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Perdiste en el momento en que dejaste que te afectara,

cuando le diste poder sobre tu cuerpo y tu alma entera.

Perdiste cuando dedicaste tiempo y esfuerzo a sus momentos,

cuando abandonaste tus sueños, tus propios intentos.

Perdiste al poner sus necesidades sobre las tuyas,

al ignorar tus metas y dejar que su presencia te influya.

Perdiste cuando ignoraste esas señales tan claras,

cuando aceptaste sus rarezas, aunque te lastimaran.

Perdiste cada vez que permitiste lo que te hería,

que dejaste de ser tú por complacer su fantasía.

Y perdiste, no porque amar fuera un error,

sino porque te olvidaste de ti mismo en ese amor.

Perdiste al ceder, al silenciar tu propia voz,

al soportar lo insostenible y no encontrar otra opción.

Y ahora, superar se convierte en un reto amargo,

pero es hora de soltarte y de renacer sin embargo.

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Deja de distraer tu mente con cosas que no aportan,

de darle importancia a personas que no te soportan.

De enfocarte en lo que solo desvía tu camino,

y perderte en actividades sin sentido ni destino.

Deja de ignorar tus prioridades y dejarlas para después,

aprende a distinguir entre lo urgente y lo que es importante.

No te engañes con mentiras disfrazadas de positividad,

luego no habrá tiempo para reparar lo que ya no da más.

Primero tú, luego el mundo, recuerda tu propósito y verdad;

si no te enfocas, puedes perder el rumbo, la claridad.

Es tu vida, tu camino, y el destino es solo tuyo,

sé el guardián de tus sueños, no dejes que te arrullen.

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Cosas que nunca te dije:

Me duele recibir tu atención a medias,

que desaparezcas y vuelvas, como si no doliera.

Como si no importara, como si no te afectara,

que me uses cuando a nadie más llamas.

Me duele que solo me escribas al azar,

cuando te aburres o no hay más a quién buscar.

Que me tengas a tu antojo, como opción final,

cuando no te funciona con alguien más.

Me duele, y aunque no lo entiendas,

algún día sentirás lo que ahora apenas comprendas.

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Me sigue doliendo, sigo sin entender,

aunque poco a poco, se empieza a desvanecer.

Aún quiero ser amada, aún quiero ser la excepción,

aún mantengo la esperanza en alguna conexión.

Que alguien algún día me vea de verdad,

sin máscaras, sin juegos, con sinceridad.

Tal vez no sea hoy, tal vez tarde en llegar,

pero esa ilusión, aún me hace soñar.

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Me pides que gaste toda mi atención, mi tiempo y mi energía, solo para obtener a cambio algo efímero y temporal... ¿Es eso realmente justo?

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Hoy decreto que está es la última y primera vez, nunca más se repetirá la misma historia.

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¿Que cómo me siento? Yo ya no siento nada, no me mueve estar sola o acompañada. Las lágrimas ya no brotan, y te juro que vivo en una constante zozobra. ¿Que si me muero? Bueno, eso ya no importa, total, sería un milagro salir de esta zona. El cansancio es frecuente, mi mente se nubla y me desconecto constantemente. Todo dejó de importarme, ya no aguanto más, no soporto este lugar. Y en las noches es peor, te juro que no puedo descansar con fervor.

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Y ustedes, ¿cómo aprendieron a dejar de sentir, de sobrepensar, de soñar con cosas que nunca van a suceder? ¿Cómo dejaron de autoengañarse y de fingir estabilidad y serenidad? ¿Cómo lograron que todo dejara de importar, que todo dejara de afectar? Porque yo, aún no encuentro la manera. Sigo atrapada entre mis pensamientos, deseando una paz que parece inalcanzable, anhelando un equilibrio que nunca llega. Me pregunto si algún día seré capaz de soltar todo lo que me ata, o si seguiré vagando entre mis propias sombras, buscando respuestas en un lugar donde solo hay silencio.

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Aún no he aprendido a estar sola. Me molesta escuchar el eco de mi propia voz en mi cabeza, no tener en quién o en qué pensar, no saber qué hacer, a dónde ir, ni a quién recurrir. Aún no tengo claro quién soy, ni hacia dónde voy, ni qué es lo que quiero. Tal vez soy un ser errante, vagando en busca de su destino y propósito. Estoy cansada, desesperada, aunque no se note... o quizás sí, ¿quién sabe? No soporto este sufrimiento, esta agonía interna. A veces creo haber encontrado lo que quiero, pero siempre resulta ser algo temporal, efímero.

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No es la primera vez que me enamoro, ni será la última, pero esta vez es diferente. No volveré a caer en las mismas promesas vacías, no dejaré que el corazón se me rompa por ilusiones que nunca llegan. Ya no me vuelvo a decepcionar, no me vuelvo a ilusionar por palabras que suenan bonito pero no tienen peso. Aprendí a protegerme, a cuidar de mí primero. Si el amor llega, que sea real, que sea firme, que no necesite de sueños para sostenerse.

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Ese cuentico de "tú eres diferente, yo te voy a amar de verdad" no se lo crean. Es solo otro imbécil disfrazado de príncipe azul, queriendo jugar con tus emociones. Son solo promesas vacías que suenan bonito, pero no tienen nada detrás. No más cuentos, no más ilusiones falsas.

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Esa manera impulsiva de idealizar a las personas, de desear cosas que solo pasan en libros y películas. Ese anhelo indescriptible de encontrar un príncipe azul que llegue a mi encuentro y cumpla todas mis expectativas. Ese deseo incontrolable de ser amada de una forma que nadie más ha experimentado… Y esa necesidad constante de un abrazo sincero, de un "te amo" real y no solo palabras al viento.

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Nadie sabe lo mal que me he sentido estos últimos años.

Siento que perdí brillo, luz, energía y ganas.

La motivación se desvaneció,

dejé de hacer cosas que me gustaban

y me sentí atrapada en una rutina sin fin.

Es como si hubiera perdido mi libertad

y me hubiera encerrado en mí misma,

en un lugar oscuro y solitario.

Cada día es una lucha contra esa sensación de vacío y desolación,

intentando encontrar una chispa

que me devuelva la vida y la alegría que una vez tuve.

He perdido mi brillo, mi luz,

mi energía y mis ganas.

Estoy buscando en la oscuridad

una chispa que me devuelva a la vida.

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¿En dónde te encuentro? ¿Cuánto debo esperar?

¿Cuánto más debo sufrir? ¿Cuánto más tengo que llorar?

¿Cuánto más debo aprender? ¿Cuánto más me debe doler?

Busco respuestas en la oscuridad,

esperando que el tiempo me brinde claridad.

Cada lágrima, cada lección,

me acerca a ti, aunque no lo vea con precisión.

¿En qué rincón del mundo estás?

¿En qué momento nuestras almas se encontrarán?

Solo el destino tiene la clave,

pero seguiré buscando, por más que me agrave.

La espera es dura, el camino incierto,

pero sé que al final, todo será perfecto.

Porque cada lágrima, cada dolor,

es un paso más hacia nuestro amor.

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¿Me extrañarás? ¿Pensarás en mí? ¿Recordarás los momentos que compartimos, o los dejarás ir? Me pregunto si en tus noches de insomnio, mi recuerdo aparecerá, como un susurro en la brisa, tan cercano, tan íntimo.

¿Te preguntarás qué pudo ser de nosotros, si hubiéramos luchado un poco más por nuestros sueños y abrazos? ¿Pensarás en mis sonrisas y en mis lágrimas, en las risas compartidas y en las promesas que ahora son vagas?Quizás, con el tiempo, seré solo un eco en tu mente, pero espero que, aunque sea por un instante, me recuerdes de repente.

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Estoy fingiendo que no siento nada, pero en realidad no puedo parar de escribirte. Solo escribo a lo que amo o a lo que me destruye, y aún no sé si eres mi sol o mi sombra oscura. Cada palabra que te dedico es un reflejo de mi dilema, una mezcla de pasión y pena. No sé si eres mi salvación o mi perdición, pero lo que sí sé es que no puedo sacarte de mi mente.

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Yo no quiero tus migajas, ni tu amor a medias,

ni tu interés intermitente, ni tus palabras vacías.

Estoy cansada de que me alimentes con mentiras,

de ser tu refugio temporal, tu escape en las horas frías.

Ya no quiero ser tu centro de diversiones,

ni tu paraguas de emociones.

Quiero todo o nada, sin restricciones,

no estoy dispuesta a conformarme con ilusiones.