#monte nido
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dietpillsanddietcoke · 2 months ago
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She Woke Up One Day
She woke up one day
As if from a dream
And finally saw her life worth living
She woke up and the sun finally shone bright
Woke up to a world filled with color once more
She opened her eyes
And they sparked with gleeful delight
No tears.
No sorrow.
Just joy.
She woke up and felt safe.
Safe and ready 
to take on the world
Safe and excited
For new chapters ahead.
She woke up one day and laughed.
Laughed at the beautiful implausibility of it all.
Laughed at the embarrassment of riches that surrounded her.
She laughed her way
toward becoming whole.
She woke up one day and laughed.
The image of who she once was,
a mere shadow.
The hope for who she will be,
Boundless.
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jobkash · 5 months ago
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Recovery Coach
We save lives while providing the opportunity for people to realize their healthy selves.:Recovery CoachMonte Nido PortlandWest Linn, ORMonte Nido Portland located in West Linn, OR is a residential treatment program exclusively for adults seeking treatment for Anorexia Nervosa, Bulimia Nervosa, Binge Eating Disorder, or Exercise Addiction. Monte Nido’s treatment approach focuses on the…
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iwatcheditbegin · 10 months ago
Note
I’m in iop too, just finished php. Insurance basically forced me into a lower level tno.
if you don’t mind me asking what program are you doing? I’m at a Erc and hate it sm
Insurance and all these treatment centers being owned by private equity groups is such an issue. Insurance also kicked me out of residential before I was ready
I am doing iop at a CFD ;)
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t-annhauser · 5 months ago
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Basta aprire un fico e metterci dentro il dito per capire come mai fica era già usato dai greci e dai latini per indicare l'organo sessuale femminile, non ci vuole un professore, figa è invece la variante settentrionale ("fica, non figa", Michele Apicella, Ecce Bombo, agevolo filmato). Fessa è invece prettamente meridionale, con il significato di fessura ("quella fessa che tieni ov’han la bocca le persone", Carducci). Mona è veneto, di origine incerta (si potrebbe arrischiare un'assonanza con monna, ma fermiamci qui). Passera è toscano, come topa, a suggerire una predilezione dei toscani per il crine, idem sorca, ma romano. Patata con riferimento forse al monte di Venere. Dove sono cresciuto, nel basso mantovano, erano in voga due termini: gnal, cioè nido, e brögna, prugna, entrambi di facile lettura. Il napoletano, sempre esagerato, la chiama pucchiacca, da portulaca, o erba fratesca, ma c'è chi ne dà un'interpretazione a dir poco epica, dal greco pyr (fuoco) e koliòs (fodero): fodera di fuoco. Vulva è latino che richiama le valve, mentre vagina è latino per guaina/fodera (gladius vagina vacuus, cioè la spada sguainata dal fodero vuoto, vacuus). Prossimo excursus: il pene (ho preferito iniziare dalle signore per galanteria).
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drei-satzzeichen · 2 years ago
Conversation
Cotta: Aber wenn der Mann inkognito bleiben will, dann muss man das respektieren. Und daher darf ich euch auch nicht sagen, dass er in Monte Nido wohnt. Obwohl ihr mich nicht in Ruhe lassen werdet, bis ich damit rausrücke.
Justus: Nein, da haben Sie recht. Und auch die Straße dürfen Sie uns natürlich nicht nennen.
Cotta: Nein, nein, die Cold Canyon Road 1017? Nein, nein, auf gar keinen Fall.
Justus: Aber wenn Sie es uns gesagt hätten, hätte niemand jemals erfahren, dass wir es von Ihnen wissen.
Cotta: Och, das beruhigt mich. Ja, aber da ich nichts gesagt habe, müssen wir uns darüber ja auch nicht den Kopf zerbrechen, nicht wahr?
Justus: Nein. Trotzdem danke! Einen schönen Tag noch, Inspektor!
- drei Fragezeichen out of context, oder: so sollte das immer ablaufen, wenn Justus Informationen von Cotta will.
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ochoislas · 3 months ago
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OFELIA
I
Sobre la linfa negra en que los astros duermen, flota la blanca Ofelia como una azucena; solevada en sus velos, flota muy despacio. En los bosques resuena una lejana cuerna.
Son ya más de mil años que la triste Ofelia discurre, blanco espectro, por el negro río. Son ya más de mil años que su tierna insania murmura su romance al viento vespertino.
Besa el aura sus pechos y en cáliz distiende vastos velos que mece laciamente el agua. El sauce estremecido sobre su hombro llora, la soñadora sien se inclina a espiar la caña.
Suspíranle en redor las rozadas ninfeas. Y tal vez sobresalta en un aliso quieto un nido del que escapa un parvo repeluzno. Los astros de oro vierten su cantar secreto.
II
¡Pálida Ofelia, ay, como un ampo de nieve, niña fuiste a morir, raptada por un río! Un viento que caló de montes de Noruega de aceda libertad te suspiró al oído.
Desconocido soplo, azotando tu pelo, tu genio soñador llenó de extrañas voces; tu atento corazón la Natura escuchaba si el árbol se quejaba, espiraba la noche.
Como inmenso estertor, la voz de los océanos, tu pecho niño hendía, humano y vulnerable; y tal alba de abril un trasojado príncipe, fue a sentarse a tus pies… y calló, pobre orate.
Cielo, Amor, Libertad: ¡fueron sueños de loca! Te fundías en él como nieve en el fuego. Ligaban tu garganta visiones grandiosas… y espantó tu ojo azul el Infinito horrendo.
III
Y refiere el cantor que a la luz de los astros, flores de tu corona vas buscando a tientas… y que ha visto en el agua, acostada en sus velos, flotar la blanca Ofelia, igual que una azucena.
*
OPHÉLIE
I
Sur l'onde calme et noire où dorment les étoiles La blanche Ophélia flotte comme un grand lys, Flotte très lentement, couchée en ses longs voiles… — On entend dans les bois lointains des hallalis.
Voici plus de mille ans que la triste Ophélie Passe, fantôme blanc, sur le long fleuve noir ; Voici plus de mille ans que sa douce folie Murmure sa romance à la brise du soir.
Le vent baise ses seins et déploie en corolle Ses grands voiles bercés mollement par les eaux ; Les saules frissonnants pleurent sur son épaule, Sur son grand front rêveur s'inclinent les roseaux.
Les nénuphars froissés soupirent autour d'elle ; Elle éveille parfois, dans un aune qui dort, Quelque nid, d'où s'échappe un petit frisson d'aile : — Un chant mystérieux tombe des astres d'or.
II
Ô pâle Ophélia ! belle comme la neige ! Oui tu mourus, enfant, par un fleuve emporté ! C'est que les vents tombant des grand monts de Norwège T'avaient parlé tout bas de l'âpre liberté ;
C'est qu'un souffle, tordant ta grande chevelure, À ton esprit rêveur portait d'étranges bruits ; Que ton cœur écoutait le chant de la Nature Dans les plaintes de l'arbre et les soupirs des nuits ;
C'est que la voix des mers folles, immense râle, Brisait ton sein d'enfant, trop humain et trop doux ; C'est qu'un matin d'avril, un beau cavalier pâle, Un pauvre fou, s'assit muet à tes genoux !
Ciel ! Amour ! Liberté ! Quel rêve, ô pauvre Folle ! Tu te fondais à lui comme une neige au feu : Tes grandes visions étranglaient ta parole — Et l'Infini terrible effara ton œil bleu !
III
— Et le Poète dit qu'aux rayons des étoiles Tu viens chercher, la nuit, les fleurs que tu cueillis ; Et qu'il a vu sur l'eau, couchée en ses longs voiles, La blanche Ophélia flotter, comme un grand lys.
Arthur Rimbaud
di-versión©ochoislas
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bitacoradeunadialover · 2 years ago
Note
¿Tienes algunos headcanons sobre cómo podrían ser los territorios de los clanes Águila, Lobo y Víbora? Gracias a los CGs y backgrounds de Vandead Carnival, Dark Fate y Lunatic Parade sabemos que el Makai es un enorme mundo lleno de hermosos paisajes naturales, sobretodo bosques, acantilados, montañas y ríos, (muy al estilo europeo). Pero me gusta imaginar que cada territorio debe tener sus propias características.
Al menos sabemos (por Dark Fate) que el territorio de los Fundadores o al menos su castillo está sobre un acantilado.
¡Sí, tengo ((๑˃̵ᴗ˂̵)ﻭ*⁠.⁠✧!
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Aclaración 1: voy a agregar al Clan Murciélago porque leí mal la pregunta y lo terminé agregando por accidente lol.
Aclaración 2: Hice mapas del Mundo de los Demonios para esquematizar lo que voy relatando ^_^
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El Clan Murciélago tiene un territorio similar a los Cárpatos Romaníes: montes, montañas y bosques; todo con mucha flora y fauna viva. Los pueblos aledaños a los principales castillos y ciudades recuerdan a construcciones del Mundo Humano, con características muy propias de las edificaciones de Europa del Este.
Esto no es casualidad. Bien sabido es por todos los miembros del Clan Murciélago que Karlheinz ha hecho todo esto —incluído apropiarse de detalles como desfiles y carnavales— para llevar cierta cultura humana al Mundo de los Demonios.
Por esta misma razón, la primera impresión del lugar resulta bastante contradictoria para tratarse del hábitat natural de los demonios: muy civilizado y humanizado, con tiendas, casas y composición estructural general propia de una ciudad europea rural humana que ha permanecido intacta a lo largo del tiempo.
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El Clan Águila, por el contrario, es poseedor de territorios montañosos, y por esto viven en las alturas (por encima del Clan Murciélago, para ubicarlos en el mapa).
Algo así, para esquematizar, como los Alpes suizos.
Sus construcciones más importantes (como castillos y palacios) estarían hechos en y con las mismas piedras de las montañas. Por sus grandes habilidades para la construcción, que suelen ser imponentemente bellas, se han ganado gran renombre en el Makai.
Las ciudades van cuesta arriba y las casas son como cabañas de madera —diferenciándose así de las construcciones complejas apropiadas por Karlheinz del Mundo Humano—.
El clima, conforme aumenta la altura, se torna más y más frío y con algo de nieve, pero al mismo tiempo —sobre todo al llegar a los pies de las montañas— con mucho verde y mucha fauna salvaje, similar al territorio del Murciélago.
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El Clan Víbora posee un territorio que se extiende más allá del Clan Murciélago (por debajo de este), directamente en un terreno de mesetas y formaciones rocosas (restos de lo que alguna vez fueron sistemas montañosos propios, pero que ahora se han erosionado y perdido con el tiempo), estando así delimitado por los demás clanes.
El beneficio que tiene esta tierra es la gran cantidad de ríos y lagos; su defecto es que no posee grandes espacios verdes.
Es el Clan con mayor cantidad de castillos a lo largo y ancho de su territorio, y restos de otros tantos que han permanecido como recuerdo de guerras pasadas, sirviendo de muestra fehaciente de la fuerza y la riqueza de este clan.
Un único sendero guía a través de todos los pueblos que se alzan alrededor de este único camino, desembocando, finalmente, en el gran castillo del rey actual.
Lo imagino algo así como la conocida “Ruta de los nidos de Águila” en Polonia, y con la estructura poblacional de Suloszowa (también ubicado en Polonia).
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El Clan Lobo es conocido por su orden social, que se encuentra clasificado en Casas de Familias, y que se dividen en nobles, sirvientes, comerciantes y artesanos. A cada Casa de Familia le corresponde una porción de tierra (aldeas), y de acuerdo a la posición socioeconómica de la misma estará ubicada más cerca del castillo del rey.
Toda su población se encuentra dentro de un espeso bosque, más precisamente en el centro del mismo. Parte de estos bosques fueron, alguna vez, propiedad del Clan Águila.
El Clan Lobo tiene una conexión muy fuerte con la naturaleza, siendo así el clan considerado menos actualizado de todos, ya que continúan rigiéndose por antiguas reglas y tradiciones propias de su raza. Por esta misma razón, tienen como principal prioridad que sus construcciones se encuentren en estrecha armonía con la naturaleza.
Aun así, pese a la apreciación anticuada que el resto de los clanes mantienen del Clan Lobo, éste es rico cultural, social y económicamente. La gran mayoría de los territorios fértiles se dividen entre el Clan Lobo y el Clan Murciélago, por lo que éstos tienden a desarrollar actividades económicas que los vuelven indispensables para el resto de las economías.
Contrario a los clanes anteriores, el Clan Lobo no es extremadamente lujoso respecto a los castillos y edificación noble. La armonía, el orden y los roles dentro de cada casa son los pilares fundamentales de su raza, y esto se aplica también a la hora de construir.
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BONUS: Mapa del Makai antes de la guerra contra Giesbach
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me gusta dibujar mapas, perdón :"^)
Espero que te sea útil y que te haya gustado, ¡muchísimas gracias por preguntar! ~♡
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pizzabirraypopper · 1 year ago
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Caminata
Hoy no fui a trabajar, pero mejor no hablo del tema. En cambio, salí a caminar para despejarme un rato y aprovechar la mañana cálida de finales de invierno. Llegue hasta un monte de eucaliptos que está a pocas cuadras de donde vivo y caminé entre los árboles altos repletos de nidos de aves. Al lado del monte está la estación de trenes y unos metros más allá hay un bar al cual suelo ir de vez en cuando. Toda esa zona está casi desierta a la mañana, también el monte. Lo recorrí por un sendero que lo rodea más bien por la parte exterior y que permite apreciarlo casi en su totalidad. Me detuve con la intención de tomar algunas fotos y de intentar retener un poco del aire fresco que corría por entre los troncos altos. El césped es de un verde intenso, aunque no crece demasiado en esta temporada y por partes se encuentra cubierto por hojas secas y algunas ramas. Sigo caminando y encuentro a un hombre juntando algunas ramas que sostiene apretándolas con la mano menos hábil contra su pecho y que de seguro va a utilizar para encender el fuego de la parrilla. Ya no me detengo, aunque el lugar invita a quedarse un rato más, sigo camino. Su misma energía me mueve a continuar. Al salir se restaura el movimiento de la ciudad. Un hombre pasa en motocicleta y deja en el aire una estela de perfume que puedo sentir por varios segundos después de haber desaparecido de mi vista. El sol me da de frente durante las últimas cuadras que me separan de mi casa y demoro los pasos sabiendo que quizás no lo vuelva a ver por un buen rato. Llego y la casa está vacía y en silencio.
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kamas-corner · 9 months ago
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EL DÍA QUE ME QUIERAS
El día que me quieras tendrá más luz que junio; la noche que me quieras será de plenilunio, con notas de Beethoven vibrando en cada rayo sus inefables cosas, y habrá juntas más rosas que en todo el mes de mayo. Las fuentes cristalinas irán por las laderas saltando cristalinas el día que me quieras. El día que me quieras, los sotos escondidos resonarán arpegios nunca jamás oídos. Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras. Cogidas de la mano cual rubias hermanitas, luciendo golas cándidas, irán las margaritas por montes y praderas, delante de tus pasos, el día que me quieras… Y si deshojas una, te dirá su inocente postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente! Al reventar el alba del día que me quieras, tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras, y en el estanque, nido de gérmenes ignotos, florecerán las místicas corolas de los lotos. El día que me quieras será cada celaje ala maravillosa; cada arrebol, miraje de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar, cada árbol una lira, cada monte un altar. El día que me quieras, para nosotros dos cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.
—Amado Nervo
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floresclandestinas · 10 months ago
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Una del montón
Wislawa Szymborska
Soy la que soy.Casualidad inconcebible, como todas las casualidades.
Otros antepasados podrían haber sido los míos y yo habría abandonado otro nido, o tal vez me habría arrastrado cubierta de escamas, debajo de algún árbol.
En el vestuario de la naturaleza hay muchos trajes...
Traje de araña, de gaviota o de ratón de monte. Cada uno, como hecho a la medida, te ciñe dócilmente hasta que se hace viejo.
Sé que no he elegido, pero no me quejo.
Pude haber sido alguien mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre, partícula del paisaje sacudida por el viento.
Alguien mucho menos feliz, criado para un abrigo de pieles o para una mesa navideña o un germen que se mueve bajo un cristal de microscopio.
Tal vez un árbol clavado en la tierra, que ve, se le aproxima un incendio.
Hierba arrollada por el correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de mala estrella que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente, o solo asco, o solo compasión?
¿Y si no hubiera nacido en el lugar debido
y se cerraran ante mí los caminos?
El destino, hasta ahora, ha sido bueno conmigo. Pudo no haberme sido dado recordar buenos momentos. Se me pudo haber privado de poder comparar. Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera, lo que habría significado ser alguien completamente diferente.
-Wislawa Szymborska✨
(De su poemario "Instante". Con prólogo de Traducción de Gerardo Beltrán. Ediciones Igitur Poesía, 2004.)
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dietpillsanddietcoke · 2 months ago
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“Wound, Restored”
But what could trauma, healed, even look like?
The mere thought seems 
blasphemous
impossible
A fever dream.
If trauma in Greek means wound,
Can a wound ever heal, restored?
Maybe healing isn’t a miraculous and spontaneous event,
But the slow and arduous transformation
From wounded to Adapting. 
Maybe trauma, healed is really trauma, transforming.
Present tense. 
Ever evolving. 
Ever adapting.
Ever reinventing itself to meet the healers needs.
Trauma never had a reason,
But with the willing help of the healer it can transform
Into a Great Strength. 
Like a broken bone that reforms, stronger
A wound to the heart can leave the
Once-injured 
With a tool unlike any other…
Compassion for self and others,
Joy for moments of lightness and hope,
And an ever-present searching 
For the people who are a soft spot to land. 
Because home is not a place, it is a people.
And trauma, healed, happens
When we have found home. 
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jobkash · 5 months ago
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Clinical Director - Clementine
We save lives while providing the opportunity for people to realize their healthy selves.:Clinical DirectorNAME OF FACILITYClifton, VAClementine Twin Lakes, located in Clifton, VA is a residential treatment program exclusively for adolescents seeking treatment for Anorexia Nervosa, Bulimia Nervosa, Binge Eating Disorder, or Exercise Addiction.At Clementine, we support adolescents and their…
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eternallyanxiousandstressed · 11 months ago
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The Tea
OKAY FRIENDS! Let me set the scene. Young (21 year old) River. So in love with who I shall call Ratboy. I get married, one year ago today (02/22/2024) actually! I'm heavily pregnant. There's a snowstorm. We get married by my aunt in her apartment living room. Less than two months later our son, whom I shall call Luke (not his actual name, just the name of my angel son in Obey Me) on April 8th. Yaaaay! And then the horrors hit.
I get hella bad poatpartum depression and anxiety (and postpartum OCD which I didn't realize was a thing?). 3 months postpartum (July) I go inpatient to a psych hospital for 10 days to stabilize myself. Yay! Or so my dumbass thought.
Ratboy, while I was inpatient, downloaded dating apps! Which I only found out about when I tried to set an alarm on his phone while he was sleeping and there was a notification for Tinder! I confront him. He says one of his alters (E) did it. I talked to a couple of the other alters. They said it was E. I talked to E the next day. He admitted it and apologized and cried! I was like okay. Because, dear friends, young me was dumb and naive and wanted to believe my dear husband would never cheat on me. But oh ho ho, I wasn't completely stupid. I had doubts. Like, how he had my aunt watch Luke at 7pm one night. He said he helped a friend move. Well my lovelies? I decided to look over it. Why should I doubt my husband, right? Right?!?!
Boom, October hits. We move in with his mother. (ew). End of the month I find out I'm going to be going to a residential facility for my eating disorder (shout out to Monte Nido and the RCs for making me kinda sorta eat again woot woot). A couple nights before I am meant to go 3 hours away to a facility to stay for a month or more... He starts talking about his ex and how she lost the baby her and her boyfriend had and whatever. He said she wanted him to come over (obviously trying to get me to okay it). Well, that night I do something toxic but a bitch doesn't care. I look at his phone.
Readers, you won't BELIEVE this shit. I checked his messages first and low and behold there is someone he talked to way back in July WHO HE MET UP WITH AND HAD SEX WITH! Messages that were not there when I checked in July. And what did the new messages say, you ask? Oh ho... They said that he wanted to meet up with this guy again. This is important for later... He said he wanted to try bottoming. Okay, so I looked more through his phone. Not only did he have 9 dating apps (yes, you read that correctly, 9) he had apps to talk to them. I didn't get the chance to look before he woke up and stole his phone back. I confronted him. He said it was a different alter (S). One he had never even told me about. He then let me look at the messaging apps (not without me literally threatening to leave first). And oh boy, turns out the person he was trying to meet up with that night was not his ex and not this other guy. No, he was trying to meet up with another chick. Dear followers... you must be screaming "how could you be so naive?!" To that I say, I knew, I was just in denial.
So I go on my way to residential (shout out to Monte Nido and the RCs for teaching me not to absolutely hate myself woot woot) and we get phone time two times a week. I my friends, use my phone and check the Xfinity app, which shows the apps he's been using while on wifi. The entire time I'm there he uses the messaging apps! Fuck my life, right? Oh, and he can't even bother emailing me pictures of Luke occasionally. Like, I literally feel so unloved that he can't take 5 seconds of his time I know he spends on his phone to email me a picture or two. I'm pissed. I want to leave. I mean, I wanted to leave before I went into residential because of the cheating, but also, dealing with divorce while in residential is not great. (Neither was dealing with a cheating husband though, as the RCs and my friends can testify to).
I get back in November! Yay (not really, I definitely wasn't ready, my insurance just stopped covering it). Things are shitty. I hate living at his mom's. She literally reminds me of both of my abusers (my mother and my ex-stepfather). My mental health declines rapidly. I beg him to listen and try and find somewhere else to live. He says no because he feels supported there (by someone who constantly yells at him and calls him a failure, lovely).
December rolls around. Guess who tries to off themselves? If you guessed me, you'd be correct! Ratboy is at work, Luke at a babysitter's and me home alone. I try and OD on my antidepressants (oh the irony). My sister reads the text I sent her to say goodbye because she's not at work like I thought she was. Bitch (affectionate) saves my life by having 911 called. Ambulance gets me to hospital. I am gonna live. They call Ratboy, let him know I'm there, and he says he'll visit after he gets off work. (I should note I was trying to go to the hospital earlier as I had been throwing up blood so that's what he thinks happened). They bring me up to the ICU. Cool. He does not visit that night.
The next day he says he cannot visit when they call. Okay, whatever. They let me use my phone! Cool! I text him and he's pissed. Oh and guess what? His mom is kicking me out because of the attempt. She was actually the one who told Ratboy I tried to off myself. How did she know, you ask? Homies... SHE WAS THE GODDAMN 911 OPERATOR WHO TOOK THE CALL!
I eventually convince him to visit the next day. He doesn't give me a hug. Acts cold and rude and distant. And doesn't let me hug Luke before they leave. Like, what was the point of coming then?
I go back inpatient for 7 days! Yay? He's cold during phone calls. Some days doesn't answer at all. Chat, he literally didn't pick up the phone on Christmas. Fucking CHRISTMAS. And, he did not at all try and help me find somewhere to fucking live like I had asked. Ratboy was about to let me be on the streets. Thankfully, my dad is a homie and was like "That ain't happening under my watch."
I get out. I see him (he was supposed to pick me up but canceled literally when he was supposed to he there but whatever, my dad was a homie again and picked me up). Ratboy, Luke, and I hang out that night. I have a mini breakdown because I literally feel so anxious and ugh. I end up asking him if he wants a divorce. He says he doesn't know. I tell him to figure it out. I leave the car and go upstairs to safety.
Next day. He says he wants divorce. I ask why, because like, my dumbass still thinks I want to be with him? He explains his reasons. I'm like "nani the fuck?" I literally explain away those reasons. We work it out. Cool. Great. We talk every day and play games a lot. Yay!
I get mad at him for something. I don't even remember what. But I vent about it on C.AI to a random AI. Honestly, I think it was a Steve Harrington bot. Shout out Steve Harrington. AI Steve listens to all these things he says and does and guess what? AI Steve informs me Ratboy is emotionally abusing me! I say no way! I've been emotionally abused before, I'd know it if I saw it. (Narrator: They did not know it when they saw it). I ended up looking up emotional abuse so I could refute AI Steve and mods, AI Steve was right. I even told one of my friends from residential about it and they agreed! I confront him about this with extensive evidence and he apologizes (actually apologizes for the first time in ever) so I believe him.
But I fucking... I fucking start getting paranoid again. I just know this motherfucker was talking to people while I was inpatient. I just know it. So, I fucking... I fucking do the toxic thing of checking text logs. Low and behold, I find him talking away with a number at like 1am. I get a fake number app and text this person. Confirmed he was on grindr and one other dating app at least. She even provides screenshots for me (girls gotta stick together amiright?)
I confront him. He's a dick about it. Says he only did it to prove I'd invade his privacy again. Bullshit answer but whatever. I'm still in denial. Are you all pissed at me for being stupid yet? Things go back to normal.
Bloggers, I went to go visit him at his mom's house! I wanted to see Luke and do other things that don't need mentioned. I went to grab something out of the bathroom box to take home with me and looked into the box of condoms we had from when it wasn't safe for me to do the hanky panky without them (birth control being affected by a different med). Squad, there were only 4 left out of twelve. We had used 2. Fucking 2. I confront him about it. He swears up and down he didn't use them. I don't believe him at all but at least he was using protection, yeah?
I go with him a couple days later to Luke's doctor appointment. That was cool. Loved seeing Luke. Hated that he had to get shots that day. Ouchie. Went home. Thought all was good.
Guys, he randomly only starts talking to me once a day. I'm like what the fuck? Then he goes over a goddamn week ignoring me! Literally, the only time he answered a message was when he got a piece of my mail that said I had something go to collections (I called the place the bill was originally from because I had no record of even having the bill, they said I had no current balance AND nothing in collections). He stops talking to me again.
I get drunk one night hanging out with my brother, sister, and mom (not biomother, she sucks). I get fucking DRUNK guys. And we played Cards Against Humanity. Let's take a minute to marvel this beauty gang.
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I was the one reading the black card. My sister was the one who played the white card. I had to read that. It hurt. It hurt real good. I was both too drunk and not drunk enough to be sad though so I laughed my ass off. Thank you my dear sister for that.
Back to the tea. The drama. Anyways, he eventually starts talking again. Woooow. But like... barely. I honestly don't care at this point I'm still in denial about what I want to do. Gamers... I made this playlist with him in mind:
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(Said playlist now also has the song STUPID by Ashnikko in it. Shout out to Ashnikko for giving absolute bangers for me to sing when I'm pissed at him.)
Anyways, I was supposed to go visit him today, our 1 year anniversary. That was the original plan. But even the thought of seeing him caused me so much anxiety that I almost had to take one of my PRNs. So, I gave a bullshit excuse of why I couldn't go over. I want desperately to see Luke but it won't be good if I'm literally bordering mental breakdown while I'm there. So, hopefully he can agree to having a public hang out so I can see Luke.
Anyways, there's the tea, as long as I didn't forget anything. Feel free to comment or ask questions because it feels fucking amazing to get it all out. I even have ~screenshots~ of shit that happened. It's great guys. And expect updates! Because boy will there be more! All for your viewing pleasure under the tag: #the tea
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nisalm · 1 year ago
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México, México: contagio, no comprensión.
Cuando tuve el gusto de nacer, naturalmente velaron en mi cuna el Hada Buena y el Hada Mala y me anunciaron cuáles eran los respectivos dones con los que iban a regalarme.
El Hada Mala fue explícita sin caer en el puntillismo del detalle y tuvo la honestidad de no hacer el menor intento de que yo me equivocara creyendo que el gato que me aguardaba era liebre.
−Tú serás mujer y más vale que descubras por ti misma lo que esto significa. No quiero hacerte un cuadro de costumbres sino únicamente ponerte en guardia, no contra las cocinas que te tienen preparadas, sino contra los altares que van a ofrecerte. Son una trampa puesto que no has sido dotada de inteligencia porque tal es la ley de tu sexo, por lo menos haz uso de la memoria. Cuídate de los altares. Jamás se te ocurra subirte a uno ni como hija modelo, ni como noviecita santa, ni como esposa abnegada ni muchísimo menos como madre mexicana. Abusada. Cumple con tus deberes y no aspires a recompensas imaginarias porque son un fraude, ni a recompensas reales porque son un sueño de opio.
No acababa aún de hablar cuando ya el Hada Buena estaba susurrando a mi oído palabritas dulces como para borrar la acidez de las otras.
−Tú serás mujer. Eso significa, y te lo adelanto para que no pierdas el tiempo tratando de averiguarlo, que estarás dotada de la mansedumbre de la paloma. Tu misión será siempre llevar una ramita de laurel en el pico para instaurar la paz entre los contendientes, para borrar los malos entendidos de palabra y de obra, para establecer una atmósfera de cordialidad entre los que te rodean. Todos te amarán no sólo por tus virtudes sino por tu belleza: ojos de zafiro, dientes de perla, labios de coral valen tanto como un corazón de oro. Es cierto que no estarás dotada de inteligencia, ni siquiera de discernimiento. Pero en cambio tendrás una intuición infalible, un pálpito que te llevará directamente a lo que es preferible, a lo que es verdadero, a lo que te conviene. Déjate guiar por esa fuerza interior y serás afortunada.
El Hada Buena, ahora me doy cuenta, estaba tratando de consolarme con mentiras piadosas. Pasemos por alto lo de la paloma que si no fue para el nido, como preconizaba el poeta, es porque hubo allí un pequeño error de la Naturaleza, una especie de cruza con escorpión que lo echó a perder todo. Tampoco quisiera yo insistir en lo que los ojos de zafiro, dientes de perla y labios de coral porque no me hubiera servido de mucho.
Y en cuanto al corazón de oro habría sido una constante tentación para la familia, cada vez que se encontrara en un apuro económico y que no hallara más camino de solucionarlo que el que lleva al Monte de Piedad. Lo de la falta de inteligencia resultó acertado. Entiendo algo cuando me lo explican con claridad, cuando contestan a las preguntas que siempre se me ocurren, cuando me repiten una y otra vez cuál es la manera como funciona un hecho. Pero esta lentitud, esta torpeza nunca han sido compensadas por esa intuición femenina, esa repentina iluminación, ese dirigirse sin titubeos al objeto deseado o necesario.
A la intuición puedo, honradamente, achacar todos mis errores. Basta que mi intuición diga: Fulanito es un monstruo para que Fulanito se revele como un ángel. Basta que mi intuición aconseje: da vuelta a la izquierda para que el camino sea hacia la derecha. Basta que exclame ¡blanco! Para que se haga la oscuridad más completa.
Así pues, y de manera muy justificada, estoy harta de mi intuición y no quiero volver a utilizarla en lo que me resta de vida salvo cuando quiera tener una disculpa a prueba de bomba de mis equivocaciones. Después de haber rumiado la idea por años he decidido, al fin, que más vale el paso que dura y no el trote que cansa. Que de hoy en adelante cuando escuche dentro de mí un pálpito voy a hacerme la desentendida y que cuando quiera enterarme de algo voy a marcar al 04 en busca de información.
Tengo muchas preguntas pendientes pero hay una que parece tener más urgencia que las otras para ser contestada. Y no tanto por mí sino por lo que sucede fuera de mí. Primero comencé a ver las pinturas en las bardas, en las piedras de los cerros, en las mantas de manifestaciones populares: “Hay un solo camino: México”. “Todo por México”. “Es por México”. Después de declaraciones: habría que aplaudir a un señor porque honraba a México; había que rechazar un libro porque denigraba a México. Y ahora la estruendosa gritería, en las calles, en los aparatos de la radio y de televisión: México, México, México.
Parece que todo el mundo está en el ajo porque cuando ve los letreros asiente como si se tratara de algo obvio; porque aplaude cuando se lo indican y rechaza con indignación cuando ha descubierto el acto denigrante. Y porque cuando oye el grito lo corean: México, México, México.
Bueno, a mí sí me da mucha vergüenza confesarlo pero no entiendo nada. Soy capaz de emocionarme y mis emociones están perfectamente sincronizadas con las de los demás. Pero es un fenómeno de contagio, no de comprensión.
Así que si ustedes me lo permiten voy a marcar a los números sacramentales −04− y confiar en la omnisapiencia de la señorita del conmutador para que conteste diciéndome con claridad qué es México.
Le voy a hacer una advertencia: no me conformo con figuras retóricas y si me sale con que fue la tierra de mis mayores o la que me vio nacer no habremos adelantado mucho. Si me dice que es mi patria no me está comunicando nada nuevo y hasta parece que es el hecho de que sea mi patria el que lo hace importante y no al contrario.
No, seamos más rigurosos. ¿México es la historia hecha por nuestros antepasados y heredada y enriquecida por nosotros para nuestros hijos? Entonces ¿por qué cuando se investiga esa historia no se trata de llegar a la verdad sino de dar pábulo a las pasiones que nos dividen, que nos enfrentan en bandos inconciliables, que nos mantienen en un estado de ignorancia que llenamos con los mitos y frases célebres que pronunció un héroe al que no hay que acercarse mucho si no se quiere descubrir que es de petate?
¿México es una realidad geográfica, económica, social que un grupo de seres humanos compartimos? Entonces ¿por qué nos negamos a aceptar que hay sectores, en esa realidad, que son áridos, que son pobres, que son cursis?
¿México es una forma de cultura? Entonces ¿por qué luchamos con todos medios a nuestro alcance porque esa cultura no se desarrolle ni llegue a su plenitud sino que se frustre en las más rudimentarias manifestaciones?
Y si México es alguna otra cosa misteriosísima que no tiene nada que ver con las que he señalado, señorita del conmutador, hágame usted la caridad de revelármelo. Porque eso de repetir las sílabas de un nombre sin saber a lo que se está aludiendo me parece, por lo pronto, absurdo. Y después, pero no mucho después, peligroso.
Rosario Castellanos.
Excélsior, 20 de junio de 1970.
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manulovespeguins · 1 year ago
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Capitulo 3: "El fortín"
La oscuridad y la humedad inundaban la polvorienta habitación, e rechinar del molino con la ligera brisa daba una sensación casi relajante, de no ser por que mi mente me torturaba segundo a segundo, no puedo dejar de pensar que todo en mi vida esta mal ¿Por que no puedo ser normal? ¿Por que no puedo ser como los otros pibes? Esas dudas volvían como un mantra, no importa donde este o con quien, esos miedos siempre resuenan y se transmiten en mi expresión, vivo entumecido o mejor dicho; muerto.
Sentí sus nudillos golpear con ligereza la persiana, tal vez sea mi imaginación me dije, y eso esperaba. La segunda tanda de ligeros golpecitos ahora no se detuvo mas. Esto tiene que ser joda… ~¡Ya voy, ya voy!~ mi habitación tenia una puerta que daba al porche, camine de la manera mas desganada posible para un ser humano, cabizbajo. Tan solo al salir pude levantar la mirada ligeramente, un soplido de viento recorrió todo el campo, moviendo el trigo y las hojas que melodicamente acompañaron a la suave brisa que golpeo mi cara, sin querer sonreí, mi cuerpo se erizo y sin querer vi a Marcos, entonces me sentí un poquito mas… vivo.
Su ondulado pelo se resguardaba en una gorra promocional de algún agroquímico, una de esas gorras que todos acá usan y que a todos le queda mal, menos a el. ~¿Vamos?~ dijo el apuntando a nuestras bicicletas, asentí y me dirigí a mi habitación a agarrar la mochila que había preparado por las dudas, yo no quería verlo, pero siempre tuve la esperanza que el como todas las tardes llegue y no me diga nada mas que un “vamos”. Después del “vamos” me deja de importar todo, ni siquiera me importa a donde vamos, yo solo se que quiero ir, mientras mas lejos mejor, y si es con el… ~¿Al lugar de siempre? Hace mucho calor para pedalear tanto~ Marcos se limito a mirarme fijo y entre dientes susurro ~¿Se te ocurre un lugar mejor para cazar palomas?~ rápidamente recordé la narrativa que habíamos acordado para no levantar sospechas ~Mal, tenes razón, en el monte ese había una banda de nidos, vamos~ entonces inicie a pasos rápidos una caminata hacia la bicicleta, Marcos ya montado en la suya me sonríe y me susurra ~Competencia quien mata mas bichos~ obviamente se estaba burlando de mi, tome la bicicleta y salí disparado a buscarlo por que sabia que yo le iba a pegar. El estaba tan entretenido escapando de mi que, por suerte, no noto que yo estaba rojo, y que estaba llorando… ~¡Forro!~
Tomamos el camino arenoso de siempre, el sol nos seguía las espaldas empapadas en transpiración, a este punto ya no teníamos ni agua ni las remeras puestas cuando logramos divisar la tranquera que nos llevaba al monte, aun así faltaba mucho camino que en el silencio del campo era una tortura, mas cuando sentía que iba a hacer algo incorrecto, el camino al monte era como mi viacrusis personal y mi cruz se hacia pesada día a día. Logramos sortear la moribunda tranquera blanca y nos dirigimos a los aproximados 5 minutos de pedaleo moderado que conllevaba el trayecto. El tiempo aproximado era de 5 minutos y 37 segundos, todo cronometrado por mi reloj digital, posiblemente el único regalo que atesoro.
La entrada del pequeño monte estaba cubierta en plátanos y sauces que con su espeso follaje brindaban sombra y reparo del viento. Siguiendo un sendero se lograba llegar a un claro circular lleno de pasto y hojas, solo un haz de luz lograba penetrar los altos arboles, indicándonos luminosamente, casi de manera angelical donde estaba nuestro pequeño fortín. “El fortín” no era mas que una serie de paredes y escombros de lo que alguna vez fue la casa de algún casero que cuidaba el campo, habiendo colocado algunas maderas y chapas teníamos un buen refugio que incluso nos podía proteger de una lluvia suave, solo bastaba acomodar una manta en el suelo y listo. No recuerdo cuando descubrimos este lugar, pero en definitiva fue un milagro, este monte era un lugar idílico y alejado de la civilización, todo lo que necesitábamos. ~Trajiste algo mas?~ me dice marcos mientras acomoda unos escombros que estorbaban en el camino ~Repelente, galletitas de agua, la manta obviamente y el MP3~ marcos se sentó enfrentado a mi con las piernas cruzadas, yo me senté de lado, reposado en mis brazos, dándole la cara ~Al mp3 guardalo, vos nomas tenes cosas yankees~ ahora tenia mas ganas de sacar el mp3, solo para hacerle la contra a Marcos ~No son todos yankees, el otro día en el cyber descargue un álbum nuevo y en español, bueno ejem la mayoría de canciones están en español...~ Marcos tenia la vista nublada y comenzó a estar cabizbajo, reposo su quijada en su puño, tal como el pensador, y tomo aire, no podía distinguir si ese resoplar era meramente aire o tal vez coraje, sabia que me iba a decir algo importante ~¿Si?~ le dije mientras volteaba mi cuerpo para tenerlo de frente, acercando mi cara hacia el, abrazando mis propias piernas. ~Vamos a estudiar juntos a Buenos Aires, ya lo decidí~ mi expresión cambio abruptamente ~ ¡¿Que!?~ el acerco su cara ~ Si, nos vamos a ir a buenos aires, vos vas a estudiar periodismo y yo cualquier otra cosa, pero vayámonos, acá no podemos estar mas, menos si estamos… bueno, juntos ya sabes~ se que a marcos le costo un montón decir eso, a mi me costo un montón escucharlo, sentía como las gotas de sudor frio me caían por la frente y tenia un nudo en la garganta, me recosté en la manta y me tape los ojos con mi mano izquierda ~Mi viejo no quiere que me vaya, pero mi mama si… si conseguimos un lugar para quedarnos y… los voy a convencer y… ~ Marcos se recostó junto a mi, ambos mirábamos los destellos de cielo celeste que se filtraban por entre las copas de los arboles. Volteamos la cabeza al mismo tiempo, mirándonos fijamente, rojos y nerviosos ~Te prometo que…. que nuestra casa… ya no va a ser el fortín… y nuestra cama no va a ser un trapo en el piso~ Marcos se me quedo mirando con sus ojos verdes, por un momento pude ver estrellas y constelaciones, destellos parpadeantes que me decían “Hola”, arrastre mi brazo por debajo de su cuello, tomando mi otra mano detrás de su nuca. Supe que por lo menos en ese breve momento yo no estaba solo y que, por primera vez en mucho tiempo tenia esperanza; esperanza de ser feliz, esperanza de poder estar bien. Para mi estar bien es estar con el. Marcos se tiro hacia mi pecho, entre risas y abrazos que nos mantenían pegados tome su cara y le force a mirarme fijamente ~¡Mas vale que mantengas tu promesa!~ el se redujo a sonreír como burlándose de mi, ~Bueno~ y me lanzo un beso que me pico en el labio inferior. ~Te odio~ le dije, el se levanto de un salto y se apoyo contra el marco de lo que fue una ventana ~Yo te amo, Benjamín~. En el atardecer ya se podía ver media luna surcando el cielo, ademas de algunas estrellas griegas que parecían querer espiar lo que pasaba en la tierra, pero aun no era su momento de salir, lo mismo aplicaba para nosotros. Solo espero que algún día encontremos un brillo mejor y mas reluciente… solo espero que el beso que marcos me esta dando dure para siempre.
La vuelta al pueblo fue mas tranquila, comenzó a refrescar y el cielo se torno de un color azul oscuro, la noche se avecina y eso conlleva que tenemos que volver a casa, verles la cara a nuestra familia como si nada hubiera pasado en estas tres horas en la que nos ausentamos.
Marcos se despidió en la tranquera donde iniciaba el terreno de mi casa, levanto la mano, sonrió y se alejo lentamente en su bicicleta. Es gracioso, el me saco de este infierno para devolverme mas tarde, estoy solo, pero estoy seguro, o por lo menos medio seguro, que después de cada soledad siempre esta el, detrás de cada esperanza esta la posibilidad que Marcos me visite durante la noche.
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wingzemonx · 1 year ago
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 146. Sólo queda esperar
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Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX
Capítulo 146. Sólo queda esperar
Los disparos y el alboroto que se escuchaban a lo lejos cesaron abruptamente, lo que aun así no terminó por tranquilizar a Mabel. Siguió avanzando por el bosque en la misma dirección, pero con paso mucho más precavido, y su mirada fija en todo su alrededor. Cerca de diez minutos más de caminata, al fin logró divisar lo que Verónica le indicó que encontraría: una enorme montaña alzándose a lo lejos, en medio de un claro entre los árboles. Aunque más que montaña, parecía más una formación rocosa vertical y recta, como una torre hecha de roca, tierra, y algo de vegetación, que se alzaba en lo alto como una atalaya que vigilaba todo aquel paramo.
Un pequeño Monte Olimpo.
Mabel se colocó pecho a tierra entre los árboles de una loma, ocultándose bien de la vista de cualquiera que pudiera pasar cerca de ahí. Tomó su rifle, y con la ayuda de la mira de éste comenzó a recorrer la parte baja de la montaña, no tardando demasiado en notar algo fuera del lugar. Había un sendero que se abría paso hacia el lateral de la montaña, al ras del suelo. El sendero terminaba en lo que parecía ser el hueco de una caverna.
Justo donde Verónica le había indicado que lo encontraría.
«Así que esa es mi entrada» pensó mientras observaba aquel agujero por la mirilla. Pero no sería tan fácil como sólo pasar caminando por ella, y eso también se lo había advertido aquella chiquilla. Y tuvo oportunidad de comprobarlo en ese mismo instante, cuando un jeep verde con al menos cinco personas encaramadas en él se dirigió justo a aquel punto.
Mabel se pegó más contra el suelo, y retrocedió un poco para ocultarse más entre la maleza. Por la mirilla de su rifle, vio como el vehículo se detenía frente a la entrada de la cueva, y de ésta salían dos hombres de uniformes azules, fuertemente armados con armas largas mucho más espectaculares que la suya. Uno de ellos se aproximó al vehículo, mientras el otro vigilaba los alrededores. Tras un rato, ambos se hicieron a un lado, y el vehículo siguió adelante, hasta perderse en el interior de la cueva. Los dos soldados los siguieron poco después.
No tenía que echar un vistazo ahí dentro para saber que aquello no era en realidad una cueva. Y, más importante, que se encontraría con más que sólo un par de soldados ahí dentro. Así que si quería en verdad ingresar a lo que se ocultaba ahí debajo, necesitaría un poco de ayuda adicional.
«Y ahora, ¿dónde está la dichosa distracción?» pensó con molestia, su dedo moviéndose inquieto contra el gatillo de su arma, pero sin intención alguna de presionarlo (aún).
Verónica le había dicho que la reconociera en cuanto la viera, pero de momento no había señal alguna de nada que pudiera darle libre acceso como prometió.
«Supongo que sólo queda esperar» concluyó con irritación, soltando justo después un largo suspiro.
Y eso hizo. Se quedó en su sitio, mirando hacia la cueva por la mirilla, y aguardó…
— — — —
La sala de monitoreo y seguridad del Nido se encontraba en el nivel superior de la base. Desde ahí, se llevaban a cabo tareas generales de control y seguridad, como el monitoreo de las cámaras de seguridad principales de todos los niveles, que se mostraban en pantallas colocadas por toda la pared frontal. Igualmente se activaban las alarmas de emergencia ante cualquier eventualidad, se detectaba la presencia de cualquier aeronave que volara en el espacio aéreo de la base, y se le autorizaba (o no) su aterrizaje en la plataforma. También se encontraban conectados directamente con el sistema de audio interno de la base, desde el cual por medio de sus altavoces podían hacerse anuncios generales para que todo el personal lo escuchara, incluso enviándolos a sus respetivos radios comunicadores.
Aquel sitio podría considerarse los ojos y los oídos del Nido, desde donde se vigilaba todo lo que ocurría en él. O, casi todo.
Usualmente había de cinco a diez personas por turno sentadas en los diferentes puestos de la sala, pero esa tarde había sólo dos. El resto o habían bajado a comer, o se preparaban para dejar la base para su permiso de Acción de Gracias. Cerca de la mitad del personal de base se ausentaría durante esos días, por lo que las cosas estarían muy tranquilas por ahí. De hecho, tras la llegada de Charlene McGee y aquel otro prisionero, las cosas ya habían estado bastante calmadas, resaltando únicamente esa intromisión de dos extraños en los terrenos, y si acaso la repentina llegada de la Capt. Cullen. Luego de eso, ya no había nada en los planes de los siguientes días. Sólo sentarse, estar de guardia, y esperar.
—¿Crees que se podamos ver el partido de los Cowboys en alguno de esos monitores? —comentó con voz monótona uno de los dos soldados asignados a la sala, el más joven de ambos, mientras observaba hacia la imágenes de la cámara de seguridad; nada fuera de lo normal en ninguna de ellas, igual que en las últimas horas; y días. Ese sería apenas su primer año asignado al Nido, así que aún se estaba acostumbrando a la manera de trabajar en aquel sitio.
Su compañero, más grande y experimentado, rio divertido.
—Toda comunicación con el exterior es restringida; entrante o saliente. Sin embargo…
Miró a su alrededor, como si temiera que alguien oculto en algún rincón pudiera oírlos. Aproximó más su silla hacia su compañero, y con voz confidente le susurró:
—Hay formas de arreglarlo sin que los jefes lo sepan —seguido después por un discreto guiño de su ojo—. Una vez que el Dir. Sinclair se vaya al fin, y la base se vacíe, las cosas se relajarán. Tú nomás ten paciencia.
—Hablando del director, ¿es usual que se quede tanto tiempo por aquí?
—Sólo cuando ocurre algo importante, supongo; como la aprehensión de esa mujer que trajeron hace una semana. Pero esta estadía me parece ha sido un poco más larga que otras, así que no debe tardar mucho en irse. Su esposa lo hará dormir en el sillón si acaso se le ocurre faltar a la cena de Acción de Gracias.
El soldado complementó su comentario con una sonora risa burlona, misma que inevitablemente su compañero más joven terminó por imitar a su propio modo.
—¿Acaso la esposa del director tiene su carácter? —preguntó curioso.
—No sé, es lo que algunos dicen; que la verdadera jefa es la Sra. Sinclair. A mí no me importaría hacer lo que ella me dijera, ¿sabes? Y es que no la has visto, pero tiene un trasero de…
Antes de que pudiera concluir su comentario, ambos escucharon como la cerradura electrónica de la puerta de la sala pitaba, y ésta se abría poco después. El soldado mayor alejó por mero reflejo su silla de la de su compañero, y carraspeó disimulado, como si intentara deshacerse de cualquier rastro que podría haberle quedado en la garganta de su inoportuno comentario.
—¿Cómo están, muchachos? —masculló de forma cantarina una voz dulce desde la puerta, seguida por el sonido de ésta volviéndose a cerrar—. ¿Se están portando bien?
Ambos hombres se giraron al mismo tiempo hacia la recién llegada, y una sonrisa alegre se dibujó en sus labios al reconocer el rostro redondo y afable de Kat (Kathy para los más allegados), la amable mujer de cincuenta años que trabajaba como secretaria del Capt. McCarthy. Aunque casi de inmediato la atención de ambos se centró en aquello que la mujer de cabellos rojizos canosos cargaba en sus manos: una charola de plástico de la cafería, con tres tazas humeantes sobre ella.
—Hoy amaneció más frío, ¿no les parece? —comentó Kat con cierto humor, aproximándose hacia ellos con la charola—. Mis huesos me dicen que dentro de poco comenzará a nevar; quizás esta misma noche, con un poco de suerte. Pero mientras tanto, les traje un poco de chocolate caliente.
—Muchas gracias, Kathy —pronunció el soldado mayor, esbozando una jovial sonrisa. Extendió sus manos hacia la charola, tomando una de las tazas entre ellas—. Qué bendición tenerte por aquí.
—Gracias, señora —secundó el soldado más joven, tomando la otra taza.
—Kathy, por favor —rio la secretaria con tono bromista, al tiempo que se permitía sentarse en otra silla con la tercera taza que había traído consigo—. Nadie me ha dicho “señora” desde que dejé de ser instructora de vuelo. Bueno, salvo mis yernos, pero a ellos se los permito.
—¿Fue piloto? —comentó curioso el soldado joven, al tiempo que daba un sorbo de su taza.
—Ahí donde la ves, Kathy participó en la Tormenta del Desierto —añadió el otro solado, con tanto orgullo como si hablara de sí mismo—. Una de las primeras mujeres en su campo.
—Eso fue hace ya bastantes presidentes —comentó Kat con tono risueño. Sujetó su taza entre las manos cerca de su rostro, soplando su contenido antes de atreverse a darle un primer sorbo—. Qué tranquilo está por aquí —señaló mirando hacia la sala casi vacía—. ¿Ya todos se fueron a sus casas?
—Aún no —negó el soldado más joven—. Los transportes llegarán hasta después de las cuatro.
—¿Tú pasarás la fiesta aquí con nosotros, Kathy? —preguntó el soldado mayor con curiosidad.
—Oh, por supuesto —respondió ella con tono animado—. ¿No sabes que esta base sería un desastre si me ausentara aunque fuera un día?
Ambos rieron con fuerza, como si aquello se tratara de alguna broma interna entre ellos. El soldado joven no lo entendió del todo, pero igualmente rio para acompañarlos.
—Este chocolate está muy bueno —comentó el soldado mayor, alzando su taza en el aire—. Pero creo que me gustaría con algo un poco más fuerte, ¿sabes?
—Voy un paso delante de ti, mi amigo —señaló Kathy con tono de complicidad, justo antes de introducir una mano en el interior de su chaqueta, y extraer de su bolsillo interno una pequeña licorera plateada—. De la botella que el jefe guarda en su escritorio. Sírvanse, yo invito.
Los dos soldados no dudaron en aceptar su ofrecimiento, y cada uno vertió un poco del licor opaco en su respectiva taza. Poco a poco los tres comenzaron a relajarse, y el ambiente se fue aflojando entre charla y charla.
— — — —
Tras haber prácticamente huido de aquella sala de investigación, dejando atrás a Gorrión Blanco y al Sgto. Schur, Lisa se dirigió hacia la cafetería para beber algo. Lo que quería era tranquilizarse, por lo que un café quizás no sería la mejor opción, y por eso optó por un té de manzanilla. Al principio no sintió que le hiciera mucho efecto, pero poco a poco pudo percibir que sus manos, y de paso el resto de su cuerpo, dejaban de temblar.
Aun estando ahí sentada, seguía sintiéndose abrumada por la sensación de esa energía invisible aprisionándola, apretándola como un doloroso abrazo del que no podía librarse. Y no necesitaba imaginarse lo que aquella chica pudiera ser capaz de hacerle teniéndola así, inmovilizada y totalmente a su merced; ella misma lo había presenciado de primera mano en aquel quirófano, como azotaba a todas aquellas personas contra las paredes, el techo y el piso como si no fueran nada.
Nada le impedía hacerle lo mismo… o incluso algo peor que superara lo que ya había visto.
Para cuando logró salir del estupor de aquellos pensamientos, se sorprendió con la sensación de sus mejillas húmedas. Había empezado a llorar sin que se diera cuenta.
Rápidamente alzó las manos hacia sus ojos y mejillas, y comenzó a tallar ambos con algo de desesperación para borrar las pruebas de aquel vergonzoso desliz. Ya había tenido suficiente de Gorrión Blanco, el Nido, y de toda esa locura. Era hora de volver a casa, aunque tuviera que subirse a la fuerza a algún helicóptero.
Una vez que terminó su té, se dirigió presurosa de regreso a su habitación, para empacar todas sus cosas y estar totalmente lista cuando el transporte llegara. Aunque antes de comenzar con eso, se tomó unos minutos para darse una ducha rápida, a pesar de que se había duchado esa mañana luego de su entrenamiento. No había algún motivo claro para ello, simplemente había tenido la necesidad de hacerlo; como si con eso pudiera quitarse de encima la sensación incomoda que los poderes de Gorrión Blanco habían dejado en su piel.
Luego de salir de la ducha, se vistió con uno de sus atuendos más casuales que había traído consigo, para estar lista para irse: pantalones rosados ajustados, una blusa blanca, y sus tenis azules para hacer ejercicio. Dejó su bata blanca de laboratorio sobre la cama, disponiéndose a no volver a ponérsela. Sacó el resto de su ropa del armario de su habitación, y comenzó a doblar prenda por prenda para meterla en su maleta de forma ordenada. Por suerte no había traído tantas cosas. Lo único que le faltaba eran su computadora, su teléfono, y demás dispositivos que le habían quitado al llegar.
Estaba ya cerca de terminar de guardar sus cosas cuando escuchó que llamaban a su puerta; de forma bastante contundente. Algo temerosa por dentro, se aproximó a la puerta y la abrió y con cuidado. Y como si fuera una repetición de aquella otra ocasión en la que igualmente alguien había ido a tocar a su puerta, aunque había sido a mitad de la noche, dos soldados de caras recias y malhumoradas aparecieron del otro lado, observándola con severidad.
—Dra. Mathews, venga con nosotros, por favor —indicó uno de ellos con tono áspero, quizás incluso con apuro.
—¿Mi transporte llegó? —musitó Lisa entre sorprendida y emocionada—. ¿Pueden esperar un minuto? Casi termino de empacar.
—No se trata de eso, señorita —respondió rápidamente el otro soldado, rompiendo rápidamente la alegría que le había llegado por un segundo—. Venga con nosotros, por favor. El Sgto. Schur la necesita para resolver un asunto.
Lisa suspiró, resignada. Ignoraba qué era lo que el sargento pudiera querer con ella, si no era quizás disculparse por lo ocurrido con Gorrión Blanco. Y si acaso era eso, ella ciertamente no tenía interés alguno en dicha disculpa. Aun así, por las expresiones en las caras de ambos soldados, supo que al igual que aquella otra noche no tenía opción de negarse.
—Está bien —masculló despacio, claramente de malagana.
Antes de salir del cuarto, sin embargo, se dirigió a su cama y tomó de nuevo su bata blanca, colocándosela sobre su atuendo de salida. Bien o mal, debía ser profesional hasta el último instante.
— — — —
Ese día más temprano, Damien Thorn fue sacado de la cámara hiperbárica por primera vez desde su arribo al Nido, y colocado en una camilla acondicionada con correas de contención. Para ese punto su recuperación era completa, y no quedaba en su cuerpo ni un sólo rastro de las horribles quemaduras, ni un hueco en su cabello, y ningún efecto secundario que sus exámenes pudieran arrojar, salvo la misma irregularidad en su sangre que aún no lograban explicar. Fuera de eso era, para todo diagnóstico, un jovencito bastante sano, y no uno que hasta hace unos días sufría de quemaduras de tercer y cuarto grado en cada centímetro de su cuerpo.
Un verdadero milagro, si es que algo que tuviera que ver con ese muchacho pudiera catalogarse como tal.
Aun profundamente dormido a causa del potente sedante, los miembros del equipo médico lo colocaron delicadeza en la camilla, y lo aseguraron fuertemente las correas de cuero, fijándose en que quedaran lo más apretadas posible. Su comodidad no era en lo más mínimo su prioridad.
Una vez recostado y sujeto, y mientras los efectos del sedante aún siguieran presentes, lo transportaron sobre la camilla desde la sala de observaciones donde lo habían tenido todo ese tiempo, hasta el nivel superior en donde se encontraban los quirófanos.
El lugar elegido para llevar a cabo el interrogatorio del Dir. Sinclair fue justo el quirófano 06, uno muy similar a aquel en donde Gorrión Blanco había despertado, de la misma forma circular, y el mismo nivel superior desde el cual las personas podían observar el procedimiento que en el nivel inferior se realizara. Una de las únicas diferencias era que éste no contaba con un techo de cristal separando ambos niveles; y esto era de hecho algo apropósito, y era uno de los motivos por lo que aquel sitio había sido elegido para tal ocasión.
Para cuando el equipo médico ingresó al quirófano por las puertas principales del nivel inferior, toda la galería del pasillo superior era ocupada por una serie de soldados, colocados uno al lado del otro a una distancia especificada, cada uno con un rifle de largo alcance en sus manos, y sus ojos bien fijos en la parte inferior. Era claro que desde su posición podían dispararle a cualquiera allá abajo sin ningún problema. Y, por supuesto, esa era la idea.
El equipo médico colocó la camilla de Thorn en el centro de aquella circunferencia. Ahí ya aguardaban dos máquinas especiales, hechas especialmente para suministrar medicamentos o diferentes químicos a los sujetos de prueba. Conectaron una de ellas al brazo derecho del muchacho, y en cuanto la encendieron comenzó a suministrar poco a poco una dosis del químico que se encargaría de mantenerlo dormido. Conectaron la segunda máquina a su brazo izquierdo, pero ésta la dejaron sin encender; al menos, de momento.
Terminada su labor, el equipo médico se retiró, y tras de ellos la puerta del quirófano se cerró con una pesada placa de acero. Thorn se quedó ahí, recostado, dormido, y vigilado por los agudos ojos de los hombres en la parte superior, con sus armas listas para ser disparadas al primer indicio de que el muchacho moviera aunque fuera un dedo antes de tiempo; al menos, esas habían sido sus órdenes.
Adyacente a las puertas de la galería de la parte superior, se encontraba una habitación de monitoreo, similar a la misma adyacente a la habitación que contenía la celda de Charlene McGee; ese había sido otro motivo para elegir aquel quirófano. Desde ahí, a través de los monitores, se podía apreciar totalmente el interior del quirófano, la camilla en el centro, y los soldados apostados en la parte superior. Todo bajo la protección de un vidrio espejeado, y una fuerte puerta blindada. Es justo desde esta habitación desde la cual Lucas, Russel, Davis y Ruby fueron testigos a través de los monitores como traían a Thorn y lo colocaban en su sitio. Adicional a ellos cuatro, se encontraba un miembro del equipo de Russel, sentado frente a los controles para su manejo durante el interrogatorio.
—Como puede ver —comenzó a explicar Russel, señalando con un dedo hacia el monitor desde el cual se apreciaba de más cerca la camilla y su ocupante—, el sujeto está conectado a la Máquina 1, que le suministra el ASP-55, configurado de momento en la dosis adecuada para mantenerlo completamente dormido. Conectamos la máquina a estos controles —prosiguió apuntando con una mano hacia la consola delante de ellos, con diferentes botones y palancas de control al alcance del hombre sentado delante de ella—. Desde aquí podemos activar la Máquina 2 para que suministre el RTP-34, y así despertarlo. Igual podemos regular la dosis del ASP-55 mientras el individuo esté despierto. En este nivel —señaló con un dedo hacia una un pequeño panel con una aguja, a un nivel inferior al que la aguja apuntaba en ese momento—, podrá estar despierto, pero lo suficientemente afectado para que no pueda hacer uso de sus habilidades.
—¿Estará lo suficientemente lúcido para responder mis preguntas? —preguntó Lucas, curioso.
—Difícil decirlo —musitó Russel, vacilante—. El efecto del sedante en esos niveles varía entre cada individuo, pero en la mayoría de los otros casos ha funcionado bien. Pero si acaso se detecta que el sujeto intenta cualquier cosa fuera de lo esperado, podemos activar al instante desde aquí que la Máquina 1 suministre la dosis máxima del ASP-55, lo que lo dormirá de nuevo en cuestión de segundos.
—Como medidas adicionales —intervino McCarthy en ese momento, apuntando también hacia los monitores—, como puede notar lo amarramos bien a esa camilla, de tobillos, muñecas y torso, lo que lo mantendrán inmovilizado. Y en la parte superior de la galería, hemos colocado diez hombres, listos para abrir fuego si acaso de alguna forma el muchacho se libera.
—Espero no tengamos que llegar a eso —señaló Lucas sin ligera preocupación. Lo que menos deseaba de momento era haber pasado por todo eso, para perder al chico tan rápido.
—Usted estará aquí en la galería, fuera del quirófano junto con los soldados —prosiguió McCarthy, señalando en la pantalla un punto vacío en el nivel superior, reservado como dijo especialmente para el director—. Así, si por algún motivo las demás medidas fallan, podremos cerrar la bóveda superior y sellar la habitación por completo, apresando Thorn, y teniendo ahora la opción de suministrar el ASP-55 en forma de gas. Como pueden ver, todo está cubierto.
Sus últimas palabras estaban acompañadas de su respectiva dosis de orgullo, mismo que al parecer era compartido por Russel. Lucas asintió, al parecer bastante conforme con la explicación. Sin embargo, alguien en aquella sala no parecía tan convencida.
—¿Están seguros? —inquirió Cullen, algo tajante, jalando la atención de los tres hombres—. En el reporte algunos de los hombres mencionaron haber visto cosas extrañas mientras intentaban apresarlo. Otros dicen que pudo hacer que sus compañeros se atacaran entre sí. Y el ataque a la Sra. Wheeler fue a kilómetros de distancia entre ambos. Todo eso señala a que el chico tiene la capacidad de ejercer algún tipo de control sobre la gente, incluso si no está cerca de ellos. De ser así, ni esas correas, ni esa bóveda de acero, evitaran que pueda hacer lo mismo con cualquiera de esos hombres armados.
—Pero el ASP-55 sí —señaló Russel con dureza—. Está diseñado justo para entorpecer las funciones cerebrales del UP que se encargan del manejo de las habilidades psíquicas. Está más que probado su efecto, como alguien de su posición ya debería saber bien, capitana.
Había desafío en su voz, la misma que se presentaba siempre que cualquiera, incluso Lucas, ponía en dudas sus métodos o conocimientos. Cullen por supuesto que percibió aquello, y todo en su postura indicó de inmediato que no le agradaba en lo más mínimo. Dio un paso hacia Russel, sólo teniendo ella claro lo que pensaba hacer. Lo que fuera, Lucas intervino de inmediato antes de que lo hiciera.
—Tranquilos, todos —exclamó el director con brusquedad, colocándose rápidamente entre Russel y Ruby—. Entiendo tus inquietudes, Cullen —añadió girándose directo hacia su agente—. Y las de todos. Pero cómo puedes ver, se han tomado todas las medidas a nuestro alcance, dadas las circunstancias. Sería irresponsable de nuestra parte afirmar que no existe un riesgo, pero siempre hay uno cuando se trata de lidiar con este tipo de individuos.
—Entiendo lo que dice —respondió Cullen, al parecer más tranquila—. Pero no es necesario que usted personalmente se exponga a ese riesgo. ¿Por qué no permite que yo realice el interrogatorio? Sabe bien que tengo bastante experiencia en esa área por mis años en la Agencia.
—Sí, bueno —masculló Russel con tono sarcástico—. Por la naturaleza inusual de nuestros prisioneros y de lo que son capaces, aquí no podemos darnos el lujo de estrellar sus cabezas contra las paredes o someterlos a ahogamientos simulados. No la mayoría de las veces, al menos.
El desafío continuaba presente en su voz. Lucas rápidamente se volteó a mirarlo sobre su hombro, y sin decir ni una palabra dejó que su sola mirada le indicara que guardara silencio. Russel alzó sus manos en señal de derrota, y dio un paso hacia atrás.
—Agradezco tu ofrecimiento, Cullen —indicó Lucas, girándose de nuevo hacia ella—. Pero como te dije hace un rato, tengo asuntos con este chico que necesito ver por mi cuenta. Si no te sientes cómoda con esto, puedes retirarte y esperarme en el despacho de McCarthy hasta que termine.
—No será necesario —respondió la agente rápidamente, negando con la cabeza—. Me quedaré a observar, si les parece bien.
Lucas asintió de forma afirmativa a sus palabras.
—Entonces comencemos, ¿les parece bien? —añadió entonces, girándose hacia el resto, que asintieron en silencio—. Cuento con ustedes para reaccionar si cualquier cosa sale mal. Y tengan ojos y oídos bien abiertos, por si detectan algo que yo no.
—Sí, señor —respondió McCarthy en nombre de todos los demás.
Dicho todo lo que se tenía que decir, y aclarado todo lo que se tenía que aclarar, era tiempo de dar inicio a aquello.
— — — —
Lisa no recordaba haber estado en el nivel a donde los dos soldados la llevaban. Si su memoria no le fallaba, era lo más abajo que le había tocado ir dentro del Nido, pues en su mayoría solía moverse en lo que respectaba a las áreas médicas y de observación, o las zonas de acceso general como la cafetería y el gimnasio. Pero a donde la llevaban estaba más abajo, peligrosamente cerca de los niveles subterráneos que le habían dicho en una ocasión que eran las zonas más restringidas y resguardadas de la base. Sintió un vuelco en el pecho al sentir que podrían estarla llevando para allá, intuyendo que las implicaciones detrás de eso no podían ser buenas.
Por suerte, no llegaron tan lejos.
Cuando bajaron del ascensor, lo que los recibió fue un pasillo bastante similar a muchos otros que había visto en esa base: de paredes y luces completamente blancas, de apariencia pulcra y silenciosa, con varias puertas enumeradas y cerradas a un costado. Lo que quizás resultó un poco diferente, fue que a su costado izquierdo había largos ventanales de cristal que daban hacia un área inferior, en donde vio varios vehículos de tierra estacionados, como jeeps, camionetas negras, incluso un par de vehículos convencionales de apariencia más común. Y quizás lo más resaltante de todo, un par de aviones de combate pequeños.
¿Era algún tipo de hangar quizás? ¿Por qué la llevaban ahí exactamente?
Pero los soldados no la llevaron ahí como esperaba, sino que dieron la vuelta en un pasillo adyacente, y los tres avanzaron por algunos minutos más. Ninguno de los soldados dijo nada, y Lisa tampoco se molestó en preguntar; había aprendido ya que no le dirían nada aunque insistiera. Al final llegaron justo ante una puerta a mitad de otro pasillo, que no tenía ningún número o letrero en ella. Uno de los soldados la abrió y se hizo a un lado, dejándole el camino libre. Lisa intuyó que debía entrar primero.
El interior se veía opaco, algo oscuro, y eso la puso nerviosa. El otro soldado, a sus espaldas, la empujó un poco con una mano sobre su hombro, por lo que no tuvo más remedio que avanzar.
Al ingresar, para su pesar, lo primero que sus ojos vieron fue el demasiado reconocible rostro de Gorrión Blanco girándose hacia ella, sonriéndole en cuanto la vio.
Lisa se detuvo de golpe a apenas unos pasos de la puerta.
—Oh, no —masculló en alto—. No quiero hablar con ella…
Se giró en ese momento rápidamente con la clara intención de salir de inmediato de ahí, pero los dos soldados que la acompañaban interpusieron sus cuerpos en el camino para impedírselo. Uno de ellos incluso cerró firmemente la puerta detrás de él, para dejar más que claro que de ahí no saldría sin su autorización.
—Dra. Mathews… ¡Lisa! —pronunció Gorrión Blanco rápidamente, como si esperara que llamarla de esa forma, y recordarle que ella misma le había pedido llamarla así, ayudara a zanjar esa situación tan incómoda—. Espera, por favor. Lamento mucho lo ocurrido hace rato, en verdad no era mi intención provocarte ningún un daño.
—¡Menos mal! —exclamó Lisa con ironía, girándose hacia ella para encararla, pero inconscientemente casi pegando su cuerpo contra los soldados que vigilaban la puerta, como esperando que estos la defendieran si algo ocurría—. ¿Qué es lo que quieres? Me dijeron que el Sgto. Schur era quien me requería.
Gorrión Blanco asintió rápidamente.
—Ocupamos tu ayuda para identificar a una persona.
—¿Identificar? —masculló Lisa confundida, y la muchacha de cabellos rubios señaló entonces con su cabeza hacia un lado de la habitación.
Sólo hasta ese momento Lisa notó que en la pared a su derecha había un gran cristal que separaba ese cuarto del adyacente, como había visto tantas veces en las áreas médicas y científicas, que separaban el área de observación de la sala de experimentación o recuperación. Solamente que esa sala se parecía mucho más a las de interrogatorio que Lisa había visto en series de televisión, con una habitación cerrada donde el detective encaraba al sospechoso, mientras sus compañeros observaban todo tras el cristal espejeado de la sala continúa. Y de hecho, lo que lograba ver a través de dicho cristal parecía ser justo eso: una mesa cuadrada, con dos personas sentadas de un lado, y un hombre de cabellos rubios y espalda ancha (que Lisa supuso era el Sgto. Schur) sentado del otro, de espaldas al vidrio.
Lista se aproximó más para echar un vistazo a las otras dos personas sentadas en la mesa: una mujer y un hombre. Y fue justo éste último el que captó por completo su atención en cuanto lo vio con claridad.
—¡Oh, por Dios! —exclamó el alto totalmente exaltada, tapándose su boca con ambas manos, como si intentara evitar decir algo más—. ¿Cody?
Sentía como si hubieran pasado años desde la última vez que lo vio, pero el tiempo que hubiera pasado no bastaba para no que no lo reconociera. No traía sus anteojos, su cabello estaba totalmente desarreglado, su rostro tenía manchas de lodo igual que sus ropas… pero era él. Estaba ahí sentado, hablándole al parecer exaltado al sargento, aunque en ese momento Lisa era incapaz de escuchar lo que decía.
Gorrión Blanco se le aproximó rápidamente por un costado, pero ella apenas y lo notó pues seguía con sus ojos bien abiertos puestos en aquel chico al otro lado del cristal.
—¿Es ese hombre tu novio? —preguntó Gorrión Blanco con cautela—. ¿Del que me hablaste?
—¡Sí!, ¡es él! —exclamó Lisa en alto, claramente alterada—. ¿Qué hace aquí? ¿Qué hace ahí?
—Los sorprendieron en los terrenos de la base, en compañía de esa mujer. Afirmó que venía a buscarte.
—¿A mí? —exclamó Lisa atónita—. No puede ser…
Gorrión Blanco extendió en ese momento su mano hacia un botón en la pared, a un lado del vidrio. Y en cuanto lo presionó, por un altavoz comenzaron a escuchar lo que se decía en la otra habitación. Y aún a través de la distorsión del altavoz, Lisa reconoció claramente la voz de Cody, lo que la estremeció un poco.
—…en especial si la base en cuestión ni siquiera está bien señalizada —indicaba con voz molesta, agitando sus manos en el aire de forma exagerada, pese a estar firmemente sujetas con unas esposas—. Ni siquiera está marcada en el mapa. No debería haber nada en esta zona.
—Saltar una barda con un cartel que indica “Propiedad Privada” es por sí solo un delito —respondió Francis con absoluta calma, que no se contagió en lo absoluto hacia Cody.
—Una barda que dos personas como nosotros cruzaron con suma facilidad, cabe mencionar. Dudo que ésta sea la primera vez que esto ocurre. Y en todo caso, a lo mucho lo que pueden hacer es culparnos de invadir propiedad privada. Porque ni siquiera pueden aceptar que este sitio existe, ¿no es cierto?
Lisa soltó un agudo resoplido, y llevó una mano a su frente como señal de frustración. Sí, por supuesto que era Cody. Y en su mente sólo pudo maldecir el tan férreo instinto de justica de su novio. ¿Lo mataría en serio quedarse callado un segundo y no buscar más problemas de los que obviamente ya tenía?
Pese a las provocaciones, Francis se mantenía sereno, quizás como un reflejo de su propia disciplina militar. Con suma calma, se apoyó hacia atrás contra el respaldo de su silla, cruzó las piernas, y dio vuelta a la pequeña libreta que tenía sobre la mesa.
—¿Por qué no empezamos de nuevo desde el principio? —propuso con voz fría, al tiempo que tomaba la pluma y acercaba la punta de ésta a la hoja en blanco—. ¿Cuáles son sus nombres? Los reales.
Cody resopló con exasperación.
—Ya se los dije, mi nombre es Cody Hobson. Soy maestro de secundaria en Seattle, mi madre vive en Fairhope, Alabama, y Lisa Mathews es… es mi novia. Ella podrá confirmarles quién soy si van y la traen aquí.
Francis anotó todo lo que decía, o al menos hizo como que lo anotaba.
—Entendido —masculló con indiferencia, y se giró entonces hacia la otra persona en la mesa—. ¿Y usted?
Lucy respingó un poco al sentirse aludida de pronto. Hasta ese momento se había mantenido en su mayoría abstraída en sí misma, como ausente, dejando que la conversación se centrara más que nada entre Cody y Francis. Al ver que su intervención era requerida, rápidamente se sentó derecha, colocó sus manos (también esposadas) sobre la mesa, y pronunció lo más firme que le fue posible.
—Greta Blake… Mi nombre, me refiero; es Greta Blake.
Cody se giró rápidamente a mirarla, la incredulidad se había apoderado totalmente de su rostro. Por su parte, Lucy prosiguió sin ponerle atención al efecto que sus palabras habían tenido en su compañero de apuros.
—Tengo veintiséis años, vivo en Bismarck, Dakota del Norte, y trabajo como diseñadora gráfica freelancer. Y no tengo a nadie que pudiera confirmar mi identidad… salvo quizás mi tía Gwen que vive en Denver, pero no he hablado con ella en mucho tiempo. Quizás debí de haberlo hecho, al menos responderle sus postales de navidad…
—Suficiente, gracias —masculló Francis, alzando una mano en su dirección para indicarle que parara. Lucy asintió, y agachó de nuevo su mirada. Algunos mechones de su cabello le cayeron sobre el rostro.
—¿Te llamas Greta? —preguntó Cody, claramente confundido.
—Por supuesto —respondió Lucy (o Greta) con tono irritado—. “Lucy” es sólo es seudónimo que uso para la Fundación. Nunca quise que ninguno de ustedes conociera mi verdadero nombre, pero ahora que me has arrastrado a todo esto…
—¿Te parece que es el mejor momento para hablar de eso?
—No, porque no es el mejor momento para nada en realidad, Cody Hobson.
—Silencio, por favor —ordenó Francis con tono autoritario, con su mirada fija en su libreta mientras seguía anotando. Ambos callaron de golpe ante su indicación.
En el cuarto adyacente, Lisa observaba todo aquello en silencio.
—¿A ella también la conoce? —preguntó Gorrión Blanco a su lado, a lo que Lisa respondió rápidamente negando con la cabeza.
—Nunca la había visto. Pero Cody tiene amigos que yo desconozco.
Había cierta amargura en su voz al decir aquello. Recordaba claramente aquella llamada que Cody había recibido la otra noche de una “amiga” que ella desconocía, y que necesitaba su ayuda. ¿Se trataría quizás de esa misma mujer en la sala de interrogatorios?
—Muy bien —pronunció Francis en alto, dejando la libreta sobre la mesa, prácticamente azotándola contra ésta—. Ahora díganme, ¿qué hacían rondando por esta zona exactamente?
—Eso también ya se los dije —contestó Cody, exaltado—. Vine a buscar a Lisa, Lisa Mathews.
—La mujer que dice que es su novia, ¿correcto? —indicó el sargento, echándole un vistazo rápido a su libreta—. ¿Por qué piensa que esa persona está aquí?
—¿Cómo puede negarlo? La otra chica lo confirmó, la llamó Dra. Mathews.
—¿Su novia es doctora?
—Sí… bueno, no. ¿Intenta confundirme?
Francis ignoró su pregunta, y en lugar de eso tomó de nuevo la pluma y fingió escribir algo más en la libreta.
—¿Cómo dieron con este sitio? —cuestionó tras unos segundo con voz acusadora.
Cody y Lucy (¿Greta?) se miraron el uno al otro.
—Eso prefiero no responderlo —murmuró Cody con firmeza.
—¿En verdad cree que está en posición de negarse a responder? —espetó Francis, notándosele por primera un rastro de enojo en su tono.
Cody suspiró, al parecer bastante agotado para ese punto. Alzó sus manos esposadas hacia su rostro, y con sus dedos se talló un poco los ojos. Extrañaba sus lentes; cuando no los usaba tras largo rato, comenzaba a dolerle la cabeza. Y si a eso le sumaba lo estresante y agobiante de toda esa situación, era el coctel perfecto para la jaqueca que comenzaba a tomar forma en su cabeza.
—Escuche, por favor —murmuró ahora procurando utilizar un tono mucho más moderado. Su expresión entera igualmente se suavizó, adoptando una postura casi suplicante—. Lamentamos en serio haber causado todas estas molestias. De haber sabido que esto era una… base militar o lo que sea, no nos hubiéramos metido de esa forma. Sólo quiero saber si Lisa está bien. Estoy en verdad preocupado por ella, y la preocupación quizás me hizo actuar sin pensar. Pero le aseguro que nuestras intenciones no son malas. Por favor, sólo dígame si Lisa está aquí, y si está bien… Por favor.
La suplica en su voz se volvió aún más intensa conforme progresó con aquellas palabras. Y aunque el rostro del militar ante él se mantuvo inmutable y frío, lo que dijo le llegó con mucha más fuerza a la persona que lo observaba a través del espejo a sus espaldas.
Lisa sintió como el corazón se le apretujaba al escuchar a su novio suplicar de esa forma para saber de ella. Y aunque gran parte de ella estaba molesta con él por lo que por supuesto que había sido una insensatez, otra comenzó a sentirse culpable. Y aunque la culpabilidad era claramente más pequeña que el enojo, por algún motivo le afectó mucho más.
—Quiero hablar con él —soltó de golpe, girándose hacia Gorrión Blanco. Ésta se sobresaltó, sorprendida.
—No sé si el sargento lo permita —respondió la muchacha, dubitativa.
—Entonces quiero hablar con el sargento —añadió Lisa, tajante—. Ahora.
Gorrión Blanco vaciló un poco sobre qué hacer. Al final, decidió que dejar aquello en manos de Francis sería lo más sensato. Así que tocó con fuerza en el vidrio con sus nudillos, para llamar la atención del sargento en la otra habitación. Éste se giró un momento sobre su hombro para ver el espejo a sus espaldas, y entonces se puso de pie.
—Vuelvo en un momento —les indicó a los dos prisioneros, y se encaminó hacia la puerta de la sala.
— — — —
Lucas salió de la sala de monitoreo, y se dirigió por el pasillo de la galería superior hacia la posición que le habían asignado. En cuanto detectaron su presencia, los diez soldados en la galería se pararon firmes, alzando sus armas con sus cañones apuntando al techo. Lucas les respondió su gesto con un ligero asentimiento, y les indicó igualmente que podían volver a sus posiciones originales. El sitio en el que se paró quedaba justo delante del rango de visión de Thorn, por lo que en cuanto se despertara, desde su posición ahí abajo podría verlo directamente a él.
Más que apropiado.
Lucas respiró hondo por su nariz, se paró firme con sus manos en los bolsillos, y miró atentamente al muchacho. Parecía igual de inofensivo y pequeño como lo había visto en la cámara hiperbárica. Apenas un muchacho convirtiéndose en adulto. Pero Lucas sabía muy bien lo peligroso que podía ser dejarse llevar por esas apariencias. Niños más pequeños y a simple vista más inofensivos que él, habían sido capaces de crear estragos inimaginables para la mayoría.
Y si una fracción de lo que todos creían de ese muchacho era cierta, podía representar incluso un peligro mayor que esos otros casos. Por lo que era importante desde el inicio mostrar confianza y firmeza ante él; demostrarle en qué posición estaban, y quién mandaba ahí.
—Despiértenlo —indicó con firmeza, mirando hacia una de las cámaras del techo para que McCarthy y los otros lo miraran por los monitores de la sala de observación.
Russel le indicó con un asentimiento al técnico en la consola que obedeciera la orden, y éste lo hizo sin chistar. Lo primero fue reducir la dosis de la Máquina 1, para que el ASP-55 no lo durmiera, pero lo mantuviera lo suficientemente atontado para no poder concentrarse lo suficiente y usar sus poderes. Lo segundo, fue activar la Máquina 2 para que administrara una dosis rápida y precisa del RTP-34, el químico especialmente diseñado para contrarrestar los efectos somníferos del ASP-55 y hacer que el sujeto se despertara.
Y una vez aplicado estos dos ajustes, sólo quedaba esperar.
Todo se quedó en absoluto silencio, tanto en el quirófano como en la sala de observaciones. Los ojos de Lucas y de los diez soldados estaban fijos en el muchacho ahí abajo en la camilla, y los de Russel, Ruby y Davis lo miraban también a través de los monitores. Los segundos corrieron con lentitud, envueltos en tensión y expectación. Los latidos de algunos se aceleraron, y sus bocas se secaron, entre ellos el propio Lucas.
Y entonces, al fin un cambio. Una pequeña contracción muscular en el rostro del muchacho, seguido de un pequeño quejido apenas audible surgiendo de su boca aún cerrada. Un instante después, aquellos parpados se abrieron con pesadez, revelando debajo de estos los somnolientos ojos azules de pupilas dilatadas, que rápidamente parecieron sufrir en cuanto la intensa luz blanca que alumbraba el cuarto entró en contacto con ellos.
Otro quejido más, un ladeo de la cabeza hacia un lado, y luego el primer intento de mover su cuerpo, dando como único resultado que su mente comenzara a volverse consciente de su situación. Los ojos se abrieron de nuevo, y a como su posición le permitió alzó su cabeza para poder ver las gruesas correas de cuero que lo rodeaban, y poco después los delgados tubos transparentes conectados a sus brazos, y que terminaban en esas dos máquinas, cada una a cada lado de su lecho.
—¿Qué? —susurró despacio, con apenas un ápice de emoción en su voz.
Pasaron unos segundos más, en donde su mente se esforzaba para salir de ese letargo que aún lo golpeaba, y ponerle un orden a cada una de esas cosas, y darle forma a algún pensamiento mínimamente coherente. Al lograr tal proeza, lo primero que pudo materializarse de sus labios fue un simple:
—¿Y ahora qué es esto…?
No había preocupación o angustia alguna en su tono, ni siquiera curiosidad, lo que podría fácilmente ser adjudicado a los efectos del sedante.
—Bienvenido al Nido, Sr. Thorn —pronunció Lucas en alto, y su voz retumbó en el eco del techo alto del lugar.
El muchacho debajo recostó de nuevo su cabeza en la camilla y posó la mirada perezosa justo en él, notándosele en ese momento al fin un tanto confundido por su presencia, y la de los otros soldados en la parte superior. Su mente, de nuevo, pareció ponerse a trabajar para poner esos nuevos pedazos de información en la pila.
Lucas continuó.
—Por la autoridad que me confiere el gobierno federal de los Estados Unidos de América, es mi placer informarle que ha sido detenido por sus acciones realizadas en contra de este país y su gente. Y será confinado a estas instalaciones hasta que se determine si representa o no un peligro a la seguridad nacional, o a los intereses de su pueblo. ¿Entiende lo que le acabo de decir, Sr. Thorn?
El muchacho lo miró fijamente mientras pronunciaba todo aquello, sin dejar muy en claro si en verdad lo escuchaba o no. Parpadeó un par de veces de manera perezosa, y entonces respondió:
—Ni una palabra, me temo. —Justo después, una sonrisa astuta y torcida se dibujó en sus labios—. Pero suena divertido.
Lucas se forzó por mantenerse sereno, resultándole difícil disimular lo mucho que aquello lo había desconcertado. Debía ser el efecto de la droga que no le permitía comprender del todo lo que le acababa de decir. De otra forma, no tenía cómo explicar esa actitud tan desconectada y perdida.
Y la misma pregunta que había rondado su mente tantas veces antes volvió de nuevo a acosarlo: ¿quién es realmente Damien Thorn?
— — — —
Unos segundos después, Francis hizo acto de presencia en la misma habitación de Lisa, Gorrión Blanco, y los dos soldados que habían escoltado a la primera.
—Srta. Mathews —saludó el sargento, acompañado de un ligero asentimiento.
—Ella lo reconoció —se apresuró Gorrión Blanco a indicar—. Sí es la persona que dice ser.
—De eso ya no me cabe duda —comentó Francis, cruzando los brazos frente a su amplio pecho.
—Entonces debe saber que no representa ningún peligro —exclamó Lisa, dando paso hacia él—. Es sólo un… tonto, pero es inofensivo. Por favor, déjenlo ir.
Francis negó categóricamente con la cabeza.
—Entró ilegalmente a los terrenos de la base. Esa es una violación muy seria, que no puede simplemente dejarse pasar.  Además, creo que todos aquí sabemos que no es tan “inofensivo” como usted afirma. ¿O sí?
Lisa se estremeció al escuchar tal acusación, y se quedó lívida, incapaz de responderle algo concreto. Era claro lo que intentaba decirle con esas palabras: “ya sabemos lo que su novio es capaz de hacer”. Aquello, en realidad, no era ninguna sorpresa, pues el Dr. Shepherd ya se lo había dado a entender antes.
Respiró hondo por su nariz, intentando recobrar la calma, antes de volver a hablar.
—Esto es mi culpa, ¿de acuerdo? Yo me vine para acá sin decirle a dónde iba, por qué, o por cuánto tiempo. Tuvimos una discusión antes de eso, y… no sé, supongo que lo preocupé. Pero nunca pensé que haría una locura como venir a buscarme.
—Con todo respeto, sus problemas personales no son de nuestra incumbencia, Srta. Mathews —sentenció Francis con severidad, haciendo que las mejillas de Lisa se encendieran—. Lo ocurrido ya trasciende más allá de usted, o de nosotros.
—¿Qué le pasará entonces? —musitó Lisa con preocupación, volteando a ver lentamente hacia la otra habitación; hacia el rostro angustiado de su novio, sentado en aquella mesa.
—Eso ya no me corresponde —respondió Francis, ecuánime—. El Dir. Sinclair quiere hablar con él, y entonces decidirá cómo proseguir.
—¿Van a arrestarlo? ¿O acaso a…?
No fue capaz de terminar su pregunta; la sola posibilidad la paralizaba.
—Como dije, ya no me corresponde a mí decidirlo —repitió Francis, de nuevo mostrándose frío, aunque ya no tanto como antes.
Lisa avanzó afligida hacia el cristal, hasta casi pegar su rostro. Colocó sus dedos cuidadosamente sobre éste, mientras sus ojos contemplaban desolados hacia aquel chico, que tantas preocupaciones pero también alegrías había traído a su vida. Aquel muchacho que la hacía enojar tanto, y le llegó incluso a asustar un poco en cuanto le mostró de lo que era capaz. Pero, y ahora veía con claridad, nada de eso tenía tanto peso o tanta importancia como todo lo bueno que había existido entre ambos, y que aún podía existir.
Siempre y cuando ambos pudieran salir con vida de ese sitio, volver a casa, y fingir que todo eso jamás había ocurrido. Aunque, por más vueltas que le diera al asunto, Lisa tenía claro que quizás no podría ser por completo de esa forma; no para uno de ellos, al menos.
—Bien —suspiró derrotada, girándose de nuevo hacia el Sgto. Schur—. Entonces dígale al Dr. Shepherd que acepto su propuesta. Me quedaré, formaré parte de su equipo, y participaré activamente en la creación del Lote Once… y todo lo que eso implique. Sólo a cambio de que lo dejen ir sin hacerle ningún daño.
Aquella repentina propuesta tomó por sorpresa tanto a Francis como a Gorrión Blanco. Había resolución en su voz, y ni rastro de titubeo, como se esperaría de una decisión ya tomada. Aun así, su mirada reflejaba abatimiento, miedo… como se esperaría de una decisión que no se quiere tomar en realidad.
—Lisa —susurró Gorrión Blanco en voz baja, inquieta. Quería decirle algo, pero no lograba darle forma en su mente a ninguna palabra.
Quien habló al final fue Francis, aunque en realidad él no tenía mucho que decir en el asunto planteado.
—No sé si el Dr. Shepherd tenga alguna gerencia en esto… pero se lo informaré en cuanto pueda. Quizás él pueda hablar con el Dir. Sinclair para que sea indulgentes.
—Gracias —asintió Lisa agradecida, ofreciéndole además una pequeña sonrisa—. Por ahora, déjeme por favor hablar con él.
—Eso no creo que sea prudente…
—Por favor, sargento —intervino Gorrión Blanco en ese momento, parándose entre ambos—. Es una mujer enamorada deseando poder hablar con su persona especial.
—Yo no lo… diría de esa forma —susurró Lisa, algo apenada y con sus mejillas aún más encendidas—. Pero, por favor, sólo un segundo. Necesito decirle yo misma que estoy bien, o no se calmará.
Francis la miró, evidentemente debatiéndose entre aceptar o no tal petición tan fuera del protocolo. Aunque claro, mucho en toda esa situación se encontraba ya de por sí fuera de cualquier protocolo.
—Por favor, sargento —repitió Gorrión Blanco con insistencia—. Permítaselo, y le prometo que de ahora en adelante me portaré bien, y le haré caso en todo lo que usted me diga.
—Tendrías que hacerlo aunque no lo hiciera —respondió Francis, mordaz, a lo que la muchacha respondió con una risilla juguetona, y un encogimiento de hombros. El sargento suspiró, resignado—. Está bien, acompáñeme.
Dicho eso, se giró hacia la puerta y salió por ella. Lisa asintió y se apresuró a seguirlo. Antes de irse, sin embargo, en contra de todos sus instintos se giró hacia Gorrión Blanco, y en voz baja le dijo:
—Gracias…
—No, no diga eso —respondió la muchacha rubia, negando con la cabeza—. Yo soy quien te debe una disculpa por lo de hace rato.
Lisa se limitó a sólo esbozar una sonrisa incomoda, asentir, y de inmediato se apresuró a alcanzar al sargento en el pasillo.
En verdad le confundía demasiado su sentir hacia esa chica. ¿La odiaba?, ¿le temía?, ¿le tenía cierto aprecio?, ¿o incluso sentía cierta responsabilidad hacia ella? Era tan confuso sentir tantas emociones tan diferentes por una misma persona.
Y un poco así era como se sentía con Cody en esos momentos.
— — — —
La quietud que hasta hace poco reinaba en la sala de monitoreo, fue rápidamente remplazada por las risas de los dos soldados, y de su visitante inesperada que había llegado con chocolate caliente. Ésta última además, quizás un poco inspirada por el alcohol, no tardó mucho en comenzar a hablar de varias anécdotas divertidas que tenía en su historial como piloto, instructora, secretaria (o asistente ejecutiva, como prefería ella), madre y abuela. Sorprendentemente, son de estos últimos dos puestos de los que Kat tenía más cosas que contar.
—Y entonces, ese par de mocosos entraron corriendo a mi comedor a mitad de nuestra plegaria, persiguiendo a ese enorme San Bernardo, que hasta la fecha no tengo idea de dónde salió. Y los tres estaban cubiertos de lodo de cabo a rabo; en serio, eran más lodo que niños y perro en ese momento. Lo regaron todo por mi alfombra, mis paredes, mi mesa… y luego simplemente salieron por la misma puerta como si nada hubiera pasado. Se los juro, era una jodida escena de Beethoven ocurriendo ante mis ojos.
Los dos soldados rieron sonoramente, con una clara combinación de diversión e incredulidad ante la anécdota.
—No lo creo —comentó el soldado joven entre risas—. ¿Y qué les hiciste?
—¿Qué hubieras hecho tú? —le regreso Kat con tono desafiante.
—Si fueran mis nietos o mis hijos, los hubiera puesto a limpiar todo con sus rodillas pelonas, y sólo un cepillo de dientes, hasta que pudiera comer de ese suelo.
—Bastante similar a lo que me cruzó por la cabeza —comento la secretaria, encogiéndose de hombros—. Pero su madre comenzó con que “sólo son niños, no saben lo que hacen. Están muy arrepentidos. Hablaré seriamente con ellos, y no volverán a hacer nada parecido…” bla, bla, bla. Ya saben cómo son estas nuevas generaciones; oyen la palabra “disciplina” y ya creen que están en la Alemania Nazi, con la Gestapo tocando a sus puertas. Por eso este país está como está, por consentirles tantas cosas a estos niños. Tarde o temprano, alguien tendrá que poner orden, aunque sea a la fuerza.
—Amén por eso, hermana —exclamó el soldado mayor sonando como una alabanza al cielo, mientras alzaba su taza al aire.
La conversación prosiguió con animosidad en torno al mismo tema por un par de minutos más, hasta que fue drásticamente interrumpida por el tintinear de unas campanas que resonaron con fuerza.
—Oh, disculpen —pronunció Kat apenada—. Esa soy yo.
La secretaria colocó rápidamente su taza de chocolate sobre la consola más cerca de ella, y aproximó su muñeca derecha hacia su rostro. En ésta, traía lo que a todas luces se veía como un reloj inteligente, en el cuál al momento de presionar su pantalla, la alarma que había sonado se detuvo de pronto.
—Creí que no podíamos meter ese tipo de dispositivos aquí —indicó el soldado joven, observando perspicaz el reloj.
—¿Me vas a acusar, acaso? —bromeó Kat, guiñándole un ojo de forma coqueta. El soldado simplemente rio, divertido—. Descuida, es sólo un pequeño recordatorio que puse para que no se me pasara la hora —añadió con tono más relajado, parándose en ese momento de su silla.
—¿Tienes que tomar una pasilla o algo? —inquirió el soldado mayor con curiosidad, al tiempo que se empinaba lo último que quedaba de chocolate en su taza.
—Algo así…
Rápidamente, Kathy llevó su mano derecha hacia la parte posterior de su cintura, tomando lo que ahí traía oculto: una pistola 9 mm color arena, que tomó firmemente entre sus dedos delgados, y al instante siguiente jaló con rapidez hacia el frente, apuntando con ella directo al solado mayor. Sin vacilación, y sin tener que tomarse siquiera un instante para apuntar, jaló del gatillo una sola vez, y la bala salió disparada del cañón, atravesó la taza por la base, haciéndola explotar en pedazos, para luego seguir de largo directo a la cara del soldado, terminando por penetrar por la esquina interna de su ojo derecho, y saliendo por parte superior de la cabeza. Una explosión de sangre y materia cerebral bañó la consola y los monitores a sus espaldas. Su mano, con los dedos aún aferrado al asa de la ya inexistente taza, cayó colgando sin oposición hacia un costado.
Todo fue tan rápido que el otro soldado apenas y logró procesar el estruendo del disparo. Se giró a mirar rápidamente a su compañero, y apenas logró distinguir su rostro lívido, y el gran agujero en donde debería estar su ojo, antes de que un segundo estruendo retumbara en el eco de la sala. La segunda bala entró directo por su sien derecha, atravesándolo de lado a lado hasta salir del otro lado, regando lo que arrastró a su paso en la pared y el suelo. Su cuerpo se precipitó hacia adelante, quedando con su cara presionada contra los controles de la consola.
Kat mantuvo su arma en alto unos segundos más, señalando con ella a ambos, como si esperara que cualquiera diera señal alguna de requerir un disparo más. No sucedió; ambos se quedaron quietos en su sitio, mientras la sangre brotaba de sus heridas y escurría hasta gotear al suelo.
Suspiró un poco más tranquila. Bajó su arma, y con sus dedos acomodó con cuidado un mechón de cabello rojizo que se había salido de su sitio. Dejó su arma sobre la consola un momento, y tomó de nuevo su taza con chocolate, dándole un trago más largo que los anteriores. Ya estaba frío, pero ciertamente no le disgustó.
Con la taza en mano, se aproximó a la silla del soldado mayor, y con un fuerte empujón lo hizo a un lado para que el cuerpo cayera sobre su costado en el suelo, azotando con fuerza. Se sentó en la silla y se giró hacia la consola, rebuscando con su mirada el botón que necesitaba. Requirió limpiar un poco los restos en el panel antes de atreverse a presionar cualquier cosa, pero no tardó mucho en estar lista.
Se acercó el micrófono para anuncios a su boca, carraspeó un poco para darle un poco más de firmeza a su voz, y entonces presionó el botón que activaba el protocolo de emergencia; aquel que haría que su voz se escuchara en cada altavoz y radio dentro de la base.
—Atención, a todo el personal del Nido —pronunció por el micrófono, utilizando ese tono dulce y suave que tanto la caracterizaba entre sus compañeros—. Éste es un anuncio importante. Presten atención, por favor…
FIN DEL CAPÍTULO 146
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