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Al final del camino
Era uno de esos momentos claves, acostada, pensando y mirando el techo de mi habitación. Techo que ya había analizado día y noche, con insomnio y hasta con lágrimas en los ojos. Juan había pasado por mi vida como pasan las estrellas fugaces, como el viento, pero de él, en mi mente aún quedaban recuerdos. Abre la puerta mi mamá y de nuevo volvió a insistir a que salga, que vuelva a mi vida cotidiana. Yo no estaba tan segura de que fuera el momento indicado, que todavía no estaba lista para salir a enfrentar el mundo, que ya demasiado cansada estaba con la facultad como para ir a entrenar o al gimnasio a andar en bici un rato. Decidí por única vez, hacerle caso. Tomé una botella con agua y me fui por detrás de ella.
Parecía estar todo tranquilo en el gimnasio, parecía ser un día común y corriente, pero no. Como olvidar aquel día que te vi entrar por la puerta, con tu bici, la mochila en uno de tus hombros, y tu sonrisa, esa carta de presentación esencial para alegrarle el día a cualquiera. En ese instante, solo opté por preguntarle a mi mamá, saber quien eras vos, y si siempre estabas a esa hora. Vos, sonriente como del instante en que cruzaste el marco de la puerta, te acercaste, me miraste fijamente. Tan fijamente que desde ese instante me di cuenta que me había perdido, perdido en esos ojos color miel que guían la mayor penumbra. Me dijiste tu nombre, “Nicolas”, de inmediato lo relacione con lo que había estado investigado sobre los nombres, y Nicolás era aquel que reivindica la gloria, la pasión por la victoria y el deshonor por la derrota. Creo que me preguntaste como estaba, y si hacía mucho que venía. Sin ninguna duda, de haber sabido que vos estabas, hubiera comenzado antes -pensé en contestarte-, pero no, solo atine a responder con un “no, hace algunas semanas y vengo más temprano”.
Creo que ese día no se me borro la sonrisa de la cara, definitivamente no lo creo, no hubo noticia ni motivo por el que aquel día no sonriera. Comencé a organizarme para ir más tarde al gimnasio y con solo poder verte aunque sea unos minutos me bastaban para alegrarme.
Si en ese momento hubiera tenido la oportunidad de pedir un deseo, era claro, hubiera pedido tenerte a mi lado siempre. Pero muy bien sabía que no estábamos destinados a estar juntos, éramos muy distintos, yo no era tu tipo de mujer.
El destino y la vida me demostraron lo que había pensado, siempre los hombres que había conocido buscaban a la mujer perfecta, alta, esbelta, de una contextura delgada, pelo lacio, ojos claros y sonrisa perfecta, quizás alguna Miss Universo. Yo no era así, pero se ve que ella sí. Y te había conquistado. Te había perdido.
De solo saber que estabas bien y feliz, me alcanzaba ami para seguir con la cotidianidad de mi vida, sin caer en lo mismo de siempre, pero cada mensaje tuyo me hacía sentir más cerca tuyo, un poquito más cerca de lo lejos que estábamos.
El tiempo pasó, y un día, de repente llegó a mis oídos la noticia de que ya no estaban más en pareja, que todo el amor que existía, habría llegado a su fin. ¿Fin?, ¿después de tanta pasión es posible que un amor llegue a su fin? Yo no estaba segura a la respuesta, pero decidí concentrarme en mis estudios, y cada examen o trabajo que debía entregar para la facultad y así terminó el mes de mayo. Terminó mayo, pero yo me encontraba con todas las ganas necesarias para empezar y volver al gimnasio, ya había pasado mucho tiempo de Juan, el ya era feliz en su aventura en el viejo continente y yo seguía encerrada.
Entre una cosa y otra, no recordé que volvería a cruzarte, intercambiar miradas, a sentirte más cerca de lo que alguna vez había sentido. Y así fue, por casualidades de la vida, estábamos los dos a la misma hora y en el mismo lugar.
Estar de nuevo compartiendo todo me hizo dar cuenta de la gran cantidad de cosas que tenemos en común y me permitió conocer otro lado de vos. Conocerte, escucharte, valorar cada una de las palabras que salen de tu boca es algo que desearía poder hacerlo cada uno de mis días, mañanas, tardes y noches. Porque con vos, siento que las horas no pasan nunca, porque no me importa ni el día, ni la hora que sea, porque vos sos mi gloria.
Un día me dijiste que posiblemente te fueras, que ya no te sentías cómodo en ese lugar, y que estabas con ganas de buscar un nuevo rumbo. ¿Acaso yo debería pararte? No, si me gustaste libre, ¿quien soy yo para cortarte las alas y prohibírtelo?.
Quizás no es la mejor manera escribirte todo esto por acá, pero es la forma en la que mejor me sale.
Si el destino nos tendría planeados una vida juntos, nos volveríamos a encontrar al final de este camino.
Lucia Galoppo
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Su inmensidad
En ese momento, solo atiné a realizarme una sola pregunta. ¿Qué era la felicidad?
Quizás, una taza de café bien caliente, apreciando el silencio de la noche. Cai profundamente en un sueño del cual no quería despertar seguramente.
Estaba ahí, un lugar que conocí en algunas vacaciones familiares, que si no recuerdo mal fue hace uno o dos años atrás. Levantarme bien temprano para salir a caminar por las orillas del mar, oír el ruido de las olas chocando en la playa, esa marea alta que recién baja después de las 10 de la mañana. Ver toda la inmensidad situado en esas orillas, orillas a las que tantos desean llegan y otros no conocen. Sentarme en la arena, tocarla y ver como con el viento, poco a poco se me despegan de la mano. Sentir el viento pegando en cada una de las partes de mi cuerpo, donde no hay prejuicios, ni motivo alguno para no disfrutar de ese momento.
Correr a chocar mi cuerpo con las olas. Llorar, de esa felicidad que nadie sabe explicar. De esa felicidad que invade el cuerpo, y toca el alma. Respirar. Respirar fuerte como si fuera la última vez que fuera a ese lugar.
Como desearía que eso no hubiera sido solo un sueño.
Lucia Galoppo
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Ya era el momento
Creo que hoy es el día. el día para sentarme y pensar. Pensar todas las cosas que me estaban pasando.
Las mil cosas que cada día pasaban por mi mente, ya eran insostenibles. Porque ya era el momento de cambiar. Cambiar para bien, para crecer. Aprender a soltar, crecer a la hora de superarme a mi misma cada día.
Porque nadie es perfecto, la perfección no existe. En realidad sí, lo único que era perfecto era su sonrisa, la forma de mirarme y comprenderme. Un hombre, que no necesitaba que fuera a contarle todo lo que me pasaba, porque con solo mirarme podía saber que mi corazón latía y todo lo que sentía por él.
Porque daba cada instante de mi vida por su felicidad y ver su sonrisa brillar. Porque su felicidad, también era la mía. Solo con saber que él estaba a mi lado, yo sabia que podría contra todo.
Ese príncipe un día se esfumó, desapareció.
Ahí lo decidí, era el momento de caer de ese sueño de niña, donde todo era color de rosas, donde había un príncipe azul, que vendría a rescatarnos, y con esa sonrisa brillante y ojos saltones color miel, sería capaz de darnos las puertas de un nuevo mundo. Nada de todo eso sucedió.
La vida de repente te da un golpe y hay que aprender a caer, caer de un mundo donde nadie te enseña a ser fuerte, ni que pasos seguir, donde todo depende de uno. Donde por un segundo estamos felices, y en nuestro mejor momento y de repente la vida nos clava un puñal por la espalda y nos deja desolados, inundados de un sentimiento que ojalá nunca nadie sienta.
Porque ya era el momento de aprender a decir adiós a aquellas cosas que simplemente me hacían mal, porque ya nada podría seguir así.
Porque ya era el momento de ceder, y aceptar al otro. Porque no hay nadie igual a uno.
Porque ya era el momento de aprender a sonreír sin motivos, simplemente por el hecho de poder vivir un día más.
Lucia Galoppo
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Una pequeña historia de amor...
Y de repente, nunca creí que me iba a tocar vivir esta historia de amor, y menos ser yo la que esté escribiendo estas líneas.
Parecía una mañana normal, de esas sin nada relevante en la tele, por lo que decidí salir en busca del diario, de ese que me gustaba a mi , el “Le Monde”, para seguir manteniéndome al tanto de las noticias que pasaban en Francia. Busque la bolsa para de paso hacer unas compras y salí. Cerré la puerta con llaves y salí con la frescura y una sonrisa en mi rostro.
Hice apenas unos pasos y sola me detuve, te cruce . Desde ese momento nada fue igual y no volverá a serlo. Una persona que nunca había cruzado en el barrio se me presento. Con una sonrisa y una mirada cálida me dio vuelta el mundo. Todavía recuerdo lo primero que me preguntaste “Este es barrio Alberdi?”. Porque lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Y yo con mis palabras temblorosas y mi vergüenza a flor de piel, que solo atine a responder con un leve movimiento de mi cabeza.
Con el paso de los días, comencé a darme cuenta que si no te veía, no podía seguir, mi mundo se acababa, era gris. Que con tu sonrisa todo era más claro y mejoraba. A buscar el motivo que sea para salir a la calle con la expectativa de cruzarnos. Charlas, lo que nos llevo a pasarnos el numero de celular de cada uno y así con el paso del tiempo.
Hasta que llego ese día en que pude notar que a vos te pasaba lo mismo que ami… ¿Será que el destino nos había cruzado para que siguiéramos juntos frente a todo lo que se nos presentara? ¿Será que estábamos destinados a estar juntos?
Lo único que podía decir segura en ese momento, es que estaba en frente del gran amor de mi vida.
Y un día comencé a notar que ya habían pasado cinco meses de aquel día en que por casualidades del destino, nos cruzamos, y la vida cada día me demostraba de todo lo que sería capaz de enfrentar y luchar por nuestro amor.
Cuando las responsabilidades y compromisos comenzaron a tocarnos más de cerca, empezaste a cambiar. Cambiar en sentido de volverte distante, a preferir no verme, te alejabas. Ahí fue cuando note que todo lo que nos habíamos prometido y jurado aquella tarde de abril, no lo ibas a cumplir de tu parte.
Ese día llego.El día mas triste desde que te conocí. El día en que decidimos separarnos y darle un final a nuestra gran historia, la historia de amor mas linda y apasionante que viví en mi vida.
Recuerdo que una tarde, quise acercarme a donde vos vivías, pero cuando estaba a punto de bajarme del auto, vi que salías de la mano con otra chica. Una chica de unos 30 años, joven, radiante, y donde solo me quedo pensar que ella te daba cosas que yo jamas podría darte.
Quizás hoy me toca escribirte estas palabras porque ese día en que nos despedimos nunca me atreví a decírtelo, o no contaba con el valor necesario para que lo nuestro siguiera. No se si en algún momento pueda decirte todo esto o preferir llevarlo conmigo hasta la eternidad.
Decirte que fuiste el gran hombre de mi vida y lo seguirás siendo por siempre, sin importar con cuantas mujeres estés, o si sigues pensando o te acuerdas de mi.
Decirte que los meses a tu lado fueron los más felices de mi vida, donde no me importaba ni que día era, ni la hora, ni en qué mundo vivía, solo me importaba lo nuestro.
Decirte que todo lo que te prometí y juré, lo voy a seguir cumpliendo, porque como aquella tarde, sigo siendo la mujer de palabra que conociste.
Y finalmente decirte GRACIAS. Gracias por acompañarme en cada paso, guiarme frente a mis miedos, y darme el gran fruto del amor más puro de mi vida, nuestro hijo.
Lucia Galoppo
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Todo debería cambiar
Pensarte, extrañarte, y darme cuenta que todo ya debería cambiar.
La taza de mi café ya está fría y una vez más caigo en esta necesidad de escribirte y pensarte, a la distancia, pero sentirte y recordarte cada vez más.
Pero ya nada es como antes, la misma vida no es como la de antes.
Antes, de niños, lo único que nos importaba era ver nuestros dibujitos preferidos, jugar, no dormir la siesta porque eso era para “gente grande” y querer crecer lo antes posible.
Ahora cuando te das cuenta lo difícil que es ser grande, daríamos lo que sea por pasar unos días sin compromisos, trabajos, y esperar algo de alguien. Pero llega un momento en que nos cansamos de esperar cosas de otros. De esperar un abrazo, una mirada, un simple “estoy con vos”.
Porque nos cansamos de esperar un “¿Salimos?” o simplemente ‘¿Estas bien?’.
Porque nos cansamos de esa gente que no vive nada con uno, ni te deja vivir con otro.
Porque la distancia separa a las personas, y muchas veces te hacen dar cuenta que hay muchas cosas que no van a pasar nunca, que solo estaba en nuestra imaginación. Porque hay muchas personas en el mundo sufriendo por cosas mucho más serias, que un simple “romance” que no fue ni iba a funcionar.
Ver nuevamente tu foto y que una lágrima recorra mi mejilla. Muchas veces me pregunto ¿Porque la vida nos puso tantos obstaculos? ¿Será que no estamos destinados a estar juntos?
Porque a tu lado era la mujer más segura del mundo, que no le importaba nada de lo que el resto pudiera opinar. Solo con tu mirada comprendia que todo iba a estar bien, que todo iba a mejorar.
Porque tu sonrisa me daba la felicidad y la paz que nunca había encontrado y busque por tanto tiempo.
Yo creo que de eso se trata mi vida, de aprender a darme cuenta que no todos estamos destinados a amar, a recibir ese cariño. Porque hay muchas otras formas de recibir amor, ayudando a animales, a niños, a ancianos. Todo depende de nuestra voluntad.
Porque no estamos en un mundo de “princesas”, para esperar un príncipe que nos rescate del castillo. Hay que salir a la calle y enfrentarse el mundo.
Lucia Galoppo
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El 316, Emanuel Balbo.
La previa, la llegada de los jugadores, el calentamiento y los chiflidos clásicos de la tribuna cuando llega el equipo adversario visitante, en este caso era otro local, TALLERES.
El recibimiento, los papelitos, globos, una marea celeste que se camufló con el cielo de la tarde del sábado. Emociones y mil sentimientos, ¿Qué más lindo que darte vuelta y ver toda la gente unida, cantando a una sola voz la canción de tu club?. Ver familias completas y de todas las edades. Papas con sus bebés en brazos, grupos de amigos, y niños juntando y jugando con los papeles, tirándolos al aire y viviendo esa magia que cada hincha siente cuando ve a su club entrar al campo de juego.
Toda la fiesta del principio, se opaco con un solo hecho.
“¡MIRAAA MIRAAAAA! ¡ES UN HINCHA DE TALLERES! ¡UN INFILTRADO! ¡NOO, ES UN LADRON!”
Eso fue lo primero que se sintió desde la platea donde yo estaba sentada y pude ver, de lejos, lo que paso con Emanuel Balbo.
¿Qué importa si era un hincha de talleres que había ido infiltrado? ¿Que derecho tenia que lo trataran así? ¿O alguien es superior a otro dentro de la cancha? ¿Donde quedo el “Somos rivales deportivos, no enemigos”?. Y seguro, después de todo esto, muchos siguen insistiendo en querer clásicos con las dos hinchadas ¿COMO? ¡En qué cabeza entra! Si no sabemos comportarnos con nuestros propios hinchas, menos con uno distinto al nuestro. DISTINTO, DIFERENTE, no INFERIOR.
Emanuel, pasó a ser víctima del fútbol argentino, una de las 316 víctimas que la violencia en el fútbol dejo. ¿Por pensar distinto? ¿Por querer a otro club diferente al nuestro? Si el siente lo mismo que vos, pero con otros colores. ¿Y, si realmente el también alentaba por el mismo club? ¿Cómo confiar en una sola persona que lo “mandó al frente”? ¿Cómo saber si era verdad lo que decía?.
¿Qué hubiera pasado si alguno de los que estaba alrededor de todo lo que pasaba se metía, detenía lo que pasaba y le preguntaba a Emanuel realmente de qué club era? ¿Hubieran sido dos víctimas? ¿O tres?.
¿Porque? ¿Eso fue lo que se esperaba del clásico? ¿Ver cuantos infiltrados había, quien era más “MACHO” e iba lo mismo? O realmente se iba a ver un espectáculo, a alentar a tu club, tus colores, dejando de lado los problemas que tenes en tu rutina del día a día, e ibas a desconectarte un rato, a ser un poco mas feliz.
Porque el estadio estaba lleno, cerca de 57 mil personas, un muerto, y el dolor de toda una familia que por culpa de la misma persona, ya perdió a sus dos hijos.
Porque la vida no pasa por los colores de la camiseta, del club al que alentas, o los cánticos que entonan las tribunas. El día que realmente dejemos de lado las diferencias, y nos veamos de igual a igual con los demás, va a ser el día que realmente podamos ir todos a la cancha a realmente “vivir y disfrutar” de ese espectáculo que une tantas personas.
Lucia Galoppo
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¡Vivas nos queremos!
Allí me encontraba, mirando por la ventana todo lo que sucedía en la calle. De repente se subió de golpe el volumen del tele y era una noticia de alerta, habrían encontrado el cuerpo de Micaela Garcia. Una vez más volví a sentir esa angustia en el centro del pecho. Volví a pensar que todo esto no podía estar sucediendo de nuevo.
Wanda Taddei. Tenía 29 años; el 10 de febrero de 2010 su esposo, Eduardo Vázquez, la prendió fuego en una discusión.
Ángeles Rawson, asesinada el 10 de junio de 2013 en el edificio en el que vivía, Mangeri asesinó a Ángeles durante un ataque sexual en el edificio de Ravignani 2360 que terminó con la chica de 16 años estrangulada y sofocada, para luego descartar su cadáver a la basura.
Andrea Castana. Fue abusada y asesinada en el cerro La Cruz de Carlos Paz. Hay dos imputados como autores, pero por diferentes hipótesis. La víctima tenía dos hijos.
Paola Acosta, una mujer de 36 años que había desaparecido. Fue encontrada sin vida en una alcantarilla en barrio Alto Alberdi. Junto a ella estaba su hija Martina, quien sobrevivió 80 horas junto al cuerpo de su madre.
Ingrid Vidosa, cuyo cuerpo apareció sin vida el 25 de agosto de 2015 en el Cerro de la Cruz. ¿Su asesino? su novio.
Micaela Garcia, 21 años, volvía de bailar y la secuestraron, violaron y tiraron a un costado de la ruta. Luego de siete dias apareció su cuerpo sin vida y con señales de estrangulamiento.
Florencia Abril Di Marco, la niña de 12 años que fue encontrada estrangulada y con signos de haber sido abusada por su padrastro.
Todas distintas, pero todas unidas por la misma causa.
Un ángel mas se sumaba a la lista. Pero ¿Qué tiene que pasar para que las cosas cambien? ¿Donde van a parar todos los hijos de puta que hacen semejante daño? Muchos se vuelven casos sin resolución, juicios ni culpables. ¿Culpables? si son esos mismos los que dejan salir de la cárcel a enfermos mentales que ya violaron una, dos o tres veces antes con la excusa de que “merecen la re inserción al mundo”.
Porque en 2009 fue sancionada una ley y reglamentada en 2010 que establece que el Consejo Nacional de las Mujeres debe “elaborar, implementar y monitorear un Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres” y “articular y coordinar las acciones” para el cumplimiento la norma, con las distintas áreas involucradas a nivel nacional, provincial y municipal, y con los ámbitos universitarios, sindicales, empresariales, religiosos, las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres y otras de la sociedad civil con competencia en la materia”, pero yo ahora me pregunto ¿De qué sirve tener una Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia hacia las mujeres si no se aplica, si no tiene presupuesto asignado?
¿De qué sirve tener un botón antipánico si la mayoría de las veces las víctimas son niñas elegidas al azar en la calle?.
Si en los primeros 43 días del 2017, ya sucedieron 57 femicidios en la Argentina, según un informe realizado por el Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei. ¿Que nos está pasando como sociedad?
¿Cuántas familias más vamos a dejar sin madres, hijas, hermanas, abuelas?
¿Dónde está el verdadero problema? ¿En la justicia? ¿En el gobierno? ¿En las mujeres que se visten de forma provocativa? ¿En las mujeres que son de hacer sociales y no por eso sean las que engañan?.
Porque no importa como vistamos, ni cómo seamos de temperamento, ni como hablemos, ni los ideales que tengamos en esta vida, nadie es superior a nosotros y tod@s merecemos el mismo trato.
Porque yo, no quiero más Micaela, Angeles, Andrea, Paola, Melina, Florencia. Porque yo quiero que el mundo cambie y depende de todos.
Basta del patriarcado, el machismo, de creer que un hombre es superior a una mujer solo por ser hombre.
Basta de esta incansable lucha entre nosotros.
Lucia Galoppo
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Te busco
Te busco en cada despertar, donde brillan los rayos del sol a través de mi ventana.
Te busco en cada pensamiento, donde solo bailan los recuerdos y tu ausencia.
Te busco cada vez que salgo a la calle, prendo el televisor o la radio, porque me hacen dar cuenta de una realidad que nos prometimos afrontar juntos.
Te busco en cada persona que cruzó, en cada abrazo.
Te busco en cada café mientras estudio, mate que en vez de compartir terminó tomando yo sola o la cerveza de sábado a las 10 de la noche.
Aquí sigo, yo sola, buscándote.
Y de repente, un día decidí cerrar los ojos, y te encontré.
Eras feliz, estabas con esa sonrisa inmensa, con tus ojitos brillando como nunca. Te mire, y vos me miraste fijamente y poco a poco comenzaste a acercarte. En un principio no comprendía aquello que me decías, a medida que te acercaste, pude entenderlo.
Me pediste que deje de buscarte, que te suelte, que no me aferre a vos. Que todo lo que vivimos juntos fue único y no lo iba a volver a repetir ni olvidar.
Un dolor muy fuerte comencé a sentir en el pecho y volví a abrir los ojos.
“Seguramente había sido un sueño”- dije en mi interior. Pero algo me decía que ya todo se había acabado, que vos eras feliz y yo ya no tenia lugar en tu historia, y llegue a la conclusión que debía dejar de buscarte.
Lucia Galoppo
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Cinco minutos
Solo necesito cinco minutos más. Cinco minutos que me llenen el alma, que me den ganas de volver a vivir.
Cinco minutos con una taza de café, reviviendo viejas historias, desalineados, en pijamas, o simplemente esa vieja camiseta que usaba cada noche.
Cinco minutos viéndote sonreír, reírte a carcajadas, tentados de la risa, disfrutando desde el más simple hasta el mas complejo momento.
Cinco minutos donde todas las palabras no sean necesarias, donde con una mirada podamos decir todo lo que sentimos, pensamos o queremos.
Cinco minutos escuchando nuestra canción favorita, cantándola, bailando de tu mano, demostrándome que juntos lo podemos todo y no hay distancia que nos separe.
Cinco minutos, donde podamos medir la intensidad del amor que sentimos, segundo a segundo, sin importar lo que opine el resto y todo aquel que se nos oponga.
Porque tan solo con cinco minutos, puedo volver a vivir, confiar en el mundo y comprender que todo lo que sucede en la vida es por algo.
Lucia Galoppo
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Poder volver
Poder volver el tiempo atrás. Eso necesito. Poder volver a ver el mar de sensaciones que veo unicamente en tu mirada. Esa mirada que habla, demuestra y siente. Poder volver a creer en la fuerza de tus manos, esas manos que me abrazan y llenan mi alma. Poder volver a confiar en el calor de tus besos, que me hacen sentir que todo esta mejor, que pronto superaremos todo juntos. Poder volver a esa casa donde vivi por tantos años de mi infancia, donde hice mis primeros amigos, cante, baile, creci. Porque quiero poder volver a esos momentos de mi niñez, donde solo mi principal preocupación era tener todos los colores para poder pintar el arcoiris en mis hojas, o poder salir a bailar y jugar cuando la lluvia comenzaba a caer en el patio de casa. Poder volver una y otra vez a la casa de mis abuelos, en busca de abrazos, risas y poder sentir que el tiempo no pasa mas. Poder volver a mi lugar en el mundo, ese lugar donde reina la paz y la armonia. Todo sin importar de la mano de quien me encuentre, todo es mas lindo si me encuentro en el mar. Porque el mar cura las penas, llena el alma y renueva las esperanzas de que todo estara mejor. Porque si pudiera, volaria, iria en busca de vos, tus abrazos, tu mirada y tu linda forma de mirar el mundo. Porque espero aprender a sobrevivir de ausencias y comprender que todo sigue, y nada se detiene, solamente espero poder volver. Lucía Galoppo
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Te regalo
Un día especial. El día de tu cumpleaños. Si tuviera que hacerte un regalo, tendría que pensar, y analizándolo puedo darme cuenta que tengo mucho para regalarte. Puedo comprarte la camiseta esa del club que tanto te gusta, o un CD de tu banda favorita, o conseguirte un vídeo o autógrafo de tus ídolos. Muchas de esas cosas materiales que van y vienen, sin embargo, tengo muchas otras cosas mas para ofrecerte. Te regalo mis sonrisas, y mis risas para que puedas ponerle color a tus días grises. Te regalo mis abrazos y una caricia, para cuando creas que todo el mundo se viene abajo, confíes en vos y logres tus metas. Te regalo mis besos, para que con ellos marques el principio y el final de todas esas cosas que te dañan, para avanzar en el mundo que se avecina. Te regalo un café cada mañana, para que tengas las suficientes fuerzas para cambiar el rumbo de lo que te juega en contra. Te regalo cada segundo de respiración para que sientas lo que siento cada vez que te tengo a mi lado. Antes de despedirme quería decirte que también puedo regalarte mi mente y mi mundo, para que tengas donde refugiarte cuando necesites alivio o un poco de calma Te regalo cada una de las cosas que te dije, porque cada instante que vivo a tu lado, marcan el latir de mi corazón y el sentir de mi camino. Si por razones de la vida, el destino nos llevo a cruzarnos, tendría que ofrecerte así también cada latido de mi corazón que es el que por ti late. Así también podría regalarte mis pensamientos, deseos, anhelos, y plegarias, para que no te sientas nunca solo. Porque no hay distancia que separe a dos personas unidas por un hilo rojo. Podremos estar lejos, pero nuestros corazones siempre van a estar juntos. Que seas tan feliz como siempre y unidos hasta el final de este cuento.
Lucia Galoppo
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Miedo
Tengo miedo. Tengo miedo a sufrir, a esperar cosas que nunca van a cambiar ni llegar. Le tengo miedo a la oscuridad, a los ruidos repentinos mientras estoy en calma; a algunos insectos, a los truenos, a perderme. Le tengo miedo a quedarme sola para siempre, a esperar a alguien que nunca va a llegar. Le tengo miedo a perder lo que amo, a mi familia.
Le tengo miedo a quedar sin voz, sin poder hacer eso que me hace feliz. Le tengo miedo a no poder cumplir mis metas y todo eso que me propongo para esta vida.
Tengo miedo de creer que tu mirada siempre va a estar acompañándome, ¿pero si no es tu mirada esa que tiene que estar a mi lado? ¿Si simplemente se trata de esperar al indicado esperando a tu lado? De eso tengo miedo, de que en mi vida reinen las penumbras, que después de toda tormenta no salga nunca mas el arco iris. Le tengo miedo a la muerte, a la soledad, a los ascensores, a las alturas y al insomnio.
Le tengo miedo a los cambios, a lo desconocido; muchas veces a tomar una decisión equivocada y llegar al fracaso.
Pero la vida no es mas que eso, superar todos los miedos que tengamos y se nos presenten a lo largo del camino. Aprender a conocer al resto y ver quienes suman y quienes no en este viaje de ida.
De eso se trata la vida, de vivirla.
Lucia Galoppo
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Tu mirada
Mi cruel debilidad, porque si tuviera que definir algo que me gusta de vos, sinceramente elegiría tu mirada.
Esa mirada que me vuelve loca, me hace poner tímida y hace conocer una faceta mía que no había registrado nunca antes.
Esa mirada que me da paz, y la seguridad que todo va a estar bien, que no hay nada que pueda pasarnos. Esa mirada que es capaz de darme fuerza para seguir pase lo que pase.
Esa mirada que calla, que oculta mil secretos, que da consejos, ese lugar donde se que puedo refugiarme.
Esa mirada que cruce por casualidades del destino y estoy segura que la quiero para mi presente y futuro, porque con esa mirada sé que no va a haber nada que nos supere, que juntos somos invencibles.
Porque tu mirada es mi paraíso, ese lugar en el que se que todo estará bien, porque es mi invierno y mi abrigo, mi verano y mi refresco.
Porque tu mirada es lo que me permite volar, confiar, AMAR.
Muchos dicen que la mirada son las puertas del alma, y vos tenes las puertas mas lindas que vi en mi vida.
Lucia Galoppo
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Soledad
Muchas personas le tienen miedo a esa palabra. Según la RAE es la carencia voluntaria o involuntaria de compañía; pero para mí, ¿Qué es la soledad?
La soledad es eso que nos permite encontrarnos con uno mismo, conocernos en lo profundo de nuestras entrañas y pensamientos. Es eso que nos deja abrir las alas y conocer nuevos caminos o destinos de la vida.
No dejarnos llevar por lo que dicen, vivir, bailar, saltar, llorar, dormir, salir, principalmente CRECER. Porque de este mundo venimos solos, y también nos vamos solos sin llevarnos nada. Por eso todo se vive en el día a día aceptándonos con nosotros mismos, y con los demás.
Porque de nada sirve tener alguien al lado, si no sabemos convivir con nosotros, aceptando nuestras virtudes y defectos, queriéndonos a sí mismos.
Porque para mi, el mundo va a cambiar, cuando aceptemos que la soledad no es mas que uno de los estados de la vida para crecer interna y externamente.
Lucia Galoppo
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Te quiero
Porque si tuviera que elegir un momento para quererte del día, no podría, porque te quiero todo el día.
Te quiero como a las mañanas de invierno, donde las gotas de lluvia golpean nuestras ventanas del cuarto. Como a cada café batido con gustito a que es temprano para arrancar el día, pero será uno de los mejores y distinto al resto.
Te quiero como al ruido de las hojas en otoño, como cada abrazo de despedida o cada tarde mirando la tv. Como al olor al pasto recién cortado, como a cada beso robado, como a cada sonrisa regalada.
Te quiero como al admirar la belleza de la luna y toda la naturaleza que nos rodea, como dormir en tus brazos o esas caminatas en la costa donde solo puede sentirse el ruido de las olas rompiendo unas con otras.
Porque muchas veces no lo decimos en el momento justo, y ahí es cuando todo cambia, creemos que no sucede nada, que tendremos otra oportunidad, pero no. Las oportunidades van y no vuelven, el tiempo pasa, la gente se va, otra nueva llega a tu vida.
Te quiero, una palabra que no todo el mundo la sabe utilizar correctamente. Muchas veces le decimos te quiero a todo el mundo, pero realmente, ¿se lo merecen?. Nadie es capaz de determinarlo a eso, pero cada uno sabe lo que le toca; yo de igual manera…
Te quiero
Lucia Galoppo
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No podía no hacerme la linda ❀❀
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¿Qué busco en vos?
Si todo lo que busco esta en vos, todo lo que espero para vivir, crecer, aprender y compartir. En vos busco un hombre que sea pilar, pero a su vez necesite de un abrazo tibio y dulce para seguir. Un hombre con el que pueda compartir una canción con acordes melosos o un rock pesado.
Busco que no nos dejemos llevar por lo que dice el mundo, nos amemos, y vayamos en contra de muchos. Que las noches de frío a tu lado, pasen como cada 27 de enero y que cada una de ellas sea única a tu lado, bailando, bebiendo y amándonos. Corriendo riesgos y vicisitudes de la vida; que no olvidemos como somos, y cuáles son nuestros objetivos juntos, rompiendo reglas y volviendo siempre a nuestras raíces. Que al menos una partecita de tu corazón me pertenezca y me permitas quedármelo pase lo que pase, si nos enfrentamos a un iceberg o simplemente una ola rompe en la marea, mi fuerte Jack y yo esa joven inmersa entre tus brazos, Rose.
Busco que la fuerza de nuestro amor, pueda contra todo, sin importar si somos Montesco o Capuleto. Que todos los conflictos siempre terminen arreglándose con besos irrefrenablemente a tu lado, muriendo lentamente de amor. Vos, esa persona de la que me enamore la primera vez que la vi, con la que me escaparía hasta el fin del mundo y me casaría en secreto o con miles de invitados. Ese hombre, que puede admirar y curar las cicatrices que genera la vida; mi Romeo y yo tu Julieta.
Que seas mi Edward y yo tu eterna y fiel compañera, Kim. Que por días enteros decidamos viajar, conocer, aprender cosas nuevas sin pedirle permiso al mundo. Que me permitas admirarte, y dejarme enamorar día a día, de tus costumbres, hábitos, pensamientos.
Busco que todas las promesas que nos hagamos sean cumplidas y que los te amo sean siempre de tu mano, y de parte de los dos. Que me protejas, me cuides y me valores como Sam a Molly.
Que sin importar que numero de las chicas que amaste sea, estes a mi lado, enseñándome a vivir. Que seamos amigos, confidentes, compañeros, socios. Y que sin importar si el color de mi cabello cambia de rubio a colorado o simplemente se llena de canas, estarás a mi lado, mirándome con esos ojos marrones llenos de amabilidad y generosidad. Que seas ese súper héroe, por el que muchos aclaman o simplemente Peter Parker, de mi mano y en mi cama y yo tu atormentada y risueña Mary Jane.
Que sin importar si todos esos romances pasaron de verdad, me permitas vivirlos, darme las alas y volar a tu lado, confiando, amando, creciendo. Porque la vida es eso, crecer, aprender, compartir y encontrar una persona que nos ayude a ver el mundo de otra manera y pintarlo de otros colores.
Todo eso, hasta ahora, busco en vos.
Lucia Galoppo
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