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夜な夜な酔な 火遊びで 縊死する 女児の蝋が溶ける頃
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Anime Shows Its Power in List of 100 Influential Animation Sequences
Regardless of its place of origin, animation has a long and impressive history behind it, and some of the most influential examples of the medium are in the spotlight in a recent list from Vulture. The extensive article called upon a team of experts and industry professionals alike to come up with 100 sequences that shaped animation, from 1892's Pantomimes Lumineuses by director Charles-Émile Reynaud to a key 2019 sequence from Steven Universe by Joe Johnston, Kat Morris, and Liz Artinian.
In between those bookends you will, of course, find plenty of representation from the world of anime. 24 or so of the 100 entries come from Japan, and there are some bonuses that have anime talent working in other industries, such as animator Kazuhide Tomonoga's work on the iconic title sequence for Batman: The Animated Series. The earliest comes from director Noburo Ofuji, whose Kujira (Whale) marked the first piece of Asian animation to ever be shown at the Cannes Film Festival.
All told, a variety of voices handled the entries at Vulture, backed by historical expertise from Historical expertise provided by Jerry Beck, Amelia Cook, Jason DeMarco, Maureen Furniss, Monique Henry-Hudson, Willow Catelyn Maclay, Linda Simensky, Koji Yamamura.
The entire article is fascinating, so it's definitely worth a read. Here's a breakdown of the anime featured. Keep in mind that the entries are for specific sequences for the most part, such as the Postcard memories from Ashita no Joe, 'Instrumentality begins' from Evangelion, and the notorious nightclub sequence from Devilman crybaby.
Kujira - dir. Noburo Ofuji
Panda and the Magic Serpent - dir. Taiji Yabushita and Kazuhiko Okabe
Astro Boy - dir. Osamu Tezuka
Ashita no Joe - dir. Osamu Dezaki
Belladonna of Sadness - dir. Eiichi Yamamoto
Space Battleship Yamato - dir. Leiji Matsumoto
Heidi, Girl of the Alps - dir. Isao Takahata
Space Runaway Ideon - dir. Yoshiyuki Tomini, Ichiro Itano (animator)
Super Dimension Fortress Macross - dir. Noboru Ishiguro
Voltron/Beast King GoLion - dir. Katsuhiko Taguchi
My Neighbor Totoro - dir. Hayao Miyazaki
Grave of the Fireflies - dir. Isao Takahata
Akira - dir. Katsuhiro Otomo
Sailor Moon - dir. Junichi Sato
Neon Genesis Evangelion - dir. Kazuya Tsurumaki
Pokémon (seizure sequence) - dir. Kiyotaka Isako
Perfect Blue - dir. Satoshi Kon
Cowboy Bebop - dir. Shinichiro Watanabe
Dragon Ball Z - dir. Daisuke Nishio
Adolescence of Utena - dir. Kunihiko Ikuhara
Final Fantasy: The Spirits Within - dir. Hironobu Sakaguchi
Spirited Away - dir. Hayao Miyazaki
Your Name. - dir. Makoto Shinkai
Devilman crybaby - dir. Masaaki Yuasa
Bonus:
Batman: The Animated Series - storyboarded by Bruce Timm, animated by Kazuhide Tomonaga
What animated sequences come to your mind as the most influential?
Source: Vulture
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Joseph Luster is the Games and Web editor at Otaku USA Magazine. You can read his webcomic, BIG DUMB FIGHTING IDIOTS at subhumanzoids. Follow him on Twitter @Moldilox.
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Historia del anime
La historia del anime, el género de animación de origen japonés, comienza en la segunda década del siglo XX, con una serie de cortometrajes similares a los encontrados en otros países, influenciados por las obras de Disney en gran parte.
Algún tiempo tras la Segunda Guerra Mundial, empezaron a surgir grandes compañías dedicadas tanto a las series televisivas como a los largometrajes, entre las que destaca Toei.
Aunque muchas siguieron en activo en las últimas década del siglo XX, y siguen al principio del siglo XXI, una serie de directores y creadores de historias han alcanzado renombre propio en este género, bien por obras de gran fama, como Katsuhiro Ōtomo con ("Akira"), Akira Toriyama con Dragon Ball, o Masashi Kishimoto con Naruto, como por sus largas y premiadas trayectorias como Hayao Miyazaki con Mi vecino Totoro, o como Rumiko Takahashi con Inuyasha o Ranma 1/2, etc.
En el plano internacional, en 1906, aparece la primera película de animación, Humorous Phases of funny face, del productor estadounidense James Stuart Blackton. En 1908, aparece en Francia Fantasmagorie, del dibujante Emile Cohl y producida por Gaumont. Este tipo de películas de animación llegan a los cines japoneses hacia 1910. Entre 1914 y 1917 se exhibieron unas 93 películas de animación extranjeras, siendo las americanas las de mayor popularidad. Ante tal fenómeno, los productores japoneses comenzaron a plantearse la realización de cine de animación nacional.
La primera manifestación de la animación en el país nipón de la animación, Katsudō Shashin, está fechada en el año 1907. Se trata de un pequeño fragmento de 4 segundos de duración descubierto en 2005. Sin embargo, fue la compañía Tennenshoku Katsudō Shashin (Tenkatsu) quien produce la primera manifestación significativa, al encargar en 1916 al dibujante de manga Ōten Shimokawa una película del género. En aquella época no existía documentación en Japón sobre las técnicas de animación, por lo que la tarea de Shimokawa no fue fácil. No obstante, consiguió realizar el que se considera el primer filme de animación japonesa, Imokawa Mukuzō Genkanban no Maki —literalmente "Mukuzo Imokawa y el guardián de la entrada"—, estrenado en enero de 1917. Por su parte, el pintor de estilo occidental Seitaro Kitayama, interesado por las películas extranjeras de animación que veía, presenta un proyecto de realización propia a la compañía Nippon Katsudo Shashin (Nikkatsu), que esta acepta encargarle. Kitayama tampoco era un experto en la animación, pero a base de pruebas y errores, consiguió terminar Saru Kani Gassen —literalmente "La batalla del mono y el cangrejo"—, basada en el cuento popular japonés Saru Kani Gassen, que fue estrenada en mayo de 1917. Shimokawa y Kitayama comenzaron la realización de sus películas en 1916, coincidiendo con la puesta en marcha del dibujante de manga de corte político Sumikazu Kouchi, que por encargo ahora de la compañía Kobayashi Shokai, estrenaría en junio de 1917 Hanawa Hekonai, Meitō no maki —literalmente "Hekonai Hanawa y su nueva espada"—, con un samurái como protagonista.
La historia del cine de animación japonés comienza efectivamente en 1917 gracias a los trabajos de estos tres pioneros, pero no se conserva copia de ninguna de estas películas por lo que se desconocen otros datos. La de Kouchi fue la más elogiada de ellas por las críticas de la época, siendo además la primera en rodarse, aunque se estrenará después de las otras dos.
Shimokawa llegó a realizar cinco películas de animación, pero debido a la sobreexposición y al reflejo luminoso que conllevaba el proceso, sus ojosexperimentaban gran cansancio, por lo que decidió abandonar este trabajo y volver a dibujar manga. Kouchi también se apartó del cine de animación tras realizar cuatro películas, pero luego volvería temporalmente a este campo debido a que personalidades de la esfera política le encargaron cortos de propaganda. Por el contrario, Kitayama se dedicó plenamente a la realización de películas de animación. Comenzó empleando como ayudantes a jóvenes aspirantes a pintores, a los que enseñaba las técnicas del dibujo animado. Kitayama, que en 1917 llegó a realizar hasta diez películas, presenta ese mismo año una película basada en el personaje infantil Momotarō, que consigue exportar a Francia, convirtiéndose en el primer producto de animación japonesa que llegó a occidente. Kitayama crea sus propios estudios de cine en 1921 pero el gran terremoto de Kantō de 1923 destruyó sus instalaciones de Tokio, por lo que decide mudarse a Osaka. Allí se aparta de los dibujos animados para dedicarse a rodar documentales informativos para una empresa de noticias local. No obstante, la gran importancia de la labor de Kitayama residirá en haber enseñado las técnicas de la animación a una serie de jóvenes que proseguirán el trabajo que él empezó.
Uno de estos fue Sanae Yamamoto, cuyo nombre original era Zenjiro Yamamoto. Era un aspirante a pintor que acudió a trabajar a los estudios de Kitayama, donde quedó fascinado por el mundo del dibujo animado. Al marcharse su maestro de Tokio, Yamamoto decidió independizarse y formar sus propios estudios de animación. En 1925 realizó Ubasute yama —literalmente "La montaña donde se abandona a los viejos"—, que tiene como tema el respeto y cuidado de los ancianos. Consiguió el patrocinio de la Secretaría de Educación para una serie de películas de animación de corte educativo, y entre sus obras más representativas se encuentran Usagi to Kame —literalmente "El conejo y la tortuga", 1924— y Nippon-ichi Momotarō —literalmente "Momotarō, el número 1 de Japón", 1928—.
También de esta época es Shiobara Tasuke, dirigida por Hakuzan Kimura. Este trabajaba pintando murales de anuncios para las salas cinematográficas, pero cambió su profesión para dedicarse a los dibujos animados, y pronto destacó por sus historias de samuráis. En 1932 rueda la primera película erótica de la animación japonesa, Suzumi-Bune —literalmente "El paseo nocturno en barco"—, que le cuesta ser detenido por la policía y la confiscación de la película. Kimura, individuo del que se desconocen muchas cosas, entre ellas las fechas de nacimiento y muerte, se retiró tras este incidente. Existen rumores de que una copia fue vendida ilegalmente al extranjero, pero en cualquier caso Suzumi-Bune se convirtió en una película fantasma, imposible de ver. Al parecer se trataba de un traslado a la pantalla del mundo erótico creado por los artistas del Ukiyo-e del período Edo.
Otro discípulo de los pioneros —en este caso de Sumikazu Kouchi— fue Noburō Ōfuji, que empezó la producción de dibujos animados gracias a la ayuda económica de su hermana mayor, Yae. Su primera película fue Bagudajo no tozoku —literalmente "El ladrón del castillo de Baguda", 1926—. Como material de trabajo utilizaba el tradicional papel chiyo, popular desde el período Edo, pero sus colores no pudieron ser recogidos por la fotografía en blanco y negro de la época. Ōfuji también realizó varias películas de animación con siluetas, como fue el caso de Kujira —literalmente "La ballena", 1927—, cuyas imágenes hizo acompañar con la música de la ópera Guillermo Tell de Rossini. Ōfuji dedicó mucho tiempo a estudiar la posibilidad del cine sonoro y en color, y gracias a la ayuda de su hermana, consiguió realizar casi todas sus películas prácticamente sólo.
En 1923, año del gran terremoto de Kantō, Yasuji Murata ingresó en la recién formada Yokohama Cinema Shokai, en principio dedicada a la importación de películas extranjeras. Murata comenzó a trabajar allí pintando esporádicamente murales de películas para los cines, pero el presidente de la compañía le contrató como empleado fijo al ver su talento para el dibujo. Murata también escribía los rótulos para las películas extranjeras de la compañía, pero, impresionado por las películas de animación de John Randolph Bray que aquella importaba, propuso a su presidente la producción propia de cintas similares. Autodidacta de la materia, Murata escogió una popular historia infantil para su primera realización, Saru Kani Gassen. Desde entonces hasta que dejó la compañía en 1937, Murata rodó cerca de 30 películas de dibujos animados, la mayoría de corte educativo.
Primeros adelantos técnicos
Fotograma de la película de
1933
Chikara to onna no yo no naka
, la primera película de animación japonesa sonora.
Normalmente el trabajo de animación era muy laborioso. La empresa Yokohama Cinema Shokai se adelantó a sus competidores al comprar una nueva cámara de motor automático que no requería mover una manivela, lo cual permitía acelerar el trabajo. La primera película rodada con esta cámara fue Kaeru wa kaeru —literalmente "Una rana es una rana", 1929—, encargada nuevamente a Yasuji Murata.
Para el cine de animación, el celuloide es un material indispensable, pero en Japón no se fabricaba. El celuloide comenzó a distribuirse con profusión Estados Unidos a finales de 1914 con los trabajos de Earl Hurd, quien además lo patentó. Como producto de importación, el celuloide era muy caro en Japón, por lo que en su lugar se empleaba una especie de cartulina sobre la que se dibujaban los personajes, que luego se recortaban y fotografiaban —animación con recortes—. Murata era un maestro de esta técnica y no tenía nada que envidiar a sus competidores que usaban celuloide. Como título más representativo de animación con recortes destaca su Tsuki no miya no Oujo-sama —literalmente "La reina del Castillo de la Luna", 1934—.
El primero en utilizar en Japón el tan preciado celuloide para el cine de animación fue Kenzō Masaoka, nacido en una familia adinerada de Osaka. Tras estudiar dibujo en una escuela de artes, inicialmente entra en el mundo del cine como actor, abandonando poco después en favor de la realización de dibujos animados. Su primera película fue Nansensu monogatari dai ippen Sarugashima —literalmente "La absurda historia de la isla de los monos", 1930—, acerca de un muchacho criado por un mono. Masaoka realizó también la primera película de animación sonora, Chikara to onna no yo no naka—literalmente "Las mujeres y la fuerza mueven el mundo", 1932—, donde utilizó parcialmente el todavía caro celuloide. Masaoka no escatimó en gastos para aumentar la calidad de sus películas, y así a partir de Chagama ondo —literalmente "El ritmo de la tetera", 1934— empleó el celuloide para el total de sus obras. Otro de sus títulos, Mori no yosei —literalmente "El hada del bosque", 1935— recibió elogios de sus colegas en el mundo de la animación y fue comparado a los cortos Silly Symphonies de Walt Disney.
Mientras que la mayoría de los cineastas contemporáneos se dedicaban a hacer películas de propaganda bélica para el ejército nacional, Masaoka realizó durante la guerra una obra de gran poesía que hará olvidar las penurias de la época y que quedará para la posteridad del género, Kumo to Chūrippu —literalmente "El tulipán y la araña", 1944—. De sus cintas de posguerra, la más representativa fue Suteneko tora-chan —literalmente "Tora, el gato abandonado", 1947—, sobre una gata que decide criar a un gatito que ha sido abandonado. Masaoka, por haber sido el primero en introducir el celuloide en los dibujos animados y el primero también en realizar una película sonora de esta modalidad, ha sido llamado «el padre de la animación japonesa» y es respetado como tal.
Segunda Guerra Mundial
En 1933, Mitsuyo Seo es contratado por los estudios de Kenzō Masaoka. Seo era un dibujante que destacó pronto por la gran rapidez con que realizaba su trabajo, que fue decisiva en la anteriormente citada Chikara to onna no yo no naka. Seo, que aprendió la técnica de sonorización de Masaoka, pronto se independizó. Su primera película fue Osaru no Sankichi bokusen —literalmente Sankichi el mono. Defensa antiaérea, 1933—, que recibió muy buenas críticas.
El 7 de diciembre de 1941 Japón ataca la base estadounidense de Pearl Harbour, comenzando su participación en la II Guerra Mundial. Entonces, la Armada Imperial encargó a Seo una película de propaganda que realzara los éxitos militares del Japón a los más jóvenes. Así, con un equipo de cinco personas, Seo realizó la película de dibujos animados Momotarō no Umiwashi —literalmente Las águilas marinas de Momotarō, 1942—, de 37 minutos de duración, que a pesar de su descarado carácter propagandístico, tuvo gran éxito entre el público infantil. La película la protagoniza el personaje de los cuentos infantiles Momotarō, capitán de un portaaviones, y por perros, monos y perdices que eran los pilotos de aviación. La flota enemiga es dirigida por un personaje de gran parecido con Bluto, antagonista de Popeye, que se dedica a correr de un lado para otro huyendo de los ataques japoneses.
Seo entró a formar parte de la Shochiku Doga Kenkyusho, donde también trabajaba Kenzō Masaoka, y allí vuelve a recibir un encargo de la Armada. En enero de 1942, el Cuerpo de Paracaidistas de la Armada había descendido sobre la isla de Sulawesi —Indonesia—, conquistando la base americana, así que se decidió airear también este primer éxito del cuerpo ante los niños japoneses con otra película de dibujos. De esta manera se gestó la realización de Momotarō - Umi no Shinpei —Momotarō, dios de las olas, 1943—, con un equipo de 70 personas, el mayor hasta entonces en la historia de la animación, y un tiempo total de elaboración de 14 meses. Finalmente se consiguió toda una superproducción de 74 minutos de duración, aunque el equipo se había reducido a 25 personas por haber sido llamado a filas parte del personal masculino y a las fábricas de armamento el femenino. Terminada la guerra, Seo realizó en 1947 Ōsama no shippo —literalmente La cola del rey—, vagamente inspirada en el famoso cuento de Hans Christian Andersen El traje nuevo del emperador, pero la película no se llegó a estrenar. Después de esto, Seo dejó el cine y se dedicó a dibujar para las revistas de niños, o a diseñar personajes para adornar la ropa infantil.
En 1933 se estrenó Ugoku-e Kori no tatehiki —literalmente El duelo del zorro y el tejón en dibujos animados—, que contaba una historia protagonizada por unos tejones que viven en un templobudista. Un zorro que ha adoptado la forma de samurái llega al templo, sucediéndose un duelo de transformaciones entre los tejones y el zorro que termina con la derrota de este último. Entre los gags que aparecen en la película, está el del zorro-samurái disparando una ametralladora. El director fue Ikuo Oishi, quien tras filmar un anuncio en dibujos animados para una fábrica de chocolate, decidió dedicarse a la realización de cine de animación. Su obra más representativa fue Futatsu no taiyô —literalmente Los dos soles, 1929—, pero con el estallido de la guerra se dedicó a realizar películas de instrucción para la Armada. Durante uno de estos trabajos, el barco en el que volvía de rodar unas tomas en el extranjero es hundido por un submarino norteamericano, y Ikuo Oishi falleció.
En 1940 se estrenó una adaptación en dibujos animados de la famosa ópera de Puccini Madame Butterfly, Ocho-fujin no genso —literalmente Fantasía sobre la Dama Mariposa—, realizada por el sistema de animación con siluetas y firmada por Kazugoro Arai y su amigo Tobiishi Nakaya. Arai, que al igual que Tobiishi en realidad ejercía como dentista, decidió dedicarse a la animación por sombras tras quedar fuertemente impresionado por la visión de la alemana Prinzen Achmed —1926— de Lotte Reiniger. En los ratos libres que les dejaba su profesión, ambos se dedicaron a estudiar el mundo de la animación, llegando a convertirse en profesionales. En 1942 Tobiishi murió como consecuencia de la guerra, pero Arai continuó su trabajo en solitario. De sus obras más representativas destacan Ogon no tsuribari —literalmente El anzuelo de oro, 1939—, Jack to Mame no Ki —literalmente Jack y la mata de habichuelas, 1941— y Kagee eiga: Kaguya hime—literalmente La princesa resplandeciente, 1942—.
Posguerra
Con la derrota de Japón en agosto de 1945 termina la II Guerra Mundial, constituyéndose en octubre del mismo año la Shin Nihon Dogasha, dedicada a la producción de películas de dibujos animados, con Sanae Yamamoto y Kenzō Masaoka como figuras principales. Centrada en Tokio, llegó a reunir hasta 100 personas para dedicarse al mundo de la animación, pero la falta de trabajo obligó a disolver la recién nacida compañía. En 1947, contando entonces con la colaboración de Yasuji Murata, se formó en su lugar la Nihon Manga Eigasha, donde Masaoka concluyó Sakura —literalmente El cerezo—, obra que describe las bellezas de Kioto a lo largo de las cuatro estaciones pero que, sin embargo, no llegó a estrenarse. Tras ello, en 1948 Yamamoto y Masaoka decidieron independizarse de Nihon Manga Eigasha para formar la Nihon Doga Company.
En septiembre de 1950, con gran retraso, se estrenó en Japón la película de Disney Blancanieves y los siete enanitos —1937—, que según se dice, el director de animación Osamu Tezuka vio unas 50 veces. En 1952 Noburō Ōfuji rueda un remake de su película de 1927 Kujira. A la idea primitiva de animación por sombras, Ōfuji añadió la inspiración de las vidrieras occidentales para utilizar celofán coloreado. En el Festival de Cannes de 1953 compitió en la sección de cortos, pero finalmente el premio se lo llevó Crin Blanc —Albert Lamourisse, 1953—, quedando su obra en segundo puesto. Se dice que Pablo Picasso vio entonces este trabajo de Ōfuji, por el que quedó fuertemente impresionado. Poco después, la película de animación por siluetas Nazo no yurei-sen —literalmente El barco fantasma, 1956— consigue un premio especial en Venecia, con lo que el nombre de Ōfuji pasa a ser reconocido en el extranjero.
En enero de 1950, el dibujante Ryūichi Yokoyama, conocido por el manga Fuku-chan, decidió dedicarse al mundo de la animación tras haber visto el corto de Disney The Skeleton Dance —1929—, que se había estrenado en Japón en 1930. Para ello, compró una cámara de 16 mm y conviertió su casa en estudio de cine, que llamó Otogi Productions, comenzando el trabajo en marzo del mismo año con un equipo de seis personas. Su primera película fue el mediometraje Onbu o-bake —literalmente El duende a hombros—, de la que hizo una proyección en sala privada en diciembre de 1955, con asistencia de varias personalidades de la esfera cultural, entre ellas Yukio Mishima. Su segunda película fue Fukusuke, que se estrenó en salas comerciales en octubre de 1957. Al año siguiente utilizó el amplio terreno del jardín de su casa para construir unos estudios mayores, aumentando su equipo a 23 personas. Tras ello realizó su tercera película, Hyotan suzume —1959—, que cuenta la lucha contra unas ranas malvadas que han roto la paz de una aldea de pacíficas congéneres. A continuación estrenó Otogi no sekai ryoko —literalmente Viaje alrededor del mundo, 1962—, compuesta por cinco partes, la tercera de los cuales, Tatsumaki ni sukareta akai shatsu —literalmente La camisa roja que se llevó el ciclón—, tiene el interés adicional de remitirse al estilo del ukiyo-e.
Otogi Productions necesitó considerables préstamos de dinero para poder realizar largometrajes, pero no consiguió recuperar la inversión realizada, por lo que terminó en bancarrota en 1972. Yokoyama termina así su labor pero contribuyó a la formación de nuevos técnicos del género. Uno de ellos, Shinichi Suzuki, llegó a realizar por su cuenta un cortometraje de ciencia-ficción titulado Purasu 50 000 nen —50 000 años después, 1961—, que recibió buenas críticas en Francia con motivo de su proyección en el Festival Internacional de Cortometrajes.
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Escaping the glaringly sparkly and sharp bold colours used in most anime nowadays, the animated adaptation of Umeda Abi’s Kujira no Kora wa Sajou ni Utau (Children of the Whales) is a fantasy story taking place in an apocalyptic magical world where we find our protagonist, Chakuro, living in a small colony (with a population of 513 people) on a floating island (the Mud Whale), riding above a vast ocean of sand. Upon discovering an abandoned floating island (a driftland), Chakuro comes across a mysterious girl, whom he dubs Lykos and with this strange encounter comes a wave of change in Chakuro’s life. As I mentioned in my watch list, I picked up the original manga a while back and liked the premise of the story but never ventured any deeper into it because I was interested in the anime series I was watching at the time. For that reason, I decided to check out its first episode and report back my thoughts on it.
We’re on a boat afloat on a whole lotta sand for this one folks.
Animation studio J.C. Staff took on this project this year for the Fall 2017 anime season with Its first episode released in early October. In terms of the anime’s looks, J.C. Staff decided to stick with varying line thicknesses and textures that you’d typically find in the pages of a manga. The studio combines this art style with a soft watercolour palette to bring the world of Kujira no Kora wa Sajou ni Utau to life. Clouds seem as if they were painted on with a winged brush, and the tips of these clouds extend outward to create different shapes. Shading is made through a blend and layering of gradiant colour and small thin lines create texture to backdrops that the characters move across. This artstyle reminds me of Hayao Miyazaki’s illustrations of his work, Nausicaa of the Valley of the Wind, which appears simplistic but possesses personality.
This screen cap shows how beautifully detailed and aged the Mud Whale is, making us question how long the apocalyptic world appeared like this and how it came to be.
The characters themselves are drawn with soft expressions and stand apart from the detailed background.
Nearly everyone in this anime has the same face as Sami.
At some points this isn’t an issue, but there are moments during the episode where the scene looks jarring because the characters look like they are smacked on top of an environment, as pictured below.
Welcome to the 2D world.
Where characters look flatter against the detailed backdrop.
…Or maybe I’m just being picky for no reason.
I know I’ve been spoilt by KyoAni.
Chakuro, our protagonist in Kujira no Kora wa Sajou ni Utau, is our guide into the story’s world and was assigned the role of archivist in his colony. As a fantasy genre anime, I also feel that its slow pacing is its downfall but to explore and explain a unique world like the one in this anime, using the main protagonist as a vehicle to not only give context for world building but also as a narrator for the story is important. The world of Kujira no Kora wa Sajou ni Utau is pretty extensive as Chakuro explains the politics and the culture of his home on the Mud Whale, along with the superhuman power Thymia of which the grand majority of the colony is able to use. Thymia is an ability dependent on magical symbols which allows the user, the “Marked”, to do any number of tasks, such as levitating objects or travelling on bamboo boats through the sand, via their emotions.
Up, up and away…!
No need for rowing these boats.
The Marked have short life spans, living up to their twenties or thirties. As Chakuro also explains in the first episode, the small ten percent who live without using Thymia are called the “Unmarked” and make up the Council of Elders and the Chieftain of the colony (the colony’s leaders) who live a regular human life-span.
Chakuro’s internal monologue can be useless at small points of the episode and does make the story lag on for a bit longer than what I’d like. For instance, I think that the episode could do without the obvious narrative cue to lead the viewer into the next scene because we already have moving visuals to help the viewer understand the story. For example, to transition from the Council meeting where we learn that Suou is assigned the role of leader in the driftland expedition through the Chieftain’s direction to the expedition group traveling to their destination was made longer because Chakuro repeated the same information.
Another factor are the interactions between nameless background characters which drag moments for longer than they should, such as the cutting of the tall bamboo poles and the travelling scenes, could easily be cut out in the animated version of the story. I suppose the reason for keeping these minimal conversations acts as foil to the characters possessing a larger role in the storyline, giving the important characters more detail. For example, the fact that Chakuro is not deemed as important by the other Marked people in the colony and is considered useless because of his inaccurate Thymia wielding ability.
At this point in time, the characters are not all too interesting since the episode didn’t spend so much time on them individually, but they all hold potential.
Introduce the man who will get shit done by the end of the episode.
The music used in the first episode fits the fantasy genre quite well, utilizing either an orchestra or a simple melody with a piano and some string instruments to accompany Chakuro’s internal monologue by imbuing his objective observations with emotion, especially in his first encounter with Lykos. The story itself removes any panic Chakuro may be experiencing when being pinned down by Lykos aiming all of her swords at him to essentially make a pin cushion out of him. Once Chakuro is pushed down, the string instruments enter into the scene like a heavy wave of dread, leaving me with some goosebumps as the camera shot moves from Chakuro’s opened gasp of shock to his impending doom.
A wild dangerous cutie pie has appeared!
The ending theme of the series, Hashitairo by rionos is also a delight to listen to. The ending theme captures the listless journey of those on the Mud Whale, travelling onward through the boundless sand with no clear destination in sight and holding onto a small yet improbable dream of worlds lying beyond the sand. The song begins slowly and calmly with string instruments and builds to the chorus with its orchestra of flutes, guitars, drums, and piano adding depth to the sound. It has a dream-like quality to it but is also melancholic with its lyrics. Quite fitting for the characters in this anime.
My consensus for this series: Watch it whenever or watch it for Ouni who is the only interesting character trope thus far.
First Impressions: Kujira No Kora Wa Sajou Ni Utau (EP.1) Escaping the glaringly sparkly and sharp bold colours used in most anime nowadays, the animated adaptation of Umeda Abi’s…
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