Tumgik
#Amor y alivio
furrynutanchor · 2 months
Text
¡Esta serpiente roja está en problemas!
Vi esta escena en la mañana: una serpiente roja comiéndose un sapo🐸, pero el sapo🐸 era mucho más grande que la serpiente, por lo que no podía comérselo ni escupirlo. Vi una serpiente arrastrando un sapo al jardín. ¿Está buscando ayuda de los humanos? Porque si esto continúa, ambos inevitablemente morirán. Sin embargo, otras personas a su alrededor también mataron a golpes a la serpiente cuando la vieron, y el sapo todavía estaba vivo al día siguiente. El hombre mató a golpes a la serpiente. ¿Qué hizo? Los seres humanos son seres creados, y las serpientes también son seres creados. No hace daño a nadie y es inocente. ¿Por qué deberíamos hacerle daño? Se puede ver que Dios creó todas las cosas e hizo que las personas fueran administradores de todas las cosas. Si las personas matan a personas inocentes y destruyen cosas a voluntad, no están calificadas para administrar todas las cosas y no tienen la razón y la conciencia humanas normales. Destruir inevitablemente las leyes y leyes de la existencia de todas las cosas. El desarrollo de todas las cosas será destruido y confundido por los humanos. Mire cuán mala es la calidad del aire en el entorno social actual. Los aditivos alimentarios superan seriamente los estándares. Se utilizan diversas pociones químicas para preservar la frescura de las verduras y frutas. Sin embargo, mucha gente no lo sabe... Antes, la gente bebía limpia. agua de pozo, pero ahora el agua que beben todos los días está llena de químicos añadidos, lejía en polvo, conservantes... y el fuerte olor a desinfectante... Claro, puede que en algunos países no sea tan grave, pero lo dicho. no es exagerado en algunos países y amenaza seriamente la salud humana... Hay demasiados hechos como para enumerarlos inconvenientemente. De esto se puede ver que los seres humanos no comprenden la verdad y no saben cómo tratar todas las cosas. Los seres humanos ven y tratan el desarrollo de las cosas de acuerdo con sus propios intereses y deseos, ¡que en última instancia son tragedias y amargas consecuencias! Sólo cuando Dios venga en los últimos días y exprese ricas palabras de verdad, la humanidad sabrá cómo ver y tratar todo según la verdad, ¡y tendrá la dirección y la meta de vivir! Amigos, si desean comprender más verdades, presten atención a la página de inicio y hagan clic en la publicación para ingresar al sitio web oficial. Pueden ver varias películas y videos de la iglesia de forma gratuita para siempre, lo que puede ayudar a todos a encontrar la manera de dar la bienvenida al regreso. del Señor Jesús! Espero que más personas que sinceramente buscan y tienen sed de la verdad pronto escuchen la voz de Dios❣️💕🕊️��🎁
2 notes · View notes
depoesiaypoetas · 3 months
Text
No te extraño, porque extrañar implica amor, y la costumbre es otra cosa, quizás más fuerte, pero no quiero conformarme con eso.
No te extraño, es sólo que la nostalgia, ciertas tardes, me respira en la nuca, confundiendo el dolor con algo bueno.
No te extraño, es sólo que, como las adicciones, acostumbrarse a un humano y cortar de tajo el contacto, también genera esa supresión de neurotransmisores.
No te extraño, es sólo que los domingos me invento razones por las que estar triste, y se cuela tu nombre entre los espacios de mis costillas.
No te extraño, es sólo la suma de los lugares donde estuvimos, las madrugadas con frío, el cine desvelados y los abrazos, que son más míos que tuyos igual que siempre.
No te extraño, es sólo la excusa para escribir sobre el desamor, para expresarme por algo, para ahogarme en un vaso de agua, sintiendo alguna tormenta y luego aliviarme con un rayito de sol.
No te extraño a ti, ni lo que fui contigo, extraño sentir alguna emoción que me mantenga viva.
No te extraño, no es amor, no eres tú, soy totalmente yo…
Clara Ajc
622 notes · View notes
min-j1 · 2 months
Text
Estoy fingiendo que no siento nada, pero en realidad no puedo parar de escribirte. Solo escribo a lo que amo o a lo que me destruye, y aún no sé si eres mi sol o mi sombra oscura. Cada palabra que te dedico es un reflejo de mi dilema, una mezcla de pasión y pena. No sé si eres mi salvación o mi perdición, pero lo que sí sé es que no puedo sacarte de mi mente.
16 notes · View notes
Text
Un paso a la vez...
3 notes · View notes
sisididis · 2 years
Text
There used to be a SpaPort FMV on Youtube with the song Obsesión (not the Spanish version, but the Spanish-French version) playing in the background. I’m not sure if the original poster took it down, privated it or I just can’t find it anymore, but I used to watch that video at least once a month. 
Sometimes I’d let it play without even looking at it, because I had watched it so often, I could visualize it in my head. That FMV alone is the reason why whenever I hear Obsesión play, I instantly go that’s Port and Toni’s song. 
3 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 15 days
Note
Nada me daría tanta satisfacción como estar en un acto íntimo con enzo y hacer que acabe en sus pantalones por pura fricción, el pidiéndote perdón tartamudeando con mucha vergüenza (el clásico es la primera vez que me pasa) y si a eso le sumamos la hiperspermia BUEEEE
+18!
Los gemidos desesperados de tu novio provocan que un océano de excitación corra entre tus piernas mientras te movés sobre él. Esconder cuánto disfruta tenerte sobre su regazo no es una opción y mucho menos lo es fingir que no le encanta que tires con fuerza de su cabello.
Muerde tus labios sin piedad y te regala sólo unos pocos segundos cuando rompés el beso con la excusa de tomar aire -deseoso de más, más y más-; su boca recorre con besos húmedos tu cuello y tu hombro, sus dientes rozan tu piel y sus manos te sostienen por la cadera para guiar y prolongar tus movimientos.
-Mirá lo que hacés- susurra Enzo contra tu boca. Bajás la vista, curiosa, para encontrarte con una mancha de tu esencia oscureciendo su pantalón.
Dejás caer todo tu peso sobre él. Jadea.
-¿Y vos?- te frotás con más fuerza sobre su erección. El contorno de su miembro y el calor que irradia, por no mencionar el rastro de líquido preseminal allí donde su punta se ubica, son más que evidentes por el delgado material de la prenda.
Intenta responder pero sólo logra articular algo que suena como tu nombre: una súplica, una orden, no estás segura, pero continuás con tus movimientos de todas maneras. Busca refugio en tu pecho, en un gesto que pretende ser inocente, pero segundos más tarde está mordiendo tu pezón por sobre tu ropa y te hace gritar.
El vaivén de tus caderas se vuelve más frenético.
Captura su labio inferior entre sus dientes, con la fuerza suficiente para derramar sangre, regalándote una imagen increíblemente erótica. Todavía sin detenerte tomás su mejilla, resistiendo el impulso de tocar con tu pulgar esa pequeña arruga que surge entre sus cejas cada vez que frunce el ceño por el placer.
Los músculos de tu abdomen se tensan cuando escuchás su voz ronca:
-Dios...
Arroja la cabeza hacia atrás, su cabello oscuro contrastando con el color esmeralda del sofá y sus párpados cerrados con fuerza en un inútil esfuerzo de recuperar el control sobre su cuerpo. Tiembla bajo tu figura y suspirás, ignorando ese ardor provocado por sus uñas enterrándose en tu carne, perdida en su expresión.
Cuando te mira nuevamente, con los labios separados por pocos milímetros y los ojos brillantes, comprendés. Sus cejas se curvan en un ángulo de alivio, con un deje de desesperanza e inevitabilidad y también timidez, pero el palpitar de su miembro y un gemido que no logra reprimir son la confirmación de tus sospechas.
Besás su mejilla y su mandíbula.
-Amor, no, te juro que...- intenta explicarse, todavía temblando por el orgasmo-. No sé qué pasó...
Masajéas su erección, todavía latente y muy dura, sin importarte el líquido que impregna su ropa y humedece absurdamente la palma de tu mano y tus dedos. Ignorás también la sensibilidad post orgasmo que lo hace quejarse.
-No importa- jurás, fijando tu vista en sus pupilas dilatadas-. Todavía no terminamos.
61 notes · View notes
olee · 8 months
Text
Uma & Ada | Enzo Vogrincic
Tumblr media
Para: los amantes de gatitos!
~
Pasaste toda la noche estudiando para tu examen de medicina y olvidaste por completo que dejaste la puerta del balcón abierta. Te quedaste dormido en el escritorio de tu apartamento y, honestamente, nada te importaba, ya que estabas sumamente cansado.
Al día siguiente, te despiertas y encuentras tu apartamento hecho un desastre. Los sillones están rayados y rasgados, tus cojines están rotos, las plantas están destruidas y el piso está lleno de tierra. Además, parece que hay excrementos.
Estás al borde de un ataque de nervios, gritando por la ansiedad y el horror de tu apartamento. Despeinada, con pijama y tus pantuflas de tortuga, te das cuenta de algo increíble: ¡descubres huellas de gatos que parecen haber organizado una fiesta de destrucción en tu hogar! Parece que tus cojines han sido sus juguetes y tus plantas, sus campos de batalla.
Decides seguir las huellas caóticas que te llevan directo al baño. A medida que te acercas, escuchas un estruendoso "miau", o más bien, varios "miaus" en un coro afinado de caos felino. Al abrir la puerta del baño, te encuentras con la escena surrealista de dos gatos relajándose en la bañera como si fuera su propio spa exclusivo. Parece que la fiesta de destrucción ha alcanzado su clímax acuático. ¡Estos felinos saben cómo disfrutar de la vida en tu ausencia!
Después de recoger a los dos gatos de la bañera, escuchas un insistente golpeteo en la puerta de tu apartamento. Ahí estás, en pijama, con pantuflas de tortugas, sosteniendo a los gatos como si fueran tu nueva adquisición. Te acercas a la puerta y, sin abrirla, gritas: "¡¿Qué quieres?! ¡Estoy sumamente ocupada, lo siento, nada de sermones hoy!"
Pero la situación se complica cuando escuchas la voz de un hombre diciendo: "No encuentro a mis bebés, Uma y Ada." Sin entender del todo, le respondes de manera un tanto brusca: "Pues, amor, ve a la policía, no a mí." Sin embargo, él insiste: "Ellas son peluditas y chiquitas." Con un suspiro, abres la puerta para escuchar mejor y, en un instante, el hombre exclama emocionado: "¡Uma! ¡Ada!"
Pero cuando lo ves, te quedas en blanco. Ese hombre es sorprendentemente atractivo, con su tez de canela, ojos que podrían derretir chocolate, cabello despeinado con encanto, y una nariz extravagante.
Después del impactante encuentro, te quedas paralizada por un momento, sin saber cómo reaccionar frente a la repentina aparición de este hombre increíblemente atractivo. Él te mira con sorpresa y una sonrisa amigable, sin dejar de buscar a sus gatos peluditos.
Tú, aún en pijama y con tus pantuflas de tortugas, intentas recuperar la compostura y le dices con un tono desconcertado: "Ehm, ¿estás buscando a estos dos traviesos?" Levantas a Uma y Ada para mostrárselos, tratando de no perder de vista al hombre tan guapo que de alguna manera ha entrado en tu vida.
Él, con una mezcla de alivio y agradecimiento, te mira directamente a los ojos y dice: "¡Oh, gracias a Dios los encontré! No sabes cuánto significan para mí." Mientras tanto, su expresión cambia de preocupación a una especie de aprecio, como si estuviera notando algo más allá de la situación de los gatos.
Entre risas nerviosas, le devuelves la sonrisa y comentas: "Bueno, me alegra que los hayas encontrado. Aunque debo decir que tu búsqueda ha sido más emocionante de lo que esperaba para un martes por la mañana". Ambos se ríen, y él te mira con una chispa de interés, como si la situación hubiera llevado a un encuentro que ninguno de los dos esperaba.
Tumblr media
241 notes · View notes
piggyinthesea · 10 months
Text
The Night After Monaco
Tumblr media
part 2 of this fic
pairing: charles leclerc x reader, max verstappen x reader
word count: idk prolly more than 2k
warnings: shouting, smut, messy charles, stress, anxiety, fluff, kind of sugar daddy charles, max being desperate, gaslighting
summary: charles teaches you things you didn’t know about yourself he shows you what it means to truly be taken care of. but, does this mean things are really done with max?
Son las cinco 'e la mañana y yo no he dormido nada
It’s 5 in the morning and I haven’t slept at all
Pensando en tu belleza, en loco voy a parar
Thinking of your beauty, going to end up crazy
El insomnio es mi castigo, tu amor será mi alivio
Insomnia is my punishment, your love is my relief
Y hasta que no seas mía no viviré en paz
And until your mine, I won’t live in peace
There’s always someone watching. Every time you do something there’s always someone or something watching. You realized that when you found a post on Instagram about the other night.
f1exlusiveupdates
Tumblr media
f1exlusiveupdates: Charles Leclerc, ferrari driver, spotted leaving an exclusive club with company shortly after his Monaco Gp win. No images including the female’s face.
↳ user233 just a hook up, not a big deal.
↳ charlesismybf it’s me guys, I’m the female☺️
↳ formula1luver baby come home the kids miss you
327 comments 15,000 likes
Charles had sent the article to you that had been posted that same evening with a message asking to talk. It shouldn’t have bothered you the way it did but, you became extremely anxious to hear what he had to say.
The moment Charles’s had woken up he was met with a text from his brother, Arthur. Arthur had sent the article with an abundance of questions of who, what, when, why. After Arthur persisted, Charles had told him everything.
He explained your situation, the ‘break’, and he even threw in the hickey on Max’s neck to ease it all. Arthur had nothing to say. His moral compass was being challenged and he didn’t know whether the whole thing was right or wrong.
1. It was Max’s idea to take the break.
2. The relationship was already running its course (Due to mainly Max’s fault).
3. Max cheated on you too.
He explained to Charles that it wasn’t right to take his chance with you right after taking a break knowing you were vulnerable and just needed a friend, however, technically speaking he did nothing wrong. Charles definitely needed to talk to you and figure out what exactly was going on and what the both of you intended to do. He had an entire speech prepared. He wanted to ask you if you’d consider pursing a relationship with him. He understood that it’ll definitely cause a scandal and he planned to assure you he could take it as slow as you wanted to. He wanted to tell you he didn’t see you as just ‘a hook up’. He wanted a deep and meaningful relationship with you, if you’d let him attain one.
However, his speech was forgotten and completely eradicated from his brain when he saw you. You wore a simple outfit. A graphic t-shirt with jeans. Yet, you still knocked the breath out of him.
For a moment he didn’t know what to say. “Hey.”
You awkwardly smile. Your anxiety was booming and him looking so gorgeous did not help you. You had already mentally prepared yourself for rejection.
“Hi.”
You let him in and the both of you begin walking towards the couch in the living room. Awkward silent moments pass. Still, no one had said anything and the both of you stayed staring at each other.
“H-“
“Y-”
You cut each other off.
“You go first.”
“No, sorry you go first.” He says with his cheeks burning up.
“I understand if the other night was just something casual to you. And I’m sorry about the article.” You ramble. You didn’t mean to cause a scandal and make things messy for him. You hoped he didn’t hold anything against you.
“It wasn’t casual! Sorry. Sharing that night with you was so amazing. I want more of that. I know it’ll be extremely hard for you but, if you’d have me, I’d enjoy a serious relationship with you.” He quickly states, mentally cussing himself out for acting a fool.
His words take a few moments to process. You hadn’t considered the possibility that he’d want a relationship with you. Maybe it was because you had low-self worth but being in a public relationship with Charles scared you. His fan base was crazy.
The internet would have a field day if they had ever found out you have a relationship with Charles. They’d call you out kinds of names. Slut, whore, homie-hopper. You could see it clearly. “I don’t know if having a relationship would be the best idea. I don’t even know if I still have one. And besides the internet-”
“Forget about the internet. Do you want me?”
You answered within a flash, “Yes.”
“We shouldn’t let it the internet rule our lives. They won’t understand, but at least we’ll have each other.” He reaches towards your hands and holds them together, “Ma belle, I promise we can take it as slow as you need to.”
His eyes silently pleaded at you. He looked at you with his big brown eyes and long eyelashes. He was irresistible and oh-so-pretty. He acted as if he expected you to say no. How could you though? When he looked at you with longing and passion the way he was doing right now…it’d be hard to ever say no.
“Okay. But first I need to talk to Max. We never officially broke up.”
“Of course.” Before leaving, he pulls you in and leans forward. His lips feel soft against yours. A simple act of affection is so tempting and before the kiss is deepened, he pulls away and leaves your flat.
You knew what you had to do now. You dreaded every second of it but you texted Max.
vroom vroom
come over, we need to talk.
I’ll be there in a couple minutes
read 2:03 pm
It didn’t take long for the door to your pad ring. Each step you took as you walked closer and closer made you feel extremely uneasy. The door knob felt sticky against your sweaty hands.
Max stood in front of you with a bouquet of flowers. Without asking, he let himself in (a perfect reminder that he’s been here plenty of times before and this might as well been his second home).
“These are for you. I decided to forgive you and move on. Look, we can just forget this ever happened.” He handed the bouquet of flowers to you. You stood confused, yet you quickly became agitated the moment his words process.
“You forgive me?” You questioned, daring him to elaborate.
“Are you serious right now- look, I didn’t come here to fight. Baby, I don’t want our relationship to end. Don’t end this because of one mistake you did.” He says in a condescending tone.
The nerve of him. There’s no possible way he believes he’s still in the right. For fucks sake, he still has a hickey from another woman on his neck yet he’s coming to you as if you were the one in the wrong.
“My mistake? Max you have a fucking hickey from another woman on your neck. You don’t think this has anything to do with you?”
At this point, you were seriously debating throwing his shit-bouquet at him. He remained speechless, standing like a dumb ass waiting for another word to come out of your mouth. “You know what just leave. We’re done .” You angrily push him out and (gladly) shut the door.
You let out a huge sigh and ran both hands through your hair, frustrated as ever.
y/ninstagramuser has unfollowed maxverstappen1
y/ninstagramuser has followed charles_leclerc
charles_leclerc has followed y/ninstagramuser
It was only half an hour you’ve unfollowed Max until you heard a notification from Charles. It was a link…to yet again another gossip article. You physically groaned and mentally prepared yourself to get bashed.
formulaonebestgossip
Tumblr media
formulaonebestgossip: Has the beloved grid couple broke up? Evidence to back this claim up consists of the fact that Y/n had just recently unfollowed Max. No posts from either party has been released confirmed this.
↳ user288 highly doubt this lol
↳ redbulll24 prolly was an accident since he still follows her🤷‍♀️
↳ user444 wait, does anybody know if Y/n followed Charles before this? I just checked and they’re both following each other 🌚
replying to user444 I think so? I’m not sure tbh but it doesn’t make sense why she would follow him after all this time
replying to user444 she definitely didn’t, I remember cause I used to stalk her followers all the time
8,600 comments 20.6k likes
3 familiar bubble dots popped up on your chat with Charles. After what seemed like a minute or so, they disappeared. Then, they came back.
charles🫠
did you break up with him?
yeah, he says he still wants to work things out though.
…do you want to?
Nope.
Good.
I want to take you out.
what if someone sees us?
If that’s something you’re worried about, I can work around that. I told you, the other night wasn’t just causal.
Okay then. I’d love to go out with you☺️
I’ll send you the details ❤️
seen 12:04 pm
Suddenly, you were in high school all over again having a schoolgirl crush. It didn’t take long for Charles to let you know the time he would pick you up tomorrow. You were excited and weirdly intrigued. What type of date could either of you go on where the public wouldn’t see you?
max v.
why’d you unfollow me?
because we’re not dating anymore ??
we’re not done. I’ll have you again, for sure. 😴
what the hell weirdo. don’t make me block you.
seen 12:26 pm
Without thinking of how Charles would feel, you took a screenshot and sent it to him. Within seconds, Charles replied.
Charles🫠
I’ll make you forget him tomorrow, don’t worry sweetheart.
oh yeah? how so?
First, I’d fuck you dumb on my private jet we’re taking tomorrow. No one else would be around, so it’d be just the two of us. Then, we’ll look through online lingerie shops together while you’re sitting on my lap as I picture you wearing them. I’ll make sure you always have something pretty. Maybe I’ll even get you some nice Versace heels for funsies. By the end of the day, you’ll probably memorize my bank digits. Not that I mind, as long as I get to see you wear the stuff you’ve bought.
are you alone?
why, are you touching yourself?
can you answer my question first?
Yes, im alone. Now you answer mine.
Of course I am. I feel like you say the right words to get me going on purpose.
No, it wasn’t on purpose. How was I supposed to know you were that needy?
I’m sorry
Don’t be sorry, I love when your needy for me baby. Tell me how your touching yourself.
I have my fingers in my shorts. They don’t feel as good as you though. My body misses you.
I bet it does. Don’t worry though, I’ll see you tomorrow princess. Can you insert a finger into yourself?
I did it. I wish it was you instead :(
Don’t be sad, ma belle. Just keep touching yourself.
I’m close Charles. I wish you were here.
keep touching yourself sweetie.
I didn’t come. Max texted me.
Can you block him for me, cheríe? With the cherry on top.
Of course, anything for you.
Thank you 💗. I have to go but I’ll talk to you soon.
liked message
You felt as if you’d been robbed from you high. The pleasure you’ve felt until the moment Max texted you was something you’ve never experienced by just merely looking at words on a screen.
Max was still ‘asking’ to start over. Yet, it was something about the way he said it that proved he still truly didn’t think he did nothing wrong. He pointed the faults at you and hasn’t realized his own mistakes in the process. This had got you second guessing. What if you really were the one in the wrong? You quickly shook the thought away and scrolled through Instagram.
Nothing interesting had happened today and so you took a small walk around your neighborhood before returning back, sweaty and tired. When you arrived to your door, a large bouquet of flowers sat in the door step. It didn’t take much to figure out they were from Max. You like being gifted things. Receiving gifts was your gift language, something you’ve told Max plenty of times, yet only now he’s doing the gifting. You ponder for a moment. Maybe it was because of how pretty the flowers were that you began to second guess yourself. You looked at the pink wrapping and the white roses decorated with golden butterflies and fairy lights. You wondered if you’d been to hard on Max.
You tossed the flowers onto your couch, not caring about the fragility of them. The rest of the day had been spent with updates from Charles, who had been attending formula 1 meetings all day long. Once night came, you texted your good nights to each other and went to bed.
It didn’t take long for the sun to rise and finches to start singing. The color of the sky had been a beautiful light blue color with cotton candy shaped clouds. You got up and splashed water on your face and rubbed your inner eye boogers away. The time read 11:49 am as you checked your phone. No new notifications other than Charles good morning text had been sent to you, sadly. It’s your own fault for having no social life.
Since Charles was meant to pick you up at 1:30, you had a decent amount of time to get ready. You picked a white summer dress with spaghetti straps and floral prints. It reached towards your mid thigh, enough to be slightly scandalous yet still long enough to remain a proper dress for any occasion. For jewelry, you opted to a small pearl necklace and shiny small earrings. The shoes you were white platform 3 inch heels with a cute lace ankle buckle strap. After putting on light make up, it was 10 minutes until 1:30 and someone knocked on your door.
You fully expected it to be Charles, until it wasn’t. Max was standing in front of your door once again with a plain light blue button up and navy jeans.
“Where are you going looking so pretty?” Max stares at your body with intent as leaned against the door frame. A voice behind him spoke to him,
“She’s going with me.” Charles held a luxurious looking box and he pushed himself in front of Max and passed it to you.
Inside, there was about 50 small cut roses mixed in with a couple pink roses to make a heart effect. The black box had a bow around it. The brand was in another language you couldn’t pronounced in a gold and Italian style.
“These are beautiful, Charles.” You pressed a kiss to his cheek as Max had burned holes through his back.
“Those are okay. Where are mines though?” Max desperately looked through doorframe into the apartment.
“Somewhere on the couch. Probably dead by now.” You said, locking the door behind you and holding Charles hand. “We have somewhere to be, don’t we?”
He nods in agreement as you guys begin to walk away from Max who still stood in front of your apartment.
Click📸
The ride to the airport was talks about each others childhood and teenage years. His hand rested upon your thigh as he drove with his other arm. You’d found out Charles had 2 siblings. One older and another younger. He asked questions about, where you grew up, where your family’s from, and asked questions about your job. Your mother was a well-known model in the 80’s, so with the amount of traveling, you technically grew up everywhere. Naturally, you pursued a career in modeling. People loved you. Not because of your ‘beauty’ but many say it was the way you carried yourself and how you manipulated the energy around you to feel comforting and safe. Some called you a nepo baby, but really, that’s just what they want to believe. You believed modeling was made for you. You loved the sponsered gifts from extravagant brands, the free beauty products, the party invitations, traveling, but overall it was the way you felt on the runway that won your heart. Some may argue you were a little too materialistic, but if there’s no harm in it, what’s the problem? Max was sweet, most of the time, during your relationship. Though there was this one time, he ‘jokingly’ called you a gold digger. It was one of those phrases that just stuck with you for some reason. You didn’t believe it. You rarely asked for him to buy you stuff and so you were just confused, not offended. Besides, you had your own money. If there wasn’t a man to spoil yourself, you’d do it yourself. As you arrived to the port, Charles took a different entrance than the regular one. He pulled into a large lot with big green hangars in a row, each holding a different jet. There was only one jet outside the hangar. It was standard size yet smaller than the average public jet and by the looks of it ready to go on any command. Boarding the jet and taking off didn’t take long however the cocktails that you’ve both ordered did.
The attendee had finally returned with the cocktails and before drinking, you and Charles clinked your glasses. His hand rested on your thigh and you asked, “Where are we going?”
“Las Vegas. I was hoping you’d attend attend the gp there.” He said. He lightly traced circles around your thigh. You felt small shockwaves of electricity shooting towards your core. Even though he sat right next to you, you felt as if you were so far from each other.
“Don’t you think it’s too soon? The internet thinks Max and I only broke up barely a week ago.” You said, looking into his eyes while scanning his reaction.
“But…” his hand inches closer to your inner thighs, “I want to see you.” He quietly pleads into your ears as his hands travel further and further. There was an urge in your core begging him to go further, like it was thriving off his touch. His hands caress your inner thigh, squeezing them and teasingly brushing over your panties. One of his hands reach your head and pulls you in a breath taking kiss. It was deep and slow yet it was enough to get your heart beating like crazy. His other hand reached towards the inside of your dress, snapping the band of your panties against you in a teasing manner. He pulled away, grabbing your hand and lifting you from your seat towards his lap.
You sat on his lap, facing towards him while your legs were in an M position sticking out. Your heads clashed as your mouths merged together, intensifying the feeling in your crotch. His hands felt like fire as they traveled from your thighs to your waist. He ran them slowly up your waist during your kiss and then slightly pushes you further down his lap, letting you feel his hard-on. You feel your core soaking up and you find yourself wishing you were doing more than tongue kissing. Not breaking from the kiss, you grind down on him and as a result a soft groan left his mouth. “You drive me so crazy.” He whimpers, eyes never leaving you.
“I sure hope so.” You tell him, hands trailing down his chest down towards his crotch. He looks at you daringly, gasping when you cup his clothed crotch and slowly pull down the zipper to his pants. You take his member out, admiring the beauty that laid in front of you. His pink almost red tip with pre-cum sliding down looked so perfect in your hands. You slowly massage him up and down. He tilts his hand back and lets out a pornagraphic moan.
You suddenly let go of his shaft to turn around. With your back facing his face, you pulled down your panties and raised your pretty summer dress, flashing your ass for just a moment before aligning yourself to him. You sit down on him and instinctively the both of you let out noises of pleasure. You feel him slowly filling you up more and more until you finally sink down all the way. You begin to grind forward before you sharply get pushed back down.
“Stay still.” Charles warns you. “Let’s get you a new wardrobe.” You confusedly wait for Charles to pull out his laptop and place it in the movable table in front of you guys. He types in his passcode and searches up, ‘Victoria Secret’.
“Each set you get, you’re allowed to move once.” He whispers to your ear then pulled the computer closer towards you.
“But I want to move already.” You begged and whined.
“Then start shopping, baby.”
You scrolled down the page, quickly browsing to add the first thing you see into your cart. The first set was a light red pretty coquette set. The bra had beautiful lace designs with a tiny bow in the middle of your breasts.
“Wouldn’t you look so pretty in that?” He says, trapping your hips and grinding on his dick, finally creating some sort of friction for you. You were craving more movement by the second and so you glued your eyes to the screen.
The next set was a navy blue set that had a strap design around your hips. As you were about to add it to your cart Charles stops you, “You’d look absolutely beautiful in this but, I don’t like the color blue.”
You whined but continued scrolling until you found a maroon 3-piece lingerie set. It had heart shaped garters around the thighs and another connecting to your stomach with the ring of the garter stopping in the middle of your stomach, where your belly button was at. Charles had hummed in approval and moved your hips up and down with his hands stuck on your waist.
This had gone for what you thought was eternity. At the end there were 17 sets of lingerie in Charles cart which he had pay for (happily). The sets ranged from dark to light shades of red with the occasional pastel purple sets. It got to a point where you got so desperate that you outsmarted his game. You filtered the results the block all blue sets and after you started spam pressing ‘add to cart’.
After your post-orgasm bliss wore off, you had excused yourself to the restroom and roughly cleaned yourself up. You returned from the restroom and sat in your original seat next to Charles. He took your hand and entwined it with his. He rubbed circles around your hand before pressing a kiss to the top of your head. It didn’t take very much for the two of your to fall asleep, hands still entwined lovingly.
Charles had woken up groggily and let go of your hand to rub his eyes. He looked out his window seat into the dark sky and reached into his pocket for his phone. He grabbed it, only to find out it was yours. Yet something had caught his eyes. You had a message from a random number.
1+400-765-3479
Unblock me, Y/n.
He wasn’t sure who this was at first, then something in his brain clicked. He needed to be sure, though.
who’s this?
Max.
Charles had physically laughed. A little part of him wanted to show his claim on you yet there was still a rational part in him begging him not to be messy. Except, Charles is a messy person. Without a blink, he grabbed your hand and entwined it with his. He took your phone, took a picture, and sent the photo to Max. Max left him on read for the remainder of the flight.
A firm hand on your shoulder shook you awake. You learned outwards to the window and saw a bright blue sky then you looked to the right and saw Charles smiling at you.
“Morning, cheríe. We’ve landed, let’s go.” He said, gathering his carry on bag. You gathered all strength to get up and walk down the hoarding stairs. You felt a pit of hunger dwelling in your stomach and you suddenly wished you had ate before the flight.
“I have a special day for us. We’re going to this beautiful private beach and I’ve had someone set up a small picnic for us. You’ll like the beach, it’s beautiful.” He says, holding your hand down the stairs. His infamous ferrari was only a couple meters away.
“How come we didn’t come in that car on the way here?” You asked, curiously.
“Well, I had to ship it out here so I sent it out earlier than when we left. That’s why.”
You let out an ‘oh’ as he opened the door to the passenger side for you. He gets in his seat, turning on the roaring engine and drives out of the port. As always, his hand rests on your thigh rubbing circles into your skin. A sudden realization hits you.
“I didn’t pack any clothes.” You say, looking at him in disbelief.
“I didn’t either. We’ll hit the mall after we get to the beach.” He says, unworried.
The drive towards the beach was fairly quick. You figured it was because the port was close to the ocean. He pulled into what looked like a cliff only to surprise you by stepping off the cliff into well hidden stairs. The stairs were narrow and so he reached backwards to guide your hand down and ensure your safety. The stairs were long and risky yet you made it down with no issues. At the bottom, there was a small booth with a worker in it, giving a small nod towards Charles. Charles continues guiding you into the sand and he leads you to a gorgeous picnic set up. There was a white blanket across the sand with pillows placed elegantly in front of a white small table.
The table was placed under the shade of a white with hints of beige umbrella. China plates were set on the table with napkins on top of them shaped in elaborate designs. There was 2 fairly large wooden basket and a glass of wine next to it.
“How did you set this up?” You asked, walking around the beautiful set up. He sat down and you mimicked his actions.
“My brother’s in the country. I paid him to do it. I thought he would’ve just did something simple but he impressed me.” He reached towards the wooden basket. “Let’s see what he chose for our lunch.”
Inside the first basket, there were endless fruits such as watermelon, grapes, cherries, dragon fruit, and pineapple. Two silver sporks were set in the side of the basket along with extra sets of napkins. In the other basket there was plenty ingredients for a do-your-own sub. Two butter knives were also included. One to spread the mayo and another to cut the 2 medium sized baguettes.
The two of you began making your own, adding the right ingredients to satisfy your taste buds. You munched on your subway sandwiches until they finished, then the two of you fixed yourselves a plate of fruits. A comfortable silence was shared between the two of you as you took in the view in front of you.
Charles had pulled out 2 wine glasses and opened the wine bottle letting out a loud ‘pop’. The red liquid poured beautifully into the glass cups. Within moments, the two of you clinked your glasses and drank the liquid. You ached to be closer to Charles and so you moved yourself to his side. He wrapped of his arms around you and continued sipping the wine with the other.
“This is beautiful, Charles.” You murmur softly. He holds you tighter in response.
“You know I really like you?” He says, while staring off into the ocean. His eyes move to you only to find you already staring at him.
“I really like you too.”
He places a kiss on your head. “I hope one day we can walk through the entrance of the paddock holding hands in front of everyone.”
Your heart warms up. You’ve never felt happier than you do right now and you find yourself hoping that maybe, just maybe, you’ll be able to maintain this happiness forever.
361 notes · View notes
caostalgia · 1 year
Text
Tocaste mi mano y no fue por error, un destino ya marcado nos entrelazó, qué alivio poder experimentar semejante amor, desearía poder quedarme pero mi amor propio creció, qué dolor, has tomado los pasos correctos pero esta vez quien se va soy yo, nuestro corazón conecta pero nuestras prioridades no.
-Tinx
219 notes · View notes
alquimistaliteraria · 5 months
Text
Me prometo que no te escribire , no te buscarte y:
Te amaré hasta que el sentimiento desaparezca.
Tumblr media
Con todo el amor que tenia, me fui…
Un amor que se desvanecía lentamente a través de las grietas de un corazón destrozado en dos. Me inundaste de dolor, una agonía que se derramaba en lágrimas en noches saturadas de ansiedad, insomnio, pesadillas y temblores. Sentía una presión angustiante y un vacío profundo en el pecho, donde la angustia se apoderaba de cada latido. Perdí el apetito, las náuseas aparecían al sentir la emoción retorcerse en mi estómago.
Jamás podré olvidar todo por lo que pasé, los estragos de enamorarse de alguien equivocada, el dolor que deja el amor mal correspondido.
Donde un día común me desperté y el dolor ya no estaba, tu recuerdo y el sentimiento por ti habían desaparecido. Experimenté un alivio profundo, como si se hubiera levantado un peso inmenso de mi alma.
Continué con mi vida, me permití conocer a alguien más, a pesar del trauma y miedo a enamorarme me incite a dar una oportunidad al amor que latía en mi interior. Y, sin comprender cómo sucede, terminado 2023 te hiciste notar cuando estaba en mi mejor momento, justo cuando había reconstruido mis pedazos y estaba lista para seguir con mi vida, ¿Por qué lo haces? Esa pregunta resonaba en mi mente, la rabia y la confusión se apoderaban de mis pensamientos. El regreso repentino de un pasado que creía superado, tocando viejas heridas y desencadenando emociones enterradas.
Pero en medio de la furia y la incredulidad, aprendí que el verdadero poder reside en mi capacidad de elegir cómo responder a estos desafíos. Enfrenté el dolor, la ira y la sorpresa, reconociendo que las personas no siguen un guion predecible, que a veces las personas regresan inesperadamente cuando menos lo esperamos y no tiene nada que ver conmigo.
No te respondí, pero después notaba como rondabas por mis redes, buscando saber de mi y llamando mi atención, comentando a lo que escribía de mi nueva musa con viejos escritos que te envié en el pasado, hasta enviaste solicitud a la chica con quien estaba, me llene de rabia, lo hablé con ella y me reconforto, después pasó, segui adelante, con la experiencia tallada en mi corazón, sabiendo que soy capaz de encontrar el camino hacia mi paz y armonía.
67 notes · View notes
themasterreader69 · 6 months
Text
RURAL
Enzo Vogrincic x Reader
Enzo Vogrincic te invita a tomarte unas vacaciones en la chacra de sus padres, a las afueras de la tumultuosa ciudad de Montevideo, Uruguay.
Tumblr media
Íbamos por la ruta 5 hacia la chacra, yo nunca había visitado el departamento de Durazno así que esto era como una pequeña aventura para mí. Viajamos en un Chevrolet Cruze gris que ya tenía varios kilómetros de uso. A Enzoconducir se le daba realmente bien, seguro debido a lo atento que es –una de sus mejores cualidades–. 
     Los temas melancólicos de Jeff Buckley tomaban el auto, él tarareaba Lover, You Should've Come Over y yo no pude evitar cantar a todo pulmón ‹but maybe I'm just too young, to keep good love from going wrong› esa línea dolía, las canciones de Jeff me recordaban a un amante que prefería olvidar, pero en ese momento, ese verso, era solamente para él. 
     Me sentía jóven e iluso a su lado, mis padres siempre bromeaban «¡10 años de diferencia no son nada!» a mí me llenaba de preocupación sentir que no era suficiente para él. ‹big spoon, you have so much to do and I have nothing ahead of me› pasó por mi cabeza. Mi rostro cambió, mi postura también, caí en sobrepensar. Él se dió cuenta –es atento ¿recuerdan?– pareció que iba a decir algo pero se abstuvo y simplemente cambió de canción, entonces Grace sonó. El inglés de Enzo no era particularmente bueno –por no decir que su conocimiento era nulo– pero me daba mucha ternura escucharlo cantar como podía gueit indefaie gueit indefaaaai (wait in the fire). 
     Me encantaba ser copiloto, ser copiloto para mí significaba sentarme a admirar la belleza del piloto, así que el trabajo se me daba naturalmente bien, como prueba de esto voy a describir lo que mis enamorados ojos veían; llevaba una coleta –él decía que le ayudaba a enfocarse– de la que salían algunos mechones de pelos sueltos que quedaban revoloteando por el viento.  Sus ojos radiantes por la luz solar, los rayos que buscaban contornear la forma de su nariz. Simplemente me encantaba su perfil y ver sus brazos firmes, extendidos, tomando el volante con seguridad. 
     Vestía unos jeans tradicionales, remera de algodón color crema que probablemente habría comprado en Hering y unos championes New Balance clásicos –cabe aclarar que yo jamás habría elegido unos championes claros para andar en la tierra, es más, yo llevaba mis Converse que suplicaban piedad, pero él tiene tanta elegancia que simplemente no lo puede evitar– muchos creerían que ahora que colabora en la industria de la moda, él caería en las garras del consumismo, pero lejos de eso, él es un tipo simple y a mí me gusta eso de él.
Durante el camino, Enzo compartió historias alegres de su infancia, nos reímos mucho. En sus historias se notaba un amor filial palpable –aunque incomprensible para mí– yo también compartí algunas anécdotas, alteradas tal vez, para volverlas más alegres de lo que eran.
A minutos de las tres treinta, le bajó poco a poco el volumen a la música.
—Vos sabés que... –él movía su pulgar derecho sobre el volante con cierta inquietud–. Siempre quise poder dejarle a mis viejos un lugar donde puedan disfrutar del buen vivir, respirando aire fresco, todo eso... –vi como mordía el interior de su cachete–. Como para devolverles un poco todo lo que me dieron.
     Extendí mi mano sobre su pierna haciendo una mueca.
—Bueno el punto es que... –siguió–. Esto es un logro para mí y me hace muy feliz poder compartir esto contigo— Dijo mientras soltaba una sonrisa sincera.
     Las palabras de Enzo resonaban con un afecto genuino. No había en sus palabras, nada más que honestidad y para mí eso era un alivio, venía de años de dudas, toda mi vida dudando del cariño de otros pero su querer era algo certero.
Al llegar a la chacra la inmensidad del lugar dejaba boquiabierto, la chacra se reveló como un edén –que bello mi paísito– quería aprovechar estas vacaciones para conectar con la tranquilidad de la naturaleza. De todas formas las vacaciones iban a ser breves, era más como una escapada, ya que Enzo andaba firmando más contratos otra vez.
     Yo quedé impresionado por la fusión perfecta entre lo contemporáneo y lo rústico de la arquitectura al entrar al lugar, tenía detalles modernos, pero la esencia del campo se mantenía intacta. ¡Qué hijo de puta cómo ama a sus padres! –nosotros compartimos un diminuto apartamento en Montevideo–
Estábamos explorando la moderna cocina, yo mantenía la vista sobre el techo de dos aguas que añadía un toque distintivo a la estructura, cuando Enzo irrumpió mis pensamientos con su voz.
—Tanta ruta me dio hambre, me voy a preparar unos wraps vegetarianos ¿te hago unos?
—Tranqui, no tengo hambre. Comé vos —Le dije sin apartar la vista del techo, que placer los buenos ángulos en una casa, siempre escasean—.
—¿Posta no querés comer nada? Le pongo abundante aguacate como te gusta a vos — Insistió mientras se acercaba para jugar con mi cabello.
—No es que no quiera comer nada ¿o acaso estás vos en el menú? — Respondí mientras lo tomaba por sus caderas. Riéndome.
     Enzo soltó una carcajada y sostuvo mis manos.
—Mejor sigo mostrándote la chacra, así te sentís como en casa.
Me presentó las mascotas que nos recibieron con entusiasmo.
—Este es Garfio. — Decía mientras se agachaba para sacudir sus manos detrás de las orejas de un galgo de pelaje oscuro que no dejaba de dar vueltas a nuestro alrededor, celebrándonos con cada movimiento.
     Aunque no suelen gustarme los perros, la alegría con la que Enzo miraba a Garfio me contagió de emoción. Con una sonrisa –como amo verle sonreír– me contó la conmovedora historia de cómo rescató a este compañero leal en la misma ruta por la que habíamos llegado más temprano. 
     Mientras nos acercábamos a dos gatas persas que se encontraban plácidamente descansando en los sillones del living dijo: Estas son mis reinas más preciadas, Thelma y Louise. 
     Me quedé fascinado con ellas.
—¿Sabías que las dos miran películas conmigo?—Me dijo.
    Sentí en ese momento que Enzo actuaba como un niño, todo le causaba ilusión, me quería hablar de todo, contarme todo, compartir todo. Me subieron unas inmensas ganas de sostenerle.
—¿En serio? Me muero del amor— Le respondí pero sin prestarle mucha atención –ya que toda mi atención estaba en Thelma y Louise– mientras me turnaba para darle besitos en la frente a cada una de ellas.
     Con la tentación de quedarme jugando con Thelma y Louise, Enzo me recordó que aún había más por descubrir. La salida trasera reveló un ventanal inmenso que permitía que la luz natural inundara el amplio living.
Me llevó a un pequeño establo donde conocí a Trueno, un majestuoso caballo negro. 
     Curioso, le pregunté a Enzo si sabía montar a caballo, y con una sonrisa, confesó que recién ahora estaba aprendiendo y que su padre era el verdadero experto en la materia. Luego de interactuar un poco con Trueno, Enzo me llevó a conocer los conejos que su madre criaba cerca de un pequeño invernadero que había en el lugar. 
     Los conejos eran unos seres adorables que él agarraba con tal gentileza que mi corazón no pudo evitar derretirse allí mismo.
—Todavía no terminamos, yo sé que desde la ruta las viste, vamos a saludarlas. 
     Nos dirigimos hacia la zona donde pastaban una diversidad de vacas. 
—¡Y no te enojes conmigo! —Dijo alzando las manos—. Pero te tengo que decir que ninguna tiene nombre. Son sólo "Las Vacas".
     Me reí, miré alrededor, el territorio era tan vasto que era difícil no sentirse ínfimo. Encontré un tronco caído a la lejanía y me senté sobre él. Por suerte, Enzo no me siguió y en cambio se quedó hablándole a las vacas. Mientras tanto, yo estaba cargado de muchísimas emociones, la melancolía me recorría el cuerpo.
—Que locura, no merezco esto— Dije mientras me mordía los labios aguantando el llanto.
     No sé si era la brisa veraniega, el canto de los pájaros, el hermoso atardecer que a lo lejos ocurría, la inmensa cantidad de árboles, los animales o el inexplicable y particular olor a eucalipto que tenía el lugar –ni idea de dónde venía porque la plantación de eucalipto la habíamos pasado hacía muchísimos kilómetros– o quizá era todo eso junto, o nada de eso. 
Al regresar nos sumergimos en la habitación –aún inexplorada por mí– buscando un merecido descanso después de la aventura del día.
      Me dejé caer en la cama, inhalando profundamente. Enzo, de pie, me observaba y pude anticipar un comentario del estilo "¿Ya te vas a dormir?". A pesar de que ya era tarde para una siesta, la idea de cerrar los ojos me tentó lo suficiente como para finalmente hacerlo sin culpa. Sutilmente, Enzo se unió a mí en la cama y con delicadeza, posicionó sus piernas entre las mías y se recostó sobre mi pecho. Sentí una paz inconmensurable. Deseaba quedarme eternamente en ese momento. Creo que la paz fue tal, que hasta tuve un momento de meditación y todo. 
—Entonces... —Volteó a verme con sus preciosos ojos marrones—. ¿Te gustó la chacra?
—Me encantó, cada rincón tiene su encanto.
—Me alegra mucho —Me abrazó con una inmensa fuerza mientras que, susurrando con gran timidez, de una forma casi imperceptible le escuché decir "Cuando te veo relajado, siento que todo vale la pena".
No estoy seguro de si transcurrió mucho tiempo mientras reflexionaba sobre cuál sería mi respuesta a eso, sin embargo, cuando me disponía a dar una respuesta, me percaté de que Enzo ya se encontraba en el dulce abrazo del sueño. La serenidad del entorno parecía haberlo envuelto en un manto de descanso antes de que pudiera compartir mis palabras. Con el pasar de los minutos, la atmósfera apacible y la sensación reconfortante me llevaron también a mí.
82 notes · View notes
bichotaaseason · 3 months
Text
califórnica - blas polidori x modelo!lectora.
Tumblr media
quiero clavar mis colmillos en tu carne, morena. / quiero hacerte el amor en una sala de espera.
Tumblr media
resumen: blas y tú se han visto en sesiones de fotos las veces suficientes para sentir atracción. pero nunca antes con ropa tan provocativa, ni con un director de fotografía que demande acciones tan... provocadoras.
wc: 3.3k
warnings: español neutro (ish), relación indefinida, nsfw (18+), sexo sin protección (chulo en teoría pero no lo practiquen amores), blas con mommy kink!!, risky sex, semi-público, dos idiotas bien pero bien horny.
A/N: eeeem yo usualmente escribo en inglés y para otros fandoms peeero @chiquititamia me dio tremendo brainrot con mommy kink!blas entonces tuve que hacer esto + tengo califórnica en repeat constante. cualquier retroalimentación es muuuy bienvenida ♡
Tumblr media
now playing . . . califórnica - la guasana ciega
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Por lo que Blas conocía de la marca, modelar para Diesel iba a ser… distinto. 
La ropa era de denim mayormente rasgado, con acentos en brillantina y colores que iban desde tornasol a neones brillantes. Pero lo que él veía como un mayor desafío era lo provocativo que solían ser las campañas. Cuerpos expuestos y brillantes simulando el efecto de sudor, manos atrevidas que podían hacer que cualquier peatón volteara la cabeza completamente para fijarse bien en el anuncio. 
Aún así, aceptó el contrato, sintiendo su estómago retorcerse por la emoción hacia lo desconocido. Era un reto, un buen reto. Era el tipo de adrenalina que muchos buscaban en las drogas o en la velocidad de un vehículo, sin importar las consecuencias en ambos casos. 
Sentado en el camerino del estudio los nervios disiparon con la música y la plática a su alrededor, su autoestima estaba igual de reluciente que el producto que le aplicaban en su torso desnudo. 
Hasta que entraste tú. 
Al sonido de la puerta, simplemente miró hacia un lado sin mover la cabeza, todavía concentrado en la manera que se movían los dedos de la estilista para definirle los rizos. Pero la voz de la directora creativa hablando directamente con él hizo que, por respeto, volteara su atención hacia el umbral desde que dejaron de trabajar en su aspecto. 
La mujer te presentó como su compañera del día, riéndose que debían actuar como pareja, y como respuesta su garganta se secó significativamente mientras dabas pasos lentos pero seguros hacia el. 
¿Era su imaginación o estudio estaba más caluroso? Según el recordaba el efecto del sudor era por maquillaje. 
Lo saludaste con una cierta felicidad, esperando que te recordara de otras sesiones pasadas que compartieron. El recordatorio de tu nombre se deslizó de tus labios como un cántico de los dioses, tu sonrisa más brillante que cualquiera de los productos colgados en perchas y modelos que se tomaban sus fotos antes que ustedes. 
Si no estuviera tan hipnotizado se hubiera dado cuenta la manera en la que tus labios se curvaban, convirtiendo tu sonrisa dulce en una con intenciones más profundas. También se hubiera dado cuenta como tus ojos examinaban cada centímetro de piel expuesta de su torso antes de que debían volver a su puesto; tú teniendo que ser arrastrada a otra silla a comenzar de inmediato con tu maquillaje. 
En ese momento, mientras veía de reojo por el espejo como te quitabas la camiseta oversize para quedarte solamente en el sostén de una tela casi transparente, Blas empezó a sacar las cuentas; ¿cuándo había sido la última vez que había cogido? No debió haber sido hace tanto, al menos no lo suficiente para sentirse así de caliente. 
Tuvo que empezar a recordar escena por escena la primera película de Shrek para poder disipar cualquier posibilidad de una erección. Tantas mujeres que había visto usando solo un par de pantysitos, y nadie había sacado una reacción tan adversa dentro de él. 
Pero para su alivio— proseguido por horror— pronto estaba a tu lado de nuevo, estilistas dando los últimos retoques. El solo portaba unos jeans anchos que dejaban ver el elástico de la ropa interior de la marca y un tank blanco demasiado cropped para su gusto, pero tus piezas consistían en unos jeans que parecían esculpidos a tus piernas y un micro top de la misma tela que apenas sostenía y cubría tus pechos en la posición perfecta. 
Él sabía que debía mirar hacia el techo durante la espera, pero tu voz simulaba un ronroneo mientras intentabas sacarle conversación, saber más de cómo estaba desde la última vez que se vieron. Su mirada se dirigía hacia abajo para mirarte, hasta con tacones el te sacaba una diferencia de tamaño, y por ahí mismo le daba una ojeada a tu escote. La piel brillante bajo las luces profesionales simplemente hacían que se le aguara más la boca. 
Y de nuevo a rogarle a su mente que empiece a relatar Shrek, esta vez la segunda película. 
Observaste su sesión en solitario de reojo; no eras tonta. Te diste cuenta como te examinó de arriba a abajo el momento que pisaste el camerino, y te pareció simplemente adorable. 
Tu adición a la campaña fue repentina; una de las modelos originales no contestaba el teléfono el día antes, y tu agente siempre había sido muy oportunista. Se sintió como si los astros se hubieran alineado para tu participación, considerando que la otra sesión que tenías había sido movida para el día siguiente. 
Saliste de tus pensamientos al oír al director preguntar por ti, indicando tu entrada junto a tu compañero frente a la cámara. Blas escuchó atentamente las indicaciones antes de posar, aprovechando lo apropiado que se consideraba tocarte en esta situación. 
Sus dos pares de cejas se fruncieron cuando el director creativo mandó a detener por un momento el trabajo, indicando a una asistente algo y apuntándote. 
“¿No le habrán enseñado en su casa que es de mala educación apuntar a los demás?” Le comentaste a Blas en voz baja, mirando hacia arriba para notar la manera en la que te miraba embelesado. El no pudo evitar reírse, el sentimiento de emoción propagándose como una enfermedad hacia ti, uniéndote en sus risitas. 
El fotógrafo captó algunas tomas de esa escena genuina antes de que un asistente viniera a tu lado. 
A Blas nunca se le había muerto una risa más rápido seguido del momento que presenciaron sus ojos; una corta conversación mientras la asistente te ajusta la tanga que traías para que los hilos sean visibles por encima del borde del pantalón que reposaban en tu cintura baja, la diminuta D brillaba bajo las luces. 
“Ahora si; esta vez, denme más pasión.” El director del rodaje comenzó. “Como si se quisieran arrancar la ropa uno al otro.” 
“No debo fingir mucho, no.” Tu voz era apenas un hilo de lo que era hace unos minutos cuando conversaban, pero Blas logró entender perfectamente lo que decías. Su garganta volvió a secarse, pero estar de frente a la cámara le da un cierto delirio de grandeza que no pudo controlar. 
Su mano ya se encontraba ubicada en tu cadera, y lo miraste cuestionante al sentir el movimiento de su tacto. No pudiste evitar el rubor que te subió a las mejillas al sentir como jugueteaba con uno de los hilitos de la tanga negra, recibiendo elogios del fotógrafo. 
Bajo el pretexto de brindar una mejor toma estiraste tus brazos para reposar en su hombros, tu espalda curveando para descansar tu pecho en contra del suyo. La manera en la que te miraba resultaba intoxicante, su mano soltando la tira para deslizarse dentro del bolsillo trasero del pantalón. 
“Van muy bien chicos, necesito una toma de los dos de frente antes de seguir contigo, dulzura.” El director se refirió a ti, pero aún así ambos asintieron ante las órdenes. Un quejido amenazó con salir de tus labios al momento que no sentiste su tacto en tu piel, pero obviamente resististe, dejando su mirada mientras te volteabas. 
Las primeras tomas fueron con poses rígidas antes de volver a la corriente artística de la marca, las indicaciones que recibieron fue aún más atrevimiento. Pegaste tu espalda cerca a la suya, tu cabeza reposando contra su hombro. Las palabras de agrado y aliento para dar más. Más pasión, más lujuria. 
Sentiste su brazo cruzar a través de tu pecho para mantenerte cerca, justo antes de inclinarse y hundir sus dientes en la piel de tu hombro. El director silbó complacido, pidiéndote mantenerte seria mientras mirabas directamente hacia la cámara con tus dedos colándose entre los rizos, para luego pedirle a Blas que dirigiera su mirada hacia arriba. 
Un gemido se quedó estancado en tu garganta, su otra mano reposando en un punto vulnerable de tu abdomen expuesto. Pero antes de que pudieras seguir fantaseando, le urgieron a tu compañero que saliera de la toma para captar el resto de las imágenes individuales. 
Seguiste la sesión como era habitual, pero el latido de tu corazón en tus oídos ensordecía las palabras del director. Sentías sus ojos quemando tu piel, pero no dejaste que sintiera la inseguridad cuando caminaste hacia él, asintiendo mientras uno de los asistentes los dirigía hacia una sala de espera. 
“Van a revisar su sesión, si todo está bien, les enviaré a alguien para que les quite las piezas. Cuidado con cerrar la puerta por completo, se queda trabada.” Dijo la muchacha antes de dejarlos entre percheros de ropa y un solo sillón de cuero en el fondo de la habitación. Estarían solos por un buen rato, faltaba el resto de su grupo y revisarán las fotos por si faltaba algo o requerían una sesión grupal. 
“¿Nos sentamos?” Ofreciste, apuntando hacia el mueble con tu cabeza. 
Blas asintió, dejando que camines enfrente de él. Es hombre, sus intenciones eran obvias, y no tenías miedo ni vergüenza en dejárselo saber. “No empieces con el acto caballeroso si lo vas a usar para verme el culo,” 
Te reías suavemente en la manera que quedó pasmado, parpadeando lentamente. “No te pongas tímido ahora, muñeco.” De nuevo tu voz salió como un ronroneo, y de nuevo se le secaba la garganta. 
Sus ojos escaneaban como cruzabas las piernas, tu mano daba palmaditas al espacio vacío al lado tuyo en el mueble. Lo mirabas atentamente cómo tomaba el lugar, sentado de la misma manera que tú para mirarte directamente. 
“¿Por qué tan tímido ahora, hm?” Tu mano se extendió para tomar su cara entre tus dedos. “Frente a la cámara te sentías muy seguro agarrando mi tanga.” 
Blas te miraba hipnotizado, como si fuera un pobre marinero hechizado por un canto de sirena. Notaste de inmediato cuando sus ojos bajaron hacia tus tetas, sacando una risa burlona de tus labios. 
“Mis ojos están aquí, ¿eh?” Sus mejillas se tiñeron de un rojo más profundo ante tu comentario, y sentías bajo tu pulgar como se le calentaba la piel. 
“Perdón.” Fue lo único que le salió decir, sus ojitos dulces mirándote con una aparente inocencia. 
“¿Por qué te disculpas, bebé?” Tu voz era dulce, contrario al pulgar que trazaba una línea en su labio inferior. “Ambos sabemos que no estás arrepentido.” Te acercaste más, tu otra mano reposaba sobre su erección, restringida por los jeans. 
“¿O me equivoco?” Lo miraste a través de tus pestañas, parpadeando lentamente. Notaste como tragó en seco, antes de asentir. “Usa tus palabras, nene.” 
“No,” Su voz salió como un suspiro, y la manera en la que tu cara se llenó de satisfacción y orgullo lo hizo sentirse aún más caliente. 
“Que bueno eres,” Elogiaste, viendo como se inclinaba más hacia tu tacto. Tu sonrisa se anchó al ver como partía sus labios para tomar tu pulgar entre ellos, succionando tímidamente. “E inteligente.” 
“Gracias,” El mismo tono de voz resonó en la habitación mientras sus ojos no se apartaban de los tuyos, y tú solamente podías sentir un cosquilleo en tu abdomen bajo. 
Para su desgracia, tus manos volvieron a tu costado, e intrigado observó cómo te levantabas del mueble. ¿Había hecho algo mal? Blas se preguntaba, el sonido de los tacones llenaba el silencio de la habitación. 
Hasta que te apoyaste en la puerta, cerrándola completamente. 
“Oops,” Te encogiste de hombros con una risita, prácticamente trotando de vuelta hacia el. Tu risa era contagiosa, pero te miraba un poco confundido. 
“¿Vas a dejar la timidez ahora? Soy solo yo.” Cuestionarse mientras prácticamente te le trepabas encima, sentándote en su regazo, una pierna a cada lado de su cuerpo. 
‘Ese es el problema’ pensó, pero respondió con cierta seguridad. 
“Creo que sí,” admitió con un poco de vergüenza, sus manos dirigiéndose a tus costados, sintiendo una calidez en su pecho por tu aprobación. 
“Me avisas; si no, saco una cámara,” Bromeaste— pero si él quería, no era broma— antes de inclinarte aún más cerca de sus labios, permitiéndole cerrar la corta distancia entre ustedes. 
Blas no desperdició ni un segundo, con miedo a que te arrepintieras, como si no eras la que estaba haciendo toda la gestión para seducirlo. Sus besos eran desenfrenados, demostrando toda su desesperación. El estado de frenesí que envolvió su mente prácticamente hizo que sus manos tomaran vida propia, dedos largos hundiéndose en la piel de tus caderas, jugando con la pretina del pantalón. 
Soltó un quejido cuando tus labios partieron de los suyos, pero sus quejas quedaron opacadas por la sonrisa gigante que se amplió en su cara cuando tus manos alcanzaron los dos botones que mantenían a la excusa de blusa en su lugar. No pudiste evitar soltar una risa; nunca habías visto a nadie tan hipnotizado ante tener tus tetas de frente. 
“¿Qué pasa?” Preguntaste genuinamente, empezándote a preocupar. Tus palabras sacaron a Blas de su trance, las manos que ocupaban su lugar en tu cintura delineando tu torso antes de colocarse suavemente en la piel suave de tu pecho, suspirando. 
“Están preciosas,” Su voz se mezcló con una exhalación, inclinándose para besarte el cuello. Pronto, sus afectos empezaron a descender por tus clavículas para finalmente plantarse en tus pechos. La manera en la que su lengua jugueteaba con tu pezón era suficiente para que tu columna se curvara, brindando un mejor ángulo. Su otra mano jugueteaba con el otro, y ahí decidiste prestarle atención al segundo latido que habías desarrollado, colocando una de sus piernas entre las tuyas. 
Notaste que soltó un gemido por la vibración en contra de tu pezón cuando empezaste a moverte en su muslo, sin darte cuenta que tu rodilla estimulaba contra el bulto en su entrepierna. Era una sensación de alivio momentáneo, pero te concentraste más en notar como tu compañero se encontraba más placer en comerse tus tetas. Al llegar a esa conclusión fue como si un bombillo se encendió en el tope de tu cabeza, y decidiste halar más coraje para tantear en tus sospechas. 
“¿Te gustan, bebito?” Preguntaste entrecortadamente. “Cualquiera cree que tienes días sin comer,” Prestaste atención a su reacción, considerando que estabas solamente probando las aguas. 
Él se limitó a asentir, ojos suaves mirándote por un segundo antes de cambiar de lado. “Respóndeme, si te quedas ahí pegado todo el tiempo te vas a quedar sin respirar.” Lo desafiaste, agarrando su mandíbula con tu mano. 
“Si,” Ahora era su turno de ronronear, parpadeando rápidamente con dulzura como lo habías hecho antes. 
“¿Si qué?” Si querías adentrar solamente la puntita de tus dedos al agua de tus sospechas, ahora estabas prácticamente hasta la cintura en ella, lista para sumergirte. Era como si su mente se había descompuesto por un momento, la nuez de Adán tan pronunciada en él rebotó mientras tragaba en seco, viendo como tu mano agarraba su duro miembro aún cubierto por el asfixiante denim. 
“Sí, mami.” Su voz bajaba otro decibel y no hubieras percibido las palabras que dijo con tanta vergüenza, pero te conformaste por ahora. 
“Tan lindo,” Tu voz salió como un dulce arrullo mientras tu mano jugaba con el cierre del pantalón, y él se apresuró a ayudarte a deslizarlo lo suficiente hasta abajo. 
Empezaste a tocarlo por encima de la ropa interior, viendo como echaba su cabeza hacia atrás, sus caderas se levantaban por la desesperación. “Por favor…” El gemía suavemente, sus plegarias evidentes en lo que necesitaba. 
Pero tú decidiste fingir demencia, levantando una ceja. “¿Hm, por favor qué?” Él te miraba como si estuvieras loca, pero al mismo tiempo con cierta obsesión en la manera que le hablabas. 
“Mami, por favor.” Rogó entre respiraciones entrecortadas, y no pudiste hacer más que quitarte de su regazo. Sabías que rogaba para que lo masturbaras, pero el miedo de manchar los jeans que costaban más de cien pavos era demasiado. 
Blas observó cómo te desabrochaste el pantalón, su miembro prácticamente palpitando al ver cómo te quedabas usando única y exclusivamente la tanga negra junto con los tacones que se te asignaron para la sesión. 
En ese momento, él juraba que se podía morir ahí mismito o que quizás ya tuvo un derrame y todo esto son delirios por la falta de oxígeno. Confirmó que no cuando te colocaste de nuevo en su regazo, tus manos actuaron lentamente para quitarle la pieza de ropa interior, ya manchada por el líquido preseminal que rodaba cálidamente por su punta. 
“Mírame,” Comandaste mientras movías la tanga hacia un lado, rozando su punta con tu entrada. El obedeció sin ninguna queja, labios ligeramente separados, los cuales dejaron escapar un gruñido bajo al sentir la calidez que proporcionaban tus paredes. 
“¿Se siente rico, hm?” Suspiraste, intentando suprimir un lloriqueo ante la profundidad de su miembro. No podías enseñar ninguna debilidad cuando lo tenías comiendo de la palma de tu mano. No era el más grueso, pero tenía una leve curvatura que te estaba volviendo loca. 
“Si, mierda—“ Notaste que aprendió a usar sus palabras, y eso fue suficientemente bueno para que movieras tus caderas en un círculo, la acción sacando gemidos de ambos. 
Tu mente se ausentó de la realidad, olvidando completamente que en la habitación posterior había un sin fin de personal y modelos por igual, dejandote guiar por el placer de por fin saciar tu deseo por el muchacho debajo tuyo, después de tantas sesiones compartidas en las que él se dejaba influenciar severamente por su timidez y no daba el primer paso. 
La manera en la que empezabas a subir y bajar la longitud de su miembro lo estaba volviendo loco, y tuvo que ocupar su mente en otra cosa para no acabar en ese preciso momento, sus dedos hundiéndose en tu cadera de una manera que te preocupaba si iba a dejar alguna marca. Pero dedujo de la manera en la que tus cálidas paredes lo apretaban que te encontrabas en una situaciónn similar. 
“Déjame ayudarte, mamita,” Blas dijo gentilmente, notando la manera en la que tus rodillas falseaban, el ritmo con el que empezaste había ido disminuyendo significativamente. 
Asentiste, dejando que él mismo fuera el que te tumbara para recostarte en el sillón de piel, la sensación de la tela pesada era ligeramente asfixiante. Aunque eso no perduró mucho desde que Blas te volvió a penetrar, forzando al aire de tus pulmones a comprimirse significativamente. 
No pudiste evitar rodar tus ojos hacia atrás, tus uñas— hechas a la perfección para la sesión— hundiéndose en sus brazos para descargar el placer abrumador que llegaba a cada esquina de tu ser. 
“Sigue así, se siente muy rico,” El elogio salió como algo cercano a un lloriqueo, y ya no podías aguantar más. 
“¿Dónde?” Logró preguntarte dentro de su propio placer cegador, y no tuviste que pedir ni una onza más de contexto para reclamar. 
“Dentro.” Las palabras que salieron de tus labios parecían demasiado buenas para ser verdad; aún así, Blas no iba a desaprovechar la oportunidad y siguió tu mandato sin queja alguna, pintando de blanco cada curva de tu interior. 
Colapsó encima tuyo, y tú no tuviste más remedio que arrullarlo en tu pecho, murmurando palabras dulces mientras ambos se recomponían. 
Justo ahí, sonó la puerta. “¡Se quedó estancada otra vez!” Pudieron oír a uno de los asistentes anunciar del otro lado mientras prácticamente volaban para volver a ponerse la ropa. 
“¿Qué vas a hacer después de aquí?” Blas rompió el silencio mientras ambos observaban y escuchaban como intentaban forcejear la cerradura de la sala de espera con un cierto aire espeso comparado al que había a la llegada de ambos. 
Lo miraste con curiosidad, alzando una sola ceja como modo de respuesta. “¿Salimos a cenar?” 
Tu sonrisa, la que era realmente genuina, hizo que se le ablandara el corazón. Tu movimiento de cabeza para asentir fue más que suficiente para que se inclinara, demandando un beso, compartiendo tu misma expresión de júbilo. 
47 notes · View notes
depoesiaypoetas · 5 months
Text
No espero a alguien que guste de Fito, pero que le suba cuando he empezado a cantar. No espero alguien que quiera pepinillos, pero que los pida en su pan para dármelos. Alguien que sepa del chocolate con leche, de las aceras, de las canciones fuertes en carretera; de las heridas, y que las vea con cariño sin tocarlas, o que las toque como bálsamo. Que se discuta con asertividad, sin subir la voz, sin marcar territorio, sin miedo pero sin intimidación. Un lugar seguro, un puerto, un faro. Un abrazo en días de lluvia, un "quédate si quieres, que yo quiero", una canción de Almendra a medio volumen, una mano para cruzar la calle, un consuelo en pesadillas, semillas, no flores, calma, no euforia, paz, alivio, dulce de leche, consuelo, un búnker...
Clara Ajc
133 notes · View notes
yurnu · 2 months
Note
Lo que más me gusta de adam es lo versátil que muchos artistas trabajan con el, puede ser gordito, musculoso, delgado, joven, angel, pecador, bastante masculino o femenino pero aun así es algo que se siente bastante natural y con su misma personalidad. Crees que viv se sorprendió de lo popular que es el personaje? El fandom latino, asiático lo amamos y por la cantidad de fic que veo de el también de habla inglesa lo aman.
Amo a los adam de tus aus
Es que Adam es un hermoso lienzo en blanco con el cual puedes trabajar a tu gusto, pero BIEN, como el Adam de ROR, quien diría que un Nipón haría mejor trabajo interpretando a Adam que los de este lado del continente.
Supongo que Viv se sorprendió con el amor que estaba recibiendo Adam. Ya que ella (según yo me enteré, puedo estar equivocada, corrijan porfa) se inspiro en su padre para hacer su actitud y era más que obvio que Adam fue hecho para ser odiado (al menos su actitud)
Pero Adam se siente tan... Humano (ahre) Tiene sus defectos, sus errores, MUCHOS traumas y su odio es más que justificado.
Y eso lo hace identificable en cierta manera.
Por eso, en mi más humilde y pendeja opinión Adam es el MEJOR personaje que todo los de ese elenco culero. No por tener un diseño bonito, sino porque se siente humano.
¡DON VERGOTAS POR SIEMPRE, BOLUDO!
(y por eso agradezco que lo durmieran, lo hubieran agarrado como alivio cómico o lo hubieran hecho insoportable para que los demás queden bien).
25 notes · View notes
danielac1world · 4 months
Text
Inconsciente individual.
¿A esto sabe la soledad?.
Tengo frío, y quizás, de golpe, 10 o 15 años menos...hago un refugio con las sábanas, y exploro muy al fondo de la oscuridad, las caricias al alma, que no me pudieran dar.
Es curioso, aún no es domingo y ya tengo el corazón hecho jirones como retazos de tela sin destino, mi estómago sube y baja mientras respiro, los pies duelen de tanto caminar, o de esperar alivio; entre cierro los ojos y cuento mis pestañas... creo que ya no sé ni contar, pero nunca fui de números, en los sueños no necesitaba calcular los metros que quería volar, ni cuanta agua hasta el cuello iba a resistir en medio del mar. ¿Y Ahora?, ahora estoy muerto de miedo, y los datos... siguen sin importar, solo sé que afuera el viento sopla fuerte, y golpea, una y otra vez, el cristal de la ventana queriendo vencer el sueño de las rejas, para poder entrar.
Y lo sé, quién habla de tristeza habla también de un cuerpo que resiste, este recipiente está tan fatigado, que hasta duelen los dientes. A veces me pregunto como lo arrastro a tantas partes del mundo, y aún, sigue temblando de frío, como lo destruyo para llegar entre los acantilados alcanzables del desear, y aún, sigue sintiendo amor... si de algo puedo jactarme, es que por suerte o desgracia trágicomica de la vida, la piel no se gasta con las caricias, ni con las mordidas, al fin y al cabo, este cuerpo un poco maltrecho, es mi única conexión con lo que a gritos, el alma quiere... una caricia infinita para no decir adiós nunca, o para creer, una única vez, en algún dios (o por ejemplo, se me ocurre, para llegar a salvo, al primer domingo del mes).
-danielac1world ~Lunes por el sábado a la tarde~
33 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 1 month
Text
Lejos del Sol (Quema de Amor) - Esteban Kukuriczka
Tumblr media Tumblr media
+18! Dom!Esteban. Biting, (alusión a) belly bulge, choking, (posible) dacrifilia, (breve) degradation, dirty talk, (mención de) marking, sexo sin protección, somnofilia, spitting, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Buenos Aires, 17:53
Los últimos rayos de sol iluminando la cocina te permiten ver las infinitas e inevitables partículas de polvo danzando en el aire. El pensamiento te hace arrugar la nariz y, cuando tu expresión llama su atención, tu novio sigue la dirección de tu mirada para encontrar el motivo de tu disgusto.
Él no se fija en el polvo, sólo en la luz, extendiendo su brazo para que lo ilumine como un reflector y moviendo sus dedos.
La acción te saca de tus pensamientos y lo imitás con una pequeña risa que interrumpe el silencio reinante en la cocina. Te sonríe, su mano todavía suspendida en el aire busca la tuya con un gesto que sólo podés catalogar como dramático, y su índice señalándote -probablemente con intenciones de evocar una famosa pintura- te hace reír nuevamente.
-El café- dice antes de que el sonido de la cafetera los sorprenda a ambos-. ¿Servís vos...? Ya vengo.
Es un sábado extremadamente aburrido, tranquilo, pacífico, y la mayor parte del día estuvieron acurrucados entre las sábanas, con tu cabeza descansando sobre su pecho y su respiración acompañándote hasta que el sueño te ganó en más de una ocasión. Cuando por fin abandonaron la cama, cerca de la hora del almuerzo, lo hicieron con movimientos lentos y perezosos.
Moviéndose en silencio, siempre cerca del otro, prepararon el almuerzo y ocuparon sus respectivas sillas en la mesa. El ruido de la televisión en la sala de estar los acompañaba, lejano e incomprensible entre las palabras que intercambiaban, logrando distraerte en algún momento y permitiendo que tu novio arrojara todavía más queso sobre su comida.
Ocultó su sonrisa pícara sin mucho éxito y cuando lo regañaste, argumentando que consumir queso en cantidades industriales no podía ser sano, intentó comprarte con una mueca que debió considerar que sería extremadamente tierna; en realidad -tenías que admitir- lo era, pero su cabello despeinado cayendo en todas direcciones resultaba gracioso y no le fue de ayuda.
-Peinate- suplicaste cuando dijo que tomaría una rápida ducha. Dejó salir un sonido de molestia, una mezcla entre un quejido y un gruñido, pero el esbozo de una sonrisa tiró de sus facciones y antes de marcharse acarició tu brazo por un breve instante.
Cuando abandonó el baño te encontró en la habitación y se arrojó sobre la cama, ataviado únicamente con un bóxer y una camiseta holgada que caía dejando ver uno de sus hombros. Observó en silencio tu indecisión a la hora de escoger ropa, sin comprender por qué dudabas tanto entre dos prendas igual de cómodas.
-Podrías haberme hecho compañía, ¿no?- dijo contra el colchón-. Ahorrábamos agua.
-Sí, seguro- negaste, más que consciente de la manera poco ecológica en que terminaban todas las duchas que tomaron juntos.
Regresaste media hora más tarde y él se encontraba profundamente dormido sobre tu lado de la cama, abrazando tu almohada con fuerza. Su cabello todavía estaba húmedo, algún que otro mechón iluminándose bajo esa franja de luz que atravesaba la habitación desde la ventana. Abrazaste su cintura y descansaste tu mejilla sobre su espalda.
Fue un alivio (y en parte una pena) no caer nuevamente en su trampa, pensás ahora y te ponés de pie lentamente. Todavía pueden compartir despiertos los últimos vestigios de la tarde.
Mientras esperás su retorno te encargás del café y te preguntás que estará haciendo. No recordás en qué dirección se desvaneció una vez que cruzó el umbral y no escuchás ruidos que te permitan saber en qué lugar de la casa se encuentra, pero por la expresión en su rostro estás segura de que recordó algo impostergable.
Esteban es así. Siempre.
Tiene la costumbre de interrumpirse a media oración para explicar algún pequeño detalle, relacionado directa o indirectamente con lo que sea que esté diciendo; si recuerda algo o un pensamiento lo invade tiene que expresarlo en voz alta, esperando el momento oportuno para compartirlo, por no mencionar los momentos en que huyó de una habitación corriendo para buscar algún objeto o pertenencia random.
Cuando estás relatando una anécdota suele perderse en el movimiento de tus labios, sostenerte la mirada como si intentara leer tu mente e invadir tu espacio personal como si tuviera la única intención de fusionar sus átomos con los tuyos. El destello en sus ojos todavía provoca que tropieces con las palabras y él jamás parece saber que es el responsable, pero completa tus frases para ayudarte a retomar el hilo.
Observás en trance las tazas y los hilos de vapor dibujando espirales, esfumándose en el aire, recordando todos esos pequeños detalles mientras la luz del sol continúa derramándose por toda la habitación, iluminando la cerámica blanca y las plantas.. Y entonces llega a tus oídos el sonido de sus pasos acompañados por una melodía que reconocés con facilidad.
Volteás en el momento exacto en que entra en la pequeña cocina y su sonrisa es inmensa, brillante y cautivadora. Comienza a caminar hacia vos con pasos rítmicos y tu expresión de resignación, como si estuviera por torturarte, lo hace soltar una carcajada.
Esteban gira sobre sus talones con una energía impropia del día y de la hora antes de extender una mano en tu dirección. Tu resistencia comienza a desmoronarse y te sentís presa de la fluidez con que su cuerpo en constante movimiento, elegante pero aún así desenfadado y perfectamente sincronizado con la canción, provoca que su ropa se arrugue y su cabello dorado baile.
-Dale- insiste y cruzás tus brazos sobre tu pecho-, no seas mala.
-Estoy cansada- decís para escapar de su invitación-. Y se va a enfriar el café…
Resistirte es cada vez más difícil porque tu cuerpo comienza a seguir la música en contra de tu voluntad y ocultarlo es imposible. Tus manos están ahora entrelazadas, todavía fingiendo estar en una profunda negación, pero el sutil vaivén de tu figura es delator y una sonrisa comienza a crepitar en tus labios.
Esteban extiende su otra mano y, cuando por fin aceptás con una risa, tira hasta que te rendís contra su pecho. Colocás tus manos en sus hombros y toma tu cintura para guiarte, tus torpes movimientos volviéndose más naturales luego de unos segundos y sincronizándose con los suyos, que parecen insistir con guiarte hacia la sala de estar.
Tus movimientos se tornan más seguros y la armonía de sus risas se entremezcla con la canción. Esteban te hace girar, siempre sosteniendo tu mano, y cuando su mirada vuelve a encontrar la tuya estás segura de que no existe en el mundo un mejor lugar que este, repleto de amor y complicidad, intimidad y alegría.
El mundo exterior parece desvanecerse y el tiempo detenerse mientras ambos continúan bailando. Sus sombras se proyectan sobre la alfombra y los muebles, cada vez más largas y también más cercanas la una de la otra por el espacio ahora inexistente entre sus cuerpos.
Sus respiraciones se entrelazan.
-¿Sabías que Bill Withers era tartamudo?- pregunta en un susurro.
Intentás contenerte pero se te escapa una carcajada.
-¿Qué tiene que ver eso?
-Nada- contesta con una risa.
Deshace el abrazo y te deslizás por toda la sala, más segura, más relajada, más perdida en el amor que deja entrever su expresión. Esteban te sigue, prácticamente pisándote los talones, aplaudiendo mientras cuenta tus giros y observa los saltos que te hacen perder el ritmo.
Adaptándose a tus movimientos pero todavía dándote el espacio suficiente vuelve a tomarte de la mano. El impulso de sus pasos te hace girar con él y en más de una ocasión tropiezan, arrastrándose mutuamente pero recuperándose en un parpadeo y retomando el baile.
Cuando te atrapa entre sus brazos sentís su respiración, el subir y bajar de su pecho contra tu espalda, pero te distraen sus labios en tu mejilla y el roce fugaz de estos contra tu oreja. Te dejás llevar por sus pasos lentos, mientras tararea la canción en voz baja, con un susurro que es sólo perceptible para tu oído.
Girás para poder ver su rostro y él descansa su frente sobre la tuya. Repite la letra de la canción sobre tus labios una y otra vez y sin importarle que sus pasos pierdan velocidad, porque sólo puede pensar en los lugares donde su cuerpo hace contacto con el suyo.
-El café- le recordás, lamentando interrumpir el momento-. Ya debe estar frío.
-No creo.
Vos creés en su palabra.
05:47
Lo primero que sentís cuando despertás son los dedos de Esteban deslizándose  por tu abdomen y finalmente encontrando hogar en la delicada piel de tu cadera. No importa cuánto tiempo lleven juntos y tampoco cuánto te toque, sus dedos todavía te hacen cosquillas.
Lo segundo que notás son sus labios sobre tu cuello y, por último pero no menos importante, su erección caliente entre tus piernas y acariciando tu centro. Un grito débil deja tus labios cuando sus dientes capturan tu oreja, sincronizados con su punta golpeando tu pequeña entrada.
-Perdón, mi amor, no quería despertarte- se disculpa con voz ronca.
Suspirás y reprimís una sonrisa.
-¿No podías esperar un ratito?
-No- besa tu mejilla-. ¿Querés volver a dormir?
Es una pregunta de doble filo.
-No.
-Ya sabía- ríe contra tu piel y temblás-. Me vas a dejar hacer lo que quiera, ¿no?
Su mano recorre tu costado, su palma dejando un rastro de fuego en cada parte de tu ser que toca, para luego deslizarse sobre tu abdomen hasta detenerse cerca de tu clítoris.
No deja de moverse para utilizar tus pliegues y muslos para satisfacer su necesidad; estás segura de que de bajar la mirada, con ayuda de la escasa luz filtrándose por la ventana, verías su punta –y más, considerando su tamaño- asomándose.
Reprimís un gemido cuando sentís la excitación brotando de tu cuerpo, su miembro ahora brillante esparciéndola por tu piel junto con sus propios fluidos, cada vez más abundantes.
Te dejás caer aún más sobre su pecho, buscando más contacto, y él parece complacido por el gesto porque te recompensa jugando con tu clítoris. Jadeás y empujás tu cadera contra su pelvis.
-Más.
-¿Ya?- pregunta con tono burlón y asentís-. No sé, no contestaste lo que te pregunté.
-¿Qué…?
-¿Me vas a dejar hacer lo que quiera?- repite. Ejerce todavía más presión con sus dedos y dejás salir un sonido similar a un quejido de dolor.
-Sí, sí.
Ignora tus protestas cuando deja de tocarte y acaricia la parte posterior de tu muslo antes de sujetarlo con fuerza, obligándote a levantar la pierna para tener mejor acceso.
Sus largos dedos terminan de empaparse cuando los dirige hacia tu entrada, rodeándola con cuidado, tanteando antes de introducirse con suavidad y delicadeza en tu interior.
Tu cuerpo lo recibe sin más.
-Mirá cómo estás.
No tenés oportunidad de chequear por tu cuenta porque lleva ambos dígitos a tus labios: permitís que los deslice sobre tu lengua y succionás con fuerza para provocarlo, bañándolos con tu saliva ante su silenciosa pero evidente orden.
Luego de unos minutos y un tercer dedo sumándose, estirando tus labios todavía más, los retira y regresan a su habitual lugar.
-Ya está, ya está- intenta calmarte cuando te quejás.
Roza en tu interior los puntos que te hacen estremecerte y pronto tus gemidos son lo único que escucha junto con su respiración cada vez más descontrolada. Arrastra sus dientes entre tu cuello y tu hombro, sobre ese lugar con el que tiene una obvia fijación, mientras continúa tocándote con intención de volverte un desastre.
No estás segura de poder resistir mucho más.
-Dale, amor- suplicás-. Estás…
Estás tardando, querías decir, mucho. Esteban no te permite completar la frase porque comienza a mover sus dedos con, curvándolos hacia arriba y torturándote con la precisión de sus caricias, prácticamente obligándote a olvidar tus pensamientos sobre su tardanza.
En tu desesperación te empujás más contra su cuerpo, caliente y también desesperado por vos, sólo para poder sentir su erección palpitante contra tu piel.
Ataca tu cuello con besos húmedos, suspirando y murmurando palabras que tu cerebro cada vez menos coherente ya no comprende, y cuando buscás su miembro él aparta tu mano para centrarse en tu cuerpo sin distracciones.
Te aferrás a las sábanas, presa de sus dientes marcando tu hombro y de sus dedos abusando de tu interior, hasta que unos minutos más tarde cubre tu boca con su otra mano para silenciarte mientras un violento orgasmo sacude tu cuerpo.
La intensidad de la sensación te hace llorar, cortándote la respiración y deshaciendo los últimos pensamientos que habitaban tu mente.
-Quieta- ordena cuando intentás alejarte.
No tenés la fuerza necesaria para tolerar el placer una vez que se vuelve insoportable, amenazando con regalarte otro orgasmo, y tampoco tenés la fuerza para batallar con él mientras termina de prepararte para recibirlo en tu cuerpo.
Simplemente te dejás hacer y sollozás contra su palma.
En un rápido movimiento reemplaza sus dedos por la punta de su miembro. Tu cuerpo todavía sensible y su tamaño son una combinación que no falla en hacerte delirar, seguro, pero también te hacen morder tu lengua para soportar el ardor de la penetración mientras él intenta consolarte.
Tu mano tira de su cabello en cuanto continúa deslizándose en tu interior, haciéndolo gemir y provocando que sus movimientos hasta ahora delicados pierdan el ritmo. Introduce los últimos centímetros de manera brusca y protestás, tu voz todavía ahogada por su mano, mientras él entierra su nariz en tu cabello para embriagarse con tu perfume.
Estás más que segura de que también intentaba disimular un gemido y, cuando por fin descubre tu boca –arrastrando sus dedos entre tus labios, humedeciéndolos y luego manchando tu mejilla con tu saliva-, intentás burlarte como suele hacer con vos.
-¿Qué pasa?- intentás disimular el temblor de tu voz-. ¿Estás desesperado?
Sus uñas enterrándose en tu cadera son la única advertencia que recibís antes de que te sorprenda con la fuerza de sus embestidas. El impacto entre ambos cuerpos resuena entre las cuatro paredes, opacando el resto de sonidos cotidianos que llegaban a tus oídos.
La mezcla entre tu humedad y su excitación es evidente cada vez que vuelve a enterrarse en vos y tus gemidos descontrolados te resultan en extremo humillantes considerando la pregunta que hiciste. Intentás recobrar la compostura, fingir que sus acciones no te afectan tanto para no darle la satisfacción, pero podés sentir su sonrisa cuando pregunta:
-¿Qué decías?
El tono de su voz te hace temblar e inconscientemente empujás tu cadera contra su pelvis en busca de más.
Su respuesta es rodear tu cuello con su brazo, inmovilizándote y dejándote sentir la tensión en sus músculos, mientras reafirma su agarre en tu cadera para seguir con su brutal ataque. Sabe cuánta fuerza necesita emplear para privarte de oxígeno y lo demuestra presionando de manera experta sobre los lugares justos.
Con cada golpe su punta toca tu cérvix, la sensación en combinación con la presión sobre tu cuello permitiéndote saborear un orgasmo cada vez más cercano, y su respiración bañando tu piel cada vez que jadea sólo empeora la situación.
En caso de mover su mano unos centímetros, Esteban podría sentir en tu abdomen bajo la profundidad de sus embestidas y torturarte utilizando sus largos dedos o su mano.
Eso es justo lo que hace luego de rozar tu piel con sus uñas.
-Mirá- toma tu mano, posicionándola y cubriéndola con la suya-. Acá estoy…
Tus músculos se contraen sobre él y tu visión se nubla. El orgasmo te hace gemir con fuerza, olvidándote por completo de la hora y de los vecinos, los dedos de tus pies se contraen por el placer y el calor que recorre tu cuerpo desde tu centro quema.
Esteban no deja de moverse, prolongando tu clímax sin importarle tu sensibilidad o tus uñas enterrándose en su brazo –todavía sobre tu cuello-, ignorando los espasmos que sacuden tu cuerpo.
Cuando por fin se detiene, unos minutos más tarde y sólo luego de ver que comenzás a desesperarte por la sobre estimulación, te concede unos pocas respiraciones para recuperarte antes de arrojarte sobre tu espalda y terminar de arrancar las prendas de tu cuerpo.
Se posiciona entre tus piernas, separándolas sin importarle tu flexibilidad, y desliza su miembro ardiente entre tus pliegues brillantes.
-¿Querés más?- su expresión es seria y cautivadora. Asentís, todavía sin palabras y perdida en él, en su rostro y en su cuerpo, pero eso no es suficiente-. Decime, ¿querés más?
-Sí, por favor.
-¿Qué querés?- empuja contra tu entrada y cuando no obtiene respuesta golpea con su mano sobre tu clítoris. Entre dientes, repite:- ¿Qué querés? Contestá, dale.
-A vos, Kuku, por favor- otro golpe. El calor de tus mejillas es nulo en comparación con el calor entre tus piernas y, sin importar la vergüenza que sentís, contestás con las palabras que tanto quiere oír:- Quiero tu pija, por favor.
El tormento no cesa allí.
-Sos una putita, ¿no?- jadeás-. Mi putita.
-Sí…
-Decilo- se desliza en tu interior hasta ver desaparecer la punta de su miembro y con su pulgar comienza a dibujar círculos sobre tu clítoris. Tu gemido, más agudo de lo usual y patético, te sorprende. Su miembro palpita-. Decí que sos una putita.
Cerrás los ojos en busca de valor para hablar. Humedecés tus labios.
-Soy una putita.
-¿Y de quién sos?
-Tuya.  
Un sonido grave y gutural deja su garganta cuando tus paredes, imposiblemente cálidas y más húmedas que antes, vuelven a cerrarse sobre él. Se arroja sobre tu cuerpo y el nuevo ángulo te hace ver las estrellas, cada centímetro y cada vena que recorre su miembro estimulándote y provocando que las lágrimas caigan en cascada por tus mejillas.
-Mirame.
Tus párpados son pesados y tus pestañas brillan cuando te encontrás con la profundidad de su mirada. Los centímetros que los separan son prácticamente inexistentes y antes de comenzar a contar sus pecas o nombrar los colores que decoran la paleta de sus irises -en un absurdo intento de mantenerte cuerda-, tus dedos rozan su pómulo y su mejilla.
Tu pulgar traza su labio inferior suavemente, como si su miembro no estuviera haciéndote temblar o sacudiendo tu cuerpo sobre el colchón con la fuerza de sus embestidas, pero esta es una acción que dura milisegundos. Mueve su rostro sin precio aviso, obligándote a retirar tu mano, y escupe sobre tus labios entreabiertos antes de besarte.
Mientras te dejás llevar por sus besos hambrientos podés sentir la desesperación emanando de su figura y el constante palpitar de su miembro, siempre tan adictivo y la causa de tu perdición en más de una ocasión.
Tus piernas abrazan su cadera y él suspira contra tus labios para luego recostar su frente sobre la tuya.
-Estás muy apretada- susurra como si fuera una confesión. Tomás su mejilla y se deja caer contra tu mano-. Me encantás.
-Vos también me encantás- contestás entre suspiros.
Un gemido llega a tus oídos en el momento exacto en que su ritmo se vuelve frenético. Deslizás una mano entre su cuerpo y el tuyo, consciente de tus nervios reclamando tu atención, sin reparar en que ese pequeño primer roce es suficiente para tropezarte con un orgasmo desgarrador.
Tus uñas dibujando sobre su hombro lo hacen gruñir, su voz grave y cargada de deseo presa en su garganta, pero es cuando lo tomás por el cuello para obligarlo a besarte que su orgasmo lo golpea y llena tu interior. El calor de su liberación te hace sollozar contra sus labios y él aprovecha el momento para morder tus labios, tu mejilla, tu cuello, sin contenerse.
Besa las marcas que sus dientes dejaron, su huella, fingiendo no notar algún que otro vaso sanguíneo roto decorando tu piel con tonos de rojo y violeta. Recorre la línea de tu mandíbula mientras las últimas gotas de su semen pintan tus paredes, reclamándote como suya una vez más, marcándote permanentemente.
Unos pocos centímetros de distancia le permiten contemplar tu expresión.
-¿Estás bien?- besa tus mejillas juguetonamente.
Respirás profundamente.
-Muy bien. ¿Vos?
-Perfecto- sonríe-. ¿Puedo…?
-No- lo interrumpís-. Quiero estar así un ratito.
Besa tus labios.
-El tiempo que quieras- promete.
Iría a la guerra por este hombre. Moriría por él. Espero que hayan disfrutado la lectura así como yo disfruté escribir (hace muchas lunas) esta historia para ustedes 🤭
taglist: @madame-fear @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace @lastflowrr ♡
54 notes · View notes