#micro cuento
Explore tagged Tumblr posts
Text
"...El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende."
Eduardo Galeano, "el mundo" en el libro de los abrazos.
4 notes
·
View notes
Text
Perfección
Perfección aparenta ir, sin cesar, unos pasos delante del presente. Parece saber más de lo que sé hasta ahora. Se siente segura, hábil, maestra. Hace todo así, natural, sin tener que pensarlo. Cuando me he equivocado, he usado un poco de creatividad y los conocimientos que tengo; no tantos como Perfección. Aprendí algo, claro, nada parecido a Perfección. Debo confesar que me deleité un poco al…
View On WordPress
0 notes
Text
Estaba yo en una especie de camping con otros niños y niñas de mi generación en un paseo de curso, acompañado de un muchacho débil y dependiente de mí que me seguía hacia todos lados. Yo como era aventurero y excursionista por naturaleza, me olvidé de la piscina, de mis compañeros, de las personas que cuidaban de nosotros y comencé a recorrer el lugar. Lo que caminé fue bastante poco la verdad, pero llegué a un sitio en donde nadie me hubiera encontrado nunca, pensaba yo. El paisaje era curioso, aunque asqueroso, me sentí desilusionado por haber llegado a un lugar tan horripilante. Aún así no lo abandoné y me fui adentrando más, ahí vi un agua pantanosa entre el pasto oscuro, era una especie de patio y lo rodeaban árboles de otoño que dejaban caer sus hojas, ese toque de sepia fue lo único que me gustó. Se ubicaba además detrás de una pieza abandonada, la cual ignoré sin entrar, sin mirarla demasiado, casi se camuflaba teniendo el mismo color que todo el lugar. Me devolví al camping ridículo, que era todo lo contrario a lo que acababa de descubrir. Sin árboles, con un verano firme, con un pasto como de cancha de fútbol y con la piscina típica con alto nivel de cloro. Ahí vi a mi amigo, supongo lo era, solo, solísimo con cara de asco, mareado. Por alguna razón supe iba a vomitar y a sufrir la peor vergüenza de su vida, entonces lo tomé en brazos con fuerza de niño, tambaleándonos y yo urgido, decidí en eso volver al lugar que hace un momento había dejado atrás y lo dejé liberar su explosión color coca-cola, eso ocurrió varias veces seguidas. Desaparecimos bastante tiempo, hasta que nos encontró una compañera, que nos vió y siguió de largo corriendo y conteniendo el asco. Pasó por enfrente de la casa invisible y así me di cuenta era un pantano de vómito infantil, se asomaba el líquido escurriendo desde la casa. Lo que los intoxicó, creo, fue la perfección chillona. Catalina.
0 notes
Text
No estás
No estás aquí cuando más te necesito, estás allá muy lejos de mi mundo, de mi miseria y quisiera decir y sentir que me alegro pero no es así, quiero consuelo, quiero que estés aquí ahora, mientras me muero de frío, mientras siento que mi mundo está muriendo que yo estoy muriendo y no estás, estás allá.
No estás, no estás, en serio no estás, estoy colapsando sola, las personas que están no son las que necesito, no son las que quiero, es egoista, lo sé, se que no debería desear que estés acá cuando eres feliz cuando estás allá.
0 notes
Text
En la era de la aceleración, Mark había acumulado riquezas más allá de la imaginación. Pero en su mundo de neón y concreto, el tiempo se desvanecía como arena entre los dedos. Las pantallas parpadeantes eran sus únicos compañeros, sus conversaciones, un monólogo de clics y teclas. La salud, esa aliada fugaz, le había dado la espalda, dejándolo en un limbo de citas médicas y píldoras. "De nada sirve el dinero si no tienes tiempo y salud", murmuraba, mientras su reflejo en la ventana del rascacielos se desdibujaba con el crepúsculo. La ironía de su fortuna le pesaba, un millonario en bancarrota existencial.
0 notes
Text
| Tir |
Mi colectivo
Godofredo Suárez
En el año 1993 algo había empezado a cambiar en nuestra forma de viajar. Los colectiveros con superpoderes arácnidos ya habían empezaron a decaer.
Hasta ese momento, los choferes de micro tenían que levantar gente en las esquinas esquivando el tráfico, vender los boletos cortándolos para que quede un número en cada pedazo, dar el cambio exacto a cada pasajero y seguir el recorrido en el cronograma programado. Debían escuchar el timbre, acordarse de que alguien le había pedido por favor que le avisara al llegar al Club Abástense y respondían cualquier consulta de turismo. Iban charlando con los de la primera fila y hasta fumando. Definitivamente siempre fueron superhéroes muy infravalorados.
De un día para otro algo cambió. Ahora, al subir a los micros debíamos ir al primer asiento y pedirle a un chofer oficinista nuestro boleto. Este cambio no fue el más disruptivo de esos tiempos ya que aún podíamos seguir coleccionando los famosos boletos capicúa. Simplemente había un chofer más, un lugar menos para sentarse y eso era todo. Lo raro vino después, en 1994.
Era una época en donde aun siendo muy chicos caminábamos diez cuadras solos en plena madrugada y esperábamos en una parada sin techo ni refugio a que viniera el colectivo.
En el micro en que yo viajaba había gente que no conocía, pero si reconocía. El chofer era siempre el mismo y en el fondo siempre estaban Rodrigo y Javier, mis amigos de la vida.
Siempre nos sentábamos en los mismos asientos. Los reservaba Javier, porque era el que primero subía. Unas paradas después se sumaba Rodrigo, que se sentaba al lado. Y yo, cuando llegaba, me ponía en el asiento de adelante. Solíamos mirar los números de los boletos para ver si alguno era capicúa.
Ese día en particular, el hombre que vendía los boletos en el primer asiento ya no estaba. Desconcertado, le pregunté al chofer.
—Hola, ¿Cómo hago para sacar boleto?
—¿Escolar? —me preguntó, aunque con mi guardapolvo blanco era una obviedad.
Sin esperar respuesta, tocó un botón en una consola donde antes estaban los boletos y me dijo que pusiera las monedas en la máquina.
Ahí, donde me había señalado, se encontraba ahora un calefón digital con ranuras y cositos. Me quedé mirando eso sin saber qué hacer hasta que tuve que agarrarme de un pasamanos porque el colectivo arrancaba otra vez. Atiné a mirar a mis amigos para que me dieran una mano, pero solo reían desde allá atrás disfrutando el espectáculo.
Una señora de verde, que siempre estaba en el primer asiento se apiadó y decidió ayudarme. Tomó mi moneda, la puso en una especie de embudo en la parte de arriba y se escuchó un ruido a licuadora muy raro. El armatoste ese me dio un boleto impreso en un pedacito demasiado simétrico de papel y nada más. La señora se sentó y yo me quedé esperando.
—¿Y mi vuelto? —le estiré la mano a la de verde como pidiéndoselo a ella.
—¿Te tenía que dar vuelto? —me dijo asombrada.
—Sí, era escolar.
La señora, asumiendo su nueva labor de intermediaria, le transfirió mi pregunta al chofer.
—¿Cuánto pusiste, nene? —me dijo sin dejar de mirar la calle.
—10 centavos, me tiene que devolver 5 —le contesté.
—¿Y no te dio nada?
—No.
La señora, aunque ya no tenía nada más que hacer, fiscalizaba todo. Yo, de reojo podía ver a los chicos riéndose sin disimular.
El chofer se orilló en una calle cualquiera, se levantó de su asiento, se acercó a la maquina y la empezó a golpear. Le tiro un jab de derecha, un revés, un cortito y hasta un apercaut como si fuera una mezcla bizarra de boxeador y de técnico electrónico experto, hasta que sentenció:
—Se rompió la máquina, no hacemos más paradas. Tomá, nene, andá a sentarte —.
Me dio el vuelto de su bolsillo y me fui a sentar con los chicos que empezaron a echarme la culpa de haber roto la máquina, que era yeta y cosas así.
Hasta ayer teníamos los boletos más lindos y artísticos del mundo. Eran obras de arte únicas y hoy, un pedazo de chatarra nos da un papel en blanco y negro incoleccionable. Yo atesoraba todos los boletos capicúas o con números que llamaban mi atención; como fechas especiales o progresiones.
Coleccionaba de todo, cajitas de fósforo, almanaques, marquillas de cigarrillos y cosas así, pero esa mañana estaba siendo testigo de que ya no iba a poder coleccionar más boletos.
—Che, esto no tiene número — les dije mirando el ticket nuevo.
Los tres nos pusimos a mirar nuestros boletos, el de Rodrigo ya estaba hecho un bollito y, si bien tenía cosas escritas, lo único que diferenciaba un boleto de otro era la fecha y la hora exacta. El de ellos difería en pocos minutos, pero el mío era raro; se los mostré porque no figuraba ninguna fecha en donde el de ellos la tenía.
—¿A ver? —me dijo Rodri pidiéndomelo —. Acá debería estar, pero esto no es la fecha —me dijo sintiéndose ya un experto boletólogo.
—Dejame ver —me pidió Javier —Acá esta la fecha, es esta, dice claramente 26/03/2074 23:20.
—Ahhh, sacaste un boleto del futuro, Gus —me dijo Rodri, riéndose —. Por eso se rompió la máquina.
—Noventaidós años vamos a tener —se apuró a aclarar Javier habiendo hecho un cálculo muy rápido.
Nos quedamos pensando, seguramente los tres al mismo tiempo, que aún faltaban ochenta años. Era una eternidad. En ese momento me sentí mirando a un precipicio; fue una sensación extraña, como si delante de mí tuviera un abismo infinito y si daba un paso más, caería al vacío. Una frenada brusca nos sacó de nuestra abstracción.
—Yo seguro que llego impecable a los noventa, ustedes dos van a estar hechos mierda o cultivando flores desde abajo —les dije haciéndome el gracioso, pero ellos debieron haber estado haciendo sus propias cuentas también, porque la broma no fue tan festejada.
Seguimos en el colectivo sin pararle a nadie más en el trayecto, y llegamos demasiado rápido a la escuela. Al boleto lo guardé en mi billetera.
Ese año fuimos a Córdoba de viaje de egresados. Mis mejores amigos eran Rodri y Javi, pero en general entre todos conformábamos un grupo excelente y muy unido. A ese viaje lo vivimos como si todos los del curso fuéramos una gran banda de rock en su gira de despedida. Nos prometimos juntarnos una vez al año para no perder nunca nuestra amistad. Al final de ese verano me preparaba para empezar una nueva etapa: el secundario.
****
Me puse a guardar todo lo viejo en una caja. Guardapolvos, carpetas, banderines, el trofeo de una carrera que había ganado y algunos recuerdos, entre ellos el cuadrito con la foto del viaje de egresados.
También iba a empezar esta nueva etapa con una billetera de cuero más acorde a mi edad. Dejaría atrás la que tenía, que era muy colorida e infantil. Pero decidí revisarla bien antes de archivarla y ahí estaba: el boleto, el del futuro, en su inmaculado papel blanco simétrico con letras negras. Reflexioné en que ese boleto le pertenecía a alguien del futuro. Uno tan lejano que quizás, allí en ese futuro ya no serían necesarias las carreteras.
Contemplé el papel con cierta melancolía recordando los días de los colectiveros superhéroes y mis viajes al colegio con amigos. Decidí guardar el boleto detrás del cuadrito enganchándolo en una madera, ahí se iba a quedar. No clasificaba para guardarlo entre mi colección de boletos artesanales, aunque me daba cierta pena tirarlo.
El tiempo, como es de esperar, siguió pasando inexorablemente.
Con muchos compañeros del primario seguimos juntos en el secundario.
Nos graduamos casi todos los mismos que ingresamos, pero no todos. Analía, por ejemplo, se había mudado con la familia a Mercedes lo que hizo que nos distanciáramos un poco.
Durante esos cinco hermosos años continuamos haciendo asados y juntadas anualmente. Pero no con todos nos veíamos fuera de la escuela.
***
La facultad fue una hermosa época. Ingresamos juntos con Juliana, pero la perdí de vista al poco tiempo porque ella siguió otro camino. Con Rodrigo y Javier seguimos siendo inseparables y nos juntábamos a cenar todos los viernes.
Las carreras de cada uno, las nuevas amistades, las novias, los novios, las responsabilidades hicieron que en las cenas anuales fuésemos cada vez menos. Recuerdo que a una reunión vino Gisella diciendo que estaba embarazada. En esa época fue cuando empezó la etapa de los bebés, los pañales y los divorcios para algunos. Fueron tiempos en los que trabajábamos incansablemente, perdíamos pelo, hacíamos, rehacíamos o ensamblábamos familias y, de vez en cuando, nos juntábamos todos, o los que podíamos, que éramos cada vez menos.
Yo encontré el amor mucho más tarde que el resto y mi familia empezó a crecer cuando algunos ya eran abuelos. Nos fuimos riendo de nuestras panzas, de las arrugas y de los sueños cumplidos o que aún queríamos cumplir. Parecíamos estar muy distintos a cuando éramos chicos, pero cada vez que nos reuníamos nos dábamos cuenta de que nuestra esencia era la misma.
***
Nuestros hijos empezaron a ir al secundario y la facultad. Ellos tenían novias, novios, trabajos, hijos y responsabilidades.
Nosotros ya éramos jefes en nuestros trabajos y cada vez teníamos menos tiempo libre. Pero de vez en cuando volvíamos a juntarnos para charlar y ponernos al día.
Una noche, sin ser invitado, vino el cáncer a sentarse en nuestra mesa y nunca más dejó de asistir a nuestras reuniones. Nuestras familias se fueron reduciendo, algunos ya estaban solos, otros cuidando de sus nietos y los más suertudos aún acompañados.
A mí siempre me decían que era un afortunado por haber empezado tarde una familia, que mi casa siempre estaba viva y llena de colores. Siempre tuvieron razón, he sido una persona con mucha suerte. Hoy puedo decir que tuve a mi lado a una mujer de fierro, bella en todas sus formas y que fuimos muy felices.
***
Hoy vino a verme mi hijo, el más grande, con su esposa y mis dos nietos. Me trajeron una caja que encontraron en el garaje de casa, que se está por alquilar, y pensaron que, quizás, a esos recuerdos los quería tener acá, en el hogar, conmigo.
Son las 10 y media de la noche y hace días que las pastillas no me están haciendo efecto.
Revolviendo la vieja caja de vetustos recuerdos me encontré con ese cuadrito. El del viaje de egresados, con esa foto hermosa a la que hoy encuentro tan llena de juventud ausente. Cerré los ojos y los vi a todos, llenos de luz y saludándome. Reviví tantos momentos hermosos que no pude hacer más que sonreír. Me sentí en paz.
Una lágrima cayó sobre el cuadrito que aún sostenía entre mis manos y parecía estar iluminado del lado de atrás. Al darle vuelta vi un pedazo de papel, enganchado a una maderita. Era el boleto. El que una vez fue del futuro pero que esta noche sería puntual. Recordé hasta el perfume de la señora de verde que me había ayudado a poner mi moneda en esa máquina nueva. Y entendí que ese había sido siempre mi boleto. Y faltaban quince minutos para que pasara mi colectivo.
Me puse la bata, mis pantuflas más cómodas y me escapé. Caminé hasta la parada, la misma de siempre, en la que subía y me encontraba con mis amigos, los que me acompañaron toda mi vida. Llegué a esa esquina sin saber bien lo que estaba haciendo, pero seguro de que era ahí a donde tenía que estar. No había refugio ni lugar donde sentarse. Eran las 23:19 de un 26 de marzo del 2074, hacía poco que había cumplido mis 92 años. Miré el boleto nuevamente y ya brillaba con intensidad.
Me invadió una paz tan profunda que me hizo acordar al calor maternal justo antes de nacer.
La puerta se abrió y el chofer, sonriéndome, me invitó a subir.
0 notes
Text
No es carencia, solo entendí cómo me gusta que me quieran
La única ventaja de tener varias malas experiencias vinculándome con hombres heterosexuales ha sido comprender, qué sí y qué no me gusta como forma de expresión cuando estos me han dicho que les gusto. A mí me gustan las palabras lindas que se alinean con las acciones. Lindo no solo es recibir cumplidos o detalles, lindo es que no te hagan responsable de sus propia carga emocional. Lindo es no…
View On WordPress
#Archivo del amor romántico#Cotidianidad#cuento corto#decisiones#diarios#ejercicio de escritura#extrañar#fin del mundo#hombres#humor#Juventud#micro entrada#olvidos#personal#poesía sin rima
0 notes
Text
Hueona pobre vs. pobre hueón
A Claudia la conocí quince años atrás en la universidad. Cuento corto: vía Facebook nos hacemos “amigos” de nuevo y un sábado nos juntamos a chupar en Plaza Brasil. Tiene tres hijos a cuestas, pero sigue igual de flaca (que es lo importante).
Meses antes Claudia ha encontrado a su marido y a su mejor amiga follando en el catre de uno de los cabros chicos. Está con el ánimo hecho pico, pero ni tanto dadas las circunstancias; más cagado del mate estoy yo, debo admitir.
Ella es la pareja ideal. Se emborracha con un gin tonic, habla lo justo y necesario, se ríe de mis chistes rancios y no duda en dejar clarito qué chucha es lo que quiere. Y lo obtiene. Sin hacer atados, se va tempranito para su casa en micro; durante la semana saluda un par de veces por messenger, pero nunca pregunta hueás que sabe que no voy a contestar. Desde el principio queda claro que sólo nos veremos los sábados, porque es el único día que puede liberarse del jardín infantil. Durante la semana llego a echarla de menos, cómo será de buena la cabra.
Poco tardo en comprender que Claudia es pobre como una rata y le encanta serlo. Su ex es un actor de medio pelo que “trabaja” haciendo talleres de teatro callejero: un muerto de hambre pasado a sobaco que no la ayuda en ná. No es que ella gane una miseria, pero aparte de los tres guachos debe mantener una casa, a su abuelita de 87 años, un gato y dos perros.
Claudia relata entre carcajadas cómo les inspira lástima a sus colegas para que le regalen ropa y tintura para el pelo; cada mañana se va a la pega esquivando micros en una bici roñosa que recogió literalmente de un basurero. Un día acepta que la vaya a dejar, pero se baja tres cuadras antes porque reconoce que le da vergüenza que vea su covacha digno hogar de madre trabajadora.
Un domingo me cuenta que para el día siguiente tiene planeado viajar dos horas en micro para asistir a una reunión en un ministerio (porque la hueona además es talentosa y asesora a una comisión o algo así). Yo, imbécil, le digo que no sea rata y que al menos tome un colectivo para que no llegue toda transpirada. De paso, aprovecho de recomendarle que use un buen desodorante porque anda medio fuertona. Emputecida, Claudia pesca sus monos y se manda a cambiar. Sigo durmiendo.
Esa tarde me avisa por email que en su blog me ha dedicado unas palabras. Intentaré reproducir el rosario de chuchadas: “Eres un arribista reculiao. Te creís la raja porque tienes una casa con murallas, te quebrai con tu cagá de auto y con tu mierda de bicicleta de marca. Con lo que te gastai en un copete yo alimentaría a mis hijos en una semana. No quiero verte más conchetumadre, tú no entiendes el sufrimiento de los que tenemos carencias. Chao nomás, hediondo hijo de la puta tu madre que te parió”.
Y sería el final de una linda historia de amor.
#chilegram#cuentos#frases#tumblr chilensis#chilean#tumblr chilenito#chilensis#escritos#andateala.com#chile tumblr#instachile#chile#tumblr chile#fragmentos#relatos#historias#cuento
12 notes
·
View notes
Text
gente que lee
el chulo cuando nos conocimos leía. leía mucho. le gustaba mucho benedetti, a mi también, en esa época al menos. después dejó de leer y escribió un libro de cuentos. uno de esos cuentos hablaba de mi. después me escribía micro poemas, haikus en gchat cuando le mandaba nudes que lo inspiraban. uno de esos poemas mucho tiempo después de convirtió en canción.
a ariel le gustaba leerme después de coger. me leía cosas que le recordaban a mi los días que no nos veíamos. la primera vez rompió el hielo con uno de bukowski, border pero atinado. siempre se sentaba en la cama con la espalda apoyada en la pared y me hacía acostarme con la cabeza en su regazo. le gustaba tocarme y sentirme cuando me leía. sospecho que para él eso era más intimo que coger.
con tini tenemos poco ida y vuelta de libros pero le presté los años 90 de daniel link, una rare find original de una vez que salí de la ginecóloga. le gustó aunque fue muy queer y experimental para su gusto. a mi me marcó un antes y un después. lo leyó por eso. no nos recomendamos mucho pero si me pasó el mejor hábito de lectura ever: leer antes de salir de cama, empezar el día leyendo, the freelancer way to be.
rodrigo leía cosas y me recomendaba libros que le habían gustado pero nunca pensando si me iban a gustar a mi. los malos hombres siempre recomiendan pensando en ellos, no a quien le recomiendan. me regaló los árboles mueren de pie, ese sí me gustó mucho. aún estaba enamorada de él en ese entonces, seguro algo tuvo que ver. cuando me empezó a recomendar libros que no me gustaban ni un poco debí de haber sospechado que algo no iba bien.
rocho siempre me pedía que le recomendara libros porque la primera vez le recomendé el de robles, ese que a todos los interpela y les gusta. nunca pude recomendarle otro a la altura.
mati me presentó a sbarra de casualidad a la salida de un after post charla literaria bajando la manija. le agradezco tanto por eso. eso me abrió pasó a ioshua y perlongher. igual nadie como sbarra, eh. se ríe porque dice que saca mi puto interior, no lo corrijo, todos saben que en otra vida fui puto del reviente y a mucha honra.
emi lee poco y lo que lee no me interesa para nada. solo le compré un libro en chiste que me encantó y cuando lo terminé de leer me costó regalárselo porque me lo quería quedar. me caló hondo en una profundidad que no me esperaba. a él no tanto pero se lo quedó por el simbolismo amoroso. el libro era kavanagh de esther cross.
andi me recomendó un libro que me voló la cabeza hace relativamente poco. andi lee mucho, tiene mucho acopio de información literaria valiosa, de conocimiento de campo si se quiere. hablamos poco de lectura a mi gusto, pero yo estuve muy lejos de eso por años. recién ahora puedo decir que leo bien otra vez. tardé en volver pero volví.
hace mucho que no ando con gente que lee. apuesto que fue por eso que estuve tan rara estos últimos tiempos.
8 notes
·
View notes
Text
En mi "!molesta" opinión.-
Micro ¿cuento?.-
Cuando el buenista multicultural, defensor de la "alianza de civilizaciones" y el respeto de las ancestrales costumbres de otros por crueles y brutales que sean -pero no a las propias- despertó... la Sharia estaba allí.
(Versión libre - derivado de la aplicación del Método Ponderado Profesor Javaloyes - del famoso micro cuento "El dinosaurio" del escritor guatemalteco Augusto Monterroso.
"Manifiesto de la brigada Al-Khanssaa sobre el papel de las mujeres bajo el Califato:
-El modelo de los infieles ha fallado desde el momento en que las mujeres son liberadas de la célula de la casa.
-Las mujeres que van al trabajo toman ideas corruptas y creencias equivocadas, que ocupan el lugar de la religión.
-Las tiendas de moda y los salones de belleza son obra del diablo. La brigada Al-Khanssaa vigilan que se cumple la Sharia."
"Le soltaron algo más a la cadena
y yo dije: ¡Me dieron la libertad!
La cadena es siempre igual:
eslabón que a mí me sueltan
a otro se lo apretarán." (Jarcha)
7 notes
·
View notes
Text
Cortazar un genio de la escritura
Pues hoy vengo a compartir un micro cuento del autor Julio Cortazar llamado Amor 77 donde trata sobre como la pasion de una cita puede llevar a la gente a cambiar su personalidad solo por causar una buena impresion a la otra persona es decir con quien ha de salir, al final solo con la frase <<Así progresivamente, van volviendo a ser lo que no son>> (J. Cortazar, 1979) vemos como siempre tratamos de moldearnos para impresionar a alguien, y esto es lo que este micro cuento nos da a reflexionar. Y el motivo por el cual escogi este microcuento es por el hecho de que nos da a reflexionar muchas perspectivas con tan poco texto.
Esto es todo por hoy.
Ta luegito
3 notes
·
View notes
Text
Micro-cuento
Te veo quieto, silente, con esa camisa gris que acopla con tu piel bronceada, me inquieta tu presencia, me escurro al baño, bajo mis bragas, siento mi humedad, pienso por un segundo “y si me permito desbordar las ganas”, recapacito y me veo al espejo con las bragas azul oscuro de encaje que inconscientemente hacen juego con la blusa, me ladeó y veo que el azul se ciñe atrevidamente al declive de mis nalgas y si le muestro lo que veo… sé que le gustará, me inclino de espalda al espejo, me subo de puntitas emulando cuando me coge de espalda, capturó la imagen más no el pensamiento. Llegamos a la casa, sé que tiene que irse, sé que debo irme nuevamente pero me ganan las ganas, lo guió al cuarto, suelto su correa, abro su cremallera, me coloco de espaldas a él y rozó con movimiento circulares y ascendentes lo que deseo dentro mi, con el culo expuesto por las bragas, me giro, introduzco mi mano en su bóxer y con una ligera caricia lo guió hacia mi boca, boca que tengo echa aguas, me coloca inclinada de espaldas nuevamente, humedece sus dedos en mi boca y me ladea la braga, las desliza y me inclina aún más y va a besarme entre las piernas desde atrás, su lengua tibia, mi coño ardiente, ummm. Se incorpora y me penetra, ahhh cuánto te deseaba dentro de mi, me drenas, lo sacas y me rocías las nalgas, me gusta, me embistes nuevamente, me corro, sigues deslizándote dentro de mi hasta que nos vamos a un solo ritmo. Nos despedimos, te marchas, me marcho pero contigo dentro acompañando el resto de mi día.
5 notes
·
View notes
Text
Si te pidiera que me besaras, ¿lo harías?
Porque está bien si te pido que me mires, y de vez en cuando mis manos le piden a las tuyas que se besen al entrelazarse si cruzás la calle sin mirar, pero las tuyas reciben el gesto con amistad, y corrés hasta llegar a la otra vereda.
Mis ojos inevitablemente obligan a mis oídos a colaborar para no perderse nunca más un recuerdo tuyo. Mi voz, en secreto, te dedica un par de canciones que escuchas, pero no entendés.
Fue el día en el que te vi por primera vez, que una mariposa se posó en mi ventana abierta y después jugó a las escondidas entre las plantas de mi escritorio. Tenía colores llamativos que me hacían apartar la vista de mi libro. Agradecí el abrazo del sol que, amablemente, extendía su luz de mediodía para que yo pudiera apreciar la mariposa con comodidad, con su correspondiente atención, y me hizo pensar en vos.
Si me hubieran preguntado hace dos horas y treinta y un minutos, hubiera dicho que tal belleza era incomparable con cualquier mortal, pero hace dos horas y media, te vi. A vos, que el reluciente espejo ansía tu llegada, siendo la única razón de su reflejo la espera de verse en él tu figura, y que a la noche probablemente tu almohada se perfuma de tu esencia. Vos, que tu voz se asemeja a la claridad de despertar por el áureo sol mañanero de un sábado, viendo desde la ventana como aletean las hojas bañadas en el viento y alumbradas por el cielo, que se asemeja también al silencio divino, un café y las aves cantando desde las alturas.
Pensé en pedirte una siesta en tu regazo, o que me contaras un cuento, de esos que soñás y que aún sentís, pero mi boca no se movía. Completamente a merced de la melodía que tu garganta desprende, mis labios sellados guardaban respeto a tus quejas: trabajo acá, trabajo allá; que la cajera te dio mal el vuelto y luego te miró mal; que tu pelo estaba más esponjado de costumbre, te olvidaste de secarte el pelo antes de dormir; que no tenías nada de que quejarte ese día, etc., etc...
Algún día, habré pensado en pedirte un beso, pero no uno normal: ese beso que te deja atontado, que te ahueca el alma al separarse el contacto de los labios ajenos. Esos besos tiernos que al acabarse pinchan, que adormilan pero prenden tus sentidos, que esperan su vuelta.
Pensé en caminar y pedírtelo, en volver a esa parada de micro donde mirás tu celular con distracción, grabás audios riendo y te encontrás en tu mundo.
Pero no podía, porque me di cuenta de cuando fantaseo. Imaginé que cruzábamos la calle juntos, fantaseé que esas quejas me las contaras a mí y que esa atención que dedicás a la pantalla de tu celular la usaras para apreciar mi mirada. También me imaginaba que la vez que me hablaste, no lo hubieras hecho solo para avisarme que mi tarjeta se había caído.
Genuinamente me enamora tu físico y me gustaría pensar que tenemos cosas en común, pero, si te hablara, ¿realmente las tendríamos? Prefiero mirarte y fantasear que sí.
Quizás no es la cobardía la que me hace quedarme, sino el miedo de perder el encanto.
Porque si una mariposa que se posa en mi ventana pudiera hablarme de su vida, no volvería a inspirarme su tan compleja figura.
Sos un amor de quince minutos por día, tanto como una mariposa es un destello de unas únicas 24 horas.
--Esto lo escribí sobre la marcha jaja salu2
4 notes
·
View notes
Text
prevencion te vacuno como yo no hay ninguno ella no quiere al do tre cua ella quiere al uno la salsita del jugo produzco tu consumo se hizo adicta a los mozo brillos hermoso cumple sus antojo todo lo que quieras baby todo tuuuuuyo baby todo tuuuuuyo lo que tu quieras yo lo consigo cuenta hasta tre ta aca conmigo todo tuuuuyo baby tuuuuyo lo que vos quiera solo decime eso e facil eso se consigue que quieres comer pongo mi carne como buffet digo fue ya me enganche peor que toa esta droga que probe llama tarde otra vez yo acá hits grabandole inspirandome en este look de placer es que ella tiene un capricho que es enorme si no es conmigo nunca se siente conforme vino a dejar mi cama y mi casa deformes bajo al infierno con tridente y uniforme su pelo e largo como su lista de hombres de tanto de ellas ya ni se acuerda los nombres todos frontean pero ninguno la rompe muchos batallan pero ella no tiene compe culo apretado como el micro como el compre tuuuuuyo lo que tu quiera yo lo consigo cuenta hasta tre ta aca conmigo todo tuuuuuyo baby tuuuuuyo lo que vos quiera solo decime eso e facil eso se consigue ey yo soy mas tuyo que de mi mismo pide lo que quiera y yo lo consigo ey yo te voy a dar castigo hasta que se elimine la palabra amigo cuando toquemo nuestra piele y nuestro cuerpo caliente nos vamo a sentir como los dioses se sienten y no puedo creer que sea verdad cuando se monta y me da un kiss te pones tus tacone y te sientes tan bitch yo cuento los millone y me siento tan rich y si me sigues moviendo el cu me va a cambiar la vida voy a cambiar el switch me dices hazmelo a mi demonios desatalos lento y a vece rapido violento pero calido todo es tan magico solo cierro los parpados mi boca suelta un lamelo ya nada suena tragico te regalo mi casa mi perro mi auto ahora todo e tuyo mi corazon mi alma y mi bicho son todo tuyo y te regalo el mundo aunque nunca fue mio ahora es tuyo todo saben baby que soy tuuuuuyo baby todo tuuuuuyo lo que tu quiera yo lo consigo cuenta hasta tre ta aca conmigo todo tuuuuyo baby tuuuuyo lo que vos quiera solo decime eso e facil eso se consigue
1 note
·
View note
Photo
Querida Miriam:
¿Cómo estas? Yo bien, fuí a trotar, mi hermana me acompañó, necesitaba salir la verdad, hoy me puse muy ansiosa en clases, incluso antes de ir, se está haciendo insostenible esto, esta afectando en mi vida diaria, me cuesta subirme a la micro, no me subo al metro hace como 1 mes.
La begonia que transplanté está muriendo, la dejaré sin agua unos días a ver si con eso revive, cada vez que se me muere una planta me siento mal, quizás necesita más sol, no se muy bien que hacer ¿tu que harías?
Mañana debo ir a un lanzamiento de tipografía, estoy nerviosa, solo sé que debo sentarme cerca del pasillo para salir si es necesito, debo planear estas cosas de antemano cuando ando así, debería pedirle clona a mi hermana?
Pedí hora a la matrona, al psiquiatra y a la psicologa, cuando tenga plata pediré al dentista, mis dientes son mi mayor inseguridad, tuve decalcificación cuando niña y desde ahí que quedaron horribles, me dan mucha verguenza. Mi otra inseguridad grande es mi nariz, mi piel y mi panza, me sacaría todo lo que te dije, a veces me gustaría no tener cara, sería todo mucho más facil de esa manera. Envidio a la gente linda, los odio un poco, ¿cómo será el mundo de los bellos? No sé si alguna vez me han dicho que soy bonita fuera de mi familia, creo que sí, pero me incomoda caleta escucharlo.
Eso le cuento por ahora Miri, nos vemos cuando nos veamos, la quiero mucho.
Con cariño, Iriel.
4 notes
·
View notes
Text
Violencia
Poner el cuerpo es quitarse el miedo. Joyce Jandette Todos estos años me he peleado, porque me nombren Angelica y no por mi apellido, porque me digan profesora y no miss, por lo que considero justo, porque mi existencia es presencia y no solo una compañía. Tengo 26 años, entiendo casi todas las violencias a las que puedo ser vulnerada: por el espacio, por el contexto laboral, por el…
View On WordPress
#arder#ausencias#cambiar#cansancio#CDMX#Cotidianidad#cuento corto#cultura#decisiones#ejercicio de escritura#fin del mundo#historias cortitas#hombres#intentar#Juventud#magia#México#Mexicanas#micro entrada#mujeres#olvidos#personal#poesía sin rima#producto comunicativo#prosa subjetiva#prosa y media#querer bonito#relaciones
0 notes