#jessica cuello
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bone-free-as-the-wind · 1 year ago
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Woohoo, I'm reading from my book, The Loneliest Whale Blues, at this online reading tonight!
It's free, but you have to register at White Whale Bookstore.
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vmaddesso · 2 years ago
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Poetry…💖
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megacristalixblue · 4 months ago
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Lore de Elliot
Elliot nació en un pequeño pueblo, al principio no había nada raro en él y sus padres estaban felices de tener a su hijo Pero todo eso cambió a medida que Elliot crecía y sus dientes comenzaban a salir. A medida que los dientes de Elliot salían, sus padres notaban que estos eran anormalmente afilados y mas bien parecían colmillos de un depredador. Los padres de Elliot estaban perturbados por esto y les era difícil ver a su hijo.
Elliot se convirtió en un niño travieso e inquieto que le encantaba tener dientes afilados ya que le hacían sentir único y además que ahuyentaba con ellos a los niños que lo molestaban. Elliot ,cómo cualquier otro niño pequeño, quería incondicionalmente a sus padres y pensaba que ellos igualmente lo hacían con el. Lo que él pequeño no sabía es que sus propios padres le tenían miedo y temian que algún día Elliot los atacara
Un día un circo de fenómenos llega a la ciudad y el dueño se entera de la existencia de Elliot y le ofrece a los padres del niño una buena cantidad de dinero a cambio de que Elliot trabaje en el circo. Así fue como Elliot fue vendido al circo por sus propios padres.
Ya de ahí, la vida de Elliot se volvió un infierno aún siendo un niño. En el circo, el pequeño sufría mucho maltrato físico por parte del dueño y constantemente lo humillando, ni siquiera los otros fenómenos se acercaban al niño. Elliot fue llamado "El niño lobo" para los shows y le daban carne cruda para comer
Pasaron unos años y un día el circo llega a una gran ciudad y Elliot aprovecha esto para escapar. Elliot intentó sobrevivir como pudo en las calles, comiendo de la basura y robando. Una noche un hombre intentó atacarlo mientras Elliot buscaba comida. Elliot, en un intento desesperado por protegerse, muerde con mucha fuerza al tipo y finalmente acaba con su vida al morder y arrancar la carne del cuello del hombre.
Ahí es cuando Elliot descubre su gusto por la sangre y la carne humana. Dando origen así a su canibalismo. Después de varios años, conocería a Jack, Jessica y Jud, uniéndose al grupo de cazarecompensas, volviendose una linda y rara familia.
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Elliot's lore
Elliot was born in a small town, at first there was nothing strange about him and his parents were happy to have their son. But all that changed as Elliot grew up and his teeth began to come out. As Elliot's teeth came in, his parents noticed that they were abnormally sharp and looked more like the fangs of a predator. Elliot's parents were disturbed by this and it was difficult for them to see their son.
Elliot became a mischievous and restless kid who loved having sharp teeth because they made him feel unique and also scared away the children who bothered him with them. Elliot, like any other small children, loved his parents unconditionally and thought they did the same for him. What the little boy did not know is that his own parents were afraid of him and feared that one day Elliot would attack them.
One day a freak circus comes to town and the owner finds out about Elliot and offers the boy's parents a good amount of money in exchange for Elliot working at the circus. This is how Elliot was sold to the circus by his own parents.
From there, Elliot's life became hell even as a child. In the circus, the little boy suffered a lot of physical abuse from the owner and was constantly humiliated, not even the other freaks would approach the boy. Elliot was called "Wolf Boy" for the shows and was given raw meat to eat
A few years pass and one day the circus arrives in a big city and Elliot takes advantage of this to escape. Elliot tried to survive as best he could on the streets, eating from garbage and stealing. One night a man tried to attack him while Elliot was looking for food. Elliot, in a desperate attempt to protect himself, bites the guy very hard and ultimately ends his life by biting and tearing the flesh from the man's neck.
That's when Elliot discovers his taste for human blood and flesh. Thus giving rise to his cannibalism. After several years, he would meet Jack, Jessica and Jud, joining the group of bounty hunters, becoming a cute and strange family.
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theappledalek · 4 months ago
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Morning Headache
7:30 de la mañana de un 17 de agosto del año 2024 y he despertado con dolor de cabeza, creo porque anoche intenté ver una película sin lentes.
Tengo que desayunar a las 8:20 para salir del hotel a las 8:50 para estar en la tienda a las 9 am, hoy saldremos a las 8:00. Que horror.
He estado pensando mucho sobre por qué me duele tanto que piensen mal de mi, ya lo he sabido solo no lo había pensado tanto como estos últimos días. A veces me importa, a veces no. Es por eso que me dicen egocentrista porque el ego es lo único que me queda proteger.
Creo que todo comienza desde el divorcio de mis papás, recuerdo que la violencia intrafamiliar comenzó a los 9 años. No necesito esforzarme, se me hiela la piel cuando recuerdo que mi madre lanzaba ganchos de ropa mientras insultaba a papá, papá molesto volvía y tomaba del cuello a mi mamá...todo frente a mi, mientras intentaba ver la televisi��n para ignorar la situación.
El alcohol también fue un problema para papá. Al final, fue infidelidad y papá tuvo un hijo fuera del matrimonio con otra mujer. No recuerdo cómo fue que salimos adelante, hubo mucha ayuda de amigos y familiares (económicamente hablando). Lo único que tuvimos fueron los videojuegos y el futbol, supongo por eso sigo aferrado a eso.
Te taladra el cerebro escuchar a tu mamá llorar en la planta baja mientras te haces el dormido. Un niño que va a la primaria no debería llegar a la escuela con esos pensamientos tan confusos. Recuerdo que cuando sabía que mis papás se habían divorciado no sabía qué sentir o cómo acatar el problema.
Tenía 10 años cuando en una clase solo me giré y le dije a mi compañero de clase (ni éramos amigos) Chuy Becerra que mis papás se iban a divorciar, obviamente no me dijo nada porque es un niño...¿qué opinión tiene un niño al respecto?
En quinto de primaria recuerdo que en los días de ropa libre mi compañero Yahir Chávez se burló de cómo vestía (llevé camisa de tigres y short ese día). Al día de hoy tengo ese recuerdo aferrado a mi. ¿Por qué?
En 3ero de secundaria, mi amiga Celia Orduña comentó en clase que había 2 tipos de perdidas de padres...los que mueren amándote y los que te dejan por otra cosa porque olvidaron amarte ese día. Recuerdo que lloré con Karina sobre esa idea.
Cuando tenía 12 años era Catequista con otro grupo de jóvenes de la misma edad, jóvenes que después de ir a la iglesia pasábamos a comer comida chatarra y a jugar maquinitas. Como dije, los videojuegos hacían que olvidara la situación con mucha facilidad...a lo que Isabel Posadas preguntó "¿Oscar, por qué no hablas de tus papás?" y recuerdo que no supe que responder. Me preguntó después "¿Están divorciados?" y todavía como tonto respondí..."Separados." como para intentar mitigar la respuesta.
En la secundaria recibía correos del email del trabajo de papá con chistes o presentaciones de powerpoint con cosas de interés. No me gustaba cuando escribía cosas como "Ojalá un día puedas perdonarme.". Tenía 13 años, no sé qué hacer con esa información. Y entonces, sin supervisión paternal...crecí muy vago.
Cuando un papá te olvida y te deja en segundo plano, cuando una mamá dice "si no se hubiera ido él, yo también ya me hubiera ido"...bueno, ¿con qué te quedas?
Por eso pienso que todos quieren también dejarme. Me aferro mucho a mis amigos con los que he estado más de 10 años, los que me han demostrado que no importa si soy hijo de padres divorciados, los que nunca me han dicho nada sobre cómo vivo, qué estoy comiendo, cómo visto o cómo viajo. Me quieren.
Cesar, Laila, Ale, Gus, Susy, Jair, Hesbon, Burro, Annia, Jessica, Jos.
Por eso, siento mucho gusto cuando los papás de mis amigos me dan su aprobación. Los que dicen que soy un buen chico. Me hacen sentir como que no soy un desperdicio. Que tengo aunque sea un poco de valor.
Sergio, Alva, Conrado, Yolanda, Daniel...
Todos ellos me han mirado con tanto orgullo y me han dicho que están felices de lo que soy. Trabajador, honesto, bueno, atento...
Quiero quedarme con eso, quiero quedarme con esa aprobación de que no soy un producto del desecho del destino.
Tengo sueño, no quiero ir a trabajar. Me duele el corazón, me siento muy triste. Sigo con pensamientos intrusivos de hacerme daño porque tal vez merezco sufrir tantito antes de redimirme. ¿Por qué?
Hice cita con mi nutrióloga en 1 semana. Con la psicóloga la haré pronto. Quiero llorar. Gabriela Avilés me ha felicitado por mi trabajo.
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hyejungkook · 11 months ago
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It’s been a while, but I’ll be at AWP this year since it’s in my town! I’ll be reading at three off-sites and am on a panel on community building with Anna V. Q. Ross, Molly Sutton Kiefer, Nadia Colburn, Julie Choffel. Would love to see you 💗
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Wednesday Night Poetry
Wednesday, February 7th
6:30-10:30 (I read at the end)
Charlotte Street Foundation
In a very special off-site gathering, Wednesday Night Poetry—the longest-running consecutive weekly open mic series in the country—convenes at one of Kansas City’s most iconic art spaces, the Stern Theater at Charlotte Street! This is a SAFE SPACE. Open mic style, open to all WNP poets. One poem per poet, three to four minutes, any theme. Poets will read from 6:30 to 10:30 p.m. Sign up with the Google Form. Come share a poem, stay for community and togetherness. Wine and refreshments provided. Charlotte Street is located 2.9 miles away from the conference hotel, a ten-minute drive. Uber/Lyft encouraged.
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Wild Patience: A Poet-Mom Reading
Wednesday, Feb. 7th
5:30-8:00 PM
21c Museum Hotel
219 W 9th St, KCMO 64105
Eighteen poet moms, drawing from a variety of poetic practices and traditions, will share work that occupies the overlapping spaces of our lives—war zone and garden, city and body, climate and house, populace and child. Readers include Tess Taylor, Iris Jamahl Dunkle, Keetje Kuipers, Nicole Callihan, Julia Kolchinsky Dasbach, among others. Cash bar opens at 5:30 p.m. in Gallery One, reading starts at 6:00 p.m. in Main Gallery.
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Write Through It, Write To It: Finding Community in Adversity
Thursday, Feb. 8th
3:20-3:45 PM
Room 2211, Kansas City Convention Center, Street Level
The past years have upended how and who we think of as community. Locked down in our homes and tethered to Zoom, suddenly writers several continents and time zones away were as close as those next door. As poets, essayist, teachers, and editors we’ll explore the creation of community through difficulty. How do the exigencies of today’s convergent crises and new technologies put pressure on and also invigorate communities? We’ll discuss ways to persevere and find restorative and lasting exchange. Panel with Panel with Anna V. Q. Ross, Molly Sutton Kiefer, Nadia Colburn, Hyejung Kook, Julie Choffel.
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As if Conjured: A Poetry Reading Celebrating Publication of THE FAMILIAR by Sarah Kain Gutowski
Thursday, Feb. 8th
6-8 PM
Bliss Books
3502 Gillham Rd, KCMO 64111
Readings by Sarah Kain Gutowski, Jessica Cuello, Cynthia Marie Hoffman, Vincent James, Hyejung Kook, Ananda Lima, Eugenia Leigh, and Marcus Myers. Free drink tickets for the first twenty attendees!
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kingblueyellowbird · 1 year ago
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Get Thee Behind Me, Assbutts (Traducción)
Capítulo 21: Haunted
Historia de @ladyknightskye
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Jessica Moore había perseguido a Sam durante casi cinco años. Al principio, su fantasma le había seguido de cerca los talones, su suave voz aún persistía en su oído, su sonrisa apenas asomaba por el rabillo del ojo. Pero a medida que pasaban los años, ella comenzó a desvanecerse, volviéndose cada vez menos presente. Sin embargo, todavía había momentos en los que rugía.
Como ahora.
Sam se despertó de golpe, con el corazón latiéndole como un tatuaje furioso en el pecho. Su pesadilla persistía, el fantasma de su primer amor gritando en su cabeza. Estaba tumbado de nuevo en el jergón que habían hecho en el suelo, Dean y Cas enrollados el uno alrededor del otro a un lado, él y Lucifer codo con codo al otro. Gabriel estaba arriba con Jo. Dean, acostumbrado a que se despertara sobresaltado por la noche, sólo levantó la cabeza, lo miró y luego volvió a tenerla enterrada en el cuello de Cas. Los ojos del ángel de pelo oscuro estaban abiertos, pero cuando Dean volvió a acurrucarse, se cerraron.
Lucifer también lo miraba fijamente. Sus fríos ojos azules se clavaron en la cara de Sam.
—¿Estás bien?
—No —espetó Sam—, no lo estoy. —Con Jess todavía presente en su mente, no quería hablar con Lucifer—. Acabo de tener una pesadilla sobre el asesinato de mi novia. Volver a cazar y ya sabes, comenzar el Apocalipsis.
Lucifer tuvo la gracia de estremecerse. 
—Lo lamento.
—¿Lo lamentas? —Sam gruñó— ¿Realmente lo lamentas? Ella era solo una humana tonta. No uno de los 'tuyos'. ¿Por qué diablos te importaría?”
Lucifer reaccionó como si Sam lo hubiera abofeteado. 
—No dije que lamentaba que muriera, dije que lamento que hayas tenido una pesadilla.
—¿Ves?¿ves? Ese es el problema. No te arrepientes de que muriera. ¡No te importa ella, ni mi mamá, ni mi papá, ni ninguna de las personas que murieron solo para que pudieras salir y destruirlo todo! Ni siquiera te importa el hecho de que maté a Ruby por ti. No te importan los demonios, los humanos o los ángeles. Todo lo que te importa eres tú mismo.
—No te atrevas a suponer saber quién o qué me importa, Samuel.
—¿Por qué? ¿Qué vas a hacer? ¿Lastimarme? Todavía necesitas que diga que sí para que puedas pelear con Michael.
—No, realmente no. ¡Te lo dije, no voy a seguir con el apocalipsis!
—¿En realidad? Entonces digo que sí. ¡Ven a buscarme! —Sam abrió los brazos de par en par, su rostro envuelto en un gruñido. Lo que sucedió a continuación fue todo lo contrario de lo que esperaba. Una parte de él sabía que Lucifer no lo poseería, pero había estado apuntando a la ira. Para que Lucifer lo aleje con dolor.
No esperaba encontrar manos ahuecando su mandíbula, labios sobre los suyos. Fue un beso casto, seguro y firme.
—Lamento haberte causado dolor. —Lucifer dijo.
Sam se apartó. Fue demasiado, demasiado pronto.
El corrió.
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—Esto... No es bueno.
—La subestimación del siglo —Gabriel murmuró.
Los dos ángeles se sentaron en el porche. Lucifer estaba sentado en el patio delantero, mirando la hierba con una expresión completamente inexpresiva. Anoche se había encerrado tanto en el chat grupal que había despertado del letargo a Castiel y Gabriel y había hecho que Dean y Jo se asustarán. Luego habían ido a buscar a Sam, que se había alejado a pisotones en dirección al depósito de chatarra. Ninguno de los dos admitiría exactamente cuál fue el daño.
—Creo que Sam tuvo una pesadilla —murmuró Castiel—. Pero él no habló de eso conmigo. Él y Lucifer tuvieron una conversación y luego Sam se fue.
—Bueno, podríamos intentar hablar con Sammich, pero dudo que eso ayude mucho. Él sabe que estamos del lado de Lucifer.
—Dean ya lo intentó. Sam se niega a decir nada.
—Y Lucifer ni siquiera nos mira —Gabriel reflexionó.
—Lo besé.
Los dos ángeles más jóvenes miraron a su hermano mayor. 
—¿Qué? —dijeron al unísono.
—Besé a Sam, y él salió corriendo.
—Luci, vamos —Gabriel dijo suavemente—. Sabes que el chico tiene mucho que trabajar. Él no te está rechazando.
—Estaba enojado porque no me importaba su novia muerta —dijo Lucifer. Él resopló en voz alta—. Quiero decir, no quiero ser más insensible de lo que suelo ser, pero me alegro de que esté soltero.
Castiel cerró los ojos. 
—Lucifer. Por favor, dime que no dijiste eso.
—No lo hice. Me dijo tonterías porque lamentaba que ella estuviera muerta, y aclaré que lamentaba que él estuviera sufriendo. Porque estoy. Sam es mío de la misma manera que Jo es tuya Gabriel, y Dean es tuyo Castiel. No quiero que le haga daño. Yo... Le daría el mundo en bandeja de plata si me lo pidiera.
—¿Lucifer? —La voz de Sam era suave en el chat— ¿Puedo hablar contigo? ¿En el depósito de chatarra?
Gabriel y Castiel compartieron una mirada cuando Lucifer saltó y se apresuró a rodear el costado de la casa. 
—Tres barras de Snickers y un Tootsie Roll a que Sam le dice a Luci que retroceda y le dé espacio después de disculparse.
Castiel ladeó la cabeza. 
—Cuatro Butterfingers dice que Sam lo besa y le dice que deben tomárselo con calma después de disculparse.
Gabriel arqueó una ceja. 
—¿Crees que Sam va a hacer eso?
—Sam tiene dificultades para resistir la tentación. ¿Cuánto de la situación actual en la que nos encontramos se debe a que ese chico no puede luchar contra sus impulsos?
—¿Crees que Sam está tentado por Lucifer?
—Sí.
—Humph. —El arcángel negó con la cabeza—. Lo que tú digas hermanito. Pero, ¿por qué Butterfingers?
—Me gusta el crujido.
—¿Le dijiste eso a Dean?
—Cállate, idiota.
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—¿Estás enamorado de mi?
Decir que Lucifer no esperaba eso sería quedarse corto. Sin embargo, había hecho la promesa de no mentir, incluso si se ofuscaba y prevaricara con los mejores. 
—Sí.
Sam miró a lo lejos. 
—Lamento haber reaccionado exageradamente anoche.
Lucifer se encogió de hombros. 
—Quiero decir, soy un imbécil, y Gabe me ha asegurado que soy una bolsa llena de pollas, entonces...
Una comisura de los labios de Sam se curvó. 
—No discutiré con él allí —dijo Sam en voz baja—, pero ya sabes, para un tipo que odia a los humanos, seguro que pareces adoptarnos bastante rápido. Quiero decir, curaste a Bobby sin que te lo pidiera. Has dedicado gran parte de tu Gracia a proteger el depósito de chatarra por nosotros, no sólo por mí. Tal vez esto es increíblemente ingenuo, pero... Quiero creer que eres genuino. Que no estás mintiendo. Quiero decir, quiero creer que tú...
—¿Qué te amo? —Lucifer presionó.
Se quedaron de pie, mirándose torpemente el uno al otro. Entonces Sam se rio. 
—Eso realmente debería asustarme, ¿sabes? Que toda mi vida, todo en el Cielo y el Infierno ha estado tratando de convertirme en tu vestido de graduación, como le gusta decir a Dean, pero aquí estoy pensando que tener a Satanás como mi novio podría no ser tan malo después de todo.
—No necesito que correspondas a mis sentimientos, Sam —dijo Lucifer en voz baja, con el corazón rompiéndose un poco—. Solo deseo asegurarme de que estés a salvo. Para asegurarte de que eres feliz. Si te hace más feliz no estar cerca de ti-
—Whoa, detente justo ahí. —Sam se volvió completamente hacia él—. Eres parte de nuestro coro. No voy a obligarte a renunciar a todo porque tengo cosas en las que trabajar. —Él ladeó la cabeza—. Además, no puedo imaginar lo difícil que fue para ti en la Jaula. Estabas solo, ¿no?
Lucifer bajó la mirada. No tenía muchas ganas de hablar de su estancia en la Jaula. Solo en la oscuridad, capaz de oír los gritos de las almas torturadas pero incapaz de hacer nada para aliviar su soledad. Los ángeles eran criaturas sociales -se agrupaban en sus coros, nunca solos, ni siquiera Michael al principio porque tenía a Dios y a la Oscuridad y a la Muerte-.
—Pero, ¿Quién ora por Satanás? —Sam dijo suavemente—. Quién en dieciocho siglos, ha tenido la humanidad común de orar por el único pecador que más lo necesitaba, nuestro único compañero y hermano que más necesitaba un amigo, pero que no tenía ni uno solo...
Levantó la vista y encontró al joven sonriendo con nostalgia. 
—Mark Twain —dijo Sam a la pregunta no formulada—. Pero es verdad. ¿Quién ora por ti? Como dije, puede ser ingenuo, puede ser estúpido, pero… 
Sam entró en el espacio de Lucifer y suspiró.
—Tendremos que ir despacio porque Dios, tengo tantos problemas, pero… —Se inclinó y le devolvió el beso a Lucifer.
Era casto y dulce, pero Lucifer sintió que su corazón estallaba. Por un momento pensó que era su corazón físico, pero luego se dio cuenta de que era tan jodidamente feliz. Permitió que sus muros cayeran y que todos sintieran su felicidad. Sam le estaba dando una oportunidad.
—Me debes cuatro Butterfingers.
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Esta es una traducción autorizada. Recuerden apoyar la historia original.
Divisores de  cafekitsune
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cjvno · 7 months ago
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Ambas cejas alzadas y su mirada se fija en el material que esta leyendo, interesante " hay varias cosas, pero no creo tener el tiempo de leerlo, nos tienen un poco hasta el cuello con las clases y me tengo que preparar para adaptación " hizo una mueca antes de mover la cabeza para que le acompañara " pues vamos, ¿ya comiste? No he tenido el placer de probar el pan francés, y mi mejor amiga insiste en que es el mejor de todo el mundo, ¿le creo? " Jessica podría ser muy insiste y juno no tenía mucha paciencia " podríamos ir por un café también, así espabilas un poco " propone, pues ahora que lo piensa mejor, le ha dado hambre.
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Meneó la cabeza luego de levantarla para ver de lleno a Juno. "Casi me quedo dormido. Demasiada teoría en muy poco tiempo" le replicó señalando con el mentón el libro que permanecía abierto sobre el escritorio. Alzó sus cejas, curioso. "¿Y? ¿Hallaste algo interesante?" quiso saber mientras cerraba la tapa del ejemplar. Ya no continuaría leyendo. "Me encantaría. Creo que necesito salir de aquí. ¿Qué te gustaría hacer? Podemos caminar por los alrededores del centro" propuso, encogiéndose de hombros.
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goreprofonde · 3 years ago
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“I suppose each hole
of my body is an eye. Especially my mouth—
repulsed by the heat of its need.”
- Jessica Cuello, Dear Creature.
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largethingslargerthings · 4 years ago
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Meditative Week of Poetry: Jessica Cuello
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There was no daycare in those days, she said.
One beat my brother when he peed his pants, another took us to see our father, but our father
didn’t live there and we don’t know who we saw.
The worst of all was also our savior, the giant boy who ran barefoot in the road to pull us from the fire.
He hid the burnt flesh from our eyes, he lay us
on his hard floor while our mother stayed back with the burning. Once he ripped a mushroom
from my hand that I had saved. I’d cupped it
in my palm but did not press. When I was hungry I saved my food until I was alone. He flung it past
the fence. This is poison. After the fire I don’t remember
where we slept or what we wore. One time I stood on his sidewalk while his mother gripped his neck.
With the other hand she shoved a bar of soap into
his mouth again, again. It didn’t fit and I watched in silence because that’s what we did with pain.
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a-asterbear · 9 months ago
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Investigando saque un analisis donde me di cuenta que este fue uno de los antecedentes para que se diera una variacion o en su dado caso nacimiento en el siglo XIX el famoso estilo marinero/Navy Style que fue COCO CHANEL quien le dio ese toque Chic y lujoso.
En base a esto desde el siglo XVIII se empezaron a utilizar mas siluetas destructuradas como lo cita parte del texto por las guerras sucitadas que generaron desquilibrios( en este caso la caida del primer imperio frances) en todos los ambitos y si hacemos hincapie al siglo XVIII la camisa de rayas azules y blancas nacio de los pescadores de la gran bretaña que luego esa emblematica playera pasaria a ser el uniforme de los marineros del segundo impero frances agregando que ellos impusieron que se usara junto con pantalón de pata ancha, una camisa blanca con cuellos azules, abrigo corto de lana y un jersey a rayas despues de eso llego una familia de saint jaimes de la normandie francesa para abrir un taller vendiendo ese tipo de prendas(hasta el dia de hoy lo siguen haciendo) entonces fue hasta el siglo XIX que llego COCO CHANEL con su primera boutique de ropa que estaba ubicada en un lugar de personas ricas lo cual funciono y siguio hasta 1917 agregando prendas con estilo navy.
PERSONAS QUE HAN USADO EL ESTILO NAVY/MARINERO.
Taylor Swift,Kate Moss, Sarah Jessica Parker y más recientemente Olivia Palermo.
DISEÑADORES/MARCAS QUE SE HAN INSPIRADO EN EL ESTILO MARINERO/NAVY.
Yves Saint Laurent en los setenta, Jean Paul Gaultier en los ochenta, Firma Castañer y OYSHO.
FUENTES.
Tomàs, A. (2021, 27 mayo). Cómo una humilde camiseta marinera conquistó a la alta sociedad y se convirtió en un clásico. La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/magazine/moda/20210527/7479813/mariniere-inmortal.html
Asainzfashionhistory. (s. f.). Revolución francesa 1789-1799. Tumblr. https://www.tumblr.com/asainzfashionhistory/158284411713/revoluci%C3%B3n-francesa-1789-1799
*SI HAY INFORMACION ERRONEA ACEPTO RETROALIMENTACIONES.*
Naturalismo (1780-1800)
Esta fue una corriente artística la cual se caracterizó por el rechazo de la extravagancia sin sentido y lo artificial.
Fue una manifestación del creciente resentimiento del pueblo hacia la monarquía francesa. Por lo que hicieron a un lado toda la extravagancia y regresaron a lo natural, la simplicidad y lo informal.
Hubo un rechazo simbólico a la estructura de las clases sociales y abandonaron los cosés, panniers y pelucas empolvadas.
Se inspiraron mucho en las tendencias americanas, que eran más simples. El vestido común de la mujer era un –robe a la anglaise- Y los hombres vestían un –Redingote- que básicamente consistía en una casaca o saco.
Con esta corriente las siluetas cambiaron un poco, la cintura se elevó hasta abajo del busto y las estructuras de la falda siguieron siendo bombachas pero con crinolina en lugar de estructuras duras. Estas faldas se usaban más grandes sólo en la corte. También se usaban rellenos para levantar los pliegues y “aumentar” las   caderas. Los corsés no se dejaron de usar del todo, llevaban unos menos estructurados, más naturales y de lino. En esta época se seguía pensando que mientras más capas de tela eras de mejor posición social.
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Como accesorios llevaban un sombrero bonete y un fishú (pañoleta acomodada en forma de X tipo Adelita).
Con los hombres, el pantalón se volvió más discreto y cómodos.
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smallpressdistribution · 6 years ago
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"I never wore that color or lifted my teeth wide
I never went back and tore that rope
I never swallowed those men"
-Jessica Cuello
Good morning, internet! xoxo
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clickinmy-ear · 2 years ago
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“This strange little poem from LIAR is about love for libraries. The whole book was dedicated to librarians. Librarians were always a source of love for me.” - Jessica Cuello
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poem-today · 3 years ago
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A poem by Jessica Cuello
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AFTER
No one wanted to clean the blood in the shower, so no one did.
Four days went by. My uncle would
not go in; my father was missing; police don’t do cleanup. At last,
my uncle’s fiancé went in with a bucket.
She was new to our country. The death was not hers. She was nineteen
and went down on her knees. She wore
rubber gloves. A year later she married my uncle. Her beautiful face glowed
by a candle; her dress was a shiny, deep
peach, not white. No one was closer to my age when my mother shot herself.
Back then, I used to clutch my shoulder
with the opposite hand. One day she stopped me, and gently lifted my arm.
Uncross, she said, Let your chest see.
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Jessica Cuello
More poems by Jessica Cuello are available through her website.
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lemmythelemuel · 2 years ago
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Resumen de Frailty
Bueno, y aqui estamos con el primer resumen estrenando esta plataforma, hoy os traigo Frailty, la primera historia de la nueva saga de libros de FNAF: Tales from the PizzaPlex.
Una historia que actua de secuela de cierto Fazbear fright, ahora lo vereis.
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Jack, el Técnico de Emergencias Medicas estaba haciéndole el RCP a un chico que yacía en el suelo en una fría noche lluviosa.
El adolescente se había estrellado por la velocidad a la que iba contra un árbol, por desgracia, Jack no pudo revivirlo.
Mientras hablaba con su compañero, a Jack le pareció ver una sombra acercándose al cada ver, una sombra con un cuchillo, Jack intento interceptar a esta sombra de forma femenina, pero esta escapo, sin embargo, el adolescente había revivido, era un milagro, asi que rápidamente fue trasladado al hospital.
***
“vaivén, vaivén”
Decía Jessica mientras mopaba el suelo en el ala infantil del hospital, ella recordaba esas palabras de su pasado, pero no de cuando.
Seguía mopando, tapando su cara con su largo pelo negro, para no ser vista y para no ser notada, siempre iba completamente vestida de negro con ese propósito, pasar desapercibida.
Jessica escuchaba como un niño llamado Brian era felicitado por estar recuperándose, este parecía mas hambriento, y sus padres le prometieron que cuando este completamente recuperado irían al Freddy Fazbear MegaPizzaPlex a celebrar.
Sin embargo, la madre noto algo raro, la cama del niño estaba llena de unos extraños copos de plata, las enfermeras estaban extrañadas, pero dijeron que le cambiarían las sabanas, mientras tanto, Jessica seguía mopando.
“Vaivén, vaivén...”
***
El asistente de enfermería, Colin, hablaba con la enfermera Macy sobre lo rara y frágil que se veía Jessica, casi daba miedo, Macy, sin embargo, le decía que no causa problemas y solo era una niña de 14 años, no podía hacer ningún mal.
de repente sonó un “Clang” y encontraron en el suelo una lata oxidada, ¿de donde había salido? Macy llamo a Jessica la cual estaba mopando cerca y le pidió que se llevara la lata, tras eso la felicito por su trabajo.
***
En su descanso, Jessica fue a la capilla del hospital, le gustaba ir allí a rezar, agarro la cadena de su cuello y empezó a rezarle a su colgante de plata.
Ahora tenia apenas la forma de una medialuna, pero anteriormente tenia forma de corazón, ahora estaba casi gastado, Jessica rezaba:
“Porfavor, ayúdame a hacer el bien y cumplir mi propósito, ayúdame a hacer la diferencia, Ayúdame a ayudar a los demás, a los enfermos, dame la fuerza para corregir mis errores, el coraje para hacer lo correcto...
gracias...”
Alguien le pregunto si estaba bien, este se presento, era el padre Jeremiah, Jessica se presento también a lo que Jeremiah al verla tan pálida le pregunto si se encontraba bien.
Jessica explico que trabajaba como conserje en el ala infantil y que estaba bien, esta también menciono que Macy le felicito por su buen trabajo.
Jessica esperaba estar haciéndolo de verdad, este trabajo era la oportunidad perfecta para ayudar a la gente con su colgante, tuvo suerte que no la pillaran en el exterior cuando salvo a aquel adolescente en el accidente de trafico.
Casi la pillaron, pero no lo hizo, no dejaria que nunca la pillen.
Jeremiah menciono que Macy era una enfermera muy amable, y tras mencionar lo bonito que era su colgante, ambos se despidieron, no sin antes decirle que ahí le tenia para hablar si algún día le necesitaba.
***
Jessica se fue al baño y se puso maquillaje para tapar sus ojeras, en el pasado, a ella le importaba el aspecto, solo quería ser encantadora, en el pasado ella tenia amigos, familia, era feliz, ahora ya nunca sonreía, y parecía mas frágil cada día.
Algo paso un día, tomo una mala decisión y se dio cuenta de que ya no podía ser una vida normal, así que ahora huyendo de su pasado, trata de enmendar esa mala decisión que cometió.
Jessica salió del baño y mientras limpiaba vio a un niño nuevo, de pelo marrón abrazando un elefante de peluche verde, ella se acerco a el, agarro su colgante y un cuchillo y empezó a rallar el colgante espolvoreando la plata en el niño.
Jessica empezó a sentirse débil, eso significa que había funcionado, que el niño había sido curado, este despertó y con sus grandes ojos verdes le pregunto si era un ángel, a lo que Jessica le dijo que no, le dijo que contara ovejitas y durmiera, a lo que el niño decidió contar elefantes verdes en su lugar y se durmió plácidamente.
mientras se iba, noto como algo caía al suelo, un resorte oxidado, Jessica lo tomo y se deshizo de el.
***
Jessica se sentó en el laboratorio del instituto West Wilson High, en la clase de ciencia e ingeniería, como siempre, trataba de pasar desapercibida, aunque eso no la libraba de insultos como “la niña zombie”, “maniqui”, “bruja” entre otros, a parte de eso, todos la ignoraban.
Ver la vida normal de los demás, le recordaba que ella también tuvo una vida normal, pero por su terrible decisión, aprendió que algunas cosas no pueden ser revertidas y solo había que seguir adelante.
Mientras sus compañeros se reían de ella por como la habían visto rondando por el cementerio, alguien le tiro un borrador, de repente, un chico rubio de ojos azules y piel color caramelo apareció y recogió el borrador, este se presento como Robert, y le dijo que ignorara a esa gente.
Era un chico nuevo, habían personas así en su antiguo instituto y el tenia 0 interés en ser amigo de estas personas, la profesora Willoughby mando a callar a la clase y organizo un trabajo en equipos, donde Robert escogió a Jessica, juntos iban a construir un robot.
***
Después de clase, estos organizaron todo para el robot, la profesora indico que lo mejor que podían hacer eran salvar piezas viejas en lugar de comprarlas, asi que Robert propuso ir a una chatarrería a buscar cosas.
Jessica se estremeció, recordó su pasado y le dijo que no podía ir, que tenia trabajo y lo sentía mucho, tras despedirse de Robert esta fue al cementerio, a un viejo mausoleo, alli es donde realmente vivia desde que abandono su pasado, un lugar solitario y tranquilo donde nada podría prestarle atención.
Alli tenia su saco de dormir, un poco de cosas para asearse y la unica cosa que conservaba de su pasado: Una pequeña pata de conejo blanco.
En el pasado creia en la suerte, pero ya no, ahora solo era un recordatorio de lo que habia perdido.
***
Macy estaba contenta, al parecer los niños en el hospital cada vez estaban mejor y compartió con Jessica su entusiasmo, le dijo que siempre que tuviera una victoria, debia tomarla.
Mientras avanzaba, encontró un tenedor oxidado, ¿de donde estaba saliendo toda esta basura? esta llamo a Jessica y le pidio que lo recogiera.
“Maldita sea, me he pasado ese de largo” pensaba Jessica, y tomo el tenedor tirandolo a la basura.
Mientras seguía limpiando, paso por la habitación de una chica nueva, una adolescente de su edad, pelirroja y con pecas, esta se percato de Jessica y la llamo.
Su nombre era April, habia sido admitida esta mañana, April le pregunto porque querria trabajar en un lugar con tanta gente enferma, a lo que Jessica le dijo que le gustaba ayudar, April pregunto si no le molestaba hablar con ella, ya que muchas personas le trataban con pena o lastima.
Jessica le dijo que no tenia que tratarle de diferente manera, lo que alegro a April, esta le pidio que se pasara de vez en cuando a verla.
***
Jessica y Robert trabajaban con el Minirobot, Jessica no estaba haciendo nada porque no queria tocar la chatarra ya que le despertaba recuerdos que no queria revivir, la profesora Willoughby paso a ver como iban y pese a que Jessica no hacia nada, Robert menciono que era muy buena compañera.
Jessica no veia justo eso, asi que decidio ayudar, sintiera lo que sintiera, asi que tomo unos pedazos de chatarra y ayudo a Robert, con alivio viendo que no pasaba nada, sintio exito.
***
Macy revisaba los signos vitales de Billy, el cual habia empezado a mejorar, el niño le pregunto cuando volveria el angel que le ayudo a sentirse mejor, queria verla de nuevo.
Macy le dijo que quizas tenia un angel guardian, a lo que el niño se alegro, de repente se escucho un Clang fuera de la habitación, 
Fuera habia un silenciador de coches oxidados, ¿que narices pasa? la chatarra solo aparece en el ala infantil, Macy, harta de este bromista decide buscarlo, lo que siguiendo pistas la lleva a la capilla.
Esta tiene una conversacion con Jeremiah sobre el bromista (hacen un chiste con prankster) y sobre Jessica, como se preocupan por ella y necesitaria una amiga.
Mientras se iban, Macy encontro aun mas chatarra, esta vez un candado oxidado.
***
Jessica estaba en el taller del padre de Robert, el cual era ingeniero, Robert sugirio ponerle un nombre al minirobot a lo que Jessica sugirio Minirobot 5000.
Robert dijo que era un nombre muy simple a lo que Jessica contesto:
“Los robots no son siempre tan originales, a veces tan solo esta hecho de vieja y aburrida chatarra oxidada.”
Jessica sintio una tristeza, creia que ya habia superado esto, que ya se habia aceptado a si misma, pero últimamente estaba volviendo a despertar sus sentimientos, los que tanto ocultaba ¿porque ocurre esto?
Alguien toco a la puerta, una amable mujer de pelo rubio, la madre de Robert, les trajo unos Brownies, el postre favorito de Jessica, Robert dijo que su madre era una gran pastelera y que tenia que probarlos, Jessica no queria darse placeres, no los merecía, pero por la insistencia de Robert lo hizo y... estaba delicioso.
Robert le dijo que ella no era como las otras chicas, y que le gustaba mucho, asi que le pidio si queria ir con el al baile de graduación.
Jessica nerviosa, le dijo que preguntaría si el hospital le dejaba la noche libre.
***
Pero en realidad Jessica se habia ido a rezar, necesitaba guia, asi que rezo al colgante:
“Porfavor, ayudame a saber lo que tengo que hacer, porfavor, guiame, no sabia que esto pasaria, tenia un plan, y ahora las cosas han cambiado, pensaba que podia contenerme y hacer lo correcto, pero ahora todo se esta desmoronando...”
Jeremiah se acerco a ella y le pregunto que le pasaba, Jessica le conto como habia dejado atras su pasado, que estaba haciendo todo lo posible para ayudar a la gente, pero las cosas han cambiado, y no sabe si es correcto dejar que una parte de su anterior vida vuelva.
Jeremiah le pregunto porque sentia que no merecia eso, a lo que Jessica menciono que en el pasado hizo algo, en su oscuro oscuro pasado, asi que dejo todo atras, pero ahora viene esa oportunidad, y no sabe si esta bien que recupere una pequeña pieza de si misma.
Jeremiah entonces contesto que dar es un gran don, pero tambien tiene que estar lista para recibir regalos y oportunidades, Dios quiere a todos sus hijos por igual, y desea que sean felices.
Jessica se despidio, mientras Jeremiah la miraba con lastima, pobre niña, ojala pudiera hacer mas para ayudarla.
Mientras se iba, encontro un engranaje oxidado en el suelo, que extraño.
***
Mientras Jessica mopaba, escucho como April la llamaba, esta le conto que tenia cancer en la sangre, pronto perderia el pelo, Jessica no respondio, a lo que April le pidio que le hablara de la escuela.
Sus amigos no venian a verla porque no querian hablarles de su vida para que no se sintiera mal, pero April queria escuchar las historias de los demas, Jessica no le conto su pasado, pero le hablo de Robert, y de como le invito a la fiesta de graduacion.
April se imagino a ella en una fiesta de graduacion, siendo la reina del baile y luego saliendo con un chico como Robert a la playa y finalmente besandose bajo la luna.
Jessica imaginaba lo mismo, April indico que estaba cansada y que ya seguirian hablando, Jess miro el colgante, podia ayudar a April, pero ¿debia hacerlo?
Jessica decidió no hacerlo ya que como Jeremiah le dijo, debería estar dispuesta a recibir también.
***
Jessica y Robert quedaron en el cementerio para probar a MiniRobot 5000, todo parecia en orden, y Jess aprovecho para confirmar que iria a la fiesta, esto alegro a Robert que le dijo que iria a buscarle, Jess dijo que ella iria sola y se encontrarian ahi.
Ahora Jessica tenia un problema: El vestido.
***
Macy vio a Jessica mopando y recordo como ella y Jeremiah hablaron sobre como necesitaba una amiga, asi que ella decidio tomar la iniciativa para hablar con ella, una vez insistio si le pasaba algo, Jessica le conto lo del baile y el vestido, a lo que Macy se ofrecio a acompañarla a una tienda en el descanso.
Jessica eligio un vestido y unos zapatos purpuras que podia permitirse con el dinero del trabajo, ya que casi nunca se lo gastaba, la dependienta dijo que estaba muy guapa, confundiendo a Macy como la madre de Jessica.
Macy asintio, sin corregir a la señora, cosa que sorprendio a Jessica.
***
Habia pasado una semana y Macy estaba preocupada por Jessica, ¿porque no tenia una madre, o alguien que le ayudara con el vestido? ¿que seria de su familia? Macy decidio buscar su solicitud y ver donde vivia Jessica para visitar a su familia y hablar de sus preocupaciones.
la direccion era el 333 de Cemetery Lane, pobre Jessica, vivir cerca de un cementerio, quizas por eso es asi.
Cuando llego aparecio una anciana, esta le dijo a Macy que no vivia ninguna Jessica aqui, lo que sorprendio a Macy, Jessica habia mentido sobre su dirección
***.
Jessica estaba en un lugar oscuro, tenia su vestido de la fiesta, ¿acaso habia muerto? No habia ayudado a April, ni ido al baile, aun no era su hora.
Camino por el vacio preguntando si habia alguien, hasta que escucho una pisada metalica...
Jessica se horrorizo cuando lo escucho... No... Jessica huyo horrorizada sabiendo el horror que la estaba persiguiendo... pero los pisotones metalicos se escuchaban mas veloces.
De repente algo le arranco un brazo
y luego el otro
Jessica gritaba de dolor y agonia mientras notaba como algo le agarraba el colgante.
“No porfavor, no me quites el colgante”
Jessica desperto en el mausoleo, y por primera vez se dio cuenta que queria vivir mas que nunca.
***
Era el dia de la prueba con Minibot 5000, Robert estaba nervioso asi que Jessica para calmarlo le dio su pata de conejo blanco para que le de suerte.
Robert decidio darle su brazalete de cuero que siempre llevaba, queria que ella lo tuviera.
Una vez fue su turno, Jessica manejo el robot (el cual ahora estaba pintado de azul, el color favorito de Robert) agarrando una lata de refresco y se la dio a la señorita Willoughby, esta muy alegre tomo un sorbo y felicito a los chicos por su gran trabajo.
Una vez en su sitio, una chica llamada Tina le felicito y dijo que el proximo año deberian trabajar juntas, a Jessica le alegro, pero el cambio que estaba sufriendo su vida le aterraba.
***
Jessica decidio visitar a April, pero estaba dormida, esta vio como las enfermeras hablaban de que April cada vez estaba peor y los medicamentos no funcionaban, Jessica penso: ¿Deberia ayudarla? ¿O ir a la graduacion?.
Macy la vio, y le deseo lo mejor en la fiesta, pero cuando le conto lo de su direccion sonaron las alarmas, April estaba empeorando.
Jessica aprovecho el caos para ir a la capilla, queria preguntarle a Jeremiah si habia vida despues de la muerte, pero el estaba con otra persona, asi que rezo:
Ayudame a entender si estoy haciendo lo correcto, he tomado malas decisiones en el pasado, dame una señal, lo que sea, ¿Que debo hacer? No puedo aguantar mas, necesito guia.
Pero no habia señal, Jessica se sentia sola, por primera vez en mucho tiempo, no habia sentido esto desde cuando descubrio que habia cambiado para siempre.
Viendo que no recibia respuesta, decidio ir a la fiesta y recuperar su vida por si misma.
***
Llego el momento, Robert y Jessica se encontraron y como Jessica queria experimentar cada momento, decidio bailar, ambos se miraban, alegres de conocerse el uno al otro, de lo felices que se hacian, se iban a besar.
Era la primera vez que se besaba con un chico, y justo cuando sus labios se presionaron con los de Robert, este se pregunto que demonios pasaba.
Su cara, la cara de Robert estaba llena de Grasa oxidada y sucia, en su cara y en sus labios y habia salido de Jessica, esta se disculpo y intento ayudarle pero este se echo para atras, escupio el suelo y grito: 
Que asco
Jessica huyo horrorizada, mientras todos la veian con la cara llena de grasa de aceite.
Risas, Gente horrorizada, Jessica habia tomado la decision incorrecta y debia salir de ahi, debia ir al hospital.
***
Macy estaba preocupada por April, pero tambien por Jessica, mañana cuando la encuentre se sentaran y no mas excusas, le hara explicarle la verdad.
De repente la puerta del hospìtal se abrio, era Jessica en su vestido de graduacion, con grasa saliendo de los ojos, los orificios de la nariz y de la frente, esta chorreaba hasta su cuello manchando su vestido nuevo.
Macy iba a preguntar que habia pasado pero esta se fue corriendo, Colin llamo a seguridad.
Jessica se encerro en el cuarto de April mientras Macy la llamaba, no podian abrir, Jessica habia atascado la puerta, entonces vieron el cuchillo, alarmandose por lo que iba a hacer.
Jessica espolvoreo con el cuchillo lo ultimo que quedaba del colgante sobre April, Jeremiah llego y junto a seguridad lograron abrir la puerta, pero Jessica ya no estaba, y las ventanas no habian sido abiertas.
Se habia desvanecido y en su lugar habia un monton de chatarra en un charco de aceite que parecia sangre, Jeremiah se acerco, y como si entendiera algo que los demas no, hizo el simbolo de la cruz y se puso a rezar tristemente.
Mientras tanto, los signos vitales de April empezaban a sonar de una forma fuerte y saludable...
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acerbukaerudo · 4 years ago
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Artista Jessica Harrison
Creadora de una serie de delicadas figuras de porcelana que representan a mujeres idealizadas en vestidos de gala, con una diferencia flagrante de los coleccionables que se encuentran en la curiosidad de su abuela: cada escultura está cubierta de cuello a muñeca con ornamentos tatuajes de marinero.
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wingzemonx · 4 years ago
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 91. No hay que preocuparse por nada
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Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX 
Capítulo 91. No hay que preocuparse por nada 
Cuando Rony salió por la puerta principal de la casa, la camioneta negra con el logo de Thorn Industries se estaba ya estacionando justo delante. Para esos momentos el anfitrión de la fiesta creía ya sentirse tranquilo, pero aquello menguó un poco cuando una de las puertas de la parte trasera del vehículo se abrió, revelando del otro lado justo la presencia de quien tanto le inquietaba.
Damien bajó primero, se paró firme en la acera delante de la casa, y alzó su mirada hacia Rony de pie al final de las escaleras, sonriéndole además de una forma que al joven le resultó inusual. De nuevo no pudo evitar preguntarse a sí mismo si aquel individuo era en efecto quien se suponía que era, pese a que de forma racional no tenía motivo alguno para dudarlo.
—¿Qué tal, Rony? —Le saludó Damien, alzando una mano hacia él en señal de saludo—. Te ves bien.
—Gracias, Damien —murmuró Rony dubitativo, y bajó con cuidado los tres escalones del pórtico hasta pararse delante de su invitado (forzado)—. Qué gusto verte de nuevo.
Le extendió su mano y Damien la estrechó con firmeza, justo como lo habían hecho hace algunos días al final de su último duelo de tenis. Pero la sensación que dicho apretón le provocó distaba mucho de asemejarse a aquel momento.
—Sí, yo igual —respondió Damien, ensanchando un poco más su torcida sonrisa—. Bonita casa, por cierto —añadió, mirando por encima de Rony hacia la casa a sus espaldas.
—Gracias. Es de…
La explicación que estaba por dar, fuera la que fuese, quedó interrumpida cuando la atención de Rony se centró en las personas que habían ido bajando del vehículo detrás de Damien. Por un lado estaba una joven rubia de atuendo azul y blanco, alta y más o menos de su misma edad; no era precisamente una chica bastante llamativa, pero tampoco era de mal ver. Sin embargo, su presencia quedó prácticamente opacada cuando vio a las tres niñas que se bajaron de la parte trasera por la misma puerta por la que había bajado Damien.
Tres niñas, ninguna de más de diez u once, pensó Rony, y ello lo dejó perplejo. Su lengua se trabó en su primer intentó por preguntar al respecto, y antes de lograrlo Damien se adelantó.
—Chicas, él es el buen Rony Helmut de quien les hablé —comentó el joven Thorn—. Y ellas son Sara —indicó colocando su mano sobre el hombro de la niña de largos cabellos negros—, Lala —prosiguió haciendo lo mismo con la segunda, de cabellos castaños, aunque a ésta pareció agradarle menos su contacto y se apresuró a quitarse su mano de encima en cuanto pudo—, y…
—Jessica —se apresuró a pronunciar la tercera de ellas, de anteojos y cabello castaño oscuro, antes de que la presentaran.
—Y Jessica —repitió Damien, con un extraño tono de complicidad—. Y ella… —Se viró entonces hacia la otra chica mayor, pero se le quedó viendo un rato con una sobreactuada expresión de confusión—. Lo siento, ¿tú cómo te llamabas?
En lugar de responderle, la chica sólo respiró hondo por su nariz, dio un paso al frente y le extendió su mano directamente a Rony.
—Soy Verónica —pronunció con voz estoica, pero amable a su modo—. Encantada de conocerte, Rony. Jugaste muy bien en la final de la otra semana.
—Oh, ¿estabas ahí? —Pronunció Rony, sintiéndose algo más a gusto con ella que con los demás presentes, y el sentimiento se mantuvo cuando estrechó su mano—. Te lo agradezco. La verdad es que creo que tuve un poco de suerte; estuve a nada de perder.
—Ni te imaginas lo cierto que es eso —soltó Damien de forma mordaz, confundiendo un poco al muchacho—. Pero bueno, ¿entramos de una vez?
Antes de que Rony les diera alguna confirmación a dicha solicitud, la niña presentada como Jessica se adelantó, casi haciendo a un lado a Rony para poder pasar, y subió los escalones hacia la puerta dando pequeños saltitos en cada uno. Lala la siguió justo después, y un poco detrás iba Sara.
—Con tu permiso —pronunció ésta última, con su mirada agachada al pasar delante de Rony.
Damien se dispuso a seguirlas, pero Rony se sobrepuso lo suficiente para tomarlo del brazo y detenerlo.
—Damien, espera un poco, por favor —le indicó casi sonando como una pequeña suplica. Damien sonrió extrañamente complacido, y miró sobre su hombro a Verónica.
—Mejor adelántate —le indicó apuntando con su cabeza en dirección a la casa—. No querrás dejarlas mucho rato solas, ¿o sí?
La chica rubia lo observó con seriedad unos instantes, y luego sin decir nada se adentró hacia la casa detrás de las niñas. En cuanto se alejó lo suficiente, Rony soltó sin pudor lo que tanto quería preguntar:
—¿Qué te pasa?, ¿por qué trajiste a esas niñas contigo?
—¿Por qué? —Murmuró el chico Thorn, irónico—. ¿Hay algún problema con eso?
—Pues… sí —pronunció Rony algo más dudoso, apartando además en ese momento su mano del brazo de Damien como si éste le hubiera quemado, y de cierta forma así lo sentía—. Cuando dijiste que venías con unas chicas… yo me imaginé otra cosa. No es en lo absoluto una fiesta para niñas, si entiendes lo que digo…
Damien rio abruptamente, sonando casi como si de alguna forma aquel comentario hubiera sido una de las cosas más estúpidas que hubiera oído, y Rony no pudo evitar cohibirse por ello, más que molestarse.
—Yo que tú me preocupaba más por tus invitados que por las mías —señaló Damien justo después, rematando su comentario (¿o advertencia?) con un par de palmadas en el brazo de Rony. Éste se quedó helado, sin saber cómo reaccionar.
El chofer de la camioneta se bajó en ese momento, rodeándola por el frente para entonces pararse firme a un costado, como miembro del servicio secreto.
—Kurt, espéranos acá afuera, ¿bien? —Le indicó Damien—. Estaremos sólo un rato.
—Lo que diga, Sr. Thorn —le respondió el guardaespaldas, apenas asintiendo lo necesario.
—Anda, Rony —añadió el Thorn justo después, rodeando el cuello de su anfitrión (forzado) con un brazo para obligarlo a andar hacia adentro de la casa—. No te quedes afuera en tu propia fiesta.
Rony no respondió nada, ni tampoco se opuso demasiado a que Damien lo llevara de nuevo adentro. Su único consuelo fue haberle escuchado decir que estaría “sólo un rato.” Esperaba fuera cierto.
— — — —
Dentro de la casa, Crystal, Kelly y Cindy se habían posicionado a un costado de la sala, en apariencia platicando entre ellas al tiempo que bebían de sus vasos. Pero, en realidad, las tres tenían un ojo en la entrada para apreciar cuando el tal Damien Thorn hiciera su aparición, pero procuraban no ser demasiado obvias al respecto. Sin embargo, lo que terminaron vieron entrar por esa puerta, ellas y todos los presentes por igual, fueron a las tres jóvenes acompañantes del joven Thorn. Las niñas se pararon una a lado de la otra, contemplando a su alrededor con curiosidad, pero no más curiosidad y confusión que como todos los demás las miraban a ellas.
—¿Pero qué carajos…? —Soltó Cindy, de una forma bastante contraria a su plan original de ser discretas, pero las otras dos no la culparon por dicha reacción.
—¿Quien abrió la guardería? —Comentó Crystal con tono irónico, aunque no precisamente divertida.
Verónica entró un poco después que las niñas, parándose detrás de ellas e inclinándose un poco hacia ellas para susurrarles algo.
—¿Y esa quién es?, ¿su niñera? —cuestionó Cindy, con una sensación similar a su comentario anterior.
Mientras las tres chicas, y otros más, intentaban adivinar a qué se debían esas presencias tan extrañas, Rony entró también a la sala, acompañado de alguien más. Y ese chico, de cabellos negros, rostro delicado, intensos ojos azules y una larga gabardina negra, rápidamente llamó la atención de Kelly y sus dos acompañantes.
—¿Ese es? —Le murmuró Crystal muy despacio a su prima, y ésta asintió lentamente.
—Ese es Damien Thorn, en todo su esplendor —murmuró Kelly, siendo incapaz de ella misma ocultar su impresión. Lo reconocía fácilmente, a pesar de en realidad nunca haberlo visto de tan cerca.
—Y qué esplendor —musitó Cindy con bastante impresión reflejada en su voz y rostro; sus ojos no se apartaban ni un instante del recién llegado.
—¿Y enserio es un niño bueno de iglesia? —Cuestionó Crystal a continuación, a lo que Kelly se encogió de hombros.
—Eso dicen.
—Quizás yo pueda hacerlo pecar un poco —señaló Cindy, con un tono tan pícaro que casi sonó lascivo.
—No seas tan zorra, Cindy —le reprendió Crystal, dándole un manotazo en su bazo que al parecer resultó ser más fuerte de lo previsto, pues Cindy soltó un pequeño quejido y se sostuvo el área golpeada con su mano.
Las tres notaron entonces como el tal Damien Thorn se aproximaba a la chica rubia y a las tres niñas, comenzando a hablar de manera bastante casual con las cuatro.
—¿Acaso las niñas son esas amigas que dijo que venían con él? —Murmuró Crystal, entre sorprendida y divertida—. Vaya broma.
—Quizás son sus hermanitas —especuló Cindy, ya menos adolorida por el golpe, pero Kelly se apresuró a responderle:
—No lo creo, se supone no tiene nada de familia, menos hermanas.
—¿Y la chica será su novia? —Inquirió Crystal con genuina curiosidad.
Las tres observaron cómo el muchacho se mantenía a una distancia prudente de ella, pero igual de vez en cuando le dirigía algún comentario, aunque pareciera que no fuera directamente a ella.
—Yo no la conozco —indicó Kelly tras un rato—. Pero se ve tan santurrona como él, así que tal vez…
Pero en realidad no lo creía; su lenguaje corporal no indicaba nada parecido a ello. Además de que en su opinión, si Damien Thorn tuviera una novia, aunque fuera por una noche, sería alguien más… llamativa que esa flacucha insípida.
— — — —
—¿Y ahora qué hacemos? —cuestionó Samara con curiosidad, mientras recorría su mirada por toda la sala, inspeccionando al resto de las personas ahí presentes; todos jóvenes de la edad de Damien o mayores, y ninguno en apariencia demasiado amistoso.
—Lo que gusten, por supuesto —respondió Damien con simpleza a su pregunta, acompañado de un par de palmadas en la espalda de la pequeña—. Diviértanse; pero con moderación…
Y dada aquella instrucción, caminó entre ellas y se dirigió directo a la puerta que daba hacia la terraza.
—¿A dónde vas? —Le cuestionó Verónica efusiva, pero el chico no se viró siquiera a mirarla mientras salía.
Las cuatro lo miraron en silencio, al menos dos de ellas preguntándose si acaso debían seguirlo o no, aunque otras tenían mucho más claro lo que querían hacer.
—Si me disculpan, yo buscaré un poco de alcohol —indicó Esther sin menor miramiento, y se dirigió entonces hacia dónde parecía estar la cocina.
—¿Qué?, no puedes… —pronunció Verónica alarmada, dando unos pasos detrás de ella, pero luego deteniéndose unos instantes al dudar si acaso debía o no dejar solas a las otras dos.
Lily en esos momentos miraba fijamente a su alrededor, con su rostro alzado como si intentara percibir algún tipo de aroma o sonido. Su expresión era particularmente seria, o incluso reflexiva.
—¿Estás bien? —Le preguntó Samara, ligeramente preocupada, a lo que Lily asintió lentamente.
—Hay muchas emociones flotando en ese sitio —masculló despacio la niña de Portland, aunque no era muy evidente si aquel comentario era hacia Samara o hacia sí misma—. Discúlpenme un momento…
Y al igual como Damien y Esther lo habían hecho, comenzó a andar por su cuenta hacia un rincón del cuarto.
—Lily, no deberíamos separarnos —masculló Verónica entre dientes.
—No molestes —le respondió la jovencita de mala gana sin detenerse—. Tu jefe dijo que hiciéramos lo que quisiéramos; qué no te importe lo que yo haga.
Y tras un rato se perdió también de su vista, dejando muy claro que no le haría caso.
Verónica se encontraba en los primeros indicios de un ataque de ansiedad. ¿Cómo era posible que evitara que esas niñas, y el propio Damien, hicieran una locura si ni siquiera la escuchaban?
Sacó rápidamente su teléfono y abrió la conversación con Ann. Ésta aún no le respondía, y de hecho ni siquiera había leído aún sus mensajes, y era probable que no los leyera hasta dentro de algunas horas, si tenía suerte…
—Descuida, yo me portaré bien —escuchó la voz apagada de Samara pronunciar a su lado. La joven de Moesko la veía atentamente con sus ojos tranquilos, un poco ausentes—. No tienes que ocuparte de mí…
Verónica se preguntó si acaso había leído en su mente las preocupaciones que la saturaban en esos momentos, pero en realidad poco importaba pues éstas igual eran bastante visibles en su rostro de seguro. Y para bien o para mal, debía aceptar que en el poco tiempo que llevaba de conocerlas, Samara parecía la más tranquila y cooperativa de las tres chicas. En el fondo sentía que ella era una buena chica; demasiado buena para andar en compañía de esos otros dos pequeños monstruos.
—Está bien, gracias —asintió Verónica, sonriéndole—. Iré a vigilar a las otras entonces, ¿sí?
Samara asintió lentamente, y Verónica se apresuró en la misma dirección a la que había ido Lily. La niña sólo la observó en silencio…
En realidad no quería que se fuera; estar sola en un sitio como ese le provocaba demasiada incomodidad, especialmente al estar rodeada de tantos extraños con aires agresivos.
Giró su mirada distraída, quizás buscando un sitio en el que pudiera sentarse y no llamar la atención, o quizás ver si le era posible ver a dónde se había ido Damien. En su lugar, sin embargo, lo que captó la atención de la niña fue la enorme pantalla de la sala, con el videojuego que los chicos en el sillón jugaban. Parecía ser algún tipo de juego de disparos con estética futurista, que además de todo hacía bastante ruido. Samara no conocía mucho de eso pues sus padres no les agradaban mucho, pero ciertamente los conocía. En el Psiquiátrico de Eola la habían hecho jugar uno para algunas pruebas, pero bastante menos detallado que ese. Esas pruebas para variar no le desagradaban tanto.
Sin darse cuenta, comenzó a aproximarse hacia dicho sitio, contemplando fijamente como los personajes se movían por la pantalla dividida en cuatro, disparando a enemigos de apariencias monstruosas que saltaban delante de ellos, manchando sus cámaras de sangre. Aunque uno de los cuatro en particular hacía rato que había dejado de moverse.
— — — —
Ya fuera por la droga o no, lo cierto es que la concentración de Milton había mejorado bastante, y la partida que los chicos jugaban en esos momentos estaba saliendo bastante mejor de lo esperado. Sin embargo, esa concentración, en apariencia tan sólida, terminó por menguar bastante fácil en cuanto se enfocó enteramente en otra cosa, o más bien en otra persona.
Al dirigirse a la terraza por la puerta que había tomado Lily, Verónica pasó por un lado de los sillones, y los ojos azulados, y algo enrojecidos, del muchacho se fijaron en ella y la siguieron atentamente en su avance hasta que se perdió en el exterior. Fueron unos segundos, pero a Milton aquello le bastó para inspeccionarla de arriba abajo, y memorizar su apariencia con bastante claridad.
No tenía ni la menor idea de quién era esa chica, pero definitivamente quería saberlo…
—Ese es mi tipo de mujer —exclamó efusivamente el muchacho de sombrero, parándose abruptamente de su asiento y tirando el control contra la mesa de centro de forma poco cuidadosa—.  Ahí se ven, perdedores.
Y sin dar mayor explicación, se dirigió apresurado hacia la puerta, persiguiendo a la misteriosa chica que tanto le había cautivado.  
—¡Oye! —Exclamó claramente molesto uno de los otros chicos, contemplando cómo se alejaba de esa forma a media partida—. ¡Aún no terminamos! ¡Vuelve acá!
Pero Milton hizo caso omiso de sus quejas, e igual se fue bastante decidido, y sus compañeros de juego soltaron una maldición en su nombre.
Al virarse hacia la pantalla con la intención de decidir qué hacer a continuación, aquel que se encontraba más a la izquierda se sobresaltó asustado, al notar repentinamente a la niña de vestido amarillo y largo cabello negro de pie prácticamente a su lado, y que no había notado en lo absoluto antes.
—¿Y tú de dónde saliste? —le cuestionó entre sorprendido, y extrañamente asustado.
—Vengo con… —murmuró Samara dudosa, y se giró con la intención de señalar a alguien, pero fue consciente en ese momento de que en realidad no había nadie conocido cerca—. Sólo estaba mirando…
Los chicos la observaron un tanto extrañados. ¿Qué hacía exactamente una niña en una fiesta como esa? Pero por el motivo que fuera, a uno de ellos en particular pareció no importarle mucho, pues en ese momento estiró el brazo hacia la mesa, tomó el control que Milton había dejado, y entonces se lo extendió a la desconocida.
—¿Quieres jugar? —Le preguntó sin muchos rodeos, tomando por sorpresa a sus compañeros.
—Oye —le reprendió uno de ellos, dándole un discreto golpe en su brazo con una mano, y preguntándole con la sola mirada: “¿qué crees que haces?”
—Nos falta uno —respondió el mismo chico a la defensiva—. Sólo para terminar la partida, no sean infantiles.
Se viró entonces de regreso a Samara y añadió:
—¿Entonces? ¿Quieres o no?
Samara miró algo temerosa el control que le extendían, con bastante más botones que el que había usado en el psiquiátrico. Le provocaba demasiada ansiedad el imaginarse metiendo la pata al no saber cómo jugar, y que por ello esos chicos se enojaran con ella, le gritaran, la reprendieran, o…
Arrugó un poco el entrecejo, preguntándose repentinamente a sí misma por qué exactamente les tenía miedo a esos sujetos.
«Si alguno de ellos se enojara con Damien, Esther o Lily… ellos no permitirían que les hablaran de mala forma. Los harían respetarlos» meditó para sí misma, sintiéndose de hecho un poco sorprendida por su propio pensamiento, pero no por ello le restaba veracidad.
Al final decidió no darle tantas vueltas, y sólo aceptó el control que le ofrecían, tomándolo entre sus dedos.
—Supongo que sí —masculló despacio, tomando asiento justo después en el sillón individual que Milton había dejado desocupado. Miró entonces hacia la pantalla, intentando entender más claramente la situación—. ¿Quién soy?
—El de armadura negra, en la esquina superior izquierda —le respondió de malagana uno de los chicos, y rápidamente comenzaron de nuevo la partida, sin darle demasiado tiempo a la nueva jugadora para prepararse por completo.
Rápidamente los cuatro jugadores comenzaron a moverse por el campo repleto de monstruos. Y mientras los otros tres se movían con gran facilidad y atacaban sin dudar, Samara tenía problemas al inicio para entender qué hacía con exactitud cada uno de los botones. Escuchó incluso como uno de ellos se reía, y claramente sintió que era de ella. Aquello no la puso más nerviosa… sino más bien molesta.
Sus ojos oscuros se fijaron por completo en la pantalla; en la oscuridad, en las criaturas monstruosas, en la sangre… nada peor a lo que le habían mostrado sus pesadillas.
Poco a poco sus dedos comenzaron a reaccionar casi por sí solos, como si las claves sobre qué debía de hacer vinieran a su mente directamente sin que ella tuviera que pensarlo. Y de un momento a otro, comenzó a moverse a la par de los otros; o, incluso, un poco mejor.
—No está mal, niña —comentó uno de los chicos, sinceramente impresionado, y aquello hizo que una sonrisita se dibujara en los labios de la pequeña.
— — — —
Esther entró en la cocina, y desde la puerta contempló a un grupo de siete chicos (cinco hombres y dos mujeres) de pie alrededor de la isla del centro, platicando y riendo mientras se servían licor en sus vasos rojos. Estaban tan ensimismados en sus asuntos que no notaron a la niña de un metro treintaicinco hasta que ya estuvo lo suficientemente cerca de ellos.
—Buenas noches, chicos —saludó efusivamente, abriéndose paso entre ellos y entonces colocándose de rodillas sobre uno de los taburetes de la barra. Los siete presentes la miraron totalmente perplejos, mientras ella inspeccionaba curiosa las botellas y latas de alcohol sobre la encimera—. ¿Qué es lo más fuerte que tienen? Llevo bastante tiempo sin un buen trago.
Sin que nadie le tuviera que dar permiso, tomó una botella de lo que parecía ser tequila, y la abrió con la intención de servirse un poco en un vaso limpio.
—¡Oye! —exclamó alarmada una de las chicas presentes, apresurandose a arrebatarle la botella, y derramando un poco sobre la isla en el proceso—. Ni lo sueñes, mocosa. ¿Qué edad tienes?
—¿Qué edad tienes tú? —Le respondió Esther sagaz, recorriendo entonces su mirada lentamente por cada uno de ellos—. Creo que está de más decir que ninguno de ustedes se ve de más de veintiuno.
Su atención se centró entonces justo en un muchacho de piel oscura, de pie al otro lado de la isla, bastante alto y fornido; lo suficiente para llamar la atención de la necesitada Leena.
—Bueno, creo que excepto tú, guapo —sonrió Esther con complicidad, teniendo además en sus ojos una muy incómoda y taimada expresión—. Lindos brazos...
Los siete chicos se miraron entre ellos, ofuscados, y quizás preguntándose entre ellos si acaso aquello era algún tipo de broma.
Esther notó entonces una cajetilla de cigarrillos abierta, puesta sobre la encimera muy cerca de ella. Y luego, sin necesidad de que pidiera permiso, la tomó y sacó un cigarrillo de ésta, colocándoselo entre los labios.
—¿Alguno tiene fuego? —Les preguntó con absoluta normalidad, y aquello pareció suficiente para todos.
—Pero qué loca —señaló otro de los chicos, y uno a uno comenzaron a salir de la cocina, intentando alejarse de aquella niña tan extraña, y especialmente de la obligación de tener que buscar con quién venía o, aún peor, tener que cuidarla ellos mismos. Esther no lamentó su partida; bueno, quizás sólo la de uno de ellos.
—Oye —exclamó con fuerza hacia el mismo muchacho de color que había contemplado hace unos momentos, justo cuando éste pasaba a su lado. Por mero reflejo, y quizás cortesía, el chico se detuvo la miró, y ésta lo hizo de regreso de la misma forma que antes—. No me suelen gustar tan jóvenes, pero por ti haría una excepción. Si quieres ir a una de las habitaciones conmigo, no te arrepentirás…
La intención detrás de esa propuesta era bastante clara, y el chico se sintió profundamente asqueado por ella.
—Estas muy dañada, pequeña —le murmuró despacio con molestia, pero también con cierta compasión en su voz—. ¿Quién te lastimó tanto?
Esther bufó divertida por su pregunta tan ocurrente, mientras jugaba con el cigarrillo entre sus dedos.
—¿Tienes una hora?, porque la lista es larga…
El muchacho sólo negó con su cabeza, y se apresuró a salir de la cocina detrás de sus demás amigos.
—Aguafiestas… —murmuró Esther con marcado enojo al verlo partir.
En otro momento y lugar hubiera optado por ir detrás de ese idiota, y atravesarle el hígado con un picahielos (había uno a la vista sobre la cocina) como castigo por haberle rechazado de esa forma. Y dicha opción ciertamente seguía sobre la mesa, pero de momento tenía otro interés.
Ya que se fueron ahora sí tomó la botella de tequila y se sirvió todo lo que quedaba en el vaso, hasta casi hacerlo desbordarse. Lo tomó entonces con cuidado, y dio el que sería su primer trago de la noche, pero no el último.
— — — —
A lo largo de su productiva carrera como reportera, activista y, para algunos, terrorista, Charlie se había tenido que meter a escondidas a una gran cantidad de sitios con alta seguridad. En comparación, saltar la barda trasera de ese residencial en Malibú no representó mucho mayor problema.
Habían estacionado la camioneta unas calles más adelante, escondida entre algunos follajes para no llamar demasiado la atención, pero en un punto en donde pudieran tener una vista casi directa de la entrada y salida del residencial por los binoculares. Y mientras Kali y Abra la aguardaban ahí, ella se adentró sola, pero siempre acompañada del audífono y micrófono en su oído, y un pequeño prendedor en la solapa de su chaqueta que serviría en realidad como cámara integrada para que sus dos acompañantes pudieran ver lo que ella veía.
—Estoy dentro —les murmuró despacio mientras avanzaba con paso relajado y tranquilo, como si no fuera una completa intrusa en ese lugar—. Hay demasiadas casas, ¿cómo saber en cuál está?
—La camioneta no ha salido —le indicó la voz de Eight en su oído—. Ve si la identificas estacionada afuera de alguna.
No era mal consejo, siempre y cuando no se hubieran metido al garaje de alguna.
—Muchas de estas casas parecen vacías —señaló Charlie al darse cuenta que las luces de varias estaban apagadas, y no había vehículos visibles en ellas—. De seguro son casas de playa de ricos para el fin de semana, o quizás para rentarlas en el verano. Pero a mitad de noviembre…
Sus oídos captaron algo diferente entre la casi absoluta quietud de la calle, que la hizo ponerse en alerta.
—Oigo música —indicó con seriedad, y comenzó entonces a avanzar con más prisa en la dirección de la cual aquel sonido venía, pero no lo suficiente para verse apurada.
Al dar vuelta en una esquina, unas tres casas más adelante justo donde la calle terminaba en una amplia rotonda, divisó la camioneta negra que había estado siguiendo durante todo ese rato. Y en un vistazo más cuidadoso, observó también al hombre de traje negro de pie a un lado del vehículo, fumando un cigarrillo mientras revisaba su teléfono.
Charlie se viró hacia otro lado, se pasó discretamente a la otra acera y caminó por ella como si se dirigiera a la casa de enfrente. Miró de reojo en dirección a la camioneta, y no le pareció que el hombre del cigarrillo hubiera captado su presencia.
—Ya vi la camioneta, está frente aquella casa —indicó Charlie en voz baja mientras se adentraba en el porche de la otra casa, por suerte al parecer sola en sus momentos, ocultándose un poco entre las sombras—. Creo que sólo está el conductor.
—Thorn debe estar dentro —indicó Kali, señalando la deducción más obvia.
Oculta en las sombras, y detrás de un pilar del porche, Charlie echó un vistazo a la casa en cuestión, la cual parecía de las más grandes y lujosas del barrio, y ciertamente eso era decir mucho. Todas las luces estaban encendidas, y la música, aunque no era estridente, estaba en el volumen suficiente para que se escuchara desde ese punto.
— — — —
De hecho, incluso Kali y Abra fueron capaces de oírla a través del micrófono de Charlie. Y a la más joven del trío la canción en cuestión le pareció conocida; era una bastante popular de ese mismo año.
—¿Es una fiesta? —Murmuró confundida la joven de Anniston—. ¿Vino hasta acá sólo para asistir a una fiesta?
—Al final sigue siendo un chico de diecisiete años, al parecer —señaló Kali, encogiéndose de hombros, a lo que Abra no tuvo mucho para responder—. Te diría que entraras a ver, Roberta; pero si es una fiesta de chicos, de seguro un vejestorio como tú resaltaría rápidamente.
—Qué graciosa —murmuró Charlie secamente en su micrófono.
—Yo puedo hacerlo —propuso Abra rápidamente, a lo que Charlie no tardó mucho en responder con bastante agresividad:
—¡Claro que no! Thorn te conoce, ¿lo olvidas?
—No hablo de ir, ir —respondió Abra, defensiva—. Me refiero a proyectar mi mente hacia ahí. Lo he hecho en distancias mucho más largas; entrar en esa casa no debería ser problema.
Kali y Charlie, aunque separadas físicamente por una distancia considerable, se quedaron en silencio compartiendo el mismo sentimiento de duda sobre si aquello sería buena o mala idea.
—¿Estás segura? —Le cuestionó Kali—. ¿Thorn no podría detectarte?
Abra vaciló unos momentos al responder, pues ella misma no estaba segura. Recordaba aquella vez hace meses en el evento en Manchester, dónde él parecía haberla sentido entre la multitud. Y más recientemente en Indiana, mientras Terry y ella surcaban los rincones oscuros de la mente de la Sra. Wheeler, y él se había dado cuenta…
Pero en ambas ocasiones ella no era consciente de la presencia el chico. No había preparado su mente y, especialmente, no la había blindado cómo se debía. Desde su encuentro con Rose la Chistera cinco años atrás, su tío Dan y ella habían estado trabajando juntos en formas de blindar sus mentes para que individuos como ella no los detectaran tan fácil.
Y, adicionalmente, para bien o para mal en los dos encuentros que había tenido con Damien había podido percibir de primera mano cómo funcionaban sus poderes.
En base a todo ello, tenía la teoría de que si se concentraba lo suficiente, podría pasar desapercibida, incluso tratándose de él. Aunque claro, era sólo una teoría, pero bien valía la pena para ella el intentarlo. Aunque al transmitirle esa idea a sus dos compañeras debía procurar sonar más convencida.
—Creo que ambos sabemos muy bien como escondernos del otro —indicó tras unos segundos con voz calmada—. Creo que si blindó mi mente totalmente, pasaré sin llamar la atención. Igualmente no me quedaría mucho; sólo entraré, veré qué pasa, confirmaré si está ahí, y cuál es la situación.
Le pareció que su propuesta tenía sentido, pero no percibió la misma seguridad de las otras dos.
—Creo que es mala idea —indicó Kali, notándose que el comentario iba más hacia Charlie que hacia Abra.
—Sí… Pero es la única opción moderadamente segura que tenemos de momento —comentó Charlie de pronto, tomando por sorpresa a Kali—. Hazlo, Abra.
—Bien —asintió la joven, antes de que Kali tuviera algo más que decir—. Espérenme sólo un poco; necesito unos minutos para lograr concentrarme…
Dicho eso, Abra se fue a un extremo de la camioneta, se sentó y cerró los ojos, comenzando a respirar lentamente. Kali pensó por un momento que se pondría en posición de loto y empezaría a flotar, pero en realidad no se veía muy diferente a como si se hubiera quedado dormida sentada.
Discretamente desactivó el altavoz de la computadora, y susurró lo más despacio posible a su micrófono, esperando que la jovencita a sus espaldas estuviera tan concentrada en lo suyo para escucharla.
—¿No habíamos dicho que la mantendríamos lo más alejada posible del peligro?
—Está bastante lejos como para que ese sujeto le haga algún daño —respondió Charlie, sonando sólo en los audífonos de Kali en esa ocasión.
—Dile eso a El. El chico estaba acá a medio país de distancia, y mira cómo la dejó.
Charlie guardó silencio, quizás pensativa sobre esa última advertencia.
—Si percibes por un instante que ese sujeto le está haciendo algún daño, dímelo de inmediato y quemaré toda esa casa con él dentro.
—¿Y quién sea que esté también ahí? —Musitó Kali, inquisitiva, a lo que Charlie ya no se preocupó por responder.
— — — —
Mientras Abra se preparaba mentalmente para su expedición, su objetivo se movía sigilosamente por la terraza de la casa, contemplando pensativo a las personas ahí presentes; algunos metidos en la alberca, otros en el área de los asadores, sentados en las sillas, o de pie frente al barandal que daba al barranco a un lado de la casa.
Damien ciertamente había llamado la atención de más de uno, aunque la mayoría estaba bastante metido en lo suyo como para prestarle demasiada atención. Todos, por lo que lograba percibir, eran chicos de la misma edad de Rony, posiblemente compañeros de clase, e igual de vacíos y aburridos como él. Nadie lo bastante interesante como para merecer su atención, al parecer…
¿A qué había ido a ese sitio exactamente? ¿A arruinarle su fiesta a Rony como Verónica al parecer estaba convencida? ¿A intentar demostrar algún punto? ¿O realmente sólo quería que sus nuevas tres amigas salieran un poco de su elegante “prisión” como bien la habían llamado?
Quizás era un poco de todo.
Quizás él mismo se sentía también encerrado para esos momentos. Irónicamente, aquello era lo más libre que había estado en mucho tiempo; lejos de la Hermandad, de Ann, de Lyons, de Adrián… y aun así se sentía atado de manos… Pero, ¿por quién?, ¿por él mismo acaso…?
—Hola —escuchó una voz aguda pronunciar a su costado derecho, tomándolo un poco desprevenido, pero no lo suficiente para asustarlo.
Al virarse en dicha dirección, el joven Thorn se encontró de frente con una chica apenas unos centímetros más baja que él, de cabellos rubios en esos momentos húmedos por haber estado en la alberca, y luciendo un nada modesto bikini color celeste. Le sonreía ampliamente, mostrándole un poco de sus dientes blancos con brackets. Y en cada mano sujetaba un vaso rojo con bebida en su interior; y claramente ninguna era refresco de naranja.
—Eres Damien Thorn, ¿cierto? —preguntó la chica con marcada curiosidad.
—¿Eso dicen? —Respondió el muchacho con tono esquivo, que sólo provocó que la extraña riera un poco.
—Soy Cindy. ¿Quieres una cerveza? —Le ofreció la chica, extendiéndole uno de los vasos—. Aunque quizás no; escuché que eras un niño bueno…
—No esta noche —respondió Damien con sencillez, aceptando uno de los vasos que le ofrecía sin dudarlo demasiado.
Mientras daba un primer sorbo, fingiendo que éste le afectaba más de lo real, contempló que dos chicas más se aproximaban por detrás de la tal Cindy, ambas de piel oscura, una más alta, con un bikini rosado, y la otra con un traje de baño un poco más modesto color blanco.
Al notar su cercanía, Cindy se viró hacia ellas y se apresuró a presentarlas.
—Ellas son Crystal, la novia de Rony, y su prima Kelly.
—Encantada —se adelantó Crystal, extendiendo una mano hacia él para estrecharla—. Rony me ha contado de ti.
—Cosas buenas, espero.
Ciertamente parecía el tipo de chica que haría buena pareja con alguien como Rony. No recordaba haberla visto en alguna de las competencias de tenis en las que habían concedido (definitivamente no hubiera pasado desapercibida), así que o era una conquista reciente, o simplemente no le gustaba el tenis.
—¿Es cierto que eres asquerosamente rico? —Soltó Cindy abruptamente, tomando por sorpresa incluso al propio Damien; parecía una pregunta que había tenido demasiadas ganas de hacer, hasta que ya no pudo contenerse.
—¡Cindy! —Exclamó Crystal, alarmada por la falta de tacto de su amiga. Damien, sin embargo, se repuso bastante rápido a la impresión inicial.
—Sí, más o menos —respondió el muchacho con simpleza.
—Apuesto a que tu casa es más grande que ésta —susurró Cindy con tono provocativo, pegándose un poco a su brazo sin mucho pudor; ni en su actuar, ni en su voz, ni en su mirada.
—Discúlpala, ya está ebria —señaló Crystal, y rápidamente tomó a su amiga del brazo y la apartó—. Ven acá…
Crystal comenzó a jalarla hacia el interior de la casa. Y aunque Cindy se resistió al principio, la manera en la que se movía, hasta casi caerse un par de veces, dejó en evidencia que aquellas palabras sobre su estado, no eran sólo una excusa.
—Yo estaba hablando con él, ¿por qué te metes? —murmuró Cindy arrastrando un poco las palabras.
La tercera de ellas, la que al parecer era la prima Kelly, se dispuso a seguirlas sin más, pero se detuvo al escuchar cómo el invitado sorpresa de la fiesta le hablaba.
—¿Tú me conoces?
—¿Disculpa? —Murmuró Kelly confundida, virándose de nuevo hacia él.
—Que si me conoces —repitió el muchacho, y señaló entonces a su rostro usando su vaso rojo—. Lo digo por tu mirada.
Kelly inconscientemente llevó una mano a su rostro, como si su primer reflejo hubiera sido tocarse los ojos.
—¿Te veo como si te conociera?
—Algo así —respondió Damien con simpleza, encogiéndose de hombros—. Y creo que no te agrado.
Aquello la sorprendió un poco más, principalmente por lo acertado…
—No, no te conozco —le respondió con bastante calma, cruzándose de brazos—. Aunque he oído mucho de ti. También vivo en Chicago.
—Ah, entiendo —asintió Damien, en efecto comprendiendo todo con ese sólo pequeño pedazo de información—. ¿En dónde estudias?
—En una escuela muy por debajo de la tuya, créeme.
—De acuerdo. ¿Y qué haces por aquí?
—Vine de visita con mi prima; ¿cuál es tu excusa?
—Vine a ver universidades, luego me quedé para el torneo juvenil del Club Rotario, y ahora sólo disfruto del clima.
—¿Y has estado faltando a clases todo ese tiempo?
—¿No muy propio de un niño bueno? —musitó Damien con un tono burlón, dando un pequeño sorbo del vaso que Cindy le había dejado. Teorizó que quien les había dicho sobre eso de que era un “niño bueno” había sido precisamente Kelly, y no como un halago de seguro.
Fuera como fuera, pareció sacarle una sonrisa a la joven, quien además pareció comenzar a relajarse un poco.
—Debo admitir que no me das la vibra de lo que he escuchado de ti.
—Sí —asintió el muchacho, extendiendo su mirada un poco hacia el paisaje oscuro más allá de esa terraza—. Supongo que no me siento yo mismo estos días…
— — — —
No a todos en la fiesta les importaba tanto, o eran siquiera conscientes de la presencia de Damien Thorn y sus “amigas.” La mayoría estaba muy entretenido en otras cosas; como Charles y su novia Lidya, compañeros de escuela de Rony, que en esos momentos estaban en la alberca, pero no nadando. El muchacho fornido y con amplios tatuajes en su brazo derecho, se encontraba sentado en la parte baja de la piscina con sus brazos apoyados en la orilla, mientras ella se había sentado sobre sus piernas, y ambos se besaban con bastante entusiasmo sin importarles mucho la gente que los estuviera viendo; y realmente tampoco nadie se los impedía.
Ambos estaban muy metidos en ello. Y además del beso, Charles además se dio el permiso de introducir su mano en el agua, y recorrer el muslo entero de su novia, subiendo hacia su cadera y su glúteo, y ésta no se lo impidió. De hecho, si alguien no los detenía pronto, la escena amenazaba con ponerse bastante menos apta para menores.
Para bien o para mal, el ánimo tuvo que apagarse un poco, justo cuando entre un roce de lengua y otro, Lidya abrió un poco los ojos lo suficiente para ver la repentina figura de la niña de pantalón y suéter gris, de pie en la orilla a unos cuantos centímetros de ellos, y viendo en su dirección. Y si aquella casi aparición repentina no era suficiente para asustarla, por un instante mientras Lidya le miraba de reojo, le pareció ver en su rostro algo anormal… algo más acorde a la expresión de una bestia deforme.
—¡Dios Santo! —Exclamó espantada, apartándose de Charles, prácticamente empujando a éste con sus manos contra la orilla sin darse cuenta. Su primera impresión se esfumó casi de inmediato, y de un parpadeo a otro fue capaz de percibir el rostro frío y sereno de aquella jovencita desconocida.
¿Había sido su imaginación…?
Charles, por su lado, no entendía a qué se debía tan repentina reacción. Se viró entonces sobre su hombro, viendo también hacia la niña, aunque con más confusión y molestia que miedo.
—¿Se te ofrece algo? —Le cuestionó toscamente—. ¿Qué haces aquí?
Lily, o más bien Lala según la había presentado Damien afuera, se agachó en ese momento, poniéndose de cuclillas, y acercó su mano derecha al agua.
—Sólo quiero ver si el agua está caliente —informó de manera ausente, como si en realidad se lo estuviera diciendo a alguien más y no a ellos—. Y sí lo está; increíble. Nunca había estado en una piscina climatizada. Qué mal que no tengo mi traje de baño.
—Sí, qué mal —masculló Charles, fastidiado por cómo le habían arruinado el buen rato tan fácil—. ¿Ahora puedes dejarnos, enana?
Lily se viró lentamente hacia él, y Charles por un segundo se sintió incluso amenazado por la extraña agresividad que radiaban esos pequeños ojos claros.
—No tienes que ser tan grosero —indicó Lily con seriedad.
—Yo soy lo que me da la gana. ¿Por qué no te largas de aquí a buscar a tu mami?
La niña se le quedó viendo unos segundos en silencio, y pareció por un momento que no pensaba irse. Sin embargo, luego de un rato se puso de pie.
—Seguro —murmuró con una sonrisita inocente, que no se esforzó mucho en ocultar que era falsa—. Pero primero dime, ¿quién es Amanda?
Aquella repentina pregunta menguó notablemente la actitud beligerante de Charles, quien además no fue capaz de ocultar su asombro; tanto que incluso Lidya lo notó.
—¿Qué? —Balbuceó el chico, dubitativo.
—Amanda, ¿quién es? —repitió Lily con cierta complicidad, como si quisiera dar a entender que ella ya sabía la respuesta a dicha pregunta.
—Yo… no sé… —respondió Charles tras un rato, encogiéndose de hombros.
—¿No se llama así tu compañera de estudio? —Intervino Lidya de pronto, sonando casi como una acusación.
Los nervios de Charles se hicieron aún más palpables, pero intentó no dejarse llevar por ellos.
—Ah, sí, creo que sí —respondió procurando sonar desinteresado, y se viró inquisitivo a la jovencita—. ¿Acaso tú la conoces?
—No —respondió Lily negando lentamente con su cabeza—.  Pero tú sí; y muy bien, ¿verdad?
Y sin disponerse a dar más explicaciones, se dio la media vuelta y se alejó caminando tranquilamente paralela a la orilla de la alberca, disponiéndose a rodearla.
—¿De qué está hablando esa mocosa? —Le preguntó Lidya, visiblemente molesta, apartándose rápidamente de encima de él.
—¿Yo qué sé? —Masculló Charles, defensivo—. Ni siquiera sé quién es esa niña, enserio. Debe ser todo una broma de Rony. Iré a hablar con él y a ponerlo en su lugar.
Y antes de que Lidya pudiera hacerle algún otro cuestionamiento, Charles se salió de inmediato del agua, y así totalmente mojado se alejó por la orilla. Pero por supuesto que no iba a hablar con Rony como había dicho; su preocupación iba enfocada en otros sentidos.
—Oye —pronunció Charles con molestia, mientras se apresuraba a alcanzar a Lily, pero ésta ni siquiera lo volteó a ver—. ¡Oye tú!
Se apresuró más hasta interceptarla, y la tomó entonces violentamente de su brazo, jalándola. Esto no le agradó a la niña ni un poco.
—Suéltame si sabes lo que te conviene —le amenazó con voz severa, pero eso no intimidó a Charles; su propia ansiedad y enojo podían más.
—¿Cómo conoces a Amanda? ¿Ella te envió? ¿Qué quiere?
—Ya te lo dije, no la conozco —contestó Lily con voz estoica—. Pero quizás deba contarle a tu novia lo que hiciste con ella en el laboratorio de química la otra semana. ¿Crees que le interese?
Si Charles no se encontraba lo suficientemente alterado y molesto hasta ese momento, ciertamente aquella afirmación terminó de llevarlo hasta al punto máximo. Pues, en efecto, él sabía muy bien de qué estaba hablando esa enana.
—Oye, pequeña puta —espetó furioso, jalándola con incluso más fuerza hasta llegar a lastimar un poco—. A mí nadie me amenaza, ¡¿oíste?!
Pese a la situación y como ese sujeto la tomaba y le hablaba, Lily siguió en apariencia totalmente calmada… inhumanamente calmada.
—No te hagas el valiente conmigo —susurró la niña despacio, esbozando justo después una sonrisa torcida que hizo que todo su rostro tomara una apariencia inquietante para su opresor—. Yo sé bien que no eres más que un gusano arrastrándose de miedo. Le tienes tanto miedo a tu propia novia que vienes a amenazar en falso a una pequeña niña. Qué triste remedo de hombre eres, Charlie…
Aquellas palabras lo desconcertaron. ¿Qué niña hablaba de esa forma? No sabía si aquello era una jugarreta de Amanda, o quizás sólo una pésima broma de alguien. Pero fuera lo que fuera, él no se iba a quedar tranquilo.
—¡Te voy a demostrar quién amenaza en falso a quien! —Exclamó Charles molesto, y volvió a jalonearla, casi amenazando con aventarla a la alberca, ya fuera por accidente o apropósito.
—¡Oye!, ¡¿qué te pasa?! —Se escuchó la voz de Verónica pronunciar alarmada no muy lejos. Y cuando Charles se viró sobre su hombro, observó de inmediato a la mujer rubia aproximándose hacia ellos con paso firme—. ¡Suéltala ahora mismo, desquiciado!
—No te metas, perra.
—¿Cómo me llamaste?
Verónica lo tomó de la muñeca intentando apartarlo de Lily, pero Charles la empujó hacia atrás, casi haciéndola caer pero ella logró sostenerse. Ante tal agresión, instintivamente Verónica aproximó su mano hacia su espalda para tomar el taser que llevaba ahí oculto para cualquier emergencia. Pero antes de sacarlo, al último momento se detuvo a meditar si aquello sería un movimiento adecuado o no, considerando que ya de por sí sus gritos y empujones estaban llamando bastante al atención. Pero para su fortuna, no tuvo que elegir de momento.
—Hey, hey, Charlie —pronunció una cuarta persona, aproximándose rápidamente hacia ellos, aunque con actitud mucho más calmada—. ¿Qué crees que haces? ¿No ves que son invitadas de Rony?
Aquel muchacho rubio y de sombrero se abrió paso, colocando una mano sobre su hombro, y otra en su mano para jalarla y hacer que soltara a Lily.
—Y es sólo una niña, vamos viejo.
—Ella empezó —se defendió Charles, señalando hacia Lily.
—¿La niña empezó? —Rio divertido el extraño—. ¿Escuchas lo que dices?
—Ella… —Charles parecía querer decir algo más para escudarse, pero el sólo hecho de darle forma a las palabras en su mente ya era suficiente para que se percatara de lo absurdo de todo eso.
¿En verdad él había actuado de esa forma? Nunca había sido el chico más paciente del mundo, pero ni él atacaría a una niña. Pero las cosas que dijo… ¿en verdad las había dicho?
—Oye, cálmate —pronunció el muchacho de sombrero, y le rodeó los hombros con un brazo para apartarlo un poco de Verónica y Lily, y así poder hablar más calmadamente en voz baja—. Es evidente que estás muy estresado. Mira, traje de la que te gusta.
Extendió entonces su palma derecha justo delante de Charles, enseñándole lo que ahí sostenía: dos pequeñas bolsitas de su querido polvo blanco, que Charles reconoció muy bien; tanto que incluso sus ojos destellaron un poco al verlas.
—No traigo efectivo… —murmuró Charles despacio, pero también un poco ansioso.
—Por esta vez son cortesía de la casa, ¿sí? —Indicó el chico de sombrero, y sin mucha ceremonia colocó las bolsitas en la mano aún húmeda de Charles, e hizo que cerrara los dedos en torno a ellas—. Anda, ahora ve a seguir la fiesta por ahí, ¿quieres?
Le dio entonces un par de palmadas en la espalda, indicándole que se fuera. Y aunque aquello no era precisamente una orden, Charles así lo hizo, andando en la dirección por la que había venido sin mirar siquiera a las dos chicas agredidas. Más adelante en su retirada, Lidya ya lo esperaba, notablemente molesta pues de seguro había visto la escena, o parte de ella. Se notó que comenzó a pedirle explicaciones, pero ambos se dirigieron juntos al interior de la casa, conversando en voz baja a pesar de que aun así fue claro que estaban discutiendo.
—¿Están bien? —Preguntó el muchacho, virándose hacia Verónica y Lily con una amplia sonrisa despreocupada.
—No necesitaba ayuda —masculló Lily secamente sin mirarlo. Verónica únicamente la miró con expresión severa, y se permitió entonces rodeara con un brazo con cierto afecto… que a Lily desconcertó.
—Gracias por tu ayuda —asintió la chica mayor, y entonces comenzó a guiar a la niña para que la siguiera hacia la casa, en dónde esperaba aún encontrar a Samara.
—Fue un placer —masculló el muchacho de sombrero, y de inmediato comenzó a andar a lado de ambas—. Me llamó Milton, por cierto. ¿Y tú?
—Verónica —respondió intentando sonar lo más cordial posible.
—Qué lindo nombre. Eres de las chicas que vinieron con Damien Thorn, ¿cierto? ¿Eres su prima… o novia…?
—¿Qué? —Exclamó Verónica, casi alarmada por tal pregunta, y justo después escuchó como Lily soltaba una risa burlona que sólo hizo que el rostro de la chica de ruborizara por la pena—. No, no, yo… trabajo con su tía. Soy… algo así como su asistente.
—Eso suena fascinante —asintió Milton, permitiéndose aproximarse un poco más hacia ella.
—Este sujeto se quiere acostar contigo —soltó Lily de la nada, haciendo que tanto Verónica como Milton se sobresaltaran.
—Oye… —Masculló el chico, riendo nervioso—. Qué ocurrente es tu hermanita.
—Ella no es mi… —Intentó explicarse Verónica, pero en ese mismo momento Lily se apartó de ella y se fue en una dirección diferente—. Oye, ¿a dónde vas?
—A ver qué más hay de interesante por aquí —respondió Lily con simpleza mientras se alejaba, claramente sin la disposición de escuchar alguna sugerencia diferente a dicho plan.
Verónica soltó una pequeña maldición apenas audible. Sabía bien que intentar obligar a cualquiera de ellas a hacer algo que no quisieran era inútil, pero esperaba al menos poder apelar a su sentido común, pues suponía que ninguna de ellas quería ir a la cárcel, a algún laboratorio de experimentos humanos, o a dónde fuera que terminarían si no eran prudentes.
Dio unos pasos detrás Lily queriendo alcanzarla, pero se detuvo al escuchar no muy lejos de su posición una risa; una risa que le resultaba desconocida, pero al mismo tiempo extrañamente familiar.
Al virar su atención sólo un poco en dicha dirección, divisó rápidamente a Damien, sentado cómodamente en una de las sillas largas de alberca, con un vaso en su mano, y una chica de traje de baño blanco a su lado, con la que al parecer platicaba animadamente, e incluso ambos reían; ni siquiera sabía que Damien era capaz de reír así.
Aquella imagen provocó una molestia bastante intensa en Verónica, que casi sintió que se le atoraba en la garganta hasta sofocarla. Mientras ella estaba preocupada por mantener todo en orden, el culpable directo de todo ese desastre estaba ahí sentado, relajado y divirtiéndose. De hecho, al parecer todos se divertían ahí menos ella… algo que de hecho era bastante más común de lo que le gustaba aceptar.
—¿Saben qué? —Soltó en voz baja, como si realmente tuviera a sus cuatro dolores de cabeza justo delante, aunque sus palabras claramente eran sólo para sí misma—. Hagan los que les dé la gana, todos ustedes. Ya no me importa.
Y soltada esa declaración al aire, aunque no fuera oída por nadie, caminó de largo, pasando incluso delante de Damien y su nueva amiga, aunque ninguno de los dos reparó en ella en lo absoluto.
Aunque para su consuelo, sus palabras sí habían sido oídas por alguien más; por quien estaba más cerca de ella en ese momento.
—Esa es la actitud —escuchó a Milton pronunciar con entusiasmo a sus espaldas, aun siguiéndola unos pasos detrás—. Esta noche no hay que preocuparse por nada. ¿Quieres un trago?
Verónica se detuvo y se viró hacia el chico, quien ahora le extendía un vaso rojo a medio llenar de un líquido transparente con un fuerte olor. ¿De dónde había sacado ese vaso?, ¿ya lo traía consigo? De hecho traía dos; el adicional de seguro para sí mismo. Verónica miró el vaso con dudas. Echó un vistazo más a Damien, aún sentado con la misma chica, y ello la terminó de convencer. Pero, por si acaso, no tomó el vaso que Milton le ofrecía, sino que extendió su mano y tomó el que al parecer él reservaba para sí mismo. Milton, aunque un poco confundido, igual se lo permitió.
La realidad era que no estaba muy acostumbrad a beber. Y al empinarse aquel vaso y pasar un largo primer trago, como si fuera agua, éste le raspó la garganta provocándole un fuerte ardor. Comenzó a toser con fuerza rápidamente, doblándose un poco sobre sí misma.
—¿Qué es esto? —Exclamó con su voz enronquecida, oliendo con más detenimiento el contenido del vaso; eso definitivamente era algo más fuerte que cerveza.
—A veces es mejor no saberlo —le respondió Milton, encogiéndose de brazos—. ¿Quieres más?
—Definitivamente —Respondió Verónica de inmediato, tomando un segundo trago, el cual le afectó significativamente menos.
— — — —
Pasados casi diez minutos, Abra seguía aún sentada en el mismo lugar en la parte trasera de la camioneta, aún con sus ojos cerrados y en la misma posición. Su respiración se había relajado tanto que casi ni se percibía. Kali llegó a temer por un momento que realmente se hubiera quedado dormida, o algo peor. La experiencia que tenía con respecto a aquellos que podían “proyectarse” se limitaba más que nada a Eleven, y recordaba cómo en un inicio necesitaba aislarse de cualquier sonido o imagen para poder enfocar su mente únicamente en dicha acción.
No dudaba que esta chica fuera también capaz, pero… ¿en verdad podría hacerlo tan fácilmente como sólo sentarse ahí y cerrar los ojos? Y, más importante aún, ¿podría hacerlo sin exponerse a ningún peligro como había afirmado tan segura?
—Guarda silencio, por favor —masculló Abra en voz baja, tomando a Kali por sorpresa.
—Yo no he dicho nada —soltó Eight rápidamente, con una clara postura defensiva.
—Tus pensamientos y preocupaciones son demasiado ruidosos —añadió Abra con voz lenta y pausada, como si aún una parte de ella siguiera sumida en su meditación y no estuviera en realidad presente del todo—. Necesito asilarme de cualquier intervención externa, pero no me lo haces sencillo.
—¿Quieres que apague mis pensamientos y preocupaciones? Lamento decirte que en eso no tengo tanta gerencia como me gustaría.
Kali sonaba sarcástica y tranquila, pero en realidad dicha afirmación la puso un poco nerviosa. ¿Le había estado leyendo la mente? ¿Desde cuándo? ¿Sólo en ese mismo momento o desde hace ya tiempo atrás? Si hablaba de sus preocupaciones, ¿habrá percibido lo que Charlie y ella habían dicho hace un rato?
—Sigues haciendo mucho ruido —dijo Abra de nuevo—. Estaré bien, descuida. He hecho esto muchas veces.
—Está bien, intentaré calmarme —masculló Kali, no sonando en realidad muy convencida de su propia promesa.
Pasaron unos minutos más en los que la mujer en silla de ruedas intentó despejar su mente lo más posible en otra cosa, cualquier cosa… Y casi siempre que hacía eso terminaba de alguna forma pensando en su madre; aquella mujer sin nombre de aquella foto que tanto añoraba. Y quizás al pensar en ello en ese momento, le estaba compartiendo sin querer dicho secreto a su joven acompañante. Pero daba igual si al pensar en eso podía calmarse lo suficiente para no interferir en la delicada misión que estaba por ejecutarse.
De pronto escuchó a Abra jalar aire con fuerza por su nariz, y contenerlo dentro por varios segundos. Kali se viró a verla unos instantes, notando que se había quedado rígida como tabla, con su espalda recta y su cabeza alzada.
—¿Abra? —Susurró Kali despacio, pero no hubo respuesta; al menos no de inmediato.
Los ojos de la joven se abrieron abruptamente, y detrás de sus párpados no se asomaron más sus grandes ojos azules, sino uno ojos totalmente blancos y vacíos…
FIN DEL CAPÍTULO 91
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