Tumgik
#por eso me tapé la cara
mate-y-viajecito · 2 months
Text
Hoy llegando a Formosa capital cumplí 2.000 kms en ruta. Creo que es digno de celebración, pero como estoy cansada solo voy a comer sanguichito y tomar vino
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
14 notes · View notes
almazenhippie · 4 months
Text
MI REINO POR UN TALISMÁN
Por fin encontré el talismán que tanto buscaba. De la misma forma en que lo había perdido, lo pude encontrar. Yo ya estaba resignado; tres semanas de búsqueda eran suficientes para darse por vencido, pero por una suerte de justicia cósmica, el destino quiso que volviera a mí.
Caí. No sé cuál fue el descuido, pero la maceta tropezó con mi pie izquierdo (quizás ella no advirtió lo apurado que estaba cuando salía de casa preocupado por no llegar tarde al trabajo) y caí con tanta fortuna que el talismán se me clavó justo en el ojo que mejor veía (el otro ojo lo tengo afectado por una cruel y extraña variedad de conjuntivitis, que me afecta desde aquel día en que Fabilú me aplastó una lata de dulce de batata, sin dulce, en el medio de la cara).
Ahora, con el talismán en la mano, puedo darme por satisfecho. El ojo ya no duele y mi único problema es recordar las funciones del talismán. En realidad, nunca supe bien para qué servía y, además, creo que desde que me lo regalaron, solo me trajo problemas. Por eso, después de reflexionar un buen rato, decidí arrojarlo por la ventana.
En otro tiempo, esa hubiera sido una buena idea, pero desde hace dos años mi casa no tiene ventanas (las tapé para ahorrarme el trabajo de tener que limpiarlas). Por lo cual, lo único que logré fue estrellar el talismán contra un polvoriento calendario que todavía sobrevivía colgando de la pared. Luego, me agazapé al escuchar la terrible explosión que ese ataque de sinceridad generó.
Nunca pensé que los talismanes fueran tan peligrosos. La explosión abrió un boquete de tamaños insospechados, por el cual se me escaparon tres elefantes, dos jirafas y hasta un soldado inglés que tenía encerrado desde el fin de la guerra de Malvinas.
Al principio, lloré. La conjuntivitis convirtió mi llanto en una especie de flujo intraterreno casi semivolcánico que, luego, al hacerse piedra, me sirvió para fabricarme unos hermosos sillones.
Visto de otro modo, no era tan trágico. Después de todo, ahora mi casa tenía renovado mobiliario y, nuevamente, una ventana: muy grande y desprolija, pero ventana al fin.
Luego, todo me pareció tan tonto que no pude hacer otra cosa más que morirme de la risa.
Y me morí.
Pablo Alejandro Filosa (escrito entre 1988-89)
2 notes · View notes
hala2021 · 2 months
Text
El inicio de la tercera guerra mundial, parte 46 (esto es solo una historia inventada y una continuación del cuento «Las flores»)
Llegué a casa, después de haber visitado a Charo. Lo vi a Kim en el fondo y me acerqué.
—Hola, Kim. ¿Vos sos illuminati?
—Claro, para eso estoy, para vigilarte. Yo sé que si Papá nos dio vida es por vos. ¡Saquémonos las caretas! 
—Dios me dijo que hay dos en el grupo de música de mi esposo. ¿Quiénes son? Siento miedo de que le hagan algo malo a él.
—¡Vamos, vieja! ¡Vos bien sabés que pusiste un cerco protector alrededor de él, así como el Domo de Israel. Nada podemos hacerle!
—¡Kim! Ya sé que el Mossad está detrás mío. Algunos de ustedes no pueden tener hijos. Son seres tan nauseabundos.
—¿Para qué nos tenés a nosotros? ¡Si sabés que nada podemos hacerte!—me dijo, haciendo ademanes raros.
—Vas a terminar como Tito, Kim.
—¡Pero, vieja! Tito era un demonio. No sé cómo Papá le permitió vivir. 
—Me voy a tomar un té—le dije. Después me retiré.
Al llegar al comedor lo vi a Tito, esa iguana espantosa y lo tapé. No soportaba verlo. Y empecé a pensar en mi niñez. Recordé también mi adolescencia. Yo un día caminaba por la calle, sola. En aquel tiempo ya tenía forma de mujer, apenas asomaban mis caderas femeninas. Y pasó una carreta y un hombre me gritó desde arriba del cajón arrastrado por un caballo: «¡Sión!» Y yo pensé: «¿qué me dijo?». Yo no entendí qué me gritó. Pero en ese momento recién se estaban asomando mis hormonas. Y recordé mi primera relación con un hombre. Fue un novio que tuve a mis veintiún años. Estábamos dentro de un espacio cerrado. Yo me fui a bañar y cuando salí, él estaba sentado en la cama. Me acerqué y lo vi, estaba como paralizado. Me agaché, tocando mis rodillas en el piso. Y miré su rostro, cabizbajo. Y vi que se iba derritiendo, tal cual una vela. Y me empecé a reír a carcajadas, de los nervios. Y me contestó de qué me reía, con una voz como de máquina. Entonces, me asusté. Y me tiré hacia atrás. Y me aparté. Me dirigí hacía la ventana. Estaba la puerta cerrada y no podía salir. Me encontraba tan aterrada, que sentí ganas de agarrar una silla y romper el vidrio de la ventana para escapar. Y me senté en el piso, alfombrado. Y empecé a hablarle. Le dije que me daba miedo, porque su cara se estaba derritiendo. Y le dije que así no me gustaba. Le pregunté por qué le pasaba eso. Y él se quedó sentado, inmóvil en la cama. Yo le veía solo la espalda, desde ese ángulo. Y él me dijo: «¡Te voy a tener que dormir, Sión!». Y yo le grité que no se me acercara, porque estaba aterrada. Le dije que lo quería, pero que así no, que parecía un monstruo. Y me desvanecí. 
Al despertar, me encontraba acostada al lado de él, pero nada tenía en mi mente. Y le dije que me parecía raro, porque no recordaba haberme dormido. Y mi último recuerdo fue cuando salí del baño. Y yo le dije que me parecía raro que no me acordara cuándo me dormí. Y él me ordenó que nos cambiáramos, porque debíamos irnos. Y su apodo era Tito, igual que la iguana. 
Con el tiempo nos peleamos, pero después de ciertos años, yo tengo un leve recuerdo de eso. Digamos que es como algo borrado en la memoria. No sé si lo soñé, pero fue extraño que haya salido del baño y que después no recordara cuándo me dormí. Y cuando me encontraba en el piso y él me decía que me dormiría yo pensaba que se acercaría con una inyección. Sentía mucho miedo y le decía que no me tocara. Además, le decía que yo no me llamaba así, que por qué me llamaba de esa forma. Pasaron muchísimos años y volví a encontrar a Tito en una empresa. Al principio no lo reconocí. Habían pasado varios años. Después me despidieron de ese lugar. Sin embargo, nunca olvidé aquel sueño. Hoy me preguntó si lo viví, si fue real o solo un sueño.
0 notes
bookishnerdlove · 1 year
Text
LIBERAME - 5.5
Tumblr media
Episodio 5.5   (Hannah) De repente, las palabras que había dicho Hannah me vinieron a la mente. A pesar del tratamiento de la herida, las yemas de mis dedos que fueron pisoteados parecían hormiguearme. Apreté los puños. – ‘Mierda, mierda.’ Mientras ella seguía repitiendo como una loca y diciendo tonterías, un gusano que se había arrastrado y se retorcía me susurró al oído. (Hannah) Ansiedad, duda y miedo me empaparon. El fuego que no se había extinguido comenzó a arder nuevamente. Me tapé los oídos y me mordí los labios. Como un espectro, la falsa voz no desaparecía. Sonaba más claro porque estaba sin moverme. Un olor a sangre se extendió por mi boca. La sensación familiar pero repulsiva hizo que me pusiera rígida como si me hubieran rociado con agua fría. Miré hacia adelante sin comprender. El hombre me daba la espalda en silencio. Parecía que no había escuchado en absoluto esos susurros. Saqué la mano, con la que me había estado tapando los oídos. Luego, sacando a escondidas la daga que había escondido debajo de la almohada, atraje de manera vacilante la mano del hombre a mi mejilla. Podía sentir un hormigueo cuando nos tocábamos piel con piel. Dejé que sus dedos toquen mis labios. “Duele.” El gusano que imitaba la voz de Hannah contuvo la respiración. Ya no era ruidoso. Sólo mi voz resonó como un eco en el cuarto oscuro. “Duele mucho.” El hombre se volvió hacia mí. Incluso en la oscuridad, sus brillantes ojos rojos miraban fijamente mis labios. Apretó su pulgar suavemente contra mi labio inferior con la mirada fija como clavada en mis labios. Mis labios se abrieron ligeramente, y la herida se sintió dolorida cuando aplicó presión. Momentos después, cuando retiró el dedo, el pulgar estaba cubierto de sangre roja. “Por favor, trátame.” “...” (Dios) “Solo tú puedes hacerlo.” Quizás tratando de entender mis intenciones, el hombre abrió ligeramente los ojos y luego retiró la mano con cautela. No pude sostener esa mano de nuevo y me estremecí cuando el hombre lamió la sangre de su dedo, mirando mis labios con ojos rojos más profundos. “Dije que de la misma manera no funciona. ¿Qué estás pensando?” (Dios) “No es lo mismo.” El hombre preguntaba si estaba siguiendo el método que usé cuando traté de seducir a Hans. Lo negué lo más enfáticamente posible. “Nunca pensé que fueran iguales.” Siguió el silencio. El hombre me miró a la cara. Todavía dudando de mí. “¿Vas a dejarme sola así?” ‘Pero yo sabía… Si persisto, el hombre eventualmente será engañado.’ Él sabía que todo era una trampa. Pero, como siempre, me besó. Fue un beso impetuoso. El hombre mordió persistentemente mi labio inferior y lo lamió. Las heridas no tratadas se quejaron de un dolor agudo. Era más estimulante que cuando lo presionó con el dedo. Envolví mis brazos alrededor del cuello del hombre. Tan pronto como le di un poco de fuerza, acercó su cuerpo a mí. Entonces, nuestros labios se encontraron. Su lengua invadió mi boca. Estaba siendo aplastada por todas partes. Un gemido reprimido escapó de entre mis labios ligeramente entreabiertos. Bajé los ojos ante la mirada que no solo cubría mi boca, sino también mi rostro. Y le di fuerza a la mano que sostenía la daga. Él hombre me estaba besando con avidez como si fuera a comerme, sin ni siquiera saber que había una daga en el dorso de su cuello. Levanté la daga en alto y la deje caer hacia abajo. La daga se alojó en la nuca del hombre. Pero no se escucharon gritos. Me quedé sin aliento. Los labios, que estaban unidos como con pegamento, no se separaron. Fue difícil de seguir, pero todos mis nervios estaban enfocados en la daga alojada en la nuca del hombre. Luego, cuando él separó ligeramente sus labios de los míos, apenas pude pronunciar una frase entrecortada con la boca. “... ¿No estás enfermo?” “Es lo suficientemente estimulante.” - La voz baja sonó amortiguada. - “Nunca había tenido un beso tan emocionante como este.” (Dios) El hombre sonrió brillantemente cuando se dio cuenta de que le había clavado un daga en la nuca. Era una cara genuinamente feliz. “Lo que das es prueba de amor, incluso de dolor. Puedes sentir dolor básicamente solo cuando estás vivo.” (Dios) Mencionó la palabra dolor, pero no parecía sentir ningún dolor en absoluto. Toqué el cuello del hombre con la otra mano. La daga estaba correctamente incrustada en su nuca. El hombre con la daga en la nuca me miró y me besó de nuevo. Exhalé y convoqué magia en la punta de mis dedos. Ya había intentado sin éxito quemar su tierna boca, pero no lo volví a hacer. Acaricié el cuello del hombre. Ni siquiera fue un toque amistoso como una caricia, pero pude sentirlo tragarse un gemido de satisfacción. Fue una reacción completamente diferente al dolor. Aunque sabía que la probabilidad de fracaso era alta, lo intenté impulsivamente basándome en una débil posibilidad, pero fue desastroso ver los resultados frente a mis ojos. No puedo matar al demonio con mis propias manos. ‘…No, ¿es acaso el demonio un ser que puede morir a manos de los humanos en primer lugar?’ Estaba deambulando, sin saber qué más hacer, cuando el hombre me mordió el labio inferior. Temblando, miré al hombre, porque me había mordido lo suficiente como para escocerme. “Tú preguntaste primero.” (Dios) “...” “Concéntrate en mí.” (Dios) Era un tono opresivo. La mirada que me apuñalaba era como si la luz del sol me golpeara mientras yacía sobre el calor. Rápidamente trató de devorarme, como un hombre que ha sufrido una sed ardiente durante mucho tiempo. Llegué a saber cuánta sed y anhelo tenía incluso si no quería saberlo, y pude verlo incluso si me daba la vuelta. …Saqué la daga. ‘El demonio no moría, aunque le clavara una daga en la nuca o usara magia. Todo lo que podía hacer era intentarlo.’ En lugar de besarlo dócilmente, lo agarré del hombro y lo empujé. Cuando me negué, el hombre separó los labios. No importa cuánto tiempo me codicié, el aliento que escapó entre sus labios fue áspero, y la saliva que no sabía a quien le pertenecía fue larga y luego se cortó como un regalo. Mientras recuperaba el aliento, el hombre que estaba sobre mí y no se había bajado me estaba observando. “Quítate del camino.” “El tratamiento aún no ha terminado.” (Dios) “No importa.” “Estás sangrando.” (Dios) Una mano fría tocó mis labios húmedos. La boca del hombre dibujó un arco mientras yo se estremecía por reflejo, probablemente porque estaba demasiado sensible por el beso anterior. “Andar goteando sangre no es diferente a gritar ofreciéndome un bocado.” (Dios) El hombre pasó sus dedos por mi cabello y me acarició de una manera relajante. “Porque tengo personalidad para estar satisfecho con lo que hago.” (Dios) “... Si lo haces hasta que estés lleno, no terminarás.” Lo rechacé torciendo mi cabeza. “Sí, estaré acostado aquí contigo para siempre.” (Dios) La mano que me acariciaba se detuvo. El hombre, que fácilmente admitió su sinceridad, la besó suavemente como si no tuviera más remedio que ponerse de pie. Tan pronto como el hombre se levantó, lo primero que revisé fue la nuca. La nuca estaba limpia. No había señales de haber sido apuñalado por nada. Las marcas de quemaduras siguieron el mismo patrón. Pasé mi dedo sobre el área donde la daga lo había apuñalado y no encontré ningún rasguño. “Si me tocas así, querrás volver a besarte.” (Dios) - Murmuró el hombre lánguidamente. El eco se transmitió a través de las yemas de mis dedos. “¿Puedo pincharte una vez más?” Levanté las uñas y lo raspé. Podía oírlo reírse levemente. “Creo que tus labios serían mejores que una daga.” (Dios) “Ya que estás pensando en la daga como una parte de mi cuerpo, creo que está bien pensar en ella como mis labios.” “Es completamente diferente.” (Dios) En palabras, parecía estar diciéndole que clavaría la daga en el cuello del hombre en cualquier momento, pero parecía que nada cambiaría, aunque lo apuñalara de nuevo. “Incluso si puedo ver la cosa real, al parecer no se puede matar al demonio.” “¿Estás pensando en matarme?” (Dios) “Estaba pensando en hacer eso si fuera posible.” Solo había una razón por la que lo besé sin siquiera pensarlo. Tenía miedo de que si lo apuñalaba cuando estaba actuando descuidadamente, los resultados podrían ser diferentes. Incluso si no pudiera matarlo, tenía un fuerte deseo de poder infligirle heridas. Pero estaba convencida de que no podría infligirle ni un solo rasguño. “Un último beso. Tuve una idea romántica.” (Dios) “Sería mejor aún si realmente fuera un beso final.” Me levanté de la cama y puse la daga sobre la mesa. La daga, que ni siquiera estaba manchada de sangre, estaba bañada por la luz de la luna que penetraba por la ventana, haciendo resaltar aún más las marcas de óxido. “¿Me odias tanto como quieres matarme?” (Dios) No era una cuestión de odiar o no. No le atravesé la nuca con la daga por una razón tan emocional. “Pensé que si era una relación que iba a terminar algún día, deberías saber cómo romperla yo misma. Eso es todo.” “¿Cortándome?” (Dios) El hombre levantó una ceja con disgusto. Pero para mí, era un final no inusual. Se desecha cuando desaparece su utilidad. Mi muerte siempre ha sido así. “No te conozco.” “...” (Dios) “Tú me conoces, pero yo no te conozco a ti. No, dijiste que me conocías, pero tal vez te equivoques.” “No, no me equivoco.” (Dios) El hombre cortó mis sospechas y lo negó. “No soy tan idiota como para confundir a mi único sacerdote.” (Dios) Atrás Novelas Menú Siguiente     Read the full article
0 notes
janhektymanny · 2 years
Text
12 de febrero ✅
Trabajé en la mañana, hice de comer, comí, me bañé y ahorita ando estudiando para mis exámenes. Sería un día normal de no ser por un pequeño detalle. Me enteré ayer de un chime cabrón, tiene que ver con una prima mía que falleció hace años. Mi mamá tenía algunas sospechas y le había comentado a mi papá, y justo ayer que andaba tomando y hablando mi papá con uno de los que vivían donde mi prima en ese entonces, le soltó la "sopa". Fue algo que me shockeo, debo reconocerlo. No hablaré de eso por aquí, sé que probablemente nadie lo leerá nunca y se termine quedando el blog para la posteridad, pero aún así más vale prevenimss. Es cagado pero ahora hay cosas que antes me daban igual y ahora tienen más impacto en mí, me hace perder la fe en la humanidad pero no tanto, si yo puedo pasar de una mente retorcida a una consciente y sana, creo que la mayoría puede hacerlo sin problemas para cambiar el rumbo. En fin, aún así no puedo negar que hay cosas que todos tenemos muuuuy bien guardadas, en realidad todos tenemos ese lado oscuro que no queremos que nadie conozca, la única diferencia es que yo tuve la mala suerte de que las restregaran en mi cara, pero fue algo muy benéfico, al menos hasta ahora lo ha sido.
Por cierto, hablando justo de eso. Esta semana he sentido varios cambios, me empiezo a sentir nuevamente más hormonal. Es extraño y raro explicarlo pero hace mucho tiempo y durante toda mi vida había sido una persona así muy, pero muuuuy, pero muuuuuuuy sensible. Literal lloraba por todo, de verdad que siento como si fuera una niña en sus días. xD Muy fácilmente me tomaba las palabras y acciones de la gente en serio, era una persona muy volátil. A los 20 dejé de serlo pero no porque lo aprendiera a controlarlo, solamente lo tapé con un dedo por así decir. Me funcionó al corto y mediano plazo, para salir de mis depresiones, tomar confianza en mí y empezar a hacer algo de mi vida para bien. Desafortunadamente a largo plazo me metía en varios problemas, no como hasta ahora, pero tomé un papel un poco más indiferente pero solo para evitar que saliera a flote esa sensibilidad, como saben, todo terminó en un caos. Toqué fondo como nunca antes hubiera siquiera imaginado. El chiste de esto es que esta semana he tenido pensamientos y recuerdos que hacen que sin querer me broten las lágrimas. Hay cosas que de verdad lo ameritan, pero hay muchas otras que son cosas pendejas, hasta yo lo admito, pero no puedo evitar que me gane el sentimiento. Quisiera, y de hecho sé que si me lo propongo, con facilidad puedo volver a tapar ese agujero, pero creo que debo dejarlo salir y de verdad tomar el control por fin de ese sentimiento. Sonará pendejo y muy fácil hacerlo, pero de verdad que en mi caso no es así, me da miedo incluso que vuelva a bajar mi autoestima y que incluso llegue a cambiar nuevamente mi personalidad de forma radical, por eso debo pensar en técnicas y estrategias que puedan evitar que eso pase, o que al menos cambie el esquema y pueda enfocar todo para bien porque por una parte puedo ser una persona cruel, pero si lo comparo, mi yo sensible es 4 o 5 veces mayor, lo juro. No quiero perder la confianza en mí o volverme una persona aburrida que sea tan recta que de hueva. En fin, ya iré viend qué show. Quedé de verme a las 7:50 con Estrella, será la primera con quien hablaré, a ver qué pasa. En un rato vuelvo para completar el post, deséenme suerte.
Ya volví, ya escribí arriba la publicación. ¡SUPER CABRONA! Palomita verde, obviamente. ✅
0 notes
graciasbalan · 3 years
Text
Monos
Hola, buenas noches.
Quiero compartir mi historia, pero ponganme anónima, por favor.
Soy muy fan de su canal de youtube, me encantan las historias paranormales y cada que usteden suben video en seguida me pongo a escucharlo.Quiero contarles lo que me pasa porque quizá ustedes o los otros suscriptores tengan algún consejo.
Mi novia y yo vivimos juntas desde hace ya casi año y medio, y ella trabaja de gaffer en videoclips. Es muy buena, y seguido se la llevan a cdmx algunos días a rodajes y yo me quedo sola en la casa. A mi novia no le gustan las cosas así de miedo, se sugestiona muy rápido y luego no puede dormir, entonces siempre me tengo que poner audifonos para escuchar los videos del canal.
Hace un mes, mi novia se fue por varios días a un rodaje, y yo aproveché que me quedaba sola para hacer un juego de invocación, porque siempre me llamó la atención vivir algo así, sobrenatural. Apagué las luces de toda la casa, dejé el agua de la regadera abierta, tapé todos los espejos, puse un montón de azúcar en el piso de la sala y me senté también en el piso a esperar. Yo creo que pasaron como veinte minutos, hasta que escuché venir un montón de animales, mi vista se iba acostumbrando ya a la oscuridad y pude más o menos distinguirlos, como changos pero con cabezas enormes, eran del tamaño de un perro pequeño, pero tenían cabezas de tamaño normal para un hombre adulto.  Se fueron acercando y me sorprendió que fueran tantos. Para empezar me sorprendió que llegaran y verlos así de claro, porque yo esperaba no sé, algo más sutil. Empezaron a comerse el azúcar, agarraban tantito con la mano y se la llevaban a la boca. Todos tenían rostros de hombres de mediada edad. Yo no me moví para nada en todo ese tiempo, y ya que terminaron, se fueron.Estuve temblando como una hora y me decidí a que no quería dormir sola ahí esa noche, entonces me fui a casa de mi mamá.
Ya que llegó mi novia no le dije nada, para no asustarla, y aparte porque yo había leído que si la invocación se hacía bien, la entidad se iba de la casa y ya no volvía. Pero desde entonces pasa que las cosas de la casa amanecen movidas, y que algo se mete a nuestra alacena a mordisquear nuestra comida. Mi novia está segura de que son ratas, pero yo no puedo dejar de pensar en esas cosas que vi. Aparte creo que están enseñados con ella, le esconden su celular, especificamente su celular. Luego aparece en lugares rarísimos. Sé que son ellos también porque abren la regadera a mitad de la noche. Yo le seguí a mi novia con la historia de las ratas, para que no se alarmara, pero no son ratas. Leí que haciendo una limpia con copal se iban, pero a mí no me funcionó. Empezaron abrir la puerta de la entrada en la noche. Son listos, usan la llave, pero nomás la abren y la dejan emparejada, no hacen nada más. Empezaron a dejar animales muertos en nuestras ventanas también. Mi novia estuvo segura de que nuestro casero nos andaba acosando por lenchas y yo la apoyé para confrontaro y mudarnos.
Ahorita andamos ya viviendo en otro lado, y yo pensé que las cosas esas se iban a quedar en la anterior casa, pero no, también nos siguieron. Mi novia no ha dormido, está muy paranoica, muy nerviosa y ya no sé qué hacer. ¿Ustedes han tenido experiencias con estos entes? ¿Saben cómo librarse de ellos? Gracias por leerme, espero encontrar una solución
.Anónimo, por favor, no recuerdo si ya puse eso.
.
.
.
.
.
.
.
Hola otra vez.
Mi novia vio el post y supo que era mío. Dice que yo estuve apropósito haciéndola creer que estaba loca. No sé cómo contactarla, y necesito preguntarle si también la siguieron a ella. Necesito ayuda, por favor. No ha funcionado nada de lo que intento. Dos días antes de que ella encontrara mi post, ella vio a uno de los entes en e clóset y pensó que estaba alucinando por el sueño, no había dormido en muchos días, y me pidió que le diera de las pastillas para dormir de mi mamá. Y ahora me acusa de que la drogué, pero ella fue quien me pidió las pastillas. Estoy preocupada por ella, no sé si los entes la siguieron. Me dice que saboteé su trabajo apropósito porque rechazó dos llamados por culpa del problema de las ratas, pero yo no le dije que cancelara nada. Desde que ella se fue, los entes ya se pasean por la casa sin pena. Ahora que les alcanzo a ver bien la cara, me doy cuenta de que sus expresiones nunca coinciden con lo que su cuerpo hace. Duermen conmigo en la cama y son muy encimosos con todo. No me dejan tomarles fotos, se ponen muy violentos y me han lastimado muy feo de a puros golpes.
Porfavor, porfavor, necesito un consejo para hacer que se vayan, ya no aguanto más acá. Porfavor, porfavor, porfavor.
2 notes · View notes
amissumx · 3 years
Text
Lima, 2019.
Ella se levantó a las siete. Supuestamente a causa del hambre, pero la verdad es que fue por la cama, mi «colchón». Era uno de espuma de apenas cinco centímetros de grosor que había comprado hace unos meses para la mudanza. Al echarse parecía solo una sábana cubriendo el piso. Así como lo lees. No tenía plataforma, ni soporte, ni mesa, ni cubiertos, ni yo ganas de vivir. Además era de metro y medio de ancho aquella cosa que usaba para acostarme. Para alguien como yo acostumbrado a dormir en superficies planas no significaba un problema, pero ella que padecía dolores por alguna extraña condición no lo soportó. Lo que yo no soportaba era que alguien me despertara tan temprano y peor si no había dormido nada. Reproduje algunas canciones y me tapé un poco más. Lo siguiente fue una charla o mejor dicho un monólogo de mi parte sobre música. Le hice escuchar composiciones de los 60' hasta la actualidad. Omití música académica para no aburrirla. Fui breve. De lo contrario nos hubiéramos levantado después de las diez. Mis gustos musicales quizá fuera la causa de que yo le gustara tan rápido. Me lo confesaría un par de semanas después. Me refiero a que le gustara, no de que mis preferencias en música fueran geniales, pero de haber sido así esta sería una mejor historia. Yo le dije que me gustaba otra chica, esa chica por la que indirectamente había acabado en esa horrible ciudad, Lima. El asunto no quedaría en esa negativa y ella me hostigaría hasta el cansancio con su amor u obsesión. Al punto que una vez le cerré la puerta en la cara. Estaba frente a mi puerta con una expresión acongojada y en compañía de un amigo. Él habló. Dijo que me fijara en cómo se encontraba ella y que la dejara entrar. Maldita sea, lo que yo quería era dormir y ella machacándome con el asunto desde hacía meses cuando tantas veces dije que no, tengo ya a una chica y lo que menos quería era problemas. Peor todavía cuando había cometido la estupidez de llevarla a dormir conmigo. Aunque yo me había inventado eso de tener una chica porque de tenerla, tenerla no. En realidad estaba muy jodido como para andar saliendo con alguien que no me interesara sentimentalmente. Jodido, pero lo que es jodido. No hace mucho, el proyecto que tanto me hizo ilusión y llevaba planeado durante tres años se esfumó en un viaje. Mi ego minado y la confianza destruida, solo pude ver mi vida abocada al fracaso. Lo que menos quería era involucrarme con gente. Súmenle a eso el hecho de que disfrutaba el anonimato de pisar un lugar nuevo. Quería al menos esa pequeña libertad. Ella sufrió las consecuencias de haberme conocido en esa etapa de mi vida. Pero me estoy adelantando a los hechos.
El día anterior, 14 de diciembre, era el aniversario de la empresa. Para mi mala suerte me tocó el turno tarde. La empresa celebraba y yo era el único bobo en la oficina trabajando después de las 14:00 horas. El mundo celebraba allá abajo y desde el segundo piso los veía a través de la ventana y el monitor de vigilancia. El ruido del equipo llegaba hasta allí, también los silbidos. Pero mi mala suerte no acababa ahí. Olvidé mencionar que en mi área estaba el baño femenino, a solo unos cinco metros más allá. De manera que al acaecer la tarde las féminas subían para liberar espacio en su vejiga y seguir alcoholizándose. Pronto se hizo de noche. Entre idas y venidas unos cuántos llegaron al área. Una chica preguntó por Jackeline. Yo dije que la había visto ingresar al baño, pero ni idea de adónde fue al salir. Entonces otra chica tuvo la brillante idea de buscar en el baño, pero la puerta estaba asegurada. El baño estaba al lado del pasillo que conectaba mi área con la de contabilidad. Alguien se asomó por la ventana desde el otro lado y dijo que J. se encontraba tendida. De inmediato improvisaron una llave. Una regla logró abrir la puerta. J. se encontraba tendida sobre el lavadero de manos. Había perdido el equilibrio por lo visto y ahora dormía plácidamente en una posición incómoda. Para sorpresa de todos su ropa estaba cubierta de vómito. Nadie se animaba a levantarla aunque expresaran su deseo de ayudarla. Me harté de escucharlos y fui a sacar a la chica del baño. Quedé empapado de vómito seco. Puse a J. en una silla. Alguien llegó con una sábana y la cubrió. El grupito tenía pensado continuar la fiesta en una discoteca. Me invitaron, sí, pero yo dejaba el puesto a las 23:00 horas. Ellos dijeron que se adelantarían. Dentro de este grupo estaba F., quien agotada de bailar y sentirse un poco mal tomó una silla y se colocó cerca de donde yo estaba. El resto se marchó. F. me hizo la conversación. Era la primera vez que hablábamos directamente. Trabajábamos en el mismo piso, pero no sabíamos ni el nombre del otro. Así estuvimos hasta que J. desde su asiento dio señales de estar viva. Lo que era un alivio supongo para la empresa. Aún asi, para empeorar mi suerte J. soltó arcadas. Corrí a su lado con un balde para que pudiera vomitar. Así fue. Dije a F. que durmiera un poco. Al terminar mi turno despertamos a J. Tuvimos que ayudarla a moverse hasta el paradero. El plan era dejar a J. en su casa y después dirigirnos a la discoteca. Por suerte F. sabía movilizarse. Yo a las justas conocía qué carro me dejaba en mi destino y encima preguntaba para verificar que no me llevaban al desvío. Subimos. Bajamos, volvimos a subir. Bajamos en el lugar que J. había mencionado. Se le iba pasando la borrachera. Caminamos un buen rato. «Gracias, Moisés. No me caes bien, pero gracias». A mí tampoco me caía bien. Me confesó que no le caía bien desde que me vio por primera vez en la empresa a lo que yo quedé sorprendido porque fue la misma impresión. Fue agradable coincidir con ella en esto. Uno sabe de antemano la persona que le provocará malestar con solo verlo. El alcohol te sincera. «Gracias de verdad, Moisés. Te debo un pollo». Esto fue una rotunda mentira. Nunca me invitó dicho pollo. Al poco tiempo volvimos a nuestra rutina de detestarnos. En realidad a mí me era indiferente, evitaba confrontaciones, aunque de vez en cuando disfrutaba acrecentar ese odio que ella sentía hacia mí. Mientras caminábamos le dije que por más que no me cayera bien no iba a dejarla abandonada a su suerte en tal estado. Después de caminar dos kilómetros abordó un taxi. «Gracias, chicos», dijo y se marchó. Un lastre menos. Comimos algo con F. porque ya era la una de la madrugada. Seguimos conversando. En uno de esos temas mencioné a mis abuelos. Siempre que hablo de ellos se me escapan unas lágrimas. No sé a qué rayos se deba. Al terminar tomamos otra combi y nos dirigimos a la discoteca. Era las dos de la madrugada. Caminamos buscando discotecas. Ingresamos a una, buscamos en el segundo piso, pero nada. F. sabía la dirección de muchas discotecas. A esa hora yo
solo quería pegarme a mi cama. Llegamos a una discoteca en el que solo acercarte a la puerta sientes la potencia de los equipos. Al pararme ahí me pregunté cuándo había sido la última vez que fui al otorrino. No iba a meterme a ese lugar para taladrar mis tímpanos. No le contestaron a F. Sin darnos cuenta ya eran las tres de la madrugada. Le dije que ahora la llevaría a su casa, pero dijo que no tenía llave y su madre posiblemente no se encontraba. Por un carajo, lo que faltaba para mandar mi suerte al demonio. Le dije que fuéramos a un hotel entonces. Un cuarto con dos camas. Así evitaba gastar yo solo por dormir fuera de mi habitación. Tampoco es que llevara conmigo mucho dinero. Ella dijo en mi habitación. No habría problema y tal. Pensé en mi cuchitril entonces. La verdad es que por el sueño ni siquiera pensaba y dije que sí. Al acercarnos a mi cubículo recordé el desastre que tenía. En fin, ya estábamos. Ni siquiera encendí la luz. Postes más allá alumbraban un poco. Le señalé dónde era la cama. Me hice de ladito dándole la espalda y caí dormido como una roca. El resto es historia.
2 notes · View notes
otroputito · 3 years
Text
Cuarteto - 1era Parte
No estaba del todo claro que hacía en ese boliche a esa altura de la noche: no era el mejor de la ciudad, tenía plata suficiente para pagar otro lugar mejor, la música estaba quemadísima y el alcohol era horripilante. Pero me quedé igual, a pesar de ser las 4 y media de la mañana. Supongo que dada mi reciente situación personal, la mayoría de estas cosas me chupaban un huevo. Me di cuenta de que había tomado mucho champagne cuando el "ooooh-oooooohh" de Lady Gaga en Judas me mareaba de solo escucharlo. Como era costumbre cada vez que me separaba, la cena de los fines de semana era reemplazada por cigarrillos y charlas a los gritos en el departamento de Emiliano. Así que ese espumante no tenía ningún tipo de compañía en mi estómago, ni siquiera Speed. Hacía ya un mes y medio que Leandro se había ido de mi vida para siempre, bloqueado de todos lados por pelotudo hijo de puta ojalá se muera hippie de mierda. Borrado en toda red social, esfumado, no quería tener ningún recuerdo de él, chau. Se murió. Mi celular solo tenía fotos de mis abuelos, mis sobrinos y como 5 textos de Emiliano pidiéndome perdón por haberse ido hace 2 horas con un oso de Tinder que en realidad conocía de la facultad y no se que cosa. Estaba todo bien, no era la primera vez que lo hacía ni sería la última. Momento de ir a la barra a tomar un poco de agua antes de seguir tomando un poco mas, surfeando entre loquitas, musculocas y drag queens con mis zapatillas manchadas por el sudor negro del piso de la pista de baile. Los grupitos de amigos seguían unidos un rato más, todavía faltaba para la hora del outlet. Pedí mi agua y un aire fresco bendito me llegó a la cara apenas me apoyé en la barra. Lo recibí con ojos cerrados y una sonrisa de placer. —¿Calor, no? Arrancado de mi trance, abrí los ojos y lo vi a mi izquierda. Pelo algo largo como un galancito de los 90s, unos centímetros mas bajo que yo, barba rubia y demasiado aumento en sus lentes. Una remera blanca algo manchada con vaya a saberse que líquido. —Si....pero por suerte acá está lindo. Me sonrió y extendió una mano para acariciar mi mejilla, como si fuera una especie de profeta recibiendo un nuevo discípulo. No pude evitar reírme en voz alta mientras abría mi botellita de agua. Tomé y me vio tomar con cierta admiración. —¿Querés? Es gratis igual eh? —Si, quiero. Hace rato que quiero. Se acercó a mi boca y me dio un beso húmedo e intenso.
Tumblr media
Lo miré, sonreí y tapé la botellita. Seguimos comiéndonos la boca pegados a la barra unos minutos más, separándonos solo para decir algunas pocas palabras inconexas y seguir. Se colgó de mis hombros y yo acaricié su carnoso culo, se sentía pequeño y trabajado. —¿Cómo te llamas? —Juan Víctor. Combinación algo extraña de nombres pero mientras nuestras lenguas seguían jugando llegué a la conclusión que no sonaba nada falso. Unas tibias manos se posaron sobre nuestros hombros y nos interrumpieron. —Perdón...tenés el numero del guardarropas? Un chico morocho con la barba mas negra del mundo le hablaba a Juan Víctor con voz dulce y disimulando lo que parecía ser un coma alcohólico en ciernes. —Si, pará que no se donde lo puse...ah, él es Gonzalo. —Mucho gusto, Gonzalo. —Igualmente. Como si nada, dijo eso y me dio un beso en la boca con cierto gusto a chupetín. —¿Son pareja ustedes? —Eh....Digamos que compañeros de departamento. —¿Y ya se van? —No no, solo quiero sacar mi billetera porque ALGUIEN no tiene mas plata parece... Juan Víctor se rio dos segundos y volteó hacia mi, algo inestable en su postura. Pude verificar que la mancha de su remera era de cerveza. —Voy yo también porque quiero sacar algo, me esperas acá o ya te vas? —No. Dale, yo te espero acá. Sellamos nuestro acuerdo con otro beso y un manoteo a nuestros bultos, escena que Gonzalo contempló y calificó con un "aaaaww que tiernis".
Los vi alejarse abrazados. No sé cuanto tiempo había pasado de nuestros besos pero ya muchas almas solitarias estaban rondando en pena y viendo que otras almas podrían enganchar para no terminar la madrugada en sequía. Lo que yo llamaba la hora del outlet pero que es más conocida como la putivuelta: el momento desesperante para deambular como un zombie de The Walking Dead, mirar hacia todos lados como una suricata o ese camaleón que gira los ojos en 360 grados, tratar de conectar con algún cuerpo para poder encarar las primeras luces de la mañana con un poco de gusto a victoria. Con suerte, se podría obtener un numero de celular. Y con mucha mas suerte, ese rascado de olla podía derivar en penes erectos e intercambio de fluidos en un telo o departamento cercano. Con los años y la experiencia, la hora del outlet me encuentra del lado del encarado mas que del encarador. Sobre todo esa noche cuando no salía a bailar desde hacía un año y medio y ya había encontrado un cuerpo que respiraba y tenia genitales. Mi ¿misión? estaba cumplida así que me limité a mirar las notificaciones de mi celular y esperar a Juan Víctor. Me pedí un trago más y seguí esperando. Las miradas se volvían sobre mi y las esquivaba, las podía sentir aun sin verlas. Algo que en otro momento era halagador, en ese instante era algo molesto. La fila del guardarropas había comenzado a crecer y con ella las parejitas nuevas besándose en ella. Pero Juan Víctor no volvía. Entonces agarré mi trago con la convicción de que lo mío no era una putivuelta y fui a buscarlo. Unos segundos después lo encontré. Estaba comiéndole la boca a un twink flaquito, abrazados ambos a Gonzalo en una especie de tríada presexual. Se besaban de a turnos con el twink, cuando uno no estaba en sus labios el otro se ponía a lamerle el cuello o incluso a levantarle la remera y lamerle un pezón. Miré la escena durante un minuto y medio, sintiendo por dentro como se desmoronaba toda mi noche. Así de pegados fueron los 3 a hacer la fila del guardarropas, fila que yo no necesitaba hacer. Me di media vuelta y automáticamente era uno más de los muertos vivientes buscando una humanidad para acoplarse y sacarse ganas. Solo avancé unos pasos y un veinteañero tomó mi mano y empezó a chaparme, bruscamente y con gusto a gaseosa de pomelo. Me separé de esa lengua enseguida, no sin antes dedicarle una media sonrisa amable o lo mas amable que me permitiera la mezcla de ebriedad y decepción. Mas ojos se posaban sobre mi, más humillado me sentía. Nadie sabía que pasaba por mi mente en ese momento pero dentro mío todos se reían de mi, ofreciéndose como sobras y alegres de que sea uno de ellos. Tenia que irme de inmediato o todo terminaría mal. Es decir, llamando a mi ex para putearlo, llorar y decirle que lo extrañaba y me pasara a buscar.
Tumblr media
La luz del día ya asomaba sobre Avenida Córdoba cuando salí y la gente de seguridad me deseó un buen descanso. Me di cuenta de que no tenia efectivo para un taxi y el cornudo de Emiliano se había ido en el auto a disfrutar de ese oso. Igual ni hubiera podido manejar... Hasta la parada del colectivo me dirigí entonces y me quedé esperando, a veces tambaleando y a veces con la firmeza de un roble. Me invadió cierta envidia asesina, cierta ira tal vez. Yo no merecía terminar la noche así, esperando el 132 o el 26 habiendo probado a hombres esta noche que no pude terminar de comer. Cada varón que pasaba por la vereda era escrutado por mis ojos de arriba a abajo, como un Terminator puto sediento de sexo. Me arriesgaba a comerme trompadas de algún hetero violento cuando decidí que ya no iba a esperar el bondi. Los iba a esperar a ellos, iba a esperar a esos 3 hombres. Y esperé y esperé. Ya no pasaba casi nadie luego de lo que pareció media hora. Iba a resignarme e irme cuando los vi salir a lo lejos, enganchados los 3, casi expulsados por los de seguridad y al lado de una chica gorda. No lo dudé mas y fui hacia ellos, a la parada que estuviera mas cerca a ese trío y fingir esperar ahí. De cerca la escena era casi algo obsceno: Juan Víctor y Gonzalo unidos como siameses con el twink en el medio, tocándose entre los tres los culos y los bultos. La gente que pasaba los miraba con cierta reprobación y la chica gorda, amiga del twink, arengaba la escena mientras esperaba un taxi. Nadie me vio acercarme y a nadie le interesé. Pero mi solo interés en la escena bastó para que la chica gorda me hiciera cómplice de sus comentarios. —Que cosa estos chicos eh... —Si, están como quieren la verdad. El solo emitir esas palabras hizo que me comenzara a erectar. —Todos los hombres son iguales mirá, hasta los gays!...Rulo, dale vamos o no vamos? Ni la gente que pasaba ni la chica esta parecian entender que estaban a la salida de un boliche gay: no hay husos horarios ni sentido de la orientación ni de la ubicación, son reglas obtusas cuando solo hay putos ebrios y calientes, sobre todo si son tres. Jamás comprendí tampoco a las mujeres que salen con sus amigos gays a boliches gays y pretenden que se asexualicen y sean solamente sus acompañantes. No se pueden levantar a nadie, no pueden encontrar el sexo o el amor, solo tienen que ser escorts de como ellas bailan Rihanna a los gritos. No mi ciela, no somos carteras. Rulo no se inmutaba y seguía perdido entre las lenguas y los mimos de Juan Víctor y la barba negra de Gonzalo. —Rulo, dale que yo me voy eh? Tarada. —Dejalo que nosotros lo vamos a cuidar, anda... Las palabras de Gonzalo me hicieron reír en voz alta, llamando la atención de Juan Víctor. Me vio pero entre la luz del día cada vez mas fuerte y sus lentes con demasiado aumento empañados, dudo que me haya reconocido. Lo saludé tímidamente con la mano a medio levantar, mientras Gonzalo contaba que Vivian cerca para convencer a la chica gorda. —Estamos acá nomás, él tiene todas sus cosas, lo cuidamos... —Rulo, me voy eh? Rulo volvió a explorar la boca de Juan Víctor. Gonzalo jamás se enteró de que yo estaba ahí. —¿Vos cual te tomás? —Igual yo no estoy con ellos eh? Y ni en pedo me voy con vos, tarada. —Ah pensé que... —No, o sea si adentro los conocí pero es largo de explicar —Digo para compartir taxi —No, yo me tomo el primer bondi que venga... Mentira.
La chica gorda paró un taxi y por suerte se alejó de nuestras vidas. Rulo apenas se inmutó y pude escuchar como le preguntaba a los otros dos donde vivían, quizás dudando de la decisión que había tomado. Juan Víctor le respondía susurrando al oído, Gonzalo le lamía el cuello tocándole frenéticamente la verga por encima del jean. Por dos segundos, Rulo clavó sus ojos en mi. Pero siguió probando esas lenguas, sentados los 3 en ese banco de cemento y escandalizando viejas que pasaban por ahí. Con esa mirada supe que yo estaba de más, era una curiosidad para él por estar siendo un voyeur matutino, testigo silencioso de una escena a la que nadie me había invitado. Sabía que ellos iban para el mismo lado que yo. Sin embargo, toda esperanza de lo que sea que esperaba que sucediera se hizo añicos con la mirada de ese twink. Ellos siguieron en la suya, yo ya no podía seguir esperando nada.
Tumblr media
Con la tristeza pesando en mis hombros y la mirada algo nublada, vi que mi colectivo se acercaba. Lo iba a tomar, la decisión estaba tomada. Pero cuando pensé que estaba todo jugado, decidí tirar una última carta, un último manotazo. Antes de correr hacia la parada correcta dije en voz alta y clara: —Chau, ahí viene el 132! Corrí hacia donde se iba a detener, cubriendo mi frente por el sol incipiente y aprovechando para tapar mi cara de la vergüenza. Sin perder la vista de la parada, fui aminorando la marcha y extendí mi mano sin darme vuelta. Nadie esperaba ese colectivo porque ya habían pasado 1.420 unidades similares que simplemente decidí ignorar con mi torpe objetivo en mente. Ahora me dirigía a dormir en soledad para despertarme con la resaca como única compañera. Pero al darme vuelta, vi a los 3 corriendo a tomarse el mismo bondi. Sonreí, la puerta se abrió y subí no sin antes pedirle al chofer que espere unos segundos para que mis nuevos amigos se unieran. Juan Victor se puso a mis espaldas y los otros dos lo siguieron. —Gracias bombón, buen día... Y acto seguido, acarició mi cola con muy poco disimulo.
5 notes · View notes
thevillianlala · 3 years
Text
Mini Historia
- ¡Ay no seas estúpido! ¿De verdad creías que todo este tiempo estuve loca por ti simplemente porque me gusto tu peinado verdoso y tu abdomen marcado? ¡Pendejo! Eso es lo que eres y ¿sabes que soy yo? ¡Una pendeja! ¡Para acabar de rematar!
Agarré mi maleta negra desgastada, me embutí como pude en mi camisa y fui a abrir la puerta, con tan mala suerte que no pude abrir la puerta, porque en tres meses y ocho visitas a esa maldita casa nunca había podido abrir la maldita puerta sola.
- ¡Y mira ahora no más! – solté en un suspiro – ¡Ábreme la malparida puerta que no te doy la cara más Juan Pablo!
El troto hasta la puerta con la cara roja, estaba sudado del encuentro de antes y rojo de vergüenza de ser un patán como nunca quise ver que lo era. Giro con temblor las manijas y quitó los candados, no tardo más de medio minuto, pero a mis ojos se veía pequeñito como para en manotazo en esa cara, una eternidad para acertar ese golpe. Pero no lo hice cuando apenas hubo espacio suficiente para mi salida, lo tome del hombro y lo tire hacia atrás.
-¡Imbécil! – Le grite por ultima vez y mire en todas direcciones y camine por dos meses de recuerdos.
No le mires la cara Victoria si volteas y le ves la cara perdimos, lo perdimos todo, no se te queda aquí el corazón no más sino también la dignidad. Pero pude apostar, pude apostar todo lo que tengo a que tenia esa cara de idiota con la boca entreabierta y los ojos apagados, como hace veinte minutos cuando vio mi reacción ante sus palabras.
Bien merecida me la tengo, mi mamá si me dijo que yo me enamoraba muy rápido y no le creí, ahora tengo que agarrar un maldito bus para el otro extremo de la ciudad y vaya y dios sepa cuanto me demore aquí esperando.
Mire para todos lados, la calle estaba sola, igual es que ya esta medio tarde, la que me faltaba era esta, que fuera bien tarde pa’ que pa’ colmo me roben, vida hijueputa la mía. Sentí la presión en el pecho y el nudo en la garganta, obvio iba a llorar, obvio tenía que llorar, no valió para una mierda dejar de meterle cabeza a la vida, otra chillada, otra vez en las mismas.
Mientras me empiezan a correr las lagrimas por las mejillas y siento el hipo característico del llanto venir me imagino mil escenarios.
-Victoria! Victoria ya, perdón, de verdad perdóname, no quise ser así.
Siento mas lagrimas correr y la rabia de volver a verlo.
-Cual que perdón, usted es un imbécil, un patán, dígame que me quería pa’ acostarse conmigo y no más, eso le duro el hijueputa amor, la acostada y no más, tiene huevo, cuantas cosas no le dije, no pude haber sido mas clara y vea con lo que me sale, es que yo siento ya que lo odio. – dije eso ultimo y se me partió la voz – hubiera preferido que me rechazara a la primera y no que me tratara como me trato, usted es un hijueputa y ahora voy a sentir que de todos modos todo es mi culpa, ¡gañan, desagradecido!
-Pero Victoria no es que no te quiera es que solo siento que la verdad no estoy para esas cosas ahorita, entiéndeme por favor ponte en mis zapatos.
- ¿En tus zapatos Juan? ¿EN TUS ZAPATOS? Juan coma mierda, Juan yo le conté todo, le dije todo lo que me había pasado le conté de mis papás, de mi ex novio de mierda y ¿usted me va a venir a decir que me ponga en sus zapatos?
-Victoria por favor no te vayas a hacer la victima con eso, por favor eso no tiene que ver.
Lo mire a la cara con todas las lagrimas del mundo en los ojos.
-Juan yo no quería nada contigo y aun así tu mismo buscaste la manera de ser amable y preguntarme que si pensaría en tener algo serio contigo, me trasnoche por días contigo, nos decíamos corazón y que nos queríamos y ahora resulta que tu vida está cambiando y no quieres compromisos, vete a la mierda, vete a la mierda que esta ilusionada tan hijueputa puede ser culpa mía pero tu ayudaste hasta el fondo.
Hizo una mueca, como encerrado no sabía ni a donde mirar, pero a la cara no me miraba, nunca lo hizo.
- ¿Sabes Juan que es lo peor? Que yo pensé que de verdad toda esa amabilidad y esa comprensión iban para algún lado, es que no te imaginas lo mal que estaba de pensar que tal vez la mala, la seca, del paseo fuera yo.
-Pero Victoria es que creo que fue muy rápido, nos dejamos llevar y mira, siento que esto que paso hoy fue vacío, no sé, ¿tú no sientes que no funcionó bien?
Abrí la boca para hablar, pero de la boca me iba a salir un quejido y me la tapé con la mano, eso había dolido, eso me había dolido en el corazón, porque ese día había vuelto a estar con alguien a quien pensaba amar, pero parece que la única que sintió amor fui yo.
-Quien sabe que hijueputas tendrá que sentir la gente para que no se sienta vacía cuando coge, pero yo hoy no lo sentí, pero usted si, que puta mierda, ya váyase de aquí, no finja que todo esta bien. Usted es otro cobarde que se me cruzo en esta vida de mierda que llevo ahora.
Cerré los ojos y sentí y el dolor por un momento. Eso debí decirle, pero no pude. En cambio, le escribí a su WhatsApp.
-Esto no puede ir más perdón por alterarme, si quieres que seamos amigos esperare que me dejes en paz por un buen rato.
Ahí llego mi bus. Y oprimí enviar.
3 notes · View notes
Text
Me desvestí para el frío, como un alma sin pena ni remordimientos, desprendida de cualquier atisbo ni sombra de vergüenza; con esa virtud o condena del fugitivo, que por más que huya, sabe que tarde o temprano sus verdugos vendrán por él.
Me desvestí para el frío, con el rostro solemne y la mirada altiva, como quién sabe que no tiene nada más que perder; como esperando a todas luces la última estocada.
Me desvestí para el frío, me despojé de la calidez de mis muchas ropas, incluso me lavé la cara para que me viera sin un ápice de maquillaje ni filtros; me deshice del disfraz que tanto me pesó por años, para que en mi no quedara rastro ni huella de la mentira que siempre he sido.
Me desvestí para el frío, y que me comiera las entrañas con su furor; y que me acechara los labios como un hombre anhelante, con su aliento a deseo y a tormenta.
Me desvestí para el frío, puesta en bandeja de plata como presa fácil, dejándome al intemperie, expuesta a la barbarie de su estremecedor suspiro; envuelta en su aroma a nada, y su poco decoro que me sabía a petricor.
Me desvestí para el frío, como el alba que se estrena cada mañana para nuevos ojos, o para los muchos ciegos que reciben la vista varios años después de concebir la vida, solo para darse cuenta de que es demasiado tarde.
Me desvestí para el frío, que consumió el calor que emanaba mi cuerpo, y me abrazó el espíritu, fundiéndose con mi soledad; que hizo un viaje por mis venas y se coló en mi sangre reduciéndome a un ser sin sueños ni ganas.
Me desvestí para el frío, que siempre pretende tener mejores planes de los que puedes imaginar; que es capaz de seducirte a medianoche y arroparte como si pudiera engañarte, hacerte creer que ha venido con nombre de hoguera o de calefacción a la antigua.
Me desvestí para el frío, me desvestí a su manera, para escribir poesía o triturar letras en algún folio maltrecho y descolorido, desprovisto de cualquier sentido común; me desvestí y me tapé con las cenizas de algún amor, de ésas que no se lleva ni la lluvia, ni la brisa, y que siguen quemando en el tiempo, en lo perecedero; me desvestí con lujuria y con locura, aupada a la manía nata de besar causas perdidas, dejándome embobar y conducir a misterios insensatos; me desvestí en la penumbra y en la luz, por el día y a la compañía de la luna; me desvestí también sin testigos, en alguna otra dimensión contigua; me desvestí en los recovecos de una ilusión perdida, en la emoción inquietante de una memoria que siempre regresa, en una sonrisa que no sabe a donde huir; me desvestí para el frío, como por arte de magia, por artilugios infames de su arrogancia, o de la mía, quién sabe porqué, quién sabe cómo, porque la vida siempre tiene éstos preceptos y estos saltos en el tiempo, donde uno se ve implicado, inmiscuido hasta no poder, sin ninguna salida aparente. Si nada tiene razón, ni un hilo al cuál seguirle la pista, si no hay dónde formular una síntesis, porque carece esto de toda lógica, que me sean perdonados mis muchos pecados literarios y mis delirios febriles; ojalá tuviera yo una mejor estratagema para conjurar todos mis sentidos, en todo caso, el frío tiene la culpa. El frío que me congela los huesos, el pulso, y el entendimiento. Por eso quizás, me desvisto para él.
Aeleen.
69 notes · View notes
moana-de-marte · 4 years
Text
No sé en dónde estás, amor, pero te conservo aquí... conservo tu ropa.
La que conservo no es cualquier prenda, creo que lo sabes. Entré a tu cuarto dos días después de tu muerte, no fue fácil llegar rápido desde Chile. Encontré tu cama destendida y con las sábanas revueltas. Las arrugas que se formaban en ellas me dejaron leer cómo te habías arrastrado desde el fondo de tus cobijas hasta la orilla de la cama para levantarte por última vez.
Al pie de la cama estaba la ropa que habías usado para dormir: tu pants rasgado y tu playera azul, esa que traía una bandera. ¿Sabes qué hice cuando entré? Me dejé caer sobre tu cama, restregué tu pijama en mi cara y me tapé con las cobijas, tratando de abrazarme y empaparme con tu olor. Quería sentir que me abrazaban como si fueran tú. Recuerdo que deseaba que estuvieras ahí conmigo aunque no pudiera verte. Parecía increíble cómo hacía un par de semanas atrás ese era nuestro espacio seguro y ahora no estarías más, ni ahí, ni en otra parte. Mi pecho se sentía como una hoja de papel arrugada. Entró tu mamá a verme y a tocar tus cosas... porque muchas las habías dejado intactas. Lo único que yo había movido eran tus cobijas, pero... tu control del XBOX, los trastes de tu cena, tus calcetines en el suelo, tu cargador conectado... todo eso estaba ahí, justo como lo habías dejado.
Al otro día volví a entrar y tu hermana me llamó para entrar a tu cuarto con ella. Me dijo que tomara todas las cosas que quisiera llevarme y tomé tu pijama. La misma que te habías quitado por la mañana el día que decidiste morir antes de salir de tu casa.
Hoy la tengo guardada, segura en una bolsa, y sé que aún conserva tu olor, mismo que huelo y me lleva de vuelta a tus abrazos, a tu respiración cerca de mis oídos, a tu risa, a tu tacto, a tu calor, a voz... te extraño tanto.
Espero que estés bien. Mereces estar bien.
6 notes · View notes
Photo
Tumblr media
Finalmente, Meredith Zingler se cobró su segunda venganza. Después de haber asesinado a Jeannette Levesque de un disparo a la cabeza, su segunda víctima fue el agente federal Uraz Raymond Barrows. La pareja había entrado en la lista negra de la capo de la Mafia Americana después de haber desmantelado “The Club”, a través del cual la Mafia Americana traficaba con personas y blanqueaba dinero. Descanse en Paz.
Recordemos algunas de las frases más destacadas de Uraz:
«¿Cómo coño has llegado hasta aquí? Sabes que es un octavo piso y tú tienes siete vidas, ¿verdad?»
«Verás... Me preguntaba si tu jefa ha dejado su increíblemente caro cochazo aparcado ahí fuera y se ha ido en taxi de aquí o ha decidido dar un paseo en esta mañana de invierno tan apacible. ¿A quién no le dan ganas de hacer ejercicio bajo la lluvia?»
«Esto es lo que vamos a hacer. Te voy a repetir la pregunta, tú no me tomas por gilipollas esta vez y vas a llamar a tu jefa para que venga aquí de inmediato.»
«Pareces una mujer inteligente, lista. Has sabido moverte bien, después de todo. Pero no eres más lista que yo. Ése es tu problema.»
«Mis hombres simplemente están haciendo guardia fuera del edificio, en ningún momento van a entrar a rebuscar entre tus cajones, francesa.»
«Los ricos siempre haciendo distinciones sociales. Sea un agente de rango medio o sea la mismísima jefa del departamento de Seguridad de San Francisco quien te investigue, el resultado será el mismo.»
«Como dicen en mi pueblo: las cosas claras y el chocolate espeso.»
«Quieres que te diga que éste es uno de los casos más apasionantes que ha llegado a mis manos en los últimos dos años? Puedo asegurarte que es el más frustrante también. Y curiosamente, por eso me gusta.»
«Mírame a la cara. ¿Te parezco gilipollas? ¿Tengo pinta de ser un poli novato que puede tragarse tus milongas absurdas? No, ¿verdad?»
«Menudo oído tenéis, ¿no? Con el sonido del agua, la puerta cerrada de la habitación y aún así fuísteis capaces de escuchar los gritos de otra planta. Spiderman quiere contrataros.»
«Yo no estaría tan seguro de eso. Se me da muy bien escarbar hasta encontrar mierda. Y parece que contigo no tendré que escarbar demasiado.»
«Lo mínimo que puedes hacer además de "colaborar", es aprenderte el puto nombre del agente que se está tomando en serio tu absurdo caso.»
«Escúchame bien, capullo. Hay dos formas de acabar esto. Una es contigo detenido y la otra es contigo detenido y una bala metida por el culo. Tú decides.»
«Yo tampoco lo haría. Tiene que ser un puto infierno estar casado contigo, pija-Queen.»
«Pues claro que se han enterado, han lanzado una maldita bomba de humo.»
«Bienvenida a la sanidad pública. Si quieres una habitación individual dile al cornudo de tu marido que te pague una clínica privada. Y por cierto, un "gracias" no estaría de más. Te he salvado ese culito de niña pija que tienes.»
«Sí, es lo normal, lo que hacen todas las personas y eso. Pero claro, a ti igual ese concepto de "dar gracias y pedir por favor" igual no te lo inculcaron. ¿Acaso no das las gracias cuando te entregan tus exclusivos Manolo Blahnik de tres mil dólares el par? ¿O asumes que porque es su trabajo entregarte tu caro par de zapatos no tienes que hacerlo? Se llama "tener consideración", ¿sabes? La diferencia es que encima unos putos zapatos no te salvan la vida. Yo, sí lo he hecho. Pero no, claro, es mi trabajo y no merezco tu gratitud. Tú y tu séquito de pijos descerebrados sois peores que los malditos criminales de esta ciudad. Os creéis con derecho a todo sin dar nada a cambio, ¡ni siquiera un puto "gracias por salvarme la vida"! Tócate los cojones.»
«No quiero ni imaginarme lo que tiene que ser estar casado contigo. El puto infierno en vida. Una pija descerebrada que sólo piensa en el dinero y la fama. Y de cuestiones de cama mejor no hablar porque...»
«¿En serio crees que el matrimonio es algo a lo que aspirar? Estamos en el puto siglo veintiuno, por favor. Eso de casarse es una chorrada que no sirve para nada. Nacer solo y morir solo sí es una aspiración en la vida: divertirte todo lo que puedas, ése es mi lema. Y para tu información, me divierto mucho.»
«Qué divertido es cuando la gente habla sin tener ni puta idea de lo que dice. Me gusta mi trabajo. Tanto, que me ofrecí a ayudar a una pija descerebrada que cualquier otro policía hubiera despachado con condescendencia. No necesito agrandar mi ego con una placa y una pistola, siempre lo he tenido igual de grande y gordo que mi polla.»
«Me da igual tu puto matrimonio, pero no veo lógico que prime el quedar bien delante del público antes que venir a ver si tu mujer está bien. Si os funciona de esa manera, cojonudo. Me suda la pinga.»
«O un pringado al que han dejado tirado en el último momento. Pero no es mi caso, yo trabajo aquí. Hago recuento de conchas marinas, no puede haber exceso de ellas. Puede parecer una tontería pero de mí depende el equilibrio del ecosistema. Uraz, el pringado.»
«¡Ojalá fuera puto sordo para no tener que oírte! ¿Por qué tienes que ser tan insoportable y grosera? ¿Te he tirado yo acaso algo a la cara? Ganas no me faltan, te lo aseguro. ¿Por qué coño no me tapé yo con la puta chaqueta para no inhalar el humo y me largué de tu puta casa dejándote allí? ¿Por qué? ¡Por qué!»
«¿No os parece que hace un estupendo día? Los pájaros cantan, el sol brilla en el cielo, un hijo de puta va a acabar entre rejas...Dios bendiga América.»
«¡Por desgracia para mí hice un puto juramento, sabes! Proteger y servir, incluso a imbéciles descerebradas como tú.»
«¿Niños y cosas no es lo mismo?»
«Vaya, vaya, vaya. ¿Diste una fiesta anoche, Carter? Parece que la señorita cocaína estaba invitada.»
«¿Lo de la licorería lo has dicho como indirecta para ir a comprar algo más fuerte que la cerveza o es que te gusta puntualizar datos irrelevantes?»
«Me he levantado de buen humor hoy. A lo mejor si me ofreces cierta información que me pueda servir, podría hacer la vista gorda. Y, ¿qué hay de ese café?»
«La chupa de muerte pero no veas cómo grita. Es que le van los azotes y eso. Toma, ‘doña azotes’. La necesitarás para dormir mejor después del meneo que te he dado.»
«¿Qué quieres que le haga? Me ponen mucho las enfermeras. Y los azotes también. Culpa al porno por eso, demasiadas enfermeras sexies que curan todos tus males con una mamada.»
«Dime una cosa. ¿Acaso no hice que te corrieras tres putas veces sobre este escritorio? ¿Por qué te ensañas conmigo? ¿Qué te he hecho, Gardner?»
«La cosa está así: me han asignado para vigilar tu casa. Sí, yo también me alegro mucho, como puede leerse por esta cara rebosante de felicidad, pero es lo que hay[...] . En caso de que pase algo, pulsa el botón rojo y recibiré el aviso. Algo importante, por favor, no el haberte roto una uña.»
«Iros un ratito a contar las baldosas de la acera, anda.»
«¿Conoces el cuento del niño y los lobos? Ese que tocaba los cojones anunciando al pueblo que venían los lobos y era mentira, hasta que fue verdad y todos murieron mutilados porque no le creyeron. Pues eso.»
«Si te pica el coño por la noche le dices a tu maridito que te lo coma, a mí me dejas en paz.»
«Me cago en la puta.»
«Esto sí que es una maldita arma de destrucción masiva. Deberías dejar que tu chacha sea quien haga el café.»
«No me gusta tu rollo, que lo sepas.»
«Hay días más aburridos que otros. Como cuando tienes que salvarle el culo a una pija o inspeccionar su casa.»
«Decidí hacerme agente federal sólo por las medallas que me colgarían, sin duda.»
«A veces después de un día de mierda apetece hacer alguna estupidez que tu cuerpo va a reprocharte al día siguiente.»
«Si estuviera en mi casa ya estaría desnudo paseándome por ahí.»
«O sea, que básicamente propones que corramos borrachos por la arena como gilipollas. Vale. ¿Quién empieza? Empiezas tú, ¡corre!»
«Joder. Definitivamente, ha sido una muy mala idea. ¿Por qué me has dejado hacerlo?»
«Lamento que me hayas echado de menos estos días pero no puedo perder el tiempo. Cada puto día hay más niñatos muertos en las calles por esa mierda que se meten. Quiero saber quién está detrás para metérsela por el culo y que explote.»
«Te recuerdo que el que tu bar quede despejado de polis depende de lo contento que esté yo. Así que chúpame la polla.»
«Yo hablo como me salga de la pinga.»
«No me sale de los putos cojones controlar una puta mierda y menos porque lo digas tú. ¿Quién cojones te crees que eres?»
«Trae un café para la señorita, anda.[...] ¿Es que es tu primer día aquí? Trae uno para mí también. Estos becarios... En fin.»
«Qué excusa tan mala. Sé perfectamente que llevas un rato deseando verme desnudo.»
«Tiene razón, no es teletransporte. Todo el mundo sabe que los taxis vuelan.»
«Soy fácilmente sobornable cuando hay whisky de por medio.»
«¡Queen, joder! Deja de berrear tanto, no puedo ni pensar.»
«Lamento decirle que todas las celdas individuales están ocupadas. Tendrá unas estupendas compañeras de habitación con las que seguro hace buenas migas.»
«[...] ¿Tan desesperada estás como para jugar la carta de la seducción? No me malinterpretes, me lo pasaría en grande contigo en una celda incluso con las esposas de por medio. Pero no a costa de mi integridad.»
«Guapa, lista, sexy y un poco dominante. Si no añadiéramos "criminal" a esa ecuación serías mi tipo de mujer.»
«Si sales ilesa de los calabozos mañana, serás mía por una noche. Habrá esposas. Pero no prometo que te guste.»
«No es secuestro si te dejas.»
«Oficialmente, esto sí es un secuestro.»
«Esto no es un paseo por el parque, monada. No pretendo que sea suave, ni siquiera que lo disfrutes.»
«Yo tampoco podía sentir nada de lo que sentía mi hermano. Creo que son tonterías que se inventan.»
«Padres.... Nunca se dan cuenta de cuánto la cagan.»
«Tú y yo no somos tan distintos, Jean. Me sorprende lo mucho que nos parecemos. Por eso sabía que esto funcionaría. No hay más paradas después de ésta, era un todo o nada.[...] Me has preguntado qué quiero de ti. Tú, ahora, trabajas para mí.»
«No te he traído aquí para colgarme medallas, Jean. Quería que te derrumbaras. Sólo para demostrarte que yo tenía razón y soy más listo que tú. Quería hacerte sufrir. Sólo por desafiarme. No me culpes, creo que entiendes lo que es llevar un monstruo dentro que a veces no se puede controlar. Y te soy sincero, no me ha gustado lo que he visto. No he disfrutado con ello. Pero ya no puedo deshacerlo.»
«¿Prostitutas? ¿Eso es lo que haces, reclutar prostitutas? Me he perdido un capítulo del culebrón. ¿Por qué quieres acabar con "The Club"?»
«No eres mi esclava. Vas a conseguir pruebas para mí, y juntos vamos a destruir ese lugar. Y si te descubren te sacaré de allí. Si te tocan un solo pelo van a sufrir las consecuencias. No vas a sufrir el menor daño mientras yo viva, ¿me oyes? Ya no eres propiedad de nadie sino de ti misma.»
«Sabía que te haría daño. Pero aunque suene hipócrita nunca quise lastimarte. Sólo necesitaba sacar mis cartas para ganar la partida. Siento haberte hecho llorar.»
«Yo también maté a un monstruo.»
«Tú no eres un monstruo. Y si lo fueras, me daría igual. No me importa lo que hayas hecho y espero que a ti tampoco te importe lo que hice yo.»
«Y yo que creía que te parecía atractivo. ¿Sabes lo que juega con el ego de un hombre el que pongas el dinero como un factor determinante?»
«Estás preciosa. Dime que seguirás aquí por la mañana.»
«Buenos días... Si quieres tortitas para desayunar habla ahora o calla para siempre.»
«Le tengo cariño a esa camiseta, pero me gusta ver cómo te queda. ¿Te has puesto mi ropa interior? Eso ya no es tan sexy.»
«Esto no es una negociación. No tienes cartas que jugar aquí ni casillas a las que desplazarte. Sólo hay un dado y yo decido qué número sale en cada tirada. Soy el dueño del juego, cielo.»
«Una mentira, eso es lo que es. ¿Sólo se te ha ocurrido montar esa excusa? ¿Tengo que creerme que, simplemente, estabas en el lugar y momento equivocados?»
«Si te descubren iré a buscarte y te sacaré de allí cueste lo que cueste, ¿me oyes?»
«Eras poli y mírate ahora. No creo que seas el más indicado para hablar sobre hacer lo correcto.»
«Creo que hay que ser muy hipócrita para traficar con una droga que mata a los chavales cuando has recibido una medalla por hacer una generosa donación a un orfanato de la ciudad.»
«Necesito saber por qué demonios no puedo dejar de perderme en tus ojos. Por qué la idea de que te descubran allí dentro me carcome en las entrañas. Por qué no puedo dormir al imaginarte rodeada de decenas de hombres que te desvisten con la mirada mil veces por segundo. Por qué no pudiste ser una conquista más de Ray, y olvidarte al día siguiente.»
«Sí, claro. En los mundos de Yupi cualquiera puede denunciar un abuso o maltrato y se le hace caso, sin que los de arriba le silencien o le pisen. Todo es paz, amor y el Plus pa'l salón aquí. Eso de «puedes denunciar a quien sea» se dice de cara al público para quedar bien.»
«Y tú deberías tener claro ya que no soy gilipollas.»
«Tienes que prometerme que primero mirarás siempre por ti. Mi trabajo es protegerte a ti y protegerme a mí. No puedo permitir que dudes, que mires hacia atrás si estoy yo. Necesito que entiendas que si te pasa algo habré fracasado en mi trabajo y que no tienes que cuidar de mí.»
«Yo tampoco sé lo que significa. Pero podemos averiguarlo juntos.»
«¿Qué cojones es esto? ¿Por qué escuchas este ruido?»
«Ahora que todo está fijado, me gustaría recuperar mis pantalones.»
«Nunca me quedo a dormir después de follar, ¿qué te hace pensar que voy a quedarme sin haberlo hecho?»
«No sé lo que es querer a alguien, Jean. No puedo responderte de la misma forma. Pero sí sé que me importas, tanto como para dejarte enseñarme cómo se hace.»
«Porque me gusta estar contigo. Me gusta cómo soy cuando estoy contigo, aunque la mayor parte del tiempo me sienta un completo idiota. Me gusta sentir tu piel contra la mía, escuchar el latido de tu corazón al estar tan cerca de tu cuerpo. Me gusta la suavidad de tu pelo y el aroma de tu cuello. Pero, sobre todo, me gusta cómo me miras. Nunca nadie me había mirado así.»
«Tengo miedo, Jean. Me da la impresión de que podrías destruirme sin siquiera pestañear, mirándome con esos mismos ojos que tanto echo de menos cuando no estás. Los mismos que no dejo de recordar cada día. Aquellos que me dan aún más motivación. No lo hagas. No me hagas daño, por favor.»
«[...]Correrías el riesgo de perderlo todo, pero siempre me tendrás a mí...»
«Como vuelvas a acercarte a ella te corto los huevos y te los hago tragar, ¿me oyes?»
«No voy a dejarte sola con esto. No voy a dejar que esos cabrones se salgan con la suya ni a permitir que esa zorra siga con sus atrocidades mucho tiempo más. Vamos a hundirles, ¿me oyes? Juntos.»
«No me abandones. No puedo hacer esto sin ti, Jean. No me alejes de ti, por favor.[...] . Sé que probablemente sea el hombre que menos te conviene, Jean. Soy un puto desastre y nunca me he preocupado por alguien que no sea yo. Pero tú me haces querer ser mejor para ti también. Quiero intentarlo, con todas mis fuerzas. Déjame demostrarte que puedo quererte. Superemos toda esta mierda para poder concentrarnos el uno en el otro.»
«Tengo mucho que ganar contigo, Jean. Muchísimo.»
«Cuando te dije que te pasaras por aquí no me refería a ‘cuando te salga de los cojones’.»
«Como vuelvas a insultar a mi novia te parto la puta cara. Soy casi el único que tiene cojones aquí para hacer lo que hay que hacer y tus amenazas te las vas a meter por el culo.»
«[...] Te juro por Dios que como seas otro puto corrupto más que ha eliminado pruebas no va a quedar suficiente de ti para identificarte.»
«Eres una imbécil. Que te desbordes y hagas una estupidez es una cosa pero, ¿autocompadecerte? No caigas en eso, Jean[...]. Para mí eres mucho más que todo eso, y ni eres prescindible, ni eres débil. Caerse es fácil, rendirse también y todos lo hacemos en algunos momentos. Pero se demuestra fuerza cuando nos levantamos. Así que levántate y afronta tus mierdas como hacemos todos. Y no lo hagas por mí ni por nadie más. Hazlo por ti, porque eres la persona a la que más tienes que querer y apoyar.»
«Lo conseguiremos, Jean.»
«Eres como la puta maruja del barrio, claro que sabes lo que cojones pasa. ¿No vas a servir el whisky?»
«Está bien. Que sepas que Carmen Sandiego era más sexy.»
«[...] Tú provocas sufrimiento y muerte igual, también te aprovechas de la gente y también juegas con sus vidas. La diferencia es que yo no puedo pegarte un maldito tiro entre ceja y ceja, por mucho que me apetezca.»
«Me voy a encargar personalmente de que no te quede nada que perder.»
«Siempre cuidaré de ti, Jean.»
«Probando. ¿Por qué cruzó el pollo la carretera? Para picotearle la polla a Morrison.»
«Vamos, chochete. Como tapadera serás mi fulana así que cíñete al papel. Seguramente lo bordes.»
«[...] Y ahora, si me disculpas, voy a pasar un rato a solas con tu follamiga o lo que sea.»
«Llamar a tu puto para que te haga un trabajito en comisaría... ¡Qué descaro!»
«¿Así que tengo que tragarme tu mierda de lógica? Si creyéramos a cualquier criminal que dijera «es que no tenía otra cosa que hacer que largarme de mi cómoda casa», las celdas estarían vacías.»
«El puto universo no gira a tu alrededor, ¿sabes? Sólo eres un gigoló fracasado que me es útil de vez en cuando, no te lo creas tanto.»
«Si caminamos un poco más deprisa ya sería la hostia.»
«Y tú deberías tener cojones de decir las cosas a la cara y no criticar por la espalda como una maruja.»
«O tienes un gato muy grande o alguien te ha querido hacer la putada.»
«Café y donuts, ¿por qué alentamos los tópicos?»
«No pretendo tirar mierda pero... Sí, qué coño, pretendo tirar mierda. Morrison es el único que sabe qué cojones pasó con ese USB y por qué se ha filtrado la información.»
«¡Me cago en la puta! Maldito Bill Gates de los cojones y su Windows de mierda.»
«Si esto va a ser un concurso para medirse las pollas entre los jefes, sobramos todos menos vosotros tres. Lo lógico es que Redfield establezca las prioridades y las pautas a seguir, que para algo es el Capitán y creo que sabe hacer los deberes solito.»
«¿Actor? Las únicas películas en las que participa éste son en las que se monta él mismo.»
«Vas a dejar de trabajar para mí cuando yo lo diga, puto. ¿O acaso se te olvida que tengo pruebas contra ti? Puedo acusarte por prostitución cuando me salga de la polla así que vas a tener que chupármela hasta que me canse. Figuradamente, claro, yo camino por mi acera. Ahora lárgate de aquí y ni se te ocurra acercarte a Zac.»
«No sigas, que voy a llorar. Si no fuera por mí seguirías en las calles, ¿recuerdas? Yo te subí a las altas esferas para que pudieras triscarte a ricachonas despampanantes en lugar de a gordas necesitadas. ¡De nada!»
«Sí, claro, hacemos redadas de más de una veintena de agentes por una multa sin pagar. Quédese a un lado de la habitación.»
«¡Suelta! No quiero hacer daño a un lisiado. ¿Ahora cómo te vas a pajear? Tendrás que aprender a hacerlo con la izquierda. Yo te quiero mucho pero no soy tan buen amigo.»
«Jean. ¡Jean! Se acabó. ¡Se acabó! Hemos acabado con "The Club", tú y yo. ¡Por fin!»
«¡Cheerios, colega! ¡Lo hicimos! ¡Lo logramos!»
«¿Cómo va a estar muerto? ¡Si le vi hace unos días!»
«En cuanto atrapemos a Schneider y deje de ser un puto grano en el culo, tú y yo nos vamos de vacaciones.»
«¿Qué tal se te da ser comprensiva? Porque tengo la misma empatía que una roca cuando se trata de Wellick.»
«Tiempo tengo, lo que no tengo son ganas.»
«Quita todo esto de aquí antes de que me muera del puto asco.»
«No puedo opinar, tengo gato a la fuerza y porque ya no puedo echarlo. Se coló un día en casa y decidió quedarse.»
«[...] ¿Vas a contarme qué te ha pasado para acabar compitiendo con Rocky en moratones? Espero que el otro haya quedado peor, al menos.»
«Rebobina un poco. ¿Cómo que tienes un hermano? ¿Tengo que explicarte cómo se hacen los bebés y por qué no puede salirte un hermano de repente con treinta y un años?»
«¡No me jodas! ¿El puto Jasper? Y que conste que digo puto porque era puto. ¡Me cago en la puta! ¡Joder! Vivan las putas casualidades.»
«Le tenía por los huevos por prostitución, así que a cambio de no encerrarle y que fuera la putita gratuita de todos los presos, le convertí en informante. Me pasaba información sobre clientes de "The Club". Irónicamente, si no hubiera sido por él y por Jean no habría logrado cerrar ese maldito antro.»
«¿Por qué será que a los pijos os cuesta tanto recordar apellidos? ¿Si tiene más de una sílaba se os hace demasiado complicado? Lo entiendo, hay pocas neuronas y es más importante centrarse en el postureo y los selfies.»
«Si te sirve de consuelo, yo desearía que mi hermano siguiera vivo aunque fuera puto y se tirara a medio San Francisco.»
«¿Te sirvo un poco de whisky para digerir la noticia?»
«[...] Aunque siempre puedes evitarte todo eso y pasar de tu medio hermano, que llevas más de treinta años sin uno y tampoco te ha ido tan mal.»
«Cuanto más alto estás, más duele la caída.»
«Sí, claro que quiero pedirte una cita. Tú, yo, una sala de interrogatorio, una grabadora dejando constancia de todos los chanchullos que has hecho para tapar la mierda de los criminales más peligrosos de la ciudad... Llevaré velas, si quieres, puedo ser romántico cuando quiero.»
«Creo que puedes intuir que mi jefe lleva dándome por el culo desde que llegó de su apestosa Michigan y que no querría cogerme el mayor lote de mi vida por su culpa.»
«Necesito destrozarme esta noche para querer pasar página mañana cuando no recuerde ni la mitad de lo que he hecho y me duela hasta parpadear.»
«Pues mira, ese dato y el de no necesitar trabajar por ser una niña pija voy a apuntarlo en la libreta de cosas que me importan una mierda.»
«En realidad te alegras de haberme conocido y lo sabes. Te encanta que irrumpa aquí una mañana en que se me cruce el cable y te lo ponga todo patas arriba.»
«Es la primera vez en décadas que me dicen que soy demasiado joven y no sé si sentirme halagado o romperte la nariz.»
«Vale, no sé qué mierda me has dado pero me veo las manos naranjas. ¡Parezco el puto Trump! ¿No las ves?»
«Agente del FBI Uraz Barrows, holaquétal.»
«¿Por qué quieres ser policía? ¿Para redimirte por haber sido un cafre toda tu vida? He leído tu expediente y, joder, hemos detenido a delincuentes con menos cargos delictivos que tú.»
«Tú, becario. Café. Ya.»
«No sé quién empezó el tópico de que a los agentes nos gustan los dónuts, pero le metería una bala por el culo.»
«A los polis. No. Nos gustan. Los. Putos. Dónuts.»
«¿Quién se ha dejado aquí su becario?»
«No me llames «señor». Barrows.»
«Quitando que no es el momento más oportuno para charletas, gracias.»
«No la cagues. Sólo hay dos formas de que esto acabe: con ese tío muerto o detenido. ¿Entendido?»
«Eso demuestra que me has mirado el culo y me siento tremendamente violento.»
«¿Dónde está el champán y las ostras? ¿No vienen de serie en todas las limusinas para pijos?»
«Vosotros los camareros, ¿podéis convalidar la carrera de psicología?»
«¡Dispara, joder! ¡Dispara!»
«Hoy es el aniversario de la muerte de una amiga. Una compañera. Murió por mi culpa y no sé cómo se supone que tengo que vivir con eso.»
«Lo más probable es que estalle en algún momento y diga algo que no debo, o golpee a alguien que me cae mal. Posiblemente mi jefe, es un imbécil y sentaría bien romperle la nariz.»
«¿Tú me has visto? ¿Te crees que puedo levantarme sin más y buscar la puta radio?»
«[...]Necesito que os alejéis del perímetro y que busquéis un medio de transporte cuanto antes. ¿Alguna preferencia sobre eso, señor delincuente? Algo con cuatro ruedas bastará, despejad las calles y ponedle la alfombra roja.»
«No me suena, pero tenía cara de chuparla bien. Una lástima, ¿no?»
«A diferencia de ti. Yo siempre elijo al compañero que menos habla.»
«Las mujeres llevan el despecho a otro nivel. Sea lo que sea lo que te ha prometido Zingler, no va a cumplirlo.»
«¿Entiende usted estos derechos? Pues arreando que es gerundio.»
«La próxima vez que alguien te diga que te quedes callada en una esquina no te lo tomes al pie de la letra. [...]Para tener muebles inútiles ya están los becarios que no se atreven a levantar la cabeza de su escritorio. No seas como ellos.»
«Vas a tener que aprender por las malas que no siempre conseguirás lo que quieres, Meredith.»
2 notes · View notes
mypatchseries · 4 years
Text
Hush, Hush - Capítulo 18
En el camino de regreso, tomé la salida Topsham y aparqué junto a la histórica fábrica de papel Topsham, asentada a la orilla del río Androscogging. En un momento, la fábrica había sido utilizada para convertir la pulpa del árbol en papel. Ahora un gran letrero de leía al del edificio: "Compañía de Elaboración de Cerveza Perro de Mar CO". El río era amplio y entrecortado, con árboles maduros que se alzaban a ambos lados. Todavía estaba lloviendo fuerte, y la noche caía alrededor nuestro.
 — ¿Podemos salir? —preguntó Nora.
 Abrí la puerta del coche, y fijé la vista afuera. Sí, iba a hacer que me mojara.
 — ¿Alguna solicitud? —pregunté.
 —Un sándwich de pavo. Pero sin pepinillos, ni mayonesa.
 Sonreí.
 —Veré que puedo hacer—le respondí.
 Me deslicé hacía afuera, dejando las llaves en el coche.
 Me abrí paso entre un par de niños que se encontraban en la entrada de un pobre restaurante de comida rápida, y me acerqué a la dependienta para ordenar el pedido de Nora. Me sentía extraño, no le había comprado la cena a alguien desde hacía muchísimo tiempo. Ella tenía algo.
 Tomé un sobre de azúcar de esos que reposaban en el mostrador para agregar a los cafés y lo puse en mi boca mientras esperaba la comida. La chica que me había atendido no me había quitado la mirada de encima, así que le sonreí y le guiñé. Se ruborizó. Pobre chica.
 Vi una pequeña bola de cristal que estaba en venta, sólo por diez dólares. Era el Delphic, mucho antes de su remodelación; así que lo compré. La chica me entregó la bolsa hiperventilando un poco, y le entregué un billete de cincuenta dólares, dejando que se quedara con el cambio.
 Salí del sitio tarareando una canción de 30 Seconds To Mars, lo cual era ilógico puesto que sólo había escuchado The Kill una sola vez en toma mi vida. En fin… Corrí en dirección al Jeep, con la bolsa en una mano y las dos bebidas en la otra. Di la vuelta para subir directamente al lado del conductor, y al sentarme en mi sitio arrojé la gorra de beisbol hacia atrás, sacudiéndome el cabello mojado por la lluvia. Mientras le entregaba la bolsa de la comida a Nora, arrojé la bola de cristal dentro de otra bolsa que estaba debajo del asiento. Luego, sí, volví a ponerme mi gorra.
 —Un sándwich de pavo. Sin mayonesa y pepinillos—le dije. —También traje algo para beber.
 Destapé una de las 7UP y tomé un poco, justo cuando Nora preguntaba:
 — ¿Atacaste a Marcie Millar? —Casi escupí la bebida. —Quiero la verdad, ahora.
 ¿Pero qué demonios…?
 — ¿Qué? —Sólo me había enterado quien era esa chica hace nada. ¿Por qué iba a golpearla?
 —La linterna en tu guantera. Explícalo.
 Bajé la mirada a la linterna y sí, efectivamente había sangre allí.
 — ¿Miraste mi guantera? —pregunté, un poco irritado, pero no tanto.
 ¿De dónde carajos había salido la sangre de esa linterna? Comencé a pensar… Recordar qué había sucedido los pasados días…
 Mientras Nora me contaba lo que había sucedido el día que golpearon a Marcie, descubrí que esa linterna no era mía. Joder, de seguro era del imbécil que había perdido hace unas horas. Sabía que personas con autos como este no se andaban con rodeos al momento de matar a alguien, así que no tuve más opción que ingeniarme una respuesta. No quería que Nora desconfiara de mí, no ahora.
 — ¿Crees que usé la linterna para golpear a Marcie? —pregunté, metiendo la mano detrás del asiento a ver si encontraba algo que me ayudara a salir de la situación. Jodida mierda, lo que encontré fue un arma. De igual forma la saqué.
 Nora gritó, y enseguida tapé su boca con mis manos.
 — ¡Es una pistola de Paintball! —mentí. —Jugaba a eso a principio de esta semana… Sería buena idea ir.
 ¡Como si realmente me gustara ese juego! En fin…
 —Eso no explica la sangre en la linterna.
 Oh, sí, la explicaba.
 —No es sangre. Es pintura. —Mis ojos se desviaron a sus pies y, ¡gracias al cielo! —Estuvimos jugando a capturar la bandera—Sonaba verdaderamente estúpido, pero no se me ocurría algo mejor.
 Sus ojos se desviaron hacía la guantera, luego a sus pies, y la vio. Su rostro reflejó alivio, así que me relajé. Supuse que lo peor había pasado ya.
 —Oh—dijo, con un hilo de voz. Parecía estar avergonzada—Lo siento.
 Miré hacia adelante, imaginando unas posibles nueve mil formas de matar al imbécil que por un segundo puso en peligro mi relación con Nora. Aunque claro, no es que mantuviéramos una relación, pero bueeh.
 —Según tu descripción de Marcie, suena como si ella tuviera muchos enemigos—dije, cambiando el tema.
 —Vee y yo encabezamos la lista, estoy bastante segura—dijo, con un sonido medio en broma.
 Había estado conduciendo a casa de Nora, así que cuando me detuve frente a su casa la miré por debajo de la visera de la gorra y sonreí. ¿Intentaba ser graciosa?
 —Vamos a tener que enseñarte a jugar billar, ángel—le dije, recordando el juego anterior.
 —Hablando del juego… Me gustaría saber cuándo y cómo me vas a cobrar lo que… te debo.
 Mi imaginación se desató en todas las posibles formas en que podría "cobrarme" lo que había ganado. Bien, no era que no quisiera, pero comenzar a devorarme sus labios o algo parecido no era algo que tuviera pensado para este momento.
 —No esta noche—le dije, sin quitarle los ojos de encima.
 Casi sonreí ante el reflejo de decepción que se asomó a sus ojos. Aparté la vista y metí la mano debajo de mi asiento. Saqué el obsequio que había comprado, el cual se encontraba dentro de una bolsa de papel blanco con los Red Hot Chili Peppers. Genial, era una bolsa del Borderline; me hacía más creíble el hecho de que la había comprado hace mucho. Bueno, al menos no hace veinte minutos.
 —Tengo algo para ti—le dije, entregándole la bolsa de papel.
 — ¿Qué es eso? —preguntó.
 —Ábrela.
 Nora sacó la bola de cristal de la bolsa, y se quedó con la mirada perdida en ella. Sentí alivio al ver que le había gustado, aunque ya sabía que lo haría.
 —Es hermoso—susurró. —Gracias, en serio significa mucho, me encanta.
 Acerqué mi mano hasta el objeto, tocando el vidrio curvo, señalando la montaña rusa
 —Este es el arcángel, antes de su remodelación—le dije.
 Detrás de la rueda de la fortuna un alambre delgado con cintas formaba las colinas y los valles del arcángel. Un ángel con alas rotas se situó en el punto más alto, inclinando la cabeza, mirando sin ojos.
 — ¿Qué fue lo que realmente pasó? —Preguntó ella, con un hilo de voz— ¿Qué sucedió realmente esa noche que subimos juntos?
 Bien, ahora mismo no me complacía mentirle. Quería decirle la verdad, completa y absoluta; pero no sabría si podría alejarme de ella.
 —No quieres saber—dije, cuando realmente quería decir: No quiero decirlo.
 —Si me dices, ¿Tendrás que matarme? —preguntó, medio en broma.
 No era eso, ella querría matarme a mí. Mientras miraba por el vidrio del parabrisas, vi a una mujer parada a pocos metros de nosotros. Supuse que sería la madre de Nora.
 —No estamos solos—dije, para advertirle.
 La mujer se acercó aún más a nosotros, con toda intención de hacer salir a Nora del Jeep.
 —Déjame hacerlo todo a mí, yo hablaré—dijo Nora, metiendo el regalo en la bolsa. —No digas una palabra, ¡Ni una sola!
 Me bajé del coche y fui a abrirle la puerta. No sabía si podía quedarme callado, pero lo intentaría. Nos encontramos con la mujer a mitad del camino a su casa.
 —No sabía que ibas a salir—dijo ella, sonriéndole tensamente.
 Nora se puso nerviosa a mi lado, pude sentirlo.
 —Fue algo así como de última hora—respondió.
 Me perdí unas cuantas frases de la conversación mientras observaba los alrededores. Necesitaba asegurarme de que ella estaba bien por esta noche. Sin embargo, una peculiar frase captó de nuevo mi atención.
 —Soy la Mamá de Nora. Blythe Grey.
 Imaginé que eso era conmigo.
 —Él es Patch—dijo Nora.
 Sentía que ella estaba haciendo todo lo posible por mantenerme fuera de conversación.
 —Nora me dijo que eras nadador—siguió Blythe.
 No pude evitarlo, reí con verdaderas ganas.
 —Un nadador—era una pregunta, pero no sonó como tal. Más bien parecía una mezcla de interrogación y afirmación.
 — ¿Estás en el equipo de natación de la escuela, o en una liga de la ciudad? —siguió la mujer.
 —Más bien de ocio—respondí, mirando a Nora con curiosidad. ¿De verdad le había dicho que era un nadador, o su madre lo había imaginado?
 —Pues es un deporte bastante bueno. ¿Dónde nadas? ¿En el centro de recreación?
 —Soy más bien de los que están al aire libre. Hay muchos lagos por aquí.
 — ¿No te da frío?
 Bien, si hubiese estado prestando un poquito más de atención, hubiese descubierto que estaba diciendo toda la verdad, Maine no era un lugar cálido, cualquier piscina al exterior era fría, y ni mencionar los lagos. No supe que decir.
 —Muy bien—interrumpió Nora, gracias a Dios—Patch debe ponerse en marcha. Vamos, te acompaño.
 —Tienes un Jeep muy bonito—dijo Blythe. La miré. Sí, mi Jeep era estupendo, ¿Y eso qué? — ¿Tus padres lo compraron para ti?
 —Lo obtuve yo mismo—respondí secamente.
 —Debes tener un buen trabajo—murmuró.
 Bien, esto era una manera indirecta de interrogarme.
 —Limpio mesas en el Borderline.
 Blythe frunció el ceño. —Espero que el trabajo no se interponga en el camino del estudio.
 —No ha sido un problema—le dije, mostrando una sonrisa.
 — ¿Te importa si te pregunto por tu promedio?
 — ¡Vaya que es tarde! —intervino Nora. No parecía demasiado cómoda.
 —Dos puntos—murmuré, recordando…
 —Patch está bromeando—agregó Nora, al ver la sorpresa en el rostro de su madre.
 No estaba bromeando. Nora me dio un empujón en dirección al Jeep que decía "Venga, lárgate ya, por favor"
 —Patch tiene cosas que hacer, y pool que jugar—dijo Nora.
 — ¿Jugar? —preguntó Blythe, confusa.
 —Nora se refiere el salón de Bo. —le expliqué. —Pero no es ahí donde me dirjo. Tengo unas cuantas cosas por hacer—les dije.
 Aunque todavía no sabía cuáles. Ya encontraría algo…
 —Nunca he estado en Bo. —Insinuó ella.
 —No es tan excitante—intervino Nora, antes de que pudiera decir algo más. —No te has perdido nada.
 Pasaron unos segundos en los que Blythe supo qué era el salón, y a qué se dedicaba. Pude ver su cara de horror en lo que se hubo enterado.
 — ¿Te gustaría tomar un helado? —preguntó, intentando ser cortés. Me hubiese encantado hacerlas sentir más incómoda, pero se me había ocurrido algo para hacer, así que no podía. —Sólo tenemos de vainilla. Es de hace unas pocas semanas.
 Sacudí la cabeza. Sabía que ella no me quería ahí.
 —Me tengo que ir. Tal vez la próxima vez; fue agradable conocerla, Blythe.
 Tuve toda la intención de irme, este interrogatorio me estaba irritando, pero la madre de Nora no parecía haber terminado aún.
 — ¿Qué llevaste a hacer a Nora esta noche? —preguntó.
 Bien, no sabía qué debía responder a eso, tomando en cuenta que habíamos estado en el lugar del horror para ella. Miré a Nora, pidiéndole ayuda en esto.
 —Tomamos la cena en Topsham—respondió ella rápidamente—Sándwiches y refrescos puramente inofensivos a las ocho.
 ¿Inofensivos? Nada de lo que sentí esta noche era inofensivo.
6 notes · View notes
lovemadelinestuff · 4 years
Text
Gracias querido!!!
Para ti, gracias por inspirarme...ANDREAFue entonces que comenzamos a hablar de tantos temas, me miraba fijamente con sus dulces ojos detrás de sus grandes lentes, francamente me pareció  que para ser una chica tan joven, tenía las ideas muy claras y parecía muy madura para su edad, quizá 15 o más años menor que yo. Coincidíamos en muchas cosas, y la charla era muy amena, me estaba despertando unos sentimientos que creí enterrados hace mucho tiempo. Yo solo usaba a las sumisas, y luego las dejaba, ellas siempre sabían hasta donde iban a llegar conmigo desde el principio, ¿pero por qué con ella sentía que todo era diferente? Quería que fuera mía y de nadie más, nadie que no fuera yo podía tocar su piel, oírla gemir, y satisfacerla como se merece.- ¡Por favor Adriel, va a pensar que eres un maldito depravado!... - repetía en mi mente mientras me perdía en aquellos ojos color miel.Sin embargo, qué tan malo podría ser? Ojalá que ella diera el primer paso, eso me facilitaría mucho las cosas.Cada vez me perdía más en ella, veía sus piernas, sus caderas, sus delicadas e incipientes tetas que tanto desearía apretar, y esos carnosos labios. Me los imaginaba rodeando mi v3rg4, apretándola, subiendo y bajando por ella, succionándola, y sacando todo en mi.Tal como si leyera mis pensamientos, se acercó y me besó, con esos labios que sabían tan dulces. Entonces pensé ¡A la mierda mis normas, al carajo su edad, no me importa nada, hoy sería mía!Comencé entonces con un beso desenfrenado, sentía que mi DOMINANTE salía de mi interior, que tomaba el CONTROL de mi, que ya no la veía más como esa tierna niña, sino como una hembra a la que deseaba montar, de la que debía satisfacer, si quería que permaneciera a mi lado.Necesitaba sentirla aún más, así que sin mayor preámbulo, empecé a acariciar su pecho por encima de su vestido, intentando provocarla, bajé parte del escote, y lamí su pezón despacio, pero atento a sus reacciones. Lo chupé, succioné y mordí, mientras veía como su cara cambiaba de ese tono tímido y angelical, al de una verdadera perra, haciendo que mi fal0 se endureceriera  reclamando salir de mi pantalón. A cada beso, a cada lengüetazo esbozaba un pequeño gemido, sabía que le estaba provocando un dolor controlado, pero en vez de salir corriendo, me metía más el pezón en la boca. Era una perra, e iba a ser mía, debía serlo.Paré en seco, tenía que decirle mis intenciones, yo no deseaba una relación ordinaria, yo quería más, requería de una put4 que cumpliese mis expectativas y deseos, y debía saberlo.- Entiendes que soy Amo? - le pregunté. - Si no quieres lo mismo o no estás segura, podemos dejarlo aquí sin ningún problema, pero necesito que entiendas en dónde te metes si seguimos adelante. - le dijé tajante - Sé donde me estoy metiendo. - me contestó con total certidumbre. - Ahora no pares, por favor. - me dijo en tono suplicante. Era justo lo que necesitaba oír, o al menos la primera parte de lo que necesitaba escuchar. Le quité el vestido, y pude comprobar que mi intuición era cierta, la muy put4 no llevaba ropa interior, por lo que sonreí como premio a su sorpresa. Necesitaba más de ella, y ese sofá no me daría suficiente juego como para utilizarlo, así que la agarré, la atraje hacia mí, y susurrando en su oído, la pregunté donde tenía la habitación.Me llevó hasta ahí y me alegró comprobar que tenía una cama bastante grande, lo que me permitiría tener el espacio suficiente. Necesitaba estar dentro de ella, mi v3rg4 requería ser calmada, y ella debía pagar el precio de haberla puesto tan dura. La ordené que se tumbase boca abajo y até con destreza sus manos, quería que sintiera que estaba supeditada a cada uno de mis deseos, que yo me servía de su placer, así que cuando acabé de atarla, me hundí en ella sin ninguna consideración. ¡Qué c0ñ0 tenía!, estaba tan estrecho y apretaba tanto mi fal0 que sentí que iba a correrme en ese momento. Ella soltó un sonido gutural desde su garganta cuando me sintió dentro, era el sonido de una hembra que necesitaba a su macho, y vaya que lo había encontrado! Le demostraré que era mía, y sólo mía, que ahora me pertenece. La empecé a montar con unas embestidas profundas y brutales, estaba fuera de mi, sentía un gran placer gracias a ese exquisito c0ñ0, así que la tomé de su pelo y tirando de él, dejé su cara hacia arriba, con la otra mano tapé su boca, para acallar sus gritos de placer.Todavía está perra no podía venirse, tenía que aprender que ahora su placer era mío, así que cuando sentía los primeros espasmos de que se iba a correrse, paraba, era como estar en el cielo y el infierno a la vez, porque su c0ñ0 estrujaba fuerte mi v3rg4, y debía que controlarme para no venirme tampoco yo.Noté que ella estaba rozando la locura, así que después de la última parada, empecé a moverme lento, quería oír el resto de la frase, necesitaba oírla decir que era de mi propiedad, que quería ser sólo mía. - ¿Deseas ser mi sumisa? -le dije al tiempo que note gran sorpresa en su rostro. - Sí, por favor. - respondió convencida-Sí por favor qué? - pregunté enérgico. - Sí por favor Amo. - contestó con su dulce voz- Serás mi perra? - pregunté. - No tendrás otra voluntad más que la mía, me obedecerás porque estás por y para mi, sólo para mí. - le dije mientras daba una fuerte embestida arrancándole un delicioso gemido.- Sí, seré tu perra, me entregaré a ti en cuerpo y alma, soy tuya. - contestó sin dudar. ¡Por fin lo había oído! ¡Sería mía esclava de placer! Así que no me demoré más, y la c0gí con brutalidad, quería sé que corriera con todas sus fuerzas, y sabía que una put4 como ella, era lo que deseaba. Se corrió apretando mi p3ne con la intensidad de un huracán, y tuve que esforzarme por no correrme todavía, debía marcarla como mía y aún no era tiempo. Salí de ella, cuando noté que su cuerpo empezaba a relajarse, por lo que me puse de pie, y la di un azote en el cul0 para llamar su atención. Me miró, y con una simple seña entendió que quería que se pusiese de rodillas, por lo que enseguida ejecutó la acción, y eso me complació, mi parte dominante estaba exultante tenía frente a mi la put4 que tanto necesitaba.Al pararme frente a ella, sabía que lo desaba, se acercó hacia mí y me masturbé en su cara, en vez de hacer que ella me la chup4r4, pues debía saber que eso era un premio, un privilegio para ella, el poder beber de su dueño. Vi su cara, tenía la boca abierta y la lengua fuera, esperaba con ansias mi semen, por lo que complacido le obsequié y colmé toda su cara. Ella no paraba de tragarse lo que le estaba ofreciendo.- Ahora eres mia Andrea. - le dije. - Sí Amo. - contestóNos tumbamos juntos en su cama, por hoy la dejaría descansar ahí, pero a partir de ahora le esperaba una vida completamente diferente. Ella quería decirme algo, pero tapé sus labios con mi dedo, respiré profundamente para apropiarme de ese olor afrutado que me había cautivado desde el primer día. Y así, me quedé dormido junto a ella.
2 notes · View notes
thejoker-dium · 4 years
Text
Algo
Tumblr media
Ya entrada la noche cuando el sueño es mas profundo y la oscuridad esta en su punto mas alto, pueden llegar a pasar cosas tan increíbles como terroríficas, siendo la soledad uno de los peores factores para estos momentos. Me encuentro habitando un cuarto en el segundo piso de la casa, bastante cómodo, tal vez tan confortable que cualquier cosa quiere entrar; en este mismo se encuentra una gran ventana por la que quepo sin problemas, hay unas cortinas grandes que cubren en su mayoría esta ventana, impidiendo que se mire para adentro y que tampoco pueda ver que pasa allá afuera.
Una noche cualquiera me encontraba en mi habitación descansando de un largo día, dormía tan a gusto que no me importaba tener la cortina abierta, entraba un pequeño rayo de luz que alumbraba mi cama. Mi sueño ligero se vio interrumpido por un pequeño sonido como de pisadas ligeras. Seguido caminan gatos fuera de mi ventana, por lo tanto, no le tome importancia. Ya despierto y con la idea en la mente de escuchar algo afuera, me puse a pensar ¿Qué estará haciendo ese gato? Quería asomarme por la ventana, pero el cansancio se apodero de mi, la oscuridad en conjunto con mi cama me quería mantener acostado. El silencio se vio interrumpido de nuevo por una respiración profunda, áspera y con tal eco que retumbo en toda la habitación, la lleno de un sonido constante y resonante que se apodero de mi oído, una respiración jadeante que denotaba cansancio, tomando largas bocanadas de aire a la vez que exhalaba con tal tranquilidad; interrumpía la atmosfera de tranquilidad y con rapidez se apodero de todo el cuarto. La escuchaba afuera de mi ventana y la sentía tocando mi cuello como si entrara la brisa de la ventana para helarme todo el cuerpo.
Me levante de golpe, di un giro sobre mi mismo, pero en la oscuridad no alcance a ver nada. El silencio se volvía un leve chillido en mi oreja y una gran desesperación dentro de mi cabeza, me tapé los oídos y quise dejar de escuchar, el tiempo que se hacia pesado retumbo en mi pecho queriendo sacar mi corazón de su lugar, con los oídos tapados mis manos sentían como mi cabeza deseaba explotar ante tal presión ¿Cómo callas a escuchar nada? Tocaron la ventana. Como cualquiera toca una puerta esperando entrar, con una tranquilidad como si se tratara de medio día. Aquel toque detuvo el reloj, no podía voltear rápido y mi cuerpo pasmado tardo en reaccionar al ruido, seguramente mi mente jugaba con mis sentidos.
Abrí la ventana y ahí estaba frente a mi, unos ojos que parecían salirse de sus cuencas y no parpadeaban jamás, aquella mirada que atravesaba mi cráneo miraba a través de mi, no podía dejarlos de verlo. Una cara afilada que daba la idea de un cadáver me helaba todo el cuerpo sentir sus ojos en mi, yo temblaba y en mi mente gritaba desesperado y perdiendo en control de mi cuerpo caí en cuenta que nunca emití ningún sonido y lo que sentí como largos minutos no fueron ni dos segundos. Tenia su cabello peinado hacia atrás y no se movía con el viento, como si no estuviera ahí; como si nada lo pudiera tocar o el espacio que ocupaba estuviera dentro de mis ojos, no podía explicar como alguien había llegado ahí y la posibilidad de que me mirara tan profundo que sentía como conocía mis miedos, como me hacia pesados los pies y estrujaba mi pecho al mismo tiempo que sostenía mi garganta, sin ni siquiera moverse. Nos quedamos mirando fijamente por unos segundos, fue inclinando lentamente la cabeza al lado izquierdo y mi cabeza como reflejo lo siguió; volvió a detenerse ahí sin despegar sus ojos de mi ¿Qué podía querer de mi? ¿Por qué yo estaba frente a él? De pronto abrió la boca y sonrió con sus labios pequeños, tan delgados y afilados que iban de acuerdo con su aspecto cadavérico, apenas tenia piel en su rostro y esta piel se arrugo de inmediato, las comisuras tan marcadas como las líneas de expresión de los ojos; mostró los dientes amarillentos y tan grandes que parecían salirse de su boca en ese momento.
Me desesperé, mi mente divago y por un momento se desconecto, el silencio me mataba y la poca luz que existía se iba disipando solo dejando sus ojos como faros, toda mi atención estaba en esos malditos ojos. Quise correr y no podía moverme, tenia frente a mi a una persona fuera de mi ventana sin dejar de mirarme, seguía respirando con grandes bocanadas de aire y seguía sintiendo el exhalar en el cuello como si el maldito estuviera detrás de mi. Por fin pude dominar el silencio y pronunciar palabras, grite tan fuerte que sentí como si se saliera todo el miedo de mi pecho, me abandono en ese exhalar, pero el no se movió, se quedo mirándome y sonriendo como si no escuchara, sin hacer mucho esfuerzo emitió una risa, tan aguda que podía cortar el viento y romper el cristal entre nosotros, esta risa me dejo pasmado y con todo el cuerpo frio, solo sentía su respiración en el cuello y la brisa de aire por mis pies. En un momento sentí que no estaba solo en la habitación, me di cuenta de que el no me veía a mi, veía a través de mi a alguien detrás, ese aire en mi cuello no era algo que fuera normal. La risa no atravesó nunca el cristal, sino que se rieron mutuamente este sujeto y que estaba detrás de mi, la sensación de que ser el centro de atención creció y solo el frio recorrió mi espalda llegando hasta los pies. Seguí mirando al hombre de la ventana, sabiendo que nunca estuvo en mi ventana.
3 notes · View notes
qav · 4 years
Text
mmm
Cuando era chica (6 o 7 años) encontré un picaflor muerto en el patio de mi abuela.  Se notaba que había muerto hace poco, así que lo tomé con un palito, hice un hoyo y lo enterré. Puse una roca encima a modo de lápida, para saber dónde estaba e ir a dejarle flores y cositas así.
A esa edad era muy curiosa, demasiado. Incluso llegaba a ser un poco fría, daba lo mismo lo feo o extraño que se vieran las cosas, para mí el conocimiento era más importante. Por eso mismo hice lo que hice: había escuchado que los animales se descomponían después de un tiempo, que quedaban sus huesitos y luego todo se esfumaba, así que como a la semana o dos después de haber enterrado al pájaro, se me ocurrió ir a comprobar si efectivamente quedaban solo huesos. Recuerdo que quería conocer un cráneo, nunca había visto uno en vivo y me daba tremenda curiosidad, así que agarré un palito y fui a cavar. Eso si, también había escuchado que era terrible andar husmeando en tumbas jajaja casi que era pecado, así que estaba en la duda sobre desenterrarlo o no. Al final la curiosidad fue más grande.
Fui muy pronto, después me di cuenta. Encontré una escena que hasta ahora no se borra de mi cabeza. Ahí estaba el picaflor, de huesos no se veía nada. Sólo tripas, unas plumas deterioradas y gusanos, muchos gusanos. Su rostro aún se distinguía entre todo eso. Sentí una culpa tremenda, sentí que estaba interrumpiendo un proceso que no debía ser interrumpido, sentí que era un espectador morboso viendo una escena macabra. Obviamente no pensé eso así tal cual en el momento, pero ese conjunto de emociones estaba ahí, lo recuerdo demasiado bien. Lo tapé rápidamente, traté de poner la roca como solía estar, pero no, no estaba igual que antes. El verla distinta me refregaba en la cara el acto profano que había cometido, sentía que había pecado y que me había adentrado en algo que no me correspondía.  
La culpa me acompañó por meses, ni siquiera podía pasar por ese lugar del patio sin que se me viniera a la cabeza esa imagen, sin que se me revolviera el estómago. Nunca le dije sobre esto a nadie, tenía miedo. Mucho miedo. Y hasta ahora lo que sentí en ese momento lo veo muy firme en mí.
2 notes · View notes