Tumgik
#quién le puso ese nombre en serio
yukennico · 2 years
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reverieinter · 25 days
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— you can't hide your lying eyes, your smile is a thin disguise…...
Sábado 1 de junio de 2024. Milán, Italia.  17:45 de la tarde.
— ¡Lorenzo! — Con Bimbo sujeto en su brazo izquierdo, se acerca al amigo de la familia Lorenzo Acardi, a quien abraza con su extremidad libre. 
¿Quién es Lorenzo? Te preguntarás, ay, estimade aspirante podemos rebobinar un poco atrás. ¿Recuerdas Toledo? Lorenzo Accardi, doctor en leyes italiano y miembro de la Corte Internacional de Justicia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) visitó él mismo las instalaciones, para determinar quiénes estaban tras el ataque. ¿Te refrescamos ya la memoria? Continúemos. 
— ¡Piers! Il mio bel figlioccio — Animado, como siempre que se encuentra con el detective, le regresa el abrazo junto con una sonrisa. ¡Hasta se ha levantado de su asiento! Eso no ocurre muy seguido con el italiano, pero ¿qué más podía hacer? No veía a su ahijado prácticamente nunca. 
— ¡Qué bueno verte en mejores condiciones! Ay, trajiste mis pastelillos favoritos — Piers se sienta con confianza en su lugar, deja a can entre sus piernas y le acaricia las orejas — Bimbo también está feliz de volver a verte, siempre recuerda con cariño a su antiguo dueño. 
— ¡Mi Bimbo amado! Veo que lo estás cuidando bien, ¿por qué viajaste con él? ¿Están en una simulación? — El anciano levanta una de las comisuras de sus labios, mientras cruza sus piernas y muestra una postura mucho más relajada. Todo parecía encajar bien cuando estaba con el encantador Piers.
— Ajá, fallaron a un caso aburrido de Maximilian, así que los estoy ayudando a subir un poco sus puntos, son adorables, deben creer que de verdad se me perdería mi dulce bombón — Se ríe a carcajadas, demasiado fuerte para quien ha dejado a un grupo de estudiantes recorriendo milán, con vestuarios ridículos y bajo la lluvia. 
— ¿Escuchaste lo último de Maximilian? — El semblante del anciano se torna serio, sólo lo calla un par de segundos el sorbo de café. — Descubren a quién está dándole información a La Legión de Reverie — Toma una de las galletas sobre la mesa, como quien habla de la mala economía actual del país. 
— ¡Lo que me alegra! Ese grupo de rufianes hirieron a nuestros alumnos — Piers suelta indignado. Su mano izquierda acaricia al perro entre las orejas y la otra acerca la taza de café a sus labios y toma un sorbo. 
— Era un amigo de Seoyeon, se presume que ella le dio detalles de la misión y él los filtró. Ya lo dieron de baja, se llama, uhm, tengo su nombre en la punta de mi lengua 
— ¿No será Morgan Lloyd? — Pregunta Piers, es el único amigo de la profesora que recuerda y conoce. Al menos que le parezca lo suficientemente cercano.
— ¡Él! Su apellido es Lloyd, debe ser él. Dice Maximilian que con Genevieve revisaron todos los mensajes y correos de los profesores, y encontraron mensajes dudosos con este agente. Ya lo entregaron, está de baja e irá a juicio en los próximos días, no tendrán piedad con él — Suspira al final de su discurso, como quien lamentase el final de un oficial que ni siquiera conoce. 
— ¿Sucede algo, Lorenzo? ¿Le conocías de algún lado? Porque a mí no me genera ningún sentimiento, perdón, pero puso en peligro la integridad de un grupo de inocentes — Piers suena tan comprensivo como siempre, estira una de sus manos hasta la del miembro de la corte y le da un suave apretón. — Puedes contar conmigo si tienes algo que decir, prometo que lo que me digas no se lo diré a nadie. 
— Nada, solamente me recuerda a Reverie un poco — Lo mira a los ojos, se puede ver un poco de dolor en sus ojos. 
— ¿La agente Leroy? ¿Qué sucede con ella? — Comenta Piers con la duda patente en su mirada, quita su mano lentamente de su lugar cuando perro comienza a pedir bajarse de sus brazos. 
— Tiempo atrás, antes que te volvieras detective, tuvimos que esconderle una situación similar, me pregunto si Lloyd tendrá la misma suerte o podrá enfrentar la justicia.
Piers no lo ve a la cara cuando lo escucha, está dejando a Bimbo a su lado en el suelo. Pero a juzgar por su tono de voz, sabe que él estuvo detrás de eso. Lo conoce demasiado, son muchos años para que pueda esconder un secreto como eso.
— Estoy seguro que sea lo que sea que hicieras, pensaste que era lo correcto, Lorenzo 
— ¡Siempre sabes qué decir, eh! Por eso me gusta hablar contigo, anda, anda, cómete lo que te queda de galletas, las mandé a hornear para ti. ¡Y hay pastel también! Tenemos que celebrar que viniste a ver a este pobre viejo. 
— No eres ni pobre ni estás viejo, Lorenzo, ¿qué cosas dices? Debo llevarle algo a Samuel, ese tío sí que tiene un humor de puta madre. — Imita el falso acento al final y ambos ríen. 
Fuera. Al otro lado de la ventana. Se ha desatado una lluvia que tú sientes correr por tu piel, mientras Piers y Bimbo toman el té con Lorenzo. 
Esta información sólo es de conocimiento OOC, ningún estudiante fue testigo de la interacción entre Piers, Bimbo y Lorenzo.
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archivorpg-yc · 2 years
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𝐕𝐀 | 𝐂𝐨𝐧𝐯𝐞𝐧𝐭.
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ᴿᴼᴸ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀𝐕𝐀𝐋𝐀𝐄𝐍𝐀⠀𝐴𝐷𝐸𝐿𝑆𝐾𝑂̈𝐿𝐷. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀# ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⤷ 𝑓𝑡. Farhad. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —— 𝐂𝐨𝐧𝐯𝐞𝐧𝐭 . 𝖩𝗎𝗅𝗒 𝟣𝟤, 𝟤𝟢𝟤𝟣. —— ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Lo había logrado, con quizá tres minutos después de la hora, pero ahí estaba, frente a un enorme barandal con una placa titular que decía “Convento de las hermanas de la caridad de Santa Lucía”. ⠀⠀⠀ Iba a tocar, pero un guardia en la entrada la alumbró con una linterna directo en la cara. Valaena entrecerró los ojos, afectada por el destello. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —El convento está cerrado. —Le dijo, sin haber preguntado antes quién era, o a qué venía. ⠀⠀⠀ La mujer, de una elegancia singular, tomó su abrigo color hueso de su ante-brazo, y se lo comenzó a poner ya que la ropa que estaba usando –un jeans negro ajustado a su figura, y un body del mismo color con un escote que, aunque no era indecente, tampoco el adecuado para un convento, y unas botas de cuero negras alargadas, hasta las rodillas- la hacía sentir incómoda para entrar a un lugar religioso. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Vengo a buscar a Farhad … —Y luego disminuyó su voz. Estaba segura de que él se le había presentado con apellido, pero en ese momento su mente se puso en blanco—. Farhad —repitió, mostrando seguridad. No debía decir más, después de todo, ¿cuántos Farhad podría haber en el convento? ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —¡Sergio! —una voz gritó a unos metros de distancia—. Déjala pasar —le indicó al guardia. Valaena volteó a ver a la voz: una monja joven, bella indiscutiblemente. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Claro, hermana Evangeline. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Las cosas después de atravesar el portón de entrada fueron más secillas. Evangeline encaminó a la extranjera hacia dónde ella sólo sabía, y Valaena la siguió sin pensarlo, siendo los tacones de sus botas lo único que hacía eco en los viejos pasillos del convento. ⠀⠀⠀ Se detuvieron al estar en la entrada de lo que la hermana Evangeline había dicho, era la oficina del Sacerdote. ⠀⠀⠀ La rubia abrió la puerta sin tocar antes; mala costumbre que tenía, y al vislumbrar a su conocido sintió un tremendo alivio que hace tiempo no sentía. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —¿Eres el Sacerdote? —fue lo primero que le salió de los labios, tras una gran sonrisa divertida y asombrada. ⠀⠀⠀ Llevó los mechones derechos de su cabello detrás de su oreja, y la marca rojiza de su mejilla fue visible; pero ella había olvidado ese detalle.
FARHAD
⠀⠀⠀ Cuando el puntero indicó la hora acordada, Farhad se revolvió en el asiento buscando el arma que ocultaba entre los archivos parroquiales, dispuesto a devolverse. Ni bien había tocado el metal frío del arma, cuando la puerta se abrió abruptamente. ⠀⠀⠀ Ahí estaba, la joven rubia con una sonrisa que se replegaba con alivio en sus mejillas, mirándolo con esa chispa divertida que solo le había conocido a ella. ⠀⠀⠀ Farhad suspiró de forma inaudible, sacando la mano del archivero y apoyándose en el escritorio para levantarse. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —No, no —y en ese instante cayó en cuenta de lo mucho que había dejado entrar a la joven en su vida. Conocía su nombre y ahora, su lugar de trabajo—. Ayudo al párroco en mis tiempos libres, nada más. ¿Cómo...—se interrumpió a media frase, al notar bajo la débil iluminación, los surcos sonrosados, casi violáceos que se arremolinaban en una de sus mejillas. ⠀⠀⠀ Dejó que el silencio se instaurara, a la vez que bordeaba con lentitud el escritorio. Con cada paso que daba, sentía como una ira sórdida y fría nacía en su espalda, replegándose por todo su tórax hasta alcanzar su rostro, bullendo como una espuma rabiosa en su mandíbula. ⠀⠀⠀ Se acercó a la joven con el semblante serio. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Te ha puesto la mano encima —afirmó, alzando con delicadeza una mano, tomándole del mentón para verle mejor el golpe; en efecto, la mano de aquel simplón estaba impregnada en toda la piel inmaculada. ⠀⠀⠀ Entreabrió los labios, pero su boca no emitió sonido alguno; la ira dejó espacio a la culpa, y entre ambas le carcomieron el cerebro unos instantes, hasta que finalmente, dejó de ver el golpe para concentrarse en sus ojos de un color indescriptible, pero siempre precioso. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Toma asiento y ponte cómoda, por favor —le solicitó educadamente—. Iré por hielo. Tus cosas están en el escritorio. Revísalas —señaló con la mano el bolso y echó una última ojeada al abrigo que llevaba puesto y no recordaba haberle visto en la visita. ⠀⠀⠀ Farhad salió al pasillo, dirigiéndose a las cocinas donde, solitarias, no hubo objeción alguna para extraer hielo que colocó en un recipiente. También cogió una de esas tartaletas que sobraban del postre, para su invitada. ⠀⠀⠀ Mientras emprendía el retorno a la oficina, en su mente iba maquinando de manera mecánica la manera de devolver con creces aquella bofetada. Y es que, era imposible para él mantenerse ajeno a las injusticias (qué sí, era casa del tipo, y habían robado, pero el cuerpo de una mujer estaba prohibido tocarse por ley de Alah). ⠀⠀⠀ Antes de ingresar en el despacho, ya había encontrado la forma de vengar aquellas marcas rosadas. Pero no dijo nada. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Después de semejante discusión, algo de azúcar no viene mal —comentó colocando el plato de fría porcelana en el escritorio. Del perchero tomó un pañuelo de tela blanca, donde amontonó el hielo, hasta formar una pequeña bolsa. Volvió a estar a su lado, y advirtió—: Colocaré el hielo, puede dolerte —posó con sutileza el pañuelo, y lo sostuvo sin ningún reparo, observando el bolso de la chica—. ¿Valió la pena? ¿Obtuviste tu libertad? ¿O debo preocuparme en un futuro?
VALAENA
⠀⠀⠀ Parada todavía bajo el marco de la puerta, y con una de sus manos sujetando el picaporte, fue evidente el estado de relajación en el que entró cuando él avisó no ser un sacerdote, pues sus hombros se relajaron. ⠀⠀⠀ Se mantuvo en silencio, pero dio pasos al frente para acercarse al escritorio. El olor de la habitación era a cuero viejo, libros, incienso incluso. Valaena paseó la mirada, lentamente, por los rincones y cuando dio otra vez hasta los ojos del hombre, se envolvió de la seriedad grave que todo en él emanaba. ⠀⠀⠀ Sus palabras; ella entendió entonces el porqué de su reacción. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Ah … —su voz fue baja—. No te preocupes por esto. —Le solicitó, sin embargo, algo en su interior le dijo que Farhad no lo dejaría pasar; para nada tenía la pinta de ser una persona que lo toleraría. ⠀⠀⠀ Dicho y hecho. La rubia miró hacia cualquier otra dirección, pero suavizó su expresión y los movimientos de su cabeza, permitiendo que los dedos firmes la tomaran del mentón y la hicieran levantarlo con el propósito de que la luz dejara ver el moretón con detalle. La mujer recordó lo mucho que le ardió cuando lo recibió, pero después no lo había sentido. ⠀⠀⠀ No supo qué más decir. Estaba un poco avergonzada, pero por las cosas incorrectas: como, por ejemplo, creer que él podría pensar que ella no podía defenderse sola. Necesitaba ese momento de paz, y aunque jamás hubiera imaginado que lo encontraría en un convento católico, en ese momento tomar asiento fue una buena idea. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Lo esperó, pero en el mientras acercó la silla al escritorio y abrió su bolso, tomó los archivos, y los abrió repasando las hojas rápidamente con las yemas de sus dedos, verificando que todo estuviera ahí. ⠀⠀⠀ Los pasos de Farhad fueron audibles segundos antes de que él apareciera, así que Valaena no se sobresaltó, ni apartó la mirada de la información de los archivos. ⠀⠀⠀ En la hoja frontal de uno de ellos estaba una fotografía suya. ⠀⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀ —¿Azúcar? —ladeó la cabeza y llevó la mirada al musulmán, y al notar que traía en sus manos un postre, sintió hambre—. No tienes que molestarte. Suficiente has hecho ya al ayudarme —le hizo saber, pero no negaría que estaba disfrutando un poco de la amabilidad. ⠀⠀⠀ Sin intención de reprochar volvió a cerrar las carpetas, pero no las guardó, y movió la silla de modo que el hombre pudiera ponerse enfrente de ella, con el puño de hielo envuelto, en su mano. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —¿Tan mal se ve? —preguntó en un susurro disgustado. ⠀⠀⠀ La joven odiaba que su piel tuviera marcas, sobre todo si se trataba de lugares visibles. Levantó el mentón y ladeó su rostro hacia la derecha, poniendo su moretón a disposición. El hielo tocó su piel, y el contraste la estremeció. Lo cierto era que Valaena era una mujer de sangre fría. Pocas veces el frío le calaba en los huesos, pero en ese instante esa parte de su cuerpo estaba caliente, y quizá por eso no le había dolido … hasta ahora. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Farhad … —Pronunció el nombre con una familiaridad, como si fueran cercanos de hace tiempo—. Si te sirve de algo saberlo, yo me lo busqué. —El rostro quieto, pero sus ojos se movieron en busca de él—. Yo lo iba a golpear primero … con una lámpara … en la cabeza —soltó, poco a poco, y acabó mordiendo su labio inferior. No estaba arrepentida—. La otra chica me ayudó, pero de no haberlo hecho, yo me hubiera encargado, y las cosas hubieran sido peor —admitió, y cerró los ojos. ⠀⠀⠀ Pese a eso, estaba tranquila. Pensó en el otro escenario, y en lo que hubiera sido. Una parte de ella habría quedado satisfecha de un Gustavo tirado en la alfombra con un charco de sangre a lado de su cabeza. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Valió la pena, por el momento —respondió—. Lo mejor será que queme toda esa información, un día de estos. Verás… —Removió su rostro; el hielo podría darle un par de minutos—. No soy una buena persona en realidad —exhaló, y un rastro de sonrisa se coló entre sus labios. ⠀⠀⠀ No supo qué más decir después de eso. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Me llamo Valaena —anunció, dándose cuenta que no lo había hecho antes. ⠀⠀⠀ Estiró uno de sus brazos para alcanzar el plato con el postre, y se llevó un bocado a la boca porque se lo había saboreado desde el momento en el que lo vio. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —¿Está bien que siga aquí? —murmuró, lo miró a los ojos y sin ser consiente de, su diestra mantuvo el tenedor en movimiento sobre el postre—. ¿La … hermana Evangeline no está esperando a que me vaya? —preguntó dudosa. ⠀⠀⠀ Una parte de ella temía que la mujer estuviera cerca, vigilando.
FARHAD
⠀⠀⠀ Se acomodó sobre la rodilla de su pierna sana, aún con el hielo sobre la mejilla de la chica. Gracias a la cercanía podía ver, centímetro a centímetro, las facciones de las que era dueña; no podía compararse a ninguna mujer que conociera. Era un rostro detallado, como si hubiera sido esculpido a mano; la nariz chica, los labios voluptuosos, rasgos pequeños, un arte delicado. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Creo que pasará mucho tiempo antes de que un golpe deforme esta cara bonita —le replicó en un susurro con una sonrisa apenas perceptible. ⠀⠀⠀ Escuchó su relato de la situación, ladeando la cabeza, en tono comprensivo. Sin embargo, algo en la frase "Yo me lo busqué" le causó una enorme disonancia cognitiva. Tragó en seco, apretando los labios. ¿Cómo podría estar calificado para hablar de moral? ⠀⠀⠀ Una ventisca fresca, proveniente de la ventana abierta, detrás del escritorio le alivió el sudor restante que había sido residuo de aquella aventura nocturna. Retiró con cuidado el hielo de su mejilla, observando a Valaena de manera singular, pero sin un vestigio emocional en la mirada (efectos colaterales de una mente maquinal) y apoyando el brazo en su propia rodilla, observó de soslayo los papeles. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —A mi no me importa lo que digan esos papeles —negó con ligereza, incrédulo de lo que le decía—. El día de hoy has sido un ángel conmigo. Una mala persona me habría dejado ahí, sin posibilidad de escapar. Pero tuviste razón en algo, y es que Dios nos protegía. A ambos —le sonrió más ampliamente, dejando el hielo sobre el escritorio sin enderezarse—. Valaena, la mujer de los cabellos de oro, debes saber que incluso si hubieras matado a ese hombre, seguirías siendo una buena persona. Solo tú sabes los fantasmas que te persiguen por su culpa. Y estás en todo tu derecho de espantarlos de la forma en que elijas —asintió, buscando reafirmar el mensaje de sus palabras masticadas en mal inglés. ⠀⠀⠀ Se incorporó, viendo los papeles. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Puedes quemarlos aquí. Mañana en caso de que la policía o alguien más te busque, podría dar con alguna pista a causa de ellos, y te inculparían. Aquí nadie vendrá —le prometió y se sentó en una esquina del escritorio, satisfecho en ver que disfrutaba del pequeño postre—. La hermana Evangeline debe estar orando para dormir. Aquí no son muy estrictos —"como en la célula" quiso decir, pero en cambio, se rascó la barba, aún pensativo—. En tu cara puedo ver que tampoco eres de por aquí. ¿Tienes un lugar seguro para pasar la noche? Porque, puedo ofrecerte donde vivo. No conozco lugar más escondido, claro, excepto aquí en el convento. También puedo solicitar una celda para ti en este lugar —sonrió apaciblemente, dejando que degustara el postre y resolviera sus incógnitas. ⠀⠀⠀ Mientras aguardaba la respuesta, su mente volvió a los hechos de una hora atrás, y susurró con cierta pena: ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Si hubiera adivinado que le estrellarías una lampara en la cabeza, le habría golpeado con la llave inglesa. No habría mucha diferencia, y esa carita estaría ahora sin esos surcos. —El tono que intentaba imprimir al comentario era divertido; no obstante, lo consideraba seriamente en esa partecita de la mente que solían decirle consciencia.
VALAENA
⠀⠀⠀ Ella era consciente de su belleza. Desde su niñez, y exactamente desde que podía recordar, sus mismos padres fueron los responsables de que creciera con el ego inalcanzable. Esa soberbia siempre le trajo críticas, problemas, y provocó que le fuera difícil relacionarse; Valaena lo recordó por los cumplidos que Farhad le hizo. Como respuesta, la mujer alzó las comisuras de sus labios en silencio, regalandole una agradecida sonrisa. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Un ángel ... yo —musitó, incrédula, y negó lentamente volviendo a mostrar sus dientes—. Un ángel caído quizá, sería la mejor comparación —intentó convencerlo de que no había bondad en ella, o tal vez intentaba convencerlo de que creyera que era una mala persona, porque así era más fácil y menos factible que alguien se aprovechara de ella. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Un nuevo bocado terminó en su boca. El tema de Dios, y de la protección, resonó en su cabeza. Para ella todo el asunto de la religión era bastante complicado. No negaba la existencia de Dios, pero toda su vida se había mantenido al margen de cualquier cosa que se le relacionara con él. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —¿Cómo sabes que no soy yo el fantasma que lo persigue a él, y en realidad él es la buena persona? —Argumentó, sin embargo por el tono juguetón en su hablar, era más que claro que estaba tomándole el pelo—. ¿Cómo estás seguro de que no estás del lado equivocado, estando aquí, conmigo? —sus ojos se fijaron en los ajenos, con una mirada penetrante, pero interesada. ⠀⠀⠀ Farhad se reincorporó. Valaena siguió alimentándose, con calma. No hizo falta que dijera que estaba de acuerdo en quemar los papeles mañana, en ese mismo lugar. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Lo hecho, hecho está —mencionó, sobre el tema de agraviar a Gustave—. No lo tenía pensado, pero no sabía que él iba a reaccionar de la manera en la que lo hizo. De saberlo ... habría dejado que usaras tus herramientas una vez más —concluyó, con diversión, y le guiñó el ojo derecho. ⠀⠀⠀ La muchacha se levantó y caminó un poco por el espacio, detallando las cosas que se podían encontrar. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —¿Dónde vives, Farhad? —La incertidumbre pudo contra ella. Un lugar escondido, tan bien escondido ... por supuesto que estaba interesada—. Por cierto... —con el postre casi terminado, la rubia se deshizo del plato dejándolo en el escritorio, a un lado de donde él estaba apoyado—, no creo sentirme completamente a gusto ante la idea de pasar la noche aquí. Nada personal —añadió rápidamente—, sólo que ... no sé —se encogió de hombros y su mirada volvió a recorrer la zona, hasta detenerse en una cruz colgada en uno de los muros—. Sólo no puedo. Y, si sigo siendo sincera, sí podría conseguir un lugar para dormir, sin embargo ... —su sonrisa volvió a aparecer, y lo volvió a mirar—, despertaste en mí las ganas de saber en dónde te escondes. ¿Tomarías el riesgo de enseñarme? —cuestionó, enarcando su ceja izquierda—. ¿No te da miedo saber que podría golpearte a ti también con una lampara? o peor aún ... robar tu llave inglesa, y bueno, ya sabes el desenlace —advirtió con un deje de seriedad impregnado; sin embargo estaba jugando.
FARHAD
⠀⠀⠀ «¿En donde te has metido?» pensaba, sopesando cada una de las palabras dichas por Valaena, mientras con la mirada perdida observaba la alfombra aterciopelada de color azul añil que tanto amaba el párroco. ⠀⠀⠀ Él sabía que estaba siendo demasiado amable, demasiado abierto con una chica salida de la mismísima nada. Pero su preocupación no se encaminaba a un golpe, o un supuesto intento de asesinato, sino en las consecuencias que podría traer para ella en un futuro, quizás a largo plazo. Como por ejemplo, cuando encontrara fotos de él en internet con el titular "Busca y captura" bajo una cuantiosa cantidad de dinero. Pero ese, el de la fotografía, el cordero terrorista, ya no era él. O al menos, eso quería pensar. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Sonrió casi con ternura, levantándose del escritorio para enfrentar aquella mirada sagaz que nada perdía en los detalles que le rodeaban. Colocó el hielo sobre el recipiente, tomó el mismo y caminó hasta quedar a una distancia prudente de la noruega, que aún le observaba con esa diversión que durante mucho tiempo habría anhelado en su vida. Ahora le parecía un eco del deseo de una vida pasada. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Haré un acto de fe contigo —respondió en tono resignado, encogiéndose de hombros—. Pero te suplico que si me golpeas y te robas mi llave inglesa, no la vendas; quédate con ella, y acuérdate de nosotros cada vez que la uses. Nosotros unidos por la casualidad para llevar a cabo un golpe maestro —le sonrió apenas, y con la cabeza le indicó que le siguiera—. Vamos. Debes estar agotada. ⠀⠀⠀ Dejó que saliera primero y apagó las luces al interior del despacho.
VALAENA
⠀⠀⠀ Deseaba, con todo el anhelo de su alma, estar por un momento en la mente de Farhad para poder comprender cómo y por qué era que él le estaba otorgando un gran voto de confianza. Un rato atrás, en la casa de Gustave, bajo la situación en la que quedaron atrapados, quiso convencerse de que debían confiar uno en el otro para apoyarse, pero ahora, realmente, no estaban obligados a seguir juntos. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Basta. —La rubia sonrió. Los pómulos se le coloraron un poco en un tono rosado—. Basta de … —una de sus manos se movió en el aire como si estuviera haciendo que algo se fuera. ¿Cómo le explicaba que repentinamente crecía un deseo en ella de buscar excusas para seguir cerca? Era raro, complicado, pero no lograba responderse ni a sí misma el por qué se sentía tan segura con él. Valaena tenía graves problemas de confianza, y todo en ese momento la orillaba a callar sus tremendas inseguridades—. No pensé que pudieras ser tan encantador —dijo al fin, optando a que esa era la mejor oración para explicar sus “basta”. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Sus cosas quedaron regadas en el escritorio. Antes de irse, dudó seriamente en recogerlas, pero no lo hizo. Prefirió confiar en que por la mañana todo seguiría ahí. Su vida ya había estado en manos de Farhad una vez. Otra más debía significar algo bueno. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Lo siguió. Lo detalló en su manera de caminar y de moverse. Notó algunos desperfectos, pero Valaena no era tonta como para no saber que el hombre venía del otro lado del mundo, de la guerra. Se memorizó su estructura, su espalda ancha y los músculos exactos de sus brazos; presentes, pero no exagerados. También le gustaba su altura. Ella era alta, pero él le sacaba casi la cabeza completa todavía.
FARHAD
⠀⠀⠀ Los pasillos apenas iluminados por luz blanca flourescente parecían un fatídico corredor de la muerte. ⠀⠀⠀ Tomaron el rumbo de la derecha, bajaron al primer piso, y continuando recto llegaron a la pequeña cocina donde Farhad dejó el recipiente con el hielo. Posteriormente, se dirigió a la puerta trasera ubicada en pequeña pero moderna habitación, y una vez afuera, se dirigió al patio delantero impregnado con el aroma de las rosas de las hermanas y el petricor de la tierra mojada. ⠀⠀⠀ Ahí, en el asfalto aguardaba su motocicleta de armazón negro; nada costoso, o flamante, solo lo suficiente para transportarse con rapidez en caso necesario. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Espero no te moleste el no ir en automóvil pero no soy muy adepto a ellos —No después del atentado del dos mil catorce, quiso agregar. Se acercó al vehículo, y montó en él. Tomó del manubrio un casco que extendió a su, ahora, invitada, con cierta gravedad. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Las motocicletas siempre serán más seguras, no importa que digan las madres. ⠀⠀⠀ Se subió y aguardó a que Valaena le imitara, sentándose en la parte superior. Encendió el motor sin ningún reparo (las celdas de las monjas estaban demasiado al interior para oírle). ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ —Sujétate fuerte —aconsejó, volviendo la cabeza hacia atrás.  ⠀⠀⠀ Arrancó lento, por supuesto, para que el guardia pudiera abrirle sin problema. Más, apenas se vio en las calles citadinas desiertas, no dudó en incrementar la velocidad a límites inimaginables. ⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀ Era un rasgo negativo, pensaba; el buscar la adrenalina incluso en pequeñas situaciones. Era adictivo, una adicción que por más que intentaba no lograba sacarse. Y ahora, se deslizaba con el viento zumbándole los oídos y la sangre irrigando su sistema circulatorio. Se sentía vivo.
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storiesauraline · 9 days
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⠀ ⠀⠀ ⠀ 𝐋𝐈𝐁𝐄𝐑𝐓𝐀𝐃
' 𝘏𝘰𝘮𝘦, 𝘭𝘦𝘵 𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘦 𝘩𝘰𝘮𝘦 ' 𝘏𝘰𝘮𝘦 𝘪𝘴 𝘸𝘩𝘦𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘐'𝘮 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘺𝘰𝘶.
' ꧔ - ̗̀ • 𝐧𝐞𝐰 𝐬𝐭𝐨𝐫𝐲 𝐟𝐨𝐫 𝐀𝐔𝐑𝐀𝐋𝐈𝐍𝐄 ' ꧔ - ̗̀ • 𝐢𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐰𝐨𝐫𝐝𝐬 𝐨𝐟 #𝐞𝐥𝐞𝐜𝐭𝐫𝐮𝐦𝐠𝐢𝐫𝐥
⠀⠀⠀⠀              • 𝒇𝒆𝒄𝒉𝒂: 26 de Enero, 2021.                         • 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓: Nueva York, Estados Unidos.
— Vamos a la cafetería que esta cerca, va a ser agradable estar allí refugiados del frío .— Giró sobre sus talones y salió rumbo al café — ¿Y que tal el día de hoy? — .
Izzie asintió ligeramente con su cabeza. La verdad hacia frío y un buen café mirando por la ventana parecía un buen panorama. — Estuvo bien, hice informes atrasados de la otra noche, ¿Y tu? — Miró a su hermano de soslayo y lo abrazó por su brazo más cercano mientras caminaban.    Dejó que la menor se colgara de su brazo, y le dedicó una pequeña sonrisa. Volvió su vista a la entrada del instituto, y cruzó. — Pues, a decir verdad. Tuve una reunión telefónica con alguien de la Clave. Por suerte fue corto. Entré con Jace y pues… nada más — Ante lo último se puso ligeramente colorado. — Estoy agradecido de haber terminado temprano.  — 
Disfrutaba ver el cambio de tono en su voz cada vez que escuchaba hablar de alguien que le ponía tan nervioso y cariñosamente le dejó un beso en su brazo. — ¿Temas importantes? ¿Graves? — Su voz fue mucho más suave por la pregunta que hacía pero su expresión cambió al recordar a Jace. — Me hacen muy feliz, ¿Sabían eso? — Sus pasos fueron más largos y cruzaron la calle frente al café. — Sobre los nuevos reclutas. Tengo que asegurarme que sea gente que me pueda respetar .O por lo menos la mayoría. Es más fácil doblegar un espíritu a la vez.— Bromeo. Al escuchar el nombre de su pareja la miró, y volvió la vista a la puerta. La abrió, dejando que la más baja entre. Tomó asiento cerca de un ventanal. —¿No te causa molestia eso?— Preguntó— Que…que esté saliendo con Jace, me refiero — El rostro se Alec era serio, pero en los ojos azules se podía ver la pequeña tormenta que se formaba en ellos. — No ha sido fácil… — Se quedó muy atenta a sus palabras y una ligera marca se hizo notoria en su frente. — ¿Quién no te respetaría, Alec? Tu nombre ya tiene un gran renombre por todo lo que has hecho y segundo, con sólo una mirada dejas en claro que deben hacerlo. — Le tiró la lengua muy divertida pero todo lo que había dicho era verdad. Estaba muy orgullosa de su hermano. Entró al café, buscó un asiento y apenas se sentaron, ella le tomó su mano. — Ambos son lo mejor que tengo en esta vida, tienen mi apoyo, siempre. Quién no esté de acuerdo, hay que vengarse. — Refunfuño.   La sonrisa floreció, iluminando el rostro de Alec y llevándose consigo aquella pesadez que había cargado durante días. Se frotó una de las cicatrices en sus dedos que no había curado, y se relajó en su asiento. — Por eso eres mi hermana favorita. — Bromea. — En serio Iz. Tu apoyo es importante. Especialmente para mi. No puedo ir por la vida sin mi hermanita. — Alec aceptó el menú que la camarera mundana había entregado y miró a Isabelle. Parecía que le habían sacado años de encima. — No sabía que tenía tanta hambre hasta ahora…— Murmuró. Izzie le dio un ligero golpecito en su hombro y se rió muy risueña al notar que realmente estaba preocupado por su opinión. — ¿Pensabas que no lo iba a aprobar? Sabes que soy la persona que escoge siempre el amor por sobre las reglas. — Le dijo mirando a la chica y le agradeció por la entrega. — Comamos, necesitamos energía para la noche y celebrar lo feliz que estás, hermanito. — Le dijo pidiendo los panqueques con una buena taza de café.       ' […]
꧔ 𝐚𝐛𝐨𝐮𝐭 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐬𝐭 𝐰𝐨𝐫𝐝 𝐜𝐨𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫: 590.
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angelhardy13 · 2 months
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Entre el otoño y el invierno - Capítulo 3
🍂¡Tercer strike y estás fuera!❄️
Para el día siguiente, mientras Satoru terminaba la clase de deportes de los de primero, un pequeño grupo se acercó a él. ¡Podía reconocer a la mayoría! Eran Yuuji, Nobara, Maki, Toge y Panda. El primero iba al frente
—Sensei…
—Sí, Yuuji. Los escucho.
—¡Vengo en representación de mis compañeros para presentarle una propuesta!
—Te escucho.
Yuuji le entregó una hoja que tenía impresa información. Pero aún así lo puso en contexto.
—¡¿Es usted?!
Ah ya entendía era un artículo de un periódico.
—¿Usted fue el entrenador del equipo de voleibol que el año pasado ganó un campeonato?
—Oh… pues sí, estuve a cargo de ellos hace poco. Fue un muy buen equipo.
—Profesor nosotros le traemos una propuesta un poco diferente al voleibol para el nuevo club que se abrirá —Satoru puso atención— pero no sabemos si sería posible. Si no puede y quiere abrir mejor uno de voleibol nosotros podríamos entrar también.
—Escuchemos su propuesta.
—Queremos formar un equipo para jugar "quemados" o como se suele llamar dodgeball.
Satoru levantó sus cejas y a la par se sintió alegre al saber que había iniciativa por parte de los alumnos. Al ver que se había quedado callado Maki tomó la palabra.
—Sabemos que no es un deporte tan popular como el voleibol pero… investigamos y hay una liga de escuelas ¡incluso un torneo en invierno!
Los miró nuevamente. Bueno… él no sabía mucho sobre ese deporte era cierto… y quizás estuvo a punto de proponer voleibol sin más pero la emoción en el rostro de los chicos… bueno era difícil decir que no.
—Interesante… no esperaba una propuesta tan innovadora, debo ser sincero… y también debo decirles que no me especialicé en ello pero me encargaré de que el equipo salga adelante. Bien entonces hoy llenaré la solicitud… con ustedes son 5 miembros, necesitamos otros tres más. Los equipos de dodgeball son de seis pero me gustaría tener dos o tres si se pudiera en banca. Hoy mismo doy solicitud y desde mañana están abiertas las inscripciones, pasan a anotarse en el tablero.
Vio de reojo que un adulto había entrado al gimnasio, por su atuendo de deporte intuyó que era el otro entrenador. Se detuvo en seco al ver a Satoru, frunció el entrecejo y le gritó.
—¡Hey! Tú debes ser el imbécil ese.
Ouh… Satoru frunció su nariz también pero no porque estuviera ofendido. ¡¿Qué le pasaba a ese imbécil? No podía decir “imbécil” enfrente de los niños!
—Profesor… —no supo su nombre… Nobara se lo murmuró— Sukuna, haría el favor de no decir groserías enfrente de los alumnos…
—No estoy hablando con ellos, hablo contigo. ¿Eres el imbécil que quiere poner otro club de deportes? ¿Y con el permiso de quién?
—Con el permiso mío y seguro del director del consejo técnico.
—¡Debes tener el mío! Para voleibol necesitas la cancha ¡y la cancha es mía!
—No vamos a jugar voleibol —corrigió Maki— jugaremos quemados.
Sukuna se quedó callado por un momento y luego se echó a reír tan fuerte que los niños tuvieron que cubrirse los oídos.
—¿Qué has dicho? Eso es sólo un juego. De verdad creí que eras serio como entrenador… puff quemados jajajaja…
Se fue riendo a vestidores. Satoru estaba furioso… ah sí claro porque odiaba que se burlaran de él y no sólo de él también de los alumnos. Quería golpear a aquel entrenador pero como profesor no podía. Guardó la calma y volvió a sonreír. 
—No tienen de qué preocuparse. Yo me encargo de todo. Nos vemos la siguiente clase y les daré mayor información.
Los chicos fueron también a vestidores y él se quedó allí sentado esperando al siguiente grupo y escuchando aún la risa de Sukuna.
🍂
El grupo de primero ahora estaba en clase de matemáticas. Nanami había terminado de revisar los exámenes del grupo y mientras estaba en el escritorio notó el nerviosismo entre cada uno de los alumnos. Silencio total, le divertía un poco. Se tomó su tiempo y por fin se puso de pie.
—Debo decir que esto salió mejor de lo que esperaba… no reprobó todo el salón sólo… una pequeña parte. Aún así mi objetivo es que, ¡todos pasen con notas altas! Porque eso quiere decir que comprendieron los temas. Me ahorraré el sermón de que esto es importante para sus futuros porque ya lo saben y dudo que les importe realmente. Si su calificación no es aprobatoria estará marcada con rojo y tendrá una pequeña nota. Quiero que todos aquellos que hayan reprobado se queden al final de la clase… tenemos que hablar.
Pasó a cada asiento para dejar el examen correspondiente. Comenzaban a escucharse alguno que otro quejido. Sólo una persona había obtenido el puntaje más alto. Cuando Nanami dejó en la mesa el examen de Maki Zenin se lo hizo saber en un murmullo.
—Felicidades…
Y le dejó un Kinder sorpresa como si se tratara de contrabando. Maki sonrió más que nada por el dulce, la nota no era que le importara demasiado. El siguiente en la lista que tenía la segunda mejor nota fue Megumi Fushiguro. A quien también le habló.
—Buen trabajo. Pon atención a los signos.
Le dejó dos barritas de Kinder. Repitió la misma operación con Noritoshi Kamo. Ellos habían tenido calificaciones decentes.
Eran sinceros no esperaban un premio al menos no de parte de ese profesor. Y Nanami tampoco esperaba hacer eso pues no esperaba que algunos hubieran hecho caso a sus consejos y mejoraran sus calificaciones.
Desgraciadamente no podía darle dulces a todos, sólo a unos cuantos para que se motivaran a mantener dichas notas. Quisiera haber traído cajas de chocolates para todos pero aún había personas que le daban dolor de cabeza.
Dentro de una calificación aceptable estuvo Toge Inumaki, Kasumi Miwa, Mai Zenin entre otros, no pudo decir lo mismo de Aoi Todou o Panda quienes habían… reprobado sin más. Yuuji Itadori recibió su examen y sí se sintió sumamente triste y lo expresó.
—¡Noo! ¡Voy a reprobar la materia!
Nanami pasó de largo, se suponía que se los estaba entregando personalmente para que no pasaran por el trauma de ser exhibidos ante los demás. Nobara Kugisaki se burló de Yuuji sin dudarlo pero su risa se apagó cuando vio su propio examen. Ya hacían los dos decepcionados en sus butacas.
—Bien. Ahora que tiene sus exámenes voy a repasar algunos puntos donde tuvieron problemas, ¡pongan atención!
De eso se trató toda la clase.
🍂
Satoru había pasado a la sala de profesores ahora tenía un descanso casi al finalizar el día. Allí buscó al profesor Higuruma, él por suerte ya estaba en su oficina… Choso también estaba dentro revisaba sus exámenes de literatura.
—Este mes los chicos leerán un poco de horror.
—¿Qué tipo de horror? ¿Les pondrás Lovecraft?
—Desde luego, pero primero veremos a Poe, y luego a Blackwood…
—¿Qué hay de literatura actual? Como eso que les gusta leer.
—¿Dark Romance, es decir, Porno?
Higuruma levantó su rostro y evitó preguntar “¿qué carajos?”. Vio a Satoru en la puerta y le permitió pasar. Éste saludó a Choso como si fueran viejos amigos y luego se dirigió a Higuruma.
—He llenado el formulario para el nuevo club. Será un equipo de dodgeball a petición de los alumnos. Tengo cinco miembros para un equipo de seis. 
Higuruma leyó con atención y luego preguntó.
—¿Qué es el dodgeball?
—Se conoce comúnmente como quemados.
—Ah…
Choso también levantó las cejas.
—Profesor Gojo…
—Ah puede decirme Satoru.
—Hmm Satoru, creí que propondría voleibol.
—Sí… pero los chicos han elegido y lo primordial aquí es que se diviertan.
—Hmm sí… bien Satoru, entonces suerte, puedes comenzar a reclutar desde mañana. Voy a ponerte un horario de entrenamiento, tendrás que compartir gimnasio. Mucha suerte y no olvides que necesitas a otro profesor que te ayude.
—Claro, me encargaré de buscarlo.
Dio las gracias y salió del salón. Choso se volvió a Higuruma.
—¿Vas a recortarle tiempo a Sukuna? Eso lo hará enfurecer.
—El gimnasio es más adecuado que la cancha de fútbol. Esto me molesta.
Ahora Satoru iba paseando por uno de los pasillos, su vista fue llamada a uno de los salones y vio por la ventanita de la puerta que allí estaba su presa. Sonrió con malicia.
—Hmm bomboncito…
Se acercó sólo un poco, no podía escuchar con tanta claridad. Kento Nanami estaba mirando al pizarrón mientras esperaba a que Maki terminara de resolver uno de los problemas que sólo ella había tenido correcto. Después de que terminó el propio Nanami se acercó para explicar el problema y el por qué muchos habían fallado. Visto así, explicado con su voz tan peculiar, no parecía un problema tan intimidante. Satoru no lo entendió desde luego, su conocimiento de matemáticas era básico para ese punto de su vida pero… ver a aquel profesor impartir clases lo puso inmensamente feliz y no pudo evitar morder su labio inferior. Se apartó, iría a dar una vuelta y claro que volvió a aquel salón cuando las clases terminaron pero no llegó a entrar al aula porque algunos alumnos lo habían interceptado.
Nanami ahora esperaba poder hablar con aquellos que habían reprobado. Suspiró. Ellos esperaban un regaño.
—Nanami sensei… de verdad que me esforcé —decía Yuuji algo triste— perdón por decepcionarlo.
—Bueno al menos tú no copiaste —dijo Nobara sin ningún tipo de piedad aunque Mechamaru la mirara con desprecio.
—¿No se supone que tú estabas muy segura de obtener la calificación máxima? —Panda picó su orgullo.
—¡Así debería de ser! No entiendo por qué reprobé. Nanami sensei esto debe estar… mal. Es una equivocación.
—Pero… —Yuuji la interrumpió— lo acabamos de resolver en clase y tus respuestas distaban incluso más que las de Todou.
Nobara se cruzó de brazos para evitar su sonrojo… eso era cierto. Nanami tomó la palabra con total calma.
—Están en peligro de ir a extraordinario… no, en realidad van a extraordinario. Lo saben ¿verdad? Yo estoy consciente de que la mayoría de ustedes se ha esforzado… claramente hay excepciones ¿verdad joven Kokichi? En fin… no quiero que reprueben la materia.
Yuuji y Nobara sonrieron de inmediato y sus ojos brillaron.
—¿Nos va a subir décimas? —dijeron ambos.
—No —volvió a recordarles con una simple palabra que eso no lo lograrían con él—. Quiero que mejoren y entiendan los temas. A partir del viernes quiero que todos ustedes comiencen a asistir a clases de refuerzo. Es obligatorio. Por lo que al final de sus clases los veré aquí para estudiar. ¡Sin excusas! ¿Entendido?
Todos dijeron "sí, señor" y se pusieron firmes.
—Pueden irse.
Ellos tomaron sus cosas y salieron del aula como si no hubiera pasado nada. Nanami también guardaba sus cosas y al terminar salió del salón. En el pasillo había una bola de alumnos que habían interceptado a Satoru… Nanami ni siquiera los miró… ni siquiera cuando Satoru le dijo buenas tardes, le contestó, claro que sí, pero nada más.
Satoru tuvo que aguantar las ganas hasta estar sólo para regocijarse en su felicidad por haber sido ignorado… ¡Oh ¿cómo podía ponerlo en palabras?! Es que Nanami era… era tan hermoso, divino, tan perfecto que de verdad deseaba profanarlo. Se tenía que aguantar las ganas de correr en ese momento e ir a decirle que… quería tener sexo con él, sexo fuerte ¡sí! de ese donde terminarían tan cansados, secos y sudados pero felices. Pero… no, Kento Nanami no era como cualquiera de sus otros amantes sabía que si se presentaba ante él tendría un no como respuesta, necesitaba artillería pesada para que cayera hincado ante sus pies suplicando para que lo sometiera como si fuera su perra. Pero no… ni siquiera Satoru quería algo así, algo tan espontáneo porque con Nanami prometía ser diferente y estaba decidido a llevar todo eso lento y disfrutarlo.
🍂
El miércoles Satoru pegó en aquel tablero una hoja para la inscripción de otros miembros para el equipo. Estaba feliz debía admitirlo, bastante motivado a empezar algo nuevo y más motivado para pelearse el gimnasio con Sukuna. ¡Él defendería el sueño de aquellos chicos!
También les hizo saber a los pequeños querubines que tendrían la cancha para ellos desde ese mismo miércoles… para comenzar con los entrenamientos. Pero… había problemas, claro que sí. En los vestidores para los profesores estaba Satoru y Sukuna había entrado furioso.
—¡Te dije que no metieras tu puto club!
Ah muy bien la perra estaba enojada, eso hizo que Satoru se sintiera feliz. Sonrió burlonamente.
—Hola, entrenador Sukuna, no diga palabrotas.
—¡Contesta! ¿Por qué el gimnasio? ¿Tienes idea de lo importante que es para el equipo de baloncesto? Somos un gran equipo, hemos ganado torneos no somos un juego como tu estúpido club de quemados.
—Vaya que pena, lo siento tanto, de verdad me apena entrenador que un ju-e-gui-to le quite su gimnasio.
—Cámbialo. Ve y quítale tiempo a Fushiguro.
—No se puede, la tierra de la cancha no es apta para mis niños, rasparán sus rodillitas. Voy a cuidarlos y tengo el mismo derecho que tú de usar el gimnasio. 
Se puso de pie y metió sus manos en sus bolsillos.
—Yo no voy a darme por vencido, no crea que me asusta en-tre-na-dor. Vaya a gritonearle a Higuruma-sensei.
Y eso hizo. Sukuna más tarde entró furioso al aula de profesores y casi arrolla a Ijichi con él. Entró sin permiso a la oficina de Higuruma y… le gritó.
—¡Saca a Gojo de mi gimnasio!
—Él tiene el mismo derecho que tú. Además no usas toda la semana, ya he dividido el uso. El miércoles la mitad del tiempo lo usará Gojo, tienes el privilegio de ir primero, él tendrá que esperar; y el jueves y viernes el gimnasio es para su equipo.
—Si los equipos de baloncesto decaen en el ritmo que llevan ¡será tu culpa! llevaré esta queja hasta la supervisión.
Higuruma quiso decirle: “¡ay mira como tiemblo de miedo!” Pero sólo le dedicó una mirada de fastidio. Sukuna salió.
Durante la tarde, a la hora pactada, Satoru se presentó con los pocos miembros del equipo de quemados que había. El equipo masculino de baloncesto seguía en la cancha, desde luego que Sukuna no tenía intenciones de moverse. Satoru hizo cara de molestia, ¡quería agarrar a golpes a ese entrenador! Sí, estaba seguro de que le ganaría ¡él era mucho más ágil!
—Creo que no podremos entrenar —dijo Nobara— es difícil convencerlo…
Satoru se puso de pie y les quitó el balón al equipo.
—Se acabó el tiempo pequeñitos, necesito el gimnasio… —dijo en un tono burlón mientras hacía girar el balón en su dedo.
—¡Gojo! A mí me importa poco tu maldito equipo…
—Calma profesor, sólo estamos siguiendo órdenes del supervisor ¿no? No querrá que haya problemas… —tiró desde larga distancia el balón hasta la cesta, un tiro perfecto—. Recuerde que la situación está algo delicada, tal vez Higuruma no se tiente el corazón en considerar moverlo de institución por su vocabulario y posible agresión a otro profesor.
Sukuna rechinaba los dientes.
—¡Me niego a aceptarlo!
—Dividamos el gimnasio… ustedes jueguen por allá a media cancha y nosotros aquí. ¡Comiencen a calentar!
Satoru le ordenó a sus alumnos. Sukuna no pudo evitar reírse pero pronto dejó de hacerlo cuando vio a Maki en aquel nuevo equipo.
—¡Zenin! ¡¿Qué demonios haces allí?!
—Oh, voy a formar parte del nuevo club…
—Qué estupidez, vuelve al equipo de baloncesto femenil…
—No, gracias… ya me aburrió —le dio la espalda y se fue a correr junto con sus compañeros. Más razones para que Sukuna estuviera furioso con aquel nuevo entrenador… razones que escalaron cuando sus propios alumnos comenzaron a decir que Satoru era muy buen atleta y desde luego más guapo.
Ese miércoles bastaría con que fuera a media cancha a practicar pues apenas aprendían lo principal sobre el juego, aun así Satoru notó que los alumnos estaban muy motivados y quizás también ayudaba que fueran muy buenos amigos, le agradaban bastante.
—Lo han hecho muy bien para ser el primer día, pero… aún tenemos algunos problemas para consolidar el equipo. No olviden que necesitamos otros tres miembros como mínimo para que el club funcione. Yo me encargaré de buscar a otro profesor para que nos ayude como ¿consejero? Y bueno demostrar que somos un equipo consolidado esa es nuestra meta a futuro. Entrenaremos duro para las ¡clasificatorias y el torneo de invierno! Y así nos ganaremos el respeto de todos.
Su alegría los motivaba desde luego. Aunque… no parecía ser suficiente para imponerse ante otro nuevo problema.
El día jueves Satoru había visto a Nanami en el pasillo… esta vez ningún alumno lo rodeaba por lo que estaba casi seguro de que podrían entablar una conversación… lo saludó con la cordialidad de siempre. Nanami contestó el saludo y… por primera vez deslizó sus ojos llenos de frialdad a Satoru, por sólo un segundo fue digno de que lo mirara y allí estaba la oportunidad de iniciar conversación pero… Satoru la había dejado ir. Su cuerpo se había congelado en cuanto vio los ojos de Nanami fijarse en él, sintió dolor en la boca del estómago y luego escalofríos cuando lo vio acomodar sus lentes con suavidad y enseguida… Nanami ya se había apartado, seguía su camino como si nada hubiera pasado, como si no hubiera sucedido algo catastrófico como robarle el aliento a Satoru Gojo… Bien esa era la primera vez que Satoru se sentía así, tan nervioso incluso se había sonrojado tuvo que correr al baño más cercano y encerrarse en un cubículo. Retiró los lentes de sus ojos y comenzó a reírse como un estúpido. Apenas era consciente de todo lo que provocaba en él. ¡Vaya que… lo deseaba aún más!
—Éste hombre está haciendo que me sienta como un colegial que se enamora de su profesor… que estúpido.
Pero lo hacía feliz saber que lo había visto y se convencía que para la próxima vez que hablaran Satoru estaría listo para coquetearle. Pero… no contaba con malas noticias.
Yuuji y Nobara habían ido a hablar con él para darle la mala noticia. Ellos y Panda no podrían asistir a la práctica del día con el equipo porque… tenían clases de regularización con el profesor Nanami a esa hora.
Satoru desdeñó.
—No se preocupen eso es algo que yo puedo solucionar déjenmelo a mí yo hablaré con el profesor Nanami para que los deje ir. Seguro que accede.
Y en ese punto ambos chicos creían que su entrenador era capaz de todo. Satoru estaba feliz en su interior… ahora obtenía un pretexto para hablar con el bombón de Kento Nanami… Todo le estaba yendo de maravilla ese día.
En la sala de profesores preguntó en qué salón estaba Nanami dando clases a esa última hora, se lo dijeron sin cuestionar ¿cómo iban a saber que estaban soltando a tremendo animal… salvaje? Allí iba Satoru dando saltos cual colegial loco, pensaba en cómo debía proceder… y también pensaba si era un buen momento para hablarle a Nanami y decirle: “es usted ideal… me está volviendo loco quiero tener sexo con usted, vayamos a mi departamento, lo invito a cenar después de que cojamos como conejos en mi sala… Por favor hágame el honor de dejarme penetrarlo en mi sillón nuevo”. Claro que habría cena después, tenía que ser amable, es más, él cocinaría claro que sí.
La campana sonó, las clases habían terminado. Satoru se asomó a aquel salón y vio al profesor de matemáticas borrando el pizarrón… Ouh se había caído el borrador y Satoru pudo ver toda su retaguardia al agacharse. Se alejó del salón para… gritar internamente mientras disimulaba ante el resto de los alumnos que pasaban a saludarlo.
—Que tengan una linda tarde…
“Alabado sea dios por tan perfecta vista del horizonte que me ha dado, no me queda duda alguna de que estoy en el camino correcto, que tome una buena decisión al venir a esta escuela para encontrarme con el divino Kento Nanami. Gracias por tan bella imagen de su culo, he confirmado que es bendito, se ve tan divino en esos pantalones blancos… tan firme y redondo que quiero morderlo”.
y por fuera sólo era una sonrisa normal… nadie sabría que quería cenarse al profesor de matemáticas ni que ya estaba fantaseando con coger en ese momento en ese salón.
Todos los alumnos salieron, entonces apareció en la puerta del aula… Todo estaba bien… comprobaba que no se había puesto nervioso y podría mantener una conversación.
Nanami estaba aún sentado en el escritorio arreglando sus cosas y percibió por el rabillo del ojo que había alguien en la puerta pero lo trató con total desdén como si fuera una hormiguita.
—¿Se le ofrece algo?
“Todo… todo con usted”
—Buenas tardes Nanami-sensei. quisiera hablar con usted.
Nanami entonces se levantó de la silla, cerró su maletín y lo miró fijamente. Ah era el nuevo entrenador… ese del que aún todos hablaban, ese que Mei Mei había dicho que se iba a coger para que viera que lo había olvidado.
—Adelante… lo escucho.
Se cruzó de brazos y recargó su trasero en el escritorio. Satoru se atragantó con su propia saliva cuando lo vio en esa pose y dándole toda la atención que deseara. ¡Oh por dios se sentía en un banquete! ¡Debía controlarse! Retomó seriedad, un tanto extraña incluso hizo su voz más grave y Nanami se desconcertó un poco. Eso era muy… raro. Bien Nanami no tenía muchas expectativas de este tipo, es más, no le había puesto atención en lo más mínimo hasta que Mei Mei le mandó ese correo, hasta que vio que la atención del resto de los alumnos calenturientos se había posado en él, pero no creía que fuera así de raro.
—Primero me presento. Soy Satoru Gojo el nuevo entrenador, es un gusto conocerlo…
Nanami quiso decirle “oh yo lo sé, sé que usted es el nuevo, no sabía cómo lucía hasta ahora pero sabía que existía… ajá ¿y qué?”
—Un placer profesor Gojo. Soy Kento Nanami, profesor de matemáticas.
“Ay no el placer es todo mío créame”.
Se hizo un silencio incómodo por unos segundos.
—Quisiera hablar con usted sobre un pequeño problema que ha surgido.
—Hmm… lo escucho Gojo-san
¿Estaba haciéndolo a propósito? Satoru de verdad se preguntaba eso porque parecía que así era, que ese tono de voz tan peculiar era para provocarlo, era sólo para él.
Satoru no pudo evitar sonreír no por nerviosismo sino por auténtico gusto. Nanami había notado que el azul de sus ojos se había encendido y quiso desdeñar de inmediato el escalofrío que le había dado.
—Verá, apenas inicié un nuevo club deportivo y las clases son miércoles, jueves y viernes. Desgraciadamente algunos de mis alumnos no pueden asistir ni hoy ni mañana porque tienen clases con usted. Quería saber si podría, por favor, cancelar sus clases para que puedan asistir al club. Tengo entendido que son clases de refuerzo ¿no?
Nanami le arrebató la palabra.
—Son clases de recuperación porque van a reprobar la materia.
Ah pequeño detalle que no sabía Satoru. Bueno eso no cambiaba su petición… y tampoco la respuesta de Nanami.
—No puedo, lo siento. Ya se lo hice saber al supervisor Higuruma. No las cancelaré así me lo pida él.
Satoru se quedó congelado, desde luego había notado el tono de enojo en su voz.
—Oh… ¿Entonces podría mover los días?
—Imposible. Lunes y martes tengo clases especiales con los de tercero, y el miércoles descanso de eso. Usted puede mover los días, ¿lo intentó? ¿no? Bueno inténtelo antes de causarle molestias a otros.
¡Zaz cachetada con guante blanco a Satoru! Con tan simples palabras Nanami había hecho que Satoru… se enojara y comprobara que era un hombre difícil de convencer… o sea terco. Nanami le dio una última mirada de cierto recelo, se incorporó y sin más espantó a la pequeña hormiguita que estaba en su hombro.
—Nos vemos, profesor Gojo.
Salió del aula sin esperar a que le regresara la despedida. Satoru se había quedado allí estático y luego frunció su nariz y comenzó a hacer berrinche.
—¡Pero qué se creyó! Cómo puede ser tan grosero… esto le ha quitado puntos. Qué le costaba decirme: “claro profesor Gojo cambiaré los días”. Puff.
Se fue refunfuñando y en el gimnasio se dignó a trabajar sólo con dos de sus estudiantes por lo que no pudo evitar las burlas de Sukuna a lo lejos que lo hicieron maldecir al profesor de matemáticas.
En viernes Satoru aun estaba enojado así que cuando Nanami pasó cerca de él en las primeras horas del día él… lo castigó con no darle los buenos días… ¡Esperaba que ahora estuviera muy arrepentido! Aunque claro a Nanami ni se le ocurría que estuviera recibiendo todo el desprecio del entrenador, es más ni siquiera sabía que había pasado a su lado.
Y Satoru estaba tan enojado que ni siquiera ponía atención a la plática que estaba teniendo con Mei Mei, estaba pensando en cómo podía vengarse del profesor de matemáticas. Y ¿qué había de su deseo por Kento Nanami? Bueno eso se lo explicó en el almuerzo a Geto.
—¡Te mira como si fueras un insecto! Es demasiado frío y gruñón… que grosero.
Getou se rio, en efecto esa era la primera impresión de Nanami siempre.
—Vaya ¿te diste por vencido acaso Satoru? —se burlaba y Satoru se cruzó de brazos— Se me olvidó decirte que si buscas un amante que te ponga total atención… no lo vas a encontrar en Kento… ¿te lo advertí no? Es difícil.
—Por ahora estoy enojado, no me hables más de él.
—¿De verdad te enojaste? Pero si tú lo trajiste como tema de conversación… Qué triste que el poderoso Satoru no pueda ni conquistar a un simple mortal. ¿no decías que tu belleza era un arma inevitable?
Le sacó la lengua.
—Te he dicho que no me lo recuerdes, pero me interesa ¿de acuerdo? Y como te lo dije me lo voy a coger…
—¿Aunque te cueste tu dignidad? Bien eso suena divertido inténtalo ahora creo que no vas a llegar tan lejos así que ya no me preocupo. Ustedes dos son muy diferentes.
La puerta se abrió de golpe y entró Haibara.
—¡Terroncito! —cerró la boca cuando vio que Geto estaba acompañado— Perdón…
Satoru pensó “aww le dice terroncito”. El mencionado se rió y le pidió a Haibara que se acercara.
—En buena hora apareces, te presento a Satoru Gojo, él… muy popular nuevo entrenador y mi amigo desde preparatoria. Sato, te presento a Yu Haibara mi prometido.
—¡Un gusto! Vaya que eres alto —Haibara de inmediato se acercó para estrechar su mano y agitarla con efusividad, se notaba sumamente alegre— ¡Suguru habla mucho de ti! Tenía muchas ganas de conocerte, que bueno que te has mudado a esta ciudad. De una vez te informo que estás invitado para nuestra boda, Suguru quiere que seas padrino.
Satoru levantó las cejas, curioso que su amigo no lo pusiera al tanto quizás porque le daba un poco de pena… lo confirmó al ver su sonrojo mientras Haibara se aferraba a su brazo con ternura.
—¡Nunca he sido padrino! Suena muy divertido. Yo me encargo. ¿Cuándo será la boda?
—A mediados de noviembre, ya tenemos todo casi listo… será una fiesta pequeña, sólo amigos.
—Será divertido, lo que necesiten no duden en pedirlo…
—Claro, lo más seguro es que tú y Kento deban hablar él es el otro padrino… —Suguru le dio un codazo para que se callara.
—Ah —dijo Satoru algo incómodo aunque debería esperarlo— suena bien.
Se despidió de ambos y volvió a sus labores. Le era un poco difícil concentrarse durante clases sólo veía correr a sus alumnos mientras seguía enojado… pero era algo contradictorio, por un momento estar refunfuñando y por el otro pensar en la forma en que lo había visto y sonrojarse al recordar su voz. Mientras iba por los pasillos volvió a verlo a lo lejos y se atrevió, en efecto, a dejar de lado su ego lastimado y darle las buenas tardes… Para su sorpresa Nanami lo había vuelto a ver
—Buenas tardes, Gojo-san.
No se detenía no… pero haber escuchado su apellido hizo que Satoru olvidara todo remordimiento y casi corriera detrás de él como el lobo que persigue a caperucita roja… sí, babeando…
Estaba bien, lo perdonaba en nombre de ese traje gris que usaba, de esa camisa blanca que se moldeaba a su cintura… lo perdonaría. Y para el final de las clases Satoru volvía a ir a uno de los salones para hablar con él del asunto… Ya se convencía de que recibir su desprecio… sería incluso divertido. Lo encontró en el aula de espaldas a la puerta sólo prestó atención hasta que escuchó que lo llamaban.
—Nanami-sensei ¿me permite un momento por favor?
Dio la vuelta… ah era el entrenador, lo desconcertó que lo llamara “Nanami-sensei”.
—Dígame… lo escucho.
Provocó otra de sus sonrisas desde luego. Satoru se había acercado unos cuantos pasos, hizo que Nanami levantara la cabeza a pesar de que aún había algo de distancia la pronta cercanía lo desconcertó pero no se echó para atrás sólo metió sus manos en sus bolsillos.
—Es sobre el tema del club. nuevamente vengo a hablar de eso con usted. Creo, y voy a externarle, mi molestia porque no creo que usted esté siendo objetivo con la situación.
—Curioso que le diga a un profesor de matemáticas que no es objetivo. Mi negativa sigue allí sin importar que sea usted quien lo pida una y otra vez.
Contradicción total para Satoru por una parte era feliz al escuchar sus rechazos por otra, la que se imponía, se enfurecía al no poder salirse una vez más con la suya.
—¡Es usted un terco! —le dijo a Nanami con evidente enojo que hizo que él gruñera— Yo lo creía diferente, profesor… alguien que sabía que lo más importante son nuestros alumnos. No puedo creer que su ego pueda más que eso… —con cada palabra ¡Nanami enfurecía!—. Escuche, el club tiene muchos inconvenientes, yo no puedo cambiar el día porque ya me los han asignado y para ello he tenido que enfrentarme al entrenador Sukuna…
—¡No me importa lo que diga no voy a cancelar mis clases! Ahora si me permite voy tarde…
—¡Ah no! No se va de aquí porque estoy hablando con usted. De verdad que creí que era diferente profesor…
Nanami se incorporó, bien se lo había ganado ahora estaba furioso.
—No venga a criticarme por mi supuesta falta de interés en mis alumnos… Me parece mucho más importante para su futuro clases extras de matemáticas para que no reprueben que lo que usted propone. ¡¿Quién es el que no muestra interés y ética aquí?!
Tomó su maletín y después de haber dejado sin palabras a Satoru salió del salón de clases. Satoru estaba furioso claro que iría a presentar su queja. Fue hasta el club de teatro y se la externó a Higuruma.
—Hmm Gojo lo siento Kento lo pidió antes y bueno tiene razón ellos están en problemas de reprobar. Tiene prioridad. ¿Por qué no intentas negociar con Sukuna? O negocia con el profesor Nanami… dile que cambie los días no que cancele las clases.
—Lo hice y negociar con Sukuna no parece ser tan diferente, los dos son unos monstruos egoístas.
Higuruma respingó, nadie nunca había llamado a Nanami “egoísta”.
—Entonces trabaja con los que tengas y después dale clases extraordinarias a los que se han quedado… Las clases de Kento sólo durarán dos semanas más. O habla con Sukuna…
Como fuera Satoru estaba entre la espada y la pared.
En uno de los salones Nanami estaba sentado, sin el saco de su traje, en uno de los pupitres frente a sus pocos alumnos. Les había puesto algunos problemas después de la lección diaria. Yuuji levantó la mano porque aun no entendía, fue hasta su lugar y con paciencia le explicó. Dejó que lo intentara sólo y esperó a que terminaran para comenzar a pasar al pizarrón a resolver. Él entendía que a veces pasar al pizarrón era motivo de estrés y frustración para los alumnos y tal vez hasta de humillación… a veces notaba que algunos alumnos se tensaban y no querían pasar por miedo a su reprimenda… pero ese era un miedo sin fundamento porque Nanami nunca se burló o los castigó por sus errores. Quizás por ello al pasar al pizarrón a Nobara ella pronto dejó de estar tensa cuando notó que Nanami no la regañaba. Quería desde luego crear esa confianza entre ellos.
Así que… el profesor Gojo no tenía fundamentos para decir que era un profesor malo que no se preocupaba por ellos… pero también Nanami pensaba que quizás había sido algo inflexible. Por ello al terminar la clase se dirigió a los implicados 
—Itadori… ¿de qué se trata el club de deporte nuevo al que asistirán?
—¡Oh es de quemados! El profesor Gojo dijo que nos ayudará. Es muy agradable.
—Aún somos pocos… —dijo Nobara— sólo cinco pero pronto seremos más. Requiere un esfuerzo un poco más grande porque debemos demostrarle a todos que el club es útil.
—Entiendo… Entonces aún no lo completan —ellos negaron— De acuerdo. Nos vemos el lunes.
Ellos se despidieron y Nanami se quedó allí pensando.
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bookishnerdlove · 8 months
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DBDP - Capítulo 335
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“¿Terminaste de escribir tu informe?” “¿No puedes decirlo? Todavía estoy trabajando en ello." Gus ni siquiera se molestó en mirar a Scylla mientras respondía secamente. Los dos se habían unido a Jody para servir al Ducado de Pendragon. Recibieron un trato igual al de escuderos y desempeñaron importantes tareas como las manos y los pies de Vicent. Su deber más importante era recopilar información. "Vamos a ver…" Scylla sonrió antes de caminar hacia la espalda de Gus. Ella asomó la cabeza por encima de su hombro y le lanzó una mirada furtiva. “¡Pff! Incluso una arpía escribiría mejor que tú. ¿Qué es esto? Garabatear, escarbar, bla, bla….” "¡Callate! No importa mientras sea legible”. La cara de Gus se puso ligeramente roja. Golpeó la barbilla de Scylla con su hombro, luego cubrió el trozo de papel con su cuerpo antes de continuar con su escritura torcida. Scylla lo miró con una sonrisa y luego habló. “Aun así, qué genial. Aprendiendo a escribir a esa edad. ¡Oh, bububú! Estoy muy orgullosa de ti, mi Gus. Mami está muy orgullosa. Estoy muy orgullosa de ti”. "De verdad…" Gus volvió la cabeza y miró a Scylla con el ceño fruncido. Sin embargo, pronto se volvió con un profundo suspiro. "¿Qué puedo hacer? Necesito aprender a escribir si quiero ser un agente de información adecuado. De esa manera, podré recibir ascensos y tener éxito en la vida”. “¡Promociones! ¡Oh mi! ¿Eres realmente Gus? ¿El mismo señor Gus que dijo que pasaría toda su vida deambulando como un lobo solitario en busca de aventuras? ¿El que iría y vendría con el viento? ¿Qué le pasó? No me digas que planeas enterrar tus huesos aquí”. "No yo…" Scylla fingió estar sorprendida. Gus giró la cabeza con una mirada molesta, pero luego rápidamente se volvió con una mirada incómoda en su rostro. “No me tratan tan mal. Su Excelencia el Duque y Sir Vincent también. Todos ellos me reconocen por lo que soy. Y ahora que ya soy un poco mayor, tal vez no sea tan mala idea establecerse en un lugar y…” "¿Qué? ¿Hablas en serio?" Scylla estaba un poco sorprendida. Había pasado casi un año desde que ella, Gus y Jody se convirtieron en miembros del Ducado de Pendragon. Sin embargo, a diferencia de ella y Jody, quienes decidieron trabajar para el ducado por el resto de sus vidas y enterrar sus huesos aquí, Gus siempre se quejaba cada vez que tenía la oportunidad, recordando sus "viejos tiempos". De hecho, fue casi natural. Gus era un hombre de espíritu libre y le habría resultado difícil estar vinculado a una sola organización. No podía hablar ni actuar como quisiera. Cuando trabajaba como mercenario, podía abandonar un lugar después de completar una solicitud. Cada vez que el trío asumía una nueva petición, Gus era el que estaba más emocionado. Fue un milagro que lograra permanecer en un solo lugar durante casi un año. Aunque la naturaleza de sus misiones les permitía viajar de un lugar a otro para adquirir información, habría sido un poco frustrante para Gus, a quien no le gustaba estar atado. "¿Qué está pasando? ¡Ah! ¿No me digas...?” Scylla sacudió la cabeza con la lengua fuera. De repente aplaudió y habló. "¿Tienes una chica en mente?" “¿Q-qué estás diciendo?” Gus se sorprendió y rápidamente negó sus palabras. La sonrisa de Scylla se hizo más profunda ante su refutación. "¿Mmm? Creo que estaba en el punto. Tengo razón, ¿no? Entonces ¿quién es? Ah, ¿es esa señora que trabaja en la cocina? El nombre era... Así es. Medellín. Fue Medellín, ¿no?” "¡No! ¡Deja de decir tonterías, chica ruidosa y entrometida!” “Una fuerte negación es una fuerte afirmación. Bueno, es bastante comprensible ya que ella siempre se ríe y responde a tus chistes tontos. ¡Está bien! ¡La Maestra Scylla ayudará a nuestro pequeño Gus! Lo único que sabes hacer es husmear por todas partes y parlotear. Todo el mundo sabe que eres un tonto cuando se trata de mujeres. Primero que nada, en la cena de esta noche, ve a Medellín y…” “¡Yo, dije que no es así! ¡Maldita sea!” Finalmente, Gus estalló en ira. Scylla se estremeció y entrecerró los ojos. "O no. ¿Por qué me gritas? Sólo estoy tratando de ayudarte, pero…” “No, eso es… ¡Tsk! ¿Por qué me molesto? Mierda…" Gus estaba a punto de decir algo, pero hizo una pausa antes de girar la cabeza mientras murmuraba. “Huh…?” Scylla cerró la boca. Normalmente, habría hecho un berrinche o habría respondido con una broma ridícula, pero su reacción hoy fue bastante extraña. “.....” Siguió un silencio incómodo. Gus siguió escribiendo sin decir una palabra, y Scylla, a quien no se le ocurría nada que decir, se lamió los labios detrás de él. Gus se levantó de su silla. Sosteniendo el trozo de papel, Gus caminó hacia la puerta sin hacer contacto visual con Scylla. Justo antes de pasar a su lado, le tendió el papel que tenía en la mano. “Entr��gaselo a Sir Vincent en mi lugar. Me voy." "¿Que que? ¿Eh? ¡Oye, oye!” Scylla gritó apresuradamente. Gus abrió la puerta y se fue sin esperar respuesta, como si estuviera enojado. Pero bajó las escaleras sin mirar atrás. “¿Qué le pasa hoy? ¿Se despertó en el lado equivocado de la cama? No es como si estuviera teniendo uno de esos días como las mujeres…” Scylla hizo un puchero y leyó el informe que le dio Gus. “Buwah, apenas puedo entenderlo. Su escritura es realmente… ¿Hmm?” Sus ojos se agrandaron un poco mientras continuaba leyendo el informe mientras chasqueaba la lengua. La mitad inferior del informe era un poco extraña. El comienzo del informe estaba tan mal escrito que era casi irreconocible, pero la parte inferior del informe era mucho mejor. Era obvio que había puesto mucho esfuerzo en ello. “No hagas nada estúpido o imprudente. Deja de coquetear con cualquier chico que encuentres en el camino. ¿Sabes lo enojado que me pongo cada vez que lo veo? Solo hice eso con Medellín por tu culpa…” La expresión de Scylla cambió poco a poco mientras leía el informe en voz alta. “Practicaré más y escribiré una carta adecuada. Y con el dinero que ahorré del salario mensual compré una pequeña casa a la entrada del pueblo. Necesito una mujer que cocine para mí. Pero cocino mejor que tú, así que no hay nada que puedas hacer por mí. Sinceramente, no tienes ningún mérito excepto el de ser bonita y estar en forma. Qué…?" Scylla frunció el ceño y miró fijamente la puerta por donde Gus había salido hace un rato. Pero pronto, su expresión se relajó. “Incluso su confesión tiene esta forma. ¿Qué esperaba de un estúpido Gus…?” Scylla sonrió alegremente antes de bajar la mirada una vez más. La letra de Gus captó su atención. Estaba claro que hizo lo mejor que pudo. Cuando pensó en cómo él se había estremecido antes de escribir la nota, se echó a reír. “¡Kiek! Que chico tan lindo. Veamos cuánto mejor puedes escribir la próxima vez, ¿de acuerdo? Miró el trozo de papel con adoración. Sin embargo, se golpeó la frente al darse cuenta. “¡Ah! Pero tengo que darle esto a Sir Vincent, ¿no? ¡Este estúpido Gus!” Scylla volvió a desahogar su enojo contra Gus, pero su expresión era más brillante que nunca. ━━━━━━✧♛✧━━━━━━ "¿Mmm? ¿Qué hay de malo en el informe? "¿Qué? Ah, bueno… yo, yo derramé un poco de vino sobre el informe y lo arranqué porque se veía bastante mal. ¡Ho, jojojo!” Vincent entrecerró los ojos mientras miraba a Scylla. Ella se rió torpemente. “Oh, hace calor hoy…” Scylla evitó su mirada y Vincent frunció el ceño como si encontrara la situación inusual. Volvió a centrar su atención en el informe. "De todos modos, esto es extraño". "¿Mmm? ¿Qué? ¿Qué quieres decir?" Scylla tartamudea a pesar de sí misma. Vincent continuó mientras señalaba y desviaba la mirada hacia un mapa que estaba extendido sobre su escritorio. “El misterioso fenómeno conocido como castigo divino. Según el informe, después de que ocurrió en Hoffman, una localidad del territorio de Seyrod, no ha vuelto a ocurrir en ningún otro lugar”. “Uh, ¿no es eso algo bueno? Sería problemático si comenzara a suceder en nuestro ducado”. Scylla preguntó de nuevo, aliviada de que hubieran pasado a otro tema. "Mmm. Me pregunto. No sé si podríamos calificarlo de bueno o de malo… Pero es evidente que todos los pueblos del camino de la costa a nuestro ducado vivieron el fenómeno. Es muy extraño que se hubiera detenido repentinamente frente a nuestro territorio”. "Eso es verdad." Scylla reflexionó también. El misterioso fenómeno ya era un tema candente también en el Ducado de Pendragon. Se sabía que pueblos enteros se verían afectados por el fenómeno y enfermarían durante unos días. Era natural, ya que la gente temía tanto a la plaga como a la guerra. Afortunadamente, sin embargo, el castigo divino desapareció tan repentinamente como había aparecido. La atmósfera se había relajado ligeramente recientemente debido a su desaparición. “Sería bueno si terminara así, pero… Hmm…” Vincent murmuró mientras se acariciaba la barbilla y luego levantó la cabeza. "De todos modos, Sir Jody debería regresar pronto de Bellint Gate con un informe, para que podamos reflexionar sobre ello cuando eso suceda". "Sí. La arpía llegará aquí a más tardar esta tarde”. Scylla respondió y sonrió. La expresión de Vincent cambió al observar su sonrisa. “¿Pasó algo bueno? Pareces estar de buen humor hoy”. "¿Qué? ¡Ah, no, nada de nada! No pasó nada…" Scylla se apresuró a borrar la sonrisa de su rostro y sacudió la cabeza. "Hmm, ¿es así...?" Sin embargo, Vincent mantuvo su sonrisa única, la misma expresión que le valió el sobrenombre de 'máscara de mapache'. 'Realmente es como un fantasma cuando se trata de estas cosas...' Scylla trató ansiosamente de ocultar sus pensamientos. Vicente continuó. “Vi al señor Gus saliendo por la puerta con la cara roja. Parecía un poco molesto. ¿Se burló de él también hoy, señorita Scylla?” "¿Qué? ¡Oh sí! ¡Sí! Yo lo hice. ¡Ho Ho Ho!" La astuta sonrisa de Vincent se hizo más profunda ante la risa incómoda de Scylla. "Ya veo. Pero esto…" Levantó el informe que tenía en la mano antes de continuar. “Dijiste que tenías que romper una parte del informe porque derramaste un poco de vino sobre él, pero parece que no derramaste ni una sola gota en el resto del informe. Fue un poco extraño que el señor Gus siguiera sonriendo, considerando que se suponía que debía estar enojado”. '¡Ellos!' Scylla exhaló bruscamente e involuntariamente. Ella rápidamente trató de explicar. "Uh, bueno, eso es..." Pero no se le ocurrió ninguna excusa. “.....” Un breve silencio. Vincent bajó el informe mientras mantenía su sonrisa. “Bueno, a veces cosas así pueden suceder milagrosamente. De todos modos, gracias por el informe. Puedes despedirte ahora”. "¡Sí! ¡Entonces adiós!" Scylla se dio la vuelta sin dudarlo y comenzó a caminar a la velocidad del rayo. Era como una presa indefensa que escapó milagrosamente después de ser atrapada por un depredador. “Oh, por cierto, ¿lo sabías? El señor Gus compró una casa con el dinero que ahorró”. “¡.....!” Scylla se quedó paralizada en el acto. “Escuché que ayer estaba borracho en el pub. Aparentemente, estaba diciendo algo como... 'Ya compré una casa, así que todo lo que necesito es a Scylla ahora'. Todos los invitados al pub lo oyeron”. “.....” Scylla se puso rígida y luego se dio la vuelta con movimientos rígidos como una muñeca de madera. “Estoy a cargo de la inteligencia y la información por una razón. Tenía que descubrir información tan importante de inmediato”. El rostro de Scylla se volvió mortalmente blanco cuando la sonrisa de la Máscara de Mapache del Ducado de Pendragon se hizo aún más profunda. ¡Eres carne muerta, maldito Gus! ━━━━━━✧♛✧━━━━━━ ¡Clop! ¡Clop! Un carruaje tirado por varios caballos pasó por la carretera de Lowpool, que conducía directamente al castillo de Conrad. Originalmente estaba prohibido que los caballos o los carruajes superaran una determinada velocidad en esta vía. Incluso los caballeros de los carruajes del Ducado de Pendragon cumplían la ley. Los residentes de Lowpool fruncieron el ceño al ver pasar el carruaje y pronto asintieron con comprensión. Eran los soldados del Ducado de Pendragon quienes viajaban en el carruaje y lo escoltaban. Significaba que la situación era urgente o que la persona en el carruaje era muy importante. Ante esto, los vecinos continuaron su camino. De repente, un hombre tembló. "¿Oh qué está mal?" Cuando la señora, que caminaba a su lado, preguntó con los ojos muy abiertos, el hombre respondió con expresión perpleja. “Bueno, de repente sentí escalofríos. ¿Me resfrié o algo así?” “¡Bah! Es porque duermes con todas las ventanas abiertas. Sabía que esto iba a suceder”. "¿Está bien? Mmm." “Así que deja de beber tanto antes de volver a casa. ¡Siempre te lo digo! ¡Deja de beber tanto!” El hombre siguió caminando mientras escuchaba las quejas de su esposa. Pero él no lo sabía. Muchos transeúntes que caminaban por la calle acababan de experimentar lo mismo que él. Atrás Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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apt225hq · 10 months
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merodeando en el emerald está renata montesinos, ¿estaremos tratando con la responsable del atroz crimen cometido? finley hearst y laurence ulrick ciertamente no descartan la posibilidad. ahora queda en la inquilina del departamento #550 probar su inocencia.
¡cata, te damos la bienvenida a apt225hq! a partir de ahora, tienes cuarenta y ocho horas para confirmar tu cuenta. de tener alguna duda, ¡acá estamos!
01. INFORMACIÓN IN CHARACTER.
nombre: renata montesinos.
pronombres: femeninos.
edad: veintidós.
fecha de nacimiento: veintitrés de julio.
nacionalidad: mexicana.
rostro reservado: lizeth selene.
perfil psicológico: extrovertida, irresponsable y divertida, parece no tomarse las cosas nunca en serio y nada le resulta interesante por más allá de un corto periodo de tiempo. tiene facilidad con encajar en los grupos, es un ser en extremo sociable y de mente rápida para las bromas y la ironía, otra historia se cuenta en lo académico. desvergonzada, coqueta y de pronta iniciativa, es lo suficientemente confiada como para entablar conversaciones y ligar con cualquiera que le resulte atractivo o llamativo. osada, aventurera y con un particular gusto por la adrenalina, siente principal afición por la vida nocturna, por lo que no es raro verla en fiestas o con lentes de sol al día próximo.
02. DATOS DE RELEVANCIA. 
uno. nace en cdmx, tiene una gemela y fueron criadas solo por su padre desde que eran muy pequeñas luego de que su madre los abandonara por un hombre con mayor poder adquisitivo. durante su niñez resintió la falta de una figura materna pero la misma se desvaneció conforme los años pasaban, su padre siempre les dio todo lo que podía y llegó el día en que se percató que crecer sin una madre no la había privado de nada.
dos. siempre fue la rebelde, nunca se interesó en sus estudios, prefería saltarse clases o escaparse de las mismas. optó un camino más errático para diferenciarse de su gemela y entregó más dolores de cabeza que alegrías a su padre, quién aún después de todo jamás puso mano dura, por lo que se aprovechó de eso y el gran amor que tenía para sus hijas. cree firmemente ser la consentida y hasta hoy no duda en eso.
tres. luego de terminar la secundaria comienza a trabajar en la empresa familiar que su padre ha forjado con los años, pero no es lo suyo y, a decir verdad, nada es lo suyo, nunca nada termina por gustarle. así que luego de reunir un poco de dinero, se inscribe en un programa para trabajar en el extranjero, llegando así a europa, dónde cree que quizás pueda encontrar lo que le falta de regreso en casa.
cuatro. nunca ha estado en sus planes entrar a la universidad, por lo que su plan principal es trabajar en distintos lugares que le permitan solventar la vida escasamente planificada que lleva. no desea regresar a su país tampoco, no al menos hasta en un largo periodo de tiempo.
cinco. tablero de pinterest. 03. INFORMACIÓN OUT OF CHARACTER. 
seudónimo: cata
pronombres: femeninos.
edad: +20
triggers: non con, incesto, maltratos.
zona horaria:  gmt -3
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jose-ameno · 1 year
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Crocatoan.
Apago el velador junto a la mesa de cama y se durmió, con una gran sonrisa extasiada. Las vacaciones habían llegado.
No es siempre así, la víspera de el primer día no laborable.
Estaba rebosante, lleno, arropado en un ambiente cálido, de ameno vaporoso calor, que lo albergaba y cobijaba, aislada del tiempo exterior. Se habia bebido un gran vaso de leche tibia y rebosa de sueño, seria una noche esplendida, no lo son todas?, las noches previa al retiro de descanso, a ese receso de la actividad, lo que mas endulza los momentos antes de quedar en sueños.?
Las vacaciones habían llegado, en sueños, esperaba, que fueran eternas, por el bien onírico.
La mañana siguiente estaba esplendida cuando se despertó.
No mera siempre así, las mañanas, en el primer día del receso laboral?
Se levanto, y pudo apreciar como nadie, la bellas calma que habitaba su morada, infinita en el tiempo y el espacio, que ahora todo parecía abarcar.
La paz.
Un bellos silencio, nada percibió que le molestara, ningún ruido molesto, ni cansancio alguno.
Luego de tal noche, donde durmió tan plácidamente, venían las compras obligadas, al primer día de vacaciones, y de paso, a explorar, tan bella ciudad, cuando nadie, estaba molestando. Bien, por el.
Se acicalo, calzo sus gafas, y, recorrió, su bien cuidado, y, no muy poblado, bigote.
Puso su camisa a cuadros, y enfilo.
Todo parecía cerrado, se habrán ido todos de vacaciones también, y aunque camino, y recorrió, y disfruto con este a su paso, nada pudo encontrar. Antes de volver a su caso, se aseguro, miro a ambos lados, y entro sin perturbarse en absoluto.
Cocino algo.
La comida, el primer día de vacaciones era importante, y aunque no fuera un festín, se daría a provecho. Haría magia, con los ingredientes que tuviera a mano.
Mientras cocinaba, por la ventada lateral ve un movimiento, brusco, como algo que pasa a gran velocidad.
Cocina, hasta que su plato este rebosante y caliente mientras escucha una alarma de auto, y, ruidos, golpes ahogados de chapa
Se sirvió la comida, y prendió la tele.
Hoy, comería en el sofá.
- Ohg – una repetición.
Siempre le molestaban esos programas grabados, aun, si no los habia vistos, igual, no los veia, no, al menos, durante la comida.
Era como comer solo.
Y, su casa estaba siempre llena, como le gustaba decir, el anfitrión, el ultimo anfitrión, como le gustaba decir, y se esmeraba en serlo, aunque no de ser bueno.
Los buenos debían de ser, las visitas, decía, al sentarse frente a la televisión.
- Ohg- repetían, repetición, repetición.
Escucho, suaves, golpes, como empujando, un par de veces, pero ni siquiera miro. Como si alguien tanteara.
-ohg- disgustado. Era el primer día de vacaciones y solo repeticiones encontraba
Empiezan ha haber golpes, y, gira, el pomo de su puerta se mueve.
Quien esta afuera? – observa, desde su sofá. Sorprendido, con un dejo, una leve tensión en sus cejas montadas.
Oye, el ruido, desde la planta alta, baja un sujeto, estaba ensangrentado, y portaba una barra plana, difícil de precisar, de donde la habia sacado.
Llevaba, sangre encima.
- Oye, - le dijo – no me oíste?
- No – dijo, todavía con un dejo de sorpresa pero con su ce;o, algo mas despejado.
- Te estuve golpeando un rato. No sabia que hacer.
- Quien eres?
- Tom bendiocepina – dice como si fuera su nombre clave
- Oh
- Y, tu? Como te llamas?
- Tom venzodio
- Mira que bien – dijo
Nadie dijo nada por un buen rato
Se quedaron en silencio . Sin hablar, abrumados, como si ninguno, supiera que hacer.
Pronto, fue, este, el visitante quién hablo primero.
- Que vamos hacer?
- Con que?
- Oye, - dice – no haz visto nada?
- Eres un duende?
- Oye, vamos, ponte serio
- Porque si lo eres, tengo un trébol
- Un trébol?
- Lo eres?
- Que?
- Porque si lo quieres, tengo un trébol
- Vamos, venga ya – y toma el remoto – no haz oído nada? La ciudad esta muerta
- Muerta?
- Si, no haz visto nada
- No
- La ciudad esta paralizada. O parada, que se yo. Como se llama a esto?, a la nada misma
Y un loco me ataco en la calle. Tuve que pelear para zafarme de el
Pasa los canales.
- Repeticiones – dice - lo se, es aburrido.
- Nada?
- Como si estuviésemos solos.
- Oh
Ningún informativo ni señal de emergencia, ni el presidente, nada?
- No, todo grabado.
- Oh
- Y, que hacemos?
- Con que?
- No hay nada – dice – que no oyes – dice – no hay, transporte, no hay gente en las calles, no hay supermercados abiertos, nada, de nada.
Ni el jodido presidente esta
- No?
- No
- Oh
- Estamos solos?
- Solos
- Un momento entonces, yo podría ser el presidente
- Tu?
- Si
- Oh
- Oye, tengo tu voto? – dice – te prometo que lo primero que hare al subir, sera cerrar el estado
- Oh
- Lo tengo?
- Bueno
- Bien – y permanecieron en silencio unos minutos
- Eh
- Mmm?
- Quieres un video?
- Un video?
- De mi campaña
- No
- No?
- No hace falta
- Por las dudas – dice – por si alguien esta escuchando – dice y se pone solemne – queridos, conciudadanos – hizo una pausa – que se dice en estos casos?
- No lo se
- Pero, tengo tu voto?
- Si
- Tal vez, deba, solo quedarme en silencio. Con cara de compromiso y preocupación. – dice – tal vez, ambas a la vez
- Si
- Hey
- Que?
- Quieres ser mi asesor de campaña
- Mmm, no
- Por que?
- Porque estoy de vacaciones
- eh?
- Si
- Mira tu – dice – de que?
- Transito
- Ah, bien
Y, permanecen en silencio un rato mas
- Eh
- Mmm
- Y, si eso es lo que paso
- Que?
- Todos estan de vacaciones
- Mm
- Que capullo, pondría las vacaciones de toda la población junto . a lo mejor ni en la ciudad estan
- Yo, iba a tomar un barco
- Si?
- No se
- oh
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pinksunshine34 · 2 years
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El freak y la chica del upside down
Parte 16
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-¡Está bien!-dijo Joyce exasperada abriendo la puerta-¿qué es todo ese escándalo?-pregunto, mirando a Hopper que tocó el timbre como desquiciado.
Entró sin responderle a su pregunta pues parecía sorprendido.
-¿Qué haces aquí tan temprano?- miro su reloj y el sol no tenía mucho que había salido.
-¿Tus hijos están aquí?-Hopper camino de un lado al otro por toda la sala.
-Si, durmiendo. ¿Por qué estas tan hiperactivo?-
-Por esto-le entregó el sobre amarillo-Owens hizo que sus hombres investigaran y lo mando esperando que nos sirviera de algo-
La madre de Will y Jonathan abrió el sobre a punto de tirar todas las hojas pues eran demasiadas. Se dirigió a su cocina para tomar asiento y leer la información que tenía.
Hawkins, Indiana.
Centro de Documentación, Información y Análisis.
Dirección de Servicios de Investigación.
Abril - 1959
Pasó de hoja observando que en la parte de medio tenía una marca de agua con la palabra "CONFIDENCIAL" de esquina a esquina. Comenzó a leer de forma rápida pues era un acta de nacimiento.
-¿Henry Creel?- pensó de forma rápida- es Vecna ¿cierto?-
-Oh, y esa no es la mejor parte-Hopper tomo una silla y se sentó frente a ella.
Comenzó a esculcar entre todos los documentos encontrándose con certificados médicos, inscripciones a escuelas, boletas y alguna que otra información personal que no encontraba importante.
-¿Por qué te envío esto?-era información sin relevancia- ¿de que nos sirve si saco siete en matemáticas o si se enfermo de gripe hace veintiocho años?-
Continuó escarbando encontrándose con fotos de el solo o con su familia, también unos dibujos y un antiguo periódico con la noticia de que su padre, Víctor Creel, había matado a su familia pero ya sabían que había sido encerrado injustamente. No era como si pudieran salvarlo del Hospital Mental Pennhurst con la excusa de que su hijo de doce años lo asesino.
-Ve esto-Jim le volvió a mostrar la fotografía que ella puso a un lado en la cual se observaba a toda la familia unida. Su madre abrazando a su esposo y este con los niños frente a él. Todo normal-¿ves algo familiar?-
Henry se veía serio pero no era para tanto.
-¿A que quieres llegar?-lo miro con cansancio y su pareja tomo los últimos documentos que ella ya no quiso ver.
-Lee la portada-
Ley de protección de víctimas, testigos y demás sujetos procesales de Indiana. 
Todo el documento eran artículos y palabras que solo un abogado o juez podía entender. Nada importante pero al pasar las páginas se encontró con una entrevista transcrita en la cual un sujeto sin nombre el cual era el entrevistador hablaba con una mujer que era la entrevistada.
Comenzó a leerla y era un relato de los hechos ocurridos a principios de abril de 1959 cuando sucedió las muertes de Alice y Virginia. Sin despegar la vista y haciendo una línea del tiempo en su cabeza las fechas comenzaron a coincidir.
-¿Alice Creel está viva?-cuestiono con incertidumbre.-pero como...-
Hopper tomo las hojas y comenzó a explicarle con detalle la entrevista que leyó en la madrugada.
-Aquí dice que sobrevivió al ataque de su padre, pero la verdad es que sobrevivió a su hermano. Henry era un niño que utilizo toda su energía para matar a su madre y atormentar a su padre, así que cuando fue el turno de Alice solo la lastimo poniéndola en coma por unos días. Cuando despertó contó todo por cómo lo vivió creyendo que fue algo relacionado con fantasmas pero al ser solo una niña llegaron a la conclusión que entro en un estado de shook creando todo lo demás- explicó, como si le volara la cabeza todo eso.-estuvo en terapia y el hospital se encargó de ella por un tiempo-
-¿Ahora donde está?- era mucha información que procesar.
-El gobierno la cuido y al perder todo además de tener un padre psicopata decidieron aplicar la ley de protección de víctimas. Después pudo ser adoptada y olvidar su pasado-
-Eso significa que su nombre cambio-tomo la foto entre sus manos tratando de descubrir quién era.
Hopper tomo la ultima hoja y la paso por la mesa hasta donde estaba ella. Joyce la tomo en manos y observó que era un acta de nacimiento.
Nombre: Karen Wheeler.
Joyce se levantó de su asiento y compartió la misma sorpresa que Jim quedándose sin palabras.
-¡Lo se!-expresó Hopper como si leyera su mente.
-¡¿Y que hacemos con esta información?!-alarmo-se que es difícil de creer pero no podemos ir con Karen a que regañe y calmarle a Henry-esto no podía ser una platica entre hermanos para decirle que pensara en las consecuencias de sus actos.
-No lo...se- todo este tiempo los únicos "padres" que estaban atentos a sus hijos eran el y Byers, así que contarle todo lo sobrenatural a su ex-compañera de escuela no iba a ser creíble. Karen no tenia más información de la que ellos ya sabían, era solo un ser humano que siguió con su vida, su nueva familia y después ella creó una propia.-¿crees que sea buena idea contarle a los chicos?-
Joyce cayo en cuenta que Olivia tenía una tía y que lo peor es que Nancy, Mike y la pequeña Holly tenían un tío demente.
-Tal vez solo a Nancy y Olivia. Mike esta en una etapa difícil y con esta información no sabemos cómo va a reaccionar- era un adolescente el cual por el momento buscaba cualquier excusa para pelear con Liv y Eddie.
-Tienes razón, si se entera que Olivia es su prima va a explotar- esperaba que el chico dejara todas sus diferencias de lado pero nada lo calmaba.
Aún era muy temprano para despertar a las chicas y darles esta información así que decidieron esperar en su casa tratando de pensar si Karen debía saber que su hermano estaba vivo.
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-¿Están listos?- preguntó Nancy.
-Super lista-expresó Liv con emoción.
-¿Por qué siento que voy a terminar disparandome en el pie?- Eddie camino, sabiendo que era mejor con un arma blanca y no con una pistola.
Era la primera vez que Olivia aprendía a disparar y que mejor persona para orientarla que la increíble Nancy Wheeler. Lo que tenia de bonita e inteligente lo tenía de ruda.
Después de explicarles la forma de tomar el arma puso varios blancos a unos metros frente a ellos. Al principio se les complicó enfocar bien su vista pero poco a poco se fueron soltando y de vez en cuando le daban al blanco.
-Eres bastante bueno Munson-hablo Nancy impresionada pues había aprendido rápido.
-Si, el imbecil de mi padre me dejaba usar su arma cuando era niño- negó- aunque en momentos como estos debería ir a la cárcel y agradecerle-
Wheeler hizo una mueca ya que no sabía que decir.
-Ustedes dos tienen mucho en común-murmuro, pensando en que sus padres tenían más historias que el aburrido de Ted Wheeler.
-¡Nancy!-la chica llamada dejo de hablar con los chicos a los cuales les estaba enseñando para mirar a Steve-te traje munición- le entregó unas cajas.
-Ah... gracias-dijo algo nerviosa mientras las tomaba. Harrington hizo una mueca aceptando su agradecimiento y mientras se iba la siguió viendo por momentos.
Liv observo que los dos actuaban extraño desde que los conoció, siempre trataban de no estar solos y si sucedía se notaba en el aire la tensión. Eddie tenía una idea de lo qué pasó pues el otro chico "Jonathan" había regresado pero también actuaba extraña junto a él, ni siquiera parecían novios.
-Ayudare a Harrington-dijo Munson, retirándose de ahí.
Wheeler comenzó a sacar algunas balas.
-¿Estás bien?-cuestionó Olivia, caminando junto a ella.
-Lo estoy-hablo no muy convencida- ¿por que la pregunta?-
La chica con arma en mano miro a Steve.
-Un pajarito me dijo lo que hiciste por el en el lago-Nancy negó cómo si no fuera importante- y actúas extraña con el y tu novio. Sino quieres decirme lo entiendo, solo que si me necesitas aquí estaré- le guiño un ojo.
La joven de cabello castaño lo pensó, de verdad necesitaba una amiga y aunque con Robin habían conversado más desde lo qué pasó, no le decía estas cosas. Ella era mejor amiga de Steve por ende lo protegería.
-Es estupido...-se regaño a si misma-viendo todo lo que está pasando y lo que haremos mis problemas amorosos no importan-
-Claro que importan Nancy, si eso hace que no duermas en la noche-se sentó en un tronco-¿sientes algo por Steve?-
Ella negó.
-No...-se sentó junto a la chica mirando como Eddie hablaba con Harrington-no lo sé. Solo que nada está saliendo bien con mi novio- ahora busco con la mitad a Jonathan el cual estaba hablando con su hermano.
-¿Ya no es lo mismo?-
-Eso y que yo le oculte lo que ocurrió con Steve este tiempo. Además el mintió acerca de no recibir su carta de aceptación a la universidad-rio pensando que era una tontería- aún faltan más de cuatro meses y ni siquiera se si yo iré- parecía triste por eso.
-¿Te llego tu carta?-
-Si, fui aceptada en periodismo en Boston-le compartió una media sonrisa. Liv se abalanzó a ella abrazándola con mucho orgullo, ni siquiera sus padres sabían pues con todo lo que ocurría no sabía si quedarse. Pensó en que se sentía tan bien que una persona se alegrará por sus logros.
-¡Eso es increíble Nancy!-felicito- pero ¿por qué Jonathan mintió? ¿No recibió su carta?-
Hizo una mueca.
-Ni siquiera trato, al parecer no quiere abandonar a su familia y no me mal entiendas, se que debe apoyarlos pero al menos esperaba que me dijera desde un principio para hacer algo juntos y ahora no se que hacer-cerro los ojos con frustración-lo peor es que todo lo que pase con Steve se sintió... bien. Nunca dude que me amara antes de romper pero lo que sentía por Jonatan en ese momento era real. Es como si tuviera sentimientos por los dos. ¿Eso me hace una mala persona?- pregunto con un hilo de voz.
-No eres mala-Liv pensó que Boston estaba demasiado lejos. La familia de Jonathan no podía costear el mudarse allá así que aunque el quisiera ir no podría. En cambio lo de Steve se sentía bien pero tampoco estaría en Boston.
-No se a quien debo corresponder- Olivia puso su mano en su hombro.
-A ti-sonrió de forma amable-veras no soy experta en relaciones y ni siquiera se si tengo una en este momento-
-¿No haz hablado con Eddie?-
Ella negó-eso sera tema de otro día-rio-pero si yo estuviera en tus zapatos haría lo que a mi me gusta y se que amas el periodismo así que sigue tus sueños Nancy o podrías hacer una lista de razones por las cuales te quedarías con Jonathan o con Steve y quien tenga más gana- Nancy rio, no sonaba mal la segunda idea.
-Gracias Liv- sintió que se quitó un peso de encima al decirlo, aún no estaba decidida pero pensaría en lo que ella dijo.
-Para que somos las amigas- las dos observaron el auto de Hopper estacionarse frente a ellas. Así que se levantaron para acercarse a él.-aun no entiendo como no lo reconocen en la calle- se quejó.
-Bueno está calvo, delgado y siempre tiene esa gorra puesta-
Nadie de Hawkins sabia que Jim Hopper no estaba muerto y que en lugar de eso estuvo en una prisión en Rusia. Había cambiado así que era difícil reconocerlo pero a diferencia de Eddie a él no le importaba andar por la calle caminando alegremente. Algún día de estos alguien se lo toparía y le daría un infarto pensado que volvió del inframundo.
-Debemos hablar con las dos-el ex-jefe de policías cerró su auto con fuerza señalando a las chicas.
-¿Todo bien?-preguntó Nancy.
-Todo está bien, solo nos enteramos de algo insignificante-Joyce trato de calmarlas pero Hopper  no era de ayuda.
-Alice Creel está viva- Byers le dio un golpe para que no gritara y que los demás no se acercaran.
-¿La hermana de Henry?-pregunto Liv, frunciendo el ceño. El le había contado que la mato y de una forma no muy grata.
-Lo siento, ¿qué tiene que ver esto conmigo?-Nancy cuestionó con curiosidad pues por algo se lo estaban diciendo.
Las dos personas que llevan la nueva información se miraron entre sí.
-A tu madre le aplicaron la ley de protección de testigos-explicó Joyce de forma calmada- cambiaron su nombre y una familia la adoptó-
-Karen es Alice- alarmo Jim esperando que la chica no se desmayara pero era más sencillo decírselo de golpe.
Nancy y Olivia se miraron entre sí, al parecer eran más que amigas.
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ld-kash7w7 · 4 years
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La historia de Moca...
A lo whatpatt xdxd
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Todo empezó una noche cuando Cuphead y Bendy llegaron a la casa de uno de los 2 borrachos por una reunión entre amigos a la cuál avían asistido, pero ellos no estaban muy cansados, siguiem bebiendo y haciendo estupideces, después de hablar de botes, trabajo y palomas por alguna extraña razón, salió el tema de la familia, los niños y esas cosas, Cuphead menciona un documental que vio con su hermano sobre el nacimiento de híbridos y como algunos los creaban por la ciencia y curiosidad, Bendy borracho se lo piensa y de lo idiota que estaba le dice "intentemos hacer un híbrido!!" .
Cuphead lo miro y después se puso a reír a carcajadas diciéndole eso era imposible, pero Bendy seguía insistiendo, al final accedió y decidieron hacer un intento muy estúpido, buscaron una taza en la cocina y tinta negra del escritorio y los juntaron. Estaba borrachos a si que es normal que estén bien idiotas, Bendy dijo "creo que estamos haciendo algo mal"
Se quedaron un buen rato viendo los 2 objetos pensando es que estaba fallando, "lo tengo!" Explamo Cuphead, "creo que hay que verter la tinta adentro de la taza", Bendy aplaudió Tante esa idea, a si que eso hicieron y después de eso miraron atentos para ver si funcionaba.
"creo que eso no era" dijo el demonio de tinta, "tal vez le falta cara" dijo Cuphead, buscaron un plumón negro y dibujaron una cara mal echa en la taza blanca manchando un poco el Aza y parte de la taza dónde estaría su mejilla, Cuphead lo agarra y lo levanta como en el rey león y grita "hemos hecho un híbrido", Bendy lo insulta y ambos se ponen a reír, pasaron varias hora jugando con la taza llena de tinta a la cuál también le vertieron leche al tratar de alimentarlo, al cabo de un rato se quedaron dormidos en la sala.
Mientras dormían una luz blanca bajo de cielo y entro a la casa por la ventana, vuelva por todo el lugar, se posa Serca de la taza llena de tinta y luego se sumerge en ella, la tinta comienza a salir de su interior como si fuera una fuerte y a formar figuras raras al rededor de la taza, a la mañana siguiente Bendy es despertado al sentir un aprendo en su cola, le grita a Cuphead que se detenga o le dará una patada, pero abre los ojos de sorpresa al escuchar la risita de un bebé, al mirar su cola ve a una taxista abrazando su cola con fuerza, Bendy muy impactado mirándolo levanta y baja su cola tratando de hacer que se suelte mientras comenzaba a gritar de forma alarmada el nombre de su amigo.
Cuphead despierta quejandose, al ver al bebé se vuelve a acostar dandole la espalda a Bendy, "creo que sigo dormido después de todo" dice, Bendy deja caer al bebé sobre Cuphead el cual lo agarra por instinto "ten cui-!!.... Esto se ciente muy real Bendy", "es porque es real idiota!" Le reclama el demonio "de quién es el bebé!? Cómo entro!?"
Cuphead se sienta en el suelo con el bebé en brazos pensando " no lo se.. pero deberíamos ponerle ropa" , esas palabras hacen que Bendy se detenga y mire a Cuphead pensando que si sería buena idea . Después de vestir al bebé con ropa de bebé vieja que encontraron en el ático y darle un chupón (esas cosas que chupan los bebés) comienza a discutir la llegada del bebé y de dónde pudo Acer venido, después de una discusión larga y al ver las propiedades de las cuales estaba hecha la taza llegaron a la conclusión que es la taza con la cuál estaba jugando a cuidar esa noche, Bendy se recuesta en la mesa no creyéndose aún el cuento y haciendo un berrinche, Cuphead lo mira y le dice que tendrán que quedarse con el bebé y cuidarlo, Cuphead sentía empatía por la criatura apenas la vio ya que el y su hermano nunca conocieron a sus padres, el abuelo nunca les quiso hablar de ellos y no quería abandonarlo como hicieron con el, Bendy se negaba rotundamente pero Cuphead le reclaba diciendo que es lo que se debe hacer y aunque no le guste la idea tendrá que aceptar si o si..... Bendy se queda un rato en silencio, agarra al bebé sosteniendolo sobre la mesa mirándolo aún sin agradarle aún la idea..
Bendy: si nos quedaremos con el... Su nombre entonces lo pondré yo
Cuphead lo mira sorprendió y asiente
Bendy: se llamará moca
Cuphead: moca?...por qué??
Bendy: es una de mis bebidas favoritas.. almenos debe terner algo mío
Cuphead: tiene cola
Bendy no se abia percatado de eso y suspira "si la tiene" se inclina echándose sobre la mesa mientras mira al bebé , un silencio incómodo toma control de la situación asta que Bendy rompe el hielo con un comentario
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Cuphead lo mira algo molesto por su comportamiento
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Bendy se levanta al escuchar la palabra madre ofendido de algúna forma
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Ambos se ponen a discutir fuertemente en frente del bebé, solo se detiene cuando lo escuchan llorar
Ambos miran al bebé sintiendo mal por hacerlo llorar y sin saber cómo calmarlo, se miraron mutuamente y decidieron tomar en serio el nuevo rol que tienen ahora.
Y a si fue como comenzaron a cuidar de su bebé accidental, si tenían dudas de algo consultaban con amigos que ya tuvieran hijos para saber que hacer, mientras el tiempo pasaba más se encariñaban con el pequeño moca tanto así que le compraron juguetes, lo inscribieron en el jardín y la escuela asta llegar a la actualidad, como una familia muy peculiar
Y fin
Es la primera vez que hago una historia por escrito, perdón si está muy emmm rara pero así fue como pasó xdxd
PD: Cuphead está menos tierno por qué aquí ya es un adulto xd
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elmundodeflor · 3 years
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levihan - oneshot
De cuando Hanji y Levi confesaron lo que sentían…
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La pila de papeles crecía sobre su escritorio a la par que el peso que aplastaba sus hombros. Ya no recordaba cuándo había sido la última vez que había pisado su laboratorio ni la última vez que había abierto un libro. Desde la batalla de Shingashina que el tiempo se había estancado y cada segundo era una puta agonía.
Inspiró hondo, en un intento por retener las lágrimas que picaban en la comisura de su ojo sano. No tenía ni idea de cómo hacer este trabajo, de cómo ser la comandante que la humanidad esperaba que fuera. ¡A Erwin parecía salirle todo tan natural! Él no titubeaba cuando las cosas se complicaban ni le temblaba el pulso a la hora de tomar decisiones arriesgadas. Ella, en cambio, se sentía extremadamente débil, vulnerable, como si fuera a derrumbarse en cualquier momento. Pese a lo mucho que se las empeñaba por mostrarse fuerte, estaba convencida de que no estaba hecha para el rol que la vida la estaba forzando a cumplir.
-Quizás él debería estar aquí en lugar de mí.- resopló, frustrada, arrojando al suelo todos los documentos que aún no había firmado.
Con el enojo hirviendo en sus venas apretó los dientes y elevó los puños en el aire, lista para estrellarlos contra la pared. No obstante, el estruendo de la puerta cerrándose a sus espaldas la tomó por sorpresa, obligándola a retractarse. Al voltearse, su mirada automáticamente se topó con la de Levi. ¿Cuánto rato llevaba allí escuchándolo todo? Estaba furioso.
-¡¿Qué carajos, Hanji?!- gritó, fuera de sí.- ¡¿Después de todo lo que hemos pasado juntos lo único que te importa es morir como una maldita cobarde?!
Ella sollozó. Unas cuantas lágrimas escaparon rebeldes, empapando su mejilla.
-¡Tú no lo entiendes! ¡No entiendes toda la presión bajo la que estoy!- exclamó. La ira que llevaba meses tragándose había aflorado de golpe a la superficie y era como si estuviese a punto de explotar.- ¡Me siento sola! ¡Extraño a Moblit! ¡Extraño quién era yo antes de que toda esta mierda ocurriera! ¡Te extraño a ti!
Levi la observaba muy fijamente, perplejo. No entendía nada.
-¿A mí?
Hanji agachó la cabeza y asintió.
-Sí, ¿no te das cuenta? ¡Estoy harta de pretender que el espacio entre nosotros no existe cuando la realidad es que hay un jodido abismo!- lloraba. Su voz era un quejido entrecortado.- Maldición, ya ni siquiera me llamas cuatro ojos…
Levi la tomó de la mano y la acercó hacia él tan abruptamente que no le dio ni tiempo de reaccionar. Hanji contuvo la respiración.
-¿En serio significa tanto el cómo te llame?- preguntó, demandante. Ella volvió a asentir, incapaz de verlo a la cara.
-Sí…- balbuceó.- Eres todo lo que me queda, Levi. Y ahora, siento que te he perdido a ti también.
Él inspiró hondo y la acercó aún más. Estaban tan próximos el uno del otro que sus narices podían casi tocarse.
-Pues no eres la única que está mal, Hanji.- confesó amargado, en un murmullo.- ¿O te crees que no me duele ver cómo sufres constantemente? Todos los putos días tengo que soportar ser testigo de cómo vas apagándote poco a poco. Todos los putos días tengo que cargar sobre mis hombros con las muertes de todos nuestros compañeros. ¿Sabes? Aquella tarde en Shingashina se fue Erwin, ¡pero junto con él también te fuiste tú! ¡¿O te crees que no me carcome por dentro amar a una mujer que probablemente me odie por haber hecho de su vida un infierno?!
“¡¿Qué?!”
Hanji se paralizó por completo. Durante años se había jactado de poder leer sin problemas la expresión indescifrable de Levi. Sin embargo, había fallado estrepitosamente esta vez. ¿La amaba? No podía ser posible. Jamás lo hubiese adivinado. Aquel hombre gruñón y con constipación emocional estaba justo allí, delante de ella, diciéndole que la amaba. Demonios, se sentía como una tonta. Las discusiones carecían de importancia cuando todavía se tenían el uno al otro, como había sido siempre. El mundo era tan cruel, pero tan dolorosamente hermoso. Y ellos aún tenían la suerte de estar vivos para presenciarlo, para darse una segunda oportunidad. Estúpido Levi. Estúpida Hanji. Estaban tan cansados, tan rotos por dentro. Habían sido tan ciegos. Desde que tenían uso de razón habían basado su existencia en dedicar sus corazones por el bien de la humanidad. No obstante, ahora, en el silencio sombrío de la noche, ella caía en la cuenta de que una parte de su corazón también se la había dedicado a él.
Sus manos acariciaban sus mejillas con cuidado, con dulzura. Los rasgos antes tensos de Levi se relajaron ante la calidez del contacto, y Hanji sonrió por primera vez en todo lo que iba del rato que llevaban juntos.
-Ven conmigo.- le pidió bajito, guiándolo a través del pasillo que conducía hasta su habitación. Levi la siguió sin inmutarse hasta que ambos se detuvieron frente a la puerta.
Allí parada, la mente de Hanji iba a mil revoluciones por minuto, no muy segura de si estaba haciendo lo correcto. ¿Acaso estaba yendo demasiado rápido? ¿Acaso estaba llevando las cosas demasiado lejos? No quería tirar por la borda la amistad irrompible que con Levi habían forjado a través de los años. Sin embargo, tampoco podía seguir ocultando que, en ese momento, lo único que necesitaba era estar a su lado. Aterrada, extendió un brazo tembloroso hacia el picaporte, y entonces su corazón dio un vuelco cuando él se le adelantó y lo tomó por ella, abriendo la puerta despacio.
La tenue luz de la luna bañaba el cuarto en un aura azul pálido. Levi se sentó sobre la cama y Hanji hizo lo mismo.
-Escucha, yo…- comenzó a hablar. Ella puso un dedo sobre sus labios para hacerlo callar.
-No.
Levi la contempló unos instantes, extrañado. Hanji estaba acercándose a él muy lentamente y no tenía idea de cómo reaccionar más que quedándose quieto. Podía sentir su aliento tibio en el rostro y oír su pulso disparándose desbocado en su pecho, acelerado igual que el suyo. Jamás habían estado a tan escasa distancia el uno del otro. De todas las veces que había soñado despierto con besarla, ni una sola hubiese imaginado que sería así.
Impaciente, enterró sus dedos entre sus mechones castaños y la atrajo hacia él, finalmente acortando los ínfimos centímetros que los separaban. Sus labios se presionaron gentilmente contra los de ella, y de pronto era como si el universo entero se hubiese detenido justo allí.
Los brazos de Hanji se acomodaron alrededor de los hombros de Levi, tirando de él para pegar más sus cuerpos y guiar su boca en sincronía con la de ella. El beso se tornaba más intenso y profundo conforme transcurrían los minutos, y las respiraciones de ambos no tardaron en volverse agitadas e irregulares.
“Así que ésta es la manera de decírselo sin usar palabras…”, pensó él. Era como si alguien hubiese abierto un cofre escondido en algún rincón de su inconsciente y de pronto todo el afecto que llevaba tanto tiempo reprimiendo saliera disparado desde dentro, cegándolo, emborrachándolo de aquel cariño tan irrefrenable y abrumador que sentía por ella.
-Hanji…- suspiró, en un susurro apenas audible. Su lengua se deslizó con suavidad por sobre sus labios, saboreando cada milímetro, y un escalofrío sacudió su cuerpo en cuanto ella gimió involuntariamente.
-Levi…
Él bajó con sus manos hasta sus caderas, acomodándola con algo de brusquedad y urgencia sobre su regazo. Sus ojos se clavaron suplicantes en los de ella durante una fracción de segundo antes de que volviera a besarla.
-Hanji…- murmuró. Sus labios acariciaban los suyos con suma delicadeza. El beso era aún más profundo y apasionado que el anterior y sentía su piel arder en llamas. El único sonido en toda la habitación era el de sus bocas, encontrándose y desencontrándose una y otra vez.
Hanji. Hanji. Hanji.
Podía jurar que jamás había oído a Levi pronunciar su nombre de ese modo. Había algo en la forma en que lo repetía, desesperado y con dulzura entre beso y beso, que estaba a punto de hacerla perder la maldita cabeza.
Enredó sus dedos en las finas hebras de su cabello negro, mientras que él posaba sus labios en el lateral de su cuello y estrujaba entre los puños la tela arrugada de la camisa de su uniforme. La situación iba a salirse de control si no se detenían ahora.
Reuniendo tanta fuerza de voluntad como le fue posible, Hanji fue la primera en apartarse.
-Levi, espera…- jadeó, luchando por recobrar el aliento.- Necesito que me prometas una cosa.
Él la contemplaba con las cejas enarcadas. Sus ojos resplandecían en la penumbra del cuarto, expresando en silencio todo aquello que las palabras no podían. La verdad era que no le gustaban las promesas, pero podía hacer una excepción por ella.
-¿Qué?
Hanji tragó saliva y pegó sus frentes. Un nudo le apretaba la garganta.
-Que, cuando todo esto termine, vendrás a vivir conmigo a un lugar bonito.- imploró. Su voz estaba al borde de quebrarse.- Solos tú y yo.
Levi esbozó una sonrisa apenas perceptible. No estaba seguro de poder cumplir con eso. No estaba seguro de cómo o cuándo acabaría la puta guerra, mucho menos de si alguno de ellos moriría en el camino. Si ganaban, ¿qué pasaría después? Cuando Paradis encontrara la paz, ¿qué otro motivo tendrían para luchar? Hanji era su nuevo sueño.
-Te lo prometo únicamente si tú prometes que volverás a ser la loca amante de los titanes que alguna vez fuiste.- concluyó. El trato le parecía justo. No quería seguir viéndola muerta en vida, colapsando bajo la inmensa presión de ser comandante. Extrañaba su risa, su expresión despreocupada, la forma tan peculiar que tenía de explorar el mundo. La necesitaba de regreso.
Hanji asintió con la cabeza, y él atrapó bajo la palma de su mano una nueva lágrima que rodaba tibia por su mejilla.
-De acuerdo.- exhaló.
Era la primera noche en mucho tiempo en la que la esperanza pesaba más que el miedo.
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cristinableunoir · 3 years
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Eremika Spanish Week. Día 1: Chefs AU:
La armonía de colores fue lo primero que llamó la atención de Mikasa la primera vez que había cruzado la puerta del restaurante. Las paredes eran color crema, los cubre manteles blanco nuclear y los manteles amarillos. En el centro de cada mesa había jarrones pequeños y transparentes con flores violetas dentro.
- El contrato que firmarás será de un año -Mikasa asintió-, y también...
- Zeke -le interrumpió-, lo he entendido.
Mikasa había hablado con la misma voz dulce, calmada y femenina con la que trataba todos los temas que quería zanjar cuanto antes. ¿Y esta chica tan calmada y fría está tan llena de problemas como todos dicen? se preguntó. En un gesto muy rápido, firmó los papeles y se los entregó. Y con ese simple gesto; Mikasa Ackerman era la nueva encargada del restaurante Jaegeristas. Tras guardar el contrato en una carpeta color camel, Zeke se levantó:
- Te presentaré al resto.
Mikasa se levantó detrás de él y le siguió hasta la cocina. La cocina estaba detrás de la barra de espera del salón del restaurante, en la plantilla de la cocina contaban con cuatro personas además de Zeke, que era el que la dirigía. Niccolo, Armin, Floch y Eren. El último era pariente de Zeke, hermanos o eso tenía entendido Mikasa, pero tampoco había querido hacer averiguaciones. No tenía ganas de responder preguntas, así que tampoco se sentía con derecho a hacerlas.
- Chicos -saludó-; dejad lo que estéis haciendo, quiero presentaros a alguien.
Zeke dio un paso a un lado, para dejar a Mikasa a la vista de todos. La chica mantenía una postura recta y altiva, tenía los hombros anchos y los músculos desarrollados, a pesar de estar tan delgada. Juntó las manos detrás de la espalda y los observó a todos, de la misma manera que ellos la observaron a ella.
- Es un placer conoceros a todos -se presentó-. Soy Mikasa Ackerman, a partir de hoy trabajaré como la nueva encargada de este sitio. Espero poder llevarme bien con todos.
Entre los cocineros había uno rubio y de ojos azules, era el más bajito pero tenía un rostro muy lindo. A su lado, picando cebollas estaba otro con semblante agrio y pelo rojizo, en los fogones había uno que tenía el pelo rubio y rizado. Estaba sonrojado, posiblemente por el vapor del agua que estaba cociendo. Los tres vestían la misma guerrera blanca de cocinero.
- Hola, Mikasa -el rubio de ojos azules dejó lo que estaba haciendo y fue a saludarla-. Yo soy Armin, es un placer conocerte -extendió la mano para saludarla, Mikasa correspondió al saludo-. El rubio es Niccolo, le decimos Nicco y el que está picando cebollas y ni siquiera esas le hacen llorar es Floch.
El primero saludó a Mikasa con un gesto de la cabeza, y el otro con un gruñido. Compañeros de trabajo encantadores pensó con ironía. En realidad le daba igual, lo prefería así, había ido allí sólo para trabajar, no tenía por qué hacer amigos. Notó un suave golpe en la espalda y se apartó enseguida de la puerta. Detrás de ella había un cuarto muchacho, supuso que era un hombre por los brazos fuertes y morenos que sostenían las cajas, porque la cara no se la veía, la tenía cubierta por cajas.
- Zeke, quita de en medio, que voy con carga -rumió.
- No es a mi a quien casi atropellas, idiota -respondió el jefe.
El chico que acababa de entrar en la cocina se giró sobre los talones hasta quedar de costado a Mikasa y mirarla ojiplático.
- Oh -murmuró-, perdona.
Se puso de cuclillas con elegancia y dejó las tres cajas que tenía cargadas en el suelo. El chico no parecía tan alto a comparación de Mikasa (quién era alta para ser mujer) pero tenía los brazos y las piernas largos, y los hombros muy anchos. De todos era el único que no vestía la guerrera, sino una camiseta de color marrón con el cuello de pico y vaqueros. Su pelo era castaño y largo, pero lo llevaba recogido en un moño a mitad de la cabeza.
- Me llamo Eren -le extendió la mano a modo de saludo, Eren tenía los ojos almendrados y profundamente verdes. No se parecía en nada a Zeke.
- Mikasa -correspondió al saludo, estrechándole la mano.
- Mikasa trabajará con nosotros a partir de ahora -intervino Zeke.
Eren apoyó la espalda en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y la mirada fija en Mikasa, no la desvió ni cuando Zeke comenzó a explicarle el contrato que la chica había adquirido con ellos.
- Vale -interrumpió sin haber escuchado ni una mierda de lo que su hermano mayor le había dicho-, me parece bien, pero antes de saber si podremos trabajar juntos necesito saber algunas cosas de ti.
Mikasa pestañeó una única vez. Sin descruzar los brazos, dio dos pasos hacia Eren y alzó un poco la cabeza para mirarle a los ojos. Eren se puso recto y entendiendo el desafío se inclinó hacia Mikasa, ella tenía la mirada seria, fría... profundamente triste. La de Eren era como la de un felino que trataba de averiguar en qué punto venía la luz.
- ¿Te gusta el queso? -le preguntó.
Mikasa fingió que no estaba sorprendida por la pregunta y no cambió el semblante.
- Sí -contestó con seriedad.
Eren torció la comisura de la boca en una sonrisa.
- Bien, empezamos bien. No me fío de nadie que no le guste el queso -afirmó, e iba en serio-. Y, ¿estarás dispuesta a probar todo lo que yo cocine? -pronunció cada una de las palabras con cuidado, de manera pausada, como si fuese una insinuación de algo más-, todos los que trabajan para mi están obligados a probar mi comida y a darme su opinión más sincera.
- Eren -el tono de Zeke resultó imperioso. Sólo un hermano mayor podía pronunciar así un nombre y que sonase como una riña.
Los otros cocineros habían dejado lo que estaban haciendo y miraban petrificados el intercambio de miradas, Mikasa se daba cuenta, pero no se amedrentó por ninguno de los presentes. Dio un paso al frente, ladeó la cabeza y contestó:
- Si es una norma, la acataré -y un ángel pasó por esa cocina, porque únicamente el sonido de las burbujas del agua al explotar en la olla se escucharon durante al menos quince segundos seguidos.
Ese fue el tiempo que Eren tardó en reaccionar. Su sonrisa se volvió como la de un niño y se acercó a Mikasa, codeándole la parte alta del brazo.
- Nos vamos a llevar bien tu y yo.
                                               🥢🥡🥢🥡🥢🥡
El primer día de trabajo fue bastante más duro de lo que Mikasa hubiera esperado. Quizás es que aún estaba cansada del viaje y la mudanza, o quizás es que se le había vuelto a olvidar que tenía que comer... Cuando se sentó por fin en una de las mesas del comedor no se lo podía ni creer, era patético para una ex gimnasta olímpica como ella se cansase así, pero enseguida apartó ese pensamiento, tenía que dejar de machacarse a si misma de esa manera. La última tarea del día era actualizar los registros y hacer caja, mejor si se centraba en eso. Además de supervisar mesas y camareros, y que no hubiera ningún problema con los clientes, aquel sería su trabajo principal.
- ¿Me permites? -sin aviso ninguno Eren le quitó el libro de cuentas que estaba examinando y le puso en su lugar un plato enorme de tallarines a la carbonara. Tenía uno idéntico para él en la otra mano, que puso delante del que había puesto para ella.
Retiró la silla y se sentó frente a ella, ofreciéndole un tenedor y una cuchara a Mikasa. Ella no los cogió enseguida, así que Eren se los dejó encima de la mesa, junto a su plato.
- Es pasta fresca a la carbonara -contestó a la pregunta que Mikasa no le había hecho-, y de la buena, nada de nata. La masa también es casera. Pruébalo, seguro que te gusta -la animó, con una leve sonrisa.
Dejó a un lado de la mesa el libro negro de las cuentas y comenzó a comer usando el tenedor y la cuchara para anidar la pasta. Mikasa tenía la mente centrada en el plato. Hacía años que no probaba la pasta, y el plato era demasiado grande, tenía demasiada cantidad de comida, no iba a poder con toda. Ni siquiera estaba segura de si podría comer con normalidad. El corazón comenzó a acelerársele, tenía el vello de punta, taquicardia, otra vez esa maldita ansiedad, el pánico que sentía que iba a devorarla. Basta, basta, se dijo.
- No has comido nada en todo el día -le recalcó, y tenía razón. Mikasa no había probado bocado desde que se había levantado y se había tomado el batido de proteínas con plátano que se hacía cada mañana-. Pruébala, seguro que te gusta -Mikasa seguía sin reaccionar ni decir nada, solo miraba el plato fijamente-.
Eren había hecho otro comentario más pero Mikasa no le estaba escuchando. Una gota de sudor le recorrió la nuca.
- ¿No te gusta?
Mikasa ni siquiera escuchó la pregunta. Sin previo aviso se levantó de la mesa manera un tanto brusca. Eren hizo ademán de levantarse él también pero Mikasa le detuvo con un gesto de la mano.
- Dame un momento, por favor -y se marchó al baño.
Encerrada en el baño comenzó a tener un ataque de pánico,  el primero en una semana. Le costaba respirar pero esta vez no llegó a vomitar, logró controlarlo. Tampoco era un gran mérito porque no tenía absolutamente nada en el estómago que pudiera vomitar si se metía los dedos en la garganta. Aun así, se recordó a si misma que el hecho de no haberse metido los dedos para vomitar, de no provocarse el vómito, era un logro en si y uno muy grande además. Antes hubiera insistido hasta dejarse la garganta, el esófago y escupir sangre, pero ya no, ya no quería sentir más dolor, ya no quería seguir sufriendo así. Era un logro, era un logro, estaba mejor, estaba mejor. Tras salir del baño se echó agua fría en la cara y comprobó la hora, eran las ocho, podía tomarse otra pastilla.
Eren apenas había tocado su plato desde que ella se había ido, pero Mikasa volvió a la mesa como si no hubiera pasado nada.
- ¿Estás bien? -Mikasa ignoró la pregunta y se sentó frente a él.
Cogió la cuchara y el tenedor, o más bien empuñó ambos cubiertos como si fueran armas y después cogió una pequeña porción de comida. Enredó con parsimonia y esfuerzo una porción muy pequeña de pasta y después se la metió en la boca. Mikasa parecía masticar con esfuerzo, frunciendo los labios. Eren no había estado más nervioso en toda su vida en lo referente a que alguien probase su comida. Mikasa no hizo comentarios al respecto, simplemente continuó comiendo, bocados pequeños, masticaba con lentitud y mucho esfuerzo pero lograba tragar.
- ¿Mucha pimienta? -fue el único tema de conversación que se le ocurrió en aquel momento-. Zeke suele quejarse de eso -Mikasa únicamente respondió negando con la cabeza-. A mi es que me gusta fuerte.
- A mi también -contestó después de un minuto.
Eren sonrió satisfecho, pero no preguntó nada más por esa noche, ya tendrían tiempo para hablar cada día que cenasen y comiesen juntos, o al menos eso esperaba él.
                                                     🥢🥡🥢🥡🥢
Eren y Mikasa se acostumbraron pronto a hacer las comidas y las cenas juntos en el restaurante después del trabajo y en los descansos, mientras ajustaban las cuentas o comían con los demás al medio día. Eren solía aprovechar para preparar platos tradicionales que le gustaban mucho como la escalivada de pimientos con atún, pasta o pollo al horno con manzana y miel. Y otras ocasiones hacía que Mikasa probase platos nuevos como la ghoulash de pescado blanco, la crema fría de melón con virutas de jamón de corte o arroz revuelto con tomate y berenjenas. Mikasa soportaba muy bien la comida picante, incluso mejor que él, pero odiaba el vinagre y la ensalada condimentada, para ella nunca era demasiada pimienta, se había dado cuenta Eren y aunque apenas comía durante el día (parecía que comer le resultaba un esfuerzo a veces) le encantaban las fresas, porque nunca rechazaba una, fuese la hora que fuese. En el tiempo que pasó con ella no solo descubrió las cosas que le gustaban comer, también que a pesar de parecer seria tenía un muy afilado sentido del humor, que siempre decía las cosas como las pensaba, que era mucho más inteligente de lo que todos pensaban, y bastante buena resolviendo conflictos y mediando entre las personas (había podido comprobarlo con Nico y Floch), y también que seguramente había estado sola desde que era muy pequeña. Por la actitud independiente que siempre exhibía.
                                                       🥢🥡🥢🥡🥢
Desnuda ante el espejo, Mikasa podía ver cómo había logrado ganar algo de peso en los últimos meses. Seguía haciendo ejercicio cada día, para no perder la masa muscular que tenía de haber hecho gimnasia rítmica durante tantos años, pero aún así, volvía a tener las caderas y los muslos llenos. Ahora parecía un poco más reloj de arena, la cintura se le formaba nuevamente y le marcaba el abdomen de manera más saludable, ya no notaba las venas del estómago. También tenía los pechos más grandes, el período le venía con regularidad desde hacía tres meses por lo que el pelo negro y lacio estaba más brillante y voluminoso también, la piel volvía a tener su tono blanco uniforme. También arecía algo más femenina, con el rostro más redondeado, no tan afilado como se había acostumbrado a vérselo en el espejo y a no gustarse. Ahora le gustaba lo que veía en el espejo. No recordaba la última vez que así había sido, mirarse desnuda y gustarse, mirarse y no sentir asco de ella misma, mirarse y no pensar que no servía para nada si no era capaz de coger unas mazas o una cinta rítmica. Su peso de cierta manera... ahora ya daba igual, daba igual, únicamente tenía que preocuparse por estar sana y bien.
La rutina del trabajo finalmente le había ido bien, su terapeuta le había insistido mucho en la importancia de llevar una vida ordenada, de ir dando pequeños pasos, de recompensarse por sus pequeños logros. Sigue haciendo gimnasia si quieres, sigue haciéndola si eso te hace feliz, pero no hagas nada que no te haga feliz o que te haga odiarte. Había sido más el consejo de una amiga que el de una terapeuta, pero en cierta manera, era lo que le había salvado la vida.
El uniforme del restaurante consistía en un pantalón negro ajustado, un delantal francés del mismo color y una camisa blanca que siempre llevaba remangada hasta los codos. Con el cambio de peso la blusa comenzaba a quedarle más ajustada en torno al pecho, volvía a tener canalillo. Tendría que comprarse una talla más, o acabaría viéndose en una situación incómoda en el trabajo. En la cocina Eren era el único que nunca se ponía una guerrera, siempre llevaba camisetas de cuello de pico y vaqueros, y como él era el dueño podía hacer lo que quisiera, o eso decía él. Comer y cenar cada día con Eren y los demás había sido también clave en su recuperación. Gracias a Eren se había reconciliado un poco más con la comida, todo lo que él preparaba era delicioso, y sobre todo nunca se quejaba de la cantidad que Mikasa comiera, si comía demasiado poco, si no quería tocar el arroz de la guarnición y prefería comerse solo las verduras. Con el tiempo había incluso aprendido a ponerle platos más pequeños, platos que podía terminarse enteros y que la animaban mucho, porciones ajustadas a ella. Eren era un cielo, Mikasa y él habían llegado a forjar lo que se podía denominar como una amistad muy profunda, o al menos eso pensaba ella. Mikasa nunca había tenido amigos, siempre había estado demasiado ocupada entrenando como para tener una vida o ese tipo de relaciones y todo esto era nuevo para ella. Básicamente era una torpe emocional de veinticinco años pero lo que sentía por Eren, la calma cuando estaba con él, la alegría de verle sonreír y cómo se hacían reír mutuamente... eso era cariño, y lo sabía reconocer. Cariño sincero. Y quizás algo más...
- Mikasa -Eren se asomó desde la cocina, haciéndole un gesto con la mano-, ven, me gustaría que probaras esto.
Mikasa dejó lo que estaba haciendo y le explicó a uno de los camareros lo que tenía que hacer antes de irse a atender al jefe. Una vez en la cocina, Eren le ofreció un anacardo garrapiñado con caramelo aromatizado al romero. Eren le acercó el fruto seco a los labios de manera distraída, como si esperase que Mikasa se lo fuese a quitar con los dedos, en cambio la chica inclinó la cabeza y sin dejar que sus labios rozasen ni el índice ni el pulgar que sostenía el anacardo, lo atrapó y se lo metió en la boca. Primero saboreó la textura del caramelo, perfecto de rubio y con un toque refrescante de romero. Eren se la había quedado observando, desconcertado y... hasta sonrojado.
- ¿Qué te parece? -murmuró tras un rato en que Mikasa se había dedicado a darle vueltas al anacardo en la boca.
- Me encanta -dictaminó al final-, el anacardo es el fruto seco que más me gusta -Eren ya conocía ese dato, pero se lo calló, esbozando una sonrisa de medio lado. Mikasa se dio la vuelta para volver al trabajo, pero Eren la detuvo agarrándola por la muñeca.
- Mikasa -hizo una pausa cuando ella giró la cabeza para mirarle- ¿Me acompañarías esta noche a un sitio?  
Mikasa lo pensó durante unos segundos antes de contestar y entonces asintió con lentitud. Eren pestañeó, parecía sorprendido de que hubiese aceptado la invitación, sin más y porque sí.
- ¿Es por trabajo?
- Ah... -murmuró-, no. Es personal... es una tontería -se apresuró a decir-. Es que no tengo con quién ir y... -se encogió de hombros.
- Eren -le interrumpió-, iré contigo. Si es contigo y no se trata de trabajo se que me divertiré.
Eren la miró desconcertado, y ella le correspondió con una sonrisa sincera antes de salir de la cocina. Y justo en la puerta chocó con Floch, que la miró con cara de pocos amigos. Armin siempre era un encanto y Nicco aunque tenía sus días se podía tratar con él, en cambio Floch...
- Hola -le saludó con cordialidad.
La contestación de Floch fue un gruñido y un gesto contra su hombro para que se apartase de su camino. Mikasa lo toleró esa vez en pos del buen ambiente de trabajo, pero no lo toleraría una segunda vez. Atravesó a Floch con la mirada mientras veía cómo este orbitaba en torno a Eren, que estaba sacando otra tanda de anacardos de la sartén y poniéndoles más romero para después guardarlos en un bote de cristal hermético y servirlos en los postres a los comensales del restaurante. Eren dirigió una mirada disimulada a Floch y luego a Mikasa, que ya se había dado la vuelta para largarse de allí.
                                                   🥢🥡🥢🥡🥢
Ese día cerraron el Jaegeristas antes de tiempo, normalmente cerraban a las diez, pero Eren les dio la tarde libre a todos y se fueron a casa sobre las cinco de la tarde. Él y Mikasa habían quedado a las ocho, por lo que Mikasa tuvo tiempo de ir a casa, ducharse y ponerse ropa más cómoda. No tenía ni idea de a dónde irían, pero Eren le había pedido que no se pusiera nada formal, más bien ropa y calzado cómodos. Al final se puso unos leggins de color negro y una sudadera de color blanco. Por las noches refrescaba mucho en Paradis. Cuando llegó al restaurante Eren estaba cargando una cesta de picnic y varias mantas en el coche.
- ¿Nos vamos de picnic? -La voz de Mikasa había sobresaltado a Eren, ¿Cómo era siempre tan sigilosa?
- Que susto me has dado -ella le respondió con una sonrisa-. Es por si nos da hambre. Bueno, yo tengo hambre a todas horas, ya me conoces.
Mikasa sonrió y asintió antes de subirse al coche con él.
Eren condujo cerca de unos treinta minutos, mientras atravesaban toda la isla hasta llegar a las montañas del norte. Mikasa supo que había hecho bien en ponerse aquella sudadera de pelillo, Eren también llevaba un cárdigan largo de lana negra que le abrigaba, porque en esa zona de la isla siempre hacía especialmente frío. Eren le contó un poco de historia de la Isla de Paradis, sobre los recursos naturales de esta y cómo al principio era un lugar ruinoso que los antepasados que emigraron allí hacía dos mil años habían logrado sacar adelante. Mikasa le confesó que, aunque ella había crecido en Hizuru con parte de la familia de su madre, su padre era de allí, y que ella había nacido allí también. Aunque nunca había vuelto a Paradis hasta ese año en concreto.
- Y ¿por qué dejaste tu vida en Hizuru y viniste a Paradis? -le preguntó una vez hubieron llegado a una colina desde la que veían iluminada prácticamente toda la capital de Paradis-. Y para trabajar en un pequeño restaurante como el nuestro nada más y nada menos, estudiaste económicas ¿no? podrías optar a puestos mucho más importantes.
- Es que no era feliz -contestó escuetamente-. Con nada de allí, por eso fue que hui -Mikasa desvió la cara hacia la ventanilla del coche, su voz sonó amortizada contra el cristal cuando volvió a hablar-. Hasta llegar aquí.
Eren la miró de soslayo, su reflejo triste en el cristal, el pelo negro y lacio hasta la mitad de la espalda. La primera vez que la había visto había pensado que era muy hermosa, con ojos terriblemente tristes pero aun así llenos de fuego.
Cuando llegaron al destino y se bajaron del coche, Mikasa cogió una manta de color negra con forro debajo y la extendió sobre el suelo de tierra y escarcha. Eren fue detrás de ella con la cesta de la comida y otra manta de pelillo para echársela por encima una vez estuvieran sentados. Habían subido a una colina en lo alto de las montañas de la ciudad, un mirador del que podían ver todas las luces anaranjadas,  las casas de piedras blancas típicas, los caminos llanos... Mikasa se había quedado embobada viendo la escena, era precioso y sobrecogedor al mismo tiempo.
- ¿Y ahora... eres feliz aquí? -Mikasa se dio la vuelta para mirarle. Eren había colocado todo ya y se había quitado los zapatos para subirse a la manta y cubrirse las piernas con la otra.
Mikasa se quitó las zapatillas también y se sentó a la derecha de Eren, metió los pies debajo de la manta junto a él antes de contestar:
- Sí.
Eren le dedicó una sonrisa torcida y la terminó de cubrir con la manta, en un resquicio del pie que se había dejado.
- ¿Tienes hambre? He traído ensalada de patata y pepino con mayonesa, también sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada, de huevo y mí favorito: sándwich de croqueta.
- ¿Sándwich de croqueta? -preguntó, escandalizada.
Eren asintió con entusiasmo mientras le explicaba en qué consistía el sándwich de croqueta. Eran dos rebanadas de pan, una untada con una suave capa de mayonesa y otra de kétchup, una capa de lechuga (preferiblemente genovesa o de roble) sobre la capa que tenía mayonesa, una capa de huevo huevo picado con sal, pimienta y mayonesa al curry encima de esta, un escalopín de ternera o pollo empanado, una capa de queso y la otra rebanada de pan untada con la salsa kétchup. Mikasa le miró horrorizada.
- Me como medio de eso y me podría ir a arar una semana al campo -se quejó.
- Qué exagerada eres -carcajeó Eren, mientras le ofrecía la mitad del sándwich que ya venía perfectamente partido por la mitad. Mikasa lo cogió con timidez y reparo-. La receta era de mi madre; solía preparárnoslos cuando íbamos de picnic al campo -había un deje de tristeza en la voz de Eren, que no pasó desapercibido para Mikasa. Eren también se dio cuenta, así que añadió-: Murió cuando yo aún era un niño; pero fue por ella que empecé a cocinar.  
- Lo siento mucho -murmuró Mikasa mientras miraba el sándwich-. Yo también perdí a mis padres cuando era niña, fueron mis tíos, la familia de mi madre quienes me criaron en Hizuru.
- Lo siento mucho -Eren tocó el brazo de Mikasa y luego continuó-: Oye, si no te gusta sándwich no tienes por qué...
- ¡No es eso! -le cortó con tono brusco-. Es que... hace un tiempo tuve problemas con la comida, ya estoy bien -se apresuró a decir-, es decir, que me estoy recuperando bien pero... aún hay cosas que me cuestan. Cierta ansiedad persiste aún.
Y antes de que Eren pudiera decir nada más, Mikasa le quitó el sándwich de croqueta de la mano y lo abrió. Eren ya lo tenía partido por la mitad, y se veían todas las capas, incluyendo la del filete de pollo y el color amarillo de la mayonesa, naranja del queso y rojo del kétchup. Era muy bonito, seguro que también era delicioso. Tomó aire y dio un bocado enorme al sándwich, probablemente el bocado más grande que había dado en años sin intención de vomitarlo después. Se recordó a si misma la necesidad de notar los sabores en la comida, de disfrutar lo que Eren había preparado, de ir despacio para no sentirse demasiado llena después y con la sensación de explotar. Eren la miraba como un búho de noche, ojiplático y un poco inclinado hacia ella.
- Buenísimo -contestó después de tragarse el primer bocado y antes de darle el segundo. Tenía el ceño fruncido igual que una niña.
Eren sintió mariposas en la piel, era feliz cuando alguien disfrutaba mucho de lo que él cocinaba, cuanto más la chica que le gustaba tanto desde hacía meses. Desde la primera vez que había visto a Mikasa, había sentido que algo había cruzado su mente, como si la conociera de toda la vida. Quería ver sus clavículas llenas, por alguna extraña razón sabía que su cuerpo no era tan excesivamente delgado de manera natural. Quería verla sonreír, y proteger esa sonrisa a toda costa.
- ¿Quieres agua? -le ofreció una botellita de agua-, también tengo refresco, aunque nunca te he visto tomar uno. Sospecho que no te va mucho.
- Odio las burbijitas que tiene -arrugó la naricilla de pensar en ellas y cogió la botella de agua que Eren le ofrecía, dándole las gracias-; me lo bebo únicamente si le sacudes las burbujitas.
- ¿Cómo me dices eso? -objetó- las burbujitas son lo mejor.
Mikasa le sonrió de manera torcida mientras él abría una lata de refresco y le daba un ligero sorbo.
- Eren... -comenzó de manera distraída-, ¿tu y Floch tuvisteis algo romántico o sexual en el pasado?
Eren esparció como un surtidor en el césped de la colina el refresco que tenía en la boca, como respuesta a la pregunta de Mikasa. La chica ladeó la cabeza, como si no entendiera la reacción de él.
- Pero, ¿por qué me preguntas eso? -exclamó, mientras cogía servilletas de la cesta de la comida.
- Curiosidad -contestó-, como parece que siempre orbita en torno a ti. Le falta mearte encima para que nadie se te acerque -Eren la miró ojiplático, parecía que él no había percibido nada de eso-. Perdón, igual y es un terreno demasiado personal como para preguntar.
- ¡No! -contestó-, quiero decir que no es demasiado personal que me puedes preguntar lo que quieras, vaya -contestó de manera atropellada- y que no, que tampoco, vamos que nunca hemos tenido nada, no es... -se paró, antes de decir alguna tontería más grande y dio un sorbo del refresco de limón. Esta vez sin tirarlo.
Mikasa sonrió un poco para si misma. Siempre veía a Floch detrás de Eren, pero Eren no parecía demasiado interesado en el cocinero, por eso Mikasa había pensado que igual habían tenido algo en el pasado y Eren había pasado de él; quizás era simplemente un amor unilateral. Como fuese, esperaba que su amistad con Eren no crease conflictos en el trabajo. Hacía unos pocos meses le hubiera dado igual, pero Armin y Niccolo se habían vuelto amigos cercanos a ella, y no querría perder o enturbiar su nueva rutina.
- Bueno, entonces, ¿me has traído aquí para un picnic nocturno solamente o...?
- Espera un poco -miró su reloj de pulsera- quince minutos solamente.
Mikasa asintió. El sándwich de croquetas le había encantado, pero también quería probar la ensalada de patata y pepino, así que únicamente se comió una mitad entera y se dejó mordida la otra mitad. Observó que Eren no tuvo problema en terminarse la mitad del sándwich que ella había mordido pero que no tenía intención de terminarse y sonrió un poquito por eso.
- Uf, estoy llenísima -sentenció después de un rato.
A opinión de Eren, Mikasa había comido bastante poco, pero según tenía entendido las chicas comían bastante menos que los chicos. Él siempre había estado más rodeado de amigos que de amigas y si era sincero sabía bastante poco de ellas. Además, con lo que le había confesado antes tampoco quería agobiarla.
- ¿No quieres postre entonces? -sacó de la cesta dos parfait metidas en tarros de cristal, estaba hecha con un bizcocho de vainilla, fresas y nata. Eren sabía que Mikasa nunca decía que no a unas fresas, y si estas llevaban nata... es que nadie se resistía-: ¿Trufa o nata?
Mikasa le atravesó con la mirada.
- Nata -contestó, cogiéndole el bote-, eres malvado. Las fresas me gustan muchísimo.
- A mi también -le contestó.
Eren observó cómo Mikasa se metía en la boca la fresa de en medio, entera y cubierta de nata, y lo que más le gustó fue ver cómo sonreía al morderla y disfrutaba de ella. Eren abrió su bote también y la imitó, a él le encantaba el chocolate, por eso había hecho el suyo de trufa.  
- ¿Sabes? Estás muy sexy cuando comes -el comentario de Mikasa le cogió por sorpresa, e hizo que la fresa casi se le fuera por el otro lado. Podía parecer que no, pero en realidad era un chico bastante tímido-. Esa no es una cualidad que tenga todo el mundo.
Eren quiso reírse, o darle las gracias, o incluso preguntar si debía de darle las gracias. Decir algo. Lógicamente, Eren siendo Eren, no hizo nada de eso, se quedó callado mirando a Mikasa, a sus labios más concretamente. Los tenía rojos e hinchados por habérselos estado relamiendo al comerse las fresas y la nata.
- Te has manchado la comisura con nata -murmuró-, ¿me permites?
Eren extendió la mano y con el pulgar le apartó un pisquito de nata que tenía en la comisura de la boca, luego se lamió el pulgar para quitarse la nata del dedo. Mikasa le miró de manera larga antes de preguntar:
- ¿Eso ha sido como un beso indirecto?
Eren giró la cabeza bruscamente para mirarla.
- ¿Cómo?
- La próxima vez me lo podrías dar directamente -le comentó con naturalidad-. Sólo si te apetece claro está.
- ¿Da-darte un beso... a ti? -a veces no pillaba el humor de Mikasa, no sabía si decía las cosas en serio (porque sincera era un rato) o simplemente estaba de broma. Igual y se había pasado quitándole la nata de la boca.
- Haces que suene horrible -comentó en tono burlón y dejó el bote vacío de fresas, nata y bizcocho en la cesta-. Qué bien he comido -suspiró y se tumbó sobre la manta cuán larga era.
Aunque sonreía, en realidad estaba nerviosa por lo que acababa de decir. En el mejor de los casos Eren lo tomaría como una broma, ella siempre tenía ese tipo de humor que él generalmente solía captar, y en el peor de los casos, le pediría disculpas si le había molestado y esperaría que su amistad siguiera como si nada. Las estrellas brillaban muchísimo esa noche, pero la cabeza de Eren las tapó cuando se inclinó sobre ella, para mirarla a los ojos.
- ¿Tu me quieres dar un beso a mi? -le preguntó abiertamente.
Mikasa no contestó enseguida, se tomó un momento para responder, pero cuando lo hizo fue sincera.
- Sí -contestó finalmente.
El corazón se le calmó cuando lo dijo. Había pensado que estaría muchísimo más nerviosa cuando se lo dijera pero... en realidad fue todo lo contrario, como un peso que se había quitado de encima. Si Eren no quería no iba a tomárselo a mal tampoco, pero al menos ya se lo había dicho. Eren frunció los labios y se inclinó sobre ella para besarla en los labios. El beso fue apenas un roce de labios, parecía más el beso de unos niños de doce años que se besaban por primera vez que el de dos adultos de casi veinticinco años. Eren rozó la punta de su nariz con la de Mikasa, haciéndola sonreír. Ella alzó las manos, acariciándole las mejillas y se incorporó un poco para devolverle el beso, esta vez un poco más profundo, con los labios entreabiertos. Mikasa temía sentirse torpe, no recordaba la última vez que había intimado físicamente con alguien. Aunque quizás a un beso no se le podía llamar tener intimidad, ¿o si? Eren se incorporó un poco para mirarla y le apartó un mechón de cabello de la cara, la forma en que la miró hizo que Mikasa sintiera ganas de llorar y ni siquiera sabía por qué.
Abrió la boca para decir algo, pero en ese momento el cielo quedó plenamente iluminado por una lluvia de estrellas. Eren estiró los labios en una sonrisa, la sonrisa más preciosa que Mikasa había visto nunca.
- Ya ha empezado -Eren se tumbó boca arriba junto a ella, agarrándola de la mano.
Entrelazaron los dedos de las manos y se concentraron en ver la lluvia de estrellas. Era el espectáculo más precioso que Mikasa hubiera visto nunca, caían como lágrimas, estrellas fugaces a las que poder pedir miles de millones de deseos. Pero Mikasa únicamente tenía un deseo, y parecía habérsele cumplido.
- Eren -murmuró. Él giró la cabeza para mirarla, aunque ella aún miraba el cielo y las estrellas cayendo- Gracias -murmuró-, por haberme traído aquí contigo, por haberme ayudado tanto en estos meses, por ser mi amigo. Gracias.
Eren no contestó, pero sí abrazó a Mikasa contra su pecho y le dio un beso en la mejilla. Ella también se acurrucó contra él debajo de la manta, sin dejar de mirar al cielo. A veces la felicidad podía ser simplemente eso.
                                                     🥢🥡🥢🥡🥢
Esa noche cuando Eren la dejó en casa, Mikasa le invitó a quedarse a dormir y él aceptó. Dejaron los zapatos a la entrada, como era la costumbre de Hizuru y pasaron directamente al dormitorio. Mikasa atrajo a Eren hacia si, deslizó las manos por sus amplios hombros y le quitó el cárdigan negro que llevaba puesto, después metió las manos por debajo de la camiseta verde militar, acariciándole la espalda, la cintura. Eren cogió la cara de Mikasa entre las manos y la besó, primero en la frente, luego en la nariz, finalmente los labios. Ayudó a quitarse la camiseta, tirando por la parte de atrás del cuello, Mikasa le acarició el pecho, le besó en las clavículas.
- De haber sabido que esta noche acabaríamos por fin en la cama -comentó entre risas, mientras Eren le sacaba la sudadera de pelillo y la camiseta de tirantes negra debajo de esta- me habría puesto ropa interior más sexy y no un sujetador deportivo.
- ¿Por fin has dicho? -Eren frunció el ceño, pero Mikasa no le dio tiempo a decir nada más, se le colgó del cuello y le besó para que se callase.
Eren captó la indirecta y no dijo nada más al respecto. Separó sus labios pero fue dejando besos húmedos por el cuello de Mikasa, mientras la chica gemía y ronroneaba, le quitó la camiseta, efectivamente llevaba un sujetador deportivo negro, pero sus pechos le parecieron preciosos igualmente. Se arrodilló ante Mikasa mientras le bajaba los leggins negros entre caricias. Tenía unos muslos preciosos, suaves y níveos, como el resto de la piel, pero en el tobillo derecho tenía una cicatriz que le recorría desde el tobillo hasta casi la rodilla. Eren frunció el ceño, acariciándole la piel rosada y tirante de ahí.
- ¿Qué te pasó? -murmuró, mientras le acariciaba la cicatriz con el pulgar.
Mikasa terminó de zafarse de los leggins con un movimiento de los pies y se apartó de él para sentarse a los pies de su cama.
- Me rompí el hueso -le contestó-, tuvieron que operarme de urgencia -Eren se acercó a ella y de nuevo se arrodilló, sentándose sobre los talones frente a ella-. Fue hace un año y medio -prosiguió-, mientras hacía un ejercicio de barras. Había tomado tantos calmantes para poder pasar el día que me fallaron los músculos, me mareé, perdí la consciencia -aún no sabía cómo explicar lo que había pasado ese día, todo había comenzado a darle vueltas, no sentía los miembros, ni los músculos, no era consciente del mundo a su alrededor tampoco de que se había golpeado y doblado la pierna de manera antinatural, no sentía nada-. La verdad es que no lo recuerdo, sólo se que todo me daba vueltas. Me partí el peroné. Tenía una descalcificación por... -calló, aún le daba vergüenza hablar de eso- y hacía tiempo que no tenía la regla tampoco por el mismo motivo -murmuró.
Eren había apoyado la barbilla sobre los muslos de Mikasa mientras la escuchaba, y cuando la chica calló durante unos segundos de más, él se acercó más a ella y le dio un beso en el ombligo. Mikasa notó el pecho amplio y duro de Eren rozándole la parte alta de los muslos, en respuesta ella frotó el interior de sus tobillos contra sus costados, apresándole la parte alta de las costillas con las rodillas. Eren se sorprendió de que tuviera tanta fuerza y en el momento de confusión, Mikasa con manos demasiado ágiles y una musculatura igual de flexible le quitó el botón de los vaqueros y se los bajó, calzoncillos incluidos. En cuanto Eren quedó desnudo, Mikasa le acarició la piel que le recubría las caderas y la parte externa de los muslos. La piel morena del chico se erizó y su miembro comenzó a despertar. Mikasa no se privó de mirarle en la penumbra de su habitación, los ojos de ambos se encontraron y esta vez fue Eren el que se inclinó para besarla. La lengua de Eren rozó la de Mikasa entre medias del beso, y sus uñas recorrieron las nalgas de Eren, arrancando gemidos de este. Mikasa sonrió con malicia aún contra su boca, y entonces le dio un suave azotazo al chico.
- ¡Ay! Oye -se quejó-, cuidadito con mi cuerpo que es sensible.
Mikasa no pudo evitar carcajear, mientras rectaba en la cama, abriendo las piernas de par en par.
- ¿Cómo que tu cuerpo? -se burló- ¿cómo que tu cuerpo?
Eren le devolvió la sonrisa traviesa, entonces la agarró por los tobillos y la arrastró hacia él nuevamente por la cama, deshaciendo el camino que había hecho. Mikasa gimió en cuanto se vio apresada, y Eren comenzó un camino de besos que comenzaron desde la cadera hasta la cintura mientras aprovechaba de bajarle las bragas a Mikasa. Mikasa estaba húmeda y preparada para él, lo había estado desde hacía bastante, pero aquel había sido el momento preciso. Mikasa le abrazó y repartió besos por su mejilla, mientras ambos se unían al placer, a la diversión y al amor.
                                                      🥢🥡🥢🥡🥢
Mikasa despertó un poco antes del amanecer, tumbada sobre el pecho de Eren, que a su vez la rodeaba con los brazos. Tenía la coleta deshecha y la expresión de un niño cuando dormía, Mikasa sonrió y se abrazó más a él, frotando la cara contra su pecho. Para ser hombre la piel de Eren era bastante suave. Eren se removió, abrazándola un poco más fuerte, como si no quisiera dejarla ir nunca. Mikasa sonrió, algo más espabilada ya, y le dio algunos besos en el esternón. Eren reaccionó enseguida, masajeándole la cabeza con la yema de los dedos.
- ¿Tan temprano y ya estás traviesa? -murmuró por encima de su cabeza.
- No estoy traviesa -se quejó, mientras se cubría un poco más con las sábanas-, estoy cariñosa, aprovéchalo.
Eren le dio un profundo y sonoro beso en la frente en respuesta.
- ¿Y qué haremos a partir de ahora? -murmuró Mikasa, contra los pectorales de Eren.
- ¿Estar juntos? -sugirió- ¿ser felices juntos?
Mikasa sonrió, y frotó una vez más la mejilla contra su piel. Le parecía bien, le gustaba esa idea. Mikasa había encontrado en aquel restaurante a su familia, con Zeke, con Armin, con Eren... y a veces puede que en sus buenos momentos incluso con Niccolo y Floch, bueno, con el último lo dudaba un poquito pero... a gusto podrían trabajar como mínimo. Estaba contenta, era feliz, y esa mañana al levantarse, por primera vez en meses no se le hizo raro levantarse y no sentir ningún tipo de dolor.
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bookishnerdlove · 1 year
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ILM - Capítulo 190
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“Es petróleo. Es un recurso que el Reino de Berna recientemente ha estado desarrollando en serio”. “Petróleo… … ¿Dices?” "Así es. Ah, y el carbón y la leña siguen siendo las principales fuentes de combustible aquí, ¿verdad?” Damia se dio cuenta de sus palabras, pensando que su acento era único, que debía haber venido del Reino de Berna. "Sí, escuché que el aceite rara vez se usa, pero hasta ahora..." "Bueno, esa es la norma". Kurd rápidamente se volvió hablador cuando se mencionó su investigación. “Como saben, la tierra 'contaminada' se vuelve negra, los cultivos no crecen y el ganado se enferma o muere. Esto ha causado enormes pérdidas en el Sur”. "Sí, he oído mucho, pero... ... ¿Cómo se relaciona el 'perfume negro'?" Damia preguntó con cautela. Entonces, como si esperara esa pregunta, Kurd aplaudió y dijo en un tono emocionado. “Como dije, la principal materia prima para el 'aceite de perfume negro' es el petróleo. Y la tierra productora de petróleo por lo general tiene características similares a la 'contaminación'”. “No me digas… ….” "Así es. Sospecho que la 'contaminación' en el Sur es un fenómeno diseñado artificialmente, y que el material que lo causa es el 'perfume negro', o también conocido como petróleo”. Damia se quedó sin palabras por un momento. La explicación de Kurd fue asombrosa. Al escuchar esto, lo primero que le vino a la mente fue la seguridad de su familia. Si lo que dijo Kurd era cierto, la familia Primula había cometido un gran delito. Aunque había sido utilizado, su padre obtuvo las materias primas utilizadas para manipular la 'contaminación'. Damia, incapaz de aceptar ese hecho, respondió con voz temblorosa. “Pero destruir el Sur requeriría enormes cantidades de petróleo. Por supuesto, es cierto que el Alto Templo compró una gran cantidad de 'perfume negro'... ... No lo suficiente para cubrir todo el Sur". Kurd se encogió de hombros sin decir palabra. Entonces Heinrich añadió en su nombre. "Lo siento, Damia, pero ya tengo una confesión". "¿Una confesión? De quién… … ah.” "Correcto, ya hemos interrogado al hombre que capturaste, Cesare". Cuando Cesare se acercó, la mandíbula de Damia se apretó y su rostro se puso pálido. Era bueno que lo hubieran detenido, pero le preocupaba qué más podría haber dicho Cesare durante el interrogatorio. La familia Primula lo adoptó durante varios años. Por eso, en esta obra, logró tejer profundamente a la familia en esta conspiración. Ya sea que estuviera al tanto o no de las preocupaciones de Damia, Heinrich continuó sus palabras con calma. “El Templo Mayor investigó y encontró una manera de transformar las propiedades originales del 'perfume negro' con poderes sagrados y convertirlo en un arma biológica”. "¿Poder sagrado?" “Sí, el poder sagrado generalmente se usa para curar y purificar, pero puedes usarlo al revés. ¿No sabías esto?” "… … No." Damia, que no era sacerdote, no tenía forma de saberlo. Entonces Heinrich se encogió de hombros y explicó: "Independientemente, el resultado final que crearon parece ser lo que llaman 'Lágrimas del diablo'". "Ja." Al escuchar esto, Kurd, un nativo de Berna, se rió por lo bajo. Lágrimas del Diablo o Oro Negro. Ambos eran alias de aceite de petróleo. De hecho, el Reino de Berna estaba invirtiendo fuertemente en la extracción y el desarrollo de petróleo. Por lo tanto, se ha tenido mucho cuidado para garantizar que dicha tecnología no se filtre. Pero, ¿qué fue esto? Al descubrir nuevos usos para el aceite, los sacerdotes fueron mejores que los científicos. Damia, que había estado escuchando, preguntó en voz baja. “Pero, ¿por qué usaron petróleo? … ¿Por qué contaminar el Sur?” "Simple. Es el bastión de los aristócratas conservadores que apoyan la autoridad real”. Había sido el Alto Templo quien difundió que Heinrich era un 'Príncipe abandonado por Dios'. Tenían la intención de socavar los poderes reales. Por lo tanto, era natural apuntar al sur entre muchas regiones. Arruinando sus propiedades, empujando a los nobles conservadores a la pobreza mientras se 'compadecen' de ellos y purifican sus tierras. El comportamiento engañoso del templo era exasperante. En ese momento, Akkard, que había mantenido la boca cerrada todo el tiempo, dejó escapar un suspiro y habló: "Está claro que el 'experimento' del Gran Templo ya se ha completado, Su Alteza". Es por eso que la cantidad de 'perfume negro', que se había comprado en grandes cantidades, había disminuido significativamente. Mientras ya se hubiera encontrado la receta perfecta, no había necesidad de realizar más experimentos. Después de interrogar a Cesare, Akkard, quien recibió la mayoría de las respuestas, fue franco. “El verdadero plan comenzará a partir de ahora. Han arruinado todo el sur, por lo que no se detendrán hasta que tengan en sus manos la capital y luego todo el reino”. Nunca. Por cualquier medio. Atrás Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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unblogparaloschicos · 3 years
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Literatura y cine: El adolescente homosexual de “El juguete rabioso”
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El personaje aparece en el libro “El juguete rabioso” (1926) y en las películas de 1984 (interpretado por Nicolás Frei, en el filme es identificado como Tristán) y 1998. Fue descripto por el autor argentino Roberto Arlt (1900-1942) en el papel como un adolescente afeminado y muy necesitado de afecto que se relaciona con el protagonista, Silvio Astier, un joven de dieciséis años, de mala vida y peor suerte.
Aquí tienes el extracto del libro en el que se narra con una milimétrica precisión psicológica todo su desgarrador drama existencial, además de ofrecernos un retrato interesante y descarnado sobre la visión que la sociedad argentina tenía de la homosexualidad hace casi un siglo: 
Allí asomó el rostro.
 Era un pedazo de frente abultada, una ceja hirsuta y después un trozo de mandíbula. Bajo el párpado arrugado estaba el ojo, un ojo de loco. La córnea inmensa, la pupila redonda y de aguas convulsas. El párpado hizo un guiño triste…
—Señor, eh, diga, señor…
Me incorporé sobresaltado.
—Se ha dormido vestido, señor.
Con dureza miré a mi interlocutor.
—Cierto, tiene razón.
El muchacho se retiró unos pasos.
—Como vamos a ser compañeros de pieza esta noche, me permití despertarlo. ¿Está disgustado?
—No, ¿por qué? —y después de restregarme los ojos, incorporándome, me senté al borde del lecho.
Le observé:
El ala de un hongo negro le sombreaba la frente y los ojos. Su mirada era falsa, y el resplandor aterciopelado de ella parecía tocar la propia epidermis. Tenía una cicatriz junto al labio, cerca de la barbilla, y sus labios túmidos, demasiado rojos, sonreían en su cara blanca. El sobretodo exageradamente ceñido modelaba las formas de su cuerpo pequeño.
Bruscamente le pregunté:
—¿Qué hora es?
Con urgencia tomó su reloj de oro.
—Las once menos cuarto.
Somnoliento yo vacilaba allí. Ahora miraba con desaliento mis botines opacos, donde se habían roto los hilos de un remiendo, dejando ver un trozo de media por la hendidura.
En tanto el adolescente colgó su sombrero en la percha. y con un gesto de fatiga arrojó los guantes de cuero encima de una silla. Volví a mirarle de reojo, pero aparté la vista de él porque vi que me observaba.
Vestía irreprochablemente, y desde el rígido cuello almidonado, hasta los botines de charol con polainas color de crema, se reconocía en él al sujeto abundante en dinero.
Sin embargo, no sé por qué se me ocurrió:
"Debe tener los pies sucios."
Sonriendo con una sonrisa mentirosa volvió el rostro y un mechón de su cabellera se le desparramó por la mejilla hasta cubrirle el lóbulo de una oreja. Con voz suave y examinándome al soslayo con su mirada pesada, dijo:
—Parece que está cansado usted, ¿no?
—Sí, un poco.
Quitóse el sobretodo cuyo forro de seda brilló en los dobleces. Cierta fragancia grasienta se desprendía de su ropa negra, y repentinamente inquieto lo consideré; después, sin conciencia de lo que decía, le pregunté:
—¿No tiene la ropa sucia, usted?
El otro me adivinó en el sobresalto, mas atinó la respuesta:
—¿Le ha hecho daño que lo despertara así?
—No, ¿por qué me iba a hacer mal?
—Es decir, joven. A algunos les hace daño. En el internado tenía un amiguito que cuando lo despertaban bruscamente, le daba un ataque de epilepsia.
—Un exceso de sensibilidad.
—Sensibilidad de mujer, diga usted, ¿no le parece, joven?
—¿Así que su amiguito era un hiperestésico? Pero vea, che, haga el favor, abra esa puerta, porque yo me asfixio. Que entre un poco de aire. Hay olor de ropa sucia aquí.
El intruso frunció ligeramente el ceño… Se dirigió a la puerta, pero antes de llegar a ella unas cartulinas le cayeron del bolsillo del saco al suelo.
Apresurado, se inclinó para recogerlas, y me acerqué a él.
Entonces vi: eran todas fotografías del hombre y la mujer, en las distintas formas de la cópula.
El rostro del desconocido estaba purpurino. Balbuceó:
—No sé cómo están en mi poder, eran de un amigo.
No le respondí.
De pie, junto a él, miraba con obstinación terrible un grupo. Él dijo no sé qué cosas. Yo no le escuchaba. Miraba alucinado una fotografía terrible.
Una mujer postrada ante un faquin innoble, con gorra de visera de hule y un elástico negro arrollado sobre el vientre.
Volví el rostro al mancebo.
Ahora estaba pálido, las pupilas voraces dilatadísimas, y en los párpados ennegrecidos rebrillante una lágrima. Su mano cayó sobre mi brazo.
—Déjame aquí, no me eches.
—Entonces usted… vos sos…
Arrastrándome me empujó al borde del lecho y se sentó a mis pies.
—Sí, soy así, me da por rachas.
Su mano se apoyaba en mi rodilla.
—Me da por rachas.
Era profunda y amarga la voz del adolescente.
—Sí, soy así… me da por rachas.
Una pena miedosa temblaba en su voz. Después su mano cogió mi mano y la puso de canto sobre su garganta para apretármela con el mentón.
Habló en voz muy baja, casi un soplo.
—¡Ah, si hubiera nacido mujer. ¿Por qué será así esta vida?
En las sienes me batían las venas terriblemente.
Él me preguntó: —¿Cómo te llamas?
—Silvio.
—¿Decime, Silvio, no me despreciás?… pero no… vos no tenés cara… ¿cuántos años tenés?
Enronquecido le contesté:
—Dieciséis… ¿pero estás temblando?…
—Sí… querés… vamos…
De pronto le vi, sí, le vi… En el rostro congestionado le sonreían los labios… sus ojos también sonreían con locura… y súbitamente, en la precipitada caída de sus ropas, vi ondular la puntilla de una camisa sucia sobre la cinta de carne que en los muslos dejaban libre largas medias de mujer.
Lentamente, como en un muro blanqueado de luna, pasó por mis ojos el semblante de imploración de la niña inmóvil junto a la verja negra. Una idea fría —si ella supiera lo que hago en este momento— me cruzó la vida.
Más tarde me acordaría siempre de aquel instante. Retrocedí huraño, y mirándolo, le dije despacio:
—Andate.
—¿Qué?
Más bajo aún le repetí:
—Andate.
—Pero…
—Andate, bestia. ¿Qué hiciste de tu vida?… ¿de tu vida?…
—No… no seas así…
—Bestia… ¿Qué hiciste de tu vida?
Y yo no atinaba a decirle en ese instante todas las altas cosas, preciosas y nobles que estaban en mí, y que instintivamente rechazaban su llaga.
El mancebo retrocedió. Encogía los labios mostrando los colmillos, luego se sumergió en el lecho, y mientras yo vestido entraba a mi cama, él, con los brazos en asa bajo la nuca, comenzó a cantar:
Arroz con leche, me quiero casar.
Lo miré oblicuamente, luego, sin cólera, con una serenidad que me asombraba, le dije:
—Si no te callás, te rompo la nariz.
—¿Qué?
—Sí, te rompo la nariz.
Entonces volvió el rostro a la pared. Una angustia horrible pesó en el aire confinado. Yo sentía la fijeza con que su pensamiento espantoso cruzaba el silencio. Y de él sólo veía el triángulo de cabello negro recortando la nuca, y después el cuello blanco, redondo, sin acusar tentaciones.
No se movía, pero la fijeza de su pensamiento se aplastaba… se modelaba en mí… y yo alelado permanecía rígido, caído en el fondo de una angustia que se iba solidificando en conformidad. Y a momentos lo espiaba con el rabillo del ojo.
De pronto su colcha se movió, y quedaron al descubierto sus hombros, sus hombros lechosos que surgían del arco de puntilla que sobre las clavículas le hacía la camisa de batista…
Un grito suplicante de mujer estalló en el pasillo al cual daba mi habitación:
—No… no… por favor…
Y el sordo choque de un cuerpo sobre el muro, me arqueó el alma sobre el espanto primero, cavilé un instante, después salté del lecho y abrí la puerta en el preciso instante que la puerta de la pieza frontera se cerraba.
Me apoyé en el marco. De la vecina habitación, no surgía nada. Me volví dejando la puerta abierta, sin mirar al otro, apagué la luz y me acosté…
En mí había ahora una seguridad potente. Encendí un cigarrillo y le dije a mi compañero de albergue:
—Che, ¿quién te enseñó esas porquerías?
—Con vos no quiero hablar… sos un malo…
Me eché a reír, luego grave continué:
—En serio, che ¿sabés que sos un tipo raro? ¡Qué raro que sos! En tu familia, ¿qué dicen de vos?
¿Y esta casa? ¿Te fijaste en esta casa?
—Sos un malo.
—Y vos un santo, ¿no?
—No, pero sigo mi destino… porque yo no era así antes, ¿sabés?, yo no era así…
—¿Y quién te hizo así, entonces?
—Mi maestro, porque papá es rico. Después que aprobé el cuarto grado, me buscaron un maestro para que me preparara para el primer año del Nacional. Parecía un hombre serio. Usaba barba, una barba rubia puntiaguda y lentes. Tenía los ojos casi verdes de azules. A vos te cuento todo eso porque…
—¿Y?…
—Yo no era así antes… pero él me hizo así… Después, cuando él se iba, yo salía a buscarlo a su casa. Tenía entonces catorce años. Vivía en un departamento de la calle Juncal. Era un talento.
Fíjate que tenía una biblioteca grande como estas cuatro paredes juntas.
También era un demonio, ¡pero cómo me quería! Yo iba a su casa, el mucamo me hacía pasar al dormitorio… fijate que me había comprado todas las ropas de seda y vainilladas. Yo me disfrazaba de mujer.
—¿Cómo se llamaba?
—Para qué querés saber el nombre… Tenía dos cátedras en el Nacional y se mató ahorcándose…
—¿Ahorcándose?…
—Sí, se ahorcó en la letrina de un café… ¡pero qué zonzos sos!… ja… ja… no te creas… son mentiras… ¿No es verdad que es bonito el cuento?
Irritado, le dije:
—Vea che, déjeme tranquilo; me voy a dormir.
—No seas malo, escuchame… qué variable sos… no te vayas a creer lo de recién… te decía la pura verdad… cierto… el maestro se llamaba Próspero.
—¿Y usted ha seguido así hasta ahora?
—¿Y qué iba a hacer?
—¿Cómo qué iba a hacer? ¿Por qué no se va a lo de algún médico… algún especialista en enfermedades nerviosas? Además, ¿por qué es tan sucio?
—Si está de moda, a muchos les gusta la ropa sucia.
—Usted es un degenerado.
—Sí, tenés razón… soy chiflado… ¿pero qué querés?… mira… a veces estoy en mi dormitorio, anochece, querés creerme, es como una racha… siento el olor de las piezas amuebladas… veo la luz prendida y entonces no puedo… es como si un viento me arrastrara y salgo… los veo a los dueños de amuebladas.
—¿A los dueños, para qué?
—Natural, eso de ir a buscar, es triste: nosotras nos arreglamos con dos o tres dueños y en cuanto cae a la pieza un chico que vale la pena nos avisa por teléfono.
Después de un largo silencio, su voz se hizo más entonada y seria. Diría que se hablaba a sí mismo, con toda su tribulación:
—¿Por qué no habré nacido mujer?… en vez de ser un degenerado… , sí, un degenerado… , hubiera sido muchacha de mi casa, me hubiera casado con algún hombre bueno y lo hubiera cuidado… y lo hubiera querido… en vez… así… rodar de "catrera" en "catrera", y los disgustos… esos atorrantes de chambergo blanco y zapatos de charol que te conocen y te siguen… y hasta las medias te roban. ¡Ah!, si encontrara alguno que me quisiera para siempre, siempre.
—¡Pero usted está loco!, ¿todavía se hace esas ilusiones?
—¡Qué sabés vos! Tengo un amiguito que hace tres años vive con un empleado del Banco Hipotecario… y cómo lo quiere…
—Pero eso es una bestialidad…
—¿Qué sabés… si yo pudiera daría toda mi plata para ser mujer… una mujercita pobre… y no me importaría quedarme preñada y lavar la ropa con tal que él me quisiera… y trabajara para mí…
Escuchándole, estaba atónito.
¿Quién era ese pobre ser humano que pronunciaba palabras tan terribles y nuevas?… ¿que no pedía nada más que un poco de amor?
Me levanté para acariciarle la frente.
—No me toqués —vociferó—, no me toqués. Se me revienta el corazón. Andate.
Ahora estaba en mi lecho inmóvil, temeroso de que un ruido mío lo despertara para la muerte.
El tiempo transcurría con lentitud, y mi conciencia descentrada de extrañeza y fatiga recogía en el espacio el silencioso dolor de la especie.
Aún creía sentir el sonido de sus palabras… en lo negro su carita contraída de pena diseñaba un visaje de angustia, y con la boca resecada de fiebre, exclamaba a lo oscuro:
"Y no me importaría quedarme preñada y lavar ropa con tal de que él me quisiera y trabajara para mí."
Quedarse preñada. ¡Cuán suave se hacía esa palabra en sus labios!
"Quedarse preñada."
Entonces todo su mísero cuerpo se deformara, pero "ella", gloriosa de aquel amor tan hondo, caminara entre las gentes y no las viera, viendo el semblante de aquél a quien sometíase tan sumisa.
¡Tribulación humana! ¡Cuántas palabras tristes estaban aún escondidas en la entraña del hombre!
Y aquí, por si lo desean, la película completa, dirigida por Aníbal Di Salvo y José María Paolantonio:
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greatoperawombategg · 2 years
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MI SECRETO NO TAN SECRETO (2 PARTE)
Gar y Rachel se pusieron manos a la obra y entraron a una base de datos para buscar la identidad de la chica misteriosa no encontraron nada ni en la base de datos del FBI ni de otra base de datos de gobierno ya se están rindiendo cuándo Rachel dijo
Rachel: busquemos en la base de datos civil
Garf : está segura
Rachel: es nuestra única oportunidad
Y así le hicieron buscaron rasgos faciales de la chica en la base datos y sorpresa estaba ai un archivo completo de esa chica misteriosa y decía así
nombre:persephone Jackson
Edad:17
Trabajo: enseña griego antiguo y es maestra de mitología
Antecedentes: fue acusado de terrorismo pero no se mostró ninguna prueba en su contra en su por destruir el arco Gateway caso secuestro a la edad de 12 años hasta hoy el caso está cerrado fue acusado de terrorismo pero no se mostró ninguna prueba en su contra en su por destruir el arco Gateway caso secuestro a la edad de 12 años hasta hoy el caso está cerrado
Rachel y Garf es es todo lo que pudieron encontrar de información acerca de esta chica empezar a sospechar dick es muy inteligente cómo para relacionarse con criminales pero en el archivo dice qué no encontraron pruebas así que pensaron en investigar más encontraron cosas de su vida por ejemplo qué tiene un padrastro y una hermana entre otras cosas iban a investigar más a fondo lo raro de sus archivos es que hay como punto en blanco algo no concordaba pero cuando hiban a investigar mas es cuándo detrás de ellos se escuchó una puerta abrirse
Dick: chicos han visto mi telé- se cortó cuando se dió cuenta de lo que estaban asiendo
Rachel: no es lo que parece
Dick: tienen 5 minutos para decirme que está pasando - dijo enojado el-
Garf : ella me obligó
Rachel: claro que no
Rachel: solo estamos preocupados por ti
Dick: por qué porque estaban preocupados por mí - confundido
Fraser empezó explicar que había notado el comportamiento extraño de él desde que andaba en las nubes hasta que veía su teléfono con la cara enamorado y que ella empezó a sospechar que estaba con alguien pero tenía miedo de que ese alguien fuera malo así que idearon un plan para quitar el cel de él y encontraron la foto de esa chica solo quer��an comprobar sí era buena persona
Díck: bueno no sé si enojarme con ustedes o reírme al respecto -dijo divertido
garf: entonces quién es esa chica- pregunto curioso
Dick: su nombre es persephone y llevamos dos años y medio de ser novios así que no se preocupen no es una criminal ni nada por el estilo
Rachel: entonces por qué no hablaste de ella porque no la hemos conocido
Dick: en realidad yo decidí mantener nuestra relación en secreto porque sabía que estas cosas iban a pasar
Rachel: lo siento dick
Garf:yo igual lo siento
No podía enojarse sabía que ellos estaban preocupados por su seguridad así que se le ocurrió una idea qué tal vez se iba a arrepentir en un futuro
Dick: tengo una idea para que la próxima vez no estén haciendo este tipo de cosas
Así que dick agarro su teléfono de las manos de Rachel y marcó a un número cuándo entró la llamada la puso en altavoz
??: Hola Dick cambiaste de opinión acerca de lo que hablamos
Dick: hey percy tengo que decirte algo parece que nos descubrieron
Percy : espera que - dijo sorprendía
La sala se quedó en silencio por un momento hasta que escucharon una carcajada saliendo del teléfono
Percy: no es por burlarme de ti Dick pero te lo dije riendo
Percy: me debes $5
Rachel: espera apostaron para saber quién de nosotros iba a descubrirlos - dijo impactada
Dick: sí bueno ella sospechaba yo no tanto pensé que era muy discreto
Percy: en serio dick pensé que habías aprendido algo de Bruce
Dick: bueno es tu culpa por ser tan hermosa
En eso Rachel hace una tos falsa para interrumpir ese momento romántico
Percy::bueno porque no los invitamos a nuestra casa y platicamos de esto
Dick: está bien te veo allá - colgó
En el departamento de Dick y percy
Ya estando en la puerta del departamento dick toca la puerta no pasan ni 5 minutos cuándo abren la puerta y se presenta una mujer muy hermosa de cabello negro y ojos azules
Tumblr media
Rachel estaba impactada la mujer era más hermosa en persona que en las fotos no pensó que tuviera este secreto tan oculto porque siempre se veía muy reservado al respecto de su vida privada pero nunca conocí la fase de este hombre que conocía como un padre y tutor
Percy : creo que debo presentarme un gusto Soy perséfone pero todo el mundo me llama Percy y soy la novia de de este hombre que está parado enfrente de mí - dijo riendo
Dick se sonrojo rápidamente
Dick: enserio percy
Percy: saben nunca lo he visto tan avergonzado en toda su vida hasta ahora
Todos rieron desde ese momento sólo dos Titanes han conocido la identidad de Percy hasta una semana después todos los titanes incluyendo a kory conocieron a la dueña del corazón de Dick Grayson
el final es un hecho pero voy a seguir subiendo más contenido como este mañana subiré un bárbara vs percy
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shirorina · 3 years
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EXTRA 7 — UN LOBO NEGRO —
No supo que había pasado, de hecho casi pensó que había sido todo producto de un horrible sueño provocado por el cansancio, porque ¿De qué otra manera es que se despertaba en la habitación asignada? Izumi no sabía que había pasado, solo quedaba en su memoria un agujero profundo que parecía aislado del resto y un hombre que le cuestionaba porque había caído. Fuera de eso no había nada más, solo oscuridad, por lo cual estaba segura de que había soñado con su día, eso era todo.
Oh al menos ella lo pensó de esa forma por los próximos treinta segundos luego de levantarse, ya que cuando iba caminando hacia el armario se percató de que no estaba sola, en cambio la extraña sensación de que alguien la observaba, entonces se detuvo, con una mano a centímetros de la puerta, y entonces giró. Allí, sentado sobre el alfeizar de la ventana con la misma sonrisa burlona del día anterior se encontró con el hombre del día anterior, ahora mostrándose claramente ante sus ojos sin la penumbra del agujero. — Y aquí me preguntaba cuando se daría cuenta —le escuchó decir con burla, mientras se inclinaba hacia la ventana y dejaba que los rallos del sol bañaran su rostro.
— ¿Qué…? ¿No fue…? —Balbuceó la chica dando algunos pasos hacia atrás, incrédula de lo que veía.
— ¿Un sueño? Por supuesto que no. — Ahora el hombre volvió a clavar su mirada carmesí sobre ella cambiando solo un poco su expresión por una aburrida — Aunque fue divertido ver como se desvanecía al darse cuenta de su situación, no aprecié quedar de niñero de una niña.
— Yo… ¡En un principio fuiste tú! Además, yo no te pedí que… bueno yo… — En medio de un conflicto interno la joven Uchiha no sabía que responder, porque en parte realmente el sujeto frente a ella no era culpable ¿O sí? La situación de por sí era rara por lo cual al estar en un agujero que parecía la nada según recordaba y él allí, que la trajera de vuelta debería ser agradecido ¿cierto? No obstante, la actitud arrogante del sujeto no ayudaba a que siquiera se le pasara por su cabeza intentar tal cosa.
— ¿Yo? En un principio, creo recordar que fuiste tú la que cayó ahí — retirándose de la ventana el hombre se deslizó hacia adentro de la habitación y se puso en pie, estirándose por completo, fue entonces que la joven de dieciséis años notó que a diferencia del día anterior, —que ahora aceptaba que no había sido un extraño sueño de ella— el sujeto no llevaba la capa, sino que permitía ver que debajo de esta se había guardado un joven bastante constituido, donde una camisa sin mangas de color azul oscuro con bordeado en plata se mostrara.
Aunque parecía cara no era seda lo que la recubría y además un grueso cinturón doble caía sobre sus caderas estrechas, tomando entre él la camisa que terminaba justo tres centímetros debajo de su entrepierna. La tela parecía cara pero resistente ¿De qué estaría hecha? Además si ella se fijaba entre su estilo y el extraño brazalete dorado que estaba en su muñeca izquierda no combinaban, sus colores eran sombríos, y este era el único punto de color sobre su apariencia aparte de los ojos rojos, incluso sus pantalones eran negros, y ahora que los veía, igualmente rompía con su apariencia refinada que causó el primera impresión, llevaba una cadena de plata que bajaba por debajo del bolsillo derecho casi como un chico rebelde. ¿Qué era ese estilo?
— Mirar tan fijamente la apariencia de alguien pude ser considerado algo sugerente ¿Lo sabes? — Despertando de su análisis profundo la joven se sobresaltó y regresó al rostro del hombre que lucía sereno pero con un destello peligroso en sus ojos escarlata.
— ¿Sugerente? —repitió Izumi sin saber realmente que decir, y volviendo a encontrar entrañable que a pesar de su apariencia el chico lucía realmente inalcanzable, como ¿un príncipe rebelde quizás? Realmente no lo sabía, pero el aire de nobleza no desaparecía, tampoco su aura intimidante.
— Exactamente. — El pelinegro comenzó a avanzar, acercándose a la joven que intimidada retrocedio hasta chocar contra el armario, donde intentó escabullirse, pero antes de lograrlo el sujeto bloqueó sus salidas con ambas manos y acercó su rostro hasta la oreja de la niña, que por reflejo intentó con sus manos poner un espacio entre ambos mientras él pronunciaba —: Cualquiera puede pensar que deseas proponerle… algo indecente, como si estuvieras desnudándolos con la mirada.
En toda su vida Izumi no recordaba algún momento en que se sintiera tan intimidada y nerviosa como en esos momentos. Su rostro se puso rojo mientras sentía su respiración a su lado ¿Este tipo era un acosador? Cómo sea, no se podía imaginar peleando con él, su presencia la retaba como si jugara con ella, pero era evidente que no conseguiría nada con ello, solo más problemas. En medio de su estupor, notó algo más en el sujeto, aunque fue lo único a lo que intentó aferrarse para no perder la cabeza en esos momentos y era que su aroma era diferente a lo que imaginaba. Usualmente alguien como él parecería que tendría un aroma intenso, como una colonia ambientada con los inciensos fuertes de un verano que por lo general empleaban los ricos, pero este hombre olía limpio, como a una fresca brisa en medio del bosque combinado con el rocío de agua lluvia en la mañana, era contradictoriamente relajante. — Y-yo no… digo eso, simplemente… ayer no iba vestido de esa forma —consiguió decir finalmente.
— Por supuesto que no —respondió el sujeto soltando una suave risa, antes de apartarse y mirarla con completa burla — De todas formas, aunque tuviera esas intenciones, no me junto con… niñitas pequeñas.
Al instante el sujeto extraño se apartó dejando a Izumi con un lio lleno de confusión en su cabeza y pecho, pero sobretodo irritación, ¿Quién se creía ese sujeto? — No soy una niña, además ¡Aquí el raro es usted! Sabía que su ropa no combina con lo que lleva en la mano.
— Que observadora, aunque poco me importa eso, no es como si me fuera a fijar en que ponerme solo por un detalle inamovible en mi persona —respondió tranquilamente el sujeto sentándose en la cama.
— Pero si ayer… juro que tu ropa era con bordeado en dorado…
— Eso es un juego de luz. De vez en cuando cambia pero odio el dorado es demasiado… brillante y soleado para mi gusto, esas cosas le quedan mejor a ella. — Honestamente Izumi no sabía de quien hablaba pero en parte se sorprendió por la cantidad de datos que le estaba dando el hombre, que ayer hasta se había negado a darle el nombre.
—No sé de lo que hablas, pero como sea ¿Por qué sigue aquí? — La mirada carmesí volvió sobre ella, de forma aburrida y aunque pensó que se negaría a contestar la sorpresa que se llevo ella es que de hecho lo hizo.
— No es como si quisiera o no, simplemente es mi deber. Caíste en el abismo y te saque de allí, simplemente me necesitas, eso es todo.
No sabía como tomar las palabras del sujeto pero que haya cambiado la manera de hablarle repentinamente, como si fueran conocidos la hizo sentir incómoda, o extraña por decir menos, porque había perdido todo humor y en cambio parecía realmente serio al respecto. ¿Quién era él? — ¿Necesitar le? ¿Quién es? Si tanto dice que…
Nuevamente haciendo alarde de su poca paciencia el hombre interrumpió sus palabras — He dicho que eso es lo de menos ¿Por qué quisiera saber algo así?
— Es raro no saber como llamarle —afirmó inmediatamente la morena, haciendo que el sujeto meditara un momento su petición.
— Hm realmente los mortales son… problemáticos… —murmuró antes de volver a hablar, esta vez más claro — Tsukino Nox, pero ni se te ocurra llamarme por mi nombre de pila, odio que lo hagan, solo exceptuando una persona.
— Entonces ¿Tsukino-san? — Por algo el nombre fue fácil de deslizar por sus labios y le dio un poco más de calma a la chica, que se relajó un poco más en su lugar.
— Rayos eso me hace sentir viejo… solo Tsukino niña.
Por extraño que pareciera Izumi sonrió. No supo porqué pero algo en si misma al ver al sujeto se sintió más tranquilo, como si estuviera recobrando una parte de si misma, no obstante, aún había un gran misterio tras la interacción del hombre con ella ya que, él afirmaba que ella le necesitaba pero ¿Por qué? No recordaba estar en problemas antes de caer en ese ¿Abismo había dicho? — Entonces Tsukino ¿Por qué te necesito? Dices que estas aquí…
— Bueno, eso me pregunto yo. ¿por qué caíste? Solo aquellos que guarden un serio… digamos oscuridad en el alma; una que no debería existir y te pone en conflicto con tu propia existencia, caen en ese dominio. Así que nuevamente ¿Por qué caíste? — Sorprendida por la franqueza de sus palabras la Uchiha repentinamente tenía la respuesta a su pregunta, ella realmente la vio cuando él lo mencionó, pero antes de ser capaz de decir cualquier cosa, un golpe suave llamó a su puerta, sobresaltándola y haciendo retirar su atención del hombre que ahora presentaba un motivo mayor de preocupación si alguien llegaba a verle.
— Izumi-chan ¿Estás ahí?
— Merumi-san… sí, ¿Qué necesitas? — Al instante la morena fue a la puerta, en un intento de detener la acción de su compañera mayor para que la abriera, sin embargo, antes de tocarla, esta se corrió, dejando ver a su superiora.
Alarmada por la situación la morena iba a inventar una excusa, pero nada salió de sus labios, como si estos estuvieran sellados repentinamente. — Oh, es hora de la patrulla. Ayer volviste tarde y sé que estarás cansada, pero es necesario, después de todo habrá un banquete esta noche ¿recuerdas?
Desconcertada por la falta de reacción de la mujer Izumi solo asintió ante su pregunta, ya que estaba muy consciente aún de su deber. — Oh eso es bueno. Bien entonces prepárate pronto, tu ronda inicia en media hora —dicho esto la mujer salio sin decir nada más, cerrando la puerta tras de sí.
— No pude percibirme, asi que deja de mostrarte tan sorprendida —nuevamente Nox en su alarde de silencio se había acercado a espaldas de la joven, que sobresaltada retrocedió para mirarlo.
— ¿Qué te pasa? ¿No puedes avisar antes de acercarte así?
— Si lo hiciera no podría ver tu cara de susto —respondió el mayor con una sonrisa burlona — Pero bueno, prepárate yo estaré… cerca. Al menos hasta que encuentres tu respuesta a mi pregunta.
Quería responder de forma simple, pero el tiempo apremiaba y el sujeto simplemente desapareció de su vista antes de que cualquier sonido saliera de ella, algo que le hizo añadir otra de las extrañezas del ser a su lista y agradeciera que le diera su privacidad. Para arreglarse sin demora, claro que poco sabía que esto se volvería una rutina por los próximos seis meses, en los que como esa vez, despertaría en compañía del sujeto, solo para que en el momento en que tendría que arreglarse se marcharía como el aire y solo regresaría cuando ella estaba sola en una de sus tantas rutinas.
Fue casi inquietante la rapidez con la que se adaptó a su presencia o que esperaba simplemente ver que apareciera de la nada incluso cuando en ocasiones solo caminaba a su lado o le molestaba, retando su paciencia. Para ella Tsukino se había vuelto un agente normal en su día a día y quizás es por ello que dentro de ella reservó los inquietantes sentimientos que la habían estado embargando por años con respecto a la niña de cabellos rosa, que para en esos momentos sentía podía llegar a apreciar, en vez de sentir la incesante ola de frustración e ira que le albergaba siempre que había pensado un poco más allá. Era raro, pero casi se sentía como si desde que hubiera llegado el hombre, las emociones negativas que la rodeaban, aquella oscuridad perpetua en la que vivía se estuviera purificando; era algo que parecía imposible pero que sentía era de esta forma.
— Pareces muy feliz. — Era tarde ese día, cerca del crepúsculo donde las primeras estrellas se podían ver con claridad cuando Nox, recostado sobre el tejado de la mansión que la Uchiha estaba ayudando a proteger, habló.
Izumi que había estado divagando entre los recuerdos de los últimos meses, salió de su momento de estupor y se giró a mirar al hombre, que como acostumbraba, parecía estar reposando en un aparente sueño, pero habiendo conocido su carácter sabía que realmente esto era un engaño. — Solo pensaba en que me acostumbre a tu presencia, han pasado algún tiempo desde nuestro encuentro.
— ¿En serio? Para mi ha sido casi como un pestañeo —admitió Nox al tiempo que abria sus ojos para posarlos en el horizonte — El tiempo realmente es relativo, aunque ustedes lo sienten más.
— ¿En serio no has notado que han sido seis meses? Además siempre hablas así, como si fueras ajeno a todo —declaró la joven, aunque internamente sentía que, él tenía derecho a decir aquello, realmente había algo en él que le hacía diferente.
— ¿No lo soy? Creo que tu misma te has percatado que mi presencia no significa una entidad humana niña — una sonrisa confiada y orgullosa se pintó en los labios del sujeto — Has sentido la diferencia todo este tiempo, y no me sorprende el tiempo, realmente para mí es estar solo haciendo mi trabajo por unas horas.
— ¿Tu trabajo? ¿Tu trabajo es vigilarme diariamente? —Declaró la Uchiha con una pequeña risa.
Tarareando su respuesta finalmente el pelinegro miró a la niña a su lado, haciéndola poner nerviosa bajo esa mirada escrutadora e intensa que le dedicó antes de sentarse y responder —: Lo he hecho fácil para ti, podría simplemente haberte sacado la respuesta a las malas, evitando ignorar que lo sabes desde el primer día, pero me he permitido ser laxo. — El humor de Izumi murió ante la declaración del hombre, sintiéndose tensa por primera vez en mucho tiempo, ya que algo le hizo pensar que la conversación podría dar un giro que no le gustaba.
— Tienes trabajo abajo, niña —dijo Nox rompiendo el hilo de la conversación, justo en el instante que escuchó el metal sonando al ser repelido.
Con la práctica de mucho tiempo Izumi se levantó de su lugar insegura de cómo no se había percatado de que algo andaba mal, sin embargo, antes de bajar de allí sintió que el hombre tomaba su mano, deteniendo su camino haciéndole fruncir el entrecejo, llevándola al punto de protestar pero antes conseguirlo él añadió —: Los invitados pueden pasar sin problema, aunque sus intenciones no son un misterio, enfócate en los que no han entrado, usa la cabeza ya que… parece que planean algo más grande — Terminadas sus palabras el sujeto desapareció como siempre dejándola con una pista más grande de lo que anticipaba encontrar.
Quería decir que había una amenaza externa alrededor. Al instante y sin pensar en lo rápido que cambia la vida de un ninja en solo unos momentos, se enfocó en observar los alrededores, buscando movimientos sospechosos alrededor de la casa, hasta que el movimiento le llamó la atención en medio de las calles. Era continuo se movían con intención de rodear el lugar, lo que haría que un ataque a la propiedad, dependiendo de su escala pudiera ser más severo.
Lo siguiente que pasó fue casi como un borrón, ya que en un momento había estado en lo alto del techo y al siguiente se había metido en una pelea de cinco contra uno, donde su sharingan fue de gran ayuda para valérselas contra los bandidos que enfrentó. En sí no parecieron una gran amenaza, ya que era evidente que no eran versados en el uso de chakra, pero por lo que había distinguido, llevaban explosivos, unos que al mínimo toque incorrecto podrían desencadenar una catástrofe, por ello su labor entre esquivar golpes y proporcionar otros más certeros en los lugares donde podía dislocar articulaciones se volvió su principal objetivo de la noche, al menos asi fue hasta que, al golpear al último de los bandidos e inmovilizarlo, se vio rodeada por cinco más que la rodearon completamente.
— Nos gustaría que nos entregaras a nuestros camaradas si no es mucha molestia niña —declaró uno de ellos, al tiempo en que levantaba de forma amenazante una de las bombas que guardaba para sí.
Parecía que este nuevo grupo sabía lo que tenía que hacer para intentar negociar. Izumi sabia que no podía ser descuidada para este punto. Ya que, aunque hubiera inmovilizado a cinco, estos habían contado con la ventaja que habían estado juntos no separados y las acciones imprudentes que pudieran realizar eran reducidas. En cambio, los nuevos agentes que la rodeaban estaban conscientes de la pequeña ventaja ninja que ella tenía sobre ellos y se habían puesto de tal forma que ante cualquier acción de ella, alguno de ellos podría iniciar un bombardeo o peor un ataque suicida donde probablemente ella no saldría bien parada. ¿Qué podría hacer? Cualquier técnica que pensara de las que tenía en su repertorio sería demasiado lenta para poder ejecutarla, no era experta en el jutsu de cuerpo parpadeante como lo era Shisui como para atacar a cinco al tiempo, los clones igualmente eran lentos y no creía hacer los suficientes.
Su única salida eran refuerzos y por lo que escuchaba en la lejanía, el escuadrón destinado a esa misión seguía estando ocupado, asi que tendría que resolverlo por si misma de alguna forma. Las técnicas de engaño no eran lo suyo y quizás podría terminar empeorando las cosas pero para ese punto pocas opciones tenía, por lo cual opto por su mejor alternativa — Bien, los dejaré ir pero no te atrevas a hacer algo con eso —dijo Izumi al tiempo que sacaba un kunai para cortar las sogas que acababa de poner en sus adversarios.
— Bien hazlo despacio, si no quieres que haya heridos es mejor que no intentes jugar con nosotros. — La amenaza estaba tallada en el rostro del hombre, y sus compañeros, asi que lentamente la joven Uchiha deslizó la Kunai entre las sogas y comenzó a cortarlas, sin despegar sus ojos carmesí de los oscuros del bandido.
Solo un segundo bastó en el intermedio de miradas para que un pequeño genjutsu del sharingan lo tomara, uno que aunque duraba solo unos segundos aprovecho para en un movimiento audaz arrogar la kunai hacia el explosivo que sostenía el hombre en su mano y saltar hacia atrás golpeando en el camino al sujeto que había estado a su espalda, inhabilitando sus acciones por unos momentos, al golpearle en el estómago y luego pasando del corrió calle abajo ante la inminente explosión que llego, amplificada por el resto de bombas que llevaron en el cinto.
La onda de choque fue inevitable no sentirla o evadirla, por mucho que corriera se vio impulsada hacia adelante mientras rodeaba por el suelo, acompañada de los gritos y el olor a carne quemada y viseras que se produjo tras la consecución de explosiones, reventando la calle a lo largo de setenta metros. Su estómago se revolvió ante la matanza, pero no podía simplemente arrepentirse como una niña pequeña, estaba de misión y su trabajo como ninja era cumplir la protección de sus clientes, incluso aunque hubiera querido evitar la muerte o los daños, en ocasiones simplemente tenías que tomar una decisión para conseguirlo y ante sus opciones fue inevitable. Sintió una punzada en su brazo y se giró a ver el lugar, encontrando una quemadura que iba de su hombro al antebrazo, donde la carne enrojecida estaba acompañada de sangre, producto de algunas aberturas.
La herida ardía, aunque no era grave, podía curarse fácilmente, por ello decidió ignorarla mientras evaluaba el daño que había provocado y estudiaba si había posibilidad de que alguien hubiera sobrevivido, sin embargo, por los cuerpos que podía contar entre los carbonizados de los que estaban más alejados y las partes de los que habían estado cerca de la explosión, conto la totalidad de los diez. Al menos de ese grupo no había sobrevivientes, pero no quería decir que no existiera la posibilidad de que tuvieran más enemigos, por ello, dejando la escena rápidamente corrió entre los tejados del conjunto de calles que rodeaban el castillo, que aún seguía en pie, con su sharingan moviéndose entre todos los lugares por si llegaba a perderse de algo, pero por más que buscaba no había rastros de enemigos.
Fue un grito ensordecedor que venía de adentro que le hizo detener lo que hacía y mirar hacia el palacio, ahora preocupada por sus camaradas, por ello dejando de lado su primer deber corrió hacia adentro, intentando guardar su presencia del resto, pero no se esperaba que al llegar encontrara en medio de todo a sus compañeros sometidos con cadenas doradas al suelo, los rebeldes muertos y en medio de todo ello una figura desconocida pero que le helo la sangre. Cabellos rojos cortos y mirada dorada, además de vestir con una camisa elegante de color negro y sobre este un chaleco blanco con rojo, donde los botones resplandecían con un extraño color. En su cinto no llevaba armas, pero tenía espacio para una y aunque parecía desarmado, claramente era el autor de las muertes de los enemigos y el estado cautivo de su equipo. Tenía un extraño aire de poder que solo había visto en Tsukino, algo que le estremeció porque a diferencia del sujeto que la había estado acompañando de vez en cuando este no parecía amistoso, al contrario su propia presencia imponía un sentido de peligro que no había sentido antes, ni siquiera contra un poderoso enemigo.
— ¿Y bien? ¿Esperaban que unos simples mortales les mantuvieran a salvo? — El tenor suave del hombre pero profundo daba un sensación más escalofriante, consiguiendo que la joven Uchiha no pudiera moverse de su lugar — Especial quienes deberían estar muertos hace tanto.
— M-mi señor… — El que aquel sujeto arrogante que habíamos estado custodiando se mostrara tan sumiso y que incluso tratara al hombre pelirrojo con tanto respeto hizo que la Uchiha comenzara a preguntarse más acerca de quien era — N-no era nuestra intención desobedecer o si quiera romper el acuerdo…
— Sin embargo lo hicieron — los ojos dorados se movieron solo un poco para fijar su atención en la líder del equipo quien había estado a punto de atacar, pero antes de que pudiera hacerlo las cadenas a su alrededor le arrojaron contra el suelo con una velocidad y fuerza que no fue de extrañar que terminara inconsciente y quizás con una seria conmoción — Los humanos por ambición siempre rompen las reglas… por eso nos enfocamos en permanecer lejos de vosotros, pero cuando alguien llega hasta nosotros de alguna manera ponemos limites, y vosotros acaban de sobrepasarlos.
— P-por favor… lo devolveremos, lo haremos, solo denos un poco más de tiempo para… — tan rápido que ni siquiera su sharingan pudo seguirlo el pelirrojo había tomado al sujeto del cuello y había silenciado sus palabras.
— ¿Para qué? ¿Rellenar más tus bolsillos? ¿Crees que tener a uno de los nuestros como si fuera tu amuleto de la suerte es moral? Has amasado tu fortuna bajo la vida inocente de un pequeño, contrataste a estos simples humanos para proteger tu vida… ¿Qué sentirías si te arrebataran algo importante? — Había burla combinado con desprecio en la voz del hombre mientras apretaba la garganta del sujeto — Nosotros debemos seguir las normas… aunque quizás ¿Si te quito a tus hijos? Servirían como un pago momentáneo.
Izumi se estremeció cuando vio caer a su cliente al suelo tosiendo, a los pies del pelirrojo que simplemente aparto unos mechones de su cabello antes de volver a mirar con frialdad en dirección a la que los niños de no más de doce y ocho años se pegaban a la pared junto a su madre que trataba de acunarlos. — Si nos consigue un poco de tiempo, puede llevárselos.
Esto simplemente estremeció a la Uchiha que superando su miedo, fue suplantado por indignación al ver como los niños ahogaban gritos de terror mientras el pelirrojo se dirigía hacia ellos con pasos suaves. — Bien… no esperaba que fueras peor de bastardo, pero ya que estamos en esas — la mano se levantó hacia los niños que se estaban agarrando a las faldas de su madre.
— ¡No! Toma lo que quieras, pero a mis hijos no. — haciendo alarde de un poco de coraje la mujer se puso delante de los niños protegiéndolos de la mirada dorada, pero tan pronto como hizo aquello una gruesa cadena se ajustó en el cuello de la mujer y con un violento movimiento la apartó, lanzándola hacia el otro extremo del lugar.
— ¡Mamá! — Chillaron los menores abrazándose mientras miraban al sujeto acercándose.
— Haganlo niños, por nosotros, estarán bien —El hombre avaro que ahora Izumi consideraba seriamente asesinar ella misma se levantaba mirando a los niños con una mirada casi loca — Con su ayuda podremos vivir más cómodamente, ¡No se resistan! Vayan con el señor Caeli.
Rodando los ojos el sujeto ignoró los lloriqueos de los niños y llamó en su mano un destello dorado que pronto se volvió rojo mientras lo presentaba ante los pequeños que asustados cerraron los ojos. Fue en esos momentos que Izumi se movió, lanzando un conjunto de Kunai al sujeto, que detuvo rápidamente el ataque y fijo su atención en el lugar del cual habían salido, pero para entonces la joven Uchiha ya se había movido, corriendo tan rápido como podía hasta alcanzar a los dos niños, a los cuales tomó en un segundo para a continuación apartarse todo lo que podía del pelirrojo y ponerlos tras de ella. — Vaya… aun quedaba una pequeña rata —esta vez había un humor frio tras las palabras del sujeto que cuando miró esta vez a Izumi sonreía con crueldad.
— No te dejaré que te leves a los niños —declaró la morena con toda la valentía que pudo, aunque sus miembros, temblaban bajo el evidente peligro.
— ¡No te metas en esto Kunoichi! — El cliente molesto se levantó de su lugar — Les he contratado para seguir mis órdenes, asi que deja a mis hijos ir con él.
— ¡Puede que lo haya hecho! Pero sobre la misión las vidas de estos dos valen más ¿Qué tipo de padre vende a sus hijos por dinero o lo que sea que tenga de trato con este hombre? — El pelirrojo pareció sorprendido por su declaración por unos momentos antes de soltar una fuerte carcajada.
— Vaya, un fantasma tiene más voz que el mismo padre, esto es realmente divertido. Niña, si no estuvieras tan fuera de lugar creo que tendrías algo en ti, pero al parecer al igual que tus compañeros eres un error del tiempo. —Aquello hizo que la morena se sintiera confundida e inquieta ¿Qué es lo que estaba diciendo? — Me pregunto porque ese estúpido guardián les permite estar libres, es más… ¿Por qué parece como si hubiera cambiado la línea temporal drásticamente y no existan consecuencias?
— ¿De qué hablas? — Preguntó Izumi sintiendo que realmente no debería conocer la respuesta a ello.
— Hm… te lo diría, pero creo que no servirá de nada. Igual, puedo cubrir el error si te quito del camino ahora, me lastima un poco porque entre el conflicto del cambio que se lleva en ti tu corazón no está podrido, pero es tarde para pensarlo demasiado. — Con estas palabras terminó el tema tan abruptamente como llegó y en un instante que apenas la Joven tuvo tiempo para reaccionar le atacó con una espada que había materializado de la nada.
Bloquear fue tan doloroso como la herida que ya tenía en su brazo, pero alcanzó a detener el corte con su propia Kunai, sin embargo al poner su fuerza en la defensa fue lenta para intentar bloquear la patada a sus costillas que sintió como algunas de ellas se fraccionaban bajo el golpe, lanzándola hacia la entrada, donde rápidamente fue atajada por el hombre nuevamente, tomándola de la muñeca y lanzándola contra el suelo lo que genero que soltara un gemido de dolor y escupiera sangre al caer. — Los humanos son tan frágiles, me pregunto que les ve ella para ser tan complaciente.
Izumi lo sabía, la diferencia de poder era demasiado, se sentía como estar estrellándose contra una montaña escarpada, sin posibilidad de salvación. Pero tenía que intentarlo, solo estaban ellos ahí, las palabras ambiguas del hombre no importaban, ¿El tiempo? ¿Lugar? ¿Alterar? Eran cosas que no importaban, esos niños eran los importantes ahora y ella era la única que podía intentar hacer algo. Por ello, aunque sabía que era inútil igualmente reunió la suficiente fuerza para girar y golpearle con talón de su pierna izquierda antes de intentar apuñalarle con la kunai que había sostenido con fuerza, pero antes de siquiera hacer contacto, esta se rompió justo contra la palma de la mano que uso para cubrirse.
Sorprendida la joven Uchiha casi se pierde en el momento en que el hombre la tomo por su muñeca nuevamente y la inmovilizo contra el piso, torciendo su brazo tras su espalda, mientras la tenía apresada bajo su peso, con una rodilla contra su espalda. — Buen intento, pero tus armas no pueden lastimarme. Creo que siguiendo las cosas normales hubieras tenido una buena muerte en lugar de la que yo te daré — dijo el sujeto con indiferencia.
Era todo, Izumi lo sabía por la forma en que estaba completamente vulnerable bajo su toque, la manera en que veía en su sombra como se alzaba con su espada. Al menos hubiera deseado poder ver a Itachi, incluso intentar realmente poder ser amiga de Sakura, encontrar algo que la hiciera feliz pero, su propia oscuridad le había impedido mantenerse cerca, ahora parecía no valer la pena. Entregando su vida sintió las lágrimas calientes tras sus parpados, pero antes de que pudiera ser apuñalada sintió como si algo frio la envolvía y su visión se puso negra por unos segundos, solo para que la luz nuevamente la golpeara momentos mas tarde en que se vio sentada al otro lado del salón de cara a su atacante que parecía sorprendido, viendo al suelo.
— Tal vez las armas de ella no hagan nada pero ¿Realmente quieres probar las mias Caeli? Creo que tu broma supera con creces cualquiera que este permitida. — Con el corazón latiendo con fuerza levantó el rostro hacia el balcón que había dado la bajada a las escaleras y vio sentado sobre la barandilla a su acosador, solo que esta vez el aire tranquilo que usualmente le rodeaba al pelinegro estaba ausente, en cambio una frialdad estremecedora y sádica le rodeaba y era claramente transmitida con sus ojos carmesí.
Como si le hubieran dado un choque eléctrico el pelirrojo se levantó al momento y fijo su atención en el hombre — ¡Nox! — Tan pronto como el nombre escapó de sus labios un corte se presentó en el brazo que el pelirrojo identificado como Caeli se hizo presente.
— Que… falta de modales, creo que no hay nadie no sepa que mi nombre es reservado —dijo el nombrado, impulsándose hacia el frente y cayendo con la gracia de un felino frente a Izumi — solo tu amo puede usarlo y… la pequeña imprudente que seguramente le gustara saber de esto.
La ira se mostró en las facciones hermosas del sujeto frente a ellos — ¿Qué hace un miembro de la noche aquí? Deberías estar en tus propios asuntos con la oscuridad — No entendía que era lo que pasaba, pero tan pronto como Tsukino había aparecido, la confianza del sujeto había desaparecido.
— ¿Estas juzgando mi trabajo? Cuando pides la vida de dos mortales inocentes, solo porque el imbécil de su padre es tan avaricioso como para intentar mantener una reliquia de nosotros ¿Me pregunto qué diría Yoru de esto? Creo que estará decepcionada o furiosa… como sea has ido suficientemente lejos ahora ¿No crees? — Un paso que dio el pelinegro al frente basto para que Caeli diera uno hacia atrás y sus ojos brillaran.
Si Izumi pudiera ponerlo en palabras simples aún en su estado de aturdimiento y dolor, diría que parecía claramente como si fueran dos animales salvajes, pero que el que estaba más allá se mostraba claramente intimidado por la fuerza de quien ahora mismo parecía protegerla. En esos momentos Nox lucía como si fuera un enorme lobo, listo para devorar la presa que tenía delante de él, pero con la más cruda de las amenazas. — Hablas de ella como si tuvieras el derecho, estas del otro lado ni siquiera deberías dirigir la palabra o pronunciar su nombre.
La replica de Caeli no pareció llegar de forma positiva al pelinegro quien tomando lo como un insulto personal, en un segundo estuvo frente a al pelirrojo, pero en vez de intimidarlo simplemente, para sorpresa de Izumi que jamás había visto algo asi, le apuñaló con su propia mano, atravesando la carne en un crujido aterrador antes de lanzarlo contra el suelo, como quien agita un bicho de su mano. — Mira con quien estás hablando cachorro. ¿Crees que soy paciente como ella? Que aguanta sin importarle sus estúpidos comentarios o faltas de atención, ahora mismo lo mencionaste, no estás hablando con cualquiera de nosotros. A diferencia de los castigos complicados que puedan tener, de mi parte prefiero las cosas rápidas — Aún con la sangre escurriendo de su mano Tsukino la levanto y materializó en ella un pequeño objeto dorado que parecía una serpiente mordiendo su cola mientras sostenía una esfera.
— Si no vas a hacer tu trabajo como se debe no lo hagas, y deja de ser melodramático, no te herí como para matarte, pero no dudes que si vuelvo a saber de que rompes las reglas al sugerir tal estupidez como que te entreguen los niños de un hombre bastardo, así sea por simple broma, me encargaré de tomar personalmente el castigo que se te impartirá. — Tirando el objeto al pelirrojo que desde abajo lo veía con odio, el Pelinegro le dio la espalda — Desaparece de mi vista Caeli, sigues siendo de un nivel tan bajo como para saber como hacer bien un trabajo.
La oscuridad que rodeaba a Tsukino era aterradora, pero especialmente la joven se asustó cuando vio que esa misma oscuridad se pegaba a su brazo solo para momentos después hacer desaparecer la sangre del otro sujeto, que como le ordenaron desapareció. — Tienes la peor expresión que puedes mantener, niña — nuevamente la burla, y aunque su voz se había relajado y la intensidad también estaba desapareciendo, lo que había visto por unos instantes estaba grabado con fuego en la Uchiha.
Ese sujeto era peligroso y sabía que si algo iba en contra de lo que debería existir no dudaría en poner la vida de quien correspondiera sobre la mesa. — Tú… —empezó a decir la Uchiha antes de que un dolor punzante en su abdomen le impidiera continuar. De la impresión había olvidado completamente que estaba herida más allá de lo esperado, haciéndole retorcerse en su lugar.
— No responderé algo que es evidente, pero al menos limpiaré este desastre — los ojos de la chica volvieron a su color normal, al tiempo que veía al pelinegro levantarla con solo un brazo, manteniéndola acurrucada contra sí, incluso cuando casi todo su cuerpo gritaba que se alejara de él, pero por algún motivo no podía, ya sea por dolor, cansancio o su propia influencia, solo pudo observar como en un chasquido de sus dedos los que nos rodeaban caían como si estuvieran dormidos y lo que había sido destruido o alterado por su otro compañero volvía a su lugar. — Con esto cuando despierten no recordaran que vieron a ese imbécil, aunque ese hombre merece un castigo por su imprudencia, claro que será después, primero vamos a ver esas heridas.
Como siempre hacía solo que esta vez llevándola con él Nox se deslizó en la oscuridad y hasta que apareció nuevamente con ella en el techo. — No es el mejor lugar para sanar heridas ¿no crees? — dijo ella, al tiempo que era depositada con cuidado en el tejado.
No es que estuviera para bromas pero quizás la costumbre podía mantenerse, al menos un poco, igualmente si quisiera matarla podría hacerlo, lo había mostrado claramente en ese pequeño tira y afloja de antes con el sujeto que parecía conocer. — No es mi especialidad, pero algo he aprendido para estos casos, además solo diré un par de cosas antes de despedirnos — La revelación la tomó por sorpresa y aunque estaba asustada en su mayoría una punzada de dolor la atravesó y no tenía nada que ver con sus heridas.
—Te irás…— era una afirmación.
— En un principio no debo quedarme demasiado, pero aquí lo necesitabas — Una mano cálida, que no tenía nada que ver con la frialdad que se extendió por su cuerpo permanecía en su abdomen, mientras los huesos se volvían a acomodar y donde los órganos habían sido dañados se reparaban.
Era incómodo y raro, pero cuando paró había algo más que sintió que se había marchado, un peso que parecía que siempre había estado permaneciendo en su corazón, que pronto le sacó varias lágrimas. — ¿Qué? ¿Qué hiciste? —Preguntó consciente de que más que sanar su cuerpo había hecho algo más a fondo.
— Oh eso… bueno, no es algo permanente, pero he retirado esa pequeña espina que te impide aceptar la existencia de Sakura Haruno —respondió Nox tomando asiento al lado de la morena que sorprendida se sentó, aún en medio de lágrimas.
— ¿Cómo sabes…? Nunca mencione nada de mi vida ¿Cómo sabes de Sakura? — Un sentimiento de protección por la niña de cabellos rosa se elevó en su pecho, similar al que había sentido cuando su clan quería meterla en problemas sin necesidad.
— Aquí es donde mi honestidad se verá limitada niña —la risa burlona de Nox sonó, pero antes de que ella pudiera replicar él dijo — Solo me enfocaré a decir que, en la evidencia de mí mismo, No soy humano, mi trabajo es… digamos que corregir problemas que no tienen nada que ver contigo. Sin embargo, debido a ciertas circunstancias que han dañado seriamente nuestro alrededor, te viste influenciada por lo que yo llamo una “causa por un evento”. El odio que sientes por Sakura es mi trabajo eliminarlo por así decirlo, y aunque podría hacerlo de formas más prácticas, decidí tomar la ruta de la oportunidad.
— No entiendo… — La joven se secó las lágrimas y presto toda atención al hombre que pareció por unos momentos perdido en sus pensamientos.
— Izumi, esa ira que sientes no podrá borrarse a no ser que tú misma te enfrentes y violentes, pero puede que tardes en hacerlo. Tardará en volver y sé que la real tu quiere… ser amiga, una amiga real, pero hay cosas que son difíciles de borrar, y más si no eres consciente del porque de ellas. Lo duro que tendrás que llevar por ti misma esa carga porque esa información no te será compartida. — Al momento se puso de pie dándole una última mirada a la joven, mostrando la seriedad tras lo que decía — Te salvé la vida y te di esta oportunidad porque espero que cuando estés consumida por la oscuridad, puedas por ti misma romper la maldición que cayo sobre ti, al terminar como un daño colateral. De lo contrario… cunado Yoru llegue, si vas demasiado lejos, no seré quien intervendrá. Después de todo, siempre hay una oportunidad, hasta entonces, esperare y observaré como siempre. Hasta nunca Izumi.
No es como si lo hubiera olvidado, aquella noche junto aquel hombre oscuro, tampoco es como si todos los detalles se quedaran por debajo de línea, pero para ella, las palabras cripticas fueron comprendidas cuando para ella sentía que era tarde. Cuando volvió pensó que podía realmente ser la amiga que ella necesitaba, pero subestimó lo que Nox llamó “oscuridad”, porque cuando menos lo esperó ya había sido envuelta como un oscuro sudario, donde la sensación asfixiante fue peor que la primera y donde cada día sintió estaba lejos de poder zafarse de él.
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Habia quedado debiendo esto y ya que estoy completamente aislada por ahora, entonces aprovecho para terminar este especial. 
Por cierto, para todos Feliz año!!! Nuevamente vamos con toda este año y no, no he dejado de lado el fic xD
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