Tumgik
voces-y-versos · 1 month
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Ser un espectro
Hoy, al despertar, los velos que ocultan los secretos de la existencia se alzaron, y como un pálido rayo de luna que atraviesa las sombras, su verdad se desveló ante mí. En este instante, no me abrazan los anhelos, ni las pasiones, ni los miedos, pues hoy soy un espectro en el vasto escenario del universo.
No soy el protagonista de esta trama, sino un observador mudo en el rincón más sombrío del escenario. Las cadenas de la existencia se han disuelto, y en mi conciencia, no encuentro refugio ni destino. Me he despojado de mi máscara humana, he renunciado a la fachada que vestía como una piel ajada.
Hoy, en este rincón de la eternidad, soy un espectro, un eco lejano de lo que alguna vez fui. Los lazos con la realidad se han roto, y mi ser flota en un abismo de impasividad. En este estado, la existencia se despliega como un teatro sin actores, y yo soy un testigo silencioso de su vastedad y su misterio.
El mundo gira sin mí, y yo, un intruso en su trama, contemplo su danza desde la penumbra. En este instante, soy un espectro errante, un eco de humanidad que se desvanece en el soplo suave del olvido. En este destierro voluntario, no pertenezco al mundo, ni a la existencia misma, sino al reino de lo inexplicable, donde las palabras son sombras que se disuelven en el viento del tiempo.
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voces-y-versos · 1 month
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LOKIUS AU - Bajo la luz de la luna: Capítulo 2
Hace algunos meses, Loki concluyó sus estudios en periodismo y desde entonces se lanzó al escabroso terreno de la búsqueda laboral con premura. No deseaba un año de pausa, sino ejercer de inmediato.
La prisa en su paso se justificaba en parte por la constante admonición que durante toda su vida le señaló un horizonte oscuro laboralmente, sentenciándolo a la inutilidad debido a su condición autista. ¡Basura absoluta! Como si el ser autista le negara la facultad de hallar trabajo, una falacia indignante. Como si el ser autista le restara su humanidad.
Quizás, para ser justos, algo de veracidad guardaban aquellos augurios. Casi un año transcurrió desde el inicio de su búsqueda laboral y aún no hallaba quien confiara en sus habilidades. Tal vez confesar su autismo en las entrevistas incidía en estas negativas, pero su integridad y transparencia le impedían ocultarlo a sus posibles superiores, precaviéndose de futuras dificultades.
En una encrucijada se hallaba Loki, preso entre la necesidad de trabajar y la áspera realidad de la discriminación que afrontaba por su condición autista. A pesar de las sugerencias de ocultar su autismo en las entrevistas, su ética y franqueza le impedían ejecutarlo.
La frustración se avivaba día a día, el rechazo laboral resonaba constante en su mente. A pesar de sus logros académicos, se veía constreñido por una sociedad renuente a comprender o aceptar sus diferencias.
Pero, siendo franca, sus desempeños académicos no fueron sobresalientes, más bien... decentes.
Otro dilema que acosaba a Loki era la reacción de las personas ante su revelación autista. Algunos adoptaban dos posturas: unos lo consideraban incapaz de valerse por sí mismo, necesitado de asistencia para todo; otros lo miraban como un genio intelectual, dueño del saber absoluto sobre lo existente y lo venidero.
Y eso resultaba, francamente, insoportable. Tan desastroso como la peor calamidad.
Lo más doloroso para Loki era lamentar la carencia de contactos durante sus años de estudio. Pero, ¿cómo, alguien como él, habría de tejer lazos en la universidad? A duras penas conversaba con sus compañeros; las escasas veces que intentó una conexión social, fue rechazado.
Una parte de él envidiaba a su hermano Thor, tan... distinto a él. Thor simplemente era Thor, todo en él parecía en orden.
En primer término, su género coincidía con el asignado al nacer.
Maldición.
Quizá la causa de su no contratación también yacía en su identidad de género no convencional.
Pese a haber culminado su transición de género en sus documentos en su adolescencia y haber masculinizado su físico con mastectomía y tratamiento hormonal, conservaba rasgos ligeramente afeminados, algo que, honestamente, apreciaba. Por fin hallaba comodidad en su imagen.
Mas, ello no mitigaba el malestar ante comentarios hirientes.
Un "maricón" susurrado al cruzar la calle era habitual; agradecía que los "maricón" vociferados desde los camiones fueran escasos, al menos, cuatro veces le ha ocurrido.
Loki se cuestionaba si su apariencia de "maricón" le cerraba las puertas laborales.
Había escuchado a uno de los entrevistadores referirse a él con ese término al abandonar la sala hace unos meses.
No bastaba con ser autista, también era un "maricón".
¡Pobre destino el suyo! No era de extrañar su no contratación.
No obstante, para ser sinceros, a Loki le agradaba su semblante de "maricón"; se sentía hermoso con ello. En ocasiones, hasta se maquillaba hasta parecer monstruoso, y aquello le encantaba, sensorial y visualmente. Disfrutaba especialmente el suave roce de las esponjas cubiertas de agua micelar de rosas sobre su piel.
Aquella travesía había comenzado en su adolescencia. Contemplar en las calles el "resiste marika" grafiteado en las paredes lo hacía sentir menos solo.
A Odín, en un inicio, no le complació la idea, mas con el tiempo comenzó a tratarlo como a un hombre. Fue pasajero, hasta que descubrió el tipo de hombre que era Loki. Odín deseaba hijos varoniles y rectos, no "maricones" que se maquillaban y resultaban... ambiguos.
Su madre, en cambio, lo apoyó en todo, aunque se sintiera abandonado en su condición autista. Para Frigga, el autismo parecía un no-ser, como si el diagnóstico no hubiera sido nunca recibido. Lo obligaba a consumir cosas intolerables, a vestir texturas insoportables. A participar en eventos sociales que resultaban insoportables.
Curiosamente, halló más apoyo en Odín respecto a su autismo, aunque de otra índole. Odín consideraba que al ser autista, sería excepcional en todo, capaz de lograrlo todo. Por ende, debía solo ceder a los caprichos de Loki. Ah, sí, Loki olvidaba este punto, para Odín, sus necesidades sensoriales eran solo un capricho.
Thor le brindó mucha ayuda, o mejor dicho, compañía, algo que apreciaba sobremanera. Siempre estuvo allí para acompañarlo, incluso abrazándolo fuertemente cuando a Loki lo invadía alguna crisis.
Con afecto recuerda Loki los almuerzos en el campus. Si bien estudiaban en facultades diferentes, compartían el mismo entorno universitario. En ocasiones, Thor dejaba de lado a sus propios amigos para acompañar a Loki en el almuerzo.
Loki siempre comía en el mismo lugar.
Una sala privada, destinada al estudio, mas Loki, acreditando su diagnóstico de autismo, tenía acceso a estos espacios para usos más flexibles, ya fuera para almorzar, descansar o regularse, balanceándose y haciendo estereotipias.
A Thor le agradaba el sitio; fresco y con una iluminación tenue. Una atmósfera muy distinta al bullicio del patio del campus, un lugar de estridente música, grupos sociales ruidosos, venta de alcohol y, si se buscaba bien, alguna que otra droga.
En su último semestre, Loki se encontró con un grupo del campus llamado "Autistas Autoconvocados". Si hubiera hecho antes este encuentro, no habría padecido cinco años de soledad extrema.
Durante sus años universitarios, Loki tuvo tres flechazos. Primero, con un compañero, bajo, esbelto, rubio de cabello largo y ondulado, de ojos celestes, vestido como salido de un cuento de hadas. Segundo, otro compañero, moreno, casi rapado, bajo y rechoncho, casual y rudo, casi parecía un rapero, pensaba Loki. El chico caminaba con gracia. Y tercero, un estudiante de cine, más bajo que él, cabello oscuro y ondulado, ojos café claro, y vestía como un auténtico director de cine; todo un hipster.
Fue entonces cuando Loki descubrió su atracción por los hombres de baja estatura.
Por lo tanto, aquí yace el conflicto: Loki, autista, "maricón", con inclinaciones por hombres bajitos, aún no halla puerta abierta laboral. Demonios, Loki solo anhela ejercer algo relacionado con su carrera, aunque sea como editor.
. . . Lunes 1 de enero, 2024. 1056 palabras.
HOLA, espero les guste.
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voces-y-versos · 1 month
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Sensible Capítulo 1
El sonido incesante de las cajas de supermercado llena el aire, un ritmo constante y monótono que nunca cesa. Las luces blancas de los fluorescentes se reflejan en los pasillos anchos, creando un resplandor frío que resalta la inmensidad del lugar. Es un supermercado enorme, con estantes repletos de productos que parecen multiplicarse sin fin. Aquí, en la caja 5, está Soila.
El pitido de cada producto escaneado se entrelaza con el murmullo de las conversaciones de los clientes, creando una sinfonía de ruido que Soila conoce demasiado bien. Es un sonido que la envuelve, un eco constante que parece sincronizarse con el latido de su corazón. Mientras pasa el tiempo, los pitidos se convierten en una especie de mantra, una repetición que se convierte en su única compañía durante largas horas.
Soila se encuentra en medio de este torbellino sonoro, su rostro una máscara de concentración tranquila. Cada artículo que pasa por su caja es una pequeña historia que ella conoce demasiado bien: el arroz que una familia comprará para la cena, el jugo de naranja que una madre llevará a casa para sus hijos. Sin embargo, en el fondo de su mente, una tormenta de pensamientos y sentimientos la atormenta.
Su vida es un ciclo interminable de trabajo y esfuerzo, un constante viaje en un tren de suburbanos que la lleva desde su hogar en un barrio de pobladores populares hasta este lugar de lujo. Cada mañana, la hora de trayecto se convierte en un ritual de preparación mental, donde se entrena para enfrentar el día con una sonrisa, escondiendo el cansancio y las preocupaciones detrás de un rostro amable.
En los breves momentos entre clientes, Soila deja que sus pensamientos floten libremente. Imagina un mundo más allá de los pasillos del supermercado, un lugar donde sus sueños de ser artista, guionista, escritora y poeta puedan hacerse realidad. Cada suspiro es un intento de soltar el peso de su realidad y darle vida a sus aspiraciones más profundas.
La maldición de Soila es su incapacidad para comunicar lo que ocurre en su mente. Cada palabra que intenta expresar sus pensamientos poéticos parece desvanecerse antes de llegar a su destino. Sus compañeros de trabajo la ven como una figura silenciosa, una sombra que se mueve entre las cajas sin mostrar sus verdaderas emociones. Incluso ella misma lucha por entender el caos interno que la consume.
Un cliente se acerca a la caja con una sonrisa afable, rompiendo el ritmo monótono de los pitidos. Soila lo saluda con amabilidad, pero en su mente, el pitido se convierte en un latido de su propio corazón, un recordatorio constante de su lucha interna. Mientras escanea los productos, sus pensamientos se dispersan entre la poesía que le gustaría escribir y los problemas que enfrenta en su vida diaria.
Cuando finalmente el cliente se va y el siguiente se acerca, Soila toma un breve respiro, permitiendo que sus emociones se mezclen con el sonido de los pitidos. Es en estos momentos de quietud que sus pensamientos poéticos encuentran su voz, aunque solo sea en su interior. En su mente, la lucha entre la realidad y el deseo, el dolor y la esperanza, se entrelaza en un poema interminable.
El ciclo continúa, y con cada pitido, Soila sigue escribiendo en su corazón, cada verso un testimonio silencioso de su pasión y su sufrimiento. En el bullicio de la caja 5, en medio de las luces blancas y los pasillos anchos, ella encuentra su propio ritmo, una melodía que solo ella puede oír, una forma de exorcizar su alma en el caos cotidiano.
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1 de agosto, 2024. 01:25 am. 597 palabras. Comenten si les gustó, saludos.
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voces-y-versos · 1 month
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LOKIUS AU - Bajo la luz de la luna: Capítulo 1
Loki es autista y tiene habilidades sociales muy limitadas, lo que lleva a que la gente tienda a excluirlo, asumiendo erróneamente que es altivo y egocéntrico. Sin embargo, la verdad es que Loki simplemente tiene dificultades para desenvolverse socialmente.
A pesar de lograr mantener un trabajo estable, estar lejos de su familia lo sumerge en una tristeza profunda. Realmente intenta ser independiente como un adulto debería serlo, pero es una tarea desafiante hacerlo solo.
Intentó entablar amistades en su trabajo, pero sus intentos suelen acabar mal. Solo una persona no lo juzgó por su manera de comunicarse: Mobius. Mobius era afable, con una cabellera rubia y un divertido bigote ochentero. Su nariz torcida le sumaba un encanto divino, y el hecho de que su tema preferido para hablar eran las motos de agua, hacía que Loki se sintiera extremadamente cómodo en su presencia.
A Loki le agradaba su compañía, aunque le resultaba difícil expresarlo verbalmente e incluso facialmente. Disfrutaba realmente pasar tiempo con Mobius y apreciaba poder compartir el interés especial de este último. Sentirse menos solo era reconfortante.
Además, Mobius era el único que no tergiversaba sus palabras. Como aquella vez en que el grupo de Mobius lo invitó a comer asado de cordero, y Loki simplemente expresó su desagrado por esa comida. El grupo asintió con un "entiendo" superficial mientras se disponían a irse, pero Mobius le ofreció otra opción mientras esperaba que los acompañaran.
Durante el almuerzo, cuando Loki necesitaba usar sus audífonos, Mobius a veces se sentaba a su lado. A pesar de que los demás malinterpretaban su actitud como desinterés hacia los demás, Mobius se sentaba con él sin exigirle que se retirara los audífonos.
A pesar de que dos compañeros hablaron sobre él mientras Loki estaba con los auriculares puestos, acusándolo de pretencioso por usar unos caros. Loki se sintió mal ante esa acusación, Loki necesitaba tener una buena calidad en cancelación de ruido debido a su sensibilidad auditiva.
Loki se cuestionaba por qué Mobius lo entendía mientras los demás no. ¿Habría descubierto Mobius su condición de autismo? Loki procuraba que solo sus superiores en el trabajo supieran sobre su autismo, por cuestiones laborales, pero prefería que sus compañeros no lo supieran.
Esto se debía a una experiencia pasada. Cuando era más joven e intentaba interactuar con otros, al revelar su autismo esperando comprensión, solo logró ser excluido. Su hermano Thor le contó que algunos lo alejaban más porque, al ser autista, suponían que prefería la soledad.
Aquello había sumido a Loki en una profunda depresión. No entendía de dónde provenía la idea de que los autistas desean estar solos. Él anhelaba tener personas con quienes compartir su vida. Aunque Thor le aseguraba que siempre lo tendría a su lado, Loki sentía que la actitud de su hermano se debía más a una obligación que a un verdadero deseo de amistad.
Loki anhelaba una amistad genuina, un compañero de días grises y noches sin estrellas. Alguien que compartiera su mundo de silencios, donde las películas en el cine fueran las únicas conversaciones posibles. Buscaba a quien no juzgara su rostro inexpresivo, que comprendiera su saludo desde la distancia, un gesto ensombrecido por la aversión al contacto físico.
Suplicaba por alguien que aceptara sus auriculares como su escudo ante un mundo estruendoso, alguien que respetara sus pausas sociales, sus silencios gritando la fatiga de un alma abrumada. Ansiaba un confidente telefónico, un interlocutor de susurros en una era de palabras estruendosas.
Ansiaba una complicidad que bailara en los márgenes de lo no dicho, que no se mofara de sus percepciones sensoriales, que abrazara su sensibilidad extrema y no se desvaneciera ante su danza entre la inexistencia facial y la sobreactuación expresiva.
Loki navegaba entre sombras, buscando un eco de su propia alma en los confines de relaciones superficiales. Se hallaba encerrado en una prisión invisible, donde la autenticidad era una ilusión y la conexión verdadera, un espejismo distante.
Caminaba entre rostros desconocidos, enmascarados por convenciones sociales, incapaces de percibir más allá de la superficie. Intentó, en vano, descubrir complicidad en miradas ajenas que solo reflejaban desdén o indiferencia.
Cada intento fracasado, cada gesto de exclusión, forjaba una jaula más densa a su alrededor. El rechazo se convertía en un eco sordo que retumbaba en su mente, esculpiendo su perspectiva del mundo en una amalgama de desconfianza y desilusión.
Los muros se alzaban, impenetrables, mientras su corazón ansiaba una conexión que se le escapaba como un sueño efímero. Se convirtió en un espectador solitario en una obra teatral, donde los demás interpretan papeles predefinidos, incapaces de ver más allá del guion establecido.
El mundo se convirtió en un laberinto de desencuentros, donde cada callejón sin salida lo alejaba más de la esperanza de hallar un alma afín. Los espejismos de la amistad genuina se desvanecían entre sus manos, dejándolo sumergido en la oscuridad de una existencia solitaria y sin conexión.
. . .
30 de diciembre del 2023. 814 palabras.
Hola, surgió este fanfic como un desahogo de mis propios problemas. Así que sí, solo me proyecto en Loki.
Espero les guste, habrán al menos 10 capítulos.
Comenten sus opiniones y espectativas de la historia.
Por favor.
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voces-y-versos · 1 month
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ZOMO WIRIN: Mujeres mapuche que escriben en prensa (1935 – 1968) de Marilen Llancaqueo
Por: CONSTANZA CHEUQUENAO ÑANCULEO
En un acto de profundo respeto y reivindicación, Marilen Llancaqueo, editora, nos presenta Zomo Wirin, una recopilación conmovedora de textos escritos por mujeres indígenas en la prensa a principios del siglo XX. Este libro no solo destapa escritos que permanecieron ocultos por décadas, sino que también rescata las voces de mujeres que, a pesar de las adversidades y el silenciamiento sistemático, lograron hacerse escuchar y plasmar sus pensamientos, sueños y luchas en tinta y papel.
Zomo Wirin es un título que reverbera con fuerza y significado. «Zomo» significa «mujer» en mapudungún, mientras que «Wirin» se traduce como «escritura» o «letra». Este libro es un testimonio de la resistencia y la capacidad de estas mujeres para desafiar las barreras impuestas por una sociedad patriarcal y colonizadora. Los textos recopilados por Llancaqueo nos permiten acceder a un mundo de pensamientos y experiencias que, de otro modo, habrían permanecido en el olvido. En palabras de Marilen Llancaqueo, un trabajo de «sabuesas».
Llancaqueo realiza una labor monumental al rescatar estos escritos, presentándolos con un contexto histórico y cultural que nos ayuda a comprender la magnitud de las voces que ahora emergen con fuerza renovada. Cada texto es un fragmento de historia, una ventana al pasado que ilumina las realidades vividas por las mujeres mapuche de la época, quienes encontraron en la prensa un medio para expresar sus inquietudes, denunciar injusticias y compartir sus saberes. En Zomo Wirin, las lectoras y lectores descubrirán la riqueza de pensamiento y la valentía de mujeres que, a pesar de ser marginadas, se negaron a ser silenciadas. Sus palabras nos hablan de resistencia, de identidad, de lucha por la tierra y los derechos, y de una búsqueda constante por la justicia y la igualdad. Este libro no solo es una recopilación de textos, sino también un acto de justicia histórica. Llancaqueo nos ofrece una oportunidad invaluable para reconectar con nuestras raíces, para escuchar y aprender de aquellas que vinieron antes que nosotras. En un mundo que aún lucha por reconocer y valorar las voces de las mujeres indígenas, Zomo Wirin se erige como un faro de esperanza y un llamado a la acción. Al leer Zomo Wirin, nos encontramos con un pasado que resuena en el presente, con palabras que, aunque escritas hace más de un siglo, siguen teniendo una vigencia y una relevancia abrumadora. Este libro es una invitación a reflexionar, a cuestionar y, sobre todo, a escuchar con atención y respeto las voces que, finalmente, han encontrado el espacio que siempre merecieron. Marilen Llancaqueo ha logrado, con esta obra, una contribución invaluable a la literatura y la historia indígena. Zomo Wirin no solo nos conmueve, sino que nos inspira a continuar la lucha por un mundo donde todas las voces sean escuchadas y valoradas. Es un tributo a las mujeres indígenas del pasado y un legado para las futuras generaciones.
Finalmente, quiero compartir la siguiente cita que más me conmovió:
María Rivas Mariqueo 1965. Incomprensión.
Por eso yo pienso que el indio es tímido y se ve triste, porque ha sido maltratado desde pequeño, ellos han sufrido el desprecio, las humillaciones y el odio injusto de todos. Ellos no han tenido nunca una infancia como todo ser humano necesita. Para el mapuche jamás hay comprensión, cariño ni piedad. Solo desprecio.
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