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#Capítulo XXVIII
gabriel-sabo · 1 year
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kamas-corner · 2 months
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Frases célebres de Miguel de Cervantes
●“No huye el que se retira”, reza una de las líneas más memorables de esta obra de Cervantes. Muchos adjudican su significado al hecho de saber cuándo hacerse a un lado de alguna situación o incomodidad. Esto no quiere decir que se desestime o no se le preste atención, sino más bien hacerlo en el tiempo adecuado. Parte 2, Capítulo CAPÍTULO XXVIII, Don Quijote de la Mancha)
●“Por la libertad así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”, es otra de las frases de la novela y hace referencia a la valentía. El escrito también se refiere a la voluntad que sigue a la convicción para movernos hacia donde queremos, hacia donde deseamos y hacia donde hemos elegido ir. (Parte 2, Capítulo CAPÍTULO LVIII, Don Quijote de la Mancha)
●“La ingratitud es hija de la soberbia”. Esta parte de la obra resalta la importancia de ser agradecidos, de no creernos mejor que nadie, de saber que los logros se obtienen de manera honesta y transparente. Ser ingrato es uno de los peores defectos, sobre todo con quienes más nos han ayudado o colaborado. (Parte 2, Capítulo CAPÍTULO LI, Don Quijote de la Mancha)
●“La pluma es lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella se engendraron, tales serán sus escritos”. El arte de la escritura y la literatura es traído a colación en la obra de 1605. La frase hace referencia a los grandes autores que han sido recordados hasta nuestros días, por haber plasmado sus ideas, sentimientos, teorías o emociones. Escribir es una manifestación de lo que se piensa, de lo que se cree, de lo que cada uno es. (Don Quijote de la Mancha).
●“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”, esta frase motivadora de Don Quijote de la Mancha ha sido replicada con el correr del tiempo. “El tiempo lo cura todo”, “Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo” y “El tiempo tiene una manera maravillosa de mostrarnos lo que realmente importa”, son algunos ejemplos. La referencia es clara: muchas veces no encontramos respuestas a distintas situaciones que nos afectan en el presente, pero aparecen las recompensas cuando ya no somos los mismos y vemos las cosas desde otra perspectiva. (La gitanilla, Novelas Ejemplares).
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anyara · 4 months
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ACTUALIZACIÓN
KOTODAMA 28
“El alma que reside en las palabras”
Esp FF
Ao3
Eng
FF https://www.fanfiction.net/s/14065213/28/KOTODAMA-English
Ao3
Ilust: @lenbarboza Trad: @DezartVn   #inuyasha #inukag #犬夜叉 #かごめ 
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loshijosdebal · 3 months
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Capítulo XXVIII: La respuesta de Lami
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Alicent salió de la bañera cuando escuchó el sonido de la llave bloqueando la puerta. Alva había entrado en el cuarto poco después de que Seth se marchara, como cada mañana. Como ya era habitual, se llevó la bandeja con los restos del desayuno y dejó una copa con una infusión de hierbas sobre la mesa del dormitorio. Tómate esto, había dicho el primer día. Después de aquella orden no había vuelto a dirigirle la palabra y Alicent lo prefería así. Había algo en sus ojos, una mezcla entre repulsión y resentimiento, que a parte de no comprender hacía que se sintiera insegura como nunca a su lado, aunque también estaba el hecho de que ahora sabía que era un vampiro. De todos modos, era algo confuso, ya que aunque no tenía ni idea de qué había hecho para enfadar tanto a Alva, si alguien tenía motivos para cabrearse, esa era ella. 
Alicent saltó por encima del semimuro de piedra que separaba el vestidor del dormitorio. Aunque aquella planta era tan amplia como cuatro veces su casa, para esas alturas Alicent ya había descubierto cualquier recobeco de la sala, y estaba harta de tener que rodear el círculo exterior para poder acceder a la habitación. Cogió la taza de té, que todavía humeaba, de encima de la mesa auxiliar que había junto a la cama. Seth y ella siempre desayunaban allí. 
Seth. Alicent apretó la copa entre las manos. Cada mañana, Seth subía una bandeja con el desayuno y la dejaba sobre la mesa junto a la cama. La obligaba a esperarlo allí, desnuda, postrada sobre el colchón como una muñeca que espera a que su dueño vuelva a su lado. También subía una bandeja con la cena por las noches, cuando regresaba de a saber dónde. Ella por su parte cada vez comía menos, aunque se moría de hambre. A pesar de que el olor de todo lo que él traía le abría el apetito, la culpa que sentía al pensar que estaba pagando la comida y el techo con su cuerpo le cerraba el estómago y no era capaz de dar más de un par de bocados por comida. 
Miró hacia las mantas, todavía revueltas tras la despedida de Seth. Los recuerdos se volvieron tan vívidos que se quedó paralizada durante casi un minuto. Fue el olor a belladama infusionada lo que la trajo de vuelta. Alicent volvió en sí dando una bocanada de aire, sintiendo húmedas las mejillas aunque no era consciente de haber roto a llorar. Se estremeció y sacudió la cabeza, enfadada consigo misma; congelarse no la ayudaba de nada, todo lo contrario. Necesitaba ser consciente de todo lo que le hacía Seth, para no vacilar con respecto a sus pensamientos sobre él. 
Vació el té en la misma maceta de siempre. La planta de dicha maceta era alta y verde cuando Alicent llegó a Myr, pero con el paso de las semanas se había ido marchitando. Dejó la taza vacía sobre la mesilla de noche y fue hacia el balcón, limpiándose las lágrimas con impaciencia. 
No entendía por qué la intentaban envenenar. Si era cosa de Seth, ¿por qué simplemente no la encerraba en una celda en lugar de enviar a Alva con un té envenenado? O si tanto quería matarla, ¿por qué no hacerlo de una vez por todas, en lugar de usar un método tan lento? La belladama era una flor potencialmente venenosa cuando se combinaba con otros ingredientes, capaz de acabar con una persona de forma lenta y dolorosa. Pero, ¿realmente era cosa de Seth o Alva estaba actuando por cuenta propia? Alva compraba belladama con cierta frecuencia en la tienda de su madre, y Lami se la servía siempre con tanta discreción que eso había picado la curiosidad de Alicent, motivando que investigara sobre aquel ingrediente. Las muertes por consumo de belladama eran lentas y poco agradables. La piel se empezaba a descamar y luego llegaban las llagas. Y eso solo era el principio. Si Alicent hubiera tomado los tés, sería solo cuestión de tiempo que quedara calva y con la piel en carne viva, hasta terminar ahogada en su propio vómito cuando no tuviera ya fuerzas ni para moverse. Aquello era una opción peor incluso que morir desangrada lentamente por vampiros. 
Se olvidó de Alva, del té, y de que intentaban asesinarla en cuanto abrió las puertas del balcón y escuchó las voces que subían desde el jardín. Se asomó y, desde lo alto, reconoció a Joric peleando espada contra espada con Seth. 
Los ojos se le llenaron otra vez de lágrimas al mismo tiempo en que jadeó emocionada. No se lo merecía, pero Joric había vuelto para rescatarla. Alicent apretó los dedos contra el pasamanos de piedra del balcón y se inclinó hacia adelante. El corazón le dio un giro cuando Joric consiguió desarmar a Seth tras varios movimientos certeros, pero no tardó en encogerse cuando su amigo no solo no dio el golpe de gracia a Seth, sino que también bajó la espalda y esperó a que recuperara la suya. Luego hizo varios movimientos lentos en el aire, mientras parecía explicar algo. Están entrenando. 
Retrocedió y volvió a entrar en la habitación, sintiéndose estúpida. ¿Qué esperaba? Ya habían pasado ocho noches desde que se habían reencontrado. Si alguien la hubiera querido rescatar, ya lo habría hecho. Además, lo que había escrito en la nota que le dio tampoco daba motivos para ello. Además, Joric no estaba de su lado, o al menos no tanto como antes. Debió haberlo sabido desde el principio. Con lo mal que se llevaban, Seth no le habría dejado verla si no supiera que podía contar con su apoyo.
Alicent giró a la derecha y esquivó el biombo que separaba el baño de la zona de pociones, decidida a hacer algo, lo que fuera, para evitar volverse loca mientras esperaba a que subieran. Hacía una semana y un día, el mismo día en que intentó quitarse la vida, que Joric los había visitado en la torre. La alegría por verlo duró poco; Alicent no podía imaginar lo que debió haber vivido durante el secuestro de los nigromantes, pero desde luego no era el mismo que antes. Estaba más apagado, casi sin vida. Mecánico incluso. Sin embargo, podía entenderlo. Ella tampoco volvería a ser nunca la misma después de todo lo que le había tocado vivir. Por ahora, con volver a Morthal se conformaba. Y si Joric estaba en Myr, quizá traía la respuesta a sus súplicas. 
Le había pedido a Joric que le entregara una nota a su madre en su nombre. Como fue algo improvisado, no le llevó mucho tiempo escribirla. Todavía recordaba de memoria lo que había escrito en el papel doblado que le dio a Joric: “Mamá, quiero volver a casa. Te echo de menos. Alicent”. A Seth no le había gustado su atrevimiento, pero no pudo hacer nada por impedirlo.
Alicent cogió un tarro y se acercó a una ventana para examinarlo a la luz del día. Concentrarse en la tarea de hacer pociones le costó un buen rato, incapaz de dejar de dar vueltas a su situación. ¿Cómo saber si podía o no confiar en Joric? A fin de cuentas, la última vez que se habían visto en Morthal las cosas habían ido fatal. ¿Y si piensa que merezco esto? Sorbió su nariz y se prohibió parpadear más de lo estrictamente necesario, negándose a seguir llorando. La mezcla de raíz trepadora y ectoplasma que había preparado hacía unos días parecía ir bien. En solo dos días más, serviría como base para unas cuantas pociones para restaurar magia. Hasta donde Alicent sabía, la magia era como el aguante; cada persona tenía una capacidad y esta se iba agotando si se utilizaba de forma intensa y sin descanso. Hacía tres noches que Seth había hecho instalar un pequeño puesto de alquimia solo para ella, para que pudiera practicar, o eso había dicho él. Pero Alicent no era tonta o, al menos, no lo era tanto como cuando llegó. Sabía que a su madre no le temblaba el pulso a la hora de vetar a clientes de la tienda, y Alicent había notado que la reserva de pociones mágicas de Seth había ido menguando, tanto que ya habían desaparecido incluso las pociones que el brujo tenía repartidas por el cuarto como decoración. 
Apretó los labios mientras devolvía el tarro con la mezcla a su sitio. Quizá por eso le daba la belladona en pequeñas dosis, para poder reabastecerse bien antes de acabar con ella. No. Basta de pensar esas cosas. Cuando Joric suba, me iré con él.  Decidió hacer algunas pociones de reforzar magia mientras esperaba. Si la anterior mezcla servía para regenerar magia cuando un mago ya había consumido toda su energía mágica, esta  nueva mezcla hacía que el mago tuviera más energía mágica de base. Echó un puñado de uvas de jazbay al mortero y empezó a molerlas con ganas. Pero ¿y si me ha traicionado? ¿Y si no le ha dado la nota a mamá? 
Pagó la frustración con las uvas, las cuales machacó con ahínco hasta formar un puré. ¿Qué va a ser de mí si tengo que seguir viviendo aquí? ¿Cuánto aguantaré con vida? Limpió con rapidez una lágrima rebelde y suspiró. Debía dejar de pensar en ello cuanto antes. Joric y Seth podían subir en cualquier momento y Alicent no se podía permitir estar con los nervios a flor de piel. Cuando estaba así no era capaz de pensar con claridad, era todo emoción. Pero si tengo que seguir aquí, ¿cuánto aguantaré con vida? Dejó el mortero a un lado y buscó las aletas de carpa entre todos los tarros que Seth había conseguido. Alicent no sabía de dónde habría sacado todo aquello de un día para otro, allí había ingredientes que no tenían ni en la tienda. Su mirada se detuvo en uno en concreto. Aletas de perca. Alicent cogió el tarro y lo abrió, mirando las colas de pez secas, recordando el día en que casi envenenó sin querer a Falion con ellas. ¿Y si…? Podría camuflar el veneno entre las demás pociones. 
Basta. Una vez más, se obligó a concentrarse en las pociones y a evadirse de su situación. No podía estar pensando en envenenar a alguien, eso no estaba bien. Cerró el tarro de aletas de perca y lo alejó de sí, para coger el de carpa y añadir la proporción necesaria a las uvas de jazbay. Aquella mezcla no necesitaba de reposo, así que para cuando Seth y Joric quisieron entrar, Alicent estaba terminando de embotellar las ocho pociones para las que había dado la mezcla. 
—Alicent —llamó Seth—. Joric ha vuelto de visita. Quería verte antes de regresar a Morthal.
La atraparon con la guardia baja, cuando ya había logrado concentrarse. Alicent dejó un par de pociones sin taponar y se dirigió a ellos, para recibirlos.  Ambos estaban desgarbados y sudorosos por el entrenamiento. Primero besó a Seth en la mejilla, para tenerlo contento; la última vez se había molestado cuando ella saludó a Joric y no a él. Luego se detuvo frente a Joric y lo abrazó con fuerza, cerrando los ojos y escondiendo la cara en uno de sus hombros. Podría haber cambiado, pero seguía vivo. No como Laelette y Alva. Esperaba que Joric la abrazara también, que la envolviera con sus brazos. O al menos que le diera una palmada en la espalda, como solía hacer Benor, a quien el contacto físico tendía a ponerlo bastante incómodo. Pero Joric no hizo nada, solo se quedó allí de pie, tieso como un palo, como un mal presagio que confirmaba sus sospechas de que Joric ahora era más afín a Seth que a ella. Alicent se separó a los pocos segundos y lo miró.
—¿Cómo estás? —preguntó, solo para tantearlo. Joric la miró con la expresión en blanco.
—Preferiría no tener que estar haciendo esto —confesó él. Alicent frunció el ceño.
—¿A qué te refieres?
Joric respiró hondo y miró a Seth. Este estaba tenso y asintió, como dando ánimos a Joric. Seth lo sabe.
—Le di la nota a tu madre. 
Los ojos de Alicent se volvieron a aguar, ante la repentina certeza de que su encierro en la torre no terminaría esa tarde. 
—¿Y qué… ? ¿Qué te dijo? —preguntó. Joric apretó los labios y bajó la mirada al suelo, tardando en contestar—. Habla, Joric —espetó con impaciencia. 
Joric suspiró.
—No puedes volver a casa, Alicent.
—¿Le pediste volver a casa? —Seth la miró con reproche antes de rodar los ojos mientras bufaba, como si no se lo pudiera creer. 
Alicent se encogió un poco sobre sí, consciente de que en cuanto Joric se fuera tendría que enfrentar a Seth. Tomó aire y volvió a mirar a Joric, con los ojos vidriosos pero cargados de sospecha. Tiene que estar mintiendo, mamá nunca me dejaría sola. 
—Pero… —susurró, con la voz llorosa—, ¿por qué?
Por primera vez desde que se reencontraron, Alicent fue capaz de atisbar en sus ojos algo del antiguo Joric. La miró con tanta lástima que se lo creyó. Alguien que te miraba así no podía estar mintiendo, no podía lastimarte a propósito. Pero, de repente, la mirada de Joric se volvió a vaciar de emociones.
—Cuando le di tu nota, Lami dijo que no sabía en qué estabas pensando. Que cómo habías podido ser tan descerebrada y egoísta, dejando Morthal para venir aquí con un completo extraño. 
—Perdona, ¿un extraño? —preguntó Seth, ofendido. Alicent y Joric lo ignoraron.
—Los nigromantes iban a atacar, e Idgrod y tú… —se defendió Alicent entre balbuceos. Si pudiera ir ella a Morthal, todo sería más fácil. Se lo explicaría a su madre, ella lo entendería, y…
La expresión de Joric se endureció.
—Sí, dije que te habías ido por eso. Aquello la confundió todavía más: ¿Cómo sabías que esa noche sería el ataque? —dejó la pregunta en el aire y negó con la cabeza. A Alicent se le encogió el corazón—. Aunque eso no importa. Lo que importa es que lo sabías y no avisaste. No solo no te quiere en casa, sino que no quiere saber nada de ti nunca más. Ahora Virkmund y Thonnir viven con ella, y… 
Alicent se tapó los oídos con las manos. Había empezado a temblar, sin querer dar crédito a lo que estaba escuchando. 
—¡No es verdad! —acusó, convencida de que aquello tenía que ser cosa de Seth. Alicent cerró también los ojos. No quería oírlo, ni verlo. No quería saber nada de él. Era tan horrible como Seth, mintiendo con esas cosas tan terribles—. ¡CÁLLATE! ¡ERES UN MENTIROSO! 
Joric esperó en silencio a que ella callara para seguir hablando. 
—Robaste la empuñadura, Alicent. —Su voz se superpuso por encima de sus manos, como si no pudiera huir de ella.
Alicent abrió de nuevo los ojos, de golpe y atónita, como si algo la hubiera golpeado. La conciencia de sus acciones. Sabía que atacarían y no dije nada. Aunque la empuñadura había desaparecido horas antes que ella, Lami no tenía forma de saberlo. 
—Mamá cree que los traicioné —adivinó en un susurro.
Joric no dijo nada, pero tampoco hizo falta. Su silencio fue más que suficiente. Alicent hizo el amago de darles la espalda cuando la voz de Seth la detuvo.
—Deberías escuchar el resto, Ali —dijo con un tono extrañamente cauteloso. 
Alicent lo miró con desconfianza y volvió la vista a Joric. Por su cara, anticipó que lo que iba a decir no era nada bueno.
—¿Qué? —preguntó, cansada. Fuera lo que fuese, en realidad no quería escucharlo.  
—Te ha denunciado —dijo Joric, sin hacerse de rogar.
Alicent parpadeó, confundida.
—¿Cómo?
—Por lo de la empuñadura. Descubrir que ya no estaba fue el colmo. Te denunció a la guardia de la ciudad. Nunca la había visto tan enfadada —contó Joric, desviando la mirada—. No se podía creer que, no contenta con irte, le hubieras quitado lo único que le quedaba de tu padre. 
Alicent miró a Joric, con los ojos cargados de confusión.
—Pero… Pero tú le dijiste que se la devolvería, ¿no? No es como… como si me hubiera deshecho de ella. Todavía la tengo. Seth la tiene —aseguró, girando la cara hacia Seth.
Seth negó. 
—Fue el precio por liberar a Joric —confesó.
—Pero… 
—Los nigromantes lo capturaron y le robaron el alma, Alicent —se excusó Seth—. Si no le hubiera dado la empuñadura a la mujer que lo capturó, hubiera muerto. 
Así que es por eso, comprendió en silencio. Por eso Joric estaba de su lado. Había renunciado a reconstruir la Cuchilla de Mehrunes para salvar su vida. Pero, ¿y la visión de Idgrod?
—La visión de Idgrod… —empezó. 
Seth dio un paso hacia ella, con la expresión cargada de culpa y de angustia. Alicent dejó de hablar y retrocedió por instinto, manteniendo la distancia. Por una vez, al menos desde que estaba en Myr, Seth no pareció enfadado. Pero se reafirmó dando un nuevo paso y la agarró por los hombros, forzando el contacto visual.
—Alicent —habló con la voz grave, con el gesto serio y dolido—, era la vida de Joric. Qué querías que hiciera, ¿dejarlo morir? 
No podía rebatir aquello, así que ni siquiera lo intentó. Alicent dejó de mirarlos, agachó la cabeza y tiró de sí para soltarse de su agarre. Cuando lo consiguió, se marchó en silencio hacia el otro extremo de la habitación, hacia su puesto de alquimia. Eran unos mentirosos. Aquello tenía que ser mentira. Puse a mamá en peligro por un chico. Era mentira. Las visiones de Idgrod siempre se cumplían, y ella había visto que Seth conseguiría la daga. La daga mítica cuya reconstrucción había sido impedida por su familia durante generaciones. Podría haberme negado, pero le di la empuñadura solo porque lo quería impresionar. Su madre tenía todo el derecho del mundo a estar enfadada. Además, me porté fatal los últimos días que estuvimos juntas. Tal y como la había tratado, ocultando cosas, negándose a hablar con ella y demás, Alicent se terminó por creer todo lo que le acababan de contar. 
Se sentó tras el muro y escondió la cabeza entre las rodillas, se abrazó a estas y rompió a llorar silenciosamente, aceptando su destino. Ahora esto es lo único que tengo. No se dio cuenta de que Joric se había marchado hasta que Seth se detuvo de pie a su lado. 
—Así que planeabas abandonarme sin decirme nada. —Su voz sonó paciente y le recordó a la forma de hablar que tenía Idgrod cuando la regañaba por algo sin importancia.
Alicent suspiró, cansada. Podía escuchar a Seth moverse cerca, pero no lo veía. De repente acarició la parte de arriba de su espalda; debía haberse acuclillado a su lado. Alicent se tensó. No podía evitar hacerlo cada vez que él la tocaba desde que había llegado a la torre y, aunque él siempre se enfadaba, en esta ocasión fue diferente. 
—Alicent —la llamó, pero ella no deshizo la pose—. ¿Sabes? Ya estoy harto de hacernos daño —habló y su tono le sonó familiar. Era el del Seth de Morthal, el del chico del que ella se había enamorado—. Siento habértelo ocultado, pero sabía que decirte que había tenido que entregar la empuñadura te haría todavía más daño. Lo único que quería era protegerte. 
Alicent permaneció callada, inmóvil. Por suerte, Seth no parecía tener ganas de discutir, ya que no insistió. Supuso por el sonido que se incorporó y luego escuchó sus pasos, pero no se alejó mucho, sino que la empezó a rondar.
—¿Lo has hecho tú? —preguntó de pronto, poco después. 
¿Se habrá fijado ya en la planta? Alicent se obligó a levantar la mirada, con miedo. Pero Seth no estaba mirando la planta mustia, sino el lote de pociones que acababa de preparar. Exhaló, aliviada, y asintió. Seth se quedó pensativo, sin alejar los ojos de los frascos. Se acercó a la mesa de pociones, cogió uno de los que estaban sin taponar y se lo tendió. Alicent lo miró, todavía con lágrimas en los ojos. Veía borroso por culpa de esto, pero aun así fue capaz de notar la desconfianza en sus facciones. 
—Bébela —ordenó.
Alicent estiró el brazo y cogió el frasco, agradeciendo no haber seguido con el plan del veneno.
—¿Por qué? —preguntó, fingiendo que la posibilidad de envenenarlo ni se le había pasado por la cabeza.
Seth le restó importancia al asunto con un ademán. Alicent se dio cuenta de que debía de tener un aspecto terrible, porque tampoco se enfadó cuando no cumplió su orden a la primera, como solía hacer. 
—Tú hazlo. 
Alicent obedeció y la tomó de un trago, con resignación. Sabía fatal, como a pescado afrutado, y no pudo evitar una mueca de asco. Seth cogió el frasco y, tras comprobar que estaba vacío, lo dejó junto a los otros frascos. Mientras, Alicent sintió que algo crecía en ella, extendiéndose por todo su cuerpo. No era algo totalmente ajeno, sino una energía que siempre estaba ahí pero que era demasiado tenue como para apreciarla, pero que ahora la hacía sentir… poderosa. Alicent parpadeó un par de veces y miró hacia Seth, sorprendida al caer en la cuenta de que así era cómo debía sentirse constantemente un mago. De que así se debían sentir constantemente él.
Seth aprovechó el momento de distracción y la ayudó a ponerse en pie. Luego la cogió en brazos y la llevó así hasta la zona de la chimenea, donde había varias butacas. Seth la dejó en el suelo y luego tiró de ella, haciendo que se sentara sobre él. Lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué…?
—Recuerdo que querías aprender magia —dijo Seth, sorprendiéndola—. He pensado que quizá pueda enseñarte algún truco.
—¿Ahora? —Seth asintió.
—Te vendrá bien no pensar mucho en lo que acaba de ocurrir. 
Alicent echó el cuerpo inconscientemente hacia atrás, apartándose un poco de él, sin llegar a bajarse de su regazo. 
—No estás… ¿enfadado? —preguntó con cautela.
—Lo estás pasando… mal —contestó Seth, apoyando una mano en su pierna, por encima del vestido. 
Alicent se tensó una vez más ante su contacto, pero, para su confusión, Seth no hizo nada raro. Solo la dejó ahí apoyada, pero la miró con el ceño fruncido y una mueca indecisa en los labios. Alicent no tenía ningún otro sitio al que ir, si quería tener alguna opción de sobrevivir, debería aprender a disimular mejor el rechazo que le provocaba su tacto. ¿Por qué lo odio tanto? Lo que le había hecho era horrible pero, ¿no había tenido ella parte de culpa?
—Entiendo que quieras irte, Ali. Es culpa mía por no haberte contado qué era exactamente lo que pasaba. Quería protegerte de todo, incluso de la verdad que podría hacerte daño, pero está claro que no puedo. Siento haberte ocultado cómo logré salvar a Joric. También el que tu madre te odiaba por haberle roto el corazón. Lo único que he querido siempre, desde que te conozco, es cuidarte. 
Seth miró hacia el suelo, con una mueca triste. A Alicent se le revolvieron las tripas y giró la cabeza, confusa, mareada, sorprendida. Él sigue siendo la persona a la que conocí. Era obvio por lo que estaba diciendo, por cómo la estaba tratando a pesar de los desprecios que ella acababa de hacerle. Si tan solo lo hubiera tratado mejor estos últimos días, quizá las cosas hubieran ido mejor. Quizá había estado tan cegada por el rencor que había provocado todo lo demás. 
—Siento mucho que pienses que soy alguien de quien debes alejarte —siguió Seth—. Pero no lo soy. Solo espero que… algún día consigas verlo. 
Alicent lo volvió a mirar, sintiendo que el labio le temblaba, a punto de romper en llanto una vez más. Quizá él no fuera perfecto, quizá tuviera un montón de defectos, pero lo estaba intentando. Ella, sin embargo, lo único que había hecho desde que llegó a la torre había sido hacerse la víctima, quejándose y resistiéndose. 
Incapaz de aguantar más el llanto, se dejó caer contra el hombro de Seth y lo abrazó. Su mueca de sorpresa intensificó sus lágrimas. ¿Qué tan cruel había sido con él para que reaccionara de esa manera ante algo tan básico? ¿Cómo había podido ser tan mala persona con él? Él intentaba protegerme y yo lo traté como a un monstruo. Seth la abrazó contra sí, con cautela, y empezó a acariciar su espalda para reconfortarla. Me salvó, salvó a mamá, a Joric… salvó a todo Morthal. Y yo se lo pagué con odio y con asco. 
—P-perdón… —consiguió pronunciar entre llanto, pegándose más a él—. Perdóname —repitió desesperada, sintiéndose egoísta y culpable —. Lo… lo siento mucho. 
—Shhh, no pasa nada. Todo va a estar bien, Ali—susurró él. 
Alicent se aferró a él con más fuerza. Y a pesar de todo me sigue cuidando, aunque no lo merezco. En ese momento, Alicent tomó una decisión. Se comportaría como la chica que él merecía. Si Seth había podido vivir con su odio a pesar de vivir juntos, ella podría vivir sabiendo que su madre la odiaba, si ese era el precio a pagar porque Seth los hubiera salvado a todos. 
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roperoaventuras · 6 months
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Máxima expansión del Imperio Romano
VARLDHISTORIA, TOMO III ROMA, CAPÍTULO VIII EL IMPERIO MILITAR: DE VESPASIANO A DIOCLECIANO. POR CARL GUSTAF GRIMBERG. VER ÍNDICE GENERAL DE LA OBRA POR CAPÍTULOS. Contenido de éste artículo. Nerva y Trajano.Conquista de la Dacia.Correspondencia de Plinio el Joven.Carta XXVIII a Trajano, auditoría fiscal.Carta XLVII, cómo tratar a los cristianos.Carta XLVIII, respuesta de Trajano.Carta LI de…
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cuba-redh · 7 months
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Participa REDH-Cuba en XXVIII Enuentro de Solidaridad con Cuba
. Por: REDH-CUBA Este domingo 17, como parte de las actividades finales  del XXVIII Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba, tuvo lugar la conferencia:  “Papel   de la juventud  ante la guerra cultural. La experiencia de Cuba”,   a cargo del Coordinador del Capítulo Cubano  de la Red en Defensa de la Humanidad, José Ernesto Nováez. Conferencias, trabajos de mesa, jornadas de debates y…
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SEMANA 10/07 14/07
MATEMÁTICA:
MÓDULO 1
CAPÍTULO 14
MEDIDAS DE COMPRIMENTO
PORTUGUÊS:
MÓDULO 1
FICHAS GRAMATICAIS
FICHA XXVIII
PREFIXOS E SUFIXOS.
MÓDULO 2
DIFICULDADES ORTOGRÁFICAS:
LIÇÃO 28
REVISÃO ORTOGRÁFICA
MÓDULO 3
REDAÇÃO
UNIDADE 2
TEXTO 1
ESSA MOCIDADE DE HOJE
MÓDULO 4
INTERPRETAÇÃO DE TEXTOS
PROVA
COLÉGIO APLICAÇÃO DO RECIFE
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leaquioficial · 1 year
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Como orar, segundo o Espiritismo
Para orar, segundo ensina o Espiritismo, podemos atentar para algumas questões que a tornam mais profunda e eficaz.
Como deve ser o ato de orar, segundo os mensageiros do Espiritismo. Os Espíritos da Codificação, no Capítulo XXVIII de “O Evangelho Segundo o Espiritismo”, por Allan Kardec, explicam como orar. A oração, nos esclarecem eles, deve ser um ato de compreensão e reverência, não uma recitação mecânica de palavras ou uma demonstração vazia de piedade. Afinal, a oração é uma comunicação íntima com a…
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mararjade · 2 years
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Tras chorrocientos días sin publicar capítulo nuevo aquí vuelvo. Sorry!! 
Sara es nombre de princesa (Chris Hemsworth) - XXVIII (on Wattpad) https://www.wattpad.com/1156975120-sara-es-nombre-de-princesa-chris-hemsworth-xxviii?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_reading&wp_uname=MaraRJade&wp_originator=1BRGd9uyDIawk2oFfZ0YGyAIifc%2BwNW9ReGKtW3EtzkSYwZJOk9LVESUwgbvxMYAsTR9NnjDeVmgm1xlF6evauW4fxaxUCs%2BpdZPiz6socXR8%2Fb3RGq0MziG72qGRa%2B6 En el día de su decimosexto cumpleaños la joven Sara Galván experimentará como toda su vida da un giro radical... Los terribles acontecimientos vividos esa fatídica noche La llevarán a vivir una emocionante aventura cargada de amor y misterio en el convulso y glorioso Siglo de Oro Español, (Siglo XVII), junto al atractivo capitán de los Tercios españoles, Gaspard Pizarro. Cuyo auténtico linaje está a punto de revelarse. Un destino histórico del que ninguno de los dos puede huir, y al que Sara se enfrentará sin miedo y armada únicamente con su astucia y coraje. Una historia que te enganchará de principio a fin engarzada entre los hilos del tiempo y la Predestinación. ¿Podrá la valiente Sara romper las resistentes hebras de la fatalidad que atan a Gaspard? ¿Logrará vengar a su familia?
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vvelvetcake · 3 years
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playlist completa de Praia das Sereias
drive — ziggy marley
Prólogo
baianá — barbatuques & alok
Capítulo I
bad things — cults
Capítulo III
onda onda (olha a onda) — tchakabum
Capítulo VII
bluebird — beach house
Capítulo X
whisky a go-go — roupa nova
Capítulo XI
electric love — børns
Capítulo XV
jerk it out — caesers
Capítulo XVI
freaks — surf curse
Capítulo XVII
trouble — cage the elephant
Capítulo XXI
wildflower — beach house
Capítulo XXIV
myth — beach house
Capítulo XXVIII
just kiss her — concorde
Epílogo
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Sinopse: Sistema de cartas já foi utilizado há muitos anos pelas pessoas do mundo todo, com a intenção de informar, comunicar, ou apenas expressar saudade daqueles que se encontravam distantes. Mas nunca foi usado com o objetivo de ajudar pessoas com transtornos psicológicos. Bom, isso até S/N e Harry se conhecerem por meio delas, e então construírem uma história repleta de reviravoltas e muito drama.
• Capítulo I / • Capítulo II /
• Capítulo III / • Capítulo IV /
• Capítulo V / • Capítulo VI /
• Capítulo VII / • Capítulo VIII /
• Capítulo IX / • Capítulo X /
• Capítulo XI / • Capítulo XII /
• Capítulo XIII / • Capítulo XIV /
• Capítulo XV / • Capítulo XVI /
• Capítulo XVII / • Capítulo XVIII /
• Capítulo XIX / • Capítulo XX /
• Capítulo XXI / • Capítulo XXII /
• Capítulo XXIII / • Capítulo XXIV /
• Capítulo XXV / • Capítulo XXVI /
• Capítulo XXVII / • Capítulo XXVIII /
• Capítulo XXIX / • Capítulo Final (XXX)
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luzdoespiritismo · 4 years
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Quais características dos espíritos hipócritas?⁣ ⁣ Os Espíritos hipócritas quase sempre são muito inteligentes, mas nenhuma fibra sensível possuem no coração; nada os toca; simulam todos os bons sentimentos para captar a confiança, e felizes se sentem quando encontram tolos que os aceitam como santos Espíritos, pois que possível se lhes torna governá-los à vontade.⁣ ⁣ O nome de Deus, longe de lhes inspirar o menor temor, serve-lhes de máscara para encobrirem suas torpezas. ⁣ ⁣ No mundo invisível, como no mundo visível, os hipócritas são os seres mais perigosos, porque atuam na sombra, sem que ninguém disso desconfie; têm apenas as aparências da fé, mas fé sincera, jamais.⁣ ⁣ Allan Kardec – O Evangelho segundo o Espiritismo » Capítulo XXVIII -» prefácio – 75.⁣ ⁣ #espiritismo #allankardec #oevangelhosegundooespiritismo #projetoconhecersentirviverkardec #graçamaciel #graçamaciel #graçamaciel #olivrodosespiritos #espiritismoportugal #espiritismoportugalviseu⁣ ⁣ (em Portugal) https://www.instagram.com/p/B_FL1V4nVcw/?igshid=m0ywcaumwn6s
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resurreccion01 · 5 years
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Capítulo XXVIII.
«Sentía en sí, no sólo la libertad y la fuerza y la alegría de la vida, sino también toda la potencialidad de lo bueno: se sentía bastante fuerte para realizar todo lo que de bueno y bello puede realizar un hombre. Comprendía esto y los ojos se le llenaban de lágrimas. Y eran las suyas lágrimas buenas, porque las hacía brotar el júbilo de la resurrección moral de aquel «yo» que durante tantos años había dormido en su seno: y eran quizá algo malas porque en aquel llanto había algo de enternecimiento de sí mismo al advertir que renacía su virtud.»
León Tolstói
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ninapetitex · 3 years
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IBERION
El final de esta historia real ha llegado.
El príncipe Cha Eunwoo y el joven Yoon Sanha ¿finalmente serán felices?
El último capítulo, final inevitable después de tanto tiempo.
Capítulo disponible en wattpad.
Fan fiction Eunsan astro
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mabeirobooks · 3 years
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Portal das Almas - Capítulo XXVIII (on Wattpad)
— Se quiser, podemos te dar mantimentos para voltar a Uaxactun e o mapa que usamos. — Ignácio passou o braço por trás da cintura de Ainsley e a viu tensionar por alguns instantes, para depois desferir um leve sorriso. Os dois poderiam jogar aquele jogo.
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Martin Eden (XI)
Jack London CAPÍTULO XXVIII EL éxito había olvidado la dirección de Martin y sus mensajeros ya no acudían a su puerta. Durante veinticinco días, domingos y festivos incluidos, trabajó en La vergüenza del sol, un artículo muy largo, de unas treinta mil palabras. Era un ataque certero al misticismo de la escuela de Maeterlinck, dirigido, desde el campo de la ciencia positiva, contra los…
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