#hacia el abismo
Explore tagged Tumblr posts
sentidoysensibilidad · 2 months ago
Text
Lo comprendo. Sé que el amor, tal como lo conocí, se ha desvanecido en un rincón de mi memoria. Amar es una danza arriesgada, un acto de fe que exige entrega total. En ese primer instante, cuando el mundo parece detenerse, hay que dejar atrás el miedo y lanzarse sin pensar. Pero ahora, cada vez que miro hacia el abismo, siento que mis alas están rotas. No sé si tendré el valor de volver a intentarlo.
Tumblr media
3 notes · View notes
darksisterrr · 13 days ago
Text
❝𝐃𝐄𝐒𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐒𝐂𝐀𝐑𝐀❞
|Hwang Jun-ho|
Tumblr media
_______________________________________
Pairing: 𝐇𝐰𝐚𝐧𝐠 𝐉𝐮𝐧-𝐡𝐨 × 𝐑𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫 (𝐓/𝐍)
𝐆𝐞𝐧𝐫𝐞/𝐓𝐚𝐠𝐬: 𝐀𝐧𝐠𝐬𝐭, 𝐃𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨, 𝐀𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐒𝐮𝐫𝐯𝐢𝐯𝐚𝐥, 𝐒𝐨𝐟𝐭 𝐍𝐒𝐅𝐖 (𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨), 𝐑𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐓𝐞𝐧𝐬𝐚, 𝐌𝐢𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐄𝐧𝐜𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐭𝐚, 𝐉𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐚𝐥𝐚𝐦𝐚𝐫 𝐀𝐔
𝐖𝐚𝐫𝐧𝐢𝐧𝐠𝐬: 𝐋𝐞𝐧𝐠𝐮𝐚𝐣𝐞 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐄𝐬𝐜𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐯𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 (𝐦𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞 𝐲 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨), 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐧𝐬𝐨, 𝐂𝐨𝐧𝐭𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐟𝐢𝐬𝐢𝐜𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐚𝐭𝐮𝐫𝐚𝐥𝐞𝐳𝐚 𝐢́𝐧𝐭𝐢𝐦𝐚 (𝐒𝐨𝐟𝐭 𝐍𝐒𝐅𝐖), 𝐃𝐞𝐬𝐜𝐫𝐢𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐚𝐧𝐬𝐢𝐞𝐝𝐚𝐝, 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐲 𝐫𝐚𝐛𝐢𝐚.
_______________________________________
Hwang Jun-ho había visto muchas cosas durante las horasen aquel lugar infernal. Había sido testigo de atrocidades inimaginables, su moral tambaleándose con cada paso que daba entre las sombras de los juegos. Pero nada, absolutamente nada, lo había preparado para lo que sintió cuando la vio.
Allí estaba, entre los jugadores, caminando con un paso que intentaba parecer seguro, aunque él conocía demasiado bien ese leve temblor en su mandíbula. (T/N). Su (T/N).
Su corazón se desplomó primero, seguido de un golpe de pura rabia que lo recorrió como una tormenta. Su respiración se volvió más pesada mientras la veía entrar en la sala común después del desafío del panal, aún limpiándose los restos de azúcar de las manos. Ella estaba viva, pero ¿por cuánto tiempo más?
—¿Qué demonios haces aquí? —murmuró para sí mismo, su voz amortiguada tras la máscara negra.
Cada fibra de su ser quería arrancarse la máscara y sacarla de allí a rastras, pero no podía. No aquí, no ahora. Los ojos de las cámaras estaban en todas partes, y cualquier movimiento en falso pondría a ambos en peligro.
Sin embargo, no podía quedarse quieto. Ella estaba caminando en una cuerda floja sobre un abismo, y él no estaba dispuesto a perderla.
Con el corazón martillándole en el pecho, hizo algo que no debía hacer: se alejo de los triángulos y sin importarle nada se dirigió hasta (T/N).
El guardia triangulo lo miró con sospecha, pero finalmente no le tomo importancia. Jun-ho agradeció que el sistema de jerarquías y los rostros ocultos jugaran a su favor.
Cuando se acercó a ella en la sala común, casi pudo sentir su propio control desmoronarse.
—Jugadora 145. Sígame.
Ella levantó la vista, sus ojos encontrándose con la máscara. Por un momento, algo pasó por su rostro, una chispa de reconocimiento, pero lo escondió rápidamente. Se levantó sin decir nada, caminando detrás de él con pasos firmes.
Jun-ho la condujo por los interminables pasillos metálicos hasta un baño vacío. Cerró la puerta detrás de ellos con un golpe seco, el sonido resonando como un disparo en su mente.
Cuando se dio la vuelta y se quitó la máscara, su expresión estaba teñida de una furia que no podía contener más.
—¿Qué demonios haces aquí?
(T/N) dio un paso hacia atrás, sorprendida por el tono de su voz. No era común verlo perder el control, pero en ese momento parecía una olla a presión a punto de estallar.
—Jun-ho, puedo explicarlo...
—¡No quiero una explicación! —interrumpió, su voz cargada de desesperación. —¿Sabes lo que estás haciendo? ¿Te das cuenta de dónde estás?
Ella apretó los labios, su postura tensa pero desafiante.
—Lo sé perfectamente.
—¡No! —Jun-ho golpeó la pared con el puño, haciendo que ella se sobresaltara. —No lo sabes, (T/N). Este lugar no es un simple caso que puedes resolver. Aquí no hay redención, no hay justicia. Aquí solo hay muerte.
(T/N) lo miró con calma, aunque su respiración era un poco más rápida.
—Por eso estoy aquí. Porque alguien tiene que detenerlo.
Jun-ho soltó una risa amarga, incrédula.
—¿Y ese "alguien" tiene que ser tú? ¿No te importan las consecuencias? ¿Tu vida no vale nada?
—No digas eso. —Su voz era suave pero firme. —Sé cuidarme.
—¡No, no puedes! —Él dio un paso hacia ella, su rostro a centímetros del suyo. —Yo he visto lo que hacen. He visto cómo mueren. Y si te pasa algo aquí dentro... —Su voz se quebró un poco, pero la rabia seguía presente. —No podría soportarlo.
Ella lo miró a los ojos, su expresión relajándose un poco.
—Jun-ho... no planeo morir aquí.
—Eso no me consuela. —Él tomó su rostro entre sus manos, como si necesitara asegurarse de que estaba realmente allí, viva. —¿Por qué no me dijiste nada?
—Porque sabía que intentarías detenerme.
—¡Por supuesto que lo haría! —exclamó, su desesperación volviendo a surgir. —¿Sabes lo que siento al verte aquí, rodeada de esa gente, jugando con tu vida como si fuera un maldito espectáculo?
Ella puso sus manos sobre las suyas, obligándolo a mirarla.
—Jun-ho, voy a salir de aquí. Lo prometo.
Él cerró los ojos, respirando profundamente para intentar calmarse. Pero el miedo y la rabia seguían allí, latentes.
—Si algo sale mal, no podré salvarte.
—Entonces asegúrate de que no salga nada mal. —Sonrió, aunque sabía que él no estaba de humor para bromas.
Jun-ho soltó un suspiro pesado y se apartó, poniéndose la máscara nuevamente, pero luego se arrepintió quedandose estático frente a la puerta.
El aire en el pequeño baño estaba cargado de tensión. El silencio entre ambos era tan denso que casi podía cortarse con un cuchillo. Jun-ho miró a (T/N), su mente un torbellino de emociones: miedo, rabia, preocupación, y algo más profundo, algo que había estado enterrado bajo capas de profesionalismo y autocontrol durante demasiado tiempo.
(T/N) lo observaba con esos ojos llenos de determinación, esos que siempre lo habían impulsado a seguir adelante, incluso en los momentos más oscuros de su carrera. Pero ahora, esa misma mirada lo llenaba de angustia. Ella no entendía el peligro real. No podía permitir que fuera una más en la larga lista de muertos que este lugar acumulaba como trofeos.
—No entiendo cómo puedes ser tan irresponsable, —susurró Jun-ho, su voz quebrada por la mezcla de emociones. —Estás jugando con tu vida, (T/N).
—Estoy haciendo lo que debo hacer, Jun-ho, —respondió ella, su tono firme pero teñido de suavidad.
Él negó con la cabeza, dando un paso hacia atrás como si intentara poner distancia entre ellos. Pero sus propios pies lo traicionaron, y en lugar de alejarse, avanzó, atrapándola contra la fría pared de azulejos.
—No puedo dejarte aquí, —murmuró, su voz apenas un susurro.
(T/N) parpadeó, sorprendida por la cercanía repentina.
—Jun-ho, yo...
Él no la dejó terminar. Antes de que pudiera decir algo más, sus labios se encontraron en un beso desesperado, lleno de rabia contenida y una necesidad que ya no podía reprimir. Sus manos se aferraron a su rostro como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento.
(T/N) quedó paralizada por un instante, pero pronto sus propios instintos tomaron el control. Sus manos se deslizaron por la cintura de Jun-ho, agarrándolo con fuerza, devolviendo el beso con la misma intensidad. Había algo feroz en la manera en que ambos se aferraban al otro, como si el tiempo se les escapara entre los dedos.
Jun-ho la presionó más contra la pared, sus dedos encontrando el camino hacia su cabello, enredándose en él mientras sus labios viajaban desde su boca hasta su mandíbula, bajando lentamente hacia su cuello. Cada beso era como una súplica silenciosa, como si intentara memorizar cada centímetro de ella, por si este era el último momento que compartían.
—No puedes hacerme esto, —murmuró contra su piel, su voz temblorosa. —No puedes venir aquí y esperar que me quede quieto mientras arriesgas tu vida.
(T/N) levantó una mano para acariciar su rostro, obligándolo a mirarla a los ojos.
—Estoy aquí porque confío en mí misma. Y también porque confío en ti, Jun-ho.
Sus palabras lo golpearon como un martillo. Había tanto en ellas: confianza, fe, amor... y un peligroso toque de despedida.
—No lo entiendes, —respondió, inclinando su frente contra la de ella. —No puedo perderte. No a ti.
Ella no tuvo tiempo de responder antes de que él la besara de nuevo, esta vez con una mezcla de desesperación y ternura. Sus manos exploraron su espalda, sus movimientos más lentos ahora, como si intentara grabar cada sensación en su memoria.
El espacio pequeño del baño, el brillo frío de los azulejos, las luces fluorescentes... todo se desvaneció. Lo único que existía eran ellos dos, aferrándose el uno al otro en medio de un caos que no podían controlar.
—Jun-ho... —murmuró ella contra sus labios, su respiración acelerada.
Él la miró, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que rara vez dejaba salir.
—Prométeme que saldrás de aquí.
Ella lo miró fijamente, su expresión suave pero determinada.
—Lo prometo. Pero solo si tú también lo haces.
Él dejó escapar una risa baja, amarga, y la abrazó con fuerza, como si pudiera protegerla del mundo entero con solo sostenerla.
Finalmente, la realidad volvió a golpearlo. Se apartó lentamente, aunque sus manos aún se aferraban a sus brazos.
—Tengo que irme antes de que sospechen.
Ella asintió, aunque su expresión mostraba lo mucho que le costaba dejarlo ir.
—Ten cuidado, Jun-ho.
Él se colocó la máscara con movimientos rápidos, su rostro oculto de nuevo tras el símbolo de cuadrado. Pero antes de abrir la puerta, se detuvo.
—Recuerda lo que prometiste.
Y sin esperar una respuesta, salió del baño, dejando a (T/N) sola con el corazón latiéndole con fuerza y una determinación renovada. Ahora más que nunca, sabía que tenía que ganar. Por él. Por ellos.
62 notes · View notes
caostalgia · 5 months ago
Text
Bajo la lluvia pienso.
En la oscuridad de mi alma, donde el amor se desvanece, late un ritmo de tristeza, que me consume sin cesar.
El eco de tu ausencia, resuena en mi mente, un lamento desgarrador, que no cesa de doler.
La pasión que nos unió, ahora es un recuerdo, una llama que se apagó, dejando solo cenizas.
El amor que nos elevó, ahora es un peso, que me hunde en la oscuridad, donde no hay consuelo.
La tristeza es mi compañera, mi sombra constante, un recordatorio de lo que se perdió, de lo que nunca será.
En este abismo de dolor, me pierdo sin rumbo, buscando un resquicio de luz, que me guíe hacia el olvido.
Pero el amor y la tristeza, son dos caras de la misma moneda, inseparables y eternas, como la oscuridad y la luz.
Tumblr media
Versame
76 notes · View notes
somos-deseos · 5 months ago
Text
Relato Corto: Valentina
El anhelo es distancia. Es la ausencia de presencia. Es el amor hacia lo imposible. Es tirarte al abismo rogando por el final. Nuestras emociones son una granada a punto de explotar.
El anhelo es definitivamente una frase. Con veredicto, con reglas determinadas por leyes sentimentales. Es un remordimiento por el otro.
Eres tú a quien ya no te abrazarán, y serás solo ese recuerdo, como escuchar tu canción favorita mientras te duermes. Lejos, poco a poco. Hay tantas puertas cerradas.
La máquina del tiempo la inventaron los que mueren de nostalgia. Para los orgullosos que no dijeron adiós. El anhelo es extinción. Rareza. El anhelo es un lugar, es alguien.
Tus ojos no lo ven, pero tu corazón sólo sabe, tu corazón sólo siente.
— Valentina Henao.
65 notes · View notes
aschenblumen · 2 months ago
Text
Me interrumpió el silencio de la noche. El silencio espacioso me interrumpe, me deja el cuerpo como un haz de atención intensa y muda. Me quedo al acecho de nada. El silencio no es vacío, es plenitud. Después de leer lo que había escrito, de nuevo pensé: ¿de qué abismos violentos se alimentan mis fibras más íntimas para que se nieguen a sí mismas de tal forma y huyan hacia el dominio de las ideas? Siento en mí una violencia subterránea, violencia que solo viene a la superficie en el acto de escribir.
—Clarice Lispector, Un soplo de vida (pulsaciones). Traducción de Mario Merlino.
35 notes · View notes
seguen-sd · 19 days ago
Text
Escritura personal 🫰🏻.
Cada amanecer sale el sol, pero dentro de mí la oscuridad persiste. Hay una voz que resuena susurrando dudas e inseguridades, como el eco de una tormenta interna.
Ella se convierte en mi sombra, siguiendo cada paso, cada pensamiento, alimentando un ciclo de autocrítica y sufrimiento. Es una batalla silenciosa, donde la fuerza parece escaparse de mis dedos, mientras me encuentro atrapado en un laberinto de incertidumbre.
Los días se alargan y la rutina se convierte en una carga. Despertar es un desafío, una invitación a enfrentar no sólo las obligaciones del mundo exterior, sino también la tormenta que azota mi interior. Mirarse al espejo es como mirar a una extraña; la reflexión revela una lucha constante, una versión de mí misma que insiste en ver lo peor, en menospreciar mis victorias, en amplificar mis fracasos.
Y así, cada día se convierte en una delicada danza entre la esperanza y la desesperación. Busco la luz, pero la niebla de la duda se instala, oscureciendo la visión de lo que podría ser. Me pregunto si existe un camino que conduzca a la paz, un lugar donde la voz adversa acalle y me permita escuchar la suave melodía de la autocompasión.
A veces me siento al borde de un abismo, con el mundo a mi alrededor girando a un ritmo frenético, mientras dentro de mí el tiempo parece congelarse. Las pequeñas alegrías se pierden entre el ruido de las críticas internas, como flores que se marchitan bajo la sombra de una nube.
Pero aun así, hay un profundo deseo de trascendencia, de romper las cadenas que me atan. Es un deseo de acogerme, de abrazar mis imperfecciones y comprender que soy, en esencia, un ser en constante evolución. El camino es arduo, pero cada paso hacia la aceptación es un acto de valentía, una afirmación de que a pesar de los desafíos, la vida aún vale la pena vivirla.
Y así, sigo caminando, día tras día, tratando de encontrar no sólo la voz que grita pidiendo ayuda, sino también la que susurra esperanza, que me recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, hay una luz que aún puede brillar. .
— Seguen Øríah 🫰🏻.
27 notes · View notes
dahyfernandezz · 21 days ago
Text
Perderte fue como quedarme sin aire en un mundo que insiste en seguir respirando. Tu ausencia no es solo un espacio vacío en el lugar que ocupabas, es un eco constante que me acompaña a donde voy, recordándome cuánto te amé y cuánto duele no poder seguir amándote de la misma manera.
A veces miro ese vacío y siento miedo. Un miedo profundo, casi paralizante, al silencio que ahora habita en mí. Es como si algo en mi interior se hubiera roto y no sé si alguna vez podré sentir lo mismo otra vez. Tengo miedo de abrir mi corazón, de arriesgarme a amar, de volver a construir algo que podría desmoronarse de nuevo.
Pero, en medio de este dolor, hay momentos en los que la dulzura de lo que compartimos se cuela. Los recuerdos de tus risas, de tus palabras, de las pequeñas cosas que hacían que todo tuviera sentido. Son esos recuerdos los que me mantienen, los que me susurran que, aunque ahora me siento perdida, hubo un tiempo en el que todo valió la pena.
Y tal vez, solo tal vez, un día tenga el valor de mirar al abismo frente a mí y dar un paso hacia adelante. No para dejarte atrás, sino para recordarte de una manera diferente, para recordarme a mí misma que amar, aunque duele, es lo que nos da sentido. Que el vacío que siento no es más que una señal de que aún puedo llenar mi vida de algo nuevo, aunque ahora no pueda imaginarlo.
— Dahy
24 notes · View notes
verso-abstracto · 6 months ago
Text
Dejaré que intentes enamorarme.
Te daré la oportunidad de hundirme una vez más. Después de todo… ¿Qué más podría pasar?
Ya me has dejado en lo más profundo del abismo y he tenido que aprender a nadar hacia la superficie.
Raspadas de dolor y lágrimas que marcan mi alma para siempre, recordándome todo aquel sufrimiento por el que me hiciste pasar y, a pesar de ello, sigo dándote la oportunidad de lastimarme, creyendo ilusamente que esta vez sí vas a cambiar y no serás el mismo.
¡Pobre de mí, que no aprendo con todo y que me hundes mil veces en el abismo!
Little Moon
51 notes · View notes
xaiper-moony · 3 months ago
Text
Humanidad
Los humanos son criaturas extrañas. Se atreven a proclamarse como guardianes de la paz, y con ese mismo aliento clavan las uñas en la carne de sus semejantes. Sus corazones fueron hechos para latir al ritmo del amor, sí, pero como un péndulo, oscilan entre la ternura y la brutalidad. Construyen y destruyen en una misma danza; siembran la paz y la guerra en un mismo suelo, como si sus manos no supieran distinguir entre lo sagrado y lo prohibido.
Un simple vaiven de su voluntad es capaz de encender luz en la más recondita oscuridad. Sin embargo, esa misma luz que les enseñó a crear, los ha encendido con una llama insaciable, capaz de consumir todo cuanto tocan. Los impulsa hacia adelante, pero también los arrastra al abismo, un ciclo interminable que convierte el dolor en su lenguaje común, y donde siempre, siempre, se levantan sombras a su alrededor. La corrupción es una mancha tenaz que se adhiere a sus sueños, desdibujando la pureza de sus intenciones y dejando tras de sí un rastro de cenizas.
La justicia, ese ideal noble que alzan como bandera, se transforma en un arma en sus manos. La ambición los ciega, y pronto convierten la ley en un instrumento de poder y control, mientras la verdad se convierte en un eco que se desvanece, cada vez más lejano, hasta volverse inaudible. Lo buscan todo, pero no encuentran nada. Sus valores, en principio tan sólidos, se diluyen, dejando poco más que promesas incumplidas.
Así son ellos: una contradicción andante, crearon ángeles y demonios que reflejan tal disonancia en su alma, desafiando toda lógica, toda esperanza. Caminan por la tierra como en una marcha sin fin, sin dirección clara, sin comprender que en su misma esencia llevan las semillas de su redención y su perdición. Tal vez, en algún rincón de su caótico ser, aún exista un destello que los libere de sí mismos.
19 notes · View notes
Text
El neoliberalismo y el odio El neoliberalismo es el nombre falso del capitalismo. El odio, el desprecio por la otredad, por el otro humano, la condición de mercancía usable y desechable que el capitalismo le atribuye al hombre, es el verdadero rostro de lo que llamamos hoy neoliberalismo. Ese odio - que es de clase- es portador de una trama lingüística que organiza un modo de pensar, y que los medios de comunicación transforman en el sentido común de una cultura uniforme. Es la lengua del desprecio, del rechazo intenso y voraz. Es la urdimbre de una memoria política que hoy se expresa en las construcciones gramaticales de la inquina que habita en Cambiemos. La alusión a la animalidad del mundo plebeyo - que, en la lengua del Patrón, que es Macri, no tiene pies sino patas - que logró mejorar su calidad de vida: “Si en invierno estás en remera y en patas, estás consumiendo energía de más". “La grasa militante” de Alfonso Prat Gay. Javier González Fraga y sus dichos sobre las políticas sociales kirchneristas que “le hicieron creer a un empleado medio que podía tener celular e irse de vacaciones al extranjero”; es María Eugenia Vidal y la justificación del aumento de un 40% en las tarifas de los servicios públicos: “Era mentira que podían tener calefacción y electricidad sin tarifas reales”; Juan José Aranguren proponiendo no usar el auto si el combustible es caro; el diputado radical Julián Dindart y las humillantes declaraciones sobre las mujeres, los embarazos y los subsidios: "Todas las mujeres que reciben la asignación por hijo buscan tener algún otro para tener un poco más de dinero"- antes dicho por el monstruoso Miguel del Sel. Son muchas las frases que conforman la galería del desprecio y el odio de los funcionarios-Ceos del macrismo. Cierro con la más reciente. El secretario de Empleo, Miguel Ponte - ex responsable del área de recursos humanos del Grupo Techint -, usó una imagen fisiológica para justificar la flexibilización laboral: “La posibilidad de entrada y salida del mundo laboral es una esencia del sistema laboral. Como en el organismo lo es comer y descomer”. De eso se trata el neoliberalismo capitalista de Cambiemos. Es la cara hipócrita de Jano. La gramática del asco que se exhibe como al pasar ante la pasividad de una comunidad que no termina de comprender el alcance del daño que se autoprodujo. El comer y descomer de quienes encarnan las políticas del desencarna-miento. Es el capitalismo neoliberal de Cambiemos que nos come y que al comprobar que la grasa contiene los huesos del oscuro militante nos escupe, ya no hacia la ira de Zeus, sino hacia el vacío, la nada, el abismo.
11 notes · View notes
goldenfurevamp · 5 months ago
Text
Tumblr media
(Basado en "La Historia de Daniel, el Favorito del Diablo". 5to Capitulo del libro "La Reina de los Condenados" . Crónicas Vampíricas de Anne Rice)
No, no hay tregua. Desde el inicio de todo , con tus ojazos en esa celda y mis botas hechas circulo maniaco, no hubo tregua. No hay tregua para regresar a horas profundas y tampoco para besarte dormido en las madrugadas. Esa adictivo hábito mío de recorrerte a olfato de sabueso amaestrado , recorriendo cada musculo vivo de tu cuerpo, sorprendido por el despertar de tus vellos, respondiendo en estremecimiento a su amo. No hay tregua. Son 4 dias que no te veo. La ciudad clama por mi justicia, tanto o menos como me reclama tu cama con sus llanuras y dunas que se remueven lentamente mientras roncas. Todo en ti merece NO TREGUA. Me has acostumbrado a los espejos y ventanas cerradas, a tus peliculas independientes de los 70s que tengo que interpretar como un arqueólogo que apenas recuerda los mitos y las formas. Grabandome en la memoria los cantantes y nuevos videos de MTV o la afición nueva hacia los Levis clasicos y abrigos de piel. Eres tú, Daniel. Abres el mundo al infierno, dejas que el demonio observe cómo lees el.periodico mientras el jugo de naranja se suspende en tu diestra, y me has acostumbrado tambien a ese intercambio de miradas raro cuando se que me pides que te bese lento lo que sea que se me ocurre con tal de darte de comer de mí. Impaciente mío. Mis ausencias son obligatorias, por ti..todo por ti. Me aprendo con disciplina y memoria magistral a repetir a Becquer y los dialogos de Ernesto de Oscar Wilde. Repaso los guiones de Tarantino y anoto las frases de fuego de esa salsa latina que tanto me has forzado a oir. Tampoco tienes treguas, Daniel. Tus exigencias y peticiones son gruñidos y puños apretados en la pared. Tus iras ...me has acostumbrado a ellas con sus deliciosas sin razones e " Hijos de Perra"que me excitan. Me excitas. Mucho. Desvias mi piedad hacia el mismo abismo, mis noches lejanas las atas a tu muslo derecho , para regresar como un lobo enloquecido a tomar tu carne en el festin del alma que se devora a si misma, a ti, a mi. Esperame. La ausencia es corta y hago lo mejor que pueda con el tiempo. Llevo comida, a Tolstoi en su primera edición y 4 chaquetas de piel nuevas para que me las pierdas, las huelas y las consagres a tu piel que mas tarde he de saborear. Tú tampoco me das tregua, Daniel. Abre la puerta, estoy afuera.
18 notes · View notes
kamas-corner · 10 months ago
Text
Tumblr media
"Sin orificio de salida"
Así que perdóname por no conseguir que fuéramos suficiente.
Por llenarte el cuerpo de adioses, vestir mis dedos de balas y dispararte -aunque te lleve tan dentro que dispararte a ti sea como dispararme a mí, pero sin orificio de salida-,
por empujarte hacia el abismo de mis labios y suicidarte antes de olerte, por odiarte un poco porque llueve y no vas a aparecer,
porque mi reloj ahora solo me diga que es hora de marcharme, por sacarte de mis ojos para poder dormir, por quedarme a ver cómo nos ponemos la ropa la una a la otra sabiendo que no volveremos a desnudarnos, y después irme.
Perdóname, por no encontrar otra manera de salvarme que no implicara abandonarte.
Y aunque esto sea un poema triste más, tienes que saber que hacerte el amor fue como empezar una frase, y terminarla. Abandonarnos ahora es dejar inacabado el poema.
Pero recuérdalo, una vez al día te cambiaría por toda la poesía.
del libro de Elvira Sastre: 43 maneras de soltarse el pelo
44 notes · View notes
darksisterrr · 11 days ago
Text
𝑳𝑨 𝑵𝑶𝑪𝑯𝑬 𝑫𝑬 𝑯𝑨𝑳𝑳𝑶𝑾𝑬𝑬𝑵 +18 | DOS DISPAROS (PT 2)
Tumblr media
𝘎𝘦𝘯𝘳𝘦/𝘛𝘢𝘨𝘴: 𝘈𝘯𝘨𝘴𝘵, 𝘙𝘰𝘮𝘢𝘯𝘤𝘦, 𝘌𝘮𝘰𝘵𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭 𝘊𝘰𝘯𝘧𝘭𝘪𝘤𝘵, 𝘚𝘭𝘰𝘸-𝘣𝘶𝘳𝘯.
𝘗𝘢𝘪𝘳𝘪𝘯𝘨: 𝘏𝘸𝘢𝘯𝘨 𝘑𝘶𝘯-𝘩𝘰 𝘹 (𝘛/𝘕)
𝘞𝘢𝘳𝘯𝘪𝘯𝘨𝘴: 𝘔𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘶𝘮𝘢, 𝘩𝘦𝘳𝘪𝘥𝘢𝘴 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘭𝘦𝘴, 𝘥𝘪𝘴𝘤𝘶𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘴𝘢𝘴, 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘯𝘤𝘪𝘭𝘪𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘢𝘱𝘢𝘴𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘢, 𝘴𝘦𝘹𝘰, 𝘮𝘢𝘴𝘵𝘶𝘳𝘣𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯, 𝘵𝘳𝘢𝘪𝘤𝘪𝘰́𝘯.
No olviden dar like y repostear para que más personitas lean 💕
----------------------------------------------------
El año después de la tragedia en la isla había sido una prueba constante para Jun-ho y (T/N). El peso de lo vivido no se desvaneció con su rescate; al contrario, parecía anclar sus almas a esa maldita experiencia, arrastrándolos al abismo cada vez que intentaban respirar con normalidad.
Jun-ho apenas hablaba sobre lo que ocurrió. El disparo de su hermano había dejado una cicatriz profunda en su pecho, no solo física, sino emocional. Aunque sobrevivió al balazo y a la caída, el dolor real provenía de saber que In-ho, su único hermano, había elegido el camino de la oscuridad. Su frustración, su rabia, se volcaba en una rutina exhaustiva de preparación. Pasaba horas entrenando su cuerpo herido, revisando archivos y mapas, siempre con el rostro endurecido.
(T/N) no era muy diferente. Tras salir del hospital, se enfocó completamente en la misión. Su herida tardó en sanar, dejando una leves secuelas que ella se negaba a reconocer. Pasaba las noches estudiando los movimientos de los organizadores de los juegos, memorizando nombres y conexiones. Pero, a diferencia de Jun-ho, (T/N) no ocultaba su dolor. Era transparente en su rabia, en su frustración, y en cómo las pesadillas la atormentaban cada noche. La caída al mar, el frío que la atravesó, el miedo de perderlo... todo volvía como una tormenta incontrolable.
Aunque ambos intentaban seguir adelante, los fantasmas de la isla los perseguían en cada esquina. La relación entre ellos comenzó a tensarse, no por falta de amor, sino por el peso de la culpa compartida. Jun-ho no podía dejar de reprocharse por no haber protegido mejor a (T/N). Ella, por su parte, se culpaba por no haber sido más fuerte cuando lo necesitaba.
Ahora, mientras preparaban la misión para infiltrarse en la fiesta de disfraces, esa tensión explotó.
(T/N) estaba de pie frente al pequeño espejo del motel, ajustando la ropa que llevaría puesta. Jun-ho, sentado al borde de la cama, miraba en silencio, su mandíbula apretada. Finalmente, no pudo más.
—Esto es una locura, (T/N). No deberías venir —soltó, su tono más cortante de lo que pretendía.
Ella se giró lentamente, cruzando los brazos. —¿Otra vez con eso? Ya lo hemos hablado, Jun-ho. No voy a quedarme atrás.
—No entiendes. No es una discusión. ¡No voy a arriesgarte de nuevo! —se puso de pie, alzando ligeramente la voz.
—¿Arriesgarme de nuevo? ¿Crees que tú tienes la única palabra en esto? —respondió, acercándose a él con los ojos encendidos.
—¡Sí! Porque si algo te pasa otra vez, no voy a poder soportarlo.
Su confesión fue como un golpe en el pecho, pero no suavizó la mirada de (T/N). —¿Y qué hay de mí? ¿Crees que no me preocupa cada vez que sales ahí fuera? ¿Que no me duele verte cargar con todo esto solo porque crees que tienes que protegerme?
Jun-ho pasó las manos por su cabello, desesperado. —Es diferente. Yo elegí esto. Tú no tienes que hacerlo.
—¡Sí lo elegí! —gritó, dando un paso más hacia él—. Elegí quedarme contigo, elegí luchar por las vidas que destruyeron. Elegí no quedarme de brazos cruzados mientras siguen matando a personas inocentes.
La habitación quedó en silencio por un momento, solo roto por el sonido de su respiración agitada. (T/N) bajó la mirada, sus hombros temblando ligeramente.
—No quiero perderte, Jun-ho. Pero no puedo ser quien te detenga de hacer lo que tienes que hacer... y tú tampoco puedes detenerme a mí.
Su sinceridad lo desarmó. Jun-ho cerró los ojos, luchando con las emociones que llevaba reprimiendo durante meses. No quería admitirlo, pero la idea de perderla otra vez lo aterrorizaba.
Cuando abrió los ojos, la encontró mirándolo con la misma intensidad, pero esta vez con un rastro de lágrimas en los suyos.
—Te amo, Jun-ho —susurró—. Pero no puedo ser la razón por la que falles en esto.
Fue entonces cuando todo se desmoronó en su interior. Con un movimiento rápido, la tomó del rostro y la besó. No fue un beso suave ni calmado; fue desesperado, cargado de la rabia, el miedo y el amor que no podía expresar con palabras. (T/N) respondió con la misma intensidad, como si ese beso pudiera sanar todas las heridas que ambos cargaban.
La discusión, las heridas, el miedo... todo se desvaneció mientras se aferraban el uno al otro en la pequeña habitación, buscando consuelo en el único lugar donde podían encontrarlo: juntos.
Las grandes manos de Jun-ho comenzaban a masajear los senos de (T/N) mientras hundía su cabeza en el cuello de la mujer, succionaba su piel con suavidad y deseo, las manos de ella acariciaban el cabello del hombre tratando de sentirlo más cerca, quería que aquel momento nunca acabara.
Con movimientos precisos y rápidos el quito el jean de su pareja dejando a la vista una ropa interior de encaje negro, Jun-ho amaba ese tipo de conjuntos de lencería qué su novia usaba a diario, el solía pagarle cada uno de ellos con la intención de que ella le modelara en un espectáculo erotico.
—Uff..., extrañare tanto este coñito—una suave palmada impacto en el lugar nombrado y sin perder un segundo más comenzó a estimularla.
—Cuando esto termine, espero que nos mudemos a una hermosa casa en las montañas...—con la respiración entrecortada (T/N) hablo mirándolo a los ojos.
Una risita salió de los labios de Jun-ho seguido de un asentimiento, observaba la figura de su mujer sentada en el escritorio y sudando de la excitación qué sus dedos le causaban y una idea fugaz recorrió su mente haciéndolo tensarse. El hombre bajo el cierre de su pantalón y saco su verga erecta y palpitante de su ropa interior; no quería lastimar a (T/N) por lo que con saliba la lubrico y comenzó a estimularse a si mismo un poco, para luego agarrar a su pareja del cuello contándole la respiración y dándole un beso intenso.
—Si te pierdo me perderé a mi mismo para siempre, no puedo vivir sin ti y no soporto la idea de verte lastimada por esos bastardos.
Antes siquiera de que (T/N) pudiera responder el grueso miembro masculino de su novio ingreso de manera brusca y rapida dejándola sin aliento. Abrazó por los hombros a Jun-ho y comenzó a gemir con intensidad mordiendole la piel y besandole el cuello.
Sus movimientos eran rápidos y fuertes, el glande chocaba con el fondo de la vagina haciendo que en cada estocada un quejido leve saliera de sus labios, las fuertes manos de Jun-ho alzaron el trasero de (T/N) y separo sus nalgas comenzando a follarsela como un animal, no quería dejarla, no quería separarse de ella y a toda costa deseaba protegerla, pero ella no lo permitía.
Logro identificar cuando su novia llegó al orgasmo porque su cuerpo se debilito y recostó su cabeza en su hombro gimiendo con cansancio y suavidad, aún así su ritmo no cambió y cuando el derramó su semilla en el coño de (T/N) surpiro de placer y la llevo en brazos hacia la cama recostandola en el colchón y dejando muchos besos por toda su cara, de la misma forma acariciaba con delicadeza la piel del cuerpo de ella.
—Quédate aquí, iré por algo para limpiarte—indicó Jun-ho refiriéndose al semen que escurría del coño de (T/N).
Jun-ho entro al baño y se observó fijamente en el espejo, una lágrima resbaló por su mejilla sintiendo culpa, pero no podía echarse atrás, debía protegerla a toda costa, así que a pasos largos y rápidos le echo un último vistazo a (T/N) y salió del cuarto dando un portazo y comenzando a dejarla encerrada con llave en la habitación.
La mujer se dio cuenta de lo que estaba pasando y comenzó a golpear la puerta mientras gritaba de rabia, se sentía triste y traicionada.
—¡Jun-ho! ¡No puedes decidir por mi!—con sus puños golpeaba una y otra vez la madera de la puerta—¡Me estas traicionando!
Al otro lado Hwang Jun-ho cerraba sus ojos con culpa mientras se recostaba en la pared contraria a la de su habitación con (T/N), para el eso había sido lo correcto, y esperaba que ella comprendiera.
—¡¡¡Abre la maldita puerta!!! ¡¡¡Ábrela!!!—gritó con furia (T/N) comenzando a llorar de impotencia.
—Vendré por ti mañana, mi vida..., lo juro, solo quiero protegerte.
Cegada de la ira, (T/N) buscaba la manera de salir de aquel lugar, intentó derribar la puerta pero muchos de sus intentos eran nulos, se asomó por la ventana, pero lo único que vio fue que se arriesgaría a una gran caída si siquiera intentaba hacerlo.
Dos voces se unieron a lo que estaba ocurriendo, voces familiares.
Seong Gi-hun y Choi Woo-seok.
(T/N) volvió a acercarse a la puerta tratando de descifrar si sus amigos estaban allí o solo era su imaginación.
—¿Qué sucedió oficial?—inquirió el más risueño de los tres— Hace algunos momentos estaban muy... felices.
—Estoy protegiéndola, no quiero que nada le pase—respondió él detective mirando a los dos hombres a su par.
Un golpe fuerte y seco resonó otra vez y con más rabia de la que ya tenia (T/N) pateo la puerta con fuerza.
—¡Gi-hun! ¡Sácame de aquí!—exclamó con la voz rota golpeando una vez más, pero con menos fuerza que las anteriores—No pueden dejarme aquí..., yo también quiero ayudar, tengo el derecho a ayudarlos..., yo también estuve allí.
Jun-ho negó hacia Gi-hun quien consideraba abrir la puerta.
—Gi-hun..., no puedes dejarme aquí—comenzó a hablar ella ya con un llanto prominente de la impotencia que sentía—, los dos estuvimos en ese infierno, yo también quiero vengar a Ali, a Sae-byeok...—intentó convencerlo—, no me pueden hacer esto...
—Lo siento (T/N)... Es lo mejor para ti—Gi-hun le dio la razón a Jun-ho—. Vamonos, ya casi es hora.
Un grito de rabia y más puños y patadas a la madera fue lo último que escucho Hwang Jun-ho antes de alejarse del dormitorio donde había dejado encerrada al amor de su vida.
—Perdóname, pero no lo entenderías...
57 notes · View notes
whispersatmidnight · 9 months ago
Text
En mis ojos hay una tormenta desatada, reflejando el caos que se agita en mi interior. Mi mente es un torbellino de pensamientos turbulentos, cada uno más devastador que el anterior. Mi corazón apenas se sostiene ante el huracán de emociones que lo embiste sin piedad. Es como si una tempestad de sentimientos me consumiera por completo, arrastrándome hacia abismos de desesperación y anhelo. Mi alma, entre tanto dolor, busca desesperadamente un rayo de luz en medio de esta oscuridad sin fin.
elle.
39 notes · View notes
penas-y-glorias · 4 months ago
Text
Hace mucho que me he resignado a disfrutar de mi propia compañía. La soledad se ha convertido en mi sombra, siempre presente. He aprendido a escuchar el bullicio de la vida desde una distancia dolorosa, observando pequeños detalles que otros pasan por alto, pero a menudo sin poder tocarlos. La soledad me ha enseñado lecciones amargas; ha desgastado mi capacidad de confiar y ha sepultado mis oportunidades de amar.
No estoy segura de cuánto de mí ha quedado intacto. La soledad, aunque a veces reconfortante, se siente como una prisión. Me he vuelto experta en el arte de la introspección, pero esa habilidad a menudo me empuja hacia un abismo de pensamientos oscuros. Encuentro consuelo en el silencio, pero también una desesperante soledad que grita en la noche.
El anhelo de conexión me persigue, como un eco lejano que no se apaga. Me pregunto si, al erigir muros para protegerme, he encerrado mi corazón en una caverna sin salida. Quizás, en esta danza con la soledad, he perdido más de lo que he ganado, y al final, solo me queda la duda de si hay vida más allá de mis sombras.
16 notes · View notes
las-microfisuras · 16 days ago
Text
Nosotros dos aún
Aire del fuego, no supiste jugar.
Arrojaste sobre mi casa una tela negra. ¿Qué es esta opacidad en todas partes? Es la opacidad que cubrió mi cielo. ¿Qué es este silencio en todas partes? Es el silencio que hizo callar mi canto.
Para esperar me hubiera bastado con un hilo de agua. Pero te lo llevaste todo. El sonido que vibra me fue quitado.
No supiste jugar. Atrapaste las cuerdas. Pero no supiste jugar. Tapiaste todo en seguida. Rompiste el violín. Arrojaste una llama sobre la piel de seda para hacer un horrible pantano de sangre.
El bienestar reía en su alma. Pero era todo mentira. No fue largo el reír.
Ella estaba en un tren que rodaba hacia el mar. Estaba en un huso que hilaba sobre la roca. Se abalanzaba, aunque inmóvil, hacia la serpiente de fuego que iba a consumirla. Y fue allí, de pronto, cuando sorprendió a la confiada, mientras peinaba sus cabellos, contemplando, en el espejo, su felicidad.
Y cuando vio subir esa llama sobre ella, oh...
Al instante, la copa le fue arrancada. Sus manos ya no han sido nada más. Vio como se la apretaba en un rincón. Se detuvo allí arriba como un enorme tema de meditación por resolver antes que nada. Dos segundos más tarde, dos segundos demasiado tarde, huía hacia la ventana, pidiendo socorro.
Toda la llama entonces la rodeó.
Ella se encuentra ahora en una cama, y su sufrimiento sube hasta el cielo, sin encontrar a Dios... y su sufrimiento desciende hasta el fondo del infierno sin hallar al demonio.
El hospital duerme. La quemadura despierta. Su cuerpo, como un parque abandonado...
Defenestrada de sí misma, busca cómo volver a entrar. El vacío por donde deriva no responde a sus movimientos.
Lentamente, en la granja, su trigo arde.
Ciega, a través de la larga barrera del sufrimiento, durante un mes, remonta el río de la vida, natación atroz.
Paciente, en lo innombrable inflado, vuelve a trazar sus formas elegantes, teje de nuevo la camisa de su piel fina. La curación está allí. Mañana cae la última venda. Mañana...
Aire de la sangre, no supiste jugar. Tampoco tú supiste. Arrojaste súbitamente, estúpidamente, tu tonta piedrecilla obstructora a través de una aurora nueva.
Ella ya no encontró lugar en el tiempo. Le fue preciso volverse hacia la muerte.
Apenas si divisó la ruta. Un segundo abrió el abismo. El siguiente la precipitó en él.
Uno se ha quedado confundido de este lado. No ha habido tiempo para decir hasta luego. No ha habido tiempo para una promesa.
Ella había desaparecido del film de esta tierra.
Lou Lou Lou, en el retrovisor de un breve instante Lou ¿no me ves? Lou, el destino de estar juntos para siempre en que tenías tanta fe ¿Y bien? No vas a ser como las otras que ya nunca más hacen una seña, sumergidas en el silencio.
No, no debe besarte a ti una muerte para separarte de tu amor. En la pompa horrible que te espacia hasta yo no sé qué milésima dilusión buscas aún, nos buscas lugar Pero tengo miedo No hemos tomado bastantes precauciones Debimos haber sido informados mejor, Alguien me escribe que tú, mártir, velarás ahora por mí. ¡Oh! Lo dudo. Cuando toco tu fluido tan delicado, persistente en tu cuarto y tus objetos familiares que aprieto en mis manos este fluido tenue al que sería preciso proteger para siempre Oh lo dudo, dudo y tengo miedo por ti, impetuosa y frágil, dispuesta a las catástrofes Con todo, voy a las oficinas en busca de certificados dilapidando momentos preciosos que sería preciso emplear antes que nada entre nosotros precipitadamente mientras tiritas esperando en tu maravillosa confianza que yo venga a ayudarte a sacarte de allí, pensando "seguramente vendrá Habrá podido tener algún percance pero no tardará Vendrá, yo lo conozco No va a dejarme sola No es posible No va a dejar sola a su pobre Lou..."
Yo no conocía mi vida. Mi vida pasaba a través de ti. Se había vuelto simple, ese gran asunto complicado. Se había vuelto simple a pesar del dolor. Tu fragilidad: yo era fuerte cuando se apoyaba en mí.
Dime, ¿es que verdaderamente no nos encontraremos nunca más?
Lou, hablo una lengua muerta, ahora que ya no te hablo. Tus grandes esfuerzos de liana en mí, lo ves, han logrado su fin. ¿Lo ves al menos? Es cierto, tú jamás dudaste. Se necesitaba un ciego como yo, se necesitaba tiempo, tu larga enfermedad, tu belleza, resurgiendo de la debilidad y de las fiebres, se necesitaba esta claridad en ti, esta fe, para horadar por fin la pared de la apariencia de su autonomía.
Tarde lo vi. Tarde lo supe. Tarde, aprendí "juntos" aquello que no parecía estar en mi destino. Pero no demasiado tarde.
Los años han existido para nosotros, no contra nosotros.
Nuestras sombras respiraban juntas. Bajo nosotros, las aguas del río de los acontecimientos corrían casi en silencio.
Nuestras sombras respiraban juntas, y todo estaba por ellas recubierto.
Tuve frío con tu frío. Bebí sorbos de tu dolor. Nos perdemos en el lago de nuestros intercambios.
Rico de un amor inmerecido, rico que se ignoraba con la inconciencia de los poseedores, he perdido ser amado. Mi fortuna ha quebrado en un día.
Árida, mi vida continúa. Pero no me doy cuenta. Mi cuerpo permanece en tu cuerpo delicioso y en mi pecho hay antenas plumosas que me hacen sufrir con el viento del saqueado. La que ya no está se aleja, y su ausencia devoradora me invade y me consume.
Extraño los días de tu sufrimiento atroz en la cama del hospital, cuando yo llegaba por los corredores nauseabundos, atravesados por gemidos, hasta la momia espesa de tu cuerpo vendado y esperaba emerger de pronto, como el "la" de nuestra alianza, tu voz dulce, musical, contenida, resistiendo con valor la fealdad de la desesperación, cuando, a tu vez, escuchabas mis pasos y murmurabas, libre: "Ah, estás allí".
Yo apoyaba mi mano sobre tu rodilla, por encima del sucio cobertor, y todo desaparecía entonces: el hedor, la horrible indecencia del cuerpo tratado como un barril o como un albañal por seres extraños, atareados y recelosos, todo se deslizaba hacia atrás, dejando que nuestros dos fluidos, a través de los remedios, se encontraran de nuevo, se mezclaran en un aturdimiento del corazón, en el colmo de la amargura, en el colmo de la dulzura.
Las enfermeras, el interno, sonreían; tus ojos llenos de fe apagaban los de los otros.
Aquel que está solo, se vuelve de noche contra la pared para hablarte. Sabe lo que te animaba. Viene de compartir el día. Ha mirado con tus ojos. Ha escuchado con tus oídos. Siempre tiene cosas para ti.
¿No me responderás algún día?
Pero tal vez tu persona se ha vuelto como un aire del tiempo de la nieve, que entra por la ventana, que uno cierra, presa de escalofríos o de un malestar precursor del drama, como me ha ocurrido hace algunas semanas. El frío se echó de pronto sobre mis espaldas, yo me cubrí precipitadamente y me volví cuando eras tú quizás y la más cálida que pudieras darte, esperando ser bien recibida; tú, tan lúcida, no podías expresarte de otra manera. Quién sabe si en este mismo momento no esperas, ansiosa, que yo por fin comprenda, y vaya, lejos de la vida donde ya no estás, a reunirme contigo, pobremente, pobremente, es verdad, sin medios, pero nosotros dos aún, nosotros dos...
Henri Michaux
Versión de Raúl Gustavo Aguirre.
Tumblr media
Untitled, 1938–39, Henri Michaux. Private collection, Paris © Archives Henri Michaux, VEGAP, Bilbao, 2018. Photo: Jean-Louis Losi
9 notes · View notes