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Rescate de una ópera española
[José Luis Turina, Miguel Ángel García Cañamero, Félix Palomero y Ramón Sobrino en el acto de presentación / RAFA MARTÍN]
El sello de la OCNE presenta la grabación de una ópera olvidada de Ramón Carnicer (1789-1855)
Entre las misiones de una institución como la Orquesta y Coro Nacionales de España se cuenta, en lugar principalísimo, la de difundir el patrimonio propio, fomentando la creación de música nueva, pero también trabajando por la recuperación de obras antiguas. Así que cuando el pasado 8 de noviembre, el compositor y académico José Luis Turina, Félix Palomero, director técnico de la OCNE, Miguel Ángel García Cañamero, director del Coro, y Ramón Sobrino, editor crítico de la ópera junto a María Encina Cortizo, presentaron un triple CD con Elena e Malvina de Ramón Carnicer, estaban cumpliendo, de forma demasiado tardía (pero ese es otro tema), con una responsabilidad ineludible, pues aunque la industria discográfica se ha transformado radicalmente en el nuevo siglo, la grabación sigue siendo el medio más directo para poner el patrimonio sonoro a disposición de quienes, en este caso, lo pagan, los contribuyentes españoles.
La edición de Elena e Malvina es el trabajo de toda una década de Cortizo y Encina para el ICCMU (Instituto Complutense de Ciencias Musicales), cuya labor en pro de la música española debe de ser convenientemente alabada. La obra fue registrada en el concierto extraordinario ofrecido por la OCNE el 14 de mayo de 2016 (y de ahí la anterior referencia al tardío trasvase al formato físico), cuando junto a los conjuntos se reunieron un grupo de importantes cantantes españoles, liderados por la soprano Raquel Lojendio y la mezzo Clara Mouriz, que encarnaron los roles principales, pero que incluía también a Gustavo Peña, Juan Antonio Sanabria, Josep Miquel Ramón y Javier Franco, todos bajo la batuta de Guillermo García Calvo.
Elena e Malvina es la cuarta ópera de Ramón Carnicer, la que le sirvió para su debut en el Teatro del Príncipe de Madrid, donde la obra se estrenó el 11 de febrero de 1829. Presentada como melodrama semiserio in due atti, cuenta con un libreto en italiano de Felice Romani y, en opinión de Cortizo y Sobrino, supone la transición entre los primeros modos compositivos de Carnicer, cercanos al modelo rossiniano y aún muy presentes en ella, y los de su segunda etapa, que entroncará con el mundo romántico. De hecho, la ópera está ambientada ya en una Escocia legendaria de referencias góticas (castillos, tempestades, venganzas, duelos) y presenta una trama de amores traicionados con final feliz, y de ahí su adscripción al género semiserio.
[Ramon Carnicer por Madrazo (1836) / D.S.]
Natural de Tárrega (Lérida), Carnicer trabajó para el Teatro de la Santa Cruz de Barcelona, que lo comisionó varias veces para viajar a Italia en busca de cantantes y de partituras de los grandes maestros italianos. Allí estrenó sus primeras óperas, Adele di Lusignano (1819), Elena e Costantino (1821) y Don Giovanni Tenorio (1822). Tras la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis que puso fin al trienio liberal, Carnicer se exilió, primero en París y luego en Londres, pero en 1827 decidió volver a España, donde fue literalmente secuestrado por el gobierno para que dejara Barcelona y ocupara la dirección de los teatros de la Corte, el Teatro de la Cruz y el Teatro del Príncipe, en sustitución de Saverio Mercadante. Allí presentó Elena e Malvina y después Cristoforo Colombo (1831), Eufemio di Messina (1832) e Ismalia (1838). Pudo participar en algunas otras óperas y se le atribuye una Ipermestra (1843), aunque su autoría es discutida.
De todo este repertorio, sólo Elena e Costantino estaba en formato CD (lo publicó el sello italiano Dynamic en 2010). El Don Giovanni Tenorio fue editado también en su día por el ICCMU, ofrecido en versión escénica en el Festival Mozart de La Coruña en 2006 y en Pésaro al año siguiente y luego olvidado. La ROSS ofreció en 2012 una versión de concierto de Cristoforo Colombo en la que participaron las voces de Yolanda Auyanet, Cristina Faus y Joan Martín Royo, entre otros, y dirigió Santiago Serrate. En este contexto, la publicación de Elena e Malvina debe ser considerada un acontecimiento en la restauración del Romanticismo musical español, tan maltratado por el tiempo.
[Diario de Sevilla. 26-12-2022]
ELENA E MALVINA EN SPOTIFY
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"Rajmáninov hunde sus raíces en un pasado bizantino"
[El valenciano Josu de Solaun en un concierto con orquesta / Karol Sokolowski - NFM]
Josu de Solaun graba junto a la Sinfónica de Castilla y León dos de los conciertos para piano más monumentales del repertorio
Desde su regreso a España en 2019, si algo ha demostrado el pianista Josu de Solaun (Valencia, 1981) es que no se arruga con facilidad. Su último álbum para IBS lo demuestra. “Es lo más fuerte que he hecho yo y que creo que ha hecho IBS”, me dice por teléfono. Se trata de grabaciones de dos de los conciertos pianísticos más virtuosísticos del repertorio, el 3º de Rajmáninov y el 2º de Prokófiev.
–¿Cómo se le ocurre meterse en esto?
–Desde joven sentí una gran fascinación por el ámbito cultural ruso. Leí Crimen y Castigo jovencísimo y aquello me marcó. Además siempre estuve fascinado por el imperio bizantino y lo que es la placenta cultural greco-eslava, todo ese ámbito de difusión cultural del imperio bizantino, al que Rusia pertenece. A eso se une que estudié seis, casi siete años, con Nina Svetlanova, la ex-mujer de Svetlanov, el gran director de orquesta soviético, que era alumna de Neuhaus, el mítico profesor de piano, que fue el maestro de Gilels, de Richter, de Lupu... Ella me adentró muchísimo en el repertorio ruso. Además yo a los 15 años había tenido una especie de epifanía, casi mística, religiosa, cuando un compañero, Miguel Ángel García Cañamero, que hoy es el director del Coro Nacional de España, me dejó unos discos de Horowitz. Por entonces yo llevaba tocando el piano prácticamente ocho años, y no me imaginaba que ese instrumento podía hacer eso que escuché ahí. Horowitz, un ruso-ucraniano-judío, me fascinó de tal manera que hasta hoy sigue siendo como una estrella de oriente para mí. Recuerdo verlo tocar en Nueva York el 3º de Rajmáninov, que me causó una impresión fortísima. Yo viví en Nueva York desde los 17 años e iba habitualmente a unos cines en cuyos jardines había estado el escenario en que se estrenó ese concierto en 1909. Súmele que gané el Concurso de Praga tocando esa obra en la Final. Todo se unía. Es la obra que más veces he tocado con orquesta. Lo tenía que grabar. Pero, cómo. Y ahí entra Paco Moya, que había trabajado con la Sinfónica de Castilla y León para un disco con los hermanos Del Valle, y en la orquesta habían quedado tan contentos que le propusieron un nuevo disco y que él escogiera al solista. Me preguntó qué quería hacer. Le dije que el 3º de Rajmáninov y el 2º de Prokófiev. “Estás loco”, me dijo, y me colgó el teléfono. Pero luego se lo pensó y me dijo que venga, que íbamos adelante. El día en que nos vimos en el Auditorio Miguel Delibes para la primera toma estábamos blancos los dos. Teníamos tres días para enfrentarnos a esos dos monstruos.
–¿Y por qué el 2º de Prokófiev?
–Mi otro profesor no era ruso, pero tenía formación rusa. Era Horacio Gutiérrez, cubano, que había estudiado justo con el primer profesor de Horowitz, y él ha sido uno de los grandes intérpretes de esa obra: tiene una grabación colosal con la Orquesta del Concergebouw y Neeme Järvi. Yo crecí con ella.
–Son obras diferentes: Rajmáninov mirando más al mundo del Romanticismo, Prokófiev, hacia el futuro del siglo XX.
–Eso se suele decir, pero yo no estoy muy de acuerdo. Hay sólo cuatro años de diferencia entre una y otra (1909-1913), por lo que son obras contemporáneas. Creo que el concierto de Prokófiev es en alguna manera respuesta al de Rajmáninov. Se suele anclar a Rajmáninov a una especie de pasado reaccionario. Pero no comparto esa visión. La música de Rajmáninov mira hacia atrás, pero del mismo modo que Picasso, por ejemplo, mira a las máscaras africanas o Debussy al canto gregoriano. Es un mirar hacia atrás, pero para renovar el presente. Las raíces de Rajmáninov se hunden en un pasado bizantino, litúrgico, ruso. En realidad, creo que él está inventando un nuevo tipo de progresión armónica. Su música es mucho más novedosa de lo que parece, pertenece también a esa especie de esencialismo, digamos, primitivista, que encontramos en el fauvismo o en el Stravinski de la Consagración. Es decir, una especie de pasado ancestral mítico que es algo así como fundacional de todos los nacionalismos, aunque en su caso se trata del pasado de una esfera cultural muy amplia dentro del mundo ortodoxo-bizantino. Y eso está también en Prokófiev. Hay algo en su 2º que mira también a un pasado ancestral ruso. Por ejemplo, en el tema lírico del cuarto tiempo. Ambas obras pertenecen además a una categoría de lo trágico, del fatum, del destino, yo creo que por la cercanía de Rusia con la cultura griega. Otro elemento en común que tienen es el virtuosismo y el colosalismo. El pianista casi como el superhombre nietszcheano enfrentado a dragones y mazmorras.
[La directora Isabel Rubio (Abarán, Murcia, 1989) / Anita Torres]
–No son conciertos habituales de los pianistas españoles...
– Soy el primer español que graba el 2º de Prokófiev. El 3º de Rajmáninov sólo lo habían registrado Alicia de Larrocha y Rafael Orozco.
–¿Había trabajado antes con la Sinfónica de Castilla y León?
–Nunca. Y fue toda una experiencia. Porque no hicimos ni ensayos previos. El primer contacto fue ya para empezar a grabar. Por suerte es el concierto que yo más he tocado y la orquesta me pareció impresionante. Se los sabían. Han hecho este repertorio. En mi opinión suenan como cualquier gran orquesta europea. Espero que ahora podamos colaborar.
–¿A Isabel Rubio, la directora, la conocía?
–Sí, pero la escogió la orquesta, porque les encanta trabajar con ella. Yo había hecho con Isabel justo el 2º de Prokófiev hacía poco con la Orquesta Nacional. Lo teníamos fresco, lo que fue al menos un alivio.
[Diario de Sevilla. 1-12-2024]
La ficha RACHMANINOFF 3 / PROKOFIEV 2 Serguéi Rajmáninov (1873-1943): Concierto para piano y orquesta nº3 en re menor Op.30 [1909] Serguéi Prokófiev (1891-1953): Concierto para piano nº2 en sol menor Op.16 [1913] Josu de Solaun, piano Orquesta Sinfónica de Castilla y León Isabel Rubio, directora IBS Classical
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