#perdón por responder tan tarde pero estaba estudiando
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historiassimples · 10 months ago
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Enero 18 2024
De los errores cometidos, de todas esas relaciones que no supe cultivar. De lo que estoy tratando de aprender a través de los arrepentimientos
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Nadie nunca me dijo que el arrepentimiento sería algo tan podridamente corrosivo. Ahora mismo siento cómo si algo ácido se hubiera derramado en mi corazón, pues de forma inconsciente he ido alejando muchas personas de vida durante los últimos meses.
Pese a justificar mi distanciamiento diciéndome que todo lo que hice fue por mí, por mis planes, por el que en ese momento era mi trabajo, por las materias que me faltaba por ver de la universidad, por mis sueños más grandes, creo que nada vale la pena cuando uno tiene el corazón roto.
Hoy no vengo a exponer razones por las que deberían cuidar sus relaciones, tampoco pretendo dar las razones por las que deben ponerse a ustedes primero, incluso cuando esto desencadene un distanciamiento de las personas que quieren. Lo que si quiero decir, a lo que voy realmente, es a escribir para perdonarme, a escribir para entender que he hecho lo mejor que he podido con las herramientas que he tenido y que por mucho que me arrepienta de cómo las cosas se hayan desarrollado con algunas de mis relaciones más auténticas, a veces lo mejor que uno da no es suficiente y eso está bien.
Hace algún tiempo que volví a sentirme deprimido, esta sensación ha variado su sintomatología en diferentes momentos de mi vida. Cuando estaba en el colegio me sentí sin energía, parecía cómo si todo lo que hiciera no tuviera propósito alguno y me la pasaba encerrado en mi cabeza, sin amigos, durmiendo en mi casa cuando recién salía del colegio. En ese momento no tenía intención de mejorar, de cuidarme, de analizar qué estaba sucediendo.
Luego, en la universidad sentí esto mismo, en ese entonces pasó algo que me dijo a mi mismo -este es el principal síntoma de que algo esta mal- me aislaba, dejaba de responderle a mis amigos y sentía cómo si careciera de la energía suficiente para responder los mensajes más básicos. En la universidad tuve amigos invaluables, la clase de amigos que por inmadurez no pude mantener en mi vida. Sin embargo, uno una persona que siempre estuvo a mi lado y que logró atravesar conmigo algunos de los momentos más difíciles de mi vida hasta ahora.
Esa persona de la que les hablo es Sofía, mi mejor amiga. Ella fue una especie de hermana para mí, fue la primera persona por la que sentí cariño de manera auténtica, la primera amiga con la que compartí mis sentimientos y una de las primeras personas que supo que yo soy gay.
El último año, muy cerca de acabar la universidad, volví a sentirme deprimido. La vida que estaba llevando me ponía al límite, me levantaba extremadamente temprano para ir a trabajar, me la pasaba trabajando todo el día, acababa la tarde estudiando, iba a entrenar y llegaba a mi casa a dormir. Eso fue mi rutina de los últimos 6 o 7 meses y siento que ahí volví a encerrarme, a alejarme de todos.
En ese periodo de distanciamiento entendí muchas cosas, comencé a ir terapia de nuevo, pude enamorarme de la vida otra vez, pero tuve la malo suerte de no tener la valentía de arreglar mis problemas con mis amigos, Sofía fue una de esas personas con las que nunca hablé.
Ahora, decidido a reparar mi vida, dado que estoy en un periodo de calma, de pausarlo todo para poder avanzar hacia un lugar que de verdad me ayude a crecer, fue demasiado tarde para arreglar las cosas con Sofía y siento como si algo muy malo me hubiera pasado, siento cómo si una hermana que tenía se hubiera muerto.
Me pido perdón por mis errores, por todo lo que no supe hacer, por mis amistades, por ser la persona que no estuvo ahí para apoyar a los que en algún momento me apoyaron, me pido perdón por ser quien he sido y quiero perdonarme.
El perdón es una palabra que nace desde la superioridad, uno solo perdona a quien le ha hecho algo a uno desde la posición de una víctima. Yo, Lucas, me pido perdón y sobre todo me acepto, acepto mis errores, y pido al universo, a Dios, a lo que sea, porque no vuelva a cometer las mismas faltas que he cometido hasta ahora.
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anchorandrope · 3 years ago
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Estoy extremadamente enojada, demasiado enojada. Es el primer stunt de harry que presencio en vivo y en directo entonces tengo algunos sentimientos a flor de piel.
Pero sorpresivamente lo que más me molesta son dos cosas:
1 que hayan tenido que caer tan bajo como para tener que estar semi desnudos en frente de las cámaras (porque SABIAN que había cámaras, sino no se hubiesen cubierto). Y no culpo a harry porque el no controla todo esto, sino que culpo a todo su equipo por hacer las cosas para la mierda y humillarlos de esta forma (de todas formas olivia no se me hace ninguna santa porque si tiene el poder de dirigir y promocionar su película de la forma que se le plazca estoy segura de que tuvo algo/mucho que ver en esto)
2 Olivia literalmente le saco TODO el protagonismo a florence haciendo este stunt estúpido. Todos los ojos están puestos en ella (olivia) y en harry. Ni si quiera soy fan de florence pero si fuese ella estaría muy enojada porque casi ni se habla de ella. Y QUE DESPUES NO ME VENGAN LAS FANS DE OLIVIA A DECIR NO REBAJE UNA MUJER A UN HOMBRE PORQUE OLIVIA SE ESTA REBAJANDO SOLITA.
Estoy literalmente harta de todo esto porque siento que pasaron un limite. Yo YA SE que harry no esta demasiado afectado con todo esto porque lamentablemente esta acostumbrado a este sistema, pero se puede ver en la cara de culo que tiene en todas las fotos que hasta el esta harto de esto.
Perdon, no es nada personal con vos, se siente bien saber que, aunque sea en anónimo, alguien me va a leer. Solamente necesitaba descargarme.
Que tengas buen dia😬🤗
hola amor!
primero que nada: ya se que es duro ver un stunt mientras sucede por primera vez pero por favor no se hagan mala sangre por esto, en serio no vale la pena. todo lo que empieza termina y este stunt no es la excepción. se que es horrible ver este tipo de non-sense así que si es necesario, no se mantengan al tanto de esto.
voy a empezar por el robo de protagonismo a florence: concuerdo, si yo fuese florence estaría enojada de que se le da mas atención (y se le va a dar más atención) a un stunt que a su actuación como la protagonista de la película. realmente debe ser decepcionante saber que tu esfuerzo y dedicación es y va a ser opacado por tu directora “saliendo” con uno de los actores. ella se merecía mucho más.
respecto al stunt en general: este stunt a comparación de otros, no esta relacionado con el closeting ni con la imagen de mujeriego ni nada de eso (sirve pero no es su función principal), esto pura y exclusivamente para darle promo a la película. realmente creo que el equipo de harry debería cambiar su “all press is good press” lema por algo que realmente sirva porque esta “atención” no me esta gustando para nada. este stunt es tan estupido en cada sentido posible pero lo que más me molesta es que desvalorizó toda la carrera de harry, la credibilidad de la película y encima hacen una sesión de fotos a lo largo del mundo en el medio de una fucking pandemia like ???
yo creo que el fandom quiere ver todo como blanco o negro cuando la mayoría de las veces es gris, la mitad del fandom esta tipo “pobre harry que tiene que pasar por esto🥺” y la otra esta tipo “harry planeó todo esto, todo es su culpa, fuck styles🙄” cuando harry no es un pobre inocente forzado a esto pero tampoco lo disfruta y lo planeó lol. si no señalas sus acciones sos una ciega que no quiere aceptar los errores que cometió y si los reconoces te tildan de rad.
yo creo, en lo personal, que en este stunt en específico fue innecesario y restó mas de lo que sumó. se que harry accedió a esto y aunque no lo culpo por ello (ya que es parte de su trabajo, les guste o no) si lo culpo por su comportamiento respecto a la pandemia. acceder a viajar por el mundo para vacaciones y/o para hacer un stunt no esta bien, la situación en la que vivimos no es un chiste.
again, por favor no sobre piensen esto, es solo same shit but different day, nada especial.
cuídate mucho anon xx
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octubre-452 · 3 years ago
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termino?
-¿como sabes que algo se acabó?- preguntó Harry , solo queriendo entender algo en su inconsciente, que ya comenzaba a entender, aun así era tan doloroso el entendimiento como la negación. Pero después de pasar toda su vida persiguiendo su añorada paz, ahora era tan extraña y ajena a su propia vida, que era casi molesta. gano la guerra para tener una vida normal y ahora devuelta a Hogwarts su hogar; se siente vacío y solitario, a pesar de estar rodeado de gente.
- ¿te refieres a una situación en concreto o a una relacion?- responde Hermione, y Harry sabe que ella debe estar pensando en su fallida relacion con Ginny; pero él sabe que no quiere y necesita eso ahora. y no después de este verano, en el que se perdió en el placer, que le dio un cuerpo que jamás imagino.
-dos personas que quisieron ser algo ¿creo?
- bueno es cuando alguien deja de intentarlo...- el silencio era casi palpable, cuando ambos guardaron silencio, Harry solo esperaba que herms no notara que su respiración se cortó por un segundo, por que por su mente solo pasaron un para de ojos color plata. Pero ella siguió hablando como un acto de compasión ante la reacción de Harry- o peor, al intentar vivir como antes de esta persona ya no funciona y no sientes nada.
No es suficiente. Nunca es suficiente, realmente, nunca fue ni siquiera desde el principio; si solo cerrar sus ojos fuera suficiente para proteger el corazón de Harry, pero desde el principio de todo esto estaba condenado.
después de todo esta vida es la que siempre soñó, un años tranquilo, con sus amigos, jugando Quidditch , estudiando, disfrutando su juventud. Pero Harry puede sentir a Draco Malfoy bajo sus manos; puede escuchar su voz con alguna burla, la descarada sinceridad del alguno de los tontos apodos con los que lo llamaba, casi puede escuchar el "San Potter" y que al girarse en los pasillos y que todo estará bien cuando sus ojos se cruzan.
pero Malfoy no esta, no volvió a Hogwarts.
no es como si ellos hablaran mucho, al menos no después de la primera vez. después de los juicios fueron a Grimmauld Place, ambos rotos y perdidos; fue la única vez que hablaron de la guerra, y que con alcohol encontraron el camino en el cuerpo del otro. Harry puede oler el calor del cuerpo de Draco, puede sentir su magia en el aire, puede sentir la sal del sudor, el placer y la excitación en su lengua cuando él respira; y él se siente cada vez más profundo, su corazón cediendo a Draco tan seguramente como el propio Draco cede al toque de Harry.
Harry podría estar frenando sus propios sentimientos haciéndolos pasar por solo placer físico, podría estar manteniendo la incandescencia del orgasmo estrictamente separada de sus sentimientos. pero se preguntaba con cada día que pasaba, con cada respiración entrecortada, si le queda algo de sí mismo excepto un acto de amor para cuando Draco se dormía junto a el.
Él no tiene otra opción. Su elección fue entregada hace mucho tiempo, cuando rechazo aquella mano extendida y con el parpadeo de una sonrisa que se perdió, un destino que siempre tuvo a Harry al filo del peligro.
Así que recuerda y se pregunta si algún día Draco les permitirá derretirse de nuevo ante la posibilidad sin límites que pueda ofrecerles el futuro, donde el elige otro camino para ellos, donde habla de sus sentimientos reales.
pero es tarde, ni un perdón esta al alcance, siempre fueron un sueño lejano que no entendieron.
-¿y como lo recupero? no ¿Cómo comienzo de la manera correcta esta vez?
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hirelingscenario · 5 years ago
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IV
Hola, personas bonitas <3
Últimamente estoy super inspirada para ponerme a escribir, así que hice este capítulo del tirón y me voy a poner con el siguiente.
Ya sabéis que si tenéis alguna idea de una escena o un personaje en particular con el que os gustaría que pasara, a lo Choose your own story, a mí me encanta cumplir ese tipo de peticiones.
Además, ¿quién os gusta más, Nath o Rayan? Porque yo vivo con la indecisión…
¡Espero que os guste! <3
*
Los labios de Rosa dibujaron una fina línea de desaprobación.
–No va a pasar nada porque faltes una mañana a clase–me espetó.
–No es que pase algo, Rosa. Es que también podemos ir por la tarde–repetí por tercera vez en el lapso de diez minutos.
Esa mañana las dos teníamos un hueco libre entre clase y clase. Nos habíamos sentado a tomar un café cuando Rosa me contó que Alexy no se encontraba muy animado últimamente. Estábamos hablando de cómo podíamos animarlo, e irnos de compras los tres juntos como en los viejos tiempos nos había parecido una idea tan buena como cualquier otra. Hasta que Rosalya se empeñó en que fuéramos a la mañana siguiente, y al parecer mi intención de poner mis clases por delante de ese plan me convertía automáticamente en la Amiga Egoísta del día.
–Sí, pero mañana por la mañana casi no habrá gente en las tiendas– me di cuenta de que no iba a servir de nada que hiciera notar que, si las tiendas estaban vacías un miércoles por la tarde en lo que básicamente era una ciudad universitaria, era porque sus habitantes estaban trabajando o estudiando–. No entiendo que te parezca tan mal, hacemos esto por Alexy.
–Si Alexy me pidiera que pasara una mañana con él porque está muy triste, sabes bien que lo dejaría todo e iría corriendo a estar a su lado el tiempo que hiciera falta– le repliqué–. Pero si es un plan sorpresa que estamos ideando tú y yo, podemos organizarlo para cuando nos venga bien a todos…
–¡Pero hacerlo un sábado por la tarde es algo que Alex se esperaría! Si lo hacemos mañana, será una sorpresa completa.
Decidí rendirme. Toda esa situación me parecía muy infantil, pero Rosalya comenzaba a enfadarse. Cuando terminé cediendo, Rosalya sonrió de oreja a oreja y me aseguró que no me iba a arrepentir, que también buscaríamos un conjunto especial para mí. Le sonreí de forma sosegada, pero aunque no quisiera pelearme por ello, estaba un poco molesta. Tras acordar que a la mañana siguiente nos encontraríamos en la puerta del campus y que ella llevaría a Alexy, me disculpé y fui a clase.
El día no iba precisamente bien. Yeleen había tenido una discusión con alguien por teléfono, y había salido de la habitación dando un portazo sólo para volver cinco minutos después hecha una furia. Me soltó algunos comentarios bastante sarcásticos sobre la cantidad de tiempo que tardaba en arreglarme, pero decidí dejarlos correr en lugar de responder con algo igual de desagradable, porque no creía que se pudiera apagar ese fuego echando más gasolina.
Después, cuando estaba saliendo de un edificio de clases para ir a otro, creí ver a Nathaniel entrar en el edificio de los dormitorios. Resultó ser otro chico rubio que ni siquiera se le parecía, sólo llevaba un abrigo similar. No podía decidir si eso me había enfadado o entristecido, pero era innegable que me había dado un vuelco el corazón. Desde nuestra discusión, hacía ya una semana, no lo había visto ni siquiera en la lejanía.
Y encima lo de Rosalya.
No eran ni las dos de la tarde y ya quería que el día se terminara.
Por suerte la siguiente clase era la del señor Zaidi, en quien siempre podía confiar para que al menos me alegrara la vista un rato. Además no había vuelto a verle desde que interrumpió mi discusión con Nathaniel y tuvimos esa especie de flirteo tonto. Tenía ganas de ver si me comentaba algo de la película que le había recomendado.
Llegué a clase poco antes de que empezara, y vi a Chani sentada con la mochila en el asiento de al lado.
–¿Te importa que me siente?– le pregunté cuando llegué a su altura.
–Para nada–sonrió–. De hecho, había puesto la mochila por si querías ponerte aquí.
Le devolví la sonrisa y me acomodé a su lado. Mientras sacaba mis cosas, me preguntó qué tal había ido la mañana. Guardé silencio unos instantes.
–Una pregunta. ¿A ti te gusta ir de compras?
Chani alzó una ceja, en gesto desconcertado.
–Bueno, no mucho. Lo normal, supongo.
–¿Y qué me dirías si te pidiera que nos saltáramos las clases para irnos de compras?
–¿Por qué no podemos ir el fin de semana?
–¡Exacto!
–¿Cómo?
Iba a explicarle la situación cuando se abrió la puerta delantera de clase. El profesor Zaidi entró y se encaminó hacia la pizarra. Durante toda la clase presté atención a su rostro, esperando encontrar algún tipo de gesto de complicidad. Pero sus ojos verdes pasaron por encima de mí como lo hicieron con el resto de alumnos.
Tampoco sabía muy bien qué esperaba, pero era decepcionante. Quizás la situación de flirteo sólo se había dado mi cabeza, y la indiferencia de mi profesor me estaba entregando un Óscar por la película que me había montado yo solita.
Pero dejando de lado la nueva piedra de decepción en mi tejado, la clase me resultó muy entretenida. Debatimos sobre la espontaneidad y la improvisación en el arte, y tras ponernos algunos ejemplos, nos dijo que para la próxima semana debíamos presentar un trabajo propio fruto de la improvisación.
–¿En qué formato?– preguntó alguien.
–Improvisad– fue la única respuesta que obtuvimos antes de que diera por concluida la clase.
Cuando todos se levantaban para irse, yo empecé a recoger mis cosas muy lentamente. Era mi último intento de comprobar que el profesor Zaidi no iba a dirigirme ningún gesto de particular complicidad. Con rapidez y eficacia, mi profesor se dirigió hacia su mesa, recogió sus papeles y se despidió de todo el mundo, sin pararse a mirarme.
Suspiré y me volví hacia Chani, que ya había guardado todas sus cosas y llevaba dos minutos exactos esperándome.
–Esto de improvisar puede salir muy bien o muy mal…–comenté.
Chani asintió.
–A mí me gusta mucho pintar, pero improvisar un cuadro puede… quedar muy cutre.
Le miré con interés.
–No sabía que pintabas. ¿Me enseñarás algo?
–¡Claro!­–dijo ilusionada– ¿Qué te parece si nos enseñamos nuestros proyectos antes de entregarlos?
–Qué buena idea. Yo creo que voy a hacer algo de fotografía, aunque me da un poco de miedo que termine pareciendo el Instagram de una adolescente.
Salimos del aula y comenzamos a andar.
–Bueno, ¿entonces quieres que vayamos de compras el fin de semana?
–¿Qué…? ¡Ah, eso!
Nos sentamos en un banco y le expliqué toda la situación. Me resultó tranquilizador que Chani estuviera de acuerdo conmigo, porque empezaba temer que quizás yo estaba siendo insensible y no alcanzaba a verlo. Pero cuando ella me dio la razón y me dijo que Rosalya estaba siendo demasiado tajante, casi beso a esa muchacha. Tan aliviada me sentía porque alguien estuviera de acuerdo conmigo, que sin poder evitarlo me puse a contarle la situación con Nathaniel, el cambio de actitud de Rosa hacia él y, de hecho, de todos mis amigos del instituto. Ni Melody, que se pasó todo el instituto encaprichada con él, parecía ahora dispuesta a mencionarlo en una conversación siquiera.
Sin prejuicios y con una paciencia infinita, Chani me escuchó atentamente hasta el final.
–¿Le has pedido perdón?– me preguntó una vez terminé mi relato.
–¿A quién?
–A Nathaniel. A mí me has dejado muy claro que te arrepientes de cómo lo trataste, pero ¿y él? ¿Ha escuchado tus remordimientos y le has pedido perdón? – intenté hacer memoria sobre si en nuestros escasos encuentros le había pedido perdón. Pero en uno yo estaba demasiado borracha, en otro demasiado celosa. Y en el último, la vergüenza que me hacía sentir mi actitud sólo me había dejado comportarme como si tuviera derecho a estar enfadada– Creo que nunca vais a poder tener una relación cordial, ni como amigos ni como conocidos, hasta que no hables con él. De forma sincera.
*
Me pasé el resto del día pensando en cómo convencer a Nathaniel para hablar, sobre todo si considerábamos que yo me había levantado de nuestra última y airada discusión. Estaba absorta en mis pensamientos, y mi ya de por sí poco deslumbrante trabajo como camarera se resintió. A Clemence le faltó tiempo para echarme la bronca, y ese día no estaba Hyun para suavizar su carácter.
Evidentemente, lo último que me apetecía cuando llegué a la habitación era encontrarme a Yeleen sentada en el escritorio mirando fijamente su móvil con unos lagrimones impresionantes corriéndole por las mejillas. Me quedé espantada en la puerta, sin saber muy bien qué hacer. Ella se giró y me miró con la misma cara de espanto, antes de ponerse en pie y encerrarse de un portazo en el baño.
Estaba claro que tenía que consolarla, pero Yeleen era igual de simpática y sensible que un cocodrilo. De hecho, si pudiese escoger entre darle un abrazo consolador a Yeleen o al cocodrilo, me daba menos miedo la segunda opción. Pero yo también había tenido un día de mierda, y no había nadie en la habitación para darme una palmadita en la cabeza.
Cerré suavemente la puerta de la habitación y salí a por suministros para lo único que me apetecía hacer.
Cuando volví a la habitación quince minutos después, Yeleen ya había salido del baño. Todavía tenía los ojos rojos e hinchados, pero los mantenía fijos en el ordenador de su mesa. No me prestó mayor atención hasta que no cogí el portátil y me planté delante de ella con una bolsa de plástico blanco en la mano.
Yeleen alzó la mirada. Parecía sentir demasiada curiosidad para que tener tiempo a enfadarse, y antes de que pudiera hacerlo, saqué el contenido de la bolsa. Le tendí una lata de cerveza fría. En la mesa dejé una bolsa de patatas y una tableta de chocolate.
–Llevamos un día de mierda– no era una pregunta. Ella asintió y cogió la cerveza que le tendía–. ¿Te apetece que nos ignoremos en absoluto silencio, cada una en su ordenador, mientras nos zampamos todo esto?
Y de una forma milagrosa, como si todos los astros se estuvieran alineando y todo el mal karma de ese día intentara compensarme, Yeleen esbozó la más mínima y reticente de las sonrisas. Estaba abrazando al cocodrilo.
Me senté en mi silla, abrimos toda la comida y el resto de la noche la pasamos en un agradable silencio, cada una con su propia serie en el ordenador, cada una con sus pensamientos.
*
Creía que uno de los pocos aspectos positivos de saltarme las clases para ir de compras era que podía llevarme la cámara e intentar sacar retratos espontáneos de mis amigos. Se me olvidaba, por supuesto, que estaba con Rosa y con Alexy. Si bien les pedí que no hicieran caso a la cámara, cada vez que alzaba el objetivo hacia ellos, siempre posaban. Las pequeñas arruguitas de felicidad alrededor de los ojos de Alexy desaparecían, y su gesto se volvía sensual cuando miraba a la cámara. En una ocasión, Rosa hasta consiguió posar pasando una mano por su cabello y mirando el infinito cuando yo creía que la estaba pillando por sorpresa. Eran fotos bonitas, que es lo que viene dado cuando tus amigos son atractivos y saben posar, pero no eran improvisadas.
Al final Alexy se había abierto con nosotras y nos habló de Morgan, por quien parecía sentir un interés no correspondido. Durante un momento temí que Rosa intentara montar una nueva estratagema para juntarlos, pero escuchó la historia con tranquilidad y se limitó a decirle que no podía rendirse cuando ni siquiera habían tenido oportunidad de conocerse bien. Entre los acertados consejos de Rosalya, las bromas que hacíamos con la cámara y el día de compras, Alexy pareció recuperar su buen humor. Decidimos que después de visitar a Leigh iríamos a comer por la zona, y yo tenía que reconocer que me lo estaba pasando francamente bien.
La tienda de ropa de Leigh seguía en el mismo local que había tenido cuando estábamos en el instituto, pero la zona había cambiado. Se había llenado de tiendas pequeñas pero elegantes, terrazas y, arrinconada en una esquina, una librería de segunda mano.
Cuando entramos en la tienda, Leigh estaba totalmente enfrascado en una confección. Tenía ante sí un maniquí con una blusa a medio hacer, y estaba cosiendo a mano un encaje alrededor de los puños. De tan concentrado que estaba, no nos oyó entrar, así que aproveché el momento para sacarle una foto. El ruido del objetivo de la cámara debía ser algo con lo que no estaba familiarizado, porque eso sí consiguió distraerlo y hacerle girar la cabeza hacia nosotros.
–¡Hola! Venimos a saludar– explicó Rosa mientras se acercaba a darle un beso.
–Y puede que a comprar– admitió Alexy, desviando su atención hacia la sección de hombres.
Leigh se rio y asintió.
–¿Me acabas de echar una foto?– preguntó al tiempo que me saludaba con dos besos en la mejilla.
–Llevo toda la mañana intentando sacar una foto espontánea de Rosa, y no ha habido manera.
–Pero sus fotos siempre son muy bonitas, así que seguro que has salido muy bien– me sonrojé ante el cumplido de Rosa.
–¿Son para algo en concreto?
Dejé la cámara colgando de mi cuello por la correa y recorrí la tienda con la mirada, esperando encontrar algún conjunto que me gustara.
–Para la clase del señor Zaidi, tenemos que presentar una obra basada en…
–¿Zaidi? ¿Rayan Zaidi?
Incluso Alexy, que estaba a tres maniquíes de distancia, se volvió para mirar a Leigh con gesto sorprendido.
–¿Lo conoces?– pregunté yo.
–Sí, en alguna ocasión hemos coincidido por la ciudad y hemos charlado– explicó Leigh con toda naturalidad–. Me cae muy bien, no sabía que te daba clase.
–Ojalá me diera clase a mí– suspiró Alexy.
Nos reímos, coincidiendo todos en lo atractivo que era mi profesor. Al final Leigh vino a comer con nosotros y tras amenazarme todos con matarme si intentaba echar alguna foto mientras comían, pasamos un rato muy agradable en una terraza.
Al acabar, Rosa y Leigh volvieron a la tienda. Alexy se dirigía a los dormitorios, pero yo le dije que se adelantara y me dirigí a la tienda de libros que había visto antes. El lugar me resultaba muy atractivo, con estanterías abarrotadas desde el suelo hasta el techo con libros de encuadernaciones muy dispares. Le pregunté a la dueña si le importaba que echara un par de fotos al sitio. Cuando acabé, dejé todas mis cosas en una esquina y me puse a buscar.
Me pasé la siguiente hora recopilando todos los libros policiacos que había en esa tienda. Al final encontré unos cuarenta libros que apilé en cuatro enormes columnas en el suelo, y fui revisándolos uno a uno hasta encontrar el libro perfecto. La dueña de la tienda me miró con curiosidad y me preguntó si buscaba algo en concreto. Yo le di las gracias y le dije que no lo sabría hasta que no lo encontrara. Eso pareció desconcertarla, pero no me dijo nada más.
Otra hora después, di con mi objetivo. Era un libro viejo, aunque no se pudiera decir que era antiguo. Ponía que fue sido impreso a finales de los setenta, pero había tenido lo que Nathaniel y yo llamábamos “mucha vida”. Las páginas amarillas parecían a punto de desprenderse del pegamento del lomo y tenían algunas esquinas dobladas, seguramente marcas de dónde sus dueños habían pausado la lectura; la portada estaba muy manoseada y había muchas frases subrayadas, algunas con lápiz y otras con tinta de bolígrafo. Además, tenía una dedicatoria.
“Este libro me ha gustado casi tanto como tú cuando sonríes al leer.
F.”
No tenía ni idea de quién era F., pero yo también recordaba el rostro de Nathaniel cuando al final descubría quién era el asesino de sus novelas. Esa mezcla de incredulidad y alegría. La misma cara que puso cuando le dije que estaba enamorada de él. La misma cara que ponía yo cuando Nathaniel llegaba con baozi recién hechos.
Era el libro perfecto.
*
Por suerte para mí, el libro perfecto pesaba relativamente poco. Porque me pasé el resto de la semana paseándolo conmigo, esperando volver a ver a Nathaniel pasar fugazmente, pero sin éxito. Me di cuenta, quizás demasiado tarde, que no sabía cómo contactar con él. No tenía su teléfono, no sabía qué estudiaba, y aunque siguiera viviendo en el mismo piso de antes, me parecía excesivo merodear por el edificio hasta verlo aparecer.
A la que sí veía ocasionalmente era a Amber, que me saludaba de forma cordial. Rosa me contó que trabajaba como modelo, y un día que la vi a lo lejos aproveché para sacarle una foto antes de acercarme a saludarle. La luz era muy bonita en ese momento, con el atardecer iluminando en naranja la mitad de su rostro y dejando en penumbra la otra mitad. Amber miraba hacia un punto indefinido, y su gesto parecía casi melancólico. No quería fanfarronear, pero era una foto muy bonita.
–¡Amber!
Caminé hacia ella, que parecía alegrarse de verme. Nos saludamos y le enseñé la foto que acababa de sacar.
–¿Te importa que la use para un trabajo de clase?
Amber cogió la cámara de mis manos y miró atentamente la fotografía.
–¿La has sacado tú? ¿Ahora mismo?– preguntó, muy sorprendida. Yo asentí, casi saltando de emoción porque le gustara tanto– ¿Te importaría pasármela? Me gusta muchísimo, si quieres podría ponerla en mis redes sociales y mencionarte…
–Oh…– aquello me pilló totalmente desprevenida– No te preocupes, no hace falta. Cuando las pase al ordenador, te la mando. De hecho, si quieres, cuando entregue el trabajo te puedo dar la copia impresa.
–¿Estás segura? Me siguen algunos estudios de fotografía buenos, podría darte visibilidad
Me encogí de hombros.
–No suelo poner mis fotos en mis redes sociales, me da un poco de vergüenza.
Amber me devolvió la cámara.
–Pues si son como esta, deberías estar más orgullosa.
Intenté quitarle seriedad a la situación con un gesto de la mano. Sacamos los móviles para que pudiéramos guardar los contactos y yo pudiera mandarle la foto, cuando se me ocurrió una idea.
–¿Te puedo pedir un favor?
–Claro, dime.
Saqué de mi mochila el libro de F. y se lo tendí. Si había alguien en esa ciudad con posibilidades de ver a Nathaniel, era ella. Y después de una semana sin ver ni su sombra, a esas alturas sólo se me ocurría pensar que él estaba evitando pasar por mis lugares habituales. No era una ciudad tan grande como para no habernos cruzado. Amber cogió el libro, desconcertada.
–¿Te importaría darle esto a tu hermano? Y dile…– mi voz se apagó lentamente. En realidad, sólo había una cosa que quería decirle– que lo siento. Por todo.
Amber miró el libro entre sus manos un largo rato. Lo abrió, sus ojos volaron sobre la dedicatoria y me volvió a mirar. Yo noté cómo la sangre me subía a las mejillas. Se notaba que la dedicatoria era antigua, pero eran evidentes las connotaciones que tenía. Con delicadeza, Amber cerró el libro y me lo tendió de nuevo. El alma se me cayó a los pies.
–¿Por qué no se lo das tú?– me preguntó con dulzura, para mi desconcierto– Mañana a las ocho y media irá al gimnasio. Le gustará mucho más que se lo des tú en persona.
Yo dudé, sin coger el libro.
–Creo que me está evitando. Antes nos cruzábamos de vez en cuando, pero… tuvimos una pelea y desde entonces no lo he vuelto a ver.
Amber lanzó un sonido desdeñoso y me puso el libro en las manos.
–Últimamente lo que mi hermano evita es usar el cerebro. Confía en mí, le gustará más que se lo des tú– me lanzó una última sonrisa alentadora. Se inclinó rápidamente para darme un beso en la mejilla a modo de despedida y comenzó a alejarse, dejándome ahí plantada como una seta en medio del campo. A unos metros de distancia, se giró y alzó la voz–. ¡Y no te olvides de pasarme esa foto!
Algunas personas nos miraron y murmuraron. Yo seguía dándole vueltas a eso de “le gustará más que se lo des tú”.
Al menos ya sabía dónde encontrar a Nathaniel.
Pero ¿qué coño pintaba yo en un gimnasio?
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asensio2marial2022 · 6 years ago
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Capítulo 8 - NO HAY RETORNO
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Han pasado un par de días de la final en Cardiff. Sé que debería de haberme quedado a verle o a hablar, pero no quería, no podía, además estaba su novia, ya estaba bien acompañado, no me necesitaba.
Estos días iba a pasarlos en Madrid, ¿el motivo? Me gustaría pasar el próximo año escolar estudiando aquí, un cambio de aires me va a venir bien, a pesar de saber que estoy un poco más cerca de él. Pero no importa ¿Madrid es muy grande no? Ni que fuera a verlo todos los días.
Pero el destino es un poco cruel, solo a veces, al menos conmigo. El padre de Marco me ha invitado a una cena está tarde, con su familia, ya que celebra su cumpleaños. ¿Voy a ir? Sí. Mis padres me obligan a ir en representación de ellos, ya que a mí no me apetece tener que encontrarme con Marco y su “flamante” novia.
A pesar de mis insistencias, estoy aquí, decidiendo si entrar por la puerta del restaurante o no. ¿No pierdo nada por entrar no? ¿O sí?
Abro la puerta y entro en el restaurante. Miro a mi alrededor y veo la mesa donde están a punto de sentarse la familia Asensio. Ando hasta allí y se forma un pequeño silencio ante mi presencia.
Marco gira la cabeza al darse cuenta del silencio que reina ahora en la sala y su mirada al verme es de sorpresa. Mantengo unos segundos mi mirada en la suya pero no aguanto más, por lo que la aparto. Su mirada fija en mí siempre me ha puesto nerviosa.
-       María hija, me alegro de que hayas podido venir – se acerca a mí para abrazarme.
-       Feliz cumpleaños Gilberto – respondo mientras nos separamos del abrazo.
Me siento en la mesa, a mí lado se encuentra la abuela y una tía y enfrente a Igor, Marco y su novia. Vaya suerte la mía.
La velada trascurre con normalidad, su abuela no para de decirme lo guapa que estoy, se alegra mucho de verme y yo a ella. Entre las tías no dejan de contar anécdotas de Marco y yo de pequeños. No he pasado más vergüenza en la vida, aunque creo que Marco está peor, aún así no he dejado de reírme en ningún momento, es como estar de vuelta con la familia.
La que no estaba muy alegre era Marina, no paraba de mirarme mal, si las miradas matasen yo ya estaría muerta y enterrada. Intentaba entablar una conversación con la abuela y yo ya conocía su estrategia, pero te jodes, la abuela siempre me va a querer a mí y sino solo hay que vernos.
Antes de llegar al postre Marina se levanta enfadada de la mesa y Marco sale tras ella. Vemos como discuten a lo lejos y finalmente ella se marcha enojada del restaurante. Marco vuelve con cara de pocos amigos, no está de muy buen humor.
No sé porque pero no dejo de mirarle, ni siquiera cuando se sienta otra vez en la mesa. Alza la mirada tras sentirse observado y me mira desafiante, veo que su mirada echa furia.
-       ¿Qué miras? – me pregunta borde.
-       Nada, pero tampoco hace falta que me hables así – le respondo seca y defendiéndome.
-       Hablo como me apetece – me responde furioso.
-       Que hayas discutido con tu novia no es culpa de los demás – contesto para hacerle ver que se está pasando.
-       De los demás no, pero si tuya – me dice tranquilamente.
-       ¿Mía? ¿Perdón? ¿Pero ahora qué hecho yo? – pregunto sin entender nada.
-       Venir, eso es lo que pasa – me responde y todo el mundo en la mesa empieza a estar atento a nuestra conversación – podías haberte quedado en casa como los últimos seis años. Ya no sé te echa en falta – me sigue diciendo cada vez más alto.
-       ¿Qué problema tienes conmigo Marco? Venga dilo – le invito a que hable alzando un poco la voz también.
-       ¿Qué cual es mi problema? Mi problema eres tú, que después de seis años desaparecida te crees con total derecho a hacer como si nada hubiera pasado, como si estos seis años no hubieran pasado – responde enfadado.
-       Tú mejor que nadie sabe el por qué me marché. ¿Quieres que te lo recuerde? – pregunto cínicamente – no me importa refrescarte la memoria a ti y a todo el mundo. A no espera, que has sido un cobarde y no has sido capaz de contárselo a tu familia – concluyo enfadada.
-       Olvidate del pasado María, olvidate y pasa página – me responde.
-       ¿Olvidarme? Jamás voy a olvidarme – le respondo.
-       Tampoco fue para tanto, así que ahora puedes desaparecer otra vez de mi vida y dejarme a mí y a mi novia en paz – me suelta  borde.
-       Así que es eso, es por ella – respondo - ¿en serio vamos a pasar otra vez por esto? ¿En serio la vas a volver a elegir a ella en vez de mí? Ten un poco de dignidad hombre, haber si abres los ojos y te das cuenta de que solo te quiere por el dinero, ahora mismo eres el mayor cornudo de España – suelto todo lo que pienso.
-       Asúmelo ya de una vez que ella es mejor que tú, asume que tú no eres nada, no eres nadie y no eres nada para mí. Así que olvídame y deja de ser tan arrastrada y zorra – responde casi gritando.
La sala donde estamos cenando se queda en absoluto silencio. Le miro sin poder creerme lo que me acaba de decir, esas palabras… esas palabras dichas casi de la misma manera que la otra vez.
Mis lágrimas comienzan a surcar mi cara, mi corazón vuelve a romperse más de lo que ya estaba tras sus palabras, tras sus duras palabras. ¿Qué no soy nada para él? Y tantos y tantos años de amistad ¿y para el no significaron nada?
Han pasado unos segundos desde que ha pronunciado esas palabras y en sus ojos ya puedo ver arrepentimiento por lo que ha dicho. Pero no me vale, ya no me vale.
-       María yo… - intenta decirme Marco pero le corto.
-       ¡NO! ¡BASTA! ¡SE ACABO! – grito para que se calle no quiero escucharle.
El silencio vuelve a inundar el lugar. Solo se oye el sonido de las respiraciones de nuestros acompañantes, ya que nuestra respiración está contenida. Los segundo en silencio se me hacen eternos pero la realidad es otra, la realidad es que pasan solamente unos míseros segundos.
Es como volver al punto en el que partimos, como si antes de eso no hubiera nada, como si todo aquello que vivimos fuera simplemente un sueño, un sueño bonito, pero simplemente un sueño. ¿Y ahora? Ahora estamos en un bucle, un bucle vicioso que nos hace cometer los mismos errores que antaño, pero ya nada es igual. ¿La diferencia? La única diferencia es que ahora no pienso callarme absolutamente nada, me he cansado de ser la mala en esta película.
Ojalá un día abra los ojos y sé de cuenta de la clase de personas que tiene ahora en su vida, ojalá se dé cuenta del mal que está haciendo, del sufrimiento que está causando. Pero hasta que esto no ocurra, no podemos hacer nada.
No hay vuelta de retorno a aquellos años maravillosos, ya no lo hay ni lo habrá nunca, por el simple hecho que lo que hicimos después nos va a marcar de por vida. Y ya nada volverá a ser lo mismo que antes, porque lo que sentimos, al menos por mi parte fue sincero y verdadero.
¿Volvería a hacerlo? Con él sin duda, pero cambiaría muchas otras cosas.
Pero ya no hay vuelta de retorno, no lo hay y aquellos días los recordaremos como un sueño bonito pero lejano.
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imagining-supernatural · 7 years ago
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Ahora Y Luego
Secuela de Dime
Inglés autor: @imagining-supernatural Traducido por: @kclaire1
Sumario: ¿Qué ocurre la mañana después de que dos amigos se acuesten por primera vez? Pues que empiezas a darle vueltas, ¡por supuesto!
Recuento de palabras: 3.464
Advertencias: Smut implícito. El Maldito Sam Winchester (No es un nivel tan alto como el de El Jodido Sam Winchester pero casi, Sam es más mono que caliente en esta parte)
Tell Me English Masterlist – Dime Masterlist en Español 
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que me desperté sintiéndote así de bien. Vale, estaba acostumbrado a despertarme dolorido. Viene aparejado a mi trabajo. ¿Pero despertarme dolorido por una noche como la noche pasada? No quiero sonar cursi, pero una noche así sólo había ocurrido en mis sueños.
Con cuidado me puse de lado y no pude evitar una pequeña sonrisa cuando miré a T/N. Habíamos sido amigos desde, bueno, desde siempre. Bobby la recogió hace años ya, y desde la primera vez que la vi, supe que estaba perdido. Sin embargo, sólo pensar en estar con una chica como ella estaba fuera de mi alcance. Así que me conformé con admirarla en la distancia.
Todo cambio cuando la pille mirándome mientras ayudaba a Dean con el coche un día. O, mejor dicho, cuando Dean la pilló mirándome y no paró de fastidiarme con ello. Sus bromas se colaron en mi cabeza y comencé a pensar que tal vez….
Pero no había sido capaz de atreverme a dar el salto aún. Y ver a T/N ruborizada se convirtió rápidamente en una de mis distracciones favoritas. Prefería tener una amiga ruborizada y mis pelotas azules a una noche que arruinara una amistad.
Ayer sin embargo… definitivamente la balanza se había inclinado. T/N se había vuelto un poco posesiva conmigo y eso era muy cachondo. Había planeado distraerla un poquitín durante sus clases, hacerla ruborizar, la rutina habitual.
Pero entonces ella comenzó a flirtear con su compañero…
Me sacó de mis pensamientos cuando comenzó a despertarse. Se estiraba poco a poco rozando su cuerpo contra el mío y sus suaves gruñiditos me volvían loco. Ella siempre me volvía loco.
Recuerdos de la pasada noche se proyectaban una y otra vez por mi mente. Siempre pensé que los dos tendríamos que estar un poco achispados para reunir el coraje suficiente para dar el paso y finalmente acostarnos juntos. Y aún así, allí estábamos, completamente desnudos en la cama y sin resaca a la vista. Cada palabra, cada toque, cada sonido. Nada de lo que pasó la pasada noche estaba cubierto por la bruma del alcohol.
Estiré el brazo y muy suavemente pasé la mano por su hombro, sobre su costado, por la curva de su cintura hasta que doblé mis dedos en torno a su cadera. Su suave y feliz gemido fue derecho a mi polla, y la forma en la que se echó hacia atrás contra mi cuerpo no estaba ayudando a arreglar la situación.
Entonces sus músculos empezaron a tensarse y supe que estaba lo suficientemente despierta para anticipar una incomoda mañana después de que dos amigos se acostaran por primera vez.
Pero bien podríamos dejarlo para después de que la hiciera gritar mi nombre unas cuantas veces más.
“Buenos días,” susurré abrazándola por completo de la cintura y tirando de ella hacia mi cuerpo mientras mis labios seguían donde lo dejaron la noche anterior en un intento de hacer un mapa completo de su cuerpo.
“Mmm, Sam.” No creo que haya escuchado nunca un sonido más bonito que el que hizo T/N gimiendo mi nombre con voz medio dormida.
Y fue entonces cuando su teléfono comenzó a sonar, destrozando el momento por completo. Se apresuró a alcanzarlo y apagarlo con un gruñido de desaprobación. “Tengo un proyecto de grupo al que no puedo faltar.”
Casi me rendí en ese momento.
Pero entonces recordé que ella siempre ponía la alarma con mucha antelación.
Y recordé el arco de su espalda y sus manos tirando de mi pelo la pasada noche.
Y recordé sus besos húmedos en mi piel mientras intentaba respirar.
Y supe que no podía dejarla irse tan fácilmente esa mañana.
“Tienes tiempo,” murmuré, ejerciendo una pequeña presión en su cadera hasta que rodó colocando la espalda sobre el colchón. Sin perder más tiempo, la besé y fue como si todo mi cuerpo estuviera ardiendo. Oh, las cosas que esa mujer me hace.
Sus manos se posaron en mis hombros y no estaba seguro de si me iba a apartar o a tirar de mi para acercarme más.
Bueno, decidí, no estaría mal hacerle la decisión más fácil. Mordiendo su labio inferior suavemente, me retrepé sobre ella, necesitando sentir su piel suave contra la mía. Una sonrisa satisfecha asomó a mis labios cuando ella separó sus piernas para recibirme.
“Que le den,” gruñó. “Puedo llegar tarde por una vez en mi vida.”
*****
“Siento mucho llegar tarde,” te disculpaste mientras te colabas en la sala de estudio donde el resto de tu grupo ya estaba sentado. “Ha sido… una locura de mañana.”
Greg te miró a los ojos y levantó las cejas haciéndote ruborizar al instante. “Apuesto que sí.”
“Tú,” dijiste apuntándole amenazadoramente, “Cierra el pico.”
“¿Qué ha pasado esta mañana?” Bugs os miró a ti y a Greg un momento pero Greg sabiamente se mantuvo en silencio, dejándote actuar como quisieras.
“Nada. La pregunta importante es qué me he perdido en los quince minutos que no he estado.”
De ninguna manera ibas a revelarles a un grupo de compañeros de clase ningún detalle sobre tu vida sexual. Especialmente dado que una noche (y un rato por la mañana) podían haber arruinado una de tus más preciadas amistados. No había habido tiempo de hablar a cerca de las repercusiones de la pasada noche (y mañana) entre Sam y tú. Apenas habías tenido tiempo de darte una ducha, coger una barrita de Granola e irte al campus. Tu pelo aún estaba mojado y odiabas haber dejado el apartamento tan desorganizado.
Pero había merecido la pena. Después de todo, si tu amistado con Sam iba a acabar muriendo, mejor joderlo a lo grande.
Valga el juego de palabras.
“Vaaaale,” Bugs entrecerró los ojos mirándote, sintiendo que allí había detalles jugosos. Nadie sabía cómo había acabado con el mote de Bugs, y nadie podía recordar su nombre real. Ambos eran detalles que se negaba a revelar. Así que era justo que tú te guardaras también algunos secretos.
Mientras Jenny te hacía un resumen del principio de la reunión, te sentaste en tu sitio y sacaste el cuaderno de notas y el ordenador, colocándolo todo. Durante los siguientes cinco minutos te dedicaste a ignorar las miradas de Greg, y finalmente él volvió al asunto del proyecto.
Entonces tu teléfono zumbó.
Y tú lo ignoraste.
Tenías te concentrarte en el proyecto de grupo. Si era Sam el que te mandaba mensajes, no podías permitirte estar distraída.
Análisis de la Cadena de Suministros ahora. Sam Winchester más tarde.
“Así que la siguiente pregunta en el caso a estudio es ¿Por qué Techron eligió la opción una antes que la opción dos?” leíste la pregunta en alto para dirigir la atención del grupo en la dirección adecuada.
¿Pero y si Sam necesitaba algo? ¿Y si era Dean? ¿Y si estaban de caza y necesitaban tu ayuda?
Acercaste la mano unos centímetros hacia el teléfono, pero la retiraste en el último momento. Eran los Winchester. Podían arreglárselas por si solos. Sacudiendo la cabeza, volviste a tu cuestionario.
¿Pero y si era Bobby? No importaba que él nunca enviara mensajes. El prefería llamar. Pero si estaba en una caza y no podía hablar, entonces a lo mejor te estaba enviando un mensaje con un 112.
El grupo estaba dando ideas sobre como responder a la pregunta y tú dejaste caer un par de comentarios sin importancia pero tenías la atención puesta en el teléfono y en el mensaje que no habías leído.
A la mierda. No serías capaz de concentrarte hasta que supieras que pasaba.
Sam: Si llego a saber que duchándome después de ti iba a oler así de bien lo hubiera hecho mucho antes.
Oh dios. Sam estaba en tu ducha, un Sam desnudo, con gotas de agua corriendo por su pecho… el pelo mojado de un tono más oscuro de lo normal.
Gestión de la Cadena de Suministros. Proyecto de grupo ahora.
Winchester luego.
Pero incluso mientras tratabas atrapar tu atención y llevarla de vuelta a la tarea, te picaban los dedos de las ganas de escribir una respuesta. No eras buena en eso de flirtear en persona, pero habías leído cantidad de libros, así que cuando tenías un minuto para pensar en la respuesta en lugar de soltar lo primero que se te pasara por la cabeza, tu mente sabía que hacer. Y cuánto querías responder con algo ingenioso como ¿por qué esperar hasta que yo esté fuera de la ducha? Pero sabías que nunca podrías enviar un mensaje como ese.
“T/N,” susurró Greg, dándote un codazo. Te sacó inmediatamente de tus pensamientos y le miraste. Él te sonrió. “¿Con quién te estás mandando mensajes?”
“Con nadie.” A la defensiva, deslizaste tu teléfono de nuevo en el bolsillo sin contestar a Sam e hiciste un esfuerzo por moverte por el PDF del caso que estabais estudiando.
Ni cinco minutos más tarde, te llegó otro mensaje.
Sam: ¿Por qué tienes cuatro botes diferentes de Salsa de Soja?
Ese era un mensaje más fácil de manejar. Era más como el viejo T/N-y-Sam. El T/N-y-Sam con el que te sentías a gusto.
T/N: ¿Por qué estás cotilleando en mi frigorífico?
Sam: Tengo hambre.
Sam: Esta creciendo moho sobre el moho que ya tenían tus sobras.
Sam: ¿Alguna vez limpias el frigorífico?
“Tierra a T/N,” Bugs ondeó la mano delante de tu teléfono trayéndote de vuelta al asunto que os traíais entre manos. El proyecto te grupo ahora. Winchester luego. “¿Una conversación interesante?”
“Si, perdón. Es sólo que—” cómo explicar esto sin dar demasiada información. “Tengo unos amigos en mi casa y están tratando de encontrar algo comestible en mi cocina. Dadme un segundo.”
Y/N: Los cereales están sobre el frigorífico y la leche no caduca hasta dentro de una semana. Si tanto te molesta tal vez deberías limpiar tu mismo mi frigorífico.
Ya puestos podías sacar algo de tanta queja suya.
Espera.
Mierda.
Habías puesto una carita con un guiño.
No era la primera vez, pero era la primera vez desde que os habíais acostado. Eso quería decir que esta vez significaba algo diferente, ¿verdad? ¿Leería Sam algo más de lo que realmente era? ¿Y si se pensaba que limpiar mi frigorífico era una especie de código obsceno para decir otra cosa? ¿Qué pensaba él? ¿Qué pensaba él que significaba? ¿Qué piensas tú que significa? ¿Qué quieres tú que signifique?
“A lo mejor deberíamos hacer una pausa de diez minutos para ir al baño,” le sugirió Greg al grupo. “Estoy algo agotado.”
“Yo también,” añadió Jenny inmediatamente. El resto del grupo asintió y los seis os repartisteis por la sala de estudio. Una vez estuviste en el pasillo, Greg te guió hasta una clase vacía y se giró a mirarte con una sonrisa. 
“Tienes cara de que alguien acaba de atropellar a tu gato.”
“He puesto una cara haciendo un guiño,” estallaste, más cómoda compartiendo eso ahora que era sólo entre tu amigo y tú.
“¿Y?”
“Y he puesto una carita haciendo un guiño.” ¿Cómo es que no lo estaba pillando? “Antes, sólo era una cosa que solía hacer cuando estaba de broma pero nos acostamos anoche. Así que ya no es solo una carita haciendo un guiño. Es una carita haciendo un guiño.”
Greg sacudió la cabeza, riéndose. “Tío, no te había visto así de loca antes.”
“No estoy—” soltaste un bufido interrumpiéndote a ti misma. “Greg, no es divertido, Sam es uno de mis mejores amigos. Él es…” Greg no sabía que Sam era un cazador. Él le conocía como el Dr. Peralta. Tenías que atenerte a la historia. “…Él es un gran mentor y ahora voy y me acuesto con él y eso lo ha cambiado todo y yo. Le. Envio. Una. Cara. Haciendo. Un. Guiño.”
Te guió hacia una mesa y te sentaste en ella mirándole mientras se sentaba en otra. “Escucha, T/N, como tu gurú del amor te tengo que decir que te tranquilices.”
“¿Qué me tranquilice? No acabas de decirme eso.”
“Vale, eso no ha sido lo más inteligente.” Greg murmuró para si mismo. “Mira, T/N, no puedes hacer nada ahora. Olvídate de ello hasta que acabemos con este proyecto. No puedes cambiar lo que ya ha ocurrido y de verdad que quiero sacar buena nota en esta clase así que…“
La cuerda de ansiedad que se ceñía alrededor de tus pulmones se aflojó un poco mientras bufabas una risa. “Es cierto. Perdona. Se me olvidaba pensar en como mi crisis impactaría en tus notas.”
“Me alegra ver que estas de vuelta.” Greg te guiñó un ojo provocándote, y después jadeó y se llevó la mano a la boca. ”¡Oh, no! ¡Acabo de guiñarte un ojo! ¿Y si ahora te piensas que significa algo más? Oh, Dios, ¿Qué voy a hacer?”
“¡Cierra el pico!” soltaste una gran carcajada y le diste un golpe en el hombro, casi haciéndole caer de la mesa. “No sé cómo te aguanto.”
“Porque los dos queremos buenas notas y los dos somos increíblemente listos y además, yo he conseguido que echaras un polvo anoche.”
Instintivamente abriste la boca para corregirle porque tenía que haber algún error en lo que decía. “Yo…maldición, tienes razón,”
“¿Cómo has dicho?” Greg se puso la mano detrás de la oreja y se inclinó hacia delante. “Di la última parte de nuevo. Creo que no te he oído bien.”
“Eh, ya que fuiste tú el que lograste que echara un polvo la noche pasada, ¿qué tal si arreglas el lío que ha causado?”
“No tocaría ese lio ni con un palo de tres metros.” Saltó de la mesa y caminó hacia la puerta. “Pero podemos evitar que nuestras notas sigan a tu vida amorosa al profundo, oscuro e inflexible pozo de desesperación.”
Con un dramático suspiro, le seguiste. “Vale.”
Sin embargo, aún no te dejó pasar. Le lanzaste una mirada interrogativa y él te tendió la mano como respuesta. “Dame tu teléfono. No estaba bromeando al decirte que quería sacar buenas notas en esta clase. Necesitamos tener una buena puntuación en este proyecto lo que significa que te necesitamos en tu mejor momento en el juego. Y, por lo que he visto, este tal Peralta te distrae demasiado. Así que necesito que dejes tu teléfono en tiempo muerto.”
Otra vez Greg tenía razón. Así que cediste con un, “Vale.” Y cómo si se lo hubiera olido, el teléfono zumbó, indicando que tenías otro mensaje de Sam. “¿Pero déjame mirar esto antes?”
Greg asintió mientras te entraba un segundo mensaje.
Sam: Si lo limpiara, no quedaría nada. Y un frigorífico limpio es un frigorífico triste.
Sam: En serio, necesitas comida.
“Vale. No ha dicho nada acerca de la carita con guiño.”
“¿Lo ves? No tienes nada de lo que preocuparte. Ahora dámelo.” Greg ondeó los dedos con impaciencia, haciendo un gesto para que pusieras el teléfono en su mano. Tan pronto como lo hiciste, presiono el botón para apagarlo. “Concentrémonos en la tarea ahora, ¿vale?”
*****
“¡Bobby!” en cuanto escuchaste abrirse la puerta, gritaste para que tu padre te prestara atención. “No puedes deducirte los gastos en munición de tus impuestos. No creo que los de Hacienda lo vean como un gasto aceptable a deducir.”
“No sabía que Bobby pagara sus impuestos.” dijo una voz profunda que desde luego no era la de Bobby. Asomaste la cabeza del viejo ordenador en el que estabas revisando las finanzas de Bobby para ver a Sam de pie en el marco de la puerta de la oficina. Te saludó con una sonrisa torcida. “Hola, T/N.”
“Sam.” ¿No se suponía que tu corazón tenía que estar latiendo? ¿Y a qué venía tanto sudor repentino? “¿Qué haces aquí?”
Una caza le había obligado a alejarse de ti antes incluso de que llegaras a casa de vuestro grupo de estudio hacía unas semanas y las cosas entre vosotros dos estaban…  sin acordar. No tenías ni idea donde os encontrabais. ¿Erais amigos? ¿Con beneficios? ¿Algo más? ¿Estaba completamente acabado?
Bueno, teniendo en cuenta la forma en la que te sonreía probablemente no estaba acabado.
“Por fin tenemos un par de días sin ninguna caza, así que Dean y yo pensamos en pasarnos y haceros una visita. Especialmente cuando Bobby nos dijo que estabas en casa para pasar el verano.”
Durante un rato, los dos os mirasteis el uno al otro sin saber muy bien qué decir. El silencio que creció entre vosotros estaba lleno de palabras no dichas y semanas de no tener ningún contacto hasta que finalmente tuviste que romperlo. Te levantaste y comenzaste a rodear la mesa. “Bueno, Bobby ha ido a la ciudad para ir al super—”
“Si, Nos lo encontramos según veníamos. Dean está con él ahora mismo.”
Así que ahí estabais los dos. Solos. De nuevo.
“Oh, ¡espera! Casi se me olvida.” Sam se agarró la camisa por detrás de la cabeza y empezó a tirar de ella.
“¿Qué… qué estás haciendo?” Sam y tú. Solos. De nuevo. y él estaba quitándose la ropa. ¿A dónde demonios os llevaba eso?
“Según Dean y tú misma, aparentemente es mi Modus Operandi no llevar camisa cuando estoy aquí.” Te guiñó un ojo y tiró la camisa detrás de él.
El tonteo que llevaba implícito era algo que podías manejar. Claro, estaba rozando la línea entre lo que teníais antes de que os acostarais y a donde quiera que fuera que os dirigierais ahora, pero podías manejar esta clase de tonteo.
“¡Cierra el pico!” le diste un empujón a su hombro desnudo con una sonrisa. “Te lo has buscado tú solito.”
En un suspiro, las manos de Sam se apoyaron en tu cintura y te giró hasta que el marco de la puerta quedó a tu espalda y mientras él se inclinaba sobre ti. “Ha merecido la pena, sin embargo.”
Ese era un momento de tómalo o déjalo.
“No hemos tenido tiempo de hablar,” te atropellaste con tus propias palabras mientras tus dedos recorrían su pecho desnudo.
Habías estado planeando este momento desde que Sam te mandó el mensaje diciéndote que Dean le había arrastrado a una caza. El último mes de ese semestre te lo habías pasado tratando de averiguar qué era lo que querías y qué era lo que Sam quería y planeando la conversación perfecta que tendríais cuando finalmente os juntarais.
Pero se te olvidaron todas esas frases que habías elaborado con tanto cuidado en ese momento.
“Tú y yo,” susurró Sam. “¿Sí o no?”
Subiendo los ojos hacia los suyos, pensaste en su pregunta tan simple. Estaba tan cerca y esas semanas sin él de repente parecían tan lejanas. Pero había años de amistad entre vosotros a tener en cuenta. Años de amistad que se podían ir por el desagüe si eso no funcionaba.
O años de amistar que habrían formado unos sólidos cimientos para algo más. Años de amistad que eran solamente el prologo para la siguiente parte de vuestra historia.
Sam se apartó y rozó tu nariz con la suya. “Yo voto sí, si es que eso ayuda.”
Pensaste en la primera noche. Lo enfadada y lo molesta que habías estado cuando Sam pareció rendirse al pensar que estabas con otro chico. Lo preparada que habías estado para lanzarte a algo nuevo y cómo Greg te había enseñado a soltarte. Habías estado preparada para algo nuevo. Ibas a irte a ese bar sin pensar en las consecuencias.
A veces, pensabas demasiado.
A veces, era mejor actuar.
A veces, meterte de un salto en una situación que te daba miedo merecía la pena.
A veces, tenías que centrarte en el ahora y olvidarte del después.
Alzando el brazo, enredaste los dedos en el pelo largo de Sam y posaste los labios en los de él. Era fácil perderte en ese beso, y a penas te diste cuenta cuando te abrazó rodeando con sus brazos tu espalda, separándote del marco de la puerta y tirando de ti hacia su cuerpo. Se ajustaba al tuyo como una pieza de puzle.
“¿Qué estáis haciendo en mi oficina, par de idiotas?” La voz ronca de Bobby os separó, justo a tiempo, y te ruborizaste.
“Bueno, en palabras del famoso policía de Brooklyn, Jake Peralta, ahora estamos oficialmente poniéndonos las botas,” contestó Sam sin dejar de abrazarte ni un segundo.
La referencia a Brooklyn Nine-Nine te hizo soltar una carcajada, quitándole parte de la incomodidad al hecho de que tu padre os pillara enrollándoos. Te preguntaste si ya había visto tu programa favorito cuando vino a clase a presentarse, pero preguntárselo no se te había pasado por la cabeza con todo las distracciones y provocaciones y el flipar de ese fin de semana.
“Sea lo que sea lo que estabais haciendo, a Dean y a mi nos vendría bien un poco de ayuda con las bolsas.”
“Iremos en un minuto,” dijo Sam.
Mientras Bobby se apartaba le escuchaste decir detrás de ti, “Hijo, si sólo vas a tardar un minuto, estás haciendo algo mal.” 
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aleencorea · 8 years ago
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Día 1
Martes 21 de febrero del 2017
 Hoy es mi primer día completo aquí en Seúl, Corea del Sur.
 Tengo muchos sentimientos encontrados la verdad y espero en unos meses poder ver hacia atrás y recordar estos días como un obstáculo vencido.
 No sé si sea una buena idea escribir un blog sobre esta experiencia, la verdad solo quiero poder compartir esto con gente que realmente se interesa en mí y en mi bienestar jajaja y no quiero que cualquier queja pueda ser usada en mi contra. El Internet es un lugar peligroso.
 Pues ahorita son aproximadamente las 12:30 del mediodía y está a 1 grado centígrado de temperatura, estoy esperando que suba un poco el calor (como a 3 grados es lo máximo de hoy) para poder salir a buscar un 7 eleven y comprar no sé, aunque sea galletas o lo que sea para poder meterme al estómago. Tengo muchísima hambre y todo huele muy mal. Toda la comida huele súper fuerte, me dijo mi amigo Andrés (que estará viviendo en Taiwan este semestre) que él cree que todo apesta porque usan un aceite de soya o algo así. Huele súper mal todo jajaja talvez me acostumbre (espero que no). Me metí a bañar anoche y hasta mi toalla ya había agarrado ese aroma despreciable.
 Este día estoy intentando relajarme y dejar de pensar en lo muchísimo que me duele dejar tan lejos a mis seres queridos y a mi pueblito Mexicali. Quiero escribir qué estoy pensando para poder leer esto en el futuro.
 Lunes 20 de febrero del 2017
 Sigo teniendo en mi laptop y en mi celular la hora de Mexicali. Antier sábado 18 de febrero tome un vuelo con China Airlines saliendo a las 11 y cacho de LAX. El vuelo se atrasó como 40 minutos y creo que nunca había sentido tanto dolor en un aeropuerto. Mirar hacia atrás y decirles adiós a mis papas y a mi novio es doloroso. Ya me imaginaba que, si podía doler, pero no sabía que tanto así. Estuve llorando todo el santo día mientras pasaba por seguridad, y todo ese día no pude comer de los nervios del viaje. Compre un sándwich de jamón y queso y unos pretzels. Me comí como la mitad, por lo mismo de los nervios. En el vuelo, sacaron la cena y el desayuno: apestaba horrible. Qué bueno que decidí pedir la comida especial: un plato de frutas. Me cayó muy bien comer piña, manzana, un plátano y agua. Era demasiado poco, pero pues estuvo bien. Honestamente fue en este momento que dije: a la madre, otra vez me decepcionaré con la comida jajaja.
 En fin, intenté dormir en el vuelo y batallé mucho, los vecinos con los que me tocó no eran como que muy sangrones, pero sí de que ni me voltearon a ver nunca, sólo les tuve que pedir permiso para salir al baño porque no me aguantaba a llegar al aeropuerto. El vuelo se me hizo ETERNO. Según yo me acomodaba para echar un sueñito y abría los ojos, checaba el reloj y no había pasado ni una hora jajaja. Así fueron las 14 horas de vuelo. Llegué a Taipéi, totalmente sola y sólo con los trabajadores del aeropuerto que me decían a donde ir. Ya había visto el mapa en internet y como buscar la transferencia, pero me sentía bien perdida. Llegué al gate de donde saldría mi vuelo y pude conectarme a una red WIFI de dudosa procedencia y seguridad, pero NECESITABA hablar con mi familia. Puede sonar cliché, pero honestamente no sé qué sería de mí sin su apoyo incondicional y de veras sus grandes palabras llenas de amor para motivarme a seguir con el viaje, porque a este punto, con la soledad y el cansancio, prefería girar y comprar un vuelo de regreso.
 Fue un vuelo corto, y en cuanto me subí al avión sentí la diferencia, todo mundo se veía mucho más amable. Los vecinos que me tocaron esta vez fueron mucho más amables, ¡el vecino del pasillo me subió y bajo mi maleta del compartimiento! Y la vecina de en medio me pidió mi pluma prestada y era muy risueña, no platicamos para nada, pero ya me sentía más en confianza, y una señora de otra fila me pidió con señas y con una sonrisa amable que por favor bajara las ventanillas para que no entrara el sol. De nuevo, aquí pasaron con el “meal service” y me ofrecieron dos opciones, tome la del “omelette & sausage” y de veras que, qué desagradable elección jajajaja el omelette estaba rarísimo y la mentada salchicha parecía de plástico literalmente.
En fin, tuve que conformarme con mis queridos pretzels y ya que me bajé, pasé por inmigración, donde me tomaron mis huellas digitales y una foto de entrada donde salgo toda hinchada, horrible, desvelada y chillona. Después de eso fui a recoger mis maletas, tomé un carrito (gratis) y subí las tres pesadotas (perdón ma, yase que traje demasiadas cosas y sí me arrepiento), la buena noticia es que llegué con equipaje completo y salí a buscar a los presuntos compañeros que nos asigna la escuela. Vi a otra niña que parecía varada y ya que me moví un poco más los encontré: KUBA (Korea University Buddy Assistants) y ellos me preguntaron dónde iba a vivir y nos subieron a todos a un camión.
Conocí a un niño de Australia gigantesco con lentes que se veía tímido, pero bonachón la verdad, la niña varada se llama Dakota y era de escocia, su familia era mitad italiana y estuvo estudiando en Texas, su major en la escuela era Pre-med y ella al igual que yo se sentía arrepentida de traer tanto equipaje. Había otra niña llamada Ana de China, un poco difícil entenderle, pero era también muy sencilla, y ella estaba estudiando Idiomas. Conocí a otro muchacho CREO que de Singapur, y solo lo conocí porque nos estábamos casi casi haciendo pipi del frio tan intenso que estaba haciendo!! En el transcurso de subir al autobús, conocí a una niña de Rusia. No me acuerdo bien de su nombre, pero ella me platico que ese frio no se le hacía tan extremo jajaja y me pregunto qué tan caliente era mi ciudad… y yo de que… 50 grados y así. Enserio estaba sorprendida y como no me senté con ella me dijo que nos veríamos en la escuela.
Mi compañera en el camino de Inchon a Seúl se llamaba Choko. Era una niña súper amable y muy bonita de Japón, de Saitama específicamente, una ciudad como a 1 hora de Tokio. Platicamos de nuestras familias, me conto de su perrito Giu (un shiba inu de 13 años viejito y gordo porque su papa lo consciente mucho con botanas), hablamos de nuestros hobbies y de a donde hemos viajado, de la música que nos gusta, le hable de que vivo en frontera y estamos muy acostumbrados o  mezclados con la cultura gringa, a las dos nos preocupaba no entender el idioma, ella estudia comunicación y me dijo que decidió venir a corea por que le encanta el K pop y las novelas coreanas. Me dijo que al momento de estar en ese camión había salido de su casa hace solo 6 horas y yo le dije que llevaba como dos días viajando jajaja. Se tomó una foto conmigo y me dijo que nos veríamos en la orientación.
 Después de llegar a Seúl, los de KUBA repartieron a todos a sus respectivos dorms y a mí me llevaron hasta la puerta principal de la escuela de donde me pidieron un taxi confiable al parecer. El señor no hablaba por supuesto nada de inglés y se perdió en el camino. Le pase mis mapas impresos y me preguntaba “¿yogi-o?” que según yo es “¿¿aquí??” y yo solo sabía responder que si, ósea “ne”. Si me sirvió el curso de 1 mes. El tráfico honestamente está de terror y el taxista se estacionó sobre una banqueta en sentido contrario para bajarse a preguntar qué onda, cómo llegar al hostal donde me voy a quedar y dejó el carro ahí abierto jajaja. Pasaban muchos señores y mucha gente y nadie volteaba ni a ver el carro. Se metió por un callejón del ancho del carro y en sentido contrario y un señor en motocicleta le dijo cómo llegar. Me bajó con todo y maletas, pagué con la tarjeta (porque no traía efectivo) y me dejó ahí. Una señora que iba llegando me ayudó a jalar las maletas y me hizo señas de que le hablaría a alguien para que bajara a ayudarme. Entregué mi reservación y me pidieron un depósito de 10,000 won (como 9 dólares). Subí a mi cuarto, luego luego a chillar y a conectarme al internet para hablar con mi familia :’(
 Les menciono lo mucho que los extraño y lo fuerte que esta este sacrificio de estar tan lejos. Después fui aquí cerca a cambiar unos dólares a wones (la moneda de aquí claro) para poder pagar el depósito de la llave de seguridad y en el camino encontré una tienda de pollo frito. Dije, ¿qué tan mal puede estar? Compré una caja súper cara la verdad, como menos de 18 dólares, y era mucho pollo (perdón ma por desperdiciar la comida), pero no me pude comer ni una alita y tuve que vomitarlo. Honestamente esta adaptación está un poco difícil pero aquí sigo y le voy a echar ganas para no querer regresarme en una semana jajajajaja.
 En cuanto al cambio de horario, me dormí como a las 7 de aquí y me despertó una llamada muy bonita desde Mexicali para saber cómo había amanecido y que, si me había quedado dormida porque según sus cálculos eran las 3 de la tarde, y me levante asustada porque me perdí el desayuno gratuito del hostal y para mi sorpresa eran las 3 de la mañana… me dormí otro rato y estoy esperando como ya les dije que haga un poquito más de calor para ir a caminar aquí por la cuadra.
 Nos vemos pronto,
Alejandra. 
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