#y se puso a decir ‘acá estoy con mis putas’
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I saw a dude I dislike but who’s friends with all my friends from school at a birthday party the other day and he made a comment I didn’t like but nobody else seemed to find anything wrong with it.
And a few days after I was complaining about him with a friend who doesn’t know him and I repeated his comment and my friend went like “wtf why would he say that” and got offended on my behalf. Very validating shit.
#o sea el pibe se sentó al lado mío. puso un brazo sobre mis hombros y el otro sobre mi mejor amiga (que es amiga cercana suya)#y se puso a decir ‘acá estoy con mis putas’#más que nada me cayó mal porque él me cae mal. quizá con otra persona no me hubiera disgustado tanto el comentario#aunque claro. la mayoría de las personas no harían un comentario así con alguien con quien no son tan cercanos#no se. no me gustó. y la reacción de la amiga que no lo conoce me hizo sentir mejor sobre mi reacción afksjdj#ro rambles
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Hace tiempo estuve con un hombre muy particular, la vez que lo ví fue muy diferente a las experiencias previas y a las posteriores también, estube con varios después de él, pero ninguno me hizo sentir como la vez que nos vimos, fueron emociones mezcladas, me asusté un poco y no quise verlo más.
Pasaron varios meses y no puedo soportar las ganas de volver a sentirme así. Me decidí a escribirle y el siguiente diálogo fue lo que surgió:
- Hola, cómo estás?, hace tiempo que no nos vemos y me gustaría volver a verte, cuando estés libre escribime.
(varias horas después)
+ Hola, ,bien, vos?, hasta que volviste a aparecer!, mañana este fin de semana estoy libre, me interesaría verte, si querés venir avísame.
- puedo el sábado en la noche, quedamos en vernos el sábado?
+ si, impecable, te aviso de ante mano que tu comportamiento va a ser castigado, me imagino que estuviste con algún otro, en cuanto entres en mi casa tu cuerpo es de mi propiedad, voy a tener que volver a apropiarme de el y está vez no voy a ser tan compasivo como la primera vez.
No respondí a su mensaje, llegó el sábado y las ganas de verlo iban aumentando, me bañe, me apronte y fui hasta si casa.
Toque la puerta:
+ Hola, viniste, pasá!
(cruce la puerta y la cerré sin decir nada)
+ sácate toda la ropa y déjala allí (arriba de un estante)
+ ahora colócate contra la pared (obedecí sabiendo lo que iba a pasar, me ató las manos detrás.
Me agarró de la cara con violencia y la escupió diciéndome que le daba asco lo arrastrado, me dió un golpe en el estómago y me tiró al suelo, me pateó el estómago, piso mi cabeza y mis genitales, grité de dolor mientras le pedía perdón.
+ Esto es lo que te mereces! (Saco su miembro y comenzó a orinar me desde la cara hasta los pies).
Notó que mi pene se ponía erecto, tomó mis huevos y los apretó muy fuerte.
+El único que va a sentir placer voy a ser yo, voy a usar tu cuerpo para causarte dolor!
- soy todo tuyo papi, haceme lo que quieras.
+ No tenes que decírmelo putito de mierda!
El piso estaba frío y el olor a orina era muy fuerte, me puso boca abajo, agarró mi cabeza por el pelo y la apoyo sobre el suelo, la orina mojaba la mitad de mi rostro.
+ Abrí la boca! Puto de mierda, abrí la puta boca!
Abrí la boca y la orina fría entraba en mi boca, mientras resfregaba mi cara contra la orina se reía, parecía que lo disfrutaba.
+ Ahora me das más asco, putita arrastrada y meada!
Me levanto y me puso de rodillas, me beso y volvió a escupir mi cara, mientras me sostenía del cuello, pateó mis genitales, me le lastimo pero si me dolió luego los piso, insultandome hasta la humillación.
Me levanto como pudo y tiró mi ropa en el charco de orina, le grite que no y me golpeó muy fuerte en el estómago.
+ Te dije que no iba a ser tan piadoso!
Me dejó caer casi sin respiración, cuando pude recuperar el aliento, le pedí que me soltara, que me quería ir.
+ Ya te arrepentiste puto de mierda?, de acá no te vas a ir hasta que te salga sangre del culo! Te voy a hacer sufrir!
Me llevo a su cuarto, la cama estaba cubierta y me tiró sobre ella, seguía bañado en orina y con las manos atadas, me saco el boxer que estaba empapado y coloco una especie de palo que deparaba mis piernas. Lubrico mi culito muy superficialmente, y ató sobre mi boca un trapo que apretó muy fuerte, mientras introducía sus dedos, lubrico su miembro, era gigante.
Sin mucho tacto introdujo la cabeza de su pene y luego deslizó lo que faltaba hasta que no habia más que meter, me dolió xq me abrió de una sola vez, pero fue soportable, dejó caer su peso sobre mi.
+ Que asco me da el olor a meado que tenés! Pegó es lo que te mereces!, esto es lo más gentil que voy a ser, afloja el culo porque te lo aflojó a la fuerza!.
Creí que el dolor desaparecía cuando sentí que se retiraba y lo volvía a meter a toda velocidad, sentí un calambre y un dolor impresionante, intenté gritar y sacarlo pero me tenía sometido, sujetaba mi cadera y su pelvis se movía detrás de mis glúteos con tanta violencia que el dolor me aflojó el cuerpo, sentí como su miembro desgarraba mi carne, del placer al completo dolor, afloje mi cuerpo, él golpeaba mi cara mi espalda, hasta que tomo mi cabeza por el pelo con una de sus manos y mordió mi cuello, sentí que sus dientes penetraron mi piel de lo fuerte que me mordió, si me movía o me quejaba apretaba la mordida, por lo que quede quiero y en silencio, totalmente sumiso, sentí una especie de violación brutal.
Rogaba que terminara, mientras sentía como su cuerpo estaba dentro del mío, me causaba dolor por todas partes, sentí que con sus rodillas separaba mis piernas, soltó mi cuello pero su cincho mi cabeza para atrás como si fuera un muñeco de trapo, completamente atado, sentí que no podía respirar, me retorcía y el ejercicio fuerza, mi cuerpo tenía una forma que causaba dolor al extremo, me orine del miedo en su cama, el continuo penetrandome hasta acabar dentro de mi y al oído me dijo:
+ te llene de le he putito! Eso era lo que querías?
Mi cara era de olor y sufrimiento, me soltó y quede tirado en la cama llorando, me dió vuelta y comenzó a masturbarme, le dije que no quería y solo me miró, lo deje hasta que me hizo acabar lo limpio y lo escupió en mi boca.
+ tragalo!
Lo trague y se fue,volvió y me trajo mi ropa que estaba empapada en orina, estaba helada, me la puse y me fui de esa casa, nunca más volví ni pienso volver.
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Leonardo (3era parte)
Leo miraba a su celular y yo no podía sacar la vista de su bulto. A decir verdad, lo único que no había visto de su cuerpo ese día era su verga. Su culo mas o menos ya me lo imaginaba, el shortcito que tenia puesto no dejaba bastante a la imaginación. Me vino una oleada de One Million mezclada con el olor a cuerpo de hombre recién bañado, quizás el mejor aroma posible en la historia del mundo. Se había bañado para sacarse el olor a humo de la parrilla. —¿De qué querés hablar? Ya me imagino igual... —Es que estamos re contentos con lo que nos conseguiste boludo, posta que pueden salir cosas muy buenas si te venís a laburar full time con nosotros... —Si ya sé, pasa que es un toque arriesgado... —¿Por qué? Hasta podes no sé, comisionar si crees que te hace falta... "¿Por qué? Porque estas durísimo Leo, ni la ducha ni la comida ni las advertencias de Ale te hicieron bajar, apenas lo logra el whisky, no puedo dejar lo que tengo y arriesgarme por dos merqueros que apenas conozco" pensé. Pero no lo dije. —Pasa que estoy por renovar contrato en el departamento, es justo una época jodida... Tuve que dejar de hablar porque las notificaciones de Grindr no paraban de vibrar en la mesita. —Disculpame... —Nah todo bien, que te dicen? —Eh? —A ver, mostrame, quiero ver... —Bueno... Se sonrió mientras los mensajes de Act Masc24 desfilaban por sus ojos, la verga y la cola de ese an��nimo y de otros tantos que me habian escrito en solo media hora. Pero no era una sonrisa burlona. Era una de curiosidad. —¿Foto de cara no te pasó? —Si pero la borró porque tiene novia. —¿En serio? —Si, bah eso dice... —No digo, lo de la foto, no sabia que se podían borrar una vez enviadas... —Si pagás mensualmente si se puede, creo... No pude, no pude seguir. Leo tenia la pija despertándose y formando una carpa en su short. Me rei y segui tomando, nervioso y colorado como un adolescente.
.—¿Que? —Nada... —¿Pasa algo? —No nada, solo que estás al palo boludo... —¿Y? Se sonrió como un nene travieso al que descubrieron haciendo algo indebido. Nos miramos a los ojos y ya descubrí que estaba pasando. Leo estaba haciendo el galanteo largo que le hace un hombre hetero a una mujer, el cual puede durar horas. Hay que comer, tomar, llegar a su corazón, hablar bien sin quedar como un degenerado. No Leo, entre varones es distinto. Podes ir al grano enseguida, pelas la verga y listo. —¿Pensas hacer algo con eso? —Y a vos que te parece que puedo hacer guachin? La música electrónica aburrida de Ale había terminado y el algoritmo de Spotify ya tiraba cosas parecidas. Leo dejó mi celular en el sillón, yo dejé el vaso en la mesita y comenzó a sonar Sexy Boy de Air. Me pareció muy loco, muy adecuado, muy para ese momento. Giré la cabeza hacia donde estaba el parlante. —¿Que pasó? —No boludo, esta canción...es muy loco. —¿Que? Lo sentí acercándose a mi. —No, que cuando yo estaba en la secundari-- Giré y ya tenia su cara a centímetros mío. Leo comenzó a besarme tímidamente. Nuestras barbas y nuestros labios se rozaron y se abrieron, dando paso a la punta de nuestras lenguas. No escuchaba otra cosa mas que su respiración sobre mis mejillas, no quería saborear otra cosa mas que su saliva por el resto de mi vida. No podía creer que finalmente eso estaba pasando, el corazón me latía de una manera bestial, me latía la cabeza al unísono, me latía la verga. Leo era mío. Me calentaba todo lo que estaba pasando, el ruidito de nuestras bocas separándose, la música acorde, la forma del sillón que nos invitaba a hacer 300 posiciones distintas. Agarré su nuca y lo sentí muy profundo en mi boca, su lengua queriendo penetrarme hasta el alma. Eso no era fingido, eso eran ganas que estaban dentro suyo hace rato. Los dos queríamos que esto pasara, yo no estaba loco. Él comenzó a tocarme el culo, a agarrarlo con fuerza mientras su lengua se encargaba del otro extremo de mi cuerpo. Por primera vez en mi vida, no sabía como seguir así que dejé a cargo a mi instinto por el resto de la noche. Sin dejar de besarlo, me subí encima suyo y comencé a sacarle la remera. Lo terminó de hacer él. El torso mas hermoso del mundo estaba adelante mío para que yo lo lamiera, me lo coma entero. Lo contemplé con la lujuria que un hambriento encara un buffet, no pude evitarlo. Todos esos músculos mas definidos que nunca, como formando una flecha hacia abajo, invitando a sus genitales. Pero Leo era de los míos, le gustaba besar. No me dejó hacer nada en su pecho y siguió trabajando en mi boca con su lengua. Yo acariciaba sus pocos pelitos del pecho y agarraba con fuerza sus pectorales mientras él estrujaba mi culo. Nuestras vergas al palo por encima del pantalón, se saludaban en el roce que daba el ritmo de nuestros besos. Arriba, abajo, arriba, abajo. Ahí estaba yo, ebrio en la madrugada porteña, cabalgando al hombre mas hermoso del mundo y cautivo de su aroma a One Million y whisky. Ahí estaba él, siendo oficialmente ¿bisexual? ¿bicurioso?, penetrándome con su lengua y obsesionado con apretar con fuerza mi cola. —Che... —¿Que? —Tenés re firme el culo... Me reí, no pude evitarlo. En otro momento ese comentario me hubiera hecho mierda, pero esa noche me pareció hasta tierno. —Pareces sorprendido... —Es que no sé, nunca me lo puse a pensar... —Gracias. Corté la charla para seguir con más besos. Leo era de los míos y además besaba excelente: la presión justa en los labios, el ritmo adecuado en la lengua y saber cuando usarla de manera profunda, respiración para estar presente, caricias.
Noté que nuestras vergas ya tenían las puntas demasiado mojadas, había llegado el momento de bajar. Ahora si me dejó recorrer su pecho con besos y más lengua. Me vi muy tentado por sus pezones, rosaditos y redondos, en el lugar correcto del pectoral. Los besé y funcionó, Leo lanzó su primer gemido. Di vueltas en uno con mi lengua, seguí chupando y besando pero no mordí. No quería asustarlo, quería tratarlo bien. Besé sus abdominales, los cuales admiraba en silencio desde hacía horas y también desde aquella vez cuando vino al trabajo ese día de lluvia y se veían a través de su remera, mojada y pegada al cuerpo. Finalmente bajé el short de golpe, no quería demorar más la revelación. Ahí estaba, la verga más hermosa de la ciudad. Gruesa y no muy larga, rosada y venosa, inclinada tímidamente hacia la derecha como pidiendo perdón por estar tan dura y tan babosa en la punta. Iba a comenzar a comerla cuando Leo se inclinó para agarrar el vaso de la mesita y seguir tomando. Aproveché ese momento para bajarme la bermuda y empezar a tocarme. Él se echó para atrás en el sillón, mirándome con aprobación y ofreciéndome su carne, abierto de piernas. Comencé lamiendo la cabeza, por encima de la piel. El gusto saladito del preseminal me llegó y me volvió loco, Leo tenia el glande lleno, brillante y baboso. Un gran chupetín de carne, todo para mi. La seguí besando, oliendo y Leo me miraba sorprendido de mi admiración hacia su falo. Momento de empezar a tragarla como solo yo sé, entonces vinieron más gemiditos de Leo. —Ufff...que hijo de puta. Seguí tragando y cabeceando, llenándome la boca de pija y mirándolo a los ojos. Chupando y tocándole los pezones, lamiendo y haciendo piruetas con la lengua en la punta de su cabeza. Sentí la piel de sus piernas volviéndose de gallina, sus pocos pelitos erizándose en esos cuádriceps hermosos que hubiera lamido enteros al mismo tiempo si tuviera dos lenguas. Hacía tiempo que no me sentía tan servicial, tan putito y tan sumiso con mi hombre. Quería que tuviera la mejor noche de su vida. Leo se inclinó un poco hacia adelante, agarrando mi cabeza con una mano y comenzó a sobarme el culo con la otra. Arrodillado y atorado con toda su carne, yo estaba extasiado, el cerebro me latía y todo me seguía dando vueltas. —Bancá, veni...veni un poquito mas para el medio...eso. Leo me movió como si estuviera calculando algo, una posición antes planeada. Como un plano que debía captar una cámara, una manera en la que siempre quiso verme, ya sea él...o cualquier otra persona que haya estado viendo esa escena? Siempre que chupo verga, comienzo con el entusiasmo de un becerro sediento y a los 5 minutos medio que me aburro y ya estoy pensando en otra cosa. Y ese gesto me hizo pensar en otra cosa, delirante y paranoica. "Ale no se fue. Ale sigue acá en el departamento." Lo miré a Leo y se lo pregunté con los ojos, temeroso de que todo esto fuera mentira y como en Carrie tangan preparado un balde lleno de sangre de cerdo para tirarme encima. No podía ser, nadie podía fingir estar pasándola tan bien, ni con el Viagra mas potente y todo el alcohol del mundo. A menos que una situación así sea justamente lo que lo excite... Como respuesta recibí un chirlo en la cola. Gemí como una puta de mierda. —¿Te gusta? Dije que si, sin dejar de comer verga. Otro chirlo más, otro gemidito mío. Otro. Y otro. Paf. Mi glúteo retumbando en todo el barrio. Con cada golpe me sentía mas lejos de ese mundo, flotando por encima del sillón y entregadísimo para que Leo me haga suyo en todas las posiciones posibles. —Uff...a ver esto como está... Se lamió dos dedos y empezó a jugar con mi agujero, separando mis nalgas que ya estaban calientes y rojas. Metió uno, luego el otro. Los chupó y los volvió a meter. Los volvió a chupar (si, chupar) y ahí dejó caer saliva para lubricar mejor. Mandó los dos dedos de una para adentro, no pude evitar dejar escapar un gritito. —Casi eh? Vení... Me agarró del pelo y me besó profundamente en la boca de vuelta. Yo ya no era una persona, ni quería serlo: yo estaba ahí para él, para hacer lo que él quisiera. Mi
placer no importaba y no importar era justamente mi placer. Este hijo de puta lo había logrado, me tenía como quería. Había insistido y ahí estaba, arrodillado en su departamento y entregadísimo a su lengua. Se detuvo y me miró fijo a los ojos 2 segundos, en silencio. —Paráte, guacho. Hice lo que me dijo y el también se puso de pie. También me hizo dar vuelta y ponerme de rodillas sobre el sillón, mientras me agarraba del brazo y decía esas ordenes con aliento a whisky y usando su voz seca. Me hizo alejar mi propia mano de mi verga. —No. No te toques ahora. Me arrodillé en el sillón y se ubicó atrás mío. Empezó a comerme el culo con pasión y fuerza. Su lengua penetraba mi agujero y enviaba calor hacia arriba de mi cuerpo, su respiración y el roce de su barba me hicieron gemir sin dudarlo ni un segundo. Me di vuelta para ver su cara enterrada en mi orto y no lo podía creer. Otro chirlo, esta vez seguido de un profundo beso de nuestras bocas. Me pude oler en su boca, como antes el olió su verga de la mía. Nuestras barbas por fin se hermanaban con el olor de ambos genitales, lo cual me volvió loquito y por inercia me empecé a tocar. —Te dije que no, no te pajees. Esperá. —Lo que vos digas, haceme lo que quieras. Me puse nuevamente dándole la espalda, de rodillas en el sillón. Enseguida empezó a lamer el final de mi espalda (no me animé a sacarme la remera, ni me dio tiempo tampoco), siguió con mis glúteos, los mordió, lamió, siguió lamiendo y lamiendo. Mi agujero, el perineo, mis huevos. Y mi verga, desde la base hasta la punta. Y de vuelta hacia arriba: mi verga, mis huevos, mi agujero. Y de vuelta hacia abajo, y así. Una descarga eléctrica me recorría todo el cuerpo cada vez que el ciclo con su lengua empezaba de vuelta. Lo alternaba escupiéndome el agujero, metiendo un dedo, una nalgada. Y volvía a empezar. —¿Te gusta guachin? —Mucho, mucho hijo de puta... —¿Como? ¿Qué me dijiste? —Hijo de puta. Otra nalgada. Si sigue haciendo esto voy a acabar sin tocarme... Mi espalda era un río de sudor y pude ver que Leo también tenía calor al ver los pelitos de su frente mojados. Cada gemido mío lo hacia aumentar el ritmo de su lamida y a la vez cada lamida aumentaba mis gemidos. Leo se puso de pie y pude sentir su glande en la puerta de mi culo.
—Pará, tenés un forro? —No tranqui, hoy no te la voy a meter. "Hoy" "Hoy no..." —¿Estas seguro? Yo no me había preparado del todo pero necesitaba esa carne adentro, ya no me importaba nada. —Si guacho, no doy mas, quiero largar. Por primera vez en un rato largo me sentí su par, yo sentía lo mismo y quería que me llene de leche cuanto antes. —¿Dónde la queres? —En el pechito me gusta pero donde vos quieras —Ah sos re morboso...dale. Me saque la remera y me quedé arrodillado en el piso, viendo desde abajo como este hombre sacudía su hermosa carne cerca de mi cara. —Uff...que lindo. No sé bien si le parecía lindo era yo o el momento. No me importaba. —Aahhh, ahí vengo ah, ahí vengo! Abrí la boca, de puta nada más. Todo su semen caliente, MUY caliente cayó sobre mi cuello y mi pecho. Lo atajé con la mano, en parte para que no se cayera sobre mi remera y en parte para juntar esa hermosa esencia de hombre. Leo siguió tirando leche un par de segundos más, el olor de su líquido ya me invadía entero y pude sentir como estaba sintiendo él con solo mirarlo. Sus ojos se clavaron en los míos mientras mi pija estallaba en leche, espesa y arrojada sobre el suelo y parte en sus zapatillas. Durante 2 segundos nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos. Después Leo se sentó en el sillón y bajó lo que quedaba del whisky de un trago. Me miró. —Uh, era el tuyo ese vaso! —Todo bien. Voy al baño. —Vaya nomás... Me miraba en el espejo mientras me limpiaba el semen con papel higiénico y fui enojándome poco a poco conmigo mismo. Otra vez en un baño, limpiándome los restos de algo que no es real ni lo será. Solo. "Soy un pelotudo, caí en todo como un tarado, que pelotudo, tan débil se puede ser? Todo por chuparle la verga al forro este, al pedo. Otro error, otro error como siempre". Ya no éramos compañeros pero otra vez era víctima de Leo: otra vez el estaba ganando y estaba haciendo lo que él quería que yo hiciera. No era un exageración, todo eso estaba calculado y yo entré como un idiota. "Ale no se fue del departamento, seguro." Presté atención a los ruidos que venían del living, espié por la cerradura otra vez paranoico, solo que ahora se le sumaba una enorme decepción conmigo mismo. Nada, Leo mirando su celular. Salí. Mis objetivos eran 3 y muy claros: ponerme la remera cuanto antes, irme y parar un taxi. —Bueno che, me voy. —¿No querés que te lleve? La puta que te parió, Leo. —Nah, bajamos y paro un taxi en la avenida. —¿Seguro? —Boludo, te bajaste una botella de Back Label casi y queres manejar?... Leo se rio alcanzándome mi remera y sinceramente parecía otra persona a la que fue durante todo el asado. Todo eso era parte del mismo teatro para hacerme renunciar y trabajar en su empresita nueva, no tenía que claudicar y otra vez caer en sus encantos de machito de barrio. Mientras nos preparábamos para bajar empezó a comentarme el día que lo esperaba en unas horas, con su mamá y el marido de su mamá y no sé que otras cosas. Claro, el dios sexual de recién tenía que ser alguien humanizado ahora, tenía que tratarme como a un igual para que el plan funcionara. Pero yo no era ningún idiota. Bajamos en el ascensor y siguió contándome sus cositas, preguntándome que horario hacia en mi trabajo, adonde me convenía tomar el taxi. Su seducción no paraba y el viaje de 14 pisos se hizo eterno pero no había forma, yo no iba a rendirme solo por un varón que esté bueno y chupe bien el culo. Por favor. Llegamos a la puerta del edificio y afuera había viento fuerte, olor a tormenta a punto de largarse. —Bueno, hablamos entonces. —Para guacho...vení. Su mano se posó en mi hombro y luego de 2 segundos se mudó a mi nuca. Leo miró para los dos costados, por si alguien venía. Y me besó con mucha fuerza, sonriendo. Respondí con mi lengua, por mas que fue muy breve. Su sonrisa cuando nos separamos fue de travesura, otra vez. —Ahora si, avisame cuando llegues. —Chau, boludo. Camine 3 cuadras y pude alcanzar un taxi antes de que se largara a llover. Durante el viaje cerré Grindr y merodeaba por Instagram, viendo una y otra vez las stories de Leo y las de Ale,
buscando detalles que se me hubieran escapado. Me inundaba una mezcla de decepción y vacío, la cual iba de la mano con una relajación extrema por haber tenido un sexo impresionante. Pero no, no hay chance. "Tan mal no me va en donde estoy ahora, no me puedo arriesgar...es plata segura versus plata incierta" Esto último rebotaba en mi cabeza porque me lo repetía a mi mismo como un mantra, iba y venia, chocando, subiendo y bajando. Ya en mi cama, escuchaba el agua caer y me dormía cuando sentí en el dorso de mi mano olor a la verga de Leo y un rastro de One Million. Firme y presente. Medio consciente, medio dormido, le di lugar a la otra cosa que rebotaba en mi cabeza, esa otra idea que chocaba con la anterior, eso que no llegaba a ser una idea, era nada. Entonces, adicto a la nada, le di lugar y la escuché. "...hoy no te la voy a meter." "...hoy no" "...te la voy a meter." Hoy no. ¿Mañana? "Hoy no se fía, mañana sí" me dije a mi mismo y me dormí, sonriéndole a la nada como un tarado. Ese mismo lunes, renuncié.
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Lesbian Fantasy
Ella era una profesora de química, siempre muy elegante y sensualmente maquillada. Me gustaba porque era muy centrada en su labor, sabía como explicar y que entiendan. Así como pude entender su materia, percibí que necesitaba más placer del que podían darle. Creía que merecía muchos orgasmos, por todo el cariño y sabiduría que ella emanaba, pero creo que tenía miedo de recibirlos, estaba cerrada en sí misma, y yo quería liberarla.
Una tarde después de clase me quedé hasta lo último preguntándole dudas sobre unas fórmulas. Al terminar, intenté mirarla lo más intensamente posible, fue cuando noté que se empezaba a poner nerviosa... Sí, a ella también le gustaba. Desde el primer momento sentí esa energía lésbica que sólo nosotras conocemos. Es como mandar una señal, llega o no llega.
Sonrió y me preguntó:
-Ahora te vas a estudiar a tu casa?
-Amm... sí, le dije. Pero todavía no, quisiera quedarme un rato más... practicando. -insinué mirando hacia abajo y de reojo.
-Bueno, nos vemos la próxima. -atinó a responder mientras juntaba sus papeles.
-Espere profe, hay algo que quiero decirle...
Me animé a acercarme mientras se paraba.
-Si, que pasa?
-Me gusta mucho su pelo perfectamente lacio, me encantan sus ojos verdes, ese perfume que usa le queda tan excitante, y esas manos se ven tan suaves... la verdad que me vuelvo loca por probar su boca...
-Eehh, gracias, tengo que irme. Dijo confundida con su respiración agitada. Está mal lo que estás haciendo Luciana.
-Digame Luli, profe, y usted sabe de todo esto, no me lo niegue, sea responsable de lo extremadamente sexy que es, soy una adolescente que ya ha explorado mucho, no soy una novata
-Basta, por favor, pueden echarme por algo así, permiso, tengo que irme
Su voz parecía entrecortada y triste, pero hasta en ese tono me calentaba. La frené del hombro para que no siga avanzando y me miró directo a los ojos mordiéndose los labios.
-Dale, ya se fueron todos, nadie va a entrar a este aula, me encantaría besarte, tocarte esas tetas, aaay.. porfis dejame probarte -le dije con mi voz de colegiala inocente.
-No me hagas esto, sos muy linda...
-¿Te gusto? Mmm
-Sí, y mucho..
Se estaba acercando a besarme cuando la paré acariciando sus labios con mis dedos. Se inclinó hacia atrás esperando una acción mía, entonces le susurro al oído:
-Primero quiero probar tus labios más sensibles, beber tu elixir, conocerla... me dejas?
Comencé a agacharme mientras le subía la pollera y le bajaba la tanguita tan húmeda y con un aroma que me volaba la cabeza, se le escapó un gemido que me afirmaba que necesitaba eso tanto como yo.
Abrió un poco las piernas apoyada contra el escritorio y yo me mantuve contemplando esa concha al menos un minuto mientras me miraba con desesperación. Suavemente acerqué mi boca y empecé a darle besos que ya estaban bastante pegajosos. Continúe besándola cada vez más intensamente, como si fuera su boca, moviendo mi cabeza de un lado a otro.
Se aceleraba su respirar y yo no podía parar de saborear esa concha deliciosa que estaba probando. Hasta que se sentó arriba de la mesa y se abrió un poco más. Ahí pude pasar mi lengua por cada milímetro de esa obra de arte. No podía creer que ese momento fuese real, sentía que le estaba diciendo todo con mi lengua moviéndose en su clítoris. Se mojaba, estaba muy caliente.
-Muy bien, Luli, así...
Me dijo eso y yo me sentí la más feliz del mundo, complaciendo a su profesora preferida. Seguía lamiendo todo ese jugoso manjar y besándola, succionando, mirándola mientras disfrutaba, hasta que me di cuenta que ese momento no se tenía que terminar nunca, teníamos que prolongarlo todo lo posible. Pero ella se excitaba más y más y cada vez estaba más cerca de acabar... Entonces me paré y le dije:
-Voy a aprobar después de esto?
Cerró los ojos suspirando y respondió:
-Estamos jugando un juego muy peligroso, me estás haciendo sufrir, jaja
Con esa risa del final yo también sonreí, y le pregunté
-¿Pero sigo o no? ¿Qué necesita que haga profe? Puedo hacer lo que me pida, estoy acá para complacerla en lo que desee sexualmente
Esta vez frunció el ceño mordiendose los labios y me dijo
-Sos terrible, nena, me vas a matar
-Eso es lo que quiero, que mueras de placer en mí, dale
-Bueno, seguí putita, seguí chupandome la conchita que tanto te gusta
Al decir esto me agarró del pelo y me empujó hacia abajo, ya a todo esto yo estaba hirviendo de calentura, tenía tantas ganas de estar ahí entre sus piernas..
-Mmm, que rica que es, me encanta!
No sólo se la chupaba, saboreaba todo su flujo, la seguía besando, la frotaba con mis dedos, y no paraba de lamer de abajo hacia arriba y especialmente al rededor del clítoris que ya tan hinchado y enrojecido estaba. Ella temblaba, me miraba, gemía, contraía sus músculos, y yo no podía parar, quería sentirme su esclava, su mejor alumna, su puta, su nena..
-Aaaaayy sí, así, así, aaaaahhhhhh dioss, mmmmm sí dale así puta, comemela toda aaaaaaahhhh
Pude sentir ese delicioso e intenso orgasmo en mi boca, en mi lengua, en todo mi ser, estaba extasiada, su concha era mi nueva droga, me iba a volver adicta a ese jugo.
Me paré y le dije,
-Ahora sí te quiero besar...
Chapamos como dos insaciables tocandonos, frotandonos, sacandonos lo que llevábamos puesto, manoseandonos las tetas. Fue ahí cuando me puso contra la pared y me bajo el pantalón. Jugó con mi tanga, metiendola más en mi culo, sacandola, y poniéndomela otra vez. Hasta que me la arrancó y la puso en mi boca. Quería ser su sumisa y ella estaba disfrutando de su poder. Se chupó un dedo y me lo metió en el culo, de a poquito. Lo sacaba, lo chupaba, y lo volvía a meter, así unas diez veces.
-No te imaginas todo lo que te haría nena, mira cómo estás..
Yo no podía hablar porque tenía mi tanga en la boca, pero la miré y le dije que sí.
En ese momento escuchamos ruidos desde otro lado que cortaron todo el ambiente, así que la profe asustada, me soltó, se peinó, y comenzamos a vestirnos rápido, como si nada hubiese pasado.
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OASIS
(Capítulo 2) para leer el capítulo 1 click acá
— ¡Ah, vos sos un hijo de puta Santiago! —
Escuché gritar a Abril desde la cocina de nuestro departamento. Yo estaba en mi mundo, escuchando el disco de Jeff Buckley, tomando un vinito y disfrutando del cómodo sillón que el papá de Abril nos había regalado. En ese momento me encontraba en el proceso de escribir una especie de texto poético sobre lo que me generaba el “amor/Odio" de los hermanos Gallagher, los líderes de la banda Oasis. Mientras lo escribía, recordaba lo distinta que era mi vida hace algunos años, Cuándo deseaba más que nada ser una estrella de la literatura Moderna. La fantasía del escritor joven, guapo y exitoso era una mentira. Algo que me había inventado para lidiar con mi realidad. A nadie le interesaba un carajo mis textos, El sueño se había ido en picada después del fracaso de mi primera novela “Los cuentos oscuros de Borges“. Honestamente a mi me parecía un título de mierda, pero a la gente de la editorial le pareció “Revolucionario“ o como le decían ellos “Ideal para sorprender a las nuevas generaciones“. Claramente no sorprendió a nadie y eso fue lo más doloroso. Me sentí un fracasado. Un ridículo, que exponía su intimidad hablando de temas que a nadie le interesaban. También de alguna manera fue un fracaso económico para mí y para la editorial, la cual me hizo un contrató mediocre escondido detrás de la ilusión de un joven que soñaba ser el nuevo Julio Cortázar pero que quedó solamente como un simple escritor frustrado. De alguna forma había encontrado la felicidad detrás de todo lo malo, mi vida era diferente a lo que había soñado, pero no era mala. Sin querer, después de mi derrota, entendí que algunas veces encontramos un camino que no es el nuestro, pero no siempre es el camino incorrecto. Muchas veces la vida termina mostrándonos otras zonas de luz en ella, no solo la que buscábamos. Mi presente era eso. Trabajaba de algo que no era mi pasión, pero era lo suficientemente cómodo como para darme tiempo a dedicarme a mi segunda actividad favorita, perder el tiempo. Vendía muebles por Internet, desde mi casa. No tenía jefes, ni ningún pelado imbécil que me diga que no podía llegar tarde. Abríamos las puertas, o mejor dicho me levantaba de la cama a las doce, Trabajamos hasta las dieciséis y después descansaba. Me dedicaba a hablar con amigos, mirar porno y escuchar música. Al terminar volvía, enviaba mails y hacía envíos. A las diecinueve apagaba la computadora y me dedicaba a mí. Todos pensamos que no lograr nuestros sueños es malo, pero la verdad creo que a veces está perfectamente bien fallar. Y si equivocarme me había llevado a encontrarme con el presente, en el que estaba abril, deseaba fallar todos los días de mi vida.
— ¿Por qué Abril? —
— ¡Te comiste todo el helado nene! ¿Por qué siempre sos tan glotón? —
— Perdón, te juro que pensé que no querías más. —
Sospechaba que Abril quería. Pero esas últimas cucharadas eran un pecado que deseaba cometer. Incluso un arriesgo de fumarme los reproches interminables de ella.
— ¡Que suerte que hice panqueques! Me acordé recién. Compré dulce de leche hoy… Quedan solamente dos, mala suerte por vos mi amor. Son para mí. —
Me sentí estafado, como no me iba a dejar sumergirme en esa oscura tentación que eran sus panqueques caseros.
— ¿Cómo dos para vos? Me tenes que dar uno. No podes tener tanta maldad. —
Realmente no podía quejarme. Abril era el tipo de chica que prefería quedarse con hambre, solo para que la persona que amaba coma un poquito más. Ella era eso. Siempre que pedíamos empanadas, eran cuatro de carne picante y dos de pollo para mi. Ella se pedía cuatro de verdura, y dos de carne cortada a cuchillo. Al final, yo terminaba comiéndome las mías a una velocidad increíble y me quedaba mirándola. Se daba cuenta que seguía con hambre y ella me ofrecía las últimas dos. Mi orgullo decía que no, pero con un amor infinito me respondía —se que seguís con hambre, tranqui, no me hace nada, es comida. — en el momento no entendía el enorme gesto que era. Pero más tarde comprendí que ella era capaz de quedarse insatisfecha con tal de que yo quede satisfecho. Detrás de esos actos se escondía la esperanza, esa luz que había perdido cuando estaba con la cabeza en Maite.
— ¡Vos ya comiste helado, perdiste Santi! Aparte, vos no me compartiste ni una cucharada. —
Se acercó y me beso en los labios. Tenía sabor a dulce de leche, crema y amor. Se sentó al lado mío, puso el plato con panqueques entre sus piernas y tomó el control.
— Siempre haces lo mismo. me equivoco y haces cosas ricas para tentarme. Detrás de esa cara de buena se esconde un demonio con planes maquiavélicos y vengativos — le dije.
— ¡Ahora soy maquiavélica y vengativa! Usted señor se come todo, incluso el helado. Pero yo soy la mala. Vos te comiste el helado, yo los Panqueques, estamos mano. —
— No pero…— Me interrumpió.
— No seas chiquilín mi amor, no te enojes. Una déjame pasar, ¿dale? Contame que estas escribiendo. —
Mientras tanto encendía el televisor, y apagaba la música de fondo.
— No me enojo, ¿pero me das un poquito? —
Tomo la cuchara y la llenó de dulce de leche. En un gestó casi maternal la metió en mi boca con delicadeza.
— Listo, Ahora contame, que escribiste. —
— Estoy escribiendo sobre la banda Oasis. —
Yo sabía que era muy difícil que Abril conozca a Oasis, ella era el tipo de chica que tenía en su Playlist un repertorio completo de canciones de Arjona, Reik y Cristian Castro pre platinado rubio.
— Me gusta la relación amor/Odio de los hermanos Gallagher. Ellos eran una de las mejores bandas de la historia, pero se llevaban tan mal que se separaron y no volvieron a hablar. Imagínate el odio que se tienen… —
— Rencorosos los chicos….. —
— Encima podes creer que se hicieron solistas. —
— ¿Como los Jonas brothers? Que se separaron, e hicieron carreras solistas. —
— ¡No los podes comparar! — No puedo creer que me comparaba, Oasis con los Jonas Brothers.
— No los comparo, pero ellos también se separaron. —
— Lo que quiero decir es: que estos hermanos se odiaban. Pero musicalmente, juntos eran la voz de una generación. Sus canciones son hermosas. Claro, no puedo negar lo tóxica que era su relación. Liam era la magia, pero Noel era la mente detrás de la banda. —
— Mira vos, mejor que se separaron…—
— Abril la separación de Oasis es una de las peores cosas que le paso a la humanidad.—
— Pero me decís que se amaban y odiaban. ¿Para que seguir, no? Si el vínculo no es sano, mejor alejarse, tomar un aire y hacer cosas solos.—
— Si, eran tóxicos ¡pero no importa! en el escenario funcionaban muy bien. Se llevaban pésimo en la vida, pero eso era parte de su arte. —
— Pero se odiaban Santi. De nada sirve que funcionen bien en un aspecto. Tienen que funcionar bien en todos, sino claramente tienen que seguir caminos diferentes. Es como en las relaciones… —
No le alcanzo con comparar Oasis con los Jonas Brothers que ahora los compara con las relaciones.
— Estas hablando de relaciones. Ellos eran una banda de rock, era su forma de vivir su música. Sexo, drogas, alcohol y peleas. El sueño de dos simples chicos de Manchester. —
— Lo que digo, también se aplica para una bandita de rock. — No podía creer lo que escuchaba. —
— ¿Como una “Bandita de rock “? —
— Bueno amor, una banda de rock. —
Me hizo la señal de cuernitos típica del rock y saco la lengua. Se veía hermosa. Estaba despeinada, con un buzo gris tejido y una calza negra. Tenía los pies manchados por la suciedad del piso y aún con la poca luz del Living se veía como un ángel. Como mi ángel de la guarda.
— Soy tu rockerita, fan de tu banda — Me dijo sonriendo.
Me acerque lentamente a ella. Saqué el plato de sus piernas y lo puse en la mesa.
— Se dice groupie mí amor. — Le dije.
— Bueno soy tu groupie. —
Me beso otra vez, y subió sobre mi cuerpo. Comenzamos a besarnos arriba del sillón.
— Vos sos mi wonderwall — agregué.
Seguramente sospechaba que le había dicho algo lindo, pero dudaba que supiera realmente que era wonderwall. Una palabra inventada, a la que yo le puse un significado especial y único. Un significado que solo tenía el valor necesario dicho por mí para Abril.
— Si, soy lo que vos quieras que sea. — Ella ya era lo que yo quería. Era más de lo que yo había pedido al universo.
La volví a besar con intensidad, tocaba su cuerpo por debajo de la ropa, la textura de su piel era increíblemente suave y delicada. Ella me sacó la remera, me empezó a besar el pecho y el cuello. Sentía sus labios en mi piel y eso me exitaba de una manera increíble. Se saco el buzo gris y pude ver su cuerpo. A diferencia de mis otros amores del pasado tenia un cuerpo perfectamente imperfecto. Era natural, su cuerpo no fingía ni pretendía ser amado por nadie más que por ella. Eso me hacía amarlo más a mí. Era delgada, con pechos firmes, un lunar en el abdomen y un tatuaje de una frase en las costillas. Mientras hacíamos el amor pensaba en todo lo que sentía por ella. Por primera vez en mi vida entendía qué era realmente hacer el amor, muchas veces en el pasado lo había intentando y no lo había disfrutado. Nunca me había gustado ese tipo de sexo, me gustaba lo salvaje de coger. El sentido frenético de explorar otro cuerpo. Tener una hembra en celo arriba mío y ver como toda esa inmensidad quemaba solo por mi. Hacer el amor era eso para mí. Con abril pude descubrir que el sexo y el amor están más relacionados de lo que creía. Deseaba a la persona que amaba, y deseaba el amor que ella me daba. A diferencia de otras personas con las que estuve, yo no quería estar con nadie más. No tenía una Maite viviendo en mi cabeza.
Terminamos de hacer el amor. Y nos quedamos felices y satisfechos. Sentimos frío y fui a la habitación a buscar una sabana para abrigarnos. Nos acostamos desnudos en el sillón y por un momento pensé en que si hubiera realizado mi sueño de ser escritor jamás hubiera vivido eso, ese hermoso momento. Y si algún dios místico me daba la oportunidad de vivir ese “Éxito literario” y borrar este presente, mi presente ¿lo haría?. La mire a ella, y entendí que estaba en el lugar correcto. Me alegré de fallar, pero más me alegré de decidir y de arriesgarme a volver a amar.
— ¿Vemos la peli al final? ¿hago zapping o metemos una película de Netflix? —
Entre los muchos dones que tenia Abril, se encontraba el de tener suerte. Encontraba películas increíblemente buenas, sin buscarlas. Recuerdo que una vez encontramos Un tranvía llamado deseo, de Elia Kazan. De las primeras películas de Marlon Brando, con un Marlon diferente. Joven, apuesto y sin tanto odio por la sociedad y más precisamente por Hollywood. Lo primero que me dijo cuando terminó la película fue que Marlon era excelente, pero que no podía creerle el papel de malo. Que un hombre tan oscuro, no podía ser interpretado por un chico con una mirada tan dulce. Pocas veces en la vida, logré coincidir en la mirada de Marlon con alguien. Él era una de las personas que más admiraba en la vida, no tanto por sus películas, sino por su historia y su personalidad fuera de las cámaras. Para la prensa americana Marlon era un Playboy, que no le pedía permiso a nadie. Podía acostarse con la mujer que el deseará, podía llegar a cualquier lugar solamente por el poder que tenía. Una mentira. Marlon era una persona totalmente intimo, estaba muy lejos de los rumores que hablaban mierda de él. Yo me había criado observando al detalle su personalidad. Con los años formé la opinión más cercana a lo que realmente creía que el fue. Un pobre chico que nunca pudo superar la mierda de su infancia. Un pibe que cuando creció no pudo formar nada, por las inseguridades y miedos de su pasado. Marlon era la persona más cercana a mí, pero yo estaba muy lejos de querer ser él. Yo no quería volver a sentirme así.
Abril continuaba taladrando el control.
— ¿Santi, ¿mañana no tenemos el cumpleaños del bebé de Gomez? —
Realmente no recordaba y no quería pensar en el bebé en ese momento.
— ¿Podes ir más lento? No puedo ver. —
— La atención que me prestas… — Me susurro. Preferí volver a ignorarlo.
— ¿Qué estás buscando? Deja algo Abril. —
— No, quiero que mi intuición me diga : ¡Abril Shur Alto!
— Dale amor elegí, me duermo. —
— Bueno a ver…. —
El zapping se detuvo, y casi como una cachetada inesperada a mis recuerdos, volvió aparecer una película que me llevaba a un lugar que yo no quería volver. Recuerdos que venían acompañados con un personaje que había sido muy importante para mí.
— ¿Cuál es? Se me hace conocida. —
— Es, si tuviera 30 —
— Este el actor es….. El que aparece en la película de los vengadores. —
— Mark Ruffalo y la otra es Jennifer Garner —
Con el paso de los años aprendí que la actriz que hacía el rol protagonista, no era Julia Roberts, sino Jennifer Garner. Eso también era crecer.
— ¡Para, si la vi! Me encanta! La vamos a ver! —
— No me gusta mucho… ¿podemos ver otra? —
— No. La vamos a ver. Siempre elegís vos, ahora me toca. No seas egoísta, Santi. —
— No quiero. Me trae malos recuerdos. —
— ¿Acaso te recuerda a tu ex? — Me dijo, con una mirada pícara. —
— No, de momentos feos. Bueno, vamos a verla. —
— Viste, por eso te amo… —Me beso y volvió a mirar la película.
Hacia algunos años que no sabia nada de Maite. Un día toda esa relación que habíamos tenido durante tantos años terminó muriendo. O mejor dicho, Maite la mato.
En los meses que le siguieron al distanciamiento de ella, miraba Si tuviera 30 tres veces por semana, ese era el vínculo por el cual yo me volvía a encontrar con ella. Con lo bueno y lo malo. Un día en la vida de Maite apareció un tal, Francisco. El tema es que el tipo apareció y le voló la cabeza. El era ingeniero, unos años mayor que ella y tenía “Todo lo que yo no tenía” más que nada plata. Algo que para ser honesto, en ese momento no tenía. Ahora tampoco igual, pero por lo menos tengo una estabilidad laborar. Más mental que económica. Un día ella apareció por mensaje después de meses sin saber nada y me dijo que me iba a borrar de todos lados. Que no la busque y tampoco trate de contactarme con ella. Se limitó a decirme — Fran no quiere que siga teniendo contacto con vos — y — Lo que vivimos fue hermoso pero solamente quiero estar viviendo el presente, necesito borrar mi pasado para ser mejor, para ser ideal para él — así como si yo fuese menos que nada, ella me descartó. No pude hacer más que despedirme y pedirle que se cuide. Me dijo gracias y desapareció. Unos años me enteré por conocidos en común, que Maite se había casado con Francisco, se habían ido a vivir a un country por Canning , y tenían hijos. Llevaban una aparente vida feliz. Por un lado me puso contento que Maite siguió como si yo fuera un mal recuerdo de su pasado. A diferencia de ella, a mi me costó. Al año después de muchas amantes (Entre ellas belén) conocí a Mariana, creo que ella era un ruido en el vacío que Maite me había dejado en mi cabeza. Me obligue a sentir amor, intenté llevar una relación feliz y todo salió mal. A los meses, mi falso romance se fue desarmando en pequeñas partes. Ella Me termino engañando con quien fuera su mejor amigo. Realmente no me Importó, con el paso de los meses la vida me fue poniendo otras personas, mujeres que de alguna manera fueron las responsables de alejarme de ese vacío existencial. Estuve soltero algunos años, vagando de cama en cama, buscando paz. Hasta que un día cuando menos lo esperaba esa paz apareció. Y apareció en forma de Abril.
— Boludo, no puedo más… — Abril lloraba, sobre mi hombro.
— Es muy hermosa esta película, por qué lo va a dejar casarse si ella lo ama! — Me dijo.
— Porque no en todas las historias de amor terminan juntos, mi amor — Le dije acariciando su cabeza.
— Es verdad. Pero eso es lo lindo, quedarse con los recuerdos de algo que fue hermoso. Incluso con sus partes negativas. Aprender, volverte una persona mejor. Creo que la vida nos da segundas oportunidades, siempre. — Esa era la principal diferencia entre ellas. Maite es el tipo de chica que la vida te pone para entender que cruel puede ser estar vivo, y Abril era el tipo de chica que la vida te pone para darte cuenta que el mundo no es tan malo como parece.
Aún sabiendo eso decidí sumergirme en mi dolor. Escarbé en mis recuerdos para desenterrar un cofre. Uno que había enterrado definitivamente la noche en la que Abril había llegado a mi vida. Un cofre pesado que había jurado que no iba a volver a ver la luz del sol. Adentro de él contenía todo lo que había sido mis interminables noches de insomnio. Estaba mal, no era el camino correcto, pero quien puede detener la curiosidad, quien puede decirle que no a la imaginación y quien tiene el valor de matar definitivamente lo que un gran amor fue para uno, simplemente que pudo haber pasado entre nosotros. Como cerrar una historia que nunca tuvo un punto final. Yo merecía eso, una despedida, un último adiós al fantasma de Maite. Abril era el presente que había decidido vivir, yo era feliz con ella y por primera vez en mi vida estaba seguro del amor que sentía por alguien, ella era mi casa. Pero algo tan simple como una comedia rom��ntica había despertado en mí un hilo de preguntas interminables sobre qué había sido de la vida de Maite. Si esos datos que me habían dado esas amistades era reales o no, si ella era tan feliz como decía ser y peor aún, si Maite me pensaba y extrañaba de la forma en la que yo algunas noches cada varios meses volvía a abrazarme a su recuerdo al mirar la luna. Abril se levantó del sillón y fue a bañarse. Antes de eso puso la canción Stop Crying your heart out de Oasis. Era energía pura. Sentía como la voz de Liam Gallagher me conducía al desastre. Tomé mi celular y busqué entre mis contactos el viejo número de Maite, para ver si todavía estaba guardado. Efectivamente estaba y simplemente le escribí — Hola, tanto tiempo Maite ¿Cómo estás? — Dejé el celular sobre la mesa y comencé a cantar Stop crying your heart out.
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En Línea, parte 2: Jaime
Parte 1
Daniel se paralizó por completo. Pensó en gritar pero se dio cuenta que sería un error. De todas formas no le salía la voz. Comenzó a sollozar, pensando que su vida estaba a punto de terminar.
—No te voy a hacer nada si prometes no gritar —le dijo el desconocido a su espalda. Daniel solo asintió, dejando caer las primeras lágrimas por sus mejillas.
Se escuchó una botella de vidrio quebrándose en la calle, y Daniel sintió un leve mareo al ser volteado por el desconocido, sobre el eje de su silla con ruedas. Ahora estaba de frente a la ventana, y pudo ver que las cortinas estaban cerradas y el viento no entraba. Sintió que el desconocido mantenía la presión en su cuello, pero dejó de sostener su cuerpo por unos segundos, para apagar la lámpara de escritorio y cerrar su notebook, y luego volvió a cruzar el brazo por su pecho.
Escuchó unos leves sonidos a su espalda, que supuso eran porque el desconocido se estaba acomodando bajo el escritorio, ocultándose, pero sin aflojar la fuerza con que lo sujetaba.
—Puta la hueá —dijo una voz ronca desde la calle.
—¿Lo conociai? —preguntó una segunda voz, un poco más aguda.
—Si po, era el Jaime, del Blanco.
Se escuchaban los pasos de los hombres caminando en silencio por la calle.
—Oye, ¿no estaba abierta esta ventana cuando pasamos? —preguntó el segundo hombre.
—No cacho, ¿por?
—A lo mejor se metió acá po —las voces se escuchaban más fuertes, y Daniel pudo ver claramente las siluetas de los hombres dibujadas contra las cortinas de su ventana.
En ese momento Daniel entendió que el hombre que tenía detrás suyo era Jaime, que estaba arrancando de las personas en la calle, y de repente comenzó a sentir miedo de los hombres que se acercaban a su ventana, mismo miedo que sentía el intruso a su espalda, ya que notó como temblaba.
—No creo —respondió finalmente el hombre de voz ronca—. Vamos. Tengo que hablar con la Katia.
Daniel escuchó los pasos de los hombres alejarse por la calle, y luego, el hombre a su espalda lo soltó, y aprovechó el momento para alejarse lo mas posible del sujeto.
Se sentó debajo del marco de la ventana, y entornó los ojos intentando ver en la oscuridad al intruso. No vió movimiento, y buscó con la mirada a su alrededor por si encontraba su celular. Notó que a su lado había un pantalón de jeans que no era suyo y un par de zapatillas. Tomó el pantalón y del bolsillo cayó un teléfono celular.
—Por favor no llames a nadie —dijo en voz baja Jaime. Daba la impresión que era una persona completamente distinta de quien le había hablado al oído unos minutos atrás. Su voz era mas suave, juvenil, a diferencia de la voz ronca que había impostado antes.
Daniel presionó el botón de encendido y usó el brillo de la pantalla como linterna. Iluminó hacia el escritorio y vió que la persona que había entrado a su habitación era un muchacho de quizás su misma edad, solo vestía ropa interior y una polera mal puesta, y la planta de los pies las tenía negras y con heridas. Estaba completamente sudado, y con los ojos cerrados.
—¿Estás bien? —preguntó Daniel después de un rato, intentando no provocar que el joven frente a él reaccionara de forma violenta.
El muchacho suspiró profundamente y asintió con la cabeza.
Daniel ya había recobrado la compostura, y el miedo que sintió hace un par de minutos, ahora daba paso a la curiosidad.
—¿Por qué estabas arrancando de ellos? —Daniel se acercó poco a poco.
—Porque me metí con la polola del Jimmy —respondió el desconocido. Daniel asintió, entendiendo el entuerto—. Ella me dijo que estaba soltera —aclaró—. Yo no me ando metiendo entre parejas.
—No te estoy acusando de nada —sonrió Daniel. Levantó la mano buscando sobre el escritorio el interruptor de la lámpara.
Bajo la escasa luz del aparato, puro ver mejor al muchacho que lo acompañaba. De piel clara, nariz recta y pelo rizado, el joven le devolvió una mirada marrón y se quedaron en silencio un momento.
—Gracias por no gritar —dijo, avergonzado.
—Agradécele a mis nulos reflejos de supervivencia —respondió Daniel—. Pudiste haberme matado y no habría opuesto resistencia —el desconocido sonrió—. Sigo con taquicardia —dijo tocando su pecho con su mano derecha.
Jaime estiró su mano y con sus dedos índice y medio palpó la arteria carótida, comprobando las palabras de Daniel. Lentamente acercó el pulgar al cuello de Daniel y lo deslizó por la zona que a la luz de la lámpara de escritorio, aparecía enrojecida.
—Perdón por eso —dijo mirando la zona irritada.
—¿Qué tengo? —preguntó preocupado Daniel.
—Rojo. Por la presión —explicó, levantando las llaves que tenía en la mano.
Daniel se ruborizó por haber sentido miedo, pensando que tenía un arma blanca en su cuello, cuando en realidad era solo una llave de puerta simulando un objeto cortopunzante.
—Te llamas Jaime, ¿cierto? —preguntó Daniel, esperando una presentación formal.
—Si —respondió el muchacho, con una sonrisa torpe—, pero te juro que no ando metiéndome en casas ajenas por la vida. Solo esta noche —ambos rieron, aunque en voz baja para no despertar a nadie.
—Yo soy Daniel —se presentó y se dieron la mano. Nuevamente quedaron en silencio mirándose a los ojos—. Voy a buscar algo para limpiarte las heridas —dijo después de un rato, se puso de pie y salió de la habitación.
Al rato después volvió con un botiquín con apósitos y alcohol. Jaime estaba sentado en la silla de escritorio con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda, mirándose la planta del pie.
—No se ve tan mal —dijo sin darle importancia.
—Igual tienes que limpiarte. Se te puede infectar o algo —advirtió Daniel.
Jaime aceptó a regañadientes, y se dispuso a limpiar las heridas. Daniel se recostó en su cama, con el celular en la mano, mientras miraba disimuladamente a Jaime. Veía sus piernas desnudas y le llamaba mucho la atención el tono dorado que adquirían bajo la luz incandescente de la lámpara.
—Tu no eres de acá, ¿o si? —preguntó de repente Jaime.
—No, ¿por?, ¿Cómo sabes?
—No te había visto nunca —respondió sin levantar la mirada.
Daniel asintió indicando que entendía su punto. Al ser una comuna pequeña, era probable que una persona tuviera una buena noción de quienes vivían ahí.
—Soy de Santiago, pero vine por el verano con mi mamá. Ella es de acá, y se devolvió cuando se separó de mi viejo —explicó Daniel—. Esta es la casa de mi abuela.
—¿Y tu viejo? —Jaime parecía genuinamente interesado.
Daniel levantó los hombros y frunció los labios, como si no le interesara, y Jaime prefirió no seguir preguntando.
—¿Me vas a decir como terminaste así? —Daniel hizo un gesto con su cabeza, señalando a las piernas desnudas de Jaime.
—Ah, si —se sonrojó—. La Katia es una amiga de cuando era chico. Y bueno, hoy había un carrete en su casa, y yo fui super ilusionado porque me había dicho que estaba soltera po. Últimamente me empezó a gustar mucho ella, desde que volvimos a coincidir con nuestros grupos de amigos. Al final, en el carrete ella se me acercó y me dio un beso, y luego me llevó a su pieza, y cuando estábamos a punto de —se detuvo por un segundo, y miró a Daniel, quien de repente recordó qué estaba haciendo cuando Jaime lo interrumpió, y se puso un poco nervioso—. Bueno, justo llegó el Jimmy y entró a la pieza. Yo me levanté altiro, pesqué mis cosas, la Katia me dijo que arrancara nomas, y me quedé helado po. El Jimmy se me tiró encima, me empujó y me caí por la ventana. Ahí salí arrancando con los otros hueones siguiéndome. Los perdí y justo pisé unos vidrios aquí afuera, y como vi tu ventana abierta, me metí —Daniel sintió que el corazón le latía con fuerza—. Ahí vi que estabai tu acá, un poco ocupado —ambos se sonrojaron—, así que me puse la polera y esperé, mirando para otro lado.
Se quedaron en silencio, aunque Daniel ya no se atrevía a mirarlo a los ojos.
—¿Y que viste? —preguntó con un nudo en la garganta.
—Nada —respondió demasiado rápido—. O sea, te vi la espalda y un poco el poto, pero nada mas, lo juro —explicó Jaime.
—¿No viste nada en el notebook? —quiso asegurarse Daniel. Le daba miedo pensar que alguien más supiera que estaba masturbándose viendo porno homosexual.
—No, nada. Lo juro —respondió Jaime, intentando darle seguridad con su mirada.
Con eso Daniel se pudo relajar un poco, y siguieron conversando, mientras Jaime terminaba de bendarse el pie. A pesar del susto que había sentido en un principio, sentía alegría por poder conocer a alguien de su edad ahí en la pequeña localidad costera, lugar que si bien podría considerarse una bonita ciudad para pasar un verano agradable, no servía de mucho si tenía a sus amigos lejos.
—¿Y tu?, ¿estas estudiando? —preguntó Daniel, intentando seguir conociendo a Jaime.
—No. Recién este año me matriculé en Serena. El año pasado me dediqué a trabajar para juntar un poco de plata.
—¿Y que vas a estudiar?
—Traducción —respondió Jaime, y sus ojos se iluminaron de orgullo.
—¿Y ya sabes ingles o vas a aprender ahí?
—Sé mas o menos.
—¿Cómo se dice ahueonado en ingles? —quiso hacerse el chistoso.
Jaime se rió antes de responder.
—No sé. No tiene traducción creo.
—¿Y chúpalo? —Daniel no reparó en lo que le había dicho.
—Suck my dick —respondió de inmediato Jaime, con un tono provocador.
Se produjo un silencio tenso entre ambos, que se miraron fijamente a los ojos.
—Ya po —dijo finalmente Daniel, e hizo un amague de levantarse de la cama—. ¡Ah! —volvió a apoyar su espalda en las almohadas y ambos rieron intentando no hacer ruido.
Jaime miró hacia la ventana, y las cortinas dejaban ver levemente el cielo de afuera tornándose azul de a poco.
—Creo que ya es seguro que me vaya —dijo Jaime, tomando el pantalón que tenía a su lado, y comenzó a ponérselo.
—¿Vives muy lejos? —preguntó preocupado Daniel.
—No tanto. Como media hora a pie —respondió sin darle importancia.
—Pero, ¿no te pasará algo?
—No. Aquí no pasa nada.
—¿Y el Jimmy?
—Debe estar con la Katia ahora —dijo con un dejo de pena.
—¿Esta bien ella?
—Si. Ella era la que mandaba ahí. O manda. Ya no sé.
Se quedaron en silencio mientras Jaime terminaba de vestirse y se ponía las zapatillas. Cuando estuvo listo, se acercó a Daniel y le dio un abrazo.
—Gracias por no gritar —insistió, ahora con una sonrisa de alegría—. Nos volveremos a ver —dijo guiñándole el ojo.
—Ojalá —respondió Daniel, intentando ocultar su emoción por esa afirmación de Jaime.
Jaime se dio la media vuelta, abrió la ventana y salió por ella. Daniel se asomó por el marco y lo vió alejarse caminando calle abajo. Cuando se volvió después de cerrar la puerta, se dio cuenta que bajo el escritorio había un manojo de llaves. Las tomó, se acostó en su cama y se quedó dormido con una sonrisa en la cara.
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Acá, en este hueco,
en este rincón de la mesa que se aparta del resto del cuarto,
acá,
donde se desconecta del canibalismo terrícola,
para conectarse con los paisajes blancos,
de esos que son capaces de ensordecer los ojos,
hasta fundirse,
casi como si de una mimesis se tratara.
Acá, en esta solicitud al anima enllagada,
que reclama por su pertenencia al cuerpo
antes de que se manifieste
como esos granos que se estallan en la lengua.
De algún modo,
de alguna forma rebelde a la palabra que se pronuncia
debo hablar.
¿Cuándo es el momento?
¿Cuándo es Tiempo?
No me atrevo a ser quien quiebre los silencios.
Acá,
donde los gestos no se visualizan ni se interpretan,
acá,
donde lo mismo da una carcajada que la risa,
donde lo mismo da una lagrima que el llanto,
pues el lenguaje me contiene,
me lleva y me arrastra si así lo dispone,
el lenguaje sabe que de mis voluntades ya no puedo cargarle nada,
pues el lenguaje sabe que yo soy un container
y que lejos está de ser un prestamista.
Cuando logre emanciparme como él
es que finalmente sabré que el resultado de mi función en este asunto
no es más que una contingencia hecha destino.
Acá,
en este retrato de la desfiguración,
acá, en esta suerte de ingenio maldito,
acá,
en esta sombra secuaz de mis temores,
acá, donde nadie puede espiarme es que soy valiente,
es acá,
donde me sobra el coraje para pensar sin culpa en todo lo que mi carne desea,
es donde cuento con la audacia y con la astucia
para decir lo que jamás podría decirte,
lo que jamás podría decirles,
lo que jamás podrían saber por más estrategias e intentos.
Acá,
donde la abstracción cobra sentido,
donde lo mismo da muerto que vivo,
donde lo mismo da retratar un cuerpo sobre el mío
o abrochar papeles de camino al ascensor.
Acá,
donde puedo ser eficiente con mi necesidad de succionarme las astillas antes de que se infecten,
cincuenta y cinco y sesenta y seis,
donde puedo ponerme oscura sin vergüenza,
sin apresurarme,
sin que me expulsen ni me censuren,
ni me opaquen por temor,
donde no puedan saltarme las púas de la ansiedad con sus diagnósticos de mierda
sobre como debería comportarme en el auge del sufrimiento,
sobre como debería llamar a esto que ustedes no llaman padecer,
y que les parece una injusticia que yo decida llamarlo herida,
que no tengo conciencia,
que no sé de las cosas que duelen,
que todavía ando muy joven,
que nunca me falto nada,
¿Y saben qué?
Me falto coraje,
siempre me falto coraje,
y la falta coraje es vivir desahuciada,
perdida en la irregularidad de los verbos,
perdida entre los monumentos de la derrota,
perdida pensando siempre lo que pudo ser de haber tenido un poco más de ímpetu,
de bravura,
de amor.
En ese lugar donde se aloja la cobardía voy a enterrarme los dedos,
y que no me hablen del malestar,
y de la falta de madurez,
ustedes que tienen la envidia como inspector ante la toma de elecciones.
¿Quién les dijo que podían opinar lo que se autoproclaman?
Y ya estoy acostumbrada a pesar de mi “inteligencia”,
a pesar de mi “sabiduría”,
a pesar de “mi”,
de lo que dicen que puedo llamar “mio”,
acostumbrada estoy
a que los días donde me agarra la patrulla,
sólo debo dejar pasar los traslados de celdas hasta agotar stock
para salir ilesa de su intención de control.
Correlatividades de la mierda de ser una cagona a prueba de golpes,
que siempre me encuentran con los ganchos puestos,
y que no saben ni quieren saber quién los puso ahí,
pero tranquilicensé,
no me duelen,
no me duelen los moretones,
no me duele que me pises las heridas,
no me conmueven las palabras de Dios,
no me conmueve mirarme al espejo cuando aprieto mi boca,
cuando se vuelve insoportable no poder controlar las ganas de ser de esta mierda que llaman cuerpo,
mierda pobre mierda,
perdón mierda,
te amo mierda,
mierda cuerpo,
mierda mía,
mierda que nadie toca hasta que llame cuerpo a la mierda,
perdón cuerpo,
cuerpo
que respira por el sexo,
que desea en el descontrol,
que desea donde ninguno de mis mecanismos son suficientes
para lograr una resistencia a sus bombazos,
porque el beso de una mujer es capaz de agolpar los ventrículos de cualquier entrepierna.
Y se trata de solamente evadir el espectro de lo efímero,
evadir el espectro del desarraigo,
evadir el espectro de la nicotina,
evadir el espectro destripador.
Dejame tranquila esta noche,
sabes que voy por vos
en busca de mí,
sabes que voy por tu mascara,
para asegurarme inútilmente de que no te tengo,
de que no tengo más máscaras que encubran lo que no digo,
sabes que voy a comerme todo lo que dejes en el plato,
sabes que voy a comerme todo lo que quieras pedir de mi,
dejame,
dejame,
dejame,
dejame sacarle algo bueno a toda esta histeria,
dejame sacarle algo bueno a toda esta espera,
dejame darme cuenta que el silencio prospera si soy capaz de dejar pasar un tren sin chistar,
sin llorar, sin renegar,
dejame que te muestre como hago de maravillas todo lo que aseguras que puede salirme mal,
dejame darme cuenta que si dejo que te vayas esta noche
entre todas las otras renuncias
mañana por la mañana voy a respirar con las mismas ganas que respire cuando te conocí.
Dejame arrancarme las putas cadenas,
dejame arrancarme la excusa de la limitación para hallarme en el placer,
dejame destrozar todos las persianas de esta urbe villana de mierda,
dejame dentro de estos muros ser tan violenta como pueda
dejame entender que mi ira es parte de mi fuerza,
dejame de mirar porque ya no tengo miedo al precio que debo pagar por arrancarte los ojos,
dejame ser tan violenta como pueda,
porque me convencieron de que la violencia es enemiga de los que buscamos el bienestar,
porque me convencieron que un espíritu limpio está libre de pecados,
y mirame,
mirame como me sale un rabo con puntas de flecha,
mira mis cuernos afilados,
mira mis ojos volverse ámbar,
y mirá la melancolía que arrastra no dejarse ser.
Voy a arder en este fuego,
y voy a recuperar todo el calor que me falta por el miedo a quemarme.
Afuera no hay nadie,
acá adentro esta el asunto,
acá adentro esta el meollo del asunto,
acá esta La Única que supo juzgarme,
acá en ese reflejo,
acá es el útero que alberga los espirales,
acá, inmiscuyéndose en mi huecos,
acá de rodillas,
donde siempre te pensé dispuesta a borrarte,
acá,
vos estás temblando,
y yo desprendo esta oscuridad que siempre te asigne,
vos,
otra vez,
en el centro de mi escena,
vos,
otra vez,
tenes miedo pero es por mí,
otra vez,
yo teniéndote miedo,
otra vez,
se vuelve a tratar de mí.
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Martina
10 de abril
—Estoy cagado, huevón. —No seas exagerado. No jodas. Hay gente que la pasa peor que tú. —Es algo más. Quiero más. —¿Te acuerdas que lo jodíamos a Jaimito por sus cómics? Míralo ahora. Trabaja en Marvel. —Maldito imbécil. Le fue de la puta madre. Gana un huevo, también. Tampoco me importaría ganar un huevo. Lo suficiente no más.
Estaban echados en unas poltronas en el club de golf. Alejandro (el cagado) se bajaba una chela Pilsen y Diego (el amigo) una Heineken. Tradición y favoritas. Seguían arropados, bajo la sombrilla, cada uno con short de ropa de baño y un polo que no se habían quitado. La madrugada anterior había sido fuerte. Diego tenía cinco ampollas y un hickie notable en el cuello. Alejandro tenía los nudillos rojos por haberle tirado un puñetazo al dueño del tono. Se quería gilear a su flaca.
—No puedo moverme.— Murmuró Alejandro, soltando un gruñido. —Yo tampoco.— coincidió Diego. —¿Viste los stories de ayer?— Alejandro reía. —No me atrevo a verlos. —¿Viste a quien te hiciste? —No me atrevo a acordarme.— Diego acertó, sonriendo.
No siempre habían sido así. Estaban en esa etapa de estupidez desenfrenada y sin sentimiento de culpa. Se chupaban todos los bares, papi pagaba la cuenta, Diego alargaba su lista todos los fines de semana y Alejandro ni se acordaba qué le gustaba de Martina, su enamorada. Así era la cosa.
—Juliana dice que le contestes. Dice que quiere hablar contigo urgente.
Diego abrió el chat. Era un párrafo bíblico sobre no querer arruinar una amistad y un te ruego que nos olvidemos de ayer. Le daba igual. No estaba para dramas. Él estaba concentradísimo en su trabajo como practicante en la firma de abogados de su tío. No le daba tiempo ni para comer los días de semana. Era un miserable satisfecho. Además, … no, no podía hablar de eso.
—Y, ¿qué decía? —Una mierda sobre no querer arruinar nuestra amistad.— Diego subió la mirada, irritado.
Se rieron. Cambiaron de tema.
—Vamos a ver el partido el próximo miércoles.— propuso Alejandro. —No puedo. Tengo que trabajar.— Contestó. —No jodas. Es la semi-final. —No jodas tú. No puedo cagarla.
Se quedaron callados un rato. Terminaron sus chelas, a pesar de la resaca, y se metieron a la piscina. Odiaban el calor que hacía. La mañana siguiente Diego tendría que irse a la oficina, ponerse terno, y sudaría toda su camisa. Tendría que quedarse con el saco puesto para que no se le viese el mapeo. Era un desastre.
—No voltees. Está la chibola del otro día. Está buenaza.— confirmó Diego.
Alejandro volteó inmediatamente. Se quedó mirándola un rato, observó el color de su pelo, como se movían sus caderas, cómo rebotaba su… él seguía dentro de la piscina. Felizmente.
���Puta, esta riquísima. Si Martina estuviese así de buena…— Soltó Alejandro. —¿Has pensado en hablar con ella?— Respondió Diego. —¿Para qué? —¿No te acuerdas que en la fiesta de Ocho se le bajó la presión por la peleita esa que tuvieron? La tuve que llevar cargada a su casa. Tú no te apareciste hasta la mañana siguiente.— Diego parecía molesto.
Martina iba un año y medio con Alejandro. Habían comenzado a salir porque a los dos les gustaba el mismo equipo de fútbol. Después comenzaron a ir al cine y a conversar sobre la vida. Comenzaron a hacer más cosas y se pasaban días enteros en la cama. Pararon de conversar tanto y cada uno se fue por su lado pero seguían ahí, por las puras. Martina seguía enamorada, o de Alejandro o de la idea que la traía estar con flaco, y Alejandro seguía con las ganas de irse al Marriott de vez en cuando.
—Sí, me acuerdo.— Alejandro visualizaba el día en que casi le termina. —¿No te dio pena? —No. — Dijo sin pensarlo mucho. —Tas cagado— Diego soltó una risa falsa.
Alejandro soltó una carcajada despreocupada.
—Me quiero mechar todo el rato — añadió.
—Le sacaste la mierda a Julián. — Discutía Diego, refiriéndose a la noche anterior —la tía no te va a dejar a volver a entrar a su casa.
—No me arrepiento.
La chica rubia se había echado en una poltrona cerca a la de ellos. Con mucha lentitud, había estirado su toalla sobre el colchón, se había quitado el polo y el short, y se había puesto el bronceador, criminalmente. Se echó boca abajo sobre la poltrona, se puso unos AirPods en las orejas, y abrió un libro muy gordo con una tapa extrañamente verdosa.
—Anda a hablarle, si tanto babeas— Dijo Alejandro, cortantemente. —No es mi tipo. — respondió Diego. —Es el tipo de todos. —Alejandro pausó—¿qué te pasa? Seguro es lo de ayer.— rió— Julianita te jala el ojo. —No, no es eso.
Diego permanecía serio. Trataba de no mirar a Alejandro. Se quedó mirando al grupo de tías que almorzaba al costado de la piscina.
—Cuéntame. —No, no es nada. —Cuéntame.— Presionó Alejandro.
Se había esfumado el ambiente tranquilo de antes. La flaca rubia salió de vista y la piscina comenzaba a sentirse fría. La resaca se sentía aún más fuerte.
—Te acabo de confesar que me llega al pincho mi vida. ¿no puedes decirme tú que te pasa? —A mí también me llega al pincho mi vida.
Diego miraba a Alejandro con una intensidad diferente. Tenía el puño apretado debajo del agua. Se estaba mordiendo la lengua. Alejandro se quedó callado un segundo. Después, soltó una sonrisa falsa. Diego cambió de tema y siguieron hablando.
Siempre habían sido directos entre ellos, pero acá había algo diferente. Diego parecía molesto y Alejandro estaba confundido. La chica ahora estaba boca arriba. Las sombras se habían cambiado un poco de lugar. Había bajado el sol.
Diego se quedó mirando a ese punto fijo. Paró de apretar el puño y se zambulló debajo del agua.
Alejandro salió de la piscina. Se miraron un largo rato sin decir nada. Después de un rato se fueron a cambiar los dos, Diego salió temprano y no se despidió.
3 de mayo
Pasaron veintitrés días. Eran las diez de la noche y el cerro de Las Casuarinas temblaba por el sonido de música electrónica que provenía de la casa de los Gutierrez. Se habían mudado hace unos meses y ya habían desarrollado un extenso network de amigos, muchos atraídos por la cantidad de Grey Goose que Nicolás y Adrián soltaban todos los fines de semana. Justo este sábado lanzarían un evento currículum, de esos que ningún invitado se podía perder y que muchos tratarían de colarse con nombres de la lista. Iban trescientas personas.
Martina se arreglaba con sus amigas. Diego estaba zampado en unos previos de la casa del costado y Alejandro justo volvía de su corto viaje al norte. Se bañó en cinco minutos, se puso la primera camisa que encontró y salió volando a recoger a Martina y sus amigas. No soportaba a ninguna de ellas.
—¡Diegui! ¿Qué tal? No te veo hace meses… —Una de las amigas de Martina, Alexa, miraba con ojitos a Diego. La última vez que se habían visto habían regresado a las tres de la mañana juntos, en un taxi, apretados…ninguno de ellos se acuerda muy bien de lo que pasó.
Diego le respondió el saludo, le puso cachete y saludó a la siguiente amiga. Para ese entonces, Martina, el resto de su séquito de amigas y Alejandro ya habían llegado a los previos. Martina se acercó a saludarlo.
—Hola.— Le sonrió dulcemente. Diego la abrazó y le sonrió de vuelta.
Se dirigieron todos a la fiesta.
Pum, pum, pum, pum. Nadie escuchaba a nadie. La música estaba tan fuerte que no quedaba más que tomar y bailar. La barra colapsaba, el tabladillo parecía por quebrarse en cualquier momento y hacía un calor infernal. Los hombres se habían quitado las corbatas y las mujeres se habían amarrado el pelo en una cola. Una mezcla extraña de perfumes fuertes, alcohol, y el humo del cigarros dominaba el aire.
Fueron pasando las horas. Alejandro bailaba con Martina. No se miraban. Habían estado peleados, porque Alejandro no le hablaba cuando estaba de viaje y Martina estaba pasando por un momento difícil con sus padres. Que no me escuchas, Ale. Te necesito, Ale. ¡Ale! contéstame, plis, sé que son las tres de la madrugada pero necesito hablar con alguien… Alejandro la había dejado en visto sin darse mucha cuenta. Había estado ocupado en sus distracciones.
—Si no quieres bailar conmigo, dime, nomás. No tienes que fingir que quieres— dijo Martina cortantemente. —¿Qué mierda hice ahora? Te quejas todo el día.— Alejandro respondió, caliente. Sus sentidos no existían con tanto trago encima.
Martina lo miró de reojo y se dio la media vuelta, dejándolo solo en el tabladillo. Alejandro no la persiguió porque le daba flojera. Se fue a la barra a pedir otro trago más. No quería acordarse de esto mañana.
Pum, pum, pum, pum. Nadie escuchaba a nadie. Alejandro se pasó veinte minutos tratando de conseguir otro gin and tonic, y cuando por fin lo consiguió, una persona que andaba de pasada le botó el trago de casualidad. Gritó un conchetumadre, que no escuchó nadie, y comenzó la fila para volver a pedirlo. Mientras que esperaba, volteó y vio a Martina. Estaba hablando con Diego. Se quedó ahí un rato, mirándolos. Martina miraba al piso, como queriendo llorar, y Diego la agarraba de los hombros. Parecía consolarla. Alejandro se comenzó a acordar de todas las veces que Diego volteaba la pantalla cuando aparecía un mensaje de Martina. Apretó el puño. Seguía en la cola.
Diego le decía algo al oído. Estaban lejos. Alejandro ya había conseguido su trago, y tambaleándose se secó lo que le sirvieron. Se le chorreó un poco en la camisa. Estaba en la mierda. Se encontró con una amiguita suya de hace tiempo, de esas que a Martina no le gustaban, y la sacó a bailar. Después de un rato fue a buscarla. No la encontraba por ninguna parte. Todo le estaba comenzando a dar vueltas.
—Oe, ¿qué fue? no seas pavo, párate.- Exigió Diego.
Encontró a Alejandro sentado en una esquina, por la puerta. Se había servido otro Gin and Tonic, pero esta vez el vaso se mecía entre el piso y su mano.
—Ándate a la mierda. Déjame solo. —¿Qué?— Pum, pum, pum, pum. Nadie escuchaba a nadie. —¡Que te vayas a la mierda!— Lo gritó lo suficiente como para pararse y empujarlo con su dedo índice. Diego dio un paso atrás. Apareció Martina.
—¿Qué esta pasando acá?— Preguntó Martina. Su voz alertó tanto a los dos que voltearon al mismo tiempo. La música parecía un poco más baja. La gente todavía reventaba el tabladillo. —Ahora no, Martina. Si quieres jode después. Ándate con tus putas amigas que tanto escuchan tus huevadas. — Alejandro gritó, reventado. —No le hables así, huevón. — Defendió Diego.
Alejandro se comenzó a reír.
—¡Jajá! Ya entendí todo. Te gusta mi flaca. La concha de tu madre.
—No men, te estás hueveando. Estás borracho. No te pongas agresivo. — Diego trató de apaciguar la situación. Las cosas se estaban saliendo de control.
—Ya vi cómo la mir—miras. Estaba en la en la barrra y los vi. ¿Tiraron cuando me fui de viaje? ¿eso es?
—Gordo, cálmate. Estás borracho. No sabes lo que dices.— Martina se interpuso entre los dos y trató que Alejandro la mirara a los ojos. No funcionó. Se comenzó a asustar y se movió para un costado.
—Te gusta mi flaca. ¿hace cuánto? ¿a?
—¡No me gusta, imbécil! Solo la cuido cuando la dejas tirada. Agradéceme.— Diego respondió, caliente.
—¿Qué mierda dices?
—Date cuenta, huevón… que agarras, la tratas hasta el culo y por la joda la andas buscando y la haces mierda, ¿manyas? Con razón que se quiere ir a Argentina a terminar su carrera. — El efecto del trago comenzó a notarse en Diego.
—¿Qué mierda dices? ¿cómo sabes eso? no me ha dicho nada de que se quiere ir a vivir a… a vivir a Argentina.
Diego se puso nervioso. Se dio cuenta que soltó algo que no debía.
—Contéstame. — Demandó Alejandro.
Diego balbuceó un par de explicaciones hasta que Alejandro le tiró un puñete en la quijada. Se cayó al piso, se paró de nuevo y le devolvió el golpe. Martina estaba llorando. Se había formado un pequeño círculo de espectadores que miraban curiosamente la mecha.
Después de un rato, vinieron los VIP a llevárselos de la fiesta. A los cinco minutos, ya estaban en el parque de afuera, sentados y ensangrentados. Alejandro se había echado en el pasto y Diego estaba con la cabeza entre sus rodillas. Pasaron un largo rato en silencio. Seguían en la mierda.
—Debí haberla craneado antes. En el club me comencé a dar cuenta.
Diego se quedó callado. No quería negarlo más. Estaba exhausto. Se lo había guardado por mucho tiempo.
Alejandro lo había sospechado. Se la había olido cuando Diego ofreció llevarla a su casa en La Molina, sabiendo que se iba a demorar dos horas en el trayecto. Se la había olido cuando él le sugería consejos familiares, le miraba las piernas, y a los ojos cuando hablaba.
—¿Hace cuánto?— Alejandro seguía interrogando.
Diego permaneció en silencio.
—Te he hecho una pregunta, imbécil.
Se paró y lo dejó tirado en el parque. No podía admitírselo. No podía admitirle que había soñado demasiadas veces con ella. Que lo único que le provocaba hacer era estar con ella. Se fue caminando a su casa, sin importarle el mundo. Cuando llegó, vomitó en el jardín, se tiró a su cama y no se despertó hasta el día siguiente, con la resaca más fuerte de toda su vida.
12 de agosto
Pasaron tres meses sin verse. Alejandro seguía con Martina, sin hablar de lo que había pasado, y Diego seguía de practicante en la firma de abogados. Martina preguntaba dónde andaba Diego, intentando reconciliar la situación. Alejandro, al escuchar estas preguntas, la dejaba media desnuda y se iba de su casa sin explicación. Diego le escribió un par de disculpas, diciendo la cagué, sorry, no debí meterme. Olvídate de lo que pasó.
Se cruzaron un jueves por la noche saliendo de un restaurante. No se saludaron. Seguían con la resaca de una conversación incómoda.
El día siguiente Diego viajó a Inglaterra, porque lo había contratado una firma, y Alejandro no supo más de él.
15 de setiembre
Un lunes por la mañana Martina recibió una llamada que la dejó temblando. Había sabido por mucho tiempo y se avergonzaba de lo que sentía, pero no se lo dijo a nadie. Se sentía culpable. Se quedó callada.
Recibió un chat de Alejandro media hora después.
—Gorda, vamos al Marriott esta noche. Tengo una sorpresa para ti. ¿Te recojo a las once? —Yap— respondió.
Seguía temblando por esa llamada. Le dieron ganas de comprarse un boleto y no regresar más, pero era una locura. Su vida estaba aquí. ¿Qué pensaría la gente?
Se alistó para ir al Marriott. Se puso un vestido rojo, recién comprado, y se puso poco maquillaje, como a Alejandro le gustaba. Había intentado disimular las lágrimas. Toda esa tarde de setiembre, Martina había vuelto a recordar un momento que lo había arruinado todo. No podía quitarse de la cabeza el recuerdo de una noche después de muchas Heineken, un par de capítulos de Suits y el encuentro en un hotel diferente a las tres y veinticuatro de la mañana.
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Hoe hoe hoe putas, ya llegó la merry Christmas hdlch. Pues les confesaré y les platicaré que resulta, resalta y rebota que durante los pasados diez años he odiado la navidad tanto, de verdad me cagaba esta fecha y de repente un día hace una semana desperté, desperté y de repente me sentía muy feliz de que fuera navidad, hubo un sentimiento que siempre busqué, una soleada sensación extraña que por mucho tiempo venia por un minuto o dos y de ahí se iba todo el año, al rededor de estas fechas.
De repente desperté y encajó por si sola la palabra navidad para describir esta sensación, me recordó a mi y a mi hermana decorando la casa, me recordó a esas pequeñas excepciones que nos hacen el día, estar en casa en la mañana en un día de escuela, leche de chocolate con mamá, me recordó ese sentimiento a incontables cosas, me puso en ojos limpios de Niño, ojos libres de ansiedad y emociones duras y ese indicador es la señal, es Dios y es la fuente desde donde ahorita quiero ser, crecer y existir.
A parte de mi gran enamoramiento por la navidad, ahora tengo netflix también y ahora tengo muchas cosas nuevas para ver qué me parecen interesantes, en el trabajo lo de siempre, mis amigos los quiero mucho y de hecho mañana toca decorar, es que el siguiente post va a ser muy bueno porque Justo ahorita están culminando muchas cosas, tengo mis proyectos finales en puerta con la escuela, tengo mi mudanza MUDANZA!!!!!! El día jueves ya nos moveremos de lugar y esa será toda otra historia.
Pero los regalos y las bendiciones navideñas están llegando así que continuando y reapropiandome de esta bonita tradición decembrina que ha flechado mi corazón. Me encantaría hostear una cena con mis homies del trabajo nomas me voy a asentar un poco más en mi departamento antes de pasar a eso.
Ya el mes que entra podré agregar a mis horarios unas clases de baile, ya no se invariablemente si haremos pole, me encanta la idea que no se malinterprete pero igual me gustaría invertir en baile acá hip-hopers del chido que me gusta e ir al pole una vez por semana idk, en su tiempo lo revisaré.
Mi vida es un sol ahorita, estoy amando mucho esta oportunidad y la estoy tomando y aprendiendo, estoy transicionando en lo que siempre he querido ser y solo voy tomando nota y aprendiendo. Hubo un día que me dio un bajón loquillo pero después de ese awite me recuperé y eso me enseñó que está bien, si me agüito, si me pongo triste o si me da mucha ansiedad pues está bien, otro día me sentiré mejor porque ahorita estoy trabajando mis problemas y los estoy viendo y eso quiere decir que con paciencia y tiempo lo voy a mejorar, significa que estoy del otro lado porque ahora que me estoy esforzando así, estoy conociendo que se siente vivir sin ansiedad y miedo y se siente delicioso. Como un chocolate calentito en la lengua y de eso se tiene que tratar.
Solo entonces voy a seguir abriendo mi corazón más y más y más para poder abrazarme. Para abrazar mi bonito mundo y disfrutar más y más estar aquí. Así que mucho amor para quien lea esto y ya les contaré qué tal esa mudanza, besos <3.
1.- Hoe hoe hoe
2.- Mi show favorito del momento
3.- Venganza
4.- La primera aparición (fotográfica) de Julia en este show
5.- 😬
6.- Chuchi
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Maestros de la sospecha
Hoy en El Alacrán tenemos un cuento de Pablo Aristizábal Castrillón, partidario de nuestra publicación.
Las tetas son todo en este mundo, de eso se trata, dijo Mojica. El mesero miró las tres contraseñas con sospecha, pero los dejó entrar. Pidieron cerveza y brindaron, todavía sin ninguna intención. Esperaron que el tipo no estuviera mirando, sacaron el aguardiente y envenenaron las cervezas. Fabio aspiró el cigarrillo. Tenemos que empezar a actuar, dijo, antes de expulsar el humo: nos podemos robar esas esculturas que pusieron en toda la ciudad. Eso sería un verdadero acto revolucionario. Mojica se rió: ¿usted sabe cuánto pesan esas esculturas? Son de bronce: mire en internet si quiere. Yo sé, chino, yo sé, necesitaríamos plata, dijo Fabio. Jaime prendió un cigarro y se quedó pensando, mientras Mojica volvía a envenenar las cervezas. Yo tengo una idea para conseguir plata, dijo Jaime, mirando hacia los lados, como si alguien los estuviera espiando. ¿Se acuerdan del Mostro? Conoce un tipo que camuflaba droga en cuadros, en obras de arte, y supuestamente tiene una caleta en la casa. Mojica les pasó la bolsa y se tomaron un trago puro al escondido. ¿Cuál es la idea?, le preguntaron a Jaime. Vea, citamos al tipo en un café y cuando vaya al baño le echamos escopolamina en el tinto. Después lo convencemos de ir a la casa. A él le gustan los peladitos, entonces nos le metemos por ese lado, digo, para embobarlo y, mientras alguien lo entretiene buscamos la caleta. Con eso nos alcanza para robarnos todas las esculturas que queramos. Güevón, obviamente no vamos a hacer eso, dijo Fabio, mejor vámonos para un campamento. ¡Ya es hora! Yo siempre he tenido una pregunta, dijo. El Mostro debe saber: en el momento en el que gana la revolución, ¿cómo se distribuye la gente las viviendas que ya están construidas? ¿Sí me entiende? Es decir, todo está estratificado y sería imposible tumbar y volver a construir de un momento a otro, y la idea es que haya igualdad. Mojica se tomó un trago largo de aguardiente, miró a Fabio como a un discípulo tonto y le dijo: tetas, hermano, de eso se trata todo. Hasta los huevos fritos, la alimentación básica del pueblo, tienen forma de tetas. No, sabe qué, todo se trata de falos y vaginas, como el código binario: unos y ceros. Las armas son penes, todas, o casi todas, ¿se imagina un arma vaginal? ¿Cómo sería? Una especie de máquina que succiona a la gente y la ahoga lentamente en un líquido. La carcajada atravesó la penumbra y despertó al mesero. Cálmate, amigo, dijo Fabio. Jaime, ¿mejor por qué no le pregunta al Mostro si podemos conocer un campamento? Que nos ayude: el Mostro tiene amigos en todo. Yo sí creo que lo mejor es irnos de una vez. Hágale, de una, dijo Jaime, él tiene un amigo que sabe del tema y ha estado hablando de una guerrilla de centro. En ese momento se activó la cámara lenta: Fabio se paró de la silla (iba al baño), sintió cosquillas en los cachetes, esperó unos segundos antes de empezar a caminar, dio dos pasos mirando hacia atrás, se tropezó y cayó al piso. El sonido del choque de las palmas de sus manos contra el suelo retumbó en todo el bar. ¡Puta vida, Jaime!, exclamó Fabio. Jaime no podía hablar de la risa mientras miraba su morral en el piso. El mesero se acercó: se tienen que ir, dijo, no aceptamos menores de edad. Fabio todavía estaba tirado. Sonaba una canción de Silvio Rodríguez. Terminaron el aguardiente de camino a la casa de Fabio y fumaron marihuana de la pipa de Mojica. Jaime vomitó en el camino.
Nos encontramos y cogemos el bus juntos, le dijo Jaime a Fabio por celular al otro día. Bueno, listo, hágale pues: llegó la hora. ¿Seguro que sabe lo del campamento?, preguntó Fabio. Sí, sí, sí, él es el propio, me contó que han estado hablando de una guerrilla de centro. Bueno, entonces más tarde nos vemos en el terminal, espero que ya se le haya pasado la borrachera de ayer, dijo Fabio, y guardó el celular. Al bus se subieron Jaime, Fabio y el Mostro, que iba medio borracho y le gritaba chistes al conductor. El Mostro era arrugado y tenía las mejillas rosadas, parecía “Guepeto”, y tenía las manos acabadas por el trabajo. ¿Por qué no vino Mojica?, preguntó. Mojica no está tan comprometido, dijo Fabio, para Mojica lo más importante es la familia, creo, la mamá. Compraron varias cajas de aguardiente y cigarrillos, que pagó el Mostro, y cogieron taxi, a pesar de estar en un pueblo. Cuando llegaron a la finca, estaba cayendo un aguacero brutal y ya todos estaban borrachos, especialmente Fabio. Les abrieron el anfitrión y la esposa y ellos entraron dejando un charco en el piso. La esposa era un personaje, una creación rudimentaria. Les mostraron los cuadros que tenían colgados en la sala: tremendas obras de arte, dijo ella y luego se fue al cuarto. Los hombres fueron a la terraza. El anfitrión habló de su finca, de su gusto por el arte, de Paco, un Golden Retriever que estaba echado al lado ellos y de los conciertos de salsa a los que había ido. Está tanteando el terreno, pensó Fabio, ansioso por hablar del campamento y los asuntos propiamente revolucionarios. ¡A eso habían ido! El anfitrión les servía trago cada vez que la copa estaba vacía y brindaba por cualquier pretexto. Casi cualquier pretexto. ¿Y la revolución?, pensó Fabio, ¿no vamos a brindar por la puta revolución? Fabio prendía el siguiente cigarrillo con la colilla del que terminaba. Tenía frío y la ropa y todo mojado. Si no recupero el calor corporal me voy a emborrachar hasta perder la consciencia, pensó. Y tomó una decisión trascendental en su vida: se quitó las medias, que escurrían, y le puso los pies al perro, al Golden, al frente de la boca, para que se los lamiera. ¡Perro milagroso! ¡Perro de San Roque! Jaime vio la escena y les dio a los dos un ataque de risa incontrolable. El anfitrión cambió el tema abruptamente y empezó a preguntarle a Fabio cosas personales: la edad, el colegio, deporte, música. ¿Tienes novia?, preguntó luego, con un tono lascivo que Fabio ignoró. El Mostro se reía todo el tiempo y cuando se paró al baño fue notorio que le costaba mantenerse en pie. Jaime ya estaba hablando a los gritos. “Mostro, Mostro voy por la vida, canto, río y sufro también”, cantaba. Fabio estaba borracho, muy borracho, pero desarrolló un tipo de consciencia que le permitía vigilarse. Estamos en la mierda, pensó, ¿uno cómo hace para irse de acá? No hemos hablado del campamento. Jaime, le dijo en secreto, ponga el tema, ponga el tema por el que vinimos. Entonces le preguntó al anfitrión. Le preguntó si sabía dónde los aceptaban, que se querían ir pronto a la lucha. He escuchado que hay algo de eso al oriente, ¿si sabe?, dijo él, y cambió de tema. Fabio ya se había vuelto a poner los zapatos y tiró lejos las medias sin que nadie se diera cuenta. ¿Usted cree que nos acepten?, le dijo Mojica al anfitrión sin más. Hombre, ustedes son muchachitos de buena familia, pero no de la mejor familia, seguro los aceptan, a ellos les conviene, pero eso no es a lo que están acostumbrados. Ustedes tampoco, ¿o sí? Pero les podemos averiguar, ¿o no?, preguntó el Mostro, haciéndole un guiño. Él asintió. En ese momento empezó la peor laguna de Fabio, que se detuvo cuando se dio cuenta de que Jaime no estaba. Fue a buscarlo y vio que estaba solo en la cocina con el anfitrión, a quien le brillaban los ojos. Nos tenemos que ir, dijo. No, viejo Fabio, ya está muy tarde: acá nos podemos quedar y mañana nos vamos, ya qué, disfrute la noche, dijo Jaime. No, güevón, si quiere quédese usted, pero yo tengo que llegar a mi casa. Mis papás creen que estoy comiendo pizza. ¡Y cómo se va a ir! Bajar caminando es imposible. Por acá es muy peligroso. ¿Peligroso por qué?, preguntó. Usted sabe, dijo Jaime, usted en el fondo sabe lo que pasa, y le picó un ojo. Fabio salió hirviendo de la cocina y volvió donde el Mostro. ¡Me voy!, le gritó. Tranquilo, Fabito, ¿por qué no va y mira los cuadros? Que usted supiera la historia de esos cuadros. Otra laguna de Fabio, muy corta, y apareció un taxi. El anfitrión se le acercó y le gritó: ¡no sé cómo ni quién lo llamó, pero vino un taxi! Parecía que le fuera a pegar un puño, pero el Mostro lo tranquilizó: ya qué, le dijo, otro día será. Yo me voy con usted, le dijo a Fabio, pero dejemos a Jaime acá. Bueno, qué más da, ¡dejemos a ese hijueputa!, pensó Fabio. Subiéndose al carro miró hacia atrás y vio a la esposa del anfitrión asomada. La miró hasta perderla de vista.
Tomada de: https://psychonight.wordpress.com/maestros-de-la-sospecha/
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LOS METICHES
EL LIBRO 38
POR LA SANTA BERTHA
LOS METICHES LOS METICHES LOS METICHES
EL SUPER HEROE RE MASTERIZADO
Y así es nuestro héroe de metiche porque hasta su hermana Lidia le decía que hasta lo que no tragaba le hacía daño.
ERS.- Y conoce usted a La famosa Bandita esa ¿???
LS.- Son La Pandilla de El Temible Micky Rourke ¡!!!
ERS.- pero si El Mouse es mi cuate y que no anda con ellos El Malboro ¿???
LS.- No ¡!!
ERS.- Vaya a su casa y no se preocupe ¡!!!
Entonces La Señora se fue a su casa todavía llorando de tristeza en lo que El Bobe le dijo a Los Muchachos.
ERS.- Vámonos para ságula ¡!!!
Y abordaron La Pirata 234 y se dirigieron al planeta de La Cuarta para caminar por pantanos y lodazales porque este planeta estaba virgen y deshabitado y por lo regular contaba con un frio insoportable, con frecuentes lluvias y muy nublado
Y después de un largo caminar se encontraron con todo tipo de animales salvajes en la cual tuvieron que luchar por su vida para salvar a otra, pero por fin llegaron cerca de La Guarida y los detuvo un vigilante.
EMG.- El Bobe ¿???
ERS.- El Marcial, ya tenía mucho tiempo que no te veía ¿??
EMG.- Vengan, le va dar mucho gusto al Rorky por verlos ¿???
ERS.- Ya lo creo ¡!!!
Y batallando, pero llegaron a La Base de El Jefe de La Pandilla y sus secuaces.
EMG.- Piscarrin y mira quien está aquí ¿???
Y levantándose de su trono de piedra El Micky le dio un abrazo muy efusivo al bobe.
EMR.- Pinche ElBo, milagro que nos vienes a visitar ¿???
ERS.- son unos caaabroooneees ¿???
EMR.- Ven a sentarte con nosotros y a chupar como chacuacos ¡!!!
Y la comuna hippie siempre estaba llena de mujeres hermosas gracias al buen gusto que el cachetón había tenido de por vida.
EMR.- Puchachas, prepárense una agua caliente con sus retorcidos boliquetes y una buena comida porque hoy es día de fiesta ¿???
Entonces Las mugrosas Hippies…
( porque era un honor no bañarse y el problema no lo tenían tanto los físicos que podían por un rato mantenerse en un buen estado )
Y bien obedientes las muchachas prepararon todo como se los ordenaron porque conocían El Recio Carácter del jefe de la banda y no querían tener problemas con elias.
EMR.- Cuénteme que a pasado con tu re cochina vida ¿???
ERS.- Ya conocías a mi banda ¿???
EMR.- De rateros o de música ¿???
Y entonces el rotter le presento a sus amigos.
ERS.- Son mis cacahuates ¡!!!
EMR.- Se ven decentes, pero quieren mujeres y vino ¿???
ERS.- Por ahora no ¡!!!
Pero no había necesidad de preguntar porque unas muchachas llegaron agarrar el suyo y los dejaron hablando solos porque se fueron a pasear por la selva.
EMR.- A que tiempos Señor Don Simón ¿???
ERS.- Esos fueron Los Días ¿???
EMR.- Y cual es La Pileta porque no viniste solo a saludarme, right ¿???
ERS.- Quiero que me entregues al muchacho que raptaste, en buena onda ¿???
EMR.- Pero tú sabes que tengo que reclutar gente porque ya he tenido muchas bajas ¿???
ERS.- Yo te entiendo, pero es que su mama llorando me puso en medio ¿???
EMR.- Estamos al punto de La extinción ¿??
ERS.- Y yo de llorar en su hombro ¿???
EMR.- Ya de jodida págame El Rescate, no ¿???
ERS.- Y cuanto pides ¿???
EMR.- y con diez mil dólares te parece suficiente ¿???
ERS.- Se me aceee…
EMR.- Mucho ¿???
ERS.- Poco ¡!!!
EMR.- POCO ¿???
ERS.- Poco ¡!!!
EMR.- Entonces desde que nos dejaste te ha ido muy bien ¿???
ERS.- Diríamos que si ¿???
EMR.- Entonces tú me puedes dar 20 mil dólares, como que no lo creería ¿???
Entonces El Micky sintió que se caía de La Silla, es un decir, cuando le dijo El Bobe.
ERS.- Fíjate lo que voy hacer, te voy a dejar 100 millones de dólares para tu retiro y para que los cuides pero no vayas a dejar a Los Muchachos de La Banda sin nada, está bien ¿???
Y entonces el cachetón se volvió a levantar con mucho cuidado y levantando alabo también lo agarro con la mano derecha por la espalda y le dijo
EMR.- El Bobe, My Boe si no cuido El Dinero ni a Los Muchachos tendría que ser en la vida un desgraciado y tú me conoces bien como para no fallarte y no quiero vivir el resto de mi perra vida en La vil Pobreza así es que no te preocupes que lo haremos tal y como lo dices ¿???
Y entonces le arrojo a sus pies porque así se usa en El Bajo mundo y no es para humillar una mochila con El Dinero que Micky la levanto y la abrió para no dar crédito de Las Palabras del Bobe y con El Gusto mando traer al muchacho y se lo entrego.
ERS.- Right ¡!!!
En El Momento que todos se juntaron para comer muy contentos
Y después de que termino El gran Festín de La Selva los amigos se despidieron muy alegres con la promesa de volver a regresar.
EMR.- adiós hermano
ERS.- hasta siempre
Y cuando El Bobe regreso con sus amigos al mercado con gusto le entrego a La Señora a su hijo querido lo cual lo recibió con las lágrimas en Los Ojos.
LS.- que Dios se lo pague señor ElBo es usted un santo ¿???
ERS.- Puta madre ¿???
LS.- Que no es así ¿???
Y ya para no ofender más a la señora le acepto lo que le dijo.
ERS.- Si señora ¡!!!
Y después de esa loable labor de humanidad todos se fueron para partir ahora a un candente desierto llamado El Arsenal de El Planeta Corpus, pero conforme descendió La Nave bajaron de inmediato para que El Bobe les diera Las Ordenes a todos Los Muchachos.
ERS.- El Enrique, llevas a La Luisa Lane, al Señor Vazquez y al Ernesto a Marrus para ver que necesitan allá y después te vas con El Mega a La Rake y le entregan esta carta a La señorita Bicicleta ¿???
EDV.- Y que le decimos, poca madre ¿???
ERS.- No tienen que decirle absolutamente nada solo le ponen el sobre sobre El Escritorio y ya esta ¿???
ESC.- Y si nos manda a chingar a tu madre ¿???
ERS.- No van ¡!!!
ESC.- Estas loco ¿???
ERS.- Estoy enamorado ¿???
Entonces La Pirata 234 partió para dejar al Bobe en medio del desierto todo desamparado.
ERS.- y que por aquí no venderán tacos de carnitas
Pero conforme llegaron El Enrique y El Mega a La famosa de La Rake tuvieron La gran Suerte de encontrar sola a La Bicicleta en su oficina y solamente le pusieron el sobre sobre y como se los dijo elbo y lo repetimos otra vez, y solamente pongan el sobre sobre El Escritorio
LDM.- siéntense por favor muchachos
Y como una regla general siempre que visitaban a una de las oficinas de La Rake entraba la secretaria en turno para llevarles refrescos, café y con sus chuchulucos.
Pero ella guardando una compostura como desinteresada que verdaderamente para nada no sentía, con cuidado abrió el sobre sobre El Escritorio y comenzó a leerlo.
Entonces sincrónicamente en lo que ella comenzaba a leer La Carta El Bobelo en El Desierto se levantaba de La Piedra en donde estaba sentado y pateo un arbusto que lo llevaba El Aire que fuertemente estaba soplando levantando La Arena y comenzó a cantar La Canción de la letra de la carta y titulada To Lady Bella.
You are my lady queen
I am your robertzin
The lonely broken heart
Who is crying in the shadow
And I am the one
Who’s watching your leads
To don’t fall in love
In the middle of the narrow
Y conforme La Bicicleta leía la canción se le comenzaron a salir Las Lágrimas enfrente de El enrique y El Mega que estaban ahí sentados viéndola gozar y sufrir pero sin moverse para no turbar su concentración, pero tomando sus refrescos y unos cuantos aperitivos.
Selling my self
On the vicious of crime
To shouting me up
For the sence of the cradow
But if you want to, be running out without me
Just to tell it to see, like the river so free
Hold the flag of your sign, on the top of your house
And your phone never rang, see me ono more on life
Y ahora Las Lágrimas comenzaron a rodar abiertamente sobre su rostro mientras que Los Muchachos se comenzaron a poner más tensos.
Say that you love me
And don’t be so cruel
For the pretender’s fights
Against mounsters of your folow
Say something now
Don’t be so silent
Speak out my name
Don’t let hopes for the sorrows
You are the love
You are the eternity
You are the love
You are the eternity
You are the love
You are the eternity
You are the love
You are the eternity
Y cuando La Bicicleta termino de leer la carta suspirando de alegría y llorando con tristeza y sintiéndose la mujer más querida de todo el universo metió con cuidado La Carta en El Sobre para doblarla y se la metió entre su busto y El Brassier, y como pudo se acomodó otra vez en su asiento para seguir escribiendo en La Computadora sin decir nada.
Entonces Los Muchachos comprendieron El Mensaje y trataron de salir de La Oficina con un paso silencioso para no hacer ruido cuando fueron llamados por La Bici.
LDM.- vengan para acá, ricuras
Y cuando se acercaron les dio un rico beso en las mejillas.
LDM.- necesitamos gente importante para trabajar en La Rake y les gustaría pertenecer a la compañía más importante de todo el planeta
Y ellos correspondieron mostrando la cortesía por adelante porque cuando alguien te ofrece algo de corazón lo mejor es aceptarlo.
ESC.- conforme termine mi contrato con La Black And White Records lo aceptare con mucho gusto
EDV.- y yo lo aceptare solo por ver diariamente esa bonita cara de ángel que dios le dio
LDM.- y le dicen por favor al bobe que lo estaré esperando eternamente
Y después de ahí fueron a darle una vuelta a sus familias para dejar el gasto y por el gusto de estar con ellas se les olvido completamente que tenían que regresar con El Bobe.
FACKED UP
Mientras que El Bobe ya entrada La Noche como adoraba el frio se sentó en una piedra plana para maldecirlo y cubriéndose solamente con Los Brazos se quedó en silencio agachando La Cabeza.
Pero de repente sintió una mano que tocaba suavemente su hombro.
EJC.- Que onda El Robert ¿???
ELF.- Como estas Salaver ¿???
EJC.- Y que haces en mi lugar ¿???
ELF.- Deberías de estar en el infierno ¿???
Y eran sus enemigos más adorables de todo El Universo.
ERS.- una pregunta a la vez
Y solamente una pregunta contesto el amor de las parrandas.
ERS.- I’m just here watching the wheels go round and round ¡!!!
Y se pusieron a platicar alegremente recordando todas sus faltas y atropellos que se habían hecho uno a otro.
Y se fueron pasando Los Días volviéndose cada vez más difíciles, pero ninguno de los dos se atrevió a preguntar acerca de la comida porque pensaron que El Robert estaba ayunando de base y sin embargo El Robert pensaba que ellos iban hacer un tipo de indulgencia.
Y LOS TRES SE QUEDARON SIN TRAGAR DURANTE CUARENTA DIAS Y CUARENTA NOCHES POR NO COMENTAR SUS GRANDES INQUIETUDES Y POR MENSOS
Pero se la pasaron alegremente jugando al hilito parado porque se comenzaron a sentir muy débiles y no se podían sostener muy bien de pie.
Y luego comentaban abiertamente que porque tenía que padecer El Mundo si ellos realmente no eran Los verdaderos Culpables de La Destrucción de El Mundo porque esa fatale fatalidad estaba más allá de su alcance y le pertenecía a otro.
Y AQUÍ HAY SABIDURIA PORQUE ES UN PROBLEMA DE HOMBRE Y NO DE LOS DIVINOS QUE SE ESCONDEN TRAS LA PENUNBRAS DE LAS COMPUERTAS GALACTICAS Y EL RESULTADO ES PARA LOS CONE HEADS…
ADVERTENCIA.- Y SIGAN HACIENDO MAMADAS PENDEJOS, PARA QUE DE UNA VEZ POR TODAS SE LOS CARGUE TODA LA CHINGADA ¿???
Y cuando se pasaron Los Cuarenta Días con sus cuarenta noches…
EJC.- Que La Paz sea contigo, hermano ¿???
se despidieron por La Mañana.
ELF.- Y que El Amor florezca en Los Manzanos ¿???
ERS.- Mis queridos Enemigos ¿???
Y después se quedó solo para ponerse a meditar y lo que no soportaba su espíritu eran todas Las Pendejadas que hizo.
ERS.- Porque nunca pienso en Los Aciertos ¿???
En toda su desdichada vida.
ERS.- Porque solo pienso en Los Errores que cometí y no en las cosas buenas que hice, pero lo que más me duele es haber lastimado y matado a Los Animales obligado por las mendigas circunstancias y que culpa tenían ellos si por lo regular siempre son inocente, pero en estas malas situaciones agradezco que Los Humanos nunca me tentaron o me retaron hasta ahora en un reto a muerte porque matar en defensa propia es La Única forma de conseguir un buen indulto y porque fui tan ciego, me pregunto que no me di cuenta que la vida me sobre pasaba y ahora tengo que pagar con las penitencias la osadía ¿???
Y cuando termino de recriminarse por todas sus tonterías de repente comenzó a descender de arriba La Pirata 234 con sus amigos y ya cuando bajaron de la nave.
ERS.- Pero que poca madre tienen, cabrones ¿???
ESC.- Es que se nos fue El Tiempo casi volando ¡!!!
EDV.- Y se nos olvidó completamente regresar ¡!!!
ERS.- Que fácil, no ¿???
Y ya después cambiaron la platica.
ES.- Pero mira que flaco estas ¿???
EDV.- Y muy pálido ¿???
Entonces rápidamente le bajaron comida de La Nave y le dieron un sabroso desayuno.
ESC.- Come y chinga a tu madre ¿???
EDV.- Poca madre ¿???
ERS.- De verdad que no tienen vergüenza ¿???
Y ahí estuvieron pacientemente desayunando hasta que terminaron pero no dejaron dormir a el bobe para que no le cayera de peso la comida y le fuera a pasar algo inesperado entonces se lo llevaron a caminar por ahí agarrándolo para que no se les fuera a caer.
POR DONDE, POR AHÍ, AH BUENO
ESC.- Entonces es cierto lo que oí por ahí un día ¿???
EDV.- Que ¿???
Contesto el magaton.
ESC.- Que El Bobe iba a pagar con su vida por todas Las Penas del mundo ¿???
EDV.- Y tú crees que sea El próximo Mesías de Los Acuarios cuando es un acordonado cerco de habilidades y luego el más alucinado de El Piscis natural ¿???
ESC.- Absolutamente ¡!!!
EDV.- porque Los Acuarios son muy inteligentes y no se van a tragar el cuento del yo creo
ESC.- ya tu veras como lo van a querer, ya…
EDV.- ya cálmate
Y de pronto llegaron a un lugar pantanoso, pero no muy profundo porque tenía como unos 10 centímetros de hondo, unos cincuenta metros de diámetro y con un anuncio en La Orilla que decía La Muerte…
Entre Los Geiseres brotaran tres canicas de colores y el que las saque en los tres primeros intentos ganara La Televisión Tridimensional.
Y es que en esa área lodosa brotaban Los Vapores a una altura de unos veinte centímetros por donde más se les antojaba y nunca o casi nunca repetía El mismo Lugar.
Las Canicas eran unas ágatas cristalinas con El Alma de Acero.
Y El Alma era de unos colores fuertes en rojo, verde y azul.
Pero para entrar a La Competencia tenían que pagarle a La Calavera que estaba sentada del gusto en su silla playera a La Orilla de El Pantano.
LSM.- Desean jugar, caballeros ¿???
ESC.- Y cuánto cuesta El Boleto ¿???
LSM.- Una vágatela ¡!!!
ERS.- SISAN
ELE.- Y cuanto es una vágatela ¿???
Pero mañosamente no les dijo La Calavera cuanto costaba El Boleto si no cuanto ganaban.
LSM.- Si ganan se llevan un aparato tridimensional para ver por tercera dimensión todos Los Programas que existen en la televisión universal, todos Los Deportes y todas Las Películas y todos los documentales que quieran, una vagatela ¡!!!
ESV.- Y cuanto es una vágatela ¿???
LSM.- El Aparato esta alrededor de 100 melones de créditos en cualquier casa comercial de todos Los Universos ¡!!!
Y luego el mega se dirigió al bobe.
EDV.- Y cuanto es una vágatela hijo de tu pendeja madre ¿???
Que le contesto a la muerte
ERS.- Y que no hay trucos para hacernos perder ¿???
CEC.- O para mantenernos en un laberinto ¿???
LSM.- lo juro por dios
ERS.- entonces ya paso por aquí el desgraciado
LSM.- porque lo dices
ERS.- porque ya lo mataste
LSM.- En lo absoluto, solo que la cantidad de Los Geiseres hacen casi imposible El Éxito con Las tres Oportunidades ¿???
ERS.- Y cuanto es una vágatela ¿???
LSM.- Su Alma, porque si pierden, pierden toda su alma que se quedara en El Limbo Bay para trabajar en La Cárcel de Juchitán como una vágatela de 10 años forzados ¿???
Y todos gritaron al unisono
AY GUEY ¿???
ERS.- Por ahí hubiera empezado, amigo ¿???
A pesar de todo Los Muchachos no se amilanaron y se envalentonaron presionando al Bobe.
APESTEMOS
ERS.- Quieren apostar ¿???
ESC.- Simondor ¡!!!
ERS.- Y quien se va a quedar como prenda si perdemos ¿???
EDV.- Todos menos yo ¡!!!
ERS.- Que chingon teves ¿???
Y ahora todos le sacaron al parche para en cobarde serse como unas gallinitas espantadas excepto El valiente Ernesto.
CEC.- Yo me quedo como prenda si perdemos, elboron ¡!!!
ERS.- Y que no existe alguna forma de pagar con dinero ¿???
LSM.- A quien le interesa El Dinero ¿???
A MIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII todos gritaron
ERS.- Entonces si perdemos se va a quedar El Ernesto como pago, está bien ¿???
LSM.- Es un trato ¡!!!
TODOS.- Eso ¿???
Pero por aras del destino y por la mugre suerte antes de internarse en el pantano llegaron en una nave El Juan Pelotas y El Sammy para avisarle al Bobe.
EJP.- Oiga tío y dice mi abuelito que lo necesita para que vaya a comprarle todo su material del ferrocarril ¿???
ERS.- si salgo de esta, voy
ESM.- Y que es lo que intenta hacer, Tarrano ¿???
El Bobe con lujo de detalle les explico a sus sobrinos de todo lo que se trataba El Juego pero que era muy peligroso y cuando lo entendieron de volada todos se metieron al pantano.
EJP.- y no es por nada tío, pero como se queja de su mala suerte
y no es por nada, pero desde el momento que llegaron sus sobrinos El Sammy les cambio la suerte a su favor para ponérsela en contra de La Muerte que rechinaba los dientes del coraje y El Juan Pelotas había llegado para perfeccionar el juego.
ERS.- Que te parece esta, Jovany ¿???
EJP.- Ni la toque tío ¿???
Conforme brotaban Los indescifrables Geiser todos por su lado buscaban primeramente que lo hicieran para después tratar de atrapar a la ausente canica mientras que El Bobe le grito a La Calavera.
ERS.- Como salgan ¿???
Entonces todos voltearon a verla para ver que le contestaba.
LSM.- No, primeramente tiene que ser La Roja, después La Verde y al ultimo La Azul ¡!!!
ERS.- A ‘ta gueno ¿???
Y entonces todos se dieron cuenta demasiado tarde que se habían metido en que buen lio de faldas porque estaban a la orilla de unas altas dunas.
De repente grito El Sammy.
ESM.- El Tarrano ¿???
Y de lejos le señalo La Canica roja que había sacado para que se molestara La Muerte como para morir de nuevo.
LSM.- Pinches oportunistas e hijos de su pinche madre ¿???
Y no tardo mucho El Juanelo para hacer de las suyas.
EJP.- Tío, aquí tiene La Verde ¡!!!
ERS.- ‘tas cabron Juanelo ¿???
Y entonces La Muerte lloraba lágrimas de tuétano y se molestó mucho por haberle sacado La Segunda Canica en orden sin su permiso y entonces se armó La Bronca.
LSM.- Y pinches metiches de mierda y saben que hijos de su chingada madre sus dos últimos competidores para están descalificados porque no se inscribieron a tiempo ¿???
Y de inmediato protesto el sosa.
ESC.- Mira que culero eres y porque no lo dijiste a tiempo hija de La Chingada ¿???
EDV.- Poca madre ¿???
ELE.- Si pudiste detenerlos con anticipación ¿???
Y luego se le echo encima el rotter.
ERS.- Y si ya le sacaste a La Verga y si no tienes palabra, solo tienes que decirlo y todos nos salimos de La Competencia, pero no seas tan puta ¿???
Y como La Muerte también tenía su dignidad siguió aceptando El Reto Estoicamente hasta El Final, pidiéndole Al Belebu que la regaran en La última Oportunidad.
LSM.- Aurrera ¡!!!
Pero lo dijo bajando la mano derecha y adelantándola para voltearse muy desconsolada para maldecir por el gusto de solo hacerlo.
ERS.- ya falta poco
Pero El Jovanny ya a esas alturas tenía controlada la situación y le pidió a su tío que nadie interviniera para poder concentrarse.
ERS.- Nadie se mueva ¡!!!
LSM.- Ni Yo ¿???
Y entonces El Juan Pelotas porque así le dice su abuelito de cariño se puso a caminar por El Pantano en lo que La Calavera tramposamente y sin que la vieran le subía el máximo nivel a La Máquina de La Tricofixia…
( nombre del juego )
pero El Juanillo rápidamente se dio cuenta del cambio de las señales y moviendo los pies le cambio La Estrategia a laca.
EJP.- ya mero homero
Y sin telegrafiar la jugada el juanit se fue caminando hacia su tío displicentemente mientras que todos lo miraban con curiosidad y cuando vio un extraño volcán lo pateo con fuerza para que brincara La tercer Canica Azul causando la escandalosa alegría de los concursantes y la molestia de La Calavera que gritaba como una loca.
LSM.- Pinches metiches hijos de La Chingada ¿???
RS.- Pinche Jovany y Pinche Sammy ¿???
EJP.- se lo dije tío
ESM.- aprenda tío, aprenda
TODOS.- Hip, Hip Hurra ¿???
Y tardo mucho tiempo la calavera para aceptar su derrota, pero le entregó El Premio al Bobe que era una factura sellada para la compañía La ADU Electronics.
LSM.- Y aquí está La Factura pero si no hubieran llegado estos pinches sobrinos metiches de seguro que hubieran perdido ¿???
ERS.- Pues si, ni hablar, así es, que le vamos hacer ¿???
LSM.- Y ya no quiero que vuelvan por aquí porque ya no los voy a dejar jugar y menos con los pinches metiches ¿???
Entonces todos Los Amigos comenzaron a pelear para que se les entregara La Factura, pero El Robert simplemente se la entregó al Ernesto.
Y todos gritaron al unísono…
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
CEC.- Muchas gracias Patrón ¿???
Y conforme nuestros amigos se alejaban con su lujoso premio La Calavera ahí se quedaba la calavera rascándose La Calva.
Y después de un largo caminar de repente llegaron a un poblado pequeño que fue creado por El Espejismo y lo repetimos era tan pequeño que conforme entraban ya estaban saliendo por el centro de La Plaza Principal.
EJP.- esta bonito el pueblo, tio
ESM.- me lo había de comprar, tarrano
Pero tristemente vieron a un hermoso ángel encadenado en La Cima de La Torre que estaba construida de un metal muy rígido que no se pandeaba ni un milímetro, a pesar de su grande altura como de unos 50 metros que nos daba un diámetro de catorce metros por la parte de abajo cuatro metros por la parte de arriba.
Pero en La Parte de arriba tenía una plataforma como de unos 6x6 metros que tenía un hoyo perforado para ingresar a la plataforma de acuerdo con La gran Escalera de acero peldaños que venían desde La Base de abajo De La Torre sentada en una grande plancha de cemento.
ERS.- Porque lo tienen encadenado ¿???
Se pregunto el rotter extremadamente indignado por ver al ángel muy triste y desconsolado porque no se veía por ningún lugar quien pudiera ayudarlo en esa soledad absurda y porque Las Cadenas eran casi irrompibles, porque Los Eslabones de Titanio eran de un color verde metálico contrarrestando lo griseado, pero muy magnéticos.
ERS.- Hijos de su Puta Madre
Y lo peor de todo es que El Pueblo Curioso estaba ahí reunido esperando con la morbosidad que lo sacrificaran Los Dueños de La Presidencia Municipal.
Entonces El Bobel como pudo comenzó a subir lentamente por La Escalera con El Peligro de perder El Balance y caerse por La Debilidad que no lo dejaba recuperar su fuerza pero por al final de cuentas lo logro y comenzó hablar con El Ángel.
ERS.- Porque te tienen encadenado beautiful boe ¿???
EA.- Porque dicen que toque el radio de la casa electronica ¿???
ERS.- Y lo hiciste ¿???
EA.- Si ¡!!!
ERS.- Pero que tiene de malo encenderlo para oírlo y que para eso no estan ¿???
EA.- No lo sé ¿???
ERS.- Y te robaste un aparato ¿???
EA.- No ¡!!!
ERS.- Pero si lo encendiste para que se oyera yo no le veo nada de malo, insisto ¿???
EA.- Yo no lo encendí solo lo toque ¡!!!
ERS.- Explícamelo con más detalles porque no te entiendo nada ¿???
Entonces El Ángel puso su mano sobre su cuerpo del Bobe.
EA.- Entendiste ¿???
ERS.- Ay, guey ¿???
Y bien encabronado el rotter comenzó a revisar La Cadena cuidadosamente de cabo a rabo y le dio una, dos y tres vueltas hasta que por fin logro encontrar una débil fisura en un eslabón y lo rompió fácilmente con un golpe en La Esquina de La Silla…
( por supuesto que también era de metal baboso )
en donde lo tenían sentado.
Y rápidamente comenzó a desencadenarlo, pero cuando ya lo dejo libre él ángel se le incoo de Las Rodillas y llorando le dijo.
EA.- Muchas Gracias mi señor desde ahora tú serás mi Dios ¿???
Y El Bobe le contesto.
ERS.- No, beautiful boe. Adora a Dios sobre todas las cosas y no andes adorando imágenes o de ninguna semejanza como la caricatura del pinche de El Jehová y Compañía ¿???
Pero como el ángel no se dejó convencer por las explicaciones del bobe, neceo de más.
EA.- Y que no te das cuenta que tú eres un Dios también ¿???
ERS.- Como crees que yo me pueda comparar con alguien así ¿???
EA.- Tu corazón lo demanda a serlo todo el tiempo ¿???
ERS.- Si pero no ¡!!!
EA .- Ahora tu eres mi dueño ¿???
Y entonces el rotter corto por lo sano.
ERS.- Entonces te ordeno que vueles a la libertad y regresar con tu ex patrón ¡!!!
EA.- Te quedare eternamente agradecido eternamente, eternamente, eternamente y ya verás que cuando llegue a la vera de Dios lo que le voy a decir de ti ¿???
Entonces El Ángel levanto su hermoso vuelo y se alejó para no quedarle ganas de regresar a este inmundo planeta.
Y cuando el rotter bajo de La Torre que en esos precisos momentos entraban Los Caciques a galope de caballo, cuando desmontaron de inmediato le reclamaron al Bobe.
J1.- Y quien hijos de La Chingada eres tú para liberar a nuestro preso ¿???
J2.- Te vamos a partir La Madre ¿???
Cuando una persona sin hacer aspavientos deberás se enoja sin decir nada te desbarata con La pura Mirada.
RS.- Mmmm…
Así es que cuando El Bobelin se les aventó con La Vista Pesada que traía por La Rabia mejor los terratenientes se metieron La Cola entre Las patas y se largaron de ahí.
FIN
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Volver a ahorrar para escuchar garras
Después de que eso llamado Indie se ensimismara en la pedantería clásica de “el rock es cultura” quise dejar a un lado todo lo que sabía y me gustaba musicalmente hablando. blink-182 y Beastie Boys son de mis bandas favoritas pero el tiempo no está a su favor: unos ya no sacan música fresca y los otros dejaron de tocar hace mucho… R.I.P. MCA. Me quedaban sus buenos temas en las playlist llenas de anuncios de YouTube así que podía abrirme a otros rumbos. Mis amigos me pasaron a Mac DeMarco y mis amigan me recomendaron el último álbum de Alcolirykoz. Aun así quería más, algo que me pudiera dar sensaciones cerebrales nuevas, algo que pudiera volverme a poner la piel de gallina. Entonces acudí a mi prima Sara, experta en música popular. Me puso varios temas en los audífonos pero sólo una canción logró tener mi atención, Boom Clap de Charli XCX. Me descargué el álbum completo (Sucker) por Mediafire y duré todo un fin de semana dándole replay en mi Mp3. Cuando creces creyendo que el punk social, el rock clásico y el rap noventero son lo único que puedes apreciar, el pop se vuelve un enemigo mortal del que siempre vas a estar renegando. Como es algo que está siempre ahí visible para todos, tú no lo quieres tomar porque te crees especial, único y diferente, como si tuvieras que escapar de todo lo que está curtido para poder forjar tu carácter, tu forma de moverte entre el arte y la vida. Pero eso es pura mierda. Cuando dejas toda esa basura a un lado y te metes de lleno a los sonidos, sabes que piensas en la música y no en escenitas que lo único que hacen es cerrar las posibilidades. Por eso acudí a las bizarradas, los cruces sencillos, los sonidos que me causaban problemas cada vez que intentaba meterlos en un mixtape. Y sólo el pop logra romper todos esos paradigmas porque le importa un culo las cuestiones sociales y morales, prácticamente de lo único que copea es de mantenerse arriba y es por eso que siempre se renueva, robando de todo lado para mostrarse nítido, fresco, con la publicidad de nunca morir a flor de piel. El chiste es la obviedad de su propio nombre pero de eso se trata, de encontrar lo que siempre ha estado ahí. Charli XCX se convirtió en mi artista favorita: consciente de su tiempo, este que es el mismo que me tocó a mí.
…
Primeros meses del 2020. Tengo un miedo atroz porque tengo que empezar con la tesis de nuevo. Me la tiré porque comencé a trabajar y el tiempo no es algo que me rinda mucho. El caso, tengo que terminar ese largo ensayo sobre la crónica bogotana de los años 50. Es un tema que me apasiona pero que al tratarse de forma académica, no sé, como que la cosa no me fluye de la mejor forma. Así que busco excusas para no hacer nada: que me vuelvan a llamar del trabajo, que la universidad me deje hacer una doble práctica en vez de un trabajo de grado, que me salga un viaje bien lejos. Entonces contesto el teléfono y mi novia me dice que quiere revisar las universidades de México para hacer un semestre de intercambio y tiene que ser rápido. Le digo que no me alcanza, que debo guardar para poder ver a Charli XCX en el Estéreo Picnic. Pero ella me dice que me tiene una sorpresa, que deje esa plata quieta y que hable con alguien para que me preste para los pasajes. Cuelgo. Voy a la caja del Motorola que tengo escondida entre unos libros. Quinientos mil pesos en billetes de veinte. Me digo que que gonorrea concierto tan caro, que que maricada eso de decir que es un evento bogotano cuando lo hacen después del peaje. Me siento mal, sé que no voy a poder ver a Charli, que el taller de estampado textil que hice con mis amigas feministas no sirvió para un culo porque ella no iba a ver nunca su cara estampada en mi chaqueta de jean desde el escenario. Me pongo emocional pero saco la plata. Busco a mi papá por todas partes y le digo que me voy con Vanesa a México. Después de varias preguntas me dice que va a ver cómo puede ayudarme pero que por favor me gradúe de una vez. Le paso la plata, vuelvo a mi escritorio y me pongo a leer para el marco teórico mientras escucho White Roses.
…
Vanesa me toma de la mano en el avión porque sabe que me da miedo cuando arrancan. Para aliviar la cosa me pongo a pensar en cómo haré para pagarle a mi tía la plata si ya no tengo un culo de trabajo. Prefiero malviajarme por plata que por ponerme a pensar que moriré en un avión. -Te conseguí una entrevista en una revista. -¿Qué? -Sí, en esa editorial de cine y música que te gusta. -¿Cómo putas hiciste? -Les mandé un correo haciéndome pasar por ti y pues les gustó. -Que va, deja el modo comediante. -En serio, tienes una entrevista con esa nena Claudia el jueves. Me muestra el correo. Los de la revista parecen estar demasiado interesados en mi trabajo, se les lee fresco a los panas cuando hablan de conocerme en persona. Beso a Vanesa y le digo que eso es ilegal pero que gracias porque ahora sí tengo algo que hacer más interesante que la tesis. Juro que voy a ganar la gloria, vivir en Ciudad de México, poderme hacer un nombre como editor, hacer las cosas distintas, como yo quiero. La vuelvo a besar y ella me dice que prenda el celular. Nos ponemos a ver Bojack hasta que aterrizamos.
…
La casa que eligió por Airbnb queda cerca al Café La Habana así que bajamos a tomarnos unas cervezas. Ella me habla de refugiados y de escritores latinoamericanos pero no le presto mucha atención. Miro hacia todas la mesas tratando de encontrar a los Detectives pero nada. Nos quedamos tomando un buen rato hasta que nos prendemos. Ella paga y me dice que la sorpresa no acaba ahí. Me hace seguirla hasta Reforma. Bajamos por Insurgentes y le insisto que deje la bobada y me diga las cosas. Se ríe y camina hacia el Parque España. -Charli XCX va a tocar aquí el 24. -¿Qué? ¡Que va! -Sale más barato que el FEP, si no, no te hubiera insistido para que vinieras conmigo. -No te creo. -En serio, y adivina a quién quieren para que haga una nota sobre eso. -¿Para qué eso? -Como prueba de escritura y de trabajo de campo, ¿no? -Que gonorrea de misterio, ¿no podías decirme eso y ya? -Quería maquinearte la cabeza. No jodas tanto y compra las boletas ahí al frente. Paso la calle y en el Condesa veo afiches del concierto. No puedo, siento que es una mentira demasiado conveniente para este estúpido texto. Eso quiero creer pero no. Hay una fila enorme. Hay demasiados parches de niñas. No quiero hacer la fila. Volteo y Vanesa está cagada de la risa sentada sobre la acera. Nada que hacer, ninguna forma de escapar del sueño. Miro cuánto cuesta la boleta y saco los pesos mexicanos. Me acerco a un trío de chicas que están cerca a la taquilla y les digo que si me pueden comprar dos boletas para Charli XCX. Me dicen que bueno y me preguntan qué de donde soy y todo eso. Después de hablar de Colombia un rato les digo que voy a estar allá donde esa chica y señalo a Vanesa. Llegan a darnos las boletas y Vanesa les dice que si se dejan invitar unas cervezas. Laura, Gabriela y Paula nos llevan a un bar sobre la Av. Michoacán. Hablamos sobre lo que cada uno hace: todas ellas estudian cine, Vanesa veterinaria y yo estoy acabando literatura. Comienza la preguntadera de por qué Charli y acá me comienzo a regar con ellas, menos Paula y Vanesa que van a la pista a saltar algo de Grimes. Ellas toman un taxi hacia Coyoacán y nosotros otro hasta el monumento a Colón. Quedamos de llamarnos para el día del concierto.
…
Pero no nos llamamos. Era demasiado preciso para ser real, encajaba tan bien en nuestros deseos que perdimos de vista la lógica estúpida de este planeta. Tuvimos que vender las boletas del concierto. Duramos todo un día yendo y viniendo, prometiéndole a los compradores que el concierto no se iba a cancelar sino sólo a correr la fecha. Al final no perdimos ese dinero pero igual perdí la entrevista. Vanesa no pudo hacer los papales con la universidad porque de un día para otro cerraron las oficinas y no contestaban los correos ya que no estaban preparados. La junta del edificio de la Av. Reforma nos desalojó por prevención. La dueña del apartamento nos devolvió un cuarto de la plata. Avianca nos cobró doscientos mil pesos de más por devolvernos a Bogotá antes de que cerraran los aeropuertos. No me asusté nada en el avión porque ya no tenía nada que perder o proteger. Vanesa se recostó y lloró un poco. Acabamos la serie cuando llegamos a El Dorado. Bajamos y duramos una hora en una fila de migración rodeados de médicos encapuchados de blanco. Después de que nos anotaran en el pasaporte que debíamos estar 14 días encerrados en la casa salimos a recargar la Tullave. La Veintiséis estaba callada, degradada con tanta maleta y extranjero llorando sobre los taxis más amarillos. Era el COVID-19 diciendo “Hola, niño meón, ¿te sentiste muy putamente cool? ¿Ah? ¿Te sentiste muy rudo? Pues ahí te quedó el ojo”. Cogimos el M86 y nos bajamos en El Greco para coger un SITP en La Esperanza.
…
Menos mal su familia no estaba en la casa. Así pudimos evitar todas esas preguntas sobre plata y proyectos y ¿cómo van a hacer ahora? Dejamos las maletas. Vanesa se fue a la ducha y yo prendí el computador para seguir escribiendo la tesis. Me dije que no pasaba nada porque las cosas son así. Cuando te esfuerzas lo suficiente por motivarte en tu vida y tratar de hacer las cosas bien para lograr tus sueños, algo pasa, lo suficientemente hediondo como para dañar las cosas totalmente y no a medias. En todo el trayecto entre el primer párrafo y el cuarto me quedé pensando en el tiempo, en cómo un leve cambio de fechas podía haberme hecho feliz, no lo decía por el trabajo o la plata sino por verla a ella cantar. Por sentir esas vibraciones en mi cuerpo real. Tal vez si la cosa hubiera sido más temprano hasta la hubiera conocido después de un afterparty, quién quita. Un par de chorros y una que otra pregunta sobre cómo hizo para lograr un pop menos sublime, limpio, y más cyber, rayado, más pensando en el glitch futuro. O algo relacionado con su música y la de SOPHIE, 100 gecs, Hannah Diamond, Arca, Brooke Candy, Tommy Cash o A. G. Cook. Anhelaba que me compartiera su emergencia, sus trucos de poder ganarse la vida siendo lo más underground de lo mainstream arrasador. “¿Cómo putas hiciste para hacer del pop algo más allá de lo que se escucha en los bares gay de Chapinero cuando no es día de reguetón?” O algo por el estilo.
Vanesa salió de la ducha y puso un live de Charli XCX en YouTube para hacerme sentir mejor. Hice una mueca como de sonrisa y le dije que le subiera todo el volumen al televisor. Y volví a lo mismo: algunas cosas fracasan y no se sabe por qué, sólo se botan así y no hay más remedio que llorarlas suaves por un rato y seguir con las obligaciones escuchando White Mercedes.
Felipe González Méndez (2020)
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Volver a ahorrar para escuchar garras
Después de que eso llamado Indie se ensimismara en la pedantería clásica de “el rock es cultura” quise dejar a un lado todo lo que sabía y me gustaba musicalmente hablando. blink-182 y Beastie Boys son de mis bandas favoritas pero el tiempo no está a su favor: unos ya no sacan música fresca y los otros dejaron de tocar hace mucho… R.I.P. MCA. Me quedaban sus buenos temas en las playlist llenas de anuncios de YouTube así que podía abrirme a otros rumbos. Mis amigos me pasaron a Mac DeMarco y mis amigan me recomendaron el último álbum de Alcolirykoz. Aun así quería más, algo que me pudiera dar sensaciones cerebrales nuevas, algo que pudiera volverme a poner la piel de gallina. Entonces acudí a mi prima Sara, experta en música popular. Me puso varios temas en los audífonos pero sólo una canción logró tener mi atención, Boom Clap de Charli XCX. Me descargué el álbum completo (Sucker) por Mediafire y duré todo un fin de semana dándole replay en mi Mp3. Cuando creces creyendo que el punk social, el rock clásico y el rap noventero son lo único que puedes apreciar, el pop se vuelve un enemigo mortal del que siempre vas a estar renegando. Como es algo que está siempre ahí visible para todos, tú no lo quieres tomar porque te crees especial, único y diferente, como si tuvieras que escapar de todo lo que está curtido para poder forjar tu carácter, tu forma de moverte entre el arte y la vida. Pero eso es pura mierda. Cuando dejas toda esa basura a un lado y te metes de lleno a los sonidos, sabes que piensas en la música y no en escenitas que lo único que hacen es cerrar las posibilidades. Por eso acudí a las bizarradas, los cruces sencillos, los sonidos que me causaban problemas cada vez que intentaba meterlos en un mixtape. Y sólo el pop logra romper todos esos paradigmas porque le importa un culo las cuestiones sociales y morales, prácticamente de lo único que copea es de mantenerse arriba y es por eso que siempre se renueva, robando de todo lado para mostrarse nítido, fresco, con la publicidad de nunca morir a flor de piel. El chiste es la obviedad de su propio nombre pero de eso se trata, de encontrar lo que siempre ha estado ahí. Charli XCX se convirtió en mi artista favorita: consciente de su tiempo, este que es el mismo que me tocó a mí.
…
Primeros meses del 2020. Tengo un miedo atroz porque tengo que empezar con la tesis de nuevo. Me la tiré porque comencé a trabajar y el tiempo no es algo que me rinda mucho. El caso, tengo que terminar ese largo ensayo sobre la crónica bogotana de los años 50. Es un tema que me apasiona pero que al tratarse de forma académica, no sé, como que la cosa no me fluye de la mejor forma. Así que busco excusas para no hacer nada: que me vuelvan a llamar del trabajo, que la universidad me deje hacer una doble práctica en vez de un trabajo de grado, que me salga un viaje bien lejos. Entonces contesto el teléfono y mi novia me dice que quiere revisar las universidades de México para hacer un semestre de intercambio y tiene que ser rápido. Le digo que no me alcanza, que debo guardar para poder ver a Charli XCX en el Estéreo Picnic. Pero ella me dice que me tiene una sorpresa, que deje esa plata quieta y que hable con alguien para que me preste para los pasajes. Cuelgo. Voy a la caja del Motorola que tengo escondida entre unos libros. Quinientos mil pesos en billetes de veinte. Me digo que que gonorrea concierto tan caro, que que maricada eso de decir que es un evento bogotano cuando lo hacen después del peaje. Me siento mal, sé que no voy a poder ver a Charli, que el taller de estampado textil que hice con mis amigas feministas no sirvió para un culo porque ella no iba a ver nunca su cara estampada en mi chaqueta de jean desde el escenario. Me pongo emocional pero saco la plata. Busco a mi papá por todas partes y le digo que me voy con Vanesa a México. Después de varias preguntas me dice que va a ver cómo puede ayudarme pero que por favor me gradúe de una vez. Le paso la plata, vuelvo a mi escritorio y me pongo a leer para el marco teórico mientras escucho White Roses.
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Vanesa me toma de la mano en el avión porque sabe que me da miedo cuando arrancan. Para aliviar la cosa me pongo a pensar en cómo haré para pagarle a mi tía la plata si ya no tengo un culo de trabajo. Prefiero malviajarme por plata que por ponerme a pensar que moriré en un avión. -Te conseguí una entrevista en una revista. -¿Qué? -Sí, en esa editorial de cine y música que te gusta. -¿Cómo putas hiciste? -Les mandé un correo haciéndome pasar por ti y pues les gustó. -Que va, deja el modo comediante. -En serio, tienes una entrevista con esa nena Claudia el jueves. Me muestra el correo. Los de la revista parecen estar demasiado interesados en mi trabajo, se les lee fresco a los panas cuando hablan de conocerme en persona. Beso a Vanesa y le digo que eso es ilegal pero que gracias porque ahora sí tengo algo que hacer más interesante que la tesis. Juro que voy a ganar la gloria, vivir en Ciudad de México, poderme hacer un nombre como editor, hacer las cosas distintas, como yo quiero. La vuelvo a besar y ella me dice que prenda el celular. Nos ponemos a ver Bojack hasta que aterrizamos.
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La casa que eligió por Airbnb queda cerca al Café La Habana así que bajamos a tomarnos unas cervezas. Ella me habla de refugiados y de escritores latinoamericanos pero no le presto mucha atención. Miro hacia todas la mesas tratando de encontrar a los Detectives pero nada. Nos quedamos tomando un buen rato hasta que nos prendemos. Ella paga y me dice que la sorpresa no acaba ahí. Me hace seguirla hasta Reforma. Bajamos por Insurgentes y le insisto que deje la bobada y me diga las cosas. Se ríe y camina hacia el Parque España. -Charli XCX va a tocar aquí el 24. -¿Qué? ¡Que va! -Sale más barato que el FEP, si no, no te hubiera insistido para que vinieras conmigo. -No te creo. -En serio, y adivina a quién quieren para que haga una nota sobre eso. -¿Para qué eso? -Como prueba de escritura y de trabajo de campo, ¿no? -Que gonorrea de misterio, ¿no podías decirme eso y ya? -Quería maquinearte la cabeza. No jodas tanto y compra las boletas ahí al frente. Paso la calle y en el Condesa veo afiches del concierto. No puedo, siento que es una mentira demasiado conveniente para este estúpido texto. Eso quiero creer pero no. Hay una fila enorme. Hay demasiados parches de niñas. No quiero hacer la fila. Volteo y Vanesa está cagada de la risa sentada sobre la acera. Nada que hacer, ninguna forma de escapar del sueño. Miro cuánto cuesta la boleta y saco los pesos mexicanos. Me acerco a un trío de chicas que están cerca a la taquilla y les digo que si me pueden comprar dos boletas para Charli XCX. Me dicen que bueno y me preguntan qué de donde soy y todo eso. Después de hablar de Colombia un rato les digo que voy a estar allá donde esa chica y señalo a Vanesa. Llegan a darnos las boletas y Vanesa les dice que si se dejan invitar unas cervezas. Laura, Gabriela y Paula nos llevan a un bar sobre la Av. Michoacán. Hablamos sobre lo que cada uno hace: todas ellas estudian cine, Vanesa veterinaria y yo estoy acabando literatura. Comienza la preguntadera de por qué Charli y acá me comienzo a regar con ellas, menos Paula y Vanesa que van a la pista a saltar algo de Grimes. Ellas toman un taxi hacia Coyoacán y nosotros otro hasta el monumento a Colón. Quedamos de llamarnos para el día del concierto.
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Pero no nos llamamos. Era demasiado preciso para ser real, encajaba tan bien en nuestros deseos que perdimos de vista la lógica estúpida de este planeta. Tuvimos que vender las boletas del concierto. Duramos todo un día yendo y viniendo, prometiéndole a los compradores que el concierto no se iba a cancelar sino sólo a correr la fecha. Al final no perdimos ese dinero pero igual perdí la entrevista. Vanesa no pudo hacer los papales con la universidad porque de un día para otro cerraron las oficinas y no contestaban los correos ya que no estaban preparados. La junta del edificio de la Av. Reforma nos desalojó por prevención. La dueña del apartamento nos devolvió un cuarto de la plata. Avianca nos cobró doscientos mil pesos de más por devolvernos a Bogotá antes de que cerraran los aeropuertos. No me asusté nada en el avión porque ya no tenía nada que perder o proteger. Vanesa se recostó y lloró un poco. Acabamos la serie cuando llegamos a El Dorado. Bajamos y duramos una hora en una fila de migración rodeados de médicos encapuchados de blanco. Después de que nos anotaran en el pasaporte que debíamos estar 14 días encerrados en la casa salimos a recargar la Tullave. La Veintiséis estaba callada, degradada con tanta maleta y extranjero llorando sobre los taxis más amarillos. Era el COVID-19 diciendo “Hola, niño meón, ¿te sentiste muy putamente cool? ¿Ah? ¿Te sentiste muy rudo? Pues ahí te quedó el ojo”. Cogimos el M86 y nos bajamos en El Greco para coger un SITP en La Esperanza.
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Menos mal su familia no estaba en la casa. Así pudimos evitar todas esas preguntas sobre plata y proyectos y ¿cómo van a hacer ahora? Dejamos las maletas. Vanesa se fue a la ducha y yo prendí el computador para seguir escribiendo la tesis. Me dije que no pasaba nada porque las cosas son así. Cuando te esfuerzas lo suficiente por motivarte en tu vida y tratar de hacer las cosas bien para lograr tus sueños, algo pasa, lo suficientemente hediondo como para dañar las cosas totalmente y no a medias. En todo el trayecto entre el primer párrafo y el cuarto me quedé pensando en el tiempo, en cómo un leve cambio de fechas podía haberme hecho feliz, no lo decía por el trabajo o la plata sino por verla a ella cantar. Por sentir esas vibraciones en mi cuerpo real. Tal vez si la cosa hubiera sido más temprano hasta la hubiera conocido después de un afterparty, quién quita. Un par de chorros y una que otra pregunta sobre cómo hizo para lograr un pop menos sublime, limpio, y más cyber, rayado, más pensando en el glitch futuro. O algo relacionado con su música y la de SOPHIE, 100 gecs, Hannah Diamond, Arca, Brooke Candy, Tommy Cash o A. G. Cook. Anhelaba que me compartiera su emergencia, sus trucos de poder ganarse la vida siendo lo más underground de lo mainstream arrasador. “¿Cómo putas hiciste para hacer del pop algo más allá de lo que se escucha en los bares gay de Chapinero cuando no es día de reguetón?” O algo por el estilo. Vanesa salió de la ducha y puso un live de Charli XCX en YouTube para hacerme sentir mejor. Hice una mueca como de sonrisa y le dije que le subiera todo el volumen al televisor. Y volví a lo mismo: algunas cosas fracasan y no se sabe por qué, sólo se botan así y no hay más remedio que llorarlas suaves por un rato y seguir con las obligaciones escuchando White Mercedes.
Felipe González Méndez
Puedes seguir a Felipe aquí.
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Hola! volví con la segunda parte de corazón delator.
Disculpen si se me escapó algún error, es tarde, tengo hambre, y quería subir esto antes de descansar.
Parte dos -de dos-
Se separan lentamente, Jazmín estaba en blanco, sin poder reaccionar. Flor se alejó un paso, con los ojos fijos en el suelo, incapaz de conectar con ella. Eventualmente la ansiedad pareció invadirla, y comenzó a dar vueltas por la cocina, soltando agudos resoplidos y gesticulando muchas veces el mismo movimiento de brazos.
“Perdoname. No debí −boluda de mierda-. No te quise incomodar- fue una estupidez, ay.” Jazmín se acercó rápidamente, evitando que empezara a golpear su pecho.
“Tranquila, Flor tranquila. No te golpees” Dijo con tono conciliador, tomó un respiro. “En realidad no es para tanto, es solo que nos ve siempre juntas...”
Flor, aun con la respiración agitada, la miró sin decir nada, a lo que prosiguió.
“Solo tenés que decirle la verdad.” Flor volvió a mirar al suelo. “Dani siempre ha sido inseguro contigo, quizás fue culpa mía en parte. No he sido muy amable con él”
Otro momento de silencio. Flor se quedó en una de las sillas de la mesada mientras que Jazmín silenciosamente se puso en marcha y empezó a preparar té para las dos, con las manos temblorosas.
“¿Por qué?”
“¿Por qué de qué?” Dijo mientras sacaba las tazas.
“Eres así con Dani ¿Pasa algo con él?”
Sí.
“No lo sé. Quizás sea de presencia.” Se dio la vuelta y se topó con la mirada escéptica de Flor. “Vamos, no me mires así, es solo que no me da confianza” Súbitamente Flor se levantó y cerró la distancia, quedando frente a ella.
“¿Y qué debería hacer para tener tu confianza?” Dijo desafiantemente.
Jazmín no estaba, en absoluto, preparada para esta versión de Flor, sentía que algo no estaba captando. Sintiéndose acorralada se alejó unos pasos, ordenó y reordenó platos que estaban perfectamente bien antes. Se aseguró de darle la espalda antes de responder.
“Mérito. Detesto cuando te lastima. Podría hacer penitencia por mil años y aun así pensaría que no te merece” Si ahora sonaba amargada o herida ya no le importaba, ante tanta presión, tarde o temprano iba a explotar.
¿En qué te estás metiendo?
Ambas empezaron un juego peligroso, casi podía sentir en el aire las cosas que ninguna de las dos decía. Pero su lado racional dudaba, y a pesar de todo, no estaba segura de que ambas estuvieran en la misma página.
“¿Pero por qué, Jazmín? ¿Por qué te importa tanto mi relación con él? Te molesta que estemos juntos, me consuelas cuando me tiene mal, y ayudas a reconciliarme con él. No entiendo, no te entiendo−” Su voz se quebró un poco. Y se sorprendió al notar que en ningún momento se le escapó un tic, a pesar de que cerraba sus ojos con fuerza. Jazmín evadió como pudo, casi sin fuerzas para seguir ocultando la verdad.
“No sé de lo que me estás hablando…”
“¿De lo que estoy hablando? ¿Vamos a ignorar esto para siempre acaso?” Flor se acercó un poco más, persiguiéndola casi, y Jazmín no podía pensar en nada excepto en la energía vibrante que parecía emitir, en la atracción que su cuerpo sentía al tenerla cerca.
“¿Esto?”
“Esto” Fue lo que dijo antes de inclinarse, tomar su rostro y juntar sus labios en un movimiento fluido.
Finalmente, el beso que esperaba desde hace meses. No, un beso que llevaba esperando la vida entera. Un momento de perplejidad, y luego Jazmín respondió con reverencia, efervescencia, como si fuese un momento tanto frágil como trascendental y Flor… Dios, Florencia besaba tal y como existía, con intensidad, dando todo de sí misma y pidiendo cada vez más.
Sus manos encontraron su cintura, estrechando con delicadeza sus cuerpos y recibiendo de lleno la sensación intoxicante de tenerla por fin en sus brazos.
La euforia y el miedo se mezclaban y Jazmín aprovechó con desesperación cada segundo antes de su inminente final, un cosquilleo recorrió su cuerpo cuando Flor mordió su labio inferior, dejándolo escapar con suavidad, y provocando un pequeño suspiro por su parte.
Se separaron lentamente, recuperando el aliento y la claridad, pero sin querer alejarse por completo.
¿Existió alguien antes que Florencia Estrella?
Porque ahora mismo, después de ese beso, ella misma dudaba de haber existido antes. Dudaba que su corazón hubiese latido con tanta fuerza como ahora, o que alguna vez sus labios se hubiesen encendido y ardido de la misma forma. Completamente rendida ante la mujer que tenía en frente, llegó a la realización de que no importaba lo mucho que lo intentara, no existiría nadie después de ella.
Flor parecía encontrarse en un estado parecido de ensoñación, suspendida fuera del planeta y aun sin poder abrir los ojos.
Pero Jazmín ya había bajado del cielo, la realidad, las dudas y temores pesando en su espalda. Necesitaba una explicación, pero las palabras le fallaban. Necesitaba el porqué, necesitaba el desde cuándo.
“Flor…” La aludida abrió los ojos, y estos lentamente comenzaron a reflejar el mismo pánico que ella sentía en su interior. Flor se alejó como si la cercanía con ella le quemara, y se llevó las manos a la cabeza con dramatismo mientras decía una y otra vez “Ay, no. Ay no, ay no, no qué hice no”
Flor se paseó desesperada por la cocina, y Jazmín se sintió un poco culpable al agradecer ese arranque de nervios, por un lado, ella estaba igual, y por el otro, a una Flor nerviosa ella la podía entender, pero la Flor de vio hace un minuto atrás era desconocida e impredecible.
“No sé qué estaba pensando –concha puta- quise decir− ay, no te quería incomodar con mis cosas.”
“¿Me… me podés explicar un poco?, creo que no te estoy siguiendo.” Dijo Jazmín confundida, con el temor de que todo esto hubiese sido un error. Flor paró de dar vueltas
“Pasa que Dani tenía razón, me pasan cosas contigo...”
Oh
“Oh.”
“Yo… traté de no sentir todo esto que siento por vos. Y lo guardé y lo guardé y lo callé pero estás en todas partes –conchuda −... te veo y me iluminás el día, no puedo respirar si no estoy con vos. Ay, ni siquiera- ni siquiera puedo respirar cuando te tengo cerca pero te prefiero mil veces” Le falló la voz un poco antes de seguir, casi tropezando con sus propias palabras.
“No sé qué es, apenas estoy entendiendo una mínima parte de todo esto, pero lo que sí sé… lo que sé… es que esto es real, que cuando estamos las dos todo lo siento real y si no es con vos no puedo− simplemente no puedo…” Se cortó, incapaz de seguir y se tomó el pecho, como si tratara de obligar a su corazón a latir más lento. Se cubrió el rostro con vergüenza. No vio a Jazmín conteniendo lágrimas de emoción. Ni la vio acercarse antes de envolverla en un fuerte abrazo, mientras susurraba una y otra vez “tranquila, tranquila, estoy acá con vos…”, el cuerpo de flor se estremecía mientras empezaba a sollozar
“Y no podía vivir toda una vida sin saber cómo se sentiría darte un beso y por un momento pensé que quizás… que quizás podrías sentir algo parecido. Perdoname Jaz, soy la peor−“
“¿La peor? ¿Me estás cargando Flor? Escuchame− Yo te quiero desde la primera vez que te vi.” Depositó pequeños besos en su rostro, tomándolo entre sus manos y limpiando con delicadeza las lágrimas que caían. “Te he amado desde siempre, pensé que a vos no te pasaba nada, que… que no te podrías fijar nunca en mí.” Ahora no sabía cuál de las dos lloraba, pero no se aguantó y la besó nuevamente, esta vez en los labios. Una vez, y otra vez después de esa. Y después de eso tuvieron que salir de la cocina porque Javo estaba cansado de tener que darse vueltas por el para no interrumpirlas.
Aún tenía demasiadas preguntas que hacer, vacíos por rellenar, ¿En qué momento Flor se dio cuenta? ¿Cuánto tardó en aceptarlo? ¿Cuánto tiempo llevaba guardándose la verdad? ¿Qué pasaría ahora? Se preguntó con preocupación una vez estaban entrando a la habitación de Flor, pisos arriba.
“Dani…” Empezó Jazmín, con un tono lúgubre, casi con lástima.
“Ya lo llamé, vendrá esta noche para hablar” Le respondió seriamente antes de suspirar. “Le debo la verdad, al menos.”
“¿Le dirás?” Jazmín la miró sorprendida.
“Bueno…−hm− él ya está casi seguro. En algún momento, después, nos verá juntas –doble raba−. Es peor que le diga que no pasa nada y luego él mismo lo vea.
Juntas. Jazmín luchó contra el impulso de besarla hasta quedar sin aire, se sentía como una adolescente, con ganas de gritar por las calles de la emoción. Tratando de aguantarse la risa tonta que amenazaba por abrirse paso, las dirigió al borde de la cama y se sentaron, le tomó las manos.
“¿Estás segura? La gente sabrá, tus hermanas, los del hotel. Yo estaré con vos en cada paso que quieras dar… Pero no me quiero esconder, ya tuve suficiente de esconderme por una vida.” Quería ser lo más clara posible, y estar ahí con ella apoyándola en una etapa nueva, que seguramente la aterraba.
Flor observó sus manos entrelazadas por unos segundos, meditando sus palabras con detenimiento, y justo cuando Jazmín pensó que quizás algo pasaba, Flor dijo:
“Estoy segura. Estoy con vos.”
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Capítulo 23: Tanto creo en ti
Tanto creo en ti,
tanto creo en ti
que dormido o muerto
sueño hasta despierto la luz de los dos.
💭
Era viernes por la tarde y Otabek tenía más cara de mierda que de costumbre. Estaban en la iglesia a la que solían ir cada domingo, con su ropa perfecta y rostros serenos, en una especie de cena para celebrar no-sé-qué-basura. La verdad es que la frustración de Beka se debía a que ahora estaba sentado junto a un montón de otros tipos como su padre y sus familias, siendo que podría estar pasando tiempo con Yura.
Oh, y para empeorar un poco más su situación, ahí estaba Lena. La castaña estaba igual de callada y sonriente que siempre, con un vestido simple y largo, al igual que su cabello. Y Vladimir insistía en que Otabek hablara con ella.
Gracias a Dios -irónicamente, quizás- su teléfono sonó con la llegada de un mensaje, obligándole a pedir permiso para ir a contestar. En cuanto vio que era Yuri quien le escribía, ni siquiera le importó la mirada molesta de su padre y solo se puso de pie, yendo hasta el estacionamiento para hablar tranquilo con Yura.
"¿Qué somos ahora?"
Siendo honestos, Otabek no se esperaba ese tipo de mensaje, ni por asomo. Se quedó un par de segundos viendo la pantalla de su teléfono, algo desconcertado ante la pregunta de su amigo. ¿Qué eran ahora? No entendía a qué se refería, ¿Algo había cambiado entre ellos? Para nada, no, porque hasta donde sabía Otabek, ellos seguían amándose. Decidió preguntarle al rubio el significado de sus palabras antes de cometer algún tipo de error del cual podría arrepentirse.
"¿A qué te refieres con esa pregunta?"
Se quedó esperando la respuesta con impaciencia, viendo la pantalla fijamente.
"Que ahora que terminé con Jean pensé que las cosas podrían cambiar entre nosotros. Dijiste que eramos pareja porque yo tenía novio."
El moreno lee el mensaje un par de veces, analizando la petición de Yuri. No entendía la urgencia del menor por ponerle nombre a su relación, no cuando ya han pasado tanto, cada beso y sonrisa, es lo mismo si se llaman novios o no, o al menos eso creía él.
"Yura, nada entre nosotros ha cambiado, y llamarnos novio tampoco lo hará. Te amo, no importa nada más"
"Ya."
Otabek espera un par de segundos alguna otra respuesta, mas nada llega. Cubre su rostro frustrado al darse cuenta de que Yuri no quedó tan satisfecho con su respuestas, y que ahora de seguro estaba molesto, haciendo berrinche.
"No te enojes"
"No estoy enojado, kazajo estúpido."
El moreno inevitablemente soltó un suspiro, pensando en cuantos gatitos tendría que conseguir para que a Yuri se le pasara el enojo.
"Yura, sabes a lo que me refiero, tú me entiendes"
"Si."
"¡¿puedes dejar de poner un punto al final de cada mensaje?! Yura, no puedes decir que no estas enojado si haces eso"
A pesar de sus nervios, Otabek soltó una risita al ver el último mensaje de Yuri.
"No."
El kazajo se quedó unos segundos más afuera, guardando su teléfono en el bolsillo de su pantalón de vestir, pensando en la petición de Yuri. Al volver al salón, se armó de valor y tomó su saco, acomodándolo sobre sí. Vladimir le veía con extrañeza, sobre todo cuando Otabek murmuró algo tipo tengo que salir, nos vemos después.
Sabía que su padre iba a estar furioso, pero entre la furia de él y la de Yura, la verdad es que la de Altin le aterraba un poco menos.
🌹
Estaba frente a la puerta del hogar Plisetsky y sentía un déjà vu impresionante. Se le estaba haciendo costumbre eso de ir a pedir disculpas en medio de la noche, con gatos y dulces. Bueno, ahora llevaba flores y una caja con donuts, eso era un avance, ¿No?
La verdad es que se sintió avergonzado cuando Nikolai le abrió la puerta y le vio con una media sonrisa, dejándole pasar sin siquiera hacer preguntas. El hecho de que aún tuviera puesto su traje lo hacía mucho más embarazoso, y el moreno podía jurar haber escuchado una risotada mientras subía las escaleras hasta la habitación de Yuri.
Ni siquiera se molestó en tocar la puerta, simplemente abrió con delicadeza, viendo a Yura sentado en su cama, con Canela al lado, viendo una película desde su laptop. El menor notó la presencia ajena y estaba dispuesto a decir algo, mas con solo ver a Otabek frente a él con un ramo de flores, una caja de donuts y un traje oscuro, olvidó todo en un segundo.
— ¿Por qué siempre que estoy enojado contigo vienes con comida y todo se arregla?
El moreno dejó escapar una risita, acercándose a Yuri para besarle, dejando sus ofrendas de paz sobre el escritorio. Yuri le sonríe en medio del beso, separándose para enviarle una mirada molesta.
— Sigo enojado, Bajin.—El moreno frunce el ceño ante el apodo, llevando sus dedos hasta las costillas de Yuri, dispuesto a hacerle pagar por tal atrevimiento.
— ¿En serio? ¿He venido hasta acá solo para darte amor y tú me insultas así?—Yuri niega divertido, haciéndole señas a Otabek para que se recueste junto a él.
— Ya, basta, quiero hablar contigo de verdad.—El moreno hace un ruidito afirmativo, incitándole a seguir.—Quizás a ti te parezca tonto, Beka, pero yo sí quiero ponerle nombre a nuestra relación. Sé que con o sin nombre fijo el sentimiento no cambia, es solo que...
— Yuri, sabes que no estoy listo para algo así, yo...no podría solo declararme gay de repente...
— Otabek, no te lo estoy pidiendo por los demás, no quiero que seamos novios para besuquearnos en la escuela o frente a tu padre. Quiero que seamos novios porque... quiero estar seguro de nosotros, no me culpes por pensar que no me quieres lo suficiente si me sigues llamando amigo.
Otabek mira fijamente a Yuri, a pesar de que el menor desvía sus ojos verdes, triste. El moreno trata de procesar las palabras de Yura, sintiéndose mal por ser poco claro y causar tales pensamientos en él. Quizás Yuri aún no estaba enterado, pero Otabek Altin estaba completamente enamorado de él, aunque fuera algo difícil de explicar y demostrar.
Por eso el kazajo prefirió acercarse más a él y acariciar sus mejillas, acomodando los mechones rubios y rebeldes que se escapaban de su trenza, apreciando su bello rostro que evitaba su mirada. Sus labios fueron lentamente hasta la frente del menor, sintiendo como este sufría escalofríos gracias a su gesto.
— Yura, no sabes cuanto te amo, desde que te conocí me has vuelto loco, no sabes el control que tienes sobre mí, soy capaz de todo por ti.—Los ojos verdes de Yuri le ven fijamente, así como sus mejillas se colorean de un rojo furioso, completamente avergonzado.
— Ah, Otabek, eres tan gay a veces.—La voz abochornada de Yura le hace sonreír, incluso cuando recibió un golpe gracias a eso.
— Así qué... ¿vas a ser mi novio o no?—Yuri se aleja de golpe, viéndole sorprendido.
— ¿Qué?
— Lo que oíste, ¿por qué piensas que me puse un traje? Si iba a pedirte noviazgo debía ser especial... con flores y donuts también.
— Eres tan idiota, te amo.
Yuri sonríe radiante, juntando sus labios con los de Otabek, abrazándose a él desde su cuello. El kazajo le acaricia su cadera, disfrutando del movimiento suave que hacían sus labios, feliz de estar junto a Yura. Luego de unos minutos deciden separarse, y el rubio mira directamente al kazajo, sin querer desviar sus ojos verdes, acaricia su rostro moreno y su mandíbula recta, sonriendo.
— Quiero ser tu novio, solo por el hecho de tener el placer de decirte cosas melosas y reírme de quien crea tener oportunidad contigo, porque eres mío, Otaidiota, ¿entendido? Nunca podría exigirte que... te declararas ante todos, o tu familia, lo que decidas hacer voy a estar contigo.
Otabek sonríe, recostándose abrazado a Yura, moviendo su mano en su espalda.
— Gracias, Yura, pero eso fue muy gay.
La sonrisa de Otabek es enorme, incluso luego de recibir un manotazo por parte de Yuri, su novio.
🌹
El miércoles, días después del compromiso con Otabek y esa noche de dormir abrazados para luego despertar a la mañana siguiente y desayunar donuts, Yuri estaba en clases de deportes. Por lo general, a Yuri no le molestaba tanto esa clase, sin embargo ahora tenían que jugar voleibol... y él era una mierda. Había algo en sus brazos, probablemente, pero en serio el maldito balón no se elevaba como él quería, haciendo que sus lanzamientos fueran realmente penosos, cosa que no pasó desapercibida para sus compañeros.
— ¡Aprende a lanzar, Plisetsky! ¿Ser marica no te deja lanzar un maldito balón como hombre?
Y, como casi todos sabían, Yuri tenía un límite, además de una paciencia del tamaño de un maní. Por eso, su voz ni siquiera tembló al momento de responderle a su compañero.
— ¡Ven aquí, grandísimo hijo de puta! Ser marica no me impide molerte a golpes.
Obviamente todo hubiese salido mejor si el tipo no hubiese llamado a un par de amigos.
Yuri se alejó un poco del lugar para no armar un escándalo en medio de la cancha, viendo como el tipo y sus amigos le seguían de cerca. Cuando estuvo lo suficientemente lejos de maestros y alumnos, sintió como alguien le volteaba con brusquedad, para luego dejar caer un puñetazo sobre su rostro. El impacto y la sorpresa le afectaron por unos segundos, mas en cuanto se vio recuperado, no dudó en lanzarse contra su oponente. Tiró un par de puños y patadas, sin embargo era inútil pelear contra tres, y aún más si habían dos tomándole de sus brazos, inmovilizándolo.
Continuó lanzando patadas a la vez que recibía un par de puñetazos en el rostro, intentó soltarse, aunque parecía imposible.
Cuando finalmente le soltaron, le tomó desprevenido, por lo que cayó de rodillas frente al chico que había insultado, quien le pateó y le dejó tirado con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.
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Jean estaba camino a la cafetería cuando sintió como alguien le detenía de golpe, tirando de su brazo. Frente a él había un chico bajito y rubio, con un mechón rojo, quien se veía bastante agitado, como si hubiese corrido bastante.
Al canadiense solo le bastó escuchar las palabras "Yurio" y "golpes" para ponerse en alerta, olvidando por completo su rutina de ignorar al rubio, corriendo donde el rubio le indicaba. Al llegar pudo escuchar como un tipo insultaba a Yuri, no esperó más y apareció ante ellos, encontrando a Yuri en el suelo con una mirada furiosa, con su labio sangrando.
Los agresores de Plisetsky no tardaron en reconocer al pelinegro, aprovechando la preocupación que este ponía en Yuri para salir huyendo de ahí. Jean se había acercado a su ex novio, ofreciéndole su mano para que se pusiera de pie, viéndole con pena. Yuri le veía molesto, sin querer recibir su ayuda, intentando levantarse solo.
— Kitten, espera, te llevaré a la enfermería...
— ¡No, Jean, yo puedo! —Las manos del canadiense van hasta su cadera y le sostiene en caso de que pierda el equilibrio, aún cuando recibe otra mirada furiosa por parte del rubio.—Basta, puedo hacerlo solo, ¿Por qué tienes que ser tan bueno conmigo? No es necesario.
— ¡Yura!
Tanto Jean como Yuri voltean al escuchar la voz de Otabek, agitado. El moreno se acerca hasta su novio, sin importarle el hecho de que Leroy esté ahí, solo con la intención de asegurarse de que Yura esté bien. El rubio le envía una mirada significativa a Jean, quien no tarda en entender que ya no le necesitan.
Otabek deja de prestarle atención al pelinegro y se centra en su novio, observando con furia y preocupación su labio roto y el hilillo de sangre que caía por su nariz, limpiándolo con la manga de su camiseta.
— ¿Quién fue?—Yuri suelta un gruñido, recordando frustrado su pelea.
— Unos imbéciles de mi clase, pero no te preocupes, eran tres y ni siquiera saben golpear.
— Los voy a matar con mis patines, tenlo por seguro.
Yuri le sonríe a Beka, sintiendo los dedos del kazajo acariciando su piel con suavidad, pasando lentamente por su labio roto, volviendo hasta su pómulo. Aleja disimuladamente su mano, acariciándola para que se calme, asegurándole que está bien.
— No vale la pena, no causaron gran daño, Beka.
Otabek asiente no muy convencido, arreglando el cabello de Yuri para luego envolverle en un abrazo apretado, feliz de que su novio estaba bien. Fueron hasta el baño más cercano para limpiar el rostro de Yura, bajo algunos quejidos de este.
Por mucho que el kazajo insistió en llevarle hacia la enfermería, Yuri se rehusó, por lo que al moreno no le quedó de otra más que resignarse y acompañarle hasta la cafetería, donde probablemente todos sus amigos hagan un escándalo al ver a Plisetsky.
🌹
Estaba cansado de ver al canadiense dar vueltas por el lugar, con el rostro fruncido de preocupación y la mente en otra parte, en Yuri Plisetsky, para ser más concretos. Intentaba distraerlo, mas nada parecía funcionar, y se sentía frustrado, porque justo ese día en que quería hablar con el pelinegro, Yuri involuntariamente se lo había arruinado.
— Jean, cálmate, no sirve de nada que te preocupes...
— ¿Cómo no voy a preocuparme? Es... si tan solo lo hubieses visto, estarías igual que yo.
Los nervios del canadiense se le estaban contagiando, haciendo que su parte racional descanse un poco y él decida acercarse a Leroy, tratando de detenerle.
— Él mismo lo dijo, deja de ser tan bueno con Yuri, Jean.
— ¡No puedo! ¿Cómo podría si yo aún...?
La verdad es que Seung-gil pocas veces perdía la paciencia, el coreano se caracterizaba por su rostro sereno y su actitud desinteresada, sin embargo él también podía tener sus límites. Y ahora estaba harto, harto de que Jean siguiera defendiendo a Yuri, harto de que Otabek y Yuri jueguen así con él y le sigan haciendo daño. Sobre todo, harto de que Jean sea aún tan ingenuo y siga amando a Yuri, en vez de fijarse en él.
Por eso, no pudo controlar sus palabras, dejándose llevar por la cólera que sentía en ese momento al ver los ojos tristes de Leroy.
— ¿¡Cómo puedes seguir defendiéndole!? ¡Maldita sea, Jean, Yuri te engañó con Otabek!
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mudar
(Del lat. mutāre).
1. tr. Dar o tomar otro ser o naturaleza, otro estado, forma, lugar, etc.
2. tr. Dejar algo que antes se tenía, y tomar en su lugar otra cosa.
7. intr. Variar, cambiar.
8. prnl. Dejar el modo de vida o el afecto que antes se tenía, trocándolo por otro.
Algo hace que aunque esté contrarreloj metiendo cosas en cajas, resolviendo papeles en Afip / inmobiliarias / escribanías y todo ese mundo de lo cotidiano que siempre es mucho y feo, me pueda hacer unas horas para ir al España un día de semana a ver un partido asterisco. No es fácil de explicar, parece una fuerza propia y a la vez ajena, exterior e interior, confabulada para emitir luces de neón, señales ineludibles que dicen que juega el gallego, que lo que haga no va a captar mi atención, que no me voy a poder concentrar, ¿lo vas a ver por tyc play? ¿en serio? parece decirme mientras se muerde el labio inferior y niega con la cabeza. Imposible. Al club. Almorzar unas empanadas salteñas en el camino, ojo que tienen mucho jugo, la concha de la lora me re quemé, llegar y tomar una cerveza aunque sea miércoles, y entrar sabiendo que aunque los pibes hoy no van, que tengo que laburar, que estoy en Salta, que tengo faringitis, que el lunes nos vemos con San Miguel, igual a alguien sé que voy a encontrar. Y es fija. Y acá estamos. Es tan trillado decir en casa, y sin embargo nunca más evidente. Tengo que dejar mi casa, esa de los papeles, esa de la propiedad privada, la que acumula cajas y muebles vacíos, sin saber a dónde voy a vivir, errante en la gran ciudad, pero acá me siento en mi casa, si hace treinta años. Necesito que ganemos de locales. Necesito gritar un gol. No me digas que Escuredo se levantó con fiebre y lo están probando. No me digas que en el primer tiro al arco se lesionó Sombra, justo cuando le llegó la chance y la estaba aprovechando. No me digas que otra vez nos durmieron en un tiro libre y empezamos perdiendo. La puta madre. Ahora se lesionó un central de ellos, bien, lo festejo, no puedo disimular. Juegan bien, arrancaron mejor, nos están manejando la pelota y de tanto abrir la cancha se ven nuestros agujeros ahí en el fondo. Menos mal que está el Polaco, esa tromba que ni en Vikingos, y se mete con pelota y todo en el arco, en nuestro arco, ahí donde explotamos y nos abrazamos porque venía chivo el asunto. Y sigue chivo, Telmo toca, así no jugaban con el Pato. Pero Pizzo estuvo pillo y cuando salió Sombra no lo metió a Haberkon, lo puso a Pablito. Y Pablito metió esa asistencia salteando líneas que lo dejó mano a mano a Klusener. Y el arquero no sabía si ir o quedarse. Y se la metió de emboquillada. Qué golazo, la puta madre. Qué manera de gritarlo. Porque no era justo en ese primer tiempo, qué carajo importa, si ya gritamos dos goles y estamos arriba otra vez. Ni te digo de arranque en el segundo, cuando una jugada calcada, con los mismos protagonistas, otra vez de sombrerito, pero el defensor la sacó atolondrado cuando iba para el arco y no va que le queda servida a Escuredo, la zurda pródiga, y los 40 de fiebre se van a la mierda porque la cruza con arco libre y la mete junto al palo, y yo ya me olvidé de las cajas, de Julio de la Afip que se portó como un campeón y del guardamuebles de Acha. Yo lo abrazo a Pablo y a Manu y miro al cielo que se quiere despejar, y pienso que este equipo puede ganar o perder pero que sabe lo que tiene y lo que quiere, y eso es más que lo que puede decir la mayoría. Que mutó, que este año es cosa seria, que siempre tenemos los pies sobre la tierra porque somos Español y nadie nos va a contar lo que es sufrir la desilusión, el saqueo, las malas, lo que es estar en la lona. Pero mirá, hoy estamos de pie, resistiendo y jugando, sorteando los obstáculos de siempre y los nuevos que aparecen, que siempre aparecen, que van a seguir apareciendo, pero qué distinto cuando festejás en casa, con tu gente, con la que quiere al club y a la camiseta, con la que nunca le va a dar lo mismo. Pitazo final y otra vez a pensar en mudar / mutar, en lo que se viene. Como decía Valente, sobre la fe sombría que nos lleva. Los signos de pregunta se yerguen menos amenazantes que en otro tiempo. Un nuevo tiempo, este. Un tiempo presente, qué va.
BMetro 2017-2018 - Fecha #1 (postergado) - Estadio España
Español 3 - 1 San Telmo
(foto: fati)
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