#que me lo ha descubierto
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goldenliartrash · 1 year ago
Note
Mi anti recomendación es Cumbres Borrascosas porque odié a todos los personajes (menos a la narradora) y eso hizo que leerlo fuera horrible. Sé que se supone que hay que odiar a alguno de ellos porque son malas personas, y hay veces que leer sobre personajes que odias es entretenido (en Juego de Tronos por ejemplo), pero esta no es una de esas veces. Puede que en el futuro le dé otra oportunidad porque tenía 16 cuando lo leí, pero de momento no lo recomiendo.
Lo tacho de mi tbr entonces!! (lo añadí únicamente para sentirme 1 poco bella swan así que no es mucha pérdida). Al menos nos quedará el temazo de Kate Bush...
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walker-skull · 5 months ago
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PRESTO CAMBIO 3
Estuve disfrutando mucho del cuerpo de José, cuando obtuve su cuerpo regrese a su casa para tener una mejor vista de mi nuevo cuerpo.
Me observe en el espejo, empecé a tocar mi cara , sentir mi nueva barba era muy excitante jamás había tenido vello facial así que eso era nuevo para mí.
Empecé a explorar cada parte deslizando mis manos por sus pectorales hasta llegar a su abdomen, también sentí mis brazos que estaban velludos.
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Decidí quitarme la camisa para ver mi cuerpo tonificado y wow tengo pelo en pecho a diferencia del cuerpo de Tony que estaba completamente lleno de pelo, este no tiene mucho pero aún así que bien se me ve y sobretodo el que tengo en mi ombligo ufff que genial sobo mi panza para sentir esos vellos.
Me quedo solamente en unos shorts que había encontrado para poder disfrutar de mi cuerpo , hago algunas poses frente al espejo y al levantar mis brazos me llega el hedor de mis axilas, el aroma que tenian era bastante oloroso, pase mis manos por cada una para sentir mis vellos y el sudor que tenían y lo ponía en mi nariz y darle una buena olfateada.
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Terminando decidí ir a la piscina a pasar un buen rato y gozar de la maravillosa vista que tenía dejando al descubierto mi cuerpo velludo y exponiendo mis axilas a todo al que quisiera verlas.
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Mientras estaba recostado vi un chico el cual captó mi interés ya que su cuerpo se veía bastante atractivo y decidí que era momento de cambiar de cuerpo.
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Me acerque a el para poder conversar y conseguir cambiar de cuerpo con el ya que sería complicado solo llegar y cambiar.
-Oye amigo, qué buen físico tienes ¿Cuánto tiempo llevas entrenando para llegar a estar así?
-Llevo entrenando 8 años, ha sido muy duro ya que requiere esfuerzo y dedicación aunque tú también no estás mal si te esfuerzas puedes conseguir resultados como el mio
-Muchas gracias por el consejo, lo tomare en cuenta la verdad te ves muy bien, oye ¿Te parece si hacemos algunas poses así sirve que me des algunos tips.
-Claro, no tengo problema mira como lo hago
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-wow amigo que genial haber ahora voy yo y me dices que tal.
-Adelante
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-Posas bien Bro solo trata de hacer que se noten más tus músculos pero lo haces bien. Me dio gusto haber pasado este momento pero me tengo que ir. Por cierto soy Juan Bernardo
-Igualmente, si nos llegamos a ver de nuevo espero sea en el gimnasio. Me despido de el con un apretón de manos.
(Estiró mi mano con el interruptor para cambiar de cuerpos, me da la mano y mi alma sale del cuerpo de José y me pasó al cuerpo de Juan Bernardo)
-Wow que paso como llegue aquí.
-Descuida bro estábamos hablando sobre el gimnasio, estabas algo fatigado y veniste a la piscina no recuerdas.
-No mucho pero tengo vagos recuerdos creo que me esforcé demasiado y perdí la noción. Tendré que ir a casa a descansar.
Genial estoy en el cuerpo de Juan Bernardo que buenos bíceps tiene además aunque no tenga vello corporal el aroma que tendrá al hacer ejercicio esto definitivamente fue una excelente elección
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la-cafeina-de-tus-ojos · 8 months ago
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Sabes,
hay un trozo de mi vida
que no encaja
sin tu risa.
Hasta egoísta
me estoy volviendo ya,
pues al pensar
que ríes sin yo estar,
el trozo,
todavía es más difícil
de encajar.
Pero mi trozo y yo,
queremos que rías
y rías sin parar.
Porque el alma,
guarda el botiquín
de la vida
al lado de la risa
y muy cerca
del soñar.
Por eso te pido
que te rías al vivir,
para que ella
la vida,
se alargue
por verte sonreír.
Yo también lo haré,
pero no con la risa
sino con los sueños,
que para mí
llamarlos
es tan fácil
como soñar contigo
sin tenerme que dormir.
Si, recuerda siempre,
que así es como
se ha de cumplir
el paso del tiempo.
¡Riendo y soñando!
Así que hoy,
deja que sean
tus deseos
los que te soplen
los años.
Y cuanto más larga
la vida sea,
más tiempo habrá
de engañar al destino
con la casualidad
de encontrarte.
Aunque he de confesar,
que me dueles mucho,
cuando al destino
para que te encuentre,
no consigo engañar.
Si, ¡no sabes cuanto!
Ya incluso dueles,
si el destino
lo hace sin engaños
y la vida de su mano
se me acerca paseando.
Pues la alegría de verte,
ya no compensa
el daño de un adiós
que contigo cerca
siempre está rondando.
Creo que es por eso,
que ahora,
al asomar el día,
tan bien me sabe
el café sin compañía.
Porque sé,
que cuando escribo con el,
el dolor se disuelve
para endulzar tu poesía.
Si, se deshace lentamente,
junto a la tinta
que dibuja las palabras
que te buscan.
Y perece
que te encuentren,
porque Juraría,
que puedo oír tu voz
hablando con mis manos.
Si, tú,
como me gusta
esa palabra tan corta,
¡tú!
Ella, lo guarda todo
en tan sólo dos letras.
Y tú, si tú,
has de saber,
que te siento
en cada una de ellas.
Encadenadas unas a otras,
me recuerdan a tus dedos
entrelazados con los míos.
Por eso
no dejo de escribir
ni un solo día,
para que así tus manos,
no se suelten de las mías.
Y busco la rima del verso
como quién llama
el sonido de un beso.
Entonces,
hay un susurro tuyo
que viaja por mi cuerpo.
A veces,
se queda en el estómago,
aleteando recuerdos.
Otras en cambio,
trepa más arriba.
Si, ahí,
donde todo empezó.
Y no,
no se detiene,
todavía sube más alto,
un poco más.
En ese laberinto
donde reinas
desde la distancia,
el silencio de tu boca
se adueña del caos.
Desde ahí,
siento tu voz callada
besándome los labios
en cada verso.
Y escribir,
se vuelve tan fácil,
que sé,
que no he podido ser yo.
Diréis que soy un loco.
Que tal cosa
no puede ser verdad.
Pero todos tenemos sueños
que sin saber como,
nos cuentan en la noche,
lo que a la mañana
no se puede probar.
Y aún así,
no lo dudéis,
que aunque nadie
sus sueños
a la mañana pueda enseñar,
no hay duda, no,
no la hay,
de qué todos sabemos soñar.
Si, la vida
es un misterio
que se resuelve sintiendo.
Y vaya si te siento.
Tanto lo hago,
que la vida, de ti,
ya no me guarda
ningún secreto.
Te veo con todos ellos
al descubierto.
Si, completamente desnuda.
Que es mucho mejor todavía,
que verte desvestida.
Aunque claro está,
que entre la desnudez
del alma
y el desvestido
de tu cuerpo,
bien cabe una duda.
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alquimistaliteraria · 1 month ago
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Me quede con el amor en las manos.
Ese que tenía reservado para ti, me toco brindarmelo todo a mí misma.
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-Carta abierta-
En este proceso de introspección y autoexploración, he aprendido que la verdadera conexión comienza desde dentro. No saber de ti me ha incitado a buscar respuestas en mi propio ser y en esa búsqueda me he encontrado.
No estar contigo me ha llevado a descubrir la compañía en mi abrazo, a convertirme en mi propio refugio. He aprendido a ser mi abrigo, un lugar seguro donde puedo sanar, crecer y permitirme sentir. He descubierto que soy mi propia confidente, quien guarda mis secretos más profundos y mis sueños más anhelados.
He florecido como mi mejor amiga, aprendiendo a celebrar cada triunfo, cada momento de alegría, y soy mi socia en esta aventura llamada vida. En este viaje, he encendido la llama de mi propia pasión, esa chispa interna que me mueve a crear, a soñar y a ser.
Hoy, puedo mirar hacia atrás y agradecerte por los momentos vividos, pero también por los espacios que dejaste abiertos en mi vida. Esa ausencia me ha enseñado que, aunque el amor que quería ofrecerte era sincero, primero debo amarme y cuidar de mí para poder compartirlo con alguien más.
He dejado atrás las inseguridades y las dudas, y en su lugar he sembrado la confianza y la esperanza. Me estoy convertido en la persona que siempre deseé ser, buscando después de todo no solo un amor romántico, sino una conexión profunda conmigo misma.
Aprendí a bailar con mis propios miedos y a vivir mis anhelos más profundos. Y, aunque mi corazón aún guarda un espacio para ti, he aprendido que cada capítulo tiene su momento y que el siguiente puede ser aún más hermoso.
Así que te deseo lo mejor en tu camino. Estoy aquí, construyendo mi vida, y si algún día nuestros caminos se cruzan de nuevo, será un encuentro entre dos seres completos, donde el amor no busca completarse, sino celebrar lo que ya somos.
Con cariño,
Yls.
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letsgetbigger · 2 months ago
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OnlyFat (español)
Nigel se miraba al espejo, como hacía cada mañana, admirando su cuerpo trabajado y esculpido tras años de dieta y esfuerzo en el gimnasio. A sus 28 años, se sentía en la cima de su forma física. Músculos firmes, hombros anchos y un abdomen marcado, que junto a su bonita cara y a su polla grande, le habían conseguido un número considerable de seguidores en OnlyFans. Aunque no era millonario, con unos dos mil dólares mensuales de media, podía permitirse ciertos lujos y vivir bastante cómodo. Le gustaba su rutina. Grababa videos privados, siempre complaciente, y respondía a las peticiones más extrañas y particulares de sus fans. No importaba lo que le pidieran, siempre encontraba una forma de disfrutarlo, quizá por su naturaleza sumisa, algo que había descubierto hacía tiempo y que ahora aprovechaba para su propio beneficio.
Aquel martes, mientras revisaba los mensajes en su cuenta, se topó con una propuesta que lo dejó pensativo. Era de un tal Dom43, alguien que le había escrito varias veces, aunque nunca con una petición tan directa como esta. El mensaje decía:
“Te ofrezco mil dólares si engordas cinco kilos de grasa en un mes y me mandas un vídeo del resultado. Sin trucos, quiero verte cómo cambias. ¿Qué me dices?”
Nigel levantó una ceja y releía la oferta una y otra vez. No era la típica petición a la que estaba acostumbrado. En un principio, le resultó extraña, casi absurda. Pero el dinero, ¡mil dólares!, era una tentación considerable. Además, una parte de él, la que siempre había disfrutado obedecer y someterse a los deseos de los demás, sintió una punzada de excitación ante la idea. Después de unos minutos de reflexión, se encogió de hombros y se dejó llevar por un impulso.
“Acepto.” Escribió de vuelta.
Sabía que hacer eso cambiaría algo, aunque no estaba seguro de qué. Lo que no imaginaba era hasta qué punto aquello lo arrastraría por un camino inesperado.
Para Nigel engordar cinco kilos en un mes no le parecía un gran desafío. Y sabía que, una vez cumplido el objetivo y cobrado esos mil dólares, podría volver a su dieta estricta y recuperar su físico en cuestión de semanas. Era un simple desvío, una pequeña indulgencia temporal. Nada grave. Con esa seguridad en mente, decidió cambiar su rutina alimenticia.
Esa misma tarde fue al supermercado, llenando el carrito con todo lo que habitualmente evitaba: pizzas congeladas, bollería, snacks salados y sobre todo muchas tarrinas de helado, que se prometió devorar cada noche. Se habían acabado las ensaladas por unas semanas. Cuando llegó a casa, la idea de entregarse al placer desmedido, de romper con las normas que él mismo se había impuesto durante años, le dio morbo. Y aún más al recordar que lo hacía por Dom43, por cumplir su petición.
A la noche, se sentó en el sofá frente a la televisión con una pizza y una tarrina de helado a los lados, y una sonrisa en los labios. Al principio comió con hambre, pero pronto esa hambre se transformó en algo más oscuro, más íntimo. Seguía comiendo, aunque ya no tenía apetito. El simple hecho de saber que estaba hinchándose, llenándose para complacer a alguien, le hacía sentir una excitación que nunca había experimentado. Cuando acabó, se tumbó en el sofá, acariciando su estómago ligeramente abultado, sintiéndose extrañamente satisfecho.
***
Pasaron dos semanas y Nigel se había volcado completamente en su nueva rutina de excesos, se había dedicado a comer como si fuera una competición. La comida le llenaba, pero lo que realmente le llenaba era la idea de transformarse a petición de alguien. Sabía que estaba cambiando, que su cuerpo estaba reaccionando. Y lo comprobó al pesarse: cuatro kilos más. Estaba a punto de cumplir el objetivo.
Al día siguiente, mientras entrenaba, su entrenador personal, Mark, notó algo diferente en él. Nigel estaba haciendo abdominales, cuando Mark soltó una risa burlona.
—Te has relajado un poco, tío —dijo mientras le daba un ligero golpe en el vientre—. Has echado barriga. Y no solo barriga... —añadió, haciendo un gesto hacia su trasero.
Nigel se rio, intentando disimular el calor que subió rápidamente a su rostro.
—Sí, bueno, me he permitido un par de caprichos, nada serio.
Mark negó con la cabeza. Nigel no pudo quitarse el comentario de la cabeza. Esa burla le había llegado profundamente. No le molestaba, al contrario, le gustaba. Durante el resto del entrenamiento, no pudo dejar de pensar en cómo su cuerpo estaba cambiando, en cómo Dom43 disfrutaría de verlo ablandarse.
Cuando volvió a casa, se quitó la ropa rápidamente y se miró en el espejo. Tocó su vientre, que ya no era tan plano como antes, y acarició la suave blandura que empezaba a formarse en su trasero. Las palabras de Mark resonaban en su mente. Y en ese momento, no pudo resistir más. Se tumbó en la cama y se la cascó, alcanzando el clímax más intenso de su vida. Lo que había empezado como un simple juego para ganar dinero, ahora lo consumía por completo.
El mes había llegado a su fin y Nigel estaba listo. Preparó la cámara con esmero, asegurándose de que la iluminación fuera perfecta, lo suficientemente clara para resaltar cada cambio en su cuerpo, para mostrarle a Dom43 el resultado de su esfuerzo. Se colocó frente al espejo, respiró hondo y comenzó a desnudarse lentamente mientras grababa. Primero se quitó la camiseta, revelando su torso. Su pecho, que antes era firme y marcado, ahora mostraba una ligera flacidez. Y su vientre, abultado y cubierto de una ligera capa de grasa, se doblaba en michelines cuando se inclinaba un poco. Luego se bajó los pantalones, quedando solo con sus slips blancos, que ahora le apretaban como nunca. Sus muslos estaban más anchos. Pero fue al darse la vuelta cuando la verdadera sorpresa se mostró. Sus nalgas, más grandes y redondas, parecían querer escapar de la tela ajustada. Los slips apenas podían contenerlas. Se tocó el culo suavemente, sintiendo su magnitud. Sin perder el ritmo, se acercó a la báscula que había preparado frente a la cámara. Se subió con cuidado, observando los números incrementar rápidamente. Y ahí estaba, la cifra que lo dejó atónito: 87 kilos. Había engordado siete kilos en lugar de los cinco que Dom43 le había pedido. Tres kilos de más, fruto de su total entrega a la comida. Al ver el número, Nigel se empalmó al instante, sin poder evitarlo.
—Ochenta y siete... —murmuró para sí mismo.
Sin pensarlo más, dejó que la excitación tomara el control. Se alivió frente a la cámara, su respiración entrecortada y sus jadeos llenando la habitación. Lo hacía por Dom43, pero también por él mismo, por todo lo que había descubierto sobre sí en ese proceso.
Una vez acabado, envió el vídeo privado con una mezcla de ansiedad y satisfacción, esperando la respuesta de Dom43. No tardó en llegar: el mensaje de pago acompañado de un comentario que lo hizo estremecer.
—Eres un cerdo patético. Has engordado solo por que yo te lo pedí. Me encanta. —Nigel leyó en voz baja—. Te ofrezco diez mil dólares más si engordas otros diez kilos en dos meses. ¿Te atreves a convertirte en mi fantasía?
Nigel se sentó en el borde de la cama, mirando su cuerpo aún desnudo y ligeramente sudoroso tras la grabación. La pantalla de su teléfono brillaba con el mensaje de Dom43: diez mil dólares por engordar otros diez kilos. La oferta era tentadora, demasiado tentadora. Con ese dinero, no tendría que hacer más vídeos durante meses, podría tomarse un descanso de su vida online y dedicarse a cualquier otra cosa. La sola idea de esa libertad económica lo hacía sentir aliviado. Pero había algo más. El deseo profundo de complacer a Dom43, de seguir sus órdenes y someterse a lo que le pedía, lo consumía por dentro. Había descubierto una nueva forma de placer. Cada kilo que ganaba, cada pequeño comentario de humillación, le encendía de una manera que nunca había experimentado. Satisfacer a Dom43 se había vuelto una especie de adicción. Sin embargo, el miedo también estaba ahí, siempre presente. Ya había ganado siete kilos y aunque en un principio pensó que podría perderlos fácilmente, empezaba a dudar de que lo mismo ocurriese con diecisiete. ¿Y si no podía? ¿Y si seguir engordando acababa con el éxito de su cuenta de OnlyFans?
***
Nigel nunca pensó que perdería tanto de control. Lo que en un principio parecía un desafío, casi un juego, se había convertido en una nueva realidad para él. En solo mes y medio de comer sin parar, había ganado los diez kilos que Dom43 le había pedido, llevando su cuerpo a límites que jamás había imaginado. Ahora pesaba 97 kilos, y cada vez que se miraba al espejo, el hombre que veía era casi irreconocible: su vientre colgaba, sus muslos se rozaban al caminar, y su pecho, antaño firme, ahora rebotaba ligeramente con cada movimiento. Pero lo más impactante de todo eran sus nalgas, que se habían vuelto enormes, dos masas blandas que rebotaban con cada paso. Y eso, por alguna razón, lo excitaba más de lo que le asustaba.
Cuando llegó al gimnasio una tarde, Mark lo recibió con una sonrisa burlona, como siempre lo hacía desde que había empezado a ganar peso.
—Vaya, si es mi cliente estrella —dijo Mark con un tono sarcástico mientras observaba el cuerpo de Nigel.
Durante el entrenamiento, Mark no paró de hacer comentarios sobre su peso. Cada vez que hacía una sentadilla o levantaba pesas, podía sentir la mirada de Mark sobre él, observando cómo su barriga se balanceaba o cómo sus nalgas sobresalían de los shorts, que apenas lograban contenerlas. No obstante, lo más intenso llegó después del entrenamiento, cuando Nigel salió de las duchas. Aún estaba secándose cuando se dio cuenta de que Mark lo estaba mirando desde el otro lado del vestuario.
—Madre mía, tío... —dijo Mark recorriendo el cuerpo desnudo de Nigel con la mirada—. Estás enorme. En serio.
Antes de que Nigel pudiera decir algo, Mark se acercó y le dio una palmada en el culo. El golpe resonó en la habitación y las nalgas de Nigel se movieron como gelatina bajo la mano firme de Mark. Nigel sintió cómo su rostro se calentaba, una mezcla de vergüenza y excitación invadiendo cada centímetro de su piel.
—Joder —dijo Mark riendo—, eso se mueve como si estuviera hecho de gelatina. ¿Qué te has estado metiendo, helado por litros? Estás obeso, macho.
Nigel no pudo responder, su garganta seca y su mente atrapada en el eco de las palabras de Mark. “Obeso”. Era la primera vez que alguien lo llamaba así y lejos de molestarle, la palabra lo atravesó como un rayo de puro deseo. Intentó reírse, pero el sonido salió débil, casi ahogado.
Estaba de pie frente a la cámara, respirando profundamente mientras preparaba su segunda sesión privada para Dom43. Comenzó a desnudarse lentamente, como en el vídeo anterior. Se quitó la camiseta, revelando un torso que ya no guardaba rastro de los músculos firmes que solía tener. Su pecho, redondeado y blando, se movía visiblemente con cada respiración. Los pezones se habían ensanchado y parecían extrasensibles. Los acarició. Después se bajó los pantalones hasta quedar solo en los slips blancos que había usado antes. Ahora, esa prenda parecía un chiste cruel. Los bordes se clavaban en la carne de sus caderas y muslos, apretándolos de manera incómoda pero intensamente placentera y su vientre abultado colgaba ligeramente de la banda elástica. Nigel se giró hacia la cámara, permitiendo que esta captara el cambio más evidente de todos: el culo. Sus nalgas llenaban por completo los slips, haciéndolos parecer diminutos. La tela estaba a punto de rasgarse. Los cachetes sobresalían en grandes pliegues por arriba, enseñando la raja, como si fuera imposible para la prenda contener tanto volumen. Dio una ligera sacudida, y su culo rebotó, moviéndose durante unos segundos antes de detenerse. Verlo así, tan expuesto, tan imposiblemente grande, le produjo una oleada de excitación que casi le hizo perder el control en ese mismo momento. Nigel no pudo evitar sonreír. Sabía que Dom43 disfrutaría viendo lo que había conseguido. El momento culminante llegó cuando se subió a la báscula, que había colocado justo frente a la cámara. Mostró el resultado: 97 kilos. Casi veinte kilos más de lo que pesaba cuando todo comenzó. No pudo evitarlo; la emoción de haberse transformado para alguien, de haberse entregado por completo a ello, lo sobrepasó. Se masturbó una vez más frente a la cámara, pero esta vez el orgasmo fue más intenso, más liberador. Su respiración se volvió pesada y cada curva de su cuerpo se agitó con el temblor de la eyaculación.
Cuando terminó, envió el vídeo a Dom43. No pasó mucho tiempo antes de recibir el pago prometido. Pero lo que aceleró su corazón no fue la gran suma de dinero, sino las palabras que lo siguieron.
“Te has convertido en mi esclavo sumiso. No vales para otra cosa, solo para engordar. Debería darte vergüenza lo bajo que has caído, pero lo peor es que sé que lo disfrutas.”
Nigel tragó saliva, sintiendo un nudo en el estómago. Era cierto. Disfrutaba cada palabra humillante, cada comentario cruel que le hacía sentirse más pequeño, más sometido a pesar de su tamaño creciente. La última línea del mensaje lo dejó paralizado.
“Te ofrezco veinte mil dólares si engordas quince kilos más.”
***
Nigel estaba nervioso. Había pasado más de dos meses sin grabar un vídeo para sus suscriptores habituales en OnlyFans y, ahora, con su cuerpo transformado de manera drástica, no sabía cómo reaccionarían. Quería probar si el aumento de peso había cambiado algo, si sus fans seguían interesados en él a pesar de que ya no tenía el físico musculoso y esculpido que los había atraído en un principio. En el fondo, esperaba que no importase demasiado, que aún lo desearan y que, de ese modo, no tuviera que depender de Dom43 para mantener su vida económicamente estable. Preparó la cámara como siempre, pero esta vez se miró en el espejo con más detenimiento. Era increíble lo mucho que había cambiado en solo dos meses. Su cuerpo se sentía pesado. Cada movimiento lo hacía más consciente de su tamaño.
—Es solo un vídeo —se dijo a sí mismo en un susurro, tratando de calmar sus nervios—. Solo quiero ver cómo reaccionan.
Se colocó frente a la cámara, sin camiseta, mostrando su torso redondeado y blando, vistiendo únicamente unos slips negros que antes le iban grandes. Hizo algunos gestos habituales en sus vídeos, mostrando su cuerpo con diferentes ángulos, tocando su pecho y su abdomen, acariciando las zonas que ahora estaban cubiertas de grasa...
Subió el vídeo.
Las primeras respuestas no tardaron en llegar. En cuanto leyó los comentarios, supo que sus temores se habían hecho realidad. No había aceptación, no había admiración. Solo críticas, burlas y, sobre todo, shock.
“¿Qué te ha pasado? Solías estar increíble, pero ahora pareces otra persona.” Escribió uno de sus antiguos seguidores
“¡Estás enorme! No en el buen sentido. ¿Qué clase de broma es esta?” Puso otro.
Los comentarios siguieron llegando, cada uno más duro que el anterior. Lo llamaban "gordo", "descuido total", "vergüenza", "asqueroso". Algunos incluso se sentían traicionados por el cambio, como si Nigel les hubiera ocultado deliberadamente lo que había estado haciendo durante esos meses. Otros se reían abiertamente de él, burlándose de la forma en que su cuerpo había perdido toda definición. Nigel leyó cada palabra, sintiendo una mezcla de humillación y excitación indescriptible. Se esperaba una reacción negativa, pero la brutalidad con la que lo atacaban superaba todas sus expectativas. Lejos de sentirse abatido, algo oscuro y profundo en su interior despertó. Cada insulto, cada crítica, lo hacía sentir más vivo, más consciente de su cuerpo y de lo que había conseguido. Las burlas sobre su físico, lejos de disuadirlo, lo excitaban de una manera que no podía ignorar. Era como si esas palabras lo liberaran. No quería volver atrás, deseaba avanzar. Apagó la pantalla de su ordenador y se tumbó en la cama mirando al techo. Dom43 le había ofrecido veinte mil dólares para ganar otros quince kilos. Quince kilos que lo transformarían aún más, que lo llevarían a un nuevo nivel de sumisión. Había pensado en rechazar la oferta, en volver a su antiguo físico. Sin embargo, después de leer los comentarios de sus fans, de sentir el impacto de las críticas en su cuerpo, ya no tenía dudas. Con una sonrisa en los labios, Nigel decidió que iba a aceptar el reto. Estaba listo para entregarse completamente, para ver hasta dónde podía llegar.
***
Nigel dejó de ir al gimnasio por completo. Cada mañana despertaba con la misma rutina: comer, pajearse y comer más. Su apetito parecía no tener fin y su libido estaba fuera de control, más alta que nunca. La disciplina que una vez tuvo se había desmoronado y en su lugar había nacido una obsesión por entregarse a la comida y al morbo de su propia transformación. Su ropa dejó de valerle. Los vaqueros, las camisetas ajustadas y los slips que alguna vez definieron su figura musculosa, ahora no pasaban de sus muslos o se rompían al intentar ponérselos. Pronto se dio cuenta de que la única prenda que le servía era un viejo chándal, y ni siquiera eso le quedaba bien, le apretaba tanto que la tela se estiraba de forma ridícula y su barriga sobresalía. Solo lo usaba cuando salía a comprar más comida, pero en casa se pasaba los días completamente desnudo.
En tres meses, Nigel ganó dieciséis kilos más, superando incluso el reto de Dom43. Su cuerpo estaba irreconocible y la báscula no mentía. Pesaba 113 kilos, una cifra que nunca hubiera imaginado alcanzar. Sus muslos eran tan gruesos que habían cambiado su manera caminar. Su vientre era pasado, redondeado y colgante. Sus brazos, antes firmes, ahora estaban envueltos en grasa. Y su pecho, completamente blando, se agitaba al más mínimo movimiento. Sabía que había llegado el momento de grabar el vídeo para Dom43. Se preparó de la manera más simple y morbosa posible: en pelotas, con una caja de donuts a su lado y la báscula lista para mostrar el resultado. La cámara comenzó a grabar y Nigel se dejó llevar por el momento. Cogió uno de los donuts y lo mordió lentamente, dejando que el azúcar se deslizara por sus labios mientras lo masticaba de forma exagerada. Sabía que a Dom43 le encantaría verlo así, disfrutando de la comida que lo había convertido en lo que era ahora.
—He superado tu reto —dijo Nigel, con la voz ronca de placer mientras mordía otro donut—. Dieciséis kilos más. Espero que estés contento.
Se levantó con dificultad, sus nalgas rebotando visiblemente mientras caminaba hacia la báscula. Se subió a ella con cierto esfuerzo y esta se detuvo en 113 kilos. Nigel mostró la cifra a la cámara con una sonrisa satisfecha en su rostro.
—113 kilos —dijo con un tono orgulloso—. Pero eso no es todo.
Cogió una cinta métrica y comenzó a medir su cuerpo. Primero se la pasó alrededor de la cintura.
—Ciento veintisiete centímetros —anunció observando su vientre.
Luego midió su culo, que se había convertido en una auténtica bola de sebo, y la cifra no fue menos impactante.
—Ciento treinta y cuatro centímetros. No quepo en la silla del ordenador.
Nigel se detuvo por un momento, mirando a la cámara con una expresión de éxtasis.
—Todo esto... es para ti, Dom43. Espero que estés disfrutando tanto como yo.
Terminó el vídeo con un último bocado, masticando lentamente mientras meneaba su cuerpo entero al masturbarse. Cuando terminó, apagó la cámara y se desplomó en el sofá, jadeando por el cansancio. Envió el vídeo a Dom43 y esperó, sabiendo que la respuesta no tardaría en llegar. Cuando lo hizo, fue exactamente lo que esperaba.
“Has superado mis expectativas, cerdo. Nunca imaginé que llegarías a esto, que serías capaz de convertirte en semejante montaña de grasa por mí. Mírate, eres patético, completamente fuera de control. Y, ¿sabes qué? Me encanta. Has hecho todo lo que te he pedido y más. Eres el gordo sumiso perfecto. No vales para nada más que comer, engordar y dejar que otros se rían de ti. Pero también debo decirte que estoy orgulloso. Has demostrado ser completamente mío, dispuesto a transformarte de esta manera solo para satisfacerme. Eres impresionante, en el peor de los sentidos, claro, pero esa es precisamente tu grandeza”.
Nigel se quedó mirando la pantalla, absorto en las palabras. Había hecho lo que Dom43 había querido. Y, aún así, sentía que podía ir más allá. La idea de seguir engordando, de dejar atrás cualquier vestigio de su antiguo yo, lo llamaba con una fuerza imparable. Sin pensarlo demasiado, tecleó la pregunta que rondaba en su mente desde hacía días, una pregunta que lo hacía temblar de anticipación:
“¿Cuánto me pagarás si llego a los 130 kilos?”
El silencio de unos segundos fue ensordecedor, pero la respuesta de Dom43 llegó rápida.
“No te voy a pagar nada. Esta vez, no lo harás por dinero. Quiero que lo hagas por mí, porque ya no puedes evitarlo. Quiero que engordes hasta los 130 kilos solo para complacerme, porque ahora sabes que eso es lo único que te excita. Lo harás porque me perteneces.”
Nigel respiró profundamente, sintiendo cómo cada palabra de ese mensaje lo envolvía, llenándolo de una mezcla de sumisión y placer absoluto. Sabía que Dom43 tenía razón. Ya no se trataba del dinero. Se trataba de algo mucho más importante, delo que había empezado por el simple deseo de cumplir una fantasía, pero se había convertido en su realidad. Con los dedos temblorosos, respondió lo único que sabía que podía decir en ese momento, lo único que su mente y su polla le pedían con una claridad arrolladora:
“Lo haré.”
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46snowfox · 7 months ago
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Diabolik Lovers Daylight Animate Tokuten:「Durmiendo junto a un★Vampiro」 [Reiji Sakamaki]
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Título original: 「添い寝でおやすみ★ヴァンパイア」
//Traducción pedida en Ko-fi//
Reiji: Oh… La puerta de su habitación está abierta. Aah, no sé si tiene cero sentido de supervivencia o si es simplemente descuidada… *se acerca* ¿Estará dormida? Espero que no se haya quedado dormida encima de la cama sin cubrirse con alguna manta. *entra* Está sobre la cama… y no está tapada… solo sabe causar problemas. *te cubre con una manta*. ¿Hm? Esta revista… “técnicas para cortar verduras para decorar”.
Reiji (1:07): ¿Acaso quería probar a hacer esto? Dudo que puedas hacer algo tan complicado. Hm, supongo que puedo darle una ojeada. Voy a tomar prestada tu silla *se sienta*.  ¿Hm? Vaya, tiene una nota adhesiva y hay otra en la página siguiente, a ver. Jaja… Marcó unas decoraciones bastante llamativas porque pensó que podrían gustarme. Tienes un lado bastante adorable, no me molestaría que practicáramos estos cortes. Ya puedo prever que vas a cortarte un dedo, así que será mejor que tengas a alguien a tu lado, estarás más segura que estando sola.
Reiji (2:23): Oh, ¿te desperté? ¡…! Aah… ¿No recuerdas? Antes de caer dormida estabas leyendo una revista mientras pensabas en mí, incluso estabas dejando notas en ella… Y aun así dijiste el nombre de otra persona… ¿Qué significa? Me debes una explicación. Vamos, levántate.
Reiji (3:06): Sí, soy yo, no necesitas asustarte. No te preocupes, más importante, antes dijiste el nombre de otra persona mientras estabas medio dormida. ¿Acaso estabas soñando? ¿Fue un auto-reflejo? Pues eso se me hace más raro considerando lo mucho que piensas en mí. *te muestra la revista* Tras ver esta prueba no puedes excusarte. Ya es tarde para esconderla, puesto que ya he posado mi vista en las notas que escribiste en ella. Sí, las vi. Querías practicar cómo hacer decoraciones con las verduras, ¿me equivoco? Bueno, me lo imaginaba, si lo haces bien te felicitaré, pero dudo que suceda.
Reiji (4:13): ¿Lo lograrás si practicas? Si practicas estoy seguro de que desperdiciarás ingredientes, te cortarás y dejarás la cocina hecha un desastre, no puedo imaginar un futuro pacífico en donde eso no ocurra…  Tampoco te deprimas… te aconsejaré, pero ya es demasiado tarde, hagámoslo mañana. ¿Por qué te ves insatisfecha? ¿Acaso te incomoda que te ayude?
Reiji (5:03): La dificultad de estas decoraciones es demasiado alta como para que las domines en un solo día. Sé que querías sorprenderme, pero si hubieras practicado estas técnicas te habrías llenado las manos de heridas y te habría descubierto de inmediato. ¿O acaso planeabas causarme problemas de más a propósito? Entonces recibe mi ayuda sin quejarte. Aunque si te la pasas fallando incluso conmigo entrenándote tendré que castigarte, ¿de acuerdo? Entonces, como te ves cansada va siendo hora de dormir. Asegúrate de acostarte bajo las mantas.
Reiji (5:58): Vamos, cúbrete hasta el cuello. Me quedaré a tu lado hasta que te quedes dormida. Ahora, cierra tus ojos… *se vuelve a sentar en la silla* Estaré leyendo esta revista mientras observo tu rostro dormido. ¿Te tranquiliza? Es un honor saber eso. A diferencia de ciertas personas sin disciplina yo no te atacaré ni morderé de la nada. Aunque si eso es lo que deseas, puedo hacerlo. Oh vaya, ¿te has sonrojado? Déjame ver tu expresión. *se acerca a ti*
Reiji (7:06): Fufu, buenas noches, espero que tengas espléndidos sueños *beso*. Supongo que le encargaré el resto que limpien la casa o que salgan a comprar para evitar que no interfieran en nuestras prácticas… Si nos encuentran van a causar alboroto. Oh, ya ha caído dormida, debe de haber estado agotada. Dudo que leer un libro la haya dejado tan cansada, es probable que alguien la haya usado para cumplir recados… Ah, desearía que aprendiera a decir que no. Oh, debo evitar despertarla. Todavía debo pulir los platos, será mejor que me retire. Me llevaré la revista para leerla en mi habitación.
Reiji (8:15): ¡…! Ahora sí dijo mi nombre mientras dormía… No tiene remedio, supongo que veré su rostro dormido por un rato más… Ya va siendo hora de retirarme. Espero ansioso el tiempo que pasaremos juntos mañana. Yo seré el primero en decirte buenos días, así que descansa… *se retira de la habitación*
Reiji (9:17): *leyendo la revista mientras camina* Hm… Necesitamos pepinos, zanahorias, rábanos… y también… paprica. Voy a ver si tenemos todo eso en el refrigerador.  Oh, también necesitaremos curitas y desinfectante. Aparte de pulir los platos también afilaré los cuchillos. Seguiré leyendo al llegar a la habitación, debo acabar las preparaciones ahora y despertar a mi amada estando en plena forma.
¿Te gustan mis traducciones? Puedes apoyarme en ko-fi nwn
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creative-kny-fics · 15 days ago
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Hola! No estoy segura su hables español pero puedo pedir una solicitud? Mayormente creo que Giyuu es uno de los más usados en modo Lee! Pero y si en vez de ellos usan a Tsutako? Podría ser un AU en donde ella esté viva tal vez? Ler! De tu preferencia!
Porfavor y Gracias 🤍
Pues, en efecto, hablo español, es mi lenguaje original pero también entiendo inglés jajajaja
Y sí, espero que no te moleste que haya usado uno de mis ships si es así, dilo y lo edito
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Lee: Tsutako Tomioka
Ler: Kyojuro Rengoku y Giyuu Tomioka
Narra Giyuu: Os digo algo? Casi toda mi vida, no, mejor dicho, toda mi vida he sufrido por los ataques de Tsutako, créanme que al inicio no me molestaban tanto, era un niño y ya saben, me gustaba un poco, pero ese día, algo cambió, fue cuando todos supieron cual era mi punto de muerte
'Ooooh Giyuu, hermanito, ¿porqué no me habías dicho de este lugar~?'
'¡NOHOHOHO! ¡¡TS-TSUTAKO!!'
'Tus costillas son tan sensibles, es tan tierno. Ya de por sí eras tierno pero esto es otro nivel. ¿Qué pasa si uso tus costillas como un piano? ¿O quizás un xilofono? Hay tantas opciones...'
'¡NOOOO! ¡¡AYUHUDAHAHAHA!!'
Y no, no estaba feliz, puede que no suene tan malo, pero lo resumiré en una frase... 'Manos pequeñas, mi debilidad'
Sin embargo, adivinen que pasó. Mi hermana consiguió pareja, antes que yo, pero no adivinan quién es...
'¡Hola Tomioka! ¡Parece que ahora seremos familia!'
Y sip, nadie más y nadie menos que Kyojuro Rengoku...
Narra Kyojuro: Me siento nervioso y algo confundido, no lo sé. Tsutako y Giyuu son dos personalidades tan diferentes, pero eso no importa, sé que Giyuu confía en mí y no tendré problemas
'Rengoku, ¿puedo pedirte un favor?'
'¡Claro que sí! ¿Qué se te ofrece?'
'Bueno, creo que sabes que mayoría de las personas encuentran algo... Divertido... En hacerme cosquillas'
'Hahahaha cierto, lo siento Giyuu'
En realidad, yo encuentro divertido hacerlo con todos, sea quién sea...
'Y te quería pedir un favor, claro, si no es molestia...'
'Por supuesto que no, estoy más que dispuesto a ayudarte. ¿Quieres que te haga cosquillas?'
'¿Qué? ¡NO!'
Lo haría igual, pero entiendo cuando alguien dice que no... Bueno... En ciertas ocasiones hahahaha
'Quiero que me ayudes a vengarme de Tsutako'
'Vaya vaya, Tomioka. La venganza no es algo bueno, ¿lo sabes?'
'¿No quieres escuchar a mi hermana reír? Ella es muy cosquilluda... Es algo de familia, al parecer...'
Woah, siendo honesto, jamás se me pasó por la mente eso, ¿que hago? ¿Ayudo a Tomioka? ¿O no lo hago?
Aunque... ¿Qué probabilidad hay de que un evento así se repita?
Narra Giyuu: Estoy asustado. Rengoku se ha quedado quieto, sin decir nada y no es buena señal. Oh tío, si él rechaza mi oferta, no sólo no me va a ayudar, sino que él empezará con su ataque de cosquillas y créanme, es algo horrible...
¿Pero saben que es peor? Tsutako está en la casa, y si ella ve que me están haciendo cosquillas, no me ayudará, sino que se unirá y ambos me harán llorar de risa, si es que antes no muero, claro
'Bien, acepto'
'¿Lo dices en serio?'
'¡Mhm! Yo te entiendo Tomioka, sé que debe ser difícil que todos los días te hagan cosquillas, incluso si no las deseas. Y conociendo a Tsu, creo que ella es la que más ha hecho eso hahaha'
'Gracias, Rengoku'
'Me alegra ver que ustedes dos se llevan tan bien. ¿De qué hablaban?'
Oh hermanita, no sabes lo que te espera...
'Nada, solo que Tomioka parecía intrigado por nuestra relación. Pero nada de lo que debas de preocuparte, todo está bien, ¿no es así Tomioka?'
'Puedes llamarme Giyuu, no me gusta tanto que me digan Tomioka, prefiero mi nombre'
'Bueno, ¿alguien tiene hambre?'
'En realidad, yo sí'
'Oh, dime entonces, ¿qué quisieras que te traiga?'
'Frambuesas, por favor...'
Espera, ooooh, ya entendí...
Narra Kyojuro: Espero que Giyuu no haya mentido, aunque, de todos modos lo habría descubierto yo mismo
'Hmmm, creo que tenemos algunas en la nevera, déjenme ver'
'Creo que no entendiste, Tsutako...'
Sip, definitivamente, no...
Narra Tsutako: ¿Frambuesas? No lo entiendo, ¿qué tienen que ver con-? Oh no, nononono, por favor que no sea eso
'¡A por ella!'
Ay no, sí lo es, seguro fue Giyuu, sólo él sabe eso de mí. Oh dios mío, que alguien me ayude...
'¡HEY! E-ehehehe... ¿Y sí hablamos?'
'Vaya vaya, ustedes dos son iguales, ¿entonces eres igual de cosquilluda que Giyuu?'
Nononono, oh, ¿porqué a mí? Sólo me descuide un rato para tomar aire y ahora Giyuu está sosteniendo mis brazos sobre mi cabeza y Kyojuro, bueno, de momento no está haciendo nada, pero aún así, que vergüenza
'Traza garabatos en su barriga, no seas brusco, sólo sé suave'
'¿Así?'
'Sólo escúchala reír y lo sabrás'
'N-No... Nohohoho hahacehehe mmmmm ahahahaha cosquihillahas'
'¿Ah no? ¿Y sí hago esto que pasa?'
'¡Gyahahaha! ¡¡Hehermahanohoho!!'
Sólo unos cuantos garabatos en mi barriga ya me estaban derrumbando. Y ahora, Giyuu está apretando mi cuello, no solo eso, está susurrando y sus susurros me hacen cosquillas
'¡Bahahahastahahahaha!'
'¿Y porque deberíamos? A ti te gusta hacerle cosquillas a Giyuu, ¿no? Además, cuando te presente a Senjuro hace unos días, también le hiciste cosquillas, diciendo que te recordó a Giyuu. No trates de negar que esto no te gusta'
'¡Cahahallatehehehe! ¡¡Gihiyuhuhu!! ¡Por fahavohohor!'
'Masajea sus costados y mira lo que pasa'
'¡¡NOOOO!! ¡¡AAAAH!! ¡NONONONO! ¡POR FAHAHAVOHOHOR! ¡¡PEHEHERDOHOHON!!'
Aaaaaah que horrible, eso me pasa por tener de "enemigo" a mi propio hermano. Sólo él conoce mis puntos débiles...
'¿A quién le pides perdón? Mejor dicho, ¿porqué pides perdón? ¿Por ser tan linda? ¿Por ser...?
'¡¡POHODRIAHAHAHA PATEHAHARTE!! ¡YA PAHAHAREHEHEHEN! ¡POHOHOR FIHIHIS!'
'No podemos detenernos sin al menos darte una frambuesa. ¿Qué dices Rengoku? ¿Quieres iniciar?'
'¡Con gusto!'
Nonono, cualquier cosa menos eso, un segundo, ¿porqué Giyuu también está tomando aire? No, por favor, Giyuu no te atrevas, por favor...
'¡¡¡AHAHAHAHAHAHAHAHA!!! ¡¡AYUDA!! ¡DIJERON UNA! ¡POHOHOR FAVAHAHAHAR! ¡Y-YA NOHOHOHO!'
'¿Deberíamos soltarla?'
'Lo haremos después de que yo también le de una frambuesa'
No sé cuánto más aguantaré, si es incluso una sola, voy a llorar... Es demasiado...
'Espero que pienses seriamente la próxima vez que me hagas cosquillas'
'Gi-Giyuu, por favor... Hermanito... ¡¡WAHAHAHAHAHA!! ¡¡NOOOO KYAAAA GIHIYUHUHU!! ¡ME RIHIHINDOHOHO!'
'Bien, dejémosla ir, tiene la cara roja y creo que está a nada de llorar...'
Narra Giyuu: Finalmente, un poco de venganza, no fui cruel, ¿o sí?
'¿Todo bien Tsu?'
'Sihihihi... Dahahadme un rehespiro'
'Está bien, Rengoku, ve por agua, debe de tener sed'
Heh, es gracioso ver a alguien más en la posición en la que yo estoy casi siempre
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black-beauty-poetry · 2 years ago
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No sé qué haría sin ti.
No sé qué sería de mí o si podría seguir respirando si algún día te marchas.
Desde que entraste a mi vida, todo se ha vuelto correcto, ha sido más llevadera.
He aprendido el significado de vivir. He descubierto que nada está pintado de gris. He encontrado una buena razón para sonreír.
Todo ha mejorado.
Los oscuros callejones se han iluminado.
Cuando me amas, floto entre las nubes, toco las estrellas, viajo a Venus, hallo el arte en el amor y existe la perfección.
Mirarte a los ojos me hace pensar que sólo en ellos reposan las constelaciones más hermosas. Hacer el amor contigo es verdadera poesía; tu cuerpo sabe a nirvana y, entre tus gemidos, íntimamente me pierdo en el infinito. Escucharte reír... nada se compara con tu risa, ni siquiera un coro orquestado por ángeles.
En ti, hallé la luz al final del túnel.
¿Y cómo explicarte que todo es mágico a tu lado? Vivir contigo es vivir un sueño dulce. Amarte es volar entre un millón de estrellas.
Y si no es tu voz, no quiero volver a escuchar otra melodía. Y si no es tu carita, no quiero pensar en nada más.
Si no son tus brazos los que me atrapan, ¿a qué otro lugar podré llamar hogar?
Nunca estuvo en mis planes casarme, pero contigo anhelo un futuro en el que lleves mi apellido y mi anillo, donde podamos formar una familia y crear memorias llenas de sonrisas hasta que envejezcamos e, íntegros, muramos.
Me tienes tan enamorado que, sinceramente, no sé qué haría sin ti. Pero lo más seguro es que si algún día decides irte, el paraíso que he vivido se extinguirá.
El mundo volverá a ser la misma mierda.
-Dark prince
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seisao-esp · 8 months ago
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Alerta de pequeña historia y mucho texto.
Las imágenes son de propiedad de Red Qian, con las escenas más icónicas del manga (de nuestros hermosos favoritos). Tiempo sin publicar pero espero redimirme con esto que escribí hace un tiempo.
Alerta también de muucha melosidad. Si no les gustan las historias dulces, no hay problema ❤️💜
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Canción de Cuna
Lentamente abre los ojos, los siente un poco hinchados y le molesta un insistente y punzante dolor de cabeza, se siente incómoda. Al intentar moverse, su pie choca con la piel de su acompañante... Se le aprieta el pecho.
Es cierto... El había regresado a casa la noche anterior, como tantas veces después de una batalla. Generalmente, cuando duerme junto a él, descansa plácidamente, pero esa noche... Pesadillas tras pesadillas.
Entonces cae en cuenta de que él duerme dándole la espalda y en estado fetal bajo las sábanas. Un suspiro sale de sus labios, sabe que él no está del todo bien, al igual que ella.
Muy suavemente para no despertarlo, le acaricia el cabello. ¿Qué más puede hacer? Infinidad de veces lo ha oído decir que la protegerá, que daría su vida por ella, ¿y quién lo protege a él?
No logra su objetivo y el chico se remueve en su sitio. Perezoso y sin prisas se da la vuelta, y quedan de frente.
—¿Qué hacías?
—Me gusta acariciarte mientras duermes.
La sonrisa que él le dedica la desarma por completo. Se incorpora para quedar sobre ella, apoyado en su antebrazo, la parte superior de su cuerpo desnudo al descubierto. Se acerca a la frente de su mujer para depositar un dulce beso antes de refugiarse entre sus brazos y pechos mientras le acaricia sus lacios cabellos violetas. Ella le acaricia su espalda desnuda...
¡Cuánto ha cambiado!
El ya no es niño de 13 años, hoy es un adulto. Es un fuerte, valeroso y temerario santo de Athena, su primer soldado, el que constantemente trae el peso del mundo sobre sus hombros.
Su deber es proteger a su diosa, resguardar a Athena por siempre, luchar por la justicia. Sus manos se han llenado de sangre de enemigos que, a veces, son realmente crueles; pero también hay nobles guerreros peleando por las razones y los dioses equivocados.
Guerra tras guerra ha perdido amigos, conocido asesinos, ha visto personas muriendo y a otras heridas llorando y gritando... ¡¡aún puede oírlas dentro de su cabeza!!
Se cuestiona constantemente qué es lo que está mal en este mundo en el que vive, donde la gente insiste en tomar decisiones incorrectas, en no respetarse unos a otros, ¡incluso dañándose entre hermanos!
Se pregunta por cuánto tiempo seguirá luchando, ¿hasta cuándo será capaz de mantenerse con vida?
El que nunca se rinde, el que entrega todo, el que se ha convertido en una inspiración para tantos y en un modelo de fortaleza a seguir. Pero hay un tiempo para todo...
A veces sólo necesita llorar, y ella lo sabe.
Porque él ha sido su ancla y su pilar, ¡pero también la necesita! El también se derrumba. Ya no es un niño, pero precisa de un lugar seguro en el cual sentirse cobijado, amado.
El busca desplomarse, dejar de ser el imbatible guerrero, quitarse el papel del fuerte, lo necesita y ella lo entiende. Ya no le cuestiona, ya no se sorprende, simplemente lo deja caer y lo sostiene, porque siente la misma emoción. Ahora él necesita ser resguardado.
En ese momento de profunda intimidad, al fin se siente libre de llorar frente a ella, porque es Saori, su Saori. No dice absolutamente nada, ella ya lo sabe: él es, ante todo, un hombre de carne y hueso. Ahora, y sólo ahora, puede mostrarse como un humano común y corriente.
Ella siempre lo recibe con los brazos abiertos, como la noche anterior, cuando regresó en búsqueda de su mujer para desnudar su cuerpo y alma, reír, llorar, hablar de sus miedos y esperanzas y permitirse abatir; tal como ahora, que lo cobija cual madre a un niño indefenso ante sus propios temores mientras se desahoga entre suaves sollozos y caricias. Hace mucho dejó de esconderse de ella, ya no teme herirla con su dolor porque sabe que lo comparten.
El se hunde más en sus pechos desnudos, sus manos acarician con lentitud esas curvas femeninas, su cintura, sus caderas, sus senos... Pero ella no se confunde, él no busca sexo, no ahora; autorregulación.
Ella dedica toda su atención en masajearle la espalda, los hombros, el cuero cabelludo... Le canta una canción, una canción de cuna. No le dirá que lo siente, que está arrepentida; tampoco le pedirá que aleje su dolor. No hay palabras, no hay razón. Ahora es ella el refugio, la próxima vez quizás lo sea él. Está consciente de que es sólo un momento, que se levantará como siempre, con su confianza avasalladora, su determinación y entereza que todos reconocen en él; pero ésta es su oportunidad, su único momento para acompañarlo íntimamente, acunarlo y recordarle que no está solo, que siempre puede regresar a ella. Mañana será otro día y probablemente se embarquen en una nueva guerra sin precedentes, pero sólo por hoy desea sentirlo humano, frágil y necesitado, porque es una faceta que sólo ella conoce, que sólo reserva para su amada.
Ven, puedes descansar aquí,
Dormirte en mi pecho
Aunque llegue un hermoso amanecer,
Mis ojos sólo a ti te pueden ver
Eres una estrella fugaz
Ese brillo no lo dejes escapar
Ven, sólo trata de olvidar,
Recuéstate y descansa
Que el viento se llevará
Todo aquel dolor, pronto se borrará
En la arena del tiempo se enterrará
Sí, ella lo conoce demasiado bien. El sonríe, aún con el rostro entre sus pechos.
—¿Puedo quedarme aquí un poco más? —le hace una pregunta retórica, porque ya conoce la respuesta.
—Todo el tiempo que quieras.
Por ahora no quiere saber de ese mundo que un día le dio la espalda y al cual protege con su vida: sólo existe Saori.
—Canta una vez más esa linda melodía.
—¿Te gusta?
—Es la más hermosa que he oído —y no exagera.
—La he creado para ti, es tu canción de cuna.
Ella entona su canción una vez más mientras limpia las pequeñas lágrimas que permanecen en forma de humedad sobre los párpados de su amado.
El cierra los ojos, quiere dormir un poco más sobre pecho, aspirando su aroma mientas recupera su alma para levantarse nuevamente y salir a ganar otra batalla junto a ella.
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goldenfurevamp · 3 months ago
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Alejandro y Hefestión en San Francisco.
(𝘉𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘤𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟧 . "𝘓𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘋𝘢𝘯𝘪𝘦𝘭, 𝘦𝘭 𝘍𝘢𝘷𝘰𝘳𝘪𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘋𝘪𝘢𝘣𝘭𝘰"- 𝘓𝘢 𝘙𝘦𝘪𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘊𝘰𝘯𝘥𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘴. 𝘊𝘳𝘰𝘯𝘪𝘤𝘢𝘴 𝘝𝘢𝘮𝘱𝘪𝘳𝘪𝘤𝘢𝘴. 𝘈𝘯𝘯𝘦 𝘙𝘪𝘤𝘦)
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Leyes, Leyes, Leyes. Lestat siempre he renegado de ellas, incluso desde que tengo razón en mi memoria de su primera aparición: pisoteó las leyes que regían nuestra mitología adentrándose a Paris en 1789 ,con el descaro de un Caligula erigiendo estatuas altivas con su nombre en cada reunión de Consejo y burlándose, siendo prisionero, de mi fé : los vampiros debíamos ser demonios atrapados en el tiempo , viviendo en el inframundo de Les Innocents , vistiendo harapos en un eterno auto flagelo. Éramos una Isla. Vigilaba yo en el esplendor de mis dones de psicópata emperador demente, una religión secta que se disfrazaba de Imperio llamado “Los Hijos de la Noche.” Aun recuerdo las mazmorras, el único consuelo de la sangre, mi piel pálida por la estricta dieta intermitente y las ojeras de ausencia total de placer. Y llega el pegaso dorado hecho un semidios para fundar su imperio sobre mi cabeza y los de mi Clan, gritando mientras era encadenado con el cabello revuelto de un superstar rocker angelado : “ Todo eso en lo que creen no existe. No hay Diablo. No somos demonios. Debemos disfrutar como los humanos, mezclarnos, vivir la vida de ellos, respirar entre ellos..” . Torre de Babel. Tras mi derrota, me hice las paces con los viejos pergaminos de Platón, de Newton , las crónicas históricas y los deliciosos escritos bíblicos.
¿De qué me había perdido?
Siglos despues mis botas negras fueron Adidas dos siglos después, y túnicas de mohín oscuro fueron reemplazadas por chaquetas de cuero Mcqueen en los 90s´. Le rendí tributo ya no al averno ni a sus ideas de condena si no a James Dean y a Polanski con una algarabía interna de haber descubierto fuegos culturales que eran padres de otros pensamientos y hambres de curiosidad por el ser humano. Y Daniel.
Daniel representa la soledad y la decadencia humanas que dia a dia ignoran su genialidad. La tortura siempre se me ha dado fácil : mi esencia siempre ha sido esa y no busco reemplazarla. Con hervor de excitación me entregaba a las artes de la mutilación de sus amantes, mezclándolos con ciertas sesiones de música de los Beatles a todo volumen mientras les sometía a besos interminables para después  hundirles  la palma de mi brazo izquierdo hecha  espada. Nerón vestido de Armani, entre tertulias con whisky intocable y siendo la sombra de la sombra de Daniel. Leyes. Primera Ley personal ( no me referiré esta noche a las del Concejo) : No conviertas a nadie. A diferencia de Lestat, Marius o cualquiera que yo haya conocido no convertí jamás a nadie alrededor mio, pero Lestat me arruinó las reglas y leyes: fueron los ojazos lavanda de Daniel y sus abrazos inesperados después de feroces discusiones, que quebraron las tablas de mis mandamientos. Daniel es el milagro de la encarnación. Daniel es la regla póstuma y el destino de su cordura está atada a la mía. Nos hemos perdido absolutamente en el bosque fragoso de extraños contactos que hemos experimentado jugando a Hefestión y Alejandro, como si interpretaramos todos los días papeles diferentes en las fiestas y  bares plenos de David Bowie. Daniel dice que soy cruel. ¿Macabro yo? Fiestas en los que en alguna habitación o baño he asaltado su cuello por detrás por el simple hecho de jugar a la sodomía romana, a ser Caligula o a creerme Nerón , solo para saborearle sin profanarle. Aún no. No estoy seguro de sí podre, aunque sé que Daniel lo ansía : me he filtrado por los recovecos de sus pensamientos y he observado las esquinas y las miradas, sus movimientos en los besos le delatan y erotiza cualquier poema que me recita en pleno  cautiverio los fines de semana. Yo, macabro. Exagera. Obsesivo de alguna parte de Daniel, alguna zona específica o esquina de su cuerpo, suelo usar siempre la lengua o el tacto sin pudor  para ver su simple reacción. Daniel dice que se siente un objeto, pero los objetos no gimen ni se mueven, no piden más. Los objetos no gritan mi nombre. Los objetos no me incitan con la mirada, no encienden mis celos porque les gusta recibir la lengua del Diablo para infectarse de su dosis diaria. A los objetos no les gusta ser reclamados. Destruída la regla, mi lengua ha sido derrocada en el territorio de Daniel, mi favorito gladiador domador e incitador de los leones del panteón de la muerte. Saluda desde el otro lado de la barra, incitándome a gesto furioso. Daniel es amo y señor de las reglas de mi mundo, es el favorito del Diablo, la inspiración de las normas que se amarran a su cintura hecha de mis manos, las leyes que gime en mi boca retorcido en medio del sacrificio, el que une la muerte y la vida en una sola cama.
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bjorlia · 2 months ago
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Querida Dolia,
Desde que hablamos por primera vez, detecté algo maravilloso en ti, aunque no sabía exactamente qué era. Pasé tiempo reflexionando al respecto, pero luego decidí que solo era cosa mía y que me resultabas interesante por tu forma de ser y por la amabilidad con la que me tratabas. Así que dejé pasar el asunto durante un tiempo y no hice nada al respecto.
Con el paso del tiempo, y después de haber dejado de contestar tus mensajes, ese pequeño sentimiento que mencioné comenzó a crecer en mí. Aunque no hablábamos como antes, no podía dejar de observarte desde lejos. Siempre buscaba tu perfil para saber más de ti, de cómo estabas y, en general, cómo iba tu vida. Realmente nunca me cuestioné el porqué de mis acciones; simplemente era algo que hacía y se volvió parte de mi rutina diaria.
Sin embargo, tras nuestro reencuentro, supe de verdad de qué se trataba lo que sentía: amor. Y sí, tal vez la forma en que he narrado esta carta suene cliché, pero es indiscutiblemente la verdad. Sentí amor y, además, alivio. ¿Por qué alivio? La respuesta es sencilla: por fin descifré esa "pequeña" obsesión que tenía —y que aún tengo— contigo. Comprendí mis sentimientos y me hice consciente de la persona tan hermosa que eres y de lo mucho que vales.
Puedo decir, sin titubear, que eres un amor totalmente inesperado. Me arrebataste el corazón desde nuestra primera interacción, y has estado presente en mi mente desde el día uno. Eso nunca me había sucedido antes, lo digo en serio.
Agradezco enormemente al destino, la vida, Dios, o a cualquier ser eminente que haya hecho posible que nuestros caminos se cruzaran y que ahora nos hallemos dentro de un vínculo que está completo de mucho cariño y reciprocidad.
He descubierto tantas cosas que admiro de ti durante este periodo de tiempo: tu amabilidad, tu atención hacia mí, la comprensividad que has manejado hasta estos días y tus maneras tan preciosas de demostrarme amor. Cada una de estas cualidades me ha orillado a ser sincero contigo sobre mi sentir y, actualmente, a realizarte una confesión más.
Nada me haría más feliz que fortalecer nuestra relación y que nuestro futuro sea uno en donde estemos juntos, siendo alegres y construyendo nuevos momentos íntimos y únicos que quedarán por siempre registrados en nuestros corazones. Por estas razones, Dolia, te pregunto: ¿te gustaría ser mi pareja? ♥︎
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entre-el-cielo-y-la-tierra · 8 months ago
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Otoño, para siempre.
II
"General... ¡General! ¿Por qué se retrasó tanto? El portal está por abrirse. Si usted no hubiera llegado a tiempo…”. No alcanzó a terminar la oración, cuyo final sabíamos hubiera tenido matices apocalípticos. "Soren se habría horrorizado de haber sabido lo que ha venido hacer aquí. ¿Por qué habría de darle el corazón de nuestro pueblo, la última esperanza por sobrevivir, a alguien que nos había traicionado?”, casi podía escuchar su pregunta incrédula en mi cabeza.
Alana no había cambiado nada, aún en esta encarnación conservaba toda su belleza; su inocencia y su candor seguían presentes en sus verdes ojos. Me había quedado más de lo que hubiese sido prudente, pero es que no podía despegarle los ojos. Ella, mi mal logrado amor, y quien había sido sacrificada por el bien de los nuestros, pero, al mismo tiempo, había sido tildada como la más infame de las traidoras en nuestros libros de historia —aunque eso sólo el consejo y yo lo sabíamos—. A petición suya, sus valientes acciones y sacrificio permanecían en el más absoluto de los secretos. Me corroía el alma oír a la gente hablar, con odio en sus voces, sobre ella, así como escupir al mencionar su nombre. Mi bella Alana, tan sabía, tan valiente y yo... la maté... al arrancarle el cristal de Khaladar del pecho para salvar a nuestro pueblo. Todavía recuerdo a la luz extinguirse de sus ojos.
Los cristales de Khaladar contienen la energía mágica de un individuo y están conectados a nuestro corazón. Arrancárselo a alguien era considerado el peor de los crímenes, pues resultaba en una muerte dolorosa e irremediable. El de Alana tenía un poder increíble, ya que, al ser la última del linaje de sacerdotisas de nuestro pueblo, la hacían poseedora de una energía extremadamente purificadora y vivificante, algo que no sabíamos al momento de conocernos.
La guerra con los Quirzon había agotado nuestros recursos. Estábamos condenados al exterminio o a la extinción; ambas muertes inevitables con la sola distinción en el tiempo que necesitaban para producirse. Eran estos portales mágicos nuestra única salvación, pues mediante ellos podíamos hallar mundos de los cuales recolectar energía para recargar nuestros cristales y seguir luchando. Cuando los Quirzon drenaron la energía del PortaCristal atestaron un golpe mortal a nuestro pueblo, mas, el sacrificio de Alana logró recargarlo. Sin embargo, su energía ha comenzado a menguar desde hace un par de años. Los ancianos y yo creemos que tiene que ver con la reencarnación de Alana, pero no tenemos información suficiente para comprenderlo. Por ello es que vine aquí, para averiguar la razón, pero jamás me imaginé que me iba a sentir tan fascinado al verla y al darle el último pedazo del cristal de Khaladar que había latido con su corazón.
Era hora de regresar a casa y darle mi reporte al consejo. La neblina pronto se disiparía y el portal quedaría al descubierto. Los portales eran cada vez más inestables y las sacerdotisas tenían problemas para controlarlos. Oré por que esto funcionará y que nuestra corazonada fuera acertada: que, de algún modo, el último pedazo de Khaladar sería capaz de reconocer a su dueña y cobraría vida de nuevo. Pasara lo que pasara, estaba seguro de que volvería a Alana pronto. La verdad, no quería separarme de ella ni un instante, pero el consejo me había llamado a casa y debía acudir a dar mi reporte, además de ayudar a estabilizar el PortaCristal —cosa que cada vez requería más energía—. “Nos vemos pronto, Alana, amor mío, espérame”, murmuré y atravesé el portal que me llevaría de vuelta a Kalhadar y a su cielo índigo de dos lunas.
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III
¿Seguía soñando o estaba despierta? Alana abrió los ojos para toparse con el anillo que, el hombre tan extraño que había conocido en el café, le había dado el día anterior. Parecía un anillo de plata común y corriente, engarzado con una piedra transparente que, probablemente, era zirconio o cuarzo. No podría ser un diamante, ya que era demasiado grande para serlo y dudaba mucho que hubieran extraños que fueran por ahí, regalando anillos de diamantes a diestra y siniestra como si fuesen chocolates. Lo tomó en sus manos y lo examinó con cuidado. No parecía nada fuera de lo común, excepto que estaba grabado con unos símbolos extraños en la parte interior de la banda. ¡Qué encuentro más bizarro! El día anterior, el extraño desapareció en la bruma y, pese a haberlo buscado por espacio de media hora, no había logrado dar con su paradero. Preguntó a los empleados del café si alguien lo conocía, pero era la primera vez que alguien lo veía. Alana esperó, por un buen rato, para ver si regresaba, pero no lo hizo. Había sido imposible seguir escribiendo por lo que regresó a su casa. Igualmente bizarro había sido el sueño que había tenido esa noche. Era una plétora de imágenes disyuntivas; sangre, caos, una luz refulgente, dolor y esos ojos de un inconfundible azul zafiro, mirándola llenos de lágrimas.
Viendo el reloj que ya vaticinaba la llegada tarde a su trabajo, Alana se levantó de un salto de la cama. Dejando atrás todas sus preguntas y preocupaciones en el ajetreo de la mañana. Llegó a su trabajo, en el despacho contable, con cinco minutos de retraso. Por suerte, su jefe todavía no llegaba. Se apresuró a encender la computadora y a revisar los correos que le habían entrado a su bandeja, procediendo a continuar con las partidas que había dejado por anotar en el sistema contable. El día transcurrió como era lo usual, sumamente ocupado. El modesto despacho contable en el que trabajaba le llevaba la contabilidad a varios negocios pequeños del pueblo por precios muy módicos, por lo que la oficina estaba atestada de trabajo.
La hora de salida llegó antes de que se diera cuenta y, con un gesto de despedida, les dijo hasta pronto a sus compañeros de trabajo y se dirigió al café de la montaña. En su bolsillo cargaba con la cajita que contenía el anillo que el atractivo extraño le había dado. Caminando por el sendero que llevaba al café, se llenaba de tranquilidad, mientras respiraba y, de vez en vez, se detenía para mirar hacia las nubes y meditar un poco. Estar en contacto con la naturaleza la energizaba. Podía escuchar esas melodías que producían las hojas al chocar con la fugacidad del viento que envolvía, de repente, a los árboles, así como sentir el nacimiento y crecimiento de la grama, mientras el olor a invierno le acariciaba la nariz con el aire que respiraba.
Ya estaba llegando al café cuando sintió algo. Era difícil para ella describirlo, pues, de pronto, se percibió envuelta en un escalofrío que, al mismo tiempo, le hacía vibrar la piel. Esa energía parecía proceder de la dirección en donde se podía ver un claro en la profundidad del bosque. Por lo general, Alana no era una persona curiosa y bien hubiera ignorado ese sentimiento, pero era demasiado fuerte para ignorarlo. Parecía como si fuese una ligadura de hierro y ella un magneto. Fue así que, jalada por la fuerza que emitía el claro, se adentró en el bosque, hasta donde la luz de la luna iluminaba. Había una formación rocosa en el centro, en cuyo reflejo la luz de la luna parecía un espejo. De repente, le pareció ver que brillaba con una luz verde. En ese preciso momento sintió que una mano le amordazada la boca y un aliento caliente le humedecía el oído.
“Por Kandar, ¿cómo demonios nos halló Quirlon aquí? Debió haber perdido energía el escudo. Alana, escúchame, no tengo tiempo de explicarte. Necesito que confíes en mí, por favor.”
El pánico la embargaba al ver que, sobre las rocas, se abría un hoyo resplandeciente de energía verduzca y por el que tres hombres, muy altos y delgados, salían de él. Sin embargo, algo la hacía sentir confiada también, y eso lo provocaba el hombre que, con mirada suplicante, la observaba.
“Debemos correr. Por favor, no grites. Voy a soltarte la boca. Asiente con la cabeza si entiendes lo que te estoy diciendo”.
Alcanzó a asentir con su cabeza y él, sin mediar otra palabra, la tomó de la mano y procedió a correr hacia lo más profundo del bosque. Así corrieron por varios minutos hasta quedarse sin aliento. Por fin, tomaron asiento bajo el abrigo de un gigantesco abeto.
“¿Quién es usted y quiénes son esos hombres?", Alana le preguntó al recuperar el aliento.
“Soy Valdar y ése era Quirion y su secuaces. Deben haber seguido el rastro de energía del portal hasta aquí. Lo siento, Alana. Lo último que quería era traerlos hasta ti.”
“¿Por qué me llama Alana? Mi nombre es Alina. Creo que me ha confundido con alguien más".
Procedió a sacar la cajita que contenía el anillo de su bolsillo y lo abrió para entregárselo cuando, repentinamente, se le cayó de las manos. Se arrodilló de inmediato a buscarlo, pero, su mala suerte era tanta, que se cortó la mano con el filo de una roca mientras lo buscaba entre la hojarasca; aun así, lo encontró y, al levantarlo, extendiendo su mano hacia el extraño que la miraba, se percató de la expresión de asombro que éste tenía en el rostro.
Un poquito de sangre había caído sobre la piedra, pero Alina no creía que su aversión a ella fuera tanta para ameritar la expresión en su rostro. El anillo seguía igual. El extraño despegó los ojos del anillo y la miró directamente a los ojos. Esos ojos parecían dos pozos azules profundos, en cuyos yacían innumerables secretos que la amenazaban con tragársela entera. De repente, el extraño se desabotonó la camisa. Yacía sobre su corazón una pequeña gema que resplandecía con una luz rojiza. Los ojos de Alina debieron haber delatado su asombro al ver cómo la gema cambiaba a un color violeta y después un profundo azul.
“¿ Qué miras?”, le preguntó el extraño.
“Es muy curioso cómo cambia de color”, Alina le respondió.
“En Kandar, de donde provengo, los cristales que tenemos en el pecho son incoloros para todos, excepto para aquel o aquella con quien hemos establecido un vínculo de alma. Esa persona puede ver los colores de nuestras emociones reflejados en ella. Así como tú ves los mios, yo veo los tuyos, Alana", le dijo, mientras la miraba con el peso de un siglo de dolor en su mirada.
"Ya le dije que mi nombre no es Alana es Alina".
“Tú eres mi Alana y esto lo confirma. No sólo que tú puedas ver los colores de mi cristal, sino que yo pueda ver los del tuyo”, sostuvo su mano en la suya y tomó el anillo entre sus dedos. “Refluye de un profundo gris casi negro, porque estás confundida y temes, pero también veo un destello azul. Tu alma recuerda la mía".
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E.V.E
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nevenkebla · 4 months ago
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Un nuevo heraldo
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Fantastic Four (1961) #244 John Byrne (Escritor, dibujante)
— Galactus: ¿Y bien, Reed Richards? ¿Tu búsqueda ha dado los frutos deseados? — Reed Richards: Solo unos minutos más, Galactus, y lo sabremos… ¡Ahí! Correlacionando cada fragmento de información sobre los planetas que tienen registrada nuestros escáneres, he descubierto no menos de seis mundos posibles. Todos repletos con esa energía singular, compatible con la vida, pero sin ninguna clase de población. Perfectos para ti. — Galactus: Leo en tu mente las coordenadas espaciales de esos mundos. Están demasiado lejos para que yo llegue hasta ellos en mi estado actual si no resultan adecuados. El dilema permanece sin resolver. Debo consumir las energías de vuestra tierra… o debéis matarme y acabar para siempre con mi hambre. — Reed Richards: Eso no lo puedo aceptar, Galactus. ¡Debe haber una tercera alternativa! — Frankie Raye: ¡La hay! Hay una tercera alternativa, Galactus, y yo puedo dártela. — Reed Richards: ¿Frankie? ¿Qué estás…?
— Johnny Storm: Eh, vamos, cielo. No sé qué crees que estás tramando, pero si a Reed no se le ha ocurrido una respuesta, es imposible que a ti sí. — Frankie Raye: No seas tan condescendiente, Johnny. Tengo la respuesta. Una respuesta que solo yo puedo dar… o que pueda querer dar. He estado estudiando los archivos de los Cuatro Fantásticos. Lo sé todo sobre ti, Galactus, y sé cómo Norrin Radd te permitió que lo transformases en tu primer heraldo, Silver Surfer, para que no devorases su planeta Zenn-La. Te hago la misma oferta. No devores la Tierra, Galactus, y llévame como tu nuevo heraldo. — Galactus: ¿Sí? — Johnny Storm: ¡Frankie, no! ¿Te has vuelto loca? ¿Tienes idea de lo que estás haciendo? — Frankie Raye: No te metas en esto, Johnny. Sé exactamente lo que hago. — Reed Richards: No creo que de verdad lo sepas, Frankie. Como Heraldo de Galactus, tu trabajo consistirá en encontrar mundos que alimenten su hambre constante. Y me temo que hay pocos planetas con energía sustentadora de vida, pero sin habitar. Inevitablemente, llegará un momento en que tendrás que llevarlo a un mundo habitado. — Frankie Raye: ¿Y? ¿Unos cuantos monstruos de ojos saltones menos? ¿Qué es eso comparado con poder estar… ahí fuera?
— Galactus: Sus motivos al menos son aceptables. Demasiadas veces he escogido a un heraldo que vino a mí con un noble propósito. Esa pureza de corazón no es adecuada para los trabajos que mis heraldos deben llevar a cabo. Por eso escogí a Terrax, un hombre de moral corrupta y naturaleza malévola. Pero eso resultó en mi contra. Pero esta mujer tiene sus propios motivos y me convencen. — Reed Richards: ¡No! ¡Frankie es casi un miembro más de los Cuatro Fantásticos! Y aunque no lo fuese, mi responsabilidad hacia ella no me permitiría estar de acuerdo con esto. Lo prohíbo, Galactus. Completamente. — Galactus: Si la escojo como mi heraldo, no podrás evitarlo, Reed Richards. Pero es irrelevante. No tengo la energía para darle poder. — Frankie Raye: No necesito que me des poder, Galactus. ¡Ya tengo suficiente! ¡Llamas a mí! — Galactus: Entonces, acepto tu oferta, Frankie Raye. Serás mi heraldo… pero antes debo adaptarte para el papel que has escogido…
— Johnny Storm: ¡Frankie! ¡No! ¡No nos hagas esto! ¡Por favor! — Reed Richards: ¡Johnny, atrás! Esa energía podría ser dañina para quien no participe de ella directamente. — Susan Storm: Proyectaré una burbuja invisible de fuerza. No sé si bloqueará energía de Galactus, pero… — Ben Grimm: ¡Ay! ¡Miradlo! ¡Está todo iluminado como si fuese de una peli de Cecil B. DeMille! Tiene que haber algo que podamos hacer, Reed. — Reed Richards: No… lo hay. La decisión nunca ha sido nuestra. Solo de Frankie… y ya la ha tomado. — Galactus: ¡Óyeme, mortal! Nota a Galactus en tu mente. No huyas de mi presencia. Solo Galactus puede guiarte con seguridad a través de los pasillos de la locura mientras tu humanidad desaparece… ¡Para ser reemplazada por algo mayor! La mujer que eras ya no existe. Los aspectos mundanos de tu existencia son insustanciales. La criatura que una vez se llamó Frankie Raye ha renacido… ¡Ahora y para siempre, serás el heraldo de Galactus!
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alquimistaliteraria · 3 months ago
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Me gusta estar conmigo. He aprendido a apreciar mi propia compañía.
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-Diario abierto-
Me gusta estar conmigo. He descubierto un profundo aprecio por mi propia compañía, y disfruto de la paz que me brinda este viaje hacia el autoconocimiento. La tranquilidad que siento al ser quien soy es un regalo que valoro cada día más.
En este proceso, he recibido mis propios cumplidos favoritos, esas pequeñas joyas de reconocimiento que me recuerdan la belleza de mi ser. Me encanta cómo me expreso, cómo mis palabras fluyen y dan forma a mis pensamientos. La energía que irradio parece resonar en quienes me rodean, y me llena de orgullo saber que puedo brindar paz a los demás.
A menudo me dicen que cuento con una gran sabiduría. Esa apreciación me motiva a seguir aprendiendo y creciendo, tanto emocional como intelectualmente. Cada lección vivida, cada desafío superado, añade capas a esa sabiduría que comparto. Me hace sentir interesante; hay un mundo fascinante dentro de mí que me continúa intrigando.
Además, me doy cuenta de que brillo de una manera única. Esa luminosidad que emano no solo es un reflejo de lo que soy, sino también de cómo me veo a mí misma: un ser en constante evolución. He creado un espacio seguro dentro de mí, un lugar donde puedo abrirme y confiar en mis propios sentimientos y en mis sueños.
Tener este lugar de seguridad me ha permitido explorar diferentes facetas de mi carácter. La peculiaridad que me define, esa mezcla de tantas experiencias y emociones, es lo que me hace auténtica. En ocasiones, puede que no sepa cuál será mi siguiente paso, pero eso también es parte de la maravilla de vivir. La incertidumbre se convierte en una aventura, un camino lleno de posibilidades y descubrimientos.
Así, celebro cada momento en mi propia compañía, disfrutando de las pequeñas cosas que antes pasaba por alto. Me siento agradecida por las lecciones que la vida me ha proporcionado y por la fortaleza que he encontrado en mí misma. Estoy emocionada por lo que viene y por cada paso que decida dar.
Quiero recordarte también a ti, querida/o, que la relación más importante que tendrás en tu vida es contigo misma/o. Nunca subestimes la belleza que hay en tu propia compañía.
Abracemos nuestra mi autenticidad y celebremos quienes somos.
By, Yls.
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jartita-me-teneis · 4 months ago
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LA INSPIRACIÓN
Un día del año 1830 cierta prostituta fue estrangulada en las afueras de Nueva York. Varios testigos vieron huir al asesino, pero no pudieron distinguir su rostro, aunque advirtieron que iba uniformado como los cadetes de West Point. Las investigaciones efectuadas por los agentes de la ley dejaron constancia de que aquel día todos los cadetes tenían una coartada irrefutable, con solo dos excepciones. Uno de los posibles sospechosos era el joven Jack Marlowe, muchacho de buena familia y expediente intachable. El otro era un individuo de costumbres disolutas y mente algo desequilibrada, al que sus escasos amigos solían llamar Eddy. Con semejantes antecedentes, no es de extrañar que este último se convirtiera en el blanco de todas las sospechas. O, mejor dicho, de casi todas, pues uno de sus compañeros había hecho buenas migas con él y creía en su inocencia. Así pues, Robert Reynolds decidió investigar el caso por su cuenta, para echarle una mano a su amigo Eddy antes de que alguien decidiera ahorcarlo.
Aquella noche consiguió salir de la academia sin que su fuga fuera advertida y se acercó a la ciudad, concretamente al depósito de cadáveres. Tras sobornar al guardia, examinó el cadáver de la desdichada prostituta y, tras hacerse con una buena lupa, examinó atentamente las marcas que los dedos asesinos habían dejado en su cuello. Tras una larga observación, se guardó la lupa en el bolsillo y se dijo:
-A juzgar por la posición de las marcas, quien asesinó a esta desgraciada debía de tener unas manos bastante grandes. Las de Eddy son más o menos como las mías (lo sé porque nos hemos echado unos cuantos pulsos). Las de Marlowe no sé cómo serán, nunca me he fijado en ese detalle. Pero él es un hombre bastante alto y fuerte, así que lo lógico sería pensar que tiene unas manos grandes.
Pero aquel era un indicio demasiado vago para satisfacer a Reynolds. Además, Marlowe no era de los que frecuentan la compañía de las prostitutas y, desde luego, no estaba loco. ¿Qué razón podía tener para matar a una desconocida? Entonces Reynolds decidió acercarse al barrio donde se había cometido el crimen y, tras otro soborno, pudo hablar con una compañera de la víctima. Esta no tenía ni idea de quién podía haber estrangulado a la pobre Betty, así que Reynolds optó por preguntarle directamente:
-¿Le habló alguna vez su amiga de un cadete llamado Marlowe?
La apenada prostituta caviló en silencio durante unos segundos y luego dijo:
-Creo que no. Recuerdo que hace pocos días Betty mencionó a un tal Marlowe, con el cual se había acostado varias veces. Pero, por lo que dijo de él, debía de ser un pez más gordo que un simple cadete. Además, lo mencionó precisamente para decir que había muerto.
Como aquella línea de investigación parecía cerrada, Reynolds se despidió de la prostituta con una generosa propina y volvió a West Point antes de que alguien notara su ausencia. Una vez allí, buscó a un veterano ordenanza llamado Seymour. Este era un hombre astuto, que, sin ser amigo de nadie, conocía los entresijos de todo el mundo.
Normalmente era un tipo discreto, pero Reynolds obtuvo el placer de su conversación a cambio de unos cuantos dólares. Tras asegurarse de que nadie los escuchaba, le preguntó:
-Seymour, ¿sabe si recientemente ha fallecido algún pariente del cadete Marlowe?
-En efecto. Y me extraña que usted lo haya descubierto, porque es un asunto del cual se ha hablado muy poco por estos lares. El hermano mayor de Marlowe murió la semana pasada, después de que se disparara por accidente la pistola que estaba limpiando. Ya sabe: la típica tontería que se cuenta para ocultar un suicidio.
-¿Y qué motivo podía tener ese hombre para suicidarse?
-Según tengo entendido, iba a casarse con una señorita de alta alcurnia, pero el compromiso se rompió bruscamente pocos días antes de la boda. Al parecer, ese individuo quiso comer entremeses antes del banquete nupcial y hubo un entremés que no mantuvo la boca cerrada. No sé si me entiende. Reynolds entendía perfectamente y pensó que la pobre Betty había sido un entremés demasiado parlanchín. Si el hermano de Jack Marlowe se había suicidado por culpa de sus habladurías, entonces ya había un móvil para el asesinato. El cadete Marlowe podía ser un hombre irreprochable en muchos aspectos, pero en varias ocasiones había manifestado un carácter arrogante y vengativo, incapaz de perdonar.
Tras unas palabras de Reynolds con el jefe de policía, se procedió al arresto de Jack Marlowe, quien consiguió escapar antes del interrogatorio. Aquella fuga se consideró un indicio evidente de culpabilidad y así Eddy dejó de ser sospechoso. Este abrazó a su amigo Reynolds con lágrimas en los ojos y le dijo:
-Muchas gracias, Robert. No sabes cuánto te debo.
-No exageres, Eddy. De todas formas, no había ninguna prueba contra ti.
-No me refiero a eso. Ya sabes que quiero ser escritor cuando abandone esta maldita academia. Y tú me has inspirado la creación de un nuevo género literario.
Varios años después Eddy, cuyo nombre completo era Edgar Allan Poe, creó la literatura de misterio.
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las-microfisuras · 9 months ago
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Carta de Victoria Ocampo a Eduardo Mallea
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Los árboles de Supervielle me gustan sin entusiasmarme. Podrían decirse tantas otras cosas. Esa música de los troncos, de las ramas, de las hojas ha acompañado mi vida de tal modo, la ha iluminado con tanta constancia, que me fastidian los poetas que no saben decirla lo mejor posible.
Cuando yo tenía siete años (o seis) fui por primera vez a un bosque en Francia. Debe de haber sido otoño, a juzgar por el olor que recuerdo, y sé que iba caminando. Mi encantamiento y felicidad, mi sorpresa y mi avidez ante esta cosa inimaginable que me entraba por los ojos, la nariz, los pies, duran todavía. Yo no conocía esta forma de la naturaleza. Sólo sabía de llanuras de agua y de tierra. Pero esto era como si la naturaleza me hubiera encerrado con llave en su propia habitación. Se volvía palpable y concentrada en torno de mi pequeñez. Se estrechaba contra mí y no me dejaba más ese espacio, ese vacío alrededor que me había habituado a considerarla un poco como otro cielo.
Una vez te hablé de esos momentos tan raros en que uno ve, oye y comprende a un nivel por encima del nuestro. Permanecemos entonces inmóviles, casi sin respiración, aunque no nos falte el aire. En una especie de gran silencio interior que semeja la página en blanco, preparada para recibir cualquier palabra imprevisible. Es de ese modo como he sentido el bosque. Como yo si naciera al entrar en él. Como si el uso de mis sentidos me viniera de él. Nunca más lo volví a ver así. Pero ese día se prolonga en mí. Siempre estoy cayendo desde ese día, desde esos instantes, sin encontrar jamás tierra o agua que detenga mi caída. Caigo con una columna de humo (estas palabras, estas explicaciones opacas) que se inscribe y desaparece detrás de mí; testimonio perecedero de un imperecedero incendio.
Mi encuentro con el bosque tuvo lugar, creo, la primera vez que penetré en él.
Pero mi encuentro con el Río de la Plata se ha producido de otro modo, acaso más extraño, porque yo lo veía todos los días sin saber que él me espiaba, que estaba allí, que tenía tantas cosas para decirme y que iba a esperarme todo el tiempo que fuera necesario. ¡Pero el bosque!
Puede ser que sea por eso que la primera frase pronunciada -cantada- en Pelléas y Mélisande por Golaud, cuando el telón se levanta: "¡Nunca podré salir de este bosque!" siempre me ha producido (aparte de la música que la exalta) un efecto hechizante. Yo tampoco saldré jamás de este bosque, porque un día se me apareció de tal manera que tuve que quedarme. Y me quedé porque había desaparecido: desapareció desde el momento en que me fue revelado. Está en mí, pero lo he perdido fuera de mí: no puedo distinguirlo dentro. Es como si no tuviera espejo para mi propio rostro. No es el rostro lo que he perdido, sino la visión del rostro.
El bosque estaba mucho más cerca de mis sentidos, los afectaba mucho más que el Río de la Plata. Era una felicidad más que una alegría. Pero todo eso (los árboles, las flores, las semillitas), todo eso estalla a veces ante nosotros como una palabra que buscábamos para no dejar escapar lo que queríamos decir. Porque la palabra fija y su función -según mi experiencia- es puramente fijadora. Los árboles, las flores, las semillitas son palabras sin Petit Larousse que las explique. A veces uno imagina que las ha comprendido, que ha descubierto el sentido de esos gritos que son el agua que corre, el bosque donde los brotes verdean milagrosamente. A veces no se oye más nada y casi ni siquiera el eco de aquello que se había escuchado.
Victoria Ocampo - Villa Victoria (Mar del Plata).
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