#siete tazas
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datoviajerocom · 8 months ago
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Explora la Región del Maule: Aventuras y Cultura en el Corazón de Chile
La Región del Maule, ubicada en el centro-sur de Chile, es un destino de contrastes donde la rica historia agrícola se encuentra con paisajes naturales impresionantes. Desde viñedos hasta montañas y ruinas históricas, aquí te comparto las mejores actividades para realizar en esta región, con datos interesantes y consejos prácticos para que tu visita sea inolvidable. 1. Degustación de Vinos en el…
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scrapblring · 24 days ago
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Parque Nacional Radal Siete Tazas / Chile (by Max Besser Jirkal). 
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distribuidoraejeo · 7 months ago
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Contamos ya con la nueva entrega #07 de la colección de "Tazas Disney" y ya pueden comenzar a solicitar su o sus ejemplares y llevárselo con su respectivo descuento sobre su precio de portada.
De $159.90 queda en $145, la fecha límite para recoger su o sus ejemplares en la CDMX es el día Martes 11 de Junio de 2024 y si es envío o pago para recolección posterior en la CDMX, la fecha límite para pagar es el día Lunes 10 de Junio de 2024.
#distribuidoraejeo #tazasdisney #tazas #taza #tazadeté #tazadecafé #cup #cups #coffeecup #teacup #disney #personajesdedisney #pixar #elsa #frozen #colección #colecciones #07 #tomo07 #ejemplar07 #fasciculo07 #siete #tomosiete #fasciculosiete #ejemplarsiete
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yurnu · 7 months ago
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Lewis es el mejor mayordomo, desde cuando sirve a Adam?
En efecto mariposa cual fue la impresión que tuvo Lucifer al llegar al infierno, que cosas le gusta hacer a Lucifer estando en el castillo de Adam?
||🔱👑🍃 Deadly Sin!Adam and BUTTERFLY EFFECT AU 🍃👑🔱||
👑 Deadly Sin!Adam 👑||
Lewis es el mejor mayordomo de Adam. Él viene trabajando para Adam como por unos 20 años, haciendo que Lewis sepa de todas las mañas y gustos de Adam, ya que sabe cómo leer a una "persona".
(aparte de que Adam le regaló a Lewis a escondidas una taza para el día del padre)
🍃BE🍃
Tuvo una muy buena primera impresión, le gustó lo colorida y agetreada que eran las ciudades de los siete círculos del infierno, lo amables que eran los hellborns (algunos, pero ese tipo de personas existen en todos los lugares). Quedó un poco horrorizado cuando vio como vivían los pecadores dentro del domo que los separaban a ellos con los demás habitantes, se asustó por la grotesca apariencia de los centauros que eran los vigías del lugar.
Pero entendió un poco después de que Adam le explicó bien las cosas, no le gustaba, pero sabía que ese era el castigo para esas almas.
Lo que más le gusta hacer Lucifer en el castillo de Adam es jugar con los sirvientes. Son unas pequeñas criaturas emplumadas con aspecto de Velociraptors con pequeñas alas, son muy adorables para Lucifer, sobre todo cuando llevan sus pequeños esmoquín.
También le gusta cocinar, a pesar de que una vez casi le prendió fuego a la cocina, pero de los errores se aprenden.
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espbmd · 12 days ago
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la de tu banner, la portada de tu perfil, son unos tutos y se ve el bosque, ese bosque se parece al de huilo huilo y cercanía jajajaj
ooo perdón djkajdsk y non, es cerca del radal siete tazas jj
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khvis · 6 months ago
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⌗ ESTUDIANTE: KHAI LEE HABILIDAD: PERSUASIÓN (1/3)
un momento con sus padres.
— khai, cariño — la voz de su madre resuena por todo el lugar, el penthouse podría estar lleno de muebles, pero si había algo de lee myungja es que sabía cómo alzar su voz para ser oída. sus tacones se detienen frente a su puerta y él solo puede ocultar su rostro contra su almohada y gruñir. ve su reloj, es muy temprano. — amor, son las siete de la mañana. no tenemos que estar en el evento hasta las nueve — la voz más calmada de su padre aparece del otro lado; agradece porque su padre es mucho más retraído y su voz es calmada. en ocasiones le llamaba su ángel de la guardia. — ¡khai lee! ¡mido lee! no sé en qué momento se pusieron de acuerdo, pero hoy se casa tu tía y los quiero listos a las ocho y media en punto — la voz autoritaria es suficiente para que el sueño se espante de golpe. se sienta en su cama, restregando sus ojos y alzando su brazo hasta la mesa de noche, tomando sus lentes.
— ya me desperté — anuncia, arrastrando sus pies mientras abre la puerta de su habitación. su padre, con ropa cómoda, lo observa mientras musita un suave "lo siento". él solo puede negar con su cabeza, dejando un par de palmaditas sobre la espalda de su padre mientras baja las escaleras hasta la sala de estar, donde ya la comida está lista, por supuesto, nada hecho por sus padres. primero le agradece a la señora jung, quien le tiene lista su taza de café para comenzar el día. — mamá, ¿qué tanto gritas si no estás lista? — le reprocha apenas la ve, todavía en pijamas y con tacones puestos. esa mujer no sabe lo que es estar cómoda en casa. padre va directo hasta su madre, dándole un abrazo sobre su cintura y dejando un beso sobre su sien. — tu mamá se despertó temprano para ir a yoga, además nos preparó la ropa a los dos — como siempre, mido va al rescate de su esposa, quien le sonríe como agradecimiento. — iremos de saint laurent, eso tiene tu tía por decir hace cuatro años que no tengo buen gusto. — solo puede rodar los ojos mientras pincha las frutas con su tenedor y come en silencio. — mamá, no hagas un escándalo. me quiero ir temprano — le dice bajito; algunas veces tiene miedo a las reacciones de myungja, pero ella solo lo mira con una sonrisa calmada. — lo sé, tu padre se irá contigo. si preguntan, tienes clases privadas mañana y tu padre tiene que llevarte — se levanta de su asiento, elegante como siempre, camina a su lado acariciando su cabello con delicadeza.
— ahora, los dos — se aleja de él, terminando por señalarlos con su dedo índice. — a comer, a bañarse, los quiero vestidos y en el lobby a las ocho y media. ninguno se llevará los lentes, usen los lentes de contacto y— padre e hijo se miran a los ojos y responden al unísono: — los rolex — la respuesta al mismo tiempo solo puede provocar que myungja ría con ganas. — sabemos que nos los regaló el abuelo. por eso quieres que los usemos — termina de dar otro sorbo de su café antes de tomar la taza consigo. — mamá, relájate. todo irá bien. me arreglaré rápido, ¿quieres hacerme mi cabello? papá también quiere — sabe que su madre amaba acomodarlos como quisiera; ¿quién era él para negarse? su padre solo lo mira con una mirada calmada, sabiendo que solo lo dice para hacerla sentir mejor. — si preguntan por tu hermana— la mirada del hombre va inmediatamente hasta su madre, odiaba ese tipo de situación. — está en la universidad, lo sé, ¿me puedo ir? — ambos asienten. se retira entonces, dejando un ambiente denso donde ambos adultos solo pueden intercambiar miradas. — oigan, los amo — y sabe que ese tipo de palabras tendrían peso para ambos, provocando que dejen sus cosas y vayan hasta donde está y lo detengan en un abrazo. besan su mejilla y, aunque se quiera quejar, sabe que en ese momento lo único que los mantiene cuerdos es él.
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navajja · 1 year ago
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1, 11, and 15 from this ask game
Hii thanks you!
1. Idk if i truly have an specific place i love the most but i love water sources a lot! In summer i went camping with friends to El bosque los brujos, I also went to Pichilemu and spend time at the beaches and this humedal, but my favorite trip was when i visited the Siete Tazas, absolutely gorgeous.
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11. I got the writers question a lot so i will name a different writers everytime:
Pedro Lemebel was a trans writer from the 70's absolutely fantastic, wrote about marginalized trans women who lived on times of dictatorship.
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15. I think chile should get some kind of price for making ridiculous memes
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yinnydegoxs · 1 year ago
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¿Amor o amistad? Parte 27
Tocó suave la puerta al notar que las luces ya estaban encendidas, con algo de suerte podría estar un rato hablando si su niño tardaba en llegar, escucho pasos, como arrastrando los pies y algún que otro gruñido o queja, era difícil saber cuál era.
—¡Papyrus! ¡Te dije como cincuenta veces que vinieras a las siete, no a las seis! —se quejó abriendo la puerta —¿Ah? ¿Doc.? —abrió el ojo, sorprendida.
—Lamento que mi visita sea en un horario tan madrugador.
—Bueno, estoy desayunando, pase, le haré un té.
—Gracias por recibirme.
Pasó dentro de la casa, la chica si bien estaba levantada hace poco, ya estaba con su usual camisa negra de tirantes y los pantalones de jean, no es que no tuviera otras ropas, ya había visto que usaba otras prendas, pero era relativamente parecidas. Dejó de prestar atención y se sentó en la silla libre que seguramente era para Papyrus, en nada le trajo una taza con un té de saco como los de su casa, caliente como el infierno, pero dulce y agradable a la vez.
Agradecía ser un esqueleto.
—¿Qué lo trae por aquí doc?
—Bueno, como no sueles ir tan seguido a Snowdin, no estas muy actualizada como Grillby, pensé en venir a traerte las noticias.
—¿Ha pasado algo?
—Digamos… que bastante, creo que no estarás feliz de escuchar esto, aun así…
Dicho esto, sacó su reproductor, decidió llevarlo solo por si acaso forzaban su oficina para robarlo, quizá alguno en un arranque de locura lo intentaría, se puso a reproducir la cinta. Podía notar como la joven se iba pasando de tranquila a mal humor, tenía una sonrisa torcida y un tic en el ojo así que era muy fácil de ver que aquello no le hizo ninguna gracia.
—¡¿Hace cuanto paso esta mierda?!
—Lenguaje Undyne —toma despacio el té —hace poco más de dos semanas, he hablado con su majestad sobre esto.
—¡¿Qué dijo el grandote?!
—No sé cuántas veces tengo que decirlo, no le digas grandote al rey —suspira y cambia el lado de la cinta. —Dijo que confía en mi para impartir el castigo.
Antes de seguir la conversación, se puso a reproducir la siguiente parte, para calmarla al momento de que se puso a escucharlo a él, no tardo ni dos minutos pasar de enojo a descojone total, escuchar como todos parecían alterados, quejándose de que iban a esclavizarlos por su estupidez era hilarante.
—¿De verdad Asgore sabe esto?
—Por supuesto, fue el primero en oír la grabación, aunque discutimos levemente un punto medio, pero ellos no lo saben, también el rey me dijo que eligiera el castigo adecuado cuando me tranquilizara, como si eso fuera a cambiar que los voy a tener trabajando como desgraciados.
—¿Aún no los has castigado?
—Estoy disfrutando de su desesperación y miedo de perder todos sus privilegios, debo decir que es maliciosamente divertido verlos tan aterrados.
—Es un monstruo muy cabrón cuando se lo propone.
—Cuando me tocan la moral —guarda su pequeño trasto —sigo enojado porque quizá tienen un poco de razón de todos modos.
—¡¿Ah?! ¿Qué demonios quiere decir?
—Ah, es decir, sé que Asgore no piensa así, pero puede que tengan un poco de razón por mucho que eso me moleste, —intento maniobrar sus palabras —es decir… no soy el monstruo más sociable, si soy demasiado estricto, frío y mi carácter normal es muy cerrado… además de mal humor quizá si sería un poco inaguantable.
—¿No le dijiste nada de esto a Asgore?
—Son inseguridades que no quiero que se entere, todos las tenemos, solo, a veces pensar en ello demasiado… ugh, es frustrante, quizá por ello Asgore nunca notó lo que sentía por él.
—Suficiente —clavó la lanza en la mesa, casi partiéndola —no suelte esa mierda de usted mismo y si va a hacerlo que sea con Asgore, merece saber cómo se siente, seguro lo mimara hasta que deje de pensar eso.
—Dios —se llevó una mano la cara, apenado —sé que su majestad me diría lo mismo, y quizá me regañe por no decirlo en el momento.
—Oh, por supuesto que va a regañarlo doc, yo ya lo estoy haciendo.
—En fin —guarda cuidadosamente el reproductor —también hay… otra cosita que debería mencionarte.
—¿Más noticias?
—Bueno, se trata de Alphys, como eres cercana a ella, supuse que te interesaría.
Tal como el esqueleto esperaba, aquello hizo poner bastante sería a la chica, solo decidió contar sus suposiciones, ya que no había pruebas concisas, aunque claro que eso era más que suficiente para encender el fuego. Sonrió amablemente y simplemente le pidió hacer un par de vueltas por el laboratorio en el día que él tenía prohibido entrar, solo por si alguno pensaba que estaban libres de hacer lo que quieran cuando no estaba para vigilar. También hablaron un poco de más de, quizá, dejarles de opción un único trabajo con la guardia real, tal vez un golpe de realidad y mucho, realmente mucho entrenamiento físico los haría extrañar el laboratorio si renunciaban.
—Oh, estaré más que encantada de enseñarles modales.
—Bueno, mantén ese ojo afilado… —terminó su té —quizá debas avisarle a Papyrus que hoy no estarás disponible, me ocupare yo de entrenarlo.
—Suena como un buen plan.
—Supongo que sí —suspire por lo bajo. —bueno, llámalo por favor, iré a casa ahora.
Su pequeña charla terminó y ambos salieron de la casa, sabía que había una alta probabilidad de que Undyne hiciera un desmadre digno de hacer que lo llamaran y rogaran que fuera en su día libre al laboratorio, sin embargo, no iba a ir en su auxilio, ignorarlos era lo más divertido de momento.
Suspiró por lo bajo cuando puso el primer pie en la nieve, habiendo pasado por uno de los puestos de los tantos puestos de Sans, rutinariamente se encontraba solo en el primero de todos, el más cercano a la puerta de las ruinas.
Negó con la cabeza, prefería mantener la puerta lejos de su mente.
—¡PAPÁ! —Se abalanzó sobre él.
Y como cada vez que lo tomaba desprevenido, ambos terminaban en la nieve por la fuerza del impacto, realmente no quería estar alerta con su niño, pero se lo estaba planteando.
—Hijo, ¿qué hemos hablado de tus “recibimientos”? —se sacudió la nieve una vez levantado.
— Que… ¿debería ser menos efusivo?
—Ah, —suspira —supongo que lo tomare como castigo por dormir en el sillón del laboratorio.
—Al menos dormiste esta vez.
—Se puede decir, mi cadera no está en la mejor condición —se endereza —en fin, ¿Undyne te llamó?
—Ah sí, dijo que le encargaste algo y que no tendríamos entrenamiento hoy, ¿qué le has pedido?
—Algunos en el laboratorio necesitan un… correctivo disciplinario y creí que Undyne sería la más capacitada para ello ya que es la capitana de la guardia real. Ahora, te toca entrenar conmigo Papyrus, veamos cuanto has avanzado.
Pudo notar rápidamente como las cuencas de su niño empezaban a brillar con fuerza, a la vez que lo tomaba de la mano y lo guiaba directamente a su campo de entrenamiento. Gaster prácticamente se dejó arrastrar por su niño, aunque, ¿quizá estaba un poco más emocionado de lo habitual? Tal vez había aprendido algo nuevo con Undyne y estaba ansioso por mostrar sus avances.
Cuando llegaron al sitio, el mayor se enderezó y se preparó para el combate, Papyrus lejos de sentirse intimidado por ello, empezó con sus patrones de hueso azules, aun cuando no eran sorpresa para su padre, si era prácticamente imposible salir “ileso” si no te quedabas quieto en el sitio y dejabas que pasen de largo, recordando claro que es una trampa estratégica, el esqueleto mayor plantó los pies en el suelo para no ser tirado de cara a la nieve como la primera vez.
Esquivar sus ataques posteriores era relativamente sencillo, tenía un patrón menos errático luego de la lluvia de huesos azules, más justo para el contrincante por desgracia, no le molestaría que fuera más injusto, pero sabía cómo era su niño y como haría justa una pelea o hasta dejaría de pelear si estaba por hacer un daño grave.
Cuando se quiso dar cuenta, su niño parecía estar en su discurso de su nuevo ataque especial, lo cual lo extraño enormemente mientras elevaba unos huesos detrás de él al hablar. Abrió por completo su cuenca sana cuando aquellos huesos cambiaban bruscamente de forma, fusionándose al final para formar la cabeza de dragón que había maquetado por última vez.
Él ni siquiera había encontrado el equilibrio de magia adecuado para poder formarla, ni el valor suficiente para poder arriesgarse a crear uno con los cálculos tan dispares.
—¡Papyrus! —no pudo contenerse a gritar.
Del susto, el joven cayó hacía atrás, enterrándose en la nieve y haciendo que aquello desapareciera, el mayor al darse cuenta se acercó a verlo.
—Nyeh, ¿qué…?
—¿Estás bien Papyrus? —el otro solo asintió —De… ¿De dónde aprendiste a hacer “eso”?
—Oh bueno, eso, n-no es que espiara e-en tu habitación ni nada de eso.
—Papyrus, ¿entraste a mi cuarto?
—Solo fui a buscar a Sans, no estaba en su cuarto ni en el mío ¡así que entre al tuyo porque sabía que estaba en casa! Estaba durmiendo en tu cama como el flojo que es… y vi eso en el escritorio junto a papeles… —junto los dedos nerviosamente —se parecía mucho al modelo que yo había dibujado… así que solo lo… tomé como ejemplo.
Gaster no sabía cómo reaccionar a ello, después de tantos cálculos y fallas, tanto él como Sans no habían conseguido una formula estable para crear los blasters, ni siquiera se habían atrevido a un prototipo mágico debido a que, con la nula vida de Sans, un error podría ser mortal. Miró a su hijo menor, que lo miraba entre nervioso y algo asustado, después de todo, él le había dicho que no entrara a su cuarto ya que podía traer material peligroso a veces porque no podía detenerlo por su día libre. Agitó la cabeza, estaba demasiado sorprendido y se dispersaba.
—¿Hace cuánto fue eso?
—B-Bueno, ayer.
—¡¿Ayer?! —se sobresaltó con los ojos brillando —¡¿Estás diciéndome que hiciste el modelo mágico en solo una noche?! —lo miró sin creerlo, tenía que ser una broma.
—¿Estás enojado por esto? N-No lo volveré a hacer.
Si antes pensaba que Papyrus era un prodigio, ahora lo había confirmado, quizá no era el mejor con las fórmulas y teorías, pero no había duda de que en el ámbito práctico era un genio sin comparación.
—¡NO! ¡Enséñanos a mí y a Sans como hiciste un modelo tan estable ahora mismo!
La mirada de preocupación del joven paso a una llena de emoción nuevamente, era una experiencia completamente nueva ser él quien enseñara a otros sobre cualquier cosa. Gaster no perdió su tiempo y llevo a Papyrus al área de trabajo de Sans, se tomaría un descanso obligado para variar, no podía perderse esto.
No tardaron más de un par de minutos en llegar al puesto de centinela, encontrando al esqueleto con la cabeza contra la madera, claramente dormido en su puesto, un buen grito de Papyrus lo hizo estar alerta al instante, mirando extrañado a ambos esqueletos.
—Hey doc, ¿a qué viene la junta familiar?
—Creo que será más fácil si lo ves, aunque no puedo asegurar que te guste.
Dicho esto, le hizo una seña a Papyrus, para volver a invocar aquella invención que tenía a los esqueletos mayores sin dormir por mucho tiempo. Sans, como esperaba, no estaba feliz de que su hermanito pudiera invocar el arma que ellos habían estado investigando, miró un poco al mayor, como esperando una explicación de porque él había hecho algo así.
—¿Algo que decir G?
—Antes de que me culpes, él lo aprendió de forma autodidacta, supo del modelo porque tú te dormiste en mi habitación y fue a buscarte, así que, ¿no serías tú el que debe decirme algo?
—No es mi culpa que todo esté en tu cuarto.
—Ni la mía que seas tan descuidado de caer rendido allí.
Ambos se miraron fijamente, sin querer dar el brazo a torcer, Gaster sabía que tendrían que contarle en algún momento a Papyrus que esa cabeza era el proyecto para un nuevo tipo de ataque, por desgracia, deberían hacerlo pronto. Al final ambos decidieron prestar atención al más joven, al menos para tener una idea de cómo generar sus propias proyecciones mágicas. Fusionar los huesos estaba bien, pero podrían eliminar ese paso fácilmente con algo de práctica.
Ya que el trabajo del esqueleto del medio no era precisamente muy exigente y que estaban en una zona medianamente aislada, poner manos a la obra no fue algo difícil, primero copiar al esqueleto más joven, quizá con algunos detalles diferentes, como en el mayor, que por alguna razón sus cabezas tenían las grietas que ahora lo caracterizaban, tal vez un efecto de su magia ya no tan fuerte, eso quizá traería problemas a futuro. Su hijo mayor parecía tener una mejor suerte con ello, pero después de algunas crear cuantas copias durante un tiempo, cayo rendido al sueño mientras estaba de pie, no es que fuera flojo, que también, si no que mantener una de aquellas armas invocadas por demasiado tiempo, consumían una estúpida cantidad de magia en un lapso muy corto. Arreglarían eso cuando aprendieran a disparar.
Cuando su magia también comenzó a agotarse, decidieron que lo mejor era parar, incluso el más joven necesitaba un descanso, aunque quisiera aparentar que no. Gaster dejó a Sans en su puesto, sabiendo que nadie vendría allí en un largo rato, así que podían estar seguros de que se quedaría ahí hasta la hora de salida o por lo menos hasta cuando le tocara un descanso.
Gaster pensó en ir al bar, pero en el fondo sabía que su niño querría cocinarle algo, siempre le hacía ilusión, así que, sacrificaría algunos puntos de vida a cambio de la felicidad de su niño. Al menos con el paso de las horas había tenido unas cuantas llamadas perdidas y mensajes de auxilio de parte del laboratorio, probablemente Alphys estaría un poco preocupada de porque Undyne de repente estaba causando algún lío allí pero ya tendría tiempo de explicarle.
—¡Prepararé el almuerzo!
—De acuerdo —intento sonar lo más neutro posible.
Se dejó caer en el sillón, resignado, le gustaría que su pequeño hubiese seguido la cocina con Asgore, aunque a veces podía pasarse de cocción, era mucho más pasable; aun así, reconocía que a veces encontraba alguna joya en sus invenciones culinarias, eran raras las veces que pasaba. Cerró los ojos un momento, realmente su magia estaba prácticamente agotada, no esperaba que traer aquello pudiera consumir tanta energía y magia cada que se invocaban, tal vez sería prudente aprender a cargarlas rápido, disparar y desaparecerlas al instante para optimizar lo mejor posible su uso, aparte de solo usarlas en un caso de emergencia.
Abrió los ojos de golpe cuando casi cae de frente, realmente había agotado todo lo físicamente posible, lo que le sorprendía era que su niño no estuviera cansado por ello, además de que tuviera aún energía para poder cocinar.
Tal vez valía la pena vigilar un poco.
Fue derecho a la cocina un poco curioso, por suerte no olía a quemado así que era buena señal; asomó la cabeza por el arco, encontrando a su niño cocinando, revolviendo probablemente fideos para que no se peguen, estaba bastante menos cansado que ellos o simplemente estaba haciéndose el fuerte como solía hacer.
Se acercó despacio a revisar, la comida se veía dentro de todo bien, aunque podría jurar que eso era sinónimo de alerta, como los niños callados, eso significa que están haciendo algo que no deberían y quieren ocultarlo. Miró con más atención los ingredientes antes de notar un pequeño fallo.
—Papyrus, sabes que debes usar tus lentes para cocinar, eso es azúcar no sal gruesa.
—¡Oh! Bueno, eso… pensaba hacer algo más dulce la salsa, ¡para variar un poco!
Gaster solo pudo hacer una mueca de sonrisa.
—Ah, por favor, apégate a la receta o Sans probablemente lo bañe en kétchup otra vez y sabes que no lo podrás detener.
—Nyeh, algún día encontrare su escondite de esa molesta salsa.
—Quizá lo hagas —no había que ser un adivino para saber que siempre llevaba atado uno debajo de su ropa, era práctico ser un esqueleto. —En fin, por favor usa tus lentes, tu vista se dañará más por el sobreesfuerzo.
—Bien papá… —suspiró con desgana yendo por sus lentes —estas cosas son odiosas, ¿cómo las aguantas?
—Nada que un poco de cinta no pueda solucionar.
—¡No lo decía por eso!
—Lo sé —no pudo evitar sonreír —es por tu bien, no podrás pelear adecuadamente si no ves a tu adversario.
Gaster tomo el azúcar de la mesa y lo alejo para acercar la sal en su lugar, solo por las dudas, antes de salir de la cocina, bostezando, no es que hubiese podido dormir mucho en casa de su majestad, no es que se quedara allí para eso. Agitó la cabeza antes de que los recuerdos volvieran a él, prefería no morir de vergüenza con alguno de sus hijos presente.
Volvió al sillón mientras esperaba a su tortura culinaria del momento, cerrando los ojos por un par de minutos, de verdad tendrían que calibrar mucho el malgasto de magia para no morir del cansancio y eso podría ser mortal en un combate, ya que su defensa bajaría.
—¡A comer!
Dio un salto en el lugar, llevando su mano al pecho del susto, antes de suspirar con cierta desgana, no sabía en qué momento se había dormido. Se levantó despacio para ir a sentarse a la mesa, al menos esperaba que fuera comestible o que no tuviera un sabor indescriptible si al final Papyrus había llegado a poner azúcar y luego sal en la comida.
Enredo con el tenedor los fideos con una salsa rosa brillante, lo cual no sabía si tener mucha confianza, aunque si sabía de dónde venía ese color tan característico, de ese maldito robot de la televisión y que tanto venía para arreglos y mantenimiento al laboratorio.
En serio no le gustaba para nada, pero su niño era feliz viéndolo, así que, se aguantaría.
—¿Puedo preguntar de donde viene este color tan extravagante?
—Oh, la nueva salsa de los comerciales de Mettaton la anunciaban ¡así que quise hacerla casera!
Se contuvo de dar su opinión sobre ello y decidió probar finalmente su nueva obra culinaria, podría decir que posiblemente Sans no podría comerlo, se sentía ligeramente arenoso y pastoso a la vez, no daba un sabor nada nítido, no podía encontrar que ingrediente base tendría, aparte del tomate. Terminó por tragar con dificultad, sintiendo que su barra de vida bajo apenas unos pocos puntos por la química de lo que había en el plato.
Definitivamente Sans debía comer fuera de casa hoy.
—Ah, creo que deberías averiguar la receta en lugar de adivinar Papyrus —se limpió un poco.
Sabía que era una mala noticia para su niño, pero cuando las comidas hacían daño, estaban completamente prohibidas por seguridad del esqueleto frágil, Papyrus solo miro a otro lado, derrotado por aquello y se levantó de la mesa, Gaster solo suspiró, Sans lo había consentido demasiado por lo que él a veces debía ponerles un freno a sus masacres gustativas.
No es que eso fuera fácil.
Tomó la dichosa salsa para botarla, quizá podría salvar los fideos pasándolos por agua, pero realmente no estaba de humor para ello; miró un poco para el salón, donde su esqueleto menor se había ido a ver la televisión, no es la primera vez que fracasaba en una comida, pero suponía que era un golpe a su orgullo fallar al punto de hacer daño. Se acercó al sillón y se sentó a un lado, no sabiendo bien que decir, aunque entendía lo frustrante que era el fracaso, era parte del aprendizaje y eso era algo que aún con los años, su niño no lo entendía, siempre quería que todo saliera bien.
—¿Era realmente tan mala?
—Mentir ahora sería poner en riesgo a tu hermano —suspiró con desgana —volviste a mezclar de forma peligrosa los ingredientes, Sans no podría comer eso ni con todo su kétchup disponible.
—Nyeh…
—No te sientas mal mi niño, solo no debes intentar adivinar una receta por cómo se ve, quizá tenga la apariencia, pero no el sabor, —lo mira unos momentos —¿seguro que no quieres tener clases con el rey de nuevo?
—Me gusta como enseña Undyne.
—Quizá su enseñanza no sea la más… óptima.
—Pero si no aprendo con ella no podré ser un guardia real.
Gaster solo pudo morderse la lengua, era claro que no lo quería en la guardia, no por falta de fuerza o magia, sino porque no era lo suficientemente sangre fría para matar a un humano y eso le costaría la vida en una pelea. Al final, solo pudo estar un rato más con él antes de que fuera la hora de dormir, por lo menos podía leerle su cuento favorito, por suerte con los años no lo habían dañado.
Suspiró por lo bajo cuando pudo dormir a su niño, había podido animarlo un poco con el hecho de su creación, aunque no tuvo el valor de decirle para que servían esas cabezas, tendría que hacerlo tarde o temprano, pero de momento, esperaría.
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Parte 26
Parte 28
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c-ovarrubias · 2 years ago
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𝙎𝙀𝙇𝙁 𝙋𝘼𝙍𝘼 LUGAR: alabaster. FECHA: la vuelta a clases tras la semana en asia.
Dani observa las fotos de Las Maldivas mientras está acostado en la cama. Las mira con atención, acaso pudiera imprimirse esa visión en los ojos suyos y quedarse ahí para siempre. El teléfono suena y aparece un número desconocido que el madrileño se sabe de memoria. Chasquea la lengua, asqueado, y termina por atender. Inspira profundamente antes de hacerlo, sin embargo, como si eso fuera a ayudar en algo, y cuando del otro lado se escucha un pitido, la voz de Daniel Covarrubias padre irrumpe con toda su potencia. Dani rueda los ojos, acostado en la cama antes de que sea el horario del entrenamiento. —No se te entiende nada. —Le suelta el de veintiuno, mirando por la ventana de la habitación que siempre se le antoja diminuta. No es como la de su pieza en Chamartín, ese departamento enorme de dos habitaciones y ventanales de alféizares negros que da a una intersección. Del otro lado del teléfono, los gritos sólo aumentan. Dani casi puede sentir la saliva golpeando su mejilla. —Te digo que no se te entiende.
Daniel, no Dani, Daniel Covarrubias también inspira profundamente desde su lado del celular, revolviendo la taza de café con fuerte atención ahí en la casona enorme de Madrid en la que su hijo se crió, el ceño tan fruncido que los dos ojos negros parecen más oscuros que de costumbre. La línea del entrecejo casi desaparece. Piensa, por supuesto, en todos sus errores. El principal, haberse agarrado a la madre del altanero que tiene del otro lado del teléfono. No hay cariño. Nunca lo hubo. Ni por él ni por la madre desaparecida. —No pienses que vuelves a Madrid.
Ahí, Dani se incorpora. Está descalzo y lleva una camiseta con el rostro de Dennis Rodman y un anillo de oro en el meñique de la mano que sostiene el celular blanco. —A Madrid yo voy cuando quiera. —Le espeta entonces, Dani también frunciendo el ceño desde su lado de la comunicación, la mirada puesta en la camiseta autografiada por Cristiano Ronaldo que le consiguió Agatha en Navidad. La camiseta es del Real Madrid y tiene un siete enorme en la espalda. Ahí, la firma del portugués. Es su sueño de toda la vida, nunca el de jugar con Cristiano si no el jugar contra él y hacer los despejes más increíbles de la historia del fútbol, Dani un cuatro como Fernando Hierro, que era la comparación en el club cuando estaba en las inferiores. Es lo que más quiere en la vida: jugar a la pelota. Hacerlo y ganar plata con ello, hacerlo y que la gente lo ovacione, escuchar a los comentaristas completamente idos con la capacidad y la perseverancia y la técnica de Dani, que de natural no tiene nada, de mágico tampoco: es puro temple. Si el padre piensa que Dani se creyó alguna vez el cuentito de irse a la universidad para enderezarse, lo toma por un idiota que no es. Dani sabe bien que está acá para perder sus mejores años de jugador, la veintena, tan especial. Y Dani se acomodó a ese deseo porque sabe que lo que le importa es lo que opine el Real Madrid, y quiere que el Real Madrid lo vea bien, que Florentino Pérez dé luego el pulgar arriba para traerlo de vuelta. No le importa si es por poca plata, nada le interesa. Sabe que el contrato millonario que iba a firmar a los dieciocho ya no es el que se vivirá al regreso.  — ¿Para qué me llamas?  —Indaga. 
Daniel toma del café, la mano temblorosa por la rabia. Si hay algo que a Daniel le importa, es su imagen. Siempre le ha importado, por eso es un tipo grande que sigue tomando total cuidado de sí mismo: siempre busca la mejor ropa, la mejor fotografía, la mejor gala de Navidad. Es un tipo que viene gastando la plata del apellido, esa plata construida por largas generaciones, para sustentarse su propio mundo. Por eso está feliz de haber desheredado a Dani, alegando conductas impropias frente a la jurisprudencia. No puede creer la mala suerte que tuvo con el hijo que tiene. De verdad no puede creerla. Si hubiera podido acallar a los periodistas que hablaron del embarazo, las cosas serían distintas. Le hubiera dado plata a la madre para que desapareciera de España.  —Estoy viendo el desastre que es ahí. Lo pasan por la tele.  —Y está preocupado, se siente acabado. Se siente diminuto y asustado, porque algo que ama es a su apellido, gastar la plata de su apellido, tener los contactos de su apellido, hacer donaciones a la intendencia madrileña, comprar obras de arte caras, hacer reuniones en la enorme sala de estar de la casona de Salamanca. — ¿Por qué quisiste cambiarte de universidad?
Dani no va a contarle de la ex algo. Le dolió tanto lo finita de su relación que decidió traspasarse a Portland. A eso nunca lo va a decir, sin embargo. A nadie.   Cambia de tema rotundamente, no responde a la pregunta que le hace.   —Van a hablar de mí toda tu vida.  —Sigue.  —Te vas a tener que hacer cargo y aceptarlo.  —Encoge los hombros, acaso el padre lo pudiera ver. Han hablado de Dani toda la vida, desde el momento en que llegó a la luz que había un embarazo en camino fuera del matrimonio en una familia aristócrata venida abajo. Hablaron de Dani cuando se escapó por primera vez de casa a los cinco años, hablaron de Dani cuando la policía lo detuvo la primera vez, cuando empezó a pasar las noches en Carabanchel, Latina y Malasaña, y hablaron de Dani cuando entró al club y no dejaron de hablar de Dani hasta que se fue. Ni si quiera dejaron de hablar de él ahora.  —No me voy a portar mejor por ti. —Sigue. —Ni por tu puta promesa de devolverme a Madrid. Yo a ti te quiero ver muerto. —Le contesta, rabioso, espetando contra el teléfono. Nunca le creyó la promesa, tan sólo la aceptó porque quería que el Real Madrid se tragara la narrativa también. En su momento, a Dani también le convenía. No creyó que iban a ser tres años, menos que llegarán los cuatro años en octubre
— ¡Y yo te quiero ver muerto a ti!  —Le retribuye, por supuesto, algo que su hijo ya sabe.  —Y por cómo va la mano, a lo mejor tengo suerte. —Pero está preocupado. El periodismo madrileño comienza a apuntar hacia él. Los epígrafes de las noticias periodísticas dicen: Aun con la relación dificultosa de padre e hijo, ¿no es insensible no traerlo a casa de vuelta? ¿Cómo es posible que un hijo esté en peligro sin que uno haga nada? Si bien Dani Covarrubias podría ser catalogado como un delincuente, también supo darle tres copas juveniles a las inferiores del Real Madrid...   —No vas a volver aquí. Yo no te voy a dejar. 
—Me da igual lo que quieras hacer. Voy a ir y voy a firmar y te vas a tener que aguantar.
Ahí hay una risa grácil, de esas que encantaban a las mujeres madrileñas cuando lo veían. Daniel Covarrubias padre tiene la mirada de su hijo y también la boca grande. Es alto, incluso si con la edad uno tiende a encorvarse, y lo único que lo avejenta es la línea del pelo, que ha recidido.  —Que si piensas que el clubcito ese tuyo te va a tomar de vuelta, estás loco.  —Y es un poco lo que Daniel padre siempre quiso, un poco lo que siempre deseó: que jamás llegara a la primera división. No se lo merece. Su hijo tiene un propósito y Daniel no. Nunca lo tuvo. Siempre fue un chico sin propósito salvo el de acumular arte, que es algo que le encanta, y el dar charlas suntuosas en su casona y coger con mujeres.  — ¿Tu mánager no ha hablado contigo? ¡Nadie te quiere en España, Dani! ¡Ni tu puto club te quiere allá! Con estas noticias —dice. —, con lo que pasa en Alabaster, y tú que te acostabas con una asesina... el Real Madrid no quiere saber nada contigo, hijo, ¿qué estás loco? —Hay una pausa diminuta, como si quisiera que Dani digiriera lo que acaba de decir. —Venga ya —y chasquea los dedos: —, despierta.  
Dani se ríe, pero de nervios. No los va a admitir nunca. De todos modos, su padre lo conoce bien. Sabe que son risas de nervios, y sonríe levemente a pesar del enojo. Disfruta de estas cosas. Normalmente, lastimar a Dani es toda una odisea. Sólo podría conseguirlo con algo como esto, que por cierto no es mentira. El Real Madrid no ha dicho nada oficial, pero sabe de buena fe que Florentino Pérez no tiene ganas de verlo de vuelta allí. Sabe que agradece el tiempo de Dani y los trofeos que trajo al club, pero eso es todo. Opina Florentino que podrá conseguir una buena vida jugando para Sudamérica. Incluso sería posible que su profesión llegue a la gloria en la liga saudí. Claro que a eso no se lo va a contar.  — ¿Y a ti quién te dijo? 
—Me contó un pajarito.  —Resuelve, llevándose la taza de café a los labios posteriormente. Toma durante unos segundos, después suspira como disfrutando y deja la taza sobre el platito diminuto a juego.  — ¿Recuerdas tu contrato?  —Pregunta.  —Once millones de euros por un delincuente de cuarta. Era muy injusto.  —Conviene Covarrubias padre, humedeciendo los propios labios.  — ¿Por cuánto dices que te compren ahora? 
Dos millones de euros más variables, a lo sumo. Dani lo sabe bien. Fue un cuasi ídolo pero no llegó a la primera división y han pasado casi cuatro años desde la vez que apareció en Estados Unidos. No es lo mismo. Es como jugar en tercera o cuarta. Inspira de vuelta, todavía más nervioso.  —No me llames más. 
— ¡Y si te llaman a declarar por lo de tu chica, no te quiero ver a ti llamándome a mí!
Cuelga y respira dos veces de forma muy profunda y el padre lo llama de vuelta. Dani rechaza el llamado. Lo llama otra vez, lo vuelve a rechazar. Lo vuelve a llamar, Dani apaga el teléfono. Total, son las casi las cuatro y debe ir a entrenar.
Con un poco de esfuerzo podrá levantarse.
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nekoannie-chan · 2 years ago
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Confesiones de amor
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Pareja: Brock Rumlow X Lectora mutante.
Palabras: 593 palabras.
Sinopsis: Brock confiesa sus sentimientos en la nieve.
Advertencias: Un poco de angst.
N/A:  Esta es mi entrada para Bri’s 200 (almost) Follower Celebration con la frase #7:
"Confesiones de amor en la nieve."
        Si te gusto por favor vota, comenta y rebloguea.
No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
Anótate en mi taglist aquí.
Otros lugares donde publico: Ao3, Wattpad, ffnet, TikTok, Instagram, Twitter.
Tags: @sinceimetyou​ @black23​ @unnuevosoltransformalarealidad​ @azulatodoryuga​
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Viste la nieve caer a través de la ventana, estaba cayendo más de la pronosticada, seguramente pronto se convertía en una tormenta, suspiraste, corriste a tomar tu bolso, debías ir a la tienda lo más pronto posible, o si no, no tendrían víveres para el resto de la semana y probablemente no podrían salir si la nieve seguía cayendo de esa manera.
Decían que las nevadas durarían una semana, seguramente cerca de la hora de cierre todo sería una locura.
Solo esperabas no quedarte atorada en medio de la nevada. Los avisos comenzaban a aparecer en las pantallas de los anuncios en la calle, ahí también indicaban que los negocios cerrarían a las seis de la noche y los caminos a las siete para evitar accidentes o que las personas se quedaran atrapadas a mitad de la tormenta.
Tenías casi cuatro horas para comprar todo y regresar a la Base, esperabas que los demás también regresaran a tiempo.
 Lograste salir justo antes de que el supermercado se volviera una locura, justamente estabas pagando los víveres cuando muchísimas personas comenzaron a entrar justamente para comprar víveres suficientes. Con rapidez guardaste las cosas en la cajuela.
La cantidad de nieve era muchísima más que cuando llegaste al supermercado, pero probablemente podrías regresar sin problemas. Faltaban dos cuadras para llegar a la Base cuando el carro se detuvo, viste en el tablero, ni siquiera había algo encendido, de hecho el carro estaba completamente apagado.
—Ay, no, no, no, esto no puede estar pasando —dijiste con frustración, no pensabas cargar todo lo que habías comprado hasta la Base, les hablaste a todos a su celular, pero nadie te contestaba.
Abriste el cofre, tal vez podrías encontrar el problema o no, te sobresaltaste al escuchar el ruido de un claxon, cuando viste quien era, te sentiste aliviada.
—¡Brock! —exclamaste con felicidad.
—¿Qué te pasó? —él preguntó con preocupación.
—Pues… no tengo ni la menor idea, esto simplemente se apagó —contestaste.
Él revisó con rapidez, fue por unas cadenas a su camioneta para poder arrastrar tu auto.
—No puedo arreglarlo aquí con la nieve, pero en la Base lo haré —te dijo.
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Después de que arregló tu auto, le diste una taza de chocolate caliente, afuera hacía muchísimo frío, pero solían caminar en el patio cubierto con la nieve cada invierno.
—Hay algo que siempre he querido decirte, bueno, desde nuestra primera misión juntos —Brock comentó.
—¿Qué? No me digas que venir a salvarme a mitad de una nevada —bromeaste.
Brock rio, tu sentido del humor era una de las cosas que le gustaba tanto a Brock.
—No, no exactamente. Creo que eres muy inteligente y siempre te preocupas por los demás.
—Todos ustedes son mi familia, no sé qué haría si no fuera parte del equipo. No después de que los X-men desaparecieron —dijiste.
—Debió de ser difícil, pero hay algo más que quiero decirte, es algo que no estaba seguro de poder sentir en algún momento, eres alguien muy importante para mí…
—Brock, me gustas —lo interrumpiste.
Desde que te salvó en aquella misión comenzaste a tener sentimientos por él, aunque también estabas confundida, nunca antes habías sentido algo así.
—Y tú a mí —él respondió.
Se vieron unos segundos, luego se besaron, pero el beso fue interrumpido por la nieve que cayó de un tejado.
—Vale, eso fue inesperado —dijiste y comenzaron a reírse.
—Será mejor que nos apuremos a regresar, no querrás que nos quedemos atrapados y nos congelemos —él tomó tu mano, a pesar de la nieve podías sentir la calidez de sus manos a través de la tela de los guantes.
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mroigrevista · 2 years ago
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BILLETE SOLO DE IDA
1ºC: Martina Durán
Invierno de 2010: el peor y mejor invierno de mi vida.
Hola, soy Emma, vivo en una casa en Wormwood, una pequeña ciudad en el norte de los Estados Unidos, con mis padres: Caroline y Michael, los quiero mucho y lo que más me gusta de mi madre es su tatuaje de mariposa en su ombligo. Soy una chica arisca, extrovertida, muy inteligente pero nada responsable. Siempre me dejo los deberes, la mochila e incluso alguna vez he olvidado ir al instituto, hasta que mi tutora se hartó y me expulsó durante dos semanas. Mis padres estaban furiosos y para desconectar y tomarse un descanso se fueron una semana a Canadá mientras yo me quedaba en casa sola, y durante esos días no me dejaron salir.
Durante el primer día de la expulsión se me congelaron los pies bajando las amplias escaleras de caracol que conducían al comedor. Una vez abajo, rápidamente me puse un jersey y unos calcetines navideños, ya que se acercaba la navidad. Acto seguido, preparé el desayuno: unas tostadas con mantequilla y miel y una taza de café con nata y caramelo. Mientras desayunaba, revisaba mi teléfono, tenía mucho sueño y me fijé en la hora que era, ¡las ocho de la mañana! Me llegó un mensaje de mi mejor amiga Gala, preguntándome por qué no estaba en el instituto, yo simplemente respondí que estaba enferma y después encendí la televisión y me senté en el sofá a descansar durante todo el día, sin hacer absolutamente nada. Pasó el día, ya eran las once de la noche y me dirigí a mi cuarto para leer e ir a dormir.
Después de la monotonía del día anterior, cada vez estaba más y más desmotivada, solamente era el segundo día y no podía más, necesitaba cambiar de aires. Ese mismo día, mientras desayunaba, otra vez café con tostadas con mantequilla y miel, encontré un papelito sobre la encimera de la cocina en el que había escrito un pequeño texto:<>. Juro que lo leí y releí pero seguía sin encontrarle el sentido, hasta que me fijé en las letras en negrita y las junté:
¿nciónetsa? Pero… ¡Esto no tiene ningún sentido!
Luego lo entendí:
Quizá si las mezclo… Esta… ¡estación N! Pero, en esta ciudad únicamente hay una estación y es la estación de Northwood… ¡Claro! Se refiere a la estación del Norte, cómo la de Northwood.
En ese momento, me dio la sensación de que se me abrieron todas las puertas de mis dudas, menos una: ¿por qué me estaba encontrando esos papeles? Y, ¿para qué eran?. Por lo tanto, tendría que encontrar la llave para esa puerta.
Al día siguiente, por la mañana, me puse manos a la obra e inicié la búsqueda de los horarios de los trenes y el más barato era a las siete de la tarde, aunque aún desconocía mi destino. Ya eran las seis y me hice la mochila en la que metí: una toalla y neceser (por si acaso), dinero, mi teléfono, un mapa de la zona, unas galletas y agua y bajé a la cocina para hacerme un bocadillo de tortilla para cenar.
A las seis y media salí de casa y revisé el buzón del jardín para asegurarme de que no había nada y de la nada encontré otro papelito y lo leí:
¿1·Pa.15,2·Mt.9NAM075? Esto es aún peor, solo me es conocida la última indicación, sé que es una matrícula pero no tenía ni la más remota idea del significado de la otra.
Cogí la mochila y fui yendo hacia la estación de tren para que no se me hiciera tarde y llegué justo a tiempo, el tren me esperaba allí. Estuve la mayor parte del trayecto intentando descifrar el mensaje del papelito pero no le encontraba el significado. Pasó mucho rato y se me ocurrió mirar al panel de paradas cuando vi una indicación que decía: ‘’ Próxima parada: StoneTown núm. 15’’ y allí lo entendí todo, se refería a la parada de tren. Dentro, no había mucha gente, la mayoría de asientos estaban vacíos y lo único que conseguía percibir era el rico aroma de mi bocadillo de tortilla, ¡se me hacía la boca agua solo con olerlo!
Una vez llegué, mi destino era un pequeño pueblo lleno de casas hechas de piedra (de allí el nombre), eran las ocho y media de la noche y en ese momento me encontraba en la plaza principal del pueblo. Me senté en uno de esos bancos de piedra duros y rugosos a comer mi bocadillo y a beber agua para descansar un rato. Luego me fui a dar una vuelta por el pueblo para explorarlo cuando pasé por una casa un tanto peculiar: era muy colorida y era de madera y al lado había una furgoneta decorada de mariposas y flores pero la matrícula me era familiar y tuve la idea de revisar la matrícula de mi papelito y… ¡Madre mía! Coincidían, me acerqué un poco más y me froté los ojos para asegurarme de lo que estaba viendo. Casi se me escapa un grito pero me salió una pequeña parte y eso alarmó a los dueños de la casa. Abrieron la ventana para ver lo que estaba sucediendo e intenté esconderme pero ya era demasiado tarde, me vieron. En ese momento mi cerebro solamente podía pensar en una frase: ‘’ Tierra trágame, tierra trágame’’. Ese vecino era muy generoso y me ofreció pasar la noche en su casa ya que las temperaturas por la noche eran bastante bajas. La verdad es que su hospitalidad era excelente y no me faltó de nada. Durante la noche dormí en el sofá de cuero, bien calentita.
Al día siguiente me desperté por el sol tan potente que traspasaba las cortinas del comedor y en la cocina estaba el vecino. Era un hombre mayor de unos setenta años, con barba y muchos tatuajes, uno de ellos una mariposa, el cual me recordó al de mi madre. En ese momento me dio nostalgia de cuando era pequeña y me salieron un par de lágrimas pero que acabaron siendo muchas más, el vecino vino y me ofreció un paquete de pañuelos y al abrirlo me encontré con otro papelito. Eso me levantó sospechas sobre el vecino pero lo dejé estar. Tardé unos quince minutos para cambiarme e ir a conocer el pueblo pero me acordé del papelito, me paré en un banco y lo leí: << StoneRock Mount>>
Creo que es la montaña que envuelve a este pueblecito, creo que tengo que subirla o algo parecido.
A esas alturas ya tenía claro como, más o menos, descifrar los mensajes de los papelitos así que me dirigí a la casa del vecino para coger mi mochila y subir la montaña. Una vez preparada, inicié la ruta, sinceramente no sabía a dónde iba, pero sí sabía que todos esos papelitos y toda esa historia tenía algo de sentido. La subida era bastante pendiente y me estaba cansando, iba haciendo pequeñas pausas para respirar y beber agua. Lo bueno es que el camino era totalmente recto y no había manera de perderse. Ya llevaba unos cuarenta minutos andando y, no sé el motivo, me notaba exhausta y mareada. De pronto comencé a ver puntitos negros hasta que noté que mi cuerpo empezaba a levitar. En aquel instante me hallaba suspendida en el aire y lo que yo veía era un fondo totalmente negro, un negro tan sólido que no podía ni percibir mi propia sombra. Estuve un breve momento mientras no pasaba absolutamente nada hasta que empecé a oír voces, voces que me eran familiares. Me recordaban a la de mi madre y mi padre, había otras voces pero para mí eran desconocidas, todo cambió cuando empezaron a salir imágenes en ese espacio negro, imágenes de quien parecía ser el vecino en las que salía una escena donde yo era un bebé y el vecino me estaba regalando a… ¡¿ Mis padres?!
Así que, el vecino era realmente mi padre, ¿¡ o cómo va esto!?
Pero ahí no acababa todo, el vecino empezó a hablar:
<Hola John, - dijo mi madre - mire, estoy embarazada de dos meses y estamos visitando este pueblecito, me gustaría tatuarme algo en el ombligo para celebrar mi primer embarazo, por ejemplo… una mariposa, ya que su furgoneta está personalizada con mariposas.
De acuerdo. - dijo John
Luego John dijo algo más:
Señores, os propongo un trato.
Diga John - dijo mi madre
Os regalo a la niña a cambio del tatuaje gratis, por cierto, yo la he llamado Gema pero si le queréis cambiar de nombre podéis.
De momento no nos interesa, gracias. - aceptó mi madre
Por lo tanto, mi madre se hizo el tatuaje y se fueron a… ¡¿StoneRock Mount!?
Súbitamente, las imágenes se desvanecieron. Pasó un rato y volvieron a aparecer, y esas las voy a describir un poco diferentes porque son bastante impactantes: Caroline y Michael, mis padres ‘’adoptivos’’, se dirigieron a StoneRock Mount
y justo en el punto donde estoy ahora mismo levitando, Caroline empezó a llorar de dolor y resulta que el bebé no se mantuvo con vida debido al tatuaje de mariposa. Después de ese momento Michael llevó a mi madre en brazos hasta la clínica más cercana. Allí estuvo unos días recuperándose y cuando estaba completamente recuperada salió y fueron a la furgoneta del tatuador otra vez.
Hola John, vengo a buscar a la niña, le llamaremos Emma si le parece bien.
Perfecto señores.
¿Así que esta es la historia de mi infancia? Aún no me lo creo. Estoy impactada.
Ya eran las ocho de la tarde y decidí bajar de nuevo al pueblo. Llegué a la casa del vecino, John, y le expliqué todo. Él, desde el principio, ya me había reconocido por mis ojos tan azules y lo que él quería era que yo lo descubriera por mí misma, y lo ha conseguido. De hecho he decidido que me quiero quedar aquí, en este pueblecito con John ya que es mi verdadero padre, pensando que mis padres me escogieron por una pérdida y no porque, en un principio, quisieran. Mañana tendré que volver a Wormwood a hacer maletas para mudarme aquí.
He intentado preguntarle a John sobre mi madre biológica, él no me ha querido responder así que supongo que me quedaré con esa duda. Ahora, solo me queda encontrar la llave de esa última duda y tendré todas mis puertas abiertas.
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maulenews · 4 days ago
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Anuncian proyecto de “playas populares” en Molina Noticias Región del Maule: La medida es impulsada por el alcalde Felipe Méndez, con apoyo de autoridades como su par de Río Claro, Américo Guajardo, y el Seremi de Bienes Nacionales, César Concha. Un innovador y llamativo proyecto se anunció en Molina, con la propuesta de “playas populares” impulsada por el municipio local, en alianza con la vecina comuna de Río Claro. Buscando brindar la oportunidad de disfrutar las bondades de la pre-cordillera a todos, sin importar su situación socioeconómica, la iniciativa se realizará en el sector aledaño a Radal Siete Tazas, buscando promover tanto un turismo sustentable y fomentar la economía local. De concretarse la medida, estaría implementándose desde la segunda quincena de enero, por lo que se vería incrementada notablemente la afluencia de visitantes hacia la zona. CAPITAL DEL TURISMO “Para nosotros es un tremendo desafío, porque así como el sueño de ser alcalde lo cumplimos, ahora viene el sueño de ser la capital del turismo de la Región del Maule”, partió diciendo el alcalde de Molina, Felipe Méndez. Es por ello que la máxima autoridad local aunó voluntades que permitan hacer realidad la iniciativa, puesto que “para nosotros, que las familias vuelvan a ocupar los espacios públicos, como las riberas de los ríos y de los esteros, es fundamental. También es importante lo que podamos hacer con los servicios y para eso nos reunimos con el Seremi de Bienes Nacionales”. Tras dar a conocer la información, el jefe edilicio partió a terreno con las demás autoridades, al tiempo que señalaba que “hay puntos específicos en los que haremos una inspección para ver los lugares que habilitaremos y esos puntos estarían en Puente Pancho, como también al otro lado del río, por lo que invitamos también al alcalde de Río Claro”. AUTORIDADES APOYAN Acompañando a la comitiva, el alcalde de Río Claro, Américo Guajardo, manifestó que llegó “con la mejor disposición, ya que, si bien nos separa el río, estamos solo a metros de distancia”. Tras partir hacia la zona pre-cordillerana, la autoridad indicó que “veremos en terreno nuestra colaboración, la que puede ser con maquinaria para limpieza también, porque la idea es entregar un lugar digno y acogedor, para mostrar la mejor cara de nuestras comunas”. En tanto, el Seremi de Bienes Nacionales, César Concha, comentó antes de emprender rumbo hacia Radal Siete Tazas que “es nuestro interés que los ciudadanos puedan disponer de los espacios públicos, que puedan llegar a disfrutar con sus familias de ríos, lagos y mar. Por eso, hemos podido articular una fiscalización con el objetivo de poder verificar los accesos del río Claro”. El profesional explicó que, luego de ello, identificarán “los nudos críticos donde hoy no existe acceso, para que, a través de un acto administrativo, podamos fijar el acceso y garantizar a todos los ciudadanos ingresar a playas de ríos, lagos o mar”.                . via https://ift.tt/ovjTf59 December 19, 2024 at 11:00AM
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bookishnerdlove · 19 days ago
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DCEVL – 34
Capítulo 34 – Cabello mojado   Parece que los lichis estaban secos, después de consumir siete u ocho de ellos, la mirada fría y espinosa de Ning Yin finalmente se suavizó un poco. Jugó con la taza que tenía en la mano y miró el espacio vacío detrás de ella. – “Señorita, ¿por qué no trajo a ningún asistente cuando vino hoy?” ¿No tenía miedo de que él aplaste su delicado y hermoso cuello mientras…
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hala2021 · 5 months ago
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El inicio de la tercera guerra mundial, parte 42 (esto es solo una historia inventada y una continuación del cuento «Las flores»)
Al día siguiente volví a la casa de Charo. Ya iba avanzando con el idioma coreano, y me encontraba en un segundo nivel. Ella, tan cariñosa, me había preparado un regalo, como un mantel bordado a mano. 
—Yo te traje un pan hecho sin harinas. Lo hice con arroz triturado en el molinillo. Necesitaba hablar con alguien de confianza. ¡Charo! El mundo se viene abajo. 
—Contame, Hala, ¿qué te dice Dios en tus sueños?
—Me impresiona el tema de los illuminatis. Igual, te cuento, no sé si lo que me cuenta Dios es verdad o mentira. Tengo miedo por mi frutilla. Dios me dijo que en el grupo de música hay dos illuminatis —le dije, aterrada.
—¿Quiénes? ¡No me asustes! Yo escucho la música de ellos. Sabés que me gusta el K-Pop.
—No sé, Dios no me quiere decir, pero yo siento miedo que a mi frutilla lo metan en esas sectas siniestras. En las jerarquías más altas de la élite, violan bebés y comen humanos, por eso ellos se ocultan. Pero están llenos de simbologías. Siento miedo, Charo.
—¿Y vos quiénes pensás que son del grupo? —me preguntó intrigada.
—No sé... Yo miro los videos, a ver si descubro alguna simbología. Trato de deducir, pero es difícil. Se ocultan tanto que ni los padres deben saber. Charo, tengo miedo por mi esposo.
—Bueno, todavía tu esposo no es, Hala.
—Estuvimos casados en el pasado, pero quiero contarte algo más abrumador —le dije. 
Y después seguí relatándole lo que había escuchado de mi hija cuando Dios le permitía hablar. Los muertos no tenían permiso de hablar con sus familiares, pero en mi caso yo era una excepción. 
—Mi hija me dijo que esos seres oscuros no tienen mucha energía, y que por eso necesitan comer humanos o se ponen debajo de las gradas de los escenarios o de los eventos como recitales de música. También debajo de templos religiosos. Ellos absorben la energía de esos millones de almas —seguí relatándole.
Incluso, mi hija me había pedido que no compre cerca de mi casa y me había dicho sobre el espacio hasta dónde está tomado por ellos. Me delimitó las avenidas. Ellos absorben mi energía y por eso quieren que compre sus productos. Y por eso yo camino muchas cuadras para comprar en lugares alejados de mi casa. Incluso, los tengo todos abajo de mi departamento, en túneles subterráneos. Y es porque ellos absorben mi energía. Después de la operación, yo tengo muchísima energía, lo que pasa es que eso no se ve. El 13, que es una parte de Dios, está reprimido y no tiene mucha energía. Por eso, necesita de millones de almas, para nutrirse. Dios me dijo que no despierte esa parte de Él. Me dio ciertas órdenes. Me pidió que no coma ni deje alimentos en la pieza. Y me explicó que no le hablara desde el baño. Yo le pregunté por qué, y Dios me dijo que se despierta esa parte del 13. Por lo general, la gente utiliza los baños para los rituales satánicos y terminan en la pieza, haciendo cosas oscuras y obscenas. Entonces, yo nunca llevo ni siquiera una taza de té al cuarto. Y para comprar los alimentos trato de ir lejos, pero a veces no tengo tiempo por el trabajo. 
—Hala, todo lo que vos me contás me hace pensar. Pero a mí me gustaría ir a un recital de K-Pop porque me gusta la música. ¿Dios te dijo que se ponen debajo de los escenarios?
—Parece ser que sí. Incluso en Qatar fue uno del grupo de música de mi esposo y bailó ahí, arriba del escenario. Los que bailaban con él se habían vestido raro, con anteojos que parecían de extraterrestres. Charo... Siento miedo por mi frutilla.
—¿Pero vos decís que el cantante que fue es illuminati?
—¡No! No sé quién es de ellos. Son siete y Dios me dijo que dos de ellos son illuminatis.
—¿No será tu frutilla? —me preguntó Charo. A mí me costó tragar el café. 
—¡¡¡No!!! lo agarro a palos, te lo juro —le dije.
Y seguimos practicando el coreano. Me había propuesto terminar el segundo nivel antes de la llegada del verano. 
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lavueltaalmundoen80platos · 7 months ago
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Perú
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En este post os enseñaré una forma sencilla de preparar uno de los platos nacionales más emblemáticos de este país, el ceviche.
Perú, ubicado en la costa oeste de América del Sur, es un país de rica historia y paisajes impresionantes. Aquí algunos lugares que no puedes perderte: Lima, la capital, conocida por su vibrante mezcla de lo antiguo y lo moderno, y su gastronomía mundialmente famosa. Cusco y Machu Picchu, donde puedes explorar la antigua capital inca y maravillarte con la ciudadela de Machu Picchu, una de las siete maravillas del mundo moderno. Arequipa, la "Ciudad Blanca", rodeada de volcanes, ofrece el Monasterio de Santa Catalina y el impresionante Cañón del Colca. El Lago Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, es hogar de comunidades que viven en islas flotantes de totora. La Amazonía Peruana, con Puerto Maldonado e Iquitos, te adentra en la selva amazónica, con su increíble biodiversidad. Las Líneas de Nazca, misteriosas figuras geométricas y de animales que solo pueden apreciarse desde el aire. Perú es un destino que combina historia, cultura y naturaleza de manera única, haciendo cada visita inolvidable.
RECETA
Ingredientes:
Pescado fresco (de carne firme, como corvina, lenguado o mero): 500 gramos
Limones o limas: 10-12 unidades (suficientes para obtener 1 taza de jugo)
Cebolla roja: 1 unidad mediana (aproximadamente 150 gramos)
Ají limo o ají amarillo: 1-2 unidades (según tu gusto por el picante)
Cilantro fresco: 1/2 taza de hojas frescas
Sal: al gusto (aproximadamente 1-2 cucharaditas)
Pimienta negra: al gusto (opcional)
Camote (batata) cocido: 1 unidad grande
Choclo (maíz) desgranado y cocido: 1 taza
Hojas de lechuga: para servir
Cubos de hielo: opcional, para mantener el pescado frío durante el marinado
Utensilios:
Tabla de cortar
Cuchillo afilado
Exprimidor de limones
Tazón grande de vidrio o acero inoxidable (evitar usar plástico o aluminio)
Cuchara de madera o silicona
Tazones pequeños para servir
Rallador fino o microplane (si decides usar el ají rallado)
Papel de cocina (para secar el pescado)
Colador (para enjuagar el pescado y el maíz)
Instrucciones:
Preparación del pescado:
Lava el pescado con agua fría y sécalo con papel de cocina.
Corta el pescado en cubos de aproximadamente 1-2 cm. Asegúrate de retirar cualquier espina que encuentres.
Coloca los cubos de pescado en un tazón grande y llévalos al refrigerador mientras preparas el resto de los ingredientes.
Preparación del jugo de limón:
Exprime los limones o limas hasta obtener aproximadamente 1 taza de jugo. Es importante no exprimir demasiado fuerte para evitar el sabor amargo de la cáscara.
Corte de la cebolla:
Corta la cebolla roja en juliana fina (tiras delgadas). Para reducir su picor, puedes enjuagarla bajo agua fría y escurrirla bien.
Preparación del ají:
Lava el ají y retira las semillas y venas si prefieres un sabor menos picante.
Pica el ají en rodajas finas o rállalo finamente con un rallador.
Marinado del pescado:
Retira el pescado del refrigerador y añade la sal, la pimienta, y el ají picado. Mezcla bien.
Vierte el jugo de limón sobre el pescado, asegurándote de que todos los cubos estén bien cubiertos. Añade los cubos de hielo si decides usarlos para mantener el pescado frío.
Deja marinar durante 5-10 minutos, o hasta que los bordes del pescado empiecen a blanquearse, pero el centro aún esté translúcido. El tiempo de marinado puede variar según el grosor de los cubos y tu preferencia personal.
Añadir la cebolla y el cilantro:
Añade la cebolla en juliana y las hojas de cilantro frescas al tazón con el pescado marinado. Mezcla suavemente para combinar los ingredientes.
Preparación de las guarniciones:
Cocina el camote hasta que esté tierno, pélalo y córtalo en rodajas gruesas.
Cocina el choclo, desgránalo y enjuágalo si es necesario.
Servir:
Coloca hojas de lechuga en tazones individuales para servir.
Añade una porción de ceviche sobre la lechuga.
Decora con rodajas de camote y un poco de choclo desgranado.
Sirve inmediatamente y disfruta de este delicioso plato peruano.
Notas:
Frescura del pescado: Es crucial usar pescado muy fresco, ya que se consume crudo.
Variante de ají: Si no encuentras ají limo o ají amarillo, puedes usar jalapeño o cualquier otro ají fresco disponible.
Tiempo de marinado: Ajusta el tiempo de marinado según tu preferencia personal; algunos prefieren un ceviche más marinado y otros menos.
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Espero que te haya gustado este post y nos vemos en el próximo!!!
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lileuph-milkybanana · 9 months ago
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Capítulo final
Se fueron a casa.
Hoseok se lamentó por el estado de sus plantas después de que fueron dejadas solas por casi una semana y revoloteó por la casa para revivirlas con unos cuantos toques. Yoongi hizo que lloviera en el invernadero, grandes gotas caían desde el techo, donde Yoongi había esparcido una manta grande de agua desde la manguera del invernadero.
-Puedo sentir eso, hyung -susurró Jimin con una mano en su pecho -tú magia.
Taehyung atrapó agua en sus manos, una piscina reluciente en sus palmas. -Yo también.
Era como un segundo latido, pensó Jungkook. Vida extra.
--
Se fueron a casa y Jungkook se acurrucó en la cama de Yoongi para besarlo. Para besarlo y besarlo y besarlo con sus dedos hundidos profundamente en su cabello negro y Yoongi respondió con sus propios dedos en la cintura de Jungkook, presionando lo suficientemente fuerte para dejar un moretón.
No habían hablado todavía sobre lo cerca que estuvieron del fin. Sobre el agarre frío de la muerte que Jungkook todavía podía sentir revoloteando por su espalda en medio de la noche, haciendo que la oscuridad se volviera pesada y sofocante.
Por ahora, tenía la voz gentil de Yoongi en su cabeza, susurrando te amo, y eso era suficiente.
--
Volvió a la universidad con una nota del hospital para excusar su inasistencia. Ninguno de sus profesores parecía impresionado y tuvo que realizar dos exámenes y terminar un ensayo que debía entregar en dos semanas.
Hizo que quisiera llorar un poco, al igual que el vacío de su departamento cuando por fin volvió para recoger más de su ropa. Su cabeza dolía sin la ruidosa presencia de los demás, y aunque sabía que era por el lazo (inestable e inseguro todavía, intentando recuperarlo), este lugar que sus padres rentaron para él se seguía sintiendo como un recordatorio. De todas las cosas que necesitaba decir, de las ataduras que todavía tenía, la cadena que iba desde aquí hasta Busan.
Todavía no, susurró su cobarde corazón. Les diría pronto, pero todavía no.
Empacó una maleta con casi toda la ropa de su armario, tiró a la basura toda la comida perecible que se pudrió en su refrigerador y dejó el resto en un bolso para dárselo a Seokjin. Luego, cerró la antigua y ruidosa puerta y se dirigió a la estación de metro sin mirar atrás.
--
-Bien -anunció Taehyung donde estaban todos amontonados. Eras las siete a.m de un martes en la mañana y estaban de pie frente a la Tienda Mágica, abrigados para combatir el repentino frío tardío de la primavera que descendió a la ciudad, como si el invierno quisiera enterrar sus garras una última vez antes de ceder ante el verano abrasador.
Taehyung tenía puestas las gafas de lectura de Yoongi en el puente de su nariz porque lo "hacían verse más inteligente" y un maldito portapapeles en sus manos que desenterró de algún lugar profundo de la tienda. -Gracias a todos por venir.
Nos arrastraste aquí, gruñó Yoongi en sus cabezas mientras se tomaba la segunda taza de café. Nos despertaste.
Cantando sonoramente Frere Jacque en toda la casa, canción que Jungkook todavía tenía en su cabeza, aunque no sabía si era su propia mente o si era de los demás. Todos estaban cansados, a excepción de Jimin, quien tenía que estar despierto por sus clases y era una de las razones por la cual se juntaron tan temprano, y un poco malhumorados, aunque había emoción en el fondo, también.
Usualmente la había, cuando se trataba de este extraño lazo que tenían.
-Por ciencia muy importante -dijo en voz alta Taehyung. Golpeó el portapapeles con un lápiz. -¿Estás listo, Kook?
-¿Por qué tengo que ser yo quien se mueva? -se quejó Jungkook. Solo había tomado una taza de café y sueños extraños lo mantuvieron despierto en la noche. Su cabeza se sentía estridente y sensible esta mañana y prefería volver a la cama y acurrucarse en Yoongi en vez de caminar por la ciudad para poder saber la extensión de su radio.
-Porque eres el factor común aquí -explicó pacientemente Taehyung -y es más fácil. Tenía mucho miedo como para pedirle a Yoongi-hyung que se moviera.
Yoongi bufó en su taza, pero Jungkook no podía decir si era en negación o afirmación. Probablemente afirmación, juzgando por la diversión que irradiaba de él en una ola calmada.
-Bien -dijo -¿en qué dirección primero?
-En esa -decidió Taehyung, señalando el Washington Square Park -buena suerte.
Jungkook suspiró y comenzó a caminar. Sintió como si estuviera en esos molestos comerciales que Seokjin le mostró una vez: camina unas cuadras, detente, ¿pueden escucharme ahora?
Recibió un sí mientras caminaba por fuera de su universidad y cuando llegó al parque. Esquivó la banca en donde Yoongi lo besó como si fuera un adiós y siguió caminando, ignorando el repentino sabor a ceniza en su boca.
Recibió un sí cuando llegó a Greenwich Village y a la estación Christopher Street. Su celular decía que había caminado cerca de dos kilómetros.
¿Ahora qué? Preguntó, debatiéndose si ir por una segunda taza de café. Pasó por un Starbucks hace unos minutos...
Entra al metro, Taehyung respondió de vuelta y suspiró, buscando la tarjeta del metro mientras bajaba las escaleras.
¿Hacia dónde voy?
Hacia el norte. Toma el tren 1 hasta la estación Penn.
Está bien.
Se subió en el maldito tren, aplastado contra la puerta por hombres y mujeres en trajes de negocio, estudiantes adormilados con su mochila en sus regazos, una mujer con un abrigo que parecía no saber mucho de moda, muchos hombres vestidos como si hubieran salido de la portada de un álbum de punk-rock y dos presumibles artistas que dibujaban furiosamente en sus cuadernos.
La estación Penn era un lugar caótico de ruido y cuerpos. Entró en Shake Shack, solo para liberarse de la corriente humana.
¿Pueden escucharme ahora?
(Tres kilómetros, decía su celular)
Sí, respondió Namjoon. Pero te estás desvaneciendo.
Suprimió otro suspiro y se preguntó si las 8 a.m. era demasiado temprano para un milkshake. Probablemente. Pero a la mierda. Se compró uno de frutilla con un monto excesivo de crema porque era un adulto, muchas gracias.
¿Por qué estás contando dinero? Preguntó Taehyung mientras buscaba en su billetera el monto exacto de dinero. ¿Estás comprando algo? Esto es ciencia muy seria, Jeon Jungkook, tienes que concentrarte.
Estoy concentrado, respondió de vuelta, aceptando el milkshake de la trabajadora. Estoy completamente concentrado.
Una pausa sospechosa. Bien.
Jungkook inclinó su cabeza para esconder una sonrisa divertida. Tenerlos en su cabeza podía ser molesto, pero la mayor parte del tiempo se sentía como si no estuviera solo, incluso en el caos de la ciudad de Nueva York en la hora punta.
¿A dónde iré ahora?
Un momento, por favor.
Estaban viendo un mapa, pensó. Probablemente en la pantalla quebrada del celular de Namjoon. Peleando sobre dónde enviarlo ahora. Encontró una banca y bebió de su milkshake en silencio para que pudieran decidir.
Bien, dijo finalmente Taehyung, sigue hacia el norte. Hasta la Calle 59.
El límite inferior de Central Park. Bien.
¿Metro?
Camina. Es un día bonito.
Lo era, soleado y brillante a pesar del frío que permanecía. No le importaba mucho y finalmente salió de la estación Penn y siguió su camino, con música en sus orejas y su sudadera.
¿Pueden escucharme ahora? Preguntó cuando pasó el Times Square.
Sí.
Y fue un sí todo el camino hasta la calle 58, justo en el Museo de Arte y Diseño hasta que su celular vibró en su bolsillo.
Taehyung [8:30 a.m]
Te perdimos
Revisó su celular. 6 km. Diablos.
Yoongi [8:31 am]
No lo he perdido?
Espera.
¿Puedes escucharme?
Sí.
¿Claramente?
Sí.
Taehyung [8:30 am]
Entonces sigue caminando kookie
Tragó una extraña ráfaga de vértigo ante el hecho de que Yoongi todavía podía escucharlo, aparentemente su lazo con Yoongi era un poco más fuerte que con los demás. Tenía sentido, considerando que fue forjado por fuego y a punto de morir, pero, aun así. Era agradable saber que aún tenían algo que era solo para ellos, por más que amara al resto de su extraño grupo.
Giró a la derecha y pasó por las puertas de Central Park. Yoongi se quedó con él por todo el camino del Museo de Historia Natural, el Great Lawn y el castillo Belvedere. Por la orilla de un lugar que nunca recordaba el nombre y la calle 97.
Entonces, su celular vibró.
Yoongi [9:16 am]
Ok ahora te perdí
10 Km. Casi el doble que los demás. Diablos.
Jungkook [9:17 am]
Wow
Namjoon [9:18 am]
Están literalmente a diez kilómetros de distancia y solo puedo ver a uno de ustedes pero SÉ que ambos están mirando su celular de manera cursi. Deténganse.
Taehyung [9:18 am]
Son amantes jóvenes namjoon-hyung déjalos vivir
Seokjin [9:19 am]
Por favor no les digas amantes jóvenes
Hoseok [9:20 am]
Ya que no pueden ver, les digo que Jin-hyung está haciendo muecas al celular
Taehyung [9:21 am]
Pero lo son! A pesar de que estoy bastante seguro de que no han tenido sexo todavía, o al menos no desde que volvimos del hospital porque DEFINITIVAMENTE lo habríamos sabido
Oh dios cómo va a funcionar ESO?
Vamos a tener que escuchar a Jungkook y Yoongi-hyung teniendo sexo en nuestras cabezas?
Soy un alma inocente, no firmé para este tipo de cicatriz mental
Yoongi [9:22 am]
Cállate
Por favor
Jimin [9:23 am]
Al menos yo y Tae no estamos teniendo sexo o tendríamos un problema real en nuestras manos
Taehyung [9:24 am]
Sí, todos deberían agradecerle a Jimin por ser tan genialmente asexual
Jimin [9:24 am]
Toda la maldita razón
Hoseok [9:24 am]
Ahora jin-hyung y joonie corrieron a buscar café
Jungkook [9:25 am]
Voya tirar mi celular a este lago
Taehyung [9:26 am]
Creo que técnicamente es un embalse
Y no te preocupes kookie, si tú y yoongi-hyung quieren tener sexo todo lo que tendremos que hacer es asegurar que estaremos a seis kilómetros de ustedes mientras lo hagan
Pueden mandarnos un mensaje cuando terminen
Jungkook [9:27 am]
Oh por dios
Yoongi [9:27 am]
DETÉNGANSE
Sigo de pie a su lado
También deja de sonreírme así
Y deja de hacer eso con tus cejas
Anda a clase, mocoso
Tú también Jimin, no veo qué es tan gracioso
Hoseok deja de alentar este comportamiento
Taehyung [9:28]
Claro hyung
Aunque, crees que el sexo sea diferente a un lazo mágico?
Deberían experimentar y hacernos saber qué encuentran
Por la ciencia
Esto es algo revolucionario
Esto es
Hoseok [9:28 am]
Y Yoongi explotó
Puedes volver ahora Jungkook-ah
Taehyung corrió hasta el metro
Después de que Yoongi le lanzara café frío
Voy a volver a la cama
Jungkook enterró su cara ardiente en sus manos y se rió, sin poder evitarlo. Dios, todos eran unos ridículos.
Y no ayudaba el hecho de que había pensado sobre tener sexo con Yoongi por mucho tiempo. Sobre tener más. Sobre la piel en los muslos de Yoongi y sus caderas y en su espalda. En sobre cómo se sentiría, cuál sería su sabor, sobre lo bueno y aterrador y bueno podría ser.
Pero ahora no era el tiempo correcto. Estaba en medio de Central Park y tenía un largo camino hasta la casa. Y una clase a las once a la cual no podía llegar tarde.
Abrió su mapa para ver cuál era la mejor forma de devolverse.
El tren todavía estaba lleno, pero logró arreglárselas para encontrar un asiento en el rincón, rodeado por todos lados por un grupo de turistas japoneses y se puso sus auriculares para ahogar su conversación y el movimiento del tren a su alrededor, la presión de tantas emociones juntas.
No tomó mucho hasta que una voz familiar entró en su cabeza.
Bienvenido de vuelta.
Cerró sus ojos y sonrió.
--
La primavera continuó su marcha hacia el verano mientras los días pasaban, Jimin y Taehyung gradualmente se pusieron más frenéticos y privados del sueño y generalmente desesperados.
-Nunca vayas a la universidad -le dijo Taehyung, rodeado de docenas de diseños rechazados. Parecía que su cuaderno había vomitado en la mesa de la cocina. Incluso había uno atrapado en la lámpara arriba de su cabeza.
-Estoy en la universidad -le recordó Jungkook, sacando cuidadosamente el jarrón con café donde descansaba cerca del codo de Taehyuung. Estaba en la cuarta y ya comenzaba a vibrar un poco. Además de que su mente estaba frenética y resonaba contra la de Jungkook y sabía que estaba tensando al resto.
Sin saber qué más hacer, envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Taehyung y descansó su barbilla arriba de la cabeza de Taehyung. Todos lo habían consolado tanto estos últimos siete meses, supuso que ahora era su turno. -Estará bien, Tae. Eres increíble en esto. Y modelaré para ti, ¿recuerdas? A pesar de lo mucho que me aterra.
-Voy a asegurarme de que tengas todos los malditos ojos de la habitación en ti -murmuró Taehyung, tomando su quinto lápiz y su tercer cuaderno. -Solo espera, Kook -sonaba vagamente como una amenaza.
-Creo en ti -le aseguró Jungkook.
-Quiero que Yoongi camine por la pasarela también -continuó Taehyung, lo que no era...una sorpresa, de hecho, considerando lo seguido que Yoongi modelaba la ropa de Taehyung durante el proceso del diseño. Siempre con una mirada exasperada en su cara, pero una paciencia infinita. Incluso cuando Taehyung rompió las faldas e hizo que Yoongi se pusiera almohadillas en sus caderas para poder tener el ajuste correcto. -Pero no estoy seguro de cómo preguntarle.
-Solo hazlo -dijo Jungkook -te ama.
Yoongi los amaba a todos ellos, Jungkook siempre podía sentirlo, una capa bajo todo lo demás, una parte silenciosa de lo que Yoongi era. Estaba ahí incluso cuando les rodaba los ojos o se quejaba sobre que tenían mucha energía o cuando estaban siendo demasiado ruidosos o cuando se comían todo su cereal.
Taehyung hizo un sonido extraño. -Sigue siendo intimidante.
-No deberías estar tan preocupado -dijo Jungkook, tirándole de vuelta algunas de las palabras de Taehyung de hace unos meses -Es solo Yoongi.
Taehyung se rió, entendiendo la referencia -Sí -dijo, sacudiendo su cabeza -es solo Yoongi.
--
Al final, Taehyung le preguntó a Yoongi durante el desayuno una mañana, justo cuando acababa de morder su tostada. Simplemente lo soltó para que Jimin, Yoongi y Jungkook escucharan. -¿Modela para mí en mi presentación de último año, hyung?
Yoongi se atragantó, brevemente y migajas de tostada cayeron en el plato. Sus ojos estaban muy abiertos, un poco aturdido, pero Jungkook sabía por la sorpresa en el pecho de Yoongi, por la oleada de felicidad que le siguió, que no era una mala expresión.
¿De verdad quieres que lo haga?
-Sí, hyung -respondió Taehyung, serio.
Yoongi mordió su labio. Miró hacia abajo, donde la manga de su sudadera cubría hasta la mitad de su mano. Pero...las cicatrices...
-Nadie los verá -insistió Taehyung, viéndose como si quisiera estirar su mano y posarla en el hombro de Yoongi, pero se estaba conteniendo -Lo prometo, hyung. Me aseguraré de que se mantengan cubiertas.
¿A pesar de que es una colección de verano?
-Los abrigos están a la moda todo el año -dijo Taehyung y Yoongi por fin sonrió.
Bien, entonces.
Taehyung dejó salir un grito y se abalanzó hasta Yoongi para abrazarlo, quien alejó su tostada para protegerla del impacto del cuerpo de Taehyung.
-Hyung -dijo Jimin desde donde veía con una expresión divertida lo que ocurría -Taehyungie se me adelantó, pero ¿podrías tocar el piano para mi presentación, también? Pensé que sería más genial si bailaba con música en vivo.
La boca de Yoongi se abrió y el pecho de Jungkook se apretó con del eco de todo lo que Yoongi estaba sintiendo: asombro, alegría, amor, incertidumbre.
¿En serio?
-Sí -le aseguró Jimin.
-Deberías decir que sí -dijo Taehyung, amortiguado porque su cara todavía estaba en el cabello de Yoongi.
Sí, articuló Yoongi mientras asentía.
Jimin sonrió, Taehyung gritó de nuevo y fue una buena mañana.
--
Sentía que se estaba quedando sin buenas mañanas, sin embargo, porque ya casi era final de semestre y sus padres lo estaban persiguiendo para conversar, queriendo sentarse y planear su regreso a Busan por el verano.
Se estaba quedando sin tiempo y los iba a perder, sabía eso. Se preparó a sí mismo cuando volvió a su departamento una tarde, cuando se puso sus guantes y dejó su computadora en su escritorio, abriendo skype. Por lo menos estaba el consuelo de Yoongi, quien estaba buscando café en la tienda de al frente.
Jungkook-ah, una chica acaba de escribir su número en mi café.
Sonaba tan desconcertado que logró esbozar una sonrisa débil y temblorosa en la boca de Jungkook.
Eres atractivo, hyung, ¿cuántas veces tengo que decírtelo?
(Probablemente muchas más, lo sabía, porque había inseguridades enterradas en lo profundo de Yoongi como raíces espinosas, plantadas por gente que se suponía debían amarlo. Quizás Jungkook podía entenderlo.)
Seguro, pero no el atractivo para recibir interés de extraños. Ese eres tú. O Jin-hyung.
Jungkook no pudo contestar porque el sonido distintivo de Skype llenó su departamento. Tomó un suspiro tembloroso y aceptó la llamada.
Estoy aquí, le dijo Yoongi. Estoy justo aquÍ, Kook.
--
Le contó todo a sus padres. Lo sacó todo de su pecho en un largo torrente: su magia, la tienda, la casa, el lazo, Yoongi.
Lo amo, dijo a través de sus lágrimas a las caras endurecidas de sus padres, y él me ama. Somos felices.
Pero no era suficiente. Sabía que ellos siempre quisieron que fuera perfecto, no feliz. No él mismo. Aplastó todos sus sueños, todo lo que esperaban que fuera y podía ver esa devastación, la pena incluso sin su habilidad.
Pensó que no era nada comparado con el desierto en su propio pecho cuando anunciaron que ya no podían apoyar esas "opciones de vida". Cuando dijeron, con firmeza aterradora, que lo iban a cortar. Que hasta que no se recompusiera, ya no era bienvenido en su hogar, ya no recibiría su apoyo financiero, que ya no era su hijo.
Y lo esperaba, lo hacía, pero aun así dolió como una herida de bala. Como el corte de un cuchillo en sus costillas, cortando hasta sus pulmones.
-Está bien -dijo, y su voz sonó estable y sus lágrimas no cayeron porque Yoongi todavía murmuraba estoy aquí aquí aquí te amo estoy aquí y era más fuerte ahora, más fuerte de lo que jamás pensó. Lo suficientemente fuerte para sentarse derecho. Para erguir sus hombros. Para mirarlos a ambos a los ojos y mostrarles que, por primera vez en su vida, ya no les tenía miedo. -Lo entiendo. Adiós.
Colgó antes de que pudieran decir algo. Todo su estómago se sentía golpeado. Su pecho, Su interior.
Se quitó los guantes de sus manos y los lanzó por la habitación. Los vio golpear la pared con un sonido satisfactorio y se recordó a sí mismo respirar. Dejarlo salir despacio. No estaba solo e iba a estar bien. Quizás más que bien, a largo plazo, al final.
(Casi morí, les dijo y todo lo que preguntaron fue sobre su magia.
Lo amo, dijo de Yoongi y todo lo que querían saber era las formas en las que Yoongi lo corrompió.
Soy feliz, insistió y en todo lo que se enfocaron era en el peligro que podía ser para los demás.)
Puso su computadora en su mochila y miró una vez más el departamento vacío. Sus padres compraron todos los muebles y estaba su nombre en el arrendamiento. Los dejaría arreglar todo para que lo sacaran de sus vidas.
Dejó las llaves en el escritorio, se puso la mochila en sus hombros y bajó las escaleras al primer piso. Caminó hasta la calle, cruzó las puertas de un tranquilo café en la esquina y se lanzó a los brazos de Yoongi.
Te tengo. Yoongi depositó un beso cálido en su mejilla, en su mandíbula, se puso de puntillas para rozar sus labios por la cien de Jungkook, también. Te tengo, amor.
Lo sé. Jungkook se hundió en su cuerpo, besó la piel expuesta del cuello de Yoongi que no estaba tapada por su bufanda. Lo sé.
Iban a estar bien. Ahora mismo, estaba sufriendo un poco, pero pensaba que eso era natural. Pensó que los demás lo entenderían y lo apoyarían y, honestamente, valía la pena. Eran sus padres y una parte de él probablemente los amaría por siempre, a pesar de todo lo que hicieron, de todas las formas en las que lo dañaron, pero ya no les debía nada.
La cadena se había ido.
Era libre.
--
Se fueron a casa y Jin los recibió en su forma de gato, se acurrucó en el regazo de Jungkook cuando se sentó en el sofá y restregó su cabeza esponjosa en la mandíbula de Jungkook. Abrazó a Jin, tranquilizado por la suavidad de su pelaje.
-No creo que me amaran alguna vez -susurró en el silencio de la habitación, a todos los chicos que se habían juntado, a Yoongi quien estaba a su lado con sus dedos enterrados en el cabello de Jungkook -No de la forma en que yo quería.
-Bueno, nosotros te amamos -dijo Jimin, apretando la parte trasera de su cuello -mucho.
-Y sé que eso no arregla todo... -añadió Namjoon, y había enojo en lo profundo de su corazón, como un dragón enrollado.
-Ayuda -le aseguró Jungkook, desacostumbrado a tener el enojo de alguien más, a alguien que lo amara lo suficiente para que se enojara por las cosas que le hacían daño. -Ayuda mucho.
Se sentía inadecuado el comprender todo lo que significaban para él, todas las formas en la que lo habían salvado y continuaban salvándolo y haciéndolo más fuerte y simplemente...mejor. Mucho mejor. Pero creía que lo entendían, podían sentirlo, a través del lazo o por cualquiera sea la expresión que tenía en su rostro. Las lágrimas que se habían juntado que tenían poco que ver con la tristeza.
Jin ronroneó, lo suficientemente alto para escucharlo y los dedos de Yoongi se hundieron más en su cabello y el enojo de Namjoon se durmió y todo su amor quemaba y estaba...bien.
Más que bien.
--
Terminó el semestre porque ya estaba pagado y dudaba que sus padres fueran lo suficientemente mezquinos para decirle a su universidad que ya no iría a clases, ni siquiera estaba seguro de que fuera legal hacer eso cuando ya tenía veinte años.
-¿Cuáles son tus planes para el otoño? -preguntó su consejera académica en su última reunión, después de que todos sus exámenes terminaron y todos sus ensayos fueran entregado, cuando sus notas estaban calculadas e impresas en el papel que se encontraba en sus manos.
Tenía lentes que siempre se encontraban en el borde de su nariz y el pelo más enrulado que Jungkook había visto, era una masa larga de pelo castaño que caía en sus hombros como una cascada. Siempre fue amable con él y eso era todo lo que podía decir. -No lo sé. No puedo seguir aquí. Mis padres...no seguirán pagando.
Ella elevó una ceja tupida pero no lo presionó. -¿Entonces te retirarás?
-Eso creo -susurró y el admitirlo sabía pesado en su lengua, como fracaso. A pesar de que odiaba negocios, seguía queriendo un título. Sabía que estaría arruinado sin uno, probablemente, aquí o en Corea.
-Si no te retirarás, ¿qué quieres hacer?
Había pensado sobre esto, en sus sueños más imposibles, mientras estaba despierto y observando el techo de la habitación de Yoongi, intentando construir un futuro entre grietas que Yoongi insistía que necesitaba enyesar.
-Transferirme -dijo. Intentó no retorcer sus manos en su regazo. -A la Tisch School of the Arts. Su programa de cine. Si es que pudiera entrar. Creo que...quiero hacer documentales.
Había tantas historias que necesitaban ser contadas, tantas personas sin voz. Siempre había querido darles una, darse una a sí mismo, desde que fue silenciado cuando era niño.
La sonrisa de su consejera era simpática, sin desviarse a lamento. -Bueno, tus ojos definitivamente se iluminaron cuando dijiste eso -le pasó el papel con sus calificaciones y comenzó a escribir en su computadora, el sonido de sus dedos delgados era fuerte contra las teclas -Aquí -dijo después de unos momentos -déjame imprimir unas cosas para ti.
Como si fuera una señal, la impresora en la orilla tomó vida con un sonido. Le entregó más papeles. -Estos son los requisitos de ingreso para Tisch. Y sus plazos establecidos. Y esto -escribió un nombre y un número en una hoja naranja brillante y la pegó arriba de la hoja -es el nombre y número de uno de sus profesores de cine. Un chico genial.
-Yo... -no estaba seguro de qué decir. Era un sueño sin sentido, eso lo sabía, pero de todas formas guardó cuidadosamente los papeles en su mochila. -Gracias.
-Tus calificaciones no son las más brillantes -continuó, subiendo sus lentes. Se bajaron enseguida. -Pero deberían cumplir sus requisitos. Te perdiste el plazo para la admisión para transferirte, pero llámalos. A veces aceptan admisiones tardías.
-Gracias -repitió -por todo.
Estiró su mano por arriba de la mesa para estrechar la suya. Su palma estaba seca contra la suya y fue rápido, un movimiento hacia arriba y abajo, pero aun así captó el buen chico ojalá lo logre y sonrió sin poder evitarlo. Le sonrió de vuelta.
--
De vuelta en casa, puso los papeles en el cajón del escritorio que era de Yoongi y que se convirtió en el de ambos, los enterró en medio de cables de audio y sintetizadores polvorientos y se dijo a sí mismo que se olvidara de ellos.
Se podían quedar en el cajón, junto a los sueños incumplidos de Yoongi.
--
La presentación de Taehyung era un viernes por la noche, junto con los otros estudiantes que se graduaban. Era un tornado atrás del escenario, yendo de modelo a modelo con sus alfileres en su boca y cinta en su espalda y una mirada maniática en sus ojos que Jungkook se había acostumbrado a ver en las últimas semanas. Sus pensamientos estaban salvajes, pero enfocados, como un enjambre de abejas, y no ayudaban con los nervios que comían el estómago de Jungkook.
Pero sonrió por Taehyung, intentado verse confortante mientras dejaba que Taehyung le pusiera el primero de los tres conjuntos que usaría. Había dos modelos más aparte de Yoongi y él, dos mujeres tan altas que Yoongi las miraba con algo cerca a desanimo y Jungkook tuvo que esconder la risa atrás de su manga.
Una de ellas maquilló a Jungkook, delineador, rímel y sombra de ojos dorada que admitía lo hacían ver increíble cuando vio su reflejo en el espejo. La ropa era suelta y fluida y colorida, todo el conjunto gritaba Taehyung, y viendo el resultado final, pensó que podría hacer esto.
-Definitivamente serás capaz de hacer esto -le dijo Taehyung, arreglando su cabello.
-Quédate fuera de mi cabeza -bufó Jungkook.
Taehyung lo pinchó. -No puedo. Tú culpa -le guiñó un ojo, sin embargo, y no había malicia en sus palabras. -¡Oh! Yoongi-hyung -arrastró a Yoongi hacia ellos y el corazón de Jungkook se detuvo porque se veía tan bien, Yoongi se veía etéreo. Alguien enruló su cabello negro y lo maquilló con tonos plateados a diferencia de los dorados de Jungkook, y Taehyung dejó un sombrero de ala ancha blanco es su cabeza con una brillante sonrisa.
-Ambos se ven increíbles, de nada. Ahora salgan y hagan que mis profesores se desmayen, ¿está bien?
Yoongi lo miró, un reflejo de los nervios de Jungkook y Jungkook estiró su mano para sostener la suya fuertemente. Lo quería besar, también, pero no se atrevía a arruinar el maquillaje que fue cuidadosamente aplicado. -Tae nos hizo caminar en modo de práctica como quinientas veces en la última semana. Podemos hacerlo, hyung.
Cierto. Dijo Yoongi y apretó su mano de vuelta. Hagamos esto.
--
A pesar de sus nervios abrumadores, lo hicieron genial, según Taehyung. Genial.
-Muchas gracias -dijo después de que terminara la presentación, intentando abrazarlos a ambos al mismo tiempo. Su pelo estaba alborotado, de alguna inexplicable manera tenía lápiz labial en su mejilla y muchos alfileres en su manga y se veía mucho más feliz de lo que Jungkook había visto antes.
Yoongi estiró su brazo y alborotó más su cabello.
Estoy realmente orgulloso de ti, chico.
Taehyung sorbió por la nariz y sonrió de nuevo, más inestable pero no menos sincero y enterró sus dedos en la parta trasera de la sudadera de Yoongi.
Gracias, dijo, a través del lazo esta vez, solo para ellos.
Estoy orgulloso, también, añadió Jungkook porque sentía que su pecho iba a estallar por la fuerza de ellos. Sé que eso no significa tanto como cuando lo dice Yoongi-hyung-
-Significa mucho -lo interrumpió Taehyung, con los ojos sospechosamente brillosos. Depositó un beso en la mejilla de Jungkook. -Definitivamente significa mucho, Kook. Los amo a ambos. Un montón.
Y luego se giró y besó la mejilla de Yoongi, también, ignorando el graznido sorprendido y Jungkook se sentía lo suficientemente ligero para flotar, impulsado por la alegría y el amor que podía sentir irradiando de Taehyung en un ola feroz y brillante.
--
La presentación de Jimin fue dos días después y todo lo que Jungkook podía pensar desde la audiencia era que nunca había visto a Jimin bailar así, tan fluido y elegante como el agua. Era solo él y Yoongi en el escenario, lo blanco del piano contrastaba con el conjunto negro de Jimin. Estaba descalzo y su cabello brillaba bajo las luces de escenario. Jungkook estaba fascinado por la forma en que se movía, por la curva de los hombros de Yoongi sobre las teclas del piano, por el arte que creaban juntos.
Cuando la canción terminó, la última nota desapareciendo lentamente, Jimin hizo una reverencia al centro del escenario. Taehyung se puso de pie sobre su silla, moviendo el ramo de flores que compró hasta que Jimin se sonrojó y enterró su cara en sus manos.
Estuviste increíble, le dijo Jungkoook sobre el clamor del público, eres tan increíble.
Gracias, respondió de vuelta Jimin, sus ojos aterrizaron en él y le dio una gran sonrisa. Y a ti también, Yoongi-hyung.
Cuando quieras, Jimin-ah, dijo Yoongi, suave suave suave. Lo sabes.
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Afuera del teatro, Taehyung llenó la cara de Jimin con besos, declaró su amor y admiración lo suficientemente fuerte para que toda la calle lo escuchara sobre la risa de Jimin y Jungkook casi quedó ciego por su esplendor. No necesitaba la habilidad de Taehyung para saber que su futuro estaría junto a las estrellas en alguna parte.
Y no le importaba, sinceramente, tener sus pies en el suelo. Estar atrapada aquí abajo mientras ellos se elevaban.
Pero su pecho dolía, con un qué podría haber sido que permanecía y no se sorprendió cuando los dedos de Yoongi se entrelazaron con los suyos. Yoongi lo atrajo para besarlo y había comprensión en eso que no era exactamente dolor.
Reconocimiento, quizás, de cosas que no habían notado todavía. De sacrificios, tanto voluntarios como forzados.
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-Tengo miedo -le susurró a Yoongi una noche. La ventana estaba abierta y el ventilador del techo giraba lentamente arriba de ellos. Todavía podía sentir las sábanas pegadas a su espalda a través de su camiseta. En una casa así de antigua, el aire acondicionado es tan poco fiable como el calefactor y el verano estaba llegando con venganza, con el aire caliente incluso después de la oscuridad. -No sé lo que voy a hacer. Tengo una visa de estudiante y si no puedo entrar a otro programa, tendré que volver a Corea. Solo que no puedo volver a Corea porque no puedo dejar a ninguno de ustedes y... -frotó una mano es su cara sudorosa.
Se dijo a sí mismo: respira respira respira.
Lo resolveremos, le aseguró Yoongi. Siempre lo resolvemos.
Cierto. Pensó que Yoongi, Namjoon y Hoseok debían ser expertos en nuevos comienzos. En reconstruir algo sobre escombros esparcidos en el suelo.
El miedo no se disipó por completo, sin embargo, y Yoongi debió sentirlo, porque se giró y se acomodó cuidadosamente en el regazo de Jungkook. Jungkook dejó de respirar, podía sentir cada centímetro de los muslos de Yoongi contra su cadera, todos los lugares donde su piel se tocaba.
Todavía había mucho de lo que no habían hablado. Todavía había sal en su boca, a veces, y cenizas. En las noches malas tenía que presionar su palma en el pecho de Yoongi hasta que sintiera su latido. Pero ahora mismo Yoongi se estaba inclinando, besándolo y todos los pensamientos de Jungkook desaparecieron de su cabeza cuando la lengua de Yoongi se deslizó por sus labios abiertos.
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El verano se volvió perezoso, ralentizó todo. Namjoom volvió de la biblioteca pública de Nueva York una tarde calurosa con sus brazos llenos de libros mágicos.
-Voy a ver si puedo averiguar más sobre círculos mágicos -explicó mientras los depositaba en la mesa de la cocina -mantendré a todos actualizados.
Seokjin tomó muchos de ellos para leer, también, y gradualmente una lista con encuentros creció, pegada en el refrigerador con un imán del trasero de un gato que nadie explicó a Jungkook (pero probablemente era un regalo de ellos hacia Jin) escrita con la letra desordenada de Namjoon y la letra ordenada de Jin.
Deberíamos ser capaces de controlar el lazo. Como puertas abriéndose y cerrándose. (¿Qué significa exactamente esto?)
Hay que practicar el control, pero cuidadosamente (definitivamente con cuidado). No queremos romper el lazo, especialmente cuando se está estableciendo.
Debería tomar muchos meses en establecerse. Seis máximos.
En teoría debería hacer nuestra magia más fuerte ¿? No he notado nada. (Probablemente tendremos que esperar a que termine de establecerse. Eso es lo que este estúpido y complicado libro me dice)
SIN SEXO HASTA QUE PODAMOS CERRAR ESTAS PUERTAS METAFORICAS. (Detente, Taehyung-ah, este es un documento de investigación)
LITERALMENTE ESTÁ ESCRITO EN UN PAPEL FLORAL. (SIGUE SIENDO UN DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓN)
Jungkook es nuestra ancla, así que siempre estaremos un poco más en sintonía con él que con los demás. Debería ser capaz de ejercer mayor control en el lazo. (Comienza a practicar, Jungkook-ah)
Incluso fuera del radio, deberíamos poder identificar cuando alguno esté en peligro.
De nuevo, romper el lazo = MUERTE. Mucha y mucha muerte. (Creo que entendimos, Joon-ah)
VALE LA PENA REPETIRLO
Estos libros no tienen mucha información. (No jodas)
-Siento que esto es un ciego guiando a otro ciego -murmuró Namjoon después de que todos los libros fueron leídos y todas las notas posibles con información fueran creadas y todos estaban igual de confundidos que antes.
-Te estoy diciendo -dijo Taehyung con la boca llena de cereal -Haz un enayo real. Serán famosos.
-Y luego probablemente querrán convertirnos en sujetos de prueba inmediatamente -señaló Hoseok.
-Mierda -gruñó Taehyung.
Jungkook trazó patrones en la mesa gastada de madera. Había toda una vida en ella: llena de los restos de los lápices de Taehyung y abolladuras de los cuchillos de la cocina y otros utensilios y también con una brillante manche azul cuando Seokjin aparentemente tuvo una extraña faceta de arte. Toda la casa suspiraba historias, memorias y se preguntó ahora qué es lo que sentía Namjoon cuando caminaba por ella, cuando deslizaba sus manos en las viejas paredes. Jungkook solo podía sentir la vida en ella, a los seis de ellos como brillantes puntos en su mente, hilos yendo desde sus pechos a el suyo.
Puertas, seguía diciendo Namjoon-hyung.
-Quizás estamos viendo esto de forma incorrecta -dijo e inmediatamente intentó no sonrojarse cuando los tres chicos se giraron para mirarlo. -Dijiste que la magia era intuición, ¿cierto? ¿Qué tal si esto lo es, también?
Se sentó en su silla y se imaginó la casa en su mente. Cada una de las habitaciones, con sus puertas. La habitación de Yoongi ahora, con sus paredes y su aura tranquilizante y con Yoongi quien estaba actualmente en la cama, escribiendo ideas para venta para el mes que venía. Jungkook se sentó a su lado, apoyó su barbilla en el hombro de Yoongi y cerró la puerta.
En la mesa, Namjoon murmuró un "whoa" y Hoseok dijo -de pronto estás todo amortiguado, ¿qué diablos hiciste?
-Creo que cerró la puerta metafórica -dijo Taehyung mientras masticaba su cereal.
¿Yoongi? ¿Puedes escucharme?
Un segundo y luego el Yoongi imaginario (quizás el Yoongi real, también) miró hacia arriba. ¿Sí? ¿Todo bien?
Sí, simplemente estaba probando algo. ¿Namjoon-hyung, puedes escucharme?
-Sí -respondió Namjoon en voz alta -pero a penas. Es como si estuviera susurrando.
Bien, la puerta tenía algunos agujeros, pero probablemente podrían trabajar en ello.
-¿Qué hiciste? -preguntó nuevamente Hoseok.
Jungkook abrió sus ojos. -Simplemente me imaginé cerrando una puerta. Cerrando todo. Necesita más trabajo, pero creo que es un comienzo, hyung.
Namjoon se rió y frotó sus manos. -La magia es instintiva -murmuró para sí mismo, arrepentido.
-No le digas a Seokjin que se leyó todos esos libros por nada -le advirtió Hoseok.
Namjoon hizo una mueca.
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-Jungkook-ah, ¿puedo hablar contigo? -le preguntó Seokjin en una perfectamente aburrida tarde de un jueves y su corazón cayó en picada hasta su pie.
Sabía, lógicamente, que no lo iba a echar. Que pertenecía aquí y que lo querían aquí (incluso si ahora mismo se sentía más que nada inservible, sin la universidad y casi nada de trabajo, recurriendo a limpiar obsesivamente la casa y regar todas las plantas de Hoseok solo para sentir que contribuía en algo), pero por instinto construido por una década de rechazo era difícil de quitar. La mirada seria en la cara de Seokjin tampoco ayudaba.
-¿Sí?
Seokjin no se sentía enojado o triste, solo... ¿nervioso? Y todos habían estado practicando con las puertas, así que sus pensamientos estaban amortiguados y borrosos. Solo escuchaba el hazlo bien Seokjin recuerda lo que ensayaste-
Con su estómago revolviéndose, Jungkook siguió a Seokjin a la cocina. Eran los únicos en la casa, algo raro, y el comedor se sentía demasiado tranquilo, la cabeza de Jungkook demasiado silenciosa, pero aun así tomó asiento en la mesa, intentando no contener el aliento.
Y luego vio los folletos. Los que metió dentro del cajón de Yoongi hace casi tres semanas y que había intentado olvidar desde entonces. Estaban esparcidos en la mesa ahora, cuidadosamente extendidos, con los pliegues estirados y Seokjin tomó uno: Tisch School of the Arts estaba estampado en la parte de arriba con letras moradas.
-¿Es aquí... donde quieres estudiar, Jungkook-ah?
-¿Dónde encontraste esto? -preguntó Jungkook, intentando no sonar a la defensiva.
Sekjin rascó su mejilla, avergonzado. -Ah, Yoongi-yah me los entregó. Los encontró en su escritorio, ¿te suena de algo?
-¿Por qué te los daría Yoongi-hyung? Eso no tiene sentido.
-Pensó que podría ayudar -dijo Soekjin, poniendo el folleto abajo -pero primero, ¿es aquí donde quieres estudiar?
-Sí -admitió Jungkook y sintió que la palabra fue arrancada de su estómago. Dolía, ver su sueño otra vez cuando había intentado tanto olvidarlo. Debió botar los folletos. Eso habría sido más fácil. -Pero no importa. No puedo costearme la matrícula y no puedo pedir un préstamo o ayuda económica, lo revisé. No califico para ninguna de ellas y es muy tarde para postular a becas-
-Yo lo pagaré -soltó Soekjin. Jungkook contuvo la respiración. -Eso es lo que quería decirte. Lo pagaré. Todo.
Jungkook sacudió su cerebro en busca de una respuesta apropiada, pero ninguna llegaba. Solo había conmoción. -Yo...hyung, no puedo pedirte-
-No me estás pidiendo -insistió Jin, firme -te lo estoy ofreciendo.
-Serían casi doscientos mil dólares -protestó débilmente Jungkook.
Jin se inclinó sobre la mesa y puso su mano cálida sobre la de Jungkook, con una sonrisa irónica en su cara. -Jungkook-ah, no me gusta hablar de cuánto dinero tiene mi familia, pero doscientos mil dólares es cambio de bolsillo. Y no digo eso para hacerte sentir mal. Esto es literalmente lo menos que puedo hacer. Escribir un cheque. Tú serás quien haga todo el trabajo.
Oh Dios. Jungkook iba a llorar. -¿P-por qué?
Un apretón en su mano. La expresión de Jin era gentil, pero sincera. -Porque eres familia, ¿recuerdas? Y quiero hacer algo que valga la pena con todo este dinero. Invertí en la tienda, al principio y ayudé a renovar esta casa y ayudé a Jimin y a Taehyung con la universidad, también. Ahora es tú turno. Entraras, cubriré tus gastos, sin ninguna atadura.
-¿Pero qué ganas con eso? -preguntó Jungkook, quien seguía intentando hacerse la idea de que Jin pagara sus estudios.
-Puedo ver como alguien que amo tiene la oportunidad para perseguir sus sueños -dijo Jin con una sonrisa brillante -Eso es más que suficiente para mí. El dinero es dinero, Jungkook. Sé que eso es fácil para mí de decir porque soy rico, pero enserio. ¿Tú obteniendo la oportunidad que mereces? Eso no tiene precio.
-¿Acabas de citar...un comercial de una tarjeta de crédito?
-¿No? -dijo Jin con inocencia, y Jungkook intentó decidir si quería reirse o llorar o ambas.
-¿Y de verdad estás bien con...cubrir mi matrícula?
-Completamente -le aseguró Jin -pero por favor no hagas chistes sobre Sugar Daddy. Yoongi me matará.
Jungkook finalmente se rió, a pesar de que salió hiposa y húmeda por sus lágrimas y se puso de pie para envolver sus brazos fuertemente alrededor de Jin. Jin le devolvió el abrazo.
-Gracias -susurró Jungkook contra el nudo en su garganta, con las lágrimas cayendo -No sé cómo voy a pagarte.
-No tienes que hacerlo -insistió Jin -solo haz tu mejor esfuerzo, ¿está bien?
-Estás asumiendo que voy a entrar -señaló Jungkook.
Jin lo abrazó más fuerte. -Lo harás. Mejor que comiences a llenar la solicitud.
Cierto. Mierda.
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Las dos semanas siguientes fueron un tornado. Una conversación telefónica con su contacto en Tisch llevé a lo promesa de que, si podía llevar su solicitud a fin de mes, lo considerarían para el semestre de otoño. Llamó a la escuela de negocios de NYU y siguió la cadena de redireccionamiento a través del departamento de admisiones hasta que logró encontrar a alguien dispuesto a enviar sus transcripciones a Tisch. Trabajó en sus muchos ensayos escritos. ("describe una experiencia en la cual exhibiste liderazgo..." y "¿cómo una película, obra, libro, serie televisiva, pintura, música u otra obra de arte significativa ha inspirado o influenciado tu propio trabajo o la forma en que ves el mundo?") y se rompió la cabeza intentando descifrar lo que quería entregar para la parte cinematográfica. Apenas dormía, apenas comía y consumió el café suficiente para ponerlo intranquilo y su corazón latía fuertemente casi constantemente.
-Te pareces a mí y a Tae -observó Jimin una mañana, pasando un dedo por debajo del ojo de Jungkook, donde sin duda había un círculo negro que debía parecer un moretón -Necesitas cuidarte, también.
-Estoy casi listo -insistió Jungkook. Finalmente había elegido el tema para su película. Solo necesitaba que Yoongi y los demás aceptaran sentarse y dejarlo entrevistarlos. -Puedo dormir cuando termine.
Jimin besó su cabeza y lo dejó terminar.
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Hoseok fue el primero, sentado en el invernadero con plantas floreciendo a su alrededor -¿Familia?
-Sí -dijo Jungkook, mientras centraba cuidadosamente la cámara -¿qué significa para ti?
-Crecimiento -dijo Hoseok, rozando su mano por encima de una planta -La familia es familia si están dispuestos ayudarte a ser más fuerte, a ser mejor. Quienes te apoyan cuando estás creando tu propio camino.
-Ruido -dijo Jimin, sentado en el suelo de las escaleras de la sala de ensayo, con una risa arrugando sus ojos -Pero algo que se queda contigo. ¿Conexión, quizás? No importa en qué parte del mundo estés, puedes contactarlos y seguirán ahí.
-Invaluable -dijo Seokjin con un guiño exagerado, inclinándose en el mostrador de la cocina. Estaba usando un delantal floreado que insistió en no quitarse antes de la entrevista. -Son las personas que te hacen feliz, más contento. Puedes comprar amigos, si eres lo suficientemente rico, pero una familia de verdad vale más que eso.
-Legado -dijo Taehyung, recorriendo sus dedos sobre los intrincados diseños del Tarot de su abuelo, esparcido en la mesa de la cocina -Lo llevamos con nosotros, incluso después de que se han ido. Estarán en nuestros corazones por siempre.
-Seguridad -dijo Namjoon, descansando su codo en el mostrador de la tienda, sus lentes reflejaban la luz de la tarde -Son las personas que nos hacen sentir más seguros, donde podemos ser nosotros mismos. La sangre no tiene nada que ver con ello, en realidad.
-Amor -dijo Yoongi con sus manos y la voz de Taehyung -son las personas que nos aman más que a nada. Incondicionalmente. Quienes se quedarían contigo incluso cuando nuestro mundo colapse. Quienes te mirarán y verán las ruinas a tu alrededor y dirán "No te dejaré". Quienes aceptaran tus imperfecciones y tus problemas junto con tus talentos y alegrías. Quienes estarán ahí en las buenas y en las malas. La familia es la gente que eliges y la gente que te elige.
-Hogar -dijo Jungkook, sentado en el escritorio de Yoongi con la cámara arriba de una pila de libros -la familia es donde realmente te sientes en tu hogar. Donde sabes que perteneces -presionó una mano sobre su corazón, donde su pecho estaba apretado y dolía de buena forma -donde realmente y verdaderamente perteneces.
Editó el vídeo en su computadora antigua, probablemente deformándose la espalda en la mesa de la cocina mientras añadía los vídeos de la casa y la ciudad: las plantas de Hoseok y el baile de Jimin y la comida de Seokjin y los libros de Namjoon y los diseños de Taehyung y la música de Yoongi; pedazos de cada uno.
Dejó el ensayo personal para el final y para él escribió sobre la primera vez que atravesó la puerta de La Tienda Mágica y todas las otras veces. Como cada una de esas veces lo cambió de alguna forma hasta que conoció a Yoongi una tarde lluviosa y los cambios se volvieron más grandes hasta que miró hacia atrás y se dio cuenta de que ya no era el mismo para nada.
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Para cuando juntó todo en su portafolio y puso los documentos en el correo, estaba muerto, pero lo terminó con tres días de sobra.
Estoy tan orgulloso de ti, murmuró Yoongi en su mente cuando colapsó en la cama. Tan orgulloso, Jungkook-ah.
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Se resignó a muchas semanas de espera ansiosa, pero tres días después de mandar su solicitud, Yoongi lo despertó temprano una mañana y dijo, haz un bolso.
-¿Iremos a algún lugar? -preguntó Jungkook, quien seguía frotando su cara para quitar el sueño.
Yoongi lo besó, profundamente. Es una sorpresa.
Oh. No había pensado que Yoongi tuviera ese tipo de espontaneidad, pero estaba emocionado.
Ropa casual, le dijo Yoongi. Traje de baño. Quizá un suéter o dos.
Tiró todo en una bolsa de lona, guardó cuidadosamente su cámara, también, y siguió a Yoongi 'por la casa dormida hasta la cochera que por alguna razón nunca había entrado, incluso después de vivir meses aquí. Se sorprendió al ver un antiguo pero impecable Sedan adentro. Era café y aburrido, algo que una madre probablemente tendría, y era raro ver a Yoongi detrás del volante,
-¿Puedes conducir? -preguntó Jungkook mientras dejaba su bolso atrás y se sentaba en el asiento de copiloto. Ya había comida y una maleta en los asientos de atrás. Yoongi debió despertarse mucho antes para preparar todo.
Yoongi asintió. Solo que no lo hago tan seguido.
No necesitaba hacerlo, en realidad, en la ciudad de Nueva York. Los padres de Jungkook insistieron en que tuviera licencia de conducir, pero no la había usado desde que se mudó a Seúl.
Las calles estaban llenas, incluso temprano en la mañana, incluso antes de que el sol saliera y lentamente lograron salir de la ciudad y se dirigieron al norte.
-¿Este auto es tuyo? -preguntó Jungkook, viendo los dedos de Yoongi golpear el volante.
Mío y de Joonie. Lo compramos juntos después de la universidad.
Jungkook se rió. -Dios, parecen un matrimonio.
Esperaba que Yoongi rodara los ojos o sacudiera su cabeza o sonriera, no que hiciera una visible mueca. Su agarre se volvió más fuerte en el volante y su mandíbula se apretó y una voz que no era de Yoongi se escuchó en la cabeza de Jungkook.
Te lo estás cogiendo, ¿no es así? Admítelo. Te lo estás cogiendo a mis espaldas.
... ¿qué?
Jungkook-ah, dijo Yoongi nuevamente, vacilante, casi en pánico, Sabes que no hay nada entre nosotros, ¿cierto? Yo y Namjoon. Nunca ha habido nada-
-Sí -insistió Jungkook, un poco alarmado. Estiró su mano para posarla en la rodilla de Yoongi. Frotó su pulgar sobre su pantalón con la esperanza de aliviar la tensión en la cara de Yoongi. -Era una broma, hyung. Ustedes son...almas gemelas, de alguna forma. Pero nunca me importó. Sé que no es romántico. Lo amas, pero de forma diferente a como me amas a mí, y así es como debe funcionar, ¿no?
Yoongi dejó salir un suspiro lento, relajado. Sí. Perdón, yo...sacudió su cabeza, pero las piezas rápidamente estaban encajando.
-A él no le gustaba. Que amaras a Namjoon-hyung.
No. Yoongi sonaba pequeño, cansado. Jungkook seguía moviendo su pulgar en círculos reconfortantes. Lo odiaba. Quería que dejara de verlo a él y a Hoseok. Y sé que no piensas eso. Solo...me lo recordó.
-Está bien -dijo Jungkook, tragándose el enojo ante el imbécil sin nombre que destrozó tanto a Yoongi -Entiendo. Pero de verdad no me importa. Amo a Namjoon-hyung, también. Y a los demás. Pero no quiero besarlos.
Yoongi finalmente sonrió. El enojo se esfumó. Bien.
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Conducieron. La ciudad dio paso a uun bosque y a montañas y al brillo del océano a su derecha. Jungkook cambió las estaciones de radio hasta que encontró un Top 40 y pasó una hora cantándole canciones de Katy Perry y Justin Bieber y Selana Gomez a Yoongi hasta que sus hombros se estaban sacudiendo por la risa.
Sabes, en realidad eres un buen cantante.
Jungkook se sonrojó y negó. -Moriría de miedo en el escenario, sin embargo. Esto es más divertido.
Y luego sonó Ke$ha y comenzó a cantar de nuevo. -DON'T STOP MAKE IT POP DJ BLOW MY SPEAKERS UP...
Oh por dios, dijo Yoongi y volvió a estallar en risas de nuevo, sus pensamientos eran cálidos y un poco aturdidos, como mierda es tan tierno por qué y Jungkook se sintió más liviano de lo que se había sentido en semanas.
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Se detuvieron para almorzar en algún lugar de Massachusetts y comieron sandwiches sentados en el capó del auto.
No falta mucho, le aseguró Yoongi, luciendo demasiado adorable con sus mejillas llenas de pan. Solo unas dos horas.
¿Hay alguna razón para esto? Preguntó Jungkook, recurriendo al lazo para no tener que hablar con la boca llena. Estaba mucho más rica de lo que pensó que sería.
Yoongi se encogió de hombros. ¿Para celebrar que terminaste tu solicitud? Pero más que nada porque pensé que sería agradable tener tiempo para nosotros.
Sí, coincidió Jungkook. Amaba a los demás, de verdad, pero había extrañado tener tiempo a solas con Yoongi. Tener espacio solo para ellos dos en la cabeza de Jungkook. Lo será.
Yoongi le sonrió brillantemente, y mierda, Jungkook estaba tan enamorado.
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-¿Un transbordador? -preguntó Jungkook viendo como Yoongi pagaba las entradas en Woods Hole -Vamos a ir a Martha's Vineyard, ¿no es así?
Quizás, respondió evasivamente, como si no hubiera comprado dos entradas para Oak Bluffs, lo cual estaba escrito en la pizarra como Oak Bluffs, Martha's Vineyard.
Jungkook se tragó un grito de emoción y sorpresa. Había escuchado hablar a sus compañeros de pasar las vacaciones aquí, siempre pensó que sería divertido, pero demasiado caro.
Tienen que dejar de gastar dinero en mí.
Yoongi golpeó su cuello con su dedo. Silencio, quería hacer esa cosa de novios.
-¿Cosa de novios? -dijo Jungkook en voz alta mientras se ponían en la fila para abordar el transbordador detrás de un auto demasiado lujoso.
Yoongi rodeó sus ojos. Tú sabes. Llevarte a algún lugar, darte algo especial, mierdas tiernas como esas, ¿está bien?
Jungkook sonrió, burlón, a pesar de que estaba conmovido. -Que tierno de tu parte, hyung.
Cállate, mocoso. Pero Yoongi estaba sonriendo, también, y no se alejó cuando Jungkook tomó su mano y la llevó hasta su regazo, jugando con los dedos delgados de Yoongi.
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Yoongi rentó una cabaña de una habitación para ellos, rodeada de bosque y con el mar viéndose como una franja en el horizonte lejano. Estaba cálido y aireado, con las paredes llenas de ventanas y con muebles hechos de colores brillantes y Jungkook besó a Yoongi en medio de la cabaña, tan pronto como la puerta estuvo cerrada atrás de ellos. Lo besó como quería besarlo de hace semanas, con un brazo alrededor de la cintura de Yoongi, con su lengua dentro de la boca de Yoongi, con la cabeza de Yoongi inclinada para recibirlo. La última vez que se dejaron llevar así, Taehyung comenzó a gritar por medio del lazo y Jin dijo "NIÑOS" en escandalizada indignación y Jungkook seguía queriendo morir cuando pensaba en ello, pero ahora eran solo los dos y dios, dios, quería.
Esteremos aquí por cinco días, dijo Yoongi cuando finalmente se separaron, sonrojado. Sus labios rojos. Tengo algunas cosas que sería divertido ver, pero sería bueno solo relajarse, también.
-Sí -coincidió Jungkook, rozando sus dedos en la piel del estómago de Yoongi, bajo su suéter -me gustaría eso.
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Cenaron en el pueblo y caminaron por la playa después de que oscureció, se pararon descalzos en el frío océano.
-Casi morimos -dijo Jungkook, viendo las olas negras romper en la orilla -eso todavía me asusta a veces.
Yoongi entrelazó sus dedos. Seguimos vivos, sin embargo. Enfócate en eso.
-Sí -dijo Jungkook -es difícil, sin embargo.
Lo sé. Yoongi estaba lleno de comprensión triste y dios, por supuesto que sabía. Casi se desangró en el piso de un departamento. Pero desaparece, créeme.
-Lo hago -le aseguró Jungkook -lo hago.
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Fueron a Gay Head Lighthouse, solo por el nombre, y visitaron algunas tiendas en el pueblo. Jungkook le compró un collar a Yoongi hecho de piedras del mar, llenas de magia y Yoongi encontró un nuevo par de aros para él que pretendían ser una broma (caballitos de mar) pero Jungkook los usó por el resto del día porque le gustó como atrapaban la luz.
Caminaron por algunas sendas de la naturaleza y se acostaron en la playa bajo el sol. Jungkook dejó que su miedo por el océano se instalara, tomó fotografías de Yoongi en el agua y no pensó para nada en la muerte. Su cámara se llenó con otras fotografías, también: flores y árboles y cabañas bonitas con exteriores coloridos. Y de Yoongi. La sonrisa de Yoongi y su cabello en el sol y su cara malhumorada antes de beber café, cada una de ellas era una memoria que Jungkook iba a mantener cerca de su pecho.
En su tercera noche allí, cocinaron juntos como una verdadera pareja, cenaron pasta y vino y se rieron ante lo pretensiosos que se sentían. Luego se besaron y se besaron y se besaron, hasta que Yoongi estuvo presionado contra los cojines del sillón y Jungkook se sentó en su regazo e imaginó que podía sentir cada centímetro de él, a pesar de que tenían ropa puesta.
Las manos de Yoongi encontraron sus caderas y había deseo saliendo de él, pero nervios también. ¿Estás seguro?
Jungkook se movió, un pequeño roce que fue solo calor calor calor a pesar de lo avergonzado que se sentía. No sabía cómo mover su cuerpo, pero por la cara sonrojada de Yoongi, por el pequeño jadeo de Yoongi y el apretón de sus dedos contra la piel de Jungkook, creía que no importaba.
-Sí -dijo -sí, te necesito.
Tanto.
Yoongi seguía dudando. A pesar de que nunca has...
-No me importa -insistió Jungkook. Acunó la cara de Yoongi en sus manos, rozó gentilmente sus dedos contra sus mejillas y luego subió a su cabello -sé que me cuidarás.
Yoongi tembló y el deseo creció, tan caliente y maravilloso bajo la piel de Jungkook. Seguía asustado, sin embargo. Había malos recuerdos allí, también, Jungkook lo sabía, porque la última persona a la que Yoongi le dio esto fue quien más daño le hice. Eso lo motivó para inclinarse y descansar su frente contra la de Yoongi.
Y te cuidaré, también. Lo prometo.
Mierda, gruñó Yoongi a través del beso, se movió para besarlo. Está bien, está bien.
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Jungkook sabía que no tenía experiencia, quizás era demasiado ansioso, pero no se molestó en intentar ocultar lo mucho que deseaba a Yoongi. Hizo que Yoongi se sonrojara y se sintiera satisfecho y feliz (y Jungkook sintió un poco de dolor, al darse cuenta de que Yoongi no estaba acostumbrado a que alguien lo deseara así) pero dudó cuando iba a quitarse su suéter.
Puede dejarme esto. Son...no tienes que mirarlas...
-No -insistió Jungkook, llevando sus dedos al dobladillo y ayudando a Yoongi a sacárselo -no, por favor, quiero verte. Quiero verte.
Mierda, hipó Yoongi, sobrecogido y abrumado y nervioso, mierda.
Las cicatrices estaban pálidas en la tenue luz y Jungkook fue gentil cuando las tocó, cuando trazó su mano sobre el estómago de Yoongi y sus hombros y brazos y por sus caderas.
-Eres hermoso -insistió cuando Yoongi mordió su labio y miró al techo, temblando bajo el toque de Jungkook -eres tan hermoso, Yoongi.
Eres ridiculo. Pero las mejillas de Yoongi estaban rojas y había una sonrisa apareciendo en su cara y su felicidad era una bola de luz en el pecho de Jungkook.
Y tengo razón. Respondió de vuelta y atrajo a Yoongi para besarlo otra vez.
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Aprendió muchas cosas esa noche:
Las cicatrices se extendían hasta la parte superior de los muslos de Yoongi y jadeó, fuertemente, cuando Jungkook trazó su lengua por sobre ellas.
A Yoongi no le importaba cuando Jungkook dudaba, cuando su inexperiencia lo ponía nerviosos y le daba problemas. Simplemente tomaba las manos de Jungkook y susurraba así, tócame así así así.
Yoongi era tan gentil con él que dolía, preguntaba siente y constantemente esto está bien se siente bien todavía estás conmigo y Jungkook temblaba bajo sus manos, bajo su boca, bajo su lengua y respondía de vuelta sí sí sí por favor sí bien se siente bien y el placer que Yoongi le daba se quedaba tiernamente en su cabeza.
El arco de la espalda de Yoongi era impresionante y los sonidos que hacía, los jadeos y suspiros e incluso un gemido suave cuando los dedos de Jungkook tocaron algún lugar profundo dentro de él, eran música. Toda una maldita sinfonía.
Yoongi se abrió, se volvió tan vulnerable y Jungkook lo iba a querer por siempre, lo sabía. Lo recordaría a él y este momento: el sonido de la cama, la luz de la luna filtrándose por la ventana, el movimiento de las caderas de Yoongi contra el suyo, la forma en que el cuerpo de Yoongi lo atraía cerca, más cerca.
Podías acercarte tanto a una persona que todo se entrelazaba: sus pensamientos, sus cuerpos, sus emociones. Yoongi estaba en cada parte de él. En cada respiro, en cada célula y esto, esto es amor.
Estaba tan, tan enamorado.
Y Yoongi...Yoongi lo estaba, también.
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Después, Jungkook se acurrucó en la cama y volvió despacio, con el cuerpo temblando. Yoongi trajo una toalla pequeña del baño y los limpió, gentilmente. Compartió un vaso de agua con Jungkook. Su cabello estaba pegado a su frente y en miles de direcciones por las manos de Jungkook y estaba sonrojado y sudoroso por todas partes y seguía siendo lo más hermosa que Jungkook había visto.
Estaba pensando lo mismo sobre ti, lo molestó Yoongi mientras los cubría con una manta.
(No se puso un suéter después que terminaron y Jungkook consideró eso como una victoria)
-Cállate -bufó Jungkook -no tengo las neuronas suficientes para pensar en qué responder.
Estuvo así de bueno, ¿huh? Preguntó Yoongi, con una pizca de nervios nuevamente.
-Increíble -Jungkook se acercó más, besando el hombro de Yoongi -Dios, eso estuvo...joder.
Sí, eso fue lo que hicimos.
-Eres terrible -se rió Jungkook y Yoongi le sonrió de medio lado. Quitó los mechones sudados de su frente. -Te amo.
Te amo, también. Y gracias, por cuidar de mí.
No añadió mucha gente no lo ha hecho, pero Jungkook lo escuchó y lo besó nuevamente, yendo desde su cuello hasta su mejillla hasta la orilla de su boca rojo. -Digo lo mismo. Tú...eso estuvo muy bien.
Hiciste que mi primera vez fuera muy buena.
Me alegro, murmuró Yoongi, besándolo también. Quería darte eso.
El corazón de Jungkook estaba lleno, a punto de reventar y su cuerpo estaba exhausto pero contento. Suspiró, feliz y enredó su brazo por la cintura de Yoongi, girandolo para poder abrazar a Yoongi por detrás, deleitándose al sentir tanta pieñ contra la suya.
Duerme ahora. Yoongi ya sonaba casi dormido, girando su cuello para que Jungkook pudiera besarlo de nuevo y dejó salir un suspiro feliz.
Se durmieron así, enredados en el otro.
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En la mañana, se sentaron en la playa y vieron el sol salir. Yoongi estaba fumando con dedos tímidos y Jungkook se preguntó cómo hablar sobre el hecho de que Yoongi se despertó abruptamente en la noche, sintió su pánico hasta que se desvaneció, escuchó su respiración temblorosa cuando se acostó.
Quizá Yoongi sabía porque presionó su hombro contra el de Jungkook y dijo, fue una pesadilla. La he tenido antes. Está bien.
-¿De qué...de qué se trata?
Yoongi dejó salir una columna de humo. Estoy con...con él . A veces estamos peleando, o estamos en la cama o estoy en el suelo para el ritual. Quiero que se detenga. Intento decirle que se detenga. Está gritandome o tocandome o haciendo otra cosa, siempre quiero que se detenga. Pero no puedo...sostiene mi voz en sus manos. O, a veces, está alrededor de su cuello. Y la puedo ver ahí, pero no la puedo alcanzar y no puedo hablar y nadie puede escucharme y hay un agujero en mi garganta y no para de sangrar...
Pasó una mano por su cabello y sacudió su cabeza. Jungkook envolvió su brazo alrededor de sus hombros, intentando ofrecer el apoyo que podía a través de su estómago apretado.
Pero es solo un sueño, continuó Yoongi. Me deja un poco tembloroso, por eso...sacudió el cigarro. Pero estoy bien. Y no fue nada que tu hiciste, lo prometo. Solo pasa a veces.
Jungkook asintió. Presionó su boca contra la sien de Yoongi. -Te escucho, hyung -susurró.
Lo sé. Yoongi se apoyó sobre él. Siempre lo has hecho.
Lo que quería decir era: incluso antes de esto, incluso cuando estaban limitados a cartas y mensajes escritos en el celular y a la voz de otra persona. Jungkook siempre lo había escuchado, siempre quiso más de sus palabras, pensamientos, opiniones. Solía absorberlas como agua en el desierto, cada pieza de información que podía darle forma a Yoongi para él, darle una imagen más grande y detallada de una persona que ya admiraba tanto.
Yoongi apagó el cigarro. El sol estaba brillante sobre el agua y se acostó en la arena, tirando de Jungkook con él.
Ven. Acuéstate conmigo.
Jungkook sonrió, sin preocuparse por la arena que probablemente estaba entrando en todos lados mientras jugaba con el cabello de Yoongi.
-Así que...tendremos sexo de nuevo, ¿cierto? -dijo después de unos momentos de cómodo silencio. Porque después de lo de anoche...mierda, quería más, todo lo que Yoongi estuviera dispuesto a darle.
Dios, mocoso, déjame beber mi café primero, refunfuñó Yoongi, pero estaba sonriendo.
Jungkook se rió y Yoongi tenía razón.
A pesar de las sombras que permanecían, estaban bien. Estaban bien.
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Dejar el Vineyard fue difícil después de cinco días de relajo y actividades turísticas bobas y buena comida y francamente asombroso (en la humilde opinión de Jungkook) sexo, pero extrañaba a los demás y la familiaridad de la casa y la tienda. El bullicio de Nueva York.
-Nunca te di las gracias -le dijo a Yoongi mientras los edificios saltaban a la vista -por entregarle esos papeles a Jin-hyung.
Quería ayudar, dijo Yoongi mientras alzaba los hombros. Estiró su mano para rozar sus nudillos contra la mejilla de Jungkook. Era lo menos que podía hacer.
-Jin-hyung dijo eso, también.
A veces, en ocasiones raras, Kim Seokjin tiene razón.
-Todavía tengo que entrar, sin embargo -señaló Jungkook, con la ansiedad acercándose en su mente de nuevo.
Lo harás, dijo Yoongi y Jungkook no podía sentir ninguna duda en él. Ni por asomo.
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Hubo muchos abrazos de los demás y una cena cocinada en casa esperándolos cuando volvieron. Chistes sobre su "escapada romántica" y la inundación de ellos llenando el espacio en la cabeza de Jungkook de nuevo.
Julio llegó, el aire caliente y pesado en la lengua de Jungkook y el lazo siguió asentándose. Todos mejoraron en cuanto abrir y cerrar puertas, para tener momentos para sí solos lejos de los demás.
Taehyung recibió una pasantía con una marca muy famosa de moda y lloró en el pastel que Jin le hizo, mientras que Jimin frotaba su espalda y besaba su cabello y no se molestó en esconder su orgullo. Jimin, en cambio, entró a una compañía de danza que se especializaba en incorporar magia en sus rutinas, todos se emborracharon con champaña barata y se tomaron turnos para girar a un sonriente Jimin en el comedor.
El negocio incrementó en la tienda cuando la temporada de turistas llegó al máximo y Jungkook pasó casi todas las tardes llenando los estantes y armando compras y hablando con personas de todo el mundo.
El departamento de admisión de Tisch estaba silencioso y la preocupación se comía el estómago de Jungkook, sin importar qué hiciera para disiparla.
Entraras, le decían todos. Lo harás.
Entonces, en una tarde normal de un día lunes, Jungkook estaba en medio de ordenar los estantes cuando Taehyung habló a través del lazo desde su propio trabajo.
Deberías recoger el correo cuando vayas a casa.
Su estómago de inmediato dio un salto mortal y mariposas explotaron en su pecho. Faltaba una hora para cerrar y el tiempo pasó lentamente en agonía. Quizás no sea, se dijo a sí mismo. Las visiones de Taehyung eran vagas. Quizá es otro tipo de noticia. Quizás es un maldito catálogo de muebles que Namjoon pidió hace semanas y que seguía esperando.
Pero aun así corrió hasta casa y con torpeza abrió el buzón, sacando el montón de letras adentro. Cuentas, cuentas, basura, basura, basura y allí: su nombre con la dirección de Tisch Scool of the Arts.
Mierda.
Un coro de voces le respondieron de inmediato.
¿Llegó?
¿Es la carta?
Ven aquí y ábrela, estamos esperando.
¡Esperen! Sigo en el metro.
Entonces date prisa de una puta vez, Tae.
Sacudiendo su cabeza, se tropezó en la entrada y se quitó sus zapatillas. Un grupo de gente, a excepción de Taehyung, estaba esperándolo en el comedor, viéndose igual de ansiosos.
Estaré ahí en cinco minutos, declaró Taehyung, sonando sin respiración incluso a través del lazo mental. No te atrevas a abrirla antes de que llegue.
Jungkook asintió, a pesar de que Taehyung no podía verlo y Jimin tomó su mano mientras los dedos de Yoongi encontraron la parte trasera de su cuello.
-Sea lo que sea que pase, estaremos contigo -dijo Jimin.
-En todo momento -añadió Namjoon.
Jungkook asintió y se mordió el labio lo suficientemente fuerte para que doliera, no muy seguro cómo explicar lo mucho que eso significaba para él.
Finalmente, finalmente la puerta frontal se abrió y Taehyung se apresuró al comedor, sonrojado y jadeante.
-Bien, estoy aquí, ábrela ábrela ábrela.
Jungkook tomó un suspiro profundo y abrió el envase. Sea lo que sea que pase, se recordó mientras abría la carta. Sea lo que sea que pase, no estaba solo.
-Querido Jungkook -leyó, con la voz temblorosa -En nombre del comité de admisiones, es un honor y un privilegio compartir con usted...que ha sido admitido en la Universidad Tisch School of the Arts en Nueva York.
Taehyung gritó y envolvió sus brazos alrededor de Jungkook, aplastando a Jimin contra el costado de Jungkook en el proceso. Todos los demás estaban celebrando y saltando y causando jaleo en general y la frente de Yoongi estaba presionado contra su sien, con una corriente de te amo te amo te amo sabía que lo lograrías lo harás increíble felicitaciones sonando en su mente.
Jungkook notó escasamente que estaba llorando, incluso cuando los demás se tomaron turnos para abrazarlo y Seokjin tomó la carta de sus dedos para ponerla en el refrigerador, junto a su lista de investigación.
No estaba seguro si alguna vez fue así de feliz. No sabía, incluso hace unos cuantos meses atrás, que este tipo de felicidad existía. Del tipo que hacía que tus huesos dolieran por la forma en que llena cada parte de tu cuerpo, expandiendo tu corazón hasta que estaba presionando sus costillas. Que hacía que tu boca se estirara hasta que dolía y lágrimas caían de tus ojos. El cuerpo completamente feliz. Su alma completamente feliz.
Cruda y alegre y dolorosa, lo suficiente para hacerte sentir tan tan tan vivo.
Serás asombroso, le dijo Yoongi de nuevo cuando Seokjin declaró que necesitaba hacer un pastel de inmediato y que alguien tenía que ir a comprar alcohol de inmediato, iban a tener una fiesta, maldita sea. Serás tan asombroso, Jeon Jungkook.
Jungkook estiró su mano hasta que encontró la de Yoongi y la sostuvo fuertemente. Ambos lo somos. Todos lo somos.
Su círculo. Su familia.
Finalmente, después de tantos años, después de tanto buscar, estaba en casa.
Estaba en casa.
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