#y que hacía 12 años que no tenía ni idea de él. tenía un hijo con alguien que veía todos los días y no sabe ni cómo se llama
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me di cuenta de que eris comenzó a aparecerse por la prisión un año antes que seba lo hiciera y eso me llevó a pensar dos cosas algo distintas entre sí(?
#la primera es que en realidad las posibilidades de que se hayan encontrado en algún momento no son tan bajas#tipo a eris la empezaron a llevar porque se portaba terrible y no sabían qué hacer con ella#supusieron que tenía problemas por no saber nada de sus padres biológicos y quizás llevarla a que los conociera la calmaría un poco#seguro que cuando vieran que eran malas personas se calmaría su inquietud y se portaría mejor. no pasó(?#la llevaron como si fuera terapia todos los fines de semana por más tiempo del que deberían sknfjsjksnd#luego la nena comenzó a insistir ser llevada cuando vieron que no funcionaba. y durante ese tiempo seba se empezó a aparecer también#so... podrían haberse visto tranquilamente sin saberlo.#la otra cosa que pensé es que cuando eris visitó por primera vez golden reparó en que su hijo nunca lo hizo#y que hacía 12 años que no tenía ni idea de él. tenía un hijo con alguien que veía todos los días y no sabe ni cómo se llama#y aunque entendía que es lo más razonable no querer visitar a un criminal y que fox estaba mejor así (en teoría); él sí quería verlo:c#y tbh eso le dio como cosa y envidia a la vez de fred porque lo veía re feliz charlando con eris dkjfndjs#hubo unos meses en el que le insistía a fox para que también se relacionara con eris diciendo que aprovechara#porque nunca sabía cuándo iba a dejar de aparecerse y que luego se iba a arrepentir sdjfnjkdsj fox lo intentó algunas veces#pero notaron que eris lo rechazaba muy directamente así que eventualmente le dejó de insistir porque vio que no iba para ningún lado#un año después seba apareció y finalmente pudo conocerlo<3 aunque sea de manera indirecta yendo a 'vigilar' la sala de visitas#oc talk#au talk
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Hoy cumpleaños uno de los tres chicos que, en su momento, me rompieron el corazón. Tiberio.
Recuerdo su nivel de manipulación, la manera de sentirme seducida por un chico mayor que no era tan mayor en cuerpo pero si en mentalidad y experiencias vividas, me hacía sentir deseada pero después de eso, sucia. Cómo si fuera su puta, pero a las putas se le paga, a mí no me pagaba ni con un beso en la mejilla al despedirme.
Me encanta comparar y ver en retrospectiva a los chicos que me gustaron, a los que quise y a los que no.
Lindos, con sus características físicas dentro de la norma. Siempre con mucho más poder adquisitivo que el mío, por ahí, pienso tal vez que es cierto lo que me dice Julio Cesar, uno de los chicos en cuestión. Hipergamia. ¿Yo busco ascender socio económicamente gracias a mis relaciones amorosas? ¿Será? Quiero creer que no, que todo el éxito que busco sea gracias a mí y a mis propias capacidades, no por ser la sobra del hijo del empresario de turno.
Tal vez no es la plata lo que me gusta de ellos, sino ese aire de superioridad y tranquilidad que manejan los chicos que tienen todo. Porque todo tiene solución. Si, todo tiene solución pero cuando tenés plata porque es fácil arreglar todo con plata.
¿Enfermo? Podes pagar una ambulancia, un antibiótico, una cirugía.
¿Aburrido? Podes viajar, comprarte el nuevo hobby del momento, pagar 3000 pesos una cena afuera con amigos.
¿Confundido? Podes pagar la mejor psicóloga que cuesta 1500 su consulta de 30 min.
Uno cuando no tiene la plata empieza a priorizar. Si pago la ambulancia mañana no tengo para comer, y tal vez, con seis horas de reposo todo mejora, pero esas seis horas debería estar trabajando porque pierdo los $100 que gano por hora haciendo algún tipo de changa del momento.
Esos pensamientos mínimos e insignificantes que angustian el dia a día del pobre el rico nos lo tiene y además, piensa que no, que el pobre es pobre porque no tuvo la habilidad de invertir esos mil pesos que le dan por algún tipo de plan social en generar mas dinero.
Porque ellos no piensan ni viven el dia a día, ellos piensan en ganar mas dinero porque las 500.000 lucas por día no parecen suficiente y en un trimestre después tienen que haber aumentado un 29% las ganancias.
Pero no es que pienso por codicia ni los beneficios que eso conlleva, no, porque el empresario además de creerse superior por su poder adquisitivo se apodera de los demás, de la vida de sus empleados porque ellos comen por mí, y gracias a mí. Porque ellos no tienen la misma capacidad que yo de producir 500.000 pesos al día.
Todo lo anterior no es al azar, me acuerdo de una conversación que me disgustó el alma, que fue un flechazo (del malo) al corazón cuando mí amor de turno me dijo que no todos deberían tener el mismo derecho de votar a sus gobernadores. Que hay gente más capacitada que otras, sin tener en cuenta que, ellos (los ricos) al igual que nosotros (los pobres) votamos siendo egoistas pensando en que es lo mejor para cada uno y no porque uno y el otro tenga más o menos capacidades intelectuales.
De los chicos a los que quise siempre me quedo con un gustito amargo, porque me gustan sabiendo que tienen malas ideas, a veces son malas personas y siempre, pero siempre, se priorizan a ellos mismos. En todo.
Me recuerdan a mí papá.
Y yo con ellos, me recuerda mí disfuncional relación con él. Freud estaría orgulloso.
Siempre estoy en el constante tira y afloja de intentar ser reconocida y valorada por aquellos que siempre, pero ni una vez, no hayan puestos expectativas en mí.
Que me reconocen como su igual, hasta que dejan de hacerlo y debería ser incluso más buena de lo que ellos ya creían que yo lo era, porque hay que avanzar, porque tenés que tener la capacidad de pensar como un rico aunque tengas una vida de pobre.
En general me avergüenzo de mi realidad, porque no es lo que yo considero apta para mí. Ni lo que me merezco.
Hago lo que está mí altura para camuflar que a veces no tengo $40 para pagar un viaje de ómnibus y que en mí casa cuando llueve cae agua adentro, en todos lados, porque es tan vieja y no cuidada que sería mejor destruirla y reconstruirla para que sirva. Pero soy de las pobres que tienen suerte, tengo una casa.
Pero ellos se olvidan, o no se quieren dar cuenta que esta chica culta, paciente, inteligente, empática y súper crítica. Es así porque a los 12 ya sabía que a veces no tenía plata para comprar un alfajor en los recreos, que a los 15 años se tenía que hacer cargo de su mamá enferma y de su hermana porque no nos alcanzaba para pagar un cuidador y que a los 23 cuando querés pelear por continuar tu carrera universitaria que te corre por atrás ya tendrías que estar, al menos, limpiando casas porque tu mamá es lo suficientemente vieja y pobre para bancarte los estudios y la comida.
Me parece injusto, incluso estupido que en un momento tan irónico y catastrófico en la vida como es saber que se mueren 500 personas por día, se contagian 25.000 y se para el mundo, yo me tome el capricho de ponerme mal por sentirme insuficiente porque no hice lo suficiente para "no ser pobre" "para no estar cómoda" y que una persona que no sabe lo que es pasar hambre me critique mí manera de vivir.
Que escupa palabras de empatía, “que yo sé que no lo vivo y no lo puedo entender pero me parece que...”
Me parece que tenés que, como yo que disimula el poder pagarte la mitad de la cena en un bar de chetos con el trabajo de unas 12 hs semanales en donde con suerte junto 800 pesos, tener que vivir mí realidad. Entender lo que es de verdad estar en mí posición, y que mas allá de mis limitaciones y mis problemas de enfrentar con el fracaso futuro porque, oh sorpresa, me siento agotada de fracasar desde que nací... Entiendas que las cosas no son tan fácil como soplar y hacer botellas.
No voy a permitir que me juzguen por insuficiente, por no hacer o dejar de hacer lo necesario el día a día porque yo sé, que reconociendo mis errores y capacidades, soy una persona que podría estar orgullosa de muchas cosas y que, el sentirme humillada y desvalorizada porque mí poder adquisitivo no es de los que mas ganan dinero en Tucumán, es un error.
Porque sin plata logré y sigo logrando ser una persona decente, una persona que en pensamiento, crítica y conocimiento puede estar a la altura de alguien de quién haya pagado la mejor educación de la provincia.
Que tengo valores e ideales más grandes que cualquiera que cree que Dios le puede limpiar el culo por el hecho de tener y siempre haber tenido.
Porque conozco y no me quedo en mi realidad, sé que no es lo que quiero, sé que es lo que me toca hoy, pero sé también que en unos años esta chica pobre, triste porque le rompieron el corazón y ansiosa por el paso del tiempo va a estar trabajando como una profesional, pagándole la vida que se merece a una mujer que la acompaño mal o bien, y opacando (espero) al que algún día se haya burlado de mí e infravalorado.
Hoy estoy enojada, pero el enojo me permite reconocerme como soy.
xxx.
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Arizona
Fuente de foto: plasticstoday.com
«{…}��Ama a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento más importante {…}» Marcos 12:31
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Había pasado ya la medianoche y todavía la lluvia no dejaba de caer. Un coche corrió calle abajo y al sonido se lo tragó la oscuridad reinante afuera...
Solange lo tenía todo planeado. Los niños y su marido dormían arriba; y a esas alturas no podía dar marcha atrás: estaba decidida a seguir adelante. Se encontraba sentada a la mesa de la cocina, donde hacía apenas una hora habían terminado de cenar. Estaba por completo absorbida por sus pensamientos. O al menos intentaba vaciar la mente para no hacerse más daño.
Se casaron muy jóvenes. Ella era casi diez años menor que su esposo. Estaban estudiando en la facultad, y durante ese tiempo fue que quedó embarazada del primero. Recién había comenzado la carrera y él la estaba por terminar. Hizo todo lo que pudo para seguir estudiando, pero fue imposible. Y después que su primer hijo nació, no eran capaces de encontrar una guardería decente en donde lo cuidaran bien. En aquel tiempo era difícil y no había tantas como ahora. Además el niño era muy frágil de salud, y en ningún lugar querían hacerse cargo de él. Al final Solange se rindió y desistió de seguir estudiando; y optó por dedicar su tiempo a criar al niño. Luego nació el segundo y ya no hubo más que hacer. Y su marido nunca...
La mujer volvió en sí; como si hubiese despertado de un profundo sueño. Bajó de la nube en la que estaba y miró el reloj de pared: este marcaba las doce y veintitrés minutos. Todo estaba tan calmo en la casa que se podía escuchar el sonido producido por las agujas al desplazarse. En su mente los pensamientos iban y venían. Como autos de carrera corriendo a toda velocidad. Rugían los motores dentro de su cabeza. Le temblaban un poco las manos y su frente estaba algo sudada. Pero a pesar de los nervios, sus sentidos se aguzaban cada vez más. Estaba en un máximo estado de alerta. Afuera pasó un grupo de muchachos cantando una canción en forma enérgica y estridente. Desafinaban bastante e iban borrachos hasta la punta de la coronilla. «Parece que vinieran del Oktoberfest» dijo la mujer para sí y se le dibujó un leve risa. «Van a terminar despertando a todo el barrio», pensó Solange; y en ese instante escuchó a algunos perros que comenzaron a ladrar por culpa del escándalo que había afuera. Pero a fin de cuentas era viernes a la noche, y no había nada de raro en que los jóvenes estuvieran divirtiéndose un poco a esas horas. Arriba de la mesa tenía un café que ya estaba casi frío y a medio tomar. De los nervios había perdido el apetito y su estómago se había cerrado.
Los pensamientos incontrolables y frenéticos perturbaban por de más a Solange. Más que nunca. Presa de sus nervios, aunque hacía hasta lo imposible por controlarse, sintió que algo le rozaba la pierna y dio un respingo. Se le paralizó el corazón por una fracción de segundo. Una causa y efecto involuntarios que la sacó de su trance. Levantó el mantel y miró debajo de la mesa: el gato de sus hijos venía de hacer su ronda nocturna por el barrio, ya listo para acostarse, pero no sin antes darle las «buenas noches» a ella. Lo tomó con sus dos manos y lo subió hasta el regazo. Era un gato muy grande; más bien peludo. Y entonces daba la impresión de tener más tamaño. Luego de unos momentos, el animal comenzó a ronronear. Ella y él se llevaban muy bien. «Mejor que con mi marido» pensó la chica. Siempre le habían gustado los gatos; desde pequeña. Por alguna extraña razón se sentía segura cada vez que estaba en presencia de alguno. Nada malo podía ocurrirle mientras estuviera junto a uno. Lo abrazó con mucho cariño y le dio un beso en la mejilla. Lo bajó al suelo y el felino se fue de inmediato escaleras arriba, saltando los escalones de dos en dos, para irse a dormir con los niños en alguna de sus camas. Mientras lo veía alejarse, la mente de Solange comenzó a «despegar» hacia otros rincones del universo, por decirlo de forma poética. Ahora el reloj marcaba las doce y media, y ya no faltaba mucho.
Horas atrás habían cenado; pero más tarde de lo usual porque su pareja se retrasó en el trabajo. «Cosas de oficina» justificó él al llegar a la casa. «Papeleos innecesarios que me obligan a hacer», agregó. La misma historia de siempre: Los retrasos habían comenzado a hacerse cada vez más frecuentes; desde hacía unos meses. Aunque Solange pensaba en algo más. Al terminar de comer, ella subió a la planta alta para acostar a los niños, y cuando regresó él todavía estaba sentado allí. Casi de manera inevitable discutieron un poco por un asunto intrascendente; algo que ya era de rutina. Una costumbre más que habían adoptado en los últimos tiempos y que por desgracia se estaba convirtiendo en «familiar». Ella se puso a lavar los platos, como para ocupar la mente en algo. Hacer y no tener que pensar. Mientras tanto él seguía en la mesa, aplastado en aquella silla y sin decir nada en lo más mínimo. Inanimado. Solo sentado. Una lechuga habría tenido más vida que ese hombre. «Una lechuga que fumaba y lanzaba más humo al ambiente que una fábrica» pensó la mujer. El marido de Solange había vuelto a adoptar aquel vicio en los últimos meses. Había dejado el hábito por pedido de ella cuando el primer hijo nació. Pero al poco tiempo de nacer el segundo, sucumbió otra vez a la tentación. Aunque esta vez lo empezó a hacer con mucha más insistencia. La mujer incluso tenía la firme convicción de que él lo hacía solo para molestarla. Desde muy niña tenía problemas bronquiales y eso él lo sabía muy bien.
Solange le estaba dando la espalda mientras limpiaba la vajilla, pero podía ver perfectamente a su marido por el reflejo de la ventana que daba al patio trasero de la casa. A pesar que él estaba en ese modo «off», en «piloto automático», la chica tenía la leve sospecha que aquel hombre la estaba desnudando con la mirada; que dentro de esa cabeza ocurrían cosas macabras, y que le aplicaba una especie de rayos equis en todo su cuerpo. De arriba a abajo. Como un scanner. La sola idea hizo que un escalofrío le recorriese por toda la espalda. Y de repente, como si de un resorte se tratase, él se levantó. Como desde una catapulta, salió expulsado de la silla que lo había mantenido cautivo por tanto tiempo, y de esta manera, enfiló directo hacia su esposa; como el león que está agazapado detrás de los arbustos y se lanza a la caza de su presa. Por un momento a ella se le paralizó el corazón. El tiempo se congeló. El hombre se paró detrás de la mujer casi a punto de pegar sus muslos contra los de ella, y todavía sosteniendo el cigarrillo encendido entre sus dedos, la tomó por los hombros con una suavidad absoluta. Fue bajando de a poco con sus manos por los brazos de su esposa. Con la misma fragilidad con que se manipularía un jarrón de porcelana o la copa del cristal más fino. Solange vestía una camiseta sin mangas, y perfectamente podía sentir los dedos de su cónyuge recorrerle la piel; con el efecto que sus pelos se iban erizando al paso de esas extremidades. Además que podía sentir la respiración de él en su nuca. Le llegaba todo el aliento a tabaco que emanaba por sus fosas nasales y boca. Aparte de un poco de hedor a alcohol. El combo era completo; y aún peor: esto le hizo recordar a su padre. Otro fumador y bebedor empedernido, a quien aquella combinación explosiva se había llevado siendo muy joven. Solange no era capaz de recordar un solo momento en que su padre no estuviese con uno de esos rollos de nicotina encendido. O con el vino, o el whisky. Todos los días. Sin excepciones. Antes del almuerzo, después del almuerzo.
Para no tener que soportar a su marido, fuese lo que fuese que aquel hombre tenía en mente hacer con ella, «se fue». Se desconectó de la realidad. Era una especie de super poder que tenía, y que había aprendido a controlar con el paso de los años para evadirse de aquellas situaciones tan grotescas y funestas a las que él la sometía. Una habilidad ideal para aquellos momentos en que ya no soportaba más ese tipo de situaciones tensas e inoportunas, que su esposo parecía ser un experto en generar. «Desapareció» de la habitación. Pero esto solo fue por unos breves segundos. Porque en cuanto su marido se le pegó del todo, tuvo que regresar a la realidad. ¡Ahí sí! Ella cerró los ojos y quedó petrificada. A tal punto que aún tenía sus manos dentro del fregadero, donde estaba lavando la vajilla. Parecía que su marido quería llorar, pero no era capaz de hacerlo. Hacía la mímica, intentaba, pero no podía. Solo llegaba a gesticular con su rostro, como cuando alguien solloza. Pero con la diferencia que a él no le salía ni una lágrima. Y acercando su boca al oído de ella, casi con un susurro aterciopelado, le dijo: «Te espero arriba...y perdóname. A veces me paso...y pierdo el control. Pero yo te quiero mucho. ¿sabes?». Acto seguido, el hombre le dio un beso en la parte de atrás de la cabeza. Solange se había quedado muda, y esas alturas ya no existía más. Como si alguna fuerza sobrenatural le hubiese quitado el habla; o su espíritu. Se había vaciado por dentro. Quizá era cierto, y su alma se había ido por el caño en ese instante; o tal vez eso había ya ocurrido hacía un largo tiempo. Estaba convencida que algo le faltaba. Algo en su interior. El esposo apagó la colilla en el cenicero sobre la mesa de la cocina y subió las escaleras que conducían al segundo piso de la vivienda. Para cuando escuchó que él cerraba la puerta de la habitación, Solange ya no pudo contenerse más y se derrumbó. Comenzó a sollozar, y luego vino el imparable e incontrolable llanto. Llevándose ambas manos a la cara, temblando y hecha un saco de nervios, se sentó como pudo en la misma silla en la que aquel ser al que ya no amaba, había antes ocupado. Y para colmo de males, el cigarro aun seguía allí. Aplastado en el cenicero. Emulando a su marido: vegetando. Todavía se quemaba y consumía; ella por dentro también. Su olor aún estaba invadiendo todo el ambiente; contaminando la sala. Era una extensión del mal que él proyectaba. Como si de una figura fantasmagórica se tratase. Algo que no está; pero está. Estuvo unos diez minutos sentada, hasta que por fin se pudo tranquilizar. Se levantó de la mesa y se encaminó a terminar los platos. Se enjuagó la cara con aquella agua enjabonada que todavía quedaba en el fregadero. Una vez que terminó con los platos se preparó otro café. Se volvió a sentar, y no fue hasta que miró nuevamente la colilla consumiéndose en el recipiente de cristal, que el pensamiento invadió su mente. Algo en lo que jamás antes había pensado hacer: fumar un cigarrillo. Aquel en específico. Solange tuvo la idea que si quizás fumaba ese en particular, sentiría el asco definitivo hacia el individuo con el que estaba unida por los votos de matrimonio. Sería como una especie de comunión - desunión. Un «rito de paso»; sagrado. Algo que por completo los separaría para siempre. Tomó aquel objeto, y aún dudando, se lo colocó entre sus labios. Chupó el tubo y absorbió el tóxico humo. Sintió que la sustancia maligna la poseía lentamente. Se iba internando en cada partícula de su cuerpo. Siguió chupando y absorbiendo hasta que ya no quedó nada. Entonces, volvió a colocar el remanente en el cenicero y se quedó unos minutos en silencio. Mirando por la ventana de la cocina hacia afuera. Todo estaba oscuro. Muy oscuro. Pero casi de inmediato, sintió un gran malestar estomacal. Se retorció aún estando sentada. Se puso de pie, corrió a la pileta y empezó a vomitar de forma violenta. Lanzó y lanzó todo. La cena, la nicotina, el tabaco, el dolor, la furia, la ira, el asco, el amor. Se aferraba como podía al borde del fregadero, pero se le doblaban las piernas de la fatiga. Después de unos minutos en que terminó de purgar su alma, se paró y tomó algo de agua del grifo. Se enjuagó la boca y volvió a sentarse para descansar un instante. Para ahora así, comenzar la cuenta regresiva.
Sabía que lo que iba a hacer no era correcto; al menos no del todo. Pero estaba cansada de aquella rutina. Todo era desgastante; sentía que su mente era una olla a presión al borde del colapso. La vida podía y debía ser más que todo aquello. No lo soportaba más. Su cotidianidad la estaba desgarrando, pieza por pieza, desde muy adentro. Y lo que más lástima le daba eran sus hijos. Pero confiaba que lo entenderían; serían fuertes y soportarían aquello hasta que ella viniese a buscarlos en cuanto pudiese. «Todo tiene solución en esta vida» se dijo en voz alta. Así que de momento debía conformarse, o resignarse, a que las cosas fuesen de aquella manera. Estaba cansada de aquel martirio; la rutina constante; día tras día. El loop.
Afuera, a diferencia de lo que pasaba puertas adentro, reinaba una aparente y perpetua quietud. Una supuesta clama. Se habían acabado los gritos de los jóvenes y los perros ladrando. Todo estaba demasiado en silencio. Así que cuando el relámpago cayó con tanta furia y violencia, como un látigo hecho de luz, Solange dio otro súbito salto. Todo se iluminó. Como si aquello fuese un gran flash de una cámara fotográfica. Y con la furia de aquel haz de luz, se hizo oír el imparable estruendo; un eco que se escuchó por doquier. No hubo espacio sin ser abarcado. Llenó todos los vacíos y se estremecieron la soledad y el silencio. Esa noche, al final del informativo, el meteorólogo dijo que existía una gran probabilidad que en la madrugada hubiese lluvia y tormenta. La mujer pensó que aquello era una locura, dado que la noche estaba casi del todo despejada y estrellada. Pero allí estaba la tormenta acercándose a pasos agigantados; como si de una estampida se tratase, los relámpagos retumbaban cada vez más cerca, como timbales en una sinfonía de Stravinsky. El cielo se encendía y apagaba en un blanco eléctrico. El viento fue incrementándose de a poco hasta alcanzar rachas de una violenta magnitud. Todo de un momento a otro. Hasta que de pronto las ráfagas casi se calmaron por completo, habiendo pasado muy pocos minutos. Aquella violencia tan intensa y destructiva se fue apaciguando, y comenzaron entonces las gotas de lluvia a caer. Chocaban con tanta fuerza contra el techo de la casa, que el seco golpeteo se hacía oír por todas partes. La mujer se levantó de la silla para asomarse a la ventana. Corrió con suavidad la cortina y observó mejor el panorama: la calle apenas si se distinguía, dado que se había formado una densa cortina de agua. Delante de la casa las plantas se estremecían producto del azote del intenso aguacero. Afuera ya no quedaba rastro de nada ni nadie. Todos se habrían ido a refugiar bajo techo de aquel monzón. A los del Oktoberfest hacía horas que se los había tragado la tierra.
Era casi la una cuando sonó el teléfono colgado en una de las paredes de la cocina. La mujer corrió de prisa a tomarlo antes que el ruido despertase a los demás. Descolgó el tubo; y lo primero que oyó fue el sonido de la lluvia, que también estaba en aquel sitio desde donde la llamaban. Pero antes que pudiera decir algo, del otro lado hablaron primero: - ¿Estás lista? ¿Estás segura que quieres hacer esto? Mira que aún tienes tiempo de echarte atrás. Entenderé perfectamente si no quieres seguir adelante con todo esto – dijo la voz de una chica del otro lado de la línea. - ¡Claro que quiero! - dijo Solange. – Nunca he estado tan segura de algo en toda mi vida – . Bien, si es lo que realmente quieres, ¡andando!, no podemos perder mucho tiempo – dijo la voz de la otra mujer a través del tubo. – El lugar se llama «Arizona». Te voy a estar esperando allí -, dijo. A lo que Solange contestó: - ¿¡Arizona!?, ¿qué es eso?-. - Un hotelucho barato a las afueras de la ciudad. ¿Sabés cómo llegar? - preguntó la voz un poco entrecortada que salía por el tubo; se podía escuchar muy claro a la lluvia golpeteando del otro lado del receptor. Al punto tal que aquella voz comenzaba a entrecortarse; a desvanecerse. Como si estuviese siendo tragada por el aguacero. Absorbida por este. La voz parecía venir de un sitio irreal. Un sueño. Otra dimensión. Un eco lejano. Algo que en verdad no estaba pasando.
Por un momento, solo por un instante, la mujer de pie contra aquella pared, en su cocina, una bonita cocina muy bien amueblada, en aquella casa de clase media sin muchos apremios económicos, sin demasiados problemas por los que preocuparse, sosteniendo el tubo del teléfono y haciendo la mayor presión posible contra su oreja para poder escuchar cada palabra, porque no quería perderse ninguna sílaba; a aquellas horas de la madrugada, con una vida «segura», pensó por un instante. Vaciló solo un segundo. Separó el teléfono de su oído y sostuvo el tubo con su mano a medio camino del aparato colgado en la pared. Estaba dudando si seguir adelante con todo aquello. ¿Era esta la mejor solución y decisión? ¿Qué iba a hacer sola, sin su familia, sin sus hijos, sin su marido; el marido que siempre había cuidado de ella, el marido que proveía de seguridad económica, un techo, comida, ropa, el coche? Llegó un punto en que se había perdido en sus pensamientos. En elucubraciones. La tormenta la arrastraba consigo. Hasta que en un momento, nuevamente reaccionó. La voz llegó desde lo profundo del tiempo en suspensión: - ...¡Hola! ¡Solange! ¡SOLANGE! ¿Estás todavía ahí? ¿¡Hola!? -. - Sí, sí...ac..acá estoy. No te preocupes. Me sentí un poco mareada. Solo eso. Son los nervios y la ansiedad - dijo la mujer en la casa, entre susurros. - Creo que mejor me tomo un taxi, y listo. Esos siempre saben cómo llegar a cualquier sitio –, dijo la chica todavía parada en aquella cocina. – Bien. Entonces nos vemos en una hora aproximadamente. ¡Chau! -. Y colgaron del otro lado.
Inmediatamente corrió Solange a agarrar su cartera y las llaves, que se las guardó en el bolsillo del pantalón. Se encaminó hacia la puerta de salida, y la abrió; pero fue allí que se percató que aún llovía. Solo recién al ver la masa de agua que como una maza todavía caía de forma insesante. Insistente. Se había olvidado por completo de la lluvia. Entonces descolgó un impermeable del perchero al lado de la puerta de calle. Se lo puso con prisa; a tal punto que no podía meter los brazos en las mangas de la chaqueta. Luego tomó un paraguas que estaba junto a otros en la entrada del domicilio, y lo abrió; para así cerrar con mucho cuidado la puerta. Bajó los tres escalones del pórtico y abrió la pequeña puerta en la verja de madera, para salir finalmente a la vereda y estar fuera de aquel lugar. Pero antes de cerrarla, se paró un momento sosteniendo el paraguas con mucha fuerza en su mano y miró hacia arriba, hacia donde estaba la ventana de la pieza donde dormía junto a su marido. Sintió que algo le comenzaba a correr por su rostro, por las mejillas, y que terminaba llegando hasta su boca. No eran solo las gotas de lluvia lo que saboreaba. Se dio cuenta por el gusto a sal. Felicidad y tristeza entremezcladas. Amargura y consternación. Pero también la sensación más fantástica e inigualable de este mundo: la libertad. ¿Cómo se manifiesta la libertad ante nosotros, cuando uno ha pasado un largo tiempo de reclusión? Ella hasta aquel momento no lo sabía. Solo al perder algo, se lo puede valorar por completo. Y cuando se lo recupera, es la satisfacción más grande que se puede llegar a experimentar en la vida.
Salió Solange por fin a la calle, y a pesar de tener el paraguas ya estaba muy mojada. La lluvia era copiosa. Caminó lo más rápido que pudo, y al llegar a la esquina vio dos focos que iluminaban en su dirección y que se aproximaban. Era tanta el agua que caía, que las luces parecían estar detrás de aquella cortina acuosa, y como un espejo proyectaban con más intensidad la luz. El taxi se apareció como en un truco de magia. Como si alguien lo hubiese puesto allí; justo a tiempo. Le hizo señas, y este se detuvo unos metros delante de ella. Corrió con cuidado para intentar no resbalar y caerse, y se metió dentro del vehículo lo más rápido que pudo. Para aquellas alturas estaba agotada. Ya no daba más. Así que literalmente se zambulló en el asiento trasero del vehículo. Y allí se quedó unos segundos tras cerrar la puerta; sin hacer nada. Pensando y con los ojos cerrados; jadeando a la vez. Al reaccionar, y mientras intentaba acomodar su cuerpo como podía en el asiento, sacudió su pelo para quitarse un poco del exceso de agua. Entonces el chofer, sin mirarla, y con un cierto tono de suspicacia en la voz, abrió la boca: - ¿A dónde, señorita?-. «Arizona» dijo ella. - Para eso va a tener que tomarse un avión; esto es un taxi – , comentó con sarcasmo y entre risas el conductor. - Disculpe. Al _Hotel Arizona, por favor. _Tengo la cabeza en mil cosas. No ando muy concentrada últimamente – dijo Solange. - No se preocupe, nos suele ocurrir a todos de vez en cuando – comentó el hombre.
El taxista puso en marcha el vehículo. Pero no alcanzaron a recorrer ni cincuenta metros, cuando el hombre miró a la mujer a través del espejo retrovisor. Hasta ese momento no le había prestado verdadera atención, sumado al hecho que debido a la tormenta, todo estaba más oscuro que de costumbre. Pero justo habían pasado por debajo de un foco. Y todo ocurrió en un instante. Casualidad o no. Fue tal la sorpresa de aquel individuo, que no tuvo otra reacción que clavar los frenos del auto; a lo que este se detuvo en seco y dio un brinco. Y allí quedó: bajo la lluvia que golpeteaba en el techo, sin dar tregua. Y los dos ocupantes dentro. Cuando se hizo la luz por un minúsculo lapso de tiempo, pudo ver el rostro de aquella hermosa mujer. Porque Solange era muy bonita. ¡Vaya si lo era! Siempre lo había sido. En todo sentido. Por dentro y por fuera. Aunque a su marido nunca le había interesado demasiado lo primero. Se contentaba con tenerla y exhibirla por ahí, como una especie de trofeo. Entonces el taxista vio por primera vez en los ojos de aquella mujer. Uno de ellos, porque el otro estaba negro, inflamado y cerrado. Fue en ese momento que el semblante del conductor cambió radicalmente. Se puso tenso y apretó el volante entre sus manos. Como un acto reflejo e involuntario. No sabía qué más hacer. De repente lo había invadido por dentro una especie de furia, odio, violencia, impotencia; eso último sobre todo. «¿Cómo alguien es capaz de hacerle esto a otro ser humano?» pensó para sus adentros aquel hombre. Después de eso ya no pudo hablar más con humor. La sonrisa se la había borrado de la cara; y ahora sí la noche había llegado finalmente. Todo estaba oscuro de verdad.
¡Ey! -. El hombre volvió en sí. - ¡EY! - lo volvió a interrumpir la voz de Solange desde su nuca - ¿Lo conoce al hotel? ¿qué le pasa? Parece que hubiese visto un muerto – le hablaba la mujer al conductor; pero este aún estaba fijo en la cara de ella. El taxista finalmente reaccionó y se dio cuenta de lo que ocurría. Volvió la vista al frente, pero aún los flashes regresaban. Las imágenes iban y venían: el ojo negro, el moretón en la frente, la lastimadura en la comisura de los labios. - Claro...Sí, sí. Looooo...conozco. Sí dijo el hombre reaccionando por fin, con la voz un poco entrecortada, pero ya más recompuesto. Solange se dio cuenta que él se había dado cuenta. Pero hizo como que no había ocurrido nada. Ambos lo hicieron. - Pues bien – dijo la chica, - No perdamos más tiempo, por favor; vamos para ahí – dijo Solange. - ¡Andando! -. El auto finalmente aceleró, y el escape emitió un rugido acompañado de un intenso humo negro, que de inmediato fue absorbido por la lluvia y el aire de la noche. El sonido fue tal que despertó a un perro que se puso a ladrar furioso. El vehículo corrió calle abajo, y al sonido se lo tragó la oscuridad reinante afuera...
Horas más tarde, y ya por la mañana, cuando la ira del cielo se calmó y las nubes dieron paso al sol, el marido de Solange abrió los ojos luego de que su cuerpo se sacudiese aún estando tumbado en la cama; como cuando uno despierta de un mal sueño y cree que se está cayendo. Inmediatamente miró hacia donde su mujer debía haber estado durmiendo; pero esta no estaba. Y allí mismo se dio cuenta de que algo andaba mal. Salió de inmediato de la habitación, conducido por la ira, y bajó las escaleras a tal velocidad, que cuando llegó abajo casi tropieza con el gato que estaba acostado en el último escalón. El hombre gritó algo incomprensible, dado que todavía se encontraba entre despierto y dormido. Esto lo encendió más, y como pudo intentó darle un puntapié al gato; aunque el felino huyó despavorido. Al llegar a la cocina, lo único que encontró fue una taza de café helado y a medio terminar sobre la mesa. Ya tenía un grito listo para lanzar a los cuatro vientos con toda la rabia que sentía; pero ni para eso le alcanzó. Los dos patrulleros aparecieron casi que de la nada, a toda velocidad y frenaron prácticamente en seco al llegar frente a la casa. El hombre al ver todo aquello, enseguida comprendió lo que ocurriría. Vio que dos oficiales se bajaron de uno de los coches, y comenzaron a caminar hacia la casa, mientras que los dos del otro vehículo se bajaron también, pero quedaron afuera a la espera. El hombre dentro de la casa, se dispuso a cerrar con llave la puerta que daba a la calle. Luego comenzó a subir las escaleras sin demasiada prisa, y al llegar al piso superior se detuvo para poder escuchar a los oficiales golpear la puerta al mismo tiempo que se anunciaban en voz alta y autoritaria: «¡Señor Cándido de Armas! Somos de la jefatura de policía. Tenemos una orden firmada por un juez para allanar su domicilio y que requiere de su persona. Está denunciado por su esposa por violencia de género. No haga esto más difícil por favor; entréguese por las buenas...». La voz del policía se perdió a lo lejos cuando Cándido cerró la puerta de la habitación. Abrió el ropero, y del estante superior extrajo una caja de zapatos. Fue hasta la cama y se sentó del lado donde su mujer dormía. Abrió la caja y de allí sacó el revolver. Siempre lo tenía cargado. Los policías que se habían quedado a la espera en la calle, no tuvieron la necesidad de que los otros los llamasen; porque también escucharon el disparo. Corrieron de inmediato hasta la puerta y entre los cuatro la tiraron abajo; una vez dentro del domicilio subieron en estampida escaleras arriba. El gato, que se había refugiado debajo de la mesa de la cocina, aprovechó ese momento para salir afuera y huir a la calle. Se fue corriendo en la misma dirección por donde horas atrás un taxi se había llevado a su amiga. Septiembre de 2021
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Dress --Capítulo 12--
Anime: Bleach
Rating: M
Pareja: Ichigo & Rukia
Sinopsis: Ichigo Kurosaki nunca esperó que a la loca Orihime se le ocurriese la "grandísima idea" de prestarle su novio a una mujer todavía más loca. Su novia lo estaba cambiando por un estúpido vestido.
Advertencia: Lemon (NSFW)
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Por: Maeda Ai.
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.:: Capítulo 12 ::.
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.
* Vamos, cariño, di chappy... cha... ppy. *
La pelinegra alargaba las palabras y hacía gestos graciosos, tratando de enseñarle a hablar a su pequeño.
Ichigo la miraba entre aburrido e incrédulo.
* Por favor, enséñale a decir cosas coherentes e importantes... *
El pelinaranja dejó su cómodo lugar en el sofá; se acercó a su esposa y tomó entre sus brazos a su hijo de año y medio.
* Vamos, campeón, di papá... pa... pá. *
Rukia no pudo reprimir una sonrisa. Adoraba esto, ver a padre e hijo juntos, le provocaba una sensación de dicha y paz.
¡ Y pensar que toda su vida se basaba en un estúpido trato del pasado !.
En ese momento, Rukia se perdió en sus recuerdos. . .
Ella nunca esperó esto, mucho menos lo buscó; definitivamente fue demasiada suerte. Alguien allá arriba debía amarla en verdad, o quizás el destino se equivocó y fue bondadoso en demasía con ella, pues no podía creer que tuviese y mereciera tanta felicidad.
Tampoco podría decirse que Rukia fuese una aprovechada y que le había robado la felicidad a alguien más, de hecho, ese alguien prácticamente le había regalado a ella tal dicha.
La pelinegra ni siquiera luchó por ese amor, sino que fue él el necio insistente pues ella no quería nada con él. . . al menos al principio.
""Quizás es cierto que hay una persona que nació tan solo para alguien en especial.""
Pensaba la mujer; sus ojos violetas clavados en su esposo.
Sí. . . ella solo podría describir a Ichigo de esa manera. Pero el tenerlo, el que él se cruzara en su camino, debía agradecérselo a una sola persona. . .
Si Inoue Orihime no le hubiese propuesto ese estúpido trato, Rukia nunca hubiese conocido a Ichigo, no habría hecho el amor con él tantas veces, no se hubiera enamorado, ni él se hubiera enamorado de ella. . . no sería madre.
Así es, no tendría a ese pequeño angelito, la viva imagen de su padre en miniatura, idéntico hasta en el color de cabello. . . Ichigo no podría negar que es hijo suyo.
Y por ello, de no ser por esa mujer, la pelinegra no sería tan feliz. Si Inoue no hubiera arrojado al Kurosaki a sus brazos. . . hubiera. . . hubiera. . .
Toda una serie de posibilidades que al final la llenaron de felicidad.
Kuchiki no sabía mucho de esa mujer ahora, solo esperaba que fuese feliz con Ishida.
Hasta en eso le ayudó. . . al quitarle a Uryuu, le dio, sin saber, la posibilidad de ser feliz por otro lado, con otro hombre. . . con Ichigo. Esa mujer le había hecho tantos favores sin saberlo, y de no haber puesto en riesgo la vida de su hijo, Rukia la adoraría en verdad, pero ya no importaba ahora.
La pelinegra se acercó donde su esposo y su hijo, siguiendo con la ardua tarea de lograr que él dijese al menos una palabra.
Lo único importante ahora era esta sensación de dicha y felicidad; su esposo, su hijo. . . solo ellos importaban, ellos eran su todo.
Ya fuese cosa del destino, la suerte o a una mujer llamada Inoue Orihime. . . no importaba realmente, pero Kuchiki Rukia era la mujer más feliz del mundo.
¡ Y todo gracias a un estúpido vestido !.
Finalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Tenía que darle un desenlace a esta historia, y no se me ocurrió otra forma.
Y bueno, aunque Orihime fue la mala en este fic, hay que ser realistas. ¿Quién no ha despreciado a alguien o lo ha botado, tan solo para que otra persona sea feliz con aquel (la) que rechazamos?. . . Y no por buenas personas, sino por un gran error.
_I LOVE ICHIRUKI_
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de “Fallen Angel”.
Totalizado el 09 de Julio de 2009.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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| Arar |
El delfín que no fue
Caroline Newton
El desenlace era de esperar en función de los antecedentes culturales de uno y otro. Y de los arrebatos de Jung que mostraron sus verdaderos intereses a partir de los años 30’, y que revelaron su verdadera piel de cordero y mostraron, en definitiva, que había usado a Freud y al psicoanálisis para llevar agua para su molino. Algo que no es censurable en sí mismo, ya que en todo encuentro —hemos podido escuchar en reiteradas oportunidades a Germán García— hay sumas y “restos” que no necesariamente dan cero. El encuentro de estas dos figuras no dio justamente cero para ninguna de las dos. Como diría Peter Gay, en la medida que se iba peleando con Freud, Jung iba dando forma a su propia psicología. Freud también tenía en la perspectiva de su encuentro con el suizo intereses en juego, la diferencia como diría Ferenczi es que Jung siempre hacía de todo una cuestión personal, en tanto Freud estaba preocupado por la causa.
Esos antecedentes culturales están expresados desde el comienzo por Jung: “Mi educación, mi medio ambiente y mis premisas científicas son en todo caso extraordinariamente distintas de las suyas” (29/12/06). Por otra parte provenía de una familia en la cual se habían destacado médicos que llevaban su nombre, el abuelo y bisabuelo. Su abuelo no llevaba una vida holgada y se comenta que fue rescatado de la calle por A. Von Humboldt. Su bisabuelo, contrariando la teoría de los arquetipos, la parte correspondiente al inconsciente colectivo, tenía la idea que los judíos tenían que ocupar Palestina (respecto a las opiniones de Jung en ese sentido se puede consultar las declaraciones a un periódico alemán en el año 1939). El abuelo según la leyenda, que él comenta, había sido hijo natural de Göethe. El padre de Jung como es sabido fue clérigo en la capilla de Basilea. Para entender qué había encontrado Jung en Freud y promover desde entonces un acercamiento se puede leer en su libro “Recuerdos...” donde dice que su actividad en Burghölzli estaba marcada por un ambiente de mediocridad con rechazo a toda idea externa. Por parte de Freud el encuentro con Jung marcó el fin del “espléndido aislamiento”. Aventurando una ecuación podría decirse que Jung representó para Freud algo similar a lo que representó Althusser para Lacan en 1964.
La correspondencia se inicia con una carta de Freud que agradece a Jung el envío del trabajo “Psicoanálisis y experimento asociativo”, donde es citado (11-04-06). Freud usa esa referencia en su trabajo “El psicoanálisis y los procedimientos judiciales”. Freud le dice que espera que sigan coincidiendo y también que lo corrija. Poco después le hace saber cuáles serán sus enemigos en el campo de batalla y el futuro venturoso: “Los grandes señores de la psiquiatría significan en realidad muy poco, el futuro nos corresponde a nosotros y a nuestras concepciones y la juventud toma partido por nosotros” haciéndole saber con qué aliados espera contar: “Una vez que Bleuler y usted y hasta cierto punto también Löwenfeld me han prestado oído en la literatura, el movimiento a favor de nuestra innovación no podrá ser parado, pese a toda la resistencia de las autoridades, condenadas a desaparecer”. En esa misma carta donde pide que se le preste atención no deja de establecer sus diferencias con el trabajo de Jung “Psicología de la demencia precoz” donde habla de las toxinas como causa dejando de lado algo a lo cual él, Freud, concede mayor valor: “+++ la sexualidad”. Aclarándole que lo deja de lado cuando aún queda mucho por decir al respecto (carta 1º/1/07).
Esa posición respecto a las grandes figuras aparece en otros momentos de la correspondencia. El 3-06-09 comentando el viaje a América le dice a Jung: “Jones me amenaza, no sin tendenciosidad, con la presencia de todos los psiquiatras más destacados. No espero nada de los figurones”. E inmediatamente expresa su estrategia para el combate que permite entender el fenómeno de la tan mentada psicología del yo, y algo muy actual comentado por Germán García en una clase sobre el psicologismo ambiente, y en su momento destacado por Eric Laurent, en el nacimiento de ese nuevo objeto llamado el psicólogo clínico. “Pero pienso —decía Freud— si no sería más prudente basarse en general en la psicología ya que Stanley Hall es psicólogo y dedicar las tres o cuatro conferencias a los sueños”.
No obstante, para esa confrontación hacían falta esos elementos que encuentra en Bleuler y Cía. Jung presentaba cierto extravío (aunque nada parecido a Fliess), pero la metonimia con Bleuler lo ubicaba más del lado del prestigio de los guías. No es casual que Freud hiciera alusión, cuando rompe con Jung, al recuerdo de Breuer. Así también, si el 7 de mayo de 1900 había escrito a Fliess sobre su espléndido aislamiento, el 2-09-07 le dice a Jung que desearía hallarse junto a él “alegrarme por no estar ya sólo y referirle a usted, si precisa que le animen un poco, acerca de mis largos años de honrosa, pero dolorosa soledad y que comenzaron para mí tras haber lanzado la primera ojeada al nuevo mundo, acerca de la ausencia de participación y comprensión de los amigos más próximos”. Aclarando enseguida que la seguridad y tranquilidad que se había apoderado de él le aconsejó esperar hasta que una voz desconocida del montón respondiese a la mía. “Dicha voz fue la suya” dirá. La paciencia como virtud es algo que Freud practicaba, podemos recordar aquella afirmación que quien sabe esperar no tiene necesidad de hacer concesiones, se termina cediendo en las palabras y se cede en los hechos. Esa virtud es la que, posiblemente, lo llevó a Lacan a caracterizarlo como el burgués tranquilo de Viena frente al apuro de los surrealistas. Ferenczi en una carta (12-11-13) le dice, hablando de los esfuerzos de Jung por cuidar el estilo, paciencia cristiana frente a intransigencia judía a lo cual Freud responde que “el estilo de Jung no me parece cristiano sino insolente y viperino” (13-11-13). Que Freud le haya dicho a Jung que era la voz que esperaba, no implica como afirman Jones, ni Schur, que Freud que tanto conocía a la gente, se había equivocado profundamente con Jung. Aunque es cierto como afirma Peter Gay que esperaba otra cosa del suizo, no desconocía la posición de Jung, lo hacía saber todo el tiempo en la correspondencia. En respuesta a una carta de Jung donde le pregunta si “concibe usted la sexualidad como la madre de todos los sentimientos” Freud le hacía saber que “Abraham se ha granjeado mi simpatía por ir directamente al problema sexual y por ello he puesto gustosamente a su disposición aquello que tenía” Y dejando las cosas en claro, una vez más, dirá que no entiende que significa la personalidad como tampoco lo que significa el “yo” de Bleuler en sus estudios sobre la afectividad (27-08-07). Por su parte Jung también tuvo sus soledades. En 1910 (13/12) le escribe a Freud: “No solamente se habla mal de mi, sino que este invierno no he llegado a dar mi curso por falta de oyentes”.
Esa aparición de Bleuler no es casual, era director de la clínica donde trabajaba Jung y también lo hizo Abraham, donde se leían las nuevas teorías freudianas. El 19-04-08 Freud hacía saber a Jung que estaba sumamente enojado con Bleuler porque “quiere aceptar la psicología sin la sexualidad, con lo que todo queda en el aire”. Dirá que sustituye la sexualidad por lo orgánico con lo cual al médico se le torna extraña la vida psíquica. Hace saber que le produce fastidio que se tome una parte, diciendo que lo que dice es exacto en parte. Y afirma algo que Jung no olvida ya que lo refiere en sus “Recuerdos”: “o todo o nada en absoluto”. Es algo que en otra oportunidad dirá que nadie deberá dedicarse a algo si no está decidido a hacerlo de manera incondicional. El 19-02-09 al criticar a Adler, quien ve en la actitud del yo respecto a la libido la condición de la neurosis, Freud le expresa a Jung: “y ahora lo encuentro a usted en el mismo camino y casi con las mismas palabras. Es decir a través del yo insuficientemente estudiado por mí, incurre usted también en el riesgo de ser injusto con la libido, a la cual he consagrado mi atención”. Se puede suponer que la respuesta a ese llamado de atención de Freud, Jung la desplaza hacia Jones, a quien escribe el 25-02-09 que en cuanto al tema de la sexualidad, la actitud extrema la representa Gross, que resulta peligrosa para todo el movimiento: “Tanto con los estudiantes como con los pacientes sigo adelante gracias a que no coloco en lugar prominente el tema de la sexualidad”. No hay que olvidar que quien habló en primer lugar de Jones a Freud, fue Jung (11-09-07) refiriéndose al encuentro que había tenido con él en el congreso de Ámsterdam, y le dice que lo visitará seguramente; “es muy inteligente y podrá prestar muy buen servicio”. No hay referencias de otras correspondencias de Freud con Jones o Abraham para esa fecha, comentando acerca del tema que le llamaba la atención a Jung.
El 1º-03-11 Freud habla de una correcta crítica de Jones a Morton Prince, ponderando el comportamiento del mismo y lo acertado de la elección. Sobre el final de la carta realiza una critica a Adler diciendo que “No había reparado yo que un psicoanalista conceda tanta preeminencia al Yo. El Yo desempeña desde luego el papel del tonto de circo, que se agita mucho de un lado para otro para que los espectadores crean que es él quien organiza todo cuanto está sucediendo”. Recordemos que Lacan en la Dirección de la Cura dirá con relación a los sueños que ya no puede fingir que es su organizador. En su respuesta, Jung expresa que Adler parece convertirse en muy peligroso (8-03-11), lo que no dirá en sus “Recuerdos” cuando expresará que pudo comprender la teoría del poder ya que prestando más atención pudo entender que Adler, como muchos hijos, había aprendido del padre no lo que dijo sino lo que hizo. Sin duda que la transferencia, que no es lo que dice Jung, permite hablar de modo distinto según los tiempos. En su libro se atribuye haber hecho saber a Freud que tenía que trabajar el texto de Schreber, en una carta del 19-03-11 decía algo distinto: “Tan sólo ahora disfruto de las pruebas de su Schreber. No solamente está escrito de un modo sabroso y apasionante, sino incluso brillante. Si yo fuese un altruista pondría ahora de manifiesto lo contento que estoy por haber asumido usted a Schreber y mostrado a la psiquiatría los tesoros que se pueden recoger ahí. Pero me tengo que contentar con el papel de envidioso por no haberlo abordado yo con anterioridad. Pero estas lamentaciones no sirven de mucho”. No obstante, esos elogios no duraron mucho, sólo el tiempo que le llevó a Jung enterarse que el trabajo había sido escrito contra su teoría.
Habría que conceder que Freud decía la verdad cuando expresaba a Jones y Ferenczi que son ellos quienes tendrían que hacer frente,... que a él no le gusta marcar las diferencias de manera escandalosa. Lo hacía trabajando, podríamos decir. En medio de la disputa con Adler, Jung también acordó con Freud en el parecido con Bleuler, lo hace en una carta de 19-07-11, donde además hace saber que su antiguo jefe ha decidido terminar las relaciones personales con él, y lo atribuye a la cuestión del alcohol (la leyenda sobre ello en viaje a EEUU, donde se produce el desmayo de Freud. Ese episodio muestra un Freud distinto al que relata Jung en sus recuerdos como totalmente falto de humor, a diferencia del que destaca Jones). Abraham en carta del 18-10-10 había dicho a Freud que había que cuidar a Bleuler.
El primer encuentro entre ambos se produce el 3-03-07 según Mc Guire quien dice que Jones se equivoca, ya que da la fecha de 27 de febrero, pero Jung también en sus “Recuerdos” menciona esa fecha. Luego de ese encuentro hay una carta de Jung del 31-03-07 donde le hace saber las dificultades que tiene con el concepto de sexualidad ampliada, y comenta como a diferencia de él que hace 4 años que medita sobre ello, Rank no tiene ninguna dificultad en admitirlo. Supone entonces que por esa razón el público no lo comprenderá, (cf. Luego con las críticas en la prensa como uno de los motivos fundamentales -entiendo- de la distancia que va tomando Jung del tema de la sexualidad) y además opina que tiene la idea que Rank habla por las palabras del maestro. Freud contesta el 7-04-07 y haciendo referencia al diálogo mantenido critica el intento de cambiar los términos, esto se debe a que Jung había expresado las dificultades y por ende las vueltas que había tenido que dar para explicar a Bleuler qué es lo que entendía Freud por la libido. “La agresión es la mejor defensa” dirá Freud y si lo que se nos exige es que renunciemos a la pulsión sexual, debemos creer en ella. Rank tendrá efectivamente poco éxito, tiene un estilo autoerótico y carece de consideración pedagógica. Esas resistencias de Jung a las consideraciones libidinales serán permanentes, ante lo cual Freud expresaba más adelante que cuando se pudiera vencer esa posición el porvenir sería mejor: “Cuando Bleuler y usted hayan reconocido la teoría de la libido, la repercusión en la literatura será sonada”. (21-04- 07)
En relación con el tema de la libido no se puede dejar de hacer mención a la figura de Abraham, el más normal de todos los que integraron el Comité, según afirmaciones de Jones. La correspondencia con él comienza el 25-06-07 donde Freud le hace saber que tiene conocimiento de su trabajo “Sobre el significado de los traumas sexuales infantiles para la sintomatología de la demencia precoz” (con Jung comienza la corresp. El 11-04-06). La fecha hace suponer que puede haber existido una referencia a Abraham en el encuentro de Jung – Freud el mes anterior (recordar que Freud había concurrido a ese encuentro con Binswanger, de quien Jung dice las mejores cosas y también las peores. Así como se encuentra en el episodio de Constanza como causa del enojo de Jung, 3-03-07 o 27-02) No se sabe, por ahora, de donde saca ese texto Freud. El 9-08-07 Abraham le hace saber que no ha podido contestar antes su carta porque sus dos jefes, Bleuler y Jung, se han ausentado de la clínica al mismo tiempo, lo que lo ha hecho trabajar demasiado. Allí Abraham expresa algo que será criticado por Lacan: “La evolución insuficiente hacia el amor objetal es manifiestamente una inhibición del desarrollo de la personalidad. Y la personalidad de un hombre no es otra cosa que su modo individual de responder a los estímulos del mundo externo. A partir de los trabajos escritos por usted se me ha hecho claro que “el reaccionar al mundo externo está en estrecha relación con la sexualidad” a lo cual Freud responde, aunque no inmediatamente, sino dos meses después, (21-10-07) que no se trata de la personalidad, que al igual que el concepto del yo de su jefe, Bleuler, es expresión poco definida, procedente de la psicología superficial (recordemos que Jung y Abraham compartieron el mismo jefe en la clínica que trabajaron). En medio de esa cartas circulan otras (6-10-07) donde Abraham le solicita si lo puede recomendar a alguien en Berlín dado que está dispuesto a dejar la clínica en Zurich, expresando que pondrá fin a sus actividades como médico en hospitales de enfermedades mentales y las razones que da y al juzgar como le fue, impediría situarlo en la misma posición que Reik: “en Alemania por ser judío, en Suiza por no ser suizo, en 7 años no he podido ir más allá de un cargo de asistente”. Freud le contesta que por razones obvias no lo puede contactar con Fliess, pero que si el prestigio de Freud crece y quiere decirse discípulo de él, podría respaldarlo. A lo cual responde que estaría encantado de presentarse como discípulo suyo.
En carta del 29-01-08 le hace saber a Freud que ya que ha estado de acuerdo con el énfasis en la sexualidad y será el punto central que tocará en el congreso. A lo que Freud responde que cuenta con toda su aprobación para colocar en primer plano la libido. Del congreso sabemos en la correspondencia del 3-05-08, donde le recuerda Freud que su exposición llevó a conflictos con Jung. Si bien no tuvo dudas en darle la razón, Freud le dice que es necesario no crear desavenencias. “También -agrega- debemos considerar importante para nosotros que Jung encuentre el camino de retorno a la concepción que ahora ha abandonado y usted ha sustentado con tanta consecuencia”. En la misma fecha también le escribe a Jung, y le dice: “Tengo que rogarle algo encarecidamente. No he dejado de darme cuenta que entre usted y Abraham se prepara una desavenencia. Somos tan pocos que hemos de mantenernos unidos y una desavenencia por motivos personales es lo que menos nos va a los psicoanalistas” (éste párrafo es casi idéntico en la que envía a Abraham), encargándose de aclarar que eso no implicaba que Abraham podía sustituirle en la primacía de los afectos. Al confrontar ello con la carta del 27-08-07, donde le decía que merecía todo su respeto y lo que dirá luego en otra carta a Jung el 17-01-09 en la que refiriéndose a América y sobre el pesimismo de Jones y el optimismo de Brill dirá: “Creo más bien a Jones. Opino también que cuando lleguen al núcleo sexual de nuestras doctrinas psicológicas nos dejarán caer” podemos aventurar que Freud sostenía esa relación sabiendo cuan necesario resultaba encontrar otros aliados. Está en la carta a Rank.
La diferencia de respuesta es idéntica en un aspecto y notoriamente distinta en otro. Jung contesta (7-05-08) hablando muy mal de Abraham, que tiene un franco desprecio por ciertas peculiaridades del colega, quien no es precisamente un gentleman. “A mi modo de ver, por tanto, lo peor que le puede suceder a uno”. Como semejanza dirá que Abraham tiene la costumbre de no citarlo. Abraham por su parte le dice a Freud (11-05-08) que está dispuesto a acatar lo que él decida y que si había resuelto polemizar es porque tanto Bleuler como Jung, tenían la costumbre de no citarlo. Y dice aceptar que se lleva mejor con él que con Jung, que siente ese parentesco racial del cual le ha hablado Freud.
El final es acompañado de acusaciones y no queda claro si el delfín se fue o lo echaron. En algún momento de la correspondencia intervino la esposa de Jung, (Freud comenta esa carta con su mujer) y éste que poco tiempo antes, en junio de 1911, agradecía unas críticas al expresar “¡Muchas gracias por las críticas! Así tiene que ser un patrón como Dios manda”, le dice a fines de noviembre “De ahora en adelante puede usted estar seguro de que no abandonaré mi relación personal con usted” rogando que perdone sus errores. Sin embargo a los pocos días, en diciembre de 1912, le dirá que los pacientes con autoanálisis no llegan muy lejos: “no salen de su neurosis, como usted” y lo acusa de querer demasiado a los neuróticos y que juega a hacer de padre con sus hijos. (Freud comenta las oscilaciones de Jung en una carta del 8-12-12 a Jones, donde menciona que se comporta como un pillo y que “Las cartas que recibe de él son notables, cambian de la ternura a la insolencia más insoportable”). En su respuesta a comienzos del año siguiente, Freud le dice que está equivocado respecto al trato que brinda a sus pacientes y afirma que el que grita de manera incesante la normalidad hace sospechar que carece de conciencia de enfermedad, para solicitar a renglón seguido: “Le propongo, por tanto, cesar por completo nuestras relaciones privadas”. La última carta que Freud le envía le dice que el próximo número del Jahrbuch incluirá una crítica a su ensayo sobre la libido debido a la pluma de un redactor que no es otro que Ferenczi. Luego hay numerosas cartas de Jung que no tienen respuesta. En marzo de 1913 le comentó a Abraham: “…está trabajando más en beneficio propio que en el del psicoanálisis. Yo me he distanciado muchísimo, y ya no albergo sentimientos amistosos para con él”. En abril de 1914 Jung renunció a la presidencia de la Asociación y fue inmediatamente reemplazado por Abraham. Jones escribió a Freud de su alegría por la rendición de Jung, que la política fabiana por él propuesta ha quedado justificada.
Referencias
1. Freud, Sigmund – Jung Carl G.: Correspondencia, Taurus, Madrid, 1974.
2. Freud, Sigmund – Abraham Karl: Correspondencia, Gedisa, 1977, Barcelona.
3. Freud, Sigmund – Jones Ernst: Correspondencia completa. Siruela Barcelona, 1991.
4. Freud Sigmund - Ferenczi Sandor: Correspondencia completa Vol. I 1 1908-1911 y Vol I 2. 1912-1914, Siruela 1991, Barcelona.
5. Gay Peter: Freud una vida de nuestro tiempo, FCE, 1996.
6. Jung C. G: Recuerdos, sueños, pensamientos, Seix Barral, 1999, Barcelona.
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We’ll Meet Again
Pareja: Javier Peña x Reader.
Resumen: Su esposa había desaparecido por muchos años pero de un momento a otro ella regresa.
Advertencia: Son muchos emociones mezcladas.
Nota: tome la inspiración de la serie de “Dos líneas” y de la historia de Steve Rogers así que no hay mucho pierde, crossover entre avengers y Narcos, la única diferencia es que Steve no existe pero si esta Bucky y Sam y por una parte fue escrito a petición de una personita que dio la idea, intento que no se vea tan forzado pero este fue el resultado. También es basado en la canción de Vera Lynn.
La canción se encuentra en el reproductor de la parte superior de la página, lo cual espero que se reproduzca de manera automática, disfruten. :)
Finales de 1993
Adiós Escobar.
Adiós Cartel de Cali.
Adiós Colombia.
Hola Ladero.
Hola Miami.
Hola a una vida tranquila.
Javier y (Tn) Peña se habían casado en Colombia por ley y al estar en Ladero se casaron por la Iglesia, solo para satisfacer los deseos del padre de Javier. Aquel pueblo había quedado sorprendido al ver al hombre que había abandonado a una mujer en el altar, había regresado con otra mujer, ya casado con ella y ahora tendrían su segunda boda, la cual dejó a una mujer molesta y ardida.
Tiempo después, la pareja se mudó a Miami junto a sus viejos amigos, Steve y Connie Murphy, para su gran sorpresa, Javier tomó el trabajo de profesor en una Universidad mientras que su esposa entró a una asociación de agencias para simples asesorías para posibles casos, para el año 1996 ambos ya tenían 3 hijos, Natalia, Henry y Francisco de 4, 5 y 2 años respectivamente.
“No me agrada esto” Menciona Javier mirando a su esposa, quien se preparaba para un trabajo de campo a petición de un superior.
“Regresaré pronto “ prometió, eran las 12 del medio día, viernes un día libre de trabajo de la universidad donde trabaja Javier y un día libre para Natalia y Henry de la escuela. “ pueden ir con Steve, él está libre ya que pidió el día para cuidar a Oliva “
“ No quiero ir con Steve” reprochó Javier.
“Entonces quédate con los niños, báñalos, dales de comer, limpias la casa, lavas la ropa, procura sus siestas y cambias los pañales de Fran”
“Voy con Murphy” (Tn ) río levemente, sabía que Javier perdería la cabeza con tantas cosas que hacer sin algo de ayuda.
“Regresaré antes de las 6 o eso es lo que esperó” Javier suspiró, se acercó a ella y la abrazó.
“Cuídate mucho muñequita, ahora yo no estoy ahí para hacerlo” decía mientras acariciaba su espalda, ella al sentir el calor de su esposo se acercó más a él para respirar aquel aroma que transpiraba.
“Te amo Javier”
“También te amo...”
Se había despedido de sus niños y esposo con la promesa de regresar y prepararse para un gran fin de semana en familia que tanto necesitaban y ansiaban.
“¿Esté es el lugar?” Preguntó mientras miraba el edificio aparentemente abandonado, el agente junto a ella asintió.
“Este es el lugar que las coordenadas dieron” Respondió “Siento que algo mal saldrá de aquí”
“Puede ser, que se preparen”
Al estar listos con armas, chalecos antibalas y algunos cascos, se dirigieron dentro del edificio, derribar aquella puerta de hierro, siguieron en silencio hasta cierto punto donde no parecía haber nada.
“No hay nada acá, será mejor irnos” sugirió y el agente asintió frustrado.
“Parecía que los teníamos” Exclamó enojado.
“Si, conozco el sentimiento” Contestó, solo habían pasado 3 horas, eso significa que podía llegar a casa temprano.
“Vamos, no hay nada aquí, es hora de irnos!” Gritó el agente a los demás hombres, cada uno empezó a tomar rumbo hacia la salida cuando se escucha un ruido que los dejo a todos confundidos, se quedaron todos quietos y en silencio mirándose las caras.
Habían descubierto una aparente organización, la cual se estaba encargando de la desaparición de muchas personas, de las cuales solo encontraban sus cuerpos meses después.
Una pequeña explosión a lo lejos se hizo escuchar pero eso no evitó que el lugar temblará ligeramente.
“Larguémonos de aquí” Exclamó el agente en conmoción, todos de manera rápida caminaron hacía la salida pero se escucharon disparos, otra explosión mucho más cerca se hizo presente.
“Están explotando nuestros vehículos!”
“Solicita refuerzos !” Grito ella desesperada, de un momento a otro se encontraba en una lluvia de balas hacia unos hombres desconocidos quienes portaban un traje negro con una máscara, disparaba a cada que se les acercaba para darle tiempo al hombre que se encontraba a su lado para pedir ayuda.
“Ya vienen para hacia acá” Exclamó el hombre.
Asus armas estaban a punto de quedarse sin balas y ser completamente inútiles, cuando llegó el momento, esos extraños hombres se acercaron, ella aprovechó a golpear con el arma y desviar el arma del extraño, después de tanto forcejeo logró golpearlo contra el suelo y quietarle el arma para luego matarlo con un disparo, en el hombre que dejó en el suelo, tomó el comunicador para escuchar brevemente que una voz decía.
“Ella, tráiganme a ella”
Dejo caer aquel aparato cuando todos esos extraños se volvieron hacia ella, volteó y vio al agente en el suelo desangrándose, de la misma forma que algunos de los hombres con los que vinieron.
Ella peleó, y siguió peleando, por ella, por su familia, por sus hijos, por Javier.
Y luego todo se volvió oscuro.
“¡¿Que quiere decir con qué desaparecieron?!” Exclamó Javier de manera dura y fría, su rostro se había retorcido para demostrar su enojó, en el fondo su corazón se había roto en mil pedazos, algo le decía que algo había pasado cuando dieron las 6 y ella no había aparecido, quería llorar pero no frente a un desconocido o sus hijos, sus hijos Dios mío, tenía que ser fuerte por ellos.
“Lo sentimos señor Peña pero cuando llegamos ya no había nada en el lugar, como si todos hubieran desaparecido” explicó otro hombre, este parecía más nervioso y angustiado al igual que desconcertado desde que llegó a la puerta de su casa. “Estamos organizando un grupo de búsqueda para todos, hasta para nosotros es raro que se fueran de esa manera”
Javier lo miró y vio que no mentía, ese tipo también sentía dolor.
“Mi hermano era uno de los hombres en ese equipo así que si, todos serán buscados” confirmó lo que Javier intuía.
“Será mejor irnos, tenemos más lugares por visitar “ Exclamó el agente que le dió la noticia de su esposa, cuando ambos se fueron, Javier se tiró al sofá y lloró como nunca lo había hecho en toda su vida.
Su amiga, su compañera, su esposa, su amor, su corazón, se había ido y no sabían si era para siempre.
“Regresaré, lo prometo”
Escuchó su voz en su cabeza.
“Cúmplelo, yo sé que lo harás, siempre cumples tus promesas”
La noticia cayó muy mal para Steve y Connie, su padre estuvo con el, todos ellos junto a las familias de los desaparecidos lucharon para que el gobierno les devuelva a sus familiares, algunos eran hermanos, hermanas, amigos, esposos, padres, madres e incluso conocidos pero aún así, él gobierno cayó, nunca dijo nada, ni después de muchos años después de lo sucedido, el mundo fue cambiando, cosas extrañas estaban pasando, cosas nuevas aparecían, aquellas familias envejecían pero no olvidaban a sus seres amados, mucho menos la familia Peña y Murphy.
Javier trabajó duro para sus hijos, el como Steve y Connie se encargaron de que no olvidaran a su madre, fotos, historias, todo fascinaba a los niños que al crecer sintieron un gran enojó hacía el gobierno por no hacer nada para traer a esas personas devuelta para traer a su madre devuelta, crecieron amándola, admirándola y soñándola, solo podían verla por grabaciones que Javier guardaba, el nacimiento de cada uno, cumpleaños, sus bodas, las vacaciones, esos tres niños crecieron soñando con ver a su madre una vez más.
Javier se mantuvo fuerte, nunca pudo rehacer su vida, vio a sus hijos crecer, casarse y tener sus familias, él soñaba con verla, le gustaba pensar que ella lo esperaba hasta su último día.
2019.
Principios de Diciembre.
“Peña” escuchó una voz llamándole, al voltear vio a Nick Fury, el viejo director de SHIELD.
“Señor “ respondió ella.
“Se que haz estado pensando de años atrás, tu familia, ellos aún viven (Tn)” Dijo Fury, ella lo miró con una esperanza en su corazón, él le extendió una carpeta. “Todos estos años no he tenido oportunidad de darte esto, con todo lo que a pasado y seguirá pasando es mejor que tengas esto”
Al tomar la carpeta, la abrió, dentro había fotos, papeles con perfiles de su familia, sus hijos, de Javier.
“Todos ellos siguen en Miami puedes ir si gustas, el mundo a olvidado lo de Nueva York, lo ocurrido en DC con HYDRA, no creo que sepan realmente qué eres tú la Capitan de este equipo” explicó Fury.
HYDRA la había atrapado hace tiempo, experimentado con ella, la crearon para ser un soldado, junto a Bucky pero los mantuvieron separados por ciertos tiempos, ella fue un éxito total, los sueros que le administraban la rejuveneció y su cuerpo envejecía mucho más lento que el de una persona normal.
HYDRA la congeló hasta que SHIELD la encontró y la despertó en el año 2012, ella entró a un equipo de gente extraordinaria que salva a las personas, luego se encontró con Bucky a quien enviaron para matarla pero ahora estaba recuperado y son amigos al igual que con Sam.
“Tal vez lo haga” respondió con una leve sonrisa.
“¿Es aquí ?” Preguntó Sam viendo la casa.
“No se, no e estado aquí desde 1996” le respondió sarcásticamente.
“Oh vamos”
“¿Y si la causas un infartó?” Comentó Bucky que estaba en la parte trasera del auto.
“Ni me lo digas”
“Ve o nunca sabrás si es aquí realmente” ella los miró, su corazón latía fuertemente, sus manos sudaban y podía sentir que temblaba levemente.
“¿Y si realmente siguió su vida y solo vine a arruinarla?” Preguntó, ellos la miraron con una pequeña sonrisa.
“Entonces volveremos a Nueva York y seguiremos pateando traseros” respondió Sam y Bucky asintió.
“Anda, ve y no hagas nada estupido”
“¿Como podría? Si ustedes lo llevan consigo” respondió con una sonríe y bajo del auto.
Al llegar a la puerta volteó y vio a Sam y a Bucky mirando, suspiro y tocó la puerta, ella ya no era la misma de ese entonces, se veía más joven, su vestuario e incluso su cabello habían cambiado a uno más actual, su cabello era corto, como el de Natasha cuando sucedió lo de Nueva York.
Volvió a tocar y pudo escuchar una voz vieja y cansada, una voz profunda que le hizo latir el corazón aún más al reconocerla.
“Ya voy!” Exclamó la voz y se escuchó los pasos acercándose.
La puerta se abrió dejando ver a un hombre mayor, cabello blancos y dorados que perdían la tonalidad natural que poseían, un hombre de bigote del mismo tono blanco y dorado, las arrugas y bolsas se hacían notar pero aquellos ojos aún mantenían aquel brillo que vio el primer día que sé conocieron.
“(Tn)...”
“Javier...”
El la miraba de manera intensa, la veía radiante, joven, aún más joven que la última vez que se vieron pero hermosa, no aún más hermosa de lo que recordaba, y su voz al decir su nombre era como había soñado, era ella, era su esposa.
“Volviste”
“Siempre cumplo mis promesas”
#Pedro Pascal#pedro pascal x reader#javier peña#Javier Pena#Javier Peña x fem!reader#javier peña x reader#javier pena x reader
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12 de enero del 2015
CMDX
-Han pasado 17 años, desde que mi padre desapareció, estos años han sido duros para mi, mis hermanos ya ni me hablan, ni siquiera tienen el valor de verme a la cara, todos ellos me odia.-CDMX caminaba por los pasillos del Zócalo, viendo alrededor todos los recuerdos del pasado, se detuvo al ver la bandera de México, moviéndose delicadamente por el aire, hacía que su corazón se estrujaba tras la idea de culpa que lo invadía día tras día.
Todo en él había cambiado estos 17 años, ya no usaba la bandera de sus colores correspondientes, ya no usaba el escudo que lo diferenciaba de sus hermanos, ya no era el mismo de hace tiempo atrás. En su mente le pasaba la idea de que si Centro lo viera ahora, no lo reconocería y si lo reconoce, tal vez lo odiaría y que sería indiferente con el, que ya no lo trataría como su capital, que ya no sería su hijo.
El miedo lo tenía paralizado, tener su recuerdo de discusiones que tuvieron. Es verdad, este mismo día en Tláhuac discutieron.
-De qué trataba? o es verdad- por su mente pasó ese vago recuerdo de ese día.
-Flashback-
Tláhuac
8:00 pm
-Ap´a! como se te ocurre decir eso al aire, acaso no sabes de las consecuencias que traerá esto! tu ya no tienes el poder suficiente para que esta bola de locos te obedezcan! - En una casa de Tláhuac, de madera y bien ordenada, estaban la capital y el país juntos, intentando mantener bajo recuperación a Centro tras lo sucedido hace 6 años, tras al parecer este no tenía la misma idea que su hijo. - Como puedes amenazar al PRI y al PAN en sus caras, como si ellos no fueran capaces de hacer algo para callarte! - CDMX estaba preocupado y enojado por los descuidos de su padre, pues al saber y conocer bien a los partidos, el debería tener mas cuidado con lo que dice.
-Estoy cansado DF, cansado de que estos hijos de puta, no me escuches, estoy dispuesto a todo por mi país, por mi hogar, por ustedes y mis hermanos, no dejaré que ellos ganen otra vez, si es necesario que gane otro partido, o que gane alguien de otro país, por mi no hay problema, mientras ya no sean ellos, hasta que no aprendan de sus actos - Centro desde hace años, sus ojos se veían agotados, tenía tan oscura la ojeras que parecía que fallecería en cualquier momento, pues en él habían sucedido muchas cosas.Muerte tras muerte, soportar a la delincuencia y a la corrupción, soportar a las quejas de USA , las de su hermanos y otras veces de los demás países, lo tienen contra la pared y el lo sabia- Te pido que me apoyes en esto hijo, no te pido nada mas…
-Como quieres que te apoye!, te estas matando a ti mismo y contigo matas a este país, solo mírate, pareces un muerto viviente, pareces que te echaron harina estás pálido hasta los huesos - CDMX lo sabía, tras los hechos anteriores, su padre no ha tenido tiempo de tomarse un descanso, él no era como los demás países, él trabajaba día y noche, el aun tenia ese tonto sueño, de que ellos se volverían una potencia en algo algún día, y que los demás dejaran de verlo como un patio trasero, o un perro del gordo del norte y de su hermano mata focas.- Detén esto papá, no llegarás a nada tu solo, si no te recuperas tu, como quieres que los demás te ayudemos, ni siquiera a resuelto los problemas del tío sur y quieres meterte en problemas con los políticos.
-Tengo que hacerlo, es mi deber como país, darle lo mejor a los ciudadanos
-Pero ellos no lo harán por ti, tu ya viste lo crueles que son actualmente, y quieres preocuparte por seres que lo único que hacen es destruirte- la mente de CDMX ya no existía la paciencia, su padre siempre era alguien dedicado al pueblo, a los ciudadanos, al destacar, era necio y terco y CDMX no lo iba a perdonar si el seguía así.
-Tu no entiendes… sin ellos no somos nadie, sin ellos no existiríamos, sin ellos no reconoceremos lo que somos, como los del norte, ya viste a tus hermanos del norte, esos ojos negros son porque ellos ya no saben quienes son, perdieron su idealidad y se conectan demasiado a USA, yo no quiero que terminen así ustedes, por culpa de cualquier país, solo míranos, esto no somos nosotros, nosotros somos indígenas, no somo USA, ni Rusia, ni China, ni India, somos Mexicas, Aztecas, Mayas, Yaquis, Zapotecas, Otomí, Tarahumara, Mayo, Soque, Tepehuano, Cora, Chocho y muchos más, es lo que somos, porque ahora te da vergüenza saber que ellos son partes de ti.
-Porque nos hacen ver como un montón de salvajes y retrasados- No lo sabía…
-Pues ese montón de salvajes y retrasados, son tu familia, y lo serán por el resto de los años y siglos me escuchaste. - No lo vi venir…
-!!No, yo no soy como ellos, y como puedes ver tampoco lo es ninguno de mis hermanos, Sonora ni siquiera lo hace por gusto y orgullo, lo hace porque obtiene ingresos y lo mismo hacen los del sur, nadie le importa los grupos indígenas!!.- Allí debí darme cuenta, de lo mucho que lo herí.
Un golpe, la mano de Centro, golpeo a CDMX y el caos desatado a esta familia, Centro tenía los ojos de un color atardecer, combinando todos esos colores.Mientras CDMX se acariciaba el punto dolido de su cara y dirigía su mirada a su padre.
-No le hables, así a los que nos dieron la vida y a los que protegieron lo que somos, los que nos desean lo mejor a pesar de que ya no pensemos igual, a los que intentan seguir viviendo a pesar de que...les hicimos daño también…-Centro agarro su mano y la apretaba con firmeza, al calmarse y darse cuenta de lo que hizo.
-Pues si los quieres tanto, aún más que a nosotros que somos tus hijos, entonces desaparece junto con ellos - los dos se dieron unas miradas frías y desconsoladoras, sus discusiones nunca terminaban bien, siempre difieren, a pesar de que ambos eran casi iguales.
-Iré a dar una vuelta- Fue lo último que escuchó CDMX antes de que todo terminara.
Eran las 12 de la noche, CDMX esperaba a centro en frente de la puerta,con una cena que se enfría en todo el caos que se ocasionó unas horas antes, él quería disculparse por sus palabras, y tal vez tambien lo haría Centro por el golpe y probablemente, discutirán el asunto con toda la familia y verían una solución más factible y menos arriesgada, pero nunca llegó. CDMX fue a acostarse, tal vez Centro volvería mientras esté dormido.
-7:25 am-
CDMX se levantaba, con mucha dificultad, estiraba su cuerpo mientras al mismo tiempo sobaba sus ojos y se rascaba la cabeza, bostezo tras bostezo en cada movimiento que hacía, al levantarse, se dirigió a la habitación de su padre con un ´´compermiso ´´ dijo al entrar, pero no había nadie, CDMX lo busco en el cobertizo, en la azotea, en el sótano, en el patio, pero no había señales de él. por la cabeza de CDMX se le vino la idea de que por el enojo se iría con sus hermanos y que ellos tal vez se enteraron de lo sucedido entre ambos otra vez. Así que deprisa llamó a algunos de sus hermanos, primero a Estado de México, dijo no, Luego a Aguas calientes dijo que no, Guerrero dijo que no, Zacatecas, dijo que no, todos su hermanos dijeron que no estaba con él, su segunda idea era que probablemente sus tíos están con el, llamó y ambos dijeron que no. En ese momento todo se paralizó para él y salió de la casa, gritando su nombre, ´´ papá´´ ´´papá dónde estás´´ ´´Centro´´ PAPA´´ era lo que se escuchaba.
Tras después de no sabe nada, se activó la alerta amber, todos empezaron a buscar, los ciudadanos no sabían nada, y mucho menos su abuelos, solo los Estados y los tíos Norte y Sur. Sur, por su preocupación les preguntó también a los de Centro y Sur de América, al enterarse Guatemala, ayudo con todo lo que podía y más. Mientras que Norte le pedía ayuda a USA y Canadá, quienes intentaron consolarla en este momento. Y en quien creen que cayó esta pérdida, y la culpa, si, en CDMX.
- CÓMO QUE PERDISTE A PAPÁ, ES TU PUTO ESTADO, TU DEBERÍAS SABER DONDE ESTA!!!-Guerrero estaba molesto, estaba siendo sostenido por Estado de México y Michoacán.
-Cálmate hermano, haciendo esto no resolveremos nada.- decía Zacatecas igual de enojado, pero no se podía hacer nada- Así que cada uno vuelva a su estado y busquen por todas partes, no hay lugar ni muy pequeño ni grande para no buscar allí, entendido- Todos asintieron, Michoacán y EdoMex soltaron a Guerrero y este solo le dedico una mirada fulminante a CDMX mientras que este solo observaba el piso.
-Fin del flashback-
Estos años, han sido duros para CDMX, sus hermanos lo odian, ni siquiera lo quieren ver a la cara, ni siquiera su gemelo Estado de México quería saber de él, él estaba solo, olvidado y solo el odio empeoro mucho más, si de por sí Guerrero lo odiaba, ahora lo detesta, por el suceso de los 43 desaparecidos, y CDMX se decía ´´ Y crees que yo no sufrí con la masacre de tlatelolco, yo tambien fui marcado con sangre de inocentes, y papá solo se llevó lo peor´´ ´´ creen que a mi tampoco me duele su pérdida, pasaron 14 años desde su desaparición, me duele mucho que no sepa dónde fue y me duele saber que lo último que le dije es que desapareciera´´ ´´Duele y mucho´´.
-19/ 09 / 2017-
Tras haber sufrido terremotos y que la fuerza y unión de los ciudadanos aún lo mantenían vivo, recordaba de nuevo las palabras de su padre ´´ Tu no entiendes… sin ellos no somos nadie, sin ellos no existiríamos, sin ellos no reconoceremos lo que somos´´ ahora entendía aún mejor lo que decía, pero no encontraba lógico de donde sacan esa unión los ciudadanos, de donde, si la unión de México ya no estaba, donde sacaron ese valor y ganas de seguir todos juntos.
-CDMX, estás aquí?- Norte la única que no sufrió terremotos graves ayudaba y organizaba a todos los que venían, ahora encargada del país, se veía más radiante que nunca.
-Que pasa tía norte?-preguntaba CDMX agotado, pues tras terremotos nunca es fácil recuperarse de ellos, pero tampoco imposibles.
-Te traje una sorpresa, te encantara - Ella hablaba detrás de la puerta, parecía muy feliz y alegre y cuando ella esta así, significa que algo bueno sucedió.
-Pues si es un bolillo y un tequila con todo eso ya soy feliz - Decía ignorando lo que pasaba, observaba la televisión ignorando lo que Norte le decía. y sin darse cuenta.
-Deberías prestarle más atención a tu familia, en vez de a un partido de fútbol que siempre perdemos- una voz, que suena irónica, sarcástica y burlona, una voz que solamente él reconocería en todo el mundo, una voz que lo protegía en los momentos más trágicos, y la voz que lo torturó estos 17 años - Acaso ya ni me reconoces tenochtitlan…-Centro vestía con una bata de color azul cielo, mientras tenía grietas, golpes, rasguños, parte de su cuerpo mal cosidas, vendadas con cuidado, mientras se recargaba en unas muletas.
En ese momento todo se hizo más lento, CDMX desde el sillón se levantó y se lanzó contra aquel que estaba frente a él, mientras que el otro tiraba las muletas y alzaba los brazos hacia el estado que era su hijo, Centro se sostuvo de pie en cuanto atrapó a CDMX.
-WAAAAA!!!! PAPA, NO SABES LO MUCHO QUE TE EXTRAÑE, NO SABES CUÁNTO DOLOR HE SUFRIDO…-CDMX restregaba su cara con el pecho de Centro, mientras muchas lagrimas salían de el.
-lo sé, lo lamento- Centro acariciaba paternalmente a CDMX, mientras que sonreía de una manera que casi nadie veía de él una sonrisa llena de amor y cariño.
-NO, YO LO SIENTO, NUNCA QUISE DECIRTE ESO, FUE MI CULPA QUE DESAPARECIERAS.
-Claro que no, tu no tuviste la culpa de nada, lo que sucedió fue causa de otras cosas- Centro veía como CDMX se aferraba más a él, el vacío de su pecho se llenaba con la preocupación de su hijo.
-CLARO QUE LO FUE, ERA MI ESTADO Y YO DEJE QUE TE SECUESTRARAN- CDMX sentía que si habría los ojos y se alejaba, Centro volvería a desaparecer, por ello no quería soltarse de él.
-Claro que no hijo, tu no eres culpable de nada…
-Claro que lo soy…
-Escúchame tenochtitlan - elevó la cara de su hijo con sus manos, mientras le quitaba las lágrimas de sus ojos- Nada de lo que sucedió fue tu culpa, no cargues con algo que no te pertenece, de acuerdo…
Todo en ese instante eran lágrimas, CDMX tenía una felicidad que nunca nadie le dio, si no era su padre, aquel que aun sentía que vivía, pero que nunca supo dónde encontrarlo. Norte que veía todo la escena con ternura y lágrimas, decidió darse vuelta y volver a ayudar a los demás, mientras que en su mente pasaba la imagen de que un padre y su hijo, vuelven a reconciliarse.
_________________________________________
El México que ven es el mismo que el de-primero tu, luego yo:
https://senig063.tumblr.com/post/184493310202/primero-tu-luego-yo-poema-por-senig063-mi
Espero y les guste la historia, aun intento mejorar mi escritura, soy un poco mala para redactar algunas escenas, lo siento, pero espero y les guste
#countryhumans méxico#Countryhumans#united states of mexico#EstadosunidosMéxicano#StateHumans#StatehumansCDMX#StatehumansDF#StatehumansCiudad de México#story
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ÉL
A Él le dolía cuando lo juzgaban. Lo malinterpretaban, y esa era la peor parte. Él intentaba ser escuchado, hasta soñaba con ser comprendido y tener amigos parecidos a Él. Pero fue tan grande su frustración de ser ignorado, que dejó de alzar su voz. Comenzó a dejar que los demás hablaran por Él. No se defendió, es más, se escondió. Su esfuerzo siempre era en vano. No sentía pertenencia a ningún lugar por más que lo intentase, y un día ocurrió una tragedia: dejó de sentir. Sí, yo también me pregunto dentro de qué parámetros esto puede ser real y hasta posible, porque Él deseaba volver a sentir- y a esto mismo me refiero: deseaba, pero no sentía; buscaba, pero no encontraba manera. Entumecido, aburrido y desesperanzado, Él intentaba llevar el día a día; pero su malestar no hacía más que empeorar e imposibilitar el cumplimiento de sus obligaciones. Logró llamar la atención de su alrededor cuando dejó de cumplirlas: su padre lo insultaba y golpeaba cada mañana que Él sentía su cuerpo incapaz de levantarse para ir a la escuela. Sus oídos se cansaron de tanto escuchar las mismas palabras: vago, inútil, desagradecido. Se lo acusaba de actor, de exagerado, dramático. Tan fuertes fueron estos insultos, que llegó un punto en que no hubo más respuesta de parte de Él. Ni enojo, ni indignación, ni ningún tipo de defensa. Aquí comienza una etapa de puro desinterés por la vida. A Él ya no le importaba su salud ni su futuro- pero seguía deseando poder sentir. Esta última gran incomodidad dio justo en la casualidad en que Él estaba transitando una edad en la que muchos chicos comienzan a fumar marihuana. Con quince años, en plena adolescencia y en profunda depresión, pasó por distintas frases que denominaban sus hábitos: "yo fumo sólo tabaco"; "solo faso y cigarro"; "solo faso, tabaco, y de vez en cuando una pepa, que no le hace mal a nadie"; y hasta "lo mismo que todos, viste, y si pintan unas sintéticas también, pero me rescato". La verdad es que Él no creía tener razones para salvarse a sí mismo en ocasiones así, ni mucho menos de cambiar sus hábitos. Es más, comenzaba a considerar a las drogas sus verdaderas mejores amigas: ellas anestesiaban su dolor, animaban su risa, estimulaban su imaginación, apagaban sus terribles pensamientos... parecían buenas, las defendía, llegó a amarlas. Y entonces el amor le volvió a fallar. Él nunca asumió su adicción, Él creía que solo pasaba ratos con ellas; pero la realidad es que llevaba días bajo su efecto, y comenzó a molestarle que la verdadera realidad se pareciera tanto a la que Él intentaba crear. Una vez más, su búsqueda hacia un bienestar salía mal. Él creó su propia monotonía: robar plata a su familia, escaparse de casa, comprar, consumir, a veces comer y finalmente dormir- ya tenía una rutina, y lo que más le molestaba es que Él mismo la había creado. Comenzó a odiarse, y al asumir su adicción también asumió que sus miserables errores eran producto del desinterés de su familia. Los culpó, los golpeó, se vengó y nunca se retractó. Comenzó la preocupación de parte de la familia. Otra etapa. ¿Récién ahora? Sí. Anteriormente Él fue enviado a terapeutas, fue medicado; pero fue un acto de responsabilidad legal de parte de los padres, y no de verdadera preocupación. Él se convirtió en una bomba de tiempo. No existía ningún rastro de un posible deseo de mejora de su parte. Pero, a pesar de eso, la convivencia en casa mejoró- se intentó tapar y sobrellevar el tema. Creyeron que ya no consumía y que ya se le pasaría el capricho de adolescente rebelde. Su despreocupación se debió a que Él comenzó a apagarse. Pero aún consumia, y peor: en soledad y en cantidad. Él se estaba muriendo- desde hace rato que sentía más muerte que vida dentro de su cuerpo; pero no fue hasta la noche del cumpleaños número 12 de su hermana que Él tomó la decisión casi involuntaria de terminar con su propia vida. No tuvo lugar a mejor idea que lo que ya acostumbraba desde el último año, y se provocó una sobreingesta brutal de fármacos. Se hizo tres fuertes tajos en la pierna izquierda, quién sabe porqué, y se acostó en su cama a esperar su sueño eterno mientras "Under The Bridge" caracterizaba la musicalidad de su partida del mundo que tanto daño le hizo. Y lo que creo más trágico, es que su total pérdida de esperanza impidió un último grito de ayuda. ______________________________________ Fue hace tres años, tres meses y cinco días que una pareja insultó y golpeó el cuerpo sin vida de su propio hijo, que se les llenaron los ojos de lágrimas mientras llamaban a la ambulancia porque no presentaba signos vitales, y que lloró desconsoladamente cuando el médico les confirmó el trágico suceso. Era muy simple enviarlo de urgencia al hospital cada vez que se desangraba por sus profundas autolesiones, pero era muy, muy difícil sentarse en su cama a escuchar sus penas en esas noches de insomnio e ínfimos llantos de su infancia. Lo que sus padres no escucharon en la vida de Él, intentaron escucharlo en su muerte; hasta que, luego de meses de culpa y arrepentimiento, entendieron que el último deseo de su hijo fue ser olvidado- sin carta de suicidio ni ninguna última señal, no se molestó en dejar nada en este mundo más que su cuerpo dañado. Pero ni siquiera cuando concretó el fin de su vida logró cumplir un deseo, ya que Él fue por siempre recordado... por siempre recordado como "Ella".
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Crónica entre mates: Doña Eva
En esta nueva entrega de “Crónica entre mates” entrevistamos a una vecina histórica del barrio de Gerli, Doña Eva. Eva nació en Mendoza, en el año 1920, tiene 98 años recién cumplidos, vive hace más de 50 años en el barrio. De muy chica se muda de Guaymayen, Mendoza, a un conventillo de La Boca, en la calle Patricios, junto a sus padres y sus hermanos. Nos encontramos en su casa, y ente mates, nos comparte su historia, sus recuerdos, y su análisis del presente y del pasado.
- Cuando vine para acá, de la calle Patricios (La Boca) vinimos a Avellaneda. En Avellaneda mi papá consiguió un terreno, lo compro e hizo una casa grande, como para 8 personas. Empecé a trabajar, no tenía 14 años todavía, un día domingo mi papá me dijo: "usted mañana empieza a trabajar en la fábrica de fósforos”. Bueno, ahí empecé a trabajar. Lloré toda la noche, y por eso pienso que el domingo para mi es el día más triste desde esa noche. Tenía que venir sola ida y vuelta, sin tranvía, sin colectivo, porque no había. Por suerte me hice amiga de una compañera que vivía cerca, veníamos juntas, pero yo llegaba sola a casa.
-Cómo fue ese cambio, ¿sus compañeros la ayudaron a aprender el oficio?
- Lloraba todo el tiempo… No, en aquel entonces es como si fuera el bullying de ahora. Yo era muy tímida, me ponía colorada y me cargaban.
-¿Iba a la escuela en ese momento?
- Nunca me gusto la escuela. Empecé la primaria donde era la Nº 30, acá, pero antes estaba cerca de donde hay una iglesia, San Antonio de Padua, en las calles Heredia y Fcio. Varela. No me gustaba la escuela porque llegaba al aula la maestra a mi me molestaba, porque lloraba todo el tiempo. Hice segundo grado nada más, mi mamá me sacó porque me enfermaba siempre, no quería saber nada del colegio. Tuve un kiosco 38 años; y me las arregle con los dedos porque ni la calculadora supe aprender pero bueno...
-¿Pero era algo común en ese momento?
- Sí, mas bien, si. Después vivíamos de lo que cultivábamos, animales, quintas, de eso comíamos, hasta que mi papá consiguió trabajo en una fundición en la calle 12 de Octubre, acá, en Avellaneda. Trabajó unos cuantos años. Nosotros desde casa lo veíamos venir… Después cerraron la fundición, y a mi papá lo apreciaban mucho, entonces le dieron todas las herramientas que usaba a pagar, y las trajo a mi casa. Mi casa era de chapa, grandísima, teníamos una cocina para 8 personas. Mi papá hizo una cocinita más chiquita, y otra, más grande pero de fundición. A partir de ese momento, mis hermanos empezaron a trabajar con mi padre, a él le fue tan bien que compro la carpintería de Nicollo, que estaba en Sarmiento. Hasta llego a tener 3 empleados, porque le fue de maravilla. Era la única fundición que había. Para ese entonces yo deje la fábrica de fósforos, y me fui a trabajar a la fábrica de yerba, donde está la cancha de Racing. Ahí todavía está el galpón, porque una amiga me lo contó… En la fábrica de yerba te pagaban más que en la fábrica de fósforos, por eso me fui para allá. Pero luego mi padre terminó por llevarme a trabajar con él a la fundición.
-¿Y qué tareas hacia en la fábrica de fundición usted?
- Todo lo que sobraba de los moldes que hacían se ponía en unas latas. En una mesa como esta mi papa ponía la escoria y yo, sobre eso, pasaba un imán grandísimo, lo que se pegaba al imán se volvía a fundir, lo otro había que tirarlo porque no servía. Trabaje muchos años, con mi papá. Después cuando mi papa falleció, hubo problemas y cerro la fundición. Se termino vendiendo, aunque las hijas no vimos de eso ni cinco guita.
-Y retomando el tema de la escuela, ¿qué le significo a usted tener tan cerca una escuela?, porque es al lado prácticamente…
-Bárbaro, me fue bárbaro, de hoy que me conocen todos, dicen “como el kiosco de doña Eva no va a haber nunca”, porque lo que vos me pidieras yo lo tenía. Estaba sola con el kiosco entonces, venían los chicos del colegio, del barrio, vecinos, venían gente de Sarmiento, de muchos lados. ¡Ahora tenes kioscos por todos lados!. Vas a la esquina, hay uno, haces media cuadra, hay otro. Pero bueno, la hemos vivido Yo lavaba, planchaba, cocinaba todo acá, en la cocina, y tenía una puerta con una campanilla que yo sentía. Llegue a tener 40 latas de galletitas en ese pequeño kiosco. Pasaba el camión y me dejaba las latas de galletitas que yo elegía. Entraban y me dejaban acomodadas las latas, eran grandes y cuadradas. Tenía una balanza, por que antes se vendían por peso ¡Era dificilísimo!. Ahora vienen embasadas… Te imaginas cuando se juntaban los chicos de la escuela…. ¡Estaba yo sola!. También venía el cigarrero con su camión y me entregaba lo que pedía
Abría a las 7 am y a las 21 pm cerrábamos, cenábamos y algunos vecino seguían viniendo, con la persiana baja despachábamos con mi marido, a veces hasta las 22 o 23 pm. La verdad es que fue lindo, muy lindo el tiempo que pase en el kiosco, aunque prive de muchas cosas, como cumpleaños y salidas. Pero después de grande nos fuimos de vacaciones por primera vez, estuvo muy lindo.
Estuve 38 años en el kiosco… Cuando me case tendría unos 40 años, mi marido trabajaba en el frigorífico “La Negra”… de “La negra” venía a las 2 de la tarde, comía y se iba a acostar un rato. A las 5 de la tarde se iba a la Shell, a trabajar de sereno. Yo a las 12 de la noche estaba en la puerta mirando cuando venía en bicicleta, de la Shell, venia rapidito y le calentaba la comida, se bañaba y se iba a acostar… a las 5 de la mañana ya estaba acá en la esquina tomando el tranvía para ir a “La Negra”. Por De la Serna pasaba el tranvía... cuando se quedaba dormido, como era todo potrero, lo enganchaba en Lacarra. Dormía poco pobre… y eso porque lo hacía, para juntar plata para hacer este local. El siempre me decía "esto hoy o mañana, te va a ayudar". Y es cierto porque siempre lo tengo alquilado. Pero trabajo para hacer ese negocio, se sacrifico mucho, no dormía casi nada.
- En cuanto a la escuela, usted ¿qué rol le encuentra dentro de la comunidad?
- Pienso que la escuela es todo ¿o no? La escuela es todo, porque los gobiernos lo que quieren es gente que no estudie, que sean burros y manejarla a su manera. Una persona que no entiende o no sabe leer, no sabe escribir la manejan como quieren, digo yo, es mi pensamiento.
-¿Cómo ve usted el cambio al acceso a la educación, de poder terminar la primaria, la secundaria, poder aspirar a una educación superior, la universidad?
-Mira cuando las chicas terminaban la primaria, lo único que hacían era buscar un novio y casarse, no había otra. No tenían otra ambición como ahora que quieren ser médicos, psicólogos, no, era buscar un novio y hacer una familia. Ahora no, ahora la mujer está muy independiente, trabaja sola, se maneja sola, pero antes no. No se veían divorcios. No te permitían divorciarte. Todos los matrimonios tienen problemas, yo iba y lloraba a la casa de mi mama, pero a la noche tenía que volver a casa. Si la pareja no se lleva bien rapidito se separa, las parejas que se llevan mal se separan, es distinto, a la vida de antes es distinta. La mujer ahora es independiente, hace su vida, si quiere formar pareja la forma y si no quiere se maneja sola, si, además la mujer no trabajaba como ahora, la mujer era de estar en casa, criar hijos, nada más, atender al marido y criar hijos, ahora no, ahora la mujer esta chocha digo yo, yo lo veo así.
Por Eva Perón tenemos el voto femenino. Yo ahí empecé a votar. Me iba con una alegría a votar que no te das una idea. Habré votado bien, habré votado mal algunas veces. La única vez que me gustó lo que voté, que fui con una alegría, fue en la época de Alfonsín. Eso me gustó muchísimo, después no me gustó ninguno. No me perdía ningún discurso. Una vez fui a parar a una cancha, casi muero aplastada de la gente que había. Con mi marido nos fuimos en tren a conocer la casa de Alfonsín en Chascomús. Una casa pobre, con un banquito en la puerta. Ese presidente sí que me gustó, después tuvo sus cosas.
¿Y la actualidad como la ve?
Es imposible. Los precios subieron muchísimo. Hay que dejar de comprar cosas porque no se puede. Lo más indispensable es un plato de comida, me la paso comiendo polenta, fideos, arroz. Yo soy pensionada y no llego a fin de mes. Las tarifas son de terror. Si las pagas, no podes comer. A conocidos les llego cuatro mil pesos de gas, ¿cómo haces para pagar? Como hago yo con lo que gano con la electricidad, para comer. Decí que tengo mi casa, ¿Y si tengo que alquilar? No se puede. Me sacaron los remedios, PAMI me los sacó. Hay gente que necesita mucho los remedios, para el corazón, para la diabetes y se lo sacan. Para mí, Macri está haciendo un desastre.
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"sᴏᴍᴇᴛɪᴍᴇs ʟᴏᴏᴋɪɴɢ ɪɴ ᴛʜᴇ ᴘᴀsᴛ ᴏɴʟʏ ʙʀɪɴɢs ǫᴜᴇsᴛɪᴏɴs ɪɴᴛᴏ ᴛʜᴇ ᴘʀᴇsᴇɴᴛ"
Datos:
Nombre: Wilhelmina
Edad: 17 años
Familiares:
Beulah (Madre biológica/paradero desconocido )
Niklaus Mikaelson (Padre)
Elijah Mikaelson (Tío- Padre )
Hayley Marshall (Madre-adoptiva)
Rebekah Mikaelson (Tía)
Freya Mikaelson (Tía)
Kol Mikaelson (Tío)
Davina Claire (Tía)
Katherine Pierce (Madre adoptiva)
Hope Miakelson (Hermana)
Bree Mikaelson (Hermana)
Thomas Kenner (Hermano)
Samantha Donovan (Prima)
Elliott Savatore (primo)
Especie:
Mujer Lobo (Gen sin activar en su infancia)
Hibrida (Actualmente)
Lugar de Origen: Plodiv, Bulgaria
Relaciones:
Klaus: Su relación es como una bomba relojera. En un minuto pueden ser los típicos padre e hija y al otro los mayores enemigos. Su crianza fue diferente a la de su hermana Hope, pues el temperamento de Willow al ser tan explosivo vivía metiéndose en problemas y su recompensa eran los continuos castigos.
Elijah: Fue quien más participo en su crianza. Debido al carácter de su padre, la hizo participar en diversas actividades. Le enseño a tocar el Violín a temprana edad y debido a él se obsesiono con la lectura. A pesar de llevar una buena relación, Willow se ha divertido con el paso del tiempo el fastidiarlo un poco. Para ella es su otro padre.
Hayley: Una persona a las que admira en la vida. Nunca la trato de otra manera que no fuera como su propia hija, y es que eso ha sido para ella desde que Klaus la llevo a casa con el luego del desastre que el propio causo. Es su fiel consejera y quien la ayuda a entender sus errores. Es quien la ayudo a enterder su vida en cuando su gen Licantropo se activo.
Rebekah: Es una de su tía. Una persona que siempre ha estado allí para defenderla del carácter de su padre, es esa persona que siempre la recibe con una sonrisa en los días malos.
Kol: En el ve al tío favorito, una persona que la anima hacer cualquier cosa que se le ocurra ya sea para su bien o no. Le a romper cuellos y luego preguntar.
Davina: Es su tía política, quien la ayuda cada vez que esta fuera de control, quien calma sus ataques de ansiedad y quien la hace recapacitar más que cualquiera en la familia, es su gran apoyo.
Katherine: En cuanto la conoció (siendo a penas una adolescente) le odio por la historia que tenía con sus padres Klaus y Elijah, aunque con el tiempo se volvió una aliada para ella, es quien apoyada su forma desafiante y casi violenta . Tanto Katherine como Willow al ser tan reservadas en abrirse hacia otras personas, ambas se tienen un cariño de madre e hija y es que de esa manera es como la joven ve a la ajena.
Hope: A pesar de llevarse dos años de diferencia, desde pequeñas se han tratado como lo que son, hermanas. Es una de las personas en las que Willow puede confiar y a pesar de no estar siempre de acuerdo con las ideas de su hermana, la apoya en todo.
Elliott: Su gran sirviente. Es esa persona a la cual puede dedicarle una simple sonrisa y conseguir lo que quiera. Un aliado en casa cuando siempre que todos están en su contra.
Thomas: Siempre lo vio como su hermanito a pesar que Klaus no fuera su padre. Es el mayor de los dos y debido a su trágica historia con Hope, trataba de ponerla siempre en su contra. Es quien le “sugirió” tomar su puesto entre los crescent.
Samantha: Aunque en su infancia su relación no fue nada buena, con el paso de los años se unieron. Fue quien ayudo a Willow a conocer más de su pasado. Una buena compañera de travesuras.
Personalidad:
Conocida como la niña de hielo, una persona que usa la indiferencia y violencia como mecanismo de defensa. La honestidad y sinceridad la definen aunque el orgullo es su punto más contradictorio.
A pesar de de todo su debilidad siempre ha sido los niños, la bondad en ellos es lo que hasta el momento destruye su muralla. Su vida es un descontrol total, los ataque de ansiedad
HISTORIA:
Todo comenzó cuando Niklaus Mikaelson, hibrido original paso una temporada compartiendo con una manada de lobos proveniente de la antigua Bulgaria, Plovic llamada Poldark. Fue allí donde conoció a la hija del líder.
Su nombre era Beluah, una joven cuyos cabellos eras oscuro como la noche y unos ojos más cálidos que el día. Klaus en su tiempo con la manada “cortejo” a la chica, era con quien pasaba la mayor parte de su tiempo lo que hacía al Alpha feliz pues sabia quien la influencias que tenía el hibrido en el mundo y necesitaba de él para perdurar el linaje.
Semanas más tarde fue cuando Beluah se entero que estaba a la espera del hijo de original, fue una noticia alegre para todos o eso creían, pues el Hibrido había abandonado la Aldea al amanecer sin explicación alguna. La mujer lobo a pesar de pasar sus días deprimida y desolada llevo a cabo su embarazo sin riesgo alguno y 9 meses más tardes una pequeña de cabellos negros estaba en sus brazos durmiendo como los mismos ángeles.
Con el paso de los años, 2 años en especifico aquel hibrido llamado Niklaus Mikaelson regreso, esta vez con un oscuro plan, se le había dado falsa información sobre un clan de Lobos que querían eliminarlo y el nombre de la manada Poldark fue mencionada, llevando de nuevo aquel lugar que había quedado en el olvido. El Hibrido sin esperar explicaciones fue matando uno por uno hasta dejar por ultimo a su “amada” Beluah, una mujer que se encontraba observando con miedo el infierno que se vivía en ese momento.
En un estado desesperado Beluah suplico, exigió y pidió clemencia al hombre en honor su hija, una niña de la cual no tenía ni idea de su existencia. El hibrido, no solo la observo con repulsión, si no que obligo a la mujer lobo a decidir entre su vida y la vida de la misma niña obteniendo así la salvación de la menor, pues al otorgarle una clemente muerte solo el cuello de la mujer fue roto.
Tras el desagradable encuentro que termino en masacre y una manada extinta el hibrido Mikaelson abandono el lugar con una niña envuelta en mantos, la pequeña estaba grito histeria y aterrada por no saber qué ocurría.
En cuanto cruzaron las puertas de la mansión Mikaelson enseguida el hombre se deshizo con la niña, entregándola al instante a la mujer lobo llamada Hayley para que se hiciera cargo de ella junto a la otra pequeña. No quería saber nada de esa niña, ni siquiera creía que fuera suya como Beulah le había dicho, podría ser solo una manera de manipularlo pero buscaría la manera de averiguarlo.
Fue con ayuda de su amigo e hijo adoptivo Marcel, que una bruja del barrio les confirmo que aquella niña pelinegra era su sangre, otra Mikaelson más.
Willow, pasó su infancia criada por su familia, una familia que daba la vida por el otro. Una niña que pasó su infancia bajo las enseñanzas y clases del noble Elijah, una persona que con el paso de los años vio también como una figura paterna.
A sus 12 años, Willow decidió una mañana después de tomar su desayuno dar un paseo, abandono la mansión sin avisar a nadie aun sabiendo que obtendría un castigo. Mientras caminaba por los alrededores se adentro al bosque en busca de algo de inspiración para lo que sería su nueva pintura una rama crujió en algún lado o tal vez más apartado de donde se encontraba por lo que detuvo sus pasos, miro a todos lados sin estar segura de encontrase sola. El crujido escucho de nuevo haciéndose cada vez más cercanos lo que la puso en alerta y nerviosa, comenzando a pensar que quizás el salir había sido mala idea.
Algo se movió tan rápido hacia ella que no tuvo tiempo de escapar cuando alguien estuvo frente a ella, trato de reconocer aquel rostro, pensó en si lo había visto alguna vez en todos los años que tenía vivido allí pero no era conocido. El hombre era alto, tenía una mirada asesina que hacia erizar la piel de la chica haciéndola retroceder a medida que el contrario avanzaba a ella.
Miro ambos lados, con la esperanza de encontrar a alguien que la ayudara pero era solo el hombre y ella en el inmenso bosque. Sus ojos se abrieron de asombro cuando el extraño la tomo de los hombros haciendo presión en ellos a medida que sus ojos cambiaban y su dientes eran diferente a los que alguna vez había visto, estaba claro para ella en ese momento que iba a morir. Se quedo esperando el impacto, el momento donde su alma abandonara aquel joven cuerpo pero solo un agudo pinchazo llevo, sintiendo como miles de agujas atravesaban su cuello y obtenían su sangre.
Entre gritos y bruscos movimientos de su parte tratando de liberarse de aquel desconocido cayó al suelo, su vista estaba nublada y sentía que las pocas fuerzas que había en ella la abandonaban. Una sombra que no podía distinguir se encontraba ahora llevándola en brazos cuando se dio por vencida y se desmayo.
Por lo que le pareció un siglo o quizás fueron solo horas no sintió nada y eso la llevo abrir los ojos, el extraño ya no la sostenía ni mucho menos estaba sobre ella, en su lugar había otro rostro, uno que conocía muy bien, uno que pensó por varios años que había perdido. Su tío Kol Mikaelson le miraba a los ojos, esa mirada que solo ella podía diferencia y que el vampiro le regalaba a la niña cuando pasaban tiempo junto. Dudosa pregunto exactamente lo que había ocurrido, se gano una sonrisa del contrario y antes de darse cuanta ya lo estaba abrazando mientras este le contaba que le había dado de su sangre para salvarla. Desde ese día Willow se había convertido en hibrido sin saberlo.
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SIENDO UN FIEL MINISTRO DE CRISTO.
Los últimos meses del año todo el equipo comenzó un discipulado con los hermanos de la Iglesia local a la que pertenecemos. Desde luego hemos comenzado con mucha emoción, y aunque ha sido un tiempo increíble, también nos hemos percatado que se necesita la obra del Espíritu Santo en el corazón de cada uno de nosotros para dar el fruto esperado.
La idea de que el éxito de un discípulado se basa en la buena preparación del que enseña y el compromiso del que lo recibe es totalmente errónea, hay algo más poderoso que la disposición humana para para que haya un crecimiento espiritual en la Iglesia y Dios reciba, verdaderamente un fruto.
Meditando en Carta a los Colosenses , llamó mi atención la descripción que Pablo hace de esta iglesia y de aquel que había sido enviado para enseñarles el evangelio. Y automáticamente recordé Juan 14 y 15 y la enseñanza de Jesús acerca de ser sus amigos y cómo dar fruto para el. Así que me dispuse a escuchar lo que el señor quería enseñarme en estos pasajes y cómo tomé algunas notas, quiero compartirlas contigo que estás a cargo de la enseñanza de un grupo.
En la carta a Colosenses, Pablo por un lado, elogia a la Iglesia por su fe, amor a los santos y su obediencia al evangelio, el cual crecía y llevaba fruto en ellos. Por el otro, menciona una de las razónes del éxito espiritual de esta iglesia: EPAFRAS, Un fiel ministro de Cristo, el cuál había sido constituido por el señor a favor de ellos.
Epafras, era un cristiano Apostólico, compañero de prision de Pablo y quien de manera encarecida servía al Señor en la Iglesia de Colosas. La Biblia habla muy poco de este hombre, pero dice lo suficiente para enseñarnos que su forma de ejercer el ministerio es un ejemplo de cómo discípular y alentar a los hermanos en su crecimiento espiritual y de servicio y amor al Señor
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE EPAFRAS, UN FIEL MINISTRO DE CRISTO.
1. Él obedeció las enseñanzas de Jesús al velar por los intereses de su Señor.
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15.10
La palabra guardar significa tener cuidado de algo o de alguien, vigilarlo y defenderlo. Y esto era lo que hacía Epafras. Él vigilaba y cuidaba que el encargo que recibió por parte del Señor, se aseguró que evangelio de Cristo floreciera en el corazón de los creyentes de Colosas, tal como Pablo, se dedicó a anunciar, amonestar y enseñar a todo hombre en toda sabiduría a fin de presentarlos perfectos en Cristo Jesús. Se dedicó a ellos de tal manera y con tal esmero que el fruto era evidente para Pablo y sin duda para el Señor.
2. El trabajó, luchando según el poder de Dios que actuaba en él y no confiando en sus propias fuerzas.
“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” Jn. 14.13
En el primer y último capítulo de la carta a los Colosenses se describe a Epafras haciendo continuamente lo que el Señor Jesús enseñó a sus discípulos. Pablo lo describe como un intercesor a favor de ellos. Esto demuestra que Epafras no estaba confiado en su predicación, ni en su enseñanza, él reconocía que Jesús tenía toda la razón y pedir que el deseo de Dios fuera hecho era lo produciría una transformación en las vidas de las personas y un fruto que glorificaría su nombre.
3. Fue diligente y sólicito en la obra que se le encomendó
“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración...“ Rom. 12.11-12
En este contexto podemos ver dos cosas importantes. Una es que a pesar de saber este principio y permanecer en oración y súplicas por sus hermanos, no fue negligente en enseñarles e instruirles. El sabia que dar a conocer su evangelio era el deseo de Dios y lo llevó a cabo de manera diligente dándose amorosamente a la enseñanza y a la instrucción de los nuevos cristianos. La segunda cosa importante que debemos resaltar, es que al darse en oración constante por sus hermanos, él crecía en su unión y amor al Señor, pues tenia una dependencia total de El y entendía claramente que era una obra de Dios y no suya.
Quizás Epafras nunca leyó los escritos de Juan pero el Espíritu Santo se había encargado de enseñarle las mismas cosas que Jesús les enseñó a sus discípulos.
Él estaba experimentando lo que está escrito en Juan 15 y sabía que la manera de dar fruto para Dios, era permanecer unido a Jesús en intercesión, rogando encarecidamente porque sus hermanos estuvieran firmes, completos y perfectos en lo agradable al Señor.
El tenia claro que permanecer en la vid, (permanecer en Jesús) en un primer momento significaba amar y conocer a Dios, sin embargo eso no terminaba ahí, cómo consecuencia de ello, crecía en él un celo por velar y abrazar sus intereses. Podemos ver un hombre que mientras disfrutaba de su relación con Dios, como un fruto de Dios, de manera encarecida llevaba a cabo su ministerio.
Con esto quiero invitarte a dos cosas:
1. Crece en tu unión con Cristo. Me refiero a tu amor y devoción a él, y cómo dije antes, también crecerá amor por sus intereses en la tierra.
2. Crece en amor real por tus hermanos. Da tu vida por ellos en intercesión y servicio con el fin de que ellos lleguen a crecer en conocimiento y experiencia de Dios. No te enfoques solo en que cumplan su horario o su clase, se como Epafras que encarecidamente rogaba a Dios por ellos y de esta forma él recibía la gracia de enseñar cómo vivir el evangelio a los hermanos. Se fiel a tu ministerio y el príncipe de los pastores, a su debido tiempo te dará el pago.
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Lugar: 5, 12, 18, 22 años. TW: mención de muerte, consumo de alcohol.
¿Cómo explicar las cosas que nos llaman la atención, cuando al final del día, la vida es una serie de impresiones que se entremezclan para crear nuestros recuerdos?
1
Una de sus primeras impresiones de cuando era niño es lo gigante que era todo lo que lo rodeaba. La casa era inmensa –una mansión, de hecho, pero eso no es algo que de pequeño entendiera todavía, y los jardines eran enormes extensiones en diferentes tonos de verde, siempre rodeados de flores, y una que otra persona transportando cosas de aquí para allá. Uno de sus lugares más visitados era la fuente con estatuas que arrojaban agua, pero su real favorito era un entramado de árboles, un pequeño bosque que era el lugar perfecto para fingir grandes aventuras.
Con cinco años, era libre de recorrer el lugar a sus anchas, acostumbrado a tener tiempo libre luego de las lecciones esporádicas con sus tutores. El aroma a comida recién horneada siempre lo llevaba hasta la cocina, donde recibía una galleta o dos -a escondidas de su madre- y su correteo terminaba inevitablemente en el jardín. Todo siempre en solitario, pero ese hecho no parecía perturbar al pequeño en lo absoluto.
Sus padres pasaban tiempo con él en las tardes, y había días, incluso, si se comportaba lo suficiente, en que su padre lo dejaba jugar cerca de él, mientras tenía una reunión con sus socios. El trabajo le quitaba gran parte del tiempo, a él y su madre. La cadena hotelera crecía cada vez más, asociaciones en el extranjero trayendo nada más que prosperidad al negocio, pero los datos sobre gastos y proyectos no tenían cabida en la mente de un niño que solo buscaba el calor de sus progenitores, y curiosear.
Sangmin pensaba que el mundo era grande, y un poco difícil de entender, pero eso no era importante pues no le faltaba nada, con sus padres a su lado. Un pequeño refugio formado por tres personas.
Su padre lo miraba con adoración, y su madre también.
2
¿Cómo explicar las cosas que nos llaman la atención, cuando al final del día, la vida es una serie de impresiones que se entremezclan para crear nuestros recuerdos? Quizás fueron las luces brillantes, los trajes vistosos, o la atención ininterrumpida que la audiencia le brindaba a los artistas. Algo vio el pequeño Sangmin, con solo siete años, la primera vez que acudió a un teatro, a un espectáculo masivo. Un par de días después, declaró frente a sus padres que quería aprender a cantar. Ambos se miraron entre ellos, pero no se opusieron. Quizás porque solo era un niño, y los caprichos a esa edad eran fáciles de conceder.
A los pocos días las lecciones comenzaron, y continuaron sin interrupciones por varios años. Los shows de fin de año se convirtieron en una época emocionante para él, la afición por ensayar una y otra vez hasta que fuera perfecto, la recompensa del aplauso final le daban un sentido de satisfacción irremplazable.
Además, era muy bueno.
Sin embargo, las cosas se pusieron difíciles cuando declaró que también quería aprender a actuar, con apenas doce años. El primer impulso de su padre fue convencerlo de hacer otra cosa (“¿No estás ya con clases de canto?”), de cuestionarle su pequeña “obsesión” con los escenarios. (“¿Acaso eres un niño aún, lleno de caprichos?”) Su madre quería que se dedicara a otra cosa, a algo que lo acercara a una real vocación. (“Los negocios no se manejan solos, Sangmin.”) Había responsabilidades ligadas a ser el único hijo, el heredero de una gran fortuna que necesitaba un líder a la cabeza. Sangmin era inflexible, de todas formas.
(Pero las críticas tardaron mucho tiempo en abandonar su cabeza.)
Era obstinado e irrefrenable, y esa fue la primera gran pelea que tuvo con su madre. Se llevaban bien, pues ambos no tenían miedo a decirse las cosas, pero la honestidad siempre es un arma de doble filo, y puede transformase en una llaga con facilidad.
Al final, ganó la batalla a costa de quejas, y largas semanas de discusiones. (“Es solo un niño, Daehan, deja que lo haga,” el murmullo de la voz femenina dando por finalizada la discusión).
Su padre lo miró con resignación, su madre con un tinte de decepción, oculto tras su sonrisa cansada.
Sangmin pensaba que el mundo era complicado, pero que pronto estaría sobre sus manos. No importa si la forma en que sus padres juzgaban sus pasiones se sentía como una piedra en el camino, con la que tropezaba una y otra vez.
3
Dicen que cuando disfrutas lo que haces, el tiempo pasa volando. Es lo que sentía Sangmin, cuando de repente se vio envuelto en un camino de transición: la actuación como simple hobbie se empezaba a presentar como una oportunidad de carrera semi-profesional. Un par de musicales en la escuela se hicieron conocidos, y la oportunidad de formar parte de grupos de teatro de nivel nacional cayeron como la recompensa perfecta.
Para cuando alcanzó los diecisiete, sabía muy bien a qué escuela quería pertenecer el año siguiente. Claro que aún quedaba el pequeño obstáculo de comunicárselo a sus padres. Sangmin no era una persona tímida ni mucho menos, pero había algo en la actitud que sus padres tenían sobre su afición que lo descolocaba. Cada vez que mencionaba sus proyectos, alguna nueva oportunidad para lucir sus talentos, su padre lo miraba con reprobación, seguido por desinterés. Sangmin podía leer la aprehensión detrás de la mirada de su madre, las palabras silenciadas que se preguntaban cuando sería el final de esa loca obsesión, la ansiedad de esperar por el momento en que su hijo, el único heredero y futuro de la familia, sentara cabeza y comenzara a preocuparse del negocio familiar.
(Ese sabor amargo no se lo quitaría nunca de encima).
Con facilidad había aprendido a ser directo como su madre, a buscar la atención del resto, en parte por diversión y en parte por vanidad, pero episodios como este también le habían enseñado a resguardar sus sentimientos, a dejar que la sensibilidad diera paso fácilmente al mal humor, cuando sus preocupaciones más sinceras no eran escuchadas.
Su pequeño refugio temblaba en momentos así.
4
Cuando cumplió los dieciocho, la vida como la conocía se empezó a derrumbar.
Los mayores cambios ocurren en un gran lapso de tiempo, pero a veces, solo basta un minuto para que lo que creías seguro e intocable, sea arrancado desde la raíz.
Recuerda que estaba lloviendo en Seúl, el día en que los tres volvían de un corto viaje a Japón. Viajar era algo que hacía muy comunmente, pero sus padres viajaban incluso más que él, por cuestiones relacionadas con los negocios. Muy pocas veces los acompañaba en esas travesías, o bien porque se aburría en el proceso, o tenía compromisos previos en la escuela. Ese día, apenas había prestado atención al chófer, a la neblina, al tráfico; demasiado inserto en su propio mundo, los dedos sobre la pantalla del teléfono, la conversación amena de sus padres en el ambiente tranquilo y helado, manteniéndolo relajado, con la cabeza en otras cosas.
Era un viaje como cualquier otro, un camino de retorno mil veces recorrido, y sin embargo, lo inesperado estaba a la vuelta de la esquina. Como una especie de bombilla que se enciende y apaga, un momento tenía los ojos cerrados, y al siguiente estaba en el suelo, la cabeza dándole vueltas, el automóvil siendo reemplazado por escombros a su alrededor. Gritos, dolor, y el ligero aroma metálico de la sangre en el ambiente. Por un momento, piensa que a pesar de la gran conmoción, un milagro lo ha salvado, a él y a sus padres.
Es cuando descubre que los milagros (y cualquier otra fuerza sobrenatural) no existen.
El mundo ensordeció sus sentidos por un momento, y hay imágenes que se plasman como piedra sobre su cerebro, tan difíciles de olvidar que incluso le quitan la respiración a ratos, mucho después del shock inicial.
Nunca hubo una explicación clara- o quizás demasiadas, tantas que se empezaron a mezclar y ninguna tuvo sentido. Un par de cirugías menores arreglaron el daño sobre uno de sus costados, su padre tuvo heridas superficiales que sanaron con los días, y una contusión que le dejó varias semanas de hospital, y una cicatriz vistosa en el rostro. Su madre sufrió un golpe en el cráneo, y su vida se extinguió en segundos.
Los siguientes días, apenas los recuerda. Su interior fue prisionero de un vacío inexorable, un adormecimiento que le impedía procesar las lágrimas en rostros ajenos, o las condolencias, insignificantes contra el dolor que duraría hasta el final de sus días, estaba más que seguro. El carácter fuerte de ambos chocaba seguido, peleas que se extendían incluso por pequeñas ideas, pero al mismo tiempo, el entendimiento que solo una madre puede tener por su hijo era un regalo irremplazable. La amaba, eso era seguro.
La amó.
Su padre ya no lo miraba, pues tenía la mirada vacía.
(El mundo, que tanto proclamaba tener entre sus manos, se deshizo como gotas de agua entre sus dedos).
Y de repente, por primera vez en su vida, ya no estaba tan seguro sobre lo que quería del futuro. El tiempo se volvió confuso, las divisiones del día y la noche se borraron entre grandes argumentos con su padre, viajes sin rumbo, y fiestas mundanas e interminables, que no dejaban más que soledad, y un terrible sabor a alcohol.
Su pequeño refugio había desaparecido, y quizás dolía más porque la ausencia de su padre pesaba en vida.
Eventualmente, las discusiones pasaron a palabras formales. Secas, pero más civilizadas. La calma que parecía reinar en el resto de las cosas dejándose caer poco a poco en el pasar de sus propios días. Y para su sorpresa, descubrió que podía borrar un poco del dolor al concentrarse en otras cosas, actividades que lo drenaran lo suficiente para no pensar, no sentir. Fue cuando al fin dejó que su padre lo pusiera en entrenamiento dentro de la gerencia, aprendiendo mecánicamente la labor que parecía destinada para él. Charlas banales con empleados, aprender a pulir el carisma con otros empresarios, memorizando datos y números, y recibiendo instrucciones de sus tías, quienes eran parte del negocio y que, aunque estrictas, parecían tener más dedicación para él que su propio padre.
5
Nada nuevo ocurrió el día en que hizo sus papeles para la universidad que había escogido. Porque dos años más tarde, y las discusiones seguían siendo iguales, reconoce con amargura. Amenazas vacías, insultos, argumentos que ya habían escuchado una y mil veces, y que sin embargo no perdían fuerza. De todas formas, su padre ya debería haber sabido que no tenía oportunidad de hacer cambiar su parecer. (“Eres igual a ella,” le repite, en esa mezcla de asombro y tristeza que nublaba tan continuamente su rostro. “Igual de testarudo. Promete que vas a volver.”)
Las palabras de su progenitor, cada año más duras, resuenan casi todas las noches en su cabeza.
“No olvides el lugar al que realmente perteneces.”
#sufaact#act1#self para#boy this took long#porque no me gustó como había quedado#así que lo arreglé por harto tiempo#lmao#introspection
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Ahora mismo pienso en ti, en tu cara si vieras esta comida o lo que sea, te reirías, me harías reír, nos reiríamos, creo. Nos reiríamos de la tristeza de la comida de avión, la tristeza de ir en avión, porque nadie quiere ir realmente en un avión, lo único que queremos es llegar, aunque yo tengo miedo a llegar, en este momento temo llegar.
No te creerías donde estoy ahora. No te lo he dicho aún, ¿verdad? Estoy en Japón y no he parado de hablar contigo en mi cabeza desde que el avión despego, ¿sabes?, me hubiera gustado poder decirte esto mirándote a los ojos o cogiéndote la mano, o mientras te afeitas y te cortas un poco y yo hago pis, o mientras pensamos dónde o cómo vamos a pasar el fin de semana juntos, pero no tenía las palabras; no las tengo todavía, también me hubiera gustado poder mentirte, inventar una historia, una historia que te hubiera tranquilizado, pero no he podido. Vale, cómo contártelo sin que se me quiebre la voz, sin que me invada esa tristeza inmensa de mierda que me ha estado… bueno, que ha estado conmigo todo este tiempo y que solo he podido aparcar cuando he estado contigo.
Se llamaba Yun y era, era testarudo y bello e inteligente y rígido y salvaje y tierno e inestable y me descubrí muchas cosas, no solo de Japón, sino del mundo y de mí. Las personas que amamos, las que amamos de verdad, digo… son muchas veces como llaves que abren zonas de nuestras, no sé, abren zonas nuestras, que ni siquiera sabíamos que estaban ahí. Le he querido, me pregunta si le quería, SI. Él, ¿si él me quería a mí? SI, creo que también, pero esa clase de amor egoísta y eléctrico, total y absurdo y… si, absurdo. Pero no sabíamos querernos, no teníamos ni idea. Discutíamos, discutíamos todo el tiempo. Discutíamos por cosas fundamentales y por tonterías y lo arreglábamos en la cama y luego discutíamos aún más y estábamos días sin hablarnos, bueno, él estaba días sin hablarme. Me sacaba de mí, no consigo recordar ninguna discusión en concreto, ningún motivo. He borrado esas cosas de mi cabeza, otras no consigo borrarlas, yo a veces no lo soporto aún, pero soportaba aun menos la idea de perderle. Me agotaban sus cambios de humor, sus silencios, su montaña rusa, y no soportaba preguntarme a mí misma cada cinco minutos que era aquello que sentía; ¿si era amor? y si lo era, ¿si merecía la pena?
Nos conocimos en Japón, al cabo de un año volvimos aquí, él encontró un trabajo con alguien a quien admiraba, al principio de estar aquí todo iba bien y luego todo fue igual… la montaña rusa.
Aquí empezó a hablar de tener un hijo, de casarnos, era hijo único y siempre había querido tener hijos, una familia. Un día dijo que si teníamos un hijo y nos casábamos, todo cambiaria, que la inseguridad que yo le producía era lo que hacía que se enfadara tanto, que se enfadara por tonterías. Llevábamos unos días bien, cuando los días eran buenos sin discusiones, era increíble y yo le dije que si sin pensarlo, quizá, porque si le decía que no, seguramente volvería a Japón y no le vería nunca más, es una sensación extraña, que alguien te pida que te cases con él, tener un hijo, aunque tu nunca hayas querido casarte ni tener hijos, es una especie de orgullo infantil, de ilusión estúpida, yo nunca había soñado con bodas o trajes blancos o cosas así, nunca, ni con hijos ni con nada, dije que sí. No sé porque lo dije, pero dije que sí… y cinco minutos más tarde, te lo juro, solo cinco minutos más tarde sentí un dolor en el estómago, una nausea violenta como si me hubiera comido un bote de mayonesa caducada entero. Es verdad eso que dicen que el cerebro también está en el estómago, eh… en los intestinos, no sé.
Y supe que no quería casarme y también, también supe que estaba embarazada y me di cuenta que todo había sido un error, que nuestro tiempo juntos había pasado y que se había acabado, no sé, yo tampoco me lo puedo explicar, y no claro que no tuve los ovarios de decírselo, cada día pensaba; vale, se lo diré esta noche o mañana por la mañana, vale, esta tarde, vale no, pasado mañana se lo digo, pero nunca le había visto tan feliz y cuánto más feliz era él, más desesperada estaba yo, le miraba ducharse y algo del deseo que me producía me hacia engañarme, pero no por mucho tiempo.
No había vuelto a Japón desde entonces, ni había vuelto a ver Hiroshima mon amor, que fue la primera peli que vi con Yun, el siempre bromeaba que yo era como la protagonista de la película, le gustaba que yo recitara los diálogos.
La vida es tan extraña, crees que hay cosas que no te atañen que están lejos de ti que nunca van a rosarte si quiera, ves las noticias en la tele o en el teléfono, tienen una pátina de irrealidad, pero nada es irreal. Yo he vivido con el fantasma de Yun todo este tiempo, con el fantasma de la vida que yo no quería tener, con la culpabilidad de no haber sabido quererlo bastante, quizá.
Yun quiso ir a Japón a decírselo en persona a sus padres, vivían al norte en la prefectura de Miyag en un pueblo pequeño de pescadores, llego ahí el 10 de marzo por la tarde y sus padres se pusieron muy contentos cuando les dijo lo de la boda, lo del nieto, ese fue su último mensaje, que todos estaban muy contentos, es extraño que la culpabilidad sea más fuerte que el amor, más fuerte que el dolor, pase días enteros mirando las noticias viendo una y otra vez esa ola, intentando imaginar sus últimos momentos, las noticias de Fukushima, el terremoto, todo se me mezclaba y yo solo podía pensar ¿tuvieron una muerte rápida? ¿qué fue el último pensamiento que cruzó por su cabeza? ¿y sus padres? ¿estaban todos juntos cuándo pasó?, ¿supieron lo que estaba pasando?, ¿cuál fue su última comida? ¿fue onigiri?, esas bolas de arroz que hacia su madre tan ricas con hijiki. Espero que chocolate, un buen chocolate. Yun era muy goloso, le encantaba el chocolate. Nunca recuperaron sus cuerpos, el pueblo entero desapareció, cómo si nunca hubiera estado ahí.
Perdí al niño el 12 de marzo, cuando llegué al hospital ya era demasiado tarde, tampoco estaba ya ahí. Hice como si Yun no hubiera existido, le borré de mi vida, le enterré en un rincón oscuro de mi cabeza, cómo si me avergonzara, conocerte hizo que todo saliera a la luz, qué curioso, ¿no? Tenia que hacer el funeral que nunca tuvo y yo el duelo que nunca hice. Amae… te preguntarás que significa, significa muchas cosas, significa equilibrio entre nosotros y los demás, entre ser independiente y dependiente, entre estar colgado de alguien e ignorarle, entre tener demasiada intimidad y apenas, todos los pasamos buscando el grado justo de Amae, todavía no he conocido a nadie que lo haya logrado.
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Escuchar la voz de Dios y recibir al Señor
Por Mu Guang, Corea del Sur
Dios Todopoderoso dice: “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia de que ‘El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo’ se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca” (‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios revelan que el mayor error de los creyentes al recibir el Señor consiste en aferrarse al sentido literal de la Escritura y esperar que Él venga sobre una nube como imaginan. Aunque escuchen que Él regresó, que está expresando verdades y haciendo la obra de juicio en los últimos días, no buscan ni intentan escuchar la voz de Dios. Nadie se imagina que, cuando la gente vea al Señor Jesús descender sobre una nube, la obra de Dios de purificar y salvar a la humanidad ya habrá finalizado. Serán castigados y llorarán y rechinarán los dientes. ¡Es muy peligroso aferrarse a nociones sin buscar la verdad! Por aferrarme a mis nociones y fantasías, casi pierdo la oportunidad de recibir al Señor.
Era predicadora en una iglesia clandestina. Hacia 1996, me sentía espiritualmente seca y vacía, así que iba a escuchar otros sermones. Una vez, escuché que alguien decía que el Relámpago Oriental estaba dando testimonio de que el Señor Jesús había vuelto hecho carne, que estaba expresando verdades y haciendo la obra del juicio de los últimos días, y que varios hermanos ya se habían unido al Relámpago Oriental. Me sorprendí mucho y pensé: “¿El Señor ha vuelto? ¿Cómo podía ser posible? La Biblia dice: ‘Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo’ (Hechos 1:11). El Señor debería regresar sobre una nube en Su cuerpo spiritual resucitado y aparecer públicamente ante nosotros. Dado que no hemos visto tal cosa, ¿cómo podría decir alguien que Él ha regresado? La parte sobre la obra del juicio de Dios encarnado es aún menos creíble”. Así que jamás escuché los sermones del Relámpago Oriental.
Un día, el hermano Wang de nuestra iglesia invitó a un par de predicadoras. Dijo que sus sermones tenían el esclarecimiento del Espíritu Santo y que todos podríamos aprender algo. Estaba entusiasmada, así que invité a otros hermanos a participar. En la reunión, esas dos hermanas incorporaron la Biblia en sus enseñanzas acerca del significado de la obra de Dios en las Eras de la Ley y de la Gracia, y el misterio de los nombres de Dios. Hablaron de que vivimos en un círculo vicioso de pecado y confesión, que somos inmundos y corruptos y no somos dignos de ver al Señor. También dijeron que la Biblia profetizó que el Señor juzgaría y purificaría a la humanidad cuando regresara en los últimos días para resolver nuestra naturaleza pecaminosa. Esa es la única manera en que podemos estar totalmente libres del pecado y ser dignos del reino de los cielos. Tal como dijo el Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad” (Juan 16:12-13). Y también dijo: “Porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). Las enseñanzas de las hermanas estaban llenas de luz. No había oído nada así en mis diez años de fe. Necesitaba saber más, así que las invité a mi casa para que continuaran con sus enseñanzas. Una tarde, una hermana habló sobre las palabras de Dios: “Los siete truenos retumban: profetizan que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo”. Dio testimonio de que el Señor Jesús había regresado como Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días. En especial, cuando escuché que las palabras de Dios decían “El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente”, me di cuenta de que eran del Relámpago Oriental. Me sentí consternada y decepcionada. ¿Cómo podía ser posible? No había escuchado sermones así de esclarecedores en años. Me había sentido encantada, pensando que había encontrado la obra del Espíritu Santo y que finalmente podría obtener el sustento del agua de la vida. ¡Pero resultó que eran del Relámpago Oriental! La Escritura dice que el Señor regresará en Su forma espiritual y nos llevará directo al cielo. ¿Cómo podían decir que el Señor había regresado hecho carne? No quise oír ni una palabra más. Si las dejaba engañarme, supuse que mis años de fe habrían sido en vano. Solo quería que se fueran. Sin embargo, durante las casi dos semanas que compartimos, había visto que vivían una humanidad muy buena. Era pleno invierno, hacía mucho frío y ya era madrugada. Me pareció muy inhumano hacer que se fueran. Por un momento, me sentí conflictuada. En mi interior, era como un tira y afloja: no sabía cuál era la voluntad de Dios. Puse una excusa para volver a mi habitación, donde me arrodillé para orar al Señor: “Señor, de verdad que hay luz en las enseñanzas de estas hermanas, pero tengo miedo de equivocarme. Estoy muy perdida; no sé qué hacer. Señor, por favor guíame”. Después de orar, recordé que el Señor Jesús nos enseñó a tratar a las personas con amor. Echarlas no sería acorde a la voluntad del Señor. Así que les permití quedarse.
Frente a esas dos hermanas, no lograba calmarme. Estaba abrumada. Sabía que sus enseñanzas eran esclarecedoras y provenían de la obra del Espíritu Santo, pero la idea de que Dios había regresado hecho carne contradecía mis propias nociones. Se me ocurrió que simplemente podía consultarles mi inquietud. Así que les pregunté: “Ustedes dan testimonio de que el Señor Jesús ha regresado en la carne. No puedo aceptar eso. La Biblia dice claramente: ‘Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo’ (Hechos 1:11). Fue el cuerpo espiritual del Señor Jesús el que fue elevado tras Su resurrección, de modo que ese mismo cuerpo espiritual debería volver a descender sobre una nube cuando Él regrese. ¿Cómo pueden decir que ha regresado hecho carne?”.
La hermana Li respondió con paciencia: “Existen varias profecías bíblicas que dicen que el Señor regresará hecho carne. El Señor Jesús dijo: ‘Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre’ (Mateo 24:27). ‘Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis’ (Lucas 12:40). ‘Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’ (Lucas 17:24-25). Las palabras del Señor mencionan ‘el Hijo del Hombre’ y ‘la venida del Hijo del Hombre’. ‘El Hijo del hombre’ significa Aquel nacido del hombre que posee humanidad normal. Si Él tuviera una forma espiritual, no se lo llamaría ‘el Hijo del hombre’. Jehová Dios tenía forma espiritual, por eso no se lo podía llamar ‘el Hijo del hombre’. Los ángeles son espíritus, así que no se los puede llamar ‘el Hijo del hombre’. Al Señor Jesús se lo llamaba Cristo, el Hijo del hombre, porque era el Espíritu de Dios hecho carne y era el Hijo del hombre, poseedor de una humanidad normal. Entonces, cuando el Señor Jesús dijo ‘la venida del Hijo del Hombre’ y ‘el Hijo del Hombre vendrá��, esa era una referencia al Señor que regresa hecho carne en los últimos días”.
Después, la hermana Zhou dijo: “El Señor Jesús profetizó Su propio regreso: ‘Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’. Dios ha aparecido y realiza Su obra en la carne como el Hijo del hombre en los últimos días. La gente no lo reconoce como Cristo y lo trata como a una persona común. Los que no aman la verdad ni intentan oír la voz de Dios realmente se oponen a Cristo y lo niegan. El régimen de Satanás y el mundo religioso también se asocian para condenar, difamar y rechazar a Cristo. Esto cumple perfectamente la profecía del Señor: ‘Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación’. Si el Señor viniera en Su forma espiritual en los últimos días, apareciendo sobre una nube pleno de gloria, todos se postrarían ante Él y nadie se le opondría. Entonces, ¿cómo se cumpliría esta profecía?”.
Esto me ayudó a empezar a entender que si el Señor sí apareciera directamente en Su forma espiritual en los últimos días, quienes lo vieran caerían postrados y nadie iría en Su contra. Entonces esta profecía: “Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación”, no podría cumplirse. Pensé en que el Relámpago Oriental da testimonio de que el Señor Jesús ha regresado y el mundo religioso y el Gobierno del PCCh se dedican por completo a oponerse a él y a condenarlo. ¿Acaso eso no cumple la profecía del Señor de ser rechazado por esta generación? ¿Podría Dios Todopoderoso ser realmente el Señor Jesús que ha regresado? Pero todavía había algunas cosas que no entendía. La Biblia sí profetiza la llegada del Hijo del hombre, pero el Señor también dijo: “He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él” (Apocalipsis 1:7). Me pregunté si esa no era una contradicción.
Les comenté acerca de mi confusión y la hermana Li compartió esta enseñanza: “El Señor es fiel. Cada palabra de Su voluntad se cumplirá. Solo es cuestión de tiempo. Hay muchas profecías bíblicas sobre el regreso del Señor. Además de Su llegada sobre una nube, también existen profecías sobre Su encarnación y Su llegada en secreto. Por ejemplo, el Señor dijo: ‘He aquí, vengo como ladrón’ (Apocalipsis 16:15). ‘Pero a medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo”’ (Mateo 25:6). ‘Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre’ (Mateo 24:36). Cuando el Señor dijo: ‘como ladrón’, ‘a medianoche se oyó un clamor’, y ‘nadie sabe’, hablaba de volver en secreto. El Señor viene de dos maneras diferentes en los últimos días. Se encarna en secreto como el Hijo del hombre, y también llega públicamente sobre una nube. Es decir, primero viene hecho carne en secreto, para expresar la verdad y juzgar y purificar a la humanidad, y para formar un grupo de vencedores antes de los desastres. Una vez finalizada Su obra de salvar a la humanidad en secreto, sobrevendrán los desastres, y Él recompensará a los buenos y castigará a los malvados. Recién entonces, Dios aparecerá públicamente sobre una nube y se revelará ante todas las naciones y los pueblos. Así es como se cumplirá esa profecía que dice que el Señor vendrá públicamente. Todos los que acepten la obra del juicio de Dios Todopoderoso, y cuyo carácter corrupto se purifique, recibirán la protección de Dios y se salvarán de los desastres. Entrarán en el reino de Dios. Pero los que rechacen la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días, y hagan todo lo posible para oponerse a ella y condenarla, serán castigados en los desastres y llorarán y rechinarán los dientes. Eso cumplirá esta profecía de Apocalipsis: ‘He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él’ (Apocalipsis 1:7)”. A continuación, me leyó un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso. “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese será el momento del final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad” (‘En el momento que contemples el cuerpo espiritual de Jesús, Dios ya habrá vuelto a crear el cielo y la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”).
De repente, abrí los ojos. Entendí que el regreso del Señor se produce por etapas. Primero, Él se hace carne y habla y obra en secreto, y después viene públicamente sobre una nube y se aparece ante todos los pueblos. Entendí que había acotado la llegada del Señor solo a la última forma a causa de mis nociones y fantasías. Estaba equivocada. No podía persistir en esa idea. Pensé en estas palabras del Señor Jesús: “Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:8). Ahora, frente al regreso del Señor, tenía que tener un corazón temeroso de Dios y buscar con seriedad a fin de cumplir con Su voluntad. De lo contrario, ¡probablemente el Señor me eliminaría! Entonces les pregunté: “Dado que el Señor primero se hace carne para obrar en secreto a Su regreso, ¿cómo podemos estar seguros de que Dios Todopoderoso es Dios encarnado, Cristo de los últimos días?”.
La hermana Li respondió con gusto: “Durante miles de años, nadie ha comprendido este misterio, esta verdad sobre qué es la encarnación, y cómo podemos conocer a Dios encarnado. Ahora, Dios Todopoderoso nos ha revelado todos estos misterios y verdades”. Después me leyó algunos pasajes de las palabras de Dios Todopoderoso. “La ‘encarnación’ es la aparición de Dios en la carne; Él obra en medio de la humanidad creada a imagen de la carne. Por tanto, para que Dios se encarne, primero debe ser carne, una carne con una humanidad normal; esto, como mínimo, es el requisito previo más básico. De hecho, la implicación de la encarnación de Dios es que Él vive y obra en la carne; Dios se hace carne en Su misma esencia, se hace hombre” (‘La esencia de la carne habitada por Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). “La encarnación significa que el Espíritu de Dios se hace carne, es decir, que Dios se hace carne; la obra que la carne realiza es la obra del Espíritu, la cual se materializa en la carne y es expresada por la carne. Nadie, excepto la carne de Dios, puede cumplir con el ministerio del Dios encarnado; es decir, que solo la carne encarnada de Dios, esa humanidad normal —y nadie más— puede expresar la obra divina” (‘La esencia de la carne habitada por Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne vestida con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente a cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y hueso; Él es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne, mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo” (‘La esencia de Cristo es la obediencia a la voluntad del Padre celestial’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Aquel que es Dios encarnado poseerá la esencia de Dios, y Aquel que es Dios encarnado tendrá la expresión de Dios. Puesto que Dios se hace carne, manifestará la obra que pretende llevar a cabo y puesto que se hace carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida y de señalarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios definitivamente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Si el hombre pretende investigar si es la carne encarnada de Dios, entonces debe corroborarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia. Y, así, a la hora de determinar si se trata de la carne de Dios encarnado, la clave yace en Su esencia (Su obra, Sus declaraciones, Su carácter y muchos otros aspectos), en lugar de fijarse en Su apariencia externa. Si el hombre sólo analiza Su apariencia externa, y como consecuencia pasa por alto Su esencia, esto muestra que el hombre es ignorante” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”).
La hermana Li continuó con su enseñanza. “Cristo es Dios encarnado. Es el Espíritu de Dios revestido de carne que se ha convertido en una persona normal, y que aparece, obra y pronuncia palabras entre los hombres. Dios encarnado se ve como una persona común, no superior ni sobrenatural. Tiene todo el razonamiento, la forma de pensar y las emociones de una persona normal e interactúa con la gente de un modo muy real. La diferencia es que, aparte de la humanidad normal, Él también posee una esencia divina que las personas no tienen. Cristo puede hacer la obra propia de Dios. Puede poner fin a una era anterior y comenzar otra nueva. Su esencia es la verdad, el camino y la vida. Él puede expresar la verdad en cualquier momento y lugar. Puede guiar y dar sustento a las personas, y resolver nuestros problemas. Puede darnos una senda de práctica. Cristo también puede revelar misterios, expresar el carácter de Dios, lo que Él tiene y es, y Su omnipotencia y sabiduría. Las palabras de Cristo lo pueden lograr todo. Ningún ser humano puede hacer eso. El Señor Jesús parecía un hombre común, pero tenía una esencia divina. Su aparición y Su obra dieron comienzo a la Era de la Gracia y concluyeron la Era de la Ley. Él expresó la verdad, nos dio el camino para el arrepentimiento y perdonó nuestros pecados. Fue tolerante y paciente, y nos dijo que perdonáramos setenta veces siete. Mostró el carácter de Dios de bondad y misericordia. También mostró muchas señales y prodigios mientras obraba, como curar a los ciegos, hacer caminar a los inválidos, aquietar las aguas con solo una palabra, resucitar a los muertos, alimentar a 5 000 personas con cinco panes y dos peces, etcétera. Esto reveló plenamente la autoridad y el poder de Dios. La obra y las palabras del Señor Jesús y el carácter que expresó fueron prueba suficiente de que era Dios hecho carne. Solo Dios puede expresar la verdad, concluir una era anterior y comenzar otra nueva, expresar el carácter de Dios y la sabiduría de Su obra. Además de Dios, nadie puede expresar la verdad, expresar lo que Él tiene y es, ni asumir la obra propia de Dios. Así es como podemos determinar si Él es Dios hecho carne, Cristo de los últimos días. Lo más importante es buscar y estudiar la obra y las palabras de Cristo. Si Él expresa la verdad y el carácter de Dios, si hace la obra de Dios, entonces Él es Dios encarnado. Es Cristo”.
Gracias a sus enseñanzas, comprendí mejor que Dios encarnado puede expresar la verdad y realizar la obra de Dios. Esa es la realidad.
La hermana Zhou continuó con la enseñanza: “Para confirmar si Dios Todopoderoso es Dios encarnado, no podemos considerar solo las apariencias. Debemos estar seguros a partir de Sus palabras, Su obra y el carácter que Él expresa. En los últimos días, Dios Todopoderoso está haciendo la obra de juicio comenzando por la casa de Dios sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús. Él concluyó la Era de la Gracia y dio inicio a la Era del Reino. Dios Todopoderoso ha pronunciado millones de palabras. Ha revelado el misterio del plan de gestión de seis mil años de Dios, el misterio de la encarnación de Dios y la historia verdadera de la Biblia. Él ha revelado cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo Dios la salva, de qué manera hace la obra de juzgar y purificar a las personas en los últimos días, cómo las clasifica según su tipo y determina su final y destino, etcétera. Dios Todopoderoso expresa Su carácter que es principalmente justo, juzgando y poniendo en evidencia nuestra naturaleza satánica de oposición a Dios y nuestro carácter corrupto. También nos muestra la senda para rechazar el mal y ser purificados”. La hermana Zhou asimismo compartió su propia experiencia de ser juzgada y castigada a través de las palabras de Dios. Dijo: “No me daba cuenta de lo arrogante, egoísta y astuta que era, hasta que las palabras de Dios me juzgaron, me castigaron, me pusieron a prueba, me refinaron, trataron y podaron. Tenía fe y me esforzaba para Dios, pero pecaba y me oponía a Él todo el tiempo debido a mi naturaleza satánica corrupta. Por ejemplo, me encantaba lucirme y que la gente me admirara. Reprendía a los demás con altivez para que me hicieran caso. Constantemente mentía y engañaba para resguardar mis propios intereses. Y mucho más. A través del juicio y el castigo de las palabras de Dios, me di cuenta de que Su carácter justo no tolera ofensa alguna y empecé temerle de corazón. También comencé a detestarme y a enfocarme en practicar la verdad para resolver mi naturaleza satánica. Hubo cierto cambio gradual en mi carácter corrupto. ¿Acaso los logros de la obra y las palabras de Dios Todopoderoso no son suficientes para estar seguros de que Él es Dios encarnado, que es Cristo de los últimos días?”.
Las enseñanzas de las hermanas me iluminaron el corazón. Entendí que la clave para confirmar la aparición del Hijo del hombre y que Él es Cristo hecho carne consiste en ver si puede expresar las palabras y el carácter de Dios, y si puede realizar la obra tendiente a concluir una era anterior y dar comienzo a otra nueva. Dios Todopoderoso ha expresado muchas verdades y está haciendo la obra de juzgar y purificar a la humanidad. Ha dado comienzo a la Era del Reino y concluido la Era de la Gracia. Sin duda, eso significa que Él es Cristo, ¡es el Señor que ha regresado! Nunca antes había entendido la verdad. Solo esperaba ciegamente que el Señor viniera sobre una nube en Su forma spiritual. No me molesté por buscar ni estudiar nada cuando oí que Él ya había regresado. Casi pierdo la oportunidad de reunirme con el Señor. ¡Qué insensata fui!
Después de eso, devoré las palabras de Dios Todopoderoso como si estuviera hambrienta. Aprendí muchísimas verdades y misterios que no había comprendido antes en mi fe, ¡y tuve la plena certeza de que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha regresado! Compartí la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días con más de cien hermanos y hermanas de mi red. Al leer Sus palabras y oír Su voz, se emocionaban hasta las lágrimas. Se acercaron a Dios Todopoderoso y aceptaron Su obra de los últimos días, ¡y asistieron al banquete del Cordero!
Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.
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Capítulo 2: Confesión y Descubrimiento
La agonía parecía más intensa cada día que pasaba, y ya había pasado más de un mes..., quizás dos meses desde aquel suceso en el museo al cual iba todos los días después de clases sin interrupción alguna. Se volvió una actividad enfermiza que preocupaba a mis amigos, los cuales se alternaban para darme de su almuerzo en el colegio y así evitar cualquier desorden alimenticio que pudiera presentar, pues solía gastar el dinero que debía usar para almorzar en las entradas del museo. Pero eso no era lo que me tenia tan deprimida y enferma, ni tampoco la mala situación económica que le invente a ellos para que no se enteraran de adonde me dirigía todas las tardes__me sentía muy mal al mentirles de esa forma__, la razón era otra...no había vuelto a ver los ojos de Edward, el seguía dormido en aquella vitrina y por mas que yo susurrara, suplicara y implorara su atención, él no parecía notar mi presencia...cada día tenía más miedo, temía haberlo imaginado todo y el miedo de que él realmente fuera sólo una estatua me atormentaba.
Intenté no volver al museo, pero no lo logré..., la esperanza prevalecía por sobre la razón y mis sensaciones no ayudaban. Al estar frente a su jaula de cristal sentía su respiración, sentía su imponente presencia..., sentía que él esperaba la oportunidad exacta para poder mirarme y consolarme del dolor que tení en mi interior, sin embargo, eso aun no pasaba y la espera me estaba matando.
Agradecía tanto el tener a John a mi lado, él era mi apoyo, nos habíamos hecho inseparables. Nos entendíamos el uno al otro sin necesitar mucho las palabras, pues, poseíamos una comunicación de miradas que era reconfortante, él leía con facilidad mis sentimientos y viceversa, yo los leía en sus ojos. No me tardé en comprender que John me gustaba más que antes, pero, lo que sentía por Edward era más fuerte, como también muy distinto.
John era mi consuelo y mi suplicio al mismo tiempo, a veces me seducía la idea de sacar a Edward de mi mente y enfocarme en él, pero eso hacía las cosas aún más insoportables, pues John me daba señas de estar interesado en mi, era algo posible y una parte de mi lo deseaba.
En cuanto a Travis y Mike, ellos prácticamente me consideraban como una hermana menor o como una mascota, eran cariñosos conmigo, me apretujaban siempre como a un muñeco de felpa. Ellos llenaban de chucherias mi casa debido a la desmedida cantidad de regalos que me hacían, los dos eran hijos únicos, por lo cual, luego de un tiempo, entendí su actitud e incluso me pareció de lo mas entretenido que saciaran sus ganas de tener una hermana menor conmigo.
Los aprendí a querer mucho, me encantaba como eran capaces de transmitir tanta alegría a quien tuviera la suerte de escucharlos o compartir con ellos. También era agradable la gran imaginación que tenía Travis, el cual inventaba historias para mis comics todos los días y luego yo se los regalaba como compensación a los 12 pares de aros que me había dado en tan sólo un mes. Lo mas divertido de todo era que todos me habían gustado. Mike prefería regalarme peluches, en tan sólo un mes ya tenía unos 15 peluches, todos de razas distintas que se encontraban en un rincón de mi pieza; cada vez que llegaba a mi casa ellos estaban ahí mirándome, pidiendo a gritos que los lavara, pero preferí esperar un buen tiempo para hacerlo y ver que realmente estuvieran lo suficientemente sucios para meterlos todos juntos a la lavadora.
Mi madre estaba embelesada con mis tres amigos nuevos y feliz de que hubiera dejado a Susie; cosa que en un principio me sorprendió. Ella nunca antes me había contado lo mucho que le desagradaba mi amiga, sólo cuando la vio lejos de mi camino me confesó con una sonrisa de oreja a oreja. Me hubiera ahorrado muchas molestias de habérmelo dicho antes, pues hubiera creído en su criterio el cual no fallaba. Mi padre estuvo un mes y medio con nosotras, lo que me hizo muy feliz, era tan fácil ser yo misma con él. Él me entendía a la perfección; era dulce, cariñoso y muy inteligente, por lo cual siempre me gustaba sentarme junto a él a escuchar sobre las juntas que había tenido, las entrevistas y debates con otros grandes filósofos. Él no se vio tan contento con mis amigos pues tenia celos, después de todo yo había crecido y uno de ellos podía terminar siendo mi novio. Mi padre y mi madre hablaban siempre sobre cuál de los tres parecía mas interesado en mi, cuál parecía interesarme más a mi y viceversa.
Ya habían pasado exactamente dos meses desde que no volvía a ver los ojos de Edward y mis esperanzas parecían fundarse en nada, sin embargo, luego de clases volví al museo, con mi mochila a rastras y una croquera en la mano. Mi excusa era la de inspirarme con mi comic sobre el joven manos de tijeras. Era eso lo que todos los guardias creían y por lo cual me dejaban sentarme frente a él para poder observarlo.
Entré otra vez por las segundas rejas y me introduje en el jardín frente a la casa sin siquiera mirarlo. Conocía muy bien los resplandecientes colores de las flores, las bellas estatuas verdes, la estatua de la mujer de cabellos dorados. Todo estaba ahí monótonamente, sin que quisiera admirarlas por lo irritada que me ponía antes de llegar al lado de Edward. Las ansias nunca dejaban de ser grandes y me enfadaba sentirlas, hubiera preferido que se acabaran o se aminoraran mientras pasaba el tiempo, pero nada, eran igual o mas fuertes que la primera vez que había visitado aquel lugar.
Cuando estuve en la habitación de Edward pude distinguir a mi nueva amiga, una de las guardias, su nombre era Dalia y parecía muy interesada en mi bienestar, era una mujer de unos 45 años de edad. Mientras se acercaba la reconocí por su lento y rítmico caminar, su dorado cabello se mantenía dócil amarrado en una coleta, sus ojos azules eran en extremo maternales, sus labios eran rosados _ que envidia le tenía _ su piel era blanca mientras sus mejillas se sonrojaban en un dulce color caramelo, su cuerpo era esbelto. Supuse que debido a su trabajo se debía mantener en forma y una de las cosas que más me gustaba de ella era su dulce y calida voz.
__ ¿Otra vez aquí Elena?__me preguntó cuando ya nos encontrábamos frente la una a la otra, lo decía con un tono de consternación y otra vez su manía de decir las cosas casi gritando me molesto..., pero no podía enojarme con ella, sólo la miraba preguntándome porqué veía en sus ojos una chispa de tristeza cuando me miraba, como si ella supiera algo que para mi debía ser malo.
__Sí... otra vez aquí, ¿cómo estas?__ le pregunté con un tono bastante informal pero tratando de sonar lo más amigable posible, ese día no andaba de buen animo. Dalia parecía mas preocupada por mi que otros días y supuse que mi fatigado rostro era lo que la tenia asustada, no había comido nada en todo el día, había inventado que tenia dolor de estomago y mis amigos me habían creído... Conclusión, me sentía deprimida y mi equilibrio era tan malo como un borracho en año nuevo.
__Yo excelente...sin embargo, no puedo decir lo mismo de ti, pareces fatigada, ¿deseas una taza con chocolate caliente?__ me preguntó y luego se fue sin siquiera esperar mi respuesta, yo estaba decidida a negarme, por lo cual creo que ella se había dado cuenta y no quería una negativa.
Resignada caminé hacia la vitrina en la cual Edward seguía eternamente dormido, ya no tenía fuerzas para pedirle que me mirara, tan sólo me sentaba inútilmente frente a él para contemplarlo lo más que pudiera mi corazón sin quebrarse. Cuando el dolor era insoportable me iba corriendo a mi casa, me duchaba y me acostaba sin importarme la hora que fuera, yo sólo quería mantener la mente en alguna cosa que no hiciera mas daño del que sentía a diario. Supongo que nada me hacía más daño que mi actitud, más incluso que el que me hacia Edward y su rechazo, "¿Su rechazo? ¿Cómo saberlo?, ni siquiera sé si es real".
Me senté en el suelo, saqué mi croquera y comencé a dibujar a Edward, solía colocarlo en distintas acciones y situaciones, como: saltando la cuerda, conduciendo un auto, bailando, incluso una ves lo dibujé fumando y me di cuenta de cuán poco atractivos eran los hombres que fumaban para mi. Eran todas escenas cotidianas, con la excepción de que no era fácil suponer como él podría hacer tales cosas con sus manos de metal. Sin percatarme de qué era lo que dibujaba me puse a pensar sobre John y la salida al cine que habíamos tenido hace una semana, los dos solos en esa tremenda oscuridad y cómo me tomó la mano en cierta parte de la película. Lo hizo de manera despreocupada, más a mi se me había erizado el cabello con el contacto de su cálida piel y...no hice nada, dejé que tomara mi mano sin emitir ningún comentario y no es que no hubiera querido hacer muchas cosas. Por una parte había tenido el fuerte deseo de entrelazar sus dedos y besarlo para sentir la dulzura de sus labios, así romper con ese silencio y esa tensión en la cual nos veíamos envueltos todos los días debido a nuestros sentimientos. Pero también tuve el deseo de quitarle mi mano bruscamente de encima y decirle que no se acercara nunca más a mi...cuando pensaba esas cosas sentía culpa y recordaba el rostro de Edward una y otra vez en mi mente...en fin, me sentía contenta de no haberme decidido por ninguna de las dos, fue mejor el silencio y la indiferencia.
Dalia carraspeó detrás mió y me sacó de mis pensamientos. Ella se sentó en el suelo a mi lado y me pasó una taza con chocolate caliente, ella tenia otra en su mano así que supuse que quería compartirla conmigo, tomamos un sorbo cada una y alzo su mirada hacia mi croquera. Los ojos se le pusieron como platos por un momento y luego miró su taza otra vez. Yo, sorprendida por aquella reacción, miré mi croquera y mis mejillas se encendieron al percatarme de que en el dibujo salía Edward besándose con una mujer muy parecida a mí, por suerte se me había acabado el rosado y su cabello era negro. Así era menos notorio la similitud.
__ ¿Tu crees que una persona así podría enamorarse?___me preguntó Dalia de la nada aún mirando la taza. Parecía sumida en sus pensamiento como si yo no existiría, pasaron unos segundos y ella ladeó su rostro para mirarme... "¿Quiere un respuesta?" pensé.
__Yo...yo creo que si__mi voz sonó de lo más contenida posible, pues en realidad quería decirle cuanto yo deseaba que eso pasara, que yo deseaba estar con el, pero eso era algo que no debía ni podía confesar ¿qué sentido tenía amar una estatua? Y ¿Qué sentido tenía acabar en un manicomio por eso?, ella me creería una loca.
__Yo también lo creo, pero supongo que hay gente que no es tan positiva...Elena, se me había olvidado que quería ofrecerte algo__me dijo cambiándome el tema. Me molesté pues estuve apunto de preguntarle "¿A que te refieres con que hay gente que no es tan positiva?", la miré extrañada mientras me mostraba su blanca dentadura en una maternal sonrisa.
__ ¿Qué cosa?__ pregunté irritada y ella sin responder sacó de un bolsillo una tarjeta de color plateado y me la entregó felizmente. La observé cuidadosamente, decía "Cliente especial" y había una foto mía pegada a la tarjeta, era la foto que John me había sacado en el jardín, el día en que conocí a Edward.
__Antes que comiences a hablar, quiero que me escuches, John estaba preocupado por ti, pues un día te siguió y se dio cuenta de que no comías bien por pagar las entradas del museo...él por supuesto no te lo dijo, pero si accedió a ayudarme, me paso esa foto tuya y ahora yo te entrego la tarjeta para que no dejes de comer...no me pareció bien lo que estabas haciendo....
Pensé en esas palabras mientras caminaba de vuelta a casa y sobre todo en su tono de voz que bordeaba otra vez en un grito más que una conversación. Me sentía estúpidamente engañada, pero también era lo que merecía por haberles mentido a mis amigos, tenía miedo de que ellos se enojaran conmigo y a la vez quería regañar a John por haberme seguido...al final a regañadientes tuve que aceptar que, él no tenía la culpa y que, en su posición, yo hubiera hecho lo mismo.
La imagen de John llego a mi mente con una dulzura que me hizo sentir desdichada, culpable y tremendamente confundida. John y su dulce carácter trataba de hacerse un lugar en mi corazón, pero aún cuando lo quería, estaba siendo opacado por el amor que creía sentir por mi durmiente Edward. Mientras caminaba pensé en todo lo que estaba perdiendo por seguir ese extraño sueño, por esperar que mi bella estatua despertara. No era capaz de ver a John, de ver sus ojos anhelantes cuando me miraba o cuando me abrazaba bajo la lluvia que hace poco caía. Nada de eso tomaba sentido cuando recordaba los ojos de Edward...y más que esa espera, dolía mucho más el camino incierto de mis sentimientos, la confusión, es cierto que quizás siempre había sido excéntrica, pero esto excedía incluso mis difusos límites de cordura, nada parecía tener sentido en esta triste e insostenible espera.
Ya era tarde cuando llegué a mi casa y no sabía de qué forma justificar mi retraso; inventé en mi mente muchas excusas que se volvían cada vez menos creíbles. Mientras me encontraba más cerca de casa, por lo que decidí que sería mucho mejor decir la verdad. Cuando estuve frente a la puerta me di cuenta de que las luces de mi casa estaban apagadas, mi madre nunca hacía eso a menos que hubiera salido, pues, aún a sus treinta y cinco años le tenía miedo a la oscuridad__era algo gracioso__ por lo cual me detuve frente a la puerta y busqué dentro de la mochila mis llaves, no eran muy difíciles de encontrar, pues de llaveros había colocado un anillo que me había regalado John, un pequeño león de peluche que me había regalado Mike y unos ojos de plásticos algo siniestros que me había regalado Travis. Abrí la puerta extrañada y al encontrarme dentro busqué en la oscuridad el interruptor, la casa seguía igual que siempre pero totalmente abandonada, cuando cerré la puerta de entrada y me dirigí hacia la cocina encontré una nota que decía:
"Elena:
Me han llamado desde Francia, tu padre tuvo un accidente y se encuentra en un hospital, no es muy grabe...pero tu sabes que yo no puedo evitar preocuparme más de lo debido así que he viajado hacia allá...le he pedido a tu tía Emilia que te cuide, yo creo que llegará a casa en unos cuatro días...cuídate mucho, no hagas tonterías y si no te quieres dar el tiempo de cocinar hay dinero en mi habitación, es mas que suficiente para que comas en el comedor de tu escuela y compres víveres por si me tardo en volver...te quiero mucho, te extrañaré y le diré a tu padre que deseas que se mejore, un besote, adiós
Tu madre."
Esto no era en absoluto una sorpresa, mi madre amaba mucho a mi padre y no podía evitar viajar hasta su lado cada vez que algo le pasaba, incluso si tan sólo se había roto una uña, antes solía llevarme cuando era pequeña, pero ahora ella tenía la suficiente confianza como para dejarme sola o casi sola...mi tía Emilia...una vez la describí en una clase y mi profesora quedó muda al descubrir cómo podía hablar tan negativamente de una persona con palabras tan formales, educadas y sin ningún insulto, casi como si fuera una habilidad especial, como la que tiene Alice al ver el futuro o Miroku con el agujero de su mano.
Tenía mucha hambre por lo cual me dispuse a ordenar la mesa y cenar. Mi apetito variaba entre la ferocidad y la fatiga cuando sentí que tocaban la puerta. "¡OH no! Por favor que no sea Emilia" exclame sin importarme un bledo que ella pudiera escucharme. Me levanté algo mareada y al abrir la puerta me encontré con los rostros de John, Travis y Mike mojados, "¿estaba lloviendo? ¿Cómo no me di cuenta?" pensé mientras los hacía pasar. Me precipité hacia el calefactor que estaba en medio de la sala y lo encendí al ver a mis amigos entumidos.
__Así que te quedas sola__dijo Mike desde la cocina, me volteé y lo busqué con un gesto de enfado por su haberse escabullido a mi cocina y por haber leído la nota de mi madre...luego me dije "Diablos!! Que rápido se escabullo!" él me sonrió y fue a sentarse cerca del calefactor, en el suelo, obviamente él no había entendido el mensaje.
__Metiche__exclamé sonriéndole, estaba contenta de tener sus compañías, cuando ya había encendido el calefactor caminé hacia un armario y busqué tres toallas grandes mientras de reojo miraba a John y Travis cerca de la estufa estirando las manos hacia el fuego. Mike prendía la televisión.
__Parece que pasaremos mas tiempo aquí entonces...deberíamos hacer una fiesta__dijo Travis entusiasmado, Mike lo apoyó con gritos de celebración pero John lo golpeó en la nuca. Ya había terminado de sacar las toallas cuando me dirigí hacia ellos, con claros signos de desaprobación en mi rostro pues nunca me habían gustado las fiestas y la sola idea me dio dolor de estómago.
__Estoy seguro que ella no quiere una fiesta, así que no se les ocurra seguir planeándolo__dijo John mirando mi rostro, me alivió su intervención, pues él era quién controlaba a Mike y Travis, después de todo él era el más maduro de los tres y tanto Travis como Mike le tenían demasiado respeto. Les pasé a cada uno una toalla y cuando me dirigía hacia la mesa__para por fin poder comer__perdí el equilibrio y mi cuerpo casi cayo de nariz al suelo si no hubiera sido por John, el cual me agarro de un brazo y me acerco a su cuerpo agarrándome de la cintura, quizás que habría sucedido. Nos encontramos frente a frente, tan cerca que sentía su calido aliento en mis mejillas, estaba tan cansada que no pude siquiera sonrojarme, pero si perturbarme con sus ojos azules relampagueando de deseos de besarme, deseos que compartí con el.
__Es que no he cenado aún...estoy fatigada__le dije y él me miró con disgusto. Me llevó hasta la silla frente a la taza de café y el sandwich de aguacate que me había preparado. Se sentó a mi lado lo más cerca posible como para que ni Travis ni Mike nos escucharan. Me habló en susurros... otra vez me hacían sentir su cálido aliento en el rostro, tiritaba cada vez que me hablaba.
__No me gusta verte así Elena...me preocupas demasiado__me susurró mientras yo engullía un pedazo descomunal de sandwich, me tardé bastante en tragar, pero él esperó sereno y tan bello como solía ser siempre. Mi corazón se desbordo en latidos y luego sentí un dolor punzante, como si lo que pasaba estuviera mal. Mike y Travis se sentaron en los sillones cerca de la televisión y la dejaron en un canal de boxeo, no parecían interesados en lo absoluto sino que confabulados entre sí para que John pudiera decir cualquier cosa sin ser escuchado por ellos.
__Discúlpame por mentirte...de verdad lo siento mucho__le dije mirando la taza de café, el vapor subía por la habitación y desaparecía al igual que la debilidad de mi cuerpo, el color volvía a mi piel y supuse que ya podría sonrojarme, John pareció repasar mis palabras hasta que encontró la razón de ellas y su voz volvió a acariciar mi mejilla con un tono mucho mas calido.
__Te perdono...espero que haya sido una buena idea lo de la tarjeta__me dijo apoyando su cabeza en mi hombro mientras me rodeaba la cintura con sus brazos, estaba algo húmedo aun, pero su cuerpo era tan calido que me sentí por un rato adormilada bajo su calido respirar y su lento palpitar que ya me parecía demasiado acogedor.
__Gracias por eso...de verdad__le dije tomando otro sorbo de café y luego un pedazo más de mi delicioso sandwich, esta vez más pequeño pues solía ahogarme con la comida en presencia de John, sobre todo cuando las comisuras de sus labios se torcían en esa sonrisa tan protectora que solía mostrarme cuando yo no sabía qué decir.
__Es lo menos que podía hacer...estaba muy preocupado por ti y aún no entiendo porqué vas tanto a ese lugar, ¿Para qué lo haces?__me preguntó con un tono mas cálido de lo que antes había utilizado y con una gran curiosidad. Era tan bello y aún no entendía porqué no lograba sacarme a mi durmiente Edward de la cabeza estando frente a él, porqué aún siendo John tan perfecto no podía dar el siguiente paso, cuando la relación ya era demasiado obvia al igual que los sentimientos que nos unían.
__Yo voy a dibujar y además, me gusta mucho estar allá...es un lugar muy agradable__dije intentando sonar convincente y aunque a mi no me convenció, él pareció satisfecho.
__Eso me dijo Dalia, pero aún así me parece muy obsesivo de tu parte__comentó tratando de no darle mucha importancia a su comentario, pero si esperando una explicación mía y ¿Qué podía decirle?
__Quizás...cuando me gusta hacer algo me obsesiono__dije mientras volvía a tomar otro sorbo de café, me comencé a sentir incomoda.
__ ¿Y cuando alguien o algo te gusta?__me preguntó con su voz nerviosa y al voltearme para mirarlo, caí en una profunda sensación de confusión, sus ojos eran tan dulces como nunca y me derritieron...una parte de mi mente pensó "¡¡Yo y mi maldita lengua!!".
__ No lo sé__respondí y volví a mirar mi taza presa del miedo, pues sabía que la conversación se dirigiría por un camino que aún no era capaz de considerar, aunque de alguna forma lo deseaba.
__Elena...yo quisiera decirte algo...algo muy importante__ "¡OH...no!, aquí viene justo lo que ahora no quería escuchar" pensé. Siempre había deseado que él me rodeara con sus brazos y estar tan cerca como lo estaba en ese momento, pero ahora todo era distinto pues sentía mi corazón totalmente y tontamente dividido, no sabía que hacer__Elena, tu me gustas mucho...yo diría que demasiado...no puedes siquiera imaginar la fascinación que siento por ti...por tus cambiantes ojos color miel, tu mente tan rápida y crítica...tus mejillas rosadas cuando te sonrio__terminó de decir y me apretó más fuerte contra él. Sentía que me iba a desmayar, pero esta vez no de fatiga sino que mi mente no era capaz de sobrellevar tantos sentimientos a la vez y mi corazón arremetía contra mi pecho de una forma anormal.
__Yo...yo__dije tartamudeando, me temblaban los labios y mis mejillas de seguro eran más que rosadas, estarían prendidas en un rojo tan vivo como la llama del calefactor cerca de Travis y Mike, a los cuales no escuchaba y no sentía sus presencias, pues en realidad no era capaz de alejar mi mente de otra cosa que no fuera el palpitar suave e intenso de John. Él se percató de mi tartamudeo asustado y buscó mi rostro sin soltarme, quedamos a unos centímetros escasos el uno del otro. Su rostro se veía preocupado, asustado y arrepentido, pero por sobre todo hermoso y eso martillaba mi mente.
__No me importa si no sientes nada por mi, no te estoy forzando a nada...sólo necesitaba decírtelo y calmar de alguna forma mi mente, tan sólo me importa tu amistad...con tal de estar a tu lado me basta__dijo desesperado acariciando mi cabello con sus suaves y calidas manos, quería decirle que yo también sentía lo mismo por él, deseaba eliminar la distancia y juntar nuestros labios, pero una voz dentro de mi imploraba con fervor una y otra vez "¡miéntele!...vamos Elena miente...hazlo por él y por Edward, no le hagas daño"
__Yo...yo...siento...___ante mi vacilación John me miró con atención, su mirada era esperanzadora y a la vez preocupada__Yo...__me interrumpió aun mas preocupado acariciando mi mejilla, sus ojos me enloquecieron y mi estrepitoso palpitar se juntó con un dolor agonizante en el corazón, eso de que sólo necesitaba mi amistad era una farsa demasiado vieja, cuando te gusta alguien no basta sólo con su amistad, yo ya no deseaba su amistad, pero no sabia que hacer.
__Tranquilízate Elena...yo de verdad no necesit...___Tome el rostro de John y junte nuestros labios en un movimiento totalmente desesperado, el contacto fue tan dulce que mi cuerpo reaccionó al apretarlo más a mí y me envolví en su cintura. Él me abrazó con fuerza mientras mi boca recorría con desesperación la suya, sentí un calor abrasador en mi corazón, en mi mente decía el nombre de John una y otra vez como si la vida se me fuera en eso, sus manos se aferraron a mis mejillas y me besó aún con más desesperación, incluso con rudeza.
Mi corazón que hasta ese momento estaba frenético, arremetió más fuerte. De pronto dejé de sentir deseo, de sentir felicidad y se me congeló el cuerpo, mis manos cayeron a mis extremos y las lágrimas salieron despavoridas por mis ojos... ¿Qué iba mal?, él era real, lo adoraba y deseaba su compañía tanto como el deseaba la mía, nos entendíamos muy bien y nos cuidábamos mutuamente, ¿entonces que iba mal?...¿porque estaba llorando mientras nos besábamos?...él era real y Edward no lo era, entonces...¿por qué me sentía así?
Sentí una tristeza enorme y rompí el beso con un gemido, me sentí tan desgraciada que me alejé de John y tapé mi rostro con las manos. Vergüenza, dolor, culpa, desesperación, todo lo sentí de una vez y me sentí indefensa. Sentí un gemido y asustada recordé que John seguía ahí, había visto mi reacción y yo me había puesto en ridículo junto con rechazarlo de aquella manera. Me quité las manos de los ojos y levante la vista para mirarlo. Su rostro sólo mostraba terror y desconcierto cuando me vio. Lloraba y él se sentía profundamente culpable mientras observaba mis lágrimas correr rápidamente por mis mejillas. Se alejó como si fuera el culpable de mi tristeza.
__No John...es mi culpa, no la tuya...perdóname__le dije y el permaneció en silencio sin querer acercarse a mi, recuperé un poco la compostura y tomé sus manos con precaución, el seguía con su rostro de culpabilidad__Tu siempre me has gustado John, desde hace mucho...pero, no puedo prometerte nada cuando mis sentimientos se debaten entre dos personas, discúlpame por favor por haberte besado...no quiero hacerte falsas ilusiones__él me miró algo más aliviado. Me dio una sonrisa, pero sus ojos reflejaban una tristeza que nunca hubiera deseado causarle.
__Elena, por favor no te mortifiques tanto...tranquilízate...todo esta bien, vuelvo a decir que me basta con poder estar a tu lado, de la forma que tu desees para mi estará bien___me dijo volviendo a su calidez de costumbre y se acercó para besarme la frente. Le sonreí, pero dudo que haya parecido muy real, tenía ganas de estar sola por un buen rato, no quería pensar mas. Sabía que sus palabras no eran ciertas, él no deseaba sólo eso, me deseaba como su pareja y yo también__ ¡Travis!... ¡Mike!, vamos a casa que Elena parece cansada, creo que necesita dormir__dijo encaminándose hacia Mike y Travis para que se levantaran de los sillones, agradecí que él hubiera sido capaz de entender aquel deseo que no había formulado y que me envolvía de ansias de encontrarme sola en mi habitación, para poder ahogarme en mis pensamientos.
Travis y Mike se acercaron a zancadas y me apretujaron en sus brazos, como si nada hubiera ocurrido, agradecí eso también en lo mas profundo de mi corazón. Salieron de la casa junto con John el cual se disponía a irse con un saludo de mano, pero yo lo abracé fuertemente y besé su mejilla, el parecía aliviado, supongo que lo único que yo deseaba era que él se sintiera menos culpable y más tranquilo. No podía decir lo mismo de mí. Para mí podían caer todas las desgracias del mundo sobre mi cabeza, no importaba, no harían el dolor más o menos grande.
Al cerrar la puerta no miré nada a mi alrededor, caminé con pesadumbre hacia la escalera y lentamente subí los peldaños, nunca se me habían echo tantos en toda mi vida. Mientras las lágrimas corrían por mis mejillas sin saber exactamente a qué se debían o a qué de todas las cosas que sentía se debía. El dolor parecía quemar mis labios, mi corazón y mis parpados tiritaban ya de cansancio, la piel se volvía cada vez mas gélida al igual que mi lento y triste aliento. Tan sólo tuve fuerzas para tirarme a la cama y que las pesadillas acabaran con mis precarias fuerzas.
No disfruté del sueño, entre tanto llanto inconsciente las horas se hicieron eternas y las pesadillas no tenían coherencia ni principio ni fin..., iban enlazadas con colores tan fuertes que dolía la vista, imágenes terroríficas y un ruido metálico incesante que taladraba en mi cabeza. "Un descanso por favor" era lo único que lograba articular, pero incluso las súplicas eran tan precarias como las ganas de despertar; de aceptar una realidad en la que mi príncipe azul era una estatua lúgubre y sin señales de vida o mejor dicho, sólo tenía señales de vida para mi.
Eran las siete de la tarde del otro día cuando desperté, en cinco horas mas hubiera cumplido las veinticuatro horas durmiendo. Era la primera y única vez que dormía tanto por lo cual me sorprendió como lo flácido sentía mi cuerpo y mis parpados; el dolor de estómago que tenía producto del hambre, la sequedad de mi boca, mi cuerpo pegajoso y mi cabello sucio. Peor aun, había perdido un día de clases por quedarme dormida. Por más deprimida que aún me sintiera no quería tener aquellas sensaciones tan desagradables y anormales en mi maniática costumbre de mantener al día mi aseo personal, por lo cual mientras ponía mi mente en blanco _ asustada por si caía otra vez derrotada a la cama_ me dirigí al baño con unas grandes toallas y entre a la ducha en un santiamén.
El agua caliente limpió mi cuerpo, también mi pesar y pude sentirme mucho mas calmada, aunque aún sentía mucha tristeza y confusión, tanta como para quedar inconsciente de un momento a otro mientras el agua se colara por mi garganta asfixiándome. Por tal motivo me negué a caer en un coma mental. Luego de sentirme mucho más limpia salí de la ducha, me vestí con mi holgado y cómodo conjunto pantalones, polera, suéter negro y salí del baño directo a la cocina.
Tenía mucha hambre por lo que decidí prepararme pasta. al buscarlos por todos lados me percaté de que éstos se encontraban arriba del refrigerador y torpemente salté hacia ellos__sin necesidad pues solo necesitaba dar dos pasos para alcanzarlos_ y resbale con una cáscara de cebolla que yacía en el suelo. Me golpeé contra la pared de la cocina y mientras caía al suelo note que esa pared sonaba hueca, después de sobarme la cabeza sintiéndome estúpida por mi extraño actuar, recogí los tallarines que estaban regados por todas partes. Tomé la cáscara de cebolla y la arrojé, luego, caminéhacia aquella pared y con los nudillos la golpee en toda su superficie, solo había un lugar en donde el sonido cambiaba y este lugar era en el sitio más cercano al suelo, se escuchaba hueco.
__No puede ser que esté hueco__susurré para mi misma y alentada por ese misterio corrí hacia el sótano, ahí debía haber algo con lo cual pudiera hacer un agujero. Busqué en él y me percaté de que mi padre viajaba mucho y además era filosofo, por lo cual ahí abundaba más en libros que herramientas de casa. No podía ser cierto, ahí debía de haber alguna herramienta por mas mínima que esta fuera. Me adentré en una enorme caja de chucherías y para mi suerte encontré un martillo y una estaca de acero que mi padre solía usar para romper el caparazón de crustáceos.
Emocionada por mi hallazgo me dirigí ansiosa a la cocina y de un impulso me arrojé al suelo frente a la zona en donde la pared sonaba hueca. "Perdóname mama" dije ante de ubicar la estaca en la pared y con el martillo incrustarla en la pared; la zona ahuecada cayó al suelo con estrépito y me sentí aliviada que fuera un espacio pequeño, pero visible por lo cual tendría explicaciones que darle a Emilia cuando llegara. Corrí hacia el patio dejando el martillo y la estaca en el suelo y saqué una escoba de una pequeña casucha de madera que teníamos. Rápidamente entré a la cocina y limpié los pedazos de pared y polvo que ahí se encontraban, los deposité en el contenedor que había fuera de mi casa y guardé el martillo y la estaca en su lugar. Caminé hacia la cocina y saqué del agujero un cuaderno lleno de polvo y humedad.
Estaba sorprendida de encontrar en mi casa un secreto de esa magnitud, por lo cual tomando un pedazo de pan y un paño de cocina me senté en el comedor prendiendo la luz. Comencé a limpiar la tapa del libro mientras intentaba engullir un pedazo de pan pues caía presa de la fatiga. El cuadernito estaba hecho de cuero, tenia grabadas las iniciales de mi bisabuela, lo cual me sorprendió aún más y en adelante no me detuve:
"Querida lectora, quien quiera que seas, espero que mis palabras te sirvan en esta lucha contra el mal. Aquel mal que reside muy cerca, aquel mal inmortal que amenaza en contra de Dios y su divina creación del hombre. Espero que con este librito conozcas la verdad del mensaje de Dios y de la bestia llamada Edward que reside en la casona de horror, de espanto y miseria, sobre la colina"...
Conocía muy bien la forma de pensar de mi bisabuela, por lo cual estas palabras cargadas de una fe cegadora no me sorprendieron. Eso era lo que siempre me contaron de ella, no alcancé a conocerla más allá de las terribles historia sobre su calidad mental, pero lo que si me sorprendió es que hablara de Edward. De mi durmiente estatua y lo nombrara de esa forma que lo hacía aparecer con vida, seguramente debía seguir leyendo:
"Los demonios y los Ángeles batallan entre si..." siguiente pagina.
"La bestia del mal solo espera el momento en que sus cuernos..." yo paso de eso, siguiente pagina.
Pero las páginas comenzaban a hacerse eternas entre tanta teoría sobre lo que el diablo quería y como hacía caer a la gente en eso y demás cosas relacionadas. Aburrida seguí pasando hoja tras hoja hasta que encontré una fecha y como titulo:
"Edward ha aparecido en el pueblo"
"Aquella mujer insensata ha traído al diablo a este lugar, nos ha condenado y maldecido con su ignorancia...curiosidad infantil la que nos ha traicionado. Ese tal Edward, tiene los ojos como dos perlas negras que solo pueden ser el reflejo de su perverso corazón...pero sabe Dios que eso no es lo peor, sino sus manos, esas armas de metal que serian capaz de asesinar a alguno de nosotros y juro que pronto veremos cuán peligroso puede ser en realidad. Sin embargo, estaré vigilando cada paso y movimiento que hace...porque a mi,su ingenuo e inocente rostro no me va a engañar, eso es lo que el diablo quiere"
Mi mente y estado de ánimo dio un vuelco inesperado y la pena se volvió ansias, tan y más fuertes que las que sentía al querer ir a ver la casona. Ésto sólo podía significar que Edward había existido y existe pues ella antes lo había llamado "inmortal". Pasé las páginas hasta unas que mostraban una indescriptible cólera de parte de mi bisabuela:
"La gente lo reconoce, lo llaman artista al ver como tranquiliza sus ansias de sangre con arbustos y peor aún le dan a su disposición sus cabellos... ¿es que no se dan cuenta en el peligro que están?...paciencia es lo que debo tener, pues esta farsa no durara por mucho tiempo y Dios se encargara de darme la razón"
Mas paginas adelante... "Quiero saber más" pensaba:
"Lo sabía, lo sabía, algo malo era lo que tenía que suceder. Él dice que han sido Kim y sus amistades quienes se lo han pedido...pero no es cierto, él es un ser maligno, que debe haber propiciado y planeado ese robo...pues la maldad corre por sus ojos"
Paginas y más paginas sobre sus creencias... "¡no quiero saber sobre sus teorías! ¿Qué pasó con Edward?" exclamé en la soledad de mi casa:
"¡Corred todos en su búsqueda, pues ha lastimado a Kim y a su pequeño hermano!... ¡Le ha arañado la cara!... ¡todos vamos a cazarles como la bestia que es!"
"Esta mujer no sabe relatar las cosas" pensé, sus escritos estaban muy inconclusos:
"He vuelto más que desolada...él y el novio de Kim han muerto en una sangrienta lucha, es el fin de la bestia, pero se ha llevado consigo a uno de nuestro chicos...un buen chico...entonces ¿Por qué Kim no luce triste?...tengo la ligera sospecha de que algo ella tenía que ver con Edward"
Eso era todo lo que salía con respecto a Edward y su estadía en el pueblo, ¿Cómo era que el pueblo había pasado por alto aquella historia?... ¿Que fue de Kim?... ¿Realmente asesinó Edward a alguien?...y, ¿Cómo es que mi tía escribía tan jodidamente mal?...Bien, pues no sabía ninguna de las respuestas, sólo sabía que él estaba vivo y que quería verlo.
__Si nada va a cambiar de día...entonces iré hoy en la noche__
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Don’t hide your mistakes ‘cuz they’ll find you, burn you
||26/12/20. Paris’ Court||
«Hoy, 26 de diciembre del 2020, siendo las 10:02hs, con quien les habla Adrien Moreau de juez y en presencia de un jurado, se reabre la causa 18369 caratulada como Homicidio En Legítima Defensa. La familia del afectado, Gustave Gautier alias “Snake”, pide revisar la causa de la acusada, América Jones, con la intención de cambiar la carátula»
Con la inquietud gestada por lo inesperado, América escrutó a las manecillas del reloj que unidas, apuntaban al seis. En un acto más de enojo que de ansiedad, mordía una y otra vez uno de sus nudillos, a pesar de que Félix, quien le guardaba la espalda hacía 5 años, luchara para evitarlo.
—Los Gautier te están viendo —susurró Félix que, conociéndola lo suficiente, lanzó aquella frase no arbitrariamente. Jones lo tajó con la mirada para cuando bajó la mano y suspiró ruidosamente.
Hacía media hora la audiencia había sido pausada ante la petición del juez de una reunión a solas con la acusada, que tendría lugar en la puerta al final del pasillo donde estaban, a las seis y media.
—América, tienes que recordar lo que estuvimos hablando. No puedes salirte del guión, ¿entiendes? —la voz clemente y amable de su abogada fue tan visiblemente rechazada que logró alertarla, tanto como para tomar a la castaña del brazo —. Jones, no elaboré toda una estrategia para que tú no le hagas caso —fue determinante a pesar de estar susurrando. Como método de defensa, América se libró del brazo de ella, como si el tacto le quemara. A su juicio, una reunión privada podía ser el aseguro de su libertad o que no saliera de la cárcel parisina en su vida. Eso le había dicho a la médica, que desde entonces, se sintió más corajuda que nerviosa. Fue aquella sensación la que la animó a dar pasos hacia atrás.
—Déjenme en paz, no los aguanto —sus ojos castaños, inyectados de fiereza, se intercalaron entre Félix y su abogada —. La que está en esta situación soy yo. Si me voy a la cárcel, tú perderás dinero —señaló a la abogada — y tú trabajo —señaló a Félix, tan envenenada que no pudo siquiera ver cómo a él le dolieron sus palabras, por lo que se dio vuelta sobre su propio eje. Desde hacía bastante era más que su guardián: con los años se habían transformado en amigos, por más que ambos guardaran las composturas. De hecho, Félix había accedido a acompañarla y no porque tuviera que hacerlo a nivel laboral precisamente.
—¿Jones? —haciendo aparición, el juez abrió la puerta del fin de pasillo, hacia donde América caminó sin mirar hacia atrás y con una entereza como poco envidiable.
El recinto la recibió con una luz tenue. Barrió con la mirada fugazmente una vez dentro: títulos colgados de la pared, la estructura de una biblioteca rodeando las cuatro paredes… No tenía más que un escritorio en medio, con varias carpetas desplegadas en él.
—Por favor, toma asiento —pidió con desdén el francés, que para fortuna de la acusada sabía inglés a la perfección y no había necesitado una traductora.
América hizo caso, con una gracia que le dejó la espalda completamente estirada y despegada del respaldo. Procuró dominar el enojo en su rostro, ablandándolo a la par que observaba que no había ni grabadora ni micrófonos, a menos por lo que pudo ver.
—Esto es para nosotros, sin abogados en el medio, sin familia en el medio —deslizó al verla con ojos exploradores. Jones lo observó directo a los ojos, con una frialdad intimidante.
—Disculpe, pero ¿cuan legal es esto, señor?
—El juez aquí soy yo. ¿Me lo pregunta usted, que mató a ese hombre?
El gesto congelado de Jones lo dijo todo: la sorpresa de aquella respuesta que quiso perturbarla fue decantando de poco en sus labios entreabiertos y alma que quiso irse de allí para transportarse al momento de lo sucedido. Entonces, la voz de la razón lo entendió: estaba probándola sino provocándola. Con el pasar de los segundos, América acabó asintiendo con la cabeza y apretando los dientes con tal de negarle el gusto.
—En legítima defensa —supo replicar ella, a modo de corrección pero cuidando su tono para que sus palabras fueran tomadas. El juez, que relajó la espalda en su sillón giratorio, se encogió de hombros.
—¿Qué tienes para decir?
—Que reabrir la causa fue lo más patriarcal que he escuchado de la justicia parisina —farfulló América, llamando así la atención del juez que había desviado la vista a sus uñas. La miró, con curiosidad.
—La familia del fallecido tenía derecho a pedir la revisión de la causa. Fue hace 5 años el juicio pero la jueza, que crees que te ayudó y no yo porque lo reabrí, no encajonó el caso. Así que agradecele a tu hermana —ironizó él.
—Si fuera un hombre, un yankee, médico con el renombre que tengo, que terminó matando al cabecilla de un cartel narcotraficante como hice yo, me hubieran esperando en casa aplaudiéndome. Si fuera un hombre que, a pesar de cómo terminó todo, y les hubiera dado toda la información para meter en prisión a 15 delincuentes, hoy estarías tú lamiéndome las botas en vez de la situación contraria, ¿no crees? —prácticamente sin respirar, una indignada y enfadada América soltó todo aquello entre dientes, sin poder manejar su emocionalidad pero logrando llegar a un punto o al menos capturar enteramente la atención del juez, que la observó con una pequeña sonrisa —. Si fuera un hombre, Snake no me hubiera violado. Si fuera un hombre, ustedes me hubieran pagado los años de terapia y de medicamentos psiquiátricos para sobrevivir el estrés postraumático. Si fuera un hombre, no estaría saliendo de mi bolsillo la paga a mi guardaespaldas porque tengo terror de que ustedes liberen a alguno de los hijos de puta que colaboró a que mi vida sea una pesadilla —los ojos castaños de América fueron acumulando lágrimas a medida que hablaba, que le quemaron los ojos pero no llegaron al encuentro con su piel. Aún lejos de aceptar el verse vulnerable, parecía a punto de estallar. Sólo hizo una pausa para tragar saliva, quizá con la esperanza de que también las palabras dejaran de subir pero fallando enteramente en el intento —. Los Gautier sólo quieren dinero —las manos comenzaron a temblarle con tal violencia que las tuvo que esconder debajo de sus muslos. América entonces procuró endurecerse. Iba cayendo en la cuenta de que todo lo que había dicho y diría, producto del acumulo, podía jugarle verdaderamente en contra —. Yo quiero paz y la libertad que merezco. Si él me hubiera matado, como mató a tanta gente, estaría libre. Si él me hubiera matado, no existiría todo este embrollo porque es menos trágico que una mujer víctima de tantas violencias muera. Y ¿sabe qué? —volviendo a tratarlo de usted al estar más blanda, su voz se quebró en ese instante donde las gordas lágrimas sí llegaron a acariciarle las mejillas —. A veces desearía estarlo. Muerta. Porque no estaría metida en esta mierda. Porque no tendría pesadillas con el momento o pesadillas donde él se arrastra por el suelo hasta agarrar un arma que termina matándome. Porque sería una persona medianamente normal —luchando contra el temblequeo de su voz, América negó dos veces con la cabeza, sin atreverse a mirar al juez que, de alguna manera u otra, se veía accesible a sus palabras y también sutilmente sensibilizado. Como acto de magia, el gesto de ella volvió a endurecerse tanto como fue capaz, para no perder el hilo de su punto —. La justicia tiene mucho de ética, señor. Siempre se llenan la boca con eso. A mí me cuesta la meritocracia, no me gusta. Pero le haré una pregunta, aprovechando que nadie más está en este cuarto —hizo una pausa, en donde se preguntó si sería buena idea, pero de nuevo: sus impulsos eran pobres en aquel momento donde su vida entera parecía reducirse a la charla en ese recinto. América se inclinó sobre el escritorio, clavando los codos sobre la mesa —. ¿Qué prefiere… darle unos cuántos millones a la familia de un delincuente que sólo reabrió la causa por el dinero, o la libertad y la paz a una cirujana de trauma que luchó toda su vida contra las circunstancias para seguir siendo una persona decente? —susurró, apenas pestañeando, escrutando con sus ojos vidriosos los curiosos del juez —. Teniendo en cuenta que nada más lejos que creer que no tuve mi castigo. Lo vivo todos los días de mi vida. Y señor… Yo no soy la encargada de hacer justicia a través de la ética pero… —encogiéndose de hombros, América volvió a ganar la distancia al erguirse —. Usted dirá. Yo creo que está bastante claro.
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