#refugio das capas
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Tengo muchas ideas y debo subir aunque sea una aquí *rueda* ok, ya que pasó el cumpleaños de Tallulah me quiero unir con mi versión de como fue encontrada por la Deathfamily.
Missa estaba regresando de uno de sus largos viajes, estaba ansioso por ver a su esposo e hijo, odiaba tener que dejarlos por tanto tiempo pero es algo que no está en su control. Cómo sea, esta vez viene muy decidido a pasar cada minuto de su tiempo a lado de ellos aunque ¿que forma tan frívola sería de llegar sin almenos un regalo? desgraciadamente su inventario está casi vacío así que decide pasar por los alrededores esperando encontrar aunque sea flores y hacer un ramo improvisado, aunque igual podría tomar prestado algo de los cofres de Roier, duda que lo vaya a notar.
Sin embargo, y como no podía faltarle a su suerte de dibujo animado, acaba en una persecución de mods a los cuales no puede combatir porque (de nuevo) no tiene suficiente en su inventario para crear un arma. Tras correr varios metros divisa el viejo centro de adopción y se lanza dentro del sitio, recuerda que por alguna razón los mods no pueden entrar ahí. Entre gritos, chillidos y tropezones llega y se queda tirado en el suelo polvoriento recuperando el aliento mientras se repite mentalmente que debería tomar clases con Roier o Spreen para mejorar sus habilidades de combate.
Luego de unos minutos se levanta y un sentimiento nostálgico lo inunda al contemplar con mayor detalle el sitio, pareciera que fue ayer cuando un simple ticket cambió su vida por completo, recuerda perfectamente cuál era el espacio donde estaba Chayanne y como su flotador de patito robó toda su atención, se queda de pie frente a la vitrina, por dentro está llena de telarañas y los cristales tiene una gruesa capa de polvo, le sorprende que haya pasado tanto tiempo.
Y entonces un sonido lo vuelve a poner alerta, ve hacia ambas entradas pensando que eran de nuevo los mobs, o con algo de suerte, otro isleño que vino a ayudarlo pero todo está despejado ¿quizás era la madera desgastada del sitio? un nuevo sonido hace eco en el sitio, es como algo rascando la pared, asustado empieza a girar a todos lados ¿alguien quería jugarle una broma? Finalmente se le ocurre alzar la vista y divisa que en el techo hay un pequeño hueco que filtra algo de luz artificial, extraño, no recordaba que existiera un segundo piso.
Lo medita unos segundos, irse o subir, normalmente la respuesta sería lo primero pero una extraña corazonada le dice que debe subir, necesita hacerlo.
Rompe un poco más los bloques de madera, se da impulso saltando desde el borde de una de las vitrinas y deslizando con un poco de dificultad su cuerpo por el estrecho espacio finalmente llega. Si en la planta baja el abandono es palpable ahí lo es aún más, las paredes están tapizadas por telarañas mientras que del techo algunas enredaderas han empezado a crecer y el aire está lleno de partículas de polvo, no hay mucho a dónde mirar pues es solo un cuartito, lo único que destaca es una vitrina similar a las de abajo pero que tiene los cristales totalmente tapados por musgo y tierra. No iba a mentir, le sorprendía que la federación tuviera tal nivel de descuido considerando como siempre quieren todo "perfecto".
Y entonces el mismo sonido de tierra siendo removida vuelve a hacerse presente y viene del interior de esa vitrina, un escalofrío corre por su espalda pensando que algún animal o mob salvaje encontró refugio ahí, cuidadosamente camina, da unas respiraciones profundas antes de bajar la escotilla de cristal y entonces su miedo inicial se transforma en incredulidad.
Una pequeña niña se encontraba escondida alimentándose solo con puñados de tierra.
Ambos se quedan viendo fijamente por lo que pareció una eternidad, la niña con confusión mientras que a Missa se le encoge el corazón pensando en como alguien podría ser tan cruel para abandonar a un niño para, básicamente, morir. Se hinca para quedar a la misma altura y su corazón se derrite un poco más al notar que poseen el mismo color de cabello y ojos, observa que una de sus muñecas tiene un brazalete de hospital con algo escrito.
Con su voz más suave y gentil logra que la la pequeña le deje ver y solo un nombre es legible: Tallulah. Curioso, los otros niños en su momento no tenían nombre asignado pero al menos será un poco más fácil comunicarse con la niña y darle algo de familiaridad. El rugido de su estómago hambriento le pone alerta y rápido busca entre sus pocas cosas, por fortuna tenía un par de manzanas que cayeron cuando su capa se atoró entre las ramas de un roble, los ojitos de Tallulah se iluminan cuando Missa le entrega la fruta cosa que solo conmueve más la mayor ¿cuánto tiempo estaría sin alimento digno?
Mientras la deja comer le observa con más atención, su cabello rizado está enredado y algunas ramitas se pegaron, solo está vestida con un blusón blanco a juego con un gorrito que le queda algo grande, si tuviera que compararla con Chayanne está definitivamente más delgada y más baja de estatura, ambas cosas muy probablemente son resultado del estado deplorable en qué tuvo que vivir por quien sabe cuánto tiempo.
Definitivamente no puede dejarla ahí, lo que sea que pretendiera la federación poco le importaba, no estaría en paz sabiendo que un ser tan indefenso podría morir por mera maldad y es cuando decide que, a partir de ahora, la pequeña Tallulah será su hija también. Con sumo cuidado la cubre con la parte desmontable de su túnica y la carga entre sus brazos, dios, si que está muy delgada pero se encargará de alimentarla y darle un hogar mejor que ese diminuto cuarto.
"¿Sabes? este día pensaba llegar solo con algunas flores o incluso un pastel para mí esposo e hijo... supongo que los planes cambiaron un poquito"
Durante el camino Tallulah solo lo escucha mientras se acurruca en su regazo, ese nuevo mundo lleno de color es curioso y terrorífico a partes iguales pero se mantiene calmada gracias a la voz que no ha dejado de hablarle desde que salieron del centro de adopción.
"Somos una familia chiquita y quizás no tengamos tantos lujos como otros residentes pero somos muy felices, te prometo que amor nunca te faltará. Philza y yo te cuidaremos, serás nuestra linda niña"
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ℍ𝕚𝕕𝕕𝕖𝕟: 𝕋𝕖𝕣𝕣𝕠𝕣 𝕖𝕟 𝕂𝕚𝕟𝕘𝕤𝕧𝕚𝕝𝕝𝕖 (2015)
"Hidden", protagonizada por Alexander Skarsgård, Andrea Riseborough y Heather Doerksen, es una película de terror psicológico que se destaca por su atmósfera tensa y su enfoque en el suspenso más que en el gore o los sustos convencionales. Dirigida por los hermanos Matt y Ross Duffer, quienes más tarde ganaron fama con "Stranger Things" , la película ofrece una visión interesante de un mundo postapocalíptico desde una perspectiva íntima y emocional.
La trama sigue a una familia de tres personas —Ray (Skarsgård), Claire (Riseborough) y su hija Zoe— que se esconden en un refugio subterráneo después de un misterioso brote que ha devastado el mundo exterior. La mayor parte de la película se desarrolla dentro de este búnker, lo que crea una sensación de claustrofobia y desesperación creciente a medida que el tiempo avanza y los recursos se agotan. La familia vive con el temor constante de los "bufadores", una entidad desconocida que ronda afuera y que representa un peligro mortal para cualquiera que sea descubierto.
Uno de los aspectos más destacados de la película es la actuación. Skarsgård y Riseborough ofrecen interpretaciones poderosas como padres desesperados que luchan por proteger a su hija en un entorno aterrador. Sus actuaciones son llenas de vulnerabilidad y fortaleza, lo que da peso emocional a la historia. Heather Doerksen, aunque tiene un papel más limitado, también contribuye a la sensación de aislamiento y paranoia que impregna la película.
El desarrollo del suspenso es gradual, y los hermanos Duffer manejan con habilidad el misterio en torno a los bufadores. Sin embargo, algunos espectadores pueden encontrar el ritmo de la película demasiado lento, especialmente en los primeros dos tercios. Gran parte del tiempo se dedica a explorar la dinámica familiar y el trauma psicológico de vivir en constante miedo, lo que puede hacer que la acción se sienta contenida hasta el final.
El giro final, cuando finalmente se revela la naturaleza de los bufadores y lo que realmente sucedió en el mundo exterior, es sorprendente y ofrece una nueva capa de complejidad a la trama. Sin embargo, algunos podrían sentir que el desenlace, aunque impactante, llega demasiado tarde y no tiene tiempo suficiente para ser explorado en profundidad.
Visualmente, "Hidden" es efectivo a pesar de sus limitaciones de presupuesto. La mayor parte de la acción ocurre en espacios cerrados, lo que contribuye a la sensación de aislamiento. Los efectos especiales son mínimos, pero se utilizan con eficacia para mantener el tono sombrío de la película. Sin embargo, las escenas fuera del refugio carecen de la misma fuerza visual, lo que puede reducir el impacto de las revelaciones finales.
En resumen, "Hidden" es una película de terror psicológico que se centra más en la construcción de una atmósfera opresiva y en la tensión emocional que en el horror visual. Las actuaciones de Skarsgård y Riseborough elevan la historia, y el giro final añade una dimensión interesante, aunque algunos espectadores podrían desear un ritmo más acelerado y un mayor desarrollo del clímax. A pesar de sus defectos, es una propuesta sólida para quienes buscan una película de terror más contenida y centrada en los personajes.
Se merece tres estrellitas ⭐⭐⭐
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#Hidden: Terror en Kingsville#Alexander Skarsgård#Andrea Riseborough#Heather Doerksen#Emily Alyn Lind#William Ainscough#2015#trailer#cine#reseña#terror#apple tv#Youtube
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Cómo crear una iluminación encantadora para el estanque del jardín: una guía para iluminar su oasis
Los estanques de jardín son elementos encantadores que pueden transformar cualquier espacio al aire libre en un refugio sereno. Cuando se iluminan correctamente, estos estanques adquieren una cualidad mágica, revelando su belleza oculta y extendiendo su encanto hasta bien entrada la noche. La iluminación adecuada del estanque no solo mejora el atractivo visual, sino que también aumenta la seguridad y amplía la usabilidad de su jardín. Aquí tiene una guía que le ayudará a crear una iluminacion estanques Jardin estanque impresionante que convertirá su jardín en un paraíso nocturno.
Elección de las luminarias adecuadas
El primer paso para iluminar el estanque de su jardín es seleccionar las luminarias adecuadas. Las luces sumergibles son esenciales para resaltar el agua y las plantas o peces acuáticos. Estas luces están diseñadas para funcionar de forma segura bajo el agua, proyectando un brillo suave y etéreo que realza la belleza natural del estanque. Para lograr un efecto más dramático, considere usar focos para iluminar elementos clave, como cascadas o fuentes.
Además de las luces sumergibles, considere instalar luminarias LED alrededor del borde del estanque. Estas luces se pueden colocar en lugares estratégicos para crear un ambiente equilibrado y acogedor. Las luces LED son energéticamente eficientes, duraderas y están disponibles en una variedad de colores e intensidades, lo que le permite personalizar el aspecto de su estanque según sus gustos.
Creación de diferentes zonas de iluminación
Para lograr un diseño de iluminación dinámico y atractivo, cree diferentes zonas de iluminación alrededor de su estanque. Comience con el agua en sí: las luces sumergibles pueden resaltar la profundidad del estanque y el movimiento del agua, lo que le da un aspecto más vivo. A continuación, ilumine el área circundante con luces de camino o focos de jardín. Estas luces pueden guiar a los invitados de manera segura alrededor del estanque y llamar la atención sobre los bordes del estanque.
Considere la posibilidad de colocar iluminación de acento para las plantas cercanas y los elementos del jardín. Al proyectar luz sobre árboles, arbustos y elementos decorativos, crea un efecto de capas que agrega profundidad e interés a su espacio al aire libre. Esta técnica no solo resalta la belleza de su jardín, sino que también mejora el reflejo del estanque, creando un juego fascinante de luces y sombras.
Incorporación de color y efectos
El color puede cambiar drásticamente el estado de ánimo de su estanque de jardín. Las luces LED de colores se pueden utilizar para crear distintos efectos, desde azules y verdes relajantes hasta rojos y púrpuras vibrantes. Los colores cambiantes o incluso los efectos de color programables pueden aportar una calidad dinámica a su estanque, lo que le permite crear diferentes estados de ánimo para diferentes ocasiones.
Otra opción creativa es utilizar luces de fibra óptica. Estas luces se pueden instalar a lo largo del borde del estanque o en el jardín circundante para crear un efecto de luz de estrellas. Las fibras ópticas son versátiles y se pueden integrar en varias características, lo que agrega un toque de elegancia y encanto a su jardín nocturno.
Consideraciones de mantenimiento y seguridad
La seguridad es primordial al instalar la iluminación del estanque. Asegúrese de que todos los componentes eléctricos sean impermeables y estén aislados adecuadamente para evitar cualquier peligro. Utilice sistemas de iluminación de bajo voltaje e interruptores de circuito por falla a tierra (GFCI) para protegerse contra fallas eléctricas. Además, asegure todos los cables y conexiones para evitar riesgos de tropiezos y daños.
El mantenimiento regular de su sistema de iluminacion para fuentes de agua estanque también es importante. Limpie los accesorios y las lentes para mantener la calidad de la luz clara y brillante. Revise si hay signos de desgaste y sustituya los componentes dañados de inmediato para garantizar la seguridad y la funcionalidad de su sistema de iluminación.
La iluminación del estanque del jardín es una herramienta poderosa que puede realzar la belleza y el ambiente de su espacio al aire libre. Al elegir las luminarias adecuadas, crear diferentes zonas de iluminación, incorporar colores y efectos y priorizar la seguridad, puede convertir su estanque de jardín en un cautivador santuario nocturno. Con un diseño bien pensado y un mantenimiento cuidadoso, su estanque iluminado será un punto focal de tranquilidad y encanto, que lo invitará a disfrutar de su serena belleza mucho después de que se ponga el sol.
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Podés estar acodado en la majestuosa terraza del mítico Hotel Danieli, a pasitos de Piazza San Marco y del Palacio Duccal que balconea directo, como una postal escénica, al Gran Canal. Podés encontrarte en la vereda de enfrente, en la terraza del Belmond Cipriani, bajo su fila de sombrillas blancas y azules tomando un spritz y disfrutando de la vista brumosa que te devuelve Venecia en esta época, con toda la postal clásica a la vista: la Piazza, el Campanille y la iglesia, mientras los gondoleros preparan sus naves para la jornada. Estos son dos de los refugios soñados por los viajeros. Esta es una ciudad con capas. Se muestra esquiva. Te deja a la vista lo que desea y escatima su corazón. El que la conoce de pasada, en un recorrido de un día, se lleva la imagen de las palomas, el remolino de gente, la imposibilidad de una foto sin extraños en el cuadro, las colas para todo y algo del fastidio local. Si le das la oportunidad y te hacés amigo, Venecia se relaja y te abre sus escondites a otras experiencias.
Es la ciudad de mis ancestros, la conozco casi como un local. Subí a mi última #crónica de #viajes para @Clarin y la recorremos
@belmondcipriani
@hoteldanieli
@otticacarraro
@teatroLaFenice
@sinacenturionpalace
#FlaviaTomaello #picoftheday #fotofanatics #monta #fotografer #travelphotography #photoshop #fotografiaartistica #photoshoot #Venezia #Venetia #Italia #Italy
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HAPPY BIRTHDAY, BABY.
REASON 1.
Tu mirada es algo que me mata, pero eso ya lo sabías. Esos azules, trasandina de mi vida. Aquellos que me volaron la cabeza hace tatos años y que jamás volví a perder de vista, aquellos que me tienen enamorado, ensimismado, entregado hasta el último de mis suspiros. Sé leerte y sé que me lees. Con una mirada nos decimos todo; con una mirada ya está todo decidido.
REASON 2.
Otra de las razones por las que te amo es que sigues teniendo esa niña interior tan arraigada en ti. No sé si alguna otra persona tendrá la dicha de conocer aquella faceta tuya, pero tengo la dicha de decir que conmigo lo eres. Lo emocionante que es verte feliz, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Porque viste un video de perritos, salió alguna canción, alguna película, porque aprendiste algo nuevo de los dinosaurios o algún fact científico. Eres esa niña que tanto me enamora.
REASON 3.
Hay algo que admiro muchísimo de ti y es tu talento para el canto. Sobra decir que amo oírte cantar y que soy tu fan número uno, que no vivo sin esas duchas donde te oigo cantar y te dejas llevar, como si tuvieses una completa multitud en tu delante. Más allá de eso, amo la pasión que entregas en cada canción, en cada nota, en como tu corazón vibra al hacer aquello que tanto amas.
REASON 4.
La alegría que irradias. Eres pura energía, una sonrisa desenfadada, tu cabello al viento como un recordatorio de la libertad. Transmites alegría, risas, y eres la vía rápida hacia momentos divertidos. Eres como una explosión de colores, una presencia que llena todo a su paso. Eres simplemente todo, sin adornos, una parte esencial que hace que cada día sea más vibrante.
REASON 5.
La vida contigo es una aventura, un parque de diversiones, un sube y baja de emocione incontrolable. La vida contigo es una aventura; eso no puedo negarlo. Cada día contigo es algo nuevo, otros cimientos por descubrir, explorar. Contigo no existe la rutina, y es que en lo impredecible de la vida, tú eres protagonista.
Cuando creo que ya lo he vivido todo, ahí entras tú, con tu sonrisa, esa mirada y esas manos que me desarman. Ahí estás para demostrar que aún nos queda una eternidad para redescubrir el mundo y redescubrinos nosotros.
REASON 6.
Tus brazos, esos que me dan vida; que me dan ganas de vivirla.
Tus abrazos por el costado, de frente, por la espalda. ¿Sabes la paz que me entregas cada vez que te recuestas en mí y me dices que todo estará bien? Lo sé porque te creo, porque entre tus brazos nada malo pasará y si algo sucede… ¿Qué más da? Si estarás tú para protegerme y yo para protegerte a ti también.
REASON 7.
Tu amor por el arte, específicamente por los musicales.
¡Si no fuera por ti, ni siquiera estaría enterado de la maravilla de Hamilton! Porque contigo he aprendido más de lo que crees y aunque quieras pensar que no me emociono cada vez que hablas de Heathers, estás genuinamente equivocada.
REASON 8.
Tu alma tan pura. Tu alma buena es un regalo inigualable y que tengo la dicha de saberla mía. Eres mi ancla en los momentos turbulentos, brindándome apoyo y entendimiento con una generosidad que no conoce límites. Tu presencia es mi refugio, donde encuentro paz y autenticidad. Admirando tu capacidad para irradiar luz en la vida de los demás, sin esperar nada a cambio.
REASON 9.
Si hay algo que me has enseñado, es la lealtad. No he conocido alguien más leal, alguien que proteja a los suyos a capa y espada, sin importar aquellos que arrastres en el camino si eso significa que aquellos que quieres estarán bien.
REASON 10.
Tu capacidad para el perdón.
Dirás que es un defecto, pero yo te digo que es una tremenda virtud, aquella que yo carezco y que muchos necesitan. Sabes perdonar, incluso si aquellos no lo merecen. Perdonas incluso cuando no lo han pedido. Perdonas porque es lo que mejor sabes hacer, dejar ir, liberar, saber que tú, mi amor, no eres culpable del malhacer ajeno. Además, tú misma lo has dicho… ¿qué somos sin el perdón?
REASON 11.
Lo anterior, desde luego, que va de la mano con tu capacidad de perdonar y más allá, también de ver el lado bueno de las cosas.
Si hay algo que rescato de ti y espero alguna vez aprender, es que siempre ves el lado bueno de las cosas. Puede ser lo peor, pero ahí estás, viendo el vaso medio lleno; dando otra chance a lo malo. ¿Por qué? No lo sé. Pero, joder, admiro esto muchísimo de ti.
REASON 12.
Eres la persona más sincera, honesta y frontal que he conocido en mi vida y, puta madre, tengo demasiado qué aprender de ti.
Si hay algo por lo que te odian y detestan, es justamente por esto mismo. No tienes filtro, pero siempre con respeto y honestidad. Sabes hablar las cosas, vas de frente y no temes decir la verdad, incluso si esto puede acarrear problemas. Pero, ¿qué más da? Si la verdad está para ser dicha, no callada.
REASON 13.
Inspiras a los demás, aunque no te des cuenta.
Admiro profundamente esta capacidad que posees. Eres como un faro resplandeciente que guía a aquellos que te rodean hacia la excelencia. Tu dedicación y pasión son contagiosas, creando un aura de motivación en cada paso que das. Observo cómo transformas desafíos en oportunidades y cómo, con cada logro, motivas a quienes te rodean a alcanzar sus propias metas.
Eres un verdadero modelo a seguir, y la manera en que inspiras es un regalo invaluable para quienes tenemos el privilegio de conocerte. Y yo, de amarte, por supuesto.
REASON 14.
Lo entregada que eres con las personas que quieres y amas. Esa dedicación que tienes para aquel que lo necesita. Eres una de las personas más entregadas que existe y aquello va de la mano con la lealtad. Cada vez que amas, das todo de ti, incluso aquello que no tienes.
Tu generosidad y compromiso son testamento de tu naturaleza desinteresada y hacen que tu presencia sea un regalo inigualable.
REASON 15.
Todas tus vivencias. Todo lo que te hace ser tú y que es parte de ti. Porque sin estas, no serías tú. Desde lo bueno, lo malo, lo extraordinario. Eres cada paso de tu vida, lo que te ha enseñado, marcado y embobado. Eso eres. Y juro, mi amor, que me pasaré el resto de mis días amando cada una de tus heridas, buscando la forma y el camino correcto para curar de ellas.
REASON 16.
Eres demasiado piscis para mi gusto.
REASON 17.
Tus manías, por supuesto. ¿Creíste que me olvidaría de lo más importante? ¿De tus cambios de humor? ¿De estar apagada y al rato querer comerte el mundo? ¡Por supuesto que no! Porque sin esto, no serías tú. Es lo que te hace tú y, mi amor… créeme, enamorado estoy de cada una de ellas. Y de cada una de tus personalidades también.
Adoro cómo te sumerges en tus pequeñas obsesiones y cómo esos cambios de ánimo reflejan la complejidad de tu ser. Cada manía, cada estado de ánimo, cada locura que se te ocurre.
REASON 18.
Lo espontánea que puedes llegar a ser, sorprendiéndome en el sendero que ha sido nuestras vidas.
Admiro profundamente tu espontaneidad, un destello inesperado que ilumina nuestra historia de amor. Eres como una melodía improvisada que llena cada rincón de nuestro vínculo con frescura y emoción. Tu capacidad de sorprenderme con gestos inesperados y aventuras espontáneas que han quedado grabadas en mí.
Tu espontaneidad no solo añade vitalidad a nuestra relación, sino que también revela la autenticidad de tu corazón, que late frenético junto al mío.
REASON 19.
Tu tolerancia, aunque no lo creas.
Este es un atributo que te eleva como un faro en cuanto a comprensión en nuestra relación. He aprendido tanto de ti, Rebecca, que no te imaginas.
Tu capacidad para aceptar mis imperfecciones y abrazar nuestras diferencias es un regalo que no puedo pasar por alto tan fácilmente.
En cada desafío, tu paciencia y compasión florecen, creando un espacio de entendimiento mutuo. Tu tolerancia es la base de nuestra armonía, construyendo puentes sobre cualquier obstáculo. En este viaje compartido, encuentro en tu tolerancia no solo una fortaleza, sino una hermosa expresión de amor que trasciende las barreras que nuestro amor podría llegar a tener.
REASON 20.
Tus caricias. No hay nada más que me alivie más que esto, que tus dedos enredándose en mi cabello, tus dedos deslizándose a lo largo de mi espalda y de tus manos tomándome el rostro cada vez que las cosas van mal. Si supieras la calma que me das, lo sereno que me siento a tu lado… jamás dudarías de lo que siento por ti. Es que, Rebecca, son miles las cosas que provocas en mí.
Son innumerables las formas en que transformas mi mundo y espero poder seguir demostrándotelo al estar a tu lado.
REASON 21.
Tu inteligencia. Este día es otra excusa para celebrar la conexión única que hemos forjado a través de conversaciones profundas, debates nocturnos y locuras que a nosotros dos solamente se nos ocurrren.
Tu capacidad para desafiar y nutrir nuestras mentes crea un lazo que trasciende lo superficial, convirtiéndose en el fundamento mismo de nuestra relación.
REASON 22.
Tu imaginación, aunque digas que no se te ocurre nada o que pasas de ella; Rebecca, ¿no te has dado cuenta de todo lo que creas?
Dios, esa cabecita loca que me hace alucinar. Admiro profundamente tu imaginación asombrosa, un universo creativo que da vida a nuestros momentos juntos. Eres tu propia arquitecta de tus sueños, logrando transformar lo ordinario en extraordinario, pintando paisajes coloridos con los pinceles de tu mente.
Cada historia que tejes, cada idea que floreces, es una puerta abierta a la magia de tus pensamientos. Porque eso eres; magia, pura magia.
En tu imaginación encuentro un refugio, un lugar donde los límites desaparecen y la realidad se mezcla con la fantasía. Tu capacidad para crear mundos encantados y compartirlos conmigo es una fuente inagotable de fascinación.
REASON 23.
Y con lo anterior, otra razón se suma: nunca dejas de soñar. Eres una soñadora empedernida y estoy seguro que en más de alguna ocasión te vas de este planeta únicamente para vivir en tu propio mundo de fantasía. Y, cierto es que me encantaría saber qué es exactamente lo que creas en ti, aquello que tan solo tú ves.
REASON 24.
Me necesitas tanto como yo a ti. Te amo porque me descubro hombre, humano y amado en el hecho de que me necesitas. Esta no es una dependencia, sino una interdependencia que nos enriquece.
Tu necesidad no solo es un recordatorio de la profunda conexión que compartimos, sino también una invitación constante a estar presente y ofrecer apoyo incondicional. En esos momentos de vulnerabilidad, veo una oportunidad para fortalecer nuestro vínculo, para ser el refugio en el que encuentras consuelo y apoyo.
REASON 25.
Porque simplemente eres tú, te muestras tal cual eres.
Porque, en este día, no puedo dejar pasar la oportundiad de decirte que aprecio la autenticidad radiante que emanas en tu actuar. En un mundo enmascarado, tu valentía para mostrarte tal y como eres, e una prueba legítima de tu valentía para enfrentar este planeta.
REASON 26.
No hay mujer como tú.
Porque pueden ser millones de cosas las que podría enumerar para decir todo lo que te amo y así dejar en claro lo maravillosa persona que eres y la increíble mujer que te has convertido. Pero, para todo lo demás… el resto de mis días para demostrártelo.
REASON 27.
Tu gusto por el alcohol, obviamente, no podia quedar atrás, ¿verdad? Porque por supuesto ha sido parte de nuestra historia, el persecutor de tantos años de idas y venidas. Y es que, ¿qué mejor compañera de copas que tú, eh? Nadie. Desde el vodka, hasta la cerveza, el mojito y el pisco.
No hay nadie con la que un gintonic sepa tan bien. Y nunca había disfrutado de una cerveza contigo, dándonos un salud, celebrando tantos años a tu lado.
REASON 28.
Tu carisma es algo que aún, incluso después de tantos años, me sigue atrapando. Es que, mi amor, ¡cómo te desenvuelves! Dios, si hay algo que me enamoró de ti de un principio fue esa chispa, lo que brillas, lo mucho que resaltas en una multitud con tan poco. Sé que aunque hubiese un millón de personas, sabrías cómo hacerte notar, incluso sin quererlo. ¿Sabes por qué? Porque es natural, eres natural. Y eso, es impagable.
REASON 29.
Tu empatía, desde luego, es algo que amo y adoro de ti. Me atrevería a decir que es una de tus grandes virtudes es tu empatía y tu capacidad de ponerte en el lugar del otro. No importa qué tan grave sea la situación o lo compleja que sea, siempre serás la primera en entender y comprender al otro, incluso si eso te ha dañado en el proceso.
Tu capacidad de conexión emocional va más allá de lo común, y es evidente que te esfuerzas por comprender las experiencias y sentimientos de quienes te rodean, demostrando así una sensibilidad única.
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No tempo da Inquisição (sobre o qual, aliás, refletimos mais por slogans do que por qualquer outro tipo de ideias) eles ao menos tinham a desculpa alguma coisa como "o espírito dos tempos" (não que isso justifique a crueldade, mas a do passado às vezes só se detecta no presente).
Mas eu tenho a impressão de que se o papa tivesse decretado algo semelhante à Inquisição ao invés do acolhimento e da amorosidade, as reações seriam menos... assertivas.
Talvez os nossos sejam tempos que podem ser definidos parafraseando a Bíblia: "da barbárie viestes e à barbárie voltarás" - se bem que talvez os barbáros fossem mais civilizados do que os seus antepassados, o que não estamos conseguindo ser com esse ódio que chega ao ponto de incomodar-se com a possibiilidade de uma benção.
No es nada fácil poner al día a una institución como la Iglesia católica con veintiún siglos de existencia, pero el Papa Francisco lleva casi once años de despertar a los jóvenes, de nombrar a los obispos más jóvenes, de poner sobre la mesa los casos de abuso sexual, de defender a los migrantes a capa y espada, de elevar su voz contra las guerras, de animar a la lucha por el cambio climático, de invitar a su gente a “desmasculinizar” la Iglesia, de llamar a la humanización del capitalismo.
Y, sin embargo, nada tan contundente, nada tan revelador sobre su vocación a devolverle a la religión su condición de refugio, de alivio como la decisión de que los sacerdotes puedan bendecir desde ahora a las parejas que están en uniones irregulares, es decir, todas aquellas que no están casadas por la Iglesia católica (uniones de hecho, casados solo civilmente, divorciados o anulados vueltos a casar) o del mismo sexo.
El Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) del Vaticano, el 18 de diciembre pasado (festividad de Nuestra Señora de la Esperanza, fecha no escogida al azar, publicó la Declaración titulada Fiducia Supplicans-FS, (Confianza suplicante) «sobre el sentido pastoral de las bendiciones» firmada por el cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del DDF, y lleva el sello del Santo Padre Francisco su inspirador.
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#Rola | Plutonio de Alto Grado | Tu Ansiedad
La banda de rock/pop peruana Plutonio de Alto Grado presenta “Tu Ansiedad”, segundo sencillo de su próximo disco. La canción fue grabada en CDMX y fue producida por Manuel Coe y Erik Vázquez integrantes de Camilo Séptimo. “La canción refleja sentimientos de miedos y trastornos por lo que vendrá. Te hace sentir como una lucha interna psicológica en donde el único refugio es escapar de la ansiedad. https://www.youtube.com/watch?v=g10QW9FjqGc Esta nueva etapa de la banda es influenciada por el rock latino contemporáneo con referencias de bandas mexicanas como Camilo Séptimo, Siddhartha, Zoé, Enjambre, etc. El tema muestra un nuevo sonido alternativo de Plutonio, con muchas capas de sintetizadores y secuencias. Se siente la maduración de la banda y las nuevas referencias e influencias que llegaron en su estadía viviendo en México.” Plutonio de Alto Grado regresa a la CDMX este 28 de Octubre en el Multiforo 246, un show de reencuentro muy especial con un setlist extendido y especial para México. Plutonio de Alto Grado salta desde la oscuridad de los suburbios de Lima a la cúspide de la escena alternativa del rock en Perú en 2017, tras el lanzamiento de su álbum debut: Sueños Alternativos. Liderada por los hermanos Oriondo, la banda logra girar por todo el territorio nacional, siendo parte de los principales festivales de rock de su país, además de compartir escenario con bandas internacionales como: Keane, The Strokes, Interpol, etc. Tras la pandemia, la banda inicia su internacionalización, logrando trabajar su 2do álbum de estudio Desvío Alcázar (2022) junto a la estrella de indie rock mexicano: Siddhartha. Con una evolución en su sonido y una apuesta por lo nuevo, PAG da muestra de su versatilidad y talento para saber dejar atrás las etiquetas del pasado y proyectarse hacia el futuro del rock en Latinoamérica. Con ello, la banda comienza una nueva etapa radicando en Ciudad de México, en donde logran escalar en la competitiva escena musical mexicana, girando por la república azteca y siendo acto soporte de las aclamadas bandas de rock: Enjambre, Camilo Séptimo y Rubytates. Debido a estos hitos, la banda es considerada el máximo representante del nuevo rock peruano en el extranjero. Actualmente se encuentran trabajando en la producción de su 3er álbum de estudio junto a Manuel Coe y Erik Vázquez, miembros de Camilo Séptimo. Read the full article
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Hijo del este
El libro perdido
Nota: acabo de terminar de escribir este capítulo u.u
Capítulo 22: La invitación
Izuku va corriendo por las calles del fuerte hasta las caballerizas, pidiendo permiso con impaciencia al tumulto de gente que se acumula frente a cada tienda. Pero aun en su frenetismo logra identificar la figura alta de Nemuri. Está parada bajo el arco de la plaza principal llamando la atención de todos a su alrededor con su escote generoso y sugerente, sin sentir la menor vergüenza por las miradas descaradas de los alfas, betas y omegas que transitan a esa hora de la mañana. Sus ojos azules se ciernen con elegancia en un mudo asentimiento, para que pueda continuar con su camino casi sin perder el ritmo.
Y con la misma brusquedad con que se vio rodeado de gente, las personas desaparecieron para que pudiera correr de vuelta a su refugio. Aún a la distancia, el granero se alza con lúgubres tablas, oscurecidas por los inviernos inclementes. Es viejo y sin florituras, más ninguna astilla podría opacar el alivio que siente cuando regresa a sus paredes donde ningún eco del nuevo mundo alcanza a penetrar el refugio oculto en sus entrañas.
Ni siquiera el grupo de personas congregado fuera de sus puertas, merma su breve alegría porque son los peones que ya conoce. Su corazón se alivia cuando ve la pequeña mata de cabello negro asomándose más allá de las puertas, pero Kota no lo ha visto todavía. Va enojado, de brazos cruzados y la mirada afilada de esa forma que no entiende de dónde sacó y atrás aparece Inasa con su voz potente, hablando aceleradamente mientras Kota le quita la mirada, ignorándolo con tozudez.
Pero, de pronto, el niño da un pequeño salto en su lugar cuando lo reconoce, su gesto se desarma, luego se tuerce en una mueca triste, con los ojos húmedos listo para llorar. Inasa retrocede un paso con culpa, como si hubiera roto un vaso o algo peor hasta que por el rabillo del ojo nota la cabellera verde que pasa como un borrón negro bajo la forma de una capa negra demasiado grande.
Izuku saluda brevemente al alfa mientras disimuladamente se quita la capa de Katsuki, preocupado de que él valla a reconocerla. Kota comienza a llorar con más fuerza, pero su mamá lo alza en sus brazos al tiempo que lo lleva devuelta al fondo donde el lecho solitario es ahora un nido de retazos de tela y mantas viejas. Toman asiento y el olor reconfortante se libera cubriendo todo el espacio.
– Lo siento ¿Tarde mucho en llegar? Vine corriendo, lo juro – murmura abrazándolo con fuerza. No se suponía que tardarían tanto en relevarlo y ahora tendrá que pensar en algo para las siguientes noches, porque esta es una oportunidad demasiado buena para dejarla ir, incluso si Katsuki sigue viniendo.
– Izuku. – llama el alfa más joven, siguiéndolo con cierta impaciencia. – ¿Dónde estabas? – pregunta en tono confuso, afectado por las feromonas maternales que van aplacando parte de las emociones que lo asaltaron cuando abrió el granero e Izuku no estaba dentro.
– Estaba trabajando…En los túmulos de carbón. – informa empujando la capa entre las colchas de su nido para luego recostar a Kota de vuelta a la cama. Algo en Inasa es diferente, su mirada se afila de forma penetrante, con sus facciones tensas y peligrosas. Es un rostro que nunca le ha dedicado antes y sólo por eso intuye que esta no es una conversación que Kota debería escuchar.
En ese momento, Izuku toma un atado de hierbas y lo sacude liberando un olor penetrante y medicinal, luego lo abandona dentro de la olla, para llenar un balde de metal con paja y madera, pero nada de ese tiempo comprado es suficiente para que Inasa se calme y mientras acurruca a Kota entre las mantas con la promesa de regresar pronto, el alfa lo sigue hacia la entrada del granero casi pisándole los talones. Izuku se para frente a las puertas abiertas, detenido por el brazo de Inasa que echa un breve vistazo hacia el exterior, pero no hay nadie afuera por el momento. No quiere que nadie los escuche discutir y él intuye porqué: hizo lo mismo que todos los demás, suponer. Pero, aunque duela, no puede culparlo.
Nadie sabía que iba hacer anoche, excepto Nemuri. La mujer no podía cuidar a Kota porque comparte carpa con las otras ayudantes de Chiyo y la anciana ha sido implacable con Izuku. Pero así como ella rechaza a Kota y su forma de criarlo, el hace lo mismo cuando rechaza sus invitaciones para charlar sobre su siguiente celo y precalentamiento. En cada oportunidad, su rostro se arruga todavía más, luego niega con la cabeza apretando el bastón, mientras se va refunfuñando cosas sin saber lo reconfortante que es poder decir que No. Por ahora Nemuri es su única guía y así se mantendrá hasta que no sepa cómo resolver cada uno de sus problemas.
Ahora que tiene un trabajo, debe pensar en cómo mantenerlo sin importar lo que pase al mismo tiempo que debe prepararse para el peor invierno de su vida. Aún ahora las noches son demasiado frescas dentro del granero, y sólo será peor una vez que el frío se asiente y las primeras nevadas lleguen a estas tierras. Por eso, debe pensar en muchas cosas y aunque Katsuki le dio una salida para varias de sus problemas, ahora que tiene la cabeza más fría, no se siente más aliviado porque en realidad sólo cambió unas preocupaciones por otras.
Cuando decidió tomar el empleo, no sólo estaba preocupado porque iba a tomar un trabajo peligroso, sino porque Kota iba a quedarse solo y no estaba seguro de que su hijo podría soportarlo. Durante sus 5 años de vida han dormido juntos en el mismo futón y por ese mismo tiempo lo ha acompañado en cada pesadilla e ida al baño nocturna. Cinco años consecutivos y recién hasta hora comprende que dormir juntos es un lujo que ya no puede permitirle por más tiempo.
Katsuki anoche le hizo un importante recordatorio, la vida que conoció antes de la guerra se fue con su padre o, sospecha, nunca existió. Quizás su padre era otro soñador, como su abuela, un halcón de tinta, el vigilante de los cielos luminosos que tanto Izuku quería tocar…
Por eso no puede cometer el mismo error, aunque Kota sea tan pequeño.
– Yo…honestamente no sé cómo debería decir esto Izuku, pero ¿En serio te recibieron? ¿Cómo supiste de ese trabajo? – pregunta Inasa e Izuku frunce el ceño cuando escucha el tono sospechoso.
– He estado haciendo preguntas…– responde mirando directamente a los ojos de Inasa por primera vez en todo el día. Esto no era sólo preocupación. – Escuché hablar a alguien sobre los túmulos y presioné un poco para saber si podría ir y es lo que hice. – insiste porque hasta donde todos saben, Katsuki no habla con él jamás, además, es cierto que estuvo preguntando a varias personas sobre ese trabajo, en las caballerizas. – Técnicamente puedo salir de aquí cuando quiera, es lo que dijiste hace unos días…
– Si es lo que dije, pero me refería a si tenían que salir por algo urgente. Hay mucha gente vigilándote, no debería explicártelo, pero no es bueno que te vean salir de noche, especialmente con esa capa. No es tela de aquí…
La mirada de Izuku se oscurece, pero no se deja dominar por la preocupación, en cambio, hecha un breve vistazo hacia Kota, pero el niño está de espaldas a ellos en el nido. –Se la compre a uno de mis clientes en los lavaderos. Pague por ella, honradamente. – agrega cuando Inasa no parece satisfecho con su pregunta. – Seguiré yendo hacia allá, Inasa, ellos pagan y no es tan duro como podría ser, sólo debo quedarme ahí y nada más.
– Tu situación es diferente, las cosas que haces son...
– ¿Mi situación? – interrumpe, frustrado. Él sabe perfectamente cuál es su situación, y porque lo sabe, salió a los túmulos. No tiene alternativas, si algo se presenta debe tomarlo. Esa es su vida ahora. – Inasa, los demás ya pensaban que soy una ramera. –murmura para que Kota no tenga que escucharlo, no está listo para responder a esas preguntas todavía. – Y lo pensarán siempre, porque no se trata de lo que haga sino de lo que quieren ver.
- Y por eso deberías darte cuenta de que, para esas personas, es casi como una confirmación.
Izuku suspira pesadamente, conteniéndose porque en el fondo sabe que Inasa tiene buenas intenciones, incluso si está cruzando una línea. -Sí, se ve mal, pero porque estoy en esta situación es que tengo que esforzarme más que nadie sin importar lo que los demás piensen. En tanto las matriarcas sepan la verdad, nada más importa Inasa. Necesito que ellos sepan que haré todo lo que esté en mi mano para salir adelante y para lograrlo necesito que me vean en todas partes, incluso donde da miedo para que pueden confiar en mí como una madre. - dice sin despegar su mirada, pero algo en el rostro de Inasa lo traiciona y eso duele de una forma que no esperaba-¿No confías en mí?
El alfa jadea apesadumbrado y en cierta forma acorralado. No es que no confíe en el omega, sino en los demás y lo cierto es que no puede estar en todas partes para cuidarlo. Pase lo que pase, Masaru ya decidió su destino y exponerse de esa forma sólo hará que la caída sea más grande y fea…
La falta de palabras en el otro hace que Izuku se hunda, porque si él, siendo el hombre que le dio el trabajo, todavía no está convencido de su valía ¿Qué piensa el resto de nómades? ¿Lo odian como Goto, lo toleran como Gin? ¿Puede ganarse su respeto como hizo con Inasa y al parecer Katsuki? Tiene que volverse alguien indispensable, pero si Ulgen fue su puerta de entrada y trabajar como todos los demás no es suficiente, ¿Qué hizo bien en un principio? No lo sabe, no lo entiende, ni lo entenderá si sigue haciendo las mismas cosas…
Su olor se agria junto con sus emociones, pero toma el balde caliente con el atizador de hierro para no quemarse y se va hacia el fondo para depositar las brasas en el brasero de piedras. Inasa lo sigue, con el rostro lleno de culpa una vez que siente las feromonas tristes, pero antes de que pueda rectificarse, Izuku lo despacha.
– Tengo que alimentar a Kota – avisa súbitamente e Inasa hace una mueca. – luego iré a los lavaderos, así que muchas gracias por preocuparte...
– Lo siento. Cuando no te vi dentro me preocupé demasiado y Kota no quiso decir nada.
– No soy chismoso – bramó el niño de pronto descubriéndose la cabeza. Izuku salta en su posición y el alfa toma la intervención del niño como su salida. Quizás Masaru tenga razón y sólo debe dejar que las cosas pasen.
– Kota…no te pedí eso. –murmura Izuku, una vez que Inasa los deja solos. Kota se encoge en su posición, luego mira el fuego y la olla con deseo.
– Tengo hambre – berrea e Izuku se apresura a preparar algo.
Tan pronto terminan, se van tomados de las manos al mismo tiempo que Izuku sostiene sobre la cabeza un atado con su propia ropa, el jabón y la aguja con sus hilos de colores.
Esta vez se lleva la capa que le dio Katsuki y la lava a mano con cuidado mientras piensa en cómo intervenirla para que nadie pueda reconocerla. Necesita hacer una basta y bordar algún diseño que durante el día distraiga la atención de la tela mientras que por la noche no se vea, para que siga protegiéndolo de las miradas inescrupulosas que seguramente estarán vigilando sus pasos más de cerca. Pero solo de pensar en eso, siente como si se quebrara la cabeza, porque odia los puntos en cruz, el festón, los rellenos, o mas bien cualquier tipo de bordado, si tiene que hacerlo él…
Izuku se limpia el sudor de la frente tras lavar colchas de lana gruesas y pesadas. Literalmente fue un infierno encargarse de ellas y apenas logra colgarlas Kota se ríe de él porque termina con toda la camisa y el pantalón mojados.
Juntos tiran el agua jabonosa por el desagüe que está detrás del pozo y como siempre el ruido dulce y libre se escapa por el túnel oscuro y profundo, impedido por una reja pesada de acero. De pronto, Kota se agacha para mirar el interior con mucha concentración e Izuku hace lo mismo porque el también quiere saber.
– ¿A dónde se va? – pregunta mientras trata de levantar la rejilla pero el metal esta oxidado, húmedo y pesa demasiado para él, así que termina de culo en el suelo mojándose los pantalones, con las orejas rojas.
Izuku disimula una sonrisa antes de contestar. – La verdad no estoy seguro. El agua que salía de la cocina de nuestra casa se iba a un canal de regadío, y creo esta se va al foso del castillo…
– ¿No podemos mirar? – pregunta con sus ojos llenos de curiosidad e Izuku se ríe entre dientes porque esa mirada le recuerda a él mismo y suena como una aventura corta, además, ya terminó con esas ropas. – Tiene que ser rápido Kota – informa con falsa severidad y el niño asiente tomándole la mano.
En realidad, no tienen que caminar demasiado, unos cuantos metros más allá hay una pequeña valla de piedra y del otro lado está un margen de tierra llena de pasto, maleza y musgo verde. En sus profundidades, nacen plantas acuáticas, juncos lanudos y arbustos tupidos que no hacen un buen trabajo en esconder el par de nidos que yacen abandonados entre sus ramas.
Kota se desinfla al ver el foso del castillo. No es tan ancho como imaginaba, huele a agua estancada y está lleno de bichos, sin embargo, Izuku cruza la valla para mirar todavía más de cerca el fondo de agua sólo para encontrar la salida del desagüe, pero no puede ver nada, ni la espuma, por otro lado, ahora que está más cerca puede ver pequeñas sombras con forma de pez moviéndose en el fondo del agua pantanosa y se pregunta si serán comestibles.
Cuando regresan hay dos personas con canastas e Izuku se apresura a ofrecer sus servicios. Sólo unos momentos después Izuku está lavando ropa con rapidez para que luego puedan comer algo, más Nemuri llega oportunamente y el omega sonríe ampliamente sin dejar de trabajar hasta que se da cuenta que ella puede ayudarlo.
– Necesito hilo de bordar – murmura inclinándose y ella se ríe enternecida.
– Levanta la cabeza Izuku, me avergüenzas muchacho, iré por tu hilo – dice con una sonrisa, mientras imagina a Izuku usando otra cosa que la fea camisa omega dagobense. – ¿Cómo van tus hierbas?
– Están secando bien. El mercader del castillo dice que podrá conseguirme frascos, aunque son algo caros igual que la miel...
– Vale la pena Izuku, y por la miel no te preocupes, en cuanto pueda te traeré un frasco, pero ha sido difícil esconderlo. Cuando tengas todo, recuerda bien las cantidades y en un mes tendrás un poderoso estimulante para tus fuerzas. Serás robusto como un roble. – dice con una sonrisa. – Ahora, no vine solo para charlar de nimiedades, por favor no olvides contar los días y recuerda que los signos de cortejo serán más notorios igual que el olor que liberes, llegará a distancias más largas.
– Recuerdo lo que me dijiste, yo le pregunto a Kota todos los días, porque tiene buen olfato y en casa fue el primero en darse cuenta de mi maduración, así que creo que él se dará cuenta antes que nadie.
– Sí, es buena idea y recuerda que todas las emociones que sientes son normales, no te reprimas demasiado…Creo que eso fue lo que empeoró las cosas para ti, la última vez, no puedes contener tanto a tu omega.
El rostro de Izuku se ruboriza y asiente, pero no sabe cómo decirle que no es algo que haga apropósito. Cuando se da cuenta de que lo ha hecho, no siente el malestar que le han dicho. En realidad, es como estar parado contra una puerta que se sacude, algo tan sutil y mecánico que a veces olvida hasta que siente esa pequeña sacudida. Otras veces despierta y su instinto está a su lado, terriblemente dominante. Entonces, murmura secretos sutiles que hablan sobre esas sensaciones que se enrollan en su vientre y pecho, como una fuerza que lo atrae y suelta, un pulso constante e iterativo que se hace más fuerte por la noche, donde danza y presiona como un cosquilleo en la piel y se transforma en imágenes vivas en sus sueños.
Ella lo observa con ternura, pero no le insiste para que saque a la luz sus aprensiones. Izuku ya tiene demasiados problemas en su cabeza y obligarlo a resolver todo en un solo día es cruel e injusto. – Traeré lo que me pediste…- murmura antes de irse.
Las siguientes horas Izuku termina de trabajar y se refugia junto con Kota a la sombra de los edificios y antes de que puedan darse cuenta pueden dar por terminado el día y retornar con suficientes horas de luz a su refugio.
Por el camino Kota se adelanta para que puedan llegar al granero porque está aburrido y quiere jugar con la lagartija que esconde en su bolsillo. Izuku lo regaña, llamándolo hasta que logra alcanzarlo a unos cuantos metros del granero, donde ambos se detienen abruptamente al encontrar a Masaru junto con su séquito de guardias y ayudantes.
Izuku inclina la cabeza a modo de saludo, con la esperanza de dejarlos atrás, pero una chica castaña de rostro amable saluda animadamente a Kota haciendo que el niño se apegue a sus piernas impidiéndole que pueda seguir caminando. Masaru se ríe ligeramente mientras uno de los peones trae dos caballos blancos y otro trae consigo la montura para uno de ellos.
- ¿Día ocupado? – pregunta Masaru mientras recibe la montura para ensillar el mismo a su propio caballo.
Más Izuku tarda un poco en responder, porque esta es la primera vez que ve a Masaru hacer esto. Sin exagerar, cada silla pesa casi 30 kilos, peso que levanta por encima de la línea de sus hombros sin esfuerzo alguno, pero así como llega ese sobresalto su instinto lo reprende porque aquí no hay una regla “natural” que divida físicamente omegas de alfas. Sigue teniendo el mismo prejuicio que su padre y su propia gente, a pesar de que él también puede levantar ese peso y a veces más.
- Nada especial, estuve en los lavaderos señor. – responde Izuku incómodo. Intenta seguir adelante, pero Masaru lo detiene. El hombre observa cuidadosamente sus facciones y la vergüenza se asienta como un calor tibio en su cuello y mejillas. Es como si buscara algo, más sea lo que sea lo abandona esbozando una sonrisa reconfortante.
- Izuku, me han dicho que eres bastante diestro y quiero dar una vuelta por el alrededor del fuerte ¿Me acompañarías? – pregunta para luego subir a su caballo sin esperar por su respuesta. El otro peón se acerca por detrás de Izuku y le entrega las riendas del caballo. No puede negarse.
Los ojos verdes se desvían hacia el cachorro y antes de que pueda hablar con él para pedirle que se porte bien y lo espere, Masaru vuelve a insistir- Ella es Ochako, es una alfa de la manada de mi hijo, pero sabe bastante sobre niños, no te preocupes, ella lo cuidará. – dice con un tono que no admite negativas.
Izuku puede sentir otra ola de frustración venir, este desplante no es necesario, él sabe que no puede negarse, sólo le preocupa que Kota se asuste y comience a llorar, más contra todo pronóstico Kota abandona su escondite y saluda a la chica con los brazos cruzados, al tiempo que adopta esa mirada que ahora entiende que significa.
– Muchas gracias por la invitación. – dice al mismo tiempo que suelta la rienda, luego le entrega a Kota el atado con sus ropas lavadas para poder apretar sus hombros tal y como hacía su padre para consolarlo.
Masaru se tensa con cierta incredulidad porque piensa que va a rechazarlo, más cuando ve como reconforta al cachorro, algo en él se llena de duda. Es cierto que no está muy familiarizado con la cultura dagobense, pero es extraño ver que un omega repita el mismo gesto que su tribu hace con sus cachorros para decirle que se mantenga firme, aún más, el niño asiente reconociendo la señal sin que se medie palabra, como si pudieran comunicarse sólo con los ojos que necesitan del otro.
- Es un hermoso espécimen – halaga Izuku liberando un poco de sus feromonas para presentarse al caballo. La yegua se anima con su olor y abre sus fauces para memorizarlo. Es la primera vez que está directamente frente a los caballos de Masaru, porque sólo uno de sus compañeros hace ese trabajo, Nirengeki.
El rostro de la Matriarca se ilumina con ese orgullo elegante que lo caracteriza - Su nombre es Touma, y ella es Batbayar, la matriarca de su manada.
Izuku observa el porta imperioso del caballo, sus ojos serenos pero atentos y ciertamente es una criatura especial. Su aura es limpia, casi difuminando su silueta en el aire, pero no puede seguir admirándola cuando todavía esperan que monte el caballo. Una vez arriba, Masaru inmediatamente dirige el camino sin que nadie más de su guardia los siga. “Esto es una prueba”, dice una voz en su cabeza y su omega salta al frente para dirigir el torrente de emociones que agitan el corazón de Izuku, pero a lo largo del camino Masaru no dice mucho a medida que los acerca hacia la puerta oeste del fuerte, donde los soldados se apresuran a despejar el camino.
Están ahora en los mismos límites por los que se le permiten transitar y solo basta una mirada del hombre para que Izuku casi pierda todo el color de su rostro al tiempo que intuye lo que siguiente que le dirá.
– Si hubieras llevado al niño contigo a los túmulos, hubiera sido un problema bastante grave. – advierte mientras hace que Batbayar avance un par de metros por delante. – Junto a mí – ordena, pero antes de que Izuku pueda reaccionar, su propio caballo se mueve avanzando los metros que los separan donde un grupo de soldados armados se detiene para mirarlos con curiosidad.
Son un grupo de 6 hombres montados a caballos y con arcos. Preparados para disparar hasta 90 metros de distancia. El peliverde rápidamente intenta frenar al caballo, pero Touma ignora el tirón en su rienda y sigue avanzando hasta alcanzar a su verdadero amo. Nervioso, Izuku mira la puerta que están dejando atrás y de pronto está listo para bajar del caballo, pero antes de que pueda saltar ambas yeguas giran hasta quedar mirando hacia el sur, sin que nadie las dirija. Incrédulo Izuku jadea al tiempo que Masaru sonríe de la misma forma que hace el hijo y sólo por eso sabe que algo hará.
Un olor boscoso inundado de feromonas dominantes comienza a picar en la nariz de Izuku. Su omega se eriza agraviado por la orden, pero cede e Izuku inclina su cabeza con sumisión. – No sé quién fue el tonto que te dio la idea, pero tras mucho pensarlo no voy a impedir que vallas…Está dentro de los límites y a juzgar por las indagaciones que hiciste con tanta delicadeza ya sabes que es peligroso, incluso aquí donde todos nos temen.
Izuku abre la boca para hablar, pero es imposible, su omega le dice que no porque deben esperar a que el otro omega los autorice a hablar. El rostro de Masaru se suaviza, sus ojos avellanas se cierran al tanto que sus feromonas se diluyen y, entonces, Izuku puede relajar los músculos de su cuello y espalda.
- Ese era yo como líder y ahora voy a hablarte como madre. – continúa con un tono paternal, al tiempo que busca la mirada vidriosa de Izuku. – Mi yurta está disponible para todos, incluso los omegas dagobenses que no pertenecen todavía a la tribu. Si algo sucede a partir de ahora o si algo ha pasado y por alguna razón sentiste que no podías decírselo a nadie, este es un buen momento para que lo hagas…
La espalda de Izuku se yergue y casi se voltea a mirarlo, pero los ojos muertos de ese hombre se asoman por su mente, el sabor del vómito inunda su boca, se siente enfermo, humillado y sobre todo tiene miedo. “Nadie está de tu lado”, murmura una voz extraña y aunque le causa un escalofrío desagradable, Izuku no puede estar más de acuerdo con él. Si Masaru sabe lo que pasó, si él sabe y de verdad quisiera ayudarlo lo habría hecho sin una confirmación. No puede decirle, y se morirá con ese secreto.
El silencio se instaura entre ellos y eso es casi tan inquietante como los rumores, porque el silencio, a menudo, confirmar las suposiciones, pero esta es lo único que no querría para un omega jamás. Entonces, Izuku lo mira a los ojos afectado, pero con resolución. – Sólo palabras mi señor…Muchas palabras. No estoy acostumbrado porque nunca salía tanto de casa. – agrega y se sorprende de que esa verdad a medias sea suficiente para que el hombre abandone su treta, en cambio, parece que hay cierto alivio en su rostro y lástima. Él no quiere lástima.
“¿Palabras?” piensa Masaru, pero no porque le resulte extraño que un insulto pueda hacer que el rostro de alguien palidezca de esa forma, sino porque él esperaba que una madre y su bastardo ya estuvieran acostumbrados a escuchar ese tipo de desprecio, o cuando menos sabría cómo manejarlo. Más, de nada servirá si insiste y tira de ese hilo ahora, Izuku todavía necesita tiempo para confiar en él y todavía deben mostrarle más cosas de su cultura. Es preciso que vea con sus propios ojos y sin pretensiones, el mundo que le aguarda si decide incorporarse. Uno más esplendoroso que el de sus compañeros, si esos alfas no se retractan en sus intenciones de cortejo, antes de que termine la prueba.
- Somos omegas Izuku, las palabras es algo con lo que tendrás que aprender a lidiar siempre, especialmente los omegas como nosotros que podemos imponernos con nuestro olor. – dice en tono compresivo, pero Izuku lo observa sin entender. – Tus feromonas, son fuertes ¿No te has dado cuenta? – inquiere con una mirada incrédula y hasta cierto punto enternecida- ¿Por qué piensas que los caballos beligerantes te respetan?
- Servicio – murmura y el omega mayor comienza a reír.
- ¿Quién te dijo eso? ¿Tu madre? No hay un solo caballo salvaje que se someta por servicio Izuku…
- Pero el olor…- comienza a decir y entonces lo termina de entender, el mismo acaba de vivirlo ¿Es por eso por lo que dejó que trabajara en las caballerizas? Y como si sus pensamientos estuvieran escritos en su rostro, Masaru lo observa invitándolo a decir sus pensamientos en voz alta – Podemos hacer eso.
- Podemos hacer lo mismo. – confirma Masaru y se deleita cuando los ojos grandes se mueven de un lado a otro mientras murmura rápido, cada idea y reflexión. No pudo tener más razón al imponerle esta prueba a Izuku. Él tiene virtudes de los tres dioses y sospecha que ya ha pasado por dos pruebas de espíritu.
La primera debió ser con la diosa Eutuken, cobijando al cachorro inesperado, luego la segunda debió ser impuesta por Erlik Khan, a través de Ulgen, y pronto, si sigue cultivándose como hasta ahora, Elle Maijima aparecerá tan problemático y enigmático como le gusta ser y hará falta que se prepare para eso o caerá de forma estrepitosa.
- Vas a quemarte ahí muchacho – dice Masaru cuando no parece que vaya a salir de su cabeza pronto. Los ojos verdes se abren con vergüenza, el color regresa un poco a sus mejillas, aunque todavía parece que sigue nervioso. – La próxima vez muchacho, habla conmigo sobre las cosas que vallas a hacer, a mi edad nos gustan cada vez menos las sorpresas…
Izuku asiente y traga saliva, de pronto, el peso del mundo cae sobre sus hombros y siente que realmente necesita ir a descansar, pero es irónico que Masaru reproche esta sorpresa, cuando técnicamente es un chasco que Katsuki orquest��. Ese alfa engreído ha sido una pesadilla desde que tuvo la mala suerte de encontrarlo ¿Qué le costaba una maldita advertencia? Después de todo él le dio la idea. Aunque, quizás debió suponer que sería así o entonces Katsuki no habría estado tan preocupado de que nadie supiera que fue a los túmulos…Lo que de nuevo trae a colación la misma duda ¿Tanta influencia tenía Katsuki? Porque está claro que alguien, entre los guardias o el encargado de los túmulos, dio aviso al alfa de su llegada para que lo encontrara. Más, habiendo superado el susto y comprendiendo el alcance esa jugada, ahora tiene algo con que chantajear a Katsuki, como intente ser un imbécil de nuevo.
- Supongo que fue estúpido. – le responde tratando de parecer más arrepentido que enojado.
- No, sólo fue temerario…- corrige Masaru de forma conciliadora. Quizás fue un susto demasiado grande, pero él ya ha demostrado que no es quien aparenta y debía recordarle quien tiene las riendas aquí. - Supongo que no estas acostumbrado a pedir permiso… ¿O me equivoco?
Entonces, el rostro de Izuku enrojece y Masaru enarca una ceja porque no esperaba tener una confirmación tan rápida. – En casa, era más fácil pedir perdón que pedir permiso. Mi padre trataba de retenerme todo el tiempo…
- Bueno, siendo honesto contigo muchacho, no puedo juzgarte demasiado, no era mucho más joven que tú cuando peleaba con mis padres para poder ir con todos los demás a las regiones del mar, pero nací con una tarea y un deber. Así que viajes tan largos nunca fueron una opción…
Midoriya entonces lo observa curioso por la dirección que tomó todo esto, sin embargo, ya no tiene energía para seguir pensando. Quizás sólo deba dejarlo hablar. – La vida es corta Izuku, pero no porque pocos llegan a la edad de Chiyo, sino porque hay cosas que sólo puedes hacer a cierta edad, luego tocan otras tareas, otras responsabilidades y tienes que hacerte cargo de ellas, a mi me hubiera gustado que me lo advirtieran antes.
- No creo entender.
- Me refiero a que me hubiera gustado saber que tenía opciones y que no pasaba nada malo por tomarlas. En ese tiempo, cuando me resigné a cumplir mi papel, asumí todo el peso de esa responsabilidad sólo y comencé a actuar como si no existiera nada más en la vida, pensaba que no podía hacer nada más y era…
- inquietante…- murmura Izuku porque, eso es lo que había sentido antes de todo esto. Era por eso, que concentró todos sus deseos en un solo anhelo, un alfa tan fuerte que no tuviera miedo de que Izuku quisiera un poco de eso para si mismo, para así llevar su nueva vida sin soltar a Kota. Ese día, cuando su madre murió, las cosas cambiaron y tuvo que aprender a ser fuerte y desde entonces no ha llorado una sola por Inko, porque su padre apenas podía mantenerse en pie y por dos semanas, se olvidó de que tenía hijos.
- Bueno, eso era antes y logré superarlo. No te deprimas por eso, yo aprendí a darle un lugar a cada cosa que me gusta hacer, como cabalgar.
- ¿Cabalgar? – pregunta sin creer que esté proponiendo una carrera.
- Hace tiempo que no he podido correr a destajo… ¿Una carrera a la puerta este? – pregunta, pero en realidad no le da tiempo de responder, Batbayar grita de emoción y galopa recto hacia el sur.
Izuku lo observa aturdido, pero espolea a Touma y el caballo emprende marcha tan rápido que el viento impulsa el cuerpo de Izuku hacia atrás. La resistencia del aire rasguña su ropa, mientras el aroma de azahar y vainilla de la matriarca lo alcanza en pequeñas ráfagas. Las emociones del hombre poco a poco van tomando forma en su mente y contagian de calma sus ánimos tormentosos. Sus manos se aferran a la brida mientras sus piernas se tensan alrededor de la montura y los estribos al tiempo que se inclina hacia adelante para cortar mejor el aire que lo detiene.
Por el horizonte el sol lucha por no extinguirse, enviando fuertes reflejos de luz blanca, pero Izuku en realidad no tiene que desviar al caballo, cerrar los ojos ni apagar el creciente deseo por alcanzarlo. Touma se dirige prácticamente solo, acostumbrado a estas travesías y arrebatos. El campo es basto y por primera vez en mucho tiempo puede ver la enorme extensión del bosque que rodea al río, como una silueta de formas irregulares y brumosas en la lejanía mientras el fuerte se expande con yurtas cada vez más alejados de sus murallas donde varias parejas se asuman a mirar a los caballos se cruzan súbitamente por el estrecho camino que separa esta distrito de las murallas de madera y piedra.
La vida sigue adelante, tan rápido que casi lo deja atrás. Tan rápido que apenas tiene tiempo de maniobrar al caballo y hacer que baje la velocidad cuando están tan cerca de la puerta este. Ambos jadean tras contener la respiración en la última vuelta, pero sólo Izuku siente un escalofrío cuando ve las puertas abrirse para recibirlo de vuelta a su realidad. Donde todavía está en el paso cero de las miles de paradas que le quedan por hacer.
Cuando se baja del caballo, devuelta en las caballerizas, lo hace con un nuevo conocimiento. Si quiere ganar este reto diseñado para que pierda, deberá desprenderse de todo lo que conoce y recuperar su dignidad. No tiene a donde ir y si el dice que puede hacer lo mismo que todos, es porque debe ser así. Hay una trampa en esas palabras, un mensaje oculto tras todo lo que ocurrió y el primer paso que debe hacer para entender lo que estas personas quieren de él, es aprender su cultura. Y tiene tantas preguntas, mañana al salir del trabajo, hará que Katsuki responda a cada una de ellas y entonces será el quien de un golpe en la mesa.
Pero, Katsuki eventualmente dejará de responder. En cuanto se dé cuenta de que Izuku se está preparando, seguramente intentará retenerlo, así que debe buscar otros caminos y elegir con cuidado cuáles serán las primeras preguntas que le hará al alfa. Estos nuevos guías, no puede ser Inasa, ni Nemuri, nadie que sea sospechoso, sino personas que encuentre de forma incidental en la calle, para que nadie pueda distinguir estas incursiones de su costumbre natural por querer saber cada cosa nueva que encuentra en su camino.
- Muchas gracias, mi señor – murmura agotado y hasta cierto punto hambriento. Masaru responde con una sonrisa y lo acompaña de vuelta al granero donde Kota corre para saludarlos con una manzana en la mano. Al fondo, la chica alfa ha preparado el brasero, encendió el fuego y colocó la olla con agua. Sobre los barriles vacíos hay una canasta con algo de comida que no le permiten agradecer. Se van y sin fanfarrias, llevándose sus intenciones pero dejando abierta la invitación a seguir conociendo todavía más este mundo.
Nota 2:
Tengo tanto sueño, he dormido super mal, nerviosa por tener que escribir, los cursos y porque la busqueda de empleo ha sido difícil, por mi nunca dejaría de estudiar. Hace tiempo conocí a una mujer que tenía 3 carreras universitarias, dos magister y un doctorado. Quisiera ser ella Jajaja, pero soy pobre todavía
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Hijo del Este
El libro perdido
Capítulo 22: La invitación
Izuku va corriendo por las calles del fuerte hasta las caballerizas, pidiendo permiso con impaciencia al tumulto de gente que se acumula frente a cada tienda. Pero aún en su frenetismo logra identificar la figura alta de Nemuri. Está parada bajo el arco de la plaza principal llamando la atención de todos a su alrededor con su escote generoso y sugerente, sin sentir la menor vergüenza por las miradas descaradas de los alfas, betas y omegas que transitan a esa hora de la mañana. Sus ojos azules se ciernen con elegancia en un mudo asentimiento, para que pueda continuar con su camino casi sin perder el ritmo.
Y con la misma brusquedad con que se vio rodeado de gente, las personas desaparecieron para que pudiera correr de vuelta a su refugio. Aún a la distancia, el granero se alza con lúgubres tablas, oscurecidas por los inviernos inclementes. Es viejo y sin florituras, más ninguna astilla podría opacar el alivio que siente cuando regresa a sus paredes donde ningún eco del nuevo mundo alcanza a penetrar el refugio oculto en sus entrañas.
Ni siquiera el grupo de personas congregado fuera de sus puertas, merma su breve alegría porque son los peones que ya conoce. Su corazón se alivia cuando ve la pequeña mata de cabello negro asomándose más allá de las puertas, pero Kota no lo ha visto todavía. Va enojado, de brazos cruzados y la mirada afilada de esa forma que no entiende de dónde sacó y atrás aparece Inasa con su voz potente, hablando aceleradamente mientras Kota le quita la mirada, ignorándolo con tozudez.
Pero, de pronto, el niño da un pequeño salto en su lugar cuando lo reconoce, su gesto se desarma, luego se tuerce en una mueca triste, con los ojos húmedos listo para llorar. Inasa retrocede un paso con culpa, como si hubiera roto un vaso o algo peor hasta que por el rabillo del ojo nota la cabellera verde que pasa como un borrón negro bajo la forma de una capa negra demasiado grande.
Izuku saluda brevemente al alfa mientras disimuladamente se quita la capa de Katsuki, preocupado de que él valla a reconocerla. Kota comienza a llorar con más fuerza, pero su mamá lo alza en sus brazos al tiempo que lo lleva devuelta al fondo donde el lecho solitario es ahora un nido de retazos de tela y mantas viejas. Toman asiento y el olor reconfortante se libera cubriendo todo el espacio.
– Lo siento ¿Tarde mucho en llegar? Vine corriendo, lo juro – murmura abrazándolo con fuerza. No se suponía que tardarían tanto en relevarlo y ahora tendrá que pensar en algo para las siguientes noches, porque esta es una oportunidad demasiado buena para dejarla ir, incluso si Katsuki sigue viniendo.
– Izuku. – llama el alfa más joven, siguiéndolo con cierta impaciencia. – ¿Dónde estabas? – pregunta en tono confuso, afectado por las feromonas maternales que van aplacando parte de las emociones que lo asaltaron cuando abrió el granero e Izuku no estaba dentro.
– Estaba trabajando…En los túmulos de carbón. – informa empujando la capa entre las colchas de su nido para luego recostar a Kota de vuelta a la cama. Algo en Inasa es diferente, su mirada se afila de forma penetrante, con sus facciones tensas y peligrosas. Es un rostro que nunca le ha dedicado antes y sólo por eso intuye que esta no es una conversación que Kota debería escuchar.
En ese momento, Izuku toma un atado de hierbas y lo sacude liberando un olor penetrante y medicinal, luego lo abandona dentro de la olla, para llenar un balde de metal con paja y madera, pero nada de ese tiempo comprado es suficiente para que Inasa se calme y mientras acurruca a Kota entre las mantas con la promesa de regresar pronto, el alfa lo sigue hacia la entrada del granero casi pisándole los talones. Izuku se para frente a las puertas abiertas, detenido por el brazo de Inasa que echa un breve vistazo hacia el exterior, pero no hay nadie afuera por el momento. No quiere que nadie los escuche discutir y él intuye porqué: hizo lo mismo que todos los demás, suponer. Pero, aunque duela, no puede culparlo.
Nadie sabía que iba hacer anoche, excepto Nemuri. La mujer no podía cuidar a Kota porque comparte carpa con las otras ayudantes de Chiyo y la anciana ha sido implacable con Izuku. Pero así como ella rechaza a Kota y su forma de criarlo, el hace lo mismo cuando rechaza sus invitaciones para charlar sobre su siguiente celo y precalentamiento. En cada oportunidad, su rostro se arruga todavía más, luego niega con la cabeza apretando el bastón, mientras se va refunfuñando cosas sin saber lo reconfortante que es poder decir que No. Por ahora Nemuri es su única guía y así se mantendrá hasta que no sepa cómo resolver cada uno de sus problemas.
Ahora que tiene un trabajo, debe pensar en cómo mantenerlo sin importar lo que pase al mismo tiempo que debe prepararse para el peor invierno de su vida. Aún ahora las noches son demasiado frescas dentro del granero, y sólo será peor una vez que el frío se asiente y las primeras nevadas lleguen a estas tierras. Por eso, debe pensar en muchas cosas y aunque Katsuki le dio una salida para varias de sus problemas, ahora que tiene la cabeza más fría, no se siente más aliviado porque en realidad sólo cambió unas preocupaciones por otras.
Cuando decidió tomar el empleo, no sólo estaba preocupado porque iba a tomar un trabajo peligroso, sino porque Kota iba a quedarse solo y no estaba seguro de que su hijo podría soportarlo. Durante sus 5 años de vida han dormido juntos en el mismo futón y por ese mismo tiempo lo ha acompañado en cada pesadilla e ida al baño nocturna. Cinco años consecutivos y recién hasta hora comprende que dormir juntos es un lujo que ya no puede permitirle por más tiempo.
Katsuki anoche le hizo un importante recordatorio, la vida que conoció antes de la guerra se fue con su padre o, sospecha, nunca existió. Quizás su padre era otro soñador, como su abuela, un halcón de tinta, el vigilante de los cielos luminosos que tanto Izuku quería tocar…
Por eso no puede cometer el mismo error, aunque Kota sea tan pequeño.
– Yo…honestamente no sé cómo debería decir esto Izuku, pero ¿En serio te recibieron? ¿Cómo supiste de ese trabajo? – pregunta Inasa e Izuku frunce el ceño cuando escucha el tono sospechoso.
– He estado haciendo preguntas…– responde mirando directamente a los ojos de Inasa por primera vez en todo el día. Esto no era sólo preocupación. – Escuché hablar a alguien sobre los túmulos y presioné un poco para saber si podría ir y es lo que hice. – insiste porque hasta donde todos saben, Katsuki no habla con él jamás, además, es cierto que estuvo preguntando a varias personas sobre ese trabajo, en las caballerizas. – Técnicamente puedo salir de aquí cuando quiera, es lo que dijiste hace unos días…
– Si es lo que dije, pero me refería a si tenían que salir por algo urgente. Hay mucha gente vigilándote, no debería explicártelo, pero no es bueno que te vean salir de noche, especialmente con esa capa. No es tela de aquí…
La mirada de Izuku se oscurece, pero no se deja dominar por la preocupación, en cambio, hecha un breve vistazo hacia Kota, pero el niño está de espaldas a ellos en el nido. –Se la compre a uno de mis clientes en los lavaderos. Pague por ella, honradamente. – agrega cuando Inasa no parece satisfecho con su pregunta. – Seguiré yendo hacia allá, Inasa, ellos pagan y no es tan duro como podría ser, sólo debo quedarme ahí y nada más.
– Tu situación es diferente, las cosas que haces son...
– ¿Mi situación? – interrumpe, frustrado. Él sabe perfectamente cuál es su situación, y porque lo sabe, salió a los túmulos. No tiene alternativas, si algo se presenta debe tomarlo. Esa es su vida ahora. – Inasa, los demás ya pensaban que soy una ramera. –murmura para que Kota no tenga que escucharlo, no está listo para responder a esas preguntas todavía. – Y lo pensarán siempre, porque no se trata de lo que haga sino de lo que quieren ver.
- Y por eso deberías darte cuenta de que, para esas personas, es casi como una confirmación.
Izuku suspira pesadamente, conteniéndose porque en el fondo sabe que Inasa tiene buenas intenciones, incluso si está cruzando una línea. -Sí, se ve mal, pero porque estoy en esta situación es que tengo que esforzarme más que nadie sin importar lo que los demás piensen. En tanto las matriarcas sepan la verdad, nada más importa Inasa. Necesito que ellos sepan que haré todo lo que esté en mi mano para salir adelante y para lograrlo necesito que me vean en todas partes, incluso donde da miedo para que pueden confiar en mí como una madre. - dice sin despegar su mirada, pero algo en el rostro de Inasa lo traiciona y eso duele de una forma que no esperaba-¿No confías en mí?
El alfa jadea apesadumbrado y en cierta forma acorralado. No es que no confíe en el omega, sino en los demás y lo cierto es que no puede estar en todas partes para cuidarlo. Pase lo que pase, Masaru ya decidió su destino y exponerse de esa forma sólo hará que la caída sea más grande y fea…
La falta de palabras en el otro hace que Izuku se hunda, porque si él, siendo el hombre que le dio el trabajo, todavía no está convencido de su valía ¿Qué piensa el resto de nómades? ¿Lo odian como Goto, lo toleran como Gin? ¿Puede ganarse su respeto como hizo con Inasa y al parecer Katsuki? Tiene que volverse alguien indispensable, pero si Ulgen fue su puerta de entrada y trabajar como todos los demás no es suficiente, ¿Qué hizo bien en un principio? No lo sabe, no lo entiende, ni lo entenderá si sigue haciendo las mismas cosas…
Su olor se agria junto con sus emociones, pero toma el balde caliente con el atizador de hierro para no quemarse y se va hacia el fondo para depositar las brasas en el brasero de piedras. Inasa lo sigue, con el rostro lleno de culpa una vez que siente las feromonas tristes, pero antes de que pueda rectificarse, Izuku lo despacha.
– Tengo que alimentar a Kota – avisa súbitamente e Inasa hace una mueca. – luego iré a los lavaderos, así que muchas gracias por preocuparte...
– Lo siento. Cuando no te vi dentro me preocupé demasiado y Kota no quiso decir nada.
– No soy chismoso – bramó el niño de pronto descubriéndose la cabeza. Izuku salta en su posición y el alfa toma la intervención del niño como su salida. Quizás Masaru tenga razón y sólo debe dejar que las cosas pasen.
– Kota…no te pedí eso. –murmura Izuku, una vez que Inasa los deja solos. Kota se encoge en su posición, luego mira el fuego y la olla con deseo.
– Tengo hambre – berrea e Izuku se apresura a preparar algo.
Tan pronto terminan, se van tomados de las manos al mismo tiempo que Izuku sostiene sobre la cabeza un atado con su propia ropa, el jabón y la aguja con sus hilos de colores.
Esta vez se lleva la capa que le dio Katsuki y la lava a mano con cuidado mientras piensa en cómo intervenirla para que nadie pueda reconocerla. Necesita hacer una basta y bordar algún diseño que durante el día distraiga la atención de la tela mientras que por la noche no se vea, para que siga protegiéndolo de las miradas inescrupulosas que seguramente estarán vigilando sus pasos más de cerca. Pero solo de pensar en eso, siente como si se quebrara la cabeza, porque odia los puntos en cruz, el festón, los rellenos, o mas bien cualquier tipo de bordado, si tiene que hacerlo él…
Izuku se limpia el sudor de la frente tras lavar colchas de lana gruesas y pesadas. Literalmente fue un infierno encargarse de ellas y apenas logra colgarlas Kota se ríe de él porque termina con toda la camisa y el pantalón mojados.
Juntos tiran el agua jabonosa por el desagüe que está detrás del pozo y como siempre el ruido dulce y libre se escapa por el túnel oscuro y profundo, impedido por una reja pesada de acero. De pronto, Kota se agacha para mirar el interior con mucha concentración e Izuku hace lo mismo porque el también quiere saber.
– ¿A dónde se va? – pregunta mientras trata de levantar la rejilla pero el metal esta oxidado, húmedo y pesa demasiado para él, así que termina de culo en el suelo mojándose los pantalones, con las orejas rojas.
Izuku disimula una sonrisa antes de contestar. – La verdad no estoy seguro. El agua que salía de la cocina de nuestra casa se iba a un canal de regadío, y creo esta se va al foso del castillo…
– ¿No podemos mirar? – pregunta con sus ojos llenos de curiosidad e Izuku se ríe entre dientes porque esa mirada le recuerda a él mismo y suena como una aventura corta, además, ya terminó con esas ropas. – Tiene que ser rápido Kota – informa con falsa severidad y el niño asiente tomándole la mano.
En realidad, no tienen que caminar demasiado, unos cuantos metros más allá hay una pequeña valla de piedra y del otro lado está un margen de tierra llena de pasto, maleza y musgo verde. En sus profundidades, nacen plantas acuáticas, juncos lanudos y arbustos tupidos que no hacen un buen trabajo en esconder el par de nidos que yacen abandonados entre sus ramas.
Kota se desinfla al ver el foso del castillo. No es tan ancho como imaginaba, huele a agua estancada y está lleno de bichos, sin embargo, Izuku cruza la valla para mirar todavía más de cerca el fondo de agua sólo para encontrar la salida del desagüe, pero no puede ver nada, ni la espuma, por otro lado, ahora que está más cerca puede ver pequeñas sombras con forma de pez moviéndose en el fondo del agua pantanosa y se pregunta si serán comestibles.
Cuando regresan hay dos personas con canastas e Izuku se apresura a ofrecer sus servicios. Sólo unos momentos después Izuku está lavando ropa con rapidez para que luego puedan comer algo, más Nemuri llega oportunamente y el omega sonríe ampliamente sin dejar de trabajar hasta que se da cuenta que ella puede ayudarlo.
– Necesito hilo de bordar – murmura inclinándose y ella se ríe enternecida.
– Levanta la cabeza Izuku, me avergüenzas muchacho, iré por tu hilo – dice con una sonrisa, mientras imagina a Izuku usando otra cosa que la fea camisa omega dagobense. – ¿Cómo van tus hierbas?
– Están secando bien. El mercader del castillo dice que podrá conseguirme frascos, aunque son algo caros igual que la miel...
– Vale la pena Izuku, y por la miel no te preocupes, en cuanto pueda te traeré un frasco, pero ha sido difícil esconderlo. Cuando tengas todo, recuerda bien las cantidades y en un mes tendrás un poderoso estimulante para tus fuerzas. Serás robusto como un roble. – dice con una sonrisa. – Ahora, no vine solo para charlar de nimiedades, por favor no olvides contar los días y recuerda que los signos de cortejo serán más notorios igual que el olor que liberes, llegará a distancias más largas.
– Recuerdo lo que me dijiste, yo le pregunto a Kota todos los días, porque tiene buen olfato y en casa fue el primero en darse cuenta de mi maduración, así que creo que él se dará cuenta antes que nadie.
– Sí, es buena idea y recuerda que todas las emociones que sientes son normales, no te reprimas demasiado…Creo que eso fue lo que empeoró las cosas para ti, la última vez, no puedes contener tanto a tu omega.
El rostro de Izuku se ruboriza y asiente, pero no sabe cómo decirle que no es algo que haga apropósito. Cuando se da cuenta de que lo ha hecho, no siente el malestar que le han dicho. En realidad, es como estar parado contra una puerta que se sacude, algo tan sutil y mecánico que a veces olvida hasta que siente esa pequeña sacudida. Otras veces despierta y su instinto está a su lado, terriblemente dominante. Entonces, murmura secretos sutiles que hablan sobre esas sensaciones que se enrollan en su vientre y pecho, como una fuerza que lo atrae y suelta, un pulso constante e iterativo que se hace más fuerte por la noche, donde danza y presiona como un cosquilleo en la piel y se transforma en imágenes vivas en sus sueños.
Ella lo observa con ternura, pero no le insiste para que saque a la luz sus aprensiones. Izuku ya tiene demasiados problemas en su cabeza y obligarlo a resolver todo en un solo día es cruel e injusto. – Traeré lo que me pediste…- murmura antes de irse.
Las siguientes horas Izuku termina de trabajar y se refugia junto con Kota a la sombra de los edificios y antes de que puedan darse cuenta pueden dar por terminado el día y retornar con suficientes horas de luz a su refugio.
Por el camino Kota se adelanta para que puedan llegar al granero porque está aburrido y quiere jugar con la lagartija que esconde en su bolsillo. Izuku lo regaña, llamándolo hasta que logra alcanzarlo a unos cuantos metros del granero, donde ambos se detienen abruptamente al encontrar a Masaru junto con su séquito de guardias y ayudantes.
Izuku inclina la cabeza a modo de saludo, con la esperanza de dejarlos atrás, pero una chica castaña de rostro amable saluda animadamente a Kota haciendo que el niño se apegue a sus piernas impidiéndole que pueda seguir caminando. Masaru se ríe ligeramente mientras uno de los peones trae dos caballos blancos y otro trae consigo la montura para uno de ellos.
- ¿Día ocupado? – pregunta Masaru mientras recibe la montura para ensillar el mismo a su propio caballo.
Más Izuku tarda un poco en responder, porque esta es la primera vez que ve a Masaru hacer esto. Sin exagerar, cada silla pesa casi 30 kilos, peso que levanta por encima de la línea de sus hombros sin esfuerzo alguno, pero así como llega ese sobresalto su instinto lo reprende porque aquí no hay una regla “natural” que divida físicamente omegas de alfas. Sigue teniendo el mismo prejuicio que su padre y su propia gente, a pesar de que él también puede levantar ese peso y a veces más.
- Nada especial, estuve en los lavaderos señor. – responde Izuku incómodo. Intenta seguir adelante, pero Masaru lo detiene. El hombre observa cuidadosamente sus facciones y la vergüenza se asienta como un calor tibio en su cuello y mejillas. Es como si buscara algo, más sea lo que sea lo abandona esbozando una sonrisa reconfortante.
- Izuku, me han dicho que eres bastante diestro y quiero dar una vuelta por el alrededor del fuerte ¿Me acompañarías? – pregunta para luego subir a su caballo sin esperar por su respuesta. El otro peón se acerca por detrás de Izuku y le entrega las riendas del caballo. No puede negarse.
Los ojos verdes se desvían hacia el cachorro y antes de que pueda hablar con él para pedirle que se porte bien y lo espere, Masaru vuelve a insistir- Ella es Ochako, es una alfa de la manada de mi hijo, pero sabe bastante sobre niños, no te preocupes, ella lo cuidará. – dice con un tono que no admite negativas.
Izuku puede sentir otra ola de frustración venir, este desplante no es necesario, él sabe que no puede negarse, sólo le preocupa que Kota se asuste y comience a llorar, más contra todo pronóstico Kota abandona su escondite y saluda a la chica con los brazos cruzados, al tiempo que adopta esa mirada que ahora entiende que significa.
– Muchas gracias por la invitación. – dice al mismo tiempo que suelta la rienda, luego le entrega a Kota el atado con sus ropas lavadas para poder apretar sus hombros tal y como hacía su padre para consolarlo.
Masaru se tensa con cierta incredulidad porque piensa que va a rechazarlo, más cuando ve como reconforta al cachorro, algo en él se llena de duda. Es cierto que no está muy familiarizado con la cultura dagobense, pero es extraño ver que un omega repita el mismo gesto que su tribu hace con sus cachorros para decirle que se mantenga firme, aún más, el niño asiente reconociendo la señal sin que se medie palabra, como si pudieran comunicarse sólo con los ojos que necesitan del otro.
- Es un hermoso espécimen – halaga Izuku liberando un poco de sus feromonas para presentarse al caballo. La yegua se anima con su olor y abre sus fauces para memorizarlo. Es la primera vez que está directamente frente a los caballos de Masaru, porque sólo uno de sus compañeros hace ese trabajo, Nirengeki.
El rostro de la Matriarca se ilumina con ese orgullo elegante que lo caracteriza - Su nombre es Touma, y ella es Batbayar, la matriarca de su manada.
Izuku observa el porta imperioso del caballo, sus ojos serenos pero atentos y ciertamente es una criatura especial. Su aura es limpia, casi difuminando su silueta en el aire, pero no puede seguir admirándola cuando todavía esperan que monte el caballo. Una vez arriba, Masaru inmediatamente dirige el camino sin que nadie más de su guardia los siga. “Esto es una prueba”, dice una voz en su cabeza y su omega salta al frente para dirigir el torrente de emociones que agitan el corazón de Izuku, pero a lo largo del camino Masaru no dice mucho a medida que los acerca hacia la puerta oeste del fuerte, donde los soldados se apresuran a despejar el camino.
Están ahora en los mismos límites por los que se le permiten transitar y solo basta una mirada del hombre para que Izuku casi pierda todo el color de su rostro al tiempo que intuye lo que siguiente que le dirá.
– Si hubieras llevado al niño contigo a los túmulos, hubiera sido un problema bastante grave. – advierte mientras hace que Batbayar avance un par de metros por delante. – Junto a mí – ordena, pero antes de que Izuku pueda reaccionar, su propio caballo se mueve avanzando los metros que los separan donde un grupo de soldados armados se detiene para mirarlos con curiosidad.
Son un grupo de 6 hombres montados a caballos y con arcos. Preparados para disparar hasta 90 metros de distancia. El peliverde rápidamente intenta frenar al caballo, pero Touma ignora el tirón en su rienda y sigue avanzando hasta alcanzar a su verdadero amo. Nervioso, Izuku mira la puerta que están dejando atrás y de pronto está listo para bajar del caballo, pero antes de que pueda saltar ambas yeguas giran hasta quedar mirando hacia el sur, sin que nadie las dirija. Incrédulo Izuku jadea al tiempo que Masaru sonríe de la misma forma que hace el hijo y sólo por eso sabe que algo hará.
Un olor boscoso inundado de feromonas dominantes comienza a picar en la nariz de Izuku. Su omega se eriza agraviado por la orden, pero cede e Izuku inclina su cabeza con sumisión. – No sé quién fue el tonto que te dio la idea, pero tras mucho pensarlo no voy a impedir que vallas…Está dentro de los límites y a juzgar por las indagaciones que hiciste con tanta delicadeza ya sabes que es peligroso, incluso aquí donde todos nos temen.
Izuku abre la boca para hablar, pero es imposible, su omega le dice que no porque deben esperar a que el otro omega los autorice a hablar. El rostro de Masaru se suaviza, sus ojos avellanas se cierran al tanto que sus feromonas se diluyen y, entonces, Izuku puede relajar los músculos de su cuello y espalda.
- Ese era yo como líder y ahora voy a hablarte como madre. – continúa con un tono paternal, al tiempo que busca la mirada vidriosa de Izuku. – Mi yurta está disponible para todos, incluso los omegas dagobenses que no pertenecen todavía a la tribu. Si algo sucede a partir de ahora o si algo ha pasado y por alguna razón sentiste que no podías decírselo a nadie, este es un buen momento para que lo hagas…
La espalda de Izuku se yergue y casi se voltea a mirarlo, pero los ojos muertos de ese hombre se asoman por su mente, el sabor del vómito inunda su boca, se siente enfermo, humillado y sobre todo tiene miedo. “Nadie está de tu lado”, murmura una voz extraña y aunque le causa un escalofrío desagradable, Izuku no puede estar más de acuerdo con él. Si Masaru sabe lo que pasó, si él sabe y de verdad quisiera ayudarlo lo habría hecho sin una confirmación. No puede decirle, y se morirá con ese secreto.
El silencio se instaura entre ellos y eso es casi tan inquietante como los rumores, porque el silencio, a menudo, confirmar las suposiciones, pero esta es lo único que no querría para un omega jamás. Entonces, Izuku lo mira a los ojos afectado, pero con resolución. – Sólo palabras mi señor…Muchas palabras. No estoy acostumbrado porque nunca salía tanto de casa. – agrega y se sorprende de que esa verdad a medias sea suficiente para que el hombre abandone su treta, en cambio, parece que hay cierto alivio en su rostro y lástima. Él no quiere lástima.
“¿Palabras?” piensa Masaru, pero no porque le resulte extraño que un insulto pueda hacer que el rostro de alguien palidezca de esa forma, sino porque él esperaba que una madre y su bastardo ya estuvieran acostumbrados a escuchar ese tipo de desprecio, o cuando menos sabría cómo manejarlo. Más, de nada servirá si insiste y tira de ese hilo ahora, Izuku todavía necesita tiempo para confiar en él y todavía deben mostrarle más cosas de su cultura. Es preciso que vea con sus propios ojos y sin pretensiones, el mundo que le aguarda si decide incorporarse. Uno más esplendoroso que el de sus compañeros, si esos alfas no se retractan en sus intenciones de cortejo, antes de que termine la prueba.
- Somos omegas Izuku, las palabras es algo con lo que tendrás que aprender a lidiar siempre, especialmente los omegas como nosotros que podemos imponernos con nuestro olor. – dice en tono compresivo, pero Izuku lo observa sin entender. – Tus feromonas, son fuertes ¿No te has dado cuenta? – inquiere con una mirada incrédula y hasta cierto punto enternecida- ¿Por qué piensas que los caballos beligerantes te respetan?
- Servicio – murmura y el omega mayor comienza a reír.
- ¿Quién te dijo eso? ¿Tu madre? No hay un solo caballo salvaje que se someta por servicio Izuku…
- Pero el olor…- comienza a decir y entonces lo termina de entender, el mismo acaba de vivirlo ¿Es por eso por lo que dejó que trabajara en las caballerizas? Y como si sus pensamientos estuvieran escritos en su rostro, Masaru lo observa invitándolo a decir sus pensamientos en voz alta – Podemos hacer eso.
- Podemos hacer lo mismo. – confirma Masaru y se deleita cuando los ojos grandes se mueven de un lado a otro mientras murmura rápido, cada idea y reflexión. No pudo tener más razón al imponerle esta prueba a Izuku. Él tiene virtudes de los tres dioses y sospecha que ya ha pasado por dos pruebas de espíritu.
La primera debió ser con la diosa Eutuken, cobijando al cachorro inesperado, luego la segunda debió ser impuesta por Erlik Khan, a través de Ulgen, y pronto, si sigue cultivándose como hasta ahora, Elle Maijima aparecerá tan problemático y enigmático como le gusta ser y hará falta que se prepare para eso o caerá de forma estrepitosa.
- Vas a quemarte ahí muchacho – dice Masaru cuando no parece que vaya a salir de su cabeza pronto. Los ojos verdes se abren con vergüenza, el color regresa un poco a sus mejillas, aunque todavía parece que sigue nervioso. – La próxima vez muchacho, habla conmigo sobre las cosas que vallas a hacer, a mi edad nos gustan cada vez menos las sorpresas…
Izuku asiente y traga saliva, de pronto, el peso del mundo cae sobre sus hombros y siente que realmente necesita ir a descansar, pero es irónico que Masaru reproche esta sorpresa, cuando técnicamente es un chasco que Katsuki orquestó. Ese alfa engreído ha sido una pesadilla desde que tuvo la mala suerte de encontrarlo ¿Qué le costaba una maldita advertencia? Después de todo él le dio la idea. Aunque, quizás debió suponer que sería así o entonces Katsuki no habría estado tan preocupado de que nadie supiera que fue a los túmulos…Lo que de nuevo trae a colación la misma duda ¿Tanta influencia tenía Katsuki? Porque está claro que alguien, entre los guardias o el encargado de los túmulos, dio aviso al alfa de su llegada para que lo encontrara. Más, habiendo superado el susto y comprendiendo el alcance esa jugada, ahora tiene algo con que chantajear a Katsuki, como intente ser un imbécil de nuevo.
- Supongo que fue estúpido. – le responde tratando de parecer más arrepentido que enojado.
- No, sólo fue temerario…- corrige Masaru de forma conciliadora. Quizás fue un susto demasiado grande, pero él ya ha demostrado que no es quien aparenta y debía recordarle quien tiene las riendas aquí. - Supongo que no estas acostumbrado a pedir permiso… ¿O me equivoco?
Entonces, el rostro de Izuku enrojece y Masaru enarca una ceja porque no esperaba tener una confirmación tan rápida. – En casa, era más fácil pedir perdón que pedir permiso. Mi padre trataba de retenerme todo el tiempo…
- Bueno, siendo honesto contigo muchacho, no puedo juzgarte demasiado, no era mucho más joven que tú cuando peleaba con mis padres para poder ir con todos los demás a las regiones del mar, pero nací con una tarea y un deber. Así que viajes tan largos nunca fueron una opción…
Midoriya entonces lo observa curioso por la dirección que tomó todo esto, sin embargo, ya no tiene energía para seguir pensando. Quizás sólo deba dejarlo hablar. – La vida es corta Izuku, pero no porque pocos llegan a la edad de Chiyo, sino porque hay cosas que sólo puedes hacer a cierta edad, luego tocan otras tareas, otras responsabilidades y tienes que hacerte cargo de ellas, a mi me hubiera gustado que me lo advirtieran antes.
- No creo entender.
- Me refiero a que me hubiera gustado saber que tenía opciones y que no pasaba nada malo por tomarlas. En ese tiempo, cuando me resigné a cumplir mi papel, asumí todo el peso de esa responsabilidad sólo y comencé a actuar como si no existiera nada más en la vida, pensaba que no podía hacer nada más y era…
- inquietante…- murmura Izuku porque, eso es lo que había sentido antes de todo esto. Era por eso, que concentró todos sus deseos en un solo anhelo, un alfa tan fuerte que no tuviera miedo de que Izuku quisiera un poco de eso para si mismo, para así llevar su nueva vida sin soltar a Kota. Ese día, cuando su madre murió, las cosas cambiaron y tuvo que aprender a ser fuerte y desde entonces no ha llorado una sola por Inko, porque su padre apenas podía mantenerse en pie y por dos semanas, se olvidó de que tenía hijos.
- Bueno, eso era antes y logré superarlo. No te deprimas por eso, yo aprendí a darle un lugar a cada cosa que me gusta hacer, como cabalgar.
- ¿Cabalgar? – pregunta sin creer que esté proponiendo una carrera.
- Hace tiempo que no he podido correr a destajo… ¿Una carrera a la puerta este? – pregunta, pero en realidad no le da tiempo de responder, Batbayar grita de emoción y galopa recto hacia el sur.
Izuku lo observa aturdido, pero espolea a Touma y el caballo emprende marcha tan rápido que el viento impulsa el cuerpo de Izuku hacia atrás. La resistencia del aire rasguña su ropa, mientras el aroma de azahar y vainilla de la matriarca lo alcanza en pequeñas ráfagas. Las emociones del hombre poco a poco van tomando forma en su mente y contagian de calma sus ánimos tormentosos. Sus manos se aferran a la brida mientras sus piernas se tensan alrededor de la montura y los estribos al tiempo que se inclina hacia adelante para cortar mejor el aire que lo detiene.
Por el horizonte el sol lucha por no extinguirse, enviando fuertes reflejos de luz blanca, pero Izuku en realidad no tiene que desviar al caballo, cerrar los ojos ni apagar el creciente deseo por alcanzarlo. Touma se dirige prácticamente solo, acostumbrado a estas travesías y arrebatos. El campo es basto y por primera vez en mucho tiempo puede ver la enorme extensión del bosque que rodea al río, como una silueta de formas irregulares y brumosas en la lejanía mientras el fuerte se expande con yurtas cada vez más alejados de sus murallas donde varias parejas se asuman a mirar a los caballos se cruzan súbitamente por el estrecho camino que separa esta distrito de las murallas de madera y piedra.
La vida sigue adelante, tan rápido que casi lo deja atrás. Tan rápido que apenas tiene tiempo de maniobrar al caballo y hacer que baje la velocidad cuando están tan cerca de la puerta este. Ambos jadean tras contener la respiración en la última vuelta, pero sólo Izuku siente un escalofrío cuando ve las puertas abrirse para recibirlo de vuelta a su realidad. Donde todavía está en el paso cero de las miles de paradas que le quedan por hacer.
Cuando se baja del caballo, devuelta en las caballerizas, lo hace con un nuevo conocimiento. Si quiere ganar este reto diseñado para que pierda, deberá desprenderse de todo lo que conoce y recuperar su dignidad. No tiene a donde ir y si el dice que puede hacer lo mismo que todos, es porque debe ser así. Hay una trampa en esas palabras, un mensaje oculto tras todo lo que ocurrió y el primer paso que debe hacer para entender lo que estas personas quieren de él, es aprender su cultura. Y tiene tantas preguntas, mañana al salir del trabajo, hará que Katsuki responda a cada una de ellas y entonces será el quien de un golpe en la mesa.
Pero, Katsuki eventualmente dejará de responder. En cuanto se dé cuenta de que Izuku se está preparando, seguramente intentará retenerlo, así que debe buscar otros caminos y elegir con cuidado cuáles serán las primeras preguntas que le hará al alfa. Estos nuevos guías, no puede ser Inasa, ni Nemuri, nadie que sea sospechoso, sino personas que encuentre de forma incidental en la calle, para que nadie pueda distinguir estas incursiones de su costumbre natural por querer saber cada cosa nueva que encuentra en su camino.
- Muchas gracias, mi señor – murmura agotado y hasta cierto punto hambriento. Masaru responde con una sonrisa y lo acompaña de vuelta al granero donde Kota corre para saludarlos con una manzana en la mano. Al fondo, la chica alfa ha preparado el brasero, encendió el fuego y colocó olla con agua. Sobre los barriles vacíos hay una canasta con algo de comida que no le permiten agradecer. Se van y sin fanfarrias, llevándose sus intenciones pero dejando abierta la invitación para ser parte de ese mundo.
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El Espíritu Hiperbóreo: El bosque
"Las raíces profundas permanecen intocadas por la escarcha"
(John R. R. Tolkien).
El alma germánica y el bosque son la misma cosa: el bosque mitológico, que contrasta el espléndido aislamiento del hombre en su soledad contra la infinitud de la Naturaleza. Sólo esa clase de alma podría tener en su idioma una palabra tal como Waldeinsamkeit —"la soledad del bosque"—, del mismo modo como uno de los pasajes más conmovedores de la literatura occidental es la escena de Pascua de Resurrección en el Fausto de Goethe: "Una incomprensible y dulce añoranza / me llevó a vagar por bosques y praderas, / y entre miles de tibias lágrimas / sentí un mundo surgir para mí" (Primera parte, I).
La nórdica "nostalgia por los bosques; la misteriosa compasión, el inefable sentido de abandono", "el susurro de los bosques, un encanto que ningún poeta Clásico jamás sintió, continúa con sus secretas preguntas: ¿De dónde?, ¿Hacia dónde?".
El bosque, tan vigorizante y bautismal, impregnado de aquellos ecos de Goethe que reverberan la lírica tristeza del magnánimo solitario (Fausto), roto su contemplativo esplendor (del bosque) sólo por un ocasional vapor de rayos de Sol, como "irregulares motas de luz que juegan en su volumen lleno de sombra".
En efecto, si Dios hizo al Hombre a su imagen, uno puede decir que la Naturaleza tuvo algo que aportar, y añadió tres elementos suyos propios: el Mar, la Piedra y, sobre todo, el Bosque. El mar, representando lo que es racional, claro, iluminado en el alma de un hombre; la piedra, para expresar su necesidad de dar forma a la Historia, la experiencia y la memoria. Pero más profundamente, el bosque, la oscuridad dentro del Hombre, una silenciosa convocatoria desde lo profundo dentro del murmullo de árboles que dan ocasión a que un hombre descubra su propia y auténtica voz.
El hombre clásico era el apolíneo, un individuo, una entidad estática, para quien la Historia es mitológica, anecdótica, siempre presente. Él es las ciudades-Estado, la vida pública, la vida política, dórica y euclidiana. El "ansioso y preocupado" hombre fáustico, por otra parte, que "floreció con el nacimiento del estilo románico", está por siempre tendiendo hacia algo y mirando hacia atrás; él es la profundidad de la perspectiva en la pintura, él es el irreprimible descubridor de continentes y el explorador de los suelos oceánicos. El hombre apolíneo "es la estatua desnuda; el fáustico, el Arte de la Fuga". En el arte, el primero son los calculados contornos; el segundo, la luz y la sombra. El apolíneo es Delfos, el Olimpo y el Elíseo; el fáustico es el Valhala, Avalon y el Grial. El apolíneo se ve a sí mismo en la epopeya homérica; el fáustico, en la de Galileo, la católica y la Protestante; este último está formado por las dinastías del período barroco, por la Beatriz de Dante, y por... Fausto.
El hombre fáustico es, en suma, el Bosque, "inquieto e insatisfecho", como un roble que "se agita más allá de su cima" o como un tilo, que entre el Sol y la sombra es "incorpóreo, ilimitado, espiritual".
En arquitectura, los grandes bosques de las llanuras del Norte —escribió Spengler— fueron la inspiración para las catedrales, con sus interiores mezclados con una luz misteriosa, "el interminable, solitario y crepuscular bosque... el anhelo secreto de todas las formas de edificación occidental". En su obra Le Genie du Christianisme, el escritor francés del siglo XIX Chateaubriand atribuyó el desarrollo de las catedrales góticas a la adoración bajo arcos de árboles. El historiador francés del arte sagrado Emile Mâle, evocando la relación dramática de aquella arquitectura con las obras de la Naturaleza, escribió que "la catedral, como la llanura o el bosque, tiene atmósfera y perfume, esplendor y crepúsculo... y penumbra".
El Bosque es música clásica: está Sigfrido —el héroe que nunca conoció el miedo—, nacido en el bosque y muerto en él, cuyo glorioso viaje al Rin en el primer Acto del Götterdämmerung (de Wagner) parece hacer entrar al oyente, capa tras capa, profundamente en un mundo negro como boca de lobo de lealtades de clan, lazos de sangre, suelo y semilla, todo dentro de un cavernoso laberinto del bosque. (...)
Incluso la forma de un órgano de iglesia, cuya invención es uno de los capítulos más conmovedores en la historia de la música occidental, es, escribe Spengler, "una historia de una añoranza del Bosque, un deseo de hablar en el lenguaje de aquel verdadero templo del alma occidental".
El bosque es literatura: Para el profundamente espiritual poeta bohemio-austriaco Rainer Maria Rilke, Dios no debía ser encontrado en la pintura, la escultura, o en los iconos, sino viviendo en los oscuros bosques, ni ser retratado "con lapislázuli ni con oro, sino con un color hecho de corteza de manzano". En su hermoso Das Stunden-Buch (El Libro de las Horas), Rilke escribe a Dios en una serie de cartas de amor: "A menudo te imagino, tus ininterrumpidas cascadas en muchas formas. Tú corres como una manada de ciervos luminosos y yo soy oscuro. Yo soy bosque".
En cuanto a viajes interiores en busca de refugio —ya sea ideológico o puramente emocional—, ¿quién puede olvidar la cautivadora primera estrofa del Infierno de Dante: "En el medio del camino de nuestra vida / me encontré en una selva oscura / por haberme apartado del camino recto"?.
«La "raza" celto-germánica es la de más fuerte voluntad que jamás viera el mundo. Pero este "Yo quiero" —¡Yo quiero!—, que llena hasta los bordes el alma faústica en el pensamiento, la acción y la conducta, despertaba la conciencia de la absoluta soledad del Yo en el espacio infinito».
(Oswald Spengler).
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11 de agosto de 2021..
Hoje meu coração parou,
Congelou por alguns instantes,
Aqueles terríveis olhos me cercam a
Medida que eu tento chegar o mais longe possível.
O repudio em meus olhos, reletem marcas em meu corpo, o cheiro , o som os gritos de uma menina perdida, em um mundo onde a maldade é crueldade de um único homem foi capas de destruir a única coisa que sobrou da sua inocência, a sua fé em acreditar, a sua esperança de um lugar melhor , o seu medo de andar , pois em cada esquina o mal te olha e você não é capas de ver, mas, a inconsistência de uma menina se tornou o refugio mais bonito de alguém que ainda tem esperança de ver todas essas feridas e marcas indo embora , porque no fundo seu coração aperta, mais, a sua vontade de esquecer supera até seu pior medo.
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Mugre - Wos
Wos ( Valentín Oliva) Rapero argentino, cuyos inicios se remontan al año 2012 en batallas de freestyle presentándose en el quinto escalón donde resultó campeón nacional en 2016, y posteriormente convirtiéndose en campeón argentino en la Batalla de Gallos de Red Bull, realizada en el Luna Park en agosto de 2018, conocido por sus rimas completas, su característica voz y un Flow atípico e impecable, después de sus diferentes triunfos en el mundo de la improvisación y las influencias musicales que trae de su familia, Wos en 2019 lanza su primer álbum de estudio titulado ”Caravana” con temas reconocidos como “Canguro” y “ Melón vino ” un disco que navega entre distintos sonidos como rap, rock, trap y funk mostrando una faceta experimental e innovadora de Wos y Valentín resaltando en cada letra su lucha por los derechos humanos, el amor, la amistad y la vida, definiendo su estilo musical y visual debido a que los videoclips del álbum cuentan con una excelente producción, edición y una corrección de color que acompaña al sonido y la letra haciendo de caravana una obra de arte de principio a fin.
En mayo de 2020 lanzo su primer EP “Tres puntos suspensivos” mostrando en el sus más profundos sentimientos y de una u otra forma abriendo camino a su ultimo trabajo “Mugre” tema del cual estaré compartiendo mi análisis y punto de vista.
Mugre es un equilibrio perfecto entre letra, música/sonido y video que llega a nosotros para llevarnos a una retroflexión de nuestros miedos mas profundos.
Después de unos sonidos celestiales y con Wos tumbado en un prado seco comienza el primer verso:
Hay angustias que te dejan esquelético No se calman ni con tandas de analgésicos So let it go, que esta vez no es hipotético Y si no soltás la mierda vas a terminar colérico Y entiendo que estés cansado
La vida es como estar encerrados en una sala de escape donde cada acertijo resuelto nos conduce a otro más complicado hasta que la angustia llega y nos abarrota las esperanzas de salir, Wos nos sumerge en esta obra hablándonos directa e íntimamente a la cara sugiriéndonos que soltemos nuestras angustias porque de lo contrario llegara el punto donde no se encuentre cura al dolor y terminemos esqueléticos o enfermos por dentro, nos resalta en el verso que no es algo hipotético si no real y por ende debemos hacernos cargo de lo que sentimos, comentando que entiende nuestra situación y sabe que estamos cansados porque el también esta en la misma sala de escape, lo que nos lleva a los siguientes renglones:
Hay veces que el no presente es una cuestión que aturde Pasando del remordimiento de un hecho pasado Al futuro que es un pozo plagado de incertidumbre
En una época en donde a la salud mental se le esta comenzando a brindar la atención que siempre ha necesitado, llega Valentín y nos resume en palabras poéticas uno de los trastornos mas comunes: la ansiedad y depresión, que todos hemos experimentado en diversas etapas de la vida pero de una manera controlable en comparación a las más de 200 millones de personas que padecen y luchan diariamente contra este desorden, que consiste en estar atrapados en un pasado sintiéndose perpetuamente culpable y llevándonos a sentirnos perdidos en un futuro que no ofrece nada contrario a dudas e inseguridades, hurtando entonces la oportunidad de vivir en el presente y llenando nuestra vida de problemas que ya sucedieron y generando miedos de que dichos problemas vuelvan a repetirse en un futuro, tal vez Wos lo relata de esa forma porque es un sentimiento que encuentra familiar o quizá busca colocarse en la piel de los que viven aturdidos por la ansiedad o depresión continua. Después de concienciar con el oyente, Wos entra a hablar de el mismo en la canción:
Me ofrecieron mucho por cumplir con el perfil de imbécil Y aunque tanto no me alejo, elijo lo difícil Eso me conduce a cierta parálisis Bardo afuera y bardo adentro, doble crisis
Nos cuenta que le han ofrecido mucho, tal vez aquí habla de dinero, fama o una vida supuestamente resuelta a cambio de cumplir con el perfil de imbécil lo que puede ser una referencia a convertirse en un objeto superficial que es manipulado con el fin de satisfacer a un publico objetivo. también dice que el no se aleja mucho de ese perfil mas sin embargo elije lo difícil, diciendo así que su interés realmente es escribir una historia duradera y disfrutar de lo que hace, pero eso lo conduce a tener parálisis pues hacer arte por amor nos lleva a conocer muy de cerca a nuestro lado mas sensible, por ultimo afirma que vive una doble crisis batallando con los problemas que lleva dentro y los dilemas que tiene el mundo exterior. Con una voz un poco más impetuosa y arrastrando su cuerpo en el pastizal wosito sigue el primer verso:
Ya no hago análisis Estoy cortando los cartones de la bici Juego con lo poco estable de mi psiquis Pero todo va a estar bien, así que take it easy
Expresa que las cosas en su mente no van muy bien por ende se dedica a jugar con lo poco estable que aun habita en su cabeza pero lo hace de manera responsable y afirmando que todo va estar bien, bajo control. Después de levantarse y con un bombo entrando en la música nos dice:
Mi alma se pone fea cuando el día amanece Y el sol pregunta a gritos: "¿hoy qué vas a hacer?" Vuelvo a encontrar refugio donde todo oscurece Y mis vergüenzas bailan sin que vos las puedas ver
Sobre esta rima tengo dos opiniones un poco divergentes, primero creo que remonta el tema anterior sobre la ansiedad haciendo énfasis en que el alma pierde su encanto cuando es un nuevo día y el sol parece reclamar que estamos haciendo hoy para cambiar nuestro futuro y el único refugio seguro ante esa situación es nuestra habitación u ocultar lo que sentimos en ese lugar donde nadie ve, donde somos solo nosotros con nuestras vergüenzas. También se puede entender como el desgaste emocional que genera el mundo desgarrador en el que vivimos, donde todos a nuestro alrededor parecen estar ganando la carrera y el sol y la sociedad nos pregunta a gritos que estamos haciendo para ser igual o mejor al otro, hasta que logra encerrarnos en la oscuridad donde habita la tranquilidad. Wos logra adentrarnos más en la canción cuando dando pasos sobre el pasto comienza a tocar su piel mientras grita:
Este es mi flash, así nomás, ¿y qué más da si no les llega a todos? Eso que les encanta es una trampa para bobos Analizan las palabras, en algún lugar los jodo No saben que no hay un qué si antes no existe un cómo
De manera casi desesperada cuenta que ese es su flash, su forma de ver las cosas y que no le afecta mucho si todos no logran entender su mensaje, diciendo que eso que tanto les gusta a las personas quizá refiriéndose a la música plástica, genérica y vacía de contenido que mas vende en la actualidad es solo una trampa para bobos. Termina expresando que antes de existir un qué debe de ir un cómo, una frase sencilla pero con un significado intenso dando a entender que quienes analizan lo que el hace no entienden la profundidad de sus palabras porque no las sienten. Preparando nuestro oído para el estribillo, la voz toma fuerza sobre unos sonidos misteriosos:
Peco de acudir al ego Y yo me inventé un lugar pa' aportarle magia al juego Hacés siempre lo mismo, gil, te faltan huevos No hables de identidad cuando te encasillás por miedo
Una de las líneas más directas manifestando que peca de buscar al ego, creyéndose a si mismo un ser majestuosamente desigual en la sociedad tanto que se ha inventado un lugar para brindarle magia al juego, trayendo a la escena un sonido diverso y contundente y desde ese punto esta cuestionando a los demás porque no se atreven a nada distinto y se encasillan por miedo a ser criticados por un publico maleducado que nada les ofrece. Lastimosamente esa es la realidad de muchos artistas “reconocidos” del hoy que divulgan la identidad y el ser únicos cuando ni ellos mismos lo son. Aunque más allá de referirse a un aspecto musical creo que encierra a todos los que no se atreven a salir de su zona de confort independientemente de su área. Con una batería entrando de manera potente junto con una guitarra, vemos como el ambiente del video cambia por completo de blanco y negro a color, con Wos acercándose al fuego y explotando en el estribillo:
Perdido en la muchedumbre Entre sueños que te aturden En la calma que se pudre Tu carne es incertidumbre Esperanza que se pudre No dejes que sea costumbre El vivir entre la mugre, mugre Ese brillo que te cubre, una capa que se pudre
El protagonista se percibe perdido en la multitud como muchos de nosotros, aturdido por sueños o visiones que llevan a que su carne o cuerpo sea una bolsa llena de preguntas trascendiendo a asesinar las esperanzas, pero termina diciendo que no debemos de acostumbrarnos a esa sensación de vivir entre la mugre que nos roba el brillo que todos tenemos, y nos hace la invitación a entrar al bosque, a enfrentar nuestra propio temor y la suciedad en la que habitamos constantemente. Después de un estribillo con un sonido muy inclinado al rock llega el segundo verso teniendo similitud con el primero, una voz apacible y entonada:
Miro para arriba, cae pánico Lluvia en mi cara, tipo pálido Quiero ser mágico como ese conejo Que está corriendo atrás de tu reflejo, ¿no lo ves? Uno, dos, tres, un bucle de estrés que nos atrapa
Aunque la letra de mugre esta sujeta a diferentes interpretaciones, creo yo que mirar para arriba es con el objetivo de encontrar respuestas de un ser supremo o hacerlo por el simple hecho de olvidar el suelo y los problema que tenemos en el momento, pero también afirma que ver arriba es obtener pánico en lugar de respuestas lo que puede sumar miedos nuevos a la lista, quizá por esa razón expresa que quiere ser como un conejo mágico o una especie de alucinación o tal vez Wos esta viendo algo que el resto de personas aun no han logrado observar. Para terminar habla de un bucle de tres que nos atrapa puede ser pasado, presente y futuro o en defecto alma, cuerpo y espíritu debido a que siempre estaremos atrapados en el espacio- tiempo y la materia que nos conforma. Llegando a un punto climático de la canción prosigue el segundo verso:
Silencios que aprietan la garganta Palabras encriptadas, cae el hampa A la verdad no puedo hacerle trampa
Este fragmento de la canción se complementa de manera exacta con los fotogramas que aparecen en el video, pues cuenta que hay un silencio que lo enmudece y unas palabras que no logra descifrar fácilmente pero posterior a eso dice que en ese momento cae el hampa, cuando Wos dentro del bosque se encuentra con un sujeto que lleva ropa muy similar a el y un símbolo marcado en el pecho ( símbolo que aparece a lo largo de la canción), tal vez ese es el hampa, su parte oscura, sus miedos más profundos por ende cuando se ven frente a frente es imposible hacerle trampa, es hora de enfrentarlo, de hablar y descifrar las palabras que por mucho tiempo han estado encriptadas. Viendo de cerca a la piedra o mejor dicho a su yo más convexo la voz de Wos parece tener tintes de discusión:
Entré fuerte, así como un trago de aguardiente Y te hablo claro hasta con la faca entre los diente' En este tramo no me lleva la corriente Todo lo que derramo es lo que emano de mi vientre
Acercándose cada vez mas con desconfianza pero seguro de si mismo sigue cantando que entro fuerte como un trago, referenciando a que decidió conectar con su interior pero de una manera no apacible si no determinante, hablando claro y sin temores, dejando atrás todo aquello que apretaba su garganta, podemos ver tanto en el video como en la letra y la música que ya esta en el centro y que conociendo su propia oscuridad ya ninguna corriente puede arrastrarlo, ni en su vida personal ni en el ambiente musical y nos confirma lo anterior cuando dice que todo lo que derrama es lo que emana de su vientre, queriendo decir que su arte y su trabajo lo toma de manera personal que no cuenta nada que no haya vivido, ni sentido.
Y hablar de mí me suena raro No puedo dormir cuando afuera llueven mil palos, eh El humo que nos venden sale cada vez más caro Nadie se hace cargo del ruido de esos disparos
Termina el segundo verso expresando que hablar de el le parece extraño, tal vez por el concepto del que trata la canción o porque comúnmente su mensaje no tiende a ser narcisista, dice que no puede dormir porque afuera hay mil problemas rondando mientras que el humo o las mentiras que venden los gobernantes cada vez afectan de manera mas cruel a la población y que el mundo cada día parece tener menos humanidad y los disparos son la herramienta para silenciar al que quiere cambiar lo impuesto, pero aun en medio de todo nadie se hace cargo de la decadencia en la que vivimos como sociedad, las ultimas palabras antes de comenzar nuevamente con el estribillo nos muestran la esencia de Wos y la voz que siempre ha usado para hablar de problemáticas sociales, dejando claro que encarar al miedo es lo único que nos llevara a conocer la luz y la verdad.
Conclusiones
El video es una especie de película resumida en 4:23 minutos con una historia bien pensada donde cada detalle, plano y color transmiten un mensaje, se evidencian referencias a la realidad y la ficción que como seres humanos debemos atravesar. Musicalmente sigue el sonido que caracteriza el estilo de Wos, batería muy marcada en el estribillo, percusión y sintetizadores dando toques muy pequeños y prolongados pero importantes para ambientar , la aparición de las diferentes guitarras y con unos coros espectaculares a final le dan una riqueza distinta a la canción. Llevando al tema a algo más allá de lo común hasta convertirla en una obra de arte planeada y sin relleno innecesario.
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Venho me perguntando frequentemente do por que ainda continuar aqui, mesmo fumando todos os dias, bebendo tudo que consigo quando da. pergunto Quando realmente irei conseguir paz interior.-’’sei bem que não se consegui exatamente dessa forma que faço mas... ‘’. Costumava fazer poemas , descrever como me sentia, como foi o meu dia e etc...do que adianta se o problema vivi em mim ? nunca bastou coloca-lo em um papel qualquer que automaticamente se suja com minhas lagrimas de fraqueza .eu não consigo lidar com o meu fracasso mental , não consigo lidar com as consequências que ocorrem quando acho que Cheguei a encontrar um refugio que seja paciente o suficiente para lidar com toda essa ‘’coisa’’ que chamo de mente. cheguei numa conclusão que sou viciada no nada, sou viciada na tristeza de me sentir insuficiente,totalmente controlada pelo medo de perder o pouco tempo que para mim é totalmente valioso, e percebi que existem pessoas como eu por ai, pessoas que são controladas pelo desejo de sentir o mesmo porem que querem lutar com todas das forças para não cair de novo nos mesmo ciclos .Tudo que querem é encontrar o bem em sí mesmos e nas pessoas que as cercão. Quando a tristeza me invade eu gosto de chegar ao clímax, eu choro como se fosse o ultimo adeus , sempre como se fosse a ultima vez. Me sinto tão pobre de espírito que as vezes desejo morrer . Eu não suporto perder partes de mim que deposito em pessoas que sempre se vão, ah poucas vezes que quero algo bom, algo que eu mesma tenha chegado a ter uma quase certeza que ela poderia vir a me salvar. Os mesmos pensamentos me invadem quando me vejo só, onde eu mesma tampo minha própria voz com as mesmas mãos que passeavam por vários caminhos que pareciam nunca ter um fim concreto. Estou exausta e mesmo nova me sinto velha. Minha alto piedade vem me invadindo de uma forma que não consigo controlar com muita facilidade. não entendo a forma engenhosa que encontro de sempre me ver culpada das coisas que não sou, da forma que mesmo estando certa tendo a encontrar motivos para que as pessoas que eu vejo como anjos continuarem tendo aquele lindo papel , sempre prefiro sujar minhas próprias mãos com a sujeira de que talvez o motivo seja eu ser completamente insuportável . Eu já tive sim pensamentos futuros, grandes sonhos , grandes ambições também, onde tudo que eu enxergava era literalmente o sentimento de querer viver !.Mas então eu me conheci melhor, mudei vários pensamentos, muitos foram arrancados de mim, tive a obrigação de mudar. O mundo não era mais para pequenas crianças que a alegria de viver se resumiam em meros sonhos falidos na visão do mundo.Hoje em dia tudo que eu gostaria de arrancar de dentro de mim seria.o sentimento de ser esperançosa, eu literalmente não tenho outro desejo, talvez sem isso eu finalmente caísse no meu inferno particular onde pessoas não seriam nada além do mais podre fedor do desespero, onde enfim eu tiraria minha capa da covardia e pularia em um lindo mar de agulhas. encontraria a gloria de morrer sem arrependimentos, sem casos inacabados e sem vidas jogadas na escuridão pela minha pequena e trágica partida, Eu felizmente seria livre para não me prender em coisas que só enxergo hoje em dia como um abuso da minha própria lealdade e bondade.Me tornei meu próprio pesadelo, me tornei tola quando se trata de amar, me tornei intolerante quando se trata de confiança, me tornei frágil quando se trata de um adeus, me tornei vulnerável quando se trata de saudade, me tornei inconsequente quando se trata de ter cuidado em mim mesma, me tornei covarde quando se trata de amar, me tornei louca quando se trata de viver e infelizmente me tonei invejosa quando se trata de morrer.
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Hijos del este
El libro perdido
Capítulo 20: Los túmulos de Carbón
Un nuevo concilio de matriarcas se reúne en torno a una mesa repleta de libros y pergaminos atiborrados con una lista interminable de nombres y apellidos, anclados entre sí a través de ramas y troncos cada vez más amplios. Cada línea es un matrimonio y cada punto representa los hijos vivos o muertos que forman el inmenso árbol de sangre que cuenta los orígenes de estos omegas.
– De acuerdo con el registro familiar Bakugo, –relata Masaru– Mahoro difundió “Los cuentos de los hijos del este” por las regiones aliadas de la estepa. La historia oficial relata que fue descendiente de un Kodama y que partió desde algún lugar de Dagoba sin dejar descendencia. Pero la verdad es que ella tuvo hermanos que desconocían sus orígenes nómades. Al parecer buscaban protegerlos del imperio.
– ¿Cuántas generaciones puede haber en 500 años? ¿10 o 15? Si hay sangre nómada sin diluir por la región significa que tienen más derechos del que podemos darles ahora–advierte Shinya y ante lo dicho, Masaru lo observa un largo momento, más no agrega nada al respecto.
– Aún más ¿De cuántas personas estamos hablando Masaru? – pregunta Mirai.
– Eso es muy variable para un solo descendiente, estaríamos hablando entre 1.000 a 32.000 personas, en el peor de los casos serían una población equivalente a 3 poblados de esta región.
– Es decir, todos los omegas que tomamos por la zona podrían tener ascendencia.
– Podrían, pero hasta ahora ninguno tiene ascendencia aparente, lo cual me resultó mucho más extraño. Así que mandé a realizar una línea de vida de la región para saber si con eso podía entender el por qué. – agrega Masaru dándole la señal a su ayudante para que entregue a las matriarcas un pergamino con la historia de los acontecimientos más importantes de la región.
– ¿Y podemos estar seguros de que no tienen sangre nómada? – pregunta Shinya. –Está claro que no habrían podido usar su nombre real.
– Esa ha sido la mayor interrogante que mi casa ha intentado dilucidar por siglos. No se creía posible que algún sobreviviente hubiera encontrado refugio aquí mismo, por la persecución que hubo después. Pero los conocimientos de Mahoro eran saberes que solo un omega de los Bakugo podía conocer, y en ese tiempo solo había un Omega en mi casa: Gogo Bakugou, un medio hermano de mi ancestro, el khan. Más aún si él sobrevivió y se escondió en estas tierras dejando descendencia ¿Cómo saber quiénes son? Muchos han buscado textos o claves secretas en la carta para encontrar a esos hijos perdidos, pero yo creo que quizás el enfoque está errado.
–No creo entender. –murmura Mirai.
– Creo que no estaba destinado que los Bakugo encontrarán esa línea de sangre, sino al revés, porque el propio documento da a entender que dichos hermanos estaban preparados para el regreso de Mahoro o el de sus descendientes…
Entonces Masaru toma el libro más grande que estaba sobre la mesa, para enseñárselos a las matriarcas. Este era el famoso Libro perdido de los Hijos del Este, un texto antiguo y mutágeno en cuyas páginas estaba registrado con delicado afán el mayor logro de los omegas Bakugo, la reconstrucción de la historia y cultura de los Hijos del este junto con una parte de los misterios de la diosa Eutuken.
Por generaciones, cada omega Bakugo trabajó por siglos y siglos, recopilando los testimonios de los supervivientes de la guerra, con la esperanza de entender qué sucedió y recuperar parte de los conocimientos en puericultura que alguna vez cimentó la extinta Yuei. Pero luego de que se cumplieran 100 años de la guerra, nadie creyó posible que se pudiera recuperar nada nuevo y en medio de esa desesperanza el libro recuperó su vida cuando sus páginas imperecederas registraron los cuentos, fábulas, y tradiciones que la Ilustre Mahoro devolvió a su tribu, valiéndose tan sólo de su memoria y las representaciones bordadas en capas y tapices de lana tejidas por su misteriosa madre Kodama.
Hoy, gracias a ella saben que el libro está destinado a cambiar, cómo cambian las necesidades de los hombres en las estaciones del año y que no es responsabilidad de uno sino de todos hacer crecer sus conocimientos en los cuidados de los omegas y betas mujeres que gestan cachorros.
Por eso, el libro siempre va vestido de pieles rojas, para honrar la sangre de los vientres creadores de vida, y lleva estampados de oro para recordar los atardeceres dorados de las dunas del desierto, dónde la tribu del rigor del sur rescató a los pocos supervivientes de la guerra. El lomo siempre recio, registra el número de la generación Bakugo responsable de su edición y se tiñe con franjas negras para honrar el lomo de los caballos que los acompañan en toda su vida. Dentro, la página estaba separada por una pluma negra jaspeada, y ante la expectación de todos en la yurta, Masaru leyó lo que su ancestro dejó hace unos 500 años atrás.
“Yo fui favorecida por mis padres para continuar con su legado, más nunca me he sentido satisfecha por ese honor en tanto piense sobre aquellos que dejé esperando por el regreso de la tercera hermana. Mi mente vaga y lamenta que ni siquiera un hijo de mi vientre pueda volver a nuestro campo fértil, a conocer mi casa destartalada sobre cimientos fuertes, donde mis 2 hermanos y los hijos de sus hijos esperarán por siempre para cumplir la promesa hospitalaria que en su lecho de muerte mi padre hizo jurar…Ojalá el tiempo no borre las estampas que mi madre se afanó tanto en enseñar, porque solo así la diluida sangre sabrá reconocer su verdadero origen”
– ¿Estampas? ¿Está hablando de un emblema? – Dicen casi al unísono Shinya y Mirai, con cierto tono de aprensión.
– Es lo que pensé, pero entonces ya habrían mostrado ese emblema, como hicieron los hijos de mercaderes. Ellos tienen emblemas familiares, pero no son emblemas nómadas, ni su fecha de creación se acerca al siglo en que Mahoro nació. Así que he estado pensando que quizás es menos evidente, como una tradición poco común en la región que delate su ascendencia, y eso es lo que he estado buscando desde hace días.
Entonces Shinya revisa el documento con los acontecimientos de la región, pero se detiene en los pasajes que relatan los accidentes de la zona, dónde las palabras combustión e incendio, se repiten con tanta frecuencia que es evidente a simple vista. Con la mano llama a una de las ayudantes y le pide un mapa.
– En todo caso, – vuelve a decir Masaru tras un largo rato de silencio – si dichos descendientes existieran, la sangre nómada sólo perdura hasta 10 generaciones atrás, y sin un emblema familiar que demuestre que heredaron la voluntad de sus padres para unirse a la tribu, no hay forma de que puedan exigir incorporarse mediante las pruebas de adultez, las cuales solo pueden tomar si una manada adopta al postulante…
– Así que no hay riesgo de que Izuku pueda ingresar por sí mismo a la tribu si resultara tener esa ascendencia. – reflexiona Mirai. – Pero, eso sigue sin resolver el problema mayor, los idiotas Yoarashi le dieron un trabajo a la omega…
– Ahí es cuando te pido que tengas más fe en mí. Créeme que no estaba contento cuando el padre de Inasa vino a suavizar mi juicio, ni estaba mejor cuando su hijo llegó aquí para pedirme que no me interpusiera…
– ¿Entonces?
– Me di cuenta de que no era posible negarme a la petición. Lo queramos o no, Izuku está haciéndose un nombre entre nuestra gente y todos estarán atentos a él. Eso me hizo pensar en la imagen que podemos y estamos proyectando con esta prueba. Por ahora únicamente somos jueces…Pero necesito que esa vista se amplíe a todos los horizontes posibles donde nuestras acciones sean visibles.
– Los Dagobenses. – murmura Mirai.
– Así es, ellos ya saben que podríamos haber matado a más personas durante la guerra e incluso saben que pudimos tomar más tributos. Pero no lo hicimos y eso los confundió, ahora, lo que hagamos con Izuku nos permitirá limpiar aún más la imagen de “Salvajes” que tenemos. Nuestra misericordia los hará dudar y nos permitirá fortalecer los enlaces futuros.
– Rebajará las tensiones entre los poblados más grandes, saber que un omega soltero como Izuku vive libre dentro de la capital, aunque sea por un corto tiempo, pero no confío en él...
– No tienes que confiar en él Mirai, de hecho, es preferible que nunca confíes en él, para que no perdamos la perspectiva. Y necesito tu ayuda Shinya, quiero que trabajes la confianza del cachorro, sin que su madre se dé cuenta por el momento y yo me encargaré de Izuku.
Mirai tararea con los ojos cerrados, imaginando cada escenario posible, pero sigue siendo un escenario demasiado brumoso a sus ojos. –Hay demasiadas telarañas en todo esto, necesito limpiarlas así que ¿Supongo que no les molestará que mueva más mis hilos?
– Puedes hacerlo Mirai, en tanto nadie pueda decir que provino de las matriarcas y siempre y cuando no interfiera conmigo.
Shinya se levanta de la mesa y observa el mapa, luego marca entre los diversos poblados los lugares donde los incendios ocurrieron llamando la atención de todos en el lugar. – desde hace poco más de 100 años, los incendios de la región ocurrieron en Zonas pobladas aledañas a las barracas de soldados, desde el sur hacia el norte…
– ¿Pero esa no es la época en que llegaron los primeros espías?
– Los Takami llegaron por esas fechas, pero, aunque no fueron los únicos en emprender esa misión si fueron los únicos sobrevivientes…
– El imperio los mató.
– La sociedad de Dagoba los mató… En esos años, fue un error enviar omegas cómo espías porque aquí la familia es lo único que puede protegerlos del abuso de sus líderes, sin eso terminan como prostitutas o en un matrimonio concertado arbitrariamente…El último Hijo del este está en la capital, pero ha pasado casi una década desde la última vez que se contactó con nadie de la tribu así que es muy posible que se haya rendido…Dudo que alguna vez se atreva a volver.
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Izuku no puede recordar la última vez que sintió esa clase de dolor en sus huesos durante una jornada de trabajo, pero supone que es algo esperable tras la mala alimentación y el prolongado encierro en las jaulas. Incluso, considera tolerable que lo traten igual que a cualquier otro peón beta, o que no esperen a que termine su parte antes de iniciar un descanso, ni tampoco es demasiado remilgado para comer con todos los demás la carne picante o los mismos alimentos que tienen tantos ingredientes que casi no puede reconocer que está comiendo. Pero sí le molesta que durante todo el día hablen únicamente en su idioma natal para excluirlo.
Han repetido tantas veces las palabras omeya gadaad mirando en su dirección que ya sabe que eso significa omega extranjero, sin embargo, aunque esto es infinitamente mejor a que lo llamen ramera, es un desazón que al final del día tampoco se despidan de él.
– Gin, Midoriya. –llama de pronto su jefe. –Vayan al primer potrero y preséntense con el Khan Tsunagu.
El Beta abre los ojos y berrea frases en su idioma con profundo desagrado mientras apunta hacia Izuku. No quiere ir con él, pero antes de que el jefe pueda responder, comienza a caminar para hacer la tarea discutiendo sólo.
–Si te da problemas me lo haces saber, Midoriya. –espeta su Jefe negando con su cabeza. – Ten cuidado, los garañones de Tsunagu Hakamada son de sangre caliente igual que los caballos Bakugo. Se comportan mejor, pero diablos uno nunca sabe con caballos de ese temperamento…
– Si señor…– se despide Izuku y entonces se va corriendo para alcanzar a Gin.
Cuando llegan al corral grande no hay nadie ahí todavía, excepto por un par de caballos castaños, así que Izuku decide adelantarse, comenzando a perfumar a los caballos más mansos que no se intimidaron con su presencia. Gin se cruza de brazos enojado cuando no encuentra nada que hacer, pero mientras ambos están en eso, el Khan del Oeste llega en compañía de dos soldados, discutiendo algo sin dar instrucciones inmediatamente.
– Pronto tendré que viajar al norte también, así que pedí que Izuku viniera ya que es el único peón que no ha tenido problemas con ninguno de los caballos salvajes. –informa Tsunagu a sus hombres. –Por ahora solo se presentará con Faiba, Tordo, Nozomi e Ulgen, pero, Ulgen debe salir al último, no sabemos como pueda reaccionar a Izuku tras el incidente ¡Ey! – grita de pronto cuando justamente Ulgen sale disparado desde su caballeriza, hacia los dos peones.
Gin jadea cuando ve al enorme semental correr hacia ellos y se cubre la cabeza, Izuku retrocede solo un paso estirando las manos y el caballo comienza a saltar a su alrededor, relincha suavemente y retrocede dando golpes con un casco sobre el piso. Sus orejas sin embargo no están tensas, sino relajadas, una de ellas apunta hacia Tsunagu y sus hombres que miran alterados la escena.
El Khan jadea cuando el caballo se queda tranquilo acercándose suavemente hacia Izuku, para luego unir suavemente su cabeza con la frente de la omega, en un acto de reconocimiento y plena confianza. Pero entonces, Midoriya hace lo más estúpido que alguien podría hacer con un caballo así: agacharse a un costado estando demasiado cerca de sus poderosas patas. Ulgen bufa y tuerce su cabeza para mirar fijamente a Izuku con incredulidad, mientras le habla través de su piel “Estas muy cerca de mis cascos, si no tienes cuidado te haré daño con ellas”, es lo que intenta comunicar con su mirada profunda y antigua, pero Izuku sonríe suavemente, toma su quijada y lo acaricia mientras lo impregna con su olor. “Ya no te tengo miedo” le dice Izuku en cambio y luego le pide permiso para montarlo a pelo. El semental se queda quieto y se deja conducir devuelta a su caballeriza, donde se queda tranquilo esperando a que lo llamen.
– Hijo de puta – murmura Gin con la boca abierta, una vez que Izuku regresa. – Casi me cago en los pantalones. – espeta y el Khan se altera ante el lenguaje vulgar.
– Él no estaba enojado, – dice Izuku encogiéndose levemente por el regaño. –Nos observó todo el tiempo desde que nos vio llegar.
– ¡Otra de esas Dagobense y juro por los dioses que te asesinaré yo mismo! ¿Cómo no se te ocurrió decirme que estaba suelto?
– No estoy de acuerdo con el lenguaje, pero Joven Izuku, no puede acercarse de esa forma a un caballo como Ulgen, más todavía si no se conocen.
– Pero yo lo he visto varias veces esta semana y no está enojado por lo que paso– informa, pero, a juzgar por su rostro, el Khan parece profundamente contrariado, entonces Izuku se explica mejor. –Traen a Ulgen cada dos días para que vea a Kora, la yegua que esta esperando a su hijo…Y yo he estado ahí, vigilándolos. Ya me conoce y se entusiasma cuando me ve…
– Kora. –murmura Tsunagu y ahora todo le hace sentido, aunque le hubiera gustado tener una advertencia. –Comenzarás a venir aquí todas las tardes en tus turnos, necesito que estos caballos se habitúen a tu presencia porque yo viajaré al Norte y no quiero que se estresen de golpe cuando no me vean demasiado aquí, pero también atenderás los caballos de la familia Bakugo, ya que no tienen suficiente tiempo para pasearlos, Tordo y Ulgen están a tu cuidado, y Gin se encargará del resto que son más mansos.
– Si señor. – responden ambos al unísono.
Entonces se pasan el resto de la jornada perfumando a los caballos de Tsunagu mientras Gin mira a Izuku con renovado respeto. Normalmente no le da dos miradas en el día a la omega, a pesar de que es verdad que los caballos se vuelven infinitamente más dóciles con su presencia. Pero, no quiso venir con él porque el olor omega puede provocar respuestas muy positivas o muy negativas en los caballos salvajes de la estepa, así que pensó que se meterían en problemas. Sin embargo, de haber prestado más atención en su compañero de trabajo, se habría dado cuenta de que Izuku tiene un control excepcional con sus feromonas, además es muy intuitivo, baja o aumenta la potencia de su olor según como responde el caballo, lo que los ayuda a relajarlos y avanzar más rápido en los pasos de reconocimiento, terminando justo a la hora precisa para que puedan irse a casa.
– Adiós Midoriya. –dice Gin con voz golpeada e Izuku lo mira en silencio antes de sonreír y despedirse animadamente hasta que el otro se va perdiéndose en la lejanía.
En el cielo, aún quedan un par de horas de luz, pero todavía corre de vuelta a su refugio, donde Kota está esperándolo. El niño sonríe cuando lo ve llegar y le muestra lo que hizo mientras estaba esperándolo en el granero. Tiene agua limpia en varios baldes, la olla y las verduras listas para que pueda empezar a cocinar la cena. Con sus manos pequeñas tira de la ropa de Izuku y lo conduce hacia el fondo para mostrarle el nido que comenzó a armar sobre un montón de paja limpia e Izuku le desordena el cabello juguetonamente, con una mirada llena de orgullo.
– Eres un bebé más grande ahora. –le dice y Kota se cruza de brazos enfurruñado con las orejas rojas de vergüenza.
– No soy un bebé…Arriba había más cosas, pero no pude bajarlas. – murmura con decepción e Izuku asiente para luego subir a su nuevo refugio, para tomar un poco de arroz.
Hace pocos días atrás Inasa le cedió la buhardilla del granero. Es un espacio poco acogedor, pero útil, delimitado por murallas de tablas polvorientas y un acceso cubierto por una sábana roída. Para llegar ahí tienen que usar una escalera, pero es lo suficientemente amplio para esconder sus pertenencias y las reservas de invierno. Abajo, instaló un pequeño bracero con un trípode donde cuelgan una olla manchada con hollín.
Izuku se estira por última vez antes de subir y recuperar algo de arroz, luego regresa para seguir picando las verduras antes de arrojarlas al agua una vez que las primeras burbujas aparecen. Luego, cuando ya todo está listo, se sientan frente al fuego a vigilar el cocimiento mientras le pregunta a Kota si practicó las letras que le enseño ayer. El niño salta en su lugar y corre a buscar una tabla llena de garabatos que se parecen a las letras del alfabeto que le mostró, pero Izuku todavía besa su cabello enmarañado y alaba cada pequeño logro.
Y mientras tanto, el olor nutritivo de la sopa se potencia y cuando todo está blando, Izuku agrega un huevo para enriquecer la comida, ignorando las quejas de Kota porque otra vez están comiendo sopa con huevo.
– No seas remilgoso, además, ayer comimos Kiritanpo relleno– regaña, sin que el enojo llegue a su rostro, entonces Kota gime enfadado, cubriéndose con una manta que roba del nido e Izuku lo aplasta con su cuerpo en represalia. Kota lo empuja a un lado y entonces discuten sobre lo brutos que son el uno con el otro, fingiendo en perfecta coordinación que el hijo de la Gran Khan no está presente.
Izuku de todo corazón espera que se valla pronto porque no está listo para hacer frente a ese tipo de vergüenza. La última vez, dejó mucho de su olor para que los dueños de las yeguas supieran que alguien más estaba cuidándolas, pero hacer eso para muchas personas, era muy diferente a que accidentalmente todo terminara dirigido a un solo alfa…Inasa nunca fue muy claro sobre a quién pertenecían las yeguas y ahora que lo sabe, lo hace ponerse nervioso. Toda la vida le dijeron que los omegas solo liberan su olor para atraer alfas y espera que Katsuki no se haya tomado a mal su atrevimiento.
Bakugo, por su parte, comienza a guardar sus cosas en silencio y, cuando los escucha discutir, le echa un breve vistazo al nido miserable que tiene en frente, formado tan sólo por mantas hechas de retazos y una alfombra rota puesta sobre un montón de paja… Eso era lo que las manos heridas de Izuku obtuvieron cómo recompensa tras una semana limpiando corrales y arrastrando sacos de grano. Sin embargo, no pudo sentir lastima. Izuku había decidido no emparejarse a pesar de las consecuencias y esto era solo una pizca del verdadero infierno que es no pertenecer a una comunidad.
En el último tiempo, Katsuki ha podido observarlos más de cerca y a raíz de eso sospecha que Izuku en realidad no sabe qué es estar solo, absolutamente sin nadie a quien pedir ayuda. Increíblemente, aun siendo madre sin pareja, había mantenido cierta protección en su seno familiar.
Entonces, esa es la mayor lección que se supone tiene que aprender, la de valerse por sí mismo y hallar el camino solo. Pero, el bracero encendido, con la comida caliente que humea dentro de la olla pequeña, la muda de ropa lavada que cuelga en lo alto sobre un cordel y los murmullos del Omega que comienza a enseñar el alfabeto de la lengua común a su cachorro, no es la imagen derrotada y lastimosa que las matriarcas esperan.
Katsuki jamás sentirá lastima por alguien que se levanta sin importar lo que pase, y por extraño que parezca lo hace sentirse orgulloso de él, más no puede evitar preguntarse cómo fueron los padres de Izuku porque ¿Qué le dices a una persona, precisamente a un omega dagobense, para que crezca fuerte y sin miedo a adaptarse con quiénes son diferentes a él? ¿De dónde viene ese impulso?
Ahora que los ve reír y comenzar a comer en silencio, se da cuenta que Izuku no negó emparejarse sólo por odio, desafío o rencor, como seguramente piensa Mirai…en realidad, sólo está siendo fiel a sí mismo. Los omegas cómo Izuku no esperan que otros les digan que hacer, ellos siempre dan un pie al frente, aún más, conservar su libertad es la única manera en que puede mantener el legado de su familia.
El alfa entonces se quita la capa y la dobla, luego camina hacia los dagobenses echando un vistazo al cuenco con monedas que está en el mismo barril de siempre. Entorna los ojos cuando nota que el dinero sigue ahí acumulando polvo, luego, cuando vuelve a centrarse en Izuku, éste lo mira con desconfianza, abrazando protectoramente al cachorro porque nunca se acerca a esta parte del granero.
– Acepta la capa Deku. – ordena observando directamente a los ojos verdes y lentamente Izuku relaja los brazos alrededor de Kota pero no lo suelta del todo. Su rostro se frunce y Katsuki casi puede oír los pensamientos atropellados en la mente del otro.
– ¿Qué quieres a cambio? No tengo dinero para una prenda así.
– No quiero tu dinero. –responde a pesar de que sabe bien que Izuku insistirá en eso después. –Pero mañana por la noche ve al ingreso este del pueblo y pregunta por Momo, es una mujer alfa, muy alta de cabello negro, rostro fino, pómulos altos... Cuando la veas dile que yo te envíe a pedir trabajo.
Los ojos de Izuku se oscurecen con aprensión, al tiempo que su olor se arisca súbitamente “Si se atreve a insinuar que dormiré con él por una capa…”– ¿Un trabajo de noche? – espeta sin bajar la vista.
– Vas a ser un celador de los túmulos de carbón. Hay una carpa pequeña y una fogata, pero necesitaras una capa gruesa para capear el frío, luego me pagarás.
“¿Celador? ¿Quiere que trabaje cómo un vigilante?” se pregunta Izuku, y entonces recuerda las formas blancas y brumosas que se asuman por encima del relieve del bosque cada cierto tiempo junto con los depósitos de madera que se acumulan en las afueras del fuerte…
– ¿Eso es el humo que a veces se ve en el bosque?
– Sí. Sólo toma un turno y prueba… ella no se negará, a nadie le gusta ese trabajo y no hace falta que arrastres contigo al mocoso, puede quedarse durmiendo aquí.
– ¿Porque me dices esto? Masaru es tu padre.
– Es cierto, pero yo te traje aquí y en parte soy responsable de tu destino...estoy dándote el beneficio de la duda. Quiero ver qué puedes hacer hasta la próxima primavera... Considéralo una apuesta o capricho, me da igual.
Izuku lo mira sin estar seguro de entender, pero sería estúpido no aceptar al menos la capa. Su vista se desvía brevemente hacia sus manos llenas de costras y luego piensa en lo difícil que es tratar con los mercaderes del pueblo. Al paso que va, le tomara mucho tiempo conseguir los metros de tela suficientes para hacer una prenda así, además, con cada día que pasa, las noches son más frías y necesitarán con que cobijarse en el futuro. Ya pensará en como pagar.
Cuando Katsuki se va y se despierta temprano esa mañana, Izuku lo hace sabiendo que no puede tomar ese trabajo. Está en un área peligrosamente gris de los límites que Masaru le dijo, incluso si Katsuki fue quien le dice que puede tomarlo. Por su parte, las labores en las caballerizas se hacen menos pesadas con el paso de los días así que por un tiempo se conforma con eso, hasta que sus manos vuelven a picar y llenarse de costras.
Intenta recuperar ingredientes para hacer un ungüento, pero el proceso es demasiado lento y solo parece tener resultado cuando deja de lavar ropa al volumen en que lo hacía antes. Aún más, cuando se toma estos descansos, el dinero también baja e inevitablemente tiene que reconsiderar tomar el trabajo de noche.
Debe haber una buena razón para que nadie lo quiera, pero, aunque hace preguntas de forma estratégica en distintos lugares, no encuentra ninguna razón válida, más que puede ser peligroso porque el carbón es valioso y por eso no es raro que haya ladrones esperando para robarlo.
Entonces se decide a hacerlo, al menos una vez y, cuando termina su turno, le pregunta a su patrón si puede usar el atizador de los braseros grandes que reparten por el patio, pero el hombre simplemente se encoge de hombros, le da igual para que lo quiere.
Cuando llega la noche e Inasa cierra la puerta principal, Izuku hace dormir a Kota y apaga las brasas de leña con agua, luego sale por la puerta secreta listo para iniciar esta nueva aventura. La segunda hora de la noche lo recibe fría y oscura, sin almas que vigilen el granero al tiempo que las sombras cercenan el paisaje con formas confusas. Pero logra salir sin que nadie lo siga y se escabulle por los pasadizos estrechos que hay entre las casas y talleres hasta que llega a la puerta este del fuerte.
Ahí, dos guardias vigilan la entrada con antorchas y nada más sospechan su presencia preparan la espada. – ¿Quién va? – grita el soldado hacia la figura encapuchada.
– Voy a los túmulos de carbón. –responde Izuku con duda, había olvidado a los vigías de las puertas. Los hombres lo dejan acercarse y se miran entre ellos cuando lo tienen cerca, pero no vuelven a pedir su nombre, en cambio, le abren la puerta. Ahí uno silva con dos dedos en la boca y a lo lejos, desde una fogata, otro responde con uno igual.
– Anda derecho por ahí. Justo hoy falta gente. – le dicen y él parte.
La luz de la luna es mezquina esta noche, pero consigue llegar sin tropezar o caerse, encontrándose con un hombre vestido con una capa y el rostro semicubierto con una capucha. –¿Quién eres? – pregunta gravemente- Es la primera vez que te veo por aquí.
Antes de responder, el ojiverde observa al hombre un momento para memorizar su rostro porque este es un alfa macho, no la mujer que Katsuki dijo que podría estar. –Soy Izuku Midoriya. – responde con sinceridad y el hombre frunce profundamente el ceño. –Katsuki Bakugo me envió a buscar trabajo. –agrega cuando se le ocurre que va a rechazarlo y ante la mención del alfa, el hombre se acerca más a la luz del fuego para poder mirarlo de cerca y por un momento es como si no supiera que hacer con él.
– De acuerdo. –dice al fin, tras un largo silencio y con eso lo conduce por el camino que serpentea por el bosque. –Es un trabajo peligroso, pero ya estás aquí y no es que me sobren voluntarios. No es algo fijo, se reserva para cualquiera. Si te dan un turno o no depende de las personas que lleguen aquí antes que tú, así que considera llegar a una hora prudente.
– Entiendo.
– Ahora, solo tienes que quedarte en el sector que te asigne. –le dice el hombre sacando algo desde el interior de su capa. –Sopla este cuerno si alguien se acerca y huye si es un ladrón, los soldados que patrullan el camino principal se encargarán del problema.
– ¿Ya han venido a robar?
– No, pero hay que ser cuidadosos. Hay un fogón para que puedas soportar la noche y también hay una carpa con una estera de paja para que te sientes en ella. Tu paga será un saco de carbón cuando cumplas 20 días de trabajo y 6 aleliros cada 10 días de trabajo…
– Disculpa, todavía tengo problemas en convertir el dinero nómade con las monedas de Dagoba.
– Perdón, fue mi error. Por 20 turnos de trabajo, se pagan 12 aleliros que es igual a 6 monedas de plata, entonces 6 aleliros son 3 monedas de plata…
Izuku casi se ahoga con su propia saliva cuando escucha el valor del sueldo mensual, “pero este no es un trabajo fijo”, se recuerda... Además, no es tanto más de lo que ganan sus compañeros en las caballerizas, aunque el esfuerzo por ganar esas monedas será infinitamente inferior y encima le darán carbón... ¡Debió presentarse antes!
De pronto quedan completamente a oscuras, el camino termina y solo queda el bosque que se alza silencioso.
- Estamos aquí, sigue derecho hasta que veas la luz del fogón, por la mañana unos peones te relevaran y te podrás ir…– informa el hombre tras apuntarle el camino, pero antes de que Izuku pueda irse le aclara algunas cosas. – No trabajo solo, Momo se presenta mañana en el mismo punto, y solemos turnarnos, pero ambos esperamos voluntarios hasta la media noche, así que nosotros llevaremos registro de los días que trabajes.
– Muchas gracias – le dice Izuku con una sonrisa, pero el alfa ya se está marchando y camina tan rápido que la capa hondea con gracia hacia atrás.
Entonces Izuku se queda solo en medio del bosque y ante las implicancias de eso, el miedo asoma por primera vez en la noche, con una mano fría. “No, no puedes acobardarte ahora”, se reprende, respira hondo y se aferra al atizador, caminando al frente para internarse en el bosque casi a ciegas. Las hojas crepitan bajo sus pies mientras pequeños grillos cantan a la noche baladas de coraje sin interrumpirse por la presencia del joven intruso. Y en medio de esas sombras el fuego asoma sus ascuas entre las siluetas del bosque, iluminando un pequeño claro. Entonces corre hacia él, deteniéndose en medio del túmulo que tiene una especie de chimenea sobresaliendo de la tierra. Ahí se queda de pie vigilando todo el alrededor en caso de que todo esto sea una trampa.
Sólo cuando le duelen los pies se sienta abrazando sus piernas, dejando el atizador a un costado mientras se concentra en calmar sus nervios con profundas respiraciones. Poco tiempo después se convence de que es obvio que nada, ni nadie está ahí y entonces se relaja adormecido por el calor de la fogata.
Está dormitando cuando las llamas se quejan y una hilera de cenizas al rojo vivo se eleva súbitamente, entonces se despierta con un escalofrío porque la noche comienza a helar marcando el halito de sus respiraciones. Con sus manos toma la capa para envolverse mejor con ella cubriendo su rostro con la capucha y entonces otro ruido resuena, pero ahora está lo suficientemente despierto para darse cuenta de que no proviene de la fogata si no del bosque…
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Hijos del este
El libro perdido
Capítulo 20: Los túmulos de Carbón
Un nuevo concilio de matriarcas se reúne en torno a una mesa repleta de libros y pergaminos atiborrados con una lista interminable de nombres y apellidos, anclados entre sí a través de ramas y troncos cada vez más amplios. Cada línea es un matrimonio y cada punto representa los hijos vivos o muertos que forman el inmenso árbol de sangre que cuenta los orígenes de estos omegas.
– De acuerdo con el registro familiar Bakugo, –relata Masaru– Mahoro difundió “Los cuentos de los hijos del este” por las regiones aliadas de la estepa. La historia oficial relata que fue descendiente de un Kodama y que partió desde algún lugar de Dagoba sin dejar descendencia. Pero la verdad es que ella tuvo hermanos que desconocían sus orígenes nómades. Al parecer buscaban protegerlos del imperio.
– ¿Cuántas generaciones puede haber en 500 años? ¿10 o 15? Si hay sangre nómada sin diluir por la región significa que tienen más derechos del que podemos darles ahora–advierte Shinya y ante lo dicho, Masaru lo observa un largo momento, más no agrega nada al respecto.
– Aún más ¿De cuántas personas estamos hablando Masaru? – pregunta Mirai.
– Eso es muy variable para un solo descendiente, estaríamos hablando entre 1.000 a 32.000 personas, en el peor de los casos serían una población equivalente a 3 poblados de esta región.
– Es decir, todos los omegas que tomamos por la zona podrían tener ascendencia.
– Podrían, pero hasta ahora ninguno tiene ascendencia aparente, lo cual me resultó mucho más extraño. Así que mandé a realizar una línea de vida de la región para saber si con eso podía entender el por qué. – agrega Masaru dándole la señal a su ayudante para que entregue a las matriarcas un pergamino con la historia de los acontecimientos más importantes de la región.
– ¿Y podemos estar seguros de que no tienen sangre nómada? – pregunta Shinya. –Está claro que no habrían podido usar su nombre real.
– Esa ha sido la mayor interrogante que mi casa ha intentado dilucidar por siglos. No se creía posible que algún sobreviviente hubiera encontrado refugio aquí mismo, por la persecución que hubo después. Pero los conocimientos de Mahoro eran saberes que solo un omega de los Bakugo podía conocer, y en ese tiempo solo había un Omega en mi casa: Gogo Bakugou, un medio hermano de mi ancestro, el khan. Más aún si él sobrevivió y se escondió en estas tierras dejando descendencia ¿Cómo saber quiénes son? Muchos han buscado textos o claves secretas en la carta para encontrar a esos hijos perdidos, pero yo creo que quizás el enfoque está errado.
–No creo entender. –murmura Mirai.
– Creo que no estaba destinado que los Bakugo encontrarán esa línea de sangre, sino al revés, porque el propio documento da a entender que dichos hermanos estaban preparados para el regreso de Mahoro o el de sus descendientes…
Entonces Masaru toma el libro más grande que estaba sobre la mesa, para enseñárselos a las matriarcas. Este era el famoso Libro perdido de los Hijos del Este, un texto antiguo y mutágeno en cuyas páginas estaba registrado con delicado afán el mayor logro de los omegas Bakugo, la reconstrucción de la historia y cultura de los Hijos del este junto con una parte de los misterios de la diosa Eutuken.
Por generaciones, cada omega Bakugo trabajó por siglos y siglos, recopilando los testimonios de los supervivientes de la guerra, con la esperanza de entender qué sucedió y recuperar parte de los conocimientos en puericultura que alguna vez cimentó la extinta Yuei. Pero luego de que se cumplieran 100 años de la guerra, nadie creyó posible que se pudiera recuperar nada nuevo y en medio de esa desesperanza el libro recuperó su vida cuando sus páginas imperecederas registraron los cuentos, fábulas, y tradiciones que la Ilustre Mahoro devolvió a su tribu, valiéndose tan sólo de su memoria y las representaciones bordadas en capas y tapices de lana tejidas por su misteriosa madre Kodama.
Hoy, gracias a ella saben que el libro está destinado a cambiar, cómo cambian las necesidades de los hombres en las estaciones del año y que no es responsabilidad de uno sino de todos hacer crecer sus conocimientos en los cuidados de los omegas y betas mujeres que gestan cachorros.
Por eso, el libro siempre va vestido de pieles rojas, para honrar la sangre de los vientres omegas, y lleva estampados de oro para recordar los atardeceres dorados de las dunas del desierto, dónde la tribu del rigor del sur rescató a los pocos supervivientes de la guerra. El lomo siempre recio, registra el número de la generación Bakugo responsable de su edición y se tiñe con franjas negras para honrar el lomo de los caballos que los acompañan en toda su vida. Dentro, la página estaba separada por una pluma negra jaspeada, y ante la expectación de todos en la yurta, Masaru leyó lo que su ancestro dejó hace unos 500 años atrás.
“Yo fui favorecida por mis padres para continuar con su legado, más nunca me he sentido satisfecha por ese honor en tanto piense sobre aquellos que dejé esperando por el regreso de la tercera hermana. Mi mente vaga y lamenta que ni siquiera un hijo de mi vientre pueda volver a nuestro campo fértil, a conocer mi casa destartalada sobre cimientos fuertes, donde mis 2 hermanos y los hijos de sus hijos esperarán por siempre para cumplir la promesa hospitalaria que en su lecho de muerte mi padre hizo jurar…Ojalá el tiempo no borre las estampas que mi madre se afanó tanto en enseñar, porque solo así la diluida sangre sabrá reconocer su verdadero origen”
– ¿Estampas? ¿Está hablando de un emblema? – Dicen casi al unísono Shinya y Mirai, con cierto tono de aprensión.
– Es lo que pensé, pero entonces ya habrían mostrado ese emblema, como hicieron los hijos de mercaderes. Ellos tienen emblemas familiares, pero no son emblemas nómadas, ni su fecha de creación se acerca al siglo en que Mahoro nació. Así que he estado pensando que quizás es menos evidente, como una tradición poco común en la región que delate su ascendencia, y eso es lo que he estado buscando desde hace días.
Entonces Shinya revisa el documento con los acontecimientos de la región, pero se detiene en los pasajes que relatan los accidentes de la zona, dónde las palabras combustión e incendio, se repiten con tanta frecuencia que es evidente a simple vista. Con la mano llama a una de las ayudantes y le pide un mapa.
– En todo caso, – vuelve a decir Masaru tras un largo rato de silencio – si dichos descendientes existieran, la sangre nómada sólo perdura hasta 10 generaciones atrás, y sin un emblema familiar que demuestre que heredaron la voluntad de sus padres para unirse a la tribu, no hay forma de que puedan exigir incorporarse mediante las pruebas de adultez, las cuales solo pueden tomar si una manada adopta al postulante…
– Así que no hay riesgo de que Izuku pueda ingresar por sí mismo a la tribu si resultara tener esa ascendencia. – reflexiona Mirai. – Pero, eso sigue sin resolver el problema mayor, los idiotas Yoarashi le dieron un trabajo a la omega…
– Ahí es cuando te pido que tengas más fe en mí. Créeme que no estaba contento cuando el padre de Inasa vino a suavizar mi juicio, ni estaba mejor cuando su hijo llegó aquí para pedirme que no me interpusiera…
– ¿Entonces?
– Me di cuenta de que no era posible negarme a la petición. Lo queramos o no, Izuku está haciéndose un nombre entre nuestra gente y todos estarán atentos a él. Eso me hizo pensar en la imagen que podemos y estamos proyectando con esta prueba. Por ahora únicamente somos jueces…Pero necesito que esa vista se amplíe a todos los horizontes posibles donde nuestras acciones sean visibles.
– Los Dagobenses. – murmura Mirai.
– Así es, ellos ya saben que podríamos haber matado a más personas durante la guerra e incluso saben que pudimos tomar más tributos. Pero no lo hicimos y eso los confundió, ahora, lo que hagamos con Izuku nos permitirá limpiar aún más la imagen de “Salvajes” que tenemos. Nuestra misericordia los hará dudar y nos permitirá fortalecer los enlaces futuros.
– Rebajará las tensiones entre los poblados más grandes, saber que un omega soltero como Izuku vive libre dentro de la capital, aunque sea por un corto tiempo, pero no confío en él...
– No tienes que confiar en él Mirai, de hecho, es preferible que nunca confíes en él, para que no perdamos la perspectiva. Y necesito tu ayuda Shinya, quiero que trabajes la confianza del cachorro, sin que su madre se dé cuenta por el momento y yo me encargaré de Izuku.
Mirai tararea con los ojos cerrados, imaginando cada escenario posible, pero sigue siendo un escenario demasiado brumoso a sus ojos. –Hay demasiadas telarañas en todo esto, necesito limpiarlas así que ¿Supongo que no les molestará que mueva más mis hilos?
– Puedes hacerlo Mirai, en tanto nadie pueda decir que provino de las matriarcas y siempre y cuando no interfiera conmigo.
Shinya se levanta de la mesa y observa el mapa, luego marca entre los diversos poblados los lugares donde los incendios ocurrieron llamando la atención de todos en el lugar. – desde hace poco más de 100 años, los incendios de la región ocurrieron en Zonas pobladas aledañas a las barracas de soldados, desde el sur hacia el norte…
– ¿Pero esa no es la época en que llegaron los primeros espías?
– Los Takami llegaron por esas fechas, pero, aunque no fueron los únicos en emprender esa misión si fueron los únicos sobrevivientes…
– El imperio los mató.
– La sociedad de Dagoba los mató… En esos años, fue un error enviar omegas cómo espías porque aquí la familia es lo único que puede protegerlos del abuso de sus líderes, sin eso terminan como prostitutas o en un matrimonio concertado arbitrariamente…El último Hijo del este está en la capital, pero ha pasado casi una década desde la última vez que se contactó con nadie de la tribu así que es muy posible que se haya rendido…Dudo que alguna vez se atreva a volver.
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Izuku no puede recordar la última vez que sintió esa clase de dolor en sus huesos en una jornada de trabajo, pero supone que es algo esperable tras la mala alimentación y el prolongado encierro en las jaulas. Incluso, considera tolerable que lo traten igual que a cualquier otro peón beta, o que no esperen a que termine su parte antes de iniciar un descanso, ni tampoco es demasiado remilgado para comer con todos los demás la carne picante o los mismos alimentos que tienen tantos ingredientes que casi no puede reconocer que está comiendo. Pero sí le molesta que durante todo el día hablen únicamente en su idioma natal para excluirlo.
Han repetido tantas veces las palabras omeya gadaad mirando en su dirección que ya sabe que eso significa omega extranjero, sin embargo, aunque esto es infinitamente mejor a que lo llamen ramera, es un desazón que al final del día tampoco se despidan de él.
– Gin, Midoriya. –berrea su jefe. –Vayan al primer potrero y preséntense con el Khan Tsunagu.
El Beta abre los ojos y berrea frases en su idioma con profundo desagrado mientras apunta hacia Izuku. No quiere ir con él, pero antes de que el jefe pueda responder, comienza a caminar para hacer la tarea discutiendo sólo.
–Si te da problemas me lo haces hacer, Midoriya. –espeta su Jefe negando con su cabeza. – Ten cuidado, los garañones de Tsunagu Hakamada son de sangre caliente igual que los caballos Bakugo. Se comportan mejor, pero diablos uno nunca sabe con caballos de ese temperamento…
– Si señor…– se despide Izuku y entonces se va corriendo para alcanzar a Gin.
Cuando llegan al corral grande no hay nadie ahí todavía, excepto por un par de caballos castaños, así que Izuku decide adelantarse, comenzando a perfumar a los caballos más mansos que no se intimidaron con su presencia. Gin se cruza de brazos enojado cuando no encuentra nada que hacer, pero mientras ambos están en eso, el Khan del Oeste llega en compañía de dos soldados, discutiendo algo sin dar instrucciones inmediatamente.
– Pronto tendré que viajar al norte también, así que pedí que Izuku viniera ya que es el único peón que no ha tenido problemas con ninguno de los caballos salvajes. –informa Tsunagu. –Por ahora solo se presentará con Faiba, Tordo, Nozomi e Ulgen, pero, Ulgen debe salir al último, no sabemos como pueda reaccionar a Izuku tras el incidente ¡Ey! – grita de pronto cuando justamente Ulgen sale disparado desde su caballeriza, hacia los dos peones.
Gin jadea cuando ve al enorme semental correr hacia ellos y se cubre la cabeza, Izuku retrocede solo un paso estirando las manos y el caballo comienza a saltar a su alrededor, relincha suavemente y retrocede dando golpes con un casco sobre el piso. Sus orejas sin embargo no están tensas, sino relajadas, una de ellas apunta hacia Tsunagu y sus hombres que miran alterados la escena.
El Khan jadea cuando el caballo se queda tranquilo acercándose suavemente hacia Izuku, para luego unir suavemente su cabeza con la frente de la omega, en un acto de reconocimiento y plena confianza. Pero entonces, Midoriya hace lo más estúpido que alguien podría hacer con un caballo así: agacharse a un costado estando demasiado cerca de sus poderosas patas. Ulgen bufa y tuerce su cabeza para mirar fijamente a Izuku con incredulidad, mientras le habla través de su piel “Estas muy cerca de mis cascos, si no tienes cuidado te haré daño con ellas”, es lo que intenta comunicar con su mirada profunda y antigua, pero Izuku sonríe suavemente, toma su quijada y lo acaricia mientras lo impregna con su olor. “Ya no te tengo miedo” le dice Izuku en cambio y luego le pide permiso para montarlo a pelo. El semental se queda quieto y se deja conducir devuelta a su caballeriza, donde se queda tranquilo esperando a que lo llamen.
– Hijo de puta – murmura Gin con la boca abierta, una vez que Izuku regresa. – Casi me cago en los pantalones. – espeta y el Khan se altera ante el lenguaje vulgar.
– Él no estaba enojado, – dice Izuku encogiéndose levemente por el regaño. –Nos observó todo el tiempo desde que nos vio llegar.
– ¡Otra de esas Dagobense y juro por los dioses que te asesinaré yo mismo! ¿Cómo no se te ocurrió decirme que estaba suelto?
– No estoy de acuerdo con el lenguaje, pero Joven Izuku, no puede acercarse de esa forma a un caballo como Ulgen, más todavía si no se conocen.
– Pero yo lo he visto varias veces esta semana y no está enojado por lo que paso– informa, pero, a juzgar por su rostro, el Khan parece profundamente contrariado, entonces Izuku se explica mejor. –Traen a Ulgen cada dos días para que vea a Kora, la yegua que esta esperando a su hijo…Y yo he estado ahí, vigilándolos. Ya me conoce y se entusiasma cuando me ve…
– Kora. –murmura Tsunagu y ahora todo le hace sentido, aunque le hubiera gustado tener una advertencia. –Comenzarás a venir aquí todas las tardes en tus turnos, necesito que estos caballos se habitúen a tu presencia porque yo viajaré al Norte y no quiero que se estresen de golpe cuando no me vean demasiado aquí, pero también atenderás los caballos de la familia Bakugo, ya que no tienen suficiente tiempo para pasearlos, Tordo y Ulgen están a tu cuidado, y Gin se encargará del resto que son más mansos.
– Si señor. – responden ambos al unísono.
Entonces se pasan el resto de la jornada perfumando a los caballos de Tsunagu mientras Gin mira a Izuku con renovado respeto. Normalmente no le da dos miradas en el día a la omega, a pesar de que es verdad que los caballos se vuelven infinitamente más dóciles con su presencia. Pero, no quiso venir con él porque el olor omega puede provocar respuestas muy positivas o muy negativas en los caballos salvajes de la estepa, así que pensó que se meterían en problemas. Sin embargo, de haber prestado más atención en su compañero de trabajo, se habría dado cuenta de que Izuku tiene un control excepcional con sus feromonas, además es muy intuitivo, baja o aumenta la potencia de su olor según como responde el caballo, lo que los ayuda a relajarlos y avanzar más rápido en los pasos de reconocimiento, terminando justo a la hora precisa para que puedan irse a casa.
– Adiós Midoriya. –dice Gin con voz golpeada e Izuku lo mira en silencio antes de sonreír y despedirse animadamente hasta que el otro se va perdiéndose en la lejanía.
En el cielo, aún quedan un par de horas de luz, pero todavía corre de vuelta a su refugio, donde Kota está esperándolo. El niño sonríe cuando lo ve llegar y le muestra lo que hizo mientras estaba esperándolo en el granero. Tiene agua limpia en varios baldes, la olla y las verduras listas para que pueda empezar a cocinar la cena. Con sus manos pequeñas tira de la ropa de Izuku y lo conduce hacia el fondo para mostrarle el nido que comenzó a armar sobre un montón de paja limpia e Izuku le desordena el cabello juguetonamente, con una mirada llena de orgullo.
– Eres un bebé más grande ahora. –le dice y Kota se cruza de brazos enfurruñado con las orejas rojas de vergüenza.
– No soy un bebé…Arriba había más cosas, pero no pude bajarlas. – murmura con decepción e Izuku asiente para luego subir a su nuevo refugio, para tomar un poco de arroz.
Hace pocos días atrás Inasa le cedió la buhardilla del granero. Es un espacio poco acogedor, pero útil, delimitado por murallas de tablas polvorientas y un acceso cubierto por una sábana roída. Para llegar ahí tienen que usar una escalera, pero es lo suficientemente amplio para esconder sus pertenencias y las reservas de invierno. Abajo, instaló un pequeño bracero con un trípode donde cuelgan una olla manchada con hollín.
Izuku se estira por última vez antes de recuperar algo de arroz y luego pica las verduras antes de arrojarlas al agua una vez que las primeras burbujas aparecen. Luego, cuando ya todo está listo, se sientan frente al fuego a vigilar el cocimiento mientras le pregunta a Kota si practicó las letras que le enseño ayer. El niño salta en su lugar y corre a buscar una tabla llena de garabatos que se parecen a las letras del alfabeto que le mostró, pero Izuku todavía besa su cabello enmarañado y alaba cada pequeño logro.
Y mientras tanto, el olor nutritivo de la sopa se potencia y cuando todo está blando, Izuku agrega un huevo para enriquecer la comida, ignorando las quejas de Kota porque otra vez están comiendo sopa con huevo.
– No seas remilgoso, además, ayer comimos Kiritanpo relleno– Kota gime enfadado, cubriéndose con una manta que roba del nido e Izuku lo aplasta con su cuerpo cansado. Kota lo empuja a un lado y entonces discuten sobre lo brutos que son el uno con el otro, fingiendo en perfecta coordinación que el hijo de la Gran Khan no está presente.
Izuku de todo corazón espera que se valla porque no está listo para hacer frente a ese tipo de vergüenza. La última vez, dejó mucho de su olor para que los dueños de las yeguas supieran que alguien más estaba cuidándolas, pero hacer eso para muchas personas, era muy diferente a que accidentalmente todo terminara dirigido a un solo alfa…Inasa nunca fue muy claro sobre a quién pertenecían las yeguas y ahora que lo sabe, lo hace ponerse nervioso. Toda la vida le dijeron que los omegas solo liberan su olor para atraer alfas y espera que Katsuki no se haya tomado a mal su atrevimiento.
Bakugo por su parte comienza a guardar sus cosas en silencio, y cuando los escucha discutir le hecho aun breve vistazo al nido miserable que tiene en frente, formado tan sólo por mantas hechas de retazos y una alfombra rota puesta sobre un montón de paja… Eso era lo que las manos heridas de Izuku obtuvieron cómo recompensa tras una semana limpiando corrales y arrastrando sacos de grano. Sin embargo, no pudo sentir lastima. Izuku había decidido no emparejarse a pesar de las consecuencias y esto era solo una pizca del verdadero infierno que es no pertenecer a una comunidad.
En el último tiempo, Katsuki ha podido observarlos más de cerca y raíz de eso la sospecha de que Izuku en realidad no sabe que es estar solo, absolutamente sin nadie a quien pedir ayuda. Increíblemente, aun siendo madre sin pareja, había mantenido cierta protección en su seno familiar.
Entonces, esa la mayor lección que se supone tiene que aprender, la de valerse por sí mismo y hallar el camino solo. Pero, el bracero encendido, con la comida caliente que humea dentro de la olla pequeña, la muda de ropa lavada que cuelga en lo alto sobre un cordel y los murmullos del Omega que comienza a enseñar el alfabeto de la lengua común a su cachorro, no es la imagen derrotada y lastimosa que las matriarcas esperan.
Katsuki jamás sentirá lastima por alguien que se levanta sin importar lo que pase, y por extraño que parezca lo hace sentirse orgulloso de él, más no puede evitar preguntarse cómo fueron los padres de Izuku ¿Qué le dices a una persona, precisamente a un omega dagobense, para que crezca fuerte y sin miedo a adaptarse con quiénes son diferentes a él? ¿De dónde viene ese impulso?
Ahora que los ve reír y comenzar a comer en silencio, se da cuenta que Izuku no negó emparejarse sólo por odio, desafío o rencor, como seguramente piensa Mirai…en realidad, sólo está siendo fiel a sí mismo. Los omegas cómo Izuku no esperan que otros les digan que hacer, ellos siempre dan un pie al frente, aún más, conservar su libertad es la única manera en que puede mantener el legado de su familia.
El alfa entonces se quita la capa y la dobla, luego camina hacia los dagobenses echando un vistazo al cuenco con monedas que está en el mismo barril de siempre. Entorna los ojos cuando nota que el dinero sigue ahí acumulando polvo, luego, cuando vuelve a centrarse en Izuku, éste lo mira con desconfianza, abrazando protectoramente al cachorro porque nunca se acerca a esta parte del granero.
– Acepta la capa Deku. – ordena observando directamente a los ojos verdes y lentamente Izuku relaja los brazos alrededor de Kota pero no lo suelta del todo. Su rostro se frunce y Katsuki casi puede oír los pensamientos atropellados en la mente del otro.
– ¿Qué quieres a cambio? No tengo dinero para una prenda así.
– No quiero tu dinero. –responde a pesar de que sabe bien que Izuku insistirá en de todas formas después. –Pero mañana por la noche ve al ingreso este del pueblo y pregunta por Momo, es una mujer alta de cabello negro, rostro fino, pómulos altos... Cuando la veas dile que yo te envíe a pedir trabajo.
Los ojos de Izuku se oscurecen con aprensión, al tiempo que su olor se arisca súbitamente “Si se atreve a insinuar que dormiré con él por una capa…”– ¿Un trabajo de noche? – espeta sin bajar la vista.
– Vas a ser un celador de los túmulos de carbón. Hay una carpa pequeña y una fogata, pero necesitaras una capa gruesa para capear el frío, luego me pagarás.
“¿Celador? ¿Cómo un vigilante?” se pregunta, y entonces recuerda las formas blancas y brumosas que se asuman por encima del relieve del bosque cada cierto tiempo y los depósitos de madera que se acumulan en las afueras del fuerte…
– ¿Eso es el humo que a veces se ve en el bosque?
– Sí. Sólo toma un turno y prueba… ella no se negará, a nadie le gusta ese trabajo y no hace falta que arrastres contigo al mocoso, puede quedarse durmiendo aquí.
– ¿Porque me dices esto? Masaru es tu padre.
– Es cierto, pero yo te traje aquí y en parte soy responsable de tu destino...estoy dándote el beneficio de la duda. Quiero ver qué puedes hacer hasta la próxima primavera... Considéralo una apuesta o capricho, me da igual.
Izuku lo mira sin estar seguro de entender, pero sería estúpido no aceptar al menos la capa. Su vista se desvía brevemente hacia sus manos llenas de costras y luego piensa en lo difícil que es tratar con los mercaderes del pueblo. Al paso que va, le tomara mucho tiempo conseguir los metros de tela suficientes para hacer una prenda así, además, con cada día que pasa, las noches son más frías y necesitarán con que cobijarse en el futuro. Ya pensará en como pagar.
Cuando Katsuki se va y se despierta temprano esa mañana, Izuku lo hace sabiendo que no puede tomar ese trabajo. Está en un área peligrosamente gris de los límites que Masaru le dijo, incluso si Katsuki fue quien le dice que puede tomarlo. Por su parte, las labores en las caballerizas se hacen menos pesadas con el paso de los días así que por un tiempo se conforma con eso, hasta que sus manos vuelven a picar y llenarse de costras.
Intenta recuperar ingredientes para hacer un ungüento, pero el proceso es demasiado lento y solo parece tener resultado cuando deja de lavar ropa al volumen en que lo hacía antes. Mas cuando se toma estos descansos, el dinero también baja e inevitablemente reconsidera tomar el trabajo de noche.
Debe haber una buena razón para que nadie lo quiera, pero, aunque hace preguntas de forma estratégica en distintos lugares, no encuentra ninguna razón válida, más que puede ser peligroso porque el carbón es valioso y por eso no es raro que haya ladrones esperando para robarlo.
Entonces se decide a hacerlo, al menos una vez y, cuando termina su turno, le pregunta a su patrón si puede usar el atizador de los braseros grandes que reparten por el patio, pero el hombre simplemente se encoge de hombros, le da igual para que lo quiere.
Cuando llega la noche e Inasa cierra la puerta principal, Izuku hace dormir a Kota y apaga las brasas de leña con agua, luego sale por la puerta secreta listo para iniciar esta nueva aventura. La noche lo recibe fría y oscura, sin almas que vigilen el granero al tiempo que las sombras cercenan el paisaje con formas confusas. Pero logra salir sin que nadie lo siga y se escabulle por los pasadizos estrechos que hay entre las casas y talleres hasta que llega a la puerta este del fuerte.
Ahí, dos guardias vigilan la entrada con antorchas y nada más sospechan su presencia preparan la espada. – ¿Quién va? – grita el soldado hacia la figura encapuchada.
– Voy a los túmulos de carbón. –responde Izuku con duda, había olvidado a los vigías de las puertas. Los hombres lo dejan acercarse y se miran entre ellos cuando lo tienen cerca, pero no vuelven a pedir su nombre, en cambio, le abren la puerta. Ahí uno silva con dos dedos en la boca y a lo lejos, desde una fogata, otro responde con uno igual.
– Anda derecho por ahí. Justo hoy falta gente. – le dicen y él parte.
La luz de la luna es mezquina esta noche, pero consigue llegar sin tropezar o caerse, encontrándose con un hombre vestido con una capa y el rostro semicubierto con una capucha. –¿Quién eres? – pregunta gravemente- Es la primera vez que te veo por aquí.
Antes de responder, el ojiverde observa al hombre un momento para memorizar su rostro porque este es un alfa macho, no la mujer que Katsuki dijo que podría estar. –Soy Izuku Midoriya. – responde con sinceridad y el hombre frunce profundamente el ceño. –Katsuki Bakugo me envió a buscar trabajo. –agrega cuando se le ocurre que va a rechazarlo y ante la mención del alfa, el hombre se acerca más a la luz del fuego para poder mirarlo de cerca y por un momento es como si no supiera que hacer con él.
– De acuerdo. –dice al fin, tras un largo silencio y con eso lo conduce por el camino que serpentea por el bosque. –Es un trabajo peligroso, pero ya estás aquí y no es que me sobren voluntarios. No es algo fijo, se reserva para cualquiera. Si te dan un turno o no depende de las personas que lleguen aquí antes que tú, así que considera llegar a una hora prudente.
– Entiendo.
– Ahora, solo tienes que quedarte en el sector que te asigne. –le dice el hombre sacando algo desde el interior de su capa– sopla este cuerno si alguien se acerca y huye si es un ladrón, los soldados que patrullan el camino principal se encargarán del problema.
– ¿Ya han venido a robar?
– No, pero hay que ser cuidadosos. Hay un fogón para que puedas soportar la noche y también hay una carpa con una estera de paja para que te sientes en ella. Tu paga será un saco de carbón cuando cumplas 20 días de trabajo y 6 aleliros cada 10 días de trabajo…
– Disculpa, todavía tengo problemas en convertir el dinero nómade con las monedas de Dagoba.
– Perdón, fue mi error. Por 20 turnos de trabajo, se pagan 12 aleliros que es igual a 6 monedas de plata, entonces 6 aleliros son 3 monedas de plata…
Izuku casi se ahoga con su propia saliva cuando escucha el valor del sueldo mensual, pero este no es un trabajo fijo…No es tanto más de lo que ganan sus compañeros en las caballerizas, pero el esfuerzo por ganar esas monedas será infinitamente inferior y encima le darán carbón. ¡Debió presentarse antes!
De pronto quedan completamente a oscuras, el camino termina y solo queda el bosque que se alza silencioso.
- Estamos aquí, sigue derecho hasta que veas la luz del fogón, por la mañana unos peones te relevaran y te podrás ir…– informa el hombre tras apuntarle el camino, pero antes de que Izuku pueda irse le aclara algunas cosas. – No trabajo solo, Momo se presenta mañana en el mismo punto, y solemos turnarnos, pero ambos esperamos voluntarios hasta la media noche, así que nosotros llevaremos registro de los días que trabajes.
– Muchas gracias – le dice Izuku con una sonrisa, pero el alfa ya se está marchando y camina tan rápido que la capa hondea con gracia hacia atrás.
Entonces Izuku se queda solo en medio del bosque y ante las implicancias de eso, el miedo asoma por primera vez en la noche, con una mano fría. “No, no puedes acobardarte ahora”, se reprende, respira hondo y se aferra al atizador, caminando al frente para internarse en el bosque casi a ciegas. Las hojas crepitan bajo sus pies mientras pequeños grillos cantan a la noche baladas de coraje sin interrumpirse por la presencia del joven intruso. Y en medio de esas sombras el fuego asoma sus ascuas entre las siluetas del bosque, iluminando un pequeño claro. Entonces corre hacia él, deteniéndose en medio del túmulo que tiene una especie de chimenea sobresaliendo de la tierra. Ahí se queda de pie vigilando todo el alrededor en caso de que todo esto sea una trampa.
Sólo cuando le duelen los pies se sienta abrazando sus piernas, dejando el atizador a un costado mientras se concentra en calmar sus nervios con profundas respiraciones, es obvio que nada ni nadie está ahí y pronto se relaja adormecido por el calor de la fogata.
Está dormitando cuando las llamas se quejan y una hilera de cenizas al rojo vivo se eleva súbitamente, entonces se despierta con un escalofrío porque la noche comienza a helar marcando el halito de sus respiraciones. Con sus manos toma la capa para envolverse mejor con ella cubriendo su rostro con la capucha y entonces otro ruido resuena, pero ahora está lo suficientemente despierto para darse cuenta de que no proviene de la fogata si no del bosque…
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Obra completa aquí, o hasta donde le llegado xD
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