#hongos comestibles | Explore Tumblr posts and blogs

damonsito · 8 months ago

Text

Pre-cadentoceno: 242 años antes de la caída

Ver narrado en youtube

Durante las primeras semanas, millones de naves no tripuladas se desplegaron desde la estación. Estas inmensas naves, del tamaño de un rascacielos, tenían como función recoger gases como nitrógeno y dióxido de carbono del gigante gaseoso Tharagon para después desplegarlos en la superficie de Akeron, aumentando así la densidad de la atmósfera.

Doce años más tarde, finalmente se alcanzó la densidad y composición atmosférica necesarias, aumentando su temperatura gradualmente gracias a los gases de efecto invernadero y bombardeos constantes provenientes de la estación a lo largo de 81 años. Esto derritió los polos helados del planeta, creando enormes océanos.

En este momento, las naves llevarían grandes cantidades de agua repleta de cianobacterias, que con el paso de los años se reproducirían colonizando todos los océanos de Akeron y producirían el oxígeno necesario para sostener vida en el planeta.

Luego de alrededor de 109 años, con el trabajo conjunto de las cianobacterias y las naves que traían oxígeno proveniente de otros cuerpos celestes, la atmósfera alcanzó una composición del 21,8% de oxígeno, siendo extremadamente similar a la de la Tierra. Esto permitió avanzar a la siguiente fase.

Las gigantescas naves no tripuladas volvieron a la estación, quedando prácticamente en desuso.

Pocos días después, miles de millones de drones más pequeños fueron desplegados en la superficie del planeta. Estos poseían un compartimento sellado en su interior, con el fin de recoger seres vivos desde la estación y desplegarlos en el planeta.

Las primeras especies introducidas al planeta fueron principalmente algas que ayudaran a mantener los niveles de oxígeno, como las algas rojas (rhodophytas), de las cuales se introdujeron más de 2 mil especies, y las algas verdes (chlorophytas), de las cuales se introdujeron más de 3 mil especies. Además, se introdujeron bacterias nitrificantes, bacterias descomponedoras y protozoos que ayudaran a mantener un equilibrio en los recién formados océanos Akeronianos.

Durante los próximos meses, se introducirían grandes cantidades de fitoplancton y zooplancton, que actuarían como la base de las cadenas tróficas acuáticas, junto a más especies de algas como zosteráceas, caulerpas Y algas pardas como el kelp y el sargazo. Formando grandes bosques submarinos donde los futuros animales pudiesen habitar.

Se introdujeron una gran variedad de especies en los océanos que permitirían crear un ecosistema funcional y sostenible a largo plazo. Estos serían: crustáceos como: copépodos, diplostráceos, anfípodos de los géneros gammarus, orchestia y Corophium e isópodos de los géneros idotea, jaera y la especie cymadusa pemptus; también se introdujeron equinodermos como erizos de mar; gasterópodos como el bígaro común (littorina littorea), bígaro chato (littorina obtusata) y 20 especies del género Nucella. También se agregó una gran variedad de filtradores como esponjas de mar, mejillones de agua salada y dulce, almejas, ostras, tunicados y poliquetos.

Por otro lado, en los continentes se introdujeron gran variedad de plantas. Especialmente aquellas que permitieran crear enormes bosques que ayudaran a mantener los niveles de oxigeno, destacando los arboles como teca, caoba, castaña amazónica, roble, abeto, coige, lenga y ñire.

En el interior de estos bosques se introducirían plantas como hepaticophytas, musgos, helechos, peperomias, begonias, juncias, philodendros y calateas. Junto a hongos beneficiosos para el crecimiento de las plantas como micorrizas y endófitos, más de 900 especies de moho y hongos comestibles como champiñones.

Se crearían enormes praderas compuestas principalmente por gramíneas de los géneros: Elymus, Lolium, Cynodon, Paspalum, Bromus, Dactylis, Panicum, Digitaria, Eragrostis, Sporobolus, Zoysia y Pennisetum. Además de plantas como verbenas, asteráceas y una gran cantidad de dientes de león.

Las estepas, matorrales y tundras del planeta serían dotadas principalmente de plantas patagónicas como el calafate, la mata negra y arbustos del genero mulinum. Además de algunas gramíneas de los géneros: Trisetum, Phleum, además de mil especies de líquenes.

Tiempo después, se introdujeron plantas que servirían como fuentes de alimentación para los futuros colonos. Los árboles frutales serian los primeros, introduciéndose 20 especies en total: mangos, maracuyás, ciruelos, durazneros, albaricoqueros, paltas, platanos, manzanos, perales, nísperos, jaboticabas, cerezos, kiwis, papayos, anacardos, lichis, langsats, durianes, membrillos y acerolas. Luego se añadieron bayas como fresas, frambuesas, moras, arándanos, grosellas, zarzamora y cerca de 150 especies más. Granos y cereales como el trigo, cebada, avena, centeno, maíz, arroz, sorgo, mijo, lenteja y cerca de 90 especies más, que permitirían crear enormes plantaciones en el futuro. Junto a más frutos y verduras como tomates, zanahorias, espinacas, pepinos, calabacines, brócolis, coliflores, berenjenas, calabazas, batatas, papas, repollos, coles, ajos, cebollas, puerros, espárragos, remolachas, rábanos, jengibres, yucas y acelgas.

Los microartrópodos como colémbolos, ácaros y nematodos serían introducidos meses mas tarde junto a mas especies descomponedoras como lombrices de tierra, hormigas, escarabajos, cucarachas, milpiés, cochinillas, moscas y algunos tipos de hongos que ayudarían a descomponer la materia vegetal muerta, limpiando los bosques y a futuro sirviendo como la base de la cadena trófica.

Las especies florales de Akeron necesitarían polinizadores para reproducirse, es por eso que se introdujeron abejas, abejorros, mariposas, polillas y algunas especies de moscas.

Además, se necesitarían de especies que controlen las poblaciones de plantas en la mayoría de ecosistemas. Razón por la cual se introducirían saltamontes, grillos, algunos escarabajos, pulgones, bichos bolita, orugas de mariposa y polilla, gorgojos, ácaros, moscas de la fruta y el caracol común (cornu aspersum).

A su vez también se necesitaría controlar las poblaciones de las especies herbívoras, por lo que se introdujeron insectos depredadores como mantis religiosas, ciempiés, libélulas, chinches, algunas especies de escarabajos carnívoros y como principal depredador las hormigas legionarias.

La gran mayoría de estas especies se expandirían rápidamente por el planeta, poblando completamente toda la superficie en un período extremadamente corto de alrededor de 15 años. De esta manera, dando por finalizado el proceso de terraformación en un tiempo récord de solo 218 años. Sin embargo, el planeta aún no estaría listo para ser colonizado por nuestra especie, puesto que aún se debían introducir cerca de 900 especies de animales vertebrados para poder crear una biosfera lo más parecida posible a la de la Tierra. Por lo que los colonos aún deberán esperar algunos años más antes de poder poner un pie en su nuevo hogar.

__________

#ciencia ficción #evolucion especulativa #evolución #biología especulativa #alien biology #biología #zoologia especulativa #zoología #akeron: un mundo de mamíferos

3 notes · View notes

shiyukitraducciones · 21 days ago

Text

Capítulo 05

Tú no eres An Zhe.

Traductora. Shiyuki

Correctora. plutommo

┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈

Se volvió más ligero, flotando arriba y abajo en el aire. La luz solar que entraba por la ventana se convirtió en un mar agitado, y los papeles y las libretas de la mesa, empapados en ella, se convirtieron en una masa blanca.

An Zhe parpadeó. No es que se sintiera incómodo, es sólo que todos sus movimientos se volvieron muy, muy lentos e inestables. No podía controlar su propio cuerpo. Era como si hubiera alzado el vuelo, pero también como si estuviera a punto de caer.

Y después de eso… el mundo ante sus ojos se oscureció poco a poco, y perdió por completo el conocimiento.

El frío lo despertó. Después de despertarse, descubrió que el fondo ininterrumpido de edificios grises tras la ventana estaba inmerso en el resplandor rojo dorado del atardecer. Desde que se había quedado dormido, –o más bien desmayado– habían pasado al menos siete u ocho horas. Resultó que el veneno en sus hifas hacía que la gente se aletargue.

A diferencia de durante el día, la temperatura en la habitación era mucho más baja al caer la noche. An Zhe se recostó en la cama, se envolvió en el edredón y solo entonces recuperó su calor. Después de que el entumecimiento provocado por el frío desapareciera, sintió hambre.

An Zhe prefería absorber nutrientes como lo hacían los hongos, pero durante su camino hacia aquí, no encontró ni un solo trozo de tierra húmeda en toda la base, por lo que solo podía comer comida. Frunciendo el ceño, pensó que los humanos realmente eran criaturas muy problemáticas.

Afortunadamente, los recuerdos residuales de An Ze le dijeron dónde debía ir a comer. La base estaba dividida en ocho distritos, siendo los Distritos 6, 7 y 8 los principales distritos residenciales. Aquí, cada edificio era una comunidad. El primer piso era el salón principal, donde se proporcionaba agua y comida cada día a horas fijas. Los niños de dieciséis o menos años recibían asignaciones gratuitas, mientras que los adultos de más diecisiete años necesitaban pasar su tarjeta para pagar con la moneda de la base, cuya unidad era la letra R.

No había demasiada gente en el salón principal, tal vez cincuenta personas a simple vista. Solo había dos ventanas para la venta de alimentos. Una de las comidas era una pasta comestible hecha con el tubérculo de cierta planta, mientras que la otra era... una sopa hecha con el mismo tubérculo. Buscando en sus recuerdos, recordó vagamente que esta planta se llamaba «patata».

An Zhe pasó su tarjeta para pagar.

Puré de patatas: precio 0,5 R, saldo restante 9,5 R.

Sopa de patatas: precio 0,3R, saldo restante 9,2R.

Mientras miraba el número que representaba su saldo restante en la tarjeta, An Zhe se dio cuenta de que estaría al borde de la inanición en unos días. La sensación era como la de un hongo que echa raíces en un trozo de tierra seca, enfrentándose a la muerte en cualquier momento.

Cuando regresó al quinto piso después de comer y gastar 0,1 R para obtener agua en la sala de agua comunitaria, la sensación se hizo aún más palpable.

Por lo tanto, ahora tenía una cosa más que hacer: encontrar una fuente de ingresos.

Después de cerrar la tapa de la botella estándar de acero inoxidable, An Zhe la sostuvo en su mano y estaba a punto de darse la vuelta cuando, de repente, una voz sonó detrás de él.

—¿An Ze?

La voz fuerte, algo temblorosa, resonó en el pequeño espacio.

An Zhe se dio la vuelta.

De pie en el pasillo había un joven de complexión alta y rostro atractivo. Miró directamente a An Zhe con los ojos bien abiertos y los labios temblando; era difícil decidir si su expresión actual era de alegría o conmoción.

—¿An Ze? —gritó de nuevo—. ¿Has... regresado? ¿No habías…?

Tras esas palabras, perdió la voz de repente y su tez palideció. Era como si no supiera cómo continuar.

Sin embargo, An Zhe sabía lo que quería decir porque conocía a esa persona. Se llamaba Josh.

Josh era vecino y amigo de An Ze y habían crecido juntos. A veces Josh cuidaba de An Ze, pero este cuidaba de él con más frecuencia. Esos recuerdos residuales e irregulares aparecieron ante los ojos de An Zhe.

Pero su conocimiento de Josh no provenía únicamente de los recuerdos de An Ze. Cuando era un hongo, había visto a esa persona. La combinación de lo que había visto y los recuerdos de An Ze le proporcionaban la verdadera causa de la muerte de este último.

An Ze había sido alguien que vivía de la escritura. Su trabajo consistía en escribir novelas, ensayos y poemas para el entretenimiento de la gente y enviarlos a la revista Base Monthly; la base publicaba regularmente esos panfletos. Hace tres meses, para mantener la mano de obra y los recursos que cada vez eran más escasos, la base abolió ese departamento.

En aquel entonces…

—An Ze, ¿qué estás leyendo? —preguntó Josh.

—Quiero prepararme para el examen de selección del depósito de suministros de la base. —An Ze dibujó círculos en el libro con su bolígrafo—. Creo que me gustará el trabajo y el salario es bueno.

Sin embargo, Josh frunció el ceño.

—¿Quieres dejar de ser un civil? —preguntó él—. El examen es muy difícil.

—Está bien —respondió An Ze.

Pero la voz de Josh se volvió más áspera.

—An Ze, todo este tiempo has sabido que quiero ir al desierto contigo.

An Ze sonrió. El tono de su voz era muy suave, como si estuviera complaciendo a ese testarudo amigo y también como un suspiro de resignación.

—No soy apto para salir.

—Te protegeré. —Josh lo sujetó por el hombro y el tono de su voz se suavizó—. No puedo dejarte. Ven conmigo al desierto. No iremos a ningún lugar peligroso.

Los fragmentos de sus recuerdos eran más o menos todos así. Finalmente, frente a la incesante persuasión de Josh, An Ze había aceptado ir a la aventura en el desierto juntos. Josh era miembro de un gran equipo de mercenarios. Habiendo realizado previamente algunas hazañas meritorias, presentó muy fácilmente a An Ze al equipo, donde este último era responsable de la asignación y el registro de sus materiales.

Pero cualquier cosa podía ocurrir en el desierto. Ese día, el equipo se había perdido y adentrado en los márgenes del Abismo. Cuando notaron la inusual abundancia de hongos allí, ya era demasiado tarde. Los monstruos del Abismo no dejaban escapar ningún alimento que llegara a sus bocas.

Para los humanos, incluso los confines más alejados del Abismo eran mortalmente aterradores. Tres de los cinco vehículos blindados fueron dañados, así que la gente de esos tres vehículos se trasladó a los vehículos blindados intactos, llenos de pánico. Mientras huían, An Ze había empujado a Josh, permitiéndole escapar por poco de los ataques aéreos de los monstruos alados. Sin embargo, como consecuencia, An Ze tropezó con las enredaderas del suelo.

Josh se quedó congelado por un segundo. Después de ese segundo, su instinto de supervivencia superó a todo lo demás. Entre levantar a An Ze y huir por su propia vida, eligió lo segundo. Apretó los dientes y corrió hacia adelante antes de que el capitán lo arrastrara hacia el vehículo blindado, mientras que An Ze se quedó observando sus figuras tras haber sido apuñalado en el pecho por el espolón óseo de un monstruo.

El equipo de mercenarios pronto comenzó a combatir a los monstruos usando su maquinaria pesada, retirándose al tiempo que luchaban. Los sonidos de su actividad eran tan fuertes que despertaron a An Zhe, quien había salido en busca de su espora, pero siempre regresaba con las manos vacías. Esa vez fue una excepción. Aprovechando la feroz lucha, llevó en silencio a An Ze con él a las profundidades de la cueva.

Por eso ahora que se había encontrado a Josh, An Zhe no tenía nada que decir. Cuando se enfrenta a la muerte, la primera reacción de cualquier ser vivo es huir. Josh no hizo nada malo, pero a An Zhe no le agradaba.

—Tú... no pareces tú mismo. —La nuez de Adán de Josh se movió con fuerza—. ¿Tu herida se curó? ¿Escapaste del Abismo?

An Zhe se limitó a mirarlo con calma.

—No, no eres An Ze. No eres humano. —Josh dio un paso brusco hacia atrás, con el rostro blanco como la tiza—. Eres un heterogéneo.

—Mis disculpas. —An Zhe caminó, pasando a su lado—. Sin querer comí un hongo venenoso, así que no recuerdo quién eres.

En cierto sentido, no había mentido.

Tras esas palabras, An Zhe dejó de prestarle atención y siguió caminando hacia adelante.

Durante un largo rato, no hubo pasos detrás de él. Fue solo cuando pasó su tarjeta de identificación para abrir su puerta que Josh se acercó y lo agarró del hombro.

—¿De verdad eres An Ze? Pero tú...

An Zhe tomó casualmente el informe del examen genético que estaba sobre la mesa y se lo entregó a Josh.

Josh comenzó a hablar:

—Esto es...

An Zhe miró hacia abajo y descubrió que la página que estaba encima decía: «OPONEOS A LA TIRANÍA DE LOS JUECES».

Lentamente apartó el papel. Josh miró el informe.

—Tú... —Lo leyó rápido y luego miró a An Zhe—. ¿De verdad escapaste del Abismo?

—Me salvé —respondió An Zhe—. Lo demás, lo olvidé.

La mano de Josh que sostenía el informe genético tembló, tras lo cual, la comisura de su boca se levantó, revelando una sonrisa mientras miraba a An Zhe.

—Yo... estaba demasiado nervioso. No creí que pudieras regresar.

Puso el informe genético sobre la mesa y se inclinó hacia An Zhe con una expresión ligeramente emocionada. Incluso los músculos en la zona de sus cejas se contraían.

—¿Cuánto... has olvidado?

An Zhe dio un paso atrás.

—Lo he olvidado todo —dijo—. Por favor, no me molestes.

—¿Tampoco recuerdas quién soy? —Josh bajó un poco la voz—. Crecimos juntos.

—Gracias —dijo An Zhe—. ¿Puedes irte ahora, por favor?

—Yo… —Josh, que obviamente no esperaba que An Zhe lo tratara con esa actitud, se quedó atónito—. No eras así antes —dijo, pero un momento después, su tono se suavizó de nuevo—. No te molestaré. Descansa y vendré a verte mañana. Estoy muy contento. An Ze, somos los más cercanos del mundo entero.

An Zhe permaneció en silencio hasta que Josh se dio la vuelta y se alejó, cerrando suavemente la puerta para él.

An Zhe pensó que era irreal que Josh lo dejara ir con tanta facilidad y saliera de la habitación, pero también era posible que él hubiera huido debido a su sentimiento de culpa.

El silencio regresó a la habitación. An Zhe se recostó poco a poco en la cama y abrazó la almohada, sintiendo una tristeza parecida a una nube de humo. Esa tristeza no era por él mismo, sino por An Ze.

Las promesas entre humanos eran más o menos así de frágiles; Josh ya no sería la persona más cercana a An Ze. Una vez que encontrara su espora, regresaría al Abismo, encontraría esa cueva tranquila, echaría raíces junto a los huesos blancos como la nieve de An Ze y pasaría el resto de su vida siendo un hongo.

... Su espora.

Al otro lado de la ventana, la noche era oscura y la aurora fluctuaba en el cielo negro como la brea, igual que siempre. An Zhe se sentó a la mesa y encendió la lámpara del escritorio.

En primer lugar, tenía que encontrar un trabajo para no morir de hambre. Al mismo tiempo, tenía que buscar información relacionada con su espora, y su única pista era ese casquillo de bala.

Con ese pensamiento, An Zhe se tocó el bolsillo con ansiedad. Tenía un miedo constante de perderlo. Bien, todavía estaba allí. Podría esconderlo dentro de su cuerpo como un hongo, pero no como un humano. Era tan pequeño que parecía capaz de salirse de su bolsillo en cualquier momento.

Al final, An Zhe encontró un cordón de cuero negro en uno de los cajones de la habitación y se colgó el casquillo de bala alrededor del cuello.

También había un aparato pequeño y oscuro en el cajón. Examinó el exterior con detalle y tras un gran esfuerzo, pudo encontrar algo de información en sus recuerdos. Este era un comunicador, y el número de identificación de cada persona era su número de comunicador. Los humanos los usaban para hablar a larga distancia, pero eso se limitaba a dentro de la base, porque no había señal afuera.

Puso a cargar el comunicador. Aunque no lo necesitaba, esta cosa de «tener carga» parecía provocarle a los humanos una gran alegría.

Después de hacerlo, finalmente se calmó y comenzó a examinar el escritorio.

En las libretas que había sobre la mesa se encontraban cosas escritas por An Ze. Su letra era muy bonita. Al lado, junto a la pared había unos veinte libros, los cuales probablemente An Ze solía disfrutar leyendo. An Zhe miró los títulos en los lomos, extendió la mano y tomó un libro de tapa tosca y una cubierta gris titulado Manual de la Base.

Lo abrió. Solo había una oración en la página del título.

«Los intereses de la humanidad tienen prioridad sobre todo lo demás».

An Zhe frunció los labios de forma inconsciente y continuó hojeándolo. La segunda página era el índice. Todo el manual estaba dividido en cuatro secciones: las leyes de la base; las regulaciones de convivencia en la base; resúmenes de las funciones de las áreas y mapas.

An Zhe se saltó la sección de leyes. Sabía que era un hongo que obedecía la ley, y por tanto, no violaría las leyes de ninguna especie. La sección de regulaciones de convivencia diaria explicaba en detalle los tiempos de trabajo y descanso en las áreas residenciales. Todos los días, a partir de las seis de la mañana y del mediodía, se suministraba electricidad, agua y comida durante una hora. La cena se servía a las seis de la tarde y la electricidad se suministraba durante un poco más de tiempo, hasta las nueve de la noche. Todas las zonas residenciales estaban equipadas con torres altas de alarma, y las alarmas se dividían en tres tipos: «reunión», «evacuación» y «refugio». La alarma de reunión era un sonido breve y agudo; la alarma de evacuación, una señal en forma de onda; y la de refugio, un gemido estridente. Los residentes de la base tenían que cumplir las normas de convivencia y las instrucciones de la torre de alarma, pero podían gestionar los demás aspectos de su vida ellos mismos.

En ese momento, An Zhe se sintió un poco confundido. Pensó que, según esas normas, cada persona solo tenía que quedarse en su habitación y salir a horas fijas para comer y beber, pero enseguida se dio cuenta de las intenciones de la base.

Aunque cada persona podía vivir como quisiera, pagar los gastos de vida en la base era obligatorio. Para obtener la moneda que circulaba por todo el lugar, uno tenía que encontrar un trabajo o convertirse en mercenario y entregar a la base los materiales valiosos que recolectaras en el desierto a cambio de un pago.

Pero... en ese caso, todos podrían ir simplemente a los lugares con los niveles de peligro más bajos, agarrar algo al azar y conseguir suficiente comida y agua.

An Zhe siguió pasando las páginas. La siguiente sección era el resumen de las funciones de las áreas.

La primera en esa sección se llamaba «Depósitos de Suministros», y estos estaban numerados como «1», «2» y «3». Los dos primeros pertenecían al ejército, se construían a la entrada y salida de la base y eran responsables de la tasación e intercambio de moneda y materiales dirigidos para el combate. Siempre que un equipo de mercenarios regresaba del desierto, los trabajadores del Depósito de Suministros calculaban el dinero que se entregaría en función de los materiales que hubieran reunido, y el armamento y los vehículos blindados restantes serían puestos bajo su custodia, sin permitirles entrar en la ciudad. Solo cuando el equipo mercenario partiera de nuevo podrían solicitar su uso una vez más. Los equipos mercenarios intercambiaban la moneda por armas, balas, armaduras, combustible y otras necesidades para explorar el desierto, e incluso podían comprar diferentes tipos de vehículos blindados.

A diferencia de los otros dos depósitos de suministros, el Depósito de Suministros 3 estaba ubicado dentro de la ciudad. Era responsable del intercambio de materiales a los civiles y utilizaba la moneda de la base. Allí, uno podía intercambiarla por una gran variedad de bienes, como artículos de primera necesidad, alimentos e ingredientes, licores fuertes y productos electrónicos o incluso realizar transacciones de vivienda.

Frente al Depósito de Suministros 3 estaba el «mercado libre». A veces, cuando lo que los equipos de mercenarios obtenían de las ruinas humanas no eran materiales que los militares necesitaran, podían llevar a la ciudad los bienes que se confirmaba que eran seguros y comerciar libremente con ellos.

En ese momento, An Zhe vio una pequeña anotación debajo.

Nota: El mercado libre no es una instalación autorizada de la base. Todas las consecuencias son bajo tu propio riesgo.

Nota: La relación laboral y contractuales establecidas a través del mercado libre no están sujetas a la protección legal de la base. Proceda bajo su propio riesgo.

No había mucho más. An Zhe se centró en la única palabra «laboral».

En otras palabras, el mercado libre también era un lugar donde se podían proporcionar puestos de trabajo.

Incluso más abajo estaban los resúmenes de cada área residencial. Las áreas residenciales abarrotadas eran el Área 6 y el Área 7. Las otras áreas tenían edificios vacíos y muy pocos humanos. El Área 8 era un refugio central con instalaciones de gran seguridad.

Más adelante de eso estaba la introducción del Tribunal de Primera Instancia.

An Zhe recordó al Coronel de los gélidos ojos verdes, y su velocidad de lectura disminuyó mucho a medida que comenzó a leer cada palabra.

Las responsabilidades del Tribunal de Primera Instancia no solo incluían la identificación de heterogéneos en la puerta de la ciudad. También realizaban patrullas diarias en las partes concurridas de la ciudad para realizar exámenes secundarios y eliminar amenazas ocultas. Los principales puntos de patrullaje eran las áreas alrededor de los depósitos de suministros, pero también revisaban los edificios residenciales de vez en cuando, especialmente aquellos con humanos que mostraban un comportamiento anormal o que habían sido denunciados.

Curiosamente, An Zhe recordó una vez más sus palabras: «Será mejor que seas uno».

Si pudiera, An Zhe esperaba que Lu Feng se quedara en la puerta de la ciudad para siempre y que El Juez no tuviera que rebajarse a ir a los edificios residenciales.

Continuó pasando las páginas. Las otras áreas no eran de mucha relevancia para él, como la Oficina de Asuntos de la Ciudad, la Agencia de Defensa de la Ciudad, la ciudad principal, entre otras. El manual decía que la base estaba compuesta por la ciudad exterior, también llamada Fortaleza, y la ciudad principal. Esta última era donde se ubicaban las instalaciones clave de investigación científica y armamento de la base, así como su centro energético y político. La entrada estaba prohibida para todos, salvo que uno tuviera un pase especial o un permiso de residencia.

Finalmente, después de echar un vistazo al mapa de la base, An Zhe cerró el libro. Se dio cuenta una vez más de que los humanos eran un tipo de ser vivo diferente de los hongos.

El segundo libro que abrió se llamaba Guía de evaluación del depósito de suministros. Tan pronto como vio la portada, los recuerdos importantes surgieron en su mente, mucho más claros que sus otros recuerdos. An Zhe pensó que tal vez eso significaba que ir al depósito de suministros era algo muy importante para An Ze.

Si ese era el caso, ¿por qué aceptó ir al desierto con Josh?

Lo meditó durante mucho tiempo. Al final, pensó que An Ze era ese tipo de humano.

An Ze había fallado el examen. El examen de reclutamiento del depósito de suministros de este año se llevó a cabo hace quince días. En ese momento, él ya era un par de huesos blancos.

Pero estaba bien, pensó An Zhe. Dentro de un año, cuando el depósito de suministros reclutara gente de nuevo, iría a intentarlo si todavía seguía viviendo en la base humana en ese momento. De esa manera, al regresar a la cueva, podría contarle a An Ze cómo era.

Leer durante mucho tiempo consumió gran parte de su energía. Después de intentar leer dos páginas de la Guía de evaluación, comenzó a tener sueño. Al final, se metió a la cama a dormir. Al día siguiente, para evitar encontrarse con Josh, salió de la habitación a las cuatro de la mañana, luego bajó las escaleras hasta la parada de transporte y se subió al tren que se dirigía al depósito de suministros; quería ir al mercado libre que estaba enfrente para encontrar un trabajo.

Eran las siete de la mañana cuando se bajó del tren, y aún había niebla blanca en el aire. El mercado libre era un gran edificio circular con cuatro entradas. Entró por la más cercana.

El olor a licor invadió su nariz.

Cerca de la entrada había cuatro mesas largas donde los mercenarios jugaban a beber y hablaban en voz alta. Había vasos de alcohol frente a ellos y, de vez en cuando, alguien pedía que les sirvieran más. Cuando eso sucedía, el camarero rellenaba los vasos, sacaba un pequeño dispositivo y lo pegaba en las tarjetas de identificación que los invitados les extendían para cobrarles.

Un mercenario corpulento y de piel oscura estaba bebiendo solo. Al ver a An Zhe, movió las cejas, sonrió y agitó el vaso en su mano.

—¿Qué estás mirando, chico? ¿Quieres venir y aprender a beber?

Una mujer de cabello corto a su lado le dio un codazo en el pecho. Su voz era ronca pero rebosante de ánimo.

—Artículo 32, los menores no pueden beber alcohol.

—Si va a beber, que lo haga. ¿O qué pasará? ¿Se lo llevará el Juez?

La mujer se rio abiertamente.

—Los niños que aún no son mayores de edad no conocen el poder del Juez.

—Lo conocerá muy pronto.

An Zhe estaba de pie cerca, deseando explicarles que no era menor de edad, pero mientras pensaba en cómo decirlo, los dos se abrazaron y unieron sus labios mientras se enredaban. Se dio cuenta de que, en realidad, nadie se preocupaba por él.

Por lo tanto, apartó la mirada y miró hacia otro lado.

El aroma de la sopa de patatas flotaba desde el lado derecho de la entrada, pero era mucho más fuerte en comparación con el que se ofrecía en el salón principal del primer piso del edificio residencial y se mezclaba con un agradable aroma a carne. Un mercenario tenía la cabeza enterrada en un cuenco de plástico mientras desayunaba.

Este olor hizo que An Zhe sintiera un poco de hambre, ya que no había desayunado.

Más adelante, la situación se repetía y una atmósfera bulliciosa impregnaba el salón. Aparte de las largas mesas donde se vendían comida y alcohol, había numerosos puestos que vendían ropa, mochilas y guantes. Incluso más adentro, los puestos de productos normales disminuyeron; un único puesto tenía muchas cosas extrañas que An Zhe no reconocía.

—Este es un teléfono inteligente recién desenterrado de la Ciudad Fantasma 511, puedes encenderlo una vez que tenga batería. —Mientras An Zhe caminaba, un joven vestido de negro y que llevaba una mochila saltó frente a él como un mono. Era bajo y flacucho, sus estrechos ojos miraban constantemente de un lado a otro. En el momento en que detuvo a An Zhe, sacó un objeto rectangular negro de su bolso y lo agitó frente a él—. ¿Quieres echar un vistazo? Te daré un descuento del diez por ciento y también un cable gratis para que lo cargues. Puedes jugar juegos con él.

—Gracias, pero no —respondió An Zhe.

El joven sacó uno blanco de su bolso.

—¿Qué tal una versión diferente? El color te queda bien. Es un modelo nuevo, ya sabes, el último modelo de Apple de antes de la Era de la Calamidad. Se vendían por 10.000R en ese entonces, pero ahora te lo dejo en 100R.

—Gracias, pero no lo necesito —respondió An Zhe.

Sin embargo, esa persona continuó sacando otro objeto.

—¿No lo necesitas? Tienes un teléfono celular, ¿eh? ¿Necesitas un cargador portátil? Cuando se corta la energía en la base, puedes usarlo para cargar. He vendido todas las baterias con gran capacidad. Este solo se puede cargar dos veces, así que te daré un descuento, te lo dejo por solo 30R.

Mientras An Zhe lo miraba, le dijo con honestidad:

—No tengo dinero.

La expresión del joven vestido de negro se congeló. En un instante, guardó todo en su mochila, se dio la vuelta y se preparó para irse, murmurando:

—¿Para qué viniste al mercado negro si no tienes dinero?

—¡Espera! —gritó An Zhe, deteniéndolo.

El joven volvió la cabeza, pero su actitud era extremadamente negativa.

—¿Qué?

—Yo... quiero conseguir un trabajo —dijo An Zhe—. ¿Sabes a dónde debo ir?

El joven frunció el ceño, se dio la vuelta y lo examinó de la cabeza a los pies.

—... Así que viniste a buscar trabajo.

—Sí —respondió An Zhe con sinceridad.

—Tus cualidades naturales son bastante buenas —dijo el joven—. Una vez que tengas dinero, recuerda venir a comprarme un teléfono móvil. Me quedaré en el mercado negro todo este mes.

Después de un momento de silencio, An Zhe preguntó:

—¿A dónde voy?

—Oh, por ahí. —El joven señaló hacia una de las esquinas—. Baja. Tercer piso subterráneo, pregunta por la jefa.

An Zhe, muy agradecido, le sonrió.

—Gracias.

—Eres guapo, así que encuentra a alguien confiable. ¡Cuando seas rico, recuerda venir a buscarme y comprar un teléfono móvil!

—... Está bien —respondió An Zhe.

⬦───────⬦

Tercer piso subterráneo.

Húmedo. Esa fue la primera impresión que An Zhe tuvo de aquel lugar. A los hongos les debería gustar este tipo de ambiente lleno de humedad, pero el olor acre que había lo hizo fruncir el ceño.

Al mirar a su alrededor, vio que, bajo la tenue iluminación, había un espacio parecido a un panal con un corredor que zigzagueaba. Incontables compartimentos estrechos estaban construidos en las paredes con simples tablas de plástico. El aire no circulaba y el vapor de agua se condensaba en numerosas gotitas en las tablas de plástico. Todo el espacio emitía un ligero zumbido parecido al de una marea; al escuchar con atención, An Zhe se dio cuenta de que el sonido se debía a la agrupación y reverberación de muchas personas que hablaban en voz baja, mezclado con ocasionales gritos de risa.

An Zhe vaciló antes de seguir adelante.

Miró los pequeños compartimentos a ambos lados. El de la izquierda estaba vacío, pero había una mujer de cabello largo con la cabeza inclinada en el de la derecha. Después de oír sus pasos, levantó la cabeza para echar un vistazo y luego la volvió a inclinar.

An Zhe siguió adelante. Escuchó el sonido de un alguien hablando, una mujer.

—¿Cómo estuvo el clima en la Segunda Cuenca?

—No estuvo mal. —Esta segunda voz era masculina, suave y aguda, un poco pegajosa y prolongada al final. An Zhe sospechó que tenía la nariz congestionada—. El clima era muy agradable, pero hubo demasiados terremotos. Tuvimos tres en un mes, y el peor de todos fue cuando todos ellos estaban fuera y yo me quedé sola en el vehículo. Casi había asumido que no regresarían.

La voz femenina se rio.

—Si no hubieran podido regresar, entonces solo debías regresar sola.

—En el grupo de la penúltima vez, el capitán dijo que me enseñaría a conducir, pero todo eso era pura palabrería. Dijo que la próxima vez me llevaría con ellos, pero eso también era palabrería. Los acompañé durante un mes sólo por un total de 300R. ¿Mereció la pena?

—No tomes en serio las palabras de los mercenarios —dijo una mujer—. ¿Todavía no te has acostumbrado a que te engañen?

An Zhe se detuvo.

Recordó el rostro de Hosen y sus ojos codiciosos, y de repente supo de qué se trataba el trabajo en el tercer piso subterráneo.

Recordó la nota del Manual de la Base: La relación laboral y contractuales establecidas a través del mercado libre no están sujetas a la protección legal de la base. Proceda bajo su propio riesgo.

No quería pasar por esas consecuencias.

An Zhe planeó irse en silencio, pero justo cuando se dio la vuelta, chocó inesperadamente con un cuerpo suave.

—¡Oh! —dijo una voz femenina aguda—. Cariño, ¿es tu primera vez aquí?

La sombra de la palabra «cariño» era demasiado oscura. An Zhe retrocedió dos pasos instintivamente.

Delante de él había una mujer alta y de piel color miel, ojos azules y cabello largo y castaño que terminaba en ondulaciones. Ella le sonreía.

—¿Vas a comprar a alguien? ¿O estás vendiéndote? —preguntó la mujer, sonriendo mientras le susurraba a la oreja.

—Ninguna de las dos cosas. —An Zhe dio otro paso atrás y chocó contra una tabla de plástico—. Me equivoqué de camino.

—¿Te equivocaste de camino? —preguntó la mujer—. El segundo piso es el casino. ¿Querías ir allí?

Sostenía un cigarrillo entre los dedos de su mano derecha. Después de acercárselo a sus rojos labios y darle una calada, dijo con una sonrisa:

—Ten cuidado de no perderte.

An Zhe miró a su alrededor, pero la mujer lo había acorralado, por lo que no podía escapar. Esta hermosa humana era incluso más difícil de tratar que los monstruos del Abismo.

—No tengas miedo. —Soltó una bocanada de humo blanco como la nieve—. No te voy a comer.

—Entonces, ¿puedes dejarme ir? —preguntó An Zhe.

—¿Irte? —La mujer sonrió de nuevo y arqueó las cejas—. Solo aquellos que no tienen a donde ir vienen al tercer piso, ¿a dónde más irás?

Mientras hablaba, lo tomó por el hombro y lo empujó hacia adelante.

—¿Tienes miedo de este lugar? No necesitas estar aquí. Te daré una habitación grande.

—Gracias —dijo An Zhe con la cabeza gacha—. Pero realmente tomé el camino equivocado.

—¿Mn?

—Solo quería encontrar un trabajo. Alguien me dijo que viniera al tercer piso subterráneo.

—Sólo la superficie del mercado negro es presentable. —Después de escuchar sus palabras, la mujer parpadeó. Su mirada era como el humo a la deriva—. ¿Ni siquiera sabes eso?

—Ahora lo sé.

También se enteró de que al «mercado libre» en el Manual de la Base se le conocía comunmente como el mercado negro.

—Las leyes de la base no protegen el mercado negro. —La mujer fumaba mientras se apoyaba contra la pared, ya no presionando a An Zhe contra la esquina, sino dejándole algo de espacio.

An Zhe supuso que era una señal de que lo iba a dejar salir, pero justo cuando dio un paso hacia adelante, vio a dos hombres altos vestidos de negro salir detrás de ella, uno a cada lado, cerrando todos los caminos posibles.

—Una vez que llegas al tercer piso, ya no puedes irte. —La voz de la mujer ya no era dulce y encantadora, sino fría—. Pero tienes bastante suerte.

An Zhe levantó la cabeza para mirarla.

—Te daré una oportunidad —dijo—. El taller del señor Shaw necesita mano de obra. Si te quiere, irás con él. Si no...

Sus palabras se detuvieron a mitad de la frase y se dio la vuelta para caminar en cierta dirección.

—Ven.

An Zhe se quedó allí, pensando durante tres segundos, antes de seguirla más adentro.

Los compartimentos estaban tan abarrotados que era como si estuviera caminando en un laberinto construido con panales de abejas, con la iluminación volviéndose cada vez más tenue.

Finalmente, al fondo, apareció una puerta en la grisácea pared.

La mujer llamó a la puerta.

—Señor Shaw, tengo asuntos que tratar con usted.

Con un crujido, la puerta se abrió.

Dentro, había un anciano de cabellera blanca como la nieve, vestido de negro de pies a cabeza y con una pajarita alrededor del cuello. Examinó a la mujer con los ojos entrecerrados.

—Doussay, qué raro de tu parte que me visites.

Con una sonrisa, la mujer terminó de fumar su cigarrillo y lo apagó en la pared.

—Te estaba buscando por algo.

—¿Qué tan grande es el trabajo? —El hombre llamado «señor Shaw» la miró y luego se giró para mirar a An Zhe.

La mujer, Doussay, apoyó el codo en el hombro de An Zhe.

—No mucho, solo es complejo. Temía que no estuvieras de acuerdo, así que te traje un regalo especial. Escuché que tu aprendiz bebió hasta morir y que estás buscando uno nuevo. Si son mujeres, piensas que son feas y si son hombres, generalmente son torpes. Échale un vistazo a este muchacho.

Los ojos azul grisáceo del señor Shaw se movieron, posándose en An Zhe.

—Parece obediente.

—De hecho, es obediente —Doussay se sacudió el pelo—. Pensé que le gustaría en cuanto lo vi, señor Shaw.

El señor Shaw sonrió. Luego le dijo a An Zhe:

—Extiende tu mano, déjame echar un vistazo.

An Zhe le tendió una mano. Sus dedos eran delgados y blancos con un suave tono rosado.

—Doussay, ¿de dónde lo sacaste? —preguntó el señor Shaw—. ¿Cómo podría este muchacho estar dispuesto a venir al tercer piso?

—Lo engañé para que viniera hasta aquí —respondió Doussay.

An Zhe se quedó sin palabras.

Luego escuchó al señor Shaw decirle:

—Cierra el puño, pero lentamente.

An Zhe curvó lentamente los dedos.

—Una vez más, aún más despacio.

An Zhe disminuyó la velocidad.

—Más lento.

Al final, An Zhe se había vuelto tan lento que sus movimientos eran difíciles de detectar a simple vista. Aunque no sabía por qué el señor Shaw quería esto, no era un desafío para él. Cuando estaba en forma de hongo, tenía que controlar miles y miles de diminutas hifas al mismo tiempo, mientras que ahora solo tenía cinco dedos humanos.

Al final, incluso Doussay se sintió atraída.

—Señor Shaw, ha encontrado un tesoro —dijo, encendiendo otro cigarrillo—. Sus manos son incluso más firmes que las de su último aprendiz.

Mientras el señor Shaw observaba su mano, soltó una carcajada y dijo:

—Déjame ponerle a prueba unos días. Si es útil, lo aceptaré.

—Tienes que darle un salario al muchacho.

—Trato hecho —respondió el señor Shaw.

An Zhe frunció el ceño. Necesitaba el dinero, pero al escuchar la palabra «útil», sintió que estaba en peligro.

—No tengas miedo. Aunque el señor Shaw no es una buena persona —comenzó Doussay, que parecía haber visto a través de sus preocupaciones, y le dio una palmadita en el hombro— sus artesanías son muy caras.

—¿No soy una buena persona? —El señor Shaw soltó una risa desdeñosa—. Soy la mejor persona de la base. —Con esas palabras, se volvió hacia An Zhe—. Adelante, mira alrededor de la tienda. Tengo algo que discutir con esta loca.

An Zhe era el mejor en ser obediente. Volteó la cabeza para mirar el estante más cercano y vio algunas botellas de formas extrañas, llenas de líquidos o sólidos, sobre las que estaban impresos cuerpos humanos desnudos. Más adentro había algunos libros con tapas de aspecto similar; esos, los conocía. Gran parte de la razón por la que el departamento al que An Ze solía contribuir se había derrumbado era que nadie se interesaba por los materiales de lectura que publicaba la base, mientras que los materiales de lectura pornográficos que circulaban en el mercado negro tenían una alta demanda.

Debajo del estante había una ventana de vidrio transparente llena de cigarrillos, y el otro cajón justo al lado contenía muchos USB.

En ese momento, el sonido de una conversación llegó desde donde estaba el señor Shaw.

—El muchacho es bueno. Para que me hayas dado un regalo tan grande cuando siempre has sido tan tacaña, el negocio que deseas discutir conmigo debe ser extraordinario. —El sonido de un encendedor vino de al lado del señor Shaw, y la concentración del humo en la habitación se duplicó.

—Recogí al niño por casualidad. —Doussay rio—. Lo que quería pedirle que hiciera, señor Shaw, de hecho, no es sencillo.

—Cualquier cosa está bien —respondió él en un tono despreocupado—. Siempre que tengas suficiente dinero.

—Puede que no se atreva a hacerlo, —dijo Doussay, arrastrando las palabras.

—Si agregas más dinero, me atreveré —replicó el señor Shaw.

Con una risa de mofa, Doussay pronunció dos palabras.

—El Juez —dijo—. ¿Se atreve a hacerlo, señor Shaw?

An Zhe se quedó atónito. No sabía cómo las palabras «El Juez» podían relacionarse con estas dos personas del mercado negro.

El señor Shaw también se quedó en silencio.

Al final, dijo:

—Solo hago muertos, no vivos, para no atraer problemas, y tú quieres atraerme el problema más grande.

—Para decirte la verdad, tengo una amiga que está loca por el Coronel y tiene que tenerlo —dijo Doussay—. También debes saber que ninguna persona viva se atreve a acercarse a más de tres metros del Juez. No queda de otra más que comprarte una falsificación. La guardará en casa, así que no te causará ningún problema. En cuanto al precio, tú decides.

El señor Shaw sonrió pero no habló.

Al mismo tiempo, An Zhe se adentró lentamente en la tienda.

Sus pies se detuvieron, porque había pateado algo.

Miró hacia abajo y vio una mano blanca tirada en el piso de cemento. Acababa de ser cortada, pero el lugar del corte estaba suave y limpio, sin sangre a la vista.

An Zhe se agachó y tocó la piel de la mano. Era muy suave, como la mano de un humano, pero no lo era.

Era una mano falsa.

Dejó de explorar y se puso de pie.

Con ese movimiento, se encontró con la mirada de una persona parada en la vitrina de cristal. En la penumbra, un par de ojos negros lo miraban fijamente. La mitad del cuerpo de la persona estaba oculta en la oscuridad, lo que era un poco impactante.

An Zhe lo miró por un rato. Tres minutos después, siguió sin ver a esa persona respirar.

Tal vez, al igual que esa mano falsa, ese era un humano falso, pensó.

—¿Sorprendido? —La voz del señor Shaw sonó de repente detrás de él.

—Estoy bien —respondió An Zhe.

—¿Parece real?

—Lo parece.

Escuchó al señor Shaw reír con su voz ronca antes de presionar un interruptor al lado. La iluminación en la zona se intensificó.

An Zhe finalmente vio el cuerpo entero tras la vitrina de cristal. Estaba vestido de negro, su físico era alto y esbelto y poseía unas facciones atractivas y bien definidas. La luz brillaba sobre su rostro, haciendo que una fina capa de resplandor blanco se reflejara en él y le produjera un ligero escalofrío.

—¿Has oído hablar de Hubbard, el l��der del equipo mercenario AR137? —preguntó el señor Shaw.

An Zhe no habló. En la habitación, solo se oía el sonido de la voz del señor Shaw.

—Es uno de los mercenarios más poderosos. Cuando llevaba a su equipo a zonas de peligro de cinco estrellas, era como un juego de niños. Debe tener dinero, ¿verdad?

An Zhe emitió un sonido afirmativo en respuesta.

Sabía que los materiales traídos desde el exterior podían canjearse por la moneda de la base en los depósitos de suministros militares, por lo que a esos poderosos mercenarios no les faltaba dinero.

El señor Shaw señaló a la persona que estaba quieta en la vitrina.

—Este es su vicecapitán. Crecieron juntos y se convirtieron en mercenarios juntos tras alcanzar la mayoría de edad. Durante más de veinte años, mantuvieron una amistad en la que darían la vida el uno por el otro. La última vez que salieron al desierto, él murió sin dejar ni una sola parte de su cuerpo. Qué tragedia.

Con esas palabras, el señor Shaw soltó una carcajada.

—Tres meses después de que esta persona muriera, Hubbard vino a verme. Incluso su espíritu se había ido. Gastó más de la mitad de su riqueza para que creara a esta persona y me pidió que no cometiera ni un solo error, ni siquiera con un cabello de su cabeza. No puedo permitirme ningún error. —El señor Shaw suspiró—. Después de todo, tendrá que vivir el resto de su vida mirando a esta persona falsa.

»Cuando hacía estos antes, era para que la gente los usara por placer, del tipo inflable. Después todos pensaron que los que había hecho parecían personas vivas: cuanto más fácil es que la gente muera fuera, más fácil es que la gente se vuelva loca, por lo que mis artesanías se volvieron valiosas. —El señor Shaw le dio una palmadita en el hombro—. Estudia mucho conmigo y en diez años tendrás más dinero que cualquier mercenario.

Cuando An Zhe miró al señor Shaw, recordó su conversación anterior con Doussay y preguntó:

—Entonces, ¿vas a hacer al Juez?

—Sí, ¿por qué no? —El señor Shaw sonrió—. El poderoso Juez está tan ocupado matando gente que no se molestará en preocuparse por este tipo de tonterías.

#danmei #littlemushroom #pequeñohongo #novela #shiyuki

1 note · View note