#vos sos o te haces?
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neutrallyobsessed · 2 years ago
Note
When your otp is pedophilia and you're really into television for babies....😬😬😬
"television for babies"? you aren't referering to the talking train show, are you?💀
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only ppl who don't watch it think is for babies jsksjkjsks
in any case, OF COURSE, Kay and Sebastian are fans! even is this depiction where they're almost 30 xd. tho Kay prefers TUGS because duh, explosions, on-screen deaths, gangstas... the cool stuff B). while Sebas is more of a Preschool Show Connosieur™, so he can confirm you that ttte is actually a show for ~everyone~. All ages can enjoy it! He likes shows that are chill, simple and mudane, so when the Interesting Shit happens, it is even more impactful! cause you're not expecting something like that~
Sebastian is a man of calmness and contrast, whereas Kay is a woman of action and complements, ya feel me?
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junmsli · 10 months ago
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heated
pairing. felipe otaño x reader
cw/tw. smut, oral sex (pipe recibe), unprotected sex, pipe!celoso, relación establecida, afab!reader/pronombres femeninos, otra vez siento que me olvido de algo
word count. 1.8k+
rating. +18
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"¡no podes estar tan cerca de fran y pretender que no me joda!" pipe suelta con furia, ambos de pie en la sala de su apartamento frente a los muebles, tú con un semblante exasperado y él manteniendo un rostro enojado, sus rasgos están tensos y su mirada es fulminante.
“fran es solo un amigo cercano, feli, ¿no es eso obvio?” tratas de razonar pero pipe no busca entender la situación, quiere dejarte en claro que la sola idea de verte cerca de otro hombre le causa repulsión.
“me importa una mierda si es amigo nuestro o no, no puede ser tan pegajoso y cariñoso con mi mujer.”
"feli, entiende que esa es su manera de expresar cariño. por favor, bájale dos líneas a tus celos", exclamas con un suspiro, exhausta de la situación. felipe simplemente rueda los ojos, incapaz de comprender.
no puedes negar que fran ha permanecido cerca de ti durante gran parte de la noche, pero comprendes que sus intenciones no son coquetear contigo ni interferir en la relación con felipe. para él, el contacto físico es su forma natural de mostrar afecto, pero eso no lo convierte en alguien que busca seducir o romper relaciones, eso lo sabes con certeza.
aún así, pipe está furioso, cegado por los celos al imaginar que estás con alguien que no es él. “seré tan celoso como quiera si se trata de vos” te mantienes en silencio por unos segundos, evaluando la situación.
“feli, soy tuya, ¿entiendes?” dices mientras rodeas su cuello con tus manos. él baja la mirada hacia tus brazos que lo envuelven, incapaz de resistir el contacto, coloca sus manos en tu cintura y la acaricia lentamente. su expresión enfadada titubea por un momento, exhala un suspiro y asiente.
“lo sé, bebé, pero me pone mal verte con cualquiera.”
suspiras suavemente y ríes, encontrando cierta diversión en su actitud, que a su vez te excita un poco. “fran no es cualquiera,” afirmas, notando cómo felipe aprieta la mandíbula una vez más, cansado de tus intentos por defenderlo. “sabes a lo que me refiero. es tu amigo, mi amigo, y nunca intentaría nada.”
él niega con la cabeza y retira sus manos de tu cuerpo. “¿podes dejar de mencionarlo, por favor?”
“¿tanto te molesta?” comienzas a molestarlo, retirando tus manos de su cuello y colocando las suyas de nuevo en tu cintura, para luego volver a posarlas en su cuello. llevas tus labios a su mejilla izquierda, la que lames por un par de segundos y depositas un dulce besito, jugando a la inocente.”dale, qué tal si se te pasa tu mal humor y vamos a la cama.”
la furia en su rostro titubea una vez más “¿te calenta verme todo celoso, no?”
“feli…” dices y acercas tus labios a los de él. “dale, vamos a la cama.” felipe toma tu mentón y aprieta ligeramente, sin lastimarte. 
“no respondiste mi pregunta.” dice tu nombre y te mira fijamente en espera de tu respuesta.
“sí amor, me gusta cuando estás todo celoso conmigo, me gusta mucho.” dices, sus ojos conectados a los tuyos, saben lo que está por venir, este juego del gato y el ratón que les encanta es solo parte de su juego previo.
“¿te gusta o te calienta?” felipe cuestiona.
“¿no es lo mismo?” dices y acercas finalmente tus labios a los suyos, el mero pensamiento de sentir su boca contra la tuya te enloquece, pero pipe tiene otros planes y voltea su cara evitando lo que tanto esperabas. “¿feli?”
“seguís sin contestarme, no le doy besos a atrevidas.” pipe suelta y tú cara se transforma en una de sorpresa por unos segundos.
“te odio.” musitas y pipe alza una ceja.
“¿ah sí? ¿posta vos no sos la misma que me rogaba que me la garche hace menos de un minuto?”  ahora es su turno para que sus manos vayan a parar a tus mejillas.
“feli… me calienta tanto cuando te pones celoso conmigo, solo puedo imaginarte así de enojado mientras me coges duro” sueltas finalmente. pipe une sus labios en un acalorado y totalmente sucio beso, su lengua se convierte en una intrusa dentro de tu boca, ambas sucumbiendose ante el deseo de sentirse.
sin separarse, empiezan el recorrido hacia su habitación, pipe mantiene una de sus manos en tu cintura, usa la otra para mover la manilla y abrirles paso en su cuarto, aún con la pasión del momento, te sienta en la cama mientras se mantiene de pie. comienza la labor de quitarse su ropa y tú lo sigues quitando la blusa de tu cuerpo, dejándote en brasier, las bragas y tu falda. pues antes de poder continuar, un pipe desnudo niega con la cabeza y suelta en voz alta; “primero me tendrás en esa dulce boca tuya.” 
asientes y salivas ante el pensamiento de tenerlo dentro de tu cavidad bucal, el deseo por sentirlo y poder saborear su sabor salado humedece tu centro. “bien, follame la boca, por favor.”
“ya que me lo pedís tan dulcemente, te haré mierda.” felipe expresa sin vergüenza, te bajas de la cama y te arrodillas lo más rápido posible, abres la boca, en posición y lista para recibirlo. pipe lucha para no soltar un gemido ante la vista tan obscena. no extiende tu espera por él por más tiempo y tomando su pene en una de sus manos, lo lleva a tu cavidad bucal, tu lengua pasea de arriba hacia abajo por aquella vena marcada en su miembro, sientes tu vagina mojarse aún más ante la sola idea de tu accionar en el momento acalorado.
 “sí, chupame la pija como solo vos sabes.” no lo decepcionas, lo llevas en tu boca como una campeona, pipe toma tu cabello en un moño mal hecho y apresurado, lo jala y empuja su longitud en tu garganta. “la única pija que vas a tener.”
nunca has sido la mejor cuando se trata de los reflejos nauseosos, así que aunque son pocos los segundos que pipe tiene en tu boca, empiezas a lagrimear. 
felipe lo sabe y sonríe con malicia ante tu imagen algo destruida a causa de únicamente él, en caso no quieras seguir siempre puedes decir la palabra segura y no dudaría en detenerse y verificar tu bienestar, pero acostumbrado a tu imagen desecha al llevarlo en tu boca, solo se divierte con ella. “¿te gusta chupármela, no mi amor?”
entra y sale de tu cavidad bucal, hace y deshace. “¿te pensás que podes estar con otro toda la noche y que no me va a joder? ¿tengo que recordarte que el único que te puede tener así soy yo?”
no puedes soltar palabra con él follándote así la garganta, “pues sí tengo que hacerlo, lo haré, pendeja malcriada.” de insultarte a decirte sus apodos cursis designados solo para ti, este momento lo tiene de acá para allá. “esta boquita es solo mía.” dice y tú sólo asientes torpemente, te mueves queriendo perseguir el ritmo que pipe mantiene dentro de tu boca.
hasta que el oji celeste se aleja con lentitud, consiguiendo una mirada un poco desconcertada de tu parte. señala con su cabeza la cama. “dale, en cuatro.” sin querer darle la contra, le haces caso y te acomodas quedando según su orden. procede a ponerse de rodillas en la cama y su miembro queda a la altura de tu mojada entrada. su cuerpo está encima del tuyo, tu rostro y el suyo a la misma altura, pero sin permitirte que lo veas. se presiona contra ti y antes de introducirse en tu intimidad, lleva un dedo a tu clítoris, haciendo movimientos circulares, formando dulces ochos que hacen que la atmósfera se vuelva el doble de pesada para ti y empieces a soltar grandes gemidos. 
“feli… sí sí.” palabras sucias abandonan tu boca. “estoy lista feli, por fa.” le ruegas ganando una sonrisa maliciosa del castaño. 
“¿sí?” dice y acelera los movimientos en tu clítoris, inserta un dedo en tu coño empapado sin detener los dulces toques en tu clítoris. “¿de quién sos?” ruedas los ojos en medio de tu fascinación por la estimulación de parte de pipe, pero decides darle lo que quiere si es lo que necesita para penetrarte.
“tuya feli, toda tuya.” gemidos no dejan de salir de tu boca, felipe lleva su pene hacia tu entrada con el apoyo de una de sus manos, en menos de un par de segundos se introduce en ti sin mucha delicadeza dejando salir un gran jadeo de alivio al sentir tu interior de una vez por todas. “sí sí sí feli, m-más más.” dejas salir, los que para felipe, son los gimoteos más dulces que ha escuchado en toda su vida. 
“sos mía, cada centímetro.” continúa con un delicioso ritmo dentro de ti, saliendo y entrando, lleva ambas manos hacia tus caderas para arremeter con más rapidez y fuerza. su pene felipe cierra los ojos en contra de sus deseos de ver tu figura desmoronándose, toca ese dulce punto en tu interior dónde se mueve con destreza. la habitación se llena del sonido obsceno que causa el choque de ambos cuerpos, embiste tu interior con determinación. “mía, sos solo mía.”
“si feli, por favor, por favor.” tus gemidos no se detienen mientras apoyas tu cabeza contra la sábana, el placer nubla tu mente haciéndote pronunciar las palabras más sucias para incentivar a pipe a seguir con su continuo vaivén en lo profundo de tu coño. “soy tuya.” 
felipe sostiene un rostro sumido en la satisfacción, su mirada fija en tu cabeza inclinada contra el colchón “feli, más.” ruegas sin un atisbo de vergüenza, tus manos se convierten en puños, tu boca abierta soltando todo tipo de incoherencias.
“nadie más te hará sentir así, solo yo ¿entendés?” asientes con dificultad, logrando que pipe niegue,  “respondé usando esa boquita” sus manos se deslizan lentamente a tu cintura donde deja suaves caricias, en contradicción a sus duros y rápidos bombeos en tu interior. 
“s-sí feli, solo tú, te lo juro.” el castaño toma tu palabra, la manera en la que te lleva no es como ninguna otra anterior, te folla como si su vida dependiera de ello y no hace falta más para que sientas tu orgasmo llegar a cada parte de tu ser. felipe no tarda en notarlo, gracias a tu característico aspecto consumido por el reciente orgasmo, que por cierto, siempre disfruta registrar en su memoria. 
disminuye la rapidez de sus movimientos penetrándote de forma pausada en búsqueda de su propio clímax. “correte en mí, por fa.” suplicas, jadeos de cansancio y satisfacción acompañan tu pedido. 
“te dejaré toda llena, ¿querés?” accedes de manera casi automática y después de sólo unos pocos segundos derrama toda su carga en tu interior. permanece dentro de ti unos minutos más, permitiendo que ambos se recompongan.
“¿ya no estás enojado?” rompes el silencio que lejos de ser incómodo, les trae calma a ambos, volteas para afrontar la deliciosa vista de un felipe recién follado.
quien solo rueda los ojos y con una sonrisa juguetona replica “sos una conchuda.”
-
wn: llevo bastante sin subir un os pero les juro que no tenía nd de inspiración. espero les haya gustado <3 tengo algunas requests que seguro tomen tiempo pero espero darles T - T 
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deepinsideyourbeing · 7 months ago
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No te alejes tanto de mí - Enzo Vogrincic
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+18! Dom!Enzo. (Alusión a) Breeding kink, creampie, dirty talk, dry humping, face slapping, fingering, sexo oral, sexo sin protección, edades no especificadas. Uso de español rioplatense (y mucho diálogo otra vez).
El departamento que compartís con Enzo es, sin lugar a dudas, el lugar más tranquilo que conociste en tu vida. La armonía y serenidad son pilares fundamentales en su relación, así como la buena comunicación, y esto se ve reflejado en el espacio que ambos llaman hogar.
Enzo es silencio y calma y durante la madrugada se desliza fuera de la cama sin despertarte, siempre cierra las puertas con delicadeza y sus movimientos a tu alrededor son protectores. Siempre sabe qué decir y qué no, qué hacer y qué no, también sabe cuándo acompañarte y cuándo darte espacio, y vos podés presumir de saber hacer lo mismo por él.
La vida con Enzo es estar en constante sintonía, dos cuerpos y mentes diferentes siempre en la misma órbita.
O eso creías...
Las peleas comenzaron hace semanas, volviéndose cada vez más frecuentes y alejándolos de lo que solían ser. Enzo no parece comprender cuánto te hiere sentir que se distanció y jura que tal cosa no sucedió, pero luego prueba que tus palabras son ciertas cuando un pequeño desacuerdo provoca que se aísle y no deja lugar para una conversación sobre lo ocurrido.
Normalmente es fácil de ignorar cuando se trata de nimiedades como los platos sucios, ropa sin lavar o la cama deshecha, pero con todas esas pequeñas faltas acumuladas fue difícil contenerte cuando remarcó de la peor manera tu falta de cuidado con la maqueta de su actual proyecto.
-Si ordenás un poco entonces no me voy a chocar tus cosas cada vez que entre...- contestaste, arrojando sobre su escritorio un trozo de la maqueta.
-¿Qué tengo que ordenar? Si nunca estoy, el desorden es tuyo.
Fingió no notar tu expresión, una nueva costumbre suya para evitar disculparse o hacerse cargo de algo. El que te culpara del caos no fue la principal causa de tu disgusto, no... Te molestó que reconociera no estar lo suficiente en su propio hogar, recordar que en lugar de pasar unos días a tu lado escogiera marcharse a Bariloche con un amigo y que al regresar pasara horas encerrado.
Abandonaste la pequeña habitación donde organizó su oficina y pronto sus pasos sonaron a tus espaldas junto con su voz que no dejaba de pedir tu ayuda. Cerraste la puerta con fuerza y te sentaste sobre la cama, furiosa, percibiendo cómo la ira crecía y consumía tus entrañas.
Cuando Enzo abrió la puerta te dedicó una mueca de disgusto que pretendía comunicar algo, pero si alguna vez logró hablarte sólo con la mirada eso ahora parecía ser un recuerdo lejano que decidiste ignorar. Permaneciste en la misma posición, tus brazos y piernas cruzados, inconscientemente mostrando rechazo mientras él te observaba.
-Ayudame- arqueaste una ceja-. Vos lo rompiste.
-¿Qué somos? ¿Unos nenes chiquitos…?
-Parece que sí, porque si fueras un adulto responsable te disculparías y me ayudarías.
Soltaste una risa de frustración y apretaste los labios esperando así poder contener la ira y todas las palabras que deseaban escapar de tu boca, pero cuando te señaló con un dedo acusador tus deseos de mantener la calma se evaporaron. Haciendo alarde de su excelente comportamiento comenzó a enumerar las recientes faltas que tuviste con él.
La diplomacia pareció extinguirse cuando lo interrumpiste.
-Andá a cagar.
-¿Cómo…?
-¿Ahora además de ser tremendo fantasma también sos sordo, pelotudo?
-Fijate cómo me hablás porque yo jamás te traté así- señaló-. No sé qué mierda te pasa.
-¿A mí? ¿Vos no sabés lo que me pasa a mí?- gritaste, poniéndote de pie para acercarte a él-. ¿Y no se te ocurrió preguntarme? Porque por ahí tiene que ver con que no me hablás, no me mirás, no me cogés, no me preguntas ni cómo estoy.
-No podés estar así porque no cogimos en unos días.
Tu expresión podría haberse catalogado como un poema o como el relato más aterrador. Retrocediste un par de pasos, confundida y levemente aturdida por su capacidad de desentenderse de tal manera de la situación, esperando ver en su rostro un algo.
Pero sus labios no temblaban como solían hacerlo cuando contenía la risa y sus cejas no se curvaron en ese particular ángulo que adoptaban cuando esperaba ver tu reacción luego de contarte uno de sus pésimos chistes o anécdotas.
-Tomátelas.
-¿Eh?
-¡Tomátelas! No te quiero ver.
-No me podés echar de mi casa.
-Ah…- mordiste tu lengua-. Tenés razón, como es tu casa me voy yo.
Intentaste huir de la habitación pero él fue más rápido y lo impidió tomándote del brazo.
-Yo no dije eso- intentaste zafarte de su agarre pero no lo permitió-. Esta es tu casa, vos vivís acá también.
-Pero parece que vos no- reclamaste-. Soltame, Enzo.
-No, tenemos que hablar.
-¿Ahora querés hablar?
Su expresión pareció volverse más dura y juraste ver una arruga que antes no estaba allí.
-No podemos estar así.
-Yo no puedo estar así. Vos estás perfecto.
-¿Por qué todo es mi culpa?- gritó con voz entrecortada, soltándote de manera brusca-. Vos nunca hacés nada, ¿no? Siempre soy yo el responsable.
-Y sí papito, si…
El diminutivo y tu tono colmaron su paciencia.
-Cerrá el orto- se alejó de tu figura como si estar en tu presencia quemara-. Querías que me vaya, ¿eso querías?
-Sí.
-Perfecto entonces- abrió la puerta-. Porque me voy a ir bien a la mierda para no tener que verte.
Arrancaste tu anillo de compromiso de tu dedo y lo arrojaste a sus espaldas con la esperanza de golpearlo, pero –y luego agradeciste por ello- fue la puerta ya cerrada la que recibió el impacto y Enzo se marchó, completamente ajeno a tus acciones. Ignoraste las lágrimas que rodaron por tus mejillas cuando corriste para recoger la alianza.
Una hora más tarde notaste que olvidó su teléfono y su billetera, también sus llaves y el abrigo que lo habría protegido de las bajas temperaturas o el viento nocturno. Te preguntaste si estaría refugiándose en algún sitio con calefacción y por un breve instante consideraste buscarlo en el estacionamiento del edificio, pero descartaste la idea por puro orgullo.
-La concha de mi madre…- decís entre dientes.
Tus dedos están adheridos por el pegamento y tirar para despegarlos duele. Llevás un largo rato intentando reparar algunas partes de la maqueta y parece ser una tarea imposible: suspirás, te quejás, golpeás tu frente frustrada y ansiosa, pero continuás tu misión de unir los restos para evitar que tus manos vuelvan a jugar con el anillo en tu dedo. La mesa es un completo desastre.
Y Enzo aún no regresa.
Dejás caer tus hombros luego de ver el reloj, sin saber si es peor sentirte derrotada o sentir que te rendís. Reprimís todos esos pensamientos horribles y sin sentido que corren por tu mente y chocan con los muros de tu parte lógica y racional: se fue, está con alguien más, ya no va a volver, tuvo un accidente, lo acorralaron en La Rambla, se perdió caminando por ahí…
Desbloqueás tu teléfono esperando encontrar algún mensaje o llamadas perdidas y mantenés el suyo cerca sólo por si acaso, decepcionada cuando ambos permanecen en completo silencio. Tu oído escoge centrarse en el tictac del reloj y el sonido del adorno que golpea la puerta del balcón cada vez que el viento sopla. Siempre temés que esos pequeños golpes destrocen el cristal.
Y es que siempre son pequeñas las cosas que desatan el caos: la grieta que apareció mágicamente en tu taza, el pequeño agujero que terminó por deshacer el suéter favorito de Enzo, la alarma que postergaste estando aún dormida y lo hizo perder un vuelo, la comida quemada que intentó solucionar ordenando pizza, el abrazo que no correspondiste cuando regresó de los premios Goya, su falta de entusiasmo ante la usual noche de películas…
Evitás preguntarte qué sucederá porque la respuesta que ronda tu cabeza hace que tu respiración se entrecorte y te asfixia. No querés ser extremista, no sos una persona que se dé por vencida así como así y una pelea –incluso esta pelea, probablemente la peor que recordás haber tenido con Enzo- no te parece motivo para arrojar todo por la borda, pero… Las relaciones son de a dos, ¿no? Y no tenés idea de qué pensará o cuáles son los planes del otro lado.
Maldecís por lo bajo y esta vez es sin saber el motivo.
-No hace falta que lo arregles- dice una voz a tus espaldas-. Los materiales son una cagada.
Una sensación similar al pánico te recorre y volteás a verlo.
-Volviste.
Su rostro se tiñe de dolor y vergüenza por una fracción de segundo.
-¿Cómo no voy a volver?
-Dijiste…
-Ya sé lo que dije- se arrodilla a tu lado y toma tu mano-. No era verdad.
-Estás helado.
-Hace frío. Mucho.
-¿Querés un té?- intentás ponerte de pie y te detiene-. No cociné, pero si querés…
-Quiero que hablemos.
Suspirás.
-Sí, tenemos que hablar.
-¿Qué está pasando? Nosotros no somos así.
Limpiás las lágrimas que nublan tu vista y él se deja caer sobre las cerámicas frías, aún sosteniendo tu mano entre sus dedos y acariciando tus nudillos con su pulgar en un intento de ofrecerte un poco de consuelo. Espera pacientemente mientras te recuperás para poder contestar.
-Los últimos meses fueron muy raros.
-Es mi culpa- lamenta-. No sé cómo manejar… nada, todo, esto que está pasando.
-Y yo no sirvo como apoyo.
-No, no digas eso- toma tu mentón-. Siempre estás para mí, me cuidás y me ayudás en todo... Pero creo que desde hace un tiempo no estoy tan presente como debería y no es recíproco.
-No entiendo por qué- descansás tu rostro sobre tu mano-. Creo que, no sé…, por ahí ahora que anduviste por todos lados ya estás cansado de mí.
-Nunca.
-Pero…
-Jamás me cansaría de vos.
-¿Y por qué hacés de todo menos estar conmigo?
-Tengo miedo de arruinar las cosas- contesta con simpleza-. Tengo miedo de todo lo que está pasando y tengo miedo de arrastrarte conmigo cuando… ¿Y si me olvido de mí?
-Eso es imposible.
-Ya no estoy tan seguro.
-Yo sí- lo obligás a mirarte-. Creo que te conozco lo suficiente para saberlo.
Permanecen en silencio unos momentos y sus ojos jamás dejan los tuyos.
-Perdón- susurra-. Sé que hay mucho de qué hablar, pero…
-Yo también estoy cansada… Vamos a la cama y mañana temprano vemos.
-Lo vamos a solucionar.
-Sé que sí- y dejás salir una risa nerviosa-. Pero hoy no estaba muy segura.
-Me hubiera gustado tener esa discusión antes.
-¿Por qué?
Su mirada oscura es terriblemente sincera, muy Enzo.
-Porque cuando me fui me di cuenta de cuánto te extrañaba.
Cuando tomás su rostro entre tus manos para poder besar su frente él busca tus labios. Te besa lenta y suavemente, pero es incapaz de ocultar la desesperación que guía sus acciones y pronto deja de lado los delicados roces para invadir tu boca con su lengua, robándote la respiración y  aferrándose a tus muslos con sus manos.
-Extrañaba tus besos- decís cuando te regala unos segundos para respirar-. Te extrañaba.
 -Me tenés acá, ahora y para siempre.
Acariciás su cabello y él te observa desde su posición sobre sus rodillas, sus manos aún en tus piernas y sus pulgares dibujando figuras sobre tu pantalón. Te sonríe y la imagen te toma por sorpresa, pero también te sorprende el significado oculto en su expresión y la facilidad con la que puede hacerte saber lo que quiere.
-¿No te duelen las rodillas?- suelta una carcajada y lo ayudás a ponerse de pie-. Dale, vamos.
La distancia desde la cocina hasta la habitación es interminable ahora que ambos desean llegar cuanto antes. Atraviesan el oscuro corredor tomados de la mano y cuando llegan a la habitación Enzo toma asiento en la cama, te posiciona entre sus piernas y abraza tu cintura con fuerza para poder admirarte; deposita besos sobre tu abdomen y entre tus pechos, frustrado por tu ropa interponiéndose entre sus labios y tu piel.
Cuando sus dedos se deslizan debajo de tu camiseta suspirás y arrojás la cabeza hacia atrás, abrumada por la intensidad del contacto y por el rastro de fuego que sus manos dibujan en tu cuerpo. Te ayuda a desvestirte y en cuestión de milisegundos sus labios capturan tu pezón izquierdo, succionando y permitiendo también que sus dientes y lengua jueguen con vos.
Tu creciente desesperación te lleva a abrazarlo en busca de más contacto y cuando sentís sus gemidos contra tu piel tus dedos se dirigen por cuenta propia hacia su cabello. Sus párpados se cierran en contra de su voluntad cuando tus manos hacen arder su cuero cabelludo, sensación que no hace más que empeorar la erección que oculta su pantalón.
Se separa de tu pecho luego de morderte con la fuerza suficiente para hacerte gritar y te despoja del resto de ropa que te cubre, asegurándose de no romper ninguna prenda con sus movimientos rápidos y ansiosos. Se arroja sobre las almohadas y te deja sobre su muslo, complacido por ver tus mejillas enrojecidas ante la implicación de la posición.
-Te hace falta una buena cogida, ¿no?
-¿Y de quién es la culpa?
Te toma por el cuello para acercarte a su rostro.
-Fijate bien lo que me decís- pellizca tu pezón y el dolor te hace gemir-. Y lo que hacés.
Comenzás a rozarte sobre su pierna, muy consciente del significado de sus palabras y la amenaza que las adorna, tus manos en su pecho en busca de estabilidad y tus ojos sobre los suyos. Toma tu cadera para guiar tus movimientos, dolorosamente lentos, y no deja espacio alguno entre tu centro y sus jeans que comienzan a mancharse con tus fluidos.
El cosquilleo entre tus piernas y el dolor de sus uñas marcando tu cadera es suficiente para orillarte hacia tu orgasmo en cuestión de minutos. Cerrás los ojos, masajeando tus pechos tal como él suele hacerlo, pero no es suficiente y cuando comprendés que necesitás de sus manos un patético sollozo deja tus labios.
-¿Qué pasa bebé? No podés solita, ¿no?
-Quiero…
-¿Qué querés? Decime y yo te lo doy.
-A vos.
Enzo no puede hacer más que contemplar la imagen frente a sí, tu delicado cuerpo rindiéndose nuevamente bajo sus manos y tus dientes torturando tus labios mientras su mirada te recorre. Hace unos días sólo podía soñar con tenerte de esta manera y complacerte, así que ahora se pregunta cuánto tendrá que contenerse para que el momento no acabe demasiado rápido y cuánto tardarás en suplicarle que se detenga o en caer agotada entre sus brazos.
-Entonces ya sabés lo que tenés que hacer.
En pocos segundos abandonás su regazo y te recostás entre sus piernas, esperando su confirmación para poder tocarlo y prácticamente arrancando la ropa de su cuerpo cuando la obtenés. Ya está duro, muy duro, su punta brilla con las gotas de líquido preseminal que de allí brotan y las venas que recorren su extensión parecen pedir tu atención a gritos.
Comenzás a masturbarlo lentamente e intentás seguir el ritmo con el que movía tu cuerpo sobre el suyo, tu pulgar acaricia su punta y cuando lo separás de esta podés apreciar el hilo traslúcido que brilla con la luz. Te llevás el dedo a la boca y gemís cuando sentís su sabor en tu lengua, calmándote y a la vez haciendo que lo desees todavía más.
Dejás besos húmedos sobre su miembro y sus gemidos sólo empeoran la situación entre tus piernas. Cuando tus labios se cierran sobre la punta sentís su cuerpo tensarse, sus párpados se cierran por un breve instante y sus dedos acarician la comisura de tus labios, que se estiran a más no poder para recibirlo en tu boca.
-Qué linda que sos cuando me la chupás.
Sus palabras te resultan tan humillantes como excitantes y por un segundo considerás deslizar una mano bajo tu cuerpo para calmar tu necesidad. Tu saliva mancha tu piel, tus dedos y corre bañando todo su miembro antes de deslizarse entre sus piernas y caer sobre las sábanas, pero aún así te es difícil tomar más que la mitad.
Tu frustración crece minuto a minuto pero para Enzo, que sabe cuánto te cuesta, la imagen es una bendición… Y también una tortura, por lo que no encuentra más solución que tirar de tu cabello para alejarte de su cuerpo y evitar un muy necesitado orgasmo.
-Ya está, ya está- responde a tus quejas-. Lo hiciste muy bien, pero…
-¿Pero?
-Me toca a mí.
Te arroja sobre el colchón para luego posicionarse sobre tu cuerpo y acorralarte, su intensa mirada de pupilas dilatadas haciéndote sentir como una presa. En su camino hacia tu centro su aliento golpea tu mejilla, tu mandíbula, tu cuello sensible y tus clavículas, pero él sólo piensa en una cosa y cuando separa tus piernas se dedica a apreciar tus pliegues y entrada brillantes.
Te acaricia de manera superficial y cuando te retorcés rodea tu cadera con un brazo para inmovilizarte. Su pulgar presiona sobre tu entrada, que gotea lo suficiente para manchar las sábanas, juega con la piel que la rodea y sólo se dirige hacia tu clítoris después de ver que te contraés desesperadamente en torno a la nada misma. Se muerde los labios, impaciente.
Suspirás cuando sentís su ataque y los círculos que su dígito traza con una lentitud insoportable, deteniéndose de cuando en cuando para acariciar también tus pliegues húmedos y tantear tu entrada con la intención de provocarte todavía más. Gemís su nombre una y otra vez para tentarlo y suplicás por más, pero te ignora y prolonga sus tortuosas acciones otro rato.
Dirige un dedo a tu entrada y lo introduce con delicadeza, siempre atento a la reacción de tu cuerpo: tus paredes no oponen resistencia y el placer cuando curva su dedo para acariciar tu punto dulce se intensifica gracias a su lengua deslizándose sobre tu clítoris. Un gemido casi animal deja tu garganta y ante esto él decide acelerar sus movimientos.
-¿Así te gusta?- pregunta cuando gemís aún más fuerte, como si la respuesta no fuera obvia. Aprovecha tu estado y tu abundante excitación para deslizar otro dedo, haciéndote sisear por el repentino ardor que trae consigo la dilatación-. ¿Qué pasa, no aguantás ni dos dedos?
Cubrís tu rostro ardiente con una mano y evitás hacer comentarios sobre quién es el responsable de tu estado actual; no recordás cuándo fue la última vez que jugó con tu cuerpo y tu forma de tolerar su ausencia fueron tus propios dedos, más delgados y cortos que los suyos e inútiles cuando se trataba de obtener placer.
-Más.
-¿Más...?- y succiona tu clítoris con fuerza para oírte gritar.
Enzo conoce tu cuerpo mejor que nadie y sabe exactamente qué hacer para volverte loca. Los movimientos de su lengua no se detienen y las formas que esta dibuja hacen que tus manos tiren de su cabello, arruguen las sábanas y masajeen tus pechos, aferrándose con desesperación a cualquier objeto que se interponga en su camino.
Sus dedos no dejan de abusar de tu sensibilidad y la combinación de sensaciones, que parece ser muchísimo más intensa gracias a las semanas sin contacto, comienza a ser casi demasiado para tu cuerpo. Te llevás una mano a la boca y cuando tu orgasmo te golpea mordés tus nudillos desmedidamente, ahogando tus gemidos y los gritos que amenazan con irritar tu garganta.
Te lleva unos minutos regular tu respiración y dejar de temblar, minutos que transcurren con sus dedos aún enterrados en las profundidades de tu cuerpo mientras sus labios bañan tu centro y el interior de tus muslos con besos y alguna que otra pequeña marca producto de sus dientes. Bajo tu atenta mirada desliza sus dedos entre sus labios para no desperdiciar los restos de tu esencia.
Abandona la cama para deshacerse del resto de su ropa y cuando regresa vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo para atacar tu boca con un beso hambriento. Tus piernas abrazan su cadera y cuando sentís su miembro caliente golpeándote no podés evitar gemir contra su lengua, tu mano buscándolo para poder masajearlo antes de guiarlo hacia tu entrada. Su punta te quema.
Toma tu rostro y te obliga a mirarlo.
-¿Querés que te la meta?
-Por favor.
Te quejás cuando comienza a penetrarte y aunque tus ojos arden jamás rompés el contacto visual. Enzo te distrae tirando de tu labio inferior con su pulgar y antes de notarlo estás succionando el dígito, con el cual parece imitar los movimientos de su cadera.
-Estás muy apretada.
-Es…- te interrumpís con un grito cuando introduce otro par de centímetros de manera súbita. Su pulgar manchado con tu saliva acaricia tu mejilla para calmarte-. No puedo.
-Sí, sí podés.
Sus labios abrazan los tuyos mientras realiza movimientos suaves y calculados que convierten tus quejas en gemidos y provocan que tus paredes se contraigan sobre su miembro. Suspira cuando por fin logra introducirse por completo en tu interior y besa tu cuello, tu perfume embriagador nublando sus sentidos y tus pequeños gemidos tentándolo a moverse.
Tus manos aferrándose a sus hombros son la única confirmación que necesita: te golpea con fuerza y tu grito es una mezcla de sorpresa y placer por el repentino ataque, el cual repite hasta convertirlo en un ritmo constante que resuena en toda la habitación y llena tus oídos. Sacude tu cuerpo con cada embestida y lo único que podés hacer es aceptar el placer, completamente a su merced.
Luego de una estocada particularmente profunda tus uñas se clavan en su piel y Enzo sólo lo sabe. Descansa su peso sobre sus piernas y sus manos en la parte posterior de tus muslos ejercen presión hasta que tus rodillas rozan tus pechos, el ángulo permitiéndole llegar hasta ese punto para abusar del mismo y convertirte en un completo e incoherente desastre.
Gritás su nombre y las palabras que le dedicás entre tus agudos gemidos son incomprensibles. Tu expresión es indecente y la vista entre tus piernas, donde su cuerpo se une con el tuyo y brilla con tus fluidos, lo es aún más… pero le encanta y no puede evitar jugar con vos, agregando otro estímulo que te hace cerrar los ojos con fuerza y sacudir la cabeza.
-Enzo- advertís-. Por favor.
El gesto es mínimo pero suficiente y en cuestión de segundos tus dedos se cierran sobre sus muñecas. Tu figura se sacude con la fuerza de sus embestidas y por los espasmos de tu orgasmo, el cual arquea tu espalda como si estuvieras presentándote ante él y hace que tus músculos se contraigan, dificultando sus movimientos y haciéndote llorar.
Jamás se detiene.
Lo mirás horrorizada, tu orgasmo prolongándose indefinidamente y haciendo del placer una sensación casi intolerable. Enzo continúa golpeando tu cérvix mientras su pulgar juega con tu clítoris y sus dedos presionan sobre tu abdomen bajo, forzándote a sentir cuán profundo llega su miembro y cómo estimula cada fibra de tu cálido y estrecho interior.
Te lleva al límite, pero antes de permitirte gozar de un segundo clímax se detiene.     
-No, no- protestás-. ¿Por qué? Quería…
Te interrumpe golpeando tu mejilla y cuando abandona tu interior mantenés la boca cerrada. Toma tus caderas y te obliga a voltear, dejándote sobre tu estómago y posicionándose sobre tu cuerpo para aprisionarte contra el colchón.
Rodea tu cuello con su brazo y te penetra con desesperación. En cuestión de segundos su pelvis golpea tus muslos y tus glúteos con la fuerza suficiente para arruinar tu piel, causando también un sinfín de sonidos húmedos y obscenos que acompañan sus gruñidos y tus gemidos.
Buscar refugio contra en el colchón tiene como consecuencia que la fuerza de su asalto vaya en aumento y la única opción que encontrás para ahogar tus gritos es morder las sábanas, húmedas con las lágrimas que corren por tus mejillas. La solución sólo dura unos minutos gracias a que Enzo, que en este momento prefiere no ser el único que oye cuánto gritás por él, endereza su postura y tira de tu cabello para hacerte arquear la espalda.
El nuevo ángulo te permite verlo y por un instante parece buscar tus labios con la intención de besarte, pero en su lugar escupe sobre tus labios entreabiertos y observa cómo tu expresión se transforma con la humillación y excitación. Le encanta tratarte como un juguete y sabe que lo disfrutás tanto como él, sobre todo cuando te toma por sorpresa.
-Sos una putita, ¿no? Mirá como estás- y remarca sus palabras con una estocada que te hace temblar violentamente-. ¿Querés que te llene toda?
Tragás saliva –sin saber cuánta es suya- para contestar pero todo lo que sale de tu boca son patéticos sonidos sin sentido. Sonríe satisfecho y vuelve a escupirte, esta vez asegurándose de manchar aún más tu rostro para ver su saliva deslizándose por tu piel junto con tus lágrimas.
Te libera de manera brusca y tu rostro impacta con el colchón, las sábanas oscureciéndose cuando entran en contacto con los fluidos en tu rostro y arrugándose aún más cuando te aferrás a ellas con una mano acalambrada. Tu otra mano se entrelaza con la suya y lo guiás hacia tu abdomen bajo, ignorando cómo los músculos de su abdomen se tensan con tu acción.
-Ahí- suplicás entre gemidos-. Adentro.
Enzo sólo quiere obedecerte y unos minutos más tarde cumple tus deseos: su semen caliente salpica tu interior y mancha tus paredes de blanco mientras el palpitar de tu miembro te lleva a otro orgasmo, menos intenso pero más duradero. Tus músculos se aferran a él y lo mantienen dentro tuyo hasta que la última gota de su liberación te llena.
Su boca roza tu frente y tu mejilla antes de besar la comisura de tus labios.
-Te amo.
-Te amo.
Intenta peinarte y cuando fracasa se limita a masajear tu cuerpo cabelludo con la yema de sus dedos. Evita alejarse de tu cuerpo, consciente de lo mucho que ambos necesitan la cercanía en un momento como este, y sonríe cuando tus dedos vuelven a entrelazarse con los suyos.
-¿Querés ir al baño?
-No- negás rápidamente y besa tu mejilla para calmarte-. ¿Podemos estar así un rato?
-Obvio.
Admira tu perfil y tus párpados cayendo sobre tus ojos vidriosos.
-¿Sabes qué vamos a hacer mañana?
-¿Qué?
-Nos vamos a levantar bien temprano y vamos a ir a desayunar al lugar de siempre, ¿querés?- propone-. Después podemos ir a pasear un rato al mercado de artesanos… y elegís una taza nueva.
Soltás una risa encantadora y asentís.
El título y la historia están inspirados en esta canción de Spinetta. Tiene muchas interpretaciones pero en mi opinión es una muy buena metáfora sobre el cambio constante que atraviesan las personas y por ende también las relaciones :)
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chiquititamia · 8 months ago
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Sunkissed
🩷Hola mis amores!! Les traigo un pequeño drabble, me ha venido la inspiración divina y lo he tenido que escribir desde el móvil. Espero que lo disfrutéis aunque sea cortito!🩷
Enzo x f!reader
Warnings: soft smut
Si hay algo que te relajaba era el mar. La arena caliente debajo de tu toalla, una lata de coca cola bien fría semi enterrada para que no se moviese. La sensación de la sal en tu piel bronceada. Era algo que necesitabas de vez en cuando. Habías llegado más o menos temprano a la playa, habías plantado tu sombrilla y habías disfrutado de un primer refrescante baño. Ahora, te habías tumbado a descansar.
Era lunes, así que no había más que un par de transeúntes. Cuando la playa se llenaba de verdad era el fin de semana, después de todo. Aprovechando esto, habías decidido quitarle la parte de arriba de tu bikini.No estaría mal broncear un poco tus pechos, que estaban pálidos por la falta de sol. Llevabas puestos tus anteojos de sol cumpliendo una doble función: protegerte de la luz y del contacto visual con los bañistas y algún que otro vendedor ambulante.
Habías olvidado tu libro en casa, así que decidiste dedicar tu tiempo a escuchar música tranquila. Podrías dormirte tranquila, tan sólo habías traído tu vestido y un monederito con algo de cambio para quizás tomar un helado. Si decidieran robarte mientras duermes no sería la gran cosa. Además esta era una playa tranquila.
Dawn chorus de Thom Yorke sonaba a través de tus auriculares. Los tonos repetitivos y tenues resonaban en tu cabeza invitándole a relajarte. Te encontrabas tumbada boca abajo cuando una sombra cambió en la arena y pudiste ver cómo unos pies masculinos habían aparecido delante de ti. Te quitaste los auriculares por si te estaban diciendo algo, y, sin pensarlo, empujaste tu cuerpo con tus manos para incorporarte y levantarte.
Oh Dios mío. No era posible.
- Hola, disculpá, no tendrás fuego?
Era Enzo Vogrincic sosteniendo un cigarro entre sus dedos. Entrecerraba un poco los ojos para no verse cegado por el sol.
Calma. CALMA -pensaste- Encuentra el encendedor y dáselo. Mantén la calma.
-Sí, esperame. -murmuraste
Revolviste en tu tote bag hasta que encontraste el pequeño encendedor morado.
Encendiste el mechero tapando con la otra mano el cigarro para que el viento no apagara la llama. Él había acercado su boca a tus manos para que se lo pudieras encender.
-V-vos sos... Sos vos, verdad? -Bravo por tu elocuencia, pensaste.
-Sí, creo que sí - dijo Enzo riéndose.
-Sí, claro, qué pelotuda. Yo soy muy fan de tu trabajo sabés?
- Ah, mirá, muchas gracias- le dio una amplia calada al cigarro y exhaló el humo hacia arriba. Te miraba con esa sonrisa suya tan seductora, peinando de vez en cuando su cabello con las manos.
No se te ocurría que decir. Estabas en blanco y temías que, ahora que ya había encontrado lo que venía a buscar, se marchase por donde había venido.
-Sé que te tiene que molestar, pero... ¿Te tomás una foto conmigo? Mis amigas me asesinaran si les cuento que te he conocido y no te lo he pedido.
-Sí, claro, pero....
-No hace falta si no, ¿eh? - te arrepentiste de haberlo pedido. Claro que no le apetecía tomarse una foto en la playa donde seguramente solo había ido a relajarse- No te preocupes...
-No, pero... No querés taparte para la foto? -dijo riendo suavemente.
Oh, no. Toda la emoción y tu pendejismo crónico habían nublado un importante asunto: seguías estando en topless.
-Ay! -chillaste, ya roja como un tomate- disculpáme por favor, no me di cuenta- te intentaste cubrir con las manos- qué boluda....
Si no hubiera sido porque eso hubiera supuesto despegar las manos de tu pecho, te hubiera gustado cavar un hoyo con las manos y enterrarte ahí para huir de la vergüenza. Tierra, trágame.
-No, pará, ¿pero porqué te tapás ahora? No pasa absolutamente nada... -seguía sonriendo de una manera condenadamente encantadora.
-Yo no me había dado cuenta de que estaba así, yo...
-Hey, hey -trató de tranquilizarte- te ví los pechos, ¿y qué? Es natural, no tiene nada de malo... Además... - pareció Interrumpirse a si mismo.
Lo miraste interrogante. El rubor aún quemando tus mejillas.
Se sentó en tu toalla como si nada, debajo de tu sombrilla. El gesto te invitó a hacer lo mismo.
-Además son preciosos, bo- dijo mirando al mar con el cigarro entre los labios para volver a dar una calada.
No pudiste evitar reirte y él te miró sonriendo.
-Qué vergüenza, no puedo parar de hacer el ridículo- pensaste en alto
-¿Pero porqué 'el ridículo'? -pareció regañarte con su tono.
-Y, ¿porque me encuentro al mismísimo Enzo Vogrincic y le enseño las peras? -dijiste enfurruñada contigo misma
Ahora fue su turno de reírse.
-Che, no es tan grave el asunto...- apagó el cigarro en tu lata vacía- ¿te estabas bronceando ,no?
-Sí...
- ¿Y cómo va quedando?
Estallaste en risa apretando tus manos contra tu pecho y le miraste
-¿Vos me estás jodiendo?
-No te estoy jodiendo, tengo.. Curiosidad- pareció saborear esa última palabra.
-¿Querés ver? -una voz en tu cabeza te gritaba "Se puede saber que hacés, loca?", pero decidiste ignorarla como si fuera una amiga molesta y responsable y tú estuvieras borracha.
-Obvio - se giró hacia ti.
Here goes nothing, pensaste y descubriste tus pechos ante él.
Enzo resopló por lo bajo y te observó por un par de segundos, para después dirigir su mirada a tus ojos de nuevo.
-Y, les falta un poco, están paliditos -comentó.
-Sí, deberían seguir tomando el sol- concediste con un tono seguro que ni tú sabías de donde venía.
Está claro que esta coqueteando contigo, ¿no? Tu mente iba a mil por hora.
-Tumbáte chiquita- dijo relajadamente, dando un par de toques a su regazo.
Obedeciste, ¿cómo no hacerlo? Te reclinaste sobre tu regazo, él seguía sentado. Su bañador mojado entró en contacto con tu nunca. Luchaste por no volver a cubrirte.
-Deberías echarte loción solar, nena. ¿Puedo?
Cerraste los ojos bajo tus lentes oscuros. Los nervios iban a acabar contigo. Tan sólo asentiste.
Él alargó su brazo para alcanzar la crema. Pudiste escuchar cómo la destapaba y se echaba un poco en las manos, posiblemente templándola un poco.
Y entonces sucedió: sus dedos se posaron en tus senos, manchados de la loción que olía a coco y a verano. Masajeó suavemente durante un rato. Rozaba tu piel suave con delicadeza y experiencia. No pudiste evitar que un gemido escapase de tu boca.
-Shh.... Chiquita, no seas mala...
Una de tus manos subió hasta tu boca para taparla.
Él se inclinó un poco sobre ti, acercando su rostro al tuyo. Su pelo negro caía enmarcando su cara.
-Qué lindas tetitas tenés...
Otro gemido ahogado.
Te incorporate un poco para apoyar tu espalda en su torso y así estar protegida por su cuerpo.
-Me estás poniendo malo, preciosa -susurró- tengo la pija durísima y ahora no me voy a poder levantar- pudiste comprobar que no mentía, notabas su erección contra tu culo.
-Enzo... -gemiste, como todas las veces que lo habías hecho en tu cama, a solas, solo que esta vez él estaba ahí para escucharte.
-Qué ganas de cogerte...- Gimió aún masajeando tus pechos y apretando su bulto contra ti, jurabas que lo sentías palpitar.
Tú no podías parar de gimotear en tu mano.
La humedad que sentías en tu parte de abajo del bañador ya no tenía nada que ver con el mar.
De repente, un grito a lo lejos os sacó de vuestro universo.
-"¡Enzo! ¡Vamos, boludo, te estamos esperando!"
-Mierda- maldijo él- son mis amigos, me tengo que ir, chiquita.
Antes de que pudieras protestar y mirarle te dio un beso en la cabeza y te prometió:
-Hoy a medianoche aquí, ¿sí?
Qué acababa de pasar?
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kaos-literario · 29 days ago
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Hoy es un día diferente...
Hoy ha sido un día diferente, aunque parece ser iguales a todos lo otros, hablar de tu ausencia me ha dejado una extraña sensación en el pecho y por primera vez en meses, sentí que las lágrimas se me venían encima.
Quiero decir, tu ausencia que se disfraza de muerte; pero te siento en los rincones de la casa o de la ciudad, a veces siento que estas en esa sala de hospital y pienso; no puedes haber muerto, pero no estás y hay ausencia en los lugares donde antes estabas presente.
Te recuerdo y las lagrimas no se me vienen con la memoria, no puedo llorarte, porque todavía siento que es marzo y que yo vivo en abril. Aunque me morí hace años en septiembre y hoy ha sido un día diferente, porque le hablé a alguien de tu ausencia por primera vez, pero no me he sentido en confianza de soltar al viento mis sentimientos anudados…
Es que me pongo tus camisas, hoy iba a usar una, pero hacia mucho frio para la delgadez de la tela y recordarte se me hace pesado, como un día tan soleado donde no encuentro ni la más mínima ventisca de perdón.
Es que yo debí haberte cuidado ese día, tendría que haber faltado al trabajo y asistir, yo estaba segura de que no te ibas a morir, sin embargo, el recuerdo me arde… y no puedo hablar a nadie más que a tu imagen, que se siente tu ausencia.
Porque te miro y no estás.
Es que para estas fecha me estarías pidiendo que vaya al supermercado a comparte seis pan dulces, porque salen más baratos que en el super del barrio y a ti te gustan, bueno, te gustaban… querías comer empanadas de vigilia, pero no llegaste a sentir su sabor.
Hoy es un día diferente porque tengo un dolor en la garganta, una presión tan fuerte que me cuesta digerir y el sabor al cigarrillo… no sabe a nada, tendría que haberte abrazado más.
Pero te tengo presente aquí en mi pecho, en mis escritos, en las fotografías de mi panel y a veces miro a mi gato y una parte de mi cree que sos vos, porque él llego un veintiséis y vos te fuiste el mismo número.
Y lo beso, me esquiva; entonces quizás si seas vos y mi gato que se llama Ricardo tenga mucho más de Ramón, que de mi dolor; uno que no sale, y hoy es un día distinto porque mi compañera me dijo que estoy bloqueada en el duelo, que no ha pasado eso por mi cuerpo.
No lo sé, quizás no lo quiero, quizás mimo más a Ricardo porque la culpa me come por dentro y mi dolor parece que se caerá en el otoño que viene.
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didishawn · 2 years ago
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Little Messi (Pedri x Messi! Reader)
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Warnings: reader is Messi's little sister, Lionel Messi is a professional matchmaker, lots of Spanish, mentions of Lionel Andrés Messi Cuccitini being the best football player because he is
Masterlist
Leo lately has been having thoughts about you, his little sister, with one of his teammates, Pedri, he can't help but think you two would somehow match together.
Pedri is a simple guy, nothing, wrong with it, Leo himself is too, honest, kind, great at what he does and a true Barça lover.
You are his little sister who he loves so much, the one he practically raised really, being so much younger than your other siblings and your parents being very busy with Leo's career, Leo most of the times took it into his hands to keep an eye on you, the internet is full of photos of him carrying you into matches from a very young age. You were truly Leo's first experience raising someone, there were those who even said you were actually his secret love child who he had at an extremely young age so they passed you off as a sister, lies of course, but it's not surprising there were those who believed it.
Pedri has recently joined the team, and you two, just seemed to hit it off fair quickly, something that Leo inmediatly became aware of. He knows you two are friends, but there is this part of him, telling him you two could be much more, and doesn't matter how much Antonella tells him to shut up the idea, he soon becomes your personal matchmaker without telling you.
It starts pretty simple, making you two encounter one another.
"Vení con los chicos y conmigo, así haces compañía a Pedri, que creo le cuesta un poco estarse cómodo conmigo y los pibes siendo el nuevo" he tells you one day, and of course you agree because Pedri and the rest are pretty nice, honestly most of the older players have taken you in as if you were their little sister and not Leo's. (come with me and the guys, so you can keep Pedri company, I think it's difficult for him to be comfortable with us being the new guy)
You honestly are suspicious of how much Leo smiles the entire evening and of Antonella giving him an annoyed look, as if he had done something wrong, yet you have no idea what.
You had fun honestly, Pedri is sweet, easy to have a conversation with once you break his shell, the other players tease him all the time, yet never say outright what the teasing is all about, but you do see the sneaky looks they give your way, yet decide to ignore them.
You don't see Pedri in a while, being a year younger than him, you are busy after entering 2nd of Bachillerato (Spanish last school year before university) and Pedri with training and getting to know Barcelona. One day you are laying around doing nothing, your brother approaches you out of nowhere, sneaky glint in his eye, trying to force down a smirk.
"Che, ¿me harías un favor?" (hey, will you do me a favor)
"Depende" (depends)
"Te quería pedir si podrías salir con Pedri, enseñarle un poco la ciudad, el pobre pibe todavía no se acostumbra" (I wanted to ask you if you could go out with Pedri, show him around the city, the poor guy doesn't get used yet)
"¿Y por qué no vas vos?" (and why don't you go?)
"Yo supongo él preferirá ir con vos que son más o menos de la misma edad" (I suppose he will prefer to go with you as you are the same age)
You end up agreeing, have a great time too, but are surprised to see Pedri knows all the places you took him to after your brother had made it sound like he had no idea. When you arrive home, he is looking expectant to see your expression, Antonella rolling her eyes besides him, after you tell him you had a great time and leave towards your room, you swear you can hear him let out a joyful noise, but decide to ignore him.
Every new season means a new shirt for the players to use during matches, and as always, Leo promises to bring you, the kids and Anto some for you all to wear, the number 10 and "Messi" on the back to show off your support for the greatest football player there is and ever will be.
He enters your room one random day to give you yours, you are too distracted by homework to check it out, but promise to do it later, you miss the way he pouts, as if he wanted to see your reaction over something.
You finish a couple hours later, the shirt almost forgotten before the bright red and blue colors catch your eye. You pick it up to examine it, it's not you favorite but it looks just fine, you turn it, expecting to see your brother's name and number on it but freeze as you realise there must have been a confusion.
A big 16 with the name Pedri on the top, you run down the stairs to inform your brother of the mistake, yet he has a sneaky smirk as he too checks the shirt out.
"Bueno, digo yo no pasará nada si la usas para un partido o dos. Incluso le podrá dar ánimos al pibe" (well, I don't think anything will happen if you use it to a match or two. Plus, it might cheer up the guy)
Leo promises to ask for another shirt for you (he doesn't mention his closet to be full of them and you don't remember it either, Antonella doesn't say anything, she wants to see for how long her husband will play matchmaker), he will take some time before giving it to you though, he is getting tired of all this, and wants Pedri to be his brother in law as soon as possible.
His plan, surprising or not, has been working out, many times you leave the house talking about going out with Pedri to do god knows what, he hears you two talk until late night hours, and he has heard some of the guys of the team teasing the Canarian about some girl he is crushing on-he really hopes you are the girl or everything will have been a great waste of time.
On the next match, you show up wearing the new shirt, you can feel the whispers behind your back about the unusual number 16 you are showing off, but do your best to ignore them.
Barça wins, a good ending for a long match after a hard season on the players, too far away from better times. You, the kids and Anto wait for Leo among the rest of the families when a boy approaches you, you recognise him as Fer, Pedri's brother from photos the midfielder has shown you.
"Buen partido, ¿no?" (good match, right?)
"Casi me da algo viéndolo" (I almost had a stroke from watching)
"Bonita camiseta por cierto" (nice shirt by the way)
You roll your eyes "Leo es un gil y me dio una que no era. Boludo, no quiero ni saber que se inventaran" (Leo is an idiot and gave me a wrong one. I don't even want to know what people will say)
"Pedri González, del máximo admirador de Messi, a salir con su hermana pequeña" (from Messi's greatest fan, to dating his little sister)
Leo frowns as he watches you laughing with the wrong brother as he walks out alongside Pedri and Piqué, he hits the later with his elbow and signals Pedri with his head, the younger boy seems to have noticed you and his brother too, as he too frowns, a saddened look in his face. Piqué clears his throat.
"¿Viste la camiseta que lleva y/n hoy?" (did you see the shirt y/n is wearing today)
The midfielder shakes his head, his eyes don't leave you figure.
"Che, yo también me fije" (hey, I noticed too)
"¿De qué hablan?" (what are you talking about?)
"Posta me parece que en la parte de atrás hay un 16, eh. Yo que vos chequearia" (I seriously think there is a 16 on the back. If I were you I would check it out)
Piqué nods, and the two watch as the boy approaches you. "¿Desde cuando haces de cupido?" (since when do you play cupid)
"Me tengo que entretener con algo, pelotudo" (I have to entertain myself with something, asshole)
Leo watches from his spot as both you and Pedri blush from whatever you are chatting about. The same behaviour goes on for the rest of the night, sneaky conversations in between you both that he unfortunately can't reach to hear. He pretends to not notice when you two dissappear sometime during the night.
He definitely doesn't squeal under Antonella's amused gaze at the end of the night, when you tell him how you and Pedri kissed and how the midfielder has asked you out for a date.
That night, when your brother is faraway from your room, you pick up Pedri's call.
"¿No deberíamos decirle que él no hizo nada, sino que ya estábamos saliendo?" (shouldn't we tell him that he didn't do anything and we were, already dating)
You shake your head "Naa, déjalo disfrutar al pobre chavon, que en verdad le gusta todo esto de ser casamentero" (noo, let the poor guy enjoy himself, he actually likes this whole matchmaker thing)
You don't think you will ever tell Leo the truth, let him think it was all thanks to him, when in fact you two have been together from the start and found it quite amusing how he played the fool with all these weird coincidences to get you two to become closer. It was time to let him in into your love though, let him know how much you actually like Pedri and he, you.
Unfortunately, after things become official, Leo becomes the most obnoxious, annoying, older brother the world has seen. But that is a story for another time.
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nebulamorada · 9 months ago
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Michael Gavey x witch! reader
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• Cuando te conoció, era sumamente estúpido para él que en cada examen o día importante llevaras piedritas de colores, pero nada supero ese día de examen de opción múltiple en la que a la mitad de las preguntas las contestaste usando un péndulo.
• Te ama realmente, algo más allá de su comprensión porque siempre idealizó una pareja similar a él, pero con un poco de tiempo y paciencia comenzó a disfrutar de vos y cada una de las características que te hacen quien sos.
• Como dije, realmente te ama, pero si pudieras no prender sahumerios o palo santo las ocaciones en las que está en tu dormitorio lo apreciaría, el olor le hace doler la cabeza cuando es muy fuerte.
• Si tenés altares o cosas similares él va a intentar tocarlos más allá de tus pedidos y advertencias, después de todo no hay pruebas científicas sobre alguna deidad existente, no es hasta que te ve pasar por emociones desde la angustia hasta la ira dejando claro que no es un límite que estés dispuesta a remover que se retracta.
• "Mira, es un duende, lo conseguí en una feria a la que fui con unas amigas, ¿no es lindo?" no, él está algo asustado en este momento como escuchar la información que estás diciéndole.
• A veces aún no puede evitar ser un poco escéptico sobre ciertas cosas; tuvo un día horrendo porque la gente es estúpida y la vida es una mierda, ¿qué es eso de mercurio retrógrado?
• "¿Querés que te tire las cartas?" no, realmente no, pero lo preguntas con esa sonrisa tan linda mientras le das pequeñas caricias para convencerlo que está más que dispuesto a escucharte hablar de las cartas que salieron y su significado.
• Realmente, en ocaciones, cuando ve los frascos, las velas derretidas, las cenizas de sahumerios que llamas sal negra y todos los demás elementos, bromea sobre como tal vez lo hechizaste para atraerlo, mencionando el clásico muñeco vudú; pero claro que siempre te ríes de eso, sin contarle sobre la cantidad de miel que usaste en hacer cruces sobre tu lengua antes de las clases que compartían o el frasco sellado con vela que tienes en alguna parte escondido con el endulzamiento que hiciste en su nombre.
• Aprende rápidamente que uno de tus lenguajes de amor suele ser regalarle cosas de "protección", como la pulsera roja que usa en su muñeca o tus pedidos al universo para él, así que lo agradece cada vez.
• Aprendió que recibe muchos besos cada que consigue frascos, velas o incluso "yuyos" para vos, así que lo hace seguido.
• Siempre fue una persona de ciencia, pero escucharte hablar sobre los dioses o diosas con los que "trabajas" es una de sus cosas favoritas para hacer mientras ambos están acostados bajo las mantas mientras se acurrucan contra el otro.
• "¿Te hago tu carta astral?" no entiende para que necesita esas cosas, pero de cualquier modo ahí está en su dormitorio, llamando a su madre para preguntar cuando fue la hora exacta en la que nació para dártela.
• Con el tiempo, aprende los distintos tipos de brujas que hay, como las brujas de cocina, las brujas verdes, las brujas del caos, etc; quitando por fin la imagen de las señoras de vestidos blancos, sombreros en punta y escobas.
• El se adaptará bien a cualquiera que sea tu espacio, creelo.
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fulloffears · 3 months ago
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y no sé si te extraño a vos o a tus acciones, que podrían desprenderse de vos y estar en otros y así extrañaría a alguien más. no sé si sos vos. quizás solo quiero a alguien que me abrace, pero que también me diga "llorá" y se extasíe en mis lágrimas, que se las beba obnubilado de placer. quizás solo extraño a las partes de tu cuerpo que nadie más puede ver, y saber que son solo mías, quizás no sos vos sino solo necesito alguien que me cuente chistes sin sentido para hacerme sonreír, y una mano que me ahorque cuando lo necesito. quizás no sos vos, sino solo tu voz, mi canción de cuna para dormir, y no sos vos sino tu nariz contra la mía en los tontos eskimo kisses que me dabas. y no sos vos sino solo tu alma que se amoldaba a la mia, que la acariciaba porque se conocen hace tanto tanto. estoy casi segura que no sos vos.
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kkkkaio · 1 year ago
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mamá y papá
no suelo decirlo nunca
pero me gustaría que fueran eternos
me da mucho miedo perderlos
me da mucho miedo verlos enfermos
quiero que sepan que los amo con toda mi alma,
incondicionalmente, desde siempre y para siempre
que son todo lo que tengo y quiero tener
que estoy tan agradecida por todo lo que me dan
y por el cariño que aunque no lo digan me lo hacen saber
los admiro mucho
me hace feliz verlos enamorados
no me alcanzaría la vida para agradecerles
espero retribuirles todo lo que me dan si la vida me da la oportunidad
mami sos mi mejor amiga y mejor compañía
papi sos mi mejor ejemplo y mi héroe
zahy, hermana de sangre y del alma
te amo tanto
más que a mí misma
sos mi compañera desde el día en que nací
siempre estuviste para mí y te debo más de mil
fuiste mi ejemplo a seguir
y espero que nunca nos separemos
te amo con mi vida
sin vos nada seria lo mismo
amo compartir tiempo juntas
cocinar, mirar pelis y jugar
gracias por incluirme desde chica en tus salidas ya sea con amigas o novios
siempre pensas en mí
gracias por todo
me siento muy afortunada de compartir mi vida con ustedes
y disfruto de cada momento que vivo a su lado
porque sé que nunca va a volver a ser igual
cambiamos y crecemos todo el tiempo
pero el amor sigue intacto
la felicidad y la sinceridad también
y aunque no esté muy presente algunos días
los sigo amando a la distancia, desde donde sea
son mi cuna y mi hogar
me vieron crecer, mi bienvenida al mundo
me criaron y me cuidaron
me quisieron
me aceptaron
me entendieron
me acunaron
me enseñaron
y les agradezco por estar siempre que los necesito, y si no también
gracias por compartir esta vida conmigo
gracias por ser mi familia
los amo hasta el final
y si existe un más allá
los voy a amar hasta la eternidad
gracias a ustedes soy lo que soy
gracias a sus enseñanzas y consejos
a su paciencia y cariño
a su trabajo duro en todo su sentido
me siento rodeada de riqueza
y no hablo de la riqueza material
mucho menos de la plata
sino de lo sentimental
el amor que les tengo va más allá
de lo que se pueda contar
y aunque nunca lo digo
los amo con el alma
con sus enojos y defectos
con sus días estresados y de locura
los amo en cada luna
un gracias no alcanza
ni este texto tampoco
sólo quería contarles lo que siento desde el alma
y como no soy buena hablando
les digo escribiendo
que son lo más lindo q tengo
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analisword · 10 months ago
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem Reader)
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Antes de iniciar les quiero agradecer mucho por el apoyo que le han estado dando a la historia, significa mucho para mí, ¡gracias! les traigo capítulo RE cursi, que ya hacía falta jaja.
Capítulo 14.
Decían que la calma venía después de la tormenta, y eso nunca se había sentido tan real. 
Las siguientes semanas después del incidente se habían sentido como un verdadero abrazo al corazón, Enzo tenía el poder de hacer que los días pasaran más rápidos, durante esos días, tanto Alana como él decidieron silenciar sus celulares y disfrutar de su nueva rutina sin escuchar al mundo exterior. 
Enzo al fin había vuelto a filmación de la película y Alana había vuelto a escribir, nuevamente no se veían mucho durante el día debido a sus trabajos, pero las noches eran para ellos, veían películas o leían hasta tarde, se habían propuesto a aprender a cocinar, por lo que ahora  el servicio a domicilio de comida rápida no era tan recurrente, pero la comida seguía siendo igual de deliciosa, las costillas de Alana habían sanado bastante bien, aunque no podía decir lo mismo de la herida de su frente. 
—En verdad odio como se ve—dijo Alana viéndose en el espejo del baño mientras Enzo terminaba de cepillarse los dientes, era domingo y acababan de despertarse hace apenas unos minutos, tiempo atrás le habían quitado los puntos de la frente, dejando una línea morada e irregular como cicatriz 
—El doctor dijo que tardaría un tiempo en terminar de sanar—le recordó Enzo una vez se terminó de enjuagar la boca.
—De todas formas quedará la marca cuando termine de sanar—dijo tristemente mientras se inspeccionaba la frente, juraba que entre más se veía al espejo, más imperfecciones le encontraba. 
—Sos hermosa, no me gusta verte así de triste por eso—dijo Enzo tomándola de la cintura, no era la primera vez que Alana se quejaba al respecto. 
—Si tú estás cansado de escucharlo, yo también estoy cansada de decirlo, pero en verdad no soporto verme al espejo—suspiró para después girándose sobre sus pies y luego hundir su cara en el hueco del cuello de Enzo, Alana siempre había sido una chica bastante segura de sí misma, para nada se consideraba Miss Universo, pero era consciente de que tenía lo suyo, sin embargo, entre el peso que había perdido durante su sanación y la horrible cicatriz que marcaba su rostro, le resultaba difícil sentirse linda, incluso si Enzo se encargaba de recordarle cada día lo bella que era. 
—No estoy cansado de escucharte—dijo Enzo suavemente—. Simplemente me frustra un poco que tengas que lidiar con eso. 
—Me gustaría que hubiera una forma de simplemente hacerla desaparecer—respondió alejándose un poco de él, el chico protuyó los labios, lo cual era signo de que estaba pensando en algo. 
—¿Qué estás ideando en esa retorcida mente tuya?—preguntó Alana riendo. 
—Bueno, tal vez no hay forma de desaparecerla en si, pero sí de ocultarla. 
—No me voy a hacer flequillo—respondió Alana rápidamente como si le hubiera leído la mente, la última vez que había utilizado flequillo fue cuando iba en secundaria y lo había odiado absolutamente. 
—¡Pero si se te vería re lindo!—dijo Enzo riendo.
Alana inclinó la cabeza y se lo pensó un poco, entre usar flequillo y tener que andar por la vida con esa línea en la frente, quizá sí prefería usar el flequillo, además, un cambio de look le vendría bastante bien. 
—Me convenciste—dijo elevando los hombros.
—Wow,  fue fácil—rió—. Sólo quiero que vos te sientas bien, hasta calva te verías linda—dijo él buscando algo entre los cajones del baño. 
—¿Qué buscas?
—Las tijeras, mi vida—dijo él con tono de obviedad. 
—¿Me lo vas a cortar tú?—preguntó Alana horrorizada. 
—Obvio, soy un excelente peluquero. 
—¿Cuándo has cortado el cabello de alguien?—preguntó Alana llevando las manos hacia sus caderas.
—Nunca, pero no creo que sea muy difícil, ¿no?
Alana lo miró no muy convencida, estaba loca si permitía que Enzo le tocara el cabello, pero entonces pensó que sólo serían unos cuantos centímetros, no podía salir tan mal, ¿cierto?
—Si me terminas cortando más de lo adecuado, me comprarás una peluca—lo amenazó mientras se sentaba sobre la tapa del retrete.
—Del color que vos querás—dijo él emocionado, se veía bastante feliz por cortarle el cabello, quizá si no hubiera sido actor, ser estilista hubiera resultado su carrera soñada. 
Entre los dos se pusieron a ver un tutorial en YouTube, ciertamente no parecía algo muy difícil de hacer, aunque sí debían tener cuidado, Alana cerró los ojos cuando Enzo acercó las tijeras a su cabeza y lo dejó hacer su magia, en menos de 10 minutos, el chico había terminado de hacer su trabajo. 
—Ya podés abrirlos—dijo él. 
Alana primero abrió un ojo y luego el otro. 
—¿Tan mal se ve?—preguntó ella con miedo al notar que el chico la veía estupefacto. 
—Te ves preciosa—respondió él—. Miráte en el espejo. 
Alana se paró y se observó.
—Enzo—dijo sorprendida—. Mi amor, lo hiciste increíble, me encanta—dijo emocionada, su cabello caía sobre su frente de manera adecuada, aún podía ver sus cejas, pero la cicatriz de su frente había sido difuminada perfectamente. 
—No puedo creer que me hayas dejado cortarte el cabello—dijo incrédulo y peinando otros mechones. 
—Cuando termines de filmar tu película, yo seré la que te lo corte a ti—respondió ella—. Te raparé dormido. 
—Sí te creo capaz—dijo él. 
Desayunaron escuchando música y se terminaron de alistar, Enzo se había encargado de traer las cosas de Alana a su departamento hace un par de semanas, Sebastián se había mudado con unos amigos, el antiguo departamento había sido puesto nuevamente a renta, ninguno de los dos tenía intención de volver a ese lugar, así como Alana no tenía la intención de volver a ver a Sebastián en su vida, desgraciadamente el chico estaba libre después de pagar la fianza, pero al menos había conseguido una orden de restricción que le impedía acercarse a su ex novia. 
Enzo y Alana habían salido un par de veces en público para chequeos en el hospital, la gente aún no entendía qué tipo de relación había entre ellos dos y debido a que ninguno confirmaba nada aún, la gente especulaba que era meramente una amistad.
 Les gustaba la privacidad que tenían en el departamento, aunque estaban conscientes que eventualmente tendrían que salir y enfrentar al mundo, claro que querían mantener su relación privada, pero no secreta,  ese día al fin había llegado, Alana no creía sentirse capaz de seguir más tiempo encerrada en el departamento, necesitaba al menos salir a caminar e ir a tomar algo y quería sentirse libre de poner besar y abrazar a Enzo cuando le apeteciera. 
—Vamos por un café y caminar un rato en el parque, ¿te parece?—preguntó Enzo, en realidad llevaban días planeando su salida, sin embargo, hasta hoy Alana se había sentido preparada para hacerlo. 
Cuando salieron del departamento Alana no pudo evitar sentirse nerviosa, no era raro que le tomaran fotografías a Enzo en la calle o se le acercaran para pedirle autógrafos, sabía que estar a un lado del actor implicaba captar un montón de atención y reflectores, sabía que por el medio en el que ambos se envolvían, su relación estaría en boca de muchas personas, sin embargo, una vez que Enzo entrelazó los dedos con los de ella, todos sus miedos se fueron, estarían bien, todo iba a estar bien. 
La caminata hacia la cafetería fue bastante tranquila, Alana notó que algunas personas con grandes cámaras les tomaron fotografías desde lejos, Enzo y ella se limitaron a pretender que no estaban ahí, una vez que tuvieron sus cafés, procedieron a caminar hacia el parque. 
—Acá fue la segunda vez que nos vimos, ¿te acordás?—preguntó Enzo, Alana asintió con nostalgia, era loco pensar lo mucho que habían cambiado las cosas en los últimos meses, apretó la mano del chico con afecto. 
—Me quedé dormida en la banca—dijo ella negando con la cabeza.
—Vos te podrías quedar dormida en cualquier lado—dijo él depositando un beso en su mejilla. 
Conversaron de varios temas, sobre los recientes capítulos que había escrito Alana para su novela, sobre como Enzo sí se cortaría el cabello una vez terminara las filmación de su película, iban dando su tercera vuelta a la manzana cuando Alana escuchó un débil maullido. 
—¿Escuchaste eso?
—¿Qué cosa?
—Como un gato, pero no veo ninguno—dijo ella inspeccionando el lugar con la mirada, entonces lo volvió a escuchar, Enzo hizo cara de lástima. 
—Ay, está llorando el pobre. 
Alana soltó la mano de Enzo y corrió hacia el arbusto de donde procedía el chillido, había una caja con un gato muy pequeño y flaco. 
—Ay no, me muero—dijo ella agachándose—. ¿Quién lo habrá dejado aquí?—preguntó con miedo a cargarlo por lo frágil que lucía. 
—No debe tener más de un par de semanas—añadió Enzo de cuclillas, era un pequeño gato naranja que muy apenas podía abrir los ojos.
—No lo podemos dejar aquí, tenemos que llevarlo al veterinario—dijo Alana—. Siempre he querido un gatito—mencionó sútilmente. 
—Vos te lo querés quedar, ¿cierto?—preguntó Enzo directamente, Alana lo miró con ojos suplicantes, aún no habían entablado bien la situación en la que se encontraban, pero Alana llevaba semanas viviendo en el departamento de Enzo y ninguno tenía planes de cambiar eso—. Yo también siempre he querido uno—dijo él al notar que la chica no decía nada, Alana sonrió mostrando todos los dientes y se le lanzó encima de él en un abrazo. 
—Gracias, gracias, gracias—dijo rápidamente. 
—Anda, tenemos que llevarlo al veterinario para revisar que todo vaya bien y ponerle sus vacunas. 
Alana tomó al pequeño gatito y se lo llevó a su pecho en lo que Enzo pedía un taxi hacia la veterinaria más cercana.
—Siempre dije que a mi primogénito le pondría Mateo, así que ese será su nombre—dijo Enzo acariciando la cabeza del pequeño gato mientras hacían fila en la veterinaria, Alana rió al escucharlo. 
Sin embargo, Enzo tendría que esperar un par de años más para hacerlo, pues el gato terminó siendo gata. 
—Esto es un desastre—dijo Enzo dramáticamente—. ¿Cómo le pondremos entonces? Mateo estaba genial. 
Alana rodó los ojos al escucharlo, se encontraban de vuelta al departamento sentados en el suelo, con un arenero, un montón de juguetes y una pequeña No-Mateo  investigando el lugar, el veterinario les informó que no tenía más de 3 semanas de nacida, tendrían que alimetarla con biberón y toda la cosa, no había estado en los planes de ninguno tener una mascota pronto, pero en las pocas horas que llevaban con la gatita, se había ganado su amor por completo. 
—No tengo idea—bufó Alana mientras tomaba a la gata para que no se metiera debajo del sillón. 
—Vos sos la escritora aquí, debes ser buena con los nombres—dijo Enzo mientras preparaba la fórmula del biberón. 
—¿Qué hay de Matilda? Suena parecido a Mateo—sugirió, Enzo arrugó la nariz al escuchar el nombre. 
—No, no—dijo él. 
—¿Mafalda?
—Amor, sos pésima en esto—replicó él. 
—¿Felicia?
—Basta—dijo él riendo—. ¿Qué te parece Zola?—sugirió, Alana arqueó una ceja al escucharlo. 
—¿Zola? ¿Por qué la encontramos sola?—bromeó. 
—No, boba, Zo porque así termina mi nombre, La porque así inicia Lana, ¿entendés? Zo-La, Zola. 
—Zola, me gusta—dijo ella.
Jugaron un par de horas más con Zola hasta que se quedó dormida en la pequeña cama que le habían comprado, Alana sabía que ella sería la responsable de cuidarla durante el día, nunca había tenido una mascota antes debido a que en México sus padres no la dejaban y en su antiguo departamento las mascotas no estaban permitidas, se encontraba algo nerviosa, aunque feliz por la nueva aventura que le esperaba.
—Amor—murmuró Enzo una vez volvieron a recostarse en la cama, ambos se encontraban agotados, habían pasado un montón de tiempo en la veterinaria y preparando al departamento para Zola. 
—¿Sí?—preguntó ella escuchando con atención.
—No sé si lo notaste, pero nos tomaron un montón de fotos hoy—dijo él acariciando su espalda—. Ya vi algunas y bueno, se re nota que tenemos algo. 
—No lo creo, fui bastante discreta—dijo ella arrugando la frente, Enzo hizo una mueca y le mostró una fotografía sacada de Instagram, en ella se mostraba a un Enzo saliendo de la veterinaria con Zola entre sus brazos, Alana se encontraba agarrando su trasero, ella abrió dramáticamente la boca ante la imagen. 
—¡Ni siquiera recuerdo haber hecho eso!—dijo horrorizada. 
—Lo haces más de lo que vos crees, de hecho lo estás haciendo justo ahora—dijo él riendo, Alana se carcajeó al notar que era verdad, apartó su mano de Enzo pero él volvió a colocarla ahí. 
Después deslizó el celular por la pantalla y le mostró otra fotografía en donde salían besándose en la cafetería. 
—Bueno, supongo que ya todo el mundo lo sabe—dijo ella, podía imaginar la clase de comentarios que estarían en las redes sociales por haber pasado de estar en una relación con Sebastián a una con Enzo en poco tiempo, pero decidió no preocuparse mucho al respecto. 
—No puedo controlar que me pregunten o no por vos en las entrevistas, así que quiero saber con qué te sentís cómoda, es mi prioridad  que vos estés bien—dijo él acariciando su mejilla, tan comprensivo como siempre. 
—Bueno, ciertamente no quiero ser un secreto, pero sí quiero que tengamos nuestra privacidad—dijo repitiendo lo que ya habían establecido hace unos días—. Eso significa que debo de tener más cuidado con no tocarte el trasero saliendo del hospital con nuestra hija—bromeó refiriéndose a la fotografía de Enzo con Zola en manos.
—Vale, me agrada la idea—dijo él—. Ahora vuelvo, voy por agua. 
Alana se entretuvo unos minutos viendo la película a la cual no le habían estado prestando mucha atención hasta que Enzo volvió de la cocina, no llevaba un vaso de agua consigo, en cambio llevaba un ramo de tulipanes amarillos, las flores favoritas de Alana, ella se sentó rápidamente y le bajó a la televisión ante la imagen de él apoyando en el marco de la puerta con las flores y su pijama de cuadros rojos y azules. 
—¿Y eso?—preguntó nerviosamente, Enzo se acercó lentamente y se las entregó. 
—Tenemos que ponerle nombre a esto—susurró. 
Alana tragó saliva y sintió su corazón latir rápidamente ante las palabras de Enzo. 
—¿Puedo ser tu novio?—preguntó  nerviosamente, sus mejillas estaban rojas y sus manos estaban temblando, Alana sintió que se derretía ante la imagen—. Mi amor, te juro que iba a preguntártelo más romántico y toda la cosa, pero es que vos te ves tan linda ahora mismo, me muero, quiero que vos seas mi novia ya—habló rápidamente y la apretó contra él sin importar que ella aún estuviera sosteniendo las flores, Alana soltó una carcajada, Enzo se escuchaba mortificado por la falta de preparación en  la propuesta, pero a ella le pareció perfecta, no necesitaba de un cartel gigantesco o una cena costosa, aquí, justo en la cama abrazada de Enzo,con la luz de la luna que se colaba de la ventana y el ruido de fondo de la televisión, era más que suficiente. 
—Claro que sí—respondió ella. 
Enzo oficialmente era su novio, no podía sentirse más feliz al respecto. 
—Aunque mañana te toca preparar el desayuno, novio. 
—Está bien, novia. 
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stupidworld · 2 months ago
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Quien se enamore de vos te va a amar tal cual sos, no hace falta que cambies tu personalidad o gustos por esa persona. Buscá un muchacho que te quiera, pero que te quiera de verdad hija.
Mi papá<3
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neuroconflictos · 1 year ago
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Para vos, que estás intentando sentirte bien
En algún lugar del mundo, en este preciso instante, alguien está pensando que se quiere suicidar. No lo sé, pero tampoco lo estoy suponiendo. Es así. Aunque no pueda verificarlo. Incluso si no sé su nombre. Estoy segurísima de que esta noche me duele un poco, porque alguien está pensando que se va a suicidar. Tal vez son muchos, en realidad. Quizás son decenas, centenas de personas, que piensan que esa es la escapatoria. ¿Escapar de qué? Del sufrimiento. De la vida. De intentar. De los amaneceres. De los días de soledad. De la gente cruel. De los prejuicios.
En algún lugar del mundo, en este preciso instante, alguien está llorando. No se le caen un par de lágrimas, aunque sea igual de importante. Se está desangrando por los ojos. Está cansado. El desamor. El bullying. La humillación. Un mal presente. Depresión. Ansiedad. Una familia que no escucha, o que no está. Amigos que no consigue. Pensamientos que le inundan la paz, y sólo puede desahogar por los ojos. No lo sé, pero estoy segura. Sé que alguien en este momento se siente triste aunque no lo demuestre con lágrimas, y lo comprendo. Me gustaría abrazarlo, aunque no lo pueda hacer. Me gustaría decirle a la persona, o a las decenas, centenas, millones de personas que sufren, que va a pasar. No sólo decírselos. Asegurárselos. Repetirlo hasta que tengan un mínimo de esperanza. Porque de ese mínimo de esperanza me sostengo cuando me siento así de triste.
En algún lugar del mundo, en este preciso instante, alguien necesita un gesto de bondad. Aunque sea uno chiquito. Una caricia, un golpecito en el hombro a modo de ''Dale ché, nada duele para siempre'', una mirada que denote humanidad, una sonrisa, una palabra, o un buen trato. A veces todo lo que sostenés a tus espaldas no logra derribarte gracias a un simple buen trato.
Yo sé que este planeta es grande, y que no puedo alcanzar todos esos dolores. Sí los puedo sentir. Más cuando los comprendo, como ahora. Y me gustaría que este escrito se traduzca en todos los idiomas y llegue a todos los corazones, pero hago lo que puedo, y va a llegar a algunos. Y eso me alcanza, al menos por ahora.
En algún lugar del mundo, en este preciso instante, estoy escribiendo este texto. No sé bien por qué. Quizás porque estoy triste. Y porque cuando estás triste no querés que nadie se sienta como vos. Me gustaría hacer más por todo el resto. Pero hago lo que está a mi alcance. Y las palabras siempre estuvieron a mi alcance.
Si vos sos alguna de esas personas, no te conozco. Probablemente nunca lo haga. Puede que te haya visto en la parada del colectivo, o saludado en un bar, o puede que te siga, o te likeé comentarios, pero no conozco tu dolor. No puedo siquiera imaginarme su tamaño. No sé cuál es su raíz. No sé hace cuánto lo cargás con vos encima. Y no puedo, aunque muera de ganas, convencerte de nada. Sólo quiero decirte, tomándome el atrevimiento de hablarte de algo tan personal sabiendo poco y nada, que vas a estar bien. No lo sé. Pero tampoco lo estoy suponiendo. Es así. Aunque no pueda verificarlo. Incluso si no sé tu nombre. Estoy segurísima de que esta noche vas a irte a dormir con una sonrisa, porque aunque no me creas ahora, te lo prometo una y mil veces, las que necesite hacerlo para que se te grabe en el corazón: Algún día me vas a creer.
Cherryofsaturn
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deepinsideyourbeing · 8 months ago
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Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose  cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.  
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu: Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo. taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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chiquititamia · 7 months ago
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HOLIIIIII Me da tremenda vergüenza pedir esto, so, momento anónimo (—🌻) Podría pedir algo que sea sobre juani? Estoy urgente de oneshots o cosas parecidas con él y no encuentro casi nada help En el que contenga un poco de angustia, ya que cuando juani muestra a su pareja en un stream hay una pequeña cantidad de gente que termina acosando a la lectora solo por andar con juani Espero que no sea una molestia, ¡y suerte con tus exámenes! —🌻
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-¡Y bueno chicos, eso es todo! Un beso, chaaooo – Juani le tiró besos al móvil que le enfocaba desde el pequeño trípode de mesa. Después de eso dijo adiós con la mano y cortó la emisión de twitch.
Tú estabas tirada en el sofá intentando leer un libro, pero francamente no te concentrabas y tenías que pasar por el mismo párrafo varias veces para conseguir enterarte de algo.
Juani entró en la habitación frotándose los ojos, tanto rato delante de la pantalla y del foco de luz que usaba para iluminarse le terminaba cansando la vista.
-¿qué fue, neni, qué hacés? – se tumbó a tu lado acurrucándose y acariciándote el vientre por encima de la ropa.
-Nada, aquí esperando a que terminases…
Juani te mira con sus grandes ojos azules apoyando su cabeza llena de rizos en tu pecho.
-¿Me estabas esperando?
-Y sí, Juani, quería decirte hace un buen rato si querías que pidiésemos delivery porque tenemos la heladera vacía, pero se nos pasó ya la hora y todos los restaurantes están cerrados – habías intentado sonar menos enfadada de lo que realmente estabas, pero el hambre que sentías no hacía si no agriarte más el carácter. En realidad, no le estabas culpando por hacer el stream, ni por demorarse; en el fondo estabas molesta por algo que no querías decirle, pero que ya llevabas demasiado tiempo guardándote para ti misma.
-Él frunció el ceño con preocupación más que con enfado.
-¿Y no podías haberme preguntado antes de que eso pasase?
-¡Estabas en tu stream! - contestaste molesta olvidando que Juani no podía leerte la mente y no sabía por qué tus pensamientos estaban escalando hacia un lugar de enfado que no estaba siendo del todo racional.
-No sería la primera vez que apareces en un stream mío – se incorporó apoyándose en sus brazos para mirarte mejor a la cara – ¿se puede saber porqué estás tan enfadada, amor? Si el hambre es el problema estoy seguro de que te puedo preparar al menos un buen bowl de cereales o una tortilla…
La forma en la que Juani estaba intentando resolver la situación y pensando en soluciones te ablandó el corazón, era una de las cosas por las que te habías enamorado de él. Ahora te sentías culpable por haber saltado así y sobre todo por no haber sido sincera con él desde que te comenzaste a sentir mal.
-No es eso… - bajaste la mirada avergonzada.
-Pues decime que es, por que no quiero que estés mal, gorda… - al ver que estabas bajando el tono y te estabas relajando tomó tu mano entre las suyas y la besó.
-Es que la última vez que aparecí por tu stream no sabes la de gente que me escribió diciéndome de todo por Instagram…hasta encontraron mi Facebook, y eso que no está ni mi nombre real… y, no quiero que además te molesten conmigo, dicen que no soy tan guapa como para estar contigo y…
-¿Que qué? – en la mirada de Juani había fuego – no me puedo creer que te hayan dicho semejante pelotudez, ¿¡pero quién se creen que son?!
-Dale, Juani, pero es lo normal cuando alguien es público y yo se que no debería tomármelo así – antes de que pudieras continuar hablando tu novio te interrumpió.
-¡Que no, nena, que no! Vos sos lo más importante para mí, y si me quieren a mí te tienen que querer a ti – nunca habías visto a Juani tan furioso. Tenía que reconocer que ese impulso protector te estaba derritiendo por dentro – La próxima vez que haga stream vos te vas a sentar en mis piernas si te da la real gana, ¿ta?  Además, me jode que te lo hayas callado para no hacerme sentir mal, que te conozco… - se lamentó.
Tú le acariciaste la cara y le volviste a recostar sobre tu pecho para que ahora fuera él el que se tranquilizase. Pasando los dedos por sus rizos suaves no pudiste reprimir una sonrisa. La validación que no sabías que necesitabas te había quitado un peso de los hombros y ahora te sentías aliviada.
-Además, vos sos lo más bonito del mundo, ¿de qué están hablando? – murmuró aún contrariado.
-Está bien, amor…- seguiste dándole caricias.
Él sonrió y te dio un beso breve antes de levantarse de un salto.
-¿Querés también una fruta con tus cereales?
Bueno anon, espero que te haya gustado aunque sea un poquito solo, no estoy acostumbrada a escribir nada que no acabe en smut 🤣🤣. Y siento haber tardado tantísimo en responder, pero quería hacerlo cuando terminase los exámenes. Un abrazo!
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Saben lo que pasa, yo creo que los gringos viven en esta sociedad tan mierda que decir "odio a los niños" o "odio a las embarazadas" es un grito de guerra porque viven con gente que patea criaturas y embarazadas idk, tipo no sé ustedes pero a veces una oración es solo eso, una oración.
Entonces vos decis algo tipo "dios mio odio las criaturas" y hacen 32 ensayos y 5 video análisis sobre como eso te hace una persona de mierda porque las criaturas no pueden cuidar de si mismas y no tienen autonomía entonces eso te hace menos de izquierda porque sos un reaccionario de mierda que quiere que los chicos no existan en espacios públicos.
Mientras vos pensaste tipo "dios mio mi primito me rompio las bolas toda la tarde" y no salio mas de ahi
I tal vez creen que las redes sociales son una parte fundamental de la existencia humana y no..eh...donde venis a mirar minas en bola mientras encontras memes
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ffeelann · 8 months ago
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The Arcana as ARGENTINOS
haci como escuCHASTES
ASRA:
Nombre delicado, lo criaron los abuelos.
Usa frases del año del orto.
''Quedar bien con Dios y con el Diablo'' kid.
Como sos MC no putea en frente tuyo. Él un caballerito.
Tiene hormigas en el culo, no podés llevarlo al carnaval porque se te escapa y capaz perdido no está pero NO ESTÁ POR NINGÚN LADO.
Se sabe todos los programas q están al aire y de vez en cuando ve de nuevo novelas como Esperanza Mía o Educando a Nina.
JULIAN:
Se llama Julián.
Vio siete veces Casi Ángeles.
Es insoportable porque le gusta un poco que lo corrijan todo el tiempo.
Portia lo persigue para que lave un plato.
Él era el preferido de la profe de teatro.
Si estudia ciencias, lo hace por aceptación social. Él quería cantar en Broadway.
Sus outfits están chetos porque ofenden a las señoras y a los conservadores. Te amo Julian.
NADIA:
Alma de vieja. Tenía cinco años y ella solita se sentaba a ver el Zorro en la tele.
No soporta Gran Hermano, le causa pensamientos violentos, pero a su familia y a Lucio le gusta así que se fuma el programa.
Es una cheta piola, en primaria capaz que le hacían bullying hasta que un día las hermanas se pararon de manos.
100% segura estoy de que estuvo enamorada de una profe de literatura.
Es una chica 11 posts, 56789 seguidores, 790 seguidos en instagram. Te amo Nadia.
Es la primera en poner casa para ir a merendar con el grupito de whatsapp. Y en las juntadas siempre se porta y lleva a alguien.
Las amigas en el grupo de whatsapp están hasta el moño de Lucio. Lo odian.
LUCIO:
Le dio dengue.
En secundaria era el que siempre tenía quilombo y los ig de confesiones estaban llenos de cagadas que él, DE HECHO, se había mandado en algún momento.
Bostero a morir.
Siempre en el club él, pero no le gusta hacer él el asado porque no le gusta tener olor a humo.
Se enoja por la inflación y es el primero en comprar boludeces que no necesita.
Cuando hablan de política él se sustenta gritando.
Tiene grabado casados con hijos en el cerebro.
MURIEL:
Se crió viendo Hijitus y él es igual(un dulce de leche que vive con su pichicho en una lata)(no es una lata pero poco más y sí).
Todavía toma chocolatada y lo que vos le digas no le va a impedir comprarse su Nesquik.
El momento más sociable de su vida fue cuando ganamos la copa y desde entonces los vecinos no le tienen más miedo.
Vive en un terrenito en las sierras.
Su casa tiene un sólo punto donde hay conexión a internet.
Todo animal q encuentra automáticamente tiene casa. Sea una serpiente, un sapo o un elefante. Él lo alimenta como si fuese un perrito q encontró.
Nunca fue a votar porque nunca le renovaron el DNI así que legalmente él no figura en ningún lado. No existe.
PORTIA:
Mochilera.
Ella es la de los reels bonitos de lugares chetos de Argentina.
Adora profundamente las cataratas del Iguazú.
Los emprendimientos de cositas veganas y sustentables la aman profundamente porque ella existe por y para las ferias.
Ella quiere comprarse su barquito así que es influencer de viaje sólo por eso.
Julian tiene el chat explotado de fotos porque ella le manda 1000000 cosas.
Es fan de la Locomotora y de Paula Paretto.
Ella seguramente se llamaría Paula.
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