Tumgik
#tinta derramada y cosas asi
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Salí a pasear ayer, a buscarte debajo del sol, en aquella esquina del parque donde sé que floreces.
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floydiancrow · 8 years
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Dulce melodía
Salgo de la escuela, como todos los dias, sin saludar ni a mi profesora ni a mis compañeros.Solamente tomo mis libros, mis utiles, mi cuaderno y me levanto del banco de madera.Mientras todos los demas se juntan para ir a jugar a la rayuela en el patio trasero de la vieja parroquia devenida en escuelita, yo emprendo el largo camino a casa.Afuera llueve y esta nublado, lo usual por aqui.No es una tormenta ni mucho menos, es simplemente una ligera llovizna.Tras un tiempo, termina cautivando a la gente del lugar.Tomo el camino sin pavimentar que sale del frente del edificio y comienzo a caminar.El tramo inicial es bastante pacifico, casi no me cruzo gente, salvo los padres que van a buscar a sus hijos a la escuela, y ellos me evitan.Esta bien por mi, no son personas cuya compañia anhele.Luego de que pasan con sus carretas o a pie, solo queda el estoicamente precioso camino por delante, una enorme serpiente de barro orillada por arboles de hojas marrones, rojas y amarillas.Aqui, el otoño parece durar eternamente.Respiro hondo mientras camino, procurando percibir el delicioso y humedo aroma del ambiente.
No pasa demasiado tiempo antes de que el camino rural de paso al pequeño centro del pueblito.Si por mi fuese, no pasaria por alli, pero no hay otro camino que me lleve directamente a mi hogar, y quiero llegar alli antes de que anochezca.No quiero averiguar que pasaria si no lo hago. Veo los escaparates de las tiendas y a los vendedores callejeros.A la masa de gente que se reune, esperando a la caida del Sol, momento propicio para las jovenes parejas o para las familias del lugar para dsfrutar la vida, yendo a cenar al unico restaurante decente que hay por aqui, o mirando caros ropajes en las mercerias.Comprando fruta fresca en los sencillos puestos que la gente dispone a lo largo de la calle empedrada, que es la principal via de transporte a pie, caballo o carreta.Incluso hay una biblioteca, pues la gente de por aqui es dada a la lectura, y siempre pueden verse una o dos personas en la puerta, con libros recien comprados o alquilados bajo los brazos, o incluso sentados en la escalinata de piedra que se ubica al lado de la biblioteca, leyendo.Y cuando veo eso, mi animo se desploma por los suelos.Se por que me pasa eso, y lamentablemente no hay manera de arreglarlo.Incluso algunas veces mi pesar se combina con envidia hacia todos ellos: para mi, no hay salidas familiares, la fruta ya no tiene sabor y el leer no me produce la dicha que antaño me prodigaba.Con la cabeza gacha y tratando de pasar lo mas desapercibido posible, camino a traves de la unica mancha de felicidad por estos pagos, y en mi vida en particular, pues esa envidia que tanto me entristece, extrañamente me hace feliz, como si recordara dias felices en los que leia y comia fruta fresca.Y donde, junto con mi familia, disfrutabamos del piano.Eso me extasiaba, llegar a casa y, con toda la familia reunida, escuchar las excepcionales notas que se le podian arrancar a tan noble instrumento.A toda la familia le encantaba, ¿y por que no les encantaria? Era hermoso, sublime, unos momentos de innegable felicidad.
Oh, no.Es otra vez el juez local.Debo salir de la vista de ese hombre.Veo a un grupo de señoras elogiando bufandas de fina seda en un puesto callejero regentado por un hombre de aspecto oriental, quizas persa.Me escabullo tras ellas antes de que la obesa figura de la ley pueda verme.No es que vaya a hacerme algo malo, creo yo.No tuve ocasion de conocerlo jamas, pero la gente rumorea que el juez es una de las personas mas agradables, justas y comprometidas de la region.Si se cometia alguna injusticia contra usted, que no quepa duda de que el la solucionaria con la mayor eficacia posible.Pero hacia preguntas incomodas, y me instaba a pasar una cena con el y con su esposa, de quien tambien se hablan maravillas.Pero no quiero pasar una noche fuera de casa.No quisiera arriesgarme. Desearia que no se preocuparan tanto.
El Sol se encuentra casi tapado por el lejano horizonte y la poca luz que ofrece entre las nubes se apaga cuando llego a la vieja casona en la que habito, alejada bastante del pueblo.Mejor para mi, para nosotros.Entro y dejo el morral con mis efectos escolares colgando de un gancho junto a la entrada.Aguzo el oido.Estan aqui. Bastante puntuales, como siempre.No busco ni comida, ni bebida, ni un poco de sueño tras un largo dia de estudio.Me dirijo hacia la enorme escalera que da acceso a las habitaciones, y la subo.Resisto el casi incontrolable impulso de entrar a mi habitacion y dormir.Se que no puedo, no me esta permitido aun.Sigo mi camino hasta que llego al otro extremo de la escalera, una vieja puerta de madera.El atico.Otra vez voy alli dentro.La abro cuidadosamente, y con un susurro casi ceremonial para mi a estas alturas pregunto si estan ahi.Y lo estaban.Entro a la habitacion. Alli estan.Los cinco.Mi padre, mi madre, el tio Eduardo, quien no vive con nosotros pero pasa bastante tiempo en casa, Rodrigo, mi hermano mayor, y Felicitas, la bebe de la casa, con cinco añitos.Estan todos alli, parados mirandome con cuencas vacias, pelo polvoriento y quebradizo (exceptuando el de Eduardo, dueño de una magnifica cabellera,unico rasgo que me permite distinguirlo de mi padre),piel grisacea y putrefacta.Visten trajes desgarrados y polvorientos vestidos.No hablan, no dicen palabra.Tampoco se mueven.Siempre es asi al principio, hasta que llegan las sensaciones.No tengo claro de donde vienen, pero me conminan a hacer cosas que jamas habria hecho por mi cuenta, aunque no necesariamente malas.Por fin, las sensaciones empiezan y mi madre se mueve hacia mi.Me acaricia el corto cabello rubio con una mano esqueletica y señala al otro extremo de la habitacion.Claro, ¿que mas querria? Me señala el piano.Un Steinway & Sons, bastante antiguo y caro que mi familia posee desde que yo tengo memoria.Quiere que toque para ella, para ellos.Como cada noche.No dice nada, pero una sensacion de advertencia me invade.Me rodea los hombros con un brazo y me lleva hasta el banquillo.Tras sentarme, pone ambas manos en mis hombros y me observa atentamente de arriba.La siguiente que se mueve es Felicitas, quien corre hacia un anaquel que hay en el atico y saca un pesado libro con la tapa rojiza y llena de polvo.El libro de canciones, claro.Vuelve hacia mi y me mira expectante, ofreciendome el libro.¿Como decirle que ya ha repetido esta rutina cientos de veces, que ya me se de memoria las canciones y que no necesito el libro ni su ayuda? ¿Como desilusionarla, con sus tiernos cinco años? Otra vez la sensacion de alarma, me esta conminando a aceptar el libro.Lo tomo, lo abro exactamente a la mitad, donde esta escrita en tinta hace ya tiempo derramada la sonata que quieren oir.Pongo mis manos en las posiciones adecuadas, cierro los ojos por un momento, suspiro y comienzo a tocar. Los pocos que estan por aqui a estas horas hablan con fascinacion y miedo de estos lugares a partes iguales.Hablan de como desde la vieja casa abandonada al final del pueblo, fluye una dulce melodia, que retrata al mismo tiempo alegria y tristeza, nostalgia y esperanza, desolacion, muerte y resurreccion.Es tal la cantidad de sentimientos que genera que no pocos son los que se han echado a llorar en su presencia, y nadie se atreve a entrar, ni siquiera el juez de menores, quien se muestra tan preocupado por el chico que alli entra cada tarde luego de la escuela y de alli sale cada mañana para ir a la misma.
Toco y toco y toco, y aunque mis dedos comiencen a acalambrarse, no me permito detenerme, aunque en mi oido la musica sea una estridente cacofonia de lamentos y angustia.No me permito llorar, ni errar una nota.Debo hacerlo, por ellos. Por fin, mi madre retira mis manos de mis hombros, señal de que debo detenerme.Miro hacia arriba y veo las dos cuencas, negras como el cielo nocturno, y la boca eternamente abierta en una mueca.Mueve la cabeza en asentimiento, a lo cual yo me levanto del banquillo y camino hacia la puerta.Y es mientras salgo de la habitacion que la sensacion mas horrible llega.Una mezcla de comodidad, alegria, una felicidad que, a pesar de durar tan solo segundos, me hace adicta a ella, me hace esperar ansioso su regreso.Y tras aquel extasis de bienestar, llega el dolor de pecho y los nervios, como si algo me dijese que cada noche debo repetir esto, o jamas volvere a ver a mi familia, jamas volvere a sentirme bien.Me doy vuelta una ultima vez para verlos mirarme fijamente, en señal de advertencia quiza, pero para ese entonces ya se han ido.
Bajo del atico, me sirvo un vaso con agua y subo a mi habitacion.No tengo hambre, pues en la escuela me dan de comer.Miro el reloj de pared.Las cuatro de la mañana.En dos horas debere despertar para ir a la escuela.Me acuesto en la cama sin molestarme en prender una vela, hace ya tiempo que la oscuridad no me da miedo.Me da mas miedo la luz, sinceramente.Desde el dia que vi el fuego extenderse por toda la casa, con mi familia adentro.Desde que vi a mis seres queridos derretirse como si de cera estuvieran hechos.Despues de caer en un desmayo que duro horas, y despues del cual desperte y la casa seguia tal y como estaba, aunque mi familia ya no estaba.Deje de temerle en cierta medida cuando las sensaciones comenzaron, y cuando descubri que, para verlos, debia tocar para mi adorada familia tan dulce melodia.No me importa no ser feliz todo el dia, no encontrar gozo al leer, no saborear la frescura de una fruta.Todo con tal de verlos. Suspiro y me resigno a repetir lo mismo al dia siguiente.Y al siguiente.Y al siguiente.Pues tal es la vida de quien no deja atras a los que ha perdido.Es tal la vida de quien, en vez de recordarlos con cariño, hace lo imposible por tenerlos de vuelta.Es tal la vida de quien, habiendo tanto por que tocar en esta vida, toca para los muertos.
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Solo quiero tres gatos y una casita en el bosque donde pueda pintar lagos y montañas.
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