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¿Está bien si sólo somos amigos?
Recuerdo cada momento, cada maldito momento del camino directo a tu casa, con el pretexto de desayunar juntos, y eso… era lo último que hacíamos.
Me hacías pasar directo a tu habitación, me dejabas poner música, y, recostándonos en tu cama, comenzaban los besos y las caricias, cada vez más intensa, mas ardiente, más llena de necesidad.
Ahora que no te veo, no puedo olvidar todas esas veces que hacíamos el amor, cuando te sentabas en una silla y me indicabas que me sentara en tu regazo. Me poseías de tal manera que yo no podía decir que no, tampoco quería decir que no, porque para mi mala fortuna, ya me había enamorado, por todo aquello que me hiciste sentir por primera vez. Y después de tanto descontrol, simplemente permanecíamos en tu cama, mientras vos me abrazabas por la cintura y tocabas mis costillas, con tu cabeza apoyada en mi pecho, yo acariciaba tu pelo hasta que llegabas a quedarte dormido. Y entonces recordaba lo que me dijiste cuando empezó todo esto “¿Está bien si sólo somos amigos?” no me opuse a tu pregunta.
Kam
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-Lo extraño
-¿Por qué?
-Porque lo amo
-¿Por qué?
-Porque es el amor de mi vida
-¿Por qué?
-Porque era mi lugar seguro
-¿Por qué?
-Porque me daba paz, confianza, tranquilidad
-¿Por qué?
-Por qué con él no le tuve miedo a mi todo
-¿Y qué es ese "todo"?
-Todo lo que no tenía que ser
-¿Y qué era eso que no tenías que ser?
…
-No tenía que ser perfecta…
Y la verdad que no quiero serlo, con esto es suficiente para contentarme o
engañarme unas semanas más, hasta creerlo por completo. ¿De qué sirve una
perfección ajena? Nada, no sirve, se desecha cuando la cosa termina y queda un
contenedor vacío.
Quería ser perfecta para él, de pelo largo y maquillaje. Ser lo que él quería
que sea y lo fui… y me perdí.
No habrá nunca una versión perfecta de lo que soy, porque el hecho de ser esto,
en este aquí y ahora, ya cumple con mis estándares de perfección.
Kam
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No se puede llenar la cabeza si la mente no se calla y el subconsciente traiciona ¡Espera la noche nomás! Cuando empiezan los atisbos del sobrepensar, pensar, pensar, ¿Qué pensar ya? Darle
vuelta a un asunto inconcluso; en la nada no se resuelve lo que no se habló
Kam
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Desperté a oscuras en medio malestar, con algo pesado que golpeaba
fuerte en el pecho. Recordé entonces, con pantallazos oníricos, lo
que había soñado, lo que me dejó tan descompuesta. Te habías ido, no
sé si me engañaste, me abandonaste o ya te cansaste, pero ya no
estabas. Escuché a nuestra gata llorar en la puerta del departamento
de mi padre. Mal viajando llegué a la cocina para escuchar a mi
madre decir “se le anudó el corazón”
Kam
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CARAMELOS
La cosa era esa, dejarlos. Siempre me gustaron los caramelos, la cosa dulce, pero éstos eran distintos, sabor a nada pero con ese algo que atraía, tan adictivos como los Tic-Tac pero sin el mentol, era capaz de mandarme cuatro juntos ¡Ah, pero si se disolvían en la boca! Ahí tenían el gusto de pasta amarga, aroma rico pero gusto a vainilla.
Cuando empecé a administrar mi medicación, podía tomar dos o tres más de los que indicaba mi esquema y nadie sabía, o hacían que no sabían. ¡Qué locura! 8 o 10 miligramos al día. Me las arreglaba para traficarlos de la pieza de mi vieja a la mía, de tomar uno de más cuando mi viejo, ya somnoliento, no veía bien.
La cosa era esa, dejarlos. ¿Cómo? Caminar sobre globos era lo mejor y más con un poco de cerveza. Caramelos y bastones dulces, ¡Que locura!
Caramelos y jugo de naranja, caramelos y bastones dulces. El empacho de mi vida que me dejaba satisfecha con siesta de 8 horas o más.
La cosa era esa, dejarlos.
Kam
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Yo no soy rescatista de ningún “no correspondido” o “herido sentimental” porque en todo caso, y hablando en lo más alto de mi egocentrismo, termino siendo yo la “no correspondida”
Porque te cuido, porque te quiero, porque te doy una mano, y vos te abusas, me haces flashear cualquiera, me decís que me querés, después querés verme, después me cancelas, después me querés re comer la boca o me decís como me cogerías, después querés que te haga mimos o que estemos tirados en el corredor tomando unos mates.
Pareciera que lo que vos querés es no corresponder a quien te quiere o herir a quien te cuida porque así fueron con vos, y ahí está el error, y ahí está mi fallo, que sigo porque te quiero, bueno… quererte no es un fallo, no quererme si lo es.
The Lost
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Tiendo a recordar mi caída, al perder el juicio en su boca,
amarga y piadosa de mis labios partidos, me embriagó de veneno
y ahora ¿Qué tan adicta podría ser a un beso suyo?
la peor, sin duda, sin pensar, sin siquiera reaccionar
a mi necedad ante su gesto, que al mínimo contacto
me hizo sentir en el mejor de los infiernos.
The Lost
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Ya no me pidan que me quede, porque no es por voluntad mía, sino, es lo que el destino quiera para mi. No miento cuando digo que lo intenté, y admito que mi peor error fue precipitarme a querer algo que no me corresponde. Me quedé esperando, a medio camino de lo que es la felicidad, pero retrocedo, porque la causa de mi felicidad se convirtió en fantasma, y yo, estoy a un latido de ser recuerdo.
The Lost
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Siete de cada diez
Siete de cada diez noches tengo pesadillas
que ni mis pastillas con efectos sedantes
pueden acallar en sueño profundo
Algunas no tienen forma, son, más bien
abstractas a mi cognición e interpretación
pero las que sí la tienen, se manifiestan en
hospitales, pasillos, escaleras hacia abajo,
y en él…
Quizá hay veces que te pienso demasiado,
y hay veces que no, pero mi subconsciente
se encargó de hacerte dueño de mis sueños
más escandalosos, los que más me duelen
esos en donde la realidad que negaban
mis ojos parece hablar
«No te confundas»
«No sos nada para mí»
«Fuiste un reemplazo fácil»
Siete de esas noches son un descanso
entrecortado por el llanto, intentar dormir
y despertar otra vez, así hasta que todo en
mi mente parece oscurecer
Dos de cada diez noches tengo sueños bonitos,
que en realidad son recuerdos que se confundieron
de lugar,
tardes en el batallón acostados en una manta,
con calor, con frío, con nubosidad, con llovizna
con un beso, con un abrazo, con un «Te extrañé»
con caricias, con mañanas haciéndolo en tu cama
con desayunos y juegos en la PC
y con palabras de una pregunta que recuerdo parcial
«…sólo amigos?»
Una de cada diez noches no duermo
me quedo mirando la pantalla del celular
abro tu chat y pienso en escribirte
se me cristalizan los ojos, me resigno
y no te escribo
pero espero, espero pasada la media noche
una, dos, tres, cuatro de la madrugada
espero que vengas, te acuestes conmigo
que me abraces por la cintura y toques mis costillas
como solías hacer, que me digas
«Dormí tranquila, yo estoy acá»
y por más bonito que parezca en mi imaginación
sería lo peor dormir abrazada a mi pesadilla
The Lost
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