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JiminxJungKook Are You Sure?! Jeju Disney+ Season2 Episode 3
Inicio viaje el 26 Sept 2023
Jimin antes ahora recostando su cabeza en sus manos
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Capítulo 3
Una vez más despertó con Jimin sentado arriba suyo, pero esta vez había manos en su cara y el zumbido de los pensamientos de Jimin mezclándose con los suyos: buenos días arriba arriba arriba eres tierno cuando duermes pero como que estás babeando todo tengo que hacer el desayuno ven a ayudarme...
—Estoy despierto —murmuró, aun medio dormido —estoy despierto.
Estaba acostado sobre muchos cojines de sillón juntos en el piso, medio aplastado entre Yoongi y Taehyung. El brazo de Yoongi estaba alrededor de su cintura y la cara de Yoongi estaba enterrada en su cuello y sus pensamientos estaban en su cabeza, también: demasiado temprano demasiado frío váyanse
Jungkook sofocó una risa y abrió sus ojos. La luz del invierno se coló a través de las cortinas delgadas de la ventana del balcón y la sonrisa de Jimin era igual de brillante.
Va a ser una buena mañana, pensó Jungkook.
Y lo fue.
——
Las vacaciones de invierno resultaron ser así:
Después de cuatro llamadas por Skype y el doble de discusiones por correo y mensajes de texto, Jungkook convenció a sus padres para que lo dejaran quedarse en Nueva York, siempre y cuando se esforzara por salir de probación académica para el comienzo del próximo semestre.
El invierno llegó barriendo con una tormenta y volvió todo blanco. Se paró bajo la nieve hasta que su cara se entumeció, porque se sentía diferente a la nieve en Seúl; era más pesada y tajante. Le gustaba la mordida del viento en su piel.
La tienda fue cubierta por una cantidad obscena de guirnaldas de luces, haciendo que Namjoon tuviera incluso más miedo de salir de detrás del mostrador. Taehyung se paró en medio del caos, con una hebra de luz enredada en su brazo y le enseñó a Jungkook como cambiar los colores con magia, de azul a verde, de verde a rojo, de rojo a morado, de morado a amarillo y de amarillo a naranjo.
Fue a un mercado de árboles de navidad con Hoseok y Yoongi y vio cómo Hoseok revoloteaba de árbol en árbol, hablando para sí mismo mientras deslizaba sus manos por su follaje y sus troncos, con la magia chispeando en sus dedos. Los árboles se veían más vivos cuando los dejaba atrás, como si sus vidas hubieran sido extendidas un poco más, y finalmente Hoseok se detuvo frente a un árbol pequeño y de apariencia triste en una esquina. El corazón de Jungkook dolió un poco, por lo triste y olvidado que se veía, pero entonces Hoseok se agachó frente a el y declaró "este". Y el árbol...Jungkook juró que se enderezó cuando Hoseok acarició una de sus ramas, como si supiera que fue escogido.
El árbol creció casi nueve metros en el comedor de la casa, estirando sus ramas hacia el techo como si siguiera en un bosque. Pasaron toda una tarde cubriéndolo con luces y adornos de mal gusto. Seokjin hizo vino con azúcar caliente y Taehyung puso Merry Christmas de Mariah Carey a todo volumen hasta que Jimin le hizo cambiarlo a Michael Buble. Jungkook se emborrachó ligeramente, ignorando el murmullo de Seokjin sobre que era menor de edad y presionó su frente contra la de Yoongi mientras Hoseok y Namjoon se balanceaban juntos y hacían una interpretación que hacía que doliera la cabeza de Feliz Navidad. Los pensamientos de Yoongi eran lentos y cálidos, como el vino en el estómago de Jungkook y sus ojos estaban arrugados en las esquinas por su sonrisa y Jungkook pensó, por primera vez, podría enamorarme de ti.
Aunque se guardó eso para él. Por ahora.
Otra pijamada se llevó acabo en navidad, aunque nadie se durmió hasta casi las tres de la mañana, demasiados ocupados hablando alrededor de la chimenea en el comedor. Jungkook vio como las llamas proyectaban luz y sombras sobre los dedos de Yoongi mientras hacía señas y escuchaba la risa hiposa de Seokjin. Jimin y Tae cantaron Silent Night, con sus brazos envueltos alrededor del otro como si fuera la cosa más fácil de hacer y Hoseok y Namjoon se estaban durmiendo en el sillón, con sus cabezas inclinadas contra la del otro. Y Jungkook...Jungkook estaba feliz.
Le regalaron un nuevo cuaderno de dibujo para navidad y ya estaba tan abrumado que casi comenzó a llorar por enésima vez frente a ellos. Y eso fue antes de que revelaran que también le hicieron lápices hechos a mano. —Tienen magia adentro —le explicó Namjoon y dibujó un hombre de palo en la primera página. Tomó vida y los saludó. —Es una imagen en bucle, hacen lo que tú quieras que hagan. Las aves vuelan y el mar tendrá olas, cosas así.
—Oh Dios —susurró Jungkook, y cedió a las lágrimas. Solo un poquito.
Pasó la semana entre navidad y año nuevo estudiando frenéticamente, con los libros esparcidos en el piso de la tienda y en la mesa de la cocina de la casa. Namjoon y Yoongi, quienes aparentemente tomaron un curso de negocio mientras intentaban entender cómo tener una tienda, se ofrecieron a ayudar y pronto sus cuadernos se llenaron con los garabatos desordenados de Yoongi y la escritura elegante y fluida de Namjoon, párrafos tanto en inglés como en coreano. Lo ayudó, lo hizo, pero no se sentía suficiente.
Aun se estaba ahogando, de distintas maneras, el agua subía y estaba más cerca.
El cumpleaños de Taehyung y el año nuevo fueron juntados en dos días de celebración con un montón de comida y champaña barata. Taehyung lloró por el abrigo de diseñador que todos contribuyeron para comprar e incluso por el dibujo que Jungkook titubeantemente le entregó. Era un dibujo de Taehyung en la mesa de la cocina, con los hombros doblados y una expresión de concentración en su rostro, el sol de la ventana abierta se reflejaba en su cabello plateado. El diseño que dibujaba formaba un bucle infinito, tomando vida y color una y otra vez.
Justo antes de la medianoche, subieron al techo para ver los fuegos artificiales sobre el Times Square, amontonados contra el viento cortante. Hoseok y Seokjin gritaron la cuenta hacia atrás ("¡DIEZ! ¡NUEVE! ¡OCHO! ¡SIETE! ¡SEIS!") y se tomaron turnos para besar a Namjoon en la mejilla. Jimin y Taehyung se besaron apropiadamente, los brazos de Jimin estaban en los hombros de Taehyung y las manos de Taehyung estaban detrás de su cabeza, como una portada sacada de una novela romántica.
Los dedos de Yoongi acariciaron su cabello y sus labios depositaron un beso cálido y perfecto contra su cien, y sus pensamientos le susurraron Feliz año nuevo, Jungkook-ah.
Podría amarte, pensó Jungkook, viendo la cara de Yoongi siendo iluminada por los fuegos artificiales azules. Podría amarte.
——
La universidad comenzó de nuevo con venganza, pero mantuvo su cabeza agachada y logró salir de probación académica, justo como sus padres querían. Le contó a Yoongi en la tienda, mostrándole la carta oficial que lo dejaba limpio (por ahora).
Son muy buenas noticias, Kook,��escribió Yoongi y Jungkook quería sentirse aliviado, lo hacía.
Pero solo había agua.
——
—¿Pueden enseñarme sobre este mundo? —les preguntó durante el desayuno una mañana, cuando estaban todos presentes y se sentía atrevido. (Ya estaba muy adentro, más allá de su cintura, de su pecho, bien podría entrar por completo.) —Sobre la magia. Yo...hay tantas cosas que no sé.
Sobre la magia, sobre sí mismo, sobre todas las cosas geniales y aterradoras que podría ser capaz de hacer.
Una conversación sin palabras se desarrolló frente a él, Namjoon a Hoseok, Hoseok a Yoongi, Yoongi a Seokjin, Seokjin a Jimin y Jimin a Taehyung, era más que nada una serie de cabezas inclinadas, cejas levantadas y ojos entrecerrados.
—Está bien —dijo al final Namjoon, sonriéndole. Suavemente —Hay cosas que puedes aprender de todos nosotros, así que planearemos algo.
—Una planificación de clase —dijo Taehyung, con su sonrisa mucho más aguda y salvaje —Y tarea.
—Pero iremos a tu ritmo —añadió Jimin con lo que pareció ser una patada a Taehyung bajo la mesa.
Por supuesto —arregló Taehyung —A tu rimo, Jungkook-ah.
Su ritmo, no tenía idea de qué significaba eso. Qué era rápido o lento o si quiera qué le esperaba bajo las olas. Sus padres lo mantuvieron lo más lejos posible, le enseñaron a cerrar sus ojos contra la magia que fluía en Seúl, las tiendas, la calles, los mercados que a veces se levantaban, los adivinos que se quedaban fuera de la estación de Busan, el extraño tirón del mar.
Casi diez años con sus ojos cerrados. Estaba aterrado, pero listo para abrirlos de nuevo.
—Está bien —dijo, encontrando la mirada de Yoongi en la mesa. Los ojos de Yoongi eran gentiles y estaban negros como una noche de invierno. (Yoongi, quien perdió su voz por culpa de la magia, pero que seguía inmerso en ella, sin miedo.) —Está bien.
——
Namjoon fue el primero. Esparció libros antiguos y desgastados en la mesa de la cocina y habló sobre historia. Sobre brujas y Salem y la persecución que llevó a una aceptación renuente. —En algunos países, en otros la magia aún está prohibida —Jungkook lo observó trazar una línea a través de los siglos hasta ahora: protección y regulación en medida equivalente.
(— Nadie tiene permitido ser discriminado por su magia, pero el uso está prohibido en ciertas áreas, como en las escuelas, y si un niño tiene una habilidad potencialmente violenta debe ser registrado — le explicó Namjoon, subiendo sus lentes.
—¿Cómo...Yoongi? —preguntó Jungkook, con un nudo en el estómago.
—Sí —respondió Namjoon, en voz baja, con el peso de historia detrás de la palabra —Sí, como Yoongi.
No es un gran problema, le escribió Yoongi al otro día. Simplemente tengo que llevar una tarjeta siempre conmigo e incluirla en mis papeles si quiero postular a un trabajo. Dado que no tuve ningún accidente violento en los últimos diez años, no tienen permitido rechazarme basados en eso.
Pero fue un gran problema, una vez, pensó Jungkook. Y el zumbido bajo de ansiedad que provenía de Yoongi indicaba que a veces, aún lo era, porque si una cosa había aprendido Jungkook, es que no todas las personas eran lo suficientemente amables y justas como deberían.)
En la mesa, Namjoon dibujó una hélice doble en su cuaderno de dibujo. —Creen que tiene algo que ver con nuestro ADN, pero nadie está seguro. Ya que en algunas familias todos son mágicos y en otras nadie lo es. Pero más personas están naciendo con magia ahora, más que antes. No pueden explicar eso, tampoco.
—Hay mucho que no entendemos —comentó Jungkook. Era el primero en tener magia en su familia (el primero) y nunca supo con exactitud qué significaba eso. Si es que significaba algo en absoluto.
Namjoon sonrió —Sí, pero eso es lo que lo hace hermoso.
Jungkook nunca consideró eso antes, que lo desconocido podía ser hermoso en vez de aterrador, pero quizás Namjoon tenía razón.
——
Ir a la casa de los chicos no dejaba de ser una aventura, incluso cuando el invierno llegó. Podría ser Sekjin volando en las vigas como un cuervo, intentando aprender a controlar sus alas, o Jimin discutiendo con uno de sus fantasmas en francés, español, alemán, japones. O, como hoy, Taehyung tenía a Yoongi sentado en una de las bañeras de uno de los baños de arriba con una toalla esponjosa en sus hombros.
Yoongi le hacía señas a Taehyung con sus manos. Jungkook (quién quizá estaba aprendiendo lenguaje de señas en su tiempo libre limitado) logró captar "no" y "demasiado brillante".
—No lo haré —prometió Taehyung —Esto no será como el accidente morado del invierno pasado, lo juro. Creo que tengo bien el balance esta vez.
—¿Qué están haciendo? —preguntó Jungkook, sentándose en la tapa del retrete cerrada para mirar.
—Tiñendo el cabello de Yoongi —le explicó Taehyung —estoy intentando usar magia en vez de químicos. Ha sido un proceso.
Yoongi apuntó su celular en el mueble. Jungkook se lo entregó y vio como abría su confiable aplicación de notas. Levantó el celular por arriba de su hombro cuando terminó, para que Jungkook pudiera leer.
Soy el único que lo deja experimentar.
—Por lo cual estoy muy agradecido —dijo Taehyung, dibujando símbolos en un papel que tenía en su regazo —el estúpido Jimin usa tinte de caja como si estuviéramos en la edad media.
—¿De verdad no te importa? —preguntó Jungkook dudoso.
Yoongi se encogió de hombros. Es solo cabello. Y usualmente puede dejarlo como estaba antes. Una pausa. Bueno, una vez estuvo rosado y morado por una semana y preferiría no repetir eso.
—Lo luciste —insistió Taehyung y Yoongi hizo una mueca exagerada que hizo que Jungkook escondiera una risa detrás de su mano —Y estoy apuntando a rubio esta vez, así que no te preocupes.
La última vez aterrizaste en plateado.
Taehyung lo golpeó en el hombro con su lápiz —Y me dijiste que te gustó, hyung.
Me gustó, admitió Yoongi mientras asentía. Taehyung se veía muy petulante.
Por unos minutos, hubo solo silencio, a excepción del lápiz de Taehyung contra el papel. Jungkook lo vio dibujar, vio los hombros de Yoongi apoyados contra las piernas de Taehyung, su cabeza reposando contra las rodillas de Taehyung, y una vez más se maravilló con la intimidad que compartían. Estaba comenzado a abrirse y la agonía se detuvo, pero era, como Taehyung probablemente lo llamaría, un proceso.
(Tenía permitido tocarlos, ir hasta ellos, pero era difícil recordarlo a veces.)
Taehyung tarareaba silenciosamente y Jungkook cerró sus ojos, hundiéndose en la gentil neblina de la felicidad adormilada de Yoongi y el ligero contraste con la concentración de Taehyung.
—Listo —anunció finalmente Taehyung, sosteniendo el papel —creo que lo tengo.
Yoongi se enderezó, inclinándose para que Taehyung pudiera presionar el papel en la parte trasera de su cabeza. Taehyung susurró algo que Jungkook no pudo entender, ¿latín, quizá? Y luces destellaron en el papel y el color barrió el cabello de Yoongi en una ola, reemplazando el negro con...
Bueno, no rubio. Cerca, pero definitivamente con un tinte azulado.
—Diablos —murmuró Taehyung, frotando unos cuantos mechones entre sus dedos.
¿Qué? Hizo señas Yoongi.
—Está un poco mal. Es como rubio, pero uno o dos pasos hacia la izquierda —dijo Taehyung —Todavía no debo tener la formula correcta.
Yoongi tomó su celular de nuevo y abrió la cámara frontal. Era imposible saber qué es lo que pensaba mientras giraba su cabeza de un lado a otro, viendo como el azul se veía en la luz.
—Creo que se te ve bien —le dijo Jungkook, porque lo pensaba. Lo hacía ver un poco más etéreo, quizás. Más mágico de lo que ya era.
—Definitivamente lo hace —dijo rápidamente Taehyung, apretando el hombro de Yoongi —Y, además, sabes que desaparecerá en unas semanas. No he podido hacerlo permanente, todavía.
Yoongi sonrió y palmeó la rodilla de Taehyung, un silencioso está bien, Tae-ah.
—Algún día —dijo Taehyung mientras tomaba una peineta para arreglar los lugares que la magia desordenó en el cabello de Yoongi —Lo perfeccionaré y luego lo venderé y entonces me haré una fortuna.
Yoongi palmeó su rodilla de nuevo, aunque esta vez parecía mucho más condescendiente. Jungkook escondió otra risa. Taehyung terminó de peinar el cabello de Yoongi con un sonido de satisfacción y se giró hacia Jungkook, su expresión cambiando a una pensativa, haciendo que las alarmas de Jungkook se encendieran en su cabeza —Oye, Jungkook-ah, ¿has pensado en teñir tu cabello?
—No —dijo Jungkook, y huyó.
——
Yoongi lo encontró más tarde, acurrucado en el sillón del comedor, y se sentó junto a él. Los cojines se hundieron, acercándolos más, haciendo que sus hombros se juntaran. Jungkook juntó valor y tocó el cabello de Yoongi. Había un aire de duda cerca de Yoongi, colgando de sus hombros como una capa invisible, lo que también le dio coraje a Jungkook para susurrar —De verdad me gusta, hyung. Te ves bien.
Yoongi agachó su cabeza, con un sonrojo en su cara y el corazón de Jungkook dio un vuelto.
Quizás, pensó mientras sentía como la duda se levantaba, algunas de las cosas de las cuales era capaz no tenía nada que ver con la magia.
——
Seokjin lo llevó a caminar por la ciudad y le habló de su familia, todos cambia formas, muchos de ellos en Corea, pero algunos en Nueva York también. Lo dijo superficialmente, pero Jungkook determinó que su familia era muy rica, con magia antigua y dinero antiguo. Seokjin era el segundo hijo, lo que le dio la libertad de explorar su propio camino en la vida. Dudaba, dijo secamente, que sus padres anticiparan que estuviera envuelto en una tienda mágica y compartiendo casa con otras cinco personas, pero no lo habían criticado por ello.
(—Puede que lo hagan —añadió, mientras llevaba a Jungkook por una calle para mostrarle un grafiti que se movia cuando le ponías una chispa de magia —cuando cumpla treinta y siga sin casarme o con mi casa propia o con una carrera, pero cruzaré ese puente cuando llegue a eso.
—¿Quieres casarte? —le preguntó Jungkook.
Jin se encogió de hombros —Me gusta la idea de hacerlo, pero tendría que ser con la persona indicada. Por ahora, soy feliz donde estoy —sonrió, su hermosa cara se formó en una expresión de cariño —Cuando eres un cambia formas, aprendes a conocerte bastante rápido. Necesitas ese anclaje.)
Llevó a Jungkook donde la señora Russo, una tienda mágica de reparaciones no muy lejos del Washington Square Park. La señora Russo tenía cabello gris y desordenado y un acento ruso acentuado que era difícil de entender incluso para Jungkook, pero su magia era agradable y su sonrisa estaba torcida y le venía bien a su cara arrugada. Le mostró a Jungkook muchos artefactos mágicos que estaba en proceso de arreglar: un cristal curativo partido por la mitad, un tazón con un agujero en el fondo, una cajita musical encantada que supuestamente podía soportar todo.
—Hago cosas, también —dijo, apuntando a una pared —relojes, más que nada.
Estaban pintados a mano y tenian un tallado muy complicado, recordándole a Jungkook los que había visto en las paredes de las mansiones victorianas en las películas de esa época.
—Algún día —murmuró Seokjin —compraré uno para la casa.
—¿Por qué no lo has hecho? —preguntó Jungkook.
Seokjin deslizó una mano por un reloj con dos pajaritos en una banca con flores. —Ninguno me ha llamado todavía.
La señora Russo asintió con una expresión de comprensión en su cara.
Había otras tiendas, además de la de ella y muchos mercados con artefactos mágicos. La mayoría estaban alejadas, en calles silenciosas, pero tampoco estaban disfrazados.
—Casi siempre somos reservados —explicó Seojkin —es por eso que algunos vecindarios son más mágicos que otros. Nos atraemos los unos a los otros y hay lugares que sabemos que son seguros —vio la expresión que debía estar en la cara de Jungkook y se apuró en corregirse —Nada malo pasa realmente, no como hace unas décadas, pero aun así hacemos que la gente se sienta incómoda. Es mejor ser...cuidadosos. La gente siempre tiene problemas con lo que perciben como diferente. No natural.
Jungkook pensó sobre el dolor de la mano de su madre contra la de él. El enojo en su cara mientras lo regañaba por usar su habilidad.
(Pensó en su segundo año en la secundaria, cuando se dio cuenta de que no era una chica a quien quería besar o llevar al baile de graduación. Del saber, dentro de él, que sus padres lo odiarían por eso, también, así que lo metió en la caja junto a su magia.
Del hecho de que pensaba que quería besar a Yoongi, de vez en cuando, y lo mucho que eso lo aterrorizaba.)
—Sí —dijo, en voz baja —lo entiendo.
Seokjin apretó su mano, cálida incluso a través de su guante.
——
Jimin [8:13 am]
Jungkook-ah, ¿qué harás esta noche?
Jungkook [8:17 am]
Nada, por qué?
Jimin [8:18 am]
Ven a bailar con nosotros!
Jungkook [8:19 am]
...bailar?
Jimin [8:20 am]
Sí, será divertido, lo prometo
Jungkook [8:21 am]
En realidad no bailo...
Jimin [8:22 am]
No te preocupes, será diferente, además está en la planificación, tendrás que venir
Jungkook [8:23 am]
Está bien...
Jimin [8:24 am]
SÍ. Ven a la casa a las 7, está bien?
Jungkook [8:25 am]
A las 7, lo tengo
Jimin [8:25 am]
<3 <3 <3
——
Se preguntó exactamente qué significaba "bailar" todo el día y pasó la media hora de vuelta a su casa en agonía por no saber qué ponerse. Jimin no le dio especificaciones a excepción de que no irían a un club y que debía vestirse "cómodamente". Pero ¿eso significaba jeans y una camisa o ...ropa de deporte?
Eventualmente, dijo "a la mierda" en voz alta en su departamento vacío y se puso sus pantalones más cómodos y un suéter cálido, ya que estaba nevando afuera.
Jimin lo recibió en la puerta con un gran abrazo, con sus dedos rozando la parte trasera de su cuello para que Jungkook captara sus pensamientos emocionados. Había en general un aire de emoción en la casa, aunque de Yoongi podía captar una diversión silenciosa.
—Hola —dijo una vez que Jimin lo soltó.
Yoongi lo saludó con su mano. Tenía su cabello teñido bajo una gorra de béisbol y la mitad de su cara estaba escondida detrás de su bufanda gigantesca de lana y no debería ser tierno, pero lo era. (Jungkook se estaba acostumbrado a las mariposas en su estómago cuando estaba cerca de Yoongi. Podía soportarlo.)
—¿Qué haremos, exactamente? —le preguntó a Namjoon, quién pensó sería el más indicado para que le diera una respuesta exacta.
—Iremos al estudio de baile donde Hoseok enseña.
—A medio tiempo —explicó Hoseok, en el proceso de poner una gorra en su cabeza —unas cuantas noches en la semana y fin de semanas. La dueña es mágica y me dejar usarlo una vez al mes.
—¿Para...qué?
Hoseok sonrió y le guiñó un ojo, de entre todas las cosas. —Ya verás.
El estudio estaba a unas cuantas paradas del metro y Hoseok los dejó entrar con una llave. Se detuvo dentro para deshacer los hechizos en el lugar y las salas de práctica.
—La señora Koepler es un poco paranoica —explicó Hoseok —no piensa que un hechizo en el exterior es suficiente.
—Está convencida de que este todavía no es un buen vecindario —murmuró Jimin mientras negaba con su cabeza.
—Eso, también —dijo Hoseok y los apresuró a entrar en una de las salas más grandes. El piso de madera estaba rayado pero muy limpio y las paredes estaban pintadas con un azul pálido relajante. Bueno, dos de las paredes. Una pared estaba cubierta de espejos y la otra con ventanas, con todas las cortinas abajo para alejar las luces de la ciudad.
—Bien —dijo Hoseok, juntando sus manos. El eco fue fuerte —Este lugar está demasiado encantado. Nada de lo que hagamos puede dañarlo. Yoongi-hyung, ¿una demostración?
Yoongi rodó sus ojos, pero golpeó su pie contra el piso. Se crearon grietas como una tela de araña y desaparecieron instantáneamente.
Diablos.
—Diablos —dijo Jungkook.
—Síp —estuvo de acuerdo Hoseok —así que, como dije antes, nuestra maravillosa señora Koepler nos deja venir para bailar y usar nuestra magia.
Jungkook estaba muy perdido.
—¿Usar su magia?
Namjoon se aclaró su garganta, enderezándose en lo que Jungkook reconoció como su postura de profesor. Imaginaba que, si Namjoon estuviera usando sus lentes, se los subiría. —Entonces, todos nosotros creamos energía mágica dentro de nuestros cuerpos, ¿cierto? —Jungkook asintió, porque parecía ser la respuesta correcta —Y podemos canalizarla en todo tipo de cosas, nuestras habilidades, magia más concentrada como encantos o símbolos o incluso rituales, pero también podemos expulsarla como energía pura. Ahora, si dejamos que nuestra energía mágica crezca demasiado, puede tener efectos negativos. Diferente a lo que pasa cuando bloqueas tu magia, pero igual de dañino para-
—Oh por Dios —dijo Jimin, interrumpiéndolo —versión abreviada, Kook. Es bueno expulsar la energía mágica, ¿Es como limpiar nuestro cuerpo? Nos ayuda. Usualmente no es dañina a menos que queramos, ya que la magia es sobre intención —se giró, de pronto, y estiró sus manos frente a él. Jungkook parpadeó mientras una ola casi invisible golpeó a Taehyung lo suficiente como para hacerlo retroceder.
—Oye —jadeó.
—Y bailar es una muy buena forma de hacer eso —continuó Jimin, ignorando a Taehyung —Esa es la razón por la cual la señora Koepler designó tiempo para los usuarios de magia.
—Estaba llegando a eso —murmuró Namjoon.
Jimin sacudió su cabeza. —Sí, muy lento —se giró de nuevo a Jungkook —Además, se ve muy genial. Mira.
Deslizó su pie por el piso y una línea azul se formó, para luego desaparecer lentamente.
—Whoa —murmuró Jungkook. Su cabeza daba vueltas —¿Cómo hiciste eso?
—Es sobre la intención, ¿no? —dijo Jimin —así que simplemente pensé azul realmente fuerte y ese es el color que tomó la energía.
—Toma un poco de control —dijo Hoseok —para entender cuánto estás soltando y no sobrepasarte, pero es casi instinto.
—Y.... ¿no dañaré a nadie? —preguntó dudoso Jungkook.
—No —dijo Hoseok, despreocupado —Este lugar en inquebrantable y podemos cuidarnos. Esto se trata de divertirse, Jungkook. Dejar salir energía.
Aún estaba nervioso. Había pasado unos cuantos años desde que bailó, aunque lo extrañaba con un dolor dentro de él, un dolor fantasma que aún permanecía. Y, ¿añadir magia? Su magia todavía se sentía salvaje en su sangre, inestable, y a pesar de sus promesas, herir a uno de ellos sería...
Manos envolvieron su cara. Taehyung.
Relájate respira estás bien Jungkook nos tienes a nosotros, ¿recuerdas?
—Sí —dijo, algo de pánico alejándose al ver la confianza de Taehyung en su cara —Lo recuerdo.
Taehyung le sonrió, en forma de caja y brillante y acarició el costado de su cara antes de ir a pelear con Hoseok sobre la música. Eventualmente, escogieron música electrónica de baile, canciones con ritmos fuertes y letras de cantantes que reconocía vagamente. Hoseok apagó las luces y Jimin saltaba mientras animaba a los demás, y rápidamente todo se disolvió en caos.
Seokjin y Namjoon estaban haciendo lo que solo se podía describir como sacudirse entusi��sticamente en una esquina, compitiendo para ver quién podía hacer el arco de energía más grande, el de Seokjin rosa y el de Namjoon amarillo, sin importarles el ritmo. Se veían ridículos, pero ambos estaban riéndose y la felicidad que irradiaba de ellos golpeó la piel de Jungkook como petardos.
Taehyung y Hoseok giraban por la sala, con la energía floreciendo en ráfagas estelares debajo de sus pies y sus risas resonando en las paredes.
Jimin fue directo hacia Yoongi, quien estaba en la puerta todavía —Vamos, hyung —insistió, tomando las manos de Yoongi y llevándolo hasta la sala —La participación de todo el grupo, por favor. —Yoongi bufó, pero su mirada era suave, suave, suave (como siempre que miraba a alguno de ellos, se dio cuenta Jungkook) y estaba perdiendo la batalla con la sonrisa que se estaba formando en su boca. Se veía más que nada encariñado cuando Jimin intentó que se le uniera en una coreografía que se veía muy complicada.
Con su corazón lleno, Jungkook se tomó unos minutos para practicar. Se conectó con su energía corriendo a través de él y se concentró en empujarla fuera de su piel, al piso. Sus dos primeros intentos fueron muy débiles y el tercero demasiado fuerte, haciéndolo tambalearse al ser empujado hacia atrás.
Hoseok se detuvo a su lado. Presionó una mano en su pecho —Lo estás sobre pensando. Este tipo de magia en instintiva. Solo respira y siéntela. Muévete con ella. No intentes forzarla.
Obedeció, abriéndose un poco más. Hasta que pudo saborear la magia en su lengua, hasta que pudo sentirla en sus pulmones, rozando sus labios al exhalar. El cuarto atento resultó ser mejor. Para el intento número ocho, podía hacer un arco brillante de energía roja con sus manos, y vio cómo se desvanecía con asombro vertiginoso.
Diversión. Aplicado a la magia. Que novedad.
Pero era divertido y se dejó llevar incluso más. Dejó que el ritmo pulsara a través de él, dejó que su cuerpo recordara cómo moverse, un poco borracho con la magia y las emociones en el aire. Se río ante la vista de Jimin moviendo a Yoongi, con sus manos en sus caderas mientras que Yoongi miraba el techo con una expresión avergonzada. Fue girado en un círculo por Taehyung y luego Hoseok estaba yendo hacia él, con deleite en su cara.
—¡Jimin dijo que no bailabas!
—No lo hago —discutió Jungkook.
—Mentiroso —dijo Hoseok.
—Ya no lo hago.
—Deberíamos arreglar eso —insistió Hoseok, pero afortunadamente no presionó más que eso, distraído por Jimin y Yoongi.
—Vamos, hyung —lloriqueaba Jimin —tienes que hacerlo.
Yoongi elevó una ceja que claramente decía, ¿tengo que hacerlo, mocoso?
—Lúcete frente a Jungkookie —dijo Jimin y Jungkook sintió como calor subía a sus mejillas, calor que no tenía nada que ver con la temperatura de la sala.
Yoongi se congeló por un momento, viéndose como si quisiera huir, pero Jimin no iba a dejarlo. Simplemente lo llevó al centro de la habitación —Vamos, vamos, no es una noche de baile sin ti, Yoongi-hyung.
Yoongi suspiró, subiendo las mangas de su suéter. Los demás parecían haberse puesto en una clase de formación.
—Grupo de baile —explicó Hoseok, llevando a Jungkook hacia adelante —no te preocupes, la coordinación no es necesaria.
—Eso duele, Hobi —dijo Namjoon desde su izquierda.
—Simplemente estoy diciendo los hechos, Joonie —le respondió Hoseok.
Yoongi tomó una bocanada de aire y luego su talón tocó el piso. El cual cambió de color. Todo el piso. A un brillante azul. Y no se desvaneció.
—Mierda —susurró Jungkook.
—Elementales —dijo Taehyung con sabiduría.
—Son ridículos —Hoseok murmuró con buena intención.
El grupo de baile resultó ser seguir a Hoseok y Jimin lo mejor posible para hacer patrones en la luz que Yoongi aportó. Lograron hacer un vago dibujo de una mariposa y un montón de flores. Ocasionalmente añadían explosiones con sus manos, explosiones de color que se desvanecían en la oscuridad como fuegos artificiales. Yoongi cambió el color a blanco y crearon un mar sobre el. Luego a negro y lo cambiaron a nebulosas y estrellas enanas como el libro que Yoongi leyó una vez.
Jungkook pensó café y creó un pequeño globo en el aire.
—Pluto —dijo en respuesta a la cara interrogante de Yoongi.
Yoongi sonrió.
——
Se detuvieron a medianoche, después de que Jungkook bailara un muy entusiástico (y terrible) tango con Taehyung, después de que bailara swing con Jimin y tuviera un vals con Yoongi, riéndose mientras dejaba que Yoongi lo guiara. Jungkook estaba sudado y exhausto y sus costillas dolían de tanta risa. Se sentía bien, como si hubiera bebido de esos jugos para limpiar el cuerpo que su madre siempre hacía, pero mil veces mejor
Estaba enamorado, pensó. De este mundo, con su lugar en el.
(Quizás con Yoongi, también. Algún día. Inevitablemente.)
——
El invernadero de Hoseok era como otro mundo. Jungkook no creía haber visto tanto color en su vida, o tantos tipos de plantas. Colgaban del techo y estaban en maceteros y en las paredes. Toda la pared trasera estaba llena de vegetales, hierbas y unos cuantos árboles de frutas. Había otra sección de plantas repletas de flores y Jungkook tuvo que apartar muchos helechos tropicales para encontrar a Hoseok en su lugar de trabajo, sentado al medio de todo, amarrando lo que parecían ser hierbas secas.
—Salvia —explicó cuando Jungkook se paró a su lado —Buenas para limpieza.
—¿Las vendes? —preguntó Jungkook.
Hoseok asintió —En la tienda. También hago entregas y ofrezco servicios de limpieza a las casas y unas cuantas técnicas curativas básicas. Remedios, cosas así.
Le indicó a Jungkook que se sentara frente a él y le enseño cómo amarrar bultos de hierbas. El olor a savia era relajante, mezclado con el olor general a tierra del invernadero. Podía ver por qué Hoseok pasaba tanto tiempo aquí, por qué los demás eran atraídos, también. Jin durmiendo en forma de gato, Taehyung dibujaba diseños en medio de todas las flores, Namjoon tarareaba para sí mismo mientras ayudaba a Hoseok a regar las plantas.
(—Es mejor cuando logro que Yoongi me ayude —dijo Hoseok, en un susurro conspirador —Puede mover el agua de la fuente y cubrir todas las áreas. Usualmente tengo que sobornarlo con comida gratis, pero lo vale.)
Hoseok le contó sobre su familia en Gwangju. Su padre era profesor, pero casi todos ayudan con el negocio familiar. Su invernadero familiar era dos veces más grande que su modesto invernadero aquí. Le contó cómo pasó su infancia ayudando a las plantas y siguiendo a su madre y abuela al bosque para conseguir plantas raras. Como su abuela pasaba su mano por el tronco roto de un árbol y se arreglaba sin ninguna cicatriz. Como, cuando todavía aprendía a controlar su magia, la hiedra se expandió por cada rincón de su habitación y cubrió por completo su techo. Como siempre había podido sentir el tirón de la Tierra, el peso de ella bajo sus pies.
—Creo que mi familia estaba un poco triste —dijo Hoseok mientras Jungkook lo seguía para hacer una entrega de remedios curativos a una señora anciana en el vecindario —cuando dije que quería estudiar danza y producción musical. Pero lo entendieron, también. Mi madre me dijo que todos tenemos que encontrar nuestro propio camino —se alzó de hombros y sonrió —el mío terminó trayéndome de vuelta, de todas formas.
—¿Te arrepientes de eso? —preguntó Jungkook, esperando desesperadamente no ser demasiado insensible con la pregunta.
Hoseok sacudió su cabeza. —No. Quiero decir, extraño hacer presentaciones con Joon y Yoongi, pero esto es bueno, también —tocó uno de los árboles que crecían frente a la casa de la señora —Mi abuela siempre me dijo que éramos más susceptibles a la gravedad que el resto. Que la Tierra siempre nos traerá de vuelta. Quizás era inevitable. De todas formas, no es malo —tomó la mano enguantada de Jungkook para ayudarlo a subir las escaleras —Vamos, te mostraré por qué.
La mujer les dijo que su nombre era Maxine y era pequeña, encorvada por su edad, con una mano desgastada en su bastón. Pero sus ojos azules brillaban con una chispa de juventud y su cabello largo y blanco caía en sus hombros como una cascada. Aceptó agradecida los remedios de Hoseok (—me ayudan a engrasar mis articulaciones crujientes — explicó) con un beso en la mejilla e insistió en alimentarlos.
Jungkook se sentó en un sofá floral con un gato ronroneando en su regazo y un plato lleno con sándwiches y galletas, escuchando cómo Maxine le contaba emocionada los descuentos que le hacía Hoseok (— a diferencia de los vendedores más grandes, estafadores, la mayoría de ellos —le contó Maxine) y cómo sus remedios la habían ayudado a evitar una enfermera.
Hoseok rechazó su alago, pero estaba sonriente y sonrojado a la vez, y Jungkook entendió, entonces.
—La magia puede ayudar a las personas, ¿cierto? —soltó cuando estuvieron de vuelta en la vereda.
Hoseok se detuvo, a mitad de envolver su bufanda en su cuello. —Sí, Kook, realmente lo hace. Quiero decir, hay oscuridad en todo. Hay estafadores, como dijo Maxine, que pretenden tener remedios mágicos, pero no lo hacen. Y hay magia negra, también, que puede causar un montón de daño, pero... —se detuvo y Hoseok raramente pensaba sus palabras, así que debían ser importantes —Pero la tierra está llena de magia. Está destinada a estar aquí. Ha estado aquí desde el principio. Como los árboles y el océano y la luna —estiró su mano para apretar la mano de Jungkook de nuevo, con su cara abierta y dolorosamente cariñosa —La magia no es malvada, Jungkook-ah. Simplemente es. Tenemos que decidir qué queremos ser.
Miró de nuevo la puerta azul de Maxine. —Y quiero usar la mía para ayudar a las personas.
Jungkook apretó la mano de Hoseok —Eso es bueno, Hoseok-hyung. Gracias...por mostrarme.
Hoseok le sonrió, brillante como siempre —Cuando quieras, Jungkook-ah.
También quiero ayudar a las personas, fue lo que no dijo Jungkook. Simplemente no sé cómo hacerlo.
Quizás, simplemente necesitaba esperar.
——
Estos días, pasaba más noches en casa de los chicos que en su departamento, y usualmente eran pacíficos. El sillón era incluso más cómodo que su cama y le gustaba la magia relajante que impregnaba el aire.
Pero una noche, a mitad del invierno, despertó con un estruendo. Una taza se rompió en el suelo, a su lado, y se sentó con un aterrado sobresalto. Otra taza voló a su cabeza, forzándolo a quitarse del camino, saltando desde el sofá al otro sillón. Un sonido raspó sus oídos, un grito bajo y penetrante, y miedo y rabia impregnaba tanto el aire que prácticamente podía saborear la agria quemada en su boca.
Un fantasma, se dio cuenta al fin su cansada mente. Es un fantasma.
Se escondió detrás del sillón, usándolo como escudo ante el plato que llegó volando, e intentó hacer un plan de escape. Hasta donde sabía, el fantasma estaba entre él y la puerta al pasillo, pero quizás si corría...
Pasos. Pasos humanos.
Se atrevió a mirar por la cima del sillón y vio a Jimin aparecer en la puerta, su silueta reflejada por la luz de la luna.
—Jungkook-ah —dijo, con la voz cuidadosamente calmada —ven hasta aquí.
Otro grito furioso por parte del fantasma. Jungkook no podía verlo, pero podía sentirlo, su forma. Como que el aire estaba comprimido a su alrededor, creando un vació en la habitación.
—¿Estás seguro-? —susurró.
—Jungkook —la voz de Jimin era como metal —ven aquí —estaba estirando su brazo y no tenía miedo, se dio cuenta Jungkook. Estaba proyectando un aura estable en el aire, ya sea para calmar a Jungkook o al fantasma. O a ambos. Es todo lo que Jungkook podía sentir, lo cual era desconcertantes después de haberse acostumbrado a las emociones brillantes de Jimin.
Pero nada de eso importaba ahora. Tenía que moverse.
Se puso de pie y corrió lo más rápido que pudo hasta Jimin. Algo más, un jarrón, llegó volando hasta en y se quedó parado en el aire, atrapado por la magia de Jimin. El fantasma rugió y Jungkook tembló bajo la fuerza de su furia. Mierda, despertó en una película de terror.
Luego la mano de Jimin tomó la suya y los pensamientos de Jimin se estrellaron en su cerebro: ve hacia arriba ve hacia arriba ve a la habitación de Yoongi es el lugar más seguro de la casa...
—¿Qué hay de ti? —susurró Jungkook.
Jimin apretó su mano. Estaré bien es lo que hago, ¿recuerdas? Y Jin está sellando el comedor va a entrar si algo malo pasa así que ve donde Yoongi ahora.
—Está bien —aceptó Jungkook, sabiendo que necesitaba confiar en Jimin. Aun así, presionó la mano de Jimin fuertemente —Cuídate.
Jimin le sonrió, reconfortándolo. Estaba en su pijama de puntos y con su bata, su cabello rubio era un desastre, pero se sentía poderoso, más grande que el comedor y que el fantasma furioso.
Esto es lo que hago, ¿recuerdas?
Jungkook se fue. Seokjin estaba parado en el pasillo y también le dio una sonrisa reconfortante a Jungkook. —No te preocupes, Jungkook-ah. Esta no es la primera vez —apuntó la escalera con su cabeza y mientras Jungkook pasaba por su lado, notó un papel con símbolos en el.
Hechizos, supuso. Para sellar la habitación y mantener al fantasma encerrado.
(Y a Jimin encerrado con el dentro)
Tuvo un escalofrío y siguió moviéndose, subiendo las escaleras hasta el segundo y luego tercer piso. La puerta de Yoongi era la última del pasillo y ya se estaba abriendo mientras se acercaba, revelando a Yoongi poniéndose su bata. Estiró una mano y Jungkook entrelazó sus dedos.
Tranquilo tranquilo te tengo estás a salvo entra...
Fue solo entonces que Jungkook se dio cuenta de que estaba temblando de pies a cabeza, devastado con su propio terremoto personal.
—Perdón —susurró, pero Yoongi sacudió su cabeza y lo llevó hasta la habitación. Taehyung, Hoseok y Namjoon ya estaban ahí y una barrera cubrió la puerta cuando Yoongi la cerró de nuevo.
Solo había estado en la habitación de Yoongi unas cuantas veces, pero siempre la encontró como un lugar confortante. Limpio y organizado, con un estante lleno de libros y una silla por la ventana, en la cual estaba sentado Hoseok. Namjoon estaba en la silla de ruedas cerca del escritorio y Taehyung en la cama de dos plazas, sentado con su espalda contra la pared. Las paredes de Jimin y Taehyung estaban llenas de arte, mientras que las de Yoongi estaban casi vacías, con un mapa, una tabla con constelaciones, un poster réplica del cuadro de Andres Achenbach, un regalo de Taehyung (porque le recuerdo a una tormenta.)
La cama de Yoongi estaba cubierta de mantas porque el calefactor de la casa no era el más confiable y siempre hacía frío. Jungkook se enterró bajo ellas, acurrucándose contra Taehyung mientras Yoongi se posicionaba a su otro lado y otro estruendo se escuchó en el piso de abajo.
—Jimminie estará bien —murmuró Taehyung, aunque se veía un poco asustado bajo su determinación —es bueno en esto.
Aun así, todos se sentaron nerviosos en silencio por lo que se sintieron horas. Yoongi acarició su cabello, al parecer por instinto, sus ojos en algún lugar lejano, y Jungkook amaba mucho la sensación como para decir algo, a pesar de la sonrisa ligera que le dio Taehyung, como si supiera.
Finalmente, finalmente todo se quedó en silencio y el miedo y furia que Jungkook podía sentir incluso tres pisos más arribas y dos barreras mágicas, se desvaneció hasta que solo quedo el eco.
—Creo que estamos a salvo —susurró justo antes de que Seokjin les gritara que había terminado.
El comedor parecía haber sido arrasado por un huracán, escombros por todos lados, las cortinas rajadas, los muebles dados vueltas. Jimin estaba en el centro, sentado en el sofá con su cabeza en sus manos. Tenía un corte en su mano y sangraba lentamente y Taehyung dejó salir un sonido bajo y afligido. Corrió para envolver a Jimin en sus brazos.
—Era una niña —dijo Jimin entre sus dedos y Jungkook podía sentir el peso de su pena contra sus costillas —Siete años. Su hermano...su hermano mayor la ahogó.
Taehyung lo acercó más y besó su cabeza. Yoongi hizo un pequeño ruido de enojo. Estaba asustada, se dio cuenta con una sensación de hundirse. Le recordaba al hermano que la mató.
De pronto, se sintió enfermo.
—¿Está...está bien? —preguntó e inmediatamente hizo una mueca ante la pregunta. ¿Los fantasmas pueden estar bien?
Jimin finalmente levantó su cabeza. Sus ojos estaban rojos y había un corte en su mejilla, pero asintió. —Lo está. Siguió adelante.
Taehyung besó su cien. Su mejilla ensangrentada. La esquina temblante de su boca. —Lo hiciste bien, Jiminie.
—No se siente suficiente —susurró Jimin y un silencio pesado le siguió a la confesión, pero tenía razón. No lo era. ¿Qué clase de hermano asesinaba a su hermana? ¿Qué clase de mundo está lleno de niños que morían jóvenes?
No por primera vez, Jungkook, mientras miraba la expresión embrujada de Jimin, se preguntó sobre los costos de sus habilidades.
—Prepararé té —finalmente anunció Seokjin mientras se abría paso entre el mar de vidrio roto hasta la cocina.
Pasaron el resto de la noche limpiando, acomodando los muebles y haciendo un inventario de lo que se rompió (la mitad de los platos, dos jarrones, un macetero, una lampara y una silla en la cocina). Jimin se recuperó cuando las primeras señales del amanecer se pusieron en el cielo, de negro a azul, sonriéndole agradecidos a todos.
—Gracias —dijo. Miró a Jungkook. —¿Estás bien?
—Estoy bien —insistió Jungkook a pesar de que todavía se sentía agitado. Sus nervios no eran nada, en realidad, en comparación.
—Es sábado —dijo Namjoon —yo digo que todos volvamos a la cama.
Murmullos cansados de aceptación se escucharon en la habitación y Taehyung tomó la mano de Jimin para llevarlo hacia arriba, Seokjin, Namjoon y Hoseok caminando tras ellos. Jungkook miró dudoso el sillón. Preferiría no dormir allí de nuevo, no con las consecuencias de todo lo que acababa de pasar, el miedo que seguía desapareciendo. Quizás debería irse a su departamento. Era solitario ahí, usualmente, pero-
Un tirón en su manga. Yoongi.
Vamos, articuló con su boca y apuntó las escaleras.
—¿Estás seguro? —preguntó Jungkook, patéticamente desesperado para que le dijera que sí, pero también sin querer entrometerse.
Yoongi asintió. Tiró de su manga de nuevo.
Jungkook aceptó fácilmente. Se permitió ser llevado a las escaleras y luego a la habitación de Yoongi. Se metió bajo las mantas y suspiró por la calidez, por la presencia de Yoongi junto a él.
—Gracias —le susurró a Yoongi.
Yoongi le sonrió y acarició su cabello. Gentilmente deslizó sus dedos por la cara de Jungkook, para que pudiera escuchar duerme fuerte y claro. El toque era tan ardiente como relajante y Jungkook presionó su cara en la almohada para ocultar el sonrojo en sus mejillas, la sonrisa que se apoderó de su cara.
—Está bien, hyung —susurró, pero fue la respiración de Yoongi la que se calmó primero.
Con cuidado, con mucho cuidado, Jungkook presionó su palma contra el pecho de Yoongi, contra la suave tela de su suéter. Sintió la subida y bajada de su respiración, el pulso estable de su corazón.
Vida, todavía. A pesar de todos los fantasmas.
—
Desde entonces, en vez de dormir solo en el sillón, Jungkook se encontró en la habitación de Yoongi, acurrucado en su cama junto a él.
Y debería detenerse, lo sabía. Yoongi solo estaba siendo amistoso, estaba apoyandolo y siendo amable, mientras que Jungkook codiciosa y egoístamente quería más. Imaginaba, a veces, cómo sería inclinarse y besar Yoongi. Cómo se sentirían los labios de Yoongi contra los suyos y como las manos de Yoongi envolverían su cara.
Debería detenerse, pero amaba la calidez demasiado. Era un cobarde y solo se acercaba más en vez de alejarse.
——
Taehyung era de un pequeño pueblo en Daegu y la magia era rara en su familia. Saltó de su abuela hasta él y se saltó a sus padres por completo.
—Por eso me fui a vivir con ella en Busan —explicó Taehyung mientras tomaban el metro hacia el norte. Era tarde, o quizás temprano, pero el tren estaba casi vacío. Taehyung parecía existir en las horas más raras. Decía que tenía que ver con la magia, con el velo entre este plano de existencia y el otro siendo más débil, pero Jungkook sospechaba que simplemente tenía que ver con Taehyung —para que ella me pudiera enseñar.
—¿Por cuánto tiempo viviste con ella? —preguntó Jungkook.
—Catorce años —dijo en voz baja —murió hace dos años.
La pena era algo sutil, suavizada por el viento, pero Jungkook todavía sentía el dolor, lo suficiente como para estirar su brazo y acariciar el hombro de Taehyung por la tela de su abrigo. Sonrió en gratitud. —Me enseño todo lo que sé.
—¿Era vidente también?
—Sí. Mucho mejor que yo.
El tren se detuvo en una estación, estaban en algún lugar de Harlem, creyó Jungkook y Taehyung lo hizo bajarse. Dejaron la vía pública principal atrás bastante rápido y a esta hora, tan tarde, o temprano, las calles estaban vacías y tranquilas. Se sentía como una ciudad diferente, como si él y Taehyung fueran las dos únicas personas vivas.
La hora de las brujas. Finalmente entendió a qué se refería.
En una de esas calles vacías había un pequeño teatro y Taehyung se paró frente a el.
—Conozco al dueño —explicó mientras sacaba un trozo de papel de su bolsillo —así que no estamos entrando a la fuerza o algo así.
Presionó el papel contra la puerta y murmuró un hechizo. El cerrojo sonó. Atravesaron el vestíbulo, con su alfombra roja un tanto desteñida, pasada de la tienda donde vendían comida. Atravesaron las puertas desgastadas hacia el pasillo con asientos vacíos. Era un espacio más grande del que Jungkook esperaba, con un balcón y un techo anticuado.
—Estaba condenado a ser destruido —explicó Taehyung mientras subía al escenario —Pero Carlos y su esposo lo compraron y lo arreglaron. Creo que quieren etiquetarlo como un edificio histórico.
Se estiró en el piso de espaldas y le dio palmaditas al lugar que estaba a su lado. Jungkook se estiró a su lado con una risa baja, sintiéndose un poco ridículo, curioso de por qué Taehyung lo trajo a este lugar.
—En realidad no tengo nada que enseñarte sobre la magia —dijo Taehyung después de un momento —No soy bueno enseñando, en realidad. No como Namjoon o Jin. Pero pensé que podrías aprender un poco más de mí, si quieres.
Jungkook dio vuelta su cabeza para apoyarla contra la de Taehyung. Taehyung, quien le dijo que volviera el jueves por la tarde a la tienda y cambió su vida. Taehyung, quien siempre estaba estresado por su título y su carrera, pero nunca lo suficiente como para no dejar tiempo para el resto. Taehyung, quien era un ancla para Jimin y teñía el cabello de Yoongi con su magia y vivía con un pie en un futuro que nadie podía ver.
— Por supuesto que quiero —dijo Jungkook, con el corazón lleno, de pronto —cuéntame sobre el misterioso Kim Taehyung.
Taehyung se río. —No soy realmente misterioso. Eso es solo la cosa de ser vidente.
—Bueno, cuéntame sobre el Kim Taehyung ordinario, entonces.
Así que Taehyung lo hizo. Le dijo que venía al teatro porque el silencio lo ayudaba a pensar. Dijo que estaba aterrado cuando llegó por primera vez a Estados Unidos, porque no era su plan original. Nunca lo vio venir. Pero no podía dejar que Jimin fuera solo.
(—Siempre hemos estado juntos —explicó Taehyung, la voz suave con amor antiguo y establecido —desde que éramos niños. No quería que eso cambiara.)
Dijo que ahora amaba Nueva York y que no quería irse, incluso si eso significaba que siempre sería algo como un extranjero de una forma que no lo sería si regresara a corea. Dijo que su magia era silenciosa de una manera en que la de los demás no, pero prefería eso. No necesitaba nada llamativo, solo sentirlo profundo dentro de su medula era suficiente para mantenerlo estable. Se enojaba, sin embargo, cuando las personas pensaban que podría prenderlo y apagarlo, le pedían que les dijera el futuro como si las cosas que recibía dependieran de él.
(��Todos esos adivinos, la mitad de ellos no sabe una mierda. Solo lo inventan. El futuro es demasiado impredecible para ese tipo de profecía.)
Dijo que alguna vez quiso ser cantante, antes de que descubriera diseño de modas cuando estaba en la secundaria y nunca miró atrás. Su carrera puede que lo esté matando, pensaba, pero habría valido la pena.
—Me gusta Kim Taehyung —dijo Jungkook cuando el reloj de su celular mostraba las tres a.m. y la voz de Taehyung se había vuelto áspera.
—Bien —dijo Taehyung con otra risa —me gusta Jeon Jungkook y creo que debería ser mi modelo para mi presentación de último año.
Jungkook se sentó. —¿En serio?
Taehyung levantó una ceja. —¿Te has visto? Por supuesto, lo digo en serio. Y para las fotografías de mi portafolio, también.
Jungkook todavía se sentía inseguro sobre eso. Claro, se ejercitaba, se cuidaba, pero nunca se consideró material para modelar. Confiaría en Taehyung, sin embargo, si esto es lo que Taehyung quería. Incluso si moría de vergüenza intentando caminar por una pasarela.
—Claro —dijo, y Taehyung gritó. Lanzó sus brazos por el cuello de Jungkook y lo tiró al piso de nuevo, ignorando los gritos de protesta que escapaban de la boca de Jungkook.
—Y lo has hecho —continuó hablando Jungkook cuando se habían acomodado de nuevo, acostados el uno al lado del otro. Necesitaba que Taehyung supiera esto, pensó, porque se veía inseguro, con dudas por todos lados —Me enseñaste sobre la magia.
La magia no siempre era un río o un océano o una tormenta. No siempre era visible como las plantas de Hoseok o como cambiar de forma como Seokjin. Simplemente podía existir, silenciosa, bajo la superficie. Como un lago quieto con aguas profundas.
Y de esa forma, podía ser suficiente, también.
—Llámame Yoda, entonces —dijo Taehyung y desordenó el cabello de Jungkook.
——
Aprendió la historia de la voz de Yoongi en inicios y paradas y piezas esparcidas en los días muertos de invierno. De Hoseok y de Namjoon y del mismo Yoongi.
Había un chico, le dijo Namjoon. Tercer año de universidad. En ese entonces, los tres ya estaban haciendo música, Namjoon y Hoseok eran dos estudiantes de segundo año transferidos, se cambiaron porque conocieron a Yoongi y vieron todo el resplandor en el estudio de intercambio y vieron un futuro que querían perseguir. Yoongi lo amaba.
Algo pesado en la voz de Namjoon sugirió que el chico no amaba a Yoongi de vuelta. Al menos, no en la misma forma.
Era un imbécil, dijo Hoseok, arrancando hierbas malas del invernadero con veneno, algo no muy usual en él. Lo odiaba.
Fue jodidamente estúpido, escribió Yoongi en su celular, sentado junto a Jungkook en la banca del piano que se encontraba en el sótano, uno que llevaba al jardín y que funcionaba como sala de práctica para Jimin y Hoseok. El piano estaba frente a las ventanas grandes y a las puertas, la madera café iluminada por el sol, y Yoongi lo tocaba menos de lo que solía hacerlo. Y ciego.
Eso no es cierto, quiso decir Jungkook, pero no sabía si tenía el derecho.
El chico estaba lleno de insultos y juicios. Hacia la apariencia de Yoongi y su magia y su música. Y Yoongi, tan fuerte y frágil, le creyó demasiado.
Hizo que Yoongi se sintiera menos, dijo Namjoon, con sus dedos apretados fuertemente en la taza de café. Intentó hundirlo porque se sentía intimidado. Porque quería ser quien reluciera más.
Lo odiaba, repitió Hoseok desde el otro lado de la mesa. Debí golpearlo en la maldita cara. Repetidamente.
La relación duró casi un año, y durante ese tiempo Yoongi solo creció, a pesar de los intentos del chico para evitarlo. Los tres, Namjoon, Hoseok y Yoongi, comenzaron a hacer presentaciones, comenzaron a publicar música en SoundCloud y a la gente le gustaba. La gente quería escuchar más.
Podemos hacer esto, pensamos, escribió Yoongi arriba del cuaderno de Jungkook, las palabras temblorosas por los dedos de Yoongi. Podríamos ser algo.
El chico no quería eso. El chico quería que eligiera; él o la música.
Elegí la música, susurró Yoongi a la mente de Jungkook mientras estaban acostados en la cama. Los dedos de Yoongi descansaban en la piel desnuda del brazo de Jungkook. Y me odió por eso.
Debimos haberlo previsto, dijo Hoseok.
Debimos detenerlo, dijo Namjoon.
Debí saberlo, escribió Yoongi.
Pero no lo hicieron, y Yoongi volvió al departamento que alguna vez compartieron para llevarse sus cosas y caminó directo a una trampa.
Había un sello de encuadernación dibujado justo en el piso, escribió Yoongi con sus dedos temblorosos. No tenía ni una oportunidad.
El chico hizo que sus amigos lo ayudaran. Necesitaron a cuatro, aparentemente, para mantener a Yoongi bajo control lo suficiente para completar el ritual. Después, Yoongi despertó en una banca de la facultad, mareado y enfermo, con su magia peligrosamente inestable y sin voz.
Todo se destrozó un poco, después de eso.
Casi lo perdimos, dijo Namjoon con una expresión lejana, una mueca en su cara. Estuvimos tan cerca de perderlo.
Intenté hacer algo realmente, jodidamente estúpido, escribió Yoongi mientras sacudía su cabeza, sus palabras llenando el margen del cuaderno de química de Jungkook. Un ritual para recuperar mi voz. Casi me mató. Hobi me encontró.
No entró en más detalles, pero el horror de la memoria seguía en la cara de Hoseok cuando hablaba de ello, cuando dijo, pensé que se había intentado matar. Pensé que la ambulancia no iba a llegar a tiempo. Pensé que iba verlo morir.
Tomó mucho tiempo, sospechó Jungkook, para que Hoseok perdonara a Yoongi. Tomó incluso más para que volvieran a la normalidad. Yoongi tuvo que dejar la universidad por un año y terminó un año después y se graduó junto a Hoseok y Namjoon. Tuvo que ver a un especialista para poner bajo control su magia. Tuvo que tomar clases de lenguaje de señas en la noche en un centro comunitario, con Hoseok y Namjoon a su lado, practicando señas bajo las luces fosforescentes.
Namjoon fue quien tuvo que decirle a su familia, pero Yoongi aún escuchaba a su madre llorar en el celular. A través de Namjoon, tuvo que convencerla de dejarlo quedarse en Estados Unidos, de que estaría bien.
Los tres dejaron de hacer presentaciones, dejaron de producir, también, porque la herida era demasiado ruda y sangrienta y no sabían cómo cerrarla aún. Buscaron lo que más pudieron, hablaron con cada experto que pudieron encontrar, pero la voz de Yoongi se había ido. Vendida, probablemente, a alguien quien quería la magia que todavía permanecía por un conjuro.
Hay todo un maldito mercado para cosas como esas, dijo Hoseok con disgusto. Es horrible.
Eventualmente lo dejamos ir, susurró Yoongi en su mente en la noche. Lo superamos. La tienda nos dio algo en qué concentrarnos.
Todavía había pena por la perdida en él, Jungkook podía sentirlo. El dolor de lo que podría haber sido. Lo que habría sido.
Lo siento, fue lo que no dijo Jungkook, sabiendo que Yoongi no necesitaba escucharlo. Que Yoongi estaba aquí y Yoongi era fuerte y Yoongi realmente estaba bien, la mayoría del tiempo. Había malos días, todavía. Los Días Malos, los llamaba Namjoon, cuando la tristeza se volvía sofocante y no dejaba que Yoongi se concentrara en nada, incluso lo privaba de interactuar con ellos, a veces no podía salir de la cama.
(Aprendieron, dijo Namjoon, cuando Yoongi necesitaba tiempo para estar solo en los Días Malos y cuando necesitaba compañía. Necesitaba que alguien ocupara el mismo espacio que él; Taehyung en la silla dibujando, Namjoon leyendo un libro en voz alta, Jimin trabajando en sus asignaturas en la cama, Hoseok poniendo flores en maceteros, Seokjin contando chistes estúpidos.
Y un día, será el turno de Jungkook y se meterá a la cama junto a Yoongi y envolverá sus brazos por la cintura de Yoongi, y Yoongi se dará vuelta, se acurrucará en él, dejará que Jungkook tome un poco de la tristeza y ambos respirarán en el silencio de la habitación. Inhala, exhala, inhala, exhala...)
Lo siento, fue lo que no dijo Jungkook. Creo que eres increíble.
Simplemente optó por presionar su frente contra la cien de Yoongi y dejar que su magia se entrelazara hasta que calmara la tormenta en los pensamientos de Yoongi.
——
Le pidió a Jimin que lo llevara a Coney Island, a pesar de que apenas era primavera y el viento todavía tenía dientes. Jimin sonrió, los envolvió en bufandas y gorras y suéteres y tomaron el tren hacia el sur en un domingo por la tarde.
El sol estaba puesto, bailando por encima del mar, incluso si su calidez no combatía el frío que había.
—¿Extrañas Busan? —preguntó Jungkook mientras estaban en la cima de la costa, dejando que el mar mojara sus botas. Podía sentir el agarre/tirón de la marea en su pecho, podía sentir la forma en que el agua se extendía hacia abajo, hacia el centro de la tierra y entendió por qué la gente antigua adoraba esta increíble y terrible fuerza de la naturaleza.
—Sí, a veces —dijo Jimin —Especialmente en el verano. Pero soy feliz aquí. ¿Tú lo extrañas?
—Extraño el océano —decidió, pero no podía pensar en nada más. Busan era sofocante, sus padres eran sofocantes y no podía esperar para escapar. No había mirado hacia tras desde entonces.
Jimin asintió y unió sus brazos. —Puedes sentirlo, ¿cierto? ¿en tus huesos?
—Sí —dijo, todavía sorprendido.
—Supongo que eso es lo que pasa cuando naces en el mar.
Caminaron por el paseo entablado y le compraron pretzeles dulces a uno de los vendedores ambulantes. Se los comieron en una banca junto a la noria donde Jimin habló un poco más de Busan.
—Vengo de una familia grande —dijo —todos médiums. Tienen un negocio, hacen sesiones de espiritismo y limpian casas y cosas así. Creo que querían que participara, después de la universidad, pero quiero encontrar mi propio camino —se río —todos estaban siempre en el mismo negocio en mi familia y necesitaba saber quién era Park jimin, sin toda la influencia, ¿sabes?
—Sí, lo hago —respondió Jungkook, porque huyó por muchas de esas razones.
—Quiero decir, aún los llamo una vez a la semana, pero la distancia es buena por ahora.
—¿Es difícil? —preguntó Jungkook, pensando en la chica ahogada en su comedor y las lágrimas en la cara de Jimin —¿Estar rodeado por tanta muerte?
—A veces —dijo Jimin, limpiando la azúcar de sus dedos en sus pantalones —pero creo que más que nada me ha hecho apreciar más la vida. Y me agrada que pueda ayudarlos, al menos un poco.
El corazón de Jungkook dolió. Jimin, tan amable —Creo que los ayudas más que un poco.
Los ojos de Jimin eran suaves y su sonrisa agradecida era gentil pero un poco insegura. Como si no estuviera seguro de que creía las palabras de Jungkook, pero de igual forma las apreciaba. —Gracias.
Sintiendo que era tiempo de cambiar de tema, Jungkook se metió el resto de su pretzel en la boca y se puso de pie —Vamos —dijo, amortiguado por tener la boca llena, y fue premiado con una risa por parte de Jimin —Quiero ir a la noria.
Jimin la miró titubeante, pero se dejó arrastrar —No lo sé...
—Ni siquiera es tan alto —insistió Jungkook —y puedes sostener mi mano todo el tiempo. —estaba usando guantes, pero aun así podría sentir si Jimin se ponía demasiado nervioso, lo ayudaría a mantenerlo calmado.
—Oh, bueno, si darle la mano a un chico lindo está en la mesa —dijo sonriendo Jimin, con un movimiento exagerado de sus cejas y entrelazó sus dedos.
Jungkook se río a través de su sonrojo, murmuró un "cállate" y llevó a Jimin al mostrador a comprar entradas.
——
Estaba enamorándose. De este mundo mágico y su lugar en el. De Yoongi.
Y no sabía que el amor podía ser una culminación de momentos silenciosos, pero aquí estaba, con una caja llena de ellos:
Yoongi, quedándose dormido en el tren, desplomándose contra el por segundos, hasta que su cabeza estuvo descansando en el hombro de Jungkook y todo el lado derecho de Jungkook estuvo cálido con su peso.
Yoongi, caminando junto a él mientras seguían a Taehyung a través de una exhibición en el museo de arte moderno, con su expresión ligeramente descontenta, pero con su cabeza inclinada para escuchar cada explicación que Taehyung daba sobre una escultura rara o una pintura con varios tonos de rojo.
Yoongi, temprano en la mañana con su cabello desordenado y su cara hinchada por el sueño, tocando un ritmo en el brazo de Jungkook que era su propia versión de un hola. Sus pensamientos arrastrándose lentamente por su mente, pero con una sonrisa gentil en su cara.
Yoongi, calentando el café de Namjoon por él mientras Namjoon estaba demasiado enfocado en una discusión con Hoseok para notarlo. Sus dedos presionados a un lado de la taza hasta que estaba caliente de nuevo. Y Namjoon tomaba un sorbo sin pausar, sin notar que estuvo frío para comenzar, pero Yoongi sonreía, satisfecho.
Yoongi, cuando dejaba que Taehyung tiñera su cabello azul y le preguntaba a Jungkook si le gustaba el color en palabras escritas en el cuaderno de Jungkook. Jungkook enterraba su dedo en los mechos de cabello azul como el mar, tragando contra el agarre/tirón en su pecho que se sentía como la marea entrando y respondía sí, hyung, me gusta.
Yoongi, dormido en el escritorio de su computadora en la parte trasera de la tienda, con sus lentes torcidos en su cara y el libro de contabilidad en la pantalla. Se despertaba cuando Jungkook dejaba té a su lado y lo arropaba con una manta, pero su sonrisa era suave suave suave y sus ojos eran suaves suaves suaves y estiraba su mano para rozar la mejilla de Jungkook para que pudiera escuchar un adormilado gracias, y la misma tierra se movía bajo los pies de Jungkook.
Yoongi, apareciendo en la puerta de su departamento con comida después de que Jungkook estuviera hundido en dos días de estudio frenético. Lo dejaba en el mostrador y chasqueaba la lengua ante el desastre de la cocina de Jungkook y comenzaba a limpiar, ignorando la insistencia de Jungkook sobre que podía hacerlo él mismo, a pesar del hecho de que estaba exhausto y tembloroso por tanto café. Cuando terminaba, le daba una mirada a Jungkook, debía ver la expresión cansada de Jungkook y lo abrazaba. Dejaba que Jungkook se hundiera en el centímetro a centímetro hasta que lo estaba sosteniendo por completo, con sus dedos en la parte trasera de su cuello para hacerle saber shh, te tengo, Kook, estoy aquí. Estoy aquí aquí aquí.
Yoongi, cubierto de suéteres y bufandas, quejándose por la nieve que permanecía.
Yoongi, bajo las luces del Tompkins Square Park, riéndose con su risa rasposa mientras Jimin intentaba enseñarle a Jungkook cómo hacer un giro que aprendió en clases, ambos tropezándose y riéndose tanto que sus costillas dolían.
Yoongi, comiendo brochetas de cordero con él, en el mismo restaurante que antes, con sus piernas amontonadas bajo la mesa pequeña y sus dedos sucios y los ojos brillantes de Yoongi bajo la tenue luz. Le estaba mostrando a Jungkook cómo deletrear cordero en lenguaje de señas con una mano mientras que con la otra sostenía la brocheta, usándola para indicarle a Jungkook cuando se equivocaba.
Te amo, pensó Jungkook, y sintió las palabras posicionarse en sus huesos como una verdad absoluta. Te amo.
— —
Y aquí estaba Yoongi ahora, en el piano en el sótano, tocando Claire de Lune a la luz de la luna. La casa estaba en silencio y Jungkook estaba sentado a su lado, viendo como los dedos de Yoongi se movían por las teclas.
Jungkook quería besarlo. Quería hacerlo desde hace semanas, incluso meses, pero aún estaba demasiado aterrado. Atrapado entre el deseo, la llama que se elevaba y todo lo que debería ser, lo que se esperaba que fuese. Había roto las reglas de sus padres sobre la magia y si rompía esto, su sueño de un futuro donde tendría una esposa y una casa agradable y un buen trabajo y les daría nietos, entonces dudaba que siguieran amándolo, y no estaba seguro si podía vivir con eso.
Pero aquí estaba Yoongi, dejando que la música se moviera a través de él mientras tocaba, con sus ojos cerrados, y aquí estaba todo el amor que Jungkook no sabía cómo mantener en su pecho, derramándose por todos lados.
La canción terminó y las manos de Yoongi se detuvieron en el piano. Sus ojos se abrieron y le sonrió a Jungkook, mostrando sus encías y un poco avergonzado, como si estuviera preocupado de que Jungkook se molestara por perderse tanto en la música. Y Jungkook juntó cada gota de valor, cada pizca preciosa de valor que tenía y se inclinó hacia adelante a pesar del nudo de terror que tenía en su estómago y sus manos temblorosas.
Los labios de Yoongi estaban fríos y ligeramente agrietados y sintió a Yoongi sobresaltarse, y escuchó el eco de su nombre, y Dios esta fue una pésima idea, ¿no es así? Arruinó todo, toda esta amistad y-
Shhh shhh ven aquí, pensó Yoongi cuando Jungkook comenzó a alejarse. Sus manos acunaron su cara, acercándolo nuevamente, y entonces Yoongi lo besó apropiadamente y todo lo que podía sentir Jungkook era calidez, en su corazón, en su sangre, en el desliz gentil de la lengua de Yoongi en su boca. Podía sentir el zumbido de los pensamientos de Yoongi, la prisa de su incredulidad, de su emoción.
Mierda Jungkook Jungkook Jungkook increíble fantástico no pensé que querías esto no quería presionarte te sientes tan bien maldita sea Jungkook...
Jungkook seguía temblando cuando se separaron, cuando Yoongi presionó unos cuantos besos ardientes en su mandíbula, en su mejilla, en su cien. Ya no había vuelta atrás, se dio cuenta. Ya no tenía que esconderse o romperse para encajar en la caja que sus padres crearon para él. Amaba este mundo y amaba a Yoongi y tenía tanto miedo, pero quería seguir corriendo en este futuro sin mirar hacia atrás.
Los dedos de Jungkook se deslizaron por su mejilla. ¿Estás bien?
—Tengo miedo —susurró Jungkook en el silencio de la habitación —Pero quiero esto. A ti. Lo que sea que terminemos siendo.
Los ojos de Yoongi estaban suaves suaves suaves mientras se acercaba y juntaba sus frentes, pasando sus brazos por la cintura de Jungkook.
Estoy aquí, Kook, me tienes. Lo prometo.
Lo sé, fue lo que no dijo Jungkook, porque todavía no estaba seguro de aquello. Pero lo estaría. Pronto, pensó, lo estaría.
—¿Bésame de nuevo? —le pidió, sintiéndose un poco atrevido.
Y Yoongi lo hizo.
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✦Los castigas durante el sexo✦
⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓢𝓮𝓸𝓴𝓳𝓲𝓷 ⊱
ㅡ Pero es que lo tuyo es increíble.
Cerraste de un portazo la puerta de la habitación, la sangre te hervía y apretabas tus dientes tratando de calmar tu enojo, pero es que era imposible. Minutos antes ambos estaban en una cita algo importante, pero una fan un tanto pegajosa se acercó a ustedes. Comprendías que era su trabajo, pero el coquetear con ella descaradamente no estaba en su contrato.
Ella se restregaba contra él y él no hacía más que sonreírle abiertamente olvidándose de tu presencia por momentos, cuando dedujiste que ella no se iría y que él no se lo pediría educadamente, atinaste a levantarte y dejarlos a ambos en sus estúpidos juegos. Supusiste que corrió detrás tuyo y justo ahora te observaba desde la cama donde yacía sin interés alguno.
ㅡ No hagas tanto drama, sólo era una fanㅡmurmuró cansado, pero cuando vio que eso no disminuía tu furia, decidió tratar de convencerteㅡ, lo juro.
Más que ofendida caminaste deshaciéndote de tus prendas quedando completamente desnuda, reíste cuando él también bajó sus pantalones y bóxer, pobre ingenuo. Te sentaste en su abdomen, tomaste con fuerza su playera atrayendo sus labios a los tuyos, amaba cada faceta tuya, pero cuando esa sonrisa se formaba en ti y estabas desnuda, era peligro.
Bajaste tus caderas pasando tu humedad por su miembro descubierto logrando lo que esperabas, volverlo loco. La sonrisa que tu rostro conservaba se ensanchó, tú misma lo alienaste para, de golpe, auto penetrarte violentamente comenzando con un vaivén que causaba todo tipo de sensaciones y corrientes eléctricas por todo su cuerpo, trató de mantener contacto visual contigo pero no pudo, de pronto se sintió muy abrumado con tanto placer que de repente le brindabas.
ㅡ ¿Crees que esa zorra te haría sentir así?ㅡHalaste con fuerza su cabello hacia atrás a lo que gimió complacido con tu brusquedadㅡ. Responde.
Negó con una sonrisa igual de sádica que la tuya, para cualquiera su relación sexual sería una locura, pero es que eso era lo que la volvía fascinante.
⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓝𝓪𝓶𝓳𝓸𝓸𝓷 ⊱
Movías tu pierna frenéticamente, por los nervios, la decepción y el enojo hacia tu novio. Esa noche habías invitado a tus padres a cenar puesto que volverían a tu país natal el día siguiente, se lo venías comentando desde la mañana cuando comieron su desayuno y se lo recordaste cuando se despidió de ti con un beso.
Minutos antes de que diera la hora acordada te llamó diciendo que saldría con los chicos, tuviste que mostrar una falsa y triste excusa a tus padres cuando te preguntaron por él. Para cuando llegó abriendo la puerta con torpeza, tú estabas sentada con piernas y brazos cruzados viendo cómo quitaba sus zapatos y chaqueta, estaba ebrio.
Con rigidez caminaste hasta la habitación que ambos compartían haciendo resonar cada paso que dabas, te seguía cuidadosamente tratando de hacer el menor ruido posible, se lanzó a la cama cubriendo sus ojos con sus brazos suspirando en el trayecto, NamJoon no era de los ebrios necios o con mal temperamento cuando tomaba, simplemente llegaba a casa en busca del refugio de sus sábanas o tus brazos.
ㅡ ¿Qué haces, cariño?ㅡcaminaste hasta él llevando sus brazos a los costados de su cabeza recargando tu peso en esa zona, tu rodilla apoyada entre sus piernas, muy cerca de su entrepiernaㅡ. Tenemos que dejar unas cosas claras aquí.
Cuando quiso reaccionar, tu mano ya presionaba con algo de fuerza su cuello, fácilmente pudo haberte hecho de lado, pero la excitación del momento y el alcohol en su sistema no lo dejó.
ㅡ Esta noche vas a pagarme todas tus faltasㅡbalanceaste tus caderas sobre su hombría haciéndolo sisearㅡ, una a una.
⊰ 𝓜𝓲𝓷 𝓨𝓸𝓸𝓷𝓰𝓲 ⊱
Se suponía que debían estar de camino a la fiesta que la empresa había organizado por el inicio del tour, algo íntimo. Pero tu novio se quedó dormido mientras esperaba que terminaras de arreglarte, era costumbre que después de tú terminar él corriese a último minuto para vestirse.
Hablando con la verdad no tenías ánimos de salir, tuvieron una ardiente sesión de besos que te dejó muy mal, lo suficiente como para que te importara poco si después de lo que estabas por hacer te diera el castigo de tu vida. Pusiste tus manos en tus caderas suspirando y debatiendo contigo misma, los pros y contras.
Al final, terminaste sacando del cajón de la mesita de noche un par de esposas que él había utilizado contigo días atrás. El sueño de YoonGi era pesado, ni aunque pusieras un estéreo a todo volumen lograría despertarlo a la primera. Lo observaste, desnudo y a tu disposición. Tomaste su miembro acariciando la base con tus manos y de su glande se ocupaba tu boca, de momento despertó desesperado por tocarte, viste como forcejeaba por soltarse.
ㅡ Tranquilo bebéㅡhablaste con dulzura y una inocente sonrisaㅡ, planeo tenerte despierto toda la noche.
Te analizó un segundo sonriendo con procacidad, esa era su chica.
⊰ 𝓙𝓾𝓷𝓰 𝓗𝓸𝓼𝓮𝓸𝓴 ⊱
Subiste tus medias negras ajustándolas y acomodando de manera correcta tus zapatos del mismo color, caminaste hasta tu tocador dando los últimos retoques a tu maquillaje lista para deslizar un vestido precioso, rojo, por tu cuerpo.
Tu novio estaba disfrutando de ti caminado en ropa interior por la habitación, hasta que te inclinaste y por naturaleza estampó firmemente su mano en tu trasero, chillaste debido a la poca gentileza que había utilizado en su golpe.
ㅡ Me estás tentandoㅡlevantó sus manos con una sonrisa coqueta.
Debido al estrés que sentías aquella acción, que resultaba bastante común en él, te molestó más de lo normal. Dejaste de lado lo que estabas haciendo y simplemente te lanzaste hacía él, colocando tu mano en su cuello y recargando tu cuerpo con la otra, entreabrió sus labios comenzando a excitarse y su situación empeoró cuando rozaste frenéticamente sus intimidades sin aflojar aquel agarre.
Echó su cabeza hacía atrás tomando tus caderas presionándote más contra él, sabías perfectamente que nunca estaría satisfecho hasta no sentir como tus paredes lo apretaban y recibían felizmente, sentirte temblar alrededor suyo y escuchar de tus labios su nombre ser gritado una y otra vez.
ㅡ ¿Quieres sentirme?, ¿Quieres sentir cuán húmeda me puedes poner?ㅡgimió mordiendo sus labios, amaba cuando eras así de rudaㅡ. Es una pena que hayas estado molestándome toda la tarde, espero tengas entendido que vas a tener esa erección hasta que volvamos a casa.
⊰ 𝓟𝓪𝓻𝓴 𝓙𝓲𝓶𝓲𝓷 ⊱
Estabas caliente y todo por su culpa. Te pidió que lo acompañaras a la empresa puesto que tenía practica y tu el día completamente libre, accediste sin pensar a lo que te metías.
En lo que los chicos estaban en lo suyo, se te acerco un amigo tuyo que era parte del staff, no era cercano, pero intercambiaban palabras de vez en cuando. Pero JiMin era muy, pero muy celoso y cuando algún hombre se acercaba con demasía se salía de control; luego de hablar un poco desviaste la mirada a tu novio, conecto su mirada a la tuya exagerando el movimiento de sus caderas pues sabía que te volvía loca.
Tragaste duro cuando dirigió sus manos a su entrepierna, y estabas segura de que aquello no formaba parte de la coreografía. Te enderezaste en tu sitio cruzando y apretando tus piernas entre sí, tratando de calmar tus sentidos.
Cuando la puerta de tu departamento fue cerrada se giró hacía ti con un aura de inocencia pura.
ㅡ Nena, creo que iré a darme una ducha.
Negaste tomándolo y armando en un puño el cuello de su camisa, besaste y succionaste su sudoroso cuello, trazando con tu lengua su línea mandibular llegaste a sus labios, observando como estos se entreabrieron esperando impacientemente un beso.
ㅡ ¿Tu mamá no te dijo que es malo jugar con fuego?ㅡacariciaste débilmente sus labiosㅡ. Yo voy a enseñarte el porqué.
⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓣𝓪𝓮𝓱𝔂𝓾𝓷𝓰 ⊱
Le gustaba jugar contigo, le encantaba provocarte y ponerte en aprietos. Tú nunca te habías quejado hasta esa noche que creíste fue suficiente. Para TaeHyung siempre serías la sumisa, que equivocado se encontraba.
Ambos estaban acostados, tú leías tu libro favorito mientras él seguía molestando con lo sucedido horas atrás, cansada, apartaste el libro y en movimiento rápido te colocaste sobre él poniendo sus manos a la altura de su cabeza enterrando tu fuerte vista en la suya. Guardo silencio esperando tu siguiente movimiento, la situación lo estaba excitando.
ㅡ Creí haberte dicho que pararasㅡmurmuraste sin un rastro de dulzuraㅡ. Te advertí que tu comportamiento iba a cansarme.
ㅡ ¿V-vas a dejarme? Jagi fue una broma, yo-...ㅡBesaste sus labios con rudeza robándole completamente el aliento.
Intento escabullir sus manos para sacar de tu cuerpo su camiseta, que además de tus bragas, era lo que cubría tu cuerpo, de un manotazo lo apartaste riendo en el trayecto.
ㅡ Oh no cariño, ésta noche la que manda soy yo.
Y lo único que obtuviste de su parte, fue una coqueta y satisfactoria sonrisa.
⊰ 𝓙𝓮𝓸𝓷 𝓙𝓾𝓷𝓰𝓴𝓸𝓸𝓴 ⊱
Subiste lentamente las escaleras que daban a la segunda planta del departamento que compartías con tu novio completamente cansada. Desabrochaste tu sostén lanzándolo a la cama soltando un gemido de satisfacción, estabas tan sumergida en tus cosas que no habías escuchado el agua caer y los suaves gemidos de tu chico.
Chasqueaste tu lengua riendo por dentro, bajaste tus pantalones acomodando tus bragas negras de encaje, caminaste hasta la ducha entrando sin tocar. JungKook bajaba y subía su mano alrededor de su miembro gimiendo tu nombre, te acercaste acariciando sus hombros, con tu dedo trazaste sus abdominales haciendo que retuviera la respiración por un milisegundo.
Su expresión demostraba lo sorprendido que estaba, se suponía que no debías haberte enterado, porque esa era la apuesta. Durante una semana ninguno debía masturbarse y la ayuda del otro estaba totalmente prohibida.
ㅡ Parece que nuestro Kookie ha perdidoㅡte burlaste de élㅡ. Supongo que ya sabes cuál es tu castigo.
Suspiro cuando tú misma apretaste su miembro, dejaste un beso en el lóbulo de su oreja derecha.
ㅡ No te puedes correr sin que yo me haya venido más de tres vecesㅡsusurraste y él trago tan duro, que su garganta dolió un pocoㅡ. Será una larga y deliciosa noche para mí.
╰ Estoy muy cansada pero aquí está, debido a cosas del colegio estaba pensando en actualizar las reacciones cuando tenga mucho tiempo, porque siento que necesito sentarme con tranquilidad para que queden a como debe ser. Gracias por esperar. 💜
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180328 MORE edición de mayo - JIMIN & J-HOPE, sentimientos en el comienzo de la primavera
(Segunda Parte)
P: Ustedes dos eligieron las presentaciones para las promociones en este momento. ¿Cómo reaccionaron los demás miembros?
JM: Tenemos un grupo en donde los siete de nosotros hablamos por mensajes y para que no estén preocupados les envío mensajes diciendo "¡Esto hicimos hoy!". ¡Con fotos!
JH: Nuestros días de descanso se superpusieron con nuestra estadía en Japón así que les pregunté después a bailarines japoneses y bailé junto a ellos. El video está subido en Twitter. Los miembros lo vieron y mandaron mensajes diciendo "Es increíble que estés bailando también en Japón."
P: ¿Qué les gusta en particular acerca de la cultura japonesa?
JM: Amo el anime, los manga, películas y todo.
JH: Siempre he escuchado a mucha música japonesa, pero en este tiempo que vinimos a Japón estuve mirando a muchos nuevos artistas. Uno que me gusta demasiado ahora se llama "DAOKO x Yonezu Kenshi's - Uchiage Hanabi".
P: ¿Qué es lo que siempre tienen en su refrigerador?
JH: ¡Paquetes de máscaras!... Y bebidas.
JM: Yo pongo leche, es mi bebida favorita. ¡Puedes tomarlo así como es o puedes ponerle cereal! ¡Es muy bueno en cualquier manera!
JM: Yo comúnmente como pecho de pollo o salchichas cuando estoy hambriento.
JM: J-HOPE siempre come comida saludable, ¿Cierto? El también tiene estas ensaladas elegantes que parecen que estuvieran en un menú de una casa de café... Yo amo la comida grasosa con fuertes harinas como la carne y el tamen, ¡Pero J-HOPE es genial!
P: ¿Qué es lo que normalmente compran en Japón?
JM: Yo a veces compro ropa que me gusta que me encontré por casualidad. Quiero ponermela y presumirla pronto. (risas)
JH: Yo también compro ropa y figuras, ¡Así que estoy muy satisfecho! Tengo mi propio estudio en la compañía y es divertido poner mis figuras allí.
JM: ¡Comprar bebidas energéticas también es una misión importante! Escuché en Corea que "las bebidas energéticas te hacen tener más energía a la mañana siguiente" así que voy a comprar 20 o 30 botellas y traerlas para dárselas al staff y a los miembros.
P: Jimin tu has viajado a Tokio el año pasado junto a JUNGKOOK, ¡Cuéntanos tus recuerdos sobre el viaje!
JM: Fue nuestro primer viaje juntos y los otros miembros estaban preocupados diciendo "No pierdan su pasaporte o su dinero". (risas) Pero visitar Japón en nuestro tiempo privado fue algo que siempre hemos estado planeando hacer. Comer donde queramos e ir de shopping
fue divertido!
P: Ustedes dos son compañeros en su habitación. ¿Qué es lo que les gusta sobre su cuarto?
JH: Nosotros somos los únicos que compartimos habitación de los siete, asi que estamos acostumbrados a usar la habitación más grande. El closet es también realmente grande, amo todo acerca de nuestro cuarto.
JM: ¡Amo todo nuestro cuarto!
JH: ¿Es porque siempre estás acostado en el piso? (risas)
JM: Eso es porque amo el piso también. (risas) Yo especialmente me recuesto en el fondo del pasillo donde la gente pasa bastante seguido.
JH: Pero nuestra habitación donde se acuesta ahora tiene un piso de mármol así que debe ser frío recostarse allí...
JM: Tienes razón. Por eso es que he estado corriendo alrededor de la habitación en vez de irme a acostar tarde. (risas)
Traducción: A~
Créditos: @zskvr
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BTS REACCIONA A: Discusión “acalorada” (Part. 2 - MAKNAE LINE)
Para leer la HYUNG LINE da click AQUÍ.
JIMIN:
A Jimin no le gustaba para nada ese ‘amigo’ tuyo de la infancia que había venido unos días de vacaciones a Corea, y por ende a visitarte.
Desde el primer momento en que se vieron no se cayeron bien, y eso que Jimin de por sí es una bolita de azúcar, tímido y dulce, pero tu amigo no le inspiraba confianza y esto hacía que sacase su lado más ‘macho’ cuando compartían el mismo aire.
Es por eso que cada vez que le comentabas que te ibas a encontrar con tu amigo, a Jimin se le revolvía el estómago no pudiendo evitar el disgusto que se le dibujaba en su rostro.
Llegó la última noche de la estancia de tu amigo en Seúl y él te pidió que le acompañaras a una fiesta que daban en el hotel donde él se estaba hospedando. Jimin te había comentado que posiblemente se quedaría a dormir con los chicos, ya que tenían que quedarse hasta muy tarde trabajando, por lo que ni te molestaste en avisarle que estarías fuera.
Mala idea.
El trabajo de los chicos terminó mucho antes de lo previsto y Jimin ya estaba de camino a casa cuando ni siquiera era todavía medianoche. Te llamó varias veces para ver si seguías despierta. Necesitaba una buena dosis de tus besos, caricias y mimos después del día tan agotador que había tenido hoy, y eso era lo único que lo ayudaba cuando estaba tan cansado.
Dio por truncado su plan al ver que no contestabas el móvil, pero se quedó confundido al ver que ni siquiera estabas en casa cuando llegó. Intentó recordar si le habías avisado de que saldrías a algún lado, pero no, definitivamente no le habías dicho nada. Se tiró a la cama sin saber qué hacer exáctamente. Su preocupación crecía por cada segundo que pasaba, cruzándosele por la mente cualquier cosa. Estaba por llamar a alguna de tus amigas para preguntar si sabían algo de ti cuando justo tú lo llamaste.
“¡Jimin! ¿Pasa algo?”- habías salido ya del hotel y te encontrabas afuera esperando junto a tu amigo a que algún taxi pasase por ahí, y al sacar tu móvil para ver la hora viste las 5 llamadas perdidas de él.
“¿Dónde estás?” -preguntó enseguida incorporándose.
“Estoy con mi amigo en su hotel” -dijiste sin pensar, mirando hacia tu amigo quien daba pequeños saltitos por el frío, mirando la carretera por si aparecía algún taxi.
“¿En el hotel con él?” -preguntó tensándose.
“Sí. Había una fiesta y como hoy es su última noche pues… eso. Y nada, estoy esperando un taxi, ya voy para casa. ¿Tú sigues en el trabajo?”
“No cojas un taxi, voy yo a recogerte. Pásame la ubicación” -dijo Jimin, levantándose y cogiendo su abrigo y sus llaves.
“Pero si estás en el trabajo, cielo. Estoy bien, estoy con mi amigo hasta que coja un taxi” -dijiste preocupada pero a la vez enternecida por la oferta de tu novio.
“Por eso mismo voy a recogerte. Ya estoy en el coche, pásame la ubicación”- volvió a repetir.
“¿Con ‘por eso mismo’ a qué t-?” -no te dio tiempo a terminar tu pregunta por Jimin ya había colgado.
Al final hiciste como Jimin te dijo y le mandaste la dirección por mensaje, justo cuando pasaba el primer taxi en los quince minutos que llevábais esperando.
Durante la espera, tu amigo y tú conversabais animadamente hasta acabar abrazados por el gran frío que hacía en la calle. El invierno en Corea es muy crudo.
Cuando Jimin llegó os encontró así, abrazados y riendo. Sin salir del coche y mirando al frente simplemente pitó un par de veces para hacerte saber que ya había llegado. Te diste cuenta que no tenía la intención de salir, por lo que rápidamente abrazaste fuertemente a tu amigo de nuevo, ya que os habíais separado tras escuchar la ‘llamada’ de Jimin desde el coche, y os disteis dos besos de despedida, a la manera occidental.
Jimin lo veía todo desde el espejo retrovisor. Ahora estaba enfadadísimo y muerto de celos al ver como los mimos que él esperaba recibir esa noche estaban siendo desperdiciados en ‘ese’. Para colmo, tu amigo no se conformó con dos besos en la mejilla, también te dio un dulce beso en la frente, mirando de refilón al coche.
Al fin entraste al coche, tiritando, mientras Jimin enseguida lo puso en marcha, sin siquiera dirigirte una mirada.
“Dios, qué frío. ¡Me muero! Mira.” -dijiste poniendo tu mano helada en su cuello, haciendo que él diese un respingón.
“¡YAAAH!”- Se quejó Jimin mirándote mal. Pero no dijo nada más.
“Gracias por venir a recogerme” dijiste con aegyo, mirándolo sonriente mientras ponías tu mano en su rodilla tras unos minutos en los que ninguno decía nada. Al no recibir ningún tipo de respuesta cambiaste tu expresión facial por una de total confusión. “¿Te han echado la bronca por tener que venir a buscarme? Lo siento… Aunque bueno, has sido tú quien se ha ofrecido, así que técnicamente no es mi culpa.
“Ya había salido del trabajo, si no no habría venido.” dijo cortante.
“¿Te pasa algo?” -preguntaste preocupada por su respuesta.
“No. Nada importante. Solo que mi novia no me ha avisado de que estaría en un hotel por la noche con su ‘amigo’.” -soltó sin más, con una voz extrañamente grave empleando su acento de Busan, como siempre hacía cuando estaba molesto.
“Vaya… La manera en que lo dices parece como si me hubiese acostado con él o algo.”
“No me extrañaría si lo hubieras hecho. Tal y como os he encontrado…”
“¿Me estás montando una escenita de celos ahora mismo, o me lo parece a mí?” -no dabas crédito a lo que escuchabas por parte de Jimin.
“¿Qué pensarías si después de todo el día trabajando llegases a casa, solo queriendo estar junto a tu novio pero: primero, ves que tu novio no está; y segundo, te enteras que se ha ido DE NOCHE a un hotel con una ‘amiga’? ”-te planteó, lanzándote alguna que otra mirada venenosa que expresaban claramente su enfado.
“Él es mi amigo de la infancia, Jimin. ¡Es como un hermano!”
“¿Y porque es como tu hermano tiene derecho a abrazarte y a darte besos cuando le plazca?”
Conforme más hablábais más se alzaban vuestras voces hasta el punto de encontraros casi gritando, siendo esta una de las pocas discusiones fuertes que habíais tenido.
“Emmmm… ¿Sí? Sé que por cuestiones culturales no lo entiendes, pero en la otra parte del mundo mostramos más afecto que sólo un p*to movimiento con la mano cuando nos estamos despidiendo, y más sabiendo que no volverás a ver a esa persona en mucho tiempo.” -dijiste irónicamente, cosa que Jimin odiaba.
Jimin golpeó agresivamente el volante haciendo que te sobresaltaras. Igual que cuando Jimin estaba de buenas era la persona más amable y tierna del mundo, cuando estaba de malas era agresivo y altivo. El ángel y el demonio conviviendo en un mismo ser.
Durante lo que quedaba de camino a casa no volvisteis a dirigiros la palabra. Tampoco cuando aparcasteis el coche ni cuando subíais por el ascensor, cada uno mirando para un lado.
Mientras Jimin abría la puerta de casa sonó tu móvil, siendo tu amigo quien llamaba.
“¡Hola! Sí, ya he llegado. Ajam, todo bien.” -decías mientras dejabas el bolso en la mesa.
Jimin iba a lo suyo, quitándose el abrigo pero con el oído bien atento a lo que decías, aunque no entendía nada porque con tu amigo hablabas en español. Él solo podía sentir rabia al saber que esta noche no podría conseguir los mimos que tanto había deseado durante el día, después de la discusión que habíais tenido; y también por tu estúpido ‘amigo’ que no te dejaba en paz ni por teléfono. Cuando escuchó la risita que soltaste tras un comentario gracioso que hizo tu amigo, no pudo contenerse más y fue directo hacia ti, cogiendo tu móvil bruscamente y colgando.
Os mirasteis intensamente a los ojos, como si de una lucha se tratase, ambos llenos de rabia. El móvil sonó otra vez, y Jimin no se detuvo y esta vez lo apagó y lo lanzó al sofá.
“Eres idiota” -dijiste dándole un fuerte empujón para enseguida dirigirte al sofá a por tu móvil. Jimin te cogió del brazo para detenerte y tú le volviste a propiciar otro empujón. - “Déjame” -dijiste intentando apartarlo de ti a base de empujones, pero él seguía evitando que cogieras el móvil. Al final acabasteis forcejeando el uno con el otro.
“¡No! ¡Deja el móvil ahí!” -decía Jimin intentando coger tus manos, mientras tú avanzabas como podías al sofá.
“¡Déjame tú a mí!’ -gritaste mientras tú tratabas de apartarlo.
Al final Jimin consiguió atrapar tus muñecas y sin pensarlo te empujó al sofá, colocándose él encima de ti para así impedir que te movieras.
“¡Ya vale!” -gritó Jimin sujetando aún con fuerza tus muñecas a los lados de tu cabeza, ya que tú seguías moviéndote, hasta que te paraste y lo miraste a los ojos, ambos respirando agitadamente.
“Suéltame o grito” -Dijiste amenazadoramente.
Ante esto, Jimin no pudo evitar pensar mal y sonreir, mirando hacia otro lado.
“¿Qué? ¿De qué te ríes? ¿No me crees cuando te digo que voy a gritar?” -dijiste molesta.
Sin embargo él no respondió, simplemente volvió a mirarte, sin quitar esa sonrisa burlona, y se aseguró de que no pudieras escapar de su agarre antes de inclinarse sobre ti y repartir húmedos besos sobre tu cuello, dejando alguna que otra marca en zonas donde sabía que se verían al día siguiente. Y tú sabías perfectamente que esa era la manera que tenía Jimin de ‘marcar su territorio’, lo cual en realidad te gustaba pero jamás admitirías delante de él. Solo faltaba que se creyese que tenía poder sobre ti.
Sin soltar tus muñecas, comenzó a besarte tiernamente en los labios, sin que tú pudieras contenerte a corresponder esos carnosos labios que te volvían loca, los cuales se movían delicadamente hasta que él se encargó de profundizar el beso y hacerlo más intenso. El calor comenzaba a invadir vuestros cuerpos, y sin daros cuenta, él ya había soltado tus muñecas para comenzar a quitarte la camiseta y tú rodeabas su cuello para atraerlo más a ti.
Te habías olvidado de toda la discusión hasta que algo debajo tuya vibró: era tu móvil. Con tanto movimiento en el sofá el botón para encenderlo se encontraba presionado y la vibración avisaba de eso mismo. Eso te llevó de vuelta a tus cabales.
Jimin estaba ocupado acariciando tu espalda, intentando encontrar el broche de tu corpiño para quitarlo, cuando comenzaste a empujarlo.
“¿Qué pasa?” -preguntó confundido cuando lo miraste.
“Has colgado a mi amigo. Estará preocupado.” -dijiste con una sonrisa burlona, sabiendo que eso le fastidiaría.
“¿Te preocupas por él AHORA?” -al ver que no respondías se rió de la frustración, mientras se levantaba de encima tuyo.
“¿Sabes lo que me molesta, Jimin? No que te caiga mal mi amigo. Una persona no puede llevarse bien con todo el mundo.” -decías mientras te incorporabas, cogiendo tu móvil y guardándotelo en el bolsillo.- “Lo que me molesta es que desconfíes de mí. Si de verdad me crees tan caradura como para decirte que te amo todos los días y luego irme con otro, dímelo, porque eso significa que algo no anda bien.”
Jimin simplemente te daba ahora la espalda mientras echaba su cabeza hacia atrás, suspirando.
“Puedes ir pensando acerca de eso esta noche, en el sofá.” -dijiste dirigiéndote a la habitación.
“Espera” -dijo Jimin corriendo tras de ti, pero le cerraste la puerta en las narices.- “___, déjame entrar.” -decía mientras daba golpecitos a la puerta.- “¡____! Lo siento, ábreme.”
El pobre Jimin acabó por rendirse y se tiró al sofá, pensando que habría sido mejor que se hubiese quedado trabajando hasta tarde y quedarse a dormir con los chicos, como en un principio todo estaba planeado, y así evitar todo esto.
Tú tampoco es que te sintieras nada bien dejando a Jimin durmiendo ahí toda la noche, pero te dolía el hecho de que desconfiara así de ti. A pesar de eso, no pudiste evitarlo y al cabo de una hora saliste para echarle una manta por encima, pero él seguía despierto.
“Jagi…” te llamó cogiéndote la mano cuando lo arropabas.
Tú simplemente le acariciaste el pelo, pero él te besó la mano y estiró ligeramente de ti para que te tumbaras junto a él. Al final pasasteis toda la noche en el sofá los dos, haciéndoos los mimitos que él tanto había deseado, hasta que os quedasteis dormidos.
TAEHYUNG:
Tenías que admitir que querías muchísimo a Yeontan. Era el perrete más cuqui que había pisado este cruel planeta. Pero, a veces le tenías que recordar que su dueño era Tae, no tú; ya que Yeontan pasaba tanto tiempo contigo que creía que tú eras su dueña, e incluso podías afirmar que te quería a ti más que a Tae.
Todo esto se debía al estresante y ocupado trabajo de Tae, que hacía que no pudiera estar todo el tiempo que quisiera en el apartamento que compartíais.
Y claro, a pesar de todo lo mucho que querías a Yeontan, te resultaba inaceptable que tuvieras que estar haciendote cargo de él todo el día; más que nada porque tu trabajabas y tenías recados que hacer, lo que hacía que estuvieras fuera de casa gran parte del día.
Es por eso que la mayoría de noches, al volver a casa, te encontrabas que el canino había abierto la puerta del pequeño corralito en el que tenía sus cosas y había mordisqueado, roto, destrozado cualquier elemento que se encontrara a su alcance; por no hablar de las varias veces que había hecho sus necesidades encima de tus cojines. En fin, un verdadero caos.
Habías intentado decirselo a Tae, pero te daba un poco de apuro ya que sabías lo mucho que quería a Yeontan (incluso en ocasiones parecía más que a ti ¬¬) y lo ocupado y a veces sensible, que estaba con el trabajo.
Pero, la gota que colmó el vaso fue el miércoles de la semana pasada, cuando nada más llegar a casa, oíste la voz de Tae.
“¡Oh! ¡Mira quien está aquí! ¡Es mami!”- le decía un Taehyung con la voz super aguda al cachorrete. “¡Vamos a verla! ¡ka cha!”- le dijo Tae mientras hacía amago de levantarse del sofá para ir a recibirte, pero a Yeontan pareció darle igual tu llegada y siguió jugando con su muñeco de Epi.
“Creo que Yeontan en el fondo te odia”- te dijo Tae con una voz muy grave y profunda en comparación con el tono agudo que usaba para referirse a Yeontan, haciendo que alguna mariposilla en tu estómago revoloteara.
“Pues no debería, me porto demasiado bien con él para lo mal que él se porta conmigo”- dijiste mientras te dirigías a vuestra habitación a dejar las cosas.
Taehyung soltó una suave risita.
“No se lo tomes encuenta. Está en una edad difícil, ya sabes la pubertad y eso”
Te empezaste a reír.
Nada más abrir la puerta de vuestro dormitorio, presenciaste una cosa negra encima de la colcha blanca de vuestra cama de matrimonio. Parecía que Yeontan había vuelto a usar vuestra cama como depósito de sus… “caquitas chiquititas”.
“¡Taehyung!”- dijiste volviendo a la sala. “¿Has vuelto a dejar que Yeontan entre en nuestra habitación?”
“No”- dijo Tae distraído con la televisión.
“¿Y entonces como me explicas la existencia de “caquitas” sobre nuestra cama?”- dijiste cada vez más molesta.
“¿¿Qué??”- Taehyung se empezó a reír fuertemente.- “¡Aigoo mi Tanie!”- empezó a dirigirse al perro con aegyo. “¿Qué has hecho? Eres un cochinote”
“¡¡Taehyung!!”- dijiste enrabietada
“Pobrete, no lo ha hecho a mal”
“La culpa no la tiene él la tienes tú por no hacerte cargo de él”
“¿Perdona?”
“Vamos, Tae. Siempre tengo que estar yo detrás de él.”
“__, ¿Y qué quieres que haga? El trabajo no me deja hacer nada”
“Sólo quiero que los días que estés tú aquí te ocupes de él. Ya estoy un poco harta. Ni siquiera es mi perro”
“Cuando empezamos a plantearnos vivir juntos ya sabías que me lo tenía que traer y tú aceptaste”
“Una cosa es aceptar y otra es ser la cuidadora de él”- dijiste mientras lanzabas tus manos en el aire. Resoplaste. “Ne- necesito salir de aquí. Me estoy empezando a agobiar”- cogiste tus cosas y te marchaste en dirección a la puerta.
“__”- dijo Taehyung levantándose, yendo así detrás de ti.
“Déjame, quiero estar sola”- dijiste mientras salías por la puerta. Cerraste fuertemente y te dirigiste al ascensor. El ascensor estaba en tu piso y abierto, así que entraste y pulsaste la planta cero, pero, justo antes de que se cerrara la puerta, Taehyung consiguió meterse dentro.
“Taehyung ¿Qué haces?”- dijiste nada más presenciar su cuerpo escabulléndose de la puerta que se estaba cerrando.
Inmediatamente después de entrar, un Taehyung con un semblante serio te acorroló a una fría esquina del ascensor, apoyando sus brazos en las dos paredes que quedaban a tus costados, como si las estuviera sujetando de su caída.
Después de mirarte fijamente unos segundos, al observar que el ascensor estaba descendiendo, decidió pulsar todos los pisos, haciendo que así el ascensor tardara más en llegar a la planta baja.
“Escúchame”- dijo con una voz profunda y masculina a menos de 3 centímetros de tu cara, haciendo que su caliente aliento te diera cosquillas en el cuello. “Siento mucho lo de Yeontan. De veras que lo siento, pero ¿Alguna vez te he dicho que estás muy sexy cabreada?”- tú te reíste ligeramente, mientras observabas como su voz gritaba desesperación.
“No”- dijiste con una voz juguetona y profunda, haciendo que la velocidad a la que latía el corazón de Tae acelerara. Miraste levemente a la izquierda, la pantalla indicaba que quedaban apenas dos pisos para llegar. Sonreíste para tus adentros.
Taehyung, cuya respiración era cada vez más fuerte y acelerada, empezó a morderte leve y sensualmente la mejilla hasta bajar poco a poco por tu cuello.
“Sube conmigo arriba,___”- te dijo mientras inconscientemente se empezó a morder el labio.
Las puertas del ascensor de repente se abrieron. Ya estabais en la planta cero.
“Luego, ahora voy a la convenience store a comprar leche que se me ha olvidado antes cuando venía para acá”- te escabulliste de su acorralamiento y saliste del ascensor parándote en frente de Tae, quien incrédulo se reía mordiendose el labio con una mano apoyada en la pared del ascensor y con la otra tapándose los ojos.
“Por cierto, quita la caquita de Yeontan y mete la funda en la lavadora. Adiós”- le sacudiste tu mano desde fuera mientras la puerta del ascensor se cerraba.
JUNGKOOK:
No lo entendías. No lo lograbas entender. Se supone que el amor es lo primero, ¿no?; o eso te habían enseñado tus padres en tus “cortos” pero intensos años de existencia. El amor. Caer profundamente por otra persona. Entregarle tu corazón y tu alma. Sentir, vivir, amar.
Cuando empezaste a salir con Jungkook sabías a lo que te enfrentabas. Era imposible impedir los choques y las diferencias culturales; y, si no fuera poco, su condición de ‘idol de masas’, hacía todo aún más dificil.
Sabías que Jungkook te quería. Te quería y mucho. Eso no lo dudabas. Sabías que él pensaba en ti como la mujer de su vida. La persona con la que quería compartir el resto de su vida. Pero sin duda había comportamientos de él que no acababan de cuadrarte.
Era el caso de hoy, por ejemplo.
Hoy, Jungkook había salido mucho antes de la compañía. Tú, pensabas que Jungkook iba a venir a casa y a pasar tiempo contigo: ver una película romántica, pedir comida a domicilio… pero no. Jungkook había decidido irse a cenar con sus amigos.
Y, ahí te encontrabas, en casa, sola, viendo una película basura en la televisión.
Sobre las 23:40 oíste la cerradura de la puerta moverse. Parecía que Jungkook había vuelto pronto a casa.
“Hey, bab-”
“No me hables”- interrumpiste a Jungkook, quien acababa de pisar el suelo de vuestro apartamento.
“¿Qué pasa ahora?”- Jungkook dijo resoplando, no gustándole el tono que estabas empleando con él.
“¡¿Cómo que qué pasa?! ¿Me estás tomando el pelo?”- dijiste un poco alterada, mientras hacías amago de levantarte del sofá.
“Jungkook. ¿Qué soy para ti? ¿eh? ¿Qué soy? ¿Un simple juguete exótico al que usas para entretenerte y luego tirarme a la basura?”
“¿Qué?”- dijo Jungkook incrédulo, no sabiendo muy bien a lo que te estabas refiriendo.
“No me quieres, ¿verdad?”
“¿Cómo no te voy a querer? Vamos a ver, __. Cálmate. ¿Por qué estás así? ¿Qué he hecho?”
“¿Por qué has elegido a tus amigos antes que a mi? Jungkook, casi no nos vemos en todo el día y hoy que te han dado casi toda la tarde libre, tú has decidido irte con tus amigos”
“__”- dijo acercándose al sofá en el que te encontrabas. Pero tú, al verlo aproximándose, te levantaste agitada y pusiste rumbo a la habitación, lo que hizo que, Jungkook al ver tus movimientos, predijera tu lugar de destino y cambiara también su rumbo.
Jungkook, rápidamente se dirigió a la puerta de vuestro dormitorio, posándose delante de ella con los brazos abiertos, impidiendo que pasases.
“Quítate de ahí”
“No”- dijo mientras ponía cara de velocidad, intentando hacerte reír.
“Jungkook, aparta de ahí”- le dijiste en español, ya nerviosa sin darte cuenta en el idioma que te estabas comunicando.
“No sé lo que acabas de decir pero no”- dijo Jungkook con una mueca burlona, haciendo que te rieras. Sabías lo que estaba haciendo. Concías a Jungkook a la perfección. Sabías que estaba intentando hacerse el graciosete para que se te olvidara todo y así le perdonaras. Y, aunque con sus acciones consiguió ablandar tu corazón, tu mente fue más fuerte y no se rindió a sus encantos.
Si no se iba a apartar de esa puerta por él sólo ibas a ser tu la encargada de que lo hiciera.
“Jungkook”- te acercaste y le susurraste al oído.- “¿A que me vas a dejar pasar?”- le dijiste en español.
Jungkook nada más oír eso, bajó la cabeza y sonrió pícaramente. Sabías que le volvía loco cuando le hablabas de esa manera en español.
Levantaste levemente su camisa, y en su cintura desnuda posaste tus manos, estas subiendo poco a poco hasta llegar a su torso.
Jungkook respondió inmediatamente cogiendote por la cintura con una mano y con la otra abriendo la manivela que se encontraba detrás de él; abriendo, de esta forma, la puerta de vuestra habitación.
Ligeramente tiró de ti, alzándote y depositándote pausadamente en la cama que se encontraba a unos pequeños pasos de la puerta; de esta manera quedando Jungkook sobre ti a horcajadas, mientras te besaba apasionadamente.
Jungkook se alzó un momento para quitarse la camiseta, dejando su musculado y fuerte torso al descubierto. Aprovechaste este respiro para hablar.
“Jungkook”
“Qué”- dijo mientras bajaba otra vez a por tus labios, los cuales no pudo alcanzar debido a que pusiste tus manos sobre sus dos mejillas, haciendo así fuerza para evitar que volviera a la carga.
“Aún estoy cabreada”
Jungkook intentó hablar pero debido a lo fuertes que estaban tus manos sobre sus mejillas, el chico no pudo articular correctamente las palabras, haciendo que por su boca saliera un balbuceo incomprensible.
“Aún no he oido tus disculpas”- le dijiste vacilantemente con una sonrisa juguetona.
“pferdom”- dijo Jungkook con dificultad, haciendo que entre las gotas de saliva que acaba de escupirte sin querer y la expresión tan graciosa con los labios apretados que tenía en ese momento, empezaras a reirte.
“nu tf rias”- dijo con más dificultad debido a sus propias risas, volviendo a soltar otra vez saliva, provocando una expresión entre risa y asco en tu cara.
“Te odio”- dijiste entre risas, apartando tus manos de su cara
“Pues yo te quiero”
“Mañana hablamos”- dijiste apartando a Jungkook encima de ti y sentándote en la cama- “Vete al sofá”
Jungkook se levantó sonriendo, cogiendo una manta del armario. Ya se sabía el ritual. No era la primera vez que lo mandabas al sofá al dormir.
Antes de salir por la puerta se giró mirándote a los ojos y señalándote con el dedo.
“Esto no va a quedar así”- dijo con una sonrisa entrañable.
¡Hola personitas! Lo prometido es deuda, así que aquí tenéis la segunda parte de este reacciona. Esperamos que os haya gustado mucho al igual que a nosotras hacerlo.
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¡¡¡Un besete muy fuerte cargadete de amorcete!!!💕 💞 💓 💗 💖 💘 💝
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Cap 3 | Let the light in |
Una vez más despertó con Jimin sentado arriba suyo, pero esta vez había manos en su cara y el zumbido de los pensamientos de Jimin mezclándose con los suyos: buenos días arriba arriba arriba eres tierno cuando duermes pero como que estás babeando todo tengo que hacer el desayuno ven a ayudarme...
—Estoy despierto —murmuró, aun medio dormido —estoy despierto.
Estaba acostado sobre muchos cojines de sillón juntos en el piso, medio aplastado entre Yoongi y Taehyung. El brazo de Yoongi estaba alrededor de su cintura y la cara de Yoongi estaba enterrada en su cuello y sus pensamientos estaban en su cabeza, también: demasiado temprano demasiado frío váyanse
Jungkook sofocó una risa y abrió sus ojos. La luz del invierno se coló a través de las cortinas delgadas de la ventana del balcón y la sonrisa de Jimin era igual de brillante.
Va a ser una buena mañana, pensó Jungkook.
Y lo fue.
——
Las vacaciones de invierno resultaron ser así:
Después de cuatro llamadas por Skype y el doble de discusiones por correo y mensajes de texto, Jungkook convenció a sus padres para que lo dejaran quedarse en Nueva York, siempre y cuando se esforzara por salir de probación académica para el comienzo del próximo semestre.
El invierno llegó barriendo con una tormenta y volvió todo blanco. Se paró bajo la nieve hasta que su cara se entumeció, porque se sentía diferente a la nieve en Seúl; era más pesada y tajante. Le gustaba la mordida del viento en su piel.
La tienda fue cubierta por una cantidad obscena de guirnaldas de luces, haciendo que Namjoon tuviera incluso más miedo de salir de detrás del mostrador. Taehyung se paró en medio del caos, con una hebra de luz enredada en su brazo y le enseñó a Jungkook como cambiar los colores con magia, de azul a verde, de verde a rojo, de rojo a morado, de morado a amarillo y de amarillo a naranjo.
Fue a un mercado de árboles de navidad con Hoseok y Yoongi y vio cómo Hoseok revoloteaba de árbol en árbol, hablando para sí mismo mientras deslizaba sus manos por su follaje y sus troncos, con la magia chispeando en sus dedos. Los árboles se veían más vivos cuando los dejaba atrás, como si sus vidas hubieran sido extendidas un poco más, y finalmente Hoseok se detuvo frente a un árbol pequeño y de apariencia triste en una esquina. El corazón de Jungkook dolió un poco, por lo triste y olvidado que se veía, pero entonces Hoseok se agachó frente a el y declaró "este". Y el árbol...Jungkook juró que se enderezó cuando Hoseok acarició una de sus ramas, como si supiera que fue escogido.
El árbol creció casi nueve metros en el comedor de la casa, estirando sus ramas hacia el techo como si siguiera en un bosque. Pasaron toda una tarde cubriéndolo con luces y adornos de mal gusto. Seokjin hizo vino con azúcar caliente y Taehyung puso Merry Christmas de Mariah Carey a todo volumen hasta que Jimin le hizo cambiarlo a Michael Buble. Jungkook se emborrachó ligeramente, ignorando el murmullo de Seokjin sobre que era menor de edad y presionó su frente contra la de Yoongi mientras Hoseok y Namjoon se balanceaban juntos y hacían una interpretación que hacía que doliera la cabeza de Feliz Navidad. Los pensamientos de Yoongi eran lentos y cálidos, como el vino en el estómago de Jungkook y sus ojos estaban arrugados en las esquinas por su sonrisa y Jungkook pensó, por primera vez, podría enamorarme de ti.
Aunque se guardó eso para él. Por ahora.
Otra pijamada se llevó acabo en navidad, aunque nadie se durmió hasta casi las tres de la mañana, demasiados ocupados hablando alrededor de la chimenea en el comedor. Jungkook vio como las llamas proyectaban luz y sombras sobre los dedos de Yoongi mientras hacía señas y escuchaba la risa hiposa de Seokjin. Jimin y Tae cantaron Silent Night, con sus brazos envueltos alrededor del otro como si fuera la cosa más fácil de hacer y Hoseok y Namjoon se estaban durmiendo en el sillón, con sus cabezas inclinadas contra la del otro. Y Jungkook...Jungkook estaba feliz.
Le regalaron un nuevo cuaderno de dibujo para navidad y ya estaba tan abrumado que casi comenzó a llorar por enésima vez frente a ellos. Y eso fue antes de que revelaran que también le hicieron lápices hechos a mano. —Tienen magia adentro —le explicó Namjoon y dibujó un hombre de palo en la primera página. Tomó vida y los saludó. —Es una imagen en bucle, hacen lo que tú quieras que hagan. Las aves vuelan y el mar tendrá olas, cosas así.
—Oh Dios —susurró Jungkook, y cedió a las lágrimas. Solo un poquito.
Pasó la semana entre navidad y año nuevo estudiando frenéticamente, con los libros esparcidos en el piso de la tienda y en la mesa de la cocina de la casa. Namjoon y Yoongi, quienes aparentemente tomaron un curso de negocio mientras intentaban entender cómo tener una tienda, se ofrecieron a ayudar y pronto sus cuadernos se llenaron con los garabatos desordenados de Yoongi y la escritura elegante y fluida de Namjoon, párrafos tanto en inglés como en coreano. Lo ayudó, lo hizo, pero no se sentía suficiente.
Aun se estaba ahogando, de distintas maneras, el agua subía y estaba más cerca.
El cumpleaños de Taehyung y el año nuevo fueron juntados en dos días de celebración con un montón de comida y champaña barata. Taehyung lloró por el abrigo de diseñador que todos contribuyeron para comprar e incluso por el dibujo que Jungkook titubeantemente le entregó. Era un dibujo de Taehyung en la mesa de la cocina, con los hombros doblados y una expresión de concentración en su rostro, el sol de la ventana abierta se reflejaba en su cabello plateado. El diseño que dibujaba formaba un bucle infinito, tomando vida y color una y otra vez.
Justo antes de la medianoche, subieron al techo para ver los fuegos artificiales sobre el Times Square, amontonados contra el viento cortante. Hoseok y Seokjin gritaron la cuenta hacia atrás ("¡DIEZ! ¡NUEVE! ¡OCHO! ¡SIETE! ¡SEIS!") y se tomaron turnos para besar a Namjoon en la mejilla. Jimin y Taehyung se besaron apropiadamente, los brazos de Jimin estaban en los hombros de Taehyung y las manos de Taehyung estaban detrás de su cabeza, como una portada sacada de una novela romántica.
Los dedos de Yoongi acariciaron su cabello y sus labios depositaron un beso cálido y perfecto contra su cien, y sus pensamientos le susurraron Feliz año nuevo, Jungkook-ah.
Podría amarte, pensó Jungkook, viendo la cara de Yoongi siendo iluminada por los fuegos artificiales azules. Podría amarte.
——
La universidad comenzó de nuevo con venganza, pero mantuvo su cabeza agachada y logró salir de probación académica, justo como sus padres querían. Le contó a Yoongi en la tienda, mostrándole la carta oficial que lo dejaba limpio (por ahora).
Son muy buenas noticias, Kook, escribió Yoongi y Jungkook quería sentirse aliviado, lo hacía.
Pero solo había agua.
——
—¿Pueden enseñarme sobre este mundo? —les preguntó durante el desayuno una mañana, cuando estaban todos presentes y se sentía atrevido. (Ya estaba muy adentro, más allá de su cintura, de su pecho, bien podría entrar por completo.) —Sobre la magia. Yo...hay tantas cosas que no sé.
Sobre la magia, sobre sí mismo, sobre todas las cosas geniales y aterradoras que podría ser capaz de hacer.
Una conversación sin palabras se desarrolló frente a él, Namjoon a Hoseok, Hoseok a Yoongi, Yoongi a Seokjin, Seokjin a Jimin y Jimin a Taehyung, era más que nada una serie de cabezas inclinadas, cejas levantadas y ojos entrecerrados.
—Está bien —dijo al final Namjoon, sonriéndole. Suavemente —Hay cosas que puedes aprender de todos nosotros, así que planearemos algo.
—Una planificación de clase —dijo Taehyung, con su sonrisa mucho más aguda y salvaje —Y tarea.
—Pero iremos a tu ritmo —añadió Jimin con lo que pareció ser una patada a Taehyung bajo la mesa.
Por supuesto —arregló Taehyung —A tu rimo, Jungkook-ah.
Su ritmo, no tenía idea de qué significaba eso. Qué era rápido o lento o si quiera qué le esperaba bajo las olas. Sus padres lo mantuvieron lo más lejos posible, le enseñaron a cerrar sus ojos contra la magia que fluía en Seúl, las tiendas, la calles, los mercados que a veces se levantaban, los adivinos que se quedaban fuera de la estación de Busan, el extraño tirón del mar.
Casi diez años con sus ojos cerrados. Estaba aterrado, pero listo para abrirlos de nuevo.
—Está bien —dijo, encontrando la mirada de Yoongi en la mesa. Los ojos de Yoongi eran gentiles y estaban negros como una noche de invierno. (Yoongi, quien perdió su voz por culpa de la magia, pero que seguía inmerso en ella, sin miedo.) —Está bien.
——
Namjoon fue el primero. Esparció libros antiguos y desgastados en la mesa de la cocina y habló sobre historia. Sobre brujas y Salem y la persecución que llevó a una aceptación renuente. —En algunos países, en otros la magia aún está prohibida —Jungkook lo observó trazar una línea a través de los siglos hasta ahora: protección y regulación en medida equivalente.
(— Nadie tiene permitido ser discriminado por su magia, pero el uso está prohibido en ciertas áreas, como en las escuelas, y si un niño tiene una habilidad potencialmente violenta debe ser registrado — le explicó Namjoon, subiendo sus lentes.
—¿Cómo...Yoongi? —preguntó Jungkook, con un nudo en el estómago.
—Sí —respondió Namjoon, en voz baja, con el peso de historia detrás de la palabra —Sí, como Yoongi.
No es un gran problema, le escribió Yoongi al otro día. Simplemente tengo que llevar una tarjeta siempre conmigo e incluirla en mis papeles si quiero postular a un trabajo. Dado que no tuve ningún accidente violento en los últimos diez años, no tienen permitido rechazarme basados en eso.
Pero fue un gran problema, una vez, pensó Jungkook. Y el zumbido bajo de ansiedad que provenía de Yoongi indicaba que a veces, aún lo era, porque si una cosa había aprendido Jungkook, es que no todas las personas eran lo suficientemente amables y justas como deberían.)
En la mesa, Namjoon dibujó una hélice doble en su cuaderno de dibujo. —Creen que tiene algo que ver con nuestro ADN, pero nadie está seguro. Ya que en algunas familias todos son mágicos y en otras nadie lo es. Pero más personas están naciendo con magia ahora, más que antes. No pueden explicar eso, tampoco.
—Hay mucho que no entendemos —comentó Jungkook. Era el primero en tener magia en su familia (el primero) y nunca supo con exactitud qué significaba eso. Si es que significaba algo en absoluto.
Namjoon sonrió —Sí, pero eso es lo que lo hace hermoso.
Jungkook nunca consideró eso antes, que lo desconocido podía ser hermoso en vez de aterrador, pero quizás Namjoon tenía razón.
——
Ir a la casa de los chicos no dejaba de ser una aventura, incluso cuando el invierno llegó. Podría ser Sekjin volando en las vigas como un cuervo, intentando aprender a controlar sus alas, o Jimin discutiendo con uno de sus fantasmas en francés, español, alemán, japones. O, como hoy, Taehyung tenía a Yoongi sentado en una de las bañeras de uno de los baños de arriba con una toalla esponjosa en sus hombros.
Yoongi le hacía señas a Taehyung con sus manos. Jungkook (quién quizá estaba aprendiendo lenguaje de señas en su tiempo libre limitado) logró captar "no" y "demasiado brillante".
—No lo haré —prometió Taehyung —Esto no será como el accidente morado del invierno pasado, lo juro. Creo que tengo bien el balance esta vez.
—¿Qué están haciendo? —preguntó Jungkook, sentándose en la tapa del retrete cerrada para mirar.
—Tiñendo el cabello de Yoongi —le explicó Taehyung —estoy intentando usar magia en vez de químicos. Ha sido un proceso.
Yoongi apuntó su celular en el mueble. Jungkook se lo entregó y vio como abría su confiable aplicación de notas. Levantó el celular por arriba de su hombro cuando terminó, para que Jungkook pudiera leer.
Soy el único que lo deja experimentar.
—Por lo cual estoy muy agradecido —dijo Taehyung, dibujando símbolos en un papel que tenía en su regazo —el estúpido Jimin usa tinte de caja como si estuviéramos en la edad media.
—¿De verdad no te importa? —preguntó Jungkook dudoso.
Yoongi se encogió de hombros. Es solo cabello. Y usualmente puede dejarlo como estaba antes. Una pausa. Bueno, una vez estuvo rosado y morado por una semana y preferiría no repetir eso.
—Lo luciste —insistió Taehyung y Yoongi hizo una mueca exagerada que hizo que Jungkook escondiera una risa detrás de su mano —Y estoy apuntando a rubio esta vez, así que no te preocupes.
La última vez aterrizaste en plateado.
Taehyung lo golpeó en el hombro con su lápiz —Y me dijiste que te gustó, hyung.
Me gustó, admitió Yoongi mientras asentía. Taehyung se veía muy petulante.
Por unos minutos, hubo solo silencio, a excepción del lápiz de Taehyung contra el papel. Jungkook lo vio dibujar, vio los hombros de Yoongi apoyados contra las piernas de Taehyung, su cabeza reposando contra las rodillas de Taehyung, y una vez más se maravilló con la intimidad que compartían. Estaba comenzado a abrirse y la agonía se detuvo, pero era, como Taehyung probablemente lo llamaría, un proceso.
(Tenía permitido tocarlos, ir hasta ellos, pero era difícil recordarlo a veces.)
Taehyung tarareaba silenciosamente y Jungkook cerró sus ojos, hundiéndose en la gentil neblina de la felicidad adormilada de Yoongi y el ligero contraste con la concentración de Taehyung.
—Listo —anunció finalmente Taehyung, sosteniendo el papel —creo que lo tengo.
Yoongi se enderezó, inclinándose para que Taehyung pudiera presionar el papel en la parte trasera de su cabeza. Taehyung susurró algo que Jungkook no pudo entender, ¿latín, quizá? Y luces destellaron en el papel y el color barrió el cabello de Yoongi en una ola, reemplazando el negro con...
Bueno, no rubio. Cerca, pero definitivamente con un tinte azulado.
—Diablos —murmuró Taehyung, frotando unos cuantos mechones entre sus dedos.
¿Qué? Hizo señas Yoongi.
—Está un poco mal. Es como rubio, pero uno o dos pasos hacia la izquierda —dijo Taehyung —Todavía no debo tener la formula correcta.
Yoongi tomó su celular de nuevo y abrió la cámara frontal. Era imposible saber qué es lo que pensaba mientras giraba su cabeza de un lado a otro, viendo como el azul se veía en la luz.
—Creo que se te ve bien —le dijo Jungkook, porque lo pensaba. Lo hacía ver un poco más etéreo, quizás. Más mágico de lo que ya era.
—Definitivamente lo hace —dijo rápidamente Taehyung, apretando el hombro de Yoongi —Y, además, sabes que desaparecerá en unas semanas. No he podido hacerlo permanente, todavía.
Yoongi sonrió y palmeó la rodilla de Taehyung, un silencioso está bien, Tae-ah.
—Algún día —dijo Taehyung mientras tomaba una peineta para arreglar los lugares que la magia desordenó en el cabello de Yoongi —Lo perfeccionaré y luego lo venderé y entonces me haré una fortuna.
Yoongi palmeó su rodilla de nuevo, aunque esta vez parecía mucho más condescendiente. Jungkook escondió otra risa. Taehyung terminó de peinar el cabello de Yoongi con un sonido de satisfacción y se giró hacia Jungkook, su expresión cambiando a una pensativa, haciendo que las alarmas de Jungkook se encendieran en su cabeza —Oye, Jungkook-ah, ¿has pensado en teñir tu cabello?
—No —dijo Jungkook, y huyó.
——
Yoongi lo encontró más tarde, acurrucado en el sillón del comedor, y se sentó junto a él. Los cojines se hundieron, acercándolos más, haciendo que sus hombros se juntaran. Jungkook juntó valor y tocó el cabello de Yoongi. Había un aire de duda cerca de Yoongi, colgando de sus hombros como una capa invisible, lo que también le dio coraje a Jungkook para susurrar —De verdad me gusta, hyung. Te ves bien.
Yoongi agachó su cabeza, con un sonrojo en su cara y el corazón de Jungkook dio un vuelto.
Quizás, pensó mientras sentía como la duda se levantaba, algunas de las cosas de las cuales era capaz no tenía nada que ver con la magia.
——
Seokjin lo llevó a caminar por la ciudad y le habló de su familia, todos cambia formas, muchos de ellos en Corea, pero algunos en Nueva York también. Lo dijo superficialmente, pero Jungkook determinó que su familia era muy rica, con magia antigua y dinero antiguo. Seokjin era el segundo hijo, lo que le dio la libertad de explorar su propio camino en la vida. Dudaba, dijo secamente, que sus padres anticiparan que estuviera envuelto en una tienda mágica y compartiendo casa con otras cinco personas, pero no lo habían criticado por ello.
(—Puede que lo hagan —añadió, mientras llevaba a Jungkook por una calle para mostrarle un grafiti que se movia cuando le ponías una chispa de magia —cuando cumpla treinta y siga sin casarme o con mi casa propia o con una carrera, pero cruzaré ese puente cuando llegue a eso.
—¿Quieres casarte? —le preguntó Jungkook.
Jin se encogió de hombros —Me gusta la idea de hacerlo, pero tendría que ser con la persona indicada. Por ahora, soy feliz donde estoy —sonrió, su hermosa cara se formó en una expresión de cariño —Cuando eres un cambia formas, aprendes a conocerte bastante rápido. Necesitas ese anclaje.)
Llevó a Jungkook donde la señora Russo, una tienda mágica de reparaciones no muy lejos del Washington Square Park. La señora Russo tenía cabello gris y desordenado y un acento ruso acentuado que era difícil de entender incluso para Jungkook, pero su magia era agradable y su sonrisa estaba torcida y le venía bien a su cara arrugada. Le mostró a Jungkook muchos artefactos mágicos que estaba en proceso de arreglar: un cristal curativo partido por la mitad, un tazón con un agujero en el fondo, una cajita musical encantada que supuestamente podía soportar todo.
—Hago cosas, también —dijo, apuntando a una pared —relojes, más que nada.
Estaban pintados a mano y tenian un tallado muy complicado, recordándole a Jungkook los que había visto en las paredes de las mansiones victorianas en las películas de esa época.
—Algún día —murmuró Seokjin —compraré uno para la casa.
—¿Por qué no lo has hecho? —preguntó Jungkook.
Seokjin deslizó una mano por un reloj con dos pajaritos en una banca con flores. —Ninguno me ha llamado todavía.
La señora Russo asintió con una expresión de comprensión en su cara.
Había otras tiendas, además de la de ella y muchos mercados con artefactos mágicos. La mayoría estaban alejadas, en calles silenciosas, pero tampoco estaban disfrazados.
—Casi siempre somos reservados —explicó Seojkin —es por eso que algunos vecindarios son más mágicos que otros. Nos atraemos los unos a los otros y hay lugares que sabemos que son seguros —vio la expresión que debía estar en la cara de Jungkook y se apuró en corregirse —Nada malo pasa realmente, no como hace unas décadas, pero aun así hacemos que la gente se sienta incómoda. Es mejor ser...cuidadosos. La gente siempre tiene problemas con lo que perciben como diferente. No natural.
Jungkook pensó sobre el dolor de la mano de su madre contra la de él. El enojo en su cara mientras lo regañaba por usar su habilidad.
(Pensó en su segundo año en la secundaria, cuando se dio cuenta de que no era una chica a quien quería besar o llevar al baile de graduación. Del saber, dentro de él, que sus padres lo odiarían por eso, también, así que lo metió en la caja junto a su magia.
Del hecho de que pensaba que quería besar a Yoongi, de vez en cuando, y lo mucho que eso lo aterrorizaba.)
—Sí —dijo, en voz baja —lo entiendo.
Seokjin apretó su mano, cálida incluso a través de su guante.
——
Jimin [8:13 am]
Jungkook-ah, ¿qué harás esta noche?
Jungkook [8:17 am]
Nada, por qué?
Jimin [8:18 am]
Ven a bailar con nosotros!
Jungkook [8:19 am]
...bailar?
Jimin [8:20 am]
Sí, será divertido, lo prometo
Jungkook [8:21 am]
En realidad no bailo...
Jimin [8:22 am]
No te preocupes, será diferente, además está en la planificación, tendrás que venir
Jungkook [8:23 am]
Está bien...
Jimin [8:24 am]
SÍ. Ven a la casa a las 7, está bien?
Jungkook [8:25 am]
A las 7, lo tengo
Jimin [8:25 am]
<3 <3 <3
——
Se preguntó exactamente qué significaba "bailar" todo el día y pasó la media hora de vuelta a su casa en agonía por no saber qué ponerse. Jimin no le dio especificaciones a excepción de que no irían a un club y que debía vestirse "cómodamente". Pero ¿eso significaba jeans y una camisa o ...ropa de deporte?
Eventualmente, dijo "a la mierda" en voz alta en su departamento vacío y se puso sus pantalones más cómodos y un suéter cálido, ya que estaba nevando afuera.
Jimin lo recibió en la puerta con un gran abrazo, con sus dedos rozando la parte trasera de su cuello para que Jungkook captara sus pensamientos emocionados. Había en general un aire de emoción en la casa, aunque de Yoongi podía captar una diversión silenciosa.
—Hola —dijo una vez que Jimin lo soltó.
Yoongi lo saludó con su mano. Tenía su cabello teñido bajo una gorra de béisbol y la mitad de su cara estaba escondida detrás de su bufanda gigantesca de lana y no debería ser tierno, pero lo era. (Jungkook se estaba acostumbrado a las mariposas en su estómago cuando estaba cerca de Yoongi. Podía soportarlo.)
—¿Qué haremos, exactamente? —le preguntó a Namjoon, quién pensó sería el más indicado para que le diera una respuesta exacta.
—Iremos al estudio de baile donde Hoseok enseña.
—A medio tiempo —explicó Hoseok, en el proceso de poner una gorra en su cabeza —unas cuantas noches en la semana y fin de semanas. La dueña es mágica y me dejar usarlo una vez al mes.
—¿Para...qué?
Hoseok sonrió y le guiñó un ojo, de entre todas las cosas. —Ya verás.
El estudio estaba a unas cuantas paradas del metro y Hoseok los dejó entrar con una llave. Se detuvo dentro para deshacer los hechizos en el lugar y las salas de práctica.
—La señora Koepler es un poco paranoica —explicó Hoseok —no piensa que un hechizo en el exterior es suficiente.
—Está convencida de que este todavía no es un buen vecindario —murmuró Jimin mientras negaba con su cabeza.
—Eso, también —dijo Hoseok y los apresuró a entrar en una de las salas más grandes. El piso de madera estaba rayado pero muy limpio y las paredes estaban pintadas con un azul pálido relajante. Bueno, dos de las paredes. Una pared estaba cubierta de espejos y la otra con ventanas, con todas las cortinas abajo para alejar las luces de la ciudad.
—Bien —dijo Hoseok, juntando sus manos. El eco fue fuerte —Este lugar está demasiado encantado. Nada de lo que hagamos puede dañarlo. Yoongi-hyung, ¿una demostración?
Yoongi rodó sus ojos, pero golpeó su pie contra el piso. Se crearon grietas como una tela de araña y desaparecieron instantáneamente.
Diablos.
—Diablos —dijo Jungkook.
—Síp —estuvo de acuerdo Hoseok —así que, como dije antes, nuestra maravillosa señora Koepler nos deja venir para bailar y usar nuestra magia.
Jungkook estaba muy perdido.
—¿Usar su magia?
Namjoon se aclaró su garganta, enderezándose en lo que Jungkook reconoció como su postura de profesor. Imaginaba que, si Namjoon estuviera usando sus lentes, se los subiría. —Entonces, todos nosotros creamos energía mágica dentro de nuestros cuerpos, ¿cierto? —Jungkook asintió, porque parecía ser la respuesta correcta —Y podemos canalizarla en todo tipo de cosas, nuestras habilidades, magia más concentrada como encantos o símbolos o incluso rituales, pero también podemos expulsarla como energía pura. Ahora, si dejamos que nuestra energía mágica crezca demasiado, puede tener efectos negativos. Diferente a lo que pasa cuando bloqueas tu magia, pero igual de dañino para-
—Oh por Dios —dijo Jimin, interrumpiéndolo —versión abreviada, Kook. Es bueno expulsar la energía mágica, ¿Es como limpiar nuestro cuerpo? Nos ayuda. Usualmente no es dañina a menos que queramos, ya que la magia es sobre intención —se giró, de pronto, y estiró sus manos frente a él. Jungkook parpadeó mientras una ola casi invisible golpeó a Taehyung lo suficiente como para hacerlo retroceder.
—Oye —jadeó.
—Y bailar es una muy buena forma de hacer eso —continuó Jimin, ignorando a Taehyung —Esa es la razón por la cual la señora Koepler designó tiempo para los usuarios de magia.
—Estaba llegando a eso —murmuró Namjoon.
Jimin sacudió su cabeza. —Sí, muy lento —se giró de nuevo a Jungkook —Además, se ve muy genial. Mira.
Deslizó su pie por el piso y una línea azul se formó, para luego desaparecer lentamente.
—Whoa —murmuró Jungkook. Su cabeza daba vueltas —¿Cómo hiciste eso?
—Es sobre la intención, ¿no? —dijo Jimin —así que simplemente pensé azul realmente fuerte y ese es el color que tomó la energía.
—Toma un poco de control —dijo Hoseok —para entender cuánto estás soltando y no sobrepasarte, pero es casi instinto.
—Y.... ¿no dañaré a nadie? —preguntó dudoso Jungkook.
—No —dijo Hoseok, despreocupado —Este lugar en inquebrantable y podemos cuidarnos. Esto se trata de divertirse, Jungkook. Dejar salir energía.
Aún estaba nervioso. Había pasado unos cuantos años desde que bailó, aunque lo extrañaba con un dolor dentro de él, un dolor fantasma que aún permanecía. Y, ¿añadir magia? Su magia todavía se sentía salvaje en su sangre, inestable, y a pesar de sus promesas, herir a uno de ellos sería...
Manos envolvieron su cara. Taehyung.
Relájate respira estás bien Jungkook nos tienes a nosotros, ¿recuerdas?
—Sí —dijo, algo de pánico alejándose al ver la confianza de Taehyung en su cara —Lo recuerdo.
Taehyung le sonrió, en forma de caja y brillante y acarició el costado de su cara antes de ir a pelear con Hoseok sobre la música. Eventualmente, escogieron música electrónica de baile, canciones con ritmos fuertes y letras de cantantes que reconocía vagamente. Hoseok apagó las luces y Jimin saltaba mientras animaba a los demás, y rápidamente todo se disolvió en caos.
Seokjin y Namjoon estaban haciendo lo que solo se podía describir como sacudirse entusiásticamente en una esquina, compitiendo para ver quién podía hacer el arco de energía más grande, el de Seokjin rosa y el de Namjoon amarillo, sin importarles el ritmo. Se veían ridículos, pero ambos estaban riéndose y la felicidad que irradiaba de ellos golpeó la piel de Jungkook como petardos.
Taehyung y Hoseok giraban por la sala, con la energía floreciendo en ráfagas estelares debajo de sus pies y sus risas resonando en las paredes.
Jimin fue directo hacia Yoongi, quien estaba en la puerta todavía —Vamos, hyung —insistió, tomando las manos de Yoongi y llevándolo hasta la sala —La participación de todo el grupo, por favor. —Yoongi bufó, pero su mirada era suave, suave, suave (como siempre que miraba a alguno de ellos, se dio cuenta Jungkook) y estaba perdiendo la batalla con la sonrisa que se estaba formando en su boca. Se veía más que nada encariñado cuando Jimin intentó que se le uniera en una coreografía que se veía muy complicada.
Con su corazón lleno, Jungkook se tomó unos minutos para practicar. Se conectó con su energía corriendo a través de él y se concentró en empujarla fuera de su piel, al piso. Sus dos primeros intentos fueron muy débiles y el tercero demasiado fuerte, haciéndolo tambalearse al ser empujado hacia atrás.
Hoseok se detuvo a su lado. Presionó una mano en su pecho —Lo estás sobre pensando. Este tipo de magia en instintiva. Solo respira y siéntela. Muévete con ella. No intentes forzarla.
Obedeció, abriéndose un poco más. Hasta que pudo saborear la magia en su lengua, hasta que pudo sentirla en sus pulmones, rozando sus labios al exhalar. El cuarto atento resultó ser mejor. Para el intento número ocho, podía hacer un arco brillante de energía roja con sus manos, y vio cómo se desvanecía con asombro vertiginoso.
Diversión. Aplicado a la magia. Que novedad.
Pero era divertido y se dejó llevar incluso más. Dejó que el ritmo pulsara a través de él, dejó que su cuerpo recordara cómo moverse, un poco borracho con la magia y las emociones en el aire. Se río ante la vista de Jimin moviendo a Yoongi, con sus manos en sus caderas mientras que Yoongi miraba el techo con una expresión avergonzada. Fue girado en un círculo por Taehyung y luego Hoseok estaba yendo hacia él, con deleite en su cara.
—¡Jimin dijo que no bailabas!
—No lo hago —discutió Jungkook.
—Mentiroso —dijo Hoseok.
—Ya no lo hago.
—Deberíamos arreglar eso —insistió Hoseok, pero afortunadamente no presionó más que eso, distraído por Jimin y Yoongi.
—Vamos, hyung —lloriqueaba Jimin —tienes que hacerlo.
Yoongi elevó una ceja que claramente decía, ¿tengo que hacerlo, mocoso?
—Lúcete frente a Jungkookie —dijo Jimin y Jungkook sintió como calor subía a sus mejillas, calor que no tenía nada que ver con la temperatura de la sala.
Yoongi se congeló por un momento, viéndose como si quisiera huir, pero Jimin no iba a dejarlo. Simplemente lo llevó al centro de la habitación —Vamos, vamos, no es una noche de baile sin ti, Yoongi-hyung.
Yoongi suspiró, subiendo las mangas de su suéter. Los demás parecían haberse puesto en una clase de formación.
—Grupo de baile —explicó Hoseok, llevando a Jungkook hacia adelante —no te preocupes, la coordinación no es necesaria.
—Eso duele, Hobi —dijo Namjoon desde su izquierda.
—Simplemente estoy diciendo los hechos, Joonie —le respondió Hoseok.
Yoongi tomó una bocanada de aire y luego su talón tocó el piso. El cual cambió de color. Todo el piso. A un brillante azul. Y no se desvaneció.
—Mierda —susurró Jungkook.
—Elementales —dijo Taehyung con sabiduría.
—Son ridículos —Hoseok murmuró con buena intención.
El grupo de baile resultó ser seguir a Hoseok y Jimin lo mejor posible para hacer patrones en la luz que Yoongi aportó. Lograron hacer un vago dibujo de una mariposa y un montón de flores. Ocasionalmente añadían explosiones con sus manos, explosiones de color que se desvanecían en la oscuridad como fuegos artificiales. Yoongi cambió el color a blanco y crearon un mar sobre el. Luego a negro y lo cambiaron a nebulosas y estrellas enanas como el libro que Yoongi leyó una vez.
Jungkook pensó café y creó un pequeño globo en el aire.
—Pluto —dijo en respuesta a la cara interrogante de Yoongi.
Yoongi sonrió.
——
Se detuvieron a medianoche, después de que Jungkook bailara un muy entusiástico (y terrible) tango con Taehyung, después de que bailara swing con Jimin y tuviera un vals con Yoongi, riéndose mientras dejaba que Yoongi lo guiara. Jungkook estaba sudado y exhausto y sus costillas dolían de tanta risa. Se sentía bien, como si hubiera bebido de esos jugos para limpiar el cuerpo que su madre siempre hacía, pero mil veces mejor
Estaba enamorado, pensó. De este mundo, con su lugar en el.
(Quizás con Yoongi, también. Algún día. Inevitablemente.)
——
El invernadero de Hoseok era como otro mundo. Jungkook no creía haber visto tanto color en su vida, o tantos tipos de plantas. Colgaban del techo y estaban en maceteros y en las paredes. Toda la pared trasera estaba llena de vegetales, hierbas y unos cuantos árboles de frutas. Había otra sección de plantas repletas de flores y Jungkook tuvo que apartar muchos helechos tropicales para encontrar a Hoseok en su lugar de trabajo, sentado al medio de todo, amarrando lo que parecían ser hierbas secas.
—Salvia —explicó cuando Jungkook se paró a su lado —Buenas para limpieza.
—¿Las vendes? —preguntó Jungkook.
Hoseok asintió —En la tienda. También hago entregas y ofrezco servicios de limpieza a las casas y unas cuantas técnicas curativas básicas. Remedios, cosas así.
Le indicó a Jungkook que se sentara frente a él y le enseño cómo amarrar bultos de hierbas. El olor a savia era relajante, mezclado con el olor general a tierra del invernadero. Podía ver por qué Hoseok pasaba tanto tiempo aquí, por qué los demás eran atraídos, también. Jin durmiendo en forma de gato, Taehyung dibujaba diseños en medio de todas las flores, Namjoon tarareaba para sí mismo mientras ayudaba a Hoseok a regar las plantas.
(—Es mejor cuando logro que Yoongi me ayude —dijo Hoseok, en un susurro conspirador —Puede mover el agua de la fuente y cubrir todas las áreas. Usualmente tengo que sobornarlo con comida gratis, pero lo vale.)
Hoseok le contó sobre su familia en Gwangju. Su padre era profesor, pero casi todos ayudan con el negocio familiar. Su invernadero familiar era dos veces más grande que su modesto invernadero aquí. Le contó cómo pasó su infancia ayudando a las plantas y siguiendo a su madre y abuela al bosque para conseguir plantas raras. Como su abuela pasaba su mano por el tronco roto de un árbol y se arreglaba sin ninguna cicatriz. Como, cuando todavía aprendía a controlar su magia, la hiedra se expandió por cada rincón de su habitación y cubrió por completo su techo. Como siempre había podido sentir el tirón de la Tierra, el peso de ella bajo sus pies.
—Creo que mi familia estaba un poco triste —dijo Hoseok mientras Jungkook lo seguía para hacer una entrega de remedios curativos a una señora anciana en el vecindario —cuando dije que quería estudiar danza y producción musical. Pero lo entendieron, también. Mi madre me dijo que todos tenemos que encontrar nuestro propio camino —se alzó de hombros y sonrió —el mío terminó trayéndome de vuelta, de todas formas.
—¿Te arrepientes de eso? —preguntó Jungkook, esperando desesperadamente no ser demasiado insensible con la pregunta.
Hoseok sacudió su cabeza. —No. Quiero decir, extraño hacer presentaciones con Joon y Yoongi, pero esto es bueno, también —tocó uno de los árboles que crecían frente a la casa de la señora —Mi abuela siempre me dijo que éramos más susceptibles a la gravedad que el resto. Que la Tierra siempre nos traerá de vuelta. Quizás era inevitable. De todas formas, no es malo —tomó la mano enguantada de Jungkook para ayudarlo a subir las escaleras —Vamos, te mostraré por qué.
La mujer les dijo que su nombre era Maxine y era pequeña, encorvada por su edad, con una mano desgastada en su bastón. Pero sus ojos azules brillaban con una chispa de juventud y su cabello largo y blanco caía en sus hombros como una cascada. Aceptó agradecida los remedios de Hoseok (—me ayudan a engrasar mis articulaciones crujientes — explicó) con un beso en la mejilla e insistió en alimentarlos.
Jungkook se sentó en un sofá floral con un gato ronroneando en su regazo y un plato lleno con sándwiches y galletas, escuchando cómo Maxine le contaba emocionada los descuentos que le hacía Hoseok (— a diferencia de los vendedores más grandes, estafadores, la mayoría de ellos —le contó Maxine) y cómo sus remedios la habían ayudado a evitar una enfermera.
Hoseok rechazó su alago, pero estaba sonriente y sonrojado a la vez, y Jungkook entendió, entonces.
—La magia puede ayudar a las personas, ¿cierto? —soltó cuando estuvieron de vuelta en la vereda.
Hoseok se detuvo, a mitad de envolver su bufanda en su cuello. —Sí, Kook, realmente lo hace. Quiero decir, hay oscuridad en todo. Hay estafadores, como dijo Maxine, que pretenden tener remedios mágicos, pero no lo hacen. Y hay magia negra, también, que puede causar un montón de daño, pero... —se detuvo y Hoseok raramente pensaba sus palabras, así que debían ser importantes —Pero la tierra está llena de magia. Está destinada a estar aquí. Ha estado aquí desde el principio. Como los árboles y el océano y la luna —estiró su mano para apretar la mano de Jungkook de nuevo, con su cara abierta y dolorosamente cariñosa —La magia no es malvada, Jungkook-ah. Simplemente es. Tenemos que decidir qué queremos ser.
Miró de nuevo la puerta azul de Maxine. —Y quiero usar la mía para ayudar a las personas.
Jungkook apretó la mano de Hoseok —Eso es bueno, Hoseok-hyung. Gracias...por mostrarme.
Hoseok le sonrió, brillante como siempre —Cuando quieras, Jungkook-ah.
También quiero ayudar a las personas, fue lo que no dijo Jungkook. Simplemente no sé cómo hacerlo.
Quizás, simplemente necesitaba esperar.
——
Estos días, pasaba más noches en casa de los chicos que en su departamento, y usualmente eran pacíficos. El sillón era incluso más cómodo que su cama y le gustaba la magia relajante que impregnaba el aire.
Pero una noche, a mitad del invierno, despertó con un estruendo. Una taza se rompió en el suelo, a su lado, y se sentó con un aterrado sobresalto. Otra taza voló a su cabeza, forzándolo a quitarse del camino, saltando desde el sofá al otro sillón. Un sonido raspó sus oídos, un grito bajo y penetrante, y miedo y rabia impregnaba tanto el aire que prácticamente podía saborear la agria quemada en su boca.
Un fantasma, se dio cuenta al fin su cansada mente. Es un fantasma.
Se escondió detrás del sillón, usándolo como escudo ante el plato que llegó volando, e intentó hacer un plan de escape. Hasta donde sabía, el fantasma estaba entre él y la puerta al pasillo, pero quizás si corría...
Pasos. Pasos humanos.
Se atrevió a mirar por la cima del sillón y vio a Jimin aparecer en la puerta, su silueta reflejada por la luz de la luna.
—Jungkook-ah —dijo, con la voz cuidadosamente calmada —ven hasta aquí.
Otro grito furioso por parte del fantasma. Jungkook no podía verlo, pero podía sentirlo, su forma. Como que el aire estaba comprimido a su alrededor, creando un vació en la habitación.
—¿Estás seguro-? —susurró.
—Jungkook —la voz de Jimin era como metal —ven aquí —estaba estirando su brazo y no tenía miedo, se dio cuenta Jungkook. Estaba proyectando un aura estable en el aire, ya sea para calmar a Jungkook o al fantasma. O a ambos. Es todo lo que Jungkook podía sentir, lo cual era desconcertantes después de haberse acostumbrado a las emociones brillantes de Jimin.
Pero nada de eso importaba ahora. Tenía que moverse.
Se puso de pie y corrió lo más rápido que pudo hasta Jimin. Algo más, un jarrón, llegó volando hasta en y se quedó parado en el aire, atrapado por la magia de Jimin. El fantasma rugió y Jungkook tembló bajo la fuerza de su furia. Mierda, despertó en una película de terror.
Luego la mano de Jimin tomó la suya y los pensamientos de Jimin se estrellaron en su cerebro: ve hacia arriba ve hacia arriba ve a la habitación de Yoongi es el lugar más seguro de la casa...
—¿Qué hay de ti? —susurró Jungkook.
Jimin apretó su mano. Estaré bien es lo que hago, ¿recuerdas? Y Jin está sellando el comedor va a entrar si algo malo pasa así que ve donde Yoongi ahora.
—Está bien —aceptó Jungkook, sabiendo que necesitaba confiar en Jimin. Aun así, presionó la mano de Jimin fuertemente —Cuídate.
Jimin le sonrió, reconfortándolo. Estaba en su pijama de puntos y con su bata, su cabello rubio era un desastre, pero se sentía poderoso, más grande que el comedor y que el fantasma furioso.
Esto es lo que hago, ¿recuerdas?
Jungkook se fue. Seokjin estaba parado en el pasillo y también le dio una sonrisa reconfortante a Jungkook. —No te preocupes, Jungkook-ah. Esta no es la primera vez —apuntó la escalera con su cabeza y mientras Jungkook pasaba por su lado, notó un papel con símbolos en el.
Hechizos, supuso. Para sellar la habitación y mantener al fantasma encerrado.
(Y a Jimin encerrado con el dentro)
Tuvo un escalofrío y siguió moviéndose, subiendo las escaleras hasta el segundo y luego tercer piso. La puerta de Yoongi era la última del pasillo y ya se estaba abriendo mientras se acercaba, revelando a Yoongi poniéndose su bata. Estiró una mano y Jungkook entrelazó sus dedos.
Tranquilo tranquilo te tengo estás a salvo entra...
Fue solo entonces que Jungkook se dio cuenta de que estaba temblando de pies a cabeza, devastado con su propio terremoto personal.
—Perdón —susurró, pero Yoongi sacudió su cabeza y lo llevó hasta la habitación. Taehyung, Hoseok y Namjoon ya estaban ahí y una barrera cubrió la puerta cuando Yoongi la cerró de nuevo.
Solo había estado en la habitación de Yoongi unas cuantas veces, pero siempre la encontró como un lugar confortante. Limpio y organizado, con un estante lleno de libros y una silla por la ventana, en la cual estaba sentado Hoseok. Namjoon estaba en la silla de ruedas cerca del escritorio y Taehyung en la cama de dos plazas, sentado con su espalda contra la pared. Las paredes de Jimin y Taehyung estaban llenas de arte, mientras que las de Yoongi estaban casi vacías, con un mapa, una tabla con constelaciones, un poster réplica del cuadro de Andres Achenbach, un regalo de Taehyung (porque le recuerdo a una tormenta.)
La cama de Yoongi estaba cubierta de mantas porque el calefactor de la casa no era el más confiable y siempre hacía frío. Jungkook se enterró bajo ellas, acurrucándose contra Taehyung mientras Yoongi se posicionaba a su otro lado y otro estruendo se escuchó en el piso de abajo.
—Jimminie estará bien —murmuró Taehyung, aunque se veía un poco asustado bajo su determinación —es bueno en esto.
Aun así, todos se sentaron nerviosos en silencio por lo que se sintieron horas. Yoongi acarició su cabello, al parecer por instinto, sus ojos en algún lugar lejano, y Jungkook amaba mucho la sensación como para decir algo, a pesar de la sonrisa ligera que le dio Taehyung, como si supiera.
Finalmente, finalmente todo se quedó en silencio y el miedo y furia que Jungkook podía sentir incluso tres pisos más arribas y dos barreras mágicas, se desvaneció hasta que solo quedo el eco.
—Creo que estamos a salvo —susurró justo antes de que Seokjin les gritara que había terminado.
El comedor parecía haber sido arrasado por un huracán, escombros por todos lados, las cortinas rajadas, los muebles dados vueltas. Jimin estaba en el centro, sentado en el sofá con su cabeza en sus manos. Tenía un corte en su mano y sangraba lentamente y Taehyung dejó salir un sonido bajo y afligido. Corrió para envolver a Jimin en sus brazos.
—Era una niña —dijo Jimin entre sus dedos y Jungkook podía sentir el peso de su pena contra sus costillas —Siete años. Su hermano...su hermano mayor la ahogó.
Taehyung lo acercó más y besó su cabeza. Yoongi hizo un pequeño ruido de enojo. Estaba asustada, se dio cuenta con una sensación de hundirse. Le recordaba al hermano que la mató.
De pronto, se sintió enfermo.
—¿Está...está bien? —preguntó e inmediatamente hizo una mueca ante la pregunta. ¿Los fantasmas pueden estar bien?
Jimin finalmente levantó su cabeza. Sus ojos estaban rojos y había un corte en su mejilla, pero asintió. —Lo está. Siguió adelante.
Taehyung besó su cien. Su mejilla ensangrentada. La esquina temblante de su boca. —Lo hiciste bien, Jiminie.
—No se siente suficiente —susurró Jimin y un silencio pesado le siguió a la confesión, pero tenía razón. No lo era. ¿Qué clase de hermano asesinaba a su hermana? ¿Qué clase de mundo está lleno de niños que morían jóvenes?
No por primera vez, Jungkook, mientras miraba la expresión embrujada de Jimin, se preguntó sobre los costos de sus habilidades.
—Prepararé té —finalmente anunció Seokjin mientras se abría paso entre el mar de vidrio roto hasta la cocina.
Pasaron el resto de la noche limpiando, acomodando los muebles y haciendo un inventario de lo que se rompió (la mitad de los platos, dos jarrones, un macetero, una lampara y una silla en la cocina). Jimin se recuperó cuando las primeras señales del amanecer se pusieron en el cielo, de negro a azul, sonriéndole agradecidos a todos.
—Gracias —dijo. Miró a Jungkook. —¿Estás bien?
—Estoy bien —insistió Jungkook a pesar de que todavía se sentía agitado. Sus nervios no eran nada, en realidad, en comparación.
—Es sábado —dijo Namjoon —yo digo que todos volvamos a la cama.
Murmullos cansados de aceptación se escucharon en la habitación y Taehyung tomó la mano de Jimin para llevarlo hacia arriba, Seokjin, Namjoon y Hoseok caminando tras ellos. Jungkook miró dudoso el sillón. Preferiría no dormir allí de nuevo, no con las consecuencias de todo lo que acababa de pasar, el miedo que seguía desapareciendo. Quizás debería irse a su departamento. Era solitario ahí, usualmente, pero-
Un tirón en su manga. Yoongi.
Vamos, articuló con su boca y apuntó las escaleras.
—¿Estás seguro? —preguntó Jungkook, patéticamente desesperado para que le dijera que sí, pero también sin querer entrometerse.
Yoongi asintió. Tiró de su manga de nuevo.
Jungkook aceptó fácilmente. Se permitió ser llevado a las escaleras y luego a la habitación de Yoongi. Se metió bajo las mantas y suspiró por la calidez, por la presencia de Yoongi junto a él.
—Gracias —le susurró a Yoongi.
Yoongi le sonrió y acarició su cabello. Gentilmente deslizó sus dedos por la cara de Jungkook, para que pudiera escuchar duerme fuerte y claro. El toque era tan ardiente como relajante y Jungkook presionó su cara en la almohada para ocultar el sonrojo en sus mejillas, la sonrisa que se apoderó de su cara.
—Está bien, hyung —susurró, pero fue la respiración de Yoongi la que se calmó primero.
Con cuidado, con mucho cuidado, Jungkook presionó su palma contra el pecho de Yoongi, contra la suave tela de su suéter. Sintió la subida y bajada de su respiración, el pulso estable de su corazón.
Vida, todavía. A pesar de todos los fantasmas.
—
Desde entonces, en vez de dormir solo en el sillón, Jungkook se encontró en la habitación de Yoongi, acurrucado en su cama junto a él.
Y debería detenerse, lo sabía. Yoongi solo estaba siendo amistoso, estaba apoyandolo y siendo amable, mientras que Jungkook codiciosa y egoístamente quería más. Imaginaba, a veces, cómo sería inclinarse y besar Yoongi. Cómo se sentirían los labios de Yoongi contra los suyos y como las manos de Yoongi envolverían su cara.
Debería detenerse, pero amaba la calidez demasiado. Era un cobarde y solo se acercaba más en vez de alejarse.
——
Taehyung era de un pequeño pueblo en Daegu y la magia era rara en su familia. Saltó de su abuela hasta él y se saltó a sus padres por completo.
—Por eso me fui a vivir con ella en Busan —explicó Taehyung mientras tomaban el metro hacia el norte. Era tarde, o quizás temprano, pero el tren estaba casi vacío. Taehyung parecía existir en las horas más raras. Decía que tenía que ver con la magia, con el velo entre este plano de existencia y el otro siendo más débil, pero Jungkook sospechaba que simplemente tenía que ver con Taehyung —para que ella me pudiera enseñar.
—¿Por cuánto tiempo viviste con ella? —preguntó Jungkook.
—Catorce años —dijo en voz baja —murió hace dos años.
La pena era algo sutil, suavizada por el viento, pero Jungkook todavía sentía el dolor, lo suficiente como para estirar su brazo y acariciar el hombro de Taehyung por la tela de su abrigo. Sonrió en gratitud. —Me enseño todo lo que sé.
—¿Era vidente también?
—Sí. Mucho mejor que yo.
El tren se detuvo en una estación, estaban en algún lugar de Harlem, creyó Jungkook y Taehyung lo hizo bajarse. Dejaron la vía pública principal atrás bastante rápido y a esta hora, tan tarde, o temprano, las calles estaban vacías y tranquilas. Se sentía como una ciudad diferente, como si él y Taehyung fueran las dos únicas personas vivas.
La hora de las brujas. Finalmente entendió a qué se refería.
En una de esas calles vacías había un pequeño teatro y Taehyung se paró frente a el.
—Conozco al dueño —explicó mientras sacaba un trozo de papel de su bolsillo —así que no estamos entrando a la fuerza o algo así.
Presionó el papel contra la puerta y murmuró un hechizo. El cerrojo sonó. Atravesaron el vestíbulo, con su alfombra roja un tanto desteñida, pasada de la tienda donde vendían comida. Atravesaron las puertas desgastadas hacia el pasillo con asientos vacíos. Era un espacio más grande del que Jungkook esperaba, con un balcón y un techo anticuado.
—Estaba condenado a ser destruido —explicó Taehyung mientras subía al escenario —Pero Carlos y su esposo lo compraron y lo arreglaron. Creo que quieren etiquetarlo como un edificio histórico.
Se estiró en el piso de espaldas y le dio palmaditas al lugar que estaba a su lado. Jungkook se estiró a su lado con una risa baja, sintiéndose un poco ridículo, curioso de por qué Taehyung lo trajo a este lugar.
—En realidad no tengo nada que enseñarte sobre la magia —dijo Taehyung después de un momento —No soy bueno enseñando, en realidad. No como Namjoon o Jin. Pero pensé que podrías aprender un poco más de mí, si quieres.
Jungkook dio vuelta su cabeza para apoyarla contra la de Taehyung. Taehyung, quien le dijo que volviera el jueves por la tarde a la tienda y cambió su vida. Taehyung, quien siempre estaba estresado por su título y su carrera, pero nunca lo suficiente como para no dejar tiempo para el resto. Taehyung, quien era un ancla para Jimin y teñía el cabello de Yoongi con su magia y vivía con un pie en un futuro que nadie podía ver.
— Por supuesto que quiero —dijo Jungkook, con el corazón lleno, de pronto —cuéntame sobre el misterioso Kim Taehyung.
Taehyung se río. —No soy realmente misterioso. Eso es solo la cosa de ser vidente.
—Bueno, cuéntame sobre el Kim Taehyung ordinario, entonces.
Así que Taehyung lo hizo. Le dijo que venía al teatro porque el silencio lo ayudaba a pensar. Dijo que estaba aterrado cuando llegó por primera vez a Estados Unidos, porque no era su plan original. Nunca lo vio venir. Pero no podía dejar que Jimin fuera solo.
(—Siempre hemos estado juntos —explicó Taehyung, la voz suave con amor antiguo y establecido —desde que éramos niños. No quería que eso cambiara.)
Dijo que ahora amaba Nueva York y que no quería irse, incluso si eso significaba que siempre sería algo como un extranjero de una forma que no lo sería si regresara a corea. Dijo que su magia era silenciosa de una manera en que la de los demás no, pero prefería eso. No necesitaba nada llamativo, solo sentirlo profundo dentro de su medula era suficiente para mantenerlo estable. Se enojaba, sin embargo, cuando las personas pensaban que podría prenderlo y apagarlo, le pedían que les dijera el futuro como si las cosas que recibía dependieran de él.
(—Todos esos adivinos, la mitad de ellos no sabe una mierda. Solo lo inventan. El futuro es demasiado impredecible para ese tipo de profecía.)
Dijo que alguna vez quiso ser cantante, antes de que descubriera diseño de modas cuando estaba en la secundaria y nunca miró atrás. Su carrera puede que lo esté matando, pensaba, pero habría valido la pena.
—Me gusta Kim Taehyung —dijo Jungkook cuando el reloj de su celular mostraba las tres a.m. y la voz de Taehyung se había vuelto áspera.
—Bien —dijo Taehyung con otra risa —me gusta Jeon Jungkook y creo que debería ser mi modelo para mi presentación de último año.
Jungkook se sentó. —¿En serio?
Taehyung levantó una ceja. —¿Te has visto? Por supuesto, lo digo en serio. Y para las fotografías de mi portafolio, también.
Jungkook todavía se sentía inseguro sobre eso. Claro, se ejercitaba, se cuidaba, pero nunca se consideró material para modelar. Confiaría en Taehyung, sin embargo, si esto es lo que Taehyung quería. Incluso si moría de vergüenza intentando caminar por una pasarela.
—Claro —dijo, y Taehyung gritó. Lanzó sus brazos por el cuello de Jungkook y lo tiró al piso de nuevo, ignorando los gritos de protesta que escapaban de la boca de Jungkook.
—Y lo has hecho —continuó hablando Jungkook cuando se habían acomodado de nuevo, acostados el uno al lado del otro. Necesitaba que Taehyung supiera esto, pensó, porque se veía inseguro, con dudas por todos lados —Me enseñaste sobre la magia.
La magia no siempre era un río o un océano o una tormenta. No siempre era visible como las plantas de Hoseok o como cambiar de forma como Seokjin. Simplemente podía existir, silenciosa, bajo la superficie. Como un lago quieto con aguas profundas.
Y de esa forma, podía ser suficiente, también.
—Llámame Yoda, entonces —dijo Taehyung y desordenó el cabello de Jungkook.
——
Aprendió la historia de la voz de Yoongi en inicios y paradas y piezas esparcidas en los días muertos de invierno. De Hoseok y de Namjoon y del mismo Yoongi.
Había un chico, le dijo Namjoon. Tercer año de universidad. En ese entonces, los tres ya estaban haciendo música, Namjoon y Hoseok eran dos estudiantes de segundo año transferidos, se cambiaron porque conocieron a Yoongi y vieron todo el resplandor en el estudio de intercambio y vieron un futuro que querían perseguir. Yoongi lo amaba.
Algo pesado en la voz de Namjoon sugirió que el chico no amaba a Yoongi de vuelta. Al menos, no en la misma forma.
Era un imbécil, dijo Hoseok, arrancando hierbas malas del invernadero con veneno, algo no muy usual en él. Lo odiaba.
Fue jodidamente estúpido, escribió Yoongi en su celular, sentado junto a Jungkook en la banca del piano que se encontraba en el sótano, uno que llevaba al jardín y que funcionaba como sala de práctica para Jimin y Hoseok. El piano estaba frente a las ventanas grandes y a las puertas, la madera café iluminada por el sol, y Yoongi lo tocaba menos de lo que solía hacerlo. Y ciego.
Eso no es cierto, quiso decir Jungkook, pero no sabía si tenía el derecho.
El chico estaba lleno de insultos y juicios. Hacia la apariencia de Yoongi y su magia y su música. Y Yoongi, tan fuerte y frágil, le creyó demasiado.
Hizo que Yoongi se sintiera menos, dijo Namjoon, con sus dedos apretados fuertemente en la taza de café. Intentó hundirlo porque se sentía intimidado. Porque quería ser quien reluciera más.
Lo odiaba, repitió Hoseok desde el otro lado de la mesa. Debí golpearlo en la maldita cara. Repetidamente.
La relación duró casi un año, y durante ese tiempo Yoongi solo creció, a pesar de los intentos del chico para evitarlo. Los tres, Namjoon, Hoseok y Yoongi, comenzaron a hacer presentaciones, comenzaron a publicar música en SoundCloud y a la gente le gustaba. La gente quería escuchar más.
Podemos hacer esto, pensamos, escribió Yoongi arriba del cuaderno de Jungkook, las palabras temblorosas por los dedos de Yoongi. Podríamos ser algo.
El chico no quería eso. El chico quería que eligiera; él o la música.
Elegí la música, susurró Yoongi a la mente de Jungkook mientras estaban acostados en la cama. Los dedos de Yoongi descansaban en la piel desnuda del brazo de Jungkook. Y me odió por eso.
Debimos haberlo previsto, dijo Hoseok.
Debimos detenerlo, dijo Namjoon.
Debí saberlo, escribió Yoongi.
Pero no lo hicieron, y Yoongi volvió al departamento que alguna vez compartieron para llevarse sus cosas y caminó directo a una trampa.
Había un sello de encuadernación dibujado justo en el piso, escribió Yoongi con sus dedos temblorosos. No tenía ni una oportunidad.
El chico hizo que sus amigos lo ayudaran. Necesitaron a cuatro, aparentemente, para mantener a Yoongi bajo control lo suficiente para completar el ritual. Después, Yoongi despertó en una banca de la facultad, mareado y enfermo, con su magia peligrosamente inestable y sin voz.
Todo se destrozó un poco, después de eso.
Casi lo perdimos, dijo Namjoon con una expresión lejana, una mueca en su cara. Estuvimos tan cerca de perderlo.
Intenté hacer algo realmente, jodidamente estúpido, escribió Yoongi mientras sacudía su cabeza, sus palabras llenando el margen del cuaderno de química de Jungkook. Un ritual para recuperar mi voz. Casi me mató. Hobi me encontró.
No entró en más detalles, pero el horror de la memoria seguía en la cara de Hoseok cuando hablaba de ello, cuando dijo, pensé que se había intentado matar. Pensé que la ambulancia no iba a llegar a tiempo. Pensé que iba verlo morir.
Tomó mucho tiempo, sospechó Jungkook, para que Hoseok perdonara a Yoongi. Tomó incluso más para que volvieran a la normalidad. Yoongi tuvo que dejar la universidad por un año y terminó un año después y se graduó junto a Hoseok y Namjoon. Tuvo que ver a un especialista para poner bajo control su magia. Tuvo que tomar clases de lenguaje de señas en la noche en un centro comunitario, con Hoseok y Namjoon a su lado, practicando señas bajo las luces fosforescentes.
Namjoon fue quien tuvo que decirle a su familia, pero Yoongi aún escuchaba a su madre llorar en el celular. A través de Namjoon, tuvo que convencerla de dejarlo quedarse en Estados Unidos, de que estaría bien.
Los tres dejaron de hacer presentaciones, dejaron de producir, también, porque la herida era demasiado ruda y sangrienta y no sabían cómo cerrarla aún. Buscaron lo que más pudieron, hablaron con cada experto que pudieron encontrar, pero la voz de Yoongi se había ido. Vendida, probablemente, a alguien quien quería la magia que todavía permanecía por un conjuro.
Hay todo un maldito mercado para cosas como esas, dijo Hoseok con disgusto. Es horrible.
Eventualmente lo dejamos ir, susurró Yoongi en su mente en la noche. Lo superamos. La tienda nos dio algo en qué concentrarnos.
Todavía había pena por la perdida en él, Jungkook podía sentirlo. El dolor de lo que podría haber sido. Lo que habría sido.
Lo siento, fue lo que no dijo Jungkook, sabiendo que Yoongi no necesitaba escucharlo. Que Yoongi estaba aquí y Yoongi era fuerte y Yoongi realmente estaba bien, la mayoría del tiempo. Había malos días, todavía. Los Días Malos, los llamaba Namjoon, cuando la tristeza se volvía sofocante y no dejaba que Yoongi se concentrara en nada, incluso lo privaba de interactuar con ellos, a veces no podía salir de la cama.
(Aprendieron, dijo Namjoon, cuando Yoongi necesitaba tiempo para estar solo en los Días Malos y cuando necesitaba compañía. Necesitaba que alguien ocupara el mismo espacio que él; Taehyung en la silla dibujando, Namjoon leyendo un libro en voz alta, Jimin trabajando en sus asignaturas en la cama, Hoseok poniendo flores en maceteros, Seokjin contando chistes estúpidos.
Y un día, será el turno de Jungkook y se meterá a la cama junto a Yoongi y envolverá sus brazos por la cintura de Yoongi, y Yoongi se dará vuelta, se acurrucará en él, dejará que Jungkook tome un poco de la tristeza y ambos respirarán en el silencio de la habitación. Inhala, exhala, inhala, exhala...)
Lo siento, fue lo que no dijo Jungkook. Creo que eres increíble.
Simplemente optó por presionar su frente contra la cien de Yoongi y dejar que su magia se entrelazara hasta que calmara la tormenta en los pensamientos de Yoongi.
——
Le pidió a Jimin que lo llevara a Coney Island, a pesar de que apenas era primavera y el viento todavía tenía dientes. Jimin sonrió, los envolvió en bufandas y gorras y suéteres y tomaron el tren hacia el sur en un domingo por la tarde.
El sol estaba puesto, bailando por encima del mar, incluso si su calidez no combatía el frío que había.
—¿Extrañas Busan? —preguntó Jungkook mientras estaban en la cima de la costa, dejando que el mar mojara sus botas. Podía sentir el agarre/tirón de la marea en su pecho, podía sentir la forma en que el agua se extendía hacia abajo, hacia el centro de la tierra y entendió por qué la gente antigua adoraba esta increíble y terrible fuerza de la naturaleza.
—Sí, a veces —dijo Jimin —Especialmente en el verano. Pero soy feliz aquí. ¿Tú lo extrañas?
—Extraño el océano —decidió, pero no podía pensar en nada más. Busan era sofocante, sus padres eran sofocantes y no podía esperar para escapar. No había mirado hacia tras desde entonces.
Jimin asintió y unió sus brazos. —Puedes sentirlo, ¿cierto? ¿en tus huesos?
—Sí —dijo, todavía sorprendido.
—Supongo que eso es lo que pasa cuando naces en el mar.
Caminaron por el paseo entablado y le compraron pretzeles dulces a uno de los vendedores ambulantes. Se los comieron en una banca junto a la noria donde Jimin habló un poco más de Busan.
—Vengo de una familia grande —dijo —todos médiums. Tienen un negocio, hacen sesiones de espiritismo y limpian casas y cosas así. Creo que querían que participara, después de la universidad, pero quiero encontrar mi propio camino —se río —todos estaban siempre en el mismo negocio en mi familia y necesitaba saber quién era Park jimin, sin toda la influencia, ¿sabes?
—Sí, lo hago —respondió Jungkook, porque huyó por muchas de esas razones.
—Quiero decir, aún los llamo una vez a la semana, pero la distancia es buena por ahora.
—¿Es difícil? —preguntó Jungkook, pensando en la chica ahogada en su comedor y las lágrimas en la cara de Jimin —¿Estar rodeado por tanta muerte?
—A veces —dijo Jimin, limpiando la azúcar de sus dedos en sus pantalones —pero creo que más que nada me ha hecho apreciar más la vida. Y me agrada que pueda ayudarlos, al menos un poco.
El corazón de Jungkook dolió. Jimin, tan amable —Creo que los ayudas más que un poco.
Los ojos de Jimin eran suaves y su sonrisa agradecida era gentil pero un poco insegura. Como si no estuviera seguro de que creía las palabras de Jungkook, pero de igual forma las apreciaba. —Gracias.
Sintiendo que era tiempo de cambiar de tema, Jungkook se metió el resto de su pretzel en la boca y se puso de pie —Vamos —dijo, amortiguado por tener la boca llena, y fue premiado con una risa por parte de Jimin —Quiero ir a la noria.
Jimin la miró titubeante, pero se dejó arrastrar —No lo sé...
—Ni siquiera es tan alto —insistió Jungkook —y puedes sostener mi mano todo el tiempo. —estaba usando guantes, pero aun así podría sentir si Jimin se ponía demasiado nervioso, lo ayudaría a mantenerlo calmado.
—Oh, bueno, si darle la mano a un chico lindo está en la mesa —dijo sonriendo Jimin, con un movimiento exagerado de sus cejas y entrelazó sus dedos.
Jungkook se río a través de su sonrojo, murmuró un "cállate" y llevó a Jimin al mostrador a comprar entradas.
——
Estaba enamorándose. De este mundo mágico y su lugar en el. De Yoongi.
Y no sabía que el amor podía ser una culminación de momentos silenciosos, pero aquí estaba, con una caja llena de ellos:
Yoongi, quedándose dormido en el tren, desplomándose contra el por segundos, hasta que su cabeza estuvo descansando en el hombro de Jungkook y todo el lado derecho de Jungkook estuvo cálido con su peso.
Yoongi, caminando junto a él mientras seguían a Taehyung a través de una exhibición en el museo de arte moderno, con su expresión ligeramente descontenta, pero con su cabeza inclinada para escuchar cada explicación que Taehyung daba sobre una escultura rara o una pintura con varios tonos de rojo.
Yoongi, temprano en la mañana con su cabello desordenado y su cara hinchada por el sueño, tocando un ritmo en el brazo de Jungkook que era su propia versión de un hola. Sus pensamientos arrastrándose lentamente por su mente, pero con una sonrisa gentil en su cara.
Yoongi, calentando el café de Namjoon por él mientras Namjoon estaba demasiado enfocado en una discusión con Hoseok para notarlo. Sus dedos presionados a un lado de la taza hasta que estaba caliente de nuevo. Y Namjoon tomaba un sorbo sin pausar, sin notar que estuvo frío para comenzar, pero Yoongi sonreía, satisfecho.
Yoongi, cuando dejaba que Taehyung tiñera su cabello azul y le preguntaba a Jungkook si le gustaba el color en palabras escritas en el cuaderno de Jungkook. Jungkook enterraba su dedo en los mechos de cabello azul como el mar, tragando contra el agarre/tirón en su pecho que se sentía como la marea entrando y respondía sí, hyung, me gusta.
Yoongi, dormido en el escritorio de su computadora en la parte trasera de la tienda, con sus lentes torcidos en su cara y el libro de contabilidad en la pantalla. Se despertaba cuando Jungkook dejaba té a su lado y lo arropaba con una manta, pero su sonrisa era suave suave suave y sus ojos eran suaves suaves suaves y estiraba su mano para rozar la mejilla de Jungkook para que pudiera escuchar un adormilado gracias, y la misma tierra se movía bajo los pies de Jungkook.
Yoongi, apareciendo en la puerta de su departamento con comida después de que Jungkook estuviera hundido en dos días de estudio frenético. Lo dejaba en el mostrador y chasqueaba la lengua ante el desastre de la cocina de Jungkook y comenzaba a limpiar, ignorando la insistencia de Jungkook sobre que podía hacerlo él mismo, a pesar del hecho de que estaba exhausto y tembloroso por tanto café. Cuando terminaba, le daba una mirada a Jungkook, debía ver la expresión cansada de Jungkook y lo abrazaba. Dejaba que Jungkook se hundiera en el centímetro a centímetro hasta que lo estaba sosteniendo por completo, con sus dedos en la parte trasera de su cuello para hacerle saber shh, te tengo, Kook, estoy aquí. Estoy aquí aquí aquí.
Yoongi, cubierto de suéteres y bufandas, quejándose por la nieve que permanecía.
Yoongi, bajo las luces del Tompkins Square Park, riéndose con su risa rasposa mientras Jimin intentaba enseñarle a Jungkook cómo hacer un giro que aprendió en clases, ambos tropezándose y riéndose tanto que sus costillas dolían.
Yoongi, comiendo brochetas de cordero con él, en el mismo restaurante que antes, con sus piernas amontonadas bajo la mesa pequeña y sus dedos sucios y los ojos brillantes de Yoongi bajo la tenue luz. Le estaba mostrando a Jungkook cómo deletrear cordero en lenguaje de señas con una mano mientras que con la otra sostenía la brocheta, usándola para indicarle a Jungkook cuando se equivocaba.
Te amo, pensó Jungkook, y sintió las palabras posicionarse en sus huesos como una verdad absoluta. Te amo.
— —
Y aquí estaba Yoongi ahora, en el piano en el sótano, tocando Claire de Lune a la luz de la luna. La casa estaba en silencio y Jungkook estaba sentado a su lado, viendo como los dedos de Yoongi se movían por las teclas.
Jungkook quería besarlo. Quería hacerlo desde hace semanas, incluso meses, pero aún estaba demasiado aterrado. Atrapado entre el deseo, la llama que se elevaba y todo lo que debería ser, lo que se esperaba que fuese. Había roto las reglas de sus padres sobre la magia y si rompía esto, su sueño de un futuro donde tendría una esposa y una casa agradable y un buen trabajo y les daría nietos, entonces dudaba que siguieran amándolo, y no estaba seguro si podía vivir con eso.
Pero aquí estaba Yoongi, dejando que la música se moviera a través de él mientras tocaba, con sus ojos cerrados, y aquí estaba todo el amor que Jungkook no sabía cómo mantener en su pecho, derramándose por todos lados.
La canción terminó y las manos de Yoongi se detuvieron en el piano. Sus ojos se abrieron y le sonrió a Jungkook, mostrando sus encías y un poco avergonzado, como si estuviera preocupado de que Jungkook se molestara por perderse tanto en la música. Y Jungkook juntó cada gota de valor, cada pizca preciosa de valor que tenía y se inclinó hacia adelante a pesar del nudo de terror que tenía en su estómago y sus manos temblorosas.
Los labios de Yoongi estaban fríos y ligeramente agrietados y sintió a Yoongi sobresaltarse, y escuchó el eco de su nombre, y Dios esta fue una pésima idea, ¿no es así? Arruinó todo, toda esta amistad y-
Shhh shhh ven aquí, pensó Yoongi cuando Jungkook comenzó a alejarse. Sus manos acunaron su cara, acercándolo nuevamente, y entonces Yoongi lo besó apropiadamente y todo lo que podía sentir Jungkook era calidez, en su corazón, en su sangre, en el desliz gentil de la lengua de Yoongi en su boca. Podía sentir el zumbido de los pensamientos de Yoongi, la prisa de su incredulidad, de su emoción.
Mierda Jungkook Jungkook Jungkook increíble fantástico no pensé que querías esto no quería presionarte te sientes tan bien maldita sea Jungkook...
Jungkook seguía temblando cuando se separaron, cuando Yoongi presionó unos cuantos besos ardientes en su mandíbula, en su mejilla, en su cien. Ya no había vuelta atrás, se dio cuenta. Ya no tenía que esconderse o romperse para encajar en la caja que sus padres crearon para él. Amaba este mundo y amaba a Yoongi y tenía tanto miedo, pero quería seguir corriendo en este futuro sin mirar hacia atrás.
Los dedos de Jungkook se deslizaron por su mejilla. ¿Estás bien?
—Tengo miedo —susurró Jungkook en el silencio de la habitación —Pero quiero esto. A ti. Lo que sea que terminemos siendo.
Los ojos de Yoongi estaban suaves suaves suaves mientras se acercaba y juntaba sus frentes, pasando sus brazos por la cintura de Jungkook.
Estoy aquí, Kook, me tienes. Lo prometo.
Lo sé, fue lo que no dijo Jungkook, porque todavía no estaba seguro de aquello. Pero lo estaría. Pronto, pensó, lo estaría.
—¿Bésame de nuevo? —le pidió, sintiéndose un poco atrevido.
Y Yoongi lo hizo.
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Detrás del cristal que ves
Ahora las modelos posan como chicas de revistas para adultos. Antes, la modelo era más sutil, con una actitud erótica, pero solapada. Es decir, se cruzaba de piernas y mostraba sus hombros. ¡Eso ya era sensual! Ahora posan abiertas de piernas y con media lengua afuera.
Lo mismo el modelo, que parece un taxiboy de un night club.
Gustos son gustos, pero a mí déjame imaginar, porque descubrir un tórax es más excitante que ver a un hombre desnudo de una. La imaginación juega un papel muy importante en la conquista. Una actitud arrogante y agresiva me enfría un poco. El modelo que cuelga su saco en la espalda, que mira de forma seria, es mucho más atrapante que esos raperos que gritan groserías, tipo villa 21, con medio torso por fuera.
Hoy vivimos en un mundo muy expuesto, tipo las canciones de Britney Spears, en donde ella se toca sus partes íntimas. ¿Pero a todos nos gusta que se pasen los límites? ¡No lo creo! Para mí, hay que dejar un margen para la ilusión, para la imaginación. A mí solo déjame dos botones desprendidos de la camisa en un hombre, que todo lo demás lo busco sola. No necesito ningún otro ingrediente.
Lo sensual, por ejemplo, no es lo mismo que lo sexual. Lo primero es como el vestíbulo de una casa; y lo segundo, como el dormitorio. Muchas veces gana alguien sensual y no alguien directo y sin escrúpulos.
Como ya dije antes, gustos son gustos...
El otro día me ponía a escuchar lo que decían las fanes de BTS en cuanto a la ideología del grupo musical. Según esa publicación, el grupo fomentaba un quiebre en los estereotipos que inventa la gente. Pero yo, al mismo tiempo, me cuestionaba ese pensamiento. ¿Acaso mucha gente no busca un estereotipo o una identidad en donde reconocerse? De hecho, la religión es también una identidad. Para muchas personas, el color rosado se asocia a la mujer, así como el cabello largo. Pues claro, romper con esos estereotipos es mostrar a un hombre con saco rosado; y a otro, con cabello largo. Pero lo cierto es una cosa: ¿qué hay con los que desean marcar la diferencia? Mezclar todo en una coctelera y que te dé lo mismo que un hombre use una falda, como un pantalón, es el pensamiento de algunos, y no de todos. Y eso también es formar como un estereotipo, porque impide y coacciona el sentir de otras personas. De alguna manera, obligar que un muchacho se ponga tacones altos y que camine como una mujer, solo para romper estereotipos, es negar la sensación de confort que sienten muchas personas al marcar la diferencia entre lo masculino y lo femenino. Entonces, en realidad, romper estereotipos no significa no crear uno nuevo: el descontrol, la dictadura de la manipulación del pensamiento individual y del derrumbe de todas las religiones, que siempre marcaron la diferencia entre un hombre y una mujer.
Lo que el grupo de BTS no se da cuenta es que existe una élite mundial que busca romper estereotipos para introducir la ideología del género como algo natural. De esa manera, para que ya no se distinga la diferencia entre un hombre y una mujer. Por otro lado, también que dé lo mismo todo y hasta que se cuestionen los límites en la edad, para introducir la pedofilia como una orientación sexual. ¡Algo aberrante y cruel!
Para mí, la diferencia entre un hombre y una mujer es abismal. No existe ni siquiera un punto de coincidencia. Eso es lo que yo pienso, por supuesto no coincide con el pensamiento de muchos.
Para una mujer fría, es necesario que un hombre quede desnudo para que ella se dé cuenta de su interés sexual. Para nosotras, otro tipo de mujeres, no necesitamos que el hombre saque media lengua afuera y se quede sin pantalones. Con la camisa algo abierta, una mirada fija, un tono de voz suave y grave, ya es suficiente. Todo el trabajo posterior lo hacemos nosotras. Una palabra masculina basta para que se nos caigan las medias; una fragancia de un perfume crea un ambiente ideal para una conquista.
Otras necesitan que les bailes, que les grites groserías, que te quedes desnudo; recién ahí se encienden, si es que lo hacen. Por eso, para muchas personas, romper estereotipos es eliminar todas esas diferencias entre lo femenino y lo masculino, sin tomar en cuenta la esencia y la idiosincrasia de muchas personas, que sienten diferente y que buscan esas diferencias de sexo, porque las necesitan.
Romper estereotipos es también una forma de crear uno nuevo, de inventar a alguien que le importa muy poco lo sexual y sus marcadas diferencias. Quebrar estereotipos es una forma de mezclar sentimientos dispares y meternos a todos en una misma bolsa.
Cuando yo veo cómo baila Jimin en la canción «Filter» en donde insinúa lo sexual a través de lo sensual, de los sentidos, de lo que no se muestra pero se expresa, me doy cuenta de que existen millones de mujeres que piensan como yo, que captan lo sexual a través de lo sensual y que no necesitan que un hombre se quite los pantalones para seducirla. De hecho, el cantante Jimin es el más popular entre las «Army» (ejército) en la Argentina. Y precisamente es porque Jimin tiene un estilo solapado, sensual e insinuado, y no sexualmente expuesto.
Algo parecido sucede con mi bombón, mi cantante preferido de BTS, llamado V. Cuando él modela para la firma Louis Vuitton exhibe una mirada seria, sutil. Aquella manera de encarar la pasarela y los trajes de marca, dan mucho más resultado que cuando baila en esos sitios tipo night club y juega con su cuerpo y gestos al estilo taxiboy.
Pero aclaro, no siempre todo es sexual o sensual. A mí, lo que más me atrapó de V fue su frescura, su franqueza al enojarse y esas actitudes de niño tan naturales. Para mí, lo sexual no está primero, aunque yo no sea una mujer fría. Porque pienso que en la vida pasamos más tiempo en otras actividades que acostados en una cama con la persona que amamos.
Gustos son gustos. También millones de hombres van detrás de modelos con media tanga afuera, como lo hace la cantante y modelo Tini Stoessel. También, muchas mujeres buscan la locura de los «strippers». Y no creo que ese tipo de hombres insinúen nada, sino que todo salta a la vista.
Pero existe otro mundo, el de nosotras, que nos ponemos límites, que amamos a Dios y que el autocontrol es importante para nuestra vida.
Por eso, para mí, con tres botones desprendidos en la camisa de un hombre me es suficiente; todo lo demás déjamelo a mí, que yo hago sola el trabajo restante.
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Jimin como novio…
• Jimin sería el tipo de novio que amaría que le pongas sobrenombres tiernos. De hecho, podrías ver como se encogerá de la ternura que le causa ser llamado “mi mochi” o con algún nombre similar.
Él, por su parte, también usaría apodos tiernos para llamarte, tal vez algo como “mi princesa”, “bebé” o “bonita”.
—————
• Jimin es el tipo de novio que sería atrevido en su primer beso, sin mostrar timidez (aunque por dentro esté de lo más nervioso). Probablemente estarías esperándolo en el estudio mientras el ensayaba algún baile, algo como…
Jimin te había dicho que saldría pronto, por lo cual lo esperabas apoyada en el borde de la sala, no había nadie más allí, más que tú y el. Tu mirada vagaba entre tu celular y él, pero al ver que te había llegado un mensaje tu mirada se fijaba en el pequeño aparato. Sin embargo, te sorprendiste al escuchar como la mano de Jimin se apoyaba a un lado tuyo y el otro brazo igual. Solo te dedicó una mirada antes de acercarse y darte un beso francés que haría olvidar hasta como te llamabas.
—————
• Jimin sería el tipo de novio tierno que amaría caminar contigo de la mano mientras, de vez en cuando, deposita besos en ella.
Incluso en la calle, él no podría tener las manos lejos de ti. Tendrá la necesidad de abrasarte como oso en cualquier momento y en cualquier lugar sin importar quien esté alrededor.
—————
• Jimin sería del tipo de novio celoso por inseguridad. Puede que vayas saliendo con una falda muy corta y él, al verte, te pregunte si puedes ponerte una falda más larga ya que no quiere que otros miren tus hermosas piernas.
Siempre diría que sus celos se deben a que eres demasiado perfecta, lo que te causaría ternura, pero a veces podría generar una que otra pelea:
— “Jimin, el solo me regaló una flor porque lo ayude con el trabajo”.
— "¡QUE NO SABES QUE EL TE QUIERE COQUETEAR!”
— “ESTÁS LOCO, ES SOLO UN COMPAÑERO DE TRABAJO”
— “Todos te quieren coquetear”.
Luego todo el enojo se iría al ver como hace un puchero.
—————
• Jimin sería el tipo de novio que en un momento actuaría muy sexy en tu presencia, pero luego se cohibiría y se sonrojaría a más no poder.
De repente, te lanzaría uno que otro piropo coqueto, y luego se reiría sonrojado como el tierno mochi que es.
—————
• Jiminie sería del tipo de novio que intentaría ayudarte con algún trabajo, pero terminaría distrayéndote con chistes, su aegyo involuntario, o conversando sobre cualquier otro tema.
—————
• Él podría pasar de ser un tierno mochi dándote pequeños besitos en la nariz, a ser un Playboy que empieza a jugar deliberadamente con el broche de tu brasier.
—————
• Jimin sería el tipo de novio que saldría a comer contigo y no te dejaría pagar por la comida.
También sería del tipo de novio que te compraría bombones y le gustaría que los compartieran mientras estaban acostados en el sofá mientras veían alguna película o serie que ambos amaran ver.
—————
• Jimin sería el tipo de novio que un día se dedicaría a sacarse miles de fotos, para luego sacarte tu celular sin que te des cuenta y las llenaría de las fotos que se sacó, de esta manera, siempre lo recordarías. Además, puede que aproveche de ponerse a él mismo como fondo de pantalla.
—————
• Bienvenidos al “Boyfriend Material”, amará que le saques miles de fotos para su instagram, y más si son lo más parecido a las parejas goals de tumblr.
—————
• Cuando estén de gira, Jimin te enviará miles de fotos despertando, porque sabe que en secreto tu tienes en tu celular miles de él así.
Gran parte de las fotos que tendrías en tu celular se deberían a que lo encontrarías durmiendo de formas muy tiernas en cualquier lugar de la casa.
—————
• Jimin sería el tipo de novio que le gustaría que lo ayudaras a ensayar sus bailes o simplemente tener un montón de bailes sexys en pareja contigo.
—————
• Jimin sería el tipo de novio que querría dormir abrazado a ti haciendo cucharita.
También, le gustaría verte en las mañanas despertando contigo vistiendo su camisa.
—————
• Jimin sería el tipo de novio que siempre estaría animándote hicieras lo que hicieras.
Si tuvieras que dar una importante presentación, presentarte a algún trabajo que deseas obtener, o cualquier otra cosa, Jimin siempre te daría charlas de que tu eres la mejor y que puedes lograr lo que sea que te propongas.
Además, te enviaría mensajes de texto con mensajes como: “tu puedes, bonita. ¡¡Fighting!!” o “confío en ti, te amo 😘❤️”
—————
• Sería del tipo de novio que si ve a un perrito abandonado en la calle, querrá que ambos lo adopten y lo cuiden juntos. A su perrito le pondrían mochi, porque sería tan tierno como Jiminie.
—————
• Disfraces, créeme el amaría que te disfrazarse para el. Hay muchos ejemplos en el mercado y si un día lo esperas en la habitación con alguno de esos modelitos, le volará la cabeza. Será capaz de seguirte el juego a la perfección y terminaría muy complacido con lo lúdica que es la relación.
—————
En conclusión, sería un novio muy tierno, amaría expresarte su amor físicamente y esperaría que hicieras lo mismo con él.
Siempre llegaría a ti con una sonrisa, y te quitaría la tristeza en tus malos momentos con mimos y usando voz de bebé.
Estoy segura que los chicos shipearían su relación de lo tan tierna que es.
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Besos y Abrazos
- RM:
Te encontrabas observando cómo los chicos ensayaban, te encantaba ver a tu novio namjoon bailar y aún si se equivocaba te parece algo muy lindo, no podías evitar sonreír como una verdadera enamorada, tenían 4 meses saliendo y a pesar de que llevaban ese tiempo nunca se habían besado, y no era porque no quisieran simplemente era arriesgado hacerlo en cualquier lugar y en el único lugar donde podían hacerlo era el estudio pero los chicos siempre estaban ahí y era algo vergonzoso para ti.
Un día mientras estabas en los camerinos, veías como una del staff observaba a tu novio y aunque lo tomarás de la mano mientras ella lo maquillaba no hacía que lo dejara de ver, no era una mirada cualquiera, ambas son mujeres y entienden cuál es esa mirada que le daba en específico, estabas un poco celosa por lo que decidiste robarle un beso mientras le pintaban los ojos a lo que el asustado dijo
"No, rayos, yo quería ser el que te lo robará, eres muy traviesa jagi"
- Suga :
Llevabas mucho tiempo de relación con yoongi y sin embargo nunca habían hecho la actividad preferida de ambos, asi es dormir, no porque no quisieras, simplemente porque muchas veces al dormir ocurrían cosas de las cuales te daba pena que él notará, como por ejemplo:
- Tirar baba
- Hablar dormida
Por lo que cuándo se suponía que ambos dormían fingías hacerlo hasta que él quedará profundamente dormido y sólo te limitabas a observar como dormía tan pacíficamente, no te quejabas puesto que te encantaba verlo, sin embargo yoongi se daba cuenta de eso gracias a tu álbum que encontró ya hace tiempo.
Un día ustedes decidieron ir a la playa, aunque yoongi no quería jugar, tú hiciste que el jugará, realmente parecían dos niños pequeños jugando lo que te dejó exhausta, ese día se quedaron a dormir en un hotel que se encontraba cerca de la playa, tú tenías miedo, sabías que la relación ya era algo bastante avanzada, pero de todos modos te daba algo de pendiente lo que pudiera pasar, te diste una ducha y al terminar se recostaste en la cama observando el techo pensando en que podrías hacer, pero sin darte cuenta quedaste profundamente dormida Al despertar lo primero que pudiste observar fue a yoongi viéndote del otro lado de la cama mientras decía
"Ahora entiendo porque no querías dormir conmigo, pero sabes el tirar baba mientras duermes no es malo, para mi es lo mejor, eso significa que tu sueño es un bueno sueño que hará que recuperes las energías"
- Jin :
Tú y jin llevaban un buen tiempo en su relación, sin embargo nunca se habían besado o por lo menos los besos que se daban no pasaban de ser en la frente o en el cachete, estabas realmente preocupada porque pensabas que probablemente no le gustabas lo suficiente como para dártelo en la boca, sin embargo es algo que no podrías preguntar porque tenías miedo a escuchar la respuesta, realmente lo amabas y no querías escuchar algo que te lastimara aunque sabías que tú sola te lastimabas al pensar eso cada que él te da un beso en dichas partes.
Un día mientras cocinaban juntos él te dijo que te veías preciosa, pero tú estabas en esos días del mes y cualquier comentario que recibieras asi fuera bueno te haría enojar, cuando escuchaste decir eso de la boca de tu novio ibas a explotar de enojo, puesto que en tu cabeza pasaba el "¿Y si estoy preciosa porque nunca me has besado bien?", "¿Acaso no soy lo suficientemente bonita?".
Así que decidiste embarrarlo un poco en los labios, sonreír y darle un beso sorpresa, lo cual lo dejo muy sorprendido
"Jagi wou, eres tan tierna, realmente quería un beso tuyo, pero cada que intentaba dártelo tu linda carita de perrito me ponía nervioso y terminaba dándotelo en otro lugar, perdón, ahora quiero otro"
- J-hope:
Hoseok y tú estaban teniendo algunos problemas puesto que se estaba sospechando sobre que tu novio tenía pareja y eso era malo ya que no querías causarle problemas por lo que dejaron de verse tan seguido ya no podías ir a su casa y solamente lo veías en el estudio y eso era cuando tenías tiempo porque en la escuela estabas en exámenes finales, te sentías muy triste, apesar de que en ocaciones hablaban por video llamada no era lo mismo, tenía tiempo que ambos no se abrazaban y platicaban cara a cara.
Un día mientras llegabas a tu casa después de la escuela encontraste una sorpresa grande, era tu novio hoseok con un gran pastel y flores, de tanto estrés que tenias y preocupaciones en la escuela olvidaste que era su aniversario, aún cuando le pediste perdón te sentías mal, él negaba con la cabeza porque sabía tu situación y lo podía notar aún más por las ojeras que se notaban.
Después de comer y celebrar pasaron su tarde acostados viendo películas, cuando te despertaste viste a j-hope viendo la tele y diste un tierno beso en sus labios a lo que el contesto
"Realmente extrañaba verte despertar, aún si no es por la mañana, es un lujo para mi verte dormir en mis brazos, te amo".
- Jimin :
Tu novio y tú tenían una relación muy linda, era una relación respetuosa y tranquila apesar de ser famoso, los demás miembros amaban molestarlos porque al hacerles preguntas incómodas ambos se ponían nerviosos, apesar de llevar un par de meses juntos jamás se habían vuelto a dar un besos desde que tu le diste el "sí" que su pregunta de ser su novia, era algo que te molestaba un poco porque sentías que el ser tan tímida en el amor terminaría por desespera a tu novio el cual en ocaciones te trataba de robar un beso, pero era interrumpido por algún miembro.
Un día mientras terminaban de presentar una canción y regresaban para retoque de maquillaje y cambiarse, decidiste robarle un beso mientras le secabas el sudor, no importó que el staff y los chicos estuvieran presentes, tú necesitabas demostrarle a jimin que lo querías igual que él a ti, al ver tu reacción de nervios después de darle el beso te abrazo y te dijo al oído
"Me haces realmente feliz, espero el siguiente al terminar el concierto"
- Taehyung:
Te encontrabas jugando con tae y jungkook videojuegos, todo el día se la pasaban jugando y no sólo videojuegos sino que se la pasaban haciendo cosas por toda la casa, juegos de mesa, retos y esas cosas.
Estabas agotada y sin darte cuenta te quedaste dormida esperando tu turno en la consola.
Cuando te levantaste te encontraste con tu novio sentado en una esquina de la cama observando su celular con una expresión de felicidad, cuando le preguntaste que veía con tanta alegría él te mostró unas fotos tuyas dormida, por más de que le pediste que las borrará se negaba a hacerlo mientras decía
"Son mi tesoro, te ves realmente hermosa, ¿Por qué las tendría que borrar?, date por vencida que no pasará"
- Jungkook:
Era un día bonito, hoy salias a ver una película con tu novio, sin embargo apesar de que por fin lo volverías a ver había algo que te estaba molestando y era el que apesar de que tenían tiempo juntos nunca se habían besado, probablemente nunca se había dado la oportunidad porque cuando lo veías siempre era en ensayos o cuando ibas a sus conciertos, al salir siempre estába junto con otro miembro y para ti era algo triste porque nunca lo habías besado y era algo que deseabas demaciado, mínimo pedías un beso en el cachete, era el día, si él hoy no te daba el beso lo harías tu sin importar quien estuviera presente.
Mientras veían la película te mataban los nervios, realmente querías hacerlo, pero tenias miedo de que el te negara el beso por alguna razón, después de meditarlo demasiado decidiste hacerlo cuando apagaron las luces y su reacción fue un jungshook
"Jagi, pero que atrevida, se querías tanto un beso me hubieras dicho, pensé que no querrías un beso frente a las gente, pero ahora tienes que soportar que lo haga aún si nos ven"
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Jimin & Jungkook fotos para kmedia jmedia de Are you sure!? cr.Kkorepo cr,oricon
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Note
Puedes hacer una reacción de BTS cuando les pides, un sábado lluvioso que no trabajais ninguno de los dos, quedaros todo el dia en cama?😄😂 gracias 😘
¡Aquí está tu pedido! Espero te guste.
⚫SeokJin: Para él sería algo difícil cumplir con estar todo el día acostados, pero por ti lo intentaría. Esto no duraría mucho, este hombre necesita hacer algo.
—Haré algo de comer.
Misión: 🚫FAILED🚫
⚫YoonGi: —¿Creías que haríamos otra cosa?—Te miraría con una sonrisa ladeada, siempre manteniendo su SWAG.—Ven a aquí.— Te abrazaría y verían películas, bueno, tu verías películas porque él dormiría toda la tarde.
Misión: ✔COMPLETE✔
⚫Hoseok: Al igual que Jin, para este chico estar sin hacer nada sería un gran desafío.
—¿Todo el día?—Te preguntaría y ,al ver que asientes, suspiraría.—Bien.
Al rato estaría bailando debajo de las sabanas, haciendo que lo botes de la cama.
—¡Ouch!— Diría mientras sigue bailando.
Misión: 🚫FAILED🚫
⚫NamJoon: —¿Todo el día en la cama?—Te preguntaría mientras sube y baja las cejas con una sonrisa traviesa, recibiendo un pequeño golpe de tu parte.—Bien, solo estar acostados, solo eso.— Diría mientras de abraza por la espalda y te da besos.
Misión: ✔COMPLETE✔
⚫JiMin: Con gusto aceptaría, no le molestaría mucho estar acostado sin hacer nada mas que abrazarte. Estarían acostado hablando de cosas muy random.
—Te amo— Diría de repente haciéndote sonreír.
Misión: ✔COMPLETE✔
⚫TaeHyung: —Me gusta la lluvia, salgamos.—Este bebé te convencería para salir, luego de que te negaras diez veces… Estaría camino al cine, cabe destacar que estaban empapados, verían una película y comerían muchas palomitas. Es Kim TaeHyung, señoras, nadie se puede resistir a él.
Misión: 🚫FAILED🚫
⚫JungKook: —Está bien.— Diría para besarte y acomodarse para dormir nuevamente. No hay mucho problema con el, estarían todo el día acostados viendo películas, usando el celular o durmiendo.
Misión: ✔COMPLETE✔
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✦Verdades entre copas✦
⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓢𝓮𝓸𝓴𝓳𝓲𝓷 ⊱
Su relación era bastante estable hasta ese punto, llevaban alrededor de tres años y 2 meses. Realmente pensabas que tu felicidad estaba con Jin, era atento, cariñoso y siempre sabía que decir en el momento indicado.
Tratabas de entrar a casa con un Jin totalmente pasado de copas hablando incoherencias que te hacían reír; los chicos habían llegado de su reciente tour y salieron entre todos a celebrarlo pero tu no tomaste ya que sabias que tu chico no podría por si solo cuando volvieran a casa.
Fue hasta que estaban en la cama que prestaste atención a lo que decía.
“T/N... me he estado sintiendo raro últimamente.” Reíste un poco tratando de calmar el ambiente. “No te rías, hablo en serio. Ya no siento lo mismo por ti, sé que soy un cobarde por no tener las agallas de decirte todo esto sobrio.”
No te lo podías creer, si días atrás él estaba hablando de lo mucho que te amaba y de las ganas que tenía de formar una familia contigo.
“¿De qué hablas, Jin?. Estás delirando.” Te levantaste para irte al baño pero te retuvo tomando tu brazo.
“Lo siento, sé que me amas pero yo ya no lo hago, ya no siento emoción al mirarte, tus besos se me hacen simples y no es justo para ti que te haga esto, pero por el bien de los dos es mejor que te vayas... Lo siento.”
Asentiste a sus palabras, corriste al armario abriendo tus maletas y metiendo todas tus cosas en ella, todo esto lo hiciste con lágrimas y sollozos silenciosos para que no notara el dolor que te causaban sus palabras.
“Esto es lo que elegiste, no vuelvas a mí, por favor SeokJin.” Tu expresión era totalmente neutra y de alguna manera eso le dolía. “Trata de vivir bien, no saltes tus comidas y vete a la mierda.” Saliste dando zancadas directo al taxi que habías pedido minutos antes, cuando el taxi se puso en marcha pudiste ser libre de llorar todo lo que querías. En tus manos estaba la prueba de embarazo que daba el maldito positivo, pensabas darle la noticia cuando fuese el momento indicado.
Suspiraste viendo la prueba, pensando en qué harías ahora estando totalmente sola.
⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓝𝓪𝓶𝓳𝓸𝓸𝓷 ⊱
Al ser la hermana menor de uno de sus amigos más cercanos, se llevaban bastante bien casi llegando a ser mejores amigos, siempre que podía te llamaba para que pasaran buenos ratos en su casa.
Esa noche te encontrabas en el sofá de tu casa leyendo un libro que te había regalado días atrás, Nam te había avisado que saldría con los chicos a pasar al rato por ahí y que no podían verse ese día a lo que tu accediste sin pegas. Estabas tan concentrada y metida en el libro que no te diste cuenta cuando entró, él sabía la clave.
“Deberías recibir bien a tus invitados.” Te sorprendiste al verlo sentado justo al lado tuyo, se notaba lo tomada que estaba porque sus ojos estaban ligeramente entojecidos y arrastraba las palabras. “¿Qué haces aquí Monie?” Sonrió mostrando esos hoyuelos que en secreto te volvían loca, desviaste la mirada para no perder la cordura pues estaba bastante cerca.
“Me gusta cuando me llamas así.” Asintió gateando colocándote debajo de él lanzando el libro a algún lugar de tu departamento. Bajo hasta tu cuello dejando besos en este. “Hueles muy bien.” De un momento a otro todo se estaba saliendo de control y ni siquiera habían rozado sus labios.
“Namjoon creo que deberías parar.” Lograste separarlo un poco de ti pero se negaba a soltar sus brazos de tu cintura. “¿Por qué?” Pataleó como un niño pequeño. “Si me gustas, ¿Por qué no puedo besarte y hacerte mía?, ¿Por qué tengo que soportar a los idiotas que te coquetean cuando yo quiero ser el único que pueda tocarte?, ¿Por qué no simplemente me besas de una vez y me dejas estar a tu lado?.”
Te quedaste anonada ante sus palabras, cuando te diste cuenta ya lo tenías encima atacando tus labios, vaya que eran exquisitos. Lo único que podías hacer era seguirle el juego, el cual te gustaba bastante pero lo que te desilusionaba era que probablemente mañana él no recordara nada.
“Namjoon...” Suspiraste en sus labios y el te calló llevando sus dedos a tus labios. “Jagi... hablaremos todo esto mañana, no estoy tan borracho.” Asentiste para volver a la sesión de besos que llevarían la situación a más.
⊰ 𝓜𝓲𝓷 𝓨𝓸𝓸𝓷𝓰𝓲 ⊱
Siempre que Yoongi tomaba de más, desbordaba miel a tu alrededor. No se despegaba ni un poco de ti y no paraba de darte mimos y besos apasionados que tratabas de calmar al estar en público.
Pero esa noche estaba diferente, sólo sostenía su trago con la mirada perdida en algún lugar. Lo conocías demasiado bien como para saber que estaba ebrio y que si lo molestabas haría un berrinche tal cual un bebé. Te dedicaste a observar sus movimientos, como tomaba de golpe el trago y volvía a por otro.
“Estaba aburrido de ti...” Soltó de repente tomándote por sorpresa. “¿Q-Qué?” Lograste murmurar. Todo era confuso, nunca mostró que estaba aburrido de ti o de la relación que tenían.
“El último día de nuestro tour, estaba decidido que al volver terminaría contigo.” De acuerdo, eso te dolió. “Pero la noche de ese día me salí a divertir con los chicos y una chica en particular llamó mi atención. Admito que me encantaron sus caderas y su rostro era como un ángel, quería tomarla en ese mismo momento. No me tomo mucho tiempo llevarla al hotel para hacerlo con ella.”
A este punto las lágrimas ya caían por tu rostro, te pusiste de pie decidida irte, te detuvo. “No pude... Te tenía presente, la forma en la que ella me besaba no tenía efecto en mí, ella no era tú y eso me volvía loco, T/N...” Te reíste con un tono sarcástico enfrentándolo. “¿Quién te crees, imbécil?, ¿Crees que con esas palabras baratas te voy a perdonar? Eres tan poco hombre, Yoongi.”
“No busco tu perdón, si yo fuera tu me estuviese dando una paliza, pero te amo T/N. Eso nunca va a cambiar, me odies o no. Voy a respetar la decisión que tomes, sólo quédate con lo bueno que yo me encargaré de torturarme con todas las veces que te hice mal.” “Adiós, Yoongi.” Sólo te apuraste a caminar lejos de él, lejos del hombre que amabas y te había roto hasta el alma. Dejando a un Yoongi hundido en llanto.
⊰ 𝓙𝓾𝓷𝓰 𝓗𝓸𝓼𝓮𝓸𝓴 ⊱
Habían salido con unos amigos y debemos remarcar que no eras realmente fuerte contra el alcohol, por lo que después de unos 4 o 5 tragos ya te encontrabas hablando y haciendo locuras encima de tu novio.
Luego de un rato Hobi decidió que ya era hora de volver a casa, te cargó hasta llegar a la habitación dejándote en la cama para cambiarse primero, tu lo veías con los ojos medio cerrados por el cansancio.
Una vez listo, te tomo por las piernas para sacarte los zapatos, te dio golpecitos en tus muslos para que levantases las caderas y sacarte libremente el pantalón. Lo tomaste del brazo tirándolo en la cama para luego ponerte encima de él besándolo desesperadamente.
Ustedes no habían tenido sexo, tú eras virgen y a Hoseok le daba miedo lastimarte por lo que no se animaba a tocarte de esa manera todavía. A como pudo se alejó de ti dejándote a un lado de él, te sentías realmente mal, ya en ocasiones anteriores te había rechazado de esa manera por lo que sentías que no eras suficiente para él, ese sentimiento con mezcla de alcohol te llevaron a llorar dándole la espalda.
Alarmado volteó a verte al escuchar tus sollozos. “T/N... ¿Qué ocurre?” Ya no podías guardártelo para ti, necesitabas gritárselo a la cara y saber el porqué de su rechazo. “No me quieres Hoseok... Siempre que quiero entregarme a ti me rechazas y todo eso me duele y no te lo digo por estar borracha pero realmente me siento poca cosa.” Jadeo con sorpresa ante tu confesión buscando ver tu rostro. “Quiero que me toques, quiero disfrutar de tu cercanía de esa manera pero no me lo permites, me haces pensar que por seguir siendo virgen no quieres estar conmigo.”
Con su mano seco tus lágrimas mirándote con ternura. “Nena no es eso, sólo tengo miedo de hacerte daño, he oído que eso duele como el demonio y no quiero que pases por tal cosa sólo porque quiero hacerte mía. ¿A caso crees que es fácil para mi contenerme cuando te tengo por la casa en ropa interior?”
“No quiero que te contengas, yo también quiero hacerlo.” Asintió besando tus labios acomodándote en su pecho para que pudieras descansar. “Lo haremos cuando estes sobria y consiente, porque Hobi Junior ya no se abastece con mi mano.” Ambos rieron y te acomodaste mejor para sentirlo más cerca. “Ya lo quiero conocer.” Recargaste tu pierna en su cintura. “Créeme que lo sentirás muy bien.”
⊰ 𝓟𝓪𝓻𝓴 𝓙𝓲𝓶𝓲𝓷 ⊱
Estaban todos en una fiesta de un amigo de Namjoon, Jimin que era tu mejor amigo estaba acostado con su cabeza en tus piernas pasado de copas, lo habías parado diciéndole que ya había tomado lo suficiente.
Todos habían formado un círculo para jugar a la dichosa botellita, a este punto tú eras la única sobria en el lugar, al principio Jimin se negó a que jugaras con la excusa de que golpearía a cualquiera que tratara de sobrepasarse contigo lograste tranquilizarlo diciéndole que la probabilidad de que te tocara era casi nula.
Un chico comenzó a girar y para la desgracia de tu amigo te toco con otro sujeto que había sido tu crush el último año de secundaria, fue algo pasajero y sólo te parecía atractivo, nada de sentimientos. Pero Jimin no confiaba en ello, siempre se mostraba celoso y tú pensabas que era porque te creía como su hermana pequeña cosa que te desilusionaba.
El chico se acercó a ti para cumplir el reto, los sentidos de Jimin se pusieron alertas al notar su cercanía. Lo empujo haciendo que cayera de espalda y él mismo te tomo de la nuca presionando y moviendo sus labios contra los tuyos, en total shock tratabas de llevar su ritmo y se separó con una hermosa sonrisa. Se levantó haciendo un baile de celebración chocando puños con sus amigos quienes gritaban y saltaban, puesto que su amigo había besado a la chica que le gustaba.
Cuando todos se calmaron tu te encontrabas completamente sonrojada, Jimin te empujo para que te sentaras en su regazo. “¿Qué estás haciendo, Park Jimin?” Soltó una risa inocente escondiendo su sonrisa en tu cuello. “Ahora eres mía y no puedes hacer nada al respecto, nos vamos a casar mañana mismo, señorita.” Reíste ante la incoherencia de sus palabras. “Por ahora sólo puedo ser su novia, señor Park.” Te miró sonriente, te abrazo por la cintura y rodeaste su cuello con tus brazos, selló su propuesta con un beso que ambos disfrutaron.
⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓣𝓪𝓮𝓱𝔂𝓾𝓷𝓰 ⊱
Hacia una semana que tu relación con Tae había terminado, la situación era tensa gracias al estrés de la universidad y su carrera artística. Habías vuelto a vivir al edificio de cuando llegaste por primera vez a Corea, Taehyung se dió cuenta de todo lo que le dolía no tenerte en casa, todo le recordaba a ti por eso procuraba pasar el mayor tiempo posible practicando o con alguno de los chicos.
Quiso descargar sus penas en el alcohol ya que era lo suficientemente cobarde como para no ir a buscarte y pedirte que volvieras. Con él estaban Jin y Hoseok, quienes también ya se les había pasado la mano. Tomó su teléfono con la intención de marcarte pero el llamado de Jin lo detuvo. “Si realmente la extrañas deberías ir por ella.” Lo miro detenidamente analizando sus palabras. “No puedo estar sin ella hyung, me hace falta hasta para respirar.” Ambos se echaron a llorar mientras Hoseok los miraba entre cerrando sus ojos.
“Ve y dicelo antes de que sea tarde.” Después de unas palabras de aliento por parte de sus hyungs, se encaminó tambaleándose al edificio en donde vivías. Era viernes, por lo que él sabía que te quedabas estudiando o simplemente leyendo un libro que nunca habías podido terminar. Tocó el timbre impacientemente, te asomaste por la mirilla de la puerta y al ver que era él te recostaste en ésta soltando un suspiro.
Comenzó a gritar y tocar la puerta fuertemente, dedugiste que estaba ebrio. “¡Sé que estás ahí, sí no abres te juro que tumbaré la puerta y te llevaré a la isla secreta que acabo de comprar!” Te reíste un poco para luego reprenderte mentalmente. “Vete, Taehyung.” Lo escuchaste resoplar y dar una patada a la puerta.
“Hablo en serio... ¡AMO A T/N!” Al escucharlo gritar de esa forma abriste inmediatamente la puerta antes de que tus vecinos pusieran quejas y la dueña del edificio te retara. “Cállate idiota, me sacarán del edificio por tu culpa.” Sonrió tratando de abrazarte. “Mejor, así te vienes a vivir conmigo y podré darte todo mi amor.” Abriste los ojos y lo miraste en busca de respuestas. “Te extraño...” Sollozó, no podías verlo así. “No puedo estar en casa porque extraño tu olor, tus cosas junto a las mías, llegar a la cocina y verte bailando mientras cocinas. No puedo estar sin ti.” Lo viste bajar su cabeza y jugar con sus manos, a kilómetros se podía notar que estaba nervioso. “Te amo y te quiero de vuelta, esta semana ha sido un infierno y no puedo pensar en perderte.” Tu también lo habías extrañado y te había dolido que no vienese detrás de ti, pero ahora que lo tenías en frente tratando de recuperarte todas tus dudas y malos momentos se esfumaron. “Taehyunie...” Te acercaste a él sin vacilar y lo rodeaste con tus abrazos y el te apretó contra él. “También te extrañe.” Los empujo dentro del apartamento cerrando la puerta y acorralándote contra ésta. Acercó su rostro al tuyo rozando sus labios, pero fuiste tú quien los unió, Taehyung sonrió en medio del beso, había recuperado a su chica.
⊰ 𝓙𝓮𝓸𝓷 𝓙𝓾𝓷𝓰𝓴𝓸𝓸𝓴 ⊱
Al terminar los premios MAMA exploraste el lugar en busca de tu novio, los chicos te habían dicho que tuvieras cuidado puesto que se había pasado con los tragos junto con Jimin.
Su relación seguía en secreto, sus compañías querían ver que tan en serio iba su relación para dar a conocer a sus fans de ello. Estabas feliz, tu grupo había recibido el premio que querían y BTS se llevó la mayoría de los cuales estaban nominados. Con Jungkook habían quedado de que en lugar de quedarse en la fiesta irían al hotel a disfrutar el uno de otro.
Te detuviste al escuchar la voz de tu novio dentro de uno de los camerinos, no te parecía raro, siempre que tomaba se le daba por hablar sólo o hablar en tercera persona. Con una sonrisa abriste la puerta sin avisar, deseabas no haberlo hecho, estaba demasiado ocupado como para percatarse de tu presencia. Levantaste ambas cejas chasqueando tu lengua, seguía sumergido en su momento caliente con una chica que formaba parte del Staff de Big Hit. “Jungkook...” Ambos levantaron la vista hacia ti, la chica rápidamente de vistió tratando de salir pero la detuviste. “¿A dónde vas si te estabas divirtiendo?” Le dedicaste una sonrisa sarcástica. “T/N... te juro que puedo explicar-“ “Cierra la puta boca pedazo de mierda.” Caminaste hasta él estampando tu mano en su mejilla, comenzaste a llorar sin expresión alguna, sólo salían las lágrimas. “¿Desde cuándo?, ¿Uh?, ¿Desde cuando me ves la cara de idiota?” A Jungkook le dolía verte así, nunca fue su intención dañarte de esa manera, se odiaba a sí mismo por haber caído en los encantos de aquella extraña.
“Sólo fue hoy, te juro que sólo la besé, perdóname bebé, por favor.” Se arrodilló abrazando tus piernas sollozando fuertemente. “¿Sólo la besaste?, ¿Crees que eso disminuye mi dolor y decepción?” “Por favor no me dejes... Jagiya te amo.” Retrocediste haciendo que soltase tus piernas. “No, no lo haces ni un poco.” Corriste fuera del lugar llorando, te importaba poco si alguien te veía, subiste al auto que las había traído. Tus amigas al verte no preguntaron nada y sólo se dedicaron a consolarte hasta que te tranquilizaras un poco. Mientras tanto, Jungkook estaba deseando morirse, lloraba como nunca y después de todo esto buscaría la manera de traerte de vuelta jurándose no volver a probar alcohol.
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Hola Aiko. ¿Podrias hacer una reacción de BTS cuando eres su novia y eres insegura por tener los pechos pequeños? Please🙏
Holu! Siento mucho haber tardado tanto en hacerlo, espero que te guste
(He hecho reacción/escenario espero que no te moleste) si lo querías de otra manera, dímelo
JIN:
Estabais comiendo tranquilamente, cuando decidiste hablar seriamente con el para confesar tu inseguridad, ya que estabais solos y en silencio, esperaste a acabar de comer y así se lo dijiste, sin mirarle a la cara, de la vergüenza, pero el te levantaría de la barbilla, para que le miraras a los ojos y te diría:
-Odio que sientas esa inseguridad, por algo tan superficial como los pechos, jagi, estan perfectos como estan y punto.
SUGA:
Estabais viendo una película, el acostado en tus piernas, cuando, de repente miro hacía arriba y tu, de acto-reflejo, los tapaste disimuladamente, el, al ver como lo habías hecho, te miraría seriamente, por que sabía de tu inseguridad, así que se sentaría a tu lado y suavemente, quitaría tus brazos de alrededor y te diría:
-Mocosa, no hay necesidad de taparlos.
Y se volvería a acostar en tus piernas.
J-HOPE:
Estabais bailando, juntos y pasándooslo bien, cuando te pegó un bajón, al notar, por el espejo, que el top que llevabas te hacia pocos pechos. El notó tu cambio de humor y te miró para preguntarte:
-Jagi, ¿Que pasa? ¿Estas bien?
Al ver que no contestabas, pero te quedabas viendo tu pechos, con ese top, el te diría:
-Ay jagi, no te preocupes por cosas así, son preciosas, quiero decir, te quiero por como eres.
RAP MONSTER:
El estaba abriendo la puerta del cuarto, cuando te vio, muy concentrada mirando tus pechos, cubiertos por una fina camiseta, frente al espejo, tan concentrada que ni te enteraste de que abrió la puerta, el miraba tu expresión al verlos y supo lo que te pasaba al instante, así que entró y te abrazó por la espalda, mientras te susurraba:
-Cariño, tus pechos están perfectos como son y tu estas perfecta, no me gusta verte así, voy a intentar hacerte sentir mejor, ya veras, te quiero.
Y así saldría de la habitación, para ir a la cocina a buscar tus dulces favoritos.
JIMIN:
Estabais dando una vuelta por la ciudad, cuando por vuestro lado pasaron un grupo de chicas, que parecían menores que tu y tenían más pechos, así que al verlas, te sentiste algo mal e insegura. Jimin, que es muy atento, se dio cuenta y te cogió de la mano, para decirte:
-Cielo, no te sientas mal por eso, te quiero como eres y lo sabes.
Para después abrazarte fuertemente y consolarte.
V:
Tae al llegar a casa, para verte y encontrar que estabas decaída, se sentiría mal y haría todo lo posible para animarte, pero primero querría saber que te había pasado, así que hasta que no le contaras que te sentías insegura por tener los pechos pequeños, no te dejaría. Cuando se lo contaras, seguramente se sorprenda, pero porque no se esperaba que fuera por cosas de tu físico. El te repetiría más de mil veces lo perfecta que eres ante sus ojos y lo mucho que te quiere, no dejaría que en ningún momento te sintieras mal por tus pechos.
JUNGKOOK:
Al enterarse Jungkook, de tu inseguridad, se sentiría algo mal, pero de todas maneras se acercaría a ti, a pasos decididos, pero con algo de vergüenza a la vez, y te diría:
-No tienes porque sentirte así por eso, son perfectos, no hacen falta que sean más grandes
Para luego abrazarte.
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Pretty in Pastel
Jimin y Taehyung han sido amigos desde que el último puede recordar; un buen día un asustado Park Jimin apareció frente a si con los ojos incapaz de regresarle la mirada y un par de regordetas mejillas arreboladas de vergüenza y nerviosismo, desde ese momento Taehyung supo que le cuidaría y protegería al mantenerle a su lado y se encargaría de hacerle sonreír.
Años habían pasado ya desde aquel primer encuentro, pero para Taehyung la promesa silenciosa que se había hecho, seguí intacta. Y era por eso que ahora se encontraba en la habitación de Jimin, acostado en su cama, con los brazos y piernas desperdigados tomando más espacio del necesario al tiempo que un ansioso Jimin revisaba con ojos de halcón su teléfono. El muchacho juzgaba con mirada filosa un vídeo de sí mismo, una práctica en el estudio de baile.
—Jiminie —le llamó susurrante luego de darse la vuelta y relajar su espalda contra el colchó, más el susodicho no le dedicaba ni un palmo de atención. —Jimin-ah —se removió con el cuerpo pesado, sus párpados amenazaban con cerrarse y dejar caer su mente en un ensueño corto y plácido aun cuando su misión inicial dictaba todo lo contrario a quedarse dormido. —¡Hey! Park Jimin. —Se enderezó aletargado y obtuvo la respuesta deseada. Jimin alzó el rostro mostrando sorpresa ante la inesperada acción, pero dicha acción duró meros segundos para transformarse en una brillante sonrisa conciliadora que le hacía sentirse relajado y al mismo tiempo le creaba un nudo en la boca del estómago; algo así como una opresión suave que no le disgustaba realmente.
—¿Si, Tae? —Jimin dejó el aparato a un lado y le cedió su atención luciendo todavía su expresión alegre.
—Deja de preocuparte. Todo saldrá bien. —Hizo amago para el otro se acercase y Jimin obedeció.
—¿Eso cómo lo sabes?
—Porque soy vidente y puedo ver el futuro. —La risa burbujeante de Jimin no se hizo esperar, encorvó el cuerpo cubriendo su abdomen con un brazo mientras su mano libre subía a su rostro para cubrir su boca en un intento inútil de sofocar sus carcajadas. En Taeyung se plasmó una sonrisa alegre, de esas donde su boca se ensanchaba y mostraba casi todos sus dientes. —Por eso me apoderaré de tu teléfono por el resto de la noche. —Y sin mucho miramiento tomó el celular entre sus manos escondiéndolo tras su espalda. —Además ya es hora de que vayas a alistarte.
Esa era la noche en la que Jimin participaría en el festival de verano junto al club de danza; se habían estado preparando desde hace varios meses y aunque el club de la universidad era conocido por sus actuaciones “callejeras” a mitad del campus, esa sería la primera vez en la que presentarían bajo el nombre del club y habían preparado algo diferente a lo que todos estaban acostumbrados; ni siquiera él sabía de qué se trataba y eso que eran mejores amigos. Jimin contempló el reloj junto a la cama en la mesa de noche y se apresuró al baño mascullando una que otra maldición.
Minutos más tarde Jimin reapareció llevando una bata de baño y una pequeña toalla blanca sobre los hombros con la que secaba su cabello.
—¿Necesitas ayuda, ChimChim? —Para Taehyung era común pasar momentos ociosos en los que veía a Jimin desfilar distintas combinaciones de ropa y esperaba su opinión.
—No esta vez Tae —Taehyung se distrajo con el celular en lo que Jimin se vestía a medias con unos simples pantaloncillos color marrón claro y una camiseta de mangas largas, que a juzgar por la forma en como el bailarín enrollaba las mangas con sus puños, había una amplia posibilidad de que la prenda fuese suya.
Permanecieron el silencio los momentos siguientes, sus oídos a duras penas lograban localizar sus respiraciones acompasadas y constantes, Jimin encendió las luces que rodeaban su espejo atrapando así su atención, para Taehyung debía ser una visión pasajera, una acción cotidiana, repetitiva y sin importancia, pero para sus adentros era hipnótico, como caer atrapado en tela de araña. Los movimientos constantes y delicados, el cambio de las distintas brochas y motas de maquillaje, como Jimin cubría poco a poco sus imperfecciones: las bolsas obscuras bajo sus ojos y la piel enrojecida a causa de horas de ejercicio y andanzas bajo el sol de verano. Aunque para Taehyung su momento favorito de todo el ritual era contemplar a Jimin realzar su belleza haciendo énfasis en sus ojos con esa técnica de nombre extraño que él no podía pronunciar ni lograba recordar nunca.
—Smokey eye* —Jimin detuvo su mano a la altura de su nariz y giró el rostro para examinar la sombra a contra luz.
—¿Qué? —Él inclinó la cabeza hacia un lado en un gesto aniñado y cómico, confundido. Jimin sonrió fugaz.
—Se llama smokey eye —Jimin le dedicó atención por segundos a través del espejo.
—¿Cómo sabes que estaba pensando en eso? —Taehyung rascó su cuello sintiéndose avergonzado y se incorporó quedando sentado al filo de la cama.
—Siempre sé lo que estás pensando y tienes la misma expresión de constipado que la primera vez que me viste hacerlo. —El muchacho se encogió de hombros y él rio a carcajadas buscando una almohada a tientas para terminar abrazado a ella. De cuenta nueva cayeron en calma.
Taehyung bebía de la vista ensimismado y de tanto en tanto sus miradas se encontraban gracias al espejo haciéndole sentir el corazón acelerado y un calor inusual en las mejillas. Jimin aplicó un poco de bálsamo a sus labios resecos y giró en sí mismo sobre la silla.
—Todo listo. ¿Qué tal está?
—Eres hermoso. —Espetó sin pensarlo demasiado. Un colorido y apenado sonrojo comenzó a apoderarse de todo su rostro cuando finalmente su cerebro registró lo que había dicho, Jimin llevó su cabello hacia atrás en ese acostumbrado gesto por el que incontables bromas le habían hecho y se acercó a él con paso lento; quedó casi a la misma altura gracias a que Taehyung permanecía sentado y se agachó una vez que le tuvo enfrente para que pudiese verle mejor, desde arriba posando ambas manos en sus muslos. Taehyung suspiró inconsciente y sus ojos pasearon con lentitud por el rostro de Jimin, ahora que le tenía cerca y no era la realidad levemente distorsionada del espejo, no pudo contener su asombro, no importaba cuantas veces hubiese presenciado lo mismo.
Jimin usaba lentes de contacto azules, él personalmente prefería el color natural del bailarín, pero no podía negar que el cambio era llamativo y atrayente; sus mejillas brillantes y carentes de imperfecciones tenían aspecto suave y esponjoso aunque Taehyung pudiese rememorar con los ojos cerrados dónde éstas se encontraban escondidas y alzó una mano con la intención de delinear el contorno de su mandíbula más se detuvo centímetros antes de su meta, no queriendo arruinar el magnífico resultado.
—¿Tae? —Incitó alguna respuesta y se levantó intercambiando sus posiciones; siendo él ahora quien podía verle desde lo alto.
—Eres hermoso, Jimin. —Repitió con convicción mostrando de cuenta nueva una fila de blancos dientes, ganando así una sutil caricia en su cabello y Jimin sonrió de medio lado complacido. Se inclinó entrando en el espacio personal del contrario, notando como Taehyung se tensaba y le arrebató descuidado el teléfono que había quedado olvidado en el centro de la cama.
—Es mejor que nos vayamos ahora o será muy tarde. —Y sin más, le alejó. Taehyung permaneció inmóvil, perplejo observando la espalda del otro y corrió para alcanzarle.
—¡Park Jimin! —Taehyung escuchó las carcajadas de Jimin.
*Smokey eye: Significa ojos ahumados, pero me gusta más como suena en inglés.
PD: Yo solo quería escribir un corto para imaginar a Jimin maquillándose él solo y que a Taehyung se le cayera la baba~
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Días rojos. (Periodo)
Jimin. - Te deja estar en cama todo el día. - Comidas especiales. - Muchos tés. - Muchos besos. - Te abraza cuando estás tranquila. - Una ducha antes de dormir. - Te canta mientras te arrulla. Hoseok. - Guarda silencio. - Preocupado como si fuera la primera vez que pasa eso. - Intenta facilitarte las cosas. - Te lleva a algún lugar para relajarte. - Ven tus películas favoritas. - Helado. - Te apapacha. Joon. - Está más preparado que tú. - Te recuerda un día antes que van a llegar esos días. - Intenta que no tengas dolor. - Bolsas calientes listas. - Compró helado y chocolates por si las dudas. - Masajes para relajarte. - Baños con rosas y velas. Jin. - Carga toallas, tampones y todo lo necesario por si hay un accidente. - Te recuerda llevar una muda de ropa extra a dónde sea que salgan. - Hace que se te olvide que estás en esos días. - Cuida mucho de ti. - Está al pendiente de que no manches tu ropa. - Cocina tus comidas favoritas. Tae. - Es un cacharro perdido. - Sigue sin saber que hacer apesar de llevar más de dos años juntos. - Tus dolores son sus dolores. - En un segundo están riendo. - Al siguiente están llorando porque su personaje favorito murió. - Chucherías todo el día. - Pequeños besos a tu barriga para aliviar el dolor. Yoon. - Frustración porque tú estás frustrada. - No sabe qué hacer cuando te enojas. - Se termina enojado también. - Se le pasa cuando te ve llorar. - No sabe cómo sobrellevar los cambios de humor. - Terminan acostados todo el día. - Te llena de besos. - "Perdón, me frustra no poder tocarte y que después estés llorando". - Lloras más porque él es muy lindo. Jungkook. - Pide consejos a su mamá. - Él sigue siendo un niño. - Prepara comida ligera. - Se ocupa de que nadie te moleste durante esos días. - Ni siquiera él. - Ultra cuidadoso cuando va a abrazarte. - Velas aromáticas en su habitación para que relaje el ambiente. - Te canta para dormir.
#bts#bts v#bts jungkook#bts jimin#bts rap monster#bts Jin#bts jhope#bts suga#bts taehyung#bts namjoon#bts hoseok#bts agust d#bts yoongi#bts scenarios#bts escenarios#bts español#bts imaginas#Jimin#jhope#suga#rap monster#jin#v#jungkook
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⠀⠀⠀𝗍𝗋𝖺𝗏𝖾𝗌𝗎𝗋𝖺𝗌
⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀#lmtlsssv06 #hanron ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀plot au menciones especiales: Ilhan
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Entre los llamados de los pájaros y el eco del lugar, se escuchaban dos voces regocijantes. Dos niños se encontraban jugando cerca del rio entre los árboles frondosos en pleno verano. El peligro jamás estaba presente en esa edad, pues todo era inocencia, travesuras y risas. El par de niños optó por salir a jugar detrás de las espaldas de sus madres que se habían reunido para tomar el té, mientras ambos se ponían al corriente con el último juego de Pokémon en el GameBoy.
Lo que no sabían ambas señoras, era que sus hijos se habían alejado más de dos kilómetros para ir a jugar. Una pelota de fútbol americano volaba por los aires directamente hacia el rostro del castaño. El chico más alto brincó para tomarla en sus manos, aterrizó en el piso y miró fijamente al adverso, que se encontraba algunos metros lejos de él.
—Te reto — Dijo Aaron con una sonrisa ladina —Te aventaré la pelota aún más lejos y la tienes que atrapar. —Jimin alzó las comisuras de sus labios en una sonrisa pícara y no se quedó callado.
—Claro que si puedo. —Afirmó confiado en su habilidad para el deporte. Era el corredor más rápido de toda la escuela y primer lugar en salto de valla, ¡claro que podía atrapar la pelota! Aaron, en este caso, era el chico inútil para los deportes.
Aaron rebtoaba la pelota ligeramente entre sus manos mientras miraba fijamente a Jimin. Flexionó sus rodillas y también trono su cuello. En su mente se estaba preparando para el mejor tiro de su vida, más no contaba con el accidente que se avecinaba. Caminó de reversa unos cuantos pasos y flexionó su brazo, comenzó a tomar velocidad y estiró su brazo con fuerza, aventando la pelota tan alto que supero la altura de los árboles.
Jimin agrando los ojos. Él sabía que posiblemente no atraparía la pelota, pero tampoco quería darse por vencido, ya que su orgullo era mayor que lesionarse alguna parte del cuerpo. Corría con velocidad a través del campo verde. Fácilmente pudo haber asustado a algún conejo o roedor. No dejaba de ver el cielo azul en búsqueda de aquel objeto. La pelota empezó a bajar de lo que parecía un vuelo eterno y Jimin alzo sus manos, preparándose para atraparla.
Uno, dos y tres, el azabache atrapo la pelota, pero lo que parecía una victoria se convirtió en una escena de moción lenta cuando un objeto se atravesó en su camino a la victoria. La zuela de su tenis se atoro en una piedra. El agua salpico fuertemente y en ese instante Aaron supo que algo no estaba bien.
—¡Jimin! — Aaron gritó alarmado. Corrió a toda velocidad hacia la orilla del rio, no podía ver a Jimin en ni un lado y estaba comenzando a desesperarse. ¿En dónde estaba su amigo?
—¡Maldita sea Jimin! ¿En dónde estas?
[...]
Respuestas: 𝙱𝚎𝚜𝚝 𝚘𝚏 𝚖𝚎 95 Una sonrisa apareció en la regordeta boca de JiMin, pero como sal vertida en agua, ésta se evaporó y una mueca de terror le secundó en sus gestos. El vacío a su espalda lo tragó por completo, cayó inevitablemente al río.Agua corriendo por sus conductos nasales hasta la boca, haciéndolos arder; sus ojos llorosos por el esfuerzo, picando. No podía tomar el equilibrio, no podía nadar así. Y su habilidad para el deporte, esa que mentalmente presumió, se fue a Marte con sus ganas de volver a correr así por un balón en el bosque. Cielos. Más nunca, nunca más, se dijo.Y si habían pirañas o cualquier otra amenaza salvaje, ¡Pues sería cena de lo que sea que estuviese allí! Pero la corriente de agua arrastró al castaño hacia una de las piedras grandes a los bordes, aunque la ropa de JiMin pesara mil kilos en su mente, el pequeño se agarró de la mencionada roca, soltando una honda respiración. Ni siquiera percibió el golpe que se dio.Había pasado el peor susto de su vida.—¡Aaron! —Devolvió el grito casi unos prolongados cinco minutos después. —¡Aquí estoy! A-ayúdame a subir. Este río es más profundo de lo que creí…Tosió durante algunas de las palabras. Todo su cabello estaba pegado hacia la frente.Al final intentó acercarse más a la parte firme alrededor de aquel torrente, afirmando las manos en el barro humedecido, a la vez separándose lentamente de la piedra que había rescatado su vida, extremidad por extremidad. Se las arregló para salir solo, con todo el esfuerzo. Pero no sólo había estado a punto de morir, también perdió el balón y tenía un desastre mortal en la ropa. Mamá lo castigaría, eso seguro, y no sabía qué podía ser peor.Se quedó un rato acostado en la orilla, boca abajo, intentando recuperar el aire que perdió en unos pocos segundos. •̩̩͙⊰ˈ어둠
La desesperación comenzó a carcomerlo en cuestión de segundos. Aaron se estaba alarmando. Él no podía encontrar a JiMin y las corrientes del rio eran lo suficientemente fuertes para arrastrar a una persona. Se estaba arrepintiendo y maldiciendo repetidamente mientras buscaba al castaño por la orilla del rio. ¡Era la ultima vez que última vez que aventaba una pelota! ¡Tonto, tonto! Sus ojos estaban rojos y las lágrimas no dejaban de rodar por sus mejillas. ¿En dónde estaba su querido amigo? Estaba entrando en desesperación y no sabía si regresar a la casa de su madre o si seguir buscándolo. Después de todo, un niño de once años jamás debería encontrarse en una situación así. Su respiración comenzó a tornarse pesada, pero en eso escucho su nombre a la distancia, tal vez a unos cincuenta metros lejos de él. ¡Jimin lo estaba llamando! —¡Jimin! — En ese instante Aaron respondió a los gritos de su amigo. Comenzó a correr, acelerando su paso por cada segundo que pasaba. Cada segundo se sentía como una eternidad en esa situación. Pudo observar el cuerpo del chico acostado en el piso. Estaba azul y pálido, juraba que parecía casi muerto. De no haber sido porque le llamó, Aaron ya hubiera pensado que se desmayó. Se arrodillo al lado del cuerpo que parecía inerte mientras se quitaba su chaqueta y la colocaba encima de la espalda de su amigo. —¿Cómo fue que te caíste? ¿Estas bien? ¡Nos van a matar! —La preocupación del mas mayor se dirigía hacia su madre. Ella la tenía prohibido salir por su cuenta y ahora con este detalle estaba seguro que su cabeza seria parte de la cena, porque de que se la iban a cortar, se la iban a cortar.
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Esa fue otra de las cosas que JiMin pasó por alto: el frío que empezaba a percibir. Su cuerpo estaba temblando incluso bajo la chaqueta que le fue tirada encima. Cómo pudo se incorporó y empezó a cubrirse con ella. Tal vez por la misma escasa temperatura el pequeño estaba totalmente pálido. —E-estoy bien. —Dijo sin poder contener el temblor hasta en la voz. Tomó la mano de su amigo -casi hermano- y se puso de pie. —Vamos a darnos prisa e ir a la casa ya, no nos pueden ver así ni tampoco saber qué nos escapamos. La travesía que habían emprendido les estaba pasando factura desde ya, por eso mamá y papá les decían que no podían salir solos; al parecer eran un imán de problemas. Junto a Aaron empezaron arribar el bosque de regreso, tomándolo de la mano, correteando al mismo ritmo, a pesar de que el aire helado punzara fuertemente la piel de JiMin. Pero parecía que ambos compartían el miedo de volver a separarse y formar un problema peor. La distancia era eterna cuanto más se acercaban a ese punto donde todo comenzó. Ambos corazones latían desorbitadamente rápido, a lo mejor por los retorcijones proporcionados por los nervios y ese maratón. Casi veinte minutos después llegaron, sus respiraciones salían inquietas. Debían entrar sin ser descubiertos, sin que las dos señoras escucharan el más mínimo ruido. —Por aquí… —Susurró JiMin cual secreto al oído de su amigo, sospechando que si sus mamás ya no estaban en el patio, al menos estarían en la cocina cuchicheando cosas. No, no podían haberse enterado que ellos ya no estaban allí, ¿verdad? No podían, ingenuamente pensó. Cuidadosamente empujó la puerta principal secundaria, esa que los haría llegar más rápido al cuarto, evitando que chirridos tan notorios surgieran. Al él entrar exitosamente, invitó a Aaron para que lo imitara, y el que apenas era un año menor, así lo hizo. Se sonrieron con complicidad. No obstante, ambas pupilas subieron hacia el siguiente objetivo que sería la habitación, pero en lugar de ello, estaban las dos señoras apuñalándolos con la mirada profunda sobre ellos, el ceño fruncido, y los brazos cruzados. No todo podía salir tan bien, por supuesto. —Park JiMin, Aaron, ¿cuándo se les dio permiso para salir? ¡Ustedes no saben lo peligroso que es salir así! Cielos, JiMin… tu ropa nueva. A mí me va a explotar la cabeza, de verdad. Te queda totalmente prohibido tocar tus juguetes por una semana. —Aaron, ahora me vas a explicar qué estabas haciendo tú allá afuera y por qué JiMin los dos están así. —Dijo la madre del aludido, realmente seria. Si las lágrimas de JiMin no habían emanado antes, todas las contenidas empezaron a derramarse ahora por sus esponjosas mejillas. Se sentía tonto y culpable. Tonto, tonto, tonto.
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Aaron soltó la mano de Jimin cuando escuchó la voz molesta de su madre. ¡Diablos! Se habían dado cuenta, pensó. En la realidad, una madre se asegura por el bienestar de sus hijos en cada momento del día. Fue ingenuo que los pequeños juraron no ser descubiertos. Los pómulos de Aaron y su nariz ahora se encontraban rojas, empezó a sentir un nudo en su garganta e intentó explicar lo que había pasado entre sollozos. — P-perdón... — Tartamudeó primero— F-fuimos a jugar pelota en el bosque y-yo la aventé muy fuerte y-y hice que Jimin se cayera al ri-i-o... — El pelinegro sujetaba las mangas de su camisa con fuerza, haciendo el esfuerzo de no ir a explotar aún más. — ¿JIMIN SE CAYÓ AL RÍO?— La madre de su amigo levantó la voz, pero no estaba molesta. Su semblante cambió a uno de preocupación alarmante. La madre de Aaron se llevó las manos a la boca y soltó un gemido de preocupación. — ¡Tenemos que quitarte esa ropa ahora mismo! ¿Seo, crees que Aaron le pueda prestar ropa a Jimin?— La señora se acercó a su hijo, quitando la chaqueta empapada que Aaron le había aprestado y reposó su mano en la frente del azabache, esta ardiendo de fiebre. — Tienes que tomar un baño, puede darte hipotermia— Expresó preocupada—¿Puede Jimin tomar un baño aquí? !Tiene demasiada fiebre!— La madre tenía una expresión de preocupación y eso bastó para que Aaron se soltara llorando aún con mas fuerza. No entendía lo que era hipotermia. Era un vocabulario complicado para su corta edad, pero por la reacción de su madre y tía, entendió que no era algo para tomar a la ligera. Su madre lo mando a tomar un cambio de ropa para Jimin mientras preparaban la tina para el menor. El agua esta ardiendo y ya le habían indicado que se metiera a bañar. Tampoco quería sufrir por aquel frío que sentía. Por mientras, Aaron esperaba afuera, preocupado. — Mamá, ¿Jimin estará bien? Perdón. . . — Estaba arrepentido, pero su madre se acercó y descansó su mano en la cabellera del pequeño, mientras depositaba leves caricias entre esas hebras. — Estará bien, no te preocupes. El peligro ya pasó y eso es lo importante. — Aaron asintió, se juraría desde aquel día en adelante no volver a desobedecer las indicaciones de adultos. Ahora solo quedaba esperar a que Jimin se encontrará bien.
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Lloraba por preocupación, o quizás porque de verdad no hallaba forma de expresarse. Él en verdad sólo quiso jugar, él en verdad había salido junto a Aaron porque de verdad quería un espacio más grande para no romper algo de la casa con la pelota. ¿Por qué algo tan inocente se había convertido en algo tan feo, por qué estaba mal, qué estaba tan mal para que saliera todo así? El cerebro de JiMin no procesaba demasiado las cosas a causa de la fiebre que ni se enteró que tenía hasta que las dos madres empezaron a revisarlo. Ahora bajo la corriente de agua en una tina, su mamá lo ayudaba a lavarse. No importaba estar así, o que lo viera quien lo viera, porque de todas formas parecía un muñeco en manos del malestar. Para suerte propia la temperatura bajó a los minutos de salir de la ducha a temperatura ambiente, estabilizándose. Y unos minutos luego, casi largos en los que la misma mujer lo ayudaba a ponerse la ropa limpia y fresca, ya se hallaba vestido, de regreso a su mundo. Sólo que… Sólo que el arrepentimiento no se había ido. —Mamá, yo de verdad sólo quería jugar. No fue mi intención que pasara esto. —Susurró cabizbajo, recién salían del baño. —Ya, JiMinnie. Sólo no vuelvan a ir tan lejos sin la supervisión de nadie. No quiero que nada malo te pase, es sólo por eso que tus padres debemos saber cuándo sales, porque no puedes cuidarte solo de todo. Aunque le doliera escuchar eso de que, no podía cuidarse solo aún, ella tenía razón. Pero quería poder hacerlo, quería poder aprender de la lección y demostrar que sí podía cuidar de sí, y quizá le mejor manera era ser menos impulsivo y más coherente. Y aún así, no hizo más que comprender, que al menos si llegaba a salir, ya no sería invocando a los peligros, o en efecto, fuera de la vivienda sin el permiso. Asimismo, más horas de la tarde transcurrieron. La noche cayó al punto de adornar todo del cielo y ambas familias se encontraban disfrutando en el patio, en sillas, hablando de cosas de la vida o cualquier anécdota. Aaron y JiMin en cambio se encontraban un poco más alejados de los adultos pero en el mismo lugar, frente a una fogata y los malvaviscos puestos en palillos, con más paquetes de esas gomas de vainilla y frutas en un plato, y chocolate caliente humeante en una taza dispuesta para cada uno. A pesar de todo se estaba divirtiendo, también había cosas divertidas por hacer en un lugar más cerrado, como ese. Tal vez no jugarían a la pelota, pero sí cualquier otra cosa. Después del susto y el mal rato, a pesar de todo, JiMin se sentía bien, a gusto con la compañía de sus personas cercanas; era lo mejor del mundo. — Discúlpame, Aaron. La próxima vez es mejor quedarnos dentro de casa o no salir sin permiso, pero olvidando lo que pasó, igual fue un buen día. Podemos jugar a los vídeo juegos después. —Comentó JiMin, esbozando una sonrisa pequeña, pero de esas que igual cerraban sus párpados. Estar en compañía era lo mejor, eso era todo. No había necesidad de buscar mejores y más grandes lugares si estaba con la gente indicada. «[ concluido. ]»
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