#la Casa de Su Majestad el Rey
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SÁNCHEZ SE ENFRENTA AL REY General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Para gobernar una nación es preciso conocer a fondo su forma de Estado y en caso de tener un cargo institucional dentro del Gobierno asumir el poder que te otorga y el respeto a los límites del mismo. Máxime si eres el Presidente del Gobierno de esa nación lo que te obliga no solo a saber y cumplir, sino también a hacerlo cumplir. De no ser así la gobernanza deja paso a la Dictadura. La…
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#blog generaldavila.com#Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey#el Capitán General de los Ejércitos#El Rey es el símbolo de la unidad y permanencia de España#forma de Estado#guardia real#Horizonte de Quatro#Iker Jiménez y Carmen Porter#la Casa de Su Majestad el Rey#la guardia real#Miquel Giménez#Miquel Giménez en Horizonte#rafael davila alvarez#Servicio de Seguridad#Unidad Militar de Emergencia
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Ideas random que se me ocurren cuando me estoy lamentando por mi deplorable existencia ajajajaja
"—Mi príncipe —la suave mano de Daeron sostiene la de Jace con delicadeza. Su tacto cálido provoca una sensación hormigueante en su estómago, está lejos de sentirse como náuseas, pero cerca de algo que ha experimentado últimamente con las atenciones del alfa.
Jace no sabe si se debe a que es un omega recién presentado. Su madre le explicó que era casi milagroso que un omega naciera en la Casa Targaryen. Aegon el Conquistador fue uno, la Reina Buena Alysanne fue la siguiente, y ahora, más una década desde su muerte, Jacaerys se ha presentado como uno. A los doce años experimentó la dolorosa transformación de su casta, pasando la prueba con "honores" de acuerdo con las evaluaciones de los maestres. El rey Viserys, extasiado por la noticia, ordenó se informara de la buena nueva. Fue como si recuperara la energía, pues se afanó en que se realizara un torneo en honor a su nieto.
Se invitó a cada señor importante, por supuesto, y con ellos vendrían sus hijos, alfas y betas dispuestos a demostrar que podían ser dignos de la mano del príncipe Jacaerys aunque nunca se hubiera hablado de un compromiso. Como estaba las cosas, Jacaerys se vio envuelto en un montón de responsabilidades, de reuniones a las que tenía que asistir con un chaperón para conocer a los alfas y betas de los Siete Reinos.
Los pocos momentos que tenía para él los pasaba con su familia, aunque la reina Alicent hubiera prohibido a sus hijos acercarse a él. Aemond obedeció al instante, como el hijo devoto que se jactaba de ser. Aegon lo hizo para evitar más castigos. Helaena ni siquiera necesitó que se pidieran, ensimismada como era prefería sus insectos que con las personas. Pero con Daeron era distinto.
Como hermanos de leche, ambos había compartido un vínculo íntimo desde bebés, por lo que a pesar de los intentos de Alicent por alejar a su hijo de Jacaerys, Daeron solía pasar su tiempo en su compañía. Jugando, leyendo, soñando con lo que el mundo les depararía.
Justo como ahora. Daeron besando la mano de Jacaerys como un galante caballero. El omega dentro de Jace se regocijó antes sus atenciones y él le dedicó una sonrisa pequeña a Daeron.
—No puedo ser tu príncipe a menos que ganes el torneo, tío —enfatizó Jacaerys deseando que Daeron nunca soltara su mano.
—Si eso es así, entonces pediré prestada una armadura y entraré a las justas como un caballero errante —respondió Daeron—. Su Majestad verá mi valor y sabrá que soy el mejor aspirante para ser tu pareja. Nos comprometerá y reinaremos juntos.
Jacaerys se rió, extasiado con sus palabras.
—Hablas como si fueramos a gobernar después del abuelo. Te recuerdo que después de él sigue mi madre.
—¡Mucho mejor! —la alegría en el rostro de Daeron siempre es algo digno de ver. A diferencia de las muecas crueles de Aegon o del desprecio en la mirada de Aemond, el rostro de Daeron se caracteriza por la sinceridad en sus gestos; si está feliz, es porque sencillamente se siente así—. ¡Después de que mi hermana sea coronada, pediremos su permiso para viajar por el mundo! Volaremos en nuestros dragones a donde queramos. Iremos a Pentos, luego a Norvos y más allá, quizás hasta Qohor hasta atravesar el Mar de los Dothrakies. Y nuestros hijos...
—Espera, espera, ¿nuestros hijos?
—¡Por supuesto, es nuestro deber proveer de herederos a la Corona! —las mejillas se le tiñen de rojo en cuanto lo dicen—. ¡Pero no creas que sólo quiero hijos por eso!
—Ah, ¿y por qué sería? —dice de manera juguetona.
La cara de Daeron se ruboriza aún más, pero no desvía la mirada. Si hay otra cosa que admirar de él, es esto: su valor.
—Porque te quiero —confiesa Daeron con el corazón palpitándole fuertemente en el pecho. Jacaerys no tiene que verse al espejo para saber que él también se ha sonrojado—. Por eso quiero que seas mi omega, y yo... yo seré tu alfa, pero sólo si me aceptas. Y-Yo sé que los omegas no pueden elegir, pero si tú... si una mujer puede ser reina, entonces... un omega puede elegir con quien quiere casarse.
Las palabras de Daeron conmueven a Jacaerys profundamente y no le cuesta mucho tomar una decisión. Sabe que su chaperona está cerca (una de las hermanas de Ser Harwin), pero también sabe que ella no dirá nada sobre lo que va a hacer (posiblemente a sus padres, pero Jace metería las manos al fuego al decir que ni Rhaenyra ni Laenor le echarían bronca por esto).
Se suelta de la mano de Daeron, para usar las suyas para tomarlo de sus mejillas. Cuando acerca sus labios a la frente de su tío deposita un pequeño beso.
—Por ahora tendrás que conformarte con esto —informa Jacaerys cuando termina. Sus mejillas están profundamente rojas—. Cuando crezcamos... cuando estemos casados, podrás besarme de verdad.
Daeron parece tan impactado con lo que acaba de suceder, que Jacaerys casi se siente mal por haberlo dejado en tal estado. Lo que no espera es ver a Daeron caer de rodillas ante él, como hace un caballero al pronunciar sus votos, y levantar su mirada purpura hacia él con determinación.
—Juro por los Dioses Antiguos y los Nuevos, por las Catorce Llamas, por todos los Dioses que adoran en el Mundo, que tendrás para siempre mi alma y mi corazón, príncipe Jacaerys. Nada ni nadie podrán impedir que esté a tu lado —y para sellar su juramento, toma de nuevo la mano de Jace para besarla—. Siempre seré tuyo".
Mi hc es que Daeron se llevaba mejor con los hijos de Rhaenyra, y por eso Alicent pidió que se lo llevaran a Oldtown :(
O sea que después de esto, Daeron y Jacaerys fueron separados y el juramento fue olvidado (o quizás no)
Y un bonus extra de Aegon, Aemond y Lucerys planeando asesinarse entre sí por ser quien se queda con Jace jajaja
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Ser suficiente (Aegon x lectora)
Masterlist de mi autoría
Nota: +18
Sinopsis: Después de la caída de Meleys y el "accidente" de Aegon, el rey quedó postrado en una cama. Se sentía desolado, abandonado. Pero entonces descubrio a la cuidadora de la fosa, una mujer fascinada con su dragón. Y pronto sería el mismo el fascinado con ella.
Aegon se sentía solo.
En su juventud, incluso en parte de su adultez, siempre había estado rodeado de gente que consideraba amigos, compañeros de copa. Pero ahora, cuando las responsabilidades y miedos no lo dejaban dormir por las noches, y nadie se detenía a escuchar su pedido de apoyo, entendía que no tenía a nadie. Nunca lo tuvo.
—No debería ir, majestad.—
—... ¿Disculpa?—
Aegon bajó aquella copa, mirando a la chica que lo recibió en la fosa.
—Ha estado bebiendo... Más de lo normal.—
—No necesito que te preocupes por mi.—
—... Me preocupa Sunny.—
Aegon bebió el último sorbo de su copa y la lanzó al suelo. La chica apenas se inmutó.
—¿Quién carajos eres para ponerle apodo a mi dragón?—
—Soy ____, la encargada de cuidar de Sunfyre en la fosa... Es por eso que temo por su seguridad, pues su jinete no está en... Sus mejores condiciones.—Aegon se acercó a la mujer, mirándola con cierta molestia.
—Es mi dragón... Yo sé qué carajos hacer con él.—
____ tuvo que tragarse su angustia.
Desde pequeña, la joven había sido instruida para cuidar dragones, y Sunfyre era su dragón favorito. Era adorable, dócil... Todo lo opuesto a Vhagar o Dreamfire. Y ahora que su padre había muerto, ella era la cabecilla de los cuidadores, y el dorado era el que se llevaba todo su cariño.
Lástima el jinete tan descuidado que le había tocado...
—Sólo... Por favor, cuídelo, majestad...—
Aegon se extrañó.
Era la primera vez que veía a la chica allí, y la primera vez que alguien demostraba tanta preocupación por Sunfyre.
—... Prepárale algo de comer para cuando volvamos.—El rey pasó de ella, adentrándose en la fosa.
Desde la entrada, ____ vio la alegría que el dragón tenía por su jinete. Era un vínculo hermoso.
Sunfyre ha caído.
La noticia del rey derrotando a Meleys y matando a Rhaenys llegó a todo el reino. Pero lejos de festejar, ____ se desesperó.
—¿Qué pasó con Sunny?—se acercó a Aemond, quien caminaba por las calles junto a Criston.
—Sigue en la arboleda, dudan que sobreviva.—el príncipe notó lo mal que la chica se puso con aquello—... Es imposible moverlo, pero guardias lo cuidan día y noche... Tal vez puedas ir a verlo.—
—Gracias, mi príncipe...—
Esa tarde, tras alistar la cena de Vhagar y Dreamfire, ____ salió rumbo al bosque.
Siempre fue de espíritu positivo, por lo que no asimiló lo lejos que estaba de su casa. Tardó horas en llegar, y al hacerlo, notó la cantidad de cosas que le faltaron por llevar.
—Hola, Sunny.—En cuanto la mujer se asomó entre algunos guardias, el dragón se removió eufórico. Pero el dolor lo hizo quedarse inmóvil de inmediato—. Ya ya... Sé que duele, pequeño... ¿Te parece si revisamos esas heridas?—
____ le indicó a algunos guardias que le dieran cada tanto unos filetes de oveja que había traído consigo. Y durante esos minutos de cena, la joven intentaba detener el sangrado de las heridas que aún estaban abiertas. Eran muchas.
No había que ser un genio de los dragones para entender la horrible paliza que le habían dado a Sunfyre.
¿Derrotar a Meleys? Ridículo.
Tal vez tenía ya más de 20 años, pero para un dragón eso no era nada. Sunny era un bebé, uno que ____ sufría al ver de esa manera.
—¿Diagnóstico?—Cole se acercó a la mujer, alcanzándole una toalla húmeda.
—Una de las alas esta destrozada. Siendo muy optimista, podrá volar... con dificultad.—____ limpió sus manos, mirando pensativa las heridas del pecho—. No traje tanto ungüento para las heridas... Pero al menos la hemorragia ha frenado. Mañana volveré con más ungüento para el resto... ¿Cree posible taparla?—
—¿Con qué, señorita? ¿Árboles?—
—... Traeré algo mañana. No la pierdan de vista.—____ se acercó a la cabeza del dragón, notando que su respiración era tranquila. Ya no dolía tanto, supuso—. Hola, corazón ¿Ya comiste todo?—apoyó la mano en su hocico—. Vendré mañana, asi revisamos el resto de las heridas ¿Bien?—
A los ojos de los guardias, la actitud de ____ parecía ridícula. No era Targaryen, mucho menos hablaba fluido en valyrio.
¿Por qué tomarse la molestia de hablarle a algo que no le entendía?
Pero el dragón entendía, apreciaba. Y ____ era, además de su jinete, un humano que protegería a toda costa.
Sunfyre levantó la cabeza, y entonces ____ notó la corona que resguardaba.
—¿Se le cayó al rey? Debería devolvérsela.—La chica tomó la corona, y en cuanto Cole quiso quitársela, el dragón rugió—... Se la daré yo misma al rey, si no le molesta.—Cole no se opuso.
Convencer a los guardias para entrar al castillo fue difícil, pero lograr que le permitieran entrar a los aposentos del rey fue incluso peor. Aún así, ____ no se dió por vencida. Y ahora ahí estaba, tocando la puerta.
—Disculpe, majestad.—____ entró al cuarto, sintiéndose incómoda desde el momento en que pisó el lugar. Tragó en seco—. Fui a ver a Sunfyre hoy... Vivirá.—
Aegon en ningún momento se había movido, pero al escuchar el nombre de su dragón volteó a mirarla. Su rostro estaba vendado casi en su totalidad, asi que fue dificil para la mujer detectar emociones.
—¿Esta vivo? ¿De verdad?—
____ se acercó a la cama, notando que el rey no podía moverse. Entonces recordó lo que Aemond le dijo a Cole horas antes.
"Cadera rota, al igual que las piernas. Quemaduras en todo el cuerpo.
Sigue vivo de milagro..."
Lo último, Aemond lo había suspirado.
—Tenga... Él quiso que se lo trajera.—____ dejó la corona en su pecho, pues era incómodo dejarlo en su cabeza.
—¿Por qué... Por qué te tomaste la molestia? Mamá dijo que Sunfyre moriría.—
—Soy su cuidadora, y no es solo un trabajo para mi... De verdad me preocupo por él.—____ jugaba con sus manos nerviosa—. Mañana iré otra vez a verla, después de cumplir mis tareas con los otros dragones, iré a verlo en la tarde si-
—No.—____ lo miró confundida—. Irás a primera hora, que otro se encargue de la basura de Vhagar y Dreamfire.—
____ no estaba muy segura de aquello, pero se inclinó junto a la cama, mirando más de cerca al rey.
—No quiero que se ofenda con esta pregunta, majestad. Pero necesito saberlo... Quien mató a Meleys... No fue Sunny ¿Verdad?—
El hombre la miró, y sus ojos no tardaron en aguarse.
—Lo siento, me pediste que no lo montara, que lo cuidara... No cumplí ninguna de ellas.—
____ quiso consolarlo, pero no supo cómo.
—Le prometo que para cuando usted deje esta cama, podrá volver a ver a Sunny... Y un amanecer cálido dará inicio a un mejor mañana ¿Si?—la chica se levantó—. Mañana iré con Sunny, y apenas vuelva vendré a informarle todo, majestad... que su descanso sea reconfortante.—
En cuanto ____ dejó el cuarto, Aegon se sintió extrañamente solo.
Desde que despertó, no recibió ni una sola muestra de preocupación real, no hasta que aquella corona fue dejada en su pecho.
Puede que en realidad a la cuidadora solo le importaba su dragón, pero era suficiente para él.
Si Sunfyre vivía, Aegon estaría satisfecho. Y el saber que tenía una amiga lo dejaba más tranquilo.
Al otro día, Aegon esperó ansioso que ____ volviera a sus aposentos. Y eso solo sucedió con la bajada del sol.
—¿Cómo está?—
—Bien, majestad.—____ le alcanzó una escama, aún brillaba—. Logré que guardias lleven materiales, construyen un refugio temporal... Oh, y sus heridas ya fueron tratadas.—Aegon escuchó más que aliviado como la joven relataba cada cosa, y encontró en su tono de voz positivo un gran consuelo—. Estoy intentando encontrar alguna manera de acomodar su ala, para que al menos suelde y no quede suelta.—
—¿Es posible?—
—Pienso en ello como un brazo fracturado... no quedará como antes pero al menos estará unida a su cuerpo.—
Aegon miró por la ventana, algo pensativo.
—Me gustaría mucho poder verlo...—
—No se preocupe, en cuanto pueda caminar, yo misma lo escoltaré. Iremos juntos a verlo.—le sonrió.
—Gracias, ____... en toda la semana, eres la única que me ha traído buenas noticias... que me ha traído noticias...—Frunció el ceño, gesto que la mujer no pudo ver por las vendas que aún cubrían su rostro—. Que ha venido a verme, en realidad.—la chica lo miró preocupada.
—¿la reina no ha venido?—
—A quejarse porque soy un bueno para nada, y no mucho más.—
____ quiso preguntar por su esposa, por su hermano, pero entendió que era en vano. No quería urgar en la herida.
Diablos, ahora se sentía mal por él...
¿qué podía hacer para lograr que un pobre tipo que estaba todo el día en cama despejara su mente?
Entonces se le ocurrió algo.
Tenía el objeto perfecto...
—¿Qué es esta cosa?—
La cuidadora dejó en la falda del rey un gran libro, su tapa imitaba la textura de escamas de dragón.
—Este libro es mi súper enciclopedia de dragones. Mi orgullo.—la chica alzó las cejas sonriente—. Todo lo que he aprendido y he recopilado está aquí... pensé que tal vez le gustaría una lectura relajada.—
En cuanto el rey abrió la primera página, no pudo evitar sonreír al ver un dibujo de Sunfyre.
—Diablos, realmente te gusta mi dragón.—
—Majestad... yo amo a su dragón.—____ notó la mirada de Aegon sobre ella, y apartó la mirada apenada—. Como sea, solo venía a dejar el libro. Iré a ver cómo amaneció Sunny... vendré más tarde con información.—
El rey la miró desaparecer del cuarto, y entonces le dedicó su atención al libro.
—A ver qué diablos tiene esto...—
El resto de la tarde Aegon se dedicó a leer el libro de la mujer. Podía confirmar que era la primera vez que leía algo interesante en su vida.
Recopilaba datos de cada dragón que habitaba actualmente la fosa. Qué comían y cuánto, hábitos y pequeños trucos para lidiar con cada uno. Cada sección con sus dibujos correspondientes. Todos maravillosos.
También detallaba cómo tratar heridas, dolencias o como manejar las estructuras de la fosa. Incluso contenía palabras claves en valyrio.
Para cuando la chica volvió al atardecer, el rey ya había aprendido unas cuantas cosas. Antes de que ella pudiese decirle las novedades del día, él le contó orgulloso lo que había entendido del libro. Y ____ escuchó atentamente todo, como si realmente ella no lo había escrito a mano.
Le hacía ilusión, no rompería eso.
—Es asombroso, majestad.—la chica le sonrió—. Me alegra que mi libro haya hecho su tarde más amena.—
—Tus dibujos son magníficos, quiero uno enorme de Sunfyre para encabezar la sala de reuniones.—
—Lo que guste.—
—Te pagaré muy bien... Por el dibujo y por haber cuidado de Sunny. Serás bien recompensada. No volverás a pasar necesidades.—la miró con determinación.
—Me honra, majestad... pero no hace falta. Con saber que usted lo pidió exclusivamente es más que suficiente... y Sunny... él no es un trabajo.—El hombre se sintió extrañamente bien con aquello. Era la primera vez en su vida que alguien le ofrecía algo sin querer sacar beneficio económico de ello—. Por cierto, Sunny ya está muy bien.—____ lo bajó de su nube—. Hoy pudo levantarse y caminar un poco... ¿Le parece prudente comenzar a moverlo hacia aqui?—
—¿Traerlo caminando? ¿De tan lejos?—
—Acercarlo a nuestras tierras, majestad.—la chica se removió nerviosa—. Se qué el castillo esta bajo su dominio ahora pero... algo me genera desconfianza. Quiero que Sunny pise las tierras aledañas al reino, al menos.—
—... Estoy totalmente de acuerdo.—Aegon le dio la razón—. Mañana a primera hora le indicaré a los guardias que te ayuden en lo posible para acercarlo poco a poco.—
La chica sonrió emocionada, y Aegon sintió la necesidad de ver más de eso.
Alguien estaba feliz con sus decisiones...
—Gracias, majestad... De verdad.—
—Por cierto... No terminé el libro aún ¿Crees que pueda quedármelo un poco más?—
—Por supuesto, majestad. Lo que necesite.—____ notó que el sol comenzaba a bajar por la ventana—. Creo que debería irme, la cena no se prepara sola.—
—¿Alguien te espera en casa?—
—Bueno... tengo una cabra.—sonrió apenas—. Mi padre falleció hace un tiempo, así que me temo que no comparto comida con nadie.—
—¿La cabra no cuenta?—____ rió con aquello, y Aegon entendió que le gustaba demasiado—... cena conmigo entonces.—
—¿Disculpe?—
—No puedo levantarme y recibirte en el comedor... pero prometo que será una rica cena aqui.—se emocionó por su propia idea—. Podemos discutir mejor lo de Sunny también.—
____ no sabía si eso sería adecuado.
¿Una simple cuidadora cenando a solas con el rey en sus aposentos?
Pero podía ver la ilusión que aquello le generaba al hombre, y solo pudo pensar en todas las noches que pasaba solo...
—Sería un honor, majestad... ¿Podría ir a casa a tomar un baño y volver más tarde? Huelo a tierra y dragón.—sonrió apenada.
—No, no te vayas... Le pediré a las sirvientas que te ayuden con eso.—
La mujer fue presentada ante los sirvientes como la cuidadora de Sunfyre, y que por sus esfuerzos sería tratada como una invitada especial esa noche.
La bañaron, le dieron una vestidura adecuada y en solo media hora ya estaba en el cuarto del rey, quien no pudo evitar sentirse atraído por la joven.
Era bellisima, y eso sumado a su hermosa personalidad, terminaron por cautivarlo. Cenaron más que a gusto aquello noche.
El sol esa mañana no pudo salir por unas nubes aterradoras que cubrían el cielo, por lo que ____ partió con un clima deprimente hacia la arboleda.
Y fue aún más deprimente cuando notó que el dragón no estaba en su lugar.
—¿Cómo que desapareció?—
—Se fue por la noche.—
Cole no entendía la angustia de la mujer al ver que el dragón no estaba ahí.
—¿Volando? ¿Caminando?—____ lo miró angustiada—. Es una criatura enorme, sir... ¿Cómo no-
—¿Qué? ¿Querías que lo amarrara con una correa?—
____ quiso golpearlo.
Pudo haber avisado antes.
Pudo haber asignado a alguien para que le siguiera el rastro un poco...
Pero no, no hicieron nada.
La joven no supo cómo enfrentaría al rey ahora.
¿Cómo le diría que su preciado dragón había desaparecido?
____ volvió al reino pasada la medianoche, pero ni con la oscuridad de la noche abrazándola pudo cerrar los ojos. Y no lo haría por días.
—¿Y ____?—
—Sigue paseando por todo King's Landing. No hay forma de hacerle entender que es en vano.—Cole miró a su rey, a quien algunos maestres comenzaban a quitarle los vendajes del rostro.
—Al menos intenta algo ¿Ustedes qué diablos han hecho para ayudar en estas semanas?—En cuanto la última venda fue retirada, Aegon lo notó. La mirada de preocupación de los maestres le confirmó algo que hace tiempo venía pensando—. ¿Esta horrible o asqueroso?—soltó desganado mientras se sentaba con algo de dificultad.
—... Esta vivo, majestad. Es más que suficiente.—
—Entonces es ambas.—
El día anterior los maestres lo habían alentado a levantarse, y Aegon pudo dar algunos pasos. Pero no mucho más.
Aegon tenía la esperanza de poder presentarse ante el pueblo a la brevedad, pero ahora que veía su reflejo, las cicatrices en su rostro le generaban duda.
—Cicatrices de guerrera, majestad.—
—Cicatrices de un Dracarys de mi hermano en la cara, Sir Criston...—Aegon lo miró desganado—. Ya, lárguense de aqui.—
El rey se quedó a solas nuevamente, y su mirada volvió al reflejo. Era desagradable de ver.
Al igual que su padre en sus ultimos días...
—Que mierda...—
Aegon se sentó en la mesa del cuarto, tomando una copa y sirviéndose vino. Pero antes de darle un sorbo, algo lo hizo detenerse.
No era momento de perderse en eso...
Apartó la copa, relajándose en la silla. Entonces recordó el libro del otro lado de la mesa. Decidió volver a leerlo.
Estuvo rato largo repasando las páginas, moviendo sus piernas cada tanto. Comenzaba a valerse de velas para leer cuando alguien tocó su puerta.
—Largo, no quiero que me molesten.—
La puerta se abrió a pesar de la negativa, y Aegon volteó dispuesto a mandar al diablo a quien sea que había entrado.
—¿Majestad?—
Al escuchar la voz de ____, Aegon hundió su rostro en aquel libro de nuevo, pues de todas las personas que vivían en King's Landing, la última que quería que lo viera asi era ella.
—Ya es muy tarde, ____. Vuelve mañana.—
—Majestad, puede levantarse ¡Que gusto me da verlo!—La joven se acercó a la mesa, y no le costó mucho notar que Aegon ya no traía las vendas... Ni que esquivaba su mirada a toda costa. Se hizo una idea del porqué—. Escuché... Rumores de algunos campesinos. En campos norteños del reino... Creen haber visto algo enorme moverse en una arboleda cercana.—Aegon no respondió—. Mañana a primera hora iré a ver, majestad... Tal vez pueda acompañarme, si ya puede caminar.—
—Con la apariencia que tengo ahora, no creo que deba salir de la fortaleza.—
—¿Por qué?—lo escuchó resoplar.
—Las pasas de uva que comí en la mañana tenían mejor piel que yo.—
____ se acercó al rey, quien seguía evitando su mirada. Fue así hasta que ella se paró junto a él.
—Déjeme verlo, majestad.—
—No, no quiero.—
Lejos de darse por vencida, ____ llevó sus manos al rostro del hombre, sintiendo de inmediato las durezas de sus mejillas. Levantó su rostro, y entonces lo notó.
Aquella herida ya cicatrizada surcaba cual camino el suelo la mitad de su cara. Sus ojos no estaban afectados, al igual que su boca. Solo un poco de su labio superior se fruncía un poco. Pero los pómulos y su nariz...
—No es para tanto... Al menos no se le cae la cara.—
—¿Como a mi padre?—
—... No es gracioso.—Aegon sintió que sus latidos se apresuraban cuando la joven se agachó, quedando a su altura. Las manos ajenas tallaban con cuidado sus cicatrices, y un par de ojos curiosos lo examinaban sin una pizca de miedo o maldad—. Sus ojos siguen siendo tan bonitos como siempre, su voz no ha cambiado y su cabello albino sigue estando ahí... Asi que no, majestad. No es para tanto.—le sonrió—. A mi no me importa, dudo que a Sunny tampoco... Asi que mañana vamos por él.—La chica quiso levantarse, pero entonces las manos de Aegon se lo impidieron.
—Mañana iremos por él. Pero hoy... Quédate conmigo.—Aquel par de ojos cristalinos la miró con necesidad, desesperación. Y ____ no tardó en entregarse a su pedido.
Acunó el rostro ajeno entre sus manos, mirando ese par de orbes azules (celestes, azules, lilas según libros... Yo qué sé we).
Transmitían impaciencia... Inseguridad.
—¿Algo le preocupa?—
—¿Preocuparme?—Aegon se levantó, reprimiendo una mueca de dolor al apoyar mal su pie—. Cariño, eres la única persona en este reino de mierda que se preocupó por mi y por la única cosa que amo. Todos hablan mierda de mi pero tú vienes aquí...Y me haces sentir... Existente.—Tomó las mejillas ajenas, tallando con sus pulgares las comisuras de sus labios—. Eres algo tan... Puro y bello que siento que no eres real.—se acercó poco a poco—. Una basura como yo... No sé si merece algo asi.—
____ lo besó, cansada de escuchar tan mala referencia a si mismo. Le dolía que una persona se tuviera tanto odio propio, y más cuando ese odio propio fue plantado por terceros.
Los reyes, los hermanos... todos tenían una pizca de culpa en ese enmarañado círculo de oscuridad que rodeaba a la familia real.
Nadie era bueno, nadie era malo. Pero todos sufrían y causaban sufrimiento...
¿Qué tipo de familia haría eso?
Apartó todos esos pensamientos conflictivos al sentir las manos de Aegon clavarse en su cintura y atrayéndola más hacia él.
El rey fue retrocediendo poco a poco, hasta llegar a la cama. Solo entonces se detuvo a ver a la mujer.
—... No sé qué tan decente sea esto... Aún estoy medio roto.—
—Podemos detenernos y-
—No no, de eso nada...—la miró inseguro—. Pero tampoco quiero que tengas una mala impresión mia... Creo que un viejo crujiría menos de las rodillas.—La chica rió bajito, para luego llevar sus manos a la camisa del rey y comenzar a desabrocharla.
—Déjeme ayudarlo... Yo haré la parte difícil ¿Si?—deslizó la prenda por sus brazos, notando que las quemaduras también ocupaban gran parte de su torso. Desató la parte baja de aquel pantalón pijama, y solo entonces le indicó que se acostara. Aegon en ningún momento dejó de mirarla. No podía. Aquella mujer que apenas y conocía hace unas semanas se había robado su corazón por completo. La adoraba, la quería cerca, solo para él.
Ese momento hipnótico se rompió al sentir como la mujer se sentaba sobre su abdomen.
—Si algo le duele, me lo dice.—____ desató su corsé, deslizando el simple vestido por sus brazos y lanzándolo a un lado.
—Si eso hará que te detengas, entonces no te diré nada.—Aegon posó sus manos en la cintura de la mujer, sintiendo la suavidad de su piel.
Deslizó las manos por el cuerpo ajeno con fascinación, y entonces fue consiente de que hasta ese momento, nunca había tenido pensamientos impuros con ella. La apreciaba por quién era, por cómo lo hacía sentir...
Pero por los dioses... Era hermosa.
Presionó sus pechos con cuidado, arrancándole suaves suspiros. Por su parte, ____ le brindó caricias también. Tallaba sus cicatrices con cariño, intentando que con ese gesto, Aegon viera que a ella no le desagradaban.
No pasó mucho más cuando cierta presión chocó en su parte baja.
—Bueno... Esa parte no se ha quemado.—la chica rió apenas.
—¿Suele hacer chistes tontos en este tipo de situaciones?—
—Solo cuando una mujer hermosa me hace compañía y me pone nervioso... Así que es la primera vez.—se tensó al sentir que ella se movía, generando fricciones que le daban escalofríos.
—De verdad... si duele, majestad...—
—Corazón, me duele que todavía no lo hayas metido.—____ se levantó apenas, tomando el miembro del rey y acomodándolo en su entrada. Fue bajando poco a poco, hasta que llegó al fondo. Solo entonces respiró—. ¡Por los... dioses!—Aegon se aferró con fuerzas a las caderas de ____—. Se siente maravilloso...—
La mujer comenzó a moverse con cuidado, intentando no generar más peso del que el rey pudiera soportar. Iba a un ritmo lento, constante, buscando el placer que la situación no mesquinaba en brindarle.
—¿Se siente bien, majestad?—
—Aegon... Dime Aegon.—el hombre la miró, aún aferrándose a su piel.
—Aegon...—____ se inclinó, tomando su rostro y besándolo con ganas.
—No te haces idea de lo frustrante que es no poder hacer mucho más...—quiso moverse, pero sus heridas se lo impidieron—. La próxima vez... haré todo yo, haré que grites mi nombre.—
—¿"Próxima"?—El rey la miró indignado.
—Eres mi mujer ahora, no pienso dejarte ir...—Aegon se aferró a su cuello, acercándose a su oido—. Sunfyre tuvo suerte de conocerte y yo de tenerte ahora... Eres nuestra...—
Aquello le causó escalofríos.
—¿Segura de que es por aquí?—
—Asi dijeron los aldeanos... ¿Por qué?—Aegon bajó de aquel carruaje, e ignorando el llamado de los guardias, se adentró en la arboleda. La joven lo siguió enseguida—. ¿No me dirás qué sucede?—____ se puso a su par.
—Bueno, solo quería alejarme de esos idiotas.—se aferró a la mano de la mujer—. Hola ¿Qué tal, milady? ¿Cómo amaneció?—____ rió bajito, presionando su mano de vuelta—. Pero volviendo a lo de este lugar, aquí veníamos con Jace y Luke a aprender a volar. Esquivábamos los árboles volando bajo, asi que no es desconocido para mi.—Aquello hizo que ____ se emocionara.
—¿Crees que Sunny lo recordó?—
—Es muy probable, si.—
Caminaron un poco más, y la mujer notó que Aegon sabía exactamente a dónde ir.
Lo ayudaba cada tanto, cuando sus piernas lo traicionaban y flaqueaban un poco.
Minutos después ya estaban en una cueva, Una que se expandía hacia abajo. Y Sunny estaba ahí.
—Hola, corazón.—____ se acercó emocionada, justo cuando el dragón levantaba la cabeza—. Nos diste un buen susto.—
Aegon se puso a su par, acariciando el hocico del animal. Verlo sano y salvo lo llenaba de felicidad.
Y ver a ____ sentir esa misma alegría solo le confirmaba lo sincera que había sido todo ese tiempo.
—Esa vez... Prometiste que dejaría la cama, que podría volver a ver a Sunny... Y un amanecer cálido daría inicio a un mejor mañana.—____ lo miró, notando que Aegon la miraba fijamente—. Creo que hoy es ese mañana, ____. Hoy contigo.—La mujer sintió algo bonito en el pecho. Le dio un besito en la mejilla, haciéndolo sonreír.
—¿Y si nos vamos lejos? ¿Escapamos?—
—¿Con un dragón herido y su jinete igual o peor? No creo que lleguemos muy lejos.—
—Que mala... Dejémoslo para más adelante.—recibió otro besito.
Esa mañana, en aquella cueva algo oscura y húmeda, lejos de lujos y cuidados...
Aegon entendió que era feliz.
Y no necesitó un trono o ser rey para ello.
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@SimyBenarroch UNA CARTA A LA REINA RANIA
El sábado pasado, la reina Rania de Jordania escribió un artículo titulado Gaza: una distopía moderna en el diario brasileño O Estado de S. Paulo. Uno de los principales oncólogos de Brasil, el Dr. Sergio Simón, radicado en São Paulo, respondió con una carta a la reina Rania de Jordania: Su Majestad la Reina Rania al Abdullah de Jordania Amman, Jordania
Vivo en Brasil, un país alejado de tu hermosa Jordania, que nunca he visitado. Sin embargo, como médico judío con un profundo interés en los trágicos acontecimientos de Oriente Medio, me alegró leer su columna de hoy en O Estado de Sao Paulo, uno de los principales periódicos de Brasil. En tu conmovedor artículo nos hablas de la distopía, un lugar imaginario donde la gente vive en la mayor desgracia y sufrimiento. Y usted menciona que Gaza no es sólo una distopía sino una realidad en nuestros días, quizás el lugar más trágico de la Tierra en la actualidad. No podría estar más de acuerdo con Su Majestad. Cualquier persona razonable en el mundo se ha sentido profundamente conmovida por las escenas de sufrimiento humano vistas en la televisión estos últimos días. Y - como bien señala Su Majestad - 1,8 millones de personas viven bajo asedio, rodeadas de enemigos, viendo sus casas y efectos personales destruidos en esta batalla sin sentido. Según Su Majestad, cada habitante de Gaza sólo quiere lo que todos queremos: una vida normal, ¡nada más y nada menos! Usted pide que la gente actúe y reaccione, que ayude a salvar al pueblo de Gaza y que haga donaciones a la UNRWA.
Su Majestad no puede recordar los siguientes hechos, ya que ocurrieron pocos días después de que usted naciera en agosto de 1970 en Kuwait. En ese momento, el rey Hussein de Jordania (que Allah bendiga su memoria), que se convertiría en su suegro, inició una de las batallas más sangrientas contra el pueblo palestino en lo que se conocería como el “Septiembre Negro”. Estaba firmemente decidido a no permitir que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), bajo el liderazgo de Yasser Arafat, se hiciera cargo del gobierno de Jordania o incluso del gobierno de la Margen Izquierda. Y probablemente tenía razón, ya que esto habría amenazado la autonomía del Reino Hachemita. Su suegro, con la leal ayuda de las Fuerzas Armadas jordanas, mató a miles de refugiados palestinos a punta de pistola. No fue una guerra larga: terminó en julio de 1971, pocos días antes de su primera fiesta de cumpleaños en Kuwait. Pero según Yasser Arafat, cerca de 20.000 palestinos fueron asesinados durante el Septiembre Negro. Otras organizaciones palestinas, como el Frente Popular para la Liberación de Palestina de George Habash y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina de Nayef Hawatmeh, cuestionaron abiertamente la legitimidad de la monarquía de su suegro y participaron igualmente en la lucha.
Y ustedes se preguntarán –con razón– “¿Cómo es que había refugiados palestinos en Jordania en 1970, si habían abandonado Israel en 1948? Veintidós años después seguían siendo “refugiados”. Sí, Su Majestad la Reina Rania, el Rey Hussein bin Talal, su suegro de bendita memoria, siempre mantuvo a los palestinos desplazados en campos de concentración, como lo hicieron todos los demás países árabes de la época. En lugar de absorberlos en la sociedad jordana, los mantuvieron en condiciones inhumanas en campos de concentración para presionar a Israel y las Naciones Unidas. Nadie quería que se resolviera el “problema” de Palestina. ¡Oh, por supuesto que también estaban los refugiados judíos de los países árabes! Cientos de miles de judíos tuvieron que huir de Egipto, Líbano, Siria, Irak, Argelia, Túnez, Yemen y Marruecos sin nada, dejando atrás todas sus pertenencias y propiedades… Pero Israel no los metió en campos. Fueron fácilmente absorbidos por la sociedad israelí y hoy, una o dos generaciones después, son abogados, médicos, profesores y profesores universitarios en Israel. Ya no existe el problema …. 1/2
….Ya no existe el problema de los “refugiados judíos”. Esto podría haber sucedido con los palestinos pobres si el rey Hussein en Jordania, Gamal Abdel Nasser en Egipto y Shukri al-Kwatli y Hafez al-Assad en Siria hubieran hecho lo mismo.
Entonces, Su Majestad, pensé que debería saber que su Reino de Jordania ha desempeñado un papel importante en la creación de la situación en Gaza, donde los terroristas de Hamás lanzan miles de cohetes sobre los civiles israelíes y luego utilizan a niños y mujeres palestinos como escudos. – un monstruoso crimen de guerra. Incluso las escuelas de la UNRWA, para las cuales Su Majestad está recaudando fondos, han sido utilizadas como escondites para bombas y cohetes (lo dijo Ban Ki-moon, el Secretario General de la ONU. Y yo le creo).
Pero Su Majestad, como Reina de Jordania, tiene la oportunidad de contribuir significativamente a resolver esta situación tan grave. Por favor, dígale a su marido, el Rey Abdullah II de Jordania (que Allah le bendiga) que convenza a los líderes árabes de resolver el problema palestino. lo antes posible. Deberían absorber a los palestinos en sus sociedades; deberían reconocer a Israel como un Estado y hacer las paces con él (¿sitios religiosos? Israel daría a todos acceso libre e inmediato, estoy seguro; ¿compensación por la pérdida de propiedad? Esto se puede resolver fácilmente, también estoy seguro); deberían dejar de educar a sus hijos para que odien a los judíos; deberían aceptar la igualdad para las mujeres y para todas las minorías y religiones. ¡Fácil! ¡Tan sencillo como eso!
Así que esta noche, Reina Rania, cuando le preguntes al espejo mágico: "Espejo, espejo en la pared, ��quién es la más bella de todas?" el espejo responderá “Tú, mi Reina, eres la más bella de todas. Justo no sólo por la belleza que Allah te derramó, sino también por ser justo con todas las partes”.
¡Que Allah conceda a Su Majestad mucha salud y felicidad! Sergio Simon Sao Paulo, Brasil 2/2
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¿Amor o amistad? Parte 48
Al final no pudo decir que no, así que informó a Alphys de que el rey quería las cámaras de la zona específica de Hotland apagadas, no dijo porque, simplemente dijo que era una orden y que no había necesidad de preguntas. Claramente iba a negarle cualquier tipo de información a su pequeña pero revolucionada asistente, ya tenía bastante material para escribir y suficiente imaginación como para que encima tuviera la oportunidad de ver en directo.
No, no iba a pasar nada más que disfrutar un poco el tiempo allí, no iba a seguir las ideas de una mocosa atrevida, aún si en cierto modo no le molestaría del todo si algo pasaba. Agitó la cabeza repetidas veces muerto de pena al notarse a sí mismo imaginando cualquier situación; suspiró por lo bajo, Asgore preparó todo en un bolso mediano para ambos, un segundo cambio de ropa que había conservado del primer mes donde lo cuido prácticamente todos los días, dos toallas grandes, bueno, grandes para él, no para el rey.
Asgore se tomó también la molestia de preparar algo sencillo de comer, para el camino o para hacerlo después de entrar, justo después de avisar a un centinela de que necesitaba la zona sin nadie, ya que quería “probar” que tan bien servía el agua termal con el doctor. Gaster no estaba muy a favor que la guardia real supiera, pero poco podía quejarse, si no, podrían encontrarlos en mal momento mientras estuvieran en el agua.
Antes de cualquier queja, Asgore lo levanto en brazos para poder ir por New Home.
—S-Soy perfectamente capaz de caminar majestad.
—Estás empezando a cojear, te bajare en el barco, solo sostén la canasta mientras.
El científico refunfuño, más no podía hacer nada una vez que lo cargaba, no es que no podía llevarle la contra, podría, pero sabía que era para tener una discusión que no iba a ganar y solo terminarían yendo de todos modos de mala gana porque ya habían ordenado todo; cuando vio el puerto suspiro con cierto alivio en el momento que lo apoyo en el asiento a su lado.
—Majestad, ¿está bien hacer todo esto?
—Necesitas relajarte un poco, si termina no siendo de tu agrado te regresare a casa.
—Supongo que es un buen trato.
Fueron tranquilamente por el trayecto del río hasta Hotland, donde Asgore lo llevo de nuevo en sus brazos aun cuando Gaster “podía” caminar, prefería no arriesgarlo a que dañe lo que se está curando lentamente, no es que se curara tan lento como los humanos, esas lesiones eran severas pero los monstruos podían curarse mucho más rápido, y su pareja lo haría si no fuera tan terco de forzar sus tobillos y rodillas en momentos innecesarios.
Una vez llegaron, Asgore lo dejo sentado en una roca media, para luego soltar la bolsa justo a su lado, Gaster lo miró ligeramente nervioso, no es que no viera su cuerpo ya quien sabe que cantidad de veces, es solo que hacerlo al aire libre, podría decirse que lo ponía un poco nervioso, por si algún monstruo se colaba a la zona por no llegar a oír la orden del rey.
—¿Te sientes nervioso? ¿No has vuelto a venir?
—Pocas veces, no he vuelto desde que mi cuerpo cambio.
—Podríamos venir más si te gusta cómo se siente ahora.
—A decir verdad, espero no terminar quemado.
—No es tan caliente como uno esperaría.
—Le tomare la palabra.
Sin mucho que decir, Asgore le dejo su espacio para poder desvestirse y a regañadientes lo dejaría meterse solo a las termas, como no eran muy profundas Gaster podía permitirse agacharse y entrar con cuidado; al final confirmó que el rey no mentía, las aguas estaban a una temperatura ideal para relajar los músculos. Luego de un minuto o dos, Asgore entro también a las aguas.
—¿Está en su punto verdad?
—Debo admitirlo, se siente realmente agradable.
—Igual luces un poco tenso todavía, nadie vendrá a ver Dings.
—Se que no, pero debe entender que aún estoy muy paranoico.
—Bueno, si alguien de todos modos viera, dudosamente le creerían.
—Si, se de eso, todos creen…. como sea.
Hundió la cabeza hasta que solo el hueco de su nariz y cuencas fueran lo único que se notara, claro que todos creían que el rey aun esperaba con esperanzas que la reina regresara, incluso sabiendo que eso no era así ya, sabía que probablemente le alegraría volver a verla, a veces esos pensamientos intrusivos le arruinaban el día o la semana entera hasta volver a ver a Asgore en los informes o en sus citas.
—¿Estás celoso? —Gaster lo miró de reojo y negó con la cabeza. —Sabes que eres un pésimo mentiroso cuando estás fuera del trabajo.
—Ugh —se enderezo un poco —no estoy celoso.
—¿Seguro? —le atrapo el mentón —te cuesta mucho mirarme a la cara cuando algo te molesta y no me lo quieres decir.
—Quizá… solo un poco. —Refunfuño inflando las mejillas.
—Oh vamos —lo jala para que se ponga sobre él.
—¡¿A-Asgore?! —lo mira un poco aturdido por la sorpresa.
—Te amo.
Asgore sonrió al verlo enrojecer por completo, terminó por pegarlo contra él para poder besarlo, adoraba ver su cara avergonzada, solía no decir demasiado aquellas dos palabras por costumbre con Toriel, que a veces lo sentía demasiado pegajoso y aún tenía un poco de reserva con su actual pareja, pero eso lo hacía más divertido, lo decía con poca frecuencia solo para que no se acostumbrara y sorprenderlo.
—A-Ah… e-es peligroso Asgore…
—Oh, no lo es, estamos solos tú y yo.
—P-Por favor…
—Oh, está bien, está bien —rio suave, soltándolo despacio. —¿Te parece hablar un poco?
—Eso suena bien.
Gaster suspiró un poco más relajado, con la pequeña charla de antes, no habían tenido su actualización de la semana, sobre todo saber cómo iban sus niños con sus tareas, que nueva cosa se le había ocurrido a Undyne para mantener a Papyrus entretenido, que nuevas creaciones culinarias había experimentado, donde Sans había caído dormido que fuera nuevo y tonterías varias, cosas cotidianas. También otro tema un poco más delicado.
—¿Qué tal la rehabilitación en casa?
—Se puede decir que bien, aunque Undyne tuvo que venir a explicarle a Papyrus que hay movimientos que ya no puedo hacer.
—Oh, ¿tomo mucho que entendiera?
—Bueno, un poco, lo teórico nunca fue lo suyo y enseñárselo de forma práctica no es una opción en mi estado.
—¿Entonces? No creo que se quede de brazos cruzados.
—Él hace la mitad de las curaciones, aplicando magia verde para sanar parcialmente mis rodillas, yo me encargo por mi cuenta de los ejercicios y de vendar adecuadamente mis tobillos, Sans a veces viene a ver que todo esté en orden, diría que me vigila un poco.
—Conociendo como velas por tu salud, no sería una sorpresa.
—¡Hey!
—¿Me lo vas a negar justo a mí Dings?
—Ugh… —desvió la mirada —puede que no sea un fanático de cuidar de mí mismo, pero no podría ni trabajar si no hago los ejercicios.
—¿Cómo sientes las piernas ahora?
—Han ido mejorando, a paso lento supongo —miró un poco el agua —las termas relajan bastante los músculos también, que complicado tener un cuerpo blando.
—Te acostumbraras —sonríe suave —¿Puedo ver que tal vas?
—Oh, supongo, deje que suba al borde.
Se levantó con cuidado para poder sentarse, dejando un poco sus pies aun remojándose en el agua, Asgore tomó gentilmente una de sus piernas para levantarla un poco, al menos podía decir que las marcas de las rodillas habían prácticamente desaparecido, pero las de sus tobillos se resistían a irse por completo, y ni siquiera tenía que mirar demasiado para no saber que las de sus muslos nunca se irían, ese marcador perverso, de ambos lados, un total de veinte marcas de líneas.
—Majestad… —junto las piernas.
— Oh, ah, lo siento, sé que no te gusta tenerlas al descubierto.
—No es algo que pueda evitar en ciertos puntos, las tendré para siempre probablemente.
—Fueron cortes profundos, —separa suave sus piernas, sin abrirlas demasiado. —¿Has pensado que hacer con ese bastardo?
—Tengo… muchas ideas, muchas de las cuales no estará de acuerdo.
—Haré la vista gorda, sé que seguramente quieras torturarlo, así que no me digas lo que piensas, solo hazlo cuando te sientas listo para verlo cara a cara.
—Aún tomara un tiempo, intente ir con la escolta de Undyne, pero…
—Me dijo, vomitaste en la puerta antes de poder entrar, aún no estás listo.
—Me pregunto si alguna vez lo estaré ugh… —se llevó una mano al vientre.
—Oh, ¿estás bien? —le acerca una mano al vientre.
—Es solo… que cualquier cosa relacionada con él hace que mi vientre duela…
—Oh, ven aquí.
Salió del agua también para sentarse a un lado y pasar la mano por su pecho mientras le sostenía con la que tenía libre, como otras veces que vio, su alma mandaba esas señales mágicas dolorosas para que dejara de pensar sobre ello, sobre lo que paso, si bien volvió al pasado, su cuerpo, alma y mente lo tenían muy fresco como si hubiese pasado de nuevo de todos modos, besó suave cerca de sus labios, mientras iba mitigando lentamente el dolor.
—Siento arruinar nuestra salida…
—Yo no debí mencionar nada en primer lugar —restriega la cara contra la suya —sabes que, si duele o lo que sea, puedes decirme siempre y haré que se vaya.
—Lo sé… —respiró aliviado —Asgore…
—¿Estás mejor? ¿Sigue doliendo?
—Estoy bien, no se preocupe… —se apoya un poco en él.
—¿Pasa algo más? Sabes que te escuchare.
—No, está bien así…
Asgore lo miró un poco y termino por ponerlo sobre una de sus piernas para poder abrazarlo cómodamente, claro que notaba que algo rondaba la mente de su pareja, cada que “eso” medio intentaba salir, él lo escondía, no quería presionarlo por el momento, aún estaba bastante estresado en todos los sentidos por lo que paso. Notó a Gaster quejarse un poco de nuevo por el hecho de que podrían verlos, pero siendo sinceros él no quería soltarlo todavía, no hasta saber que realmente su alma estuviera calmada.
Después de quizá un minuto, el científico se rindió y se acurruco contra él.
Lo mantuvo un rato más contra él hasta que su alma dejo de sentirse tan inquieta de forma negativa, también, que el calor del lugar hacía un poco más difícil mantenerse juntos, así que se separó suavemente, solo teniendo ambos el agua hasta casi las rodillas, ya habían pasado bastante rato en las termas, quizá un poco más de lo que cualquiera recomendaría, así que solo estuvieron unos cinco minutos más antes de levantarse para ir a secarse y volver a vestirse.
Miró un poco al otro cuando ya estaba listo, notando que estaba un poco en las nubes, si se podía decir de esa forma, quizá demasiado distraído o pensando demasiado, se dijo a si mismo que no iba a presionarlo, pero claro que la curiosidad era una mala consejera a la par de insistente. Respiró hondo antes de acerca una mano a su hombro para hacer que lo mire.
—¿Asgore?
—Dings, sé que dices que está bien, pero siento que hay algo que te ha estado molestando, ¿si me has dicho antes todo?
Pudo notar como se ponía rojo completamente y volteaba la cara, inquieto de quien sabe que ideas que cruzaban por su cabeza, pero eso solo avivaba su mala curiosidad, así que espero un poco a ver si tenía el valor de contarle que estaba molestándolo.
—N-No es…. no es algo que… haga… quiero decir… —mantenía la mirada desviada.
—Puedo notar que algo ronda tu mente, pero no podré saberlo hasta que me lo digas, como todo lo anterior Dings.
—N-No es… ah… —suspiró rendido —es… sobre algunas sensaciones que tengo…
—¿Sensaciones? —lo miro confuso.
—Sobre… lo que paso con Jack, q-quiero… borrar como se sienten, o la palabra sería reescribirlas.
—¿Puedes explicarme eso?
—Yo… quisiera… bueno… —desvió la mirada —la sensación en mi boca s-suele volver en los terrores también, o en mi vientre cuando… él…
—No pienses en ello, volverá a doler —le levantó suave el rostro —lo siento, estoy presionándote demasiado.
—No…—lo miró intranquilo —Asgore… quiero sacar esto de mi mente… dejar de sentir que sigue profanándome incluso en sueños… —tembló ligeramente.
—Puedo imaginar eso —le acaricia suave las mejillas —ah, siento que es muy pronto, aun así, si tú sientes que podemos ir más lejos, lo intentaremos.
—Hay… ¿hay posibilidad de intentarlo… ahora?
—¿No te oponías a hacerlo aquí como insinuó Undyne?
—¡N-No aquí! —sintió su cara arder. —S-Solo digo… i-ir a su hogar.
—Bueno, también podríamos ir al laboratorio, estará bastante desolado a esta hora ¿no?
—¿A-Allí? P-Puede que Alphys esté despierta…
—Podemos probar suerte, además si quieres ir un poco más lejos sería bueno que te prepare y sé que aún escondes el lubricante en tu escritorio.
—¡¿A-Aún recuerda eso?!
—Oh vamos Dings, lo hicimos bastantes veces allí.
—S-Se que sí, p-podríamos solo ir por el frasco.
—¿Seguro? Luces muy… impaciente. —No pudo evitar sonreír divertido.
—Y-Yo… ah —se cubrió la cara, completamente apenado.
Asgore tomó las cosas antes de llevar a Gaster de la mano para ir en dirección al laboratorio, que estaba relativamente cerca por lo que permitió que él caminara ese trayecto, no le tomó más de un par de minutos antes de llegar a la parte trasera del laboratorio, por donde estaba más cerca la oficina del científico. El rey lo termino por llevar en brazos cuando lo vio apoyarse en las paredes, como solía hacer, intentó hacerse el fuerte intentando no mostrarle que sus piernas no estaban bien para caminar tanto como quisiera.
Lo llevó al lugar para poder sentarlo en el sillón.
—Sabes que puedes decirme que no quieres hacerlo aquí. —Le miró de reojo mientras iba a cerrar la puerta con seguro.
—Ah —lo miró avergonzado —s-solo me preocupa que no estemos solos.
—¿Seguro? —se siente a un lado y le toma suave de las manos. —Quiero saber… ¿no te estas presionando a ti mismo?
—Yo… —levanto la vista, inquieto —quizá un poco… solo quisiera poder disfrutar como antes de que todo esto pasara…
—Cada ser supera las cosas a su manera, aunque debo decir que forzarte a superarlo rápido podría no salir tan bien como quieres.
—Lo sé Asgore, es solo que… mi libido sigue casi intacto.
—¿Oh? —lo miro curioso de aquel dato —bueno, muchas veces te quedas conmigo para tener un rato más íntimo, así que no es que me sorprenda.
—Es que cuando pasa… suele doler al poco rato si no hago algo… —murmuró por lo bajo, apenado. —Intento mantenerme en el trabajo, pero a veces pasa de todos modos.
—¿Desde cuándo pasa?
—Desde mi celo, pensé que mi libido se apagaría un tiempo por lo sucedido, no fue así…
—También me sorprendió un poco que aún quisieras… bueno, no es que fuera algo que me molestara —le besa los dedos.
—Yo… ¿debería intentar contenerme?
—No, solo será más doloroso, —miró a otro lado.
—¿Asgore? —Intento verlo a la cara.
—Ah, lo siento, solo divague un momento.
—Puedo suponer que lo dice por su celo.
—Ugh… ¿tal vez? En todo caso, no quisiera que terminaras reprimiéndote tampoco, ninguno de los extremos es bueno.
—Entonces… me permitiría probar… algo por mi cuenta…
—¿Oh? Adelante Dings.
Nerviosamente, el científico se puso un poco sobre el rey apoyando las manos en el pecho, haciendo que este se sorprendiera un poco, pero por mera curiosidad y sobre todo por mantener tranquilo a su pareja, dejó que siguiera hasta donde se sintiera cómodo en lo que trataba de intentar. Gaster se notaba bastante indeciso al principio, pero al final termino por empezar él un beso, lamiendo tímidamente los labios de Asgore, como si pidiera permiso; el rey le permitió hacer aquel acercamiento más intenso, tanto como pudiera hacerlo, él intento torpemente jugar con sus lenguas como lo hacía el rey cuando tomaba todo el control y claro que el otro que notó un poco de magia en aquel beso. Asgore no podía negar que tenía una gran tentación de tomar el mando, sin embargo, quería ver que tan lejos podía llegar su tímido científico.
Pasado solo un rato separó sus bocas, notándose bastante apenado.
—A-Ah yo… ah… —balbuceo nervioso.
—Ha sido una sorpresa, es la primera vez que tomas un poco de control —lo atrae de la cintura —también estabas intentando usar tu magia, ¿me equivoco?
—Y-Yo uah… —lo miro avergonzado —l-lo siento…
—Oh, no me molesta en absoluto, es lindo verte atrevido, —le pego a él —aunque creo que deberías practicar un poco lo de tu magia, ¿quieres hacerlo como yo cuando lo hago en celo?
—A-Ah, s-solo q-quería p-probar… si funcionaba.
—¿Quieres provocarme como yo lo hago contigo? —no pudo evitar sonreír divertido.
—N-No, yo… —sintió la magia acoplarse en su cara.
—Está bien Dings, —lleva su mano libre a la mejilla —debo decir que es una faceta tuya difícil de ver.
—A-Ah… —se apoyó en su mano, sin verlo.
—Rara vez te aventuras así.
—¿Es demasiado?
—Por supuesto que no, en todo caso yo te diría si es mucho —le besa suave —¿Qué tal si sigues? Quiero ver más de este lado tuyo.
Gaster solo asintió suave, volviendo a intentar usar su magia, aunque él lo sentía más aún que Asgore, quizá por el hecho de que inconscientemente buscaba su magia también; bajo tembloroso las manos por el pecho, queriendo sentirlo más, tocar un poco, siempre tuvo demasiada pena para intentar poner sus manos sobre él y el rey podía hacer que tocarlo fuera algo que no pensara mientras estaban juntos. Paso los dedos por su cuerpo, delineando sobre todo el pecho mientras pegaba más su cadera contra la suya.
—A-Ah —jadeo por lo bajo apenas recuperando el aliento.
—Nada mal Dings —sonríe suave, podía notar el sabor dulce de la magia en su boca.
—Asgore yo… —sus manos quedaron quietas justo en su vientre.
—¿Quieres tocar más? No voy a mentir, besar así puede que me encendiera un poco.
—¿E-En verdad?
—Sí, —le tomó suave una de las manos y la bajo más.
—¡¿A-Ah?! —pegó un salto al notar el bulto medio.
—Siempre note que mirabas, pero nunca te atrevías a tocarlo.
—Y-Yo ah e-es que… —murmuró sintiendo que moriría de pena en cualquier momento.
—Si es demasiado podemos detenernos.
—N-No… m-me niego —murmuró por lo bajo —y-yo… hay algo que… quiero hacer.
—¿Qué quieres hacer?
—Y-Yo… p-podría… —recorrió con los dedos inquietamente por el bulto.
—Haz lo que quieras Dings, yo te diré si no me gusta, ¿de acuerdo?
Lo miró nervioso durante unos segundos antes de asentir nuevamente y pasar ahora las dos manos por debajo de su vientre, decidiendo al final bajarse para estar a la altura de su cintura, pasó saliva, inquieto antes de tomar la tela que estorbaba, se estremeció por completo al tocarlo tímidamente con los dedos de forma directa, se veía más imponente de lo que recordaba además sentirse mucho más caliente, aunque siempre lo veía, no lo había mirado de cerca desde hacía mucho tiempo; acarició despacio, mientras mantenía la cara cerca, aún sin estar en celo ninguno de los dos, él podía sentirse un poco mareado por el calor que emanaba.
Asgore pudo soltar un jadeo ronco al notar los toques torpes y tímidos de su pareja, además de la suave respiración tan cerca de su piel que empezaba a arder; no iba a decirle a su esqueleto que el que estaba un poco reprimido era él, la mayoría de las veces solo tomaba un largo baño frío en la bañera para calmarse, así que cuando dijo de contenerse, sabía que sería peor para Gaster y agregar más dolor o incomodidades no era la idea.
Al final tuvo un salto de sorpresa cuando pudo sentir de repente la suave y caliente lengua de su científico comenzar a recorrer el largo de su miembro, acariciando la base cuidadosamente con sus dedos, él lucía tan concentrado en eso que no parecía notar que sus ojos estaban teniendo un cambio, a como lo solía ver cuando la excitación era mucha, esos lindos ojos de corazón.
Decir que eso no encendía su alma sería una mentira.
—Así que, ¿esto rondaba tu cabeza todo este tiempo?
—A-Ah yo… quiero… grabarlo en mi mente… —lo miró desde abajo.
—Oh, es así… —sintió que su erección se hacía más fuerte de oír aquello.
Pudo notar el jadeo en su piel mientras lo recorría con su lengua, como si no quisiera que ninguna parte de él quedara sin probarse, estuvo así alrededor de un minuto antes de decidirse a tomarlo con su boca, apretándolo con cuidado pero firme con sus labios, moviendo su lengua alrededor de la cabeza, también lo notaba temblar, aunque no como si le temiera como otras ocasiones, ahora parecía temblar más por los nervios y quizá por sentirse ansioso por saber si podría continuar.
Gaster de vez en cuando levantaba la vista cuando metía más dentro de su boca lo del rey, presionando con su lengua por debajo para poder apretarlo mejor dentro, podía sentir como su paladar ardía, pero de una forma completamente diferente, la sensación de como cada que frotaba su boca con su miembro sentía que su mente se entumecía, seguida de una pequeña ráfaga desde su nuca, haciendo el calor se sintiera placentero otra vez.
Su mente no estaba para pensar del todo con razonamiento, solo quería sentirlo hasta el fondo, así que cada vez que lo tomaba en su boca iba tomando con cuidado un poco más del miembro hasta que de un momento a otro después de una honda respiración lo tomó hasta la base de una vez, sintiendo un escalofrío recorrerle por completo cuando sintió la punta bajar más allá de su boca, golpeando su garganta.
—Ah mierda Dings eso… dios —jadeo roncamente y tuvo la tentación de querer tomar el control, pero se detuvo, dejaría que su pareja lo hiciera a su ritmo.
Pudo notar que torpemente aumentaba el ritmo, aunque curiosamente parecía saber bastante bien los buenos puntos, no preguntaría sobre eso ahora, prefería disfrutar de la vista, en especial cuando sus miradas se cruzaban, cada que lo hacía en el momento que lo tomaba entero, apretaba fieramente la cabeza con su garganta, haciendo que su miembro tuviera un fuerte tirón que le robaba algún gemido grave, haciendo eso aleatoriamente hicieron que su resistencia se esfumara a los pocos minutos, sin siquiera darle tiempo a retirarse y terminando en su boca.
“Este sabor…. es tan bueno… es como si quemara mi mente.” Pensó mientras sentía que tanta cantidad de magia apenas lo dejaba respirar.
Asgore miró de nuevo a su pareja, este se retiró despacio mientras aún su magia seguía a la vista, con la lengua y el interior de su boca teñida de blanco, cerró sus labios mientras temblaba levemente haciendo la mueca de tragar un par de veces antes de volver a abrirla soltando un gemido ahogado, con su interior completamente limpio.
Debía decir que esa imagen era más que excitante, nunca lo había visto tan malditamente ardiente.
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Parte 47
Parte 49
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Toda esta flor | Alicent Hightower x oc female Tyrell | AU
advertencia: contenido sexual explícito
— Mamá siempre pensará en tu felicidad ¿Lo sabes, cierto? Está bien si no quieres asistir a la celebración de tu nombre. Podemos divertirnos juntos aquí, como siempre ¿Si?— Violeta tomó el rostro de su pequeño hijo, coronado en flores hasta el cabello blanco. Él no la miraba a los ojos, se demostraba con suma pesadez como si estuviera arrepentido de haberse trepado en los brazos de su mamá rechazando a todos los vasallos que festejaban.
— Quería tener una fiesta. Hoy fue un día muy especial para su Majestad— suspiró el niño mientras ella le quitaba cuidadosamente las florecillas engarzadas a la túnica. En eso ambos vieron entrar a la abuela Olenna, con sus exuberantes casquetes, pero no le dieron demasiada atención.
Desde que ese niño había llegado a la vida de Violeta, era toda la luz de sus ojos. Nada más importaba. Y eso estaba bien, decía su hermana Maegary comprendiendo cuánto deseaba ser madre.
— Garth, hoy fue un día muy especial para ti, para mi... Para todos. El Rey Viserys te ha legitimado. Eso significa que eres un Tyrell como yo, como la tía Maegary y el tío Loras, como la abuela... Y todos estamos tan felices por eso. Es lo mejor que podría habernos pasado, miel mía— sonreía Violeta acariciandole las mejillas y llevándolo luego contra su cálido pecho para abrazarlo tanto como le gustaba.
— Solo hoy era un día especial aquí en el Castillo y huí de la celebración que su Majestad dio en mi nombre, como un tontito— suspiró él.
— No, Garth. Hoy y todos los días serán especiales mientras estés con nosotros. Si te preocupa el Rey, él ha comprendido que no te gusta el tumulto de gente y los ruidos de las fíestas. Si te preocupa la celebración, al irnos a Altojardín haremos una celebración aún mejor, en nuestro hermoso jardín.
— aseguró su madre.
— Ya no será una verdadera fiesta, si es en Altojardín su Majestad, la reina Alicent, no podrá asistir— murmuró dejando a su madre con el corazón en la boca y las criadas ingresaron a la habitación que había sido asignada para Violeta allí. Ellas se llevaron respetuosamente a Garth para darle un baño, entonces Violeta se quedó a solas con su abuela.
— No conocía tu habitación, pareciera que la mismísima reina duerme aquí, Violeta. Es muy lujosa, Maegary tenía razón y Loras también al envidiar estas construcciones divinas— comenzó Olenna a hablar juntando sus manos y evaluando juiciosa ya.
— ¿Qué quieres decirme?— preguntó la joven castaña alzando una ceja, aun luciendo su bella ropa blanca con flores rojas. Olenna observó nuevamente que en su mano grande y delicada lucía un anillo verde esmeralda, tan verde como la ropa de su Majestad. La anciana no emitió palabra alguna como rara vez pues se había emocionado tiernamente. Violeta estaba reluciente cada día y reconocía el brillo del amor en donde quiera que mirase, tal y como le había dicho a la Reina.
— ¿Abuela? ¿Estás llorando?— Violeta alzó las cejas, sin siquiera acercarse puesto que una distancia se pronunciaba desde su cercanía con la reina, Olenna no perdía oportunidad para hacer comentarios inoportunos.
— No, querida. Gajes de la vejez. Aunque debo reconocer que, quien hoy casi llora es el Rey Viserys.
La crueldad, Violeta, la crueldad que se ha vivenciado hoy ha sido para impresionarse. Entiendo que estés cegada por el amor, pero la reina Alicent es tan cruel como devota— exclamó la anciana negando con la cabeza.
— El Rey Viserys está pudriéndose en vida en esa cama, amarrado con la anestésica leche de amapola, obligado a callar para que sir Otto y la Reina gobiernen. Y hoy ella dejado de sedarlo, hoy lo ha levantado de entre las putrefactas mantas. Hoy la Reina lo ha arrastrado por todo el castillo, obligado a sentarse en ese Trono. Ha hecho todo eso solo por ti, Violeta— soltó Olenna con solemnidad, inspirada por la magnitud de las escenas, por el poder que tan solo el amor le inspiraba actualmente a la casa Tyrell.
— ¿Por qué hablas como si fueras Rhaenyra? El Rey está convaleciente pero ha reconocido a Garth como un Tyrell. Si quieres nombrarme a la Reina como lo haces siempre, te diré que ha sido un gran acto de cortesía de su parte. Ella sabe los bastardos desperdigados que Aegon ha dejado en este mundo, ella sabe que tan solo un acto suyo bastará para nuestra eterna felicidad— sentenció Violeta aun más verborrágica que nunca, el cansancio de lidiar con las conspiraciones de su abuela tan deshonorables, le sacudía la templanza.
— ¿Qué rumores ahora saldrán de tu boca? ¿Me compararás con Loras y su clandestina sexualidad? ¿Someterás mi nombre a tus calumnias que desde tu inconsciencia, brotan como espinas haciéndote sangrar lo que alguna vez tu fuiste?— Violeta por primera vez hablaba realmente frustrada, en el fondo sabía que su abuela tenía toda la razón. El puente que la unía con la reina era ya milimétrico y cada día se hacía más feliz al vivir la crianza de Garth con la compañía tan humana de la reina. Soñaba una familia con ella pero conservaba tanto la libertad de los designios subjuntivos que hervía en su sangre cada vez que su abuela lo insinuaba con naturalidad.
Olenna tan solo dijo una palabra y le bastó para sellarle la razón y el honor.
— Todos los actos de amor son eternos— le había dicho relegándola a los últimos rincones de la fascinación aturdidora.
— Violeta, he venido a darte las buenas noches para no perder la costumbre. Garth ya está creciendo y no duerme en tu misma habitación. He ido a saludarlo, he ido a arroparlo pero no podía dormirme sin saludarte a ti— la reina apareció cuando ya los cielos oscurecían en el egocentrismo de la luna.
Halló a la muchacha de la casa Tyrell aún vestida con esa fina ropa blanca que había lucido en la misma ceremonia, aquella misma tarde.
— Su Majestad, merece usted la liviandad del alma. Su acto el día de hoy con Garth, ha irrigado el jardín de nuestras almas— sonrió ella tomándole dulcemente las manos, y esta vez como todas las últimas noches la reina la besó justo en esas manos. Por encima del anillo de esmeralda que le había regalado esa misma mañana, en secreto y sin saberlo ambas pensaban en un casamiento imposible.
— Garth es el alma más pura que alguna vez he conocido. Sé de tu amor inconmensurable hacia su ser, por eso mi acto no fue solo para él. Las flores lanzadas hacia mí, tantos halagos, lo he sentido verdaderamente. Estas flores han de brotar en tu honor, Violeta— afirmó la Reina con la dulzura deformando bellamente la grandeza de sus ojos marrones.
— Quería besarte las manos, quería saber cómo te sientes— insistió intencionada desde el alma, acariciándole el dorso de las manos con lunares, observándola con tanto maravillar. Violeta la miró como una doncella ha de mirar a su caballero, con toda la fuerza que las historias de caballería Alicent leía en su adolescencia.
El silencio otra vez, sus corazones prometiendo aturdirlo.
— Estoy sintiéndome bien, bien de cuerpo y alma, Alicent— expresó por primera vez dejándola de llamar por su desgraciado título monárquico de consorte. La voz le nacía de entre la multitud de campos floridos en el pecho y se presionaron las manos. Tal fuerza prometía fecundar la dinastía dominante de los próximos años pero ¿Cómo? Si eran apenas dos mujeres de la corte con relaciones tan serias, si aquello significaría la impureza de sus almas.
Aquello fue deseado tanto tiempo por Alicent con la misma intensidad de su culpa. Su mano pequeña acarició lentamente la cintura baja de Violeta mientras su nariz respingada le respiraba en el extenso cuello floreado en accesorios.
— Del cuerpo nace la ausencia de virtudes, el desasosiego de la sangre, el ardor de la pasión— predicó seriamente como si alguna dominación primara por sobre todos sus principios, y un diablo le dictase en la oreja tal discurso.
Violeta callada, sin resistirse a la humedad de esa boca como veces anteriores, ahora cerró los ojos. La saliva de la reina prontamente nutría su piel a sabiendas de todos sus poros erizados. La menor respiración hacía de sus miembros la coagulación compacta y la suave orquesta de la boca de la reina desperdigando besos a succión divina sobre su piel, bendecía como ninguna otra oración en la faz de la piel de los Siete.
Sus cinturas prontamente danzaron en lentitud, productos del espejismo que exigía traspasar realidades mundanas. Queríanse fundirse prontamente y era poco el entendimiento de ambas y la cortesía. Nunca habían deseado su cintura en otra como aquella vez. Jamás.
La Reina delicadamente le descubrió las caderas descollante a la honradez. Así encontróse con su pelvis desnuda mientras Violeta también delicadamente y como si fuera a romperse, le desabrochaba el oro que le prendía el traje verde. Aprendía a besarla en el lóbulo de la oreja con pronta y efímera timidez, mientras percibía con pronta desazón las manos de la Reina acariciarle las piernas y la cintura baja con interés declinable.
Declinaron entonces en la cama y ya no existía lo amarrado de sus cabellos, ni los santos escritos. Todo estaba en silencio que plácidamente la reina se encargaría de llenar al encimarse en el cuerpo, con caricias y danzas que prontamente volviéronse bestiales pero que parían a fuerza de orgasmos el amor retenido.
#hotd alicent#alicent hightower#queen alicent#lesbian#house of the dragon#team green#asoiaf#house hightower#house tyrell#gaemon palehair#aegon ii targaryen
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SANGRE Y FUEGO
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CAPÍTULO 4: los ojos del dragón
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La herida quedó en nada cuando el maestre de Rocadragón puso lo que parecía un ungüento sobre el corte abierto y luego una venda limpia y preparada para esa clase de situaciones. De joven había visto varias de las heridas abiertas del Rey, antes y después de que tuviera que acabar postrado en una cama y dormido por la leche de la amapola que le servían mañana, tarde y noche. Sabía lo que significaba el dolor, tanto que podía oler el miedo de otros y transfórmalo en el suyo... Más o menos. El maestre los despidió de forma educada, dejándolos en el dormitorio con el guardia y la doncella que siempre la acompañaba. Esta comenzó a examinarle la mano al mismo tiempo que comenzaba a recoger los objetos que le había traído al sanador para cuidarla.
-No es como si se me fuera a caer la mano, Dorothea -anunció. Su doncella era una mujer de las calles pobres de Desembarco del Rey que consiguió entrar a su servicio cuando solicitó tener una doncella propia que la ayudase.
Algunas doncellas podían ser del otro continente, pero esas no gozaban de la libertad ni la buena reputación que las doncellas de Poniente tenían. Eran más esclavas y sirvientas que otra cosa. Lo que ella solicitó fue una doncella, no una prostituta que pudiera convertirse en la amante de su cuñado en algún momento. O que pudieran informar a la Reina en todo lo que hacía y dejaba de hacer. Eso, era más conocido como una espía al servicio de la Corona.
-Si se me permite la osadía, excelencia, he visto heridas menores que acabaron en peor.
-Confío en los cuidados de los maestres -le informó, tranquila y desde el asiento de su dormitorio. El mismo en el que su esposo pasaba más tiempo leyendo que compartiendo espacio con otros hombres.
-No en los maestres desconocidos.
Casi sonaba igual que Aemond con esos comentarios. Quizás su cabeza estuviera ordenada de la misma manera que el resto de sirvientas que atendían a la familia real y a las Grandes Casas de Poniente. Naerys se acarició la parte alta de la muñeca.
-Los votos de los maestres son iguales para todos. Atender, cuidar y proteger. Un matrimonio sonaría más libre que eso.
-Por supuesto, mi princesa.
Puede que tal vez eso fuera exagerado. Sabía demasiado bien que la traducción de algunos ritos a la lengua común no eran...del todo acertados. La Fe de los Siete proclamaba una cosa. El rito valyrio, por otro lado, una muy diferente a la de siete dioses capaces de controlar la vida de los humanos.
HACE 5 AÑOS
-Entonces, ¿puede explicarme alguien qué es lo que ha ocurrido para que se haya convocado una reunión así?
-Majestad, créame que el motivo está más que justificado.
-Bien, entonces -el Rey se recostó al frente de la enorme mesa de piedra negra del Consejo. Su cara enojada miraba a cada uno de los que estaban sentados...y a los que estaban de pie-. ¿Qué es tan grave para convocar una reunión a estas horas?
Ambos, Aemond y ella, habían llegado a Desembarco del Rey hacía menos de una hora. Cuando dejaron a los dragones custodiados, fueron interceptados por la Guardia del Rey y obligados a montar en el carruaje que esperaba a la entrada del enorme Pozo Dragón. Ni siquiera era la hora del lobo.
Nada más llegaron a la Fortaleza Roja, custodiados por el jefe de la guardia en persona, fueron llevados de forma inmediata a los aposentos de la Reina. Esta esperaba despierta pero con el camisón puesto su llegada, con el rostro contraído de angustia. Lo primero que hizo fue vociferar si estaban locos por haber desaparecido de la capital de esa forma y no regresar hasta esa hora, al día siguiente de su marcha; juraba que todo el rato la recriminaba a ella de dar la idea. Naerys ni siquiera llevaba la ropa de vuelo, sino el mismo vestido que el día de ayer se había puesto y con el que había bebido la sangre de su primo -ahora, esposo- a las faldas de Monte Dragón.
Al igual que a ella, Aemond se vio sometido a un interrogatorio feroz lleno de preguntas y recriminaciones. Le recordó al interrogatorio en Marcaderiva, solo que a excepción de ese momento, ella no pudo sujetar su mano por la delicada situación en la que estaban. Sin embargo, tampoco es como si no lo hubiesen discutido con tiempo. Su única respuesta fue la verdad, cómo no, de lo que había sucedido en ese tiempo y a su marcha.
La reacción de la Reina fue convocar al Consejo Privado del Rey, al Rey y a todos los involucrados que estuvieran en la capital inmediatamente. Ambos fueron separados en contra de su voluntad; una doncella se llevó a Naerys a sus aposentos y varios guardias la custodiaron. No supo qué fue de Aemond hasta que lo volvió a ver en la Sala del Consejo.
Varias miradas incómodas recorrieron la sala por los integrantes del consejo. Lord Lyman Beesbury, el Consejero de la Moneda, fue el que se atrevió a romper el silencio:
-Su Majestad, vuestro... -las palabras parecieron atascarse en la garganta del hombre- hijo y vuestra sobrina han tomado los votos matrimoniales según el rito valyrio en Rocadragón.
El Rey Viserys I pareció no creerselo en un principio, puesto que la sombra de una sonrisa amenazó con salir, hasta que vio los rostros pálidos y la mirada avergonzada de la Reina clavada sobre la mesa. Naerys apretó los dedos de las manos, entrelazados delante de ella. Tenía los hombros caídos y no se atrevía a decir nada que pudiera acabar torciéndose. El anillo provisional adornaba su dedo anular, frío, entre otros anillos que solía llevar.
-¿Eso eso cierto?
Naerys sintió varias miradas curiosas voltearse hacia donde estaban. La más incómoda, la del Rey. Se suponía que había cosas que no debían decirse de esas formas. Pero eso era la Corte, el Consejo privado del Rey. Cosas así se debían discutir cada semana.
-Sí, Majestad -acabó por sucumbiendo a decir. Para qué mentir, se dijo, si ese Consejo se había formado para resolver esa clase de problemas.
La princesa Saerra, hija del anterior Rey, había sido obligada a convertirse en septa cuando su padre descubrió sus escándalos e intentos de casarse para resolver el problema. Lo único que había conseguido con eso era su expulsión de la Corte y posterior marcha a las casas de placer de Lysh.
-Mandad una misiva urgente -dijo, entonces-. A Rocadragón. Esto debe ser informado. Cuando la princesa Rhaenyra y el principe Daemon lleguen a la capital, que entonces este tema sea discutido. Hasta entonces...que el asunto sea mantenido en silencio.
Aemond y ella se miraron de reojo, ella sin atreverse a hacer contacto visual por completo en esa situación. Todavía habría gente que diría que estaba instándole a rebelarse contra las órdenes de su madre y la Mano. La reina Alicent abrió la boca, pero de ella no salió nada. El Consejo comenzó a levantarse, una vez el Rey se levantó. El rostro anciano, pero bien cuidado con el paso del tiempo, y despierto de la Mano fue a parar hacia ellos de nuevo.
-Majestad, no creo que el asunto sea tan...ligero, digámoslo así. Vuestro hijo y la hija de vuestro hermano con Lady Laena Velaryon han contraído matrimonio en secreto. Cómo sabemos que no mienten para cumplir sus deseos o mancillar la Corona. O peor, cubrir un acto tan delicado como la reputación dañada de la princesa en algún momento.
Todos se detuvieron al escuchar ese detalle. Varias miradas de nuevo sobre ellos, por no decir todas las del Consejo. La reina los miró con el rostro contraído de agonía y ansiedad, mientras que los ojos del Rey pasaban de ellos hacia la Mano.
-Eso no ha ocurrido -habló entonces Aemond, en un tono serio que buscaba la tranquilidad del que lo escuchase, pero firme. El ojo que miraba hacia el suelo ascendió y fue a parar hacia el Rey-. La princesa sigue como el día en el que nació.
-La única buena decisión de todo esto -gruñó Tyland Lannister, sonriendo, pero Naerys tuvo la sensación de que ese comentario iba con segundas intenciones.
-Entonces el asunto está resuelto -la reina levantó la cabeza en busca del apoyo de su marido-. Si no se ha consumado, el enlace no es válido. Rompamos esa tontería y comprometamos a los príncipes cuanto antes y alejémoslos.
Larys Strong, el único sucesor que quedaba de Harrenhal y de la familia Strong por línea directa tras el incendio del castillo, alzó la voz desde la esquina de su puesto. Siempre le había parecido un hombre extraño, con una pierna mal formada, y que acababa sabiendo sobre la vida de los demás antes que cualquier otro. Un hombrecillo misterioso, sin lugar a dudas.
-Si actuamos con rapidez, Majestad, un matrimonio entre ambos principes podría resolver el problema, si bien ha dicho ya la Reina. Sin embargo, podría levantar sospechas por su inmediatez.
Otto Hightower, Mano del Rey y abuelo del príncipe, lo miró vagamente. Casi podía ver la sonrisa triunfal en su rostro, de no ser por la siempre impecable barba que llevaba, con algunos pelos comenzando a teñirse de blanco.
-Nadie sospechará de una unión entre dos príncipes solicitados. Majestad -el Rey lo miró, casi de reojo, cuando comenzó a hablar del tema-, las hijas de Lord Borros Baratheon, las tres, están solteras y en edad de casarse. La más joven podría resultar útil, si bien la mayor ya puede considerarse demasiado adulta. Y una alianza con Dorne sería beneficiosa para el reino, si bien la princesa no está en línea directa al trono.
-No se hará tal cosa.
-Aemond -llamó la Reina, rápida y conteniendo una furia.
El hijo miró a la madre.
-Me arrancaré el otro ojo si eso ocurre y repudiaré a alguna de esas mujeres que se me ofrezcan.
-Deberías haberlo hecho antes, chico -la Mano lo miró sin expresión-. El sinsentido de está unión, si es que puede considerarse así, roza los límites de la paciencia que este Consejo ha tenido estos últimos años. Primero con la descarada boda que el príncipe Daemon tuvo con la princesa Rhaenyra sin haber pasado los seis meses de duelo.
El único sentido para la vida de ese hombre era criticar cada una de las acciones que su padre tomara. Desde sus puestos en el Consejo hasta con quién decidía casarse. Lo último que le faltaba decir era que ella podía ser una bastarda conociendo las preferencias en su pasado.
El Rey intervino, alzando una mano para detener un posible conflicto entre ellos, la otra yéndose a su cabeza.
-También hay otra opción.
-¿Cuál? -preguntó su tío.
-Legitimar el enlace de dos Targaryen de la misma forma que Aegon el Conquistador hizo con sus esposas. Pero tomando la oportunidad que en ese momento no pudo hacer para formar alianzas -los miembros del Consejo lo miraron como si comprendieran lo que estaba planteando. El rostro de Aemond se volvió de piedra-. Si bien no pudimos casar al príncipe Jacearys con la princesa Helaena porque ya estaba prometida, una alianza como esa entre el príncipe Aegon y la princesa Naerys sería beneficiosa.
Si bien las pocas veces que había visto una reacción tan violenta por parte de Aemond, esta vez no tuvo nada que ver con perder algún entrenamiento o la defensa de su propio reclamo sobre un dragón. Naerys lo miró, y si ella al menos hubiera podido resistir el impulso de gestualizar o manifestar sus emociones, tal vez pudiera haber sido menor el impacto de su rabia.
-Por encima de mi cadáver dejaré que eso ocurra -vociferó dando un paso hacia delante. Los guardias que tenían a la espalda y esos que custodiaban la protección del Rey se movieron al percibir una posible amenaza-. Que se case con una de sus putas o con una cabra.
-¡Aemond! -exclamó la Reina, levantándose, roja de ira y de vergüenza.
Humillar al hijo que favorecía y protegía por encima de todo era una cosa, pero que el hijo al que protegía y del que había dependido desde su nacimiento dijera esas cosas era suficiente para ella.
-Y yo lo seguiré -respondió ella. Lord Lyoman volvió la cabeza hacia ella, temblorosa-. Las torres son altas allá en Dorne, tengo entendido. Y las fosas de la Fortaleza Roja parecen profundas.
El Consejo guardó silencio por esa insinuación.
Naerys suspiró, pero no dijo nada, dejando que le diera la razón como a los tontos. Quién era ella para contradecirla. Podría tener una opinión contraria, pero a ningún noble le interesaba saberla. Dorothea se puso de pie y dispuso a salir del dormitorio, pero no antes de recoger el vestido de vuelo que se había quitado antes de dejar que le curasen la herida. El cuero estaba manchado de tierra y polvo, y parecía más un atuendo de batalla que de una señora dragón. Naerys le llamó la atención.
-¿Qué estás haciendo?
-Supuse que le vendría bien descansar, mi princesa.
-Aún es media tarde -se quejó.
En ese momento, una doncella rubia y de rasgos infantiles entró en el dormitorio. Llevaba un gorrito que ocultaba gran parte de su melena, pero algunos mechones caían por sus mejillas redondas y sonrojadas. Era más baja que su doncella.
-Princesa, la Reina quiere saber si está dispuesta para hablar con usted.
Entreabrió los labios. La Reina quería hablar con ella. Tal vez hubiese escuchado ya sobre el incidente en Pozo Dragón, o hubiera algún problema desde la llegada de la princesa Rhaenyra y los Targaryen y Velaryon de Marcaderiva. ¿Tan pronto? Imposible. Era imposible causar tantos problemas en unas pocas horas. A no ser que ella hubiese perdido el tiempo entre no ir a ver a su padre y a sus hermanas. Pensó en su abuela. Debería estar viendo ya al Rey, o esperaba que al menos pensando en las cosas que le había dicho.
-Por supuesto -miró por encima de su hombro-. Sir Arryk, ¿podría avisar a mi esposo de que el maestre ya ha finalizado su trabajo?
Sir Arryk, cuya apariencia era idéntica a la de su gemelo Erryk, cabeceó una respuesta afirmativa y marchó. El metal resonando a cada movimiento. Al poco de salir, la presencia de la Reina se hizo con todos los aposentos. Fue como tener la presencia de la propia Madre. La miró con suspicacia mientras se acercaba a donde estaba, el vestido verde como la llama del faro de Antigua moviéndose con ella.
-Me han contado sobre el pequeño accidente en Pozo Dragón -anunció a su llegada, una sonrisa extraña en sus labios. Llevaba el pelo castaño pelirrojo recogido tras su cabeza, con pendientes y accesorios dorados decorando su atuendo. La estrella de siete puntas brillaba en su pecho-. Espero que todo esté bien.
Una de las primeras cosas que había aprendido de Alicent Hightower con el tiempo, era su inmaculada fe y su favoritismo por proteger la Corona de cualquier amenaza sin importarle los costes. Recordaba a la perfección su cara reflejada en el cuchillo cuando fue a atacar a la princesa Rhaenyra tras el accidente en Marcaderiva, su conversación sobre el deber y las advertencias del Rey llamando a ambas para que se detuvieran. Se había quedado agarrando a sus hermanas, protegida a su vez por los brazos de su abuela y la figura de su abuelo por delante de las tres.
No dudaba de sus buenas intenciones. Pero siempre que fueran dirigidas hacia sus hijos. Ya había visto el favoritismo hacia su hijo mayor, el intento de acercarse a su hija -pero que ella rechazaba, de alguna manera- y las quejas que podía llegar a tener tanto con Aemond y Daeron. Podía intuir que despreciaba la idea de que Aemond estuviera casado con ella, desde su actitud en el Consejo que se formó cuando se enteraron de la noticia hasta algunas miradas y comentarios. Tanto a ella como a su familia. Y que no pudiera cumplir las pocas expectativas que tenía en ella, eso debía de hacer muy feliz porque entonces estaría demostrando su punto. Y Daeron... No lo conocía tan de cerca, puesto que vivía en Antigua con su familia Hightower como copero del hermano de su abuelo.
-Gracias, excelencia -respondió-. Me han curado bien. Desde pequeña siempre he sanado rápido.
-No lo dudo. La sangre valyria es especial.
Naerys se llevó la taza de té a los labios, anteriormente había sido dejada ahí por su doncella mientras el maestre trabajaba, no sin antes dirigirle una sonrisa a la Reina. Luego, le hizo un gesto invitándola a sentarse. Ella se quedó de pie, observándola.
-Espero y que la princesa Rhaenyra haya ido a veros después de ver al Rey -comentó. Pudo ver en el rostro pálido de ella, con unos rasgos y expresiones que daban miedo de lo parecidos que eran a los de su esposo, una reacción-. Entiendo que mi padre, el príncipe Daemon, haya llegado bien.
-La salud de ambos es igual a la última vez que nos vimos, aquí en capital. No puedo decir lo mismo de tus hermanos, a los que no he visto desde ese tiempo.
Y así esperaba que continuase. Sin embargo, la situación iba a obligarlos a estar a todos juntos mañana, si es que no ocurría algo por el camino que hiciera que se adelantara el momento. Rezaba porque no ocurriese algo. Tampoco entendía porque el tema no se discutía cuanto antes, ese día. Pero no se lo pensó demasiado.
-Venía a hablar con Aemond -dijo, entonces-, pero supongo que los hombres hacen cosas extrañas cuando no están con sus mujeres o madres, quienes les dan la vida. Me preguntaba si tú lo sabrías.
-Majestad, es muy amable en pensar que yo estoy al tanto de lo que el príncipe hace. También me preguntaba dónde podría estar, he mandado a sir Arryk en su búsqueda.
-Qué considerada -le sonrió, pero incluso eso le quedaba demasiado forzado.
Los rizos castaños a su espalda se movieron cuando se acercó a la baldosa sobre la chimenea. Ahí, Aemond depositaba diferentes armas cortas, en concreto tres dagas con empuñaduras concretas, algunas destinadas para el uso del arma y otras más decorativas que otra cosa. Al lado de ellas, un candelabro de cinco varas y una réplica exacta en miniatura de un huevo de dragón expuesto.
-Mañana será el juicio sobre la herencia de los Velaryon, un tema delicado para esta familia -se quedó mirando a las dagas en silencio, y pudo percibir algo de tensión sobre sus hombros. Siempre caminaba erguida, tal vez demasiado, y eso la hacía intimidante. Elegante y mortífera-. Puedo intuir que Aemond está en un momento delicado también. Al tener que volver a ver a quien le quitó algo que le pertenecía.
Se refería a Lucerys. Y a la pelea que tuvieron siendo unos niños. La misma por la que dejó una cicatriz en el brazo a la heredera. Aemond no hablaba del tema más de lo debido, salvo cuando tenía un mal día y tenían que darle leche de amapola para los dolores en la cuenca del ojo. Ella intentaba controlarlos, de verdad que lo hacía, pero algunos dolores acababan en el exterior y ahí estaba ella para recibir sus gritos y amenazas. La primera vez, fue tal la pelea que acabó llorando y volviendo a sus antiguos aposentos por miedo a lo que pudiera desarrollarse. Sobre lo demás, evitaba hablar del tema, aunque había momentos en los que ella lo veía acariciando la zona o mirando al parche
-Los dos ya son mayores, su gracia, no niños pequeños. A excepción de Lucerys.
-Una esposa debe servir y defender los intereses de su marido, aunque se contraria a ellos. A veces, incluso, te haces a la idea de que tal vez su pensamiento no es tan malo.
Otro sorbo. El té sabía diferente, tal vez por la llegada de alguna nueva especia de Essos o de Dorne. Inspiró para olerlo; fuerte y dulce, pero de sabor amargo. Lo poco que había comido ese día, junto con su té, sabían diferente.
-Y atiendo en todo lo que respecta a mi esposo.
-No lo dudo.
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Me imagino así a ambos en alguno de los bailes en esos años de matrimonio, aunque a él no le gusta bailar. Y a Naerys de esta forma, pero con un predominio por el azul Velaryon
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The Vort3x: Chapter III
Part I: “King’s Hand”
"Cuando los Dioses se empiezan aburrir de los mortales, apuestan entre si de quién sobreviviría a un cataclismo si se produjera"
"Existió una familia hace una década atrás con el apellido Mantters, está era conocida por su posición privilegiada y su riqueza. Lord Henry Mantters era un noble de alto rango en la corte del rey Carlos I, y su esposa, la Lady Elizabeth Mantters, era conocida por su belleza y gracia. Sin embargo, su buena fortuna no duraría para siempre. Lord Henry era un jugador empedernido y un gastador imprudente, que no podía resistir el atractivo de los juegos de azar y las apuestas. Desafortunadamente para los Hastings, su fortuna comenzó a desvanecerse lentamente y, para el año 1627, la familia se encontraba en una situación financiera precaria.
Lord Henry y Lady Elizabeth intentaron mantener su estilo de vida a pesar de su reducida fortuna, pero pronto se dieron cuenta de que no podían sostenerlo por mucho tiempo. Vendieron su casa de campo y redujeron su personal, pero aún así no podían mantener sus gastos. Finalmente, se vieron obligados a mudarse a una modesta casa en la ciudad, y Lord Henry comenzó a buscar trabajo. Aunque no estaba acostumbrado a trabajar, su posición y educación lo ayudaron a conseguir un trabajo en una pequeña forja, al saber de herrería.
Lady Elizabeth, por su parte, se dedicó a ayudar en la casa y a enseñar a sus hijos cómo vivir con menos. Fue un cambio difícil, pero la familia aprendió a valorar las cosas más importantes de la vida y a apreciar lo que tenían. La familia de los Mantters nunca recuperó su posición de alta cuna, pero aprendieron a vivir con lo que tenían y a encontrar la felicidad en las cosas simples de la vida. Y, en última instancia, eso resultó ser más valioso que cualquier cosa que hubieran tenido antes, pero su final sería sangriento en cuanto fueron asesinados por un mercenario, es posible de el matrimonio supieran algo que no debían y tal mercenario bajo ordenes se encargaría de la familia."
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1625. { Dos años antes }
El famoso puente de Inglaterra estaba en el apogeo de su gloria. La estructura de piedra de cinco arcos se extendía majestuosamente sobre el río Támesis, conectando las orillas norte y sur de Londres. El puente era un importante centro comercial y de tráfico, con carruajes, carretas y peatones que lo atravesaban constantemente. Peter de Colechurch fue un sacerdote, arquitecto y constructor, conocido por su trabajo en la construcción del puente de Londres.
Se cree que comenzó la construcción del puente en el año 1176 y supervisó su construcción hasta su muerte en 1205. Durante su tiempo como capellán del puente. Recaudó fondos para la construcción y supervisó el trabajo de los arquitectos e constructores que construyeron la estructura de piedra de cinco arcos que se extendía sobre el río Támesis. Llevó unos 33 años en completarse, y se inauguró en 1209, cuatro años después de la muerte de Peter de Colechurch. Mientras que presenciamos tal arquitectura, no muy cerca de nuestra posición, en el castillo real, se producía tal conversación:
La Mano del Rey — Vuestra Majestad, necesito hablar con usted sobre una cuestión que me preocupa. El Lord Nathius ha estado en Londres recientemente y temo que pueda estar tramando algo peligroso. —
Carlos I — ¿Por qué cree eso? ¿Tiene alguna evidencia concreta? —
La Mano del Rey — No tengo ninguna prueba concreta, pero he oído rumores de que está conspirando con otros nobles para socavar su autoridad y debilitar su gobierno. —
Carlos I — Entiendo. ¿Ha considerado la posibilidad de que esto sea simplemente un rumor infundado? —
La Mano del Rey — Sí, lo he considerado. Pero el Lord Nathius es conocido por ser un opositor acérrimo de su gobierno, y no creo que su presencia en Londres sea una coincidencia. —
Carlos I — Lo tomaré en cuenta. ¿Qué sugiere que haga? —
La Mano del Rey — Sugiero que ordene una investigación discreta de sus actividades en Londres. Sería mejor estar seguros de que no está conspirando en nuestra contra. —
Carlos I — Muy bien. Haré los arreglos necesarios para una investigación. Agradezco su preocupación por la seguridad del reino. Si hay alguna conspiración en marcha, debemos tomar medidas para garantizar la estabilidad de nuestro gobierno. —
La Mano del Rey — Gracias, Su Majestad. Estoy seguro de que tomaremos las decisiones correctas para proteger a nuestra nación. —
Dicha mano del Rey, esté estaba moviendo unos hilos muy peligrosos dentro de la corona, ¿Usurpar el trono? Era bastante probable de ello, padre estaba al tanto por escuchar dicha conversación reciente, pero no quiso hacer nada al respecto. Sabiendo de que nuestro Linaje estaba manchándose por culpa de la mano. ¿Tendría que hacer algo? Pensé nada más pisar el puente, sentí una presencia maliciosa no muy lejos de ambos, Padre y yo nos quedamos en Inglaterra, mientras Athyrom estaba aún en alta mar.
La mano contrato en secreto a un mercenario semanas antes para un asesinato bastante grave, es muy posible de que sería la del mismo Rey, sabiendo cuando y donde saldría para cualquier asunto importante. Tal mercenario estaría destinado a ser presa de mis garras en cuanto coincidimos en el mismo trayecto de viaje, el puente estaba formado por una serie de arcos de piedra que se elevaban sobre el agua, y estaba cubierto de tiendas y casas a ambos lados de la calle central. El día a día en el puente era ruidoso y caótico, con un flujo constante de personas y mercancías que cruzaban de un lado a otro del río. Los comerciantes y vendedores callejeros anunciaban sus productos a gritos, mientras los carros y las carretas se abrían camino por la estrecha carretera del puente.
Los transeúntes compartían espacio con animales, como caballos y vacas, que también transitaban por el puente. El olor era abrumador, con los olores de la comida, la basura y los residuos humanos flotando en el aire. A lo largo del día, los pescadores se agrupaban en el borde del puente para echar sus redes al agua, mientras los barcos pasaban bajo los arcos del puente. En las horas de mayor actividad, la multitud era tal que era difícil avanzar a un ritmo rápido, lo que llevaba a muchos transeúntes a empujarse y chocar entre sí. A pesar de los desafíos del día a día, el Puente de Londres era una parte vital de la vida de la ciudad y una de sus estructuras más emblemáticas.
Mis instintos me avisaron de que un tipo con capucha y llevando en su mano un pequeño pergamino era el tal mercenario, aquellos instintos salieron de golpe al tenerlo nada más unos metros de mi posición, debí aprovecha la situación la guardia real rodeando a Padre, y así ir directa hacia él. Le clave las garras en las costillas y la otra mano aplastar su muñeca, su grito de dolor en ambas partes era lo que necesitaba escuchar, con ello llamo la atención de los soldados para girarse. — ¡Athysis! — Alzo la voz Padre ala cercarse, — Suelte el pergamino si no quiere perder la mano o algo más. . . — Le dije hundiendo más las garras en su carne.
Uno de los soldados sujeto el pergamino para abrirlo e leer. — Lord Nathius, esto es de suma importancia, nuestro Rey debe ser testigo — Toda la Guardia Real me rodearon mientras que personalmente quise llevar al mercenario, es más, ni pensaba en dejadle, de todas formas tendría una mano llena de sangre y con las garras a simple vista, tuvimos un largo viaje a pie en las mismas calles. Estás eran ruidosas, abarrotadas y sucias. La mayoría de los edificios eran de madera, con techos de paja y ventanas pequeñas, lo que significaba que las calles estaban bastante oscuras incluso durante el día.
La mayoría de la gente vivía en casas pequeñas y hacinadas, con varias familias compartiendo una sola habitación. En las calles, había todo tipo de vendedores ambulantes ofreciendo sus mercancías, desde frutas y verduras hasta telas y artículos de cuero. También había muchos mendigos y ladrones, que se mezclaban con la multitud y a menudo robaban a los desprevenidos. El aire estaba lleno de humo y el hedor de los excrementos de caballo y otros desechos. Las calles eran peligrosas, especialmente por la noche, cuando los delincuentes merodeaban en busca de víctimas. Mucha gente prefería quedarse en casa después del anochecer. Sin embargo, también había lugares de entretenimiento, como teatros y tabernas, donde la gente se reunía para disfrutar de una noche de diversión y bebida. La vida en las calles de Londres era difícil y peligrosa, pero también llena de color y actividad. La gente hacía lo que podía para sobrevivir en un entorno difícil y hostil.
En cuanto llegamos nada más al castillo, toda la Guardia Real tomo una posición alrededor con más seriedad, el soldado de quien sujetaba el pergamino hizo una reverencia hacia el Rey — Mi Majestad, le traigo pruebas de una traición dentro de su corte — La mano se acerco de inmediato para tomar tal prueba, pero me adelante sin importarme nada sobre la jerarquía humana, y mostré al mercenario, el cual estaba casi inconsciente por tanta perdida de sangre, y de inmediato fije mis pupilas a la misma mano del Rey — ¡Athysis. . . Alto! — Padre se puso a mi lado — Disculpar Alteza por su imprudencia — El mismo Rey hizo un gesto con su mano para que el soldado le traiga dichas pruebas. — Mi-mi. . . Señor. . . — La voz de la mano tembló.
El rostro del Rey Carlos I lo dijo todo, absolutamente todo, y la mirada fulminante hacia su mano, — Llévenselo al calabozo, me encargaré de él después — La otra Guardia Real se apresuraron a sujetarlo con mucha fuerza — ¡Noo-oo. . . Noo-oo. . . Mi señor, por favor! ¡Puedo explicadle! — El mismo Rey ni se molesto en escuchar cualquier palabra o escusa que saliera de su boca. — Tráiganme un pañuelo — Al decir aquello, una doncella se encargo de entregarle tal pañuelo e aproximarse hacia nuestra posición, acerco el pañuelo hacia mi observando la sangre acumulada en mi mano. — Ejecutarle de inmediato, y a la anterior Mano, Lord Nathius, si me permite tener un poco de su tiempo, acompáñeme hacia el trono — Padre asintió levemente — Por supuesto Majestad —
La sala del trono se lleno a unas horas de diferencia después de hablar ambos durante dos horas muy largas. La guardia Real pusieron un pleno orden a quienes estuvieran presentes para una noticia bastante importante. Rey Carlos I — Lord Nathius, me complace nombrarlo como mi nueva mano. Su experiencia y conocimiento serán valiosos para la defensa de nuestra nación. —
Lord Nathius — Gracias, Su Majestad. Es todo un honor servirle y trabajar en la prosperidad de Inglaterra. —
Rey Carlos I — Además, he tomado la decisión de nombrar a la Casa Nathius como una nueva unión para el futuro de Inglaterra. Serán bienvenidos dentro de la Corte como una casa más. Su influencia y recursos serán fundamentales para el crecimiento económico y social de nuestro país. —
Lord Nathius — Me siento muy agradecido, Su Majestad. Prometo hacer todo lo posible para cumplir con sus expectativas y trabajar por el bienestar de nuestra nación. —
Rey Carlos I — Confío en que lo hará. La Casa Nathius tiene una larga trayectoria de éxito y sé que seguirá así en el futuro. Unidos, podemos construir un futuro próspero y brillante para Inglaterra. —
Lord Nathius — Así es, Su Majestad. Juntos, lograremos grandes cosas por nuestro país. —
Rey Carlos I — Ahora, vayamos a celebrar este nuevo capítulo en la historia de Inglaterra. —
Él tendría el título de "Lord Protector del Reino". Este título se usaba para designar a un noble que tenía el poder y la responsabilidad de gobernar en nombre del rey en situaciones de emergencia o cuando el rey era demasiado joven, enfermo o ausente. Podría también tener el título de "Lord Protector del Reino" como una señal de su posición como el principal consejero y confidente del rey.
Si la familia no tiene ningún vínculo anterior con la nobleza y el Rey los ha incorporado a la corte por algún motivo, lo más probable es que se les otorgue un título de nobleza nuevo {El estatus que se les quiera dar dentro de la corte. Si se busca un título de menor importancia, se podría otorgar un baronazgo o una baronía, mientras que si se busca un título más prestigioso, se podría otorgar un condado o incluso un ducado. La decisión final dependerá del criterio del Rey y de los consejeros de la corte.}. En la época la creación de nuevos títulos de nobleza era común, y el rey tenía el poder de crearlos e otorgarlos a quien quisiera.
Si el patriarca de la familia es nombrado la Mano del Rey, es posible que algunos de sus hijos o hijas también reciban títulos importantes en la corte en función de su posición y relaciones en la sociedad. Por ejemplo, una hija de la nueva Mano del Rey podría ser nombrada Dama de Honor de la Reina o recibir un título menor de nobleza como Baronesa o Vizcondesa. También es posible que algunos miembros de la familia reciban nombramientos honoríficos en la corte sin títulos formales, como ser miembro del Consejo Privado del Rey o recibir el título de caballero. Todo dependerá de la posición y prestigio de la familia en la sociedad, así como de las relaciones y méritos personales de sus miembros.
Part II: “House Nathius”
El intento de asesinato hacia George Villiers, duque de Buckingham, fue motivado por el descontento de algunos sectores de la sociedad inglesa con el poder y la influencia del duque. Buckingham, que era el favorito del rey Carlos I, tenía una gran influencia en la Corte y se le atribuían algunos de los fracasos militares y políticos del rey. Un segundo autor sobre el intento de asesinato, John Felton, era un exsoldado que había sido despedido del ejército y se encontraba en una situación económica precaria. Felton, que se consideraba a sí mismo un patriota y un defensor de la libertad, creía que el duque de Buckingham era responsable de muchos de los problemas del país y decidió tomar la justicia por su mano.
Felton aprovechó una visita de Buckingham a la ciudad de Portsmouth para acercarse a él y apuñalarlo en el pecho. El duque murió a causa de la herida poco después. El intento de asesinato de Buckingham fue un evento destacado en la historia de Inglaterra y se considera un ejemplo temprano de violencia política motivada por el descontento popular. Varios intentos de asesinatos consecutivos, alerto demasiado a la Corte y a la reputación sobre Inglaterra y su poca seguridad.
"Tener disciplina no estaba en mi lista"
"Queridos súbditos de la Corona,
Os hablo hoy en nombre de su majestad Rey Carlos I, para anunciar que la Casa Nathius se ha unido oficialmente a nuestra corte como miembro de la nobleza, bajo el mando directo del Rey. Su linaje y servicio a la Corona han sido reconocidos por su excelencia y su dedicación en la defensa de nuestro reino. En este momento crucial de nuestra historia, la Casa Nathius ha demostrado su lealtad a la Corona a través de la contribución de sus habilidades en la batalla y en la administración de los territorios del Rey. Su presencia en la corte será de gran beneficio para nuestro reino y esperamos que continúen prestando su valiosa ayuda a la Corona en los años venideros. Que esta alianza con la Casa Nathius nos permita seguir prosperando juntos, y que nuestra nación se mantenga fuerte y unida en el futuro.
Atentamente, Rey Carlos I."
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1627.
Dos años desde la posición de Padre como la mano del Rey, se nos dio una posición más importante dentro de la Corte, se le daba genial fingir ser humano y estar al servicio de su majestad, pero por mi parte, no me iba a rebajar por nada, y eso le daba muchos problemas por tener una hija con poca educación, y muy desobediente. Por ahora hasta el mismo Rey comprendía, era adolescente e los impulsos serían muy normales a nuestra edad, aún así tampoco le molestaba, menos aún en cuanto le traje el mercenario, oh, cierto. ¿Qué les sucedió a la anterior mano y al mercenario? Se les corto la cabeza ante el público, El Rey tomo posición alzando la voz del por qué sus muertes, humillando sus nombres para no ser olvidados nunca y poco después nombrando a la nueva mano.
Mi hermano nos envió atrás vez de un cuervo blanco una pequeña nota: "Ya no hay nada más que descubrir en alta mar, he intentado tomar más viajes en barco sin descansar apenas, y finalmente he tomado la decisión de permanecer en América por un largo tiempo, aquí hay asuntos para atender, y debía dejar claro de quienes pisaron estas tierras mucho más antes que los españoles y otros europeos comenzaron a explorar y colonizar el continente. Deje a simple vista una bandera con nuestra casa, podréis relajaros allá en Inglaterra, me encargaré de dejar huella"
Durante doscientos años ha estado algo obsesionado en que nuestro linaje tuviera en sus manos aquel continente sea como sea, y de ello cada cierto tiempo toma rumbo hacia América, aun así quiso buscar nuevas tierras, por si acaso hubiera algo más allá de lo conocido por los escritos humanos. Y tampoco tendría problemas, sería capaz de crear de la nada un nuevo continente en cuanto quisiera sin tomar otro ya invadido por los mortales. Apartando esa parte. . . Padre insistió en varias ocasiones centrarme en tener una vida más calmada sin sangre de por medio, aquí se podría tener una oportunidad de disfrutar, ahora siendo de la corte, la tendríamos.
La Guardia Real era una de las instituciones más importantes de la Corte. La función principal de la Guardia era proteger a su Rey y a la familia Real, así como mantener el orden en el palacio. Toda su Guardia estaba compuesta por soldados altamente entrenados y disciplinados que debían estar siempre alerta y preparados para cualquier eventualidad. El día a día de la Guardia Real comenzaba temprano, con el cambio de turno de la guardia nocturna a la guardia diurna. Los soldados se reunían en el patio del palacio para la ceremonia del cambio de guardia, que era una de las tradiciones más importantes de la Corte. Durante la ceremonia, los soldados hacían un desfile, marchando al ritmo de la música y mostrando sus habilidades con las armas. Una vez que la ceremonia había terminado, los soldados se dividían en diferentes grupos para realizar sus tareas diarias.
Algunos se encargaban de patrullar los pasillos del palacio, mientras que otros vigilaban las puertas de entrada y salida. También había soldados encargados de la seguridad de los miembros de la Corte y de los invitados especiales. La disciplina era extremadamente importante para los soldados de la Guardia Real. Cualquier infracción a las reglas era castigada de manera severa, y los soldados debían seguir estrictamente las órdenes de sus superiores. Además, los soldados debían mantener un aspecto impecable en todo momento, con sus uniformes perfectamente planchados y sus armas siempre relucientes.
A pesar de la seriedad de su trabajo, los soldados de la Guardia Real también tenían momentos de esparcimiento y camaradería. Durante los periodos de descanso, los soldados podían jugar juegos de mesa, charlar y relajarse en los patios del palacio. La Guardia Real era una de las instituciones más importantes de la Corte. La función principal de la Guardia era proteger a su Rey y a la familia Real, así como mantener el orden en el palacio. Toda su Guardia estaba compuesta por soldados altamente entrenados y disciplinados que debían estar siempre alerta y preparados para cualquier eventualidad.
El día a día de la Guardia Real comenzaba temprano, con el cambio de turno de la guardia nocturna a la guardia diurna. Los soldados se reunían en el patio del palacio para la ceremonia del cambio de guardia, que era una de las tradiciones más importantes de la Corte. Durante la ceremonia, los soldados hacían un desfile, marchando al ritmo de la música y mostrando sus habilidades con las armas. Una vez que la ceremonia había terminado, los soldados se dividían en diferentes grupos para realizar sus tareas diarias.
Algunos se encargaban de patrullar los pasillos del palacio, mientras que otros vigilaban las puertas de entrada y salida. También había soldados encargados de la seguridad de los miembros de la Corte y de los invitados especiales. La disciplina era extremadamente importante para los soldados de la Guardia Real. Cualquier infracción a las reglas era castigada de manera severa, y los soldados debían seguir estrictamente las órdenes de sus superiores. Además, los soldados debían mantener un aspecto impecable en todo momento, con sus uniformes perfectamente planchados y sus armas siempre relucientes. A pesar de la seriedad de su trabajo, los soldados de la Guardia Real también tenían momentos de esparcimiento y camaradería. Durante los periodos de descanso, los soldados podían jugar juegos de mesa, charlar y relajarse en los patios del palacio.
Desde que mi padre tomó su puesto, he tenido que ser muy cuidadosa en cómo me comporto y a quiénes les confío mi confianza. Soy agresiva y distante por naturaleza, pero también soy prudente en observar todo lo que sucede a mi alrededor y en mantener mis impulsos bajo control. Mi padre me ha enseñado a ser astuta y a mantener una fachada perfecta en la corte. Cualquier problema que yo cause reflejará directamente en él y en su posición. Por lo tanto, mi padre mantiene un ojo constante sobre mí para asegurarse de que no haga nada que pueda perjudicarlo.
Aunque me siento atrapada en esta vida en la corte, también soy consciente de la importancia de mi posición. Me obligan a asistir a reuniones, bailes y otros eventos, a pesar de que preferiría estar sola en mi habitación. Siempre debo mantener una actitud elegante y educada, incluso cuando siento una furia incontrolable en mi interior. Sé que no puedo confiar en nadie en la corte, ya que siempre hay alguien dispuesto a traicionar a otro por beneficio propio. A veces, siento que todos están en contra mía, incluso aquellos que aparentan ser mis amigos. En resumen, mi vida en la corte es una mezcla de miedo, desconfianza y restricciones. Pero también es una vida llena de oportunidades y la posibilidad de influir en el futuro del reino.
Permanecer en el Palacio de Whitehall, si sería un gran privilegio, era una de las residencias reales más grandes y opulentas de la época. Ubicado en la ciudad de Westminster, en Londres, el palacio estaba compuesto por varios edificios e jardines, lugar de residencia, el principal trabajo del rey Carlos I y de su corte. El edificio principal del palacio era el Banqueting House, diseñado por Inigo Jones en un estilo renacentista italiano. Tenía una gran sala de banquetes en la planta baja y una impresionante sala de audiencias en el piso superior, donde se realizaban ceremonias y banquetes oficiales. También había varias habitaciones privadas para el uso del rey y su familia.
Además del Banqueting House, el Palacio de Whitehall incluía otras secciones, como el Cockpit, el Horse Guards y el Tiltyard, donde se llevaban a cabo torneos y justas. También había una capilla, una biblioteca y una serie de galerías de arte que exhibían obras de importantes artistas de la época. En cuanto a su decoración, el palacio estaba adornado con ricos tapices, alfombras, cuadros y esculturas, así como con muebles lujosos y piezas de oro y plata.
Los festejos en la corte eran todo un espectáculo. Desde muy temprano, las doncellas se encargaban de decorar los grandes salones con telas de seda, flores y adornos dorados. La música resonaba por todas partes y el ambiente era de una gran alegría y emoción. Los nobles y la alta sociedad se reunían en los salones para celebrar diferentes ocasiones, como bodas, coronaciones, cumpleaños y otras celebraciones importantes.
La comida será deliciosa y exquisita para sus distintos gustos, con una gran variedad de platos como pavo relleno, cordero asado, pasteles de carne y diversas salsas. Todo estaba preparado y servido con una gran atención al detalle, y los banquetes solían durar varias horas, con la música y el baile continuando durante toda la noche. La gente se vestía con sus mejores ropas, y las damas lucían vestidos espectaculares, bordados con hilos de oro y adornados con perlas y diamantes. Los hombres usaban trajes elegantes con capas y sombreros de plumas. Los bailes eran una parte importante de la celebración, con los invitados disfrutando de la música y los movimientos.
Los festejos en la corte del Rey Carlos I eran una experiencia única e inolvidable, un mundo de lujos y placeres donde todos se unían para celebrar. Como hija de la mano del Rey, era mi deber estar presente en estos eventos y representar a mi familia, aunque a veces me sentía un poco abrumada por la atención y las expectativas, no tenía una buena reputación por ser como era, y más mi agresividad. Pero a pesar de todo, los festejos siempre me dejaban con una sensación buena por lo que la vida podía ofrecer en la corte del rey.
Hubo ciertos conflictos dentro de la Corte del Rey Carlos I que podrían haber afectado a su reinado. Uno de ellos fue el arresto del Lord Tesorero, Richard Weston, que había sido uno de los principales ministros del rey. Weston había caído en desgracia debido a una serie de acusaciones de corrupción y malversación de fondos. A pesar de los esfuerzos del Rey Carlos para proteger a su ministro, Weston fue finalmente arrestado y encarcelado en la Torre de Londres.
Además, también hubo tensiones políticas entre el rey y el Parlamento. El Rey estaba buscando formas de aumentar los ingresos del estado, y una de ellas fue imponer impuestos sin la aprobación del Parlamento. Esto enfureció a los miembros del Parlamento, que consideraban que el mismo rey estaba violando sus derechos y libertades. Como resultado, la relación entre el rey y el Parlamento se deterioró aún más durante este período. Aquí mi Padre interfirió un poco en la historia dándole una gran suma de monedas, dando a entender de que la Casa Nathius tenía una fortuna de alta cuna.
Inglaterra estaba involucrada en una guerra contra Francia, conocida como la Guerra anglo-francesa. Durante ese año, los ingleses realizaron un ataque fallido contra la ciudad francesa de Saint-Martin-de-Ré en la isla de Ré, y sufrieron una importante derrota naval en la Batalla de la Isla de Ré. Además de la guerra con Francia, también hubo conflictos internos en Inglaterra. El rey Carlos I estaba en medio de una lucha de poder con el Parlamento, que se oponía a sus políticas autoritarias y a sus intentos de recaudar impuestos sin su aprobación. Esto llevó a la disolución del Parlamento en junio de ese año y al comienzo de un régimen personalista por parte del rey.
Se produjeron disturbios en Londres por parte de los gremios de panaderos y carniceros, que protestaban contra la importación de pan y carne de otros países. El conflicto se intensificó en julio, cuando los panaderos incendiaron las casas de los carniceros y estos últimos respondieron destruyendo la casa del Lord Alcalde de la ciudad. La violencia se extendió por las calles de Londres, y las autoridades tuvieron que intervenir para restaurar el orden.
Me empezaba aburrir dentro de la corte, fingiendo tener ese papel aunque fuera hija de la mano, no seguía apenas ordenes ajenas, tampoco mi comportamiento era el indicado como las demás mujeres, y eso les resultaba un tanto inquietante por tantos impulsos. Mi lenguaje, bueno, era de pocas palabras en verdad, era más de actos, tampoco gustaba aquella actitud de una adolescente en la época, menos aún representando a una casa dentro de la corte, ver tantas familias entre ida y vuelta por asuntos del Rey no me resultaban ni lo más mínimo de interesante, Padre me dijo "No muestres como eres, mantente bajo control como te sea posible, tenemos aquí un futuro si es necesario"
Ya que me tomaba mi propia libertad en hablar, o hacer lo que necesitaba dentro de la corte, me era hasta extraño de que el mismo Rey no se molestase, todo lo contrario, estaba al tanto de mis movimientos y me dejaba seguir sin alzar la voz, o dando alguna orden en concreto. Eso era como darme campo abierto a proseguir con los siguientes pasos, no siempre estaba en los terrenos reales, me gustaba salir constantemente para no agobiarme ahí tomando ese papel. Algunas muertes era lo más normal para mi, una pequeña limpieza de ladrones o asesinos que captaba, los eliminaba en cuanto les sentía, sus auras oscuras eran un imán al descontrolarme.
La única ventaja de ser la hija de la mano, es que aunque mi comportamiento no fuera la apropiada, tenia ese papel ante los ojos humanos, y en otra parte podría ser yo al salir del castillo, expandir el miedo de que algún tipo de ser les podría matar por sus propios actos.
Part III: “King’s Lady”
"Me harte de fingir un papel que no me corresponde"
El barco "Mare Nostrum" se alzaba majestuoso en el puerto, listo para zarpar hacia tierras lejanas. Su tripulación estaba compuesta por hombres curtidos en la mar, listos para afrontar cualquier adversidad. La mayoría eran veteranos de muchas campañas, pero también había algunos jóvenes novatos que deseaban demostrar su valía. El capitán del barco, un hombre experimentado de barba canosa y voz grave, dio la orden de zarpar al timonel y el barco empezó a alejarse del puerto, avanzando lentamente a través de las aguas del océano.
Los primeros días de viaje transcurrieron sin incidentes, la tripulación estaba tranquila y la comida era abundante. Sin embargo, una noche, cuando la luna llena se alzaba en el cielo, ocurrió algo extraño. Uno de los jóvenes marineros afirmó haber visto algo moverse en el agua, algo grande y oscuro que se sumergía en las profundidades. Al principio, la tripulación se rió de él, pensando que era una broma, pero después empezaron a notar cosas extrañas. Ruidos misteriosos provenientes del agua, sombras moviéndose bajo la superficie, y un olor nauseabundo que se extendía por el barco. Los marineros más veteranos empezaron a preocuparse, y el capitán decidió enviar a algunos de sus hombres a investigar.
Mientras los marineros se adentraban en el agua, se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Algo los estaba acechando, moviéndose con sigilo a su alrededor. De repente, una gran criatura emergió del agua, con tentáculos retorcidos y ojos sin vida. La tripulación se dio cuenta demasiado tarde de que se trataba de un Kraken, una criatura legendaria de las profundidades. La criatura empezó a atacar el barco, lanzando sus tentáculos y destrozando el casco. Los marineros intentaron resistir, pero era inútil. El Kraken arrastró el barco hacia las profundidades del océano, llevándose consigo a toda la tripulación. Nunca se encontraron rastros del barco ni de su tripulación. La leyenda cuenta que el Kraken todavía acecha en esas aguas, esperando a sus próximas víctimas.
Londres fue afectada por una epidemia de peste bubónica, también conocida como la "peste negra". Esta enfermedad se extendió rápidamente por toda la ciudad, ya que las condiciones de higiene eran muy precarias en aquel momento y la gente vivía muy junta en condiciones insalubres. La peste bubónica es una enfermedad causada por una bacteria llamada Yersinia pestis, que es transmitida por las pulgas que infestan las ratas. Los síntomas de la enfermedad incluyen fiebre alta, dolor de cabeza, vómitos, dolor muscular y, en algunos casos, la aparición de bubones: Inflamaciones dolorosas en las axilas, ingles y cuello.
En aquellos tiempos, se creía que la peste se propagaba por el "miasma", o el aire viciado y maloliente que se creía que contenía sustancias tóxicas y peligrosas. Los doctores de la época no comprendían realmente la naturaleza de la enfermedad y no tenían una cura efectiva para la misma, por lo que se tomaron medidas muy drásticas para intentar controlar la epidemia, incluyendo la cuarentena de los enfermos y la quema de casas y pertenencias de los infectados.
Se estima que alrededor de treinta y cinco mil personas murieron en Londres durante la epidemia de peste de 1627, lo que representó alrededor del quince por ciento de la población de la ciudad en ese momento. La enfermedad no solo tuvo un impacto humano catastrófico, sino que también afectó la economía de la ciudad, ya que muchas empresas y comercios tuvieron que cerrar debido a la falta de trabajadores. Además de la peste bubónica, también hubo brotes de otras enfermedades como la viruela, la disentería y la fiebre tifoidea durante este período. Estas enfermedades también tuvieron un gran impacto en la población de Londres y contribuyeron a la percepción de la ciudad como un lugar peligroso y poco saludable.
Estaba curioseando cerca de la sala del trono cuando escuché una conversación interesante entre la acompañante de la Reina, Lucy Hay, y la propia Reina Enriqueta María de Francia. Parecían estar discutiendo sobre la religión y sus diferencias con el Rey Carlos I, quien se encontraba ocupado en otro asunto. Lucy Hay defendía firmemente su posición protestante, mientras que la Reina argumentaba que la religión católica era la verdadera fe. Lord Nathius estaba presente en la conversación, pero parecía estar más interesado en sus asuntos personales.
De repente, la Reina cambió de tema y comenzó a hablar sobre la muerte reciente de una de sus damas de compañía. Parecía estar bastante afectada por la pérdida, y mencionó que varias personas en la corte habían estado enfermando y muriendo en los últimos meses. Lord Nathius intervino entonces en la conversación, diciendo que había oído hablar de varios casos de peste en Londres y que se estaban tomando medidas para prevenir una epidemia en la ciudad. La Reina pareció alarmada y preguntó si podrían hacer algo para protegerse.
Lucy Hay sugirió que podrían rezar para que la enfermedad no llegara al palacio, pero la Reina no pareció convencida. Lord Nathius prometió que tomaría todas las precauciones necesarias para mantenerlos a salvo, pero parecía un poco preocupado. Mientras tanto, el Rey Carlos I seguía ocupado en sus asuntos, ajeno a la conversación. Me retiré de la sala, preguntándome si las preocupaciones de la Reina eran justificadas y si la peste podría convertirse en una verdadera amenaza para el palacio de Whitehall.
"La muerte acecha en cada esquina, pero aquellos que están dispuestos a pagar el precio pueden llegar a ser leyendas"
Durante los pocos años ya se habían producido muchos cambios en la moda femenina desde la época medieval. La vestimenta de las mujeres en ese momento estaba influenciada por el Renacimiento y el Barroco, y las prendas eran más ajustadas y decoradas que en la época medieval. En general, las mujeres de la nobleza e la realeza llevaban vestidos largos y ajustados al torso, con mangas anchas y abullonadas.
Los vestidos estaban confeccionados con telas ricas y decorados con encajes, bordados y pedrería. La cintura se ajustaba con un corsé o una banda de tela, lo que resaltaba la figura femenina. El escote podía ser cuadrado o en forma de corazón, y a menudo se usaba un cuello alto debajo de la prenda para cubrir el cuello y el escote. Los vestidos solían tener una falda amplia y con vuelo, que se sostenía con una crinolina o aros de metal.
Para la cabeza, las mujeres solían usar sombreros adornados con plumas y joyas. El cabello podía estar recogido en un moño alto o suelto e ondulado. La vestimenta femenina era más ajustada y decorada que en la época medieval, y estaba influenciada por el Renacimiento y el Barroco. Las mujeres llevaban vestidos largos y ajustados al torso, con mangas anchas y abullonadas, y el escote podía ser cuadrado o en forma de corazón. La falda era amplia y con vuelo, la cabeza se adornaba con sombreros decorados con plumas junto a joyas.
Quienes fueran descendientes de la mano del Rey no tenían un título específico otorgado por su parentesco con el titular del cargo. Los títulos nobiliarios se otorgaban a individuos específicos, no a sus familias, aunque ciertas familias podían adquirir títulos a lo largo de varias generaciones. La posición y poder de un individuo en la corte y en la sociedad en general dependía de su propio rango y posición, no de la de sus antepasados.
Los hijos de un hombre que ocupara una posición importante en la corte podrían tener acceso a una educación y oportunidades que les permitieran ascender en la sociedad, pero su posición específica no estaría garantizada por su linaje. No tendrían un título ni una posición garantizada en la sociedad, sino que dependerían de su propio mérito y habilidades para ascender en la jerarquía social.
Al ser hija de la mano del Rey podría haber sido honrada con varios títulos: "Dama de la Corte" o "Dama de Honor", que eran títulos otorgados a las mujeres que servían en la corte y tenían una posición cercana a la realeza. También podría haber sido nombrada "Dama de la Reina" o "Dama del Rey", si me encontraba en la corte y trabajaba directamente con la realeza. Estos títulos no otorgan un rango nobiliario por sí mismos, sino que son una forma de reconocimiento y honor por los servicios prestados. Me nombraron en numerosas situaciones con varios de ellos al permanecer en el palacio durante estos dos largos años. . .
En cuanto salía si o si llegaba al palacio manchada de sangre, y en cuanto me quedaba me agobiaba bastante escuchando numerosas conversaciones a distancia sin estar presente por agudizar el oído. Tomaba tiempo para leer una gran cantidad de libros, mientras la quimera se quedaba durmiendo sobre mi cama, ya que le gusto quedarse ahí aprovechando la tranquilidad, y por qué no me molestaba verle en ese modo pacífico, para el resto sería una especie de felino, manteniendo distancia, pero al menos se comportaba.
El entretenimiento de la nobleza que más me llamaba la atención sería: Actuaciones teatrales {incluyendo la ópera y el teatro} musicales en el palacio. Juegos de mesa, como ajedrez, damas, junto al backgammon. Bailar en bailes de corte e en las fiestas de la corte. Lectura de libros y poesía. Los duelos a caballo eran una forma popular de entretenimiento en la nobleza e la corte, aunque se consideraba una actividad peligrosa y estaba prohibida en algunos lugares. En Inglaterra, por ejemplo, los duelos estaban prohibidos por ley desde 1571, pero aún así seguían siendo una práctica común en la nobleza.
Los duelos consistían en enfrentamientos entre dos jinetes armados con lanzas o espadas mientras montaban a caballo. Estos duelos solían ser realizados por caballeros o nobles para demostrar su habilidad en la equitación y el combate, y a menudo se llevaban a cabo en torneos o justas. Se llevaban a cabo en una pista especialmente preparada, llamada "carrera", que solía ser de arena o tierra batida. Los participantes montaban caballos especialmente entrenados y armados con lanzas o espadas.
El objetivo del duelo era tocar al oponente con la lanza o la espada sin ser tocado a su vez, y se puntuaba en función del lugar del cuerpo donde se efectuaba el golpe. También se podía dar por finalizado el duelo si uno de los jinetes caía del caballo. A menudo se llevaban a cabo en presencia de la realeza y otros miembros de la nobleza. Sin embargo, también eran peligrosos y se producían accidentes con cierta frecuencia. Por esta razón, en algunos lugares se llegó a prohibir la realización de estos duelos.
Al asistir a "pista de justa" o "campo de torneo" se utilizaran diferentes términos para describir el lugar donde se llevaban a cabo los duelos a caballo, se lleno en cuestión de media hora antes de iniciar, se celebraba cada semana sin falta alguna, El Rey junto a la corte nos sentamos en el tiltyard {Espacio rectangular, generalmente con una plataforma elevada en un extremo donde se situaba el monarca y su corte para presenciar el evento.} — Grandioso caballero sin duda Lord Nathius — El Rey estaba encantado de ver a uno de los mejores representando a la Casa Nathius aún en pie — Se lo agradezco Majestad —
— ¿Y vos, mi querida Dama de Honor? ¿Qué le parece estos duelos, son de su agrado? — Pregunto curioso por mis gustos al aprovechar de que había asistido está vez, no era de presenciarme mucho en público si no era de algo sumamente importante donde me requieran. — Son entretenidos sin duda, pero prefiero estar en persona cuando haya sangre — Los presentes, los cuales no eran pocos, escucharon mis palabras sin decir nada, solo mantuvieron sus miradas en la arena. — Athysis. . . — Padre me nombro para que no perdiera los modales al decir mis pensamientos en voz alta. — No se preocupe Lord Nathius, empiezo a conocer un poco más a su hija, por mi parte prefiero escuchar sinceridad ante todo — Gire la cabeza formando una sonrisa a su dirección.
Part IV: “Blood”
"Según la leyenda, en la ciudad de Silca, en Libia, había un dragón que aterrorizaba a los habitantes del lugar. Cada día, el dragón exigía que se le entregara un ser humano como sacrificio para poder alimentarse. La gente de la ciudad, desesperada por la situación, decidió que el sacrificio se haría por sorteo. Un día, la hija del rey fue elegida como sacrificio. El rey, devastado, ofreció la mitad de su reino y toda su fortuna para salvar a su hija, pero la ciudad ya había acordado el sacrificio.
San Jorge, un caballero cristiano que estaba de paso por la ciudad, se ofreció para luchar contra el dragón. En la batalla que siguió, San Jorge usó su espada para herir al dragón. Finalmente, logró matarlo y liberar a la princesa y a los habitantes de la ciudad de Silca de su terrorífico reinado. Desde entonces, San Jorge se convirtió en un héroe popular y es considerado el patrón de Inglaterra."
"Hablando del diablo. . ."
Hubo una larga semana ajetreada dentro de la Corte, esté estaba en pleno apogeo con la llegada de una multitud de invitados de varias familias para festejar varios acontecimientos importantes, nacimientos recientes junto a dos bodas seguidas. Las habitaciones del palacio estaban llenas de la risa y el alboroto de la gente, y el Rey Carlos I estaba tratando de mantener bajo control para que no hubiera ningún tipo de problema. El trabajo era abrumador, y el Rey estaba empezando a sentir la tensión de tener que manejar todo por sí mismo. Entonces, Lord Nathius, se acercó hacía él e se ofreció a ayudar con la organización y coordinación de los eventos.
Gracias a la ayuda de Lord Nathius, el Rey Carlos I pudo relajarse un poco y disfrutar de la fiesta junto con los invitados. Sin embargo, la verdadera sorpresa llegó cuando mi propia madre, después de muchos años de estar fuera de Inglaterra, hizo su entrada en la sala principal. El mismo Rey quedó sorprendido e emocionado de verla por primera vez, Padre e Madre se quedaron muy cerca de tantos invitados para conversar, mantenerse al orden del día. Ya que en su ausencia pasaron muchos sucesos y necesitaba estar informada de los cambios recientes.
Junto a la corte del Rey nos trasladábamos a menudo entre diferentes residencias reales, entre las que se incluyen la Torre de Londres, el Palacio de Westminster, el Palacio de Greenwich e el Palacio de Richmond, entre otros. Así que con ello hasta me entretenía con distintos paisajes para contemplar al salir de la habitación o dar vueltas en la plena madrugada por sus jardines, pasillos e escuchando conversaciones cercanas, me costaba muchas veces mantenerme bajo control para no bañar las mismas calles de sangre.
El Palacio de St. James {Este palacio fue la principal residencia real desde la época Tudor hasta el reinado de la Reina Victoria. La corte de Carlos I estuvo establecida aquí durante gran parte de su reinado.} No siempre permanecíamos en el mismo lugar por mucho tiempo.
Palacio de Hampton Court. La corte permanecía en varios castillos, como el de Windsor, Nottingham y el Castillo de Kenilworth. Sin olvidar el de Hatfield junto Burghley House. En algunas ocasiones nos quedábamos en Residencias nobles: {Los nobles a menudo ofrecían sus residencias como alojamiento para la corte.} Y dos palacios importantes: El Palacio de Oatlands y el Palacio de Greenwich.
Padre si se quedo en la ciudad de Londres como mano junto al consejo. Los miembros del Consejo también podían acompañar al rey en sus viajes y giras por el reino, donde a menudo se realizaban reuniones e deliberaciones del Consejo. Desde que regreso Madre, quería tener también movimiento y no quedarse en el mismo lugar, entendía que ahora siendo la mano del Rey tendría más trabajo en Inglaterra, así que tomo la decisión de acompañarme. Al no tener descendientes aún el Rey, no le importaba moverse de lugar, y su esposa, regreso a Francia por algunos asuntos del país, saltaba a la vista de que le gusto bastante mi madre en cuanto la vio por primera vez. No sucedió nada entre ambos por el respeto que se tenía a Padre, Carlos I sabía que debía respetar ambos matrimonios sin haber nada de por medio, ni aunque fuera en secreto.
De ello se formo una buena amistad, hasta Madre estaba disfrutando de cada viaje dentro de la corte, a lo largo de los meses se gano la plena confianza del Rey se la nombro como "Lady of the Privy Chamber" o "Lady in Waiting", Títulos que se otorgan a las mujeres que están en la corte y asisten regularmente al monarca. Estos títulos no implican necesariamente una relación íntima o personal con el rey, sino más bien una relación de confianza y respeto por parte del monarca. Y por parte de Athyrom se gano dos títulos "Embajador del Rey", "Comandante de la Flota Real" al estar antes ayudando por mucho tiempo a las riquezas del Rey a distancia, y al estar aún presente a mejorar el Reinado meses anteriores de que Padre fuera la nueva mano.
La casa Nathius ascendía a grandes pasos dentro de la corte, precisamente al Rey le encanto tenernos lo más cerca posible si era necesario. Hablando de Madre, no teníamos momentos agradables al chocar constantemente, si ya tenía a Padre encima para controlar mis impulsos, ella lo estaba más aún sabiendo como era, hasta me obligaba no alejarme de donde permanecíamos por un mes muy largo o semanas.
"Madre y yo teníamos esa clase de relación volátil como una mezcla de fuego y pólvora."
— Me molesta mucho tu actitud, no aprecias donde estás ¿Por qué esa obsesión de tener que matar constantemente sin motivo alguno?. Podrías tener una vida normal dentro de la corte como la tienes ahora mismo — Madre en cuanto comenzaba a buscar algún tipo de conversación, no era para nada bueno, siempre buscaba algo.
— Eso ya lo hago madre, antes de tu regreso ya lo hacía sin presión, salvo Padre. —
— No necesitas manchar tus manos de sangre cada madrugada, ¿Sabes por qué estoy aquí? Por eso mismo, Tu padre no está aquí para mantenerte aunque sea un poco calmada, tampoco lo está tu hermano — Madre siempre tendría ese control sobre la familia y como no lo tenía sobre mi, eso lo detestaba, esa parte dominante no siempre funcionaba.
— Solo me limito a seguir mi propia naturaleza, la cual tengo desde que nací —
— Te di yo misma luz, sé cual es a la perfección e cual es tu propósito, y no solo depende de eliminar a todo lo que se mueva en tu camino — Eso era lo que estaba buscando, amaestrarme para ser más dócil, de ello nunca me gustaba tener conversaciones con ella, no le gustaba mis impulsos como el resto, lo entendía, pero no eran suyos, eran míos y sabía cuando y donde sacadlos.
— ¿Y cuál es el problema de ello? Ya soy suficiente mayor para tomar mis propias decisiones sin depender de la aprobación de nadie — Mi mirada eran fulminante hacia la suya cada vez más.
Nuestras discusiones se escuchaban a distancia aunque estuviésemos a puertas cerrada, si, tendríamos buena reputación dentro de la corte, pero éramos Madre e hija y se comprendía nuestros enfrentamientos, Madre no sabía ni como calmar mis impulsos constantes, tampoco comprendía del por qué eran cada vez más frecuentes. Intentaba tener conversaciones suaves, ni con ello lograba tenerme dócil. Tras aquellas largas madrugadas, era normal salir de los terrenos y buscar presas para saciarme un poco de sangre en mis garras, siempre buscaba asesinos o personas. Coincidí en una salida con el Rey, el cual daba algunas vueltas por no poder dormir, y observo mis garras manchadas en pleno silencio, sin decir nada al respecto.
No se alerto ni lo más mínimo de ello, sabía a la perfección de que dentro de la Casa Nathius, nadie era humano, ni se alerto la primera vez que me conoció con las garras incrustadas dentro del mercenario, ahora menos lo haría, tampoco se sorprendía de las noticias de tantas muertes en la ciudad o alrededores de donde permanecíamos, desde que me nombro con tales títulos, no habían ataques sorpresas, ni asesinos a plena vista, por algo le interesaba mantenerme dentro de la corte. Nos ganamos su confianza desde años atrás, incluso antes de mi presencia ya la tuvo con Padre y con Athyrom. — Que tengáis una buena noche, mi Lady. . . — Asentí en cuanto regrese hacia dentro — Igualmente se lo deseo mi Rey —
La guardia Real estaba muy cerca y vigilando los terrenos de cualquier movimiento sospechoso. En la corte, las doncellas y sirvientas eran mujeres jóvenes, generalmente de orígenes humildes, que trabajaban como criadas en los palacios reales y cortesanas. Su trabajo incluía la realización de tareas domésticas como la limpieza, la cocina, la costura y el cuidado de los niños, así como la asistencia en las ceremonias y eventos de la corte. Eran consideradas parte importante de la estructura de la corte y su trabajo era valorado y respetado. Muchas de ellas aspiraban a conseguir un buen matrimonio o incluso a convertirse en amantes de algún miembro importante de la corte. También enfrentaban desafíos y peligros, como el acoso sexual y la explotación por parte de los hombres poderosos de la corte.
Una doncella acompañante de la Dama del Rey tendría la responsabilidad de ayudar y apoyar a su señora en todo momento. Esto incluiría ayudarla a vestirse, a peinarse, a prepararse para eventos oficiales, y a cumplir con sus deberes en la corte. También podría ser responsable de cuidar y supervisar a otras doncellas que trabajen para la Dama de honor del Rey. En general, su deber sería asegurarse de que tenga todo lo que necesita para cumplir con sus responsabilidades de manera efectiva.
Mi doncella personal era bastante tímida, pero muy eficaz en sus labores conmigo, los cuales no la tenía tanto tiempo por hacer yo misma casi todo sin depender de las ventajas de la corte. Todas las mañanas entraba a la habitación, si había algo sucio lo limpiaba, si había algo roto lo tiraba, en eso si le daba mucho trabajo después de regresar de las "pocas" matanzas por donde permanecíamos por un largo periodo. Los primeros meses le fue muy extraño mantener una calma con mi presencia, ya que me encontró la primera vez desnuda al desgarrar la vestimenta.
Estaba cubierta de sangre y nada más le dije — Llenadme la bañera. . . — Ni la mire al mantener la mirada hacía la nada, solo agitaba mis garras a plena vista, no me importaba de que me viera todas las grietas moverse y la sangre gotear de las puntas. Para la doncella fue un bloqueo mental al observar aquello y le costo asumir la realidad, se quedo paralizada en su posición sin saber si era su último día en vida. — Daros prisa — La doncella llamada Avice {Nombre de raíces francesas con significado “Guerrera”} salió de inmediato para cumplir su deber sin decir nada, su miedo le recorrió por todo su cuerpo, al llenar la bañera me metí con lentitud, manchando los bordes de sangre. — No temáis por vuestra vida, pues no elimino inocentes —
Part V: “The King”
"Ser rey no es solo llevar una corona, es llevar el peso de un reino sobre tus hombros."
El Rey Carlos I era conocido por ser un hombre piadoso y devoto, pero también por tener un carácter obstinado y terco. Era un gobernante autoritario y tenía una opinión muy alta de su propia autoridad, lo que a menudo lo llevaba a entrar en conflictos con el Parlamento. También era un amante del arte y la cultura, y fue un gran mecenas de las artes durante su reinado. Algunos lo consideraron un monarca respetable y justo, en sus primeros años del reinado gozó de cierta popularidad y apoyo entre los ingleses. Al paso de los años se caracterizó por conflictos con el mismo Parlamento por su intento de imponer un estilo de gobierno más autoritario y centralizado.
Tenía una fuerte creencia en la monarquía absoluta. También se decía que era tímido y reservado, y que prefería la privacidad y la reflexión a la vida pública. Aunque se le consideraba un hombre culto y bien educado, a menudo tenía dificultades para comunicarse con sus súbditos y para entender las necesidades y preocupaciones de la gente común. Además, era muy terco y a menudo insistía en seguir su propia voluntad, incluso cuando esto iba en contra de los consejos de sus consejeros y otros miembros de la corte. Esta actitud inflexible y su fuerte defensa de la monarquía absoluta fueron factores importantes.
Lo curioso del Rey aunque nos trasladábamos cada ciertos meses quiso pasar gran parte de su tiempo en el Palacio de Greenwich durante los primeros años de su reinado, ya que le gustaba su ubicación a orillas del río Támesis. Así que aquí cada varios de esos meses nos quedábamos, además de que era un buen lugar para permanecer sin problemas. Mi doncella Avice estaba fascinada por tantos viajes dentro de la corte, le encantaba ver tantos paisajes distintos cada cierto tiempo, y al paso las semanas se estaba acostumbrando a ver manchada de sangre, nunca me pregunto, tampoco quiso saber, solo se centraba en sus labores sin meterse en donde no debía.
Mientras tanto, Padre seguía mandando en la ausencia del Rey sin tener problemas, algunas muertes le llamo la atención y tuvo que ocuparse de ello al calmar a quienes estuvieron cerca en cuanto vieron a una joven masacrar a varios ante sus ojos, eso les causo un miedo interior. Como mano, tenía una responsabilidad igual de tomar riendas al asunto, ordeno a la guardia Real buscar cualquier pista posible. Tomo el papel de fingir que no sabía nada del tema, pero ya con las muertes cercanas sabía de sobra de que estaba no muy lejos como pensaba.
En está página de mi actual vida. . . La podría llamar "𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝𝐲 𝐋𝐚𝐩𝐬𝐞"
Durante una semana completa me daba cuenta de estaba frente al río Támesis, la cual estaba roja por un acumulo de cadáveres, mi vestimenta entre la sangre y trozos rotos no sería nada extraño de que había sido yo, ¿Pero por qué no lo recordaría? Era una buena pregunta. . . Tenía las garras sacadas, hasta el rostro estaba cubierto de sangre, y aquellos cuerpos desgarrados, ninguno se salvo de ser presa de mi presencia. Esto fue en cada madrugada antes de que despertaran a hacer sus labores por las calles, quien estuviera cerca del río, ya con el hedor le iba a llamar la atención, y la visualización no sería de un día, fue de una semana. . .
Le daba muchas vueltas al por qué no recordaba nada de los sucesos anteriores. . . Un lapsus sangriento lo llame, cubrirme de sangre, rodearme de cadáveres y no recordar que había sido yo. Con ello llegaron nuevos impulsos sin evitarlo, en algunas ocasiones mi mano sujetaba cualquier mesa, silla o cualquier cosa cercana y lo lanzaba, mi habitación se convirtió en un caos. — ¿Qué te ocurre? — Pregunto Madre en cuanto entró e cerro las puertas de golpe, así nadie interrumpiera a mi descontrol. Todas mis grietas se marcaron como muy pocas veces lo hacían y eso significaba un mal presagió, igual tendría otro significado, alguien me estaba controlando en contra de mi voluntad. — Alguien está manipulando mis recuerdos. . . — Mis pupilas se llenaron de grietas alargadas.
— No solamente está manipulando, está cambiando tu carácter acumulando en ti más impulsos, ya que he te visto de muchas formas, y está no es una natural que te pertenece — Tome dirección al espejo cercano para observarme, de unas pupilas rojizas, se envolvieron en unas purpuras — Ya he visto esos ojos en un Nathius. . . — Gire la mirada hacia ella, asintió un poco — Si, sin duda son de Arher. . . — Al escuchad tal nombre me vinieron de golpe incontables fragmentos de otras vidas anteriores a está, capte tantos lugares antiguos que había leído en estos libros durante estos años.
Aquel nombre abrió tantas puertas cerradas dentro de mi memoria que con ello observe tantas vidas anteriores, las cuales no recordaba. . . — Arher. . . — Dije tensando la mandíbula mientras más grietas se movieron en ambas mejillas con furia. Puse ambas manos en la cabeza, es como si estuviera a punto de explotar con tantos recuerdos recuperados, hasta empezaba a temblar, no solo yo, la habitación por completa lo hacía al mismo ritmo — ¡Athysis! — Madre sujeto ambas manos e apretar las dos mientras me obligo a observar sus pupilas azuladas. — Ordena tus recuerdos recuperados y vuelve aquí. . . — Estuve dentro de mi mente durante mucho tiempo, perdida sin saber como ordenar todos aquellos fragmentos.
Lo bueno fue que en el tiempo normal solo habría pasado unas largas horas, pero para mi. . . Fue revivir todo el pasado, millones de años, milenios antes de está época. Hasta me vi en muchas versiones distintas a está, incluso mucho más agresiva, recuperando poderes, "personalidad" bueno, no era tan distinta a la de está. Durante los siguientes meses mejore en la agresividad, al recuperar todo lo perdido, sería como reconstruirme, no estaba tan vacía como antes, mis otras yo del pasado se habían fusionado con la actual. . .
The United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland · England: London. 1627. { Dos meses después }
Madre estaba más cerca que nunca desde hace dos meses atrás por si acaso la necesitaría, no estuvo en ese modo obsesiva pero si preocupada, quién lo diría, ambas haciendo un dúo para no destruir todo a mi paso, por el momento no me había sucedido nada más, ordene mejor los fragmentos al paso de los siguientes días e fue un duro trabajo mental, no todos eran tan claros como deseaba, unos estaban muy borrosos. Athyrom recién nos envió un cuervo con atado a su pata. Además, en algunas culturas se utilizaban aves rapaces, como halcones y águilas, para enviar mensajes de una persona a otra. Pero él entreno a un cuervo blanco representando a nuestra casa.
Su mensaje fue un breve resumen de que no habría que preocuparse por nada al menos en América, se estaba encargando de construir poco a poco los primeros reinos bajo la Casa Nathius, en cuanto ya nos fuésemos de Inglaterra, aquí estaría todo construido. Y tampoco teníamos prisa en tomar rumbo, con padre como mano del Rey tendría aún un papel importante para asumir e con ello proseguir, me dejo un cierto mensaje "Por tu parte, aprende a no caer en otro vórtice" Aquello me alerto de que posiblemente Arher muy pronto estaría de nuevo aquí.
Cada semana tomaba rumbo hacia la Biblioteca Bodleiana, ubicada en Oxford, es una de las más antiguas y grandes del Reino, fundada en 1602, está llevaba el nombre de su principal benefactor, Sir Thomas Bodley. A lo largo de los años, la biblioteca ha crecido y se ha expandido a través de la construcción de varios edificios. El edificio principal, conocido como Old Bodleian Library, es un impresionante edificio de piedra con una fachada neoclásica. El interior es igualmente impresionante, con altos techos y paredes de madera oscura.
Las estanterías de libros están hechas de madera y hierro forjado, y están organizadas en amplias galerías. También cuenta con varias salas de lectura y estudio, cada una con su propia decoración y ambiente distintivos. Una de las salas más famosas es la Duke Humfrey's Library, que es la sala de lectura más antigua de la biblioteca. Tiene techos abovedados, ventanas de vitrales y estanterías de madera tallada. Hermoso y majestuoso edificio con una arquitectura impresionante que refleja su importancia.
Avice como de costumbre me acompañaba y ahora más bajo las ordenes de Madre para no estar sola, aunque no me gustaba mucho estar con alguien en mis viajes, debía de momento seguir esas ordenes igual, fueron dos meses muy tensos, y Avice se estaba acostumbrando incluso a ver ciertas cosas sobrenaturales, no era una mala acompañante, todo lo contrario, solo que no estaba del todo preparada por si tuviera algún tipo de descontrol o enfrentamiento repentino. En la biblioteca, tenían una parte oculta con gran cantidad de libros no conocidos, sección especializada en manuscritos y libros raros, donde se requiere autorización especial para acceder y consultar estos materiales. Podría utilizar mis habilidades para tomar lo que quisiera, pero no era ni necesario por ser la Dama del Rey, tendría acceso fácil, mientras no me llevará nada.
— ¿Qué buscáis con exactitud mi lady? — Avice en muy pocas ocasiones quería preguntar e comprender, — No todas las claves están en la mente, esté libro. . . Lo escribí yo hace. . . — Calcule el tiempo de estos pergaminos delicados. — Más de once mil años aproximadamente, aquí escribí varios de mis poderes olvidados — La doncella no dijo nada más mientras ojeaba otro libro de la misma sección, aprovechando la zona de la biblioteca, cual muy pocos afortunados habían pisado sin un título de alta cuna. Creo que en el pasado escribí ciertos detalles por si en el futuro tendría los recuerdos bloqueados, esto me ayudaría para ello.
Sujete dicho libro, el cual era enorme y nos dirigimos hacia el bibliotecario jefe o conocido como "Bodley's Librarian" tenía el mayor poder. Encargado de dirigir la biblioteca e tomar decisiones importantes sobre su funcionamiento, colecciones y personal. También se le considera el administrador principal de la biblioteca. Los demás como los guardianes, los porteros tenían tareas más específicas, estando estos subordinados al bibliotecario jefe. Los guardianes eran responsables de la seguridad y protección de los libros, mientras que los porteros se encargaban de recibir y registrar a los visitantes.
— ¿Qué se le ofrece Lady Nathius? — Pregunto al observar como sujetaba el libro, — Recuperar algo de mi pertenencia si es posible — Sabía de que sería posible, pero igual les interesaba mantenerlo en su colección más oculta. Tomo el libro para abrir los pergaminos buscando de quien pertenecía, en la mayoría de los libros siempre existía una firma o una pequeña escritura "Libro perteneciente a. . ." — Cierto, le pertenece a vos — Se sorprendió demasiado, — Os lo devolveré para guardarlo de nuevo, no os preocupéis por ello — Sonrió al escuchar aquello.
Part VI: “Second Vortex”
"¿Qué teme un Dragón?"
Su miedo a algo depende de la percepción que tenga de esa criatura en particular. Algunas criaturas podrían ser consideradas más aterradoras que un dragón. Cualquier criatura que sea capaz de igualar o superar su fuerza, la velocidad e la ferocidad de un dragón podría representar una amenaza seria para ellos en una confrontación. Literalmente no me iba a enfrentar a un dicho Dragón, era hipotéticamente una conversación conmigo misma mientras estaba leyendo todos los pergaminos que un día escribí, permanecí en los exteriores del palacio de Greenwich. Había varios jardines privados en el palacio que eran para uso exclusivo de la realeza y sus invitados. "Debo asumir el papel de amenaza mientras que Arher encarna al dragón en esta batalla."
La hora de entrenarme había llegado, tendría que buscar un lugar privado donde nadie pasará aunque fuese de largo, no me concentraría como tanto debería si me activan los impulsos. Tenía ya dos estrategias en mente, ahora con los recuerdos recuperados era lo ideal. Me sentía mejor, es decir. . . Si, tenía de nuevo los recuerdos del pasado, pero ya no era esas versiones de mi, al no recordar nada, había creado una nueva yo. Aquellos fragmentos me ayudaron, pero ya no eran tan importantes en está actualidad. No se llamaría una guerra, más bien, "Tomar de su propia medicina" Y sé bien como contraatacar sin tener la guardia baja.
Antes de devolver mi libro a la Biblioteca Bodleiana, escribí en otro libro más pequeño con breves resúmenes por si acaso en el futuro lo necesitaría, y después de terminar lo suficiente, lo duplique para quedarme uno y el otro ser guardado junto al antiguo libro. Mientras me quedaría con el pequeño, todo lo que escribiera en esté, se haría lo mismo en su gemelo, así ahorrarme de pedir de nuevo los libros por si lo requiriera en algún momento, aquí escribí en resumen todas mis otras yo del pasado, los cambios de cada una para comparar los procesos al paso del tiempo. Escribir bajo un antiguo árbol era lo más ideal para tener distancia con el resto, por una larga semana me tome en serio la estrategia contra Arher.
Y en esa semana no se requeriría mi presencia en ninguna parte, se noto demasiado la ausencia, ya que no había apenas baños de sangre en las calles o asesinos descuartizado. Hasta Padre lo agradeció tanto en que estuviera con la mente en otros asuntos e no descontrolada dándole más trabajo de lo habitual. Ordene no ser molestada durante un día, ni hasta Avice se atrevió a cruzar el jardín privado que pedí tener en veinticuatro horas exactas. Deje el libro hacia un lado para levantarme e practicar, ahora con el silencio necesario, podría concentrarme lo suficiente. Las suficientes horas serían los ideales antes de atraer a Arher, eso era lo más fundamental de esté día.
Cerré los ojos durante una larga hora mientras mi alrededor enviaba ondas muy lentas, estás tendrían un largo rango y otras de corta cerca de mi posición, no serían las devastadoras, ni las destructivas comunes, están eran distintas a las que utilizaba en combate, tiene un significado importante en cuanto Arher se presenciará en cualquier instante, es más, pronuncie su nombre en varias ocasiones dentro de las ondas invisibles. Algunas grietas se envolvieron en un tono blanquecido en ambas manos y otras de ellas rodeando mis pupilas, las cuales aún seguían siendo blancas. Tensé la mandíbula sintiendo como tomo dirección hacia los jardines en un pequeño relámpago, tomando distancia.
— Me resulta un tanto curioso que me hayas llamado, mi querida Athysis, ¿Has cambiado de opinión? — Arher, era uno de los descendientes primordiales de Akrittóm, ósea, mi tío. Y en un pasado muy lejano quiso e aún quería formar matrimonio conmigo por obtener más poder. Y obvio me negué en todas las ocasiones, recuerdo de que siempre me borraba la memoria para manipularme en todas las Eras posibles, volver a empezar, sin saber nada del pasado y en algún momento poder controlarme a su semejanza. Aún así siempre recuperaba todos los fragmentos importantes, otros estaban borrosos, pero ya me encargaría de ello, ladee la cabeza un poco hacia su dirección.
— Oh si. . . He cambiado de opinión. . . — Lo mejor de volver a recuperar todo lo perdido, era recordar que hacia cualquier cosa cuando quisiera, solo que sabía no interferir en la historia humana, pero ahora mismo era él y yo en un mismo lugar, privado, sin interrupción de ninguna clase. Era campo libre para comenzar un nuevo juego. Utilizo su velocidad para aproximarse hasta mi, al principio no se dio cuenta de que al estar a dos metros estaba corriendo como un mortal, se percato en cuanto observo una sonrisa al verle vulnerable, desde abajo sus pies se inicio una petrificación muy lenta. — Ahora quiero tenerte muy de cerca — Le dije acariciando su mejilla.
¿Qué ocurrió en ese instante? ¿Por qué se volvió mortal? ¿Era posible modificar a un Nathius así de la nada? No, para explicar el suceso es algo complicado, en breve resumen, mis ondas anteriores, las "pacificas" la habilidad principal era cambiar la naturaleza sobrenatural, divina y más allá e volver aquello superior a la inferior, esté poder solo existía por herencia, Athyrom igual lo tendría cuando quisiera utilizarlo a su antojo. Lo de convertirle en una mera estatua era lo ideal, mientras le rodee aún con las ondas invisibles, esto sería para un año justo, pero no con ello al terminar el año iba a liberarse, no. . . Quise torturarle un largo año, mientras dentro de su mente serían millones de años, le iba a devolver parte de lo que me hizo, perder recuerdos, su identidad propia al paso del año.
Le había encerrado en un vórtice mental.
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Le tomó sólo un par de reuniones oficiales del Consejo del Rey para que Elizabeth supiera que no había manera de que la Guardia Real dejara salir a la pequeña princesa de once meses fuera de los límites de la ciudad si un escuadrón especial y su propio padre no la acompañaban. Después de todo era la heredera de Albus y que la reina planeara llevarse a Fabian también, complicaba aún más todo.
—Su Majestad no tiene de que preocuparse, ni siquiera se dará cuenta de que estoy aquí—dijo a Elizabeth luego de llegar al Norte con la comitiva. Su suegro en persona le asignó un dormitorio en una torre opuesta a la que ocuparían sus hijos y esposa, estaba seguro que por órdenes directas de Lizz.
Aún así se las arreglaba para ir todos los días a mostrar sus respetos a los dioses del bosque y visitar a los bebés que se veían increíblemente cómodos a pesar del clima y de que casi todas las personas que los cargaban y llenaban de halagos, eran desconocidos.
También hizo lo necesario para ocultar a Cory por casi una semana sin que su reina lo supiera. Había sido buena idea ocultarla entre los otros niños que amamantaban las nodrizas. Aunque el color de su cabello resaltaba demasiado, su tamaño disimulaba bastante su edad. Casi nadie creería que también estaba próxima a cumplir un año.
—¡Ya dije que no necesito ayuda con el baño, déjenme solo en nombre del rey!— gritó desde la habitación donde la bañera llena de agua caliente lo esperaba, pues escuchó que intentaban abrir la puerta. Ya había pasado por algo similar en casa de su prima donde aparentemente era la costumbre que alguien entrara a asistirlo. Estaba usando sólo la tela con la que se secaría al salir del agua alrededor de la cintura y no quería a nadie con él y alimentar aún más los rumores de su supuesta infidelidad.
Que ni siquiera se inmutara iba a volverla loca. Lo poco que le importaba lo que había hecho y el cómo es que ella se sentía al respecto era más que suficiente para querer lanzarlo por la ventana cada vez que se encontraban en la misma habitación.
— Lo único que eres es mi problema más grande. ¿Desde cuándo importa la opinión del consejo? Porque eso no fue impedimento para nombrar a Alice tu heredera.— Le había dicho que era mala idea, pero ni siquiera se molestó en escucharla antes de hacerlo. Ahora sabía que la única razón por la que lo había hecho era esa niña por la que había tenido el descaro de hacer que George la trajera a la ciudad.
— ¿Para que puedas seguir restregándome a esa niña por los siete reinos? Adelante, vamos al Norte a ver qué sucede.— La gente de Winterfell no estaba nada contenta con Potter después de saber lo que había sucedido apenas días después de que los gemelos nacieran. Si bien la invitación que les habían extendido era para pasar una temporada en El Valle, no lo dudaría dos veces antes de cambiar su itinerario si eso significaba librarse de Albus.
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Margarete Haeberlin Rudolphi (1879-1954) pintora alemana.
Nació en Potsdam. Era hija del oficial de la corte real Franz Haeberlin y su esposa Fanny, de soltera Braun. Pasó su infancia en Potsdam, donde sus padres vivían en la parte sur del Neuer Garten.
Con un permiso especial de la oficina del mariscal de la corte, la joven con talento artístico recibió una pasantía en las colecciones de arte reales en 1894, donde aprendió de forma autodidacta a pintar mediante la copia de cuadros.
En el primer año, Margarete Haeberlin, de 15 años, dibujó bodegones con platos y verduras al carboncillo y, en los años siguientes, sus primeras acuarelas y óleos.
En 1894, el director de las colecciones de arte de los palacios reales de Prusia, Paul Seidel, certificó que había copiado pinturas de las posesiones de Su Majestad el Emperador y el Rey y que había demostrado un estudio agudo y profundo del arte. Este certificado le permitió estudiar en la Real Academia de las Artes de Berlín en 1897.
Durante este tiempo creó numerosos bodegones , pinturas de flores y paisajes utilizando diversas técnicas pictóricas, con motivos del paisaje de Brandeburgo. A lo largo de su vida marcó su obra con el sello “M. H.”.
En 1901, Margarete se casó con el pintor Johannes Rudolphi, quien se hizo un nombre como pintor paisajista impresionista tardío independiente . Después de su matrimonio, se doblegó a las convenciones, abandonó su trabajo en el caballete y se dedicó a su familia. El primer hijo, el posterior arquitecto Hellmut, nació en 1902. Wolfram nació en 1906 y se formó como pintor y artista gráfico.
Después de mudarse a su propia casa con estudio en Berlín-Schlachtensee, Margarete retomó lentamente su trabajo artístico a partir de 1910. Comenzó a pintar porcelana e hizo cocer sus motivos florales y vegetales en la Real Manufactura de Porcelana de Berlín (KPM). Debido a la gran demanda, se dedicó exclusivamente a esta nueva tarea a partir de 1920.
Margarete Rudolphi murió en Berlín-Dahlem y fue enterrada junto a sus padres y su marido, fallecido cuatro años antes, en el cementerio de Potsdam-Bornstedt.
Le ponemos cara, pintada por su esposo.
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¡VEAMOS A QUIEN LE GUSTA LA BUENA LECTURA!
"LA HERMOSA HISTORIA DE LATIF"
Latif era el pordiosero más pobre de la ciudad , dormía en el zaguán de una casa diferente. Sin embargo, Latif era considerado el hombre más sabio del pueblo. Una mañana el rey apareció en la plaza, hasta que tropezó con Latif y sus súbditos le contaron de el.
El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo:
“Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro”.
¿Cuál es tu pregunta?
Y el rey se sintió desafiado, entonces, se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver.
La respuesta de Latif fue justa y creativa.
El rey se sorprendió, dejó su moneda a los pies del mendigo.
Al día siguiente el rey volvió y le hizo otra pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente.
“Latif, te necesito” - le dijo el rey. - Te pido que vengas a palacio y seas mi asesor".
Te prometo que no te faltará nada juro el rey.
Lafit aceptó la propuesta del rey.
Durante las siguientes semanas las consultas del rey se hicieron habituales.
Obviamente esto desencadenó los celos de todos los cortesanos.
Un día todos los demás asesores pidieron audiencia al rey y le dijeron.
“Tu amigo Latif, como tú le llamas, está conspirando para derrocarte".
“No puede ser, no lo creo” - dijo el rey.
“Puedes confirmarlo con tus propios ojos”
El rey se sintió defraudado y dolido.
Debía confirmar esas versiones. Esa tarde a las cinco, aguardaba oculto en el recodo de una escalera.
Desde allí vio cómo, en efecto, Latif llegaba a la puerta, miraba hacia los lados y con la llave que colgaba de su cuello abría la puerta de madera y se escabullía sigilosamente dentro del cuarto.
“¿Lo has mirado ?” - gritaron los cortesanos.
Seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta.
"¿Quién es?” - dijo Latif desde adentro.
“Soy yo, el rey”- dijo el soberano... - “ábreme”.
Latif abrió la puerta.
No había nadie, salvo Latif. Ninguna puerta, o ventana, ninguna puerta secreta, ningún mueble que permitiera ocultar a alguien.
Solo había en el piso un plato de madera desgastado, en un rincón una vara de caminante y en el centro de la pieza una túnica raída colgando de un gancho en el techo.
“¿Estás conspirando contra mí Latif?”
“ ¿Cómo se te ocurre, majestad"- contestó Latif- “De ninguna forma, ¿por qué lo haría?”
- “Pues vienes aquí cada tarde en secreto.
¿Qué es lo que buscas si no te ves con nadie?
¿Para qué vienes a este cuchitril a escondidas?
Latif sonrió y se acercó a la túnica rotosa que pendía del techo. La acarició y le dijo al rey: "Hace seis meses cuando llegué a tu castillo, lo único que tenía eran esta túnica, este plato y esta vara de madera” -dijo Latif.
“Ahora me siento tan cómodo en la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es tan halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que regala mi lugar a tu lado… que vengo cada día para estar seguro de una sola cosa... no olvidar nunca
“QUIÉN SOY Y DE DÓNDE VINE”.
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Lecturas del Lunes de la 19ª semana del Tiempo Ordinario
Lecturas del día 11 de Agosto de 2024
Primera lectura
Lectura de la profecia de Ezequíel 1,2-5.24–2,1a El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra del Señor a Ezequíel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar. Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, y vi que venia del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. Nube nimbada de resplandor, y, entre el relampagueo, como el brillo del electro. En medio de éstos aparecia la figura de cuatro seres vivientes; tenían forma humana. Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas. También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, abatían las alas. Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecia un hombre. Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego. Estaba nimbado de resplandor. El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra. Palabra de Dios
Salmo
Sal 148,1-2.11-12.13.14 R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria Alabad al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo, todos sus ángeles; alabadlo, todos sus ejércitos. R/. Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo, los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños. R/. Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime. Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/. Él acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Mateo 17,22-27 En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?» Contestó: «Sí.» Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?» Contestó: «A los extraños.» Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.» Palabra del Señor
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mientras yo, voy adonde me llama el servicio. Y suspirando como Porthos pudiera haberlo hecho, añadió: –¡Oh vosotros, felices mortales!
–¡Qué! ¿os vais? –dijeron Aramis y Baisemeaux a una e impulsados por la alegría que les proporcionaba aquella sorpresa, y que no fue echada en saco roto por el gascón.
–En mi lugar os dejo un comensal noble y bueno.
–¡Cómo! –exclamó el gobernador, ¿os perdemos?
–Os pido una hora u hora y media. Estaré de vuelta a los postres.
–Os aguardaremos, –dijo Baisemeaux.
–Me disgustaríais.
–¿Volveréis? –preguntó Athos con acento de duda.
–Sí, –respondió D'Artagnan estrechando confidencialmente la mano a su amigo. Y en voz baja, añadió: –Aguardadme, poned buena cara, y sobre todo no habléis más que de cosas triviales.
Baisemeaux condujo a D'Artagnan hasta la puerta. Aramis, decidido a sonsacar a Athos, le colmó de halagos, pero Athos poseía en grado eminentísimo todas las virtudes. De exigirlo la necesidad, hubiera sido el primer orador del mundo, pero también habría muerto sin articular una sílaba, de requerirlo las circunstancias.
Los tres comensales se sentaron, a una mesa servida con el más substancial lujo gastronómico.
Baisemeaux fue el único que tragó de veras; Aramis picó todos los platos, Athos sólo comió sopa y una porcioncilla de los entremeses. La conversación fue lo que debía ser entre hombres tan opuestos de carácter y de proyectos.
Aramis no cesó de preguntarse por qué singular coincidencia se encontraba Athos en casa de Baisemeaux, cuando D'Artagnan estaba ausente, y por qué estaba ausente D'Artagnan, y Athos se había quedado.
Athos sondeó hasta lo más hondo el pensamiento de Aramis, subterfugio e intriga viviente, y vio como en un libro abierto que el prelado le ocupaba y preocupaba algún proyecto de importancia. Luego consideró en su corazón, y se preguntó a su vez por qué D'Artagnan se saliera tan aprisa y por manera tan singular de la Bastilla, dejando allí un preso tan mal introducido y peor inscrito en el registro.
Pero sigamos a D'Artagnan que, al subirse otra vez en su carroza, gritó al oído del cochero:
Capítulo II
-¡A palacio y a escape!
Lo que pasaba en el Louvre durante la cena de la Bastilla
Saint-Aignán, por encargo del rey, había visto a La Valiére: pero por mucha que fuese su elocuencia, no pudo persuadir a Luisa de que el rey tuviese un protector tan poderoso como eso, y de que no necesitaba de persona alguna en el mundo cuando tenía de su parte al soberano.
En efecto, no bien hubo el confidente manifestado que estaba descubierto el famoso secreto, cuando Luisa, deshecha en llanto, empezó a lamentarse y a dar muestras de un dolor que no le habría hecho mucha gracia al rey si hubiese podido presenciar la escena.
Saint-Aignán, embajador, se lo contó todo al rey con todos su pelos y señales.
–Pero bien –repuso Luis cuando Saint-Aignán se hubo explicado, –¿qué ha resuelto Luisa? ¿La veré a lo menos antes de cenar? ¿Vendrá o será menester que yo vaya a su cuarto?
–Me parece, Sire, que si deseáis verla, no solamente deberéis dar los primeros pasos, mas también recorrer todo el camino.
–¡Nada para mí! ¡Ah! ¡muy hondas raíces tiene echadas en su corazón ese Bragelonne! –dijo el soberano.
–No puede ser eso que decís, Sire, porque –Sí, Sire, pero...
–¿Qué? –interrumpió con impaciencia el monarca.
–Pero advirtiéndome que, de no hacerlo yo, lo arrestaría vuestro capitán de guardias.
–¿No os dejaba en buen lugar desde el instante en que no os obligaba?
–Sí a mí, Sire, pero no a mi amigo.
–¿Por qué no?
–Es más claro que la luz, porque fuese arrestado por mí o por el capitán de guardias, para mi amigo el resultado era el mismo.
–¿Y esa es vuestra devoción, señor de D'Artagnan? ¿Una devoción que razona y escoge? Vos no sois soldado. –Espero que Vuestra Majestad me diga qué, soy.
–¡Un frondista!
–En tal caso desde que se acabó la Fronda, Sire...
–¡Ah! Si lo que decís es cierto...
–Siempre es cierto lo que digo. Sire.
–¿A qué habéis venido? Vamos a ver.
–A deciros que el señor conde de La Fere está en la Bastilla.
–No por vuestro gusto, a fe mía.
–Es verdad, Sire: pero está allí, y pues allí está, importa que Vuestra Majestad lo sepa.
–¡Señor de D'Artagnan ¡estáis provocando a vuestro rey!
–Sire...
–¡Señor de D'Artagnan! ¡estáis abusando de mi paciencia!
–Al contrario, Sire.
–¡Cómo! ¿al contrario decís?
–Sí, Sire: porque he venido para hacer que también me arresten a mí.
–¡Para que os arresten a vos!
–Está claro. Mi amigo va a aburrirse en la Bastilla; por lo tanto, suplico a Vuestra Majestad me dé licencia para ir a hacerle compañía. Basta que Vuestra Majestad pronuncie una palabra para que yo me arreste a mí mismo; yo os respondo que para eso no tendré necesidad del capitán de guardias. El rey se abalanzó a su bufete y tomó la pluma para dar la orden de aprisionar a D'Artagnan.
–¡No olvidéis que es para toda la vida! –exclamó el rey con acento de amenaza.
–Ya lo supongo –repuso el mosquetero; –porque una vez hayáis cometido ese abuso, nunca jamás os atreveréis a mirarme cara a cara.
–¡Marchaos! –gritó el monarca, arrojando con violencia la pluma.
–No, si os place, Sire.
–¡Cómo que no!
–He venido para hablar persuasivamente con el rey, y es triste que el rey se haya dejado llevar de la cólera; pero no por eso dejaré de decir a Vuestra Majestad lo que tengo que decirle.
–¡Vuestra dimisión! ¡vuestra dimisión! –gritó el soberano.
–Sire –replicó D'Artagnan, –ya sabéis que no estoy apegado a mi empleo; en Blois os ofrecí mi dimisión 01 día en que negasteis al rey Carlos el millón que le regaló mi amigo el conde La Fere. –Pues venga inmediatamente.
–No Sire, porque no es mi dimisión lo que ahora estamos ventilando. ¿No ha tomado Vuestra Majestad la pluma para enviarme a la Bastilla? ¿Por qué, pues, muda de consejo Vuestra Majestad?
–¡D'Artagnan! ¡gascón testarudo! ¿quién es el rey aquí? ¿vos o yo?
–Vos, Sire, por desgracia.
–¡Por desgracia!
–Sí, Sire, porque de ser yo el rey...
–Aplaudiríais la rebelión del señor de D'Artagnan, ¿no es así?
–¡No había de aplaudirla!
–¿De veras? –dijo Luis XIV encogiendo los hombros.
–Y –continuó D'Artagnan, –diría a mi capitán de mosqueteros, mirándole con ojos humanos y no con esas ascuas: “Señor de D'Artagnan, he olvidado que soy el rey: he bajado de mi trono para ultrajar a un caballero".
–¿Y vos estimáis que es excusar a vuestro amigo el sobrepujarlo en insolencia? –prorrumpió Luis.
–¡Ah! Sire –dijo D'Artagnan, –yo no me quedaré en los términos que él, y vuestra será la culpa. Yo voy a deciros lo que él, el hombre delicado por excelencia, no os ha dicho; yo os diré: Sire, habéis sacrificado a su hijo, y él defendía a su hijo; lo habéis sacrificado a él, siendo así que os hablaba en nombre de la religión y la virtud, y lo habéis apartado, aprisionado. Yo seré más inflexible que él, Sire, y os diré: Sire, elegid. ¿Queréis amigos o lacayos? ¿soldados o danzantes de reverencias? ¿grandes hombres o muñecos? ¿queréis que os sirvan o que ante vos se dobleguen? ¿qué os amen o que os teman? Si preferís la bajeza, la intriga, la cobardía, decidlo, Sire; nosotros, los únicos restos, qué digo, los únicos modelos de la valentía pasada, nos retiraremos, después de haber servido y quizá sobrepujado en valor y mérito a hombres ya resplandecientes en el cielo de la posteridad. Elegid, Sire, y pronto. Los contados grandes señores que os quedan, guardadlos bajo llave; nunca os faltarán cortesanos. Apresuraos, Sire, y enviadme a la Bastilla con mi amigo; porque si no habéis escuchado al conde de La Fere, es decir la voz más suave y más noble del honor, ni escucháis a D'Artagnan, esto es, la voz más franca y ruda de la sinceridad, sois un mal rey, y mañana seréis un rey irresoluto; y a los reyes malos se les aborrece, y a los reyes irresolutos se les echa. He ahí lo que tenía que deciros, Sire: muy mal habéis hecho al llevarme hasta ese extremo. Luis XIV se dejó caer frío y pálido en su sillón; era evidente que un rayo que le hubiese caído a los dos no le habría causado más profundo asombro: no parecía sino que iba a expirar. Aquella ruda voz de la sinceridad, como la llamó D'Artagnan, le entró en el corazón cual la hoja de un puñal.
D'Artagnan había dicho cuanto tenía que decir, y haciéndose cargo de la cólera del rey, desenvainó lentamente, se acercó con el mayor respeto a Luis XIV, y dejó sobre el bufete su espada, que casi al mismo instante rodó por el suelo impelida por un ademán de furia del rey, hasta los pies de D'Artagnan.
Por mucho que fuese el dominio que sobre él tenía, el mosquetero palideció a su vez, y temblando de indignación, exclamó: –Un rey puede retirar su favor a un soldado, desterrarlo, condenarlo a muerte; pero aunque fuese cien veces rey, no tiene derecho a insultarlo deshonrando su espada. Sire, nunca en Francia ha habido rey alguno que haya repelido con desprecio la espada de un hombre como yo. Está espada mancillada ya no tiene otra vaina que mi corazón o el vuestro, y dad gracias a Dios y a mi paciencia de que escoja el mío. Y abalanzándose a su espada, añadió: Sire, caiga mi sangre sobre vuestra cabeza.
Y apoyando en el suelo la empuñadura de su espada, D'Artagnan se precipitó con rapidez sobre la punta, dirigida contra su pecho. El rey hizo un movimiento todavía más veloz que el de D'Artagnan, rodeó el cuello de éste con el brazo derecho, y tomando con la mano izquierda la espada por la mitad de la hoja, la envainó silenciosamente, sin que el mosquetero, envarado, pálido y todavía tembloroso, le ayudase para nada.
Entonces, Luis XIV, enternecido, se sentó de nuevo en el bufete, tomó la pluma, trazó algunas líneas, echó su firma al pie de ellas, y tendió la mano al capitán.
–¿Qué es ese papel, Sire? –preguntó el mosquetero.
–La orden al señor de D'Artagnan de que inmediatamente ponga en libertad al señor conde de La Fere.
D'Artagnan asió la mano del rey y se la besó; luego dobló la orden, la metió en su pechera y salió, sin que él ni su majestad hubiesen articulado palabra.
–¡Oh corazón humano! ¡norte de los reyes! –murmuró Luis cuando estuvo solo. –¿Cuándo leeré en tus senos como en un libro abierto? No, yo no soy un rey malo ni irresoluto, pero todavía soy un niño.
Capítulo III
Un negocio arreglado por
M. de D'Artagnan
D'Artagnan había prometido a Baisemeaux estar de vuelta a los postres, y cumplió su palabra.
Athos y Aramis se habían mostrado tan cautos, que ninguno de los dos pudo leer en el pensamiento del otro. Cenaron, hablaron largo y tendido de la Bastilla, del último viaje a Fontainebleau y de la próxima fiesta que Fouquet debía dar en Vaux.
D'Artagnan llegó en lo más recio de la conversación, todavía pálido y conmovido de la suya con el rey.
Athos y Aramis notaron la emoción de D'Artagnan; pero Baisemeaux solamente vio al capitán de los mosqueteros del rey, y se apresuró a agasajarlo porque, para el gobernador, el codearse con el rey implicaba un derecho a todas sus atenciones.
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¿Amor o amistad? Parte 25
Suspiró con la cabeza baja, arrodillado en el piso con las manos sobre sus piernas mientras era sermoneado por su ya no tan pequeño esqueleto, en lugar de estar en una etapa rebelde, como Sans, estaba en una autoritaria; siempre que llegaba demasiado tarde era reprendido por ello, si olía a alcohol también, no es que realmente hubiese un daño real para un esqueleto en beber alcohol, pero claro, eso no quitaba que lo hacía completamente dependiente de otro para llegar cuando estaba ebrio o quebrado, lo cual era motivo suficiente para el reproche, por hacer que otro monstruo tenga que tomarse la molestia de traerlo a casa. Realmente sentía que como adulto no debería dejarse regañar, pero viéndolo de un punto de vista maduro, su niño llevaba la razón.
—Ah, lo entiendo Papyrus —se froto suave el cuello, un poco avergonzado.
Debía agradecer que Sans no estaba para estallar de risa y hacer todo aún más vergonzoso de lo que ya era estando solo los dos. Finalmente, Papyrus lo dejo ir, mientras él iba a unas patrullas que Undyne le estableció como práctica para futuro guardia real, no es que lo estuviera considerando, pero distraerlo solo con las clases de cocina no serían suficiente para entretenerlo o que no notara que no estaba avanzando.
Debía agradecer que Undyne tenía una fuerte imaginación y aún más autoridad que Papyrus para poder mantenerlo en un perfil bajo, pero sin arrebatarle la esperanza de ser un guardia real algún día. Su niño era fuerte, pero tenía un corazón incluso con más bondad que el de Asgore.
—Buenas. —Alzó la mano mientras llegaba al trabajo.
Miró el camino, como algunos devolvían el saludo de la misma forma y otros un simple hola, había bastante trabajo como todos los días, algunos quizá estaban de peor humor debido a la inestabilidad de su área, no perdió demasiado tiempo, después de un café, se encerró en su oficina.
Cuando estaba solo tomó su bolso y hábilmente devolvió el frasco a su escondite, debía decir que quizá no lo necesitaría más allí, pero le dio demasiada pena dejarlo en el hogar del rey, también tenía el problema de que no podría darle uso, no sin rellenarlo primero, medito un momento mientras miraba la caja de juguetes, ya no los necesitaba, pero sentía que era un desperdicio desecharlos, tal vez les daría algún pequeño uso en algún descanso.
Agitó la cabeza, golpeando a los lados de su cara con las manos, no tenía que pensar en ello, por el momento, sacó del bolso aquel dibujo que su niño había hecho, un poco aparatoso y desprolijo, sin embargo, era una idea mucho más sólida de lo que tenía en todos esos años.
Dejo aquello en su escritorio mientras iba a las gavetas donde tenía los planos del extractor de determinación para llevarlos de regreso, además de tomar unos planos limpios, acomodando todo para empezar a trabajar.
Pasó aproximadamente un mes desde que empezó con los diseños, algunos le parecían demasiado complejos de materializar, otros, demasiado simples para aguantar la recarga de energía, pero iba lustrando el diseño, incluso empezó con algunas maquetas pequeñas improvisadas.
—¿Doctor Gaster?
—¿Ah? ¿Majestad? —levantó la vista de la mesa —¿Qué lo trae por aquí?
—Oh, el joven Papyrus le dijo a Undyne que no ha regresado en días a casa y ella me lo informó cuando vino al castillo.
—Ah, cielos —se frotó a los lados de la cabeza —he estado muy concentrado, no me he dado cuenta del paso del tiempo.
—Puedo corroborar eso, ¿ha comido?
—Ah, eso… no, creo que me salte algunas comidas.
—Lo suponía —negó suave —Dings, ¿qué te parece si vamos a comer a New Home?
—¿Ah? ¿A comer solos?
—Bueno… —miró un poco por el pasillo —podemos considerarlo nuestra primera cita.
La pequeña maqueta en la que estaba trabajando terminó por caer al suelo de la sorpresa, balbuceó por un momento, moviendo nervioso las manos mientras sentía su cabeza empezar a hervir. Era cierto que no habían tenido ninguna desde que formalizaron secretamente.
—¿C-C-C-Cita? —terminó por tartamudear.
—¿No te gusta la idea? —lo mira desanimado.
—N-No, ¡q-quiero decir! ¡Si! A-Ah, —lo miró nervioso —pero ¿no será demasiado obvio?
—Bueno, podrías llevar el portapapeles, alguna reunión de emergencia —meditó un momento.
—S-Supongo que podría funcionar.
Tomó algunos papeles al azar para hacer un montón creíble, Asgore lo espero en la puerta mientras se encargaba de todo, quizá incluso podrían hacer un pequeño teatro de camino afuera, el esqueleto se acercó a él, parecía emocionado y quizá un poco asustado. Pensó por un momento llevarlo de la mano, más descartó la idea ya que eso si podía levantar sospechas.
Gaster solo siguió a Asgore, guardando una distancia habitual de cuando era regañado, solo para apariencias, miraba de vez en cuando a su alrededor, no podía negar que estaba nervioso de ello, fue algo completamente espontaneo del rey así que no tuvo tiempo de prepararse mentalmente para una cita, no podía negar que, a pesar de la emoción de sus maquetas, no había pensado en ir con él en algún momento, pero su mente era traicionera a veces y su atención también solía desviarse a la caja de juguetes.
Se sonrojo de golpe y agito la cabeza, si bien podía seguir sus “entrenamientos” no quería que Asgore descubriera el frasco más vacío que antes, así que se había resistido a usarlos para tener la mente enfocada en su siguiente proyecto. Chocó de repente con la espalda del rey cuando este se detuvo, había perdido la noción de la distancia cuando su mente divagó por unos minutos.
—Ah, lo siento su majestad.
—Está bien doctor —se acercó a la puerta donde un monstruo con particularidades anfibias los recibía.
Gaster reconoció el lugar, era el restaurante del hotel de aquel robot actor tenía, si bien pensaba que irían a New Home, quizá estar aquí que era más discreto irónicamente hablando, debido a sus altos precios no era tan popular como uno esperaría, incluso la comida rápida del otro sector era costosa, demasiado para el bolsillo promedio.
Pudo escuchar como Asgore pedía la mesa más lejana a la entrada.
—M-Majestad ¿está bien esto?
—Oh, está perfecto, no se preocupe doctor, ahora, vayamos a sentarnos.
El científico solo asintió y fueron guiados a una mesa en la esquina, lejos del escenario y la entrada, terminó por sentarse, soltando un suspiro de alivio de tener un espacio un poco más privado.
—Majestad… pensé que iríamos por New Home.
—Era la idea sí, pero te veías tan nervioso que decidí ir por algo más cercano y menos concurrido.
—S-Siento eso… n-no estaba preparado para esto hoy.
—No te disculpes Dings, a veces vengo aquí, es un lugar tranquilo, quizá un poco… fuera del presupuesto de la mayoría.
—¿No es demasiado costoso?
—Oh, lo es, pero no está mal tener un gusto fino de vez en cuando ¿no crees?
El esqueleto solo asintió suave, después de todo, había tenido ese tipo de gustos sobre todo en los cumpleaños, ya fuera el de Sans o Papyrus, aunque solo uno realmente disfrutaba realmente de la comida cara; tomaron la cartilla del menú y pidieron su orden a los pocos minutos.
Movió los dedos nerviosamente sobre la mesa cuando notó las miradas de detrás de Asgore, si bien no había mucha gente, no significaba que estuviera vacío, pudo escuchar una especie de murmullos y como algunos monstruos miraban de vez en cuando a la mesa donde estaba con el rey, apretó contra su pecho el portapapeles, nervioso de lo que pudieran estar diciendo.
—Doctor, debería calmarse un poco, le recuerdo que estamos aquí porque se ha saltado las comidas de hoy. —habló un poco alto, solo para ser escuchado levemente lejos.
—¿Ah? —levantó la vista un momento y reaccionó —l-le dije que no era necesario su majestad.
—Bueno, su pequeño esqueleto se preocupa cuando hace eso, así que solo me aseguro de que este comiendo adecuadamente.
Gaster miró muy de reojo como aquello hacía que las miradas se desviaran de ellos, además de callar lentamente los murmullos, así que simplemente siguió la conversación, al menos hasta que los monstruos que estaban en la otra mesa se retiraron.
Respiró aliviado, justo antes de que les trajeran la comida, en la cual él parecía tener un extra, farfullo apenado por lo bajo de forma inentendible, bueno, podía soportar un poco de humillación por ser “regañado” en público, no es que fuera la primera vez, Asgore ya había hecho cosas así antes así que era mucho más llevadero para una actuación.
Cuando vieron que no había nadie en el restaurante, se permitieron hablar con más libertad, con un tono ligeramente más bajo; un poco de cómo iban las cosas por casa con los niños por parte del esqueleto, otras de como estaban yendo los cultivos de flores y diferentes árboles ocultos del rey, podía decir que era un poco más emocionante hablarlo fuera, aunque no sería un riesgo que le guste correr seguido.
Cuando terminaron con sus respectivos platos el rey pidió la cuenta, Gaster solo suspiro por lo bajo, tenía que admitir que, a pesar del posible riesgo, era divertido eso de tener una cita, no es algo que hubiese experimentado antes así que, podía decir que estaba feliz de tenerla con Asgore.
Se retiraron poco después de pagar, Gaster rechazó gentilmente algo de comida extra para llevar, quizá su majestad había dicho demasiado fuerte aquello, este solo rio por lo bajo mientras salían, yendo por las zonas del núcleo y saliendo por New Home, para cuando habían salido, ya era lo bastante tarde como para que los puestos ya hubiesen cerrado, había pocas almas por aquella calle.
El científico simplemente camino, esta vez, al lado de Asgore, mirando de tanto en tanto alrededor, antes de mirar al rey de nuevo y bajar la mirada a una de sus manos, con cierta pena acercó su propia mano, apenas rozando uno de los dedos, sintiendo algo de calor, para las cosas que ya habían hecho, esto no debería ser nada, pero demostraciones de cariño en público quizá eran demasiado para un asocial como él.
Asgore miró curioso al esqueleto al sentir el toque en su mano, haciendo que este, por reflejo, se apartara un paso de él y pusiera las manos detrás, intentando no mostrar demasiado su cara, no pudo evitar sonreír, se sentía como una broma que algo tan dulce y simple no pasara tan fácil, contando lo “picante” que empezó su relación.
Cuando llegaron a su hogar, miró un poco a su alrededor y al no encontrar ninguna mirada curiosa de nadie, tomó al esqueleto por el brazo y lo jaló dentro, cerrando detrás de ellos.
—¿M-Majestad?
—Ah, siento eso… solo, quería hablar más de temas un poco más…
Asgore lo acorraló despacio contra la puerta, haciendo que el otro enrojeciera y tartamudeara levemente, esforzándose en decir algo coherente.
—M-Majestad ¿h-hice algo malo?
—No, solo quiero cerciorarme de que recuerdas lo que dije.
—¿L-Lo que dijo?
—Ha pasado un mes desde mi celo y sé que… no puedes estar con otro monstruo, pero quisiera asegurarme que no te estás reprimiendo por ello.
—A-Ah y-yo… —desvió la mirada, avergonzado —e-es cierto que a veces… puedo pensar sobre ello, pero… estoy ocupando mi mente a-así que…
—Si piensas en ello puedes venir cualquier día, que puedes pedirme cuando quieras, ¿lo has olvidado?
—N-No, solo… n-no quiero ser una molestia… n-no quisiera forzarlo a m-mis…
—Somos una pareja ahora Dings, aun si es secreta, —pasó la mano por su cintura, pegándole a él—no es una molestia ni una obligación para mí satisfacerte, admito incluso que es… gratificante sentirse deseado por una vez…
Gaster sentía la magia subir, muerto de pena acercó tembloroso su rostro al del rey, pero si había algo que él no tenía, eran agallas cuando estaba así; Asgore lo notó casi pegado a su cara así que solo hizo un suave movimiento para atraparlo con un beso, se percató de su sobresalto, pero no hubo ni un instante de resistencia así que avanzó más, yendo despacio, separándose unos segundos después.
—A-Ah… —lo miró un momento antes de ocultar el rostro en su cuello —e-entonces, ¿podría quedarme… esta noche?
—Claro que puedes —beso suave su cuello, notando que se estremecía —ganaras confianza con el tiempo.
—P-Permítame d-dudarlo.
Asgore solo rio suave antes de levantarlo en brazos y llevarlo dentro.
Volvió al trabajo por la mañana, usando un atajo bastante largo para ir directamente dentro del laboratorio, por suerte tuvo un desayuno bastante contundente, Asgore se encargó de que recuperara su energía lo mejor posible. Claro, después de la nochecita que hubo, normal que le diera de comer bastante.
Agitó la cabeza, si pensaba mucho en ello no se lo sacaría de la cabeza en todo el día.
—B-Buenos días doctor.
—Oh, Alphys, buenos días.
Se acercó a la cafetería para tomar una taza de la máquina, pero por alguna razón se sentía muy, muy observado, incluso pudo sentir como algunos parecían incluso señalarlo, eso no era una buena señal, ¿quizá lo vieron con las cámaras? No, cuando su majestad vino a buscarlo ya estaba fuera del horario de trabajo, por lo que, con mucha mala suerte, solo estaría Alphys revisando. Pretendía ignorar aquello, mientras estuviera solo podía mantener la compostura, al menos eso esperaba.
Giró sus pasos hacía la oficina, no sin antes carraspear un poco para que el resto de los trabajadores volviera a prestar atención en sus áreas designadas en lugar de clavarle la mirada, podría revisarse más tarde para ver si sus ojeras no eran tan notorias o algo así, aunque si fuera eso, el único que le clavaría los ojos sería Papyrus o, si se descuidaba, Asgore también.
Se sentó frente al escritorio, recogiendo la maqueta un poco estropeada del día anterior, no dudo ni un segundo en dejar el trabajo para salir con el rey, así de importante era lo que sentía.
Estuvo un par de horas maquetando con alambre la base para la capa de papel, para ver cómo sería una estructura craneal, incluso incluir una mandíbula suelta y otra unida para ver cuál podría ser más optima. Dio una honda respiración, cuando los modelos estuvieran listos, intentaría crearlos con magia como hacía con los huesos y manos.
—D-Doctor… ¿p-puedo pasar?
—Está abierto —ni siquiera levanto la vista del escritorio.
—C-Con permiso.
—¿Pasó algo importante? ¿Problemas en el núcleo? ¿O algo que tenga que ver con el sótano o la comida adicional?
—N-No, t-todo en orden, b-bueno… c-casi todo.
Eso no sonaba bien, levantó la vista de los planos para mirarla, su asistente realmente parecía un poco demasiado exaltada.
—¿Qué sucede entonces?
—S-Se trata de usted d-doctor.
—Oh, noté que estaban distraídos conmigo en la cafetería esta mañana.
—E-Es que… b-bueno e-es… s-su cuello…
El científico hizo una mueca de confusión por un momento, antes de llevar la mano al cuello. Entonces, se puso azul del terror al notar sus vértebras descubiertas, había olvidado por completo volver a ponerse las vendas antes de salir de la casa de Asgore, sintió que en cualquier momento le daría un ataque de pánico, todos los monstruos del trabajo debían saber que la marca en su cuello no era una simple mordida pasajera, ellos lo sabían sin duda.
—O-Oh… d-dios mío…—le tembló la voz.
¿Cómo se había permitido a sí mismo cometer un error así de grave?
—¡D-Doctor! ¡¿S-Se encuentra bien?!
—A-Ah… n-no… sal de aquí… n-necesito estar solo… ahora.
La pequeña asistente intento acercarse más un fuerte golpe en la mesa la hizo retroceder, haciendo que finalmente abandonara la oficina. Una vez estuvo solo, empezó a respirar agitado, llevando sus manos a la cabeza, estaba en serios problemas, había estado ocultando la marca desde que Asgore se la hizo, no es que él se lo pidiera, pero ambos sabían que habría menos preguntas relacionadas a ellos si no había algo tan delatador como la marca de parejas.
Probó una y otra vez contar internamente, recapitulando fórmulas para que su mente saliera del bucle de ansiedad y pánico. Debía y tenía que calmarse como fuera, si demostraba a los demás trabajadores que estaba así de mal, harían suposiciones erradas o peor que eso, acertarían.
Después de casi una hora, terminó por calmarse, al menos lo suficiente para recuperar la compostura, tomó de su cajón una tira de venda para volver a cubrir su cuello, maldiciendo por lo bajo. Asgore le había quitado la venda anoche en algún momento para molestar directamente sobre la marca, fue una forma un poco precipitada de saber que era una nueva zona sensible o erógena, no es que la cubriera por si alguien rozaba su cuello, pero ahora lo haría también por eso.
Miró la hora un momento, sabiendo que aún era muy temprano para que cualquiera se hubiese ido y probablemente todos estarían reunidos en la zona de descanso, especulando, así que se enderezo lo mejor posible, con una expresión tan sería como se pudiera permitir, sin llegar a verse enojado del todo y salió de la oficina para ir a la cafetería. Mantuvo la distancia para poder escuchar si había alguien hablando de más.
Y por supuesto que lo había.
Se quedó detrás de la pared, solo para escuchar que podían estar diciendo, pero por supuesto que él era el tema central de toda la conversación, había tantas preguntas esperables como: ¿Eso era la “marca”? ¿Él tenía pareja? ¿Desde cuándo estarían saliendo? ¿Qué monstruo podía ser? ¿Iban así de serios ya? Entre muchas otras similares, pero notó que empezaron a hablar más burlonamente, casi de forma insultante. Apretó fuerte las manos cuando escucho ciertas risas, después de todo, todos parecían de acuerdo en que solo un lunático podría aguantarlo, con su fanatismo por el trabajo y ese inaguantable carácter frío y poco amigable; terminó por golpear la pared lo bastante fuerte como para hacer que toda la sala notara su presencia.
—Así que, ¿solo un loco podría aguantarme? —afilo la mirada con una sonrisa que denotaba furia —¿Qué soy inaguantable eh? ¿Esa es la imagen que tienen de su jefe?
El lugar se quedó en absoluto y total silencio, algunos parecían haberse convertido en piedra del terror que sentían, el aire tenso y la mirada hostil y más fría que habían visto del doctor hasta ahora los hizo pensar seriamente que estarían muertos. Gaster suspiró por lo bajo, tomando algo de aire.
—Ya que parece que tienen tantísimo tiempo libre como para reírse de mí a mis espaldas, creo que podemos pasar durante los siguientes seis meses sus horarios de trabajo de ocho horas a doce con solo dos descansos de media hora para desayunar y almorzar en lugar del tiempo libre ilimitado que acostumbran a tener… se nota que se han tomado demasiada confianza, y el que quiera su horario habitual de trabajo solo recibirá un cuarto de su sueldo.
—¡E-Está loco! ¡No puede hacer algo así! —finalmente uno pudo salir del shock.
—Oh, claro que puedo, también puedo despedirlos a todos sin goce de compensación ni de ningún tipo de recomendación para futuros trabajos, así tenga que entrenar personalmente a los recién salidos de los estudios y deba trabajar hasta morir para tener sus reemplazos. Hablare con su majestad sobre estos cambios.
—Oh dios, ¡no puede estar hablando en serio! Tenemos familias que dependen de nosotros.
—¿Y solo porque tengan familia yo debo aguantar las faltas de respeto? —ladeo la cabeza, mirando sombríamente a todos.
—Ugh, bueno eso…
—¿O tal vez piensan que es apropiado inmiscuirse en mi vida privada? ¿Me han visto a mí en algún momento entrometerme en su vida fuera del trabajo?
—N-No doctor… ¡Aun así es excesivo!
—Por supuesto que es excesivo, espero que solo se queden los que realmente quieren este trabajo, y no los que solo vienen a perder el tiempo —se cruzó de brazos. —Hay muchos, muchísimos monstruos que están buscando entrar, así que, ¿por qué negarme a magia nueva y entusiasta?
Miró con cierta molestia antes de darse la vuelta para volver a su lugar de trabajo, ya tenía fichados a los que habían abierto la boca para soltar mierda de su persona, como esperaba, Monster Girl y Alphys no estaban en las conversaciones, así que sabía a quién dejarles sus privilegios.
Obtuvo un par de golpes en su puerta a lo largo de una hora, los ruegos y disculpas de los otros monstruos que no habían llegado a quejarse debido a que estaban congelados por la locura que estaba a punto de pedir al rey se hicieron notar, nadie quería arriesgarse a que Asgore aceptara el cambio tan drástico y completamente esclavizador como el que planteaba el esqueleto, más poco le importaba que no les gustara, era la idea, aunque sabía que iba a ser imposible llevarlo a cabo con Asgore, se lo plantearía en la próxima reunión de todos modos.
Levantó la vista de sus papeles cuando oyó las pequeñas pero ruidosas garras de su asistente, suspiró, antes de ir a la puerta para abrirle, ya que parecía que no tenía el valor de acercarse lo suficiente a la oficina para siquiera tocar, después del susto que le dio, era entendible.
—D-Doctor…
—Puedes pasar Alphys, no voy a morder.
La pequeña chica lagarto entró nerviosamente, mientras su superior miraba al pasillo y cerraba la puerta, no tenía ganas de dejar que nadie más viniera a molestar.
—D-Doctor… e-escuche de los cambios desde fuera de… d-del área de descanso y-y…
—Está bien Alphys, si bien lo decía en serio, su majestad nunca me dejaría hacer una locura así, para suerte de ellos.
—¿E-Entonces t-todo seguirá como de costumbre?
—Quisiera que no, pero seguramente así sea… podría decir que su majestad diría que es demasiado castigo. —Suspira frustrado.
—E-Eso… ¿n-no p-paso algo así hace años?
—¿Ah? —Aquello llamó su atención.
—E-Es decir, ser… c-calumniado… o a-algo más… bueno… q-quiero decir, ¿e-el rey no confía en su palabra?
—Claro que lo hace, pero esto no es tan…—se detuvo un momento, recordándose a sí mismo diciendo eso y como escalo por no darle importancia.
—Y-Yo creo que es importante… digo… e-es solo una o-opinión.
—Alphys… solo por curiosidad, ¿ellos han hablado mal de ti también? —La chica solo bajo la mirada —Lo imagine —se aprieta entre las cuencas.
—¡N-No! Q-Quiero decir y-yo…
—Alphys. —Suspiró molesto.
—¿S-Sí doctor?
—¿Crees que puedas sacar el audio de las grabaciones de la sala de descanso?
—¿A-Ah? ¿El audio?
—Bueno, tengo que tener todo lo posible a mi favor con su majestad, así que, tener alguna prueba contundente será muy útil, ¿puedes traérmelo?
—E-Entendido.
Si ellos querían ser unos malditos idiotas, entonces él también tenía derecho a serlo.
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Parte 24
Parte 26
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POEMARIO... SALVE
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POEMA... 1
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DE LA NAVIDAD A IMAGEN QUERIDA_ AMOR Y AMISTAD TAMBIÉN, TRADICIÓN ENTRE NACIONES POR GENERACIONES DE VIDA_ A EL MAGICO TIEMPO LAS PRINCESAS A CORRER...
ESPERAR LA NAVIDAD UN SUEÑO DE LAS NIÑAS FORMADAS LAS 2 EN DOS._ A GESTO JOVIAL Y RISUEÑO, A LA LUZ QUE APUNTA VÍSPERAS DE ESE DIA CON ELLAS APUNTA CON UN RAYO EL ASTRO SOL...
HOOOOO IMAGEN FAMILIAR MERECIDA_ AMOR Y NIÑES TAMBIÉN, DE LAS PRINCESAS UN DIA DE SU VIDA A SU VIDA_, ENTRE LAS NACIONES CON CARIÑO Y RESPETO A LAS PRINCESAS VER.
POEMA... 2
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DESPUÉS DE TODO A SU MAJESTAD EL REY A LADO_ SUS HIJAS PRINCESAS ANDAR Y JUGAR, SOÑAR CON SANTACLOS EN TRINEO Y BOTAS ROJAS A EL CIELO VOLANDO EN TODA EUROPA QUIZÁS PASAR...
FLORES ROSAS Y LIRIOS_ CORONAS DE FLORES PORTAR_ QUE A ELLAS EXCLAMAN_ EN TIEMPO REINAS A HOLANDA Y DINAMARCA EN LO FUTURO HARÁ...
EN SU EJE POR TIEMPO AHORA JUGAR, DE SI LA BELLEZA MIRAR, EN GENERACIONES JUNTOS, CADA AÑO LA MAGIA DE ELLAS AHORA DE LA BONITA NAVIDAD.
POEMA... 3
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DE LA NAVIDAD CAYENDO EL DÍA.- SU MAJESTAD EL REY DE REGRESO A CASA CANSADO_ AL MIRAR A ELLAS LE VUELVE LA ALEGRÍA_, EN ESE CANSADO Y AGOBIADO RATO...
LE DECIAN CON OJOS TRAVIESOS_ ANDA PAPA_ ¡JUGAMOS!_ EN QUE LA ADRENALINA Y VITALIDAD LE VUELVE DE LA NADA PARA IRSE EL CANSANCIO SIN DEJAR EN ESE MOMENTO UN SOLO RASTRO.
POEMA... 4
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DE DINAMARCA Y HOKANDA LAS PRINCESAS NIÑAS BONITAS, QUE AL VER EN FOTOS DICEN TERNEZAS_ ENTRE DULCES Y HALAGOS LAS DOS PRINCESAS PEQUEÑAS...
CABELLERA ALBOROTADA Y ALEGRE, Y SU NOMBRE EN FORTUITA IMAGEN DE NACION_ POR FUTURO ERASE QUE SE ERA...
POR DE SI EN UN PROLONGADO_ ¡SALVE!_ ESPERA, CUAL NO HABLABA NI EXISTÍA A POS DE SI DINAMARCA Y HOLANDA AHORA JUEGA_ EN QUE LA NAVIDAD EN SU VIVA MAGIA POR LO QUE ES Y LAS RODEA DE EL TIEMPO...
AHORA ES UN SALVÉ DE GRACIA EN ALEGRIA Y MAGIA ES POR DINAMARCA Y HOLANDA QUE ES A LO QUE EN SU MAGESTAD FUE Y ERA.
CONTINUARA
DANIEL GARCIA ROMAN
EL ZORRO
10 NOVIEMBRE 2015
SALVE
POEMARIO
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POEMA... 5
TITULO... SANTACLOSS
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EN UN TRINEO A DAR UN PASEO SANTACLOSS EN LA NAVIDAD SALE A PASEAR_ GORRO ROJO BOTAS ROJAS CINTURON NEGRO Y UN GRAN SACO CARGADO AL HOMBRO CON REGALOS Y DEMAS...
LAS MUSICAS NAVIDEÑAS AHORITA, EN CASCABELES LAS PRINCESAS A CANTAR EN LA NOCHE ESTRELLADA A EL PAISAJE ESTANDO HERMOSO, CUAL DE SI MIRANDO EL PINO ALUMBRADO DE NAVIDAD...
CRUZANDO CIUDADES CUAL DE SI INEFABLE IMAGINAR, EN UN MILAGRO PODEROSO ASOMBRADAS SALTACLOSS A ELLAS A DEJAR EL REGALO CANTANDO JO JO JO JO _ JO JO JO JO IRA.
POEMA... 6
TITULO... JUEGO DE NIÑAS
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EN EL PATIO DE LA CASA_ JUEGAN QUE JUEGAN LINDO_ A QUERUB PAISAJE MUÑECAS Y DULCES AL REDEDOR SUS VOCES ENTRE RISAS SU RUIDO...
DE LOS CARAMELOS POSTRADOS SABOREANDO ELLAS EL MÁS RICO_ EN LA MESA POSADA UN JUEGO DE PLATOS Y VASOS A MANTEL POR COMIDA JUGANDO CON LAS MUÑECAS A TIEMPO PARADO EN LIDO.
POEMA... 7
TITULO... VIENTO NAVIDEÑO
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A EL AIRE FRIO QUE SOPLA A UNA TARDE FRESCA, VIENTO ULULA A UN PAISAJE DECEMBRINO YA ASEMEJA_,
EN EL PELO UN PAR DE RISOS BRILLANTES_ NIEVE DE EL CIELO Y AGUA A SU CABEZA GOTEA.- AL CAMINAR SE AGITA ENTRE ROPAS ESA NIEVE QUE CAE Y LAS RODEA...
LOS CASCABELES QUE SUENAN ENTONCES_ CUANDO LA NAVIDAD Y SU MAGIA DESPIERTA_ EN TODOS LOS NIÑOS DEL MUNDO ESTANDO_ UN JUEGO INEFABLE POR SENTIMIENTO NAVIDAD NOCHE BUENA A JESUS ESPERAN.
POEMA... 8
TITULO... CANASTA DE FRUTAS
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DE UNA HERMOSA CANASTA DE FRUTAS_ NUECES ABELLANAS Y CASCABEL CREANDO PREPARANDO LA CENA DE NAVIDAD A BUENA NUEVA EN MERCED...
DOS HERMOSAS NIÑAS POR PRINCESAS EN LA TIENDA COMERCIAL JUEGAN_ ROSAS A QUERUB JAZMIN RISAS Y VOCES NUEVAS QUE NAVIDAD POR ELLAS ES FELIZ...
Y DE ESA DELICIOSA CANASTA DE FRUTAS DELICIAS A VISTA POR EXPRESIÓN EL PINO DE NAVIDAD Y SUS LUCES ENCENDIDAS CUAL ES DE SI DE LAS PRINCESAS A SU MAGICA ILUSION.
CONTINUARA
DANIEL GARCIA ROMAN
EL ZORRO
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POEMA... 9
TITULO... PASOS
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CUANDO A PASOS LLEVAS Y PASAS, TODO EN NAVIDAD SER_ CON MAMA Y PAPA EN CASA PINO Y LUCES PONER...
DE LA FLOR EN PASCUA ROSA, CAMPANAS Y ESFERAS LUMINOSAS QUE ENTRE RISAS Y ALEGRIAS VER...
EN FAMILIA COMIDA Y TRADICIONES, PREPARAR EN SIN FIN DELICIOSAS EN BEBIDAS POR VINO Y MIEL...
FLIRTEOS MIRIADAS DE ENTRE LAS COSAS QUE LUCE LA NAVIDAD EN SU SER.
POEMA... 10
TITULO... ALBA
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AL IRSE APOSTANDO EL ALBA ESTRELLA DE BELÉN VIENDO NAVIDAD EN SU ORIGINAL ACABADO PINO DE NAVIDAD LUCIENDO...
Y EN NOCHE BUENA ESPERAR LA MAÑANA LA PRINCESAS NAVIDAD A PAPA Y MAMA SONRIENDO...
CON SONAJA SONANDO Y VILLANCICO CANTANDO _ TRIQUI, TRIQUI, TRIQUI, PIN PON PAN_ TRIQUI, TRIQUI, PAN, PON PUN_
CEPILLANDO SU RUBIÓ PELO A LA PLATICA DE MAMA Y PAPA POR REVUELO DE REGALOS Y ABRAZOS FELICITACIONES SIENDO.
POEMA... 11
TITULO... PRINCESAS
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LAS PRINCESAS_ VIENEN Y JUEGAN Y VAN, A SONIDOS DE SUS ZAPATOS TIC TAC, TIC TAC,
ES EL SONIDO A CORRER DE AVISO DE LLEGADA DE SUS MAGESTADES_ PAPA Y MAMA_ EN SALUDO JOVIAL Y AMENO FAMILIA REAL EN NAVIDAD...
CUAL DE SI LA PLATICA DE ADULTOS SE ALEJA Y RESUENAN VOCES DE NIÑAS CUAL POSTURA EN POSE DEJA AL APRECIARSE EL MOMENTO TRANQUILO...
CON PALETA DE CARAMELO Y DULCES Y MUÑECAS VIENEN Y VAN EN JUEGO DE RUTINA AMENO QUE A LO FUTURO RECORDARA.
POEMA... 12
NOCHE BUENA
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JO JO JO ROJO Y BLANCO_ EN PALACIO REAL SANTACLOS SE ALOJA POR UN MOMENTO_ PARA DAR EN NOCHE BUENA, UN PAR DE ESPECIALES REGALOS...
A LA PRINCESA EN EL PINO DE NAVIDAD LUCES PARPADEAN EN SUEÑO ESPECIAL MIENTRAS DUERMEN...
SANTACLOS SONRIE AL VERLAS JO JO JO JO COLORES MATISES EN CORAZON ARROJO EN MOMENTO NAVIDAD EN CANCION A TONO IRSE Y QUEDARSE PARA SIEMPRE EN SENTIMIENTO.
POEMA... 13
TITULO... PINO DE NAVIDAD
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LA NIEVE CAÍA AFUERA EN EL ULULAR DE EL PAULATINO VIENTO_ UNA CANCION NAVIDEÑA RISUEÑA QUE DA REFLECCION POR MOMENTO...
PAZ LIVERTAD Y ARMONÍA EL CORAZON DE LAS PRINCESAS EN INVIERNO...
CUAL DE PINO DE NAVIDAD POR RAMA_ SU MAGESTAD COLOCA UNA ESFERA Y LA REINA COLOCANDO LAS LUCES Y LAS NIÑAS SONRIENDO, POR MOMENTOS...
EN ILUSIÓN MAGICA NAVIDEÑA QUE CON LA NIEVE CANTA EL VIENTO Y EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD RENACERIA EN PALACIO REAL NAVIDAD EN ESENCIA SIENDO.
POEMA... 14
TITULO... IMAGEN
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LA PRINCESA CON SU MAMA SU MAJESTAD LA REINA EN EL PATIO JUGANDO_ EN EL CENTRO DE EUROPA AMÉRICA DE SI GIRANDO...
COSTUMBRES TRADICIONES EN DAR Y GIRAR LLANOS SELVAS Y BOSQUES VIENTO EN LA NATURALEZA CANTAR...
EN ESENCIA MISMA VER DE EUROPA AMERICA, APRENDER JIRA QUE JIRA EL JUEGO PAISES POR CONTINENTE...
JUGAR A LA FAMILIA EN ESENCIA DE VALORES QUE CON EL TIEMPO EN GENERACIÓNES BONITAMENTE SER.
POEMA... 15
TITULO... CARRUSEL
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DE LA PRINCESA A NIÑAS JUGANDO_ EN ALEGRIA DE DAR VUELTAS SOBRE EL CABALLO MÁS PODEROSO DE COLOR CAFE MATIZADO ENTRE LUCES DE FIESTA...
VIENTO A EL POLVO A SU FUERZA DE GALOPE LEVANTADO QUE AL REVOLOTEAR SU RUBIO PELO EN ESA NOCHE DE NAVIDAD SOLÍA DAR VUELTAS ESTRELLADA EN ALEGRÍA INFANTILES...
CUAL EJE DE UNA MONEDA EN EURO_ LINDOS PEGASOS CABALLITOS EN EL CARRUSEL DE MADERA EN LA FERIA.
POEMA... 16
TITULO... LA LUNA
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LA LUNA AHI Y ALLA_ SOBRE LOS CIELOS DE HOLANDA Y DINAMARCA ESTA CUENTOS ROMANTICOS SOÑADORES CANCIONES Y POESIA DAR...
A SU REFLEJO EN LOS LAGOS LA LUNA, A EL MAR CANCION ULULAR ESTA EN NAVIDAD Y SU ROMÁNTICA LUNA SANTACLOS EN SU TRINEO ANDARA...
CUAL NIÑOS BUSCADORES EN LOS CIELOS BUSCAN YA, BUSCANDO ESA INHÓSPITA IMAGEN QUE CADA AÑO RUMBO A PALACIO REAL PASARA...
LA LUNA, LA LUNA, LA LUNA, REDONDA_ NAVIDAD EN PALACIO REAL A DOS NIÑAS POR PRINCESAS DEJARA ESE MATIZ ESA ALEGRIA QUE A LA PRINCESAS SANTACLOS DEJARA.
POEMA... 17
TITULO... LETRA DE NAVIDAD
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A IMAGEN DE PAPA EL REY PRECAVE_ CUAL NORMALIDAD EN FOTOGRAFIA
MOMENTANEAMENTE POR MÁGICA Y NORMAL POESIA _¡MIRE!_
EN EJE ESENCIAL POR APARATO DE SEGURIDAD OPERATIVO EN TREVOL, CORAZÓN ARMONIOSO LATIR, EN UN ASTUR POR ALIENTO QUE ES DE PAPA SOLO, SI...
A EL PASO CAMINANDO LLEVANDO A LA MAS PEQUEÑA DORMIDA SOÑANDO LA NAVIDAD EN BRAZOS EN LA PRINCESA _ SI...
JUGUETES ENTRE LASOS A LA IMAGEN DE LOS PAPARAZZIS NAVIDAD LATIR.
POEMA... 18
TITULO... HOLANDA... BELGICA
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HOOO HERMOSO PATRIO SUELO.- NAVIDAD AHORA LLEGO, SE VE EN EL CIELO Y LA TIERRA Y LO CANTA EL MAR Y LO ANUNCIA EL SOL.-
CUAL CELESTE DE NIEVE SUS PRADERAS CUAL DE SI SE APOSTA ARREBOL.- MONTAÑAS ORGULLOSAS, EN DINAMARCA Y HOLANDA REPOSA ESTA MAGICA NAVIDAD DIOS.-
LLEVANDO BUENA NUEVA A TRAVES DEL MEXICANO (DANIEL GARCIA ROMAN) COMO POETA_ CON COMIDA Y BEBIDAS DELICIOSAS AL BEBER ...
COSAS DE UN PATRIO SUELO DE HOLANDA Y DINAMARCA ESTA NAVIDAD SOLO MÁGICAMENTE SER.
POEMA... 19
TITULO... LIBRO
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DE UN LIBRO VIEJO Y MIO_ ENNOBLECE MI MANO_ AL DAR INSPIRACIÓN EN LETRA POESIA A NACION EUROPEA LLEVANDO_
A INOCENCIA DE NIÑOS ASTUR INAGOTABLE NAVIDAD EN SABERSE EN FUENTE LUZ CUAL VER...
AL OJEAR EN PAGINAS PROFUNDAS SABIDURÍA ARMONÍA INFINITA, LLEVANDO A EUROPA EN MUNDO DE NIÑAS MISTERIO RISA Y ALEGRIA_ NAVIDAD POR REGALO DE MIRAR Y MIRAR AL MUNDO EN SUS PAGINAS LETRAS EN NIÑOS SER ALEGRÍAS.
POEMA... 20
TITULO... CORAZON DE NIÑAS
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SE LEVANTAN DÁNDOLE LOS BUENOS DIAS ENTRE PLATICAS Y TIERNAS BRISAS JUGANDO A LAS MUÑECAS TIEMPO PASARA...
EN LA COMIDITA EL TE DE HOGAR_ EN ARMONÍA CUAL ES HOY A LA PAR EN JUEGO POR SUS SONRISAS.
POEMA... 21
TITULO... LAS DOCTORAS
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AL AMANECER SU MAGESTAD EL REY QUIERO JUGAR
JAJAJA JAJAJA
CON LAS NIÑAS
LA REINA LES LLAMA A LA PRINCESAS
NIÑAS NIÑAS SU PAPA AMANECIÓ CON UN POQUITO DE TOS_ SE MIRAN ASUSTADAS CORRIENDO POR SU TRAJE DE DOCTOR...
LLEGAN LAS NIÑAS A VALORAR AL ENFERMO_ POR LARGO TIEMPO, EXAMINO_ UNA DE LAS PRINCESAS CON UN TRAPO MOJADO EN LA CABEZA COMO TERMÓMETRO EXAMINO MIRANDO SU RELOJ...
LA MAS PEQUEÑA LE LEVANTA LOS BRAZOS DICIENDO CON EMOCIÓN _¡MIRA!_ YA SE QUE TIENE _PAPÁ_ BAJANDO MUCHO LA VOZ Y ESA TOS SE LE CURA CON UN BESO EN LA MEJILLA CADA UNA AL MISMO TIEMPO LAS DOS.
POEMA... 22
TITULO... LAS NIÑAS
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LAS NIÑAS DE HOLANDA Y DINAMARCA ALEGRAN LA TIERRA_ TANTO POR SU PROPIA GRACIA_ AL IR A LA ESCUELA_ SUSPIRO...
DE SUS ALEGRES OJOS SUSPIRAR ESCONDIDO CUAL MOCHILA LLEVAN EN SUS MANOS TERNESAS EN RUIDO...
EN EL CAMPO QUE LLEVAN A SUS PASOS A SU BONITO PORTE ELEGANTE VESTIDO COLORIDO EN VESTIMENTA QUE DA A HOLANDA Y DINAMARCA IMAGEN Y ESTILO.
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PENSAMIENTO
ES PARA MI UN GUSTO EN PODER ESCRIBIR SOBRE ALGO HISTÓRICO Y QUE SE VIVE EN GENERACIONES POR MAGICA ETAPA EN TIENPOS UNIVERSALES DE LA NAVIDAD...
ESTE AÑO FUE LA IMAGEN JOVIAL BONITA Y ALEGRE DE LAS ELEGANTES PRINCESAS DE EUROPA
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SÍNTESIS
LA SÍNTESIS DE LA NAVIDAD CREO QUE SE COMPARTE EN LA COTIDIANIDAD DE LO ORDINARIO ESTA LO EXTRAOEDINARIO Y A SU VES LA FAMILIA ES EL NÚCLEO EL CENTRO DE LA MISMA
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A TODOS ESTE AÑO LES DESEO FELIZ NAVIDAD Y UN PROSPERO AÑO NUEVO EN QUE LOS SUEÑOS METAS ANHELOS SE CONSOLIDEN Y BUENA NUEVA PARA TODOS.
DANIEL GARCIA ROMAN
EL ZORRO
16 NOVIEMBRE 2015
Después de más de 15 años haberlo escrito este poemario presenta actualización de musas y de dedicatorias
Julio 2024
Daniel García Román
El zorro
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