Tumgik
#regresaron
Note
Parece que ya no son relevantes... Pendejas
Gracias hater, te amamos mucho 🥳🎉 gracias por acordarte de nosotras, ser tan relevante para ti que te tomaste el tiempo para mandar un ask anónimo.
6 notes · View notes
khvis · 5 months
Text
Tumblr media
𝗣𝗔𝗥𝗧𝗜𝗖𝗜𝗣𝗔𝗡𝗧𝗘 𝗞𝗛𝗔𝗜 : 𝐃𝐄𝐒𝐂𝐀𝐍𝐒𝐎
↳ [ COMFY OUTFIT UNLOCKED. ]
13 notes · View notes
pruskita · 2 years
Text
"Sorry the king does not speak"
Tumblr media
I guess after Dedede came back to waddle dee city he refused to talk for a long time because of everything that happened.
20 notes · View notes
picdpipcr · 2 years
Text
Tumblr media
Como cuando ya llevas una semana de retraso en tu celo y ni siquiera has hecho nada. Buen trabajo, cuerpo (?)
0 notes
cuthalions · 8 months
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
El 22 de diciembre de 1972, dieciséis sobrevivientes regresaron de los Andes. Hoy mi voz suena con sus palabras. Cuenta que todos fuimos fundamentales. Esta es nuestra historia. On December 22, 1972, 16 survivors returned from the Andes. Today my voice carries their words. It tells of how we all played our part. This is our story. LA SOCIEDAD DE LA NIEVE / SOCIETY OF THE SNOW (2023) Dir. J.A. Bayona
947 notes · View notes
lightofsorrows · 8 months
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Los periódicos hablan de los héroes de Los Andes. Los que regresaron de la muerte para reencontrarse con sus padres, sus madres, sus novias, y sus hijos. Pero ellos no se sienten héroes. Porque estuvieron muertos como nosotros, y solo ellos regresaron. Y al recordarnos, se preguntan por qué no volvimos juntos. The newspapers write about the heroes of the Andes. The ones who came back from death to reunite with their fathers, their mothers, their girlfriends, and their children. But they don't feel like heroes. Because they were dead like us, and only they got to return. And when they remember us, they ask themselves,"Why didn't we all get to come back?" LA SOCIEDAD DE LA NIEVE / SOCIETY OF THE SNOW (2023)
391 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 3 months
Text
Delirio de Condenados
Tumblr media Tumblr media
Cap I. Cap II. Cap III. +18! MeanDom!Mati, SoftDom!Enzo, Sub!Santi & Sub! Reader. Age gap, begging, biting, choking, degradation, face slapping, fingering, penetración doble, (hints of) Possessive!Mati, sexo anal, sexo oral, sexo con/sin protección, (alusión a) subspace. Uso de español rioplatense.
Matías coloca el plato de medialunas frente al rostro de Santiago y juega con sus rulos dorados para molestarlo. No podés precisar si el movimiento que percibís es producto de los dedos de tu novio tirando del cabello del rubio o si este último persigue el contacto físico.
-Dale, agarrá que no estás comiendo nada.
-Matías- decís entre dientes-. Santi, ¿querés otra cosa? Te puedo preparar…
-No- dice rápidamente-. No, está bien, gracias.
Matías hace una mueca a sus espaldas y deja el plato sobre la mesa. Toma asiento junto a Santiago –en su rostro una sonrisa para nada inocente que no se molesta en ocultar- y cuando enciende la televisión comienza a cambiar de canal con rapidez, bebiendo de su taza y fingiendo no notar el nerviosismo de su amigo.
Intentás concentrarte en tu propio desayuno e ignorás las miradas furtivas que te dirige Santiago o la forma en que Matías se aclara la garganta cada cinco minutos, consciente de que el sonido sólo empeora la tensión en el aire. Ignorás también los pasos de Enzo y el ritmo dubitativo de estos cuando llega a la habitación y contempla el panorama que le espera.
-Buen día- dice con voz ronca, sentándose en la silla ubicada junto a la tuya.
Los secretos son un peligro, ¿no? Enzo escondiéndose detrás del árbol, el semen de tu novio escapando de tu interior cuando ambos regresaron al jardín, el intento de ambos hombres por calmarte cuando llorabas desconsolada en las cerámicas frías del baño, con la mente alterada por las endorfinas y la adrenalina y angustiada luego de saber que Santiago los había visto.
Una sucesión de imágenes de la noche previa cruza tu mente y un escalofrío sacude tu cuerpo con fuerza; tus dedos se vuelven débiles y la pequeña taza de porcelana que sostenías cae sobre la mesa, rompiéndose y permitiendo que el líquido caliente en su interior se escape. Tu cerebro tarda en procesar la situación y tu reacción parece desarrollarse casi en cámara lenta.
-La concha de la lora.
-La boca- advierte tu novio cuando se pone de pie, molesto por tu lenguaje-. No lo agarres con la mano, boluda, ¿te querés volver a cortar…?
-Matías- interrumpe Enzo-. Traeme algo para limpiar la mesa, por favor… ¿Vos estás bien?
Intentás ignorar la mirada en los ojos de Matías cuando abandona la habitación y observás los labios del mayor cuando repite esa pregunta que no estás segura de comprender. ¿Habla de la taza, de la noche que compartieron, de Santiago, de Matías corrigiéndote frente a ellos? ¿No preguntó lo mismo hace menos de ocho horas, cuando se quedaron solos unos minutos?
-Estoy bien.
Tus palabras no son convincentes y aunque Enzo sabe que hay algo molestándote, también sabe que no sería correcto cuestionarte o dirigirse a Matías –porque él debería saber cómo y cuándo actuar si sus sospechas son ciertas, ¿no?- para tratar el asunto. Decide centrarse en Santiago, quien jamás le devolvió el saludo y no se atreve a mirarlo, sólo para encontrarlo inmóvil.
-Maleducado- bromea para sacarlo de su trance-. No me dijiste ni hola y ahora no ayudás.
Santiago ríe  y ese simple gesto basta para cortar la tensión. Coloca el resto de tazas y la comida en el extremo opuesto de la mesa, ayudándose de unas servilletas de papel para tomar los trozos de porcelana rota y ofreciéndote –todavía sin hacer contacto visual- un par de las mismas para que puedas contener el líquido que amenaza con caer de la mesa.
Matías regresa y te aleja del desastre.
-Buscate otra taza- señala la puerta como si desconocieras el camino y, para mayor humillación, agrega:- Y no la rompas.
Tu rostro se transforma en cuanto volteás -sólo porque sabés que no puede verte- y te dirigís hacia la cocina en silencio para encontrar allí la cafetera de nuevo encendida y esperándote. Tu taza, esa que Matías te regaló cuando te mudaste con él, está aún sepultada bajo tantas otras en el fregadero: permanecen allí desde la tarde del día anterior y creés recordar cuál utilizó Rafael y cuál peligró en manos de Felipe, así como tantos otros detalles de la velada.
Tomás otra taza que jamás habías visto, completamente negra por fuera y blanca por dentro, y esperás que el café esté listo para servirte más. Mientras oís la conversación que llega desde el comedor y la carcajada estrepitosa de Enzo, provocada por algún chiste que no captaste, el líquido caliente ayuda a revelar la imagen oculta en la taza. ¿Es una foto? ¿Es lo que creés?
Te mordés el labio, molesta por pensar que Matías todavía conserva un objeto relacionado con su ex y también molesta por sentirte celosa por algo tan insignificante. Es sólo una taza, ¿no? Beber de ella no debería generarte tanto conflicto, repetís una y otra vez para convencerte, aunque de todas formas tomás otra del fregadero para llenarla con tu bebida.
Unas gotas queman tu mano y en un movimiento más que calculado dejás caer la taza con la foto al suelo, deshaciéndote de la imagen en ella. No debería tener importancia, ¿no? Quién sabe cuántos años tenía y nadie la habría encontrado de no ser porque no había más opciones secas.
Los pasos de tu novio y de los invitados no tardan en llegar a tus oídos y por un momento planeás fingir que fue otro accidente, pero en cuanto los ojos de Matías encuentran los tuyos tomás un sorbo de café y alzás ambas cejas. Sus ojos van de tu rostro hacia el desastre en las cerámicas y su mandíbula se tensa tanto o más que sus labios apretados.
-Arriba. Ya.
-Todavía no desayuné.
-No te lo voy a decir dos veces.
Cuando pasás a su lado no esquivás su cuerpo y lo golpeás, molesta y sin importarte las miradas que los otros presentes en la habitación te dirigen. Te gustaría fingir que tu enojo es más grande que el temor que sentís y que tu cuerpo no se sacude cuando cerrás la puerta de la habitación.
Ignorás qué explicaciones estarán oyendo los invitados y no estás segura de querer saber, solamente pensás en cómo vas a disfrazar tus gritos cuando tu castigo tenga lugar.
Esperás a Matías de pie junto a la cama con tus manos entrelazas en tu espalda y cuando abre la puerta te sobresaltás más que cuando la cierra de un golpe. Tu mirada permanece fija en el suelo mientras se acerca a tu figura inquieta y tus ojos arden cuando comienza a estudiarte; una única lágrima cae por tu mejilla cuando se agacha para quedar a la altura de tu rostro.
-¿Me vas a decir qué pasó?
-Fue un accidente.
-Ayer, seguro- toma tu mandíbula entre sus dedos-. Y en la mesa fue un descuido, ¿pero esto último…?
-No sé por qué lo hice.
-No sabés…- repite y te suelta de manera brusca, haciéndote retroceder un par de pasos-. ¿Estás segura?
-Sí.
-Cuidadito con mentirme.
-No te…
Te interrumpen sus dedos cerrándose sobre tu garganta y presionando para privarte del oxígeno. Tomás su muñeca y tirás de su brazo para que te libere pero no cede, como era de esperarse, porque espera sacarte la verdad y es así como lo logra cuando es necesario. Mirás la puerta, todavía cerrada y sin rastros de oyentes del otro lado, y sabés que no tenés salida.
-Tenías una foto con…- tosés-. ¿Por qué la tenías?
-No sabía que estaba ahí.
-¿Te pensás que soy boluda?
-¿Y vos te pensás que porque hay gente no voy a hacer nada?- su rostro está a milímetros del tuyo y sus ojos son más oscuros de lo usual-. ¿Te pensás que podés romper todo y que no te voy a hacer nada?
-Ah, entonces te importaba…
-No, pelotuda- con su otra mano golpea tu mejilla-. ¿Qué te pasa?
Sólo cuando lo empujás te deja ir y permite que te recuperes un poco. Espera oír cualquier explicación que tengas para ofrecerle y ruega porque la palabra que le permita comprender tu comportamiento no sea celos, porque eso significaría que es él quien merece un castigo por hacerte sentir insegura.
-Te fuiste a la mierda- reclamás- Me trataste como una pelotuda en frente de…
-Si necesitás usar una palabra de seguridad lo vas a hacer ahora- cruza sus brazos-. Porque ya sabés lo que va a pasar si esto es un berrinche, ¿no?
Tus labios permanecen sellados y cuando Matías deshace la distancia entre ambos el pánico se apodera de tu cuerpo e intentás retroceder, aterrada, pero él es mucho más rápido que vos y te atrapa sujetando tu cabello.
Tira de tu ropa y te esforzás por permanecer quieta, respirando lenta y profundamente mientras sus dedos se adentran en tu ropa interior para acariciarte. Sentís las yemas de sus dedos deslizándose entre tus pliegues húmedos y evitás sus ojos cuando escanean tu rostro.
-Matías, no…
-Yo sabía- te empuja contra la cama-. ¿Cómo era eso que dijiste anoche? ¿Qué no querías que Santiago piense que hiciste algo malo?
Rebusca en los cajones de la cómoda y te preguntás cuál será el objeto que escogerá para tu castigo: pueden ser las cuerdas, con suerte alguna mordaza, tal vez utilice el vibrador que detestás por la intensidad y los patrones que siguen las vibraciones o el pesado cepillo de madera.
Cuando por fin voltea, revelando nada más que el lubricante en su mano, arrugás las sábanas entre tus palmas.
Ocupa el espacio libre en la cama y con un gesto señala su regazo para indicarte que te recuestes. Obedecés inmediatamente, ya que lo último que querés es empeorar las consecuencias de tu mal comportamiento, pero cuando acomodarte sobre sus piernas se te dificulta sus dedos se enredan en tu cabello para facilitarte el trabajo.
-Ya sé que hablamos muy poco de esto- se deshace de tu ropa y acaricia la parte posterior de tus muslos-, así que si tenés miedo podemos hacer otra cosa.
-¿Va a doler?
-Es un castigo.
-No me digas.
Te sacude por el cabello.
-No va a doler más de lo necesario- promete-. ¿Confiás en mí?
-Sí, pero…- volteás a verlo-. Van a escuchar.
Presiona tu rostro contra el colchón y escuchás el sonido del lubricante cuando lo abre.
-Sí- deja caer el producto frío sobre tu piel y temblás cuando cae hasta tus pliegues-. Ese va a ser tu castigo.
Te llevás una mano a la boca cuando sentís sus caricias sobre tu intimidad, mezclando tu excitación con el lubricante y manchando también tus muslos. Convencida de que Matías va a ser compasivo suspirás, entre aliviada y agradecida, cuando traza círculos sobre tu clítoris y posiciona su pulgar sobre tu entrada, pero el alivio y placer duran sólo unos segundos.
Deja atrás tu centro y se dirige hacia tu otra entrada sin vacilación, rodeándola delicadamente y ejerciendo una presión casi inexistente con su pulgar. Suspirás, recordando aquella conversación que tuvieron hace tiempo y en la cual recalcó la importancia de estar relajada en este preciso momento, pero resulta más sencillo decirlo que hacerlo.
Confiás en tu novio, por supuesto que sí, porque sabés que ya conoce tu cuerpo mejor que vos. Sabe cuando detenerse en caso de que seas incapaz de comunicarlo, sabe cuánto dolor podés soportar y jamás toma el riesgo de cruzar esa línea, es consciente de hasta qué punto puede humillarte, con qué hacerlo, y también sabe cómo cuidarte para evitar que esas hirientes palabras no permanezcan en tu cerebro más de lo necesario.
Su pulgar juega sobre tu pequeño agujero mientras sus dedos medio y anular se deslizan entre tus pliegues, sin otorgarte alivio y mucho menos placer. Intentás mover tu cadera en busca de más contacto y sólo comprendés que es un error cuando su otra mano golpea tu piel con fuerza, haciéndote ahogar un grito en la palma de tu mano.
Continúa con su juego durante largo rato y aumenta la presión sobre tu entrada de manera progresiva, entreteniéndose con tus suspiros y tu cuerpo tembloroso, deleitándose también cuando baja un poco más la mirada y ve tus pliegues brillando más y más. Tus músculos comienzan a relajarse luego de muchos minutos y es entonces que susurra:
-Respirá.
Tomás aire hasta que continuar haciéndolo te es imposible y cuando exhalás la punta de su pulgar logra penetrar en tu interior sin mucha dificultad. La ausencia de dolor te sorprende y volteás a verlo con una pequeña sonrisa de satisfacción, contenta por estar recibiendo tu castigo con tanta facilidad. Cuando Matías imita tu expresión no parece compartir del todo tu entusiasmo y creés que le molesta tu falta de lágrimas.
-No duele- decís sólo para restregar tu victoria en su rostro.
No habla pero aún así su voz resuena en tu cabeza (“Vos no aprendés nunca, ¿no?���) cuando en un arrebato introduce el resto del dígito entre tus músculos, tensos por la incertidumbre que provocó su súbita acción. La sensación es extraña, ligeramente incómoda, pero aún no hay indicio de dolor y de tus labios escapa un gran suspiro de alivio.
Mueve su pulgar con lentitud mientras ambos fingen que su erección no golpea tu costado y cuando un particular sonido resuena en tu garganta en su rostro se dibuja una sonrisa. No es exactamente un gemido y vos no estás segura de sentir placer, pero… ¿Por qué de repente necesitás descansar tu frente en tus brazos y cerrar los ojos? ¿Y qué es eso que está deslizándose más allá de tus pliegues y mojando tu piel? Seguro es sólo el lubricante.
-Así, ¿no?
Tu respuesta es un sí debilitado por las reacciones involuntarias de tu cuerpo, las cuales empeoran cuando Matías decide ocupar tu otra entrada –que resplandece con tu excitación- con sus largos dedos. Tu gemido es escandaloso y sentís tu rostro en llamas por la vergüenza que te genera pensar que Enzo o Santiago, sobre todo Santiago, pudieron haberlo oído.
Mordés tu brazo para evitar que los sonidos de tu boca sean todavía más evidentes que los sonidos de tu cuerpo y a tu novio parece no agradarle del todo: tira de tu cabello hasta que tu espalda se arquea en un ángulo doloroso y se inclina sobre vos lo suficiente para poder ver todas las expresiones que transforman tu rostro. El placer y la vergüenza que encuentra en tus facciones, combinados con el pánico, no hacen más que empeorar su erección.
Sus dedos comienzan a atacarte con mucha menos suavidad que antes, en movimientos rápidos y cortos que te roban la respiración y amenazan con hacerte gritar. Matías te suelta y caés sobre el colchón de manera brusca, quejándote y luego jadeando con fuerza. Te aferrás a las sábanas en un intento de contenerte pero, Dios, ¿cómo podrías cuando todo tu interior quema?
-Es mucho.
-¿Color?- pregunta sin dejar de abusar de tu cuerpo.
-Verde, pero…
-Callate entonces.
Tu lamento se mezcla con un gemido y cuando este último se prolonga como resultado de las acciones de Matías, morder tu brazo vuelve a ser tu única opción para apagar tus gritos… pero es inútil, porque no hay nada que pueda amortiguar todos esos sonidos indecentes que surgen en tu boca y tampoco detener la saliva que corre por tu piel.
Tu respiración agitada es ruidosa y tu cuerpo se mueve en busca de más, ignorando que tu cerebro parece rehusarse a tolerar tanto placer y que tu mente quiere obligarte a batallar con el autor del mismo: en algún lugar de tu ser todavía hay algún pequeño remanente de coherencia y te permite saber que estás hecha un desastre, completamente a merced de Matías, pero tu orgullo aún no te permite admitirlo.
Cuando su pulgar se libera de tu interior la sensación de vacío te hace suspirar y te esforzás por recuperarte mientras podés. Sólo un par de pulsaciones más tarde tu novio decide conducir sus otros dedos, que hasta entonces habían permanecido enterrados en tus paredes imposiblemente húmedas, hacia tu entrada.
Esta vez sí duele y aunque intentás disimular para no darle la satisfacción, tu cuerpo tensándose te delata.
El sonido de la puerta los distrae a ambos.
-¿Quién es?- pregunta Matías.
Es innecesario oír la voz del otro lado para saber de quién se trata y pronto te encontrás sacudiendo la cabeza en negación, volteando para ver a Matías y hacerle saber que estás en contra de que alguien te observe en este catastrófico estado. Su sonrisa de satisfacción, ya sea por tu vulnerabilidad o por la imagen que le regalás, te hace temblar más que la confirmación de tus miedos cuando oís:
-Enzo.
Matías está dándole la espalda a la ventana y es por eso que no encontrás explicación a la luz que ilumina sus ojos, resaltando el color miel en ellos y también la malicia que oculta su mirada cuando mueve los labios –junto con sus dedos- para contestar.
-Pasá.
Evita que abandones tu posición y cuando Enzo abre la puerta ocultás tu rostro entre tus brazos, avergonzada por los sollozos y los espasmos que recorren tu cuerpo cuando tu novio logra que tu entrada ceda para dar más lugar a sus dedos. Pateás el colchón cuando continúa presionando, deteniéndose sólo cuando sus segundas falanges están por desaparecer dentro tuyo.
-¿Qué querés?
-Santiago…- es lo único que contesta el otro.
Ante la mención del rubio dejás tu escondite y centrás tu visión nublada en Enzo. No parece sorprendido en lo absoluto por la escena que lo recibió cuando abrió la puerta, aunque sí se ve afectado, pero es un detalle que ignorás para concentrarte en su palma, la cual mantiene extendida hacia Matías para permitirle apreciar lo-que-sea que brilla en ella.
-Qué pibe- reniega tu novio- Andá, decile.
Está a punto de marcharse para comunicar quién-sabe-qué al cordobés, pero se detiene antes de cerrar la puerta.
-¿Y acá cómo estamos?- pregunta, deslizándose dentro de la habitación y acercándose a la cama. Se arrodilla para quedar cerca de tu rostro y toma tu brazo cuando nota las marcas de tus dientes, acariciándolas con su pulgar para calmar la irritación-. Mirá cómo te marcaste.
-No fue mi culpa, no…- te interrumpen tus propios gemidos-. Enzo, no fue…
-¿Por qué rompiste la taza? ¿Y si te lastimabas otra vez?
-Tenía una foto…- otro gemido y la brutalidad de los dedos de Matías entorpecen tus palabras-. Por favor, Enzo.
-¿Qué querés? ¿Qué necesitás?
-¿Me besás?
Antes de que tenga oportunidad de tocarte Matías te aleja de él, arrojándote sobre tu espalda contra las almohadas y posicionándose entre tus piernas: sus labios se adhieren a tu piel y sus dedos regresan a su lugar para continuar preparando tu entrada. Se deslizan en tu interior, ignorando la resistencia de tus músculos y haciéndote gritar.
Tus lágrimas caen libremente mientras Matías curva sus dígitos y muerde tus muslos sin piedad. Ante tu desesperación Enzo decide recostarse a tu lado y te entretiene rozando tu labio inferior con su pulgar, tirando suavemente hasta que permitís que lo introduzca en tu boca y lo deslice sobre tu lengua. Notás un sabor particular y lo mirás, entre confundida y curiosa.
-De Santi- explica.
Tu gemido oscila entre la excitación y la sorpresa. Succionás con entusiasmo y tu lengua acaricia descaradamente su yema poder probar mejor la esencia del otro, pero esto molesta a Matías y vuelve a morderte con más fuerza que antes, sin limitarse a un solo lugar para hundir sus dientes: tus muslos tiemblan por el dolor y cuando se contraen son tus pliegues los que se transforman en el blanco de sus mordidas.
-Duele.
-No pasa nada- intenta convencerte Enzo. Te ofrece su palma aún manchada por la excitación de Santiago y no hace comentarios cuando tus manos aprisionan su muñeca o cuando tu lengua humedece aún más su piel-. ¿Qué decís? ¿Querés que él también suba?
-Sí, sí, sí.
Otra mordida, otra falange y otro grito.
Los contornos de tu mente se desdibujan más y más y tu sensibilidad en aumento, combinación de todas tus terminaciones nerviosas encendiéndose gracias a tu novio, te lleva a buscar consuelo en el mayor: sostiene tu mano con firmeza y besa tu frente para contrarrestar el agresivo ataque de Matías.
Tu piel sufre con otra mordida y cuando te quejás notás en el rostro de Enzo una mueca de hartazgo, breve pero lo suficiente obvia para que aún en tu alterado estado te preguntes: “¿Es por vos?” y “¿Le molesta que grites?”. Tus ojos se llenan de lágrimas y no estás muy segura de cuál es el motivo que hace que acompañes tu renaciente llanto con un puchero en tus labios.
Cerrás los ojos con fuerza cuando Enzo toma tu rostro y te sorprenden sus labios rozando los tuyos con algo muy similar al cariño antes de besarte, las palabras que susurra para calmarte y el calor de su piel cuando descansa su frente sobre la tuya. Acomoda tu cabello despeinado y acaricia tus mejillas ardientes con sus nudillos una y otra vez para distraerte del dolor.
-Tranquila- dice sin dejar de mirarte a los ojos-. Ya va a terminar, ¿sí?
La risa del otro presente en la habitación llama la atención de ambos y voltean a verlo. Como si no fueran suficientes la burla y la mirada en sus ojos para dejar en claro lo que Matías quiere comunicarles, se asegura de acentuar sus intenciones mordiendo peligrosamente cerca de tu clítoris.
Negás y el miedo en tus ojos es la única motivación que le hace falta para arrojarse sobre tu punto más sensible, sin dejar de mover sus dedos con rapidez. El sonido que deja tu garganta es indescriptible.
Entrás en pánico cuando las manos que te ofrecían contención abandonan tu cuerpo y llorás con fuerza cuando Enzo se aleja de vos, pero tu inquietud no tarda en disiparse una vez que entendés el motivo por el cual se dirige hacia Matias. Lo aleja de tu centro tirando de su cabello, acerca su rostro al suyo y tu novio, sin palabras, lo mira a los ojos con una actitud desafiante.
-¿No te cansás de ser tan forro, pendejo?- pregunta Enzo.
-¿No te dije que traigas a Santiago?
La insolencia de Matías es retribuida con un golpe en la mejilla que resuena por toda la habitación y hace arder tu piel por pura simpatía. Te llevás una mano a la boca y mordés tus uñas, confundida y también ansiosa por la escena desarrollándose frente a vos.
-¿Y yo no te dije que seas más delicado, pelotudito? Mirá como la tenés.
-Para que aprenda.
Otro golpe, esta vez más fuerte. Matías masajea su mejilla adolorida.
-Vos tenés que aprender- asegura Enzo-. Voy a ir a buscar a Santiago y cuando vuelva no te quiero ver haciéndola llorar, ¿está?
-Seh, andá.
-Contestame bien- ordena tomándolo del cuello-. ¿Estamos?
-Sí, Enzo.
La puerta se cierra a espaldas del mayor y soltás una risa nerviosa que se desvanece en el aire cuando Matías fija sus ojos en tu rostro, sus cejas arqueadas mientras espera otra reacción de tu parte y sus dientes capturando el interior de sus mejillas como señal de ira reprimida. Temblás y estás a punto de disculparte, ofrecer alguna explicación, pero sus movimientos no lo permiten.
Intentás escapar pero es más rápido que vos y sus dedos capturan tus tobillos: te arrastra sobre el colchón y aprisiona tu cuerpo con el propio, dirigiendo sus dedos nuevamente hacia tu entrada para continuar con su trabajo. Tus gritos no son producto del dolor pero sí del sorpresivo y abrumador placer que logra cegar el resto de tus sentidos por unos instantes.
Matías muerde con fuerza tu hombro y esta vez tu grito es agudo, propio de una presa.
-Duele.
-Callate- ordena-. Esto no es nada comparado con lo que te voy a hacer cuando estemos solos otra vez.
-No es mi culpa que...
-¿No? ¿Y de quién es?- pregunta mientras deja caer más y más lubricante. Contenés la respiración cuando sentís tres dedos entrar en tu cuerpo y tus párpados se cierran con fuerza por el ardor-. Ya vas a ver cuando se vayan.
Lo mirás por un segundo y sabés muy en lo profundo de tu ser que tu siguiente acción sólo va a empeorar la situación. Los invitados se marcharán y tendrás que enfrentarte a uno, dos o tres mil castigos para compensar la humillación que vivió tu novio a manos del uruguayo, pero hasta entonces tenés un protector y no hay motivo para desaprovecharlo.
-¡Enzo!
Es una tormenta de emociones la que cruza los ojos de Matías.
-Qué puta que sos- se posiciona sobre tu cuerpo y escupe entre tus glúteos sólo para humillarte. La lubricación extra le permite alcanzar más profundidad en tu interior y ahogás un grito contra las sábanas arrugadas-. Dale, llamalo ahora.
Todo lo que lográs es balbucear un hilo de palabras rotas e inconexas que sólo interrumpís cuando la puerta vuelve a abrirse. Enzo arrastra a Santiago dentro de la habitación y el rubio, con las mejillas rojas y una mancha de humedad en los pantalones, no suelta su mano en ningún momento. Gemís por todo y por nada a la vez y ocultás tu rostro, pero Matías tira de tu cabello para evitar que te escondas.
-Andá- ordena Enzo antes de conducir a Santiago hacia la cama y hacer un gesto en tu dirección. Luego toma a Matías por la ropa y sin dar importancia a sus protestas agrega:- Vení vos, serví para algo.
Contemplás, en extremo aturdida, la nula dificultad con que maneja su cuerpo y lo deja sobre sus rodillas mientras se deshace de su cinturón para arrojarlo no muy lejos. Matías permanece en el suelo, para sorpresa de todos, y cuando Enzo toma su mentón entre sus dedos lo mira fijamente y sin hacer ningún comentario.
Buscás apoyo en Santiago y sujetás con fuerza su mano mientras tu novio acepta que el otro guíe su erección a sus labios, golpeándolos y delinéandolos con su punta goteante y desesperada por atención hasta hacerlos brillar bajo las luces de la habitación. Matías no parece sorprenderse por las acciones de Enzo y tampoco muestra duda alguna cuando lo recibe en su boca, ambos aún sosteniéndose la mirada.
Santiago tira de tu brazo para llamar tu atención y, cuando por fin apartás la mirada del espectáculo protagonizado por los otros dos hombres, te encontrás con su sonrisa casi pícara y sus ojos resplandecientes. Acariciás su mejilla y él imita tu acción, explorándote de manera tímida y temerosa.
Te ayuda a recostarte sobre las almohadas y aún sin mediar palabra se arroja sobre el colchón para situarse entre tus piernas, separándolas de manera delicada y tomando una muy profunda respiración cuando divisa  tu intimidad brillante. Te mira provocativamente y cuando su lengua entra en contacto con tu clítoris gemís, permitiéndole ver una de las muchas expresiones que también presenció desde su escondite durante la madrugada.
Tus dedos se pierden entre sus rulos dorados y sin ser consciente de ello comenzás a tirar de su cabello para obtener más contacto con su boca, que pronto cubre por completo tu centro: sus gemidos desesperados, que son una mezcla entre placer y el dolor provocado por tus manos, estimulan aún más tus nervios y en pocos minutos ya estás jadeando.
Santiago se ve y también es un ángel, estás segura desde que lo conociste, pero lo confirmás luego de sentir que uno de sus dedos recorriéndote suavemente para luego deslizarse por tu entrada húmeda. Estudia tus reacciones y cuando tus labios se separan para dar paso a un suspiro sonríe contra tus pliegues, feliz de poder complacerte con tanta facilidad.
En algún lugar de la habitación la boca de tu novio está aún ocupada y sólo lo recordás cuando  una voz grave resuena entre las cuatro paredes. Matías parece perdido en su tarea, con su saliva corriendo por su mentón y sus pestañas brillando con lágrimas que sólo pueden ser resultado de la humillación que siente o del ardor que los dedos del mayor generan en su cuero cabelludo.
-¿Por qué vos no te portás así con tu novia?- pregunta Enzo-. ¿Por qué siempre la hacés llorar?
Mueve sus caderas sin consideración, golpeando repetidamente con la punta de su miembro la garganta de Matías, ignorando cuando este araña sus muslos para rogarle que se detenga y su piel enrojeciéndose por la falta de oxigeno. Jamás habías visto a tu novio tan indefenso y vulnerable, pero mentirías si dijeras que no te excita verlo doblegarse ante Enzo.
Regresás tu atención al cordobés entre tus piernas y él te premia con otro de sus dedos. Su lengua dibuja figuras rápidas en tu clítoris y sus yemas acarician tu interior con movimientos circulares, rozando una y otra vez el punto que te hace arquear la espalda y sacudir la cabeza por lo intolerable del placer, magnificado por la espera y la tortura previa.
-¿Mati…?
-Sí- contesta Enzo en su lugar-, podés.
Esperar otro segundo o buscar en el rostro de tu novio más confirmación te resulta imposible. No estás segura de cuál es la última imagen que te empuja hacia tu orgasmo: los ojos azules de Santiago y su devoción hacia tu cuerpo evidente en sus embestidas contra el colchón o Enzo apartando los cabellos del rostro de Matías y las lágrimas de sus ojos mientras aún está utilizando su boca despiadadamente.
Tu visión se nubla por el placer y Santiago, en un intento de prolongar tu orgasmo, te inmoviliza rodeando tu pierna con un brazo: sus movimientos no fallan ni por un segundo y sólo se da el lujo de bajar el ritmo una vez que tus uñas arañan sus hombros en señal de advertencia. Está tentado a continuar y Dios, adoraría hacerlo sólo para verte luchar contra el placer, pero conoce a la perfección lo desesperante que es la sobre estimulación y no quiere someterte a algo así.
Cuando las últimas lágrimas que inundaban tus ojos caen, humedeciendo tus mejillas y todo lo que encuentran en su camino, te permitís respirar lentamente para calmar tus pulsaciones. Te llevás una mano al pecho y por unos instantes jurás que en lugar de sentir tus latidos los oís, pero se trata del sonido rítmico producido por otro cuerpo.
Otros, mejor dicho.
Matías golpea las piernas de su amigo hasta que este se detiene para permitirle respirar y cuando lo libera ambos permanecen conectado por varios hilos de saliva. En un gesto casi dramático, ante el cual el otro pone los ojos en blanco, tu novio se deja caer y se lleva ambas manos al cuello mientras tose y respira de manera agitada.
Preocupada y también menos coherente de lo que te gustaría admitir saltás de la cama para auxiliar a Matías. Tus piernas carecen de la fuerza necesaria y cuando caes a su lado él te atrapa entre sus brazos, permitiendo (y disfrutando, aunque no va a decirlo en voz alta) que tus manos recorran su rostro para asegurarte de que se encuentra bien.
-No pasa nada- intenta calmarte e ignorar el sonido de las prendas ajenas cayendo sobre el suelo-. Andá a la cama, dale.
-Pero…
-Estoy bien, de verdad.
Creerle es difícil porque su respiración todavía suena rápida y superficial, pero cuando Enzo te toma por los brazos y te lleva de nuevo hacia la cama no tenés más opción que permanecer allí. Regresa por Matías y su trato más es delicado cuando lo ayuda a ponerse de pie, sosteniéndolo por la cintura e ignorando todos los fluidos en su ropa cuando la retira para descubrir su cuerpo.
Una extraña sensación de celos te ataca cuando observás que se toma el atrevimiento de tocar a tu novio, llenando su cuello de besos húmedos y masajeando su miembro con una lentitud que hace temblar sus rodillas. Matías se muerde los labios para contener algún que otro suspiro, aferrándose a los hombros del más alto para no desmoronarse y permitiéndole continuar su recorrido hasta que este último decide que es suficiente.
El hormigueo entre tus piernas se reaviva con la escena y también tu excitación manchando tus muslos. Las manos de Santiago se aventuran nuevamente sobre tu figura, acariciando tus pechos sobre tu camiseta mientras frota su bulto contra tu espalda baja y sus dientes rozan tu oreja, sacándote un gemido que llama la atención de tu novio.
Cuando se separan Matías sonríe, estúpido por la situación, y se dirige hacia la mesita de luz para buscar algo. Es un momento que Enzo decide aprovechar mimándote, besando tus labios hasta que ambos se quedan sin oxígeno, acariciando tus mejillas y peinando tu cabello como si intentara así recomponer tu apariencia desaliñada. Luego juega con los rulos de Santiago y le regala, sumados  a unos besos en la mejilla, varios cumplidos sobre su buen comportamiento.
Te acomoda sobre su regazo y su erección más que húmeda roza tu centro, sensible por tu interminable necesidad y por la estimulación que recibió hasta hace algunos minutos: gemís y él sonríe, luciendo calmado e inamovible como siempre, mientras una de sus manos acaricia tu cadera y la otra el bulto de Santiago, que comienza a gemir con la primera caricia.
El colchón se hunde con el peso de Matías, que se posiciona a tus espaldas y besa tu hombro mientras le arroja –entre divertido y un poco molesto por tener que compartirte otra vez- los preservativos a los otros dos.
-Acordate- dice contra tu piel:- si tenés que parar, paramos.
-Y vos acordate también- tocás el envoltorio sobre su palma-. Soy tuya y de nadie más.
Su erección palpitante te golpea y es la única orden que necesitás para dejarte caer sobre Enzo. Buscás apoyo en su pecho mientras él sostiene tu cintura y guía su miembro hacia tu centro, su punta jugando con tu clitorís y deslizándose repetidamente entre tus pliegues antes de hallar su lugar definitivo en tu entrada. Su tamaño te hace gemir y arañar su piel.
Santiago se acerca a tu rostro, tocando la comisura de tus labios y dejando un rastro tráslucido de líquido preseminal en tu mejilla, y estás a punto de recibirlo en tu boca cuando la mano del mayor los detiene a ambos.
-No querés que te muerda, ¿no? Aguantá un poco.
Santiago suelta una risa tan encantadora como su expresión y pronto Enzo también comienza a reírse. Por su parte Matías, que está aislado de los otros dos pero siempre en contacto con vos, intenta contenerse al ver la forma en que tu entrada trasera se contrae sobre la nada misma con cada nuevo centímetro de Enzo que tu interior acepta. No comprende cómo puede encantarle tanto verte de esta manera con su amigo, pero…
-Respirá.
Masajea tu cadera con una mano mientras con la otra conduce su erección desnuda hacia tu entrada. Sentís su glande ardiendo contra tu piel y te esforzás por dejar de lado el terror y los nervios que desestabilizan tu cuerpo y tu respiración, pero el arduo trabajo deja de ser necesario cuando los primeros centímetros son muy bien recibidos y te relajás.
Luego de unos segundos la figura temblando bajo la tuya llama tu atención y abrís los ojos: Enzo se muerde el labio con fuerza, tiene los párpados cerrados y su expresión cuando arroja la cabeza hacia atrás parece ser ocasionada por un dolor inexplicable. Estás a punto de gritarle a Matías para que se detenga pero te interrumpe un gemido gutural y grave, claramente de placer.
Un par de centímetros más y en tu cuerpo también se desata un tremor incontrolable. Matías es cuidadoso y los movimientos de su cadera son lentos, prácticamente imperceptibles, pero eso no evita que te estremezcas violentamente cuando la mezcla de placer y dolor comienza a superarte. Tus dedos comienzan a jugar con tu clítoris para aliviar tu desesperación.
Matías jadea a tus espaldas y arranca el mismo sonido de tu boca cuando arroja más lubricante sobre su miembro, permitiendo con sus embestidas que el producto se deslice por tu entrada y hacia las profundidades de tu cuerpo. Tus labios se separan para dar paso a una infinidad de sonidos y también al hilo de saliva que cae por tu mentón hasta llegar al pecho de Enzo.
Santiago, que hasta entonces esperaba pacientemente y recibía las ocasionales caricias del Enzo como una bendición, emite un sonido de protesta para llamar la atención de quien sea que esté dispuesto a escucharlo. Lo mirás sin dejar de gemir y resulta ser un error, ya que toma tu mentón y penetra tu última entrada disponible.
Un río de lágrimas corre por tu piel y la esencia de Santiago por tu boca, sus ojos se mantienen firmes sobre los tuyos y no comprendes el origen de la sonrisa que adorna sus labios. ¿Disfruta verte en esta posición, con tu cuerpo a merced de todos ellos y tu consciencia resquebrajándose? ¿Es un tierno intento de calmarte, pretende transmitirte un poco de su usual serenidad? No podés saberlo.
Es una locura. Todo esto es una completa locura, todos están locos, pero eso no detiene a ninguno de tus acompañantes. Tampoco a vos.
Santiago utiliza tu boca, deleitándose cuando tus gemidos vibran en torno a su extensión y sosteniéndote por la mejilla para mantenerte firme en tu lugar; Matías continúa empujándose hacia tus profundidades, llenándote hasta que jurás no poder tomar más, y volviendo loco a Enzo en el proceso, cuyas uñas dibujan formas en tu cadera.
Para cuando tu novio se detiene, regalándote un momento para permitirte acostumbrarte a la sensación, ya es tarde: no podés controlar los gemidos que mueren en tu boca y estos provocan que te ahogues con el miembro de Santiago, tu garganta contrayéndose sobre él hasta que lo llevás imposiblemente cerca de su orgasmo.
Tus músculos se contraen con tu clímax, arrancando maldiciones de todo tipo de los labios ajenos y especialmente de los de Matías, para quien tu entrada hasta ahora desconocida e imposiblemente apretada resultaba ya demasiado. Intenta darte el tiempo y la quietud que necesitás para disfrutar de tu inesperado orgasmo, de verdad lo intenta, pero su cuerpo lo traiciona.
El primero en ordenarle detenerse es Enzo, abrumado por el placer que siente cada vez que Matías se desliza en tu interior, y cuando te separás de Santiago también se suman tus gritos, mezclados con gemidos rotos y sollozos desesperados. Matías los ignora se y ríe, disfrutando utilizar tu cuerpo y también de poder vengarse de ambos.
Tus brazos pierden la fuerza y te derrumbás: el nuevo ángulo, muy lejos de traer alivio para tu cuerpo o para tu mente cada vez más nublada, provoca que ambos te penetren con mayor profundidad y rocen todos los puntos necesarios para hacerte delirar.
Gritás con los movimientos de Enzo, que siguen un ritmo opuesto a los de Matías, y llorás sobre su pecho mientras él besa tu frente. Sus palabras pueden ser tranquilizadoras o alentadoras, no lo sabés ya que jamás llegan a tus oídos y todo lo que percibís es tu llanto descontrolado junto con los quejidos de Santiago.
Cuando estirás tu brazo para consolarlo cierra la boca, satisfecho, pero es un silencio efímero. Lo masturbás con movimientos rítmicos y girás tu muñeca de vez en cuando, no tenés dudas de que le brindás el placer que merece, pero lo que en realidad logra hacerlo suspirar y gemir es la mano de Enzo ubicada entre sus piernas, más específicamente su dedo medio deslizándose dentro y fuera de su entrada.
Te girás para poder observar a Matías y la visión que encontrás te deslumbra: está luchando para no dejar caer sus párpados, pesados por el placer que lo ahoga, porque no quiere perderse ni un segundo del show que estás protagonizando. No sos consciente de cómo se ven tus pequeños agujeros, brillantes y en extremo dilatados, tampoco de cómo se ven en esta posición los ángulos y las curvas de tu cuerpo, así que sólo te dedicás a tomar lo que te ofrecen.
No cree que haya una palabra para describir cuánto ama poder verte de esta manera, completamente ida y presa del placer, la coherencia abandonando tu mirada y tu cuerpo entregándose más y más a la condena que te fue impuesta.
Sin dejar de mirarte lleva su pulgar a sus labios y lo humedece con su lengua para luego acercarlo a tu entrada en un gesto amenazante.
-Sos una putita, ¿no?
Tu respuesta es un gemido, patético y desesperado, propio del porno.
-Decilo.
-No…
Ejerce presión con su pulgar y gritás, aterrada; sabés que da igual si tu cuerpo no resiste más, Matías va a encontrar la forma de hacer que eso que él desea suceda de todas formas.
-Decilo- te sorprende la voz de Enzo y su respiración golpeando tu piel-. Decí que sos una putita.
Escondés tu rostro en su pecho, empapado con tu saliva y tus lágrimas, y cumplís con lo que te piden. Tu voz es apenas audible y estás segura de que Matías -tan sádico como siempre- te ordenará que lo repitas, pero en su lugar hace otra pregunta que acentúa con una fuerte embestida:
-¿De quién sos?
-Tuya.
-¿Sí?- y golpea tus entrañas.
-Sí, tuya y de nadie más- asentís-. Por favor, amor, por favor.
-¿Qué querés?
-Llename toda.
No se molesta en ocultar el efecto que tienen en él tus palabras y tampoco oculta el sonido animal que brota de su pecho cuando se derrama en tu interior. Su miembro palpita con fuerza y su semen caliente que te marca, reclamando el último lugar intacto de tu cuerpo, te arroja hacia otro desgarrador orgasmo que llena tus ojos de cristales. Cubrís tu boca con tus manos, creyendo que servirá de algo, pero todos te oyen caer de ese precipicio.
Los espasmos de tu cuerpo son incontrolables, crueles e intensos, tan agresivos que provocan también el orgasmo de Enzo. Busca tus labios desesperado, los movimientos de sus caderas empujándote dificultándole el besarte, y cuando logra llegar a tu boca te muerde hasta que ambos saborean en sus lenguas tu sangre.
No se detiene hasta que tus paredes reclaman la última gota de su liberación ardiente… y luego se da el lujo de continuar abusando de tu entrada con movimientos lentos que sólo se extinguen cuando sus respiraciones se estabilizan.
-Nos olvidamos de un detallito, ¿no?- dice Matías, ya recuperado de su orgasmo, con un tono despiadado. Se posiciona detrás de Santiago, que no deja de tocarse con movimientos frenéticos y desacertados, y aparta su mano de un golpe para encargarse del rubio-. Te gustó ver a mi novia, ¿no? Te gustó que te la chupe y que te toque.
Santiago arroja la cabeza contra el hombro de Matías. Sus mejillas están rojas y muerde sus labios con fuerza, pero lo que más te impresiona es ver cómo entierra sus dedos en la carne de sus muslos para no desfallecer por el súbito placer que los movimientos expertos de tu novio le hacen sentir.
Estás rodeada por el cálido y reconfortante abrazo del uruguayo, tus músculos protestan y tu mente todavía le pertenece a alguien más, pero eso no impide que estires un brazo y dirijas tus dedos cuidadosamente hacia la entrada del rubio. Su gemido de sorpresa y sus ojos azules mirándote con una intensidad sofocante son tu recompensa.
Su entrada cálida no opone resistencia alguna y sospechás que la lubricación que encontrás allí son tus propios fluidos. Deslizás un único dígito en su interior para no abrumarlo o herirlo, sin saber hasta dónde llegó Enzo, y su reacción es inmediata. Tiembla entre los brazos de Matías antes de llevar sus dedos hacia su cabello.
Una mano bronceada toma tu muñeca y gira tu brazo.
-Así- explica Enzo-. Ahora con la punta del dedo hacé…
Santiago grita, incapaz de tolerar el placer que vos y tu novio provocan con sus manos, y en un parpadeo los hilos de semen que brotan de su punta caen sobre tu rostro y tu cabello. Continuás moviendo tu dedo contra su próstata hasta que se queja por la sobre estimulación y tus dedos lo abandonan junto con las manos de Matías.
-La próxima lo tenemos que tratar mejor, ¿no?- sugiere tu novio, plantando besos húmedos en el hombro del rubio y deslizando sus dedos por sus rulos despeinados. La carcajada de Enzo resuena entre las cuatro paredes y se lleva una mano al rostro-. No te rías, boludo, es verdad…
Abandonás tu lugar sobre el mayor y te sentás en el colchón, desorientada, con una expresión que hace sonar las alarmas en el cerebro de Matías. Toma asiento a tu lado y acaricia tus muslos con fuerza, estudiando tus reacciones.
-¿Qué pasa?- sigue tus movimientos cuando bajás la mirada, observando los fluidos que caen desde tus entradas y oscurecen las sábanas-. No pasa nada, ¿sí? Ahora nos bañamos y después limpiamos todo.
-Sí.
Matías le dirige una mirada a sus amigos, haciéndoles saber que necesita unos minutos sólo con vos, por lo que ambos abandonan la cama rápidamente y toman la ropa que arrojaron por ahí muchos minutos atrás. Santiago besa tu mejilla cariñosamente antes de dirigirse hacia la puerta.
Enzo intenta no entrometerse, sabe que no le corresponde, pero aún así no puede evitar tomar tu mentón y buscar tu mirada. Te sonríe y cuando le devolvés el gesto besa tu frente, susurrando:
-Lo hiciste bien.
Ambos abandonan la habitación y una vez en el pasillo el mayor arrastra a Santiago en dirección al baño, ignorando sus protestas y explicándole que tiene que asegurarse de que también se encuentra bien.
-Estás bien, ¿no?- pregunta Matías.
-Sí, tonto.
-Y Enzo tiene razón, ¿sabés?- besa tus labios-. Lo hiciste bien, muy bien.
-¿De verdad?
-De verdad.
Jugás con sus dedos y sonreís.
-No fue un castigo.
-No- te sonríe con dulzura-. Para castigarte voy a esperar a que no haya nadie que pueda ayudarte.
Me hace inmensamente feliz haber concluido la historia de esta forma y... nada, no sé qué decirles, vayan todas a la iglesia el domingo porque seguramente después de leer esta película porno lo necesitan más que nunca. Muchísimas gracias por leer este capítulo y también los otros si es que vienen siguiendo toda la historia, soy extremadamente feliz sabiendo que pude entretenerlas un ratito 🫶🏻❤️
Mención honorífica a @recaltiente porque sin ella no habría encontrado la hermosa foto de los chicos para la portada y además soportó leerme con mis millones de ideas para la historia y todos mis desvaríos. Te adoro infinitamente nena.
taglist: @madame-fear @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @lastflowrr. Si alguien quiere que la agregue a la lista me avisa ♡
103 notes · View notes
mmyashas · 8 months
Text
regresaron tantos hispanos al qsmp q los admins ni los quieren soltar facilmente seria yo...ojala sigan jugando
71 notes · View notes
predicoperonopractico · 2 months
Text
No estoy bien
No me siento nada bien
Sigo sin estar bien
Pero la gente me sigue preguntando si estoy bien
Y no lo he estado en ningún momento
No lo he logrado, no puedo sentirme bien
El tiempo no resuelve ni cura nada
Todos regresaron a sus vidas normales
Pero yo soy la única estancada en el mismo lugar.
Una Dosis Diaria De Sol ☀️
37 notes · View notes
Text
Cuidar la Casa del tío James
Cuando mi tío James me dijo que quería que me quedara a cuidar su casa cuando el se fuera de viaje, no pensé que se refería a dejarme en su cuerpo.
Hace una semana mi tío me platico que quería viajar, pero que como ya habían intentado robarle una vez, quería que yo me quedara a cuidar su casa, vivimos en ciudades diferentes pero cercanas así que no era problema, me dijo que me pagaría, yo me negué pero aun así insistió ya que según el era algo personal.
En su momento no lo entendí, hasta hoy que llegue a su casa, le pregunte que que tenia que hacer, me dijo lo habitual, regar plantas, alimentar a sus peces, lo normal, pero después me dijo que mientras estuviera de viaje podía disponer de la casa como si fuera mía, yo solo asentí con la cabeza, luego me explico que además de eso tenia que presentarse a revisión con el dentista el miércoles y el viernes tenia que ir a recoger unos documentos a la una dirección, al inicio no lo entendí, así que desconcertado le pregunte el porque me decía eso y que si tenia esa cita como se iría de viaje, luego saco un papiro con unos extraños símbolos, entre los cuales habían 2 manos, una en cada extremo, el papiro parecía viejo y maltratado, entonces me comenzo a relatar una historia de uno de su pasado.
Resulta que hace 10 años el y mi papá fueron de viaje a México y una extraña señora les dio el papiro a cambio de comida, les dijo que lo cuidarán mucho, mi padre lo tiro ya que pensó que era mera basura, pero mi tío lo recogió pensando que podía tener algo interesante y no dijo nada a mi padre. Hace 5 años su compañero de trabajo Mark vino de visita a su casa, mi tío le enseño el papiro y de alguna forma ambos pusieron sus manos sobre las manos dibujadas en el papiro y terminaron cambiando de cuerpo y luego regresaron a la normalidad.
Mi tío dijo que su plan era que el y yo cambiáramos y así yo encargarme de su vida mientras el estaba de viaje, creí que estaba jugando ya que solía ser bastante bromista y le dije que si, y decidí seguirle el juego, colocamos nuestras manos sobre el papiro y senti como mi cuerpo se tensaba, luego vi como frente de mí una luz salía del cuerpo de mi tío y yo quedaba en oscuridad, luego de un instante mi vista volvió pero hará veía a mi cuerpo despertar frente a mis ojos, no lo podía creer en verdad cambiamos cuerpos, mi tío me agradeció, tomó mi billetera y le metió una buena cantidad de dinero y dijo que como el seria yo ocupaba mi billetera y mis identificaciones, luego dijo que como agradecimiento me quedara con la ropa que el comprara mientras estaba en mi cuerpo, luego llamo a un taxi me dio sus llaves y se fue.
Durante todo ese rato yo estaba sin creerme lo que paso y no fue hasta un rato después de que el se fue que procese todo lo que paso y caí en cuenta que ahora estaría en el cuerpo de mi tío durante una semana en lo que el regresaba del viaje.
Ya estaba por anochecer y debido al calor que hacía sabía que debia tomar una ducha pero no me sentía cómodo ya que aunque innegablemente en algún momento tendría que ver el cuerpo desnudo de mi tío, seguía siendo incómodo, o eso creía hasta que vi su reflejo no parecía el físico de un tipo de 34 años, ya que estaba en muy buena forma y de alguna forma se sentía muy familiar, cuando me metí al agua podía sentir como se sentía tan bien la sensación de esas gotas de agua callando sobre mi nueva piel, no sabia el porqué pero frotar el jabón contra mi piel se sentía tan cómodo y cuando menos lo imagine la polla de mi tío o bueno la que en ese momento era mu polla estaba tan dura y palpitante, no podía aguantar y comencé a bombear, al inicio sentía culpa pero cada segundo que pasaba sentía que mi nueva carne era mía y que mientras yo estuviera habitando técnicamente solo era una persona normal masturbándose, no había nada raro, luego de bombear cada vez más fuerte y de masajes mi nuevo torso y pecho con mi otra mano, comencé a lanzar mi esperma por la regadera, era un placer tan grande que llegue a desear que el tío extendiera el cambio por más tiempo, luego de salir me dirigí a su cama listo para otra ronda, ademas siempre y cuando limpie la evidencia antes de su regresó no podría decirme nada ya que me dijo que podía disponer de la casa como quisiera, ademas ahora yo soy James, y el es mi sobrino, y técnicamente ahora soy el dueño todo esto, de lo que si estoy seguro es que la semana sería una de las mejores de mi vida.
Tumblr media
214 notes · View notes
aricastmblr · 1 month
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
jimin y jungkook mismo día - misma ropa- aún grabaron y regresaron a casa
🏂행복 가득, 이게 맞아~⛄ #AreYouSure #이게맞아 #지민x정국 #JiminxJungKook - BANGTANTV
jimin y jungkook aeropuerto 28Nov 2023 regresan de Japón
18 notes · View notes
kingwoodok · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Los bullies de niños y en la actualidad. Aún trabajo en la historia, pero al menos por ahora en mi Au, después de el escándalo de los incidentes en la pizzería, Connor y Nathan decidieron mantener su distancia con Michael, a diferencia de Fitz quien lo apoyó más que nunca (al menos hasta que Mike se mudó y perdieron comunicación)
Luego cuando Mike y sus hermanos regresaron a Ohio para criar a Gregory, se reunieron con Fitz y se volvió como otro tío para Greg; aún así la situación con Connor y Nathan es… incómoda ;-;
215 notes · View notes
asombrosodiosgt · 13 days
Text
Se fueron y no regresaron
¡Se fue el músico de la Iglesia!⛪
¡Se fue el predicador de la Iglesia!📉
¡Se fue la Panderista de la Iglesia!😢
¡Se fue aquel joven!😕
Se fueron algunos siervos, todos vieron cuando se retiraron del Ministerio, todos vieron que dejó de servir, todos vieron que tenía problemas, algunos sabían que tenía necesidades, eran entregados en su Ministerio pero se fueron...
Pero ¿Sabes que es lo preocupante?
Muchos vieron, pero nadie quiso visitar, nadie se acercó a preguntar ¿Cómo estaba?
Allá van los siervos que un día sirvieron pero fueron olvidados.
Quizás nunca amamos al servidor sólo amabamos su talento, sólo amabamos lo que hacía y cuando llegó el desánimo nos olvidamos, cambiandolo por un nuevo servidor.
Espero que no seamos de los que amas lo que hacen, pero no están dispuestos a cuidar a su hermano.💓
https://asombrosodios.net
Tumblr media
11 notes · View notes
46snowfox · 5 months
Text
Reiji Sakamaki Chaos Lineage Capítulo 14
Tumblr media
[Capítulo 13]
Tumblr media
Lugar: Mansión Scaret Sala de la entrada
Ayato: Je, con que así es el interior de esta mansión.
Laito: Oye bitch-chan, ¿en dónde está tu habitación? Luego podría pasar a visitarte.
Yui: Ehm, mejor no…
Kanato: Eso da igual. Quiero volver cuanto antes a casa…
Tumblr media
cuanto antes a casa…
Subaru: Tsk, deja de quejarte y entra de una vez.
Yui: Inmediatamente regresaron a la misma dinámica de siempre…
Reiji: Solo imaginar todo el ruido que regresará me da dolor de cabeza…
Shu: Pues haz algo al respecto. Tú fuiste quien provocó que nuestros recuerdos regresaran.
Reiji: Fue una coincidencia.
Monólogo:
“Luego de que todos recobraran sus memorias, pese a estar confundidos les explicamos la situación actual.
Les dijimos que nos encontrábamos en un jardín en miniatura y que sus recuerdos fueron manipulados con magia.
También les hablamos sobre Sócrates y que no podríamos abandonar este lugar hasta que él esté satisfecho—-.
Obviamente no todos aceptaron inmediatamente la situación.
Con tal de que todos fueran capaces de organizar sus sentimientos con respecto a la situación decidimos que se dividirían entre sus verdaderos hermanos y regresarían a la mansión.”
Yui: (Sócrates-san dijo que no saldríamos de aquí hasta que Adán y Eva descubrieran el verdadero amor.)
Yui: (A cambio regresó los recuerdos de los demás a la normalidad. Supongo que para él ya no tenía sentido que siguieran alterados.)
Yui: (Kino-kun ha desaparecido y por más que llamemos a Sócrates-san no responde.)
Yui: Me alegra que los demás hayan recuperado sus memorias, ¿pero ¿cómo saldremos de aquí…?
Reiji: Si Adán es el rey supremo… y si yo soy él.
Reiji: Entonces Eva, tú y yo tendremos que mostrarle lo que es el verdadero amor.
Yui: Pero, entonces…
Reiji: Según lo que dijo él— deberíamos acabar con las vidas de los demás.
Yui: ¡…!
Yui: (No, eso es lo único que no podemos hacer…)
Reiji: Sin embargo, no hay otra forma de demostrárselo, de lo contrario no estará satisfecho. Es problemático.
Yui: Sí…
Reiji: Además, tenemos otro gran problema. La escasez de provisiones.
Reiji: ¿Cuánto tiempo aguantaremos con nuestras provisiones actuales…?
Yui: Si comemos todos, creo que catorce días a lo mucho.
Reiji: No, tú te quedarás con todas las provisiones.
Yui: ¡¿Eh?! ¿P-por qué?
Reiji: Es lo que decidimos junto a Ruki y Carla. A diferencia de vampiros como nosotros, una humana como tú moriría primero.
Reiji: Y debemos evitarlo.
Yui: Claro… Para los vampiros la comida humana es un lujo. Incluso si no la comen no morirán…
Reiji: Exacto. Sin embargo, pero si no bebemos sangre empezaremos a anhelarla.
Reiji: Han pasado varios días desde que llegamos a este jardín en miniatura y todavía no nos ha afectado.
Reiji: Pero, si seguimos así—
Yui: ¿Empezarán a tener sed de sangre?
Tumblr media
Reiji: Sí y será doloroso. En el peor de los casos es probable que la sed nos ciegue el raciocinio y te ataquemos.
Yui: No puede ser…
Reiji: Conociéndonos, es probable que podamos reprimir los impulsos de nuestra sed de sangre.
Reiji: Sin embargo, también es probable que la desesperación provocada por el encierro nos haga enloquecer.
Reiji: También habrá más de alguno que intente salir de aquí.
Yui: ¿Eh? Pero si no hay forma de escapar.
Reiji: La hay. Asesinar a todos con excepción de Eva.
Yui: …Es imposible que alguien de ellos haga eso…
Reiji: No podemos darlo por sentado. Cualquier ser puede perder la cordura cuando se ve acorralado.
Yui: (Cualquiera pude hacerlo si se ve acorralado… Tiene razón, es probable.)
Yui: (Todos… estamos en una cuerda floja. No podemos pedirles que sean racionales.)
Reiji: Escucha lo que te explicaré.
Reiji: Para los vampiros eres una presa de alta calidad. Así que, por favor, procura no separarte de mí.
Reiji: A menos que quieras ser perforada por incontables colmillos.
Yui: …Sí…
Yui: (¿Cuánto tiempo nos queda antes de que empiecen a padecer sed de sangre?)
Yui: (Si no encontramos una salida antes de eso—)
Tumblr media
Lugar: Mansión Scarlet, living comedor
Ruki: Usé el mapa que hiciste para explorar. Sin embargo, no pude encontrar una salida de esta dimensión.
Reiji: Como imaginaba, salir no será tan sencillo…
Yui: (Vino un representante de cada familia para discutir la situación. Sin embargo, parece que la situación no es favorable.)
Yui: (Sería mejor que me quedara en mi habitación para no molestarlos. ¿De verdad está bien que los esté escuchando…?)
Carla: El centro de esta dimensión es la iglesia.
Carla: Si destruimos la iglesia, tal vez podamos destruir esta dimensión.
Reiji: ¿Puedes garantizar que al hacerlo regresaremos a nuestra dimensión?
Carla: Hmph, hay que intentarlo.
Ruki: No podemos poner a prueba una solución tan arriesgada.
Ruki: Además, es probable que ese hombre la repare.
Reiji: Sí… No sabemos qué pasará si seguimos actuando en contra de su voluntad…
Yui: (Lo que Sócrates-san desea es que Adán y Eva le demuestren el amor verdadero…)
Yui: (¿Liquidar al resto es la única forma de demostrárselo?)
Carla: Yo no estoy siguiendo vuestras órdenes.
Carla: De ser necesario, actuaré por mi cuenta. Tenedlo en cuenta.
Tumblr media
Ruki: Que egoísta es… Parece que no sirve de nada seguir conversando.
Ruki: Por hoy volveré a la mansión.
Reiji: Sí… cuídate.
Reiji: Aah… pensar en el futuro me deprime.
Yui: (¡Ah! ¡Reiji-san también se fue!)
Lugar: Mansión Scarlet, pasillo
Yui: (¿A dónde fue Reiji-san? Se veía cansado así que pensé en invitarlo a beber té.)
Yui: (…Ah, ¡allí está!)
Tumblr media
Yui: (¡¿Eh?! Está junto a Shu-san…)
Reiji: No es común verte deambular por el pasillo.
Shu: Y tú no te percataste hasta que te hablé. Me pregunto si va a nevar.
Yui: (No me digas que otra vez están discutiendo. ¿Q-qué hago…? ¿Debería hablarles?)
Reiji: Tras lo sucedido en la iglesia estuve tan ocupado que no hemos podido conversar apropiadamente.
Shu: Aunque tampoco tenemos nada de qué hablar.
Reiji: ¿Cómo puedes decir eso después de que tú me hablaste?
Reiji: Si hay algo que quieras decir, ¿entonces por qué no mejor eres directo y lo dices de una vez?
Yui: (Lo sabía, la tensión es palpable… ¡Debo armarme de valor e interrumpirlos…!)
Shu: …Tras recobrar mis memorias recordé varias cosas que me molestan.
Yui: (¿Eh?)
Shu: Desde que llegamos a esta mansión te la pasaste tratándome de peón y me hiciste trabajar como si no hubiera un mañana.
Reiji: Es verdad. Pese a que el rol de hermano mayor no me quedaba me la pasé dándoles órdenes.
Reiji: ¿No se te hace divertido? Nos la pasamos haciendo cosas que no acostumbramos a hacer.
Reiji: Puedes quejarte cuanto quieras. Incluso puedes burlarte, adelante.
Shu: Burlarme, eh.
Shu: …Bueno, yo creo que te quedaba bien ese rol.
Reiji: ¿Eh…?
Yui: (¿Shu-san…?)
Shu: No sé qué piensas tú, pero yo lo veo así.
Tumblr media
Shu: El rol del hermano mayor te queda mejor a ti que a mí.
Reiji: Por favor no digas tonterías. Cada persona tiene su rol en la vida.
Reiji: Y me di cuenta de que mis habilidades son necesarias en otro puesto.
Shu: Je, ¿y?
Reiji: Me percaté de que mi lugar es otro y no me frustra, de hecho, me enorgullece.
Reiji: Me reconforta saber que al fin he encontrado mi propósito.
Reiji: Es por eso que me niego a tener que asumir el puesto del hermano mayor.
Shu: Hmph…
Shu: Lo sabía, has cambiado.
Reiji: ¿Eh?
Shu: Aunque no me importa lo que pienses. Haz lo que quieras.
Shu: Estoy seguro de que ahora podrás vivir siendo tú mismo. ¿No es genial?
Reiji: Shu…
Shu: *Bosteza*… Que sueño. Estaré en mi habitación. Nos vemos.
Reiji: De verdad que nunca se contiene a la hora de hablar…
Reiji: ¿Entonces? ¿Cuánto tiempo más vas a estar escondida?
Yui: ¿T-te diste cuenta?
Reiji: Por supuesto. Es de mala educación escuchar a escondidas. Además, recuerdo haberte dicho que te quedaras en tu habitación.
Yui: Lo siento…
Reiji: Además, ¿por qué estás a punto de llorar? Toma, seca tus lágrimas con este pañuelo.
Yui: L-lo siento. Es que al ver que al fin te llevas bien con Shu-san, no pude evitarlo.
Yui: Y mis lágrimas empezaron a brotar…
Reiji: ¿Qué? Tú también eres bastante extraña. Vamos, ven aquí.
Yui: Ah…
Tumblr media
Reiji: Parece que consolarte con un abrazo es más efectivo. Quédate así un momento.
Yui: Sí…
Reiji: Haber sido encerrados en este jardín en miniatura es un desastre, de eso no hay duda…
Reiji: Pero es cierto que ha sido una experiencia fructuosa.
Yui: (¿Reiji-san aprendió algo de todo esto…?)
¿Hablas de Shu-san? ♟
¿Qué fue lo que aprendiste…? ♙
¿Hablas de Shu-san?:
Reiji: Aah, ¿por qué hablas de Shu ahora…?
Yui: ¡Eh! Es que pensaba que hablabas de él…
Reiji: Claro que no. ¿Cómo puedes ser tan densa?
Yui: Lo siento…
Reiji: Tienes muchas agallas para pensar en otro hombre.
Reiji: Cuando volvamos a la habitación voy a tener que adiestrarte.
Reiji: Para que seas consciente de lo mucho que te amo…
Yui: ¡¿Eh?! ¡¿R-Reiji-san…?!
Reiji: Fufu, es broma.
Yui: ¡Pero! ¡Reiji-san!
Reiji: Dejaré las bromas hasta aquí. He llegado tan lejos gracias a que has estado a mi lado.
Reiji: Y en este mundo finalmente he podido comprender cuál es mi rol.
Reiji: Es gracias a que me has guiado.
Yui: ¡Claro que no…! ¡Yo no hice nada!
¿Qué fue lo que aprendiste…?
Yui: ¿Qué fue lo que aprendiste…?
Reiji: Fui capaz de encontrar mi verdadero rol.
Reiji: Aunque dudo que hubiera sido capaz de encontrarlo yo solo.
Yui: ¿Eso crees?
Reiji: No puede ser… ¿No eres consciente?
Reiji: Tú fuiste quien me guió, de eso no tengo dudas, Yui.
Yui: Ay no, yo no hice nada. Lo lograste porque tú te esforzaste, Reiji-san.
Reiji: Vuelves a decir eso… Sin embargo, por ahora aceptaré tus palabras.
Yui: ¡Sí!
Fin de las opciones
Yui: (Es que es verdad, no he hecho nada. Solo he estado a su lado.)
Yui: (Si Reiji-san cambio fue por mérito propio.)  
Yui: (Además, sin importar de quién sea el mérito, es un hecho que la brecha entre ellos ha disminuido. Y me alegro por eso, de verdad…)
Reiji: Oh, casi lo olvidaba. Tu castigo por no cumplir mis órdenes… Nn.
Yui: ¡Kya…!
Yui: (Q-que susto. Pensé que iba a succionar mi sangre.)
Reiji: No te clavaré mis colmillos. Si succiono, aunque sea un poco los demás sentirán tu aroma.
Reiji: Y entonces de verdad serás reducida tratada como presa.
Yui: C-cierto…
Yui: (Pero recibir un estímulo tan pequeño se siente extraño…)
Reiji: Si deseas que succione tu sangre, entonces lo haré cuando regresemos a salvo a casa. ¿Puedes esperar hasta entonces?
Yui: Sí…
Reiji: Muy bien. Hay que salir de aquí antes de que empieces a suplicar vulgarmente.
Yui: N-no voy a suplicar…
Yui: (Salir de esta dimensión. No será una tarea sencilla.)
Yui: (Pero tengo fe en Reiji-san—)
[Capítulo 15]
[Masterpost]
¿Te gustan mis traducciones? Puedes apoyarme en ko-fi nwn
15 notes · View notes
nani1803 · 10 days
Text
Las lágrimas que llore por no ver a Lucy con la equipacio negra se regresaron de agradecimiento de no tener que verla con esta jajajajaja va a ser interesante verlas con esta que parece reflectores o marcadorores
Tumblr media
19 notes · View notes
1st-worldsaver · 2 months
Note
qué especifidades tenía Nicaragua en los 80 a la hora de llevar a cabo la reforma de la tierra/propiedad? Hubo algún factor no previsto único a Nicaragua?
Yo diría que Nicaragua no tenía problemas únicos al respecto.
En la mayoría de los paises subyugados, la tierra ha sido propiedad de unas cuantas personas y familias adineradas quienes lo han utilizado para explotar al campesino aun mas, y aunque esos terratenientes hayan sido un grupo minimal privilegiada, siempre han tenido un poder desproporcionado.
En el caso de Nicaragua, previo a la revolución, el 20% de las tierras arables pertenecía directamente a la familia Somoza (en práctica, todo le pertenecía al dictador). Y no era solo dueño de tierras arables, también tenía un sinnúmero de propiedades como bancos, hoteles, (Montelimar, el hotel más lujoso de Nicaragua con su propia pista aérea en ese tiempo, fue casa de vacación privada de Anastasio Somoza Debayle) minas y varias empresas privadas. No tengo el conocimiento suficiente como para decir que eso nunca se ha dado en otra parte del mundo, pero el adueñamiento de Somoza fue masiva.
(Muchas veces se repite que hasta el 50% de las tierras del país le pertenencia a Somoza, pero parece ser un dato incorrecto. Cuando he investigado artículos contemporáneos sobre la reforma, varios de ellos mencionan que solo lograron contabilizar 20% . Todavía era demasiado, aunque no al grado que se creía).
Cuando Nicaragua implementó su reforma agraria, todas las propiedades de Somoza fueron expropiadas y convertidas en fincas estatales, cooperativas o entregadas directamente a campesinos pobres. Eso significó que el 20% de las tierras arables de Nicaragua regresaron a la población en un paso de 5 años.
Una cosa bastante única de Nicaragua, es que no todas las tierras de latifundistas fueron confiscadas. Solo los que le pertenecían a Somoza y sus aliados directos.
En ese entonces, el FSLN intentaba mantener una "frente popular" que había surgido durante la lucha y que incluía a todos, sea burgués, sea liberal, con tal que fuera anti-somocista. Si querían una política marxista, pero también tenían que defender a Nicaragua de las sanciones estadounidenses. Eso significó no pelearse con la clase terrateniente, si no darles concesiones con la esperanza de que ellos siguieran aportando a la economía.
Tal vez uno diría hoy que se equivocaron, pero a la misma vez no les quiero juzgar demasiado duro. Cuando Somoza asesino al liberal-burgues Pedro Joaquín chamorro en 1978, eso escandalizó a todo el país lo suficiente para erosionar su apoyo entre la burguesía, causando que ellos empezaran a apoyar a los sandinistas. Esa imagen de "legitimidad" que ahora podian enseñar al mundo, de que ni los mismos burgueses querían al dictador, probablemente jugó un rol en el cese del apoyo estadounidense a finales de la insurrección, y ese apoyo burgués intentaron mantener luego del triunfo.
Por las mismas razones, empresas multinacionales tampoco fueron expropiadas, pero como ya sabemos: no se puede confiar a la clase burguésa. Ellos siguieron atropellando a la revolución en cada paso.
En vez de producir, varios de ellos dejaron las fincas abandonadas para impedir al proyecto revolucionario, otros dejaron las cosechas perderse porque el gobierno no pagaba los precios que ellos demandaban.
En el comienzo, el gobierno interino incluyo a liberales como Violeta Chamorro, pero ella y los demas se salieron en menos de un año, reclamando que "la política era demasiado marxista" (Lol. Lmao)
Eso empeoró las relaciones con la burguesía aun mas. Los finqueros se preocupaban de que les iban a expropiar también, y pidieron mas protecciones, mas concesiones y cuando no se las daban, hablaban mal del gobierno y "el comunismo nefasto".
Cuando los campesinos que habían quedado sin tierras demandaban que se expropiaran mas fincas y se repartieran parcelas para ellos, los sandinistas cedieron unas cuantas tierras estatales, o se las compraban a los terratenientes sobrantes para apaciguarles.
Aun asi, no fue suficiente. Muchos campesinos todavía tenian una idea firme de que un hombre no era libre si no tenía su propio pedazo de tierra. No querían trabajar en cooperativas o fincas comunes, y reclamaban al gobierno, pidiendo que dividan las tierras estatales y se los entreguen a ellos individualmente mejor (aun faltaba conciencia marxista).
Mas encima, estaba la Contra. Atacaban a las cooperativas y mataron a miles de trabajadores sandinistas, sembrando temor en la población rural y causando aun mas grandes pérdidas agrícolas cuando esa población no podía tender a sus tierras por miedo de que les mataran también (mi mamá formó parte de las brigadas voluntarias para levantar a la producción cosechando café, y mi padrastro algodón mientras estaba en el ejército. "No fue hasta que hice ese trabajo que verdaderamente entendí el sufrimiento del trabajador campesino, cortándome en esas capsulas de algodón.")
Como ya sabemos, la revolución fue interrumpida. Nicaragua y el FSLN no superó los obstaculos impuestos por el mundo, perdiendo las elecciones en 1990.
Antes de leer "Life stories of the nicaraguan revolution", no habia entendido lo similar que eran las situaciones en Cuba y Nicaragua: sanciones que impedian la importacion de piezas necesarias para la industria y la sciencia, falta de comida, ropa y calzado, filas masivas para recibir la racion de arroz, frijoles y azucar distribuidos por el gobierno, inflación inmensa y un hostigamiento eterno por parte de los Estados Unidos.
A veces me pregunto como estaría Nicaragua hoy si eso no hubiera pasado. Aun sufriría el mismo maltrato que hoy golpea a Cuba?
Desgraciadamente, con el regreso del neoliberalismo en 1990, los campesinos fueron despojados de sus tierras una vez mas. La misma Violeta Chamorro clasificó a las expropiaciones como "ilegales" y decidió "devolverlos al libre mercado" (venderlos por 50 centavos). Ella decidió perdonar la deuda masiva que Estados Unidos tenía con Nicaragua después del fallo en la Haya, ella privatizó la salud, privatizó la educación, le quito el vasito de leche que se le daba a todos los niños de los primeros clases, desmanteló al ferrocarril, etc, etc.
Hoy en día no hay mismo plan de cooperativismo o fincas estatales. Lo que si se hace es entregar títulos de propiedad a la gente, para que nadie pueda venir a despojarles como lo han hecho en tiempos pasados (por supuesto, eso es mas que todo un acto simbólico. Si el sandinismo algun dia cae, una futura Violeta Chamorro no se importará de respetar esos papeles).
9 notes · View notes