#observó cómo se iba
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𝐷𝑒𝑚𝑎𝑠𝑖𝑎𝑑𝑜 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒
La perdió, y ahora la extraña. La tuvo, sí, la tuvo.
Ella nunca se había entregado tanto como lo hizo con él... pero la dejó ir.
¿Le faltaron ganas? ¿Amor? ¿Pasión?
Quién sabe... pero ahora la extraña.
Cuando la tuvo, no supo valorarla. Se confió, creyendo que ella siempre estaría ahí.
«Después vamos…» «Después nos vemos…» «Después hacemos…»
Hasta que ya no hubo un "después".
Ella se cansó de esperar esas muestras de amor, esas caricias al alma que nunca llegaron. Y se fue, harta de él.
Él solo observó cómo se iba, y en su soberbia pensó: «Vete, hay mejores que tú».
Pero se equivocó.
En todas las que vinieron después, buscaba un pedacito de ella. No importaba con quién estuviera, el recuerdo de ella siempre regresó.
Al final, aprendió la lección: Todo puede regresar, menos la mujer que te quiso de verdad y cansaste.
#𝐷𝑒𝑚𝑎𝑠𝑖𝑎𝑑𝑜 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒#tumblr#escritos#palabras#frases#vida#texto#citas#autoestima#foto#texto español#observó cómo se iba#no supo valorarla#ahora la extraña#Se confió
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te extraño | enzo vogrincic fluff
summary: tu y enzo tuvieron una discusión antes de que él se fuera a viajar, pero ni siquiera recuerdas por qué.
hola! si quieres, hazme asks para fics con enzo ;)
dedico esta para mis amores de ternurinas <3
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hace una semana, enzo estaba fuera de casa, rodando en españa. llevaba siete días sin ver a su novio. habían pasado 10.080 minutos sin él, la angustia le oprimía el pecho tan dolorosamente que sólo pensar en volver a verlo la dejaba sin aliento. no era extraño extrañar a su novio, la otra vez llevaban dos meses sin verse, pero esta vez la sensación de nostalgia era diferente, porque hacía exactamente ocho días habían tenido una discusión que acabó con enzo yéndose sin despedirse. cosa que nunca ocurrió.
inevitablemente, volvieron a hablarse a través de mensajes. un aviso de que había llegado y alguna que otra conversación para comprobar que todo iba bien, pero nada muy natural, todo seguía pareciendo tenso. y lo más cómico era que al menos recordaba lo que habían discutido.
ahora se encontraba en el sofá, mordiéndose las uñas, ansiosa por saber cómo sería cuando él volviera, ¿cómo se disculparía? ¿cómo se justificaría? no tenía ni idea. probablemente debería haber empezado. algún comentario insinuante, alguna sospecha estúpida, algo que nunca debería haber ocurrido, pero ahora era demasiado tarde. enzo había dicho que volvería al día siguiente, y desde entonces se había estado devanando los sesos intentando planear algo bonito, un poco romántico, una rendición. ¿quizás una cena? ¿un regalo? ¿qué haría si él parecía tan molesto?
su mente iba a demasiados sitios, a demasiadas situaciones, invocaba paranoias que empezaban a deprimirla aún un poco. ¿y si estaba cansado de la relación? ¿y si lo de iros a vivir juntos había sido una decisión precipitada? ¿y si puso fin a las cosas cuando regresó? sería horrible perderle. no volver a despertar a su lado probablemente te sumiría en un horrible estado de desesperación. sólo pensarlo te daban ganas de vomitar. aunque suene dramático, es la verdad.
uma y ada, las bellotas peludas, estaban en una disputa incansable sobre su regazo, como si se dieran cuenta de lo preocupada que estaba, y como fieles escuderas, la rodeaban y ronroneaban como si quisieran responderle cuando empezaba a murmurar para sí misma.
"oh, chicas, ¿cómo puedo ser tan idiota?", un suspiro cansado salió de sus labios mientras acariciaba el pelaje de uma, que maulló en respuesta. quizás tenía razón.
incluso pensó en enviarle un mensaje a matías y preguntarle cómo estaba enzo, tal vez personalmente sus nervios podrían ser muy diferentes ahora. tal vez matí le daría una pista sobre qué hacer, después de todo, eran amigos íntimos. pero temía ser demasiado invasiva. sólo sabía que tenía que encontrar la manera, pero se le escapaban todas las palabras. cena en casa, algo íntimo y su postre favorito, decidió finalmente. algo íntimo, tal vez una botella de vino y podrían hablar de lo que fuera que estuviera mal. enzo siempre sabía hablar, era fácil hablar de sentimientos con él, ¿no? pero al mismo tiempo, temía que enzo lo interpretara como un intento de compensarlo. no quería parecer desesperada, pero no podía ignorar el hecho de que había que decir algo.
finalmente se levantó, decidiendo revisar la heladera y ver qué podía preparar para el día siguiente, pero faltaban muchas cosas, por lo que un viaje al mercado sería su distracción para la tarde. sin pensarlo mucho, se puso las zapatillas y se echó un jersey por encima, demasiado inerte en sus pensamientos como para preocuparse por su aspecto. y justo cuando estaba frente a la puerta, el picaporte se movió. su cuerpo se congeló, una reacción de miedo. alguien intentaba entrar en el piso, por el amor de dios. cogió rápidamente una cuchara de madera de la cocina y observó a quienquiera que fuese a través de la mirilla. y entonces sus piernas flaquearon un momento.
"¡enzo!", exclamó eufórica, abriendo la puerta a velocidad récord. una sonrisa se dibujó en su rostro al ver de nuevo a su novio, y cuando abrió la puerta del todo, allí estaba él, con sus inseparables joggers negros y el pelo detrás de las orejas, tan precioso. tan hermoso, con una sonrisa en la cara tan grande como la suya.
enzo tenía una expresión que mezclaba sorpresa y alivio. sus ojos se encontraron con los suyos y, por un momento, lo único que pareció importar fue que volvían a estar juntos. sin pensarlo, sus piernas rodearon su cintura, y enseguida, las manos de enzo la sujetaron por los muslos. manteniéndola firme y tan cerca como pudo de su pecho.
"no pude resistirme. tenía que volver antes", confesó, con la voz tan dolida como sentía su corazón. pareció vacilar un momento antes de continuar. "te extraño tanto, gorda".
sus labios se encontraron con los de él tan vorazmente que era imposible saber quién había empezado el beso. sentir la suave y caliente boca de enzo contra la tuya después de tanto tiempo era como entrar en un oasis privado, que restauraba cada pequeña parte de ti y hacía que todo lo demás, tu entorno, el mundo, tus problemas, todo desapareciera. en un instante, todas las preocupaciones e inseguridades parecían extinguirse, sustituidas por la felicidad de tener a enzo de vuelta en casa. era adictivo e insaciable besarle, sentir su lengua bailar suavemente bajo la suya mientras sus manos recorrían su espalda. ahora sentía las piernas como gelatina, todo su cuerpo reducido a nada más que una sensación cálida y líquida. sentir el calor de su piel mientras sus manos recorren su nuca y luego bajo la tela de sus hombros, sentir la contracción de los músculos de su espalda. es casi una experiencia religiosa.
"lo... lo siento, estaba preocupadísima..." te apresuras a decir cuando se rompe el beso, porque desgraciadamente aún hacía falta oxígeno, pero enseguida te interrumpe enzo, que apoya su frente contra la tuya. de repente, te das cuenta de que sigues en medio del pasillo del edificio.
"lo sé, cariño. lo sé", murmura contra tus labios, abrazando tu cuerpo con tanta ternura, como si pudiera romperse en mil pedazos si te soltara. tal vez lo haría.
así que enzo la colocó suavemente sobre su regazo, cogió su mochila y entró en el piso, sin la menor intención de soltarla. ahora que había vuelto, sería difícil escaparse al menos tres días seguidos. empuja la puerta del piso con el pie y, sin perder tiempo, la coloca bajo el brazo del sofá, dejando caer la mochila en cualquier rincón, para poder por fin sujetarle la cara con ambas manos, estirando desde los pulgares bajo la mandíbula hasta las puntas de los dedos en las sienes. la rodilla de enzo golpea contra su muslo e, instintivamente, hace espacio entre sus piernas para que él quede entre ellas. pasa un rato acariciando tus mejillas, sus ojos apreciando cada marca de tu cara que conoce tan bien, que incluso si cerrara los ojos podría nombrar cada una. sus ojos tienen un brillo familiar e intenso que te envuelve por completo, haciendo imposible estar fuera de esa burbuja construida alrededor de los dos. de nuevo, saboreas su beso cuando se inclina para besarte, disfrutando de cada detalle, de la textura, de su olor familiar y agradable, de la cercanía, de las pequeñas interrupciones en su respiración, de los pequeños suspiros. se disfruta cada bendito segundo. enzo la besa como si estuviera hambriento. como si contara cada segundo desde que salió por la puerta.
"ni siquiera recuerdo por qué nos peleábamos", dice entre bocanadas de aire. sigue con los ojos cerrados, pero se le nota que está sonriendo. qué cabrón. "¿te acuerdas?"
"no tengo ni idea", es todo lo que puedes responder. toda la expectación de todo el día, toda la preocupación y el miedo se olvidan y quedan enterrados en ese momento. la idea de estar separados está ahora muy, muy lejos de tu mente. "creía que estabas enojado conmigo"
"creía que tu estabas enojada conmigo", admite, con énfasis. una risa al unísono es compartida, la confusión se convierte en una broma tonta.
su presencia desborda júbilo, su corazón como una fuente de amor, acompañado de inquietas mariposas en la boca del estómago. esa sensación nunca desaparecería. nunca sabría lo que sería no amarle. la sensación de estar con él era algo completamente indescriptible, incluso las luces parecían más cálidas, los colores más vibrantes. como volver a estar en órbita.
"y sólo quiero que sepas que, pasase lo que pasase antes, ahora estoy aquí, y no quiero estar ni un minuto más lejos de ti". con la más pura sinceridad, declara enzo, cogiéndole la mandíbula e inclinándola para que le mire. para asegurarse.
le dan ganas de tragárselo. es algo extraño, pero está creciendo dentro de ti. no quieres perder ni un segundo enfadándote por estupideces.
las bellotas peludas, uma y ada, que observaban la escena con curiosidad, se acercaron y empezaron a frotarse contra las piernas de enzo, como si le dieran la bienvenida. enzo volvió a reír y se inclinó para acariciarlas.
"vosotras también me extrañában, ¿no?", bromea con las gatas, con un tono de voz como si hablara con bebés.
sonríe ante la interacción, dejando que se aleje un momento, sabiendo que ellas le extrañaban tanto como tú. miras el piso por encima del hombro de enzo y te das cuenta de que, cuando él no está, es una casa más. su mera existencia convertiría cualquier lugar en un hogar. dios, cómo le extrañaba.
"pensaba hacer una cena especial mañana, pero ahora... creo que ya hemos empezado a celebrarlo, ¿no?" dices, sintiendo que tu cara se ruboriza al recordar su estado. no esperabas que llegara tan pronto, desearías haber hecho algo para darle la bienvenida. debía de estar muerto de hambre. y a ti también te gustaría estar más presentable, pero a él no parece importarle.
enzo asintió, todavía con una sonrisa radiante, volviendo a centrar su atención en ti. "por supuesto. me encantaría que me hicieras la cena, pero por ahora creo que necesito quedarme aquí, cerca". te acerca y apoya tu cabeza contra su pecho. "ya no te preocupes, ¿vale? sólo nosotros dos, las gatas y este momento".
te ríes, asintiendo, y él se inclina para besarte la nariz.
"te quiero, chiquita".
#enzo vogrincic#enzo vogrincic x reader#enzo vogrincic fluff#enzo vogrincic fanfic#estoy enamorada#sociedade de la nieve#matias recalt
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(Hit me like a) Ray of Sun - Esteban Kukuriczka
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+18! fluff & smut. Dom!Esteban, begging, creampie, dacrifilia, (alusión a) overstimulation, sexo sin protección, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Conociste a Esteban un día de lluvia.
La tormenta te sorprendió en medio de un paseo y el refugio más cercano que encontraste fue un café. Te acomodaste sobre la barra cercana a la ventana y decidiste perderte por completo en las páginas de tu libro favorito mientras disfrutabas de un tazón de café y algunos dulces, muy de vez en cuando observando el paisaje que se desplegaba al otro lado del cristal.
El ruido de la puerta principal te distrajo por unos segundos, pero más lo hizo el silencio repentino seguido de murmullos por parte de varias personas en las otras mesas. Cuando levantaste la vista identificaste el motivo: el recién llegado estaba empapado de pies a cabeza y su cabello goteaba sobre los hombros del impermeable aparentemente inservible que llevaba puesto.
Le restaste importancia y regresaste tu atención al libro entre tus manos, decidida a terminar el capítulo. Un par de párrafos más tarde una voz desconocida habló a tus espaldas y al voltear te encontraste con un rostro salpicado con pecas y gotas de lluvia, los mechones rubios le caían sobre los ojos y sonreía de manera tímida.
-¿Te molesta si me siento...?
-No, por favor- le devolviste la sonrisa y te disponías a continuar con tu lectura, pero su presencia te resultaba magnética e intrigante, toda una distracción: miraste de reojo cómo vaciaba despreocupadamente el contenido de sus bolsillos sobre la barra.
-Cómo llueve, ¿no? Me parece que no vamos a poder salir de acá.
Normalmente las interacciones triviales con desconocidos no eran de tu agrado, pero su comentario te hizo reír con facilidad y la suavidad en su voz resultaba más que agradable. Cerraste tu libro y la forma en que su mirada te recorrió te hizo temblar: un gesto fugaz, casi imperceptible, pero suficiente para convencerte de que había en él algo más, algo muchísimo más profundo de lo que su exterior dejaba ver.
-A mí me parece que no te conviene volver a salir…
Soltó una risa encantadora.
-Salí de casa así no más, tuve que comprar esto en el camino pero… bueno, mucho no me sirvió- explicó, señalando el impermeable con cierta resignación-. ¿Y vos? ¿Por qué saliste con esta tormenta?
-Salí a dar un paseo, no sabía que iba a llover.
-Entonces estamos en la misma- dio un sorbo a su café y arrugó la nariz. Notaste cómo sus ojos se desviaron hacia tu libro cuando se estiró para tomar el azúcar, pero si reconoció el título o al autor no lo demostró-. ¿Está interesante la lectura?
Sin siquiera pensarlo, contestaste:
-Estaba.
El rubor en sus mejillas no tardó en hacerse ver una vez que comprendió el significado de tu respuesta. Te dirigió una sonrisa tímida antes de voltear, concentrándose en endulzar su bebida y mordiéndose el labio para ocultar cuán afectado se sentía por tu sutil confesión, suponiendo por la expresión de mortificación en tu rostro que había sido completamente involuntaria. Reacio a permitir que te arrepintieras o te disculparas, extendió su mano en tu dirección.
-Esteban- se presentó-. Pero me dicen Kuku.
-¿Kuku?- preguntaste intrigada. Ofreció una breve explicación y te observó con atención mientras repetías su apellido un par de veces, como si saborearas las sílabas entre tus labios.
-Así, perfecto…
El resto de la tarde transcurrió de manera lenta, ambos acompañados por el repiqueteo de la lluvia en la ventana y sus respectivas bebidas calientes, y la conversación que mantuvieron estuvo centrada en todo y nada a la vez. Esteban dejó de ser un enigma rápidamente porque descubriste que era la persona más dulce y tierna que pudiste haber conocido. Al hablar sus manos se movían por cuenta propia, acentuaba sus palabras inclinando la cabeza o encogiendo los hombros, y sus ojos reflejaban la abstracción en sus pensamientos antes de dar una respuesta.
Abandonaron el lugar un tanto avergonzados luego de que un empleado se acercara para advertirles que estaban por cerrar. Ambos permanecieron de pie en la acera, alguna que otra gota aún cayendo y el silencio evidenciando la comodidad y familiaridad que habían logrado en tan sólo unas pocas horas, pero también obligándolos a tomar una decisión respecto a la situación.
-¿Te puedo pedir tu número?- preguntó de manera atropellada.
Suspiraste. Internamente gritabas de la emoción.
-Obvio.
Las primeras citas, también en días lluviosos, tuvieron lugar en el mismo café. Pronto se volvió habitual que te esperara en la entrada: te recibía con un beso en la mejilla y acariciaba tu brazo de manera sutil, abría la puerta para permitirte entrar primero -su mano siempre dirigiéndose hacia tu cintura pero sin tocarte- y movía tu silla para que tomaras asiento cómodamente. Preguntaba qué querías incluso luego de saber que tu pedido era siempre el mismo, ordenaba por ambos y cuando llegaba la hora de pagar se rehusaba de la manera más educada a aceptar tu dinero.
Con el pasar de las semanas comprendiste que Esteban tenía intenciones enteramente puras. Su ser desbordaba sensibilidad y dulzura, se mostraba comprensivo y más que respetuoso, no era de extrañar que su comportamiento fuera siempre el correcto. Intentaste encontrarle defectos, tan acostumbrada a decepcionarte de las personas, pero lo único que se te ocurrió fue lo exigente que era consigo mismo, algo que sabías él era capaz de gestionar.
La primera vez que te invitó a verlo actuar le llevaste un ramo de flores y una tarjeta. Cuando la obra terminó te encontró entre el público y se sorprendió al ver los obsequios, confesando en ese momento –mientras acercaba su rostro al ramo, perdiéndose por un segundo en el aroma de los jazmines y las rosas blancas- que jamás había recibido flores luego de una presentación.
-Un crimen- comentaste, haciéndolo reír-. ¿Te parece si te invito a cenar?
Esa misma noche, paseando por las calles de San Telmo, Esteban te besó por primera vez. En sus labios cálidos y suaves podías percibir el sabor del vino que compartieron durante la cena, pero también un deje del chocolate amargo que incluía el postre. Rompió el beso cuando ambos estaban por quedarse sin aire y su mano permaneció en tu mejilla, su dedo meñique rozando tu cuello y percibiendo tu pulso.
Podías jurar que sus ojos seguían reflejando la llama de la vela sobre la mesa y sus pecas aún parecían estar iluminadas por la misma. Los destellos rubios de su cabello brillaban bajo la luna… o debido a la luz del farol a sus espaldas, la cual le confería un aura casi angelical.
Y es que Esteban es un ángel, aunque en este preciso momento parezca todo lo contrario.
Su brazo se cierra sobre tu cuello para inmovilizarte contra su pecho mientras su mano ocupa su habitual lugar entre tus piernas, sus dedos recorriendo tus pliegues húmedos y rozando la piel que rodea tu entrada, sensible como resultado del incesante asalto por parte de su miembro.
Te aferrás a su brazo para no repetir el error de apartar su mano pero es inútil, la combinación con el movimiento repetitivo de sus caderas te supera. Intentás cerrar tus piernas para limitar sus movimientos, el interior de tus muslos aún ardiendo por el prolongado contacto previo con su incipiente barba, y ante esto no duda en pellizcar tu clítoris con fuerza.
Observa tu perfil con atención: el rastro húmedo que las lágrimas dejaron en tu piel, tus labios enrojecidos por la fuerza que empleás al morderlos y tus pestañas brillantes batiéndose cuando cerrás los ojos. Gritás, suplicás y llorás sin coherencia alguna, pero poco le importa lo que salga de tu boca si no es una palabra de seguridad o su nombre.
-No…- tu voz tiembla al igual o más que tu cuerpo-. No puedo.
-Sí, podés- dice entre dientes.
Sollozás al oír sus palabras. Eso dijo la última vez. Y la anterior. Y...
El cambio brusco en su tempo te hace gemir con fuerza, tu cuerpo se relaja sobre el suyo y sus labios sonríen contra tu piel cuando observa tu expresión de frustración dar paso a una reacción de reposo. Tu respiración vuelve a la normalidad pero sabe que si sus dedos rozaran tu cuello aún sentiría tu pulso descontrolado.
La tensión en tus músculos desaparece casi por completo y el alivio ante sus movimientos lentos, casi imperceptibles, es instantáneo... pero efímero. Otro grito amenaza con dejarte sin voz cuando retoma el ritmo previo y la fuerza de sus acciones envolviéndote provoca que tus pechos se muevan de manera casi dolorosa, una pequeña adición al resto de estímulos que amenazan con quebrarte.
El correr de tus lágrimas es insignificante en comparación con tus fluidos cayendo y manchando su miembro, su pelvis e incluso las sábanas que colocaste por la mañana y que ahora sufren una tortura bajo tus dedos acalambrados. Bajás la mirada sólo para apreciar cómo Esteban se introduce una y otra vez en tu interior: el tamaño de su miembro, la sensación de ardor que este provoca en tu entrada estrecha y la profundidad que alcanza en tu interior suficientes para hacerte delirar.
-Por favor…
Tu voz es apenas un murmullo, casi perdiéndose entre los sonidos dentro de la habitación y la lluvia que azota el exterior. Tus dedos liberan las sábanas para dirigirse hacia su cabello, los mechones dorados acariciando tus palmas sensibles como si se tratara de seda.
-¿Cómo? ¿No era que no podías?- se burla.
Intentás protestar pero la brutalidad de sus embestidas y tu garganta irritada no lo permiten. Una serie de sonidos penosos surge de tu boca mientras él continúa abusando de tus partes más sensibles.
-Por favor- repetís-. Por favor, necesito…
Se detiene con un sonido de falso hartazgo.
-Hacelo vos entonces.
Llorar no es una opción –después de todo, ya lo estás haciendo- y tampoco lo es suplicarle, por lo que te tomás unos segundos para respirar profundamente e intentar recuperar un poco la cordura. Dirigís el peso de tu cuerpo hacia tu centro, tus músculos agotados y la nebulosa de tu mente dificultando tus movimientos, y comenzás a mover tu cadera hacia delante y hacia atrás.
Esteban inhala profundamente y sabés que estás haciendo algo bien, pero el adictivo roce con su pelvis y la abrumadora sensación de su miembro llenando por completo tu cavidad apenas te permite pensar en ello. Tus gémidos y sollozos llegan a tus oídos acompañados por los sonidos obscenos de tu humedad y la voz de tu novio repitiendo una y otra vez:
-Así, perfecto, sí…
Estás a punto de dirigir tu mano hacia tu clítoris, incapaz de recordar si tenías permitido hacerlo, pero la contracción de tus paredes cálidas son una señal que Esteban reconoce inmediatamente. Comienza a masturbarte con un ritmo brutal, una mezcla de pena y satisfacción recorriéndolo cuando siente que perdés el ritmo por un breve instante y ve las lágrimas cayendo en cascada por tus mejillas.
-Por favor- lloriqueás-. ¿Puedo…? Por favor.
El sonido de afirmación es suficiente para que aprietes los párpados con fuerza, preparándote. Tus piernas temblando y la contracción de los dedos de tus pies te hacen ignorar el hecho de que tus labios entreabiertos hacen poco y nada para contener tus gemidos desesperados. El calor en tu rostro y tu cuerpo se vuelve ínfimo cuando tu (¿quinto, sexto?) orgasmo te golpea, el placer que este produce cegándote e impidiendo que notes el líquido incoloro que brota de tu interior y baña no sólo tus piernas.
Esteban no permite que te recuperes, en un segundo su brazo se cierra sobre tu cintura con la fuerza suficiente como para fundir tu cuerpo con el suyo. Sus pies firmes sobre el colchón le permiten penetrarte con profundidad y precisión, el roce de su miembro ardiente sobre tu punto dulce prolongando tu orgasmo hasta reducirte a un mar de lágrimas y palabras sin sentido.
La humedad producida por tu excitación y tus orgasmos es apenas útil cuando tu interior usualmente apretado se contrae aún más. Maldice contra tu piel, pero no es suficiente y decide morder el espacio entre tu cuello y tu hombro… Es la forma en que te retorcés entre sus brazos, vulnerable y completamente a su merced, lo que lo empuja hacia su propio orgasmo.
Sentís el palpitar de su miembro y su liberación caliente manchando tu interior como recompensa. Suspirás, agotada en todos los sentidos, pero una sonrisa tira de tus labios.
-¿Por qué sonreís?- pregunta curioso, en su voz un tinte de diversión. Sus labios acarician la marca que sus dientes dejaron en tu piel-. ¿Pensaste que ya habíamos terminado…?
Notas de Lu:
El fluff del inicio es lo que era la introducción original de este one-shot, así que esto puede leerse como un preludio o no. Sé que se suponia que publicara otras cosas (mis más sinceras disculpas), pero hace días estoy con tremenda Kuku fever -nivel: me puse a escribir en clase y durante un ensayo, re desquiciada- y necesitaba escribir sobre él urgentemente porque así funciona mi cerebro :):
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo disfruté al escribir ♡
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@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
#esteban kukuriczka#esteban kukuriczka fluff#esteban kukuriczka smut#esteban kukuriczka x reader#lsdln cast#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#matias recalt#matias recalt smut#matias recalt x reader
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El Moho
Este seria mi primer fanfic que me animo a publicar en mi vida, ya que siempre fui muy tímida en este aspecto y no sabía cómo reaccionaría las personas con esto así que , espero que les guste. Espero que se pueda entender ya que mi ortografía no es la mejor del mundo. SORRY
En una tormenta de nieve en las montañas de la isla de Hokkaido en Niseko, Martin extremadamente cansado estaba luchando para no desmayarse ya que estaba cargado a un Chris inconsciente e herido en sus espalda. Era la peor tormenta que alguien podía imaginar.
Martin llevaba una abrigo invernal se había cubrió todo lo posible su boca y parte de su cara y orejas con la bufanda media descoda, traía una gorra para la nieve. Chris también traía lo mismo con la diferencia que Martin le había dado la manta media destruida a Chris que por el viento parecía que traía una capa media destruido.
Martin sabía que por usar su traje de poder por demasiado tiempo su cuerpo estaba comenzando a sentir las consecuencias le temblaba las piernas, le costaba respirar y le pesaba los ojos y por eso es que ya no podía volver a activarlo por un tiempo, también sabía que no podía llamar a nadie por la pulsera para pedir ayuda ya que nadie vendría por ellos, solo podía contar en encontrar un refugio para poder escapar de esta terrible tormenta.
Mientras el helado viento mesclado con la nieve golpeaba parte de la cara de Martin el pensaba-debo mantenerme despierto- podía Martin que ya sentía los limites del agotamiento en todo su ser. – Si me desmayo no podre ambos moriremos- pensó mientras trataba de luchas para caminar en la nieve que les llegaba a las rodillas. -DESPIESTA MALDITASEA DESPIERTA TU PUEDES- gritaba tratando de no perder contra el cansancio.
Pero por arte de un milagro vio una persona, al principio pensó que estaba delirando por el cansancio, pero cuando pudo confirmar era una persona -Gracias al cielo- se dijo a si mismo.
Fue lo más rápido que pudo y con todas sus fuerzas grito -AYUDA PUEDES AYUDARNOS POR FAVOR- esperando que la persona supiera entenderlos ya que no estaban en estados unidos. Por buena fortuna la persona se quedo parada esperándolos. Eso le dio esperanza a Martin. Mientras que más se acercaba podía ver una moto para la nieve.
Cuando estuvo cerca de la persona pudo reconocer que estaba todo cubierto no podía ver ninguna pisca de piel en el sujeto traía en sus ojos unos Antiparras de esquí, mientras que Martin trataba de recuperar el poco aliento que le quedaba uso la poca fuerza que tenía para decir - Hola, ¿puedes entenderme?- Martin observó a la persona esperando una respuesta. No dijo nada, pero asintió con la cabeza. -Genial, necesitamos ayuda, mi hermano esta muy herido y no sé cuánto podrá aguantar enserio necesitamos tu ayuda, por favor- digo con una voz desesperada. Pensaba que el sujeto lo iba a ayudar, pero al parecer el solo trataba de alejarse de ellos, Martin estaba devastado -No espera por favor- lo dijo rogándole. Pero el sujeto solo trataba de irse dándole la espalda.
Martin no podía creerlo necesitaba ayuda, Chris estaba muriendo y no sabía si podía encontrar un refugo antes de que el llegara a su límite, que podía hacer… que debía hacer… que hare…
El sujeto se alejaba le dio la espalada para irse…. Pero se detuvo cuando escucho el ruido de un arma cerca de su espalada.
Martin lo estaba apuntando -Escúchame bien cabrón- lo dijo con firmeza -desde que comenzó esta mierda del virus no he tenido ningún maldito día de paz- mientras que los decía con tanta ira – e perdido a muchas personas que me importa- rezaba para que no se diera cuenta que no estaba cargando - y no voy a perder a mi única familia solo porque seas un maldito cabro- tenía que le temblaba las piernas -así que nos vas a ayudar o te mato en este maldito lugar HOSITES- grito, pero la verdad es que Martin tenía miedo pero debía de actuar con seguridad para que el sujeto no lo viera. Martin pensaba en que carajo estaba haciendo, estoy amenazando a alguien- pendo, el realmente no sabía si este comportamiento tan agresivo e impulsivo se debía por el hambre, el cansancio, la desesperación en la que estaba, peor ya no podía dar marcha atrás.
Mientras que el sujeto se quebrada observando, Martin esperaba que le sujeto no fuera un cazador o que tuviera un arma y que si era así estaba ambos perdidos.
Por suerte el sujeto solo le dio un movimiento en la cabeza en señal que lo siguieran, Martin suspiro aliviado. Mientras que Martin seguía al sujeto podía sentir que su cuerpo se tensaba mas y mas -Resiste- susurro a si mismo -solo un poco más- susurraba de nuevo. Cuando estaba a punto de llegar a la moto de nieve el sujeto escucho un golde en la nieve en su espalda, era Martin que ya se había quedado desmayado.
El sujeto sintió alivio porque su captor se había desmayado, pero le picaba la curiosidad, así que ignorando el hecho de que los había amansada con punta de pistola se acercó a los hermanos, moto el arma que traía Martin y la examino. Se sintió como un completo estudio al darse cometa que no estaba cargada. También comenzó de quitarle la máscara.
En ese momento Martin medio abrió los ojos tratando de moverse, pero su cuerpo ya no podía responder solo con lo poco que podía observar bio el reflejo de su rostro en los Antiparras de esquí, sabia que estaban acabados ya debió de darse cuenta que el arma no estaba cargada. Sin poder hacer nada solo pudo ver como el sujeto estaba observando a su hermano que estaba en su expanda -de..jalo- suspiro con una voz exhausta y quebrada, por desgracia ya estaba comenzando a ver borroso. Se preguntaba antes de que se desmayara mientras serraba los ojos -¿Como llegamos a este punto?-…
Hace 6 años atrás
En una reserva natural en África, dos guardias de la zona estaban en su vehículo mientras que hablaban.
Guardia 1 -¡¿Puedes creerlo que Billy se comiera mi almuerzo?!- lo decía con mucha molestia
Guardia 2 -Aja- mientras que su compañero parecía que estaba más interesado en observar el paisaje que ponerle atención a su compañero
Guardia 1 – Digo, si pones tu nombre en la lonchera nadie debería tomarlo, pero no lo tomo como si nada-
Mientras se estaba quejando el guardia 1, el guardia 2 pudo observar una especie de casa rodante.
Guardia 2 – Espera, detente -
Guardia 1 -¿Que paso?-
Guardia 2 -Hay una casa rodante aquí-
Guardia 1 -Que, ¿Donde?-
El guardia 2 señala con el dedo indicando la ubicación de la casa rodante -Por aquí-
-Debe de se un turista que no sabia que en esta zona no se puede acampar- digo con indiferencia -tendremos que sacarlo-
-Espero que no sea uno de esos que se comportan como una Karen- especto con molesta el guardia 2
-Terminemos con esto- lo decía mientras que bajada del vehículo
-Señor no puede estar aquí, Hola- gritaba el guardia 1 pero nadie respondía -Puesto a que esta borracho y dormido- lo decía algo frustrado
Mientras que observaban el remolque se dieron cuenta que tenia mas forma de un restaurante en miniatura
-Estos ricos ya ni saben como gastar su dinero- Digo el guardia 2 mientras observaba -encontremos al sujeto para que acabemos con esto- lo decía mientras observaba los utensilios de cocina.
-Si-
-supongo que te gusta cocinar- lo dijo a si mismo muestras observaba los sartenes.
Siguieron buscan asta que el guardia 1 grito -lo encontré- dijo triunfantemente -esta adentros del auto en el lado del copiloto-
-Pues despiértalo- dijo su colega mientras husmeaba las especies de la cocina.
cuando abrió la puerta movió suavemente del hombro al sujeto mientras solo decía -Señor despierte- no se movía -¿Señor?- cuando lo analizo se dio cuenta que estaba frio -¡ESTA MUERTO!- Grito mientras se apartaba del cuerpo
-¡QUE!- inmediatamente fue directo con su compañero para ver la situación, solo cuando llego pudo ver la escena – demonios- lo dijo casi escupiendo.
-Tenemos que reportarlo- Decía el guardia 1.
Mientras trataban de llamar en sus walqui toquis, el guardia 2 noto algo naranja que estaba en todo el brazo derecho del sujeto -¿Oye que es eso?- lo decía mientras que se acercaba para observarlo más de cerca
-¿Parece como Moho?- dijo su compañero con curiosidad y desagrado
FIN DEL CAPITULO 0
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El silencio entre ellos se sentía como un abismo, lleno de cosas que no se habían dicho y sensaciones que ninguno terminaba de comprender. Él se levantó de pronto, como si algo lo hubiera sacudido.
—Oh… tengo que irme, —dijo, evitando mirarla directamente. Caminó hacia una mesa cercana, tomó un papel arrugado y comenzó a guardarlo en el bolsillo de su chaqueta, como si aquello fuera lo más urgente del mundo.
Ella lo observó desde la cama, confundida. Todo el ambiente había cambiado en cuestión de segundos.
—¿Irte? ¿A dónde? —preguntó, su voz cargada de incredulidad.
—Tengo que entregar esto. Es importante, —respondió él, esquivando la pregunta real.
—¿Ahora? —insistió, pero no obtuvo respuesta.
Él ya estaba abriendo la puerta, y ella no tuvo más remedio que seguirlo. La lluvia afuera se había convertido en una llovizna ligera, pero el frío de la noche era cortante. Él caminaba rápido, con pasos decididos, como si intentara dejar atrás algo más que el departamento.
—Te llamo un taxi, —dijo de repente, levantando la mano para detener uno que pasaba por la calle.
—No tienes que hacer esto, —murmuró ella, aunque en el fondo sabía que no había vuelta atrás.
—Sí, sí tengo, —respondió, y su tono era tan final que ella sintió que un nudo comenzaba a formarse en su garganta.
El taxi se detuvo frente a ellos. Él abrió la puerta y, con una ligera sonrisa que no alcanzaba sus ojos, dijo:
—Cuídate mucho, ¿sí?
Ella quiso decir algo, cualquier cosa, pero las palabras no salían. Solo asintió, sintiendo cómo el frío se colaba en su piel. Subió al taxi, y mientras él cerraba la puerta, ella supo, de manera instintiva, que ese momento era el final.
Desde la ventana, lo vio empezar a correr hacia el sur, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en algún punto distante. Parecía decidido, como si tuviera claro adónde iba, pero a ella le quedó la sensación de que huía.
El taxista encendió el motor y arrancó. Ella se hundió en el asiento, apoyando la frente en el vidrio mientras veía cómo él desaparecía entre las sombras de la noche.
En su interior, lo supo con una certeza que le dolía en el alma: esa sería la última vez que lo vería en su vida. Sus dedos se aferraron a la tela de su pantalón, intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir. Pero no podía evitarlo. No era solo el adiós de una noche; era el adiós definitivo a todo lo que fueron y a lo que jamás serían.
El taxi dobló una esquina, y con ello, él desapareció de su vista para siempre.
#love#amor#notas de amor#te amo#te extraño#amor propio#amorincondicional#citas en español#amor no correspondido#te extrano#tristeza#im cryin#depresión
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CAPITULO 39 - LARGA VIDA AL REY
Después de unos minutos de espera afuera, era momento de entrar. Ahora sí, nadie notaría lo que había ocurrido hace poco. Al integrarme con la multitud, noté que Liam y Olivia estaban cerca, inmersos en una conversación inusual.
|| Lo siento, pero tengo que irme, Liam || dijo Olivia, balbuceando y visiblemente frustrada y angustiada.
|| ¿Por qué tan pronto, Liv? Estamos a punto de comenzar los discursos... || expresó Liam con preocupación.
|| Liam, me retiro oficialmente de esta temporada social. Puede que no lo comprendas, pero será mejor así. De todas formas, sé que no planeabas proponerme matrimonio, pero eso ya no importa. Lo crucial ahora es que debo renunciar a esto de inmediato || afirmó ella con convicción.
|| ¿Renunciar? Pero, Liv... ¿Puedes explicarme qué está pasando? || preguntó Liam, confundido. De repente, Sebastián apareció a su lado, impidiendo que Liam se acercara a Olivia.
|| Odio interrumpirlo, señor, pero es hora. Su padre lo está llamando... || dijo Sebastián, completamente serio y sin mirar a nadie más que a Liam. Olivia observó su interacción, y un aire de decepción pareció flotar en el ambiente.
|| Ve con tu padre, yo estaré bien, Liam... Ya debo irme || dijo Olivia mientras se alejaba, pero Liam la tomó gentilmente del brazo.
|| Liv... || exclamó Liam, pero Olivia lo interrumpió rápidamente, sin dejarlo terminar de hablar.
|| Ve con tu padre, por favor Liam. Sé que serás un Rey maravilloso, lo sé || dijo Olivia con una sonrisa triste, antes de alejarse de Liam y dirigirse hacia la salida. Liam la miró confundido, pero fue rápidamente guiado por Sebastián hacia donde estaban sus padres. Mientras tanto, vi cómo Olivia se aproximaba hacia donde yo estaba, intentando llegar a la salida. Sin embargo, en su camino, chocó conmigo.
|| ¡Fuera de mi camino! || me dijo, empujándome, con unas pocas lágrimas deslizándose por su rostro.
|| Olivia, ¿a dónde vas? No es normal en ti rendirte || exclamé preocupada.
|| ¡No finjas conocerme! || exclamó, su rostro completamente desmoronado y lleno de lágrimas. Sin decir más, caminó rápidamente hacia la puerta de salida sin mirar atrás. Esta actitud no era característica de ella, así que decidí seguirla. Conozco a Olivia lo suficiente como para saber que le gusta ganar, por lo que necesitaba averiguar qué le estaba pasando.
**
Corrí lo más rápido que pude para alcanzarla; no sabía que era tan rápida. Al llegar a la salida y salir por las grandes puertas del palacio, la vi tratando de abordar su auto, así que grité desesperadamente para que se detuviera.
|| Olivia... espera || exclamé con fuerza, haciendo que se detuviera y me mirara.
|| ¿Qué es lo que quieres, Riley? || me dijo, llena de tristeza, deteniéndose en la puerta de su auto. Rápidamente bajé las gradas de la entrada principal para poder hablar con ella.
|| Olivia, ¿qué pasó? || le pregunté sin aliento || Estoy preocupada por ti. ¿Está todo bien? Quiero asegurarme de que vas a estar bien, además la Olivia que he conocido estos meses no es de las que se rinden fácilmente || le dije con sinceridad.
|| Wow... Vaya, gracias || me dijo con asombro. No esperaba esas palabras de mi parte. Ante esto, me miró con atención || Eso es muy decente de tu parte || dijo casi incrédula, pero luego su mirada denotó tristeza || Pero esta Olivia ahora debe retirarse por el bien de Liam || exclamó, cerrando la puerta de su auto y mirándome con frustración.
|| ¿Pero por qué? || le pregunté, mirándola con atención || Sé que al principio querías llegar al final más que nada en el mundo, pero en el camino, Liam te dijo qué intenciones tenía... Pero te ibas a quedar por su amistad. Querías verlo convertirse en rey ||
|| Mi amistad con Liam es inmensa, pero a pesar de que entre nosotros nunca ha existido algo más que eso, por alguna estúpida razón pensé que tal vez tendría una pequeña oportunidad. Es por eso que entré a esta tonta temporada. Honestamente, Riley, yo no buscaba ser reina, ni la corona, ni vivir en este palacio... Lo único que quería o, mejor dicho, lo que mi corazón anhelaba, era tener el amor de Liam ||
|| ¿Tú lo amas... verdad? || pregunté con tristeza, desconcertada por el amor verdadero que Olivia sentía por Liam. Ella respondió con firmeza:
|| Más que a nada y más que a nadie... Tú sabes cómo es Liam, así que ¿cómo evitar amarlo? Hemos sido amigos desde niños y Liam siempre cuidó de mí. Puede que, por eso, en algún momento, mi corazón se confundió y creí que entrando a esta competencia él me elegiría, al menos, por ser su amiga. Pero no contaba con que tú aparecieras. Rápidamente note la manera en cómo te miraba, cómo su rostro se iluminaba al pronunciar tu nombre o simplemente al hablar de ti… Desde ese momento supe que lo que hice fue en vano ||
|| Entonces, ¿qué es lo que te hace irte? ¿Por qué no te quedas por él, por su amistad, en señal de apoyo? || pregunté con desesperación y confusión. Sin embargo, Olivia dejó escapar un suspiro y colocó un trozo de papel en mis manos.
|| Esta noche recibí una nota diciéndome que me fuera del baile de Coronación y que me retirara como postulante de la mano del Príncipe. Al principio pensé que era una broma ridícula tuya o de las otras damas. Pero luego me mandaron otra nota diciéndome que es mi última oportunidad de retirarme o, de lo contrario, la verdad sobre mis padres sería anunciada || explicó mientras yo examinaba el papel y lo leía. Claramente, sentía cómo Olivia observaba con confusión mis rasgos, pero no por la razón que ella pensaba, sino más bien porque esta era una nota idéntica a la que yo había recibido.
|| ¿La verdad sobre tus padres? No entiendo qué problema hay con eso. Liam me dijo que tus padres murieron en un asesinato político... || expresé con perplejidad.
|| Eso es lo que yo también sabía, pero de acuerdo con lo que dice la nota y los documentos que adjuntaron con ella, mis padres... || comenzó Olivia, pero de repente guardó silencio, mirando al suelo con señales de vergüenza. Luego, reunió fuerzas y reveló lo que quizás había deseado mantener en secreto para siempre || Mis padres fueron traidores, Riley. Ellos planearon la rebelión para intervenir y reclamar el trono. Así que no murieron protegiendo a Cordonia como siempre me habían dicho... murieron tratando de derrocar al rey... murieron porque querían más poder y estaban dispuestos a arriesgarlo todo para conseguirlo... incluso sus vidas. No les importó ni siquiera yo... No pensaron en su pequeña hija || dijo con lágrimas y una profunda decepción || Yo nunca perdonaré lo que ellos hicieron, lo que me hicieron. ¡NUNCA! Me siento tan tonta por no saber la verdad durante tanto tiempo || añadió Olivia, negando con la cabeza mientras apretaba la mandíbula tratando de controlar sus emociones.
|| Lamento mucho eso, Olivia. No puedo ni imaginarme lo que debes estar sintiendo en estos momentos || respondí con empatía.
|| Gracias, Riley || me dijo con calma, mirándome fijamente || Al principio, no quería creerlo... pero quienquiera que me envió la nota se aseguró de enviarme estas pruebas... Y--- || exclamó, pero sus palabras fueron cortadas por un sollozo que escapó de ella. Decidí acercarme y abrazarla. Al principio, sentí que ella hacía una mueca resistiendo el acto, pero luego la sentí ablandarse, inclinando su cabeza sobre mi hombro mientras lloraba.
|| Tranquila, Olivia, tú no lo sabías... Además, todos saben que tus padres murieron protegiendo a la Corona y al Rey || dije para tratar de reconfortarla.
|| Sé que la gente sabe esto y es por ese motivo que si no me voy, todos los tabloides tendrán en sus manos estas pruebas y publicarán la historia al final de la noche. A la hija de los traidores nunca se le permitiría quedarse en Cordonia y mucho menos mantener una amistad con su nuevo Rey || dijo esto separándose de mí, mirándome con angustia y dolor en sus ojos || Es por eso que debo irme, porque si no, Liam no tendría más remedio que ponerme en la lista negra y alejarse de mí... ¿Ahora me entiendes? Al menos de esta manera puedo salvar la reputación de mi familia... incluso si es una mentira ||
|| ¿Sabes qué es lo raro? ¿Por qué guardaron este secreto hasta ahora? || pregunté, confundida.
|| Esa misma interrogante me ha rondado, aunque supongo que si el secreto se mantuvo oculto, debo agradecer al Rey por no haberlo revelado a toda Cordonia. Tal vez lo haya hecho por compasión hacia la hija pequeña, única superviviente de una de las "Grandes Casas". Además, al mantener en secreto el complot, contribuyó a la estabilidad de Cordonia, ya que su divulgación solo habría acarreado problemas. Supongo que nunca sabré por qué todos me alimentaron con la misma mentira o por qué siguieron diciéndole al mundo que mis padres eran unos nobles rectos. Siempre pensé que mis padres murieron siendo héroes || dijo Olivia, cambiando su rostro y frunciendo el ceño || De todas formas, alguien está usando esa información para chantajearme, por lo que no tengo opción. Como te dije, es la única manera de salvar el honor de mi apellido ||
|| A mí también me enviaron una nota || exclamé con pesar y tristeza || En esa nota decían que debía irme o tenía que atenerme a las consecuencias, pero la verdad no sé a qué consecuencias se refieren || añadí con preocupación, mientras Olivia abría grandemente sus ojos llenos de sorpresa.
|| Eso es bastante extraño || me dice Olivia con sorpresa || ¿Cómo podrían chantajearte? ||
|| No lo sé, Olivia. No tengo la más mínima idea, pero tenemos que encontrar a los culpables de esto || respondo, cargada de rabia e indignación || De hecho, los hermanos Beaumont y Liam ya lo saben ||
|| Es bueno que ellos lo sepan. Pero una cosa puedo decirte que es cierta… || Exclama Olivia con convicción || Buscaré a los responsables ya que esas personas ahora están en mi lista de venganza. Este chantaje las ha puesto en la cima. Juro que encontraré al responsable de todo esto, después de todo, soy una Nevraskis || Me mira con rabia y luego con tristeza || Riley, por ahora será mejor que me vaya. Siempre supe que Liam merecía a alguien mejor que yo, y tontamente pensé que podría terminar con él si insistía un poco más. Pero ahora solo espero que Liam te escoja a ti, ya que eres la Reina que él se merece || dice, sorprendiéndome con sus palabras. No puedo creer lo que acaba de decirme. Mis oídos no pueden procesar lo que escuchan.
|| Eso es muy amable de tu parte || respondo, ya que es lo único que puedo decir ante la sorpresa de su repentino acto de sinceridad.
|| No te lo dije para ser amable, ya que no tengo el hábito de halagar sin razón. Y no solo contigo, sino con cualquiera. Lo dije porque es la verdad y quería que lo supieras. A pesar de todas las cosas sarcásticas que he llegado a decirte durante todo este tiempo... Sé qué haces feliz a Liam || Olivia me mira con tristeza y luego aparta la mirada. Después, reuniendo fuerzas en su voz, me mira fijamente || Riley, si de algo estoy segura, es de que no puedes dejar a Liam en manos de Madeleine. Así que es mejor que vuelvas adentro. Cuento contigo, debes hacerlo por las dos... || Vacila por un momento, pero termina tomando mi mano y apretándola ligeramente.
|| Nos vemos, Olivia || digo con tristeza. Olivia mira la nota que tiene en la otra mano y la rompe en mil pedazos. Luego, echa un último vistazo a los papeles esparcidos en el suelo antes de encontrarse con mi mirada directamente a los ojos.
|| Nos vemos, Riley, y ten cuidado. Vigila tu espalda || me dice antes de entrar en su coche sin añadir nada más. La veo desaparecer por la salida del gran palacio.
De repente, escucho trompetas sonar. Miro mi reloj y me doy cuenta de que es la hora de la coronación, así que me apresuro a regresar al Gran Salón.
**
Con el corazón en la mano, entro rápidamente al gran salón. Al ingresar, veo a toda la gente reunida alrededor del podio donde se encuentran los actuales reyes junto a Liam. A lo lejos diviso a Maxwell y Bertrand, así que me acerco rápidamente para contarles la novedad sobre Olivia. Sin embargo, al notar mi presencia, ambos me miran llenos de ansiedad.
|| ¿Mi flor, estás bien? ¿Dónde rayos estabas? || exclama Maxwell preocupado.
|| Lo siento, estaba afuera con Olivia. Y descubrí que... || Pero antes de que pueda terminar de contar lo sucedido, Bertrand me interrumpe y emite una sonrisa emocionada.
|| Tal parece que Olivia ha renunciado, Lady Riley, así que puede que su angustia sea muy desafortunada, pero este giro de los acontecimientos solo nos da ventaja... Así que lo que haya pasado con ella no es importante en estos momentos || dice Bertrand ansioso.
|| Es que, Bertrand... || exclamo con angustia, pero él vuelve a interrumpirme.
|| Por favor, Lady Riley, lo importante es que estás aquí. Será mejor que controles tus emociones porque el Rey y la Reina están a punto de dar su discurso || me dice con seguridad, aunque siento que mi respiración se vuelve pesada. Con todas mis fuerzas, intento contener mis emociones. Maxwell nota mi angustia y se acerca a susurrarme.
|| Te ves nerviosa. Respira hondo, mi Flor. No quisiera que te desmayaras || dice Maxwell mientras comienza a abanicarme con unos papeles que tiene en su mano. Cierro los ojos e intento respirar con calma antes de que todas mis emociones se desborden.
|| Max, ¿qué pasa con la nota? || Exclamé llena de preocupación.
|| Sea lo que sea, estarás bien, mi Flor... Nada puede salir mal. Supongo que fue una broma de mal gusto || dijo Maxwell, poniendo su mano en mi hombro para intentar relajarme un poco. Pero, ¿quién sabe? Tal vez tenga razón. ¿Y si fue solo una broma infantil? ¿Y si no pasa nada?
|| Lady Riley, es momento de que te tranquilices. Te ves pálida… Como dijo Maxwell tal vez sea una broma… || exclama Bertrand cuando de repente el heraldo anuncia que los reyes darán su discurso. Bertrand nos hace señas, tanto a Maxwell como a mí, para dirigir nuestra atención al frente || Miren... ¡El Rey y la Reina están a punto de empezar! ¡Después de eso, el Príncipe Liam te propondrá matrimonio! || exclama lleno de emoción, mientras mis pensamientos vuelven a agitarse. ¿Y si hubiera hecho caso a la nota? ¿Si me hubiera ido como Olivia lo hizo? ¿A qué consecuencias se refiere la nota? De repente, Bertrand me saca de mis pensamientos || Lady Riley, ¿me escuchaste? ||
|| Lo lamento si te escuche, pero Bertrand, necesito contarles lo que pasó con Olivia. Ella reci—|| Comencé a decir, pero fui interrumpida repentinamente por el rey, quien iniciaba su discurso.
|| Si puedo tener la atención de todos, por favor... || exclamó el rey desde el otro lado de la habitación. Bertrand sonrió ampliamente.
|| Luego nos cuentas, Lady Riley. Es hora de que vayas al centro. Finalmente, tu momento ha llegado... || exclamó Bertrand, empujándome hacia el frente para colocarme en el centro del gran salón. Me tambaleé hasta el lugar, mientras Max, Hana y Drake también se acercaban, colocándose a mi lado.
|| Muy pronto estarás comprometida amiga... || Hana me dijo aferrándose a mis brazos y sonriéndome grandemente.
|| Aquí vamos... || Drake exclamo ajustándose la chaqueta y soltando un gran suspiro. De repente, la multitud a mi alrededor se calló cuando el Rey comenzó a hablar:
|| El momento que hemos estado esperando durante toda la temporada finalmente ha llegado. Ha sido un gran honor para mí servir a Cordonia estas últimas décadas. Aunque hemos enfrentado desafíos, Cordonia ha superado con éxito estos tiempos difíciles. No podría estar más orgulloso de haber sido el Rey de este maravilloso país. Sin embargo, ahora es el momento de entregar la corona al Príncipe William Alexander Nielsen, mi amado hijo. Estoy seguro de que seguirá reinando exactamente como lo he hecho yo, y hasta mejor diría yo || exclamó riendo, provocando risas en todos los presentes || Así que no podría pedir un mejor sucesor || añadió.
|| Gracias, padre... || Dijo Liam mirando amorosamente al Rey quien le devolvió la sonrisa. De repente, el Rey colocó la corona sobre la cabeza de Liam.
|| Es cierto, hijo. Amo mucho a tu hermano, pero sé que tú serás el rey que Cordonia necesita. Confiable, firme, sabio, justo. Aunque no naciste para ser mi sucesor, se siente como si este resultado fuera inevitable. Liam, tú eres el Rey que siempre esperé que fueras. Hoy te paso el anillo de sello real. Cordonia es tuya, hijo mío || dijo el Rey mientras colocaba el anillo en el dedo de Liam. Él regresó su mirada hacia mí y le mandé un beso. Él me guiñó un ojo y luego miró a su familia con una amplia sonrisa. Liam aclaró su garganta para dar paso a su discurso.
|| Gracias a todos por estar aquí esta noche. El poder tomar el puesto de mi padre es un increíble honor y también es una responsabilidad que no me tomo a la ligera. Solo espero poder servir a Cordonia con la misma distinción que caracterizó a mi padre || dijo Liam, inclinándose ante su padre y Regina, quienes luego lo abrazaron fuertemente. Después, Leo y Katie también se acercaron y le dieron un fuerte abrazo a Liam. Luego de esto, la reina avanzó hacia el podio.
|| Y ahora el rey Liam elegirá a su prometida || exclamó la reina con una gran sonrisa || Por mi parte, debo decirles que estoy demasiado orgullosa de cada una de las damas y deseo agradecer a cada una de ustedes por su compromiso y por llegar hasta este día, habiendo demostrado su gracia y cualidades || agregó. Ella inclinó su cabeza hacia nosotras y todas asentimos en respuesta || Todas ustedes han demostrado que saben lo que se necesita para ser una reina y cualquiera sería una excelente y maravillosa reina para mi hijo || concluyó. Una vez que Regina terminó sus palabras, el Rey se acercó a ella, tomó su mano y ahora su mirada estaba puesta en Liam.
|| ¿Ya has escogido a quién será tu futura esposa, hijo? || preguntó el padre, y enseguida Liam sonrió, posando su mirada brevemente sobre mí. Tuve que contener un chillido de emoción que casi se me escapa, mientras dejaba escapar un gran suspiro, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho. Liam avanzó hacia el frente del estrado, echando otra mirada fugaz hacia mí antes de dirigirse a la multitud que se encontraba ante él. En ese momento, noté que un consejero real se acercaba por detrás de Liam al rey y la reina, murmurándoles algo. La reina se sorprendió visiblemente, abriendo mucho los ojos.
|| Padre, sí, ya la he escogido. Elijo a... || comenzó Liam, pero sus palabras fueron interrumpidas por el ligero toque en el brazo de Liam por parte de la reina, llamando su atención para hablar con él y su padre || Permítannos un momento, por favor || exclamó Liam, visiblemente confundido. Observé cómo los tres comenzaban a conversar con el consejero real, cuando de repente escuché el zumbido de un teléfono, luego otro y otro más. Pronto, la sala se llenó de sonidos de celulares. Vi cómo, uno a uno, las personas en la multitud comenzaban a revisar sus dispositivos. De repente, sus miradas se dirigieron hacia mí y pequeños murmullos empezaron a propagarse por todas partes. Miré urgentemente a Maxwell, cuyos ojos estaban bien abiertos, y de inmediato le dio un codazo a Bertrand, instándolo a mirar su celular. Vi cómo su expresión cambiaba de sorpresa, mientras yo me quedaba mirando, preocupada.
|| ¡No puede ser! || exclamó Bertrand, visiblemente asustado, pero su sorpresa pronto se transformó en ira cuando me miró. Con el tiempo, me sentía cada vez más confundida, sin entender la situación.
|| ¡Mierda... malditos bastardos! || dijo Drake, mirando su teléfono, lo que me llevó a acercarme rápidamente a él.
|| Drake... ¿Qué diablos está pasando? || pregunté, confundida.
|| Recuerdas la noche en que Tariq entró a tu habitación por error… || exclamó Drake mientras me miraba, dejándome confundida || Pues alguien tomó fotos de eso... te tendieron una trampa, Brown. Las fotos de esa noche están en todas las noticias || añadió, entregándome su teléfono. Al observar la imagen en la pantalla, sentí que el color abandonaba mi rostro. Allí estaba, una foto tomada desde fuera de mi dormitorio en Applewood, mostrándome de espaldas, solo con mi sujetador y ropa interior; Tariq frente a mí, sonriendo ampliamente, con su mano extendida, como si estuviera a punto de tocarme. Otra imagen lo mostraba intentando besarme. Sin embargo, lamentablemente, las imágenes presentaban cualquier cosa menos la verdad de lo que realmente había sucedido después. Además, un titular noticioso rezaba: "¡Príncipe humillado por pretendiente infiel!" Con eso, mi corazón dio un vuelco completo.
|| Drake, pero... Pero esto... pero yo no... Eso no es verdad… Tú lo sabes || dije retrocediendo un paso, casi sintiéndome abrumada por la ansiedad al pensar que podría haber sido humillada frente a toda una nación, pero sobre todo porque no era cierto en absoluto y no tenía pruebas para demostrarlo.
|| Lady Riley… || interrumpió Sebastián sin dejar que Drake me dijera nada, acercándose con más miembros de la guardia que me miraban fijamente || Lo lamento, pero me han ordenado escoltarla fuera inmediatamente, junto con los representantes de la Casa Beaumont ||
|| ¡Esto es absurdo! || gritó Bertrand con indignación.
|| Es un error… ¡No pueden hacerle esto a Riley! || Maxwell también se resistió y elevó la voz. Ambos intentaron acercarse a mí, pero uno de los guardias me agarró del brazo, arrastrándome hacia la puerta. Mis ojos se abrieron de par en par ante su acción, y con todas mis fuerzas traté de liberarme de los guardias que me sujetaban. Sin embargo, otro guardia me agarró con más fuerza y comenzó a arrastrarme hacia las puertas. Dos guardias más se hicieron cargo de Maxwell y Bertrand, impidiéndoles acercarse a mí.
|| ¡Quiten sus manos de ella! || exclamó Drake, quien intentó ir detrás de mí, pero fue detenido por otros guardias, impidiéndole acercarse también.
|| Drake, será mejor que no te metas || le advirtió Sebastián mientras me conducían hacia la salida y otros guardias lo mantenían quieto.
|| ¡Riley! ¡Maxwell! || escuché a lo lejos a Hana llamándonos. Noté cómo ella luchaba contra más guardias que también la detenían. Entre todo el alboroto, comenzaron a sacarme del gran salón. Sin embargo, a lo lejos, escuché a Liam gritar mi nombre.
|| ¿Dónde está Riley? ¡Riley! No pueden llevársela, necesito hablar con ella || gritó con desesperación cuando mis ojos se posaron en él. Vi cómo intentaba bajar del podio, pero sus padres lo mantenían sujeto.
|| ¡Liam! ¡Liam! || intenté llamarlo desesperada, pero en el caos y el ruido de la habitación, era imposible que me escuchara.
|| Necesito hablar con ella || logré distinguir que decía mientras intentaba abrirse paso entre sus padres. Sin embargo, de repente, la Reina lo jaló hacia un lado, susurrándole algo al oído. Liam se quedó quieto para luego buscarme con la mirada. Cuando finalmente nuestros ojos se encontraron, ya me encontraba al fondo de la habitación, cerca de las puertas. Luego, Regina se dirigió a la multitud.
|| Dadas las circunstancias, Lady Riley debe ser retirada de nuestra consideración || anunció.
|| Por lo tanto, el Rey Liam debe tomar su decisión || exclamó Constantino con calma. En un descuido de uno de los guardias, logré liberarme de su agarre ante las palabras del Rey, llegando a ver cómo Liam apretaba sus manos con rabia y frustración, mirándome fijamente.
|| Yo elijo a Lady Madeleine || exclamó él, apartando rápidamente su mirada de mí para dirigirla ahora hacia Madeleine. Sentí cómo mi corazón se rompía lentamente al escuchar su elección. Lo miraba con incredulidad mientras Madeleine me observaba con victoria antes de dirigirme una mirada despectiva y caminar triunfante hacia Liam.
|| Me siento profundamente honrada en aceptar || exclamó Madeleine en voz alta, asegurándose de que pudiera escucharla mientras tomaba el brazo de Liam y le sonreía. Liam apretó la mandíbula mientras ella se inclinaba para besarle en la boca. Inmediatamente después de esto, Liam volvió a mirarme con las cejas fruncidas y una expresión dolorosa mientras sostuve su mirada. Luego evitó mi mirada nuevamente, bajándola por completo.
De repente, vi cómo el guardia recibía señales de Constantino para sacarme del salón, y enseguida comenzó a empujarme hacia las puertas, agarrándome del brazo. Sentí tanto enojo en mí que logré liberarme de su agarre.
|| ¡Yo puedo sola! || exclamé con frustración, aunque ya no tenía ganas de pelear. Salí por mi cuenta del gran salón. No podía creerlo, me sentía tan humillada, tan rota. ¿Por qué Liam no hizo nada? ¿Qué diablos pasó? ¿Por qué mi felicidad se acabó en segundos?
|| Lo lamento, Lady Riley, solo tenemos que cumplir órdenes || me dijo otro de los guardias, sacándome de mis pensamientos || Puede que parezca injusto, pero lamentablemente debemos acompañarla para que se vaya cuanto antes de Palacio y de Cordonia || exclamó una vez que estábamos afuera del salón, mientras yo los miraba desconcertada.
|| Lo sé y entiendo || respondí, y mi voz se quebró. En esos momentos sentía que luchaba contra mi corazón roto y con la ola de emociones que estaba sintiendo. Respiré profundamente para tratar de controlar mis emociones || Vamos, no hay tiempo que perder || dije con tristeza, pero tratando de no demostrar debilidad. Junto con los guardias, me dirigí a mi habitación para recoger mis cosas e irme para siempre de Cordonia.
Cerré la puerta detrás de mí con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, sabiendo que dejar atrás este lugar significaba dejar también pedazos de mi corazón destrozado en cada rincón del palacio.
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@tessa-liam, @kingliam2019, @dutifullynuttywitch, @choicesficwriterscreations, @garrusknight
If anyone else wants to be tagged, just let me know. I hope you enjoy this wonderful love adventure.
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𑁍
⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀ 𝐀 𝐧𝐞𝐰 𝐬𝐩𝐞𝐥𝐥
⠀⠀⠀ ⠀⠀ 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒆 𝒃𝒐𝒐𝒌 𝒐𝒇 𝐀𝐮𝐫𝐚𝐥𝐢𝐧𝐞
⠀⠀ ❛𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐓𝐑𝐎𝐕𝐈𝐒𝐎𝐑❜
⠀⠀⠀ 𝘄𝗿𝗶𝘁𝘁𝗲𝗻 𝗯𝘆 #𝐭𝐡𝐞𝐞𝐱𝐢𝐥𝐞𝐝
⠀ ⠀
───── ・ ・ ・ ・ ( ✧ )
La tarde tenía un ambiente fresco y el cielo estaba teñido de un azul claro con las nubes blancas que tanto se admiraba en la ciudad. Aria caminaba junto a Alison por las calles de Rosewood sin rumbo fijo, solo conversaban en dirección a la casa de ambas luego de una salida al centro comercial. El día libre les pertenecía o al menos eso creían. Alison iba hablando sin parar sobre alguna historia de la escuela, pero Aria apenas la escuchaba. Su mente estaba en otra parte, perdida en sus propios pensamientos.
Al cruzar la calle y mirar hacia su lado izquierdo algo captó su atención. No era un lugar en el que solieran detenerse, pero algo en la escena frente a ellas la hizo quedarse quieta. Entre los autos estacionados, uno en particular llamó su atención. Un sedán oscuro, familiar. Demasiado familiar.
Aria sintió un nudo en el estómago y . Su respiración se volvió superficial y su corazón empezó a latir con fuerza. Se obligó a creer que era una coincidencia, que se estaba imaginando cosas. Pero cuando sus ojos se enfocaron en la silueta dentro del vehículo al caminar a su dirección, todo se derrumbó. Su padre estaba sentado en el asiento del conductor y no estaba solo. Una mujer rubia estaba con él, inclinada hacia su rostro. Sus labios se encontraron en un beso. No fue un roce fugaz o algo nuevo, no fue un malentendido. Fue real. Fue demasiado intencional.
— Aria… — susurró Alison pe,ro su voz sonaba distante. Como si todo se hubiera vuelto un eco dentro de su cabeza,
El mundo pareció detenerse frente a sus ojos. Su padre Byron Montgomery, el hombre que siempre había visto como un pilar en su vida, estaba besando a otra mujer. No a su madre Ella. Era alguien más. Alguien joven, con el cabello largo y lacio. Alguien que Aria no reconoció de inmediato, pero que su instinto le decía que no era una desconocida.
Meredith.
Ese nombre flotó en su cabeza de repente. Había oído a su padre mencionarla antes casualmente, como una compañera de trabajo. Solo eso hasta ahora. Ahora, ella era algo más.
— Oh, Dios. — murmuró Aria y sintió cómo su estómago se revolvía. Quería apartar la mirada, fingir que no había visto nada. Fingir que su vida no acababa de romperse en mil pedazos pero sus ojos seguían clavados en la escena frente a ella.
Alison no dijo nada durante unos segundos, pero luego su expresión cambió. Una sonrisa apareció en sus labios, esa sonrisa que siempre llevaba cuando estaba a punto de decir algo cruel.
— Vaya, vaya… No esperaba esto. — susurró una de sus mejores amigas, con un tono que casi sonaba divertido.
Aria sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La mano de Alison se posó sobre su brazo con suavidad, pero su toque se sentía helado. Aria apartó la vista del auto y la miró.
— No le puedes decir a nadie Alison. — rogó Aria, con la voz apenas saliendo de su boca.
— ¿Y por qué no podría contarlo? — preguntó Alison, con una ceja levantada.
— Porque… — La voz de Aria tembló. Ni siquiera sabía qué decir. No podía procesar lo que acababa de ver, mucho menos pensar en lo que pasaría después. Su padre. Su madre. Su familia. Todo eso pendía de un hilo. Y ese hilo acababa de romperse para ella.
— Tal vez deberías decirle a tu mamá o… si no quieres hacerlo, yo podría hacerlo por ti. — sugirió Alison, con un brillo peligroso en los ojos.
Aria sintió el aire volverse pesado a su alrededor. No podía permitir que eso pasara. No ahora. No así. Su madre no podía enterarse. No de esa manera.
— Alison, por favor… — pidió en voz baja.
Alison la observó por un momento, evaluándola, disfrutando de su desesperación. Luego suspiró y se encogió de hombros.
— Está bien, Aria. Pero tú y yo sabemos que no podrás guardar esto para siempre. Cuando llegue el momento, tal vez necesites un empujón. — Aria no respondió. Sus ojos volvieron a fijarse en el auto. Su padre seguía ahí, ajeno a todo, a la mirada de su hija que lo había descubierto. A la traición que acababa de ser expuesta. Unas lágrimas amenazaron con escapar de sus ojos, pero Aria las contuvo. No lloraría. No ahí. No frente a Alison.
— Vamos. No podemos quedarnos aquí todo el día. — dijo Alison de repente, jalándola del brazo.
Aria asintió con dificultad. Sus piernas se sentían pesadas mientras se alejaban del estacionamiento, pero de alguna manera siguió caminando. Su mente seguía atrapada en esa imagen, en ese momento en el que su mundo dejó de ser el mismo. Sabía que nunca podría olvidarlo.
Los pasos de ambas resonaban en la acera mientras se alejaban. Aria apenas podía escuchar el sonido de su alrededor. Su corazón seguía latiendo rápido, su mente todavía atrapada en el instante en que vio a su padre con Meredith. Era como si el tiempo se hubiera congelado y ella estuviera atrapada en ese mismo segundo una y otra vez.
Alison la miró de reojo mientras caminaban en silencio. A pesar de su actitud despreocupada, Aria sintió que su amiga estaba disfrutando del drama. Siempre parecía estar un paso adelante de todos y ahora tenía información que podría usar en cualquier momento.
— ¿Qué vas a hacer? — preguntó Alison después de un rato. Hizo que le respondiera cuando le tocó su brazo un par de veces.
Aria no respondió de inmediato. Su garganta estaba cerrada y sentía que si hablaba su voz se quebraría. Finalmente después de un momento susurró:
— No lo sé. — Esa era la verdad. No tenía idea de qué hacer. ¿Confrontaría a su padre? ¿Guardarían el secreto? ¿Lo olvidaría? La última opción parecía imposible.
— Bueno, yo en tu lugar lo aprovecharía. Los secretos son poder, Aria. Y ahora tienes uno grande. — Alison sonrió de lado y se encogió de hombros.
Aria la miró sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. No quería poder. No quería secretos. Solo quería que nada de esto hubiera pasado pero ya era demasiado tarde.
𑁍
───── ・ ・ ・ ・ ( ✧ )
⠀⠀⠀𝐚𝐛𝐨𝐮𝐭 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐬𝐭… 𝐝𝐚𝐭𝐞: 05 de Junio, 2010. 𝐰𝐨𝐫𝐝 𝐜����𝐮𝐧𝐭𝐞𝐫: 1.009. ⠀⠀
── ・ ・ ・ ・ 𝐝𝐢𝐬𝐜𝐥𝐚𝐢𝐦𝐞𝐫𝐬⠀⠀⠀
⠀ ㅤ。・☆ 𝘁. 𝐀𝐮𝐫𝐚𝐥𝐢𝐧𝐞 ⠀ ⠀ 。 ・★ 𝗳. 𝐟𝐚𝐢𝐫𝐲𝐝𝐮𝐬𝐭.𝐩𝐬𝐝
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The Joy of creation (Welcome Home - fanfic)
Capítulo 7.
[Te duele. Como a mí]
"Ella está bien... Su pulso está regular y su pupila reacciona a la luz".
Había pasado una hora luego de la llegada de Barnabay. Apenas llegó y usó su poco conocimiento para asegurar el bienestar de la humana. Incluso si físicamente eran distintos a ellos. Hizo su mejor esfuerzo, grande fue su alivio al confirmar que no existía ningua lesión externa. Tampoco interna porque, aparentemente, sus signo vitales mostraron estabilidad.
Su calor corporal, anteriormente alto, volvió a la normalidad. También se encargó de dejar un algodón en la nariz de la afectada. A fin de cesar su sangrado leve, no sin antes acomodar correctamente su cabeza.
En todo este tiempo, Wally no se apartó de su inconsciente cuerpo. Ni cuando Barnabay necesitaba más espacio para revisar a la víctima.
"Creo que no debe tardar en despertar. Tal vez solo está agotada o necesita otro tratamiento del cuál desconocemos".
Wally no respondió, solamente oyó a su amigo.
Desde la perspectiva de Barnabay, sintió compasión por el estado de su nueva amiga. Siendo sinceros, no era del tipo de persona de rápida vulnerabilidad hacia los demás; le gustaba pensar que era alguien sereno. Este caso, para su sorpresa, le generó preocupación. Después de todo, (Y/N) parecía ser una buena compañera para compartir chistes, ironías y sarcasmo. No como el resto del vecindario, víctimas de inocencia o el tomar todo a la literal. Todo esto dejó pensativo al perro humorista, es decir, ¿qué razón había para provocar el debilitamiento de este ser humano? En silencio, observó con curiosidad a Wally. Sin tachar a Wally como un sospechoso, pues el pintor siempre fue fenomenal.
El artista llevó una mano en la frente de la humana. Por lo que puede percibir, estaba cálida. Una temperatura agradable. Consideró que tal vez, el exceso de información generó un episodio de shock en ella.
Sea lo que signifique eso.
"Ella estará bien, amiguito. Te lo aseguro. Hasta entonces, debo ir a visitar a Poppy. Dime más tarde cómo se encuentra".
"Adiós, Barnabay. Gracias por todo. Ten cuidado".
Su mejor amigo termina de retirarse de la casa por fuerza de las circunstancias. Aún así, para el humorista, le resultaba impactante ver a Wally tan callado.
Volviendo al presente, el tiempo corrió sin piedad. No pasó mucho pero aún así, la humana parecía recuperar su color y a abandonar esa palidez.
"¿Tú crees que ella despertará enseguida, Casa?"
Casa respondió abriendo unas puertas, sacando unos chillidos de estos. Eso fue suficiente para que Wally asienta.
"Yo también creo eso".
Un dolor débil pero insistente estaba robando su atención. No sabía qué demonios pasó anteriormente, sólo recuerda la charla que tuvo con Wally y en consecuencia, el exceso de información la golpeó como un cubo de agua fría cayendo en su ser. Sus labios, ahora secos, sueltan unos quejidos confundidos. Lentamente abre los ojos, agradeciendo la leve oscuridad de la sala. Salvo por una lámpara prendida cerca suyo (consideración de Casa) en una mesita. ¿Cuánto tiempo pasó? Se preguntaba al ver las ventanas semi oscuras, como si pasara una hora o más.
Intenta incorporarse de a poco, teniendo cuidado con sus articulaciones. Aparte de eso, tuvo la sensación de tener algo tapando uno de los orificios de su nariz. Al quitar el objeto intruso, captó que se trataba de un algodón. El cual retuvo un poco de sangre.
Los acontecimientos pasados vuelven de golpe en su memoria.
"¿Wally?" Llama con una voz áspera, o debilitada, luego de estar en desuso. "¿Wally?" Exclama más fuerte, un poco asustada de estar sola. Sinceramente, en este momento de vulnerabilidad, solo quiere tener a alguien cerca para callar las voces insoportables de su cabeza. Estos andaban vociferando una condena sin indulto a su ser por confiar en el Sr. Darling en estos momentos.
No obstante, ¿qué más iba a hacer? No tenía amigos cerca, ni familiares. Ahora mismo, solo mendiga una presencia calmada capaz de callar este sobrepensar.
Al instante, unos pasos cuidadosos pero apresurados se dirigen en su locación. Finalmente, calma su ser una vez observa aquella cabellera azul de estética vintage. Era el mismo Wally Darling, cargando con una bandeja. Dicho objeto, traía un vaso y una jarra de agua.
Su sonrisa estaba ahí. Pero no era tan grande como en otras ocasiones.
"Estoy feliz de verte despierta. Casa y yo estábamos preocupados". Dice con su tono relajado de siempre. Sus ojos oscuros nunca abandonan los de la humana. De hecho, parecía estar alerta.
Enseguida, Casa abre una puerta, sacando un chillido afirmativo a la oración del dueño.
"¿Ustedes me cuidaron?" Preguntó sorprendida, sin querer.
"Por supuesto, no sería amigable de nuestra parte dejar a un amigo abandonado". Deja la bandeja en la mesa y empieza a verter agua en el vaso de diseño colorido para dárselo a la humana. "Barnabay vino a ayudarnos. Él también nos ayudó".
"Oh..." Su corazón humano latió ante la imagen mental del humorista cuidándola. "Cuando lo vea, le voy a agradecer por su tiempo y servicio". Aceptó el vaso de agua templada. Cuando sus labios hicieron contacto con el agua, automáticamente si cuerpo reaccionó positivamente. Como si fuera un motor de alivio. Y así, las voces de su cabeza se detuvieron. Las condenas desaparecieron y la paz reinó en su subconsciente.
"No te preocupes, vecina. Le haré llegar tus agradecimientos". Wally ensancha finalmente su sonrisa. De alguna forma, encontró adorable su actitud desesperada por agua. Después de todo, (Y/N) capaz estuvo sujeta a malos hábitos de cuidado propio cuando su trabajo, estudios y vida privada de acumularon.
"Ah, gracias por todo Wally y... Casa". Con un estado mejorado y consciencia restaurada, sonrió débilmente.
Wally pudo haberse aprovechado de su vulnerabilidad. Sin embargo, no lo hizo. Este detalle, demostró que sus intentos de buenas acciones pueden salvar su vida...
"No te preocupes, vecina. Eso es lo que hacen los amigo, ¿no?".
Darling siempre fue visto como alguien amable y solidario en la serie. Y aunque, tenga conductas sospechosas cuando está rodeado de la oscuridad y muestras exceso de consciencia; igualmente puede ser una interesante compañía si la prudencia es practicada.
¿Era Wally Darling, realmente un villano? ¿Cuál es su conexión hacia el conocimiento/consciencia? ¿Su exceso de información y control tiene algo que ver con lo oculto o esotérico?
(Y/N) no se había dado cuenta que de tanto perderse en sus pensamientos, el artista fue a la cocina de nuevo, para volver en breve con una tarta. Había dicho algo de comprar ingredientes de un tal Howdy, aunque ella no pudo oírlo bien.
"Debes comer para restablecer tus fuerzas. Aquí, te hice una tarta. Espero te guste, lo hice con mucho amor".
"Vaya, eres muy amable, Wally. Muchas gracias".
Situación actual: la comida se veía y olía deliciosa. Rayos, su boca estaba echando agua de solo verlo. Con cierta ansiedad por aplacar su hambre, dio unos bocados apresurados. Aunque el peli-azul reía de vez en cuando, regañando a la humana para que coma sin apuros.
Hizo caso omiso al principio, después redujo su velocidad una vez la satisfacción se presentaba.
"Estaba delicioso, la verdad. Hace tiempo no comía comida hecho en casa. Casero, ¿sabes? Llegaba exhausta a casa y no tenía tiempo". Murmuró como víctima de las circunstancias. De hecho, Wally ni siquiera necesitaba oírla de nuevo, porque él ya lo sospechaba... y sabía.
"Bueno, ahora que estás aquí, Casa y yo te ayudaremos. Después de todo, ya eres una de nosotros".
(Y/N) abandonó su atención a la comida, para voltearse al artista. Sus ojos se encontraron de nuevo, quién sabe por cuánta vez, para perderse mutuamente. Una pequeña competencia de miradas se estableció, como era de costumbre entre ellos. Es como si mutuamente quisieran analizar la ventana del alma del otro.
"Y recuerda mantener tu sonrisa, creo que tienes una linda sonrisa cuando hablamos, vecina".
Aquello la dejó con la guardia baja. La humana parpadeó un par de veces, sin creer lo que escuchó.
"Yo..." Sin saber qué decir, mantiene el contacto visual. "Gracias, supongo". Murmuró distraída, y cómo no iba a estarlo cuando la sonrisa de Wally así como sus orbes crecían con cada victoria o razón.
Odiaba admitirlo, pero ya se estaba acostumbrando a sus orbes grandes.
___
"Wally, ¿Estás seguro que eso es un bicho?" Aguantó sutilmente reir, no quería lastimarlo. Pero era imposible con la situaciones actual.
El artista dejó de pintar con sus crayolas para dirigir su atención a ella. "Eso creo". Murmuró con los párpados y su sonrisa relajada característicos, mientras volvía a pintar.
(Y/N) suelta una risa discreta.
"Entonces, ¿vamos a salir afuera un rato o no? Quiero ver las flores de tu mundo".
Wally consideró en darle más libertades a la humana, después de todo, en su juicio, ella estaba siendo buena. Amable. Por lo que pudo ver.
Aunque, eligió este día porque los vecinos generalmente se quedan dentro de sus casas para ocuparse de sus trabajos o pasatiempos. De manera que la humana no será visto por ninguno de ellos hoy. Ella desconocía de este dato.
Había pasado un día del incidente, no hubo más inconvenientes después de ello.
El pintor hizo un gesto a la humana para que lo siga. Y así fue, lo siguió afuera. Claro que, apenas pisó el pasto y sintió los rayos del sol calentar su piel, sufrió de un mareo breve. ¿Hace cuánto veía la luz del día? Ante este debilitamiento, Wally la sostuvo. Rodeando un brazo con el suyo para mantenerla cerca y recta.
Qué caballeroso.
(Y/N) no retrocedió a su pegajosa e intrépida acción. Es más, estaba segura que era parte de su personalidad ser susceptible, cariñoso o cercano a los que considera sus amigos. Así se veía en la serie.
Ella observó con curiosidad sus alrededores, vio a una lejanía medianamente cerca las casas. Eran coloridas. De hecho, todo aquí era colorido. El cielo se veía más azul aquí y el sol era brillante. Frescura en el ambiente fue lo otro que notó. Parecía un paraíso disfrazado...
Wally no le dio más tiempo de observar, porque rápidamente habían llegado a una zona llena de árboles, flores silvestres y mariposas. En todo momento, el ente dedicó miradas de reojo a la humana para detectar sus futuros movimientos.
(Y/N) se encontró rápidamente distraída por su alrededor. Abrumada de tanta naturaleza y belleza. Le hizo olvidar de sus pesares por un momento.
Es como si este mundo fuera excesivamente bueno para persuadir. Demasiado bueno que te obliga a quedarte. Extremadamente atrayente para que te olvides de tu vida anterior y te unas a esta.
"Wow..." Maravillada, se acercó a unas cuantas flores. De hecho, encontró unas abejas volando felices encima de estas.
"¿Y esas flores? No recuerdo haberlas visto".
"Esas son abejas, Wally". Sonríe ante la sonrisa tonta del contrario. Ambos deciden sentarse cerca de algunas flores. Aunque (Y/N) parecía más concentrada en buscar algo en especifico.
"¿Qué buscas, vecina?" Abrió al máximo sus ojos, curioso. Como no podía ver bien lo que sus manos estaban manipulando, se acercó más.
Aunque es interrumpido con una flor azul eléctrico. La humana estaba sujetando de esta y lo llevó meticulosamente sobre la oreja de Wally para ponérselo. Ante esto, el pintor quedó en silencio, contemplando el momento. Tanto así que sus pupilas se hicieron pequeñas por la sorpresa dada.
Seguía procesando lo que acaba de pasar.
"Combina con tu cabello. Así que pensé en darte un accesorio". Murmuró como si fuera nada, su acción fue movida por la estética. Se sorprendió a sí misma con su tono tranquilo.
Hubo un momento de silencio.
Hasta que Wally empezó a reír tontamente. Más de lo común hasta el punto de sus mejillas adquirir un toque rojo u oscuro.
"Ja, Ja, Ja, eres muy amable, muchas gracias. Yo también pienso que me veo bien con esta flor".
Wally siempre estuvo acostumbrado a recibir constante atención. Pero no era lo mismo, aquello era por el guión y por su título de asombroso vecino. Esta vez, genuinamente aceptó gustoso más atención. A él nunca le molestó ser el centro de atención, después de todo. O por lo menos en la mayoría de contextos.
Las ganas de la humana de ir a explorar la ciudad y el bosque se esfumaron después de esto.
Este momento era mil veces más interesante que cualquier otro.
Wally y (Y/N) seguían riéndose con el resto de las cosas que descubrían en ese bosque. Y en algunas ocasiones, el peli-azul contaba sus anécdotas de sus amigos. Divagando relajado y con esa sonrisa tonta sobre las múltiples aventuras.
Aunque no lo admita, la humana se encontró intrigada por ellos.
[El creador fue cegado por la creación, desde entonces].
__Fin del capítulo.
Este fanfic me pertenece a mí, @jamonartzzz. Agradecería cualquier opinión objetiva. Hasta entonces, que tengan buen día.
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BLAS POLIDORI
𐙚 fluff, sexo en
un auto, masturbación,
casual, dedos 𐙚
REPETISTE REITERADAS VECES EL MENSAJE EN TU MENTE Y AÚN NO LOGRABAS DESCIFRARLO. Sabrías a qué se refería si pidiera un matutino o alguna otra propuesta indecente. ¿Pero ir a tomar un café? ¿Los dos solos? ¿Sin ninguna intención sucia aparente?
Una creciente preocupación te recorrió. Lo llenaste de mensajes preguntándole si todo iba bien, a lo que respondió con un simple:
─« te paso a buscar en diez. estáte lista »
No llegabas a entender. Lo más posible era que no comprendas en lo absoluto la situación hasta que el ruliento se dignara explicarte todo en el dichoso café. Repito, sin un propósito carnal de por medio.
Por si las dudas te pusiste un atuendo provocativo aunque no de forma directa. Insinuabas sin llegar a verte descarada. Incluso se veía un poco refinado.
Bajaste de tu apartamento a toda prisa y en cuanto cerraste la puerta comunitaria del lugar unos brazos envolvieron tu cintura, ciñiéndote a un torso levemente fornido.
Antes de poder forcejear con la identidad desconocida de quien te abrazó, oíste como una conocida voz murmuraba, más para el aire que para vos, puras incoherencias.
─Yo te uso y nadie se entera ─apoyó su cabeza, que debido a la gran, gran diferencia de altura le quedaba incluso un poco incómodo, contra la tuya.
─¿Qué..?
Sentiste como inhalába la fragancia de tu cuero cabelludo recién lavado.
─Vayámonos subiendo al auto ─apretó sin ejercer demasiada fuerza tu fina cintura y, al ver que no te movías, te incentivó con un suave beso en tu cuello, justo detrás de tu oreja─. Dale, Emi.
Asentiste, titubeando un poco. Caminaste, casi pisando sus talones dado a que el chico andaba algo apresurado. Al igualar su paso, lo miraste incrédula.
─Blas, pará ─vociferaste quejumbrosa─. No tengo las piernas tan largas como vos.
─Bien que no es lo único largo que tengo, eh ─bromeo.
Permaneciste en silencio.
No se lo podías negar. No mentía, tampoco.
Te abrió la puerta del copiloto, aprovechando para mirarte un poco de paso.
─Estás raro ─confesaste una vez que se sentó a tu lado, en el lugar del conductor.
─¿Raro cómo? ─se carcajeo con indiferencia.
─No sé. Nunca me invitas a tomar café ─hiciste énfasis en el nombre de la bebida, sacando conclusiones alocadas de lo que podia estar sucediendo─. Imagino que querés hablar.
─Imaginas bien.
─Que seco ─desviaste tu mirada hacia el frente.
─Ja ─negó con la cabeza, divertido─. Perdóname por la sequedad. No me dí cuenta.
─¿Qué te pasa? ─soltaste de repente, impaciente.
Suspiró y mordió las paredes interiores de su boca.
─Pasa que... estoy nervioso.
─¿Nervioso? ─volviste tu vista dirigida hacia él─. Posta me estás asustando. Mucho.
Por una fracción de segundos te observó de reojo, poniendo el automóvil en marcha.
─¿Por qué asustarte? ─su nuca estaba bañada en una espesa capa de sudor.
─Porque no soles estar nervioso. No cuando me cojes, por lo menos.
Tosió de repente, tensando los músculos de su mano que agarraban al volante con cada vez más fuerza.
─Y eso ni siquiera es la mayoría del tiempo. Es siempre. Sin excepción, porque en eso se basta nuestra relación.
Rascó en un especie de tic su pulgar, frotándolo contra su dedo índice al mismo tiempo que manejaba al volante.
─Que atrevida ─esta vez no se empeño en espiarte por el rabillo de su ojo, pues por tu tono de voz advertía lo que pensabas en ese preciso momento─. ¿Te jode?
─No, Blas. Lo que me jode es que te hagas el misterioso.
─Sonas enojada, si me permitís decirlo.
─¿Por qué hablas como pelotudo?
─Bue' ─rodó los ojos─. Un poco más buena onda no podes ser, ¿no?
─No. Pero te lo digo con todo el respeto del mundo, igual.
La mayor incógnita aquí no era qué le sucedía al rizado, sino qué te sucedía a vos y a tu extraño temperamento.
─¿Estás enojada? ─tras frenar en un semáforo en rojo, se dedicó a mirarte fijamente.
─¿Te diste cuenta que debe ser la vez que más palabras compartimos?
─Sí. Es por eso que te estoy pedí venir.
─¿Porque querés hablar? ─abriste más tus ojos.
─No, no ─disminuyó la velocidad del coche, tomándose un breve período de tiempo para mirarte─. Es que... bueno, no sé cómo decírtelo. Ni como lo vas a tomar. Capaz te enojas, no-
─No la hagas larga ─esbozaste una sonrisa maliciosa─. No me voy a enojar. O eso espero.
─Ehm... ─llenó sus pulmones de aire y exhaló─. Me gusta, ya sabes, tener relaciones... con vos.
Tu mueca de burla se ensanchó, ocupando más espacio en tu rostro. Al mismo tiempo se mezclaba con una de confusión.
─¿Fue tan difícil decirlo?
─No es eso lo que te quiero decir. Impaciente... ─farfulló por lo bajo─... ocurre que no solo eso me gustaría. Hacer con vos, claro ─aclaró.
Reíste por sus ocurrencias, y cómo no su adorable forma de expresarse.
─¿Qué me querés decir? ¿No querés que cojamos más? ─de manera inconsciente tu delicada mano tanteo la manija de la puerta, dispuesta a bajarte.
─No es lo que quiero decir.
Tomaste aire varias veces, absteniéndote de no lanzar groserías por lo lento que estaba confesando todo.
─¿Entonces?
─Me gustaría más. Me gustaría conocerte ─sus ojos temblaban conforme la conversación avanzaba su curso, y el auto viajó de un carril al otro─. ¿Sabes que no puedo dejar de mirarte las destacadas? Y la foto de perfil. Bendita foto de perfil.
No obtuvo una respuesta de parte tuya de inmediato. Procesaste con lentitud sus palabras y antes de actuar imprudentemente como acostumbrabas, pensaste y al final hablaste.
─¿Osea que no querés que nos sigamos viendo para copular? ─aquella extraña palabra solo era una burla hacia la extraña costumbre que tenía el contrario al hablar.
Es decir, comunicarse como un anciano decrépito. Sin embargo te parecía muy tierno y era una de las cosas que te gustaban de él. Te hacia recordar que, aunque no sea el caso contigo, se fijaba en más cosas que el físico, lo material y todo el estereotipo de en lo que no hay que fijarse. Y quizá te hacia imaginar que, en algún mundo paralelo, su vínculo no se trataba de follar sin más.
─Yo-
─Mírame. Mírame y decime lo que querés ─ordenaste dominante.
Si bien en la cama sus roles solían variar, la gran mayoría de veces eras la sumisa.
Sin dudar pegó un volantazo y aparcó como y donde pudo. Un poco mal, a decir verdad.
Te agarraste de los costados del transporte, temerosa por tu vida.
─Estás loco, chabón ─cerraste con firmeza tus ojos─. Pensé que me ibas a matar, por dios.
─Nunca te lastimaría, Emilia. Lo sabes ─al hablar te percataste que desprendía un destello de lo que solías catalogar como hambruna. Lujuria, en otras palabras.
Al girar tu rostro te encontraste con una mirada depredadora que residia en tu pollera negra.
─¿Te la pusiste por mí?
─Pensé que íbamos a tomar un café. Es felpuda ─agregaste, orgullosa─. Me pareció más elegante.
─Está perfecta ─acercó su callosa garpa, sin atreverse a hacer ningún movimiento arriesgado─. ¿Puedo?
─Desde cuando preguntas ─frunciste tu ceño.
─Desde que me importan más tus sentimientos que los míos ─susurró sin mucha serenidad restante─. Y ahora solo quiero verte retorcerte abajo mío, Emilia.
Te contuviste a gemir de solo pensarlo. Por algún motivo tener sexo ahora sonaba más intimo. Y tentador.
─Nada te detiende... ─hablaste de forma provocativa.
Una curiosa mano se deslizó por tu muslo interno, acariciándo todo a su paso. Al llegar a cierta zona sensible, comenzó a juguetear con los costados de tu ropa interior.
─Acércate. Déjame entender el porqué cada vez que nos vemos siento que se para el tiempo. A pesar que nos comamos medio rápido lento, ¿o no? ─dejó escapar una risilla.
Sonaba irónico. Pese a esto seguiste su petición.
─Con gusto ─respondiste y te lanzaste a besarlo, a lo que respondió con un alejamiento de su parte─, ¿te alejas y encima no me tocas? ─soltó en cuanto se alejó, afectada.
─Disculpa. Me encanta esa carita que haces cuando te sentis tan... ─de forma repentina clavó uno de sus dedo por encima de tu tanga de encaje─... necesitada.
Al decir eso arrancó con agresividad tus panties y penetró tu recóndito interno.
Con los dedos restantes de esa misma mano, la cual empezaba a chorrearse un poco por sus habilidosas manos y para qué mentir, sus palabras anteriores, acaricio el área cercana. Eso incluía tu punto sensible, en el que empleó una ruda fricción.
─¿No querías que nos co..? ─su índice se enterró aún más, como si no quisiera que presentes palabras.
Jadeaste exasperada, moviendo tus caderas al compás con la necesidad de sentir más. De sentirlo a él.
─¿No que querías conocerme... más alla... de lo... sexual..? ─hablaste dificultosamente, sintiendo aún un dedo dentro tuyo.
─También. Pero seguir conociendo tu cuerpo, que déjame decirte se siente tan bien... ─agitó su dedo metido, mordiendo su labio en el proceso.
No se atrevía a quitar su mirada de tu cara, con miedo a perderse alguna expresión de placer.
─Ya habrá tiempo para ir a tomarnos un café ─se despojó de su camiseta con su brazo libre y acercó su rostro a tu zona íntima─. Ahora quiero probar algo más sabroso que la cafeína.
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Una sombra en la pared, un extraño en mi orbicular 05/12/2024
Un jueves frío, con los rezagos de una lluvia tenaz todavía aferrados a los muebles exteriores de esa cárcel de cristal que es mi universidad. Cada vez que cruzo sus puertas, no puedo evitar sentir un vacío que se enreda en mi delgado pecho, aunque tal vez no sea un vacío en absoluto. Quizá es una desconexión muy fuerte, algo incomprensible, como si el mundo a mi alrededor se apagara en un murmullo áspero, y lo único que quedara fuera la percepción incandescente de cómo me miran los demás.
Es una pregunta demasiado pesada para sostenerla sin causarme arcadas por estrés, pero hoy me asaltó sin previo aviso. Fue cuando una vieja enana y regordeta, que supongo debe prostituir su carne marchita en las cloacas de barrios de esta ciudad o impartir clases en esta institución, me observó con un repudio tan concentrado que casi me dejó sin aire. ¿Qué pudo ser? ¿Mis ropajes? ¿El maquillaje torpe y maltratado que intenta cubrir mis cicatrices de acné? ¿O quizá irradio algo, algo abyecto y deformado, una personalidad tan espantosa que se filtra inevitablemente a través de mi físico? Un monstruo lombrosiano que camina entre ellos, incapaz de camuflarse.
Pero ese desprecio que intuyo en ellos no puede competir con el que yo siento por estas caras vulgares a mi alrededor. Rostros endogámicos, acentos que cargan la torpe arrogancia de quienes creen ocupar un escalón superior en la cadena alimenticia de esta sociedad podrida. Todo en ellos me revuelve el estómago.
Aunque, ahora que lo pienso, no recuerdo exactamente por qué empecé esta entrada en el diario. Quizá iba a escribir algo profundo, algo demasiado pretencioso y arrogante. Lo que siempre intento parecer, supongo.
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... Cuando despertó fue bruscamente. Como si hubiese salido de un lapso, de un sueño sin fin. Abrió los ojos de par en par y observó sus alrededores, sin explicarse nada. Descubrió rostros conocidos, parecían dormir, sin muestra de consciencia del lugar donde los ocultaban. La oscuridad les envolvía y sólo una débil capa de luz asomaba por la rejilla de una puerta de metal.
Alice, pensó inmediatamente. Trasladó su mirada y buscó en desesperación entre los semblantes, dando con el de su esposa. Tenía un par de rasguños en las mejillas, el cabello alborotado, la suciedad adherida a su ropa y tez. Por Merlín, ¿cuánto habían pasado ahí?
Venía en intervalos a su mente. Eran momentos donde despertaba violentamente y escuchaba gritos y llanto, consecutivamente. Entonces sentía su cuerpo estremecerse del dolor. Le cuestionaban, pero él nunca decía nada. Al principio se negaba con voz firme, después, día a día, iba perdiendo la estabilidad y ahora apenas y podía escupirles como respuesta. No tenía mucha fuerza. Ni siquiera sabía cómo seguía vivo.
Tal vez fue un subidón de adrenalina aquel momento. Llenó de aire sus pulmones, tratando de controlar su miedo. Escuchó pasos y guio su mirada hacia la izquierda. Notó una suave luz sobre el piso.
Alguien había dejado la puerta abierta.
Con las escasas fuerzas que guardaba, se esmeró por deshacerse de las sogas que le ataban... Una, dos, tres veces. Inútil. Agachó la cabeza, cansado tras el esfuerzo. Giró el cuello y buscó a alguien, quien fuese, que estuviese atento. Nadie, sólo él.
Frank maldijo por dentro. Intentó otra vez, sin obtener resultado. Necesitaba actuar, de cualquier forma. Quizá no tendrían otra oportunidad. Se extendió sobre el suelo y, con la fricción del mismo, trató de rasgar las sogas. Notó que nada tenía frutos. Necesitaba correr, aprovechar el desliz de los mortifagos. Apretó los dientes y volvió a sacudirse. Nada.
Siempre fue una persona capaz, alguien que conseguía controlarse en momentos catastróficos. Todos tenían sus límites. Ahogó un sollozo, cerró los ojos y se encogió. Su corazón latía, pero se sentía muerto. Un minuto y otro, y después, milagrosamente, se recuperó. Recordó lo que su padre solía decir, aquel viejo dicho extendido por generaciones: "Después de la tormenta viene la calma." Recordó también que a Alice le gustaba mucho. Y después recordó a Neville.
Neville, su pobre hijo. La razón por la que intentaba escapar a diario. Ahora tenía un pequeño chance, debía conseguirlo.
Esperando no ser descubierto, se arrastró hacia la puerta, sacando brío de quien sabría donde. Lo veía tan cerca y a la vez tan lejos. Era un punto de esperanza en la inmensa oscuridad. No hizo el menor ruido posible, dedicándose a avanzar, concentrándose en Neville, en que debía volver a verlo, en que debía estar ahí para él. Por él jamás se daría por vencido.
Escuchó un ruido y se quedó muy quieto. Pasos. "Mierda" pensó. ¿Alguien se aproximaba?
"Selwyn, ayúdame con esto" indicó una voz. Los pasos disminuyeron hasta volverse insonoros. El aire regresó a sus pulmones. Ya estaba a sólo centímetros.
Arribó y atisbó unas escaleras. Parecían larguísimas, aunque seguramente sólo desde su perspectiva. Con dolor que calaba hasta los huesos, Frank persistió. Escaló, apoyándose en sus piernas. Cada metro sobrepasado, dolía, pero era necesario. Tenía qué hacerlo. Por Alice, por Neville.
Luego de lo que pareció un rato, arribó al inicio de la escalera. El silencio reinaba. Inspiró hondo, ya sin energía alguna. Y aún así, continuó. Era un piso alfombrado en tonos oscuros. Buscó alguna habitación, algún lugar donde encontrar un artefacto para desatarse. Metros y metros y no encontraba ni una sola puerta. Afortunadamente, más allá, notó una cerradura. Como pudo siguió y, una vez estuvo frente a la puerta, se colocó de pie, mareado, y, con sus manos, abrió.
Adentro encontró un racimo de luz, igualmente ingresó, esperando no toparse con nadie. Caminó a saltitos, buscando y buscando. Entonces atisbó algo apoyado contra la pared. Era un cristal, un pedazo de ventana, parecía. Sus latidos aceleraron ante la posibilidad, y de inmediato se tiró en el suelo con cuidado, para evitar crear barullo. Tomó el cristal y comenzó a frotar contra las cuerdas con la zona más afilada. Pasaron minutos y, afortunadamente, lo logró, a pesar de casi rebanarse un dedo. Por poco suelta otro sollozo. Contempló sus palmas, libres, llenas de sangre, magulladas. Le temblaban, tanto por la emoción, como por el pánico. Bajó y se liberó los pies, y después, la boca. Acto seguido, trastabilló, pero se puso de pie, agarrándose de un mueble. Caminó, como si hace mil años no lo hiciera. Sus piernas ardían. Un paso y luego otro. Se obligó a moverse tan rápido era capaz. Corrió, sujetándose a la pared, y descendió de nuevo por las escaleras. Quizá no el movimiento más inteligente, pero no podía irse sin ella, sin Alice.
Una vez retornó al sótano, apresuró y distinguió a su esposa. Ahí estaba, como si estuviese dormida. De inmediato se acercó y la sujetó de los hombros, sacudiéndola para despertarla. "Alice" le susurró. "Alice, despierta" no podía elevar la voz por temor a ser oído. "Alice."
Unos segundos después, la aludida abrió los ojos de poco en poco. Su primera impresión fu el rostro ensangrentado de su esposo frente a ella. Sus ojos se abrieron de par en par de inmediato. "¿F-frank?" Habló. "¿F-frank, qué-?"
"No hay tiempo, ven" y con su mano aún sangrando, rompió las sogas atando a Alice. La rubia miraba a todas partes, incomprensión pura en sus pupilas. Una vez libre, se irguió, casi tropezándose. Se apoyó en sus esposo y se aferró a su camisa de momento. "Hay que irnos."
Alice negó con la cabeza a modo de réplica y giró hacia donde se encontraban los demás. "No... N-no podemos dejarlos. Dorcas. N-no la puedo dejar" rechazó la idea. No pensaba marcharse sin ella.
"Alice... Alice, escúchame" volvió a sujetar sus hombros para fijar su vista en él. "Te-tenemos que irnos. Vendremos por ellos. Confía en mí, ¿sí?" No había tiempo para sacar a cada uno. Debían aprovechar y salir, buscar a la Orden, y regresar al rescate.
Alice se quedó callada. Si en alguien confiaba enteramente era en su esposo. Sabía que si él lo decía, se haría; vendrían por ellos. Asió la mano de Frank y huyeron. Subieron por las escaleras, apoyados el uno al otro.
De pronto, un enmascarado surgió al inicio de las mismas.
"¿Qué mierda creen que hacen? Regresen-"
Fue callado por el puñetazo que le propinó Alice en el estómago. Frank siguió con una patada y después ella otra. El auror tomó la varita del sujeto derribado y le apuntó con ella.
"Vas a venir con nosotros" le ordenó.
Así escaparon de la residencia, a escondidas, con la amenaza de volarle los sesos al mortifago si intentaba cualquier cosa.
Caminaron por un lugar varado en la nada. Ninguno reconocía los alrededores. Parecía un pastizal infinito, sin ninguna señal para identificar. Finalmente, decidieron aparecerse, incluso si eso les costaba la reducida energía. Arrastrado por el par de aurores, llegaron a Grimmauld Place. Tocaron la puerta y, cuando la abrieron, fue el propio James Potter quien los recibió:
"¿¡Alice, Frank!? ¿Qué mierda?"
"Rápido. No tenemos tiempo. Hay que volver por los demás."
𝐩𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐚 𝐭𝐨𝐦𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚...
Gracias a la Orden del Fénix, los aurores han sido liberados y llevados a casa. Tristemente uno de ellos fue asesinado durante el rescate, Ember Farley, un mago de 42 años que llevaba ejerciendo como auror desde sus 25.
La noticia correrá por toda la comunidad, más El Profeta no ha declarado nada al respecto, así como tampoco el Ministerio de Magia. El Oráculo ha hecho su trabajo de informar a primera hora de la mañana sobre lo ocurrido.
El mortifago que acompañó a Alice y a Frank Longbottom, Rowan Midgen, será enjuiciado. El resto de los mortifagos desaparecieron durante el combate, así como aquellos que se encontraban suplantando a los aurores.
Para quienes poseen personajes aurores, pueden comenzar a interactuar de manera normal. Cabe destacar que todos ellos se encuentran en San Mungo, donde se ha reforzado la seguridad. Se les brindará apoyo económico y médico, así como meses para su recuperación. Dicho esto, dos aurores han renunciado a su profesión a causa de la experiencia traumática que han vivido.
Este es un punto importante en la trama, así que es necesario que todo personaje se haya enterado al respecto.
Pueden utilizar esta información para starters y threads.
Cualquier duda estamos a un mensaje de distancia, ¡gracias!
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Love Letters
Wednesday Addams miraba la hoja en blanco de su máquina de escribir, intentó continuar con su novela de la adolescente detective Viper, desechó un par de hojas porque ninguna de las ideas la convencía. Thing arrojó en el papelero las que caían cerca de aquel lugar. Estaba completamente desconcentrada, Enid estaba ausente una vez más en su hora de escritura.
Thing golpeó el escritorio un par de veces.
—No, me quedaré aquí esperándola — Enid invitó a Wednesday a ver una de sus prácticas de baile. Ella se negó a acompañarla excusándose que coincidía con su hora de escritura.
Thing volvió a golpear intensamente la superficie de madera.
—No me estoy quejando Thing, es solo que… — Wednesday aún es incapaz de decirlo en voz alta, de lo mucho que le gusta Enid y no en el sentido de amigas o compañeras de cuarto.
Thing esta vez no siguió insistiéndole que se confesara, porque él sabía que Wednesday sería correspondida. A su vez, ella también estaba segura de los sentimientos que tenía Enid hacia ella, todas esas demostraciones de afecto durante la estadía de esas semanas durante las vacaciones fueron un claro indicio que su relación iba más allá de una simple amistad.
—Además todavía no sé cómo iniciar mi cortejo apropiadamente — Wednesday quedó maravillada con todo el festejo para el día de su cumpleaños, así que también pensaría en los preparativos para una correcta confesión.
Wednesday observó la hora en su singular reloj, su hora de escritura terminó hace 10 minutos. Giró la perilla del rodillo y retiró la hoja que siguió en blanco. La guardó en un folio y apagó la lámpara.
Su estado de ánimo no era el más apto para tocar el violoncello, se decidió por continuar leyendo la Divina Comedia que le regaló Enid el viernes de la semana anterior. Retomando el canto V del Inferno, teniendo como tema central el castigo a dos enamorados; Paolo Malatesta y Francesca Da Polenta. Wednesday intentó concentrarse por la próxima media hora.
Enid cerró la puerta fuertemente y lanzó su bolso cerca de la ventana circular y gritó con frustración mientras se lanzaba a su cama. Wednesday dejó de leer en el momento que sintió la puerta abrirse.
—¿Qué fue lo que pasó ahora? — Wednesday se acercó a Enid.
—Nada, es solo que… — Enid solo se dio la media vuelta y girando su cabeza hacia la izquierda.
—¿Solo qué Enid? — Wednesday cruzó sus brazos.
— Es solo que tengo que ensayar esos estúpidos pasos de baile que nuestra capitana se inventó y son de lo más rídiculos… — Enid tuvo un conflicto con la estudiante de último año.
—Entiendo — Wednesday respondió brevemente, porque no es primera vez que Enid llega de malhumor después de su práctica. — Me gustaría haber visto tu pelea con ella.
—No tuvimos una pelea, lo resolvimos hablando — Enid quizás sacó sus garras y gruñó, pero no le hizo daño a nadie.
—Lo que digas Enid — Wednesday se acercó y se sentó cerca de Enid.
—Sé que tengo mejores ideas y se puede mejorar la coreografía, pero ella, no escucha a nadie.
—Es por eso que debes postularte para ser capitana el próximo año.
—Todavía no me decido Wends— Enid exhaló fuertemente.
—Creo que tu nombramiento está asegurado.
—Gracias por la confianza… — Enid se sentó dejando sus piernas colgando al borde de su cama.
—Si no ocurre así, la persona que sea elegida como capitana quizás sufra algún accidente — Wednesday lo dijo seriamente.
—Te cobraré la palabra — Enid se levantó y le tocó el hombro a Wednesday ligeramente y fue a buscar su pijama y sus toallas para darse una larga ducha.
Wednesday volvió hasta su cama y agarró una libreta y un lapicero de su escritorio, la inspiración apareció después de esos breves minutos de conversación con Enid.
La noche de ese día, tuvieron su respectiva noche de películas, el sábado no se vieron en casi todo el día, Enid estuvo con Yoko y Divina y Wednesday anduvo en el bosque con Eugene recolectando algunos insectos. El domingo Enid fue hasta el pueblo de Jericó con sus amigos y Wednesday tuvo el tiempo de afinar los detalles de su romántico plan.
—¿Entendiste cuál es tu misión? — Wednesday le preguntó a Thing.
Thing subió su pulgar, respondiendo afirmativamente a la pregunta.
—Si cometes un solo error, ya sabes que estarás encerrado por una semana — Lo amenazó. Thing formó un par de señales con sus dedos para decirle que cumpliría cabalmente su misión.
Wednesday tenía los sobre preparados en su escritorio, en total eran cinco, cada uno para los siguientes 5 días de la semana, el último es el que tenía más valor.
Observó su reloj, Enid estaría por regresar, así que guardó los 4 sobres en el cajón de su escritorio. El sobre correspondiente al día lunes se lo entregó a Thing.
—Hola Wends — Enid la saludó apenas entró a la habitación.
—Hola Enid, ¿qué tal tu día? — Wednesday siguió sentada cerca de su escritorio.
—Bien, deberías haber venido con nosotros — Enid se sentó en su cama para sacarse sus botas.
—Esas actividades no son de mi agrado.
—No lo creo, te gusta ver películas — Enid se tomó el cabello con una media cola.
—Sí, pero solo contigo — Wednesday quería ver la reacción de Enid ante su declaración.
—Yo… uhm… también me gusta cuando somos solo nosotras — Enid expresó nerviosamente que ese tiempo juntas era su momento favorito de la semana.
Charlaron unos momentos más hasta que Enid le dijo que ya estaba cansada y se dormiría temprano, así que Wednesday le deseo las buenas noches y Enid le respondió lo mismo y se quedó dormida casi al instante.
La semana para Enid oscilaba entre las clases que en su mayoría no ponía mayor atención y la emoción de recibir una nueva carta, la que siempre encontraba en su mochila después del almuerzo. El día lunes comenzó esa extraña rutina, pero que la hacía inmensamente feliz si acertaba con la persona que había escrito para ella.
—Te vuelvo a repetir Enid, creo que Addams debería ser más directa contigo y decirte que le gustas — Yoko estaba en su cama hojeando una de las revistas de modas que Enid acostumbraba a llevar cuando iba hasta su habitación, las que siempre olvidaba llevarse.
—Creo que esta forma es muy romántico, además se esfuerza por cambiar su caligrafía para que no descubra que es ella — Enid descubrió en la segunda carta que era Wednesday la autora de esas cartas de amor anónimas.
— Al menos una de las 2 al fin dio el primer paso — Yoko siguió mirando la revista.
Enid nunca pudo reunir el valor suficiente durante estos meses, así que agradecía que Wednesday haya tomado la iniciativa.
— Y bien ¿cuándo le agradecerás sus cartas? — Yoko preguntó.
— No sé, no he pensado mucho en eso. Esperaré hasta el fin de semana o el viernes, tengo que pensar — Enid quería confesar sus sentimientos no de manera simple, también se esforzaría.
Los siguientes días fueron igual hasta el viernes donde recibió un poema de dos estrofas, se sonrojó la primera vez que lo leyó, pues las otras 4 cartas eran descripciones de lo maravillosa que es Enid, las palabras utilizadas no eran comunes, así que tuvo que buscar su definición. Sin embargo, esta quinta carta, había superado con creces las otras.
Entre sombras y sueños, la noche se inquieta
Nuestros destinos se cruzaron en la bruma
Imágenes del ayer, en la mente se deslizan
Dos almas se encuentran en la penumbra
Mi corazón late al compás de tu mente
Yertas las flores en la estación fría
Laten corazones en la danza de la vida
Ocasión fugaz, el amor enriquece
Viento susurra secretos en la colina
En el rincón de mi corazón, un amor eterno enloquece
Enid la leyó una vez más, guardó el papel en el sobre y sacó la caja que estaba debajo de su cama donde están sus mayores tesoros. Dejó este último sobre encima de los otros que había recibido diariamente.
@choicesprompts
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Sombras del Ayer — Dennis III
Copas van y copas vienen. La música a todo por lo alto con los últimos éxitos en su repertorio. Las bebidas le ayudaron a relajar los agarrotados músculos, a dar el primer baile “marido y mujer” y también a bailar tontamente con su esposa. Nicholas, el suboficial que se transformó en su mejor amigo, le acercó una margarita e hizo festejo cuando se la bebió de un solo trago. Miguel le acercó un Cuba Libre, no le duró ni siquiera dos tragos. Jason le tendió una copa de vino blanco y engulló como si no hubiera un mañana. Incluso le dio coraje para acercarse algunas veces más a la mesa treinta y dos, intercambiar algunas palabras con sus antiguos amigos y no sentirse agraviado por la presencia de Ethan. Oh si, escuchó su comentario con todas las luces… A la única que le permitió pisotear su elección de comida fue a Chelsea, a él no. Cuando sintió los irrefrenables deseos de romperle la cara desistió. Sumado a que sus padres lo miraron de reojo, Devin le pidió prudencia y su nuevo suegro se mostró disgustado. Aceptó la implícita regañoñina y decidió aguantarse de pelear como de beber, pasando a la sosa y confiable agua. Suspiró exhausto ya sin la chaqueta y la camisa arremangada hasta los codos. La única elegancia visible en él era el moño, aunque bastante desacomodado y hacia uno de los lados. Kelly le besó la mejilla una vez que tomó asiento, él replicó con una caricia en el rostro.
Sonrió de lado al verla; al menos eligió una mujer con buen sentido del ritmo. Aquello fue lo que lo retrotrajo a su ex mejor amiga, a quien siempre le gustó el bailar. Viró su visión hacia el otro extremo del salón; Chelsea danzaba entre su círculo de confianza con movimientos mucho más comedidos por su gravidez. Le dolió sentirla distante, rodeando a su marido con los brazos para que no se marchara de la pista. De golpe se sintió morir. Un terrible golpe de realidad fue dado al observarla besar a Ethan. El hombre se resignó a un baile más con su esposa, aceptando sí y solo sí le daba una pequeña muestra de cariño. Con actitud despreocupada ella accedió. Su resentimiento creció aún más rápido que en los últimos cinco años. Desde que lo conoció nunca le cayó en gracia. Siempre le pareció el típico imbécil con aires de superado, con “modales de caballero” y la necesidad de ser la voz de la razón. Esa sonrisa condescendiente y su mirada de superioridad lo atormentaron. Le resultó insoportable cómo Ethan parecía siempre estar siempre un paso adelante, como si todo lo que hacía lo hiciera parecer mejor. Nunca se tragó la idea de que Chelsea, la mujer que había sido su mejor amiga, estuviera ahora casada con alguien así. ¿Por qué se quedó? ¿Qué le veía? Las preguntas se arremolinaron en el peor momento posible. Consumirse en sus celos, inseguridades y rencor solo traería desastre. «Dios, necesito prenderme un puto porro o me reventará la cabeza. Nunca pensé que la música tan alta me iba a dar semejante quebradero de cabeza.» Vio que su madre se acercó y bailó un poco con la mujer que dejó escapar. Una sonrisa distinta se dibujó en el rostro de Chelsea, casi como si viese a su propia madre ir por ella. El cariño sin dudas era mutuo. Eleanor Atkins siempre la trató como la hija que nunca tuvo. Su madre volteó de repente, con su vestido largo girando y la falda plateada tomando vuelo. Le señaló con una mano que se acercara; el grupo lo observó con ojos expectantes, casi como si estuviesen rogándole que se arrimarse. En el momento en que se levantó para darles el gusto, el DJ elevó poco a poco la intensidad lumínica e indicó a los invitados tomar asiento. Una grata sorpresa para los novios seguiría. Sin más remedio, volvió a su lugar. La pista quedó vacía para dar paso a las pantallas plegables que se deslizaron hacia abajo, luego de eso los reproductores emitieron una consigna: “De mamá Eleanor, Susy y papá Douglas y Matthew, para Kelly y Dennis”. La muchacha rubia le tomó la mano, sonriéndole alegre y con ojos brillosos. Un vídeo fue transmitido con una serie de fotos a lo largo de sus vidas, desde los primeros momentos hasta dos semanas antes de la boda. Sintió vergüenza al verse de bebé sobre un urinal; fue peor cuando lo mostraron repleto de acné; mejoró cuando su adolescencia tardía se mostró. Incluso revivió ciertos momentos divertidos: cumpleaños, salidas, escapadas con sus amigos, bailes escolares, etc. No pudo ocultar su felicidad, ni siquiera cuando Chelsea apareció pegada a él en la mitad de las imágenes. Lástima que el maldito verano de fin de curso llegó, con todos sus errores a la vista. Se mordió el interior de las mejillas al ver la última foto que tenían juntos: su graduación. Recordó que semanas antes de ese gran día tomaron una difícil decisión. Pudo ver que ella le estaba mirando, pero no una la forma agradable. Más que tristeza vio reproche y enojo. Frustración volátil: la clase que Chelsea manejó desde la cuna. Por otro segundo más aguantó la vista, ella apartó la suya para pasar a cuchichear con su amiga Delaney. De no haber sido por un apretón de Kelly hubiera roto en llanto; la de orbes celestes señaló el proyector de manera discreta, sonriéndole radiante al ver sus primeras fotos juntos. La vio conmovida, agradecida y sumamente contenta por “su cuento de hadas”. «Al menos hago que alguien sea feliz. Debería bastarme, ¿verdad?»
#residentevil#amor no correspondido#chelsea vickers#dennis atkins#escritos#escrituras#ethan winters#ethanwinters#fanfiction#resident evil#headcanon
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Shhh,es un secreto
PAREJA: Neteyam x reader
ADVERTENCIA: obscenidad | escritura oscura | fluidos | situaciones incómodas | sangre | violencia.
Capitulo tres:
Nota: los dibujollos son una referencia de ciertas escenas, no se lo tomen tan enserio.
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~
CAPITULO CUATRO
"SERPIENTE"
Neteyam no te miraba. Simplemente se quedaba cerca tuyo haciendo guardia. No se atrevía a ver las marcas que había dejado en tu cuello, sus dedos marcados en tonos morados en tu piel. Su hermano y él no habían hablado en muchos días y eso lo estaba desconcentrado por completo. Cuando Lo'ak decidía acercarse a ustedes a él no lo miraba y solo centraba su atención en ti. Logró probarte el top y a ti te había encantado, todo frente a él. Al parecer Lo'ak quería demostrarle lo que iba a hacer esa noche.
Eso solo le hizo sentir más culpable provocando que un suspiro abandonará sus labios, sus manos comenzaron a trabajar en su arco intentando cambiar las cuerdas desgastadas.
De repente los árboles del bosque guardaron silencio.
La oreja de Neteyam se movió buscando algún sonido cercano. No había nada, ni siquiera tú moviendo las frutas. Entonces él decidió mirar al frente, saltando en su lugar cuando tu cuerpo estaba a centímetros de él. Tus ojos cansados miraban fijamente los suyos causando que Neteyam se pusiera derecho, casi alerta de tener tanta cercanía contigo
--- ¿Qué? ---- soltó con voz profunda, mirando tus ojos intimidante.
Tú parpadeaste lentamente.
---- Lo'ak está triste.
Él frunció su ceño en tu dirección. No necesitaba que tú le dijeras. Él ya lo sabía, eran hermanos y claramente vivían juntos.
Neteyam guardó silencio pensando que sería lo último que dirías, pero, al parecer hoy tenías el papel de Lo'ak pues volviste a hablar causando que su cola se moviera molesta.
----Deberías disculparte.
Odiaba como podías hablar perfectamente Na'vi porque si te maldecía podrías entenderlo.
----¿Terminaste? Te llevaré a la carpa que estás ocupando ----. Se levantó del suelo bruscamente, tomando su arco para comenzar a caminar.
Se detuvo cuando no escuchó tus pasos. Sus ojos amarillos miraron tu cara inexpresiva y eso comenzaba a frustrarlo.
---- Avanza ----. Ordenó.
----Habla con Lo'ak ---- exigiste.
Neteyam se acercó a ti con paso peligrosos, tu expresión cambio a la misma de ayer y eso hizo que se detuviera de golpe recordando tu expresión aterrada y como estuvo a punto de matarte.
Sentía pena, no podía evitarlo. A sus ojos habías sido tan miserable que no podía evitar sentir un poco de compasión.
----No tengo porqué discutir este tema contigo. No es tu asunto, es de nosotros.--- su mano tomó tu muñeca arrastrándote hacia el clan con rapidez, queriendo terminar está sesión de vigilancia.
Tu mano se safó de su agarre con fuerza y Neteyam te miró rápidamente a punto de sisear de no ser por cómo observó que tus manos se aferraban a la prenda blanca dándote fuerzas para hablar con este tipo intimidante.
---- Él llora. Llora todas las noches, porque tú no le hablas. Porque no te importa.
---- Lo'ak es fuerte el sabrá-
---- No lo es. Sabes mejor que nadie que no es así, que busca a quien aferrarse ---- tus manos tomaron las suyas con fuerza ---- tú eras uno de los que le prestabas un poco de atención y ahora se las estás arrebatando.
Neteyam dio pasos hacia atrás. Sintiéndose abrumado ante el toque de alguien que no fuera su familia. Ante palabras sinceras que por primera vez alguien se atrevía a decir, Neteyam trago pesado observando como no dudabas en avanzar hacia él, tus ojos intentaban calar tan profundamente en los suyos que se sintió abrumado.
Su espalda golpeó contra un árbol.
---- Estás abandonando a tu hermanito por algo sin sentido y eso es imperdonable.
Su pecho se apretó, imaginando a su hermano solitario y abandonado. Justo como su padre se vio en un momento
---- No me habla porque casi te asesino.
Tu cuerpo se pegó al suyo, mientras tus ojos persistentes no dejaban de mirar los suyos.
----No. No te habla porque dudaste de él, pensaste que él sería capaz de meterse conmigo.
Neteyam se sintió acorralado.
Se sentía abrumado por el calor de tu cuerpo y como tus ojos insistentes se clavaban muy en el fondo de su alma. Había olvidado eso de los humanos, eran impertinentes. Arriesgando su propia vida para hacer ver su punto.
---- Neteyam ----. Llamaste con suavidad, él te miró perplejo. Era la primera vez que escuchaba su nombre salir de tu boca. Observó como las lágrimas caían de tus ojos ----. Debes hablar con él de nuevo, por favor. Está muriendo de una profunda tristeza y yo sola no puedo sostenerlo.
Él apretó sus labios. No entendiendo porqué estabas tan dispuesta a arriesgarte por Lo'ak, porqué rogarías que él hablara con su hermano. Tan dispuesta a cruzar los límites solo para que Lo'ak estuviera tranquilo.
----P-por favor, devuélveme a mi Lo'ak ---- rogaste apretando las correas de su taparrabos---- Por favor. Devuélveme la sonrisa de Lo'ak.
Neteyam te miró con sorpresa. Su pecho volvió a apretarse, pensando en que a pesar de que Lo'ak siga viniendo a hablar contigo ya no sonaba tan enérgico como antes, ya no sonreía ni en su hogar, ni contigo. Se sintió culpable por apagar la llama de su pequeño hermanito a quien se supone debía proteger. Lanzó un suspiro tembloroso, alejando tu cuerpo del suyo para finalmente asentir.
Sonreíste alegre agradeciéndole a él y a Eywa.
Neteyam hizo una mueca incómodo ante la sensación nueva en su pecho.
No estaba dispuesto a averiguar qué era.
Lo'ak era importante para ti, era tu pequeño soplo de aire en este gran clan llena de desconocidos. Entonces, con esta pequeña escena que habías montado podías obtener dos cosas: uno, que Lo'ak encontrará calma con su hermano y dos; que Neteyam tuviera curiosidad.
Usaste tus conocimientos del pasado. Porque esto es un patrón que siempre se repite. Los futuros líderes de clan o los Olo'eyktan siempre tienen esa necesidad de proteger a quienes ven débiles. Tú eras débil ante los ojos de todos y eso era cierto porque estos hombres de tres metros eran cazadores y podrían aplastarte en cuestión de segundos si así lo desean. Estabas claramente en desventaja ante los Na'vi, por eso debías aferrarte a uno que influyera respeto. Tal vez uno de los guerreros Na'vi más fuerte, pronto notaste que no era suficiente, no era tanto el impacto en el clan. No más que Toruk Makto o su hijo Neteyam.
Llegaste a la conclusión de que era imposible acercarse al futuro líder. Siempre estaba alerta a tu alrededor, la misma personalidad de su madre con respecto a los humanos y eso era peligroso. Sabías el odio que te tenía su madre y solo por que eras una humana. Entonces decidiste ir por el más entrañable, el cuál era Lo'ak.
Él era tan hablador y necesitado. Tan... Pacífico y bueno.
Y eso hubiera sido suficiente para ti, de no ser por el día en que Neteyam intentó asesinarte por pensar que habías arruinado la vida de su hermano.
Entonces lograste verlo después del ataque, sus ojos amarillos te miraron de arriba a abajo, recorriendo lentamente cada centímetro de tu cuerpo. Tal vez curioso por las marcas que estaban esparcidas por tu cuerpo como una señal de pertenencia, las enormes mordidas que solo causaron pena a Lo'ak cuando las miró. Las que solo causaron frustración en Toruk Makto cuando las observó.
En Neteyam había una enorme pizca de curiosidad. Esa fue la señal, esa fue la respuesta de porqué Neteyam siempre estaba tan alerta a tu alrededor. Le aterraba la curiosidad que le invadía cuando se trataba de ti, lo sabías. La curiosidad es un sentimiento peligroso, es por esa misma razón que estás en esta situación de mierda.
Entonces tomaste eso a ventaja y decidiste arrastrarte hacia Neteyam como un veneno que no podía ser curado. Invadir poco a poco cada uno de sus sentidos hasta que le fuera imposible ignorar ese sentimiento.
----Oye, no me ignores. Estás haciendo todo mal mira ya enredaste el telar ---- se quejó Lo'ak mirando lo que se supone era un taparrabos.
Te encogiste de hombros. Sonriendo divertida ante el puchero de Lo'ak.
---- Perdón, aún no logro entender tus medidas, Lo'ak ---- murmuraste volviendo a desacer lo que habías hecho.
Neteyam carraspeó. Obteniendo la atención de la persona sentada junto a ti.
----¿Porqué haces que haga un taparrabos para ti? ---- preguntó el mayor curioso.
Lo'ak lo miró incrédulo.
---- ¡Eso hacen los amigos, hermano!--- dejó lo que él estaba haciendo de lado frustrado ---- deberías de saberlo.
Sonreíste divertida.
----Estoy seguro de que eso lo hacen para cortejarse, hermano ----. Devolvió Neteyam con una ceja alzada.
---- Claro que no, yo le hago sus prendas a Tuk junto con mamá.
Observaste a Neteyam rodar los ojos.
----Pues es nuestra hermana, skxáwng ---- soltó obvio mientras rodaba los ojos ----. A lo que me refiero, es que cuando esa persona no pertenece a tu familia es como si estuvieras declarándote.
-----¿Ya lo haz hecho o qué? ---- atacó Lo'ak.
El mayor abrió y cerró su boca, sin saber cómo objetar y sentirse con respecto a ese ataque.
---- Escucha, Sevin. Neteyam cuando estaba a punto de tener una novia
---- Lo'ak... ---- advirtió su hermano.
---- El tonto al final terminó asustándola y la chica huyó, entonces él ya no pudo volver a tener ningun- ¡Ouch!
Una pequeña piedra golpeó la frente de Lo'ak. Tú cubriste tu boca mientras que Neteyam murmuraba cómo su hermano era un idiota. Revisaste la herida de Lo'ak, levantando tu vestido para limpiar la sangre que salía de la herida.
Neteyam sintió que su garganta se cerraba cuando observó como levantabas tu vestido para limpiar la herida de su hermano. Lo'ak actuaba tan natural ante eso y no lo entendía, Neteyam se sentía tímido cuando hacías este tipo de acciones despreocupadas que él simplemente atinaba a desviar la mirada.
Ya no estaba tan alerta como en un pasado después de esa discusión. Así que ya podía entablar una conversación ligera contigo, no bromeaba, ni reía como Lo'ak contigo. Pero si podía conversar justo como lo hacía con Norm. Debía admitir que era agradable, no había conversación acerca de misiones o como todos esperaban lo mejor de el. Solo una conversación normal de cómo está el clima o cómo cierta fruta era muy buena. Entonces, al parecer como él ya estaba un poco más relajado, tú tenías estás libertades frente a él. Eras mucho más íntima con su hermanito, demostrando tu cuerpo sin pena ante sus ojos. Neteyam se sentía un poco incómodo, sin saber realmente cómo actuar cuando hacías estás acciones, si estaba bien si miraba, si lo correcto era que desviará la mirada, donde poner sus manos, de qué hablar.
Siempre optaba por ignorar y hacer como si no estuviera pasando nada. Su cola se movía ansiosa esperando a que esto terminara.
Cuando te volviste a sentar Neteyam pudo relajarse una vez más, comenzando a limpiar su arco el cuál se había olvidado por completo.
Neteyam no te vió sonreír, tampoco notó la mirada hambrienta y ansiosa a su cuerpo.
Tan deseosa de sus manos apretando tu cuerpo hasta que duela.
Neteyam era complicado. Ansioso por la soledad y la calma que era complicado que se dejará llevar por un sentimiento de estrés. Estabas dando pasos ligeros en su dirección, que se viera natural e inocente. Que él se hundiera lentamente dentro de tu piel, que sucumbiera poco a poco al deseo. Era complicado, recuerdas que antes no tenías tiempo de pensar, siempre fue rápido, ansioso y desesperado.
El toque llegaba en cuestión de segundos simplemente con tus ojos inocentes parpadeando lentamente.
Con Neteyam se trataba de un cortejo. Una ligera seducción inocente, donde él daba pequeños pasitos inseguros y podía retroceder cinco más.
Ahora podías decir que eran algo cercanos. El Na'vi cada que llegaba a tu carpa saludaba, un suave hola salía de su boca y tú respondías con una mano de tu frente hacia él. Neteyam se sentaría en el suelo haciendo lo que siempre hacía con sus armas y tú trenzarías tu cabello. Cómo justo esa mañana.
Neteyam estaba en silencio, aparentemente un poco más cómodo con lo que sea que estuvieras haciendo. Aunque a veces podías ver qué él te miraba de reojo cuando hacías movimientos bruscos.
Tus ojos lo miraron ladeando tu rostro con curiosidad a sus dos grandes manos. Neteyam era bonito, bonito del rostro con un cuerpo grande y bonito. Era claramente todo lo que una Na'vi desearía y aquello hizo relamer tus labios. Si lo analizabas bien, todos en la familia Sully eran bonitos, tenían facciones preciosas y sus personalidades eran encantadoras, destacaban en todo lo que hacían a su manera.
Gateaste hacia Neteyam cuidadosa, sus ojos estaban tan concentrados en el arco en sus manos que fue fácil colocarse a centímetros de él, tu garganta se secó cuando sus abdominales se contrajeron debido al movimiento de sus manos. Con suavidad tomaste su cola haciendo que el Na'vi se sobresaltara y te mirara con ojos abiertos. Su cola intentó alejarse, siendo apresada entre tus dedos quitando una pequeña pelucita en la punta.
Neteyam arrebató su cola de tu manos, mirándote mientras su boca se abría y cerraba sin saber que decir.
----Tenías una pelusa --- informaste con una sonrisa, soplando la pelusa de tus dedos a su cara ---- de nada.
Te diste media vuelta dejando que tu largo cabello rozará un poco su nariz. Alejándote de él para volver a hacer esa pulsera que hace rato estabas haciendo.
Neteyam solo te miró. Sus ojos miraron a todos lados mientras su respiración acelerada intentaba calmarse. Sus manos temblorosas se centraron en su arco, sin entender qué había ocurrido realmente.
Estaba a punto de preguntar para sacar su curiosidad hasta que él llamado de reunión resonó por la aldea. Neteyam te miró levantándose rápidamente del suelo. Tu pequeño cuerpo lo siguió, asomándote por la entrada de la carpa observando cómo Toruk Makto daba órdenes a guerreros, los cuales ya estaban poniéndose su pintura.
---- Mierda... Debo ir con Kiri ---- murmuró Neteyam maldiciendo en inglés. Ladeaste tu cabeza curiosa.
----¿Porqué?
Neteyam te miró, tus enormes ojos lo miraban curiosa. Él desvío la mirada apuntando a cómo todos se maquillaban.
----La pintura de guerra.
Miraste dentro de la carpa. Acercando un cuenco que Lo'ak había dejado para que tú lo pintaras el otro día.
---- Lo'ak dejó este poco la otra vez ---- tus dedos se untaron de la pintura acercando tus dedos hacia el rostro de Neteyam el cuál dio unos ligeros pasos atrás debido a la sorpresa ---- ¿Qué pasa?
-----Bueno... Es que la pintura, am...
Rodaste los ojos, marcando una línea en su rostro para después hacer trazos en su pecho y abdomen.
El Na'vi miró atento cada trazo mirando tu rostro concentrado. Sabías los significados de cada trazo Na'vi en el cuerpo y eso lo sorprendió puesto que un humano no tendría que saber esto al menos que conviviera con guerreros.
La cola de Neteyam se movió con curiosidad. Estando seguro de que el Na'vi que te embarazó era un guerrero.
Tu mirada fue a su rostro y tus dedos pintaron con suavidad sus mejillas. Neteyam miró tus ojos concentrado admitiendo que a veces los humanos tenían un encanto que no entendía.
Neteyam desvió la mirada ante sus pensamientos intentando bloquearlo por completo.
----Listo, ahora ve... Seguro Toruk Makto te está esperando.
Él asintió, saliendo de la carpa para bajar y dirigirse con su padre. Hasta que vió a su hermano subiendo por la ramada con pintura ya en el cuerpo.
----¡Neteyam, hermano... ¿Quién te pintó? ---- preguntó sospechoso. Neteyam rodó los ojos con una sonrisa.
-----La humana.
----(T/N). Ella tiene nombre ---- Lo'ak se colocó a su lado ---- de todos modos, padre dice que debemos llevarla.
Neteyam lo miró confuso, observando cómo su hermanito te hacía una seña para que te acercaras.
----¿Qué? ¿Porqué?
----Dice que será curandera. La abuela y Kiri también irán.
Neteyam observó como te ponías al lado de Lo'ak, este te subió a su espalda y tú te aferraste a sus hombros enredando tus pies en su cintura. Su hermano comenzó a bajar rápidamente la ramada contigo en la espalda y tú ni siquiera cuestionaste a dónde iba a llevarte.
Neteyam miró como su hermana y su abuela se separaban comenzando a instalarse en una colina donde había Na'vi con municiones. Neteyam siguió a su padre al área de enfrentamiento dando gritos de guerra junto con los guerreros. Atacaba desde su ikran observando como una aldea de Na'vi era atacada sin piedad.
Levantó su arco esperando a atacar en cuanto avatar o humanos aparecieran a su vista.
Miró confundido al no encontrar militares. No, encontró Na'vi con vestimenta de Pandora atacando a gente inocente y niños. Levantó su arco disparando una flecha a alguien que amenazaba a una mujer y su bebé.
Tocó su intercomunicador.
---- Señor solo veo Na'vi atacando una aldea. No hay militares y avatar
---- Porque mierda hay Na'vi atacando a una aldea ----. Preguntó Lo'ak extrañado.
----Esten atentos ----. Respondió su padre serio.
Neteyam sabía que su padre también estaba extrañado. Estaba a punto de volver a hablar hasta que el sonido de un misil golpeó contra la aldea. Neteyam miró a lo lejos una nave humana volando cerca de la aldea.
Pronto los guerreros volaron hacia la nave, destruyendo y atacando a los humanos que se unían a la batalla.
----¡Neteyam, Lo'ak disparen a los Na'vi que atacan la aldea! ---- ordenó su padre.
----Entendido, señor.
Su hermano y él volaron hacia la aldea, otros cinco Na'vi se acercaron junto con ellos. Neteyam disparó flechas defendiendo a los indefensos Na'vi de la aldea atacada.
Neteyam notó como un Na'vi con pintura negra en los ojos lo miraba fijamente, en su mano el cadáver de lo que pensaba era la Tsahik de este clan estaba en sus manos.
Neteyam preparó su flecha dispuesto a disparar, hasta que el sonido de un ikran acercándose a él lo distrajo. No logró esquivarlo cuando el ikran ajeno atacó al suyo, el Na'vi que lo manejaba lo miró dando gritos de caza. La tela de sus hombros eran piel de thanator y Neteyam entendió que estos tipos eran peligrosos. Levantó su arco, disparando una flecha sin dudar causando que él cayera al suelo.
Neteyam se levantó rápidamente llamando a su ikran quién había caído lejano a él. Se levantó rápidamente comenzando a disparar flechas a los Na'vi con piel de thanator que atacaban a los habitantes de la aldea sin piedad. Podía ver a varios de su tribu defender y disparar.
La oreja de Neteyam se movió y lanzó su cara hacia atrás cuando el sonido de una flecha fue captado por su oído, observó la flecha pasar frente a sus ojos. Dedos humanos decoraban junto con plumas.
Neteyam miró en dirección a donde vino la flecha, unos ojos verdes lo miraban fijamente. El hombre se veía desquiciado, casi asesinando con su mirada a Neteyam.
Cuando el Na'vi corrió hacia él con rabia Neteyam levantó su arco disparando una flecha en la pierna del Na'vi y aún a pesar de tener una flecha atravesada no dejó de correr. Los oídos de Neteyam captaron el sonido de una nave cayendo, al levantar la mirada observó como la nave había sido derribada y estaba a punto de estrellarse frente a ellos.
La explosión sería demasiado, no podría huir corriendo de ahí.
----¡Neteyam! ---- gritó Lo'ak. Neteyam tomó la mano de su hermano quien volaba en su ikran.
Observó como el Na'vi de ojos verdes elevaba su arco y antes de que la nave se estrellara lanzó su flecha. Neteyam gritó cuando algo atravesó su costado.
----¿Estás bien? ---- preguntó Lo'ak sentándolo en el ikran ---- ¡Hermano, responde!
----Me han disparado ---- murmuró Neteyam sintiendo como la herida ardía ---- ¡Una flecha de Na'vi!
----Mierdaaa ---- maldijo frustrado Lo'ak llevando sus dedos al intercomunicador --- señor, han disparado a Neteyam lo llevaré a la base de curación.
----¿Qué? ¡Ve rápido! Neteyam resiste muchacho, pronto estaré ahí.
Neteyam sentía que se quemaba, todo le estaba dando vueltas.
Habías estado más de una hora ahí, curando heridos y escuchando quejidos de los Na'vi al ser curados por ti. No prestaste atención realmente, solo seguías órdenes de Kiri y Mo'at. Riendo cuando Kiri hacia callar a los guerreros.
Tus ojos se movieron de la espalda del Na'vi sentado frente a ti a un Neteyam cojeando con una mueca. Apretaba su costado siendo arrastrado por Lo'ak, tus ojos miraron curiosa como Neteyam era recostado en el suelo. Kiri no dudó en acercarse a su hermano dispuesta a ayudar. Tomó ungüentos cercanos comenzando a revisar la herida de su hermano. Mo'at y ella comenzaron a discutir qué sería mejor para este tipo de herida.
Neteyam solo se retorcía haciendo mención de que ardía mucho.
----Fue una flecha, estoy seguro de que fue un Na'vi ---- explicó Lo'ak mientras revolvía su cabello ansioso ---- ¿pero porqué un Na'vi atacaría a otro? ---- preguntó Lo'ak preocupado obligando a su hermano a no moverse.
Tus ojos volvieron a la escena intrigada.
----Tal vez una especie de veneno ---- murmuró Mo'at.
----No podemos usar los ungüentos, podrían hacer reacción con el veneno ----. Aclaró Kiri revisando la herida de su hermano ----. Tampoco hay rastro de nada, al menos no logro ver nada.
----¿Cómo era la flecha? ¿La traes Lo'ak? ---- pregunto Mo'at tranquila.
Él negó.
----Oigan enserio, n-no quiero interrumpir pero esto arde como la mierda... ----se quejó Neteyam apretando la mano de su hermano ----¡Joder, quema!
----¿Quema? ---- Kiri preguntó ---- no debería quemar.
----¡Mierda, mierda en verdad quema! ---- apretó más fuerte el brazo de Lo'ak ---- ¡Ahh!
Kiri miró preocupada comenzando a alterarse. Mo'at revisaba las notas.
----¡Abuela se pone negra la herida!
Miraste rápidamente, el sangrado que salía se volvía de un color negro mientras Kiri intentaba detenerlo. Lo'ak ya casi entraba en pánico y el Na'vi al que curabas miraba nervioso toda la escena.
Tus recuerdos volaron, unos ojos verdes te miraban fijamente mientras te obligaban a tragar un líquido negro que quemaba tu garganta.
De repente Neteyam era esa Na'vi que te había empujado, retorciéndose de dolor y gritando que quemaba.
Cerraste tus ojos con fuerza y cuando los abriste ya era aquel Na'vi que intentó besar tus labios.
Cuando volviste a parpadear ya era aquel pobre niño Na'vi que había tropezado haciéndote caer mientras estabas embarazada. Gritaba por su mami mientras se aferraba a tus manos diciendo que quemaba.
Bloqueaste los recuerdos. Intentando desviar la atención a la escena frente a ti.
Mo'at comenzaba a estresarse y cuando viste a Kiri soltar lágrimas sin entender qué clase de veneno era tú entraste en acción. Alejaste a Kiri suavemente quien ya temblaba ante la gran mancha de líquido negro.
----¡Duele mucho, demasiado! ---- gritó Neteyam con lágrimas en sus ojos.
----Está bien, Lo'ak toma sus manos fuertemente, Kiri sus piernas ----. Ambos obedecieron.
Mo'at te miró.
---- Es un veneno de ceniza de volcán. Arderá como si quemara.
---- ¡E-es insoportable! ---- sollozó Neteyam.
Tú asentiste.
---- Y va a doler más ---- colocaste un trapo en su boca obligando a que lo muerda ----. No lo suelten por más movimientos que haga.
Te sentaste en su pecho, tus dedos comenzando a meterse en la herida de su costado lentamente. Neteyam gritó contra la mordaza. La Tsahik rápidamente ayudó a Kiri con las piernas, tus dedos revolvían y revolvían mientras que más líquido negro salía de la herida.
----Solo sale más ----. Murmuró kiri
---- No es sangre, es el veneno ---- aclaraste, finalmente tus dedos tomaron una pequeña piedrita y la sacate de la herida ----. Aquí está.
----¡Neteyam!
Toruk Makto entró a la carpa aterrado por la información que le llegó. Quedándose quieto ante la imagen de ti encima de su hijo sudoroso siendo retenido por todos sus familiares.
----¿Él está bien?
Neteyam dejó de retorcerse, la quemazón había desaparecido, sin embargo, aún seguía habiendo un ardor soportable.
Te bajaste de encima de él, Toruk Makto sacó la mordaza, mirando a su hijo preocupado.
----¿Estás bien, muchacho?
El asintió.
---- Si, estoy bien... Ya no quema, solo arde un poco ----. Aseguró él, sintiéndose más tranquilo.
----¡Skxáwng! ---- regañó Kiri con un golpe en su cabeza ---- ¡Casi me provocas una crisis nerviosa!
---- joder hermano, pensé que moririas por todos tus gritos ---- murmuró Lo'ak soltando un suspiro de alivio.
Mo'at te miró, sin entender cómo es que sabías de este tipo de veneno. Tú desviaste la mirada a la herida sabiendo que aún no estaba limpia.
---- ¿Cómo lo sabías? ---- preguntó Kiri con grandes ojos curiosos ---- ¿cómo sabías que tipo de veneno era?
---- Ya he visto a Na'vi ser atacados con este tipo de veneno ----. Informaste acariciando la herida de Neteyam, quién se estremeció bajo el toque de tus fríos dedos.
Jake anotó eso en su mente, una nueva cosa agregada a tu carpeta de investigación. Conoces venenos desconocidos para ellos.
----De todos modos, gracias por ayudar a mi hijo ----. Agradeció con una mirada suave, su mano tocando tu hombro con tranquilidad.
Asentiste hacía él, no queriendo arruinar este momento. Sin embargo debías informar antes de que el ardor vuelva.
---- Aún así... Aún no termina
----¿Qué? ---- preguntó Jake confundido.
----El veneno sigue ahí y sino se saca puede volver a quemar y está vez ya no se podrá hacer nada.
Mo'at se acercó tocando suavemente, asintiendo confirmando lo que les estabas diciendo.
---- Tiene razón, aún queda ahí ---. Mo'at te miró ----. ¿Cómo tratamos esto, humana?
---- Ella tiene nom-
---- Ahora no, Lo'ak --- regañó Toruk Makto tomando la mano de su hijo menor ---- Por favor desaste del veneno.
Suspiraste haciendo tu cabello hacía un lado.
---- Bien, pero no sé asusten. Necesitaré un caso.
Kiri te acercó un plato esculpido de madera y bajo la atenta mirada de todos incluyendo de Neteyam quién daba respiraciones pesadas intentando calmarse para la siguiente ola de dolor. Tomaste fuerzas y finalmente te agachaste lentamente, tus labios tocaron la herida de Neteyam quién se tensó ante el toque. Toruk Makto arrugó el entrecejo extrañado y cuando comenzaste a succionar en la herida todos lo entendieron.
Te alejaste con tus mejillas infladas, escupiendo el líquido negro al plato para volver a succionar la herida.
Neteyam estaba en las nubes. Se sentía tan acorralado y acalorado cuando tus labios tocaron su piel. Sabía que lo hacías para sacar el veneno de su cuerpo, aún así eso no evitó que su mente comenzará a imaginar distintos escenarios.
Cerró los ojos con fuerza cuando un sonido de succión se escapó de tus labios. Apretó la mano de su padre con fuerza, rezando a Eywa que su cuerpo no comenzará responder ante la atención de tus labios.
---- Está bien, hijo. Ya casi termina.
Neteyam asintió con la respiración pesada, aferrandose a la pierna de su hermano. Nada de esto estaría pasando si por lo menos ellos hablarán, pero no, decidieron guardar silencio justo en este momento. Un pequeño quejido salió de su boca. Sintiendo como Kiri acariciaba su pierna intentando confortarlo, tal vez pensando que estaba doliendo.
Pronto sintió como el ardor se iba. Sentía el agua caer en su herida mientras volvías a succionar y eso lo estaba volviéndolo loco.
Ignoró cada uno de los pensamientos que intentaron invadir su mente ante la sensación de tus labios. Después de varios minutos la tortura acabó.
Suspiraste limpiando el sudor de tu frente y asintiendo a la Tsahik
---- Está hecho mi señora, puede tratarlo.
Mo'at y Kiri no dudaron ni un segundo en tratar la herida. Jake le sonrió a su muchacho. Mientras que Lo'ak sonreía burlón ante lo llorón que fue su hermano.
Neteyam solo te miraba.
Sonreíste suave hacia él.
Por tus adentros te retorcias de felicidad, sabías lo que era esa mirada. Sabías lo que significaba.
Deseo.
Su curiosidad se había convertido en deseo.
Cuando estaban volviendo a casa tú te subiste al ikran junto con Neteyam. Tomando las riendas mientras él hacía pequeñas muecas ante la herida de su costado. Tu cabeza giró para mirar como cerraba sus ojos con fuerza. Apretando las riendas en su mano con una mueca, soltaste un suspiro ante su imagen cansada. Golpeaste sus manos haciendo que el te mirara con confusión.
---- Aprieta tu herida, eso lo hará menos doloroso. Yo tomaré las riendas ----. Neteyam negó.
----No, no puedo hacer eso.
----Neteyam, suelta la maldita rienda y aprieta tu puta herida.
El Na'vi te miró con sorpresa. Su mano soltó la rienda tomando su costado mientras la otra mano tomaba tu cintura para evitar estirarse demasiado.
---- Sigues controlándolo, solo no estás tomando la rienda.
Neteyam soltó un suspiro. Mirando como su gran mano casi rodeaba en su totalidad tu cintura, aquello lo hizo morder su labio, sintiendo como tu cabello rozaba con su pecho, provocando suaves cosquillas en su cuerpo.
----Gracias... Por salvarme.
Miraste a hacia atrás, tus ojos se encontraron los amarillos provocando que Neteyam se sintiera nervioso ante tu inexpresividad.
----De nada ---- miraste a la nada volviendo a mirarlo con una pequeña sonrisa ---- gracias a ti.
Neteyam te miró confundido.
----¿Porqué me agradeces?
----Por nada, solo deseaba darte las gracias.
No querías decirle, que salvar a Neteyam de ese veneno fue como una redención. Una manera de pedir perdón a todos aquellos Na'vi que murieron frente a tus ojos por aquel veneno sin atreverte a hacer nada debido a las consecuencias.
Esperabas que sus almas descansarán en paz y que ellos no tuvieran ningún rencor guardado.
~•~
Una sonrisa burlona apareció en tu rostro cuando miraste al Na'vi tambalearse ligeramente. Su ojos confusos miraban sus piernas las cuales temblaban de vez en cuando, fallando y haciéndolo tambalear y hacerlo volver a sentarse. Había estado así tres días y se lo estaba ocultando a todo mundo pensando que el veneno lo había descompuesto por completo.
Eso hasta hoy, que había decidido caer de nalgas frente a ti en tu sucia carpa.
----¿Estás bien, Neteyam?
Él te miró frustrado, sintiéndose inútil por primera vez en su vida. Un sentimiento que odiaba puesto que él siempre debía ser útil.
---- Escucha... Mis piernas llevan fallando por tres días seguidos, yo- ya no se qué hacer. Ocultarlo a mí padre está siendo complicado. ¡Y Lo'ak simplemente no deja de preguntarme si estoy bien! Y- y luego está Kiri y esa maldita percepción que tiene... E-es demasiado estoy dejando de lado mis tareas y si mi padre se da cuenta va a pensar que soy un mal hijo may-
Tus manos golpearon sus mejillas con fuerza. Neteyam abrió sus ojos sorprendidos cuando tu frente tocó la suya, soltando un suspiro tembloroso al ver tus ojos demasiado cerca de los suyos.
----Neteyam. Está bien... ---- sonreíste suave ---- no estás siendo un mal hijo mayor, además deberías tomar esto como un descanso de todas tus responsaiblidades. --- tus ojos penetraron su alma y por primera vez dejó que alguien más tomara el papel de persona madura en lugar de él ----Eres un buen chico. Solo relájate.
Neteyam siguió el ritmo de tu respiración, calmandose en poco tiempo mientras asentía desviando la mirada hacia el suelo avergonzado por su pequeño quiebre.
---- Ya estoy bien...
Asentiste llevando tus manos a sus muslos para comenzar a masajear. La cola de Neteyam se movió ansiosa ante tus manos en su piel, quiso alejarse pero sus estúpidas piernas estaban adormecidas.
----Es normal, esto pasa cuando sacas el veneno de ceniza de volcán ---- tus dedos apretaron por encima de su rodilla haciendo que Neteyam soltara un suspiro de alivio ---- tus nervios se vuelven locos debido a la sensación de quemazón que te brindaba. Pasará en una semana.
Neteyam asintió, observando tu mirada concentrada en sus enormes muslos. Desvío la mirada a otro lado, dejando que le brindaras la atención que nunca se permitía recibir ya que él era el mayor.
Así que esto era lo que veía Lo'ak en ti, esa sensación de alivio y apoyo que brindas sin importar nada. Se sentía tan desinteresado pero a la vez tan atento, se sentía bien.
Era entrañable.
Neteyam te miró nuevamente, una pequeña sonrisa estaba en tu rostro mientras tus manos no dejaban de aliviar a sus dormidos muslos.
Él sonrió un poco.
Eras bonita.
Realmente te sentiste encantada con la atención que Neteyam te estaba brindando últimamente, parecía que rotaba a tu alrededor. Sus ojos siempre puestos encima tuyo, leyendo cada una de tus reacciones, intentando memorizar cada gesto de tu rostro ante distintas situaciones.
---- Neteyam, llévala a tomar una ducha.
Levantaste la mirada interesada, Neteyam miraba nervioso a su padre mirando de ti a él una y otra vez, sin saber realmente cómo negarse a una orden directa de su padre. Neteyam te observó nervioso, tus ojos lo miraban fijamente inocentes ante la mención de siquiera llevarte a bañar.
----¿No prefiere que lo hiciera una chica? ---- preguntó Neteyam, limpiando el sudor de sus manos en sus propios muslos.
Toruk Makto lo miró confuso, ladeó su cabeza sin entender la actitud de su hijo mayor.
----Ya lo has hecho antes, ¿Porqué no quieres hacerlo ahora?
Neteyam miró al suelo, asintiendo sin mirar a su padre.
----Si, lo siento, señor. La llevaré ahora mismo.
Neteyam pasó a tu lado, dejando escapar un suspiro tembloroso sin saber qué decir ante las palabras de su padre. Él tenía razón, qué había de distinto ahora para que él no quisiera llevarte a dar una ducha.
Neteyam te miró de reojo, sabiendo porqué realmente no se sentía seguro contigo desnuda en un lago donde solo estaban ustedes dos.
----¿Estás bien, Neteyam? ---- preguntaste tomando su muñeca.
El Na'vi miró tu agarre, sintiendo como su muñeca comenzaba a quemar debido a tu toque. Sus ojos amarillos miraron los tuyos y cerrándolos simplemente asintió, llevándote al lago con aquel pedazo de telar que usabas para secar tu cuerpo cada que te duchabas.
Neteyam miró a otro lado cuando observó cómo te desnudabas. Te adentraste lentamente al lago y el simplemente se sentó en una roca, dándote la espalda para no ver tu cuerpo desnudo y darte privacidad, siempre lo había hecho de esta manera pero por alguna razón está vez se sentía distinto. Su corazón golpeaba contra su pecho mientras sus manos se encontraban temblorosas y estaba seguro de que su cara estaba caliente, avergonzado ante qué sabe qué.
Sus ojos te miraron de soslayo. Una pequeña mirada a tu cuerpo bajo los suaves rayos de Pandora, Neteyam retuvo el aire al ver tu cuerpo desnudo siendo tocado suavemente por la luz naranja del sol. Tus pechos se veían suaves y tu cabello caía con cuidado por tus costados, las mordidas en tu piel casi habían desaparecido por los rayos de luz que acariciaban tu cuerpo con dulzura.
Neteyam miró al frente de nuevo cerrando sus ojos con fuerza mientras la imagen de tu cuerpo desnudo se repetía una y otra vez en su cabeza.
Sentía su cola moverse con ansias detrás suyo, su mano la tomó bruscamente intentando ocultarla de tu vista y así evitar que descubrirás lo que estaba pensando con él y sus pensamientos.
----Maldita cola ---- murmuró frustrado, intentando enterrar sus deseos de mirar tu cuerpo.
Deseaba tanto poder tocarte, mirar qué sentía que estaba a punto de reventar. Maldijo ante el pensamiento de besar tus labios, recordando cómo siempre estuvo preocupado de que su hermano tuviera sentimientos por ti.
Cuando realmente él es el que debía cuidarse de tus encantos.
Sentía que había caído tan profundo por absolutamente nada. Su hermano era mucho más íntimo que tú y él y aún así él había caído por ti.
Neteyam volvió a mirar hacia atrás girando su cuerpo cuando tu ya estabas fuera del lago a centímetros de él totalmente desnuda de rodillas, mirándolo con esos enormes ojos curiosos.
----Hola ----. Saludaste sin dejar de mirarlo.
----Hola... ---- devolvió tu saludo con un murmullo.
Cuando entraste el lago sabías que algo estaba mal con Neteyam. Estaba tan distante e intentando ignorar tu presencia que comenzabas a preocuparte. No entendías muy bien que estaba pasando, pero te estaba alterando la inseguridad que comenzaba a invadir tu cuerpo debido a la nula atención que el Na'vi te estaba brindando.
¿Qué tal si hubiera cambiado de opinión? Tus ojos lo miraron preocupados. Tus manos comenzaron a tomar agua del lago para mojar con cuidado tus brazos y pecho. Frunciste tu ceño observando la espalda del Na'vi, su cola se movía ansiosa detrás de él y podías observar que a veces daba pequeñas miradas. Eso hizo que un poco de esperanza creciera en tu pecho. Decidiste dejar la ducha de lado, avanzando lentamente hacia él sin hacer ninguna especie de ruido. Lo observaste tomando su cola y maldecirla. Sonreíste un poco ante su actitud.
Estabas segura de que Neteyam tenía sentimientos por ti, curiosidad, deseo, algo debería haber ahí que lo mantiene tan cercano a ti últimamente.
Cuando saliste del lago gateaste hacia él, dispuesta a tocar su hombro para llamar su atención de no ser porque sus ojos amarillos ya estaban mirando los tuyos con sorpresa. Tu cuerpo se paralizó cuando casi se giró por completo para mirarte.
----Hola ----. Fue lo primero que salió de tu boca al ver esos profundos ojos amarillos calando en lo más profundo de tu alma.
----Hola... ---- respondió con voz suave.
Querías seducirlo, mostrarle tus encantos y que él se obsesionara tan profundamente de ti. Pero esos ojos, esos ojos amarillos intentaban ver tan profundo de tu alma que te hacía titubear.
Recuerdas ese tipo de mirada, pero era tan lejana que parecía más que nada un sueño irreal.
Neteyam se levantó rápidamente cuando notó tu cuerpo desnudo. Te levantaste junto con él, ya había tomado el telar para intentar cubrir tu cuerpo desnudo.
Tus iris miraron fijamente sus ojos intentando descifrar aquel sentimiento que expresaban para usarlo a tu favor y sin embargo, te hacían sentir tan débil, tan indefensa, de una forma que no era dolorosa.
Neteyam sentía que se quemaba lentamente en la profunda mirada que estabas dándole. Sus ojos amarillos no dejaban de mirar los tuyos, intentando memorizar cada detalle de tu rostro. Él no notó cuándo su cola se enrolló en tu muslo y pronto sus manos ya estaban en tus mejillas, tomándolas con tanta delicadeza que sentía tu suave piel derretir su pecho.
No lo entendías, no era deseo. Este sentimiento que Neteyam te estaba intentando expresar era tan distinto a lo que recordabas. Esa mirada no era igual a la de aquellos ojos verdes que tanto habían calado en tu alma.
Tu estómago comenzó a sentirse ansioso cuando el rostro de Neteyam se acercaba lentamente al tuyo. Sus ojos no dejaban de mirar los tuyos , intentando expresar con solo una mirada todo lo que deseaba.
Cuando las trenzas de Neteyam cayeron por los costados de tu rostro y estabas segura de que sus labios estaban a punto de juntarse con los tuyos, él se detuvo. Sus ojos se cerraron con fuerza y su frente se junto contra la tuya.
Un suspiro tembloroso abandonó sus labios y con cuidado se alejó de ti.
----Debemos irnos.
El Na'vi se alejó, tomando tu mano para comenzar a llevarte a la aldea. Caminaste detrás de él, mirando su espalda sin entender lo que había ocurrido realmente.
Pero por alguna razón este deseo era distinto al que conocías.
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EL RUIDO DEL RELOJ -Hobie Brown x Reader
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CAPÍTULO 9: Como tú
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CAPÍTULOS: PRÓLOGO, CAP1, CAP2, CAP3, CAP4, CAP5, CAP6, CAP7, CAP8,
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Verano de 2023, 12 de Agosto
EN LA AZOTEA DE ALGÚN EDIFICIO EN QUEENS
Hora: 19:34
Si el grito de Khristina no resonó por toda la manzana, entonces los gatos maullando bajo sus pies sí lo hicieron. A una velocidad de vértigo que la habría hecho vomitar de haber tenido los ojos abiertos, el grosor de las telarañas que aquel dispositivo lanzaba a propulsión eran más resistentes de lo que pensaba.
Hobie la había pillado igual de desprevenida que la última vez, en la que pensaba que iba a morir hasta que sus telarañas la agarraron y dejaron colgando de un edificio. Esa noche habían hablado. Y aquella tarde también, pese a la disonancia entre ambos. De cualquier manera, él no parecía enfadado, o sino lo camuflaba mejor de lo que demostraba hacer. Quizás en enfado fuera interno, pensó al verlo, y luego la agarró y se la llevó con él.
La gente bajo sus pies parecían hormigas, algunas en largas filas que recorrían las anchas calles de las avenidas y otras desperdigadas por la calle como si nada. Lo extraño era que, aparte de que nadie decía nada sobre la persona disfrazada y violenta que aterrizaba y chocaba contra lo que quería, era que levantasen la cabeza y sonrieran al verlo. Khristina vio cómo unos niños, de reojo, gritaban algo en su idioma natal -una especie de chino cerrado muy concreto- y un grupo a su lado negaban con la cabeza pero pasaban de él. Pero todo eso a una velocidad de vértigo y que la obligaba a estar pegada a la misma persona que se la había llevado en esa aventura.
Al parecer, las telarañas no eran solo para atar a los ladrones o salirse con la suya. Las utilizaba para propulsarse con el cuerpo por el aire y a pegarse a los edificios a medida que avanzaba. Khristina no lo sabía bien, pues había cerrado los ojos al poco de ser llevada. De alguna manera se las había arreglado para agarrarse a él, rodearle el delgado cuello con los brazos y la cintura con las piernas para que él pudiera gesticular con los brazos y moverlos. Lo cierto era que se movía como una araña de verdad, pero en el aire. A su manera. Y si una araña pudiese volar.
Pese a la cercanía de los cuerpos, Khristina no podía saber qué pasaba por su cabeza cuando se movía o si tenía los ojos abiertos detrás de esa máscara. El traje de cuerpo completo y la ropa por encima dejaba una pequeña franja de confianza a la que, obligada, tenía que aferrarse y confiar en que no fuera a deshacerse de ella. Claro, que eso no significaba que no tuviese el corazón en la boca cada vez que pasaban de un edificio a otro sin la telaraña y literalmente volasen por el aire.
Hobie hizo un arco perfecto con su cuerpo de alguna forma inexplicable y con ella sujeta, solo para plantar los pies calzados con esas botas de plataforma a la base de la superficie. Antes de dejar a Khris sobre esta también, tiró de la cuerda blanca que aún lo mantenía en la superficie y la arrancó sin hacer ruido; al parecer, estaba hecha para eso. Entonces, una vez retirado eso de en medio y en una base estable, le hizo un gesto en la cintura que la mantenía pegado a él para que se bajase, aunque sin soltarla en última estancia.
Khristina tuvo cuidado de donde pisar, y hasta que encontró un suelo plano y confiable no le soltó el cuello. Para su mala suerte, eso consiguió hacerlo reír y seguramente sacarle una de sus sonrisas burlonas.
También vio cómo de uno de sus bolsillos sacaba un objeto pequeño y jugaba con él entre las manos. Khris observó esos movimientos hipnotizada. Haciendo unas florituras con las manos, gestos que no acabó por entender, acabó metiendo ese pequeño objeto en la muñequera metálica que llevaba alrededor de la muñeca izquierda. En respuesta, un objeto idéntico salió por el lado contrario y terminó siendo lanzado al vacío. Después, hizo lo mismo con la derecha.
-Pensaba que ese cacharro solo servía para lanzar telarañas pequeñas, que...lo demás era tuyo -comentó, muy lento y mirando hacia el objeto que tenía entre las manos.
-¿De mí? Joder, eso da miedo -expresó, devolviéndole la mirada a través del tejido blanco que cubría sus ojos. O eso prefirió pensar.
-No soy yo quien tiene el centro de gravedad tocado y puede colgarse de donde sea -Khristina miró la distancia desde donde estaban hacia el suelo. Cientos de metros. Se preguntó en voz baja la manía que podía tener ese chico para subir a los sitios más altos cada vez que acababa secuestrándola-. ¿También tienes colmillos?
-Solo cuando un payaso se mete en medio y quiere que lo muerda -respondió, y se tomó un tiempo para pensar en silencio. Khristina estaba sentándose, pues las rodillas le empezaban a temblar del vértigo, cuando hizo la dichosa pregunta con lo que le pareció una mirada jocosa y los ojos contraídos-: ¿Quieres verlos? ¿Tocarlos? ¿Probarlos?
Khristina giró la cabeza bruscamente. El silencio entre ambos solo consiguió hacerlo encogerse de hombros, y su dura mirada hacerlo reír con una despreocupación que nadie pensaría que pudiera haber dos personas en la torre más alta de aquel barrio. A lo lejos, podían verse las torres de edificios administrativos de la ciudad, y los centros de logísticas desde donde se dirigían los negocios y las importaciones. Parecía otro mundo, sin tanto ruido y voces gritando por la calle y los niños pisándote los pies. Casi consiguió relajarse.
-Es un líquido que al lanzarse propulsado se solidifica, o algo así. Pero hay otras arañas que pueden hacerlo natural. Es jodidamente asqueroso, pero también mola no tener que recargarlo.
-Por otras arañas te refieres a...¿más como tú? ¿Hay más gente de tu misma condición?
-Algunos más aburridos, sí, más serios, y otros más entretenidos que tienen parte de mi respeto. Hay personas, objetos, animales araña,...
Khristina pestañeó, muda.
La forma en la que se lo estaba contando con una tranquilidad digna de un óscar al mejor actor le resultaba más inquietante que su mejor forma de hablar fuera subirla a los sitios más altos.
Nunca había visto en las noticias más asuntos relaciones con el hombre araña que no fuera únicamente Hobie metido en problemas con la policía o ayudando, entre muchas comillas, a las bandas minoritarias a hacerse hueco en la sociedad. Pero todo el mundo sabía que la televisión y los periódicos estaban comprados por las élites, incluso ella. Escucharlo decir todo aquello, era increíble en cierta parte. Y escalofriante. Que hubiese más personas como él significaba que los héroes, o los villanos, no habían acabado con el fallecimiento o desaparición de los Vengadores.
-Gwen también mola.
-¿Por qué me dices todo esto?
Hobie se encogió de hombros, mirando directamente hacia donde estaba.
-Me aburría. Ya era hora que supieras eso. Tus reacciones son entretenidas de ver, como la última vez.
Khris apretó el puño. Estuvo a punto de darle en la cara si sus reflejos no fuesen excepcionales y lo hubiera visto venir hasta de ejecutarlo. Gruñó frustrada. Hobie seguía con las manos alzadas en son de paz, pero las bajó al ver su expresión.
-¡Casi me matas! ¡La última vez me caí de un edificio por tu puta gilipollez! -bramó, roja de ira-. ¿Y ahora me dices esta mierda, Hobie? Que te follen. Bájame de aquí.
-Oye, te salvé, ¿no? Nunca hubiese dejado que te cayeses, pero siempre te mueves -soltó con sinceridad. Dejando caer los brazos, Hobie añadió relajado-: A veces no puedo verte venir y tengo que preocuparme por ti.
Solo consiguió que frunciera el ceño y lo mirase aún peor. Hobie ni se inmutó. Enfadada, empezó a mirar a todos lados. Habían subido por el aire y las telarañas, pero no era un sitio en el que tuviera que pasarse el tiempo de ocio. No habían puertas ni accesos directos a los que acceder. No a primera vista.
-Eso lo resuelve todo, gracias, Hobie, eres un gran dialogante. Eres un bocazas. ¿Cómo se baja de aquí? Me voy.
-Espera, Khris,...
Se estaba acercando a ella, y estaba apunto de cogerla del hombro para que le prestase atención cuando Khristina le dio un golpe en la mano que iba a agarrarla. Hobie no retrocedió. Se dedicó a mirarla con esa dichosa máscara, que la tentaba no solo a irse de ahí si era incapaz de hablar con ella sin tenerla puesta, sino a golpearlo con todas sus fuerzas. Pero esas malditas habilidades se lo impedían. Y porque caría de la fuerza necesaria.
-Eres un sinvergüenza y un inmaduro. Si querías hablar conmigo, habérmelo dicho y quedábamos en otro sitio. ¡No en una azotea!
-Oye, Khris, las cosas a veces no son como las queremos.
-¿Y te crees que así se resuelven?
Hobie se llevó las manos a la cabeza.
-Contigo al parecer, no.
Los ojos de Khristina ardieron.
-¿Cómo se baja de aquí? -preguntó.
-Bájate de ahí, Khris.
Khris le lanzó una mirada mortal desde donde estaba, a unos centímetros de subirse al borde de la azotea y ver si había una salida en donde estaban.
-¿O qué?
Hobie se calló, e incluso pudo ver la tensión de sus músculos a través del traje. Khristina no se echó para atrás al enfrentarlo, ni siquiera cuando se llevó las manos a la muñeca y por accidente tocó donde no debía. Una voz femenina sonó entre ambos.
-Spiderman de la Tierra-138, te necesitan en la Tierra-50101. Jessica quiere que te encargues de unos problemas que una anomalía está causando y necesitan refuerzos.
Khristina se fijó en el reloj que Hobie siempre llevaba. A diferencia de las otras veces, ahora brillaba y proyectaba un holograma naranja y que se movía... Como la última vez que había estado con él disfrazado en una azotea. Tan pronto como apareció y dejó el mensaje en el aire, el holograma con forma de humanoide desapareció y el reloj dejó de brillar.
Un silencio tenso se instaló entre ellos. Khristina seguía mirando al reloj, y luego a él, y de nuevo al reloj y de vuelta a él, como si ambas cosas estuvieran más relacionadas de las que ya de por sí parecían. Respecto al mensaje, debía de ser algo que él pudiera entender sobre tierras con números y anomalías. ¿Qué diablos era una anomalía? ¿Y quién era Jessica? La cabeza de Khristina empezaba a sentirse pesada con tanta información y con tantas emociones de por medio.
-¿Quién era...? ¿Qué era eso? ¿Qué está pasando? ¿Qué es una anomalía y por qué...te necesitan a ti, Hobs? -preguntó, lo más suave que pudo frente al impacto de todo aquello mezclándose.
-Mierda.
Un par de pájaros que pasaban por ahí en dirección desconocida llamaron su atención. Tanto ajetreo en la azotea tuvo que haberlos despertado y asustado, y ahora huían a otro sitio al que descansar. Los comprendía, en parte. Y también porque eran el único movimiento que aquel elevado sitio podía permitirse.
Hobie se puso las manos en las caderas, de repente, y con su curioso acento británico respondió desde lo profundo de su garganta:
-Tienes razón.
-¿Sobre qué? -preguntó ella con sorpresa y duda. Hobie asintió, y dejó de poner los brazos en jarras para tomarla por los hombro.
-No debería ocultarte tantas cosas.
Khristina alzó la cabeza cuando él se inclinó. Aprovechando que tenía la boca medio abierta por la sorpresa de sus palabras, Hobie se inclinó aún más. Débilmente, depositó un beso en los labios de Khristina, sin apartarse la tela. El tejido era más suave de lo que suponía, frente al de sus manos, y fue como la caricia de una prenda la primera vez que te la ponías recién comprada. A Khristina le temblaron las rodillas cuando Hobie la agarró de la cintura y, de un movimiento rápido, se subió parte de la mascarilla y finalmente pudo besarla como correspondía.
Justo como la última vez, sus labios eran suaves y sabían a tantas cosas. El anillo plateado reguló parte de la calentura que empezaba a irradiar su piel. En algún momento los brazos de Khris acabaron alrededor de su delgado cuello y lo abrazó contra sí, como si temiera que desapareciese tan pronto habían empezado a besarse.
-Entiende que esto es lo correcto, Tina -murmuró contra su piel. A Khristina le recorrió un escalofrío cuando la llamó de esa forma, pero no le respondió.
Antes de que pudiera preguntarle a qué se refería, Hobie tomó aire y presionó con más fuerzas sus dedos sobre la piel cubierta de sus hombros. Khristina se quejó de dolor, solo para recibir un empujón fuerte que los separó y la hizo retroceder.
Y de repente ya no estaba allí.
Khris miró a su alrededor. Las persianas echadas, la decoración austera y la infinidad de plantas que decoraban los muebles y el suelo. Lo reconocería en cualquier lado.
Estaba en el apartamento de Hobie.
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Hora: 20:10
Al otro lado de la ciudad, un chico se llevaba las manos a los labios, se pasaba la lengua por estos y volvía a colocarse la ropa. El portal desapareció tan pronto como lo pudo hacer mientras la distraía besándola, dejándolo solo en aquella azotea desierta y con la chillona voz de la Inteligencia Artificial de Miguel llamándolo a gritos.
De haber podido tener a su chillona y enfadadiza chica más tiempo delante, la habría seguido besando e incluso llevado a casa de una manera más elegante que aquella sucia estratagema de la que tendría que encargarse más tarde. Ver a esa camarera, con esos ojitos grises mirándolo enfadada y la mueca en el labio siempre le ponía de buen humor, incluso cuando lo insultaba, pero que hubiese escuchado aquella conversación iba a significar meterse en una guerra de cabeza sin posibilidad de supervivencia.
Y algo le decía que besarla de nuevo era un error garrafal; estaba seguro que si tuviera más fuerza y le pusiera más ganas, le podría golpear y hacer daño. Quizás una parte de él lo quisiera así.
"Os vais a enterar", se dijo, y abrió un Portal por el que rápidamente cruzó y apareció en un sitio diferente, a millones de kilómetros de su universo.
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Angustia Wachowski
Advertencia: breve mención de consumo de alcohol por menores de edad y comportamientos inapropiados de adultos hacia menores, nada explicito. Este blog no apoya ese tipo de conductas.
Tails solía pasar las noches de pesadillas solo, intentando no molestar a nadie. Poco después Sonic se dio cuenta de sus terrores nocturnos y ahora cada noche que los tenia se metía en la cama del erizo, Sonic no preguntaba que estaba mal, solo alzaba sus cobijas y lo abrazaba hasta que ambos se quedaban profundamente dormidos.
Esta noche la rutina cambió, no lo pensó demasiado en realidad, después de un mal sueño se despertó con un ligero jadeo, mirando a su alrededor asegurándose de que sus agresores inexistentes no acecharan desde las sombras. Cuando su corazón dejo de latir tan fuerte se puso de pie con su manta de astronautas sobre sus hombros, sus pies lo llevaron hacia la cama de carreras, pero a mitad de camino escucho el susurro de mantas al otro lado de la habitación, Knuckles se movió entre sueños.
Lo observó unos segundos y sus pies tomaron dirección hacia el equidna dormido bajo una pila de mantas, últimamente su relación con Knuckles a sido más cercana, juegan, se abrazan, y en general el equidna a actuado como un hermano mayor, así que es natural que quiera un abrazo de su hermano mayor en este momento, además, siempre ha sentido curiosidad por la madriguera que su hermano llama cama.
Se paró un momento frente al colchón, intentando descifrar donde iniciaba la sabana, una vez encontrada la esquina la levanto y se acurruco en la espalda del mayor, igual como lo hace con Sonic, aun estaba intentando encontrar la posición adecuada cuando se sintió ser arrojado al otro lado de la habitación seguido de un fuerte dolor en su brazo sin poder evitar gritar en consecuencia.
El sonido fue tan fuerte que pronto Sonic se despertó alarmado, cuando encendió las luces pudo ver a su hermano menor acurrucado en la pared abrazando su brazo derecho y llorando fuertemente, y, al otro lado de la habitación, Knuckles estaba parado en posición de pelea y luciendo agitado, por un momento creyó que los estaban atacando pero no había nadie más.
-¿Que pasó?- Pregunto mientras corría al lado del zorrito para descubrir que su brazo estaba fracturado, giro la mirada al equidna quien había relajado su posición pero que aun lucia alterado, no debía de ser un genio para sumar dos mas dos, pronto pudo escuchar a sus padres subiendo las escaleras, preguntando que había sucedido para posteriormente atender a Tails una vez que llegaron a la habitación.
-¡¿Qué sucedió?!, ¿Cómo se fracturo el brazo?- Su padre exigía respuestas mientras Maddie atendía a Tails que no podía parar de llorar.
-Si, ¿Cómo paso eso?- Sonic se paro frente a Knuckles, molesto, queriendo una buena razón para no golpearlo ahí mismo, pero el equidna no pareciera que pudiera pronunciar alguna palabra, luciendo tan asustado como el propio Tails.
Después de entablillar el brazo de Tails y darle un analgésico Maddie lo cargo en brazos y anunció que lo llevaría a la veterinaria para tratarlo adecuadamente.
Ambos adultos bajaron rápidamente con Sonic siguiéndolos, Knuckles no se movió.
-Iré contigo- Tom habló después de ayudar a su esposa a subir a Tails a la camioneta.
-No- contestó la mujer mirando como su segundo hijo ya iba en el asiento trasero abrazando a Miles.
-quédate aquí y averigua que fue lo que paso-, Maddie contestó suavemente mirando hacia el interior de la casa, Tom siguió su mirada logrando captar como un punto rojo se escondía detrás de la puerta, el asintió suavemente con la cabeza sin apartar la mirada.
-Si, de acuerdo- giro su mirada a su esposa y le dio un beso en la mejilla, -Avísame cualquier cosa-
-De acuerdo-
Vio la camioneta alejarse y cuando esta se volvió un punto borroso en la distancia soltó un suspiro y entro a la casa.
La sala se encontraba a oscuras pero fue fácil encontrar a su hijo mayor parado en la ventana, mirando el camino que Maddie tomó hacia la clínica. Su rostro se veía afligido, con el cuerpo tenso, las manos en puños y su cola, desenredada de su posición zigzagueante habitual, arrastraba por el suelo.
Si no fueran las dos de la mañana y la situación no fuera tensa, Tom se abría sorprendido de descubrir que podía moverla a su voluntad y de ver lo larga que es.
El hombre caminó hasta estar detrás de su hijo y posó una mano en su hombro.
-Ven amigo, él estará bien-
El equidna dudo un momento en moverse antes de seguir el suave empujón de su padre quien lo guio a la cocina. Subió a uno de los taburetes y posó sus manos en la isla de la cocina mientras veía al hombre mayor jugar con algunas tazas.
El silencio era agradable, bajó la mirada al suelo dejando que los sonidos se llevaran sus pensamientos, escuchó el tintineo de cucharas siendo golpeadas contra la porcelana de las tazas, podía escuchar frascos siendo destapados y bolsas ser desgarradas seguido del sonido del microondas, desde hace mucho decidió que no le agrada su sonido, es molesto y el timbre final era desgarrador para sus oídos, por suerte el sonido nunca llegó, y en su lugar el sonido de pasos acercándose a él lleno la habitación y una taza siendo colocada frente a el lo hizo levantar la mirada.
Una taza con leche humeante lo recibió, el hilo de una bolsita de té colgando a un costado y el ligero aroma a lavanda lo hizo suspirar, es gracioso como sus padres siempre le preparan bebidas ligeras cuando, en su mundo, llegó a tomar exageradas cantidades de alcohol hasta el punto de vomitar. No esta orgulloso de eso.
-Entonces...- La voz de Tom salio insegura, sin saber como tocar el tema, -¿Que sucedió?-
El silencio ya no era cómodo; Knuckles abrazo su taza sin querer ver al hombre a los ojos.
-No quise hacerlo- susurro en respuesta.
-Pero sucedió- la respuesta le hizo encogerse, -Dime, ¿Que pasó realmente Knux?-
Tom llevó una mano al rostro agachado del niño y alzo su mirada, un par de gemas cristalinas lo miraron con miedo, tristeza y vergüenza, tantas emociones mezcladas que Tom no pudo evitar envolver a su hijo en un abrazo suave.
-Lo siento- Fue la única respuesta que obtuvo del equidna.
Maddie y los chicos regresaron dos horas después, Sonic ayudo a Tails a subir hasta su habitación con Knuckles siguiéndolos, Tom y Maddie querían entender lo que había pasado, pero todos se veían tan cansados que decidieron esperar hasta la mañana siguiente.
Aunque Tails quería dormir abrazado a Sonic su brazo aun punzaba demasiado, así que se resigno a dormir en su cama, con la ayuda del erizo subió al avión que era su cama.
Sonic actuaba como un mini Maddie, arropándolo y esponjando su almohada, era vergonzoso pero agradable, sentía como los analgésicos, juntó al calor de su cama , lo arrastraban al sueño, pero la voz molesta de Sonic lo hizo despertar.
-¿No tienes algo que decir?-
Tails levantó la mirada en dirección a la persona con quien hablaba Sonic, parado cerca de la trampilla de las escaleras, Knuckles lucia perdido.
-Yo..., lo siento, no era mi intención-
-¿Es todo?, ¿Por que lo golpeaste?- El erizo se cruzo de brazos esperando una respuesta.
Sonic no estaba enfadado con Knuckles, la culpa en el rostro del mayor no le permitía enojarse, aun así quería saber que había pasado por la mente del equidna en ese momento.
Knuckles no quería hablar de eso, era, vergonzoso. No pudo contárselo a Tom, pero le debía una respuesta a Tails, ignoro a Sonic y caminó hacia la cama del zorro, se detuvo cuando vio al chico estremecerse, no sabe si fue de dolor o por miedo, cualquiera de las dos él tiene la culpa.
Tails se entristeció al ver que Knuckles no se acercó más.
-cuando...- Knuckles fue interrumpido por el suave golpeteo de Tails en su colchón, invitando al equidna a sentarse a su lado, sintiendo alivio de que el zorrito no le tuviera miedo, Knuckles esbozó una sonrisa de alivio y se sentó aun lado de las piernas de Tails, Sonic lo siguió dejándose caer en el suelo.
Tener la atención de sus hermanos lo hizo sentir incomodo, pero continuo con su relato.
-Cuando pasas mucho tiempo en las arenas, aprendes ciertas cosas, la mayoría de los luchadores son hombres que han pasado mucho tiempo encerrados, así que siempre buscan aprovecharse de los más débiles-
-No entiendo como eso tiene que ver con el hecho de que golpearas a Tails-
-¡Sonic!- Ante el regaño del zorro, Sonic levanto los brazos en signo de rendición, por su parte Knuckles solo frunció el ceño al ser interrumpido.
-No tenia nada que ver con Tails, Sonic, la cuestión es...- no sabe como decir lo siguiente de una manera... adecuada para un niño.
-La cuestión es...- Dos pares de ojos lo miraban interrogantes, sin presionarlo, pero esperando una respuesta. Suspiró resignado.
-Cuando un niño llegaba a las arenas los luchadores se colaban a sus camas en las noches, así que debías ser lo suficientemente listo para evitarlo-
Sonic y Tails lo miraron en silencio, se sentía incomodo, no sabia de que otra manera explicarlo sin usar palabras vulgares o no aptas para su edad, como decía Maddie.
-Alguno de ellos ¿Te hizo algo?- La pregunta salio como un pequeño susurro, giro su mirada a Tails cuyas orejas se habían pegado a su cráneo y sostenía fuertemente la sabana con su mano sana.
-No- Contestó con seguridad intercalando su vista entre Tails y Sonic, ambos mirándolo con ojos preocupados.
-Nunca, soy el guerrero más fuerte de la galaxia, nadie me pudo vencer- Alzó la voz al tiempo que flexionaba sus biceps, pero podía ver en el rostro de los menores que no le creían
-lo digo enserio, lo que pasó hoy, fue solo memoria muscular, yo, a veces olvido donde estoy- su respuesta fue tranquila, siendo aceptada por los otros dos.
-Sera mejor que nos vayamos a dormir- Susurro Sonic mirando su reloj del Rayo McQueen que marcaba las cinco de la mañana, Tails les deseo buenas noches y Sonic caminó a su propia cama, Knuckles solo se puso de pie.
-Podemos dormir todos juntos, si quieren-
Tails jadeo emocionado, -¿Estas seguro?-
-Si, podemos bajar los colchones al piso y juntarlos, así dormimos juntos pero tienes espacio para no lastimar tu brazo-
-¡No se diga más!- Sonic lanzó sus sabanas al suelo mientras intentaba sacar su colchón, Knuckles solo suspiro exasperado y Tails se rio divertido.
-Deberías contarle a papá y mamá- La voz de Sonic fue suave, para ser escuchada solo por ellos dos mientras trabajaban armando sus camas improvisadas.
-Ya te dije que no sucedió nada-
-Lo se, pero aun así, creo que seria buena idea que hablaras de estas cosas con ellos-
No estaba ese toque juguetón en la voz del erizo, hablaba en serió, Knuckles lo miro un momento, luego contestó.
-Lo hare, si tu les hablas sobre tu miedo al agua- Las orejas del erizo se crisparon y su cabeza giro rápidamente mientras lo veía con ojos asustados, Knuckles no pudo evitar sonreír engreídamente sabiendo que Sonic guarda recelosamente ese secreto.
Pero para Knuckles fue fácil descubrirlo después de ver como el erizo siempre evita los rociadores de los parques, o como prefiere darle la vuelta a un charco de agua en lugar de saltar y salpicar por todos lados, como siempre evita las charlas en bote de su padre o se sale con la suya quedándose en tierra cuando van a pescar, siempre el mismo patron de evitar el agua a toda costa y recordando su ultima experiencia en ella no fue difícil sacar conclusiones.
El rostro del erizo se mostro serio y se quedo en silencio mucho tiempo, Knuckles teme haber cruzado la linea.
-Esta bien- Contestó Sonic sorprendiendo al equidna, -Pero si no hablas con ellos, yo les dire-
Knuckles no supo que responder, no esperaba que Sonic accediera, una sonrisa cariñosa se formo en sus labios, tonto erizo.
-Es un trato-
-Es un trato-
Knuckles termino en medio de sus hermanos, Sonic roncando a su derecha y Tails acurrucado en su costado izquierdo, el calor de ambos lo estaba arrullando, ojos se cerraban.
-Lo siento- susurro una pequeña voz.
Abrió lentamente los ojos y volteo su rostro hacia Tails, sus ojos azules brillando en la oscuridad.
-No tienes porque disculparte- susurro Knuckles a cambio.
-Te asuste-
-Yo no me asusto-
Tails resoplo burlándose.
-Solo, despiértame para la próxima, ¿De acuerdo?-
-¿La próxima?-
Knuckles asintió.
-De acuerdo- susurro Tails su ultima respuesta, antes de acurrucarse en el pecho del mayor.
Knuckles resoplo por la nariz, estirando su brazo libre para jalar al erizo más cerca de él, aunque replanteo su decisión después de recibir una bocanada del aliento del erizo directo en la cara.
Cerro la boca de Sonic y dejo que el calor de ambos lo arrullara, mañana sera un día agotador.
#knuckles wachowski#sonic wachowski#tails wachowski#todos los niños wachowski tienen sus traumas y todos son igual de importantes#aunqueapenasmedoycuentedequenoindaguemuchoenTails
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