lo sugiere Michel Onfray.
Entonces, además del sentido crítico (suponiendo que haya existido alguna vez), nos empobrecen el lenguaje, que se reduce a unos cuantos vocablos, y se crea una sensación de bienestar en lo efímero, en lo fugaz y deleznable. Así son, en general, los mensajes de redes sociales. Como lo que alguien, quizás también por alguna de esas redes, decía sobre los esnobismos y las modas, que nos avasallan y nos hacen creer que hay un barrio muy “cool”, y que ya no se dice “tinto” (en el sentido de un café negro), sino un “americano”. Y hasta nos avergonzamos, por estos breñales montañeros, de la arepa y otras comidas típicas.
Sucede igual, o peor, con los conceptos de arte, belleza, estética. Se ha reducido a emoticones, al sensacionalismo, a la calificación rápida de una canción sin fondo y sin forma, o un bodrio cualquiera, en decir “¡qué chimba!”, y así evitamos cualquier análisis o profundización, nos salimos por la tangente, y esa forma escapista nos salva de pensar en propuestas elaboradas, en filósofos, en tratadistas, “eso pa’qué”, se escucha decir. “Pa’qué putas” Kant y Hegel y Nietzsche, o Gutiérrez-Girardot, o los baldomeros sanines, o un viejito tacaño como Fernando González, y menos aún un escritor “costumbrista”, “montañero”, pero eso sí “desnudador”, como don Tomasito Carrasquilla. Cosas así se han visto. Cosas de nuestro tiempo, se dirá.
Fuente: El Espectador , 16 de abril de 2024
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cinocefalo · 1 year ago
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En el set de una película sin título de próximo estreno
Juan Joaquín Péreztejada
…estoy trabajando en la edición
corté las partes sentimentales
toda la cursilería desperdigada
Aquellas palabras
que de tan grandilocuentes
no entraron a cuadro
Los acercamientos innecesarios
a tus labios
Mi voz en off
mientras bailabas para mí
Dejé el ventilador dando vueltas muy despacio
y la luz ay esa luz de la tarde
hacía verte toda vespertina
Esas imágenes congeladas
fotografías godardianas
con las cuales nos reíamos
las corté también
No va a quedar nada...
solo la duela y el sofá rojo
donde ahora se recuesta tu ausencia
y mis recuerdos
se abrazan en ese vacío
después de las cervezas
y tu maldita marihuana
Voy a pasarme horas editando
para que un día diga
sin estar escuchando al triste de José José
pero al calor de los rones
Nunca le escribí un poema
y todos se rían
porque diga lo que diga todos se ríen.
Nunca he sabido por qué
Tú nunca lo hiciste
por eso edité tu sonrisa
y tus lágrimas insólitas
para no tener que explicar
lo que ni tú ni yo entendimos
Todo ese amor de utilería
y tu cuerpo la escenografía
donde tu boca improvisaba un guion
tus parlamentos estrafalarios
Alguien de producción
trajo los besos de salva
La música compuesta para tu cinta
es la de un karaoke
donde cantabas con esa voz desafinada
más esbelta
(Voy a editar toda esta escena también)
Esto así editado ha de parecer una película de arte demasiada intelectual
un filme donde aparezco en un cameo como un extra
o donde le hable al espectador
o a la pantalla en blanco
sin más intención que la de alcanzar la belleza en la sala oscura de este hado
Como si fuera una especie de Orfeo yendo al cine un domingo en la tarde
solo
_
El espacio silencioso entre los objetos
Ahí donde nada se dice
donde algo falta
donde alguien se calla
en el interlineado de una frase a otra
En ese vacío escarchado del refrigerador
en los asientos libres de la sala
en la cama destendida
en el baño desocupado
Al final de una pieza musical 
al comenzar la siguiente canción
La pausa discreta del aire sostenido en los pulmones
En la quietud de la silla mecedora
donde no hay nada
El bote de basura recién vacío
En el intersticio de una realidad a otra
en ese orificio hecho en la pared
en ese hueco dejado en la tarde
Esta discapacidad del tiempo y sus compases
La fotografía del solitario
Ahí en ese espacio silencioso
estoy agazapado
Esta incapacidad de no poder acercarme
porque el silencio con su aparato ortopédico se sienta
La silla de ruedas es mi obsesión
inválido de palabras y voluntad
-
Ausencia
Su rostro es un boceto del retrato de la muerte
posee los primeros visajes de la elegante catrina
Su canto desde la rama de la infancia
se ha vuelto la melodía fúnebre de su vejez
Acostumbrada a hablar con los ángeles
estos silencios son el revoloteo de zopilotes
Nada hay de aquello que la definiera
La voz es el aliento luminoso de todo cuerpo
De esa lengua de fuego
estos pellejos son su ceniza
Esta cama de hospital es su barca
Su insólito vocabulario
conforma el estilo de la pesadilla
Zarpa ya nictálope por el riel de la luna
El mar humecta su sensibilidad de niña
-
Subterráneo
Avanzo
Nadie me ve
ni escucha
No todo lo enterrado está muerto
En silencio y a oscuras
¿Qué se oye
el silencio o la oscuridad
ambos hablan?
Yo soy ambos
si algo dicen es esto
Oigo los pasos de la sombra
se escabullen entre mis pasajes secretos
¿Dónde se guarece el sigilo?
Animal oscuro o pesadilla
salgo de noche
para hacer mis visiones
acecho
camuflado de luz
Necesito maquillarme la lengua
hablar en insomnio
Un asunto de topos
___
Juan Joaquín Péreztejada. Ha escrito los libros de poesía Los refranes del jaranero (1993), La casa de la pereza (1996) y Armonía. Una caracola es el espejo (2022). Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de la Universidad Veracruzana en 1994. Ha participado con sus performances en el Festival de poesía en voz alta de Casa de Lago de la UNAM, 2010; en el Burdel Poético de la CDMX en 2018-2019; y en Cría de cuervos, coreopoema, 2019-2022. Actualmente es responsable de Tianguis de letras, Boletín de Publicaciones de la UACM. Conduce el programa de radio El insomnio de Morfeo de RadioUACM.
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blog-sguera · 1 year ago
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Causa DCXLVIII, 2da Parte
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3.° Que de ninguna manera la ley ha podido ir hasta hacer imposible la prosecución del juicio por falta de aquellos documentos que pueden ignorarse, haberse destruido, extraviado ó no ser posible conseguirlos por cualquiera otra causa; y cuando las partes están en el caso de probar su derecho por otros medios que la ley permita.
4.° Que lo expuesto se deduce de los términos de las leyes 1.9, Tit. 2.°, 1.°, Tít. 5°, citadas, y de la 13, Tít 9.°, L. 4, R. que es concordante.
5° Que la razón de esas leyes se salva desde que con las precauciones que ellas adoptan se imposibilita, que la presentación de documentos se haga más tarde; impidiéndole así, todo engaño y dificultando cualquier abuso en la defensa.
6.° Que la inteligencia dada á la ley está confirmada por la doctrina (Esteves Saguí, pág. 117, Malaver, Tomo 19, pág. 343, San Sanponts etc., nota 218 ¿ la ley 39, tít. 2.°, parte. 38; Hernández de la Rúa tomo 2.°, pág. 63, Manresa y Reus tomo 2.o, pág. 51, Caravantes,, tomo 2°, pág. 50.)
7.° Que la nueva ley de Enjuiciamiento, de acuerdo con los Códigos modernos, así lo establece también (artículos 86, 87 y 116.)
8.° Que la cosa juzgada á que se refiere el resultado 7.° carece del alcance que le atribuye la resolución apelada.
9.° Que el actor acompañaba el ejemplar del contrato celebrado para la enajenación de los negocios de la razón Wanklyn y C. al Banco Mercantil y al verificarlo se limitaba á la simple exposición de que a pesar de su esfuerzo, era lo único que había podido obtener.
10.° Que es en esta situación, que se pronuncia el auto (f. 78), que si bien contiene varias consideraciones están subordinadas a la siguiente «que no habiéndose afirmado su inexistencia por el actor ni prestado el juramento de la ley, debe exhibirse el contrato definitivo de la negociación, pues el de fojas treinta y dos es simplemente provisorio, á fin de que el demandado con conocimiento de todas sus cláusulas, pueda contestar acertadamente».
11.° Que, como se desprende de esta consideración, ella recaía en presencia del incidente llevado en apelación y que versaba sobre mandato de contestación a demanda, á virtud de exponer el actor que después de sus diligencias solo había podido encontrar el ejemplar del contrato citado.
12.° Que la Cámara, entonces, observando que aquel era provisorio, y que no se afirma bajo juramento la inexistencia del definitivo mandó exhibirlo.
13.° Que esta inteligencia se desprende de los términos claros de dicha resolución; y es por otra parte, la que se ajusta a lo dispuesto en las leyes 1.a, tit. 2.°, 1.ª tit. 5.0 y 19 tit. 9, lib. 4, R. como ha quedado demostrado.
14.° Que el actor ha prestado ya la manifestación jurada en su escrito f. 83. Por todo esto se declara que existe inaplicabilidad de ley en las resoluciones recaídas en este incidente debiendo devolverse para que se ordene la contestación de la demanda y con restitución al recurrente del depósito hecho para la interposición de este recurso. Repónganse los sellos.
Manuel M. Escalada
Sabiniano Kier
Alejo B. Gonzalez
Amancio Alcorta
Considerando:
1.° Que la demanda entablada se funda en el contrato que en ella se menciona.
2. Qué exigido el actor por la exhibición de los documentos respectivos ha expuesto no tenerlos.
3.° Que la Cámara de Apelaciones, al decir, que no está el demandado obligado á contestar la demanda mientras no se presente el contrato en que se funda, agrega que su inexistencia cambiaría la acción, en otra distinta de aquella que tiene por fundamento un contrato cuyo comprobante no se tiene.
4.° Que esa acción cambiada no puede ser sino por otra análoga tendente al mismo fin.
5.° Que pudiéndose por consiguiente seguirse otro juicio sobre la misma cosa, según los términos mismos de la resolución apelada, es improcedente el recurso ante esta Corte según lo dispuesto en el art. 300 de la ley de Enjuiciamiento.
Por ello así se declara, perdiendo el apelante el de. pósito como lo dispone el art. 306, y condenando en las costas según lo mandado en el art. 334.
Sisto Villegas
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daeulj · 1 year ago
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@skirino — no encuentra motivos para indagar más sobre aquello, quizá porque dinero tampoco le ha faltado nunca a él, y es fácil asumir que para otros vástagos tampoco debería ser complicado que dinero se acumule; el recorte de gastos necesarios para la vida humana es algo que, asume, todos atraviesan. ‘ si generalmente no implica que levantes mucho la vista para verles a los ojos... ’ no termina oración, pero ofrece asentimientos con la intención de completar su frase. sabe que ella es la que tiene razón, a pesar de que esté decidido a fingir lo contrario. lleva una mano a su abdomen ahí, y ese gesto, junto a la mirada dolida que le dedica, es su forma de dramatizar ante toquecito que apenas ha sentido. ‘ ¿por qué te ofendes? les bajites tienen un montón de ventajas, seguro nunca te has golpeado la cabeza al entrar a un tren, y tienes la altura perfecta para enterrar el rostro en el pecho de otres... — cuando yo abrazo a alguien, la mitad es aire ’ pero lo dice sólo para probar un punto, exagerando posibles desventajas. ‘ hm, un... ¿perro salchicha? tal vez les conoces así, pero supuse que el nombre quizá te espantaba un poco ’ esta vez sonríe, porque la posibilidad de que se sienta insultada en verdad le causa gracia. tiene que admitir que raza es... graciosa, pero también nunca ha conocido a uno de esos perros que no luzca elegante y con gracia, dignos de exhibición, aún con el menor de los cuidados. ‘ yo les encuentro lindos ’ responde a esa duda ahora, por si aquello le salva de recibir otro golpe. ‘ ¿alguna vez has salido de tokio? ’ duda surge al oírla hablar, se pregunta si en alguna oportunidad ha perseguido aventuras como esa. desde su punto de vista, parecen enigmas en los que valdría la pena invertir años de eternidad. él, por ejemplo, había hecho eso con sus propios intereses, ligados principalmente al arte en sus varias formas. ‘ supongo — esta cámara estaba en casa de mis padres la última vez que la vi ’ hace demasiados años. ‘ ¿sabes cómo a veces, incluso siendo mortales, vivimos varias vidas en una? — la usaba en mi primera vida, y me es aún más lejana que la última ’ explica el porqué de recuerdos borrosos. se hace una idea de lo que puede encontrar allí, pero a esta altura de su no-vida, no le causa tanto temor enfrentarse a recuerdos enterrados en su memoria. ‘ pero si te referías a esta noche, no — esa es la primera ’ y no le gustaría abusar mucho de ese recurso, a decir verdad. magia estaba precisamente en capturar imágenes en lugares al azar, unirlas cada una a un recuerdo distinto, y ya había decidido que aquel sería el que traería de nuevo a excursión en antiguo hotel, en el futuro. ‘ hasta hace un momento pensé que nunca te atreverías a lastimarme, y me demostraste equivocado ’ mano vuelve a lugar en el que recibió aquel pequeño golpe, aunque se equivoca al elegirlo, y mano queda demasiado sobre sus costillas. ‘ quizá me gusta la idea de pensar que no te conozco ni un poquitito, significa que me queda mucho por aprender sobre ti — sería una buena forma de poner en uso la eternidad ’ y en verdad, quizá nunca terminaran de conocerse mutuamente, o quizá siempre habría algo nuevo por aprender. con vida eterna no venía, después de todo, un estado de estatismo, continuaban teniendo en ellos la naturaleza de experimentar un cambio constante. le sigue cuando parece tomar la decisión de buscar un álbum de fotos, aunque ni él mismo había pensado en cómo almacenar aquellos recuerdos; quizá habría optado por dejar las fotos sueltas en alguna caja a la que pudiera volver más adelante. acusación de hablar disparates le toma por sorpresa, así que exhala una breve risa, pero seguido se concentra en las palabras contrarias. ‘ mhm, es difícil no considerar todas las posibilidades cuando nos ha tocado despedirnos de personas tantas veces, ¿no? ’ se ocupa por husmear en habitación por su lado, revisando viejas fotografías que aparecen, de ningún rostro que reconozca, o se le haga familiar.
‘ en el mejor de los casos aparezco en tu cumpleaños número dos mil a mostrarte la foto, preguntándote si recuerdas cuando eras amable conmigo ’ porque tampoco tenían que ser todos los escenarios pesimistas, aunque naturalmente no podía descartarlos con facilidad. ‘ me gustaría pensar que las cosas no pueden ir tan... terriblemente mal, ¿no? nunca he tenido enemigues, serías la primera ’ y no se le ocurren razones por las que aquello podría llegar a suceder. ‘ es emocionante, igual, ¿no crees? que cualquier cosa pueda suceder ’ atención vuelve a ella ahí, y la encuentra entretenida con una caja. no tarda mucho en acceder a invitación, se acerca para poder acuclillarse a su lado, y echar un vistazo a aquello que ha encontrado. ‘ no tiene que ser un álbum — incluso si es un libro, o una caja de bombones... servirá ’ se endereza de nuevo ahí, para comprobar el resto de las cajas apiladas. ‘ ¿debería revisar otra, mientras tú buscas en esa? ’
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‘ descuida. el dinero nunca ha sido un problema. ’ después de todo, la tienda no es más que una fachada. el trabajo que de verdad desempeña es de perfil bajo, aunque pueda parecer obvio para otros. de repente, daeul se atreve a ser audaz y ella cambia su postura. ‘ ¿¡entonces todas las personas con las que yo me junto son chiquites, dices!? ’ actúa ofendida al punto en que le deja una palmada floja con el dorso de la mano sobre el abdomen. ‘ tanto tiempo con la cabeza allá arriba a veces no te hace pensar muy bien, ¿lo sabías? ’ se cruza de brazos, todavía fingiendo mientras hace algo de distancia entre ellos. ‘ y… ¿qué es un teckel? ¿es otro perro? ¿es lindo? ’ porque, quizá, se sentiría genuinamente insultada si resultaba ser una criatura parecida a un… pug. se atrevería a decir que agradecería cualquier otra comparación, incluso hasta con una ratita. objetivamente, eran animales bastante más inteligentes que los canes. ‘ serían aventuras en las que estaría dispuesta a embarcarme si supiera la manera de llegar hasta ellas… ’ lo ve movilizarse y decide hacer lo mismo desde su lado del pasillo, donde las puertas abiertas se alinean para permitir la entrada a un par de habitaciones que funcionan de hogar para más basura. las primeras dos no se ven atrayentes, así que continúa. ‘ ¿has tomado muchas fotos? ’ ella nunca había sentido afición por conservar memorias en papel. por mucho tiempo pensó que aquello que amaba perseveraría con el tiempo. eventualmente, el destino se encargaría de demostrarle lo muy equivocada que estaba y para cuando ocurrió ya no había manera en que una cámara fuese capaz de retratar o rescatar los buenos momentos. él ya no estaba. a veces ni siquiera quería aceptar que no volvería. ‘ si de verdad piensas que te haré deshacerte de ella, significa que no me conoces ni un poquitito, ’ se gira sobre los talones, buscándolo al mismo tiempo que levanta una mano frente a su rostro, ajustando índice y pulgar en un espacio tan pequeño que debe cerrar un ojo y forzar el abierto para ver al ravnos través de ellos. al terminar cruza los brazos por delante de su torso. ‘ con toda porquería que hay aquí, seguro que un álbum de fotografías no está tan imposible. ¿cierto? ’ no espera una respuesta de él cuando ya se está girando para llevar a cabo el plan. ‘ entre todos los disparates que me has dicho… ’ y con ello se refiere únicamente a que la bajita era ella, no él el grande, ‘ has pronunciado una verdad absoluta. ¿alguna vez te has puesto a pensarlo? el cómo nunca se sabe qué podrá pasar mañana. quizá se nos obligue a tomar bandos, quizá la enemistad nace mucho más espontánea, después de que me robes mi flan de vitae. ’ con el último ejemplo, aunque suene inverosímil, trata de ejemplificar lo caprichoso que se le antojaba el universo y la, aún más, volatilidad de ellos mismos. ‘ o tan sencillo como que alguno deja de estar. ’ en otras palabras: existir. ese mismo día más temprano se le había encargado cazar un tremere a la fuga. curioso, porque quién sabe cuándo podría tratarse de cualquier otra persona. incluido un ravnos. ‘ es como ese famoso efecto mariposa… ‘ la pregunta parece casi dejada al aire mientras se asoma la quinta habitación. una limpia montaña de cajas apiladas es casi una imagen milagrosa para ella. ¡bingo! ‘ seguir el maullido de un gatito te llevó hasta mi tienda. de haberlo ignorado, no estaríamos hablando en estos momentos. del mismo modo, resulta imposible de adivinar a partir de cuál acción se bifurcarán nuestros caminos otra vez. ’ se acuclilla frente a la caja más cercana a la entrada. si se había comprometido con un propósito inicial, ya lo había olvidado. antes de levantar una de las solapas le busca por encima del hombro. ' ¿vienes? hablaba en serio con el álbum de fotografías. ' sonríe segundos antes de proseguir con su actividad. no sabía si conocerla podría volverse buena memoria para alguien, pero egoístamente podría intentarlo con él. @daeulj
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poesiapistolaenmano · 2 years ago
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EL AMOR DETRÁS DE LOS NUBARRONES
El amor detrás de los nubarrones ¿entiendes? preguntar cómo carajo nos salva ese amor en la sumatoria de  circunstancias y elecciones con el barro por las rodillas -sólo la actitud nos salva dijo alguien-, y pienso en la actitud del amor detrás de los nubarrones cada buenosdías uno y otro de cargar con esa cruz de escrúpulos y persuadirse que las cosas simples son las más difíciles (es un arte la sencillez) hasta para morirse. Será por eso que estoy en este camino hacia alguna parte y el buen samaritano no llega. El sol está detrás de los nubarrones llevo todos los demonios y santos conmigo saber es una desgracia de puro dolor, me cantan los gallos tres veces de día y de noche me topo con ellos porque los esfuerzos son inútiles cantan sus melancolías y me picotean entre las basuras de la inmediatez hambrienta de engullir cabezas y corazones los días se apuntalan con la sangre esa de tus venas y lo que queda de aquello que una vez soñamos de puro humanos sin fronteras se ensucia de ese optimismo donde puedes creer que lo sabes todo pero eres sólo una mosca en la pared una puta mosca los molinos de viento están ahí como siempre y el sol sigue detrás de los nubarrones. Es que lo que yo digo no lo entiende todo el mundo. Vivir como se escribe no tiene poesía ni siquiera en el bies de la sombra.
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paxi-suru-art · 4 years ago
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Señorita Paxi, usted cree que el coloreado puede salvar mi dibujo aún si está mal anatómicamente? Me interesa saber si opinión, por qué usted sabe mucho jeje
Vaya, que pregunta tan más extraña xD
Bueno, en primera yo tengo un poco de conocimientos sobre el arte digital por mi carrera, tampoco es que lo sepa todo x"3
Y por lo que he aprendido en los 3 semestres teóricos que lleve, no. El coloreado bonito no salva dibujos.
La cuestión del coloreado y la anatomía, es cosa de discusión, ya que muchas veces no nos guiamos enteramente de la anatomía para desarrollar nuestro estilo propio, nos inspiramos de otros para hacerlo, ya sea una artista, un anime, caricatura, etc. ¡Y está bien! No a todos les puede gustar una anatomía bien echa, y es entendible.
Sin embargo, si quieres meterte a este terreno del dibujo y estudiar una carrera vinculada a este, tienes que aprender si o si anatomía.
Créanme, yo llegue sintiéndome chingona a mi primera clase de dibujo de la Universidad, pero no fue así, yo no sabía nada de anatomía xD Mis cabezas las hacia grandes, el cuerpo que hacía no tenía musculatura, no sabía que madres era una línea de acción, y ya ni te cuento cómo me fue con los puntos de fuga XD
Pero bueno, la cuestión aquí, es que si estás en el dibujo, meramente por pasatiempo, está bien que te quieras centrar en qué tus dibujos se vean llamativos con un buen coloreado sin importarte tanto la anatomía, está bien, después de todo es tu pasatiempo.
Pero, considero que si te quieres dedicar profesionalmente a eso, tienes que practicar anatomía. Si, se que da flojera, pero al final te terminas acostumbrándo a hacer anatomía en tus sketch y demás que va a pasar a formar parte de tu estilo de una u otra manera nwn) Además, no se ustedes, pero cuando algo me sale anatómicamente correcto, siento que floto entre nubes :'3 Por qué se que todo el esfuerzo por aprender anatomía, valió la pena :'''D
La cosa es practicar y practicar, no rendirte por qué te dio flojera o por qué te estresa, al final todo depende de uno mismo y de cuanto quiera mejorar nwn)
Espero que te haya ayudado y lamento no traducirlo ;-;)
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danielpico · 4 years ago
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Moisés, Miguel Ángel y Freud
De un Entrelazamiento de historias en la Historia
a algunas sugerencias para la teoría del tratamiento.
XIV Internacional Forum of Psychoanalysis
Roma 23-27 Mayo 2006
Freud, turista de élite
El viaje a Italia ha sido en el pasado una etapa “obligatoria”; era la atracción de una moda elitista, la del Gran Tour. Era un must que a partir del siglo XVIII, siguiendo las huellas de Goethe, obliga a la Intelighenzia europea, de Byron a Shilley, de Keats a Mendelsshon, de Joyce a Thomas Mann, a visitar Italia y residir un tiempo en Roma.
Tampoco Freud se sustrajo a la fascinación de la empresa y así, desde 1895 inicia la costumbre de, como él dice, “ dirigir su corazón hacia el sur, hacia las higueras, las castañas, el laurel y los cipreses” ( Carta a Marta fechada el 1 de septiembre de 1900), pero también hacia la luz y la monumentalidad del pasado, transmitiendo las sensaciones y las imágenes de estas estancias a la correspondencia de viaje dirigida a sus familiares (véase Togel, 2002).
La ciudad de Roma, sin embargo, ocupa un lugar especial en el imaginario freudiano: es un lugar que nos es restituido en las memorias de Freud con carácter ambivalente. En su deseo “neurótico” de Roma, como él mismo lo define (Carta a Fliess del 3 de enero de 1887) Freud se debate entre la curiosidad por conocerla y el temor de llegar a ella. De ello da testimonio la Traumdeutung en la que nuestro autor nos relata una serie de sueños que dramatizan su agobiante y controvertido deseo de llegar a Roma (Freud, 1900, págs. 183-5). Tal vez por eso mismo hasta el 1901, Freud, como un moderno Anibal, no consiguió llegar más allá del lago Trasimeno (Carta a Fliess del 3 de enero de 1887). Y sin embargo, siempre que Freud emprende sus vacaciones en Italia, durante sus habituales viajes de septiembre, va avanzando cada vez más hacia el sur: primero el Véneto, después Lombardía, más adelante Umbría y por fin la Toscana, parecen ser progresivas etapas de un recorrido de iniciación a lo largo del camino hacia Roma (v. Flem, 1991, pág. 78).
Por último, Freud superó todo tipo de dudas y, venciendo el miedo al tren, al cólera, a la malaria, al siroco y a las pulgas, encontró el camino de Roma.
Llegó allí en el 1901. “Parece increíble que no haya venido aquí antes” escribía a su esposa (Tarjeta postal a Marta, del 2 de septiembre de 1901). “Es la ciudad más bella y eterna, de una belleza sin igual” (Carta a los hijos, del 12 de septiembre de 1913). Visitó el Panteón, la Capilla Sixtina, la Vía Appia Antica y el Palatino, echó la moneda en la fontana de Trevi y el gesto propiciatorio dio sus resultados. Volvió otras seis veces, familiarizándose cada vez más con el entramado urbano hasta llegar a caminar por las calles de la ciudad «como un romano” , como contaba a Marta (carta a Marta, del 24 de septiembre de 1907), lamentándose “lástima que no se pueda vivir siempre aquí” (carta a la familia, del 24 de septiembre de 1907).
Moisés, ¡qué pasión!
Pero Freud visitó también, y varias veces, casi invadido de un sacro furor, la iglesia de San Pietro in Vincoli para “espiar” al Moisés de Miguel Ángel. El papel que desempeño Moisés en relación con los avatares del pueblo hebreo ejerció siempre una fuerte impresión en el ánimo de Freud, de la cual es testimonio la obra de 1913 ‘El Moisés de Miguel Ángel’ (Freud, 1913) y la vuelta sobre el tema al final de su vida en los tres fascinantes e sugestivos ensayos sobre ‘Moisés y la religión monoteista’ (Freud, 1934-38).
Las referencias autobiográficas son explícitas: la figura de Moisés provoca en Freud un notable interés que se traduce en una temerosa reverencia hacia la dimensión heroica de un Moisés padre y caudillo. El mismo Freud admitía que no lograba “sostener la mirada hosca y desdeñosa del héroe y de escabullirse agazapado en la penumbra” de las naves de San Pietro in Vincoli (Freud, 1913, pág. 301).
Moisés, además, satisfacía en Freud una necesidad narcisista de identificación con el jefe profeta y conductor de una multitud de seguidores en la empresa admirable de conducirlos a su destino final. Si Freud se emparienta con Moisés, la tierra prometida en la identificación freudiana se hace metáfora de la afirmación del movimiento psicoanalítico. El paralelismo se explicita en una carta a Jung: “Si yo soy Moisés, [usted] como Josué tomará posesión de la tierra prometida de la psiquiatría que a mí me está permitido ver solo desde lejos.” (Freud, 1974, pág. 211). Al igual que el héroe Moisés, Freud, con su psicoanálisis, trata de dar a la vida y a la cultura un destino superior, una ambición, un ideal, un valor.
Freud encontró al Moisés de Miguel Ángel en su primera visita a Roma, como atestigua la fecha de una tarjeta postal a Marta, el 6 de septiembre de 1901. En el 1912, en una de sus estancias en Roma en compañía de Ferenczi, confiesa que iba todos los días a la iglesia de San Pietro in Vincoli (carta a Marta del 25 de septiembre de 1912). Al año siguiente, Roma acoge de nuevo a Freud que se queda tres semanas y también esta vez rendirá homenaje cotidiano a la estatua (carta a Weiss del 12 de abril de 1933).
A su vuelta a Viena, Freud escribe en diez días su ensayo sobre el Moisés de Miguel Ángel. ¿Qué puede significar tanta afección expresada en estas visitas tan reiteradas y casi obsesivas? Es el propio Freud quien contesta a esto al admitir que “ninguna otra escultura ha ejercido un efecto tan fuerte sobre mí” (Freud, 1913, pág. 301). Pero su motivación no es ni estética ni contemplativa; el impulso que le empuja es exquisitamente psicoanalítico. Freud, como él mismo explica, desea «comprender el misterio de la estatua” (carta a Marta, del 25 de septiembre de 1912), quiere resolver un enigma. Se trata de descubrir qué acontecimiento, y exactamente qué instante de él, representa la estatua. Freud, con decisión, determina cual es el acontecimiento. El hecho es bien conocido: Moisés, descendiendo del Sinai con las Tablas de la Ley, distingue desde lo alto la escena de idolatría de su pueblo. Más difícil le resulta a Freud localizar el preciso momento de la acción en la que, según Freud, Miguel Ángel inmortalizó la imagen de Moisés, deteniéndola y fijándola en un instante atemporal . La tarea requiere de Freud un refinado uso de un método de investigación que llamaré método indiciario.
¡Por las barbas de Moisés!
Freud construyó su interpretación centrándose en la observación de algunos detalles precisos que desempeñan la función de indicios y que son los siguientes:
La inclinación de las Tablas
La postura de Moisés en su asiento
El juego de los dedos de la mano derecha y la ondulación de la barba
La inclinación de la cabeza
La dirección de la mirada
La reconstrucción que propone Freud, en base a estos detalles, de los cuales la mano y la barba resultan ser el eje principal, se obtiene mediante la presentación de tres diseños que, al igual que un barrido de la moviola, representan la sucesión de tres momentos – secuencia.
Secuencia primera: Moisés está quieto, sentado en posición de reposo
Secuencia segunda: Moisés vuelve la cabeza y se da cuenta de la escena. En un rapto de ira, afloja la presión sobre las Tablas, que están a punto de escurrírsele de las manos.
Secuencia tercera: Moisés se da cuenta, se detiene, acerca la mano que tenía sobre la barba a las Tablas para sujetarlas, desviando involuntariamente aquélla también.
En síntesis, la interpretación que hace Freud del Moisés de Miguel Ángel es la siguiente: el escultor ha querido representar a Moisés en el momento en que recupera la compostura exterior no cediendo a la emoción interior y en que, refrenando la pasión, salva las Tablas de la Ley.
Moisés ha sublimado.
El Moisés de Freud, o la subjetividad del intérprete
En este punto quisiera dejar a un lado el interrogante de si este Moisés de mármol que Freud va interpretando corresponde a la intención de Miguel Ángel. La intención que ha guiado la mano de Miguel Ángel al esculpir esta obra es una tarea que dejo de buen grado a la competencia de los historiadores del arte. Lo que sí es sin embargo de nuestra competencia es si la interpretación freudiana refleja la intención que aporta Freud al interpretar “su” Moisés. En otras palabras, ¿quién ha sublimado la propia rabia, Freud o Moisés? La pregunta nos conduce a un terreno propio del campo de las investigaciones de los psicoanalistas, desde el momento en que nos induce a reflexionar sobre la relación entre la subjetividad del intérprete y el trabajo de la interpretación (De Robertis, 1995). Dentro de este espíritu me dispongo a verificar la subjetividad de la interpretación freudiana.
Al comentar las vicisitudes de Moisés, ya antes había surgido la amarga reflexión de Freud, que veía a “Moisés recompensado (…) con rebeliones, odios e ingratitud por aquel mismo pueblo que él intentaba liberar” (Freud, 1900, pág. 349). La “traición de los seguidores” es un tema que trae a colación los acontecimientos biográficos de Freud y que hace intervenir su subjetividad ante la dolorosa desilusión padecida. Cuando Freud “espia” a Moisés y escribe el ensayo correspondiente, en aquel periodo de su vida estaba encolerizado por lo que estaba viviendo: apenas terminada la redacción del ensayo, Freud escribía a Ferenczi: “Estoy invadido por la rabia” (carta del 12 de enero de 1914). Era un momento candente en la historia de la Institución Psicoanalítica y Freud sufría el abandono de Adler y de Stekel, al mismo tiempo la polémica con Jung estaba en todo su apogeo. Por tanto, la génesis de la motivación que llevó a Freud a inspeccionar, casi a hurgar, en los rasgos del simulacro de Moisés, es una vivencia emotiva que radica en lo íntimo de sus experiencias personales.
El año antes de escribir el ensayo, ante el comportamiento de Stekel, Freud confesó a Ferenczi que la situación que reinaba entonces en Viena, lo hacía más similar al Moisés “histórico” que al de Miguel Ángel (carta a Ferenczi, del 17 de octubre de 1912).
De todos es sabido que el Moisés “histórico”, el que nos ha llegado con la tradición bíblica, es un personaje dominado por la ira que, traicionado e indignado, cedió a sus impulsos y destrozó las Tablas de la Ley, dispersando sus valores. A Freud le influyeron la reactividad e impulsividad del carácter de Moisés, sobre el cual escribía 20 años después: “la misma descripción bíblica calificaba a Moisés (…) de irascible, fácilmente excitable como cuando, indignado, mató al vigilante que golpeó a un hebreo, o como cuando , amargado por la apostasía de su pueblo, destrozó las Tablas de la Ley que había traído del Monte de Dios, por esto Dios lo castigó al final por aquel gesto de impaciencia” (Freud, 1934-1938, pág. 359 y sig.).
El mismo Jones intuyó las referencias subjetivas que animan la interpretación freudiana, cuando subrayó, a propósito de la identificación con Moisés, el esfuerzo de Freud por dominar sus pasiones (Jones, 1953, pág. 441). En esta misma dirección, otros ilustres biógrafos de Freud (Gay, 1988, pág. 286, n.2; Robert, 1964, págs 305-6; Rodríguez, 1996, vol. II, pág. 125) confirman que Freud había ejercitado un notable control sobre sí mismo para frenar su ira, sobre todo en los momentos de encuentros oficiales, como el Congreso de Munich del 1913, y éste año es precisamente el de la escritura del Moisés.
Y no en último lugar, también el libro del Éxodo confirmaba que Freud puso de su parte, desde el momento en que la interpretación freudiana llegó hasta invertir la tradición testamentaria según la cual Moisés, por el contrario, invadido por la rabia no protegió las Tablas de la Ley, sino que las destrozó (Èxodo, 32, 15-19).
Al parecer,el hecho de que no se trate de ningún otro Moisés sino del de Freud y que sea una lectura ajustada a la subjetividad del intérprete (Gonzalez Torres, 1996) no pasó por alto ni siquiera en aquel entonces. De ello dan testimonio las dudas de Freud y las distintas vicisitudes que acompañaron la publicación del ensayo en cuestión; contrariamente a Jones, Abraham y Ferenczi, que le animaban a publicarlo, Freud no estaba seguro de que lo debiera hacer; “en cuanto al problema del Moisés, tengo otra vez dudas” –confesaba – y así se llegó a la componenda de que, en 1914, saliera publicado en Imago pero en forma anónima, como si la reticencia envolviese el misterio de su autor. Abraham se muestra escéptico y cree que el anonimato de la publicación es un escamoteo inútil y que, de todos modos, se reconocerá “el zarpazo del león”.
Sólo muchos años después, en el 1924, cuando salieron las obras completas, Freud reeditará el trabajo asumiendo su paternidad: “he legitimado a este hijo mío no analítico” dirá (Carta a Weiss, del 12 de abril de 1933). La lectura que hizo Freud del Moisés de Miguel Ángel mantiene su fascinación puesto que abre un resquicio para observar las vivencias de Freud, la autenticidad de su experiencias personales y, en definitiva, la subjetividad de Freud como hombre. Más allá del refinado ejercicio de estilo del que Freud hace gala en su ensayo sobre Moisés, basado en el examen de los detalles, método que me gustaría analizar más adelante, ahora quisiera detenerme en estudiar la actualidad que reviste hoy el tema de la dimensión subjetiva de la interpretación y de la “persona” del analista. Tomaré como punto de partida la subjetividad de la interpretación freudiana y para ello empezaré por San Pietro in Vincoli.
En la quietud de la nave, durante las visitas que se suceden día a día, como en una imaginaria sucesión de sesiones, Freud se ocupa del “paciente” Moisés. La suya no es contemplación sino una serie ordenada de observaciones y, estudiando minuciosamente la estatua, parece que le haga hablar… pero su interlocutor se mantiene congelado. A diferencia del convidado de piedra de Don Juan, que al final del banquete se anima, la estatua de Moisés permanece muda, no responde a las conjeturas de su observador. Quisiera por tanto marcar simbólicamente la relación entre Freud y la estatua como el escenario de un setting carencial desde el punto de vista relacional.
El paciente, a diferencia de los textos sobre los que opera la praxis hermenéutica, que permanecen mudos y que basta con saber leer (Gadamer 1967; Habermas, 1968) es un texto vivo que, preguntando y respondiendo, en el discurso que desarrolla con el analista-intérprete, entabla un diálogo, negociando las propuestas y las pistas que da el analista y que a su vez el matching de la pareja analítica relanza.
Del mismo modo que Fre
ud, razona para su coleto ante la estatua , sin poder tomar en consideración la posición del otro, sin tener en cuenta la contraparte dialógica, así puede verificarse en la estancia del análisis, donde la presencia de un paciente que habla y se expresa, no garantiza por sí misma que la atención del analista tenga auténticamente en cuenta la experiencia del otro que actúa en ese momento (Stern, 2004, parte III) y que, junto a él construya una narración compartida (La Torre y otros, 2002). Me refiero a la consideración de que la intencionalidad del analista, su subjetividad (Fosshage, 1995; Hirsch, 1996), su inevitable “intervencionismo” produce briznas de trabajo fundados en sus vivencias, sus experiencias y sus emociones; es irrelevante que todo este conjunto de subjetividades sea consciente o inconsciente, el problema es si después funciona en la mente del analista como un a priori interpretativo, en la medida en que pasa por alto la intencionalidad de la comunicación del paciente.
En el fondo, de forma intermitente o de vez en cuando, hay momentos en toda sesión en que todos los analistas trabajamos “a solas”. Si esto sucede porque somos obedientes al modelo teórico que utilizamos en la lectura del paciente o depende de los mapas subjetivos que utilizamos en la lectura del mundo que habitamos, es indiferente, porque en ambos casos nos privamos de ese precioso recurso que es el paciente. Al final, sólo él es depositario de la posibilidad de comprobar o falsear nuestras conjeturas, del mismo modo que sólo él es la única vía de acceso a sus fuentes documentales.
Y aquí llego al meollo de la cuestión. ¿Qué son las fuentes documentales que nos refiere el paciente y de qué manera entenderlas? Por fuentes documentales no me refiero solamente al pasado del paciente y a su historia, sino más bien a las informaciones relativas a su presente. Es innegable que, en la medida en que el pasado colapsa sobre el presente, lo que el paciente comunica en el presente de la sesión expresa sin duda su pasado, repropuesto con rigidez y conservación. Pero esto no es todo. El paciente comunica también, y a pesar de todo, elementos de flexibilidad y transformación (Mitchell, 1993), que pueden manifestarse alternativamente pero también conjuntamente, con sus patrones mentales estáticos y consolidados, sintomáticos y disfuncionales.
Sin embargo, a diferencia de las referencias históricas y conservativas que, de modo consciente o inconsciente, se acumulan en el texto del paciente, los índices del cambio en función de las necesidades evolutivas de norma se manifiestan a través de una escasa visibilidad, entran a hurtadillas en el relato del paciente, con una presencia silenciosa y discreta que se perfila en el discurso del paciente como un microscópico inciso, un pequeño espacio entre comillas o un diminuto paréntesis. Son justamente estos particulares de escaso relieve, estos detalles en sordina, estos indicios minimalistas los que pueden ser índices de fenómenos de desarrollo futuro de notable importancia y relevancia. Pero para explicitar mejor este tema, el tema de los indicios de cambio que se manifiestan mediante detalles “invisibles”, me serviré de un sistema transversal, recurriré al ámbito de las artes figurativas.
El método de los detalles
A finales de 1800 se abre camino en Europa un paradigma interpretativo basado en el método indiciario. Se servía de él, en el ámbito de la historia del arte, su inventor, el italiano Giovanni Morelli, que, al igual que Freud, era médico y, al igual que éste, había adquirido de la semiótica médica la habilidad de un consumado observador (Ginzburg, 1986). Los museos del mundo están llenos de cuadros con falsas atribuciones. ¿Cómo se puede entonces restituir la pintura a su verdadero autor?, se preguntaba Morelli. He aquí su fórmula: la paternidad de un cuadro no debe reconstruirse según la valoración general o el conjunto de la obra. En ese caso, la atribución se basaría en aquellos caracteres que saltan a la vista más fácilmente y que, por lo tanto resultan más fácilmente imitables, como, por ejemplo, la mirada elevada al cielo de los santos del Perugino o los ojos almendrados de Botticelli o la sonrisa típica de los personajes de Leonardo. Para efectuar la peritación de una pintura, es necesario sin embargo apuntar a los detalles secundarios – sugería Morelli – a aquellos indicios mínimos, insignificantes e irrelevantes que pasan inobservados.
Justamente este tipo de indicios, menos influidos por las tendencias de la escuela a la que pertenece el pintor en cuestión, figuran en los originales y no en las copias: caen en esta categoría, por ejemplo, los lóbulos de la oreja de Botticelli o de Cosme de Tura, los detalles naturistas como las flores, las plantas, los animales o los detalles del paisaje. Son detalles que descuida el copista y precisamente este descuido lo traiciona. Aplicando este método, Morelli descubrió muchas falsas atribuciones: el descubrimiento más sensacional fue la Venus de la Galería de Dresde ; considerada como una copia del Sassoferrato de una pintura perdida de Tiziano, Morelli identificó en ella a una de las poquísimas obras de segura paternidad del Giorgione.
El método de Morelli, como todos los procedimientos indiciarios, incluida la investigación policiaca, remite a una perspectiva minimalista que considera revelador el dato residual y marginal. Un método cuyo sentido interpretativo está en el hecho de que la revelación o la interpretación no proceden de la observación directa de lo que se manifiesta, sino de la atención dirigida a seleccionar los indicios indirectos, imperceptibles y aparentemente casuales. En la cultura árabe, la palabra firasa indica el órgano del saber indiciario, de un pensamiento penetrante, capaz de pasar de lo evidente a lo ignoto, aprovechando los indicios.
Nosotros somos psicoanalistas y no historiadores del arte, pero tengo la impresión de que la lección de Morelli con su foco en los indicios secundarios es exportable con utilidad a nuestro campo de investigación con el paciente. Se podría preguntar sin embargo, ¿porqué tomarse la molestia de incomodar a Morelli, desde el momento en que el propio Freud ha aplicado en su dominio el método fundado en el análisis de los indicios de la psique?
Indicios conservadores e indicios transformadores
En mi opinión, excepción hecha de los diversos campos de aplicación, ambos procedimientos son muy distintos, no tanto por el método indiciario, común a ambos, sino por el distinto tipo de indicios que cada uno busca. Los detalles que el método morelliano rebusca representan indicios de autenticidad. Los indicios que el Psicoanálisis clásico toma en cuenta son los correspondientes a los aspectos repetitivos y estereotipados, referentes al pasado del paciente y transmitidos por el inconsciente dinámico. Lo que representa la despersonalización y la disociación del sujeto con respecto a sí mismo. Pues se trata de indicios que, por supuesto, representan la “inautenticidad” del sujeto. Al transferir la palabra autenticidad del campo de la historia del arte al dominio del psicoanálisis, no quiero atribuir al término un significado ontológico sino funcional; me refiero a la posibilidad de que el paciente, adoptando otra modalidad funcional, lea su realidad presente no con las lentes deformadas de sus vivencias y sus patrones mentales elaborados en función de su pasado, sino a través de las modalidades de su estar en el presente, un estar que sea presencia de sí mismo y a sí mismo.
El método clínico freudiano “peina” el inconsciente, con la evidencia de que las referencias al pasado y a sus vivencias, obviamente por un analista entrenado para recogerlas, están siempre en primer plano en la narración del paciente. Si bien estoy convencida d
e que la escucha analítica no puede subestimar indicios de tal naturaleza, no estoy inclinada a pensar que los recursos de la terapia consistan en dedicar la interpretación a estas referencias. Creo sin embargo que deben acogerse y trasladarse a la autorreflexión del paciente otros indicios de diversa naturaleza, que expresan el registro de su“autenticidad”, de sus “elecciones”, de su personal plasticidad.
La intervención del analista debería restituir al paciente elementos utilizables como factores de crecimiento y evolución, no de reificación e impasse (Ferro, 2003).
Me refiero por tanto a aquellos indicios que aparecen desvinculados de los habituales patrones dinámicos del paciente, indicios de autenticidad, en la medida de que no están al servicio de un falso Self, si queremos utilizar el lenguaje de la Selfpsychology .O, si queremos usar otro léxico, indicios de algo que no está al servicio de la propia funcionalidad conservadora o de las propias imágenes consolidadas. Gracias a esta perspectiva, suena hoy como nunca profética la intuición fuerte de Hartman en relación con la autonomía del Yo y de la esfera libre del conflicto, olvidada por desgracia por las sucesivas generaciones de los psicólogos del Yo.
Precisamente con respecto a estos “otros” indicios, a este lenguaje alternativo, pienso que es estimulante el método de Morelli en lo que respecta a los indicios de autenticidad del pintor. Son indicios reveladores – precisa Morelli – porque representan momentos en los que el artista, desvinculándose de los cánones de la tradición cultural a la que pertenece, recurre a expresiones personales “que se le escapan, sin que se dé cuenta” (Morelli, 1897, pág. 71, subrayado del autor).
¿Y no es exactamente este el trabajo que hace el paciente cuando se “permite” expresiones auténticas, que son así por el simple hecho de haberse desvinculado de sus cánones tradicionales, es decir, de sus dinámicas estereotipadas? Efectivamente, cuando a un paciente se le escapan expresiones que sortean el control ejercitado por sus creencias inadecuadas, manifiesta un estado emotivo de reticencia, decontrariedad, de embarazo e incluso de temor, como si algo se le hubiera escapado de las manos, tal como piensa Morelli cuando dice, “que se le escapan, sin que se dé cuenta”.
Quisiera subrayar que la atención clínica a estos elementos indiciarios remite a un modelo de tratamiento e intervención más amplio, que no incluye sólo los indicios reprimidos de las fantasías y de las vivencias históricas que pueden llegar a eludir las defensas. Paralelamente, conviene resaltar también a los indicios evolutivos que escapan al control conservador de lo que es intrapsíquicamente consolidado.
En definitiva, sacar a la luz la forma de actuar de Morelli es para mí un simple medio que funciona como expediente para precisar que, mientras el método del Psicoanálisis clásico se polariza sobre la aparición de los indicios conservadores, el método de algunas orientaciones psicoanalíticas actuales se posicionan también sobre la epifanía de los indicios transformadores.
El recurso terapéutico
Son estos últimos los elementos reveladores de potenciales transformaciones (Fosshage, 1997) y cambios progresivos. No obstante, estos elementos residuales que aparecen al margen de la narración del paciente y que indician un potencial de evolución y de cambio futuro, en el momento en que aparecen, asumen un tono silencioso, una coloratura tenue y casi imperceptible.
Por ser detalles “discretos”, no sólo escapan al control del paciente, afortunadamente, sino que pueden escapar también al escucha del analista, y aquí con resultados menos felices.
Asumiendo esta perspectiva, no quiero subestimar el frente de la represión, de las defensas estructurales, de la resistencia al tratamiento, de las compulsiones a la repetición, de los patrones desadaptivos o de las creencias patógenas, en cualquier modo que se desee definirlos. Todo este “ajuar” debería continuar manteniendo un peso privilegiado a los ojos del analista, en la misma medida en que domina la vida psíquica del paciente. Pero lo que veo de forma diversa, es el distinto destino del uso que debiera hacer de ello el analista. Se trata de elementos que no siempre y no necesariamente habría que restituir al paciente bajo la forma de interpretación, sino que el analista debiera vigilar continuamente, en una especie de diálogo interior o de interpretación silenciosa, para calibrar sus intervenciones, es decir para ensayar el margen de maniobra y los pasadizos de acceso que el paciente está dispuesto a concederse y a concederle con el fin de encontrar soluciones alternativas. En otras palabras, hay que examinar el pasado/presente para poder interpretar el presente/futuro (De Robertis, 2004).
El analista entonces se ocupará, como si observara un partido de ping-pong, a equilibrar el peso de la dificultad de crecimiento del paciente con el de la potencialidad de evolución. De hecho, y llego aquí a lo que quería decir, considero que el recurso terapéutico no está en la toma de conciencia del pasado, como referencia a las vivencias experienciales, pero tampoco en la funcionalidad y en las estrategias de supervivencia con las que se identifica y se reasume el paciente, sino en una parte muy distinta: en aprovechar la posibilidad de poderse pensar de modo diverso y poder actuar de modo diverso. Me gusta atrapar las sugerencias de Ferro cuando califica un análisis “no tanto por los contenidos ( reprimidos o escindidos) sino por su capacidad de desarrollar los instrumentos para sentir, pensar, soñar, y de mirar así al futuro” (Ferro, 2006, pág. 403).
Tengo en la mente una teoria de la cura que apunta a y apuesta por la lógica del cambio, por los espacios potenciales (Ferrario, Garella, 2001) y por las intervenciones perspectivistas: un espacio en el cual la llamada restitución al paciente no le proponga la dimensión del pasado/presente, sino que sea sensible a la trayectoria del presente/futuro que el paciente saque a colación. Me inclino a pensar que el análisis del pasado no baste, es más que si se hace de manera exclusiva pueda resultar iatrogénico y reificante, concordando con Di Benedetto cuando afirma “que muchas veces los pacientes no saben qué hacer con la fotografía psíquica de su vida” (Di Benedetto, 1998, pág. 8).
Sin duda, estos recursos transformativos varían de un paciente a otro y todos hemos aprendido en nuestra propia piel cuan reducidas son en algunos pacientes, pero pensar que no son posibles en todos los pacientes sería una paradoja y un fracaso de la cura.
Lo implícito, el símbolo y el tiempo
Una última nota. Los recursos del cambio no aparecen en el proceso analítico como un producto confeccionado y listo para usar, sino que ocupan un espacio potencial, se manifiestan in fieri y se colocan en un work in progress a lo largo del tratamiento (Badoni, 1998). Es por esto por lo que los indicios de la alternativa son imperceptibles, como si el paciente inconscientemente se avergonzara de haberlos dejado escapar fuera de su control conservador, tanto inconsciente como automático. Pero también con embarazo, como nos sucede a todos ante una novedad inesperada aunque sea prometedora.
Opino de hecho que los elementos de cambio, en el momento en que aparecen, justamente por no estar todavía mentalizados (Bion, 1962), son inconscientes, pero no se deben a un inconsciente dinámico, como expresión de la represión, sino a un inconsciente descriptivo como dimensión de lo implícito, que yo considero como dimensión del tiempo interno necesario para aprender a.
Tener en cuenta a la dimensión de lo implícito del inconsciente, temática que la Ciencia Cognitiva, y más recientemente la Neurociencia, han te
nido el mérito de sacar a la luz, captando la atención de algunas comunidades psicoanalíticas, no es fácil de afrontar. Por parte de quien ha abierto el camino a la gestión clínica de la comunicación implícita en el setting, sucede a menudo que se convierta en objeto de fácil simplificación. En este sentido, no comparto la postura de quien asume el lenguaje de lo implícito, dentro de la comunicación clínica, como un dato de hecho, una consideración de realidad que hay que tomar por lo que es, ni más ni menos. Creo que sería oportuno tener presente que, si bien lo implícito no lleve consigo funcionalidad y significación dinámico-defensiva, y aunque sea siempre una dimensión inconsciente, imita los caracteres de lo que no pertenece a la conciencia “profunda”, colocándose fuera de la gestión de la autorreflexión. Sin embargo, esto no significa que lo implícito no presente una peculiaridad específica. Características que tiendo a pensar se centran en dos puntos fundamentales: la presencia del símbolo y su conexión con el tiempo interior. Trataré de examinarlos por separado.
Con respecto a la presencia del símbolo, quisiera subrayar que la consideración de que el “lenguaje” del inconsciente implícito no se pueda adscribir al inconsciente dinámico y que, por consiguiente, no cumpla funciones defensivas, no comporta – como consecuencia – que asuma una configuración no simbolizada, por así decir directa, desprovista del recurso y del carácter intermediario del símbolo, sin requerir por lo tanto un enfoque hermenéutico y una disposición interpretativa.
Justamente por ello, encuentro indebida la desconexión entre el código implícito y el registro de lo simbólico utilizada por algunos autores (vease Daniel Stern, 2004 o Beebe y Lachmann ,2002) que, inclinados a considerar la comunicación implícita como expresión de un dato de hecho,no devuelven la riqueza y la compleja articulación del vocabulario de lo implicito.
Creo que el símbolo estructura la forma que asume lo implícito, si bien la formalización simbólica no se pone al servicio del enmascaramiento defensivo, según la lógica simbólica freudiana, sino que pertenece a la economía de otra finalidad que tiene que ver con el tiempo psíquico y, siguiendo ese hilo, voy a comentar el segundo punto.
Legitimar la presencia del símbolo en el inconsciente implícito se cruza con el tema de la función absuelta por el lenguaje simbólico como forma de lenguaje metafórico. Viene aquí en nuestra ayuda la lingüística cognitiva ( Lakoff, Jonshon, 1980; 1998 ), subrayando en qué medida la configuración metafórica es el código lingüístico específico utilizado en la activación de los procesos de cambio. La finalidad del empleo de la metáfora no es la de camuflar o de despistar, sino de poner en palabras, por parte del sujeto, a una zona suya de transición entre lo que no es todavía y lo que será. La metáfora corre en ayuda de la evocación de lo imprecisable. Dentro de esta óptica, la alternativa que aparece de modo implícito e indiciario como potencialidad de cambio, representa lo que espera convertirse en pensamiento explícito y presente y, como tal, vehículo de realidad para el futuro.
En ese sentido, el código de lo implícito contrae un fuerte ligamen con el tiempo, y más específicamente con el tiempo de espera. Lo implícito y el índice alternativo del que se hace portavoz, vendría a configurarse como algo inédito que existe en el sujeto y que está producido por él, pero que al mismo tiempo no existe todavía, en cuanto no es todavía mentalizable y gestionable y exige una progresión psíquica gradual hacia su aproximación y adaptación por parte del sujeto. Lo implícito es ciudadano de un territorio en el que se anuncia un cambio que hay que considerar como futuro y preanunciado, en la medida en que el sujeto está creando una petición de significado (Thanopolus, 1998).
El analista se encuentra ante una serie de señales e indicios que, no obstante, se mantienen indecibles y “indecidibles” (Badoni, 1998), en cuanto están referidos a un pensamiento que no se puede nombrar todavía, que habita en una zona de suspensión media. Me refiero al tiempo de la espera, al tiempo de la expectativa, durante el cual el cambio asumirá su forma explícita y caerá en el momento oportuno, el kairós, como llamaban los griegos al momento “justo”. Se trata de un proceso temporal que yo definiría como futurización , ámbito de preeminencia para Bollas (1987), en la indagación de la experiencia que parta de lo conocido-nopensado para llegar a la pensabilidad, para poder ser mentalizado.
A un proceso análogo se refiere también Bion (1962) cuando explora el proceso de alfabetización. La dimensión de lo implícito, en el sentido de lo que vendrá, de lo que se hará, hace que el analista tenga que escuchar en sintonía con los recursos potenciales del paciente que se manifiestan a través de pequeños indicios, a veces tan simbólicos como los indicios dinámicos, aunque dotados de un valor de adaptación muy distinto. Indicios que no se manifiestan abiertamente y que deben ser interpretados simbólicamente dentro del proceso analítico. Indicios que hablan, aunque silenciosamente, y que a menudo, en medio del bullicio del inconsciente dinámico, pueden no ser advertidos.
Por esto, se me ocurre pensar, ¿Y si, como sucede con la atribución de autenticidad a un cuadro, también con respecto a la atribución de “autenticidad” al paciente, Morelli, con su método de los detalles, hubiese acertado?
https://www.centropsicoanaliticomadrid.com/publicaciones/revista/numero-13/moises-miguel-angel-y-freud/
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docpiplup · 4 years ago
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Estabamos hablando @alemr02 yo por privado, de cosas sobre la percepción de los espectadores de los personajes, como la presentación de la patru, y tal, y el background general de cada uno, ya sea por edad, estatus y su época, pues tenemos diferentes percepciones entre los personajes, de Alonso, Pacino o Julián se podría sacar que están digamos algo más espabilados, se podría decir que debido a sus posiciones sociales y haber vivido más se han tenido que desenvolver en más ambientes y situaciones o etapas de la vida más diferentes o variopintas que por ejemplo Amelia, también podemos tener en cuenta el aspecto de las tramas o las principales preocupaciones de Julián, Pacino y Alonso son o han sido enfocadas en sus pasados, Maite, el asunto de su padre, Blanca.... y Amelia, que prácticamente nos lo presentan al conocerlos o en el mismo capítulo en el que nos los presentan, pero por ejemplo el caso de Amelia lo que nos mostrarán un poco más tarde es el asunto de la tumba y las fotos, es decir, lo que será o lo que puede llegar a ser su futuro, una de las cosas que más le preocupa.
Amelia: ¡Es tan difícil encontrar una mujer con la que poder hablar de política, arte… de cosas importantes!
Irene: (Sonríe) ¿Y de qué hablan tus amigas?Amelia: De maridos, hijos y la moda de París. A veces creo que las mujeres somos nuestras peores enemigas. Estoy convencida que en un futuro las mujeres podrán hacer lo mismo que un hombre. Si nos oyera mi madre… Está empeñada en buscarme marido… que me case y tenga hijos.
Irene: (se va animando) Y tú no quieres… Amelia: (orgullosa) Yo no necesito un hombre. Irene se la queda mirando. Irene: Pues no sabes la alegría que me das…
Coge la cabeza de una sorprendida Amelia y la besa largamente en la boca. Amelia se queda depiedra, Irene lo nota.
Amelia: (confusa) Necesitar, no necesito a los hombres… pero el caso es que me gustan. Irene la mira, suspira…
Irene: En fin… (coge su pequeño bolso). A ver si esto te interesa más… Abre el bolso, saca un teléfono móvil.
Amelia: Eso… ¿qué es?
Irene: (marca y se lo pone al oído) Tu mundo se te queda pequeño, querida; y eso sí lo podemos solucionar. (al móvil)¿Angustias? Pásame con el jefe, reina… Amelia no puede abrir más los ojos.
El tiempo es el que es, 1×01
La situación de Amelia por ser una mujer joven de un estaus social alto del siglo XIX, le ha favorecido en el asunto de poder estudiar e ingresar en la universidad y otras ventajas, pero también ha tenido bastantes restricciones en cuanto a lo que debe o no debe hacer impuestas por la sociedad de la época. Y aunque la frase "A veces creo que las mujeres somos nuestras peores enemigas" pueda sonar algo controversial, pues creo que va en el sentido de que por lo general no pueden ir más allá por las dificultades de aspirar a más debido a las circunstancias en las que se encuentran. Teniendo esto en mente está bien que luego Amelia intente ayudar en ese sentido al facilitar el acceso a educación con el proyecto de la escuela.
Amelia está desayunando junto un hombre (Contable). Mira en un periódico una noticia sobre la inauguración de un centro de enseñanza a mujeres, abierto por su empresa. Sale una foto suya en el periódico “La fábrica Viuda e hija de Folch abre un centro de enseñanza para mujeres”.
Contable: Amb el degut respecte, no crec que obrir aquestas escoles per a dones analfabetes sigui bo per als seus negocis…
Amelia: No ho sé. Però el que sí tinc clar es que és bo per a elles.
Contable: Peró la seva mare està preocupada. Es molt dispendi…
Amelia: És que van malament els negocis?
Contable: No, no...
Amelia: Llavors, suposo que tindré diners per pagar el seu acomiadament, per impertinent.
El contable, boquiabierto… De repente entra una criada.
Criada: Té vosté visita.
Entra Angustias, vestida de época.
Angustias: Perdona la molestia, Amelia… Pero traigo un mensaje de don Salvador. Y es algo muy urgente.
Sorpresa de Amelia, que se levanta.
Amelia: Vamos de inmediato.
Contable: ¿I jo què faig?
Amelia: (Saliendo con Angustias) Buscar una altra feina
Bloody Mary's Hour, 4×03
En comparación con el resto parece que a estado más entre algodones, y por eso probablemente a veces al principio parecía que era un poco ingenua, pero al entrar a trabajar al Ministerio se le habren las puertas a vivir cosas nuevas (bueno, al resto de la patru también, pero hago énfasis en Amelia por estas razones)
Amelia abre la cama mientras Julián coloca su abrigo y alguna almohada en el suelo, púdicamente alejado. Por supuesto, ambos están totalmente vestidos.
Amelia: Si me viera mi madre durmiendo con un hombre, le daba un aire.
Julián: (Sonríe) Vas a dormir como a cuatro metros de un hombre…
Amelia: (Incómoda) Te debo parecer muy antigua.
Julián: ¡Mujer, naciste un siglo antes que yo! ¡Ya me dirás!
Amelia no puede evitar reírse. Julián también.
Amelia: ¡Pues soy muy moderna, no te creas! Soy la única mujer en la universidad. Y sigo soltera. A mi edad, todas mis amigas están casadas y con hijos. (pausa) Y tú, ¿estás casado?
A Julián le cambia el gesto, pero procura ocultarlo.
Julián: Lo estuve. Murió.
Amelia: Lo… lo siento…
Julián: Tranquila.
Se quedan en silencio unos instantes. Él sigue preparando su lecho.
Julián: La vida es muy extraña. Hace unos días pensaba que nada merecía la pena. Cuando me obligaron a trabajar en el Ministerio, creí que era una locura…
Amelia: No fuiste el único.
Julián:… y sin embargo, ahora sé que me ha dado la vida… Buenas noches.
Julián se acuesta y apaga el quinqué. Y todo queda a oscuras.
El tiempo es el que es, 1×01
El pincel de un pintor colorea un cuadro… En él vemos a la familia de Amelia retratada … Y a una Amelia que está pensativa, ida… Incómoda…
Amelia Off: Soy Amelia Folch. Tengo 23 años y, sin embargo he salvado la vida de El Empecinado… He conocido a Lope de Vega… … Y he visto la Armada Invencible… Viajo por el tiempo como quien se sube a un tranvía…
Volvemos a ver el cuadro que está pintando el pintor. El cuadro responde al gusto burgués del XIX. Está bastante avanzado, aunque no terminado.
Amelia Off: … Pero no puedo contar mi secreto ni siquiera a quienes más quiero: mis padres.
Pintor: Señorita, ¿puede dejar de moverse?
Amelia hace un gesto como de estar harta.
Carme: (A Amelia) Hija, últimamente no sé que te pasa: siempre estás en las nubes.
Todos se recomponen y vuelven a posar para el pintor.
Amelia Off: Aquel día, después de disimular en casa, viajé hasta el Ministerio.
Amelia está ante múltiples pantallas, absorbiendo información como una posesa…
Amelia Off: Julián se entrenaba en el arte de la guerra.
Julián hace prácticas de tiro… Tras disparar, el instructor da a un botón y se acercan las dianas: Julián no ha atinado ni una”. Ernesto cabecea preocupado. Julián intenta justificarse:
Julián: salvo vidas… no las quito.
Ernesto: Hay misiones en las que todo puede torcerse. Y pocas vidas podrás salvar si no salvas antes la tuya.
Julián mira las dianas:
Julián: Pues esperemos que no se tuerzan.
Amelia Off: Alonso, por su parte, se afanaba en ponerse al día con las costumbres del siglo XXI.
Alonso mira serio una revista. Está boquiabierto.
Alonso: ¡Madre del amor hermoso! ¡Qué bellezas!
Ahora vemos que está viendo unas fotos de motos (Harley Davidson).
Los integrantes de la patrulla, junto con Ernesto e Irene y otros agentes del Ministerio celebran el cumpleaños de Velázquez
Amelia Off: A veces, incluso teníamos tiempo para celebraciones.
Angustias entra con una tarta con una vela encendida y la coloca delante de Velázquez.
Irene: (Sonríe) ¿Sólo una vela?
Angustias: Quien quiera saber cuántos cumple Velázquez, que lo busque en la wikipedia.
Velázquez sopla y apaga la vela. Todos le felicitan por su cumpleaños.
Julián: (Irónico a Velázquez) Para haber nacido en el siglo XVII, estás estupendo.
Velázquez sonríe.
Velázquez: Uno, que sabe cuidarse.
Angustias: Venga… Una, dos y…. ¡¡¡Tres!!!
Velázquez sopla y apaga la vela. Todos le felicitan por su cumpleaños.
Amelia Off: De haber sabido lo que se nos venía encima, no nos hubiéramos reído tanto.
Cómo se reescribe el tiempo, 1×03
Se libera un poco de las presiones de su época y toma nuevas responsabilidades como es trabajar de agente y estar al mando de la patrulla, con todo lo que conlleva, y también a relaciones que por lo general no tiene oportunidad de tener.
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Como la del compañerismo, a nivel profesional y personal, las relaciones que entabla con su patrulla y otros miembros del Ministerio o algunos personajes históricos, ya sea de a amistad o amorosa/sexual, porque por ejemplo, intuimos que Lope puede ser una especie de crush adolescente de Amelia porque le admira muchísimo por sus obras y acaba un poco coladita por él, pero aparte de eso no parece que antes de que la conocimos haya tenido muchas experiencias en temas amorosos, luego llega Tiempo de Gloria y pues aunque al principio lo evita, pues al final baja la guardia y ve que tiene oportunidad de dejarse llevar y pasar un rato junto a Lope (aunque claro, ya sabemos el historial de Lope, aunque seguro que Amelia también)
Y a raíz de esto pues también podemos ponernos a pensar cosas como la situación de Amelia en su adolescencia/ primeros años de adulta, que para Amelia según las leyes de la época ha sido hace poco, por que la mayoría de edad a los 18 es bastante nuevo, se estableció con la constitución de 1978, antes era a los 21, y por eso no resulta raro que por lo que parece Amelia esté empezando en la universidad a los 23 (eso lo digo porque por lo que dice Amelia en Tiempo de Esplendor, aún le quedaban algunos años más para graduarse)
Amelia se acerca a su madre, sabe que algo le esconde. Amelia coge el libro. Es una edición del 1850 aprox. de Cuentos y refranes populares de Fernán Caballero.
Amelia: (Sonríe cariñosa) Me leíais estos cuentos de pequeña.
Carme: ¿Te acuerdas de la hormiguita que buscaba un pretendiente? Quería casarse cuanto antes.
Amelia asiente, sospecha por donde irán los tiros.
Carme: Guardaba este libro para leérselo a tus hijos… Los nietos son la alegría de la vejez. (Empieza a llorar) Pero se lo regalaré a la Núria Vidal, ella pronto será abuela.
Amelia: Pero madre… todavía soy muy joven.
Carme niega tristemente
Amelia: En tres años habré acabado los estudios y… (por salir del paso) podré pensar en el matrimonio.
Carme: ¿Quién te va a querer con 27 años? Algún viudo quizás…
Amelia no contesta, le enoja la conversación.
Carme: Estás obsesionada con los libros. No ves más allá. Que si Lope, que siCervantes… Pero las mujeres no podemos obsesionarnos en una sola cosa.
Amelia: ¿Y los hombres sí?
Carme: Los hombres pueden permitírselo. Por eso todos los escritores son hombres.
Amelia: (Sonríe satisfecha) Fernán Caballero era una mujer.
Carme se queda sorprendida con la noticia.
Amelia: (Triunfal) ¿Lo ve?
Carme: ¿Y cuántos hijos tuvo?
Amelia: (Con la boca pequeña) Ninguno.
Carme: (Preocupada) ¿Lo ves?
Tiempo de Esplendor, 3×05
Y por ejemplo como dice Carme que Amelia es casi una niña (bueno esto es un poco subjetivo por ser su madre, pero igualmente tiene sentido para la sociedad), aunque claro, eso no quita que la presionen con el asunto de obligar a casarse.
Carme parece escandalizarse un poco, bueno realmente como ya sabemos esa no es la razón, en general Carme estaba como estaba en las cenas porque
a)prefiere hacerle un tercer grado a Julián, no se fía de sus intenciones, porque es un completo desconocido para ella.
(@cucullas en un comentario de esta publicación lo resume muy bien)
b)probablemente el hecho de que Amelia se presente con un pretendiente muy diferente a lo que Carme tiene en mente al buscar un marido para su hija ha sido chocante para ella
Los Folch al completo cenan con su invitado: Julián. La criada sirve el segundo plato, un estofado.
Enric: ¿Y cómo ve el pacto de alternancia en el poder entre Cánovas y Sagasta?
Julián: ¿Yo? Estupendo, lo veo estupendo.
Enric: ¿Y qué me dice de la situación de Cuba?
Julián: Bueno, eso ya no lo veo tan estupendo.
Pausa, siguen comiendo. La madre mira a Julián:
Carme: Está usted comiendo la carne con el tenedor del pescado.
Julián: … Lo siento…
Julián cambia de tenedor. Luego, se echa agua en una copa…
Carme: Y esa es la copa del vino.
A Julián se le cae el cielo encima.
Enric: Déjale mujer, son los nervios…
Carme: Los nervios o la falta de hábito.
Amelia: ¡Madre!
Julián hace un gesto a Amelia.
Julián: Creo que es hora de dejar de hacer teatro…
Amelia coge aire: Julián no puede hacer eso… Carme, atenta a Julián, que la mira fijamente, con calma
Julián: Soy de familia humilde y lo soy a mucha honra. Nadie me ha regalado nada, pero sé tratar a un enfermo mucho mejor que algunos que distinguen los cubiertos de la carne de los del pescado, se lo aseguro.
Amelia suspira aliviada.
Carme: Permítame que la haga una pregunta… ¿Quiere usted a nuestra hija?
Enric: Mujer, tampoco hace falta ser tan directa…
Julián: No, no pasa nada… (A Carme) Claro que la quiero. Estoy aquí, cenando con ustedes, ¿no?
Carme: ¿Y qué es lo que más le gusta de ella?
Julián mira a Amelia, que está cada vez más tensa.
Julián: (Improvisando) Amelia es inteligente. Y divertida… Y guapa, muy guapa… (La mira y ahora dice lo que siente) Pero lo que más me gusta de ella es que haya decidido ir a la Universidad cuando la mayoría de las mujeres son sólo la sombra de su marido. Amelia sonríe.
Enric: Son tal para cual, no cabe duda.
Carme: (Seca) No vayamos tan deprisa. (Se gira a Julián) Mi hija es casi una niña. Y usted un hombre hecho y derecho. Y bien parecido. Estoy segura de que mi hija no es la primera de sus conquistas.
Julián recibe esta frase como un golpe ante el que tiene que reaccionar. Y prefiere hacerlo con la verdad.
Julián: No. No lo es. Soy viudo.
Carme: ¿Y de qué murió su mujer?
Amelia: ¡Ya está bien!
Julian: Murió en un accidente. La atropelló un… un carruaje.
Julián se queda ido. Los demás, en silencio. Cada día que me despierto me pregunto por qué la vida es tan injusta. Todavía lloro cuando la recuerdo. Creo que eso es el amor… Saber que sin la persona que quieres te mueres más rápido. Y buscas un milagro, aunque no creas en ellos.
Se para. Se controla un poco. Mira a Amelia.
Julián: Hasta que, de repente, ocurre. Y encuentras a alguien con quien cada día es una aventura, que lucha junto a ti… Y ese alguien es Amelia.
Enric: (Con la boca pequeña) Collons…
Julián: (A la madre, seco) Será mejor que me marche, pero antes le daré un consejo: usted ya ha vivido su vida, deje que su hija viva la suya.
Se levanta y sale de la casa. Amelia mira a su madre y va tras Julián, mientras los Folch se quedan a solas, mirándose sin saber qué decir.
*******************************************
Julián: Me gustaría pedirles perdón: anoche me fui dejando a mitad la conversación. Y tengo que decirles dos cosas muy importantes.
Los padres de Amelia y ésta se quedan mirando a Julián.
Julián: primera es que Amelia y yo queremos casarnos. Y espero que den su consentimiento.
Enric: Lo tiene.
Carme: Eso está por discutir.
Julián: Tiempo tendrán para ello. Porque la otra cosa que no les dije anoche es que boda no se celebrará de inmediato.
Enric: ¿Y eso? ¿Por qué?
Julián: La semana que viene parto a Cuba como oficial médico.
Enric: ¿Hay guerra otra vez con Cuba?
Julian: Se declarará en unos días… Un periodista amigo mío lo sabe de muy buena tinta. Así que, si consideran el compromiso inaceptable, lo entenderé.
Amelia sonríe levemente, emocionada.
Enric: De ninguna manera. Será un honor llamarte hijo cuando regreses.
Carme: Pero…
Enric: (La corta) Luego hablamos a solas de ello… (A Julián) Yo también quiero dar una noticia importante…
Amelia: ¿Qué noticias son, padre?
Enric: Hablé con un editor de tu novela, del diario ese de los viajes por el tiempo…¡Y le ha encantado la idea! Dice que puedes ser la Julio Verne española.
Julian: (A Amelia) ¿Vas a publicar un libro de viajes por el tiempo?
Mientras Amelia no sabe dónde meterse, Enric engulle otro trozo de filete… Y Carme estalla.
Carme: ¡No aguanto más! ¡Esto es una casa de locos!
El padre empieza a atragantarse.
Carme: Mi hija quiere ser novelista… (A Julián) Y usted no es más que un farsante que quiere aprovecharse de nuestra fortuna.
Inmersos todos en la conversación, no se dan cuenta de que el padre de Amelia se está ahogando.
Carme: Estoy segura de que usted ni siquiera es médico… Pronto lo sabré, porque he pedido que investiguen en su facultad…
Enric ya no puede más y tira del mantel. Está blanco.
Carme: ¡Dios mío, se está ahogando? (Le da un vaso de agua) Bebe, Enric, bebe…
Julián va donde él.
Julián: ¡Levántese!
A duras penas, y con la ayuda de Julián, que detrás de él, presiona con sus dos brazos en la boca del estómago (maniobra de Heimlich).
Carme: (Atacada de los nervios) Por Dios, ¡¿pero qué hace?! Amelia, que lo va a matar. ¡Haz algo!
Julián le da el enésimo golpe y el padre expulsa el trozo de carne con el que se había atragantado. Enric recupera el aliento y se deja caer en la silla.
Carme: (A Julián, agradecida) ¡Le ha salvado la vida!
Julián: ¿Va a seguir investigando ahora si soy médico o no lo soy?
Carme abraza a su marido mientras Julián se acerca discretamente a Amelia.
Julián: (Al oído de Amelia) Destruye el diario.
Una negociación a tiempo, 1×04
Siguiendo con el asunto de la edad de Amelia y la mayoría de edad a los 21, pues si suponemos que por aquella época por lo general se entraba a estudiar a la universidad a partir de de la mayoría de edad,  si suponemos que en 1880 es el primer año en la universidad o como mucho el segundo  (no se cuanto duraría una licenciatura de filología hispánica en esa época, tendría que buscarlo), pero por el comentario que he mencionado antes de Amelia en Tiempo de Esplendor sobre los años que le quedan en la universidad, supongamos que son 4/5 años, entonces a lo mejor no pudo obtener un permiso para estudiar hasta un par de años después por la dificultad de ser una mujer que quiere estudiar, o eso o ponemos que entro en la uni a los 21 y esté estudiando hasta 1884/1885 porque esos estudios llegan a requerir más años en el programa de la licenciatura, o bien por el asunto de estar compaginando los estudios con otras cosas como el trabajo en el Ministerio, u otras cosas como sacar adelante la empresa familiar  o en el caso de la línea de sucesos de lo de las fotos,está el asunto del embarazo y su hija, además lo más probable es que como sería en 1883, probablemente más de una vez que ha asistido a clases o a algún examen ha coincidido con alguna etapa del embarazo.
Además del efecto que tiene a nivel emocional todo el tema del supuesto futuro y su temprana muerte, que ha sido una de las cosas que probablemente pueda haber interferido en la capacidad de concentarse a la hora de estudiar o hacer alguna otra actividad relacionada con los estudios, aunque también podríamos asumir que al igual que en una misión, se abstrae de pensar en el asunto, y se enfoca en cumplir su cometido como estudiante/agente y jefa de patrulla.
Pacino está con Amelia delante de la tumba de ésta.
Amelia: Esta es mi historia y aquí se acaba. Sé cuándo voy a morir. Sé que tengo una hija. Pero tengo tanto miedo por saber la verdad que vivo paralizada.
Se gira hacia Pacino.
Amelia: Salvo cuando estoy en una misión. Es lo único que me mantiene viva de verdad.
Pacino: Debe ser duro saber cuándo te vas a morir.
Amelia: Sí. Y en el fondo debería asumirlo. Nací en 1857.
Pacino no sabe qué decir.
Amelia: Ya te lo he contado todo.
Pacino: Gracias.
Tiempo de Valientes II, 2×08
También podríamos decir que al trabajar en el Ministerio, también está estudiando al hacer uso de sus conocimientos de literartura e historia para la misión X de turno.
Me dejo varias cosas en el tintero pero gracias por vuestra atención y por leer hasta el final:)
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uncomicmas · 3 years ago
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Reseña de THE MIGHTY VALKYRIES # 5 de 5 ya a la venta por Marvel ¿De qué viene? Un nuevo panteón de dioses emerge de las polvorientas puertas de Hel, uno que la reina Karnilla pensó que podía controlar. Ella estaba equivocada ... y ahora todos los reinos deben pagar el precio. ¡Jane y Rúna luchan para salvar a los dioses y restaurar el mundo de los mortales! ¡No te pierdas la conclusión de la épica miniserie de Jason Aaron, Torunn Grønbekk y Mattia de Iulis! Trama Los huesos quieren tomar a Hel, aprovechando la sangre de Karnilla y buscando los trillizos dioses, ni Hela puede detener este levantamiento, por eso Jane y Rúna a intentar salvar a los trillizos y Karnilla de una masacre, pero están en desventaja numérica. Loki se adelanta y salva a More del ataque de Kraven, lo lleva hasta Hel y More muestra su inmenso poder con el que se devora todo los seres, salvando solo a Loki, Hela y Karnilla. Su poder es casi infinito. Hela y Karnilla hacen las paces y los trillizos dioses son devueltos a Midgard y están bajo la protección de jane, quien está vinculada a ellos de por vida. Arte Matt se supera a sí mismo en cada una de las páginas de este cómic, las secuencias, las escala, los paisajes, es impresionante el nivel de detalle. Resumen Así cierra la primera aventura de Jane y Rúna juntas que logran salvar todos los reinos. Esta historia toma la mitología Nórdica y la nutre con mucha frescura, es sin duda un cómic de culto instantáneo. Calificación 5 de 5 CRÉDITOS Escritores JASON AARON y TORUNN GRØNBEKK Arte MATTIA DE IULIS Portada de MATTIA DE IULIS A la venta el 15 de septiembre Fuente @marvel #norse #odin #asatru #mjolnir #viking #odinism #vikings #heathen #runes #thor #marvel #avengers #captainamerica #marvelcomics #spiderman #ironman #civilwar #comics #deadpool #xmen #mcu #blackwidow #hulk #chrisevans #d #steverogers #buckybarnes #marveluniverse #sebastianstan #tonystark https://www.instagram.com/p/CT6JNGkMX3j/?utm_medium=tumblr
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elartedevivirdiferente · 4 years ago
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"UN MAL SUEÑO"
-¡quiero el divorcio!
Mi cuerpo de inmediato tiembla y mis lágrimas empiezan a caer y no tengo control sobre ellos. Lo miro mientras él aún habla; pero no entiendo lo que él dice. Sólo esa oración retumba dentro de mí, partiéndome en pedazos. Quiero gritar; pero ni eso puedo, sólo atino a observar como si esperase a que algo me salve.
Cuando él vuelve la mirada hacia a mí, repite una vez más.
-¡quiero el divorcio!
Cuando su mirada esta clavada en mí, queda impactado, debo verme muy mal, así que hago el esfuerzo por recuperarme. Con gran pesadumbre levanto mis manos para secarme las lágrimas e intento voltearme hacia un lado.
Él, se queda viéndome sin decir nada. Sin darme cuenta, me froto el cuello; como cada vez que entro en pánico, cuando no sé cómo manejar la situación, lo cual ha ocurrido seis veces desde que me conocí con Terry. Y él sabe que significa cuando hago eso, así que de inmediato bajo la mano, respiro profundo y me vuelvo hacia él.
-lo siento. –sale mi vos, raspándome la garganta. <<Lo siento>> Es lo único que atino a decir. Debería gritarle, pero no sé qué decir y decido retirarme para calmar la situación. Ya discutimos demasiado y no nos está llevando a ningún lado.
-es verdad. –suena nuevamente su voz desde atrás, parece calmada pero, sé que no está bien, aunque él trata de controlar la situación. –los periódicos. Es todo verdad.
Mis lágrimas nuevamente caen sin control. Lo odio, por hacerme sentir tan miserable. Pero me odio más a mí por amarlo tanto. Debería voltear, gritarle, hacerle sentir el peor ser del mundo; pero no lo hago. Sólo me quedo quieta. No quiero creer… No quiero perderlo…
El silencio parece haberse apoderado de todo. Pareciera como si la vida se hubiese puesto en pausa; de pronto oigo unos pasos, puedo saber que es Terry, quien camina, porque pasa por mi lado; sin mirarme continua hacia nuestra habitación.
¿Qué debería de hacer? ¿Qué debería de decir? ¿Cómo debería de actuar? Dios que debo hacer, ayúdame.
Ya ha pasado como media hora y no logro moverme, no sé qué hacer, sólo mis lágrimas caen sin césar, tal vez debería de entrar en la habitación y hablar con él, pero tengo miedo. Tengo mucho miedo. Incluso tengo miedo de solo pensar que… pensar que Terry no quiera cambiar de opinión y siga con la idea del divorcio. Dios que debo hacer.
Mi celular timbra y mi cuerpo reacciona y sin darme cuenta, ya estoy contestando el teléfono.
-Leila.
Reconozco la voz.
Antes de responder el teléfono, debí haber visto quien me marcó. Por la voz sé que es mi padre.
-¿alo? ¿Leila? ¿Leila?
Me limpio rápidamente las lágrimas, siento como si mi padre me estaría viendo, así que por eso lo hago, trato de respirar profundo y me preparo para modular de forma natural mi voz y respondo.
-alo, papá. –mi voz sale temblorosa. Espero que no lo haya notado mi padre.
-Leila ¿estás bien? –La voz de mi padre ya no suena rígida, más bien preocupada. Al parecer me conoce muy bien. Cómo si me estuviese viendo, sonrió y le respondo que todo está bien. Y al parecer disimule muy bien, porque mi padre parece que recupera la rigidez de su voz y me dice que habrá una premiación de fotografías en Francia y que envió mi álbum y estoy entre los nominados, al cual yo trato de responder con entusiasmo, diciendo que estoy muy feliz y agradecida por eso y le pregunto cuándo será el día de la premiación, aunque en realidad ahora no me importa.
-no pareces muy feliz –mi padre me responde, con ese tono que usa cuando se siente decepcionado. –siempre supe que tenías un gran talento para captar mediante tu cámara los momentos que reflejan toda la vida de una persona, en una sola foto; desperdicias ese don en esos estudios fríos con esa gente de plástico que se hacen llamar estrellas, sin embargo son un insulto para el arte y tú lo sabes. Aún no sé cómo mi hija terminó con uno de esos superficialitas que creen saber, conocer y poder tenerlo todo; pero cuando lo obtienen lo terminan arrojando por la borda porque se cansaron de ello y…
-¡basta! –Grito –papá… por favor ya no digas más. –mi voz, parece quebrantarse y mis lágrimas nuevamente caen. En otro momento tal vez le hubiese discutido a mi padre, alegando que Terry no es como él cree; pero esta vez sus palabras parecen filos que se clavan dentro de mí, con gran facilidad, pues parecen ser todas verdad.
-lo siento. –mi padre me responde, calmado. Lo cual me sorprende más, con su reacción –tu madre me lo contó. Sé que estás pasando por un mal momento. Sólo quería decirte que eres talentosa y más fuerte de lo que crees. Ahora seca esas lágrimas y salva tu matrimonio. Aunque no me agrade Terry.
Hay veces que no logro entender a mi padre, su forma tan rígida de demostrar su afecto, me gustaría reclamar porque siempre es cruel; pero este no era el momento de discutir, ni tampoco tenía las fuerzas para pelear, así que sólo obedezco a mi padre, secándome las lágrimas y le agradezco. Antes de despedirse, mi padre me dice que la premiación será el primero, del próximo mes.
Lo primero que hago es moverme de la sala y decido mejor ir a la habitación de visitas, pues es mejor dejar que Terry y yo, nos calmemos.
Esta habitación me parece tan grande que me pierdo en ella, me parece tan fría, que sus paredes blanco humo parecen que me congelan; todas las habitaciones son de ese modo ¿Por qué habremos elegido ese color? Ya recuerdo. Terry, le gustó mucho ese color.
Me recuesto en la cama e intento arroparme con las sabanas, me acurruco e intento dormir pero no lo logro y empiezo a recordar cómo empezamos a discutir otra vez.
Como todas las mañanas Terry se despertó antes que yo, y me despertó con un beso en los labios, hace mucho tiempo que no había hecho eso. Cuando abrí los ojos él se sonrojó, se volteó, levantándose de la cama para ponerse sus pantuflas, alegando que ya era hora de levantarse para ir a correr.
Lo tome por sorpresa cuando lo abrace por la cintura y le dije que vi sus mejillas rosadas.
-¿Qué haces? Suéltame –me dijo dulcemente.
-hace tanto que no me despertabas de esa forma…
-y tú hace tanto que olvidaste pedírmelo.
Entonces recordé que hubo un tiempo que se hizo costumbre despertar con un beso de Terry, que deje de pedirle en las noches que me bese al despertarme. Me sentí mal por eso y lo abrace más fuerte.
-ya suéltame. Tenemos que ir a correr.
-no quiero. Hoy tengo ganas de quedarme colgada de la cintura de mi esposo. –le respondí, como una niña mimada.
Terry se quedó quieto por unos instantes sin responder y luego cubrió con sus manos las mías. Hace tiempo que no había sentido sus dedos largos y delgados tocando mis manos. Hace tanto que no lo tenía entre mis brazos, en que momento nos habremos vuelto tan monótonos que olvidamos lo que sentíamos. Cómo pudimos llegar a ese punto.
-eres flojita. –dijo con tanta dulzura que no quise soltarlo nunca. –tenemos que ir a correr, se hace tarde.
Yo negué con la cabeza, me sentía tan cómoda así.
Terry con sus manos intento hacer que lo suelte y yo no quise, intempestivamente se volvió hacia a mí, haciéndome cosquillas. Mientras jugábamos, sin darnos cuenta solté a Terry y él termino nuevamente en la cama y sobre mí. Cuando nos dimos cuenta, estábamos riendo.
Mientras recuperaba el aliento, Terry me miraba y yo a él. Como pude dejar de ver ese hermoso rostro me dije a mí misma. Esos hermosos labios más humectados que los míos, esos ojos y su piel tan impecable. Tengo un esposo realmente hermoso.
Sin darme cuenta deje escapar un suspiro.
-y eso… ¿por qué?
-por nada
-ahora tu estas sonrojada
-no es verdad –respondí, intentando esconder mis mejillas que ardían. Preguntándome por qué a esas alturas aun sentía vergüenza. Terry me sujetaba las manos y jugando me dijo que quería ver mis mejillas y nuevamente empezamos a reír. Yo cerraba los ojos como si cerrando mis ojos Terry dejaría de verme.
-ahora dime ¿por qué ese suspiro?
-eres muy hermoso –dije y Terry sonrió, parecía que le alegró mucho, porque sonrió y yo sentí felicidad. Quiero besar esas mejillas Terry repitió mientras yo trataba de ocultar mis mejillas, moviendo la cabeza de un lado a otro, hasta que Terry me dio un beso en un lado de mis mejillas. Entonces me quede quieta y recién recordé lo dulce que podía ser Terry. Terry me beso la otra mejilla y luego preguntó: ¿ya te rendiste?
<<Mi dulce Terry>> pensé y sin darme cuenta estiré la cabeza hacia él y lo bese en los labios. Terry soltó mis manos y me rodeo delicadamente de la cintura con uno de sus brazos y con la otra mano sujeto mi nuca, enlazó sus dedos con mis cabellos, cuidadosamente, sin separar sus labios de los míos. De pronto sonó el teléfono, y por poco nos mató de un susto, haciendo que nos detengamos.
-yo contesto –dijo Terry, sonriéndome dulcemente.
Terry caminó hasta el teléfono que estaba en la mesita a lado de la puerta.
-hola.
Del otro lado debieron de responder; creo que era alguien importante. Porque Terry tenso su rostro.
-sí. Soy Terry.
Terry volteó hacia a mí y me sonrió amablemente. Nuevamente me dio la espalda y respondió.
-Te dije que estaré ahí. Okey. En punto. Nos vemos.
Terry colgó y volvió conmigo, parecía preocupado.
-¿pasó algo? –pregunte.
Terry Negó con la cabeza y bosquejó una ligera sonrisa, forzada.
-se nos hizo tarde. Salgamos a correr. –añadió, mientras se puso a buscar su ropa de deporte. Sentí que me estaba ocultando algo.
-Terry –lo llamé, él volvió la mirada hacia a mí. –quiero que esto funcione. Por favor confía en mí… dime la verdad.
-yo también estoy haciendo mi mejor esfuerzo –me contrarrestó, irritado.
Antes de que pudiese responderle, mi celular sonó y conteste de inmediato; era una llamada del trabajo, Lían, me dijo que debía de estar a las ocho en punto en el estudio porque debíamos de terminar las fotos del trabajo para ese mismo día. Le confirmé que estaré ahí y colgué. De inmediato me puse de pie y en silencio fui al baño a lavarme los dientes y ducharme.
Cuando baje a la cocina pasando por la sala, no vi a nadie… en realidad no vi a Terry por lo que supuse que se fue a correr. Preparé el desayuno y tomé una tasa de mate de manzanilla sin azúcar, esperando a Terry para desayunar juntos. Al terminar mi tasa de manzanilla miré mi celular y vi que eran las siete y veinticinco, le escribí un mensaje indicando que estaba listo el desayuno, que ya me iba al trabajo y que tenga un buen día. Envié el mensaje y me dispuse a salir de casa.
Si no fuese por mi trabajo creo que me terminaría volviendo loca con mis problemas, al menos sabía que en el trabajo iba a olvidar por un momento los problemas de casa.
Cuando cerraba la puerta con llave, mi celular nuevamente timbró, era un número desconocido, respondí y no contestaron, así que corté y marché hacia mi auto, justo cuando me dispuse a abrir la puerta del auto, me llamaron por mi nombre, cuando alce la mirada, era Terry.
-¿ya te vas? –preguntó, agitado. Parecía que hubiese corrido tan rápido para llegar a casa.
Abrí la puerta del auto, mientras respondía que sí, y que se me hacía tarde.
-¿desayunaste? –nuevamente preguntó.
-sí. –respondí a secas y entré al auto, me puse el cinturón de seguridad y encendí mi auto, mientras pensaba en que esa era la primera vez que no íbamos a desayunar juntos, siempre podíamos haber peleado; pero siempre comíamos juntos por muy enojados que estuviéramos. Al parecer hoy no iba hacer la excepción; pero de querer desayunar juntos debió estar en casa a las siete, es la hora que siempre desayunamos. Estaba realmente molesta y triste por eso.
Con dos golpes leves en mi ventana del auto, captó mi atención Terry. Abrí la ventana.
-te espero al medio día para almorzar –dijo Terry agitado, aún no había recuperado el aliento. Me sentía enojada y el orgullo me ganó cuando respondí.
-no creo que sea posible.
-¿Por qué? –preguntó Terry, rápidamente.
Entonces recordé lo que me dijo Lían, que debíamos de terminar el trabajo hoy. Tenía la excusa perfecta para llegar tarde a casa.
-Lían, dice que el trabajo debemos de terminarlo hoy. Así que me supongo que llegaré a casa tarde.
Apenas termine de hablar, me preparé para partir; mientras Terry, me miraba.
-no comeré hasta que llegues. –me dijo, y dibujó una leve y amable sonrisa.
Y partí al trabajo.
Cuando llegué al trabajo, entré a la oficina donde ya me esperaban Lían y Yuri. Nos saludamos y Lían bromeó: justo a tiempo. Ya iba a llamar a tu esposo para que te deje salir de casa.
En otra ocasión le hubiese respondido que de seguro él hace lo mismo con Yuri; pero sólo atiné a sonreír y quedarme callada. Yuri es la esposa de Lían, ambos son mis mejores amigos.
Yuri dijo: debemos de terminar el trabajo para hoy mismo, mañana a primera hora debemos de entregar las fotos del proyecto, pues la compañía que las requiere ha tenido un problema y las necesitan con suma urgencia para mañana a primera hora. Yuri enfatizaba que no debemos de decepcionarlos y mostrar nuestro profesionalismo y talento, también dijo que de hacer esto nos iría muy bien en los siguientes proyectos, luego se despidió y se marchó. Unos segundos después de que salió de la oficina volvió y llamó de la puerta a Lían, cuando este se le acercó, Yuri susurró algo a su oído, lo beso en la boca y se fue.
Después de varias horas de empezar a trabajar, el celular de Lían timbró y este dijo que ya era medio día. Su alarma siempre suena al medio día para ir a almorzar. Lian me preguntó si debíamos pedir algo o salir a comer y yo le respondí que dependía de él. Así que él decidió que haría un pedido. Nuevamente me preguntó si quería comer algo en especial, al cual le di la misma respuesta <<depende de ti>> Lían asintió y llamó al restaurante y pidió comida china; mientras yo continúe trabajando.
Unos minutos después de haber pedido la comida, Lian volvió a su computadora a seguir trabajando, y me habló desde ahí.
-Leila, te haré tres preguntas
Mientras yo seguía trabajando le respondí, cuáles eran sus preguntas y entonces Lían continuó.
-sabes ¿Por qué soy tan irresistible?
Lo mire riéndome. Diciéndole que estaba loco.
-no te rías… hablo en serio –me dice sarcásticamente.
-¿Quién te dijo que eres irresistible? –le pregunte mientras pensaba que solo Lían haría esas preguntas para hacerme reír.
-es que no te diste cuenta que Yuri volvió corriendo para que me diera un beso.
Volví a reír. Y me pregunté cuando fue la última vez que bese a Terry al despedirme y ello también me hizo volver a pensar en lo que Terry me dijo esta mañana antes de venir al trabajo. Me pasé toda la mañana pensando en si debía ir o dejarlo esperando.
-ya que no sabes responder mi pregunta. –Me dijo Lían –aquí va la segunda pregunta: ¿hace Cuánto trabajamos juntos?
-desde que nos conocimos por primera vez en la universidad –respondí casi de inmediato.
Lían sonrió.
-esa si la sabias.
-pues claro.
-desde entonces aprendimos a conocernos y ahora nos conocemos incluso mejor que a nuestras parejas. –dijo Lían mientras me sonreía amigablemente. –nos conocemos casi en todo y lo peor de todo es que congeniamos muy bien.
Sonreí y le concedí razón. Tenía razón nos parecíamos mucho, por eso nos convertimos en muy buenos amigos.
-todos en la universidad y en todas partes creían que eras mi novia.
-lo que no sabían es que era tu mejor “amigo”.
-exacto… -enfatizó en lo siguiente –eres mi amigo. Por eso jamás te vi como una chica. Siempre me pregunté por qué no me había enamorado de ti, si me entendía muy bien contigo. Ahora lo entiendo… te veía como a mí mismo, por eso me llevo mejor contigo que con mis otros amigos. De hecho no te veo como a una chica.
Me sorprendían las palabras de Lían, hasta me ponían nerviosa.
-Lían. Me estas asustando. Me parece o estas intentando coquetear.
Lían rió a carcajadas.
-amo a mi esposa; aunque a veces lo dudo… es muy loca.
-¿entonces?
-sólo quería hacerte saber que nos conocemos muy bien.
Guardamos silencio un momento, mientras yo pensaba que esta conversación no era tan casual como yo pensaba.
-ahora que sabemos que nos conocemos. Te haré la última pregunta –Lían hizo una pausa y enfatizó -¿Cómo estás?
Veo los ojos de Lían y siento que estoy hablando conmigo misma y de pronto me quiebro.
-no sé qué hacer. Terry me habló de separarnos. Hace cuatro meses, cuando estaba por viajar al África y él, salir de gira. Creí que después de que volviésemos a vernos todo iba a volver a ser como antes; pero todo empeoró.
-le dijiste a Terry porqué ibas a África –me preguntó Lían, preocupado.
Sentía que iba a romper en llanto, mientras pensaba en lo que me había dicho Lían, antes de mi viaje. Me había dicho que le diga a Terry mis razones de mis viajes continuos a África, tal vez si le hubiese hecho caso no estaría en esta situación.
-por tu silencio, asumo que no se lo dijiste.
-quería que fuese una sorpresa.
-Leila. Terry tenía suficientes razones para que no le agrade tus viajes continuaos a África.
-a que te refieres. ¿Qué razones?
-¿Qué razones? –dijo Lían, con cara de indignado; pero en verdad yo no sabía a qué se refería. – ¡David!
-¿David? Pero si David no tiene nada que ver conmigo. La única relación que teníamos era África.
-exacto.
No entendía a lo que se refería Lían. Así que pedí que se explique mejor.
-David fue tu novio. A ningún hombre le gustaría que su mujer esté con su ex y más que tengan un proyecto, juntos, a pesar de ya no tener ninguna relación.
Al oír las palabras de Lían me sentí indignada y de inmediato le refuté.
-no es cualquier proyecto. Si continúe con el proyecto fue porque es necesario, es vital… -realmente me sentí indignada cuando me dijo eso Lían. –además David y yo no tenemos contacto desde que terminamos a excepción por ese par de veces que teníamos que firmar un documento personalmente y en la primera reunión estuvo Terry y la segunda fue para entregarle el poder de decisión y yo ya no me involucre. Deje África para siempre. Y jamás engañaría a Terry. Tú lo sabes.
-pero Terry no, y no porque desconfié de ti. Porque sabe que David no renunció a ti, y tu quisiste mucho a David. Sólo teme perderte.
-David tiene novia.
-Terry no lo sabe. Sólo ponte en el lugar de Terry, si la situación fuese al revés. Tú como te sentirías.
Me puse a pensar en ello y también me molestaría que viaje tan lejos para ver a su ex, incluso si solo fuese por trabajo. No sé si tendría el valor de aceptar que vaya a esos viajes.
-tienes razón. –acepté mi error.
Lían más calmado me dice que también había hablado con Terry antes de su última gira. Y le dijo que yo había cambiado que ya no era la misma de antes, en todos los aspectos: ya no lo llamaba en sus jiras y las veces que lo hacía sólo era para decirle que iba a viajar a África. Lo cual era verdad, deje de llamarlo porque él me decía que tenía poco tiempo para descansar después de un concierto así que asumí que me lo dijo porque tal vez interrumpía sus únicas horas de sueño; aunque en ese momento recordé que me mencionó que le fascinaba que le llame antes de terminar sus giras para preguntarle que quería que le prepare para comer, no porque fuese un machista que quería a una mujer para que le cocine; sino porque le parecía tan dulce que me preocupe por darle una bienvenida. Pero lo que más le gustaba era que le llame para decirle que lo extrañaba y que tenía la necesidad de verlo y que bastaba eso para que Terry donde quisiese que estuviese, escapara de regreso a casa por unas horas aunque le fuese muy agotador.
Lían también me dijo que Terry le había dicho que incluso en casa era muy fría, que me preocupaba más por hacer la limpieza y por mantener todo en su lugar en la casa, que por darme cuenta que él estaba en casa.
Nuevamente Lían tenía razón, a veces me irritaba tanto que le gritaba a Terry cuando se olvidaba de lavar el vaso que usaba.
Para finalizar Lían me dijo que no estaba defendiendo, ni excusando a Terry; pues en el tiempo que lo había conocido sabía que Terry era un desastre pero que también había hecho muchas cosas por mí al igual que yo por él; pero que de eso, solo lo sabíamos nosotros mismos, y si estábamos dándonos otra oportunidad para cambiar las cosas, entonces debíamos de esforzarnos. Lo cual me hizo recordar que Terry dijo que me esperaría para comer juntos, por lo cual se lo mencione a Lían.
-¿Qué sigues haciendo aquí? Ya es tarde –fue la intempestiva contraposición de Lían.
-pero tenemos que terminar el trabajo hoy –le respondí preocupada.
-mujer, hay cosas que tienes que priorizar… y ahora es Terry. Yo me encargo del trabajo.
Le agradecí a Lían y salió corriendo de la oficina.
Cuando estuve en el auto de camino a casa, mi celular sonó y pude saber por el tono que llegó un mensaje; pero decidí leerlo en casa. Sólo quería llegar a casa y abrazar a Terry.
Cuando llegué a casa, entré corriendo y busque a Terry antes de que se me pasara lo que sentía y termine arrepintiéndome.
Busque en la sala y no estaba ahí, fui a la cocina y tampoco lo encontré, subí a nuestra recamara y no lo halle. Decidí ir a su estudio de música, tenía que estar ahí. Mientras bajaba a su estudio empecé a escuchar su violín la pieza de paganini, caprice 24, por lo que estaba segura que estaba en su estudio.
Cuando llegué al estudio puedo ver por la ventana de la puerta, a Terry, concentrado; tocando el violín. No me gusta interrumpirle cuando toca su música, respeto y admiro demasiado su arte. Pero si no entraba en ese momento no iba cambiar nuestra situación.
Abrí la puerta, Terry de inmediato volvió la mirada hacia a mí, estaba sorprendido. Sin pensarlo corrí hacia él y lo abracé.
-tenemos que arreglar nuestra situación. Te amo Terry. –le digo mientras mi voz se quiebra mezclándose con mi llanto.
Terry también me abrazó aún con el violín en las manos y como respuesta obtuve un beso; mientras dejaba escapar una lágrima de sus hermosos ojos.
Cuando salimos del estudio de Terry, fuimos a almorzar. Terry apagó el celular, por lo que yo también hice lo mismo. Terry tomó mi mano y en ningún momento me soltó, excepto cuando subimos al auto, pero cuando ya estábamos dentro, este volvió a sujetar mi mano; mientras que con su otra mano conducía el auto. A pesar que le dije que podría ser un poco peligroso si conducía solo con una mano, Terry no soltó mi mano y la verdad es que tampoco yo quería soltarme de la mano de Terry.
Cuando llegamos al restaurante, recordé que fue ese al cual por primera vez me había invitado a comer, era un restaurante muy lujoso.
Siempre me ha molestado malgastar el dinero por lo cual siempre discutía con Terry; pero esta vez no me quejé. Creo que ese momento fue muy especial, aunque al final de la comida y después de haber visto cuanto pago Terry, algo más de tres mil dólares. Terry me miró y bosquejó un sonrisa burlona, después de pagar la cuenta, diciéndome <<dilo…>> <<solo creo que con ese dinero hubiésemos hecho un bufet >> fue mi respuesta. Terry se rió con suaves carcajadas asegurándome que no me iba aguantar de dar mi crítica final.
-no lo iba a decir –le reproché a Terry.
-a veces creo que eres muy tacaña- Terry prosiguió mientras aún reía.
-no lo hago por tacaña…
-lo sé –me interrumpió antes de poder continuar. Muy seguro de conocer mis razones. Terry ya no estaba riendo, tenía un aspecto más serio; pero no estaba nada molesto. –Leila me gusta salir a comer a este tipo de restaurantes con “mi esposa”, no todos los días pero si de vez en cuando. –hizo una pequeña pausa antes de continuar, mientras yo baje la mirada después de escucharlo, me sentí mal por eso.
-jamás te lo he dicho antes porque cuando tuvimos nuestra primera cita me dejaste en claro que no te gustaba mal gastar el dinero. Al menos creía que por eso no te lo había dicho; pero en realidad es porque no nos comunicamos. Creemos saberlo todo, uno del otro y no es así.
-pero…
-déjame continuar Leila –Me interrumpió Terry amablemente. Asentí con la cabeza y Terry continúo.
-quiero serte sincero. –cuando me dijo eso Terry, tuve miedo, como si estuviese por pasar algo malo –no tengo fuerzas, estoy muy cansado –continuo Terry –pero aun quiero esforzarme, no quiero que se acabe. –Terry hizo una pausa para enfatizar lo siguiente –Leila. Ayúdame a continuar.
-Terry, te amo…
-Leila, yo… -su rostro dibujaba sufrimiento, mientras hablaba –yo estoy confundido. No quiero dejarte.
-Entonces no lo hagas. –le respondí, aunque sentí que mi corazón se quebrantaba. –Saldremos de esta. –solo logré añadir. Yo también ya estoy agotada –pensé– por todos los problemas pero no lograba entender a qué se refiere con que estaba confundido.
-Leila, no sé si querrás continuar después de…
-continuaremos. –le corté bruscamente, porque si decía algo más. No sé si hubiese podido soportarlo; pero lo había decidido. Dibujé una sonrisa a la fuerza y añadí –vamos a casa.
-gracias. Leila
Cuando llegamos a casa, aun Terry me sostenía la mano. Me llevó a la sala, mientras me preguntaba si quería que veamos una película. Nos sentamos en el sofá y me soltó la mano para enseguida abrazarme. Justo cuando estuve a punto de responder su pregunta, sonó el teléfono.
-yo contesto, mientras tu escoges la película –le dije a Terry. El asintió y yo tome el teléfono.
-alo –dije y del otro lado, la voz de una mujer joven me respondió.
-deberías de revisar las redes sociales.
No entendía a qué se refería con esas palabras; pero antes de que pudiese preguntar algo más, se cortó la llamada.
-¿quién era? –me preguntó Terry mientras se sentaba nuevamente en el sofá, con el control del DVD para dar inicio a la película.
Esas palabras me parecieron algo extrañas pero no les tome tanta importancia. Estaba feliz de estar ahí con Terry, así que no hice caso.
-no lo sé. Creo que se confundieron. –le respondí a Terry con una sonrisa y me senté a su lado abrazándolo. -¿Qué película es? –pregunté.
-“señor de los anillos: la comunidad del anillo”
-nos quedaremos sentados aquí toda la noche
-¿por qué crees que la puse? –me respondió Terry, dulcemente; mientras yo le respondí con una leve sonrisa acomodándome entre sus brazos para ver la película.
Nos gustaba esa película, pese que era una saga larga, nos agradaba verla de principio a fin y nunca nos aburríamos de verla; aunque ahora que lo pienso, hace mucho tiempo ya no la veíamos.
Después de casi cuatro horas de ver la película, casi le supliqué a Terry que pusiera la siguiente parte de la película, por lo que de inmediato se dispuso a hacer lo que le pedí, en tanto me decía, que si podía ir a buscar algo para comer, a lo que accedí y fui a la cocina.
Al ver por la ventana de la cocina pude ver que el sol ya se había escondido, quise saber qué hora era; pero el reloj de pared de la cocina se había descompuesto hace una semana, por lo que busque en el bolcillo de mi jean, el celular, al encontrarlo intenté activarlo pero no lo logré, por lo que recordé que lo había apagado antes de ir a almorzar, así que apreté el botón de encender. El celular de inmediato se encendió y vi la hora, siete de la noche con cinco minutos. Justo antes de desactivar mi celular, vibra por lo que supe que me llagaron mensajes y notificaciones. Deslice la parte de arriba de la pantalla para ver las notificaciones y veo una de las noticias a las que me suscribí, veo la foto de Terry en miniatura, y a su lado dice “¿volvió a sus malos pasos?”.
Me molesta que hablen mal de Terry –pensé –pero ahora que es lo que dirán de él, en realidad a veces la prensa puede ser muy cruel y escribir cualquier artículo en base de especulaciones en lo que respecta a los famosos y Terry no ha sido la excepción de esos carroñeros. Ha veces Terry suele deprimirse por esos artículos por lo que su representante y yo tratamos de manejar con pinzas esos temas antes de hablar con Terry. Así que ingreso para saber de qué se trata este nuevo artículo para luego llamar al representante de Terry.
Al entrar a la opción leo el título: “¿volvió a sus malos pasos? Nos estuvo engañando”
Cuando deslice la pantalla para seguir leyendo, vi la misma foto de Terry que vi al inicio; pero esta vez a su lado hay otra y aunque no se notaba con mucha claridad, era una foto con perfil de lado; pero puede ver que era Terry, con su traje azul marino que compramos en su último cumpleaños y no lo había estrenado, llevaba colgado su saco en el brazo derecho, por lo que veo claramente que esta con su camisa blanca desabotonada hasta el pecho, el cabello alborotado; y en la mano izquierda sujeta fuertemente la mano de una mujer que no era yo. Ambos se ven, que están corriendo al hotel.
No pude creer lo que estaba viendo, observe más la foto y más hirvió mí sangre. Salí de la cocina, caminé rápidamente hasta Terry, este me miró, sonriendo y preguntó dónde estaba la comida. Sin responderle, me acerque más hacia él. Terry borró la sonrisa de su rostro y lució preocupado mientras me hacia otra pregunta:
-¿Qué pasa?
Le tomé su mano derecha, le coloque mi celular entre ella, en tanto respondía a su pregunta –esto pasa.
Terry al ver mi celular lo activo nuevamente porque se había desactivado en el trayecto que hice de la cocina a la sala. Cuando vio el celular quedó impactado, pues cuando volví la mirada hacia él, estaba pálido y esperé por una respuesta.
-intente decírtelo. –me dijo, con la voz temblorosa.
-decirme ¿qué? –le respondí mientras guardaba en todo momento la compostura.
-Leila… -intenta explicarme.
-dime que no es verdad –le dije mientras rogaba dentro de mí, que no fuera real lo que estaba pensando. Terry no respondía y eso me ponía más nerviosa y empecé a caminar de un lado a otro.
-Leila, aun te amo. –me dice como si se estuviese disculpando con eso.
Mi sangre hirvió y sentí que mi vida estaba siendo destruida. Pero Me sentí pisoteada cuando me dijo “aun te amo”.
-¿me amas? –le grité y lo empujé. Por primera vez había hecho eso, por primera vez le levanté la mano a mi esposo. Una de mis más grandes reglas es respetar a las personas para que pueda hacerme respetar. Se rompió toda mi compostura y lo empujé una y otra vez reclamándole –dices que amas. Dime cuantas veces me lo has dicho. Cuantas veces te lo has repetido a ti mismo mientras estabas con ella…
Terry me sujetó las manos y me hizo retroceder mientras yo aún forcejeé y él pedía que me calme. Me di cuenta de que mi forcejeo estaba mal y era en vano, por lo que me detuve. Una vez que me alejé de él, traté de calmarme y traté de guardar distancia mientras decidía escuchar lo que tenía que decir, aunque no había mucho que decir después de ver esa foto.
-Leila escúchame…
-no hay mucho que decir después de ver esa foto –le reclamé. Aun enfurecida.
-¡Leila cambiaste! –Terry grita, sus palabras retumban con frustración –No eres la mujer a la que ame...
-ahora es en pasado… amaste… -le interrumpí.
-¡sí! -contrapone exclamando más enfurecido –ya no eres la mujer de la que me enamore locamente. Aquella mujer que nunca hubiese dejado de lado sus sueños.
-y ¿por quién lo hice? …no fue por ti –le respondí indignada.
-jamás te pedí que lo hicieras. –me calla, Terry, con esas palabras. Pues Terry jamás me pidió que deje la fotografía de campo, siempre me alentaba porque siga haciendo mis fotos, aunque eso quería decir que viaje por temporadas largas-, pero aun así, nos la arreglábamos muy bien para estar juntos. Recuerdo que Terry armaba personalmente los itinerarios anuales, ordenando las fechas de sus jiras con mis viajes: cuatro meses de gira con él, dos meses de viaje de fotografía conmigo, otros cuatro meses de gira con él, y los dos restantes de fotografía conmigo. Y cuando se cruzaban las fechas de viaje él se escapaba por unos cuantos días de su gira para alcanzarme en mis viajes; pero más que nada siempre estábamos en contacto mediante llamadas o video llamadas.
-cómo podía pedirte eso… si era lo que amaba de ti. Verte tras tu cámara, con tus ojos llenos de curiosidad. Yo amaba eso de ti Leila.
-crees que no me daba cuenta de lo cansado que te resultaban esos viajes. Cómo podía verte sufriendo. Tenía que sacrificarse algo…
-pero no sólo tú… éramos los dos. Lo decidiste sola. Y después Incluso dejaste de llamarme… también fue por qué me viste muy cansado.
-entonces por qué lo hubiese hecho –contrapuse, exaltada.
-cambiaste en todo Leila. –Afirma Terry, igual de exaltado que yo –Dejaste de preguntar por mí, dejaste de amarme. Para lo único que te comunicabas conmigo era para decir que te ibas de viaje al África. Te ibas, los únicos días que podíamos estar juntos; porque el resto de los días te la pasabas trabajando.
-como podíamos estar juntos si sacabas todas las temporadas que podías un nuevo álbum. –Le reclamé también –Alguna vez te reclamé por tus jiras o hice lo mismo que tú.
-la única manera que podía tenerte cerca era cuando sacaba un nuevo álbum. –Contrarresto Terry –Contrataba a la fotógrafa para así tener la excusa perfecta de tenerte cerca todo el tiempo. Tenía que contratarte Leila. ¡Tenía que pagar por el tiempo de mi esposa!
Me dejo sin palabras. No supe que contestar y guarde silencio.
-te ibas al África en la menor oportunidad que tenías. Yo no sé qué hacías tanto allá.
Me sentí indignada cuando dijo eso, como si estuviese pretendiendo que yo hacía algo malo. Entonces le dije: sabes muy bien que es lo que hacía allá.
-no. No lo sé. Solo tú lo sabes –me respondió, igual de exaltado que cuando iniciamos la conversación.
Su respuesta me enojó más, por lo que reaccioné diciendo –pues entonces debías de haber viajado conmigo. Cuantas veces te lo pedí o acaso lo olvidaste.
-y acaso no fui.
-solo fuiste una vez.
-y te preguntaste, por qué después de eso no quise volver a ir. Te la pasaste todo el tiempo con… David y el tiempo que no estabas con él, te la pasabas llenando no sé qué papeles. Yo no existía… solo era un accesorio más en tu vida. –Terry hizo una pausa y continuó enfatizando su reclamo –cuantas veces te supliqué que no viajases. Tienes idea de cuan loco me ponía esperando a que volvieses a casa.
-yo no tengo nada que ver con David. Lo único que nos relaciona es el trabajo.
-dime que querías que piense cuando estabas en el África solo David y tú. Dime que quieres que piense.
-ya te dije que no tengo nada que ver con David –le grité, enfurecida.
-eso, solo tú sabes.
Me hizo enfurecer más, su sarcasmo.
-ya entiendo. –Le respondí mientras la furia me atrapaba por completo –Me supongo que eso te repetías cuando fuiste a ese hotel con ella. Tenías la excusa perfecta para hacer lo que me hiciste.
Terry se quedó callado, como vi que no tenía nada más que decir, continué:
-no te importó que esto me partiría el corazón. No te importó nuestro matrimonio y decidiste por tu propia cuenta ver la manera de sentirte bien, haciéndome sentir culpable. Te buscaste a otra por mi culpa ¿no es así?
-no me vengas con eso Leila. –Me respondió Terry sarcásticamente –Ya no te importo… puedes decir mil veces que no tienes nada con David; pero sé que aun sientes algo por él.
-¿Qué? –la furia estalló dentro de mí. –si quieres creer eso, está bien. Pero déjame recordarte algo. Fui yo quien dejo a David. Y ahora por primera vez en vida me arrepiento de no haberlo escuchado, me arrepiento de haberlo dejado. David jamás me hubiese hecho esto.
Cuando me di cuenta de lo que estaba diciendo ya era demasiado tarde.
Terry estaba furioso, lo vi en su rostro. No dijo nada por unos segundos mientras se quedó congelado. Dejó caer mi celular de su mano y nuevamente habló.
-pues vete con él. Puede que aún no sea tarde.
Quería disculparme por lo que había dicho; pero antes de que pudiese decir algo más, Terry grito:
-¡quiero el divorcio!
Nuevamente me pongo a llorar. No soporto la idea de perderlo, él es lo único que tengo. Él me va a dejar. –Rasgo las sabanas de mi cama –Me arrepiento de haber dicho aquellas palabras. Me arrepiento de haber actuado mal en varias ocasiones. Si tan solo existiera la manera de retroceder el tiempo. –mis lágrimas caen sin cesar, entre cortándose mi respiración y doliéndome el corazón. Es la primera vez, que siento tanto dolor dentro de mi pecho, de cómo mi corazón se contrae y se expande, sin tener la capacidad de contenerme. Es como tener una daga dentro del corazón.
Estoy a punto de perderlo todo. Estoy al límite, ni siquiera tengo el valor de levantarme de esta cama, prefiero quedarme aquí y ya nunca más salir. Quiero cerrar los ojos y no volverlos a abrir. Dios déjame cerrarlos para siempre.
-cierro mis ojos y de algún modo siento como se relajan mis músculos y me sumerjo dentro de mis sueños.
Un sonido llega hasta a mí, abro lentamente mis ojos y mis oídos se agudizan más y me doy cuenta que el sonido proviene de afuera de la habitación donde estoy, parece el sonido de unas ruedas seguidas por las pisadas apuradas de una persona.
Mi corazón palpita rápido, volviendo rápidamente los recuerdos de lo ocurrido durante el día. Salgo corriendo de la habitación y veo a Terry con su maleta de viaje, estaba en medio de la sala con dirección a la salida.
Terry voltea hacia a mí, parece sorprendido, por lo que supongo que lo asustó mi repentina aparición.
-¿Dónde vas? –le pregunto, con el corazón en la boca.
-no tiene caso que me quede más tiempo. –su respuesta es rígida.
-Terry… -mi voz de súplica sale. No me importa ahora el orgullo. –por favor, no hagas esto, por favor…
-Leila –suena mi nombre llena de frialdad, no encuentro ningún rastro de Terry en ella –nos estamos haciendo daño. Paremos.
Siento como mis lágrimas resbalan por mi rostro.
-Leila no llores –sus palabras se suavizan al ver mis lágrimas. –no quiero lastimarte más. No quiero ser lastimado.
Mis lágrimas no se controlan y con más facilidad caen y empiezo a sollozar. Tengo tanto dolor dentro de mí, que me siento morir. Intento detener con mis manos mis lágrimas pero salen cada vez más y más, sin control.
-Leila, es lo mejor.
-lo mejor… -salen mis palabras entrecortadas por el llanto.
-sí. Es lo mejor. –las palabras de Terry parecen no tener ningún rastro de enojo. –puede que ahora sea doloroso; pero es lo mejor.
-te amo. Te amo Terry –mis palabras una vez más salen.
-Leila, no. Esto es cualquier cosa, menos amor… desde cuando el amor lastima.
-dime Terry. -hago una pausa, mientras tomo un poco de aire –quien dijo que el amor no duele. Dime quien la tiene tan fácil. Dime si algo en la vida se obtiene fácil.
Un silencio se prolongó por unos segundos y Terry los rompió diciéndome:
-Leila, entiende que me voy. Nada me detendrá. –Niego con la cabeza mientras Terry hace una pausa y luego continua –Leila no quiero lastimarte.
-pues inténtalo. Termina con esto si puedes. No hay más forma de que me puedan lastimar. –le respondo, mientras aún no sé de dónde sale mi valor.
Terry me mira, sorprendido. Baja la mirada parece que piensa en algo, vuelve la mirada hacia a mí y pregona -Leila en verdad te amé. No tienes idea de cuánto; pero ahora ya no siento nada, nada Leila. En cambio con… -detiene por un momento Terry sus palabras, mientras yo siento que esta es mi última forma de morir. Terry estaba dispuesto a dar su estocada final, estaba dispuesto a matarme –con ella, he vuelto a sentir vida. Ella no pide nada, sólo es feliz conmigo… hoy me he dado cuenta que “la amo”.
Siento como mi sangre se hela. Mi corazón parece detenerse por un momento; pero continúa latiendo. Por qué aún vivo. Dios te lo suplico, que todo desaparezca. Por qué aún sigo respirando. Ya debería de estar muerta. De pronto sin que siquiera yo me dé cuenta le pregunto a Terry: ¿la amas igual que a mí?
Terry no me responde. El silencio nuevamente se apodera de la casa. Intempestivamente y con toda naturalidad Terry toma nuevamente su equipaje y voltea dejándome atrás.
Bajo corriendo las escaleras, ya en el penúltimo peldaño, siento que mi cuerpo se desequilibra al resbalar. Siento un dolor agudo en mi cabeza, y en mi espalda. Cuando apenas me doy cuenta estoy tirada en el suelo y Terry corriendo hacia a mí.
-¿estás bien? –Terry me pregunta, preocupado en cuanto llega donde estoy. Niego con la cabeza, en tanto Terry me ayuda a levantarme.
-no estoy bien –le digo nuevamente, aun con las lágrimas aflorando de mis ojos, con voz suplicante. –no te vayas Terry. Dime como te lo tengo que pedir.
-Leila… -Terry me responde preocupado; pero antes de que diga algo más le pido que se quede por lo menos esta noche. Excuso mi pedido, alegando que ya es tarde y que le podría pasar algo; pero dentro de mí guardo la ínfima esperanza de que mañana cambien las cosas.
Terry no me responde, sólo me toma del brazo y me lleva a sentarme al sofá. Se sienta a mi lado y me dice que nada detendrá que se vaya.
-Terry, por favor. –nuevamente suplico –al menos esta noche.
-Leila, no cambiara nada en una noche.
Llorando le respondo: lo sé. –en lo más profundo de mi sé que nada va detener su partida.
-créeme Leila, daría lo que fuese por evitarte este dolor, incluso deseo nunca haber aparecido en tu vida.
Sus palabras me lastiman, siento como se carcomen mi ser. ¿Por qué quiere robarme incluso su recuerdo? Cuándo te volviste tan egoísta Terry –pensé.
-por lo menos déjame hacer el último esfuerzo. –le ruego. –si aún te queda algo de respeto por nuestro matrimonio. Déjame hacer mi último esfuerzo. No mates de esta forma la última esperanza que nos queda.
Terry se queda pensativo por unos segundos y finalmente asiente; pero imponiendo la condición de que se quedaría a dormir en una de las habitaciones de huéspedes, accedo y le agradezco mientras seco mis lágrimas. Pensando en lo que una vez me dijo mi suegra: cuando un esposo o esposa esta por irse de casa, la primera batalla que debes ganar es lograr que se quede en casa. Así sabrás que tu matrimonio no morirá.
-ahora me iré a dormir. –me dice Terry mientras se pone de pie y toma su maleta para subirla a la habitación.
Cuando está apunto de subir los escalones que llevan al pasadizo de las habitaciones. Terry voltea y me dice que también me vaya a descansar. Asiento.
Mientras Terry subía las escaleras, se detiene en medio de ella y sin voltear me dice: lo que daría porque te olvidaras de mí. Y sigue su camino; mientras yo continuo sentada en el sofá y nuevamente me siento devastada y las lágrimas ruedan por mis mejillas.
Ya no tengo ni valor para secar mis lágrimas, las fuerzas se me han ido por completo y me pregunto si en verdad habré ganado una batalla o solo estoy alargando la agonía. No sé si pueda continuar, no sé si podre luchar por los dos.
Dios mío, te ruego. Por favor ayúdame, yo ya no puedo. Te ruego, te suplico, ayúdame.
Cuando veo la hora me doy cuenta que ya son las once y cincuenta y cinco de la noche. Terry subió a dormir hace mucho.
El sueño se apodera de mí; mis lágrimas se han secado, pareciera que ya no podré volver a llorar nunca más; mis músculos me duelen y la cabeza pareciera que me va estallar. Quiero ir por unas pastillas pero no tengo el valor suficiente, así que decido irme a dormir. Cuando estoy a punto de abrir la puerta de la que fue nuestra alcoba, me detengo y no soporto la idea de ver esa habitación tan grande sin la presencia de Terry. Entonces decido irme a la habitación de al lado donde me quedé dormida antes. Cuando abro la puerta me sorprendo al ver a Terry con la lámpara encendida, creí que se había ido a dormir a la habitación más grande; pero lo que en realidad me sorprende es que haya elegido esa habitación. Terry decía que no le gustaba esa habitación aunque nunca menciono las razones.
Me quedo en la puerta observando como Terry está dormido profundamente. Pensé en que tal vez esta era la última noche que lo iba a ver. No quiero molestarlo más, así que mejor me voy de la habitación; pero al ver esa lámpara encendida recuerdo que a Terry le duele la cabeza cuando se duerme con alguna luz encendida, entonces me acerco a apagar la lámpara y cuando la apago, me veo debilitada al no querer dejar a Terry que aún se ilumina su rostro por la luz de la luna. Sin darme cuenta término echándome sobre el cubrecama a lado de Terry guardando cierta distancia para no despertarlo y me quedo a su lado pensando en que esta era la última noche que tal vez podía estar con él. Me quedo viéndole. De pronto siento que los parpados de mis ojos es tan muy pesados, entonces me digo a mi misma que es momento de dejar la habitación y cuando estoy a punto de levantarme cierro los ojos, viendo el rostro de Terry por última vez, quiero abrir los ojos pero…
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thesinofmax · 4 years ago
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Life is Strange
Life is strange es un juego cuidado y mimado hasta el más mínimo detalle, hecho para que te conviertas en Max de principio a fin y sientas todas las cosas que ella siente durante esa semana tan intensa y extraña, su felicidad, su tristeza, su preocupación, su estrés, su miedo...
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Sin analizar las leyes físicas que sigue el juego ni porque las acciones que cambias en el pasado hacen que de una manera u otra Chloe sufra irremediablemente la pérdida de una parte de sí misma, la historia es preciosa en su totalidad y cada elección y reacción que generas se justifica en sí misma por como hace evolucionar la trama. Además el juego está lleno de mini elecciones que aunque no tengan ninguna relevancia en la historia principal sí que se mantienen durante la misma, desde una ventana rota hasta matar a Lisa, la planta de Max, por regarla demasiado. El juego juega a hacerte pensar que tienes el poder de cambiarlo todo y de rebobinar para tomar otras decisiones pero realmente nunca te deja retroceder cuando lo necesitas y conoces las consecuencias de las elecciones que has tomado. A veces el juego te da pistas de lo que pasará, las reacciones que tienen los personajes muchas veces te avisan de cual es la mejor opción y en cambio otras tantas no importa lo que escojas porque en cuestión de segundos todo lo que acabas de hacer no habrá existido. En el fondo creo que es una manera de compensarte porque gran parte de las peores decisiones las escoges en momentos como ese. Puedes concederle a la Chloe del pasado en el que William vive su deseo de que ese sea el último día de su vida y sus últimos recuerdos sean los que tiene contigo, puedes escoger contarle la verdad a David y decirle que Chloe está muerta y darte el gusto de ver como le dan un tiro en la frente a Jefferson o puedes ahorrarles el sufrimiento tanto a él como a Joyce y intentar salvarla una vez más.
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En este aspecto el juego también es muy cruel e injusto y te arrebata ese poder de tomar siempre la decisión correcta justo cuando más lo necesitas. Exacto, no tienes garantías cuando intentas salvar a Kate Marsh en la azotea de los dormitorios. Dependiendo de las decisiones que hayas tomado anteriormente con ella (decisiones que no sabías que iban a cambiar tus posibilidades en ese momento) te facilitan, o no, que de un paso hacia ti o lo de hacia el vacío. Creo sin duda alguna que es uno de los momentos más duros del juego, en gran parte porque hagas lo que hagas no habrá marcha atrás.
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Una de las cosas que más me gustan es que el juego premia sobre todo a las personas que se lo miran todo en detalle y dan mil vueltas solo para asegurarse de que no se dejan nada. En ese aspecto los coleccionables son un regalo, te brindan interacciones de lo más bonitas si los consigues, y muchas de las cosas que esconde el juego te ayudan a ampliar el trasfondo de la historia y a pasar con éxito situaciones como la de Kate. Aunque simplemente el juego está hecho para que te enamores de él y busques todos los panfletos de la academia solo para ver si alguien le ha devuelto a su dueño la tablet llena de fotos de sus difuntos gatitos.
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Sobre Mark Jefferson, realmente jamás habría adivinado lo que hacía en el cuarto oscuro y mucho menos que él era el responsable. La manera de contar la historia y la manera en la que el propio Jefferson usa a Nathan como cabeza de turco me parece increíble y creo que no podrían haberlo hecho mejor. Me he pasado el juego 6 veces y si bien es cierto que lo disfruto igual siempre o incluso más que la vez anterior el sentimiento de admiración por Jefferson que compartes con Max cuando lo juegas por primera vez no lo he vuelto a sentir desde entonces. Me es imposible interactuar con ese hombre sin querer matarlo varias veces y de distintas formas y que sufra por todo el daño que ha hecho pero me contengo y hago como si no supiera nada (aunque es difícil de narices). Me resulta muy curioso como empiezas amando a Mark y odiando a Nathan y acabas odiando a Mark y amando (o compadeciendo) a Nathan. Nada justifica las cosas que hace Nathan pero cuando descubres todos los problemas que tiene y que ha tenido entiendes porque las hace y de donde vienen.
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Podría entrar a hablar del eterno debate que hay entre todos los posibles romances del juego y en si es mejor Pricefield o Amberprice pero no lo haré porque simplemente todos ocurren y todos son reales y no tiene porque haber peleas en dos romances que pasan en momentos distintos de la vida del personaje. Amberprice es tan real como Pricefield en la medida que tu quieras que cualquiera de los dos lo sea (igual que el de Warren y Max). Personalmente me gusta más como es Chloe con Rachel que con Max, obviamente Chloe tiene sus motivos para ser como es pero es muchísimo más dulce con Rachel y muchísimo más amable y atenta con ella de lo que lo es con Max en todo el juego. (Por cierto me encanta que sacaran un juego para ver como era Rachel Amber y todo lo que tuvo que pasar Chloe al perderla).
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Y finalmente llegamos al punto de inflexión: sacrificar a Chloe o sacrificar Arcadia Bay. Es la decisión más importante de todo el juego, todas y cada una de las cosas que han ocurrido y las decisiones que has tomado te han llevado hasta ese preciso momento junto al faro y enfrente de la tormenta. El propio juego te hace sentir que hagas lo que hagas vas a perder algo importante, no te dice lo que ganarás, no te dice que vas a salvar a Chloe, te dice lo que vas a perder si la salvas y por eso mismo me duele tanto no poder escoger nunca el final que, de haber sido Max (en realidad sí lo soy ups), habría escogido. Salvaría a Chloe sin importar nada el 100% de las veces, sin titubear, y precisamente ese fue el final que escogí la primera vez que lo jugué pero apenas me hizo sentir nada. Se supone que acababa de sacrificar a todas las personas que había conocido, a Warren, a Kate, a Victoria, a Joyce, a David, a todos, siendo una pérdida tan grande la manera en la que lo hicieron no consiguió hacerme sentir nada. No me hizo llorar por no poder volver a ver a los que se habían convertido en mis amigos, ni me hizo sentirme feliz porque iba a poder seguir estando con Chloe, fue un final muy frío para lo importante que era y sigo siendo incapaz de aceptarlo. En cambio el final en el que sacrificas a Chloe me parece tan triste y tan bonito, tan doloroso y poético a la vez, está tan bien hecho... Eres la única persona en Arcadia Bay que conoce todo lo que ha pasado esa semana y nadie es capaz de darse cuenta de tu dolor. No solo son los buenos momentos que has pasado con Chloe, ni siquiera es el hecho de que Max se enamore de ella, son todas las veces que la has visto morir y has hecho lo imposible por salvarla, son todas las cosas que has sentido al volver a ver a William vivo y dejarle morir otra vez, nadie sabe que Jefferson te secuestró, nadie sabe nada y tú no puedes compartir el dolor que sientes por perder algo que jamás ha existido para el resto del mundo.
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Podría pasarme toda la vida hablando de este juego porque es una obra de arte pero creo que es mejor jugarlo y disfrutarlo que intentar entenderlo leyendo lo que pienso sobre él.
Solo diré que da igual que ya sepa que va a ocurrir, sigo llorando todas las veces que me toca elegir.
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guillermogonzalez · 4 years ago
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EL IDIOMA DE LOS DIOSES - NACH
“El Idioma de los Dioses” es uno de los temas de Nach más emotivos y más auténticos, que lo llevó a la cúspide de los raperos más reconocidos de España.
Al principio puede parecer que la canción está dirigida hacia una persona, pero poco a poco, se muestra lo que en realidad es aquel amor: la música. Es un amor en el que él es el hospedador de un arte que lo acoge, un amor que le da todo, que lo invade, que lo ayuda, que lo hace vivir como nadie, que lo hace ser feliz. 
Algo que también destaca es el hecho de que independientemente de que él haga hip hop y que se transmita denuncia y carisma, siendo la música otro género, el objetivo sigue siendo el mismo: transmitir.
Nach habla de la música como una cura, como alguien que lo salva constantemente, y justamente lo que hace en toda la primera parte de la canción es señalar eso, su amor hacia el arte.  
En la segunda parte, comienza haciendo referencias a que la música son las cualidades de diferentes artistas de la música como: la rabia sucia y rasgada de Martin Gaye, la grandeza de John Coltranem, la mirada añinada en los ojos de Michael Jackson, 
Luego Nach trata a la música como su amiga, como su suporte, su paz. Sin ella no existen sus sueños, ni su destino; sin ella no existe Nach.
Ya sobre el final de la canción, Nach indica todas las formas que puede tener la música en sus diferentes géneros, en sus diferentes instrumentos, en sus diferentes artistas, 
Por último, nombra a la música en su propia definición:
“Eres la métrica enigmática que envuelve mi ser y lo salva” y habla de que la música es el idioma con el que los dioses hablan.
“El Idioma de los Dioses” es una perfecta explicación de lo que representa la música y es un tema indispensable para cualquier persona que no conozca a Nach.
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