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Zeitgeist Vago por la inmensa nada, negra como la noche mas oscura.Cierro mis ojos, pues no necesito ver, y me dejo llevar.Floto en el vacío mas colosal concebible,perdiéndome entre mis taciturnos pensamientos.No siento mucho, no hay demasiado que sentir. No hay nada aqui, jamas lo hubo y jamas lo habrá.Solo la nada y yo, y yo no soy mas que un suspiro.Un breve pensamiento,una brisa ligera frente a un tornado, una sinapsis con conciencia de si misma.Y el silencio, solo noto el silencio.Aún recuerdo las estrellas.Verlas, sobre todo escucharlas.Pero se han ido. Todavia puedo ver el resplandor.No me molesta, sinceramente.Aun tengo esperanzas de sentir, de ver algo mas que oscuridad, pero jamás me acostumbré a oírlas gritar.
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He wonders if you´re sleeping With your new found faith Could anybody love him Or is it just a crazy dream?
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Dulce melodía
Salgo de la escuela, como todos los dias, sin saludar ni a mi profesora ni a mis compañeros.Solamente tomo mis libros, mis utiles, mi cuaderno y me levanto del banco de madera.Mientras todos los demas se juntan para ir a jugar a la rayuela en el patio trasero de la vieja parroquia devenida en escuelita, yo emprendo el largo camino a casa.Afuera llueve y esta nublado, lo usual por aqui.No es una tormenta ni mucho menos, es simplemente una ligera llovizna.Tras un tiempo, termina cautivando a la gente del lugar.Tomo el camino sin pavimentar que sale del frente del edificio y comienzo a caminar.El tramo inicial es bastante pacifico, casi no me cruzo gente, salvo los padres que van a buscar a sus hijos a la escuela, y ellos me evitan.Esta bien por mi, no son personas cuya compañia anhele.Luego de que pasan con sus carretas o a pie, solo queda el estoicamente precioso camino por delante, una enorme serpiente de barro orillada por arboles de hojas marrones, rojas y amarillas.Aqui, el otoño parece durar eternamente.Respiro hondo mientras camino, procurando percibir el delicioso y humedo aroma del ambiente.
No pasa demasiado tiempo antes de que el camino rural de paso al pequeño centro del pueblito.Si por mi fuese, no pasaria por alli, pero no hay otro camino que me lleve directamente a mi hogar, y quiero llegar alli antes de que anochezca.No quiero averiguar que pasaria si no lo hago. Veo los escaparates de las tiendas y a los vendedores callejeros.A la masa de gente que se reune, esperando a la caida del Sol, momento propicio para las jovenes parejas o para las familias del lugar para dsfrutar la vida, yendo a cenar al unico restaurante decente que hay por aqui, o mirando caros ropajes en las mercerias.Comprando fruta fresca en los sencillos puestos que la gente dispone a lo largo de la calle empedrada, que es la principal via de transporte a pie, caballo o carreta.Incluso hay una biblioteca, pues la gente de por aqui es dada a la lectura, y siempre pueden verse una o dos personas en la puerta, con libros recien comprados o alquilados bajo los brazos, o incluso sentados en la escalinata de piedra que se ubica al lado de la biblioteca, leyendo.Y cuando veo eso, mi animo se desploma por los suelos.Se por que me pasa eso, y lamentablemente no hay manera de arreglarlo.Incluso algunas veces mi pesar se combina con envidia hacia todos ellos: para mi, no hay salidas familiares, la fruta ya no tiene sabor y el leer no me produce la dicha que antaño me prodigaba.Con la cabeza gacha y tratando de pasar lo mas desapercibido posible, camino a traves de la unica mancha de felicidad por estos pagos, y en mi vida en particular, pues esa envidia que tanto me entristece, extrañamente me hace feliz, como si recordara dias felices en los que leia y comia fruta fresca.Y donde, junto con mi familia, disfrutabamos del piano.Eso me extasiaba, llegar a casa y, con toda la familia reunida, escuchar las excepcionales notas que se le podian arrancar a tan noble instrumento.A toda la familia le encantaba, ¿y por que no les encantaria? Era hermoso, sublime, unos momentos de innegable felicidad.
Oh, no.Es otra vez el juez local.Debo salir de la vista de ese hombre.Veo a un grupo de señoras elogiando bufandas de fina seda en un puesto callejero regentado por un hombre de aspecto oriental, quizas persa.Me escabullo tras ellas antes de que la obesa figura de la ley pueda verme.No es que vaya a hacerme algo malo, creo yo.No tuve ocasion de conocerlo jamas, pero la gente rumorea que el juez es una de las personas mas agradables, justas y comprometidas de la region.Si se cometia alguna injusticia contra usted, que no quepa duda de que el la solucionaria con la mayor eficacia posible.Pero hacia preguntas incomodas, y me instaba a pasar una cena con el y con su esposa, de quien tambien se hablan maravillas.Pero no quiero pasar una noche fuera de casa.No quisiera arriesgarme. Desearia que no se preocuparan tanto.
El Sol se encuentra casi tapado por el lejano horizonte y la poca luz que ofrece entre las nubes se apaga cuando llego a la vieja casona en la que habito, alejada bastante del pueblo.Mejor para mi, para nosotros.Entro y dejo el morral con mis efectos escolares colgando de un gancho junto a la entrada.Aguzo el oido.Estan aqui. Bastante puntuales, como siempre.No busco ni comida, ni bebida, ni un poco de sueño tras un largo dia de estudio.Me dirijo hacia la enorme escalera que da acceso a las habitaciones, y la subo.Resisto el casi incontrolable impulso de entrar a mi habitacion y dormir.Se que no puedo, no me esta permitido aun.Sigo mi camino hasta que llego al otro extremo de la escalera, una vieja puerta de madera.El atico.Otra vez voy alli dentro.La abro cuidadosamente, y con un susurro casi ceremonial para mi a estas alturas pregunto si estan ahi.Y lo estaban.Entro a la habitacion. Alli estan.Los cinco.Mi padre, mi madre, el tio Eduardo, quien no vive con nosotros pero pasa bastante tiempo en casa, Rodrigo, mi hermano mayor, y Felicitas, la bebe de la casa, con cinco añitos.Estan todos alli, parados mirandome con cuencas vacias, pelo polvoriento y quebradizo (exceptuando el de Eduardo, dueño de una magnifica cabellera,unico rasgo que me permite distinguirlo de mi padre),piel grisacea y putrefacta.Visten trajes desgarrados y polvorientos vestidos.No hablan, no dicen palabra.Tampoco se mueven.Siempre es asi al principio, hasta que llegan las sensaciones.No tengo claro de donde vienen, pero me conminan a hacer cosas que jamas habria hecho por mi cuenta, aunque no necesariamente malas.Por fin, las sensaciones empiezan y mi madre se mueve hacia mi.Me acaricia el corto cabello rubio con una mano esqueletica y señala al otro extremo de la habitacion.Claro, ¿que mas querria? Me señala el piano.Un Steinway & Sons, bastante antiguo y caro que mi familia posee desde que yo tengo memoria.Quiere que toque para ella, para ellos.Como cada noche.No dice nada, pero una sensacion de advertencia me invade.Me rodea los hombros con un brazo y me lleva hasta el banquillo.Tras sentarme, pone ambas manos en mis hombros y me observa atentamente de arriba.La siguiente que se mueve es Felicitas, quien corre hacia un anaquel que hay en el atico y saca un pesado libro con la tapa rojiza y llena de polvo.El libro de canciones, claro.Vuelve hacia mi y me mira expectante, ofreciendome el libro.¿Como decirle que ya ha repetido esta rutina cientos de veces, que ya me se de memoria las canciones y que no necesito el libro ni su ayuda? ¿Como desilusionarla, con sus tiernos cinco años? Otra vez la sensacion de alarma, me esta conminando a aceptar el libro.Lo tomo, lo abro exactamente a la mitad, donde esta escrita en tinta hace ya tiempo derramada la sonata que quieren oir.Pongo mis manos en las posiciones adecuadas, cierro los ojos por un momento, suspiro y comienzo a tocar. Los pocos que estan por aqui a estas horas hablan con fascinacion y miedo de estos lugares a partes iguales.Hablan de como desde la vieja casa abandonada al final del pueblo, fluye una dulce melodia, que retrata al mismo tiempo alegria y tristeza, nostalgia y esperanza, desolacion, muerte y resurreccion.Es tal la cantidad de sentimientos que genera que no pocos son los que se han echado a llorar en su presencia, y nadie se atreve a entrar, ni siquiera el juez de menores, quien se muestra tan preocupado por el chico que alli entra cada tarde luego de la escuela y de alli sale cada mañana para ir a la misma.
Toco y toco y toco, y aunque mis dedos comiencen a acalambrarse, no me permito detenerme, aunque en mi oido la musica sea una estridente cacofonia de lamentos y angustia.No me permito llorar, ni errar una nota.Debo hacerlo, por ellos. Por fin, mi madre retira mis manos de mis hombros, señal de que debo detenerme.Miro hacia arriba y veo las dos cuencas, negras como el cielo nocturno, y la boca eternamente abierta en una mueca.Mueve la cabeza en asentimiento, a lo cual yo me levanto del banquillo y camino hacia la puerta.Y es mientras salgo de la habitacion que la sensacion mas horrible llega.Una mezcla de comodidad, alegria, una felicidad que, a pesar de durar tan solo segundos, me hace adicta a ella, me hace esperar ansioso su regreso.Y tras aquel extasis de bienestar, llega el dolor de pecho y los nervios, como si algo me dijese que cada noche debo repetir esto, o jamas volvere a ver a mi familia, jamas volvere a sentirme bien.Me doy vuelta una ultima vez para verlos mirarme fijamente, en señal de advertencia quiza, pero para ese entonces ya se han ido.
Bajo del atico, me sirvo un vaso con agua y subo a mi habitacion.No tengo hambre, pues en la escuela me dan de comer.Miro el reloj de pared.Las cuatro de la mañana.En dos horas debere despertar para ir a la escuela.Me acuesto en la cama sin molestarme en prender una vela, hace ya tiempo que la oscuridad no me da miedo.Me da mas miedo la luz, sinceramente.Desde el dia que vi el fuego extenderse por toda la casa, con mi familia adentro.Desde que vi a mis seres queridos derretirse como si de cera estuvieran hechos.Despues de caer en un desmayo que duro horas, y despues del cual desperte y la casa seguia tal y como estaba, aunque mi familia ya no estaba.Deje de temerle en cierta medida cuando las sensaciones comenzaron, y cuando descubri que, para verlos, debia tocar para mi adorada familia tan dulce melodia.No me importa no ser feliz todo el dia, no encontrar gozo al leer, no saborear la frescura de una fruta.Todo con tal de verlos. Suspiro y me resigno a repetir lo mismo al dia siguiente.Y al siguiente.Y al siguiente.Pues tal es la vida de quien no deja atras a los que ha perdido.Es tal la vida de quien, en vez de recordarlos con cariño, hace lo imposible por tenerlos de vuelta.Es tal la vida de quien, habiendo tanto por que tocar en esta vida, toca para los muertos.
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Alguna vez fue un dios
En las heladas costas de un país lejano, un coloso petrificado en el tiempo sobresale eternamente de entre las olas, vestigio de ancestrales tiempos en los que los humanos aun no moraban el mundo conocido.De forma humana, es sin embargo muchísimo mas grande, mas fornida, y no tiene cara alguna mas que una protuberancia triangular con infinidad de ojos morados y brillantes, algunos del tamaño de una cabeza humana, otros mas pequeños.Ni aun el mas bravo oleaje ni las mas grandes tormentas han podido bajar a aquel gigante de su marino pedestal desde donde, impertérrito, vigila el horizonte con su multitud de ojos, cosa que ha hecho desde que los habitantes del lejano país cubierto de hielo tienen memoria y, creen algunos, hará hasta el momento en que los dioses consideren oportuno borrar a todas las tierras existentes de la memoria del Universo.
Sin embargo, y no mucha gente sabe esto, el gigante llora.Llora amargos llantos de soledad, pues no se conocen otros como el.Llora histéricos llantos de furia, puesto que el no cree merecer el cruel destino de yacer entre olas para toda la eternidad.Llora lamentables llantos de impotencia, pues no puede llorar en realidad, las lagrimas no salen de sus ojos amatistados, ni tampoco gemir, ya que no posee boca, o de poseerla no tiene propia voluntad para manejarla a su antojo.Su impotencia aumenta por segundos, ya que no puede aporrear los mares vengativamente para descargar su ira, o moverse para tratar de encontrar a mas de los suyos y así paliar su soledad.Tampoco puede regresar atrás en el tiempo, a los momentos en los que su actual situación no se presentaba, donde todo era mejor para el.No, no podía hacer nada de eso.Solamente podía estar ahi, frente a las heladas costas del pais lejano, sirviendo de atractivo turístico para viajeros provenientes de todas partes, desde la tierra de las llanuras, pasando por los eternos e imperdonables desiertos, hasta incluso de la cima de las vastas y altas montañas que dominan por eones el paisaje.Todos acudían a ver al gigante, sobre el cual se tenían infinidad de teorías acerca de su origen."Es una roca que se formo en la costa" dicen los instruidos hombres de las llanuras, engreídos por su ciencia y sus estudios."Es un regalo de los dioses para que admiremos su esplendor y poderío ¿Por que seria tan enorme sino?" dicen los hombres del desierto, conocidos por su extrema religiosidad."Es un guerrero que se despertara en la noche de los tiempos para pelear junto a los dioses en la batalla final" dicen los hombres de las montañas, afamados guerreros incluso en tiempos de paz. Esto hace al coloso llorar de risa y de frustración a la vez.¿Quienes eran ellos, simples humanos, especie sin memoria, para atreverse a conjeturar de donde había venido?.No, no había surgido gracias al calor o a los volcanes, y desde luego no se había formado alli mismo, donde descansaba involuntariamente.No, no era un regalo que los dioses habían dejado para los humanos, era un castigo de los mismos hacia el.Y no, no se levantaría jamas para hacer daño a nadie, aunque había días en los que lo deseaba.No, ninguna de esas tres cosas era cierta.Solo el sabría como y por que estaba allí, y así seria toda la eternidad.
Y nada mas podría hacer, salvo maldecir su suerte y llorar sus silenciosos llantos de furia,soledad e impotencia. Furia, soledad, impotencia y nostalgia, sobre todo esto ultimo.Lloraba insonoras y dolorosas lagrimas de nostalgia, recordando su esplendor perdido en tiempos de extraños eones y tiempos sencillos, pues el alguna vez había sido un dios.
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Imperio de tierra
16 de Enero de 2017 Se sentó en el árbol, por fin había llegado al lugar.Miro con tristeza el panorama, una gris tarde de verano en medio del bosque.No le incomodaba lo lúgubre del clima, no pensaba merecer mucho mas.Saco un paquete de cigarrillos de la chaqueta desteñida de color marrón que llevaba puesta y se llevo uno a la boca.Mientras lo guardaba y buscaba un encendedor, rumiaba acerca de lo que diria. Lo mismo de siempre, quizas.No cambiaba mucho a lo largo del tiempo.Al principio le habia parecido todo un reto escoger las palabras adecuadas, a tal punto que las primeras veces no habia soltado prenda.Fue solo con el correr del tiempo que pudo acercarse sin llorar a mares y comenzar a temblar.No por ello estaba exento de tristeza.En ese momento su desolacion no tenia limites y su mente se habia teñido de un color tan gris como aquella tarde.Por fin encontro el encendedor, un viejo zippo con la calavera de los Grateful Dead dibujada en el.Prendio el cigarrillo y pronto sintio el humo dentro de el.Cerro los ojos durante unos segundos.Era tiempo de comenzar. -¿Como estas, Javi?- le pregunto a la nada. Obviamente no esperaba ninguna respuesta.De haberla obtenido, no habria estado triste.Habria estado riendose con una cerveza en la mano y un par mas en el torrente sanguineo.Habria estado hablando de chicas y computadoras. -Nunca te gusto demasiado que te pidiera perdon, pero te juro, iba a venir a verte un par de dias antes tambien.Perdona, todavia no puedo.Y eso que ya van cinco veces. Habria visto a un chico delgado, como el, aunque ligeramente mas musculado, riendose tambien con otra cerveza en la mano.El pelo largo rubio estaria ligeramente estremecido por la suave brisa que soplaba en aquel bosque. -Sigue siendo precioso, boludo- dijo con un amago de sonrisa.¿Estaba sonriendo? No se lo creia-No cambio nada.Sigue todo igual.El arbol en que quebraste, el tronco donde escondiamos las revistas, la colinita, esta todo.Igual es un dia de mierda. Apago el cigarrillo con la lengua y lo tiro al suelo.No deberia haber ensuciado, pero le daba un tanto igual.El lugar, en realidad, ya no le parecia tan hermoso como antes.Desde esa misma fecha cinco años antes ya nada le parecia hermoso, o digno de ver con ternura o felicidad. -Si, un dia de mierda.Como la mayoria ultimamente, no se que pasa con el clima- siguio, mientras buscaba otro cigarrillo.Sentia la garganta seca.Eso no era buena señal.Sabia lo que vendria despues, y queria evitarlo a toda costa- Hace un par de dias llovio, fue un diluvio.Que raro que no te salieras de ahi, che. ¿Una broma? ¿Acababa de bromear con eso? Sintio asco de si mismo, un odio inmenso hacia su persona, y enmudecio.Prendio otro cigarrillo.Miro alrededor suyo y vio el lugar de su juventud.O al menos, una version bastardeada del mismo.Por supuesto que no era igual, no sin el.¿Eran los arboles tan raquiticos cinco años atras? ¿Eran las hojas tan apagadas, el pasto tan seco, la vida tan carente de...vida? La verdad, no podia decirlo.El alcohol y las penas habian cobrado su precio, y ya no recordaba todo como solia hacerlo. Volvio a cerrar los ojos.El picor de su garganta se habia intensificado, y algo peor sucedia.Una sensacion que ya habia experimentado muchas veces antes.La sensacion de que todo se derrumbaba.Sintio que su vida, todo lo que habia pasado para llegar hasta ese preciso momento, su mera existencia, no eran mas que torres en un imperio de tierra que se desmoronaba.Todo temblaba, y colosales columnas de tierra y humo se levantaban hacia el cielo, formando las impias figuras que el tanto temia.Las lagrimas comenzaron a aflorar.Una moto, una botella, una mancha en medio de la nada.Se tapo la cara con las manos, creia que ya controlaba aquello.El cigarrillo cayo de su boca y fue a parar a la punta de su zapatilla.Era demasiado tarde, habia vuelto a arruinarlo.Y de repente, en su mente se hizo la nada.Abrio los ojos humedos y arrepentidos.Trato de serenarse, por el y por quien habia ido a visitar, pero simplemente no pudo.No cambiaria jamas, no podia hablar o pensar en el tema sin sentir que su vida se destruia por completo.Las cicatrices que llevaba en los brazos y el abdomen no eran nada comparadas con las cicatrices que portaba en su memoria desde el 16 de Enero de 2012.O mejor dicho, las que no portaba.No recordaba nada del incidente, y eso era lo que mas odiaba de si mismo.El lo habia causado todo, y ni siquiera podia darse a si mismo una cronica de aquello. Porque no recordaba nada. Por supuesto hubo gente que se lo conto.Algunos con timidez, miedo a lastimarlo.Otros con justamente esa intencion, pues querian que se responsabilizara por ello.Gente que lo culpaba, que lo señalaba con un dedo, que hablaba a sus espaldas, que tendieron manos falsas hacia el o peor aun, las que la habian tendido con sinceridad y el se habia negado a tomar.No hacia falta que nadie lo culpase, el juez y verdugo de todo aquello era el, y ejecutaba ambas tareas con la eficacia y el sadismo de un dictador que tiene a su merced a naciones enteras.Quien mas lo culpaba de lo sucedido era el mismo. Miro con tristeza la rudimentaria cruz de madera. -Perdoname, Javi, ya no se como decirlo.Tuviste razon, siempre la tuviste.Todo el tiempo la tenias- su voz se quebro por un instante, ya casi no podia contener el llanto-.Perdi tanto tiempo antes de todo.Tenias razon con lo de Juana, tenias razon con lo de la moto, siempre la tuviste en todo.Eras todo para mi, espero que todavia lo sepas. Ya casi no podia mas, pero no habia terminado aun.Tenia que decirlo, tenia que redimirse, volver a formar las torres de tierra. -¿Por que desperdicie nuestros ultimos meses juntos triste? No lo se, no se si me arrepiento, soy asi, me siento mal por ciertas cosas.Pero si pudiera volver a empezar, si supiera lo que iba pasar yo..yo.. Se arrodillo.No, no podia flaquear todavia.Se lo debia a Javi, y a el mismo. -Tenias razon tambien con eso.No tendriamos que haber ido.Nos tendriamos que haber quedado en tu casa.Pero no, siempre fui un imbecil.Agarre la moto, seguramente te insisti como un hijo de puta.Y lo peor es que ni siquiera puedo llorarte en paz, no se todavia lo que paso con seguridad. Le dio un golpe al piso y rompio a llorar. -Te extraño, boludo.Me haces falta, demasiada.Ya no se que hacer, no se que se supone que tengo que hacer.Quiero ser feliz, te lo juro.Y no puedo, no puedo dejar ir.Perdoname, por todo.Por matarte, por no poder seguir. Sus palabras se convirtieron en sollozos, y solo pudo temblar ante la sencilla cruz de madera que habia podido pagar a Javier Gonzales, veintitres años, nacido el 16 de Enero de 1989 y muerto en la misma fecha en 2017, el dia de su cumpleaños, a causa de un accidente de moto.El piloto,el mismo que estaba llorando a mares frente a su tumba, y el mismo estaban ebrios. Se sereno.La habia cagado ya, pero de alguna manera, una pequeña torre de tierra aun permanecia de pie.Quizas no todo estaba perdido.Aun asi, la tristeza era mas de lo que podia manejar.Se saco algo del bolsillo.Una edicion de bolsillo de "El amor en los tiempos de colera".Le gustaba Garcia Marquez, casi tanto como a Javi.Le daba pena desperdiciar un libro asi, pero se imagino que a Javi le hubiera gustado tenerlo. Se sento, con un torrente de lagrimas bajando silenciosamente por sus mejillas, y dejo el libro contra la cruz. -Gracias por todo.Y feliz cumpleaños. Y solo pudo taparse la cara con las manos.
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Ositos de gomita
-Tio Andres, ¿por que mi piel se siente rara?
El niño de 6 años lo miraba con ojos desorbitados y las pupilas dilatadas desde el sofa. Sus piececitos colgaban del borde y se mecían a un ritmo de dos tiempos. Andres, su tío, lo miraba nervioso. Habia algo raro en el, pero no podía distinguir que era. Después de todo, el no era padre, no tenia ni idea de criar a un infante.
-Bueno, Joaquin, por ahí es magia.
-¿Magia?- lo miro, abriendo aun mas los ojos, sus pupilas como dos hoyos negros en medio de un espacio color azul claro.
-No, no creo- le dijo, con una sonrisa picara-No creo que sea magia, no sos un mago...
-¡¿COMO QUE NO SOY UN MAGO?! El estridente grito hizo saltar a Andres hacia atras. Mal movimiento, el chico realmente quería ser mago. Joaquin lo miraba con tristeza, sin reirse de que el tonto de su tío estaba despatarrado en la alfombra. -Esta bien, esta bien- dijo Andres levantando las dos manos-Era broma, si sos un mago. La cara del pequeño mostró un enorme alivio, como el de un paciente de cáncer a quien le dicen que su dolencia esta remitiendo. -Entonces..- dijo apuntando un dedo al suelo- ¡que el piso sea de lava! Hizo unos ruidos extraños con la boca, seguramente queriendo imitar un rayo o un enorme estruendo mágico. Andres capto la jugarreta y, con una sonrisa asomándole a los labios, comenzó a contorsionarse en el suelo, como si de verdad este se hubiera convertido de repente en roca fundida.Acto seguido comenzó a hacer unos sonidos guturales y a gritar, pero siempre manteniendo un tono juguetón."Lo que hago por este chiquito" pensó Andres, mientras imaginaba la cara que alguno de sus amigos pondría si lo viese en esa situacion. Mauro seguro se reiría, Josefina le diría que era un bebe mas grande que el que se hallaba sentado en el sillón, y Gabriel ya habría sacado el celular para retratar ese momento humillante.Pero no tuvo oportunidad de pensar mucho mas, porque Joaquin comenzo a llorar y a gritar desconsoladamente. -¡TIOOOOO! ¡TIOOOO! ¡NO TE MUERAS, TIO! Andres, mortalmente asustado, se levanto del suelo, se sacudio el polvo y se paro frente a el. -No, no, no, estoy bien, mirame, aca esta el tio. Y seguia llorando.Andres no tenia idea de que habia hecho mal.Lo habia visto varias veces mas, ya habian jugado al mago que transformaba el suelo en lava.En cualquiera de las otras ocasiones, Joaquin se habria tirado encima y ambos habian reido.Pero el chico lloraba como si de verdad hubiera visto a su tio arder en llamas, como si de verdad su carne se hubiera derretido frente a el y lo hubiese atormentado con horribles gritos de dolor y desesperacion."Es extraño", penso.Y de repente le vino una idea a la cabeza: calmarlo con la promesa de azucares.No era la manera mas etica de calmar su miedo, pero no queria tenerlo llorando demasiado tiempo.Lo amaba profundamente como cualquier tio a su unico sobrino, pero no soportaba el llanto de los infantes.Recordo la tabla de chocolate que habia guardado en la heladera."Perfecto". -Joaquin, tengo un chocolate guardado en la heladera, si te portas bien te lo regalo.- le dijo, extendiendo su mano para acariciarle la cabeza. Joaquin lo miro aterrado y se echo lo mas atras que pudo, lanzando un grito de terror y llorando aun mas. -¡NO! ¡SALI! ¡SALI! ¡BICHO FEO! ¡SALI! Andres no pudo evitar estremecerse un poco.De verdad no entendia que estaba pasando y no sabia que hacer.La unica solucion con la que dio fue mostrarle el chocolate.Al verlo, quizas aminoraria su tristeza o susto y volveria a reirse jugando con su tio."De verdad que es raro esto.Nunca lo vi asi" se dijo para sus adentros mientras se dirigia a la heladera.En el sofa, el llanto proseguia y proseguia.Parecia que no iba a parar nunca.La preocupacion de Andres rozaba ya el limite de llamar a su hermana Lidia para que viniera a buscarlo, o al menos a calmarlo."No, esta trabajando, no la jodas.Ademas, ¿como quedarias si viera esta situacion? No te lo va a dejar mas" Por alguna razon esa idea lo molesto sobremanera, y busco el chocolate con mas ahinco.Quizas fuese por eso que no noto que el llanto habia parado.Cuando encontro la tableta escucho el silencio presente en la casa y se dio vuelta.El chico estaba sonriendo."Bien" se dijo.Contento con que todo habia vuelto a la normalidad, fue hacia el sofa para darle su merecida recompensa al pequeño.Se sento a su lado. -Bueno, mira, aca esta.Cometelo todo si queres, pero no le digas a tu mama o me mata, ¿eh?- le dijo con una sonrisa complice. Pero Joaquin no respondia.Miraba embelesado la puerta de entrada.Movio la mano enfrente de sus ojos y sus pupilas ni se movieron.Le toco un hombro suavemente, pero Joaquin solo acentuo su sonrisa.Daba bastante miedo.Y de repente hablo. -Tio, ¿por que se mueve la puerta? ¿Y que son esas manchas en la pared? -¿Manchas..? ¿Que..? Y de repente lo vio.Asomaba del pequeño bolsillo del pantalon de Joaquin.Un osito de gomita rojo. Y su corazon se detuvo momentaneamente. Salto del sofa lo mas rapido que pudo."La puta madre, la puta madre, la puta madre" repetia incesantemente mientras corria hacia la cocina."La puta madre, la puta madre, la puta madre" No entendia todavia como se habia dejado convencer en un principio. "La puta madre" Tendria que haber dicho que no. "La puta madre" Mauro de mierda. "La puta madre. Abrio una cajonera que estaba al lado de los cubiertos y sus sospechas se confirmaron al instante.La bolsa con unos ocho o nueve ositos de gomita que habia guardado la noche anterior debajo de los cubiertos estaba abierta, y faltaban dos o tres."La puta madre" seguia repitiendo.Era el peor plan que habia concebido junto a sus amigos.Se iban a juntar esa noche en su casa y se iban a comer un osito cada uno.La querian pasar bien. "La puta madre" Pero eso fue antes de que Lidia lo llamara diciendole que la niñera se habia enfermado asi que esa tarde tenia que cuidarlo. "No, no, no, la puta madre." Entonces guardo esos ositos de gomita donde supuestamente Joaquin jamas los encontraria. "¿Cuando fue? ¿Cuando yo estaba en el baño? Debe ser, ya le esta pegando" Porque Joaquin no debia comerse esos ositos.Porque esos ositos tenian LSD dentro. "La puta madre, ¿que hago ahora?" No debia tener panico.Solamente lo cuidaria, se cuidaria de que no tuviese un mal susto, se lo daria a su madre y...y...y ella descubriria todo, y no solo no volveria a ver a su sobrino, tambien con toda seguridad su hermana lo denunciaria."Me voy a comer una condena, un bebe tomo drogas en mi casa. Ademas estaban guardadas aca dentro" Mauro de mierda, el habia sido el de la idea.Bueno, ahora el seria quien lo iba a sacar de ese lio."Eso, ahora se lo llevo a Mauro.Seguramente el sabe que hacer antes de que llegue Lidia".Pero todas sus esperanzas se desvanecieron cuando vio el reloj. Eran las cinco de la tarde. Lidia terminaba de trabajar cinco menos veinte.Estaba por llegar Y como obra del destino empeñado en arruinar la vida de Andres, sonaron un par de golpes en la puerta, y Joaquin lanzo otro grito, mas fuerte que los que habia lanzado toda la tarde.Andres cerro los ojos y reprimio tambien sus ganas de gritar.Mas golpes desde afuera de la puerta. -Andres, abrime, soy yo- exclamo una voz femenina-¿Que le pasa a Joaquin? Andres solo atino a suspirar y a sonreir de la manera que sonrie el condenado cuando ya todo esta perdido.Tomo uno de los ositos, uno verde. -No se que le pasa, ya voy, Lidia. Y se trago el dulce entero.
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