#insoportable estudiante de teatro
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whos getting railed at the bathroom of an ypf
wrote that tag with eddie munson in mind but honestly it applies to any character who canon says it's dead but spiritually we all know they're getting railed in the bathroom of an ypf
#para mi el es ese trolo#metalero secretamente fan de soda#militante del PO#insoportable estudiante de teatro#hace la platita vendiendo flores en la costa durante el verano
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El gordo Mulligan
Cómo olvidar ese primer párrafo del Ulises traducido por Marcelo Zabaloy. En escena, como si estuviéramos mirando una obra de teatro (me la imagino a lo Beckett), aparece un gordo en bata amarilla desaliñada, con un cuenco de espuma, un espejo y una navaja. Es de mañana, vive en una torre. El tipo está a punto de afeitarse, pero antes bendice a la tierra toda y sus montañas.
Papada oval, cara rechoncha, el gordo es Malachi “Buck” Mulligan, un chanta, un sabelotodo insoportable, un sacerdote cuidador de las artes de la Edad Media pero también un gordo creído. Treinta segundos de lectura y ya hay una alusi��n a Shakespeare.
Este señor remite al Sir John Falstaff, el personaje creado por el inglés y puesto a jugar en varias obras de su infinita autoría. Autor detrás del autor. Qué dios detrás de dios la trama empieza. Ni idea de cómo era la cita exacta, pero odio guglear.
“Caballero gordo, vanidoso y fanfarrón”, dice Wikipedia de Falstaff. El amor a Shakespeare vivirá con potencia en cada hoja de esta primera parte. Un cruce en que se desarman los nombres y remiten al pasado, a otros héroes que comienzan a viajar igual que los que leemos.
El falso sacerdote bendice irónicamente al día:
Introibo ad altare Dei
Voy a entrar en el altar de Dios
Joyce es el Dédalus que aparece al toque, amigo de Mulligan que estudia medicina. Ambos viven en una torre. Esto remite al Joyce real, que también vivió en una torre con su amigo estudiante de medicina y poeta, Oliver St. John Gogarty.
La “Martello Tower” queda en Sandycove, Dublín, y se puede visitar aún hoy.
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holaaaa, amigues. carito por acá introduciendo a mis dos pequeñas vergüenzas: teddy y atticus. voy a dejar bajo el read more algunos datos curiosos o puntos primordiales acerca de los dos, por si les interesa conocerlos un poquito más a fondo y que resulte más fácil lo de relacionarlos con sus personajes. you know the drill, le dan me gusta a la publicación y me tienen molestando vía chat 。◕ ‿ ◕。 / @noctambulosconex
theodora oliveira / biografía / tablero de pinterest / conexiones
teddy o theo pa’ la banda, no le agrada mucho ser llamada por su nombre completo
es estudiante de artes de último año, a punto de graduarse en probablemente alguna de las universidades de la ivy league (porque rich kid con influencias en la élite de eeuu), pero tiene crisis existenciales cada tanto porque tbh no sabe qué rumbo darle a su vida después de haberse titulado. vivir por amor al arte? continuar siendo mantenida por su familia?? hacer algún doctorado??? comprarse un loft en parís y pasarse la vida dibujando chicas francesas???? she doesn’t know
podría decirse que es la decepción de la familia oliveira, sus padres siempre esperaron que destacara dentro de lo académico pero a theo,,, pues la vdd nunca le gustó mucho la escuela y siempre lloraba por el estrés cuando le ponían enfrente ecuaciones u operaciones matemáticas. a duras penas sabe contar con los deditos.
posiblemente la van a ver mayor parte del tiempo con su vape de wax en la mano y los ojitos caídos porque su pasatiempo número uno es estar bajo los efectos de la marihuana
durante sus años en el internado, era la morra que siempre andaba pidiéndole la tarea a los demás diez minutos antes de la clase porque olvidaba hacerlas, o se quedaba dormida a mitad de las lecturas y se babeaba el brazo, luego despertaba desorientada y gruñona y le soltaba puñetazo a cualquiera que la mirara mal o se riera de ella
es esa clase de arts person que se pasa haciendo bocetos en sus libretas de las cosas que le gustan o llaman su atención así que si te ha encontrado llamativo o atractivo de alguna manera probablemente tenga tu carita dibujada entre sus hojas
aunque siempre ha sido un poquito tosca y sarcástica a la hora de tratar a los demás, durante su adolescencia era más sencillo acercarse a ella que en la actualidad porque ahora está dañadita a causa de su ex novio problemático y abusivo que la metió no solo en problemas con la policía (casi termina en la cárcel) sino que tmb le arruinó el autoestima y le dejó trust issues cabrones
Chaotic Bisexual™
tiene esta fachada despreocupada de que nada le importa y que no le afecta ser juzgada por su propia familia, pero en realidad solo quiere que alguien la abrace tres horas y le diga que su esfuerzo es suficiente y que ser ella misma es suficiente y que todo va a estar bien
atticus fitzgerald / biografía / tablero de pinterest / conexiones
es un engreído de mi*rda, siempre quiere ser el centro de atención, es insoportable pero lo disimula muy bien porque sabe cómo caerle bien a la gente (años de tener a su mamá respirándole en la nuca mientras le decía cómo comportarse en entrevistas y eventos sociales)
es figura pública dentro del medio artístico porque su mamá básicamente lo forzó a tener una carrera como actor desde los siete años, por lo que tiene fama en estados unidos y todo el mundo lo reconoce porque protagonizó una serie infantil cuando tenía once y la canción del intro era muy pegajosa y siempre le piden que la cante (por favor que sus personajes lo molesten al respecto)
llegó al internado cuando el resto del grupo se encontraba en su segundo año y al inicio de seguro veía a todos con cara de ewww who are those people plebeyos no me merecen, pero se las ingenió para incorporarse a como diera lugar. era la primera vez en diez años donde podía tener clases presenciales en un salón, así que probablemente le haya costado un poquito ajustarse y de seguro necesitó de tutorías fuera de clases para ponerse al corriente, así que si sus personajes eran de los cerebritos aplicados, atticus posiblemente se haya pegado a ellos como chicle
este era atticus con las chicas del grupo durante las presentaciones escolares
probablemente gasta más dinero en productos para cabello y ropa de diseñador que en comida
starboy de the weeknd y primadonna de marina son el soundtrack de su vida
cuando regresó a américa luego de haberse graduado, retomó su carrera como actor e intentó tener el mismo recibimiento que antes, pero le ha costado un poquito. ha tenido nuevos proyectos con papeles buenos e incluso intentó hacer teatro, pero la vdd es que no es mucha la atención que recibe por parte de los medios, él solito se cree un seudo-próximo-leo dicaprio y se le suben los humos a la cabeza
ahora que no está bajo la tutela de su mamá y ha contratado un nuevo manager, se la pasa en eventos y fiestas con personas del medio, alcoholizándose y metiéndose líneas de p*rico en los baños de cualquier antro de moda
no tengo bien definida su orientación sexual pero si de algo estoy segura es de que no es heterosexual :D
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Hello Darkness, again...
Últimamente me he sentido completamente inútil, no he entendido nada de las clases virtuales, no he podido ponerle intención a mi voz cada que trabajo en mi monologo, cada que estoy en un trabajo en grupo me dicen “solo sube el archivo a la plataforma y expones” haciéndome sentir aún mas inútil e incapaz.
¿Una crisis? tal vez, ¿Me siento estancada en mis 16? un rotundo si!
No entiendo en que momento deje de brillar, en que momento mi calidad como estudiante disminuyó, no entiendo como deje de ser la chica a la que todos los profesores amaban por su liderazgo, por su interés y sus ganas de sobresalir.
Deje de ser querida, de ser interesante, físicamente me veo mejor pero aun así me siento vacía, a los 16 todo era perfecto, tenia la capacidad de manejar mis tiempos entre el colegio, el técnico, mi novio, mis amigos, mi familia, para liderar proyectos incluso para leer un libro semanalmente, hoy en día solo me la paso llorado, frustrada de que nada me sale, busco esconderme del foco y estar al mas bajo perfil.
Mi seguridad esta tan deteriorada que me duele en el fondo de mi ser que pasen los años y no pase nada, estoy a 4 días de cumplir años y el ultimo logro relevante que he conseguido es una beca que obtuve a los 17, estoy en una carrera que me parece interesante pero no es en lo que quiero estar, todo por la presión social de mi entorno “Eres la primera de la familia que va a la universidad, estudia algo que te de” y ahora estoy atrapada en lo que más detesto un mundo lleno de matemáticas y ecuaciones sin sentido, cuando lo que en realidad me gusta es escribir columnas de opinión, hacer investigación periodística social. pero por los próximos años debo conformarme en ser una persona atrapada en el sueño de sus padres.
Y no solo es estar en un lugar en el que no quiero estar, también esta la presión familiar de que debo ser la mejor, de que porque no salgo con mis amigos, porque no tengo novio/a porque no soy como tal persona, porque comes tanto, porque no comes, porque no descansas, porque descansas mucho e infinidad de cosas, además de sumarle la autocritica que yo misma me hago, como debería ser, que capacidades debería tener.
Teatro, el único lugar en donde me puedo olvidar de todo por un rato, en donde puedo ser, ese lugar feliz que encontré en el peor momento de mi vida hace poco mas de un año, se ha vuelto un lugar insoportable desde la virtualidad, se ha convertido es algo oscuro y aburrido, en donde mis miedos e inhibiciones han aumentado y ya no me siento segura, irme y dejarlo de lado se me hace una idea maravillosa en este momento, pero abandonar las cosas nunca ha sido mi estilo.
La crisis es la mejor oportunidad de crecer, puede que hoy lo vea como un camino sin salida, pero tal vez luego todo vuelva a estar bien.
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#2020 / Marina Alessio
2020, qué año raro. El mundo se enfermó, los sistemas de salud empezaron a colapsar, la crisis económica es mundial como la epidemia, los yanquis se cansaron de que la policía sea muy mala y salieron a la calle a prender fuego todo, grupos de ultraderecha surgieron en todo el mundo y lograron tener una voz que asusta. Nos dejó Rosario Bléfari. También De Loof, Génesis P-Orridge, Bill Withers y los padres de varixs amigxs: El fin del mundo como lo conocíamos y el principio de uno nuevo, distópico y virtual, bastante más feo. Y empezamos a quedarnos ciegxs de verlo todo en pantallitas. La cosa se puso muy “The world was on fire and no one could save me but you”, pero “you” para todxs fue y es algo distinto.
Las agendas culturales se cancelaron, las galería de arte cerraron y mi trabajo (generar exhibiciones); como el trabajo de miles de DJs, barmans, actores de teatro o vendedores de pochoclo en salas de cine; por un momento, dejó de existir.
Entonces me puse a sacarle fotos a la luz como cuando era estudiante y me tiré en el piso a escuchar discos, durante cuatro meses. Porque, como tituló Gastón una muestra una vez, La música es mi casa, y este año se trató de eso: de esa conjunción entre lo familiar y lo siniestro como en un gran sueño freudiano; del refugio en lo que conocemos bien en el medio de lo más desconocido que le tocó vivir al mundo en el último siglo.
Y Maro bebió. Preparó un trago distinto cada día, subió su registro a Instagram, y bebió. Bebió y escribió un diario del aislamiento, un aislamiento tan real que comienza una entrada con la frase “Escuchamos el timbre como un llamado de otra dimensión”. Paulina y Dudu siguieron trabajando en proyectos que empezaron en 2019, Paulina editando las fotografías, misteriosas y oscuras, que tomó en su proyecto de investigación sobre el Jardín Botánico Tropical de Lisboa, Y Dudu editando su video performance e invitando al baterista Giovanni Sortino a sumar su percusión desprolija, por momentos inconexa y sin métrica, al sonido original de la perfo en la que cada performance responde sí o no a sus recuerdos de unas preguntas que no escuchamos, hasta que una de ellxs las devela: “Sí siento que mi trabajo puede ser irrelevante. Pero amo el arte”. Deborah pintó chiquito, bodegones abstractos con aires surrealistas en formato “quedate en casa”. Paula inauguró la “galería tacho” e hizo una convocatoria por Instagram de las peores obras que lxs artistas hayan producido en los últimos tiempos, las obras que den ganas de tirar al tacho. Marcela siguió haciendo joyas con materiales devaluados pero esta vez, en un acto premonitorio, hizo coronas. Coronas inusables por lo incómodo e insoportable de cargar ese peso. Hablando de brujería, nuestra bruja Laura Códega siguió siendo Laura Códega como si nada pudiera afectar a su pintura que está, y siempre estuvo, más allá de cualquier posible realidad. Y Ariel siguió proyectando luz y color en el espacio, con estas esculturas que produjo encerrado en su casa mientras miraba Sailor Moon y fondos de paisajes.
Y un día las galerías volvieron a abrir bajo el protocolo de lo que ahora conocemos como “nueva normalidad”. Mi trabajo volvió a existir. Pero retomar el calendario programado de individuales de alguna forma perdió sentido. Pensamos que teníamos que volver, después de tanto aislamiento, todos juntxs y resistiendo. Como una familia disfuncional que atraviesa un pequeño apocalípsis.
#2020 es un invento improvisado, por momentos misterioso y surrealista, por momentos absurdo y por momentos molesto pero con un poquito de optimismo. #2020 es una muestra rara, como el 2020.
#2020 inaugura el día de la primavera y vamos viendo cuando cierra. Están todxs invitadxs, vengan de a unx (y con barbijo) 🌚.
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Euforia
Claudicaron los mejores en su locura.
neurasténicos navegando por las calles.
lánguidos y apolíneos buscando un
alivio temporal, ángeles caídos.
Guardianes de la noche esperando la
llamada divina. Quienes altos y vigorosos,
pero un tanto cansados, deambulan por los
metrobuses o el pilar de adoración.
Pequeños geniecillos, entre una batalla entre
el cielo y el infierno que no pueden librar,
observando espectaculares de Salvatore Ferragamo,
pueblos llamados San Rafael, de estilo europeo. Y
la manzana de Apple de los desterrados hijos de Eva.
Visitamos las universidades con ojos magnéticos,
alucinando con la ciudad universitaria y ser como un Kerouac
en Columbia.
Nos expulsaron de colegios de humanidades y otros
tantos lugares caóticos, por desenfrenados, suicidas en potencia.
Ni nos afeitamos, malditos hippirisnais.
Nos gusta vestirnos queers. Quienes se tocan la polla
en el transporte público para infringir la ley. Cínicos como
Diógenes.
Duermen en albergues y copularon en ellos, o se
purgaron sus sueños, alcohol, un toque de marihuana,
mucha verga y leche infinita.
Fe ciega, calles delirantes e inmensas, relámpagos
lanzados por algún demonio precoz. Desde el Barrio
San Miguel hasta el sur, lo único importante es el Tiempo y el Amor.
Los árboles de la vida, con frutos inmaduros, las luces
de los autos, el regente del sol, las dos caras de la luna.
Nos tornamos exquisitos, en medio de la basura.
Pasamos por los bajopuentes de Tlalpan y vemos
a las putas y transexuales esperando su próximo 200,
con ansías de un Xanax o inundarnos en marihuana.
Fuimos a la casa de los locos, esperando ser internados,
sin éxito. Pero estamos encerrados en un refugio,
algo muy parecido.
Lleno de gente que trabaja mucho, con dos días
laborados. Enfermos mentales, desocupados,
estudiantes tardíos, esperanzados, adictos,
trabajadores sociales irritantes. Encontramos
a un maestro de teatro lastimoso con quien hablar de
lo que escribimos y como expandir ese talento.
Gritando en la calle para eclipsar nuestros ataques
histéricos, vomitando recuerdos, frustraciones,
desdén silencioso, animadversión.
Estamos atravesados por los traumas de la niñez,
no hay llenadera, nos hemos querido aliviar en loqueros,
alcohólicos, terapias. Intelectos superiores, con
léxicos y elocuencias bárbaras combinadas con
mutismos graduales.
Articulaciones dolorosas, calores nauseabundos,
y hedores insoportables. Dimos vueltas por trenes
y veredas, sin destino fijo, dejando una estela
de corazones rotos.
Estudiamos independientemente a Yeats, Pascal, leímos
el Adolfo de Constant y matemáticas exacerbantes. Misticismo
y religión, dones presentes, el poder.
Con los arcángeles principales rodeándonos y el
universo celestial por encima. El lucero de la mañana.
Quienes solo iban en busca de sexo ocasional, invocando
a Lilitu. Sabíamos que estabamos dementes en éxtasis
sobrenatural.
Los perezosos celtas y hambrientos, conocieron al
polaco aturdido perseguido por masones.
Con pantalones cortos con grandes ojos pacifistas
atractivos, repitiendo incoherencias en la mente, haciendo
movimientos extraños con las manos y el cuerpo.
Mensajes bíblicos extraños.
Temblorosos y rompíamos en llanto ante revelaciones desde
lo alto. Quienes tienen personalidad salvaje y jalan
palancas de auxilio y son llevados al juzgado. Perdidos
rebeldes.
Quienes hacen catarsis en los andenes del metro o
chupan pollas.
Muestran la polla con cualquier propósito asqueroso,
hasta lubricarse. Quisimos chupar y fuimos chupados
por esos querubines terrestres, con inclinaciones
homosexuales.
Se mean en todos lados, el Mr. Universo, meando
territorio. O se embarran caca o semen en la cara o cuerpo.
Tocaron gluteos sin permiso, los masturbaron en
autobuses por el ángel rubio y desnudo que venía
a atravesarlos con su espada.
Perdimos a nuestros amantes por trastornos
mentales inminentes. Sexo atroz, un novio, el corazón
de Jesús. Y perdieron la consciencia. Y se les advierte
del rapto.
Por callejones pueblerinos, La Asunción, San Francisco,
cuantas películas vimos, sórdidas, excesivas.
Despertaron en un repentino Manhattan. Se encontraron
a sí mismos lejos de su hogar a través de
experiencias extrahumanas.
Les encanta caminar por la noche, perdidos,
como desamparados, esperando el gran sueño.
un suceso apocalíptico, como Donnie Darko,
o la muerte inminente. Quienes crearon grandes
dramas suicidas y muchos no los llevaron a cabo.
Solo en su mente. Cuantas veces muerieron alli´.
Comieron la cazuela del cordero o de la cabra.
Respirando en la oscuridad bajo el puente.
Quienes se zambulleron en camiones de carne
buscando un huevo. Quienes tomaron pastillas
con alcohol, son de naturaleza violenta o se avientan
a los autos suplicando ser arrollados.
Éramos siniestramente inteligentes y caímos
por los taxis rosados de la Absoluta Realidad.
Quienes lideran un evangelio o una nueva visión
para encontrar la eternidad.
Quienes finalmente cayeron de rodillas en catedrales,
la Regencia de St. Michael con desesperación,
rezando un Ave María, por nuestra vida y porvenir.
Para no perecer extraviado y olvidado, hasta que la
paloma saliera en un instante.
Se presentaron ellos mismos en las rejas del
manicomio con cabellos revueltos y caras sombrías
y un discurso arlequinesco de suicidio.
Demandando internamiento, cuidado, medicamentos
que aliviaran nuestros nervios explosivos. Les gustó
el Xanax y los dejó con amnesia, terapia, grupos,
mantras en internet, religiones, rezos y oraciones.
Descansando brevemente en catatonia, carácter
indiferente, personalidad esquizoide. Con la madre
finalmente.
Y atraparon al arcángel verde observando valerosamente
a su pupilo desastroso, y unieron los verbos y
ponerse frente a ti estupefacto e inteligente y sacudirse
con verguenza. Rechazando incluso revelar el
alma para conformarse al ritmo del pensamiento
en su desnuda y eterna cabeza. Mientras escucho voces
femeninas y tipos hartos en mi cabeza.
El vagabundo loco y el golpe del ángel del Tiempo.
Azazel enterrado vivo, como el cuento de Poe,
Pérdida del tiempo, la sublime sensación de
no hacer nada, purificación, la promesa del Cielo, que no pedí.
Pero si somos malhadados y pecadores, sucios.
Los sellados, Moisés mató a un hombre y aún así
subió con Dios.
Cat Power y su relación con nosotros. La última
pasarela, no la de Alexander McQueen, la de la vida.
Y a otra cosa mariposa.
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Episodio 1, Capítulo 13: El ex alumno de la Primera Troupe de Primavera
Matsukawa: Ya veo. Hay un miembro antiguo de la Troupe de Primavera que es un profesor en una escuela de actuación. ¿Debería intentar llamarlo?
Es una persona ocupada, así que no sé cuándo podamos hablar con él, pero...
Izumi: ¡Por favor!
***
Izumi: Sakuya-kun, estás de pie en el lugar equivocado.
Sakuya: Ah, lo siento.
Citron: No te preocupes.
Tsuzuru: Estás bien, estás bien.
Izumi: (Empezamos los ensayos, pero todos parecen un poco despreocupados...)
Masumi: Romeo aparece desde la izquierda del escenario.
Sakuya: ¡Ah, lo siento!
Citron: No te prepa-preocupes.
Itaru: Ah, necesito usar el baño.
Tsuzuru: Seguro que está con sus juegos.
Izumi: ...
(...Necesito hacer algo sobre esto. De lo contrario, tal vez no logremos presentar la obra a tiempo.)
Sakuya: "¡Vayamos juntos de viaje, Julius! Podemos abandonar este abarrotado pueblo y viajar juntos por el mundo!"
Izumi: (Duele arruinar su buen ánimo de esta manera, pero necesito tener el corazón frío y...)
¿?: Hey, hey, ¿qué es lo que estoy viendo? ¿Una obra de preescolar?
Izumi: ¿Eh?
¿?: No puedo seguir viendo.
Izumi: ¿Quién es usted? Sólo se le permite la entrada a las personas autorizadas.
¿?: ¿Aaah? ¿Quién rayos eres tú...? Espera, ¿eh? Oh, ya veo, ¡eres la hija del director! ¡Esa bebé llorona de verdad creció!
Izumi: El director...
¿?: El gerente, supongo que ahora él es el gerente, vino llorando y me pidió que pusiera en forma a los nuevos miembros de la troupe.
Izumi: ¿¡Así que usted es el miembro de la Primera Troupe de Primavera..!?
¿?: Sí. Soy Kashima Yuzo, de la Primera Troupe de Primavera.
Masumi: No importa cómo lo veas, es un yakuza.
Citron: ¡Oh! ¡Uno de las especialidades de Japón!
Kamekichi: Yuzo, ya estás viejo.
Yuzo: Oh, Kamekichi. Ha pasado un tiempo. Sigues teniendo esa boca grosera.
Kamekichi: No es tan grosera como la tuya.
Sakuya: También conoce a Kamekichi... de verdad es de la Primera Troupe de Primavera.
Yuzo: Hey, apúrense e inicien. Seré su primera audiencia. Sean agradecidos.
Izumi: Muy bien, chicos, entonces desde el inicio.
Sakuya: ¡S-sí! ¡Estamos a su cuidado!
***
Yuzo: ...
Izumi: ¿Cómo estuvo?
Yuzo: —Suspiro—. Pensé en irme al menos unas 300 veces.
Tsuzuru: En resumen, ante cada diálogo...
Yuzo: Sí. Es doloroso para un miembro de la audiencia el tener que escuchar diálogos insoportables.
Primero. Tú, el extranjero de ahí.
Citron: ¿Yo?
Yuzo: Sólo tienes cinco diálogos y ni siquiera puedes manejarlos. Eres peor que un preescolar.
Si no puedes leer los diálogos en japonés, no creo que puedas estar en el escenario para una obra japonesa en este país.
Citron: Oh...
Sakuya: No sea tan cruel. Citron-san es un estudiante de intercambio; aún está estudiando japonés. Si sigue practicando debería...
Yuzo: Recitar diálogos y hablar japonés son dos cosas diferentes. Si la audiencia piensa "este extranjero de verdad está tratando de decir sus diálogos" es suficiente para deshacerse de ellos. Arruina toda la obra.
Siguiente, Mercucio. Entiendo lo que estás tratando de decir, pero no cumples tu objetivo. ¿Tienes algún apego a este libreto?
Tsuzuru: Yo lo escribí.
Yuzo: Ah, ya veo. Así que esa es la razón. Eres complaciente. Si no estás pensando en la audiencia frente a ti y tratas de hacer un esfuerzo para comunicarte con ella, no se trata nada más que de autosatisfacción.
Tsuzuru: ¿Qu...?
Yuzo: Siguiente, Teobaldo. No tengo nada que decirle a este chico.
Itaru: ¿Eh?
Yuzo: Si no lo vas a intentar, abandona el escenario ahora. Eso es todo.
Itaru: ...
Yuzou: Siguiente, Julius. Tú, ¿eh?
Masumi: ...
Yuzo: No sé qué tienes en la cabeza, pero necesitas dejar de mirar a la hija del director.
Tu actuación ni siquiera es buena; no seas arrogante. Tu actuación es aburrida.
Masumi: ¿Qué?
Izumi: (Ni Masumi-kun estuvo exento...)
Sakuya: Ni Masumi-kun es lo suficientemente bueno...
Tsuzuru: Sin piedad...
Yuzo: ¿De verdad creyeron que este chico sería lo suficientemente bueno para pasar? No tomen el teatro a la ligera, mocosos.
Por último, el protagonista principal, Romeo.
Sakuya: ¡S-sí!
Yuzo: Es imposible. Eres el principal, pero no sabes ni una cosa sobre el teatro. Aprende todo de nuevo, desde el principio.
Sakuya: ...
Yuzo: Bien, eso es todo por ahora. Vendré otra vez si tengo un poco de tiempo.
Sakuya: ...
Tsuzuru: ...
Citron: ...
Itaru: ...
Masumi: Qué molestia...
Izumi: (Todos se sienten completamente incómodos. ¿Acaso nos sobrepasamos...?)
Yuzo: Oh, es verdad... oye, tú.
Izumi: ¿Sí?
Yuzo: Ese Romeo tiene un gran potencial por mejorar.
Izumi: ¿Eh?
Yuzo: En otras palabras, depende de ti si lo logra o fracasa. Déjame decirte eso, como la directora, el estado en el que están ahora es tu responsabilidad.
Recuerda bien eso.
Izumi: ...
(Tiene razón. Todos fueron criticados y regañados porque no los guié apropiadamente...)
...Me centraré y daré lo mejor.
Yuzo: Sí.
...Me gustaría mostarle a Yukio-san cómo eres ahora.
Izumi: ¿Eh?
Yuzo: No es nada.
Izumi: ¿Sabes algo sobre mi papá?
Yuzo: No puedo decirte nada. Lo siento.
Izumi: ...
***
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Carta para mi hermana. Me pidieron una dedicatoria que darte en tu cumpleaños. Pensé mejor en escribirte una carta. Y es que aun cerca te noto lejos y qué mejor forma de hablar que con una carta que leerás. Estudiante de profesión y artista de corazón, vas paseando tu voz y danza, buscando el aplauso de los tuyos. Dijo Lorca que el teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana y al hacerse humana habla y grita, llora y se desespera. Y bueno, algo así es como eres, un marullo de sentimientos que chocan entre sí por ver quién sale primero. El irritante sonido de un mosquito por la noche que te recuerda que no duermes sola. Eres algo así. Eres eso, una niña de ojos saltones que creció disfrutando de hacer sonreír a los demás. Eso es, una niña que ahora cumple quince años y quiere ser ya una mujer. Una pequeña mujercita de hierro y porcelana, que puede que se rompa sí, pero que sabe unir sus piezas. No tienes que ser siempre fuerte, no tienes que demostrar nada a nadie más que a ti misma. Rómpete de vez en cuando, deja que las grietas se agranden hasta que te rompan el corazón, deja que el mundo gire a su ritmo, tú tienes el tuyo y habrá momentos en los que el mundo te deje atrás a ti y otros en los que tú lo dejes atrás a él. La vida es así. Ahora empezarás a tomar decisiones por tu cuenta, empezarás a elegir. Piensa que eres tú quien decide y eres tú quien tiene que equivocarse, no dejes que nadie viva tu vida por ti, no dejes de equivocarte. Te garantizo que te caerás mil veces de las nubes pero también te digo que mil y una veces estaré en el suelo para levantarte. Deja que la gente que te quiere te impulse para volver a subir, es la mejor gasolina que se puede encontrar. Que no serás más por levantarte a las cuatro o las seis de la mañana, que nadie puede hacerte de menos por el corte de tu pelo ni porque prefieras pantalones. Acuérdate de que lo que piensen los demás son solo susurros que aprenderás a no escuchar tanto. Una persona no vale más por la marca de su chaqueta, la cantidad de maquillaje que lleva, ni por el número de me gustas en una foto, una persona vale cuando es real. Sé real, no seas otro títere sin cabeza, no te quedes en eso. Sé que puedes dar mucho más de ti, hazme caso y vive de verdad. Vive hasta que duela, vive porque cuando esto acabe si no llegas destrozada, con el corazón lleno de tiritas, despeinada y con el labial corrido de la risa, habrás perdido. Cuida a mamá, sabes que la echarás de menos cuando no esté. No te calles lo que piensas, demuéstrale a la gente como una sola voz puede cambiar muchas cosas. Pero más importante que eso, nunca dejes de ser como eres, tendrás que cambiar, porque la vida te cambia, pero nunca dejes de ser esa niña que juega y se ríe y sonríe con cara de ilusión al hacer reír a los demás. Muchas personas te dirán que de los sueños no vive la gente, pero yo sé que algún día tú vivirás de los tuyos. Tú eres un reflejo de mí, de mi memoria, de mis recuerdos y yo soy tu reflejo también. Somos la prueba de que el otro existe, somos diferentes pero tu esencia está toda en una pequeña parte de mí, mis impulsos irracionales llenos de esa fuerza inquebrantable son un reflejo de ti, mi dureza interna y mi capacidad de salir invicto de una lucha en la que pude destruirme son un reflejo de ti, mi motivación por despojarme del conformismo y buscar el conocimiento son un reflejo de ti, mi fácil desapego a las relaciones, mi capacidad de identificar las debilidades del otro para exponerlas como ofensa (cuando las merecen) son un reflejo de ti, mi compasión, mi desapego a las cosas materiales, mi lado maternal, mis miedos a perder los seres que amamos, mi inocencia, mi orgullo, mi silencio, mi tedio a expresar, mi dedicación a lograr algo en lo que creo, mis ganas de no ser igual a nadie, mi amor por cada miembro de nuestra familia, mi ego, mi llanto desbordado, mi risa estúpida, mi complejidad, mi racionalidad, mi inseguridad, mi amor propio, mi respeto a la vida, mi delirio de grandeza, mi lealtad todas son un reflejo de ti que se esconden en mí pero se exponen de forma incontrolable en incontables momentos de mi vida. También tu me llevas a mí en ti. Llevas esa moral de nunca querer herir a nadie, de hacer sentir cómodo hasta al más insoportable ser, llevas la terquedad, llevas las ganas de no perder contra nadie, llevas la simpleza de encontrar felicidad en pequeñas cosas (tesoros), llevas la determinación de cumplir lo que te prometiste, la constante interrogación existencialista, la nobleza, la exageración, la búsqueda de protección, de refugio, la soledad, la culpabilidad, el querer abarcarlo todo y frustrarse por no poder hacerlo, el alma “blanda” que al final es solo una ilusoria debilidad llena de fuerza que no compadece nada, la fascinación por los detalles, la sorprendente rapidez de fastidiarte de las personas, la preocupación por banalidades como lucir bien, la idolatría, la amabilidad, las ansias de libertad, el huirle a la rutina, la importancia al amor, las ganas de aventurar, la preocupación de estancarse en un solo lugar, la iniciativa, la responsabilidad de defender al más caído, el rechazo a una vida llena de esquemas comunes, la muchas veces estúpida subestimación de los demás, llevas tanto de mí… tu me llevas también Vane. Te amo y te amo por compartir 15 años conmigo. Desde que tuve conciencia, desde que dejé de ver todo con ojos de niño, te vi, te vi a ti como la mujer que eres, convertida en una adulta tan distinta de mí, vi tu carácter vi lo que serías, vi tus miedos, vi lo que odio y amo de ti, vi tanto en ti y entonces ya no quise cambiarte, se apartaron mis deseos de pelear contigo ¿Te acuerdas como discutíamos? ( Solo tu haz logrado ponerme histérico) Noté que el hecho de que fueras mi hermana de sangre, no te convertía en una copia de mí, o de mamá, o de papá, o de quien fuera. Noté que eras perfecta y valiosa (demasiado) tal y como eres, noté que crecí porque aunque siempre serás mi hermanita pequeña, te vi hecha la persona que eres y serás, y me asusta Vane, tengo miedo a perderte, a que te alejes, porque es tu esencia hacerlo, tengo miedo a perderme de tus momentos que siempre siento tan propios, tengo miedo de que nuestras vidas nos separen, me aterra pensar que no quieras compartirme nada de lo que pasa en tu vida porque nunca lo hemos hecho del todo y porque nadie en el mundo me importa cómo me importas tú y nuestra familia. Eres mi hermana pequeña, mi amiga, mi compañera de vida y de recuerdos preciosos que se harán inmortales con los años, mi compañera de momentos felices y otros tantos muy tristes, la persona que siempre estuvo cruzando la puerta de mi habitación, mi dupla de canciones inventadas para dormir, mi calma, mi única cura cuando caí en la oscuridad, nunca olvidaré eso, porque llevas tanta magia en ti que tu sola presencia calmaba mi llanto en esas noches tormentosas ¿Recuerdas? Estas letras no son nada en comparación a lo que eres para mí y a lo que somos juntos, estas letras son el ácaro de nuestras vidas, una muy breve descripción del místico espejo que somos hermana. Mi hermana del mar y del cielo, mi hermana de vientre, mi hermana de infancia, mi yo de reserva, mi yo de defensa. Recuerda que siempre estaré para ti, si fallas yo te levantaré las veces que sean necesarias, nunca te abandonaré porque eres una parte de mi. Te amo hermana. Feliz cumpleaños mana
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En el proceso creativo, como en los sueños, pasa de todo
Novena entrega de la sección La Nave de los Sueños - 25 Años / 25 Historias. Hoy recuperamos el encuentro con un creador único de cine: Jorge Polaco
Invierno del 2000. El cineasta Jorge Polaco está en un bar de San Telmo con algunos colaboradores cerrando detalles de producción de su inminente película Viaje por el cuerpo. Se acercan unos chicos que lo reconocen y le cuentan sobre un festival de cortos que están por concretar, y que están buscando apoyo de directores reconocidos. Son integrantes de La Nave de los Sueños y preparan la segunda edición de Sueños Cortos. Intercambian teléfonos y acuerdan un encuentro para explicarle el plan, proponerle ver más de 300 cortos e integrar el jurado. A partir de ese día se generó una corriente de afecto que se extendió en el tiempo y que incluyó viajes, proyecciones, retrospectivas, pre estrenos de su obra, y la inauguración de sede de La Nave con una muestra de fotos de su autoría
El primer encuentro se realizó en su casa. Se habló de cine, la vida, y la importancia del proceso creativo en el cine de autor
“Amo el proceso creativo. Es como un gran tacho: de amor, de carencia, de narcisismo, de bondad, de basura, de maldad. Están todos esos elementos, que vas tirando en un tacho sin fondo. Para mí es el único proceso creativo que tiene sentido, donde entra un poco de cada cosa. Es también un proceso de vida. El arte es como un chaparrón enorme que te sorprende y ensucia todo el traje y no sabes qué hacer, si reír, aprovecharlo, desesperar o cancelar la cita. En el proceso creativo, pasa de todo, como en los sueños
Entonces ¿cómo se meten todo esos elementos en una obra?
Es posible solamente cuando tenés algo muy fuerte para decir, ya sea por amor o por odio, y es factible cuando trabajás con un guion, una estructura, tanto de esto y tanto de aquello, pero yo pienso que hay que cuestionar esas fórmulas. No entiendo al arte oportunista, el arte no debe asociarse a la vulgaridad. Si trabajamos desde nosotros, y no desde las fórmulas establecidas ahí aparece lo que a mí me interesa, el cine autoral. Los de arriba saben que somos peligrosos y temen, porque pensamos. Ese es nuestro poder, del artista. Los climas que se forman con la imagen en movimiento son poderosísimos.
Ponerse a pensar en una película autoral es transgresor, el pensamiento es transgresor, es una época en la que el pensamiento molesta. Es tan fuerte la realidad, como decía Luis Buñuel, si el cine pudiera mostrar algo de la realidad el celuloide estallaría en llamas. Por eso cuando prohibieron mi película Kindergarden yo no entendía nada. ¿Cómo se prohíbe una obra artística mientras los criminales que pasaron por el gobierno están sueltos?”
El valor de la obra como algo que trasciende. Es un tema que lo apasionó toda la vida y en el que se siente cómodo. Atiende una llamada, sirve té, se sienta nuevamente, piensa, se toma su tiempo, arriesga ideas
“Lo que queda son las obras. Nadie va a hablar de vos ni de ninguno de nosotros cuando ya no estemos. Lo fundamental es la obra, y ahí murieron todos los que hablan, los críticos, los amigos, todos, porque la obra se defiende por sí misma. Por eso es tan temido el cine, porque es un arte de mucho alcance y popular, cualquiera sea la película. En la película que estoy preparando, Durero, Un viaje por el cuerpo, hay un monólogo donde el actor principal dice “¿A quién le interesa hoy la pintura?”. El cine es mucho más popular, yo hace poco hice una muestra de fotografías y el día del estreno estaba lleno. Conseguimos un buen sponsor y se llenó. Mis amigos me decían “¡qué éxito!” pero yo sabía que casi toda la gente había venido por la pizza y el vino.”
Los 2000 dieron un nuevo giro a la historia del cine nacional. Recibieron a miles de estudiantes interesados en hacer cine en nuestro país y se abrieron las posibilidades de producción, de un arte que históricamente fue costoso y elitista
“Me parece fabuloso que se renueven las generaciones. La gente que empieza ahora está haciendo trabajos importantísimos. En la Argentina hay miles de estudiantes de cine. Pienso que en las épocas más terribles, donde la gente sabe que hay pocas posibilidades, elige un área en la que va a poder crecer por lo menos mentalmente. Ya es hora de reemplazar a la gente de siempre por otra que proponga otras cosas. Yo amo las vanguardias y no quiero volver a escuchar las mismas músicas de Piazzolla en las películas, quiero que venga alguien que componga y proponga algo nuevo, aunque sea hecho con una escoba, y eso que yo amo a Piazzolla.”
¿Cuál es el enfoque que haces como docente?
“Les digo a mis alumnos que el cine no se enseña ni se aprende. Les pido que me den el mínimo de pelota, y que cuando se vayan a su casa borren absolutamente todo y que elijan lo que quieran, y no elijan a ninguno de nosotros como modelos. Es una época de modelos insoportables, de mitos, de tipos que de la noche a la mañana están en todos los medios, y no se entiende por qué. Es como en una psicosis colectiva. Yo creo que esta es una época que va a recibir a la gente joven, y por suerte, hay propuestas buenísimas, la cuestión es resistir. Los costos del cine están bajando, y va a poder filmar gran cantidad de gente, que es lo importante, aunque de cien películas queden cuatro valiosas, no importa.”
Siempre se rodeó para sus películas con artistas muy cercanos a sus afectos, como el caso de Margotita, su gran amiga, y luego Isabel Sarli
“Es algo envidiable. Margotita es muy importante en mi vida. De las muertes que sufrí alrededor es la que menos pude soportar. Fue un flechazo, un gran amor. Los amores no son todos iguales, hicimos “Diapasón”, y tuvo una participación muy divertida en Kindergarden, pero de alguna manera está en todas las películas, porque ella representa el paso del tiempo.
Isabel también es una presencia fuerte que tuvo una incidencia muy importante en la moralina de los argentinos. Hacer cine con gente adulta grande es muy peligroso, pero yo me sentí muy feliz de trabajar con ellas. La “Dama Regresa” fue construida alrededor de la figura de Isabel, de la visión que yo tengo de ella. Todo el mundo conoce las terribles críticas que tuvo y es una película muy cruel, de algún modo le dice al espectador “usted es una mierda”. Tiene una estética del mamarracho, menemista. No por casualidad originó tanto rechazo. Hay que revisar ese fenómeno, en el momento que se estrenó la gente no se cuestionaba el menemismo, convivíamos con él. Ya nos habíamos acostumbrado al desastre.”
Al poco tiempo La Nave abre una nueva sede mítica “La Capilla” (Suipacha 842), y nuevamente recurrimos a la obra de Jorge. Se inaugura con la muestra de fotos de Polaco, "Sutura", y se proyecta "El milagro", cortometraje que el cineasta filmó con Julio Bocca
“Yo he buscado en varias formas artísticas, el teatro, la literatura, las fotos. Me lleva mucho tiempo recuperarme después de cada película, y en el interín me acerco a otras formas artísticas más accesibles. Son lenguajes diferentes en los que incursiono, y siempre vuelvo al teatro, porque es la base. Toda la vida de un director de cine es anti cinematográfica, porque se pasa la vida buscando dinero. Entonces entre película y película me he dedicado a otras cosas que me dieron tantas satisfacciones como el cine.”
Crudo y filoso como siempre desarrolla teorías sobre la escena actual, los festivales, y como encara una nueva película
“El arte que se hace ahora es interesantísimo. No estamos en el Renacimiento, el artista es considerado la resaca, la gente necesita vivir experiencias fuertes y eventos aunque yo los detesto, y un festival es como un cumpleaños, como una fiesta continua. La gente lo necesita y esta es una época muy propicia para hacer arte. Está en las calles, no podemos seguir hablando sólo del Di Tella, la Nouvelle Vague, el Neorrealismo. Ahora estamos nosotros. Yo ahora empiezo una nueva película, y la voy a hacer de nuevo como cuando empecé, y lo voy a poder hacer como hice todo lo que hice, te guste o no te guste. Al artista no hay nada que lo pueda detener. La fuerza la sacás de adentro, solo depende la necesidad de expresarte que tengas.”
Bonus Track 2013.
Muchos años después del primer encuentro volvemos a Polaco para unas proyecciones en la Biblioteca Nacional, y nos encontramos con el mismo apasionado creador de una coherencia única. Hablamos sobre el hacer cinematográfico, sobre la creencia en “esta religión” que se muestra en la pantalla grande
“El cine hoy promete ser, pero no es nada, por la falta de entidad que tiene. Esto es un fenómeno que se da en todo el mundo. Cuando empezó no era eso y a mí me resulta muy doloroso encontrar cine sin entidad. No se puede hacer nada contra ese veneno, la falsedad, o la cosa ya hecha, ya dibujada. No se puede hacer nada porque habría que cambiar la vida de todos los cineastas. Yo creo que pese a todo, hay que levantar la copa y brindar por el cine, después de haberlo castigado tanto”
Hizo de todo. Muchos largometrajes, obras de teatro, escritas y dirigidas. Y los temas que giran en torno a sus creaciones tienen que ver con lo profundo del ser humano, el amor, la pasión, la vejez, la muerte. ¿Cómo aparecen esos temas en la obra artística?
”Los temas de mis películas son temas que nacen con la vida y luego con la muerte. Mis películas salen de las entrañas. No son ni buenas ni malas. Uno no está acostumbrado a ver ese tipo de historias, porque duele mucho, son muy terribles.”
En casi treinta años de creación y otros de silencio, ¿qué cosas cambiaron en su hacer?
”Antes de hacer “Diapasón” había hecho “Margotita” y ahí fui el hombre más feliz de la Tierra. Terminé la película y la llevé al cine Lorca y les pedí que me la proyecten. Se enamoraron de la película y me ayudaron mucho. Es imperdonable no continuar con esa línea. Con el tiempo me di cuenta que la primera vez no se repite más, eso pasa con todos los cineastas y la mayoría no lo quieren aceptar, es una negación total de una realidad muy triste. Con “Margotita” tuve premios muy importantes. Yo no estaba acostumbrado y tampoco quise acostumbrarme a un facilismo como un premio. Nunca fui facilista y creo que lo esencial de la personalidad no pasa por ahí. Los premios yo los detesté, y los sigo detestando. Siempre recuerdo a Nietzche cuando decía que cuando uno no tiene un premio es algo que le falta, cuando uno lo tiene, le parece que es poco y cuando uno lo pierde, desespera.”
“La belleza vista desde otro aspecto. Lo feo, lo doloroso, la decadencia, lo complejo de las personas aparece en cada una de sus obras. ¿A qué atribuye el reconocimiento que tiene en todo el mundo, al mismo tiempo que se da la dificultad para estrenar sus películas en el país?”
Son películas difíciles, que hablan de nosotros exclusivamente, se ocupan del ser humano, del carenciado, del triste, del que no tiene nada y te culpabilizan. Hacen evidentes todas esas cosas que uno tiene y que no quiere oír ni soñarlas, esas cosas que uno odia, esa fealdad de la vida. Si habría que darle un nombre a mis películas, en donde yacen, en donde mueren, en donde renacen, es un estilo basura, y es muy difícil aceptar que uno pertenece a ese estilo. Yo llevo mis películas por todo el mundo, van caminando conmigo. La gente me recuerda, porque recuerda esas películas, no las pueden olvidar porque duelen como el cuerpo. Yo en esas películas manifiesto lo que pienso, el precio es alto.
Jorge Polaco toca las entrañas con esos temas que conmueven y muestra lo más íntimo de los personajes. Dudoso al principio, para afirmarse después en su arte, de contar, de crear desde el dolor, desde la complejidad, desde la entidad de las personas y el cine.
Nota inédita año 2000, por Sol Peralta
Bonus Track 2013, por Daniela Pereyra
Rescate: Gabriel Patrono y Lautaro Aledda
Fotos: José Ludovico y Giuliana Trucco
Diseño de imagenes: Giuliana Trucco
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Berlin, 1907 (1946/1947)*
*O ano exato em que esse texto de memórias foi escrito é incerto. Sobre essa questão ver o artigo introdutório de Kilian Lavernia Biescas à sua tradução em https://revistas.ucm.es/index.php/RPUB/article/view/52225
Por Carl Schmitt (tradução de Kilian Lavernia Biescas)
El maelstrom me sorprendió por primera vez en 1907 cuando, tan pronto como terminé mi Abitur, me apresuré a empezar mi primer semestre en la Universidad de Berlín. Yo no deseaba perder el tiempo: quería trabajar duro y oír a los catedráticos de fama mundial. La verdad es que no sabía lo que me movía e impulsaba. Vivía en casa de unos familiares, una hermana y un hermano de mi padre. Ambos, a su vez, habían sido arrojados por el maelstrom desde el Mosela hasta Berlín. Nada sabía de semejante conexión en el fatum de la familia de mi padre. Como un potrillo hambriento que va a la pradera, yo corrí en seguida en 1907 de un gimnasio humanístico de provincia a Berlín. ¿Por qué me fui a Berlín y no directamente a una universidad del sur o del oeste de Alemania, como hice luego al irme a Múnich y Estrasburgo? ¿Por qué no me fui a Heidelberg como haría mi hermano pequeño siete años después? En Heidelberg habría recibido mis primeras impresiones de la mano de Max Weber. Habría tenido ante mí a un testigo de la ascesis de estudioso protestante y no a los prohombres y arribistas berlineses de la época guillermina.
No empecemos con el “si” y el “habría”. Para sus deseos y fantasías, los hombres hacen un uso precipitado del vehículo lingüístico de las irreales oraciones condicionales. A los filósofos de la historia les encanta imaginarse qué habría ocurrido si Marco Antonio hubiera vencido en Accio o Napoleón en Leipzig. Estas son las llamadas ucronías, que tienen incluso menos consistencia que las utopías. Imaginarse algo seriamente como acontecido, cuando en realidad no ha ocurrido, para construir un curso de las cosas completamente distinto, es un juego peligroso. Sólo tiene cierto sentido en un espacio de juego reducido y sólo como método heurístico. Nosotros debemos arrepentirnos de nuestros pecados, pero no podemos quitar un trozo del indivisible todo que es el acontecimiento y reemplazarlo por otro trozo imaginado. Querer decir lo que habría podido ocurrir tiene algo de chulesco, y me parece impío querer saber algo que realmente no ha ocurrido. En sus últimas consecuencias, tales combinaciones irreales se me presentan hasta delirantes. Dios ha permitido lo que ha acaecido, y no ha permitido lo que no ha acaecido. Tout ce qui arrive est adorable. Quien ya no sea capaz de enaltecer la omnipotencia de Dios al menos debería enmudecer ante ella.
En Berlín vi un nuevo mundo. Claro que no era ninguna pradera sobre la que pudiera simplemente apacentarse a mi antojo. Pero quizá se trataba de algo más elevado. Respetuoso, pisé la universidad: pensaba que era el templo de una espiritualidad superior. Sin embargo, el culto que pude observar ahí era muy confuso y no consiguió estimular mi participación. Sus sacerdotes tenían una relación con el Yo extraña y contradictoria. Era, de forma simultánea, un acorazamiento y un desencadenamiento del Yo. En la contradicción interna de su acorazado desencadenamiento, el suelo por el que caminaban se transformaba en un escenario sobre el que ellos se exhibían. Toda la época era histriónica y, en consecuencia, el templo resultó ser un teatro. Aquí había muchos y grandes eruditos de renombre. También había numerosos ancianos venerables, procedentes de una época menos histriónica. Se trabajaba mucho, frenéticamente, pero también en los teatros se puede trabajar de manera frenética. Lo que vi y me impresionó sobremanera fueron las celebridades que se encontraban justo en la flor de su vida. Entre ellas, fueron dos las que condicionaron con mayor intensidad mis primeras reacciones. Eran muy distintas entre sí, de origen y actitud diametralmente opuestos: el uno, del sur de Alemania, barroco, el otro, de porte prusiano. A pesar de ello, y más allá del caso individual, ambos me hicieron ver la imagen de la problemática del Yo de aquel entonces.
El primero era Josef Kohler, un jurista inconmensurablemente polifacético y docto. Él era el representante abierto y tosco del tipo inclusivo, inclusivo en el sentido del propio Yo. Sus ocurrencias brotaban a granel, ora de forma confusa, ora de un modo brillante y original. Sin embargo, no podía pensar ni decir nada sin remitirse para ello a sí mismo, sin explicarse, representarse a sí mismo o incluir a su Yo en todo lo que pensaba y decía. Con independencia de lo que estuviese hablando, siempre lo hacía sobre sí mismo. La historia del derecho civil se convertía, para él, en la historia de su ocupación con el derecho civil y sus ocurrencias respecto de este tema. Si hablaba del derecho de asilo de los negros bantúes, uno sólo escuchaba: Yo y el derecho de asilo de los negros bantúes. Él lo consideraba elegante, porque se tenía por un gran artista. Su máscara facial y su melena las exhibía con orgullo barroco, por cuanto su parecido se había estilizado a la manera del gran Príncipe Elector. Así se dejaba ver en la cátedra y en los cafés. Los estudiantes se reían y admiraban precisamente esta vanidad suya. Esto sólo alimentaba todavía más su delirio inclusivo del Yo. Sus disertaciones eran borrosas; su entonación se hallaba en un grave desequilibrio fonético con respecto a su principesca máscara barroca. Hablaba de su naturaleza fáustica y había escrito una novela que rápidamente adquirí. En efecto, la portada y la solapa del libro rezaban: Josef Kohler, Una naturaleza fáustica.
Yo leí la novela y me avergoncé del famoso hombre. Se trataba de la historia de amor de un erudito, esbozada de manera descuidada, diluida en una verborrea profesoral, aparentemente autobiográfica, pero también estilizada en exceso, un bosquejo embadurnado de pseudorromanticismo, pseudodemonismo y pseudogenialismo, un glissando con ecos de Goethe, Wagner, Nietzsche, Schopenhauer y Hegel. El héroe se llamaba Wolfgang. Esto era un guiño muy claro a la GoetheBildung de aquellos años. Wolfgang completa primero una tragedia gretcheana con la hija rubia de un funcionario llamada Elsa, luego una cosa más demoníaca con una pintora morena llamada Isolda. Durante semejantes exigencias y pese a ellas, Wolfgang escribe un formidable libro científico y obtiene por ello la cátedra en la Universidad de Berlín, sin duda alguna merecidamente y para bien de la humanidad.
Todo esto podría tener algo de infantil y emotivo. Pero la decoración era insoportable, y el héroe, de manera increíble, se las daba de superhombre que demuestra su genialidad a través de una incansable verborrea. Por suerte se subrayaba que era económicamente independiente, de modo que el lector podía estar tranquilo con respecto a la base económica del superhombre. Lo único decisivo era que nada sobrepasara a su propio Yo. La gran bandera del Yo ondea sobre la novela con el lema: “No puedes llegar a ser más que tu Yo, pero este Yo, ¡sea!”. El comienzo del último capítulo, cuando nuestro héroe se convierte en catedrático, está encabezado con la siguiente divisa: “Convertido en su propio Yo”. En ocasiones, cuando no todo sale a pedir de boca, el héroe se vuelve nihilista. Entonces se habla del nihilismo de la vida y del nihilismo del corazón. Pero todo se arregla rápidamente. El Yo se encarga de ello. Tan pronto como la situación con las dos señoras –Elsa e Isolda– se vuelve incómoda, éstas mueren en un abrir y cerrar de ojos, una detrás de la otra. El héroe se recupera en un viaje por Italia mediante la contemplación artística y finalmente aparece el Ministerio de Cultura prusiano con el llamamiento a Berlín, como la reina de las hadas en un país de las maravillas para eruditos geniales y su Yo más primordial.
La novela posee un determinado significado contemporáneo como síntoma de la irrupción de Nietzsche en amplias capas de la intelectualidad alemana. Por lo demás, uno debería poner semejantes tonterías debajo de la capa del olvido y no mencionarlas más. Pero este hombre era, para mí, el único profesor de derecho en Berlín que se elevaba por encima de los callejones sin salida del positivismo jurídico estatal y del acervo material de los historiadores del derecho, el único que hablaba sobre Hegel y Bachofen y que parecía abrirnos una ventana al vasto mundo. Al final, tampoco yo pude soportar más al loco portador cargado con máscaras del Yo. Tardé bastante en aprender a valorar objetivamente sus originales ocurrencias. Para mí se ha convertido en el primer ejemplo en carne y hueso de la confusión que el delirio del Yo y el concepto de genio han causado en la Bildung alemana.
El segundo caso, Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff, el célebre filólogo clásico, es muy distinto. Al principio me fascinó. Su rostro venerable, su actitud aristocrática, la imponente retórica, todo me impresionaba profundamente. Yo no estaba predispuesto en su contra por Nietzsche y me llené de emoción cuando de su boca escuché decir, en una de las primeras clases magistrales, que el escrito ciceroniano De officiis era algo grandioso y no un libro para chiquillos. Él dijo “no un libro para chiquillos” con solemne superioridad, en un tono que era insistentemente festivo pero que, al mismo tiempo, asestaba una puntada polémica. Esto me imponía sobremanera. Por la escuela yo ya conocía el texto de Cicerón y lo amaba desde un estoicismo infantil. Tanto más orgulloso me sentí entonces al oír que no se trataba de ningún libro para niños. A mí me gustaba la actitud autoritaria del gran erudito. Detrás de él me parecía ver a un hombre sumamente experimentado. Reafirmó mi pueril interés por el orador romano que el infalible Theodor Mommsen nos había presentado tan pequeño y raquítico. Pero la alegría por el maravilloso Wilamowitz se desvaneció como con otras tantas sensaciones parecidas que brotan de esta fuente. Al final, sólo quedaron los efectos desde la cátedra, que para un viejo y atractivo pedagogo no resultan difíciles.
La repulsión [Repulsion] que sentí aquí no fue tan repentina como la primera, aquella que surgió del espectáculo del catedrático barroco. Ésta sólo fue definitiva e irreparable cuando, algunos años después, llegó a mis manos un conocido discurso universitario que el distinguido personaje había pronunciado en 1900 con ocasión del cambio de siglo. El discurso es una obra maestra del arte de la disertación académica. Su estructura, su ductus retórico, la abundancia de su conocimiento erudito, todo esto lo convertía en un documento de elevada Bildung humanística. Toda él está labrado y cultivado con tal esmero como descuidado y desaliñado era el bosquejo de la novela de Josef Kohler sobre la naturaleza fáustica. Sin embargo, al citar el Fausto, con el que ambos revisten su optimismo panteístico, los dos son exactamente idénticos, tanto en la orgullosa conciencia del ingente progreso de su época como en el sorprendente entusiasmo con respecto al creciente bienestar y el funcionamiento científico. El consejero secreto prusiano tenía una opinión algo más estricta sobre 1848 que su compañero de Alemania del sur, que coqueteaba un poco con aquel año. El prusiano condenaba tajantemente toda forma de rebelión abierta, pero a cambio ensalzaba los hombres del progreso liberal y encontraba duras palabras contra la reacción. Al servicio militar obligatorio lo llamaba la verdadera y realmente liberadora formación general [allgemeine Bildung] del pueblo. Aunque yo esto no lo creía, tampoco me resultaba molesto. El oscilante ir y venir de sus valoraciones descendía hasta el consumado ductus retórico, incluso parecía hacer revivir el discurso y le otorgaba al propio orador una superioridad olímpica à la Goethe. Así que, en un principio, no tuve nada que objetar.
Sin embargo, cuando el noble personaje empezó a describir en este discurso de 1900 lo que entendía por “tipo de hombre moderno alemán” me pareció decididamente cómico. Este tipo debía representar la formidable antítesis del pobre y oprimido compatriota alemán de épocas anteriores. Al tipo moderno –así se decía literalmente– el bienestar material, la liberación política y el estímulo intelectual le han quitado la tontería de su mirada, y ahora está ahí de pie “con el cuello tan recto, el pecho tan libre y la mirada tan clara”. El ritmo de este pasaje se deslizaba en seguida hacia una canción extremadamente banal que muchos entonaban, a lo que yo no podía hacer otra cosa que reír. Detrás del coturno veía una grave pega. Pero no terminaba ahí. El tipo de hombre moderno debía aparecer tal como la pintura gremial de Rembrandt y Frans Hals mostraba a los libres e impenetrables holandeses. De nuevo, por tanto, nos hallábamos ante una ópera histórica, con figuras históricas bien verdaderas, ya fueran representadas como maestros cantores de Núremberg del siglo xvi o como campeones de tiro holandeses del siglo xvii. En el marco y sobre el suelo de aquel Berlín, todo se convertía en una representación teatral. La vibrante retórica ética no hizo más que acelerar el proceso de escenificación. El único espacio que conocía esta especie de espiritualidad era el espacio escénico. También este distinguido hombre se alzaba sobre su escenario y se producía a sí mismo y a su Yo, sólo que, a diferencia del barroco y sureño Josef Kohler, lo hacía detrás de un mejor parapeto de construcción prusiana.
Mi primera desconfianza brotó con la desamparada germinación de mi propia opinión. Encontró una primera aproximación en la ostentosa máscara del hombre. Me lo quedé mirando y me fui alejando de él con tristeza. Hoy tengo claro que su contención principalmente ética me impresionó mucho más que el desencadenamiento esencialmente estético del otro. Mientras que la máscara de Príncipe Elector del alemán sureño y barroco era ridícula, el rostro aristocrático del noble alemán del norte resultaba todavía burgués, sin duda elevadamente burgués, a saber, elevado en virtud de una publicidad [Öffentlichkeit] generada por el público y el podio. En su origen, el podio había sido un púlpito y se encontraba en una iglesia cristiana. El púlpito se convirtió en una cátedra para lecciones filosóficas y morales. Y, entonces, la cátedra se convirtió en un escenario, por cuanto del escenario se hizo una institución moral y de la institución moral un escenario. La transformación del podio se hizo reconocible en la fisonomía de la época. En el rostro del tipo intelectual de aquellos años coincidían tres rostros burgueses: el de predicador, el de catedrático y el de actor. El denominador común, la línea general, la síntesis se daba a través de la armonización estética. De ello resultaba una tendencia general hacia la máscara goetheana. La máscara goetheana fue la peor desgracia de la época. Con ella se les inoculó a miles de jóvenes entusiastas la ilusión de una potestas spiritualis. Sólo porque el recuerdo de una verdadera potestas spiritualis aún no había desaparecido en mí, me guardé de caer en la imagen ilusoria.
No es difícil ver que el desapego que entonces crecía en mí tomaba como punto de partida una serie de meros juicios de gusto que en un principio todavía se movían enteramente en el terreno de una simple conciencia estética. A este orden de cosas pertenece el que ya no pudiera leer ninguna de las muchas y conocidas traducciones de Wilamowitz de los clásicos griegos desde el momento en que fui capaz de comprender algo de los versos de Hölderlin. Pero aún no había avanzado hasta la plena comprensión de la situación y tampoco sentía la urgencia para ello. Yo sentía la mezcla entre el conservadurismo prusiano y el progreso liberal, entre nacionalismo y humanismo, entre Treitschke y Goethe, entre una marcada autoconfianza y una modestia igual de marcada. Sin embargo, todavía no la sentía con una claridad propia, sino que la percibía tan sólo de manera general como un bochornoso ambiente de fallidos equilibrios. Sólo años más tarde, al recordar primero el enorme impacto y luego la posterior decepción que me causó aquel comentario sobre Cicerón, me di cuenta de la razón más profunda. ¿Qué podía saber un hombre tan bien situado, tan contenido y acomodado como este consejero secreto berlinés del año 1907 sobre un orador político, cuya existencia toda se encuentra, en cada palabra suya y en cada acontecimiento que vivió, hasta en los detalles de su muerte y de su tratamiento mortuorio, en una completa situación de guerra civil? El gran erudito, el mismo que hablaba de un modo benévolamente liberal sobre 1848 y de manera elogiosa sobre Cicerón, jamás había estado un solo segundo de su vida en el peligro en que Cicerón lo estuvo la suya entera. Jamás había caído en aquel ámbito que se alza más allá de las líneas amigas. A cualquiera, empezando por el gran erudito, le habría parecido inconcebible que su nombre se encontrara en una lista de proscritos o que él mismo estuviese proscrito y fuera del derecho. Sobre estas experiencias de la guerra civil sabía probablemente menos incluso que Theodor Mommsen, quien había conservado intensos recuerdos de 1848 y había participado en el conflicto constitucional prusiano de 1862-65. Al final, la inconsistencia existencial entre la situación de un catedrático liberal-conservador berlinés de 1907 y la de un adversario político de Catilina, Julio César y Marco Antonio hizo que la retórica áulica del primero terminase pareciéndome vacía y enmascarada. La máscara más distinguida me entristeció más que el aspecto tosco del otro erudito, que presumía de ser tan genial.
No he mencionado los nombres de dos reconocidos catedráticos alemanes por mor de sí mismos. No es mi intención desprestigiarlos o utilizar sus figuras para explicar el fenómeno universalmente humano del egoísmo, de la vanidad o de un individualismo avanzado. A ellos, como a algunos otros profesores de Berlín, les estoy obligado a la gratitud. Pero ninguno de ellos me conquistó interiormente. Muchas personas en Berlín – y no sólo los dos catedráticos aludidos – me han producido la profunda repulsión de la que sólo fui consciente a la vista de ambas precisas figuras. Sin
embargo, en su diversidad, ambos reflejaban la oposición entre un desencadenamiento del Yo esteticista y motivado artísticamente y otro protestante y norteño de tipo ético. Estos eran los dos lados de la contradicción interna que padecía el Yo entero alemán en la situación histórica de aquel entonces. Esta impresión general es la que aquí está en juego. En semejante Yo participan todos aquellos que intervienen en la situación histórica, los que se avienen con y se adaptan a ella. Acto seguido, muchos pequeños Yo es empíricos se tienen por Yo es y se transforman en la máscara que llevan puesta. Así es como se impone el Yo-entero a la situación histórica. Esto es a lo que me refería cuando hacía alusión al desencadenamiento y acorazamiento del Yo, de los que recibí entonces mis primeras impresiones en Berlín, cuando creía estar saltando como un potrillo sobre la pradera.
Ahora sólo hace falta hablar de mi propia situación personal. De hecho, a cada impresión pertenecen en rigor dos imágenes, de modo que después echaré una mirada a mí mismo en tanto que el otro compañero del encuentro que suscitó tales repulsiones. Yo era un joven oscuro de origen humilde. Ni la clase dominante ni las fuerzas de la oposición me habían seducido. No me afilié a ninguna asociación estudiantil, a ningún partido político ni a ningún círculo, y tampoco fui cortejado por nadie. La pobreza y la modestia eran los ángeles protectores que me mantenían en la oscuridad. Con respecto a nuestra impresión, esto significa que, estando totalmente a oscuras, yo miraba desde la oscuridad a un espacio totalmente iluminado. Para un espectador y observador esta es la mejor posición. Los actores en el espacio totalmente iluminado no me obligaban a hacer nada. Ellos tenían en mente a otros espectadores muy distintos de mí, y por tanto, frente a mi persona, se comportaban tal cual eran. De este modo era capaz de verlos mejor que ellos a sí mismos. Nada sabemos de cómo en la vida social e histórica de los hombres se comportan los procesos microfísicos con respecto a los acontecimientos macrohistóricos. En cualquier caso, estar en la oscuridad suponía una ventaja. L’obscurité protège mieux.
Otra ventaja aún más grande era que yo no pensaba salir de la oscuridad para buscar la luz. Yo era un joven católico del oeste de Alemania que llevaba dentro de sí un fuerte recuerdo del Kulturkampf bismarckiano a través de sus padres, abuelos y familiares eclesiásticos. El Kulturkampf no había sido una sangrienta guerra civil. Sin embargo, el conflicto había sido lo bastante agudo como para distanciar a un joven católico de las capas dominantes. En mi juventud había tanta sustancia y vínculo religiosos que las distintas manifestaciones de la creencia en el Yo pasaban a mi lado como extrañas máscaras. Ni el desencadenamiento del Yo esencialmente estético de Kohler ni el acorazamiento del Yo fundamentalmente ético de Wilamowitz me conmovieron en mi fuero interno. En el fondo, yo entonces no los entendía en absoluto, y fueron necesarios numerosos encuentros personales y un largo proceso de confrontación dialéctica antes de que pudiera comprenderlos de verdad. De todo ello no surgió ciertamente una enemistad, ni siquiera una oposición consciente, pero sí la distancia suficiente con respecto a los mitos del Reich bismarckiano y al ambiente nacional-liberal de la Universidad de Berlín. Yo participaba en el espectáculo que me ofrecía Berlín sin tener que identificarme con él. Esta era la mejor disposición para un observador y una buena posición para un espectador de mi naturaleza.
Ahora bien, la buena posición no era de ningún modo cómoda o confortable. A fin de cuentas yo no era un extranjero indiferente. Tampoco era un espectador meramente interesado en lo estético, un schopenhaueriano que se mantiene alejado de un mundo acuciantemente ciego con ayuda de la máxima “espléndido de ver, pero horrible de ser”. No es mi estilo ni mi competencia. La fuerte repulsión que experimentaba no daba lugar a un placer por el rol de espectador. El sentimiento de tristeza que me invadía acrecentó mi distanciamiento y despertó la desconfianza y la extrañeza entre los demás. Una capa dominante considera heterogéneo a cualquiera que, cuando al tomar contacto con ella, se muestre no afortunado sino afligido. Un ambiente cerrado excluye despiadadamente a todo aquel que no se encuentre cómodo en su interior. Lo coloca frente a la alternativa de adaptarse o alejarse. Sus mudas alternativas son muy efectivas, por lo general mucho más efectivas que una interpelación formal. Así que me quedé fuera. Yo tomé mi camino y tuve que ver cómo me las arreglaba. En ello me encontré primero con un joven compañero de oficio alemán que me pareció, después de aquellos dos catedráticos, verdaderamente refrescante: Max Stirner.
(Tradução publicada originariamente em Res Publica. Revista de Historia de las Ideas Políticas, Vol. 19 Núm. 1, 2016.)
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Nota biográfica de Ada Martí (1915-1960)
María de la Concepción Martí Fuster, conocida como Ada Martí, nació en Barcelona el 1 de julio de 1915, en el seno de una familia de clase media. Anarquista, intelectual cultísima y escritora con gran facilidad de expresión, tanto en castellano como en catalán. Universitaria.
Dirigente de la Federación Estudiantil de Conciencias Libres. Militante de Mujeres Libres. Impresionó y sedujo a los jóvenes de su generación por su belleza, su inteligencia, sus amplias lecturas, su culta conversación, su pasión intelectual, su larga cabellera negra y su blanca vestimenta.
Había sido herida en los hechos de octubre de 1934, en la defensa del CADCI, junto a Jaume Compte. Citaba con maestría y profundo conocimiento a Kierkegaard, Unamuno, Freud, Reich, Romand Rolland, Gide, Rabelais… Se carteaba con Pío Baroja, a quien consideraba su maestro. En 1936 (abril y octubre) publicó dos relatos en la serie de La Novela Ideal, publicada por las ediciones de La Revista Blanca.
Vivía en Poble Sec, en un habitación llena de libros. Asidua asistente a las tertulias, que todas las tardes se celebraban en el cuarto piso de la Casa CNT-FAI, organizadas por González Pacheco, fundador del Teatro del Pueblo, en las que intervenían frecuentemente, cebando el mate, Simón Radowitzki, Vicente Tomé, Antonio Casanova (fundador de la FORA argentina), su amiga Dolores (Eva) Cascante y otros. En esas tertulias, Ada se enamoró de Lunazzi, miliciano de la Columna Durruti, con quien rompió tajantemente su relación el día que lo vio vestido de militar.
A finales de 1937 intervino en el congreso, reunido en Valencia, donde se fundó la Federación Ibérica de Estudiantes Revolucionarios (FIER), que publicó la revista Fuego, dirigida por Ada. Se enfrentó a las manipulaciones de Serafín Aliaga del Comité Peninsular de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL), porque ella consideraba que la FIER no debía ser una especie de cenáculo de inútiles discusiones filosóficas, sino una activa organización a la vez específica y sindical.
Destacó en la enorme obra cultural realizada por los Institutos Obreros, que tenían por objetivo facilitar estudios superiores a jóvenes obreros, aunque su duración fue muy limitada, desde el 20 de diciembre de 1937 hasta la ofensiva franquista en Aragón, con el alistamiento de muchos de aquellos jóvenes.
Ada publicó, durante la Guerra civil, numerosos artículos en las publicaciones más diversas: Estudios, Evolución, Esfuerzo, Ruta, El Amigo del Pueblo (órgano de Los Amigos de Durruti), Libre Estudio, Tierra y Libertad, Nosotros (de la FAI de Valencia), Mujeres Libres, Acracia, el número único de Fuego, etcétera…
Ada fue tan inconstante y voluble con sus amantes, como intransigente y radical en las ideas. Durante la guerra mantuvo posiciones anticolaboracionistas, que le valieron el apelativo de “piel roja”.
Inconformista e iconoclasta, rechazó el culto a la personalidad, y escribió un artículo contra la deificación de San Durruti y San Francisco Ascaso. Su serie de artículos sobre el papel de la mujer en la revolución, publicados en Libre Estudio, son a la vez provocadores y muy sensatos, situando a la mujer como persona que debe autoliberarse y educarse como individuo libre, más allá de su condición femenina.
Desde muy joven se identificó con el nihilismo y el pesimismo existencial, bebido en Schopenhauer y en Nietzche. Afirmó que “el anarquismo es como el silencio: en cuanto se habla de él, se le niega”.
Durante la Segunda Guerra Mundial llevó una vida nómada y semiclandestina, intentando ayudar a los refugiados españoles, organizada en distintas agrupaciones, sin participar nunca en la Resistencia francesa, que consideraba demasiado nacionalista.
Una dolorosa infamia, nunca aclarada suficientemente; quizás su negativa a colaborar con los estalinistas (los asesinos de la revolución en España) en la lucha contra los nazis; quizás porque su vida sexual, sin tabúes ni normas, era insoportable para la moral cenetista en vigor; le impidió reingresar en 1946 en la CNT, pese a los avales incondicionales de Antonio García Birlán (“Dionisios”) y de Gaston Leval. Otra dolorosa ruptura. La libertad se pagaba con el aislamiento.
Lectora voraz, se interesó por el existencialismo de la bohemia parisina de postguerra: el café Flora y Edith Piaff, recomendando en sus cartas la lectura de Sartre, Camus, Beauvoir, Bréton, René Guénon, Robert Brasillach (fusilado por colaboracionista), el polaco Milosh, el maestro Eckhart, taoísmo, Ernest de Gegenbach, Mazo de la Roche…
En 1946 certificó el antifascismo de su amiga Dolores (Eva) Cascante, residente en Viena, atendiendo a una angustiosa llamada de auxilio de su amiga, que en 1943 había viajado a Berlín, acompañada de un oficial nazi del que se había enamorado. Las perturbadoras cartas de Eva registran, además del culto compartido por la literatura, a una íntima relación personal, que más allá de la amistad y del enamoramiento mutuo, apuntan a una especie de “tiranía” sentimental, fundamentada en la conjura de ambas por ser absolutamente libres, superando cualquier moral cristiana de carácter represivo o posesivo; lo cual parece implicar la obligación “que tiene” Ada de ayudar a Eva en todo lo que le pida.
Ada y Eva se complacían en el difícil arte de la seducción, obsequiando a sus esporádicos amantes una experiencia inolvidable y extraordinaria, que las satisfacía y realizaba. Abel Paz, en las páginas 167 y 168 de su libro "Entre la niebla", narra magistralmente su breve romance de una noche con Eva, en el Burdeos de 1941.
La intensa vida amorosa de Ada aborrecía la idea de matrimonio, pero incoherentemente se casó con un profesor y escritor danés, padre de su hijo Frederic, nacido en febrero de 1948. En septiembre de ese mismo año se divorció y obtuvo la tutela del niño, pese a la oposición del padre, que desde entonces se desinteresó completamente. En los años cincuenta, Ada fijó su residencia en París.
El 30 de noviembre de 1950 escribió a su amiga Adora (Adoración Sánchez): “la lucha por la vida material da al traste con cuanto pudo haber en mí, antaño, de transmisible. Sólo me queda sensibilidad para sufrir”. El alejamiento de su hijo, al que no podía ver, porque no tenía dinero para costearse el viaje al internado donde estaba, le atormentaban hasta la desesperación: “¡Para qué tener hijos si no se pueden tener junto a sí!”.
Era muy consciente de su carácter generoso, que contrastaba con su incapacidad para pedir o recibir cualquier ayuda personal. La torpeza e ineficacia para enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana y el horizonte de una lenta muerte interior, en vida, se enseñoreaban de su ánimo: “todo lo esencial, lo único realmente importante, parece haber muerto en mí”; y también este tenebroso símil musical: “Las cuerdas rotas, no vibra el arpa”.
Se enamoró del ruso Boris, librero con cierto desahogo económico, con quien compartió piso en el boulevard Raspail. Boris le compró una “boîte” a orillas del Sena y contrató una “femme de menage”. Con la solución de los problemas domésticos volvieron la alegría y las ganas de vivir. En sus desplazamientos para comprar libros se reencontró en Toulouse a Ginés Alonso, vieja amistad y efímero amante barcelonés de los tiempos de la guerra, con quien desde entonces mantuvo una correspondencia intermitente. Boris también le dio una hija, Claudia, nacida en 1953, que pareció romper su frágil equilibrio. Boris marchó. De nuevo los problemas cotidianos se convirtieron en una insoportable tortura. Las pesadillas y el insomnio lo complicaban todo.
En agosto de 1956 su amiga Ana Sánchez, residente en Barcelona, la visitó en París, al tiempo que consultaba a un especialista por sus problemas cardíacos. Ada, en opinión de su amiga, vestía descuidadamente ropas amplias y masculinas. Ahora vivía en Saint Germain des Prés, con Roland, un contable culto y educado. Los niños vivían en un pensionado. Ada le pidió sorpresivamente a Ana que adoptara a sus dos hijos, organizándole una bronca por su negativa temporal. Al día siguiente le simuló un falso intento de suicidio. Ana regresó desilusionada a Barcelona: su mito de juventud se había roto. Roland también marchó.
En el otoño de 1957 Abel Paz la encontró casualmente en su puesto de bouquiniste. Ahora Ada vivía con el exiliado húngaro Georges Villa, en un lúgubre y oscuro apartamento, sito en el 115 de Notre Dame des Champs, muy cerca del boulevard Montparnasse. Pocos muebles y muchos proyectos literarios frustrados. Sus hijos continuaban en un pensionado. Su trabajo como vendedora de libros de ocasión (“bouquiniste”) a orillas del Sena, con un cajón (boîte) repleto de literatura española, en el Quai des Grandes Augustins, junto al Pont Neuf, apenas daba para sobrevivir.
En su correspondencia, Ada acumuló y arrastró a la nostalgia de la familia y la tierra, la tristeza de una desgraciada vida familiar y el alejamiento de sus hijos. La infinita angustia, causada por la derrota y el desarraigo del exilio, sumada a una deficiente alimentación, se manifestó en un omnipotente insomnio, que quebrantó aún más su siempre precaria salud. Se lamentó de la dolorosa pérdida sufrida en el uso y dominio del castellano y del catalán (su lengua materna) a causa de su plena inmersión en el francés. Vivió atormentada por la imposibilidad de dedicarse plenamente a la literatura, mientras tuviese que atender, siempre de forma muy apurada, a las necesidades económicas del pago del alquiler y del mantenimiento de sus dos hijos.
El 29 de agosto de 1959 fallecía su hijo Federico, que no se recuperó de la anestesia aplicada en una intervención quirúrgica de escaso riesgo. Brutal paradoja: su hijo no despertó; ella no podía dormir. Puso a su hija en un pensionado de monjas. Se sentía fracasada como escritora y realizó varios intentos de suicidio. La voz de su hijo la llamaba en sus pesadillas. Su autoanálisis era tan profundo como siniestro.
En sus cartas explicaba lúcidamente que ella interpretaba la loca sublevación del poeta que rehúsa enfrentarse a la realidad y se evade, para regresar renacida después de cada intentona suicida, con más ansias de vivir que nunca antes. Decía a sus amigos que, en el recuerdo de esas fallidas tentativas, experimentaba una satisfactoria rebelión absoluta contra la opresión de una vida cargada de sufrimientos.
Su compañero Georges Villa se desvivía por cuidarla y protegerla. Murió el 1 de diciembre de 1960 a causa de una sobredosis de somníferos, tras una horrorosa noche de insomnio, delirios y ansiedad, que terminó con la ingesta de todas las pastillas que quedaban en el tubo, con el justo y apremiante objetivo de descansar. Sus últimas palabras fueron: “Sólo quiero dormir”.
Asistieron al entierro (6 de diciembre) una treintena de amigos, entre los que se contaban muy pocos españoles o catalanes, como Carmen Quintana. Casi ninguno de ellos la había conocido durante su época de esplendor, en aquella Barcelona revolucionaria, tan lejana ya. Su hija Claudia fue recogida en un convento de monjas, sin que sus amigos pudieran hacer nada por evitarlo. Había desaparecido, quebrada, una de las mujeres más libres, sensibles y brillantes de su generación.
Abel Paz impulsó inmediatamente una recogida de materiales y correspondencia entre los conocidos y amigos de Ada, con vistas a elaborar una biografía que nunca llegó a publicar. Esta nota biográfica no hubiera sido posible sin ese excelente trabajo de investigación de Abel Paz.
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Dinamarca
Las risas todavía están sonando en el aire cuando Ofelia se suicida. Atraviesa el bar a pasos largos, envuelta en un vestido blanco, y sale por la puerta de adelante. La vemos aparecer en el ventanal segundos después con un arma en la mano. Se balancea y nos mira mientras llora. Juega con el arma y se la lleva a la cara.
El violín deja de sonar.
Ofelia nos da la espalda y el disparo suena seco. Como un globo que alguien revienta con un tenedor. Cuatro personas cruzan corriendo la calle cuando se desploma con el lado izquierdo de la cabeza ensangrentado, pero el rey ya salió del bar y llega antes que los peatones. Toma a Ofelia en sus brazos y vuelve a entrar. Los ojos de todos los presentes están fijos en la escena. Todo esto funciona muy bien.
El director mira fijo a Hamlet antes de que este recite su línea, Ofelia está acostada sobre una mesa y desde acá no puedo ver si abre los ojos o no. Está por empezar el verano y las langostas son cada vez mas grandes. Se posan en el vidrio salpicado de utilería y caminan de manera repugnante. Dos de los peatones testigos miran desde lejos con curiosidad.
-¿Ofelia no se ahogaba? pregunta alguien en voz baja. No obtiene respuestas
Puedo notar el calor de la piel abajo del maquillaje de los actores. Es inminente el momento del ensayo en el que mueren todos, o casi todos. La chica que toca el violín sostiene un tenedor cerca de los globos que lleva atados en la cintura. Su mirada fija en el dedo que, temblando, aprieta el gatillo.
...
Dos o tres horas después, en un departamento de alguien que vi una o dos veces, Gastón me dice que hace algunos meses la unica musica que escucha es la que hace él en su computadora. Sonríe y sus bucles castaños se deslizan sobre la frente húmeda cuando ladea la cabeza para mirar la noche. Las luces de la calle se apagan y vuelven a prenderse en un par de segundos.
Hamlet está hablando muy de cerca con un tipo alto, de rulos, ambos fuman cigarrillos convertibles y se apoyan en la misma baranda por la que yo me asomo para mirar hacia abajo. En el interior del departamento apagaron las luces y la pantalla detenida en youtube es la única fuente de iluminación. Hay más personas que lugares para sentarse, así que todos se pasean por el espacio reducido o se sostienen como pueden contra la pared. Yo estoy cómodo en el balcón, miro a la calle vacía donde las sombras del grupo de chicos sentados en una mesa afuera del negocio de la esquina se mueven sobre el cemento.
Entre las personas del departamento que puedo reconocer hay una chica de quinto, una vez la vi desde arriba, en un recital del que me echaron. Habíamos ido a un teatro remodelado que se usa a veces para shows musicales y estaba en el palco mirando hacia abajo cuando la vi pasar entre la gente. Cuarenta minutos mas tarde un tipo enorme me arrastró hacia la puerta y me pidió que no volviera.
Ahora apoyado en la baranda fría del piso 11 pienso que mirar a las personas desde arriba es cómodo porque las posibilidades de que la persona levante la cabeza y te sorprenda son muy pocas. Puedo mirar en detalle los movimientos de alguien sin arriesgarme a ser descubierto, como si fuera la cámara de una película o una persona invisible. El hecho de estar a un par de pisos por arriba me brinda la comodidad de ser el espectador de la vida de alguien durante unos segundos, puedo acceder a un plano cenital de los dedos de un peatón aleatorio entrelazándose en su pelo, ver sus pasos anteriores y posteriores al punto en el que pasa justo por abajo mío. El punto en el que quedamos, por un momento, unidos por una línea invisible tan recta que si yo saltara (rompiendo esa cuarta pared existente solo en mi mente) alcanzaría con que él (o ella) se detuviera un par de segundos a mirar un perro o a escuchar una sirena para que muriéramos los dos unidos en una horrible masa aplastada en el cemento.
De todas maneras nadie camina por esta calle a esta hora. Las únicas personas que pueden verse en la cuadra, además de nosotros en el balcón, son esos chicos en el negocio de abajo, cuyas sombras gesticulan silenciosas.
Gastón se aburre de mi, o percibe que la situación no cumple con la comodidad suficiente como para que los dos estemos parados en las mismas dos baldosas. Me abandona para entrar al departamento, hacia la proyección de youtube, que muestra gente con disfraces bailando en un lugar lleno de luces anaranjadas. Hay superficies mojadas en todos los lugares en los que se apoyaron vasos con bebidas frías o hielo. Pequeños charcos donde se asientan colillas o servilletas semi arrugadas volviendose una pasta blanca. Hamlet tiene el brazo vendado. Se cortó en uno de los ensayos cuando atravesó uno de los vidrios de la escenografía. Un par de veces usamos sangre falsa y puedo recordar que en ese momento me costó encontrarle lo real al color rojo de su brazo.
No se su nombre, es un estudiante al que todo el mundo llama con un apodo de cuatro letras que todavía no logré identificar. Es alto y usa un pequeño rodete para atarse el pelo que le llega a los hombros. Su barba escasa y rojiza le aporta ese aire desprolijo pero cuidado que casi todos los presentes acá parecieran buscar de manera constante.
Todavía lleva los ojos pintados y se ríe cuando el chico de rulos le dice algo por lo bajo, mientras aplasta la colilla contra la baranda que vibra bajo mis codos cada vez que ellos se asoman a la noche.
No estoy hablando con nadie así que desbloqueo el celular y miro a los influencer. Son como un programa de tele aburrido e idiota, pero no puedo dejar de pasar el dedo por la pantalla accediendo a todos esos mini segmentos de sus vidas. Maquillaje, alcohol, comida, piel. Todo pasa a gran velocidad y no retengo la información pero tampoco pienso. El tiempo está muerto y yo no hago nada al respecto.
Mientras tanto, adentro se escucha por los parlantes una frase en inglés. Ella es Maya James Cole va a tocar durante la próxima hora y media. ENJOY dicen los subtítulos en la pantalla, pero Gastón ya está minimizando la ventana de Google Chrome para cambiar la música. Lo veo mirar a su alrededor y fijarse en cuan pendiente está la gente de lo que suena, para evitar una catástrofe supongo.
Me asalta el sentimiento de que tendría que estar en otro lugar haciendo otra cosa. Redactar cinco hilos de twitter para mi trabajo. Visitar a mis padres. Contestar todos los mensajes que hace una semana suman números en mis notificaciones.
La chica de las historias de instagram, la que cada dia que pasa está mas flaca, le habla a la cámara y pregunta si hay algun fotografo que quiera hacer una sesión. Les pide perdón por haberlos ignorado antes cuando estaba ocupada y en una de sus crisis existenciales.
Pienso que haber venido por compromiso es casi tan malo como no haber venido. Pero elegir la posibilidad de volver a casa temprano me hubiera hecho sentir en falta con todos los que ahora se giran molestos hacia Gastón. Este, sosteniéndose los bucles con la mano para que no caigan sobre el teclado, cortó la música para poner una de sus canciones pero la computadora dejó de responder y el volumen de las voces indignadas de los presentes sube y se vuelve insoportable. A nadie le anduvo bien internet hoy. No se pudo evitar la catástrofe.
Más tarde, la chica a la que vi desde arriba, que resulta ser quien tocaba el violín e imitaba el sonido de las balas con globos, ocultandose detras de un antifaz, me dice que no recuerda haberme visto en ese recital del que me echaron. Es de estatura baja, tiene glitter en un costado de la cara y me cuenta que su gato Odin se tiró del balcón. La amiga que la acompaña pone cara de haber escuchado esa historia al menos diez veces y mira hacia el infinito como si quisiera escaparse. Cuando se corre el pelo de la cara todas sus pulseras metálicas suenan. La chica de los globos me relata cómo su vecino le sacó una foto a Odin la tarde en que murió. Me dice que en la imagen se puede ver a su gato en la baranda mirando hacia una ventana dos pisos mas arriba, por donde se asoma otro gato. Estoy a punto de responder alguna idiotez pero la mirada y el tono de voz de ella son trágicos. Pienso que me voy a olvidar de la anécdota y es un material que podría meter en una historia, si fuera capaz de escribir una historia trágica a partir de algo tan absurdo. No digo nada mientras ella busca la foto en su teléfono y decido que es hora de irme.
Su amiga me mira por primera vez y me pregunta si Ofelia se suicidaba en el Hamlet original.
La versión moderna y vendada del príncipe de Dinamarca anuncia en voz alta que va bajar con el de rulos a comprar hielo y aprovecho para que me abran la puerta. Saludo a quienes puedo reconocer en la oscuridad y salgo al pasillo En el ascensor nadie dice una palabra y entre nosotros y nuestros reflejos se conforma una pequeña multitud que se me hace asfixiante.
Me gusta pensar en “escenarios desbloqueados” cuando entro a un lugar que suelo ver desde afuera en la vida cotidiana. Como si la ciudad fuera un inmenso juego que va revelando su mapa a medida que avanzás en la historia. Al salir a la vereda pienso en que desbloqueé otro edificio en el mapa reducido de esta parte del juego. Ahora voy a recordar escenas sueltas de esta noche cuando pase un jueves a las cinco de la tarde por acá, como todos los jueves.
Esta ciudad es muy chica y las langostas están por todos lados.
Estuve pensando todo el día en escribir un cuento. Una historia sobre dos tipos que están en una enorme simulación del desierto. Una realidad virtual que te permite cazar animales a tu antojo. Los dos personajes se conocen del trabajo y uno de ellos está desesperado por matar un elefante. Este tipo no le cae bien al otro, es el que hace chistes en la oficina, siempre bien vestido con una gran sonrisa que parece ensayada. El otro no sabe qué hace ahí, pensó que todos los compañeros de trabajo iban a ir y no quería quedar mal. Ahora está solo con el chistoso en una representación virtual del áfrica, con un arma de juguete buscando un elefante cuando podría estar en su casa viendo una película, o haciendo un mejor uso del sábado con sus amigos.
El cuento tiene que tener una explicación que contextualice la historia. Pienso en hablar de una empresa que se dedica a crear escenarios enormes de realidad virtual, como parques de diversiones cibernéticos en los que se paga por tiempo. Esto hace que, en el futuro cercano en donde todo esto sucede, la gente deje de irse de vacaciones porque les es mas fácil y barato irse de manera virtual. Tengo que mencionar también los límites legales desdibujados en toda la situación, un intento de abuso en una simulación del Woodstock del 94 y dónde empieza y termina “lo real” de la virtualidad.
La idea principal es que el personaje que no quiere estar ahí termine asesinando al que quiere cazar al elefante,en un acto en el que cruzar la línea que divide lo real de lo virtual lo haga sentir vivo. Lo mas seguro es que esto sea relatado en un final abierto en el que no se sepa qué es lo que pasó en realidad, es una idea muy trillada y tengo miedo de que alguien me acuse de plagiar a bradbury en ese cuento en que unos niños matan a sus padres haciendo que unos leones virtuales se los coman. Conozco al menos cuatro personas que podrían conectar los dos relatos, pero hace mucho no publico nada en mis redes y me seduce la cantidad de que likes voy a conseguir si soy capaz de escribirlo bien. Vuelvo a pensar en como meter lo del gato saltando del balcón en una historia y me freno a desenredar los auriculares en la mitad de la cuadra. Me detengo frente a un edificio en el que estuve (un escenario desbloqueado hace tiempo) y el mundo me da vueltas.
En el quiosco de la esquina contraria a la dirección en la que voy caminando, Hamlet y el de rulos se están gritando con los chicos del negocio que estuve mirando desde el balcón.
Me giro al sentir las voces y doy unos pasos muy lentos hacia allá esperando que el conflicto se solucione y no tenga que intervenir de alguna manera. No logro entender porque discuten, lo más probable es que se haya escuchado algún comentario desafortunado sobre los ojos pintados del protagonista de la obra de hoy. El grupo del quiosco se ríe y uno de ellos se para.
Camino un poco más rápido, pero no lo suficiente como para que alguien se fije en mi. El que dejó la silla se acerca a Hamlet, que lo mira en estado de alerta pero sin demostrar miedo, y le sopla en la cara. Después le pisa la punta del zapato negro y se vuelve a reír.
Estoy a unos metros cuando Hamlet lo empuja y me detengo mientras todos los demás se paran al mismo tiempo. Todo parece ir mas lento y el que recibió el empujón se tambalea, ebrio, tropieza con el cordón y cae de espaldas golpeándose el cuello contra un cantero vacío. Todos se quedan quietos por unos segundos mientras lo ven temblar en la vereda hasta que se queda inmóvil en una pose extraña. Casi puedo escuchar el sonido que hacen los cuerpos de las langostas al quebrarse bajo su espalda.
Detenido, a unos metros de una de la única luz que ilumina la cuadra, aprieto el cable de los auriculares con los dedos transpirados, miro hacia arriba y veo la cabeza de alguien que se asoma desde un balcón entre el piso 8 y el 10. Nos separa una línea recta invisible. Me corro por si decide saltar.
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EL SUR, Un retrato intimo del paso del tiempo - Ensayo #sirzavier
El Sur es una perfección inconclusa. Un tiempo incompleto que valoriza aún más sus imágenes sobre la vida. No me parece coincidencia que está película al igual que el ‘mundo histórico’ se base en una constante historia sin fin en donde cada ser humano en esta tierra solo a formado parte de una minúscula fracción de ella y jamas llegara a saber cual será su fin. Tampoco me parece que casualidad que Agustín (personaje principal de la trama) interpretado por el Italiano Omero Antonutti se parezca a una persona del mundo real, un ser humano que yo conozco, un hombre que ya no existe.
Ver Ensayo completo y ORIGINAL en la Web Site (imagenes extra): https://www.sirzavier.ml/2019/06/el-sur-un-retrato-intimo-del-tiempo.html
La película surgió entre el romance entre Victor Erice y Adelaida García Morales quienes serian la futura escritora y director de la obra. Varios años de relación que gestaría lo que sera “El Sur” diez años después de su primera película “El Espíritu de la Colmena”. Basada en un relato de la misma Adelaida, Victor terminaría creando una de las obras españolas más reconocida de todos los tiempos (tomando en cuenta que jamás la termino).
Narra la historia de una niña llamada ‘Estrella’ (Estrellita, como le decían sus conocidos) y sus recuerdos del pasado tratando de entender la cólera de su padre, un doctor, brujo y poeta que recuerda con dolor una vieja relación de hace varios años luego de reencontrarse con la mujer de su vida a través de la pantalla de un cine, conllevando a la infancia de Estrellita a vivir día tras día el deseo de dejarlo todo atrás así como en cierta forma lo está haciendo su padre.
La película sufrió los temores mayores de cualquier autor enfrentándose a problemas de presupuesto en pleno rodaje. Inicialmente se tenia planificado más de 80 días de filmación y una propuesta inicial con una duración minima de 2 hora o más. Existen distintas versiones de los hechos pero entre ellas las discrepancias entre el Director y Productor con respecto al dinero, otras en donde el productor argumenta que al ver el material que ya se había filmado la consideraba suficiente para contar la película. En cualquier caso los detalles de la película que fueron excluidos son la adolescencia de Estrella y su viaje al Sur, su sueño anhelado que cumplió luego de la trágica muerte de su padre. En esta sección de la obra ella iba en busca de Irene Rios (la antigua amante de Agustín) y donde conocía a un hermano mayor, primogénito de su padre.
El Hombre encargado de la Dirección de Fotografía fue nada menos que el maestro José Luis Alcaine. Reconocido artista español con 50 años de trayectoria nacido en Marruecos, estudiantes y egresado de la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid en donde consiguió entrar gracias a la ayuda de un amigo puesto que fue rechazada por realizar su bachillerato en Francia. Con más de 150 películas en su haber he innumerable de premios es uno de los Cinematógrafos más cotizados en europa.
De sus 17 nominaciones a los GOYA ha ganado en 5 oportunidades considerando los premios bastante injustos: “Tengo cinco Goyas y estoy convencido de dos de ellos, pero no de los otros tres. A veces pienso que no los merecía”. Comenzó su afición al cine gracias a su padre quien tenia y rodaba películas casera en 16mm.
Su más reciente trabajo (al igual que El Sur en su momento) ‘Dolor y Gloria’ estuvo presente en Cannes, una película de Autoficción sobre la infancia de Pedro Almodóvar: "La mayoría de los directores de cine conciben la imagen con respecto a otra película y no tienen las ideas claras, salvo Almodóvar y Erice”. Recibió una ovación de pie de 12 minutos y dejo un premio a Antonio Banderas por Mejor Actor.
Entre sus otras películas se destacan ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ y ‘La piel que habito’ en donde recuerda lo siguiente: “Me molesta que me feliciten por él (Mujeres al borde de un ataque de nervios), porque yo jamás habría fotografiado la película de esa manera. Hice lo que el guión pedía, pero el resultado me parece casi detestable, en ‘La Piel que Habito’ apenas tuvimos que decirnos nada, y me dio una libertad absoluta” (Almodóvar).
Destacando una última acotación sobre la relación entre el DP y el Director (Almodóvar): “El encuadre debería hacerlo el director, pero algunos te lo clavan absolutamente y otros dejan que lo propongas. A mediados del siglo pasado, los directores de fotografía llevaban la batuta, porque los directores eran antiguos guionistas o procedían del teatro. Hoy vienen de las series y de la publicidad, saben de imagen pero no de dirigir personas. Por eso los actores solicitan a Almodóvar”.
Cómo autor de la Luz en sus películas con un estilo europeo alejando de los estereotipos Hollywoodenses. Una iluminación realista y original por cada película en donde no le gusta repetirse. Destaca mucho el hecho de que una buena fotografía no puede salvar la historia de la película, a pesar de eso le gusta mucho improvisar, casi siempre llega con unas ideas simples al Set y a partir del ambiente natural desarrolla la iluminación del momento.
Destaca el uso del color, considerando que esté da verosimilitud. Con la aparición del cine a color la gente vio las películas tal cual como la vida misma y es un recursos que no se puede olvidar. Cada Film practica una cierta innovación, incluso destaca el miedo como una ligera motivación y el hecho de que en el mundo actual existe mucha competencia y no puede quedarse con algo que paso de moda. Viendo la escena como una escultura que se debe esculpir con la luz, “Esculpir en el Tiempo”, tampoco me parece coincidencia que El Sur tenga ciertos tintes Tarkovskianos, siendo una de las cosas que más me fascino en lo personal.
“La imagen debe trabajar al servicio de la historia para transmitir emoción, y no tratar de llamar la atención sobre sí misma. Hay mucha gente que piensa que todo lo que necesita una película para tener una buena fotografía son un par de amaneceres y atardeceres, pero no es cierto”.
El Sur ademas de en su primera impresión recordarme películas del poeta ruso Andrei Tarkovski, posee una carga pictórica en la forma como están construidas las composiciones cinematográficas. Alcaine es un gran aficionado a la pintura medieval y renacentista, considerando ella como su principal inspiración, en una época en donde no existía tanto la televisión y todo lo que aprendi fue de los libros de arte. Caravaggio es quizás la mayor fuente referencias con esta película, donde se logra un hermoso claroscuro que resalta misterio del padre y sus habilidades sobrenaturales. Algunos otros pintores recreados son de Tiziano, de Velázquez, de Rembrandt. Uno de sus trabajos más recientes fue una tesis en donde explicaba cada fragmento del “Gūernica” de Pablo Picasso y como esté se influencio de las películas de los años 30 para recrear los horrores de la guerra y así mismo (Según Alcaine, Picasso es el Toro de la pintura).
Es un pintor frustrado, que solo tiene talento con la cámara. Su sisaseis se basa en como la cámara oscura cambio las pinturas entre los 1300 a 1420 sugiriendo que estas nuevas imagines fueron la inspiración para aquellos artistas de la época en crear otras imagenes más cercanas al realismo histórico del mundo real. Es muy reconocido por la introducción al cine de la Luz Fluorescente como fuente principal para toda escena generando una imagen muy suave y contrastada. Con mucho volumen y carga emocional.
Tanto el Opening como la escena del restaurante (casi al final) están en la lista de las mejores escenas del cine español. Un ciclo que abre y cierra con un paso del tiempo muy definido. La secuencia inicial es un paso temporal de las distintas estaciones del año en un plano secuencia con tintes oníricos (que es la base de toda la propuesta fotográfica a lo largo del filme) en donde Estrella se despierta y ve el péndulo de su padre que luego este es revelado de entre las sombras junto a su madre, justo antes de que ella naciera en el momento exacto en que Agustín sabia que su hija se llamara Estrella. Un recuerdo que fue inventado por ella misma, de un momento en el que aun no existía. Acto seguido se encuentran en el tres llegando a su nuevo hogar, mismo tren que el padre pensaba utilizar para abandonarlas.
El paso del tiempo es fulminante y sobrecogido. Construido de una forma muy sutil como la infancia de una niña en donde la juventud parece eterna pero luego en la adolescencia los días se alargan y se convierte en un lugar insoportable para vivir. El paso del tiempo en su mayoría son enmarcadas en un mismo plano en distintas épocas o a veces en una misma toma donde la luz aparece y desaparece lentamente demarcando el paso de las horas y la vida. A continuación una serie de fotogramas del paso del tiempo de esta película.
La iluminación funciona como elipsis temporal y emocional como se puede apreciar arriba. La misma planimetría facilita la identificación rápida de elementos similares en tiempos distintos.
El cambio de la niña es demarcada con planos similares a lo largo de la obra. El más resaltan es el hermoso elipsis donde se aleja en bicicleta junto al perro y cuando regresa es una mujer.
Sin duda alguna es el aspecto más importante, resaltante y hermoso de está película. No seria lo mismo sin ella y es totalmente comprensible porque se necesitaban tantos meses de rodaje y su eventual falta de presupuesto. Era una película sobre la vida y requería tomarse todo el tiempo del mundo con ella.
Lo más sobrecoger es que Agustín me recordó inmediatamente en los primeros segundos que apareció en pantalla a mi Bisabuelo. Lo recordé a el y sus dotes mágicos para curar personas. Siempre que se enfermaba algún familiar o yo mismo el se aparecía y con solo mirarme ya me curaba de inmediato. Un brujo, vidente, no lo se. Sus habilidades jamás las llegue a entender. Era su heredero por cosas del destino para adquirir sus dotes pero con el paso del tiempo me fui olvidando de el y perdí la fe. Murió sin llegar a decirle a nadie de donde sacaba su energía (así como Estrellita se lo pregunta sobre Agustín). Su hija, madre de mi padre tampoco lo entendió, lo que si me llego a decir que obtener este conocimiento conllevaba a una gran carga, puesto que personas con ese poder debías sufrir consecuentemente una muerte larga y dolorosa (Agustín moría lentamente cada día hasta armarse de valor y acabar con ello quitándose la vida).
Es una película que sin duda tiene un lugar muy especial para mi, por los eventuales recuerdos que me trae tan similares como la trama misma. Como mencione anteriormente, es una película de la vida misma y los señores Erice y Alcaine realizaron una de las obras más destacadas que se puedan conocer. Es de esas extrañas ocasiones donde algo inconcluso causa tanto placer y es un detalle tan humano como un romance no realizado por la cobardía de no dar el salto de fe. Me gustaría hablar mas de mi bisabuelo Ramón pero no lo conocí realmente así como Estrella a su padre. Lo único que me quedo de su posesión son unos viejos discos de vinilo que los tengo en mi cuarto, aún así sus genes no murieron y mi tia tiene un camino muy interesante con el péndulo y otras creencias, que yo mismo he probado y puedo confirmar que na extraña energía corre por ese metal para revelar verdades de mi vida incluso antes que pasaran y no lo se, tal vez hasta yo mismo aun tenga ese poder, pero la carga de una muerte larga y dolorosa es algo que quizás no pueda soportar, aunque eventualmente esto ayude a muchas personas. El cuarto de mi bisabuelo sigue cerrado y su energía merodea por allí y creo que es mejor no abrirla porque eso incluso Estrella lo comprendía, hay que dejar lo desperfecto de la vida en su lugar y por esa misma razón decide ir al Sur.
GRACIAS
Alumno: Anthony Xavier. #sirzavier
6to Semestre, Escuela de Medios Audiovisuales, Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela. Sensitometría
Profesor: Rafael Lacau.
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MAR DEL PLATA : EL ARDOR - ESTRENO 5 ENERO
VIERNES 5 DE ENERO 21 HORAS ESTRENO MUNDIAL “EL ARDOR” DE ALFREDO STAFFOLANI EN EL TEATRO AUDITORIUM MAR DEL PLATA
SINOPSIS Hace un calor insoportable en el departamento donde viven Rita (Valentina Bassi), una maestra de apoyo escolar, Marco (Luciano Cáceres), un escritor de artículos en blogs y Manu (Santiago Magariños), su hijo adolescente en pleno despertar sexual. Ellos planeaban un viaje a una casa en el Tigre para palear el verano, justo cuando reciben la visita de Antonio (Joaquín Berthold), un primo del Paraná́, que revolverá́ viejas tensiones familiares. La llegada de Antonio será́ el puntapié para que Manu empiece dar a conocer algunas sensaciones que está experimentando y que hasta ahora habían sido desatendidas por sus padres. En tanto, Rita, encontrará la punta del iceberg de una relación que ya no le da lo que necesita, y Marco, advertirá que para sostener la relación con su mujer deberá́ restablecer algunos acuerdos que hasta entonces había naturalizado. FICHA Autor: Alfredo Staffolani Dirección: Luciano Cáceres Elenco: Valentina Bassi, Luciano Cáceres, Joaquín Berthold y Santiago Magariños Asistencia de Dirección: Héctor Bordoni Escenografía: Agustín Garbellotto Vestuario: Julieta Harca Iluminación: Fernando Berreta Producción Integral: Ministerio de Gestión Cultural de la Provincia de Buenos Aires y Teatro Auditórium de Mar del Plata Producción Ejecutiva: María Celia Vélez Fotografía: Nora Lezano. FUNCIONES VIERNES 21 HORAS/SÁBADO Y DOMINGO 21:30 HORAS LOCALIDADES 250 PESOS 2x1 para estudiantes y jubilados TEATRO AUDITORIUM Boulevard Marítimo 2280 Mar del Plata
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Teenage Riot en el escenario: Enemigo de Clase
Por: Wenceslao Bruciaga
Ser adolescente apesta. Y el hedor se vuelve insoportable cuando la juventud y las hormonas tienen que lidiar, casi sobrevivir, en las fracciones más desfavorecidas de las sociedades que se empeñan en fortalecer las desigualdades.
Enemigo de clase es una obra de teatro dolorosamente atemporal. Esta basado en la obra original de 1978 del escritor británico NIgel Williams y sin embargo su vigencia es pulsante. El sucio y devastado salón de clases sobre el que transcurre toda la historia cobra la metáfora de resignada cápsula de tiempo en la que hierven la frustración, la rabia, el abuso y la clase no es sólo una alegoría escolar, también es una condición de la que al parecer no hay escapatoria.
Enemigo de clase es un día cualquiera en el último salón de clases del bachillerato anclado en uno de los tantos barrios marginales de México, la especificidad no importa pues la pobreza siempre está ahí, presente, alimentando y aguantando la inequidad, por mucho que insistamos en ignorarlos, puede ser Chalco o el Fomerrey de Monterrey.
Seis estudiantes, hartos de esperar la figura de un maestro que nunca llega (por si la segregación de la sociedad no fuera suficiente) deciden, obligados por el abandono y el bullyng, a tomar las riendas de su educación y se disponen a impartir una clase por cada uno de ellos.
El sexo, la disfunción familiar, el rechazo, pobres y ricos dese el punto de vista de una edad en la que supuestamente el bienestar debería estar garantizado al menos en lo básico, el vandalismo, la autoridad, un dudoso sistema educativo que fomenta una doble marginación al amparo de los valores, el acoso de hombres a mujeres, empiezan a hacer de ese salón con ventanas rotas un campo de batalla en el que de vez en cuando se puede respirar un poco esperanza.
Si, es inevitable no evocar el aislamiento estudiantil de Breakfast Club, pero bastarán un par de puñetazos en nuestra narices para sacudir nuestra pasividad pop, en ese momento entran los recuerdos de otro clásico de la juventud: Class 1984.
El lenguaje de la obra potencia el ritmo de callejero, la familiaridad de lo soez provoca vaivenes de empatía y desafío a la convivencia; la tropicalización es acertada pues Williams es conocido por su afilado y crudo lenguaje de narración con el que disecciona, sin indulgencia sociológicas, la vida de los guetos, si pueden, hagan hasta lo imposible por conseguir su despiadada Trilogía de Wimbledon que quizás haya servido de influencia al Asfixia de Chuck Palaniuhk.
Fotos: @andreagonar
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