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Cine de Navidad 2024
¡Hola, holaaaaa! Antes de nada, aprovecho para desear a todos unas muy felices fiestas, pues la Navidad está ya a la vuelta de la esquina y es lo que toca. Por eso, en estos días previos a las fiestas que suelen llenarse de canciones, libros y, sobre todo, películas entrañables; he decidido hacer una entrada muy fiestera con algunas de las películas Navideñas que podéis disfrutar este año en…
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La víspera de Navidad había llegado, y el hogar de Scarlett estaba lleno de vida. Afuera, el aire frío de diciembre pintaba los cristales de las ventanas con un vaho tenue, mientras adentro todo era calidez. La casa olía a galletas recién horneadas y a las especias de la cena que se cocinaba lentamente en la cocina. Scarlett, con el delantal manchado de harina, supervisaba a sus hijas mientras decoraban el árbol.
—¡Mamá, Melody se está comiendo los adornos otra vez! —gritó Zaira, sosteniendo una esfera dorada fuera del alcance de su hermana menor de cinco años.
Scarlett rió, dejando la cuchara con la que mezclaba el relleno del pavo para intervenir. Se acercó a Melody, que discutía con la seriedad de un adulto.
—Melody, esos adornos son para el árbol, no para comer —dijo con paciencia, recogiendo a la pequeña en brazos y plantándole un beso en la frente.
Mientras tanto, Zaira, la mayor de ocho años, se encargaba de organizar los regalos debajo del árbol con una concentración absoluta.
—¿Este es para Melody? —preguntó, levantando un paquete envuelto en papel rojo con un lazo plateado.
—Sí, cariño. Y ese de al lado es para Belle. ¿Dónde está el tuyo? —respondió Scarlett, volviendo a la cocina mientras mantenía un ojo en las niñas.
—Aquí está —contestó Zaira con orgullo, señalando un paquete decorado con su propia letra infantil—. Lo abriremos mañana, ¿verdad?
Scarlett asintió, pensando en cómo esta Navidad sería especial. Era la primera para Belle, su bebé de apenas siete meses, que observaba todo desde su sillita alta en la sala, con ojos curiosos y una sonrisa desdentada.
—¿Ya casi está la cena? —preguntó Melody, tirando de la falda de Scarlett.
—Casi, pero necesito ayuda. ¿Quién quiere colocar las galletas en el plato para Papá Noel?
Las dos alzaron la mano, incluso Belle agitó los bracitos, aunque apenas entendía de qué se trataba. Scarlett dividió la tarea, riendo al ver cómo cada una de sus hijas aportaba algo diferente: Zaira organizaba las galletas en un patrón perfecto, Melody las espolvoreaba con azúcar glas, y Belle… bueno, Belle golpeaba con entusiasmo un pequeño juguete contra la mesa mientras observaba a sus hermanas.
Con la cena casi lista y el árbol decorado, Scarlett se tomó un momento para observar a sus hijas. La casa estaba llena de risas y desorden, pero también de amor. La víspera de Navidad siempre había sido mágica para ella, pero este año, con las tres juntas, tenía un significado más profundo.
—Chicas, ¿están listas para la mejor parte de la noche? —preguntó Scarlett, reuniéndolas a todas frente al árbol.
—¿Los regalos? —dijo Melody con los ojos brillando.
—No, eso es mañana. Hoy es el momento de leer nuestra historia de Navidad.
Scarlett se sentó en el sofá con Belle en brazos y las dos niñas apretujadas a su lado. Con voz suave, comenzó a leer un cuento que hablaba de la importancia de la familia, el amor y la alegría de compartir.
"La historia de la estrella generosa
Había una vez, en un cielo lleno de estrellas, una pequeña estrella que brillaba menos que las demás. No porque no pudiera brillar con fuerza, sino porque prefería observar y cuidar a quienes la rodeaban. Mientras otras estrellas competían por ser la más brillante, la pequeña estrella pasaba las noches escuchando los deseos de las personas en la Tierra.
Una noche de diciembre, mientras las luces de la Navidad parpadeaban en los hogares, la estrella escuchó a una niña pequeña que miraba al cielo desde su ventana. La niña deseaba que su familia volviera a estar unida. Su voz era dulce, pero llena de tristeza.
La estrella, conmovida, decidió que haría algo especial. Pero, para cumplir un deseo tan grande, necesitaba ayuda. Así que, con toda su valentía, llamó a las otras estrellas y les explicó el plan.
—Si todas juntamos un poco de nuestra luz, podremos enviar un destello tan fuerte que la familia de esa niña sentirá su calor y recordará lo importante que es estar juntos.
Al principio, algunas estrellas se mostraron reacias. ¿Por qué debían compartir su brillo? Pero la pequeña estrella insistió:
—La verdadera magia no está en lo que guardamos para nosotras, sino en lo que damos a los demás.
Poco a poco, las estrellas aceptaron. Esa noche, un rayo de luz bajó del cielo como si fuera un puente entre las estrellas y la Tierra. La familia de la niña, que estaba discutiendo en la sala, vio el destello desde la ventana y sintió algo cálido en sus corazones. La niña corrió hacia ellos, abrazándolos con fuerza, y en ese momento, todas las diferencias parecieron desvanecerse.
Desde entonces, la pequeña estrella fue conocida como la estrella generosa, y cada Navidad, su luz es la que guía a las familias hacia el amor y la unidad."
Cuando Scarlett terminó de leer, su voz suave llenó la habitación con un aire de calma. Las niñas la miraban con los ojos llenos de fascinación, y en el caso de Melody, un poco de sueño.
—¿Creen que podemos ser como la estrella generosa? —preguntó Scarlett en voz baja.
—¡Sí! —respondió Zaira con entusiasmo—. Vamos a compartir nuestros juguetes con los demás.
Melody asintió con la cabeza, aunque ya sus ojos estaban cerrándose. Belle, desde los brazos de su madre, emitió un pequeño balbuceo como si también estuviera de acuerdo.
Cuando terminó, Zaira y Melody ya estaban somnolientas. Después de llevarlas a sus camas y arroparlas, Scarlett volvió a la sala. Miró el árbol iluminado, la mesa preparada para la cena y a Belle, que dormía profundamente en su cuna portátil.
Era una Navidad diferente, llena de caos y risas infantiles, pero también más significativa que nunca. Scarlett sonrió, sabiendo que estos momentos serían recuerdos que sus hijas atesorarían para siempre.
Palabras: 966
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Navi... ¡¿Juntos?!: Capítulo 24
Wirni.
Fuera de servicio.
Curioso. Nunca había visto que le pusieran tal cartel a una fila de sillas. No era sorprendente. Se encontraban cerca del aire acondicionado, que creo servía tanto para verano como para invierno. El aeropuerto no era malo exactamente, pero sí habían partes mejores mantenidas que el resto… hasta que con el uso se desgastan.
Con Bowu nos intercambiamos miradas, y sin más que hacer nos fuimos a la otra fila de sillas. Estaban todas desocupadas. No me pregunté por qué. El segundo que me senté el frío metal casi me hizo saltar. Claramente no iba a dejar que Bowu viera mi reacción inmediata al frío por lo que entonces no hice algún comentario.
Al pasar la larga espera, los sonidos de mensajería ya se hacían a un ritmo. Pasajeros de todas partes en el frío espacio subiendo en viajes camino a casa o turistas bajando para disfrutar de su próxima aventura. Bowu y yo, obviamente, éramos los segundos, pero ahora lo único que queríamos era llegar para ver a nuestras familias, aunque hubiera sido emocionante conocer la Tierra. Al menos eso creo que Bowu también quería. Además, aún se lo veía pensativo… Bastante pensativo… Más bien más serio de lo normal… O creo que era su normal ya que hace tiempo me había acostumbrado a esa mirada seca cuando me miraba a mí en concreto.
Me asomé a su lado, mi pierna casi tocando la suya ya que nuestros asientos de espera estaban bastante juntos. No sabía si era seriedad la que tenía, pero sí alta concentración en revolver el jugo de naranja en su botella.
—Uff, vaya que hace frío —finalmente se quejó mi hermano mientras metía sus manos en los bolsillos de su chaqueta, habiendo dejado su jugo.
—Temo que no nos espera un clima muy diferente cuando lleguemos a casa —sonreí ligeramente—. Pero el hecho de estar en casa hará que el clima pase a ser mucho menos importante. Nuestra atención no estará en eso.
—En absoluto.
Ambos nos quedamos callados. Por la apariencia de mi hermano estaba bien seguro de que estaba, no sólo pensando en algo, sino también reflexionando… al igual que yo.
Lo miré, me afiné la voz y le dije:
—¿Has pensado en… eso?
—Wirni, en estas últimas semanas han estado pasando muchísimas cosas, pero particularmente en esta semana de navidad. ¿A qué te refieres exactamente con eso?
—Al lugar al que fuimos. La iglesia cerca de la calle de Omar.
—Oh… —asintió—. Claro. La recuerdo.
—Pero… ¿has pensado en ella?
Esperaba una respuesta fría de parte de mi hermano, (aún grosera). Pero lo único que tuve, en cambio, fue una leve y tranquila sonrisa.
—Bastante, de hecho —fueron las palabras que le siguieron a la sonrisa—. Y… creo que me alegra que preguntes.
—¿En serio?
Él asintió.
—He pensado que por alguna razón, la historia de la supuesta «verdadera razón de la navidad» tiene más sentido.
—¿Más sentido que qué…? —pregunté con la frente arrugada—. ¿Qué la versión que conocemos-
Me detuve ante el repentino pensamiento de que en realidad no conocíamos ninguna versión sobre la navidad. Todo lo que se sabía en Serak sobre el origen de la navidad era que habían sido tres humanos exploradores de la Tierra quienes la habían traído a nuestro planeta, (Mark, Ava y Omar). Y fuera de la típica respuesta (de que Santa era el motivo de la navidad) no había nada lógico ni histórico que supiéramos.
Bowu pareció saber de inmediato en lo que estaba pensando.
—Exacto —dijo—. No conocíamos ninguna versión del origen de la navidad que sea factible. Esta es la primera. Y aunque la habíamos escuchado antes, no sé si a ti te pasa lo mismo, pero a mí… siento que cuando lo descubrimos en la iglesia la historia tiene un tono diferente… Más serio y solemne.
—¿A dónde quieres llegar? —pregunté cuando advertí que mi hermano se acercaba con cautela a cierto punto.
—Lo que quiero decir que esta historia del origen de la navidad me hace más sentido que lo que conocíamos. ¿Qué tal que la navidad es verdaderamente esto y no lo que nos habían dicho antes? Pasar tiempo con la familia, amigos, disfrutar de las comidas, los postres los obsequios, la música, la estación, el buen fin y los descuentos. Todo eso, Wirni, todo eso es demasiado… secundario. Y lo de pasar tiempo con la familia, bueno… alguien me hizo pensar que eso debería ser algo constante, así que… No lo sé. Creo que la historia que escuchamos, aunque es rara, es una justificación, si quieres verla así, suficientemente buena para celebrar año tras año algo tan grande como lo es la navidad. Piénsalo, Wirni, sé que suena maravillosamente extraño, pero, ¿no hace eso que la historia tenga cierto encanto? Un niño rey que creció y que fue asesinado siendo inocente para rescatar a su pueblo. Creo que es correcto recordar y celebrar a alguien así. De lo demás que leímos y nos dijeron…no estoy seguro de qué pensar. Me llevará un tiempo. Pero a lo que quiero ir con todo esto es: la navidad que nos pintaron gira en torno a compras, si lo piensas bien son nada más que compras. La navidad es verdaderamente económicamente explotada, te lo digo como jefe de dos tiendas comerciales. Pero lo que nos contaron en aquella iglesia… no tiene un significado comercial, y nunca esperé que las cosas importantes, como es la navidad, lo tuvieran.
»¿Recuerdas cuando alguna vez te hablé del misterio y a la vez, la fascinación que sentía por la estrella que cada año poníamos en la punta del árbol? Bueno, ¡descubrí la verdad! Y eso me ha hecho sentir desde aquél día… tranquilo con respecto a las preguntes que tuve por la navidad.
»¿Qué piensas tú?
Suspiré, pero al final dije:
—Creo que es una razón mucho mejor que lo que mencionaste anteriormente sobre las compras y todo eso. También es algo en lo que estaré pensando en los siguientes días, te lo aseguro. Ahora no tengo mucho que decir respecto a ello, en realidad.
—Desde luego. Podremos charlar sobre ello una vez que hayas pensado sobre eso lo suficiente.
Sonreí y afirmé.
Traté de quedarme en silencio y disfrutar del viaje. La verdad era que estaba cansado, y todo lo que habría querido hacer era dormir. Pero un pensamiento había saltado a mí mente, y si no lo hacía perdería mi oportunidad y lo lamentaría.
Tenía que actuar ya.
Con la voz, llena de duda, comencé a decir:
—Bowu… tengo que algo de lo que me gustaría hablarte.
Él me miró curioso.
—Yo… quiero disculparme por lo que paso entre nosotros. Tú sabes… Es algo en lo que había estado reflexionando el último par de días, y… sólo quería decirte que lo lamento, de verdad.
Bowu sonrió como hacía años que no lo veía sonreír… no hacia mí.
—Wirni, hermano, no lo creerás, pero yo también había estado pensando en eso. Y en que, a pesar de lo que sucedió, también yo debo disculparme. Lo siento mucho.
Trabajo en conjunto con Ana Monroy
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“SOLAMENTE TE PIDO UN BESO”
Esta noche solo te PIDO UN BESO que este mes será NAVIDAD. Es que través del milagro del nacimiento eterno, deseo agradecer a la VIDA. Hoy desde mi Tafí del Valle alzo la mirada desde un caballo zaino rodeado de montañas que se extienden majestuosas entre laderas, vertientes y quebradas. Desde la loma alta se observa la danza de los halcones revoloteando en búsqueda de su presa sobre el verdor de las montañas, el color de las flores, el aroma de la tierra mojada que aparece en cada gota de rocío amanecida sobre los pétalos del amancay. En un espectáculo único percibo el baile de los árboles, a través del canto del viento en los aybales y el aire entre la roca que se hace sentir vivamente. Así, como los pastores en aquella noche eterna, puedo desde la sombra profunda de la naturaleza, escuchar en mi interior, la sublime melodía de un Gloria a Dios en las alturas. Siento una luz que me envuelve y obliga a interactuar, activo, enérgico, en una armonía infinita entonada en lo más secreto de mi corazón. Frente a esa nueva Navidad mayúscula que se adviene, única, verdadera, olvidamos que el pino, el nacimiento y los adornos tienen un sentido cristiano profundo, de gran recuerdo y enseñanza. Es por eso que con el “muérdago” de la paz entre mis manos, abrazado de pinos, álamos, abetos y encinas, desde este Valle encantado, custodiado solamente por mi caballo, deseo trasladar a mis lectores un deseo y saludo renovado de AMOR Y PAZ. En esa noche especial de fraternidad y armonía querido amigo, cierra los ojos y pide un deseo. Sentirás entre luces de colores un regalo navideño. En esa Nochebuena TÚ también serás mi mejor regalo. Solo hazme un favor, envíame un tierno beso debajo de un muérdago a través del cielo universal que envuelve a toda la humanidad.
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
#Argentina #Tucumán #España #México #Mundo
#argentina#españa#córdoba#argentinahttps#mundohttps#escritoreshttps#cordoba#39;s profile: https://www.linked#tumblr milestone#amor
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Calendario de adviento para escritoras
Titay
El espíritu de la navidad
La nochebuena es esa flor hermosa y perfecta, de forma geométrica y colores vivos que parece encerrar en sus pétalos el espíritu de la Navidad. Originaria de México, ha conquistado el mundo entero, y con su presencia inconfundible junto al pino navideño, evoca ese aroma especial que anuncia la llegada de las fiestas.
Por eso, al reflexionar sobre todo lo que he vivido cerca de una nochebuena, no puedo olvidar aquella noche en la que todo comenzó. Yo estaba sentada junto a mi mesita, disfrutando de una taza de café mientras escribía. En la televisión, una de esas películas navideñas llenas de clichés rosados llenaba el aire: el milagro que salva la granja, el pastel que gana el concurso, los protocolos rotos por el amor inesperado. Todo con el poder de la Navidad.
De pronto, un ruido sordo rompió la tranquilidad. Provenía de uno de los cuartos del segundo piso. Mi casa, aunque no era grande, tenía el suficiente espacio para albergar rincones vacíos. No era nueva, claro; en esta economía, adquirir una vivienda a terceros es muchas veces la única opción.
Subí las escaleras lentamente, cada crujido de los escalones amplificado en el silencio de la noche. Al llegar al pasillo del segundo piso, noté que la puerta de uno de los cuartos, aquel que rara vez abría, estaba entreabierta. Era extraño; recordaba haberla cerrado con llave.
Al empujar la puerta, una ráfaga de aire frío me envolvió, y con ella llegó un aroma a humedad, tierra vieja y... flores marchitas. Sobre el suelo, en el centro de la habitación, había un rastro de pétalos rojos. Nochebuenas, pensé, aunque no tenía ninguna planta de ese tipo en casa.
De repente, la temperatura bajó aún más, y una voz susurrante rompió el silencio:
—¿Por qué estás aquí...?
El susurro era bajo, arrastrado, como si viniera desde algún rincón oscuro más allá de las paredes. Busqué con la mirada, pero no vi nada. Y entonces, en el reflejo del espejo al fondo de la habitación, lo vi. Una figura alta, demacrada, de ojos hundidos y oscuros como pozos sin fondo, me observaba desde detrás de mi hombro.
—Esta casa... es mía... —murmuró, mientras sus manos esqueléticas y traslúcidas señalaban el suelo.
Miré hacia abajo. Donde antes solo había pétalos, ahora había raíces secas que se retorcían como si estuvieran vivas, extendiéndose hacia mis pies. Retrocedí, pero algo me sujetó. Un frío insoportable recorrió mis piernas.
—Me quitaste lo que era mío —susurró la figura, ahora más cerca, tanto que podía sentir su aliento helado en mi cuello—. Nadie se queda aquí... nadie.
El aire se llenó de un zumbido ensordecedor, y todas las luces de la casa se apagaron de golpe. Corrí, tropezando y cayendo por las escaleras. Mi corazón latía con fuerza descontrolada, y cuando finalmente logré salir, miré hacia atrás. En la ventana del segundo piso, la figura seguía allí, inmóvil, observándome con sus ojos vacíos.
Al día siguiente, intenté convencerme de que había sido un mal sueño. Pero al regresar al cuarto maldito, lo encontr�� vacío, aunque sobre el alféizar descansaba una pequeña nochebuena, sus pétalos teñidos de un rojo oscuro, casi negro.
Con el tiempo, me acostumbré. Después de ese día, suele aparecer en la época navideña. Y como sucede en las películas rosas de Navidad, se ha convertido en una especie de tradición, en parte de mi propio "milagro navideño." Por mucho que repita las mismas palabras y use los mismos trucos para espantarme, ya no me asusta. Ahora es un elemento más de la decoración. Sin la nochebuena, no hay Navidad, y sin ese espíritu, no podría contar la cantidad de cosas sobrenaturales que me suceden cada vez que pongo el árbol.
Supongo que, al final, todos tenemos nuestras propias tradiciones navideñas... por muy extrañas que sean.
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#Elconfesionario | Pancho Villa. El Centauro del Norte
Ray Zubiri | @RayZubiri Ya está disponible a través de Star+ Pancho Villa. El Centauro del Norte, la nueva serie original de ficción que recorre la vida del legendario líder revolucionario de México Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa. La esperada producción llega en el marco de su aniversario luctuoso número 100, que se conmemora el 20 de julio. Pancho Villa. El Centauro del Norte está protagonizada por Jorge A. Jiménez (Pancho Villa), Juan Luis Medina (Carlos Jáuregui) y Armando Hernández (Tomás Urbina). La historia, presentada a lo largo de 10 episodios, se remonta a los orígenes de Pancho Villa en un pequeño poblado del estado de Durango para ser testigo de su formación como caudillo revolucionario y figura mítica de la historia de México. La serie explora las múltiples capas de esta gran leyenda y de un país en transformación. A Pancho se le deben algunas frases como “¡Viva México, cabrones!”, probablemente la más conocida. Se dice que la decía siempre al iniciar las batallas durante la Revolución Mexicana y que, en instantes previos a su muerte durante una emboscada, esa misma frase se oyó. “Primero fusilo, luego averiguo”. Se cree que Villa pronunciaba esta célebre frase regularmente ante sus huestes. La expresión, que hoy forma parte del imaginario social, es fruto del contexto de país en el que vivió El Centauro del Norte, regido por la ley del más fuerte y poderoso. “El país debe ser gobernado por alguien que ame a su pueblo y su tierra y quien comparta la riqueza y el progreso”. Pancho Villa se oponía férreamente al imperialismo norteamericano y al gobierno que oprimía a su pueblo. Su objetivo fue pelear por compartir la riqueza, la educación y progreso. “Primero pago a un maestro que a un general”. El Centauro del Norte era analfabeto y tenía la convicción de que la educación era vital para eliminar la pobreza de un país. Como gobernador interino del estado de Chihuahua en 1913, fundó 50 escuelas en 30 días. TODOS A LIMPIAR EL RÍO TLAHUAPAN Hace unos días, Agua Sta.María organizó una jornada de limpieza en la fracción del Río Tlahuapan ubicada en Santa Rita Tlahuapan, Puebla, adonde, junto con una brigada, me fui a recolectar basura. Con una pequeña acción logramos juntar 23 kilos de PET, equivalente a 690 envases aproximadamente; 2 kilos de polietileno de alta densidad (pead); 10 de vidrio, 21 de cartón y 63 llantas, logrando un total de 56 kilos de residuos reciclables y mil 650 kilos de no reciclables. No lo hago para fanfarronear que estuve ahí, pero sí para que generemos conciencia sobre lo que podemos lograr con un granito de arena como éste: Ahorro de la energía equivalente para mantener encendido un refrigerador durante 518 días y noches. Ahorro de combustible necesario para recorrer 415.64 kilómetros en auto. Evitar la emisión de 66.64 kilos de CO2, gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático global. Ahorro de agua necesaria que toma una persona durante 210.24 días. Un copioso numero de personas estuvimos ahí. Personal de Agua Sta.María, ECOCE, el gobierno municipal y pobladores de la comunidad de Santa Rita Tlahuapan pusimos manos a la obra aprendiendo acerca de cómo concientizar a la población sobre la importancia del manejo adecuado, oportuno y eficiente de los residuos y de esta manera evitar que se integren en ambientes marinos, terrestres y áreas rurales y urbanas. Siempre es un gusto estar en contacto con la naturaleza del Parque Nacional Izta-Popo, donde hay viveros forestales comunitarios, plantación de árboles de navidad, mantenimiento de zonas reforestadas y ecoturismo a través del avistamiento de luciérnagas, las cuales son una belleza que también disfrute. ¡GANA BOLETOS PARA VER LOS HUEVOS DE MI MADRE! Me da mucho gusto que llegue a nuestra ciudad esta comedia musical con la primera actriz Norma Lazareno y Botero bajo la dirección de Laura Jerkov. Llegará al Teatro Principal (de Puebla) el próximo 28 de septiembre con dos funciones, a las 19:00 y 21:15 horas. Una historia de desamor contada y cantada desde los ojos del hombre con la intervención inoportuna de Mamá. Donde se muestra cada una de las etapas por las que pasa el hombre al ser abandonado por su pareja. Y es claro en afirmarlo: cuando el amor te deja, la mujer grita, el hombre se ahoga. Dura 90 minutos y es apta para adolescentes y adultos. Los boletos puedes conseguirlos en Taquillaplus. ¿Quieres ganar tu boleto? Lo único que tienes que hacer es seguirme en Instagram o twitter @RayZubiri y por MD decirme el nombre del medio en el que leíste esta promoción y listo: te contestaré para confirmar que ganaste uno de los seis pases dobles. La columna de esta semana ha terminado pueden ir en paz. ¡Escúchenme! de Lunes a Viernes en De Todo Un Poco con Ray Zubiri de 10 a 11 de la mañana en Radio BUAP 96.9 FM. Contacto: [email protected] y @RayZubiri en todas las redes sociales. Read the full article
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Un dia en la vida de Cien
Era por la mañana, de un día corriente, solo que no era un día corriente. El sol se levantó como siempre, las nubes se movían como siempre, y la tierra daba vueltas como siempre.
Karla se levantó por la mañana como siempre, fue a buscar el pan, y desayuno en la panadería. Se tomó un café y un croissant de chocolate. Al cabo del rato miro la hora y se dio cuenta de que iba a llegar tarde a su clase de danza rítmica.
Karla estaba disfrutando mucho ya que hacía un baile con una canción de su película preferida, MULAN. Tenia puesto un maillot con un dragon cosido de colores rojos y negro.
Al terminar la clase decidió ir al museo de artes y ciencias de Barcelona. Antes de entrar se sentó en uno de los bancos, y se comió su manzana. Mientras terminaba vio una mujer alta y delgada.
- Esta mujer que confianza que transmite, y encima es alta y guapa. Pero a dónde se dirige? ¡Aaaaaa va a el museo! Pero parece que trabaja aquí, ya que sabe dónde están las cosas. ¿Trabajara aquí? Pero que buena que esta esta manzana. -
Maia iba a trabajar, y pasaba por los bancos de sus oficinas del museo. Al entrar se encuentra con su amigo que le cuenta todas las habladurías del fin de semana. Maia se sienta en su sitio como siempre, y enciende el ordenador y empieza a trabajar.
Al salir de las oficinas, Maia tenía mucha hambre y decidió ir a cenar a su restaurante favorito, Maia Paia a la cocina, y fue con su amigo. Al terminar se levantó, y justo en ese momento se levantó un chico de pelo moreno y ojos marrones como la miel. Maia se lo quedó mirando durante unos segundos, como si no hubiese nada, ni nadie más en la sala.
- Este chico me suena de algo, y es muy guapo. Me pregunto si tendrá pareja... ¡Le voy a pedir el instagram! NOOOO va a quedar muy raro. Sabes mejor ves a pagar y le dices algo. ¿No quedará muy forzado? Ayyy que se va ya!!! Yo que hago... -
Aleix al terminar de comer se levantó de la mesa para pagar la cuenta. Aleix se fue a su clase de teatro donde se encontró con todos sus compañeros. Para comenzar la clase y como siempre hacen un calentamiento.
Aleix no está disfrutando mucho la obra que están haciendo porque le ha tocado muy poco papel, pero aun así se lo está pasando bien con sus compañeros.
Al terminar la clase, Aleix va buscar a su novio a la universidad donde estudia, y van a dar una vuelta por el centro de su pueblo.
Llego la noche, el sol cayo, y las calles se iluminaron. Los arboles cojieron el rol de el sol y iluminoro las calles como si fuera de dia.
Aleix y su novio estaban sentados en un banco viendo las luces de navidad colgadas.
Maia estaba sentada en un banco viendo las luces de navidad colgadas.
Karla estaba sentada en un banco viendo las luces de navidad colgadas.
Y esto no era como siempre!
Yago-
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Crecer
Mis Amados hermanos en Cristo Jesús en quien por su persona Dios vino para estar entre nosotros, derrotar para siempre al mal, y dándonos liberación y gracia por medio del anticipo de su victoria final que es su Espíritu Santo. ¡WOW! Si, Dios bajó a la tierra encarnado en su Hijo amado, por eso celebramos la Navidad. Él ha derrotado a la muerte por medio de la cruz y la resurrección, por eso celebramos la Pascua y mientras Jesús regrese de nuevo no ha dado a su Espíritu Santo como anticipo de su Gloriosa Victoria, esa es la celebración en Pentecostés. ¡La Vida se Celebra! “Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que siempre fue, que es y que aún está por venir” (Rv 4:8).
Como escribió John Stott en su libro “What Christ thinks of the Church” (del 2000), un día te «unirás a la iglesia triunfante, la gran multitud contra la que nadie podrá, sacados de todas la naciones, tribus, pueblos y lenguajes, y comparecerás con ellos ante el trono de Dios. El Rey del universo te dará refugio en Su trono. Lo verás y lo adorarás día y noche. El Cordero convertido en Pastor te conducirá con el resto de su rebaño hasta las fuentes de agua viva. Satisfarás tu sed para siempre en sus corrientes eternas». En el capítulo 4 del libro Revelaciones (Apocalípsis), el apóstol Juan nos da una maravillosa descripción de la Gloria de Dios. Ven, acompáñame y junto con Juan veamos esta grandeza “sube acá, voy a mostrarte lo que tiene que suceder” (Rv 4:1). Lo que sigue a continuación es una extraordinaria visión de la grandeza y la gloria de Dios, quien está en el centro del universo, rodeado aquí por imágenes de quién es Él y lo que ha hecho. El «trono» evoca a la más alta autoridad; el «arco iris» es el arco iris de la promesa; los «relámpagos, estruendos y truenos» apuntan al poder de Dios y el «mar de vidrio, como de cristal transparente» sugiere paz y seguridad (vv.2-6). ¿Si no fuimos creados para esto entonces para qué? Esta Vida es para moverse constantemente, nuestro Dios Padre no es un Dios pasivo ¡Al contrario! Estamos llamados a un crecimiento constante. No hay crecimiento real sin una actualización, si nuestros teléfonos la necesitan con mayor razón nosotros. Una vez que pones tu fe en Jesús Dios nos manda el archivo de esa actualización para que “seamos hechos conforme la imagen de su Hijo” (Rom 8:29). Las actualizaciones llevan su tiempo y al finalizar el sistema se tiene que reiniciar de nuevo ¿cierto? Ya Jesús se lo decía a Nicodemo “a menos que nazcas de nuevo” (Jn 3:3). Esta actualización te proporciona un crecimiento espiritual. No hay salud emocional si antes no has tenido esta clase de crecimiento espiritual. Cuando pienso en crecer me acuerdo de esas tías y abuelitas que te decían “yo te cargaba cuando eras un bebé, hay tienes toda una vida por delante”. ¡No es cierto! No hay tiempo que sobre. Las personas suelen ponerle expectativas a nuestro crecimiento. Esperan algo a cambio de nosotros en el mañana. Las expectativas vienen de nuestra obsesión por el control. De hecho según el Génesis, es algo femenino. En el tema anterior comenté, que el control debe estar separado de las expectativas. Dios creó al hombre y la mujer como un complemento perfecto, el uno con el otro. Pero la mujer anheló su independencia y eso implicó buscar obtener un poder que no podía y por eso cayó en el engaño. Y al hacerlo rompió lo que había en su corazón. No se trata de que seas como Jesús ¡Eso es imposible! Se trata de ponerle fin a tu independencia para que, con Jesús en tu interior, tengas vida, una vida real, su vida. Para que comiences a ver con tus ojos, a oír con tus oídos y a sentir con tus manos tal y como él lo hace, sin expectativas. Les daré un ejemplo, cuando somos niños todo nos quieren cambiar, juega a esto, estudia lo otro, vamos a tal parte. Pero cuando crecemos ya no queremos ningún cambio y le ponemos resistencia. 2 Pe 3:18 “crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”. Me encanta que el jabón que uso para lavar se llama Salvo. ¿Qué entiendes por Salvo? No se trata de subir al cielo después de morir. Salvo viene del griego “sozo” que no solo significa salvar (a un enfermo por ejemplo), sino también para componer algo descompuesto, restaurar lo desgastado o recatar aquello que está en peligro. “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él” (Jn 3:17). No hay botón que disfrute más en mi computadora que la que dice precisamente “salvar” y cuando se me olvida, pierdo todo lo que había escrito. Jesús nos dio a su Espíritu Santo como un adelanto de su victoria final. La próxima vez que escuches que alguien dice “si Dios quiere” tú dile “Dios ya quiso, en la cruz”. Esa es nuestra victoria. Romanos 12 comienza diciendo “Por lo tanto” ¡WOW! “dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la forma de pensar” (v.2). Estamos llamados a crecer a diario, en Cristo Jesús. Amén y Amén.
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Billy Lenz obsesionado con su lectora
escrito hace meses porque no podía dejar de pensar en cuanto amo a este hombre enfermo sin rostro.
cantidad de palabras: 1707
"Adiós viejo amor, hola nueva obsesión"
Los últimos días de Billy desde que había llegado a aquella fraternidad habían resultado ser tan buenos ¡Tan malditamente buenos! Para él, solamente para él, porque para el resto de los miembros de la fraternidad había sido una verdadera pesadilla llevada a la realidad con muertes truculentas y todo. Él había traído el abismo de sus brutales fantasías a ellas mientras las preparaba con llamadas velocidad de sugerentes tonos que las hacía ir desde el enojo hasta el asco.
Billy era asqueroso.
Pero no era el ser más asqueroso de la tierra por lo que él tenía claro en su muy confuso pensamiento, ni siquiera llegaba a ser el más desalmado monstruo dentro de aquella casa. Había cosas que aclarar, él era el monstruo en el armario, pero no era la figura que se asomaba por la puerta y te hacía orinar de miedo debajo de tus sábanas; en aquella gran casa había una persona más jodida que él y pasó buen rato de la diversión de Billy acechando al premio final. Tú, por supuesto.
Eras una muñeca fantástica, eras dulce, compasiva, Billy adoraba visitarte mientras dormías, Billy adoraba escuchar tu respiración cuando pegabas el teléfono a tu oreja a espera de que comenzara a soltar sus calenturientos comentarios y claro, él amaba cuando le respondías pidiéndole bastante molesta que reflexionará sobre el mal que estaba haciendo. Billy llegó a querer muchas cosas de ti, llegó a desearte cada vez que te apreció temblar por su sádica forma de expresarse sobre tu cuerpo, tu nuevo corte de cabello y las ropa que te encontrabas usando el ese mismo instante, pero definitivamente algo que Billy podría decir que odiaba de sobre manera sobre ti es que estuvieras enamorada de un gran idiota.
Podía saberlo con tan solo oírlo despotricar contigo sobre tus insulsas ganas de querer perseguir tus sueños envés de apoyarlo constantemente y sin descanso en los suyos propios, berrear sobre todas las frustraciones que tenía sobre su estúpida vida y llamarte en altas horas de la madrugada lloriqueando sobre cómo no era nada sin ti y como eso significaba que no podrías dejarlo porque tú misma sin él no eras nada. Era tan patético que Billy deseaba no estar en aquella divertida fraternidad cuando él entraba por la puerta de enfrente con sus dramas y su molesto síndrome del príncipe azul mostrándose perfecto sobre la pérdida de tus amigas para luego extender el largo de tus heridas regañandote por llorarles cuando deberías agradecer que él estaba ahí para protegerte de que el gran asesino malo viniera a por ti.
—¿P-puedes creer l-lo que dice este BASTARDOOO? —llegó a decirle Billy en una ocasión a uno de los cadáveres con los que convivía en el ático envuelto en plástico viejo para esconder su creciente hedor. —¡Billy n-no t-tiene miedo! ¡B-Billy no teme a perra llorona!
Billy te quería más que a nada y odiaba con creces al idiota al que tú querías más que a nada, tal vez es por eso que fue detrás de ti cuando llegó el día de navidad. Era el momento perfecto para finalmente reclamarte como suya, mientras todos salían buscando a la chicas ausentes y los policías ignoraban lo que pasaba alegando que no había tal cosa como un asesino serial ¡Pero aunque estabas ahí! Aun cuando estabas al borde de los nervios, respirando lento en un vago intento por mantener tu calma y tus sentidos alerta, aún cuando Billy y tú finalmente tenían tiempo de calidad para disfrutar, aún con todo eso no estabas aterrada… ¿Cómo Billy podría explicarlo? Tenías miedo ¡Mucho miedo! Estabas siendo acosada por un asesino cachondo después de todo, lo malo de todo aquello es que realmente no importaba cuánto miedo Billy Lenz te hiciera sentir; nunca igualaría ni a una fracción del tormento por el que te hizo pasar tu novio (ahora ex) cuando escapaba casi con éxito del cachondo hombre del teléfono al que nadie le había logrado ver el rostro y salir vivo para contarlo.
Todo había pasado tan rápido, demasiado para el gusto de Billy, habías estado esperando en la sala (te veías tan hermosa), te habían llamado al teléfono y Billy había corrido discretamente para escuchar a escondidas tu conversación desde otro que de hallaba en uno de los cuartos ahora desocupados y cuando aquel estupido policía te dijo en un nada conciliador tono que el monstruo en el armario estaba contigo en la casa tú lo buscaste ¡Buscaste a Billy! Querías verificar la cruda verdad y lo encontraste esperándote detrás de la puerta llamándote cerdita y repitiendo las amenazas que tu ex te había hecho si se te ocurra abortar al feto que él ya veis como un bebé aún más digno de su respeto y atención que tú cómo ser humano que había desperdiciado años de tu vida en él y sus egoístas metas. Entonces te quebraste, tú dulce persona lo había golpeado con todas sus fuerzas y había corrido escaleras abajo sin importarte en mi más mínimo qué pasaría si en un mal paso simplemente resbalaras.
—¡N-no huyas, señorita cerda! —te reclamó Billy despotricando contra la puerta del sótano que habías cerrado en sus narices y bloqueado con agilidad antes de que al asesino se le ocurriera hacer otra cosa que no fuera clavar repetidas veces su cuchillo en la madera sólida de aquella puerta de bonito diseño. Entonces Billy escuchó la voz del idiota que tan ciegamente habías amado afuera en la frialdad de la nieve para luego escuchar como te pegabas llena de horror hacia la puerta a la que Lenz estaba pegado como una abeja al polen; estabas al borde del infarto buscando refugio en la madera abierta por las líneas que el lunático caliente había hecho con tal de sacar el rojo de tu suave carne, lloraste susurrando que parara aún cuando aquel hombre no podías escucharte por sus altos llamados pidiendote que te acercaras a él… como si él en verdad fuera un héroe en lugar de un simple antagonista de mal gusto ¡Imagínate lo jodido que debe estar eso para que Billy lo diga! ¡JODIDAMENTE INCREÍBLE!
Billy agarró distancia y se estrelló constantemente contra la puerta, escuchando en el interior del sótano como abandonabas tu zona de confort en la puerta para buscar un escondite seguro entre tubos, estando al pendiente de tirar la puerta abajo cuando un vidrio se rompió y un par de botas pesadas resonaron contra el piso de cemento.
—¡V-Vamos a jugar, B-Billy quiere j-jugar! —vociferaba el insano hombre en el pasillo antecediendo a un atronador grito que nació de tu bella garganta antes de que se escuchará un fuerte forcejeo en el interior del cuarto al que le siguió un tenebroso golpe seco al que le siguieron varios viscosos que al escucharlos enervaron la piel de quién estaba más cerca de escucharlos. Billy debía admitirlo ¡Estaba obligado! Cuando no escuchó nada más que silencio un extraño sentimiento de vacío lo absorbió por momentos para dejar pasar la ira brutal y fresca que lo encendió lo suficiente como para finalmente tirar la puerta abajo.
—¡Pequeña señorita cerda!
La puerta finalmente cayó abajo y con ella el terror de tu amigable y cachondo asesino serial, Billy bajó como un rayo para verte parada sobre los tubos en los que habías atrapado a tu ex antes de matarlo. Estabas parada sobre su cuerpo con un tubo que goteaba gruesos hilos de sangre de la punta mientras que el rostro desfigurado de aquel maldito idiota te juzgaba desde abajo completamente derrotado. Nadie podría decirlo mejor que Billy, ese hombre definitivamente estaba…
—¡Muerto, m-muerto, m-muertito! ¡La perra llorona e-está muerto! —exclamó sin sentido y lleno de felicidad el asesino calenturiento balanceando su cuchillo en el aire sin pensar en meterlo muy profundo en tu ser como tanto se había muerto por hacerlo apenas un par de minutos atrás. Deteniéndose para verte en un estado de completo shock, no separabas tus hermosos ojos del cadáver a tus pies y tu cuerpo no paraba de temblar aún cuando el frío realmente no era tanto dentro del sótano como uno podría pensarlo en primera instancia.
No hubo palabras por tu parte y, por mucho que costará creerlo, Billy se mantuvo en el silencio más largo que hubiese mantenido desde que su vida comenzó a ser así de caótica, es decir, desde siempre. Sin embargo, no duró más de lo necesario puesto a que seguías sin moverte y él quería aprovechar el mucho o poco tiempo que fuera capaz de pasar a tu lado; Billy tocó tus caderas y envolvió tu torso con sus brazos en un intento por brindarte calor sin notar que ese no era ni por asomo el maldito problema, siguiendo por arrastrarte a una de las esquinas del sótano donde no solo pudieran ver perfectamente el cuerpo lleno de sangre en el centro de la habitación, sino que también para sentirte temblar por la nauseabunda vista por mientras tu cerebro aún no terminaba de procesar el terrible crimen que acababa de cometer.
—B-Billy malo, Billy sucio —ronroneó el slasher de suéter verde acurrucándose contra tu cuello lamiendo las pequeñas gotas de sangre que te habían salpicado generando un sutil camino de gotas carmesí que terminaban en tu mejilla. —H-Ha matado a tu n-noviecito.
Billy soltó su cuchillo entre tus piernas antes de quitarte la barra que aún mantenías aferrada a las marcadas palmas de tus manos.
—Linda, linda señorita s-sucia cerda. —susurró de forma sorprendentemente melódica aquel monstruo que te brindó calor, besó tus manos heridas y trató de regresar tu consciencia echándose la culpa por lo que habías hecho en pro de cuidarte del principal antagonista de tu historia.
—Toda mía. —Billy tal vez no pudo traerte de regreso con su terrorífica declaración, pero en el interior de tu ser algo se conmovió de una forma extraña que detuvo el temblor de tu carne —T-toda para mí, para B-Billy.
Definitivamente volverías a saber de aquel nombre aún cuando despertaras de tu impacto rodeada de policías y un equipo médico, y una parte de ti muy en lo profundo de tu ser, esperaba esa visita con ansías.
Eras de Billy, toda de él y solo para él.
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Foto 15... Cuando llueve pareciera que la ciudad se ve en alta definición.
Foto 15… Cuando llueve pareciera que la ciudad se ve en alta definición.
No suele llover cerca de los días de navidad, generalmente hay días tranquilos y soleados. Sin embargo, ayer llovió; salí a caminar mientras lluvia, mientas abanzaba notaba el reflejo diafano de las luces en el pavimento y las aceras, salpicadas de agua, con pequeños charcos en los tramos en los cuales hay baches producidos por el desgaste de los materiales que recubren la tierra, también la…
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Laura y el Covid.
Es febrero de éste año y me voy a subir a un elevador y ándale, debo tomar la rápida decisión de cómo picar el botoncito para que abra la puerta y decido picarlo con el codo, se abre, veo dos personas, entro en pánico y decido no entrar, les digo que esperaré, se cierran las puertas, y decido subir por las escaleras. Y de esas, varias.
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De esta familia de 4, yo soy la que más que ha salido al mundo exterior y como nuestras personas más cercanas saben, eso es mucho decir, porque hemos salido realmente poco, por no decir, casi nada.
Y no quiero explicar así muchísimo, pero lo que sí quisiera decir es que nosotros como familia, hemos decidido llevar ésta pandemia así, en casa 24/7, no ha sido fácil, claro que no, al principio a Andrea se le cayó un cachito de cabello y hubo una temporadita que andaba irritable a más no poder, yo entré en histeria absoluta, subí de peso como nunca en la vida, Eduardo ha tenido altas y bajas en su estado de ánimo, Edgar empezó fumando cañón, le dio su temporada de pedir cosas en Amazon cada 5 minutos y hemos pasado por muchas etapas y así.
Hoy, julio del 2021, un año y 4 meses después de haber iniciado esto, gracias a Dios, Andrea está muy bien, es la más creativa de la casa, su pedacito de alopecia ya desde el año pasado se cubrió de cabello nuevo, no es una campana por el mundo, contesta, se irrita, pelea, pero que levante la mano el niño de 7 años que no lo haga para conocerlo por favor. Yo, desde mayo del año pasado, comencé terapia con Lore, mi doctora a quien amo, estoy medicada, sí, no me apena compartirlo, en otra época quizá sí, hoy ya no. Tomar terapia es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, y agradezco que este encierro haya sido el pretexto perfecto para retomarla y seguirle. La meta sí es dejar el medicamento, por el momento no es posible. De peso, voladísima la persona, voy súper bien, he bajado 18 kilos, pero recuerden que subí. Aún así, es un buen y estoy muy volada. Eduardo sigue loquito unos días sí, y otros no y así, muy estable mi hijo dentro de su locura y, Edgar dejó el cigarro, parecía que había dejado la cheve pero fue una falsa alarma, las compras en Amazon y cualquier plataforma digital que le pongan enfrente no se han dejado pero me gusta porque nos hemos hecho de mil Monopolys, mil Legos, aparatos para la tele y esas cosas de las que yo no sé pero él sí y me encanta.
A nuestra Mari le dio Covid en febrero, gracias a Dios muy leve, ella está muy bien, le dio mientras estaba en su semana de descanso en su casa y después de 3 meses y medio ha regresado, la extrañamos muchísimo, ya se imaginarán, pero agradecemos mucho primero que le dio muy leve y segundo, que ya haya vuelto.
Y la cosa es esa, cada familia en este universo ha decidido y sigue decidiendo qué hacer y que no hacer en está pandemia y eso está bien. Hay opiniones por todas partes, noticias igual, estadísticas por todos lados, gente ni se diga, y eso también esta bien, cada quien sabe qué sí y que no.
Por ponerles más ejemplos (la que no iba a explicar =]). Edgar decidió desde el año pasado, no ver a sus papás, cuidarlos de esa manera, ambos tienen enfermedades gracias a Dios muy controladas, pero si les llega a dar Covid pueden ponerse delicados, y la forma de él cuidarlos es no viéndolos ni poniéndolos en riesgo, pasaron 13 meses, dos semanas de no salir ni a la esquina, los dos con PCRs negativas para poder hacer el viaje a Tampico y poder verlos. Al principio a mi sí me se hacía una exageración, hoy creo que es uno de los actos de amor más grandes que él pudo hacer por sus papás.
Y bueno, por mi parte, en Navidad y Año Nuevo, mis papás y una de mis hermanas con mi sobrina, después de 4 años de no pasar esas fechas juntos, corrimos el riesgo y ellos hicieron el viaje hacia acá, pasamos días muy deliciosos. Gracias a Dios, no hubo ningún problema de salud, ni contagio ni nada y pudieron volver a Tijuana con bien.
A Tampico como les comentaba, hemos ido ya dos veces, en abril, una semana, y en mayo igual, otra semana.
Aquí en Monterrey hemos salido ultra poquito, los niños y yo a caravanas que AMAMOS que nos inviten. Nos perdimos 3 en esas semanas que nos mega encerramos (para irnos a Tampico) que me dolieron en el alma. Yo a mis vueltas del podólogo, recoger cosas del colegio, Andrea pudo reunirse con sus compañeros ahora para finalizar este ciclo escolar en una mañana que les organizaron, vino mi papá el mes pasado, Edgar ha salido el último mes un poquito más a obras y a la oficina a atender juntas presenciales, entrevistar personal, etc. Llevé a mi Guapo por fin al pediatra para regularizar lo de sus vacunas y ver otras cosas. En febrero y marzo vimos a mi cuñada y su familia aquí en casa y en casa de ellos. Y así, poco a poco retomando pendientes que se pueden ir haciendo.
Y bueno, la que no iba a explicar, terminó explicando mil, como le gusta, pero ya me despido. Gracias Katz y Lupita por insistirme tanto con este tema. Hoy este va por ustedes. Las quiero mucho y lo saben.
Y va también muy en especial y de corazón para dos personas, ustedes saben quienes son, que durante esta pandemia perdieron a alguien muy importante en la tierra pero ganaron a un ángel increíble en el cielo, las quiero, las admiro, agradezco ser parte de su vida y saben que cualquier cosa que necesiten, aquí estoy para ustedes.
Gracias por leerme.
Lau Miramontes.
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Hace poco estaba viendo una predica de la pastora Kim Richar y me gusto el tema que predico llamada Entre Paja y Espinos.
¿Pero te preguntaras porque paja y espinos?
Paja quiere decir el nacimiento del señor Jesús dando alusión al pesebre y al lugar donde nació, es tan hermoso saber que siendo el rey de reyes y señor de señores no nació en un gran palacio aunque sí pudo hacerlo pero vino a nacer en un pesebre y así demostrarnos humildad y cercanía para con cada uno de nosotros.
Espinos se refiere a la muerte del señor Jesús por nuestros pecados y vino para darnos salvación y vida eterna.
Hoy para estas fechas hay muchas personas que ponen un nacimiento en sus casas para “recordar el nacimiento de Jesús” ¡pero el Señor Jesús no solo nació y ya! El vino a nacer en esta tierra para darnos esperanza y darnos a conocer el verdadero significado del evangelio y murió por nuestros pecados demostrando la más alta expresión de amor que nadie jamás ha hecho en el mundo.
Esto es un recordatorio del verdadero significado en esta navidad el rey Jesús darle gracias por un año más de vida y en especial en estas fechas y más aún en este año lleno de pandemias, problemas en todo el mundo desastre naturales, y un millón de muertos en todo el mundo pero Dios se mantuvo fiel y nunca nos abandonó a pesar de los problemas y las circunstancias.
Te deseo una feliz navidad : )
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Vengo a pedir un fanfic donde Keith y Lance adopten un gatito en San Valentín que sea todo fluffy - 🐱
¡Hola! Mi lindo anon gatuno. Claro que shi, lamento mucho la demora en responderlo pero más vale tarde que nunca. Te envío chocolates de san Valentín virtuales. Espero que te guste.
Resumen: Lance planeó la cita de San Valentín perfecta para su novio pero la adopción inesperada de un gatito hace aún más perfecto ese día.
AU Moderno (actual).
Parejas: Keith Kogane x Lance McClain.
Advertencias: Ninguna.
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Esto no se suponía que fuera así. Para nada estaba en su imaginación de la noche anterior.
Lance estaba refunfuñando o lo intentaba al menos, primero porque estaba de mal humor pero lo superaba el temor de estar a estas horas de la noche dentro de un bosque, a oscuras, en silencio... ¿Cómo es que terminó ahí? ¡Sencillo! Keith, su novio.
Día de San Valentín sería pronto entonces Lance con un mes de planes, decisiones y organización al fin había conseguido la cita perfecta romántica para con el de cabellos negros, incluído el día de hoy en el que invitaría a Keith a una romántica noche con él y justo cuando iba a hacerlo escucharon ruido en el bosque detrás de ellos. Lance había llevado a su novio a una colina alta en donde se viera en todo su esplendor el cielo nocturno pero claro que tenía que arruinarse y claro que Keith tenía que proponer ir a investigar ese ruido... ¡No todos sabían noquear a un impertinente ladrón de una patada!
- Gatito, gatito, gatito - llamaba en susurros Lance - Keith ¿en dónde estás? - susurró para sí el moreno mientras asomaba la cabeza detrás de un árbol.
- ¿Cómo sabías que era un gatito? - de repente, detrás de él, habló Keith y justo esa acción hizo gritar del susto a Lance, poniéndose blanco y gritando horrorizado girándose a ver a su novio, con tierra en el rostro, el cabello revuelto y ramas en el mismo.
- Yo... No... - miraba incrédulo al contrario. Con este chico era imposible dar explicaciones, pues no sabía que todo el ruido era por un gatito sino que así se refería a Keith - Eso no importa, mejor dime ¿qué clase de pelea tuviste con un indefenso gatito para terminar todo espolvoreado de tierra? - se cruzo de brazos.
- ¡Yo no peleaba con un gatito! - se ofendió Keith y suspiró - Lo que escuchamos era el ruido que hacía el gatito - su expresión se suavizó mostrándole a Lance lo que llevaba en brazos, envuelto en su chaqueta, justo en ese momento se percató de que el de ojos violeta no la llevaba puesta - Estaba atrapado cerca de un risco, unas ramas y raíces lo sostenían porque estaba trabado ahí - miró al gatito con melancolía y Lance suavizó sus facciones, seguramente de alguna manera Keith se sintió identificado y aunque no fuese así sabía que hubiera ayudado al pequeño - Tuve que bajar sosteniéndome de las ramas... Pero pude destrabarlo, es muy pequeño - lo destapó para que Lance lo viera. Un pequeño gatito no más de unos dos meses, de color blanco con negro, respiraba un poco agitado pero parecía no querer salir del refugio que era la chaqueta de Keith.
- Eso es porque todavía es bebé - sonrió - Tengo experiencia con gatitos, mis hermanos y yo tuvimos varios y por alguna razón terminaban adorando a mi hermana Verónica ¡ella no hacía nada! - se quejó sacando unas risas por parte de Keith y eso fue suficiente para hacerlo sonreír y volver su vista al gatito, entonces Lance sonrió - Adoptemos al pequeño - se acercó y se ganó la atención de Keith.
- ¿Seguro...? - de verdad quería, pues no podía dejarlo a su suerte y por alguna razón tampoco quería buscarle otra casa porque no sabría si en el futuro sería tratado con respeto el gatito pero por otro no tenía mucho tiempo que él y Lance se habían mudado juntos, al principio las cosas eran un tanto incómodas además de extrañas porque se estaban adaptando pero pronto eso fue dejado de lado... No quería incomodar a Lance y...
- No pienses tanto las cosas - le golpeó la cabeza con el dedo - ¿Porqué no? Será divertido - además de ilusionarle el hecho de criar a un bebé minino junto con Keith, algo que los uniría aún más - Podemos dividirnos las tareas. Tu simplemente te sentarás en el sillón, jugarás con él, te encargarás de mantenerlo contento mientras yo me ocupo de la comida, de limpiar su arena y de los arañasos - levantó los pulgares.
- Tonto - ríe Keith negando con la cabeza - Nos repartiremos las tareas pero no así.
- Perfecto, entonces queda al revés - sonrió dirigiéndose al sendero para volver a su auto.
- ¡Lance! ¡Tampoco será así! ¿Porqué eres infantil? - le gritó molesto, suspiró. Pero sonrió una vez vio que el gatito dormía ahora - Te cuidaremos y serás feliz.
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Keith suspiró colocándose su chaqueta roja y mirándose al espejo, él no quería salir. No es que no valorara las atenciones de Lance pero lo amaba y por eso cada día del año eran especiales para él porque estaban juntos, no veía mucho interés en celebrarlo el catorce de febrero... Además de no gustarle la aglomeración de personas, ni tener que hacer filas o que Lance se hubiere roto el lomo en su trabajo con horas extra para poder reservar en un restuarante lujoso por una cena en la que el moreno solamente pediría lo más económico dejando que Keith deguste los platillos completos de precio excesivo...
Aunque Lance creyera que sus planes eran sorpresa lo había anotado en la pizarra de la sala, que usaban para organizarse, sugerencia de Shiro. Keith era feliz con lo que sea que Lance le diera y eso ya era su amor, su comprensión, no necesitaba más. Además quería quedarse a cuidar al gatito, aún estaba asustado y faltaba conseguir cosas que necesitara como lo son un arenero en vez de la planta que les regaló Pidge, una cama y no el cojín extraño que Romelle les obsequió en Navidad y comida para gatito no lo que sea que les haya dado Coran.
- Toco, toc, Keith eres perfecto como estás aún si decides usar ropa de vago te ves radiante - llamó desde afuera Lance - Es hora de irnos.
- Ya voy - dijo sin muchos ánimos pero sonrió, Lance había hecho sacrificios no podía ser ingrato.
Al abrir la puerta de su habitación sonrió al ver a Lance con su camisa azul y su chaleco. El moreno también lo vio con una sonrisa.
- Hey - se acercó acunando su mejilla.
- Hey - respondió Keith en tono suave, haciendo lo mismo.
- ¿Listo? - sonrió Lance y Keith asintió.
El gatito dormía en el cuarto de lavado, ambos estaban algo desconfiados de dejarlo con alguien ya que ninguno de sus amigos estaba disponible entonces pensaban que estaría bien por unas horas. Después de que Keith se despidiera de él al igual que Lance, salieron.
Cuando LaNce conducía miraba de reojo a Keith.
- Antes de que se me olvide, hay cambio de planes.
- ¿Cómo? - Keith dejó de mirar a la ventana para ver a Lance con la duda pintada en sus ojos.
- Ya verás.
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Los dos estaban en el "Paraíso del felino", una tienda dedicada exclusivamente para productos para gatos. La tienda se encontraba prácticamente vacía de personas salvo los empleados.
- Genial, tendremos la tienda para nosotros - se tronó los dedos Lance - Bien, entremos - antes de poder avanzar una mano en su muñeca lo detuvo.
- ¿Lance? - Keith le soltó la muñeca y cruzó sus brazos sobre su pecho, esperando explicaciones sin evitar que una sonrisa se formara de sus labios.
- Bien - se rascó la cabeza el moreno - Ayer adoptamos un gatito herido y pensé que mi mejor San Valentín es hacer lo que sea contigo y... Bueno, preferí usar el dinero que ahorré para pagar un restuarante lujoso para esta noche en algo que sé nos va a hacer más felices. Quiznak Keith, si hubieras visto la sonrisa de tu rostro cuando te propuse adoptarlo... Quiero más de eso y - tomó su mano para besarla - Hacer esto contigo me pareció mejor plan, además hay menos gente - sonrió mostrando sus dientes.
- Siempre sabes lo que tienes para ofrecer y yo... No puedo pedir más - lo abrazó, aspirando su fragancia - Gracias, Lance - no podía dejar de sonreír - Le daremos una familia al gatito, ¿cierto?
- O él a nosotros - dijo Lance y ambos se fundieron en un cálido beso.
Así entraron a la tienda tomados de la mano. Keith se entretuvo mucho con los juguetes de gato, buscando los ideales para el pequeño; Lance por su experiencia personal sabía de marcas de arena para gato, fórmula láctea, alimentos y demás; ambos eligieron los platitos, un arnés, un collar y su correa, un chaleco para el frío, una mantita, una cama aunque habían decidio ir a conseguir una caja de cartón ya que creían que el pequeño apreciaría eso más.
- Bien, tenemos todo listo para Lance Junior.
- ¿Lace Junior? - Keith lo miró con una ceja levantada.
- O el pequeño Keith ¿cuál te gusta más?
- Él nos lo dirá, Lance.
- ¿Y cómo se supone que hará eso?
- Con sus acciones, con su señas - se encogió de hombros.
- Lance Junior, entonces será - sentenció Lance.
- Lance - reprendió Keith.
- Bien, bien. Pero no podemos dejarlo sin nombre tanto tiempo Keith, aunque no lo creas lo neceistan para que sientan vínculo hacia nosotros además de entender que nos referimos a él.
- Bien - derrotado dijo Keith. Jamás esperó estar en esta situación, era la primera vez que tenía que elegir un nombre y sobre todo era para alguien especial ahora en su vida.
- Aún está la propuesta de Lance Junior... O patitas - corrigió cuando una mirada violeta amenazante se posó en él.
- Ehm... ¿Podría ser Milky? - vio a Lance con inseguridad, a estas alturas se estaba orientando más a Lance Junior.
- ¿Milky? ¿Como Milky Way? - ojos azules se posaron en el pelinegro, quien asintió en silencio - ¡Me gusta! Es bastante bueno, de hecho.
- Bueno, te soy honesto Lance Junior, no me parecía tan malo ahora que lo pienso - se sonrojó.
- Milky me gusta. Su nombre completo será Milky Lance Jr. Kogane ¿qué opinas? - propuso con los brazos extendidos.
- Eres un tonto - negó Keith riendo.
- Un tonto enamorado, no tengo remedio.
- Y un tonto con familia - dijo Keith pero antes de que Lance respondiera, Keith lo tomó de la camisa y unió sus labios con los de él - Vayamos a casa, Milky nos espera papá Lance.
Lance sonrió, la cita de San Valentín fue mejor de lo planeado y lo que no supo en su momento es que no solo le dio una familia a Milky sino a Keith también, una familia que siempre deseó desde que su papá falleció.
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“Solamente te pido un BESO” (Navidad) Esta noche solo te pido un beso que este mes será Navidad. Es que través del milagro del nacimiento eterno, deseo revalidar una vez más, que estoy con vida. Alzo la mirada desde un caballo zaino y desde mi nido ancestral, los valles del Aconquija, rodeado de montañas que se extienden entre laderas, vertientes y quebradas, advierto la espesa briza bajar. Percibo impetuoso el verdor de las montañas, el color de las flores, el aroma de la tierra mojada, el baile de los árboles, y el aire entre la roca que se hace sentir vivamente. Sentado en mi montura criolla, desde la loma alta, logro captar la música del viento y contemplar la danza de los halcones revoloteando en búsqueda de su presa. Así, como los pastores en aquella noche eterna, puedo en la sombra profunda de la naturaleza, escuchar en mi interior, la sublime melodía de un Gloria a Dios en las alturas. Siento al entorno que me envuelve, interactuar, activo, enérgico, en una armonía infinita con todos los hombres de buena voluntad, entonada en lo más secreto de mi corazón. Frente a la Navidad mayúscula que se adviene, única verdadera, olvidamos que el pino, el nacimiento y los adornos tienen un sentido cristiano profundo, de gran recuerdo y enseñanza. Con el “muérdago” de la paz entre mis manos, de baya blanquecina con troncos y ramas de árboles, deseo trasmitir a todos mis lectores y quienes editaron mis opiniones un saludo renovado de navidad en este año tan especial. En esa noche de paz mi querido lector, cierra los ojos y pide un deseo. Sentirás entre luces de colores un repique navideño. Esa nochebuena se quedara conmigo para siempre, porque tú lector, eres el mejor regalo que me puede llegar. Esa noche única solo hazme un favor, dame un tierno beso debajo del muérdago y del cielo universal. Con tu color amarillo, rama de amor, ayúdame descubrir con mi pluma los tesoros enterrados del universo. Arbusto predestinado te invito a volar para ofrecer, junto con el pino o el abeto, de robles, encinas y álamos un toque de color a las fiestas de Navidad. Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón [email protected] https://www.instagram.com/p/CIqQBkEpa9k/?igshid=19qatpsuhrvyy
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nadia comaneci
la cintura quebrada hacia atrás
de nadia comaneci y la única
sonrisa que dirige al terminar
la rutina. ver su nombre en el diario
y al lado la palabra
“perfección” durante
toda la década de los ’70 tener
14 años y ser una estrella
de rock en rumanía. los marcadores
no estaban listos para ella: 1,00
por cada vez que su abdomen la impulsa
hacia la barra alta
como por arte de magia
¿alguna vez
viste a alguien bailar en el aire
y caer
con gracia sobre
sus rodillas?
nadia comaneci es nombrada
héroe del trabajo socialista, nunca
le temblaron las manos ni
los pies sobre la viga, diría
era casi un robot de asalto
comunista. no, claro que no
si se es pequeña las cosas
invaden con más
fuerza cuando se es pequeña
no se está lista
para vivir el exilio de los padres no se está lista
para ser la heroína de toda
una nación nadia comaneci
corre
por un bosque rumano
de la mano de un traficante
de personas y cae
sobre suelo húngaro y cae
mientras corre cae
y respira.
deja rumanía y la URSS se cae
a pedazos, ceausescu
también cae
fusilado en navidad, el muro
de berlín se destroza y cae
en el eterno loop de la vuelta
del ángel sobre las barras asimétricas se repite
lo que solía escuchar de mi madre
señalando los pies de nadia en la colchoneta
al terminar cada ejercicio “ves
lo único que de verdad importa
es la manera elegante con la que aterrizamos en la tierra”
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Calor de Agosto
PENISTONE ROAD, CLAPHAM 20 de agosto de 190…
Acabo de experimentar el que, creo, ha sido el día más extraordinario de mi vida, y mientras los hechos siguen frescos en mi memoria, deseo pasarlos al papel con tanta claridad como me sea posible.
Déjenme decir antes que nada que mi nombre es James Clarence Withencroft.
Tengo cuarenta años y una salud de hierro, pues nunca he pasado un solo día de mi vida enfermo.
Soy artista por profesión, aunque no de mucho éxito, si bien gano suficiente dinero con mi trabajo en blanco y negro para satisfacer mis necesidades.
Mi único pariente cercano, una hermana, falleció hace cinco años, de modo que soy independiente.
Esta mañana tomé el desayuno a las nueve, y tras echarle un vistazo al periódico matutino encendí mi pipa y dejé vagar la mente con la esperanza de dar con algún tema para mi lápiz.
A pesar de tener la puerta y las ventanas abiertas, la atmósfera de la habitación era opresivamente calurosa, y acababa de decidir que el lugar más fresco y cómodo de todo el vecindario sería la zona más honda de la piscina pública cuando llegó la idea.
Empecé a dibujar. Me concentre en el trabajo con tanta intensidad que dejé intacto el almuerzo, y sólo me detuve cuando el reloj de San Judas marcó las cuatro.
El resultado final, para tratarse de un boceto apresurado, era, estaba convencido, lo mejor que había hecho nunca.
Mostraba a un criminal en el banquillo de los acusados inmediatamente después de que el juez hubiera dictado sentencia. Era un hombre gordo, inmensamente gordo. La carne colgaba exageradamente sobre su barbilla; se plegaba sobre su enorme y rechoncho cuello. Exhibía un afeitado apurado (más bien debería decir que un par de días antes había disfrutado de un afeitado apurado) y era casi completamente calvo. Se encontraba de pie en el banquillo, agarrando la barandilla con sus torpes dedos, mirando al frente. El sentimiento que sugería su expresión no era tanto de horror como de un completo y absoluto derrumbamiento.
No parecía haber en aquel hombre nada lo suficientemente fuerte como para soportar aquella montaña de carne.
Enrollé el dibujo y, en realidad ignorando por qué, lo guardé en mi bolsillo. Después, con esa sensación poco común de felicidad, con la seguridad que da el haber hecho algo bien, salí de casa.
Creo que salí con la idea de visitar a Trenton, pues recuerdo haber recorrido Lytton Street y girar a la derecha por Gilchrist Road al pie de la colina, en la que un grupo de obreros trabajaba en la nueva línea del tranvía.
A partir de entonces sólo tengo un vago recuerdo de a donde fui. Lo único de lo que era completamente consciente era del terrible calor, que ascendía de la capa de asfalto de la calle casi como una ola palpable. Deseé oír el trueno que parecían prometer los grandes bancos de nubes de color cobrizo que colgaban a baja altitud sobre el cielo occidental.
Debía de haber caminado cinco o seis millas cuando un chiquillo me sacó de mi trance al preguntarme la hora.
Faltaban veinte minutos para las siete.
En cuanto el chiquillo se marchó, busqué referencias que me ayudaran a orientarme. Descubrí que me hallaba frente a una puerta que conducía a un patio rodeado por una franja de tierra sedienta, en la que había varias flores, morados alhelíes y geranios escarlata. Sobre la entrada había una madera con la inscripción:
CHAS. ATKINSON TALLADOR TRABAJOS EN MÁRMOL INGLÉS E ITALIANO
Desde el interior del patio llegaba un silbido alegre, el ruido producido por los golpes de un martillo, y el frío sonido del metal al chocar con la piedra.
Un impulso repentino me hizo entrar.
Había un hombre sentado, de espaldas a mí, trabajando en una losa de mármol curiosamente veteada. Se giró en cuanto oyó mis pasos y yo noté cómo los pies se me quedaban clavados al suelo.
Era el mismo hombre que había estado dibujando, aquel cuyo retrato llevaba en el bolsillo.
Allí estaba, sentado, enorme y elefantíaco, con el sudor chorreándole por la calva, que se secó con un pañuelo rojo de seda. Pero aunque el rostro era el mismo, la expresión era completamente diferente.
Me recibió con una sonrisa, como si fuéramos viejos amigos, y me estrechó la mano.
Me disculpé por la intrusión.
—Hace tanto calor y el sol brilla tanto ahí fuera —dije— que esto parece un oasis en mitad del desierto.
—No sé yo qué decir sobre eso del oasis —respondió—, pero desde luego hace calor, tanto calor como en el infierno. ¡Siéntese, caballero!
Señaló hacia uno de los extremos de la losa funeraria en la que estaba trabajando, y me senté.
—Ha conseguido hacerse usted con una hermosa pieza de mármol —dije.
Él negó con la cabeza.
—En cierto modo sí lo es —respondió—, pues la superficie de esta cara está perfectamente pulida, pero, aunque imagino que usted nunca se daría cuenta, tiene una enorme tara en la parte trasera. Nunca podría hacer un trabajo realmente bueno con este mármol. Aguantaría bien durante un verano como éste, ya que no se vería afectado por el maldito calor. Pero espere a que llegue el invierno. No hay nada como una buena helada para revelar los puntos débiles de una piedra.
—¿Entonces, para qué es? —pregunté.
El hombre se echó a reír.
—No sé si me creerá si le digo que es para una exposición, pero así es. Los artistas hacen exposiciones: al igual que los verduleros y los carniceros; también nosotros tenemos las nuestras. Lo último en lápidas, ¿sabe?
Empezó entonces a hablar de las diferentes clases de mármol, cuál soportaba mejor el viento y la lluvia, y con cuál era más fácil trabajar; de ahí pasó a su jardín y a una nueva clase de clavel que acababa de comprar. Más o menos cada dos minutos dejaba sus herramientas, se secaba la brillante calva y maldecía el calor.
Yo hablé poco, pues me sentía incómodo. Había algo antinatural, misterioso, en mi encuentro con aquel hombre.
Al principio intenté convencerme de que ya le había visto con anterioridad; que su rostro, desconocido para mí, había encontrado cobijo en algún rincón remoto de mi memoria, pero supe que estaba practicando poco más que un plausible intento de autoengaño.
El señor Atkinson finalizó su trabajo, escupió en el suelo y se levantó profiriendo un suspiro de alivio.
—¡Ya está! ¿Qué le parece? —dijo con un aire de orgullo evidente.
La inscripción, que leí entonces por primera vez, era la siguiente:
EN SAGRADA MEMORIA DE
JAMES CLARENCE WITHENCROFT.
NACIDO EL 18 DE ENERO DE 1860.
FALLECIÓ REPENTINAMENTE
EL 20 DE AGOSTO DE 190–
«En la plenitud de la vida estamos en la muerte»
Durante un rato permanecí sentado en silencio. Después, un escalofrío me recorrió la columna vertebral. Le pregunté de dónde había sacado aquel nombre.
—Oh, no lo he sacado de ningún sitio —respondió el señor Atkinson—. Necesitaba un nombre y utilicé el primero que se me ocurrió. ¿Por qué desea saberlo?
—Es una extraña coincidencia, pero resulta que es el mío.
Dejó escapar un largo y grave silbido.
—¿Y las fechas?
—Sólo puedo responder por una de ellas, y es correcta.
—¡Canastos! —dijo.
Pero sabía menos que yo. Le conté lo de mi trabajo de aquella mañana. Saqué el boceto de mi bolsillo y se lo mostré. A medida que lo miraba, la expresión de su rostro se fue alterando más y más hasta convertirse en la del hombre que había dibujado.
—¡Y pensar que justo anteayer —dijo— le dije a María que los fantasmas no existen!
Ninguno de los dos había visto un fantasma, pero supe a lo que se refería.
—Probablemente haya oído usted mi nombre en algún sitio.
—¡Y usted seguro que me ha visto en alguna parte y luego lo ha olvidado! ¿Estuvo usted el pasado julio en Clacton-on-Sea?
Nunca había estado en Clacton en mi vida. Permanecimos en silencio durante un rato. Ambos estábamos contemplando lo mismo, las dos fechas grabadas en la losa, y una era auténtica.
—Entre a cenar algo —dijo el señor Atkinson.
Su esposa era una mujercita alegre, con las mejillas redondas y sonrosadas de los que se han criado en el campo. Su esposo me presentó como un amigo suyo artista. No resultó ser una idea muy afortunada, pues una vez retiradas de la mesa las sardinas y los berros, extrajo una Biblia ilustrada por Doré, y tuve que sentarme a expresar mi admiración durante casi media hora.
Salí afuera y encontré a Atkinson sentado sobre la losa, fumando.
Reiniciamos la conversación en el punto en que la habíamos dejado.
—Tendrá usted que perdonarme porque le pregunte esto —dije—, ¿pero conoce alguna razón por la que pudieran llevarle a juicio?
Él negó con la cabeza.
—No estoy en bancarrota, el negocio va lo suficientemente bien. Hace tres años les regalé unos pavos por Navidad a algunos de los guardas, pero eso es todo lo que se me ocurre. Y además eran pequeños —añadió como ocurrencia tardía.
Se levantó, tomó una regadera del porche y empezó a regar las plantas.
—Con este tiempo tan caluroso hay que hacerlo al menos dos veces al día —dijo—, y aun así el calor a veces acaba con las más delicadas. ¡Y los helechos, Señor! No pueden ni aguantarlo. ¿Dónde vive usted?
Le dije mi dirección. Volver a casa me supondría una hora de caminar a buen ritmo.
—Así están las cosas —dijo—: abordemos el asunto claramente. Si vuelve a casa esta noche puede usted sufrir toda una serie de accidentes. Un coche podría atropellarle, y también están las típicas pieles de plátano o de naranja; eso por no hablar de las escaleras que se derrumban.
Hablaba de lo improbable con una seriedad intensa que seis horas antes habría resultado risible. Pero yo no me reí.
—Lo mejor que podemos hacer —continuó» es que se quede usted aquí hasta las doce. Subiremos arriba y fumaremos; puede que dentro se esté un poco más fresco.
Ante mi propia sorpresa, acepté.
A hora estamos sentados en una habitación larga aunque no muy alta, bajo los aleros. Atkinson ha enviado a su mujer a la cama. Se mantiene ocupado afilando algunas de sus herramientas con una pequeña piedra oleosa mientras se fuma uno de mis puros.
El aire está cargado con la amenaza de tormenta. Estoy escribiendo esto en una mesa inestable frente a la ventana abierta. Una de las patas está rota, y Atkinson, que parece un hombre hábil con las herramientas, va a arreglarla tan pronto como termine de darle filo a su cincel.
Ya pasan de las once. En menos de una hora me habré marchado.
Pero el calor es sofocante.
Un hombre podría volverse loco con tanto calor.
– W. F. Harvey
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