#mano oculta
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WE’RE GOING ON OUR FIRST TOUR! We’ll be ripping through the West Coast this September! Tickets are on sale now!
(9/15) San Francisco, CA @ Neck of the Woods
(9/17) Portland, OR @ Mano Oculta (21+)
(9/18) Seattle, WA @ The Funhouse at El Corazon
#doom metal#fairy doom#sludge metal#faetooth#doom#sludge#metal#los angeles#doomgaze#musicians of tumblr#west coast#seattle#san francisco#neck of the woods#the funhouse at el corazon#mano oculta#portland
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PORTLAND! Today Beat-Man and The Monsters will be at Mississippi Records playing 45s from DJ Peter Slovenly's box! 3-5pm
And then tonight at Mano Oculta PDX (formerly Twilight Cafe) don't miss The Monsters, all the way from Switzerland. They will blow your brainzzz!
#Mano Oculta PDX#the monsters#theswissmonsters#voodoo rhythm records#slovenly recordings#dj peter slovenly#portland
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He calls me the Devil (I make him wanna sin) - Enzo Vogrincic
+18! Needy!Enzo (unos segundos de Sub!Enzo, parpadeen y se lo pierden). Biting, choking, creampie, fingering, masturbación, (breves descripciones de) plus size!reader, sexo oral, sexo sin protección, (kind of) semi-public sex, spit kink, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El vestido fue idea de Enzo.
Luego de un par de días viéndote batallar frente al espejo e intentando consolarte cuando la frustración te vencía, recordó que la caja que contenía la prenda estaba sepultada en alguna parte del armario. Enzo odiaría que lo malinterpretes y no tiene absolutamente nada en contra de la chaqueta y el pantalón de cuero que pretendías combinar con un top burdeos, pero…
-No, no sé- recuerda cómo empujaste el vestido contra su pecho-. ¿No te parece que es mucho?
-¿Para mí…? Es poco- bromeó, refiriéndose sutilmente a los atuendos mucho más atrevidos y extravagantes que utilizaste en ámbitos mucho menos formales.
-No son los Oscar, Enzo, es un concierto de música clásica.
-¿Y?- se mordió el labio-. ¿No te gustó el vestido? ¿Es eso?
-Me encantó, amor, pero…
La inseguridad ensombreció tu rostro por un breve momento, evocando el recuerdo del día en que le enseñaste el vestido en una página web: las únicas fotos exhibiendo el producto eran de modelos utilizando la talla small, un detalle recurrente que te aquejaba a la hora de buscar ropa. Aún puede oír la forma en que suspiraste, entre harta y triste, antes de cerrar la página y bloquear la pantalla de tu celular para arrojarlo sobre la cama.
Normalmente Enzo no se habría atrevido a husmear en tus dispositivos electrónicos, pero esa noche luego de ver tu decepción decidió revisar tu historial. A falta de una referencia fotográfica, optó por confiar en que uno de los talles se correspondía con tus medidas.
-Te queda hermoso- insistió, sosteniéndolo con delicadeza entre sus manos-. Dale, probátelo otra vez.
La forma en que te sonrojaste le pareció tierna, un tanto divertida considerando el tiempo que llevaban juntos y la inocencia del cumplido en comparación con los comentarios que guardaba para otros momentos, los cuales hacían que la sangre de tu cuerpo ardiera no sólo en tus mejillas. Observó cómo deslizabas las tiras de tu camisón por tus hombros y su respiración se entrecortó cuando vio tus pechos desnudos.
El vestido se adhería a tu cuerpo como una segunda piel, los tonos rojos de la seda resaltando tu figura y volviéndote la viva imagen de lo que Enzo llamaría la perdición.
Ahora ese recuerdo lo atormenta y se obliga a mantener las apariencias, ocultando su erección con el programa del concierto y agradeciendo por la tenue iluminación de la sala. Intenta distraerse observando los detalles del lugar, tal como lo hizo desde que llegaron al Auditorio Nacional, y por unos instantes la sincronización en los arcos de la sección de cuerdas de la orquesta es más que suficiente para cautivarlo.
Es entonces cuando siente que te movés en tu asiento y sus ojos se centran en tu figura. Tus manos se encuentran entrelazadas sobre tu regazo, cubiertas por unos delicados guantes de largo asimétrico, y al ver tus dedos jugando distraídamente con el papel no puede evitar pensar en lo bien que se verían envueltos sobre su miembro, su semilla arruinando la seda que oculta tu piel.
El súbito aplauso del público lo saca de sus cavilaciones y está a punto de sumarse al mismo, pero tu mano se cierra sobre la suya a modo de advertencia. Si la calidez de tu palma empeora su estado, la forma en que el vestido abraza la curva de tu abdomen y resalta tus pechos es prácticamente una sentencia de muerte.
-Todavía no- aclarás, señalando con la cabeza hacia el escenario-. Falta uno más.
El primer movimiento de la Serenata para cuerdas de Tchaikovsky le pareció sublime, ¿pero el cuarto…? Le resulta eterno y le cuesta horrores mantener la concentración, por lo que se muerde los labios hasta sentir el gusto metálico de la sangre en su lengua. Comienza a mover la pierna y tu mano acaricia su muslo -probablemente interpretando su agitación como nerviosismo o ansiedad- en un gesto que debería ser tranquilizador, pero que es en realidad todo lo contrario.
La preocupación en tus ojos es evidente cuando encuentran la mancha escarlata en sus labios y te inclinás para examinar el daño, ignorando que el ángulo le permite ver tu escote y el sostén de encaje rojo que contrasta con tu tono de piel. Es el mismo rojo que tiñe tus labios y que difuminaste en tus pómulos, el mismo rojo que en alguna ocasión utilizaste para dejar la marca de tus besos en su pecho, su abdomen y…
Se siente culpable cuando acerca sus labios a tu oído y susurra:
-¿Me acompañás?
La obra concluye y Enzo aprovecha el momento en que otro músico, un pianista, entra en escena. Toma tu mano y te arrastra hacia las puertas de la sala, más de una mirada curiosa posándose sobre ambos y algunos susurros, que te hacen sentir más insegura de lo que lo hicieron a tu llegada: Enzo juró que te miraban porque “¿Cómo no te van a mirar? Si estás hermosa”, pero vos no estás convencida de que ese fuera el motivo.
Ambos llegan a un corredor desierto y cuando Enzo tira de tu mano para guiarte hacia una puerta lateral, lo seguís al interior de la habitación sin hacer preguntas. Te sorprenden los estuches de instrumentos vacíos, desperdigados por doquier, y estás a punto de comentar que la puerta no debería estar sin seguro, pero el ataque de algún instrumento de viento -que no distinguís- en la habitación contigua hace que te sobresaltes.
-¿Qué pasó?- preguntás, recordando el motivo por el cual abandonaron el concierto. Cuando tomás la mejilla de Enzo para examinar su herida, sus dedos aprisionan tu muñeca-. ¿Qué…?
Dirige tu mano hacia su erección, cubierta por un costoso pantalón, sus ojos fijos en tu rostro para examinar tu reacción: tus labios se separan lo suficiente para permitirle ver tus dientes y tu respiración se torna agitada en un abrir y cerrar de ojos, obligándolo a admirar cómo el movimiento hace que tus pechos suban y bajen. Su mirada desciende hasta llegar a tu cadera y sus manos siguen el mismo camino, masajeando con fuerza tu cuerpo antes de atraerte hacia el suyo.
Soltás un gemido y, en algún recóndito lugar de tu mente, te preguntás si las personas presenciando el concierto pueden oírte con la misma claridad con la que oís el piano en este momento.
-¿Ves lo que me hacés…?- pregunta. Besa tu mejilla y sus labios trazan una línea hasta tu cuello, sus besos húmedos y su aliento cálido repercutiendo en tus sentidos-. Desde que llegamos estoy así.
El sonido del seguro llega a tus oídos.
-¿Qué hice?- fingís inocencia.
Su mano se cierra sobre tu cuello y vuelve a besarte, la intensidad de sus acciones provocando que sus dientes rasguen tu labio inferior y su lengua haciéndote gemir cuando invade el interior de tu boca. Se aferra a la parte más ancha de tu cadera con fuerza, como si la cercanía entre ambos no fuera ya suficiente, y su otra mano baja la cremallera de su pantalón.
El sonido provoca un cosquilleo entre tus piernas y mirás a Enzo de manera provocadora mientras tirás del botón de la prenda, la cual cede levemente dejando ver una franja de su ropa interior. Recorrés la tela visible con tu dedo antes de llevártelo a la boca, capturando la seda entre tus dientes para retirar el guante.
-No- te interrumpe-. Dejátelos puestos.
Le dirigís una sonrisa, intrigada y más que excitada por la situación y su petición. Tu mano colándose bajo su ropa interior hace que se muerda el labio y una expresión de dolor atraviesa su rostro, pero cuando cerrás tus dedos sobre su miembro esa expresión se transforma en placer y arroja la cabeza hacia atrás. Comenzás a masturbarlo con lentitud, tu oído atento a la orquesta percibiendo también el sonido de su piel y la aceleración de su respiración.
En cuestión de minutos y bajo las caricias que le suministran tus manos, Enzo se convierte en un desastre: sus dedos se clavan en tu carne y tenés que esforzarte para lograr mantener el ritmo de tus movimientos, el líquido preseminal brotando de su punta humedeciendo cada vez más tu guante y tus dígitos, y su miembro palpita desesperadamente en busca de alivio.
Te detiene antes de que sea demasiado tarde y te guía hacia el pequeño sofá en la esquina de la habitación, apartando unas partituras olvidadas sobre este para tomar asiento y señalar el lugar entre sus piernas. Obedecés inmediatamente, como siempre, y luego de ayudarlo a deshacerse de su pantalón y su ropa interior Enzo decide tirar de la cremallera de tu vestido y despojarte de tu sostén, liberando tus pechos.
Tomás su miembro entre tus manos para centrarte en su extensión mientras tus labios se acercan a la punta para besarla con delicadeza una y otra vez. Su excitación brilla bajo las luces de la habitación y es adictiva cuando el sabor invade tu lengua, haciéndote gemir cuando lo introducís en tu boca y provocando que las vibraciones amenacen con llevar a Enzo al borde del orgasmo nuevamente.
Sus caderas se mueven en contra de su voluntad y su punta golpea tu garganta, llenando tus ojos de lágrimas que rápidamente comienzan a deslizarse y humedecer tus mejillas. Te separás de Enzo, ya que no estás dispuesta a arruinar todo tu maquillaje, pero la solución que encontrás logra arrancar un gemido de su boca antes de que pueda procesar la imagen frente a él.
-Dios…- dice entre dientes, cubriendo su rostro con una mano luego de ver cómo rodeás su miembro con tus pechos y escupís sobre su punta. Recuerda todas las ocasiones en que lubricó el interior de tus muslos y se deslizó entre ellos hasta el agotamiento, oyéndote suplicar por un poco de placer a cambio y prometiendo hacer lo imposible para merecerlo-. Lo hacés a propósito, ¿no?
Permanecés en silencio, pero Enzo recibe una respuesta cuando tus manos presionan aún más tus pechos. Su excitación comienza a ser cada vez más abundante, gotas de líquido incoloro cayendo desde su punta hasta el largo de su miembro y entre tus pechos, llenando la habitación de los indecentes sonidos húmedos que tanto disfrutan ambos. Sus dedos contrayéndose sobre el sofá y sus nudillos blancos hacen que te detengas con una sonrisa de satisfacción.
Toma tu cabello entre sus dedos y se acerca peligrosamente a tu rostro, su pulgar delineando tu labio inferior y haciéndote sisear cuando toca la herida que sus dientes dejaron allí. Tira de tu cabello hasta posicionarte en un ángulo doloroso y te observa, el cabello cayendo a los lados de su rostro haciendo que se vea aún más imponente, y luego escupe en tu boca. Le enseñás tu lengua, su saliva mezclándose con la tuya, y tragás.
Te conduce hacia el otro extremo de la habitación sin delicadeza alguna y presiona tu cuerpo contra el espejo en la pared, el efecto de la superficie fría evidenciándose en tus pezones. Con movimientos lentos, Enzo toma el dobladillo de tu vestido y comienza a arrugarlo entre sus manos, descubriendo centímetro a centímetro de tu cuerpo y maravillándose como si fuera la primera vez que te ve.
Intenta no perder la razón al ver el encaje rojo cubriendo tu intimidad… Pero él es un hombre débil y vos, la tentación.
Se arroja sobre sus rodillas sin pensarlo y comienza a morder tus piernas con fuerza, haciéndote gemir y lloriquear debido a la sensibilidad, utilizando su lengua posteriormente como si fuera suficiente para aliviar las zonas abusadas. Aparta la prenda que lo separa de tu centro y observa cómo la humedad que cubre tu piel se adhiere en forma de hilos brillantes a la tela.
Introduce un dedo en tu interior mientras reparte besos y mordidas en tus muslos. Te oye gemir contra el espejo y sabe, aunque no puede verte, que tal imagen podría pertenecer al paraíso. Debería, asegura al introducir otro dedo y sentir tus paredes contrayéndose cuando los curva para dar con tu punto dulce, la resistencia de tus labios nula ante tus gemidos, jadeos y suspiros.
Los sonidos obscenos que producen los dedos de Enzo en tu cavidad no se comparan con la imagen entre tus piernas, tus fluidos cayendo sobre sus dedos hasta llegar a sus nudillos e incluso su muñeca. Tus piernas tiemblan y tus manos masajean tus pechos, imitando los movimientos que tu novio suele repetir para brindarte el máximo placer.
Tus rodillas están a punto de fallarte y le suplicás, pero cuando Enzo se detiene y te deja respirar la sensación de vacío junto con la desesperación te inundan. Encontrás sus ojos oscuros a través del espejo, un leve asentimiento de su parte que pretende ser un consuelo, y arqueás tu espalda para darle mejor acceso a tu entrada.
Sostiene el vestido, la tela arrugada a la altura de tu cintura, mientras acaricia tu entrada y tu clítoris con la punta goteante de su miembro. Suspirás al sentir su calor y el suspiro se vuelve un gemido cuando comienza a empujarse dentro tuyo, recibiendo el ardor que provoca su tamaño en tu entrada estrecha.
-Enzo...
-Sí, amor, ya sé- dice entre gruñidos-. Querés más, ¿no...? Vos siempre querés más.
Y él está dispuesto a dártelo todo.
Sus movimientos son delicados y mínimos para permitir que te acostumbres a la sensación, pero eso se acaba cuando ve tu expresión prácticamente pornográfica en el espejo. El placer dibuja en tus cejas una curva que acompaña la caída de tus párpados y tus labios entreabiertos permiten que un hilo de saliva caiga por tu mentón.
Desesperado por sentir más, comienza a penetrarte con fuerza y en profundidad. Adora los sonidos que dejan tu boca y aún más los que produce tu cuerpo al colisionar con el suyo, así como también adora ver los movimientos de tu carne como consecuencia de cada impacto originado entre las caderas de ambos.
El ritmo de sus estocadas es cada vez más rápido en contraste con la música (ahora muy lejana, como si la sala se encontrara a kilómetros de distancia) y te fuerza a sostenerte para no perder el equilibrio, pero la tarea resulta casi imposible cuando sentís la forma en que su punta abusa de tu cérvix de manera placentera.
Su mano repta por tu espalda y acaricia tu cuello antes de cerrarse sobre el mismo, la presión que ejerce mínima pero aún presente como un sutil recordatorio. Volvés a encontrar su mirada.
-Voy a...
-Sí- se limita a contestar. Arroja la cabeza hacia atrás.
Continúa embisti��ndote hasta sentir las contracciones de tu interior caliente y te permite tocarte sólo después de atraer tu cuerpo hacia el suyo, con tu espalda sobre su pecho y su brazo rodeando tu cuello. Su otra mano sostiene tu cadera y se hunde dolorosamente en tu piel, amenazando con dejar alguna que otra marca.
El ángulo actual te deja sentir cada detalle de su miembro en tu interior y no pasa mucho tiempo antes de que llegues a tu orgasmo, con sus dedos aprisionando tus mejillas para mantener tu vista al frente, la imagen de tus pechos saltando de arriba abajo casi tan hipnótica como el rostro de tu novio al ver la escena.
Cuando Enzo alcanza su propio clímax sentís sus dientes mordiendo tu cuello antes de percibir cómo su semen caliente te llena por completo. La sensación es suficiente para causarte otro orgasmo, más breve pero de mayor intensidad.
-Te amo- dice Enzo contra tu piel-. Te amo, te amo, te amo.
-Yo también te amo- tomás su mano y la llevás a tus labios-. Mucho.
-¿No tenía razón?- oculta su sonrisa tras tu hombro-. El vestido era una buena idea.
Estás a punto de darle la razón, pero te interrumpe el sonido de alguien tocando la puerta.
-Te voy a matar- jurás, apresurándote para acomodar tu ropa.
Enzo sólo suelta una carcajada.
Notas de Lu:
La inspiración para el vestido, estoy completamente obsesionada. Espero hayan disfrutado la lectura y si ven algún error..., un hechicero lo hizo ♡
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x reader#lsdln cast#esteban kukuriczka#esteban kukuriczka smut#esteban kukuriczka x reader#matias recalt#matias recalt smut#matias recalt x reader
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Lo que dices y haces; es como si en verdad, estuvieras "hecho a mano". Nadie te lo dijo, ni te hizo ver: Que todo cuanto eres y ocultas, es verdaderamente extraño...
Lo que te callas y a mí no me dirías: Sé que no sucede con nadie más; ni en otras circunstancias..
Mabel
#mabel arista#nuittouche#frases#pensamientos#escritores#escritos#reflexiones#versos#letras en versos#poesía#poetas de tumblr#poemascortos#aforismos#freestyle poético
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Elegancia acompañada de erotismo...
Personalidad en los detalles...
Encaje que viste tu desnudez...
Complementos que adornan esa zona erógena dándole un brillo especial y un atractivo sin igual...
Combinación de colores sobre tu piel que crean un tapiz cargado de lujuria y deseo...
Pícaramente te insinúas ante mi atenta mirada, me muestras pequeños fragmentos para seducir mi líbido...
... Y lo estás consiguiendo!!
Esa joya que portas tan elegantemente me vuelve loco...
Oculta entre el valle de tus nalgas atrae mis manos irremediablemente hacia tus caderas con el "sólo" deseo de poseerlas...
Esos destellos rosáceos hipnotizan mis sentidos,
me hablan de ti,
de tu mente libre,
de tus ganas de disfrutar,
de tus ganas de que te disfrute...
©Navegandoportumente ✍️
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Little rainbow (Wukong x Kiyo)
Los cálidos rayos del sol se filtraban en la habitación del hospital, donde dos dioses contemplaban a su pequeña criatura. Kiyo se encontraba recostada sobre blancas almohadas, con el monito acurrucado en sus brazos maternales.
El recién nacido dormía plácidamente, ajeno al mundo, apenas unas horas después de ver la luz por primera vez. Kiyo lo miraba enamorada, olvidando el cansancio de tantas horas de parto.
Con delicadeza, deslizó sus dedos por la espalda del bebé, conteniendo a duras penas las lágrimas que amenazaban por escapar. A su lado, su amado esposo la miraba en silencio, compartiendo aquel momento de gracia.
—Es tan pequeño...— musitó Kiyo, derritiéndose de ternura. Su criatura era aún más diminuta que los niños humanos, siendo tan pequeño y delgado.
—Los monos son más pequeños que los bebés humanos— observó Wukong con sabiduría, recordando a los pequeños monitos de su montaña.
Con suma delicadeza, envolvió a Kiyo en un cálido abrazo, cuidando de no causarle el menor malestar tras las horas de parto. Recargó su mentón en el hombro de su amada, uniéndose a ella en la contemplación del pequeño milagro entre sus brazos.
Sus toscas manos, endurecidas por las batallas, rozaron con infinita ternura la mejilla del bebé. Sus deditos eran más frágiles que el pétalo de una flor, y su boquita y sonrosadas mejillas despertaban una oleada de amor en lo más hondo de su alma.
—¿Has pensado ya en un nombre para él? —preguntó Kiyo después de unos minutos de silencio, buscando la mirada dorada de su amado.
—Eso es fácil —rio Wukong entre dientes, estrechando con más fuerza a su familia—. Claramente se llamará Wukong Jr, es mi viva imagen— expresó con orgullo.
La pelinegra frunció el entrecejo al escuchar tal ocurrencia. Con delicadeza acunó al bebé entre sus brazos, como protegiéndolo de aquel nombre.
—Nuestro hijo no llevará tu nombre —se negó con suavidad—. Él es su propia persona y merece un nombre propio
—Pero, mi lluvia... —se quejó Wukong con un puchero, antes de dejar escapar un suspiro resignado—. Bien, dime qué nombres tienes en mente. Espero al menos que sean más bonitos o será Wukong jr —soltó con una sonrisa burlona.
Kiyo sonrió, preparándose para crear unos segundos de suspenso antes de hablar.
—Se llamará Mixtli —anunció con orgullo. Un bufido escapó de los labios de Wukong.
—¿Mixtli? ¿Qué clase de nombre es ese?
—Significa "nube" en náhuatl —explicó Kiyo mirándolo con dulzura. — Nuestro hijo no será solo chino, también llevará en sí las raíces de mi cultura.
—Lo sé, lo sé —concedió Wukong haciendo muecas. — pero no estoy seguro...
—Pero solecito, a mí me encanta Mixtli —insistió Kiyo con un puchero. Tras reflexionar un momento, propuso. — ¿Qué tal si tiene dos nombres? elige tú su otro nombre, pero no Wukong Jr
Wukong frunció el ceño, sumido en reflexiones. Jamás había pensado en tener que nombrar a un hijo, acostumbrado a la idea de llamarlo como él. Pero deseaba honrar los orígenes de Kiyo también.
Se apartó un poco y contempló al bebé en silencio, analizando sus delicados rasgos en busca de la esencia oculta tras ellos. Poco a poco, una sonrisa se dibujó en su rostro.
─Creo que tiene cara de Kai ─declaró con orgullo.
─ ¿Kai? Podrías haber elegido algo más corto ─bromeó Kiyo con tono sarcástico.
─Oye, Kai es un nombre noble... ─se quejó con dulzura─ Además, dijiste que serían dos. Kai Mixtli suena armonioso, ¿no crees?
—Pero solecito, el punto no es...
Kiyo no alcanzó a terminar cuando un llanto interrumpió sus palabras. Con delicadeza acunó a Kai, susurrándole cálidas palabras mientras lo mecía.
—Tranquilo, mami y papi están aquí... —musitaba arrullándolo. Pero los sollozos del bebé no cesaban.
Wukong los contempló en silencio y un semblante serio. Con suavidad acarició los finos cabellos del pequeño, calmando su llanto para sorpresa de todos. El silencio reino en la habitación unos momentos.
—¿Pensaste alguna vez en ser madre? —preguntó Wukong en tono reflexivo, sin apartar la vista del niño.
—No realmente, al menos no tan pronto —confesó Kiyo confundida—. Cuando nos casamos comencé a imaginarlo, pero nuestro hijo fue... Una sorpresa.
—Y... ¿No te molesta? — murmuró Wukong con una vulnerabilidad poco común en él.
Kiyo lo miró con ternura, intuyendo sus inquietudes. Sostuvo al bebé con una mano mientras la otra tomaba la mejilla de su amado.
—¿Qué es lo que realmente te preocupa, cariño? — inquirió acariciando su rostro.
Wukong suspiró hondo.
—Tengo miedo de ser mal padre —confesó al fin. — Yo no tengo padres, nací de una roca, sólo estuvieron mis maestros, pero jamás los vi como figuras paternas. Sé que podría cometer errores y lastimar a Kai sin querer. No quiero defraudarlo...— decía, alzando su mirada al pequeño fruto de su amor. Sus ojos se entrecerraron un poco. — tengo miedo de lastimarlo o ponerlo en peligro como he hecho con MK, Macaque... Con todos. No quiero que él pase por todo eso y mucho menos por mi culpa...
—Wukong, no puedo asegurarte de que serás el mejor padre, el futuro es incierto —susurró Kiyo acariciando su rostro con dulzura. — Tampoco yo sé si estaré a la altura, pero una cosa sí puedo prometerte: estaremos juntos en esto...— sonrió, buscando confortar a su esposo. — Tus dudas y temores demuestran que realmente lo amas y quieres lo mejor para él. Eso es lo verdaderamente importante. No necesitas ser el padre perfecto, sólo ser el padre que Kai merece: aquel que lo ame incondicionalmente, lo escuche, lo guíe y proteja. Y de eso estoy segura de que eres capaz...
Wukong sintió que sus miedos comenzaban a disolverse ante la mirada llena de fe y confianza de Kiyo. Ella creía en él aun cuando él mismo no lo hacía. Y si ella confiaba en que juntos podrían ser buenos padres, él también empezaba a creerlo. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa, entregándose de lleno a su nueva misión como protector de aquella preciosa vida que había creado junto a su esposa.
—Gracias, mi amor— murmuró, estrechándola entre sus brazos con cuidado de no aplastar al bebé. — Estar juntos es todo lo que necesito. Haré lo mejor por nuestro hijo, te lo prometo.
—Confía en mí, también tengo mucho miedo... —susurró Kiyo separándose lentamente de su abrazo para mirar el rostro de su esposo. — Pero ¿sabes qué es lo que me da fuerzas? Ver tus ojos dorados. Al mirar en ellos cada día recuerdo todo mi pasado y veo todo lo que hemos recorrido juntos. Ya no soy aquella chica triste y sola que una vez fui, ahora soy tu esposa, la madre de nuestro pequeño hijo y la diosa de la lluvia. No podría desear un futuro mejor. Tú salvaste mi vida tan solo con tu mirada...y seguir viendo esos lindos ojos todos los días solo me recuerdan lo feliz que soy actualmente y lo feliz que seguiré siendo a tu lado.
Wukong acarició su mejilla con ternura y la estrechó de nuevo entre sus brazos, ocultando el rostro en su cuello y respirando su aroma.
—Creo que en realidad nos hemos salvado mutuamente sin darnos cuenta —susurró, con la voz quebrada por la emoción, soltando un pequeño suspiro como si de esa forma, sus miedos se borran para siempre.
Kiyo sonrió dulcemente, entregándose al abrazo de Wukong con calma. Unas lágrimas de profunda felicidad se deslizaron por sus mejillas al recordar el largo camino recorrido para llegar a este momento de felicidad junto al amor de su vida. Había valido cada tropiezo, cada lágrima derramada.
Pocos segundos después, como si supiera que era el centro de atención, Kai volvió a despertar sollozando bajito y removiéndose entre sus mantas. Sus padres se separaron despacio, mirando al pequeño niño envuelto en mantas azules demandando atención.
—Creo que un buen comienzo para cualquier padre es cargar a su hijo entre sus brazos— susurró Kiyo con ternura, trasmitiéndole toda la confianza que él aún no se atrevía a darse. Extendió al pequeño bultito que sollozaba, acunándolo un instante más entre sus manos antes de depositarlo con cuidado en el pecho de Wukong.
—K-Kiyo, no creo poder...— murmuro Wukong nervioso, cortando sus palabras de inmediato cuando sintió el menudo cuerpecito de Kai acurrucarse con confianza sobre su pecho.
En silencio, el mono naranja miró con asombro al fruto de su amor. Cada respiración y movimiento del bebé lo absorbían por completo, logrando que su corazón latiera como loco. Las pequeñas manitas de Kai se agitaron buscando aferrarse a la ropa paterna, hallando en ese simple gesto el consuelo que demandaba.
Wukong contuvo el aliento, admirado por la fragilidad y perfección de tan pequeño ser. Sus miedos se desvanecieron al comprender que aquel niño ahora formaba parte de su alma. Lo envolvió con infinito cuidado entre sus brazos, maravillado al contemplarlo moverse plácidamente sobre su pecho.
—Será un honor y un privilegio ser tu padre, Kai Mixtli— susurró conmovido, sin apartar la mirada de su rostro. En ese instante supo que haría cualquier cosa con tal de verlo feliz y protegerlo por siempre. Finalmente conocía aquella palabra tan desconocida para él, paternidad.
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Hay demasiadas palabras ocultas en mis manos, manchadas de tinta, temblorosas.
Tomo la pluma mientras la agonía crece y mi mente se pierde.
— flores in caelum
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𝐒𝐚𝐥𝐯𝐚𝐭𝐨𝐫𝐞
☆ pairing: hwang hyunjin x fem!character
𐙚 genre - content - tags: fanfic / smut / legal age gap / mention of suicide, self harm, murder / mystery / abusive relationships / depression
₊˚⊹♡ inspired by lana del rey's song: salvatore
Sinopsis: ❝Muriendo de la mano de un hombre extranjero, felizmente...❞
Una historia con muchos enredos y tantos finales desde el comienzo, lo que parece un acertijo sin fin, un trágico y triste misterio, la astuta Benedetta intenta llegar hasta al fondo de la causa de su tristeza más grande, la muerte de su hermana. Junto a un acompañante sabio pero insolente, ambos se embarcan en una aventura por la verdad, con bastantes obstáculos y tropiezos.
SALVATORE PLAYLIST ⋆ ˚.⋆୨୧˚
𝓢𝓪𝓵𝓿𝓪𝓽𝓸𝓻𝓮 ♡₊˚ ❀・₊✧
Luego de la muerte de su hermana, la joven Benedetta busca respuestas ya que las circunstancias y todo aquello relacionado con su deceso le parece extraño. Busca respuestas en lugares y personas nunca antes frecuentadas, induciéndose en el mundo turbio de la gente adinerada en la bella y remota isla de Jeju; y los lugares fantasmas habitados por artistas bohemios adictos al sexo y las drogas.
En su camino a la verdad, con tontos pasos al principio, cree llegar a algo sólido al conocer a Hwang Hyunjin, un artista de alma oscura con bastantes secretos.
Por un momento Benedetta piensa tenerlo todo para salir de su dolor. Curiosa, astuta, tenaz y salvaje... o al menos en eso se convirtió justo luego de la muerte de Bethany; pero la verdad es que se encontraba tan vacía, hundida en el dolor de la pérdida creyendo que descubriendo la atrevida y oculta vida que llevaba su hermana podría sacarla de aquel túnel sin salida.
Dolor y muchas otras sensaciones a tan corta edad... buscando un refugio para su desolado corazón en los brazos equivocados. La historia parece repetirse.
°❀⋆.ೃ࿔*:・
this one lowkey my fav child shh
#hwang hyunjin#hyunjin#hyunjin x reader#hyunjin smut#hyunjin art#skz español#skz smut#stray kids smut#kpop smut#hyunjin scenarios#현진#skz au#skz#stray kids#skz fanfic#hyunjin skz#hyunjin stray kids#arte#bang chan#skz bang chan#lee know#lee know skz#seo changbin#changbin skz#han jisung#han jisung stray kids#lee felix#skz felix#kim seungmin
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Capítulo 2
Pretty liars (toxic best friend) - Matías Recalt
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Estuviste callada durante varios segundos, hasta que vagos recuerdos comenzaron a invadir tu mente, estabas demasiado borracha para tu gusto, y lo último que recordabas con claridad fue estar discutiendo con Matías fuera de los baños del boliche. Finalmente te resignaste y le contaste la verdad a tus dos amigos presentes.
Sinceramente es una larga historia —Suspiraste pesadamente. Pero supongo que tengo tiempo de sobra para contarles todo. —Enunciaste invitándolos a sentarse en tu sala.
Partiste contándoles sobre la noche en la que te declaraste por primera vez en tu cumpleaños, donde evidentemente te rechazó de una manera bastante alejada a lo que pensabas que ocurriría. Pero sin importar eso, a las horas después en esa misma noche Mati te interrumpió en el baño de tu habitación, habías subido ya que no te encontrabas en el mejor estado, y fue en ese entonces cuando a él no se le ocurrió nada mejor que besarte sabiendo que no pondrías resistencia. Cediste el paso completamente mientras posicionabas tus manos alrededor de su cuello agarrándole pequeños mechones de cabello entre tus dedos, él exploraba con fascinación las curvas de tu cintura y cadera, metiendo una de sus manos por debajo de tu vestido subiéndolo casi por completo para tener acceso a ti. Y así fue como terminaste cogiendo con tu mejor amigo en tu baño, y claramente ese fue solo el comienzo de lo que había pasado entre ustedes. Eso siguió ocurriendo hasta el día de la fiesta, habían mantenido una "relación" netamente sexual, cada vez que él tenía ganas venía a ti, y esto al principio no fue un problema, te hacía sentir bien el saber que te quería a ti para saciar esa necesidad, aparte se la pasaban extremadamente bien disfrutando de la compañia ajena. Él te dijo varias veces de grabarse cuando estén en el acto con la excusa de poder guardar un recuerdo, pero siempre te negaste, no te gustaba la idea. Hasta que un día él lo hizo sin que te dieras cuenta, o al menos eso pensó, fue muy evidente al posicionar su cámara oculta, de todas formas no le dijiste nada, aunque sin que él se diera cuenta te los enviaste directamente a tu celular, por si acaso.
Todo estuvo relativamente bien, tenían su rutina, eran amigos para toda la gente a su alrededor, pero en privado eran mucho más que eso (según tu), sin embargo, nada puede durar para siempre. Matias consiguió novia a los inicios de sus 19, y eso para ti fue como un balde de agua fría, dejó de pasar tiempo contigo para dedicárselo a ella, ya no recurría a ti y eso te destrozaba. Por un tiempo dejaron de hablarse con frecuencia, y era evidente el porqué, no querías estorbar, y él nunca te presentó a su pareja formalmente, así que solo cortaron contacto. Y eso fue así hasta que comenzaste a salir con un chico, era un amigo en común que tenían, jamás lo habías visto con otros ojos pero no estabas cerrada a darle una oportunidad, mínimo para distraerte. Salían bastante seguido, pero nunca fueron más allá de un par de besos y caricias, y eso bastaba para ti. Una tarde luego de salir con Fran, estabas tirada en tu sofá hasta que un golpe en tu puerta te saca de tus pensamientos, te diriges a ver quién es, quedando perpleja al ver de quién se trataba, era Matías. No pidió permiso para pasar, solo pasó y cerró la puerta detrás de ti mientras tomaba de tu muñeca para arrastrarte devuelta a la sala.
¿Me querés contar algo, nena? —Soltó sentándose con los brazos detrás de la cabeza.
Tú con evidente confusión y bastante incomodidad por la situación, no sabías qué decir.
¿Cuándo pensabas contarme que andas con Fran? ¿Qué, creíste qué no me iba a enterar? —Habló en un tono burlesco mientras mantenía una sonrisa en su rostro.
No estoy saliendo con Fran, y si así fuera, ¿qué tiene de malo? ¿acaso no puedo salir con nadie? ¿tú me contaste cuando comenzaste a salir con esa chica? —Lo miraste con claro enojo.
No metas mi asunto aquí, no tiene nada que ver contigo. —Expresó con desdén. Y no, no podes, yo pensé que lo tenías claro. Sos mía.
No pudiste evitar sentir un escalofrío al oír sus palabras, seguía poniéndote igual de nerviosa, pero no querías caer en su jueguito.
¿Qué carajo estas diciendo, tarado? ¿Me estás jodiendo? —Le preguntaste con algo de ironía en tus palabras.
No te vengas a hacer la desentendida, sabés bien de lo que hablo, bien que te gustaba cuando te decía que eras mía en la cama. —Se rió sarcásticamente y eso para ti fue la gota que revalsó el vaso, te acercaste rápidamente a él y sin pensar en las consecuencias de tus actos estampaste tu mano contra su mejilla. Sintió como tomabas control en la situación y claramente no le gustó nada. Se paró del sofá, posicionó su mano alrededor de tu cuello ejerciendo un poco de presión en la zona(no la suficiente para lastimarte) mientras que con la otra sujetaba tu cabello en una coleta.
Mira vos, no sabía que tenías esas actitudes. Y no tenés idea de lo mucho que me calentás, pendeja de mierda. —Decía mientras sostenía fuertemente tu cuello, acercándose peligrosamente a tu boca, sentías su respiración chocar contra la tuya.
Sos mía. Decílo. —Enunció con el ceño fruncido esperando a que contestaras su petición.
A estas alturas ya estabas extasiada con este hombre, por más que te resistiera sabías que no puedes decirle qué no, y por más mal que estuviera, te encantaba.
Soy tuya. —Dijiste en un hilo de respiración esperando por su aprobación. Éste al escucharte no aguantó más y te besó, era un beso desesperado, como si ambos lo hubiesen esperado por mucho tiempo.
Y así comenzaron nuevamente, mantenían relaciones cada vez que Mati se peleaba con su pareja o cada vez que tenía ganas. Para ti no era lo mejor, y aún sabiendo que estaba terriblemente mal lo aceptabas.
No habían tenido conflictos hasta el día del boliche, estaban sentados en la barra mientras conversaban, Matías te platicaba lo difícil que se había puesto su relación, que ya no la aguantaba, y que supuestamente le terminaría pronto, pero esta historia ya la conocías, era la que siempre te contaba cuando quería coger, las primeras veces sí le creíste, creíste que el terminaría su relación y tú por fin tendrías oportunidad de ser la oficial, pero evidentemente eso nunca ocurría. Estabas realmente harta de eso así que se lo dijiste directamente.
¿Quieres coger? No tienes porqué poner esa excusa Matías, ya sé lo que quieres. —Dijiste intentando no sonar molesta.
¿Qué te pasa, boluda? Decíme que no querés y ya está. —Dijo siendo él el molesto.
Bueno Mati, yo hoy paso, tampoco quiero discutir contigo. —Soltaste parandote de la silla para dirigirte hasta tus amigos.
Sin darte cuenta comenzaste a beber y a beber, no sabías cuanto habías tomado, pero tenias la suficiente valentía para enfrentar a lo que más te aterraba, hablar sinceramente con tu mejor amigo. Comenzaste a buscarlo en medio del boliche, querías hablar y explicarle que no quisiste hablarle así, que no quieres estar con él, pero cuando lo encontraste estaba en la pista de baile con su novia, bailando pegados al ritmo de la canción. Querías ir y revelarle toda la verdad a su novia, después de todo sabías que ella no merecía eso, pero solo te limitaste a ir a preguntarle si podían hablar en un lugar más privado, generandole una notoria molesta a su novia, pero estabas tan borracha para percatarte de eso.
Lo llevaste hasta los baños, no era el mejor lugar para hablar pero había más silencio. Aún no pronunciabas una sola palabra y ya estabas al borde de las lágrimas.
¿Tan difícil es quererme? —preguntaste con algo de dificultad.
Decíme, te gusto lo suficiente para coger día por medio pero no lo suficiente como para que me pidas ser tu novia. Estoy muy cansada de esto, pero no me puedo despegar de ti. —Hablaste tanto que ni siquiera parecía que estuvieses borracha.
¿En serio me sacaste del lado de mi novia para ésto? Ya te lo dije una vez Maya, lo de nosotros nunca va a pasar más allá de lo que ya tenemos, y estamos bien así. —Se cruzo de brazos evidentemente molesto.
Listo, hasta aquí llegó entonces. —Estabas al borde de las lágrimas, cuando estás borracha eres mucho más sensible de lo normal, así que no te preocupaba llorar.
Solo te digo que si esto llega hasta aquí, te caes conmigo. —Eso fue lo último que dijiste antes de salir. No tienes idea de cómo llegaste a tu casa, pero estás tirada sobre la cama con la ropa puesta, y en tu mente sigue divagando esa idea. Cegada por el enojo y el alcohol, publicaste en tus storys aquellos vídeos que te habías mandado desde su celular donde salían evidentemente envueltos. Y junto al vídeo pusiste un pequeño texto:
"Quién diría que el muchacho tan bien portado haría cosas así. Buenas noches. ❤️"
Y ahora estás donde estás, fueron alrededor de 45 minutos que estuviste explicándoles todo y ellos estaban boquiabiertos.
escribí demasiado y siento que lo hice más largo de lo que debía ser JAJAJAJS se me secó el cerebro, no más.
#matias recalt#la sociedad de la nieve#society of the snow#juani caruso#x reader#agustin lain#blas polidori#enzo vogrincic
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Tuve una idea pero no sé exactamente como etiquetarla (tanta tristeza me fundió las neuronas) es algo tipo lover to enemy to lover again sip, todo en singular 👀
Cómo nota importante: necesitaba algo de Missa en un estado hostil/rencoroso y de eso mismo sale esto...
Philza despierta 20 años después, la isla ha sido habitada por muchas nuevas personas, estructuras nuevas y una vida semi urbana muy diferente a la que conoció.
Curioso logra llegar a su último hogar que ahora luce abandonado, sorprendentemente nada ha sido destruido, solo inundado por telarañas, enredaderas y polvo. Viendo eso piensa que entonces Missa igual se fue y ya nada queda de su familia.
Desilusionado empieza a recorrer las nuevas secciones de la isla, todo parece haber vuelto a florecer, casas, edificios, tiendas, jardines, etc tanta nueva vida que creció ajena a su existencia o la de los viejos habitantes.
Pero entonces lo ve, hablando con un par de desconocidos a escasos metros de él, sus ropas son algo distintas, el cabello más largo peinado en una trenza que cae por uno de sus hombros, y sobre todo, una mirada más apagada de lo que recuerda, incluso las orejas y cola de gato están ocultas.
Cuando corre a abrazarlo esperando ser correspondido como antes se encuentra con que Missa no reacciona, mantiene su mirada indiferente y con frialdad solo pregunta "¿que haces acá?"
Philza vacila unos segundos, no se esperaba esa respuesta, sin risas o gritos agudos que soltaba cuando se encontraban, incluso el cuerpo de su... ¿esposo? no reacciona ante el gesto, se mantiene rígido y solo uno de sus brazos se mueve para quitárselo de encima. Las otras dos personas se mantienen en silencio sin saber si deben intervenir o no.
—¿Necesitan un momento a solas? podemos adelantarnos si quieres.
—No te preocupes Aldo, no es nada importante.
Esa respuesta provoca un dolor en el pecho del rubio, su Missa nunca lo consideraría algo "poco importante" ¿porque suelta palabras como esas?
—¿Seguro? se ve que quiere hablar contigo.
—Y yo no tengo absolutamente nada que hablar con él, vámonos chicos.
No puede creer lo que está escuchando, esa no es la persona que dejó antes de irse a dormir, intenta detenerlo y explicarle lo último que pasó hace veinte años pero esto no inmuta al más alto. Cuando trata de tomarlo de la mano Missa se aparta bruscamente y le advierte que si vuelve a hacerlo no lo pensará dos veces para lanzarle una pócima que lo deje incapaz de moverse por un rato.
Confundido y dolido Philza empieza una pequeña discusión que poco a poco va escalando, durante el rápido intercambio de palabras Missa le dice con enojo como vivió esos veinte años y como al final decidió hacerse una nueva vida estando solo ya que "al menos de esta forma estoy seguro de que no me romperán el corazón de nuevo".
Habiendo soltado esa afirmación todo queda en silencio, las dos personas acompañantes que ahora sabía se llamaban Molly y Aldo deciden alejar a Missa de ahí, tengan el contexto completo o no, pueden notar lo poco seguro que es seguir la discusión. Mientras se alejan una última advertencia es pronunciada por el que alguna vez se hizo llamar su esposo "déjame en paz, no te necesito aquí, no quiero nada de ti".
¿Que fue lo que sucedió durante esas dos décadas? necesita averiguarlo, nunca imaginó que la radiante mirada amatista podría apagarse justo como ese día lo presenció.
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Necesito un smut de pipe no encuentro casi
Quizás podrías hacer día de piscina?? Muchas gracias ♡♡♡
Kinktober, Día 9: Outdoor
Felipe siempre dice que no necesita protector solar.
-Me molesta- argumenta mientras masajeás el producto en su cara. Sus labios forman un adorable puchero y cuando lo besás sus manos sujetan tu cintura con más fuerza-. ¿Y por qué tenés tantos? Es lo mismo.
-No es lo mismo- explicás-. Este es para tu tipo de piel, este es para mi tipo de piel, este otro es corporal y podemos compartirlo. Date vuelta.
Abandonás su regazo y él se posiciona sobre su estómago. Los músculos en su espalda son tan imposibles de ignorar como sus lunares, pero su voz llama tu atención porque cuando arrojás la crema sobre su piel el sonido lo hace reír.
-Qué tonto que sos- decís mientras intentás contener la risa.
Esconde su rostro en su brazo y continúa riendo, tentado, mientras te encargás de cubrir toda su espalda, sus hombros y también la parte posterior de sus piernas. Tus manos en su cuerpo -en combinación con el silencio del pequeño y vacío hotel que encontraron- lo ayudan a relajarse y liberar la tensión.
Cuando llega el momento de intercambiar lugares empezás a temblar por el nerviosismo. Felipe tiene la costumbre de hacerte cosquillas cuando menos lo esperás y, aunque no es un problema, no querés que los empleados del hotel se alarmen por tus carcajadas y gritos histéricos.
El calor de sus manos en tu espalda te hace olvidar tus sospechas instantáneamente. Esparce el protector solar con una mezcla de firmeza y suavidad, sus dedos evitan presionar muy fuerte en la zona de tus costillas y cuando rozan la parte de tus pechos que queda expuesta por tu bikini, lo hacen con delicadeza.
-Tenés una re contractura acá- advierte luego de terminar con la zona de tus hombros-. Te puedo hacer masajes más tarde.
Suspirás.
-Por favor.
El sonido de tu voz y tus muslos entre sus manos, ahora salpicados con protector solar, tienen un efecto inmediato en su miembro. Felipe fue quien escogió tu bikini, su favorita, porque considera que la forma en que la tela abraza tus pechos y se adhiere a tus pliegues es simplemente perfecta.
Intenta concentrarse en su trabajo en lugar de mirar el tentador espacio entre tus piernas. Fracasa. Imagina cómo te verías si tan sólo moviera la prenda unos centímetros, exponiendo tu pequeña entrada, para luego enterrar sus dedos en tu interior.
El traje de baño comienza a ser un estorbo y pronto tiene que contenerse para no frotar su erección contra tu pierna, pero no controla la fuerza que emplea en tu cuerpo y el dolor que provoca cuando entierra sus dedos en tu muslo te hace gemir.
-Me dolió.
-Perdón- dice luego de carraspear-. Me distraje.
El producto se absorbe en tu piel pero él continúa tocándote. Desliza sus dedos lentamente en dirección hacia tu entrepierna, sin ocultar tus intenciones, y puede verte examinando toda la zona de la piscina antes de sentirte rindiéndote bajo sus caricias; gemís con fuerza cuando toca tu centro por sobre la tela y levantás tu cadera, suplicando por más.
-¿Sí...?- pregunta con voz ronca-. ¿Querés que te coja?
Ocultas tu rostro entre tus brazos y asentís.
Deshace uno de los nudos de la parte inferior de tu bikini y descubre tu centro. Tus pliegues brillan con tu excitación y se pregunta cuánto tiempo llevás así, consciente de que la respuesta podría incluir los besos que compartieron cuando llegaron hace media hora, pero no hace preguntas y tampoco te molesta comentándolo o burlándose de tu estado.
Recorre tus pliegues con dos dedos para humedecerlos antes de introducirlos en tu interior. Mordés tu brazo para silenciar el mitad gemido-mitad grito que escapa de tu boca, la mezcla de dolor y placer provocando que tus paredes cálidas y estrechas se contraigan y succionen sus dedos.
-Ahí- jadeás cuando gira su muñeca y curva los dígitos en busca de tu punto dulce-. Más, más.
Te deja creer que continuará tocándote sólo para poder contemplar las expresiones que hacés. Cuando volteás a verlo tus párpados parecen pesar toneladas, tus pupilas ya están dilatadas, tu mirada delata la preocupación y desesperación por el temor de que alguien los sorprenda en esta situación tan comprometedora.
Cuando te sonríe imitás el gesto y él sabe que ya estás completamente perdida, tu mente nublada por la sensación de sus dedos abusando de tu interior. Tus gemidos cada vez más constantes y más fuertes lo hacen detenerse.
Felipe se posiciona rápidamente sobre tu cuerpo, guía su miembro hacia tu entrada, con una mano capturando tu muñeca contra tu espalda. Los primeros centímetros te hacen sollozar y te mordés los nudillos en un intento de soportar el ardor.
-Ya está, ya está- intenta consolarte mientras continúa con la penetración-. Perdón, bebé, no podía más.
La sensación en tu estómago se intensifica con sus palabras. Saber que está tan desesperado por hacerte suya siempre termina excitándote más, incluso cuando significa escasa preparación o tener que ocultarse en el primer sitio que encuentran cuando necesita tenerte ahora, ya, donde sea y cuando sea.
-Dios- te quejás cuando te llena por completo. La sensación de su miembro reclamando su lugar en tu cuerpo te enloquece y cuando te reincorporás brevemente para mirarlo, hay un hilo de saliva conectando tus labios y tu brazo-. Se siente muy bien, amor.
Una sonrisa arrogante tira de sus labios.
-¿Todavía no te cogí y ya estás así?
-¿Y qué esperás?- contestás con lo que esperás que sea un tono molesto. Tu voz es temblorosa y delata tu desesperación pero te esforzás por mostrarte enojada-. Dale, boludo, ¿qué estás...?
El repentino movimiento de sus caderas te interrumpe y el resto de tu oración se transforma en un gemido. No te regala un minuto para procesar nada que no sea la profundidad que alcanza en tu interior o la brutal fuerza de sus embestidas, que sacuden tu cuerpo, porque está desesperado por sentirte.
Toma tu cintura con ambas manos.
-¿Qué pasa? ¿No decís nada ahora?
Intentás contestar pero el placer no te permite pensar.
Tu mirada desenfocada permanece sobre el agua de la piscina, cuyo brillo y movimiento se refleja en los azulejos, pero tu mente sólo registra la manera en que Felipe golpea tu interior con precisión y desesperación.
Cuando se deja caer sobre tu cuerpo, prácticamente cubriéndote y haciéndote sentir protegida por el contacto de su pecho con tu espalda, entrelaza sus dedos con los tuyos y busca tus labios. Gemís en su boca y él jadea.
-Te gusta que te tenga así, ¿no?- pregunta luego de romper el beso-. Te gusta que te coja donde cualquiera puede verte.
El sonido rítmico y húmedo que provocan sus estocadas resuena por todo el patio del hotel y opaca el tímido sí que pronunciás. Felipe no necesita oírte para saber que esa es tu respuesta...
Quiero vivir este escenario. Chau.
- @madame-fear @chiquititamia @creative-heart @recaltiente @llorented @delusionalgirlplace ♡
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Yo pronuncio tu nombre En las noches oscuras Cuando vienen los astros A beber en la luna Y duermen los ramajes De las frondas ocultas. Y yo me siento hueco De pasión y de música. Loco reloj que canta Muertas horas antiguas. Yo pronuncio tu nombre, En esta noche oscura, Y tu nombre me suena Más lejano que nunca. Más lejano que todas las estrellas Y más doliente que la mansa lluvia. ¿Te querré como entonces Alguna vez? ¿Qué culpa Tiene mi corazón? Si la niebla se esfuma ¿Qué otra pasión me espera? ¿Será tranquila y pura? ¡Si mis dedos pudieran Deshojar a la luna!.
—Federico García Lorca / Si mis manos pudieran deshojar
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Día del cambio - Primo
El día del cambio es un evento que sucede una vez a la semana, las personas tienen la oportunidad de intercambiar de cuerpo. Existen dos condiciones para hacerlo, la primera dicta que dos personas deben estar cerca, y la segunda que ambas deben estar excitadas. Esa última es la más extraña, no logro comprender porque es relevante estar “caliente”. De cualquier forma no es ningún inconveniente para mi plan.
Pueden que me llamen enfermo por esto, pero no me importa, llevo mucho tiempo pensando en como tomar el cuerpo de mi primo, no será para siempre solo quiero saber que se siente ser él hasta el próximo día del cambio. He tenido esa fantasía desde que era un puberto.
Lo invite a comer a un lugar en donde sabía que encontraría meseras lindas, lo conozco bien, y sé que siempre ha tenido una debilidad por las chicas de servicio. Se acercaba la hora del cambio, mi primo ya estaba más que provocado, solo faltaba yo. No fue difícil excitarme, con solo ver la cara y sobretodo el bulto en sus pantalones fue más que suficiente.
De un movimiento imprevisto él se levanto para dirigirse al baño. Me puse nervioso el cambio no sucedería si no estábamos cerca. Esperé a que entrara para seguirlo a escondidas. El baño estaba solo a excepción de nosotros dos, mi primo estaba frente a un mingitorio, pero se veía extraño, puedo jurar que no estaba orinando.
Me quede perplejo, no podía pensar en otra cosa que no fuera su pene. Rápidamente el mío respondió a eso provocándome una erección. Miraba atentamente cada movimiento suyo, su cara se puso roja y esos pequeños gemidos confirmaron mis sospechas.
Una alarma de mi reloj sonó, provocando un eco en todo el lugar. Mi primo me miro bruscamente, mientras apagaba la alarma, la hora del cambio había llegado. Mi vista se oscureció y perdí sensibilidad en todo mi cuerpo. Mi espíritu fue violentamente expulsado de mi cuerpo para terminar estrellándose contra mi primo.
Poco a poco mi vista regreso, mis manos estaban situadas en mi entrepierna tocando con delicadeza mi pene. Inmediatamente supe que no era el mío, levanté un poco mi camisa roja, un vientre plano me sorprendió. Repentinamente sentí una mano en mi hombro provocando que sobresaltara. Mi propio cuerpo me miraba de pies a cabeza deteniéndose en mi pene.
─¿Quieres tocarlo? Es tuyo y esta duro.
No pude ocultar mi sonrisa. Mi primo, ahora en mi cuerpo, puso una mano en su rostro para aliviar la frustración.
─Oculta eso ─me dijo mientras lo guardaba en mi ropa interior.
El nunca sospecho que todo fue planeado, piensa que fue un accidente y se culpa por no controlar su calentura. Mientras tanto, tomaré su vida rato, quiero usar toda su ropa para sentirme más como él. Esto será emocionante.
Antes de irnos, pude ver como mi primo no aprendió nada ya que siguió viendo a las meseras. Ya en el auto miro su nuevo cuerpo más corpulento que el anterior.
─¿Crees que a las chicas les gusten los osos?
Le regrese una mirada fría junto con un suspiro. Para su sorpresa lo tome de la mandíbula y lo bese durando varios segundos, él me alejo inmediatamente maldiciendo. No paraba de decirme que entre primos eso estaba mal.
─No sé si atraerás chicas con ese cuerpo, pero te aseguro que los hombres se pelearan por ti ─respondo a su pregunta con asertividad.
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Tengo tanto para darte… un amor inmenso, que podría llenar los vacíos que aún no has compartido con nadie, sanar las heridas que ocultas bajo sonrisas, y abrazarte con la fuerza que tu pasado nunca supo darte. Pero para sostenerlo, necesitas llegar sin cargas. Necesitas tener las manos libres, sin aferrarte a historias viejas, sin los fantasmas de quienes te dejaron. Lo que tengo pesa, y si tus manos están llenas de miedos y de recuerdos que ya no significan nada, todo lo que quiero darte se te escapará.
No se trata solo de querer, sino de saber recibir. Lo que te ofrezco no es fácil de llevar, porque mis sentimientos no son ligeros ni temporales; son profundos, enredados en cada parte de mí, y solo alguien dispuesto a soltar lo que no sirve podrá sostenerlos. Si aún guardas espacio para aquello que ya no te hace bien, si insistes en arrastrar las sombras de otros tiempos y otros nombres, todo se derrumbará entre tus dedos.
Entonces, aquí estoy, esperando que te atrevas a llegar con el corazón abierto, sin las manos llenas de temores que no me corresponden. Quiero darte un amor que no conoce de condiciones, que no teme quedarse, un amor que pueda sostenerte en tus días más oscuros y en los silencios donde nadie ha sabido acompañarte. Pero no puedo darte todo esto si sigues mirando hacia atrás, si sigues cargando con todo aquello que no te deja ser libre.
Porque lo que tengo para ti no es pasajero, no es algo que puedas tomar y dejar cuando te pese demasiado. Si decides aceptarlo, será para abrazarlo completo, para hacerlo parte de ti. Así que, si no puedes dejar de aferrarte a las cicatrices de otros, si aún no puedes vaciar tus manos de los restos de lo que ya fue, entonces tal vez este amor tan grande y sincero solo se quede aquí, en mi pecho, esperando un lugar donde pueda florecer.
#amor#frases#frases de amor#sentimientos#texto triste#enamorado#corazón triste#desamor#cita de libro#tristeza
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Cuando nos encaprichamos con causas perdidas llegamos a pensar que todas lo son, y no nos equivocamos completamente.
Emil Cioran
El cuarto jugador no habla, es el otro, mi par.
Siempre del lado opuesto de un puente tendido
entre los dos, lee, escruta el destino de mi mano
y de las líneas ocultas en su interior, trazadas
por la impericia de algún dios.
- Christiane Dimitriades, de El cuarto jugador, 2020.
- Ana Mendieta, Sin título (Nicho de Culiapán)
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A mi ex.
Reconozco que yo te escogí y que fuiste un espejo que me ayudó a mostrar partes ocultas de mi, ocurrió algo y no está en nuestras manos modificarlo, lo que yo te regalé te lo di con gusto, tú también me diste mucho y eso lo honro.
De lo que no funcionó tomo una parte de responsabilidad y a ti te dejo lo que te toca asumir.
Nuestra relación fue una experiencia necesaria para que ambos pudiéramos aprender y crecer.
Ni tú ni yo somos culpables, ni yo soy la victima ni tú el verdugo, ambos fuimos un maestro para el otro.
Gracias por todo lo que aprendí y crecí con el tiempo que compartimos.
Tienes un lugar en mi corazón y parte de mi vida, pero no cómo mi pareja, ex pareja o el amor de mi vida, sino cómo una experiencia de algo que ya fue y que no quiero volver a vivir.
Me libero y te libero de todas deudas, cargas y expectativas que te haya dejado en su momento.
Te deseo suerte y sobre todo felicidad. De mi felicidad y mi bienestar me encargo yo.
Me despido de ti cómo alguien que te desea lo mejor para que tengas la posibilidad de crear un nuevo amor junto a otra persona, te dejo ir con respeto, cerrando todo ciclo para que ahora ambos estemos en paz y te doy las gracias y a mi por habernos separado.
#yadhytello#amor#love#letras#vida#yadhy tello#alma#escribir#despedida#ex#ex pareja#adios#cerrando ciclos#bye
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