#necesito dormir mínimo una semana entera ;;
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Hola estrellitas <3 salgo oficialmente el 17 con mi último examen, estaré el resto del día por aquí y quizás mañana hasta la tarde (porque esta personita estudia de noche sdfsdfs)
#cada día más cansada tbh#necesito dormir mínimo una semana entera ;;#quién me mandó a meterme a esta carrera del diablo(?)#➤ { ooc: will make you remember this picturesque day in the future }#MIREN QUE BONITA ES MI NIÑA#EL MEJOR ICON QUE LE HE HECHO(?)
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Kit muere en esta historia
Okey, amigos, no quería hacer esto... No, esperen... saben qué? Sí quería hacerlo, me llevó casi una semana terminarlo y.... me gustó!
Pero de antemano me disculpo por los efectos colaterales que sucedan después de leer esto.
Oh, y es un fic bastante largo, así que ponte cómod@ y espero que lo disfruten!
...
Ambos habían ido a Feéra por una misión. Una que Kit estaba seguro que revelaría la verdadera naturaleza del silencio de la reina Seelie hacia los cazadores de sombras y a su Alianza con los subterráneos.
Sabía el peligro que corría, claro que lo sabía. El secreto de su sangre y el poder que tenía para apoderarse de las tierras de Feéra era algo que muchas hadas darían lo necesario por poseer. Y algo que Kit no deseaba tener.
Los Jinetes todavía estaban detrás de él y a pesar de eso, su deber como cazador de sombras le insistió que cada misión relacionada con hadas era algo personal que él debía solucionar. Especialmente con el reino Seelie.
Normalmente cumplía sus misiones solo, lo cual hacía que Tessa y Jem lo reprendieran cada vez que volvía a casa casi desmayándose del dolor incapaz de curarse solo, habiendo perdido sus estelas e incluso, una vez, había aparecido con una mano casi cercenada por culpa de un goblin que lo había atacado por sorpresa con un hacha pequeña y gritando: «Cada parte de un cazador de sombras es valiosa en el Mercado de Sombras».
Kit había logrado atacarlo, dejándolo inconsciente, pero no sin antes haber recibido una preocupante herida en su muñeca con el mango del hacha aún clavado en ella.
Cuando llegó a casa, Tessa y Jem llamaron a Catarina Loss, e inmediatamente ella y Tessa lograron salvarlo antes de que fuera demasiado tarde.
Cuando se encontró fuera de peligro, Catarina le dio unas hierbas para dormir. No sin antes escuchar cómo el celular de la bruja comenzaba a sonar y antes de quedarse dormido la escuchó decir:
—Se encuentra bien —dijo—. No, no perdió la mano. Sí, estoy segura, la estoy viendo ahora, entera y sana. Ty, ¿no deberías estar haciendo los deberes? ¿Cómo está Irene?
Tal vez el sueño estaba jugando con su mente, porque creyó escuchar el nombre de Ty. De cualquier forma, no importaba, pensar en él solo le traía malos recuerdos y antes de caer dormido, su mente le hizo un favor y se olvidó completamente de esas últimas palabras.
Ea fue la primera y última vez que Jem le gritó a Kit por haber sido tan imprudente.
Más tarde, vio a Tessa hablar con Jem.
—Será más cuidadoso. Un Herondale aprende de sus errores —le había dicho acariciándole la cabeza.
—Un Herondale aprende de sus errores después de haberlos cometido varias veces —respondió Jem y se frotó su mano derecha. El silencio que siguió pareció transportarlos a ambos a una época donde revivieron un recuerdo sucedido hace mucho tiempo atrás.
Y después lo castigaron… Su primer castigo; no tenía permitido salir de la casa a ninguna misión por un mes entero, sus amigos solo podrían venir a visitarlo a su casa y… prácticamente era un prisionero.
Pero Jem y Tessa le permitieron volver a salir. Después de todo, era un cazador de sombras y estar en peligro era parte del trabajo. Sin embargo, siempre debía ir acompañado.
Había cumplido misiones con Dru, Jaime, Jace y Clary (los dos no podían ir a ningún lado sin el otro), e incluso una vez salió con Julian (lo cual no disfrutó en absoluto).
Y de alguna forma, su identidad como descendiente de la Primer Heredera seguía reducido al único conocimiento de Jem, Tessa, Magnus, Jace y Clary.
Esta debió haber sido una misión común y corriente: Un par de hadas creyendo que podían escabullirse dentro de Feéra llevando consigo armas robadas del Laberinto Espiral.
Kit creyó haber convencido a Jem y Tessa de que estaba listo para volver a trabajar por su cuenta. Estaba saboreando la victoria en sus labios cuando ambos padres lo dejaron salir de su hogar. Pero su sonrisa se borró al instante en que abrió la puerta y afuera, un chico muy alto y de cabello negro lo estaba esperando tirando de su chaqueta de cazador de sombras y mirando a un costado de Kit.
Era Ty Blackthorn. Ambos chicos habían sido amigos por un tiempo y después se separaron por años. Kit sabía que Ty había estudiado en el Escolamántico y en ese tiempo, había crecido bastante. Era más alto que Kit, tal vez una cabeza más alto. Seguía siendo alguien delgado, pero Kit podía apostar que sus músculos se habían fortalecido tanto como los suyos por el entrenamiento. Y sus ojos grises, tenían la misma peculiar sombra grisácea que ninguno de sus hermanos compartía con él. Unos audífonos inalámbricos colgaban de su cuello, negros y muy bien conservados.
—Hola, Kit —le dijo.
Kit suspiró, y negó con la cabeza. A pesar de la separación que había tenido con el chico años atrás, cuando Ty volvió a su hogar en Los Ángeles, no le tomó mucho tiempo volver a encontrarse con Kit. Y había sido increíblemente incómodo, pero ambos habían aprendido a trabajar el uno con el otro porque eso era lo que los cazadores de sombras hacían. El deber de un nefilim era con el Ángel Raziel y su promesa de proteger a todas las personas o criaturas que no podían hacerlo.
En total, se habían visto mínimo dos o tres veces al mes, pero nunca se dirigían más que un par de palabras cordiales o planes de ataque.
A Ty no parecía molestarle y Kit decidió que a él tampoco.
O eso creyó, hasta que Dru los arrastró a ambos a una sala del Instituto de Los Ángeles y les prohibió salir si no hablaban y se «reconciliaban» primero.
«Lo que sea que eso significara», había pensado Kit.
Ty y Kit guardaron silencio por casi una hora, incapaces de iniciar una conversación decente. Kit se quedó sentado en uno de los sillones principales mientras Ty recorría la habitación varias veces y Kit estuvo seguro que tocó cada pieza que pudo encontrar, dos veces.
Ty se aclaró la garganta.
—No haremos esto si no lo deseas —le dijo. Y Kit recordó una vez hace mucho tiempo cuando él le había dicho que las personas normalmente buscaban excusas cuando no querían hacer algo.
Ante el silencio de Kit, Ty continuó.
—Kit, no saldremos de aquí si no me ayudas a resolver esto.
Kit cerró los ojos con fuerza y sus manos se sostuvieron del sillón con pesadez.
—¿Qué quieres saber? —respondió Kit.
Escuchó que Ty se acercaba a su lado, pero no tan cerca como para poder alcanzarlo y tocarlo.
—Lo suficiente, creo. No necesito que me mientas, solo quiero que seas honesto. ¿Aún estás enfadado conmigo?
Kit se atrevió a mirarlo y aunque Ty no lo miraba a los ojos, su mirada estaba fija en los labios de Kit y fruncía el ceño, como si sus deducciones no pudieran darle la respuesta de las palabras que saldrían de su boca.
Kit decidió que estaba cansado. Cansado de sentirse tan miserable cada vez que pensaba en Ty, y podía darle un cierre a ello aquí y ahora. Solo tenía que decir las palabras correctas que podrían darle paz a él y, a pesar de no saberlo, también dejarían algo de tranquilidad dentro de Ty.
—Créeme, Ty. Jamás estuve enfadado contigo.
Ty se dejó caer a su lado y aunque pareció que un peso invisible se había levantado de sus hombros, su ceño no cambió.
—Pero aún así te fuiste.
Kit ignoró el dolor en su pecho y se encogió de hombros.
—Ya no me necesitaban, todo se había terminado.
—Pero yo…
—No —lo interrumpió Kit y decidió que sonreírle aminoraría la verdadera naturaleza de sus palabras—. Tú tampoco me necesitabas, pero creo que muy en el fondo, eso ya lo sabías.
Ty inhaló hondo y por primera vez en lo que se sintió una vida entera, Ty y él intercambiaron una mirada. Ty le sonrió y Kit sintió que sus mentiras serían derribadas con ese simple gesto. Apartó la mirada antes de que Ty se diera cuenta.
—Kit, creo que podemos volver a ser amigos. Quiero intentarlo, en serio.
Kit no supo qué responderle. ¿En verdad quería volver a ser amigo de Ty? ¿Solo eso? ¿Sería tan fácil decirlo como hacerlo?
—Está bien —fue lo que dijo e ignoró todas las dudas que lo inundaron—. Pero tomará tiempo
Ty asintió.
—Lo sé. Y quisiera pedirte algo más. —Ty pareció volver a sentirse incómodo porque su mano derecha comenzó a temblar muy ligeramente. Nadie más lo habría notado si no conocían a Ty, pero Kit no pasó el gesto desapercibido—. Solo, no quiero que me ocultes cosas. Todavía no soy muy bueno mintiendo, pero sé evadir los temas de los que no me gusta hablar y aunque no pueda saber por qué, siempre sabré cuando algo está mal. Y no quiero que eso vuelva a suceder con… nosotros.
Kit no necesitó preguntarle a qué se refería; recordaba muy bien lo que significó no decirle a Ty lo que verdaderamente pensaba sobre resurgir a su hermana de los muertos.
Pero eso estaba en el pasado.
Y Kit estuvo de acuerdo en lo que Ty pedía. No quería que los secretos se interpusieran en un nuevo comienzo para ambos. Era una buena forma de comenzar algo que, en realidad, jamás había terminado en sí.
Ambos chicos comenzaron a pelear mano a mano en cada misión que se les asignaba, pero todavía mantenían una distancia que antes no había estado ahí cuando eran más jóvenes. Pero era algo que ambos tendrían que aceptar.
Y no es que Kit hubiera decidido no contarle sobre su descendencia con la Primer Heredera, el verdadero problema fue que realmente lo olvidó.
Ese día había estado tan enfocado en su pasado que su mente borró el presente y su futuro. Y cuando recordó lo que su existencia significaba para otros, sintió que tenía que proteger a Ty de los peligros que correría si supiera algo tan importante y mortal.
Así que decidió no decirlo, y rezó al Ángel por nunca tener que confesarlo.
Ese día que Ty se presentó a su puerta, habían completado un total de diez misiones juntos y sin ayuda de otros cazadores de sombras. Su actual objetivo era conocer el secreto que la reina Seelie venía ocultando desde hace casi tres años y que según decían los rumores, involucraban a su hijo, Ash Morgernstern.
Ty y él llevaban un tiempo rastreando a la reina y estaban seguros que sabrían de ella pronto. Demasiado pronto. Kit sabía el peligro que Ty correría si la identidad de Kit era descubierta frente a sus ojos. Y esa era una de las principales razones por las que quería seguir la búsqueda solo, pero sus deseos no fueron concedidos.
Ambos iban armados como un cazador de sombras y un centurión debían hacerlo. Después de ver lo útil que eran las hachas en una batalla, Kit decidió usar esa arma como la suya propia, una hacha de doble filo, y de punta arqueada y enorme hecha de adamas, con un solo tajo podría despedazar a cualquiera, su mango lo había tallado Jem y había grabado unas garzas en él. Y Kit la había llamado Argemonia. Podría decirse que era un arma tan grande y majestuosa como Cortana. Ningún cazador de sombras jamás había tenido un arma tan peculiar, y a Kit le enorgulleció tener algo propio y que podía ser reconocido entre otros.
A varios solo les parecía un mal chiste después de lo que Kit había tenido que pasar para decidirse a tener a Argemonia como su propia arma, pero él creía que era fantástico y más original que las simples dagas o cuchillos que sus ancestros o el propio Jace, usaban para luchar.
Ty, por otro lado, tampoco comprendía su afición por algo tan grande y que lo dejaba pálido cada vez que sus oponentes se apoderaban de ella y atacaban a Kit con su propia arma.
Ya lo había salvado varias veces de un destino irremediable, y deseaba que Kit se buscara otra arma, pero Kit siempre se negaba.
Esta vez, cuando llegaron a Feéra, fueron recibidos por el propio armamento de la reina, los desarmaron y Kit maldijo cuando los transportaron a un lugar desconocido para ambos y donde la reina descansaba tranquilamente bajo el hueco de un árbol gigantesco.
No charlaron demasiado, porque cuando la reina posó su mirada en Kit, una sombra de reconocimiento pasó por su rostro y sonrió.
Kit estaba aterrado, no por lo que le sucedería a él, sino a Ty que miraba a sus alrededores sin saber lo que realmente estaba sucediendo.
La reina se acercó a Kit, y antes de que ella pudiera decir algo, él habló primero.
—No necesitas al centurión —le dijo con la voz más neutra que pudo articular y ocultando sus manos detrás de su espalda para que la reina no viera que estaban temblando. A su lado, Ty se había tensado y podía sentir su mirada en él.
—¿Kit…?
—No lo necesitas —volvió a decir Kit apresuradamente—. Me conoces. Has oído de mí, sabes quién soy. Por favor, solo déjalo ir y hablaremos de lo que quieras.
La reina tenía rasgos hermosos que delineaban su rostro en formas simétricas, unas pecas adornaban su piel y usaba un vestido que parecía estar hecho de hojas de otoño. Kit nunca había estado frente a una criatura tan hermosa y letal.
La reina pareció adivinar sus pensamientos porque le sonrió más ampliamente y acarició su rostro con unas manos delgadas y unas uñas extremadamente largas y puntiagudas.
—Sé quién eres, Heredero —le dijo y su voz pareció encantar los sentidos de ambos chicos, que nunca habían estado frente a la reina de Feéra—. Y por fin estás aquí. No creí que fueras lo suficientemente estúpido para venir por voluntad propia, pero creo que eso es por ser un Herondale. Siempre mártires de su destino.
—Kit, ¿qué está sucediendo? —La voz de Ty no estaba asustada, pero sí confundida. Tanto que sus palabras salieron en un torbellino tan rápido que Kit apenas fue capaz de comprenderlas.
—Kit —repitió la reina en un tono de desprecio—. ¿Qué clase de nombre es ese para el descendiente de la Primer Heredera? —La reina tomó a Kit de su cabello y le dio un fuerte tirón—. Sí, tienes el color de su pelo. Aunque tu semblante y esa postura denigran su nombre, no puedo creer que ella haya decidido engendrar a sus herederos con un Herondale.
Kit tiró de su cabeza con fuerza y se liberó del agarre de la reina.
—Me gustaría quedarme a charlar, tía. Pero si no sueltas a Ty ahora mismo, lo haré yo y demostraré lo que ser un descendiente de un Herondale significa —le dijo con un gruñido contenido en su voz.
Ty ya no parecía estar prestándoles atención. El chico seguramente había atado los cabos, y Kit sabía que era tan inteligente como para haber estudiado la historia de los Herondale perdidos y la historia de la Primer Heredera. Kit quería decirle que lo lamentaba, pero atado y acorralado por los guardias de la reina, cada movimiento amenazaba la vida de ambos.
La reina retrocedió un paso y le dio una bofetada tan fuerte a Kit, que su rostro se giró con ella y saboreó sangre en su boca.
—Ella era mi hija y tú tratas su sangre como si no fuera más importante que la de un cazador de sombras.
Kit no pudo contenerse y soltó una risita que, a pesar de ser el gesto más delicado y silencioso de todos, estuvo seguro que todas las hadas presentes la escucharon.
—Bueno, ella se enamoró de uno de nosotros. ¿No es cierto?
Esta vez, la reina no lo tocó. Pero Kit sintió que de repente le era imposible respirar, se estaba ahogando y necesitaba aire. Sus ataduras parecieron reforzarse en sus manos y pies manteniéndolo de pie, a pesar que todo dentro de sí le suplicaba dejarse caer y desmayarse.
—¡Basta! ¡Basta! —gritó alguien. No, no alguien, Ty.
La reina no se detuvo. Kit debía hacer algo, iba a morir si no hacía algo rápido.
Sus poderes no se manifestaban tanto como él deseaba, esa luz que lo envolvía y protegía a sus seres queridos solo había sido capaz de aparecer un par de veces y cuando la situación era de vida o muerte, y siempre, siempre lo dejaban tan agotado que dormía por días enteros.
Y ahora, debía usar ese poder o ambos morirían. Kit intentó no pensar en el dolor que sentía, su cerebro parecía querer explotarle y estaba sangrando por la nariz. Pero necesitaba concentrarse. Debía concentrarse si quería salir de aquí con Ty a salvo.
—Te has equivocado en algo, Heredero —dijo la reina y sus palabras lo acariciaron como si lo estuvieran reconfortando en su lecho de muerte—. Amaba a mi hija más que a nada en este mundo o en cualquier otro. Pero en el momento en el que ella murió, su historia y su legado murió para mí. Y cada primogénito después de ella solo ha sido una amenaza para mis tierras y las Unseelie. Nunca he necesitado lo que posees dentro de ti, ahora tengo a mi hijo y él será alguien más majestuoso e imparable, y gobernará toda Feéra cueste lo que cueste. —La reina volvió a tocar el rostro de Kit y le apartó un mechón de su cabello que cubría sus ojos. El gesto podría haberse descrito como algo casi maternal—. Tú solo has sido una molestia que necesitaba ser eliminada. Ahora ya no eres nada.
La reina se alejó de Kit.
Ty gritó su nombre y Kit finalmente pudo liberar su poder.
Las hadas que estaban a su alrededor gritaron y chillaron, Kit sabía que su poder quemaba y hacía cenizas a aquellos que estaban lo suficientemente cerca para sentir su poder, lo cual abarcaba aproximadamente quince metros a la redonda. No se preocupó por Ty, él conocía su poder y sabía que solo dañaba a aquellos que él considerara enemigos.
Aún así, cuando sintió que la fuerza de la reina lo liberaba y pudo volver a respirar, le costó mucho abrir los ojos y ver lo que había hecho.
Sabía que no había matado a la reina, eso era casi imposible, pero sabía que la había herido lo suficiente para hacerla huir, sus sirvientes, por otro lado, no habían sido tan afortunados.
Ni Kit ni Ty seguían atados, sus armas, junto con Argemonia, estaban a un par de metros lejos de ambos.
Se sentía terriblemente cansado y todos los huesos de su cuerpo le ardían como si se estuviera quemando por dentro. No podía pensar y alguien estaba llamando su nombre.
Los ojos de Kit por fin pudieron enfocarse en Ty. Que estaba temblando de pies a cabeza, una mueca de dolor y tal vez frustración, o preocupación, difuminaron su rostro, pero Kit apenas lo notó.
—Agárrame —dijo en un quejido lastimoso.
No supo si Ty entendió las palabras, pero se dejó caer y antes de que tocara el suelo, unos brazos lo sujetaron con fuerza.
—¿Kit? ¡Kit! —Ty lo llamó varias veces pero perdió la conciencia a pesar de que lo único que deseaba era reconfortar a Ty y decirle que se encontraba bien.
* * *
Ty sabía que lo que había sucedido no había dañado a Kit. Bueno, no del todo. Kit seguía respirando, una y otra vez. Estaba sangrando de los oídos, boca y nariz, pero el sueño parecía estar funcionando, los minutos se volvieron horas y el color comenzó a volver a las mejillas de Kit.
En todo ese tiempo Ty tardó en recuperarse del shock y cuando lo hizo, arrastró a Kit consigo debajo del árbol donde la reina había estado descansando hacía un par de horas atrás.
Su mente era un remolino de pensamientos y deseó callarlos porque no lo dejaban concentrarse. Cuando intentó buscar su reproductor de música, se dio cuenta que se había quemado por el poder de Kit. Sus audífonos también se habían estropeado, pero los mantuvo sobre su cuello.
Eso hizo que sus nervios comenzaran a aumentar. No sabía si Kit se recuperaría pronto y ambos seguían en peligro. No quería dejar a Kit solo para ir a buscar ayuda y cada vez que el chico entraba a Feéra, su hermana siempre se quedaba en el mundo mortal. Lo cual solo lo dejaba a la espera de que Kit despertara.
Ty inhaló hondo, la cabeza de Kit estaba recostada en su regazo, había intentado quitarle algo de la sangre de su rostro, pero todavía se veía un rastro descolorido sobre su barbilla, sus manos estaban sobre el cabello de Kit y su temblor se había calmado un poco.
Hasta que escuchó un ruido. Su runa le hizo saber que la amenaza estaba a medio kilómetro lejos y se estaba acercando, rápido.
Ty tenía que despertar a Kit, ahora mismo.
—Kit —le dijo en voz baja. Cuando el chico no respondió, Ty intentó golpearlo. Kit volvió en sí, sus ojos estaban rodeados de unas sombras que antes no habían estado ahí y cuando intentó incorporarse, se golpeó la cabeza contra el tronco del árbol.
Todavía no estaba bien, Ty se dio cuenta. Pero necesitaba su ayuda, alguien estaba cerca y no sabía si eran demasiados para que él los pudiera derrotar por su cuenta.
—¿Ty? —dijo Kit acariciando su nuca con torpeza. Se volvió a tambalear y Ty se preparó para volver a sujetarlo, pero no se cayó—. ¿Qué… qué pasó?
Ty no quería pensar en ello, si pensaba en lo sucedido su mente cruzaría todos sus recuerdos de Kit y no podría conectar sus palabras con la furia, la traición y el dolor que sentía en esos momentos.
—Alguien viene —le dijo en su lugar y tomó sus cuchillos serafín. Kit tomó su hacha con torpeza, Ty intentó detenerlo pero Kit reforzó su agarre en ella.
—Puedo luchar —dijo con firmeza, aunque Ty estaba seguro que en algún momento se volvería a caer.
Ambos se posicionaron juntos, Kit levantó a Argemonia y se preparó para atacar, aunque parecía que el peso del arma podría derribarlo antes de que la otra persona lo hiciera. Esperaron hasta que una figura de un hombre alto y de hombros anchos apareció entre las sombras.
Ty se tensó y tomó uno de sus cuchillos serafín.
—Kyriel —murmuró y su arma se iluminó. Cuando la luz de su espada alumbró al desconocido, Kit a su lado, bajó a Argemonia y se relajó notablemente.
—Jace —dijo con alivio en sus palabras.
Ty no entendía qué estaba haciendo Jace en el reino Seelie y solo. Sus rasgos no eran parecidos al heroico Jace que todos conocían: tenía el cabello más largo, y los ojos parecían haber perdido el brillo travieso y encantador que lo distinguían.
Ty observó cada aspecto de Jace y supo, dentro de sí, que esa persona no era el Jace que él y Kit conocían. El problema fue que Kit no lo notó, y probablemente su mal juicio también estuvo influenciado por lo agotado que se encontraba, apenas podía mantenerse de pie.
Ty vio de reojo que Kit se había comenzado a acercar a Jace y había comenzado a sonreír.
—Espera, Kit —le dijo, pero Kit no pareció escucharlo. Ty intentó ir tras él, pero antes de moverse, el otro Jace se movió con una rapidez inhumana.
Kit y Ty se sorprendieron y Kit dejó de caminar. Pronto, tenía a Jace frente a frente, solo unos centímetros los separaban y Ty notó el momento en el que la desconfianza se instaló en Kit.
—¿Jace? —dijo Kit y Ty temió por Kit cuando lo vio tambalearse de nuevo. Tenía que apartar a Kit de Jace, ahora mismo.
Pero el otro Jace fue más rápido que ambos y a la velocidad de un parpadeo, Jace se apoderó de Argemonia. Kit no tuvo tiempo de reaccionar, ni siquiera de sobresaltarse. Y antes de que Ty pudiera arremeter, el filo de Argemonia quedó enterrando en el abdomen de Kit.
La hoja del arma era tan grande que Ty pensó que lo había cortado por la mitad. La sangre comenzó a caer en caudales, la boca de Kit que tanto se había esforzado Ty por eliminar el rastro de sangre de hace un par de momentos, volvió a cubrirse de un brillo absolutamente rojizo.
Tal vez la herida habría aguantado si el arma se hubiera mantenido en su lugar, pero Jace la separó del cuerpo de Kit y el movimiento hizo un sonido tan desgarrador y espantosamente húmedo que el estómago de Ty se revolvió cuando su mente comenzó a revivir lo sucedido cuando su hermana murió de la misma forma años atrás.
Solo que este no era un recuerdo, Kit esta vez no intentó mantenerse de pie y cayó al suelo empapando el pasto con sangre.
Ty soltó sus armas y corrió al lado de Kit, apartando a Jace de su camino y sin pensar en el peligro en el que se estaba arriesgando.
Lo único que podía pensar era en Kit. Kit. Kit. Kit.
Kit sonriéndole cuando eran más jóvenes, Kit abrazándolo en sus momentos más difíciles, incluso en el momento en que vio a Kit llorar por él, cuando… cuando le dijo que lo amaba.
Y por alguna razón, el recuerdo le cayó como un balde de agua fría que en lugar de hacerlo reaccionar, lo hizo temblar y arrodillarse a su lado.
—Mi reina no deja sus asuntos sin completar —dijo Jace en una voz tan monótona que pareció no mostrar ningún remordimiento—. Sin embargo, solo dio órdenes de matar al Heredero. No quería que su cuerpo se pudriera en sus tierras. Este es un mensaje de la reina y su verdadero descendiente. Erchomai, centurión.
Ty supo que Jace había desaparecido cuando las únicas respiraciones que podía escuchar era la suya y el moribundo jadeo de Kit que era cada vez más y más difícil.
Ty no podía hablar, los sucesos eran demasiados, todo estaba sucediendo demasiado rápido y él no estaba haciendo nada para detenerlos. Solo quería que se detuvieran, quería parar todo y que volviera a ser un momento tranquilo, y donde tuviera un momento para pensar y poder decidir lo que haría ahora.
Pero no podía detener el tiempo, sin importar lo mucho que lo deseara. Kit se estaba muriendo frente a sus ojos y él tenía que actuar ahora si quería salvarlo.
Se pasó una mano por los ojos, las lágrimas habían comenzado a formarse y le estaban nublando la vista. Lo único que podía ver era rojo y a Kit rodeado de ese simple color. Sus rodillas se estaban manchando con sangre, pero no le importó.
Buscó su estela en su chaqueta y la tomó con sus manos que también se habían cubierto de sangre. Ty comenzó a temblar y su estela se cayó, maldijo y la tomó de nuevo. El color de su estela se oscureció por la sangre.
—¿T-Ty? —La voz de Kit hizo que Ty se obligara a mirarlo a los ojos. No quería hacerlo, era de las cosas más difíciles que le costaba realizar. Pero era Kit a quien tenía frente a sí, no podía abandonarlo ahora. Y cuando lo miró, sus ojos azules estaban a medio cerrar y atormentados por el dolor—. Ty…
—No —le dijo Ty, forzándose a tragar saliva para continuar hablando—. No hables, por favor. No hables. Te harás más daño, solo tienes que aguantar un poco más.
Cuando Ty puso su mano sobre el pecho de Kit, este gimió de dolor y pareció encogerse. Ty quiso apartarse de Kit, si apenas lo había tocado, no quería saber lo mucho que estaba sufriendo.
—Tengo que ponerte un iratze, te ayudará.
—Duele…
Ty inhaló hondo y comenzó a dibujar un iratze sin dejar de hablar con Kit.
—Sé que duele, he visto las heridas que puede causar Argemonia —dijo Ty y recordó las veces que había leído en el Escolomántico que cuando alguien era herido con gravedad, lo más importante era mantenerlos despiertos y conscientes—. Kit, es un arma muy hermosa, ¿te lo he dicho? Sé que todos decían que esa arma te mataría en algún momento, pero no tenías que hacerles caso, ¿sabes, Kit?
Kit no respondió, y Ty apartó la mirada de su runa y se atrevió a mirar su rostro.
—¿Kit? Kit, despierta. —El pánico revolvió la mente y las acciones de Ty una vez más. Con su mano temblorosa, puso su dos dedos sobre el cuello de Kit. Todavía tenía pulso, solo se había desmayado.
Ty soltó un suspiro de alivio, no se había dado cuenta que había dejado de respirar. Dibujó una y otra vez iratzes y un par de runas que harían que Kit recuperara la sangre que había perdido.
Pero cada vez que dibujaba una, la sangre comenzaba a escapar de nuevo del cuerpo de Kit porque los iratzes no estaban funcionando del todo bien. Habían logrado disminuir la herida pero seguía siendo terriblemente grande.
Ty agradeció al Ángel no haberse llevado a Kit, por lo menos, no todavía. Tenía la oportunidad de salvarlo si solo lo llevaba lejos de Feéra y de vuelta al Instituto. Debían llamar a Magnus o a Catarina, porque si Tessa y Jem se enteraban…
Ty cerró los ojos. No podía pensar en eso ahora, tenía que mantener a Kit con vida y lo haría sin importar el costo. No perdería a Kit, no si eso significaba que esta vez él se iría a un lugar donde Ty no podría seguirlo.
* * *
Kit no sabía por qué no había muerto ya. El dolor era indescriptible, ni siquiera creía que pudiera ser capaz de levantarse.
No sabía quién lo había apuñalado, pero ese no había sido Jace y se sintió mal por no notarlo antes. Ty lo había notado. Ty había intentado detenerlo, y probablemente habría evitado el ataque si no hubiera estado tan cansado por el uso de su poder.
Sabía que una herida así habría matado a cualquier otro, pero Tessa le había dicho que su poder lo protegía de maneras que él no podría imaginar. Eso no lo convertía en alguien inmortal, y estaba seguro que si no era atendido pronto, moriría aquí y ahora.
Ya no sabía si el dolor que lo había hecho desfallecer era por el uso de sus habilidades o la pérdida de sangre o ambos. Seguramente eran ambos.
Kit volvió en sí gritando. Y gritó con fuerza, intentó incorporarse pero unas manos lo retuvieron en el suelo.
Ty estaba sobre él y sus manos apretaban su herida con tanta fuerza que Kit sintió que las lágrimas comenzaban a caer de sus ojos y otro quejido se formaba en su garganta.
—Para, por favor, para —gimió Kit intentando quitar las manos de Ty de su herida, pero Ty apretó con más fuerza.
—Lo siento. Lo siento. Lo siento —repetía Ty una y otra vez. Kit creyó que volvería a desmayarse—. Kit, lo siento. Tengo que mantener presión, tengo que… tengo que hacerlo, Kit.
Kit escuchó que Ty gimoteaba. Estaba llorando, justo como él y eso le preocupó.
—¿Te… te hizo daño? —dijo Kit mordiendo su mejilla para no volver a gritar.
—¿Qué? —dijo Ty desconcertado. Sus manos se aflojaron un poco en la herida y luego notó lo que había hecho y volvió a presionar.
Kit gimoteó con más fuerza.
—Estás… estás llorando. ¿Estás he-herido? —La última palabra salió como si estuviera sollozando y la vista se le nubló cuando unas lágrimas inundaron sus ojos.
—No hables, Kit. Te harás más daño, tienes que seguir con vida.
Kit intentó incorporarse. Ty lo empujó de nuevo al suelo.
—¡Basta! —le gritó—. ¿No lo entiendes? Basta, te harás daño.
—Pero… —comenzó Kit.
—¡Estoy bien, Kit! ¡Estoy bien! Solo deja de moverte y te prometo por el Ángel que dejaré de llorar.
Kit guardó silencio y Ty lo mantuvo debajo de él. Kit hizo un esfuerzo y levantó la vista directamente a su rostro.
Ty se había estado mordiendo el labio con fuerza porque tenía marcas rojizas en todas partes, su cabello estaba hecho un desastre y sus ojos grises tenían una mirada aterrorizada en ellos. El rostro de Ty tenía algo de sangre en sus mejillas y un rastro de lágrimas que descendían hasta su cuello.
Se había quitado la chaqueta y su camisa gris de manga corta, enseñaba sus fuertes brazos con varias runas que oscurecían su pálida piel. No podía ver sus manos, pero estaba seguro que estaban cubiertas de su sangre.
Kit quiso vomitar al pensar en ello. Se iba a morir y Tessa, Jem y su hermanita, quedarían devastados.
«Lo siento. Lo siento mucho», pensó mientras tragaba saliva.
Ty respiró con fuerza.
—Kit, no puedes dormirte de nuevo —le dijo como si fuera una orden que él estaba obligado a seguir.
Kit abrió sus ojos azules y notó, con algo de asombro, que Ty también le devolvía la mirada.
—No sé cuánto pueda aguantar, Ty —le dijo sintiendo un espasmo más fuerte de dolor que recorrió su cuerpo cuando pronunció esas palabras.
Ty negó con la cabeza.
—No. Tú vas a resistir. Kit, tienes que hacerlo. Saldremos de esta, solo debemos esperar que las runas funcionen y saldremos de aquí.
Kit no pudo responderle, porque volvió a desmayarse. No supo cuánto tiempo pasó pero cuando volvió a despertar, Ty había aminorado la presión en la herida de Kit.
Ty pareció increíblemente aliviado cuando Kit abrió los ojos.
—Has… has dejado de sangrar. Ya no sangras mucho. Eso quiere decir que o las runas están funcionando o…
—O ya no queda mucho ahí adentro. —Su voz le sorprendió. Era más suave y débil de lo que alguna vez había sido. Incluso cuando despertaba en las mañanas, su voz era algo rasposa y lenta, pero nunca había sido así de lastimosa.
Y Kit no fue el único que lo notó, porque Ty también se encogió al escucharlo.
—Kit —dijo Ty—. La única forma en que saldremos de aquí es buscando un lugar donde puedan encontrarnos, tenemos que volver de donde vinimos.
Kit negó con la cabeza.
—No podré hacerlo —dijo sintiendo por primera vez, que sus brazos y piernas estaban entumecidos—. Tú tendrás que ir, Ty. Es… peligroso quedarse…
—No me iré sin ti —respondió Ty impidiéndole terminar. Kit entrecerró los ojos, su visión se estaba nublando, como si se estuviera quedando ciego y no podía enfocar a Ty—. Olvídalo, no va a suceder.
Kit tomó la poca fuerza que tenía para volver a hablar.
—Ty, me voy a morir. Es inútil…
—¡No! Cállate, no hables. No te atrevas a terminar esa frase —le dijo alzando la voz y con una mirada casi salvaje en sus ojos.
Kit debió encogerse y apartó la mirada de Ty. La situación era tan simple y se podía resolver en un abrir y cerrar de ojos si Ty solo fuera capaz de dejarlo y regresara a su mundo donde estaría a salvo.
—Kit. ¡Kit! —Ty había estado llamando su nombre varias veces. Kit deseó ignorar su voz y el sonido de ella, pero su único confort estaba en sus palabras mientras todo en su mundo lo hacía sufrir y muy dentro de sí, desear la muerte.
Kit volvió su mirada a Ty.
—No me iré sin ti, no lo haré. No puedo… no puedo perderte, no a ti. Puedes luchar, resiste. Las runas ayudaron un poco, nos han dado más tiempo. Pero si no buscamos ayuda, morirás. —Sus últimas palabras hicieron que comenzara a llorar, sus dientes estaban apretados y sus manos se apartaron de Kit y comenzaron a tirar de su propia camisa con fuerza—. Y no puedes hacerme eso, no a mí. No es justo, Kit.
Kit casi deseó sonreírle pero seguía respirando con dificultad. Sabía que no lo lograrían, pero quería darle algo de esperanza a Ty y también estaba desesperado por sacarlo de ahí, y si eso significaba que se desangraría con más rapidez en un intento en vano de salvarlo. Entonces que así fuera, porque eso sacaría a Ty de ahí.
Kit comprendía que sería un peso muerto para Ty, y que si lo dejaba tendría más posibilidades de salir de Feéra, pero Ty había sido claro: Él no lo dejaría.
Ya no le quedaban fuerzas para volver a hablar, así que miró a Ty y antes de que la bruma volviera a cruzar por sus ojos, asintió.
Ty suspiró profundamente.
—Te voy a sacar de aquí, Kit —dijo Ty—. Lo juro por el Ángel.
La visión de Kit volvió a desenfocarse. No podía ver bien, pero escuchó en el momento en el que Ty se puso de pie y sintió como si su cuerpo si aligerara un poco cuando sus manos dejaron de presionar su herida.
Escuchó unos pequeños ruidos que le hicieron saber que Ty estaba tomando los objetos necesario para su partida y Kit solo se quedó recostado sobre su propia sangre, una parte de ella ya se había secado y la otra mayor parte, seguía tan viscosa y oscura, que cada vez que Kit giraba su cabeza, la escuchaba burbujear debajo de él.
Su alivio no duró mucho. Ty regresó con sus cuchillos enfundados en su cadera y Argemonia asomándose detrás de sus hombros.
—Kit, voy a levantarte —le dijo el chico con sus amplios ojos grises y temerosos.
Kit no supo si pudo responderle, pero en un momento fue atormentado por otra ráfaga de dolor más insoportable que las anteriores. Nunca había sentido un dolor así y había comenzado a sollozar con fuerza, creyó haberle suplicado a Ty que se detuviera, pero si fue así, Ty ignoró sus súplicas.
Ty no podía cargarlo, era demasiado pesado para él, pero podía sostener la mayor parte de su cuerpo impidiendo que Kit volviera a caer.
Sintió como si sus entrañas quisieran escaparse de su cuerpo y sintió que la sangre volvía a salir. No entendía cómo seguía saliendo más de ese líquido rojizo, no paraba de salir y lo que más le asustó fue saber que en un momento no habría ni una gota restante dentro de él.
Ty dio el primer paso, fue inestable pero lograron moverse. En el tercero había acomodado a Kit en su costado y su cabeza descansaba en su clavícula. Por primera vez, Kit agradeció que Ty fuera más alto que él y en un momento de lucidez, inhaló hondo y se dio cuenta que debajo de ese espectral olor a hierro que caracterizaba a la sangre, también pudo oler flores silvestres y por alguna razón, eso le hizo recordar su hogar en Devon y los increíbles campos donde solía corretear a su hermanita, y cuando se sentía solo, se recostaba mirando al cielo e inhalaba ese peculiar y reconfortante olor a flores silvestres.
Ty tenía el olor de su hogar y eso le hizo formar una diminuta sonrisa que finalmente desapareció en su rostro cuando volvió a desmayarse.
* * *
Ty sintió que el cuerpo de Kit se desequilibraba y lo miró. Estaba más pálido y no estaba consciente. Es más, ni siquiera sabía si seguía con vida.
—No —dijo. Y se detuvo junto al tronco de un árbol de flores púrpuras. Recargó a Kit sobre el tronco y se posicionó frente a él—. Kit, despierta. Kit —dijo tocando su rostro e intentando no lastimarlo con cada movimiento que hacía.
Ty no quería mirar su herida, su forma y tamaño todavía lo asustaban. Cuando dio un vistazo, el tajo era curvado y de una profundidad tan abismal que Ty se estremeció sabiendo que sus órganos podrían salir por ahí si el golpe hubiera sido un centímetro más profundo.
Volvió a tomar el rostro de Kit entre sus manos, estaba muy pálido y sorprendentemente caliente, e intentó sacudirlo con mucho cuidado.
Kit volvió en sí, quejándose y jadeando.
—Siento… como si me estuviera quemando —fue lo primero que dijo y aunque Ty sabía que las palabras le causaban un dolor inimaginable, no pudo evitar sentir como su pecho se alivianaba al escuchar su voz.
—Tengo que distraerte para que dejes de desmayarte. No podremos salir sin tu ayuda, vamos. —Volvió a poner los brazos de Kit sobre su cuello y su cabeza volvió a descansar sobre el espacio que había entre su cuello y su pecho. Los brazos de Ty rodearon su cadera y el otro volvió a poner presión en su herida, mientras Kit siseaba por el movimiento.
Para este punto, las manos de Ty estaban oscurecidas y sucias de sangre seca, y no podía limpiarlas porque cada vez que tocaba a Kit, se le volvían a manchar. Ya ni siquiera podía distinguir su runa de Visión en su mano derecha.
No habían avanzado mucho, cuando Kit rompió el silencio.
—Hueles a casa… ¿qué loco, n-no? —dijo entre dientes y con esa extraña voz que parecía haberse instaurado en su garganta cuando la mayor parte de su sangre abandonó su cuerpo.
Ty no comprendía por qué ese comentario era necesario ahora que sus vidas corrían peligro. Pero luego lo pensó un poco y su mente pareció relajarse un poco.
Lo pensó desde su perspectiva: cada vez que alguien mencionaba las olas del mar o le llegaba el indudable olor a playa, a pesar de no estar en casa, sentía calidez y una sensación de paz que lograban reconfortarlo más que cualquier cosa. Porque eso le recordaba a su hogar, el lugar que, pasara lo que pasara, se mantendría en pie y a salvo. Donde su familia lo recibiría y lo amaría sin importar lo que hiciera o las decisiones que tomara.
Que Kit le dijera que le recordaba a su hogar, hizo que se le formara un nudo en la garganta a Ty. Porque deseó que se encontrara a salvo en ella y no aquí, muriendo y sin las personas que lo querían y se preocupaban por él.
—Sé… que es… algo estúpido, pero…
—No es estúpido —lo interrumpió Ty—. Lo entiendo, en serio.
Ty sintió que los húmedos mechones del cabello de Kit le acariciaban la barbilla cuando el chico intentó levantar su rostro para mirarlo.
—Ty —dijo él—. Lamento… no haberte dicho.
La mandíbula de Ty se contrajo y el nudo que antes estaba en su garganta, descendió hasta su estómago. Cuando Ty no respondió, y continuó arrastrando a ambos con una lamentable lentitud, Kit continuó.
—Te estás… agotando. No llegaremos antes de que… de que anochezca. No así. —Ty lo sintió tragar saliva con dificultad y las manos que rodeaban su cuello, se aflojaron un poco—. Tienes que dejarme.
Ty se detuvo y aunque todo en su cuerpo le gritaba que el esfuerzo que estaba haciendo era demasiado para él, sus manos apretaron a Kit con más fuerza, impidiéndole que lo soltara.
A Ty no le importaba si esa era la última voluntad de Kit sobre la tierra, él no estaba dispuesto a concederla.
* * *
—No —le dijo Ty con una voz rasposa. Kit no tenía idea de si era por el esfuerzo o la desesperación, pero su semblante era inexpresivo.
—Ty, por favor —Kit le estaba rogando. No quería que lo lastimaran a él también.
—No me lo dijiste. Dijiste que me lo habías contado todo y no era cierto. Me mentiste de nuevo.
Ty ni siquiera miraba en su dirección. Uno de sus brazos lo sostenía para que Kit no se cayera y la sangre… Ty presionaba su otra mano en la devastadora herida para mantener presión pero cada movimiento hacía que Kit pensara que tal vez morir sería más divertido si hubiera sido más rápido y en otras circunstancias.
—¿Habría si-sido diferente, si… te lo hubiera dicho?
Ty lo volvió a apretar contra su costado y Kit se encogió de dolor. A Ty pareció dejarle de importar que Kit hablara, en realidad, eso parecía tranquilizarlo más que el silencio del bosque.
—Kit, eres el descendiente de la Primer Heredera. —Kit no estuvo seguro si el comentario era un verdadero interés en el tema o solo era para mantener a Kit hablando.
Fuera cual fuera su razón, Kit le respondió con sinceridad.
—No me… importa —dijo con amargura en sus palabras—. Nunca… ha importado.
Kit ya no sentía sus piernas, sus pies estaban cubiertos de tierra y sangre. Tal vez eso debió preocuparlo un poco, sin embargo, su cabeza daba vueltas y su visión había empeorado tanto que ni siquiera veía más allá de uno o dos metros.
Podía sentir como sus órganos estaban a punto de salirse y si no fuera por el agarre de Ty, estaba seguro que no le sería posible dar ni siquiera un paso.
Kit ahogó un grito cuando Ty tiró de él para esquivar unos árboles y Ty se quedó helado.
—No te mueras —le dijo mientras le daba una mirada de soslayo. Las pupilas de sus ojos grises eran difíciles de distinguir entre la aterradora niebla que oscurecía su verdadero color.
—Estoy bien —mintió, intentando tranquilizarlo dándole una muy pequeña y ligeramente visible sonrisa—. Sólo… N-no te muevas tanto.
—Pero tengo que hacerlo, tengo que sacarnos a ambos de aquí. —Kit sintió el momento en que las manos de Ty se cerraron en dos puños, mientras el chico intentaba detenerlas para que dejaran de temblar. Estaba comenzando a entrar en pánico, ya estaba anocheciendo y los chicos no habían avanzado lo suficiente. Kit todavía no podía reconocer el lugar en el que estaban. Pero bueno, eso también se debía a que, por alguna razón, se estaba quedando ciego.
Kit quiso soltar una risa, pero estaba seguro que el movimiento lo haría llorar.
—Lo sé, Ty —respondió Kit, inhalando con fuerza—. Lo sé.
Ty había llegado a la cima de una gran colina que ahora tenía que bajar con mucho cuidado. El camino era más rocoso de lo normal y si pisaba una piedra suelta, los dos caerían.
—Kit, yo… —comenzó Ty—, a veces no soy bueno con las palabras. Son confusas y se mezclan en mi cerebro. Los sonidos fuertes todavía llegan a asustarme y Livvy dice que he avanzado, que aunque no puedo deshacerme de ello, puedo aprender a vivir con lo que siento. —Kit tal vez lo imaginó, pero sintió que la cabeza de Ty descendía un poco y se apoyaba ligeramente en el cabello de Kit—. Lo que quiero decir, es que…
Kit jamás sabría cuáles fueron las palabras que siguieron a esa oración, porque Ty se tambaleó peligrosamente al pisar una roca lisa, y el agotamiento y el peso extra pudieron con ambos.
Ty soltó a Kit. Kit cayó con fuerza y rodó varias veces, intentando protegerse pobremente de la caída. Sintió como si su herida se abriera todavía más y estuvo seguro que en su caída, la sangre había vuelto a fluir de forma increíblemente preocupante.
Su cabeza se golpeó contra una roca casi al final de la colina y ahora también estaba cubierto de tierra.
No necesitaba tocarse su nuca para saber que también había comenzado a sangrar.
¿Cómo es que sigue quedando sangre?, pensó entre todo el dolor que recorría su cuerpo.
No sabía dónde estaba Ty. Se sentía absolutamente agotado y el dolor estaba por todas partes. De alguna forma, ya no lo sentía como algo terrible, el sufrimiento se había vuelto algo tan común en estas últimas horas, que el simple acto de respirar le era difícil. Pero ya se había acostumbrado, y supo que no lograría salir de Feéra con vida.
—¡Kit! Oh, Dios, Kit. —Ty estuvo a su lado un par de segundos después, arrodillado a su lado y con un horrible corte sobre su ceja. Eso fue lo último que sus ojos pudieron enfocar, antes de que sus ojos se nublaran y solo viera sombras.
Ty estaba diciéndole algo, pero Kit no podía concentrarse en qué era lo que le estaba diciendo, sabía que este era el fin para él y tenía que hacer que Ty saliera de ahí con vida.
—… perdí mi estela, la perdí. Kit, no sé qué tengo que hacer. No sé si pueda volver a levantarte. No sé qué hacer… —Ty comenzó a sollozar con fuerza y el ruido fue algo tan espectral y aterrorizante, que Kit supo que lo perseguiría por siempre en el poco tiempo que le quedaba en esta vida y en la otra. Sus manos tomaron las de Kit y pudo sentirlas temblar con tanta fuerza que le rompió el corazón a Kit.
Kit iba a morir. No le quedaba mucho tiempo, pero no podía irse sin decirle a Ty lo mucho que lo amaba, no se perdonaría jamás si se iba de este mundo sin decirle a Ty la verdad. La única verdad que a él le importaba que Ty supiera y que tanto tiempo había mantenido oculta en su corazón.
Kit Herondale iba a morir, pero su corazón estaba obligado a descansar en paz primero.
* * *
—T-Ty… escúchame, por-por favor. Escucha —Los sollozos de Ty disminuyeron, pero el chico no dejó de tomarle la mano—. Esto, esto… no fue… tu culpa. No lo es… ni lo será.
Ty sintió como si hubiera dejado de respirar y sabía que si se atrevía a ver a Kit, sus sollozos volverían a comenzar y jamás pararían. La culpa estaba ahí y Ty la sentiría por el resto de sus días.
Esto no puede ser real, pensó. Es una pesadilla, tiene que serlo. Kit no puede estar muriendo, no así.
Lo que sucedía y lo que Ty volvería a recordar cuando lo inevitable sucediera, era que las peores pesadillas son las que te sucedían en la vida real.
—Estaba… estaba enamorado de ti, ¿sabes? —dijo Kit. Ty no pudo evitarlo, y lo miró con sus ojos grises completamente rojos e hinchados. Kit le sonrió—. Creí… que era algo obvio. Creo que… me e-equivoqué.
En realidad, el concepto del amor siempre le fue confuso a Ty. Claro, él amaba a su familia y cuando los veía, deseaba que nada malo les sucediera. Dru y Tavvy, sus hermanos menores, lo eran todo para él, y cruzaría mar y tierra por ellos.
Pero con Kit… nunca lo sintió como el amor que sentía por su familia. De hecho, cuando Ty miraba a Kit, lo único que deseaba era protegerlo e ir a donde fuera que Kit estuviera, sin importar que el chico fuera de su misma edad. Si Ty deseaba verlo, se lo decía y Kit iba de inmediato. Y cada vez que un chico o una chica le sonreía a Kit, Ty a veces deseaba que Kit se alejara de ellos lo más pronto posible. Ty nunca se había sentido molesto porque sus hermanos hablaran con alguien más. Pero con Kit todo era diferente, y si eso significaba que él también deseaba que Kit estuviera a su lado por el tiempo que fuera necesario y que nadie lo alejara de él, entonces que así fuera.
Solo que ya era demasiado tarde para darse cuenta o hacer algo por ello.
—Sé… que no sientes lo mismo, pero… pero… —Ty no pudo resistirlo más, su mente era un desastre y Kit estaba muriendo frente a sus ojos. Solo pudo pensar en que Kit necesitaba sentirse a salvo y recordó que Kit le dijo que olía a casa. Así que lo besó.
Y fue un beso suave y que se mezcló con las lágrimas de ambos. Sabía a sal, sangre y sí, también tuvo una extraña combinación de flores silvestres y Ty sintió que el viento de su hogar llegaba a reconfortarlo y sintió como si el olor a sal de mar también se mezclaba en los labios de Kit Herondale.
Los labios de Kit estaban terriblemente pálidos y le devolvieron el beso a Ty con tanta suavidad y lentitud, que el corazón de Ty se sintió a salvo a pesar de todo.
El beso no duró más que un par de segundos, Kit fue el primero en apartarse con un quejido y Ty se sintió culpable por no haber pensado en él.
—Lo siento —dijo Kit antes de que Ty pudiera detenerlo. Y aunque la situación no podría ser más caótica para ambos, vio una sonrisa gigante en los labios de Kit—. No… no tienes idea… de lo m-mucho que he deseado… que eso sucediera.
Ty levantó la cabeza de Kit y la recargó sobre su regazo. Sus manos nunca dejaron las suyas y cerrando los ojos, levantó su mano derecha donde Kit tenía su runa de Visión y la besó.
Kit pareció soltar una pequeña risa pero también terminó en un sollozo.
—Estás a salvo, Kit —dijo Ty, mientras las lágrimas salían de sus ojos, tan pretenciosas y dibujando un camino que descendía hasta su barbilla y caían al cabello de Kit—. Te tengo, todo va a estar bien. Vas a estar bien, lo… —Sollozó y su pecho tembló con él—… Lo prometo.
Kit volvió a sonreír, pero sus lágrimas no dejaron de caer.
—Tienes razón —le dijo en una voz tan baja y rota, que Ty tuvo que acercarse todavía más para poder escucharlo—. Todavía no sabes… cómo mentir.
Ty no pudo contener su llanto y las lágrimas cayeron con más fuerza, empapando su rostro y mojando el cabello de Kit.
—Kit, no te vayas —le dijo entre sollozos—. No te vayas a un lugar donde no puedo seguirte.
Kit en realidad no pareció escucharlo, sus ojos azules estaban fijos en el atardecer de Feéra y con un último aliento dijo:
—Mi madre… solía cantarme y solía decir… «la historia del am-amor que siento por ti. No tiene u-un… final». ¿Crees que así sea… nuestra historia?
Ty no tuvo tiempo de responderle. Los ojos de Kit se cubrieron por un cristal opaco y perdieron el último rastro de luz en ellos. Y Ty lo vio todo suceder tan rápido a su alrededor y tan lento al mismo tiempo, cuando la vida abandonó el cuerpo de Kit.
Ty abrió la boca liberando un jadeo que contrajo su cuerpo y cerró los ojos con fuerza. Su cuerpo dolía tanto, su corazón seguía latiendo pero cada golpeteo era como un recordatorio permanente de que seguía respirando y que todo esto era real.
Comenzó a balancearse una y otra vez. La cabeza de Kit seguía sobre su regazo y Ty puso su mano sobre sus ojos y gritó cuando se forzó a cerrarle sus preciosos ojos azules que jamás volvería a ver con vida.
—No, por favor. No. Kit. ¡KIT!
Feéra normalmente era una tierra habitada por muchísimas criaturas, grandes y pequeñas, en cualquier momento, cualquier visitante debía cruzarse con una de ellas, aunque el polizón nunca lo supiera; alguien siempre estaba vigilando.
Y cuando las hadas vieron la tragedia que sucedió ante sus ojos, todas, sin excepción alguna, dejaron que el joven centurión lamentara su pérdida.
Y por primera vez, en la historia de toda Feéra, las hadas permitieron un momento de descuido en sus tierras y ningún alma vio el momento en que Tiberius Blackthorn lloró hasta desmayarse sobre el cadáver de Kit Herondale.
#en serio creyeron que no lo mataría?#lol#ty blackthorn#kit herondale#kitty#kit ty#ty x kit#kit x ty#kitty fic#tsc#cassandra clare#twp#the wicked powers#janus#tsc fic
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Capítulo 26: Afortunada
Contigo nacen las caricias y palabras
nuestra verdad, nuestro lugar
conozco tu boca como a mis manos
conozco tu mano y la siento mía.
Y entre palabras y caricias
y miradas infinitas yo voy a estar
con lo que puedo darte, amor
es amor, es amor.
Es que contigo soy yo.
💭
A pesar de todo, Otabek no quería hablar con su madre. Sus ojos podían humedecerse con tan solo pensar en la conversación con ella, porque se sentía avergonzado, no quería ser una decepción para ella, no quería ser una decepción para nadie. Y a pesar de que ese jueves no iría a la escuela gracias a la suspensión, Nina llegó a su lado en la mañana, para que bajara a tomar desayuno con su padre.
Tenía miedo, y coraje, hace menos de veinticuatro horas que todo se había ido a la mierda con solo un par de palabras, el hecho de que Jean haya gritado su secreto a los cuatro vientos le había destruido toda estabilidad, ya no tenía certeza de nada y eso le estaba matando.
¿Ahora qué?
De solo pensar en decirle la verdad a su padre su rostro ardía, ayer un par de puñetazos le quitaron la valentía y ahora se odiaba por eso. A veces le gustaría ser como Yura, mandar todo a la mierda y listo, pero no podía. Su mayor temor era que su padre le echara de casa y no pudiera ver nunca más a sus hermanas o a su madre, sentía que si las dejaba, no tendrían seguridad junto a su padre. Porque el principal trabajo de Otabek era recibir los golpes, si él no estaba ahí, probablemente ellas tendrían que enfrentar la violencia de su progenitor, y él no iba a permitir algo como eso.
Aún cuando su mente era un revoltijo, no tardó en llegar a la mesa, sonriéndole a sus hermanas, que no le devolvieron el gesto. Ah, claro, se veía como la mierda. Su madre llegó segundos después, sirviendo kásha para las niñas y café para su esposo.
Su padre leía el periódico tranquilo, y esa misma tranquilidad dejaba inquieto al moreno, pensando en que si su padre le iba a golpear, le rogaría que esperara para que sus hermanas tomaran desayuno.
— ¿Cómo dormiste, hijo?—Otabek desviaba su atención a Vera, quien luchaba con su avena desabrida y las lágrimas.
— Bien, gracias.
— Otabek, en poco más de un mes te vas a graduar.—Pudo haber bufado en respuesta, mas se contuvo, observando alrededor. —Es hora de que seas un hombre y pienses en tu futuro, Otabek, ¿Qué harás después?
¿Era una pregunta retórica? Esperaba que sí, porque, mierda, no tenía idea de qué haría después. Ni siquiera sabía que iba a hacer hoy, no tenía idea, tenía la certeza de dos cosas, pero no podía decir ninguna.
— Voy a estudiar, seré un abogado.
Altin sonrió satisfecho con esa respuesta, y el ambiente se relajó notablemente. Otabek tenía un sabor amargo en la boca, nuevamente comparándose con su padre, claro, voy a estudiar y ser abogado, como tú. Eso quería oír él, Vladimir Altin quería que su hijo fuese igual a él, casándose con alguna chica de su círculo social, teniendo unos cuantos niños, siendo un machista de mierda, el héroe kazajo.
Quizás así sería todo más fácil, habría paz en su casa, si tan solo hiciera las cosas bien ya nadie gritaría, las niñas no tendrían miedo y su madre tampoco. Incluso Yuri sería más feliz sin él, como lo era con Jean, con alguien que le pueda querer como se lo merece, sin vergüenza, sin ocultarse. Pero... ¿Qué ocurría con él? Esa decisión parecía beneficiar a todos menos a Otabek, quizás podría seguir siendo egoísta, quizás esa la única opción, pero temía arriesgarse.
🌹
Había muchas cosas de las cuales él no estaba seguro, pero sí tenía la certeza de algo, y es que él amaba a Yuri Plisetsky. A veces cree que desde el momento en que le vio cayó rendido, mas en ocasiones sabe que en realidad se enamoró en cuanto escuchó su voz violenta y altanera, porque en ese pequeño rubio había más carácter que en cualquiera. En él, por ejemplo. No importa cuanto se haya tardado en darse cuenta ni cuantos errores haya cometido, porque nada de eso podría cambiar la intensidad de sus sentimientos. Y estos eran tanto así que en cuanto su padre se fue a trabajar, él fue corriendo a buscar su teléfono, descubriendo nueve mensajes de su novio.
[17:45] Beka, hey, ¿estás bien?
[17:50] Beka si estás enfadado por favor perdón, sé que debes estar molesto por lo que ocurrió y es todo mi culpa, si no quieres hablarme nunca más lo entiendo.
[18:00] pero dime que estás bien y que no te castigaron de por vida, para estar tranquilo.
[18:02] Hey
[18:03] Heyyyy
[18:05] Otabek Mikhail Altin, vas a decirme si estás bien en este instante porque Yakov quiere que deje el teléfono, así que me dirás o no?
[19:00] Beka, vamos, sino quieres hablarme al menos dile a Víctor
[23:19] Beka
[23:19] ¿aún somos novios?
Releyó el último mensaje un par de veces, dándole vueltas en su cabeza y sintiendo un nudo en la garganta. Claro que eran novios, por supuesto, era así ¿cierto? Sí, seguían juntos y todo estaba bien, solo debían estar igual que siempre y todo estaría bien. Seguir igual que siempre por el resto de sus vidas, probablemente.
En vez de escribirle, prefirió recostarse sobre su cama desordenada, pulsando su foto para llamarle, esperando a que el ruso decidiera contestar.
— ¡Beka!—Podía escuchar su voz claramente, y una sonrisa se dibujó en su rostro.
— Yura.—Él, al contrario, solo pudo soltar un susurro, buscando las palabras adecuadas para su novio.
— ¿Por qué no me respondiste ni un solo mensaje? Mierda, estaba preocupado, ¿no irás hoy? ¿estás muy lastimado? ¿cuál fue tu castigo?
— Estoy bien, he recibido palizas peores.—Otabek hablaba suavemente, riendo con su propio chiste, aunque a Yuri no le hizo gracia en lo más mínimo.
— Pedazo de idiota, no bromees con eso. Por eso quería saber de ti, sé que Jean te dejó uno que otro moretón... pero no sé que pasó después.
— No vale la pena hablar de eso.
— Nunca quieres hablar de eso.—Al otro lado de la línea Yuri estaba recostado en su sofá, con el ceño fruncido y la boca apretada, molesto con su novio y su orgullo.
— Yura, no vale la pena, en serio. Además, si mi novio sabe que no me gusta hablar de eso, ¿por qué sigue insistiendo?
Otabek tenía una sonrisa en el rostro, presionando el teléfono contra su oído, percibiendo la respiración de Yuri, su jadeo involuntario.
— ¿Novio?
— Claro... yo no he terminado contigo, y espero que tú tampoco conmigo.
Pudo escuchar la risa ligera de Yuri al otro lado de la línea, y por alguna razón todo se sentía tan lejano y melancólico, quería guardar esa risa preciosa hasta su muerte, esa risa despreocupada. Así como quería guardar sus besos y su rostro sonrojado, los viajes en motocicleta y los almuerzos de cómics y ballet, ¿en qué momento todo se había vuelto tan difícil?
— Así que, novio, ¿cuál es tu castigo?
— Sin ir hasta el lunes, bah. Mi padre me dijo que yo debía pagar la nariz de Leroy, así que no habrán salidas al cine en un par de semanas, babe, Jean se llevó todos mis ahorros...
— Descuida, yo invito.
Yuri dejó salir otra risita, y Otabek le acompañó.
— Quiero seguir hablando contigo.
— Hazlo.—Su voz era apenas un susurro, y el moreno podría morir de solo escucharle hablar así.
— Tú sí debes ir a la escuela, Yura.
— mmh, quizás decida no ir hoy e invitarte a tomar helado...
— No, no, no. Si tu abuelo se entera me mata, y no necesito más amenazas de muerte.
— No es gracioso, Otabek.
— No es un chiste.
— No es gracioso.
— Ya, vale, no es gracioso... vete de una vez, vas a llegar tarde.
— Yo también te amo mucho, Romeo.
— Te amo más, Yulieta.
— Tus chistes son tan malos que prefiero ir a la escuela, te llamo en el almuerzo... te quiero.
El moreno dejó salir un pequeño igual yo, a la vez que cortaba la llamada con su novio, mirando la pantalla en negro. Escuchó el auto de su madre, seguramente iría a dejar a sus hermanitas al colegio, por lo que efectivamente Yuri ya iba bastante atrasado. Con ese pensamiento en mente cerró sus ojos, dispuesto a dormir un par de horas más.
🌹
Luego de un fin de semana que lamentablemente no pudieron pasar juntos, Yuri y Otabek se encontraron en la entrada del instituto aquel día lunes. Actuaron lo más normal posible, aún cuando querían correr a abrazarse, caminaron con calma el uno al otro, con un saludo escueto. Víctor fue mucho menos disimulado, saltando encima de su amigo, mientras que Yuuri le veía avergonzado.
Aunque tal y como lo esperaba, ese primer día afuera del clóset, fue una verdadera mierda. En cuanto abrió su casillero, encontró una nota bastante desagradable, no como las que recibía Yura, sino como una peor. Directamente del equipo de hockey, le estaban mandando a la mierda, no iban a jugar la final con un maricón en el equipo, palabras textuales. Caminar hasta el salón de clases fue una tortura y una prueba mortal a su paciencia, recibiendo miradas desagradables de todos, así como uno que otro empujón mientras caminaba hacia la cafetería. Ya, okay, podría ser peor.
Y fue peor, claro, cuando tuvo clases de educación física y le obligaron a cambiarse en otro lado, porque no podían compartir el vestidor con un gay de mierda. La clase en sí fue pésima, los chicos no dejaban de hablar de él así como se burlaban cuando uno de sus tiros fallaba, y otra vez tuvo que hacer uso de su paciencia antes de empezar otra pelea que acabe con él pagando narices rotas.
Y no tuvo el valor de tomar la mano de Yuri o siquiera abrazarle, solo estaban juntos con el resto de sus amigos, actuando como eso, amigos. Y es que no podría hacerlo de otro modo, si todos los que le saludaban en el pasillo o le alentaban en los partidos ahora le veían con asco, solo por un rumor, ¿como sería si en verdad se declara gay y sale con Yura frente a todos? No sería novedad si recibe más golpes.
Pero Yuri era demasiado bueno con él como para demostrar su molestia con eso, solo le sonreía como siempre, incapaz de obligarle a algo. Era jodido, porque Otabek ni siquiera tenía el valor de tomar su mano.
A la salida, Otabek veía a Yuri con el rostro sereno, con una muda invitación, necesitaban estar solos, necesitaban estar juntos. El rubio ocultó su rostro en la espalda de su novio, abrazándose a él durante todo el trayecto, disfrutando la brisa en su cara y el perfume de su novio. Llegaron hasta la casa del rubio y Nikolai les saludó feliz, extrañando la presencia del moreno en su hogar, al igual que Canela.
La cena fue amena, en verdad echaba de menos la comida en el hogar Plisetsky, con Yura llenando sus mejillas como si no hubiera un mañana, y Nikolai riendo. El ambiente era tan tranquilo que hasta pudo ignorar los mensajes que llegaban con insistencia a su teléfono.
Aún bajo la atenta mirada de Nikolai, ambos fueron hasta la habitación de Yuri, donde se juntaron en un abrazo más que necesitado, para luego unir sus labios. Se recostaron lentamente entre el desorden del rubio, riendo en cuanto vieron a Canela llegar hasta ellos. La habitación iluminada con una simple lámpara y sus manos unidas, Otabek ocultaba su rostro en el cuello de Yuri, y su respiración le hacía cosquillas al menor, al igual que los besos que dejaba en su piel. Pasaron unos minutos eternos, hasta casi caer dormidos, hasta que Otabek se sentó frente a Yuri, acariciando sus mejillas a la vez que acercaba sus rostros, besando sus labios superficialmente, para luego suspirar.
— Mi madre lo sabe.
El murmullo casi inaudible desconcierta a Yuri, quien busca los ojos de su novio en medio de esa semi penumbra, aunque este le evita. Lleva sus manos frías hasta el rostro de Otabek, y por alguna razón él parece tan triste...
— ¿Cómo?—Yuri también susurra, haciendo todo ese motivo aún más íntimo, sobre todo cuando Otabek se aferra a su cadera y descansa su rostro en él, sintiendo otra vez esa tristeza inexplicable.
— Solo... lo sabe, y no me ha dicho nada al respecto, me dijo que podía confiar en ella, pero no me ha forzado ni juzgado... Y no sé por qué me siento tan triste.
Yuri podía oír su voz ahogada, pasando sus dedos por su cabello castaño, dejando besos sobre este. Otabek había dejado de lado todo y ahora daba rienda suelta a sus lágrimas, aferrándose al pequeño cuerpo de su novio. Plisetsky seguía repartiendo caricias, su rostro, sus mejillas, su espalda.
— No sé qué hacer ahora mismo, Yura.
— Solo... vamos con calma.
No quiero perderte, tampoco a ellas. No sabía por qué, pero no podía decir aquello, había algo que se lo impedía. Y el silencio se hacía cada vez más largo, hasta que la voz suave de Yuri volvió a escucharse.
— ¿Qué ocurrió ayer, Beka?
— Solo... lo normal, sabes como es el temible señor Altin.—Otabek intentaba hacer un chiste de aquello, mientras Yuri se agachaba junto a él, para ver su rostro aún algo amoratado.
— No lo sé, nunca me hablas de eso...—Yuri susurra contra sus labios, dejando un beso luego. Otabek siente un incómodo nudo en su garganta.
— Sabes que mi padre tiene un carácter de mierda, así que la mayoría del tiempo soy voluntario a recibir su enojo, sobre todo porque casi siempre la cago... Y ayer no fue la excepción, él solo... está molesto porque no le hice caso y te sigo viendo.
— ¿Le dijiste? —El tono sorprendido de su novio le hace sonreír, negando con la cabeza.
— Ayer le dije que éramos amigos y casi rompe mi nariz, si le digo que soy gay probablemente me mate o, peor aún, me eche de casa...
— ¿"peor aún, me eche de casa"? Otabek Mikhail Altin, definitivamente debes ordenar tus prioridades.
Otabek suelta un risa triste, mientras Yura le ve con el ceño fruncido.
— No lo entiendes... si yo no recibo un puñetazo, alguien debe hacerlo, y no puedo permitir eso.
— Tampoco deberías recibirlo tú.
De un momento a otro, Yura se sentía terrible consigo mismo. Siete años de amistad ignorando lo que le ocurría a su amigo, y lo peor es que no podía hacer nada al respecto. Se sentía inútil, todo lo que podía darle era amor, podría besar su rostro una y mil veces, pero eso no evitaría nada, no solucionaría nada.
— Ser gay es una mierda.
El quejido de Otabek había sonado tan sincero, que Yuri pudo reír entre las lágrimas que caían por sus mejillas, sonriéndole a su novio.
¿Qué tan jodidos estamos todos como para convencernos de eso? Nos hacen creer que estamos mal, que somos raros, que merecemos la vida de mierda que nos hacen pasar, que debemos recibir los golpes, que es una mierda ser nosotros mismos.
Por eso, en medio de todo el dolor y la incertidumbre, Otabek se siente afortunado por tener a Yuri a su lado, de tener a quien amar y que le ame de vuelta, y es que junto a Yura puede ser él mismo. Sin explicaciones, sin problemas, sin violencia y sin temor, estar con Yuri es un momento efímero de nada más que amor y alivio, y quisiera que fuera eterno.
No le importó que su madre le llamara hasta tarde, ni que probablemente estaría en problemas al día siguiente, solo era él y su novio, sus manos unidas y sus cuerpos abrazados. Compartiendo su lugar junto a él, mirándose a los ojos por segundos infinitos, contando cada una de sus pestañas y memorizando cada detalle de su bello rostro. Sus manos se entrelazan y sus labios se sonríen, entre caricias sus bocas se buscaban de repente y los besos flojos adormecen a ambos. Y Otabek quería estar así con Yuri, para siempre.
Porque últimamente todo le sabe a despedida, y cada vez entiende con mayor precisión las palabras de su novio; son hijos del peligro, su destino es igual.
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241. Amo como transformaste mi vida.
242. Amo todo lo que trajiste cuando llegaste a mi vida.
243. Amo quedarme un poco más por ti.
244. Amo que seas mi primer pensamiento en la mañana.
245. Amo cada canción que me has dedicado.
246. Amo dedicarte tantas canciones.
247. Amo que seas tan noble.
248. Amo nuestra relación y la perfecta que es, con sus imperfecciones.
249. Amo arriesgarme contigo.
250. Amo que seas todo lo bueno.
251. Amo que seas mi sol y mis estrellas.
252. Amo verte crecer.
253. Amo tener esos momentos en el día donde te vienes a mi cabeza y necesito hablarte.
254. Amo recibir un mensaje tuyo.
255. Amo tus valores.
256. Amo y admiro tu inteligencia.
257. Amo que seas la persona más adorable que existe.
258. Amo hablar de ti con otras personas.
259. Amo que me hayas escogido a mi.
260. Amo saber que puedo confiarte mi vida entera.
261. Amo que seamos tan tímidos, que simplemente llegamos a la conclusión de que éramos novios. KDJSKFKD
262. Amo que empieces a sacar conclusiones para descubrir que es lo que estoy haciendo.
263. Amo cada día seguir intentándolo junto a ti.
264. Amo escuchar nuestra playlist mientras me ducho.
265. Amo buscar como sorprenderte siempre, aunque sea con lo más mínimo.
266. Amo haber hecho un intento horrible de Star-Lord para ti, y casi morir en el intento.
267. Amo saber que nunca me vas a lastimar.
268. Amo que me llames por mi nombre, aunque eso significa que me estás amando menos.
269. Amo que me hagas enojar y que después vengas haciéndote el gracioso.
270. Amo ser tú rayito de luz.
271. Amo ser tu estrellita del norte.
272. Amo hacer esto por la madrugada porque me pongo más sensible.
273. Amo hacer esto por la madrugada porque es cuando pienso en todo lo que hemos pasado y recuerdo lo lindo que ha sido todo este tiempo junto a ti.
274. Amo que me dejes tener un crush con Tom Holland.
275. Amo que me dejes estar con Harry también.
276. Amo hacer tantas cosas por ti. (tutoriales de YouTube _guiño, guiño_)
277. Amo nuestras luchitas.
278. Amo que lamernos la cara sea la forma de solucionar nuestros problemas.
279. Amo que seas mi alma gemela, en todos los sentidos.
280. Amo tu perfume, porque hueles al amor de mi vida. ;)
281. Amo hacerte piojito.
282. Amo cuando nos acurrucamos.
283. Amo cuando hacemos cucharita.
284. Amo que me dejes ser la cuchara grande.
285. Amo tu mentalidad de niño pequeño.
286. Amo que exista una foto de ti con mi nombre en tú frente.
287. Amo pensar en que sí te vas con otra, me voy con ustedes.
288. Amo que te hayas dado cuenta que era la indicada cuando te reté a gritarle a la gente en la cara.
289. Amo que seamos amix, nunca enemix.
290. Amo que estés on fire 24/7
291. Amo saber que puedo tener una gran aventura espacial cuando quiera manosear.
292. Amo que seas el carpintero de ésta tabla. ;)
293. Amo a mi bebé Chris.
294. Amo al doble malo.
295. Amo que seas la mejor parte de mi.
296. Amo que me respetes y aceptes tal cual soy.
297. Amo que hayas llegado de sorpresa.
298. Amo que hayas llegado cuando no esperaba nada.
299. Amo sentirme como una adolescente hormonal cuando estoy contigo.
300. Amo que hayas fortalecido cada inseguridad en mi.
301. Amo que me hayas ayudado, indirectamente, a superar mis miedos.
302. Amo que seas un gran apoyo.
303. Amo saber que puedo cantarte y bailarte las canciones de glee.
304. Amo que hagamos un escándalo.
305. Amo hacerte mimitos y piojito.
306. Amo que seas mi bebé grande.
307. Amo que seas mi Chris chiquito.
308. Amo dedicarle más tiempo a esto, que a tú regalo de navidad. (hasta estos momentos no sabía que regalarte)
309. Amo estar tan cerca de terminar, y darme cuenta que todavía tengo muchas cosas para decirte.
310. Amo la increíble persona que eres.
311. Amo que Harry haya sacado el álbum antes de este momento y así puedo dedicarte algunas canciones. (es una segunda parte del regalo, spoiler)
312. Amo leer esto y ver en lo que me he convertido gracias a ti, y darme cuenta también que repetí algunas cosas, pero en mi defensa no me había dado cuenta.
313. Amo que tratemos de ver creepypastas, pero terminemos viendo doblaje de TF2.
314. Amo que entre meme y meme, me gustes.
315. Amo la conexión que tenemos.
316. Amo el simple hecho de que existas.
317. Amo que me traigas bien pendeja, de verdad.
318. Amo que hayas llegado a mi vida y hayas reparado cada parte de mi.
319. Amo todo lo que haces, lit.
320. Amo pensar en las estupideces que haremos (o hicimos, aun lo no sabía) en la cena de navidad, bajo la mesa, con nuestros padres presentes.
321. Amo la idea de que jamás voy a encontrar a alguien como tú, asi que te aguantas.
322. Amo lo suertuda que soy al tenerte.
323. Amo emocionarme cuando recibo un mensaje tuyo, igual que el primer día.
324. Amo que seas todo para mi.
325. Amo tener nuestro propio mundo ideal.
326. Amo tener Crazy in love y Umbrella como canciones que algún día voy a bailarte. ;)
327. Amo pensar que hace un año, ya nos estábamos conociendo y ahora ya estemos con el amarre mutuo hasta el cuello.
328. Amo que nuestra relación sea 11/10
329. Amo saber que algún día voy a ponerte mascarillas y te voy a pintar las uñas.
330. Amo saber que algún día tendremos nuestro propio estante con cositas muy ratas.
331. Amo recordarte cada vez que pueda, que eres lo más importante que tengo.
332. Amo que seas la mejor parte de mi.
333. Amo ser tu fan número 1.
334. Amo saber que puedes tener a cualquiera, y aun así estás conmigo.
335. Amo jugar con tus dedos y terminar entrelazandolos con los míos.
336. Amo que nos esforcemos tanto en nuestro relación.
337. Amo estar bien contigo.
338. Amo repartir besitos en todo tu rostro.
339. Amo que me des besitos, ¿por qué estás durmiendo y no dándome besitos? >:(
340. Amo demostrarte y recordarte que mereces todo esto y más.
341. Amo saber que eres el amor de todas mis vidas.
342. Amo saber que sí en algún momento todo esto que tenemos se acaba, siempre estarás en mi corazón.
343. Amo saber que nunca me voy arrepentir de esto, es lo más valioso que he tenido en mi vida.
344. Amo saber que una vez nos hice en los sims y tuvimos dos hijos y nuestros dos perritos, y nunca te lo dije, hasta ahora que ya nos llevó la verga. :(
345. Amo que no veas maldad en la gente, por eso eres tan bueno y tengo que cuidarte y protegerte de toda esa gente mala.
346. Amo tener la idea de que Perfect, de Ed, es y será siempre nuestra canción principal, a pesar de todas las que nos hemos dedicado.
347. Amo, por cierto, compartir nuestros sueños y ahora, compartir un hogar.
348. Amo saber que puedo dormir tranquila porque tengo una persona que me ama y no es tóxica. :(
349. Amo que cada día llegues a darle color a mi vida.
350. Amo que el Chris malvado haya destruido al Chris débil. (No tan literal, tú sabes porque lo digoKDJDKFK)
351. Amo que llegue el fin de semana para que comience la acción. 😈
352. Amo que conozcamos cada lugar de mi casa. _guiño, guiño_
353. Amo saber que me amas más que a Star Wars. :(
354. Amo cuando me haces piropos de camionero.
355. Amo que seas mi bebé en cuerpo de grande.
356. Amo jugar a montar el caballo arriba tuyo. :$
357. Amo planear los berrinches para que me termines por consentir, igual que siempre.
358. Amo que me veas cara de animal, y yo verte cara de granja.
359. Amo siempre traerte unas perras ganas.
360. Amo saber que en otras vidas, también estamos juntos.
361. Amo que te pongas como Lucifer, papucho. :$
362. Amo que cada vez que tengamos oportunidad, bailemos un lento.
363. Amo que cada día estamos más unidos, o así lo veo yo.
364. Amo saber que tengo a tan maravillosa persona a mi lado, y saber que me hace feliz, que daría todo por sacarle una sonrisa.
365. Y sí, amo 365 cosas de ti, de nosotros, de nuestra relación, de todo. La cosa es, hay algo, alguien mejor dicho, que amo más y ese eres tú. Te amo con cada latido de mi corazón y créeme que doy todo para verte feliz, sé que te lo he dicho tantas veces, pero realmente no sé que haré si algún día me faltas, no sé que haría si no te tengo en mi vida con tus bromas, con tu apoyo, con pequeños detalles de ti que me hacen tan feliz. Te amo demasiado, te amo más de lo que puedo demostrarte, te amo infinitamente, te amo como nunca amé a alguien. Te amo, Chris, te amo tres mil millones +1.
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100 cosas de ciro/benjamín
1- Tiene los ojos y dientes más lindos del mundo (estoy obsesionada)
2- Ama con su vida a su gata Noah y a su perro Aaron, son sus dos hijos
3- Hace poco Aaron le gruñó mientras comía (cosa que nunca había hecho antes) y él se super indigno, es un tarado
4- Es fan de mirar series, siempre tiene alguna para ver y si no la tiene encuentra una
5- En época de colegio duerme más de lo que respira
6- Su serie favorita es skins
7- Es de uruguay pero es más argentino que uru, es un vendepatria
8- Cuando recién habíamos empezado a hablar era lo más ortiva posible, dice que no le cabía que yo fuera tan simpática
9- Es mi hilo azul
10- Habla como retrasado y escribe mal apropósito y por su culpa se me pegaron escribirlas mal también y parezco una pelotuda
11- Su comida favorita es la pizza
12- No le escriban porque es sordo
13- A veces se enoja por cosas que pareciera que tiene 5 años, es muy bebé
14- Usa a sus amigas y las invita cuando esta solo en su casa porque no le gusta
15- Quiere conocer Alaska
16- No cree en las promesas, pero a mí me hizo dos (me siento especial por eso)
17- Le gustan los glitters/brillitos, a veces le digo que ojalá se le caigan todos y me dice que soy re mala jsjs
18- Con las cosas que tiene que hacer o a los lugares que tiene que ir me emociono más yo que él, soy su madre
19- Nunca nos preguntamos “que haces?” porque siempre saltamos hablando de algún tema
20- Siempre intento cuidarlo de todo, aunque él no me da ni bola y hace lo que quiere
21- No me gusta que se enganche porque siempre termina mal él por algún motivo
22- Sabe todo de mi
23- Una vez dijimos de ver una serie juntos, eligió ahs, vimos el primer capítulo y se aburrió, la terminé viendo sola
24- A veces cuando se quiere ir a dormir le digo que todavía no y así me espera como una hora, lo amo
25- Una de mis hermanas siempre me pregunta por él porque piensa que estamos juntos
26- Sus audios en pedo fueron lo mejor que hizo por mi (después de prestarme su cuenta de netflix, obvio)
27- Una vez nos peleamos (la única pelea que tuvimos) y se enojó y tuve muchísimo miedo de perderlo, soy una exagerada cuando se trata de él
28- Somos muy parecidos a la hora de actuar
29- Odia a los heteros
30- Ama a tigrillo
31- Soy una goma de mierda con él, pero es que quiero que sepa cuanto lo amo por más que ésto no sea nada al lado de lo que siento, no me alcanzarían nunca las palabras para poder explicárselo
32- Una vez quiso ser vegano pero le duró una semana aprox
33- Es una persona que si tiene algo que decirte va y te lo dice, y si no te lo dice te lo hace saber, no es de andar diciendo cosas que no son
34- Tiene una visión sobre todo y cada cosa, desde lo mas complejo hasta lo mínimo, y me encanta cuando me habla sobre algo y me dice que es lo que piensa sobre eso, amo su forma de pensar y expresarse
35- Se merece todo lo lindo de éste mundo, me gustaría poder abrazarlo y protegerlo de todo lo malo que pueda llegar a pasarle alguna vez
36- Me enseñó que todo pasa, y eso es lo que aplico siempre y vivo repitiendo desde que sé que es así (gracias a él)
37- Nunca voy a terminar de agradecerle todo lo que hizo por mi aunque diga que no hay nada que agradecer, siento que le debo donde estoy ahora y lo bien que estoy
38- Es la persona que más me hace reír
39- Me gusta llamarlo por wpp para que se ponga nervioso y además interrumpirle cualquier otra cosa que esté haciendo
40- Es lo mejor que tengo
41- Una vez vino a baires y estuvo a 10 minutos de la localidad en donde vivo y nunca me avisó ,,
42- Le dediqué un millón de canciones, tranquilamente podría hacerse un cd
43- Sé hasta su documento
44- En mi cumpleaños me dijo que era más que el amor de su vida, fue lo más lindo que me dijo creo, lástima que no me lo volvió a decir u_u
45- No le interesa en absoluto el futbol, dice que son gente corriendo una pelota, siempre le dije que diga que es de independiente y siempre me dijo que no
46- Es todo en una persona, literalmente todo; centrado, inmaduro, gracioso, ortiva, exagerado, comprensivo, y un millón de adjetivos que podrían calificarlo más. Es una mezcla hermosa. Es como la frase que dice “vos tenés tanto de todo y tantos tan poco”
47- Es lo más valioso que tengo y que podría llegar a tener, quiero encerrarlo en una caja
48- Tiene la memoria de un pescado, nunca se acuerda de nada
49- Siempre que me voy a bañar me dice que no me ahogue
50- Me shippea con una amiga del colegio
51- Lo tengo escrito en toda la carpeta del colegio, soy una gorda fan
52- Es una persona en la cual podes confiar ciega y plenamente que sabes que nunca te va a fallar
53- Amo hablar con él, se re nota su ausencia cuando no hablamos, me faltan las piernas mas o menos
54- No le gusta cuando uso palabras uruguayas, dice que soy argentina no uruguaya que entonces no las use
55- Ni él sabe que significan algunas palabras, es malisimo
56- Cuando estaba la novela de los ricos no piden permiso lo callaba para que me dejara ver y me decía que era su abuela mirando novelas
57- Siempre le hago los 11:11 o 00:00, amo hacerselos
58- El último 11:11 del 2016 me lo hizo él
59- En año nuevo hice que mis hermanas le mandaran audios
60- Tiene los números de casi toda mi familia
61- Es de géminis y piensa que no sé que día cumple pero sé que cumple el 21 de junio
62- Necesito abrazarlo una vida entera
63- Es una bendición en la vida de las personas
64- Odiamos a su tía
65- Pocas veces me demostró celos
66- Le gusta Troye y yo le decía troya y se enojaba, es tontito pobre
67- Lo persigue el número 27
68- No hay un día en el que no le diga que lo amo
69- Nunca se dio cuenta de todo lo que es y no tiene ni una mínima idea de lo lindo que es siendo simplemente él, no tiene ni la más pálida idea de todo lo que transmite
70- Mil veces le hice jodas diciendo que me gustaba, si algún día me llega a gustar posta no me va a creer
71- Lo voy a amar siempre de forma incondicional
72- Me caen mal todos sus exs
73- Nunca me había dicho que era su mejor amiga hasta que me mostró un estado suyo, me quedé así :D después de verlo
74- Esta durmiendo y lo estoy extrañando mucho en éste momento
75- A veces parezco enamorada de él por lo goma que soy
76- Me hace muy bien tenerlo en mi vida y saber que si lo necesito va a estar no importa el día ni el horario, él siempre va a intentar ayudarme, siempre voy a tener alguien en quien apoyarme si lo necesito, ese alguien es Benja. Sé que siempre intenta cuidarme de todo, sé que me ama, sé que va a cumplir sus promesas. Es lindo tener a una persona que haga tantas cosas por vos constantemente, pero más lindo es tenerlo a él para todo eso
77- No sería nada si no lo tuviera a él, y no es exageración, o quizás si un poco. Pero realmente sería muy distinta yo si no estuviera él en mi vida para seguir mejorandola
78- Podría estar todos los días diciéndole mil cosas distintas porque juro que no me canso de ser así con él
79- Le demuestro todo mi amor porque lo tiene muy ganado y porque lo considero lo más importante de mi vida
80- Tengo miedo de perderlo alguna vez
81- Ésto iba a ser hasta las 50 pero se me hizo muy fácil llegar hasta cincuenta, tuve que ir por una cifra más alta
82- SEÑALES#
83- Muy pocas veces tiene ganas de cocinar pero cuando lo hace las cosas le salen re lindas
84- 3312
85- Le pasó mi número a un amigo due suyo, eric te queremos
86- Conocí palabras nuevas por él chau es mi prof
87- Se enamoró de su psicólogo ,,,
88- My wonderwall
89- Amo tanto su nombre due que siempre le digo benjamín y cuando me enojó no sé como decirle
90- Me hizo mejor persona
91- No me siento lo suficientemente buena para poder aconsejarlo y demás, siempre le doy mi opinión e intento ayudarlo con todo, pero siento que no es ni el cuarto de todo lo que él me ayuda a mi
92- Contó las horas que faltaban para mi cumpleaños, loamo
93- Seguramente a esta altura ya este llorando porque a veces se pone sensible de nada, espero que si es así como dije recién dejes de llorar, te amo
94- Es mi (b)uen amor
95- Es la persona más inestable del mundo pero al mismo tiempo es la única que logra estabilizarme a mi
96- Estoy más que orgullosa de vos y de todos y cada uno de tus logros, que por más que no sea nada fácil seguís y seguís bancandote todo lo que viene, sabes que ya no falta tanto como antes y espero que eso te motive algo aunque sabemos que todavía falta un toque. Me pone más que feliz ver donde estas ahora y a donde vas a llegar, cada vez falta menos y cada vez estoy más orgullosa de vos. Voy a estar siempre con vos, en cada cambio, en cada tropiezo, en cada desilusión, en cada ilusión, en cada buena y mala noticia, siempre y para todo voy a estar con vos, no voy a permitir que te caigas por nada en el mundo, aunque sé que no vas a bajar los brazos después de todo porque no sos así, porque lo que querés lo conseguís, cueste lo que cueste, tenés esa fortaleza para bancarte todo, pero en el caso contrario de que alguna vez quieras o pienses en dejar todo quiero que sepas que no te lo pienso permitir, que voy a darte todos los motivos y razones por la cual tenés que seguir, no voy a dejar que te caigas nunca, y si algún día por alguna razón lo haces quiero que sepas te voy a levantar a patadas. De todas formas sé que eso esta de más porque estoy más que segura que no pensas dejar nada por nada en el mundo, pero quería aclarártelo para que solamente lo sepas.
97- Quiero tenerte eternamente en mi vida y que nunca por nada te vayas, no quiero perderte nunca por ninguna razón, sé que nada sería lo mismo sin vos, sé que todo está bien si vos estas conmigo, nada está mal si vos estas en mi vida, no todo esta arruinado si estas vos para hacerme entender algunas cosas, para hacerme ver otras, para repetirme que todo pasa y para alivianar todo. Me llenas tanto de amor, no puedo pedir más
98- Sé que todo esto no termine de demostrarte todo el amor que te tengo, todo lo que sos para mi, sé que puede parecer muy cebado, pero es que realmente te amo muchísimo y te tengo que agradecer mil cosas y tengo que pedir por perdón por otras, tengo que decirte todo lo que sos realmente y todo lo que vales, quizás así podrías algún día tener una visión distinta de vos, aunque ya te dije una vez que yo te iba a amar por los dos siempre (cualquier versión que odies) sé que entendiste a que me referí. Gracias por este año con vos, gracias por abrirte a mi, gracias por confiar, gracias por ser como sos conmigo, gracias por mostrarme lo que pasa en tu cabeza, gracias por mostrarme ese universo que sos, gracias por quererme así, y gracias mas que nada por hoy seguir conmigo. Fue lo más lindo encontrarte y mucho más lindo fue coincidir tanto con vos, con cada cosa, cada situación, etc. Espero que esta amistad siga muchísimos años más, ojalá que supere nuestras propias expectativas, espero que nunca te canses de mi gomosidad, ni de mi forma de ser, mucho menos del amor que te tengo.
99- https://www.youtube.com/watch?v=q9R3UVO2-l0
100- Siempre juntos, mi buen amor, 0602 ❤
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