#luis ospina
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unlimited-nobu-works · 8 months ago
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The Vampires Of Poverty (1977), Dir. Luis Ospina & Carlos Mayolo.
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dare-g · 6 months ago
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Pure Blood (1982)
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lafiguraentutapiz · 2 years ago
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Agarrando pueblo. Carlos Mayolo, Luis Ospina. 1977
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doublebilled · 1 year ago
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The Vampires of Poverty (1977) dir. Luis Ospina and Carlos Mayolo
Aliwan Paradise (1992) dir. Mike De Leon
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cinestesiadiccionario · 1 year ago
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Plano Contrapicado
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desnervadero · 2 months ago
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Hasta luego, camarón
HASTA LUEGO CAMARÓN
Carta de despedida a una cámara (la Sony EX-3 con la que se filmaron los largometrajes La sociedad del semáforo, Memorias del Calavero, Señorita María: la falda de la montaña, El valle sin sombras e inumerables cartas y rarezas), a Patrimonio Fílmico Colombiano a través de Rito Alberto Torres, parte de esta institución desde hace 25 años. 
Cali, 28 de agosto de 2024.
Respetados Rito Torres y equipo de Patrimonio Fílmico Colombiano:
He recibido con emoción y alegría, a través de la voz de un muy dedicado aliado de Patrimonio, de vos,  querido Rito, la noticia de que para ustedes sería valioso conservar, en el museo que están gestando, mi cámara Sony X3, compañera de trocha desde 2009. La compramos en la escalada de sueños que se nos vino encima con un hermano del alma: mi amigo y productor Daniel García, con quien firmamos socia y muchos de los trabajos que aquí nombraré por más de 20 años, casi sin darnos cuenta. Cuando era nueva le puse un nombre que ya no recuerdo. Relacionado con Erice o con Kiarostami. Hoy tal vez le diría Márta Mészáros. Lo que sí me acuerdo es que le pegué en varios lugares una calcomanía que imprimí de la foto del letrerito que el sindicalista, músico, activista, escritor y corazón Woody Guthrie tenía pegado en su guitarra: decía, o dice “This machine kills fascists” “esta máquina mata fascistas”. La máquina era la guitarra. Él el maquinista. Máquina, maquinista y letrero decían la verdad. Basta leer el hermoso libro que escribió, Bound For Glory, para entenderlo. La primera escena es escalofriante, espeluznante de hermosa.
Trato de contártela a vos que sos de Patrimonio Fílmico porque esto es patrimonio, y fílmico, y hermoso, matrimonio más bien, y es una película que te pido que guardes en tu corazón porque no la han filmado: estando en uno de sus acostumbrados trenes de carga (eran su hogar), sofocado por el hacinamiento decide subirse con su guitarra al techo del vagón. No es que haya espacio, pero sí brisa. O humo veloz que algo refresca el aliento espeso y aceitoso de dentro del vagón, donde se turnan el aire de la puerta con viejos enfermos que tienen prioridad. Donde se cuidan y enfrentan para poder llegar a pelear por el pan a grandes cultivos, o por propuestas insondables de empleo. Es un vagón atestado de humanos negros salvo por un par de excepciones. Entre esas Woody. Ya en la incomodidad de ese techo intercambian palabras y tragos con algunos compañeros de viaje. Creo que toca algo o le dicen que toque o cante. No recuerdo bien. Lo que sí recuerdo es que empieza a llover, empieza un aguacero terrible, y Woody Guthrie se quita su chaquetilla y su camisa para proteger la guitarra. Algunos se le ríen y otros lo cuestionan en un slang negro de los años 30 que transcribe hermosamente, y él responde con amor a las burlas y con la verdad: algo como que su espalda y su ropa se pueden mojar pero “su tiquete del almuerzo por nada del mundo”: cuando llama así su guitarra desaparece el slang y todo lenguaje porque el idioma del hambre lo conocen y lo vienen padeciendo todos. El cinismo da paso a la ternura y el cielo como si entendiera ese momento de humanidad llora más fuerte y más frío, y entonces uno a uno se van quitando chaquetas y camisas y le ayudan a Woody a cubrir su guitarra o máquina de alimento: su azadón… recuerdo mucho cómo narra su propia emoción. Como paga a todos dejando que un peláo negro que se acuesta en el techo, como él para que el túnel no los golpée, ponga su cabeza en el brazo de Woody y no contra la lata que martilla el cráneo. 
Mí cámara. Mi camarada. Mi cámara hada. Esa también es mi azadón. Mi guitarra. Mi cordón umbilical con el mundo. Por eso tenía la calcomanía (la conserva). También en horas de lluvia fue resguardada por mí y por mis cómplices… y tal vez una de las cosas que más le agradezco a la cámara, y a esta precisamente, es a los corazones que convocó para que anduvieran conmigo un tiempo. A veces poco. A veces solo allí. A veces salimos bien de andar a sus tres patas, a veces no tan bien: seguro con muchos y algunas ya nos olvidamos. 
Así que pienso en la cámara como una hoguera; una trampa de versos. Pero como pasa con los animales, si uno empieza a compartir mucho con un individuo ya no es otro de esa especie: es Ese. Ya no es un barranquero más, es Pancita (por dar un ejemplo verdadero de amistad que con un individuo animal que se dio en el rodaje de la película que estoy haciendo desde 2021). Esta no era “una Sony X3”, era “la cámara”, era “la X3”, “la cámara”. Es como cuando uno se cruza con un extraño: escasamente deja la huella de la luz de su rostro. Pero si uno para a observarse, aparecen los lunares, y cicatrices, y poros, y asimetrías: y empieza a conocerse. Y yo me sabía mi cámara sin verla, con las yemas de los dedos, como en braile, como un clarinete.
No es ni siquiera 2k en este mundo de culto a la exageración, a cosas que ya ni los ojos perciben pero sí los bolsillos. Esto que te escribo y que te escribiré es para ESTA cámara. Este amado juguete con el cual pude estar en modo de alabanza con el mundo. No he tenido los recursos ni he sido de estar cambiando los aparatos, las herramientas, ni tener las últimas siempre. Esta cámara llegó a mis manos cuando estaba con mi imaginación, suerte, magnetismo, colaboradoras, colaboradores y planetas alineados. Sentía el favor de la Vida, la misericordia de Dios (esto sigue hoy), que es algo que amo experimentar y que se facilita con la cámara. Como tantas cosas. 
Pese a que juego con cámara fotográfica desde los 4 años, con cámaras de video desde los 5 (siempre prestadas hasta mis 14 que hubo la primera VHS-C en casa), vine a sofisticar con esta algunas definiciones y formas de hacer, y fue gran cómplice en el más grande de mis insumos: querer ver los corazones ajenos: de animales o gente, de paisajes o piedras… es un subrayador de la realidad (o resaltador); es la primera forma de edición pues es en el cuadro de la cámara donde se decide, se recorta, y se guarda algo de la realidad mientras se desecha el resto: algo específico, esto que grabo y no todo lo otro: como el fuego que tiene un tamaño y no lo enciende todo. Es una refiladora de la realidad. Es también un cine pequeñito al pegar el ojo al visor, un teatro, ese rectángulo en una inmensidad negra, en este caso diminuta, que no deja ver otra cosa. 
En 2010 lo resumí en un texto: 
CAMARADA. Cámara, camarada, camarita. / Pija camarita, te decía en el Casanare. / Guitarrita de clavijas eléctricas. / No alcanzas a ver cómo tengo los dedos ampollados de tocarte. / Por tu culo miro al frente. / Ojo de punta de lápiz. / Ya no tenemos que escribir nada, camarita. / Si no quiere que le escriba, ni leer mis cartas, / me rasgaré en trocitos la lengua para que ni me entienda las palabras. / Y la destazaremos en 24 tajadas por segundo, camarita. / A los 3 segundos no será ni la cuarentayochésima parte de lo que fue hace un rato. / Mi lapicito, mi hembra, mi flauta.
Eso lo pusimos como uno de nuestros posts de la época de promoción de La sociedad del semáforo. La cámara se compró para hacer esa película que prefería un formato dócil y guerrillero, elástico, a una cámara de formato mayor que se habría tenido que alquilar… pero nosotros necesitábamos poder desenfundar en cualquier momento. Grabar antes de decir acción y después de decir corte (esto salvó la edición incontables veces).
Dejo esta cámara de una manera muy amorosa al cuidado de ustedes. Agradecido primero porque sí quieran guardarla (dejaré alguna sorpresa indescifrable a simple vista), venderla no me suena para nada, y regalarla es un encarte casi para cualquiera. Así que la voy a dejar junto a esto que escribo como aplazando el momento o el guayabo de entregarla, después de que juntos atestiguamos tantas cosas incluidas lágrimas, embotellamientos de ambulancias, eclipses… 
Las guitarras se valorizan entre más viejas sean. Músicos como Dylan (devoto de Guthrie), Niel Young, o Willie Nelson procuran instrumentos con historia: algunas pasaron por Robert Johnson, Odetta o Hank Williams, por ejemplo. Jerry García tocaba su famosa guitarra Tiger. Willie Nelson ha tocado desde siempre su amada guitarra Trigger(otra arma), que ya venía rota y así la conserva pese al chequeo anual que le hace un gurú de esos asuntos en Austin, Texas: supongo que revisa que siga abierta la herida, que siga bella la herida. Si se le llegara a perder esa guitarra, se retiraría, decía. Le dejó componentes mixtos de un anterior dueño porque le permitía evocar el sonido de su admirado Django Reinhardt. Nelson se quejaba de que con las nuevas y maravillosas guitarras sonaba a una copia de sí mismo y que “en cambio con un instrumento que es parte de mí todo es como un nuevo original”. 
Eso sentía yo con la X3. Nos entendíamos perfectamente. Éramos un trío con ella y con mi trípode cuyas patas ya cumplen 23 años conmigo en todas las posiciones. Para mí siempre es mejor una herramienta que uno conozca a la supuesta “mejor herramienta”. Y si yo en la vida ya me sentía protegido, con cámara, con esta, fue una fusión de cuidado absoluta. Yo siento que la cámara ha sido como un órgano que me faltaba. Tengo más equilibrio cuando estoy con una en la mano. Aunque me defino como un torpe con buenos reflejos, con cámara la torpeza se va y se conservan los reflejos. Es como un peso que debería tener para ser equilibrado, para estar “más entero” (como diría Antonio López en hombros de Erice). Con la cámara se van o endulzan mis taras sociales o profesionales. Mi torpeza se camufla. Es como si fuera un peso que me hace falta. Camino sin resbalarme en las resbalosas piedras del río, y puedo filmar en su superficie tocando prácticamente el lente con el agua pero el agua no la toca. Cae el aguacero sin desteñirme. 
Con la cámara no solo no me caigo: cuelgo tranquilo la vida de helicópteros o precipicios: se que soy un médium trabajando con las verdades y la verdad de otros, armando la mía…  y la siento como una camándula, como una verdadera herramienta de oración: como si la Vida entendiera que filmar es un acto de reconocimiento y de agradecimiento, aún enfrentando a la cámara las más duras situaciones, realidades, o dolores; la cámara vuelve la amarga realidad una fiesta de máscaras: donde uno se puede tapar la cara (que es la máscara más cara) con esa máscara: la cámara: la más cámara. Uno pasa disfrazado de recolector de tajaditas del tiempo, de muestras del mundo, de la experiencia humana, de la experiencia en la Vida.
Nombrando de nuevo a La sociedad del semáforo, empiezo una lista de trabajos y asuntos que han pasado y posado frente a esta cámara, así sea ignorándonos descaradamente, mientras estuvo en mis manos o las de miembros de los equipos con que trabajamos (procuraré memoria, que es poca, y cronología). Solo 3 de los largometrajes que he hecho se hicieron con otra cámara, con cámara grande (Tierra en la lengua, Niña errante, BambúMoon, pero en todas ha rondado la X3 en desarrollo, ensayos o detrás de cámaras, aún en la última nombrada que está actualmente en edición). Estas son algunas de las cosas que hice con ella en mano y al hombro: 
La sociedad del semáforo (largometraje), videoclips de Velandia en el Llano y otros parajes (hicimos en 3 días como 14 videos: haciendo el de la canción Gloria del monte, en Casanare, Velandia se tiró a un estero (acumulación de agua del invierno que dura parte del verano, y yo lo seguí y sumergí accidentalmente la cámara en el barro, como si fuera un barequero tras perlas en el barro: el lente quedó destrozado y con el zoom eléctrico inservible: aún así con el lente crujiente y carrasposo de arena seguimos rodando. Era el segundo trabajo de la cámara tras la película y solo el destino que sonríe y los caminos del cine que me protegen y curan, permitieron que la empresa que nos vendió, La Curaçao, decidiera darnos el lente de nuevo “por garantía”. Muy hermosos. El lente era lo exquisito de esa cámara, aparte de su ergonomía de cojín en el hombro y la cabeza: tan cómoda que algunos podían filmar con ella y hacer siesta al mismo tiempo. 
Y aunque siempre amé hacer cámara (o serlo), en muchas ocasione trabajé con maestras y maestros tan grandes que entendían con pasión, compasión y paciencia, que era parte de mi misión y de mi gozo. Y que aunque ellas podían reinventarse en cada proyecto, varias veces al año, para quien dirige esos chances de ejercitarse son más escasos y distantes. Mucho mejores cinematografistas y camarógrafos que yo, siempre respetaron mi deseo de tener la cámara en mis manos y hombros, o turnarla, y aunque son muchos más recuerdo al vuelo de largometrajes y cortos a Sofía Oggioni, Juan Carlos Gil, Pedro Vega, Mauricio Vidal, Paulo Pérez…
De mis 10 cortos no filmé sino Montañita con la X3 (corto que hice bajo la batuta y embrujo de Abbas Kiarostami, uno de mis ídolos, como tutor). De mis 7 largometrajes terminados, 4 los hice con esta hermosura: además de La sociedad… (en orden de filmación): Memorias del Calavero, El valle sin sombras (salvo la parte del volcán), Señorita María: la falda de la montaña. Aparte infinidad de momentos y video clips, o eventos excepcionales como habiendo sido llamado por el propio amado Fernando Vallejo, filmar como un boxeador que entra al ring, su discurso de la Filbo en 2016. Tanto filmado. Tanto pescado. Desde promesas de amor, desde amor amor, desde amistad, amistad amistad, amistad amor, hasta fenómenos naturales inabarcables. 
Alcancé a filmar a mis abuelas. Con esta cámara y mi hermano del alma Martín llevé a mi barbado papá a un bosque de árboles con barba a que me contara los sueños que tuvo en la cuarta cirugía de cerebro abierto. Cirugía de 12 horas de la que salió cuadrapléjico y como en las 5 veces que tuvo que operarse, volvió a andar perfectamente y jamás perdió la lucidez, el lenguaje o el humor. En esa cuarta cirugía estuvo mucho tiempo adentro del hospital y 9 días en coma. Allí soñó cosas maravillosas que algún día filmaré (cuando la inteligencia artificial me permita dictarle buenos efectos desde la luz de mis axones) y que incluían enfermeras con la quijada de madera, una competencia de mil tractomulas en una pista de mil carriles, una al lado de la otra… entre otras cosas… y la constante de muchos sueños: junto a mí, y a veces con toda la familia, íbamos a robar su cuerpo para tratar con el neurocirujano de que siguiera en esta vida así fuera como un zombie. Mi papá mismo nos ayudaba a robar su propio cuerpo pues él iba con nosotros como en un nivel espiritual. Así vio pájaros que eran iguales de cabeza y cola bajo un tapete de tierra que se despercudían a su paso y volaban… y así… cosas que este no es el espacio ni quiero aún. 
El caso es que en ese bosque y con esta cámara logré que me contara todos los sueños que yo ya recordaba como míos: como con una visión subjetiva, en primera persona, como desde mis ojos mientras él los relataba. Cuando terminó, como 90 minutos después, pidió permiso para grabar sobre otro asunto y expresó su visión y voluntad para su muerte que sucedería 3 meses después. 
Esta cámara filmó a mi amado y extrañado Luis Ospina y parte de su Todo. Filmó mis montañas amadas de niño. Filmó las sabanas entre Aguazul y Maní por un lado, y entre y el Dumagua y el río Unete por otro. Y al río amado. Grabé amor. Grabé amistad. Grabe enemistad. Grabé desamor. Grabé los secretos del Cucho (protagonista de Memorias del Calavero) por petición de él y para que le diera a su familia tras su muerte en 2016 (no lo he hecho). Grabé indignación. Grabé el momento en que el bazuco da una patada de mula en el bulbo raquídeo a quien la porta. La llevé aunque en caja a ver el Nevado del Ruíz con una ruana de nubes mientras se nos escurrían las lágrimas de emoción al verlo, tan blanco, tan ajeno al dolor de Armero.
La verdad es que he filmado innumerable cantidad de cosas con ella. Materia bella. O hace y produce materia bella al operar filmando. O transforma materia en belleza. O transforma belleza en materia. Esa cámara ha sido también reteñidor de lo que he imaginado, de mis sospechas, de mis fantasmas. Ha sido el lugar en el que sueño y materia encajan como piezas de Lego. Teoría y artesanía. Es el crisol, el molino, en el que los sueños, los textos, las ilusiones, se hacen materia cinematográfica. 
He filmado, para rematar, y con lo que se fue quedando quieta cuando la fui apagando, ya por necesidad de un nuevo fierro (que ya conozco y amo desde hace casi 5 años), lo más dulce y emocionante que he podido filmar en mi vida: Amalia, mi hija, creciendo. Diciendo luces. Diciendo chispa que viene de otra parte. Diciéndome claves. En el mar. En la Sierra. En el carro. En la casa. En la misma panza de su mamá en Montañita.
Quedó registrado con la X3 cuando aprendió a nadar y a montar en bici, cuando armaba cosas durante 3 o 4 días, cuando hicimos animación, cuando planeamos los dibujos de un cuento que saldrá escrito por mí y dibujado por ella. Quedó allí el mantra que me dijo a los 3 años y medio cuando la llevé a cortarle el pelo, en Luna llena, como hago cada 3 o 4 meses desde que es una bebé y en cuanto su pelo tomó alguna forma entendible (he sido su único peluquero, he filmado todas las peluqueadas pero no he vuelto a ver aún ninguna). Ese día la recogí para ir a cortarle el pelo a mi casa. Le dije que estaba contento porque pensé que iba a ser más complejo encontrarnos en dos casas: me dijo como si supiera la respuesta o la pregunta con antelación con su voz de hilito mínima “Papá, el amor nunca es difícil”. El mantra del que he sacado tanto alimento y aguante.
En todo caso la cámara es donde toda la aventura de creación del cine que he hecho hierve por primera vez (la cámara en realidad es el punto de vista: a veces ni existe, como cuando se trabaja en computador o en ciertas formas de animación con material escaneado). En mi caso, en mis casos, todo lo que se planeó, lo que se hace y lo que se planea hacer pasa por la cámara: la cámara es el lugar de la “cita” porque casi todo en esta vida y especialmente con el cine es una cita. 
Adorado fierro del siglo. Yo la amo. La entrego agradecido y sin condiciones en el fondo pero con una condición en el fondo: como la entrego perfectamente con cargador y baterías y etc., si alguna vez necesito usarla, o me sirve por su textura, o porque la extraño mucho para ir a perseguir algún pájaro o cometa o alma, les pido que tenga la potestad de sacarla de allí y dejar un letrero en su lugar que diga “Vuelve a la lucha”, y tal vez otro que prometa “ya regresamos…”
Ha sido una caminadora de este país. Ha sido leal. No ha fallado. La llevo en el alma que es el lugar donde palpita vivo el agradecimiento. 
Ha sido un honor apretarte los bonotes, cámara ardiente.
Un honor entregarla a ustedes, 
Rubén.
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girlfrangipane · 1 year ago
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cor-ardens-archive · 1 year ago
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Seeds (1968) / The Body Beneath (1970), dir. Andy Milligan
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apocalipsur · 8 months ago
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PURA SANGRE (Luis Ospina, 1982)
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midnightb-movies · 2 years ago
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Carne de tu Carne/Bloody Flesh (1983, Dir: Carlos Mayolo)
Incredible colobian horror film that should be widely known. The duo Carlos Mayolo and Luis Ospina literally invented the concept of “Tropical Gothic” as a way to use the tools of gothic genre to talk about the social problems of Colombia, the legacy of colonialism in south america etc. In Carne de Tu Carne, Mayolo tells a story about a couple of incestual bourgeois siblins that slowly develop the same vampiric habits and tastes that their ancestors. There’s a dreamy quality to it when the movie focous on the couple (almost a ~Valerie and her week of incest~) that contrasts with the realism of the world outside their farm. A world marked by police brutality, poverty and bloodsucking parasites just like them.
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acidviolette · 2 years ago
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Luis Ospina. Referente del cine colombiano. Gótico tropical.
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aaroncutler · 9 days ago
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Sessão Mutual Films: Os vampiros de Luis Ospina e Pere Portabella [Mutual Films Session: The Vampires of Luis Ospina and Pere Portabella]
November 4th: The link above leads to Portuguese-language information about the 26th edition of the Mutual Films Session, co-curated and organized by me and Mariana Shellard, whose screenings will take place between November 6th and 30th at the São Paulo-based unit of the Instituto Moreira Salles.
The event places into dialogue four films by two important contemporary all-genre artists (documentary, fiction, and experimental) whose works often deal with vampirism as a sociopolitical metaphor. The Colombian film and video-maker Luis Ospina (1949-2019) will be represented with the short mockumentary Agarrando pueblo (aka The Vampires of Poverty) (co-directed by fellow Cali native Carlos Mayolo) and the feature-length horror film Pure Blood, both of which discuss the vampiristic divisions along race and class lines in Colombia in the decades following the country's prolonged civil war known as “La Violencia”. The Catalan filmmaker and producer Pere Portabella will be represented with the feature-length experimental film Vampir-Cuadecuc and the shorter video piece Mudanza, both of which reflect in allegorical fashion on the legacy of Spain’s four-decade-long military dictatorship run by the general Francisco Franco. Each one of the two programs will include films by both directors, with the melancholier and more mysterious Program 1 containing a pairing of Mudanza with Pure Blood, and the more overtly playful Program 2 offering Agarrando pueblo (whose title can be roughly translated as “taking advantage of people”) together with Vampir-Cuadecuc. (In Catalan, the word “cuadecuc” means “worm’s tail”, and it also refers to the end of a reel of film stock.)
The November 7th screening of Program 2 will be followed by a public talkback with two Brazilian scholars who have previously worked with these directors’ cinemas. The university professor and film critic Lúcia Ramos Monteiro was responsible in 2017 for the curatorship of a large retrospective of Ospina’s film and video work that was held in Rio de Janeiro in 2017 and in the presence of the director. The journalist and editor Claudio Leal has met Portabella on several occasions and formally interviewed him for a profile piece published in 2021 in the Folha de S. Paulo (the Brazilian newspaper with perhaps the finest arts coverage). During the preparations process up to now, each specialist on one filmmaker has expressed pleasure with getting to know better the work of the other.
Ospina and Portabella superficially seem to be quite different artists, with the Colombian prone to black humor and myriad pop culture references, and the Spaniard moving between oblique and didactic stylistic modes with frequent gestures towards the world of high art. We have therefore been surprised to find that admirers of one also frequently admire the work of the other. This is possibly due in part to how the artworks made by both filmmakers draw upon ideas of subversion that challenge conventional approaches to storytelling in ways that engage the viewer’s critical thinking. The vampire is thus crucial in the works both of Ospina and of Portabella, both as a figure and as a metaphor – an entity that violates boundaries and comfort zones as a way of giving itself life. This entity (the vampire, the vampiric ruler, the vampiric artwork, the artist) is inevitably all at once dangerous, attractive, and aware of its own power.
The filmmakers detail the ideas behind their works in two supplementary texts that have been translated into Portuguese for our website. One is a monologue by Portabella about the making of Vampir-Cuadecuc, which was originally delivered in Castilian in 2017 and included as a video interview on the Second Run DVD edition of the film. The other is a career-spanning interview with Ospina that was conducted by the Polish-American film critic and programmer Ela Bittencourt during a retrospective that the filmmaker received in 2018 at the festival DocLisboa and subsequently published in English in the magazine Film Comment. Both men speak lucidly and generously about their work in these pieces, as they were known for doing throughout their careers. However, when it comes to truly understanding the potency of their films, something emerges that is also the case with vampirism: No rational explanations suffice.
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amonerdj · 4 months ago
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Fiscalía General de la Nación
Los uniformados, al parecer, exigieron dinero a una mujer para no judicializarla como presunta responsable del delito de receptación. Un juez de control de garantías impuso medida de aseguramiento en cárcel a los patrulleros de la Policía Nacional José Luis Muñoz Ospina y Orlando Trejos Rodríguez; al igual que al subintendente Kevis Alberto Martínez Montes, quienes habrían constreñido a una mujer…
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xlevelpr · 4 months ago
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Fiscalía General de la Nación
Los uniformados, al parecer, exigieron dinero a una mujer para no judicializarla como presunta responsable del delito de receptación. Un juez de control de garantías impuso medida de aseguramiento en cárcel a los patrulleros de la Policía Nacional José Luis Muñoz Ospina y Orlando Trejos Rodríguez; al igual que al subintendente Kevis Alberto Martínez Montes, quienes habrían constreñido a una mujer…
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ricardochacur · 4 months ago
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### Formação Ideal com Três Zagueiros para Colômbia e Argentina
Vamos considerar as formações com três zagueiros tanto para a Colômbia quanto para a Argentina, ajustando taticamente para maximizar o desempenho defensivo e ofensivo de cada equipe.
#### **Colômbia (3-4-3)**
1. **Goleiro**: **David Ospina** (Al Nassr)
- Alternativa: **Camilo Vargas** (Atlas)
2. **Defensores**:
- **Zagueiro Direito**: **Davinson Sánchez** (Galatasaray)
- **Zagueiro Central**: **Yerry Mina** (Cagliari)
- **Zagueiro Esquerdo**: **Carlos Cuesta** (Genk)
3. **Meio-campistas**:
- **Ala Direito**: **Daniel Muñoz** (Crystal Palace)
- **Volante**: **Wilmar Barrios** (Zenit)
- **Meio-campista Central**: **Jefferson Lerma** (Crystal Palace)
- **Ala Esquerdo**: **Johan Mojica** (Osasuna)
4. **Atacantes**:
- **Ponta Direita**: **Juan Cuadrado** (Juventus)
- **Atacante Central**: **Rafael Santos Borré** (Eintracht Frankfurt)
- **Ponta Esquerda**: **Luis Díaz** (Liverpool)
### Ajustes Táticos para a Colômbia:
- **Marcação Individual**: Usar marcação corpo a corpo nos jogadores chave da Argentina.
- **Cobertura das Laterais**: Cuadrado e Mojica devem apoiar tanto na defesa quanto no ataque.
- **Transições Rápidas**: Explorar a velocidade de Díaz e a habilidade de finalização de Borré.
- **Meio-Campo Forte**: Barrios e Lerma devem proteger a defesa e iniciar contra-ataques.
#### **Argentina (3-4-3)**
1. **Goleiro**: **Emiliano Martínez** (Aston Villa)
2. **Defensores**:
- **Zagueiro Direito**: **Cristian Romero** (Tottenham)
- **Zagueiro Central**: **Nicolás Otamendi** (Benfica)
- **Zagueiro Esquerdo**: **Lisandro Martínez** (Manchester United)
3. **Meio-campistas**:
- **Ala Direito**: **Nahuel Molina** (Atlético Madrid)
- **Volante**: **Enzo Fernández** (Chelsea)
- **Meio-campista Central**: **Rodrigo De Paul** (Atlético Madrid)
- **Ala Esquerdo**: **Marcos Acuña** (Sevilla)
4. **Atacantes**:
- **Ponta Direita**: **Lionel Messi** (Inter Miami)
- **Atacante Central**: **Julián Álvarez** (Manchester City)
- **Ponta Esquerda**: **Ángel Di María** (Benfica)
### Ajustes Táticos para a Argentina:
- **Pressão Alta**: Aplicar pressão para recuperar a bola rapidamente.
- **Flexibilidade nas Alas**: Molina e Acuña devem apoiar tanto na defesa quanto no ataque.
- **Criação e Finalização**: De Paul para criação, com Messi e Di María criando e finalizando chances.
- **Equilíbrio no Meio-Campo**: Enzo Fernández como volante para ajudar na defesa e no ataque.
### Considerações Finais
Essas formações com três zagueiros permitirão a ambas as equipes manter uma defesa sólida enquanto proporcionam flexibilidade ofensiva. A Colômbia deve focar em contra-ataques rápidos, enquanto a Argentina pode explorar sua habilidade de posse de bola e pressão alta para controlar o jogo.
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desnervadero · 1 year ago
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LAS ATRAVESADAS
Rubén Mendoza para El Espectador, 2 de agosto de 2017.
Naufraga la publicación del libro de cartas completas de Andrés Caicedo. 
Más abajo transcrita para quienes no tienen suscripción.
LAS ATRAVESADAS
Naufraga la publicación del libro de cartas completas de Andrés Caicedo. 
Recientemente la revista Arcadia publicó un artículo que en cualquier país del mundo, medianamente ilustrado, con su memoria medianamente adiestrada, que haya sobreaguado, al menos un poquito, del mar de la ignorancia, sería el tema del que todos hablarían. Solo si no fuéramos el país más feliz del mundo, o el segundo: si al menos fuéramos el quinto más feliz. Le ganaría en titulares y debates a Venezuelas y Maduros, y seguramente sería lo que nuestros periodistas, por más fachos que sean, se estarían preguntando entretanto.
Las cartas de Andrés Caicedo, que como dijo él mismo en una de esas misivas al crítico español Miguel Marías (citado por el escritor Chileno, autor de la “autobiografía" de Caicedo, en su libro Mi cuerpo es una celda, citado a su vez por Rosarito (como Andrés proféticamente llamaba a su hermana, que ha sido una piedra angular en la difusión Total de su obra, sin ningún tipo de vergüenza o censura porque cuando se ama de verdad se ama a un ser Total, sin vergüenza ni censura), cita citada a su vez por Mario Jursich, que era el recopilador del monumental libro que ya estaba en el horno con las cartas del autor, citado a su vez por el autor de Arcadia en su columna, nombrando a estos cuatro nombrados, y como en esta especie de muñeca matrioshka de citas, citados y nombrados por mí en esta intervención, lo que demuestra la cadena de interés que genera Andrés Caicedo y su obra Total en los que lo leemos (incluida sin duda alguna su correspondencia) o amamos el arte y la literatura de esta finca), repito para no perdernos en el paréntesis de la tristeza, como le dijo Caicedo a Marías: “estimulado por tu ejemplo, es que renuevo el género epistolar, en donde se puede encontrar, después de mi muerte, algo de lo mejor que he escrito.” 
Si esa frase no es el testamento, por no decir la orden de un escritor, que quiere que su obra sea editada y difundida, indicando que las cartas son parte de esa obra, ¿qué lo es? Tal vez entonces que el padre de Andrés, como se cuenta en el artículo de Arcadia de Christopher Tibble, en los textos de Fuguet, en los textos de Jursich, en la entrevista de Rosario a Arcadia, y trato de resumir acá, dijera que él no conoció a su hijo en vida, y que desde su suicidio, en mitad de los setentas, se iba a dedicar a conocerlo. Pero no como un investigador buscando pistas de su razón brutal para arrancarse la vida, ni para buscar culpables: sino para ver lo que no había visto, lo que se había negado a ver: para conocer a su Andrés, a Andrés Caicedo.
El papá de Andrés, don Carlos, sabía del talento descomunal de su hijo para escribir, de su sensibilidad maravillosa y apuñalante, aún contra sí mismo, sabía de la calidad de Andrés al punto de dudar de la autoría de ciertos textos prematuros (por buenos). Pero luego, “arrepentido”, si se puede decir de este gesto, de la duda, abrió con humildad los baúles donde él mismo había enjaulado las cartas y prácticamente la totalidad de su vasta obra (para un suicida de 25 años dejó kilómetros de tinta en novelas, cuentos, guiones, obras de teatro, crítica cinematográfica y cartas), y se dedicó a devolverle el vuelo a sus palomas y sus buitres. Siempre de la mano de los tantas veces vapuleados por cuidar la obra de Andrés, y primeros seres y artistas conscientes de su calidad como escritor y cronista de cine, Luis Ospina y Sandro Romero, el padre empezó a curar el dolor de una muerte por suicidio de un hijo, y la más dura muerte de haberse ido siendo un desconocido para él, publicando algunas de sus cartas en periódicos nacionales y locales, cediendo material a alguna de las más importantes bibliotecas del país, y organizando, junto a los nombrados, los primeros volúmenes de cartas, de crítica, de cuentos. 
La relación de Andrés Caicedo con el género epistolar es bien conocida, reconocida, por sus cercanos. No era una cosa automática: cada carta tenía varios borradores, versiones (como hacen los novelistas, los guionistas), hasta encontrar la carta que le quería quitar al destino para pasársela a alguien. Nunca el padre se atrevió a quitar una coma, a cuestionar los vínculos de su hijo con los destinatarios de las cartas, a cuestionar sus inclinaciones sexuales, sus amigos, su ambigüedad, su alma atormentada. Al contrario. Una manera de curar su relación, de hacer una especie de medicina preventiva para tantos otros presos en su cuerpo, presos en sus familias, con sus deseos presos en su carne, dejó que las cartas volaran completas, con todas sus plumas y toda su sangre. Sin vergüenza de las plumas, ni de la sangre, ni de que la pluma hubiera manchado con sangre su apellido, distinguido; ese que tanto defienden de cualquier mota de mugre otros cercanos a Andrés, Caicedo: Caicedo Caicedo, de los Caicedo.
El papá murió pues, hace ya unos años, haciendo todo lo que pudo por la obra del hijo, amistado y conmovido por el pacto del arte, de las letras, pasando de desconocido a defensor y divulgador; y cómo lo agradecemos hoy. Y estábamos especialmente agradecidos, porque una de las grandes editoriales de nuestra lengua, el Fondo de Cultura Económica de México (que se ha preocupado más por nuestros poetas que nosotros), junto a Mario Jursich, tenían lista la edición de sus cartas completas. Seleccionadas y prologadas con la ayuda de Luis Ospina y Sandro Romero. El libro ya venía. Un autor que ya le pertenece a un pueblo, o a la Vida misma, y a varias generaciones (eso es técnicamente a varios pueblos y a varias vidas), que murió o sufrió entre otras cosas, seguramente, por la censura de lo que él era, por no poder Ser; que fue aceptado con dulzura paternal así fuera después de la muerte, en su totalidad; que fue reconocido, gracias al amor y al cuidado de sus amigos por su obra, y después del de los herederos, entre los que estaba su padre, como un autor inmenso desde la primera letra, pero que tuvo que esperar mucho más que los años que vivió para que fuera aceptado en toda su dimensión, ahora se ve atropellado por la zancadilla inmensa de la gente que sigue avergonzada de Andrés, con Andrés. Con parte de Andrés, con una parte fundamental de Andrés, sin la que hubieran funcionado completamente de otra manera él y su obra. No hay tumbas para revolcarse porque después de la muerte no hay más que quietud y muerte, creo, pero si alguien se estuviera revolcando, no serían los padres de Andrés, como hace poco se sugirió por la defensa valiente y bella y amorosa de su hermana Rosario para que se publicaran sus cartas completas y saber más de Andrés: sería el propio Andrés… aún quieren unos pocos esconder no solo unas caricias y unos besos “prohibidos”, sino 198 cartas; como si pensaran que esas cartas empuercan el pedigrí de una familia, antes que reconocer que fueron sin duda impulso de su literatura,  parte de su literatura, de su fuerza, de su vida y se le han atravesado al libro como una mula muerta en la carretera.
En una especie de pequeña inquisición se quiere quemar una parte de Andrés. Se quiere matar una parte de ese hombre que ha sobrevivido contundentemente a su suicidio, de ese escritor que ya no es solo el hermano de unas sino de muchas, y el refugio de otras y de muchos. Pues ese libro naufragó en el fervor del pudor de los otros herederos, diferentes a Rosarito y a los amigos y estudiosos de Andrés, y ya no va a existir. Con el argumento de que las cartas pertenecen a sus destinatarios, ignorando de nuevo que el propio escritor las reconocía como parte de su obra, y sospechaba que serían públicas, por lo que las esculpía varias veces, hasta que no quedara un solo tartamudeo del que en cambio padecía para expresarse con la palabra hablada. Como el autor que no se pudo conocer del todo también Es sus cartas, negar una parte de él y quitar unas cartas o todas, es una forma de mutilarlo, de torturarlo, de nuevo en la vergüenza. De obligarlo a esconder una parte, tal vez fundamental para entenderlo, para entender su idioma. Una parte tan grande, tal vez, que les sirva de escondite para el resto de Andrés, el gran Andrés, su Ser inmenso, inabarcable, y su obra vasta. 
Ese libro tiene que existir por todos los medios. Por todos los extremos. No solo apoyándose en que muchas de esas cartas fueron donadas a la Biblioteca Luis Ángel Arango (lo que las hace de dominio público) y a otras entidades y publicadas por varios medios, sino apoyándose en que Andrés finalmente debe poder ser Andrés completo, en todos, como él quería. Ninguna decisión es irreversible, me decía otro hombre grande. No es tarde para amarlo también en esas cartas y para que nos regalen a Andrés, completo, los que pueden. Ojalá.
Leí de una cineasta Española que la ley cuando es injusta hay que desobedecerla y de un noble reciente que para ser honesto hay que estar por fuera de ley. Ojalá alguien, como sea, tome ese libro por su propia mano, y desobedezca, y lo abandone en algún basurero, pero unos diez mil ejemplares, como primer tiraje, y liberemos todas esa águilas, y chulos y pájaros, y palomas mensajeras que son sus cartas. Puede que tengan razón con que las cartas son de los destinatarios: pero se les olvida que dicho lo dicho por el propio Andrés los destinatarios somos todos nosotros. 
Rubén Mendoza.
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