#tus suelos. que un soldado en cada hijo te dio“
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Kyle and the devil?
Apparently, yeah. Good for them tbh, they say Mexicans has the devil in their souls
#[struggles in christian]#ooc: the beleive of the devil in tthe soul of Mexicans comes from the Aztec god of the war and underworld. since every mexican is born with#hunger to defend their country by the gift that that god gave them#since in the prehispanic times. those types of beleifs werent stigmatized#it actually makes sense that the mexican is the making out w him#the beleif this presevers because in fact in the national anthem they refee this is as that the patria (a way to say god but for the countr#gave everyone of their sons a soldierr gift#with “piensa o patria querida#tus suelos. que un soldado en cada hijo te dio“#dc comics#barbara gordon#dc#babs gordon#batgirl#babs#dc tumblr#batfam#batman#dc oracle
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Finales alternos
(Cregan / Oscar)
Masterlist de mi autoría
Finales alternos del shot corazón ajeno.
Cregan
Tal y como había prometido, Cregan se presentó a la ceremonia de pretendientes. Y Rhaenyra no tardó en increparlo.
—Vienes aquí a reclamar algo que tú mismo despreciaste la primera vez que se te dio... ¿No te da vergüenza tal descaro?—Cregan agachó la mirada—. ¿Te crees que mi hija merece tal humillación?—
—Su hija merece todo menos las desgracias que yo mismo le he hecho pasar, majestad... Ruego por el perdón de la princesa, por todas las molestias y dolores que mi ignorancia le ha ocasionado... Pido su perdón y una segunda oportunidad... Mis hijos la aman, y yo también. Lamento no haber sido capaz de verlo en su momento.—
____ mantuvo la mirada en el hombre agachado frente al trono.
¿La amaba realmente? No podía creerlo tan a la ligera.
Pero tampoco iba a negar que verlo en el suelo, rogando por su perdón frente a docenas de lores que buscaban su mano también... fue algo determinante.
—Hemos escuchado su petición, al final del dia será la princesa quien decida... Levántate y vuelve a tu lugar, deja que el resto de lores se presenten también.—Cregan asintió, retrocediendo a su lugar en la fila.
Uno por uno, los lores fueron pasando al frente para decir lo que esperaban del casamiento y lo que ofrecerían. Todos fueron contestados por Rhaenyra, pero hubo uno al que ____ se dirigió directamente. Uno al que Cregan reconoció. Benjicot Blackwood.
Su sobrino en ley se paró frente al par de mujeres con total confianza, bien recibido por la princesa que reía con sus tonterías. Cregan tuvo miedo.
El destino sería muy cruel si otra vez un Blackwood intervenía en su relación con ____.
—Pueden marcharse... En los próximos días, la princesa irá al hogar del elegido.—
Cregan salió del salón devastado.
La idea de que había arruinado toda mínima oportunidad de arreglar las cosas pesaba en sus hombros. Tenía la esperanza de que esa tarde ella volvería a Winterfell con él. Tenía planeado un festín, uno que iguale al de su pasada boda. Se esforzaría en brindarle la fiesta que le debía. Siempre a su lado. Pero ahora creía que eso ya no ocurriría.
—¿Y ____?—Rickon preguntó casi y asustado por la respuesta.
—Ella... No lo sé, hijo.—Cregan se sinceró—. ____ vendrá si así lo desea... Esperemos que quiera volver a nuestro lado.—
El pequeño no se veía muy contento con la respuesta, pero no dijo nada más.
La noche comenzaba a caer en Winterfell, y Cregan hablaba con algunos soldados en la entrada de la fortaleza. Su semblante serio se suavizó enseguida al ver a ____ cruzar la entrada.
—Diablos, sí que hace frío... No pensé que hiciera tanto.—
Cregan no tardó en sacarse su pesada capa, cubriendo a la pequeña mujer enseguida. Sintió un gran alivio al ver que en esta oportunidad ella no lo apartó.
—Me elegiste...—El hombre mantuvo sus manos en la capa, cubriéndola aún más.
—No me hagas arrepentirme.—Las manos de Cregan subieron a las mejillas de ____, acunándolas con cariño.
—Empezaremos de cero... Hoy será la noche de nuestra boda.—acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja—. Borremos todo recuerdo del pasado, déjame crear nuevas memorias...—
—Ver que me miras con tal sentimiento ya es un muy buen primer recuerdo.—____ sonrió apenas. Aún algo inseguro, Cregan la rodeó entre sus brazos. Y sintió que se moría al sentir los delgados brazos de la mujer rodear su cintura—. Nuestro primer abrazo... Lo recordaré también.—Cregan sonrió.
Esa noche, y debido al imprevisto arrivo, se armó una cena apresurada. No había tantos invitados como la primera vez, pero no importó mucho. Y tal y como prometió, Cregan no se despegó de su lado. Cuidó cada pedido y deseo de la mujer, cumpliendo con cada uno.
Cuando Mariah comenzó a bostezar, ____ decidió que era momento de dormir. En cuanto cargó a la pequeña, Cregan tomó a Rickon. Los subieron a su cuarto. Y tal y como ellos deseaban hace tiempo, ella los arropó con cariño, mientras les cantaba una tonta historia para entretenerlos. El hombre los miraba desde la puerta, sintiendo que su corazoncito se ablandaba al escuchar la suavidad con la que ____ le cantaba a sus hijos. Solo cuando ellos se durmieron, dejaron el cuarto.
—"¿El lobo y el dragón"?—Cregan miró a la mujer a su lado, quien sonrió enseguida.
—La inventé sobre la marcha, pero creo que podría hacer una bonita canción para ellos... Para nosotros ¿No crees?—____ se detuvo frente a la puerta de su cuarto, y Cregan la imitó—. Bueno, gracias por esta noche, Cregan... Sin duda fue mejor que la primera noche de bodas.—
—No hay nada que agradecer... Si hubiese tenido más tiempo, la celebración habría sido más digna.—
—Fue hermosa, de verdad.—Abrió la puerta, y se deslizó al interior—. Que descanses.—____ quiso cerrar la puerta, pero la gran mano de Cregan la detuvo. Aquello extrañó a la mujer.
—La primera vez, no solo la cena fue insuficiente... Me temo que fallé como esposo también.—____ frunció el ceño confundida—. No consumamos nuestra unión.—____ sintió que el calor subía a sus mejillas, y terminó de morir en cuanto Cregan avanzó al interior del cuarto—. No haremos nada que no quieras.—
—Sí, quiero.—el hombre sonrió enseguida al ver la rapidez con la que respondió.
Su cuerpo cubrió enseguida el ajeno, y las vestimentas no tardaron en cubrir el suelo.
Esa noche, Cregan se encargó de demostrarle a la mujer el inmenso amor que le tenía, cuidando de hacerla sentir lo mejor posible. Y en la mañana, cuando los cuatro desayunaron en un ambiente de lo más cálido y agradable, Cregan entendió que debía cuidar esa alegría con su vi
Oscar
El joven lord apenas llevaba unos días como gobernante, y la tarea de conseguir una esposa era algo que le daba cierto miedo. Por ese motivo, sus consejeros le recomendaron ir a la fiesta en Harrenhal y ver si alguna doncella le agradaba, era muy probable que algunas le ofrezcan la mano. Pero Oscar no quería eso, no quería "recibir una mano". En realidad, no quería nada. No quería forzar algo tan sagrado como el amor. Al menos, él pensaba de esa manera.
Los matrimonios acordados no le hacían mucha gracia, y había crecido con una idea que su abuelo le inculcó desde pequeño respecto a ello.
"Cuando uno lo sabe, lo sabe. Y tú lo sabrás en su debido momento. La verás, y tu corazón te dirá que es la indicada"
¿Cómo podría fallarle a la memoria de su abuelo casándose con cualquiera?
Asi que su idea era hacerse el tonto y afirmarle a sus consejeros que ninguna mujer le agradó. Así ganaría tiempo. Pero sus planes se vieron opacados cuando ____ Targaryen apareció en el jardín del arciano.
—Perdón ¿Interrumpo?—la mujer se acercó con duda al verlo solo.
—Solo mi intento de desaparecer de la fiesta.—____ sonrió con aquello, y Oscar se sintió extraño.
—Intentaba lo mismo... ¿Le parece buena idea desaparecer juntos?—el joven asintió enseguida, sin asimilar siquiera el planteo. La siguió al ver que ella le indicaba que la acompañara.
Cruzaron el patio a paso apresurado, deslizándose por una puerta algo destruída. Era emocionante cruzar por los pasillos vacios, deteniéndose en silencio cuando alguien aparecía en el radar. Oscar sentía que su corazón explotaba en cuanto ____ presionaba su mano, haciendo que se detuviera o avanzara en cada esquina.
Entre risas y susurros llegaron a la torre de los cuervos, desde donde se veían las inmediaciones de la fortaleza.
—Que hermosas vistas... ¿No te parece?—____ sonrió al ver que la atención de Oscar estaba sobre ella y no en la ventana.
—... Acabo de notar que nos escapamos, y sin un guardián... Eso nos dará problemas.—
—¿Por qué? Solo estamos paseando.—
—Pero tú eres... Y yo soy... Podría malpensarse.—la chica rió bajito.
—¿Qué se malpensaría?—Oscar no sabía qué responder, y ____ disfrutaba el nerviosismo en su persona. La tensa situación explotó cuando un cuervo se posó en el hombro del lord, dándole un buen susto—. Ya, señor. Respire o morirá de angustia.—____ tomó el ave, dándole pequeños mimitos antes de acomodarlo en las jaulas.
—Deberíamos volver... Tal vez no han notado nuestra ausencia.—
—¿Quiere volver?—Oscar la miró—. ¿Tan mala compañía soy?—
—... Su madre cortaría mi cabeza.—
—No es tan extremista. Si desea seguir con nuestro paseo, le prometo mantener su cabeza intacta.—le sonrió—. ¿Quiere ver las flores que he plantado en el jardín trasero?—
En ese momento, Oscar lo supo...
—Si promete mantener mi cabeza a salvo... Iré hasta Winterfell a caballo si lo desea.—____ se sorprendió por el repentino cambio de actitud, pero no tardó en reír.
El par de jóvenes pasó la tarde a gusto, escapando de las multitudes y conociéndose mutuamente. Fue encantador, al menos hasta que el antiguo prometido de la princesa apareció en escena.
—No sabía que estabas comprometida.—
—Estaba... Ya no. Eso no funcionó.—Oscar miró a la mujer, quien no estaba tan animada como antes. Después de descartar a Cregan, siguieron A esas alturas, ya habían vuelto al gran salón. El paseo había terminado—Lamento que se haya arruinado el paseo, Oscar.—el chico negó enseguida.
—No se arruinó... Bueno, un poco.—____ resopló con gracia—. Pero al menos saco algo bueno.—
—¿Qué cosa?—
—Me enteré de que la princesa buscará un nuevo esposo pronto... Y yo puedo presentarme.—le sonrió, y esta vez se veía más confiado—. ¿Crees que la princesa quiera darle una oportunidad a alguien que se asusta con los cuervos?—
____ se sorprendió un poco por el planteamiento, pero se sintió conmovida.
—... Yo creo que a ella le daría mucho gusto ver a un lord tan amable y divertido pedir su mano.—
—¿Tanto como para elegirlo?—
—Eso depende...—
—¿De qué? Si se puede saber...—La chica comenzaba a adorar ese lado más atrevido y divertido del lord, planteándose realmente la posibilidad de elegirlo.
—De si realmente lo desea... O si solo es por mero beneficio.—Ese comentario hizo que Oscar se pusiera serio.
—... "Cuando la veas, sabrás que es la indicada". Eso decía mi abuelo.—Oscar lo pensó un momento, pero terminó por tomar su mano, dejando un casto beso en sus nudillos—. Tú eres la indicada para mi, princesa... beneficio es lo último en lo que me fijaría... ¿Yo sería el indicado para usted? Desearía que sí.—
____ presionó la mano que tomaba la suya, pero antes de responder, Cregan volvió a aparecer. Y esta vez, Oscar no se mantendría callado.
—Para ser alguien que la despreció en el pasado, ha estado muy insistente hoy, milord...—
—Agradeceria que no intervenga en asuntos que no le conciernen, lord Tully.—Cregan no se veía muy contento con su presencia.
—Oh, me conciernen. Un hombre esta molestando a mi princesa y futura esposa. Por supuesto que me corresponde hacer algo... Así que le pediré que se retire, no siga dando pena ajena.—
____ miró a Oscar más que sorprendida por sus palabras, y luego a Cregan, quien estaba incluso más sorprendido que ella.
—... Creía que aún no habías elegido esposo.—
—¿Pensaba presentarse?—Oscar lo miró con sorpresa—. Vaya... Que curioso. Generalmente alguien que renuncia a algo no vuelve después.—
—Oscar, ya déjalo.—____ intervino al ver que Cregan se puso a la defensiva—. Ya no vale la pena... Cregan sabe muy bien que ya se terminó.—
El Stark miró como la mujer tomaba la mano del lord y salían del lugar, dejándolo con la disculpa en la boca.
—Vaya... Creí que iba a golpearme.—
—Cregan no es de esos... Pero algo me dice que si te golpeaba, te morías.—
—¡Que poca fe!—____ rió bajito, caminando con Oscar por los pasillos del castillo.
—Gracias por enfrentarlo... Yo no sé si podría haberlo apartado.—
—... ¿Aún lo amas?—
—Amaba una idea de él... Una que él mismo se encargó de destruir. Ya no me queda nada que ofrecerle.—
—... ¿Y para mi?—____ lo miró—. ¿Hay algo que ofrecerme? Tomaré lo que sea que mi princesa me ofrezca.—
—No lo sé... ¿Mi mano?—Oscar frunció sus labios apenas.
—Esta bien, si. Lo tomaré.—soltó con fingido desinterés.
—Resultaste ser un tonto molesto ¿Sabes?—
—Que gracioso, Daemon dijo lo mismo.—
____ dejó un fugaz beso en la mejilla del lord, quien se sorprendió por el repentino gesto.
—Tonto y todo... Creo que eres el indicado... ¿Tu abuelo tendrá razón?—
Oscar sonrió apenas, tomando la mano de la mujer.
—Totalmente, princesa mia...—
#español#hotd#house of the dragon#hotd fandom#cregan stark x you#cregan x reader#cregan stark#hotd cregan#cregan stark fanfic#oscar tully x reader#oscar tully
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Pagina 132
( 132 ) Ciña ¡oh patria! tus sienes de oliva De la paz el arcángel divino Que en el cielo tu eterno destino Por el dedo de dios se escribió. Más si osare un extraño enemigo Profanar con su planta tu suelo, Piensa ¡oh patria querida! que el cielo Un soldado en cada hijo te dio. Ii ¡guerra, guerra sin tregua al que intente De la patria manchar los blasones! ¡guerra, guerra! los patrios pendones En las olas de sangre empapad. ¡guerra, guerra! en el monte, en el valle Los cañones horrísonos truenen, Y los ecos sonoros resuenen Con las voces de ¡unión! ¡libertad! Iii Antes, patria, que inermes tus hijos Bajo el yugo su cuello dobleguen, Tus campiñas con sangre se rieguen, Sobre sangre se estampe su pie. Y tus templos, palacios y torres Se derrumben con hórrido estruendo, Y sus ruinas existan diciendo: De mil héroes la patria aquí fue. Iv ¡patria! ¡patria! tus hijos te juran Exhalar en tus aras su aliento, Si el clarín con su bélico acento Nos convoca a lidiar con valor. ¡para ti las guirnaldas de oliva! ¡un recuerdo para ellos de gloria! ¡un laurel para ti de victoria! ¡un sepulcro para ellos de honor! Mexicanos al grito de guerra El acero aprestad y el bridón, Y retiemble en sus centros la tierra. Al sonoro rugir del cañón.
Y después del evento sagrado EL ALMO ranas se discutió con la comida para todos los presentes y hubo una fiesta inolvidable.
ALMO.- a ver para cuando me sustituye un conservas ¿???
Y después de que termino el jolgorio el presidente de Los Estados Unidos Mexicanos canadienses Los Estados Unidos Mexicanos del Norte, Los Estados Unidos Mexicanos de Alaska y Los Estados Unidos Mexicanos del Sur rápidamente se subió a su nave y partió muy contento de regreso para El Distrito Federal, México.
ALMO.- ALOHA ¡!!!
En el preciso momento que entraba la llamada del Señor Martinho…
ESM.- General Steve ¿???
ESTV.- ‘sus órdenes, jefe ¡!!!
ESM.- Urge avanzar de inmediato para Anchorage México ¡!!!
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mexico vs da worl
amlo lo ha hecho de nuevo. méxico ahora está en favor de la invasión de ucrania /L
al estar en favor de la acciones de rusia, se va en contra de la USA y por consiguiente, la OTAN
la otan, a pesar de ser una grandiosa alianza de países, no es
según el primer resultado de gogle:
“Además sucesos como el bombardeo a Yugoslavia, invadir Afganistán, destruir Libia, intervenir en Siria, entre otros más han sido ocasionados por la OTAN, siendo Estados Unidos la cabeza de esta poderosa organización. Es por ello, que México ha rechazado reiteradamente la cooperaci��n militar con EU.”
( https://www.publimetro.com.mx/nacional/2022/01/25/mexico-en-la-otan-por-que-nuestro-pais-no-esta-en-la-alianza-militar/ )
jaja no mames
entonces al apoyar al otro bando, méxico tendría 0 chance con la otan, estaría en su lado malo, especialmente con la USA.
méxico le vende petróleo a la USA, pero por su actual estado con la gasolina, está en un punto difícil para dejar de comprar. depende mucho de cómo quiere tomar este apoyo a russia:
convertir méxico en enemigo
eliminar la relación amistosa
pretender que ya no son amigos pero siguen en relaciones 👀
los estados unidos pueden dejar de venderle a méxico, que pudiera ser un beneficio, pero dejar de comprarle no tanto.
Al dejar de venderle, méxico estaría forzado a comprar de otros lugares o empezar a tener una infraestructura de materia secundaria (good)
Al dejar de comprar, méxico pierde muchos socios (bad)
si se pusiera bieeen mamón eeuu, pudiera cerrar la frontera alegando espionaje o cualquier otra cosa
ah, y sacan las pistolas
pero digamos que no pasa eso y deciden platicar. a mi me gustaría que el juego de los cardenales en el estadio azteca este 2022 fuera nuestro punto de convivencia B). nada mejor que ver el deporte más americano en las tierras más mexicanas, hombres jugando con pelotas con las pirámides de fondo.
méxico tiene mucho potencial, pero si tiene a eeuu como enemigo, será muy difícil seguir con lo planeado. mucho de su valor y poder está vinculado a eeuu (desafortunadamente). no he leído la tlc, pero supongo que eeuu y canada harían todo lo posible para hacer algo, detener relaciones, imponer sanciones o minimizar su participación
la USA tiene una relación con rusia extraña, me gusta imaginarme que son enemies to lovers y que hacen aparentar que se odian pero debajo de la mesa andan jugando cartas. A pesar de esto, méxico saldrá afectado, algo pasará, lo único que cambia es la gravedad.
spiderman 2 o7
#Mexicanos al grito de guerra. El acero aprestad y el bridón Y retiemble en sus centros la tierra. Al sonoro rugir del cañón. Ciña ¡oh patria#! tus sienes de oliva De la paz el arcángel divino Que en el cielo tu eterno destino. Por el dedo de dios se escribió. Más si osare un extra#ño enemigo Profanar con su planta tu suelo Piensa ¡oh patria querida! que el cielo Un soldado en cada hijo te dio.
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#MEXICANOS AL GRITO DE GUERRA#EL ACERO APRESTAD Y EL BRIDÓN#Y RETIEMBLE EN SUS CENTRS LA TIERRA#AL SONORO RUGIR DEL CAÑON#Y RETIEMBLE EN SUS CENTROS LA TIERRA#CIÑA O PATRIA TUS SIENES DE OLIVA#DE LA PAZ DEL ARCÁNGEL DIVINO#QUE EN EL CIELO TU ETERNO DESTINO#POR EL DEDO DE DIOS SE ESCRIBIÓ#MAS SI OSARE UN EXTRAÑO ENEMIGO#PROFANAR CON SU PLANTA TU SUELO#O PATRIA QUERIDA!!#QUE EL CIELO UN SOLDADO EN CADA HIJO TE DIÓ
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Terapia Capítulo 10
Tras regresar a la casa de México norte, Sur observo que estaban poniendo la mesa y que en ella ya habían terminado algunos platillos, y en medio un pastel de chocolate y vainilla con nueces, que hacían que el sureño lo viese como si se lo comiera con los ojos, mientras babeaba.
En la casa se empezó una pequeña fiesta, donde comían, bebían y se bailaba, Sur disfrutaba hablando con los otros miembros de la casa, hasta que percato que Baja california no se encontraba en la fiesta, así que lo busco.
No duro mucho buscando, pues estaba afuera de la casa con un vaso y un pedazo de pastel.
-Hey, campeón que pasa, ¿porque no estas allá disfrutando de la fiesta?- Se acercó el sureño mientras se sentaba al lado del joven hijo de BCS.
-No soy de festejar todo el día, la música a todo volumen llega a un punto que hace que me duela la cabeza, jejeje, prefiero estar aquí escuchándola y comiendo tranquilo-Dijo el joven californiano mientras volvía a comer un poco del pastel.
-Lo hubieras dicho y le bajamos el volumen, es mi fiesta después de todo, lo que digo es ley, porque lo hicieron para mi jejeje.
-No, no quisiera aguadar la fiesta por mis pendejadas-Confeso BC.
-Nada de eso, la fiesta es para todos, además, es de noche y creo que ya va siendo hora de descansar para algunos de nosotros.
Ambos reían, aunque Sur notaba a BC un poco decaído, pues sus ojos dejaron otra vez ese brillo que emanaba antes.
-Tío-abuelo Sur, sobre la confesión de Tokio…- BC rascaba su baso, mostrando un poco de nerviosismo, ante su abuelo Sur.
-Oye, si te gusta está bien, no tienes que ocultarlo-Sur le dio un par de palmaditas en la espalda a BC, pero este no puso la cara que esperaba Sur.
-Que! No… no me gusta, es solo que…mamá estaba tan feliz cuando me vio volver a llorar, que realmente creo que hay veces que la preocupo demasiado.
-Espera, ¿volver a llorar?, acaso… ¿lloraste por lo que dijo Tokio?-Sur confundido no entendía las palabras de su nieto.
-¡¡Que no!!! Eso fue después, mira déjame te cuento.
Flashback
Cada vez que la Mamá Norte tenía que viajar a otro pais, siempre quería llevar a uno de nosotros a esos lugares, para conocer otras culturas y para hacernos amigos de otros Estados, y en una de esas ocasiones, me toco a mi viajar al pais de Japón esta ocasión.
-Mamá Norte, ya estoy listo-No esperaba mucho, solo llevaba lo esencial.
-Qué alegría que aceptaras, casi nunca viajas a diferencias de tus tíos y tu madre- mamá norte siempre alegre, aunque sabía que no estaba tan feliz en ese tiempo, pero de todos modos mostraba esa sonrisa alegre y optimista.- Te prometo que este viaje será genial.
-¿A dónde íbamos?-Pregunte ignorantemente.
-Iremos a Tokio, Japón, aremos unos arreglos, conversaremos sobre el comercio y discutiremos las relaciones entre nosotros, para mantener la armonía entre nuestro pais y el pais del sol naciente.-En eso me detuve – ¿Sucede algo mi niño?
La Abuela norte no lo sabía, que yo tenía una mala experiencia con la capital del este, mejor conocido como Tokio. Él era un ser extraño, hablaba siempre con formalidad, pero casi como si fuera un robot, estaba siempre recto y siempre observaba todo.
Llegando a un punto de compararme con otros Estados de México o más complicado a compararme con otros Estados de otros países. No me cayó nada bien, y al final le deje todo el trabajo a mamá, y me deprimí un poco, porque nunca iba a poder estar en las expectativas de los demás Estados, es por eso que soy como el peor representante de Baja california.
No tenía amigos, porque suelo evitarlos, no soy muy amiguero como mis tíos, o carismático, solo accedí a trabajar en turismo para poder lograr algo, pero no.
De todos modos yo y mamá norte nos fuimos al aeropuerto, tenía que dar lo mejor de mí, mi abuelita estaba confiando en mi para esto. No quisiera decepcionarla. El avió en Mexicali a Tokio duraba 23 horas, fue el viaje más largo que he hecho y fue agotador estar allí por tanto tiempo.
El viaje para la abuela, fue normal, durmió tan tranquilamente, yo no podía dormir así que intente tranquilizarme escuchando música, y sin darme cuenta, habíamos llegado, yo obviamente tenía la cara en la mierda por no descansar desde que salimos.
La señorita Japón nos recibió, junto a ella algunos soldados y Tokio. Mi abuelita y la señorita Japón se abrasaron con mucho cariño, como dos amigas de toda la vida. Yo salude cortésmente mientras otras personas se llevaban nuestras maletas.
No negare que Tokio es genial, sus grandes edificios, sus avances tecnológicos, las personas alrededor, tal vez lo único que odio es el movimiento en la ciudad, si de por si odio estar en el DF, estar aquí era un mareo día tras día.
En estos 5 días que nos quedamos, mi abuelita me dejo explorar todo la capital, y eso hice, aunque sin acompañamiento de Tokio no lo quería tan cerca de mí, estaba aún deprimido, eso supongo.
En algo que siempre admito del tío abuelo Centro es su capacidad de análisis, observar a todos, conocer la cultura, conocer a la gente, la diferencia es que el pobre tío abuelo centro no puede comer comida extranjera, pero yo sí y probé todo tipo de alimentos. Algunas muy exquisitas y deliciosas y otras que tal vez por mis ideales no las comería nunca, pero era dependiendo en el barrio en el que me encaminaba.
Intente ver si podía yo conseguir que los japoneses vinieran a México, por eso me puse a investigar por mi cuenta, intente hablar con algunos de los ciudadanos en Tokio, obviamente en ingles porque no sabía otro idioma y mi abuelita no estaba. Muchos de ellos fueron muy amables de responderme, otros estaban muy ocupados, y pues otros que les sudaba mucho mi existencia y me ignoraban o pasaban de mí, pero la mayoría fue muy amable y me explicaron algunas cosas.
Fui y vi algunos templos y hable muy poco con algunos de los cuidadores de esos templos, intente conocer algunas cosas, así fueron mis 5 días en Tokio.
Pero lo que no esperaba era que el día en que íbamos a salir, decidí ir por algunos recuerdos, apenas anochecía y nuestro vuelo salía a las 5:30 de la mañana, apenas nos preparábamos para irnos, así que fui por algunas cosas que tal vez le gustarían a mamá y algunas cositas para el tío Sonora y para papá.
Pero termine topándome con algunos delincuentes, muy bien lo dice mi padre, ‘‘Tristemente hijo mío, tienes el don de atraer los problemas, aun si no quieres hacer nada malo’’. Esos tipos me encerraron y torturaron por no sé cuántas horas, mi cerebro creo que quiere olvidarlo, pero recuerdo como ponían cigarrillos en mi cuerpo, como me pateaban, reían de mí, luego recuerdo un sonido, y luego de alguien que gritaba mi nombre.
Después de eso desperté en un hospital, oía la voz de mi abuela afuera de la habitación, hablando con alguien, supongo que era mamá, porque mi abuela se le oía la voz feliz pero rota a la vez. Al primero que vi fue a Tokio, quien estaba sosteniendo mi mano y diciendo que estaba revisando mi pulso.
No sé por qué, pero en ese instante mis lágrimas salieron, tantos años sin mostrar ni un poco mis emociones, rompí en llanto frente a una capital, gruñía y lloraba como un niño pequeño que se quedó sin su madre, y Tokio sostuvo un poco más fuerte mi mano. Mama Norte entro, y me abrazo como no tenía idea, mientras ella también lloraba desconsoladamente, Tokio soltó mi mano y abrase también muy fuerte a mi abuelita y luego el salió de la habitación.
*Fin del flashback*
-No tenía idea- Sur estaba sorprendido por las palabras de su sobrino nieto.-lo siento mucho BC.
-No te preocupes, no es nada nuevo de todos modos.
-¿Y que paso con Japón y Tokio?
-La señorita Japón se disculpó con mamá norte, casi de rodillas enfrente del hospital, y gracias a ella conseguimos otro vuelo a casa, pero Tokio nunca se presentó, no hasta que pasara todo del 2013, fue por allí del 2017 de octubre después de lo sucedido del terremoto en el sur del pais. Aprovecho para ir en apoyo a nuestro pais, y pues después de dejar todo en manos de sus topos, viajo a mis tierras a pedirme disculpas, igual que lo hizo Japón de rodillas, frente a mucha gente. Yo estaba algo nervioso, porque no sabía qué hacer, le dije que aceptaba sus disculpas, si venia conmigo y mi tío Sonora a beber.
-¿Y luego?
-El estaba tan borracho que me pidió matrimonio…
El silencio rodeo a los dos mexicanos, hasta que el más pequeño se rio a carcajadas. Haciendo esto incomodo por parte del bajacaliforniano.
-No me lo creo, voy a escupir mi chela güey jajajajajajajaja…
-Y no solo eso, el tío Sonora fue testigo y no se lo tomo muy bien, tanto fue así que se peleó con Tokio y yo aproveche para huir- Sur seguía riéndose, tanto que hasta le salían lágrimas de sus ojos.
-¿Y que paso, acaso no te siguió marcando o algo?-Sur se limpiaba las lágrimas.
-No… el ya no volvió a contactarme para pedirme una respuesta…-Sur dejo de reírse- Y yo tampoco tengo porque decirle algo, para mí solo fue una confesión causada por el alcohol, y quien sabe, tal vez en la pelea con el tío Sonora, terminaron en la misma cama, yo que sé, el alcohol esta gacho estos días.
-No…no creo, Sonora es puto, pero no tanto, además de eso de andar con ese tal Montana, no creo que sea tan acá, además recuerdo que él es muy inmune al alcohol igual que tu abuelita.
-Tío abuelo Sur, ¿acaso tú lo estas defendiendo? -BC mostro una leve sonrisa, por lo cómico que sudaba Sur.
-¡NO! ¡Qué voy a estar defendiendo a estos pendejos!- BC reía ante la actitud defensiva de Sur, haciendo después que ambos empezaran a reír.
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Toda la familia se encontraba adentro disfrutando de la música, riendo y platicando de todo tipo de cosas, Norte empezó ya a bajarle la música, pues ya eran más de la 1 de la mañana y algunos de ellos se fueron a descansar, quedando solamente Norte, BCS, Coahuila y dos de los servidores de la casa de norte a limpiar un poco el lugar.
-¿Oigan han visto a mi hijo?-Pregunto, preocupada BCS.
-No se preocupe señorita, lo vi afuera unos minutos, y luego vi que estaba acompañado del joven Alejandro.-Le dijo una muchachita de pelo negro con una trenza y piel morena.
-Mamaaaaaa…-se escuchaba un pequeño grito sin ánimos entrando desde las afueras, era BC quien cargaba a Sur en su espalda.-mamá ayúdame, el tío abuelo Sur se emborracho, y es muy molesto.
-PORQUE NO ME QUIERES BC…YO SI TE QUIERO MI QURIDO NIETOOOOO…-Sur se oía desgarrado y triste, pero se movía sin parar en la espalda de su nieto.
Norte ayudaba a Ricardo a recoger algunos de los platos, mientras observaba la escena de su embriagado hermano, haciéndola reír un poco. Coahuila intentaba quitar a Sur de BC, pero este se aferraba con muchas ganas.
-¡PORQUE COAHUILA, NO SEAS CELOSA, EL TAMBIÉN MERECE AMOR DE PARTE DE SU TÍO ABUELOOOOO!
-¡No seas raro tío Sur!-Coahuila lo jalaba desde la cintura, pero Sur parecía un gato, ya que su cuerpo aun siendo jalado, se quedaba aun cerca de BC, mientras BCS jalaba a su hijo del otro lado.
Norte se acercó al alboroto y empezó a hacerle cosquillas a Sur en las axilas, haciendo que después Coahuila y el cayeran para atrás y BC y BCS cayeron igualmente.
-Ho, ¿están bien? ¿No se lastimaron?- Norte ayudo a levantarse a Coahuila, mientras ahora era ella la que tenía al pijo de Sur abrazándola- jejeje, siempre he pensado que mi hermano borracho es tan dulce y cariñoso.
-Si mamá, ayúdame por favor – Coahuila no parecía muy cómoda al abrazo, pues Sur decía cosas sin sentido y en idiomas indígenas.
-jejeje está bien hermanito, deja de llorar y ven aquí – Norte lo aparto de Coahuila muy fácilmente y este término abrazando a su hermana, como un niño pequeño.-Muy bien hermanito, como te sientes.
-Hermana, porque siempre hueles bien, a diferencia de mi yo vuelo a alcantarilla o algo toxico.- Sur ponía su rostro en el hombro de su hermana.
-De acuerdo, entonces de bañare antes de ir a dormir, con eso te ayudara a estar mejor.
-NOOooooooo-Sur no parecía tener fuerzas para pelear con su hermana, así que se dejó llevar por ella.
-jejejeje, el tío sur es gracioso,- comentaba BCS, mientras se levantaba y levantaba a su hijo.
-Baja california, ¿Por qué el tío Sur se puso así?- Pregunto Coahuila.
-¿He? Acaso no es normal en él, cuando alguien se embriaga se pone así, así siempre veo a mis tíos, como se ponen hasta el culo de alcohol.-Contexto BC.
-Claro que no, el tío Sur cuando le cuentan cosas tristes se pone así de cariñoso, aunque llega a un punto en que olvida porque estaba así.- confeso Coahuila- Ya he bebido yo también con él, y no es que sea el borracho más controlable, pues solo balbucea cosas, pero eso sí, aunque intentes sacarle información, es imposible.
-Ho, eso es interesante, lo tendré en cuenta.-dijo BC.
En eso un Sur casi desvestido salía corriendo al lado de ellos, siendo perseguido por su hermana.
-¡No quiero bañarme!
-¡Te tienes que bañar, no seas cochino!
-¡Me vale verga, no me bañare, al final volveré a estar sucio!
-SUR, no seas asqueroso y báñate – Norte al final si logro atraparlo y arrastrarlo hacia donde debería estar el baño.
-¡NOOOOOOOOOOO!
Después de eso, Norte le seco el cabello y lo mando a dormir.
.
.
.
La mañana, el día perfecto para seguir durmiendo, en un gran fin se semana, o eso debería ser, pero el joven sureño no tenía ni como dormir.
-HAAGGGGG, me duele la cabeza…porque cuando vives en un lugar sin problemas, ni quejas, el ambiente cambia tanto, siento la rara responsabilidad de levantarme a las 5 de la mañana.-Sur estaba sentado en la meza que estaba dentro de la cocina, mientras se intentaba sobar la cabeza y moviéndose mientras soportaba el dolor de su cuerpo.
-Buenos días, tío-abuelo Sur – BC entraba a la cocina y empezó a agarrar algunas cosas para prepararse en sándwich- Pareces adolorido, ¿te encuentras bien?- pregunta mientras pone las cosas en la meza.
-Si…solo siento un poco de dolor de cabeza por la resaca- sur empezó a ponerse recto en su asiento mientras sobaba su cabeza- además mi pelo se siente raro, más sedoso de lo que creía.
-Ho, es que mamá norte te baño mientras estabas ebrio.
-¡¡Que!! Hagg…-un pequeño dolor en su cabeza hizo que se sobara aún más.- no puedo creerlo.
-Parecías un niño, me decías cosas como, yo si te querré o algo así- Ante las palabras de su sobrino-nieto, Sur puso una cara avergonzado.
-Perdón, comúnmente no dejo que eso suceda, bueno, no de ese modo, comúnmente me meto en peleas o me quedo atrapado en algún lado desconocido.
-Tío abuelo…, acaso… ¿te escondes de los que quieren ayudarte?- Sur lo miro un segundo.
-No, simplemente no quiero hacer el ridículo, ya viste como soy cuando nos…- El celular de sur empezó a vibrar- ¡Ho! Casi olvido de esta cosa, nunca la uso realmente.
-¡Ho! Tienes un celular, ya te hiciste redes sociales, tal vez puedas hablar conmigo cuando no puedas venir al norte.
-No, no los tengo, y prefiero no tenerlos, solo uso uno, algo así como huatappf, o yo que sé.
-jajajajaja huatappf, se dice WhatsApp, abuelo.
-Esa madre, me pregunto quién me envía algo a esta puta hora.
(Hey Sur, Soy Colombia)
(Estas libre para beber algo)
-Wow, es Colombia.
-¿El tío-abuelo Colombia?- Miro curioso BC al teléfono de su abuelo.
(Lo siento viejo, no puedo)
(Me castigaron T-T)
(¿Hiciste algo malo? De nuevo 7.7)
(Acaso… ¿tolo lo que hago es malo? >:/)
(Si XD)
BC intentaba guardarse su risa, mientras veía a Sur haciendo pucheros frente al celular.
(Tienes suerte que no puedo irme, o Centro me matara, pero en cuanto acabe, ya verás Colombia, ya verás)
(Huuyyy, que miedo tengo, jaja.)
(Avísame cundo estés libre al fin, es triste beber solo Q.Q)
(¿Y Argentina y Chile?)
(Ho, ellos andan ocupados, acaso crees que fuiste mi primera opción)
(Maldito XD púdrete XD)
(Jajaja)
BC veía como Sur reía ante los comentarios del colombiano.
-*Realmente se llevan bien, es lindo ver a mi abuelo reír de esa manera, porque verte sonreír todo los día, es….algo triste*
-Buenos días~~- Entraba Norte a la cocina con un tono cantarín y alegre- Como están, ¿durmieron bien?
-Algo así- se rascaba Sur la cabeza- Oye hermana no tendrás algo para el dolor, o res 100% naturista.
-Ho, ¿sientes mucho dolor? Si quieres te preparo algo, o ¿te duele tanto que necesitas un medicamento?- Norte buscaba entre los cajones de la cocina.
-Lo que sea, mientras deje de dolerme- Sur empezó a sobarse el cuello y a moverlo un poco, mientras se oía el tronar de sus huesos.
-Abuelo, ¿cómo le hacías antes, cuando bebías mucho y vivías en el bosque?-Pregunto BC.
-Lo robaba, jejeje- Confeso Sur sin pensarlo.
-¡Tío abuelo!
-No grites, que me duele la cabeza.-Sur se tapaba los oídos, ante el regaño de su sobrino nieto.
-No es correcto hacer eso, verdad mamá norte- BC vio a norte, quien solo miro a unas de las cajas de la cocino.
-Yo ya no puedo manejar eso.
-Ya te resignaste verdad abuela- Ante eso solo Sur rio bajamente mientras veía a su hermana y su sobrio, resignarse ahora.
Continuara.
Al fin! Después de tanto tiempo, hice el capitulo 10 TvT
Perdonen la tardanza, la Universidad me traía con todo y es que es la diferencia, dibujar para mi es mas rápido que escribir TvT
Espero y les guste VwV
Agradecimiento a @remedysix por su ayuda nuevamente.
#terapia#Terapia Alemex#alemex#alesur#countryhumans#Countryhumans Alemania#countryhumans méxico#countryhumansMéxico sur#GermaSouth#countryhumansgermany
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[MiniFic! Victorianlock]
De la serie rusa “Sherlock Holmes”, del 2013.
Drama/Confort.
Notas de la escritora furiosa; R-18.
(Puedes conseguir los subtítulos en español aquí, o si te da flojera puedes pedírmelos, dame tu correo y te los envío :D)
(Ahora... ejem... explotaré...)
(¡Miren, estúpidos y homofóbicos productores rusos! 😡 ¡Me importan tres hectáreas de la gorda y peluda qué tan heterosexual quisieron hacer su maldita serie! 😠 ¡Me vale madres su pinche historia toda forzada y toda básica heterosexual! 😤 ¡Si creen que evitaron así las historias gay de su version, están muy pero que muy equivocados! ¡Nadie se mete conmigo y mi Johnlock!)
(¡Voy a hacer que su Watson y su Holmes se casen, tengan hijos y se amen de la forma más homosexual posible!, aunque eso no tenga ni puto sentido 😒. Sé que llego como siete años tarde para reclamar de esa serie, pero apenas conseguí los subtítulos jajaa 😆. Y la vi. Y me encabroné por la relación de Irene y Holmes. Y luego recordé que era una serie rusa y los malditamente homofóbicos que son. Y todo tuvo sentido 🤣)
(Si hubiera sido una serie gringa o yo que sé, la hubiera dejado en paz. Pero así no se puede, así que voy a mostrarle a estas estúpidas cómo se pueden sacar homosexualidades de su serie oh-oh-tan-heterosexual y correcta 💅)
(Ahora, voy a estar enojada con esta serie un rato más 😒, pero voy a escribir sobre ella no solo para joder, oh, y te doy una alerta de spoiler en caso de que la quieras ver, pero me encantó la forma en que manejaron a Holmes jajaa y su Watson, ¡omg! Mira, no conozco lo suficiente del tema para asegurarlo, pero Holmes tiene una forma de actuar y moverse que en definitiva no podría clasificar como neurológicamente común, esto es lo que mas me encantó de él ❤️)
(No voy a decir abiertamente que es autista porque no lo sé, sin embargo espero este primer trabajo mio con él no resulte exagerado y, aunque no toco el tema, si alguna parte ofende, estoy dispuesta a cambiarlo, ya que aun si he leido y trarado de informarme al respecto, se que cometeré errores que estoy dispuesta a remediar 😊)
(Ahora sí, ¡perdón por escribir tanto! Pero tenia que hacerlo, prometo no excederme en las siguientes historias 😋❤️)
* * *
El sonido golpea contra las paredes. Se mueven. Retiemblan las ventanas y la luz es demasiado fuerte. Gritan. El suelo es cada vez más suave, se mueve bajo sus pies, le hacen temblar las piernas. Se debilitan. Sus manos necesitan aferrarse a algo, se cae y no hay quien lo sostenga. Su corazón se acelera, le falta el aire, su corazón late arrítmico. Va a morir.
—¿Holmes?
La voz resuena tranquila, de alguna forma puede sentirla sobre la piel erizada.
—¿Sherlock? Es...
Dedos fuertes lo sostienen, de alguna forma el suelo es más firme, los muros se amplían, las ventanas no se rompen. Está vivo.
—Buen dios, Sherlock… es-está bien, todo está bien, creo que fuimos demasiado lejos. —Holmes niega, no con la voz sino con la misma cabeza que estuvo a punto de salirse de su cuello.
¿Por qué siquiera estaban discutiendo? Era algo sobre el valor y el amor no correspondido. Tal vez. Quizá no, llegar a tal extremo solo por ello apenas sonaba como él mismo. Es sinceramente imposible, que un tema así de trivial pueda sacarlo de sus casillas, revolver sus sentidos como solo era factible en situaciones que de verdad lo ameritaban, en esta ocasión apenas encontraba algo. Mirando a Watson se preguntó qué tan cierto podía ser. Nada resultaba sencillo con ese hombre. Por patético que fuera, ni siquiera una tonta discusión.
—Ven, vamos, despejaste tu cama hoy, ¿verdad? Sería bueno que te recuestes. —Holmes intentó rechazar su tacto, pero el suelo aun temblaba y había un dolor intermitente en su cráneo, su cerebro se expande y contrae en un ritmo inestable.
Watson usaba esas manos de batalla con la suave practicidad que tan bien mantenían los de su profesión. Le recostó una vez echó a un lado las mantas, cerró las cortinas y volvió rápidamente a él para descalzarlo. Un mareo persistente a penas le hacía ver más que entender las acciones de Watson. No fue la primera vez que Holmes se preguntó por qué su toque no le resultaba incómodo o cómo es que su trato no le provocaba rechazo. Ni siquiera con Irene la aceptación de su contacto fue instantáneo.
—¿Sabes? Yo… —Holmes escuchaba con atención aun cuando mantenía la cabeza bajo la almohada y las mantas. Sin embargo, hizo todo a un lado para mirar al doctor. Se paseaba de un lado a otro, puede que la ventana junto con las cortinas estuvieran cerradas pero aun entraba luz desde la puerta abierta de par en par, miraba cada uno de sus detalles; desde el gesto preocupado hasta los manoteos que buscaban hacer a un lado todas las palabras que no le servían en ese momento—. Lo siento, cada vez que intento no seguirte la corriente, termino haciéndolo al doble. ���Evitando asentir, el detective guardó silencio, la voz de Watson lo calmaba, por cada palabra suya podía sentir como el suelo, las paredes y los vidrios retomaban su lugar, los pasos firmes, aunque apresurados, eran exactos, milimétricos en su distancia y ritmo. Perfecto.
—Yo… Eres un buen hombre, Holmes, lo sabes, pero si es por mi causa… mi mal humor y estupidez que no puedo ni siquiera sostener una discusión sin llegar tan lejos, tal vez... —Holmes se estremeció. Watson quería irse—. Debería considerar encontrar otro sitio. Posiblemente no lo creas, pero me preocupas, mucho, y si lo único que debo hacer para mantener tu calma cuando no estás afuera jugandote la vida, es irme, ten por seguro que lo haré —concluyó, de pie como un buen soldado frente a Holmes.
—Si eso es lo que quieres —dijo el detective, ignorando todo cuanto podía el sutil temblor sacudiendo su espalda—, no te detendré —lo miró tragar, apretar los puños y resoplar quedamente. En realidad, no quería irse tanto como Holmes no se lo permitiría, le detuvo antes de verlo dar media vuelta—; pero antes de que empieces a empacar, John, déjame decirte una cosa, esa es la mayor tontería que has dicho desde que nos conocemos —casi sonríe al momento en que Watson resopla y cae rendido en la silla junto a la cama—. Ya puedes irte —remata, altivo y con toda la intención de que Watson hable. Necesita escucharlo.
—No soy un juguete, Holmes, no puedes actuar de esa forma, insultarme y al mismo tiempo, ¡ah! Eres un hombre exasperante, ni siquiera sé por qué insisto contigo —gruñe, levantando las manos hasta estrellar con las palmas su rostro, tallando sus ojos y ocultándose, recarga los codos sobre las rodillas—. Ni siquiera sé por qué pienso que puedo irme. Es obvio que ya no hay salida, por eso nadie se va, por eso la señora Hudson no te a corrido. Te pertenecemos completamente, Sherlock Holmes —completa, la voz cansada, tan resignada como quien acepta que la tormenta inundará su casa no importar que tanto esfuerzo haga por evitarlo.
Holmes solo puede respirar tranquilo, quiere consumir a John Watson, quiere tener su voz y sus pasos relajantes, la fuerza con la que pelea y cada intento por aprender la ciencia de la deducción.
—¿Te quedarás? —pregunta, porque aun si sabe la respuesta es imprescindible, totalmente ineludible, tener que escucharlo.
—Sí.
John era suyo, y el solo pensamiento, por extrañas e inexploradas circunstancias, le tranquilizó.
(¡Muchas gracias por leer! Más aun si te aventaste todas mis notas asdfghjkl 🤣🤣🤣. Recuerda que tú opinión siempre es bienvenida. Te quiero ❤️❤️❤️. ¡Ciao! 😘❤️✨)
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We’ll Meet Again
Pareja: Javier Peña x Reader.
Resumen: Su esposa había desaparecido por muchos años pero de un momento a otro ella regresa.
Advertencia: Son muchos emociones mezcladas.
Nota: tome la inspiración de la serie de “Dos líneas” y de la historia de Steve Rogers así que no hay mucho pierde, crossover entre avengers y Narcos, la única diferencia es que Steve no existe pero si esta Bucky y Sam y por una parte fue escrito a petición de una personita que dio la idea, intento que no se vea tan forzado pero este fue el resultado. También es basado en la canción de Vera Lynn.
La canción se encuentra en el reproductor de la parte superior de la página, lo cual espero que se reproduzca de manera automática, disfruten. :)
Finales de 1993
Adiós Escobar.
Adiós Cartel de Cali.
Adiós Colombia.
Hola Ladero.
Hola Miami.
Hola a una vida tranquila.
Javier y (Tn) Peña se habían casado en Colombia por ley y al estar en Ladero se casaron por la Iglesia, solo para satisfacer los deseos del padre de Javier. Aquel pueblo había quedado sorprendido al ver al hombre que había abandonado a una mujer en el altar, había regresado con otra mujer, ya casado con ella y ahora tendrían su segunda boda, la cual dejó a una mujer molesta y ardida.
Tiempo después, la pareja se mudó a Miami junto a sus viejos amigos, Steve y Connie Murphy, para su gran sorpresa, Javier tomó el trabajo de profesor en una Universidad mientras que su esposa entró a una asociación de agencias para simples asesorías para posibles casos, para el año 1996 ambos ya tenían 3 hijos, Natalia, Henry y Francisco de 4, 5 y 2 años respectivamente.
“No me agrada esto” Menciona Javier mirando a su esposa, quien se preparaba para un trabajo de campo a petición de un superior.
“Regresaré pronto “ prometió, eran las 12 del medio día, viernes un día libre de trabajo de la universidad donde trabaja Javier y un día libre para Natalia y Henry de la escuela. “ pueden ir con Steve, él está libre ya que pidió el día para cuidar a Oliva “
“ No quiero ir con Steve” reprochó Javier.
“Entonces quédate con los niños, báñalos, dales de comer, limpias la casa, lavas la ropa, procura sus siestas y cambias los pañales de Fran”
“Voy con Murphy” (Tn ) río levemente, sabía que Javier perdería la cabeza con tantas cosas que hacer sin algo de ayuda.
“Regresaré antes de las 6 o eso es lo que esperó” Javier suspiró, se acercó a ella y la abrazó.
“Cuídate mucho muñequita, ahora yo no estoy ahí para hacerlo” decía mientras acariciaba su espalda, ella al sentir el calor de su esposo se acercó más a él para respirar aquel aroma que transpiraba.
“Te amo Javier”
“También te amo...”
Se había despedido de sus niños y esposo con la promesa de regresar y prepararse para un gran fin de semana en familia que tanto necesitaban y ansiaban.
“¿Esté es el lugar?” Preguntó mientras miraba el edificio aparentemente abandonado, el agente junto a ella asintió.
“Este es el lugar que las coordenadas dieron” Respondió “Siento que algo mal saldrá de aquí”
“Puede ser, que se preparen”
Al estar listos con armas, chalecos antibalas y algunos cascos, se dirigieron dentro del edificio, derribar aquella puerta de hierro, siguieron en silencio hasta cierto punto donde no parecía haber nada.
“No hay nada acá, será mejor irnos” sugirió y el agente asintió frustrado.
“Parecía que los teníamos” Exclamó enojado.
“Si, conozco el sentimiento” Contestó, solo habían pasado 3 horas, eso significa que podía llegar a casa temprano.
“Vamos, no hay nada aquí, es hora de irnos!” Gritó el agente a los demás hombres, cada uno empezó a tomar rumbo hacia la salida cuando se escucha un ruido que los dejo a todos confundidos, se quedaron todos quietos y en silencio mirándose las caras.
Habían descubierto una aparente organización, la cual se estaba encargando de la desaparición de muchas personas, de las cuales solo encontraban sus cuerpos meses después.
Una pequeña explosión a lo lejos se hizo escuchar pero eso no evitó que el lugar temblará ligeramente.
“Larguémonos de aquí” Exclamó el agente en conmoción, todos de manera rápida caminaron hacía la salida pero se escucharon disparos, otra explosión mucho más cerca se hizo presente.
“Están explotando nuestros vehículos!”
“Solicita refuerzos !” Grito ella desesperada, de un momento a otro se encontraba en una lluvia de balas hacia unos hombres desconocidos quienes portaban un traje negro con una máscara, disparaba a cada que se les acercaba para darle tiempo al hombre que se encontraba a su lado para pedir ayuda.
“Ya vienen para hacia acá” Exclamó el hombre.
Asus armas estaban a punto de quedarse sin balas y ser completamente inútiles, cuando llegó el momento, esos extraños hombres se acercaron, ella aprovechó a golpear con el arma y desviar el arma del extraño, después de tanto forcejeo logró golpearlo contra el suelo y quietarle el arma para luego matarlo con un disparo, en el hombre que dejó en el suelo, tomó el comunicador para escuchar brevemente que una voz decía.
“Ella, tráiganme a ella”
Dejo caer aquel aparato cuando todos esos extraños se volvieron hacia ella, volteó y vio al agente en el suelo desangrándose, de la misma forma que algunos de los hombres con los que vinieron.
Ella peleó, y siguió peleando, por ella, por su familia, por sus hijos, por Javier.
Y luego todo se volvió oscuro.
“¡¿Que quiere decir con qué desaparecieron?!” Exclamó Javier de manera dura y fría, su rostro se había retorcido para demostrar su enojó, en el fondo su corazón se había roto en mil pedazos, algo le decía que algo había pasado cuando dieron las 6 y ella no había aparecido, quería llorar pero no frente a un desconocido o sus hijos, sus hijos Dios mío, tenía que ser fuerte por ellos.
“Lo sentimos señor Peña pero cuando llegamos ya no había nada en el lugar, como si todos hubieran desaparecido” explicó otro hombre, este parecía más nervioso y angustiado al igual que desconcertado desde que llegó a la puerta de su casa. “Estamos organizando un grupo de búsqueda para todos, hasta para nosotros es raro que se fueran de esa manera”
Javier lo miró y vio que no mentía, ese tipo también sentía dolor.
“Mi hermano era uno de los hombres en ese equipo así que si, todos serán buscados” confirmó lo que Javier intuía.
“Será mejor irnos, tenemos más lugares por visitar “ Exclamó el agente que le dió la noticia de su esposa, cuando ambos se fueron, Javier se tiró al sofá y lloró como nunca lo había hecho en toda su vida.
Su amiga, su compañera, su esposa, su amor, su corazón, se había ido y no sabían si era para siempre.
“Regresaré, lo prometo”
Escuchó su voz en su cabeza.
“Cúmplelo, yo sé que lo harás, siempre cumples tus promesas”
La noticia cayó muy mal para Steve y Connie, su padre estuvo con el, todos ellos junto a las familias de los desaparecidos lucharon para que el gobierno les devuelva a sus familiares, algunos eran hermanos, hermanas, amigos, esposos, padres, madres e incluso conocidos pero aún así, él gobierno cayó, nunca dijo nada, ni después de muchos años después de lo sucedido, el mundo fue cambiando, cosas extrañas estaban pasando, cosas nuevas aparecían, aquellas familias envejecían pero no olvidaban a sus seres amados, mucho menos la familia Peña y Murphy.
Javier trabajó duro para sus hijos, el como Steve y Connie se encargaron de que no olvidaran a su madre, fotos, historias, todo fascinaba a los niños que al crecer sintieron un gran enojó hacía el gobierno por no hacer nada para traer a esas personas devuelta para traer a su madre devuelta, crecieron amándola, admirándola y soñándola, solo podían verla por grabaciones que Javier guardaba, el nacimiento de cada uno, cumpleaños, sus bodas, las vacaciones, esos tres niños crecieron soñando con ver a su madre una vez más.
Javier se mantuvo fuerte, nunca pudo rehacer su vida, vio a sus hijos crecer, casarse y tener sus familias, él soñaba con verla, le gustaba pensar que ella lo esperaba hasta su último día.
2019.
Principios de Diciembre.
“Peña” escuchó una voz llamándole, al voltear vio a Nick Fury, el viejo director de SHIELD.
“Señor “ respondió ella.
“Se que haz estado pensando de años atrás, tu familia, ellos aún viven (Tn)” Dijo Fury, ella lo miró con una esperanza en su corazón, él le extendió una carpeta. “Todos estos años no he tenido oportunidad de darte esto, con todo lo que a pasado y seguirá pasando es mejor que tengas esto”
Al tomar la carpeta, la abrió, dentro había fotos, papeles con perfiles de su familia, sus hijos, de Javier.
“Todos ellos siguen en Miami puedes ir si gustas, el mundo a olvidado lo de Nueva York, lo ocurrido en DC con HYDRA, no creo que sepan realmente qué eres tú la Capitan de este equipo” explicó Fury.
HYDRA la había atrapado hace tiempo, experimentado con ella, la crearon para ser un soldado, junto a Bucky pero los mantuvieron separados por ciertos tiempos, ella fue un éxito total, los sueros que le administraban la rejuveneció y su cuerpo envejecía mucho más lento que el de una persona normal.
HYDRA la congeló hasta que SHIELD la encontró y la despertó en el año 2012, ella entró a un equipo de gente extraordinaria que salva a las personas, luego se encontró con Bucky a quien enviaron para matarla pero ahora estaba recuperado y son amigos al igual que con Sam.
“Tal vez lo haga” respondió con una leve sonrisa.
“¿Es aquí ?” Preguntó Sam viendo la casa.
“No se, no e estado aquí desde 1996” le respondió sarcásticamente.
“Oh vamos”
“¿Y si la causas un infartó?” Comentó Bucky que estaba en la parte trasera del auto.
“Ni me lo digas”
“Ve o nunca sabrás si es aquí realmente” ella los miró, su corazón latía fuertemente, sus manos sudaban y podía sentir que temblaba levemente.
“¿Y si realmente siguió su vida y solo vine a arruinarla?” Preguntó, ellos la miraron con una pequeña sonrisa.
“Entonces volveremos a Nueva York y seguiremos pateando traseros” respondió Sam y Bucky asintió.
“Anda, ve y no hagas nada estupido”
“¿Como podría? Si ustedes lo llevan consigo” respondió con una sonríe y bajo del auto.
Al llegar a la puerta volteó y vio a Sam y a Bucky mirando, suspiro y tocó la puerta, ella ya no era la misma de ese entonces, se veía más joven, su vestuario e incluso su cabello habían cambiado a uno más actual, su cabello era corto, como el de Natasha cuando sucedió lo de Nueva York.
Volvió a tocar y pudo escuchar una voz vieja y cansada, una voz profunda que le hizo latir el corazón aún más al reconocerla.
“Ya voy!” Exclamó la voz y se escuchó los pasos acercándose.
La puerta se abrió dejando ver a un hombre mayor, cabello blancos y dorados que perdían la tonalidad natural que poseían, un hombre de bigote del mismo tono blanco y dorado, las arrugas y bolsas se hacían notar pero aquellos ojos aún mantenían aquel brillo que vio el primer día que sé conocieron.
“(Tn)...”
“Javier...”
El la miraba de manera intensa, la veía radiante, joven, aún más joven que la última vez que se vieron pero hermosa, no aún más hermosa de lo que recordaba, y su voz al decir su nombre era como había soñado, era ella, era su esposa.
“Volviste”
“Siempre cumplo mis promesas”
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Víctor Jakov
Nombre: Víctor Jakov
Edad: 113 años (aparenta 34 años)
Estatura: 1.83 m
Peso: 80 kg
Fecha de Nacimiento: 16 de febrero de 1907
Lugar de Nacimiento: Gdansk, Polonia
Raza: Vampiro
Orientación Sexual: Heterosexual
Ocupación: Empresario
Psicología: Es un narcisista, egocéntrico y con delirios de grandeza. Es de modales finos y posee una absoluta falta de empatía. Se cree muy superior al resto de criaturas incluidos otros vampiros, con tendencia a la megalomanía y sin capacidad de diferenciar el bien del mal. Necesita causar una buena impresión ante desconocidos. También tiene un gran sentido del honor y la reputación, por esa razón no es raro que unas de las cosas que más odia es la difamación y la burla contra su persona.
Es la codicia en forma humana, la incapacidad de sentirse satisfecho es lo que le motiva. Es un amo del engaño y la manipulación, ve a los demás como herramientas que puede usar y desechar. No tiene tendencia a la mentira, más bien a manejar a su conveniencia la verdad, posee una perspectiva retorcida de la honestidad. Esta en su naturaleza siempre ver los defectos de cada persona y sus debilidades, desprecia la furia y no lo impresiona la fuerza. Para él todo se trata del control, la espera y la emoción de la cacería.
Historia: Imaginen al diablo, toda maldad, toda crueldad, con un poder inimaginable para la destrucción, la muerte y la miseria. Esta es la imagen que la cultura popular ha creado de este personaje, aunque en realidad la biblia no lo pinta exactamente así. En las escrituras esta entidad es más un embustero que otra cosa. En repetidas ocasiones se hace mención a él como el pajarero, el que atrapa pájaros con engaños y trampas, o como el titiritero, el que ejerce su voluntad sobre otros para promover el horror y la maldad.
Damas y caballeros, esta es la historia de Víctor Jakov, el titiritero.
Nació en la ciudad portuaria de Gdansk en Polonia, era miembro de una familia sumamente adinerada que poseía una empresa minera encargada de extraer cobre y plata a lo largo de todo el país. Fue criado para que, al convertirse en un hombre adulto, tomara el liderazgo de la compañía. Desde niño demostró poseer una mente singular, era listo y muy maduro para su corta edad, entendía que el mundo es gobernado por los hombres con poder y que es su deber mantenerlo bajo control para que este no caiga presa del caos. Fue un joven un tanto frío y taciturno que se atrincheraba tras la racionalidad, no era aficionado a la convivencia con otros niños y jóvenes de su edad, prefería la compañía de personas mayores de las que pudiera aprender algo nuevo. Todos a su alrededor lo calificaban como un muchacho encantador y amable, interesado por los demás, ambicioso y templado, con un gran poder de convencimiento, persuasivo y había quienes lo llamaban manipulador, pero nunca con malas intenciones.
Así llego a la edad adulta y tras la muerte de su padre, cuando Víctor tenía 24 años, heredo la compañía minera y todas las propiedades de su familia. Seis años más tarde casi había logrado duplicar todos los bienes que poseía, su nombre y el de su compañía eran reconocidos en toda Europa, al menos en el negocio de la minería. A pesar de su edad, pues ya se le consideraba un hombre maduro, no se había casado ni comprometido, prefería amantes antes de sentirse apresado por el matrimonio, sabía que eventualmente tendría que conseguirse una esposa de su nivel social, pero prefería seguir expandiendo su imperio. Nada lo había preparado para perderlo todo en sólo dos años.
El 1 de septiembre de 1939, un distrito cercano a la ciudad e Gdansk fue atacado por el ejército alemán, este fue uno de los detonantes que dio inicio a la segunda guerra mundial. Víctor, al igual que su familia, no era judío, pero eso no evito que, tras la ocupación alemana, todas sus propiedades y bienes le fueran arrebatas. Trato de defender lo que le pertenecía, pero en esta batalla estaba completamente solo. No fue el único, muchas otras familias en su misma condición cayeron en la miseria con la llegada de la guerra. Su riqueza no se vio perdida de inmediato, pudo mantenerse a salvo gracias a ella por un largo tiempo, dos años más para ser exactos.
Deseaba escapar a América, pero se encontraba en el peor lugar posible, de milagro no fue a parar a uno de los muchos campos de concentración que se habían abierto en todo el país. Logro escapar a Lituania, a una vieja casa en medio del bosque que era suya, el invierno había llegado y la guerra aún se veía lejos de terminar. Se recluyo en el bosque sin ningún tipo de compañía, ahora sólo deseaba sobrevivir. Fue entonces que todo cambio para él. Un día, mientras recogía leña para calentarse, encontró un siervo asesinado en medio del bosque. Tenía una profunda herida en el cuello y la sangre la había sido drenada. Se asustó, pero no iba a desperdiciar la carne, así que cargo al animal y lo llevo como pudo a la cabaña. Pero durante todo el trayecto se sintió observado, en dos ocasiones escuchó a su espalda como alguien corría sobre la nieve. Una vez volvió a la cabaña se sintió a salvo. Los días pasaban y la comida era cada vez menos, a veces escuchaba el sonido de aviones pasar volando sobre su techo, sólo una vez, durante todo ese invierno, escucho explosiones a la distancia. La guerra aún no terminaba.
Una noche, se despertó sobresaltado al escuchar un tanque y hombres que se acercaban. De inicio quiso salir de la cabaña, pero ya era tarde, estaban muy cerca y sería descubierto, en su lugar tomo algo de comida y se ocultó debajo de la vivienda. La cabaña fue ocupada por soldados alemanes. Sabía que iba a morir, ya fuera de hambre o frío ahí abajo o, si lo descubrían, asesinado de un disparo en la cabeza. La segunda opción era mejor, pero se reusaba a morir a manos de aquellos que le habían quitado todo lo que tenía, era orgulloso y ni todo lo ocurrido había diezmado sus deseos de continuar adelante. Así pasaron cuatro días y todo apuntaba a que sería el frio su transporte al otro mundo, ya no aguantaría mucho y por lo que sabía, sus ahora vecinos, tampoco llegarían al final del invierno, no tenían comida y las nevadas los tenían atrapados. Un grito de horror sacudió la cabaña por completo, le siguieron más gritos y luego el accionar de armas de fuego, estaban siendo atacados, pero no por los aliados. Desde su posición en el sótano, Víctor intuyo que se trataba de algún tipo de animal, debía ser enorme pues, aunque no podía verlo, sabía que los soldados estaban siendo asesinados, el olor a sangre y pólvora invadía toda la cabaña. Tras unos minutos de incertidumbre y escandalo llego el silencio, conteniendo la respiración espero a ver qué pasaba, esperaría quizás toda la noche antes de salir, pero una voz parecía dirigirse a él.
—¿Te vas a quedar ahí todo el día? Ya no tienes de que preocuparte, no van a molestar más
Esas palabras casi le causan un infarto, era la voz de una mujer, pero le parecía más el ronroneo de un gato. Víctor tardo casi un minuto en reunir el valor suficiente para salir, lo que encontró fue una carnicería, ya no había hombres, sólo pedazos de carne hecha jirones sobre charcos de sangre. Cualquiera en su lugar habría perdido la cabeza al contemplar la escena, pero por alguna razón, él no. Sentada sobre la mesa de la cabaña estaba la mujer, su piel era tan blanca como la nieve que caía afuera y su cabello era negro como la noche misma, le sonreía con los labios ligeramente manchados de sangre igual que sus manos, ella había hecho todo eso, era imposible.
—¿Quién eres?
Logro decir a penas con la poca fuerza que le quedaba.
—¿En serio? ¿esa es tu pregunta? Pensé que eras más listo. Podría decirte cualquier cosa y no sabrías si es verdad, una mejor pregunta sería: ¿Qué soy y que hago aquí?
Víctor acepto que tenía razón y solo pudo asentir con la cabeza. La mujer explico su naturaleza, se trataba de un ser inmortal que se alimentaba de la sangre y que habitaba en ese bosque desde que empezó la guerra en un castillo destruido a unos cuantos kilómetros de ahí. Cuando termino de hablar, Víctor ya no lo soporto y cayó al suelo, débil, hambriento y posiblemente con hipotermia, lo más posible es que ni siquiera escucho o comprendió lo que aquella mujer le había dicho.
—Ayúdame… por favor… no quiero morir aún
Alcanzó a decir en apenas un susurro desde el suelo.
—Si eso quieres
Lo último que Víctor vio antes de morir fue la sonrisa de esa mujer.
Lo que ocurrió a continuación es la parte importante de la historia, todo esto fue para llegar a este punto. Aquella mujer era un vampiro, fue quien cazo al siervo y lo mato, planeaba hacer lo mismo con Víctor, pero se pusieron en su camino los soldados alemanes, ellos tomaron el lugar del polaco y una vez satisfecha, le pareció divertido convertir al moribundo en un ser inmortal. Él fue transformado y ella se convirtió en su maestra, era una criatura de más de 500 años de antigüedad y le enseño todo lo que debía saber sobre su nueva vida, los siguientes dos años recorrieron los bosques de Lituania cazando saldos sin importar su bandera, se alimentaban de cualquiera sin distinción. Cuando la guerra termino, cada uno tomo su propio camino.
Víctor por su parte regreso a Polonia para recuperar lo que le había sido robado, en pocos años la riqueza volvió a él, su empresa resurgió lentamente al principio, para después convertirse de nuevo en una de las compañías más ricas del país. Él tenía ya 42 años y nadie había reparado en su extraña juventud permanente, a pesar de ser el dueño, sólo se le podía ver de noche, a los ojos de sus empleados, era un hombre raro, pero nada alarmante. Cuando su fortuna ya estaba valuada en varios cientos de millones, Víctor se retiró, seguiría recibiendo una cantidad más bien simbólica de dinero de forma mensual, luego lo haría su “hijo” y ahora su “nieto”. De esta forma logro mantener su nivel de vida por más de 70 años. Desde entonces se ha encargado de recorrer el mundo, claro que sus historias se cuentan por miles, pero esta es la historia que lo define como tal. Ahora ha ido hasta el condado de New Haven en el estado de Connecticut en EEUU, no por decisión propia, esta en completo desacuerdo con esto, pues le parece un lugar sumamente aburrido sin nada interesante para un ser como él, pero al convertirse en vampiro entro a formar parte de un nuevo orden, no es completamente libre de hacer lo que desee y a pesar de que noes alguien complaciente y no permite que nadie intente imponerse ante él, tiene un gran sentido del deber y si estar este pueblo es lo que se espera de él, lo hará.
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CASSANDRA (6...y Fin)
La orilla estaba devastada y empapada de sangre. Los pájaros descendieron a los cadáveres que no habían sido enterrados. Las olas glaucas desatadas anunciaron una tormenta. Los barcos abandonaron la costa de Troya y Cassandra echó un último vistazo a la casa derrumbada de su padre. Un viento tempestuoso silbaba lastimosamente en las velas.
Troya había caído, y los supervivientes de su gran linaje de héroes estaban en alta mar, liberados por las olas. El noble Príamo, padre de muchos hijos de los cuales Héctor, Paris y Poldor estaban entre las joyas de la corona de los héroes troyanos, ya no era Príamo. ¡Ay de Troya, los orgullosos, los caídos, que la clemencia de los dioses había creado en tal esplendor! Estaba muerta ahora, había muerto entre los escombros y en la sangre. Gimiendo, los vientos barrieron sobre el mar la angustia de los que habían sido abandonados y perecieron en las cenizas de Troya. La tormenta estaba en su apogeo, y los barcos cargados con ricos tesoros fueron dispersados.
Brillando en la Luz de la Pureza, Cassandra, esta preciosa perla, estaba bajo la protección de Agamenón. Su mirada, que penetró en las profundidades del pasado y podía abrazar la inmensidad del futuro, estaba viva de nuevo.
Los días del cruce y las noches siniestras durante las cuales sus acompañantes esperaban su desaparición con angustia fueron solo minutos e incluso segundos.
Ella había regresado a una Luz que brillaba intensamente para ella a través de toda esta oscuridad, una Luz que nunca podría perder.
Sin embargo, ella vio el terrible destino de los humanos, la caída de los pueblos y las generaciones.
"¡Agamenón, escucha! Te advierto: asesinos, asesinos cobardes te esperan en tu propia casa. Ten cuidado ! Una mujer hermosa y peligrosa vive en tu casa, como una víbora venenosa, y un hombre cobarde y vicioso, un hombre a quien hace lo que quiere, es su compañero. ¡Oh, si solo los vientos pudieran hacernos perecer en mar abierto para que no tengamos que ver el final, el final de los héroes tan orgullosos! "
Así habló Cassandra, y fue una noticia muy oscura para Agamenón.
Mientras los otros prisioneros, que estaban en el fondo de la nave, vivieron momentos dolorosos, a Cassandra se le permitió quedarse a menudo en la cubierta cerca de Agamenón. Le gustaba ver su actitud orgullosa, tranquila y reservada. La pureza y la paz emanaban de ella, la mujer vencida, la esclava, y pasó al temido jefe del ejército, ¡al enemigo! No había odio entre ellos, y tampoco amor, pero sentían la más alta estima el uno por el otro, porque lo merecían.
Cassandra sufría pensando en el futuro: sabía lo que la esperaba. Al entrar en el horror, vio a Micenas y sus habitantes, y vio que los dioses eternos se habían apartado de este pozo de pecados. Parecía una guarida de serpientes, cada una de las cuales llevaba una corona adornada con muchas piedras preciosas, cada piedra era un veneno mortal.
Las paredes y los pasillos estaban oscuros, llenos del dolor de los que habían sido abandonados y la lujuria de los libertinos. En todas partes el vicio hizo una mueca! ¡Ahí era donde iba el camino de Cassandra!
El recuerdo de sus seres queridos a veces abrazaba su corazón. A menudo buscaba saber cuál era el destino de Andromache que había amado y quién tenía que seguir al cautiverio del hijo de Aquiles. Sin embargo, fue rechazado. Andromache estaba demasiado profundamente enterrada en su dolor para que el asunto con Cassandra pudiera establecerse. En su aflicción, ella atrajo fuertemente el espíritu de su esposo a la Tierra al llamarla.
Hécuba estaba muerta. Deambulando, con los ojos oscuros, luchaba en las profundidades oscuras de Hades. Había olvidado por completo la luz brillante que una vez emanaba de su hija Cassandra y tenía que mostrarle el camino. Ella tampoco podía relacionarse con Cassandra, quien, como una estrella brillante, atraía solo almas luminosas hacia ella, mientras que la odiosa oscuridad se desataba a su alrededor.
La flota griega se había dispersado durante las grandes tormentas. En cuanto a Agamenón, había aterrizado sano y salvo en Argólida, con el resto de sus barcos cargados con abundantes botines y muchos esclavos entre los cuales estaba Cassandra.
Este país le parecía a Cassandra triste y áspero. Estaba cubierto por una pesada sombra gris que solo su ojo podía ver y en la que se movían seres horribles que le mostraban el estado mental de los seres humanos.
La tormenta empujó inesperadamente las naves hacia el continente, y los marineros temieron que sufrieran daños.
Vadeando en el agua, llegaron a la orilla con dificultad y buscaron un pasaje para mujeres y niños. Desfigurados por la miseria y las preocupaciones, asolados por el hambre y las enfermedades, los esclavos ofrecieron un aspecto lamentable. Muchos de ellos habían muerto durante el viaje y habían sido arrojados por la borda.El convoy de esclavos encadenados entre sí se formó dolorosamente. Los hombres más fuertes tenían que avanzar, el cuello doblado bajo una especie de yugo y sus manos atadas detrás de sus espaldas. Sin embargo, los soldados de Agamenón no trataron a los prisioneros con dureza. Actuaron sólo de acuerdo a la costumbre de ese tiempo.
La noticia de la llegada de los barcos se había extendido lentamente, y la gente estaba empezando a reunirse. Al principio tenían curiosidad, luego se emocionaron cuando vieron que su rey regresaba victorioso. Sin embargo, Agamenón se dio cuenta de inmediato de que intentaban evitarlo casi con temor.
¿Fue así como la gente dio la bienvenida a su señor que había pasado muchos años frente al peligro y la angustia lejos de su país y de su hogar? Cassandra pensó en la alegría con que saludaron a su padre y hermanos cuando regresaron de sus expediciones. ¡Qué diferente fue aquí! ¿Fue esta la alegría del vencedor?
A la vista de este país extranjero y de estos seres cerrados, con una mirada fugaz, una fuerte opresión invadió su corazón.
Agamenón había regresado, mientras que muchos videntes habían anunciado que nunca pondría un pie en el suelo de su país. Todos admitieron que había sido un mal administrador y sintieron doblemente el peso de su culpa: todos habían presenciado la desgracia de la casa del rey y la habían tolerado.
El camino parecía largo e incluso interminable para Cassandra; era pedregoso y un violento viento de tormenta todavía soplaba desde el mar. La gente estaba llegando, siempre más numerosa. Formaron grupos y esperaron el convoy. Se arrojaron piedras a los prisioneros y golpearon dolorosamente a algunos de ellos. Los guerreros que acompañaban el convoy intentaron intervenir.
Los carros tomaron la columna de esclavos y tuvieron que esperar al borde del camino hasta que pasaron. El polvo de la carretera era tan espeso que apenas se podía distinguir a la multitud. Los cautivos se arrastraban jadeando; llevaban pesadas cadenas.
Cassandra caminaba entre dos mujeres que la habían calumniado hacía mucho tiempo. Una de ellas había dirigido a las criadas; estaba totalmente dedicada a los sacerdotes y siempre había temido el conocimiento de Cassandra porque no tenía la conciencia limpia. El segundo fue su nieta, de veinte años. Ambas ya no la estaban dejando y tratando de aligerar lo más posible su abrumador destino. Cassandra estaba feliz de tener a sus mujeres de su país natal.
Así, cansado, lento y triste, el convoy se dirigía a Micenas. Las dificultades del camino marcaron profundamente las almas de los prisioneros. Cada paso fue un dolor para las mujeres, ya que se sentían como si estuvieran caminando descalzos en un camino cubierto de zarzas. Los gemidos de aquellos que se derrumbaron, se debilitaron, partieron sus corazones.
Alta y orgullosa, la ciudad tan hermosa y tan rica se alzaba en la distancia. Las paredes de color marrón grisáceo se veían oscuras y amenazadoras, pero detrás de ellas brillaban edificios blancos, y magníficos grupos de árboles atestiguaban la presencia de hermosos jardines.
Pero todo era tan extraño y tan diferente de Troya. ¿Dónde fue tan espléndida y extraordinariamente cantada la vida de los poetas? ¿Dónde estaba la actividad de los dioses benéficos? Este país no se veía feliz. Aquí la tierra respiraba desolación, miseria y descontento, la Medusa estaba amenazando por encima de la gente.
Cuando el convoy de esclavos finalmente llegó a la ciudad, hubo una emoción alegre y alegre. La gente se regocijó; con el regreso del príncipe, esperaba un nuevo crecimiento y mejores días. Sin embargo, se temía la dominación opresiva de Clitemnestra.
Vestida suntuosamente y adornada con las piedras más preciosas, Clitemnestra se paró en los escalones de su palacio, con la corona sobre su cabeza; ella vio pasar la procesión de carros y jinetes saludándola Aegisthus estaba a su lado.
La reina debe haber sido hermosa una vez. Ahora su rostro pintado llevaba la marca de sus vicios. Su alta estatura en el puerto, una vez tan orgullosa, no era más que un siniestro devorado por un gusano que había adornado con las joyas más preciosas de este mundo con especial cuidado.
Sus ojos no tenían el resplandor que proviene de la profunda alegría que le causó el regreso del ansiamente deseado esposo, pero reflexionó sobre la inestable vacilación de la locura incipiente y una angustia secreta. Su cuerpo exhalaba el mal olor del vicio, que los perfumes más caros de las esencias más raras no podían ocultar, ya que era de una naturaleza diferente.
La bienvenida que le dio a su esposo fue como un espectáculo hábilmente orquestado, ya que ella dominó el arte de la simulación y el lenguaje hermoso. Aún así, Agamenón estaba decepcionado. Las palabras de Cassandra volvieron a él, y de repente comprendió lo que ella le había dicho. Fue advertido. Fue aprehendido de una gran amargura que trató de vencer.
En cuanto a su hija Electra, se regocija de su niña. Se puso en pie sollozando, y su largo cabello limpió el polvo de sus zapatos. Este solo gesto expresaba la totalidad de su devoción fiel y ansiosa, su alegría por verlo de nuevo y su dolor por el pensamiento de su joventud en ruinas. Ella no pudo decir una sola palabra.
Los carros y jinetes ya habían pasado, al igual que los hombres de infantería y arcabuceros más valientes y experimentados. Luego vino el convoy de esclavos con, a cada lado, los guerreros avanzando entre los prisioneros y las puertas del castillo para proteger a las mujeres.
Con la cabeza baja, Cassandra caminaba entre las otras mujeres. Todos fueron impasibles y silenciosos, a pesar de su profunda emoción y agotamiento después de un viaje tan doloroso. Cuando Cassandra cruzó la puerta, una luz pareció iluminar la oscuridad del patio.
Al pasar junto a Clitemnestra, se detuvo, miró ferozmente a los ojos y miró a la reina. Clytemnestra se tambaleó ante esta mirada, se puso aún más pálida bajo su maquillaje y sus ojos se volvieron demacrados. No podía soportar la vista de esos ardientes ojos azul grisáceos. Las piedras preciosas chocaron contra su pecho, su cuerpo temblaba de emoción reprimida.
"Clytemnestra, estás a las puertas de Hades! Piénsalo cuando la serpiente de tus malos instintos silba en tu oído mientras susurra imágenes seductoras. Todavía hay tiempo, pero estás al borde del abismo y el rayo de los rayos vengativos ya te amenaza. ¡Mira en ti, reina, y pregúntate si mi consejo es bueno! "
De repente, un silencio repentino cayó en el patio. Solo las paredes reflejaban la voz sonora de Cassandra, que había resonado como un latón. Por un momento, Clytemnestra se tambaleó, pero su esclava favorita la contuvo. Su séquito quedó petrificado.
Luego levantó el brazo y dijo, señalando a Cassandra con un gesto autoritario:
"Manténgala bien, vale la pena". Está sucediendo con tu vida. ¡Tírala sólo en la torre! Tú, Kyros,
Con eso, ella se fue a casa tambaleándose; Ni siquiera quería ver el botín que seguía en muchos tanques.
La alegría de la fiesta terminó. Los prisioneros entraron en silencio por las puertas. Sin embargo, Electra se separó del grupo de mujeres; tranquila, con la cabeza inclinada y su expresión firmemente resuelta, siguió a Cassandra y Kyros. Un rayo de luz le había tocado el alma: le parecía que desde ese día tenía que seguir los pasos de Cassander por toda la eternidad.
El guardia Kyros, que era un verdadero gigante, conducía a Cassandra. Electra lo siguió a cierta distancia, porque quería evitar la irritación de Kyros.
Terminaron llegando a una torre redonda y maciza en la que descendían cien escalones.Esta torre se alzaba sobre el castillo. Sin embargo, había en sus profundidades una habitación que nunca había visto el menor rayo de sol.
Esta torre se alzaba sobre el castillo. Sin embargo, había en sus profundidades una habitación que nunca había visto el menor rayo de sol.
No contenía nada más que un banco de madera y una mesa en la que se colocaba una jarra y un tazón. Un olor a descomposición y aire asqueroso saludó a los recién llegados; Las telarañas caían del techo. Cassandra se estremece de horror.
Cuando Kyros estaba a punto de cerrar la puerta detrás de él sin decir una palabra, tuvo un movimiento de sorpresa: algo lo había golpeado. Le dirigió a Cassandra una mirada escrutadora, luego inspeccionó el techo y las paredes, examinando las grietas y grietas. Finalmente, salió de la habitación sacudiendo la cabeza y, con un cerrojo que chirrió, cerró la puerta desde el exterior. Cassandra era una prisionera.
"Reina, algo curioso me sucedió con la princesa extranjera de Troya", dijo Kyros a su amada cuando hizo su informe. "Pero conozco perfectamente la torre oscura que, a menudo ya, se ha cerrado sobre tus enemigos. Sin embargo, nunca me había parecido tan oscura o clara como después de haber recibido a esta mujer. Examiné cuidadosamente la habitación, pero no pude encontrar la fuente de esta extraña luz. " Clytemnestra se burló de él.
"¡Tonto, envejeces o te deslumbró, como deslumbró a Agamenón! "
Poco después, un terrible suceso ocurrió en el castillo de Agamenón en Micenas.
Un silencio espantoso fue seguido por un grito. Una voz gritaba:
"¡Lo asesinaron, asesinaron a Agamenón!". Esta voz provenía de las profundidades, sacudiendo el castillo y cruzando los pasillos. Al oír este grito, Clitemnestra y Aegisthus, pálidos como la muerte, salieron apresuradamente de la habitación del que acababa de ser asesinado. Pero, una vez fuera de la habitación, la reina fingió terror, se arrancó el pelo y lamentó la muerte de su marido.
Electra estaba de pie detrás de una columna al lado de una pared oscura, y con sus ojos ardientes miró a Clitemnestra.
Esa noche fue interminable, y el día siguiente fue tan oscuro para Cassandra. Ella, generalmente tan activa, sufría del silencio uniforme que la rodeaba. Siguió febrilmente el hilo de su vida y, volviendo a sus inicios, solo pudo encontrar tristeza, pero nada malo o inmundo. Su camino de dolor había sido difícil, pero puro. Su mente no pertenecía a las esferas de donde provenían los humanos.
Pensó en Apolo que la había guiado y en la Luz pura que la había llevado a las Alturas, y supo que había sufrido por el Amor.
Esta torre se alzaba sobre el castillo. Sin embargo, había en sus profundidades una habitación que nunca había visto el menor rayo de sol.
Ella oró Entonces la torre se abrió y, como un pilar, una luz cegadora de blancura descendió hacia ella.
"Pronto lo habrás logrado y regresarás al Padre", se hizo eco de la voz de Arriba. "No teman nada, y espérenme, porque, por lo que se sabe, voy a llegar pronto".
En ese momento, las cerraduras crujieron y uno escuchó un susurro de seda y un ruido de oro. Pálida, con las mejillas hundidas, los ojos fijos, Clitemnestra estaba en el umbral; Kyros estaba detrás de ella.
"Sabes cómo contar historias", comenzó, "y sabes muchas cosas", dijo Agamenón. Sepas que quiero que me ayudes, esclava, porque estoy enferma. Debes alejar a los espíritus malignos que me atormentan, especialmente de noche. Debes servirme tus bebidas y poner tus manos curativas en mis extremidades doloridas; también debes indicarme las estrellas y las piedras que confieren juventud y poder eternos, ¡para que las conozca!
Cassandra la miró con calma y resolución.
"Te voy a decir, reina, qué tienes que hacer para curarte. ¿Qué me darás si te ayudo?
"Te daré la mitad de mi ropa y una décima parte de mis joyas. Te daré un esclavo además, vivirás conmigo y serás honrada como una princesa ".
No aspiro a estas cosas, Clitemnestra. No codicio tus tesoros, y los honores de tu casa me repugnan. Agamenón está muerto, lo mataste, lo sé.
Borra el acto que has hecho, y los Erinnyes se apartarán de ti; No puedo hacerlo No trate a sus hijos como los esclavos más viles de su casa, déles lo que es suyo y quedará satisfecho. Dales amor, y cosecharás amor. Vuelve a ti misma con pensamientos puros, y los pensamientos puros te rodearán cien veces. Persigue el oprobio y la lujuria de las paredes de tu casa, y verás que el honor y la pureza entran en ella. Apártate del mal, busca los brillantes jardines del amor eterno, y se te entregarán. ¡Pero creo que es demasiado tarde, Clitemnestra! "
La reina, que se había hundido y había gemido, no pudo sentarse.
"¡Me las pagarás, maldito vidente!", Dijo jadeando y silbando. "¡Ahora, te mostraré quién soy!"
Se levantó, sacó una daga de su cinturón y se arrojó sobre Cassandra. Pero un rayo de luz se levantó entre ellos, por lo que no pudo mover su brazo.
"¡Mira quién soy!", Fueron las palabras pronunciadas por Cassandra. "¡Consigue lo que mereces!",
Clytemnestre huyó como loca.
Unas horas más tarde, Cassandre escuchó un ruido detrás de la puerta. Trajeron piedras y, a través de la pared, escuchó rasguños y rasguños. Ella sabía que en su temor, Clitemnestra la tenía amurallada con vida. Ella no sintió desesperación. Su vida había terminado, y su espíritu la había precedido. Sometido a la Voluntad del Padre, Cassander esperó a que llegara la hora. entonces, ella seguiría. Su muerte no fue una pelea, como es el caso de los humanos. En cumplimiento de la Divina Voluntad con la que hizo una, dejó su receptáculo terrenal de materia densa, como una vez había penetrado.
El nombre que formaron sus labios fue su última promesa a la humanidad. Y ese nombre era: "¡Imanuel!" Las aguas grises que se elevaron desde las profundidades y estaban destinadas a aumentar aún más el horror de su muerte no la alcanzaron más viva.
En silencio, su cuerpo fue entregado al olvido; pero su espíritu extravagante es eterno.
FIN
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"La traducción del idioma francés al español puede restar fuerza y luz a las palabras en idioma alemán original ...pido disculpas por ello"
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El tiempo de la tortura brutal
Por Chen Hui, China
Crecí en una familia normal en China. Mi padre era militar y, como me había moldeado e influido desde temprana edad, llegué a creer que la vocación y el deber de un soldado eran servir a la patria, obedecer órdenes y actuar desinteresadamente en nombre del Partido Comunista y el pueblo. Yo también decidí hacerme soldado y seguir los pasos de mi padre. Sin embargo, conforme pasó el tiempo y ocurrieron ciertos acontecimientos, el curso de mi vida y la orientación de mis objetivos variaron paulatinamente. En 1983 conocí el evangelio del Señor Jesús. La guía especial del Espíritu Santo hizo que alguien como yo, intoxicada por el ateísmo y la ideología comunista china desde temprana edad, se sintiera hondamente conmovida por el amor del Señor Jesús. Tras conocer el evangelio, emprendí una vida de fe en Dios: empecé a ir a la iglesia, a orar y a cantar himnos de alabanza al Señor. Esta nueva vida me aportó gran serenidad y paz. En 1999 acepté el evangelio de los últimos días del Señor Jesús retornado, Dios Todopoderoso. Por medio de la lectura incesante de la palabra de Dios y de las reuniones y la comunicación con mis hermanos y hermanas, llegué a comprender muchas verdades y conocí la urgente intención de Dios de salvar a la humanidad. Sentí que Dios nos había concedido a cada uno de nosotros una vocación y una responsabilidad enormes, por lo que me dediqué con entusiasmo a trabajar en la difusión del evangelio.
Sin embargo, la cruel persecución del Gobierno del PCCh destrozó mi vida serena y feliz. En agosto de 2002 viajé al noroeste con mi esposo para difundir el evangelio a algunos de nuestros colaboradores en Cristo. Una noche, mientras estaba reunida con un hermano y una hermana que acababan de aceptar la obra de Dios en los últimos días, de repente oí un fuerte estruendo y vi que derribaban la puerta violentamente y seis o siete policías de aspecto diabólico entraban a toda prisa porra en mano. Uno de los policías me señaló y dijo con un siniestro gruñido: “¡Espósenla!”. Dos policías nos ordenaron quedarnos quietos junto a la pared mientras ellos se ponían a hurgar en las cajas y los cajones de la casa como un grupo de ladrones al asalto. Registraron minuciosamente todo lo que sospechaban que podía servir para esconder cosas y en poco tiempo habían puesto toda la casa patas arriba. Al final, uno de los policías encontró un folleto del evangelio y un libro de la palabra de Dios en el bolso de mi hermana y me lanzó una mirada feroz, gritando: “Maldita sea, ¿quieres que te matemos? Has venido aquí a difundir tu evangelio. ¿De dónde ha salido esto?”. Como no le respondí, vociferó: “¿No vas a hablar, eh? Nosotros te abriremos la boca. ¡En marcha! ¡Ya hablarás cuando lleguemos adonde te llevamos!”. En eso que me sacó a rastras de la casa y me metió en el coche de policía. En aquel momento me di cuenta de que no solo habían enviado a seis o siete policías, sino que la carretera estaba flanqueada a ambos lados por muchos policías especiales armados. Cuando vi cuántos efectivos habían desplegado para detenernos, me asusté mucho y, sin pensarlo, me puse a orar a Dios para pedirle guía y protección. Al poco rato recordé un pasaje de la palabra de Dios: “Sabes que todas las cosas del entorno que te rodea están ahí porque Yo lo permito, todo planeado por Mí. Ve con claridad y satisface Mi corazón en el entorno que te he dado. No temas, el Dios Todopoderoso de los ejércitos seguramente estará contigo; Él guarda vuestras espaldas y es vuestro escudo” (‘Capítulo 26’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). “¡Así es!”, pensé. “Dios es mi sostén; en cualquier situación en que me encuentre, Dios, Soberano y Creador de todas las cosas, siempre está a mi lado. Él me guiará para superar cualquier situación que pueda afrontar, pues Él es fiel y es Él quien gobierna y orquesta todas las cosas”. Pensando en estas cosas recuperé la serenidad.
A eso de las diez de la noche me llevaron a la Brigada de Policía Criminal. Me sacaron una foto y luego me llevaron a una sala de interrogatorios. Para mi sorpresa, ahí ya había cuatro o cinco matones con pinta de brutos, que me miraron fijamente cuando llegué. Nada más entrar en la sala, me rodearon como una manada de lobos hambrientos que parecieran estar persiguiendo a su presa. Estaba sumamente nerviosa y oré desesperadamente a Dios. Al principio, estos matones de la policía no me pusieron la mano encima; solamente me mandaron quedarme de pie tres o cuatro horas. Estuve de pie tanto tiempo que las piernas y los pies comenzaron a dolerme y a entumecerse y sentí un profundo cansancio en todo el cuerpo. Sobre la una o las dos de la mañana, el jefe de la Brigada de Policía Criminal vino a interrogarme. No podía evitar temblar de los nervios. Me miró fijamente y comenzó a interrogarme, diciendo: “¡Habla! ¿De dónde eres? ¿Quién es tu contacto aquí? ¿Quién es tu superior? ¿Dónde se han estado reuniendo? ¿Cuánta gente trabaja a tus órdenes?”. Como yo no hablaba, estalló de furia, agarrándome del pelo y lanzándome puñetazos y patadas. Una vez que me había dejado exhausta, siguió dándome patadas aún más fuertes. Enseguida me empezaron a zumbar los oídos, con lo que no oía nada, y parecía que me iba a estallar la cabeza del dolor punzante. No podía evitar gritar de dolor. Tras algunos momentos más de forcejeo, yacía en el suelo sin poder moverme. El jefe me agarró de nuevo del pelo y me arrastró hasta ponerme de pie, momento en que cuatro o cinco de esos brutos matones se arremolinaron a mi alrededor y se pusieron a darme patadas y puñetazos; caí al suelo cubriéndome la cabeza con las manos, rodando y agitándome violentamente de dolor. Esos matones de la policía no se reprimían: cada patada y cada puñetazo tenían una fuerza letal. Mientras me golpeaban, gritaban: “¿Vas a hablar o no? ¡Atrévete a no hablar! ¡Habla o te matamos!”. Cuando el jefe vio que seguía sin confesar, me dio con saña una patada en el tobillo. Cada patada era como si me hubieran metido un clavo en los huesos, insoportablemente dolorosa. Después siguieron dándome patadas hasta que sentí que me habían machacado todos los huesos del cuerpo, y los violentos espasmos que me destrozaban por dentro me causaban tanto dolor que apenas podía respirar. Estaba en el suelo, jadeando y llorando de pura agonía. Para mis adentros invoqué a Dios, diciendo: “¡Dios mío! No puedo seguir. Por favor, protégeme, pues temo no sobrevivir a esta noche. Querido Dios, dame fuerza…”. No sé cuánto tiempo duró la tortura. Estaba muy mareada y tenía un dolor tan insoportable que parecía que me hubieran desmembrado. El dolor era tan intenso que, de hecho, me entumeció todo el cuerpo. Uno de los matones de la policía dijo: “Parece que aún no has tenido suficiente. ¡Oh, claro que confesarás!”. Mientras hablaba, agarró lo que parecía un martillo eléctrico y me dio con él en la frente. Sentí cada golpe hasta el tuétano y, cada vez que me golpeaba, se me entumecía todo el cuerpo y luego me quedaba inerte sin parar de temblar. Cuando el matón de la policía vio lo mucho que estaba sufriendo, pareció contento con su trabajo y se puso a reír en voz alta. En pleno sufrimiento, un pasaje de la palabra de Dios me dio guía y esclarecimiento: “Debes sufrir adversidades por la verdad, debes entregarte a la verdad, debes soportar humillación por la verdad y, para obtener más de la verdad, debes padecer más sufrimiento. Esto es lo que debes hacer” (‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”). La palabra de Dios me aportó una fuerza increíble y repetí mentalmente el pasaje una y otra vez. Pensé: “No puedo sucumbir a Satanás y decepcionar a Dios. Con tal de recibir la verdad, prometo soportar cualquier sufrimiento y, aunque me suponga la muerte, valdrá la pena y no habré vivido en vano”. Esa banda de demonios me interrogó toda la noche hasta la mañana siguiente, pero teniendo la palabra de Dios para animarme, ¡pude resistir su tortura! Al final habían agotado todas las estrategias que se les habían ocurrido e, impotentes, dijeron: “Pareces un ama de casa común y corriente sin ningún talento en particular, así que ¿cómo es que tu Dios te dio una fuerza tan tremenda?”. Sabía que no era yo ante quien esos matones de la policía estaban ablandándose, sino que se estaban rindiendo a la autoridad y el poder de Dios. Personalmente fui testigo de que la palabra de Dios es la verdad, de que puede infundir en la gente una fuerza inmensa y de que, practicando de acuerdo con ella, se puede vencer el temor a la muerte y doblegar a Satanás. A consecuencia de todo esto, mi fe en Dios se fortaleció más todavía.
Sobre las siete de la mañana del segundo día, el jefe vino a interrogarme de nuevo. Cuando vio que todavía no estaba dispuesta a hablar, trató de engañarme con otro truco astuto. Un policía de civil medio calvo entró, me ayudó a levantarme y me acompañó a un sofá. Me estiró la ropa, me dio una palmadita en el hombro y, fingiendo preocupación, dijo con una sonrisa alegre: “Mírate, no tiene sentido sufrir así. Tan solo habla con nosotros y luego podrás irte a casa. ¿Por qué quedarse aquí y soportar todo este tormento? Tus hijos te esperan en casa. ¿Sabes cuánto me duele verte sufrir así?”. Escuchando todas sus mentiras y mirando aquella odiosa cara de sinvergüenza, rechiné los dientes con ira y pensé: “Eres un demonio que suelta todo tipo de mentiras para engañarme. No pienses ni por un minuto que voy a traicionar a Dios. ¡Ni sueñes con que diga una sola palabra sobre la iglesia!”. En vista de que me mantenía firme, el policía me miró fijamente con lascivia y comenzó a manosearme. Automáticamente me alejé de él, pero aquel granuja me sujetó con una mano para que no pudiera moverme y luego me agarró el pecho con la otra. Grité de dolor y sentí un inmenso odio por ese hombre; estaba tan enfadada que me temblaba todo el cuerpo y se me caían las lágrimas. Le lancé una mirada furiosa y, al verla, me soltó. Gracias a esta experiencia personal presencié verdaderamente la naturaleza malvada, reaccionaria y cruel del Gobierno del PCCh. Vi cómo la “Policía Popular” al servicio del PCCh no era en realidad sino unos sinvergüenzas matones de mala muerte, despreciables ¡y sin conciencia alguna! Como no había tomado ni gota de agua en 24 horas, mi cuerpo estaba peligrosamente extenuado y agotado y no estaba muy segura de poder seguir adelante. De pronto me atacó un sentimiento de profunda desdicha y desesperanza. En ese momento me acordé de un himno de la iglesia: “Con fuerte voluntad me levanto ante el rugido del mal. En el duro camino, mi corazón se hace fuerte y firme. La luz verdadera me guía y yo la seguiré. La humanidad es tan cruel, no hay espacio para Dios. Con un corazón leal seguiré a Dios. Satanás me persigue, no hay lugar al que llamar hogar. Servir a Dios es la ley del cielo y un principio de la tierra. Satanás me oprime, mi furia no tiene límites. Sus engaños son violentos y despreciables. Nunca me rendiré ante Satanás ni viviré sin valor. Padeceré todo el dolor y sobreviviré a la oscura noche. Daré testimonio en la victoria total, consolaré al corazón de Dios y me ganaré Su alabanza. Con mi corazón que ama a Dios, emitiré luz y calor, fiel hasta el final, dando testimonio para glorificar a Dios. No importa cuánto me refine Dios, daré testimonio y lo complaceré” (‘Alzarse en la oscuridad y la opresión’ en “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Este himno armonioso y contundente fue una gran motivación para mí: esos demonios perseguían así a los creyentes en Dios porque odian a Dios. Su cobarde y malvado objetivo es impedir que creamos en Dios y lo sigamos y, por tanto, alterar y destruir la obra de Dios y echar a perder la oportunidad de la humanidad para salvarse. En ese momento clave de esta batalla espiritual, no podía rendirme y permitirme ser el hazmerreír de Satanás. Cuanto más me atormentaba Satanás, con mayor nitidez veía su rostro demoníaco y más quería rechazarlo y estar del lado de Dios. Creo que Dios vencerá y que Satanás está condenado a caer derrotado. No podía ceder y deseaba ampararme en Dios y dar un testimonio fuerte y rotundo de Él.
Cuando la policía se dio cuenta de que no me sacaría ninguna información valiosa, dejó de interrogarme y aquella tarde me trasladó a un centro de detención. A esas alturas me habían golpeado hasta dejarme irreconocible: tenía la cara hinchada, no podía abrir los ojos y tenía los labios llagados. Los del centro de detención me echaron un vistazo y, al comprobar que casi me habían matado a golpes, no quisieron ninguna responsabilidad por lo que había pasado y se negaron a admitirme. Sin embargo, tras algunas negociaciones, finalmente me dejaron entrar a eso de las siete de la tarde y me escoltaron a una celda.
Aquella noche comí por primera vez desde mi detención: un bollo baozi duro, quemado y áspero que costaba masticar y tragar, y un cuenco de sopa con verduras marchitas, gusanos muertos flotando dentro y una capa de suciedad en el fondo del cuenco. Nada de eso me impidió devorar aquella comida lo más rápido que pude. Como era creyente, en los días posteriores el funcionario de prisiones incitó muchas veces a las otras reclusas a convertir mi vida en un infierno. En una ocasión, la cabecilla de las presas de la celda ordenó a sus subordinadas que me agarraran del pelo y me golpearan la cabeza contra la pared. Me golpearon la cabeza con tal fuerza que me mareé y no veía bien. Además, por la noche no me dejaron dormir en la cama, por lo que tuve que dormir en el frío suelo de hormigón junto al inodoro. Por si fuera poco, los guardias de la cárcel me hicieron recitar las normas del centro de detención y, si las recitaba mal o se me olvidaban, me azotaban con un cinturón de cuero. Enfrentada a esta tortura y humillación inhumanas y casi constantes, me debilité y pensé que sería mejor morir que sufrir como un animal enjaulado día tras día. En muchas ocasiones, justo cuando estaba a punto de golpearme la cabeza contra una pared para acabar con todo, las palabras de Dios me guiaba, diciendo: “Por lo tanto, durante estos últimos días debéis dar testimonio de Dios. No importa qué tan grande sea vuestro sufrimiento, debéis caminar hasta el final e, incluso hasta vuestro último suspiro, debéis seguir siendo fieles a Dios y estar a merced de Él; solo esto es amar verdaderamente a Dios y solo esto es el testimonio sólido y rotundo” (‘Solo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer la hermosura de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios me animaban y conmovían mi corazón. Al meditarlas se me saltaban las lágrimas de los ojos. Recordaba cómo, al ser vilmente golpeada por los matones de la policía, el amor de Dios había cuidado de mí todo el tiempo, Él me había guiado con Sus palabras, me había dado fe y fuerza y me había permitido sobrevivir tozudamente a aquella horrible tortura. Tras los abusos y el acoso de la cabecilla de las presas de la celda y las torturas de las otras reclusas, hasta el punto de que estuve al borde de un ataque de nervios y pensé en acabar con mi vida, las palabras de Dios de nuevo me dieron la fe y el valor para volver a levantarme. Si Dios no hubiera estado a mi lado velando por mí, aquellas viles arpías me habrían hostigado hasta la muerte mucho tiempo atrás. En vista del amor y la misericordia sublimes de Dios, ya no podía resistir pasivamente y apenar Su corazón. Tenía que mantenerme firme con Dios y devolverle Su amor con lealtad. De modo inesperado, una vez que puse remedio a mi estado de ánimo, Dios hizo que otra reclusa se levantara a protestar por mí, ella y la cabecilla se pusieron a discutir. Al final cedió la cabecilla de las presas y me permitió dormir en la cama. Gracias a Dios. De no haber sido por la misericordia de Dios, dormir mucho tiempo en el húmedo y frío suelo de cemento me habría matado o dejado paralítica, dada mi constitución débil. Así logré sobrevivir dos agotadores meses en el centro de detención. Durante ese tiempo, los matones de la policía me interrogaron dos veces más con la misma estrategia de poli bueno y poli malo. Sin embargo, con la protección de Dios descubrí la astuta trama de Satanás y frustré su perverso plan. En definitiva, sencillamente se quedaron sin estrategias y, tras todos sus interrogatorios fallidos, acabaron condenándome a tres años de cárcel y me enviaron a la Segunda Cárcel de Mujeres a cumplir sentencia.
Desde el primer día que llegué a la cárcel me forzaron a realizar un trabajo físico agotador. Tenía que trabajar más de diez horas al día y tejer un suéter, hacer treinta o cuarenta prendas de vestir o empaquetar diez mil pares de palillos todos los días. Si no era capaz de realizar estas tareas, me prorrogarían la pena de prisión. Como si el trabajo físico extremo no fuera lo suficientemente agotador, por la noche nos obligaban a participar en una especie de lavado de cerebro político destinado a quebrantarnos el espíritu, en el que nos hacían estudiar las normas de la cárcel, la ley, el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mao Zedong. Cada vez que escuchaba a los funcionarios de prisiones exponer sus disparates ateos, sentía repugnancia y puro odio por sus despreciables y desvergonzados métodos. Durante todo el tiempo que estuve en la cárcel, no tuve ni una sola noche de sueño profundo; a menudo, en mitad de la noche, nos sobresaltaban en pleno sueño los silbatos de los guardias de la cárcel. Nos hacían levantarnos y estar en el pasillo sin motivo aparente o nos asignaban tareas como cargar patatas, maíz y alimentos. Cada saco pesaba más de 50 kilos. En las noches de invierno teníamos que lidiar con el rugido del viento aterrador. Nos arrastrábamos y cojeábamos todo el camino, primero un pie y luego otro, y a veces incluso nos desplomábamos bajo el peso de la carga. Extenuada, solía regresar a rastras a la celda a las dos o las tres de la mañana, exhausta y con los ojos llorosos. En noches así, una mezcla de fatiga, frío y rabia me impedía volver a quedarme dormida. Cada vez que pensaba que todavía tenía que soportar tres largos años de cárcel, caía aún más en la desesperación y todo mi cuerpo se paralizaba de agotamiento. Dios era muy consciente de mi sufrimiento y, en mis momentos más bajos, me guio para que recordara este pasaje de Sus palabras: “No te desanimes, no seas débil; y Yo te aclararé las cosas. El camino que lleva al reino no es tan fácil. ¡Nada es tan simple! Queréis que las bendiciones vengan a vosotros fácilmente, ¿no es así? Hoy, todos tendréis que enfrentar pruebas amargas. Sin esas pruebas, el corazón amoroso que tenéis por Mí no se hará más fuerte ni sentiréis verdadero amor hacia Mí. Aun si estas pruebas consisten únicamente en circunstancias menores, todos deben pasar por ellas; es solo que la dificultad de las pruebas variará de una persona a otra” (‘Capítulo 41’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). Las palabras de Dios fueron de gran consuelo para mi corazón agraviado y sufrido y me permitieron entender Su voluntad. La situación en la que me encontraba entonces era una auténtica prueba. Dios quería ver si permanecería leal a Él en medio de tanto sufrimiento y si lo amaba de verdad. Aunque tres años en la cárcel era mucho tiempo, con la palabra de Dios para guiarme y Su amor para apoyarme, sabía que no estaba sola. Me ampararía en Dios para soportar todo el dolor y el sufrimiento y vencer a Satanás. No podía permitirme volverme cobarde.
La oscuridad y maldad del Gobierno del PCCh se evidenciaban en cada aspecto de esta cárcel que tutelaba, pero el amor de Dios siempre estaba conmigo. Una vez, un guardia de la cárcel me mandó cargar un saco de palillos hasta la quinta planta. Como las escaleras estaban cubiertas de hielo, tenía que caminar muy despacio por el peso del saco. No obstante, el guardia seguía diciéndome que me diera prisa y, temiendo una grave paliza si no realizaba la tarea, me puse nerviosa y me resbalé por precipitarme, así que me caí por las escaleras y me partí el talón. Yacía en el suelo sin poder mover la pierna y con un sudor frío por el dolor agudo de la fractura. Sin embargo, el guardia no mostró el menor interés. Me dijo que fingía y me mandó que me levantara y siguiera trabajando, pero era físicamente incapaz de estar de pie. Una hermana de la iglesia que cumplía condena en esa misma cárcel vio lo que había pasado e inmediatamente me llevó a la enfermería. Allí, el médico que me atendió se limitó a vendarme el pie y a darme unas pocas pastillas de algún medicamento barato y me mandó por donde había venido. Temiéndose que yo no pudiera cumplir con el trabajo asignado, el guardia de la cárcel se negó a autorizarme un tratamiento, por lo que tuve que continuar trabajando con el pie roto. En todo trabajo que hiciéramos me ayudaba esta hermana. Puesto que el amor de Dios había unido nuestros corazones, cada vez que tenía oportunidad, la hermana me hablaba de la palabra de Dios para animarme. Ese fue un inmenso consuelo para mí en mis momentos más bajos y difíciles. En aquella época, no sé cuántas veces estuve tan dolorida y débil que apenas podía levantarme y tener energía para respirar, y muchas veces me escondía bajo la colcha orando a Dios con lágrimas en los ojos, pero estos dos himnos siempre me daban aliento y alivio: “Dios predestinó desde tiempos inmemoriales que pudieras aceptar el juicio, el castigo, los golpes y el refinamiento de Sus palabras y, además, que pudieras aceptar Sus comisiones y por eso no te debes afligir demasiado cuando eres castigado. Nadie os puede quitar la obra que se ha hecho en vosotros y las bendiciones que se os han otorgado y nadie os puede quitar todo lo que se os ha dado. Los religiosos no admiten comparación con vosotros. No poseéis una gran experiencia de la Biblia, ni contáis con teoría religiosa, pero como Dios ha obrado dentro de vosotros, habéis ganado más que cualquiera a lo largo de las eras y, por lo tanto, esta es vuestra mayor bendición” (‘No puedes defraudar la voluntad de Dios’ en “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). “El camino al cielo tiene subidas y bajadas. Yo lloro, torturado, entre la vida y la muerte. Sin la protección de Dios, nadie habría sobrevivido. Nos hizo nacer en los últimos días; qué suerte es seguir a Cristo. Dios se empequeñeció para ser un hombre, tan humillado. ¿Cómo puedo ser un hombre si no amo a Dios? […] Amo a Dios y no me arrepentiré de seguirlo y testificar de Él. Aunque soy negativo y débil, aun llorando amo a Dios. Sufro y le doy mi amor, nunca lo aflijo. Las pruebas me templan como el oro en el fuego. Se templó mi corazón como el oro; debo dárselo. Aunque el camino al cielo es duro y está lleno de lágrimas, yo amaré a Dios por siempre sin arrepentimiento” (‘Canto al amor a Dios sin arrepentimiento’ en “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Las palabras y el amor de Dios me salvaron de las profundidades de la desesperanza y una y otra vez me dieron el valor para seguir viviendo. En ese frío y oscuro infierno en la tierra experimenté la calidez y la protección del amor de Dios y decidí continuar viviendo para poder devolverle Su amor. Por mucho que sufriera, tenía que seguir adelante; aunque sólo me quedara un suspiro, tenía que permanecer leal a Dios. Durante mis tres años de cárcel me conmovía en lo más hondo que mi hermana me diera algunas páginas manuscritas de la palabra de Dios. Poder leer la palabra de Dios en una prisión de máxima seguridad dirigida por demonios era, en verdad, una evidencia del amor y la misericordia inmensos que Dios me demostraba. Estas palabras de Dios fueron las que me animaron y guiaron para que pudiera sobrellevar aquella época de lo más penosa.
En septiembre de 2005 concluyó mi condena y por fin pude dejar atrás los oscuros días de prisión. Al salir de la cárcel, respiré hondo y le di gracias a Dios desde el fondo de mi corazón por Su amor y protección, que me habían permitido sobrevivir a la condena. Por haber vivido personalmente la detención y persecución del Gobierno del PCCh, ahora sé lo que es justo y lo que es malévolo, lo que es bueno y lo que es malo, lo que es positivo y lo que es negativo. Sé qué debo abandonar lo todo para buscar y qué debo rechazar con odio y maldiciones. Con esta experiencia llegué a saber de verdad que la palabra de Dios es la vida de Dios y que está investida de poderes sobrenaturales que pueden ser la motivación de la vida del hombre. Siempre que el hombre viva según la palabra de Dios, será capaz de derrotar a todas las fuerzas de Satanás y prevalecer hasta en las circunstancias más adversas. ¡Gracias a Dios!
Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso
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Iniciativa vengadores (Javi)
Javi, 18 años, hijo de dos hechiceros famosos para todo aquel que conociera la existencia de este grupo de personas.
De nuevo, el grupo hechiceros que custodiaba la vara de Watoomb se veían amenazados por otro grupo dirigido por Kaecilius, dispuesto a lo que fuese por conseguir el poder absoluto.
El pequeño templo donde la reliquia estaba guardada era custodiado por una joven pareja de hechiceros que aún confiaban en que, al fondo de cada persona siempre queda algo de ella que puede ser salvado.
Fue de esa manera que la pareja se sacrificó mientras la ayuda estaba en camino. Dr Strange, maestro hechicero, fue avisado por la pareja al verse superados en número y fuerza por el grupo enemigo. Pero tanto él, como Wong llegaron demasiado tarde. Mientras ellos llegaban al templo, la pareja se sacrificó tratando de salvar la vara de Watoomb y protegiendo la vida de su querido hijo, recientemente nacido. A pesar de sus esfuerzos, solo pudieron salvar uno, el más importante.
“Joder…” Pronunció Strange mientras se dejaba caer sobre los escombros del templo, sentándose sobre ellos mientras tapaba su rostro con ambas manos, deseando no destaparlo para no volver a ver la imagen de la pareja después de haber sacrificado su vida. Fue en ese entonces cuando un llanto se escuchó. Ambos, Wong y el doctor se miraron confusos antes de apresurarse para llegar al lugar de procedencia de aquel ruido, Wong usó su magia para levantar un escombro de volumen notable, dejándolo caer a varios metros de donde ellos estaban, asomándose a un pequeño agujero donde un bebé lloraba desconsolado, cubierto por unas mantas, siendo protegido por un campo mágico. Wong y Strange volvieron a mirarse con la misma expresión de confusión.
“No podemos dejarlo aquí doctor” Wong pronunció deshaciendo el campo mientras Strange hacia una mueca respondiéndole “¿Qué sugiere Wong?” Entonces, el hombre de mayor tamaño le miró alzando una ceja, provocando que Strange se tensara “¿Qué?” Alzó la voz antes de continuar hablando “No voy a-“
“Adoptarlo fue una buena idea, créeme Stephen” el hombre asiático sonrió mientras a lo lejos, Stephen y Wong contemplaban a Javi jugar con un perro sin parar de reír ya que, al lanzarle una galleta siempre generaba un portal que la devolviera a su mano antes de que pudiera entrar en la boca del animal.
Stephen puso los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza dejando de cruzarse de brazos antes de comenzar a acercarse al chico mientras este continuaba con su juego.
“Javi” Pronunció con tono duro, provocando que el joven diera un salto, dejando que el perro se comiera la galleta mientras se volvía para ver a su maestro.
“Maestro Strange” Realizó una mueca esperando que no le echara la bronca mientras se cogía las manos por la espalda, Stephen se limitó a suspirar negando con la cabeza.
“Te he dicho mil veces que con Stephen basta. Ven conmigo” Hizo un gesto con su cabeza antes de comenzar a caminar cogiéndose las manos por la espalda al igual que lo hacía el joven.
“Como ya sabes, tus padres eran muy valientes, tanto tu padre como tu madre. Estarían muy orgullosos de ver en lo que te has convertido Nova” Sonrió mirando al joven, usando el nombre que decidió que usaría cuando Stephen lo considerara lo que tanto anhelaba ser nombrado.
“¡¿Ya soy un hechicero?!” el joven alzó la voz entusiasmado mientras el mayor se limitó a responder.
“Es por eso que pronto recibirás tu reliquia” Sonrió de forma leve, pasando por delante de la que él poseía, la capa de levitación en el interior de una urna de cristal, la cual Javi se paró frente a ella para mirar una vez más aquel trozo de tela tan asombroso. “Bueno, más bien ella te elegirá a ti” Sonrió de nuevo mirando al chico antes de continuar caminando por delante del joven.
“¿Cómo lo sabré cuando eso suceda?” El joven alzó una ceja en confusión mientras se paraba mirando desde los pies de la escalera como Strange subía esta, escuchándose un sonido de cristal roto, antes de ver como la capa de levitación se posaba sobre los hombros de su maestro.
“Lo sabrás”
Fue el sonido de la puerta lo que interrumpió la sesión de entrenamiento, Wong caminó apresurado hasta Stephen, mirándole con verdadero miedo en sus ojos.
“Doctor, es Kaecilius, su grupo está atacando otro templo, en estados unidos” Javi había escuchado su nombre miles de veces, a pesar de haber pasado casi 18 años, Kaecilius continuaba matando gente inocente y recolectando reliquias de los distintos templos repartidos mundialmente. Este era su momento, el momento de su venganza y el momento de demostrar de lo que era capaz.
Sin dar tiempo a nadie, Javi se atrevió a abrir un portal, llegando al templo en un instante, escuchando a Stephen llamarlo antes de que el portal se cerrara.
El templo se encontraba en silencio, o al menos hasta que un montón de escombros cayó frente a él, viendo a Kaecilius sobre el cuerpo de un hombre atravesado por un hierro que pasaba por el suelo de hormigón.
“Pensaba que habíamos acabado con todos” Sonrió Kaecilius, girando en su mano la vara de Watoomb, vara que a pesar de no haberle elegido como su portador, funcionaba sin utilizar todo su potencial. “¿Qué tenemos aquí? ¿Otro joven valiente dispuesto a luchar hasta perder su último aliento?” Rio de forma burlona, cabreando al joven hechicero, provocando que este cerrara sus puños.
“Mis padres lucharon para proteger esa vara y para protegerme a mi” El joven continuó apretando sus dientes, comenzando a provocar que la sangre le hirviera, tratando de todas formas no perder la compostura.
“¿Tus padres?” Se paró a pensar mirando el techo sonriendo después “Ah, sí, esos dos patéticos de aquel templo” En ese momento Javi movió sus manos formando dos círculos frente ambas manos, lanzando contra él un hechizo que lanzó a Kaecilius al otro lado de la habitación, provocándole una mueca de dolor mientras una de sus manos viajaba a su estómago agonizando por el golpe.
Javi caminó hasta él, dirigiendo su mirada a la vara de Watoomb, la cual ahora estaba en el suelo, a escasos centímetros de Kaecilius, el joven dio unos pasos más, agachándose frente a él, fijando su mirada en la de su adversario, el hombre que mató a sus padres.
“Mis padres murieron pensando que había algo en ti que podía ser salvado, pero eso se perdió hace mucho tiempo” Sentenció con tono duro antes de coger la vara, notando una sensación de vigor recorrer su cuerpo por completo antes de crear un portal a un universo perdido, empujando a Kaecilius a él “Esto es por mis padres”
En ese momento la puerta del monasterio se abrió de forma repentina, revelando a un grupo de soldados armados con el símbolo circular de u ave en él. Entre el grupo de soldados, la figura central era la de una mujer de cabello rubio recogido en un simple pero elegante moño, armada con una pistola, la cual al ver a Javi bajó el arma sonriendo, viendo que todo estaba en orden gracias a él.
“Señor Nova” Sonrió la mujer guardando el arma en la cartuchera que llevaba atada a su muslo “No esperábamos encontrarlo en Estados Unidos, permítame que me presente, soy la agente Amanda Hill, de S.H.I.EL.D. Ya que está aquí, permítame hablarle de la iniciativa vengadores”
Javi, con una expresión confusa en su rostro decidió alzar una ceja acercándose a la mujer para poder hablar con ella a una distancia razonable y no a 10 metros.
“¿Iniciativa vengadores?” El joven preguntó, continuando con su ceja alzada, a lo que la mujer respondió con una sonrisa, cogiéndose ambas manos por delante de ella.
“Así es, usted ha sido seleccionado para la iniciativa vengadores”
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«Entre la piscina y las gardenias», Edwidge Danticat.
Era muy bonita. Tenía el cabello claro y brillante, y la piel oscura como la caoba. Sus labios eran anchos y morados, como los de aquellas muñecas africanas que se ven en las tiendas para turistas pero que una nunca se puede permitir comprar.
Creí que era un regalo del cielo cuando la vi sobre el polvoriento bordillo, envuelta en una mantita rosa, a unas pocas pulgadas de una boca de alcantarilla tan abierta como el bostezo de un niño hambriento. Era como el Niño Moisés de las historias de la Biblia que nos leían en la clase de Literatura Bautista. O como el Niño Jesús, que nació en un establo y murió en una cruz, sin unos labios que pudieran besarle antes de morir. Era como ellos. Con su inmóvil cara redonda, los ojos cerrados como si estuviera soñando en un lugar lejano.
Tenía las manos huesudas y las venas tan cercanas a la superficie de la piel que parecía que esta se quebraría si se la tocaba con demasiada fuerza. Probablemente pertenecía a alguien, pero no había nadie en la calle. No había nadie que pudiera reclamarla.
En un primer momento tuve miedo de tocarla. No quería alterar los rayos del primer sol que le corrían por la frente. Quizás se tratara de algún tipo de wanga, un hechizo enviado para atraparme: mis enemigos eran muchos y muy astutos. Tal vez ellas, las chicas que se acostaban con mi marido cuando yo todavía me estaba doliendo de mis abortos, me habían mandado esa visión de belleza, para que me quedara ciega y no supiera encontrar el camino de vuelta al lugar que expulsé de mi cabeza cuando subí a aquel desvencijado minibús y dejé mi aldea hace unos meses.
La niña llevaba un vestidito de encaje azul, con las letras R O S E bordadas en el cuello. Era tal y como yo había imaginado que serían mis hijas: aquellas que nunca pudieron crecer en mi cuerpo, aquellas que se ahogaban de algún modo dentro de mí y hacían preguntarse a mi marido si no sería yo quien las mataba a propósito.
Grité todos los nombres que hubiera querido ponerles: Eveline, Josephine, Jacqueline, Hermine, Marie Magdalène, Célianne. Podría darle a ella toda la ropa que les había cosido, todos aquellos vestidos todavía por estrenar. Por la noche podría arrullarla, sola en el silencio de mi habitación. Apoyarla sobre mi vientre y desear que estuviera dentro de él.
Al poco de llegar a la ciudad, vi en la televisión de Madame cómo muchas mujeres pobres de la ciudad tiraban a sus hijos porque no podían alimentarlos. En Ville Rose no puedes tirar ni siquiera los restos sangrientos que salen del cuerpo después de tener al niño. Es un crimen, dicen, y toda la familia te considera una mujer terrible si lo haces. Tienes que guardarlos, darles un nombre y enterrarlos cerca de las raíces de un árbol, para que el mundo no se desmorone a tu alrededor.
He oído decir que en la ciudad tiran a los niños tal cual, en cualquier sitio: en portales, en cubos de basura, en surtidores de gasolina, por las aceras. En el tiempo que llevo en Pòtoprens (Puerto Príncipe) nunca había visto a uno de esos niños hasta ahora.
Pero Rose, mi Rose, estaba tan limpia y cálida. Como un querubín que duerme después de que el viento le haya musitado una nana al oído.
La levanté del suelo y apreté su mejilla contra la mía.
Le susurré “pequeña Rose, mi niña”, como si su nombre fuera un secreto. Era como aquellas muñecas comestibles con las que jugábamos de niñas. Les hacíamos la cara con semillas de mango y después les poníamos un nombre. Las bautizábamos con oraciones e invitábamos a nuestros amigos y nuestras amigas a colas y mandioca y –cuando teníamos– unas galletas de mantequilla que nos gustaban mucho.
Rose no se movía ni lloraba. Era como si una persona cruel la hubiera tirado cuando ya no le era útil para nada. Apreté su cara contra mi corazón y sentí que olía como los polvos perfumados del tocador de Madame, a esa mezcla de gardenias y pescado que siempre desprendía Madame cuando salía de la piscina. Siempre he dicho las oraciones de mi madre al amanecer. Y he recibido de buen grado los años que poco a poco me iban acercando a ella. Porque no importaba cuánta distancia intentara poner la muerte entre nosotras; mi madre venía a visitarme con frecuencia, a veces en las breves miradas o en los susurros de alguna voz. A veces en una cara. Otras durante breves instantes en mis sueños.
Muchas noches veía mujeres viejas inclinarse sobre mi cama.
–Esa de ahí es Marie –decía mi madre–. Es la última de nosotras que aún vive. Mamá tenía que presentarme, porque todas habían muerto antes de que yo naciera. Entre ellas estaban mi tatarabuela Eveline, a la que mataron soldados dominicanos en el río Masacre; mi abuela Défilé, que murió con la cabeza rapada en una cárcel, porque Dios le había dado alas; y mi madrina Lili, que se suicidó ya mayor porque su marido se había tirado de un globo aerostático y su hijo, cuando creció, la abandonó para irse a Miami.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Siempre supe que volverían para pedirme que hiciera algo bueno para los demás. Tal vez iba a hacer algo de provecho por esa niña. Llevé a Rose conmigo al mercado al aire libre de Croix-Bossale. La mecía en mis brazos como si siempre hubiera sido mía. En la ciudad, incluso la gente que procede de tu propia aldea no te conoce y no se interesa por ti. No se dieron cuenta de que el día anterior había ido sin ningún bebé. De pronto tenía uno, y nadie me preguntó nada. En la habitación de las criadas, en la casa de Pétion-Ville, dejé a Rose sobre mi camastro y me apresuré a preparar la comida. Monsieur y Madame estaban sentados en la terraza y daban la bienvenida a la tarde incipiente, sorbiendo solamente el azúcar de un zumo agrio que yo siempre les preparaba. Les gustaba que yo recorriera todos los días al amanecer el camino hasta el mercado para traerles los sabores del campo, tan lejanos a su protegida vida burguesa.
–Seguramente es uno de esos manbos –decían cuando les daba la espalda–. Seguramente es una de esas estúpidas que creen que tienen el don de volverse invisibles y herir a los demás. ¿Por qué no se otorgan el don de hacerse ricos? Por culpa de ese absurdo vudú los haitianos son un misterio para nosotros. Dejé a Rose sobre la mesa de la cocina mientras secaba los platos. Tuve el repentino deseo de explicarle mi vida.
–Hubo un momento en que amé a aquel hombre. Era muy bueno conmigo. Me hacía sentir especial. Y después, lo único que recuerdo es que pasé diez años con él. Yo soy vieja como un trozo de papel sucio en el que la gente se hubiera limpiado el trasero y él tiene diez hijos con diez mujeres distintas. Tuve que huir. Simulaba que todo aquello era mío. La terraza con las vistas sobre la piscina privada y los veleros navegando en la distancia. El gran aparato de televisión y todas aquellas canciones de amor francesas y los discos raros con sus tambores parlantes y el sonido de conchas. Los cuadros brillantes con caballos blancos alados y serpientes tan largas y anchas como lagos. La piscina que el sudoroso dominicano limpiaba tres veces por semana. Simulaba que todo aquello nos pertenecía: a él, a Rose y a mí.
El dominicano y yo hicimos una vez el amor sobre la hierba, pero él nunca me había vuelto a dirigir la palabra. Rose escuchaba, con los ojos cerrados, a pesar de que le estaba contando cosas demasiado duras para los oídos de un bebé. La envolví con el delantal y la dejé a mi lado, mientras freía unos plátanos para la cena. Es tan fácil amar a alguien cuando no hay otra cosa a tu alrededor. Su cabeza caía para atrás como la de cualquier bebé. Alargué el brazo y dejé que sus enmarañadas trenzas acariciaran las líneas de la vida de mi mano.
–Me alegro de que no seas uno de esos bebés que se pasan el día llorando –le dije–. Todos los niños pequeños deberían ser como tú. Me alegro de que no llores ni hagas ruido. Eres una niña perfecta, ¿verdad?
La puse de nuevo en mi habitación, cuando Monsieur y Madame volvieron a casa para cenar. A la hora que se acostaron, la cogí y me la llevé al lado de la piscina para que pudiéramos hablar un rato más.
Uno no entra en una familia si no sabe dónde se está metiendo. Hay que saber algo de su historia. Hay que saber si le rezan a Erzulie, que quiere tanto a los hombres como los hombres la quieren a ella, porque es mulata y a muchos de los haitianos les gustan ese tipo de mujeres. Tienes que mirarte en el espejo el día de la muerte, porque podrías ver allí caras que te conocieron incluso antes de que vinieras a este mundo.
Caí dormida meciéndola en una silla que no era mía. Supe que era real cuando me desperté al día siguiente y estaba todavía en mis brazos. Tenía el mismo aspecto que cuando la encontré, y siguió así durante tres días. Después, tenía que bañarla constantemente para que no oliera. Tuve un tío que compraba intestinos de cerdo en Ville Rose para venderlos en el mercado de la ciudad. Rose empezó a oler como los intestinos cuando tenían unos cuantos días.
La bañaba cada vez más, incluso tres o cuatro veces al día, en la piscina. Utilizaba perfume de Madame, pero eso no solucionaba nada. Quería llevarla de nuevo a la calle donde la había encontrado, pero ya había perturbado su descanso y tenía que encargarme de su alma como si fuera mi responsabilidad personal.
La dejé en una choza que había detrás de la casa, donde el dominicano guardaba sus herramientas. Tres veces al día, la visitaba con la mano en la nariz. Veía su piel cada vez más húmeda, agrietada, hundida en algunos lugares y cenicienta y seca en otros. Parecía que hubiera envejecido en cuatro días los años que había entre yo y mis tías y abuelas muertas. Sabía que tenía que hacer algo con ella, porque estaba atrayendo a las moscas y, además, yo estaba impidiendo que su espíritu partiera. Le di un último baño y le puse un vestidito amarillo que había hecho mientras rezaba para que una de mis pequeñas llegara a nacer, hace ya más de tres meses.
Puse a Rose en el suelo, en un rincón donde daba el sol detrás de la gran casa. Cavé un agujero en el jardín, entre las gardenias. La envolví con la pequeña manta rosa con que la había encontrado y le dejé la cara al descubierto. Olía tan mal que tuve que aguantar la respiración para poder darle un beso. Noté que me cogían del hombro mientras ponía a la niña en el pequeño agujero del suelo. Creí que se trataba de Monsieur o de Madame, y tuve miedo de que ella se hubiera enfadado conmigo por haber usado una botella entera de su perfume sin pedirle permiso.
Rose se me escurrió de las manos y cayó, mientras me forzaban a girarme. –¿Qué estás haciendo? –me preguntó el dominicano.
Tenía una cara india, de un marrón oscuro, pero sus manos estaban descoloridas y arrugadas por los productos químicos de la piscina. Miró hacía abajo, al bebé que yacía en el polvo. Tenía ya encima un poco de la tierra con que habría de cubrirla.
–¿Sabes? Veo en mis sueños esas caras encima de mí... Podría haber empezado a explicarme de un millón de maneras distintas. –¿De dónde has sacado ese niño? –me preguntó en su español criollo. No me dio oportunidad de responderle. –Ya he ido –creí oír un ligero méringue en el temblor de su voz–. He llamado a los gendarmes y vienen en camino. Huelo esa carne podrida. Sé que has matado al niño y que te lo has quedado por maldad. –Actuaste demasiado pronto –dije. –Has matado al niño y lo has dejado en tu habitación. –Me conoces –dije–, hemos estado juntos. –No te distinguiría de una mosca en un montón de estiércol de vaca. Comes niños pequeños que ni siquiera han tenido tiempo para conseguir una alma. Mantenía sus manos sobre mí, porque tenía miedo de que saliera corriendo y me escapara.
Miré a Rose. Me pas�� por la cabeza lo mismo que había deseado para todas mis niñas. La imaginé echando los dientes, gateando, llorando, armando ruido, portándose mal.
Nos quedamos sobre su pequeño cadáver; una criada campesina y un jardinero hispano. Debería haberle preguntado su nombre antes de haberle entregado mi cuerpo.
Hacíamos un bonito cuadro. Rose, yo y él. Entre la piscina y las gardenias, esperando a la ley.
Autor: Edwidge Danticat
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MIK-EL
MANDO DE DEFENSA DE LA CORPORACIÓN GULNA
Mik-el dejó sobre la mesa de mando el trozo de corteza en el que había dibujado, con tinta de sabia, un plan de defensa que él mismo había preparado rápidamente, cuando los radares de protección de Guln habían detectado la nave. Se levantó de la mesa y ordenó que las defensas enviaran una primera andanada de misiles sónicos, de baja potencia, sobre los intrusos.
El impacto se celebró con alaridos por parte de los Gulnas que llenaban el mando de defensa. Mik-el salió de detrás de su escritorio y se acercó al enorme ventanal circular que rodeaba, mirando hacia el cielo, el puesto de mando. Su pelaje blanco y sus ojos claros destacaban entre su especie, una cicatriz dividía su rostro en dos partes iguales, casi simétricas. Le daba un aspecto amenazador, lejos de su talante real. Mik-el había sido uno de los generales que llevó a su pueblo a la liberación de los humanos, a quienes ellos llamaban Los eternos, por nuestra sabida inmortalidad. En los años de las guerras por la liberación, Mik-el fue de los pocos generales que combatió en prácticamente todas las batallas a lo largo y ancho de las galaxias conocidas. En todas y cada una de aquellas luchas solo hubo palabras de admiración para el general blanco, así le llamaban debido al color de su piel y pelo. Cuando terminó la guerra y el pueblo Gulna, junto con otros, considerados mano de obra hasta entonces, consiguieron la liberación, Mik-el se convirtió, por méritos propios en el Defensor de Guln, cargo similar al del presidente de V.I.D.A., pero que además era el encargado de proteger a los habitantes de su planeta. De él dependían tanto las decisiones relacionadas de la política, como las relacionadas con los aspectos bélicos del planeta. Él era quién decidía si se atacaba o no, cuándo y cómo. Por eso acababa de ordenarle a Axilus, el comandante en jefe del mando, que atacara la nave de Carl.
A BORDO DE LA NAVE
Como si de un pájaro herido se tratase, la nave caía libre hacía la rojiza tierra de Gulna.
Carl, en el puente de mando, ordenaba a su tripulación que se preparase para el impacto inminente. Los devotos de dioses arcanos se arrodillaban en el suelo para rezar, como si fuera a servir de algo. La mayoría gritaba ante lo que, sin duda, iba a ser el final de su vida.
Carl activó el comunicador intentando enviarme un mensaje desesperado.
– ¡Nos han atacado! No habrá ayuda, Jan…estás solo. ¡Estás solo!
Aquel grito desgarrado de Carl anunciándome que nadie iba a ayudarnos en mi pretensión de acabar con al corporación, fue el último sonido que se escuchó en la nave antes del impacto.
LA TIERRA
Ver la Tierra de nuevo me hizo estremecer. Sentía que pertenecía a esa bola azul y verde que me vio nacer. No sé cuál era la razón, pero aquel planeta era como el lugar para gritar “¡Casa!” en un juego infantil. Aunque ahora era, para mí, el lugar más peligroso del universo.
Yulma se me acercó hasta.
– No te preocupes, Jan. Todo va a ir bien.
– No es verdad, pero gracias por darme ánimos.
Sonrió y volvió al puente de mando, el lugar al que parecía pertenecer. Allí mandaba con delicadeza, pero firme, a cada uno de los integrantes de la tripulación.
Un sonido extraño, procedente del comunicador llegó a Turk.
– Es una comunicación de Carl, Jan, pero es indescifrable.- Advirtió Turk.
– Espero que sean buenas noticias, Turk. Necesitamos la ayuda de los pueblos revelados (así les llamábamos en la Tierra). Si no estamos perdidos.
– Intentaré descifrar el contenido.
Turk se acercaba a la Tierra lentamente. Nuestra estrategia consistía en no levantar sospechas, parecer una simple nave comercial en ruta, pero era difícil escapar a la corporación, ahora que, seguramente, nos estaban buscando por toda la galaxia.
Reuní a la tripulación, a mi abuela y a mi madre, y me dispuse a avanzar mis planes a todos. Seguramente no serían bien recibidos por ellos, y menos por mis familiares, pero tenia que hacerlo. No podía arrastrarles a un suicidio. Este era mi momento y no tenían que acompañarme si no querían. Solo tenían que hacerme caso en lo que les iba a pedir.
-…hacedlo por mí. Se que os puede parecer una locura, pero solo yo puedo hacerlo.
– Pero.- Intentó replicar mi madre.
– No, sabes que solo yo puedo acabar con esto. Entregadme, es la única forma.
Vale, sé que igual ahora estás pensando “¿cómo que “entregadme”? ¿pero esto no iba de un tipo que iba a derrotar la corporación más importante de la historia de la galaxia, qué digo de la galaxia, del universo?” Entiendo vuestra decepción, pero hacedme caso, al igual que me hizo la tripulación. Todo tiene sentido.
– De acuerdo. – Sentenció mi abuela, en su papel de guerrera, más que en el de abuela y añadió.- Te llevaré personalmente al puesto de control espacial de la Tierra, allí te entregaré y me cobraré la recompensa por tu entrega, que espero sea mucha…
– Yo también.
Yulma y yo entramos en un habitáculo preparado por Turk en su nave, antes me despedí de mi madre y vi en sus ojos la misma complicidad y cariño que habíamos tenido años atrás, cuando éramos una familia, cuando mi padre aún no había optado por convertirse en un holograma parlante. En ese momento me di cuenta de que tenía una madre de nuevo y ella se dio cuenta de que ya no tenía un niño por hijo sino un hombre.
El habitáculo se desprendió de Turk y Yulma y yo, en su interior, fuimos propulsados hacia la estación de control. Entramos en el hangar comercial tras pedir permiso, y antes de bajar, Yulma me enlazó las muñecas con una banda magnética y me susurró al oído un par de palabras: “Confía en ti”. Bajamos del habitáculo y Yulma se dirigió al oficial de entrada.
– Creo que la Corporación busca a este terráqueo. Su nombre es Jan y está condenado por el JIS.
El rostro del oficial cambió radicalmente al verme. Hizo una señal y dos efectivos llegaron junto a mí.
– Llevadle abajo.
“Abajo” eran los calabozos. Entré en uno de los compartimentos e inmediatamente, al acercarme, el cristal de Vex se desvaneció para abrirme paso. Los dos soldados se miraron extrañados, pero no le dieron mayor importancia. De un empujón me lanzaron en el interior y se marcharon mientras el vidrio de Vex se cerraba tras ellos.
Yulma volvió al habitáculo y éste salió de la estación espacial en dirección a Turk.
– Jan está en la estación. He conseguido más de lo que esperaba.- Dijo Yulma.
– Te esperamos aquí, mamá. Solo pido que todo vaya bien.- Deseó mi madre apenada.
NAVE DEL PRESIDENTE DE V.I.D.A.
La noticia le llegó inmediatamente al presidente. Se levantó de su silla y activó la pantalla, en ella el oficial de la estación espacial donde estaba retenido apareció en medio del salón.
– ¿Dónde está el cautivo?
– En una celda, señor.
–¡Qué demonios! Sáquenlo de ahí, vayan a buscarle rápido.
El presidente sabía algo que nadie de los suyos sabía. De hecho solo lo sabíamos él, yo y los que creyeron conveniente crear un clon del presidente de V.I.D.A., porque encerrarme en cualquier celda controlada por la Corporación no servía para nada.
El compartir ADN con el presidente no solo significaba que podía tener acceso a cualquier información a la que él tuviera acceso, también me convertía en una llave, la llave de cualquier cerradura de cualquier vidrio de Vex que estuviera bajo la influencia de V.I.D.A. Por eso cuando los soldados me acercaron a aquella celda, su puerta se abrió al detectar el ADN del presidente, bueno, el mío. Por eso cuando los soldados volvieron a cumplir las ordenes del oficial, que les pidió que me sacasen de la celda…no me encontraron dentro.
– No, no está, señor. Se ha escapado.
La comunicación se cerró automáticamente. El presidente se acercó al ventanal que le ofrecía una visión limpia de la pradera y los bosques de la Clarence.
– ¡Rumbo a la Tierra! – Gritó.
ESTACIÓN ESPACIAL
Salir de la celda fue fácil, esconderme no tanto. Primero me dirigí a los niveles dedicados a las habitaciones de la tripulación, gracias a mi capacidad genética accedí a uno de los compartimentos y me vestí con la ropa que encontré en una de las taquillas. Era un uniforme de combate al que acompañaba un casco que me puse sin dudar. Salí de la habitación y subí un nivel más, hasta el hangar de las naves. Allí, distintas naves de carga y de desembarco, estaban preparadas para una acción preventiva en la Tierra. Un grupo de soldados vestidos igual que yo se dirigían hacia una de esas naves, corrían, frente a ellos un oficial les gritaba para que fueran con mayor rapidez y cuando llegó a mi altura, al sobrepasarme, noté su mano en mi garganta y cómo me empujaba al grito de: “¿Qué haces ahí parado? Vamos, a dentro” De un manotazo me metió dentro de la nave. Cuando me quise dar cuenta estaba sentado junto a otros soldados de la Corporación, vestidos como yo, y rumbo a la Tierra, justo donde quería ir.
La nave salió de la estación y en unos segundos estábamos entrando en la atmósfera terrestre, otra vez, después de tanto tiempo. Aterrizamos en un barrio de las afueras de la ciudad de Nework donde unos altercados habían provocado una intervención rápida por parte de las fuerzas de V.I.D.A.
El oficial nos fue empujando uno a uno hacia la puerta para que saliésemos.
– Esperad a que se abra la puerta en 30 segundos. Mínima represión física, son como nosotros, es un caso leve de rebelión.
Al acercarme a la puerta, pasó lo que tenía que pasar…la puerta se abrió al entrar en contacto mi ADN con el radio de acción de la cerradura del Vex. Todos sabían que no había posibilidad de que la puerta se abriera antes de los 30 segundos, imposible, pero se abrió. Un par de soldados que estaban justo detrás de mí se miraron como si ya hubiesen asistido a algo similar, como cuando, hacia un rato, habían visto cómo la puerta de una celda se abría…eran los soldados que me llevaron “abajo”.
Sin pensarlo dos veces salí corriendo mientras me quitaba el casco. Los manifestantes me miraron ir hacia ellos y, al principio se asustaron, pero luego, al ver que estaba huyendo, empezaron a huir conmigo de los soldados que, ya habían salido de la nave tras el grito alentador del oficial. Poco a poco me fui quitando la armadura, al menos la pechera. Desde la nave, el oficial, viendo la operativa desde su despacho, gritó al suboficial de tierra para que me diese caza: “¡EL PRESIDENTE LO QUIERE!” El suboficial de tierra, a su vez, ordenó que dejasen de seguir a los manifestantes y fuesen solo a por mí, pero yo, gracias a haberme quitado el uniforme, ya era un manifestante más, tanto que empecé a correr tras ellos, ir donde iban y esconderme donde se escondieron algunos de ellos.
– ¿Qué cojones haces? – Dijo un sorprendido manifestante acurrado a mi lado. Y añadió. – Eres uno de ellos.
– No, bueno, es complicado.
Los soldados pasaron de largo junto a nosotros y yo me incorporé para irme. El manifestante me miró, se levantó y salió corriendo en otra dirección. Ya estaba en la Tierra, acababa de llegar y ya me estaban persiguiendo, mi plan no estaba saliendo del todo como yo quería.
TURK
– He conseguido limpiar el mensaje de Carl, Yulma, y lo que nos dice no es muy esperanzador.
– Reprodúcelo.
“¡Nos han atacado! No habrá ayuda, Jan…estás solo. ¡Estás solo!” El mensaje sonó en todo el puente de mando, mi madre empezó a sollozar, mi abuela se acercó a ella y le puso la mano encima, posiblemente el primer gesto de cariño que tenía con ella en años.
– No podemos decírselo, solo podemos esperar que su plan funcione y que el dinero que hemos conseguido sirva para algo.
LA TIERRA
Que la Tierra sea azul y verde desde el espacio no significa que también lo sea a ras de suelo, de hecho, a ras de suelo es, claro, color suelo…y depende del suelo que tengas bajo tus pies. El mío era marrón, tirando a marrón oscuro…¿que por qué estaba en el suelo, tan cerca, con mi boca pegada literalmente a la tierra? Pues te recuerdo que me estaba escondiendo y tras echar a correr me había cruzado con unos soldados que habían decidido hacer otra pasada por la zona por donde ya habían buscado y ahí, estaba yo. Tirado en el suelo y deseando que se marchasen cuanto antes pero, no se fueron.
– Sal de ahí.- Dijo una voz tras un casco de combate, perteneciente a un soldado.
Me levanté y puse mis manos sobre la cabeza. Me sacaron a mitad de la calle y empezaron a discutir.
– Lo quieren vivo.
– No, lo quieren muerto.
– Infórmate. Pregunta.
– ¿Vivo o muerto? – Preguntó por el comunicador.
Que diga vivo, que diga vivo.
El soldado apuntó su arma a mi cabeza y apretó el gatillo.
No funcionó. Simplemente no disparó.
– No va.- Dijo sorprendido.- Dispara tú, pero compartimos la recompensa.
El otro soldado apuntó su arma a mi cabeza y apretó el gatillo.
Tampoco funcionó.
¿Qué estaba pasando? Ninguna funcionaba… en ese momento lo vi claro, ninguna iba a funcionar, no contra mí, ningún arma de la Corporación podía matar al presidente…y yo tenía su ADN, para esa máquina yo era el presidente. No me podían matar…
– Joder, dale un golpe en la sien y fuera. – Dijo el soldado.
Vaya, para eso mi ADN no tenía ninguna protección. El soldado preparó su arma y yo mis piernas. Eché a correr como nunca había corrido, a sabiendas de que no podrían dispararme. De hecho cuando salí corriendo empecé a ver al resto de soldados. Todos empezaron a apuntarme y a apretar los gatillos de sus armas con el mismo resultado, ninguna funcionaba ante la incomprensión y desesperación de estos. Alguno, al creer que el arma estaba obstruida hizo lo que nunca se debe hacer, mirar el cañón del arma y…sí, disparar, con el consiguiente cerebro desintegrado, cabeza por los aires y sangre pintando la pared más cercana. Habría sido cómico si no hubiese dado tanto asco.
Corrí tan rápido que cuando me di cuenta los soldados ya habían desaparecido de mi campo de visión. Me oculté en una nave de residuos biodegradables…basura asquerosa, vamos. Esperé respirando como pude hasta que la nave empezó a moverse, elevarse y dejar atrás la zona de influencia de los soldados.
La nave llegó al área del vertedero, dese una altura de unos 3 metros la nave vertió su contenido sobre una montaña de basura putrefacta y cuando digo “contenido” también me refiero a mí.
Caí de espaldas afortunadamente sobre la alfombra acolchada de la basura, apestaba sí, pero me salvó de romperme la espalda. Estaba a salvo, pero no del todo, un intenso olor a gas empezó a llenar el ambiente. Supuse que sería la propia putrefacción de la basura, pero en cuanto vi la primera chispa y la siguiente llama, se me fue de la cabeza esa idea. Estaban quemando la basura…y cuando digo “basura” otra vez quiero decir a mí.
Corrí, otra vez. Creo que nunca he corrido tanto en un día y creo que nunca nadie ha corrido tanto por encima de la basura en llamas en todo el universo conocido.
Llegue a la parte superior del vertedero y salí exhausto. No podía correr más, ya no quería correr en los próximos 50 años o más. Tenía que descansar, pero no podía. Mi plan tenía que seguir adelante, tenía que llegar hasta el edificio de V.I.D.A., pero esto no era una película de Star Wars, de las que le gustaban a mi padre, esas donde Luke iba a un planeta desierto para encontrar a Yoda y su nave caía justo al lado de la casa del enano verde… Yo no tenia tanta suerte. Yo estaba en la Tierra, sí, pero a 1500 km de donde estaba la corporación.
Ahora solo tenia que saber cómo llegar hasta allí.
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Otherside.
𝑬𝒂𝒓𝒍𝒚 𝒂𝒖𝒈𝒖𝒔𝒕, 𝟐𝟎𝟐𝟎. 𝑹𝒊́𝒐 𝒅𝒆 𝑱𝒂𝒏𝒆𝒊𝒓𝒐, 𝑩𝒓𝒂𝒛𝒊𝒍. 𝑰 𝒘𝒊𝒔𝒉 𝑰 𝒄𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒃𝒆 𝒃𝒆𝒕𝒕𝒆𝒓 𝒕𝒉𝒂𝒏 𝒕𝒉𝒊𝒔...⠀ Pasaban las horas y no saber nada del paradero de su hermano era una tortura latente. La culpa lo carcomía, el “y si…” rondaba por su cabeza como una maldición. Se recriminaba de haberlo dejado solo en un lugar tan peligroso como lo era Río y es que, más que mal, Gianluca era su responsabilidad. Pese al resguardo militar y policial en gran parte de las favelas, los narcos siempre sabían salirse con la suya. Y esta vez, para lamento del portugués, no fue la excepción. Fue tanta la desesperación que en un momento pensó en acudir a la policía, pero sabía que era quemarse vivo. Sería bombardeado en preguntas que no podría responder. ¿Y por qué lo buscaban? ¿Dónde desapareció? ¿Cómo es que un extranjero fue víctima de secuestro en las favelas? Sospechoso para cualquiera. Más un italiano, más un portugués. —Tenemos que reunirnos todos. —Nathaniel hablaba de todos los soldados del cartel que estaban asentados en Río. Se lo debían. —Hay que traer a cada hijo de puta que me daba un favor y cobrarlo. De nuestro cartel, de otras bandas, lo que sea, Tony… Lo que sea. Nate hablaba en serio. Cuando se trataba de cobrar venganza, no se medía. Y si tenía que hacer escándalo, lo hacía. Si tenía que cargarse a cuanto se cruzara por su camino, lo hacía. El portugués no tenía dudas cuando pretendía conseguir lo que quería. Y, en ese momento, su único objetivo era traer con vida a Gianluca. Su esposa no se lo perdonaría. Vittoria y la madre del hijo del italiano, tampoco. Entonces la cruzada comenzó. El plan, en primer lugar, constaba de rastrear en cada cerro, cada campamento, cada asentamiento que tuviese Río en busca de su hermano. Sin embargo, nada. Absolutamente nada. De pronto, los pensamientos pesimistas tomaron protagonismo y sus pensamientos se tornaron oscuros, lúgubres, sin un atisbo de esperanza. ¿Y si ya lo habían matado? Era un trato justo, pensándolo fríamente. Nathaniel había matado a una mujer, de la cual nunca supo el nombre hasta ahora; una de las tantas mujeres que usó, maltrató y explotó en Río de Janeiro. En consecuencia, no iban a dudar en matar a Gianluca. Torturarlo y matarlo. La imaginación de Nathaniel lo traicionaba y sacudía su cabeza para ordenar sus ideas y mantener la cabeza fría. También servían unos shot de cachaza. Todo servía. —Rhage, creo… creo que estamos buscando mal. —¿Qué? Uno de los reclutas se había atrevido a cuestionarlo. Palideció cuando recibió la asesina mirada de Nathaniel e inconscientemente, inspiró fuerte. —No, no… No me malentiendas. —se disculpó y Nate lo miró. Ni siquiera parpadeó. —No está acá en Río… Digamos, en tierra. Hizo una pausa y Nate elevó las cejas, permitiéndole continuar. —Está en alguna de las islas. Ilha Redonda, Ilha Rasa o… la más probable, Ilha Grande. Y Nathaniel hizo click, por fin le hizo sentido. Las islas alrededor de la ciudad también eran usadas como puntos de escondites de las bandas y por sobre todo del cartel. La policía escasamente llegaba y los turistas eran carnada fácil. Si aquel soldado tenía razón, Gianluca tendría que estar ahí e Ilha grande era la más probable; las otras eran demasiado pequeñas como para jugar al gato y al ratón. Si Gian no estaba en tierra, tenía que estar en mar. Sin embargo, se cuestionó. Si el objetivo era retener a alguien, lo harían en tierra, donde hubiese más posibilidades de escape. Pero, si lo retuvieron en aquella ínsula, esta banda deseaba y quería ser encontrada por el séquito de Nathaniel. Pero, ¿por qué? Claro. No era suficiente con agarrarlo. Querían que Nathaniel viera cada una de las cosas que pensaban hacer con el italiano. Si sus sospechas estaban en lo correcto, esta sería una guerra. Y ahí, resurgió el miedo, el que rápidamente fue reemplazado por los deseos de vendetta que llevó a Nathaniel a ordenar a sus secuaces dirigirse a Ilha Grande. Si querían desafiar a Rhage Van Slyck, sabrían que con él no se jugaba. Si querían la muerte, la muerte iban a conocer y no tendría escarmientos o miramientos. Tal como cabello de carrera, correría hasta su meta. Y no descansaría, no hasta traer de vuelta a su hermano. Separados en grupos de cuatro o cinco, recorrieron la “capital” de Ilha Grande, Vila do Abraão. Preguntando, fingiendo turistear, también sobornando a los lugareños. Sabían que Brasil funcionaba así. Un par de turrones de billetes y bastaba para ir a cualquier parte. Debía estar escondido, oculto, tanto que no dudó en que Gianluca estuviese en la reserva biológica da Praia do Sul, en pleno bosque atlántico. Sería difícil pero no imposible. Un grupo de al menos veinte personas lo acompañó, quienes en sus chaquetas llevaban ocultas las armas a utilizar para cargarse a quienes tenían retenido al italiano. En sus manos, cuchillas para intentar liberarse de la maleza o de algunas partes que no había fácil acceso. Así, tras horas de caminata, arribaron a lo que parecía ser una cabaña abandonada y en la parte trasera de esta, una cueva que a Nathaniel le dio escalofríos. —Tiene que estar allí... —se adelantó uno de los reclutas, abriéndose camino por el lugar. —¡No, no, para! —Nathaniel alcanzó a agarrarlo por la chaqueta, tirándolo a la espalda del portugués. Fueron dos segundos para que se activara una línea de explosivos que fueron detonando continuamente hasta detenerse a los pies de aquel abandonado asentamiento. Era la señal de alerta. El aviso de que Nathaniel y el cartel habían llegado al lugar. —La puta madre, ¡imbécil! No lo dudó dos veces para dispararle de lleno en la frente a quien se había atrevido a ir en contra de las órdenes de Rhage. Un silencio sepulcral reinó el lugar y solo el soplido del viento hizo caso omiso a ter Stegen. Nadie se atrevió a mirar a Nathaniel. Las emociones estaban a flor de piel y no dudaría en ir por el próximo. Cada uno lo entendió. Solo avanzaron cuando él lo hizo y lo siguieron al pie de la letra. De alguna forma, volvía a sentirse poderoso, jefe, líder. Y saboreó aquella sensación cuando finalmente irrumpieron la cabaña. La orden era disparar solamente cuando vieran algún movimiento sospechoso y así lo hicieron cuando uno a uno fueron saliendo de sus escondites. Uno, dos, hasta ocho cuerpos tirados en el piso. Poco a poco se acercaban y los dos pisos fueron registrados pero nada. No había una pista. —¡Rhage! ¡El sótano! Escuchó aquel grito y Nathaniel corrió como una bala hasta de donde nació el llamado. Bajó Nathaniel, junto a Tony y próximamente bajarían los demás. Pero no bajó nadie más. Quienes los estaban esperando, lo impidieron. Ahí estaba Gianluca inconsciente sentado en una silla. Tenía puesta una cinta en la boca y sus pies se mantenían juntos al estar amarrados. Sus manos corrieron el mismo destino, situadas por su espalda. Tenía rastros de sangre seca en el rostro, moretones, los labios partidos y su ropa despedazada. El formal traje no eran más que estropajos que cubrían parte de la anatomía corpulenta de Casiraghi. A cada lado, yacían dos personas armadas. Por detrás de él, quien había orquestado todo. Nathaniel lo leyó de inmediato. Era él el que tenía sed de venganza contra el mayor de los ter Stegen. —Irmão… Nate se estremeció al reconocer a su hermano en aquellas deplorables condiciones. Esta vez, su Glock 19 apuntó directo hacia el cabecilla de aquella operación y apretó los dientes con fuerza, con rabia, con desesperación. —Suéltalo, filho da puta. —Baja la puta arma. Las órdenes las doy yo. Tony le susurró a Nate que le obedeciera. La vida de su hermano estaba en juego y cualquier movimiento en falso acabaría peor. Bajó la pistola a regañadientes. —Buenos rastreadores, ¿eh? —reconoció el contrario. —Pensé que les llevaría mucho más encontrarnos… Pero, como ves, no lo matamos. —¿Qué mierda quieren? —interrumpió Nathaniel. —Te llevaste a nuestra Fernanda… A mi Fernanda. —se fue acercando al portugués y quedó en frente de él, a menos de un metro de distancia. —Debería haberlo matado para que sintieras lo mismo que yo. ¡Lo mismo! Y ahora que estás aquí... No sabes cuánto esperé por este momento. Si no hubiese sido por Tony, Nathaniel habría actuado distinto. La calma que tenía lo estaba arruinando pero no tenía otra opción. anto por el brasileño y por mantener con vida al italiano. —Dime qué mierda quieren a cambio de Gianluca. —Es bastante simple lo que queremos. —señaló su contrario. —Que seas tú quien lo mate. Y si no lo haces, te matamos a ti, a tu compañero y por supuesto a tu hermano. De todas formas, ¡todos mueren! —una cínica risa le hizo doler las entrañas a Nate. —O lo matas tú o mueren todos. Sacrificios, gringo, sacrificios. La falsa tregua ofrecida, desmoronó el mundo del portugués. Pero no contaban con el ejército que reunió Nathaniel. Solo pasaron una fracción de segundos para que una ráfaga de disparos arremetiera contra el lugar, levantando una cortina de polvo y que, con el afán de protegerse, botó al suelo a cada uno de los que se encontraban allí. —¡Ahora! —fue lo último que se escuchó.
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CARTA AL EQUIPO DE RUGBY GEORGIANO
Por Levan Vasadze
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Aunque iré en medio de los muertos, no temeré al mal, porque tú estás conmigo
PD. 22
Mil caerán por tu país, pero el enemigo no se acercará a ti
PD. 90
Palabras pronunciadas por Bordjgalosnebi antes de ir a la Copa del Mundo en Nueva Zelanda, Ciudad de Issoire, provincia de Clermont Ferrat, 10 de agosto de 2011
Es difícil hablar con un guerrero antes de una batalla. Si eres un guerrero, te ofende no poder pararte junto a su hermano. También debes ser cauteloso, para no decir nada superfluo al héroe listo para la batalla. Al mismo tiempo, si quieres ayudar a tu hermano con tu corazón y si realmente quieres transmitir tu experiencia al héroe que camina en el campo de batalla, tal vez incluso estés obligado a hablar con él como hermano y familiar, simplemente, sin contracturas.
Hermanos, el Señor nos dio a luz como hijos de un país que siempre debe ser salvado, y al salvarlo, nosotros mismos somos salvos para la vida eterna. Y el ojo nunca deja de ver cómo nuestra patria y nosotros debemos ser salvados. Y cualquier batalla por Sakartvelo siempre parece absurda. Si un hombre mira cualquiera de nuestras batallas y guerras con solo una mirada lógica, dirá, ¿qué sentido tiene esto? Y cuántos ejemplos de este tipo existen.
Cuando existió una coalición unida de los emires árabes, el sultanato turco del sultán Mahmud Pasha y los guerreros persas, con un ejército de quinientos diez y seis mil hombres se acercó a la Georgia de David Bagration Agmashenebeli (el Constructor), ¿cuál fue la razón de que nuestro santo rey se encontrará con el enemigo con su ejército de sesenta y tres mil kartvelianos? De hecho, en la crónica mundial de la estrategia militar no existe otro ejemplo, con tanta disparidad de fuerzas, en el comienzo de tan desesperada batalla.
¿Y qué hace David en este momento? Ordena al ejército georgiano que bloquee la salida del valle de Didgori con sus propias manos, para que los propios soldados firmen la inevitable elección entre la muerte y la victoria.
Y justo como seiscientos años antes de David, el gran Vakhtang Gorgasali, listo para liberar su tierra natal a los dieciséis años, le dijo a su pueblo que la muerte es mejor que esta vida, es por lo que David se pone a sí mismo y a su ejército ante esta amarga verdad.
Y, supongo, cuántos asesores dudosos y supuestamente sabios le dijeron a David, qué dices, qué estás haciendo, gran rey, cómo cortas nuestro camino de salida, si la batalla se pierde, por qué dejas que perezcan tantos héroes, déjalos correr, sálvate, déjalos regresar a las aldeas, tomar un arado en la mano, cuidar a las familias, preservar el clan y revivir la patria. ¿Y cuántos más de estos pensamientos aparentemente razonables fueron dichos por los asesores del rey? Pero David, sabio gracias a Dios, era él mismo el gobernante por un espíritu superior santificado, porque su pensamiento era el fruto no solo de su mente brillante, sino también el resultado de su corazón ardiente que ve todo.
Y con el ojo invisible del espíritu del corazón, David vio que, obligándolo a llenar el camino de salida, entristeció dulcemente el espíritu del guerrero georgiano, mientras arrastraba las piedras y los troncos más pesados, lo hizo recordar a su esposa e hijos, padre y madre, lo hizo llorar de anhelo, con sudor al pensar sobre la batalla y así despertaba en cuerpo y espíritu las potencias guerreras con fuerzas hasta ahora desconocidas para él, terribles y destructivas para el enemigo y deseables para cada uno de nosotros. Por lo tanto, el ejército, que había calentado gracias el bloqueo de la retirada, no cansado, sino sorprendido por su frescura, se volvió hacia el enemigo silencioso, admirado por el invisible y calmado viento silencioso, y comprobó con sus cinco dedos su propia armadura, se arrodilló amorosamente ante el Señor y el amado rey y juró con gratitud aplastar al feo enemigo o caer cara a cara.
El enemigo, confiado en su superioridad numérica, frotándose las manos con placer en anticipación de la posterior violación del país sin dueño, no sabía que el ejército de Kartvelianos que se había levantado después de estar de rodillas ya no era de sesenta mil, sino sesenta veces sesenta mil y el destino de la batalla de Didgori ya tenía una conclusión inevitable.
¿Pero David solo contaba con su deleite emocionante? En cuanto a la preparación para la batalla, no quedó un solo detalle militar, estratégico o táctico, ni un solo tema insignificante que David y sus guerreros no calcularon.
También hubo un comienzo inesperado de la batalla, que estalló en el corazón de la coalición por 200 guardaespaldas personales de David, que supuestamente lo traicionaron y supuestamente se acercaron al lado del emir, que los recibió y los comando con junto a su élite, incluso antes del comienzo de la batalla.
También hubo una furia con la cual, después de destripar a nuestros héroes sacrificiales hasta acabar de desangrarlos, el enemigo enloquecido se apresuró a vengarse en un estrecho desfiladero, donde su superioridad numérica desapareció de inmediato.
Allí, en el ascenso de este estrecho desfiladero, hubo un ataque huracanado cuesta abajo por nuestra caballería, al igual que un deslizamiento de tierra que enterró a la vanguardia de la coalición, y existió la ventaja de que el movimiento de nuestros caballos, entrenados a sabiendas para el suelo suelto de Didgori, y que tenían un asiento lateral extraño, ligeramente girado, de nuestros jinetes, haciéndolos objetivos incómodos para las flechas y espadas del enemigo, llevó al fracaso de la principal artimaña de los árabes-selyúcidas: la muerte de su caballería de reserva había sido emboscada en la noche antes de la batalla por los georgianos, ellos fueron atrapados por un bloqueo de rocas y emboscados por nuestros montañeses.
Todo lo que el enemigo tenía tiempo para pensar estaba previsto de antemano y fue hecho por el ejército de David, y para decir la verdad, si Amir Nej-Medin Il Gazi hubiera imaginado lo muy meticulosa preparación de David para la batalla, si se hubiera dado cuenta, tendría que haber huido de Georgia incluso antes de la batalla.
Y ahora ya era demasiado tarde. No solo para el emir, que murió debido a las heridas recibidas en la batalla, sino también para su enorme ejército.
El medio millón de demonios se agrietó, el feo Goliat se tambaleó y comenzó a caer, y su caída fue muy grande.
La tierra tembló con su rugido, el dragón caído se retorció lastimosamente, un campo sin fin en donde aullaba, el ejército una vez invencible se desmoronó como la arena, corrió gritando, pero no tenía a dónde correr.
No con crueldad bestial, sino con una comprensión consciente de la amarga necesidad, la ira de David cayó sobre las cabezas de aquellos que huyeron. Esto no fue una falta de la misericordia cristiana, ni un exterminio frenético. Fue una decisión moral difícil, tomada con mente fría incluso antes de la batalla, dictada por el conocimiento de que si David dejaba vivo al enorme ejército del enemigo, sin duda volvería, aún más vengativo, con más experiencia y sería aún más peligroso para la Patria. Esto no se podía permitir de ninguna manera, esto hubiera significado que se perdería el significado de la batalla de Didgori, y representaría un peligro aún mayor. No, junto con los restos del ejército de la coalición, David debería haber destruido el deseo de pensar en otro ataque contra Sakartvelo.
Por lo tanto, el destino del enemigo derrotado también fue predeterminado por David. Quién sabe lo que la misericordia hacia el enemigo derrotado le costaría al rey cristiano y a su corazón de león guerrero, o tal vez lo sepamos al leer los "salmos penitenciales" escritas por él más tarde გალობანი სინანულისანი, donde dice:
„ჟამი რაი წულილთა და ხმელთა აღმოფშვინვათაი წარმოდგეს, ზარი მეფობისაი წარხდეს და დიდებაი დაშრტეს, შუებანი უქმ იქმნენ, ყუავილოვნებაი დაჭნეს, სხუამან მიიღოს სკიპტრაი, სხუ“ აა შეუდგენ სპალეალეალეალეალე
"Cuando llegue el momento de silbidos frecuentes y secos, cuando la campana del reino se silencie y la grandeza se desvanezca, cuando las alegrías se hundan, las flores se desvanezcan, otro tomará el cetro, otro jurará lealtad a los leones, ten piedad de mí, ¡oh, juez!"
Pero ahora no es como antes. En valles y carreteras, en barrancos y huecos, en bosques y matorrales, a lo largo de Georgia, en la oscuridad y durante el día, los soldados de David atraparon como patos a los restos de la coalición y los exterminaron, de modo que los recién llegados, hambrientos y enojados, no atacarían a los que se quedaron en causa después de la batalla al quedarse sin dueño, y que nuestro pueblo no fuera violado ni fueran secuestrados las mujeres y niños.
Y aquí no es la emoción de David lo que es cognoscible para nosotros, sino su meticulosa planificación y ejecución impecable del plan. Uno de los doce cruzados europeos que lucharon del lado de David en Didgori, conmocionado por lo que vio, escribió más tarde: "Nadie sabe qué destino habría sucedido a la Europa moderna, si no fuera por el millón de guerreros de los invasores ismaelitas enterrados en la tierra sagrada ibérica durante el reinado del rey David el Constructor".
Les he contado sobre David y su entrenamiento porque somos jugadores de rugby, personas de un oficio y estilo de vida muy precisos. Y sí, es un arte y un estilo de vida, porque el rugby no es solo un deporte. Es una ley en la que creces como hombre, aprendes a respetar a un guerrero, tú mismo tienes la oportunidad de ser uno y tienes el derecho de derramar tu sangre por tus hermanos del país y su bandera. ¿Hay mayor felicidad para un joven georgiano bajo el sol que derramar sangre por su tierra natal? Quizás es por eso que los jugadores de rugby georgianos, los más pequeños y menos equipados del mundo, logran resultados sin precedentes en el mundo en comparación con sus números y oportunidades. ¿Qué es esto si no es una prueba de la verdad de que, en el caso de la igualdad de oportunidades, nadie puede vencer a un soldado georgiano?
Y dejemos que los historiadores discutan si es cierto que los marineros británicos, a principios del siglo XIX, cuando el imperio británico, gracias a la industrialización y a la liberación del trabajo, se convirtió en la cuna de los deportes modernos, tomó las reglas del Lelo (1) que se ven en las tierras del Mar Negro de Kolkhov y las transformó en las reglas del rugby moderno, como a su debido tiempo, Jason robó el Vellocino de oro de Colchis. ¿Cuál es la diferencia? Sabemos que solo en kartuli (2) existe un significado metafórico tan hermoso del verbo “gatana”, que lleva el uno al otro, lo cual es sinónimo de coraje y comando, “gatana” el uno del otro llegó al kartuli desde la psicología de Lelo. Y solo en nuestra tradición se juega con el juego popular, y en cualquier caso solo deberíamos agradecer a los británicos por crear y difundir el rugby en todo el mundo, porque gracias a ello, se nos da la oportunidad en el deporte más orgánico de nuestro espíritu de sacrificarnos y derramar sangre por la bandera de nuestra patria. Al menos como algo verdadero en esta época podrida.
Pero, ¿cuál es el punto del derramamiento de sangre si un guerrero no derrama sudor y sangre durante la preparación antes de la batalla? ¿Cuál es el punto de la batalla para los no preparados? El guerrero abre la mente del corazón en cada sesión de entrenamiento y se entrega a su trabajo en alma y cuerpo, se sacrifica por completo, se olvida de sí mismo, y en este olvido nace un guerrero. No huye del dolor, lo está buscando para acostumbrarse. El guerrero teme al cansancio más que al nombre del cobarde, y combate los signos de su aparición sin descanso.
Durante la preparación, el guerrero trata de dominar su cuerpo y su obra de tal manera que durante la batalla no escucha dolor ni fatiga, pero su propia mente no permite que su aliento nuble sus ojos, sino que madura con calma el campo de batalla y ve lo que el enemigo agitado no ve.
El tiempo es un aliado del guerrero, con una preparación cruel e incansable, un guerrero logra el hecho de que su corazón y su muñeca laten más lentamente, lo que significa que para él el tiempo pasa más lentamente, y el guerrero logra en el mismo período de tiempo más que su oponente, es decir, es más rápido y dura más que el enemigo. Y en cuanto al momento de la batalla en sí, el guerrero no se preocupa por él, siempre hace su trabajo hasta el final y piensa para sí mismo lo que sucederá al final.
Cuando un guerrero escucha al comandante antes de la batalla, no se perderá nada, no olvidará nada de lo que dijo el anciano. Coordina lo que ha escuchado con su propio pensamiento, y lo subordina a lo que dijo. Él sabe que es parte de la formación, que "nosotros" somos más grandes que "yo" y que, si es necesario, debe caer para que su estandarte avance.
Un guerrero siempre se prepara para la batalla, incluso cuando no es visible. Es reservado en la comida, prefiere la ligereza a la saciedad. Es reservado en su palabra, su palabra se habla en el campo de batalla. Fuera de él, todo está en silencio, no responderá a los ruidos, a veces perdonará ante la persona insolente, se distanciará de quienes no confía. El guerrero georgiano ama el vino y el supra, pero la borrachera y el ruido no. Detrás de su rostro cruel yace un corazón cálido, porque el nombre de su oficio y las reglas de la vida son cuidadosas. Jugando con un niño, un guerrero se convierte en uno, y una esposa fiel no ama nada más que estar con él. El padre está orgulloso del guerrero, el padre está feliz con la fuerza de su familia, la madre está preocupada, pero no quiere ver a su hijo derrotado.
En un sueño, un guerrero vuela en visiones de batallas pasadas, se regocija en un deber cumplido, a veces se lamenta por una tarea no realizada, sueña que no tuvo tiempo en algún lugar, olvidó algo, pero la tristeza y la duda no le quitarán el sueño al guerrero, el guerrero necesita un sueño tranquilo, al menos efímero.
Sobre todo, un guerrero odia cuando su hermano cae, cuando es superado, cuando su estandarte cae ante el enemigo. Durante un ataque enemigo, el guerrero aúlla como un lobo, choca brutalmente contra el enemigo donde se le confía el campo de batalla, para volcar el flujo de la batalla y hacer que el enemigo huya.
Sobre todo, un guerrero ama una batalla difícil. Durante el mismo, el guerrero lucha más allá de sus fuerzas, ve el campo con su tercer ojo, sin que escuche a su hermano, mide el tiempo en segundos, mide la distancia en milímetros, profetiza, ve antes, es antes, prefiere la aceleración a la velocidad, el mal ataque, la buena defensa, ser impulsado - ser el líder. Durante una batalla difícil, el guerrero se convierte en poeta, actúa con su corazón y crea la belleza.
Un guerrero cortado en una hermosa batalla, no siente más dolor, habita silenciosamente con un deber cumplido, lavado, vivo o transformado, está presente en el jardín de la paz, escucha la inexplicable alegría del canto del ruiseñor, detrás de los párpados quemados en el espacio virgen, ve la ternura de las granadas en flor, en los valles vertidos debajo de sus nativas montañas.
Un guerrero que libró una batalla maravillosa está feliz si está vivo o herido, porque sabe que no le debe nada ni a su hermano ni a su Patria. Y este sentimiento de ligereza, cumplido con su deber, libera al guerrero de cualquier carga, de cualquier mal sueño.
Un guerrero que libró tal batalla es similar a los de sus antepasados que, yendo a la guerra, colgaban una mochila con la rama de una enredadera en la espalda, porque sabían que, en caso de muerte en el campo de batalla, si los hermanos no podían enterrarlos, sus cuerpos crecerían junto con su tierra natal y de sus intestinos tan fertilizados brotará una buena vid. Y en el campo de batalla desfigurado, los codiciosos, que sobrevivieron solo en virtud de sus números, y no de su valor, con cruel deleite pensarían que dejan el campo de batalla solo a merced de huérfanos y viudas que escaparon milagrosamente de la desvergüenza de su codicia y su esclavitud, y eso piensan por supuesto. Este puñado de refugiados escondidos no habría dominado el entierro de tantos guerreros. Y por supuesto que no lograron.
Pero los codiciosos, supuestamente saliendo victoriosos, no se dieron cuenta de que no dejaron un campo de muerte, sino un hermoso viñedo, que en el tercer año da la señal de "nishani" ნიშანი, a los huérfanos y viudas, diciéndoles, estamos aquí, no fuimos a ningún lado, volveremos y un año después, el viñedo dará cosecha a los huérfanos y viudas.
Durante su reunión, el niño ya fortalecido, recordando la mano derecha de su padre, a la que miró de abajo hacia arriba, comenzó a tararear, diciéndole a su madre que lo había criado con gratitud:
„შენ ხარ ვენახი, ახლად აღყვავებული,
მორჩი კეთილი, ედემში დანერგული,
ალვა სულნელი, სამო���ხით გამოსრული,
ღმერთმან შეგამკონ, ვერვინა გჯობს ქებული
და თავით თვისით მზე ხარ გაბრწყინვებული.“
"Eres una vid de uva, solo florece,
Una rama tierna que crece en el Edén (encantadora joven sauce en el paraíso)
(Dios te bendiga, digno de alabanza) y tú solo eres el sol brillante"
Y la vid con amabilidad y gratitud escuchó el canto de su único hijo de sangre y le dio paz, con lo que ella entró en batalla con su padre, a sus espaldas, porque sabía que ni el enemigo ni la herida verían la espalda de un guerrero con corazón de león, y que en caso de su muerte, ella regresaría a la tierra intacta, para revivir la bondad del guerrero.
Si el Señor eligió a un hombre como guerrero, ahora este debe elegir qué tipo de guerrero quiere ser. Despreocupado, sin preparación, hablador y demasiado juguetón, y por lo tanto débil, poco confiable y temeroso, o recogido, firme, al mismo tiempo sombrío y libre, valiente y confiable, y despiadado y alegre. ¿Y cómo quiere entrar al campo de batalla, preparado o no preparado, terrible o temeroso? ¿Y cómo quiere cumplir su deber militar: sin corazón y sin alegría, o con una canción y alegría siendo interpretada por el viento? Por lo tanto, hermanos, antes de salir a la próxima batalla, con un enemigo supuestamente superior, preguntémonos, ¿qué tipo de guerreros queremos ser? Y si somos de sangre de Kartvelia, veremos que late sin corazón y sin poder hacernos daño. Y si es así, recordemos a nuestros guerreros, a nuestros antepasados, que lucharon mucho más por nosotros, porque sabían que un guerrero vive una vez en este mundo, tiene una Patria, una Dignidad y una Familia, que debe proteger, y por favor ¡no nos avergoncemos, y alabado sea el Señor por eso también!
Notas del Traductor:
1. Lelo o lelo burti ( georgiano ლელო ბურთი , literalmente "pelota de campo") es un deporte popular georgiano, un juego de pelota en equipo, que recuerda mucho al rugby tradicional. En la terminología de rugby georgiano, la palabra "lelo" significa "intento", lo que resultó en los cantos tradicionales de los fanáticos "Lelo, lelo, Sakartvelo" ( Intento *, intento *, Georgia ).
2. Kartuli es un baile georgiano en pareja , también conocido como Lezginka . En el pasado se llamaba lekuri.
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