#Escritora Argentina
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wnproyecto · 4 months ago
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Vacas voladoras
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Las aventuras de la China Iron o cómo dar cuenta de la rapidez apenas percibida (Novela de Gabriela Cabezón Cámara)
Esta prosa ha volado alto. Literalmente. Las páginas como rampa de lanzamiento, el humo y el rugido a cada capítulo terminado… El libro lo compró una amiga porteña en su Buenos Aires. La morena me lo presta, además de otro, un libro primerizo el segundo, escrito por una mina de Islas Canarias (pero eso es harina de otro costal). 
Laura, en su casa, me tira el par de libros arriba de la mesa. Es su casa, puede tirar lo que quiera sobre los muebles. Me mira y me dice « a ver qué te parecen estos dos que traje de Argentina ». Me gusta la gente que te da la libertad de darte tu propia opinión. Opinólogos, abundan como el hidrógeno del aire. Por ahí se van, con sus ligeras verdades absolutas, les abro la ventana, se van. Chao, chao. 
El libro en cuestión hace entonces un primer viaje, desde Buenos Aires hacia Francia. Luego yo lo traigo de vuelta, desde el país galo a Chile. Lo leo en el avión a 12 mil metros del Atlántico. Me roba la atención, me absorbe como las nubes al pájaro de hierro en el que avanzo. La historia de esta China hace que olvide la selección de películas que ofrece el vuelo. Es que esta prosa vuela. Creo que ya lo dije. Remata sus párrafos con descripciones de la pampa argentina que poco a poco se vuelve un paisaje tan protagonista como la China. Porque es una historia iniciática, la travesía de la protagonista en medio de la monótona planicie. La joven protagonista, una adolescente, huye de los golpes y violaciones: « El viejo hijo de puta me jugó al truco y Fierro le ganó » (p 76). Huye de las consecuencias de la violación, los hijos. Emprende una huida de la animalidad a la que la han condicionado. Su escape lo hace a bordo de una carreta, capsula de sobrevivencia, a la que sigue una perra, Estreya. La carreta la conduce una mujer venida desde horizontes sajones. Es con ella, Elizabeth o Liz, que huye de la amenaza de los caranchos y de un séquito hostil de naturaleza. Una huye, la otra, la compañera, guía, semi madre, semi amante, es la inglesa que busca su pequeño paraíso en tierras argentinas. Búsqueda y huída son dos movimientos que se cruzan en la trama, en la cama, en las vestimentas y en la pampa que es paisaje y cementerio.
No se trata de una trama en sentido único, horizontal, sino múltiple. Ascensión y descenso, forman una trenza. Al horizonte se une la planicie en un vuelo constante, dinámica propia a aquella geografía del eterno duo: entre terrorífica y sublime : « Estar en la pampa era, entonces, como planear en un escenario que no parecía tener más aventuras que las propias » (p. 50). La China promete un viaje que no suelta al que se deja llevar por un lenguaje, un hablar de marginada y de iniciada en lo fugaz. Porque aunque en muchos pasajes, ella describe la monotonía del viaje, también advierte la rapidez con que la vida emerge y desaparece en la pampa. Se blanquean los huesos de restos humanos, como señales de ruta hacia la violencia de los hombres en esos paisajes periféricos. Vemos a través de los ojos de la China, con su manera de entender la naturaleza y las personas. La China se deja llevar por la rapidez, avanza y se deja sorprender por la redondez de la tierra desde un punto preciso: la carreta. Ese rectángulo es su tabla, su isla, su alfombra voladora: « El hogar siempre nos parece pegado a la tierra, aun cuando sea un barco. O una carreta. » (p 51). Alrededor de la Isla la vida explota, se manifiesta hermosa y salvaje: « La vida nueva era eso: me sentía arrojada al agua » (p 38). El lenguaje de la China reitera alusiones a lo veloz con que la naturaleza emerge y fluye, incluso en las capas subterráneas de la pampa o al interior de un fortin con hombres embrutecidos y un esperpéntico cotidiano. También la ambivalencia de este fluir trasciende en lo que ella va aprendiendo del viaje. Así, no sintetiza al hombre en un rol fijo, sino que lo rescata en su complejidad, le da volumen, materia viva. De esta forma, el gaucho que aparece en algún punto de la aventura, luego de matar a un ternero, se despoja de la áspera relación entre el predador y la presa : « después de desollar al ternero, se acercó a la vaca, la acarició, le pidió perdón, le dio de comer en la boca unos pastos que traía. La vaca siguió llorando y caminando » (p 45). La ultima vuelta de tuerca es una alucinante embestida a la tradición literaria con la aparición del Fierro, ese del que tantos hablan en las clases de folclor literario argento. Los mitos reviven, son celebrados al punto de hacer navegar o volar, no se sabe bien, vacas e indígenas.
Ahora la China volverá a Francia (escribo esto desde algún lugar de Chile). La prosa esta vez es un ir y venir, entre cielo y velocidades íntimamente ligadas a mi cansancio de viajero enlatado.
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conatus · 2 years ago
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Camila Sosa Villada usa literatura como forma de documentar sua vivência travesti
Camila Sosa Villada é uma escritora argentina, conhecida por suas obras literárias que abordam temas como identidade, gênero e marginalização. Nascida em La Falda, Argentina, em uma família de origem humilde, Camila enfrentou desafios desde cedo, mas encontrou na escrita uma forma de expressar sua voz e lutar por seus direitos. Durante sua infância e adolescência, Camila lidou com o estigma…
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burakrevista · 2 years ago
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El otro Borges. Mariana Lirusso
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Estoy sentada en el piso frente al lavarropas como en trance, el movimiento circular me apacigua. Temo ser hipnotizada por el aparato blanco. No me importa.  La muerte es una vida vivida, digo en voz alta.
Mientras intento recitar el verso del verdadero, recuerdo el día en que el otro llegó a casa. Lo trajo una mujer con buenos modales y mal aspecto. Apenas lo vi, empecé a proponer nombres. Pasé de Roma, con Nerón, Augusto y algún otro más, a los más triviales como Mishi, Pompón o Pelusa. Luego mi mente, rebosante de letras, —a eso me dedico (o intento)— me llevó a un repaso veloz de la literatura universal.
—¡Borges! —grité entusiasmada, pensando que no hacía falta vagar por países lejanos.
La buena señora preguntó con una gran sonrisa de dónde había sacado ese nombre tan raro mientras me contaba que recogía gatos abandonados, los castraba y “regalaba” a cambio de un módico precio. Tendría un Borges asexuado.
Cuando ella se fue, el gatito gris encontró rápidamente un lugar seguro para pasar sus primeras horas: detrás del lavarropas. Había observado al instante los rincones de la casa, con una sagacidad desconocida para para mí, y ese le pareció el mejor sitio para protegerse.
Le puse comida y le confirmé su nombre.
—Te llamarás Borges —dije en forma solemne sin dejar de sonreír.
Borges amaba a los gatos, yo amaba a Borges y ese bautismo era mi humilde homenaje. Beppo no alcanzaba.
Los primeros días fueron de llantos nocturnos, lánguidos y tristes, que me hicieron enternecer y estremecer al mismo tiempo. Era mi primera experiencia con felinos. Luego de cuatro días intensos, logró juntar coraje y salir de su escondite. Ningún sector quedó sin explorar, todo fue examinado por esos ojos amarillos letales.   
Pronto se convirtió en el rey de la casa. Yo lo dejaba hacer, obsesionada como estaba en ¿reacomodar? mi vida y amigarme con la soledad. Nunca supe si era la palabra correcta, pero prefería esa a la espantosa frase de empezar de nuevo. Sonaba a fracaso y no me gustaba, aunque recordé las palabras del Maestro y me sentí mejor: nadie fracasa tanto como se cree.  Muy adentro de mí, no estaba tan segura. En esas transiciones de la vida, que algunos crédulos llaman crisis porque crisis significa oportunidad y qué bueno es tener la oportunidad de cambiar, etc, etc, no existe mejor elixir que las amigas, o, mejor aún, las amigas con vinos. Vivía recibiéndolas en casa para paliar la soledad, la crisis, la transición y todo eso que me pasaba por esos días. Por eso el gato, por eso, también, las cartas natales y los registros akáshicos.
Empecé a notar que a Borges no le gustaban las chicas, el bullicio, la alegría que traían a este reducto silencioso y triste. Su gesto cambiaba y nos miraba de un modo extraño, caminaba despacio alrededor nuestro, observaba, si podía tiraba alguna copa. Yo sonreía, inocente aún, en cualquier situación presentía una historia para contar, la escritora que no triunfaba.  Vana, entusiasta y ridícula.
Recién cuando comprobé que el gato entendía el lenguaje humano, me preocupé. Sus ojos se achicaban y hasta su ceño se fruncía si escuchaba algo que no le gustaba.  Si yo hablaba por teléfono, él estaba allí, si charlaba con mis amigas en el living, él estaba allí. Lo mismo si dormía o iba al baño.  
Empecé a evitarlo, pobre ilusa, pensando que no lo advertiría. Eso lo hizo enojar cada vez más. Sus iras eran nocturnas, descargaba su furia contra libros, diarios y revistas, aunque estaba especialmente ensañado con mis libros. Fue destruyendo los clásicos preferidos con dedicación y maestría: El Juguete Rabioso sufrió más que ninguno, Aguafuertes Porteñas dejó de ser libro a las pocas noches.   
Para aniquilar mi débil paciencia, también cambiaba cosas de lugar. No había dudas de que era un gato inteligente. Bah, como todo gato, según lo que me habían contado. Malo, malazo, como decía el otro.  
Cada mañana algo faltaba en mi mesa de luz: un aro, el papel de un caramelo o una muestra de crema. Todo era llevado a su primer escondite, al que llegaba bajando por la escalera del dúplex a velocidad de la luz. Detrás del lavarropas estaba la mitad de mi vida. Quizás por eso no le encontraba la vuelta. A la vida.
Aquella madrugada que me levanté al baño y se me ocurrió observar la escalera, me aterré. Sobre un escalón estaba mi linterna nocturna, la que guardaba debajo de mi almohada.  Encendida y apuntando contra el retrato de mi padre, el maligno.
No me animé a bajar, la dejé allí hasta el día siguiente, ambos, gato y padre, me asustaban. Cuando me levanté, mal dormida a pesar de la dosis aumentada de ansiolítico, ya no estaba en el escalón, tampoco detrás del lavarropas. Ya aparecerá, pronuncié fuerte, intentando demostrarme y demostrarle que no me afectaba.
Cuando fui a tender la cama, encontré la linterna debajo de mi almohada.
 —¡Ay dios! — grité agarrándome la cabeza, aunque no creo en dios.
Perdí la poca paz que tenía, corrí, busqué a Borges por la casa, lo miré fijo y entendió. Ya no lo quise nada y él lo supo. Caótico define bien lo que siguió. ¿Y si le daba mis ansiolíticos? Por qué no se robaba la media pastilla en lugar del aro o del anillo fino.
A partir de ese día, cerré con llave el dormitorio, temí que me observara mientras dormía. Lo había hecho seguramente, lo imaginé tan cerca que me dio escalofrío. No solo eso. Revisaba el lavarropas cada día, hablaba en clave con mis amigas, dejaba todas las luces prendidas. No pude dormir más a pesar de la media pastilla que ya no sobraba.  
Sus maullidos eran agudos, crueles, inundaban la noche silenciosa como una catarata gutural que lo envolvía todo.  Caminaba por la planta alta con pasos casi humanos, o bien, intentaba abrir la puerta manoteándola con toda su fuerza. Como no lo lograba, empujaba contra ella su cuerpo, provocando golpes secos que retumbaban en mi cabeza dopada.
Acabo de levantarme al baño, es de madrugada. Vuelvo a encontrar la linterna en el mismo escalón, encendida y apuntando a la cara de ese hombre que fue mi padre. No soporto más, bajo corriendo, la agarro y la tiro contra la pared, intento estrellarla contra el retrato y no puedo. Me hubiera gustado. Me miro en el espejo, soy tan parecida a él, aunque no me reconozco. Pelo enloquecido, ojos desorbitados, mueca heredada.  
Aparece Borges con su mirada escrutadora, me observa indulgente, tiene otra hoja de mi libro en la boca. Lo persigo hasta arrinconarlo en el lavadero y se la saco con bronca.
—¡Bioy no se toca! —grito enloquecida. Por suerte, Silvina se salvó, solo fue lamida.
No me animo a agarrarlo, temo a sus garras, miro a mi alrededor. ¿Con qué le puedo pegar? ¿Quizás ponerle un fuentón encima y dejar que se ahogue?
El juego de sábanas blanco está para lavar, puede servir. Las rescato del canasto suavemente y se las tiro encima, lo mareo y envuelvo. Tomo el bulto y lo sostengo con firmeza, se mueve enloquecido. Por suerte no maúlla.
Lleno el cubículo con mucho jabón de color rosa. Pongo las sábanas con fuerza y presiono decidida el botón de lavado intenso.
Acá sigo, sentada en el piso. El cigarrillo me sosiega, lo aspiro lento, igual que el movimiento circular. Sonrío, pienso que a Borges siempre le gustó el lavarropas. Y que en cambio no le gustaba Carver. No pude salvar nada de Catedral.
—Paff! —apoya su pata en el vidrio y logro ver sus ojos desencajados. Es solo un segundo porque al instante desaparece entre las sábanas, que se tiñen de a poco de otro tono de rosa. No es el jabón.
El color aumenta de intensidad y me maravillo. La sangre me refresca la mente, o será la venganza, no sé, pero logro recordar parte del poema del verdadero. Lo recito en voz alta, cual ofrenda a los dioses: No son más silenciosos los espejos, ni más furtiva el alba aventurera…digo al compás del fiel lavarropas.
Fumo y fumo mientras miro como hipnotizada. Todos los días alguien nace, todos los días alguien muere, se escucha en la tele. Pienso en mi corazón lleno de rejas, lloro con el botón de intenso.   
La vida es una muerte que viene. Alguien sueña y, aunque a veces quisiera, no soy yo. 
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Mariana Lirusso
Ig: mari.liru
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Foto de Cleomar Mattos
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sublecturas · 2 months ago
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"Nuestra parte de noche", de Mariana Enríquez
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i-indigo · 6 months ago
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Juré sentirte en mis huesos, Si me decías una palabra de amor. Te volviste tan sensorial Que creo quedó un hueso tuyo perdido entre los míos.
Fuiste Mis Sentidos, Ahora Todo Carece de Ello
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leyendoenvezdelaburar · 8 months ago
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No me juzgues por ser lectora en Argentina.
Nací leyendo para evadir la realidad, moriré seguramente de hambre.
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imjazimin · 23 days ago
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Entrada de diario — 05/04/2020
Domingos y tardes como hoy, busco en tus ojos un destello de compasión pero no encuentro más que una pared, un muro violáceo, oscuro.
Esta vida me aleja cada vez más, la vida… no sé si soy capaz de resistir. Tus cuencas están llenas de hilos de sangre, crean chispas de peligro a los lados de tu cabeza y mis palabras mal educadas se desbordan como si fuesen un volcán erupcionando remordimientos por la boca y una furia que no sentí jamás.
Me avergüenzo como esa vez, mi corazón era un pañuelo empapado volando detrás de tu cuerpo, rogando que me exprimas con tus manos. Ahora los prejuicios, la ira y el rencor de mi voz me hacen ver como un animal a punto de atacar, como si nunca hubiésemos sido parte de uno mismo, como si nuestra sangre no fuese la misma.
Dolerán estos años en el futuro, solo a mí. Me llevo este cuerpo de harapos destellando en los puntos rojos donde clavas tus uñas, huecos donde las hormigas se refugian para hacer su reino y hacerme explotar por dentro. Ya no soy una persona, soy tu enemiga.
Soy desagradable, se me llena la piel de agua salada. Deseé momentos efímeros dentro de un mismo corazón; yo soy el agua en calma y vos la arena que me complementa. Pero tapas mis arterias con tu sangre espesa.
Estos son pecados que mi abuela siempre me reprocha, soy una evangelia ávida y desobediente que nunca va a entender tu desdén al paraíso. Tu desdén por tomarme de la mano y morirte conmigo para que podamos nacer en un nuevo mundo… es un sueño abandonado en estas páginas. Si alguna vez, fuimos parte de un mismo mundo, deseo, Dios, poder recordarlo cuando despierte, que se borre este llanto de mis pupilas, dejame ciega de este dolor, ya no quiero ver el poco calor de su corazón arropando a alguien más.
@imjazimin
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deriiintheworld · 8 months ago
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Caos - Magalí Tajes
Capítulo "Cosas"
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luchii0210 · 4 months ago
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Les dejo un texto que escribí...
¿Ustedes por qué sonríen?
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siendofilo · 1 year ago
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deseando que seas lo que quiero,
queriendo que seas lo que deseo,
siendo lo que deseo que quieras,
qué es lo que quieres?
y si mi deseo y mi querer no son,
y si tu querer y tu deseo no llegan,
si llego y el deseo de tu querer se extingue,
qué me queda?
ya lo han dicho,
los poetas del amor.
han dicho que quedas hopeless.
sin esperanza,
pero te espero.
porque cuando el viento traiga su pequeña lluvia,
y tus besos se apaguen en mis labios,
yo juro,
y me aferro,
haré encender el fuego.
Paloma Barroso. Hurlingham, 17 de agosto de 2023.
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marias-assumption · 5 months ago
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Igual que rico seria...
que mi única preocupación en la vida fuese ser flaquita
pero no, la verdad es que no lo desearía
porqué querría que mi vida fuese tan vacía?
Si me preocupara por lo que hacen los demás
Valdria la pena?
Si me preocupase por los estereotipos encajar
Cumpliría mi condena?
Porque a veces desearía llenar mi mente sin cuidado
de cosas como donde voy a pasar mi feriado
De estresarme una semana armando un grupo
E irnos todos a las playas del cabo.
Porque desearía sentirme ligera
En conversaciones que sólo me hacen sentir Ajena,
Mandarme a volar, empacar mis cosas e irme a Argentina
En esos momentos solo eso desearía
Pero suena como si fuese pecado o una de las 7 maravillas
Y qué mas da si deseo vivir una vida sencilla
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poetailurofilica · 8 months ago
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For we know what we want
The sun doesn't judge the sky
for always being blue
furthermore, they both cry
seems, to hide the shadow of the moon
in the shape of clouds and lights
punch earth in fatuous times
dressing pain into twilights
frozen time for every beat reached out
devouring cycles to reclaim apples
cutting air when it’s needed to accept deFAULTS
gorgeous and grandiose flavor of actions
turns words fully, but a world pouring for battles
...we understood that all no matter
when we really know what we want
© Todos los derechos reservados
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irionnk · 5 months ago
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Las horas se hacían más lentas
y tu mirada más perdida,
como aquella última esperanza que seguía viva,
deseando que hubiera sido diferente carcomí mis días.
Los pensamientos me invaden cada instante,
al creer que no pude hacer nada al respecto de tu partida
Desperdiciando ese último abrazo que guardare por el resto de mis días,
Al igual que todos esos pequeños recuerdos que me alegran al final de cada melancolía...
-Irionnk
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abitofmelancholy · 7 months ago
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desespera3
necesito mutuals que hablen español/sean de argentina (como se debe) si son de arg y les gusta leer PLS siganme y los sigo (desesperadisima)
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sublecturas · 2 months ago
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"Pocopán", de María Elena Walsh en la #LíneaC
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i-indigo · 7 months ago
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Al Año
El universo quiera
Que yo haga del hueco en tus piernas
Mi posada.
Lugar
Donde inhalar, exhalar
Amor seguro,
Silencioso:
Te regalo anillos hechos de mi cabello.
Que al levantarme a la mañana
El café lleve tu aroma
Y las cremas de los pasteles,
Tu sabor.
Te dejaré ir,
Como sabemos, he hecho anteriormente.
Como ese vaivén tan cálido, espléndido,
Que la amistad tuya
Y la de tu cuerpo
Me brindan.
Y volverás, o tal vez no.
Y como tal esto terminará,
O tal vez tampoco.
Pero, bello deseo,
Una parte de mí aguarda
El milagroso mes de diciembre
Para volverte a tocar,
Si es que noviembre no te roba.
Y si pasan los años,
Quizás,
Yo siga escribiendo este poema.
∩.
Iara Índigo
Ahora podés comprar mi libro electrónico, ya disponible.
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