#semblantes del sonido
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Standing in the light of your halo - Esteban Kukuriczka
+18! Dom!Esteban, spanking, breve nipple play, sexo oral, alusión a bondage y/o shibari, fingering, sexo sin protección, face slapping, spitting, begging, creampie, aftercare, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Esteban te sostiene firmemente sobre su regazo, el bulto entre sus piernas roza tus costillas y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu piel ardiente una y otra vez, sin darte respiro. Tu voz es apenas un murmullo al contar y agradecerle por cada nalgada.
-¿Color?- pregunta, dirigiendo sus dedos a tus pliegues mojados y moviéndolos de arriba abajo. Te resulta difícil concentrarte y la siguiente vez que habla, acentúa sus palabras tirando más fuerte de los mechones entre sus dedos-. Contestá cuando te pregunto algo.
Tomás aire.
-Verde.
Siembra un par de besos en tu espalda luego de un último roce a tu centro y masajea tu cuero cabelludo por unos instantes antes de obligarte a reincorporarte para sentarte entre sus piernas, sus manos se deslizan desde tus caderas hasta tus pechos desnudos salpicados con las marcas de sus dientes. Besa tu mejilla, tu cuello, desciende hasta tus hombros y deshace el camino que trazaron sus labios hasta llegar a tu boca, pero no te besa.
-¿Querés que te coja?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Sus dientes capturan tu labio inferior mientras una de sus manos te aprisiona contra su pecho y la otra juega con tus pezones. Sus dedos no muestran piedad alguna y emite un sonido de falsa simpatía cuando te quejás a causa del dolor, sonido que sería convincente de no ser porque sentís la forma en que su miembro caliente palpita contra tu espalda baja y humedece tu piel.
En un rápido movimiento te deja de rodillas entre sus piernas y tus manos se ubican de manera instintiva sobre tus muslos para que pueda verlas con claridad. Acaricia tu rostro con suavidad y perseguís el calor y confort de su mano mientras mantenés contacto visual con él, los destellos verdes en sus ojos fundiéndose con el color ámbar ahora que sus pupilas están dilatadas.
Te perdés contando las pecas que salpican la piel de sus mejillas y el puente de su nariz, observando cómo los mechones rubios caen sobre su frente y sus cejas, la particular forma en que sus labios se fruncen y delatan así el deseo y la necesidad que siente por vos. Recostás tu cabeza contra su pierna y la sombra de una sonrisa amenaza con romper su semblante serio.
-¿Puedo…?- tu mirada alterna entre sus ojos y su miembro, erecto y goteando.
Cuando asiente dejás escapar una respiración temblorosa, deseosa de tenerlo en tu boca, y sin perder tiempo cerrás tu mano alrededor de él. Lo masturbás con lentitud y un agarre firme, hipnotizada por la aparición de gota tras gota de líquido preseminal, por los suspiros y por sus palabras de aliento que te incitan a continuar. Tu pulgar juega con su punta brillante y roja, provocando que su excitación impregne su miembro y también tus dedos.
Comenzás besando sus muslos, dando alguna que otra mordida inofensiva para luego plantar besos sobre su miembro y delinear con tu lengua la vena que lo recorre. No pasa mucho tiempo antes de sentir su mano sobre la parte posterior de tu cabeza, una silenciosa indicación o una orden que obedecés inmediatamente: cuando tu lengua se desliza sobre su punta y su sabor invade tus sentidos tus labios se cierran sobre esta para comenzar a succionar con fuerza.
Esteban no te la hace fácil, por supuesto que no. Su mano ejerce presión para que tomes más de su miembro en tu boca y no se detiene al sentir la forma en que tu garganta se contrae –una sensación que lo vuelve loco-, sabe que de necesitar parar vas a tocar su muslo dos veces. Acaricia tu mejilla y limpia las lágrimas que desbordan tus ojos antes de liberarte, observa fascinado la forma en que su miembro y tus labios permanecen conectados por un hilo de saliva.
Toma tus manos entre las suyas y masajea tus muñecas antes de llevárselas a los labios para besar con delicadeza las marcas en ellas, el recuerdo que las cuerdas de yute dejaron en tu piel. Cubre de besos el dorso de ambas manos y las yemas de tus dedos, cerrando sus ojos y suspirando cuando su lengua prueba el rastro que dejó en vos.
Te ayuda a ponerte de pie y te recuesta en la cama deshecha, el movimiento realzando el aroma de sus respectivos perfumes en las sábanas. Sus ojos recorren tu cuerpo de manera intensa antes de recostarse a tu lado y separar tus piernas con un simple toque de su mano, sus largos dedos instalándose entre tus muslos para acariciar superficialmente la piel alrededor de tu entrada.
-Mirá cómo te mojaste- acerca su mano a tu rostro para que puedas apreciar la forma en que sus dedos brillan bajo la tenue luz de la lámpara-. Abrí.
Tus labios se separan e introduce dos dedos en tu boca, el sabor de tu esencia esparciéndose sobre tu lengua rápidamente. Esteban clava sus ojos en los tuyos y observa la forma en que batallás para sostenerle la mirada cuando comienza a golpear tu garganta con sus dígitos: una de tus manos cerrándose sobre su muñeca a modo de advertencia, o tal vez súplica, basta para que los retire. Te recompensa besando tu mejilla y presionando sus dedos contra tu entrada.
-Por favor- humedecés tus labios-. Necesito…
-¿Qué necesitás?
-A vos.
Una sonrisa de satisfacción tira de sus labios y sus dedos se hunden en la calidez de tu interior con movimientos lentos, medidos y expertos. Centra su atención en tus puntos más sensibles, una acción reflejo del conocimiento que posee sobre tu cuerpo, y minutos más tarde su pulgar masajea tu clítoris siguiendo el mismo ritmo.
Tus gemidos cada vez más altos acompañan los sonidos obscenos que reverberan en las paredes desnudas de la habitación y las muecas que atraviesan tu rostro, junto con la contracción de tus paredes alrededor de sus dedos, le permiten saber que tu orgasmo se acerca. Normalmente te haría esperar, pero decide darte el capricho sólo por esta vez y cuando intentás advertirle asiente de manera comprensiva para hacerte saber que tenés su permiso.
Silencia tus gemidos besándote en el momento justo y disfruta el hecho de que te cueste corresponder el beso, tus piernas se cierran con fuerza ante el placer abrumador y no sos consciente de que tus uñas se entierran sobre la piel sensible de uno de sus hombros… Pero no le importa, Esteban adora que todo el mundo sepa que te pertenece tanto como vos a él.
Retira sus dedos y utiliza tus fluidos para lubricar su miembro, pero se detiene al posicionarse entre tus piernas para apartar los mechones de cabello que caen sobre tu rostro y asegurarse de que te encontrás en las condiciones adecuadas para continuar. Desliza su punta entre tus pliegues y el calor de esta te roba un suspiro que se transforma en un gemido cuando por fin te penetra.
Para distraerte del ardor inicial provocado por la intrusión, Esteban acaricia tu cadera y dibuja círculos sobre tu clítoris sensible. Observa la forma en que su miembro se desliza entre tus pliegues, tu entrada apretada cediendo lo suficiente para que él logre hundirse profundamente en vos, y aparta la mirada de vez en cuando para observar en tu rostro las expresiones que ya conoce. Están grabadas a fuego en su memoria pero no puede evitarlo, adora verte.
Te perdés en el placer y la sensación de sus caricias, de tu boca sólo surgen palabras sin sentido pero Esteban comprende que es la forma en que rogás por más. Descansa su peso sobre una de sus manos y la otra toma tu mejilla antes de comenzar a mover sus caderas con fuerza, abusando de tu punto dulce como sólo él es capaz de hacerlo.
El pulgar rozando tu mejilla se desliza entre tus labios y su mirada vuelve a perderse entre tus piernas, la imagen desplegándose frente a sus ojos es casi suficiente para hipnotizarlo y tus gemidos son su melodía favorita, siempre acompañada por el ostinato que producen sus pieles en contacto.
-¿De quién es esta conchita?- remarca sus palabras con una fuerte embestida-. Decime, dale.
El dedo en tu boca te impide hablar casi tanto o más que el placer que nubla tu mente y Esteban es consciente de ambas cosas, pero no significa que deje de esperar una respuesta de tu parte. Retira el dígito de manera brusca y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu mejilla, el escozor devolviéndote a la realidad demasiado tarde.
En un segundo te posiciona dejándote sobre tu estómago y se sienta sobre tus muslos, desliza sus uñas sobre las aun notorias marcas que sus manos dejaron en tu piel hasta hacerte llorar y luego masajea la zona afectada. La punta de su miembro roza tu entrada por una fracción de segundo antes de que te penetre con fuerza y deje caer su pecho sobre tu espalda, su peso corporal haciéndote sentir protegida al igual que sus labios besando tu cabello.
Con las fuerzas restantes en tu cuerpo te reincorporás lo suficiente para voltear a verlo, intentás pedir que te bese pero lo único que escapa de tus labios entreabiertos son gemidos y sonidos de desesperación. Acerca su rostro al tuyo y escupe sobre tu lengua, observando con atención la forma en que las emociones tiñen levemente tus mejillas antes de tragar su saliva.
La sensación de su miembro golpeando el punto más profundo en tu interior te lleva al borde de otro orgasmo, ocultás tu rostro contra la almohada y tu mano se cierra sobre su muñeca.
-Por favor, por favor- rogás, tus palabras apenas audibles-. ¿Puedo?
-Sí, bebé- besa tu sien con delicadeza, una acción que contrasta con la agresividad de sus estocadas y los sonidos húmedos que estas provocan.
Intentás ahogar un grito mordiéndote el labio, pero es completamente inútil una vez que alcanzás el orgasmo y el placer se extiende por todo tu cuerpo. Una de tus manos se cierra con fuerza, haciendo un puño con las sábanas, mientras las uñas de la otra marcan nuevamente la piel de Esteban y aprisionás la almohada entre tus dientes.
Unos segundos más tarde, cuando la sensibilidad post orgasmo amenaza con convertirse en tortura, sentís la forma en que Esteban llena tu interior y sus movimientos se detienen. Susurra palabras dulces en tu oído, entre ellas apodos como princesa y bebé, y riega besos en cada sitio que sus labios encuentran en su camino hasta tu boca.
-¿Estás bien?
Te aclarás la garganta.
-Perfecta- le dedicás una sonrisa.
Su miembro abandona lentamente tu interior y observa la forma en que su semen escapa de tu entrada -que se contrae ante la pérdida de él-, cayendo sobre tus pliegues y manchando las sábanas. Utiliza un dedo para recoger los restos de ambos y los empuja nuevamente hacia tu interior haciendo caso omiso de tus protestas.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y comemos algo?- propone mientras te ayuda a sentarte. Es una pregunta retórica, no tenés otra opción; Esteban es sumamente cuidadoso y jamás permitiría que experimentes los efectos de un descuido o la falta de atención luego de una sesión. Además, ¿por qué te negarías a ser consentida por él?
Te acompaña al baño y ambos esperan a que la temperatura del agua sea la ideal para entrar en la ducha, ignorando el vapor que empaña por completo los azulejos y el espejo. Lava tu cabello con cuidado y hacés lo mismo con el suyo, masajea gentilmente tus hombros y los músculos de tu espalda, y cuando salen observa con atención cómo realizás tu rutina de skincare.
Se acerca y rodea tu cintura con sus brazos, la punta de su nariz rozando tu cuello mientras mira tus ojos en el reflejo del espejo. Te sonríe, agotado y somnoliento, y sabés que tu lugar en el mundo siempre será entre sus brazos.
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@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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Abrazos! AU
Emerald y Neo se encontraban actualmente revisando el cuarto del equipo jnpr, hoy era sábado así que si bien Iván a tardar más en despertarse lo menos que iban a hacer era quedarse encerrados, había esperado minuciosamente a que todos los integrantes salieran hasta casi las 10 am pero finalmente estába vació, meterse antes de que cierren la puerta había sido fácil (lo menos que querían era forzar la puerta y que se notará), pero hasta el momento no había ninguna información relacionada con las doncellas, y la supuesta maestra ladrona se aburrió y se quedó leyendo lo que aparentaba ser el diario de uno de los integrantes
Emerald: Acaso planeas seguir perdiendo el tiempo, o sólo eres tan incompetente como román
Neo: (Se mostró molesta y cerró el diario y agarró lo qué parecía una cuchilla secreta de su talón)
Emerald: ( No se vio intimidada pero si algo sorprendida, juraría que le quitaron su arma pero claro era una asesina a suelta era lógico qué esté más armada, habría que vigilarla más) Claro cual es tu plan tratar de lastimarme y creer que cinder no tomara represalia contigo o tu amigo
Neo: (Paró en seco y pareció recapisatar y suspiro resignada)
Emerald: Bien, ahora en verdad busca y deja revisar éso, sólo parece tener recetas extrañas de drogas o lo que sea que sea ésa cantidad de hierba
De pronto paró escuchando lo que parecía el sonido de la puerta abriéndose, pensando rápido activó su semblante aparentando ser la propia pyrrha nikos. La puerta se abrió revelando a un rubio que reconoció. Jaune arc el líder doofus de la propia pyrrha nikos, lo había investigado creyendo que al ser el líder de la propia pyrrha nikos sería de tomar en cuenta pero todo apuntaba a que era un fraude y una decepción, aún no entendía por qué el termino como líder
Jaune: ¿Pyrrha? Te estuve buscándote por todos lados y tu también nora
Emerald se dio la vuelta mirando como neo adoptó la forma de la segunda integrante femenino del equipo jnpr
Emerald (P): O estába prestandoles unos apuntes de clases a... nora si
Neo (No): (Asiente)
Jaune: ¿Me están ocultando algo? ¿Nora estás muy callada?
Neo (No): (Neo algo nerviosa apunta a su cuello y se lo frota)
Emerald (P): Oh! Eh le duele un poco la garganta hace un rato
Jaune: No lo se, la vi hablando hace rato y saliste muy rápido a resguardarla. Espera creo que ya se lo que pasa
Emerald (Pensando): Mierda, es más perspicaz de lo que aparenta (miro a neo y asintió aparentemente teniendo las mismas intenciónes)
Jaune: Si... Están enojadas conmigo
Emerald (P): Tu.... Espera ¿que?
Jaune: Ya se, primero empeze haciendo masejes sólo para ustedes y luego vino el equipo rwby y luego tubo que haber una pausa por la cantidad y todo eso, pero quiero que sepan que ustedes son únicas somos más que un equipo y sin importar con cuántas personas atienda ustedes tienen un lugar especial en mi corazón
Emerald volvió a ver a neo y está volvió a asentir como diciéndole que le sigua la corriente o también probablemente sólo le estába tomando el pelo
Emerald (P): Nos-nos atrapaste no queríamos decir nada para no hacer problemas
Jaune: No no, yo lo siente, aún que me alegra hacer a todos felices, soy su lider y su felicidad esta ante todo, así que, que les parece si hago una exención y les hago un doble mimo
Emerald (P): Seguro....
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Absolutamente todos sabemos cómo terminará esto
Pd: Hola howlingday agradezco que te tomes la libertad de traducir mis post pero noté que el último de abrazos está algo incompleto le falta la parte dónde ruby y pyrrha hablan antes de yang y compañía
Hugs! AU Emerald and Neo were currently checking the jnpr team's room. Today was Saturday, so although Ivan was going to take longer to wake up, the least they were going to do was stay locked in. He had waited carefully for all the members to come out until almost 10 am. but finally it was empty, getting in before they closed the door had been easy (the least they wanted was to force the door and it would be noticed), but so far there was no information related to the maids, and the supposed master thief got bored and he stayed reading what appeared to be the diary of one of the members
Emerald: Are you planning to continue wasting your time, or are you just as incompetent as Roman? Neo: (She looked upset and closed the diary and grabbed what looked like a secret blade from her heel) Emerald: (She didn't look intimidated but she was somewhat surprised, I could swear that they took her weapon but of course she was a murderer on the loose, it was logical that she would be more armed, we would have to watch her more) Of course what is your plan to try to hurt me and believe that Cinder won't retaliate against you or your friend? Neo: (She stopped short and seemed to reconsider and sigh resignedly) Emerald: Okay, now actually look it up and check that out, it just seems to have strange prescriptions for drugs or whatever that amount of weed is. Suddenly he stopped listening to what seemed like the sound of the door opening, thinking quickly he activated his face, appearing to be Pyrrha Nikos herself. The door opened revealing a blonde he recognized. Jaune arc, the Doofus leader of Pyrrha Nikos herself, had investigated him, believing that being the leader of Pyrrha Nikos herself would be taken into account, but everything pointed to him being a fraud and a disappointment. He still did not understand why he termed him leader.Jaune: Pyrrha? I was looking for you everywhere and you too Nora Emerald turned around watching as Neo took the form of the second female member of the JNPR team. Emerald (P): Or I was lending some class notes to... Nora yeah. Neo (N): (Nods) Jaune: Are you hiding something from me? Nora, why are you very quiet? Neo (N): (Neo, somewhat nervous, points to her neck and rubs it) Emerald (P): Oh! Hey, your throat hurt a little a little while ago. Jaune: I don't know, I saw her talking a while ago and you went out very quickly to protect her. Wait, I think I know what's happening. Emerald (Thinking): Shit, he's more insightful than he looks (She looked at neo and nodded, apparently having the same intentions) Jaune: Yes... They're mad at me. Emerald (P): You.... Wait what? Jaune: I know, first I started doing massages just for you and then team RWBY came and then there had to be a pause because of the quantity and all that, but I want you to know that you are unique, we are more than a team and no matter how many people pay attention you have a special place in my heart. Emerald volvió a ver a neo y está volvió a asentir como diciéndole que le sigua la corriente o también probablemente sólo le estába tomando el pelo. Emerald (P): We-you caught us! we didn't want to say anything so as not to cause problems. Jaune: No, no, I'm sorry, even though I'm happy to make everyone happy, I'm your leader and your happiness comes first and foremost, so what do you think if I make an exemption and give you a double pampering? Emerald (P): Sure... ----------
We absolutely all know how this will end. PS: Hello howlingday, I appreciate that you take the liberty of translating my posts but I noticed that the last one about hugs is somewhat incomplete, it is missing the part where ruby and pyrrha talk before yang and company.
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Hello, hello! And I apologize for incomplete translation. For some reason, [tumblr] wouldn't let me post the full thing. I'm loving the story, though.
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El mundo a los pies de mi percepción
"Que el paciente ya vino tronado” “que tal otro es un caño” “ya venía mal parido de antes este, es la típica cascada del desastre” “La teoría del queso suizo en su máximo esplendor” y demás cosas que suelen decir los batas blancas con algo de cultura y buena educación, porque los demás solo están a las puteadas o haciendo puterio barato en el trabajo. Que ganas tienen los adultos de hacer esas estupideces, lo llevan inscripto en el alma, mucho más fuerte que su razón de cuestionable existencia. Bueno, a veces no puedo culparlos de ser tan desagradables. Vean, por ejemplo, como tendría que estar de buen humor uno en un lugar donde la gente expulsa alaridos de dolor o por locura, un lugar donde se exponen entre cuatro sucias y grises paredes las verdades que hacen mas interesante al ser humano. Un sinfín de desgraciados acudiendo al mismo lugar, un sinfín de seres en su estado más repugnante, pero también el que mas inspira piedad y comprensión ¿Dónde podríamos buscar poesía allí? ¿Acaso las diarreas nos cantan con lirismo el diagnostico? ¿Una hematuria nos recita el mal de amores de algún desdichado? ¿La tos es solo un mero integrante de la filarmónica de toses, cada cual cumpliendo su función y emitiendo su sonido característico y sublime?
“Un forúnculo emerge como demonio entre tu piel de marfil, haciendo justicia a la humanidad, que no debe aceptar la existencia de cosas perfectas.”
“Descontrolado y turbado, tu corazón nos anuncia, el daño del que has sido víctima, pero no quiere un samaritano de bata blanca, solo pide que todos los demás integrantes de tu ser lo acompañen a la nada, y que no reniegues de su partida."
“Ella solo quiere vivir, no sabes cuanto su amor puede abarcar, desiertos y tundras se juntan, en la manifestación de su querer, anhelo de vida implacable, pero labrando su óbito, pobre neoplasia, no sabía como no hacerte daño, solo sabía que quería vivir para siempre”
Solo hay que ignorar los horripilantes olores, los horribles motivos de consulta, y el hecho de que a la larga o a la corta nos uniremos a la gran turba de arrastrados por el designio supremo para los seres vivos: Por el hecho de ser una forma de vida, sufrirás pase lo que pase.
Pero a no desanimarse, sí, es cierto que se acaba de morir tal persona allí de un paro cardíaco y su familia esta a las manos con el médico tratante por pensar que, puertas adentro, no lo reanimaron. También vemos allá a un padre con una coqueta colostomía y su hija con un semblante solemne, cuadro de la derrota ante el despiadado hecho de ser humanos que se enferman y mueren. Vemos por allá en un cuarto olvidado por el tiempo y el espacio a una moribunda, solo hoy a la mañana pasaron dos estudiantes que no pudieron auscultar los latidos de su corazón ¿Acaso alguien se preguntará por ella? ¿Cómo habrá sido su infancia? Miren allá, aquella señora porta con altivez y clase una adorable traqueostomía y una postura distónica que enamora al más truculento de los estudiantes, tentado de ir a hacerle el examen semiológico completo en honor al buen gusto sobre la tierra de los enfermos. Y si… vos, vos no podes faltar, el internado por causas sociales. Sonrían todos, seamos amigos mientras duren en su agonía. Que el tiempo arrasa con nosotros y no le voy a dar el gusto de poner una cara triste, algo parecido a no querer llorar para que no se te corra el maquillaje y quedar como un ejemplar perfecto del patetismo.
Pero la vida es maravillosa, pongan a competir todo lo nombrado mas arriba (ni una fracción del mal que el mundo y la vida pueden regalarnos) con las cosas buenas de la existencia humana: un beso robado, un leve pero encantadoramente dulce agarre de manos, una sonrisa que queda al descubierto para sorpresa del que la porta, una voz que recorre nuestra vía auditiva con tanta rapidez como dulzura, unos chistes y bromas que van y vienen, solo entendidas por los únicos dos interlocutores, un componente lúdico de implícito en una mirada picarona y en una sonrisa burlona. También la suavidad del alma expuesta en un suspiro cautivador, en algunas muecas tristes que inducen a la aparición de una imperiosa necesidad de dar rienda suelta a un magnánimo e impetuoso cariño por el otro; la sensación de esperanza, esa que nos lleva a pensar que por fin encontramos a alguien que habla nuestro idioma, nuestro verdadero lenguaje, ese que es muy propio de nosotros mismos, el que hablamos solamente con nosotros, como si fuéramos del mismo lugar de origen, como si fuéramos madera del mismo árbol, almas sacadas del mismo reservorio.
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𝗲𝘀𝗰𝗲𝗻𝗮𝗿𝗶𝗼: un momento con su padre. 𝗵𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱: combate cuerpo a cuerpo (1/2).
Tic, tac.
Las agujas del reloj eran el único sonido que invadía la habitación. Rikuya se mantenía de pie frente al escritorio, espalda recta, vista al frente, esa posición entrenada y practicada durante horas en el regimiento desde los dieciocho años. Era tanto asunto de costumbre como puro, innato pavor a la decepción que solía teñir la mirada de su padre tan pronto se posaba sobre su hijo menor.
A veces se preguntaba si los largos minutos de espera eran una táctica de subyugación o la simple preparación de un hombre cansado ante una visita inesperada. Sus pensamientos siempre labraban la misma batalla — dura, fea, cruel, preparado para apuntar el arma hacia sí mismo antes de que otro tuviera la oportunidad de hacerle daño. Al entrenamiento militar ingresó después de la escuela; en privado, siempre ha estado peleando.
Tic, tac.
Las puertas a sus espaldas se abrieron y él permaneció inmovil. Podía escuchar los zapatos prístinos chocar contra el suelo en su lento avance por el estudio, pero el silencio permaneció desde ambos lados. El pecho de Rikuya se alzó, bajó, una, dos veces. Un suspiro, justo detrás de su hombro.
Silencio.
—Aún no es tiempo.
Nada en su semblante varió. El mundo en su cabeza implosionaba y, sin embargo, su expresión se mantuvo apacible.
—Padre… —la silueta del hombre mayor interrumpió lo que pudo haber dicho. Solo era su espalda, cubierta por un elegante traje oscuro, el cabello encanecido de su nuca una imagen cotidiana. El concejal dio la vuelta al escritorio con la misma postura perfecta del hijo, pero no le dio la cara. Su mirada, en cambio, se enfocó en los papeles distribuidos de manera organizada sobre el tope de roble.
—No estás listo. Eiji y Kenjiro tienen una mejor idea para ti. Ve con tu madre, ya te contarán con el té.
Los segundos pasaron lentos. Su boca se abrió, titubeante, hasta volver a cerrarse sin haber emitido otra palabra. La postura de sus hombros se relajó, solo lo suficiente para impulsar el cuerpo a dar la vuelta y regresar por donde había entrado media hora antes, un asentimiento la confirmación final de una orden acatada.
—Rikuya —llamó su padre, logrando que detuviera su avance de golpe. Aspiró una respiración. No se atrevió siquiera a mirarle de reojo—. Es tu mejor opción por el momento. Lo apruebo.
Las manecillas del reloj volvieron a repicar mientras salía.
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ENTREGA: VENUS SUTIVANISAK. HABILIDAD: SIGILO (1/3).
memorias de un momento que cambió su vida para siempre.
tw: armas y muerte.
sus pisadas fueron duras y resonantes. los tacones provocaron eco contra las paredes vacías. sus orbes, oscuras y gélidas, sostienen el mismísimo invierno tras cada pestañeo. su semblante ya no es suave ni apacible, mucho menos está condecorado con la clásica sonrisa que solía dedicar en un pasado.
se detuvo frente a la primera puerta y tomó una bocanada de aire.
aún vive en sus memorias el recuerdo de su corazón latiendo desbocado en su pecho. corrió hasta que sus pulmones dolieron al chocar con su caja torácica. un ruido estruendoso la detuvo y miró hacia atrás: — mierda, mierda, mierda — murmuró, escondiéndose tras una de las puertas metálicas. su diestra se movió hasta el localizador en su muñeca, lo buscó entre los puntos cercanos que se alejan y desaparecen. no estaba. — la puta mierda, archer, ¿donde vienes? — se quejó, mientras sus dientes jalaron del guante para quitarlo y poder manipular mejor la pequeña pantalla táctil. ¡ahí está! gritó en sus entrañas. quizás estaba escondido, era extraño verlo quieto.
archer nunca fue de los que dejaban actuar al resto sin más.
el sonido de la puerta le arrebató los últimos sentimientos. primero escuchó una especie de bocina y se encendió una luz roja en la zona izquierda superior, luego, se abrió y se encontró de frente con un rostro enfermizamente familiar.
— venus.
no la miró. no le interesaba escuchar la clásica pregunta con predecible desenlace.
es difícil cuando tu corazón se destruye en mil pedazos, ¿sabes? de pronto, y subitamente, todo lo que tenía sentido deja de hacerlo. todo por lo que vivías deja de existir. es difícil haberlo tenido todo y experimentar la nada.
— vine a ver a wren.
continuó sin verla. sabía que no cargaba culpas, que fue un error de cálculos. que el haber encontrado el cuerpo masculino al borde del último suspiro fue netamente circunstancial; pero ¿podrían culparla? en cada esquina veía lo mismo: miradas de lástima, pasó de ser la hija de un alto mando a la prácticamente viuda en acción. siempre eclipsada, destruida y pisoteada por un hombre.
— voy por él.
y despareció. nuevamente la dejó allí, sola, con la afonía ambiental y el ruido constante de sus pensamientos. su rostro seguía pétreo, sus ojos ya estaban resecos de tanto llorar. — ¿ves eso que está allí, uh? innie — archer la miró con la clásica sonrisa juguetona, su índice apuntaba a un punto en el cristal que no supo identificar hasta que se detuvo a su lado. — ¿un edificio? — elevó una de sus cejas en su dirección, sin embargo, no fue hasta que la corrió para dejarla frente a sí que sonrió. era una iglesia. — ¿lo ves ahora? — lo veo ahora. — tú, yo y gala. ¿qué dices? — estás loco — negó con su cabeza y quiso deshacerse de su agarre, pero no pudo. nunca podía alejarse de quien fue su hogar todo este tiempo. — estaría loco si no te lo pidiera.
durante todo este tiempo, estuvo moviendo argolla con pequeño diamante en la punta. no se dio cuenta hasta que wren apareció en escena y posó su mirada en su mano. la escondió en el bolsillo de su chaqueta.
— quiero verlo.
— no tomes una mala decisión ahora. ve a casa, estás sensi…
— ¡quiero verlo!
su voz resonó no sólo en sus cuerdas vocales, también chocó con las paredes y logró llamar la atención de más de un agente especial que caminaban por los pasillos.
— no me hagas pedirlo dos veces.
una película acuosa comenzó a agruparse en sus orbes, por primera vez en tres semanas podían ver un ápice de emoción en un rostro que se solidificó cuando declararon la hora de defunción: 15 de septiembre de 2019, 23:45 hrs.
no se supo si fue negligencia o también sed de venganza, pero su capricho fue escuchado, una vez más, y se limitó a asentir.
la tailandesa siguió el andar firme de su compañero de escuadrón y, ahora, superior. era amigo de archer y dio un discurso que pudo haber quebrado a cualquiera menos a ella, cuya humanidad se vio tan trastocada que no está segura si alguna vez podrá recuperarla.
entonces, te odiaré. te pintaré como el villano que nunca fuiste. voy a culparte por cosas que nunca hiciste, porque odiarte es la única forma en que deje de doler.
se detuvo frente a la puerta de concreto, él tras de ella.
— te cubriré, ¿lo sabes?
— lo sé.
y entró.
lo siguiente que se escuchó fue una bienvenida en un acento estadounidense que se encargaría de odiar toda su vida. ¿tenía familia? ¿una hija? ¿un mujer esperándolo en casa? ¿una madre? archer tenía todo eso.
archer tenía amigos, participaba en fundaciones. tenía una familia que lo amaba, una abuela que se aferraba aún a los últimos recuerdos de su nieto en medio de un episodio de demencia. tenía una madre que declaraba su orgullo y un padre que no podía reponerse de la pérdida. la tenía a ella. archer tenía una hija y una persona que lo amaba con cada latido de su corazón.
— ¿algo que decir?
— debí darle más fuerte.
él se dedico a tatuar en su canal auditivo un acento neoyorquino que no volvió a olvidar. ella dejó el recuerdo de una bala que atravesó su cráneo.
no. no se sintió mejor.
archer no volvió ese día ni el siguiente.
la visita en sueños, la abraza en sus recuerdos y han pasado cuatro aniversarios y aún duele como la primera vez.
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nombre: ayoung jia especie: humana edad: veintisiete sexualidad: bisexual. ocupación: repositora de supermercado (+ información)
open to: f/f, m/f, f/nb
plot: jia es una cuidadora empedernida. Necesita ser servicial y perfecta en todo momento. Ve a las personas como proyectos en los que depositar toda su energía. Me imagino alguien que desafíe su postura, o que intente sacarle algo de rebeldía. Un contraste. Pero abierta a todo!
environment: un pasillo detrás del supermercado donde jia trabaja. La luz es escasa, la noche recién comienza.
el sonido de la máquina había aturdido todos sus sentidos. derramó la última gentil sonrisa al suertudo cliente, preguntandole sobre su día, su esposa y sus hijos como la rutina embellecida que había forjado. paso cada producto por la máquina, manteniendo la misma actitud en cada movimiento. Positiva. Firme. Constante. Solo una vez que concluyó sus tareas dejó el cartel de fuera de servicio en la mesa, dirigiéndose rápidamente a la puerta de salida sin ver atrás. Sosteniendo la respiración dejo que el aire golpeara su rostro, sus labios relajándose, su semblante cayendo, su cuerpo finalmente dejando entrever todos los recovecos de cansancio del día. Buscó con cierta brusquedad un cigarro en sus bolsillos, aferrándose a el como si su vida dependiera de ello. Solo un ruido la detuvo, subiendo su guardia una vez más. '¿Hay alguien allí?' cuestionó sin pensarlo, con una nueva sonrisa en su lugar. 'Oh, eres tú...'
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adiós a la inocencia.
Una semana después del gran accidente, el despertar de Mikhail no ha sido nada fácil, especialmente debido a las nuevas sensaciones que está experimentando. Sus padres y hermanos lo visitan, pero ni siquiera eso logra mejorar su ánimo.
MIKHAIL KUZNETSOV. HABILIDAD: EMPATIA (3/3)
—FICHA INICIAL.
Nombre: Mikhail Aleksandr Kuznetsov Mordashov.
Edad de Ingreso al Servicio: 18 años (2015)
Edad de Salida del Servicio: 24 años (2021)
Rango al Salir: Suboficial Superior (старшина)
Pelotón: Comandante de pelotón (30-50 soldados)
Experiencia en Combate: INFORMACIÓN CLASIFICADA.
Accidente: INFORMACION CLASIFICADA.
EUROPA, EN ALGUNA PARTE.
Oscuridad.
Dolor.
Mucho dolor.
Mikhail abre los ojos sin reconocer su entorno: paredes blancas, sillas de plástico y una enorme ventana revelan un paisaje nevado. Confundido y adolorido, observa las máquinas que zumban a su alrededor sin entender por qué están allí. El sonido de cada máquina martillea su cabeza, intensificando el dolor que lo embarga. ¿Está en el infierno? No era un devoto religioso, pero siempre intentó actuar con bondad a su manera, y parece que ni eso bastó. Intenta moverse, pero sus extremidades parecen pesadas como si estuvieran ancladas por rocas. La garganta seca le impide hablar coherentemente.
Al levantar la mirada, nota a una mujer vestida de blanco que lo observa con ojos enormes y una expresión de sorpresa. Mikhail, casi creyendo que es un ángel, apenas logra articular:
— Agua... Necesito agua.
Un estruendo resuena en el pasillo, atrayendo a una multitud de personas hacia él.
En segundos, más personas llegan a su rescate, portando artefactos desconocidos para Mikhail. Le hacen preguntas en un idioma que apenas comprende… ¿Italiano? ¿Alemán? Solo sabe que le están hablando y que le resulta difícil responder. Siente las agujas inyectando sustancias en su cuerpo mientras, con el poco control que le queda, intenta quitarse todo, pero los hombres vestidos de blanco son más fuertes que él. Por primera vez en su vida, se siente impotente y diminuto ante el trato que recibe.
— Mikhail… Necesito que me respondas estas preguntas.
No hay respuesta; el rubio está demasiado agotado.
— Mikhail.
Silencio.
— Mikhail.
Más silencio.
El ruso no puede responder al llamado de su nombre. El dolor, la oscuridad y una profunda tristeza se han apoderado de él, especialmente esa sensación opresiva en su pecho.
En cuestión de segundos, se sumerge en la oscuridad total.
Fue una misión, una misión que debía salir bien y sin problemas. Pero el otro bando tenía un par de cartas bajo la manga: minas colocadas estratégicamente donde los rusos se encontraban, haciendo que todo saliera mal. Mikhail fue el único superviviente. Las secuelas eran graves, pero estaba vivo y, según los doctores, podría llevar una vida normal, o algo parecido. La explosión de un IED provocada por los enemigos hizo volar en pedazos su rodilla, la cual fue reemplazada por una prótesis de metal. Su brazo quedó quemado y sufrió otras lesiones que la familia Kuznetsov no quería seguir escuchando.
Su madre estaba a su lado, y parecía que los años le habían caído de golpe. Las ojeras se marcaban bajo sus ojos azules, ahora sin brillo. Fue la primera en tomar el primer avión y hacer todo lo posible para llevar a su hijo al mejor hospital de Europa, sin reparar en gastos. Su padre llegó después, con un semblante sombrío y negando con la cabeza ante los comentarios de los doctores.
Mikhail tragó en seco. ¡Cómo odiaba ver sufrir a su madre! Pero los Kuznetsov llevaban una vida marcada por el sufrimiento, y parecía que estaba en su destino sufrir trágicos accidentes. Sus hermanos también habían enfrentado problemas durante el servicio militar obligatorio, y él, el menor de todos, no sería la excepción ante los genes familiares.
— Mamá… —su voz es seca, apenas un susurro que Maria Kuznetsov puede escuchar. La mujer lo mira de nuevo, con una mirada cargada de dolor, preocupación y una tristeza que solo una madre podría expresar en ese momento.
— Sí, cariño.
— ¿Cuándo me sacarán todo esto? —pregunta con la inocencia de un niño.
Maria suspira. Le acaricia el cabello con delicadeza y niega con la cabeza.
— No lo sabemos, gatito.
Mikhail asiente. Las máquinas le molestan, los artefactos en su pierna también, y aún debe usar un respirador mecánico por precaución. Se pregunta qué pasa con su pierna. ¿Podrá volver a caminar y hacer deporte? Sabe que, de alguna manera, se buscó esto, porque la guerra nunca cambia y siempre será así. También se pregunta cómo podrá enfrentar a las madres de sus amigos, cómo podrá mirarlas a la cara. Y, sobre todo, ¿cuándo se irán el dolor en su pecho y la tristeza infinita?
Sus hermanas lo visitan, al igual que sus hermanos, y su padre lo observa con preocupación en cada visita. Mikhail sabe que no pueden detener su vida por su accidente; los Kuznetsov son guerreros y ya han enfrentado situaciones difíciles. Pero una parte de él aún anhela que su padre le diga unas palabras de aliento, que le diga: "Todo está bien, hijo". Sin embargo, sabe que esperar eso de su progenitor es complicado; no es un hombre de muchas palabras, y las emociones nunca han sido su fuerte. "Así son los hombres Kuznetsov", decía su hermana mayor.
— Gatito, pronto irás de nuevo a la sala de operaciones —le dice su madre, quien ha estado a su lado, cuidándolo como una leona cuida a sus crías. A pesar de estar en el hospital más lujoso de Europa, el rubio se siente abrumado por la preocupación de su madre. Ella lo ayuda a comer, a bañarse y con cualquier otra necesidad, como si volviera a ser un bebé. Esto le molesta, pero para no preocupar más a su madre, se queda en silencio, le sonríe—hasta donde puede—, y deja que ella siga cuidándolo.
— Lo sé.
Otro silencio se instala, interrumpido solo por el sonido de las máquinas y la lluvia que se intensifica fuera. Su madre sigue arreglando la habitación privada y haciendo llamadas a conocidos y familiares para avisar sobre la operación. Mikhail sabe que una de sus tías—la más devota—estará organizando una oración grupal. Aunque él no es creyente, siente que eso podría ayudar un poco, o al menos quiere creerlo.
Mientras lo preparan para la operación, Mikhail observa por la ventana y una parte de él lo sabe sin duda: su adolescencia ha terminado, su vida como la conocía ha cambiado, sus sueños han acabado. Las palabras de sus hermanos resuenan en su mente: "Dile adiós a tu inocencia, Mikhailo. Dile adiós a tus sueños, dile adiós a tus fantasías, porque ahora eres un hombre". Sabe que las pesadillas, donde sus amigos mueren por su culpa, volverán. Sabe que la vida puede darle la espalda y que la sensación de hundirse cada día será algo que no podrá bloquear como solía hacerlo en el ejército.
Por primera vez, llora. Llora por todo lo que ha perdido, por lo que perderá y por lo que nunca tendrá. Llora por haberse metido en el servicio militar y no haber seguido su sueño de ser pianista. Llora por haber querido seguir el sueño de su abuelo. Llora por el dolor en su rodilla, y llora simplemente porque siente un dolor inmenso.
— Oh, gatito… —su madre, su querida madre, viene en segundos a su lado para abrazarlo y darle esa sensación de consuelo que tanto necesita. Pero lamentablemente, ni siquiera eso puede aliviar el dolor en su pecho.
Mikhail Kuznetsov despertó una semana después de su operación. Los problemas se hicieron presentes: su corazón había reaccionado mal a la anestesia, complicando todo para los médicos. ¿Lo peor de todo? La operación, la hospitalización y el cuidado constante no eran nada comparado con la verdadera prueba que ahora enfrentaba: volver a caminar y recuperarse de sus lesiones. Esto sí lo afectó profundamente.
Recordando uno de sus poemas mientras lloraba al observar su nueva rodilla, las palabras resonaban en su mente: "¡Adiós, mi juventud, adiós, mi alegría!"
Y así era; su alegría se había ido.
#biografía. / * crueles intenciones.#uhm...solamente no sé qué decir; esto salió de la nada#y ahora voy con rhia !#leer bajo su propio riesgo#tw politicos#tw guerra#tw rusia#tw sangre#tw depresión#y sí su mamá le dice gatito pq es medio gato en mi mente#ahre
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Si tuviera que escribir mi bitácora de expedición espíritual, el primer capítulo sería de cómo recordé mi nombre en pleno apogeo de la catabasis, le rindo honores a la hostigante travesía para encontrar una humilde casita de bosque, al final de las vías de un tren perdido que atravesaba el mar de china, dónde Zen zumu me recibió con la merienda mientras sus sombras hacían labores del hogar. Aquella mujer extravagante de la que me hubiera encantado aprender mejor, le dio un giro a todo lo que conocía, porque yo no conocía ni mi nombre.
Me dejó jugar con los hilos de tejer y el rollo de copas, formando un juguete cuyo el vaivén de arriba abajo me mantuvo enfocado mientras la escuchaba contar la historia del cómo un viajero llegó un día a su puerta, alguien interesante que se mostró ante ella con las manos vacías y el corazón lleno, con curiosidad y miedo, con la intención de escapar del mundo espiritual.
Ella contaba en su voz suave de abuelita, el sonido de las agujas tejiendo y la tetera silbando le acompañaban, mientras yo... y yo, y yo, y yoyo jugaba.
Dime, ¿Alguna vez has sentido frío de verdad?
Desde su nacimiento todo ha sido tan hostil, que no es sorpresa si su carácter se trata de capas y capas de yeso guardando muy por dentro una cajita de Pandora.
Cuando nadie puede sostener tú corazón sin lastimarse,
Cuando no pueden conectar miradas contigo por lo intimidante de tú semblante,
Cuando es difícil demostrar empatía porque tienes la semilla del resentimiento carcomiéndote.
Es tan fría la íngrima melancolía, pero no hace menos hermosa la calma distractora del delicado escenario nevado, si la escarcha es brillante y densa… Entonces la tormenta a la que fuiste sometido fue condenadamente cruel. ¿No es así?
Mientras suspiraba por una oportunidad de escapar de la infinita rutina, un inmenso satélite llamaba por él cada velada volviendo largas las noches con su devoción… La única pródiga en admirar con libertad a un ser intocable como lo era alquien de la tribu Qián. XioHùa, quien no se rendiría, se lanzó con los ojos cerrados en búsqueda de un futuro desconocido aunque su anhelo pudiera ser a su vez, la perdición.
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𝐭𝐨𝐣𝐢 𝐟𝐮𝐬𝐡𝐢𝐠𝐮𝐫𝐨!
NOT JUJUTSU WORLD !advertencias: sexo rudo, anal, garganta profunda, sexo alcoholizado, dom, humillación, degradación. (+18)
Toji Fushiguro era el ejemplo de lo que todo hombre NO debería de ser. Vivía por y para él mismo, viviendo al máximo sin detenerse mucho a pensar en las personas o si en sus acciones afectaban, cosa que obviamente hacían, pero a él le daba lo mismo.
Se la vivía haciendo trabajos pequeños como lavar autos a mano, a veces también vendía algunas cosas que se encontraba en su casa, cosas que quizá ocuparía en algún momento, pero gracias a su adicción le daba igual perderlo por un par de monedas. Su adicción: Las apuestas; él era un ludópata profesional, incluso era algo conocido en ese mundillo de las apuestas por ser el idiota con peor suerte y encima el más enfermo al tener que llegar a extremos irreales con tal de conseguir dinero para saciar su enfermedad, extremos tales como vender a su hijo a una familia adinerada los cuales no se tenía ni idea para qué lo querían.
Uno de sus tantos trabajos ocasionales no era precisamente casual, era un trabajo "formal" cuanto menos, puesto que en un horario de 11:00pm a 2:30am era valet parking en el estacionamiento de una discoteca bastante conocida en la ciudad. Esta discoteca era conocida por ser centro de reunión de gente con dinero, Toji aprovechó eso, puesto que al dar un buen servicio le daban propinas bastante elevadas.
Cierta noche llegó un auto particularmente lujoso, quizá el más costoso que había visto en los pocos meses que llevaba trabajando los fines de semana en esa discoteca.
Una mujer voluminosa, con un largo cabello rubio y ojos marrones bajó del auto. Tenía un cuerpo espectacular, pero a leguas se notaba que estaba llena de silicona por todos lados. De la misma forma, sus ropas tales como su vestido y bolso detonaban que era una mujer de dinero al llevar consigo prendas de lujo.
—Mucho cuidado con esta belleza, está recién comprada y seguramente cueste más de lo que tu vas a ganar en toda tu vida. —La mujer le lanzó las llaves a Toji, quién las atrapó sin alguna complicación.
—Claro, señorita. —Respondió con cortesía. En otro contexto, la habría llamado perra operada y le habría arrojado las llaves a la cara por hablarle de esa forma, pero al ser quizá la mujer con más dinero que había visto en su vida, no perdería la oportunidad.
Sin más, ella entró a la discoteca y Toji hizo su trabajo como valet parking. Pasadas las horas, la mafiosa salió en un evidente estado de ebriedad. Tenía sus mejillas rojas, su cabello despeinado y su labial corrido, no había tenido sexo como tal pero sí algo de acción con un hombre que conoció en el lugar. Al ver a Toji aún ahí, chasqueó sus dedos para llamar su atención.
—Hey, tú. Trae mi auto. —Ordenó la rubia mientras se recargaba en la pared a la espera de su automóvil. Mientras tanto se deshizo de sus tacones puesto que no los soportaría ni un momento más.
Toji no contestó con palabras pero sí con acciones, obedeció y fue por el auto de la mujer. Ella se le quedó viendo mientras se iba, esa gran espalda y fuertes músculos hicieron que sonriera levemente, después del encuentro con aquel hombre en la discoteca el cual acabó en nada, se había quedado con ganas de estar con un hombre por lo que vio a su candidato estrella en aquel tipo. A los minutos, Toji regresó y bajó del auto.
—Listo, puede irse. —Habló con indiferencia y notando como era más baja aún sin esos zapatos, no había procesado lo pequeña que era de estatura, ¿1.62 quizá?
—Espera, lindura. ¿Quieres ganar un dinero extra esta noche? —Preguntó la rubia con una sonrisa insinuante.
Toji, aunque sorprendido por el cambio de semblante de la rubia, no mostró emoción alguna en su rostro. Sabía que tenía que tener cuidado con clientes así, pero el sonido del "dinero extra" le resonaba tentadoramente en los oídos. —Depende de lo que esté pidiendo —Respondió con cautela.
Ella se inclinó un poco más hacia él, su aroma embriagador llenó las fosas nasales del azabache. —Nada complicado, cariño. Solo quiero un poco de compañía. He tenido una noche... frustrante, y tú pareces ser alguien que sabe cómo tratar a una dama.
Toji sabía que lo que estaba insinuando no era simplemente una charla amistosa. Miró a su alrededor, la discoteca todavía estaba llena de gente y él tenía un trabajo que hacer. Pero, por otro lado, su necesidad de dinero y su deseo de satisfacer su adicción al juego eran tentaciones difíciles de ignorar.
—Será un dinero fácil. —Susurró ella acercándose peligrosamente a su oído, notando su indecisión. —Y si lo haces bien, quizá te llame de nuevo.
El deseo de ganancia rápida pesó más que su sentido del deber. Asintiendo lentamente, Toji respondió: —Está bien. Pero, solo por esta noche.
Ella sonrió, triunfante. —Eso es lo que quería escuchar. Sube. Oh y maneja tú.
Dicho eso, ella abordó en el asiento del copiloto y Toji como conductor. La rubia le dio la dirección de su para nada humilde morada y emprendieron viaje.
—Disculpa cielo, olvidé preguntar tu nombre. —Habló la rubia mientras tomaba un espejo de su bolso y arreglaba su maquillaje hábilmente, no parecía inmutarse con los movimientos del auto.
—Toji Fushiguro. —Contestó sin girar a verla puesto que tenía su mirada puesta en el camino. Tampoco parecía muy interesado en saber el nombre de la chica y su cordialidad se había esfumado ¿Por qué? Fácil, de todos modos le darían una muy buena propina.
—Yo me llamo TN TA. —Ante la respuesta nula de Toji, carraspeó. —Escucha, musculitos, yo soy una persona que disfruta de lindas pláticas antes de ser brutalmente follada por mastodontes como tú así que si quieres una buena paga, más te vale darme el paquete completo.
El azabache suspiro, aparentemente estaba tratando con una mujer un tanto exigente. —Bieeen, TN, lo siento.
—Así me gusta. Y cuéntame, ¿Cómo te hiciste esa cicatriz del labio? —Preguntó, detestaba quedarse en silencio con otra persona por lo que sacó una pregunta trivial, no era que en serio le interesara.
—Tuve una pelea con un idiota en un bar. Ya iba de mal humor porque perdí mucho dinero en el casino, pero él me puso peor y sumándole el alcohol acabé con la boca partida. —Respondió con un tono como si estuviese siendo forzado a hablar.
—¿Qué bar? —Toji rodó sus ojos ante tanta pregunta.
—Budoir Carmesí...
—¡Oh! Me alegra tanto saber que te partieron la boca ahí. —Eso provocó que el chico arquease una de sus cejas con una mezcla de confusión, disgusto y fastidio. —Es la competencia de mi lavadero de dinero, es mejor para mi, incluso genero ganancias extras.
—¿Así que eres dueña de un bar? —Preguntó ahora sí interesado al saber con la clase de persona que estaba tratando.
—Así es, Velvet Noir. Aunque no es exactamente mi proyecto principal. —Explicó con una leve sonrisa de orgullo en el rostro.
—¿Vas por la vida contándole a los que te follas que lavas dinero? —Preguntó sin medir muy bien sus palabras, cosa que provocó que la mujer soltase una risa y sacara una pistola pequeña de doble cañón y calibre .38. Toji notó eso, pero tuvo una increíble indiferencia, no parecía ser la primera vez que veía un arma tan de cerca.
—No, pero sé que no eres un imbécil como para ir por la vida diciendo que te topaste con alguien que lo hace. No eres tonto, sabes que si la gente lava dinero es porque-...
—Sí, sí. Seguramente eres una mafiosa, proxeneta o lo que sea. Escucha, no me quieras amenazar. Me importa una mierda si eres la persona más buscada del cártel más peligroso del mundo, después de hoy, no volveremos a vernos así que no me jodas con eso. —Eso provocó que TN sonriera un poco, le gustaba esa actitud atrevida del más alto.
TN encendió la radio del auto para ambientar el camino con música en lugar de di��logo, eso no duró mucho puesto que dentro de poco llegaron a la mansión de la millonaria.
La mansión era hermosa, era en una zona bastante privada donde habitaba poca gente, cosa que le daba la privacidad suficiente para llevar a cabo su trabajo. En la entrada había un jardín bastante cuidado, un pequeño camino y finalmente la puerta. ¿Cómo es que no había tanta seguridad? Sencillo, los guardias que se turnaban por ahí con sus armas letales eran más que suficiente para garantizar la seguridad de su jefa.
—Hey, camina. —Ordenó la rubia tomando el grande y fuerte brazo de Toji y adentrándolo a la mansión, la cual era aún más impresionante por dentro. —¿Quieres algo de beber antes de ir a hacer el trabajo?
—Un bourbon de reserva especial. —Esa respuesta provocó que TN arquease una ceja.
—No imaginé que supieras de licores finos. Con la idea que me hice de ti hasta ahora, pensé que pedirías una cerveza genérica o algo así. —Habló de manera despectiva. Se dirigió a la barra de su amplio salón y sirvió el bourbon que Toji había solicitado en un vaso de roca, agregando un único cubo de hielo. Para ella, optó por una cerveza, queriendo algo más ligero en ese momento.
Toji, por su parte, no contestó al comentario de la rubia y simplemente disfrutó de su bebida sentado en un cómodo sillón individual. A menudo se permitía gastar un poco más en licores de calidad, siendo el whisky uno de sus favoritos. Un buen trago antes de un buen sexo le parecía la combinación perfecta.
—Dime, antes de llevarte a la cama. ¿Tienes novia, esposa? No me importa si es así, pero quiero saberlo por si llegase a hacerse un escándalo fuera de mi casa. —Preguntó TN sentándose de lado sobre las piernas del azabache, con cuidado de no derramar ninguna de las bebidas.
Él aprovechó ese acercamiento y posición para tomarla de la cintura con su mano libre. En ese momento, TN se dio cuenta de la diferencia de tamaño que tenían ambos, puesto que la mano del mayor cubría una gran parte de su cintura.
—No, quedé viudo hace 3 años. —Eso sorprendió a la de orbes cafés.
—Eres un libro imposible de leer, lamento tu perdida. Pero no estamos aquí para hablar de muertos. —Dicho eso, se acercó a plantarle un profundo beso en los labios, cargado de las ganas que tenía la fémina en esos momentos de envolverse en las sábanas con aquel fornido hombre. Ambos estaban tomando, por lo que los dos pudieron notar el sabor a alcohol que inundaba aquel beso.
Los dos mantuvieron el beso por unos segundos, hasta que TN se separó. Dejó el vaso de Toji en la barra junto a su botella de cerveza. —Suficiente, vamos a mi habitación.
Avanzó hacia la segunda planta, recorriendo un pasillo hasta llegar a su cuarto. —Bien, ahora-...
Su frase quedó incompleta, no por palabras del hombre, sino por el sonido de la puerta cerrándose bruscamente. Al girarse, vio la imponente figura de Toji acercándose mientras se quitaba la camiseta, lo que causó un ligero sonrojo en ella.
Admiraba la fisonomía de aquel hombre: grande, musculoso, con marcados pectorales y cicatrices que solo añadían un aire rudo y rebelde a su apariencia. Debido a que estaba analizando cada detalle de su cuerpo, se mordió el labio inconscientemente, lo que provocó que Toji se sintiera adulado y hasta orgulloso de su apariencia.
—¿Te gusta lo que ves? —Preguntó, la chica solamente asintió con la cabeza sin despegarle la mirada de su pecho. —¿Qué opinas del sexo ru-...
—Cógeme como si te fuera a pagar para matarme. —Dicho eso, Toji la cargó como si fuese un costal de papas y la lanzó a la cama con poca gentileza.
Como si fuese una bestia, se lanzó encima de ella dispuesto a comerle los labios. Mientras lo hacía, una de sus manos pasó a tomarla de ambas muñecas con facilidad y situarlas sobre la rubia cabellera de la mujer; la otra por su lado bajó a buscar el cierre del vestido que llevaba, este tenía el cierre por delante por lo que en pocos segundos pudo bajarlo y dejar al descubierto un encantador descubrimiento: Los pechos de TN.
Al ser un vestido algo apretado y de tirantes, ella optó por no llevar sostén sino más bien unos parches. Toji los arrancó sin detenerse a pensar si eso le causaría dolor. La rubia mordió con algo de brusquedad el labio inferior de Toji, dándole a entender que le había dolido. Sin embargo, a Toji no pareció gustarle mucho esa acción ya que rompió el beso para propiciarle una bofetada.
—¿Me pides que te folle como si quisiera matarte y te quejas de que te arranqué unos parches? —Cuestionó arqueando una de sus cejas. Las palabras y reacción de Toji solo incrementaban el deseo de TN por él. —¿Vas a ser una buena zorra o tendré que usarte de vertedero de semen y venirme lo más rápido posible con tal de que me pagues mi dinero?
TN no pudo evitar sonreír ante su audacia. Aquel hombre era exactamente lo que estaba buscando. Con una sonrisa coqueta, se acercó más a él. —¿Por qué no lo averiguas por ti mismo?
Sin más, Toji se deshizo completamente del vestido de la más baja y lo aventó por ahí. Luego continuó quitándole las bragas e igualmente deshaciéndose de ellas. —Levántate. —Ordenó Toji, mientras se dirigía a un sofá que estaba enfrente de la cama y sentándose en este. Ese tono que usó provocó que la rubia obedeciera sin chistar y se pusiera de pie, quedando completamente desnuda y a merced de aquel dominante hombre que había contratado como prostituto.
—Ven, quiero ver que tan buen trabajo puede hacer esa boquita. —Ella caminó hacia él con su mirada clavada en el bulto ya notorio del más alto. —No, acércate a cuatro patas como la perra que eres.
TN regresó sobre sus pasos y se puso en cuatro, nuevamente se aproximó a Toji y finalmente quedó con su cabeza en medio de las fuertes piernas del azabache. Él no tuvo que decir nada puesto que ella comenzó a desabrochar el botón y la cremallera por iniciativa propia.
Pocos segundos después, el miembro erecto de Toji fue liberado de sus pantalones los cuales comenzaban a apretarle. TN se quedó viendo toda su estructura como si fuese el pene más lindo que hubiera visto, o quizá el más grande. En el fondo estaba algo asustada.
—¿Qué esperas? ¿Es demasiado para ti? —Preguntó alzando una ceja y enredando el cabello rubio de TN entre sus dedos, dio un tirón de este para hacer que alzara su mirada y lo viese a los ojos. Esos ojos detonaban lujuria pura, intensa. TN podía sentir sus pliegues mojarse más de lo que ya estaban con solo ver la mirada que Toji le estaba dando.
Tomó la base del miembro de Toji y comenzó masturbándola ligeramente, pero se detuvo al oír nuevamente la voz de Toji. —¿Qué haces? ¿Acaso no escuchaste bien? Dije que quería sentir mi pene en tu boca, con las manos yo mismo podría hacerlo. Haz bien lo que te pido o no tendré piedad más adelante.
TN se rehusaba a meterla toda a su boca de una, por lo que empezó dando pequeñas lamidas alrededor de su falo. Toji aún la tenía sujetada del cabello por lo que la movió de tal forma que su glande entró en la boca de la rubia, eso no pareció tan mal para ella puesto que podía jugar con esa zona como si de un chupón para bebé se tratase. Se enfocaba en darle pequeñas lamidas y juguetear con el casi diminuto orificio que tenía dentro de su boca. Sin previo aviso, Toji soltó su cabello y esta vez la tomó de la parte posterior de su cabeza para de esta manera empujarla lo más físicamente posible hacia adelante, haciendo que casi todo su miembro entrase en la boca de la rubia. Era demasiado para ella, puso sus ojos en blanco y soltó sonidos de asfixia y arcadas. El pene de Fushiguro había llegado más adentro de lo previsto y estaba segura de que iba a vomitarse en cualquier momento por lo profundo que tocaba.
El hombre se puso de pie aún con su miembro en la boca de la chica y sus manos en la parte trasera de su cabeza. "Por favor que no lo haga o me voy a vomitar" Pensó TN, pero acabó pasando. Él comenzó a embestir su boca, podía sentir incluso sus testículos golpeando su mentón.
Podían oírse pequeños suspiros y gruñidos por parte del más alto, quien tenía su cabeza echada hacia atrás y realmente estaba disfrutando con la boca de la fémina. —Voy a llenar cada parte de tu cuerpo.
Y como si hubiese sido advertencia, depositó su semilla muy en el fondo de la cavidad bucal de la chica, después de eso soltó su cabeza con brusquedad. Apenas tuvo libertad, corrió al baño localizado en la habitación para poder vomitar tanto el alcohol que había ingerido como el semen de Toji. Estuvo un par de segundos procesando lo que acababa de pasar con el más alto y no pudo evitar llevarse sus dedos a su feminidad y tocarla solamente para comprobar lo húmeda que estaba. Se enjuagó la boca y salió nuevamente con Toji.
Apenas Fushiguro la vio, la tiró al piso tomándola de los hombros y cayendo junto con ella. —¿Qué fue lo que te dije? Que hicieras bien tu trabajo, ¿No? —Le preguntó en un tono bastante serio.
—Es tu culpa por meterme el pene hasta la garganta. —Reprochó la rubia.
—Abre la boca. Algo de mi debe de quedar dentro de esa preciosa boquita. —Ordenó tomándola de las mejillas con una sola mano y apretando con fuerza. Ella obedeció y Toji le escupió en la boca. —Trágatelo.
Sin problema alguno, ella se lo tragó, se sentía un tanto humillada, pero eso le estaba provocando la mayor excitación que se pudo haber imaginado. Fushiguro se le quedó viendo un par de segundos, como si estuviera analizando su próximo movimiento.
De un segundo a otro, se le quitó de encima y volvió al sillón, que parecía haber adoptado como una especie de trono. —Acércate —Ordenó. Ella obedeció y gateó de nuevo hacia Toji. Sin embargo, esta vez, él hizo un gesto con su dedo índice, indicándole que se diera la vuelta y quedara con su trasero frente a él.
TN hizo lo solicitado y quedó en cuatro, con su trasero a entera disposición de Toji. No iba a desperdiciar el tiempo, sin previo aviso le soltó una fuerte nalgada, tan fuerte que dejó marcada su mano ahí. Eso provocó un corto grito de la rubia que, aunque esperaba un golpe, no esperaba uno tan fuerte.
Sin previo aviso, TN sintió el gran miembro de Fushiguro entrar con facilidad en su vagina. Estaba demasiado húmeda como para que no entrase como si fuese un delgado fideo. Ni lento ni perezoso, Toji comenzó a moverse dentro de ella, la sostenía firmemente de las caderas y con ayuda de estas guiaba un poco el ritmo que quería mantener: Rudo y sin compasión alguna.
La habitación se llenó de gemidos y del sonido de las pieles chocando entre sí, realmente ambos se la estaban pasando más que bien. En medio de esas estocadas, Toji le propiciaba nalgadas muchísimo más leves que la primera.
El hombre llevó una de sus manos al cabello de la chica, enredando aquellos hilos de oro entre su fuerte mano; la otra la llevó a su boca, metiendo tres dedos en esta para que ella pudiera lubricarlos. TN lamió y chupó sus dedos como si fuese el dulce más exquisito hasta que estos quedaron completamente llenos de su saliva. Justo en ese momento, la mujer detuvo sus acciones puesto que había llegado a su primer orgasmo de la noche, soltó un gemido mucho más fuerte de todos los que había soltado anteriormente. La mezcla de la vista, el sonido y las sensaciones que Toji estaba teniendo provocaron que terminara igualmente dentro de ella, al haberse apretado tanto, parte del semen salió resbalándose por su vagina y muslos.
Después de un par de segundos que su miembro pasó por lo conocido como "híper-sensibilidad", salió de su interior para poder recoger con su pene parte del semen que había quedado en la vagina de la chica y guiarlo hasta su orificio trasero. Acercó un poco su rostro para poder escupir en aquel hoyo, eso más el semen que aún mantenía con su miembro, le pareció suficiente lubricante para poder entrar sin mucho cuidado en aquel lugar.
—¡TOJI! —Gritó la fémina soltando gemidos dolorosos y realmente poco placenteros, no estaba sintiendo placer por el momento. —¡Eso me duele!
—¿Qué tanto te puede doler? No debo ser el primero en abrirte el culo. —Y era verdad, no era el primero pero sí era el más grande. Toji le soltó una nalgada nuevamente, como si no fuese suficiente dolor.
Pasados unos segundos que Toji sintió que llegó al fondo, a la par que vio su miembro completamente escondido, comenzó a moverse. Era un vaivén un poco más suave y lento que el que tuvo con su vagina y su boca, tampoco era un monstruo como para romperle el ano por puro placer. Con sus dedos previamente lubricados por la lengua de la fémina, comenzó a pasar sus húmedos dedos por la feminidad de la rubia, metiéndolos en su otro orificio y haciendo hábiles movimientos tanto dentro como fuera, puesto que con su seco pulgar estimulaba su clítoris. Su otra mano estaba ocupada con la cadera de TN, la tomaba con fuerza para seguir guiando su ritmo.
Con la mezcla de sensaciones que había aumentado y con el cómo le había agarrado gusto al sexo anal, TN comenzó a sentir un cosquilleo, oleadas de placer estaban inundándola. Después de un par de segundos con aquellas mismas sensaciones terminó por llegar a su tercer orgasmo. Cayó rendida cara al suelo, estaba exhausta pero Toji aún no terminaba, por lo que continuó embistiendo analmente a la rubia hasta que sintió el orgasmo llegar, se corrió dentro y salió, la imagen desde su perspectiva era hermosa: La rubia completamente despeinada, con su trasero aún elevado por la posición en la que estaba y con sus glúteos rojos de tantos golpes. Con su ano chorreando su semen y este derritiéndose desde ahí, pasando por su vagina, bajando por sus muslos y solo parte de este llegando a caer al suelo en forma de gotas. Le dio un par de palmaditas en el trasero, como dando a entender que podía bajarlo y descansar.
—Lo hiciste bien, eres una buena perra. —Dijo tomando un par pañuelos desechables de una cajita que estaba en la habitación y usando estos para limpiar un poco el desastre que tenía en su entrepierna.
—Y tú eres un gran semental. —Habló a duras penas, le dolía la garganta, tanto por haber sido follada como por haber gritado y gemido tanto.
—¿Vas a pagarme ahora o...?—Preguntó al ver que no parecía muy dispuesta de levantarse del suelo. Ella le hizo una seña de que esperara un momento.
Pasado un rato en que la mujer se reincorporó y superó un poco el dolor que tenía gracias al sexo anal, finalmente le dio su paga a Toji, el cual en ese tiempo estuvo explorando la habitación de la mujer.
—Aquí tienes, 50,000 yenes. —Dijo extendiéndole un fajo del dinero. —Pero no te vas a escapar tan fácilmente de mí. —Dicho eso, ambos hicieron un cambio de contactos, pasándose sus números personales
Toji sonrió inconscientemente, aunque no estaba seguro si estaba sonriendo por tener esa gran cantidad en sus manos o por tener el contacto de su nueva compañera sexual.
—Te llamaré cuando necesite una acomodada de útero. —Bromeó y se acercó a plantarle un pequeño y corto beso en los labios. —Hasta luego, musculitos.
Antes de retirarse, Toji le soltó una nalgada juguetona y finalmente se retiró victorioso de aquella gran mansión.
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Tiempo al tiempo. Tiempo que corre, camina y se arrastra. Tiempo que se desliza como granos de arena, cuenta que te cuenta, sin un final admisible. Cae y cae, siempre fijo, consistente. Así es el tiempo, insaciable. Tiempo en que los lamentos tras las mordazas se oyen desgarradores y enseñan la cara más débil de ser humano: el miedo. Porque has conseguido lo inaudito, Scathach. Los verdugos de tus padres te tienen miedo. Temen el mañana y temen lo desconocido. Desde luego que te temen a ti. Y se paladea esa tensión en el ambiente, engordándolo de una manera poco sutil que aplasta los hombros y acelera los corazones.
—Tú. —No hay duda al hablarte. La sonrisa desafiante sigue ahí, la fijeza con la que te observa no parpadea. Todos los polluelos tienen miedo a volar, por eso se quedan en el nido grita que te grita a mamá. Se quedan ahí, arrebufados entre las ramitas, clamando por una atención que les ofrece al vomitarles en el gaznate para luego tirarlos del nido y ver si han aprendido algo de verla llegar o si lo que va a ver van a ser cadáveres al estamparse contra el suelo. En este caso tú no eres diferente. Pero, ¿vas a volar, Scar? Con ese miedo desde luego que no. ¿Vas a hacer que te hagan el trabajo? Pobrecito polluelo, que ni ansias de volar tiene. Ni ansias de volar.
Coges la navaja y avivas su interés. El primer paso está dado, te quedan los otros cien. Tiemblas tanto que todo parece un error. ¿Vas a huir, polluelito? Va a ser verdad que solo mereces ser un cadáver contra el piso. Ni tiempo tuviste de aprender al volar y para más inri ni siquiera se te ocurrió abrir las alas, a ver qué pasaba.
—Corta que te corta, sangra que te sangra. Ahí va la fierecilla, desafiando a la justicia. Grábalo en la piel, grábalo, grábalo. Que no se olvide ni después de pasar el velo. Un mensaje claro y certero. Grábalo. Grábalo en la piel. No sea que se les olvide y ni fantasmas puedan ser. —canturrea sin moverse desde su posición, canturrea mientras observa la escena cuyo deleite en formato de gritos acallados le pone la piel de gallina.
El frenesí es solo uno y los salpicones van dónde quieren. Es el espejo, es la butaca, son las mesas, son los maniquís, es Ambrose y eres tú. Todo adquiere tonos macilentos, se decora con el borgoña de la vendimia y así se pinta la sonrisa de oreja a oreja en su semblante. No dice nada de primeras. Se deleita una vez más, esta vez, escuchando tu respiración. Le gusta el sonido, los ecos lanzados al aire.
—Sabor a muerte. ¿No es una delicia? —Su lengua sale para lamer las salpicaduras—. ¿Primera muerte? —interroga poco después con una curiosidad enfermiza—. Grábate la sensación, el color, sus ruidos. —Sus pasos se acercan a la otra y le quita la mordaza de un tirón, empezando así los gritos por parte de la fémina. Ese odio que rezuma, lo alimenta.
—Ambrose Robards
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Ragnar & Mizuki (Ina)
Ilustracion by: Mizaart (yo)
Texto by: Ian Rivera (Comision de mi AU)
⭐Texto:
El tenue brillo de las estrellas iluminó sutilmente su rostro, causando un evidente contraste con la ira y el dolor que sus orbes irradiaban. Su imagen se contrapuso con un recuerdo, más suyo que mío, prueba de su sufrimiento y mismo que luchaba por negar su propia existencia.
Suavicé mi semblante y me deshice de mi solemnidad ante la escena, la culpabilidad que se había sembrado en mi corazón desde aquella noche no hacía más que florecer y extender sus raíces hacia lo profundo de mi alma.
—No soy tu enemigo, solo pretendo ayudar.
Ella sonrió, pero el gesto vino acompañado de un sonido que iba entre la burla y el llanto.
—¿Ayudar? ¿Con las mismas leyes que dictan que «todos los iguales están bajo la protección de Amai Gala» pero desconocen los derechos de aquellos que no somos de la misma raza? —El viento meció su cabello con la misma gentileza con la que una madre arrullaría a su hijo—. ¿O pretendes darme el mismo consejo que sigues para hacerle frente a Gilmah y Arihel? —cuestionó manteniendo el tono burlón—. Por si no lo has notado, eso es lo que hago, me fortalezco gracias al dolor mientras intento olvidar todo lo que sucedió. Es lo mejor, ¿no es así?
Mi voluntad titubeó ante la mención de Gilmah y Arihel. Sus palabras resonaron como eco en mi cabeza y se entremezclaron con las maldiciones que yo mismo pronuncié en brazos de mi amada Luthien durante varias noches que me parecieron una eternidad.
Cerré brevemente los ojos en un intento de evitar hacerle frente a las sombras del pasado.
—No eres fuerte gracias al dolor, eres fuerte pese al dolor. —Abrí los ojos y observé con pesar su pequeña y temblorosa figura—. No seas tan dura contigo misma, Ina.
Intentó reír, pero el gesto estuvo más cerca de un sollozo, prueba de la derrota ante su propia lucha interna.
—Desde que llegué aquí no dejan de repetirme qué tan poco valgo. —Su voz comenzó a perder fuerza—. Incluso si soy aceptada por su familia, hay una barrera que nunca podré superar…
Por mi posición y el renombre que me preceden, muchos creen que prefiero dejar de lado la trivialidad de los sentimientos; en parte es un hecho pero también es justo admitir mi poca habilidad para expresar lo que mi corazón aguarda. Pero cuando me enfrenté a su imagen y su semejanza fue tal que me recordó a mis propias heridas, decidí abrir la puerta a mi sinceridad.
Extendí los brazos hacia ella y la envolví con ellos en un intento de apartarla del frío que nos atormentaba, con fuerza y la esperanza —el deseo*— de que mi abrazo pudiera reconstruir lo irreparable.
Me aferré a ella con el mismo amor que un padre le otorga a sus hijos cuando caen y se lastiman, así la veía ahora a ella, como una hija más, una muy herida.
Quizá fue la sinceridad de mi acto o la sorpresa de lo repentino, pero agradecí que ella no se apartara.
—Por mucho tiempo creí que todo lo que necesitaba era mantener la cabeza en alto y ser fuerte, al igual que tú —admití con voz suave—. Pero así como el caudal del río es sereno y confiable como turbulento e inestable, es importante abrazar nuestro dolor y admitir nuestra vulnerabilidad.
La sentí aferrarse a mi agarre.
—¿Cómo? ¿Cómo hiciste para dejar de sufrir? —preguntó y la ilusión en su voz me provocó un inmensurable dolor.
Lamentaba no poder serle de ayuda, ser incapaz de regresarle aquello que le arrebataron y mucho menos, servirle de prueba de que algún día se recuperaría.
—No lo hice.
Sollozó y sus piernas perdieron fuerza, cayó al suelo y yo me dejé arrastrar por ella.
Contemplé las estrellas y su fino brillo me recordó que el brillante mañana estaba por venir; mirar hacia el pasado y renegar de mi ineptitud no liberaría de la pena a ninguno de los dos, lo que si podía hacer era sujetarla con fuerza y servirle de apoyo mientras luchábamos por levantarnos, incluso si nuestra fortaleza tambaleaba y nos caíamos en el proceso.
—Ina… No hay manera de explicar lo que perdimos pero juntos sanaremos las heridas que escondemos. —Las lágrimas surgieron de mis ojos y su presencia me hizo caer en cuenta que yo mismo negaba la existencia de mis propios recuerdos, de mi propio tormento—. Lo prometo.
............................
Ragnar: padre de Ezarel
Luthien: Madre de Ezarel
Ina: pequeña, petisa en elfico
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algo con profe kuku y age gap?? 🙏
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Kinktober, Día 15: Teacher/Student
Los secretos son peligrosos. Los inocentes intercambios con tu profesor, también.
Estás más que segura de que tiene que ver con las miradas provocadoras que le dirigís, la manera en que decís su nombre y cómo orbitás cerca suyo, pero también tiene que ver con tu participación en clase y la calidad de tus trabajos. Esteban tiene con vos un trato que podría ser profesional.
Es por esto último que ambos se sorprenden cuando llama tu nombre en clase y no respondés. Tu mirada está perdida en algún punto y tu bolígrafo entre tus labios, una acción que en principio adoptaste para tentar a tu profesor pero que terminó por volverse una costumbre, una especie de consuelo para tus fantasías.
-Perdón- negás luego de escucharlo repetir la pregunta, intentando concentrarte cuando se inclina sobre tu mesa, con sus manos llenas de venas descansando sobre la madera-. Estaba distraída. No sé la respuesta.
Intenta ocultar su expresión desconcertada, pero es en vano y tampoco es de ayuda el murmullo que se extiende por el salón de clases, que hace aún más palpable lo extraño de la situación. Basta una mirada de su parte, mientras se dirige a su escritorio con pasos ensordecedores, para que todos callen de una vez.
El resto de la clase se desarrolla normalmente y tenés múltiples oportunidades para redimirte; sin embargo, eso no es suficiente, vos sabés que en cuanto el reloj marque las seis vas a correr hacia Esteban para intentar explicarle y que no crea que intentabas faltarle el respeto o peor, que estabas aburrida por el tema.
Mientras recogés tus cosas, repasando en tu mente una y otra vez las palabras que vas a usar, es él quien pregunta si podés quedarte unos minutos para conversar. No hay molestia alguna en su voz, sólo una inflexión hacia el final de la frase que intenta servir como indicador de amabilidad y consuelo, pero aún así permanecés en tensión.
El sonido de la puerta cerrándose te hace temblar. Ahora están solos.
-¿Mal día?- pregunta para romper el silencio. Te observa cuando jugás con la tapa de uno de los ejemplares leídos durante la clase-. Todos nos equivocamos.
-Yo no me equivoqué- negás con pesar-, no sabía qué contestar. Eso es mucho peor.
-¿Puedo preguntar o...?
-Sí, obvio.
-Hace varias clases te noto distraída- dice en voz baja, cuidadosamente-. No tenés obligación de contestar, pero me gustaría saber si pasa algo, si puedo ayudar.
No pasa nada, querés decir, está todo perfecto... El único problema es que sí hay algo que te inquieta y el recuerdo martillea los recovecos de tu mente con persistencia, presentándose por las mañanas mientras te preparás para tus clases y todas las noches cuando silenciás tus gemidos en tu brazo o con tus almohadas.
Tragás saliva. Duele.
-Sé sobre los audios.
Tu voz es una sentencia de muerte. El sonido de su bolígrafo golpeando el escritorio podría ser el hacha del verdugo. Nada de esto se refleja en su semblante sereno.
-¿Cómo...? No entiendo.
-Sé sobre los audios- repetís con firmeza-. Tus audios.
-¿Alguien grabó mis clases o...?
Desbloqueás tu teléfono y buscás el último audio que figura en su página bajo el apartado de "Erótico". Tiene una duración de cincuenta minutos y es en colaboración con ese tal Enzo, incluye etiquetas como fingering y double penetration, pero en este momento lo único que te interesa es que la primera voz en escucharse es innegablemente suya.
Arquea una ceja. No parece dispuesto a ceder.
-¿Y cómo sabés vos sobre esto?
La pregunta te toma por sorpresa y él elige sacar provecho de tu estado de shock. Arranca tu teléfono de tus manos y cierra la aplicación, irritado por la manera en que su voz resuena por todo el salón de clases vacío, antes de dejarlo con un golpe en el escritorio. Sus pupilas están dilatadas y su mandíbula tensa.
Tomás aire. Rodea el escritorio para poder verte directamente a los ojos.
-Porque tengo una suscripción en tu página.
-¿Y hace cuánto sabés que soy yo?
Mordés tu labio, nerviosa, pensando qué tan correcto sería confesar que sólo escuchabas los audios porque el autor tenía su voz. Durante meses te ocultaste bajo las sábanas imaginando que él te dirigía esas obscenas palabras, ordenándote cómo y cuánto tocarte, susurrando poesía erótica en tu oído.
Y luego repitió en uno de sus audios las mismas palabras que utilizó durante su conclusión sobre un libro. Esas palabras que sólo compartió con vos, una vez que la clase terminó y estaban solos en el salón de clases, así que era imposible que un personaje anónimo en el Internet se expresara justo como él lo hizo.
-Unas semanas- frunce el ceño-. No te juzgo, yo...
Te interrumpen sus manos en tu cuerpo.
-¿Y qué hacés mientras escuchás mis audios?- pregunta antes de deshacer la distancia entre su cuerpo y el tuyo. Sentís su erección presionando contra tu abdomen y un pequeño gemido tembloroso deja tus labios-. Contestá, dale.
La sensación de sus dedos recorriéndote, posándose con posesividad sobre tu cadera y más allá, te roba la capacidad del hablar. Una de sus manos termina en tu cabello, la otra bajo tu falda pero sin tocarte justo donde lo necesitás, mientras él te sostiene la mirada. Quiere una respuesta.
-Me...- humedecés tus labios con tu lengua. Él sigue el gesto con un hambre voraz en sus ojos-. Me toco.
-¿Dónde te tocás?
Cerrás los ojos. Tus mejillas queman.
-Ahí.
-¿Ahí dónde, princesa?
El apodo te hace temblar y tomás la mano que mantiene entre tus muslos desnudos para guiarla hacia tu centro. Tu ropa interior ya estaba húmeda durante la clase, que es lo que sucede desde que inició el semestre, pero ahora está por completo empapada. Cuando ejerce presión gemís.
-¿Acá?- pregunta mientras mueve la prenda. Desliza sus largos dedos por tus pliegues y cuando separa sus labios estás tentada a besarlo, pero en su lugar te recostás sobre su hombro, superada por el repentino placer que te embarga cuando comienza a jugar con tu clítoris-. Estás muy mojada.
Introduce su dedo medio muy lentamente y sin dejar que la excitación nuble -todavía más- su juicio. Su atención está dividida entre tus manos en su pecho y el silencioso corredor del otro lado de la puerta: percibe la contracción de tus dedos, entre los cuales arrugás su camisa, un claro indicio de que lo estás disfrutando.
Introduce un segundo dedo y gemís.
-Calladita- ordena, obligándote a mirarlo-. ¿Querés que nos vean, eso querés? ¿Querés que todos se enteren de que sos una putita que se deja coger por su profesor?
Tus paredes parecen succionar sus dedos y Esteban sonríe. Besa tu cabello y empuja sus dedos todavía más en tu interior, curvándolos en busca de tu punto dulce; parece jugarle en contra, porque cuando lo halla tus piernas pierden toda la fuerza y estás por caer, pero rodea tu cintura con su otro brazo para mantenerte de pie. Repite:
-¿Querés que todos vean?
-No- te llevás una mano a la boca para silenciar tus gemidos-. Es que...
-¿Qué pasa?- tira de tu cabello para ver tu rostro y tus ojos llenos de lágrimas hacen palpitar su miembro. Te regala unos segundos de calma y estudia tus reacciones, preocupado, pero cuando llorás por la falta de estimulación comprende-. Estás necesitando una buena cogida, ¿no?
Te obliga a sentarte en su escritorio y no se molesta en deshacerse de tu falda o tu ropa interior. Descubre tu centro, húmedo y desesperado por más de su atención, antes de ocuparse de su propia ropa para poder liberar su miembro. Él suspira de alivio, vos gemís por la sorpresa.
Encuentra su lugar entre tus piernas y desliza su glande entre tus pliegues.
-Qué linda conchita tenés- dice con voz ronca mientras juega con su erección, provocándote. La punta brilla con líquido preseminal y una vena recorre toda su extensión-. ¿Qué decís? ¿Querés que te llene toda?
-Sí- gemís-. Por favor.
Escupe en su palma y mientras te perdés en tu mente, pensndo cuánto desearías sentir que escupe en tu boca, te sorprende el dolor de la penetración. Es un dolor placentero y ver cómo tu cuerpo no tiene más opción que recibirlo es excitante, aunque más excitante es su expresión de placer y sus uñas marcando tu piel.
-Duele- decís con un hilo de voz cuando lleva poco más de la mitad-. Es muy grande...
Una sonrisa egocéntrica decora su rostro, pero no dura mucho y se inclina para poder besarte. La suavidad de sus labios sobre los tuyos y su pulgar acariciando tu pómulo contrastan con la súbita y profunda estocada de sus caderas cuando termina de enterrarse en vos. Silencia tu grito invadiendo tu boca con su lengua.
-Ya está, mi amor, ya está- besa la comisura de tus labios, tu mejilla, tus ojos y tu frente-. Estás muy apretada. Me encanta.
El ritmo y la profundidad de sus embestidas aumentan con el correr de los minutos. Intentás reprimir tus gemidos y tus gritos, pero es imposible, sobre todo cuando el sonido de obsceno sonido de tu humedad invade tus oídos y termina de nublar tus pensamientos. Esteban no está lejos de seguir el mismo camino.
-Pensabas en esto, ¿no?- comienza a dibujar círculos en tu clítoris y tus piernas se cierran sobre su cadera-. ¿Pensabas en esto mientras te tocabas?
-Sí, sí.
Te obliga a recostarte sobre el escritorio, sin importar que sus pertenencias y los libros puedan terminar en el suelo, logrando con la posición que la penetración sea todavía más profunda. Continúa jugando con tu clítoris mientras presiona sus dedos en tu estómago bajo; puede sentir allí la manera en que tu cuerpo hace lugar para él con cada estocada y disfruta ver cómo se desliza en tu entrada brillante.
Entre gemidos que intentás reprimir, suspiros y tu respiración agitada, sólo comprende su nombre y la palabra profundo. Está seguro de poder ver en tus ojos el momento exacto en que el último pensamiento coherente te abandona, pero de no ser eso suficiente también puede oír en tu voz la desesperación cuando repetís que no podes.
-Sí, podés- acentúa sus palabras con una, dos, tres estocadas que te hacen delirar. Entrelaza sus dedos con los tuyos y resiste el impulso de limpiar tus lágrimas y el hilo de saliva que mancha tu mentón-. Mirá cómo estás...
No deja de tocarte para empujarte cada vez más hacia el borde y continúa abusando de tu interior aunque repetís que es mucho, está muy profundo, no podés. Cuando tus piernas intentan cerrarse suelta tu mano para poder sujetarte por el muslo y empuja tu pierna sobre tu abdomen, ignorando tus sollozos por la sensibilidad ocasionada por el sutil cambio de posición.
Esteban no intenta detenerte cuando ve que te llevás las manos a la boca. Temblás sobre el escritorio, tus párpados cerrados con fuerza y tus pestañas brillando por las lágrimas, mientras tu espalda se arquea y tus paredes se contraen con tu orgasmo hasta casi imposibilitar sus movimientos.
Tu cuerpo todavía está sacudiéndose por los espasmos del clímax cuando pregunta:
-¿Dónde querés...?
-Adentro- suplicás-. Por favor.
Cuando el calor de su liberación te llena volvés a gemir. Sentís cada pulsación de su miembro en tu interior, los hilos de semen salpicándote para marcarte como suya, sus manos recorriendo tu cuerpo con desesperación y sus besos en tu pecho. Esteban jadea sin control sobre vos.
Busca tus labios una vez que logra regular su respiración y correspondés el beso con entusiasmo, suspirando en su boca mientras jugás con su cabello, tus piernas abrazando su cintura para impedir que deje tu interior.
-No sabés hace cuánto tenía ganas de esto- dice contra tus labios-. No te imaginás las ganas que tenía de cogerte.
-Y vos no te imaginás las ganas que tenía yo.
Suelta una risa. En su mirada hay un brillo que no podés descifrar.
-¿Qué te parece si hacemos una colaboración?
-¿Cómo...?
Se estira para tomar tu teléfono y señala el micrófono en la pantalla. Sentís la contracción de tus músculos.
-Estabas grabando.
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Algoritmo libre.
Un dueto de una chava que imita a un gatito. Del lado izquierdo de la pantalla, ella canta haciendo los sonidos que el gatito, del otro lado de la pantalla hace.
Un pedazo de una fiesta en ¿Rumania? ¿son unos quince años? ¿es una boda? Hay 5 mujeres con peinados en donde seguramente se utilizaron 600 litros de aerosol y que miden por lo menos unos 30 centímetros de alto. Las señoras son gordas y treintonas pero, con la cantidad de maquillaje que llevan puesto parecen por lo menos de 50. Traen puestos vestidos de quinceañeras, o eso parecen. ¿Bailan? Todas hacen una fila y se mueven más o menos al ritmo de la música que es estridente y en sus caras lucen un semblante de aburrimiento total. Es una fiesta, pero nadie se la está pasando bien. El entorno es como una colonia con casas de ladrillo a medio construir en donde se ven restos de castillos en las casas y el piso es de tierra, las escasas sillas que se alcanzan a ver son de plástico.
Un restaurante en medio oriente que se llama "Alula" en el pueblo del mismo nombre en Arabia Saudita está construido frente a una tumba milenaria en el desierto. Esta maravillosa y exclusiva experiencia está creada por el chef de 3 estrellas Michellin Anthony Jehanno. Alula es un pueblo árabe protegido por la Unesco.
Una entrevista de una española que está en un programa de televisión que se llama "flash moda" pregunta a gente muy estrafalaria en lo que parece ser un desfile de modas "qué moda no te gustaría que regresara otra vez". La respuesta de todos los fashionistas (5) es contundente: "todo menos los pantalones pitillos". Whatever the fuck that is.
Un pedacito del programa "Whose line is it anyway?" en donde la conductora Aisha Tyler pregunta cuál es el peor nombre de una mascota, uno de los comediantes toma el escenario y se lanza a gritar como si hubiera perdido a su perro "heeeelp" "heeeeeelp".
Un clip del museo de la ilusión en Praga en donde podemos distinguir a Sigmund Freud hecho con la técnica de anamorfosis en donde, por medio de objetos relacionados al personaje y dispuestos de cierta manera, se logra un retrato fiel, dependiendo desde el ángulo que se le mire.
Un guey que toma el audio de un programa de Toño Esquinca y hace un dueto extremadamente aburrido. El audio es aburrido, Toño Esquinca es aburrido y el que lo imita también es extremandamente aburrido.
El actor Mike Myers explicando por qué linguísticamente el inglés canadiense es diferente al inglés Norteamericano. Según su teoría , porque los canadienses hacen que cada frase suene como una pregunta.
Un influencer se dedica a "bendecir" a la gente que le regala un dólar en el super dándole mil dólares. El clip comienza con el bendito "influencer" diciendole a la gente que le falta un dólar para comprar el regalo de cumpleaños de su hijo. Si la gente le regala el dinero que le hace falta, de inmediato nuestro héroe les dice que era una prueba, un "experimento social" para ver qué tan buena es la gente y de inmediato les ofrece mil dólares, haciendo que los que dieron el dólar, rompan en llanto. Todo acompañado de una música extremadamente sensiblera.
Un video de fútbol callejero en algún lugar de Africa donde un tipo se cae no una, ni dos sino tres veces en agujeros que están en lo que ellos llaman calle, pero que en cualquier otra parte del planeta serían madrigueras o trincheras. El video a pesar de que es "a color" es café. Todo está brumoso, el balón está desinflado y el ambiente es extremadamente pobre, las porterías son llantas de coche y todos juegan descalzos.
Este es mi feed de tiktok. Le doy like a todo para mantener apendejado al algoritmo y que me muestre esto: videos sin sentido en los que puedo perder 10 minutos o una hora. Videos que a veces me vuelan la cabeza o que simplemente son un pedazo de popó putrefacta. Estoy seguro que algo bueno tendré que sacar de ahí (eventualmente).
Buen jueves tengan todos.
#tiktok#alula#arabia saudita#unesco#michellin#anthony jehanno#aisha tyler#praga#sigmund freud#anamorfosis#toñoesquinca#mike myers#africa
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El bosque se extendía como un tapiz de sombras y luz difusa a su alrededor mientras Fre4k caminaba con paso tranquilo, sintiendo el crujir suave de las hojas bajo sus botas. Las copas de los árboles se entrelazaban en lo alto, formando un techo natural que dejaba pasar apenas algunos haces de luz, que se deslizaban entre las ramas como reflejos de una realidad distante. El ambiente era casi etéreo; el viento susurraba en sus oídos, y el murmullo de las criaturas del bosque creaba una sinfonía serena, tan viva como invisible.
Fre4k avanzaba en silencio, completamente relajado, como si no existiera en él ninguna preocupación. Sus manos, colgando a los costados, se movían ligeramente al compás de su andar. A diferencia de otras veces, su semblante era calmado, libre de la intensidad de una batalla o de la expectativa de enfrentar enemigos. En ese momento, era solo él y el bosque, un espacio donde su poder, por una vez, no era necesario, y donde la paz reinaba con un equilibrio que él mismo no había tocado.
Mientras continuaba, sus pensamientos comenzaron a derivar, atrapados en una corriente de reflexiones que iban y venían como el agua en un arroyo. Su mente, normalmente aguda y enfocada, ahora vagaba libremente. Pensaba en la reciente discusión con sus compañeros y en la extraña aceptación que había surgido al final. Aunque no solía detenerse en el significado de sus palabras o en los conceptos que encarnaba, había algo en la naturaleza de ese intercambio que le hacía cuestionarse algo más allá de su mera existencia.
De repente, un leve susurro, apenas perceptible, resonó en el viento. Fre4k detuvo su andar y levantó ligeramente la cabeza, concentrando sus sentidos en esa frecuencia. Aunque el bosque estaba en calma, sintió un cambio, un pulso sutil que no correspondía a ningún sonido natural. La brisa traía consigo una vibración antigua, como si las mismas raíces de los árboles estuvieran transmitiéndole un mensaje.
—¿Quién está ahí? —preguntó en voz baja, sin mover un solo músculo. Su tono era firme, aunque en el fondo había una curiosidad sutil. No esperaba ninguna respuesta, pero había aprendido que, en lugares como estos, la realidad podía ser tan maleable como el agua.
El silencio se extendió unos segundos, y luego, como un eco lejano, una voz surgió, tenue y vaporosa.
—¿Fre4k…? —La voz sonaba distante, como si viniera de otra dimensión, como el eco de alguien que le recordaba.
Fre4k entrecerró los ojos, intentando localizar el origen. La voz no era humana ni reconocible en su totalidad, pero tenía algo familiar, una cualidad que resonaba en alguna parte de sus memorias.
—¿Quién eres? —replicó él, con una calma calculada, sin mostrar señal de sorpresa.
El aire se tornó más denso, y de entre las sombras, una figura etérea emergió, apenas visible entre los árboles. La forma no era del todo corpórea, fluctuaba entre lo tangible y lo incorpóreo, como si existiera en ese bosque pero también en un plano distante. La figura, de contornos oscuros y fluctuantes, parecía estar compuesta de energía pura, y aunque no tenía un rostro reconocible, sus ojos brillaban con un resplandor intenso y antiguo.
—Soy… una de las muchas sombras de tu pasado —dijo la voz, en un tono que parecía cruzar más que un simple plano de existencia—. Uno de los tantos que has dejado atrás en tu camino.
Fre4k arqueó una ceja, una leve expresión de curiosidad cruzando su rostro. No era frecuente que alguien del pasado se le apareciera de esta manera, especialmente en un lugar donde él buscaba paz y soledad.
—¿Una sombra de mi pasado? —dijo, en un tono que denotaba cierta incredulidad—. He dejado muchas sombras, pero pocas han tenido la audacia de volver.
La figura se movió, acercándose lentamente, y su energía fluctuaba al ritmo de sus palabras.
—Quizá… porque nunca antes te habías detenido a escucharlas —respondió con un eco melancólico—. Todos hemos sido testigos de tu poder y de la destrucción que dejas a tu paso. Pero… ¿alguna vez te has preguntado quién eres realmente, más allá de tu poder? ¿Más allá de la batalla, de la inmutabilidad?
Fre4k soltó una risa suave y cortante, como si la pregunta hubiera tocado una fibra que él mismo había enterrado en lo más profundo de su ser.
—¿Quién soy? —repitió, con un tono irónico—. Soy el que sobrevive, el que persiste. Soy el Destructor, el que no puede ser alterado, el inmutable. ¿Acaso eso no es suficiente?
La figura pareció dudar por un instante, y luego, como si encontrara fuerza en el silencio del bosque, continuó:
—Ser inmutable no significa ser invulnerable al vacío interno, Fre4k. Has caminado por esta eternidad creyendo que nada puede tocarte, que eres una entidad aparte de las leyes, un ser fuera del tiempo. Pero… ¿realmente comprendes el peso de esa eternidad? ¿El precio que pagas por ser inalterable?
Fre4k guardó silencio por un momento, sus ojos reflejando la mínima duda, una duda tan breve que apenas fue perceptible. Pero al instante, su semblante volvió a ser la máscara impenetrable de siempre.
—No necesito comprenderlo —respondió, con una seguridad gélida—. Mi propósito es claro. Todo lo que soy está destinado a existir como la excepción, como el punto final que no puede ser destruido ni desafiado. ¿Por qué debería preocuparme por lo que no puedo cambiar?
La sombra pareció desvanecerse ligeramente, como si sus palabras hubieran comenzado a disipar su presencia. Pero antes de desaparecer, la figura dejó escapar una última frase, tan suave que casi se la llevó el viento.
—Tal vez, algún día, Fre4k… te darás cuenta de que incluso la eternidad puede sentirse vacía cuando estás solo. Quizá entonces comprenderás que el verdadero peso no es el poder… sino la soledad que él acarrea.
Y con esas palabras, la sombra se desvaneció por completo, dejándolo en silencio. Fre4k permaneció inmóvil, su expresión seria y pensativa, y por un instante, sus ojos reflejaron algo distinto: una chispa de introspección que había estado ausente durante mucho tiempo. Luego, cerró los ojos, inhaló profundamente, y al exhalar, dejó que el silencio del bosque le envolviera de nuevo, disipando cualquier rastro de inquietud.
Finalmente, volvió a caminar, sus pasos resonando con una firmeza renovada.
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La pintura
Eclipsado mi ser, tal maravilla pintada al óleo, su verde me ahonda delicioso, trato de saborearla. En mis ojos el reflejo se reflejaron en mis ojos el más bello panorama. Y el paisaje de todo mi ser, lo contemple una vez mas, establecido en el azúcar más dulce y empalagoso que la miel. Podría decirse que la miel, el calor de su textura, su floreado el cual cae deliciosamente no ha sido rociado por la lluvia o la tormenta aún, ahora estoy aquí parado. Cada flor, rosa de primavera y tales otras que no podría nombrar blancas o rosas blancas, se elongan con pétalos estirados pequeños flúor que proviene de la boca que creo un oasis proviene una dulce humedad a mi ya perdido sentido, como he llegado aquí? No me he perdido, aún cuando lo valdría, yo le busque, Solo intento reposar en su colorido entretejo de flores, son finas y elegantes figuras, los caminos que deseo recorrer. Para llegar al primer oasis, el sinuoso camino, despojado de todo solo la brisa parece recorrerlo, oh como quisiera! Al cansarse y sentar sus curvas, este se rodea de verde que los rodea y cubre, solo representa vegetación insulsa, poco variable y de un verde oscuro. En el primer oasis, sus aguas están en calma, no tormento o torturio ahí. Si superficie cristalina como si en caso que mi vista se opusiera me vería reflejado , oh gratitud, tortura en mi, su cruel y vil, de mi es la pena y el esplendor es suyo su borde de maravilloso relieve se cierran en el, su rico embebido su sales y flores se ciernen sobre sus cortas costa formando un relieve. La explanada que le sigue, es bella, su llanura en la cual terminará en dos planicies elevadas antes del segundo oasis en el cual deseo explorar. Sangre! Si aún muerdo mis labios con mayor fuerza mi lengua constante la integridad no rota de estos. Es una fause muy profunda a la cual debo desembocar, su húmeda superficie apreciable a corta vista en sus costas y sus flancos, sus relieves aún muy ricos y pretenciosos y el sabor que alimentó me sabe a todo. Aporto la vista un momento, una silla está a un lado, que descuido! Al hacerme a un lado cuando dan un paso atrás, vuelvo la vista al óleo, todavía sus semblantes con tintes de rojo esta al frente. Vuelvo la vista, vino! Al parecer, hay vino derramado, al mirar al frente, la pintura se desvanece y me consumo por entero… al perder el sentido, de todo… todo y de todo…hasta el ardor mas fuerte parece no despertarme ni interrumpir mi trance… Estoy en casa, me he perdido? Pasión es nombre de rojo, aún siento sus llamas, me he consumido? Lo he sentido, todo en mi interior colapso al aumentar todas sus funciones al máximo y me consume… Estoy ardiendo? No lo sé, solo me pierdo, Creo que he de poder desaparecer, es esto reposo? Solo espero, y lo será si pierdo el sentido por completo… he de preguntar si es esta la mejor opción? Temo de hacerlo.
Peras, es lo que vi al despertar, lo que me consumió, no me mato, todo parece no importa ahora ese adorno frutal, espero que sea comestible, tal vez ni debiera probar bocado pero me acercó, con mis manos en redondez final, parece dulce, siempre lo es, no tengo un particular apetito pero creo que moriré sino lo hago, el rojo, giros y bucle me invaden de nuevo, mientras paso mis labios y pruebo su dulce sabor que humedece mi boca, me recurso en la silla, dos semillas que hacen en mi el más dulce momento de verde esplendores deberé como y descansar un rato.
Corría una brisa muy helada y el brillo de sus ojos helaba. Un arroyo rugía, el sonido del cantar señorial llegó a mis oídos, de verde púrpura brotaba el agua, con intrincados pensamientos llegaban a mi, tal es el desdén que a mí llegó. Aquella vegetación, de rápido pasión circulaba ya en mi, lo recorrí, lo recorrí como un explorador, aún temo por mi cantimplora, que ahora sostengo, contemplo todo lo que puedo trato de gozar todo lo que puedo pero un vacío solo de mi, que pudiera expeler? Exhalar de mi, para que pudiera confundirme en este bello acontecimiento. Conocí bello alguno, nunca antes visto toda sus ficciones y siluetas de sombra me eran apetecible. El rompiente verdeo en finas puntas los reflejos en cada cumbre mi mirada por todas la sinuosidades que deleite de este, mi compañante.
A voz angelical a sueño de ruiseños todos los lugares, en todas sus notas, el éxtasis de colmado, estando aquí aún, el explorador estas vacío, solo recibe la calidez de su exterior. Cuan frío ha de ser, si en este caso hasta Plutón recibe menos que aquí. O acaso es la suerte de toda estrella o cometa toparse en su encuentro con tal espectáculo. Creo que no podría cambiar jamás, bello, carente de sentido sus facciones no viran, no hay curva todo es un todo, por dónde mire no parece haber separaciones, entradas o divisiones, en toda su vasta vegetación que inunda mi ser, contemplarla como el fugaz paso, el tiempo no es tiempo, en las arenas de su desierto. Cuántos granos pudiera yo juntar en mis manos no tan justas a aquel fin. Cuánto tiempo podré robar de el si pusiera en reloj, estos espectáculos. Aún sigo observante que más podría hacer, nada parece venir de mí, en este intrépido follaje.
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Post started by Anna
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❛ IDOL LIFE : #杏奈 / 田中, かわいい
AUG 2024 — INTERVENTION : #해린 !
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Conoció a Haerin a través de Kim Soomin, una amiga en común entre ellas que fue trainee tanto en YG entertainment como en Hybe, aunque actualmente había dejado de ser aprendiz. Fue bastante cómico y vergonzoso al principio, ya que Haerin sea como sea ya era una celebridad, por supuesto alguien bastante admirable, Anna se sorprendió de lo natural que había sido para hablar la primera vez que se vieron, dejando los panoramas de artista-aprendiz muy por detrás de lo que verdaderamente son: simples seres humanos.
De eso han pasado al rededor de 8 meses, por lo que Anna se siente contenta de tener a Haerin no solo como su amiga si no también ahora como colega debido a la industria en la que ambas trabajan. Su mayor deseo en este momento, será que puedan encontrarse en un contexto profesional y saludarle ya no como Anna Tanaka, si no Anna de meovv. Pero mientras eso sucedía, su amistad seguía siendo la misma dulce e inquebrantable, y solían escapar juntas hacia cualquier lugar que quisieran para divertirse, esta vez el destino era la isla de Jeju, ir al mar y jugar con sus mascotas, platicar sobre sus sentires sonaba como un plan bastante agradable.
Kang ya le había confirmado previamente que iban a poder salir juntas, Anna estaba ansiosa por saber como se siente después de todo lo que ha pasado, pues es consciente de todo lo que circula sobre NewJeans en las redes sociales y de lo mal que su amiga la puede estar pasando. Aunque Haerin siempre le muestra una sonrisa y le cuenta lo mejor de su vida, Tanaka sabe que es un ser humano bastante sensible, que no va a demostrarlo con tanta facilidad, aún así pretende apoyarla con su situación actual escuchándola, como todos necesitamos en este tipo de cosas. Además también quiere contarle sobre su debut y como le está yendo con eso. Este sería el día perfecto para que ambas desahogaran sus sentimientos, sin importan si son buenos o malos.
(...)
Junto con su pequeño gatito se sentó en la orilla del mar a jugar un poco con el agua, Haerin le había avisado de un pequeño retraso por lo que la estaría esperando allí el tiempo que fuera necesario.
Se quedó pensando en los consejos que Kang le había dado anteriormente para cuando hiciera su debut, fueron tan acertivos que ahora Anna estaba disfrutando el haberse convertido en idol, al menos hasta ahora.
Se hallaba bastante distraída hasta que la voz de Haerin resonó entre el sonido de las olas, ella ya había llegado y estaba muy sonriente como siempre. Anna se apresuró a correr hacia ella para darle un cálido abrazo, había pasado dos meses desde la última vez que salieron juntas.
ㅤㅤ—¡Haerin-ah! ¡Banggeul!— saludó sin dejar de sonreír, pues no podía ocultar su felicidad por encontrarse de nuevo con ella. —Soy yo o Banggeul está más grande y bonito. ¡Tenemos mucho de que hablar! vamos a sentarnos por allá.— le señaló una gran roca que se encontraba a la orilla del mar.
HAERIN
Aunque en apariencia Haerin fuese una joven de semblante calmado, como ser humano sintiente, dentro de ella había pura química que, a veces rebosante, la convertían en un manojo de nervios. Y era un momento de esos, es más, en el que la ilusión firme abrazó todo su cuerpo como consecuencia de una amistad que había construido ese mismo año y con la que organizó un nostálgico viaje hacia el lugar más refrescante de toda Corea. Jeju era un propio mundo dentro del país; así se sentía con Anna, en tierras hambrientas de descubrimiento. Era su cultura, al provenir de Japón, tan interesante a sus oídos, que la escuchaba hablar de su infancia o anécdotas y dificultades de su predebut, que a su manera también había vivido. Aquella nueva amiga le había brindado sin saberlo una suave bocanada de aire confortable en el pecho cuando más lo necesitaba. Confianza, paz. Cosas que en Anna hallaba y que su pomerano Banggeul percibía incluso mejor. El perrito intuía, sonriendo en los brazos de Haerin, que volvería a verla; y a su gato después de dos meses.
Haerin caminaba por la acera hacia donde el mar estaba mucho más cerca, pero no lo suficiente como para alcanzar con la vista la figura de Anna. A corta distancia, desde allí se apreciaba el horizonte lleno de olas, el azul y el olor a salado. Toda la escena lucía nostálgica al igual que una película japonesa, y pensar en ello la obligó a sonreír reafirmando el nexo.
Desde que llegó al inicio de la playa, se descalzó y dejó a Banggeul en la arena. El perro inició un intento de pasos largos imposibles para él por ser tan pequeño, y que lo hacían parecer llegar a base de brincos. Haerin, asustada de perderlo de vista, se apuró alzando sus manos como si fuesen una red. ¡Ese saquito de pelos era tremendo! Para nada se pretendía dejar ganar, tenía el olfato y la vista perfectamente orientados. Vio a Anna a lo lejos sentada mojándose los pies y entendió que solo se detendría cuando llegara hasta la orilla junto a ella.
Haerin tomó carrerilla y Banggeul se animó a incrementar su velocidad.
—¡Anna! —gritó emocionada y la ciñó en sus brazos. La abrazó con sus palmas tan adheridas a la espalda de su amiga, que se evidenció cuanto la había echado de menos. Pero pronto se separó para volver a ver su rostro—. Te hemos extrañado muchísimo. Banggeul ha estado muy emocionado porque sabía que nos encontraríamos y casi se me escapa —dijo y asintió yendo con ella hacia la roca que le había indicado. Tras sentarse en un lado de la misma, esperó a Anna. Algunos de sus mechones se habían desordenado por el viento, y le apartó aquellos que se interponían en su frente. Con dulzura, Haerin los retiró hacia los lados—. ¿Cómo has estado? Estoy muy contenta por ti y tu debut. Sé que será muy bien recibido.
Sus mascotas, al igual que ellas, recuperaron el tiempo perdido. Su conexión era inverosímil para quien viviera creyendo en la imposibilidad de una amistad entre un gato y un perro.
ANNA
Anna era bastante sentimental y más cuando se trataba de personas cercanas, Haerin lo era incluso más que sus propias compañeras de grupo, y es que nunca había de imaginarse el nivel de confianza que ambas habían desarrollado. Sus mascotas también parecían ser dos mejores amigos, ¿como es que era tan fácil que un perro y un gato mostraran ese tipo de cariño? allí se encontraban los dos pequeños jugando en la arena. Anna no quitaba la vista de su gatito, y pudo notar como Haerin tampoco de Banggeul, la escena era tan natural y a la vez como si estuvieran dentro de una película artística Japonesa.
Haerin apartó algunos de sus mechones desordenados; tanaka le mostró un gesto de agradecimiento a través de una sonrisa, antes de escuchar la pregunta y poder responder.
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ㅤㅤ—El debut fue algo tan nuevo para mí, tenía mucho miedo de la reacción del público.— pausó estableciendo contacto visual con Kang unos segundos. —Pero por suerte, es mejor de lo que esperaba. Haerin-ah...— se sentía un poco dudosa sobre preguntarle de su situación actual con Hybe, pero lo único que deseaba saber era si todo estaba en orden. —Se todo lo que está pasando, y lamento si soy entrometida, pero ¿te están tratando bien?— dio un leve suspirito sin apartar la mirada de Haerin, quería escucharla con atención, era lo único que le interesaba en ese momento.
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Sentía mucha pena, interrogar sobre este tema quizás seria algo incómodo para Kang Haerin. Anna ni siquiera estaba dispuesta a dar una opinión total, lo que Haerin le dice ella siempre lo cree, así que solo la apoyará. Claro que esto depende de si ella quiere o no responder a su cuestionamiento.
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ㅤㅤ—Pero si no deseas hablar sobre el tema, ¡yo entenderé!— le sonrió haciendo que sus ojos se vieran diminutos.
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La compañía de Haerin era algo que debía cuidar como si se tratase de oro puro, pues no había conocido a alguien tan especial e interesante, y que además fuera una pequeña cajita de sorpresas buenas, muy buenas.
HAERIN
Haerin tenía la mirada absorta en la sonrisa feliz de Anna por aquello que le transmitía: un recuerdo de dos años atrás que vivió en su momento con intensidad. Ella, ya antes había experimentado su propio debut, y que marcó cada uno de sus actuales pasos positivos como negativos. La pequeña cara de gatito tenía la convicción de romper con los esquemas en cuanto a las reglas de un ídol —callar, acatar y callar para siempre—. Min HeeJin las había entrenado de otra manera muy distinta al resto de la comunidad musical y, aún a pesar de ello, Haerin prefería arrojarse al silencio; pero estaba supeditada a las decisiones de un grupo. Solía ser reservada, un tanto adentrada en sí misma, pero Anna producía en ella una misteriosa necesidad de confiarle sus pensamientos más profundos. Haerin la tomó de la mano y entrelazó dedos antes de susurrar buenos deseos para su próxima y primera experiencia como ídol; sin embargo, su armonía facial decayó un poco tras pensar en los altercados sufridos entre HYBE y ADOR.
—Yo quería hablarte un poco de mí experiencia cuando debuté para que pudieras hacerte una imagen mental, pero... —tragó saliva—, eres actualmente en quien más confío para explicar cómo me siento. Me haces sentir comprendida. Anna... Tengo un poco de miedo de cuán arriesgadas estamos siendo, pero nuestra situación es molesta. A veces, trabajadores de la empresa me han mirado como si quisieran fulminarme y me da miedo.
Las posibilidades de echarse a llorar oscilaban en un cincuenta por ciento y, si bien estaban incrementando por la intensidad de los acontecimientos de las últimas semanas en las que se expusieron exigiendo un mejor trato y la restitución de Min HeeJin, hubo la suerte de que sus ojos se desviaran hacia las hazañas del gato de Anna, o mejor dicho sus travesuras inapropiadas.
—¡Anna! Tu gato se está comiendo la arena —exclamó preocupada e inevitablemente riendo a la vez. El gato sacaba la lengüita y la pasaba por la arena, quizá testando si era similar a aquella usada en casa para sus necesidades. Quién sabía lo que pasaba por la mente de los animales.
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