#pescado del día
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micocteldemoda · 1 year ago
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Chiringuito Sa Punta, Fish Shack
Uno de mis sitios favoritos para comer pescadito en verano es el Chiringuito de Sa Punta, Fish Shack o también conocido como “El chiringuito de María”; ya que fueron María y su marido Paco quienes lo abrieron en 1979. Situado en la zona de Sa Punta al final de la bahía de Talamanca te atrae por su sencillez, sus vistas a la Dalt Vila y por su comida fresca. Es el típico chiringuito entre las…
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llinguallambiona · 2 months ago
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De sidras por Gijón; El requexu
Hoy volvemos a hablaros de la sidrería El Requexu, una de nuestras sidrerías favoritas de Gijón. Situada en la Avenida de la Costa 30 esquina con la calle Mieres, a la altura de la Plaza de Europa, y con una recientemente estrenada terraza, dispone de una zona de barra bastante amplia y de dos comedores muy acogedores. Amplia carta que podéis ver en su web, con clásicos de la cocina asturiana;…
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turbocao · 2 years ago
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he probado sopa castellana por primera vez en mi vida y está bastante dpm, yo era ateo pero ahora creo etc.
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olee · 9 months ago
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holaaa podrías hacer un type of boyfriend de Blas porfii🙏🏼
El Introvertido | Blas Polidori
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¿Cómo sería salir con Blas?
Corto y Sencillo
Personalidad
- Blas es un amor tierno y humilde que irradia inocencia. Aunque su timidez a veces es extrema, una vez que le tienes confianza, te colma de cariñitos, tanto verbales como no verbales.
- Recostada junto a Blas, disfruta de sus dulces melodías en la guitarra dedicadas a Adela.
- Blas adora explorar la costa, tomándote de la mano para correr sin parar.
- Juntos, Blas y tú exploran París mientras él se dedica a audiciones para una agencia de modelos. Entre risas, le llamas "sexy-cutie" y él se sonroja, añadiendo un toque divertido y juguetón.
- Blas, apasionado por los coffee shops, encuentra siempre un rincón acogedor en las calles de Madrid.
- Blas, re pillo, siempre te trae regalitos al departamento, tirando: "El regalito de hoy: una galletita de jengibre y un cactus chiquitito".
- Compartiendo la pasión por las películas de Tim Burton, tú sabes en tu interior que Blas es prácticamente un personaje salido de Burton.
- Blas, tierno como un peluche, adora abrazarte y llenarte de besitos por todos lados.
Boyfriend Material
- Blas, aficionado a la comodidad, es como un oso perezoso en casa. Disfruta de largas siestas y de momentos relajados. Su ritual de té de manzanilla con limón y jengibre le suma calidez a esos días tranquilos. Amante de la música, desde tropical hasta flamenco y rock argentino, pero especialmente cautivado por los acordes de Daniel Caesar. Aunque se duerme rápido y en silencio, su amor por abrazarte crea un ambiente acogedor y lleno de afecto.
- En las mañanas, Blas despierta con suavidad y te llena de besitos cálidos. Siempre madrugador, prepara café con cariño, inundando el comienzo del día con gestos dulces.
- Cuando Blas sale del trabajo, su estilo destaca como el de un chico vintage street o hip hop con toques únicos. Con prendas de marcas, regalos de su carrera de modelo como Prada, su presencia irradia un aire de moda y autenticidad, mostrando su personalidad distintiva.
- Blas prefiere la tranquilidad de casa, compartiendo momentos contigo. Desde ver películas hasta leer un libro, cantarle a Adela y tocar la guitarra en el sofá o en el balcón.
- Aunque Blas viaja a París por trabajo, siempre se mantiene conectado contigo a través de FaceTime. Sus regalos son detalles encantadores, desde pulseras con la Torre Eiffel hasta piezas únicas como una sortija hecha con cuchara y artesanías, llevando consigo la esencia de cada lugar y compartiendo esos momentos especiales contigo.
Artistas que pegan con Blas
Pescado Rabioso
Nirvana
Daniel Caesar
Gustavo Cerati
Maná
Los Enanitos Verdes
TV Girl
The Marias
Jungle
Radiohead
Deftones
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pez-futurista2000 · 9 days ago
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Headcanons de como pasarían su día de muertos los chavos de Free! en AU mexicano
Jaru es el que pone la ofrenda más sencilla de todas, sólo las flores de cempasúchil, la foto, el vasito de agua y la comida favorita de su abuela (que es molito de olla) y casi seguro le pone algo hecho de caballa "para compartir". Casi no va al panteón porque el mero día siempre está lleno, prefiere visitarla en su cumpleaños.
Rin y su familia van con todo con la celebración, la ofrenda completa con las flores, las calaveras de azúcar, el incienso y las cruces de sal y tierra y un montón de comida que le gustaba a Toraichi (aún no se me ocurre el equivalente de su nombre en el AU, pero probablemente sería algo como Tomás) y por supuesto que van al panteón con ramos enormes de flores.
Es la festividad favorita de Gou porque la hace sentir más cerca de su papá, siempre se viste de catrina
Rin y Jaru fueron a pedir calaverita juntos alguna vez, probablemente compitiendo quien recibía más mandarinas (la abuela de Jaru hizo que Rin ganará sin saberlo, pues le dió más mandarinas porque "gracias por sacar a jugar al mi niño de vez en cuando" tipo de agradecimiento de abuelita)
Maco y su familia hacen una ofrenda grande también, muy decorada con colores y papel picado. Makoto incluye en las fotos a su pecesito y también ponen una foto de la abuela de Jaru.
Nagi (Dani) siempre se encuentra en el desfile que su familia organiza en el pueblo y va de catrín de aquí para allá (sí lo hace, puede comer todo el pan de muerto que quiera)
La familia de Rei hace el mejor pan de muerto del pueblo y lo vende por la temporada. Creo que luego de hacerse más cercano a los demás en el club de natación, Rei invitaría a los chicos a su casa a hacer juntos las hojaldras, Jaru le agarra el truco luego luego e insiste en ponerle al suyo unos pedacitos de caballa..., Rei obviamente no permite tal atrocidad y el pan termina nada más teniendo forma de pescado, Nagi hace algunas con chispas de chocolate y se la pasa haciendo chistes de panadero todo el rato, Maco se emociona por llevarles hojaldras personalizadas a sus hermanitos y Rin se pone a chillar discretamente porque podrá ponerle a su papá pan que él mismo ha hecho con sus manos.
En este AU el papá de Rin y la abuela de Jaru murieron con casi un año de diferencia, así que siento que ambos acompañaron al otro a la ida al panteón del día de muerto de esos años y sin decirse una palabra estuvieron al lado del otro.
Maco va a visitar la tumba del viejo pescador que era su amigo y murió en la tormenta. Siempre le deja un pescadito hecho de papel y unas flores.
Maco lleva a los gemelos a pedir calaverita todos los años y se pone un poco triste al pensar en el día cuando crezcan y ya no quieran hacerlo.
Jaru ama las mandarinas
A Rin le encantan los tejocotes.
Maco siempre se come de 3 a 4 calaveritas de chocolate
Rei por obvias razones, es un degustador excelente de pan de muerto (Nagi igual AMAAA el pan de muerto y, bueno, otra razón para tener un crush en Rei, boda con él significa el mejor pan de muerto a su disposición cada año)
Rin UNA SOLA VEZ se disfrazó de catrín para ir a un evento de su escuela, desde entonces Jaru lo molesta diciéndole que cuando se pondrá el sombrerito y los huesos de nuevo, Rin cree que es para molestarlo (Jaru en realidad sólo quiere verlo así una vez más, fotografiarlo, incluso)
No lo admitiría en voz alta ante nadie, pero a Jaru le gusta mucho "El Libro de la Vida" y siempre la ve en noviembre.
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multyeverything · 6 months ago
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Lock me in officer
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Autor: multyeverything
TW: Abuso de autoridad, soborno, menciones de uso de sustancias, incumplimiento de la ley, mencion de muert*, abus* y tortur*, uso de insultos y groserías.
Rating: 18+
Sinopsis: Cuando la fuerza de la ley cae desprevenida sobre mí, no hay otra manera más que adaptarse a la situación y buscar la supervivencia a cualquier costo.
Au: Police officer X Criminal female
Emparejando: Choi San X Female reader
Conteo de palabras: 6K
━━━━━━━━━━━━✧❂✧━━━━━━━━━
Todas mis malas decisiones en la vida me han llevado hasta este momento.
El momento donde todo termina.
Con mi rostro siendo fuertemente apretujado contra la cajuela de la patrulla, lloro sin control alguno. Mis quejidos son casi inaudibles por el estruendoso volumen de la sirena y los gritos de las autoridades.
¡Levanta las putas manos y túmbate al suelo!
Suena como una orquesta del mal. Desafinada... dolorosa para los oídos...
Todo esto pudo ser evitable. Me amedentro con ese pensamiento una y otra vez. Todo esto era tan prevenible que la vergüenza y frustración se mezclan con el miedo de mi llanto.
No meterme con las personas equivocadas habría salvado mi pellejo en esta ocasión por lo menos. Todos los inútiles de mis "cómplices", como llamarán a aquellos que también están contra el vehículo policial; ya están soltando la sopa, hablando de sobornos o jurando inocencia con tal de salvarse de la justicia. Soy yo contra el mundo ahora mismo.
A pesar de no oponer resistencia alguna, la fuerza con que presionan mi pecho contra el frío metal es insoportable. Hay poco o nada de oxígeno en mis pulmones y en la piel tengo una sensación de ser quemada ante la bajísima temperatura. Es un día helado a pesar de encontrarnos en verano en la costa. Un pobre vestido de playa no hace mucho por mantenerme cubierta ante las adversidades, me siento más desnuda que nunca ante el convoy de hombres que nos acorralan.
La posibilidad de huir es tan pequeña como inexistente. Dentro del callejón fuera de la casa de playa que habian alquilado, donde nos han pescado, las únicas salidas han sido bloqueadas por más patrullas. Puerta principal, trasera y patio están rodeados. Hombres armados hasta los dientes. La bahía frente a nosotros podría ser la única esperanza ahora, pero correr en sandalias con pesada arena en los pies no juega a mi favor. La distancia no es tan corta para poder zambullirme en las aguas. Además, si existe orden de aprehensión y fuerza física, existe orden de uso de armas de ser necesario. Y no pienso morir ahora mismo. No quiero.
Tras gritarnos el discurso, que bien conocemos, nos comienzan a repartir en vehículos separados. Golpes y bastonazos son repartidos a diestra y siniestra.
No puedo ver el rostro de mi custodio, solo sentir sus enormes y fuertes manos sujetando mis muñecas ya esposadas y como va clavando sus dedos dolorosamente en mi carne. Su agarre despiadado genera un poco de calor en las zonas de contacto.
- Cuidado. - Me empuja a subir a la parte trasera, también enrejada en cada esquina. Las olas a la distancia son apenas visibles con tanta oscuridad, imagino el sonido de su vaivén para tratar de contener el llanto. Buscar algo de calma en todo esto.
No pasa mucho entre que comienza nuestro viaje. O tal vez si, no estoy pensado claramente. Es el golpeteo del camino lo que saca de mi trance.
Vamos en la parte trasera de la caravana de arrestos, ligeramente distanciados del resto por protocolo de la Guardia Nacional. ¿Que cómo lo sé? Es mi deber, aunque nunca lo había vivido en carne propia.
Reúno toda mi fuerza mental para pensar en el futuro. Crear un plan o algo por el estilo. Convencerme que mis cargos son impunables y saldré en libertad en cuanto inicie un juicio. Algo de resignación aminora mi tormento. Pero para eso, necesito una sentencia, necesito que alguien revise el caso. Necesito en primero lugar que alguien me quiera libre... viva por lo menos.
Calma calma calma...
- Probablemente no pases más de tres meses la cárcel. O ni siquiera pases más de unas horas detenida, ¿Pero sabes lo que le hacen a la bonitas como tu en la Procuraduría? - escupe con notable superioridad hacia mi, mi situación. Sabiendo que toda mi vida está a su disposición. Pudiendo hacer su trabajo, matarme aquí, aprovecharse de mí aquí, o dejarme ir. El gran hijo de puta disfruta de mi tormento.
Si lo sé...
- Las de cara bonita siempre son las más peleadas por los que trabajamos ahí... Siempre ponen los gestos más bonitos cuando las tocan. Cuando son compartidas entre varios, a la vez. -
Si mi llanto había cesado ligeramente, sus palabras me hacen romper de nuevo. Pesadas gotas de frustración escurriendo por mi rostro. Algo parecido a una risa se escucha delante, una burla.
El maldito ruido de la radio de comunicaciones me parece insoportable y no hace nada más que disparar mi ansiedad. Parece que todo juega en mi contra para quebrantar mi espíritu.
- Por favor... Yo no tengo nada que ver con lo que ellos hacen. Ayúdeme. - apesar del limitado espacio, puedo moverme para acercarme a la reja entre ambos. Doy unas cuantas suplicas en forma de susurros en su respaldo.
Es por primera vez que capturo su mirada en el retrovisor. Fría y apatica. Sin un solo trazo de compasión. Regreso rápidamente al lugar original. En otras circunstancias habría pensado lo bellos que son sus ojos rasgados o lo amielada que es su voz. Tal vez debajo de la poca visibilidad del retrovisor, se esconde un hombre atractivo. Pero no, ahora solo existe la versión de él que petrifica tal medusa. Sin palabras me hace entender perfectamente que no obtendré eso de su parte.
Piedad...
¿Y yo la merecía siquiera?
A pesar de lidiar con la basura de la sociedad, nunca formé parte de sus actividades delictivas como tal. Jamás sostuve un solo gramo de su producto, o un arma en mi mano, tampoco lo distribuí ni mucho menos lo consumí. Jamás obligué a nadie a volverse adicto a su porquería, ni en las reuniones con demás colegas. Siendo tal fácil inducir la adicción en ellos, pero no. Jamás vacile en mis convicciones.
Me consideraba enormemente superior a todos a ellos en todos los aspectos por eso mismo. Ya que no había hecho ninguna de las anteriores, y más importante, no había atentado con la vida de alguien. Por lo menos no directamente. Solamente me dediqué a hacer mi trabajo y sacar a estos idiotas de la cárcel o darles condenas mucho menores.
Mi reunión el día de hoy con ellos fue exactamente para esto. Reunir todas las declaraciones de mis "clientes" para preparar una estrategia para el siguiente juicio. Así es, soy una de las varias profesionales de las leyes que trabajamos a disposición de los carteles que disputan el territorio. Tampoco llegué aquí por decisión propia, no había más opción que cooperar o morir. Y me he dedicado todos los días de mi vida desde entonces en no morir.
Evidentemente fue una sorpresa para todos los presentes que las fuerzas especiales y policía se presentaran a tomarnos todos cautivos. Nadie esperaba que tras unos meses sin tiroteos o toma de rehenes con finales espeluznantes, consiguieran las ordenes de aprehensión. Un encubierto estoy casi segura.
- ¿Cómo podría ayudarte? ¿Esperas que te deje libre así como así? ¿Qué borre evidencia tuya de haber estado con esa bola de mierdas? -
- Por favor oficial, ayúdeme. No saldré viva de ahí, no sobreviviré una noche siquiera. Si no son los oficiales, serán la gente de dentro del patrón. NO TENGO OPORTUNIDAD. -
- Eres un nombre importante en la investigación, ¿Sabes lo que sería capturar a la maldita zorra que he sacado a todos y cada uno de los criminales buscados? -
- ¡ME VAN A MATAR ANTES DE QUE PUEDA COOPERAR CON USTEDES! -
- Y puede que torturen antes, tienes razón. -
- Oficial le suplico que me ayude, ¡POR FAVOR! -
- ¡Deja de gritar puta madre! No le levantes la voz a la autoridad, muchos menos a quien tiene tu vida en sus manos. -
- Le suplico que me ayude. - lucho por terminar mi sulica, son mis lágrimas las que me ahogan para hablar. Se deslizan fuera de mis ojos y hacia mi boca en enormes cantidades. Berreo tal bebé recién nacido.
- Aunque quisiera, es imposible. Un compañero mío ya te registró en su computador del auto. -
¿Aunque quisiera?
¿Ya existe algo de duda en él?
¿Es esta mi oportunidad?
- Tengo tanto maldito dinero, puedo pagarle a ambos todo el sueldo de un año, solo necesito su ayuda. -
- ¿Crees que dejaré libre a quien puede otorgarme mi insignia y un segurísimo aumento de puesto? Parece que haz olvidado quien eres para ellos. Eres la gran hija de puta que ha sacado sin cargos a los altos casillas del cartel. Por ti existe la guerra del narcotráfico. No hay dinero que puedas darme que supere el entregarte yo mismo a la justicia. -
- No habrá justicia, estaré muerta antes de poder dar una declaración. Si no son los infiltrados, serán los pervertidos de tu equipo. -
- ¿No eres la mejor abogada? Convencelos de no hacerlo, o mejor... ofrecerles pagarles un año de su sueldo. Tal vez acepten tu soborno. Hmmm ahora que lo pienso, un cargo más para ti... Soborno. -
- Tenga piedad, soy una mujer en la garras de la policía y el narcotráfico. No tengo opciones. Nunca las tuve. No quiero morir, mucho menos ir tras las rejas... le daré la cantidad que me pida. Por más exorbitante que sea. Solo ayúdeme. -
- ¿Eres sorda? No es tu dinero lo que quiero zorra. -
- Si no es dinero lo que quiere, dígame. Haré lo que sea le daré lo que sea. -
- No tomes a la ligera tus palabras, ¿Tienes idea de lo que estás ofreciéndome? -
- Sí. Juro ante dios que haré lo que sea. -
Toma la radio instalada en su cabina de controles. Presiona el botón lateral varias veces y espera respuesta. El corazón me late y se detiene con cada vez que su dedo hace presión en el aparato.
- Adelante, compañero Choi. -
- Adelante Ramirez, hay un error. La rata nos dio mal la información. -
- ¿A que te refieres? Choi. -
- La presente, no es la abogada. Es una prostituta. -
- ¿Estas seguro? -
- Completamente, tengo aquí sus credenciales. -
- ¿Alguien más lo sabe? -
- No, todos son rangos menores, no saben por quien venimos. -
- Suéltala, dale algo de dinero para que se calle, o haz con ella lo que quieras. Yo me encargo de los otros pendejos. - voltea tras terminar de hablar el dichoso Ramirez. Susurra "grita, YA" apenas audible por el andar del vehículo. Casi únicamente moviendo los labios. Y es eso lo que hago, desgarro mis cuerdas vocales en el grito más estrepitoso de mi existencia, saco de manera vocal todos los sentimientos de horror que estoy viviendo. Más que una indicación, es un permiso para externar lo que tanto he contenido.
- Copiado, ¿Debo regresar con ustedes al cuartel? -
- No, ni siquiera notarán que no estás. Yo les diré el incidente con la puta de ser necesario. Vete a casa despues de dejar la patrulla. -
Para esto último, estoy casi terminando de expulsar cada partícula de oxígeno de mis pulmones. Grito y pataleo a sus espaldas para ya que me encuentro desinhibida. Siento miedo de escuchar su respuesta tan natural y sin remordimiento o preocupación ante un error tan garrafal, o la opción desconocida de deshacerse del cabo suelto.
Ha tomado otro camino. Llegamos en un santiamén a lo que parece una estación vieja y abandonada; pero la gran variedad de patrullas indica lo contrario. Estaciona antes de la reja, en el punto ciego de la cámara de seguridad, baja del vehículo y da la vuelta hasta llegar al lado. Por fin retira las jodidas esposas.
- Iré a dejar la patrulla. Tu me esperarás justo fuera del estacionamiento, aquí. Si intentas hacer algo, juro que te reviento los sesos. Entregaré tu cadáver a los peritos y seguiré ganando. Piensa en tu bien. -
Asiento frenéticamente y sin control. Con la misma fuerza que me lanzó dentro de la patrulla, me jala de la muñeca para que salga de ella. Es policía, supongo debe tener un cuerpo fuerte, no atlético tal vez, pero seguramente fortalecido. No pude recorrerlo ni un solo milímetro cuando luchaba por soltarme y ahora me arrastra tal muñeca de trapo. Sin duda podría aplastar mis huesos manualmente si me atrapase, pero no puedo evitar pensar en huir ahora mismo. Al fin me ha dejado sola aquí, donde puedo correr hacia cualquier dirección y con suerte escapar. Tampoco puedo evitar pensar en pedirle al patrón que lo 'despache' si tengo la oportunidad de irme. Son muchas mis ganas de escapar pero nulos mis movimientos. Estoy congelada (literal y figurativamente) en el sitio hasta que lo veo acercarse. Una gran camioneta Ford es nuestro nuevo medio de transporte; diría que acorde a lo poco que conozco de él: Grande, imponente, fuerte, de color negro ligeramente percudido en las salpicaderas de las llantas. Evidentemente no me abre la puerta ni espera a que me ponga el cinturón cuando ya ha pisado el acelerador. 0 a 100 es un promesa cumplida por la marca del monstruo con motor que nos transporta. Apaga la radio portatil en su cinturón y retira para guardar en la guantera.
Conduce sin cruzar palabras conmigo. No me toca ni me mira cuando comienza el recorrido. Agradezco ello para tranquilizarme lo más posible. Sin sus comentarios amenazadores o destinos terribles. Por fin algo de paz en todo este infierno. Cierro los ojos para concentrarme en mi respiración y así calmar mi acelerado corazón; que estaba a nada de rendirse a la taquicardia extensa desde el arresto. Ni un motor de una tonelada o la terrible conducción del oficial perturban mi paz momentánea. Todo ese movimiento es amortiguado por los comodísimos asientos... o el agotamiento. Lo que debería tomar menos de un minuto se convierte en tiempo incalculable.
Mi confusión es notoria cuando me despierta para avisar la llegada. Que tenga los ojos lagañosos e hinchados son prueba de que estaba dormida profundamente. No tengo la menor idea de nuestra ubicación o la hora. Tampoco si todo lo ocurrido ha sido producto de mi imaginación o una pesadilla del peor tipo... De las realistas.
Como sea, el no espera a que entre en conciencia, una vez más hace una demostración de sus capacidades físicas al levantarme en hombros como costal de papas y llevarnos al interior de su casa (??). No luce muy hogareño o cálido el lugar al que entramos. Carece de todo tipo de fotografías o cuadros a excepción de un diploma por la conclusión de los estudios básicos que cuelga encima de la mesita para las llaves. Curiosamente al lado de un espejo, único en su tipo aquí al parecer.
- Puedo ofrecerte dos maneras para que puedas salir de aquí sana y salva. No me apetece matarte el día de hoy especialmente. - dice mientras me deja caer en el sofá - No me supliques más, que no hay otras opciones. ¿Entiendes? -
- Si. -
- No te escuché. -
- Si señor, entiendo. - existe un atisbo de logro y autosuficiencia en su mirada. También una ligera sonrisa de lado se asoma en su semblante de acero.
- Bien. Me darás todos los nombres de tus infiltrados en la guardia, algo que los relacione y tu laptop con todos tus archivos. Iremos a juicio bajo mi protección y entrarás al programa de testigo protegido. Si tienes algo de información útil para no extraditar a las cucarachas del cartel, también la necesitaré. -
Su petición me deja muda. Todo lo que me pide está fuera de mi control y acceso. Vaya que ni yo conozco todo de lo que me está hablando. Son áreas que no nos dejan conocer por situaciones como ésta.
- Señor... yo no puedo darle lo que me pide. Es que... yo no sé sus nombres. -
- Dije que no quería matarte, más no que no quería lastimarte. Comienza a hablar hija de... - levanta su puño preparado para impactar, en consecuencia me achico en la esquina del sofá para protegerme.
- No es como piensa. Si esto hubiera pasado hace dos semanas, no le miento, habría dado hasta el nombre de su perro. Pero los soplones del patrón fueron "despachados". Habían desertado de su servicio, iban a quedarse con ustedes, llevaban mucho tiempo incomunicados y eso solo significa una cosa. Traición y deserción. Se los "echaron" ya, a ellos y la cuadrilla entera donde venían. -
- ¿Tienes pruebas para respaldarlo que valgan la pena?-
- Tengo los videos de... eso. Admiten ser ratas. Si... -
- No es suficiente. Necesito mensajes, llamadas, líneas. No esto. -
- Es lo que tengo, en mi computadora no tengo mucho, tómela. Pero no encontrará nada que sea suficiente, solo algunas declaraciones que se terminan contradiciendo entre sí, tal vez nombres de los halcones que espían las rutas de las patrullas. Yo no soy parte de ellos, solo soy la estúpida a la que llaman cuando necesitan sacar a alguien. Ni siquiera es magia mía, es el poder de las conexiones y el dinero. La DEA ya está coludida en ciertos estados.-
- ¿Sabes quienes son? -
- Algunos apellidos y otros apodos solamente. -
- Me cuesta creer que digas toda la verdad. ¿Sabes que te consideran en el tercer eslabón debajo del patrón? Es tan decepcionante esto. No puedo armar un caso. -
- Esta bien, esta bien. Tal vez haya cosas que este olvidando, por dios, me estoy muriendo de miedo oficial. Solo necesito tiempo. -
- ¿Algunas horas en prisión preventiva ayudarán? -
- ¡POR DIOS ESPERE! LLÉVESE MI TELÉFONO E INTERCEPTE EL NUMERO DEL PATRÓN MIENTRAS TANTO. -
- No me vengas con esa leyenda por favor, muchos lengua suelta nos han prometido la misma cosa. -
- Pero ninguno les dio el numero real, el personal. -
- ¿Por qué debería creerte a ti? De entre tantos que he conocido. Es bien sabido que siempre cambia de número telefónico por lo menos cada 3 meses para no ser detectado. Números de México, EEUU, Canada, incluso del maldito Salvador. -
- Lo hace, están en lo correcto. Para hablar con los vendedores de puntos o para planes de venta. Pero deben saber que el cartel lo formó con amigos y compadres, nunca ha cambiado su número para ellos, son creencias de criminales de las primeras generaciones. -
- ¿Por qué tendrías ese tu? Si se supone dices la verdad, no eres ninguna allegada a él. -
- No lo sé, supongo que me llamó por accidente o no sé dio cuenta. Pero es lo más cercano a él que he estado. Es lo único con que podrían saber su ubicación cuando sale de su pueblo, siempre está rodeado de guardias. Es imposible acercarse a él, la única vez que estuve en su presencia fue cuando me reclutó. -
Lo recuerdo tan claro como el agua. Era apenas una egresada de la facultad. Derecho penal, quería ayudar a la gente del pueblo donde crecí a hacerse propietarios de las tierras que trabajaron toda su vida. Hacerse de lo que era suyo por derecho y no de las grandes empresas que destruían el medio ambiente donde vivíamos. Era alguien tan llena de vida y veracidad... diferente a quién me convertí. Una tarde una van negra me levantó de la calle de camino a casa, dentro unos encapuchados me amenazaban con armas y navajas, cubrieron mi cabeza con una toalla y encima una bolsa de plástico negra para que no viera nada. Estuve así por todo el tiempo que me tuvieron cautiva hasta que Don Alberto me dijo que trabajaría para él cuando me necesitara o terminaría como ellos, y procedió a vaciar una calibre 50 a un puñado de desconocidos. Justo al lado mío, haciendo que perdiera la audición unos buenos días. También ocasionando un trauma que jamás podría olvidar. Los videos de sus allegados y las cosas que eran capaces de hacer no tardaron en llegar a mis manos, VHS con sinfín de atrocidades llegaban a la puerta de mi casa como si del periódico se tratara.
- ¿Es lo mejor que tienes? -
- Si. -
- Sigue sin ser suficiente. -
- Le juro que es lo único que tengo. Por favor. -
- No es suficiente por el momento... pero puedes serme de gran ayuda. Puedes trabajar para mi, darme toda la información que valga la pena. TODO, TODO lo que esos pequeños ojos negros y esas orejas capten, incluso, toda la información que consigas de cualquier forma. -
- No puedo hacerlo sola, ¿No escuchó lo que dije? Son unos despiadados a la primera sospecha, y ya dudarán de mi por el hecho de haber escapado del arresto. -
- Eres una mujer... yo soy un hombre. No es difícil de creer que me hayas sobornado con algo más que dinero. -
- Aun así, necesito algo de protección. Respaldo ante cualquier situación. Sino, encontrarán mis restos cualquier de estos días. -
- Puedo ayudarte, pero debes saber que soy impaciente. No doy nada sin recibir a cambio. -
- Haré lo mejor que pueda, pero no puedo prometer que será rápido. -
- Te diré un secreto, ya existe una redada para encerrar a algunos de tus 'clientes' - escupe con notable desprecio - Así que habrá grandes cambios para ti y tu negocio. No me preocuparía por falta de material, solo dame el correcto, el que pocos conocen y tiene gran peso. -
- Lo haré señor, pero necesito su palabra. Protéjame. -
- Puedo protegerte a ti y solo a ti, no me vengas con que eres madre o tienes una familia... -
- No, no me queda nadie más en este mundo. Solo le pido seguridad para mi, nadie más. - calla tras revelación
- Bien, es un trato. -
- Es un trato señor. -
Arrebata mi mano de debajo de mi pierna para forzar un apretón. No pierde contacto visual en todo este proceso.
La venta de mi alma al diablo una vez más...
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coolpizzazonkplaid · 2 months ago
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La heredera del Infierno
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Secretos
Pasaron días desde que Adelina se había marchado a Arctika y Daniela y Mariano siguieron con las rutinas. Todo el grupo se enfocaba en pulir sus habilidades en el combate y tener una sana convivencia durante los días que quedasen.
Daniela pasó las tardes entrevistando a profesores de la Academia Wu Shi después de los entrenamientos. También, leía los libros de la biblioteca para escribir críticas, ya que se había terminado los que llevó a la academia y Adelina no había dejado ninguno para compartir. Esperaba que cuando ocurriera una visita a Arctika le prestara algunos. Por ahora, tendría que esperar a que llegaran noticias de ella. Daniela seguía enfocada en mejorar, mientras escuchaba las divagaciones de Mariano.
En esos días, su creatividad había despertado y logró encontrar herramientas y objetos necesarios para crear un pequeño aparato para cargar los celulares usando el medallón de Raiden. En los momentos de descanso, Mariano intentaba dialogar con el granjero para trabajar en ello. El resto de luchadores se reían de cada vez que mencionaba el tema y se le iluminaban los ojos, como un niño.
–Vamos Raiden, déjame usar el medallón –pidió Mariano mientras comía su almuerzo y el resto miraba el escenario–. Voy hacer un gran invento.
–No te lo prestaré, Mariano –soltó Raiden enojado–. Lord Liu Kang, me lo dio para el torneo y como obsequio. No vas a usarlo para otra cosa.
–Ni tampoco para hacernos reventar por los aires –siguió Daniela sorbiendo de la sopa que hicieron los cocineros–. Me basta y me sobra que sos un peligro aterrizando con la avioneta.
–¿Explotó alguna cosa Mariano? –preguntó Johnny.
–Oh, sí lo hizo –contestó la pelirroja enfocada en su comida–. Una vez metió al microondas huevos y pescado para calentar. Lo puso a tres minutos y al poco tiempo escuchamos algo que explotó en la cocina. El olor estuvo por varias semanas y no importa cuantas veces limpiando, ese puto olor seguía. Otra vez, se olvidó de encender la hornalla. De milagro el Viejo Mario se dio cuenta y nos salvamos de volar por los aires.
–¿De enserio apestó tu casa a pescado por días? –preguntó Kung Lao sonriente y Daniela asintió.
–Che, mira que me volví mejor cuidando las cosas –espetó Mariano mientras tomaba la sopa.
–Deberíamos ver su casa –dijo Kenshi riendo–. Tal vez, lo que queda son solo escombros.
–Es una gran calumnia a mi persona, Kenshi –dijo Mariano dramático–. Me siento difamado.
Todos rieron y continuaron el almuerzo hasta que el sonido del gong anunciara el final. Dejaron sus platos cerca de las cocinas y volvieron a los entrenamientos. En las horas siguientes, hicieron clases para mantener equilibrio en la punta de los postes en los que Daniela caía en varias ocasiones, terminando con varias magulladuras.
Al llegar a los cuartos, Daniela sintió un alivio al sentarse en las escaleras. Mariano trajo mates y compartió con el resto, mientras se enfocaba en convencer a Raiden para dejarlo usar el medallón. Ya al punto en el que estaban, todos querían que Mariano se callara, incluido Johnny.
–Raiden, por favor, déjalo que haga sus manualidades para que deje de insistir –espetó el actor.
–¡Mira quién habla! El que no paró de parlotear por hacer una película –argumentó Mariano sarcásticamente y bastó para que Johnny cerrara la boca–. Sino quédate en mi habitación a vigilar el medallón, mientras lo uso para crear algo. No te lo quitaré porque lo estarás cuidando ¿te parece? ¿mucho mejor?
Raiden suspiró cabizbajo y alzó su mirada a los ojos azules de Mariano. Tenía ojos expectantes combinados con los de un cachorro.
–Está bien –dijo el granjero con los brazos cruzados–. Pero yo lo estaré cuidando. No permitiré que rompas lo que me obsequió Lord Liu Kang.
Mariano celebró y le dijo a Raiden que comenzarían al día siguiente después de los entrenamientos. Daniela rio por el entusiasmo de su amigo y siguieron tomando mates hasta que los sonidos del gong anunciaran la cena. Comieron tranquilamente y Daniela se sintió incompleta por la ausencia de Adelina, pero se recordó que pasaron algunos momentos así y pudieron cuidarse.
En la noche, Daniela se preparó para dormir, se puso óleo para el cabello en sus rizos rojizos y se acomodó en el futón. Tomó el libro que había tomado de la biblioteca de la academia y empezó a leer. Mientras se perdía en las palabras, no se percató de una luz anaranjada tapada por el libro. Daniela sintió que algo liviano caía en su regazo y tras vislumbrar sobre las hojas, vio un pequeño papel. Dejó el libro a un costado del futón y recogió el papiro.
Tenía delineaciones violetas y se dio cuenta de que era una carta de Shang Tsung. Lo desplegó por completo y comenzó a leer su contenido.
Querida Daniela:
Pasaron días desde nuestros pequeños encuentros durante el torneo y espero que te encuentres bien. Quiero seguir hablando contigo a través de cartas y aguardaré tu respuesta. Tu persona me cautivó y tengo la curiosidad de seguir descubriendo más sobre ti.
En estos días, estuve ocupado con mis avances para mejorar la salud del Mundo Exterior y necesitaba a alguien con quien hablar. Mi mente ha estado divagando en los pocos dichos que tuvimos y espero que en las cartas podamos seguir conversando.
Atentamente,
Shang Tsung.
Daniela sonrió, buscó hoja y birome y escribió. Sus mejillas se tornaron rojas ante lo que pensaba poner y dejó que su mano la guiara.
Querido Shang Tsung:
¡Gracias por escribirme! Tengo la esperanza de que hayas podido ayudar a tus pacientes y a los miembros de la casa real. Por lo que tengo de tu entrevista, sé que lo hiciste de maravilla.
En la Tierra, estuve entrenando, pero tenemos algo de tiempo libre y me lo paso leyendo y entrevistando a algún maestro. También, escribo críticas de los libros que voy terminando para despejar mi mente. Me entretiene, pero sería lindo hablar contigo mediante las cartas.
Tengo curiosidad sobre ti, también. Desearía conocerte más que como el brujo de la familia imperial.
Espero tu respuesta,
Daniela.
La muchacha dobló bien la hoja y la vio esfumarse entre llamas anaranjadas. Se sorprendió y volvió a acostarse en el futón con la esperanza de que el hechicero le volviera a escribir. Alzó su mano mirando el anillo con la joya rosada y un calor en sus mejillas inundó su rostro. Ocultó su mano en las colchas y sus párpados comenzaron a pesarle.
Pasaron pocos días cuando Mariano logró hacer el invento para cargar el celular usando la electricidad del medallón de Raiden. El primer prototipo lo usó en el de Johnny y casi explota por el nivel de voltaje. Daniela se sorprendió al ver el desastre de la habitación de Mariano.
Había muchos metales esparcidos por cualquier parte, haciendo difícil la posibilidad de caminar. Se escuchaba música y se veía a Raiden sentado al lado de Mariano, con la cara resignada. El futón estaba desordenado y la madera estaba repleta de yerba mate y migas de comida.
–¿Podrías bajarle el volumen a eso? –preguntó Raiden.
–No –contestó Mariano tranquilamente sorbiendo mate–. Uno, es Tornado of Souls de Megadeth y un buen tema. Número dos, es mi habitación y son mis reglas.
–Solo te pido que le bajes el volumen.
Mariano lo bajó apenas y siguió haciendo experimentos. Raiden miró a Daniela y sus ojos mostraban hartazgo.
–Lo lamento, Raiden –dijo la muchacha con los brazos cruzados–. Te tocará soportar su música hasta el final.
–No me molesta su música. Me molesta el volumen –espetó Raiden.
–¿Cuánto te falta para que termines con ese invento? –preguntó Daniela.
–No sé, creí que a la primera me funcionaría –dijo Mariano analizando el aparato–. Lamento que casi reventara tu celular, Johnny.
–¡No permitiré que mi celular sea una rata de laboratorio, otra vez! –exclamó el actor y lo guardó en su pantalón–. Tengo muchos videos para hacer mi gran película.
Todos miraron de mal manera a Johnny y Mariano se enfocó nuevamente en la maquinaria. Salían cada pocos segundos chispas naranjas y maldecía cuando había un pequeño cortocircuito.
–¿Quieres que te ayude, Mariano? –preguntó Kung Lao.
–Sabes que sí –el granjero se sentó y esperó nuevas órdenes–. Sosteneme el aparato y no lo muevas que tengo que ver mejor si ubiqué bien los metales.
Daniela y los demás se marcharon lentamente, escuchando a lo lejos la música estruendosa de su amigo. Siguieron charlando hasta la hora de la cena y antes de que la joven fuera al gran comedor, el anillo comenzó a darle calor en su dedo. En frente de los ojos de la joven, una nueva carta de Shang Tsung apareció. Desplegó el papel y leyó las palabras del hechicero.
Querida Daniela:
Me alegro que hayas aceptado mi propuesta y tengo intenciones de conocerte más. Me resulta positivo que puedas tener tiempo libre durante tus entrenamientos y mejores tus talentos.
Estuve tan ajetreado que no me enfoqué en mis pasatiempos. Quisiera hacerlo, pero mis labores me agobian. Son muchas cosas las que tengo que hacer y cada vez que termino una, aparece una nueva. No tienen fin, pero los hago con gusto. Cada tarea que me comprometo, la cumplo de forma meticulosa y me tomo mi tiempo.
Aun así, al leer tu carta sentí que pude tener un pequeño pasatiempo, aunque sea algo insignificante, para mí, significa mucho.
Espero con ansias tu respuesta,
Shang Tsung.
Daniela sonrió y comenzó a escribir emocionada las cosas que sentía hacia el hechicero. Sus mejillas se tiñeron de rojo como su cabello y notó un mechón pequeño se colaba en su vista. Se enfocó en el papel y su mano guio la pluma.
Querido Shang Tsung:
Espero que logres completar todas tus tareas. Si sientes que no puedes con todo, está bien sentirlo, es necesario que descanses y busques algo con lo que distraerte, aparte de escribirme cartas. No me molesta que me escribas, leo con gusto lo que me envíes, pero también busca otras cosas y experimenta.
Mi consejo es que limpies, a veces hacerlo es una gran forma de distraerte y hasta pensar en el siguiente paso. Otras cosas que pueden ayudarte son: cocinar, dormir, meditación, entre otras muchas.
Algunas veces, es necesario dejar algunas tareas para el día siguiente. Escribir, leer y hasta cocinar (no siempre me sale bien) son algunas de mis formas de descansar mi mente. Incluso salir a caminar me ayuda y espero que te sirvan a ti también.
Confío en que mis consejos te ayuden,
Daniela.
El papel se esfumó entre llamas. Tuvo la esperanza de que Shang Tsung leyera en poco tiempo su carta y volvieran a escribirse. De repente, Daniela escuchó gritos.
–¡Dani! ¡Ya es hora de comer!
–¡Ahí voy, Mariano!
Salió de su cuarto y corrió hacia donde estaban sus compañeros para unírseles. Caminaron, iluminados por los faroles anaranjados y las hojas secas y pétalos adornaban los caminos de piedras, llegando al gran comedor.
Luego de la cena, Daniela se aseó y fue hacia sus aposentos. Frente a su puerta, la luz de las velas de la habitación de su amigo seguía encendida y sonrió por sus maldiciones. Entró a su habitación y se sumergió en las vastas colchas de su futón.
Pasaron los días y Daniela siguió entrenando junto al resto de sus amigos y escribiendo cartas a Shang Tsung. Lo que sí le preocupaba a la muchacha fue la falta de noticias de Adelina, seguramente los entrenamientos en Arctika la agobiaban. Incluso, Raiden, Kung Lao, Kenshi y Johnny preguntaban por las noticias de ella hasta que esas dudas se apaciguaron un día después del almuerzo.
Previo a eso, luego de terminar los aparatos para cargar celulares, Mariano encontró en pueblos cercanos partes de torres de radio y comenzó a comprarlas para construirla. Ante eso, Daniela le propuso que lo hablara con Liu Kang para evitar cualquier inconveniente. El joven salió rápidamente hacia donde estaba el dios y le resultó difícil convencerlo para que le diera luz verde.
Fue poco tiempo, tras algunos discursos Liu Kang se lo permitió y Mariano dio comienzo a su construcción, haciendo que suenen chispazos y pequeños incendios en su habitación. Él y Kung Lao, a veces, salían por el humo y Daniela los ayudaba a recuperarse para que volvieran a meterse y seguir trabajando con la torre de radio.
El día que había llegado la carta de Adelina, tanto los demás luchadores como los profesores tuvieron que detener a Johnny y Kenshi por una riña por la espada Sento. Ambos se separaron, tomando diferentes caminos para bajar los aires de pelea, dejando a Mariano, Raiden, Kung Lao y Daniela en el recinto de estudiantes. Mientras esperaban a que los dos luchadores volvieran, un maestro llegó con una carta de Adelina.
Emocionados, Daniela y Mariano la leyeron y luego la joven preparó la respuesta. No mencionó las cartas que tenía con Shang Tsung hasta tener más confianza con él y poder hablarlo con sus amigos. Por ahora, sería algo que mantendría en privado.
Tras terminar la carta, un maestro los guio hacia el palomar y le dieron el papel con el invento de Mariano a un ave. La soltaron y la vieron perderse en el cielo. Regresaron al recinto con tranquilidad y Mariano se recogió el cabello rubio haciéndose una cola de caballo. Los dos entraron a sus respectivos cuartos y Daniela se enfocó en escribir la opinión de un libro de la biblioteca. Los faroles y velas le proporcionaban una gran luminosidad a su cuarto y la canción que reproducía de su celular la hacía olvidar el alrededor. Hasta que hubo otra explosión en la habitación de Mariano y Daniela, alarmada, salió a ver qué ocurría.
–¡Ay! ¡La concha de la lora! –maldijo el muchacho, sacudiendo su mano–. Putos cables de mierda.
–¿Qué pasó, Mariano?
–Estamos bien, Daniela –calmó Kung Lao–. Solo fue un cortocircuito.
–Me costó muchísimo pagar por todo esto –dijo Mariano enfocado en la maraña de cables y metal–. Más vale que me rinda la plata para hacer una pequeña torre de radio.
–¿Le preguntaste a Liu Kang sobre hacer esto? –cuestionó el granjero–. Me resulta difícil de creer que te haya permitido hacer esta locura.
–Me costó convencerlo, pero lo logré.
Mariano se calló y siguió enfocado en su trabajo con la ayuda de Kung Lao, algunas indicaciones se escuchaban cuando Daniela volvía a su cuarto. Al cerrar la puerta, oía la canción de Graveyard de Halsey y se centró en su crítica hasta el anuncio de la cena.
Pasaron los días y entre carta y carta la relación entre Daniela y Shang Tsung se amplió. Hablaron sobre los pasatiempos de cada uno y algunos libros que leían. A veces, le llegaban mensajes antes de ir a dormir y los respondía lo más rápido posible con una sonrisa adornada en el rostro.
También, recibían cartas de Adelina y se alegraban de tener noticias de ella. Le molesta un poco que su amiga no se arriesgara un poco, pero era entendible. La extrañaba, nunca habían estado tanto tiempo separados los tres, pero tendrían que esperarla. Quería hablar cara a cara con Adelina y pasar junto a Mariano los entrenamientos. Era extraño no tenerla al lado.
Mariano seguía enfocado en poder instalar la torre de radio, pero entre explosiones y maldiciones, parecía que no tenía resultados positivos. Hasta Kenshi y Johnny creían que era imposible que lo lograra, pero no les hacía caso y seguía manteniendo su convicción. Raiden y Kung Lao no soportaban la música de Mariano, pero mantuvo el volumen bajo para mantenerlos contentos.
Un día, en los aposentos recibió una carta de Shang Tsung y comenzó a leerla. Su sonrisa se acrecentaba con cada palabra escrita por el hechicero del Mundo Exterior.
Querida Daniela:
Me alegro que en estos días hayas podido seguir entrenando y haciendo tus tan mencionadas críticas literarias. En algún momento, me gustaría poder leerlas a tu lado y compartirnos nuestros gustos por los libros. Espero que hayas podido terminar el libro que estabas leyendo.
También, me causa mucha curiosidad los tantos alimentos de tu amada patria, sus nombres me resultan curiosos y deliciosos. Me gustaría probarlos algún día. Por ahora, me conformaré con mi imaginación. Tu patria parece bastante maravillosa por cómo me la cuentas, pero quizás verla en persona sería más hermosa.
Ansío tu respuesta,
Shang Tsung.
Daniela salió inmediatamente hacia las cocinas de la Academia Wu Shi y luego de conseguir todos los ingredientes empezó hacer unos cañones rellenos de crema pastelera y de dulce de leche. Los cocineros le dejaron un pequeño espacio para hacerlos.
Preparó la masa con harina, manteca de cerdo y leche. Mezcló con tranquilidad y al compás de los ruidos de los cocineros yendo de un lado para el otro para la cena. Poco a poco, la masa de los cañones se iba despegando del bol, Daniela amasó con fuerza el alimento, comenzó a formar bolitas pequeñas para aplastarlas y después enroscarlas.
Mientras las cocinaba, preparó la crema pastelera con maicena, azúcar, yemas de huevos, leche y canela. Colocó la crema y el dulce de leche en las masas hechas y los cocineros comieron unos pocos para volver a sus asuntos. Daniela llevó una gran cantidad para los demás luchadores y celebraron el pequeño gesto junto a los mates de Mariano. La joven guardó en una pequeña caja para Shang Tsung en su habitación y siguió compartiendo el momento con sus amigos.
Antes de que sonara el gong, Daniela fue a su cuarto y le escribió una carta para el hechicero. Se sentió una cursi haciendo el postre, pero esperaba que le gustara el gesto.
Querido Shang Tsung:
Me encantaría mostrarte todas mis críticas que he hecho, pero por ahora las tengo en borrador y quiero mejorarlas para que las puedas leer. Estoy terminando el libro y me siento muy emocionada por ver cómo termina. Escribirlo no es lo mismo que decirlo con palabras.
Lo único que puedo darte son cañones de crema pastelera y dulce de leche. Son uno de las tantas facturas que hacemos en Argentina. Si no llegan con la magia que hiciste, pido perdón. Me las comeré luego para que tengas antojo y envidia.
Espero que te gusten.
Daniela.
En cuanto terminó la carta, la puso junto a la caja de madera y ambas ardieron hasta desaparecer. La joven tuvo la esperanza de que los haya recibido y no se quemaran en el proceso. También, uno de los maestros llegó con una nueva carta de Adelina y se apresuró a contestarla.
Querida Daniela:
Espero que te encuentres bien y que Mariano haya avanzado con la torre de radio. No sé por qué pienso que va a tener todo el cabello para arriba como si fuera Dragon Ball. Me rio con la imagen de la cabeza que tengo.
Todos los días tengo entrenamiento a la mañana entrenamiento con Bi Han y no puedo despertar mi criomancia. Después sigo mis clases con sus hermanos y otros maestros. Aprendo manejo de armas (siento que es un poco atrasado usar una puta espada, pero bueno qué puedo hacer), sigilo, combate, etc. Al mediodía, es la hora del almuerzo y soporto las miradas hostiles de los demás principiantes (es una porquería, pero ni siquiera sé por qué lo hacen y no tengo intenciones de saberlo). Después sigo haciendo entrenamiento y limpieza.
Termino hecha mierda, me da ganas de tirarme en la cama y dormir por un año. Me cuesta poder encontrar un tiempo para averiguar las ruinas con todas las tareas que me asignan, apenas logré hallar el palomar.
Los extraño mucho y quisiera hablar con ustedes en persona. Me siento un poco sola, pero a veces hablo con Tomas, no es mucho lo que hablamos, pero me hace sentir comprometida… eso creo. No me molesta hablar con él, es solo que parezco buscar algo más de él y no es así. Cuando aparece un extraño intentamos ser lo más formales… me hace sentir una tonta.
Además, mis mejillas se calientan y me gustan sus ojos. Me hacen recordar a portadas de libros y mañanas nubladas.
Espero tu respuesta,
Adelina.
Daniela tomó un papel y la pluma comenzó a escribir.
Querida Adelina:
Te extrañamos también y queremos verte lo más pronto posible. Para tu decepción, Mariano no tiene el cabello parado ni sé si avanzó o no con su torre de radio. Sinceramente, pienso que avanza de a poco, aunque cada explosión y maldiciones me hace sentir lo contrario.
Por lo que entiendo de los Lin Kuei, cuando estábamos teniendo las clases teóricas, son nuestro ejército. Así que sí, te tocará el entrenamiento más fuerte, aunque admito que deberían darse unos descansos, pero ese es mi pensamiento. Por otro lado, también me resulta anticuado el uso de armas, pero son sus costumbres, no podés hacer mucho.
Me enoja que te traten diferente, me recuerda al orfanato, pero no busques pelea con ellos y evita cualquier provocación. Además, me alegra que puedas hablar con Tomas, no te agobies la cabeza con esos pensamientos, mientras no busques algún privilegio usando sus sentimientos, no hay problema. Te conozco y no lo harías, así que deja atormentarte.
Con cariño,
Daniela.
La muchacha preparó la carta, fue hacia el palomar y soltó el ave. Voló perdiéndose en la oscuridad de la noche y escuchó el sonido del gong anunciando la cena. Bajó de la torre y corrió hacia el gran comedor, alcanzando a sus amigos.
Las risas y barullo se acrecentaron en las cuatro paredes cuando los platos se sirvieron. Todos comieron y agradecieron con júbilo la habilidad de los cocineros. Las charlas continuaron hasta que los maestros anunciaron la hora de dormir.
Daniela se bañó y se preparó para sumergirse en las vastas colchas del futón. Tomó el libro que tenía al lado y lo abrió. Las palabras fueron atrapándola y la metió en el mundo de la trama, perdiendo la noción del tiempo. Con cada página, los párpados le pesaron y le costaba mantener la coherencia de lo que leía. Cerró el libro y se tapó con las colchas, esperando un mejor día y posiblemente alguna carta de Shang Tsung.
Los entrenamientos siguían todos los días, Daniela lograba seguir a sus amigos, pero a veces tenía dificultades. Las clases en equilibrio y meditación eran las más complicadas, ya que la joven tambaleaba en los postes y perdía el equilibrio constantemente generándose varios moretones. Mariano se reía de cada caída, una y otra vez para luego ayudarla levantarse. Por el lado de la meditación, su mente siempre fue acelerada y encontrar la calma le resultaba complicado. Lo que le parecía media hora, en realidad, eran segundos o minutos.
Le frustraba a Daniela, pero se esfumaban por las cartas de Shang Tsung y preparar algunas facturas o picada para los luchadores y el hechicero. Entre carta y carta la relación entre ellos se fue abriendo más y más. Se actualizaban de los días y hablaban de sus gustos. Se expresaban mucho las ganas de verse en persona y seguir con sus divagaciones.
En una de las tantas cartas, Daniela se emocionó por su contenido y un cosquilleo invadió su estómago.
Querida Daniela:
El papel no logra expresar mis ganas de hablarte en persona. Quisiera escuchar tu voz que hace tiempo mi memoria no le hace justicia. Mi petición es que podamos hacer un encuentro y vernos. Si estás de acuerdo, por favor envíame una respuesta.
Shang Tsung.
Daniela no supo contener su alegría y le escribió una respuesta inmediatamente.
Querido Shang Tsung:
Me encantaría. Veámonos en dos días a la medianoche, afuera de la Academia Wu Shi. Te esperaré con algunas cosas para comer juntos.
Daniela.
La carta se esfumó entre las llamas y los nervios la carcomieron, esperando la respuesta del hechicero. Su mente divagó a su sonrisa encantadora de hace semanas atrás, en su estadía en el Mundo Exterior. Sus ojos marrones que le recordaban a las tortas negras.
Luego de cenar y asearse, Daniela se quedó despierta por un tiempo más, con la esperanza de que Shang Tsung le mandara una respuesta a su propuesta. La ansiedad la mantuvo caminando en círculos por su habitación por varios minutos hasta que el cansancio le pesaba. Se acostó en el futón y se envolvió con las colchas. Antes que sus ojos se cerraran, llegó una nueva carta con la respuesta afirmativa del hechicero. Se durmió con una sonrisa en su rostro y pensando en qué hacer de comida para Shang Tsung.
Los dos días fueron eternos, haciendo que las ansiedades de Daniela se acrecentaran y lo único que la despejaba eran los entrenamientos. Preparó más cañones de crema pastelera y dulce de leche, junto a algunas medialunas y galletitas. Compartió parte de sus facturas a sus amigos y a veces le entregaba a Mariano cuando se enfocaba en hacer la torre de radio.
Raiden y Kung Lao seguían en la habitación de su amigo para evitar que le explotara algo nuevamente. La música estruendosa de Mariano se podía escuchar al pasar cerca de su habitación, junto con el vocabulario vulgar y miles de maldiciones cada vez que ocurría un cortocircuito.
Johnny y Kenshi seguían peleados por la espada Sento y Daniela estaba hartándose de escuchar sus idas y vueltas. Después del primer conflicto, se mantenían al margen, pero se tiraban comentarios mordaces.
Cuando llegó el día de ver al hechicero, los nervios carcomían a Daniela y se tocó constantemente el cabello rojizo. Algunos mechones enrulados y cortos se metían en sus ojos y se los apartaba para calmarse. Estuvo todo el día con el estómago revuelto y se acrecentaron cuando terminó la cena.
Cuando todas las velas del complejo de estudiantes se apagaron y los faroles iluminaban los caminos. Daniela salió sigilosamente y caminó hacia las grandes puertas de la Academia Wu Shi. Las abrió con cuidado y se sumergió entre las plantas del vasto bosque, chocándose con varias y algunas hojas se metían en su boca.
Llegó hacia unas colinas donde había un árbol con flores y a lo lejos se veían las columnas de la Academia Wu Shi. Se sentó en la roca y dejó al lado una canasta pequeña con las facturas que había traído para el encuentro. Estiró las piernas y se quedó esperando a la llegada del hechicero.
Los nervios la carcomían por dentro y se mordió la uña del pulgar. Los segundos parecieron minutos y sintió que sus esperanzas para la reunión se apagaban. La chica admiró el paisajismo y el cielo estrellado. El viento sopló suavemente, haciendo que algunos mechones rojizos se elevaran.
De repente, un destello blanco apareció enfrente a sus ojos. Poco a poco, se reveló la figura de Shang Tsung y el corazón de Daniela dio un vuelco. Los ojos del hechicero la vieron y de su rostro adornaba una pequeña sonrisa.
–Buenas noches, Daniela.
–Hola, Shang Tsung –saludó la muchacha y un sonrojo invadió sus mejillas que rivalizaron con su cabello corto–… Eh… traje más facturas para comer juntos. Espero que no te moleste.
–Está bien –dijo el hechicero y se acercó a Daniela–. Extrañaba tus delicias ¿Quieres sentarte?
–Sí, gracias.
Se sentaron en el pasto y abrió el canasto con las facturas. Desvió sus ojos del hechicero y se enfocó en el hermoso cielo. Hacía tiempo que no veía las estrellas, eran pocas las que se distinguían en capital y las veces que las vio fue cuando pasó noches con el Viejo Mario en la provincia de Buenos Aires.
Tomó un cañón de dulce de leche y comenzó a comerlo tranquilamente. Vislumbró al hechicero e imitó la misma acción que ella. Su corazón le latió con fuerza y el estómago le cosquilleaba.
–Es bonita la noche –soltó Daniela después de tragar la factura–. Hace tiempo que no veía las estrellas.
–Tienes razón, es encantadora –coincidió Shang Tsung con la vista enfocada en el cielo–. Es extraño ver solamente estrellas. En el Mundo Exterior, hay días o semanas que veo diferentes colores en los cielos hasta incluso galaxias.
–¿De enserio?
–Sí, es maravilloso –respondió el hechicero y la miró–. Al igual que tus delicias.
–Gracias y espero que mis consejos te hayan ayudado.
–Sí, me ayudaron… –dijo Shang Tsung y le sonrió tímidamente–… pero lo que más me favoreció fue escribirte.
Las mejillas de Daniela se calentaron y se cautivó por los ojos chocolate del hechicero. Le recordaban las tortas negras y caramelos de dulce leche. Tomó otra factura y la mordió. La delicia de la masa y la crema pastelera invadió sus papilas gustativas.
Tras terminarla, su mano fue hacia la canasta para tomar otra, pero chocó con la de Shang Tsung y la tomó con delicadeza, como una flor. Daniela se sonrojó más, pero dejó que tocara su mano, parecía fascinado con ella.
–Son suaves –exclamó el hechicero hipnotizado–. A pesar de tus entrenamientos, siguen siendo delicadas.
–Gracias, Shang Tsung.
Sus dedos se entrelazaron y Daniela sintió que encajaban perfectamente, cual piezas de rompecabezas. Sus pulgares chocaron y el calor de su fuerte mano le pareció confortante. Una electricidad recorrió todo su cuerpo y sus mejillas se calentaron mucho más.
Daniela no quiso zafarse de su tacto. No llevaba los guantes que recordaba verlos puestos en la estadía en el Mundo Exterior y agradeció ver la complexión de su mano. La muchacha desvió la mirada hacia el cielo nocturno por unos minutos más, pero sentía los ojos del hechicero.
Volvió a mirarlo y hubo un silencio. Las hojas se levantaron por el viento leve y el cabello rojizo de Daniela se elevó suavemente. Dejó de lado el cielo y cualquier tema de conversación y se acercó dudosa a Shang Tsung. La imitó y el estómago comenzaba a revolotear.
Daniela apartó lentamente la canasta y se aproximó más. La mano del hechicero tocó su rostro, como si fuera porcelana y la acercó hasta ver mejor su reflejo en los ojos de Shang Tsung. Sus respiraciones se unieron y ya no hubo espacio entre ellos. Los labios de ambos se juntaron y el corazón de Daniela explotó. Fue suave, pequeño y tímido.
Se alejó del muchacho lentamente y volvió a mirarlo. Sus ojos chocolate la recibieron y quedó hipnotizada por ellos. No se percató que los labios del hechicero capturaron los de ella nuevamente, dudoso y Daniela lo siguió. La mano que ahuecaba su rostro se encaminó al cabello pelirrojo de Daniela, enredándose en sus rulos.
Daniela chocó con el cuerpo de Shang Tsung y continuó besándola con suavidad. El corazón bombeaba con intensidad y buscó aire para respirar. Se alejaron un momento y las puntas de las narices de ambos chocaron. Shang Tsung volvió acercarla y la besó con más pasión, tomando a Daniela desprevenida. Las manos de la chica se enredaron en el cuello del chico, pegada a sus labios. La otra mano de Shang Tsung se posó en su cintura acercándola con más pasión.
Daniela se separó y buscó aire desesperadamente. Las mejillas las sintió acaloradas y el brujo la observó con fascinación. Poco a poco, la mano que se había enredado en su cabello pelirrojo se zafó lentamente y se apartó.
–Eres hermosa –soltó el hechicero.
–Gracias, Shang Tsung.
El silencio perduró por más tiempo. Ambos se miraban, entrelazaban sus manos y sus pulgares recorrían las complexiones. La comida fue olvidada y se besaban delicadamente de vez en cuando. Pero poco a poco, el sueño invadía a Daniela, haciendo que cabeceara.
Shang Tsung se percató y la ayudó a levantarse para irse a la Academia Wu Shi. Recogió la canasta y caminó con tranquilidad a las profundidades del bosque. Antes de sumergirse, despidió a Shang Tsung con un delicado beso y lo vio esfumarse en el resplandor blanco. Daniela sonrió y se metió en el frondoso bosque.
Llegó a las puertas de la academia y entró sigilosamente, evitando los faroles que iluminaban los caminos de piedra y ramas de árboles con sus hojas anaranjadas. Daniela ingresó al complejo de estudiantes con cuidado hasta su habitación. Se sumergió en el futón, se tocó los labios y sonrió, como una niña pequeña enamorada por un famoso. Repitió los sucesos de esa maravillosa noche hasta quedarse dormida.
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diamantar · 9 months ago
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PERLA EN BRUTO
→ Laenor Velaryon x fem!OC
✦ Sinopsis: Gracias a los rumores en Marcaderiva, la recién casada inmediatamente desiste en crear una verdadera relación con su esposo.
Por otro lado, el corazón de Laenor puede que los lleve a nuevos puertos.
✦ Advertencias: Matrimonio arreglado / Fluff
✦ Palabras: 2407
✦ Pedido: Si, de Wattpad.
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Erguida junto una de las ventanas del largo pasillo, Rhaenyra observó junto a su mejor amiga como un joven hombre de plateados cabellos reía y posaba un brazo en los hombros de otro muchacho. Ambos tenían las ropas desarregladas y mojadas, claramente volviendo de pescar por las pesadas bolsas de arpillera que sostenían.
—¿Aquel es…? —intentó preguntar la Targaryen.
—Joffrey, el amante —asintió, enseguida suspirando aliviada—. Me alegra que regresaran bien.
—No pareces molesta —reconoció intrigada.
—Prefiero vivir sin amargura —inclinó la cabeza y cruzó los brazos hundiéndose en pensamiento—. Antes del casamiento me advertiste de sus preferencias y pude imaginar el futuro que tendría, así que no es impactante. Además Laenor es increíblemente considerado y amable, tengo suerte de poseer un buen amigo como esposo.
—Desearía tener tu positividad —murmuró Rhaenyra en el proceso de colocar el peso en la cadera izquierda.
—Cuando oyes que hay hombres que golpean, humillan y abusan, ¿cómo podría quejarme? —volteó el rostro con una sonrisa—. ¿Tu padre sigue presionando en que encuentres esposo?
—Cada día. Puede que no lo diga, pero cuando me mira veo la esperanza, ese brillo que suplica que me apresure y reafirme mi herencia al trono —cerró los ojos y abatida la abrazó en busca de consuelo—. Extraño cuando vivías en el castillo como mi dama de compañía, aquellas épocas eran felices.
—Lejos de responsabilidades, cuando las obligaciones irían a un hermano varón que te dejaría libre de hacer lo que quisieras —explicó sabiendo muy bien la verdad atrás del asunto.
—¿Por qué puedes leer a las personas tan bien? —preguntó mientras se alejaba y la sostenía de la cintura, una ligera expresión de berrinche pintando su rostro.
—Te conozco, nada más.
Enganchando brazos abandonaron el puesto y fueron hacia las escaleras principales del castillo. Descendieron y en el camino señaló a la invitada ciertas decoraciones que podrían llamarle la atención, en abajo encontrándose con su suegra y los hombres.
—¿Consiguieron la cena? —bromeó Rhaenyra viendo lo que transportaban.
—Princesa —reverenció Jofrrey mientras Laenor se acercaba animado y tomaba la mano de su esposa.
—Lamento la tardanza, el mar estaba agitado.
—Sé que no hay nadie mejor en el agua que los Velaryon, sin embargo, me preocupé al ver que nubes cubrieron el cielo —dijo afectuosa, tanta cercanía casi quemando las fosas nasales por el olor a pescado.
—Deberían asearse, la peste quedará en nuestras ropas —quejó la joven Targaryen moviendo una mano frente la nariz.
—Tomen la ganancia y preparen los baños —ordenó Rhaenys a los sirvientes presentes.
—Conseguí tu favorito, así que pediré que cocinen el plato que te gusta —informó Laenor antes de alejarse, expectante apreciando la reacción complacida de la chica.
—Gracias, aguardaré ansiosa la cena —prometió inclinándose a besarle la mejilla.
Aquellos gestos eran pan de cada día para mantener las apariencias, aunque el muchacho no dejaba de poner expresión sorprendida cuando en soledad solía poner distancia. Secretamente adoraba ver las reacciones desprevenidas e inocentes, suponía que el afecto le daba timidez, porque entendía que ella no era de preferencia.
—Iré a asearme y continuaré con estudios pendientes, nos vemos en unas horas —despidió el príncipe inclinándose a besarle el dorso de la mano.
Asintiendo y dejándolos libres, Rhaenyra apretó el agarre y la llevó fuera del castillo ignorando como el Caballero Lonmouth codeaba a Laenor y sonreía burlón.
Soportaron el viento y caminaron una considerable distancia hasta la guarida de los dragones, donde la heredera intentó que se familiarizara con Syrax.
—Adora que la acaricien aquí —señaló un grupo de escamas cerca de la barbilla.
—No estoy acostumbrada a pasar tiempo con ellos —comentó en señal de que prefería irse, especialmente cuando Bruma y Meraxes se unieron a la reunión.
—Temer es impropio de una mujer casada con un descendiente Targaryen, los dragones deberían ser aliados y no extraños.
—Fácil decirlo —regañó tocando con duda a la dorada criatura.
—Me ofende que Laenor no se encargara de acercarte a Bruma, es lo mínimo que podría hacer como esposo. ¿Qué pasaría si un día deben huir y su dragón no te acepta?
—Respeta que prefiero mantener distancia, son… mucho para mí.
—La actitud que posees tampoco es adecuada —chasqueó la lengua.
—¿Por qué no buscamos a Laena? —retrocedió empezando a mirar la salida de la cueva con anhelo.
Rodando los ojos, Rhaenyra bufó y la siguió de vuelta. Entre muros se escudaron y aguardaron a la cena, donde la femenina disfrutó lo que el joven Velaryon pescó para ella.
—¿Te gusta? —preguntó expectante después de los primeros bocados.
—Es excelente, gracias por conseguirlo —asintió cubriendo su boca al aún deber terminar de tragar—. Lo aprecio mucho, hacia bastante que no probaba esto.
—Me encargaré de generar reservas, es época —sonrió complacido agarrando el tenedor y continuando la degustación.
—Eres el mejor —halagó contenta enfocándose en los distintos platillos, aunque debajo de la mesa le apretó la rodilla como último agradecimiento.
Laenor apenas se removió en el asiento y miró el mantel con un ligero escalofrío, la zona tocada quedando sensible por largo rato. Laena miró de reojo y Rhaenyra inclinó la cabeza en confusión ante las pequeñas reacciones del chico, aunque terminó por encoger los hombros y conversar con la Velaryon sentada al lado.
—Esta noche… —empezó a decir en tono bajo—. ¿Podrías venir a mis aposentos?
El requerimiento la hizo ahogar y rápido agarró la copa, al beber aliviando el nudo de comida.
—¿Estás bien? —preguntó Corlys.
—Si, lo siento, tragué demasiado rápido —mintió, aunque la pena de interrumpir la cena era real.
—Con cuidado, el pescado no huirá al mar —rió inclinándose a agarrar pan.
Aguardó unos momentos a que el ambiente se estabilizara y luego miró a Laenor, el cual lucía como quien cometió un error. Disimulada llamó su atención y nervioso él aguardó respuesta, con una simple señal informando que iría.
—La noche se podrá fría, usa más ropa —recomendó el muchacho intentando cambiar de tema y huir del momento.
Dándole el espacio que claramente necesitaba, fingió enfocarse en lo servido y silenciosa consideró las distintas posibilidades. Rara vez compartían tiempo fuera del dominio del sol y la sospechosa actitud de Laenor ayudaba a generar las más extrañas ideas, aunque su instinto tenía el particular presentimiento de que nada malo ocurriría.
El tiempo pasó y finalmente tuvieron permiso de levantarse de la mesa, la cena quedando terminada. Abandonaron el salón e intercambiaron palabra con las jóvenes hasta que fueron a sus propias habitaciones, una vez solos él amagando a iniciar conversación cuando Joffrey surgió de las sombras.
—Lamento interrumpir, pero, ¿sería posible robar un poco de su tiempo? —preguntó en referencia al Velaryon.
—¿Puede esperar a mañana?
—No sería lo mejor —reconoció, entonces realizando una pequeña expresión que pareció alertar al hombre de a qué se refería.
—Iré por abrigo y te buscaré en unos momentos, así que hablen —sonrió comprensiva, rápido entendiendo que no debía estar allí.
—Gracias, señorita —reverenció Joffrey.
—Esperaré —aclaró Laenor no queriendo que malinterpretara y abandonara el plan inicial.
Sonriendo cortés los dejó y fue en dirección a donde dormía, una sirvienta hallándola en el camino y siguiéndola.
—Necesito un abrigo, pero nada exagerado —mencionó viendo que la chimenea estaba prendida y la cama aguardando a que la usara.
—Disculpe la intromisión, pero, ¿planea salir? —inquirió yendo al gran armario postrado en un rincón.
—Visitaré a mi esposo.
Evitó mirarla y revisó los libros en el escritorio, el ambiente cambiando a numerosas emociones al aquella ser la primera vez que iría desde la ceremonia matrimonial. Silenciosa levantó los brazos y dejó que la femenina la deslizara dentro de la piel, la nueva capa protegiéndola de los fríos muros. No era usual en ese sector, pero recordaba el camino de cuando Rhaenys le enseñó el lugar, y cuando llegó no le sorprendió hallar al Caballero Lonmouth saliendo de la habitación del príncipe.
—¿Llegué temprano? —preguntó casual manteniendo las manos escondidas en las largas mangas.
—Para nada, querida, ya terminamos de conversar —sonrió Laenor luciendo relajado.
—Gracias por otorgarme este momento. Tengan buena noche —deseó empezando a retirarse.
Nuevamente solos, miró al Velaryon y este hizo un movimiento que la invitaba a ingresar. Por primera vez puso pie en los aposentos del heredero de Marcaderiva y enseguida absorbió cada detalle, especialmente la caña rota que colgaba enmarcada en una pared.
—Recuerdo de mi primer gran pesca, tuve el botín pero acabó con mis instrumentos.
—Debió ser un animal gigante.
—Absolutamente, terminé utilizando una lanza para obtener el enorme pez una vez que se quebró la madera.
—¿Continúas buscando desafíos?
—En lo posible. La adrenalina que aparece cuando surge el tire y afloja revitaliza el espíritu. Es una buena sensación, mejora mi humor cuando un supuesto día ordinario trae tal sorpresa.
—Has pasado mucho tiempo en el mar durante las últimas semanas, ¿has hallado aquella agitación? —indagó queriendo entender lo que le gustaba.
—A decir verdad… De eso te quería hablar —aclaró la garganta regresando a la actitud tímida de la cena.
—¿Qué pasó?
Laenor inspiró y volteó a buscar una bolsa de terciopelo azul, cordones dorados cerrando el extremo que no estaba cocido.
—Últimamente mis viajes no son a razón de un reto marítimo, más bien a causa de un duelo personal.
—Lamento no entender a qué te refieres —cruzó los brazos e inclinó la cabeza, ocasionalmente viendo el objeto que sostenía.
—Nuestro matrimonio es un arreglo, pero en estos meses he desarrollado afecto por ti. Sé que no hemos pasado demasiado tiempo juntos y parece irrazonable, aún así… apreciaría que consideraras mis sentimientos y pudiéramos tener una mejor relación —explicó intentando ocultar el pánico que le daba expresarse en voz alta.
Anonadada dejó de pestañear y por unos segundos su mente se apagó, al reaccionar pareciendo que hubiera despertado de un sueño.
—Me tomas desprevenida —sacudió la cabeza aún intentando ubicarse en el presente.
—Entiendo que estas emociones pueden incomodarte y representar un problema...
—No es eso —interrumpió—. Desde el inicio evité imaginar un panorama como este por… um… lo que se dice de ti.
—¿Rumores? ¿Cuáles? —frunció el ceño.
Verdaderamente esperaba que él supiera y no tuviera que decirlo, pero la fortuna no estaba de su lado y lamentó introducir el tema.
—Antes que nada, lo que menos quiero es ofenderte o ser irrespetuosa —aclaró, el labio inferior temblando en evidentes nervios.
—Está bien, solo quiero saber.
—Oí en varias oportunidades que… tienes interés por… los hombres —murmuró dubitativa, inconscientemente dejando de cruzar los brazos y yendo a jugar con sus dedos—. Especialmente Joffrey.
El joven quedó estupefacto y entreabrió la boca mientras distintos colores lo pintaban, incluso debiendo voltear para recomponerse.
—No pensé que tales palabrerías llegarían a ti.
—Lo siento, aquella es la razón por la que he preferido mantener distancia. No deseaba entrometerme y ponerte en una posición incomoda, mientras pudiéramos sustentar las apariencias… todo estaría bien.
—Aprecio la consideración, solo es impactante tener que hablar de eso ahora —suspiró enfrentándola de vuelta, las mejillas aún estando sonrosadas.
—Estamos en completa privacidad, no hay mejor momento para aclarar nuestra situación —animó aferrándose rápido a la oportunidad de eliminar cada duda existente.
—Tienes razón —asintió esforzándose en relajar la postura, acto seguido inspirando profundo y cerrando los ojos—. Desde joven he tenido curiosidad por mi mismo género, y al crecer entendí que siento más atracción por los hombres que las mujeres.
—¿Entonces Joffrey es...?
—No —rechazó rotundo—. Poseemos preferencias similares y debido a eso surgieron rumores, pero es mi mejor amigo.
La femenina asintió aún sospechando, aunque por el momento decidió creerle al ser un buen muchacho que merecía confianza.
—Dijiste que desarrollaste afecto por mí, ¿qué significa? —indagó cruzando nuevamente los brazos.
Laenor entró en calor y tantas emociones en tan poco tiempo lo dejaron mareado, hasta el punto de casi pedir un descanso para sentarse.
—Me gustas, física y emocionalmente —contestó, ansioso sintiendo un nudo en el pecho—. Llegué al punto donde no podía pretender más y por eso planeé confesarme.
—¿Pensaste este momento? —elevó ambas cejas.
—Si, debido a eso Joffrey quería hablar conmigo —miró la bolsa aterciopelada—. Quería obsequiarte algo realizado, en su gran mayoría, por mí. Durante semanas fui al mar para conseguir los materiales y cumplir con las especificaciones del artesano.
—Tomaste muchas molestias —dijo apenada y, por alguna razón, ligeramente culpable.
—Fue un placer, además de mi idea —sonrió antes de ofrecer el paquete—. Se suponía que Joffrey buscaría el trabajo y lo dejaría en mi habitación, pero las sirvientas cerraron con llave y no pudo ingresar.
—¿Por eso apareció luego de la cena? —preguntó mientras agarraba la felpa y apreciaba que guardaba una firme caja en el interior.
—Exacto. Debía darme el regalo antes de que te trajera aquí y liberara mis sentimientos.
Sin comentar más quitó la suave bolsa y reveló una preciosa madera tallada. Analizó y tocó los relieves antes de levantar la tapa, inmediatamente abriendo bien los ojos.
—¡Un collar de perlas!
—Imagino que no será el primero que tienes, pero esperaba que poseyeras algo que al usarlo te recordara a mí.
—Debió ser difícil encontrar tantas ostras con nácar… Gracias, me encanta —acarició las blanquecinas esferas, pronto tomando la pieza y dejando el resto de lado.
—¿Te ayudo? —ofreció emocionado de que lo luciera.
Asintiendo, ella quitó el adorno que ya le decoraba el cuello y volteó dejando que él pusiera el regalo. La sonrisa que la pintaba permaneció mientras comprendía la extensión de sus acciones, como también la consideración de pescar su carne favorita y otros pequeños gestos que hasta entonces no pensó que tenían especial intención.
—Usaré el espejo —avisó yendo hacia un muro.
—No es porque participara en crearlo, pero se ve bien—comentó mientras se aproximaba y quedaba parado atrás.
—Puedes estar orgulloso, es precioso —halagó viéndolo por el reflejo, entonces apenas dejándose caer y chocando con su pecho.
Laenor tensó el cuerpo, aunque rápido utilizó una mano para sostenerla de la cintura y evitar que se alejara.
—No espero una respuesta inmediata a mi confesión, pero, ¿podrías considerar que seamos una pareja de verdad?
—Unicamente si logramos compartir tiempo de calidad, me gustaría conocerte a fondo.
—Absolutamente, es todo lo que quiero —respondió, sus cejas juntándose de tal manera que lo hacían ver como un cachorro desesperado.
Sonrió ante la sinceridad y giró el rostro, así besando la mejilla más cercana en una silenciosa promesa de un magnifico futuro juntos.
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rubywolffxxx · 1 month ago
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Lazos irrecuperables (Daemon Targaryen x Lectora)
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Masterlist de mi autoría
Nota: final no muy lindo, depende. A criterio de cada uno (ah, perdón. No me queda muy serio el tema de info)
Sinopsis: para el príncipe canalla los "no" eran inaceptables. Siempre encontraba la manera de salirse con la suya, y con la herrera creyó que lo haría. Se llevó una gran decepción.
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La primavera acababa de llegar a Westeros y, como era tradición, Daemon iría a cazar con el rey.
Para esta ocasión el principe tenía algunas ideas para preparar una lanza en específico, así que se apresuró a llevar sus ideas y bocetos -bastante tristes y vagos, la verdad- a la armería de la ciudad.
Cuando llegó se sorprendió al ver que una mujer salía a atenderlo. Era linda—. Estoy buscando al herrero.—soltó sin más, haciendo que la mujer alzara una ceja.
—Primero que nada, buenos días. Y segundo, yo soy la herrera. Mi padre está algo enfermo y yo lo estoy cubriendo... ¿qué necesitaba, majestad?—respondió ya algo molesta por la prepotente entrada. Daemon reprimió sin mucho éxito una risita, haciendo que la mujer se molestara aún más.
—No puedes ser herrera.—
—¿por qué no? ¿porque soy una mujer?—Daemon decidió no seguir insistiendo y simplemente limitarse a darle los detalles para la lanza.
—Necesito esta arma para la cacería del viernes, tengo los detalles y me gustaría que esté lista para entonces.—La chica tomó los bocetos, frunciendo levemente el ceño.
—¿usted tenía hijos, majestad?—el hombre se extrañó con la pregunta.
—¿por qué lo dices?—
—Porque parecen hechos por un niño de 8 años.—alzó los bocetos, notando la molestia en el rostro del hombre. La mujer disimuló la sonrisa que nació en su rostro.
—¿Puedes hacerla o no?—respondió ya de mala gana.
—Por supuesto, majestad. Yo misma se la acercaré al castillo en cuanto esté lista.—le sonrió, haciendo que la molestia de Daemon disminuyera un poco.
El día de la cacería llegó, pero cuando la herrera se presentó en la fortaleza, un Daemon algo frustrado la recibió—. ¿El rey está enfermo?—____ miró preocupada al hombre.
—Solo una gripe... No es tan grave, pero no vendrá a cazar.—Daemon tomó la lanza, sonriendo al mirarla bien de cerca—. Hermoso trabajo, es incluso más bella de lo que imaginaba.—
—Pues me esforcé en ella... Es una lástima que no sea usada justo hoy. Hay luna llena, se dice que los osos pardos salen a los arroyos a comer pescado.—el principe soltó una risita.
—¿Sabes dónde frecuentan los osos?—la vio asentir—. En ese caso, vamos a cazar.—____ frunció el ceño confundida.
—Pero yo no-
—Es una orden.—
—Se lo digo en serio.—
—Pero dijiste que era un dicho, eso no es algo totalmente cierto.—____ y Daemon montaban a caballo por el bosque, a la espera de algún animal para cazar.
Llevaban un buen tiempo andando sin avistamientos, lo cual usualmente ponía de mal humor a Daemon, pero curiosamente la compañía de la mujer era muy disfrutable. Estaba por comentar algo más y hacerla enojar, cuando un oso apareció de la nada, asustando su caballo. Daemon terminó en el suelo. Apenas sintió el punzante dolor en el pie debido a la adrenalina del momento. El animal casi estaba encima suyo. Lo único que podía hacer era mirarlo, fue entonces que la virgen lanza atravesó el ojo del animal. Se desplomó a sus pies.
—¡por los dioses! ¿¡Está bien, majestad!?—la mujer se acercó al animal, clavando la lanza hasta el fondo de su cabeza, terminó de rematarlo. Daemon miró en completo silencio como ____ lo tomaba de los hombros y lo acomodaba sin muchos problemas contra un árbol cercano—. Le quitaré el zapato. Esperemos que solo sea un esguince...—Con todo el cuidado del mundo, la joven herrera trató su pie. Solo fue un golpe, pero estaba inflamado—. Sé que no le hará mucha gracia, pero lo mejor será que nos quedemos aquí... Está oscureciendo, no quiero que nos arriesguemos a cruzarnos otro animal.—terminó de vendar su pie y lo miró—. ¿Se siente bien?—
Daemon mantuvo la mirada en la mujer, su semblante preocupado le parecía chistoso.
—Solo es un golpe... Me duele más el hecho de que tú usaste la lanza y no yo.—sonrió al ver que la mujer se relajaba un poco, sonriendo también.
—Dudo que si la usaba usted, haya tenido tan excelente puntería. Soy muy talentosa.—
—¿Ah si? Que buena suerte entonces.—Ambos se mantuvieron de buen humor toda la noche.
____ se dedicó a encender el fuego, cocinando un poco de carne del oso. Trató con paños húmedos el pie del príncipe hasta que se quedó dormido. Y al otro día, tras armar una provisoria camilla para arrastrar al oso, volvieron a la ciudad.
—Fue muy divertido, lady ____. Ojalá podamos repetirlo.—Daemon y la mujer llegaron al castillo, donde finalmente se despidieron.
—Cuando guste, majestad. Solo diga cuándo y ahí estaré para seguir usando su lanza.—La sonrisa de la mujer que tanto comenzaba a amar lo terminó de tentar esta vez, por lo que Daemon se apresuró a tomar su rostro y besarla con ganas. Por el temperamento algo duro de la mujer creyó que ella se molestaría, que lo apartaría cómo mínimo. Pero no, le correspondió.
Acababan de dar inicio a una intensa pero agradable relación secreta.
—No se puede.—
—Si~, si se puede.—
Daemon se mantenía aferrado a la desnuda cintura de la mujer en aquella cama. Tal y como las últimas dos semanas, se encontraban en la casa de ____ para pasar la noche juntos.
—Si encuentro un buen proveedor de metales, tengo unos planos geniales de nuevas armaduras y armas... Armaría un ejército invencible.—Daemon sonrió mientras se aferraba aún más a la mujer.
—¿Buscas armar una guerra para probar tu armamento?—
—No... Pero si hubiese una, aprovecharía.—
—Mi princesa guerrera.—besó sus labios.
—Solo sería princesa si te casas conmigo... ¿Lo harías?—
—Sin duda, si.—
Me casaré con Laena Velaryon.
Cuando ____ escuchó a Daemon hablar con Viserys en aquel festival, su corazón se rompió.
Sabía que su relación era algo que no debería suceder, pero aún así no pudo evitar enamorarse del hombre.
Le mintió...
La usó...
La ilusionó...
Pero fue culpa de ella.
Fue su culpa por dejarse engañar por el príncipe canalla.
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10 largos años habían pasado desde que el corazón de ____ fue destrozado por escuchar una conversación ajena.
Mientras que en esos años la vida de Daemon se resumió simplemente en casarse y tener dos hijas, para ____ fue la mejor y más fructífera época de su vida, y todo comenzó con la casual visita de un lord de Stelands buscando espadas en su herrería.
Se enamoró de ella, le propuso casamiento... Le dió todo lo que ella hubiese deseado y más. Charles era un buen esposo, pero uno que no sabía cómo gobernar. Le pasaron el mando de un día para el otro, no estaba preparado. Pero tuvo la suerte de cruzarse con una buena mujer, una que lo ayudaría de ahí en adelante. Así fue como la pequeña casa comenzó a resonar cada vez más en Westeros, hasta que llegó a los oídos del rey. Y a su vez a los de Daemon.
—Imposible, no puede ser ____.—
El rubio había llegado a King's Landing hacía unos días, pues el fallecimiento de su mujer lo hizo querer volver a casa.
—La hija del herrero, esa misma que solías visitar.—Viserys notó la molestia de su hermano—. Tienen una gran riqueza pero aún más importante, tienen un ejército, uno inmenso. No sólo de gente de su pueblo, sino de muchas partes, incluso casas más pequeñas.—
—¿Están tomando tierras?—
—No, no causan problemas. Al menos no de momento... Los invité para el próximo evento.—
"Armaré un ejército invencible"
Daemon suspiró.
Al parecer si había cumplido su sueño.
—¡Entrando, la casa Trymor de Stelands!—
Cuando el vocero anunció aquella entrada, Daemon levantó la mirada. Ahí estaba ella. La mujer que tanto había amado en un pasado entró imponente al gran salón. Vestía un vestido color gris opaco, adornado con múltiples gemas amarillas. Estaba hermosa. A su lado un hombre de casi igual porte que ella. Su esposo, supuso Daemon. No le importó demasiado. En cuando el par se acercó a la mesa, el hombre habló primero.
—Es un placer que nos haya tenido en cuenta, majestad.—se inclinó levemente—. ____ estaba ansiosa por volver.—Viserys miró a la mujer.
—Es asombroso ver lo lejos que has llegado, querida.—
—Ya sabe lo que dicen. Majestad...—miró apenas a Daemon—. Con la compañía perfecta, uno siempre florece.—sonrió al rey—. Es maravilloso estar de vuelta en casa.—Tras unos rápidos saludos, la pareja se retiró a su mesa.
—Por tu cara deduzco que estás molesto.—Viserys mantuvo la mirada al frente, pero una sonrisa leve adornaba su rostro.
—Su esposo parece un idiota... ¿Y que es eso de florecer?—
—Ese idiota parece amarla mucho ¿No te parece?—Daemon miraba como el hombre le acomodaba la silla a ____ para que se sentara.
—No quita que tengo ganas de asesinarlo.—
—Si ese hombre muere, se desatará una guerra, una donde ____ definitivamente no estará en tu bando.—Viserys palmeó su hombro—. Perdiste a la mujer, acéptalo.—El principe no dijo nada más, solo se limitó a observar en silencio a la mujer el resto de la noche.
—¿Segura de que quieres ir sola?—Charles miraba preocupado como su mujer montaba en un caballo.
—Si, querido. Es noche de caza y me muevo mejor sola.—
—Solo dilo, soy horrible cazando y estorbaría.—la mujer sonrió antes de inclinarse un poco y robarle un besito al hombre.
—Eres horrible cazando y solo estorbarias, pero aún así te quiero.—
Daemon, quien en un inicio no quería participar en el evento, cambió de opinión. No tardaron en encontrarle un caballo y una lanza, y en solo unos minutos ya estaba en la entrada del pueblo con los demás participantes.
—Que casualidad verte por aquí.—le sonrió a la mujer, quien apenas se molestó en mirarlo.
—Tenga cuidado... Majestad. Es noche de luna llena, podría atacarlo un oso.—
—En ese caso deberíamos cazar en pareja ¿No te parece?—
—No, la verdad no me parece.—comenzó a andar—. Suerte, majestad.—
A Daemon no le gustó el hecho de que en ningún momento la mujer cambió su semblante serio.
¿De verdad había extirpado de su ser todo el amor que sentía por él?
La oscuridad se hizo presente en un segundo sobre todo el bosque esa noche, siendo la luna y algunas antorchas la poca fuente de luz de la que disfrutaban los cazadores. Daemon por su lado poco y nada se preocupó en encender una antorcha, pues estaba completamente absorto en encontrar a la mujer. Fue tanto así que en cierto punto le pareció verla a lo lejos. Se apresuró a alcanzarla, notando que se encontraba armando una base con ramas para cargar un jabalí que acababa de cazar.
—¿No es un oso esta vez?—la mujer suspiró al verlo acercarse.
—Tienes hectáreas y hectáreas a la redonda... ¿Y vienes a fastidiar justo aquí?—siguió amarrando las ramas—. Piérdete, Daemon.—Haciendo caso omiso, el príncipe se acercó más, tentando su suerte.
—¿Podemos hablar bien? Te he extrañado mucho, me gustaría aclarar la cosas.—
—¿Aclarar qué?—____ lo miró molesta—. ¿Que fui una simple prostituta para ti? ¿Que me descartaste apenas te conseguiste una esposa valiosa? No hay nada que aclarar, Daemon.—
—Solo necesitaba conseguir algo de reconocimiento, poder... Si me quedaba contigo aquella vez, no tendríamos nada.—
—¡yo no te pedí nada, Daemon!—la mujer se levantó molesta, empujándolo apenas—. Solo quería que estuviésemos juntos, no necesitaba nada más.—En cuanto vio que la mujer parecía querer llorar, Daemon intentó abrazarla, pero ella lo apartó—. No malentiendas mis lágrimas... Son lo último que me quedaba para ti.—la mujer suspiró, intentando calmarse un poco—. Llevó años guardándolas, ya no tengo nada.—En cuanto la mujer amarró al jabalí y pretendió marcharse, Daemon la detuvo.
—Casémonos ahora, ____.—la tomó del rostro, sonriéndole con cierta ilusión—. Ya veremos qué hacer con tu esposo, pero solo seremos tú y yo ¿Qué te parece?—
—... Tienes hijas.—
—No es un problema, además tendremos los nuestros propios.—la mujer frunció el ceño.
—¿Qué te hace pensar que quiero un hijo tuyo?—lo apartó—. ¿Qué te hace pensar que quiero dejar a mi esposo?... ¿Qué te hace pensar que quiero casarme contigo?—La mujer se alejó, comenzando a amarrar el improvisado camastro al caballo.
—¿No es lo que querías?—Daemon la miró casi desesperado—. ¿Ser mi princesa?—____ volteó a mirarlo, dedicándole una mirada de fría indiferencia.
—¿Por qué ser una princesa? Soy una reina ahora...—frunció el ceño con cierta molestia—. Reconocimiento y poder... Parece que al menos uno de los dos sí supo encontrarlo.—montó al caballo—. No sé qué habría sido de nosotros si te hubieses quedado conmigo aquella vez, Daemon... Pero lo único que sé es que eres el viudo no querido por la familia de tu difunda esposa, rechazado por tu hermano... No tienes nada, y eso tú mismo te lo ganaste. Te ofrecí todo de mi pero para ti eso no valía nada.—
Daemon miró con suma amargura como la mujer desaparecía en la oscuridad del bosque. Se sintió desolado.
Creía que con solo verlo, ____ caería a sus pies de nuevo.
Creía que se casarían, que conseguiría todos los bienes que la mujer tenía.
Creía que poseería un gran ejército, todo un reinado...
Fue ingenuo, muy ingenuo.
A pesar de que intentaba convencerse de que aquello no lo afectaba, la verdad no estaba ni cerca de eso.
Daemon nunca se olvidó de ella, incluso cuando la mujer presentó a sus hijos al reino, se preguntó si sus hijos habrían sido tan bien recibidos como ellos.
La reina de hierro prosperó en Westeros, mientras que el príncipe canalla siguió hundiéndose en su tristeza.
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kamas-corner · 6 months ago
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"¿Para qué sirven los versos si no es para el rocío?"
Si pudiera llorar de miedo en una casa sola, si pudiera sacarme los ojos y comérmelos, lo haría por tu voz de naranjo enlutado y por tu poesía que sale dando gritos.
Porque por ti pintan de azul los hospitales y crecen las escuelas y los barrios marítimos, y se pueblan de plumas los ángeles heridos, y se cubren de escamas los pescados nupciales, y van volando al cielo los erizos: por ti las sastrerías con sus negras membranas se llenan de cucharas y de sangre y tragan cintas rotas, y se matan a besos, y se visten de blanco.
Cuando vuelas vestido de durazno, cuando ríes con risa de arroz huracanado, cuando para cantar sacudes las arterias y los dientes, la garganta y los dedos, me moriría por lo dulce que eres, me moriría por los lagos rojos en donde en medio del otoño vives con un corcel caído y un dios ensangrentado, me moriría por los cementerios que como cenicientos ríos pasan con agua y tumbas, de noche, entre campanas ahogadas: ríos espesos como dormitorios de soldados enfermos, que de súbito crecen hacia la muerte en ríos con números de mármol y coronas podridas, y aceites funerales: me moriría por verte de noche mirar pasar las cruces anegadas, de pie llorando, porque ante el río de la muerte lloras abandonadamente, heridamente, lloras llorando, con los ojos llenos de lágrimas, de lágrimas, de lágrimas.
Si pudiera de noche, perdidamente solo, acumular olvido y sombra y humo sobre ferrocarriles y vapores, con un embudo negro, mordiendo las cenizas, lo haría por el árbol en que creces, por los nidos de aguas doradas que reúnes, y por la enredadera que te cubre los huesos comunicándote el secreto de la noche.
Ciudades con olor a cebolla mojada esperan que tú pases cantando roncamente, y silenciosos barcos de esperma te persiguen, y golondrinas verdes hacen nido en tu pelo, y además caracoles y semanas, mástiles enrollados y cerezas definitivamente circulan cuando asoman tu pálida cabeza de quince ojos y tu boca de sangre sumergida.
Si pudiera llenar de hollín las alcaldías y, sollozando, derribar relojes, sería para ver cuándo a tu casa llega el verano con los labios rotos, llegan muchas personas de traje agonizante, llegan regiones de triste esplendor, llegan arados muertos y amapolas, llegan enterradores y jinetes, llegan planetas y mapas con sangre, llegan buzos cubiertos de ceniza, llegan enmascarados arrastrando doncellas atravesadas por grandes cuchillos, llegan raíces, venas, hospitales, manantiales, hormigas, llega la noche con la cama en donde muere entre las arañas un húsar solitario, llega una rosa de odio y alfileres, llega una embarcación amarillenta, llega un día de viento con un niño, llego yo con Oliverio, Norah Vicente Aleixandre, Delia, Maruca, Malva Marina, María Luisa y Larco, la Rubia, Rafael Ugarte, Cotapos, Rafael Alberti, Carlos, Bebé, Manolo Altolaguirre, Molinari, Rosales, Concha Méndez, y otros que se me olvidan.
Ven a que te corone, joven de la salud y de la mariposa, joven puro como un negro relámpago perpetuamente libre, y conversando entre nosotros, ahora, cuando no queda nadie entre las rocas, hablemos sencillamente como eres tú y soy yo: para qué sirven los versos si no es para el rocío?
Para qué sirven los versos si no es para esa noche en que un puñal amargo nos averigua, para ese día, para ese crepúsculo, para ese rincón roto donde el golpeado corazón del hombre se dispone a morir?
Sobre todo de noche, de noche hay muchas estrellas, todas dentro de un río como una cinta junto a las ventanas de las casas llenas de pobres gentes.
Alguien se les ha muerto, tal vez han perdido sus colocaciones en las oficinas, en los hospitales, en los ascensores, en las minas, sufren los seres tercamente heridos y hay propósito y llanto en todas partes: mientras las estrellas corren dentro de un río interminable hay mucho llanto en las ventanas, los umbrales están gastados por el llanto, las alcobas están mojadas por el llanto que llega en forma de ola a morder las alfombras.
Federico, tú ves el mundo, las calles, el vinagre, las despedidas en las estaciones cuando el humo levanta sus ruedas decisivas hacia donde no hay nada sino algunas separaciones, piedras, vías férreas.
Hay tantas gentes haciendo preguntas por todas partes. Hay el ciego sangriento, y el iracundo, y el desanimado, y el miserable, el árbol de las uñas, el bandolero con la envidia a cuestas.
Así es la vida, Federico, aquí tienes las cosas que te puede ofrecer mi amistad de melancólico varón varonil. Ya sabes por ti mismo muchas cosas. Y otras irás sabiendo lentamente.
-Oda a Federico García Lorca / Pablo Neruda
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diego4d6 · 5 months ago
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Sabores de México: Un Viaje a Través de su Cocina
La comida mexicana es una de las más diversas y ricas del mundo. Sus sabores, colores y aromas son un reflejo de la riqueza cultural y la historia de este maravilloso país. Desde los platillos más tradicionales hasta las innovaciones contemporáneas, la gastronomía mexicana ofrece una experiencia culinaria inigualable.
Historia y Tradición
La cocina mexicana tiene raíces profundas que se remontan a las civilizaciones prehispánicas como los aztecas y los mayas. Estos pueblos utilizaban ingredientes básicos como el maíz, el frijol y el chile, que siguen siendo fundamentales en la dieta mexicana. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, se introdujeron nuevos ingredientes como el arroz, el trigo y diversas especias, fusionándose con los sabores autóctonos y creando una cocina mestiza única.
Platillos Típicos
Tacos: Probablemente el platillo más emblemático de México. Los tacos consisten en tortillas de maíz o harina rellenas de una variedad de ingredientes, desde carne asada hasta pescados y mariscos, siempre acompañados de salsas y guarniciones frescas.
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Mole:Una salsa compleja y deliciosa que puede incluir hasta 20 ingredientes diferentes, como chiles, chocolate, especias y frutos secos. El mole poblano es uno de los más famosos y se sirve comúnmente con pollo.
Tamales: Masa de maíz rellena de carnes, chiles, frutas u otros ingredientes, envuelta en hojas de maíz o plátano y cocida al vapor. Es un platillo que se disfruta en celebraciones y festividades.
Pozole: Un caldo espeso hecho con maíz cacahuazintle, carne (usualmente de cerdo) y una variedad de condimentos y guarniciones como lechuga, rábano y limón.
Bebidas Tradicionales
-Tequila y Mezcal: Bebidas alcohólicas destiladas del agave, con Denominación de Origen en varias regiones de México. Cada una tiene un proceso de producción y sabor distintivo.
Aguas Frescas: Bebidas no alcohólicas hechas de frutas, semillas y flores, como la horchata (de arroz), la jamaica (de flor de hibisco) y el tamarindo.
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Champurrado y Atole: Bebidas calientes y espesas a base de masa de maíz, muy populares durante los meses fríos y en celebraciones como el Día de los Muertos.
La Cocina Regional
México es un país vasto y cada región tiene su propia cocina distintiva:
Yucatán: Famoso por sus platillos como la cochinita pibil, que es carne de cerdo adobada y cocida en hojas de plátano.
Oaxaca: Conocida como la "tierra del mole", tiene una gran variedad de moles y es famosa por sus tlayudas.
Jalisco: El hogar del tequila y de la birria, un estofado de carne de chivo o res.
Veracruz: Destaca por sus platillos de mariscos y el famoso pescado a la veracruzana.
Innovación y Modernidad
La cocina mexicana no solo se queda en la tradición. Chefs contemporáneos están explorando y reinventando los platillos clásicos, utilizando técnicas modernas y presentaciones innovadoras. Restaurantes en ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey están a la vanguardia de la gastronomía mundial, ofreciendo experiencias culinarias que combinan lo mejor del pasado y el presente.
Conclusión:
La comida mexicana es mucho más que solo tacos y guacamole. Es una cocina rica en historia, cultura y creatividad. Ya sea que estés disfrutando de un simple taco en una taquería local o una cena gourmet en un restaurante de alta cocina, los sabores de México siempre te dejarán con ganas de más. Así que, ¡prepárate para un viaje culinario inolvidable y déjate seducir por los encantos de la gastronomía mexicana!
Espero que te haya gustado el blog. ¡Buen provecho!
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senig-art · 1 year ago
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PARTE DOS EL REINO DE HIELO
La segunda parte, de esta historia antes de iniciar la historia original, espero y les guste o por lo menos lo disfruten.
Advertencia
Historia larga.
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La luna el dios creador de la perla más hermosa del cielo, aquella que adora todo el mundo, empezó a sentirse solo, por lo cual crearía a dos criaturitas que lo acompañarían, de la oscuridad necesita Ssenkrad, del frio nacería Eci ambos coronados como guardianes junto a él en nombre de la luna. Con el tiempo ellos crecerían y el dios de la luna le daría un regalo a cada uno que él llevaba consigo.
Un pequeño espejo que absorbe y reflejaba todo tipo de poderes y una joya que iluminaba mejor que cualquiera en la oscuridad. Estos serían conocidos como Ikuy y Ryue. Ikuy fue regalado a Eci, mostrándose ante ella como un hombre de apariencia tranquila pero firme de colores oscuros y fríos, mientras que Ryue al mostrarse ante Ssenkrad era un hombre mitad dragón de muchos colores, desde el azul hasta el rojo y estos se convertirían en los primeros protectores de estos dos niños.
Mientras más crecían cada niño pudieron crear su nombre en el reino de la luna, Eci con el poder de la luna logro crear otros guardianes que provenían de la nieve, estos serían los siguientes:
Hatsuyuki la búho de la primera nevada.
Nagoriyuki la Morsa de una nevada que prevalece.
Shusetsu el oso de la última nevada.
Pero esto no traería felicidad, no para su hermano, que con ella pudiendo crear y el no, el primer vistazo a los celos iniciaría y con ello la trágica historia de Eci. Pero por hoy no venimos a hablar de ello, de lo que hablaremos es de los guardianes de la nevada.
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Hatsuyuki es un búho muy inteligente y hábil con la magia, quien podía echar maldiciones y al mismo tiempo ser una sanadora para sus amigos, era divertida y reía con facilidad, pero cuando se trata de trabajo ella es estricta pues la eficiencia es su mejor don. La líder del grupo con dos amigos que eran muy simpáticos y gritones, siendo ella la sensatez en muchos casos.
Nagoriyuki una Morsa maculosa y alta, que a pesar de su apariencia intimidante, él es agradable y noble pero muy holgazán y muy dormilón cuando comía mucho, pero cuando se trataba de proteger él era un muro impenetrable y era difícil de mover, si él se quedaba dormido en un lugar específico solo Shusetsu podía moverlo a otro lugar. El segundo en nacer, después de Hatsuyuki una defensa increblantable y un espíritu justo en todos los términos.
Shusetsu era un oso simpático y temerario, aunque a veces era impulsivo y solía equivocarse en ocasiones, pero tenía un carisma único que hacía que la gente lo amara, creatividad era su segundo nombre, puesto que el con sus garras creaba esculturas para su dueña, pequeñas o grandes no importaba, por lo cual se darían cuenta que sus garras era un peligro, un solo golpe de él era una muerte segura.
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Y con eso empecemos con el primero.
Hoy hablaremos sobre Shusetsu el oso de la última nevada.
Shusetsu mide 1.80 cm, le gusta los pescados del reino lunar, pasar tiempos tranquilos con sus amigos y no le gusta los ruidos muy fuertes y chillantes.
Este mismo tenía un secreto que nadie sabias, el cual era que le gustaba su dueña y creadora Eci. Al principio creyó que era un sentimiento que se debía al poder de la luna, el cual consiste que todos aquellos que vieran al dios de la luna y sus hijos se enamorarían perdidamente de ellos, pero se dio cuenta que no era así, también creía que solo era un sentimiento pasajero y que con el tiempo se calmaría, pero tampoco fue así, cada que la veía, su corazón latía, sus suspiros por ella aumentaban, sus ganas de estar junto a ella eran más frecuentes, y cuando agarro valor para confesar sus sentimientos, el fatídico día apareció.
El dios de la luna, desterró a Eci a los profundo de la oscuridad, ellos no entendían porque, que hizo su dueña para ser desterrada, pero al ver al dios de la luna no veían ningún rastro de luz, solo oscuridad en su mirada, los tres se arrodillaron ante él y este les dijo cosas horribles, que merecían la muerte, pero Ikuy intervino, y los convirtió en sus guardianes, para que el dios los perdonara, y así fue.
Desde ese momento, la vida en el reino lunar fueron en decaída total, el dios les hizo prometer que no vería sus horribles rostros nunca, por lo cual los tres empezaron a ponerse una máscara que cubría su rostro, y el más afectado fue Nagoriyuki quien era insultado y golpeado por el mismo dios.
Cada día Shusetsu se sentaba al borde del reino de la luna viendo el fondo del mundo oscuro, preguntándose si debería saltar, pero todo el mundo temía a ese lugar.
El mundo de la oscuridad es un submundo del reino lunar, también gobernado por el mismísimo dios, pero allí abajo existen criaturas malignas y temibles, que si alguien muere allí, significaba una muerte sin descanso, pues aun muerto las pesadillas de ese lugar te torturarían por siempre.
Shusetsu quería bajar, buscar a Eci y cuidar de ella, pero el mismo miedo que lo rodeaban lo hacían no hacerlo, ni él y sus amigos lo podían hacer, el miedo era más fuerte. Y muchos sospechaban que el único ser que bajaría reamente sin miedo era el mismísimo hijo del dios Ssenkrad quien muchos sospechaban que era igual a las criaturas de abajo, pero faltarle el respeto con eso era considerado muerte.
Así, día tras día, Shusetsu se quedaba allí sentando, esperando ver algo de luz, la luz de Eci, y bajar por ella sin miedo a la oscuridad de abajo, pero nada.
Hasta que, Ikuy se rompió.
Ikuy es un espejo que absorbe y refleja cualquier poder, no hay poder que pueda con su don, pero cuando absorbe y no expulsa esa energía se le queda en su interior, el comúnmente la acumula para pelear, a veces había seres de la oscuridad que subían y el las eliminaba, pero con el tiempo el dios de la luna, lo hacía absorber con más frecuencia la luz del dios del sol, pero nunca lo dejaba expulsarlo, por lo cual se sentía pesado, y mientras más absorbía, más pesado se sentía, hasta que…su pecho reventó, haciendo que se volviera un espejo nuevamente.
El dios lo agarro, hizo llamada de Shusetsu y sus amigos, lo cual los obligo a convertirse en joyas para ponerlos en el espejo, para que al final, lanzarlo fuera del reino de la luna.
Podía ser el final para ellos, pero cuando caía una suave manos sostuvieron nuevamente el espejo con los tres guardianes, frías, pero suaves, esas eran las manos de Eci quien se veía diferente.
Eci reparo a Ikuy, y con eso pudo sacar a los tres guardianes del espejo, los tres al verla, se percataron que parecía poco más joven, como si el tiempo se hubiera detenido en algún punto, pero aun así todos al verla lloraron mares mientras la abrazaban, Eci lloro también, tenía a sus viejos amigos con ella nuevamente. Después les conto todo lo que paso, y por lo que paso junto al dios del bosque Forest. También menciono todo lo que hizo, y les mostraría el lugar que estaba ella creando, había pocas cosas, y había personas allí, pero cuando ellos se presentaron, estos no mostraban nada, no sentían nada, ni siquiera una pisca de dolor en su cuerpo.
Eci contaría que es incapaz de ponerles emociones y sentidos a sus nuevas creaciones, por lo cual eran incapaces de sentir algo.
Shusetsu, agarraría a uno, quien ni siquiera peleo y haría un pequeño rasguño, el cual el reno a quien se lo hizo, no mostro ni incomodidad ni disgusto, hasta se percató que ni siquiera sangraba, el poder de su reina ya no era tan poderoso, por lo cual las criaturas aquí carecían de muchas cosas.
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Así con el tiempo, todos empezaron a buscar un modo para enseñar algo de emociones, Shusetsu, fue el más entusiasta, pues empezó a enseñarles cosas que podían hacer, ellos no entendían, pero tampoco se resistían a nada. Shusetsu, empezó a mostrar cosas que podían hacer, desde hobbies como leer algo, correr o dibujar, o deberes como limpiar y practicar cosas, como si fuera una pequeña escuela. Algunos lo hacían otros no parecían interesados, pero con el tiempo muchos empezaron a hacer cosas sin la necesidad de la intervención de Shusetsu y los otros guardianes.
Las nuevas creaciones de Eci evolucionaban, para mejor o por lo menos así lo veían, pues una gran parte que ya no sentía nada, empezaron a sentir el dolor en las nuevas, lo cual parecía bueno, pero dificultaba un poco cuando se lastimaba de verdad, pues estos sentían mucho dolor y eran incapaces de soportarlo.
Hasta que, Eci creo a un pequeño lobo, llamado Orora, quien de todos, sonrió con mucha alegría y felicidad, era pequeño un bebe, a quien se lo dejarían con otro lobo llamado Raito, pero este lo tiraría al suelo en cuanto se lo dieron, Shusetsu lo golpeo, el cual si se quejó, por el dolor de su golpe, pero el bebe no lloro, es más Shusetsu lo sostuvo de nuevo y le hizo un pequeño pellizco, pero el niño no mostro disgusto, seguía sonriendo y riendo. Por lo tanto aún seguía siendo un progreso más o menos.
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En un momento, el cielo oscuro se dividió, mostrando a la luna, pero de allí bajaba alguien, no era ni más ni menos que el hermano de Eci; Ssenkrad el  guardián de la oscuridad. Todo al inicio era tranquilo, no parecía nada fuera de lo común, Ssenkrad solo venía a ver a su hermana, pero en su mirada no mostraba nada de felicidad o gusto, parecía que odiaba el hecho de que su hermana haya podido sobrevivir. Hasta que, en la oscuridad hubo una discusión entre ambos hermanos.
Ssenkrad envidiaba de su hermana por poder crear cosas, por poderles darle vida, por poder darles compañía, pero el, él siempre estaba solo, a él lo veían como a un monstruo, lo veían como a las criaturas que existían aquí abajo, algo al que temer, Eci no quería pelear con su hermano, pero sus celos empujaron a su hermano a empezar a atacar, los guardes se interpusieron, pero Ssenkrad hizo una copia de ellos, que eran mucho más fuertes, estos aun si los golpeabas podían volver a la normalidad y no se agotaban, mientras que el trio nevado sí.
Eci se defendía con lo que podía contra su hermano, intentando razonar con él, pero este solo le decía cosas más de odio, Eci no entendía, hasta que uno de los golpeas la alcanzo, derribándola en el centro del castillo, donde ella guardaba una luz artificial que Forest y ella crearon para iluminar el camino de Eci y que con el tiempo crecía.
Ssenkrad apareció frente a ella y camino lentamente acercándose a su hermana, despidiéndose de ella, hasta ir velozmente a por Eci, mientras ella en un ataque de desesperación uso la luz artificial contras hermano, ella vio cómo su hermano se evaporaba y los cielos se abrían, la oscuridad de ese mundo ya no existía se podía ver la luz de una luna brillando, pero Eci y al no verlo volver como lo hacía siempre su desesperación apareció.
‘‘PERDONAME…HERMANO, PERDONAME… VUELVE PORFAVOR, PORFAVOR VUELVE, LO SIENTO TANTO…NO QUERIA HACERLO…LO SIENTO…HERMANOOOOO’’        
Los gritos de desesperación se oyeron por todo el castillo, los tres guardianes la oyeron cuando vieron que sus contrapartes habían desaparecido, entendieron con dolor que Ssenkrad no volvería.
Ikuy por su parte en todo el tiempo estuvo en los lugares oscuros buscando algo, algo que había visto brillar sobre todo el lugar, su hermano Ryue. Cuando lo encontró Ryue lloraba, porque nunca pudo detener a Ssenkrad y a sus celos. Al volver Hatsuyuki le contaría todo lo sucedido con el maestro Ssenkrad, a lo cual Ikuy no pudo evitar derramar lágrimas por la muerte de él y el dolor que aparecía ahora en Eci, mientras que Ryue, también cayó desesperado por no poder proteger a su maestro.
Eci ya no le temía a la oscuridad, y allí aparecerían unos seres que se parecían un poco a su hermano, solo oscuridad pero unos ojos brillantes, así se estableció una unión entre ellos y Eci, Eci así podría recordar a su hermano, y cada nuevo año, en la fecha de la muerte de Ssenkrad se apagan todas las luces, dejando entrar a la oscuridad, pero este no hacia ningún mal, es más cuando se hacia el día siguiente, había adornos. El trio de guardianes empezaron a creer que aun con su muerte Ssenkrad intenta disculparse con su hermana, y Eci para disculparse con el deja a la oscuridad entrar a su reino. Y así inicio una paz nuevamente.
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Shusetsu al ver que el castillo cayo, empezó a construirlo nuevamente, pero esta vez le daba su propio toque, que combinaran con su reina, hielo de colores livianos, esculturas de hielo, torres y todos con un diseño único y hermoso, Eci parecía cada vez más feliz y eso le agravaba a él, pues ella elogiaba sus habilidades y cuando ella necesitaba un cambio en algunas parte del castillo ella lo llamaba y ambos veían una forma de mejorarla, así ambos volvieron a tener tiempo juntos, algo que Shusetsu se alegraba internamente, y al verla por fin estar en paz y riendo, al se sentía a gusto con esto, hacerla feliz ahora era su prioridad hacerla olvidar todo el desastre que había ocurrido, para que ella sonriera así siempre.
Hasta que un llanto nuevo llego al castillo, de la luz artificial, un pedazo de tela de la pelea con su hermano, una lagrima congelada de ella y de la aurora de la corona de Eci, nacería un pequeño niño, Dicember.
Eci al ver, lloro mares, pues este niño, era el conjunto de todo lo que ella hizo, la luz para un reino oscuro, la pérdida de su hermano, la sanación de este y la corona del reino, lo que lo hizo ser su hijo. Pues a diferencia de todos los demás, ninguno fue tan personal como Dicember, todo por lo que ella paso estaba en ese niño, que sentía, tanto las emociones como los golpes, el reino floreció nuevamente y la felicidad de Eci creció mucho más, pues su hijo, crecía sano y fuerte.
Dicember tenía el cabello blanco, los ojos azules con un brillo de cristal. Él era un demonio, pero uno bueno y audaz, que jugaba siempre con todo el mundo, junto a su mejor amigo Orora el pequeño lobo.
Todo era tranquilo, nadie se metía con ellos, ya se podía disfrutar un desayuno, comida y cena juntos, Dicember le gustaba practicar sus poderes con los guardianes, por lo cual Shusetsu fue su mayor compañero de lucha, estos hacían un juego en el cual Dicember tenía que enfrentarse a enemigos que eran también sirvientes de Eci diseñados por Shusetsu quien eran como esculturas de hielo pero con vida y se movían. Shusetsu era su enemigo final, pero Dicember nunca podía llegar a él porque terminaba agotado, Shusetsu lo elogiaba porque cada día llegaba más lejos y que tal vez en unos dos años más él podría llegar a él, aunque no aseguraba que le ganaría, a lo que Dicember hacia un puchero y luego ambos reían.
El trio nevado se encargaron de darle mucha felicidad a Dicember, Hatsuyuki le enseño  magia a Dicember, Nagoriyuki le enseño como usar magia de defensa por si acaso, y Shusetsu le enseño a como pelear, Ikuy lo educo como si fuera un futuro príncipe y cuando Eci quería enseñarle algo, este ya lo hacía, por lo cual ella hacia un puchero, pero se alegraba que lo amaran y siempre comían juntos, Dicember era muy hablador y reía con su familia, nada era malo, todo era paz.
Pero cuando Eci reunió a los guardianes y Dicember jugaba con Orora, Eci vio como un enorme sol apareció en su reino, ella podía sentir su calor, no era cualquiera si no el mismísimo dios del sol había bajado a su reino, ella no lo entendía pero su instinto la empujo a buscar a Dicember y al encontrarlo, Orora lo abrazaba con mucha fuerza, mientras lloraba, cuando ella llego el sol se había ido, pero al ver a Dicebmer vieron algo que casi la ahogaba.
Dicebmer quien se parecía a su madre, ahora tenía el cabello rubio claro, sus cuernos azules se tornaron de colores grises y su cuerpo, temblaba por el frio, el pequeño estaba muriéndose de frio. Eci lo agarro y busco desesperadamente algo que mantuviera en calor a Dicember. Ryue otorgo una alternativa, el soplaba fuego cerca del niño, el cual funcionaba, pero Ryue se agotaba de soplar y Dicember volvía a tener frio muy rápidamente, como hacer que sobreviviera un pequeño niño con frio en un reino helado, las ropas eran muy finas y no lo cubrían bien, no había lugar en el castillo que lo mantuviera cálido.
Eci hizo muchas alternativas, pero su poder como gobernante de hielo solo creaba cosas para que el ambiente fuera ese, frio, Eci no dormía, no comía, solo se centró en buscar una solución para su hijo. Shusetsu cada noche oía llorar a su amada, la sonrisa que mostraba ante ellos eran falsas, pues todos veían como decaía Eci ante la desesperación.
Llego a un punto de crear una máquina para poder almacenar el fuego de Ryue y que este llegara a la habitación de Dicember, la idea funciono, pero Dicember se sentía triste porque solamente se quedaba en su habitación, no se quejaba, pero era aburrido y ya no pidió hacer lo que más le gusta, estaba atrapado y eso entristecía a su madre aun si él no lo decía, ella se daba cuenta.
Eso alejo a Eci de todos, su lucha por buscar algo para darle calor a su hijo la ocupo todo los días, Shusetsu, intentaba animarla, pero ella se alejaba todo intento de el de buscar algo para hacerla feliz, nuevamente fueron fracaso, lo que poco a poco una voz en su interior domino su mente.
Mientras Shusetsu creaba una escultura de la gema del reino frio para poner en algún lado de las aldeas de las sombras, su mente empezó a divagar, algo le decía cosas, el empezó a pensar cosas malas. Se dijo para sí mismo ‘‘¿Porque todo el mundo quiere hacerla llorar?, ¿Por qué no podemos tener un momento de paz?, ¿Por qué cada día es peor?, ¿Por qué siempre la apartan de mí?, todos los días me esfuerzo para que ella sea feliz, ha sido mi deber todo el tiempo, pero no, todo el mundo la aparta y la hace sufrir, lo que daría para que ella no sufriera’’ Y de repente en su mente nació otro pensamiento, uno hostil y maligno ‘‘Y si Dicember se fuera’’ en ese pensamiento corto accidentalmente un pedazo de la joya cayo, mostrando ante el mismo unos ojos llenos de impotencia e ira.
Todo el mundo seguía intentando animar y enseñarle las mismas cosas que hacia cuando Dicember iba para fuera, pero Shusetsu dejo de hacerlo, Shusetsu creía que si siguiera viendo a Dicember no sabría que le haría, por lo cual intento ocultar esos sentimos nuevamente, pues estos eran de odio. Como podía odiar al hijo de su reina, lo peor es que cada día que pasaba era peor y cuando sus otros amigos aparecían y le preguntaban porque no veía a Dicember este al principio los ignoraba, pero llego un punto en la que el alzo la voz, y pelearon a gritos, hasta que Ikuy interfirió, dejando a Shusetsu irse.
Shusetsu solo quería paz, quería estar con ella, que ella sonriera, riera, le hablara, lo elogiara, volver a como antes, donde no había preocupaciones, y en su mente la única forma era.
‘‘Mata a Dicember’’
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Dicember no podía dormir, solo se acostaba en su cama hasta que escucho que alguien abría la puerta, Dicember al voltear y sentir el frio vio a Shusetsu quien no tenía una mirada muy agradable, Dicember lo saluda, pero este termina esquivando un ataque del mismo Shusetsu, Dicember intenta huir fuera de la habitación, pero recibió un golpe del otro brazo y lo saco fuera del castillo, Dicember cae sobre la nieva que evita que se lesione.
Todo el castillo escucha los ruidos, Hatsuyuki y Nagoriyuki bajan para buscar la razón del ruido, y al no ver a Dicember lo buscaron.
Dicember estaba huyendo en el bosque de pinos con el frio en su cuerpo, pero sus pies no se detenían por el miedo a Shusetsu, Dicember gritaba ‘‘porque, porque le hacía esto a él’’, Dicember confesaba que quería mucho a Shusetsu como un hermano mayor, pero este no respondía, hasta que este dio un golpe cerca de Dicember haciendo que este rodara y callera al suelo, pero esta vez sin poder moverse, el frio ya no le daba para más, estaba congelado y su cuerpo le dolía mucho.
Hatsuyuki y Nagoriyuki junto a Ikuy, al final los encontraron y miraban a un Shusetsu que se acercaba a Dicember, creían que él lo había encontrado, pero al ver que Dicember no cambiaba de su expresión de horror, se acercaron lo más rápido que podían, pero Shusetsu ya iba por darle el golpe de gracia.
Todo en ese momento se congelo, Hatsuyuki, Nagoriyuki e Ikuy no iban a llegar a salvar a Dicember, solo podían observar con horror el horrible destino del niño, cuando se escuchó un golpe atravesando algo, los tres cerraron los ojos, creyendo que Shusetsu había matado a Dicember, pero al abrir los ojos, vieron que un enorme bloque de hielo que atravesaba a Shusetsu.
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@dudd-ie
Las miradas de todos se dirigieron al lugar donde provenía la hilera de columnas de hielo y no era ni más ni menos quede la propia reina Eci, su mano temblaba y con una mirada de horror, mientras lagrimas caían de sus ojos, viendo como Shusetsu sangraba por el ataque de Eci, este diría el nombre de ella y caería al suelo.
Eci corre hacia Shusetsu mientras que los otros tres iban con Dicember Hatsuyuki empezaba a limpiar la cara de Dicember por la sangre que le cayó, mientras este veía horrorizado la muerte de alguien a quien quería mucho y su madre le lloraba, intentando sanarlo, pero este, se negó  que lo curaran.
-Eci…
-Déjame curarte…oh Shusetsu porque…porque hiciste esto…?
-Yo…creí…que…hacia lo correcto…usted sufría…día tras día…yo…solo quería que fuera feliz…
-Oh Shusetsu…tu…
-Lo siento…de nuevo…tome una decisión…que no me…correspondía a mi…
Eci lloraba mares, estaba muriendo alguien a quien ella apreciaba, alguien quien la acompaño en todo tipo de situaciones, los otros dos guardianes lloraban por su amigo quien parecía aceptar su destino, mientras que Ikuy solo miraba hacia otro lado.
En sus últimos momentos Shusetsu miro la luna, aquella que apareció cuando Ssenkrad murió y le pidió un deseo.
‘‘Mi señor, si aún existe misericordia hacia mí, pido perdón por mis acciones, pero por favor, déjame proteger realmente lo que ella ama, aun si yo no existo más, quiero proteger a su más amada creación, su hijo…quiero proteger a Dicember de su dolor’’
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@dudd-ie
Y una luz levanto su cuerpo y desapareció, pero cayó algo más, un chalequito de oso. Cuando lo vieron quedados en shock hasta que notaron un Dicember dormido, y lo llevaron rápidamente a su cuarto donde repararon todo para que volviera hacer una habitación cálida.
Al despertar Dicember ya no fue el mismo, ya no reía o sonreirá, solo se la pasaba estudiando y entrenando, pues el chaleco que estaba usando ahora solo aumentaba el odio que se generó hacia sí mismo, aun si lo protegía, aun si podría salir, aun si podría disfrutar lo que antes disfruto,  lo odiaba,  y guardaría sus emociones para el mismo, para no molestar a su madre, así como le enseño Shusetsu.
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Datos extras.
Shusetsu, era muy apegado a Eci aún más que Ikuy, él era quien la acompaña día y noche, pero cuando ella estaba triste prefería estar sola, lo que a veces molestaba a Shusetsu, porque creía que el suceso molesto mucho a Eci y el no pudo hacer nada para evitarlo.
Él es muy protector al igual de fuerte, además de alguien con un gran carisma, por eso Dicember lo quería mucho como un hermano, aun si al final este quería matarlo.
Shusetsu genero un trauma verdadero en Dicember, haciendo que el mismo piense que es culpable del dolor de su madre, por ello el pequeñín dejo de actuar como un niño y maduro demasiado, volviéndose el segundo más fuerte.
Shusetsu quería mantener su mente clara, por eso empezó a alejarse, pero algo lo invadió, algo que provenía de la luna, de la luna nueva, y lucho mucho con su mente, pero no lo logro.
Shusetsu a quien le pidió un deseo fue a la luna llena, el día en que ataco a Dicember la luna brillo mucho esa noche que era capaz de alumbrar todo el reino de hielo.
Eci para conmemorarlo, hay un día del oso polar en el reino, donde todos conviven y celebran con alegría, además de poner las comidas que más comía el, eso y hay algunas escultura de hielo de él, una en donde habitan algunas de las creaciones de Eci, otra en el bosque de pinos y la ultima en el castillo en una torre donde frecuentaba Eci y el para presenciar los amaneceres y las auroras boreales.
El trio nevado es el nombre de  equipo de Hatsuyuki, Nagoriyuki y Shusetsu, puesto que sus nombres están relacionados a eso. Hatsuyuki, cuando inicia la primera caída de nieve, Nagoriyuki, cuando la nieve va y viene y Shusetsu, cuando la nieve deja de caer.
Shusetsu sus esculturas favoritas son las de Eci y las de las flores, pues decía que quería hacer muchas para imitar la primavera, con sus colores y brillo que observaban del mundo de Forest.
Shusetsu era el compañero de prácticas de Dicember, pero tras su muerte Hatsuyuki tomo su lugar, además ella siempre aprecia todo lo que hizo Shusetsu, aunque se pregunta que lo empujo a hacer lo que intento hacer.
Shusetsu sin su traje, sus manos son semi normales, pues estas son manos humanas pero con garras grandes y almohadillas en las palmas y dedos.
El suéter de Dicember cuando este duerme pero se encuentra en peligro, el suéter pareciera que está vivo, pero en realidad es como una orden del propio deseo de Shusetsu, pues este no habla ni piensa, solo se mueve cuando Dicember está totalmente inconsciente, si esta consiente este nunca se mueve.
Eci probo primero el suéter, pues no confiaba mucho al principio, pero sintió en ella un verdadero deseo cálido, el de proteger y cuidar el amor. Eci entendió el mensaje del suéter y mientras Dicember dormía aun, ella se lo coloca y este deja de temblar de frio.
Dicember al principio odio el suéter, pero al no tener otra alternativa, empezó a usarlo, odiándolo y queriéndolo al mismo tiempo. Aunque también lo ayudo para mejorar sus poderes.
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Agradecer a @dudd-ie por permitirme usar los dibujos que realizo para mi y que ahora puedo publicar en esta historia.
Tal vez tambien los ponga en mi wattpad pero cuando este completo, con la ultima parte que será la tercera.
Eso seria todo por mi parte y gracias por leer. 💙💙💙
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llinguallambiona · 6 months ago
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De sidras por Gijón; El Pedreru
Hoy tenemos la ocasión de visitar una de las sidrerías que teníamos en la recamara para su visita, desde hace tiempo; El Pedreru, en Gijón, donde podemos encontrar, desde noviembre de 2022, al equipo que hace unos años regentaba la Sidrería Dakar. La Sidrería el Pedreru esta en la calle Garcilaso de la Vega 6 de Gijón, una bocacalle entre Uría y Marques de Casa Valdés, en pleno centro de Gijón.…
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yourneondemon · 6 months ago
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🥞 Giorno Giovanna 🥞 [01] VIAJE EN METRO (1/2)
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Sinopsis: Robin Bárbara Halloween es la nueva mano derecha del gran Giorno Giovanna, jefe de la mafia italiana, Passione, y debe enfrentarse a muchos desafíos y en especial, los castigos que se le impongan. Derramar café sobre su jefe fue un imperdonable error.
Ship: Giorno Giovanna, Robin Bárbara Halloween
Fandom: Jojo's Bizarre Adventure
Recuento de palabras: 5314
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*Ser un asistente y mano derecha del mafioso más importante de Italia —y de varios puntos del mundo—, cocinero personal, entre otros títulos por todo lo que debía hacer, era muy complicado; y no solo para su jefe sino para el capo, Bruno Bucciarati y Mista Guido, y el resto del grupo principal, Pannacota Fugo, Abbacchio Leone, Guido Mista y alguien más, le comentaron que era una señorita que trabajaba desde otro lado*.
*La lluvia empezó a las seis de la tarde en Japón, Shibuya, y trotaba pasando por el famoso cruce con varias bolsas de tela en sus manos, había comprado muchísimos productos para cocinar y había ido a ferias para comprar almejas, pescado, verduras, frutas, pulpo, entre otros. Mientras cruzaba por la senda peatonal la lluvia empezaba a acentuarse cada vez más, así que con torpeza sacó su paraguas transparente y siguió su camino hacia la estación de tren*.
*Se trataba de un chico tímido, sensible, cerrado. Sobre su rostro se pintaban por todos lados pecas marrones, pero también tenía lunares enormes de color marrón, casi como unas manchas de vaca. Cabello antes desprolijo y ahora atado en uma coleta de caballo, bien cortadito e impecable. Lo único que le preocupaba era su terrible acné en su rostro, era algo a ver pronto y quería ayudarlo en eso. No era el chico —según los cánones de belleza— más guapo, pero eso le daba completamente igual. Eso sí, con el dinero que recibía por su trabajo quería pagar un tratamiento mejor para su acné en el rostro, espalda y en varias partes del cuerpo que era bastante considerable. Muchas veces el acné que tenía era doloroso cuando se bañaba y pasaba la esponja, y quería arreglar ese enorme problema*.
*Finalmente subió al tren, moderno y con toques elegantes de madera, detalles en dorado, cuadros al óleo entre una mezcla de minimalismo y rococó, le agradaba mucho el ambiente de allí. Pero no se fijó tanto en los detalles ya que tenía el tiempo a cuenta gotas, así que con un pase especial entró a la cocina privada que alquilaron y después de una rutina de higiene general, se lavó las manos, se puso un gorrito plástico para que ningún cabello ni nada caiga a los platos, guantes de látex blancos, un cubrebocas negro, trajesito completo blanco, delantal y se descalzó antes de entrar a la cocina para ponerse zapatos especiales de goma previamente higienizados. Los cuidados aquí eran escenciales y a eso ya lo tenía escrito de arriba para abajo en su día a día y por supuesto, en su trabajo*.
*Sacó de las bolsas todo lo que compró y empezó a cocinar. Hoy en día aparecían más artefactos para cocinar de forma instantánea que ayudaban mucho en la precisión, rapidez y como una manera de agilizar las cosas, pero había técnicas que le gustaba realizar a mano*.
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*Pasaron quince minutos, treinta, cuarenta, cincuenta, una hora y seguía realizando las comidas en coordinación con los platillos de la noche, que a su vez incluían los postres, por supuesto. Después de dos horas casi exactas finalmente terminó de hacer todos los platillos para el grupo*.
Robin: Uff... *Suspira con pesadez, le dolía la espalda y un poco la cabeza, así que se toma una pastilla, no quería no terminar sus labores, su jefe notaba cualquier detalle que faltase* Bien. Treinta minutos *Solo tenía treinta minutos para ducharse en su habitación, una pequeñita con una cama pequeña, escritorio con una lámpara esfera, todo muy monoambiente y cómodo. Dejó su bolso con sus pocas pertenencias y se fue a duchar directamente*.
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*Fue tan relajante el agua caliente sobre su piel, pero en algunas zonas le dolía así que fue muy cuidadoso. Donde más persistía su acné era en su espalda, se sentía como un chocolate almendrado, que tenía unos cordones montañosos horribles; su mayor complejo. Después de unos diez o trece minutos bajo la ducha, salió, se puso su uniforme propio de Passione y salió del camarote y del tren, arrancaba en la noche*.
Robin: *Fue entonces que vio al auto negro estacionarse frente a él. Apenas se detuvo abrió la puerta de uno de los asientos de atrás, abrió un paraguas negro y sonrió con amabilidad* Buenas noches, señor *Hace una leve reverencia a la vez que lo cubría de la ténue lluvia*.
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Giorno: Buenas noches *Baja del auto y cerrando su saco de vestir encajando botón por botón, el viento era bastante helado en esa temporada. Su dorado cabello se agitaba por el viento y sus ojos penetrantes miraban a su alrededor hasta centrarse en el tren estacionado. De los demás compartimientos bajaron el resto del equipo acompañados por otros secretarios* Cenaremos pronto, ¿está todo listo? *Gira su cabeza para dirigirse a su secretario personal*.
Robin: *Abre la boca para responder*.
Giorno: Claro que sí *Y girándose nuevamente ignorando su acto, cruza la calle para finalmente subir al tren con todo su equipo, obviamente Robin fue a su lado cubriéndolo de la lluvia y recogiendo los sacos de cada uno del equipo a medida que entraban*.
Robin: (Vaya, me pagan por ser perchero) *Pensaba como curiosidad, nunca se imaginó tener ese oficio en la vida. Con dificultad cerró el paraguas grande y subió al tren con un cúmulo de ropa en sus brazos y hombros. Las tiró en la mesilla de la entrada y rápidamente fue con Giorno. Conocía bien el protocolo de las veces que llegaba a un lugar, tenía que estar atento a sus movimientos, a lo que quería o le pedía en pequeños códigos si la situación lo ameritaba. Tomó el segundo saco de su jefe apenas hizo el gesto para sacárselo* Permítame, señor *Baja la mirada, debía ser rápido al mismo ritmo que el grupo de personas, en especial su jefe, obvio*.
*El tren arrancó de inmediato*.
Giorno: *Deja que Robin tome su chaqueta y entra junto a Bruno, Abbachio, Narancia y Mista a un bonito comedor, no tan amplio pero elegante, incluso tenía macetas pequeñas dando una vibra natural y relajante. Lámparas de pared, había una pequeña barra de tragos, una televisión, alfombras preciosas, cortinas bordadas y cuadros* Bueno, tomen este viaje como un momento para relajarse, pero reitero, solo un momento *Les regala una sonrisa amable* Bien, mientras viene la comida, hablemos *Movió ligeramente su dedo anular, era la señal para que su secretario/mesero/cocinero y barra muchas otras profesiones, traiga la comida*.
Robin: *Hace una reverencia y se retira del comedor para dirigirse a la cocina. Saca de las neveras los platillos de la entrada, gracias a la práctica podía cargarlos sobre sus brazos y bajarlos sin ningún problema, así que regresó al comedor mostrando sus habilidades. Dejó los primeros platos y por último, a su jefe* Buen provecho *Hace una reverencia y va a la cocina una vez más, toma el vino elegido anteriormente por Abbachio y lo lleva en una bonita caja ornamental*.
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*Aún le faltaba práctica y estudio para servir de forma correcta los vinos, pero se esforzaba en sus tiempos libres, era todo un arte. Procedió a mostrarle el vino a Abbachio, quien asintió con la cabeza, así que lo destapó y sirvió medio centímetro en su copa de cristal*.
Abbachio: *Toma la copa y huele el vino, lo prueba, luego sacude circularmente el vaso para que el aroma y sabor cambie. Asiente con la cabeza para indicarle que iba a tomar de esa marca esa noche. Le acercó la copa mientras escuchaba la conversación de sus compañeros y comentaba al respecto*.
Robin: *Sirve con cuidado el vino. La conversación del grupo sonaba divertida y entretenida, reían pero no prestaba atención a detalles, era de mala educación y tampoco le incumbía. Cuando el joven Abbachio levanta su mano, endereza la botella y la deja en una cubeta con hielo. Se aparta de la mesa y se queda parado en la entrada del comedor viendo si necesitaban algo, siempre a la espera de algún llamado. Habían pasado entre quince y veinte minutos desde que sirivió la entrada, y cuando vio el gesto de Giorno fue rápidamente a la cocina para servir el platillo principal*.
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Robin: *Al ser platos hondos y más pesados, sí tuvo que llevar uno por mano. Los puso en la mesa, regresó a la cocina y llevó los que faltaban, hasta que la última vuelta fue para su jefe, Giorno Giovanna, jefe de la mafia italiana ¿Cómo terminó trabajando para él? Simplemente se postuló para el trabajo sin saber que se trataba de un jefe tan particular, peculiar. Todo un caso* Buen provecho *Hace una leve reverencia y otra vez se para en la puerta del comedor a esperar más órdenes. Durante la noche llevó platos nuevos con la cena, algunos repitieron incluso tres veces. A la hora del postre el grupo pidió personalmente lo que querían, así que anotó mentalmente cada pedido de cada uno. Regresó a la cocina y llevó los postres ya hechos e hizo lo más rápido los platos que faltaban, a veces no llegaba con los horarios para hacer toda la cartilla* Buen provecho *Comentó suavemente cuando dejó el último plato para su jefe*.
Giorno: *Asiente suavemente con la cabeza en forma de agradecimiento, y sin más, sigue con su charla grupal. Sacaba papeles y documentos, fotografías y más información en una tableta para compartir el caso con su equipo*.
Robin: *Suspira de alivio al ver que todo estaba muy bien, que la noche pasaba tranquila y realizaba su trabajo correctamente, eso significaba que no habría ningún "regaño". Pero no debió adelantarse al diagnóstico. Pasaron treinta minutos después de las variadas repeticiones del postre y ya el grupo prefirió finalizar con café y té. Así que rápidamente y según los pedidos, fue a preparar y hacer el ritual del café en granos y té en hierbas*.
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Giorno: *Mientras esperaba su café, guarda los papeles en sus carpetas y cambia de tema para hablar de otras cosas más relajadas*.
Robin: *No tardó mucho en regresar al comedor con su uniforme impecable, coleta de caballo baja y zapatos relucientes, pero hace varios meses ni se imaginaba tener este puesto, esta calidad de ropa. Y tampoco imaginó que iba a cometer un tan simple y pequeño error que lo condenaría esa misma noche. Sirvió el té para Abbachio y Narancia, café con leche para Bruno y Mista Guido, y por último, un expresso para Giorno Giovanna. Sin embargo, de los nervios por estar tan cerca de su jefe junto a sus temblores que ya tenía de por sí, volcó la mitad del expresso sobre el platito de la taza y el mantel blanco bordado con flores* M-mierda. Señor, una disculpa. Déjeme encargarme de esto, le traeré otro *Sacó un trapo de su traje de mesero y limpió lo posible el café de la mesa, pero cuando miró a los ojos a su jefe, vio ese brillo verde tan particular que significaban problemas seguros, "regaño" de los intensos*.
Giorno: Quiero verte en mi oficina después de las doce, le daré una valoración de su desarrollo de la misma profesión que ejerce. Sea puntual.
Robin: *Sus ojos se abrieron como platos al procesar esas oraciones y lo que significaban. Hubo un silencio gutural en el comedor, solo se escucharon pequeños tintineos de los cubiertos reposando sobre los platitos, carraspeos de garganta y el sonido del tren moviéndose. Su corazón dio un vuelco increíble, ¡ni siquiera estaba seguro a qué se refería! ¿Iba a despedirlo? ¿Regañarlo como nunca? ¿Una advertencia? ¿De qué carajos se trataba? Recuperó el aire que perdió en tan pocos segundos y como pudo, asintió con la cabeza tomando la tazita y el paño empapado de café* Sí, señor *Hace una reverencia antes de retirarse de allí casi trotando. Una vez en la cocina, no pudo evitar que sus ojos se cristalicen por el miedo que sentía, no podía permitirse que lo despidiesen, su trabajo significaba un avance en su vida y como persona, necesitaba el dinero para pagar los tratamientos para su piel y una estadía mejor en la ciudad. Y mientras sus manos temblaban como nunca, hizo otro expresso más rápido que el anterior. Tomó aire y le sirvió en una tazita nueva el café a su jefe. Ni siquiera se atrevió a mirarlo* Provecho, y una disculpa, señor *Se apartó sin esperar respuesta*.
Giorno: Retírate. Es todo *Agarra la tazita con cuidado y da los primeros sorbos al expresso, estaba delicioso como siempre*.
Robin: Sí, señor *Hace una reverencia* Buenas noches, caballeros *Se despide del grupo y se va a su camarote. Empezó a llorar apenas cerró la puerta detrás de sí, estaba aterrado por la situación, sentía una verguenza descomunal por hacer el ridículo y se atormentaba con la pregunta de ¿cómo pude cometer semejante error y a estas alturas? Trató de calmarse mientras pasaban los minutos y se quitó el uniforme para colocarse otro que era de estadía, mientras no cumplía ningún servicio por el momento. Procedió a sacar de sus pertenencias una moledora de café con sus granos dentro, un block de notas A5, pluma, cucharitas metálicas y una tazita de vidrio envuelta en papel espumante para evitar que se rompa. No podía relajarse, así que atendió a uno de sus hobies, probar diferentes tipos de cafés. Hoy tenía granos más tostados de cierta marca, y anotaba los cambios de sabor, aroma, entre otras cualidades. Y siempre se guardaba un grano de recuerdo en un mini tapersito para conservarlo mejor. Finalmente su cuerpo se relajó un poco cuando probó el sabor del café, tostado, delicioso. Tomó nota*.
Robin: (Después de las doce, después de las doce, después de las doce...) *No podía quitarse eso de la cabeza, las palabras de su jefe, su tono de voz y en especial su mirada tan penetrante, incluso la de los demás. Aquella situación lo heló y ahora lo atormentaba cada vez más que la hora se acercaba, hasta que finalmente se hicieron las doce de la noche. Esperó cinco minutos y luego se levantó de su cama para salir del camarote. Preguntó donde estaba la pequeña habitación de Giorno, no sabía a fin de cuentas. Cuando estaba detrás de su mismísima puerta, tocó dos veces* Señor, ¿puedo pasar? *Espero unos segundos hasta que escuchó que dijo que sí* ¿Señor? *Pasa finalmente. Desde afuera no parecía grande, pero sí lo era y muy elegante, hermoso* Buenas noches, señor *Lo ve sentado en un sofá doble contra la pared de la pared y detrás la ventana cubierta por cortinas*.
Giorno: *Miraba a Giorno en una cierta oscuridad de la habitación, la sostenían dos lámparas con luz cálida, ténues* Quítate los zapatos *Dice sin siquiera saludarlo o corresponderle*.
Robin: *Asiente con la cabeza y se quita los zapatos. Pasaron varios segundos de puro silencio, se limitaba a frotar sus manos de los nervios*.
Giorno: Desata tu coleta *No despegaba su mirada en él, y no solo observaba su ropa, su postura, comportamiento, quería también medir su resistencia en situaciones tensas*.
Robin: *No duda en hacerlo y deja que su cabello lleno de freeze, esponjoso pero nada suave ni bonito*.
Giorno: Derramaste café sobre mi ropa, ¿sabes lo que significa eso?
Robin: *Asiente con la cabeza y desvía su mirada a un costado, no podía verlo directamente* Lo lamento, señor *Tampoco pudo evitar que sus ojos se cristalicen* Entiendo que fue una falta muy grande *Su voz se quiebra* y entenderé si cree que despedirme es la mejor opción *Baja la cabeza y cubre su cara con una mano* No soy el mejor realmente, creo que hoy lo demostré muy bien *Ya se le estaba cayendo los mocos en forma de agua de su nariz* E-es entendible, es lógico y lo acepto, acepto cualquier crítica y decisión que tome, que de todas formas es mi trabajo, señor *Frota sus párpados ya todos mojados*.
Giorno: *Se levanta del asiento y va con él rápidamente* Robin Bárbara Halloween. No dije ni mencioné nada de despedirte, y ya lo asumiste. Estás llorando por algo que no pasó y que ni siquiera se me ocurrió, cálmate *Apoya su mano sobre su cabeza y acariciarla con cuidado* Ven, siéntate *Toma su mano para conducirlo al sofá de antes, se sienta y sienta al joven sobre sus muslos* No te voy a despedir, no sé de dónde sacas todo ese drama. Pero si escribieses un libro te harías famoso y millonario de tremendas historias que te inventas *Saca de su bolsillo varios pañuelos y le limpia los mocos*.
Robin: *Aunque poco a poco se calmaba por sus palabras ya se había alterado, le era complicado calmar su respiración* S-si, lo lamento señor. C-creí que- *Dejaba que limpie su nariz y con otros pañuelos los ojos* En serio lo creí. Lo lamento. Es jefe de una mafia *Baja la cabeza*, si no te sirve alguien lo despides y ya, otros lo matarían o podrían a la servidumbre *Frota sus ojos*.
Giorno: *Aunque le dolía de cierta manera la imagen que tenía de él, pues Diavolo se encargó de esparcir calamidad en toda Italia y a otras partes del mundo, tampoco era una sorpresa que mucha gente vea a Giorno como el próximo dictador, pero él no era así y nunca lo sería. Entendía los motivos de Robin y es por eso que quería hacerle ver que él es otra persona. Bueno, mafía igual a dinero, drogas, extorción, dolor, abusos y todo el lado oscuro de la humanidad, ¿qué podía esperar que la gente creyera? Ya hicieron una enorme limpieza de personal apenas asumió su cargo, ahora debían limpiar la ciudad de drogas y la imagen que dan. Para no preocuparlo, le regaló una pequeña sonrisa* Hey, no voy a ponerte en la servidumbre ni mucho menos matarte. No soy un mafioso hijo de la gran puta como en las películas o como muchos dicen *Da un suspiro* Y con respecto a tu trabajo, iba a decirte que hoy te luciste. Manejaste bien la situación cuando volcaste café, en las primeras semanas de prueba cuando te contraté no dejabas de temblar, llorar, ponerte nervioso, y hoy no lo hiciste. Sí maldijiste, eso no me gustó. Debes pedir disculpas pero no maldecir, porque los modales y el respeto hacia las demás personas te define.
Robin: *Asiente con la cabeza* Sí, señor. Una disculpa por eso *Da un suspiro más profundo, ya su respiración se calmaba*.
Giorno: ¿Cómo voy a despedir a un secretario tan lindo? *Estira sus brazos y lo abraza de la cintura para acercarlo más a su cuerpo, aprovechaba que cogió altura en estos dos últimos años y con los entrenamientos, una buena masa muscular* Cuando lloras siempre te tiembla el labio inferior.
Robin: *Sus mejillas se tornan muy rojas y ahora una media sonrisa temblorosa* J-jefe, no diga eso *Desvía su mirada ya riéndose, cubre otra vez su cara con su mano de la timidez*.
Giorno: *Sonríe al verlo* Mmh.. Que de hecho, ¿cómo podrías siquiera pensar que con esta relación que llevamos te puedo despedir? *Apoya su frente a la suya siguiendolo con la mirada, su pobre secretario trataba de esconder su cabeza lo posible* Mírame, es una orden de tu superior.
Robin: *Poco a poco levanta su cabeza hasta poder verlo a los ojos* Pero no d-digas.. e-esas cosas, q-que me pongo nervioso.
Giorno: Lo sé *Levanta su mentón con mucha delicadeza* Vas a ir a clases de oratoria y a un fonoaudiólogo. No debes pagar nada, pero quiero que mejores tu hablar, me preocupa cada vez que te escucho *Pasa su mano por su mejilla, no le importaba si sentía la textura de su acné* Y te pediré turno para ir a un dermatólogo, ¿te duele cuando te bañas?
Robin: Señor, no tiene que hacer esto. Me refiero, es muy costoso, solo soy un secretario sin importancia y-
Giorno: *Su sonrisa se borra y levanta su dedo índice frente a su cara* Última vez que dices eso, Robin Bárbara Halloween.
Robin: *Se sorprende por su mirada y tono de voz* Sí, jefe. Tiene razón *Da un suspiro*.
Giorno: *Acomoda un par de mechones que cubrían su cara* Ven, acuéstate, quiero pasar más tiempo contigo. Mañana hay las mil y un reuniones y no quiero pensar en ello ahora. Ven *Palmea sus muslos* Apoya tu cabeza y cálmate. Será un viaje largo. Nadie va a entrar aquí sin tocar la puerta, les dije a los demás que estaría durmiendo.
Robin: ¿E-está seguro? M-me re-refiero a- *Es interrumpido de repente*.
Giorno: Robin, es una orden *Mira al joven de una manera especial, con una sonrisa de Monalisa. Acomoda su cabello rubio aunque se había puesto gel en la parte de la frente, lo tenía bastante largo y ya merecía un buen corte*.
Robin: S-si, disculpa jefe *Con timidez, se recuesta en el sofá y reposa su cabeza sobre los muslos de su superior* S-si... Si se siente incómodo, p-puedo retirarme cuando quiera *Lo mira con un poco de verguenza por la situación*.
Giorno: Robin, *Acerca su mano a la mejilla del joven que estaba temblando* cálmate, me pones nervioso cuando estás nervioso, siento que te dará algo todo el tiempo *No pudo evitar una sonrisa suave de su parte, pícara e incluso algo atrevida* ¿Ye te he dicho que eres una vaca muy linda? *Su mano se desliza hasta su cuello y acariciar con su pulgar su mentón y papada*.
Robin: *Cerró sus labios entre sí del nerviosismo, no creía que su jefe en un momento como este tomara este papel que pocas veces en la semana lo tomaba en su oficina, los dos solos. Giorno desde las primeras semanas que estuvo con él enseñándole las rutinas y protocolos en las diferentes instalaciones de Passione, fue agarrando este comportamiento más atrevido pero delicado, hasta el punto que se llegaron a besar varias veces en total secreto. Era extraño este "contrato", este código entre los dos, pero no le desagradaba, y Gio lo sabía. Obviamente muy por dentro no iba a admitir que no quería despegarse de esta relación especial, ¿qué había de malo en esto? ¿qué consecuencias traería besar al jefe de la mafia italiana?* N-no lo sé... *Desvía su mirada por verguenza, su cercanía era bastante próxima*.
Giorno: *No dejaba de acariciar la mejilla de Robin con suavidad, y algo que le gustaba mucho hacer para no solo molestarlo, sino enseñarle a estar en alerta todo el tiempo, era hacerle unas pequeñas cosquillas en sus orejas o en la nuca, y eso quería hacer ahora. Así que procedió a rascar suavemente una de sus orejas pecosas* ¿Que qué no sabes? ¿Que eres una vaca muy bonita?
Robin: ¡Gh! *Se sorprende por el tacto y rápidamente empieza a reírse, tenía una risa particular que incluso podía hacer reír a los demás. Era suavesita y rápida, a veces solo cerraba la boca para reír en una pronunciada "m", al ser tan sensible no podía controlarse mucho* J-jefe, ¡jijiji! Por favor *Eleva sus caderas sin poder evitar patalear* ¡Jijiji! M-maldición, por favor *Dice entre sus risitas, a veces cuando tomaba aire se le escuchaba un ronquido como de cerdito y eso le daba muchísima verguenza*.
Giorno: (Adorable) *Su sonrisa desaparece de inmediato al escucharlo y detiene sus movimientos* ¿Maldición? Esa palabra no te la enseñé nunca y no creo que esté en tu diccionario. No me gustó nada. Es la segunda vez que te escucho decirla en el día *Inclina su torso levemente hacia al frente para acercar su rostro al de su acompañante, no despegaba sus ojos de los suyos, quería intimidarlo, presionarlo* Nada.
Robin: *Se cubre la boca cuando se detiene, estaba sorprendido por su palabra* L-lo siento mucho, jefe, no quería... ¡No está en mi diccionario, lo juro! Lo siento, lo siento mucho *Mueve sus manos negando todo, ahora sí su corazón dio un vuelvo tremendo. Giorno sí le hizo pasar en esos dos meses a prueba varias situaciones donde debía mantener la calma, paciencia, tolerancia, pero nunca lo castigó. Ahora su mirada era diferente de las muchas que vio en él, su expresión indicaba que estaba molesto de verdad y que recibiría un castigo digno de su nivel*.
Giorno: ¿Cuestionas lo que escuché? ¿Me cuestionas? *Un aura dorada aparece alrededor de su cuerpo, brillaba solo para la vista de ambos* No te muevas o me harás enfadar más... *Seguía sus ojos como un láser, no iba a dejarlo estar tranquilo hoy, quería divertirse. Estaban solos en el compartimiento ¿por qué desperdiciar esta oportunidad?*.
Robin: ¡E-eh! ¡No no no! D-digo- *Es interrumpido una vez más*.
Giorno: Dije que no te muevas, otra desobediencia más e irás acumulando puntos, secretario *Golden Experience Requiem se manifiesta en la pequeña habitación. Aunque Robin no tenía un stand, raramente podía verlo y eso lo descubrió en su primera entrevista de trabajo, había pegado tremendo grito al ver -dicho con sus propias palabras- un fantasma de ojos saltones* Y ahora, aguanta las consecuencia de tus actos *Sacó de un compartimiento pequeño del posabrazos un cigarrillo electrónico, no succionaba ni aspiraba nada ya que no tenía esa función, solo largaba vapor de vez en cuando para simular un cigarro, tenía una apariencia realista y dar esa impresión*.
Robin: S-si, je- *Pero no pudo terminar, Golden Experience lo tomó de las muñecas directamente para extender sus brazos dejando su torso totalmente expuesto y por consecuencia, su uniforme se había levantado varios cenímetros dejando ver parte de su barriga marrón por su lunar gigante* ¡E-eh!
Giorno: Robin Bárbara Halloween. Les dije a los demás que te iba a dar un fuerte regaño por el accidente en el comedor, así que *Le manda a su stand que saque de su mochila una cinta plástica de las que usabas para embalar cajas*, no puedes dar gritos tan fuertes *Corta un trozo de la cinta y junta sus muñecas para atarlas dándole varias vueltas* Y me gustaría empezar... No, de hecho GER lo hará *"Fuma" de su cigarrillo falso y apoya su espalda en el sofá mientras miraba a Robin como si de un espectáculo se tratase*.
Robin: E-espere, señor *Niega con la cabeza suplicando con su mirada y sacudiéndose un poco* Q-quizás p-po-... podamos ha-hablarlo.
GER: *El stand hace presencia para no dejar de verlo a los ojos, y él ya tenía unos muy saltones. No esperó mucho más y pasó sus dedos por el cuello del pobre pecoso, rascaba tan apenitas que su esfuerzo era nada*.
Giorno: Mírame.
Robin: *Niega con la cabeza aún riendo por los toques* ¡N-no! ¡Jajajaja! *GER bajó sus brazos y los mantuvo firme sobre su torso, así evitar que los hombros bloqueen el paso*.
Giorno: Mírame, es una orden.
Robin: ¡Jijijijiji! P-por favor *Niega con la cabeza y eleva su torso en forma de protesta a lo que su jefe aprovechí para cruzarse e pierna y mantener su vientre arriba con su rodilla, obligarlo a exponerlo* ¡Jijiji! J-Jefe, por favor *Pide ayuda mirando a Giorno, pero su única respuesta fue devolverle una sonrisa satisfactoria, de poder y superioridad*.
Robin: *Su destino estaba bien marcado, no tuvo ni la oportunidad de seguir quejándose. GER pasó una de sus manos para levantar su cuello y llevar su cabeza hacia atrás, ahora tenía un gran terreno muy sensible a su disposición* ¡No! ¡No! ¡No, por favor! ¡WUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA! *Los labios del bello y majestuoso stand besaban y soplaban sobre la piel pecosa del joven, causándole terribles cosquillas* ¡GYA! ¡JAJAJAJAJAJA! *Sacudía su cuerpo como podía, pero lo retenía muy bien el stand casi abrazándolo. Por un momento dejó un lado y cambió al otro, y le sensación fue en aumento como su tono de voz* ¡GYAAAA! ¡JAJAJAJAJA! ¡J-jefe° ¡Por favor! ¡JAJAJAJAJAJA! *Patalea bastante más, pero nada podía hacer*.
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Giorno: *Mientras "fumaba", veía a su pobre secretario pagando las consecuencia de sus errores* Parece que lo disfrutas, entonces no te molestaría que esto se extendiera un poco más, ¿no es así? Me gusta que tu cuello sea tan sensible *Se inclina levemente para verlo mejor* y ahora debes ser más atento cuando camines por ahí, puede que una brisa te toque sin querer *Acomoda su cabello un poco hacia atrás, un buen corte no le sentaría mal*.
Robin: ¡Jijijiji! Uff... uff... *Pudo tomar varias bocanadas de aire cuando GER dejó de besarlo y mientras reposaba su cabeza en el almohadón del sofá, sentía las caricias suaves en su hombro, era un gesto amable que apreciaba mucho* J-juro que no... voy a derramar... café otra vez, p-practicaré *Lo mira un poco cansado*.
Giorno: *Aún sonriéndole* Me encantaría seguir, pero estoy cansado y debo trabajar mucho mañana *Estira su brazo y lee la hora en su reloj digital de la muñeca* Mh. Bueno, tenemos media hora más.
Robin: ¿E-eh? *Abre sus ojos muy sorprendido* P-pero, pero, ¿n-no debe dorm- *No, no pudo ni terminar su pregunta, GER ya lo abrazó otra vez, sostuvo bien fuerte y dio soplidos, frambuesas sobre su cuello, debajo de sus orejas, e incluso se atrevió a morder su piel* ¡NYAAAA! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡NOOO! ¡JAJAJAJA! ¡POR FAVOR!! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡J-JEFE!
Giorno: *Levanta su mano para que GER se detenga, ayuda a Robin a enderezarse y de paso le regala un pequeño beso en el lóbulo de su oreja. Se pone de pie dejando al joven en el sofá, aún agitado y con todo el cabello desordenado. Se prepara un té de mientras* Vaya a descansar, secretario. Mañana será un día cargado *Habla dándole la espalda y dejando su saco en un perchero*.
Robin: S-sí, señor *Endereza su espalda y descansa unos segundos en el mismo lugar donde Gio se sentó* ¡Gh! *Repentinamente GER estaba a su lado respirando sobre su cuello, incluso su aliento le hacía ligeras cosquillas. A veces deseaba no ser tan sensible*.
Giorno: *Da pasos hacia adelante y toma de su mentón para levantarlo* Y no solo porque tienes que estar el doble de atento de ahora en adelante, *Estira su dedo índice, hace poco se hizo la manicura, unas uñas esculpidas verde oscuro terminando en punta* sino que GER reclamará de tu atención y servicios. Es un stand caprichoso y con un gran apetito, no se alimenta de excusas ni errores, porque sino... *Pasa suavemente la punta de su uña desde el mentón de Robin hasta su clavícula* sabrá cada una de tus zonas más sensibles y delicadas, cualquiera que quieras ocultar, él lo sabrá y me lo dirá a mí ¿entiendes eso, Barbie?
Robin: *A veces se sorprendía por el color tan brillante de su jefe, daba una sensación como ninguna otra y ahora se sentía intimidado, nervioso, aplastado por él y su stand* S-si... señor *Traga con dificultad, el toque hizo que haga una mueca por el escalofrío y cosquilleo*.
Giorno: *Le pide a su stand que desaparezca y en menos de un segundo, hizo caso. Camina hasta la pequeña cocinita y se sirve el té* Hasta mañana, secretario.
Robin: *Su corazón latía constantemente una vez llegó a su propio camarote ¿Pero qué demonios había sido todo eso?* A-ay no *Se cubre la cara con las manos, estaba nerviosísimo por mañana, debía tener cuidado mientras hacía su trabajo ¿más que ahora? ¡no puede ser! Para despejar su cabeza fue a darse una ducha caliente. Todos esos besos, la boca de GER sobre su piel, los susurros, la mirada de su jefe, empezaba a hacerle... cierto efecto físico y emocional, pero ¿hasta qué punto era bueno este jugueteo mututo? No quizo resolver esa duda, solo se limitó a acurrucarse en la lluvia caliente y el vapor, que era el momento más relajante del día*.
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Las ilustraciones que aparezcan son hechas por mí, son de mi propiedad. Instagram Agash_Rotddom Las ilustraciones de fondos o paisajes son propiedad de sus propios autores, los links de sus trabajos están enlazados.
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olee · 7 months ago
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Mi Primer Día Sin Ti | Enzo Vogrincic
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Estás borracha por las calles de Madrid y no puedes dejar de pensar en Enzo.
Este es mi primer día sin verte. Camino por las calles de Madrid, borracha, son las 21:00 de la noche. Desde Malasaña hasta Niño Jesús, mis pies ya no pueden más. Lo único en lo que puedo pensar es en caminar contigo, tú sosteniéndome del brazo y guiándome. Pero estás de viaje. "¡Pff... te odio!" Te fuiste, dejándome atrás, y ahora estás en Uruguay o tal vez en Los Ángeles. Ni siquiera sé dónde estás exactamente. Sin embargo, aquí estoy yo, caminando sola, bajo estas luces amarillentas de Madrid, esperándote descaradamente. ¿Y tú? Tú estás en Júpiter. Me dejaste, o tal vez fui yo quien te dejó. ¡Ay, Enzo! Cómo te echo de menos. Mis pies duelen mientras paso por el Retiro. ¿Recuerdas al gatito negro? Está por aquí. Acabo de ver su cola cerca de la verja del Retiro.
El gato se ha ido, al igual que tú. Exactamente igual. Aquí estoy, borracha, tratando de descubrir dónde se ha escondido. Tanto el gato como tú.
Ahora estoy frente a la barra donde solíamos pasar tiempo juntos. Recuerdo lo mucho que te gustaba ese vino puro de Italia; no puedo recordar el nombre específico, pero era tu favorito. Estoy tan borracha que apenas puedo recordar algo.
Decido ponerme mis audífonos y escuchar nuestra banda favorita... ¿cuál era? Ah, sí, Radiohead, ¿verdad? O ¿tal vez era alguna banda revolucionaria de Uruguay? No puedo recordar. Optaré por un poco de Charly García, ese álbum "Bancate Ese Defecto", ese mismo.
Enzo, ¿estás enamorado? ¿De alguien más, supongo? Porque te fuiste sin decir adiós. Solo dijiste: "No puedo seguir contigo". Y así, puff, te fuiste, como aquel gato negro.
Ya casi llego a mi departamento. ¡Ay, Enzo! ¡Cómo te extraño! Estoy un poco loca, o mejor dicho, borracha. Ya estoy ansiosa por llegar a casa, servirme una copa de vino blanco y escuchar alguna canción extraña de Uruguay o algo que me haga llorar, como alguna de Silvio Rodríguez. Ojalá.
Recuerdo cuando nos emborrachábamos de vino y poníamos "Cementerio Club" de Pescado Rabioso. Tú fingías odiarlo, pero sabía que en el fondo amabas mi alma rockera. Ay, esos fueron tiempos maravillosos. Antes de que fueras famoso... Pero debo decirte que estoy muy orgullosa de ti. Has logrado ser quien siempre quisiste ser: un actor estrella, reconocido por Hollywood. De verdad, estoy feliz por ti y te admiro mucho por eso.
Estoy ansiosa por llegar a casa, mis pies ya no pueden más. Ay, ya veo la farola cerca de casa, esa luz amarillenta me hace desear ir a buscarte y besarte, pero sé que no estás aquí.
Enzo, veo una sombra bajo la farola cuando me acerco a casa, pero tengo que entrar. El portero está dormido. No sé qué hacer. Decido pasar de largo e ignorar al tipo que está fumando cerca. Sin embargo, no puedo evitar notar ciertos rasgos familiares en él. La forma en que sostiene el cigarrillo... Ay, es igual a ti. Y su altura, sus jeans doblados al final... todo me recuerda a ti.
Ignoro al tipo y saco mi llave, pero al intentar abrir la puerta, ¡se atasca! ¡Ay! No sé qué hacer. El portero debe de estar en el séptimo cielo, no me atrevo a tocar el intercomunicador. Enzo, ese tipo me está mirando. ¡Ay, no! Se está acercando. ¡Voy a gritar!
“Dejáme, yo te ayudo", dice. Ay, Enzo, tiene la misma voz que tú. Parece ser uruguayo. Pero no puedo verlo claramente. Todo está borroso, estoy borracha.
Finalmente, cuando el desconocido se acerca para ayudarme, reconozco su voz. Es Enzo. Mis lágrimas comienzan a fluir mientras lo miro con incredulidad. "Pensé que eras Enzo", murmuro entre sollozos, "lo siento tanto".
Enzo me mira con ternura y me asegura: "Soy realmente yo". Me acompaña hasta la puerta, y cuando finalmente lo veo claramente, la realidad golpea con fuerza. Es él, mi Enzo. No puedo contener las lágrimas mientras le explico lo mucho que lo extrañé, lo confundida que estaba y lo siento por haberlo malinterpretado.
Él me abraza con fuerza y me susurra palabras de consuelo. "Estoy aquí, cariño. Todo está bien", me dice mientras me acaricia el cabello. En ese momento, sé que todo estará bien.
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yrandsims · 7 months ago
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Después de peinar hasta el ultimo rincón de la orilla, encontraron algunos trapos, restos de velas de barco que les sirvieron para improvisar una cama sobre la arena.
No era la gran cosa, pero era un indicio mas, de que había gente cerca. ¿Un puerto pesquero tal vez?
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Ambos se durmieron como niños. Aunque poco pudieron disfrutar de aquel descanso, ya que la lluvia les despertó.
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Por fin algo de agua dulce. Era lo que ambos necesitaban, la piel estaba tirante del calor y la salitre, aquel aguacero seria lo mas parecido a una ducha que podrían disfrutar. Así que ambos, uno a cada esquina, se despojaron de sus ropas y comenzaron a frotar.
"Mmm ... y si echaba tan solo una miradita ?, seguro que mirar aquel cuerpo serrano de reojo no le haría daño a nadie , verdad?
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Enzo se sentía renovado. Que bien que le había venido aquella duchita.
Tal vez era el momento de tratar de cubrir alguna de sus otras necesidades. 😏
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Enzo : Oye rubia ¿Qué tal la duchita? yo me siento como nuevo
Emma: Si claro, se agradece, pero Emm, me llamo Emma, no rubita.
Enzo: Bueno Emma, me preguntaba que ahora que ya estamos los dos ya mas agustito tras la ducha y la tarde quedo despejada, pues no se que tal vez podriamos divertirmos un rato...
Emma: Mira.. Esto.. ¿Cómo decías que te llamabas? (ella disimulando🤣)
Enzo: Enzo
Emma: Eso Enzo, en este momento lo que tengo es hambre y ganas de salir de esta dichosa isla, si tienes interés en divertirte te aconsejo que te des una alegría tu mismo y te lo soluciones. Y si no quieres volver a tener que comer comida medio podrida, te aconsejaría que te pusieras a pescar conmigo.
Enzo: Esta bien Rubia, pero en algún momento tambien tendrás necesidades, para cuando llegue ese momento ... me avisas.
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En otras circunstancias se habría pirado de allí y la hubiera mandado a la mierda, pero estaban tirados en una isla y ni idea de cuando podrían salir de allí.
Iba a tocar tragarse el orgullo, por si el "hambre" llegaba a agobiar.
Y como aun no conseguían montar la fogata, el orgullo no fue lo único que se tuvo que comer Enzo😂
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Despues indigestarse comiendo el ultimo trozo de basura, y despues de un dia peinando la playa y pescando, los chicos se regalaron un momento de relax.
Enzo: ¿Te han dicho alguna vez que eres una rubia muy borde?
Emma: ¿Y a ti que eres un moreno muy baboso?
Enzo: Venga ¿no vamos a tener ni una pequeña tregua? piensa que vamos a estar aquí por largo tiempo. Además, ¿Qué quieres?¿ tu no te apuntaste al crucero para conocer tíos o que?
Emma: Pues si, pero...
Enzo: ¿Esperabas encontrar el amor? 🤣 Venga rubia, a estos cruceros se viene, a lo que se viene.
Emma: A ver no vengo buscando amor, pero me imaginaba mas bien tomándome un cubata en la terraza de un barco, y acabando la noche en el jacuzzi con un morenazo. No tirada en la arena de una playa desierta quemada por el sol, apestando a pescado y al lado de un tío que ante un momento como el que estamos viviendo, se preocupa mas de echar un polvo que de conseguir algo que comer, no se.
Enzo : A ver, que la comida es importante🤣🤣🤣, pero ... - sonríe -Venga soy un capullo, esta bien, me quedo ese premio, pero y tu Doña borde, dime y ¿antes de convertirte en la nueva Robinson Crouse a que te dedicabas? ¿Dónde vivías? , cuéntame, ¿por que este viaje?
Emma: ¿Yo? Pues soy actriz, o eso trato, aunque las cosas no estan saliendo como esperaba. Me mude hace unos meses a Sol Valley, pero solo consigo papeles enanos de anuncios de detergentes, una mierda vaya, y este viaje se trataba de darme un respiro.
Enzo : Mmm actriz ,nada mal rubia, pues yo soy de San Myshuno y trabajo de Dj en una de las discotecas mas importantes de la ciudad. No puedo quejarme. Y el viaje pues ya te puedes imaginar para que 😏
Charlaron por un rato, era la primera vez que Enzo era un poco menos imbecil. A ver imbecil era un rato, pero el oyuelo que le salia cuando sonreia era muy mono..
"Emma concéntrate"
Y al final después de un día agotador cayeron dormidos bajo el cielo estrellado.
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